FALSIFICACION DE TIMBRES DE LA RENTA FEDERAL, DELITO

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311153. . Primera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LI, Pág. 784.
FALSIFICACION DE TIMBRES DE LA RENTA FEDERAL, DELITO DE. Las leyes
especiales, por la calidad de las materias que reglamentan y por la necesidad de que éstas
últimas engloben, unitariamente todas las prescripciones legislativas que a las mismas
afectan, ya sean penales, administrativas o de otro orden, aunque formen en conjunto, con la
ley penal general, el derecho criminal positivo de un Estado, generalmente obligan
independientemente de las contingencias a que están sujetos los Códigos Penales, ya sea por
la promulgación de otros nuevos o por reformas particulares, que les hacen perder su vigencia
en determinados puntos. La primera ordenanza que estableció en la "colonia" el uso de papel
sellado, se consignó en la ley XVIII del título IV, del año de 1638, y del texto de esa
ordenanza, se desprende que los usos a los cuales debería dedicarse el papel sellado, que
estaba señalado con las armas del rey, eran autorizar las escrituras públicas, las diligencias
judiciales y otros instrumentos que serían nulos, si se hicieran en papel común; y al
falsificador de dicha clase de papel, se le castigaba como monedero falso. Las sanciones
establecidas por la citada ley y las subsecuentes que la modificaron, siguieron aplicándose a
los falsificadores de papel sellado, conforme al decreto de 14 de febrero de 1856 y a la
primera Ley del Timbre de primero de enero de 1875, así como de acuerdo con las
posteriores de 28 de marzo de 1876 y 15 de septiembre de 1880; ordenamiento, este último,
que en su artículo 55, fracción I, se remitía para fijar las modalidades de la pena, a los
artículos 422 y 674 del Código Penal de 1871. Hasta en la Ley del Timbre de 31 de marzo de
1887, en su artículo 130, el legislador hace una referencia específica a la fracción VI del
artículo 694 del Código Penal de 1871, con el objeto de sancionar la falsificación de timbres
de la renta federal. La ley de 25 de abril de 1893, en su artículo 148, idéntico al 286 de la Ley
del Timbre de 1906, cambió los términos de la referencia y determinó la pena, señalando
como aplicable, la correspondiente al delito de falsificación de papel sellado. Todos estos
datos conducen a dos proposiciones: I. Que el delito de falsificación de timbres de la renta
federal, por las condiciones en que se realiza, es, desde su iniciación, una infracción
independiente de la que se comete con la falsificación del papel sellado; II. Que la intención
del legislador, al remitirse al Código Penal de 1871, fue la de complementar la norma que
fijaba el delito de falsificación, precisamente con la fracción VI del artículo 694 del Código
Penal de 1871, como la Ley del Timbre del año de 1893 lo señalaba claramente. El artículo
286 de la Ley del Timbre de 1906, dice: "La falsificación de estampillas y cualquiera otro
delito que se cometa en perjuicio de la renta del timbre, será castigado con las penas que el
Código Penal señala para la falsificación de papel sellado, aplicándose al timbre todas las
disposiciones del mismo, que se refieren al papel sellado. Por el texto de este artículo, se ve
que los tiempos del verbo usados en el, no dejan lugar a duda sobre que la connotación se
hace exclusivamente por el presente; lo cual corrobora la afirmación sobre la calidad de
referencia especifica y actual hecha en el citado artículo. Por tanto, el propósito ostensible del
legislador, al remitirse para castigar la falsificación de timbres, a la fracción VI del artículo
694 del Código Penal de 1871, fue el de sancionar ese delito con pena de siete años de prisión
y una multa de trescientos a dos mil pesos, y no puede darse a esa referencia una
interpretación extensiva, que pugna con la importancia de gravedad del delito y con los
motivos que originaron su establecimiento. El delito de falsificación de timbres, estatuido por
el artículo 286, no se castiga por el hecho de que una infracción similar, la falsificación de
papel sellado, esté sancionada en la ley penal, sino por causas ajenas a ésta ley, que se limiten
perfectamente y le otorgan su carácter delictuoso; y no es posible considerar efecto el delito
de falsificación de estampillas de la renta federal, a los cambios que futuras legislaciones
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pudieran introducir en el modo de sancionar la falsificación de papel sellado, porque no es
admisible que el legislador hubiera querido sujetar a las eventualidades propias de una figura
delictiva, tendiente a desaparecer, el delito de falsificación de timbres de la renta federal que,
por virtud del uso que se les había dado para el cobro de los impuestos, estaba llamado a
tomar grandes proporciones. La falsificación de papel sellado, como delito estatuido por el
código de 1871, tenía, durante la vigencia del mismo, vida independiente del delito de
falsificación de estampillas, y su inclusión en el Código Penal de 1929 debe interpretarse
exclusivamente, como el propósito del legislador de seguir considerando ese hecho, la
falsificación de papel sellado, como un delito, pues aun cuando el uso limitado de esa clase
de documentos, le restaba importancia, en cuanto al número de las infracciones que se
cometieran, la subsistencia de algunos casos aislados, ameritaba la consignación del delito en
el Código Penal de 1929. Si la referencia hecha por la Ley del Timbre de 1906, era
exclusivamente para incluir en ella la pena de siete años de prisión, que el Código Penal
señalaba en el artículo 694, claro es que las modificaciones que el tiempo impusiera a la ley
penal, que establecía como delito la falsificación del papel sellado, no podían reflejarse en un
delito independiente, cuyo carácter se había establecido en otra ley distinta y que sólo tenia
de común con el delito de falsificación, la gravedad de la pena; es decir, esa referencia de la
Ley del Timbre de 1906, completaba el artículo 286, con la sanción que todo precepto de
carácter penal debe contener, pero no podía tener el efecto de sujetar indisolublemente a
ambas figuras delictivas, o sean, la falsificación de timbres y la de papel sellado, en forma tal,
que la vida de una dependiera de la otra. En consecuencia, el hecho de haberse consignado
casi en los mismos términos, en el código de 1929, la falsificación de papel sellado,
disminuyendo la pena establecida en el código anterior, no puede interpretarse, simple y
llanamente, sino como el deseo de que se siguiera sancionando como hecho delictuoso, la
falsificación de papel sellado, pero independiente en lo absoluto, del delito de falsificación de
timbres, al cual ya no servía de complemento; llenando con ello, una función que, al
derogarse el código de 1871, cesó de cumplir. Tal interpretación obliga a concluir que si en el
código de 1929, el delito de falsificación de papel sellado subsistía independientemente del
delito de falsificación de timbres y sin nexo alguno con éste, el hecho de que el código de
1931 no contenga disposición alguna sobre el delito de falsificación de papel sellado, no
puede afectar propia y especificadamente, sino al delito de falsificación de papel sellado y no
puede invocarse el artículo 57 del Código Penal en vigor y el 162 del anterior, que
establecen: "Cuando una ley quite a un hecho u omisión, el carácter de delito que otra ley
anterior le daba, se pondrá en absoluta libertad a los acusados, a quienes se esté juzgando y a
los condenados que se hallen cumpliendo o que vayan a cumplir sus condenas, y cesarán de
derecho todos los efectos que éstos y los procesos deban producir en lo futuro"; porque esos
preceptos deben interpretarse en el sentido de que cuando una ley viene a sustituir en todas
sus partes a otra, que asignaba el carácter de delito a determinados hechos y la nueva ley no
los consigna, se da el caso de que efectivamente se quita al acto u omisión el carácter de
delictuoso, y como la ley penal de 1929, no dio a la falsificación de estampillas, el carácter de
hecho delictuoso, ni tampoco se la dio el Código Penal de 1871, no se puede sostener que el
código de 1931 haya quitado el carácter delictuoso, al acto consistente en falsificar
estampillas de la renta federal, cuyo carácter de delito se lo dio una ley especial,
independiente de todos esos códigos y que no ha sido derogada por ellos; y dicha ley especial
es la del timbre, que realizó una verdadera incorporación con respecto a la fracción VI del
artículo 694 del Código Penal de 1871; precepto en el cual queda comprendido el delito de
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falsificación de timbres de la renta federal.
Amparo penal directo 5043/35. Mondragón Macario. 30 de enero de 1937. Unanimidad de
cuatro votos. Ausente: José María Ortiz Tirado. La publicación no menciona el nombre del
ponente.
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