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Universidad del Valle
Vicerrectoría Académica
Dirección de Educación Desescolarizada
Los programas y cursos de la Dirección de Educación
Desescolarizada están dirigidos a todas las personas que deseen
o requieran adquirir y desarrollar conceptos y métodos de estudio
independiente y de autoaprendizaje apoyados por las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación interactiva.
Principalmente a las personas que laboran o atienden núcleos
familiares o comunitarios y tienen dificultades de tiempo, horario
de trabajo o lugar de vivienda para realizar sus estudios
universitarios en forma presencial, como también a funcionarios
y empleados de entidades oficiales y privadas que requieran
capacitación y actualización en su área de desempeño y en su
sitio de trabajo.
CURSO
ATENCIÓN DE ENFERMERÍA AL
ADULTO Y ANCIANO CON LESIONES
TRAUMÁTICAS Y QUIRÚRGICAS
Autores:
GUSTAVO ECHEVERRY LOAIZA
Magister en Enfermería con énfasis en adulto y anciano,
Profesor asociado Escuela de Enfermería Universidad del Valle
CONSUELO BURBANO LÓPEZ
Especialista en cuidado crítico Universidad Javeriana y Universidad del Valle
Enfermera jefe Unidad Cuidado Intensivo Neurocirugía Hospital
Universitario del Valle, Profesora Escuela de Enfermería
Universidad del Valle
ANA CECILIA MORENO
Licenciada en Enfermería Universidad del Cauca, Profesora auxiliar
Escuela de Enfermería Universidad del Valle.
SUSANA VALENCIA
Especialista en Docencia Universiaria, profesora auxiliar Escuela de
Enfermería Universidad del Valle
© 2002 por: Universidad del Valle,
© 2002 por: Dirección de Educación Desescolarizada
Diagramación Electrónica
Unidad de Producción de Materiales Académicos
(UPROMA) John Jairo Toro L.
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin el
permiso, por escrito, de la Universidad del Valle.
Santiago de Cali, 2002
ATENCIÓN INTEGRAL DE ENFERMERÍA AL ADUL
T O Y ANCIANO CON LESIONES
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UMÁTICAS Y QUIRÚRGICAS
TRAUMÁTICAS
UNIDAD
UNIDAD 2
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PROBLEMAS ORTOPÉDICOS
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DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN DESESCOLARIZADA
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Atención integral de enfermería al adulto y anciano con lesiones
traumáticas y quirúrgicas
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UMÁTICAS Y QUIRÚRGICAS
TRAUMÁTICAS
PROBLEMAS ORTOPÉDICOS
INTRODUCCIÓN
os cambios políticos y económicos de la última década han tenido un gran impacto en el
comportamiento social, generando un alto índice de violencia. El trauma ocupa los primeros lugares en
cuanto a morbi-mortalidad debido al uso indiscriminado de armas de fuego, armas cortopunzantes,
armas cortocontundentes, infracciones a las normas de tránsito y accidentes automovilísticos, afectando todos
los grupos de población.
L
En la ciudad de Cali en el año de 1997 se registraron:
Muertes accidentales
148 tasa de 7.8 por cada cien mil habitantes.
Accidentes automovilísticos 447 tasa de 23 por cada cien mil habitantes.
Homicidios
1630 tasa de 86 por cada cien mil habitantes.
Las alteraciones del sistema locomotor tiene múltiples causas que van desde trastornos de tipo congénito
hasta patologías durante la etapa del desarrollo y traumas que comprometen el tejido conectivo, las estructuras
musculares y osteotendinosas, impidiendo, en algunas ocasiones, la movilización y la marcha normal. Para
contribuir al tratamiento y rehabilitación, en algunos casos se requiere de la ayuda de ciertos elementos de
ortesis que permiten un mejor desplazamiento, permitiendo que la persona no tenga sentimientos de minusvalía.
En la medida que el equipo de salud esté preparado para brindar atención inmediata y oportuna es posible
prevenir mayores daños y complicaciones que conllevan a secuelas graves e inclusive crónicas porque se afecta
la capacidad funcional de la persona, alterando por completo el estilo de vida. De allí la importancia que el
profesional de enfermería tenga conocimientos básicos sobre el cuidado inmediato, tratamiento, rehabilitación
adecuada, que permita que la persona se integre nuevamente a su medio laboral y social.
La presente unidad está dirigida a orientar al futuro profesional de enfermería acerca de la atención a personas
que padecen traumas que comprometan el sistema osteoarticular y muscular, considerando los aspectos
psicoafectivos, fisiopatológicos y farmacológicos y evitando al máximo secuelas que impidan la continuidad en
su entorno social y laboral.
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OBJETIVOS
Con el desarrollo de ésta unidad usted estará en capacidad de:
Brindar atención integral a las personas que presentan alteración en el sistema musculoesquelético, a través de
la valoración, los diagnósticos, el plan de acción, la ejecución y evaluación de las actividades para contribuir en
el tratamiento y rehabilitación oportunamente.
Específicos:
1. Brindar atención inmediata y oportuna a personas que han sufrido trauma de tejidos blandos (contusiones,
desgarros, esguinces, luxaciones).
2. Identificar que es una fractura y sus distintas clasificaciones, signos y síntomas que se presentan, posibles
complicaciones inmediatas y tardías.
3. Identificar los diferentes tipos de inmovilizaciones y elementos de ortesis que existen, la aplicación y
utilización adecuada según necesidad de la persona lesionada para facilitar la movilización y deambulación.
4. Elaborar diagnósticos de enfermería reales y potenciales en personas que ha sufrido lesión musculoesquelética
y con base en ello planear y ejecutar las acciones a realizar.
ORIENTACIONES PARA EL ESTUDIO DE LA UNIDAD
Usted deberá realizar las lecturas entregadas con ésta guía, las obligatorias y las que se sugieren de forma
complementaria, dichas lecturas le permiten adquirir un concepto general de las patologías del sistema
musculoesquelético y saber hacia donde orienta la atención que se le brindan a las personas que lo requieren.
También deberá revisar la presentación en power point, que corresponde al tema 2, fracturas. Allí encontrará
imágenes radiológicas que le permiten identificar los diferentes tipos de fracturas y la forma como deben
inmovilizarse correctamente los pacientes.
Por otro lado, deberá visitar una sala de ortopedia y traumatología en una institución de salud, donde
establecerá la relación terapéutica con un paciente con diagnóstico de fractura y elaborará una historia clínica
completa, la valoración y los diagnósticos de enfermería. Según las necesidades del paciente deberá describir el
plan de cuidados y las acciones de enfermería que realizó durante la intervención. Esta trabajo se le describirá
con más detalle en las actividades de aprendizaje.
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En las sesiones de encuentro desarrollaremos: el taller de inmovilizaciones (en grupo), la presentación y
socialización del estudio de caso.
Las lecturas obligatorias que usted encontrará en esta unidad son las siguientes:
BRUNNER, S. SUDDARTH, D. Enfermería Medicoquirúrgica, cap. 61, 62 Unidad 16 “Función
musculoesquelética”. Vol. II 8ª. Edición. McGraw-Hill.
ECHEVERRI, A. GERSTNER, J. Conceptos en Traumatología, Capitulo 1 “Generalidades sobre fracturas”,
Capitulo 4 “Fracturas expuestas” 2ª. Edición 1997. Departamento de Ortopedia y Traumatología Facultad
de Salud, Universidad del Valle.
Las lecturas que puede hacer para complementar su aprendizaje son:
CHATAIN, I. DELGADO, A. Sistema Osteomuscular (capitulo 5) del texto guía Anatomía y Función Humana.
Departamento de Morfología Universidad del Valle.
LERMA, J. Martínez E. Examen Físico Musculoesquelético, Examen Físico Sistema Nervioso, del texto guía
Valoración del estado de salud. (capítulos 7, 8. Universidad del Valle.)
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AUTOEVALUACIÓN
1. La _________________, es la unidad estructural del tejido óseo.
2. La placa de crecimiento del hueso es:
a. rica en vitaminas
b. contiene médula ósea amarilla
c. es muy vascularizada
d. hueso esponjoso
e. b y c son ciertas
f. c y d son ciertas
g. ninguna de las anteriores.
3. En la valoración de la función musculoesquelética se tiene en cuenta ____________________,
___________________, _______________________,_________________________.
4. En la movilidad activa el examinador valora: _________________, en las extremidades.
5. En la marcha antálgica:
a. la persona siempre fija la mirada al suelo.
b. La marcha es anormal debido al dolor.
c. Hay inclinación hacía adelante en fase de apoyo.
d. Hay inclinación hacía atrás en fase de balanceo.
e. c y d son ciertas.
6. En la escala internacional para medir la fuerza muscular, corresponde:
Grado 0:
Grado 1:
Grado 2:
Grado 3:
Grado 4:
Grado 5:
7. La prueba de Lassegue valora presencia de:_________________
8. En relación con la cicatrización ósea la secuencia normal de la regeneración del hueso es:
a. ______________________.
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b. ______________________.
c. ______________________.
d. ______________________.
e. _____________________. Explique brevemente cada una de las fases.
9. Los siguientes son factores que afectan la consolidación ósea en Forma desfavorable:
a. infección
b. separación de los extremos fracturados (diastasis).
c. Pérdida ósea de la fractura expuesta.
d. Daño mínimo de partes blandas y reducción anatómica.
e. Movimiento de la fractura por fijación inadecuada.
10. La sindesmosis se define como:________________________.
11. Establezca la diferencia entre:
Hematoma
___________________
___________________
____________________
Contusión
______________________
______________________
______________________
12. Respecto al cuidado en caso de Luxaciones:
a. requieren siempre tratamiento quirúrgico
b. la persona debe deambular con ayuda de muletas
c. la luxación de cadera puede producir necrosis avascular
d. debe confirmarse el diagnóstico con radiografías
e. c y d son ciertas.
13. Los signos y síntomas más frecuentes en caso de fracturas son:
a. _______________________
b. _______________________
c. _______________________
14. Son complicaciones inmediatas de las fracturas:
a. __________________
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c. __________________.
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15. Son factores que inhiben la cicatrización de las fracturas todos los siguientes, excepto uno. Indique cual:
a. infección
b. denervación
c. la osteosíntesis
d. metástasis
16. Defina que es una inmovilización:
_____________________________________________________
_____________________________________________________.
17. Cuál es la diferencia entre la tracción:
Cutánea
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__________________
__________________
Esquelética
_______________________
_______________________
_______________________
18. No es una complicación probable de la tracción cutánea:
a. la infección en el punto de la tracción
b. la maceración de la piel
c. la presión sobre los nervios periféricos
d. el daño circulatorio
19. La osteomielitis es: ______________________________________________________
________________________________________________________________________.
20. Para evitar la luxación en un paciente operado de prótesis de cadera:
a. mantener la pierna de la prótesis en abducción
b. recomendar sentarse en asientos altos
c. evitar la rotación interna y el cruce de piernas
d. todas son falsas.
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RESPUESTAS DE LA AUTOEVALUACIÓN
1. La osteona.
2. F
3. Postura y movimiento
Marcha
Dolor y presencia de movimientos involuntarios
Presencia de alteraciones sensoriales.
4. Arcos de movimientos voluntarios.
5. B.
6. 0 ausencia de contracción muscular visible y palpable.
1 evidencia de contracción muscular sin arco de movimiento.
2 amplitud del arco de movimiento, eliminando la acción de la gravedad.
3 arco completo de movimiento contra gravedad, pero no contra resistencia.
4 desplazamiento, amplitud total del movimiento contra gravedad y contra una cierta resistencia.
5 arco completo de movilidad, contra gravedad y máxima resistencia.
7. Compromiso radicular.
8. a. inflamación
b. proliferación celular
c. formación de callo
d. osificación
e. remodelación
9. D
10. Articulación que une los huesos por tejido fibroso.
11. Contusión: ocasiona ruptura de vasos pequeños
El sangrado es escaso
Presencia de equimosis.
Hematoma: Compromete vasos de mayor calibre
Derrame del sangrado es mayor
Presencia de aumento de tejido blando que Fluctúa.
12. e
13. a. Dolor.
b. Deformidad
c. Incapacidad funcional.
14. a. Síndrome de compartimiento
b. Embolia grasa
c. Gangrena gaseosa
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15. c
16. Método por el cual se alinea una extremidad, para corregir deformidades, prevenir mayores complicaciones
de ésta y de las estructuras adyacentes.
17. Cutánea
Esquelética
Va adherida a la piel
la fuerza aplicada al hueso
El peso es hasta 5 Kg.
El peso es hasta 10% PCT.
Fracturas estables
Fracturas muy desplazadas.
18. a
19. Enfermedad que ataca el hueso en toda su estructura (médula, endosito, periostio) con presencia de
germen que produce infección.
20. c.
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EL SISTEMA MUSCULOESQUELETICO
El sistema músculoesquelético le da soporte y protege las estructuras del cuerpo humano, incluye huesos,
articulaciones, ligamentos, tendones, músculos. Ante la presencia de un trauma sufre lesión la estructura y sus
partes adyacentes.
TEMA 1.
TRAUMA DE TEJIDOS BLANDOS
Es el daño del tejido celular subcutáneo, músculos, tendones, ligamentos articulares, articulaciones debido a
lesiones provenientes de mecanismos externos como son los accidentes que ocurren en el hogar, en el trabajo,
en carreteras, con objetos, que afectan directamente las estructuras adyacentes al hueso. Las lesiones más
frecuentes son:
1.1 Contusión
Es el resultado de un choque con un objeto romo (golpe, patada, caída), donde la piel resiste, mientras que
los tejidos subyacentes sufren una atrición subcutánea, ocasionando ruptura de vasos pequeños, produciendo
sangrado interno, la hemorragia infiltra los tejidos y aparece la equimosis acompañada de dolor localizado,
edema. Los cambios de color se vuelven poco a poco parduscos, después amarillentos hasta desaparecer
cuando se completa la resolución entre una o dos semanas.
1.2 Hematoma
Es la colección de sangre extravasada secundario a la contusión. A la palpación hay fluctuación en el tejido, en
ocasiones para confirmar el diagnóstico se requiere de punción, previa asepsia.
Si aumenta de tamaño o se infecta debe ser drenado quirúrgicamente.
TRATAMIENTO E INTERVENCIÓN DE ENFERMERÍA
En fase inmediata: las primeras 24 a 48 horas, con el objetivo de disminuir la formación de la hemorragia, debe
aplicarse frío (hielo) de manera intermitente durante 20 a 30 minutos cada tres horas, durante las primeras 24
horas, así se controla el edema y se alivia el dolor. También es importante colocar vendaje elástico suave para
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minimizar el derrame, brindar sostén y comodidad. La compresión no debe ser constrictora, si es en la parte
distal de una extremidad se recomienda mantenerla elevada porque favorece el retorno venoso y disminuye el
edema.
En la fase mediata: Después de 48 a 72 horas del trauma se debe aplicar calor local en la zona afectada, de
manera intermitente cada 15 a 30 minutos, cuatro veces al día. De esta manera se fomenta la vasodilatación, se
mejora la circulación y absorción.
El paciente debe mantener reposo deportivo, realizar ejercicios isométricos y usar medicamentos para
disminuir el dolor, si lo requiere.
LIGAMENTOS
Son bandas de tejido fibroso flexible constituidos por haces de colágeno, dispuestos en
forma paralela, blancos y brillantes que unen las articulaciones o huesos y cartílagos.
Su función es estabilizar los extremos articulares, guiar el recorrido de los mismos. Hay
ligamentos extra-articulares poco vascularizados.
1.3 Esguince
Es la lesión de las estructuras ligamentosas que rodean la articulación por sobre-esfuerzos que producen daño
en grado variable. Pueden presentarse todos los grados de lesión, desde una distensión moderada de las fibras
hasta un desgarro completo con rotura de la cápsula y los ligamentos. Cuando estos se han desgarrado
completamente, la articulación pierde su estabilidad, Si los ligamentos no son separados, la articulación se
vuelve muy vulnerable a luxación recurrente. La causa puede ser violencia indirecta en forma de torceduras que
obligan a la articulación a hacer un movimiento más allá de lo normal en una dirección determinada.
CLASIFICACION DE LOS ESGUINCES:
Grado I
Leve, hay desgarro de algunas fibras con hemorragia local. A la valoración de la
función no hay evidencia de pérdida funcional.
Figura No. 1
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Grado II
Moderado, ruptura parcial del ligamento. El paciente tiene algunas pérdidas funcionales
de la estabilidad articular.
Figura No. 2
Grado III
Daño completo del ligamento con pérdida de la estabilidad funcional. Esta ruptura total
puede producir luxación o subluxación articular.
Figura No. 3
Grado
Alteraciónes
Manifestaciónes
Dolor a PPalpación
alpación
Dolor, hemorragia Puntual
local, no hay pérdida
funcional
Tumefación
Leve
Inestabilidad
I
Ruptura de algunas
fibras
II
Ruptura completa en Dolor, incapacidad Difuso
profundidad y parcial funcional moderada
en extensión
Moderada con
No o Leve
equimosis circunscrita
y derrame articular
Recidiva frecuente
III
Ruptura completa en Dolor incapacidad
profundidad y
intensa, daño
extensión.
completo
Intensa con hematoma Deformidad
difuso y derrame
articular variable
Inestabilidad, lesiones
articulares secundarias
en superficies,
meniscos y otros
ligamentos
Extenso
No
Evolución
Tendencia moderada
a recidiva
ARTICULACIONES
Son conexiones existentes entre los componentes rígidos del esqueleto que permiten la
flexibilidad y varían según su estructura. La forma de la articulación determina la
cantidad y el tipo de movimientos posibles y su clasificación se basa en la cantidad de
movimientos que permiten.
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Clasificación de las articulaciones según su estructura
FIBROSAS: Sin movimiento, con las caras articulares casi en contacto directo, separadas por su tejido o
cartílago hialino (Sindesmosis).
CARTILAGINOSAS: Son ligeramente móviles tienen caras articulares unidas por un cartílago.
SINOVIALES: Son de libre movimiento comprenden la mayor parte de las articulaciones del cuerpo, tienen
la membrana sinovial, la cuál produce la sinovia que lubrica la articulación facilitando el desplazamiento
(la movilidad).
Clasificación según su función:
SINARTROSIS: unión sin movimiento. Ej. suturas del cráneo.
ANFIARTROSIS: poco movimiento, Ej. sínfisis púbica, columna vertebral.
HIDARTROSIS: son muy móviles Ej. cadera, rodilla, codo, hombro.
Los movimientos que permiten las articulaciones son de: flexión, extensión, aducción, rotación, circunducción.
1.4 Luxaciones
Luxación es el desplazamiento o perdida de contacto de un hueso de su
posición normal en la articulación. Las luxaciones en los adultos tienen una
causa predisponente como es la inestabilidad de la articulación o habitualmente
son el resultado de un traumatismo de gran fuerza, que hace que el hueso
quede fuera de la articulación y también puede provocar un daño en importante
en la estructura articular, los ligamentos y el tejido blando. La luxación debe
reducirse lo antes posible para prevenir complicaciones como la necrosis tisular
y el daño permanente de la inervación.
Figura No. 4
La subluxación es el desplazamiento incompleto de una de las superficies articulares, por lo tanto el contacto de
dichas superficies es parcial.
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Manifestaciones clínicas
Los signos y síntomas son muy parecidos al de las fracturas, es por ello que se requiere de una historia clínica
completa acompañada de estudio radiológico.
Hay dolor intenso, cambio en la longitud de la extremidad porque el hueso no está en la cavidad, pérdida de
la movilidad, incapacidad funcional, deformidad y rigidez del miembro. Una luxación debe considerarse una
emergencia ya que existe el potencial de compromiso circulatorio a causa de la localización anormal del hueso.
El especialista realiza la reducción con maniobras específicas según el caso.
Intervención y cuidado de enfermería
Está orientada según el diagnóstico, que puede incluir afectación de la movilidad física, relacionada con la
disminución de la fuerza o con dolor.
Se debe fomentar la comodidad que sea posible en el paciente. Es necesario contar con su consentimiento para
que el médico realice el procedimiento, le administre el analgésico para aliviar el dolor y lo inmovilice.
Después de la reducción se debe inmovilizar la extremidad afectada. Si la articulación afectada es el hombro o
el codo, después de reducida, se debe colocar cabestrillo; si el compromiso es cadera se inmoviliza con tracción
cutánea o esquelética, si es de rodilla o maléolos se inmoviliza con férula. Además la intervención del enfermero(a)
se debe orientar a que el paciente cumpla las restricciones y logre la recuperación esperada.
Actividades de aprendizaje
1. Si desea complementar la lectura anterior, revise el capitulo 2 del libro Conceptos en Traumatología Echeverri,
A. Gerstner, J. que se escogió porque explica claramente los aspectos a considerar en la atención a las
personas con trauma en tejidos blandos.
2. Con su grupo GAES discuta la lectura, realice un resumen por grupo y envíelo al profesor a través de la oae.
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TEMA 2
FRACTURAS
(El contenido de esta temática lo encontrará el un archivo de power point en el cd anexo)
Actividades de Aprendizaje
1. Revise las lecturas obligatorias (BRUNNER, SUDDARTH. y ECHEVERRI, GERSTNER). Dichos textos se
escogieron porque proporciona una información clara y completa de los requerimientos necesarios para
brindar cuidado integral a las personas.
2. Revise en power point el tema de fracturas donde le permite identificar por medio de radiografías las
lesiones óseas más frecuentes.
3. Visite una sala de ortopedia y traumatología en una institución de salud, establezca la relación terapéutica
con un paciente con diagnóstico de fractura y elabore una historia clínica completa, la valoración y los
diagnósticos de enfermería. Según las necesidades del paciente describa el plan de cuidados y las acciones
de enfermería que realizó durante la intervención considerando aspectos de educación promoción y
prevención. Dicha actividad se presentará en el período de encuentro.
TEMA 3
MÉTODOS DE INMOVILIZACIÓN
(El contenido de este tema lo encontrará como un archivo de power point en el cd anexo)
Actividades de aprendizaje
a. Revise la presentación en power point, allí encontrará la forma adecuada de la colocación de los diferentes
métodos de inmovilización que se complementará con el taller de inmovilizaciones y las actividades a
desarrollar en la práctica clínica.
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ORTESIS Y APARATOS DE REHABILITACIÓN
Se utilizan con el propósito de favorecer el soporte y la estabilidad del cuerpo en el momento de la marcha
ante situaciones como: alteración en la locomoción causadas por accidentes, limitaciones o disminución de la
capacidad física, procesos patológicos (dolor e inflamación muscular y osteotendinoso), debilidad muscular,
después de fracturas, poca estabilidad e incoordinación en la marcha. Los aparatos deben ser de material
liviano, resistente, fuerte y antideslizante.
4.1 Bastones
Son aparatos de madera o aluminio utilizados como soporte de defensa
que proporcionan un punto de apoyo, permitiendo un buen equilibrio
cuando el patrón de la marcha es inadecuado, cuando hay debilidad en
miembros inferiores, se usa en la mano contralateral a nivel trocantérico,
con flexión del codo de 20 a 30 grados. Para utilizarlos el paciente debe
tener suficiente fuerza en los miembros superiores. Hay varias
configuraciones: en asa y de varios puntos.
CÓMO SE DEBE CAMINAR CON UN BASTÓN?
El profesional de enfermería le debe explicar a la
persona los siguientes pasos consecutivamente:
• El bastón debe colocarse al lado de la pierna sana
• Saque un poco hacia delante el bastón.
• Adelante la pierna afectada hasta la altura del
bastón.
• Adelante la pierna sana hasta quedar a la altura del bastón y de la otra pierna.
4.2 Caminador
Está compuesto de varias piezas, generalmente de aluminio, tiene soporte para el
antebrazo y barras paralelas, permite apoyo con cuatro puntos y por lo tanto mayor
estabilidad.
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Es indicado para las personas que tengan fuerza en los brazos y debilidad en los miembros inferiores pero que
los puedan apoyar; cuando el equilibrio y la coordinación al caminar no es muy buena y en personas ancianas.
¿CÓMO SE DEBE CAMINAR CON UN CAMINADOR?
El profesional en enfermería debe instruir a la persona sobre el uso del caminador y el tipo de marcha que va
a realizar según su incapacidad física.
Las indicaciones para el uso correcto son las siguientes:
• Con la ayuda de ambos brazos lleve el caminador
hacia delante.
• Se apoya fuertemente con sus brazos en el
caminador y pasa un pie hacia delante.
• Manteniendo la fuerza de sus brazos sobre el
caminador y apoyado en el pie que había
adelantado, lleve el otro pie hacia delante.
4.3. Muletas
Aparatos formados por tres varillas verticales (permiten el punto de
apoyo) y dos horizontales (agarre o empuñadura, axila).
Generalmente se utilizan dos muletas, una para cada brazo,
permitiendo apoyo con dos puntos. Su uso está indicado en personas
con fuerza en los miembros superiores. En los miembros inferiores
puede tener poca fuerza o no tenerla. Puede faltar una pierna o no
poderla apoyar después de una fractura. Se requiere buen equilibrio.
¿CÓMO SE DEBE CAMINAR CON MULETAS?
Existen diferentes tipos de marcha con las muletas dependiendo de la limitación física de la persona y de la
habilidad que posea en el manejo de las muletas.
Esta marcha se utiliza cuando hay poca fuerza y la estabilidad no es muy buena. Saque hacia delante un poco la
muleta del brazo derecho.
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• Adelante la pierna izquierda hasta la altura de la
muleta que acaba de sacar.
• Adelante la muleta del lado izquierdo.
• Saque hacia delante el pie derecho hasta quedar la
muleta y los pies al mismo nivel.
Cuando hay buena fuerza en los miembros superiores, poca en los inferiores y buen equilibrio:
• Saque hacia delante simultáneamente las dos muletas.
• Adelante simultáneamente los miembros inferiores hasta llegar a la altura de las muletas.
Recomendaciones generales para el uso de muletas
• La persona al utilizar las muletas debe tener cuidado
de no adelantar las muletas demasiado porque se
puede perder el equilibrio.
• No debe separar mucho las muletas porque no se
puede efectuar buena fuerza con los brazos, y se
puede enredar con un objeto o resbalarse.
• No se debe juntar mucho las muletas porque al dar el paso puede tropezarse con ellas y caer.
• La varilla horizontal de la axila debe quedar dos centímetros por debajo de ella.
4.4. Silla de ruedas
Permite el desplazamiento en caso de limitación física o por algún
tipo de inmovilización, es de uso hospitalario y doméstico. Existen
diferentes tipos de silla de ruedas: con llantas traseras de mayor
diámetro y aros concéntricos para impulso, las propulsadas como el
triciclo y bicicletas, y las motorizadas que proporcionan cierta
independencia pero a veces son difíciles de maniobrar.
Las consideraciones que se deben tener en cuenta ante la necesidad de utilización de cualquiera de los
elementos de ortesis son:
Su uso es individual, es necesario identificar el elemento adecuado para cada caso que permita progresar
en el proceso de rehabilitación del paciente, las necesidades se deben identificar en la atención hospitalaria y
domiciliaria por medio de los diagnósticos de enfermería cuando se brinda cuidado integral, la utilización
temprana permite brindar a la persona orientación dirigida y supervisada.
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TEMA 5.
OSTEOMIELITIS
Es la infección piógena del tejido óseo, de carácter endógeno, en el cual un germen primario –a partir de un
foco primario localizado usualmente en orofaringe o piel– es transportado por el torrente circulatorio,
depositándose especialmente en las metáfisis de los huesos largos, donde, sí las circunstancias son propicias,
da origen al absceso osteomielítico.
Etiología
El 80% de los casos el germen responsable es el estafilococo dorado coagulasa positiva, otros
gérmenes causantes son pneumococo, estreptococo y algunos gram negativos como e. Coli, salmonelas y
pseudomonas.
Incidencia
Ocurre especialmente en niños debido a la presencia de sinusoides que favorecen la éxtasis sanguínea. Es más
frecuente en hombres que en mujeres por exposición a trauma. El 85% de los casos son pacientes desnutridos,
los huesos más comprometidos son el fémur, tibia, humero y radio, es casi siempre unifocal.
Manifestaciones Clínicas y Diagnostico
Aparece dolor intenso, hipersensibilidad y escasa movilidad, anorexia, fiebre, escalofrío, deshidratación. Sólo
después de la primera semana hay evidencia radiológica de la infección (destrucción del hueso en la metáfisis
y formación de nuevos huesos a partir del periostio). En el cuadro hematológico se aprecian leucocitos con
aumento de neutrófilos y aumento en la velocidad de sedimentación, se debe obtener material purulento del
absceso por medio de punción para antibiograma, cultivo y gram.
Se puede clasificar en: osteomielitis hematógena aguda, osteomielitis crónica postraumática, osteomielitis crónica secundaria a procesos quirúrgicos.
Si la osteomielitis es crónica hay aparición clínica de fístula que demuestra un esfuerzo del organismo por
eliminar los tejidos necrosados a través de espacios musculares, fascia y piel. El cuadro clínico se caracteriza
por la persistencia de la actividad infecciosa y el cuadro radiológico presenta características muy definidas:
levantamiento del periostio por reacción de la capa interna, ampollamiento medular con presencia de zonas
osteolíticas indicando destrucción ósea, involucros.
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Figura No. 13
Tratamiento
Debe ser inmediato y su duración aproximada es de seis (6) semanas. Se recomienda: reposo en cama, inmovilizar el miembro afectado, antibiograma antes de iniciar el tratamiento, (el antibiótico de elección es la penicilina cristalina, oxacilina, si hay gram negativos ciprofloxacina, aminoglucósidos) transfundir en caso de anemia,
terapia de movimiento pasivo para las articulaciones vecinas una vez controlada la fase aguda, manejo del
estado nutricional del paciente y finalmente el manejo es quirúrgico.
Diagnósticos de enfermería
La aplicación del proceso de enfermería permite identificar las necesidades de los pacientes que han sufrido
traumatismos y fracturas, los diagnósticos están asociados a los cuidados que requieren dichos pacientes.
Diagnósticos
Lesión de segmentos óseos y tejidos blandos R/C traumatismo (accidentes de tránsito, torceduras, caídas).
Objetivo: Contribuir a la recuperación de los tejidos óseos y blandos.
Dolor relacionado R/C traumatismos de tejidos blandos y fractura.
Objetivo: Disminuir el dolor o llevarlo a niveles tolerables para el paciente.
Ansiedad R/C lesión inesperada y pérdida de la movilidad.
Objetivo: Disminuir los niveles de ansiedad del paciente.
Déficit desconocimiento acerca de la lesión y su tratamiento R/C falta de información acerca de su enfermedad.
Objetivo: Favorecer la aceptación del paciente al tratamiento.
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Alteración de la integridad de la piel, secundaria a fractura expuesta.
Objetivo: Disminuir el riesgo de infección.
Alteración de la movilidad del paciente R/C fijación de la fractura.
Objetivo: mejorar la movilidad del paciente.
Riesgo de infección: osteomielitis, gangrena gaseosa R/C fractura expuesta.
Objetivo: Disminuir el riesgo de infección.
Riesgo de presentar embolia grasa R/C alteración de la perfusión tisular periférica y pulmonar.
Objetivo: Prevenir complicación de embolia grasa y pulmonar.
Alteración de la nutrición: aumento de los requerimientos metabólicos R/C trauma.
Objetivo: Proporcionar los requerimientos nutricionales según las necesidades del paciente.
Trastorno del patrón del sueño R/C molestia muscular.
Objetivo: Restablecer el patrón del sueño del paciente.
Intolerancia a la actividad R/C debilidad muscular y articular.
Objetivo: Mejorar la actividad muscular y articular del paciente.
Déficit de autocuidado R/C deterioro neuromuscular y musculoesquelético
Objetivo: Permitir buen estado de higiene y comodidad al paciente.
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Actividades de aprendizaje
Caso clínico
El señor José Cundumí de 68 años trabaja a jornal cortando caña para un ingenio, mientras realiza sus
actividades presentó mareo ocasionándole caída de su propia altura, manifestando dolor intenso e incapacidad
para caminar. Es trasladado al hospital de Padilla (Cauca), el médico de turno lo valora, observa el miembro
inferior izquierdo en flexión y rotación externa, hace una impresión diagnóstica de Fractura en M.I.I., y lo remite
al hospital Universitario del Valle en el servicio de urgencias el médico le ordena RX de cadera izquierda. Se
confirma el diagnóstico, Fractura de intertrocantérica izquierda, formula material de osteosíntesis (tornillo
deslizante), exámenes de laboratorio prequirúrgicos (hemograma, hemoclasificación, glicemia, creatinina,
pruebas de coagulación y P de O), RX de tórax y ECG.
Le informa al profesional de enfermería que el usuario queda hospitalizado para ser intervenido quirúrgicamente.
Antecedentes positivos:
Hábitos. fumador hace 15 años, ingiere café 4 veces al día, y licor 1 vez por semana.
Familiares: madre diabética (falleció hace 5 años), padre hipertenso.
Personales: hipertensión desde hace 10 años recibe tratamiento con propanolol (en ocasiones se olvida tomar
el medicamento), desde hace seis meses no asiste al control. Al examen físico presenta catarata en ojo
izquierdo.
El usuario está en régimen de seguridad social como Vinculado, su familia debe conseguir el material para la
cirugía cuyo costo es de $800.000 pesos.
Con base en la información usted debe:
a. Realizar los diagnósticos de enfermería reales y potenciales, para cada situación que presenta el paciente.
b. Indicar las actividades que le debe realizar en el plan y la ejecución de los cuidados, a la evaluación del
proceso como espera encontrar al paciente?
c. Presentar y socializar el desarrollo del estudio de caso en el período de encuentro, y justificar el objetivo
de cada diagnóstico y su razonamiento.
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GLOSARIO
Amputación: Extirpación quirúrgica o traumática de un miembro o parte de él, desarticularlo en caso de
no viabilidad.
Anquilosis: Pérdida completa de la movilidad articular, activa y pasiva, sin intervención quirúrgica. Puede ser
ósea o fibrosa, como consecuencia de la destrucción del hueso subcondral o del cartílago articular.
Artritis: Proceso inflamatorio localizado en los elementos que componen una articulación, caracterizado
principalmente por dolor y edema.
Artrosis: Proceso degenerativo localizado en los elementos que componen una articulación.
Artrodesis: Intervención quirúrgica con el fin de suprimir totalmente la movilidad de una articulación
(Fusión), para aliviar el dolor o dotar de apoyo.
Artrocentesis: Aspiración del líquido articular por punción. Por lo general se extrae líquido sinovial con fines
diagnósticos.
Artrotomia: Intervención quirúrgica por medio del cual se llega al interior de una articulación por diferentes
motivos.
Artroscopia: Examen de una articulación, a través de un endoscopio que permite cirugía, obtener biopsia,
extraer cuerpos libres de la cavidad articular.
Artroplastia: Procedimiento quirúrgico, de resección o de interposición para construir o remodelar una
articulación, restablecer su movilidad, o para corregir una enfermedad congénita.
Claudicación: cojera, generalmente por alteración de la marcha.
Drenaje abierto: Incisión en el sitio de colección de fluidos anormales. (abscesos).
Desbridamiento: Resecar tejido lesionado no viable, y los detritos celulares de una herida, para evitar la
infección y favorecer la cicatrización.
Diastasis: Separación de los huesos.
Discinesia: Dificultad para la realización de los movimientos voluntarios.
Displasia: Desarrollo anormal de un tejido.
Distrofia: Estado patológico que afecta a la nutrición y al crecimiento, debilitando la función.
Equino: Deformidad permanente en plantiflexión.
Fenestración: Hacer una abertura para acceder a la cavidad interna de un hueso, hasta médula para extraer
cuerpo extraño o material purulento.
Hidartrosis: Derrame seroso dentro de una cavidad articular.
Infiltración: Inyección de anti-inflamatorios (corticoides), previa asepsia y con un criterio claramente
definido.
Involucro: Cubierta o vaina que contiene el secuestro de un hueso necrosado.
Osteitis: Inflamación de un hueso, causada por infección, degeneración o traumatismo, se caracteriza por
tumefacción, dolor enrojecimiento por encima del hueso afectado.
Ortopedia: Especialidad de la medicina dedicada al estudio y tratamiento de huesos, articulaciones, músculos
y estructuras asociadas para corregir deformidades, restaurar la función y aliviar el dolor.
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Ortesis: Sistema de fuerzas diseñado para controlar, corregir o compensar una deformidad ósea. Requiere uso
de correctores especiales.
Osteomielitis: Inflamación del hueso y su médula, causada por bacterias introducidas por traumatismos o
cirugías por extensión directa de una infección próxima o trasmitida por vía hemática.
Osteoclasia: Fractura intencional de un hueso para corregir una deformidad.
Osteocondritis: Inflamación de un hueso con su cartílago.
Osteogénesis: Formación y desarrollo del hueso.
Osteolisis: Disolución o destrucción de un hueso, causada por enfermedad, infección o isquemia.
Osteotomía: Sección quirúrgica de un hueso.
Osteosintesis: Reducir una fractura por medio de fijación interna.
Osteotaxis: Fijación a través de clavos percutáneos, después de reducir una fractura.
Parestesia: Sensación nerviosa anormal, tal como las sensaciones de quemadura, hormigueo,
adormecimiento.
Punción biopsia: Introducir una aguja de mayor calibre para obtener tejido para estudio de patología.
Secuestro: Fragmento de hueso necrosado, que se encuentra parcial o totalmente separado del hueso sano
circundante o adyacente.
Seudoartrosis: Falsa circulación que se origina en el sitio de una fractura o de una artrodesis que no consolidó.
Sindesmosis: Articulación fibrosa caracterizada por la unión de los huesos por medio de ligamentos interòseos.
Sinostosis: Unión ósea anormal entre dos huesos.
Sinovectomia: Resección del tejido sinovial.
Sinusoide: Forma de vaso sanguíneo terminal con túnica endotelial completa, pero con poca o ninguna túnica
adventicia.
Traumatología: Especialidad quirúrgica encargada del tratamiento de heridas, lesiones fracturas y disfunciones
consecutivas de las mismas.
Tenorrafia: Sutura de un tendón
Tenosinovitis: Inflamación de un tendón y su vaina sinovial.
Tenolisis: Liberar tendón de un tejido cicatrizal adyacente.
Tenotomía: Sección quirúrgica de un tendón.
Tenodesis: Fijar el tendón al hueso, para controlar o limitar un movimiento.
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BIBLIOGRAFÍA
HANS H. Manual de enfermería moderna. I ed. Porremón ediciones. Julio 1987. tomo II.
ECHEVERRI A. GERSTNER J. Conceptos en Traumatología, 2ª. Edición Facultad de Salud Universidad del Valle.
Feriva Cali 2001.
MOSBY. Diccionario de Medicina 4ª. edición. España 1997.
VIDALOT Ramón, COLU Oriol. Ortesis y Prótesis del Aparato Locomotor, Masson S.A. Barcelona.
COOREA MARTHA, Conferencia Terapia Física, división de servicios de apoyo Fisioterapia Universidad del Valle
Hospital Universitario del Valle.
CARPENITO Linda. Planes de Cuidados y Documentación en Enfermería, Interamericana-McGraw-Hill Madrid
1994.
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LECTURAS
LECTURAS OBLIGATORIAS
OBLIGATORIAS
UNIDAD
UNIDAD 2
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FUNCIÓN MUSCOESQUELÉTICA
Tomado de: BRUNNER, S. SUDDARTH, D. Enfermería Medicoquirúrgica
Capítulos. 61, 62 Unidad 16. Vol. II 8ª. Edición. McGraw-Hill.
GENERALIDADES SOBRE FRACTURAS
Tomado de: ECHEVERRI, A. GERSTNER, J. Conceptos en Traumatología
Capitulo 1, Capitulo 4 “Fracturas expuestas” 2ª. Edición 1997.
Departamento de Ortopedia y Traumatología Facultad de Salud, Universidad del Valle.
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FUNCIÓN MUSCOESQUELÉTICA
Tomado de: BRUNNER, S. SUDDARTH, D. Enfermería Medicoquirúrgica
CAPÍTULO 61
VALORACIÓN DE LA FUNCIÓN MUSCULOESQUELÉTICA
CONTENIDO DEL CAPÍTULO 61
Generalidades fisiológicas
Sistema esquelético
Cicatrización ósea
Sistema articular
Sistema musculoesquelético
Consideraciones gerontológicas
Valoración física
Valoración diagnóstica
Implicaciones de enfermería
Estudios específicos
Valoración de enfermería y consideraciones diagnósticas
Ejercicios de aplicación de criterios
El sistema musculoesquelético incluye huesos, articulaciones, músculos, tendones, ligamentos y bolsas del
cuerpo (véase recuadro 61-1 para el glosario de los términos de este capítulo). La aparición de problemas en
estas estructuras es muy frecuente y afecta a personas de todas las edades. Estos padecimientos por lo general
no ponen en riesgo la vida, aunque tienen efectos significativos en la productividad y movilidad de la persona.
Las enfermeras encuentran este tipo de problemas en cualquier especialidad de la profesión, así como en su
vida diaria.
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GENERALIDADES FISIOLÓGICAS
Las estructuras óseas y el tejido conectivo equivalen a 25% del peso corporal, en tanto que a los músculos
les corresponde 50% del mismo. La salud y el funcionamiento adecuado del sistema musculoesquelético
mantienen una situación de interdependencia con el resto de aparatos y sistemas del organismo.
Los huesos protegen órganos vitales, como cerebro, corazón y pulmones. Además, el esqueleto sostiene las
estructuras corporales; por otra parte, funciona como una especie de marco fuerte y resistente en que se fijan
los músculos para producir los movimientos del cuerpo. El calcio, fósforo y magnesio se incluyen entre los
minerales depositados y almacenados en la matriz ósea. Más de 99% del calcio corporal total está presente en
el hueso. La médula ósea roja se localiza en la cavidad de ciertos huesos y en ella se producen los eritrocitos y
leucocitos en un proceso llamado hematopoyesis. Las contracciones musculares dan por resultado la acción
mecánica que origina los movimientos, así como la producción de calor que mantiene la temperatura corporal.
Sistema esquelético
Anatomía del esqueleto. El cuerpo humano posee 206 huesos, divididos en cuatro categorías: huesos
largos, como el fémur; huesos cortos, como los del tarso; huesos planos, como el esternón, y huesos
irregulares, como las vértebras. La
forma y estructura de cada hueso
depende de su función y las fuerzas a que
se ve sometido.
Los huesos consisten en tejido óseo
esponjoso o cortical. Los huesos largos
tienen la forma de rodillos con extremos
redondeados (fig. 61-1). Su diáfisis o
cuerpo se compone principalmente de
hueso cortical. Los extremos de estos
huesos se denominan epífisis y constan
ante todo de tejido esponjoso. La placa
epifisaria separa la epífisis de la diáfisis y
Fig. 61-1. Estructura de un hueso largo;
composición de un hueso compacto
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RECUADRO 61-1
Glosario de términos musculoesqueléticos
Aponeurosis
Aponeurosis: banda ancha de tejido fibroso que conecta músculo a
hueso, tejidos conjuntivos, otros músculos, tejidos blandos o piel.
Bolsa
Bolsa: saco lleno de líquido de los tejidos conjuntivos; en general se
encuentra en el área de las articulaciones.
Callo
Callo: tejido fibroso en el sitio de la fractura.
Fláccido
Fláccido: ausencia de tono muscular.
Hueso canceloso
canceloso: estructura ósea esponjosa similar a un celosía; hueso
trabecular.
Hueso cortical
cortical: hueso compacto.
Cartílago
Cartílago: tejido especial de los extremos de los huesos.
Hueso lamelar
lamelar: hueso maduro que muestra anillos concéntricos de
matriz ósea.
Clono
Clono: contracción rítmica del músculo.
Ligamento
Ligamento: banda fibrosa que conecta huesos.
Contracción isométrica
isométrica: incremento de la tensión muscular sin
variaciones en la longitud ni movimiento de las articulaciones.
Miofibrilla
Miofibrilla: célula muscular; contiene sarcómeros.
Contracción isotónica
isotónica: acortamiento del músculo sin cambios en la
tensión del mismo y movimiento de la articulación.
Contractura
Contractura: acortamiento anormal del músculo con o sin fibrosis de
las articulaciones.
Crepitación
Crepitación: sonido chirriante; suele oírse cuando se rozan los extremos
de un hueso roto.
Derrame
Derrame: exceso de líquido en las articulaciones.
Osificación
Osificación: proceso por el cual se depositan minerales (calcio) en la
matriz del hueso.
Osteoblasto
Osteoblasto: célula que forma los huesos.
Osteocito
Osteocito: célula de hueso maduro.
Osteoclasto
Osteoclasto: célula de resorción ósea.
Osteogénesis
Osteogénesis: formación de hueso.
Osteoide
Osteoide: tejido de matriz ósea; prehueso.
Diáfisis
Diáfisis: cuerpo de los huesos largos.
Osteón
Osteón: unidad ósea funcional microscópica.
Endostio
Endostio: recubrimiento de la cavidad medular de los huesos huecos.
Periostio
eriostio: tejido conjuntivo fibroso que cubre los huesos.
Epífisis
Epífisis: extremos de los huesos largos.
Remodelación
Remodelación: proceso de reorganización de estructuras óseas nuevas
dependiendo de su función.
Espástico
Espástico: con tono muscular superior al normal.
Fascia (epimisio)
(epimisio): tejido fibroso que cubre, soporta y separa los
músculos.
Resorción
Resorción: eliminación, destrucción de hueso Sarcómero: unidad
contráctil de célula muscular.
Sinovio
Sinovio: membrana de las articulaciones que secreta líquido lubricante.
Fasciculación
Fasciculación: contracción involuntaria de fibras musculares.
Tendón
endón: cordón de tejido fibroso que conecta músculo a hueso.
Fascículo
Fascículo: grupos paralelos de células musculares (mio- fibrillas)
Tono
ono: tensión normal (resistencia al estiramiento) en el músculo en
descanso.
es el centro del crecimiento longitudinal en niños, al tiempo que en adultos está calcificada. Los extremos de
los huesos largos están cubiertos por cartílago en las articulaciones. Estos huesos tienen la estructura adecuada
para el apoyo de peso y movimientos. Los huesos cortos, como los metacarpianos, consisten en tejido
esponjoso cubierto con una capa de tejido compacto. Los huesos planos, como el esternón, son sitios
importantes de hematopoyesis y suelen brindar protección a órganos vitales. Se componen de tejido esponjoso
dispuesto entre capas de tejido compacto. Los huesos irregulares, como las vértebras, tienen formas singulares
que guardan relación con su función. En general, su composición hística es similar a la de los huesos planos.
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Los huesos consisten en células, matriz proteínica y depósitos minerales. Las células son de tres tipos básicos:
osteoblastos, osteocitos y osteoclastos. Los osteoblastos participan en la formación de tejido óseo al secretar la
matriz ósea, que se compone por 98% de colágena y 2% de sustancias fundamentales (glicanos de glucosamina
[polisacáridos ácidos] y proteoglucanos). La matriz es una estructura o marco en que se depositan las sales
minerales inorgánicas. Los osteocitos son células óseas maduras que participan en las funciones de la homeostasis
de los huesos y se localizan en osteones (unidades de la matriz ósea). Los osteoclastos son células multinucleares
que participan en la destrucción, resorción y remodelación óseas.
El osteón es la unidad funcional microscópica del hueso maduro. En su centro hay un capilar, rodeado por
círculos de matriz ósea llamados laminillas. Las laminillas incluyen a los osteocitos, los cuales se nutren a través
de procesos que se extienden a los canalículos delgados (conductos que se comunican con los vasos
sanguíneos que están a menos de 0.1 mm de distancia).
Los huesos están cubiertos por una membrana fibrosa densa, el periostio, que participa en la nutrición y crecimiento del hueso, además de ser el sitio de inserción de tendones y ligamentos. El periostio contiene nervios,
vasos sanguíneos y linfáticos. Su capa más profunda posee osteoblastos, o sea las células que forman el tejido
óseo.
El endostio es una delgada membrana vascular que cubre la cavidad medular de los huesos largos y los espacios
que hay en el tejido óseo esponjoso. Los osteoclastos, que disuelven el tejido óseo para mantener la cavidad
medular, se localizan cerca del endostio en las lagunas de Howship, prolongaciones que penetran en las superficies óseas.
La médula ósea es un tejido vascular que se localiza en la cavidad medular (diafisaria) de huesos largos y
planos. La médula ósea roja, localizada en el esternón, íleo, vértebras y costillas en el adulto, produce los
leucocitos y eritrocitos. En el adulto, la médula amarilla, de consistencia grasa, se encuentra en los huesos
largos.
El tejido óseo está bien vascularizado; el hueso esponjoso recibe un aporte sanguíneo abundante a través de los
vasos metafisiales y epifisarios. Los vasos periósticos llevan sangre para el hueso compacto a través de los
pequeños conductos de Volkmann. Además, las arterias nutrientes penetran el periostio y llegan a la cavidad
medular por la foramen (aberturas pequeñas). Estas arterias irrigan médula y hueso. El sistema venoso puede
acompañar a las arterias o salir en forma independiente.
Formación de tejido óseo. Se empieza a formar mucho antes del nacimiento. La osificación es el proceso
por el cual la matriz ósea (p. ej., fibras colágenas y sustancia intercelular) se forma y se depositan minerales de
endurecimiento (como sales de calcio) en las fibras colágenas en un medio electronegativo. Las fibras colágenas
dan resistencia a la tracción del hueso y el calcio proporciona resistencia a la compresión.
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Existen dos modelos básicos de osificación: intramembranosa y endocondral. La intramembranosa, en que el
hueso se desarrolla dentro de una membrana, tiene lugar en los huesos faciales y craneales, por lo que estos
huesos poseen unión fibrosa. El otro tipo de formación de hueso es la osificación endocondral, en que se
resorbe un modelo cartilaginoso preexistente y es sustituido por hueso. El tejido cartilaginoso (osteoide) se
forma, resorbe y es reemplazado por hueso. La mayor parte de los huesos del cuerpo se forman y reparan por
osificación endocondral.
Conservación de los huesos. Los huesos son tejido dinámico en estado constante de recambio (resorción y
formación) constante. El calcio de los huesos de un adulto se repone a un ritmo de 18% anual. Los factores
reguladores importantes de que depende el equilibrio de la formación y resorción óseas consisten en la tensión
o esfuerzos locales, vitamina D, hormona paratiroidea, calcitonina y circulación.
La vitamina D aumenta la calcemia al estimular la absorción del calcio presente en el aparato digestivo. La
deficiencia de esta vitamina provoca deficiencia en la mineralización ósea, deformidades y fracturas.
La hormona paratiroidea y la calcitonina son los principales reguladores hormonales de la homeostasis del
calcio. La hormona paratiroidea regula la concentración del calcio en la sangre, en parte al estimular su salida
de los huesos. Como respuesta al descenso de los niveles de calcio en la sangre, el incremento de hormona
paratiroidea favorece la movilización de calcio, la desmineralización del hueso y la formación de quistes óseos.
La calcitonina proveniente de la tiroides aumenta los depósitos de calcio en huesos.
El riego sanguíneo de los huesos también influye en la formación de tejido óseo. Cuando decrece o hay hiperemia
(congestión), se reduce la osteogénesis y el hueso se vuelve osteoporótico (menos denso). La interrupción del
riego sanguíneo de los huesos se acompañan de necrosis ósea.
Cicatrización ósea
La mayor parte de las fracturas cicatrizan a través de osificación endocondral. Cuando se lesiona el hueso, sus
fragmentos no simplemente se unen con tejido de cicatrización. El hueso se regenera a sí mismo. Hay varias
etapas en la cicatrización de una fractura: 1) inflamación, 2) proliferación celular, 3) formación de callo, 4)
osificación del callo y 5) remodelación de hueso maduro (fig. 61-2).
Inflamación. La respuesta del cuerpo a la fractura es similar a la que se presenta en cualquier otra lesión.
Hay hemorragia, extravasación de sangre y formación de un hematoma por fractura. El área presenta edema,
inflamación y dolor; los fragmentos se desvitalizan debido a la interrupción de aporte sanguíneo. Los macrófagos
(leucocitos grandes) invaden y limpian el área lesionada. Hay inflamación, hinchazón y dolor. La etapa de
inflamación dura varios días y se resuelve cuando disminuyen la hinchazón y el dolor.
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Fig. 61-2. Cicatrización de una fractura. A, poco después de la fractura se forma un gran coágulo sanguíneo en el tejido
subyacente al periostio y los tejidos blandos. B, fase inflamatoria: neovascularización y principios de organización del coágulo.
C, fase de reparación: formación de un callo de cartílago y hueso cerca del sitio de la fractura. D, fase de remodelación: se
revitaliza la corteza (Rubin E. and Farber JL. Pathology, 2a. ed. Filadelfia, B Lippincott, 1994).
Proliferación celular. En aproximadamente cinco días, el hematoma por fractura se somete a organización.
Se forman filamentos de fibrina dentro del coágulo, lo que crea una red de revascularización e invasión de
fibroblastos y osteoblastos.
Los fibroblastos y osteoblastos (desarrollados de los osteocitos, células endósticas y células periósticas)
producen colágena y proteoglucanos para la matriz de colágena en la fractura. Se desarrolla cartílago y tejido
conectivo fibroso (osteoide); en el periostio se evidencia un collar de crecimiento. Este callo cartilaginoso
es estimulado por un micro–movimiento mínimo en el sitio de fractura; el movimiento excesivo rompe la
estructura del callo. El crecimiento activo del hueso presenta potenciales electronegativos.
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Formación de callo. El crecimiento de tejido continúa y crece el collar de cartílago de cada fragmento de
hueso, uniéndolos hasta que la brecha de fractura queda unida. Los fragmentos de la fractura se unen con tejido
fibroso, cartílago y hueso fibroso inmaduro. La forma del callo y el volumen de tejido requerido para unir el
defecto, es directamente proporcional a la cantidad de daño óseo y desplazamiento. Se requieren de 3 a 4
semanas para que los fragmentos de la fractura se unan con cartílago y tejido fibroso. Clínicamente, ya no es
fácil mover los fragmentos.
Osificación. La osificación del callo desarrollado empieza a las dos a tres semanas de la fractura a través de un
proceso de osificación endocondral. El depósito mineral continúa y produce un hueso que se vuelva a unir con
firmeza. La superficie del callo continúa electronegativa; en las fracturas de huesos largos de los adultos, la
osificación tarda tres a cuatro meses.
Remodelación. La etapa final de la reparación de fractura consiste en la eliminación de cualquier tejido
desvitalizado remanente y reorganización del hueso nuevo a forma estructural anterior. La remodelación puede
llevar de meses a años, dependiendo del alcance de la modificación, la función del hueso y en casos de huesos
compactos y esponjosos de la tensión funcional del mismo. El hueso esponjoso cicatriza y se remodela con
mayor rapidez que el hueso cortical, en especial en puntos de contacto directo. Cuando la remodelación se
completa, la carga de la superficie de la fractura ya no es negativa. El proceso de cicatrización ósea se vigila con
series de rayos X; la inmovilización adecuada es esencial hasta que haya pruebas radiográficas de callo. El
progreso del régimen terapéutico (p. ej., aplicación de soporte de yeso al paciente con fractura de fémur
reducida e inmovilizada par tracción esquelética) lo determinan las pruebas de cicatrización de la fractura.
Cicatrización ósea con fragmentos de aproximación firme. Cuando se tratan las fracturas con técnicas
de fijación rígida abierta, los fragmentos óseos se colocan en contacto directo. Se elimina el movimiento en la
fractura; en esta situación, se modifican las etapas de cicatrización. La formación de hematoma no es esencial
ni se observa; se desarrolla poco o ningún callo cartilaginoso externo y ocurre cicatrización ósea primaria.
El hueso inmaduro se desarrolla del endostio; hay regeneración intensa de los osteones nuevos que crecen en la
línea de fractura por un proceso similar al mantenimiento normal del hueso. Se logra resistencia de la fractura
al establecerse los osteones nuevos. Con la fijación interna rígida, el hueso cicatriza por remodelación ósea
cortical. Este proceso es más lento que la cicatrización ósea con formación de callo.
La tensión local (soporte de peso) actúa para estimular la formación y remodelación de hueso local. Los huesos
que soportan peso son gruesos y fuertes; cuando se evita el soporte de peso, como en el descanso prolongado en
cama, se pierde calcio del hueso (resorción) y éste se vuelve osteoporótico y débil. Si la tensión es excesiva,
ocurre fractura o necrosis ósea.
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Sistema articular
Los huesos están unidos en articulaciones, que permiten diversos movimientos. Sin importar el grado en que
sean posibles éstos, la unión de dos o más huesos siempre se denomina articulación. Son tres los tipos básicos;
a saber: sinartrosis, anfiartrosis y diartrosis. Las sinartrosis son articulaciones inmóviles, como las suturas
craneales. Las anfiartrosis, como las articulaciones vertebrales y sínfisis, permiten movimientos limitados.
Los huesos están separados por cartílago fibroso. Las diartrosis son articulaciones con gran libertad de
movimientos.
Tipos de articulaciones en diartrosis
• Articulaciones esféricas o enartrosis, de las que son ejemplos cadera u hombro y que permiten gran
libertad de movimientos (en la fig. 61-3 se muestra un corte transversal de las articulaciones móviles de
la cadera).
• Articulaciones en bisagra o gínglimos, en que es posible la flexión en una sola dirección, como en codo
y rodilla.
• Articulaciones en silla de montar o por encaje recíproco, que permiten los movimientos en dos planos
perpendiculares entre sí. Un ejemplo es la articulación carpometacarpiana del pulgar.
• Articulaciones en pivote o rotatorias, de las que es ejemplo característico la que hay entre radio y cúbito.
Posibilitan la rotación para actividades como las de dar vuelta a la perilla de una puerta.
• Articulaciones artrodiales, que permiten movimientos deslizantes, como las de los huesos del carpo.
De manera característica, los extremos articulares de los huesos en las articulaciones móviles están cubiertos
por una capa uniforme de cartílago hialino. La cápsula articular, una vaina resistente y fibrosa, rodea a dichos
extremos. Esta tiene una membrana de revestimiento interno, la cápsula sinovial, que secreta el líquido sinovial,
de funciones lubricantes y de absorción de impactos en la cápsula articular. Por tanto, las superficies articulares
de los huesos no entran en contacto directo. En algunas articulaciones sinoviales, hay discos flbrocartilaginosos
entre las superficies del cartílago articular, con fines de absorción de impactos.
Los ligamentos (bandas de tejido conectivo fibroso) unen los huesos participantes en una articulación. Los
ligamentos y tendones musculares que pasan por la articulación brindan estabilidad a ésta. En la figura 61-3 se
muestran los ligamentos de la cadera y la pelvis. En algunas articulaciones, se encuentran ligamentos interóseos
(p. ej., ligamentos cruciformes de la rodilla) dentro de la cápsula, que agregan estabilidad a la articulación.
Las bolsas son estructuras relacionadas con algunas articulaciones y consisten en un saco lleno de líquido
sinovial que se localiza en un punto de fricción. Por lo general, acojinan los movimientos de tendones,
ligamentos y huesos en codo, hombro, rodilla y otras articulaciones.
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Fig. 61-3. Ligamentos de cadera y pelvis.
Sistemas musculoesquelético
Anatomía de los músculos estriados. Los músculos estriados participan en los movimientos, postura y
producción de calor. Se fijan en los huesos, tejido conectivo, otros músculos, tejidos blandos o piel por medio de
tendones (cordones de tejido conectivo fibroso) o aponeurosis (láminas planas y anchas de tejido conectivo).
Cuando los músculos se contraen, se acercan sus dos puntos de inserción. Son variables la forma y el tamaño de
estas estructuras, conforme a la actividad que les corresponde. El desarrollo y conservación de los músculos
depende de su uso. La edad y el desuso causan pérdida de la función muscular porque el tejido fibrótico
sustituye al muscular contráctil.
Los músculos consisten en grupos paralelos de células musculares o miocitos (fascículos) incluidos en vainas
de tejido fibroso, el epimisio o fascia (aponeurosis). Cuanto mayor es el número de fascículos de un músculo,
tanto mayor es la precisión de los movimientos.
La velocidad de la contracción muscular es variable. La mioglobulina, que es un pigmento proteínico semejante a la hemoglobina, está presente en los miocitos y transporta el oxígeno de los capilares a las mitocondrias
de dichas células para satisfacer sus necesidades metabólicas. Los músculos que contienen grandes
concentraciones de mioglobulina (fibras rojas) se contraen en forma lenta y potente, como los que participan
en la respiración y conservación de la postura. Por otra parte, los que contienen escasa mioglobulina (fibras
blancas) lo hacen con rapidez y durante periodos prolongados, como los músculos extrínsecos del ojo. La
mayor parte de los músculos posee ambos tipos de fibras.
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Cada célula muscular o miocito (también denominado fibra muscular) contiene miofibrillas, a su vez
compuestas por sarcómeros, que son las unidades contráctiles del músculo estriado. Los componentes de los
sarcómeros son los filamentos gruesos y delgados; estos últimos consisten ante todo en proteína actina, en
tanto que los gruesos se componen en su mayor parte de la proteína miosina.
Contracción de los músculos estriados. La contracción muscular se debe a cada una de los sarcómeros
que componen los músculos. Esto depende de la interacción de la miosina de los filamentos delgados con la
actina de los gruesos a raíz del aumento local de la concentración del ion calcio. Los filamentos gruesos y
delgados se deslizan entre si. Cuando cae de manera subsecuente la concentración de calcio en el sarcómero,
cesa la interacción de ambos tipos de filamentos y el sarcómero regresa a su estado original o de reposo
(relajación). La interacción de la actina con la miosina no tiene lugar en ausencia de calcio.
Las fibras musculares se contraen como respuesta a la estimulación eléctrica. Cuando ocurre ésta, se genera un
potencial de acción en forma similar a la que se describe para las neuronas. Este potencial se propaga a lo largo
de la membrana de la fibra muscular y provoca, en ésta, la liberación de los iones calcio almacenados en un
organelo especializado, el retículo sarcoplásmico. El calcio permite la interacción de la actina con la miosina en
el sarcómero. Poco después que se despolariza la membrana del miocito, ésta recupera su voltaje de reposo. El
calcio es eliminado con rapidez de los sarcómeros por acumulación activa en el retículo sarcoplásmico y el
músculo se relaja.
La despolarización muscular normalmente tiene lugar como respuesta a estímulos de origen neuronal. La
comunicación de las neuronas con las fibras musculares ocurre en la placa motora terminal. Las neuronas
motoras inferiores regulan la actividad de las células de los músculos estriados y se originan en el cuerno
anterior de la médula espinal.
La contracción y relajación musculares implican consumo de energía. La velocidad con que se usa ésta es
variable y se intensifica de manera notable durante el ejercicio. La fuente de la energía de las fibras musculares
es el adenosintrifosfato (ATP), que se genera gracias a las reacciones de oxidación celulares. El fosfato de creatina,
también presente en las células musculares, es una segunda fuente de energía metabólica que puede
convertirse en ATP cuando es necesario. Los músculos estriados con actividad poco intensa sintetizan el ATP a
partir de la oxidación de la glucosa en agua y dióxido de carbono. Durante los periodos de gran actividad, en que
es factible que no haya oxigeno suficiente, la glucosa se metaboliza principalmente en ácido láctico. El ATP
se genera durante la producción de este ácido, pero se trata de un proceso ineficaz en comparación con las
reacciones de oxidación. Por tanto, se precisan cantidades crecientes de glucosa, provenientes del glucógeno de
los músculos, almidón producido a partir de glucosa que se almacena en las células durante los periodos de
reposo, y se utiliza en los de actividad. Se piensa que la fatiga muscular depende de que la actividad intensa de
los músculos genera disminución de las reservas de glucógeno y energía, así como acumulación de ácido
láctico. Como resultado de esto, no puede continuar el ciclo de contracción y relajación musculares.
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Durante la contracción muscular, el aparato contráctil no utiliza por completo la energía que se libera del ATP. El
exceso se disipa en la forma de calor. En la contracción isométrica, casi toda la energía se convierte en térmica,
y en la isotónica, una parte de ella se dedica a la actividad mecánica de los músculos. Hay situaciones, como en
el caso de los escalofríos, en que la necesidad de generar calor es el estímulo principal de las contracciones
musculares.
Tipos de contracciones musculares. La contracción de las fibras musculares puede originar el estado
de contracción isotónica o isométrica de los músculos. En la contracción isométrica, la longitud de las fibras
permanece constante, pero aumenta la fuerza generada por los músculos; un ejemplo de esto es empujar
contra un muro fijo. Por otra parte, la contracción isotónica se caracteriza por el acortamiento de las fibras sin
aumento de la tensión muscular, como ocurre en la flexión del antebrazo. En las actividades normales, muchos
de los movimientos musculares son una combinación de ambos tipos de contracción. Por ejemplo, en la
caminata, la contracción isotónica da por resultado acortamiento de la pierna, en tanto que la isométrica
desplaza la pierna rígida contra el suelo.
Tono muscular. Los músculos en reposo están listos para responder a los estímulos que causan su
contracción, estado que se conoce con el nombre de tono muscular y depende de la conservación del estado de
contracción en algunas fibras musculares. Los músculos poseen órganos sensoriales (husos musculares) que
regulan el tono muscular. Este último es mínimo durante el sueño y creciente en presencia de ansiedad. Un
músculo fláccido es el que tiene tono menor que el normal, en tanto que otro espástico posee tono mayor que
el normal. Cuando hay lesión de neuronas motoras inferiores, como ocurre en la poliomielitis, los músculos
desnervados se vuelven atónicos (suaves y laxos) y se atrofian.
Acciones musculares. Los músculos participan en la generación de los movimientos sólo por la contracción.
Gracias a la coordinación de grupos musculares, el cuerpo puede realizar diversos movimientos. El músculo
motor primario es el que causa un movimiento dado, y los que le ayudan son los sinergistas. El músculo
que origina el movimiento opuesto al del motor primario recibe el calificativo de antagonista. Este debe
relajarse para que el motor primario pueda contraerse y producir el movimiento que corresponda. Por ejemplo,
cuando la contracción del bíceps braquial origina la flexión de la articulación del codo, dicho músculo es el
motor primario y el triceps braquial es el antagonista. Las personas afectadas por parálisis muscular pueden
aprender la coordinación de los músculos que todavía funcionen del grupo sinergista para poder generar los
movimientos necesarios. En tal situación, los músculos secundarios se convierten en motores primarios.
Los movimientos corporales resultantes de las contracciones musculares son de diversos tipos. La flexión se
caracteriza por la disminución del ángulo en una articulación, como la del codo. El movimiento opuesto es la
extensión o estiramiento de una articulación. En general, la abducción es la acción consistente en mover una
parte corporal en dirección contraria a la línea media del cuerpo y el movimiento opuesto es la aducción. La
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rotación es el movimiento giratorio sobre un eje, como en la articulación del hombro. La circunducción es
un movimiento con que se genera, en el espacio, una figura semejante a un cono, por ejemplo, con el pulgar.
Otros movimientos corporales especiales son la supinación o colocación de la palma hacia arriba, pronación,
consistente en voltearla hacia abajo; inversión o giro de la planta de los pies hacia la línea media o hacia adentro;
eversión o rotación externa, que es opuesta a la inversión; protracción o protrusión, como el desplazamiento del
maxilar inferior hacia adelante, y la retracción, que es el caso de desplazar el maxilar inferior hacia atrás.
Ejercicio, desuso y reparación. El ejercicio es necesario para que se conserven la función y fuerza
musculares. Cuando se hace que un músculo esté repetidamente en su tensión máxima o un estado cercano a
ésta durante un periodo prolongado, como en el ejercicio regular con pesas, aumentan el área transversa del
músculo o éste se hipertrofia. Se trata de un fenómeno que depende de aumento del tamaño de las fibras
musculares sin que se incremente el número de las mismas. La hipertrofia persiste sólo si continúa el ejercicio.
El fenómeno opuesto tiene lugar con el desuso de los músculos durante un lapso prolongado. La disminución
del tamaño de un músculo se denomina atrofia y es un fenómeno de pérdida de masa y fuerza musculares que
acompaña, por ejemplo, al reposo en cama e inmovilidad prolongadas.
Cuando esta última se debe a alguna medida terapéutica (p. ej., colocación de un vendaje enyesado o uso de
tracción), el paciente puede disminuir los efectos de la inmovilidad mediante ejercicios isométricos de los
músculos de la parte inmovilizada. Tal es el caso de los ejercicios del cuadriceps e isométricos de los glúteos,
que consisten en contraer el músculo en cuestión, ayudando así a conservar el tono de los grandes grupos
musculares que participan en la caminata. Los ejercicios activos y contra resistencia (la de contrapesos) de las
partes corporales no lesionadas previenen la degeneración muscular.
Cuando los músculos resultan lesionados, necesitan reposo e inmovilización hasta que ocurra la reparación
hística. Después, el músculo curado debe ejercitarse en forma progresiva hasta que recupere el estado funcional
y fuerza que tenía antes de la lesión.
Consideraciones gerontológicas
Con la edad se presentan cambios múltiples en el sistema esquelético, como son huesos osteoporóticos,
crecimientos de las articulaciones, tendones esclerosados, amplitud limitada de movimientos, discos
intervertebrales adelgazados y debilidad muscular. La masa ósea alcanza su máximo hacia los 35 años, después
de lo cual disminuye en forma gradual. Numerosas modificaciones metabólicas, incluida la interrupción de la
secreción de estrógenos con la menopausia y la disminución de la actividad, contribuyen a la pérdida de masa
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ósea u osteoporosis, que es mayor en mujeres que en varones. Hacia los 75 años, las mujeres han perdido en
promedio 25% del hueso cortical o compacto y 40% del trabecular o esponjoso. Además, se modifica la forma
de los huesos y disminuye su resistencia. En caso de ocurrir fracturas, el tejido fibroso se desarrolla con mayor
lentitud en ancianos.
Las personas de edad avanzada tienen capacidad disminuida de sus estructuras de colágena para la absorción
de energía, lo que contribuye al surgimiento de osteoartritis. El cartílago articular se degenera en las áreas de
apoyo de peso y tiene menor capacidad para repararse. La fuerza muscular también presenta disminución.
Además, ocurre una pérdida del número de fibras musculares por atrofia de las miofibrillas, proceso que se
inicia a partir del cuarto decenio de vida.
Diversos problemas musculoesqueléticos que el paciente ha compensado pueden convertirse en nuevos problemas como resultado de cambios relacionados con el envejecimiento. Por ejemplo, es factible que se acreciente la incapacidad en personas que se recuperan de la poliomielitis en la niñez y funcionan de manera más
o menos normal con el uso de los grupos de músculos sinergistas. En estos sujetos disminuye la capacidad de
compensación.
Muchos efectos del envejecimiento pueden contrarrestarse si se mantiene saludable y activo el organismo.
VALORACIÓN FÍSICA
El examen del sistema musculoesquelético varía desde la valoración básica de su funcionamiento hasta
estudios físicos especiales que facilitan el diagnóstico de trastornos musculares y articulares específicos. La
valoración de enfermería es principalmente de tipo funcional. Se emplean técnicas cle inspección y palpación
para evaluar la integridad ósea del paciente, postura, función articular, resistencia muscular, modo de andar y
capacidad para realizar las actividades de la vida diaria.
La valoración musculoesquelética por lo común se integra de manera ordenada en el examen físico. Este
sistema guarda relación estrecha con el nervioso y cardiovascular, por lo que es frecuente que se realice de
manera conjunta la valoración de los tres sistemas. La base de esta última es una comparación de las regiones
simétricas o contralaterales del cuerpo. La amplitud de la misma depende de los síntomas, antecedentes e
indicios físicos que diagnostique el examinador y justifiquen la exploración adicional.
Cuando hay síntomas o signos físicos específicos y evidentes de disfunción musculoesquelética, se completa el
examen y se registran con minuciosidad los resultados, además de proporcionar la información al médico,
quien tal vez decida que es necesario un examen y evaluación diagnóstica más completos.
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Valoración del sistema esquelético. El esqueleto se valora para observar deformidades y alineamiento; es
posible observar crecimientos óseos anormales debido a tumores. Se notan la reducción de extremidades,
amputaciones y partes óseas fuera de alineamiento anatómico. La angulación anormal de los huesos largos
o movimiento en puntos que no sean articulaciones indican con frecuencia una fractura. Se detectan
crepitaciones anormales (sonidos ásperos) en el punto de movimiento; el movimiento de fragmentos óseos se
debe reducir al mínimo para evitar una lesión adicional.
Valoración de la columna. La curvatura normal de la columna es convexa a través de toda la porción
torácica y cóncava en la cervical y lumbar. Las deformidades frecuentes y notorias de la columna incluyen
escoliosis (desviación lateral en curva de la espina), cifosis (aumento en la forma redonda de la curva en la
espina torácica), y lordosis (espalda caída; exageración de la curva de la espina lumbar) (fig. 61-4). La cifosis
se observa con frecuencia en el paciente anciano con osteoporosis y en algunos enfermos con alteraciones
neuromusculares. La escoliosis es congénita, idiopática o resultado de daño a los músculos paraespinales,
como en la poliomielitis. La lordosis se observa a menudo durante el embarazo conforme la mujer se adapta a
los cambios de su centro de gravedad. Durante la inspección de la espina se abre la bata del enfermo de manera
que queden expuestas la espalda, las nalgas y las piernas. El explorador inspecciona las curvas de la espina y
la simetría del tronco desde una perspectiva anterior, posterior y lateral. De pie detrás del paciente, observa
las diferencias de altura de los hombros o las crestas ilíacas. Normalmente, los pliegues de los glúteos son
simétricos. La simetría de hombros y cadera, así como la línea recta de la columna vertebral se inspeccionan
con el paciente en posición erguida e inclinado hacia adelante (flexión). (La escoliosis se hace evidente por una
curva lateral anormal de la espina, hombros desnivelados, cintura asimétrica y una escápula prominente, que
se acentúan al inclinarse hacia adelante.) Por otra parte, la altura de los adultos se reduce por pérdida de
cartílago vertebral.
Fig. 61-4. A, cifosis: incremento en la
convexidad o redondez de la curva torácica de
la espina. B, lordosis: exageración de la curva
lumbar de la espina. C, escoliosis: curvatura
lateral de la espina.
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Valoración del sistema articular. Este sistema se evalúa al notar la amplitud de movimientos, deformidad, estabilidad y formación nodular. La amplitud de movimientos se valora de manera activa (se mueve la
articulación con los músculos que la rodean) y de manera pasiva (el examinador mueve la articulación). El
clínico debe estar familiarizado con la amplitud natural de movimientos de las articulaciones principales, como
lo define la American Academy of Orthopedic Surgeons. La medición precisa de la amplitud de movimientos se
hace con un goniómetro (protractor diseñado para evaluar el movimiento articular); si la extensión máxima de
una articulación revela flexión residual, se dice que la amplitud de movimientos está limitada. Esta quizá se
deba a deformidad esquelética, patología articular o contracción de los músculos y tendones circundantes. En
los ancianos, las limitaciones de la amplitud de movimiento se deben a patología articular degenerativa que
reduce su capacidad para realizar las actividades de la vida diaria.
En caso de que haya limitación de los movimientos articulares o artralgia, se examina la articulación en
búsqueda de la presencia o ausencia de líquido dentro de su cápsula (derrame), así como los aumentos
de temperatura indicativos de inflamación activa. Debe considerarse un derrame cuando la articulación está
hinchada y no son evidentes las marcas de referencia óseas normales. La rodilla es la articulación en que
aparece derrame con mayor frecuencia. Si hay un poco de líquido en el espacio articular subyacente a la rótula,
suele identificarse con la maniobra que se describe a continuación. El examinador oprime con firmeza las caras
interna y la externa de la rodilla extendida, en un movimiento descendente, con lo que desplaza el líquido
presente en tal dirección. Al presionar las caras interna o externa, busca una protuberancia por debajo de la
rótula, al lado opuesto de ésta. En caso de haber grandes volúmenes de líquido, la rótula se eleva del fémur
durante la extensión de la rodilla. En caso de haber inflamación o líquido en una articulación, está indicada la
consulta con el médico.
Una deformidad articular puede deberse a contractura (acortamiento) de las estructuras articulares
circundantes), dislocación (separación completa de las superficies articulares), subluxación (separación
parcial de las superficies articulares), o disrupción de las estructuras que rodean la articulación. La
debilidad o disrupción de las estructuras de apoyo de la articulación, puede tener como resultado una
articulación demasiado débil para funcionar según está diseñada, y por tanto requiere aditamentos de apoyo
externo (p. ej., una abrazadera).
La palpación de la articulación mientras se mueve de manera pasiva proporciona información con respecto a la
integridad de la misma. Normalmente, la articulación se mueve sin problema; un chasquido o crujido indica
que el ligamento está deslizándose sobre la prominencia ósea. Las superficies ligeramente rugosas, como en los
trastornos artríticos, producen una crepitación (sonido crujiente audible o palpable), ya que las superficies
irregulares de la articulación se mueven una sobre otra.
Las articulaciones y tejidos circundantes se examinan en búsqueda de formación de nódulos. La artritis
reumatoide, gota, osteoartritis y fiebre reumática originan nódulos característicos, que sirven para el
diagnóstico de cada padecimiento. Los nódulos subcutáneos de la artritis reumatoide son blandos y surgen en
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los tendones de los músculos extensores; es común que la afección articular sea simétrica (fig. 61-5). Los
nódulos de la gota son duros y se sitúan en la cápsula articular y zona adyacente; es frecuente que se rompan y
exuden cristales blancuzcos de ácido úrico en la superficie de la piel. Los nódulos de la osteoartritis son duros e
indoloros y representan una excrecencia ósea que resulta de la destrucción de la superficie cartilaginosa de los
huesos en el interior de la cápsula articular. Son frecuentes en ancianos.
A menudo, el tamaño de la articulación está exagerado por la atrofia de los músculos proximales y distales a ella.
Esto se observa en la artritis reumatoide de las rodillas, en la cual los músculos cuadríceps se atrofian de
manera notoria. Cuando una articulación se mantiene inmóvil para evitar el dolor que surge de moverla, los
músculos que proporcionan función se atrofian por desuso (véase cap. 52).
Valoración del sistema muscular. El
sistema muscular se valora al notar la capacidad
del paciente para cambiar de posición, su
resistencia y coordinación muscular y el tamaño
de los músculos individuales. La debilidad de
un grupo de músculos puede indicar varios
trastornos, como polineuropatia, trastornos
electrolíticos (en particular de potasio y calcio),
miastenia grave, poliomielitis y distrofia
muscular. Al palpar el músculo mientras se
mueve de manera pasiva la extremidad relajada,
Fig. 61-5. Artritis reumatoide. (Rubin E. and Farber JL. Pathology,
la enfermera puede determinar el tono
2a. ed. Filadelfia, B Lippincott, 1994.)
muscular. La resistencia muscular se calcula al
pedir al paciente que realice ciertas tareas con ayuda y sin ella. Por ejemplo, se prueba el bíceps al pedir al
paciente que extienda de manera total el brazo y después lo doble mientras la enfermera aplica resistencia para
evitar que lo haga. Un simple apretón de manos proporciona una indicación de la resistencia de agarre.
El clono muscular (contracciones rítmicas de un músculo) se provoca en el tobillo o muñeca por una dorsiflexión
súbita, fuerte y sostenida del pie o extensión de la muñeca; es posible observar fasciculaciones (movimientos
involuntarios de los grupos de fibras musculares).
En ocasiones, se mide la circunferencia de una extremidad para vigilar el aumento de tamaño debido a
edema o hemorragia dentro del músculo o para detectar una disminución en tamaño debido a la atrofia: Una
extremidad no afectada se mide y se utiliza como norma de referencia. Las medidas se toman en la
circunferencia máxima de la extremidad; es importante que sean en el mismo lugar de la extremidad y con ésta
en la misma posición, con los músculos en descanso. La distancia de una marca anatómica específica (p. ej., 10
cm abajo de la superficie media de la rodilla para medir el músculo de la pantorrilla) se debe indicar en el
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expediente del paciente de manera que las mediciones futuras se hagan en el mismo punto. Para una evaluación en serie más fácil, el punto de medición se indica con una marca en la piel. Las variaciones de tamaño
deben ser de más de 1 cm para considerarse importantes.
Valoración de la marcha. Se lleva a cabo haciendo que el paciente camine de manera normal por una corta
distancia lejos del examinador, el cual observa suavidad y ritmo. Toda inestabilidad o movimiento irregular (con
frecuencia en ancianos) se considera anormal. Si se observa cojera, tal vez se deba a una extremidad dolorosa
que soporta peso. En muchos casos, el paciente por lo general señala con precisión el área de molestia, lo que
conduce a exámenes ulteriores. Cuando una extremidad es más corta que la otra, también puede observarse
cojera conforme la pelvis se inclina a cada paso hacia el lado afectado. El movimiento limitado de la articulación
puede afectar el modo de andar. Diversos trastornos neurológicos se asocian a modos de caminar anormales
(por ej., la marcha hemiparética espástica por apoplejía, la marcha de pasos cortos por enfermedad de las
neuronas motoras inferiores o la marcha arrastrando los pies por enfermedad de Parkinson).
Valoración de la piel y circulación periférica. Además de evaluar el sistema musculoesquelético, la
enfermera debe inspeccionar la piel y valorar la circulación periférica. La palpación de la piel puede revelar si
hay áreas más calientes o más frías que otras y si hay edema. La circulación periférica se valora a través de pulso
periférico, color, temperatura y tiempo de llenado capilar. Cortadas, raspones, color de la piel y datos de
circulación disminuida o infección pueden influir el tratamiento de enfermería.
VALORACIÓN DIAGNÓSTICA
Implicaciones de enfermería
La preparación para los estudios diagnósticos incluye valoración en busca de indicadores como embarazo,
claustrofobia, implantes metálicos, capacidad para tolerar la posición requerida debido a la edad, así como
debilidad o deformidad que pueden afectar al paciente que se somete al estudio. La enfermera debe comunicarse con el médico y con el departamento apropiado en lo referente a la identificación de problemas relacionados
con la realización de la prueba diagnóstica prescrita.
Estudios específicos
PROCEDIMIENTOS DE IMAGEN
Las radiografías son importantes en la evaluación de pacientes con trastornos musculoesqueléticos. En ellas
se determinan densidad, textura y erosión óseas, así como los cambios en las relaciones de los huesos. Se
requieren proyecciones múltiples para la evaluación completa de la estructura que se examine. Las radiografías
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de la corteza de los huesos indican su ensanchamiento, estrechamiento o signos de irregularidad. Las articulares suelen indicar presencia de líquido, irregularidades, formación de espolones, estrechamiento y cambios en
la estructura de las articulaciones.
La tomografía computadorizada muestra en detalle un plano específico del hueso afectado y puede revelar
tumores del tejido blando o lesiones en ligamentos o tendones. Es útil para identificar la localización o extensión
de fracturas en áreas difíciles de definir (p. ej., acetábulo). Los estudios se realizan con contraste y sin éste y
duran por lo menos una hora.
La resonancia magnética con imagen es una técnica extracorporal especifica de imagen que utiliza campos
magnéticos, ondas de radio y computadora para demostrar anormalidades (p. ej., tumores o estrechamiento de
las vías hísticas a través del hueso) de tejido blando, como músculo, tendón y cartílago. Puesto que se utiliza un
electroimán, los pacientes con cualquier implante metálico, soportes o marcapasos no son candidatos para este
procedimiento. Hay que eliminar la joyería. Los pacientes que experimentan claustrofobia son incapaces de
tolerar el confinamiento en la cámara de resonancia magnética a menos que se les aplique un sedante.
La angiografía es el estudio de las estructuras vasculares; la arteriografía, del sistema arterial. Se inyecta un
medio de contraste radiopaco en la arteria seleccionada y se toman películas seriadas del sistema arterial en
estudio. El procedimiento es útil para determinar la perfusión arterial y ayudar a determinar la cantidad de una
extremidad que hay que amputar. Después del procedimiento, el paciente debe guardar cama de 12 a 24 h para
prevenir hemorragias en el sitio de punción arterial. La enfermera vigila los signos vitales, el sitio de punción
para detectar hinchazón, sangrado y hematoma y la extremidad distal para circulación adecuada.
La angiografía de sustracción digital utiliza la tecnología de la computación para demostrar el sistema
arterial por un acceso con sonda venosa.
El venograma es un estudio del sistema venoso que se utiliza con frecuencia para detectar trombosis venosa.
La mielografia es la toma de radiografías después de la inyección de un medio de contraste en el espacio
subaracnoideo de la porción lumbar de la columna vertebral y se realiza para diagnosticar hernias de discos
intervertebrales, estenosis espinal (estrechamiento del conducto vertebral) o el sitio de un tumor. (Esta técnica
se explica en el apartado de mielografía del cap. 58.)
La discografía es el estudio de los discos intervertebrales con la inyección de un medio de contraste en ellos y
observación de su distribución.
La artrografía consiste en la inyección de una sustancia radiopaca o aire en la cavidad articular, con el fin de
delinear los tejidos blandos y el contorno de la articulación. Esta se lleva a su arco de movimiento al tiempo que
se toma un conjunto de radiografías. Se trata de una técnica útil para identificar el desgarro agudo o crónico de
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la cápsula articular o los ligamentos de sostén en rodillas, hombros, tobillos, caderas o muñecas. (Si hay
desgarro, el medio de contraste sale de la articulación y se observa en la radiografía.) Después del artrograma,
se inmoviliza la articulación por 12 a 24 h y se aplica un vendaje elástico de compresión según se prescriba. Se
proporcionan las medidas de comodidad prescritas.
OTROS ESTUDIOS
Para obtener líquido sinovial y examinarlo o aliviar el dolor producido por derrame, se lleva a cabo una
artrocentesis (aspiración de la articulación). Mediante técnicas asépticas, el médico inserta una aguja en la
articulación y aspira líquido, después se aplica un apósito estéril.
En condiciones normales, el líquido sinovial es transparente y de color paja, además de que su volumen es
escaso. Se examina al macroscopio su volumen, color, claridad, viscosidad y formación del coágulo de mucina,
y al microscopio para el recuento y tipos celulares, tinción con el método de Gram y elementos formados de la
sangre. El examen de este líquido es útil para el diagnóstico de la artritis reumatoide y otras artropatías
inflamatorias, además de que indica la presencia de hemartrosis o hemorragia en la cavidad articular, que
apunta a traumatismos o tendencias hemorrágicas.
La artroscopia es un procedimiento endoscópico que permite la observación directa del interior de una articulación. Se realiza en quirófano, en condiciones de asepsia quirúrgica, después de la inyección de un anestésico
local en la articulación o la inducción de anestesia general. La técnica consiste en introducir una aguja de gran
calibre y distender la articulación con solución salina. Acto seguido, se introduce el artroscopio y se observa la
articulación, como la de la rodilla, incluida cápsula sinovial, superficies articulares y estructuras afines. Después
del procedimiento, se coloca un apósito estéril sobre la herida de la punción. La articulación se cubre con una
venda elástica para controlar la hinchazón. Además, puede aplicarse hielo para controlar el edema y reducir las
molestias.
Por lo general, la articulación se mantiene en extensión y elevada para reducir la inflamación y se vigila la
función neurovascular. Se aconseja al paciente que limite las actividades después del procedimiento. Se vigila la
función neuromuscular y se prescriben analgésicos para controlar las molestias. Las complicaciones, que son
raras, abarcan infección, hemartrosis, tromboflebitis, rigidez articular y prolongación de la cicatrización de la
herida.
La gammagrafía ósea indica el grado en que la matriz ósea absorbe un radioisótopo afín que se inyecta en el
sistema. El rastreo se hace de 4 a 6 h después de inyectar el isótopo. El grado de absorción guarda relación con
el metabolismo de los huesos. Es anormalmente alto en presencia de osteopatías primarias (como el
osteosarcoma), metástasis óseas, osteopatías inflamatorias (como la osteomielitis) y ciertos tipos de fracturas.
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No hay restricción de actividades relacionada con el estudio; para aumentar la excreción del isótopo, se anima al
paciente a que beba líquidos en abundancia. No se programan otras pruebas radionúclidas por uno o dos días.
La termografía mide el grado de calor radiado por la superficie de la piel; es posible evaluar trastornos
inflamatorios como artritis, infecciones y neoplasias. Se emplean estudios seriados para documentar los
episodios inflamatorios y la respuesta del paciente a la terapia de fármacos antiinflamatorios.
La electromiografía aporta información sobre el potencial eléctrico de músculos y nervios que se distribuyen
en ellos. Sirve para determinar las anormalidades fisiológicas de la unidad motora. Se colocan electrodos de
aguja en el interior de los músculos seleccionados y se registran las respuestas a los estímulos eléctricos en un
osciloscopio. Después del estudio, se aplican compresas calientes para aliviar las molestias residuales.
La absorciometría fotónica sencilla y doble consiste en un par de estudios sin penetración corporal con que
se determina el contenido mineral de los huesos del carpo o vértebras. Puede vigilarse la progresión de la
osteoporosis con esta variante de densitometría.
La biopsia suele realizarse para determinar estructura y composición del tejido óseo, con lo que se facilita el
diagnóstico de enfermedades específicas. Se debe vigilar el sitio de la biopsia para detectar edema, sangrado y
dolor, que se controlan con aplicación de hielo y analgésicos.
ESTUDIOS DE LABORATORIO
El examen de sangre y orina proporciona información con respecto al problema musculoesquelético primario
(enfermedad de Paget), el desarrollo de una complicación (infección), datos básicos para instituir tratamiento
(terapia anticoagulante) y respuesta al tratamiento. La hematimetría completa brinda información
concerniente a la hemoglobinemia, que suele disminuir después de la hemorragia que acompaña a ciertos
traumatismos, así como la cuenta leucocitaria. Antes de la operación se realizan estudios de coagulación para
identificar tendencias hemorrágicas, ya que el tejido óseo es muy vascular.
Los estudios de química sanguínea proporcionan datos acerca de la amplia variedad de trastornos
musculoesqueléticos. La concentración de calcio en suero se altera en la osteomalacia, función paratiroidea,
enfermedad de Paget, tumores óseos metastásicos e inmovilización prolongada. Los valores de fósforo en suero
están inversamente relacionados con los de calcio y disminuyen en el raquitismo asociado a síndrome de
malabsorción. En la enfermedad de Paget y el cáncer metastásico se elevan los niveles de fosfatasa ácida. La
fosfatasa alcalina aumenta durante la cicatrización de la fractura y en enfermedades con actividad osteoblástica
elevada (p. ej., tumores óseos metastásicos). El metabolismo óseo puede evaluarse por estudios de tiroides y
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determinación de calcitonina, hormona paratiroidea (PTH) y valores de vitamina D. Los valores en enzimas
séricas de cinasa de creatina y transaminasa sérica glutámica oxalacética (SGOT) se elevan con el daño muscular. La aldolasa se eleva en enfermedades musculares (como distrofia muscular y necrosis musculoesquelética).
Los niveles de calcio en orina aumentan con la destrucción ósea (disfunción paratiroidea, tumores óseos
metastásicos, mieloma múltiple).
VALORACIÓN DE ENFERMERÍA Y CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS
La valoración del estado funcional del paciente y las necesidades asistenciales son una parte integral de la
valoración de enfermería; los diagnósticos asistenciales y el plan de cuidado se desarrollan y modifican de
acuerdo a las necesidades del paciente.
Al inicio, el problema musculoesquelético requiere apoyo y cuidado de enfermería durante el periodo de los
exámenes y pruebas. Habrá necesidad de preparación física y psicológica; la enseñanza al paciente antes de las
pruebas (qué se va a hacer; por qué se va a hacer; qué puede esperar el paciente de la experiencia, incluyendo
sensaciones táctiles, visuales y auditivas; y qué participación se espera de él) reducen la ansiedad y capacitan al
enfermo para que tenga una participación activa en sus cuidados.
El diagnóstico y el régimen terapéutico prescrito afectan la asistencia de enfermería. El plan asistencial refleja
las medidas necesarias para facilitar la resolución de los problemas y la conservación de la salud.
La valoración de enfermería hace factible la identificación de los problemas de salud que pueden mejorarse con
las intervenciones. Entre los diagnósticos de enfermería comunes en pacientes con trastornos musculoesqueléticos
se incluyen los siguientes:
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Limitación de la movilidad física
Dolor
Riesgo de daño a la integridad de la piel
Riesgo de síndrome por desuso
Riesgo de disfunción neurovascular periférica
Perfusión alterada al tejido periférico
Déficit de cuidados personales
Déficit de conocimientos sobre la enfermedad y el régimen terapéutico
Riesgo de lesión
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Alteración del desempeño de funciones
Alteración de la autoestima
Alteración de la imagen corporal
Ineficacia en la adaptación o resolución de problemas
Sensación de impotencia
Alteración de la vida familiar
Riesgo de infección
Estreñimiento
Alteración de los hábitos de sueño
Déficit de actividades recreativas
Alteración nutricional: ingresos menores de los que se requieren
En colaboración con el paciente, los objetivos de salud y las estrategias de enfermería se plantean para resolver
los diagnósticos de enfermería identificados.
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CAPÍTULO 62
MODALIDADES TERAPÉUTICAS PARA PACIENTES CON DISFUNCIÓN
MUSCULOESQUELÉTICA
CONTENIDO DEL CAPÍTULO
Generalidades del proceso de enfermería
Asistencia de pacientes enyesados
Tipos de enyesados
Materiales para los enyesados
Férulas y ortosis
PROCESO DE ENFERMERÍA: pacientes enyesados
Enyesados para el brazo
Enyesados para la pierna
Enyesados para el tronco o en espiga
Fijadores externos
Asistencia de pacientes sometidos a tracción
Tipos de tracción
Principios de la tracción eficaz
PROCESO DE ENFERMERIA: pacientes sometidos a tracción
Aplicaciones especificas de la tracción
Asistencia de pacientes sometidos a cirugía ortopédica
Tipos de cirugía
PROCESO DE ENFERMERÍA: cuidados preoperatorios del paciente sometido a cirugía ortopédica
PROCESO DE ENFERMERÍA: cuidados posoperatorios del paciente sometido a cirugía ortopédica
Cirugía de reconstrucción articular
Reemplazo de articulaciones
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GENERALIDADES DEL PROCESO DE ENFERMERÍA
Valoración inicial
La valoración inicial de enfermería de los pacientes con disfunción musculoesquelética incluye la evaluación del
impacto de dicha disfunción en el sujeto. Lo que interesa es ayudarlo a conservar el estado general de salud,
realizar las actividades cotidianas y adaptarse a las modalidades terapéuticas. Hay que garantizar la homeostasis
general, alentar la nutrición óptima y prevenir los problemas relacionados con la inmovilidad. Mediante un plan
individualizado, la enfermera ayuda al paciente a alcanzar un nivel máximo de salud.
ENTREVISTA INICIAL
En la entrevista inicial, la enfermera obtiene una impresión general del estado de salud del paciente; recopila
datos subjetivos con respecto al inicio del problema y cómo se trató en ese punto y las percepciones y expectativas del enfermo relacionadas con los problemas de salud que afectan la restauración de la misma. La presencia de otros trastornos (como diabetes, cardiopatías, infecciones de vías respiratorias superiores) debe tomarse
en cuenta durante la elaboración del plan asistencial. Los antecedentes de uso de medicamentos y respuesta a
los analgésicos facilitan la planeación de los regímenes medicamentosos.
Hay que tomar nota de las alergias, incluyendo el tipo de reacción que ha surgido. También se evalúa el consumo de tabaco, alcohol u otras sustancias a las que esté habituado, a fin de evaluar sus efectos en las necesidades
del individuo. Las anotaciones sobre la capacidad de aprendizaje, situación socioeconómica y ocupación actual
del sujeto, son necesarias para la planeación de su regreso al hogar y de la rehabilitación. La enfermera agrega
otros datos a los derivados de la entrevista inicial, conforme convive con el enfermo. Estos datos permiten el
ajuste del plan asistencial individualizado.
VALORACIÓN FÍSICA
La enfermera está interesada en identificar las habilidades funcionales del paciente y en determinar los efectos
de cualquier incapacidad y del tratamiento médico en la habilidad del paciente para cumplir sus necesidades de
manera eficaz, así como en la capacidad del paciente para realizar actividades de la vida diaria. Una inspección
general del cuerpo revela cualquier deformidad grave, asimetría de contornos o tamaño, inflamación, contusiones o maceración de la piel. Observar la postura, movimiento y modo de andar del paciente proporciona información con respecto a alteraciones en la capacidad para moverse, existencia de molestias o presencia de movimientos involuntarios (fasciculaciones o temblores) (véase cap. 61).
Se toma en cuenta cualquier desviación fuera de lo normal. Se establece una base para anotar y evaluar los
cambios en las capacidades de la persona.
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DATOS SUBJETIVOS DE LA VALORACIÓN
Durante la entrevista y examen físico, el paciente suele indicar la presencia de dolor, sensibilidad, rigidez y otras
sensaciones anormales. Esta información se debe registrar y evaluar.
DOLOR
La mayoría de las personas que sufren enfermedades o traumatismos de músculos, huesos y articulaciones
experimenta dolor. Por lo general, el dolor óseo se describe como una molestia sorda y profunda que resulta
casi insoportable, en tanto que el dolor muscular se acompaña de sensaciones de rigidez y sensibilidad anormal, y con frecuencia se denomina “calambre”. El dolor por fracturas es agudo y penetrante y se alivia con la
inmovilización. También puede haber dolor agudo por infecciones óseas, con espasmo muscular o presión
sobre una terminación nerviosa sensorial.
Por lo regular, el dolor musculoesquelético se alivia con el reposo. Si aumenta con la actividad, suele indicar
desgarro de la cápsula articular o esguince, al tiempo que el dolor de intensidad creciente apunta al progreso de
un trastorno infeccioso (osteomielitis), un tumor maligno o complicaciones vasculares. El dolor que se irradia
aparece en trastornos en que se ejerce presión sobre una raíz nerviosa. El dolor es un síntoma variable cuya
evaluación y asistencia de enfermería deben individualizarse.
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¿Qué hacía el paciente antes de que surgiera el dolor?
¿Es correcta la alineación corporal?
¿Hay presión por tracción, sábanas, enyesados u otros dispositivos u objetos?
¿Hay tensión sobre la piel, en el sitio del dolor?
¿Puede identificar la localización del dolor?
¿Cómo describe el dolor?
¿Qué tan intenso es el dolor? (p. ej., pida al paciente que califique la intensidad del dolor en una escala
del 0 al 10, siendo este último el peor posible
¿De qué manera surgió?
¿Se irradia? En caso afirmativo, ¿en qué dirección?
¿Hay dolor en otras partes del cuerpo?
¿Cuáles son las características del dolor (agudo, sordo, insoportable, que se alivia, palpitante o tipo cólico)?
¿Es constante?
¿Qué lo alivia?
¿Qué lo empeora?
¿El paciente se siente más molesto cuando está demasiado cansado por falta de sueño, estímulos excitantes
o exceso de actividad?
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El dolor y otras molestias son importantes para el paciente y es necesario su tratamiento satisfactorio. No sólo
causa agotamiento sino que su duración prolongada puede hacer que el sujeto se vuelva cada vez más
dependiente y preocupado.
Alteración de sensaciones
Los trastornos sensoriales guardan relación frecuente con los musculoesqueléticos. El paciente suele describir
parestesias (sensaciones de hormigueo o dolor quemante) y entumecimiento, que pueden deberse a presión
sobre nervios o trastornos circulatorios. El edema de tejidos blandos o traumatismo directo de los mismos
puede alterar su función. La valoración del estado neurovascular del área musculoesquelética afectada
aporta información útil para el tratamiento. La pérdida funcional puede resultar de los trastornos nerviosos y
circulatorios en todo el sistema musculoesquelético. La valoración del estado neurovascular del área
musculoesquelética afectada proporciona información para planear las intervenciones.
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¿Hay sensaciones anormales o entumecimiento?
¿Cuándo comenzaron? ¿Empeoran?
¿Hay también dolor?
¿Qué color tiene la parte situada de manera distal a la afectada? ¿Está pálida, ceniza o cianótica?
¿Hay pulsos distales al área afectada?
¿Es rápido el llenado capilar? (Se aprieta ligeramente la uña, hasta que se pone blanca; se libera la presión
y se observa el tiempo que tarda en volver el color normal, en general, al cabo de 3)
¿Están intactas las fibras motoras del nervio? ¿Puede el paciente mover la parte inervada?
¿Hay edema?
¿Hay alguna prenda o dispositivo constrictor que cause la compresión nerviosa o vascular?
¿Los síntomas disminuyen al elevar la parte afectada o al modificar la posición?
DIAGNÓSTICO
Diagnósticos de enfermería
Según los datos de la valoración inicial, entre los diagnósticos de enfermería principales suelen incluirse:
• Ansiedad por los cambios de la integridad corporal
• Déficit de conocimientos acerca del régimen terapéutico
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• Dolor relacionado con el trastorno musculoesquelético
• Perfusión alterada del tejido periférico por las reacciones fisiológicas a la lesión, inflamación o aumento de
presión en un espacio cerrado (compartimiento muscular, apósito apretado o enyesado)
• Limitación de la movilidad física por el trastorno musculoesquelético
PLANEACIÓN Y EJECUCIÓN
Objetivos. Entre los objetivos principales para personas con disfunción musculoesquelética suelen incluirse
disminución de la ansiedad, comprensión del régimen terapéutico, alivio del dolor, mantenimiento de una
perfusión hística adecuada y mejoría de la movilidad física.
Intervenciones de enfermería
Disminución de la ansiedad. Los trastornos musculoesqueléticos pueden deberse a lesiones traumáticas
agudas o ser de carácter persistente, recurrente o crónico. Sus efectos psicológicos y socioeconómicos causan
diversas reacciones en el paciente y es preciso que la enfermera le ayude a resolver o adaptarse a los problemas
relacionados con la disfunción musculoesquelética y los tratamientos correspondientes.
Muchos de los sujetos con trastornos musculoesqueléticos están ansiosos y sufren dolor. Experimentan una
singular mezcla de temor y anticipación antes de que se inicie el tratamiento definitivo. Quienes sufren
incapacidades de larga duración con frecuencia se han sometido a varias operaciones reconstructivas; están
familiarizados con las rutinas de los hospitales y les preocupa el resultado final de la intervención. Su paciencia
y esperanza suelen ser limitadas. Los pacientes con problemas musculoesqueléticos necesitan una enfermera
comprensiva y que los apoye (véase Plan Asistencial 10-1, cuidado del paciente con ansiedad).
Educación del paciente y consideraciones sobre la atención en casa. El paciente enterado de lo
que significa un trastorno musculoesquelético entiende mejor las alternativas de tratamiento. La información
relativa a lo que debe esperar durante éste y después del mismo alienta su participación en el tratamiento.
Cuando sea posible, hay que proporcionarle datos específicos sobre el equipo que se planea usar (enyesados y
equipo de tracción), auxiliares de la movilidad (trapecio, andadera o muletas), ejercicios (isométricos del
cuadríceps, respiración profunda) y medicamentos (analgésicos y antibióticos). En ocasiones, los pacientes
pueden llevar acabo prácticas de recuperación, como caminar con muletas, antes de ser sometidos a la cirugía
y de que realmente las necesiten. Antes de ser dados de alta, deben recibir instrucciones explícitas para
continuar con la atención en casa. A menudo es útil proporcionárselas por escrito para que puedan revisarlas
más adelante. No es suficiente con decirle “tómelo con calma”. Necesitan estar conscientes de cualquier signo
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o síntoma desfavorable que deban informar al médico, así como de la importancia de las citas de seguimiento.
Si tienen dificultades, deben saber dónde y cómo obtener ayuda. La enfermera es la principal responsable de
educar a estos pacientes antes que salgan del hospital (véase cap. 18).
Alivio del dolor. Las personas con problemas óseos y articulares suelen padecer dolor intenso. Es frecuente
que quienes son sometidos a cirugía correctiva de trastornos del pie estén mucho más molestos que aquellos
que se someten a una operación abdominal extensa. Los narcóticos y otros fármacos o medidas antálgicas se
administran en la forma prescrita, tomando en consideración el tipo y sitio del trastorno musculoesquelético,
así como la edad del sujeto. En general, las reacciones de los pacientes ancianos a los medicamentos contra
el dolor deben ser vigiladas estrechamente por los cambios farmacocinéticos relacionados con la edad y la
excreción demorada de los mismos.
El dolor es resultado de un problema musculoesquelético primario o trastornos relacionados (p. ej., presión
sobre prominencias óseas, espasmo muscular, inflamación). La presión prolongada sobre prominencias óseas,
como el talón, cabeza del peroné y tuberosidad de la tibia, suelen causar un dolor quemante. La interrupción de
la presión alivia el dolor y previene lesiones hísticas adicionales.
El espasmo muscular es otra causa de dolor. Cuando un músculo sufre lesiones, su respuesta natural es
la contracción para inmovilizar y proteger el área lesionada. La contracción muscular duradera es dolorosa.
Suelen emplearse técnicas de relajación, tracción o medicamentos para disminuir el dolor derivado de
espasmo. Por lo regular, la inflamación puede controlarse y se evita el síndrome del compartimiento (véase
apartado Síndrome del compartimiento en este mismo cap.) elevando la parte lesionada y aplicando de manera
intermitente un apósito de hielo en la lesión por 20 a 30 minutos.
En el capítulo 13 se presenta información adicional y guías para la asistencia de enfermería en el paciente con
dolor.
Mejoramiento de la perfusión hística. A menudo, la lesión musculoesquelética se acompaña de
inflamación. La enfermera debe vigilar con frecuencia la perfusión hística periférica. Se evalúa el aporte
sanguíneo por determinación del llenado capilar en el lecho ungueal. Además, si hay menor perfusión hística,
la piel se siente fría al tacto y aparece oscura, pálida o azul. Las funciones sensorial y motora pueden estar
alteradas o disminuidas. Si la inflamación se presenta en un espacio confinado (enyesado, apósito apretado,
vaina de la aponeurosis muscular), se desarrolla el síndrome del compartimiento. La presión hística
puede estar elevada y se valora directamente con un aparato especial para ello (fig. 62-1). Si el síndrome del
compartimiento no se detecta y se trata, produce dolor muy agudo, pérdida de movimiento y función sensorial
por anoxia hística. La hinchazón se controla levantando el área afectada al nivel del corazón y aplicando frío de
manera intermitente.
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Mejoría de la movilidad. La inmovilidad requerida
con algunas modalidades terapéuticas no debe
originar deterioro innecesario. Durante el periodo de
tratamiento, la atención de la enfermera se centra en la
conservación de la salud y, en última instancia, en
la restauración funcional del músculo y el hueso
lesionados. Ejercitar los músculos y articulaciones no
inmovilizados ayuda a conservar su fuerza y función,
minimiza el deterioro cardiovascular y previene la
osteoporosis por desuso. Los ejercicios isométricos
de las extremidades inmovilizadas son útiles para Fig. 62-1. Aditamento para vigilar la presión hística. (Cortesía
de Stryker Surgical.)
conservar la fuerza muscular.
Los pacientes que participan en actividades cotidianas y de cuidado personal tienen una sensación de
independencia y triunfo. La coordinación de las intervenciones de enfermería con los métodos terapéuticos
especiales (p. ej., fisioterapia o terapia ocupacional) facilita el aprendizaje y práctica de los regímenes de
tratamiento al paciente. Debe subrayarse lo que puede hacer éste dentro de los límites de las modalidades
terapéuticas.
VALORACIÓN
Resultados esperados
1. El paciente demuestra ansiedad mínima
a. Parece relajado y tiene confianza en sus habilidades
b. Emplea estrategias de adaptación eficaces
c. Participa en sus propios cuidados
2. El paciente expone un plan de asistencia continua
a. Describe el régimen terapéutico planeado
b. Señala los signos y síntomas que debe mencionar al médico
c. Concierta citas para atención de seguimiento
3. El paciente logra alivio del dolor
a. Controla las molestias con la ingestión ocasional de medicamentos
b. Se mueve con molestias mínimas
c. Utiliza diversas posiciones para aumentar su comodidad
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4. El paciente mantiene la perfusión hística adecuada
a. Controla la inflamación
b. Demuestra un llenado capilar normal
c. Informa sensaciones normales
d. Demuestra función motora
5. El paciente demuestra mejoría de su movilidad física
a. Realiza las actividades de transferencia solo o con ayuda mínima
b. Participa en las actividades cotidianas
c. Utiliza de manera segura los auxiliares de la movilidad
ASISTENCIA DE PACIENTES ENYESADOS
Un enyesado es un dispositivo externo y rígido de inmovilización que se moldea a los contornos del cuerpo en
que se aplica. Su finalidad es inmovilizar la parte corporal en una posición especifica y aplicar presión uniforme
sobre los tejidos blandos que rodea. Suele emplearse para inmovilizar una fractura reducida, corregir una
deformidad, aplicar presión uniforme en los tejidos blandos subyacentes o brindar apoyo y estabilidad a articulaciones debilitadas. En general, los enyesados permiten la movilización del paciente restringiendo los movimientos de la parte corporal respectiva.
Tipos de enyesados
El padecimiento que se intenta tratar influye en el tipo y grosor del enyesado que se aplica. En términos
generales, se incluyen debajo del vendaje las articulaciones proximal y distal inmediatas al área que se pretende
inmovilizar. Sin embargo, con algunas fracturas la estructura y moldeo del enyesado permiten movimientos de
una articulación al tiempo que inmovilizan la fractura (p. ej., la fijación de tres puntos en los enyesados del
tendón rotuliano con apoyo de peso). En la figura 62-2 se ilustran algunos tipos de enyesados cilíndricos y las
áreas en que son frecuentes los problemas derivados de presión.
Enyesado corto del brazo: se extiende desde un punto situado por debajo del codo hasta la cresta proximal
y se fija en la base del pulgar. Si este último queda incluido, se conoce con el nombre de enyesado de guantelete
o en espiga del pulgar.
Vendaje largo del brazo: se extiende desde un punto proximal al pliegue axilar hasta la cresta palmar
proximal; por lo común se inmoviliza el codo en ángulo recto.
Enyesado corto de la pierna: abarca desde un punto distal a la rodilla hasta la base de los dedos del pie. Este
último está en ángulo recto, en posición neutral.
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Enyesado largo de la pierna: abarca desde la unión de los tercios medio y superior del muslo hasta la base
de los dedos del pie. La rodilla puede estar levemente doblada.
Enyesado para caminata: se trata de un enyesado corto o largo de la pierna que se refuerza para mayor
resistencia. Suele incluir un talón para caminar.
Enyesado del tronco: rodea por completo la parte corporal indicada por su nombre.
Enyesado en espiga: abarca una porción del tronco y una o las dos extremidades (enyesado en espiga sencilla
o doble).
Enyesado del hombro en espiga: cubre el tronco, hombro y codo.
Enyesado de la cadera en espiga: envuelve el tronco y una o las dos extremidades inferiores.
Fig. 62-2. Áreas de presión en los diferentes tipos de enyesados. (suddarth DS. The
Lippincott Manual of Nursing Practice, 5ª. Ed. Filadelfia, JB Lippincott, 1991.)
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Materiales para los enyesados
Yeso. En forma tradicional, los enyesados se elaboran a base del material que les da nombre, el yeso. Se trata
de vendajes enyesados que se moldean fácilmente según los contornos corporales. En su elaboración, se
impregnan rollos de crinolina con sulfato anhidro de calcio en polvo (cristales de yeso). Al humedecerlos, tiene
lugar una reacción de cristalización y se emite calor (reacción exotérmica).
• El calor emitido durante esta reacción puede ser molesto para el paciente. Por tanto, debe emplearse
agua fría.
• Es preciso exponer el enyesado para facilitar al máximo la disipación del calor. La mayor parte de los
enyesados se enfría después de unos 15 minutos.
La cristalización hace que el enyesado se convierta en un apósito rígido. La velocidad con que ocurre la reacción
varía desde unos cuantos minutos, de 15 a 20. El ortopedista decide qué velocidad es la apropiada para el
enyesado que se aplique. Una vez que cristaliza el enyesado, continúa húmedo y hasta cierto punto suave; no
adquiere su resistencia máxima en tanto no seque. Mientras conserva la humedad, es fácil producir depresiones
si se manipula con las yemas de los dedos en vez de las palmas de las manos o se permite que se apoye en
superficies duras o bordes afilados. Estas depresiones originan áreas de presión sobre la piel, por debajo del
enyesado. Se requieren 24 a 72 h para que seque el enyesado, tiempo que depende del grosor del mismo y las
condiciones de humedad ambiental. Un enyesado recién aplicado debe estar expuesto al aire circulante para
que seque. La ropa o sábanas de cama restringen el escape de humedad. Los enyesados secos son de color
blanco, brillantes, resonantes, inodoros y firmes; los que todavía están húmedos tienen color grisáceo y aspecto
mate, producen un sonido sordo a la percusión, se sienten húmedos a la palpación y tienen un olor musgoso.
Otros materiales distintos al yeso. Generalmente se denominan enyesados de fibra de vidrio y se trata de
materiales de poliuretano activado por agua que tienen la flexibilidad del enyesado tradicional y las ventajas
adicionales de ser de bajo peso, mayor resistencia, impermeables y durables. Se elaboran a base de una tela no
absorbente de tejido abierto que se impregna con materiales de endurecimiento, mismos que alcanzan su
rigidez y resistencia máxima en minutos.
Estos enyesados son porosos y, por tanto, provocan menos trastornos a la piel. No se reblandecen al mojarse, lo
que posibilita la hidroterapia. En caso de que se humedezcan, se secan con una secadora para pelo que genere
una corriente de aire frío. Es importante secarlos bien, para prevenir la maceración de la piel.
Férulas y ortosis
Las férulas de yeso o materiales termoplásticos flexibles que se moldean según los contornos corporales suelen
emplearse en padecimientos que no requieren la inmovilización absoluta o en que se prevé la aparición de
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edema. Estos dispositivos deben proporcionar el grado adecuado de inmovilización y se diseñan a manera de
brindar sostén a la parte corporal en una posición funcional. Las férulas deben estar bien acojinadas para
prevenir la presión, abrasión y maceración de la piel. Antes de sujetar la férula con un vendaje elástico, se
permite la disipación del calor asociado con la reacción de cristalización del yeso. Este se coloca en forma de
espiral y la presión se aplica de manera uniforme, de modo que no se restrinja la circulación. El personal de
enfermería debe evaluar con frecuencia el estado circulatorio de las extremidades en que se colocan férulas.
Se pueden emplear dispositivos de inmovilización suaves para brindar apoyo a una parte corporal lesionada. Es
común que la extremidad se envuelva con un vendaje elástico y después se inmovilice con un dispositivo acojinado
y adaptado a los contornos corporales. No se logra inmovilización rígida. Sin embargo, esto facilita los cuidados
de la piel y ajustes necesarios con la aparición del edema.
Los dispositivos ortopédicos (ortosis) para uso a largo plazo se diseñan a modo de brindar apoyo, control de
movimientos y prevención de lesiones adicionales. Se elaboran a la medida de las diversas partes corporales,
como la cara posterior de la pierna. Las ortosis pueden fabricarse con materiales plásticos, metal y cuero. El
especialista en su elaboración hace las adaptaciones necesarias para su ajuste y colocación adecuados, así como
para que permita la movilidad prescrita. La enfermera ayuda al paciente en el aprendizaje de la aplicación del
dispositivo y de la forma de proteger la piel contra irritación y maceración. También evalúa la integridad
neurovascular y la comodidad del paciente durante el uso del dispositivo. Es necesario alentarlo para que utilice
el dispositivo en la forma prescrita, de modo que el especialista pueda hacer los ajustes necesarios para
aumentar la comodidad y disminuir las complicaciones relacionadas con su uso a largo plazo.
PROCESO DE ENFERMERÍA
Pacientes enyesados
VALORACIÓN INICIAL
Antes de la aplicación del yeso, la enfermera completa una evaluación de la salud general del paciente, signos y
síntomas presentes, estado emocional, comprensión de la necesidad del enyesado y condición de la parte del
cuerpo que se va a inmovilizar. La valoración física de la parte inmovilizada debe incluir el estado neurovascular,
grado y localización de inflamación, contusiones y presencia de abrasiones o laceraciones en la piel.
Diagnóstico
DIAGNÓSTICOS DE ENFERMERÍA
Según los datos de valoración, los diagnósticos principales de enfermería incluyen:
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Deficiencia de conocimientos acerca del régimen de tratamiento
Dolor relacionado con el proceso patológico
Daño a la movilidad física por el enyesado
Deficiencia en los cuidados personales: alimentación, baño e higiene, vestido y arreglo personal, o uso del
sanitario debido a la restricción del arco de movimiento
• Alteración de la integridad de la piel por laceraciones y abrasiones
• Perfusión alterada al tejido periférico quizá relacionada con las respuestas fisiológicas a la lesión o a la
restricción del enyesado
PROBLEMAS CONCOMITANTES / POSIBLES COMPLICACIONES
Según los datos de valoración, las posibles complicaciones que se pueden presentar incluyen:
• Síndrome del compartimiento
• Ulceras por presión
• Síndrome por desuso
Planeación y ejecución
Objetivos. Los objetivos principales del paciente enyesado incluyen conocimiento del régimen de tratamiento,
alivio del dolor, mejoramiento de la movilidad física, obtención de un nivel máximo de cuidados personales,
cicatrización de laceraciones y abrasiones, mantenimiento de una perfusión hística adecuada y ausencia de
complicaciones.
INTERVENCIONES DE ENFERMERÍA
Comprensión del régimen de tratamiento. Antes de la aplicación de un enyesado, el paciente necesita
información con respecto al problema patológico y el propósito, así como expectativas, del régimen de
tratamiento prescrito. Este conocimiento facilita la participación activa del enfermo y el acatamiento del
programa de tratamiento. Es importante prepararlo para la aplicación del enyesado al describirle como se verá,
sonidos y sensaciones anticipadas (p. ej., calor por la reacción de endurecimiento del yeso). El paciente necesita
saber qué esperar durante la aplicación (véase Pautas de enfermería 62-1) y que la parte del cuerpo quedará
inmovilizada después del enyesado.
Alivio del dolor. El dolor asociado a problemas musculoesqueléticos se debe evaluar con cuidado. Se pide al
paciente que indique el sitio exacto y que describa el carácter e intensidad del dolor para determinar su causa.
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El dolor puede ser indicativo de complicaciones: maceración de la piel debida a presión en los tejidos o
prominencias óseas o síndrome del compartimiento debido a alteración de la circulación. El dolor grave sobre
una prominencia ósea advierte de una úlcera por presión inminente. El dolor disminuye cuando ocurre la
ulceración. La molestia debida a la presión en la piel se alivia por elevación, que controla el edema, y por
cambios de posición que alteran la presión, o quizá requiera modificación del enyesado o un nuevo enyesado
por el médico. El dolor asociado con el síndrome del compartimiento es implacable y no se controla por
modalidades como elevación, aplicación de frío o las dosis comunes de analgésicos. Debido al riesgo de
complicaciones, las quejas de molestias no deben pasarse por alto. El dolor debido al proceso de la enfermedad
(p. ej., fracturas) se controla frecuentemente con inmovilización. El dolor debido a edema por traumatismo,
cirugía o hemorragia dentro de los tejidos se controla por elevación y, si está prescrita, por aplicación de frío
intermitente. Las bolsas de hielo (de una tercera parte a una mitad llena) o aditamentos de aplicación de
enfriamiento se colocan a cada lado del enyesado, si está prescrito, asegurándose que no ocurran depresiones
en el enyesado.
• La mayor parte de las ocasiones el dolor se alivia por elevación de la parte afectada, aplicación de hielo
según se prescriba y las dosis comunes de analgésicos prescritos.
• Las quejas de dolor del paciente enyesado nunca deben ignorarse; hay que sospechar una úlcera por
presión o problemas de perfusión hística.
• El dolor que no se alivia debe comunicarse de inmediato al médico para evitar posible necrosis y parálisis
Mejoría de la movilidad. Cada articulación que no esté inmovilizada debe ejercitarse y moverse en su arco
de movimiento para mantener la función. Si el paciente tiene una pierna enyesada, se alientan los ejercicios del
pie. Si tiene un brazo enyesado, se recomiendan los ejercicios de los dedos. Se le anima a que participe de
manera activa en sus cuidados y que utilice con seguridad dispositivos de apoyo.
Obtención de un grado máximo de cuidado personal. Se presentan deficiencias cuando se inmoviliza
una parte del cuerpo, lo que reduce la capacidad de cuidarse a sí mismo. La enfermera debe ayudar al paciente
a identificar las áreas de deficiencia de cuidado personal e idear mecanismos para aumentar la independencia
en actividades de la vida diaria. La participación del enfermo en la planeación y ejecución de actividades diarias
es importante para fomentar el cuidado personal, independencia, mantenimiento de control y evitar una
reacción psicológica desagradable, como depresión.
Cicatrización de abrasiones de la piel. Antes de la aplicación de un enyesado, se deben tratar las abrasiones y
laceraciones de la piel para facilitar la cicatrización. Se limpia la piel de manera minuciosa y se trata según la
prescripción; se emplean apósitos estériles para cubrir la piel lesionada; si las heridas de la piel son extensas, se
elige un método alternativo (p. ej., fijador externo) para inmovilizar la parte del cuerpo.
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PAUTAS DE ENFERMERÍA 62-1
Aplicación de un enyesado
Procedimiento
1. Apoyar la parte que se va a enyesar.
2. Colocar y mantener la parte que se va a enyesar en la
posición deseada durante el procedimiento de enyesado.
3. Cubrir al paciente.
4. Lavar y secar la parte enyesada.
5. Colocar un material de malla* (p. ej., tela de punto) sobre la parte
que se va a enyesar.
Aplicar de manera suave y no constrictiva.
Permitir un material adicional.
6. Envolver suavemente rollos rellenos no tejidos, flexibles, y en forma
uniforme alrededor de la parte enyesada.
Utilizar almohadillas adicionales alrededor de las prominencias óseas
(véase fig. 62-2) y surcos nerviosos (p. ej., cabeza del peroné, olécranon).
7. Aplicar yeso u otros materiales en la parte del cuerpo que se va a
enyesar.
Elegir un vendaje del ancho adecuado.
Recubrir dando vueltas a la mitad del ancho del vendaje.
Utilizar movimiento continuo y mantener contacto constante con la
parte corporal.
Utilizar material adicional para enyesado (férulas) en las
articulaciones y en puntos de tensión anticipada por el enyesado.
8. “Terminar” el enyesado:
a. Alisar los bordes
b. Recortar y dar forma con un cuchillo o cortador para yeso.
9. Eliminar las partículas de enyesado de la piel.
10.Apoyar el yeso durante el endurecimiento y secado.
Fundamentos
1. Reduce el movimiento; mantiene la reducción y el alineamiento;
aumenta la comodidad.
2. Facilita el enyesado; reduce la frecuencia de complicaciones (p. ej.,
mala unión, falta de unión, contractura).
3. Evita la exposición indebida; protege otras partes del cuerpo del
contacto con el yeso.
4. Reduce la frecuencia de maceración de la piel.
5. Protege la piel del material de enyesado.
Protege la piel de la presión.
Se dobla sobre los bordes del enyesado cuando termina la aplicación;
crea un borde liso, acolchado; protege la piel de la abrasión.
6. Protege la piel de la presión del enyesado.
Protege la piel en las prominencias óseas.
Protege los nervios superficiales.
7. Crea un enyesado liso, sólido, bien contorneado.
Facilita la aplicación con lisura.
Crea un enyesado liso, sólido, que inmoviliza.
Se forma apropiadamente el enyesado para apoyo adecuado.
Se fortalece el enyesado.
8. Se protege la piel de abrasión.
Se asegura un arco total de movimiento de las articulaciones
adyacentes.
9. Evita que las partículas de yeso se aflojan y deslicen debajo del
enyesado.
10.Los materiales de enyesado endurecen en minutos. La dureza máxima
de los enyesados de otros materiales ocurre en minutos. La dureza
máxima del yeso aparece cuando se seca (24 a 72 h, dependiendo
del grosor del yeso y del ambiente).
Evita la abolladura del enyesado y áreas de presión.
Manejar los enyesados en endurecimiento con las palmas de las manos;
no apoyarlos en superficies duras o en bordes puntiagudos; evitar presión
en el enyesado.
* En los enyesados de materiales distintos al yeso se utilizan
componentes no absorbentes.
Durante el tiempo que esté el enyesado, se observa al paciente en busca de desarrollo de signos sistémicos de
infección, olores del yeso y supuración purulenta que surja del mismo. Si se presentan problemas es necesario
notificar al médico.
Mantenimiento de la perfusión hística adecuada. La inflamación y edema son respuestas naturales del
tejido a traumatismos y cirugía. El paciente quizá se queje de que el enyesado está demasiado apretado. La
insuficiencia vascular y la compresión de nervios debido a inflamación sin alivio reducen el aporte sanguíneo
a una extremidad y producen daño a los nervios periféricos. Por lo general, se controla la extensión de la
inflamación si se eleva el área lesionada. Si no es posible hacerlo, la inflamación ocasiona aumento de la presión
hística, oclusión posterior del aporte sanguíneo y anoxia subsecuente que produce pérdida de tejido nervioso y
muscular. Si ocurre esa complicación se conoce como síndrome del compartimiento.
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Para fomentar la perfusión hística, la enfermera vigila la extremidad afectada en busca de dolor, inflamación,
coloración (palidez o tono azulado), parestesia (hormigueo o adormecimiento), disminución o ausencia de
pulsos, parálisis y enfriamiento de la extremidad. Se evalúan los dedos de manos o pies del miembro enyesado
y se comparan con el miembro opuesto. Los hallazgos normales incluyen molestia mínima, color rosa, calientes
al tacto, una respuesta rápida al llenado capilar, capacidad para mover los dedos de manos o pies y sensaciones
normales. Se exhorta al paciente a que mueva los dedos de manos y pies cada hora para estimular la
circulación.
La inflamación indica edema y retorno venoso reducido; los lechos azulados de las uñas sugieren congestión
venosa. Las falanges blancas y frías sugieren obstrucción arterial; el pulso reducido indica insuficiencia arterial;
las capacidades motoras reducidas y la ocurrencia de parestesia (sensaciones anormales como hormigueo)
indican isquemia nerviosa debida a la presión del tejido o lesión del nervio. Las sensaciones en dedos de manos
y pies y la capacidad para moverlos proporcionan indicadores específicos de la función sensorial y motora. La
sensación normal en los dedos pulgar e índice indica función en la rama sensorial del nervio musculocutáneo
–sexta raíz del nervio cervical. Se pide al paciente que realice dorsiflexión del dedo gordo del pie para facilitar la
evaluación de la función del componente motor del nervio peroneo.
Se puede medir la presión del tejido en forma directa con aditamentos de vigilancia de presión hística cuando el
músculo es accesible (véase fig. 62-1). Hay que efectuar por lo general mediciones indirectas que reflejen la
perfusión hística.
Es esencial el reconocimiento temprano de una circulación y función nerviosa disminuidas con el fin de evitar
pérdida de la función y una posible amputación. Se deben hacer evaluaciones frecuentes y regulares del estado
vascular. Cuando los datos indican probable síndrome del compartimiento (p. ej., dolor progresivo sin alivio,
dolor a la compresión pasiva, parestesia, pérdida motora, pérdida sensorial, enfriamiento, palidez, llenado
capilar lento, sensación de hormigueo), la enfermera debe ajustar la extremidad de manera que no esté más
alta que el nivel del corazón para facilitar la perfusión arterial, notificar al médico en ese momento y anticipar la
liberación de apósitos restrictivos (p. ej., enyesado bivalvo) y posible fasciotomía,
Vigilancia y tratamiento de posibles complicaciones
Síndrome del compartimiento. El síndrome del compartimiento aparece cuando hay aumento de la presión
hística dentro de un espacio limitado (p. ej., yeso, compartimiento muscular) que compromete la circulación y
función del tejido dentro de un área confinada.
• El dolor sin alivio, inflamación excesiva, llenado capilar deficiente, incapacidad para mover dedos de manos
o pies y elevación de la presión hística, indican síndrome del compartimiento y deben informarse al médico
de inmediato.
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Para aliviar la presión se hace una abertura bivalva en el enyesado y se eleva la extremidad (no más arriba del
nivel del corazón); si no se alivia la presión ni se restaura la circulación, se necesita una fasciotomía para aliviar
la presión dentro del compartimiento muscular. La enfermera vigila muy de cerca la reacción del paciente al
tratamiento de conservación y quirúrgico para el síndrome mencionado. Se registran las reacciones
neurovasculares y los cambios se reportan de inmediato al médico.
Ulceras por presión. La presión del enyesado en los tejidos blandos produce anoxia hística y úlceras por
presión. Los sitios más susceptibles a la presión en la extremidad inferior son talones, maléolos, dorso del pie,
cabeza de la fíbula, superficie anterior de la rótula. En la extremidad superior, los principales sitios de presión se
localizan en el epicóndilo medio del húmero y en el estiloides cubital (véase fig. 62-2).
Por lo general, el paciente se queja de dolor y presión en el área; si ésta no se alivia, la región necrótica drena,
pinta el enyesado y emite cierto olor. No hay molestias cuando se desarrolla una úlcera por presión; la pérdida
extensa de tejido ocurre si no se vigila y se informa el desarrollo de los signos y síntomas de la úlcera por
presión.
Para la inspección visual del área en cuestión, el médico hace una abertura bivalva (cortar por mitad mientras se
mantiene el alineamiento) o ventana en el yeso. El procedimiento es como sigue:
1.
2.
3.
4.
5.
Se hace un corte longitudinal en el enyesado, dividiéndolo en dos mitades.
También se cortan las almohadillas subyacentes.
Se separa el enyesado lo suficiente para aliviar la presión e inspeccionar y tratar la úlcera por presión.
Las partes anterior y posterior del enyesado se mantienen juntas con un vendaje de compresión elástico.
Después de hacer la abertura bivalva al yeso, se eleva la extremidad (no más alto del nivel del corazón) para
controlar la inflamación y ayudar a que se restaure la circulación.
Si el médico decide abrir un orificio en el enyesado para inspeccionar el sitio de presión, se retira una parte de
yeso. Se inspeccionan y tratan las áreas afectadas, las porciones del yeso se reemplazan y se mantienen en su
lugar con un apósito de compresión elástico o una cinta. Esto previene que el tejido subyacente se inflame y pase
a través de la ventana formando áreas de presión alrededor de los márgenes.
Síndrome por desuso. Mientras está enyesado, se enseña al paciente a tensar o contraer los músculos (p. ej.,
contracción isométrica muscular) sin mover la parte para reducir la atrofia muscular y mantener la resistencia
del músculo. Si tiene una pierna enyesada, la enfermera coloca su mano bajo la rodilla y le indica que
“empuje”. Si el paciente tiene un brazo enyesado, se le exhorta a “hacer un puño”. Son importantes los
ejercicios de grupos musculares (p. ej., cuadríceps y glúteos) para mantener los músculos esenciales para
caminar (recuadro 62-1). Se deben hacer ejercicios isométricos por lo menos cada hora mientras el paciente
esté despierto.
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RECUADRO 62-1
Ejercicios isométricos
La contracción isométrica de los músculos conserva la masa y la fuerza de los mismos, además de prevenir su atrofia.
Ejercicios isométricos del cuadriceps
•
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•
•
Colocar al paciente en posición supina con la pierna extendida.
Indicarle que empuje la rodilla hacia el colchón contrayendo los músculos anteriores del muslo.
Exhortarle para que mantenga dicha posición durante 5 a 10 segundos.
Indicarle que se relaje.
Repetir el ejercicio 10 veces cada hora mientras el paciente esté despierto.
Ejercicios isométricos de los glúteos
•
•
•
•
•
Colocar al sujeto en posición supina con las piernas extendidas, si es posible.
Indicarle que contraiga los músculos de glúteos y abdomen.
Alentarlo a que conserve la contracción durante 5 a 10 segundos.
Indicarle que se relaje.
Repetir el ejercicio 10 veces cada hora mientras el paciente esté despierto.
En ocasiones, se pueden conectar estimuladores eléctricos portátiles sobre la piel de los músculos grandes
antes de la aplicación del enyesado. Las contracciones musculares son estimuladas eléctricamente 8 h al día
para evitar el desarrollo de atrofia por desuso.
Enseñanza al paciente y consideraciones para los cuidados en el hogar. Después que seca el enyesado,
se imparten las instrucciones siguientes al sujeto:
1. Realizar movimientos tan normales como sea posible.
Evitar el uso excesivo de la extremidad lesionada.
2. Realizar los ejercicios prescritos al pie de la letra.
3. Elevar con frecuencia la extremidad enyesada por arriba del nivel del corazón para prevenir el edema.
4. Mantener seco el enyesado.
a. La humedad destruye la dureza de las férulas a base de yeso.
1) No cubrir el enyesado con plástico ni hule, ya que provocan condensación y humectación del enyesado.
2) No caminar sobre pisos o aceras húmedas.
b. Cuando se mojan los enyesados a base de fibra de vidrio, deben secarse por completo con una secadora
de pelo ajustada para que genere una corriente de aire frío, a fin de evitar trastornos de la piel.
5. Acojinar los bordes rugosos del enyesado con cinta.
6. Señalar al médico si se rompe el enyesado; no tratar de arreglarlo.
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7. Limpieza de enyesados:
a. Eliminar la suciedad superficial con una tela húmeda.
b. Retocar las áreas manchadas con una capa delgada de tinte blanco para zapatos.
8. No tratar de rascarse la piel que está abajo del enyesado, pues se interrumpe la integridad de la piel y puede
surgir una úlcera. El prurito suele aliviarse con el aire frío de una secadora de pelo.
9. Tomar nota de los olores provenientes del enyesado, áreas en que presente manchas, puntos calientes y
zonas de presión, y señalarlas al médico.
10. Comentar lo siguiente al médico: dolor persistente, edema que no cede con la elevación de la parte corporal,
cambios en las sensaciones, disminución de la capacidad para mover los dedos de manos o pies que no
están cubiertos por el enyesado y cambios del color y temperatura de la piel.
Cuando se elimina o cambia el enyesado (Pautas de enfermería 62-2), el paciente necesita estar preparado para
la experiencia mediante una explicación de lo que debe esperar. El enyesado se corta con un cortador para yeso,
que oscila para su efecto. El paciente sentirá la vibración y presión aplicada durante su uso; el cortador no
lesiona la piel del paciente. Después, se cortan las almohadillas del yeso con tijeras.
PAUTAS DE ENFERMERÍA 62-2
Eliminación del enyesado
Procedimiento
1. Informar al paciente acerca del procedimiento.
2. Asegurar al paciente que la cortadora eléctrica no lo lastimará.
3. Hacer un agujero bivalvo en el enyesado utilizando una serie de
presiones alternadas y movimientos lineales de la hoja a lo largo de
la línea de corte.
4. Utilizar protección para los ojos (del paciente y del operador).
5. Cortar las almohadillas con tijeras.
6. Apoyar la parte del cuerpo de la que se va a eliminar el enyesado.
7. Lavar y secar ligeramente el área que se va a inmovilizar.**
Aplicar loción emoliente.
8. Indicar al paciente que evite frotar y rascar la piel.
9. Enseñar al paciente a reanudar de manera gradual el uso activo de la
parte del cuerpo dentro de los lineamientos del régimen terapéutico.
10. Enseñar al paciente a controlar la inflamación por elevación de la
extremidad o utilizar un vendaje elástico si se prescribe.
Fundamentos
1. Facilita la cooperación y reduce el temor acerca del procedimiento.
2. Reduce la ansiedad (la hoja oscila para cortar el yeso).
3. Corta el yeso en mitades. Evita la sensación quemante del contacto
prolongado de la hoja oscilante con las almohadillas.
4.
5.
6.
7.
Protege los ojos de las partículas de yeso que rebotan.
Elimina todos los materiales del enyesado.
Reduce la presión en la parte corporal que se va a inmovilizar.
Elimina la piel muerta acumulada durante la inmovilización.
Mantiene la piel flexible.
8. Evita la maceración de la piel.
9. Protege la parte debilitada de la tensión excesiva. Los ejercicios
progresivos reducen la rigidez, restauran la resistencia muscular y el
funcionamiento.
10. Facilita la circulación (retorno venoso) y controla el estancamiento de
líquidos.
* Si se aplica un nuevo enyesado, hay que seguir los lineamientos
de aplicación para el enyesado y la asistencia de enfermería
relacionada.
La parte del cuerpo enyesada estará débil por el desuso, rígida y puede aparecer atrofiada. Por tanto, requiere
apoyo cuando se retire el yeso. La piel por lo regular está reseca y con escaras debido a dermis muerta
acumulada, por lo que es vulnerable a lesiones por rascado. La piel necesita lavarse ligeramente y lubricarse
con una loción emoliente.
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Se enseña al paciente a reasumir de manera gradual las actividades dentro del régimen terapéutico prescrito;
debido a que los músculos están débiles por el desuso, la parte enyesada no es capaz de soportar tensiones
normales de inmediato. Además, el paciente que sufra inflamación de la extremidad afectada después de retirar
el enyesado debe aprender a continuar elevándola para controlar la inflamación hasta que se restablezcan el
tono muscular normal y el uso.
VALORACIÓN
Resultados esperados
1. El paciente participa de manera activa en el régimen terapéutico
a. Eleva la extremidad afectada
b. Realiza ejercicios de acuerdo a las instrucciones
c. Mantiene el yeso seco
d. Informa cualquier problema que surja
e. Mantiene las citas de seguimiento clínico
2. El paciente informa menos dolor
a. Eleva la extremidad enyesada
b. Se acomoda él mismo
c. Utiliza analgésicos orales de manera ocasional
3. El paciente demuestra aumento de movilidad
a. Emplea auxiliares de movilidad de manera segura
b. Realiza ejercicios para aumentar la resistencia
c. Cambia de posición con frecuencia
d. Realiza ejercicios de arco de movimiento de las articulaciones que no están enyesadas
4. El paciente participa en actividades de cuidado personal
a. Toma medidas de higiene y aseo por sí solo o con un mínimo de ayuda
b. Come sólo con un mínimo de ayuda
5. El paciente presenta cicatrización de abrasiones y laceraciones
a. No presenta signos o síntomas sistémicos de infección
b. No demuestra signos locales de infección (molestia local, supuración purulenta, tinción, olor)
c. Demuestra una piel intacta cuando se quita el enyesado
6. El paciente mantiene una circulación adecuada de la extremidad afectada
a. Presenta color y temperatura normales de la piel
b. Experimenta inflamación mínima
c. Obtiene un llenado capilar satisfactorio a la prueba
d. Demuestra movimiento activo de dedos de pies y manos
e. Informa sensaciones normales en la parte enyesada
f. Informa que el dolor puede controlarse
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7. El paciente no presenta complicaciones
a. Demuestra un estado neurovascular normal de la extremidad enyesada
b. No desarrolla úlceras por presión
c. Muestra emaciación muscular mínima
Enyesados para el brazo
Las personas con un brazo enyesado necesitan reajustar muchas tareas cotidianas. El brazo no afectado debe
encargarse de todas las actividades que realizan ambos miembros. Es factible que haya fatiga muscular por las
actividades adicionales y el peso del enyesado, además de que se necesiten periodos frecuentes de reposo.
A fin de disminuir y controlar el edema cuando el paciente está acostado, debe elevar el miembro de manera
que cada articulación del mismo esté colocada por arriba de la que le precede en sentido proximal (es decir, la
del codo más arriba que la del hombro y la de la mano más arriba que la del codo). Cuando el paciente se
encuentra sentado, también es necesario que el brazo esté elevado.
Se deben utilizar cabestrillos cuando el paciente camina. A fin de prevenir presión en los nervios de la columna
cervical, los cabestrillos deben distribuir el apoyo de peso en una gran área, no en la nuca. Los consistentes en
una pieza triangular de tela deben fijarse con alfileres de seguridad en los lados, en lugar de anudarlos en
la nuca, a fin de no presionar los nervios raquídeos cervicales. Se recomienda al paciente retirar con cierta
frecuencia el brazo del cabestrillo y elevar el miembro.
Los trastornos de circulación en la mano suelen resultar evidentes por los signos de cianosis, edema e
incapacidad para mover los dedos. Un efecto grave de la constricción circulatoria en el brazo enyesado es
la contractura de Volkmann, que es un síndrome de compartimiento. Se trata de una contractura de muñeca
y dedos de la mano como resultado de isquemia por obstrucción del flujo arterial al antebrazo y mano. El
paciente no puede extender los dedos, describe sensaciones anormales (p. ej., dolor incontrolable, dolor a la
presión pasiva) y presenta signos de disminución de la circulación a la mano. Esta complicación grave puede
prevenirse mediante vigilancia y cuidados apropiados. Las evaluaciones neurovasculares deben ser frecuentes.
La presión hística dentro de los compartimientos musculares se mide de manera directa, empleando aparatos
de vigilancia de presión (véase fig. 62-1). El tratamiento del síndrome del compartimiento incluye hacer una
abertura bivalva al enyesado para eliminar yeso y apósitos constrictivos; quizá sea necesaria una fasciotomía
para mejorar el estado vascular. Se desarrolla daño permanente en pocas horas si no se toman las medidas
pertinentes.
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Enyesados para la pierna
La aplicación de un enyesado en la pierna impone cierto grado de inmovilidad. Puede tratarse de un enyesado
corto, que llega hasta la rodilla, o largo, que abarca hasta la ingle. El enyesado recién aplicado debe manipularse
a manera de no provocar depresiones u otros daños en el mismo. La pierna se apoya en almohadas blandas al
nivel del corazón para controlar la inflamación; se prescriben apósitos con hielo aplicados sobre el sitio de
fractura el primero o segundo día.
Al igual que en la aplicación de otros enyesados, debe evaluarse el miembro en búsqueda de edema y valorar la
circulación y la función nerviosa. La circulación se evalúa observando color, temperatura y llenado capilar de los
dedos expuestos del pie. La evaluación de la función nerviosa consiste en observar la capacidad del paciente
para mover los dedos del pie y preguntarle sobre sensaciones en los pies. Pueden surgir entumecimiento,
hormigueo y dolor quemante a causa de lesión del nervio ciático poplíteo externo en la cabeza del peroné.
• La lesión del nervio del peroné a causa de presión origina pie péndulo.
Una vez que seca el enyesado, se enseñan al paciente
las actividades de transferencia y marcha en forma
segura con auxiliares para la misma, como las muletas
y el marco de caminata. El tipo de marcha que se
emplee depende de que esté contraindicado o no el
apoyo de peso. Si se permite este último, se requiere
reforzar el enyesado para que lo soporte. En el pie
enyesado se puede utilizar una bota para enyesado
(fig. 62-3), que proporciona una superficie de apoyo
amplia, no resbalosa.
Se anima al paciente a que, cuando esté sentado,
Fig. 62-3. Botas para enyesado. (Por cortesía de Srouse
levante la pierna enyesada. Por otra parte, debe Manufacturing, Inc., Ligonier, Indiana.)
recostarse varias veces al día con la pierna enyesada
levantada parra favorecer el retorno venoso.
Enyesados para el tronco o en espiga
Los enyesados que envuelven el tronco (enyesados del cuerpo), porciones del mismo y una o dos extremidades
(enyesados en espiga) requieren asistencia de enfermería especializada. Los enyesados del tronco suelen
emplearse en situaciones que requieren la inmovilización de la columna vertebral. Los de cadera se emplean en
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pacientes que sufren fracturas femorales o son sometidos a algunos tipos de operaciones de la cadera. Los
enyesados en espiga del hombro se utilizan con ciertas fracturas del cuello del húmero. Las responsabilidades
de la enfermera son, entre otras, la preparación del paciente, giros y cuidado higiénico de la piel y vigilancia del
síndrome del enyesado.
Explicar el procedimiento ayuda a reducir la aprehensión del paciente acerca de estar cubierto con un enyesado
grande. A menudo está inmovilizado y sometido a tracción durante semanas, y supone que recurrirá el dolor
cuando se le movilice para el procedimiento. Además, la mesa empleada en la aplicación de este tipo de enyesados
parece un dispositivo de tortura. Es útil, para disipar sus temores, señalarle que lo atenderán varias personas
durante la aplicación del enyesado, que se le brindará apoyo adecuado a las partes corporales lesionadas y que
se le manipulará con la mayor suavidad. Los analgésicos y relajantes administrados antes de la aplicación del
enyesado ayudan a que el paciente se tranquilice, esté a gusto y coopere durante el procedimiento.
Después de la aplicación del enyesado, es necesario apoyar el cuerpo del sujeto sobre almohadas flexibles e
impermeables hasta que seque el enyesado, a fin de evitar la aparición de depresiones en el mismo. El apoyo
inadecuado del dispositivo hace que el enyesado todavía flexible se agriete o presente depresiones, con lo que
surgen puntos de presión. La cama en que se coloca al paciente con el enyesado recién aplicado debe tener un
colchón de soporte firme. Se colocan tres almohadas en sentido transversal, sobre la cama, cuando se aplica un
enyesado del tronco; si es un enyesado en espiga de la cadera, se pone una en sentido transverso a la altura de
la cintura y dos longitudinales para la pierna afectada. Si están lesionados los dos miembros inferiores, se
precisan otras dos almohadas. Es importante que estén una junto a la otra, ya que los espacios que haya entre
ellas permiten que el enyesado húmedo se deforme, debilite y posiblemente se rompa. También es importante
cerciorarse de que no se coloquen almohadas abajo de la cabeza ni de los hombros (de pacientes con enyesado
del tronco) mientras seca el enyesado, ya que ejercen presión sobre el tórax.
Se cambia la posición del paciente cada 2 h para aliviar la presión y facilitar el secado del material (Pautas de
enfermería 62-3). Se gira al paciente como unidad hacia el lado no lesionado. Se evita dar vuelta al cuerpo del
paciente dentro del enyesado. Es necesario contar con personal suficiente (al menos tres personas) para el
cambio de posición, de modo que pueda apoyarse adecuadamente el enyesado fresco con las palmas de
las manos en los puntos vulnerables (articulaciones del cuerpo del enfermo) para evitar el agrietamiento. Se
exhorta al paciente para que ayude en los cambios de posiciones recurriendo al trapecio o barandal de la cama.
Suele incluirse una barra de abducción en los enyesados en espiga, a fin de estabilizar su posición, ésta no debe
emplearse para el cambio de la posición corporal. Las almohadas se colocan de manera que brinden apoyo y no
haya áreas sometidas a presión.
Se coloca al fracturado en decúbito abdominal dos veces diarias, si lo tolera, a fin de lograr el drenaje postural de
los bronquios y aliviar la presión sobre la espalda. Una medida adicional de comodidad es la colocación de una
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pequeña almohada abajo del abdomen. La colocación de otra en sentido longitudinal abajo del dorso de los pies
impide que los dedos se vean sometidos a presión contra el colchón. También es adecuado permitir que los
dedos de los pies cuelguen sobre el borde de la cama.
La piel de los bordes del enyesado debe inspeccionarse con frecuencia en búsqueda de signos de irritación. Una
parte del área que está debajo del dispositivo puede inspeccionarse estirando la piel y usando una lámpara de
bolsillo. Es posible introducir los dedos por los bordes del enyesado para extraer fragmentos desprendidos de
éste y dar masaje a la piel. La porción de la misma a que se tenga acceso debe lavarse en forma minuciosa
además de darle masaje con un emoliente.
La abertura perineal debe ser lo suficientemente grande para el cuidado higiénico; si no es así, se realiza el
ajuste. Para hacer que el yeso resista y no se ensucie, se protege el perineo con una toalla y el yeso que lo rodea
se rocía con una capa plástica protectora. Para proteger el yeso de ensuciarse con excreciones, se inserta una
vaina seca de plástico limpia bajo el yeso y se coloca en el borde del yeso antes de cada eliminación. Por lo
general, los orinales para fracturados son más fáciles de utilizar por los pacientes con enyesado en espiga de
cadera.
PAUTAS DE ENFERMERÍA 62-3
Forma de girar al paciente en un enyesado de espiga de cadera
1. Mover al paciente tirando con un movimiento firme y uniforme hacia
la orilla de la cama.
3. Indicar al paciente que ayude utilizando el brazo del lado afectado
para empujar el hombro hacia arriba cuando se da vuelta.
5. Una tercera enfermera ayuda a dar vuelta al paciente desde atrás y
ajusta su hombro y las almohadas.
2. Colocar almohadas a lo largo del otro lado de la cama para apoyo del
enyesado.
4. Dos enfermeras permanecen en el lado hacia el cual se va a dar
vuelta al paciente para proporcionar apoyo al enyesado mientras se
gira al paciente hacia ellas.
6. El cuerpo del paciente se debe girar como una unidad y colocarlo de
manera cómoda y con buena alineación.
Síndrome del enyesado
Los pacientes inmovilizados con enyesados de gran magnitud suelen presentar reacciones fisiológicas y psicológicas a tal medida. El componente psicológico del síndrome del enyesado es semejante a la reacción de claustrofobia. El individuo experimenta ansiedad aguda que se caracteriza por cambios de conducta y respuestas del
sistema nervioso autónomo, entre éstas taquipnea, diaforesis, dilatación pupilar, taquicardia y aumento de la
presión sanguínea. Es necesario advertir esta reacción de ansiedad y tomar medidas para que el sujeto se sienta
seguro en su entorno.
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Las reacciones fisiológicas a los grandes enyesados guardan relación con la inmovilidad que imponen al
enfermo. Al disminuir la actividad física, ocurre lo propio con la motilidad gastrointestinal. La acumulación de
gases intestinales hace que aumente la presión y llegue a surgir íleo paralítico. El paciente tiene distensión,
molestias abdominales, náuseas y vómito. Al igual que en otros cuadros de íleo adinámico, se administra
tratamiento conservador con descompresión (por intubación nasogástrica conectada a un aparato de
aspiración) y terapia de fluidos por vía endovenosa, hasta que se restaure la motilidad gastrointestinal. Si el
enyesado restringe la distensión abdominal, se corta una ventana en el yeso sobre el área abdominal. La
distensión ejerce tracción en la arteria mesentérica superior y reduce el aporte sanguíneo al intestino; cuando
esto sucede, el intestino se vuelve gangrenoso y requiere de intervención quirúrgica.
La enfermera necesita estar conciente del posible desarrollo del síndrome del enyesado en pacientes con yesos
muy grandes y planear intervenciones para su prevención o resolución.
FIJADORES EXTERNOS
Los aditamentos para fijación externa se emplean para manejar
fracturas abiertas con lesión al tejido blando y proporcionar un
apoyo estable para fracturas graves conminutas mientras permiten
el tratamiento activo del tejido blando dañado (fig. 62-4). Las
fracturas complicadas de húmero, antebrazo, fémur, tibia y pelvis
se tratan con fijadores esqueléticos externos. Se reduce la
fractura, se alinea e inmoviliza con una serle de tornillos
insertados en los fragmentos óseos. Los tornillos se mantienen
en posición al conectarse a un armazón portátil. Los fijadores
facilitan la comodidad del paciente, movilidad temprana y
ejercicio activo para las articulaciones adyacentes no afectadas. Se
reducen al mínimo las complicaciones relacionadas con desuso e
inmovilidad.
Es importante la preparación psicológica para la aplicación de un
fijador externo; el aparato se ve tosco y extraño para el paciente. El
consuelo de que la molestia asociada con el aditamento es ligera
y que se anticipa movilidad temprana ayuda a la aceptación del
aparato y hace que el paciente acepte el compromiso de cuidar el
fijador. Después de la aplicación de un fijador externo, se cubren
los puntos agudos del fijador o tornillos para prevenir lesiones
348
Fig. 62-4. Aditamento de fijación externa. Los
tornillos se colocan dentro de los fragmentos
óseos; se reduce y alínea la fractura. La reducción
se estabiliza al conectar los tornillos a un armazón
rígido portátil. El aditamento facilita el tratamiento
del tejido blando dañado en situaciones de
fractura compleja.
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inducidas por el aparato. Se eleva la extremidad para reducir la inflamación. Cada 2 h se vigila el estado
neuromuscular de la extremidad. Se evalúa cada sitio de tornillo para observar enrojecimiento, supuración,
sensibilidad, dolor y alojamiento del tornillo. Es de esperarse alguna supuración serosa en los sitios de los
tornillos. La enfermera debe estar alerta a problemas potenciales debido a la presión por el aditamento en la
piel, nervios y vasos sanguíneos.
El cuidado de los tornillos para evitar la infección se realiza de acuerdo con los lineamientos prescritos; no se
deben formar costras en el sitio de este aditamento y el fijador debe mantenerse limpio. Se avisa al médico si se
aflojan los tornillos o las abrazaderas.
• Las abrazaderas del fijador externo nunca se ajustan.
Se alientan los ejercicios isométricos y activos dentro de los limites del daño hístico. Cuando cede la
inflamación, se moviliza al paciente dentro de los límites de cualquier otra lesión. Se prescriben términos de
soporte de peso para reducir al mínimo la oportunidad de que se aflojen los tornillos cuando se aplique tensión
a la unión hueso-tornillo.
Cuando cicatriza el tejido blando se quita el fijador. Se necesita estabilización adicional de la fractura con yeso u
ortosis hasta que el hueso cicatrice.
El fijador externo Ilizarov es un aditamento especial que utiliza alambres de tensión para conectar los anillos
del fijador, que se unen por bastones telescópicos. El Ilizarov se utiliza para corrección de defectos de angulación
y de rotación, tratamiento de falta de unión y alargamiento de miembro. Se estimula la formación ósea y de callo
por el ajuste diario prescrito en los bastones telescópicos. Se enseña al paciente cómo ajustarlos y realizar el
cuidado de la piel. Cuando se obtiene la corrección deseada, no se hacen ajustes adicionales y el fijador se deja
en su lugar hasta que ocurra cicatrización ósea.
ASISTENCIA DE PACIENTES SOMETIDOS A TRACCIÓN
La tracción es la aplicación de una fuerza con que se tira de una parte del cuerpo. Se emplea para reducir al
mínimo el espasmo muscular; reducir, alinear e inmovilizar fracturas; aminorar deformidades y aumentar el
espacio entre superficies intraarticulares en aposición. La tracción debe aplicarse en la dirección y magnitud
deseadas para lograr efectos terapéuticos. Es imperativo eliminar los factores que reduzcan el efecto real de la
fuerza aplicada.
En ocasiones debe aplicarse tracción en varias direcciones para lograr el efecto deseado. En esta situación, una
parte de las líneas de tracción contrarresta a la otra. Estas líneas se conocen con el nombre de vectores y la
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dirección real de la fuerza que se aplica corresponde a un punto intermedio entre las dos líneas de tracción
(fig. 62-5). Los efectos de esta medida terapéutica se evalúan con radiografías y es factible que se requieran
ajustes. Conforme se relajan los músculos y otros tejidos blandos, suele precisarse el cambio del contrapeso
empleado para lograr la fuerza de tracción deseada.
Fig. 62-5. La tracción puede aplicarse en distintas
direcciones para lograr la línea de tracción terapéutica
deseada. Suelen prescribirse ajustes en las fuerzas
aplicadas a lo largo del periodo de tratamiento.
Tipos de tracción
En la tracción recta se aplica la fuerza en línea recta con la parte corporal apoyada en la cama. La tracción de
Buck (fig. 62-6) y la pélvica (véase fig. 63-1) son ejemplos de esta tracción.
La tracción equilibrada en suspensión (fig. 62-7) consiste en suspender la extremidad correspondiente por
arriba de la cama y permitir cierta movilidad al paciente sin que se perturbe la línea de tracción.
La tracción puede aplicarse a la piel (tracción cutánea) o en huesos (tracción esquelética). La elección entre
estos tipos depende del propósito que se persiga.
También es factible su aplicación con las manos (tracción manual), aunque en tal caso es de carácter más bien
transitorio y suele emplearse durante la aplicación de un enyesado, administración de cuidados a la piel con un
limpiador de esponja de extensión de Buck o ajuste de los aparatos de tracción.
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Principios de la tracción eficaz
Toda vez que se aplica tracción, debe considerarse la contratracción, que es la fuerza que se aplica en dirección
opuesta a la tracción. (La tercera ley del movimiento de Newton señala que para cada acción hay una reacción
opuesta de igual magnitud.) En términos generales, la contratracción necesaria se logra gracias al peso del
cuerpo del paciente y los ajustes de su posición en el lecho.
• Debe mantenerse la contratracción para que la tracción sea eficaz.
La tracción resulta eficaz para la reducción de fracturas y fines de inmovilización sólo si es continua. Es
frecuente el uso de la tracción cutánea pélvica y cervical para reducir el espasmo muscular y es común que se
prescriba en forma intermitente.
• Nunca se interrumpe la tracción esquelética.
• No se eliminan los pesos a menos que la tracción se prescriba de manera intermitente.
Cualquier factor que pueda reducir la tracción o alterar la línea de tracción resultante ha de eliminarse.
•
•
•
•
Se centra el cuerpo del paciente en la cama y se alinea cuando se aplica la tracción.
Los cables deben estar en línea recta y no obstruidos.
Los contrapesos deben estar suspendidos libremente y no apoyarse en la cama o piso.
Los nudos de los cables o la pieza para el pie no deben tocar la polea o la parte de la cama que corresponde
a los pies.
PROCESO DE ENFERMERÍA: Pacientes sometidos a tracción
VALORACIÓN INICIAL
Es importante considerar el impacto psicológico y fisiológico del problema musculoesquelético, el aditamento
de tracción y la inmovilidad. La tracción restringe la movilidad e independencia de la persona; el equipo a
menudo se ve amenazador y su aplicación ruede ser una experiencia atemorizante.
La confusión, desorientación y problemas de conducta surgen en los pacientes que están confinados a un
espacio limitado por un tiempo extenso, Por tanto, se evalúan y vigilan el nivel de ansiedad y las respuestas
psicológicas a la tracción.
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Fig. 62-6. Extensión de Buck. A, extremidad
inferior en tracción por extensión de Buck.
B, aplicación de vendaje elástico para la
tracción por extensión de Buck. C, bota
acojinada que suele emplearse en la extensión de Buck. (Foto de la bota
por cotrtesía de All Orthopedic Appliances.)
Debe valorarse la parte corporal colocada en tracción; se valora el estado neurovascular (color, temperatura,
llenado capilar, edema, pulsos, sensaciones, capacidad para moverse) y se compara con la extremidad no
afectada. Se nota la integridad de la piel.
La valoración del funcionamiento del
sistema corporal se completa con los
datos básicos y está indicada una
evaluación continua. La inmovilidad
contribuye al desarrollo de problemas
en el sistema tegmentario, respiratorio,
gastrointestinal, urinario y cardiovascular.
Estos incluyen úlceras por presión,
congestión pulmonar, neumonía por
estasis, estreñimiento, pérdida del
apetito, estasis urinaria e infecciones
del tracto urinario. Los informes de
352
Fig. 62-7. Principios de la tracción por suspensión equilibrada con la férula
de Thomas. Se permiten los movimientos verticales del paciente siempre y
cuando se mantenga la línea de tracción resultante.
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sensibilidad en la pantorrilla o un signo de Homans positivo (molestia en la pantorrilla cuando el pie se coloca
en dorsiflexión forzada) sugieren el desarrollo de trombosis venosa profunda. La identificación temprana de un
problema preexistente o en desarrollo facilita la intervención rápida para resolver el problema.
Diagnóstico
DIAGNÓSTICOS DE ENFERMERÍA
Según la valoración inicial, los diagnósticos principales para el paciente relacionados con la tracción incluyen lo
siguiente:
•
•
•
•
Deficiencia de conocimientos acerca del régimen de tratamiento.
Ansiedad relacionada con el estado de salud y aditamento de tracción.
Dolor y molestia relacionados con la tracción y la inmovilidad.
Deficiencias en el cuidado personal: alimentación, higiene o problemas para ir al baño relacionados con
la tracción.
• Deterioro de la movilidad física relacionado con el proceso patológico y la tracción.
PROBLEMAS CONCOMITANTES/COMPLICACIONES POTENCIALES
Con base en la valoración inicial, las complicaciones que podrían presentarse incluyen las siguientes:
• Ulceras por presión
• Estreñimiento
• Estasis e infección urinaria
• Congestión pulmonar y neumonía
• Anorexia
• Trombosis venosa profunda
Planeación y ejecución
Objetivos. Los objetivos principales para el paciente con tracción incluyen comprensión del régimen de
tratamiento, reducción de la ansiedad, grado máximo de comodidad, máximo nivel de cuidados personales,
movilidad dentro de los límites terapéuticos de la tracción y ausencia de complicaciones.
Comprensión del régimen de tratamiento. El paciente debe comprender el problema patológico que
se trata y percibir de manera exacta los fundamentos del tratamiento por tracción. Es necesario repetir la
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información y reforzarla con frecuencia; con mayor comprensión del tratamiento, el paciente será un
participante activo en los cuidados de su salud.
Reducción de la ansiedad. Antes de aplicar cualquier tipo de tracción, es necesario informar al paciente
sobre la técnica, propósito y consecuencias. Hablar con él sobre lo que se hace y explicar los motivos para dichas
acciones ayuda a disminuir su aprehensión. Después de estar sometido a tracción durante cierto periodo, es
factible que reaccione a la reclusión en un espacio limitado. Las visitas frecuentes del personal de enfermería
disminuyen las sensaciones de aislamiento y reclusión. Por la misma razón deben alentarse las visitas
frecuentes de familiares y amigos. Es importante fomentar las actividades de distracción que puedan realizarse
dentro de los límites que imponga la tracción.
Obtención de un nivel máximo de comodidad. Dado que el sujeto está inmovilizado en el lecho, es
necesario que éste tenga consistencia firme y esté apoyado en un tablero. Se han diseñado cojines especiales
para los colchones a fin de reducir al mínimo la aparición de úlceras por decúbito; deben colocarse en la cama
antes de aplicar la tracción.
• La presión en las partes del cuerpo que están en posición pendiente puede aliviarse mediante los giros y
cambios de posición del cuerpo del paciente para brindarle comodidad dentro de los límites que impone la
tracción.
• La ropa de cama se debe conservar seca y sin arrugas.
• Debe investigarse de inmediato toda queja del paciente con tracción.
Obtención de un grado máximo de cuidados personales. Al principio es factible que se requiera brindar
ayuda considerable al enfermo en sus cuidados personales. Se le ayuda en el aprendizaje de la forma de
satisfacer necesidades como comer, bañarse, vestirse y evacuar sin ayuda mientras está inmovilizado en el
equipo de tracción. En este sentido, suelen resultar útiles algunos dispositivos, como el trapecio colocado sobre
la cama. Las sensaciones de dependencia y frustración en el paciente son menores, además de que experimenta
mejoría de la autoestima al participar en sus cuidados personales. El sujeto requiere ayuda hasta cierto punto
durante todo el periodo de inmovilidad, pero puede participar con la enfermera en el desarrollo creativo de
rutinas con que se lleve al máximo su autonomía.
Movilidad máxima dentro de los límites de la tracción. Durante este tipo de tratamiento es necesario
que el paciente ejercite los músculos y articulaciones no inmovilizados para llevar al mínimo su deterioro por
desuso. Los movimientos activos de todas las articulaciones no afectadas deben alentarse. Se debe consultar al
fisioterapeuta para que indique ejercicios en la cama que reduzcan al mínimo la pérdida de fuerza muscular. El
personal de enfermería debe apoyar y alentar al enfermo en la práctica de ejercicios. Durante éstos, hay que
cerciorarse de que se mantengan las líneas de tracción y que el paciente esté en posiciones correctas, a fin de
prevenir complicaciones resultantes de alineación incorrecta.
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Vigilancia y tratamiento de posibles complicaciones
Ulceras por presión. Se examina con frecuencia la piel del paciente para buscar pruebas de presión o fricción,
en especial sobre las prominencias óseas. Es necesaria la intervención temprana para aliviar la presión. El
cambio frecuente de posición del paciente y el uso de aditamentos para proteger la piel (p. ej., protectores
para los codos) también son de ayuda. Si el riesgo de maceración de la piel es alto, como en un paciente con
traumatismo múltiple, la enfermera puede consultar al médico en cuanto al uso de una cama especial para
evitar el desarrollo de agrietamiento de la piel. Si ocurre una úlcera por presión, la enfermera consulta con el
médico (y terapeuta de enterostomía) con respecto al tratamiento.
Congestión pulmonar y neumonía. Se auscultan los pulmones del paciente para determinar su estado
respiratorio; se enseñan al paciente respiración profunda y ejercicios para la tos que ayudan a una expansión
total de los pulmones y a eliminar las secreciones respiratorias. Si la anamnesis del paciente y la valoración
inicial indican que está en alto riesgo de desarrollar complicaciones respiratorias, la enfermera debe consultar
con el médico en cuanto al uso de tratamientos específicos (p. ej., espirómetro por incentivo). Si surge una
complicación respiratoria (infección), es necesario instituir el tratamiento prescrito de inmediato.
Estreñimiento y anorexia. Los problemas de estreñimiento y pérdida del apetito se relacionan con una motilidad
gastrointestinal reducida. Las dietas altas en fibra y líquidos ayudan a estimular la motilidad gástrica; si surge
estreñimiento, la enfermera consulta con el médico respecto a las medidas terapéuticas en las que se incluyen
ablandadores de heces, laxantes, supositorios y enemas. Para mejorar el apetito del paciente, la consulta con el
dietista ayuda a identificar las preferencias alimentarias dentro de la dieta terapéutica prescrita.
Estasis e infección urinaria. Debido a la posición del paciente en la cama, el vaciamiento de la vejiga puede
realizarse de manera incompleta, lo cual lo predispone a desarrollar una infección del tracto urinario. Además,
el paciente encuentra incómodo el uso del orinal y restringe los líquidos para reducir al mínimo la frecuencia
de micciones. La enfermera debe vigilar la ingestión de líquidos y carácter de la orina; enseñar al paciente a
consumir las cantidades adecuadas de líquido y a vaciar su vejiga cada 2 a 3 h. Si el paciente presenta signos o
síntomas de infección del tracto urinario, la enfermera consulta con el médico respecto al tratamiento del
problema.
Trombosis venosa profunda. La estasis venosa se presenta con la inmovilidad. La enfermera enseña al paciente
a hacer ejercicios de tobillo y pie, dentro de los limites del tratamiento de tracción, en forma regular durante
todo el día para evitar el desarrollo de trombosis venosa profunda. Se le anima para que ingiera líquidos que
impidan la deshidratación y hemoconcentración que contribuyen a la estasis. La enfermera vigila al paciente
en caso de desarrollar signos de trombosis venosa profunda e informa los datos con rapidez al médico para
evaluación y tratamiento definitivo.
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Valoración
RESULTADOS ESPERADOS
1. El paciente demuestra comprensión del régimen de tracción
a. Describe el propósito de la tracción
b. Participa en el plan de cuidados
2. El paciente muestra reducción de la ansiedad
a. Aparece relajado
b. Emplea mecanismos de afrontamiento eficaces
c. Expresa preocupaciones y sentimientos
3. El paciente establece un nivel mayor de comodidad
a. Pide en ocasiones analgesia bucal
b. Cambia él mismo de posición con frecuencia
4. El paciente realiza las actividades de cuidados personales
a. Requiere asistencia mínima con la alimentación, aseo, vestido y visitas al sanitario
5. El paciente demuestra aumento de movilidad
a. Realiza los ejercicios prescritos
b. Utiliza los aditamentos de asistencia
6. El paciente no presenta complicaciones
a. Piel intacta
b. Pulmones limpios
c. No informa insuficiencia respiratoria
d. No tiene tos productiva
e. Hay un patrón regular de evacuación intestinal
f. Apetito normal
g. Orina clara, amarilla, no concentrada y en cantidad adecuada
h. No hay signos ni síntomas de trombosis venosa profunda
Aplicaciones especificas de la tracción
TRACCIÓN CUTÁNEA
Es la que se logra mediante la fuerza que ejerce un contrapeso sobre una cinta, pieza de espuma de caucho o
material plástico unido a la piel. La tracción cutánea se transmite a las estructuras musculoesqueléticas. Esta no
debe exceder la tolerancia de la piel, o sea, no deben emplearse más de 2 a 3 kg en una extremidad, al tiempo
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que la tracción en la piel pélvica por lo general es de 4.5 a 9 kg, según el peso del paciente. La tracción cutánea
se usa para controlar los espasmos musculares y proporcionar inmovilidad. Se recurre a la tracción esquelética
en vez de la cutánea cuando se precisa esta medida terapéutica en forma prolongada o con fuerza considerable.
La tracción cutánea apendicular (relativa a las extremidades) utilizada en adultos incluye tracción de
extensión de Buck, de Russell y de Dunlop. La tracción cutánea axial (cabeza y tronco), cervical y pélvica se
utilizan para tratar el dolor de espalda (véase cap. 63).
Tracción de Buck . Esta modalidad terapéutica, sea unilateral o bilateral, es un tipo de tracción cutánea en
que la fuerza se ejerce en un solo plano cuando se precisa inmovilización parcial o temporal (fig. 62-6A). Se
utiliza en lesiones de la cadera mientras el paciente espera la fijación quirúrgica de la misma.
Antes de aplicar la tracción, se inspecciona la piel en búsqueda de abrasiones y trastornos circulatorios, ya que
el estado de la piel y la circulación debe ser saludable para que el paciente tolere el tratamiento. Se limpia y seca
la extremidad antes de aplicar la cinta de tracción o una bota de espuma de caucho (fig. 62-6B, C).
Cuando se aplica la tracción de Buck con cinta o espuma de caucho, se colocan primero tiras acojinadas con la
superficie de espuma dirigida hacia la piel en cada lado de la pierna afectada. Acto seguido, se extiende un asa de
cinta de unos 10 a 15 cm de longitud por debajo de la planta del pie. Los maléolos y la porción proximal del
peroné se protegen con material para acojinar enyesados, a fin de prevenir las úlceras por decúbito y necrosis
cutánea. Al tiempo que una persona eleva y soporta la extremidad en talón y rodilla, otra la envuelve en su
circunferencia con el vendaje elástico sobre la cinta de tracción, desde el tobillo hasta la espina de la tibia. El
vendaje elástico ayuda a que la cinta se adhiera a la piel y evita su deslizamiento. Bajo la pierna se coloca una
almohadilla de piel de oveja para reducir la fricción entre el talón y la cama. Cuando se utiliza una bota de hule
espuma, el talón debe quedar bien colocado dentro de ésta; se ajustan las tiras de fijación en torno a la pierna,
pero se evita el exceso de presión en el maléolo y el peroné. Las pesas se atan a la cuerda colocada en el
travesaño o la placa de apoyo del pie que pasa por una polea sujeta al extremo de la cama. La pesa se ata a la
cuerda.
Tracción de Russell. La tracción de Russell, que se utiliza para las fracturas de meseta tibial, apoya la rodilla
doblada en un cabestrillo y aplica fuerza de tracción horizontal a la parte inferior de la pierna. Si está prescrita,
la pierna se apoya con una almohada para asegurar la flexión adecuada de la rodilla y evitar presión en los
talones.
Tracción de Dunlop. La tracción de Dunlop es tracción cutánea aplicada a las extremidades superiores:
horizontal para el húmero en abducción y vertical para el antebrazo en flexión.
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Asegurar una tracción eficaz
Para asegurar la tracción, se evitan las arrugas y el deslizamiento del vendaje de tracción y se conserva la
contratracción. Se mantiene una posición adecuada para colocar la pierna o brazo en posición neutral. Para
evitar que los fragmentos óseos se muevan uno contra otro, el paciente no debe girar de lado a lado, sin
embargo, puede cambiar de posición ligeramente.
Complicaciones posibles
Maceración de la piel. La tracción de la piel puede irritar la misma; la piel sensible se debe identificar mediante
la tu evaluación inicial. La reacción al contacto con la cinta y espuma se vigila de cerca. Se debe aplicar tracción
a la piel con suficiente firmeza para asegurar el contacto con las cintas o el aditamento de espuma con la piel. Se
evitan las fuerzas tangenciales. Las cintas de tracción deben palparse diariamente para detectar sensibilidad
subyacente. Con la extremidad inferior, el tobillo y el área sobre el tendón de Aquiles se inspeccionan varias
veces al día.
• Eliminar las botas de espuma y las cubiertas para inspeccionar la piel tres veces al día; se necesita la ayuda
de una segunda enfermera para sostener la extremidad durante la inspección.
• Prestar cuidado especial a la espalda del paciente por lo menos cada 2 h para evitar el desarrollo de una
úlcera por presión. Si el paciente debe permanecer en posición supina, aumenta la oportunidad de
desarrollo de úlceras por presión.
• Están indicados los colchones de cuidado especial para reducir al mínimo el desarrollo de úlceras en la piel.
Presión de nervios. La tracción en la piel puede aplicar e presión a los nervios periféricos. Cuando se aplica
tracción en la extremidad inferior, se debe tener cuidado de evitar la presión al nervio peroneo en el punto en
que pasa alrededor del cuello del peroné justo abajo de la rodilla. La presión en este punto causa gota (véase
fig. 62-2). Se pregunta al paciente acerca de la sensación y se pide que mueva los pies y los dedos. La dorsiflexión
del pie demuestra la función del nervio peroneo. La debilidad a la dorsiflexión o movimiento del pie inversión
pueden indicar presión en el nervio peroneo común. La flexión de la planta demuestra función del nervio tibial.
Cuando se aplica tracción a la piel del brazo, el área alrededor del codo donde se localiza el nervio cubital no
debe apretarse demasiado. Se evalúa la función del nervio cubital con abducción activa del dedo pequeño y
sensación del lado cubital del dedo pequeño.
• Evaluar con regularidad la sensación y el movimiento.
• Cualquier queja de sensación quemante bajo el vendaje de tracción o gota se debe investigar de inmediato.
• La función alterada de la sensación y la función motora se deben informar al médico de inmediato.
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Daño circulatorio. Después de aplicar tracción a la piel, se inspecciona el pie o la mano en busca de dificultades
respiratorias pocos minutos después y cada 2 horas.
• Evaluar los pulsos periféricos y el color, llenado capilar y temperatura de los dedos de manos o pies.
• Evaluar al paciente en busca de sensibilidad en las pantorrillas y del signo de Homans positivo que indica
trombosis venosa profunda.
• Alentar los ejercicios activos de los pies cada hora.
Tracción esquelética
Este método de tracción se aplica directamente al hueso y se emplea con mayor frecuencia en el tratamiento de
fracturas de fémur, húmero, tibia y espina cervical. La tracción se aplica de manera directa al hueso con el uso
de un tornillo o alambre metálico (p. ej., tornillo de Steinmann; alambre de Kirschner) que se inserta a través
del hueso distal a la fractura, evitando los nervios, vasos sanguíneos, músculos, tendones y articulaciones, Las
tenazas de cabeza (tenazas Gardner-Wells) se fijan al cráneo para aplicar la tracción que inmoviliza las fracturas
cervicales.
Es importante la preparación del paciente, pues contribuye a la comodidad y cooperación del mismo; la
tracción esquelética se aplica bajo anestesia local o general.
Se aplica tracción esquelética bajo asepsia quirúrgica. El sitio de inserción se prepara con una solución
desinfectante de uso quirúrgico, como povidona yodada. Se aplica un anestésico local en el sitio de inserción y
el periostio. La incisión de la piel es pequeña y el clavo estéril se lleva hasta el hueso. El sujeto siente presión
durante el procedimiento y tal vez cierta molestia al penetrarse el periostio.
Después de la inserción, el clavo o alambre se acopla al arco de tracción. Los extremos del alambre se cubren
con corcho o cinta para evitar lesionar al paciente o al personal. Las pesas se colocan en el tornillo o alambre con
un sistema de cuerda tirante que ejerce la cantidad adecuada y dirección de tracción para movimiento eficaz. En
la tracción esquelética se utilizan 7 a 12 kg para obtener el efecto terapéutico. Las pesas que se aplican al
principio deben controlar los espasmos de acortamiento de los músculos afectados. Al relajarse los músculos,
el peso de la tracción se reduce para evitar dislocación de la fractura y fomentar la cicatrización.
A menudo también se aplica tracción equilibrada, que sustenta la extremidad afectada, permite algunos
movimientos y facilita la independencia del paciente y los cuidados de enfermería, al tiempo que conserva la
eficacia de la tracción.
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La férula de Thomas con sistema de Pearson es de uso frecuente en la tracción esquelética de fracturas del
fémur (fig. 62-7). Puede emplearse con tracción cutánea u otro tipo de aparato de suspensión equilibrada. Se
requiere tracción ascendente, de modo que se emplea un marco de sobrecama. En la figura 62-8 se muestra la
tracción por suspensión con cabestrillos.
Mantenimiento de una tracción eficaz. Cuando se utiliza tracción, se observa el aparato para ver que las
cuerdas estén en las muescas de los tirantes, que no estén barridas, que las pesas cuelguen con libertad y que
los nudos de la cuerda se aten en forma segura. Se valora la posición del paciente. Cuando el paciente resbala en
la cama se produce tracción ineficaz.
• Las pesas nunca deben eliminarse de un paciente con tracción esquelética a menos que haya una
situación que ponga en peligro la vida. Si se eliminan las pesas, se frustra todo el propósito de su uso y
se produce una lesión.
Posición. El alineamiento del cuerpo del paciente en tracción se debe mantener según lo prescrito para
fomentar una línea de tracción eficaz. Se acomoda el pie para evitar gota (flexión plantar), rotación interna
(inversión ) o rotación externa (eversión). El pie del paciente se apoya en una posición neutral con aditamentos
ortopédicos (p. ej., apoyo para los pies).
Cuidado de la piel. Cuando se utilizan armazones de tracción, se suspende un trapecio a la altura de la
cabeza al alcance del paciente. Este aparato es de gran ayuda para que el enfermo se mueva en la cama y alcance
la silleta u orinal.
A menudo se forman llagas en los codos de los pacientes y ocurre lesión a los nervios si el cambio de posición
se hace empujándose con los codos. Con frecuencia el paciente utiliza el talón de la pierna sana para actuar
como refuerzo cuando quiere levantarse. Este esfuerzo de los talones en el colchón causa lesión a los tejidos;
por tanto, hay que protegerlos y revisarlos en busca de áreas de presión.
Es necesario observar los puntos específicos de presión en busca de enrojecimiento y maceración de la piel; las
áreas de presión causadas por el aparato de tracción incluyen tuberosidad isquiática, espacio poplíteo, tendón
de Aquiles y talones.
Cuando no se permite al paciente darse vuelta sobre el costado, la enfermera debe hacer un esfuerzo
especial para proporcionar cuidados y mantener la cama seca y libre de migajas y arrugas. El paciente ayuda
sosteniéndose en el trapecio y elevando la cadera. Si no puede hacerlo, la enfermera puede empujar el colchón
hacia abajo con una mano para aliviar la presión en la espalda y las prominencias óseas y permitir el apoyo de
peso en otras partes del cuerpo.
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Estado neurovascular. La valoración
neurovascular de la extremidad
inmovilizada se lleva a cabo cuando
menos cada hora en un principio y varias
veces al día después. Se indica al paciente
que reporte de inmediato cualquier
cambio de sensación o movimiento para
evaluarlos oportunamente. Es esencial
reconocer rápidamente los problemas
neurovasculares en desarrollo, a manera
de instituir inmediatamente las medidas
correctivas pertinentes.
Sitio de los tornillos. La herida en los Fig. 62-8. Tracción de suspensión equilibrada con cabestrillo. La tracción
sitios de inserción requiere de cuidado; al esquelética se aplica a la pierna lesionada del paciente, que está apoyada
por los cabestrillos.
principio, se cubre el sitio con un apósito
estéril. El cuidado subsecuente del sitio del tornillo se prescribe de manera individual. El área debe mantenerse
limpia. Es de esperarse un exudado seroso ligero en el sitio del tornillo. Hay que evitar las costras. Se valora el
drenaje y el sitio del tornillo en busca de signos de infección, como supuración purulenta, inflamación y dolor.
El objetivo es evitar infección y desarrollo de osteomielitis. El paciente puede experimentar molestias en el sitio
de inserción debido a la tracción de la piel causada por el músculo sin apoyo.
• Inspeccionar el sitio del tornillo por lo menos cada 8 h en busca de signos de inflamación.
Ejercicio. Los ejercicios son valiosos para conservar fuerza y tono musculares, además de estimular la
circulación. Deben planearse dentro de los límites terapéuticos que imponga la tracción. Entre los ejercicios
activos se cuentan: elevación del cuerpo con el trapecio, flexión y extensión de los pies y ejercicios de arco de
movimiento y resistencia contra peso de las articulaciones no afectadas. La extremidad inmovilizada
puede someterse a ejercicios isométricos; los ejercicios del cuadríceps y glúteos (véase recuadro 62-1) son
importantes para mantener la fuerza de los principales músculos empleados al caminar. Sin los ejercicios
en la cama, el paciente pierde gran parte de la fuerza y masa musculares, además de que se prolonga
considerablemente el periodo de rehabilitación.
El desarrollo de trombosis venosa profunda es un riesgo importante para la persona inmovilizada. Los ejercicios
activos de flexión y extensión de los tobillos y la contracción isométrica de los músculos de las pantorrillas
(ejercicios de bombeo) diez veces en una hora mientras esté despierto, ayudan a disminuir la estasis venosa.
Además, se prescriben medias elásticas, aditamentos de compresión en secuencia y tratamientos con
anticoagulantes para ayudar a prevenir la formación de trombos.
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Extracción del clavo. Una vez que las radiografías muestran la presencia del callo de fractura, se interrumpe
la tracción esquelética. La extremidad debe apoyarse con suavidad al tiempo que se quitan los contrapesos. El
clavo se secciona cerca de la piel y el médico lo extrae. El hueso en cicatrización debe apoyarse con férulas o
enyesados (véanse en el recuadro 62-2 las intervenciones de enfermería para pacientes sometidos a tracción).
RECUADRO 62-2
Intervenciones de enfermería para el paciente sometido a tracción
1. Valorar el estado neurovascular del paciente.
2. Asegurarse de que se mantiene una tracción efectiva (es decir, las cuerdas y poleas se mueven libremente; el peso
prescrito cuelga sin obstáculos; la posición del paciente es correcta).
3. Mantener tracción continua, a menos que se indique lo contrario.
4. Cambiar de posición dentro de los límites terapéuticos de la tracción.
5. Involucrar al paciente en el tratamiento para reducir la depresión y el aburrimiento que con frecuencia acompañan a las
semanas de tratamiento con tracción.
6. Fomentar los ejercicios activos de los pies; utilizar los apoyos necesarios.
7. Fomentar el ejercicio para reducir la pérdida de condición.
8. Detectar irritación y deterioro de la piel.
9. Detectar presión bajo el cabestrillo, el equipo y los puntos de presión más comunes (tuberosidad isquiática, espacio
poplíteo, talón).
10. Vigilar los sitios de los tornillos y atender la piel.
11. Valorar al paciente para detectar signos o síntomas de complicaciones (p. ej., infección en los puntos de inserción de los
tornillos, trombosis venosa profunda).
ASISTENCIA DE PACIENTES SOMETIDOS A CIRUGÍA ORTOPÉDICA
Muchos sujetos con disfunción musculoesquelética son sometidos a cirugía para corregir el problema. Entre los
trastornos que se tratan de esta manera se incluyen el deterioro de la función por fracturas no estabilizadas,
deformidades o artropatías; presencia de tejidos necróticos o infectados; deficiencias circulatorias como el
síndrome de compartimientos aponeuróticos, tumores u otras masas. Las operaciones de uso frecuente son la
reducción abierta con fijación interna de fracturas; artroplastia, meniscectomía y reemplazo articular para tratar
problemas articulares; amputación cuando hay problemas graves de las extremidades, como gangrena y
traumatismos masivos; injertos óseos para estabilización de articulaciones, llenado de defectos o estimulación
de la cicatrización, y trasplantes de tendones para mejoría de movimientos. Los objetivos de la mayor parte de
las operaciones ortopédicas son mejorar la función al restaurar el movimiento y la estabilidad, además de aliviar
el dolor y la incapacidad.
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Tipos de Cirugía
La cirugía ortopédica abarca las siguientes categorías:
Reducción abierta: reducción y alineación de la fractura después de disección quirúrgica y exposición de la
fractura.
Fijación interna: estabilización de la fractura reducida mediante clavos, placas, tornillos y otros dispositivos
metálicos.
Injerto óseo: colocación de tejido óseo ( autólogo u homólogo) para fomentar la cicatrización, estabilización o
reposición de tejido óseo enfermo.
Amputación: ablación de una parte corporal.
Artroplastia: reparación de artropatías mediante un artroscopio quirúrgico (instrumento que permite al
cirujano operar una articulación sin hacer una gran incisión en ella) o cirugía articular abierta.
Meniscectomía: excisión del fibrocartílago articular lesionado de la rodilla.
Artroplastia o reposición articular: sustitución de las superficies articulares con materiales plásticos o
metálicos.
Artroplastia total: sustitución de ambas superficies articulares con materiales metálicos o sintéticos.
Transferencia de tendones: modificación de la inserción de tendones para mejorar la función.
Fasciotomía: incisión en la fascia o aponeurosis muscular para aliviar la constricción de músculos o reducir las
contracturas de la aponeurosis.
PROCESO DE ENFERMERÍA: Cuidados preoperatorios del paciente sometido a cirugía ortopédica
Valoración inicial
Se evalúan hidratación, terapia con fármacos actual y posibles infecciones.
La hidratación adecuada es un objetivo importante en pacientes ortopédicos. La inmovilización y el reposo
forzado en cama contribuyen a la estasis urinaria, infecciones vesicales y urolitiasis consecuentes. La hidratación
apropiada garantiza que el flujo urinario sea adecuado y ayuda a prevenir uropatías. A fin de evitar la
deshidratación en el preoperatorio, se evalúan piel, signos vitales, diuresis y datos de laboratorio en búsqueda
de deshidratación.
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Los antecedentes sobre medicación proporcionan datos relativos al tratamiento perioperatorio. Los esteroides,
vigentes o utilizados en el pasado reciente, suelen influir de manera adversa en la capacidad del cuerpo para
soportar la tensión de la cirugía. Los pacientes con enfermedades crónicas (p. e)., artritis reumatoide, neumopatías
crónicas) con frecuencia reciben corticosteroides para el control de la enfermedad. Se administran corticosteroides
en el preoperatorio, durante la operación y en el posoperatorio según se prescriba para asegurar los niveles
adecuados de corticosteroides y prevenir la ocurrencia de crisis de Addison en pacientes con función suprarrenal
suprimida. El uso de otros fármacos, como anticoagulantes, sustancias con efecto cardiovascular o insulina se
deben registrar y comentar con el cirujano y anestesiólogo.
Es importante preguntar sobre catarros, problemas dentales, infecciones de las vías urinarias y otros posibles
sitios de infección en las 2 semanas previas a la operación. La osteomielitis puede surgir con la diseminación de
la infección por el torrente sanguíneo. En ninguna circunstancia hay que basarse nada más en los antibióticos
para prevenir la diseminación de infecciones. Puede surgir incapacidad permanente si ocurre infección en un
hueso o articulación. Las infecciones preexistentes se deben resolver antes de la cirugía ortopédica elegida.
Otros aspectos de la valoración preoperatoria son similares a los indicados en todo paciente sometido a cirugía.
Los medicamentos preoperatorios requeridos se inyectan en un área no afectada, ya que la absorción hística es
mejor en zonas no traumatizadas.
Diagnóstico
DIAGNÓSTICOS DE ENFERMERÍA
Según los datos de la valoración inicial, los principales diagnósticos preoperatorios de enfermería relacionados
con el estado ortopédico incluyen:
• Alteración de la comodidad por dolor a causa de la fractura, hinchazón o inflamación
• Alteración del riego sanguíneo (periférico) por edema, dispositivos constrictores y limitación del retorno
venoso
• Alteración del cuidado de la salud por pérdida de la autonomía
• Limitación de la movilidad física por dolor, hinchazón y quizá un dispositivo de inmovilización
• Alteración de la imagen corporal, autoestima y desempeño de papeles sociales por el impacto del
trastorno musculoesquelético.
Planeación y ejecución
Objetivos. Entre los objetivos principales antes de la cirugía ortopédica se incluyen alivio del dolor, riego hístico
adecuado, conservación de la salud, mejoría de la movilidad y del concepto personal.
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Alivio del dolor. Las técnicas físicas, farmacológicas y psicológicas de control del dolor son útiles en el
preoperatorio. Los métodos seleccionados se ajustan a las características del paciente y suele prescribirlos el
médico. La inmovilización de huesos fracturados o articulaciones lesionadas o inflamadas reduce las molestias.
Con la elevación de extremidades edematosas se facilita el retorno venoso y disminuyen las molestias afines. La
aplicación de hielo, si está prescrita, también reduce el edema y, en forma directa, las molestias al reducir
la estimulación nerviosa. Es frecuente la prescripción de medicamentos para el control del dolor agudo de
lesiones musculoesqueléticas y del espasmo muscular concomitante. En el preoperatorio inmediato, la
administración de analgésicos se debe comentar y coordinar entre enfermera, anestesiólogo y cirujano. Los
métodos analgésicos opcionales (como técnicas de distracción, concentración de la atención, visualización,
tranquilidad del ambiente y masajes) son útiles para disminuir la percepción del dolor.
Mantenimiento de la perfusión hística adecuada. El traumatismo, inflamación o aparatos de
inmovilización pueden interrumpir la perfusión de tejido. El estado neurovascular (es decir, color, temperatura,
llenado capilar, pulso, dolor, edema, parestesia, movimiento) de la extremidad se debe valorar con frecuencia.
Si se nota circulación comprometida, se instituyen medidas para restaurar la circulación adecuada. Se notifica
al médico con rapidez, se eleva la extremidad y se liberan las envolturas y enyesados constrictivos.
Conservación de la salud. Hay que ayudar al paciente en actividades que fomenten su salud durante los
periodos preoperatorio y de rehabilitación. Se evalúan las necesidades nutricionales y de hidratación. En
términos generales, la nutrición en pacientes ortopédicos refleja sus hábitos alimentarios normales. Quizá sea
apropiado comentar las formas de modificar la dieta o, en su defecto, enviar al paciente con el dietista. El ayuno
preoperatorio es tolerado en forma satisfactoria. Si se trata de un diabético, anciano debilitado o víctima de
traumatismos múltiples, hay que tomar medidas especiales.
Los datos anormales en el análisis de orina y los señalamientos de dolor quemante a la micción deben investigarse
en forma adicional antes de la operación. En ocasiones, el paciente decide limitar su ingreso de líquidos para
llevar al mínimo el uso de la silleta. Quizá convenga emplear una silleta pequeña, especial para pacientes con
fracturas. Hay que vigilar el ingreso y egreso de líquidos. El uso de la sonda vesical a permanencia debe limitarse
para prevenir infecciones de vías urinarias.
Se prescribe al paciente que deje de fumar durante el preoperatorio para mejorar la función respiratoria. La tos,
respiración profunda y espirometría por incentivo se practican para mejorar la función respiratoria en el
posoperatorio. La enseñanza preoperatoria facilita el cumplimiento posoperatorio. Se enseñan ejercicios
durante el periodo preoperatorio.
Los ejercicios isométricos de los grupos glúteos y cuadríceps se enseñan para mantener los músculos
necesarios para la ambulación (véase apartado Enseñanza al paciente y consideraciones para los cuidados en
el hogar, en este mismo capítulo). A menos que esté contraindicado, se practican ejercicios de contracción
isométrica de los músculos de las pantorrillas y tobillos para reducir al mínimo la estasis venosa y evitar la
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trombosis venosa profunda. Por otra parte, hay que alentar los ejercicios activos de arco con movimiento de
articulaciones no afectadas. Los pacientes que utilizan auxiliares de la marcha pueden ejercitarse a manera de
fortalecer los músculos de las extremidades superiores y hombros. De ser posible, se practican las técnicas de
transferencia con dispositivos auxiliares como el trapecio antes de la operación. Se proporciona cuidado a la
piel, con atención especial a los puntos de presión; es necesario instituir el uso de superficies que reducen
presión (p. ej., espuma enrollada o colchones de aire) antes de la cirugía para personas con riesgo de maceración
de la piel. Para reducir al mínimo el riesgo de infección, se lava la piel meticulosa y cuidadosamente con jabón
y agua antes de la cirugía; si la operación es electiva, el cirujano recomienda al paciente empezar la limpieza de
la piel con jabón germicida antes de la hospitalización.
Mejoría de la movilidad. En el preoperatorio, la movilidad está limitada por dolor, edema y dispositivos de
inmovilización como férulas, enyesados y tracción. La enfermera debe auxiliar con amabilidad al paciente en los
movimientos de la parte lesionada al tiempo que la apoya de manera apropiada. Las extremidades edematosas
se elevan y apoyan adecuadamente con las manos y almohadas. El dolor se controla antes de mover las partes
lesionadas mediante inmovilización y administración de medicamentos a tiempo para que ejerzan su
efecto antes de la movilización. Se exhorta el movimiento dentro de los límites terapéuticos; si se emplean
aditamentos de movilidad (p. ej., muletas, andadera, silla de ruedas) en el posoperatorio, practicar con los
aditamentos en el preoperatorio facilita el uso seguro y fomenta una movilidad independiente más temprana.
Mejoría del concepto personal. En el preoperatorio, los pacientes ortopédicos suelen necesitar ayuda en la
aceptación de los cambios de su imagen corporal, disminución de la autoestima o incapacidad para asumir los
papeles y funciones que tienen en su vida. El grado de ayuda varia en forma considerable y depende de los
acontecimientos que preceden a la hospitalización, cirugía y rehabilitación planeadas, carácter temporal o
permanente de la alteración de la imagen corporal y magnitud de los cambios necesarios en el desempeño de
funciones cotidianas. La enfermera debe establecer una relación de confianza a fin de que el paciente exprese
sus preocupaciones y angustias, además de ayudarle en el examen de sentimientos y opiniones relativos a
los cambios en el concepto personal. También puede aclarar los conceptos erróneos que tenga el paciente y
ayudarlo a superar las modificaciones necesarias como resultado de las alteraciones en su capacidad física y el
concepto que tiene de sí mismo.
Valoración
RESULTADOS ESPERADOS
1. El paciente informa dolor controlado
a. Utiliza múltiples métodos para reducir el dolor
b. Establece que el medicamento es eficaz para controlar el dolor
c. Se mueve con mayor comodidad
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2. El paciente presenta una perfusión hística adecuada
a. Color normal de la piel
b. Piel tibia
c. Respuesta de llenado capilar normal
d. Sensación y movimiento normales
e. Demuestra disminución de la inflamación
3. El paciente cuida su salud
a. Ingiere una dieta balanceada de manera adecuada para cumplir las necesidades nutricionales
b. Mantiene hidratación adecuada
c. Se abstiene de fumar
d. Practica ejercicios respiratorios
e. Cambia de posición por sí mismo para aliviar la presión de la piel
f. Dedica tiempo a los ejercicios de fortalecimiento y preventivos
4. El paciente se esfuerza por maximizar la movilidad dentro de los limites terapéuticos
a. Pide ayuda cuando se le mueve
b. Eleva la extremidad inflamada después de la transferencia
c. Utiliza aditamentos de inmovilización y de ayuda según se prescribe
5. El paciente expresa un concepto positivo de sí mismo
a. Acepta los cambios temporales o permanentes en su imagen corporal
b. Comenta los cambios en el desempeño de funciones
c. Participa en las decisiones relativas a su atención
PROCESO DE ENFERMERÍA: Cuidados posoperatorios del paciente sometido a cirugía ortopédica
Valoración inicial
Después de la cirugía ortopédica, la enfermera continúa el plan de cuidados preoperatorios, modificándolo al
estado posoperatorio actual. Revisa las necesidades del paciente en relación al dolor, perfusión hística, fomento
de la salud, movilidad y concepto de sí mismo.
El traumatismo esquelético y la cirugía realizada en los huesos, músculos y articulaciones produce dolor
importante, en especial durante los primeros días después de la cirugía.
La perfusión hística debe vigilarse estrechamente debido a que el edema y la hemorragia dentro de los tejidos
pueden comprometer la circulación y producir el síndrome del compartimiento.
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La valoración de la función respiratoria, gastrointestinal y urinaria proporciona datos para fomentar la función
de estos sistemas. La anestesia general y la inmovilidad producen una función alterada.
Se anotan los limites prescritos de inmovilidad; la enfermera valora la comprensión del paciente en lo referente
a las restricciones. La revisión del concepto personal del paciente facilita la modificación del plan de cuidados
preoperatorios.
Además, la enfermera se interesa en la evaluación y vigilancia del paciente en caso de problemas posibles
relacionados con la cirugía; la valoración frecuente de signos vitales, nivel de conciencia, supuración de
la herida, sonidos de la respiración, sonidos intestinales, equilibrio de líquidos y dolor, proporcionan a la
enfermera datos que sugieren el desarrollo posible de un problema potencial. Rápidamente, se informan al
médico los hallazgos anormales.
Con la cirugía ortopédica mayor, existe riesgo de choque hipovolémico debido a la pérdida de sangre. La
disección muscular con frecuencia produce heridas en las que la hemostasis es deficiente; las que se cierran
bajo control de torniquete pueden sangrar durante el periodo posoperatorio. La enfermera debe estar alerta
a los signos de choque (p. ej., aumento de la velocidad del pulso, disminución de la presión sanguínea,
inquietud) (véase cap, 15).
Los cambios en el ritmo del pulso y de la respiración y el color de la piel indican complicaciones pulmonares o
cardiacas. Se observan con frecuencia complicaciones pulmonares de atelectasia y neumonía y se relacionan
con una enfermedad pulmonar preexistente, anestesia profunda, actividad mínima, analgésicos y reducción
de la reserva respiratoria debido a la edad avanzada o a un trastorno musculoesquelético principal (p. ej.,
expansión pulmonar restringida debido a cifosis y osteoporosis).
La micción en posiciones no naturales contribuye a la retención urinaria; además, los varones ancianos por lo
general tienen prostatismo de algún grado y dificultad para orinar. Por tanto, es importante vigilar la excreción
urinaria. Los aumentos de temperatura dentro en las primeras 48 h se deben a atelectasia o a otros problemas
respiratorios. Las elevaciones de temperatura durante los siguientes días se asocian a infecciones del tracto
urinario. Las infecciones de heridas superficiales tardan 5 a 9 días para desarrollarse; las temperaturas asociadas a flebitis ocurren durante la segunda semana.
La enfermedad tromboembólica (véase trombosis venosa profunda, cap. 31, y embolia pulmonar, cap. 24)
es una de las complicaciones más frecuentes y peligrosas que se presentan durante el posoperatorio en el
paciente ortopédico. La edad avanzada, hemostasis, cirugía ortopédica en extremidad inferior e inmovilización
son importantes factores de riesgo. La enfermera valora a diario las piernas del paciente en busca de
sensibilidad, edema de las pantorrillas y signo de Homans positivo. Los datos anormales se informan de
inmediato al médico.
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Además, es posible que haya embolia grasosa (cap. 64) en la cirugía ortopédica. La enfermera debe estar
alerta a los cambios en la respiración, conducta y nivel de conciencia que pueden indicar el desarrollo de
embolia grasosa.
Diagnóstico
DIAGNÓSTICOS DE ENFERMERÍA
Según los datos de la valoración, los diagnósticos principales de enfermería después de cirugía ortopédica incluyen los siguientes:
• Dolor por el procedimiento quirúrgico, inflamación e inmovilización
• Probabilidad de perfusión hística periférica alterada por la inflamación, aditamentos constrictivos, daño a la
circulación
• Mantenimiento de la salud alterado por la pérdida de independencia
• Alteración de la movilidad física por dolor, inflamación, procedimiento quirúrgico, presencia de un
aditamento de inmovilización (férula, tracción, yeso)
• Alteración de la imagen corporal, autoestima y desempeño de funciones por el impacto de los problemas
musculoesqueléticos
PROBLEMAS CONCOMITANTES/ POSIBLES COMPLICACIONES
Según los datos de valoración, las posibles complicaciones de la cirugía ortopédica incluyen:
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Choque hipovolémico
Atelectasia; neumonía
Retención urinaria
Infección
Trombosis venosa profunda
Planeación y ejecución
Objetivos. Los objetivos principales después de cirugía ortopédica incluyen alivio del dolor, perfusión hística
adecuada, mantenimiento de la salud, movilidad mejorada, mejoría del concepto personal y ausencia de
complicaciones.
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INTERVENCIONES DE ENFERMERÍA
Alivio del dolor. Después de cirugía ortopédica, el dolor puede ser intenso; el edema, hematomas y
espasmos musculares contribuyen al dolor experimentado. En ocasiones, el paciente indica que el dolor es
menor que el que se experimentaba en el preoperatorio y sólo es necesaria una cantidad moderada de analgésicos.
Se vigila de cerca el nivel de dolor y respuesta del paciente a las medidas terapéuticas; se hacen esfuerzos para
aliviar el dolor y proporcionar comodidad al paciente.
Existen múltiples medios farmacológicos para el manejo del dolor; pueden prescribirse analgesia controlada
por el paciente y analgesia epidural para controlar el dolor. Si se prescriben analgésicos orales o intramusculares
según se necesiten (PRN), se indica al paciente que los solicite antes de que el dolor sea intenso. Los
medicamentos se deben administrar con rapidez dentro de los intervalos prescritos. Se alternan los sitios
de inyección intramuscular, evitando el glúteo o muslo operado. Se administran medicamentos preventivos a
intervalos prescritos si es posible predecir el inicio del dolor (p. ej., media hora antes de planear una actividad
como transferencia o ejercicio).
Además de los medios farmacológicos para controlar el dolor, se prescribe elevación de la extremidad operada
y aplicación de frío para controlar el edema. El aspirador portátil para heridas disminuye la acumulación
de líquidos y formación de hematoma. La enfermera puede notar que el cambio de posición, la relajación,
distracción y técnicas de visualización son útiles para reducir y controlar el dolor del paciente.
Es necesario informar el dolor en aumento e incontrolable al cirujano ortopédico para su evaluación. El dolor
debe disminuir con rapidez después del periodo posoperatorio inicial. Al cabo de tres a cuatro días, la mayoría
de los pacientes requieren sólo analgesia oral ocasional para combatir la sensibilidad muscular residual y el
espasmo.
Mantenimiento de la perfusión hística adecuada. Se continúa el plan de cuidado preoperatorio. La
enfermera vigila el estado neurovascular de la parte corporal afectada y notifica al médico con rapidez los
hallazgos que indiquen perfusión hística disminuida. Además, la enfermera recuerda al paciente que realice
los ejercicios de grupos musculares, tobillos y bombeo de pantorrilla cada hora mientras esté despierto para
favorecer la circulación.
Mantenimiento de la salud. Se continúa el plan de cuidado preoperatorio y se alienta al paciente a
participar en el régimen de tratamiento posoperatorio.
Las dietas bien balanceadas con proteínas y vitaminas adecuadas son necesarias para mantener el tejido
saludable y promover la cicatrización de la herida. Se administra al paciente una dieta normal lo más pronto
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posible; sin embargo, no se deben proporcionar grandes cantidades de leche a pacientes encamados, porque
esto sólo acumula calcio en el cuerpo y requiere que los riñones lo excreten en mayor cantidad, lo que favorece
la formación de cálculos urinarios.
La enfermera vigila al paciente en busca de úlceras por decúbito, que son un peligro constante para los sujetos
que se encuentran en cama por periodos extensos o para los ancianos, personas con malnutrición o incapaces
de moverse sin ayuda. Los giros, lavado, secado y masaje de la piel son necesarios para evitar la maceración.
Mejoría de la movilidad física. Los pacientes con frecuencia tienen miedo a moverse después de una
cirugía ortopédica. Establecer una relación terapéutica con el paciente ayuda a asegurar su participación total en
las actividades terapéuticas incómodas y que causan temor, diseñadas para mejorar el nivel de movilidad física.
Los pacientes son más propensos a aumentar la movilidad una vez que se les asegura que el movimiento dentro
de los limites terapéuticos los beneficia, que la enfermera le proporcionará ayuda, que la molestia puede
controlarse y que los objetivos de actividad son realizables. El tejido blando cicatriza con mayor rapidez que el
hueso. Aunque la incisión aparezca cicatrizada, el hueso subyacente necesita tiempo adicional para reparar y
recuperar su resistencia normal. Recordar esto es especialmente importante en la cirugía de extremidades
inferiores.
Los pernos metálicos, tornillos, bastones y placas que se utilizan para fijación interna están diseñados para
mantener la posición del hueso hasta que la osificación ocurra. No están diseñados para soportar el peso
corporal y pueden doblarse, aflojarse o romperse si se les coloca bajo presión. Se calcula que la resistencia del
hueso, la estabilidad de la fractura, la reducción y fijación y la cantidad de hueso cicatrizado determinan la
presión que el hueso puede soportar después de la cirugía. Algunos procedimientos ortopédicos requieren
protección prolongada de la tensión excesiva, lo que se lleva a cabo por medio de restricciones de soporte de
peso. El cirujano ortopédico prescribe límites para soportar peso y uso de aditamentos de protección (ortosis),
si son necesarios después de cirugía.
• Los límites para soportar peso y el uso de aditamentos de protección se discuten con el cirujano ortopédico
antes de la transferencia y ambulación
Se diseña un programa de ejercicios para el problema clínico del individuo; el objetivo es regresar al paciente a
su nivel más alto de función en un corto tiempo, congruente con el procedimiento quirúrgico. La rehabilitación
implica aumentar de manera progresiva las actividades del paciente e instituir un ejercicio progresivo según se
prescriba. Con frecuencia, se prescribe alguna forma de auxiliar (muletas, andaderas) para la movilidad
posoperatoria. La práctica preoperatoria con los auxiliares de movilidad ayuda al paciente a usarlos en el
posoperatorio. La enfermera vigila el modo de andar del paciente y se asegura que esté a salvo dentro de los
límites de soporte de peso prescritos. (Caminar con muletas y utilizar andadera se discute en el cap. 18. )
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Mejoría del concepto personal. Se continúa el plan de cuidado preoperatorio. La enfermera y el paciente
establecen objetivos realistas; aumentar las actividades de cuidados personales dentro de los límites del régimen terapéutico y reasumir sus funciones facilita el reconocimiento de las capacidades y fomenta la autoestima,
capacidad personal y desempeño de funciones del paciente. La imagen corporal alterada se acepta de manera
gradual con el apoyo de la enfermera, familia y otros.
Vigilancia y tratamiento de posibles complicaciones
Choque hipovolémico. La enfermera vigila al paciente después de la cirugía para observar el desarrollo de
choque hipovolémico. La pérdida excesiva de sangre durante la cirugía, así como después de ésta, producen
choque. Debe identificar los primeros signos y síntomas (p. ej., incremento del ritmo del pulso, reducción de la
presión arterial, producción de orina inferior a 30 ml por hora, inquietud, cambios mentales, sed, hemoglobina
y hematócritos reducidos) y reportarlos al cirujano ortopedista para que se emprenda el tratamiento adecuado.
(Véase cap. 15 para tratamiento de pacientes en choque.)
Atelectasia y neumonía. La enfermera vigila los sonidos pulmonares del paciente y lo alienta para que respire
profundamente y realice ejercicios para la tos. La expansión total de los pulmones evita la acumulación de
secreciones respiratorias y el desarrollo de atelectasia y neumonía; si se prescribe espirometría de incentivo,
la enfermera alienta su uso. De presentarse signos de problemas respiratorios (p. ej., incremento del ritmo
respiratorio, tos productiva, sonidos de la respiración disminuidos o extraños, fiebre), la enfermera lo reporta al
cirujano para dar el tratamiento adecuado.
Retención de orina. Después de la intervención, la producción de orina se verifica cada hora. Se anima al
paciente a vaciar la vejiga cada 3 o 4 h para evitar la retención de orina y la distensión de la vejiga. Se debe
proporcionar intimidad cuando vaya al sanitario. Como el paciente necesita orinar en una posición poco
común, la enfermera lo ayuda a asumir la posición. Los orinales para fracturados son más cómodos que otros;
la micción en posición de costado es útil para el paciente varón; en ocasiones, éste sólo puede orinar si está de
pie y es necesario aclarar que puede requerirse actividad antes de ayudar al paciente a ponerse de pie. Si es
incapaz de orinar, se prescribe cateterización intermitente hasta que sea capaz de hacerlo por si mismo.
Infección. La infección es un problema posible después de cualquier cirugía; es de particular interés en el
paciente ortopédico posoperatorio debido al alto riesgo de osteomielitis, que es difícil de tratar y requiere cursos
prolongados de antibióticos intravenosos. En ocasiones, el hueso infectado, la prótesis y aditamentos de fijación
interna se deben quitar quirúrgicamente. Por tanto, con frecuencia se prescriben antibióticos sistémicos
profilácticos durante el periodo perioperatorio y posoperatorio inmediato. La enfermera evalúa la respuesta del
paciente a estos medicamentos. Es esencial una técnica aséptica cuando se cambian apósitos y se vacían los
aditamentos de drenaje de la herida. La enfermera vigila los sígnos vitales del paciente, evalúa el aspecto de la
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herida y nota el carácter de la supuración. También, debido a que la retención urinaria es frecuente después
de cirugía ortopédica, se vigila el carácter de la orina para buscar signos de infección del tracto urinario. Es
necesario un reconocimiento e informe rápido al médico si hay un proceso infeccioso aparente.
Trombosis venosa profunda. La prevención de trombosis venosa profunda requiere el uso de medidas
preventivas (p. ej., ejercicios de tobillo y bombeo de pantorrilla; utilizar medias elásticas o aditamentos de
compresión en secuencia; hidratación adecuada; movilización temprana). El ácido acetilsalicílico al parecer no
tiene efecto profiláctico de tromboembolia venosa en el paciente ortopédico. La enfermera vigila al paciente para
observar el desarrollo de signos de trombosis venosa profunda e informar con rapidez los hallazgos al médico
para su tratamiento.
Evaluación
RESULTADOS ESPERADOS
1. El paciente informa disminución del nivel de dolor
a. Utiliza múltiples métodos para reducir el dolor
b. Utiliza en ocasiones medicamentos orales para controlar las molestias
c. Eleva la extremidad para controlar la inflamación y las molestias
d. Se mueve con mayor comodidad
2. El paciente presenta perfusión hística adecuada
a. Piel de color normal
b. Piel tibia
c. Respuesta de llenado capilar normal
d. Sensación y movimiento normal
e. Demuestra inflamación reducida
3. El paciente promueve su salud
a. Ingiere una dieta equilibrada adecuada para cumplir las necesidades nutricionales
b. Mantiene una hidratación adecuada
c. Se abstiene de fumar
d. Practica ejercicios respiratorios
e. Cambia de posición por sí mismo para aliviar la presión en la piel
f. Realiza ejercicios de fortalecimiento y preventivos
4. El paciente aumenta al máximo la movilidad dentro de los límites terapéuticos
a. Pide ayuda cuando se mueve
b. Eleva la extremidad inflamada después de la transferencia
c. Utiliza aditamentos de inmovilización según se prescribe
d. Se compromete con la limitación prescrita de soporte de peso
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5. El paciente expresa un concepto positivo de si mismo
a. Reconoce los cambios temporales o permanentes en la imagen corporal
b. Discute los cambios en el desempeño de funciones
c. Se ve a sí mismo como valioso y capaz de asumir responsabilidades
d. Participa de manera activa en el plan asistencial y en el régimen terapéutico
6. El paciente no presenta complicaciones
a. No experimenta choque
b. Mantiene signos vitales normales y presión sanguínea normal
c. Sonidos pulmonares claros
d. La herida cicatriza sin signos de infección
e. La supuración de la herida no es purulenta
f. No experimenta retención urinaria
g. Orina clara
h. No presenta signos de enfermedad tromboembólica
CIRUGÍA DE RECONSTRUCCIÓN ARTICULAR
En ocasiones, los efectos de artropatías o deformidades precisan intervención quirúrgica para alivio del dolor
y mejoría de la estabilidad y la función. El tratamiento quirúrgico de las artropatías consiste en la excisión de
tejidos lesionados y enfermos, reparación de estructuras dañadas (tendones rotos), extracción de estructuras
sueltas (desbridamiento), inmovilización articular por fusión (artrodesis) y sustitución de superficies
articulares (artroplastia, colocación de prótesis o reemplazo total de una articulación).
El reemplazo total de articulación es la sustitución de ambas superficies articulares dentro de la cápsula articular (p. ej., el reemplazo total de cadera se refiere al implante de prótesis femorales y acetabulares). La
hemiartroplastia se refiere al reemplazo de una superficie articular (p. ej., en una hemiartroplastia de cadera se
reemplaza la cabeza y cuello femoral con prótesis femoral; no se reemplaza el acetábulo).
La intervención quirúrgica se selecciona conforme al problema subyacente, estado físico general, efecto de la
incapacidad articular en la vida del paciente y edad de éste. El momento de realización de la operación es
importante para lograr la restauración funcional máxima. La cirugía debe efectuarse antes de que los músculos
periarticulares estén en contracción y atrofiados, y de que surjan anormalidades estructurales graves. Debe
evaluarse al paciente como un todo, de manera que se elija la operación con mayores probabilidades de éxito y
de restauración funcional a largo plazo.
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Reemplazo de articulaciones
Los pacientes con incapacidad y dolor intenso articulares suelen ser candidatos para artroplastia total. Entre los
padecimientos que contribuyen a la degeneración articular se cuentan la artritis reumatoide, osteoartritis
(artropatia degenerativa), traumatismos y deformidades congénitas. En ocasiones, el reemplazo articular total
es un procedimiento con que se salva la parte correspondiente en virtud de la alteración del riego sanguíneo y la
necrosis avascular subsecuente. Las articulaciones que se reemplazan con mayor frecuencia son las de cadera,
rodilla, hombro y dedos de la mano (fig. 62-9). Son menos comunes las operaciones de articulaciones más
complejas, como las de cadera, carpo y tobillo. Por lo regular, el procedimiento es electivo.
La mayor parte de los reemplazos de articulaciones consisten en componentes metálicos y de polietileno de alta
densidad. Por lo general, las prótesis digitales se elaboran a base de Silastic. Los implantes articulares suelen
fijarse en el hueso con cemento preparado con polimetil metacrilato, que tiene propiedades similares a las del
tejido óseo. El aflojamiento de la prótesis debido a falta de fusión del cemento con el hueso es la razón más
frecuente de fracaso de prótesis. Las prótesis integradas (compuestos articulares artificiales cubiertos con
poros, sin cemento) que permiten que el hueso del paciente crezca adentro y se fije de manera segura en la
prótesis se utilizan cada vez con mayor frecuencia. El ajuste preciso y la presencia de hueso sano con riego
sanguíneo adecuado revisten importancia en el empleo de los componentes no cementados. Se siguen
haciendo esfuerzos para reducir la tasa de fracaso de las prótesis modificando las técnicas, mejorando los
materiales y utilizando injertos de hueso.
Con el reemplazo articular total se logra alivio notable del dolor en 85 a 90% de los pacientes. La restauración de
los movimientos y la función depende del estado de los tejidos blandos en el preoperatorio, reacciones de
dichos tejidos y fuerza muscular general. El fracaso temprano de la artroplastia total de la cadera poco tiempo
después de realizada, se relaciona con actividad excesiva y artropatías preexistentes.
Valoración preoperatoria. La valoración del paciente y el tratamiento preoperatorio se realizan con el
propósito de ayudarlo a mantener una salud óptima al momento de la cirugía. Se lleva a cabo una evaluación
preoperatoria completa, con énfasis en la función cardiovascular, respiratoria, renal y hepática. La edad,
obesidad, edema preoperatorio de la pierna, antecedentes de trombosis venosa profunda y venas varicosas,
aumentan el riesgo de trombosis venosa profunda en el posoperatorio y de embolia pulmonar. Se hacen todos
los esfuerzos posibles para evitar la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar, la causa más frecuente
de mortalidad posoperatoria en pacientes mayores de 60 años de edad que se someten a reemplazo total de
cadera.
En el preoperatorio, la enfermera valora el estado neurovascular de la extremidad que se someterá a reemplazo
articular. Los datos de valoración posoperatoria se comparan con los del preoperatorio para identificar los
cambios y deficiencias. Quizá ocurra parálisis nerviosa durante la cirugía. Un pulso ausente en el posoperatorio
es de preocupación a menos que también estuviera ausente en el preoperatorio.
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Prevención de infecciones. Se necesita valoración
preoperatoria cuidadosa del paciente para buscar sitios de
infección. Cualquier infección dos a cuatro semanas antes de
planear la cirugía hará que ésta se posponga. Se realizan
cultivos preoperatorios de orina, ya que la infección del tracto
urinario es una puerta de entrada frecuente para las bacterias.
Se ha observado que la infección ocurre casi dos veces más en
pacientes con artritis reumatoide que en pacientes con
osteoartritis.
La preparación preoperatoria de la piel empieza 1 o 2 días antes
de la cirugía; la mayor parte de las infecciones profundas
son causadas por bacterias que se implantan en la herida al
momento de la cirugía, en su mayor parte por el aire. Por tanto,
durante la operación deben seguirse estrictamente los
principios de asepsia y el área de operación debe controlarse y
dejarse lo más libre de bacterias que sea posible.
Se administran antibióticos profilácticos mucho antes de la
cirugía o se empiezan en el intraoperatorio. El cultivo de la Fig. 62-9. Reemplazo de cadera y rodilla.
articulación durante la cirugía, antes de empezar el tratamiento
antibiótico intraoperatorio, es importante para identificar y tratar las infecciones posteriores.
La osteomielitis es difícil de tratar. La infección de la prótesis por lo general requiere eliminación del implante y
revisión de la articulación, un procedimiento complejo. Tampoco es posible obtener una articulación funcional
cuando el procedimiento de reconstrucción se repite.
Ambulación después de la cirugía. La ambulación con marco o muletas se empieza uno o dos días
después del procedimiento, dependiendo de la condición del paciente. El objetivo es la ambulación
independiente. Al principio, el paciente sólo es capaz de pararse por un periodo breve debido a la hipotensión
ortostática. Cuando el paciente es capaz de tolerar más actividad, se le transfiere a una silla varias veces al día
por periodos cortos.
El médico determina los límites específicos de soporte de peso según la condición del paciente, procedimiento
y método de fijación. Por lo general, las prótesis cementadas se pueden colocar con peso según lo tolere la
comodidad del paciente. Si el paciente tiene una prótesis de integración, el soporte de peso se limita de manera
inmediata después de la cirugía; esto reduce al mínimo el micromovimiento de la prótesis en el hueso, en un
intento de evitar la interrupción de la integración ósea.
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Reemplazo total de cadera
Este procedimiento es el reemplazo de cadera gravemente dañada y con articulación artificial. Los siguientes
trastornos son sensibles a este tipo de cirugía: artritis (enfermedad articular degenerativa, artritis reumatoide),
fractura de cuello femoral, fracaso de cirugías reconstructivas previas (fracaso de prótesis, osteotomía,
reemplazo de cabeza femoral) y problemas que son resultado de la enfermedad congénita de cadera. Se dispone
de varias prótesis totales de cadera; la mayor parte de ellas constan de un compuesto femoral metálico con
cabeza esférica ajustada a una conexión acetabular plástica (véase fig. 62-9). El cirujano selecciona la prótesis
más recomendable para el individuo, considerando varios factores que incluyen estructura esquelética y nivel
de actividad.
La operación por lo regular se reserva para pacientes de más de 60 años con dolor incontrolable o daño
irreversible de la articulación de cadera. Con el descubrimiento de materiales protésicos y técnicas de operación
mejorados, la vida de la prótesis se extiende y cada vez pacientes más jóvenes con articulaciones de cadera
dolorosas muy dañadas se someten al reemplazo total de cadera.
Intervenciones de enfermería
La enfermera debe estar conciente de los posibles problemas específicos asociados con un reemplazo total de
cadera e incluirlos en el plan de enfermería. Los problemas básicos potenciales incluyen dislocación de la
prótesis de cadera, drenaje excesivo de la herida, tromboembolia e infección.
Dislocación de la prótesis de cadera. Son esenciales las actividades de acomodo, que aseguran la posición
del componente de la cabeza femoral en el manguito acetabular. Se enseña al paciente acerca de las posiciones
de pierna en abducción, que ayudan a evitar la dislocación de la prótesis. El uso de férulas de abducción,
almohadas de cuña (fig. 62-10), o dos o tres almohadas entre las piernas ayuda a mantener la cadera en
abducción. Cuando se gira al paciente en la cama, la cadera operada debe mantenerse en abducción y toda la
longitud de la pierna se apoya con almohadas.
Fig. 62-10. Suele emplearse una
almohada de abducción depués del
reemplazo total de la cadera para
prevenir el desacomodo de la prótesis.
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La cadera no debe doblarse más de 45 a 60o, por tanto, no se debe elevar la cabecera de la cama más de 45o para
evitar la flexión aguda de la cadera. Cuando se utiliza un orinal para fracturados, se indica al paciente que doble
el lado no operado de la cadera y utilice el trapecio para levantar la pelvis en el orinal; también se le recuerda que
no doble la cadera operada.
El paciente mantiene flexión limitada durante la transferencia y al sentarse. Cuando por primera vez se ayuda al
paciente a salir de la cama, se mantiene la férula de abducción o las almohadas entre las piernas. Se exhorta al
paciente a mantener la cadera operada en extensión; se le indica que mantenga en eje la pierna no operada
mientras la enfermera le ayuda a moverse y protege la pierna operada de la aducción, flexión y soporte excesivo
de peso. Se utilizan sillas de ruedas parcialmente reclinadas y extensiones de asiento para sanitario para reducir
al mínimo la flexión articular.
Se enseña al paciente a adoptar una posición protectora; mantener la abducción, evitar la rotación interna y
externa, la hipertensión y la flexión aguda. El enfermo debe tener la almohada entre las piernas cuando esté
recostado en posición supina, de costado o cuando gire. No debe dormir del lado operado hasta que no lo
autorice el cirujano. En ningún momento debe cruzar las piernas, doblar la espalda y ni doblar en ángulo agudo
la cadera.
La dislocación ocurre con la posición que excede los límites de la prótesis. Si esto sucede, es necesario
reconocerla y reducirla con rapidez de manera que no haya daño circulatorio ni nervioso a la pierna.
• Los indicadores de dislocación son acortamiento de la pierna, incapacidad para moverla, mala alineación,
rotación anormal y aumento de molestias.
Si la prótesis se disloca, se debe notificar al cirujano para reducir y estabilizar la cadera. Al cicatrizar los
músculos y la cápsula articular, la posibilidad de dislocación disminuye; la tensión en la nueva articulación debe
ser mínima por los primeros tres a seis meses.
Drenaje de la herida. El líquido y sangre acumulados en el sitio quirúrgico se drenan con un aditamento de
aspiración portátil. Esto evita acumulación de liquido, que contribuye a la molestia y proporciona un sitio para
la infección. Es de esperarse un drenaje de 200 a 500 ml durante las primeras 24 h; a las 48 h del posoperatorio,
el drenaje total en 8 h disminuye a 30 ml o menos y se quita el aditamento de aspiración. Mayores volúmenes de
drenaje que el anticipado se deben informar al médico con rapidez.
Cuando se prevé una pérdida abundante de sangre como consecuencia de la intervención para sustituir
totalmente una articulación, suele utilizarse un sistema de drenaje de autotransfusión (es decir, la sangre drenada
es filtrada y reinfundida al paciente durante el periodo posoperatorio inmediato) para reducir las transfusiones
de sangre homólogas.
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Trombosis venosa profunda. El riesgo de tromboembolia se aumenta después de la cirugía reeonstructiva de
cadera; la frecuencia de trombosis venosa es de 45 a 70%. Entro los pacientes afectados, surge embolia pulmonar
en 20% y 1 a 3% tiene consecuencias letales. Por tanto, deben emprenderse medidas de prevención y vigilar con
sumo cuidado al paciente en búsqueda de la aparición de trombosis venosa profunda y embolia pulmonar. Las
medidas de mejoramiento de la circulación y disminución de la estasis venosa son fundamentales en pacientes
con reconstrucción de cadera y rodilla. Como medida de profilaxis para la trombosis venosa profunda a consecuencia de cirugía de sustitución de cadera, se administran dosis bajas de heparina o de enoxaparina, una
heparina de bajo peso molecular que no requiere control rutinario de tiempos de coagulación.
Infecciones. Son la complicación más grave en el posoperatorio del reemplazo total de cadera. Cuando son
profundas, suele requerirse la extracción del implante. También son mayores los riesgos de infección en
diabéticos, ancianos, obesos, personas con malnutrición o infecciones concomitantes (p.ej., infecciones de vías
urinarias o abscesos dentales) o hematomas de gran magnitud.
Las infecciones del reemplazo articular total tienen efectos desastrosos, de modo que hay que esforzarse al
máximo en prevenir su aparición. Deben evitarse en forma estricta todas las posibles fuentes de infección. Se
recurre a la terapia de antibióticos profiláctica. Si se emplea la sonda vesical a permanencia o la aspiración de la
incisión con un dispositivo portátil, ha de interrumpirse su uso a la brevedad posible para prevenir infecciones.
Los antibióticos profilácticos suelen prescribirse si el paciente necesita intervenciones futuras, como las
extracciones dentales o cistoscopia.
Pueden estar presentes los signos clásicos de infección o el paciente quizá experimente durante algunos meses
o años después de la cirugía la reanudación de las molestias en la cadera, lo cual pudiera significar infección
aguda tardía. Esta puede ocurrir en los 3 meses posteriores a la cirugía y se debe a infección superficial
progresiva o hematomas que drenan. Suelen aparecer infecciones quirúrgicas retardadas 4 a 26 meses después
de la cirugía. Las infecciones que ocurren 2 años después del procedimiento se atribuyen a diseminación de la
infección por la circulación desde otra parte del cuerpo.
Si ocurre una infección, se utilizan antibióticos para tratarla. Las infecciones graves requieren desbridamiento o
extirpación de la prótesis.
Otras complicaciones. En pacientes con reemplazo total de cadera hay otras complicaciones que incluyen
inmovilidad, aflojamiento de la prótesis, osificación heterotrófica (formación de tejido óseo en el espacio que
rodea la prótesis) y necrosis avascular (muerte del tejido óseo por interrupción del riego sanguíneo). Los
métodos de mejoramiento de la fijación con cemento, prótesis con crecimiento óseo e injertos de hueso tienen
como finalidad disminuir las probabilidades de aflojamiento de la prótesis.
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DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN DESESCOLARIZADA
Enseñanza al paciente y consideraciones para los cuidados en el hogar
Antes de preparar al paciente para su regreso al hogar, se le imparte un programa de enseñanza completo para
fomentar la continuidad del régimen terapéutico y el logro de la rehabilitación plena. Se espera que el paciente
tome parte activa en el proceso de rehabilitación.
Hay que aconsejar al paciente la práctica del programa diario de ejercicios al pie de la letra, a fin de conservar
los movimientos funcionales de la articulación de la cadera y fortalecer los músculos que participan en la
abducción de la misma. El fortalecimiento y adiestramiento de los músculos se logra después de cierto tiempo.
Los dispositivos auxiliares para la caminata, como muletas, marco o bastón, se emplean durante un periodo
variable. Cuando se desarrolla tono muscular suficiente para la marcha normal sin molestias, puede
interrumpirse el uso del bastón. La eficacia de la caminata después del reemplazo total de cadera, mejora en
virtud de la adquisición de la marcha normal indolora. Por lo general, se evita subir escaleras durante los
primeros tres meses después de la cirugía y mantenerlo al mínimo los siguientes tres meses. Las caminatas
frecuentes, natación y uso de una mecedora alta son excelentes para ejercitar la cadera. Por 3 a 6 meses,
durante la actividad sexual, el paciente debe estar debajo de la parea para evitar la aducción y flexión de la cadera
operada.
Es imperativo no cruzar las piernas ni adoptar posiciones de flexión mayor de 90o. El sujeto quizá requiera
ayuda para ponerse calcetines y zapatos. Deben evitarse las sillas bajas, así como estar sentado durante más de
30 min a la vez, para reducir al mínimo la flexión de la cadera y el riesgo de luxación de la prótesis, además de
prevenir la rigidez de la cadera y las contracturas por flexión. También deben evitarse los viajes de larga
duración, a menos que sean posibles los cambios frecuentes de posición. Otras actividades desaconsejadas son:
ejercicio excesivo, levantamiento de objetos pesados y excesos en las actividades que incluyan encorvamiento o
torsión y giros forzados del tronco (levantamiento de objetos pesados, quitar la nieve con palas, girar con
fuerza). En el recuadro 62-3 se comentan los cuidados en el hogar después de reemplazo de cadera.
Después de la cirugía y rehabilitación exitosas, el paciente puede esperar una articulación libre o con poco dolor,
con buen movimiento, estable y que por lo regular permita ambulación normal o casi normal.
Plan asistencial de enfermería
Según la valoración de enfermería de las necesidades del paciente y del conocimiento de cuidados de quien se
somete a cirugía ortopédica, en especifico el reemplazo total de cadera, la enfermera desarrolla junto con el
paciente un plan de cuidados que cumpla sus necesidades y ayude a vigilar los problemas posibles. En el Plan
Asistencial 62-1 se presenta un modelo para pacientes que se someten a reemplazo total de cadera.
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RECUADRO 62-3
Asistencia terapéutica en casa para sustitución de cadera
Consideraciones para la atención en casa
Intervención de enfermería
Tratamiento del dolor
Analizar con el paciente los métodos para reducir el dolor:
Descanso periódico
Distracción, relajación
Medicamentos (p.ej., NSAID, analgésicos opioides): efecto, administración,
efectos colaterales.
Atención de la herida
Instruir al paciente con respecto a:
Mantener limpia y seca la incisión.
Atención de la herida/cambio de apósitos.
Signos de infección de la herida (p. ej., dolor, inflamación, drenaje, fiebre).
Explicar que las suturas/grapas serán retiradas de 10 a 14 días después de la cirugía.
Movilidad
Instruir al paciente con respecto a:
Uso seguro de los dispositivos de ayuda.
Limitaciones para levantar pesos.
Cómo cambiar de posición con frecuencia.
Limitaciones en cuanto a flexión y aducción de cadera (p. ej., evitar flexiones
agudas y cruzar las piernas).
Cómo ponerse de pie sin doblar de manera aguda la cadera
Evitar sentarse en asientos bajos
Dormir con una almohada entre las piernas para evitar la aducción.
Incremento gradual de actividades y participación en el régimen de ejercicios
prescrito.
Cuidado personal
Valorar la casa para detectar obstáculos físicos
Instruir al paciente sobre el uso de un asiento elevado para inodoro y de auxiliares
para vestirse.
Instar al paciente a aceptar ayuda con el aseo personal en la primera etapa
de convalecencia, hasta que mejore la movilidad y se recupere fuerza.
Problemas potenciales
Instruir al paciente para que reporte problemas potenciales:
Dislocación de la prótesis (p. ej., aumento del dolor, acortamiento de la pierna,
imposibilidad de moverla, desalineación, rotación anormal).
Trombosis venosa profunda (p. ej., dolor en los tobillos, inflamación)
Herida infectada (p. ej., inflamación, drenaje purulento, dolor, fiebre, dificultad
para caminar).
Valorar al paciente para detectar desarrollo de problemas potenciales.
Artroplastia total de la rodilla
Se trata de una operación indicada en pacientes con incapacidades funcionales y dolor intenso relacionados con
destrucción de las superficies articulares y trastornos artríticos (artritis reumatoide o postraumática, así como
osteoartritis) y hemofilia. Son muy diversas las prótesis metálicas y de acrílico que se emplean para que el
afectado tenga una articulación funcional, indolora y estable. Si hay debilidad de los ligamentos de la rodilla,
suele emplearse una prótesis constreñida (con bisagra) o parcialmente constreñida para lograr estabilidad
articular. El uso de prótesis no constreñidas depende de que los ligamentos permitan la estabilidad articular.
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Asistencia de enfermería en el posoperatorio. En este periodo se envuelve la rodilla con un vendaje de
compresión. Suele aplicarse hielo para controlar edema y hemorragia. Se valora el estado neurovascular de la
extremidad afectada conforme a lo estudiado al comienzo de este capítulo y se alienta la flexión activa del pie.
Los esfuerzos se dirigen a evitar complicaciones (tromboembolia, parálisis del nervio peroneo, infección). El
líquido que se acumula en la articulación puede eliminarse con el dren de un dispositivo de aspiración. El
drenaje durante las primeras 8 h del posoperatorio es de unos 200 ml y disminuye a menos de 25 ml al cabo de
unas 48 h. El cirujano se encarga de quitar los drenes en este momento. Si se prevé sangrado profuso en el
periodo posoperatorio inmediato, puede utilizarse un sistema de drenaje de autotransfusión.
Es frecuente que se coloque la pierna operada en un dispositivo de movimientos pasivos continuos (fig. 62-11)
en la sala de recuperación posanestésica. Con este último, se fomenta la curación al aumentar la circulación y
los movimientos de la articulación. El médico prescribe la frecuencia y magnitud de la extensión y flexión. Por lo
regular se comienza con 10o de extensión y 50o de flexión, hasta llegar a 90o de flexión al momento del regreso
al hogar. Se anima al paciente para que utilice el dispositivo la mayor parte del tiempo. El fisioterapeuta
supervisa los ejercicios para resistencia y arco de movimiento; si no se obtiene flexión satisfactoria, se realiza
manipulación ligera de la articulación le la rodilla bajo anestesia general dos semanas después de la cirugía.
Se ayuda al paciente en las transferencias fuera de la cama el día siguiente a la cirugía; se protege la rodilla con
un aditamento de inmovilización y se eleva cuando el paciente se sienta en una silla. El médico prescribe los
límites de soporte de peso; la ambulación progresiva, utilizando auxiliares ambulatorios y dentro de los límites
cle soporte de peso prescritos, se empieza uno o dos días después de la cirugía.
Cuando regresa al hogar, el paciente puede seguir usando el dispositivo de movimientos pasivos continuos,
además de presentarse a sesiones de fisioterapia en consulta externa. Las complicaciones tardías posibles son
infección, aflojamiento y desgaste de los componentes de la prótesis. En términos generales, puede lograrse que
la articulación sea funcional y esté indolora, con lo que el paciente participa en las actividades cotidianas. La
Ruta Crítica 62-1 es un ejemplo para este tipo de cirugía. (Nota: es una ruta crítica de 5 días; no se incluyen los
días 2 a 4.)
Fig. 62-11. Dispositivo de movimientos pasivos
continuos empleado en pacientes con artroplastia
total de la rodilla en el posoperatorio para facilitar el
arco de movimiento articular. (Foto cortesía de Sutter
Biomedical Inc.)
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Atención integral de enfermería al adulto y anciano con lesiones
traumáticas y quirúrgicas
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PLAN
Asistencia a pacientes con reemplazo total de cadera
Intervenciones de enfermería
Fundamentos
Resultados esperados
DIAGNÓSTICO DE ENFERMERÍA: alteración de la comodidad por dolor a causa del reemplazo total de la cadera
OBJETIVO: alivio del dolor
1. Cabe esperar que haya dolor posoperatorio
como resultado del traumatismo quirúrgico
y de la respuesta hística. Hay espasmos
musculares después del reemplazo total de la
cadera. La inmovilidad causa molestias en los
puntos sometidos a presión.
2. Las características del dolor suelen ser útiles
2. Pedirle que describa la molestia.
para determinar su causa. Es factible que
se deba a una complicación (hematoma,
infección o flatulencia). Se trata de una
vivencia personal, es decir, tiene significado
que difiere de una persona a otra.
3. Reconocer la presencia del dolor; informar 3. Reduce la tensión que sufre el paciente si se
le comunican interés y disponibilidad para
al fracturado sobre los analgésicos y
ayudarlo a enfrentar el dolor.
miorrelajantes disponibles.
4. Emplear técnicas de modificación o alivio del
dolor.
a. Suelen requerirse narcóticos por vía
a. Administrar analgésicos.
parenteral durante las primeras 24 a 48 h
para después pasar a los analgésicos
orales.
b. Emplear almohadas a fin de brindar apoyo
b. Cambiar la posición dentro de los límites
adecuado; aliviar la presión sobre las
prescritos.
prominencias óseas.
c. La interacción con otros, distracción y
c. Modificar el ambiente.
estimulación intensa o privación
sensoriales suelen modificar la experiencia
de dolor.
d. Quizá se requiera intervenir quirúrgicamente
d. Llamar al cirujano si es necesario.
si el dolor resulta de hematoma o edema
considerable.
5. Evaluar y registrar las molestias y la eficacia 5. La eficacia de la acción se basa en la
experiencia. Se registra por escrito para
de las técnicas de alivio del dolor.
tener datos sobre las experiencias de dolor,
asistencia y alivio.
1. Evaluar al sujeto en busca de dolor.
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• El individuo describe la molestia
• Expresa su confianza en los esfuerzos de
control del dolor
• Señala que disminuye el dolor
• Parece estar a gusto y relajado
• Emplea las medidas físicas psicológicas y
farmacológicas para disminuir la molestia
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DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN DESESCOLARIZADA
PL
AN ASISTENCIAL 62-1 (Continuación)
PLAN
Asistencia a pacientes con reemplazo total de cadera
Intervenciones de enfermería
Fundamentos
Resultados esperados
DIAGNÓSTICO DE ENFERMERÍA: limitación de la movilidad física por el reposo forzado en la cama después del reemplazo de cadera.
OBJETIVO: logro de ausencia de dolor, función adecuada y estabilidad de la articulación de la cadera.
1. Previene la luxación de la prótesis de la •
•
cadera.
•
2. Alienta la participación activa del paciente al
•
tiempo que previene la luxación.
•
3. Fortalecen los músculos necesarios en la
•
caminata.
•
4. La magnitud del apoyo de peso depende
del estado del paciente y la prótesis; los
dispositivos auxiliares para la caminata se
emplean cuando no debe apoyarse peso o
dicho apoyo ha de ser parcial.
5. Brindar aliento y apoyo en el régimen de 5. Los ejercicios de acondicionamiento pueden
ser molestos y fatigosos; el apoyo ayuda a
ejercicios.
que el paciente acate el programa de
ejercicios.
6. Instruir sobre el uso seguro de los dispositivos 6. Se previenen lesiones por uso inseguro.
auxiliares de la caminata y supervisarlo.
1. Conservar la posición apropiada de la
articulación de la cadera (abducción, rotación
neutra y flexión limitada).
2. Instruir al paciente sobre los cambios de
posición y transferencias, además de
ayudarlo en dichas actividades.
3. Instruir sobre los ejercicios isométricos del
cuadriceps y glúteos, además de
supervisarlos.
4. Junto con el fisioterapeuta, instruir al sujeto
sobre la ambulación segura y progresiva
dentro de las limitaciones de apoyo de peso
prescritas y supervisar dicha actividad.
Se conserva la posición prescrita
El paciente ayuda en los cambios de posición
Aumenta su independencia en las actividades
de transferencia
Se ejercita cada hora
Participa en el programa de caminata
progresiva
Participa en el régimen de ejercicios
Emplea los dispositivos auxiliares de la
caminata en forma correcta y segura
PROBLEMAS CONCOMITANTES: hemorragia, déficit neurovascular, luxación de la prótesis, tromboflebitis e infección relacionada con la cirugía.
OBJETIVO: ausencia de complicaciones.
Hemorragia
1. Vigilar los signos vitales en búsqueda de 1. Los cambios en pulso, presión sanguínea y
respiraciones suelen indicar la aparición de
choque.
choque. La hemorragia y la tensión de la
cirugía suelen contribuir a la aparición del
mismo.
2. Tomar nota de las características y el volumen 2. En el curso de las primeras 48 h, el drenaje
sanguinolento recolectado en el dispositivo
del drenaje.
portátil de aspiración disminuye hasta 25 a
30 ml/8 h. El drenaje excesivo (más de
250 ml en las primeras 8 h del posoperatorio)
o de color rojo brillante suele indicar
hemorragia activa.
3. Informar al médico si hay choque o 3. Es necesario instituir medidas de corrección.
hemorragia abundante.
• Los signos vitales se estabilizan dentro de
límites normales.
• Disminuye el volumen del drenaje
• No hay drenaje sanguinolento de color rojo
brillante.
• Los valores hematológicos están dentro de
limites normales.
4. Registrar los valores de hemoglobina y 4. La anemia por hemorragia es una
posibilidad. Quizá se requieran transfusiones
hematócrito.
de sangre.
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AN ASISTENCIAL 62-1 (Continuación)
PLAN
Asistencia a pacientes con reemplazo total de cadera
Intervenciones de enfermería
Fundamentos
Resultados esperados
PROBLEMAS CONCOMITANTES: hemorragia, déficit neurovascular, luxación de la prótesis, tromboflebitis e infección relacionada con la cirugía.
OBJETIVO: ausencia de complicaciones.
Déficit neurovascular
1. Evaluar la extremidad afectada en lo relativo 1. La piel se vuelve pálida y fría a la palpación
a color y temperatura.
cuando disminuye el riego hístico. La
congestión venosa suele causar cianosis.
2. Evaluar el llenado capilar en los dedos de los 2. Después de comprimir la uña, la restauración
pies.
rápida del color rosado indica riego capilar
adecuado.
3. Evaluar la extremidad en búsqueda de 3. El traumatismo de la cirugía provoca
edema e hinchazón. Escuchar los señalamientos
hinchazón y edema. La hinchazón excesiva y
que haga el paciente acerca de rigidez de la
la formación de hematomas puede dificultar
pierna.
la circulación y las funciones.
4.
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Elevar la extremidad (pero a un nivel inferior 4. Se reduce al mínimo el edema en posición •
al de la cadera, cuando el sujeto esté en la
inferior.
silla).
Evaluar en búsqueda de dolor profundo, 5. El dolor quirúrgico puede controlarse; el
pulsante y que no cede.
debido a déficit neurovascular es refractario
al tratamiento.
Valorar el dolor a la flexión pasiva del pie. 6. Con la isquemia nerviosa surge dolor con el
estiramiento pasivo. Además, el dolor suele
indicar tromboflebitis, que se comprueba por
la presencia del signo de Homans.
Valorar las sensaciones y el entumecimiento. 7. La disminución en la intensidad del dolor y
la presencia de parestesias suelen indicar
lesiones nerviosas. La sensación en el pliegue
interdigital de los dedos gordo y segundo
corresponde al nervio ciático poplíteo
externo; la de la planta del pie al nervio tibial
posterior
Valorar la capacidad del paciente para mover 8. La dorsiflexión del tobillo y extensión de los
los pies y dedos de los mismos.
dedos del pie indica la función del nervio
ciático poplíteo externo. La flexión plantar
del tobillo y flexión de los dedos del pie
corresponde a la función del nervio tibial
posterior.
Valorar los pulsos en ambos pies. Notificar al 9. Es un indicador de la circulación de la
cirujano si se advierte deterioro del estado
extremidad. Es necesario preservar la función
neurovascular.
de ésta.
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Color normal
Extremidad tibia
Llenado capilar normal
Edema e hinchazón moderados; los tejidos no
están tensos a la palpación
El dolor puede controlarse
No hay dolor con la dorsiflexión pasiva
Las sensaciones son normales
No hay parestesias
Las funciones motoras son normales
No hay paresia ni parálisis
Los pulsos son fuertes e iguales
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DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN DESESCOLARIZADA
PL
AN ASISTENCIAL 62-1 (Continuación)
PLAN
Asistencia a pacientes con reemplazo total de cadera
Intervenciones de enfermería
Fundamentos
Resultados esperados
Dislocación de la protesis
1. Debe preservarse la posición del componente • Que no se desacomode la prótesis.
de cadera (componente femoral proximal en
el componente acetabular).
Emplear férulas o almohadas para abducción 2. Conservar la cadera en abducción y en
rotación neutra para prevenir su luxación.
con el fin de mantener la posición y apoyar la
extremidad.
Apoyar la pierna y colocar almohadas entre
las extremidades inferiores cuando se gira al
paciente o se le acuesta sobre un costado;
girarlo hacia el lado no afectado.
Evitar la flexión aguda de la cadera (con la
cabecera del lecho a 45o).
Evitar que el paciente cruce las piernas.
Valorar si hay dislocación de la prótesis 6. Los datos de la valoración pueden indicar
dislocación de la prótesis.
(acortamiento de la extremidad, rotación
interna o externa, dolor agudo de la cadera,
incapacidad para mover la extremidad).
Notificar al cirujano la posible dislocación. 7. La luxación articular pone en riesgo el estado
neurovascular y la función futura de la
extremidad.
1. Colocar al paciente según prescripcione.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Tromboflebitis de venas profundas
• El paciente usa medias elásticas hasta la
ingle
• Ausencia de maceración de la piel
• Los pulsos son iguales y fuertes
• No hay áreas de piel más calientes
• Ausencia del signo de Homans
• El paciente cambia de posición con ayuda y
supervisión
• Participa en el régimen de ejercicios
• No hay dolor torácico; los pulmones están
normales a la auscultación y no hay datos de
embolia pulmonar
1. Aplicar medias elásticas hasta la ingle según 1. Facilitan el retorno venoso y previenen la
estasis.
órdenes del médico.
2. Quitar las medias durante 20 min 2 veces al 2. Los cuidados de la piel son necesarios para
día y brindar cuidados a la piel.
evitar maceración. Quitar las medias durante
periodos prolongados impide que ejerzan sus
efectos.
3. Valorar los pulsos de las arterias poplítea, 3. Los pulsos indican riego arterial de la
dorsal del pie y tibial posterior.
extremidad.
4. Evaluar la temperatura cutánea en las 4. La inflamación local aumenta la temperatura
piernas.
local de la piel.
5. Valorar en búsqueda del signo de Homans 5. El dolor a la dorsiflexión del tobillo suele
en cada recorrido.
indicar tromboflebitis.
6. Evitar presión sobre los vasos poplíteos por 6. La compresión de los vasos sanguíneos
dispositivos o almohadas.
disminuye el riego.
7. Cambiar la posición y aumentar las 7. Las actividades estimulan la circulación y
actividades según órdenes del médico.
disminuyen la estasis venosa.
8. Supervisar los ejercicios del tobillo cada hora. 8. Los ejercicios musculares facilitan la
circulación.
9. Vigilar la temperatura corporal.
9. La temperatura corporal aumenta con la
inflamación.
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traumáticas y quirúrgicas
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AN ASISTENCIAL 62-1 (Continuación)
PLAN
Asistencia a pacientes con reemplazo total de cadera
Intervenciones de enfermería
Fundamentos
Resultados esperados
Infección de la incisión
1. La temperatura, pulso y respiraciones
aumentan como respuesta a la infección. (La
magnitud de esta respuesta puede ser
mínima en ancianos.)
Emplear técnicas asépticas en los cambios de 2. Evita la introducción de microorganismos.
apósitos y vaciado del dispositivo portátil de
drenaje.
Valorar el aspecto de la incisión y las 3. La incisión enrojecida, hinchada y con
drenaje indica infección de la misma.
características del drenaje.
4. El dolor puede deberse a hematoma de la
Evaluar el dolor.
incisión, que es un posible foco de infección
y debe drenarse quirúrgicamente.
Administrar terapia profiláctica de antibióticos 5. Evita la infección de la prótesis.
si está prescrita y observar en busca de
efectos adversos.
1. Medir los signos vitales.
2.
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• Signos vitales normales
• La incisión está en bien aproximada sin
drenaje ni respuesta inflamatoria excesiva
• Molestias mínimas y no hay hematoma
• El paciente tolera los antibióticos
DIAGNÓSTICO DE ENFERMERÍA: posibles limitaciones de los cuidados personales en el hogar por el reemplazo total de la cadera.
OBJETIVO: el paciente se atiende debidamente en su casa.
1. Valorar el ambiente hogareño para la 1. Las barreras físicas (en especial escaleras y
planeación del alta.
baños) suelen limitar la capacidad del paciente
para caminar y atenderse en el hogar.
2. Exhortar al paciente para que exprese sus 2. El paciente quizá tenga problemas especiales
preocupaciones sobre los cuidados en casa;
que deben identificarse y solucionarse
analizar con él las posibles soluciones a los
problemas.
3. Evaluar la disponibilidad de ayuda física para 3. En virtud de la limitación de la movilidad y el
los cuidados en el hogar.
arco de movimiento de la cadera, quizá el
paciente necesite ayuda en los cuidados
cotidianos en el hogar.
4. Instruir sobre el régimen de cuidados en el 4. La comprensión del régimen de rehabilitación
hogar a la persona que se encargará de ellos.
es necesaria para su acatamiento.
5. Instruir al sujeto sobre los cuidados al salir 5. La falta de conocimientos y preparación
del hospital:
inadecuada para los cuidados en el hogar
a. Limitación de actividades (evitar los
contribuye a la ansiedad, inseguridad y falta
esfuerzos sobre la prótesis)
de acatamiento del régimen terapéutico.
b. Reforzar las instrucciones sobre ejercicios
c. Uso seguro de los dispositivos auxiliares
para la caminata
d. Cuidados de la incisión
e. Medidas para fomentar la cicatrización
f. Medicamentos, en caso de haberse
prescrito
g. Posibles complicaciones
h. Continuar la supervisión y administración
de cuidados
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• El hogar es adecuado para el paciente, al
momento de su regreso
• El paciente aparece relajado y elabora
estrategias para enfrentar los problemas
identificados
• Dispone de la ayuda necesaria
• Muestra su capacidad para ayudar en la
medida necesaria, según las prescripciones
terapéuticas
• Acata el régimen de cuidados en casa
• Asiste a las consultas de seguimiento
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GENERALIDADES SOBRE FRACTURAS
Tomado de: ECHEVERRI, A. GERSTNER, J. Conceptos en Traumatología
DEFINICIÓN
U
na fractura es una lesión localizada en el hueso, que se acompaña de alteraciones en los tejidos blandos
adyacentes, las estructuras regionales vecinas y sobre el paciente en su estado general.
Se entiende como fractura la pérdida en la continuidad de un hueso; varía desde la fisura hasta el estallido con
presencia de varios fragmentos.
Dado que los huesos están rodeados de partes blandas, siempre se presenta un cierto grado de compromiso en
el periostio, los músculos, los nervios, vasos, tendones o piel (Figura 1). Estas lesiones pueden ser de mayor
importancia que la fractura misma.
Clasificación de fracturas
Etiológica
• Causas externas (acción vulnerante exterior).
• Causas internas (acción vulnerante interior).
• Patológicas (enfermedad del hueso).
• Por fatiga (esfuerzos repetidos)
Según el tipo
Incompletas: leño verde, en rodete, por compresión.
Completas: transversal, oblicua (oblicua-transversal), espiroidea, conminuta, impactada, avulsión.
Según la localización: epifisarias, metafisarias, diafisarias.
Según relación con el medio ambiente: cerradas, abiertas o expuestas, directas e indirectas.
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Etiología de las fracturas
1. Causas externas. Debidas a la acción vulnerante de un agente externo.
a. Mecanismo directo: la fractura se produce en el mismo punto de aplicación del agente vulnerante
(contusión, proyectil).
b. Mecanismo indirecto: la fractura se produce en un sitio distante de donde se aplicó la fuerza vulnerante,
produciendo efecto de torsión, compresión, etc.
2. Causas internas. Se deben a una contracción muscular violenta, sin intervención de ningún agente externo.
Producen fracturas por avulsión.
3. Enfermedades del hueso. Múltiples enfermedades locales o generalizadas del hueso pueden llevar a
debilitamiento o destrucción del mismo, en tal grado que el más mínimo traumatismo produce una
fractura. Las causas pueden ser: sarcoma osteogénico, quiste óseo, osteogénesis imperfecta, metástasis,
osteoporosis senil o por desuso, etc.
4. Por fatiga (esfuerzos repetidos). Es la presencia de múltiples microfracturas en el mismo sitio, y se presenta
con mayor frecuencia en huesos de las extremidades inferiores: metatarsianos, diáfisis de la tibia y cuello
del fémur.
Tipos de fracturas
El tipo general de la fractura está determinado comúnmente por la dirección de la violencia causal y por la
intensidad de esta fuerza.
a. Fractura incompleta es cuando la fractura no alcanza
todo el espesor del hueso. Puede ser:
• Fractura en «leño verde». Se presenta en niños;
consiste en que el hueso se fractura parcialmente,
en lado opuesto de la fuerza causal. El desgarro del
periostio y de las partes blandas es a menudo
mínimo (Figura 2).
Una fuerza angular de flexión aplicada en un hueso
largo somete a la porción cortical de la concavidad a
fuerzas de compresión, mientras que las de la
convejidad sufren fuerzas de tensión; el hueso cortical falla primero en la tensión que en la compresión.
La elasticidad del segmento de hueso y periostio no rotos facilitan la recurrencia de la deformidad inicial,
si no se completa la fractura al momento de la reducción.
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• Fractura en rodete. (torus). Frecuente en la metáfisis
de huesos infantiles, donde el mismo mecanismo
produce un arrugamiento en el lado cóncavo; aquí
las fuerzas de compresión determinan el rodete que
se aprecia en las radiografías (Figura 3).
• Fractura por compresión. Este mecanismo produce
en el hueso esponjoso adulto un aplastamiento o
hundimiento, como sucede por ejemplo en las
fracturas de las vértebras, de los platillos tibiales o
del calcáneo (Figura 4).
b. Fractura completa. El tratamiento de las fracturas
se facilita cuando se entienden las diferencias entre
fracturas causadas por baja energía (fracturas lentas) y
las producidas por alta energía (fracturas rápidas); y
entre fracturas en espiral y oblicuas. El sentido en que
se aplique la fuerza en el momento del trauma, decide
en muchas ocasiones la dirección del rasgo de la
fractura.
• Fractura transversal. Se produce por angulación
(fuerza o golpe que determina flexión). La fuerza productora es de baja energía (Figura 5).
Sitio: diáfisis de los huesos largos.
Pronóstico: son estables a la compresión y su
consolidación es relativamente lenta. En algunos casos el
periostio se desgarra cuando uno de los fragmentos óseos
lo perfora en forma de ojal, dificultando la reducción. Es
necesario entonces aumentar la deformidad a 90o de tal
manera que el extremo óseo que salió pueda volver a
entrar por el ojal, mediante la fuerza del médico que
empuja el fragmento hasta poner sus extremos en
contacto y luego, mediante tracción, enderezar los
segmentos. Estas fracturas se mantienen con un yeso con
tres puntos de apoyo, pues el apoyo produce compresión que impacta la fractura (Figura 6).
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• Fractura oblicua. La fuerza productora es la
combinación de una fuerza compresora axial principal,
que se afecta por fuerzas simultáneas de angulación y
torsión. La sobrecarga axial produce un cizallamiento
con un rasgo de fractura de unos 30o al eje del hueso. El
periostio suele estar muy desgarrado.
Estas fracturas son muy inestables y se reducen mejor
por distracción y compresión circunferencial en un yeso.
La compresión longitudinal obviamente desplaza la
fractura. Es una fractura de baja energía.
Sitio: diáfisis de huesos largos.
Pronóstico: tiene consolidación lenta, y es inestable a la
compresión. En algunos casos (Figura 7) la compresión
axial y la angulación producen una fractura parcialmente
oblicua (falla en compresión) y parcialmente transversa
(falla en tensión) y dan la imagen de fractura en mariposa
siendo éste el sitio donde se inició el trauma. Cuando el
fragmento en mariposa es pequeño, un yeso con tres
puntos de apoyo puede sostener la reducción, pero
usualmente requiere distracción.
• Fractura en espiral (espiroidea). Es generada por una
fuerza de torsión y baja energía. Mantiene una bisagra
de periostio intacto a lo largo del eje longitudinal del
hueso, que cuando está presente permite reducir la
fractura rotando los fragmentos en el sentido de las
manecillas del reloj o en sentido contrario (Figura 8).
Sitio: diáfisis de huesos largos.
Pronóstico: es de consolidación rápida, e inestable a la
compresión. Se mantiene la corrección con un yeso
muslopedio que controle las rotaciones (yeso en manivela).
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• Fractura conminuta. Se define como la que tiene
más de dos fragmentos. La fuerza productora es
aplastamiento con alta energía, o violencia directa
severa (Figura 9A). Se asocia con lesiones de partes
blandas.
Sitio: diáfisis de huesos largos.
Pronóstico: reservado, pues son inestables.
• Fractura impactada. La fractura impactada diafisaria
se origina en fuerzas de compresión axial sobre un cilindro óseo corto, semejando una fractura oblicua
a 45o (Figura 9B).
Sitio: región intercondílea, fémur, húmero y platillo tibial.
• Fractura por avulsión. Es el arrancamiento de un
fragmento óseo por una contracción muscular brusca,
o por fuerzas de tracción Figura 10.
Son frecuentes la fractura de la base del V metatarsiano
(peroneo lateral corto); tuberosidad tibial (tendón patelar);
polo superior de la patela (cuádriceps); trocánter menor
(psoas ilíaco); tuberosidad isquiática (músculos
isquiotibiales, flexores de la rodilla = hamstrings); tracción de ligamentos en los dedos.
Fracturas según su localización en el hueso
En la Figura 11 se esquematizan los tipos de fracturas según el
segmento óseo comprometido.
Fracturas según su relación con el ambiente
Las hay cerradas cuando no comunican con el exterior y
abiertas o expuestas cuando sí tienen comunicación con el
medio externo. Estas últimas se clasifican en tres grados
(Cuadro 1).
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Cuadro 1. Clasificación de las fracturas expuestas.
Grado
Energía
Conminución ósea
Contaminación
Tejidos blandos
Pronóstico
I
II
Baja
Ninguna
Ninguna
Laceración
Bueno
III
Moderada (caída)
Mínima
Mínima
Contusión
¿Bueno?
Alta (vehículo)
Segmentos (en mariposa)
Moderada a severa
Daño extenso
Empeora con:
Pérdida de piel o músculo.
Lesión vascular
Aguas sucias
Heridas por arma de fuego.
Tiempo > 4 horas
Fractura abierta Grado I. Herida menor de 1 cm (de dentro-afuera) relativamente limpia, con fractura
transversa u oblicua corta.
Fractura abierta Grado II. Herida mayor de 1 cm (de afuera-adentro o viceversa), con daño poco extenso de
partes blandas.
Fractura abierta Grado III. Fractura conminuta asociada con daño extenso de partes blandas. En este grupo
están incluidas las fracturas segmentarias expuestas con trauma de alta velocidad; los traumas agrícolas con
gran contaminación; las heridas por arma de fuego de alta velocidad y poco recorrido; las fracturas expuestas
con lesión neurovascular; las fracturas expuestas de más de seis horas y las atriciones masivas.
Desplazamiento de los fragmentos
Las fuerzas que tienden a desplazar una fractura completa son: la violencia original, la fuerza muscular y la
gravedad. El desplazamiento siempre se describe como el movimiento del fragmento distal sobre el proximal.
Los cuatro desplazamientos más importantes son:
1. Alteraciones de alineamiento. Se refieren a la alteración del eje normal longitudinal del hueso o eje de
descarga; así se determina una angulación que puede ser en varo (el fragmento se acerca a la línea media)
o en valgo (cuando se aleja de la línea media). Restaurar este eje es fundamental para el desarrollo y la
función normal de las articulaciones adyacentes.
2. Alteraciones de la longitud. El acortamiento se puede producir por cabalgamiento lateral de los fragmentos;
el alargamiento por distracción de los mismos.
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3. Alteraciones de aposición o contacto de los extremos óseos
(Figura 12).
Idealmente el contacto de los extremos óseos debe ser total, pero
la consolidación se puede lograr a pesar de una aposición
incompleta. Nótese que una aposición incompleta puede
permitir un alineamiento normal (Figura 12B), consiguiendo así
que los ejes longitudinales de cada fragmento sean paralelos
entre sí.
4. Alteraciones de rotación. El fragmento distal puede rotar sobre el
proximal, alrededor del eje del hueso. Este desplazamiento es
más clínico que radiológico.
DIAGNÓSTICO Y EXAMEN DEL PACIENTE FRACTURADO
Causas de consulta
1. Antecedentes traumáticos. Un interrogatorio adecuado
orientará sobre el tipo de lesión y su mecanismo de
producción. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Si no hay historia
de trauma, se debe pensar en fractura patológica o de
fatiga (estrés).
Al tomar la historia del paciente se deben puntualizar los
siguientes aspectos:
a. ¿Qué actividad desarrollaba en el momento del accidente? (deporte, trabajo, manejo de vehículo, etc).
b. ¿Cuál fue la magnitud de la fuerza aplicada? (importante cuando se piensa en las fracturas patológicas).
c. ¿Causas desencadenantes del trauma? (hipotensión, mareos, diabetes, drogas).
2. Dolor. ¿Es localizado, espontáneo, aumenta con la presión y la compresión?
3. Incapacidad funcional. Debido a la fractura el miembro fracturado permanece inmóvil o limita su
actividad.
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4. Cuando la fractura presenta alguna alteración respecto a los ejes existirá una deformidad y al intentar
movilizar la extremidad aparecerá una movilidad anormal y se produce una crepitación en el foco de la
fractura.
Examen físico
1. Inspección. Es importante valorar la hinchazón o edema, deformidad, equimosis o exposición del hueso a
través de una herida (fractura expuesta).
2. Palpación. Se encuentra dolor localizado, crepitación y movilidad anormal, signos estos dos últimos de
certeza, pero no se deben buscar clínicamente sino confirmarlos mediante radiografías.
3. Función. Puede ser normal como sucede en las fracturas en leño verde, impactadas o por fatiga; pero en la
mayoría de las fracturas se encuentra pérdida de función de las articulaciones vecinas al foco de la ruptura
ósea.
Diagnóstico
Una fractura generalmente duele, está asociada con pérdida de la función, se puede apreciar deformidad ósea,
y con frecuencia se encuentra equimosis e hinchazón. Una fractura puede existir sin historia previa de trauma
como sucede en las fracturas patológicas o de fatiga (estrés) .Se puede presentar sin alteraciones de la función,
por ejemplo, en las fracturas en leño verde, en las impactadas o en las fracturas por fatiga.
En todo paciente con fractura se debe evaluar el estado circulatorio y nervioso por debajo del nivel de la fractura;
descartar el daño medular en las lesiones vertebrales; buscar evidencia de choque en las fracturas pélvicas o de
huesos largos: hasta dos litros pueden estar atrapados en las fracturas de pelvis o del fémur, o cuando hay
fracturas múltiples (0.5 litros por fractura). Se debe también investigar la integridad de otros huesos como en la
asociación de fracturas del calcáneo con fracturas de la columna.
Recordar lo siguiente, para evitar errores de diagnóstico:
1. En un paciente anciano incapaz de caminar después de una caída, se debe descartar una fractura del cuello
femoral. Si no existe, buscar fractura de la rama púbica.
2. Si los ocupantes de un vehículo presentan fractura de patela o fémur, como consecuencia de un impacto
contra el tablero, siempre se debe eliminar la presencia de una luxación de cadera.
3. Si un individuo presenta fractura de calcáneo en una caída, examinar el lado opuesto cuidadosamente,
porque estas fracturas son bilaterales con mucha frecuencia, y el lado menos doloroso suele pasar
inadvertido. Siempre ordenar radiografías de columna toracolumbar para descartar fracturas vertebrales
por aplastamiento.
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4. Si un paciente consulta por «esguince de tobillo», examinar también la base del V metatarsiano, donde las
fracturas por avulsión suelen pasar inadvertidas.
5. En una persona inconsciente con facilidad se pueden dejar de diagnosticar fracturas de columna cervical.
Se justifica tomar radiografías de columna cervical (lateral), tórax y pelvis, en todo sujeto inconsciente
por trauma.
6. Las fracturas impactadas del cuello humeral pasan inadvertidas; en cambio, en los niños, la línea epifisaria
se interpreta a menudo como fractura.
7. Las fracturas aisladas de radio o de ulna, se deben diagnosticar con precaución, pues casi siempre se
acompañan de luxación del hueso no fracturado (luxofracturas de Monteggia y de Galeazzi).
8. Si no se sospechan, las lesiones completas del ligamento ulnar en la articulación metacarpo-falángica (MF)
del pulgar, dejan grave incapacidad funcional.
9. Las lesiones múltiples son realmente múltiples.
10. Las complicaciones más serias de cualquier fractura suelen ser las lesiones asociadas, especialmente si
no se diagnostican.
Exploración radiológica
Las radiografías permiten descubrir una fractura al aplicar la regla del dos (2).
Dos proyecciones. Algunas fracturas o luxaciones no se ven en una sola proyección, por lo cual se deberán
tomar siempre dos proyecciones: AP y lateral. En casos de duda, o de lesiones articulares, se recomiendan
proyecciones adicionales como las oblicuas.
Dos ocasiones. Inmediatamente después del traumatismo se puede observar con dificultad, por ejemplo el
escafoideo carpiano. Ante la persistencia de los síntomas y signos se recomienda una nueva radiografía a las dos
semanas, cuando la reabsorción ósea alrededor de la línea de fractura la haga más evidente.
Dos articulaciones. En antebrazo o pierna, cuando un solo hueso se fractura y se angula, se deberá buscar
luxación o fractura del otro hueso; por tanto, «las radiografías deben incluir la articulación por encima y por
debajo del foco de la fractura».
Dos miembros. Las radiografías de articulaciones en niños (por ejemplo el codo) presentan dificultades para
el diagnóstico de fractura debido a las líneas de crecimiento y alteraciones epifisarias; para disminuir esta
confusión se recomienda tomar proyecciones similares en el lado sano y así, poder comparar.
Pronóstico de las fracturas
En las fracturas abiertas, el pronóstico es reservado por la alta frecuencia de complicaciones que incluyen
infección ósea (osteítis) y la falta de consolidación (pseudoartrosis). En las fracturas cerradas el pronóstico
depende del rasgo de la fractura así:
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La fractura transversal es de consolidación lenta aunque es estable por compresión.
La fractura espiroidea es de consolidación rápida, pero no es estable a la compresión.
La fractura oblicua corta y en mariposa, tiene consolidación lenta y es inestable a la compresión.
En los niños la consolidación es muy rápida.
REPARACIÓN DE LAS FRACTURAS
A grandes rasgos hay dos tipos de reparación ósea:
1. Reparación directa. Se obtiene mediante osteosíntesis
metálica (fijación rígida de los fragmentos). Significa que las
células mesenquimatosas se diferencian en osteoblastos, que
segregan sustancia ósea cuando este hueso se madura, con una
estructura de tipo laminar (Figura 14). Los osteoblastos tunelizan
la línea de fractura para facilitar el avance de vasos sanguíneos y
osteoblastos que formarán nuevos sistemas haversianos.
El hueso muerto próximo a la línea de fractura se revascularizará
a través de los capilares haversianos y producirá un hueso
laminar que une los fragmentos. Radiográficamente no hay
presencia de callo óseo, y esto condiciona durante mayor tiempo
la solidez de la consolidación al material de osteosíntesis, que no
se debe retirar antes de 18-24 meses de aplicado.
2. Reparación indirecta. Se puede llamar síntesis biológica o reparación endocondral. Se caracteriza por
la elaboración de fibrocartílago reemplazado después por hueso, proceso idéntico al que se observa en la
placa de crecimiento.
En el foco de fractura se forma un hematoma entre los fragmentos. La interrupción en el flujo de sangre
cortical cerca de la abertura produce una necrosis ósea limitada. Se forma entonces un tejido de
granulación que invade el hematoma, al tiempo que se observa intensa actividad perióstica y
transformación de los elementos medulares en tejido de granulación. En ambos lados de la fractura los
osteoblastos segregan osteoide que luego se mineraliza (este es el callo óseo radiográfico). Ambos callos
periósticos se aproximan, y ayudados por el callo parostal formarán un callo puente; este tejido también
invade los espacios entre los fragmentos y desarrolla un callo de unidad o fijación (Figura 15).
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Si hay movilidad, los callos son fibrocartilaginosos. La
osificación endocondral contrae la brecha. Luego, lograda
la unión, se inicia la reconstrucción que permite que el
hueso adquiera su consistencia original. Finalmente,
el hueso tiene capacidad de remodelar y puede tener
una apariencia similar a la de antes de la fractura,
especialmente en niños, debido a la Ley de Wolf: el hueso
se deposita en las zonas de estrés y se reabsorbe en los
lugares donde no hay demandas.
Las fases de la reparación se pueden resumir en:
1. Fase de reparación (inflamación): 1-3 días.
2. Formación de callo primitivo (blando) : 3 semanas.
3. Formación de callo definitivo (duro) : 2-4 meses.
4. Remodelación (Ley de Wolf) : años.
Factores que afectan la consolidación ósea
Favorables
· Fracturas metafisarias donde existe tejido esponjoso.
· Daño mínimo de partes blandas y reducción anatómica.
· Rasgo de fractura largo, principalmente en espiral.
· Valgo en las fracturas de cuello femoral.
· No infección.
· Apoyo precoz y función muscular activa.
· Huesos jóvenes.
Desfavorables
· Separación de los extremos fracturados (diastasis).
· Distracción de la fractura, por tracción esquelética.
· Conminución ósea y lesión importante de partes blandas.
· Pérdida ósea por fractura expuesta.
· Movimiento de la fractura por fijación inadecuada.
· Pérdida del aporte sanguíneo (hipoxia).
· Infección.
· Fracturas diafisarias (son relativamente poco vascularizadas).
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Tipos de reacción frente a una fractura
• Unión con callo visible.
• Unión sin rallo visible, que significa fijación interna rígida y eficaz.
• No-unión con callo visible, indica movimiento en el foco de la fractura (pseudoartrosis) y requiere
fijación interna rígida.
• No-unión sin callo visible, significa muerte ósea y requiere injertos óseos con o sin fijación interna rígida.
Signos de consolidación de fracturas
Clínicos. Ausencia de dolor, ausencia de movimiento en el foco de la fractura.
Radiológicos. Visualización del callo óseo; paso de las trabéculas a través del foco de la fractura.
Remoldeamiento óseo
Durante el crecimiento se proveen las bases para el remoldeamiento
óseo en los niños, siendo mayor su potencialidad en proporción con
el crecimiento óseo esperado. En los adultos el remoldeamiento de
fracturas es prácticamente nulo. Al aumentar en longitud y anchura,
la deformidad producida por una fractura se corrige por crecimiento
asimétrico de la placa epifisaria y del periostio (Figura 16). La
angulación se corrige por reabsorción ósea en la convejidad y por
depósito de hueso en la concavidad, a expensas del periostio.
El remoldeamiento óseo en los niños se puede esperar si hay:
• potencialidad de crecimiento, mínima de dos años;
• fracturas cercanas a los extremos de los huesos;
• deformidad en el plano del movimiento de la articulación (flexión-extensión); la deformidad desaparece
en el curso de un año de remoldeamiento.
No se debe esperar remoldeamiento en:
• fracturas desplazadas intrarticulares;
• fracturas centro-diafisarias con demasiada angulación o acortamiento;
• angulaciones importantes en planos diferentes del movimiento (varus o valgus);
• deformidades rotatorias.
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Estos problemas se deben corregir antes de la consolidación.
Sobrecrecimiento. Una fractura disfisaria estimula el crecimiento longitudinal del hueso, probablemente a
través de la hiperemia sobre el cartílago de crecimiento. En la práctica, una fractura no desplazada de la diáfisis
del fémur producirá un alargamiento de 1 cm en el curso de 1-2 años.
PRINCIPIOS DEL TRATAMIENTO DE LAS FRACTURAS
Principios generales
• Averiguar la severidad de la lesión, buscar heridas, daño vascular y/o nervioso.
• Evitar más lesiones: instituir la aplicación de primeros auxilios e inmovilizar los tejidos lesionados.
• Tratar los problemas generales del paciente: choque hipovolémico o neurogénico, dificultad respiratoria,
contusión cerebral, etc.
Principios específicos
Regla de las 3 R. Reducción perfecta y precoz. Retención o estabilización (fijación) de la fractura. Rehabilitación
funcional precoz y activa de las lesiones de partes blandas.
1. Reducción. Debe ser temprana y seguida de control radiográfico.
a. Reducción cerrada: con manipulaciones o con aparato de tracción, se lleva siempre el fragmento distal en
dirección al proximal.
b. Reducción abierta: se efectúa por medio de cirugía, y con materiales de osteosíntesis.
2. Retención. Una vez reducida la fractura, se debe inmovilizar para lograr su consolidación.
a. Retención cerrada: mediante vendaje enyesado o tracción continua.
b. Retención operatoria: puede ser una fijación externa (osteotaxis), o fijación interna (osteosíntesis)
a través de tornillos, placas de compresión, amarras de alambre, clavos intramedulares, etc.
3. Rehabilitación. Previene la atrofia muscular, la osteoporosis por desuso y las rigideces articulares. Consiste
en movilizaciones activas o pasivas de todas las articulaciones no comprometidas por la inmovilización o la
operación, además de ejercicios isométricos de la musculatura afectada por el tratamiento cerrado.
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Principios generales de manejo
Estabilización en el sitio del accidente:
a. Prevención y manejo del shock: liberar vías aéreas; detener las hemorragias visibles; facilitar la
circulación.
b. Inmovilización (primeros auxilios).
c. Mantener caliente al enfermo (cobijas, mantas).
d. Disminuir el dolor: inmovilización + analgésicos.
e. Líquidos endovenosos.
Primeros auxilios: inmovilización inicial.
Columna cervical. Colocar al paciente boca arriba, de lado sólo si vomita.
• Collar cervical (Figura 17A) : Utilizar el collar de Thomas o improvisar uno con periódico enrollado
dentro de una media de nilón y colocarlo alrededor de cuello y nuca.
• Sacos de arena (Figura 17B) : cabeza en neutro de rotaciones.
• Tabla cervical (Figura 17C) : tabla de madera liviana con perforaciones que permiten inmovilizar la
cabeza mediante cinturones de tela.
Columna tóraco-lumbar. El paciente se debe transportar sobre una superficie rígida, plana y en decúbito
dorsal. La movilización del sitio del accidente al medio de transporte se debe hacer «en bloque», o sea,
moviendo el paciente como un todo para evitar rotaciones del tronco que agraven la posible fractura. Se utilizan
camillas, tablas de columna (en ambulancias) o puertas.
Costillas. Se coloca un vendaje elástico alrededor del tórax y el brazo del lado afectado en un cabestrillo.
(Figura 18A).
Húmero y codo. Se aplica un cabestrillo de tela para soportar el brazo lesionado; luego se fija el brazo al tronco
mediante un vendaje elástico circular (Figura 18B).
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Antebrazo y muñeca. Con materiales rígidos como tablas o cartones se inmoviliza el antebrazo, incluyendo
las articulaciones de codo y muñeca. Se pueden utilizar férulas plásticas insuflables. Luego se suspende la
extremidad en un cabestrillo (Figura 18C).
Cadera y fémur. Férula de Thomas cuando está disponible.
Hay «canoas» prefabricadas de madera liviana. Se puede
también improvisar la inmovilización del miembro fracturado
al miembro sano, mediante una tabla que se extiende desde la
axila hasta el pie del lado lesionado (Figura 19A).
Pierna, tobillo y pie. El método más fácil es una almohada
a lo largo de la extremidad, reforzada con tablas o cartones a
los lados y debajo. Hay también férulas o canoas prefabricadas,
o férulas plásticas insuflables (Figura 19B).
Fracturas expuestas. El fragmento óseo que hace protrusión se debe cubrir con un apósito estéril, sin
intentar reducir la fractura. Las deformidades grandes, angulares o rotatorias se deben corregir si están
ocasionando dificultad circulatoria distal.
MÉTODOS DE INMOVILIZACIÓN DE FRACTURAS
1. Reducción cerrada con yeso, férulas o aparatos.
2. Tracción continua: esquelética o cutánea.
3. Fijación externa percutánea.
4. Fijación interna (osteosíntesis).
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1.
Reducción cerrada.
Requiere anestesia previa, siendo más empleada la anestesia local, con lidocaína-bupivacaína en el foco de
fractura. También se usan las anestesias conductivas y los bloqueos de tipo endovenoso en el miembro superior.
La anestesia general, aunque utilizada en otros medios con más recursos económicos, en el medio colombiano
se reserva casi exclusivamente para reducir fracturas complejas en niños: fémur, supracondíleas de codo.
Principios. La dirección y magnitud de la fuerza causal se relacionan íntimamente con la deformidad.
• Cualquier fuerza aplicada para corregir una fractura se hace
en la dirección opuesta (principio de la inversión de las
fuerzas responsables de la deformidad). El primer paso en
la mayoría de las reducciones cerradas es la aplicación de
tracción en el eje del miembro, que desimpacta los
fragmentos, reduce el acortamiento y la deformidad en
fracturas espirales o conminutas con acortamiento
(Figura 20). Cualquier angulación residual se corrige con
el talón de una mano por debajo del foco de fractura y con
la otra se aplica presión distal.
• En algunas fracturas cabalgadas
distales, la reducción se logra
aumentando la deformidad,
mientras se empuja el fragmento
distal hasta colocarlo frente al
proximal. Entonces, se aprovecha
el fulcro de las partes blandas para
reducir la fractura (Figura 21).
• Las fracturas en leño verde anguladas, con periostio intacto en el lado cóncavo, ejercen una fuerza que
reproduce la deformidad dentro
del yeso (Figura 22A) y hacen un
efecto de bisagra si no se
rompen las estructuras
periósticas del lado cóncavo
para completar la fractura
(Figura 22B).
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Indicaciones del tratamiento cerrado con yeso:
1. Fracturas en niños.
2. Fracturas en adultos:
clavículas
cabeza humeral
diáfisis humeral
antebrazo distal
mano y pie
diáfisis de tibia y fíbula
3. Luxaciones traumáticas
hombro
codo
dedos
Inmovilización con yeso
El «yeso», que más correctamente se debe llamar vendaje enyesado, es un rollo de gasa de trama fina que se
impregna con una mezcla compuesta fundamentalmente de sulfato de calcio refinado, que se pulveriza para
romper sus cristales y luego se deseca. Se presenta comercialmente en forma de rollos de diferentes tamaños
para facilitar su manejo según la necesidad. El vendaje enyesado se utiliza desenrollándolo directamente sobre
la extremidad, o confeccionando férulas.
Denominación de los yesos. Los yesos se denominan citando los dos segmentos extremos incluidos, o por
términos comparativos consagrados por el uso.
En el miembro superior: los yesos braquiopalmar y antebraquiopalmar, el palmodigital y el antebraquiodigital
(guante o manopla); y el braquioantebraquial.
En el miembro inferior: el yeso ínguinopedio (cruropedio); el calzón amplio, de la base del tórax a las rodillas;
la calza (crurosural), conocido en el medio colombiano como cilindro (?) o tubo de yeso; y la bota.
El corsé para la columna dorsolumbar y la minerva para la columna cervical. Las dos espicas ( yeso toracopalmar
y toracopedio) para las lesiones de las raíces de los miembros o sus segmentos proximales.
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Confección de férulas de yeso (valvas). Se define una férula como un aparato enyesado cuyo destino es
inmovilizar un segmento de miembro, y que abarca la mitad o algo más de su circunferencia; está constituida
por un número variable de hojas o capas de vendaje enyesado, superpuestas. La férula se debe colocar
directamente sobre la articulación que se desea inmovilizar, para adquirir un mejor moldeado. Hay que proteger
con vaselina si la extremidad tiene vello. Pasos (Figura 23).
1. Se mide la longitud deseada de la férula y se decide el número de capas de yeso, según la fortaleza requerida
(la rodilla y el tobillo necesitan más capas que la muñeca o el codo).
2. Se procede al moldeado que resulta fácil cuando se trabaja con yeso mojado. Se procura adosar
perfectamente el vendaje enyesado a la superficie del miembro, hasta que adquiera exactamente la forma,
pero sin ejercer presión en ningún punto.
3. Refuerzo de los ángulos. Cuando una férula debe cubrir, como sucede en el tobillo o en el codo, una
superficie que cambia de dirección en ángulo recto, se produce a ese nivel un punto débil, que conviene
evitar. Para esto, se recortan sus bordes laterales en una profundidad variable, según el ancho de la férula,
transversalmente y en todo su espesor. Cada uno de los colgajos resultantes se superpone, imbricándolo
para adaptar bien a la superficie articular. Se pueden agregar refuerzos en X en estas esquinas.
4. Cuando se desea aumentar la resistencia de una férula sin modificar su peso o espesor, se aplica el principio
de la viga en T. Cuando la férula todavía está fresca, al pellizcar entre el pulgar por un lado y el índice y el
medio por el otro, se produce una elevación en la mitad de la férula. A esta elevación se la llama nervadura.
5. Cuando ha adquirido cierta dureza, se retira y se completa su preparación recortando los ángulos y
haciendo romos los bordes. Se continúa con el almohadillado mediante algodón laminado y para su
colocación final en el paciente, se fija mediante un vendaje de gasa o un vendaje elástico.
Pasos para la colocación de un yeso
1. Protección de la piel con: estoquinete o malla tubular, algodón laminado para cubrir las prominencia
óseas; felpa como protector de relieves óseos.
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Antes de mojar el yeso, se debe escoger:
• Tipo de yeso
• Yeso corriente de fraguado normal.
• Yeso corriente de fraguado extrarrápido (útil para yesos cortos en niños).
• Yesos «plásticos», hechos con materiales resinados y sintéticos (livianos, resisten mejor la humedad,
más costosos).
• Tamaño del yeso. Se definen numéricamente. El primer número se usa para denominar el ancho (por lo
general en pulgadas) y el segundo determina la longitud de la malla de gasa enrollada (casi siempre en
yardas).
2. Remojado del yeso: El sulfato de calcio necesita ser introducido en agua para rehidratarse e iniciar el
proceso de fraguado. El rollo de yeso se introduce en agua colocándolo a 45o de inclinación, y dejándolo
hasta que dejen de salir burbujas. Se remueve entonces el exceso de agua apretando simultáneamente los
extremos del vendaje, sin retorcerlo (Figura 24).
3. Aplicación: Se realiza mediante un movimiento de enrollamiento sin levantar el vendaje de la piel,
evitando estirarlo. Se envuelve perpendicularmente al eje del miembro. Para evitar la compresión en el yeso
no se debe hacer tracción, ni hacer figuras de ocho o vueltas al revés; la forma más segura es confeccionar
férulas que se fijan con un vendaje circular en 4 a 6 capas.
Precauciones en la aplicación del yeso circular.
• Evitar bordes e irregularidades en la superficie interior del yeso, que puedan producir úlceras o
compresión. Esto ocurre con frecuencia cuando el paciente mueve la extremidad durante el proceso de
fraguado, y el médico trata de recuperar la posición (Figura 25A).
• Proteger las prominencias óseas con felpa o algodón suficiente.
• El dolor que persiste en un paciente con yeso indica problemas. Hay que conceder siempre el beneficio
de la duda al paciente, revisar el yeso, abrir ventanas o retirar el yeso si es necesario.
• Edema, dolor, cianosis, hormigueo: son signos de obstrucción circulatoria y deben obligar a abrir el yeso
inmediatamente.
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• NO aplicar yeso circular en presencia de problema circulatorio.
• Si se anticipa mucho edema después de un trauma o cirugía, colocar sólo férulas o abrir completamente
el yeso circular.
• Recortar el yeso que restrinja la movilidad (Figuras 25B y C).
4. Instrucciones al paciente.
• Elevación de la extremidad enyesada.
• Movilidad activa de las partes libres de yeso.
• Consultar en caso de hinchazón, cianosis (obstrucción del retorno venoso), dolor, parálisis, parestesias
y palidez (obstrucción arterial),
• Ante signos de alarma: revisar y/o abrir el yeso.
5. Abertura del yeso: técnica.
Abrir el yeso en toda la
extensión; cortar el algodón y el
estoquinete hasta ver la piel;
separar los bordes del yeso un
centímetro (Figura 26A). Si se ha
restaurado la circulación,
colocar algodón entre los bordes
del yeso cortado y aplicar un vendaje elástico circular (Figura 26B). A los dos días se puede cerrar el defecto
con yeso. El yeso se debe abrir sobre masas de tejido
blando depresible y no sobre superficies o prominencias
óseas. Es preferible cortar sobre el lado cóncavo.
Si se emplea la sierra para yeso del tipo oscilante, recordar y
explicar al paciente que la cuchilla no rota sino que oscila, por
lo cual se debe cortar un nivel, sacar y avanzar 2.5 cm, y
repetir el corte (Figura 27).
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2.
Tracción continua cutánea o esquelética.
Es un método de tratamiento que se utilizó mucho en las décadas anteriores, y que poco a poco se ha visto
superado por otros adelantos técnicos y quirúrgicos por el alto costo de la hospitalización; pero sigue teniendo
sus indicaciones.
La tracción cutánea por medio de esparadrapo o tensoplast se emplea básicamente como inmovilización
provisional prequirúrgica o para el transporte de enfermos.
La tracción esquelética se hace con clavos de Steinmann a través del hueso, y permite una tracción prolongada
y con mayor cantidad de peso.
Técnica. Se utiliza esparadrapo o tensoplast a lo largo de
la extremidad y se deja una porción no adherida antes de
completar el otro lado del miembro. Antes de la aplicación
se debe afeitar el vello y proteger con felpa o algodón las
prominencias óseas y los nervios superficiales. La extremidad
se envuelve luego en vendaje elástico que ayuda a mantener
el esparadrapo fijo a la piel (Figura 28). Esta tracción tolera
máximo hasta 4 kg.
Peligros. Cuando se utiliza en niños puede producir efecto de torniquete; en individuos ancianos o debilitados
la piel no es muy resistente y se presenta epidermólisis si se prolonga la tracción. No se debe utilizar para reducir
fracturas.
Tracción esquelética. Es la introducción de un clavo a través
del hueso, por medio de un perforador manual. Los sitios
recomendados para la inserción de tracción esquelética en el
Nivel I del cuidado primario son (Figura 29).
• Tibia proximal. Aproximadamente 2 cm distales a la
tuberosidad anterior de la tibia y 2 cm por debajo del
borde anterior. El clavo se debe insertar de lateral a medial,
para no lesionar el nervio peroneo común.
• Tibia distal. Insertar el clavo desde el lado lateral, 5 cm
proximal a la parte más prominente del maléolo lateral. El clavo se debe localizar bien proximal a la mortaja
del tobillo, y en la mitad entre el borde anterior y posterior de la tibia. El cirujano debe sentir que el clavo
pasa las dos corticales de la tibia por delante de la fíbula.
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• Calcáneo. Insertar el clavo desde el lado medial para evitar la arteria o el nervio tibial posterior, o penetrar
la articulación subtalar. El sitio de inserción está localizado a 4 cm por debajo y por detrás del maléolo
medial.
Tracción esquelética
Sitios
Peso (kg)
Olécranon
Fémur supracondíleo
Tercio superior tibia
Tercio distal tibia
Calcáneo
Cráneo
Peligros
2-4
7-10
4-5
Lesión nervio ulnar
Lesión nervio peroneo
1-2
En una tracción esquelética (Figura 30), es importante el
principio de la contratracción para evitar que la fuerza de
tracción arrastre al enfermo. Se consigue levantando los pies
de la cama, de modo que el propio peso del paciente se
oponga a la fuerza de tracción.
Indicaciones: fracturas muy inestables; fracturas conminutas;
fracturas expuestas (tipos II y III); pacientes politraumatizados.
Peligros. Sobredistracción de los fragmentos; infección del
trayecto de los clavos; distensión de los ligamentos articulares; lesiones vasculares o nerviosas con los clavos;
reposo forzado del paciente en la cama.
Ventajas. La fractura permanece cerrada; las radiografías oportunas permiten correcciones.
3.
Fijación externa percutánea (osteotaxis).
Método desarrollado hace muchos años y que ha sido reactualizado en el tratamiento de las fracturas.
Consiste esencialmente en la aplicación de clavos trans-óseos por encima y por debajo del foco de la fractura,
manteniéndolos unidos externamente y en forma rígida mediante aparatos, varillas metálicas, yeso o cemento
acrílico. Su adecuada aplicación requiere control radiográfico durante su uso (idealmente intensificador de
imagen).
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Indicaciones. Fracturas expuestas grados II y III; fracturas conminutas; fracturas inestables; otras: edad,
estado general, politrauma, costos, contraindicación para cirugía.
Variedades de osteofaris.
1. Clavos percutáneos incluidos en el yeso (Figura 31):
• En fracturas conminutas intraarticulares distales
de radio (método de Böhler) (Figura 31A).
• Fracturas inestables de antebrazo.
• Fracturas conminutas de fémur y tibia (método de
Scudese-Böhler) (Figura 31B).
2. Clavos percutáneos transóseos incluidos en cemento acrílico odontológico:
• Fracturas intertrocantéricas estables (Figura 32).
• Fracturas conminutas intraarticulares distales del radio.
• Fijación de osteotomías altas de tibia.
3. Fijadores externos. Hay tres variedades.
Al primer grupo (Figura 33) pertenece el fijador diseñado en Medellín
por G. Meola y que permite estabilizar la mayoría de las fracturas expuestas.
Consiste en fijar los clavos con dos barras o perfiles de aluminio en U,
donde se atrapan los clavos con las «chapolas» empleadas en las máquinas
caseras de cocina. Su bajo costo lo pone al alcance de todo paciente.
Al segundo grupo pertenecen los aparatos de compresión en uno,
dos o tres planos, como los diseñados en Colombia por Navarro
y Sardi.
Al tercer grupo, o sea los que estabilizan con compresión, y
permiten correcciones angulares, pertenecen todos los modernos
sistemas de fijadores externos (A.O.-Assif; Wagner, Orthofix ) que
facilitan el apoyo en forma temprana (Figura 34).
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4.
Fijación interna (osteosíntesis).
La meta principal de la reducción abierta y fijación interna es restablecer por
completo la función del miembro lesionado. Para conseguirlo se requiere
una reducción anatómica con objeto de iniciar una movilización precoz.
Métodos de osteosíntesis
1. Compresión interfragmentaria. Es estática; utiliza tornillos de
compresión para hueso cortical o esponjoso (Figura 35).
2. Compresión dinámica. Con clavos de Steinmann y una amarra de
alambre, se reduce y estabiliza la fractura, y se utilizan las fuerzas
musculares como mecanismo de compresión dinámica (Fig. 36-A).
3. Tutores internos. En los huesos largos que tienen un canal medular,
se utilizan clavos gruesos del tipo Künstcher, Ender, Rush, Steinmann.
Estos dan buena fijación en hueso como fémur, húmero, tibia,
metacarpianos, metatarsianos (Figura 36-B).
4. Placas de compresión. Consisten en placas metálicas diseñadas en
varias formas, tamaños y grosores para adaptarse a las diferentes
necesidades durante el tratamiento de las fracturas. Se combinan
con clavos (llamados clavo-placa) para utilizarlos
generalmente en el tratamiento de las fracturas del
cuello del fémur y supracondíleas del mismo hueso
(Figura 36-C). Las placas de compresión se pueden
combinar con la técnica de compresión interfragmentaria, o hacer la
compresión con la misma placa y tornillos, de acuerdo con los principios expuestos por la
Asociación para la Osteosintesis, Suiza (AO).
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Indicaciones de la Osteosíntesis
• Imposibilidad para mantener la fractura por métodos cerrados (ejemplos: fracturas de rótula o del olecranon).
• Fracturas intra-articulares, donde es el método de elección para obtener una reducción anatómica y
permitir el uso funcional y precoz del miembro afectado.
• Fracturas proximales del fémur (en el adulto).
• Fracturas epifisarias que requieran reducción anatómica.
• Luxofracturas de la cabeza humeral.
• Fracturas diafisarias del antebrazo en adultos.
• Diáfisis femoral del adulto.
• Luxofracturas inestables del tobillo.
• Fracturas patológicas.
• No-uniones (pseudoartrosis).
Riesgos
•
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•
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Infección en 3%.
Adherencias post-operatorias.
Fijación inadecuada o insuficiente.
Refractura, o fracturas a otro nivel por debilidad ósea en el sitio de entrada de los tornillos o clavos.
COMPLICACIONES DE LAS FRACTURAS
Hay que diferenciar tres momentos de ellas: iniciales, precoces y tardías.
1. Complicaciones iniciales.
• Heridas de piel. Con lesión de partes blandas en las fracturas expuestas.
• Heridas vasculares. Pueden ser arteriales y/o venosas.
• Heridas arteriales . Ante su sospecha, evitar compresión por vendajes, ropa, etc y disminuir la flexión de
las articulaciones vecinas. Si no hay mejoría, realizar arteriografía para localizar la lesión antes de llevar el
paciente a cirugía. Son frecuentes en: 3% de las fracturas femorales; 10% de las fracturas supracondíleas
del húmero; 30% de las luxaciones de la rodilla.
En casos de trombosis, perforación o ruptura arterial, se realiza manejo especializado: se aísla el segmento
lesionado, se reseca y se hace una anastomosis términoterminal o un injerto vascular según elección del
cirujano vascular quien debe manejar este tipo de complicaciones; si hay trombosis puede ser sólo necesario
remover el coágulo.
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Los vasos que se lesionan con más frecuencia, según las fracturas son:
•
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arteria subclavia: fractura de la clavícula;
arteria axilar: luxación o luxofractura de la cabeza humeral;
arteria braquial: fractura supracondílea del húmero;
arteria poplítea: fractura supracondílea del fémur o luxación de la rodilla;
bifurcación de la poplítea: fracturas altas de la tibia; y
vasos del pie en aplastamientos.
Si la circulación no se restablece, se presentan los cuadros de:
• síndrome de compartimiento (isquemia de Volkmann);
• gangrena isquémica, con la consiguiente pérdida de la extremidad.
• Heridas venosas. Los pacientes con lesiones venosas presentan edema por dificultades en el retorno venoso,
dolor local y cianosis. Si la lesión es traumática, hay que pensar en reparar con técnicas de cirugía vascular.
Cuando la compresión es por un vendaje enyesado (algo muy común) se debe abrir el yeso, elevar el
miembro afectado y movilizar activamente los dedos y articulaciones libres, a más de contracciones isométricas
de los músculos.
• Heridas musculares. Se relacionan con la lesión que el hueso produce en los músculos vecinos.
Lesiones de nervio periférico. Casi 75% de las lesiones neurológicas asociadas con fracturas, se recuperan
espontáneamente.
Los sitios más comunes de lesiones nerviosas son:
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plexo braquial: avulsión o compresión en fracturas de la clavícula;
nervio axilar: luxación o luxofractura del hombro;
nervio radial: húmero en la unión de los tercios medio y distal;
nervio mediano, radial o ulnar: fractura supracondílea del húmero;
nervio ulnar: fractura en el epicóndilo medial del húmero;
nervio mediano: fracturas distales del antebrazo o luxaciones del lunado;
nervio ciático: luxaciones posteriores de la cadera; y
nervio peroneo común: en luxaciones de rodilla o fracturas de la cabeza de la fíbula.
Lesiones tendinosas por avulsión. Son arrancamientos óseos en los sitios de inserción tendinosa o ligamentosa.
• manguito rotador en las luxofracturas del hombro;
• flexor profundo del anular;
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• aparato extensor en luxaciones de la articulación interfalángica distal (IFD) de los dedos (botonera u ojal).
• avulsión del aparato extensor en la IFD (dedo en martillo); y
• tuberosidad anterior de la tibia y del calcáneo ( excepcional).
2.
Complicaciones precoces
Síndromes de compartimiento (retracción isquémica de Volkmann). La
rápida hinchazón del antebrazo o de la pierna, después del trauma cerrado
o por el fracaso de una reparación arterial, produce isquemia muscular:
aparecen dolor intenso, desproporcionado, persistente, progresivo,
acentuado por el estiramiento muscular pasivo disminución de la
circulación periférica en un compartimiento tenso e hinchado (pueden
cursar con pulsos presentes), frialdad de la piel, compresión nerviosa con
parestesias, hipoestesia y finalmente parálisis (Figura 37). Son pues, un
conjunto de signos y síntomas isquémicos que resultan del aumento
de presión dentro de un compartimiento muscular limitado y que
compromete la circulación y la función de los tejidos (músculos y nervios)
contenidos en ese compartimiento. No son válidos como signos precoces la
palidez, la falta de pulsos y la parálisis que sí se presentan en la sección
vascular (< pulsos) y en la sección nerviosa (parálisis).
El diagnóstico es esencialmente clínico y necesita un alto índice de sospecha.
Ante cualquiera de estos síntomas se debe estar alerta, retirar el yeso, y elevar el miembro comprometido para
favorecer el retorno venoso. Si no hay mejoría dentro de la primera hora, se deben practicar fasciotomías
amplias, Si no se realizan estas maniobras, se instala la retracción isquémica de los músculos, que son entonces
sustituidos por tejido cicatrizal con acortamiento muscular. Clínicamente se reconoce la retracción establecida
porque los dedos quedan en flexión (garra) y se extienden sólo al flexionar palmarmente la muñeca o plantarmente
el pie.
El tratamiento de la retracción isquémica establecida, requiere una serie de complejas intervenciones
quirúrgicas de tipo reconstructivo. El mejor tratamiento sigue siendo la prevención, con la sospecha precoz de
la entidad, sobre todo en las fracturas supracondíleas del húmero.
Gangrena gaseosa. Rara y grave infección por gérmenes anaerobios (Clostridium), que produce un serio
trastorno del estado general, edema progresivo y formación de gas en los tejidos locales. Lo primero que
experimenta el paciente es un intenso dolor local, como si el yeso le apretara (¡signo de alerta!) asociado con un
rápido deterioro de su estado general.
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La herida presenta un olor característico de «paja mojada», y la crepitación en los tejidos blandos locales que
evidencia la formación de gas. Este cuadro es una urgencia inmediata. Hay que llevar el paciente a cirugía,
proceder a abrir ampliamente la herida, desbridar los tejidos necróticos, practicar amplias fasciotomías y si es
necesario amputar al nivel adecuado para salvar la vida del paciente. En algunos países se utiliza el oxígeno
hiperbárico como parte del tratamiento.
Embolia grasa. Es un síndrome clínico que puede complicar una fractura de huesos largos, asociada con
estados iniciales de hipovolemia, y cuya etiología no es clara. Se sospecha que se trate de un trastorno por
hipovolemia previa, mediante el cual cantidades excesivas de ácidos grasos entran a la circulación y producen
obstrucción pulmonar. Esto origina un cuadro de hipoxia cerebral, confusión y excitación, taquicardia, taquipnea,
fiebre y petequias. En el examen de gases sanguíneos se encuentra una disminución del P02. El tratamiento se
encamina a mantener alta la concentración plasmática de oxígeno. Esta entidad aumenta la mortalidad, sobre
todo en pacientes con politraumatismo, fracturas múltiples e hipovolemia.
3.
Complicaciones tardías
Rigidez articular. Sus causas principales son:
1. Actividad funcional inadecuada de los músculos.
2. Edema persistente.
3. Prolongada inmovilización de fracturas intra-articulares y
4. Infección.
Prevención
a. Elevación inicial de la extremidad lesionada.
b. Ejercicios activos de las partes no inmovilizadas.
c. Movilización de las fracturas intra-articulares sometidas a osteosíntesis, y qué se debe hacer en el
postoperatorio inmediato.
Artrosis. Es la secuela constante de las fracturas intra-articulares que no se reducen en forma anatómica,
debido al desgaste anormal de la superficie articular al rozar contra otra superficie irregular. La magnitud del
proceso y su velocidad dependen de factores como severidad de la incongruencia, trabajo e intensidad de carga
sobre la articulación, edad del paciente. Se enfatiza por esto, que toda fractura intra-articular se debe manejar
con el enfoque de obtener una reducción anatómica, sea con tratamiento abierto o cerrado.
En casos de alteración del eje mecánico de la extremidad como secuela de consolidación viciosa, se producirá
un desgaste de la articulación que se somete a carga (soporte de peso). En este problema tienen importancia la
magnitud de la angulación, la edad; la actividad y el peso del enfermo. Idealmente, en los miembros inferiores
no se deben permitir trastornos del alineamiento.
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Retardo de consolidación y pseudoartrosis. En el retardo de consolidación (cuando la fractura no consolida
dentro de los plazos habituales), el paciente presenta dolor y movilidad anormal en el foco de la fractura. En la
pseudoartrosis desaparece el dolor y queda únicamente la movilidad anormal.
Existen dos formas de pseudoartrosis:
1. Pseudoartrosis hipertrófica, vital, por falla en la
estabilidad de los fragmentos. Radiológicamente se
identifica en los extremos óseos una reacción ósea
hipertrófica en «pata de elefante», con obliteración del
canal medular (Figura 38A).
2. Pseudoartrosis atrófica o avital, debida a falla en los
mecanismos de osificación y en los de inmovilización de
la fractura. En la radiografía se encuentra ausencia de
callo óseo, osteoporosis y esclerosis de los bordes del extremo fracturario (Figura 38B).
Tratamiento de la pseudoartrosis
1. La forma hipertrófica necesita estabilidad del foco de la fractura mediante clavo intramedular o placa de
compresión rígida.
2. La forma atrófica necesita una osteosíntesis rígida, e injertos de hueso esponjoso.
Alteraciones de la placa epifisaria
La fractura y el proceso de consolidación desarrollan un aumento en la vascularización del segmento, que
causan un aumento del crecimiento cuando la fractura está cerca de la línea de crecimiento. Si la fractura
compromete la fisis, se presentan retardos o detenciones del crecimiento óseo. Toda lesión que afecte la línea de
crecimiento es potencialmente causante de trastornos del crecimiento, y esto se debe explicar en forma clara a
los padres de los pacientes con este tipo de lesiones.
Osteítis post-traumática. La infección de la fractura es patrimonio de la fractura abierta o de la que se trató
por algún medio de osteosíntesis; es muy remota la posibilidad que se presente en fracturas cerradas que se
trataron por métodos cerrados.
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Osteítis aguda. Se trata mediante drenaje quirúrgico inmediato y agresivo, con el establecimiento de
antibioticoterapia adecuada con base en cultivos y antibiograma. Usualmente no es necesario retirar el material
de osteosíntesis como parte del tratamiento; pero el dejar la herida abierta o con drenaje de succión es
mandatorio, cuando hay material de osteosíntesis.
Osteítis crónica. Se puede asociar con una fractura estable o inestable, según si hay o no consolidación de
la fractura. En la forma inestable se debe resecar el tejido enfermo y posteriormente estabilizar la fractura
mediante el uso de fijadores externos. Una vez controlada la infección, y en presencia de una cavidad limpia,
se adicionan injertos de hueso esponjoso. El fijador extremo se debe mantener hasta la consolidación de la
fractura.
En la forma estable se debe mantener la osteosíntesis hasta finalizar la consolidación o si ésta contribuye a la
estabilidad de la fractura. Cuando la fractura está consolidada, se retira el material de osteosíntesis, se reseca el
tejido óseo desvitalizado y libre (secuestrectomía), y se deja el campo, para cuando el lecho esté limpio, colocar
injertos de hueso esponjoso cuando el defecto óseo es grande y pone en peligro la resistencia mecánica del
hueso.
Distrofía simpática refleja (síndrome de Südeck). Esta complicación se descubre por la incapacidad del
enfermo para recuperar la función normal de la extremidad afectada, una vez consolidada la fractura.
Es un síndrome caracterizado por:
Dolor intenso, desproporcionado a la lesión, cambios vasomotores y tróficos, rigidez y disminución de la
función en la extremidad afectada y aun lejos de la fractura; p.e. en la fractura de Colles duelen los dedos.
El diagnóstico clínico se sospecha con tres o más de los siguientes signos o síntomas:
1. Dolor intenso.
2. Hinchazón.
3. Rigidez
4. Cambios en la coloración de la piel.
Los signos y síntomas secundarios son:
1. En las radiografías se observa una osteoporosis moteada regional.
2. Cambios sudomotores.
3. Cambios de temperatura
4. Cambios tróficos de la piel.
5. Inestabilidad vasomotora.
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Diagnóstico: Los signos clínicos hacen sospechar el cuadro que se confirma mediante la mejoría de los signos y
síntomas con el bloqueo simpático.
El tratamiento es difícil, y consiste en neutralizar el dolor al mismo tiempo que se estimula el movimiento.
1. Se utiliza para control del dolor bloqueos anestésicos regionales con Marcaína del ganglio estrellado en
casos de miembro superior; catéter para anestesia axilar, bloqueos con ultrasonido y bloqueos farmacológicos.
2. Analgésicos potentes, AINEs, corticoesteroides, calcitonina, estimulación eléctrica transcutánea (TENS) y
3. Un programa agresivo de rehabilitación, con énfasis en la movilización activa de las articulaciones
comprometidas, previo bloqueo del ganglio estrellado con ultrasonido para vencer el edema y las contracturas.
Necrosis avascular. Es la muerte de una parte o de todo un fragmento ósea, como resultado de la pérdida de su
vascularización durante la lesión. La necrosis isquémica puede llevar a la no-unión o colapso del fragmento con
desarrollo de artrosis precoz o desorganización mecánica de la articulación. Otras causas son infecciones de la
fractura o enfermedad metabólica. Se diagnostica radiológicamente porque el fragmento avascular aparece más
denso que el hueso adyacente. Los sitios más frecuentes son: cabeza femoral y humeral; escafoideo carpiano,
talo (astrágalo); lunado (semilunar); tibia (fragmentos en mariposa); y patela (rótula). Su manejo es difícil
y variado según el hueso comprometido. Se emplea la resección del fragmento, su sustitución con prótesis,
rotación de injertos óseos pediculados, etc.
Consolidación viciosa. Significa que la fractura ha unido en posición de deformidad, casi siempre como
resultado de reducción inadecuada, desplazamiento de los fragmentos, infección, etc. Esta consolidación
anormal es inaceptable si el resultado molesta al paciente mismo, si interfiere con la función o cuando crea una
sobrecarga sobre articulaciones vecinas que las llevarán a presentar artrofia temprana. El tratamiento varía
desde la osteoclasia (refractura por método cerrado), hasta la osteotomía con o sin utilización de material de
osteosíntesis.
Osificación anormal (miositis osificante). La osificación post-traumática resulta del hematoma debajo del
periostio, y en los tejidos blandos arrancados del hueso por la lesión. La articulación más afectada es el codo,
pero hay casos también en el cuádriceps y parte anterior del tobillo. Se debe prevenir con reposo después del
trauma de estas estructuras, además de evitar los movimientos pasivos durante la rehabilitación. En los casos
establecidos, ayudan el evitar estiramientos forzados y manipulaciones; y en algunos casos de compromisos
masivos muy limitantes, se indica la resección quirúrgica cuando el hueso esté «maduro».
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