EL DÍA, domingo, 19 de julio de 2015 p1 RAMÓN GÓMEZ, el boticario que, en el siglo XIX, se convirtió en el precursor de los museos en el Puerto de la Cruz. 7 del domingo revista semanal de EL DÍA Castillo de San Cristóbal, Alameda y calle de La Marina RECUERDO LITERARIO Y POÉTICO DE LA GESTA DEL 25 DE JULIO Texto: Miguel Melián García (de la Tertulia Amigos del 25 de Julio) A Al acercarse el día 25 de julio, festividad del apóstol Santiago, patrón de España y copatrono de Santa Cruz de Tenerife, quisiera invitar a quien quiera leer estas palabras a recordar lo que ocurrió hace casi 218 años en el entonces Lugar y Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Resumen de la Gesta Avanzaba el año 1797. Después de la derrota que había sufrido la Marina española frente a la escuadra inglesa ante el cabo de San Vicente el 14 de febrero de ese año, y de la pérdida de la isla caribeña de Trinidad, que había pasado a manos inglesas, el ilustre historiador Juan de Contreras y López de Ayala, marqués de Lozoya, nos dice en su monumental “Historia de España” que “un grupo de excelentes marinos a las órdenes de don José de Mazarredo rechazó con vigor y pericia el ataque que la escuadra vencedora de San Vicente, muy reforzada, al mando del contraalmirante Nelson, realizó contra Cádiz los días 3 y 5 de junio de 1797”. Y añade: “Aún fue más grande el fracaso del gran marino inglés en su inmediato intento de apoderarse de la isla de Tenerife. La formidable escuadra británica se situó ante el puerto de Santa Cruz de Tenerife el 23 de julio y comenzó el ataque en la noche del 24. Nelson desembarcó en el muelle con un millar de hombres, pero fue acogido con tan vivo fuego desde los fuertes de la costa y desde los terrados de las casas que, herido gravemente, hubo de iniciar el difícil reembarco, que pudo convertirse en una gran catástrofe. El contraalmirante inglés se vio obligado a entablar conversaciones, que eran, en realidad, una capitulación”. El gobernador Antonio Gutiérrez, que había dirigido con pericia la defensa, tuvo también el acierto de aceptar la propuesta por la cual el inglés se comprometía a no atacar jamás el archipiélago. En los tratos se manifestó esa exquisita cortesía que en el siglo XVIII recordaba aún la caballerosidad medieval. El jefe español proveyó de víveres y medicinas a su ilustre enemigo, que perdió el brazo derecho, y por su parte Nelson se comprometió a llevar, él mis- mo, a la Península el parte de su adversario que consignaba la derrota inglesa”. Y termina Juan de Contreras con esta rotunda frase: “La defensa de Tenerife es la página más gloriosa de la historia canaria desde su incorporación a España”(1). Fue, sin duda, una auténtica gesta: una Gesta con mayúscula (el diccionario de la Real Academia define la palabra “gesta” como “un hecho o conjunto de hechos memorables”). Y un resumen de lo que ocurrió en los momentos iniciales de la contienda es éste, realizado por uno de nuestros contertulios de mérito, Alastair F. Robertson: “Aunque algunos ciudadanos aterrorizados escaparon con sus bienes hacia La Laguna y otros lugares que parecían seguros, la mayoría de los civi- p2 domingo, 19 de julio de 2015, EL DÍA EN PORTADA les, incluyendo el Cabildo de la Isla, cerraron filas y se pusieron incondicionalmente a disposición del general Gutiérrez. A los campesinos, que llegaban vestidos con harapos y sin zapatos a alistarse, había que suministrarles algún tipo de calzado; se encomendó a los panaderos que hiciesen tanto pan como fuese posible; tanta tela como se pudo se recogió para hacer vendas; los sacerdotes se asignaron a las distintas unidades para proporcionar apoyo espiritual a los soldados; las mujeres ac- tuaron transportando víveres y agua; y los médicos y sangradores se reunieron en la Plaza de la Pila (actual plaza de la Candelaria) preparados para desplazarles con rapidez allí donde hiciesen falta sus servicios. Aun así, el grado de confianza no era muy alto. Aquellos sencillos isleños, junto a sus pocos soldados, se iban a enfrentar contra el reputado poderío del Imperio Británico”(2). ¿No es éste un conjunto de hechos memorables que justifican que llamemos gesta, y gesta heroica, a este rechazo de invasión que se logró gracias a la unión del ejército y del pueblo? Poemas a la Gesta Esta gesta ha sido cantada por muchos poetas. Hoy queremos recoger aquí unas cuantas de estas composiciones. Un grupo de los invasores ingleses, unos 340 hombres, lograron subir por la calle de La Noria y llegar a la plaza del convento de Santo Domingo, LA TERTULIA AMIGOS DEL 25 DE JULIO E l 9 de noviembre de parar los actos que se desarrollaron en tografía, historia de Canarias, literatura, trans1995, dos años antes de la conmemoración del Bicentenario porte, ciencias, biografías, traducciones, que se cumpliera el de la declaración de Santa Cruz como defensa… bicentenario de la Villa Exenta, en el 150 aniversae) Prensa escrita y digital: más de un millar victoriosa defensa de rio de la concesión del título de de artículos relacionados con la Gesta, el patriSanta Cruz frente al ataque de Ciudad a Santa Cruz, en el bicen- monio histórico del puerto, la historia de la flota inglesa comandada por tenario del nacimiento del gene- España, de Canarias y, en particular, de Santa el almirante Horacio Nelson, un ral O’Donnell, o en el homenaje a Cruz de Tenerife, etc. grupo de ciudadanos amantes de José Murphy. e) Conferencias: múltiples intervenciones nuestra historia constituyeron una A modo de resumen de nuestra ac- en las principales instituciones tinerfeñas como asociación denominada Tertulia Amituación, se reseñan a continuación la Universidad de La Laguna, Consejo Congos del 25 de Julio, con la finalidad de hacer aquellas actividades en las que la Tertulia sultivo de Canarias, Real Sociedad Econóllegar a las autoridades municipales y pro- y los tertulianos han intervenido de forma mica de Amigos del País, Casinos de Tenevinciales ideas y sugerencias que enaltecieran directa: rife y La Laguna, Círculo de Amistad XII de los actos que se celebrarían con motivo del a) Erección de monumentos. Ya hemos Enero, La Quinta (Garachico), Casa de los Capicitado bicentenario. citado el dedicado a los Héroes de la Gesta tanes (La Laguna), Sitio Litre (Puerto de la La Tertulia se transformó pronto en un grupo y al General Gutiérrez, a los que hay que aña- Cruz), Librería del Cabildo, etc. de trabajo y, una vez al mes, llevaba a cabo dir el de José Murphy, al príncipe heredero f) Restauraciones. Se han impulsado las reuniones en las que se elaboraban propuestas de Polonia Kazimirz Sapihea-Kodenski, del sepulcro del general Benavides, en la iglerelacionadas con la mencionada efemérides. ahogado en las costa del Bufadero, el busto sia de la Concepción de Santa Cruz, la de la De estas propuestas fueron seleccionadas y al general O’Donnell, el único tinerfeño que Cruz de Santiago, en el cerro de la Altura de se convirtieron en realidad entre los años 1997 ha sido presidente del Gobierno español, y Paso Alto, y algunas actuaciones en el cey 1999 las siguientes: al maestro Sabina, en el teatro Guimerá. menterio de San Rafael y San Roque. a) Celebración de una Exposig) Homenajes. La Tertulia ción en el Museo Militar Regional ha jugado un papel fundamende Canarias, en colaboración con tal en el rendido al maestro el Ayuntamiento de Santa Cruz de Santiago Sabina. Tenerife, que fue muy visitada, h) Asesoramientos: entre sobre todo por los escolares de la otros, a ayuntamientos, Cabildo isla. de Tenerife, Gobierno de Cab) Edición de un calendario del narias, Autoridad Portuaria, año 1997 cuyas láminas reproduempresa Dragados y Conscían cuadros relacionados con la trucciones, empresa Canary Gesta con información histórica Wine Tours, Hermanos Ríos, en el dorso. Escuela Universitaria de Tuc) Publicación de una decena rismo, etc. de libros y de un cómic para los Tertulianos acompañados de autoridades civiles y militares junto al castillo de S. Andrés i) Puesta en marcha de una más jóvenes. página web (www.amid) Edición de un sello de correos relativo b) Levantamiento de hitos: en los lugares gos25julio.com). a la Gesta, con el matasellos conmemorativo. en que en 1997 se levantaban castillos, fuerPero la Tertulia no se siente, ni mucho mee) Erección del Monumento a los Héroes tes y baterías; junto a los restos de la mura- nos, satisfecha y en el apartado de proyecdel 25 de Julio y de un pedestal con el busto lla de Santa Cruz; en el lugar en el que Nel- tos podemos relacionar: del General Gutiérrez. son fue herido, y a las Aguadoras de Santa 1) La erección de un monumento digno dedif) Participación de los tertulianos en ci- Cruz y la Campesina de San Andrés, por su cado al General Gutiérrez. clos de conferencias y programas radiofó- actuación en las jornadas de la Gesta. 2) Recolocación del monumento a los Héroes nicos y de televisión, así como publicando c) Placas: en la fachada de la iglesia del Pilar de la Gesta. numerosos artículos y en la de la capilla de la Orden Tercera, recor3) Reubicación de los bustos del general Terminados los actos conmemorativos del dando momentos cruciales en la historia de O’Donnell, y del almirante Antequera. Bicentenario de la Gesta –el objetivo para el Santa Cruz; Gabinete Instructivo; Chorro de 4) Erección de un monumento a la Fideque había sido creada la Tertulia– nos pre- Santo Domingo; Paseo de La Concordia; Obispo lidad con que fue premiada Santa Cruz por guntamos si deberíamos continuar nuestra Bartolomé Ximénez.; Peder C. Larsen, en la la Junta Suprema de Canarias durante la Guelabor; ante ello, y debido a que el espíritu glorieta del reloj de flores del Parque Gar- rra de la Independencia, hace “sólo” 207 años. de trabajo y hermandad logrado había sido cía Sanabria; primitivo muelle de Santa Cruz; 5) Erección de un Monumento a las Milipositivo, decidimos alargar la vida de la Ter- la Marquesina; la Farola del Mar; impacto de cias Canarias, en recuerdo de quienes dutulia pero dedicándonos también a otros temas bala de cañón del ataque de Nelson; loco- rante más de 300 años defendieron la isla de interés histórico-cultural, tanto para la capi- motora Añaza; grúa de vapor; hélice del Cru- contra todo tipo de ataques. tal como para las demás localidades de la Isla. cero Canarias; falúa de los prácticos y la casa 6) Homenajear anualmente a un tinerfeño Al ofrecer nuestro desinteresada colabo- donde nació el maestro Sabina. Y pendiente ilustre que duerme el peor de los sueños: el del olvido de sus compatriotas y conciudaración a las autoridades municipales e in- de colocar la de la Pila. sulares, varios tertulianos han formado d) Publicaciones: más de un centenar de danos, tal como se hizo con el maestro Sabina parte de las comisiones encargadas de pre- publicaciones relacionadas con la Gesta, car- este año 2015. donde hoy están el teatro Guimerá y la antigua Recova. Antonio Zerolo Herrera, poeta romántico de la Escuela Regionalista Canaria, escribió un poema en redondillas en el que quiso plasmar el momento en que los ingleses iniciaban su ataque para apoderarse del convento y refugiarse dentro de sus muros. Es, a nuestro modesto entender, el mejor poema escrito a la derrota de Nelson. Helo aquí: Símbolo Atended que va de cuento: // refiere la tradición // que cuando el ronco cañón // zumbaba, y el firmamento // y la tierra estremecía, // en la sangrienta jornada // en que dejó demostrada // Santa Cruz su bizarría, // en la tapia del convento // que el inglés quiso asaltar, // un canario sin cesar // daba sus trinos al viento. Estaba a la luz del sol // orgulloso el pajarillo // de ostentar el amarillo // del estandarte español; // y cuanto más acudía // la muchedumbre en tropel, // más se desataba él // en torrentes de armonía. Mientras tanto, oyendo el ruido, // con amorosos anhelos, // la madre, por los polluelos // velaba dentro del nido. Fue aquel un día de gloria: // en lucha con Inglaterra, // los que cayeron en tierra // revivieron en la historia. Tenía que suceder… // una bala de fusil // hizo al pájaro gentil // para siempre enmudecer. ¡Tinto en sangre, cara al sol, // aquel rey de los cantores // mostraba los dos colores // del estandarte español! —¿Y el nido?— No sé, en verdad, // lo que fue del pobre nido. // Sólo se cuán atrevido // luchó por la libertad // el pájaro de mi cuento. ¡Tal vez los hijos quedaron // y la victoria cantaron // en las tapias del convento! Al fin lograron los invasores entrar en el convento, pero lo que creyeron que era un refugio para ellos se convirtió en una ratonera: tuvieron que rendirse. La actual plaza de Santo Domingo estaba entonces dentro del convento y luego pasó a ser una fuente pública hasta bien entrado el siglo XX. Estuvo muchos años rodeada de una verja. Un periodista de la primera mitad del pasado siglo XX, Joaquín García Suárez, escribió este poema dedicado a la fuente, en el que recuerda que calmó la sed de los bravos defensores de la isla: Fuente de Santo Domingo ¡Oh, esta vieja fuente, // tan ruidosa otrora, // y hoy seca, callada, // quejosa y doliente, // como quien añora // aquella lejana grandeza pasada!... La fuente –aguadoras y envases en fila– // antesala era del viejo mercado. // Se empleaba un libre lenguaje de pila, // feo y destemplado… // La pila era escándalo, ruido. // A veces solía convertirse en algo molesto al oído. // (Allí la Academia de nada valía). A pesar de todo, // justo es que diga- p3 EL DÍA, domingo, 19 de julio de 2015 EN PORTADA mos nuestro parecer: // fuera de la pila, todo no era lodo: // ‘la pila tenía su modo de ser’… *** Tu recia silueta ya se hallaba erguida // cuando los piratas hollaron tu tierra. // Ya entonces calmaste la sed producida // por el insensato calor de la guerra… Ante ti cruzaron diez generaciones; // en tus aledaños bulló el patriotismo, // y ondearon, flamantes, los viejos pendones, // olvidada lección de civismo… Hasta los mendigos cantarán tu gesta. // Mojaste sus labios y su duro pan, // y luego serviste de morada y siesta // a los que hambre han… Tus secas pupilas, // que lloraron con desbordamiento, // hoy añoran barriles en filas, // que tú les llenabas al mundo sediento… Mi canto te evoca cuando entonces fuiste // –¡oh, sarcasmo!– feliz en tu encierro. // Hoy ya no eres nada, desde que perdiste // tu verja de hierro… *** Te evoco cuando eras de día fontana, // y de noche refugio de amores // para nuestra breve juventud lejana. Hoy llevo clavados tus mismos dolores: // ¡hoy, dos fuentes secas ya somos, hermana!”. Nuestra ciudad de Santa Cruz tuvo que convertirse desde el principio en una plaza fuerte. Ha tenido que defenderse y defender a la isla y al archipiélago de posibles invasiones. Un resumen de lo que ha sido la historia de esta ciudad lo hizo, muy resumidamente y en una exquisita prosa, el periodista Víctor Zurita Soler –que también fue poeta– en un artículo que publicó en el periódico santacrucero La Tarde, que cofundó y dirigió hasta su fallecimiento. He aquí las palabras de Víctor Zurita: “Todo –ese todo que se llama historia y españolización– empezó por la playa de Añaza. Tenía que ser así, porque a las tierras de ley se entra por la puerta grande, y no otra cosa que el luminoso portalón de Tenerife es nuestro Santa Cruz. Por entonces, el mar era una continua amenaza: se dibujaban en el horizonte, con desgraciada frecuencia, las naves enemigas. Los pueblos isleños se asentaron tierra adentro; y en la Vega de Aguere, entre mares de rubias espigas, La Laguna, ordenancista y clerical, se despliega sobre su clásico patrón urbanístico, al tiempo que su Cabildo rige y gobierna con buen tino. Santa Cruz se quedó sólo con el mar y su riesgo, recibiendo a las naves amigas, gran posada atlántica para las carabelas de la ruta americana, ganando temple y heroísmo entre tufaradas de pólvora y flores de sangre. Su incierto perímetro se ajusta a las necesidades bélicas, todo se sacrifica a su condición de plaza artillada: trazado, porte, belleza… Se siente martillo y cabeza, y los enemigos también lo saben. De aquí que los más serios intentos de conquistar Canarias no se fueron por las ramas, sino que apuntaron directamente a la cabeza: Santa Cruz de Tenerife. Ciudad militar y lindera con el mar, Santa Cruz fue cuna de una nueva clase dinámica y emprendedora, formada por capitanes de la Carrera de Indias, comerciantes y armadores. Ciudad residencia de los Capitanes Generales, se gana, por su espíritu liberal, la simpatía del Ejército, el motor progresista de los siglos XVIII y XIX, y, en rápida ascensión, gana tres cabezas de león para su escudo, trofeos de otras tantas resonantes victorias, y el título de Ciudad, y el más alto de Capital de Canarias”(3). Es difícil resumir en tan pocas palabras, y en palabras tan bellas, la historia de esta ciudad. Y concluimos este homenaje a la Muy Leal, Noble, Invicta y Muy Benéfica Ciudad, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife con un bello soneto de Manuel Verdugo, que vivió durante unos años juveniles en esta ciudad, en la calle de La Noria: A Santa Cruz de Tenerife La cordillera abrupta, árida, monstruosa, // cuya adustez refuerza la cruda DISTINTIVOS QUE FORMAN EL ESCUDO DE ARMAS DE SANTA CRUZ DE TENERIFE Texto: José Manuel Ledesma Alonso (de la Tertulia Amigos del 25 de Julio) E l 25 de julio de 1797, festividad de Santiago Apóstol, las defensas artilleras, el batallón de Infantería, los regimientos de Milicias Canarias (Garachico, La Orotava, Güímar, Abona y La Laguna), los marineros franceses de la fragata La Mutine y el pueblo de Santa Cruz, bajo la dirección del comandante general de Canarias Antonio Gutiérrez de Otero, derrotaron a una escuadra británica al mando del contralmirante Horacio Nelson, en su intento de apoderarse de la plaza. Cuatro días más tarde (29 de julio de 1797), las fuerzas vivas del lugar –alcalde, diputados y síndico personero– se reunieron con sus convecinos en la iglesia del Pilar para nombrar copatronos a la Cruz y a Santiago, solicitar al Rey el privilegio de Villa Exenta con jurisdicción propia, y que se le otorgasen los títulos de Noble en Invicta, y un escudo de armas. Esta petición fue rápidamente enviada a la Corte por don Antonio Gutiérrez, ante la influencia que tenía el comandante general y, el 28 de agosto de 1803, el rey Carlos IV concedía a Santa Cruz el privilegio de Villa Exenta, otorgaba el escudo de armas, los títulos de Noble e Invicta, y añadía el de Leal. A partir de la citada fecha, este “Lugar” pasaría a llamarse Muy Leal, Noble e Invicta Villa, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago de Tenerife. La primera corporación municipal, presidida por el alcalde José María de Villa, se constituyó el 7 de diciembre de 1803. El título de Ciudad lo recibió el 29 de mayo de 1859. Santa Cruz de Santiago de Tenerife fue designada capital de las Islas Canarias el 17 de octubre de 1821, en la reunión de las Cortes Extraordinarias celebrada en Madrid y, el 27 de enero de 1822, el rey Fernando VII promulgaría la ley por la que Santa Cruz se convertía en la primera capital oficial de Canarias, título que ostentó hasta la división provincial de 1927. A estos títulos se añadió el de Muy Benéfica, concedido por la reina regente María Cristina de Austria, madre de Alfonso XIII, el 23 de abril de 1894, por el comportamiento heroico de sus habitantes durante la epidemia de cólera de 1893. La descripción oficial del escudo de la Muy Leal, Noble, Invicta, Fiel y Muy Benéfica Ciudad de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, en la que sus distintivos expresan claramente nuestras señas de identidad, quedó establecida de la siguiente manera: LA CORONA del reino de España que lleva por cimera es el símbolo de lealtad y nobleza. EL ESCUDO OVALADO ondeando, de color azul por el océano Atlántico que baña las costas de la ciudad. Escudo de Santa LAS DOS RAMAS verdes que lo Cruz rodean, una de laurel (victoria) y la otra de roble (fortaleza), corresponden al título de ciudad invicta. LA CRUZ, verde, fundacional de la ciudad, a la que dio nombre, es con la que el Adelantado Alonso Fernández de Lugo celebró la primera misa en la playa de Añazo el día 3 de mayo de 1494. LA ESPADA O CRUZ DE SANTIAGO que asoma detrás de la Cruz Fundacional y que atraviesa la tercera cabeza de león se debe al triunfo conseguido sobre los invasores ingleses el 25 de julio de 1797, festividad del Apóstol Santiago (copatrono de la ciu- luz solar, // parece, desde el puerto, guardiana recelosa // que a las naves intrusas quisiera rechazar. Ella oculta una tierra fértil, florida, hermosa… // Ella deja a sus plantas tranquila reposar // a un pueblo claro, alegre, de tonos blanco y rosa… // Paradoja magnífica sobre el azul del mar! A ti va mi homenaje, Santa Cruz bien amado; // tú tienes gesto amable para el recién llegado; // tú tienes gesta heroica: la que eclipsó a tu sol… Ciudad noble, te aguarda un futuro risueño. // eres el arca santa del patriotismo isleño. // Yo a tu sombra me siento doblemente español. NOTAS: (1) MARQUÉS DE LOZOYA, Historia de España, t. 5, Salvat Editores, Barcelona, 1969, pp. 354-355. (2) ROBERTSON, Alastair F., “25 de Julio de 1797” (artículo publicado en inglés en el Tenerife News de agosto de 2014. Vid. el artículo traducido al español por Emilio Abad, que puede leerse en la web de la Tertulia Amigos del 25 de Julio, en la sección “Tertulia y prensa escrita, Artículos propios relacionados con la Gesta”. (3) ZURITA SOLER, Víctor, “Meditación del Tres de Mayo”, en La Tarde del 3 de mayo de 1967. dad). La insignia es de color rojo por serlo de la Orden y por la mucha sangre que el desembarco costó a sus enemigos. UNA ISLA, la de Tenerife, con su famoso Teide, blanco de plata, por la nieve que lo cubre y por su acendrada fidelidad. TRES CASTILLOS, San Cristóbal, San Juan y Paso Alto, de color plata por el valor que han tenido siempre en su defensa CUATRO ANCLAS por la importancia de su puerto, germen de la vida y la economía. De color plata por su limpieza e importancia y por las riquezas que en él se han salvado de la codicia enemiga. CRUZ DE PRIMERA CLASE DE LA ORDEN CIVIL DE BENEFICIENCIA, CON EL TÍTULO DE MUY BENEFICA, con galardón y cinta, por el excepcional comportamiento de los habitantes de Santa Cruz durante la epidemia de cólera de 1893. Fue concedida por la reina regente María Cristina de Austria (decreto de 23 de abril de 1894). FIEL en reconocimiento a su fidelidad a la monarquía y a la colaboración de su pueblo con la Junta Suprema de Canarias, máxima autoridad en las Islas en 1808, cuando la invasión napoleónica a la España peninsular. TRES CABEZAS DE LEÓN, animal que sirve de cimera al escudo de Gran Bretaña, por las tres victorias logradas sobre los almirantes ingleses Blake (1657), Jennings (1706) y Nelson (1797) en su intento de invasión. Las cabezas son de color negro por el carácter traicionero de estos ataques. p4 domingo, 19 de julio de 2015, EL DÍA EN PORTADA EL CAÑÓN “EL TIGRE” Y EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA GESTA Texto: Lorenzo Hernández-Abad González (de laTertulia Amigos del 25 de Julio) U n poco de historia. En el año de 1768, reinando Carlos III, el maestro fundidor Juan Solano fundió el cañón “El Tigre” en la Real Maestranza de Artillería de Sevilla. “El Tigre” es un cañón de bronce de los de a 16 (tiraba pelotas de hierro que pesaban 16 libras, lo que en términos actuales se puede traducir a que su calibre es de 133 mm). Aunque su alcance máximo, tirando por elevación y con “bala rasa” era de 2.200 toesas (3.900 m.), pero con muy poca precisión, su empleo normal era el tiro con puntería directa, de “punto en blanco”, con un alcance eficaz de 300 toesas (700 m.). En la noche del 24 al 25 de julio de 1797, “El Tigre” hizo fuego con saquetes de metralla (llenos con balas de mosquete), y, aunque su alcance era entonces muy pequeño, sus efectos a bocajarro eran devastadores. El día 24 de julio, el teniente de las Milicias de Artillería Francisco Grandi Giraud observó que al pie de la Batería de Santo Domingo había una fracción de la playa de La Alameda que no podía ser batida por ninguno de los cañones del castillo, lo que podría ser muy peligroso si los ingleses desembarcasen en aquel lugar. Expuso el problema a sus superiores, que lo autorizaron a abrir una tronera provisional en dirección a la playa. Una vez abierta la tronera por el personal a sus órdenes, emplazó allí “El Tigre”, cargado con saquetes de metralla, de los que había de dotación. Cuando, en la madrugada del día 25, la primera de las lanchas de desembarco donde iba el contralmirante Nelson varó en aquella zona de la playa, el primer disparo de “El Tigre” hirió gravemente a Nelson, mató a varios de los tripulantes e hirió a muchos más. Tal y como dijo el poeta: “Maté a Bowen atrevido, // a Nelson le quité un brazo, // a veinte y dos de un balazo // muertos, al inglés vencido”. Después de la batalla, “El Tigre” permaneció durante muchos años en el Castillo de San Cristóbal y más tarde en el fuerte de San Pedro, hasta que, en 1882, un hecho providencial le devolvió la notoriedad. Se recibió la orden de crear una batería provisional de salvas en Las Palmas; las piezas que se asignaron fueron unos cañones de bronce que estaban en Tenerife y que ya habían sido dados de baja por inservibles. Cuando ya se iban a embarcar sin darse cuenta de que entre ellos se encontraba “El Tigre”, la opor- tuna intervención del entonces comisionado de la República de Venezuela, don Manuel Martel Carrión, lo salvó de un futuro incierto ya que, recordándoles a los presentes su historia, evitó su embarque y con ello logró elevarlo a la categoría de trofeo muy preciado. Para conmemorar el primer centenario de la Gesta del 25 de Julio, el Ayuntamiento de Santa Cruz pidió su cesión al ministro de la Guerra y, el 23 de abril de 1894, el cañón pasó a ser propiedad del municipio y se convirtió en uno de sus símbolos más entrañables. El 2 de mayo de 1955, con motivo de la inauguración del Museo de Paso Alto, fundado como homenaje a la Gesta del 25 de Julio de 1797, “El Tigre” fue encabalgado de nuevo en una cureña, réplica de la original que había sido construida en la Unidad de Servicios, Talleres y Municionamiento del Regimiento de Artillería y se asentó en la plataforma del castillo junto con otros cuatro cañones de bronce, estos, de a 24: “El Orible”, “El Torpe”, “El Inbensible” y “El Espanto”, a los que también se les construyeron cureñas en la misma U.S.T y M. y que hoy están, encabalgados, en Almeida. El “Tigre” en el Museo de Almeyda “El Tigre” permaneció en el castillo de Paso Alto, hasta que, al fundarse el Museo Militar Regional de Canarias, hoy Museo Histórico Militar de Canarias, siendo alcalde Manuel Hermoso, fue trasladado a este museo, donde ocupaba un lugar de honor, rodeado de trofeos y otros recuerdos de la Gesta: las banderas inglesas tomadas al enemigo, que estaban en la iglesia de la Concepción y que, una vez magníficamente restauradas, se colocaron en sendas vitrinas, donde pueden ser contempladas por los visitantes, armas procedentes de las tropas inglesas y de las españolas, la mesa y los objetos de escritorio en donde se firmó el acta de rendición, una reproducción del cuadro del General Gutiérrez pintado por Luis de la Cruz, el magnífico cuadro del Santo Cristo de Paso Alto y tantos otros objetos relacionados con aquellos hechos, que convertían al museo en el mejor centro de interpretación posible de la Gesta. Tan importante que “El Tigre” estuvo acompañado durante varios meses por el pendón de Santa Cruz, con el escudo de la ciudad, que tanto contribuyó a lograr “El Tigre”, cedido en depósito por la corporación municipal, que es su propietaria legal. Allí recibía la visita de todos los que recorren el museo, entre los que, además de los cada vez más numerosos tinerfeños y de los turistas, solos o llevados por agencias de viaje, destacan cientos de alumnos de los colegios de la isla (los visitantes más importantes, a los que se les dedica la mayor atención), que, acompañados por sus profesores y por los guías, aprendían historia de las Islas y de España. Hoy, lejos “El Tigre” de su museo, los escolares no lo visitan, o lo hacen en un número muy reducido, y pocas veces, acompañados de sus profesores, reacios a perder el tiempo en una visita tan poco atractiva. Sin embargo, en el Museo Histórico Militar, rodeados de los objetos y explicaciones adecuadas, podrían interpretar, o mejor, conocer, porque allí no hay que interpretar nada, solo la intervención decisiva de “El Tigre” en la batalla. Por estas razones, en mi nombre y en el del resto de los componentes de la Tertulia, ruego al Ayuntamiento de Santa Cruz de Santiago de Tenerife y al Cabildo Insular que permitan el regreso del cañón a su lugar, en el Museo de Almeida. Así harán justicia y permitirán que los interesados puedan contemplar “El Tigre” en el lugar más idóneo. p5 EL DÍA, domingo, 19 de julio de 2015 INVESTIGACIÓN EN PORTADA TURISMO Fernando Clavijo Fernando Clavijo Batlle nació el 10 de agosto del año 1971 en San Cristóbal de La Laguna, ciudad en la que sigue residiendo desde entonces; está casado y tiene una hija. Es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de La Laguna. Además, ha trabajado en la empresa privada y ha sido gerente del Organismo de Actividades Musicales del Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna en el mandato comprendido entre los años 1999 y 2003. Posteriormente, Fernando Clavijo fue concejal de Seguridad Ciudadana, cargo desde 2003 hasta 2007. En esta época sus esfuerzos se encaminaron a conseguir una Policía Local más desburocratizada, ágil y cercana a los problemas de los ciudadanos, lo que consiguió llevando a cabo una reorganización administrativa del área que dirigía. Desde 2007 hasta su nombramiento como alcalde en el año 2008, fue primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo. En esa época puso en marcha el Plan General de Ordenación (PGO) de la ciudad, consiguiendo en esa época una participación ciudadana sin precedentes para sacar adelante este documento, que permitirá la ordenación urbanística del municipio. Cabe destacar que Fernando Clavijo se involucró en el mundo de la política desde 1992, cuando se afilió a la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), momento en el que fue secretario general de las juventudes ATI-CC y, posteriormente, presidente de la Agrupación Local de Coalición Canaria en La Laguna. Clavijo se ha caracterizado, en el desarrollo de su faceta política, por su gran capacidad de diálogo en la búsqueda de consenso. Ahora comienza una nueva etapa. Fernando Clavijo es el presidente de Canarias, aunque confiesa que “si hace 10 años me dicen que sería alcalde y, luego, candidato y presidente, no lo habría creído, pues nunca estuvo en mis escenarios”. Asegura que “es un objetivo que requiere liderazgo y vocación de diálogo, pero que exige también tener una visión clara sobre lo que pretendemos y hacia dónde queremos llegar. Un reto que, en la etapa que ahora vivimos, pasa por la reconciliación de la ciudadanía con la política, reforzando el papel de los canarios y canarias como parte activa en el diseño de las políticas de futuro, y no como simples espectadores”. Presidente del Gobierno canario en una nueva etapa (técnica mixta sobre papel de dibujo) p6 domingo, 19 de julio de 2015, EL DÍA LA GUARDIA CIVIL DE GARACHICO MONTÓ SU DESTACAMENTO EN UNA GALLERA, AÑO DE 1934 Texto: José Velázquez Méndez (cronista oficial de Garachico) P or Real Orden de 1 de julio de 1898, se mandó instaurar el Cuerpo de la Guardia Civil en Canarias. Así, el primer contingente de guardias civiles desembarcó por el puerto de Santa Cruz de Tenerife el 21 de noviembre del mismo año, alojándose en una pensión del nº 49 de la calle de La Marina, y la comandancia en el nº 63 de la calle de San Francisco. Estos guardias procedentes de la Península venían a organizar los futuros destacamentos sobre la base de la compañía y sección montada de Guardias Provinciales que aquí teníamos, y que venía desempeñando un servicio análogo al encomendado a su instituto en tierras peninsulares. Hasta 1934, 36 años después de haber desembarcado por Añaza, los soldados del tricornio no se habían aposentado en Garachico. A Icod habían llegado mucho antes y a Buenavista del Norte, en 28 de febrero de 1910, de fueron recibidos por el alcalde, la mayoría del ayuntamiento, el párroco, el juez municipal y el pueblo en masa, que les acompañaban en demostración de júbilo, según publicó el periódico El Tiempo el 3 de marzo. La Gaceta de Tenerife del 1 de julio de 1930 daba cuenta de que el Ayuntamiento de Garachico había recibido una comunicación oficial de la Comandancia de la Guardia Civil en la cual se ofrecía trasladar a la Villa y Puerto un puesto de la Benemérita, siempre que el municipio ofreciera un edificio adecuado para casa-cuartel. El corresponsal de este diario en la localidad opinaba que el ayuntamiento no debería desaprovechar la ocasión para que en Garachico hubiese un puesto de la Guardia Civil y que debía hacer las gestiones conducentes a facilitar una casa en que se instalase cuanto antes, puesto que siempre era ventajoso, por múltiples motivos, contar en un pueblo con estos elementos, y no precisamente por la parte que a represión de malhechores se refiere –que en Garachico no se necesitaba– sino por el realce que en determinadas ocasiones pudiera darle al pueblo. El aludido reportero recomendaba a la alcaldía “el edificio magnífico” de la casa de gallos, puesto que había oído decir que ya no se encerrarían mas gallos, y suponía, además, que a la empresa propietaria le convendría alquilarla. Ante esta noticia, las élites sociales del municipio se movilizaron para buscar un acomodo digno a los miembros del cuerpo armado e incidieron sobre la cerrada casa de gallos. Así, en sesión extraordinaria del 4 de enero de 1932 se reúne la corporación municipal de Garachico para dar a cono- cer un escrito de varios vecinos de esta localidad ofreciendo al ayuntamiento una casa en condiciones. En el escrito, que firman con fecha 31 de diciembre último, los vecinos Atilano de la Torre y Cáceres, Conrado Brier, Donato Pérez, Fermín Méndez, Eugenio Hernández, Mariano Brier, Melchor de la Torre Cáceres, Carmelo Mascareño, Luis López de Ayala, Ernesto de León Huerta, Domingo Velázquez de la Cruz, Teodoro Velázquez y Velázquez, Juan P. Pérez Díaz, José Bravo, Antonio Pérez, María Pérez Díaz, Ezequiel González, Francisco Rolo, Juan Díaz Jiménez, Aniceto Mansito Dorta, Joaquín Martínez del Pino, Adolfo Rodríguez, José Mª Adán, José Rodríguez y Gregorio Fleitas exponen que son conocedores del propósito del Ministerio de la Gobernación de dotar a esta localidad de un puesto del Instituto de la Guardia Civil, propósito que estiman plausible, y que con el fin de posibilitar su inmediata creación, cooperando a las gestiones que haga en tal sentido el ayuntamiento, ofrecen gratuitamente, en concepto de dueños, la llamada “Casa de Gallos”, donde últimamente se han llevado a cabo importantes mejoras, acondicionándola para cuartel del ya referido puesto de la Guardia Civil. Comprendiendo la cesión un plazo no superior a diez años, que quedaría rescindido desde el momento en que, por cualquier circunstancia, se suprimiese el puesto del citado Instituto, debiendo correr a cargo del ayuntamiento la conservación interior y exterior del edificio. La corporación municipal, previa deliberación, acordó aceptar gustosa la oferta y, en consecuencia, la Presidencia solicitaba de la superioridad que se creease en la localidad, lo antes posible, el puesto de la Guardia Civil. Mientras, en sesión de 26 de abril de 1933, los ediles garachiquenses autorizan el pago de 201 pesetas por diferentes gastos de mobiliario adquiridos con destino a una habitación para dormitorio de una pareja de la Guardia Civil, cuando por razones del servicio tenga que pernoctar en la población. Los tiempos políticos cambiaron en la corporación local de Garachico, y así, el 3 de mayo de 1933, reunido el Consistorio y teniendo por base el acuerdo de 4 de enero de 1932, relativo al ofrecimiento de los propietarios de la Casa de Gallos para el cuartel de la Guardia Civil, los señores concurrentes dictaminan que no existe en el presupuesto municipal consignación alguna con destino a dicho puesto, y que el ayuntamiento no se encuentra en condiciones económi- Casa Cuartel de la Guardia Civil en Garachico. cas para atender los gastos que ocasione el establecimiento del mismo. Acordaron dirigirse a los destinatarios del mencionado escrito de ofrecimiento de la Casa de Gallos, por conducto de Atilano de la Torre, primer firmante, invitándoles a que contribuyesen a toda clase de gastos que ocasionase el establecimiento, haciéndose cargo, además, de la conservación interior y exterior de la casa y otros gastos de mantenimiento. El 10 de mayo siguiente se reúnen de nuevo los concejales para conocer que los firmantes del escrito de 4-01-1932 estaban dispuestos a hacer un prorrateo de los gastos que ocasionase el sostenimiento del puesto y costearlos por su cuenta y el tiempo que estimasen conveniente, cosa que los munícipes no estiman aceptable, puesto que dejan al libre albedrío de los señores de la “casa” el factor tiempo. Devuelven el escrito a Atilano, para que indiquen y se comprometan a que lo harán durante los diez años señalados. Reunidos nuevamente el 24 del mismo mes, vieron que Atilano no había contestado. Acordaron insistir en ello con un oficio de apremio. Se reúnen de nuevo los miembros del ayuntamiento el 31 de mayo de 1933, para calcular la cuantía de los gastos que supondría el mantenimiento de la casa cuartel de la Guardia Civil, y llegan a la conclusión de que las arcas municipales no podían hacerlos frente, y que los vecinos ofertantes de la gallera no habían dado respuesta a la petición de su mantenimiento; y atendiendo, además, a que hasta el presente no se había tenido confirmación oficial del Ministerio de la Gobernación respecto a la creación del puesto de la Guardia Civil, acuerdaron “dejar sin efecto la petición que hizo el Ayuntamiento el 5 de enero de 1932” y, en consecuencia, autorizar al alcalde para que en tal sentido se dirija al ministro de la Gobernación. Pasaron meses de tiras y aflojas. Finalmente, el 27 de marzo de 1934 el comandante del puesto de la Guardia Civil de Garachico, desde la acondicionada gallera, comunicaba al alcalde que había tomado posesión del puesto y le ofrecía sus servicios. Por mucho que hemos investigado en periódicos coetáneos a la llegada en las actas municipales y en la memoria de “los más ancianos del lugar” no hemos encontrado rastro de que a la arribada de los beneméritos guardias a la Villa y Puerto se les haya tributado algún agasajo de bienvenida, como ocurrió en su momento en el pueblo de Buenavista. Corrían otros tiempos, otros aires políticos se palpaban en el ambiente. Y allí permaneció la Guardia Civil hasta finales de los años sesenta del pasado siglo, al ser desalojada y acomodada en otro lugar del pueblo, por no reunir el edificio las necesarias condiciones de seguridad y habitabilidad. Se instalaron la comandancia y el sargento comandante del puesto en la calle Esteban de Ponte, o del Medio, en la casa conocida como “del Limonero”. Los restantes números de la dotación, que entonces eran poco más de media docena, lo hicieron en casas próximas al puesto de mando. Mientras, la vieja gallera de techos de uralita fue derribada y en su solar se levantó un moderno edificio para casa cuartel, donde se instalaron varias secciones del Cuerpo, entre ellas la de Tráfico. Hoy, después de cuarenta años de uso, la Guardia Civil tiene que ser desalojada nuevamente y buscar acomodo en otro lugar del municipio; porque el inmueble tiene aluminosis y otros defectos de construcción, según lo comunicó el alcalde el 3 de junio pasado, a través de Facebook: “Altos mandos del cuerpo de la Guardia Civil en Tenerife me ha informado de que el edificio del cuartel sufre tales problemas estructurales a causa de la aluminosis, que desde Ministerio del Interior se les conmina a desalojarlo a corto plazo, en un mes. Esto ocasiona un grave problema para el servicio y, sobre todo, para los guardias y familiares que allí se encuentran alojados”. “Me he comprometido –continúa el alcalde– a hacer las gestiones necesarias entre las viviendas que no están ocupadas y que sus dueños estén dispuestos a alquilarlas, para que puedan trasladarse a ellas, porque pagar el Ayuntamiento los alquileres, rotundamente no, porque no podemos hacerlo desde el punto de vista legal ni disponemos de partidas presupuestarias suficientes para ello”, concluye el principal edil. A fecha de hoy tenemos noticia de que varios guardias han abanado el edificio con sus familias y habitan en casas del pueblo. FUENTES DOCUMENTALES Archivo Municipal de Garachico: Actas municipales. Archivo Municipal de Buenavista: Actas municipales. Jable: Periódicos de Canarias y Facebook. p7 EL DÍA, domingo, 19 de julio de 2015 RAMÓN GÓMEZ, PRECURSOR DE LOS MUSEOS DEL PUERTO DE LA CRUZ Un museo es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de la sociedad y abierta al público, que adquiere, conserva, estudia, expone y difunde el patrimonio material e inmaterial de la humanidad con fines de estudio, educación y recreo (Conferencia General de Viena, 2007). Texto: Melecio Hernández Pérez E ste trabajo pretende ser un recorrido por los museos, tanto privados como públicos, que a lo largo de la historia ha conocido el Puerto de la Cruz, pese a no existir una firme voluntad continuista de los mismos. Sin embargo, en la sede del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias tuvo lugar a mediados del siglo XX la fundación de dos valiosos museos: el de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl y el de Arqueología Insular Luis Diego Cuscoy. Este histórico y ejemplarizante acontecimiento sociocultural, referente de nuevos intentos –que las más de las veces fracasaron o no pasaron de meros proyectos–, y los que aún subsisten siguen afrontando serias dificultades para desarrollar su función principal de conservación, estudio y exhibición de los fondos, con riesgos irreparables por carencia de instalaciones idóneas y apoyo financiero de las administraciones públicas. Pero no le faltaban razones al Puerto para implantar diversos centros de este género al servicio de la sociedad, la investigación y la cultura en general. Incluso cuenta con una reliquia prehispánica, declarada Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arqueológica (2007) --que ha sido mallada por seguridad pero que daña su conservación– de lo que representa su principal patrimonio natural, arqueológico, paleontológico e histórico. Me refiero a la sugerente arquitectura de la ladera Martiánez del acantilado costero en la zona de La Paz, y enclave principal de asentamiento poblacional y gran necrópolis guanche, sujeto a expolios desde la conquista castellana, pero fundamentalmente durante los siglos XVIII y XIX, que, sin embargo, en la actualidad, a pesar de su deterioro y abandono, sigue suscitando gran interés y atracción paisajístico-turística, puesto que conserva, entre otras significativas propiedades, cuevas sepulcrales y de vivienda (Siete Palacios, Derrumbes y Guanches) y una representativa variedad de flora y fauna autóctona. La presencia de científicos, exploradores y viajeros atraídos por la fama del Teide y el famoso Valle de La Orotava, así como los que lo hicieron por razones de religión, salud o placer y, fundamentalmente, la corriente comercial extranjera dedicada al negocio de la pro- ducción y exportación de vinos a Europa, América y las Indias desde mediados del siglo XVII, harían del entonces lugar del Puerto de la Orotava uno de los más importantes de Canarias. Este gremio comercial, que se había enriquecido fácilmente junto a la burguesía del sector agrario isleño, adquiere gran protagonismo sociopolítico, crea las bases de un asentamiento urbano y demográfico estable, en franca expansión; participa, por tanto, en el florecimiento y prosperidad de la zona durante los siglos XVII al XIX. Durante dicho periodo construyen notables casas comerciales de dos y tres plantas, dotadas del indispensable mirador para avizorar la recalada de los barcos, así como espléndidas casonas de campo con jardín y césped. Con las conexiones con el exterior pronto entran en contacto con la influyente sociedad de élite mercantil, a la que trata de imitar adquiriendo elementos de calidad y estilo para el equipamiento de sus inmuebles, de obras de arte, figuras, grabados y colecciones diversas, entre otros objetos decorativos con que daban mayor esplendor a sus hogares, algunos de los cuales todavía subsisten en el Valle, principalmente en la Villa, y que son auténticos museos privados. Al mismo tiempo, vivieron las nuevas tendencias culturales que triunfaban en Europa al atesorar pensamientos y libros prohibidos que entraban por el muelle del Puerto de la Cruz y que, entre otros extranjeros residentes, acabaron en bibliotecas de los Cólogan, White, Barry, y otros muchos, pudiéndose aventurar que fueron ellos los incitadores de la aparición del museo en la zona norte de Tenerife. Don Ramón Gómez (1850-1919), a quien siempre se le conoció y recuerda con el tratamiento de cortesía antepuesto al nombre, tuvo una botica y un museo arqueológico en su casa, donde vivía la familia, edificio de corte neoclásico demolido en 1967, durante el incontenible desarrollo del primer centro turístico de España. En dicha casa-museo, entre las calles de Santo Domingo y San Telmo, el acceso al museo lo tenía por la segunda vía e independientemente de la botica, donde habitualmente se reunía un grupo de tertulianos intelectuales avanzado el siglo XIX y primeras décadas del XX. También en la farmacia Estrada, ubicada en la calle Esquivel, hubo otra tertulia integrada por republicanos y liberales, a la que solía asistir el historiador y escritor portuense José Agustín Álvarez Rixo (1796-1883) (1). En el ejercicio de sus funciones como farmacéutico dispensador y distribuidor de los medicamentos de Allen and Hamburg, además de taxidermista, museólogo y corresponsal del Gabinete Científico de Santa Cruz de Tenerife, creado por iniciativa de Juan Bethencourt Alfonso en 1878, un año antes que el Museo Canario de Las Palmas (2), don Ramón ocupó un puesto muy destacado en dicha institución hasta el punto de haber donado “nada menos que 120 cráneos” (3), pues no en vano era un “destacado informante [y amigo] de D. Juan Bethencourt Alfonso” (4). Fue muy reconocida y valorada la entrega del propietario del único centro museístico del Puerto de la Cruz, capaz de concentrar una interesante y amplia muestra de objetos antropológicos y arqueológicos descubiertos en las cuevas de cadáveres guanches, que, por aquellas fechas seguían desprotegidas. Asimismo se exhibían cráneos, momias –entre ellas la de un infante de pocos meses–, antiguas monedas, fragmentos de cerámica, viejos mapas, un amplio y variado número de ejemplares disecados de la fauna de Tenerife e incluso aves vivas; y, también encontrado en 1885 […] un guatimac –o, como dice el vulgo, del muñeco de barro que a guisa de pectoral llevaban colgado al cuello los sacerdotes guañameñes y camarines(5)–,entre otros, incluido material fotográfico; todo ello a la venta de los visitantes. Para entender mejor ese interés Ramón Gómez, precursor de los museos del Puerto de la Cruz. Archivo del autor museístico por algunos particulares, como es el caso de hoy, hay que aclarar que “a partir del siglo XVIII comenzamos a tener noticias del afán “coleccionista” de muchos de nuestros paisanos, probablemente influenciados por el expolio a los que nos tenían sometidos los viajeros ingleses, franceses y alemanes, principalmente” (6). Así que no era de extrañar que desde distintos puntos de la isla vinieran a ofrecerle a don Ramón material apropiado para el museo, motivo por el cual su multiplicidad profesional estaba dotada de amplios conocimientos científicos, ya que disecaba animales, preparaba y expendía medicinas, y atendía en su museo, en su mayoría, a extranjeros que adquirían antigüedades de restos arqueológicos y otros objetos de diversa naturaleza. Al fallecimiento de don Ramón en 1919, a los 69 años, los administradores del museo fueron los sucesivos esposos de su hija Leticia, el farmacéutico Manuel Benítez Méndez y Juan González Sanjuán (7). El primero había sido inicialmente mancebo al servicio de la botica de su futuro suegro, el cual le había inculcado la técnica de la taxidermia, y al segundo lo recuerdo acompañado de su fiel grajo azabache en el espléndido ventanal orientado al mar por San Telmo, dotado de catalejo oteando el amplio panorama marítimo, a imagen y semejanza de los antiguos comerciantes cuando aguardaban la recalada de los barcos. Pero las olas, en su rugir furioso, terminaron borrando el secreto de si alguna vez llegó a puerto el navío que soñó capitanear. Con el derribo del edificio que albergara la casa-museo, previo un periodo de abandono al que estuvieron sometidas las colecciones de Ramón Gómez, su último administrador, Juan González Sanjuán, cedió al Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias considerable material de gran valor arqueológico y etnográfico para su conservación y exposición, que engrosó los museos de Arte Moderno y Arqueológico de dicho centro y de otros que vienen a demostrarnos que Ramón Gómez fue el precursor de los museos en la historia del Puerto de la Cruz. BIBLIOGRAFÍA 1. “Atguaxocha”. ¿Qué ha sido de nuestra cultura prehispánica? Diario de Avisos. Santa Cruz de Tenerife, 7 de julio de 1978. 2. Bethencourt Alfonso, Juan. Historia del pueblo guanche, T. II. Edición anotada por Manuel A. Fariña González. Francisco Lemus editor, La Laguna. Litografía A. Romero, S.A., Santa Cruz de Tenerife, abril 1994, página 510. 3. Ídem, página 509. 4. Ídem, página 516. 5. Ídem, página 281. 6. Melo Dait, Raúl E. Los gabinetes científicos o museos guanchinescos en Canarias. La Prensa-EL DÍA, Santa Cruz de Tenerife, 21 de octubre de 2006. 7. “Atguaxocha”. ¿Qué ha sido de nuestra cultura prehispánica? Diario de Avisos. Santa Cruz de Tenerife, 7 de julio de 1978. p8 domingo, 19 de julio de 2015, EL DÍA www.eldia.es/laprensa Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 989 LA LAGUNA SALDÓ TRES DEUDAS HONORÍFICAS EN 1921 Texto: Emiliano Guillén Rodríguez (periodista, cronista oficial y miembro del Instituto de Estudios Canarios) Texto: Doña Julia C iudades universitarias cargadas de historia y honorabilidad, como ocurre con La Laguna, a lo largo del tiempo habrán albergado entre sus convecinos un gran número de personajes dignos y merecedores de reconocimiento. No es de extrañar por ello que en ocasiones se les reconozca su labor en grupos, tal cual ocurriera con el caso que ahora nos ocupa. Este curioso y honorario asunto se inicia con una instancia fechada el 5 de abril de 1921 y avalada por más de setecientas firmas. En su razón se expone que “hace poco más de un año falleció Don Quintín Benito Benito”, un afamado docente que fue director del Instituto General y Técnico de Canarias. En él desempeñó con mucho éxito y dedicación su cátedra de Matemáticas por más de diez lustros. La citada instancia incluye elogiosas alabanzas, de ésas que muchos quisiésemos recibir a lo largo de la vida. Comenta que se trató de un hombre honrado, caballeroso, leal, hospitalario y consecuente; gran pedagogo que dejó entre sus alumnos y compañeros una labor modesta y silenciosa, pero a la vez valiosa y decisiva. También fue concejal de ese ayuntamiento, teniente de alcaldey miembro de la Diputación Provincial. Los informantes, más que previsiblemente antiguos alumnos suyos, recalcan que ha de ser bueno que las generaciones sucesivas conozcan la vida y obra de un benefactor de los estudiantes y del proletariado. Los peticionarios, basados en el apoyo popular con que cuenta el proponente, solicitan que “a una de nuestras calles”, cual pudiera ser la de Las Cruces, se le dé el nombre de Quintín Benito, y “contribuir con la presencia de las autoridades a descubrir una lápida conmemorativa que se haya de colocar en la casa donde falleció”. Complementan el escrito indicando que este acto pudiera incluirse entre los programados con motivo de la celebración de las fiestas del Cristo correspondientes al año de 1921. Está firmada, entre otros muchos, por Antonio Zerolo, Diego Ximénez de Cisneros, Fernando Oraá y, como se ha dicho, unas setecientas firmas acompañantes. Regresados al acta de 20 de abril del mismo año, en ella se recoge el texto íntegro de la solicitud. Sería leída en su totalidad por el secretario en la reu- En un solo pleno, sin gran aspaviento, la corporación lagunera satisface en el año 1921 a los señores Quintín Benito Benito, profesor, José Rodríguez Moure, cronista oficial, y Silverio Alonso Castillo y Pérez, eclesiástico, las deudas contraídas por su fructífera labor en beneficio de la ciudad. Para los tres hubo designación de calle. A Rodríguez Moure, en esa misma sesión, además, se le distinguió con el título de Hijo Predilecto de la ciudad. Eso sí, con el común error de honrarles después de muertos. Sin embargo, no ocurriría igual con la propuesta presentada en favor de Antonio Leal Martín, el constructor y dueño del teatro Leal, que hubo de conformarse con un título de compromiso y sin rango destacable. nión plenaria de la reseñada fecha. Seguidamente, intervienen los concejales Sres. Díaz y Pérez, expresando su apoyo incondicional a tan razonada demanda. A continuación, cada uno de los ediles presentes fue testimoniando su parecer y voto en positivo sobre el particular. Cuando ya ningún miembro del consejo hiciese uso de la palabra, se sometió a votación. El texto quedó aprobado por unanimidad e incluyó el acuerdo de que se debía concurrir en su día a participar esta resolución a su viuda e hijo. Durante aquella jornada, en este apartado de Honores y Distinciones, la corporación también trató otros motivos a iniciativa propia que también prosperaron. De una parte, el activo concejal Díaz elevó a la consideración del Pleno la personalidad de otro modesto y respetable ciudadano. Se trató de José Rodríguez Moure, del cual todo el mundo conoce su vasto conocimiento, por lo cual este ayuntamiento ya le había nombrado cronista oficial de la ciudad. En su intervención, el ponente desgranó todos los méritos alcanzados por sus estudios acerca de La Laguna. A la hora de concluir su disertación, propone que se le nombre Hijo Predilecto y que se rebautice con su nombre a la calle que tradicionalmente se viene llamando “del Remojo”. Sometida la propuesta a votación, es igualmente aprobada por unanimidad ambas solicitudes; tanto el nombramiento de Hijo Predilecto cuanto la nominación de la calle. Cual si se tratase de un generoso desgranar de reconocimientos, el señor Vera, otro diligente miembro del referido Consejo, recuerda a sus compañeros que la ciudad tiene también contraída una deuda con otro insigne patriota. Se trata de Silverio Alonso Castillo y Pérez, gloria del clero canario. Tras la aseveración, propone que el camino que parte de la plaza de la Junta Suprema y que se dirige al paseo de la Universidad se le denomine con su nombre simplificado: Silverio Alonso. Esta proposición, sin grandes aspavientos ni críticas adversas, también sería aprobada por la totalidad de los miembros presentes en el acto. Resultó simple el expediente y solución para estos reseñados casos, se les honró sin demoras ni tardanzas ni grandes alardes burocráticos. No ocurriría, sin embargo, lo mismo con el expediente de Antonio Leal Martín. La Asociación Obrera de la ciudad, el 15 de agosto de 1918, avalada por varios centenares de firmas, propone al Pleno que se le nombre Hijo Predilecto y que, además, se le dé su nombre a la calle conocida como Consistorio. Los demandantes alegan que “se trata de un acto patriótico a la vez que justiciero”. Unos días pasados, los ediles responsables habían elevado escrito al Consejo señalando que lo hacen guiados por móviles de justicia, y teniendo en cuenta la obra realizada al construir “un teatro tal que por sus proporciones y belleza honra a esta población tan necesitada de un edificio de esta índole, que vendrá a contribuir en gran medida a fomentar la cultura y el amor por el arte entre los laguneros”. Añade la nota que, para la ejecución de tan magnífica obra, en ella encontraron trabajo por largo tiempo un buen número de obreros de este término, logrando con ello paliar el “crecido” paro reinante, especialmente en la clase obrera. Aseguran que esta obra se realizó por “levantados impulsos patrióticos”, más que por miras a negocios y rentabilidades. El promotor no regateó en gastos para el logro de su obra, un excelente teatro que eleva sustancialmente el prestigio de esta noble y vieja ciudad. Aquel día la discusión del asunto quedó pendiente para nueva ocasión. Su oportunidad se materializaría unos días después bajo la presidencia del titular, Andrés Díaz Bethencourt. En aquel cabildo se propone y acuerda que conste en acta la gratitud al Sr. Leal por su actitud generosa y bienhechora para los intereses morales y materiales de La Laguna, entregándosele solemnemente un título firmado por todos los intervinientes y en el que se consigne con “sencilla y sincera elocuencia estos sentimientos”. Del cuerpo de la solicitud sólo se aprobó una ínfima parte. Definitivamente, se le concede y reconoce un título sin rango, por cuanto a la predilección y calle ningún otro registro he podido encontrar, ni en su contra ni en su favor. Aquella corporación no entendió las razones alegadas con los merecimientos suficientes como para meritar tales distinciones. REFERENCIA DOCUMENTAL -Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna. Actas Municipales 1921 – 1922. S II. Signatura: 10106, Doc. nº 3.