Lectura para chicos “Fountains of Wayne"

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Luis María Pescetti Escritor
Lectura para chicos
LIBROS
Para adultos y chicos más grandes les recomendaría una novela histórica apasionante
que acabo de leer: Los Idus de Marzo, de Trotón Wilder.
Los chicos merecen recomendaciones aparte. A los pre-adolescentes y adolescentes
podría gustarles Campos de Fresas, de Jordi Sierra i Fabra, que es la historia de una
chica que cae en coma porque va a un baile y toma una pastilla, de las conocidas como
drogas genéricas. Está muy bien tratado el tema. También podrían leer Todos los soles
mienten, del escritor argentino Esteban Valentino, que cuenta una época donde el sol se
está enfriando y la reacción de un grupo de adolescentes que se enfrentan a vivir los
últimos momentos de su vida en la tierra. Habla sobre el amor y sobre qué es lo que vale
o no la pena cuando todo está por acabar. Es una historia fuertísima.
Ya para los chicos más chicos les aconsejaría Ben quiere a Anna, de Peter Härtlingh. Es
una bellísima historia de amor protagonizada por un chico alemán y una chica nueva del
grado, de nacionalidad polaca.
Víctor Bertamoni
Guitarrista del grupo "Estelares"
“Fountains of Wayne"
MÚSICA
Soy admirador de los estilos musicales clásicos: folk, country, rock de los setenta, tango,
Beatles (que ya casi son un género por sí mismo). Fue muy grato descubrir a los
Fountains of Wayne, banda de New York con unos valores musicales muy altos, al menos
en mi escala.
Editaron cuatro discos desde 1996. El último se llama Traffic and weather y es del 2007.
Siempre encontraremos en sus trabajos los elementos de la canción pop-rock, con
buenos sonidos de guitarras eléctricas, excelentes arreglos de voces, una banda de
canciones y características del rock clásico, aunque modelo 2008.
Podríamos mezclar la huella de Tom Petty y los Heartbreakers, la psicodelia Beatle, el
country folk alternativo, algo de post punk, el legado Beach Boys en algunos arreglos
vocales, excelentes letras (a veces graciosas, pícaras o profundas) y algún ingrediente
mágico que convierta todo eso en una hermosa canción ¿podría ser talento? y…allí está:
¡Un disco de los Fountains of Wayne!, cualquiera de los cuatro.
El alma audiófila y rockera agradecerá la escucha de semejantes canciones.
Jorge Coscia Director de Cine
“Con la marca del cine argentino”
CINE
En la Argentina hay más de 12 mil estudiantes de cine. Sin embargo, cuando se estrena
alguna película de un novel director, las cifras de espectadores apenas si llegan a los
cinco mil, y aún menos. Podría decirse entonces que al llamado nuevo cine argentino no
siempre lo ven los nuevos cineastas, por no decir “casi nunca”.
Cuando estudiaba cine en los setenta, los pocos alumnos de cine de Buenos Aires, tal vez
no más de un centenar, veíamos cada estreno argentino con entusiasmo. Yo decidí ser
cineasta, viendo cine argentino. No es que no valorara el cine internacional, pero la
posibilidad de filmar me la marcaba el cine que se hacía por estos lados.
¿Cuáles fueron las películas que me entusiasmaron al punto de decidir ser un director?
Varias, pero entre ellas se destacan todas las de Leonardo Favio, en especial El
dependiente y Juan Moreira. También me gustó mucho Boquitas pintadas, de Leopoldo
Torre Nilsson, estrenada en 1974. La ví solo, en el viejo cine Rivera Indarte de Flores (hoy
multisala). Al terminar la película, caminé las cinco cuadras que me llevaban a mi casa,
repitiéndome que quería dirigir cine. Otras películas para recordar: Operación Masacre, de
Jorge Cedrón, basada en el libro de Rodolfo Walsh, La Patagonia rebelde, de Héctor
Olivera, y Quebracho, de Woolicher. Todas ellas de fuerte contenido político, adecuadas
para los dos sabores predilectos de mi paladar audiovisual: la historia y el compromiso.
También me conmovieron algunas de las pocas películas latinoamericanas que se daban
en Buenos Aires, en especial Macunaíma, de Joaquim Pedro de Andrade, y poco después
Doña Flor y sus dos maridos. De Chile, El chacal de Nahuel Toro, de Miguel Littin.
En la actualidad, estoy convencido que tenemos una cinematografía variada y abarcativa
de la diversidad de puntos de vista que conforman una narrativa audiovisual. La mayor
novedad está dada por la incorporación de numerosos jóvenes a la realización y más
novedad aún, la masiva integración de mujeres al rol de directoras. Hoy son muchas las
realizadoras argentinas. Hace diez años, bastaban los dedos de una mano para contarlas.
Y como yapa de este recorrido fugaz por treinta años de cine nacional, una primicia:
acabo de ver una película sin terminar, pero sus imágenes son reflejo de una realidad a la
que nuestro cine de ficción accedió pocas veces: Barracas, la 21, del debutante Víctor
Ramos, con actores vocacionales de la Villa 21. Me pareció un sorprendente fresco de un
mundo que suele mirarse de afuera y con prejuicios.
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