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Conclusión
A través de la tesis se ha visto que Europa, ha hecho grandes esfuerzos en materia de
integración; al principio, de manera aislada para posteriormente convertirlo en un proyecto
incluyente, desarrollando y fortaleciendo lo que es la Unión Europea (UE) y que en la
actualidad incluye veinticinco naciones dentro de su proyecto político y doce dentro de su
marco económico. El anterior trabajo de investigación se analizó desde una perspectiva
realista, donde la UE, a lo largo de su corta historia cuenta con un importante potencial para
ser una fuerza significativa de cambio en la región y el mundo.
El propósito de la tesis fue demostrar la siguiente hipótesis: el euro no sólo fue un
instrumento de unificación económica, sino que sirve de impulso para una mayor
integración política. Debido a ello, resultó preciso realizar un análisis descriptivo, donde se
demostró que la unidad monetaria no consolida por sí sola la naturaleza de la unión, sino
que ésta es solamente un complemento que requiere la activa y tenaz participación de los
diferentes actores políticos que configuran la UE. Para su estudio dividí la tesis en tres
capítulos, de los cuales se desprenden las siguientes conclusiones.
En el primer capítulo se analizó que Europa a través de los siglos requería de un
proyecto político orientado a preservar la paz en aquella región. Sin embargo, se mostró
que los sucesos de integración que marcaron a Europa fueron hechos acompañados de
invasiones, guerras y matanzas, lo cual más que preservar la unidad europea, la
desintegraban hasta el punto de confrontarse entre pueblos hermanos. Dentro del progreso
europeo fueron hechos determinantes como el Imperio Romano, la Paz de Westfalia y la
Revolución Francesa los que influyeron en las ideas de un futuro proceso de integración
europeo. Fue así que Europa, a través de sus intelectuales, pensadores y filósofos de la
época, le brindaron las ideas de tolerancia, libertad, y democracia en la que se trataba de
basar la construcción de este continente. Jean Monnet decía: “Democracia, balance entre el
Estado y la sociedad, entre lo colectivo y lo individual, es el modelo europeo. Esta ley
fundamental, que nos ha unido, debe ser el objeto de nuestra vigilancia. Juntos, somos la
mayor demostración de ello”.1
Sin duda, la aparición en su momento de la Primera y de la Segunda Guerra
Mundial, orilló a Europa a replantearse su capacidad de superar nacionalismos agresivos,
orientados a construir una Europa unida y pacífica como objetivo común. Sin embargo, la
contundente derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, pero sobre todo en la
Segunda hizo necesaria una reconstrucción de la estructura política tanto a nivel europeo
como internacional. Se observó que el orden mundial atestiguó la aparición de dos bloques
mundiales: Los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS), que desembocaría en la llamada “Guerra Fría”, sucesos que marcarían por
completo el futuro del continente europeo.
En suma, Europa requirió de un programa de reconstrucción orientado a impulsar la
integración del continente denominado “Plan Marshall”, que sirvió como reordenamiento a
nivel internacional. Por su parte, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo (BENELUX),
propiciaron un nuevo rumbo regional en el que decidieron ir más lejos por el camino de la
integración política y económica. De esta forma, se explicó que el proceso de integración iba
consolidándose, hasta que naciones como Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y
los Países Bajos, bajo la guía de Robert Schuman, firmaron en París, en abril de 1951, el
Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), y al
1
Delors, Jaques. Our Europe. The Community and National Development. London. Verso, 1992. p. 16
(Traducción Propia).
2
mismo tiempo se creó la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM), así como
la futura creación de la Comunidad Económica Europea (CEE), que sentaron las bases de lo
que sería el precedente histórico de la UE a nivel político, económico y social.
Se observó que la CEE, a pesar de estar diseñada más como un bloque de intercambio
comercial, consolidaba estructuras institucionales en ámbitos económicos y políticos
orientados a una mejor armonización entre los Estados miembros, así como con terceros. En el
plano económico, tanto la “serpiente monetaria”, como el Fondo Europeo de Cooperación
Monetaria (FECOM), y la creación del Sistema Monetario Europeo (SME), le brindaron en
un inicio a la comunidad la estabilidad cambiaria, evitando de esta manera la inestabilidad e
incertidumbre derivadas de la variabilidad de los tipos de cambio. Todo se orientó a
conseguir una estabilidad interna, tanto en precios, como en costes. Con el SME, se
introduce la Unidad de Cuenta Europea (ecu), antecesor del euro, que fue una reserva
económica posterior a 1979 referente a transferencias bancarias, tarjetas de crédito y
cheques de viajero, constituida por una cesta de monedas formada por cantidades fijas de
doce monedas comunitarias. Aunque el ecu no pudo consolidarse como una moneda de
curso, le brindó a Europa las bases necesarias para la futura consolidación del euro en el
plano mundial.
La aprobación del Acta Única Europea, presupuso un paso más en el proceso de
consecución de la Unión Económica y Monetaria y se volvió un promotor de la
cooperación de las políticas económicas y monetarias dentro de la unión. Aunado al
informe Delors impulsó la creación de una Unión Económica y Monetaria (UEM)
desarrollada en tres etapas: eliminación de obstáculos en la libre circulación de capitales, en
virtud de lograr un mayor grado de convergencia económica entre sus miembros;
consolidación de las instituciones monetarias como el Banco Central Europeo (BCE), así
3
como el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC); garantía de que, en lo referente a
política monetaria, cada Estado contaría con la independencia de su Banco Central, pasando
éste a gozar de completa autonomía. El Tratado de Maastricht estableció los fundamentos
constitucionales generales para las políticas económicas de la UE, que, junto con el
Mercado Único, y el éxito de la introducción de una moneda única, dotaron a la unión con
un marco de política económica completo.
En el segundo capítulo se analizó que la estructura económica de la unión requirió de
la activa y tenaz participación de los actores políticos, los cuales incluyen tres importantes
organos consitutivos dentro de su estructura institucional: la Comisión, el Parlamento y el
Consejo Europeo, que abarcan desde ONGs, Estados, ciudadanos, empresas, entre otros
muchos, con la finalidad de formar un conjunto intrinseco de actores, que conservan como
meta la consecución de objetivos comunes. Como se observó, las insituciones cuentan con
un complejo organigrama insitucional que involucra las diferentes necesidades de la unión.
Dentro del plano económico, ésta no es una excepción ya que estas instituciones brindaron
la solidez, y la fortleza que el euro requirió, y requerirá a corto, mediano y largo plazo. Sin
duda alguna, las insituciones europeas son bases y pilares de la UEM. La fortaleza y solidez
del euro le permitirá interactuar de manera eficaz y ordenada con los diferentes agentes
políticos y económicos a favor de una Europa unida como bloque y como región.
Las instituciones le otorgaron a la UE el soporte político, brindándole la estabilidad
institucional que requirió para que los planes en materia económica pudieran desarrollarse
con firmeza. La moneda única no puede posicionarse en el plano regional e internacional,
necesitó y requiere de la estructura institucional antes explicada para su correcto
funcionamiento. Como se observó, los órganos constitutivos continúan trabajando en
estrecha colaboración, cooperando con cada uno de sus miembros, así como con naciones
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autónomas en beneficio de todos sus ciudadanos, promoviendo al mismo tiempo la
cooperación, la estabilidad y la prosperidad entre sus Estados miembros. Jacques Delors,
manifestaba que: “Nunca existirá unos Estados Unidos de Europa… Me rehúso a
identificarme con aquellos que promueven la desaparición del Estado-nación… Busco la
conformación de una federación a través de los Estados-nación”.2
Se percibió que los canales de comunicación entre los responsables de la política
económica también fomentan un mayor entendimiento de las interdependencias creadas por
la Unión Monetaria y, de este modo, contribuyen a que interactúen de manera correcta
frente a las exigencias y retos de la UEM. Se concluye así que la viabilidad y la credibilidad
del marco de política económica de la zona del euro se basan, sobre todo, en la eficacia de
los procedimientos existentes para la coordinación intergubernamental, donde, en el
mediano y largo plazo, el futuro desarrollo de la Unión Europea influirá también en la
evolución del marco de la política económica de la UEM. La unión política y monetaria
demostró contar con una clara tendencia a la apertura. El hecho que la UE haya alcanzado
su grado máximo de apertura a nivel económico con la introducción del euro supone el
grado máximo de consolidación política con la ratificación de la Constitución Europea por
sus veinticinco Estados miembros.
En el tercer capítulo se observó que la moneda única permite un mejor
entendimiento de la unidad política, y así forma el enganche necesario para un adecuado
proceso de integración. La ampliación de la UE supuso el fin de la línea divisoria política y
económica que durante mucho tiempo había separado a Europa, lo cual trajo consigo
2
Mcravssik, Andrew. The Choise for Europe. Social Purpose and State Power form Mesina to Maastricht.
New York: Cornell University Press, 1998. p. 472 (Traducción Propia).
5
grandes beneficios, pero también grandes retos. La unión monetaria es la prioridad máxima
de la UE durante los próximos años. El éxito de la futura consolidación del euro
condicionará la valoración sobre el ritmo al que avanza la integración europea y, al mismo
tiempo, influirá en las fechas y en la selección de los países restantes que protagonizarán las
futuras ampliaciones. Sin embargo, la entrada a la zona euro de países preadherentes a la
UEM, como Dinamarca, Reino Unido y Suecia, dependerá en gran medida de la opinión
pública de dichos países, así como el deseo de integración de sus economías dentro del
marco económico institucional de la UE.
Por su parte, tanto Alemania como Francia, una vez superado su rencor histórico
basado en disputas territoriales de varios siglos, cooperan a fin de preservar y reforzar la
dinámica del proyecto europeo, donde ambas naciones, situadas en el centro de Europa por
su situación geográfica y su peso específico, tienen la responsabilidad de definir juntas los
compromisos que permitirán a Europa reforzar su cohesión y su capacidad de acción, y así
determinar su futuro político, económico y social en un nuevo entorno marcado de grandes
responsabilidades frente al marco mundial.
Se estudió que el euro es un detonante que va convirtiendo a Europa en un escenario
más atractivo para las inversiones en el marco de una economía globalizada, ya que éste
fortalece a la UE en el intercambio comercial y contribuye a una mayor estabilidad en los
sistemas financieros mundiales. “Un euro fuerte y estable es una gran contribución para
Europa, al grado de preservar la estabilidad en el sistema monetario internacional y para
promover la prosperidad a través de la economía mundial”.3 Cabe resaltar que la moneda
3
Henning, Peter. Deutsche Mark Politics. Germany in the European Monetary Systems. London: Lynne
Rienner Publishers, 1999. p. 235 (Traducción Propia).
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europea va también unida a la confianza que inspire ésta y las instituciones monetarias que
la rigen, siendo el organismo encargado de dicha estabilidad el BCE. El euro posiblemente
tendrá un desarrollo más lento y requerirá mayor tiempo para alcanzar una situación
comparable a la del dólar, ya que la moneda americana tiene una posición internacional
dominante. Al igual que el euro, el dólar en su momento, tuvo que esperar décadas para
alcanzar el valor con el que cuenta actualmente. Sin embargo, en su corta existencia, la
divisa europea ha logrado establecerse en una posición envidiable para cualquier moneda
de curso legal dentro del marco económico mundial. Es posible concluir que el euro contará
con un futuro promisorio dentro del concierto económico internacional.
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