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ASO TERCERO.«.VlI«. m .
SÁBADO 25 DE ENIRO.
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Salisiaeienda • • 'n-, •! tusótitsr' veoftK dwari^
te tres meses el periódico y doce tomos debistocúl .
T de novela, francos do porte. La suscricion al firiódico solo cuesta »9mi^f»r**Hlt»<MwrLas suscriciones de provincias deban pedirse al «di*
tof-wtaainlMtador d« ¿ A E P M ) A , sci>aip«(aMde ttbrsnia ()e8u importe..
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8 1 12 K8. aEHSCÁLBS.
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I-A ÉPOCA J cvalto lomos de no»el»s mensuales,
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I/Isnaor PáMle*.
LA ÉPOCA.
La sesión de ayer (l«l congreso, no será perdida en nuestros fastos parlamentarios. Hay cuestiones personales que loman todas las proporciones de grandes cuestiones políticas, y la iniciada ayer por la interpelación del conde do San
Luis liabia llegado á ser verdaderamente una
cuestión de gobierno, de prestigio y de consideración para hombres de estado que lisbian merecido durante largo tiempo la confianza de la
corona, y el apoyo de dos parlamentos sucesivos.
En otro lugar de nuestro número, encontrarán
Íntegros los lectores de LA ÉPOCA los discursos
pronunciados por el conde do San Luis, por el
marques de Moliiis y por ol actual presidente del
consejo de ministros sobre dos cuestiones ardientes tratadas por cierta prensa, de una manera
qwe nosotros no podemos menos de condenar,
A la foz sincera, enérgica de los ministros caídos, como ante tas esplicaciones espliciías de los
actuales consejeros de la corona, todas las acusaciones de inmoralidad, de malversación de los sa'>
crilicios délos imeblos, hancaido, todos los fan
tasDias se han disipado.
KEaÁi^bs.
DistVatandeKrandes're^aÁosenHhroslot inscritoret
por año. Entre estas obras estii la magniUca novela 4«
^Dumas, Les • « • i n e t e r o a .
tonces ausente de la cámara , dispuesto está á | _ La Nación se queja de la apalia del icliial gaunir su firma á la del Sr. Madoz en una ley de binete. Al ver que en diez dias no ha adoptado
medida alguna de importancia que rom|)a con lo
incompatibilidades dentio de los principios é
oasado, cree que el ministerio Bravo' Murillo va
ideas de gobierno aceptadas y proclamadas en á seguir la misma senda que su antecesor, y que !
Europa.
tendrá un próximo fin. En la región parlamen
i
III I lllMIl
taria sostiene Lus cortes actuales en la cuestión
de prensa, lejos tleprcclamar una política libeLas correspondencias estianjeras que recibí ral, consigna priiiviiiios de rc,ircsion, y signien
mos hoy confirman en gran parte las noticias do asi, inuy pronto le faltará el apoyo du la opique á última hora dimos ayer sobre el estado de nión jiública.
El ílefahlo, después de felicitarse por el rela crisis en Francia. El ministerio había presensultado que la sesión de ayer tuvo para los mitado su dimisión, y le había sido admitida. To- nistros del gabinete Narvacz, intenta probar en
das las probabilidades estaban también á favor otro arlicuU», que toda la oposición del actual dide un gabinete presidido por Odilon Barrot, y rector de La Patria, nace de que en 18i8 no se
cuya tendencia seria volver á anudar los rotos le pudo dar, ian pronto como quería, un destino
lazos entre el presidente y la asamblea. Fuera que solicitó del último gabinete.
£1! Clamor, truena fuertemente contra el atende esta política, no hay mas desenlace que un tado de (|ue ha sido teatro la redacción de La Paconflicto fatal y próximo en la Francia, cuya tria, y sobre el cual llama toda la atención de la
trascendencia pudiera ser inmensa para la Eu- autoridad y de la justicia. Nuestro colega cree
i|ue semejantes sucesos, mutan la libertad d é l a
ropa.
prensa.
Y permítasenos en el interés de nuestro país,
Aunque con mayor mesura, La EspaüasGcspedir que ese dia no luzca en un porvenir pró- presa en igual sentido y cree que es preciso poximo. En el estado lioy de las ideas y de las cues- ner á cubierto de atentados semejantes la segutiones en Europa, sea ciiabiuicra el partido que ridad de una de las mas altas instituciones en
triunfe en Francia, el resultado de la lucha ofre- un pais regido por el sistema representativo. En
otro arliculo, hablando de la discusión de ayer
ce para nosotros peligros que no queremos exa- en el congreso, que considera altamente satisgerar, pero que no deben ser de ningún modo factoria para el conde de San Luis y para el úldespreciados, porque es necesario no olvidar timo ministro de marina, dice estas frases:
«Espresernos entre tinto naeslrasatisfaccioa por
que nosotros tenemos tanto que temer de la revolución, como de la reacción. El contagio de la la forma que el Sr. Sartorias ha adoptado ayer
una, como el contagio de la otra, pueden sernos para desvanecer las dadas á qae se hablan sojetado sus actos, forma qae tanto habla en favor de
igualmente funestos.
las inslitucioúes parlamentarias, y de sas progreLas consideraciones que se desprenden del es- sos en España. Merced á la pregunta hecha por el
tado de la Francia saltan á los ojos de todos. señor conde de San Laisiea el seno Je la represenDesgarrar en circunstancias como las presentes ticioD nacional, la prensa, la capital, el pais enel seno de los partidos conservadores,/no procu- tero tendrán algo mas qae ramores, teodrén sólirar por todaclase de medios y todo género de sa- dos datos ea qae fandar sus juicios. Caalqaier otro,
crificios estrechar las filas délos que amansincer.- camino para lograr el mismo fia habiera sido menos seguro y menos propio de an hombre de estamente el orden y la libertad, debilitar el poder
do. Hé aqui, cómo la publicidad, arma do dos filos
del gobierno ó el prestigio del parlamentó, es
y qae con tanta frecaencla se ha comparado á la
en circunstancias como las actuales marchar fa- la lanza de Aquilas, es el carácter especial que mas
talmente á la revolución ó á la dictadura.
realza á los gobiernos representalivos.o
El congreso, asociándose á las csplicíiclones
ayer dadas, mostrándose satisfecho de ellas ha
venido á hacer un acto de justicia y un acto de
lealtad.
Y hé aquí las grandes ventajas de la publicidad. La calumnia no es temible cuando á la luz
del dia puede arrancársele la careta con que se
cubre: lo es terrible y sangrienta cuando se esconde en el secreto y en las tinieblas. La prensa, el parlamento, la publicidad, la luz, hé aquí
las condiciones do nuestra época. Ellas tienen
fuert«s inconvenientes sin duda al£;una vez; pero
ellas tienen también casi siempre grandes y superiores ventajas.
Aceptar unasy otras franca y esplicitaraentc,
esta es la condición y el sello de los hombres de
El incidente mas importante de la sesión de
estado, esto consiituye su fuerza ó su anulación.
ayer en el senado íiw la retirada del proyecto d6
¡Cuántos fantasmas, cuántas acusaciones y ley de tribunales, hecha por el señor ministro de
cuántos cargos se habrían desvanecido ai primer gracia y justicia. Parece que el gobierno piensa
soplo, al eco de la discusión en la tribuna y en introducir en él algunas modificaciones notables
la prensa, si los gobiernos conservadores hubie- y presentarlo en la presente legislatura al examen y aprobación de las cortes.
ran siempre creído que es preciso arrostrar toEntróse luego en el examen del proyecto de
dos los inconvenientes de los sistemas represen- ley de autorización para enajenar varias fincas
tativos!
del estado pertenecientes al ministerio de marina, y aplicar su importe á la traslación del muLos debates del parlamento sobre reeleccio- sco naval, que hoy ocupa el edificio conocido con
el nombre de h casa del PL tero.
nes nos aQanzan mas y mas cada día en nuestra
Los únicos senadores que usaron de la palabra
opinión concienzuda y profunda sobre la nece- en contra, fueron los Sres. Miquel Polo y conde
sidad de una ley de incompatibilidades parla- de Torremarin; pero su objeto fue solo pedir almentarias. Fuera de este camino no hay mas gunas esplicaciones, á que contestaron satisfactoriamente el señor ministro interino de marina
que desprestigio para el sistema representativo
y el Sr. Oliver, como individuo de la comisiipn.
en nuestro pais.
También tomó parte en el debate el Sr. Frías,
Que las cuestiones de reelección esencialmente que, aprobando en ini todo la enagenacion de
políticas y legales no puedan hacerse nunca esas fincas . que en el dia mas bien gravan al escuestiones de personas; que haya una incompa- tado que le producen utilidad, demostró la
conveniencia de que siga establecido en Matibilidad absoluta entre el cargo de gobernador drid el museo naval y los grandes gastos que
de una provincia y su elección como diputado; ocasionaría su traslación á la isla de León, como
que no vengan al [larlaincnto mas que los altos el Sr. Miquel Polo deseaba.
Por falta de suficiente número de senadores no
funcionarios de la adininislracion, y el paiiamcnlo no se verá cada día condenado á dubat s y pudo verificaisi! la votación definitiva por bolas
del proyecto de ley, qued.mdo en su consecuenescrutinios como el debate y la votación de ayer cia aplazada para la sesión de hoy.
en el congreso.
Si «1 S r . Madoz desea sincera y lealmente,
El espacio que hoy consagramos á las sesiones
como creemos, el prestigio del parlamento, la
del parlameTto, nos obliga á ser muy parcos en
fuerza de las instituciones, la consolidación del nuestra acostumbrada resei*ii de la prensa periór
sistema representativo, el diputado á quien nom- dica. Marcaremos, sin embargo, el espíritu de
bró el orador progresista, y que se hallaba en- los artículos mas íniporlanlos.
La Patria procura justificar la oposición encarnizada que hace al gabiaet& eaido , diciendo
que no son pasiones personates'ías que le mueven á ello, sino el deseo ardientisimo de que no
vuelva á enseñorearse de la España la dictadura
que la ha oprimido durante tres años.
La Gaceta de hoy publica una porción de traslaciones y separaciones de las primeras autoridades civiles en las provincias. Hace dos dias
anunciábamos nosotros que esto se había acordado en consejo de ministros.
Ignoramos las razones que habrá tenido el gobierno para todas estas separaciones. Entre los
gobernadores declarados cesantes, hay algunos
funcionarios de reconocido talento y patriotismo, y que han prestado distinguidos servicios
en circunstancias muy dilíciles á la causa del
trono y de las leyes, üe otros no harem.s nosotros ciertamente su elogio.
Dos caracteres tienen á primera vista estos
cambios. El primero, el de remover á todas
aquellas autoridades que con mas fuerza han
combatido sin duda en sus provincias ciertas
candidaturas; el otro, el de hacer que predomine en los nuevos gobernadores elegidos ol principio económico sobre el elemento político.
La prensa progresista viene todos estos dias
llena de correspondencias en las que se asegura
que el pais ha recibido con inmenso júbilo la caída deldiiquede Valencia. Si este sistema prob.ise
algo, podiianiDs publicar en LA EPUCÍ cien carias
que dirían todo lo contrario. Yu se sabe lo que
todo esto significa. Lo único que diremos es
que no hay un periódico conservador en las pro
viftdls qtm no iraya'laineatado enérjicamente la
salida del poder de un hombre que está muy alto
para que puedan alcanzarle ciertos tiros, y que
no h»y diario de alguna consideración en Europa que no diga que la España, al perder al ge^
ral ISarvaez, esperimenla una grande é inmensa
pérdida.
Tres años ha regido los destinos de este pais
el duque de Valencia. Durante ese período, sin
(luda que su administración ha lometido fallas
que" nosotros hemos deplorado profundamente, y
la mas grave de todas la de no haber tenido ba»tante confianza rn su propia fuerza, en su inmenso prestigio y en la verdadera opinión pública para haber dado y aceptado siempre las batallas en el terreno de la publicidad, y haber
retado á las oposiciones franba y líbrettiente
en el cain{U) del parlamento y de la prensa; pero
en cambio de estas fallas ¡cuan grandes é inmensos servicios no ha prestado al pais el-hom-^
bre á quien no llegarán hoy los acentos de la adulación, pero que aun oirá la voz de la verdad!
Pues bien, óigase la voz de la España, tranquila,
próspera durante su mando; óigase la voz de la
Europa que contemplaba asombrada el espectáculo de nuestra patria, enalteciéndose mientras
todas las naciones se rebajaban en el mundo;
óigase, sobre todo, la voz de la patria dentro de
tres años, y entonces veremos quiénes son las
grandes figuras de nuestra historia , y quienes serán en ella los pigmeos y los déslealei.
Tenemos motivos para creer que el gobierno
posee algunas noticias de la proyectada invasión
de una partida carlista en Cataluña. Acerca de
esto, parece se han recibido algunos datos en la
inspección de la guardia civil; pero todo nos hace creer que este suceso, si se realiza, no tendrá
significación alguna politka importante por el
momento. No obstante, las correspondencias publicadas por La España del Maestrazgo y otras que
nosotros tenemos de Cataluña, nos hacen creer
que. una parte del bando raonleniolinista no ha renunciado á sus esperanzas de encender la guerra civil, apoyados por los legitimístas de Francia. Con este motivo debemos llamar toda la
atención del gobierno sobre la necesidad preferente de conservar el orden público, consagraudo á ello una solicitud especialisima.
El pais está tranquilo, es verdad, pero ¿por
qué lo está? No ciertamente porque falten partidos y personas que deseen medrar con los desórdenes; está tranquilo porque se ha gwieratizffdo
el co>nvencimiento de qwe el gobierno es infinitamente mas fuerte que la revolución y nadie quiere pelear con la seguridad de haber de quedar
vencido en la conlienda.
El dia, que ojalá no llegue nunca, en que el
gobierno empiece á perder la fuerza que hoy
conserva, veríamos crecer en la misma proporción la osadía de los enemigos del orden público;
veríamos inaugurarse nuevamente la época de
las conspiraciones, de la inseguridad y de la
desconfianza.
TERCEnA PAUTE
MEMORIAS m m MEDICO.
El camino de hierro de Madrid á Aranjuez se
inaugurará en uno de tos primeros dias de febrero, que fijará la reina. Esta ioaaguraclon va á h a cerse con una gran solemnidad. Ademas de la familia real y altos dignatarios de palacio , asistirán
á ella las mesas de los cuerpos colegisíadóres, los
ministros, los directores de los diarios políticos, y
gran número de personas notables en la sociedad
de Madrid. El patriarca dará la bendición á esta
camino. La grao orquesta y coros del Teatro Real
ejecataráa algunas piezas de música. Todo va aba"
cerse con ana gran esplendidez.
Nuestros lectores verán con gusto la stg'iiente
correspondencia de Londres, fecha 17 ée enero,
qae pablic» hoy elMeraldo:
«Hoy se ha botado al agaa, en el astillero del c é lebre constructor Mr. Mare, el magnifico vapor de
guerra Francisco de Asís, del mismo porte y dimensiones que hal.el la Católica é Isabel I/. Este
acto, favorecido por un hermoso día de sol, ha ofrecido un espectáculo lleno de interés y de anlma-^
clon. En una plataforma, erigida delante de la pro»,
se colocaron las personas convidadas, en,que estábamos en mayoría los españoles. La Sra. de Mare,
esposa del cooslractor, fue la qae desemf^ó la r i tualidad acostumbrada del bautismo, y en el acto
de arrojar la botella al botalón de proa, U iomeosa
mole se deslizó blandamente, y lomó posesión de
las aguas del Támesls, eomedio de las estrepitosas
aclamaciones y horras de mas de 4,000 personas
que ocupaban los muelles del astillero, las m i r g e nes del rio y un gran número d» embarcaciones
que se habían colocado en las cercanías.
No puedo dar á Yds. una idea del corte elegante,
de las bellas proporciones de esta nneva perla de
nuestra marioa; me limitaré á decir que ea la de
S M. brjlioica no hay ningiia vapor de guerra qoe
pueda eclipsarlo Entre los especiadores habla muchos inteligentes, los cuales no cesaban de admirar
esta obra maestra del arte de la construcción naval.
Por la noche, Mr. Mare dio en Loodoa T*vern un
suntuoso banquete, en qae tomaron parte cincuenta convidados, y entre ellos los mismos españolea
que habían asistido al lanzamiwilo. Pronto asistiremos 4 la inaugurncioa del heñían to el Calálico,
y no temo asegurar que coa esios cuatro baques
bien puede la marina real de España reconquisiar
su antigua nombradla, y Ipcer respetar los colores
oaoloaales en todas las mares del globo.»
Consideracioaes atendibles y mas qaenada naestro deseo de no añadir iaceolivo al fuego, y enterarnos cumplidamente de los hechos antes de jozgarlos, nos hicieron ayer ser may reservados al
dar cuenta de an suceso lamentabilísimo ocurrido
ea la redacción de un periódico de la capital. Luego nos hemos felicitado de haber obrado así, al sa>
ber qoe La Patria de ayer fae recogida y maltada
por la autoridad, y al ver por an comaoicado del
coronel Sartorias, qae hoy publica El Heraldo, el
giro que toma esta trisliüiraa coeslioa.
La Patria anunciaba ayer que so director el señor Garcia 11 jrnandez habla sido insallado y abofeteado por dos personas, una de las cuales era el coronel diputado D. Pedro Sartorias. Li manera coa
que S3 refería haber pasado el suceso, todos sos accidentes y circunslaaciás debian iadudablemente,
siecdo ciertas, causar una profaoda indi!i¡aacioo.
Alas seis da la tarde dsl dia 21 falleció el sefiór
El coronel Sartorias asegura hoy bajo sa firma qa«
es completamente inexacto qae él se presentara obispo de Menwraca, D. Salvador Sanz, cayo caI armado en U redacción de Xa Patria, que, una vez dáver faésepilUado iildla siguiente en la santa iglesia catedral.
I ¡aterido el iasulto al director de este diario huye
Era un prelado virtuoso, áe talento claro, da
1 se, y sobre lodo que cometiera la villanía de dejar
—Sí, sí, dij'j Billot; los soplones, los de la poNo obstante, todavía quiso Pitou continuar su
carrera; estaba convertido enteramente en una licía, para que lo entiendas mejor.
—¡Ah! ¡Los de la policía!... Ya comprende
especie de autómata corredor; corría y mas corusted, Sr. Billot, que no me liabrédetenido k
ría, impelido por la fuerza repulsiva.
Pero de pronto le flaquearon las rodilhis, vaci- aguardarlos,
—¡Bravo! ¿Conque entonces se han quedado
ló un instante su cuerpo, y se echó á tierra boca
»B LAS
airas?
abajo, dando un gran susfíiro.
—¡Toma! Después de una carrera como la
Pero al misiTio tiempo (jue re tendía en el suelo,
decidido á no levr.nlarse sino contra su volun- que yo he pegado, ine parece que eso no lioiic
tad , recibió un latigazo que le midió perfecta- nada de particular.
ÁNGEL PITOÜ.
—Pero si estabas seguro de haberte ya libramente las costillas.
Al ver esto, ya no dudó el fugitivo que á él ; Y oyó una voz, acompañada de una esclama- do de ellos, ¿por qué corrías de esa manera?
—¡Toma! Porque yo creia que Y. seria su jefe
era á quien perseguía el gínele, y echó á correr ciou que no leerá desconocida, que le gritaba:
con doble furia, no atreviéndose uí aun á volver
— ¡Eh! p a r a , bárbaro; ¡eli! para, b r u t o ; te que ine íegniria á caballo para no dejarme escajiar.
'? cabeza por lio perder ni un sulo instante de has empeñado en revenl^ar á Cadet.
tiemim. Lo que le hacia correr ahora no era el
—¡Vaya, \iaya! No eres tan tont > como yo me
Al oir el nombre de Cadet, Pitou se tranquiliruido de tas herraduras ea el arrecife, (lorque zó un poco.
figuraba. Pero ya que el camino está eulerameueste ruido era menor ahora en la yerba y cu los
—¡Ah! esclamó, dando una inedia vuelta, de te libre. ¡Sus! / S « Í . ' A Dafiraartiti.
sembrados, sino un gritó (¡iie sonaba detrás, jiro- modo que, en vez de estar echado boca abajo, se
— ¡Coaio! ¡Sus! ¡Sus!
líiinciado po,. su pi i-spguidor. y que era la úllí- (¡uedó echado boca arriba. ¡Ah, es la voz del se—Si: ¡arriba, arriba! Levántate y echa á andar
Dia filaba de su apellido, un ¡oiÍ! ¡ou! que parecía ñor Billot!
á raí lado.
el eco dcsucólera, y que pasaba ixtf el aire zum—¿Contjue ahora nos vamos á Danmartin?
Ea efecto, era el lio Billot. Cuando Pitou se
bando como una flw;i,a. .
—Sí, tomaré otro caballo en casa del compaaseguró de que el era, y no otro, se quedó en el
dre Lefranc, y dejaré allí á Cadet que ya está
Pero á los die? minutos de haber echado á cor- suelo con las piernas cruzadas.
rrer, sintió 1 Uou míe se le oprimía el pecho y
Por su parte el colono liabia tirado de la rien- cansado. Esta noche.misma hemos de llegar á
que se le iba a uii bulo y á oiró la cabeza. Em- da á Cadet, cuya boca estaba bañada de espuma. París.
—Bueno, señor Billot, bueno.
pezaron sus ojos a vacilar en sus órbitas. Le pa— ¡Ah, querido señor Billot! dijo Pitou; ¿¡lor
—¡Pues bien! ¡Sus! ¡Sus!
reció (¡lie se le agranduban considerablemente qué me viene V. siguiendo de esta manera? A fe
Pitou hizo un esfuerzo para levantarse.
las rodillas, y qiH' 1'"'' "-'I cuerpo le andaban lior- iiiia que pensaba volver á la alquería apenas so
—Quisiera hacerlo, (pierido Sr. Biilol, pero
miguilas. De vez en ciianda tropezaba en los ter- me acabaran los dos luiscs que me ha dado Calarones y eso que éi de ordinariosolialevanlar tan- liiia. Pero ya quccslá Y. a'|ui, lome V. sus dos nO puedo, uo puedo, dijo Pitou.
—¿Qué, uo puedes levantarle?
to los pies al correr, <iiie se le velan lodoslos cla- luises, porque, en resumidas cueiUus , de usted
—No.
vos de las suelas üe los zajialos.
son, y volvámonos hacia la alquería.
—¿Y has podick) dar un salto como un saltaP«í-oal fin, el caballo, «pie ha nacido superior
—llácia la alquería, ¡eh! ¡Por todos los diaal hombre en la carrera , alcanzó al bípedo Pi- blos del infierno! dijo Biltul enfurecido; ¿dóiMÍe montes hace pwo?
-—¡Oh! Hace poco no era cstraño, porque oí
lón, el cual oyó eniuiices la voz del guíete, ((ijc están los soplones?
y-i rtó gritaba ¡on! ¡ou! sino clai-aineule ¡Piíou!
;—¿liiús soplones? ¿Qué son los soplones? pre- una voz, y al mismo tiempo recibí un latigazo
¡Pihii!
guntó Píiou (]uc no comprendía la signiíicacion enmediodel espinazo. Pero estas cosas no pueden
Ya no Inbia remedio; lanto correr había sido de esta palabra, admitida, sin cnibaigo, hace hjcerse'mas de una vez;ahora ya.me he aoostumbrado'á oir á V. y, por lo que hace á ese látigo,
inútil.
mucho tiempo en el vocabulario Ue la lengua.
FOLLETIN.
lo encerrado & iacapacitado a ñ de vengar na ultraje saogrieato. Ea el arlicalo da La Patriabascrilo en un momento de irritación que comprendemos bien, se dirigÍHn las mas violentas diatribas,
no solo contra el coronel Sartorios, sino basta contra la familia á que pectenecia, y esta parece h^ber sido la causa principal de que se recogiese • !
ntímero da dicho diario.
Coiáo se ve, ea este suceso hay dos cosas dlstiatas. El ataque á la redacción de an periódico y la
caestiop personal. Esta no podemos ni debemos
juzgarla nosotros; ó es de los tribunales ó tendrá
que fallarse en otro terreno. Diremos solo que la
lamentamos altamente.
Ahora, respecto a| ataque que en esto pueda haber i la prensa, y que censuramos, aoloaos lo esplicamospor sesliraieotos que deben ceder siempre el pasea la cordura, al deber.y á I» razoa.
Terminemos estas Ijaeas, qae^escribiouis coa
profunda pena, diciendo dos cosas: primera, qua
creemos no hay nadie que lamente mas profaodameate el suoeso ea cuestión, que el conde de San
Luis, completamente ignorante de cuanto pasaba;
segunda, que soa completamente Jalsos los ramores muy esparcidos anoche en Madrid de q«e el
Sr. RÍOS Rosas ni aiogaa hombre político imporftaate baya tenido ni tomado de«paes la menor
parte en los incideote^ y consecuencias da este Iriftisimo acontecimiento.
ensillado el buen animal: iba yó'á salir en éste
estoy ya bien seguro que no lo usará V. sino para
dirigir á ese pobre Cadet que está ahora casi tan moineuto
—¡Pues bueno! Margot: ¡venga!... Es fácil que
cansado como yo.
te le reviente, le lo aviso.
La lógica de Pitou que, bien mirado, no era
—;A mí. buen Margot? ¿Y por que?
^
otra que la del cura Forlicr, dejó convencido y
w-Porque me es preciso llegar esta tarde miscasi conmovido al colono.
ma á París, dijo Bitlot con acento sombrío,
—No tengo liemjH) ahora para lamentarme de
Y al mismo tiempo hizo á Lefranc un gesto de
tus desgracias, ¡pobrePitou! Pero vamos; haz un
los
mas signillcaüvos.
,..
. • r
esfuerzo y monta á la grupa de Cadel.
—Bueno:
reviéntame
a
Margot^
dijo
et»tio
Le—Pero sí se va á reventar con tanto peso el
franc; en ese caso, rae darás tu Cadet.
pobre animalíto.
—Curriento.
—¡Bah¡ No, dentro de media hora estamos ya
—Vaya un vaso do vino.
en casa del lio Lefranc.
—Y do? también si quieres.
—Pero me parece , querido Sr. Billot, dijo
— .l'cro tú no vienes solo á lo que par^'.: •'
Pitou, que es enteramente inútil que raya yo á
—No; alii viene conmigo un buen mucliaejio
casa del tío Lefranc.
tan fóligado, (lue no ha tenido fuer/a para v ni.—¿Y por qnó no has de venir?
—Porque ^i V. necesita ir á Danmartin, yo mal- hasta aquí; di que le lleven algua bocado. ,
—Al momento, al moiaedlo. dijo el tío LÜdita la necesidad que tengo...
—Sí; piro yo tengo necesidad de que vengas i A ios diez minutos ya habían vaciado los dos
conmigo á París: allí me podrás ser muy útil. ' compadres cada cual su botella, l Pilo" se liabia
Tienes muy buenos puños, y tengo para mi eS^illido un pan de dos libras, y mcd.a libra de
que habrá que andar á menudo á mojicones.
—¡Ah! ¡Ahidijo Pitou, poco contento de lo que '"Mientras estaba comiendo, tin.criado de la alquería, algo chusco, le estuvo briudando con uu
acababa de oír: ¿de veras, Sr. Billot?
Billot tiró de él como de un saco de harina, y puñada de paja, como lo hubiera lieclio con su
cabnllo favorito.
.,
.
ledijó sentado á la grupa de Cadet.
Restauradas asi su« perdidas fuerzí^s, Pitou so
En seguida picó espuela al caballo, y supo hacer tan buen uso de la brida, de las rodillas y bebió también un vaso de vino que le eácanCiade las espuelas, que en menos de media hora, roa de otra tercera botella, y la vacio toda en
seguida con tanta mas presteza, cuanto que. coeoino había dicho, llegaron á üaamartin.
Entró Billot en la ciudad por una calUijuela, mo ya lo hemos dicho, liabia empezado por ha- ,
de él ya conocida. Llegó á la abiueriu del liol^e- oer ¿oca.
.
, .n í»
frauc, y dejandoenmedío del palio á Pitou y áCaDespués de lo cual, Billot monto en la silla cíe
det, se (lirifíió en seguida á la cocina, donde es- l^Iargot, y Pitou se puso á la grupa laii tieso y
taba el lio Lefranc ya disponiéndose á Salir ádar zanquilargo como uB'compás'.
una vuelta por sus campos.
—¡Pronto! ¡Pronto, compadre! le dijo apems
,(:$¿.c(m}inn<ir«'')
entró: su mejor caballo, el mas fuerte, ¿cuál es?
—Margot, dijo Lófrancí precisamente está ya
I
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