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Comportamiento prenatal
de los potros
Por Claudia Aixa Mutis B., Directora Centro de investigaciones
CISAHE, Universidad de La Salle
Etología
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esde que el potro está en el útero materno presenta
una serie de movimientos que le permiten ejercitar los
músculos que posteriormente lo llevarán a ubicarse
en la posición correcta para el momento del parto. Un estímulo importante para el feto es el movimiento que realiza su
madre al caminar, correr, subir y bajar por terrenos irregulares,
pues esto ocasiona que al moverse el útero de la yegua, el feto
se desplaza y se ve obligado a moverse y reacomodarse, ejercitando su musculatura, con movimientos simples y desarrollar
su sentido de la posición, para finalmente ubicarse adecuadamente en el canal del parto, al final de la gestación.
Estos movimientos simples se captan a partir del tercer
mes de gestación, 2 cada 10 minutos, del cuarto al noveno
mes aumentan a 16 movimientos cada 10 minutos, y en los
dos últimos meses bajan los movimientos. En el mes once, los
movimientos se vuelven complejos y son 20 por hora y unos
20 días preparto aumentan la frecuencia de los movimientos
ajustándose para el parto, metiendo la cabeza y los miembros
delanteros en el canal del parto; estos movimientos, los simples
y los complejos, son una forma de ejercicio fetal de los potros.
El anterior comentario con el fin de reflexionar un poco
sobre el manejo que se hace con las yeguas gestantes, pues
en varios criaderos estas hembras son dejadas en encierro
permanente y por tanto se sugiere que éstas realicen ejercicio,
que continúen con su actividad habitual, que no adquieran
sobrepeso, que se sientan ágiles, que sigan interactuando
con otros de su misma especie y con el hombre, que se evite
la aburrición del encierro que conlleva a vicios y que reciban
sol; pero si debe tenerse cuidado en el último tercio de la
gestación donde ya no es conveniente realizar tanto ejercicio
y evitar complicaciones. Es importante recordar que todo
cambio debe ser progresivo.
Cuando la yegua está cercana al parto se
empieza a observar:
1. Crecimiento de la ubre.
2. En los pezones se observa un líquido denso de color
blanquecino.
3. Acumulación de líquido en la vulva (edema vulvar).
4. Inquietud.
5. Algunos movimientos como si tuviera cólico.
Una vez se observan algunos de estos signos, se debe
estar pendiente de la yegua, pero hay que dejarla hacer su
trabajo de parto sola, esperando que salgan primero los
miembros anteriores seguidos de la cabeza y solo intervenir
en el caso que se observen anomalías en la salida del potro,
por ejemplo que la cabeza esté girada en dirección hacia el
útero materno o que las extremidades anteriores se queden
al interior del útero. Al finalizar el parto, se debe revisar la
placenta para que esté completa, certificando que no se
haya quedado nada dentro del útero.
Los equinos por ser una especie que es depredada por
otras, como forma de protección esperan los horas de la
noche para el parto y así la oscuridad da el tiempo para un
nacimiento seguro.
Cuando el potro saca sus miembros posteriores de la
vagina de la yegua, comienza paulatinamente a realizar
movimientos de extensión y flexión de manos y patas, preparándose para ponerse de pie levantando primero sus patas
delanteras y luego las traseras, en un periodo mas o menos
de 15 minutos, con un promedio de 32 a 57 minutos dependiendo de la raza y el sexo, potros pesados se demoran más
que los livianos, y las hembras se levantan más rápido que
los machos. Cuando el potro entra en el canal del parto o la
Revista Fedequinas 65
REFERENCIAS
Boyd, L.E.: The natality, foal survivorship and mare foal behavior of fetal
horses in wyomings red desert M.S. thesis. Laramie, University of Wyoming,
1990.
Leidahl, L.C. and Moltz, H.: Emission of the maternal pheromone in
nulliparous and lactating female. Physiol. Behav. 1997
Sharon L. Crowwell-Davis y Katherine A. Houpt Clínicas veterinarias de
norteamerica, practica equina. Intervet, 1988
Etología
pelvis para nacer, queda en un periodo no receptivo a estímulos dolorosos, hasta que salen sus caderas y nace.
El potro debe levantarse casi inmediatamente después
del nacimiento (si no lo hace antes de 130 minutos, se considera patológico) y debe buscar a su madre para consumir el
calostro antes de dos horas, pues este le procura las defensas
(anticuerpos) que requiere para que su organismo resista
el nuevo medio ambiente con bacterias, virus, hongos,
nuevos para él. Lo ideal para el primer amamantamiento
son los primeros 35 minutos posparto, pasadas tres horas
sin succionar se considera anormal.
Es muy importante también revisar que el potro elimine
las primeras heces, denominadas como meconio. Parte del
meconio debe ser expulsado desde minutos después del
parto hasta cuatro días posparto, cuando los potros retienen el
meconio, levantan la cola, se miran el flanco o yacen tendidos.
Los potros orinan por primera vez alrededor de las cinco
horas posparto.
En los equinos los problemas del parto (distocia) no son
muy frecuentes y cuando se presentan son de un pronóstico poco favorable.
La primera asociación madre hijo se realiza en las
dos primeras horas posparto, ya no se deben separar, si
se interfiere mucho con el potro en este periodo, éste no
reconocerá su madre y ella lo rechazará, los potros criados
por personas muestran temor y evitan a los otros caballos, prefieren permanecer más con las personas que
con sus congéneres y no entienden ni responden de
manera adecuada a los signos sociales comportamentales propios de su misma especie, como por ejemplo
el movimiento de orejas y posiciones determinadas del
cuerpo que puedan indicar malestar o no aceptación
de una conducta y esto afectará sus relaciones de por
vida o hasta cuando lo tengan que aprender con las
reacciones fuertes de sus compañeros.
Un potro criado artificialmente debe tener contacto
con caballos más viejos que no lo agredan y así irá
aprendiendo de ellos paulatinamente.
Los potros criados por su madre, pero con una
temprana socialización con humanos son muy buenos
caballos al futuro, más fáciles para entrenar y manejar.
Durante el primer mes posparto, en condiciones
normales, libres en potrero, hay un periodo de dependencia al máximo con su madre, y poco contacto o nulo
con otros caballos.
Después del segundo al tercer mes de vida, el contacto
con otros caballos aumenta, este periodo es de socialización
intraespecífica.
A partir del cuarto mes de vida, el potro va adquiriendo
un patrón de adulto de relaciones espaciales, se ubica mejor
en su entorno, tiene buenas relaciones sociales con los
demás potros, aprende a respetar yeguas mayores, y mejora
el comportamiento de huida y de mantenimiento.
Para finalizar nuestra sugerencia va en el sentido de
motivar a los lectores a que conozcan más de cerca sus
ejemplares para mantenerlos en condiciones adecuadas,
pero que no pretendamos que se conviertan y se adapten
a la forma de vida humana, que sean ellos los que nos
entiendan, sino que por el contrario seamos nosotros los
que usemos nuestra inteligencia para entenderlos y aprovechar al máximo su grandioso potencial.
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