NTS 15 de julio 2013 CALIDAD Y SEGURIDAD ALIMENTARIA Control de micotoxinas en alimentos Un correcto manejo de los granos permite prevenir la propagación de estos contaminantes naturales que significan un riesgo sanitario. Desde el INTI se promueven buenas prácticas de almacenamiento e industrialización de granos, y se analizan los cereales, harinas y alimentos elaborados para evitar la comercialización de lotes contaminados. Frente a los altos niveles de micotoxinas detectados en el trigo, el INTI realiza análisis y brinda asesoramiento para garantizar que lleguen al consumidor alimentos seguros. Las micotoxinas son objeto de interés mundial debido a las importantes pérdidas económicas que acarrean sus efectos sobre la salud de las personas, la productividad de los animales y el comercio nacional e internacional. Algunos hongos que aparecen en el cultivo o en post-cosecha producen metabolitos tóxicos secundarios –conocidos como micotoxinas– que significan un riesgo sanitario si los granos contaminados se destinan al consumo humano y animal, haciendo su comercio menos competitivo. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) estima que el 25% de los cultivos que producen alimentos son afectados por micotoxinas. Los hongos Aspergillus, Fusarium y Penicillium son sus principales productores. El surgimiento de estos contaminantes naturales depende de factores biológicos (existen cosechas más sensibles a ser afectadas por hongos de la región) y ambientales (como las variaciones en temperaturas y humedad) por lo cual es muy difícil evitar que se generen, sin embargo, con un correcto manejo de los granos es posible controlar la propagación de las toxinas. La ingestión, inhalación o absorción por piel de micotoxinas pueden ser cancerígenas y, dependiendo del grado de toxicidad que contengan, pueden causar distintas respuestas físicas que van desde un simple malestar hasta la muerte en humanos o animales. Prevención y análisis, los ejes de trabajo del INTI El INTI es pionero en en el estudio de las micotoxinas. Según el ingeniero Nicolás Apro, director del Centro INTI-Cereales y Oleaginosas: “El punto de partida está en la prevención. Desde el INTI promovemos buenas prácticas de almacenamiento y durante las distintas etapas posteriores de industrialización. En los próximos meses también comenzaremos a trabajar conjuntamente con otros organismos para fomentar el uso de buenas prácticas durante el período de cosecha”. Otro eje esencial promovido por el Instituto es el control analítico de micotoxinas en los cereales y alimentos. En este aspecto, la licenciada Inés Solá, a cargo del Área de Toxicología y Nutrición del Centro de Agroalimentos del INTI, señaló que se viene innovando en el desarrollo de metodologías analíticas utilizadas para detectar diversos contaminantes en alimentos producidos en todo el país. "Durante los últimos años cambiamos las metodologías analíticas, pudimos identificar más toxinas, realizamos validaciones para obtener equivalencias entre métodos y accedimos a una mejor tecnología a través de un subsidio otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva a raíz de nuestra participación en un proyecto nacional junto a otros organismos para prevenir y controlar la contaminación de alimentos con micotoxinas”, precisó Solá. Gracias a la participación en este proyecto, el INTI incorporó a su laboratorio un nuevo cromatógrafo (foto). Los análisis de las micotoxinas que se realizan en el INTI a pedido de los productores resultan relevantes para evitar que los lotes de granos contaminados con un nivel mayor al permitido por regulaciones internacionales se mezclen con aquellos que no lo están y así evitar que lleguen al consumo humano. Los granos descartados pueden ser utilizados en la alimentación de animales que toleran mayores niveles de micotoxinas o en la producción de biocombustibles, entre otros destinos. Estudiar la presencia de micotoxinas y prevenir su propagación garantiza a la sociedad el acceso a productos de calidad y, al mismo tiempo, permite a los productores de alimentos locales exportar bajo parámetros de calidad y de acuerdo a normas internacionales Contactos Nicolas Apro [email protected] Centro INTI-Cereales y Oleaginosas Inés Solá [email protected] Centro INTI-Agroalimentos Febrero 21014 CONTROL DE ALIMENTOS Nota nº5 Micotoxinas: el enemigo invisible Estos contaminantes naturales son objeto de interés mundial debido a las importantes pérdidas económicas pueden ocasionar sobre la salud de las personas, la productividad de los animales y el comercio nacional e internacional. Algunos hongos que aparecen en el cultivo o en poscosecha producen metabolitos tóxicos secundarios –conocidos como micotoxinas– que significan un riesgo sanitario si los granos contaminados se destinan al consumo humano y animal, haciendo su comercio menos competitivo. El crecimiento de las micotoxinas depende de factores biológicos ya que existen cosechas más sensibles a la acción de hongos, pero también de condiciones ambientales como las variaciones de temperatura y humedad. Conocidas como el “enemigo invisible”, las micotoxinas son metabolitos de hongos que al ser ingeridos, inhalados o absorbidos a través de la piel, pueden producir –dependiendo de su grado de toxicidad– distintas respuestas físicas que van desde un simple malestar hasta la muerte de humanos o animales. Además de las posibles consecuencias para la salud pueden alterar el crecimiento de los granos ocasionando importantes pérdidas monetarias para el sector agrícola. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) estima que el 25% de los cultivos que producen alimentos son afectados por micotoxinas. Los hongos Aspergillus, Fusarium y Penicillium son sus principales productores. CICLO DE MICOTOXINAS. Los hongos pueden contaminar los productos alimenticios durante las etapas de post-cosecha e industrialización. Impacto del hongo en los granos Para que el hongo se origine son necesarias tres condiciones puntuales: largos períodos lluvia (entre 48 y 72h), amplia humedad y temperaturas cálidas (entre 20-25°C). Una vez formado el hongo éste genera una enfermedad floral llamada Fusariosis de la Espiga de Trigo (FET). En un primer momento las esporas liberadas por el hongo (en el suelo, en residuos de numerosos cultivos y malezas) son diseminadas por el viento a grandes distancias hasta que se depositan sobre las anteras expuestas de las espigas del trigo. Luego germinan y colonizan las flores, evitando la formación de granos o causando un crecimiento deficiente. La FET es considerada por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMyT) como el principal factor limitante de la producción de trigo en muchas regiones del mundo. A modo de ejemplo a nivel local, en la región pampeana, donde se concentra el cultivo de trigo, se registraron epidemias severas de la FET en 1978, 1985 y 1993. Algo similar ocurrió en el sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba; las pérdidas de rendimiento en trigo oscilaron entre 10 y 30% en 1978 y entre 24 y 50% en 1993. Más recientemente, debido a las abundantes precipitaciones durante la primavera del año pasado en amplias regiones de Santa Fe, Entre Ríos, el norte bonaerense y en algunos lugares del sur de Buenos Aires, la campaña de trigo 2012/13 también se vio afectada, principalmente por el hongo Fusariun. Según indican investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), antes de las cosechas futuras será posible disponer de mapas de distribución de la enfermedad en la región pampeana. Para poder obtenerlo se toman los datos de la campaña y se cruzan con información meteorológica recopilada a diario de las estaciones del Servicio Meteorológico Nacional y el INTA. Estos estudios logran detectar y visualizar distintos niveles de micotoxinas en la región y de esta manera determinar las zonas más afectadas por la FET. Esta información, al estar disponible antes de la cosecha, aportará elementos útiles para molinos harineros y acopiadores al momento de tomar decisiones sobre estrategias de manejo de la producción granaria, a la cual la FET afecta en cantidad y calidad. Impacto de las micotoxinas en la producción industrial El control de las micotoxinas en granos es un proceso complejo. Se requiere un programa de gestión de calidad integrado que comprenda toda la cadena de producción, debido a que los hongos productores de micotoxinas pueden contaminar los productos alimentarios durante las etapas de poscosecha e industrialización. Esto es así porque una vez que el grano es infectado debe ser segregado para evitar que se utilice como materia prima de otros alimentos ya que las micotoxinas se mantienen durante las distintas etapas de la cadena de producción: cultivo, almacenamiento, transporte, hasta llegar al consumidor. Por esta razón también se pueden localizar en alimentos y bebidas con valor agregado como el café, la leche, jugos de fruta y especias. Desde hace más de veinte años, el INTI es pionero en estudiar las micotoxinas y promover Buenas Prácticas de Manufacturas (BPM) de granos. En diálogo con el ingeniero Nicolás Apro, director del Centro de Cereales y Oleaginosas del INTI, aseguró: “El punto de partida es la prevención, es por eso que desde el INTI promovemos las BPM de granos durante el almacenamiento y en las distintas etapas de industrialización por las que pasa la materia prima”. Sobre el control analítico de micotoxinas en los cereales y alimentos, Inés Solá, a cargo del Área de Toxicología y Nutrición del Centro de Agroalimentos del INTI, señaló: “En este campo de estudio el INTI es innovador en el desarrollo de metodologías analíticas utilizadas para detectar micotoxinas en diversos alimentos producidos en todo el país”. Solá además agregó que desde hace un tiempo se viene trabajando en un Proyecto de Área Estratégica (PAE) junto el INTA, el SENASA, el Instituto Nacional de Alimentos (INAL) y las universidades nacionales de Río Cuarto, Rosario, Tucumán y La Plata. Este proyecto se denomina Sistema Nacional Integrado de Prevención y Control de Micotoxinas en Cadenas de Granos. En este marco, el Laboratorio de Toxicología y Nutrición del INTI fue definido, en acuerdo con todas las instituciones, como un Laboratorio de Referencia Nacional en Micotoxinas junto con SENASA e INAL. Para desarrollar este proyecto el INTI obtuvo un subsidio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva para la compra de equipos por 200 mil dólares. Dentro del PAE, todos los organismos que lo integran también están comprometidos a participar y brindar capacitación a los eslabones de la cadena de granos para buscar el modo de prevenir y controlar la contaminación de alimentos con micotoxinas, que podrían ser destinados a la alimentación de animales rumiantes (debido a su capacidad para tolerarlas) o para producción de agrocombustibles. Contacto Inés Solá, [email protected] INTI-Agroalimentos Nicolás Apro, [email protected] INTI-Cereales y Oleaginosas