Volver raices

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UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA
PRUEBAS DE APTITUD PARA EL ACCESO A LA UNIVERSIDAD
ALUMNOS DE BACHILLERATO L.O.G.S.E
EJERCICIO DE: LENGUA ESPAÑOLA
TIEMPO DISPONIBLE: 1 h. 30 m.
Otra vía universalizadora de la educación consiste en ayudar a cada persona a volver a sus
raíces. Es un propósito muy publicitado en la actualidad, pero notoriamente malentendido o incluso
emprendido en sentido inverso al que resultaría lógico. Desde luego hablar de "raíces" en este caso es
puro lenguaje figurado, porque los humanos no tenemos raíces que nos claven a la tierra y nos nutran
de la sustancia fermentada de los muertos, sino pies para trasladamos, para viajar o huir, para buscar el
alimento físico o intelectual que nos convenga en cualquier parte. Admitamos sin embargo la metáfora, que tanto agrada a los nacionalistas ("recuperemos nuestras raíces"), a los entusiastas de la etnicidad ("conservemos la pureza de nuestras raíces"), a los integristas religiosos ("la raíz de nuestra cultura es cristiana, o musulmana, o judía") y a los integristas políticos ("la raíz de la democracia está en la
libertad de mercado"), etc. En la mayoría de estos casos, la apelación a las raíces significa que debemos escardar de nuestro jardín nativo cuantas malezas y hierbas advenedizas turben la enraizada armonía de lo que supuestamente fue plantado en primer lugar: también que cada cual, dentro de sí
mismo, debe buscar aquella raíz propia e intransferible que le identifica y le emparienta con sus hermanos de terruño. Según esta visión, la educación consistiría en dedicarse a reforzar nuestras raíces,
haciéndonos más nacionales, más étnicos, más ideológicamente puros... más idénticos a nosotros
mismos y por tanto inconfundiblemente heterogéneos de los demás. La única universalidad que admite
este planteamiento es la universalidad de las raíces: es decir, que todos y cada uno tenemos las nuestras, universalmente encargadas de sujetamos a lo propio y de evitar que nos enredemos confusamente
con frondosidades ajenas.
Pero esta utilización metafórica de las raíces puede ser invertida y eso es precisamente lo que
ha de intentar la educación universalista. Porque si nos dejamos llevar por la intuición, y no tanto por
la erudición botánica, aquello en lo que más se parecen entre sí todas las plantas es precisamente en
sus raíces, mientras que difieren vistosamente por la estructura de sus ramas, por su tipo de follaje, por
sus flores y sus frutos. El caso de los humanos es muy semejante: nuestras raíces más propias, las que
nos distinguen de los otros animales, son el uso del lenguaje y de los símbolos, la disposición racional,
el recuerdo del pasado y la previsión del futuro, la conciencia de la muerte, el sentido del humor, etcétera, en una palabra, aquello que nos hace semejantes y que nunca falta donde hay hombres. Lo que
ningún grupo, cultura o individuo puede reclamar como exclusiva ni excluyentemente propio, lo que
tenemos en común. En cambio, todo el resto -las variadísimas fórmulas y formulillas culturales, los
mitos y leyendas, los logros científicos o artísticos, las conquistas políticas, la diversidad de las lenguas, de las creencias y de las leyes, etc.- son el variopinto follaje y la colorista multiplicidad de flores
o frutos. Es el universalista el que vuelve sobre las profundas raíces que nos hacen comúnmente humanos, mientras que los nacionalistas, etnicistas y particularistas varios siempre van de rama en rama,
haciendo monerías y buscando distingos.
Tipo de
texto
Estructura,
Propósito e
intención
Tono
Acercamiento al
lector
e
influencia
afectiva
Subjetividad
Objetividad
Rasgos lingüísticos
relevantes
propios de la
subjetividad
y del enfoque
personal
Este texto puede incluirse en el tipo de discurso expositivo-argumentativo de modalidad divulgativa, propio de los artículos humanísticos (es probable, además, que este escrito haya aparecido
en la prensa, por lo que, de ser así, estaríamos ante un texto periodístico de opinión).
El autor toma como punto de partida (tesis inicial) la valoración que debe darse a la “vía
universalizadora de la educación para conducir al hombre a sus verdaderas raíces”. A partir de aquí, y
con un tono muy reflexivo y comedido, expone argumentos a favor y en contra de la educación nacionalista frente a la universalista, Llega al final a la conclusión (“tesis final” con la que intenta convencernos e implicarnos) de que la educación universalista protege al hombre de esas otras educaciones
particularistas, localistas y/o nacionalistas.
Al tratar un tema humanístico como la educación, las consideraciones y opiniones entran en
el mundo de lo conceptual, por lo que el autor busca ejemplos de la vida común a través de la comparación entre raíces y plantas. Ese acercamiento al lector lo observamos también en la búsqueda de
complicidad y en el deseo de involucrarlo - quiere que participemos de sus reflexiones- y para ello
utiliza la primera persona del plural: “los humanos no tenemos raíces, admitamos, debemos escardar, haciéndonos, todos y cada uno tenemos las nuestras, si nos dejamos llevar”, etc.
La influencia afectiva la marca ese acercamiento constante y la complicidad conseguida entre
el autor y el lector, acercamiento que consigue por la utilización de recursos lingüísticos propios de la
función expresiva (actitud subjetiva del autor a lo largo de todo el fragmento, su valoración personal,
el uso de la 1ª persona plural –ya hemos hablado de ello-, y la actitud que asume en la crítica y en el
rechazo a los valores relacionados con lo particularista, lo nacionalista, lo individualista). Este carácter
expresivo se ve reforzado con artificios o recursos literarios (enumeraciones, acumulaciones de adjetivos, metáforas, antítesis, recurrencias), y como botón de muestra sirve la lectura detenida de las líneas 3-4-5-6.
Este uso de primera persona del plural nos acompaña a lo largo del texto, y notamos por este recurso morfológico el enfoque personal y subjetivo desde la línea cuatro. Enfoque personal que
observamos, sobre todo, en las afirmaciones contundentes (consiste en ayudar...; notoriamente malentendido......; hablar de esto es puro lenguaje figurado...; debemos escardar...; no tenemos raíces.....; es el universalista el que vuelve sobre las profundas raíces....; los particularistas siempre van
de rama en rama...), en el uso de perífrasis modales (debemos escardar, debe buscar, puede ser
invertida, ha de intentar, puede reclamar, etc.), en las modalidades oracionales propias de la argumentación: proposiciones causales para responder a una reflexión anterior ( porque los humanos ......;
porque si nos dejamos llevar...; ), coordinadas adversativas como propuestas de contraste (es un propósito......, pero notoriamente ..../ no tenemos....., sino pies...../ admitamos sin embargo ..../ Pero esta
utilización ....../ En cambio., todo el resto.../ etc.), coordinadas explicativas que se suman al uso de
incisos entre guiones, utilización de dos puntos, paréntesis, puntos suspensivos, reafirmándose el objetivo de presentar con claridad las distintas argumentaciones (“la única universalidad es ...: es decir...../ el caso de los humanos es muy semejante: nuestras raíces...; fue plantado en primer lugar :
también que cada cual ..../ -las variadísimas fórmulas..... - / (“conservemos..)./ (recuperemos), etc./
más ideológicamente puros ...../ , etc.). Las proposiciones condicionales, que invitan al receptor a imaginarse una situación como hipótesis probable, también están presentes en el texto (“Si nos dejamos
llevar...”).
Cohesión
textual
Marcadores
Conectores
Nivel
sintáctico
Rasgos
léxicos
y exigencias gramaticales
Nivel
linguïstico
La cohesióni se manifiesta aquí por esos procedimientos lingüísticos que revelan el orden interno del texto: repetición (se repiten varias veces las palabras “raíz/raíces”,” educación”, “universalista / universalizadora / universalidad”,“nacionalistas”, “integristas”, “humanos”, “plantas”,
“más” –como elemento intensificador de adjetivos-); la sustitución (“sentido inverso/ utilización invertida”; “malezas, hierbas”; “fórmulas, formulillas”,;“etnicidad/etnicistas”, “exclusiva, excluyentemente”; y, en algún caso enumerativa, como “trasladarnos, viajar, huir”; “follaje, flores, frutos” ); el
uso de los marcadores textuales, tales como aclaraciones “es decir”, o conectores de causa (“porque”), de consecuencia “desde luego...”, de finalidad “para buscar..” o con valor contrastivo (“en
cambio...”), o de manifestación de certeza (“ La única universalidad.... es la universalidad de las raíces”). Hay otros conectores con valores tan diversos como los de generalización (“En la mayoría de
los casos”), de relación temporal y puntualización (“en la actualidad”, “eso es precisamente”), enumeración (a los nacionalistas, a los entusiastas.., a los integristas ..., a los...), de relación temática
(“según esto...”), etc.
El texto, aunque sintácticamente complejo, pues abundan las subordinadas, que establecen las
distintas relaciones lógicas, persigue también como objetivo la claridad, no sólo por su estructuración circular (tesis inicial +exposición/argumentación+ tesis final/conclusión), sino también por los
rasgos lingüísticos utilizados –algunos ya enumerados- como el uso de incisos entre comas, rayas y
paréntesis, dos puntos, aposiciones, uso de la conjunción “O” con el valor de identificación o equivalencia, definiciones, aclaraciones, enlaces explicativos, repetición de palabras, elementos ordenadores del pensamiento (conectores).
En cuanto a los rasgos léxicos y exigencias gramaticales, quiero destacar el uso delimitador
del adjetivo para concretar el significado de sustantivos y para precisar con más exactitud/rigor el
campo conceptual en que el autor se mueve, especialmente en el caso de los sustantivos abstractos –
que forman parte del universo mental del hombre- (“vía universalizadora”, “propósito muy publicitado, malentendido, emprendido...”, “educación universalista/ nacionalista”, “integristas políticos/religiosos”/, “lenguaje figurado”, “fórmulas culturales”, “raíz propia e intransferible”, “utilización metafórica”, “erudición botánica”, “logros científicos y artísticos”, etc.). En estos ejemplos
observamos un léxico específico –nivel culto- que gira en torno al mundo de la educación, de la sociología, de la política, del lenguaje, y hasta de la propia filosofía; léxico que forma parte de un vocabulario, en líneas generales abstracto, que permite la generalización, la reflexión teórica y la idealización. Además el texto se nutre de un léxico muy rico y muy variado, apoyándose el autor en elementos claramente recurrentes (por repetición léxica, sustitución léxica sinonímica, uso de palabras pertenecientes a un mismo campo conceptual –campos semánticos diversos-).
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La cohesión se suele manifestar en la unidad y progresión temática, la anáfora, catáfora, la repetición,
la sustitución, la sinonimia –metáforas, metonimias, perífrasis-, la antonimia, la inclusión de frases
aseverativas, los marcadores discursivos o conectores textuales, correlación de formas verbales,
puntuación…
El tono.
Cada manera especial de modular la *voz con la cual se refleja un estado de ánimo, una actitud o una intención
del que habla: afectado, agresivo, agrio, altilocuente, altisonante, amable, campanudo, comedido, declamatorio,
destemplado, dulce, duro, enfático, engolado, grosero, hinchado, incisivo, insolente, irónico, irritado, mimoso,
humorístico, pomposo, de reproche, reticente, retumbante, rimbombante, sarcástico, de súplica...
Desde otra perspectiva, podemos hablar tono subjetivo, objetivo, irónico, sarcástico, humorístico, lírico//
reflexivo, académico, moderado/ cómico, burlón, irónico/ sesgado / soez, chabacano.
La subjetividad también se ve reforzada por los llamados verbos modales ( de pensamiento u opinión:
creo, pienso, suponemos, estimo..// volitivos: quiero, deseamos, necesitamos..// emocionales: lamento, me
entristece, horroriza, alegra, gusta, sorprende…// perifrásticos: de obligación, posibilidad, duda ); léxico
valorativo, marcado positiva o negativamente (sustantivos, adjetivos calificativos, atributivos –es
necesario, es evidente-, verbos, adverbios….) Palabras tabúes, eufemismos….. palabras derivadas con
sufijos aumentativos, diminutivos, neologismos……
La cuantificación por medio de adverbios, adjetivos determinativos, pronombres, sustantivos, verbos,
estructuras comparativas, consecutivas.
Modalidades oracionales del tipo imperativas, interrogativas, dubitativas, desiderativas, exclamativas…, así como complementos oracionales valorativos ( felizmente, probablemente, aparentemente, en mi
opinión, desde mi punto de vista..).
Los signos de puntuación revelan, en el caso de los puntos suspensivos, duda, temor, sugerencia, sentido
incompleto – hijos de …- incluso palabras malsonantes que se eliden. El paréntesis en el que se inserta una nota
subjetiva del que escribe; los incisos, las comillas para subrayar una palabra o varias utilizadas de forma
irónica…
La utilización de ciertos recursos expresivos (redundancias y pleonasmos; interrogaciones retóricas; ironías,
insultos, interjecciones, tacos; metáforas, símiles, personificaciones, hipérboles; eufemismos).
No olvidemos que cambiar intencionadamente de registro idiomático, adoptar expresiones populares o
vulgares, uso de voces genéricas –cosas, persona, hacer, tío- , y frases hechas, refranes , coloquialismos –
ligar, untar, plasta, carrozón- forma parte de la actitud subjetiva del que habla o escribe. Asimismo podemos
interpretar la selección de tecnicismos, latinismos, neologismos, barbarismos, arcaísmos, siglas, acrónimos, y
ciertas expresiones propias del vocabulario culto –connivencia, aquiescencia, laxo, utópico, enarbolar,
claudicar, etc.-.
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