Escritos, Revista del Centro de Ciencias del Lenguaje Número 25, enero-junio de 2002, pp. 157-174 157 Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig Mónica Szurmuk Se enfatiza la multiplicidad de discursos que estructuran la ficción de Montserrat Roig. A través del análisis en L’hora violeta se muestra cómo los discursos de género, sexualidad, nacionalismo y cambio social interactúan para crear un texto complejo en el que se cuestionan las limitaciones de las metanarrativas del eurocomunismo y del nacionalismo catalán. Roig ofrece espacios femeninos como alternativas utópicas desde las cuales cuestionar las limitaciones de las propuestas políticas disponibles en la España posfranquista. En esta novela, Roig debate las dificultes de escribir sobre la historia, las estrategias usadas para codificar y textualizar lo nodicho y la relación entre la literatura como ficción y la historia como género de la verdad. The multiplicity of discourses that structure the fiction of Montserrat Roig are emphasized in this paper. Through an analysis of L’hora violeta it is shown how discourse genres, sexuality, nationalism and social change interact to create a complex text in which the limitations of the metanarratives of eurocommunism and Catalan nationalism are questioned. Roig offers feminine spaces as utopian alternatives from which one can question the limitations of the political proposals available in post Franco Spain. In this novel, Roig debates the difficulties of writing about history, the strategies used to codify and textualize the not-said and the relationship between literature as fiction and history as a genre of truth. Durante la decada en que Montserrat Roig publica el libro de cuentos Molta roba i poc sabó...i tan neta que la volen (1971) y sus primeras tres novelas —Ramona, adéu (1972), El temps de les cireres (1977) y L'hora violeta (1980)— España pasa en un ritmo aceleradísimo de la dictadura franquista a la socialdemocracia representada por el PSOE. Son diez anos de intensa actividad política y cultural en los que se termina de disenar la España “moderna” que 158 Mónica Szurmuk entrará en el Mercado Común Europeo. En Cataluña, el nuevo período está marcado por la necesidad de planificar un proyecto cultural catalán, y las políticas lingüísticas y culturales tendrán una importancia poco común en la determinación de lo que se escribirá y de lo que se leerá allí.1 En la Espana postfranquista se genera un debate sobre la memoria histórica y la función de la literatura en la preservación y resolución de los conflictos generados por la censura y la represión. Montserrat Roig fue una participante activa en este debate. Su insistencia en la necesidad de preservar la memoria definirá toda una actividad profesional en el campo de la literatura, el periodismo escrito y televisivo y el ensayo. Los últimos textos de Roig publicados póstumamente son fieles testimonios de esta obsesión, aún en momentos en que a principios de la decada de los noventa ya parecían pasados de moda para gran parte del establishment intelectual español.2 Un aspecto que hace que la obra de Roig sea particularmente interesante es la multiplicidad de discursos que estructuran su literatura, particularmente el marxismo, el feminismo y el catalanismo. L'hora violeta es una novela en la que realiza una catarsis de la crisis de la izquierda espanola y del nacionalismo catalán a traves de un desplazamiento ideológico hacia el feminismo. L'hora violeta, el momento del alba y del atardecer, el umbral entre lo privado y lo público, y el espacio de lo que Jacques Derrida define como differance son explorados en la novela como lugares de rebeldía y 1 La bibliografía existente sobre el tema hasta el presente insiste todavía mucho más en las formas normativas a utilizar que en la problematización de los usos de la lengua en sí. Dicen Pericay y Toutain: “La Renaixença té un aspecte positiu, haver propiciat la recuperació del català literari, i un negatiu, haver posat els fonaments essencialistes de la cultura; el noucentisme, al seu torn, afegeix al cultiu de l'idioma el rigor classicista, però alhora aferma les essències romàntiques per la via del culturalisme; anàlogament, l'extensió de la idea politíca dels Països Catalans té la virtut d'haver cridat l'atenció sobre la necessitat de reconèixer les varietats dialectals i l'inconvenient d'haver projectat sobre la llengua una visió idealista més que se suma a les anteriors i fa que s'entengui com una essència de la nació i no com una entitat instrumental i activa.” (Pericay y Toutain 1986: 31) 2 Me refiero a Última crónica: diario abierto, 1990-1991, una colección de los últimos escritos periodísticos de Roig editada por Carme Arnau. Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig 159 resistencia contra las crisis de las ideologías patriarcales, representadas aquí tanto por el marxismo como por el nacionalismo catalán. Mi análisis, entonces, intenta a la vez reflejar la crisis y la posible resolución utópica de esta crisis en el campo del género sexual, por medio de una lectura conjunta de la “Historia” grande del franquismo y del postfranquismo y de las pequenas resistencias cotidianas, protagonizadas en la novela casi exclusivamente por mujeres. L'hora violeta presenta la crisis del comunismo espanol y el viraje hacia la derecha del nacionalismo catalán como problemas concretos que tienen su base misma en el sistema patriarcal del que extraen sus modelos de relación y de constitución. El feminismo aparece como la posibilidad de una respuesta privada, de un espacio donde pasar a cuarteles de invierno hasta que se resuelvan las contradicciones en los movimientos macropolíticos.3 Dentro de la crítica existente sobre la obra de Montserrat Roig se pueden encontrar dos grandes líneas de análisis. Por un lado, en antologías realizadas tanto en Barcelona como en Madrid, se menciona a Roig como autora de una obra “profusa”, realista, testimonial y de “mediana” calidad literaria.4 Los resúmenes de las obras en estos análisis enfatizan el contexto histórico de las narraciones. El feminismo de Roig en estas antologías forma parte de una anécdota pero no es destacado como elemento determinante de su literatura. Por otro lado, se está formando en Estados Unidos y en Inglaterra un corpus crítico de análisis feminista sobre Roig. La mayoría de estos trabajos incluyen a Roig en el contexto mayor de narradoras espanolas del posfranquismo. Estos textos privilegian el análisis de género sobre todos los demas niveles de análisis. En opinion de Geraldine Cleary Nichols, una de críticas más involucradas en la difusión de autoras catalanas en EEUU: “Her uncompromising 3 Catherine Davies realiza un excelente análisis de los cambios en la vida de las mujeres espaòolas en el periodo posfranquista (1994: 13-16). 4 Véase, por ejemplo, Letras españolas 1976-1986, El año literario español 1977 y Literatura catalana dels anys setanta de Álex Broch. Las reseñas de las novelas de Roig publicadas en El País también están estructuradas alrededor de estos parámetros. 160 Mónica Szurmuk commitment to explore the world of women and the world's impact on them makes her an especially interesting subject for feminist analysis (1993: 437).” Aunque la lectura de Roig que propongo incluye las variables de género, propongo hacer una lectura ideológica de los textos de Roig en la que se integre el género con otros discursos. Privilegiar las relaciones entre los sexos sobre cualquier otro tipo de relación invalida gran parte de la fuerza de las novelas de Roig, que está basada en multiplicidad de discursos articulados de manera compleja.5 Por otra parte, esta multiplicidad de discursos es la que, precisamente, complica y dificulta cualquier intento de simplificar, ordenar, jerarquizar los discursos. Si a Roig le preocupan las relaciones entre los géneros, es claro que también la motivan las relaciones entre las diferentes clases sociales y la cuestión nacional catalana. Solamente a través de un análisis de la manera en que se entretejen las diferentes preocupaciones en el texto podemos aproximarnos a una lectura completa. L'HORA VIOLETA EN LA PRODUCCIÓN DE ROIG En la trilogía de novelas formada por Ramona, adéu, El temps de les cireres y L'hora violeta, Roig intenta reconstruir linajes femeninos asfixiados por la represión franquista, concentrándose principalmente en una familia de la burguesía catalana: la familia Miralpeix. 5 Ya en 'Discourse in the Novel', Bakhtin señala: “the novel orchestrates all its themes, the totality of the world of objects and ideas depicted and expressed in it, by means of the social diversity of speech types (raznorecie) and by differing individual voices that flourish under such conditions. Authorial speech, the speech of narrators, inserted genres, the speech of characters are merely those fundamental compositional units with whose help heteroglossia can enter the novel; each of them permits a multiplicity of social voices and a wide variety of their links and interrelationships (always more or less dialogized)” (1981: 263). Usando el concepto de heteroglosia, Paul Ilie especifica características propias de la cultura en España: “not only is there a natural heteroglossia of class, generational, and cohort usages, but the Spanish language has both a national and a regional resonance. National minorities speak their own languages as well as Spanish (or Castilian), and this disglossia is at least a psychological factor to keep in mind... The fact of disglossia in inner exile illuminates the codes of national language” (1985: 225). Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig 161 El desarrollo de la narrativa de Roig desde su libro de cuentos Molta roba i poc sabó hasta L'hora violeta funciona como un espejo que refleja, refracta, dibuja y desdibuja los desarrollos históricos que describe. La referencialidad histórica de las novelas de Roig es evidente en la preocupación por reconstruir esta historia desde lo anulado y lo silenciado. Y el agente de silencio y anulación en Ramona, adéu y El temps de les cireres es una forma muy concreta de dominación patriarcal como es el fascismo. En L'hora violeta, la relación entre la historia y la literatura cambia y la narración cuestiona la posibilidad de reconstruir esta historia. El sistema patriarcal toma otras formas y aparece aun en los viejos espacios de resistencia antifranquista como el partido comunista catalán (PSUC). Los elementos sexistas del marxismo y los elementos racistas del renacimiento catalán son puestos de relieve. La ruptura que tiene lugar en L'hora violeta hace que la siguiente novela de Roig, L'òpera cotidiana, no pueda ser leída con los mismos parámetros que las anteriores tres novelas. La trayectoria de Roig se presenta como un progresivo alejamiento de la literatura “realista”: en Ramona, adéu la narración tiene autoridad y referencialidad, muy al estilo de la novela realista de la década de los cincuenta. Esta autoridad se conserva en El temps de les cireres pero se cuestiona en L'hora violeta. Al hacer funcionar L'hora violeta como reflexión metaficticia de El temps de les cireres (asunto que estudio más adelante), la autora cuestiona la autoridad de toda voz narrativa en ambas novelas. L'òpera cotidiana plantea una ruptura con la temática de la represión de la mujer burguesa a la que Roig se había referido en su trilogía. En L'òpera cotidiana la principal protagonista femenina es Mari Cruz, una criada charnega, y las mujeres burguesas de las anteriores novelas son un encuadre para su trágica historia. Y con Mari Cruz aparece toda una Barcelona diferente que en las novelas anteriores era sólo un sitio construido como marginal y al que los personajes accedían en esporádicas excursiones al mundo de los otros. L'hora violeta plantea una culminación eficaz de la trilogía ya que en esta novela se cuestiona la base misma de las dos novelas anteriores. Si las novelas precedentes buscaban “recuperar la his- 162 Mónica Szurmuk toria”, L'hora violeta tematiza la dificultad de hablar sobre la historia y cuestiona la transparencia de la voz narrativa que se había hecho cargo de narrar la historia —las historias personales y la “Historia grande”— en las novelas anteriores. Basta leer detalladamente el comienzo de L'hora violeta para entender en qué términos se plantea este cuestionamiento. La primera parte de la novela titulada 'Primavera de 1979' está narrada en primera persona por Norma. Norma recibe una carta de Natàlia —protagonista de El temps de les cireres— pidiéndole que vuelva a escribir sobre Judit, su madre, y sobre Kati. Norma, pues, es presentada como la autora de la parte de El temps de les cireres en que se narraba la relación entre Judit y Kati y el amor entre Judit y Joan. Y a la vez aparecen varias claves sobre la escritura: por un lado se devela la autoría de parte de El temps; por otro lado, se sugiere que la relación entre Judit y Kati está basada en la relación entre Norma y Natàlia: Jo [Norma] havia enllestit un llarg llibre sobre els catalans als camps nazis i la veritat és que no m'havien quedat ganes de remoure el passat. La història de la deportació m'havia deixat mig malalta i escèptica. I la Natàlia volia que em fiqués dins l'univers de dues dones que no havia conegut, encara que m'havia escrit alguna cosa a les novelles anteriors. (11) Teniendo en cuenta la popularidad de Roig y la masividad de su lectura, se puede suponer que gran parte de los lectores llegan a L'hora violeta habiendo leído El temps de les cireres o teniendo al menos una idea vaga de su trama. Con este primer capítulo, que ademas podría ser leído como introducción, Roig abre un juego de identidades con el lector.6 Porque aun si Norma se descubre como autora de la relación entre Kati y Judit, no sabemos quién es la autora/el autor de la narración omnisciente sobre Natàlia, ni quién 6 Hay varias características que distinguen a este capítulo de los otros capítulos de la novela (además del obvio hecho de estar al principio): no tiene una carátula en página separada como los otros capítulos y es además el único capítulo de la novela que no tiene un título relacionado con horas (los otros capítulos son: “'l'hora perduda”, “la novella de l'hora violeta”, “'l'hora dispersa”, “'l'hora oberta”). Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig 163 narra a Norma. Y si desde la prensa se especula sobre el carácter autobiográfico de la obra de Roig, Roig parece aquí tomar el toro por las astas y hacerse ella misma duena del equfvoco autor/anarrador/a al transformar a Norma en autora de un libro sobre los catalanes en los campos nazis cuando Roig misma era quien había escrito ese libro, el primero en tratar ese tema.7 Este acto de auto-revelación —establecerse a sí misma como personaje— es limitado porque, en L'hora violeta la verdad es lo que siempre se escapa. El leitmotiv de la novela parece ser la frase del sobreviviente de los campos nazis que a pesar de alentar a Norma en su trabajo y de proveerle de información concienzuda sobre la deportación, le repite obstinadamente: “la veritat, no la sabreu mai” (221). LAS MUJERES DE L'HORA VIOLETA L'hora violeta es el último intento de contar la historia de las mujeres de la familia Miralpeix. Todos los temas que preocuparon a Roig en sus anteriores novelas se cuestionan: el arte, la escritura, la política, el feminismo, las relaciones entre los sexos, el amor. Todo el debate esta encuadrado en un denominador temporal y sensorial: la hora violeta. Del futuro utópico del “tiempo de las cerezas” donde 'sólo existirán penas de amor' se pasa al limitado momento del día donde la creación y la felicidad son posibles: la hora violeta, indefinida, etérea e irreal. En El temps de les cireres, la historia (y la Historia) es asequible, real. Un narrador omnisciente cuenta la historia del regreso de Natàlia Miralpeix a su Barcelona natal despues de doce años de 7 La lectura del personaje de Norma como alter ego de Roig, es una caracteíistica que muchos críticos transforman en determinante en su lectura de la novela. Jaume Pont, por ejemplo, define a L'hora violeta como 'un perfecto ejemplo de los intereses de la autora: autobiografía novelada, crónica de una época y de una sociedad barcelonesa muy específica, elegía agridulce de un tiempo y de un amor' (1987: 251). En su reseòa de La hora violeta, Janet Pérez habla de Norma como 'Roig's mask' (1981). Kathleen McNerney seòala que la mayoría de la bibliografía sobre escritoras catalanas está formada por 'book reviews and personal interviews, with the repeated assumption that all their work is autobiographical' (1988: 3). En una vuelta muy interesante sobre este tema Catherine Davies sugiere que Norma, Agnès y Natàlia “are all dearly fictional constructs of a divided authorial self”' (1994: 55). 164 Mónica Szurmuk ausencia, de “autoexilio” en Francia a Inglaterra. Es el año 1974 y Franco agoniza. Natàlia vuelve a la casa de su familia, una familia catalana y burguesa. Poco a poco vamos conociendo a los Miralpeix, los que ahora son y los que fueron antes de la guerra civil. Natalia vuelve a recuperar todo to que ha perdido, vuelve a reanudar una herencia. A lo largo de la novela, Natàlia recorre su Barcelona natal, visita a su hermano y a su maestra y busca una profesión que la ayude a funcionar como “mujer independiente”. La referencialidad historica es subrayada continuamente: Natàlia se habia marchado despues del asesinato de Grimau y vuelve unos días despues de la ejecucion del estudiante anarquista Puig Antich. La novela está narrada en un contínuo dialogo entre la intimidad de la familia Miralpeix y el espacio más amplio de la Historia. Asi un narrador (¿una narradora?) omnisciente nos cuenta la historia de Judit —la madre de Natàlia—, de su tía Patricia , de Sílvia Claret, de Encarna, de Harmonia, de Kati. L'hora violeta retoma esta historia cinco anos después. Pero imprevisiblemente, nuestro afán de llenar huecos verosímiles sobre la 'historia' queda insatisfecho porque, en ultima instancia, L'hora violeta va a demostrar la imposibilidad de llenar estos huecos y de contar esta historia. En L'hora violeta Natàlia comparte el rol protagónico con Norma y con Agnès. Norma, como ya hemos visto, nos es presentada como la autora de una novela anterior sobre la familia Miralpeix que tiene caracteristicas muy parecidas a El temps de les cireres. Natàlia ha dado a Norma material para que escriba una novela sobre la relación entre su madre —Judit Fléchier— y Kati. La novela quedará incompleta pero L'hora violeta narrará los entretelones de la escritura de esta novela. Los discursos que aparecen en El temps de les cireres son debatidos nuevamente en L'hora violeta. L'hora violeta está en gran parte estructurada como un diálogo entre Norma y Natàlia. Accedemos tambien a través de un(a) narrador(a) en primera persona a la interioridad de otros personajes —Agnès y Ferran— y tenemos un acceso limitado y deliberadamente sospechoso a las vidas de Kati, Judit y Patrícia. El temps de les cireres se mueve entre tres discursos principa- Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig 165 les cuyo nexo es el tiempo del recuerdo y del olvido. La represión ha roto una continuidad —la de una historia, la de un país, la de un idioma— y Roig intenta reconstituir el orden destruido. En L'hora violeta el catalanismo ha dejado de ser una bandera para Roig: el catalán ya funciona como idioma oficial y hay otros que han tomado el rol de rescatar la cultura y literatura catalana. Las citas de poetas catalanes no son, en consecuencia, tan numerosas como en El temps de les cireres. Tanto el marxismo como el feminismo aparecen en el lugar de movimientos a los que Natàlia y Norma adhieren parcialmente pero a los que también critican. El discurso fundamental en L'hora violeta es el de la diferencia sexual. Si el feminismo aparece en la novela en sus variantes “institucionales” como el feminismo de la diferencia y el feminismo radical, Roig parece querer trascender ambos discursos y crear un texto donde se debata el ser mujer dentro de la sociedad catalana y donde se rescaten actitudes y personajes que ayuden a una concienciación y a una nueva evaluación del tema más allá de modelos importados. En El temps de les cireres, la protagonista es Natàlia y los demás personajes —sus familiares y sus amantes— giran alrededor de ella. Aunque se da un peso preponderante a los personajes femeninos, Roig dedica espacio y da voz narrativa a los hombres de su familia —su hermano Lluís y su padre Joan— y el final de la novela marca la reconciliación con su padre. Este final, narrado en un discurso que resuena a la antipsiquiatría de Laing y de Cooper, no deja de ser tradicional: la hija se ha reconciliado con su padre y puede acceder ahora a una vida adulta y responsable, donde ella se hará cargo de su progenitor en un acto de reparación. En L'hora violeta, los hombres de la familia y los amantes son desplazados a un segundo plano. Los roles protagánicos corresponden a Agnès y a dos parejas de mujeres: Kati y Judit, Norma y Natàlia. La novela investiga ante todo la posibilidad de crear nuevas imágenes de mujeres. Si El temps de les cireres era un intento de recuperar un pasado silenciado y de vislumbrar la posibilidad de un futuro utópico, L'hora violeta trabaja sobre un presente menos heroico y se concentra en el arte y en la militancia como posibilidades de crear nuevos modelos. Pero el hilo que entreteje La hora 166 Mónica Szurmuk violeta también esta conectado con el pasado en la reconstrucción de una historia/Historia que se presenta desde el principio como escurridiza y la que las protagonistas tienen acceso sólo a través de recuerdos manipulables y manipulados, o a través de documentos que deben interpretar.8 EN BUSCA DE UN GÉNERO La variedad de clasificaciones genéricas que han suscitado las novelas de Roig, no deja de ser, por un lado, sintomática de análisis superficiales y demasiado generalizadores de una obra a la que se considera 'menor' y, por otro, un ejemplo de la dificultad de definir una escritura que tiene una complejidad diferente de lo que se considera 'complejo' dentro del campo de la crítica literaria.9 Según Phyllis Zatlin, en las novelas escritas por mujeres espanolas durante los setentas puede ver un viraje desde “feminist consciousness-raising” —en este grupo incluye El temps de les cireres— hacia novelas de juego literario, con algunas novelas que incluyen ambas tendencias. Para Zatlin, L'hora violeta pertenece a este ultimo grupo (1987: 41). Àlex Broch ubica a El temps de les cireres entre las novelas del mito de “Nord Enllà”, novelas que narran el retorno de un personaje del extranjero. Para Broch: “Natàlia, personatge alienat i frustrat, es conforma amb el paper que la societat li atorga o atorga a la dona” (1980: 81). C. B. Cadenas propone que las novelas de Roig se lean como “contra-sagas”, en contraste con las sagas donde los personajes masculinos ocupan el 8 La insistencia sobre la intervención de la narración en nuestra percepción de la historia, sobre cómo la historia se constituye discursivamente, irrumpe en la narración de La hora violeta continuamente como para ponernos sobreaviso del riesgo de creer en la 'verdad' de esta narración. 9 Éste es el problema que se encuentra muchas veces al intentar leer críticamente literatura de circulación masiva. Muchos críticos tienen desconfianza a-priori de lo que sea “popular”. Creo que para analizar este tipo de literatura tenemos que tomar elementos de las ciencias sociales y del creciente corpus crítico sobre 'cultura popular'. Este tipo de trabajo es fundamental en el campo de la literatura escrita por mujeres, ya que esta narrativa ha ocupado, en diversos momentos históricos, el espacio de lo 'popular' frente a la 'gran literatura' de los hombres de la clase dominante. Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig 167 primer plano. La idea de “contra-sagas” se transforma en Zatlin en “roman fleuve” (1987: 31) y en Bildungsromans en los análisis de Janet Pérez (sobre L'hora violeta) y Kathleen Mc Nerney (sobre L'òpera cotidiana). En un juicio que no escapa a las determinantes clásicas de la dicotomía crítico hombre-escritora mujer, Pere Gimferrer anota, hablando de El temps de les cireres, un detalle que resulta sumamente interesante: Asumiendo un legado narrativo inequivocamente autóctono —que tiene acaso raíces lejanas en Narcís Oller y Mercè Rodoreda—, Montserrat Roig constituye una obra sólida, honesta y útil, eficaz siempre y con pasajes literariamente logrados de modo relevante. Entiéndase bien, empero, cual es el marco estricto de esta obra: se trata de una novela realista y testimonial, que sustituye con ventaja, por su mayor elaboración literaria y su ideología progresista, a la narrativa de consumo, pero que, por lo demas, no ocupa sustancialmente un espacio estético y social distinto al de ésta (1976: 103). Resulta útil integrar los análisis primordialmente feministas con los sociológicos como el que realiza Gimferrer. No podemos leer a Roig en busca de la “mujer catalana” o de la “mujer independiente” —como se ha intentado hacer mas de una vez— si no incluimos a estas mujeres en el contexto histórico que Roig misma les está marcando. La República y la Guerra Civil son caracterizadas por una mayor libertad de movimiento para la mujer, una libertad de movimiento que el franquismo coartara al usar la “recristianización del hogar” y la división estricta de los espacios para los sexos como medio de legitimación. La relación, entonces, entre Norma y Natàlia y Judit y Kati se establece como una búsqueda de modelos de una feminidad menos restringida por los patrones sexuales del franquismo. Así, el posfranquismo y la República se unen como proyectos donde la mujer puede buscar caminos propios. Con Kati y Judit, Roig rescata unos personajes del pasado que cuentan otra historia de Cataluña y de España. Roig presenta a estas mujeres como la oposición del modelo femenino creado por el franquismo, pero también como lo opuesto de las figuras de mujer que pueblan 168 Mónica Szurmuk la literatura y la cinematografía españolas de la posguerra y de la transición. Al dar voz a las mujeres burguesas, Roig descubre un marco amplísimo de represión poco explorado por la literatura escrita por hombres. El “hogar cristiano” es mostrado entonces como el espacio preferido del franquismo para dramatizar la ideología del orden social que quería crear.10 Para analizar este aspecto de la novela, nada mejor que recurrir a los conceptos de “sex/gender systems” y “sex-affective production” desarrollados por Gayle Rubin y Anne Ferguson respectivamente. Para Gayle Rubin, los “sex/ gender systems” son creaciones histórico-culturales que organizan las relaciones entre los sexos y los géneros. “Someone” —dice Rubin— “will have to write a new version of The Origin of the Family, Private Property and the State, recognizing the mutual interdependence of sexuality, economics, and politics without underestimating the full significance of each in human society” (1975: 210). Ferguson transforma los “sex/gender systems” en “sex/ affective systems” y propone “a multi-systems approach to domination relations” en el que incluye sistemas semiautónomos de dominación humana, entre los cuales resalta los de clase social, raza/etnicidad y sexo-género (sex-gender) (1984: 154). Las novelas de Roig enfocan los problemas históricos —el franquismo, las autonomías, la desigualdad de clases, el nazismo— desde la perspectiva de las mujeres de una sociedad. Ningun fenómeno es metáfora de otro. La relación entre las relaciones de dominación de las que habla Ferguson no puede ser leída en Roig como metafórica sino en todo caso como metonímica. El punto de vista desde el cual las diferentes injusticias son narradas está siempre controlado por una mujer. Las mujeres de L'hora violeta son las que organizan el material —los documentos, la información— para el lector. Dueñas, entonces, las mujeres, de la narración, y autoras del proceso de selección de material que en la novela se realza tanto, todo pasa a través de la subjetividad de estos personajes femeninos. 10 Cora Kaplan establece una relación directa entre la represión sexual de la mujer burguesa y la legitimación de los grupos dominantes: “Ruling groups had traditionally used the sexual and domestic virtue of their women as a way of valorizing their moral authority” (1986a: 166). Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig 169 Para explicar la construcción de la subjetividad de estos personajes femeninos, resulta muy útil el artículo de Laplanche y Pontalis “Fantasy and the Origins of Sexuality”. Los autores revisan aquí la teoría de la seducción de Freud y estudian el mecanismo de construcción de la sexualidad y de la subjetividad desde la interiorización de la fantasía. Este artículo ya ha sido usado para el análisis de literatura de difusión masiva ya que permite escapar la dicotomía buena literatura/mala literatura a traves de integrar al lector/la lectora en el proceso de construcción del texto. Dicho de otra manera, si leemos la literatura de difusión masiva como un proceso interminable de reificaciones, nunca podremos llegar a una conclusión más productiva —y menos elitista— sobre las razones por las cuales se lee esta producción. En el caso de la obra de Roig, el mayor mérito es el de cuestionar los roles de género sexual dentro de un marco histórico, usando adrede un género de difusión masiva. Si el tipo de subjetividad femenina que aparece en las novelas de Roig no es privativa de Roig dentro de la literatura catalana, sí lo es su integración de esta subjetividad a una narración histórica. Si muchos críticos han encontrado en las descripciones minúsculas de intimidad femenina las convenciones de la novela rosa, deberíamos buscar la razón por la cual toda fantasía femenina pareciera pertenecer a la novela rosa. Dice al respecto Cora Kaplan: If we ask why women read and watch so much popular romance, the answers seem at one level mundane and banal. Still excluded in major ways from power (if not labor) in the public sphere, where male fantasy takes on myriad discursive forms, romance narrative can constitute one of the few entries to the public articulation and social exploration of psychic life. It is wrong to imply, as many studies of romance reading seem to, that fantasizing is a female specialty. On the contrary fantasy is, as Freud's work suggests, a crucial part of our constitution as human subjects. It is neither the contents of the original fantasies nor even necessarily the position from which we imagine them that can, or ought, to be stigmatized. Rather it is consciousness of the insistent nature of those fantasies for men and women and the historically specific forms of their elaboration that need to be opened up (1986b: 165). 170 Mónica Szurmuk La novela rosa y el teleteatro son los géneros que Roig ironiza en L'òpera cotidiana. En L'hora violeta aparecen convenciones de estos generos. Las mujeres protagonistas —Agnès, Norma, Natàlia, en el presente de la novela; Kati y Judit en el pasado— construyen su subjetividad oponiéndola a los roles tradicionales propuestos por las figuras de autoridad por un lado —la iglesia, las monjas, la escuela, los padres— y por los modelos de la fantasía —la novela romántica, el cine de Hollywood— por otro. En L'hora violeta, Norma y Natàlia, las mujeres profesionales independientes están desilusionadas y cuestionan los límites de su 'liberación' y de su participación politica. Natàlia reflexiona sobre su ruptura con Jordi, el militante comunista que había renunciado a la literatura para dedicar su vida a la revolución. Frente al desaliento por el modelo del eurocomunismo, Jordi quiere regresar a Agnès, su mujer. La ruptura de Jordi y Agnès aparece contrapuesta a la de Natàlia y Jordi. Aunque ambas mujeres sufren, Agnès es al principio de la novela la más desprotegida, la mujer que construyó su vida alrededor de los patrones tradicionales del matrimonio y la maternidad. Al irse Jordi, Agnès queda condenada a la soledad y al hastío del trabajo doméstico. Sus hijos la incomodan y la asfixian. No tiene palabras propias, las palabras se le atragantan, quedan atrapadas entre el interior de su cuerpo y el exterior del espacio público. La metáfora que representa este ámbito intermedio es el recibidor de la casa, el espacio en el que Agnès —y tambien Natàlia— quieren atrapar a Jordi para impedirle que las abandone. Mientras los personajes de Norma y de Natàlia no experimentan mayor cambio a lo largo de la novela, Agnès construye una trayectoria que va desde la dependencia total hasta la construcción de un limitado espacio de libertad y de independencia que le permite acceder a ella también a su “hora violeta”. Éste es el momento auspicioso del texto, la única respuesta a todos los interrogantes sin respuesta planteados durante el transcurso de la novela. En este final Agnès puede acceder a un espacio de libertad, puede atravesar el recibidor (otro espacio de transición) como no había podido hacerlo su madre, puede por primera vez expresarse y acceder a la palabra propia. Intersecciones ideológicas en la obra de Montserrat Roig 171 A MODO DE CONCLUSIÓN Como ha mostrado Ileana Rodríguez en House/Garden/Nation, los movimientos de cambio social han usado a menudo los mismos determinantes de género sexual que los sistemas liberales. Aunque bien intencionados, los hombres “progres” de la narrativa de Roig son sexistas. Las mujeres deben, pues, imaginarse otras maneras de ser mujeres fuera de los determinantes patriarcales. En la cita de Gimferrer incluida arriba se cuestionaba la posibilidad de usar “literatura de consumo” para ofrecer modelos políticos alternativos. Esta misma pregunta tiene mucho potencial para un análisis feminista. Podemos tratar de pensar cómo se articula un discurso que pueda ocupar el lugar de “la narrativa de consumo” y a la vez criticar ferozmente modelos sexuales estereotipados en este tipo de narrativa. Por ejemplo, el uso profuso que Roig hace de la mirada y de los ojos —lugares privilegiados en la semiótica sexual de la novela rosa— trastoca los términos tradicionales de quién mira y quién es mirado. La mujer nunca es presentada como objeto de deseo a través de la mirada masculina. La agencia de la mirada es femenina y lo que se describe y se mira incluye el amor heterosexual pero también las relaciones entre mujeres y la realidad político-social. Pensemos solamente en los ojos vacíos de la Judit de la posguerra y en su muneca sin ojos o en Natàlia mirándose al espejo “por dentro”: “Has provat alguna vegada, de mirar-te al mirall sense analitzar si fas goig o encara ets jove? Vull dir, has provat de mirar-te al mirall I només vuere-hi teus ulls, la teva mirada? Provaho: és difícil, això d'aguantar-te a tu mateixa, nua de tot, durant gaire temps” (14). Sería conveniente, por lo tanto, releer a Roig dentro de un esquema en el que interactúen los diferentes discursos de la marginación y donde no se concluya que Roig produce una narrativa dentro de géneros considerados menores (la novela rosa, el melodrama) al intentar invadir géneros considerados masculinos (el Bildungsroman, la novela histórica). Por otra parte, habría que examinar cómo Roig excede las convenciones de los esquemas propios de todos estos géneros para crear textos donde la posibilidad de crear alternativas con respecto a roles psicosociosexuales. 172 Mónica Szurmuk Dentro de este contexto, L'hora violeta es un espacio efímero pero auspicioso de libertad. BIBLIOGRAFÍA Baktin, Mikhail. The Dialogic Imagination. Austin: University of Texas Press, 1981. 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