Óscar Portela Poemas

Anuncio
Óscar Portela
Poemas
El túnel
Las lívidas arenas, el oro del más preciado
de todos los metales, allí donde el frío de la noche
cósmica nos muestra la finitud del hombre, que supo allí
morar y construir, mientras otro desierto, el que linda con
la no espera de la nada crece en el corazón del hombre,
y las estrellas caen como hojas de invierno, allí, donde sólo
quedan ruinas de lo que fue y la oscura noche se extiende como una mancha
sobre la historia que ha dejado de ser la fábula de lo que vendrá:
un túnel se extiende allí
donde el frágil mortal, soporta el cierzo de la soledad,
y los Dioses de las tenebrosas alas del vampiro,
allí donde el túnel se desborda en el infinito de una noche
anterior a todas las noches, allí donde marcha el mortal,
muerto de frío, sin plegarias en los labios, con memoria de
escombros, sí, y un corazón endurecido por las arenas
del desierto de la razón, que nos ha traído al principio de la noche,
noche primera, la soledad primera,
la finitud en la que nos perdimos, nosotros, antaño Dioses, hoy solo
mendigos al oro de un abismo sin fundamento,
donde el hombre puede caer bajo del hombre.
Óscar Portela
Poemas
1
Óscar Portela
Poemas
El Gólgota
El azul que ayer poblaba
mis ojos y el infinito del azul del mar y el viento
la arena mezclada al roza del deseo
las lágrimas y los secretos demonios
que mantenían mi corazón en vilo y la danza coral
en la estación del aura primigenia, la inocente infancia
que se negaba a abandonarme y los dioses
con sus huellas dibujadas en mi sudorosa piel
todo ahora sucumbido y mirado con los ojos del cíclope
el desfiladero de la locura la pesadilla del vampiro,
el pavor de las sombras el insomnio que acecha
como un tigre agazapado tras las leyes inexorables de
la fragilidad humana el tiempo irredento las fuerzas
de los Daimones de la poesía que me mantenían despierto
en la sueñela de mi alma el gólgota amaneciendo frente a mi,
la cruz negada y afirmada cien veces cien antes del canto
del gallo y la gota de sangre cayendo sobre mi frente
cayendo sobre mi frente...
Óscar Portela
Poemas
2
Óscar Portela
Poemas
Escombros
El mas inhóspito de los huéspedes
habita ahora mi corazón;
escombros y más escombros
sobre el norte de la soledad
donde se incuba el huevo de la
serpiente que engendró fuera de
tiempo mi alma. ¿Mas que hacer?
Horror es todo que llenó de infantil
alegría el pobre que ven ahora
mis ojos. Vacié el amor que llenaba
las horas que se hicieron
presas del vampiro de los sueños.
Ay! Vivir eternamente para ver
la estéril repetición de las horas
y la degradación inútil de las formas.
Dormir, dormir
bajo el peso de la soledad y los
escombros del tiempo,
el veneno que la vil espada
pone en el corazón ya sin asombro
de traiciones y humillaciones
maldecidas. Demasiada soledad
sobre mi soledad, demasiados espectros
sobre los espectros, demasiados duelos
sobre los duelos, demasiada intemperie,
sobre la intemperie,
que allá en Elzingor
fue un tiempo el azur y la alucema.
Sobre el horror lo informe.
Dormir, dormir, rodeado de serpientes
cuando el mundo no es ya mundo
sino silueta fulminada
de quien no ha salido todavía
de la caverna. No me digáis más adiós.
Óscar Portela
Poemas
3
Demasiada soledad sobre mi soledad,
demasiados espectros sobre mis espectros,
demasiados escombros sobre los escombros
que no hacen sino derrumbar escombros.
Óscar Portela
Poemas
4
Óscar Portela
Poemas
Espera
Toda la música
que afluía a mi boca
el lago de mi boca
los peces de mi boca
la gran mar estrellada
de mi boca
el infinito azul
perfumado de mi boca
perdidos ya
ya perdidos
el mismo seto,
la misma esquina,
la misma desazón
la misma culebra
sibilante de la noche,
la misma noche perdida,
con notas disonantes
y el recuerdo como el piano
de Holderlin con las
cuerdas cortadas. Eso es todo.
Cuerpos asesinados
por la pasión,
manos entregadas al vacío
de la caricia,
piel exaltada por el azufre,
todo aquí, todo enterrado
en un ahora eterno,
y yo esperando
la muerte y yo esperando.
Óscar Portela
Poemas
5
Óscar Portela
Poemas
Misterios
Misteriosos son los caminos de la vida.
Tortuosas derivas, violentas cascadas,
vientos huracanados, crepúsculos que reflejan
el vertido el mundo y la otredad del prójimo.
Y todo está en las manos, ojos labios y música
que pone melodía al corazón y a los misterios.
en las manos los daimones y ángeles
que presiden los sueños de los que estamos
hechos,
de las sombras de las que estamos hechos,
auras que no disipara el azar,
ni demonios ni ángeles, aunque el Dios
que preside nuestra mesa
quiera bajar de los espejos,
los espectros que viven en las aguas.
Óscar Portela
Poemas
6
Óscar Portela
Poemas
El Día
Llegó un día a mi puerta con un claro
silencio sobre la frente.
Era solo
respuesta tras el dintel vacío,
pura interrogación su boca
sin ninguna pregunta,
que guiara sus pasos.
Serené entonces mi corazón
agobiado
por el recuerdo innúmero
de lo que fue combate provocación,
y éxtasis.
Ay, lucha y cortejo, agua y ceniza
derramadas
sobre el cruel arabesco
de lo que hizo destino.
Yo fui de nuevo el ánfora
donde mezclar las horas,
melodías
y acentos.
Fingí ignorarlo todo
pues de ignorancia vive,
la llama que ilumina
y dá forma
a las sombras.
Y tú eras la sombra.
Al mar dejó mis pasos
y quede en el escrito
de la nada y la boda,
nombres que alumbran
huellas
cuando pena la noche.
Mi corazón gentil
diciendo
el naufragio primero
sucumbiendo a la estela
Óscar Portela
Poemas
7
del número
y la estrofa:
para dejar estar,
el vivo sol que entonces
tu mano
liberara a la entrega
primera de lo que fue
llamado,
sin endecha ni queja
y en silencio cantado
sobre la carne muda
y el perfume de un huerto.
Carne de las palabras
entregadas
al deseo primero,
así fuiste volcado pues en la muerte sola
y los días que hasta el poeta
llegan
claramente retorna
furtivo como toda
pregunta
que repite insaciada
el origen del verbo,
la memoria encendida
y el aura de tu pelo.
Óscar Portela
Poemas
8
Óscar Portela
Poemas
Niño Solar
Que burla señor, que has puesto en mi boca
preces y bendiciones, y en mi cintura
el fuego de los dioses que dominó la muerte,
ahora que solo clamo por ti, noche,
por tu desasimiento, yo , como exiliado, condenado,
solo en la noche libre, odiando toda luz, odiando
toda belleza, señor que burla, que burla ,
el largo camino
que conduce del sueño del niño solar,
a éste que ahora su cuerpo baña con las cenizas del
recuerdo,
- porque nadie puede saltar sobre su sobre su sombra,
ni coincidir con ella, cuando el mediodía se retrasa-,
- Oh señor- , y en mi solo crece el desierto,
el olvido que no puede olvidar el olvido
que lo revela todo-, las pequeñas muertes,
los pequeños duelos, abiertos en las confesiones
de las encenizadas lagrimas, - las que lloro por mi -,
y por aquella belleza que no engendró mi corazón
aquí, en ésta soledad a la que me condenaste,
al igual que Timón, Calibos, Catilina.
Ahora que solo cumplo la palidez creciente del crepúsculo-,
el egoísmo de los corazones, la fatal llaga
de lo trivial que se expande sobre todo-,
como un viento demente, yo sin el sueño que da reparo
y da la muerte soñada muerte, cuando él me llamaba,
- sígueme, entra al oscuro bosque- , y lo veía
disolverse, del mismo modo en que ahora mi vacía
mirada, solo ve muros y la sal del desierto que
crece, Oh señor, que me niegas el rayo
de la locura, la mirífica muerte, y solo cenizas
dejas en mi boca,
harapos en el cuerpo del niño
Óscar Portela
Poemas
9
que desafiaba al sol en su carrera, hasta perderse
con el en su viaje hacia la noche
yo que ahora soy noche, yo señor, que al viento
y al sol me había prometido, yo, un corazón
con demasiadas preguntas,
abandonado como Abraham en el desierto, como Job,
rascándose sus pústulas, en soledad señor,
tu y yo, acaso solo melodías de una partitura que jamás
será escrita
sobre ninguna lápida.
Óscar Portela
Poemas
10
Óscar Portela
Poemas
Réquiem
Como Tiberio frente al mar azul, como Tiberio
al infinito tiempo de la espuma sin memorias ninguna,
como Tiberio el Dios atisbando sin ver,
más que el abismo del pasado y sentir vagamente
las incendiadas gemas arder en su corazón de niño,
así, como Tiberio, como Tiberio el Dios,
frente al inabarcable órgano del océano
siento subir en mí, contemplando como Tiberio
el elíptico vuelo de las aves,
el horror del pasado, el pánico quebrándose
sobre mi corazón, el quiasmo de lo no sucedido,
hundido como Tiberio, el Dios, entre tinieblas,
con las ardidas naves del verbo proferido por el deseo
del otro que fui, o de los Otros que hablaban
en nosotros, el infinito misterio del pasado.
Larga ha sido nuestra búsqueda, finitos pero intrincados
los pasadizos en los que buscábamos el orden
perdido, el vuelo de los Ángeles, las voces que dictaban
y exultantes ardían en nuestros corazones
enjaezados de lunas y de estrellas, de promesas
burladas por la voluntad de alzarse con el todo del mundo.
Pero heme aquí sin palabras, como Tiberio, el Dios,
pálido en la certidumbre de ser solo un espectro,
una pálida huella en las danzas de la memoria
del devenir del mundo, por los Dioses burlado,
mirando ahora, sin ver más que el Ocaso de los soles
que amara, como Tiberio, como Tiberio el Dios,
yo Dios, ahora deseando la desmemoria sin sexo
de los cerrados ojos de una magnolia,
sobre un cuerpo ya anciano que no pronunciará
jamás las ordenes de vida o muerte.
Como Tiberio, como Tiberio el Dios, desterrado en si mismo
frente al mar, bordando el réquiem de lo no sucedido,
Óscar Portela
Poemas
11
pidiendo al Ángel de la gracia de los piadosos
espíritus, que aparten del insomnio toda muerta memoria.
Como yo, como Tiberio el Dios, así, en mitad del leteo,
ahora me preparo para llevar conmigo
la vacilante nada de los Días, los espejismos
de las Islas Perdidas, -todo lo que un nombre firmara -,
en nombre de unos ojos, unas trémulas manos
de amante y de asesino, unos labios sedientos
de venenos, que ahora cantan la canción del vacío,
las lagrimas de Eros desterrado -el baño de Dianay Acteón destrozado, como Tiberio, ya invisible
a la jauría de perros, solo azotado por el lamento
del viento arremetido contra los acantilados de Capri,
allí donde Tiberio, el niño Dios, el anciano demente,
espera la última traición, que un inmortal soporta.
El brillo que la noche vanamente quiere ocultar al mar,
( - el único vigía, el último testigo del infierno
que despectivamente baja hasta los féretros...).
Óscar Portela
Poemas
12
Óscar Portela
Poemas
La gacela
Que la muerte a la mano esté
solícita y dispuesta
a guiar ésta sombra que persigue el amor
negado y prometido sea promesa de la muerte.
Ay rememoración de un imposible origen,
más allá, lo que rompe el espejo del corazón
que alumbra el claro de la razón
y nos refleja en los ojos luminosos
del felino. No es posible saber si dormidos
estamos o soñamos el sueño de la vida
que ancla en la muerte sus pasajeros pétalos.
Bello sería que nuestro propio espectro
asistiera a la imposible boda del cuerpo
del cielo, con el agua y el sol que penetra
pantanos.
Mientras tanto rememorar
lo que se aleja más de la memoria,
lo que nunca a sido o estado presente,
la no presencia de ojos y bocas
donde duermen todos los presentes,
y se suspenden todas las vigilias,
la ingle donde el más cálido aliento se congela
y que la muerte guarda para sí.
Mientras reposo mis ojos
en el imaginario lecho de turba y de silicio,
sin esperar ya el sueño de asistir a mi muerte,
recuerdo el rubor de tus mejillas
plasmándose en mis cantos.
Óscar Portela
Poemas
13
Óscar Portela
Poemas
Continuad bárbaros
Bárbaros mercantiles de la cultura angélica
que supo convivir años y siglos
bañados por las aguas y el sol
del mar donde los dioses convivían
puros y castos.
Allí distintos pueblos
estuvieron y rescataron para nosotros
el alma de la paloma y la flor de los mirtos.
Allí, renació de manos de los árabes
la antigua Hélade, en frías noches,
o calientes veranos.
Allí Avicena y Averroes
salvaron y tradujeron manuscritos perdidos
para siempre, para siempre perdidos en
la memoria de los pueblos y
los titiriteros
que hicieron de la guerra
un mercadeo más,
y del mortal la maquina perversa,
al servicio de inteligentes maquinas,
que jamás serán más que infernales elementos
surgidos del lobo que aúlla en las estepas.
Continuad bárbaros.
Eternamente no durará ese olvido.
Su sombra oculta la risa del demonio.
Cuando cabras y pastores de Europa hilaban
los destinos del mundo, desde aquellos desiertos
eran miradas las estrellas,
y los sufies cantaban al vino y a la paz
de los desiertos.
Desde allí hasta América
conquistaron los mares y
desde Babilonia
la cultura traslucida de pirámides y gemas.
Óscar Portela
Poemas
14
Continuad bárbaros destruyendo el "se dá"
del tiempo, pues graciosamente florece
la roza porque sí, mientras el pavor
del mortal, la inquisición del otro,
aniquila lo que existe,
y cae al abismo
sin fundamento, al caos y las sombras,
aquel que pudo ser,
y la furia del viento y el cuento del idiota,
reinen para que nunca ya
el corazón mortal pueda parir estrellas.
Óscar Portela
Poemas
15
Óscar Portela
Poemas
Sol amargo
(a José Luis Dasilva Navia
por su poesía y por la poesía)
Tú, sol que has crucificado mis sueños,
incandescente que has cegado mis ojos
con el ansia temprana de la muerte,
aquí, en esta tierra de terror y de espanto
que me empuja al gran vacío de la nada.
No hay moradas aquí, sino el desguarecimiento
al que me has condenado,
yo que vi con el ojo del cíclope
el mar azul girar en las cinturas
de los elfos, y que encantado presenté
alabanzas al origen de la desnudez y la osadía,
ay, blancas cenizas hablan hoy por mí,
me llaman pronunciando mi nombre, en tu nombre,
oh sol que no puedes morir, porque eres la muerte
con que pagué los dones que la gracia infinita
quiso poner sobre mis hombros,
y sin embargo el vértigo, aún sacude en mí,
las albas del deseo, los frutos del azar
que por la noche caen sin esperar ya nada,
yo escuchándolos, rígido, sin ver, con los
ojos velados, y con las frías manos, esclavas
de una aurora anterior a mi y a ti, oh sol,
feroz coreuta de un verano sin pausas,
que enloquece al mortal, con el rigor amargo
de la heredad perdida.
Oscar Portela, poema inédito. 2003
Óscar Portela
Poemas
16
Óscar Portela
Poemas
Sólo ostras me quedan
(a Graciela Sacalotto)
olor de garzas
pudriéndose ahora en la memoria
de la infancia de la escritura:
por fin he descifrado en tu ausencia
-en tu eterno presentelas llagas del deseo del leproso,
el nombre que hace florecer la luz,
la presencia de lo presente,
el vacío lleno de tu aroma
que amanecía azul entre mis dedos.
no hay misterios ya,
infancias o advenimientos
tempestuosos, de una adolescencia
tempestuosa, colmada por imágenes
donde estallan los seres
colmados por las preguntas
y la nada.
yo remaba hacia ti,
hacia tu nombre. en tu aroma
de almendros mi lengua
se llagaba, en mis caricias,
que aún te sostienen lívido
y conterrado junto a mi,
se hallaban los misterios
de lo arcano.
ah, verano, que has mutilado
con la desmesura
del deseo de dioses,
la gestación de esta historia.
Óscar Portela
Poemas
17
sol que has venido hacia mi
sostenido por vendavales,
para abandonarme luego
ausente de mi mismo
en la fatal ausencia del deseo,
crucificado por un vacío
sin nombre, por el no ser
del verano, que ha cegado
mis ojos, transfigurando
lo que se calcina y llaga
con el esplendor y el fasto
de todo lo olvidado,
y sin embargo, presente.
Vulnerado hoy, sin palmas
ni palomas, sólo me quedan
las vacías ostras,
donde oculto tu nombre,
oh mío,
oh deseado,
oh incandescente...
Óscar Portela
Poemas
18
Óscar Portela
Poemas
Cuando yo estuve aquí
(poema inédito del libro "Claroscuro")
Yo estuve aquí: esta fue mi alma, mi altura, mi verdad,
el vendaval, la tempestad en la que zozobraron mis ansias, ay!
y el tumulto, las volcánicas lavas que arrasaron todo lo vivo:
el oro que sepultó tras sí todo lo índigo, las ardorosas manos
y los cielos caídos como píos de la rama más alta,
yo Calibos, yo Ariel, yo el Mago, también estuve aquí,
pero fue el otro, el otro, que despertaba minuto tras minuto
tras de las marejadas que las auroras dejan tras de sí.
Yo el otro de mismo, el que ahora se vuelve sobre sí,
-paso de danza que no alcanza el presente,
ni la sonrisa del querube-, pasado que retorna o
círculo vicioso que la visión perturba y torna todo
púrpura, la pasión ya agotada, pero viva en la muerte.
Ah niño mío, señor de los vientos del espíritu y el aire
que aún usurpas el no lugar -el no a lugar-, de un pasado
sometido al olvido y sin embargo, pura visión angélica
tras mis pasos que vuelven, como la aparición o el sueño
de encarnados espectros -y dibuja, en mis cansados labios,
en el alma del alma, la sonrisa olvidada entre cipreses
y aguas más cálidas y turbulentas que la muerte.
Seré hoy un espectro? Será el adviento que un pasado
sin torna, prometido en los sueños?. Di tú, pequeño astro
que turbas el ansia que aún impulsan los signos
que me traes y el idioma del muerto.
Óscar Portela
Poemas
19
Óscar Portela
Poemas
Como Constantino
(poema inédito de "Claroscuro")
Cuando los Dioses nos retiran el habla,
soplo por el cual el alma canta y da
calor y neuma -todo soplo de vida-,
el ánima, empalidece y calla.
Como podría ser en su mudez
la roca, y preparar encuentros
con la luz de nuevos Dioses? o
la luz tocar a diana, para " repatriándonos",
entrambos, despejar horizontes
y abrirnos al pétalo cerrado
que florece, como afirmaba Ekardth,
sin por qué?... La misma habla,
su naturaleza, muta y la cizaña
sembrada en nuestros huertos,
pone cerrojos a la espera.
Empero, como Constantino
frente a la adversidad, debo mirar
caer los muros sin desertar las armas.
Óscar Portela
Poemas
20
Óscar Portela
Poemas
La ira de Dios
(poema inédito de "Claroscuro")
Si el corazón como un durazno seco
y sin vitales sabias, y el verano, como un buitre
que sin cesar golpea las puertas del destino
para recordarnos, que sólo sombras errantes somos,
recuerdos de un pasado aferrado a la pequeña inmortalidad
del deseo ( ser no es querer perseverar en su ser Spinoza, no ),
sino desaparecer, trasponiendo umbrales, ir más allá,
del otro lado, porque siempre existe lo abierto y el
vuelo de lo abierto- lo sabe el pájaro, sí, lo sabe-,
y el deseo jugando en ese espacio, también abierto
de otra memoria más profunda que ésta.
¡Ay, Thanatos! Si Eros quiere profundidad
aún en tus pasadizos y sombras, por los que preferimos
pasar, y contemplar admirados a la doncella de rizos
de oro, sonriendo bajo las aguas y los saúcos,
ofreciéndonos el cáliz del olvido, abriéndonos las puertas
a los cielos más leves y a los aires más puros,
mientras dos ángeles nos sostienen junto al abismo
que ya no es abismo sino caer levísimos hacia arriba,
mientras los dioses nos sonríen, a través de la pequeñísima
"inmortalidad" del deseo donde se disgrega el ser y el
tiempo deja caer sus dardos sobre nuestras almas.
Óscar Portela
Poemas
21
Óscar Portela
Poemas
Canto de Orfeo
(del libro inédito "Claroscuro")
Y el canto, el canto, oh Dioses, que religaba
al hombre con la tierra: la dulce y beatífica
que penetrará en tus huesos y abrirá tu esqueleto
a la luz de los cielos, al viento de las sierras,
al mar, al mar, sus infinitas olas y todas las estrellas
que marca EL destino de dioses y mortales,
el canto humano y celestial, demoníaco o santo,
El que ha huido del mundo
dejando tras de sí el desierto que crece,
la gran voz de los muertos,
las cenizas de la memoria que nada nombra
sino el precipicio que se adelanta de la nada:
Pronto Caronte, pon a tus remos alas
y que mi sombra y yo fulminados
seamos por el rayo que animó el canto
y es hoy solo negra mortaja,
solo hiedra ya seca sobre el muro que cierra
el desierto que crece, aquí en mi corazón
y en la voz de las zarzas hablaron a Moisés.
Óscar Portela
Poemas
22
Óscar Portela
Poemas
Claroscuro
El duro pan de soledad
El zarpazo del tigre agazapado en la noche
El invisible en el día,
La sed del infinito que se agota
En el infierno del desierto,
La sangre coagulada vuelta
A sus orígenes, el sudor y el miedo
Y el cansancio que el trivial comercio
Con la efímera eternidad del verbo
Se hacen oscuras obsesiones,
El yo condenado a sabiendas y el cobre de la
Campana del crepúsculo
Que llama a reunión de vivos y de muertos
Y qué harás hoy sombra de sombras
Que finges no conversar con las augustas
Sombras de los muertos
Tú que sigues el camino que termina
En el corrupto círculo que se repite
una y otra vez una y otra vez
"vox clamantis in deserto" y la campana
llamando al ángelus y la madre
traslúcida mirando desde la luna
la soledad donde se acunan las mortales
caricias de los sueños sigue sin embargo
sigue muriendo que en tu principio esta tu fin
aunque aquí no existan ni principio
ni fin sino la corrupción que los segundos
preparan en silencio para que el círculo
se cierre y nada como el alud de las montañas
se cierne sobre ti.
Difícil despertar, difícil entrar a la casa de
Las sombras donde los ángeles
Son los daimones que la obra puso
Para verter en ella el veneno que
El tímpano y los ojos la atávica memoria,
Óscar Portela
Poemas
23
el gusto de la luz y todo aquello
Que extraviado está, hagan del duro pan
errancia del nonato, los dientes del vampiro
que lucen marfilíneos a la luz de las aguas.
II
Ahora que el camino es uno solo para muertos y vivos
Ahora, ahora, el asalto fatal
Pesa sobre las almas como el viento
Y la peste, como el beso y la llaga,
Que ignoran los que muriendo sueñan
Con la vida, enamorados del crepúsculo,
Enamorados de las hojas del verano.
III
Una rata en la nívea ingle de Jesús,
Un linchamiento en la esquina de París
Para Villón, un silencio cargado de presagios
Para el frágil Lenau, el duelo interminable de la suerte
Para quien lo ha perdido todo y ha muerto mil veces como Rembrandt van Jin,
dos tiros súbitos para Kleist y su amante Retrato, la buhardilla y la vejez,
el tartajeo de Holderlin,
Rabia, solitud, rayos, centellas para el último Dios
Que canta al universo y se llama Beethoven,
El si roto por demasiada luz de Nietszche,
Trino y uno demente Artaud y el tiro de Celan,
Espejos para mis manos y mi boca y el duro pan
De la agonía de ser el don, lo que se da,
El pez y el tiempo, el tiempo, el duro pan
Que los demonios han puesto en mi camino,
El lecho, la guillotina, la sangre convertida
En camino hacia un balbuceante abandonado
Niño en mitad de un jardín que nos conduciría
Al infierno de la vejez y el abandono.
Óscar Portela
Poemas
24
IV
Cuando, cuando, madre, vendrás a mí
En luminosas mañanas
De praderas incendiadas por gritos
de monos y balidos de terneros
tempranamente destetados como yo,
tu Ángel deyecto aquí, en ésta tierra
de nadie, baldía de deseos y de imágenes,
cómo no ser aquellas, fuera del tiempo,
murmurando, murmurios de suiriries
en los esteros que se devoran las temblorosas
ancas, los jadeantes belfos de los caballos
Ensillados para partir hacia auroras de oro.
Y las noches, a las noches madre, las abiertas
Madres cubiertas por las ubres de luz
Que titilan aquí en el alma, aún, fuera del tiempo,
Fuera de la incuria y la penuria de lo
Que nos devora penosamente como Cronos
A sus hijos, madre terrena, madre que nos levantas
Sobre la aurora y cuidas el torrente de la sangre
Que aún fluye, lentamente, lentamente,
Por las arterias donde el manantial ya seco
Se abandona a la muerte de la vida,
A la vida de la muerte que nos abría
Túneles, pasadizos radiantes, puertas de centelleantes
Cuerpos, manos, labios y grafías, cuando
Comenzábamos a partir en búsqueda de un
Absoluto que hoy, madre, es seca mar,
Salina de los ojos, y espera, espera, espera,
De un milagro, del prometido adviento,
Ya cerrado, ya amurado, y nosotros los presos
De aquellos luminosos jardines
Que fueron nuestros y sobre los que ahora
se cierne, sólo el desierto, sólo el desierto.
V
Y esperamos la muerte, ahora que dialogamos
Asiduamente con la muerte
Llevando la corona de los muertos
En la cruz del calvario del deseo de la vida,
-de Eterna vida y gozo eterno- nosotros, crucificados
Óscar Portela
Poemas
25
por la palabra y en la palabra amor
secos como la mar de muertos dioses-,
fieles al designio de aquellos que se mueven
en nosotros, sigilosos, custodiando las horas
y los días que asignados nos llegan a nosotros
que seremos tasados como objetos
de un mercado macabro; cuánto cuesta la Eternidad
y la corona de aquel que agonizaba por el hombre?
Cuánto la locura que Zaratustra vertió en sus salmos
O las mudas cuerdas del piano de Holderlin,
La cuerda de Villón, el tiro con que Van Gogh
Saldó su deuda con el arte, el derrumbe de Poé,
La soledad de un niño triste agonizante
y solo en las perdidas "Iluminaciones" de un
interminable viaje, cuánto, cuánto, mercaderes
de llagas y luminosas mañanas, fariseos del templo
que conduce deste mundo al quiebre de otros
paralelos que nos conducen a ser más hombres,
a ser intasables por los contadores de los frutos
del espíritu donde la abeja, la reina del Estío,
continúa libando más acá de la muerte, más allá de la vida.
(Oscar Portela. 18 de junio de 2003)
Óscar Portela
Poemas
26
Óscar Portela
Poemas
Bodas de luz
Un día temprano, súbitamente florecí con la luz
ese día la luz nació y se hizo carne, se hizo voz,
se hizo huella y amaneció noctámbula dormida
entre mis brazos como abeja sin madre.
Más tarde me desperté con ella y descubrí
en mi abrazo sus terribles abismos: fui su esposo,
su esclavo, su mutilado mártir, y en los naufragios
reinaba como la voz del miedo y la sombra
acudía a su encuentro, con la cruz invertida
de los vastos naufragios y las esquirlas que la noche
puso en su casto cuerpo de doncella indomable.
Fue la luz primigenia del día primero de gracia
donado al desterrado príncipe sin corona ni mirtos,
-el rapsoda voraz que canta ahora los crepúsculos
y el reino no conquistado de la luz vulnerada,
- destrozado por los litigios del día y de la noche-,
azotado por las llagas de la melancolía y de la
cuadratura del sol del mediodía, que escande,
llaga, y exilia a sal y amarga hiel de la melancolía,
y el abismo de aquella luz tornándose toda ocre.
Así, me perdí tristemente en el abismo de la razón,
en las blancas salinas y los desiertos paramos
del que no tiene patria, ni boca para nombrar
cenizas de palabras, señales de muertes innombrables
de aquella virgen del Estío primero, entre palmas
y abras solitarias, donde se filtran los fragmentos,
entre huellas de sangre y presagios- aún presagios-,
de mensajes de abriles que recuerdan
el día en que llamé a la luz, -encanallada ahora,
harapienta, arrepentida de sus delirios y los míos-,
buscando el nombre único, el exacto compás
y la tibieza exacta de una larga promesa.
Pobre niña, pobre patria expatriada,
Óscar Portela
Poemas
27
pobre deseo inerme entre cruces y llagas-,
cuando ya nadie busca ser Dios, acariciado
por el viento del Éter más azul y más claro:
luego se aleja pensativa, dócil quizá, entregada
al escarnio de los días que pasan,
y marchitadas flores por corona-, alrededor
de túmulos se arrodilla ligera, para en silencio
buscar al vástago del día en que llamé a su puerta
y vino a mi sin preguntar por qué.
(Corrientes- argentina- 2003)
Óscar Portela
Poemas
28
Óscar Portela
Poemas
El final
Antaño sobre el azul, la deriva del sueño voluptuoso
"el mundo interpretado es solo sueño",
y no el tempestuoso mar que ahora lanzo contra mi
para olvidarlo todo. El gran ojo del cíclope que me abandona
a los designios del azar. Antaño, las cinturas desnudas,
el agua pura que caía del cielo y no las pesadillas del círculo vicioso
que a ningún lado va. Nada puede la soledad
contra el azul que ayer me protegiera, y que desamparado
deja mi cuerpo hoy, azotado por la imaginería de la infancia.
Quién podría decirme continúa? No hay ya pasado ni futuro
en el presente que se deshace tras las iras del viento.
Oh, Calibos, rema en la noche de la Estigia y del pasado
que aún me requiere hasta hacer del instante, el vacío,
la opacidad, la dispersión, el Caos de antes del Caos:
Qué hacer con los minutos y los días. Vuelta mi sombra
contra mí, por qué no hacer de la nadeante nada,
sólo la sal de un pasado que se repite infructuosamente,
hasta perderse en la escritura de sí.
(10 de julio de 2003. Corrientes. Argentina)
Óscar Portela
Poemas
29
Óscar Portela
Poemas
Aguas cristalinas
(a Zoe Arroyo)
Un murmullo de cristalinas aguas
oigo bajo mi corazón: bajo mi
corazón de niño y príncipe de
las verdes praderas que recorría
en mi caballo blanco, con el
cual atravesaba los sueños
de los cielos mas turbios
o de los deseos más azules,
allá, en la heredad perdida,
la verdadera patria que a veces vuelve
a gemir en mi,
ya destronado, y muerto mi caballo,
pero las aguas puras, cristalinas,
suenan en mis oídos y mis cantos,
arremetidos ahora por el ángel
que lejano, me dicta, continúa
la alabanza de vida, el puente
que conduce de esta puerta estrecha,
a las del amplio cielo que surcaba
alguna vez y va conmigo
aunque yo lo ignore. Eso me dice
Zoe, y a pesar de las hojas del otoño,
yo continúo.
(31 julio de 2003)
Óscar Portela
Poemas
30
Óscar Portela
Poemas
La palmera
Muere súbitamente muerte. Yo soy esa palmera
rodeada de montes, azotada por vientos
y por inclementes soles, perseguida por las
pacientes aguas subterráneas que pudren mis
raíces, poseído por el cierzo del invierno y por la
soledad del pájaro que alimento de dátiles:
por la vida que alimento y elevo claramente
en el abra del denso monte, la vida se sostiene,
se sostiene el deseo que alimenta la muerte,
muere pues, súbitamente y álzame, álzame
hacia lo intocado, incorrupto que ignora
el tiempo dentro del cual vida y muerte
se procrean y laudan. Muere súbitamente muerte.
En un claror de espasmos, el amor, muere
súbitamente y se lleva conmigo los restos
del naufragio: muere súbitamente y llévate la
vida que me diste, los ojos que pusiste
a mis manos, las manos que pusiste a mis ojos
y que huecos están desde que tú, profecía,
muerte, poesía que embriagaste con el
ácido zumo de la vida ausente estás, ausente:
aquí puso la boca todo abismo bajo las alas
del verano que me esposó al recuerdo
de la carne, cercanía desnuda, ensombrecida,
bestia hambrienta de muerte. Muere pues,
súbitamente, muerte: el aire es más azul,
cuando convulso, el aire transparente
me suspende en sus aires y soy todo cenizas.
Óscar Portela
Poemas
31
Óscar Portela
Poemas
El temor
El temor de no poder morir,
consumirme como el ansia de vaciarme en la nada
y consumar las espectrales dichas, fantasmales memorias,
sangrados, pero sin despertar, recuperar lo inmemorial,
las huellas, las primeras visiones, el habla que llegaba entre
las brumas y los amaneceres, que son ahora espejismos
como el deseo de vaciarme en la nada, y sin embargo,
deshabitándome, como un extraño huésped,
pretende aún retener el sonido de los vientos, los colores,
y los olores el jardín de la madre:
¡ah, extraño pasajero!, adiós, adiós: deja que permanezca
el duelo interminable, las interpelaciones, las respuestas,
y la imposibilidad de matar al minotauro:
El temor de no poder morir. Cesarían los días abruptamente,
y las sombras caerían sobre mí: he aquí mi féretro,
aquí mi responsorio, el nombre soplado por las cañas
de las llanuras que me llaman. Maldición es la vida.
vasto, vasto desierto, tótems que desaparecerán también,
sin temor de no poder morir: y ahora, es mi nombre de muerto
quien dice, soy yo quien habla, quien dice y quien recuerda
fragmentos de lo que fue, instantes, sólo repetidos
por el temor de no poder morir y la criptografía
de los sueños, los fantasmas y el sonido del viento por
el cual se entra a la nada de la nada que yo espero.
Agosto.2003. Corrientes. Argentina
Óscar Portela
Poemas
32
Óscar Portela
Poemas
La distancia
La distancia entre tú y yo -la soledad- el trabajo del duelo
en donde todos los rostros se confunden y la memoria
se hace añicos en los espejos: los años y el compromiso
de la fidelidad a lo sagrado, corazón ultrajado, débil urna,
ya seco como los granos de la mazorca mancillada por siglos:
el Dios que no aprendí a cantar aún, la danza de la gran
ausencia de la aurora, las visiones del gran desierto donde
los ángeles mueren de sed en medio del desierto y las
visiones que morirán contigo, allí, al borde de la nada
del cual tejes los sueños del sueño inteligible que inundaba
la vida - el sol, el sol- la espada de Gabriel y la belleza de
Satán, antes de la caída, y la serpiente de la soledad
que inyecta su veneno en las almas, y el gran océano
donde se dispersan los fragmentos de las visiones
de David y sus fantasmas, tú y los tuyos, en el estuario
de los muertos, apenas el gusano, la distancia entre tú y yo la soledad y el duelo donde todos los rostros se confunden
en la memoria donde se hacen añicos los espejos,
los años y el fiel compromiso con la fidelidad de lo sagrado.
Oscar Portela- Corrientes- Argentina, septiembre 2003
Óscar Portela
Poemas
33
Óscar Portela
Poemas
La querella
Silencio y soledad
pez untado en mi boca,
proferido destino
que no abandona el habla.
Habla por mi desierto
donde ninguna huella
existe: di el vacío del
mundo, del alma su querella.
Contra todas las cruces
aún se alza el velamen
que levanté en las horas
de un claro mediodía.
Si la noche se cierne
sobre mi cuerpo expuesto
al vértigo del tiempo,
si el pesar se desploma
sobre mis tristes ojos
y las cenizas vuelan
un postrer salmo abierto
a las luces del mundo
cantaré en alabanza
de una patria olvidada:
origen del origen
que siempre ha estado
ausente, sueño por el
que todo fue anunciado
sin serlo. Así surgen
las notas de mi rota
garganta, con la sangre
vertida y el sacrificio
a cuestas: A pesar
de lo que Habla
sin callar ni el silencio,
seguiré hablando
en sueños cuando
Óscar Portela
Poemas
34
trigo y guadaña
profieran en mis sueños
el decir del olvido.
(Corrientes,Argentina, noviembre de 2003)
Óscar Portela
Poemas
35
Óscar Portela
Poemas
El lamento de Ulises en Argentina
¿No era éste mi laar? No miraban mis Ojos a través de sus días
y la naturaleza animada de Dioses no cantaba en las entrañas
y las concavidades de los espejos de mi sangre, animando el ritmo
de los días, floreciendo en los maravillosos ciclos de la vida?
El viento, y el olor de las aguas, el indigente invierno y el verano
rapaz, bajaban serenamente durante las noches desde los cielos
hasta mis asombrados ojos el entero universo: ¿No era pues este mi lar?.
Los rostros tatuados en los sueños y los fantas y espectros
que aún latían bajo la tierra virgen como una abeja de estío,
una y otra vez fecundaban el nacimiento de los Dioses y los
tinaes aún me hablaban en sueños: ¿No era éste mi laar?
Los ecos del horror, la lascivia y el luto que ensombrecen la tierra,
y los voraces llantos no moraban aquí, mientras los príncipes lucieron
las principescas galas y las rizas santificaban los sacrificios y
sahumaban templos hollados luego de desconocidos iconos.
¿No era éste el lugar al que Ulises partió y ahora nadie recuerda?
¿Y donde se hallan las nobles danzas del deseo? ¿No era este mi lar?
¿Que ha pasado en mi tierra que oscuros soles se han apoderado de
todo?. Ahora sólo me queda la vagabunda eranica del conterrado,
y las cenizas que borrarán mis huellas sobre la tierra, muerto el jardín
donde mi alma jugaba cuando niño. Sé que Penélope teje la iridiscente
llama que alumbra aún el dintel de mi casa, la eterna vuelta
y el círculo del laberinto que no conduce a ninguna parte,
salvo al cautiverio del desconocido en su propia patria, llena hoy
sólo de coronas y espinas.
(Corrientes - Argentina- diciembre 2003)
Óscar Portela
Poemas
36
Óscar Portela
Poemas
No
Ni el árbol alumbrado en mitad del abra,
ni el empinado pino en la densa colina,
ni el banco oscuro en su espesura
donde un hombre piensa en solitario
sobre el destino del alma errante
sobre la tierra, oculto a las miradas
indigentes, en el sendero oblicuo
que conduce a una umbría cabaña,
ni madre sentada en el"claroscuro" de un patio
en sombras, sitiado por jazmines
que deslumbran las miradas del alma, podrían ya
redimirnos de la deriva y el exilio
de la intemperie y el lamento de Hecuba
conterrada en su patria, de la tempestad
del insomnio sin amor y el desasosiego
de ser y hacer hacia lo ilimitado sin nombre,
aún sin nombre: no hay moradas,
solo espejismos de la escritura, cruz invertida
y la memoria de los muertos que alimentan
la mano en voladura: atrás el blanco
plumaje de una garza y su gracia en volandas,
deseos engendrados en el espacio aéreo
de una vasta llanura y de cálidas aguas,
atrás, atrás, Sólo nos queda la ímproba
tarea de limpiar nuestras huellas y desecar
el mar -el mar, el mar-, con la espera sin duelo
de un adviento de mundo.
(2004, Corrientes. Argentina)
Óscar Portela
Poemas
37
Óscar Portela
Poemas
Nosferatus
(a C. Theodor Dreyer, Whilelm Murnau y Wernerg Herzog,
que tan bien supieron unir las pesadillas con la
intensa vigilia de lo diurno y a mi buen amigo Luis Polo)
Antes de toda huella, del primigenio Caos y la Noche,
antes del Verbo y antes de la Nada, antes de las Tinieblas
más profundas o del Alba Primera, antes de la Escritura y de la Voz,
antes del Grito, antes que Cronos desovara sus crímenes,
antes de todo quiasmo
y todo abismo, antes de todo pneuma y todo antes,
antes del antes y el después yo viajaba
sin movimiento alguno - señor del circulo vicioso- y la tierra Profana
que se repite en simulacros y en espejos,
donde nada refleja nada, ni el primigenio flujo de la bestia,
yo viajaba, muerto sin muerte alguna, viajaba,
vacía Eternidad sin forma, viajaba,
increado, lacerado y sin sombras, viajaba,
antes de todo viaje y movimiento, viajaba,
sin el beso que salva y sólo absuelto, por las ratas
inmundas, viajaba: soledad del nonato que espera de la muerte
el don precioso que redime con el cauterio del amor
el sueño, que despertar a vida no podría,
salvo que alba venga en pos del gallo, a deslumbrar los ojos y veletas
que chirrían en tierra devastada: a pestilencia torpe
del origen, donde todo se pierde sin condenas, porque no estaba
El cuando yo estaba con el absurdo anhelo de extinguirme
más allá del Vacío y de la Noche! Carcoma de Carcoma,
sepultado insepulto tras la tórtola, crucificado sin advenimientos,
sin aguas ni durmientes ni asfódelos,
yo el hereje supremo sin condenas,
porque soy la condena de lo humano,
Óscar Portela
Poemas
38
de lo mortal que a la afligencia torna,
yo antes de la nada de la nada o de las Formas,
persisto aún en la latencia oscura.
Óscar Portela
Poemas
39
Óscar Portela
Poemas
Aporías
"Después que me hubiereis descubierto,
imposible sería ya el perderme"
(Cartas de la locura: de Friedrich Nietzsche a George Brandes.)
Y ahora qué hacer con los llamados
que las hadas pusieran sobre mis hombros
como lápidas? Desnudo y sin mañana,
mudo como la roca que ignora las súplicas
y bendice el negro del abismo del buitre,
el tiempo como la roca, nos ignora también,
aunque las diademas nos coronen de luces,
pues somos la catástrofe antes de la catástrofe,
qué hacer, qué hacer aquí, cómo hallarme
a mi mismo después de la batalla
y de la sangre, en tanta oscura soledad
de camelia, en medio de tanta indiferencia
de mutilados miembros y sordera infinita,
oh patria amada, tálamo, lecho de infinitas
promesas que proveyó a mi lengua
de las mismas estrellas que hoy sangran
sobre el tímpano de los que aun esperan?
Dónde estoy pues, donde han sepultado
a mi hermano, la juventud perdida,
las medidas perdidas, mírame ahora, mírame,
desorientado tras el huracán del extraviado origen,
y los talentos como lápidas que gimen sobre
mis hombros, los espectros que alumbran
el pasado perdido, el hoy perdido y el mañana
fantasmal del invierno, aquí, aquí, donde
se pudre el cadáver del fantasmal hermano
y mi voz se apaga lentamente, cuando
Óscar Portela
Poemas
40
el mañana habla por boca de los fantasmas
y el invierno - tal vez-, venga para quedase
definitivamente.
______________
(La presente compilación y selección de los textos de Oscar Portela, ha sido
realizada por el poeta André Cruchaga)
Óscar Portela
Poemas
41
Descargar