2 La brecha en el muro de silencio Defensores de los derechos humanos: LA BRECHA EN EL MURO DE SILENCIO El debate en torno a la Declaración de la ONU sobre Defensores de los Derechos Humanos 1. INTRODUCCIÓN: LA BRECHA EN EL MURO DE SILENCIO Hay mujeres y hombres que dedican sus vidas a luchar contra la arbitrariedad y el despotismo cuando los derechos de unos son negados o la dignidad de otros amenazada, cuando se sabe de minorías hostigadas o de pueblos oprimidos. Por toda época y lugar la historia ofrece testimonio de individuos y grupos que trabajan para hacer realidad el ideal proclamado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: que los seres humanos se vean un día "liberados del temor y de la miseria". La labor de la comunidad internacional ha sido fructífera en el reconocimiento de un conjunto de derechos que, si fueran respetados y promovidos, indicarían un camino hacia aquel ideal enunciado en la Declaración Universal. Sobre todo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial lo que hoy llamamos "derechos humanos" se ha concebido como la propuesta de un sistema de vida integral que abarcase los ámbitos cultural, económico, político y social tanto a nivel individual como colectivo, y aplicable a todos, sin discriminación alguna. Las largas negociaciones que han conducido a este reconocimiento de los derechos humanos han sido --y son aún--, producto de luchas y frecuentemente de dolorosas confrontaciones, a través de las cuales, individuos y pueblos oprimidos obtienen las conquistas que se plasman en el derecho internacional y en la ley. En estas luchas y negociaciones por el reconocimiento formal y la vigencia efectiva de los derechos fundamentales se inscribe el trabajo de los denominados "defensores de los derechos humanos". La comunidad de derechos humanos es la suma de organizaciones no gubernamentales (ONG) especializadas en derechos humanos, de asociaciones de otro tipo como sindicatos y grupos religiosos y populares, y de particulares activos en el tema. Ellos se oponen pacífica pero activamente a la violaciones de los derechos humanos, las denuncian cuando ocurren, apoyan a las víctimas y luchan contra la impunidad. Pero también procuran el consenso necesario para avanzar, promueven el entendimiento, y tratan de acortar las distancias entre pueblos y gobiernos muchas veces generadas por razones históricas o culturales. Los últimos tiempos han visto importantes progresos en la expansión de la comunidad mundial de defensores de los derechos humanos, en el perfeccionamiento de su trabajo y en el reconocimiento de su contribución. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 3 Sin embargo, a pesar de los logros que pueden contabilizarse, la labor de quienes trabajan por los derechos humanos es una tarea inacabada y probablemente inacabable. Ello se debe, en primer lugar, a la dinámica del desarrollo social que siempre generará debates en torno a la aceptación de "nuevos" derechos que irán agregándose a la lista de aquéllos que ya han sido consagrados, así como propuestas para mejorar la interpretación y puesta en práctica de aquéllos que ya han ganado reconocimiento. En segundo lugar --y quizá sea ésta la principal razón para la existencia de los defensores de los derechos humanos--, porque a pesar de los progresos realizados para obtener su reconocimiento, de la elaboración de una vasta normativa legal para protegerlos o de las promesas de los gobiernos de respetarlos irrestrictamente, los derechos humanos siempre corren el riesgo de ser avasallados. La vigencia y el respeto de los derechos humanos son áreas donde la distancia entre la retórica y la realidad, entre la intención expresada por los gobiernos y los resultados concretos obtenidos, es aún enorme. Por esta misma razón, si es cierto que una actitud vigilante de la comunidad internacional es necesaria para preservar lo obtenido y continuar avanzando, es más cierto aún que la presencia y el trabajo de grupos o individuos que defienden los derechos humanos dentro de las fronteras de un país resulta fundamental. Hay que proteger y no imponer limitaciones al trabajo de los defensores de los derechos humanos porque éstos hacen una contribución vital a la sociedad, cualquiera sea el momento político o histórico por el que esa sociedad atraviesa. Los defensores de los derechos humanos están por lo general a la vanguardia del debate de la sociedad civil cuando ésta discute la creación o el fortalecimiento de las instituciones y de su legislación nacional de protección, o el papel que la nación debe desempeñar en la esfera internacional. Los defensores proporcionan información, inyectan ideas nuevas y dinamizan antiguos conceptos, presentándolos a los gobiernos y a la opinión pública para su discusión y perfeccionamiento. A través de sus actividades de promoción, de denuncia y de protección, cumplen un rol regulador de las tendencias autoritarias que se encuentran en cualquier comunidad y contribuyen a consolidar los valores de tolerancia y pluralismo que cimientan la convivencia democrática. Aun los sistemas que cuentan --al menos en teoría--, con perfeccionados mecanismos de protección no han podido eliminar las violaciones de los derechos humanos. Frente a esto, los defensores cumplen una función vital al asumir la voz de los que no tienen voz y la defensa de los desposeídos, de las minorías y de otros sectores vulnerables. En una palabra, en sociedades civiles más o menos establecidas, los defensores de los derechos humanos surten un efecto esencialmente civilizador, consolidando lo obtenido hasta el momento, y proyectando esas sociedades hacia el futuro. Los defensores cumplen un rol fundamental en aquellas sociedades que no son abiertas y tolerantes o que sufren los efectos del conflicto violento o de la dictadura. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 4 La brecha en el muro de silencio Cuando se han ilegalizado los sindicatos y los partidos políticos, cuando se ha disuelto el parlamento y clausurado la prensa libre, cuando los disidentes han sido asesinados, encarcelados u obligados a exilarse, los defensores de los derechos humanos constituyen frecuentemente el último sistema de defensa en pie contra el abuso y la arbitrariedad. Frente a la debilidad o inexistencia de instituciones a las que pedir auxilio o ante las que denunciar los atropellos, los defensores intentan ofrecer protección y asistencia a las víctimas. Así se esfuerzan por dar paliativo al sufrimiento, ofician como línea de contención y denuncia de las violaciones de los derechos humanos, y también como registros de aquellos elementos que conformarán la memoria histórica de la sociedad. En estas situaciones, los defensores informan a la opinión pública internacional sobre la situación de los derechos humanos en sus países, trasmitiendo denuncias sobre los abusos a los órganos de control de las Naciones Unidas y de otros organismos y a las ONG internacionales. Los defensores de los derechos humanos también desempeñan un importante papel en las sociedades en transición. Se cuentan entre los primeros en aprovechar las posibilidades de apertura democrática por más tímidas que éstas sean. Ayudan a ensanchar los espacios políticos que se van ganando, organizan las primeras manifestaciones públicas, participan en ellas y aprovechan la más mínima libertad de expresión. En tanto se movilizan por causas que trascienden las fronteras de los partidos políticos, los defensores pueden facilitar la creación de las expresiones de consenso civil, que con frecuencia suceden a los gobiernos dictatoriales. Al mismo tiempo se preocupan por preservar algunos valores fundamentales, que suelen ser presa fácil de la negociación política partidaria en el marco de confusión, urgencia y pragmatismo que caracteriza a muchos procesos de transición. Para esto se transforman en custodios de la memoria histórica que han acumulado y de los valores de la comunidad; por ejemplo, de los principios de verdad y justicia para las víctimas de pasadas violaciones de los derechos humanos. Sin perjuicio de esto, los defensores de los derechos humanos constituyen una garantía para que el ejercicio de la justicia no se torne en venganza contra los antiguos opresores y para que la verdad sobre las pasadas violaciones de los derechos humanos no se utilice como herramienta de intereses sectoriales. Además, durante las épocas de transición los defensores continúan desarrollando sus clásicas tareas de denuncia y protección cuando se presentan nuevas violaciones de los derechos humanos. La defensa internacional de los derechos humanos persigue los mismos fines por los que luchan los defensores en sus propios países. Cuando los defensores de los derechos humanos actúan a nivel internacional amplifican y difunden el trabajo de los defensores locales. En sus informes y campañas dan a conocer la situación de las víctimas, les brindan solidaridad y sensibilizan a la opinión pública mundial (pueblos y gobiernos) para que pasen a la acción. A través del envío de delegaciones, recogen información, observan juicios y discuten directamente con las autoridades haciendo recomendaciones que se basan en las experiencias de otros países. En los foros y organismos internacionales estimulan la adopción de resoluciones sobre países o situaciones donde se vulneran los derechos humanos y trabajan por expandir las fronteras del derecho internacional que consagra y Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 5 fortalece esos derechos. La defensa y promoción internacional de los derechos humanos y la defensa a nivel local se nutren una de la otra y son una sola. Pero trabajar internacionalmente por los derechos humanos requiere de una tarea adicional: defender los derechos de los defensores y obtener su reconocimiento y protección. Porque, sobre todo al interior de sus países, los defensores de los derechos humanos suelen enfrentar amenazas y riesgos. Defender a las víctimas y promover sus derechos, no exime de peligros, los atrae; y con frecuencia los defensores se convierten ellos mismos en víctimas del encarcelamiento, la tortura, el asesinato y la "desaparición". Las acusaciones de "brindar apoyo a subversivos" o "actuar en contra del interés nacional" también son moneda corriente. Otras veces, el hostigamiento adopta las sutilezas de la ley imponiendo duras restricciones a los defensores en la obtención de los recursos necesarios para su trabajo, negándoles el derecho a organizarse libremente o recortando sus posibilidades de representar a las víctimas. Los mayores riesgos provienen de aquellos gobiernos que perciben en el trabajo de los defensores un obstáculo para sus políticas de supresión del disenso o una brecha en el muro de silencio que interponen entre los abusos que cometen y la reacción de la comunidad internacional. Los defensores dedican sus esfuerzos a proteger y promover una amplia gama de derechos humanos (como los derechos laborales y el derecho a la tierra, derechos económicos, o los derechos de la mujer) que van más allá del relativamente limitado conjunto de derechos civiles sobre los que Amnistía Internacional centra su trabajo de investigación y campañas. Pero la protección de quienes defienden y promueven todos los derechos humanos es una cuestión de alta prioridad para la organización, que trabaja para que aquellos que defienden los derechos humanos puedan hacerlo libremente y sin temor a represalias u hostigamiento ni a tortura o asesinato. Por eso Amnistía Internacional impulsa, desde hace más de una década, la elaboración de un instrumento internacional que reconozca y fortalezca el derecho a defender los derechos humanos. 2. LA ELABORACIÓN DE UNA DECLARACIÓN SOBRE LOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LAS NACIONES UNIDAS Diversos organismos de la comunidad internacional han formulado declaraciones sobre el papel constructivo que desempeñan los defensores de los derechos humanos y en particular las ONG que trabajan en este campo. Desde 1980 algunas resoluciones de la Comisión de Derechos Humanos y de la Asamblea General de las Naciones Unidas entre otros, han destacado el derecho y el deber --de individuos, grupos e instituciones--, de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales. Estos mismos organismos han deplorado que a consecuencia de su trabajo los defensores sean objeto con frecuencia de persecución y represalia. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos reconoció "...la importante función que cumplen las organizaciones no gubernamentales en Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 6 La brecha en el muro de silencio la promoción de todos los derechos humanos..." y afirmó que las ONG y "los miembros de tales organizaciones que tienen una genuina participación en la esfera de los derechos humanos deben disfrutar de los derechos y las libertades reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y de la protección de las leyes nacionales".1 Es obvio que quienes cumplen una función que es reconocida como positiva por los gobiernos y por la comunidad internacional deben ser protegidos por la ley y disfrutar de sus derechos humanos en el ejercicio de esa función. Igualmente resulta natural que los defensores cuenten con un instrumento internacional que declare el derecho de los individuos y grupos a defender los derechos humanos, que desarrolle las modalidades específicas para el ejercicio de ese derecho y brinde orientación a los gobiernos sobre el grado de protección legal necesario para que ese ejercicio sea efectivo. Dado que los derechos que hacen posible el trabajo de los defensores son los que ya se le reconocen en general a todo individuo (por ejemplo el derecho a la libertad de expresión o a la libertad de asociación) es claro que el ejercicio de esos derechos no debe estar sujeto a mayores limitaciones que las que normalmente se aplican a cualquier derecho humano. Sin embargo, algo tan simple no se ha visto reflejado a la hora de elaborar una norma internacional sobre los defensores de los derechos humanos. Una tortuosa negociación que tiene lugar desde hace 11 años en el ámbito de las Naciones Unidas viene a demostrar nuevamente que para algunos gobiernos, cuando se trata de derechos humanos (y sobre todo cuando se trata de su promoción y defensa efectivas), la brecha entre el discurso y la realidad sigue siendo tan amplia como siempre. En 1985 la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas estableció un Grupo de Trabajo para redactar un "proyecto de declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos". El título planteó dificultades al sugerir la posibilidad de imponer deberes especiales a los defensores y limitar los derechos y libertades "defendibles" únicamente a aquéllos que fueran "universalmente reconocidos". El Grupo de Trabajo se reúne anualmente en Ginebra, Suiza, antes del periodo de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos y es conocido como el "Grupo sobre Defensores". Una vez que el Grupo haya finalizado la redacción del Proyecto de Declaración deberá transmitirlo a la Comisión de Derechos Humanos y ésta a su vez a los órganos superiores de las Naciones Unidas, para su adopción. Desde el comienzo, el proceso de redacción demostró ser lento y complicado. Los 10 años de debate han sido caracterizados por la constante tensión entre aquéllos que intentan fortalecer los derechos necesarios para el trabajo en derechos humanos y aquéllos 1 Declaración y Programa de Acción de Viena, parte I, párrafo 38. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 7 que se esfuerzan por imponer a los defensores un conjunto de restricciones y obligaciones que de ser puestas en práctica vaciarían de contenido su labor2. Como el Grupo de Trabajo sólo adopta un artículo del Proyecto de Declaración cuando los gobiernos encuentran consenso sobre su contenido, basta con que un gobierno exprese su oposición terminante para se haya interpuesto un virtual veto en contra de esa disposición. Algunos Estados3 se han opuesto sistemáticamente a reconocer los derechos que son imprescindibles para la defensa y promoción de los derechos humanos. También han tomado iniciativas tendientes a imponer severas limitaciones a la labor de los defensores. Entre las mayores dificultades que se han encontrado en los debates se cuentan: la negativa a reconocer a los defensores una serie de derechos y libertades que hacen posible su trabajo (como el derecho a la libertad de expresión o de asociación); la negativa, en especial, a reconocer a grupos e individuos el derecho a obtener materiales y recursos económicos para la defensa de los derechos humanos, sobre todo si esos recursos provienen de fuentes internacionales; la negativa a reconocer el derecho de los defensores de intervenir en favor de las víctimas de los abusos, limitándolo únicamente a la posibilidad de reaccionar cuando los derechos de los propios defensores son violados; la resistencia a admitir el derecho de los defensores a cooperar entre sí a nivel internacional; los intentos de subordinar las actividades de los defensores a las estrictas limitaciones que podrían imponerse por la legislación interna de cada país, incluyendo regulaciones administrativas menores; los esfuerzos para imponer deberes y responsabilidades a los defensores para que acomoden sus actividades a las ideologías predominantes en ciertos países; 2 Sobre los orígenes del Grupo de Trabajo véase: Nigel Rodley y Alan McChesney (representantes respectivamente de Amnistía Internacional y la Comisión Internacional de Juristas ante el Grupo de Trabajo en 1992 y años anteriores), REVISTA de la Comisión Internacional de Juristas, no. 48 (1992). 3 Durante los primeros años de trabajo fueron la Unión Soviética y otros países del bloque oriental los que pusieron mayores dificultades a la obtención de acuerdos que permitieran avanzar en la redacción del texto. Desde principios de los años noventa, han sido China, Siria y, en particular, Cuba los que han puesto los mayores obstáculos aunque frecuentemente encuentran el apoyo de otros gobiernos como los de México o Irán. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 8 La brecha en el muro de silencio la reticencia a acordar la protección necesaria a las actividades de defensa y promoción de los defensores; la aguda politización de las discusiones en las que algunos Estados tratan de incluir en el texto del Proyecto largas listas de derechos que deberían ser defendidos, dando preferencia a los que consideran más importantes y excluyendo otros4. La forma recurrente en que se han planteado las dificultades mencionadas ha producido un Proyecto de Declaración (aún inconcluso), complejo y de difícil lectura para los que no conocen el tema. Con frecuencia la extrema politización del debate ha llevado a que se deje de lado el verdadero objeto del Proyecto de Declaración: reconocer y desarrollar los derechos de los defensores de los derechos humanos. A pesar de enormes dificultades, hasta 1994 se hicieron algunos progresos5. En ese año el Grupo adoptó 14 artículos de los 21 que componen el Proyecto de Declaración. Esto fue posible debido a la flexibilidad y espíritu de cooperación que mostraron muchas delegaciones gubernamentales a lo largo de los años. Por su parte, las ONG de derechos humanos 6 hicieron importantes concesiones durante los debates para obtener acuerdos sobre el contenido del Proyecto de Declaración. La sesión de 1994 creó expectativas de que al siguiente año el Proyecto de Declaración fuera adoptado en su totalidad. Tal expectativa no fue colmada por dos razones: en primer lugar, porque los artículos que restan por adoptar reconocen derechos esenciales para el trabajo sobre derechos humanos que resultan controvertidos para algunos gobiernos; por ejemplo, el derecho de solicitar y obtener recursos para el trabajo de los defensores o el de observar procedimientos judiciales; en segundo lugar, porque se notó un marcado recrudecimiento en la posición de aquellos gobiernos que quieren imponer limitaciones drásticas al trabajo de los defensores. Durante las dos semanas del periodo de sesiones de 4 Véase por ejemplo la propuesta de China para el 5o. párrafo del Preámbulo en Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 52. 5 El proceso de redacción confiado al Grupo de Trabajo consiste esencialmente en dos "lecturas". Durante la primera "lectura" se llega a la redacción de un texto preliminar, que aún puede contener elementos de disenso, los cuales frecuentemente figuran entre paréntesis. Durante la segunda "lectura" debe llegarse a un acuerdo en torno al texto final que se enviará a la Comisión de Derechos Humanos. En 1994 se finalizó la primera "lectura" y se dió comienzo a la segunda.. El Grupo ha logrado los mayores avances durante los debates en un "grupo de redacción informal". 6 Algunas ONG que cuentan con estatuto consultivo ante a las Naciones Unidas han participado activamente en los trabajos del Grupo. En el 10o. periodo de sesiones (1995), por ejemplo, participaron Amnistía Internacional (AI), Baha'i Internatitonal Community, la Comisión Internacional de Juristas (CIJ), el Consejo Internacional de Mujeres Judías, la Federación Internacional de Derechos Humanos, el Lawyers Committee for Human Rights, el Servicio Internacional para los Derechos Humanos y el Servicio Paz y Justicia - América Latina. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 9 1995 sólo dos artículos del Proyecto fueron adoptados. El Preámbulo de la Declaración no concitó acuerdo aunque fue discutido. Se adoptó asimismo un párrafo que destaca la importancia de la educación en derechos humanos. En 1993 la Conferencia Mundial de Derechos Humanos había recomendado la "rápida finalización y aprobación" del Proyecto de Declaración.7 Las siguientes secciones no intentan hacer un análisis completo del Proyecto de Declaración8. Sólo discuten algunos aspectos salientes del trabajo de los defensores, el grado de reconocimiento que se ha otorgado a sus derechos durante los debates del Grupo de Trabajo y ciertas dificultades encontradas durante el proceso de redacción 9 . El texto completo del Proyecto de Declaración se adjunta como Anexo 1. 3. EL DERECHO A DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS La defensa de los derechos humanos es tarea de todos. Desde cualquier disciplina, e independientemente de las convicciones filosóficas o políticas y del origen social o nacional, se puede y se debe defender los derechos humanos. Desde los hogares y las instituciones religiosas, los lugares de trabajo y los centros de estudio, los sindicatos y los partidos políticos, individualmente o en grupos, la defensa de los derechos propios o ajenos constituye una de las más legítimas actividades humanas. Como tal debe ser reconocida, protegida y estimulada. Si defender los derechos humanos es tarea de todos, a todos debe reconocerse el derecho a realizar las actividades que son inherentes a esa función. Esas actividades se traducen en el ejercicio de una serie de derechos ya reconocidos a toda persona; por ejemplo el derecho a la libertad de expresión o de reunión y asociación pacíficas. Del mismo modo, debe garantizarse que nadie sufrirá represalias o perjuicios por negarse a participar en violaciones de los derechos humanos. Las siguientes son algunas de las modalidades que debe poder adoptar el trabajo en derechos humanos: 7 Declaración y Programa de Acción de Viena, parte II, párrafo 94. 8 El texto de Preámbulo no se discute aquí ni tampoco varias propuestas de enmienda o iniciativas surgidas durante los debates. 9 Para un análisis completo del Proyecto de Declaración y su proceso de redacción hasta 1994, véase el excelente trabajo preparado por el Servicio Internacional para los Derechos Humanos (SIDH),"Draft Declaration on Human Rights Defenders, An analytical Study". Este documento puede obtenerse dirigiéndose al: Servicio Internacional para los Derechos Humanos, 1 Rue de Varembé, PO BOX 16. CH-1211, Ginebra 20, Suiza. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 10 La brecha en el muro de silencio El derecho a defender los derechos humanos debe interpretarse en el sentido más amplio posible para que comprenda también el trabajo de promoción y los esfuerzos de prevención de los abusos; La defensa de los derechos humanos requiere del trabajo de los individuos, pero también de agrupamientos informales o de asociaciones legalmente reconocidas. Las más amplias facilidades deben otorgarse para promover esfuerzos mancomunados de defensa y promoción; Como la vigencia de los derechos humanos no debe conocer fronteras tampoco el derecho de defenderlos debe estar sujeto a restricciones geográficas. De ahí que el derecho a defender los derechos humanos deba regir tanto en el plano nacional como en el internacional; El derecho a defender los derechos humanos ha de poder ejercerse en beneficio de todos y cada uno de estos derechos, ya se trate de derechos cuya aceptación es indiscutida (como el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de la persona o el derecho al trabajo y a un nivel de vida que asegure la salud, la educación y la cultura), o derechos más "nuevos", cuya formulación aún está siendo discutida; Debe reconocerse a individuos y grupos el derecho a especializarse en la defensa de ciertos derechos. Trabajar por la defensa y promoción de algunos derechos (como por ejemplo los derechos del niño, el derecho a la igualdad o el acceso a la justicia, o el derecho a un medio ambiente sano) es tan legítimo como trabajar por la defensa y promoción de todos los derechos humanos al mismo tiempo; El derecho a defender los derechos humanos ha de ser garantizado por la ley. Esta garantía incluye no sólo la de ofrecer la protección necesaria para quienes se embarcan en la defensa de los derechos humanos, sino también la de no obstruir la obtención de los recursos que hacen posible su trabajo. Algunos de estos elementos fueron reconocidos por el Grupo de Trabajo. A continuación se transcriben los artículos 1 y 3 del Capítulo I del Proyecto de Declaración sobre los que el Grupo encontró acuerdo: Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio Artículo 1: Toda persona tiene derecho, individualmente o en asociación, a promover la protección y la realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional. Los Estados adoptarán las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean necesarias para asegurar que los derechos y libertades a que se hace referencia en la presente Declaración sean efectivamente garantizados. (Adoptado en enero de 1995). Artículo 3: Nadie participará, por acción o por incumplimiento del deber de actuar, en la violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y nadie será castigado ni será objeto de medidas desfavorables por negarse a hacerlo. (Adoptado en enero de 1994). 11 4. EL DERECHO A LA INFORMACIÓN Y A LA LIBERTAD DE OPINIÓN Y EXPRESIÓN EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS Un público bien informado en cuanto a sus derechos y a las garantías que los Estados deben poner en pie para protegerlos es de por sí un importante factor en la prevención de las violaciones de los derechos humanos. De ahí que el derecho a conocer y a hacer conocer a otros sus derechos, cómo deben protegerlos y quién debe asegurar su protección, deba afirmarse sin restricciones. El ejercicio de este "derecho de saber y hacer saber" implica entre otras cosas: elaborar y promover la inclusión de cursos sobre derechos humanos en los programas oficiales de educación; realizar seminarios especializados o de actualización para aquellos sectores o profesiones que cumplen un papel importante en la defensa y la promoción de los derechos humanos, por ejemplo magistrados, periodistas, abogados, profesionales de la salud y maestros; realizar cursos para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y de aquéllos a cargo de personas privadas por la razón que fuere de libertad, y lograr que esos cursos sean incorporados a los programas de las respectivas academias de formación profesional; muy especialmente implica que la información y la educación sobre todos los derechos humanos alcance a todos los sectores de la sociedad tanto en el medio urbano como rural. Siempre debe ser posible la realización de campañas masivas de difusión en un lenguaje claro y accesible para todos los niveles culturales, de talleres de educación popular y otras formas similares de propagar el mensaje de los derechos humanos. Pero los derechos humanos que ya son reconocidos no constituyen una lista estática e inamovible. Es necesario que los individuos, los grupos y las instituciones se informen y Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 12 La brecha en el muro de silencio tengan opinión sobre los acontecimientos y debates que conducen a la proclamación de nuevos derechos. También deben poder participar en la elaboración de nuevos conceptos y normas y propugnar su más amplio reconocimiento. Para esto es necesario poder disponer de: libertad para realizar investigaciones académicas y sobre el terreno para analizar las ideas y los factores de la realidad que influyen sobre la vigencia de los derechos humanos y en el surgimiento de nuevos derechos; recursos adecuados para llevar adelante esas investigaciones, tales como bibliotecas, y de irrestrictas posibilidades para el intercambio de ideas y materiales; amplio acceso a las instancias de debate y decisión que haga posible la promoción de las ideas y opiniones tanto a nivel nacional como internacional. Algunos de estos principios generales fueron reconocidos expresa o tácitamente en los artículos 1 y 4 del Capítulo II del proyecto de Declaración: Artículo 1. Toda persona tiene el derecho a conocer y a ser informada de los derechos humanos y libertades fundamentales y a darlos a conocer a los demás. (Adoptado en enero de 1994). Artículo 4. Toda persona tiene derecho a desarrollar y debatir las ideas y principios nuevos relacionados con los derechos humanos, y a preconizar su aceptación universal. (Adoptado en enero de 1994). Para que su puesta en práctica sea efectiva, estos principios deben acompañarse del reconocimiento de otros derechos más específicos. Se trata, como se dijo, de derechos que ya son reconocidos para todos pero que deben fortalecerse y adaptarse para el ejercicio de la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, un reducido número de gobiernos que participa en el Grupo sobre Defensores persiste en su intención de no reconocer estos derechos o de limitarlos severamente. Ejercitar el derecho a informarse sobre los derechos humanos significa poder obtener, guardar y procesar la información. Además del acceso normal a los medios de comunicación y a las fuentes de educación es necesario que los defensores estén facultados entre otras cosas para: obtener acceso directo e irrestricto a la información sobre derechos humanos y en particular a las formas en que se busca asegurar su vigencia por parte de los Estados Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 13 (por ejemplo sobre los tratados que ha ratificado un país, las leyes que se promulgan para incorporar esos tratados a la legislación nacional o las sentencias judiciales que tienen relación con los derechos humanos); organizar centros de documentación y bancos de datos donde se acumule, sistematice e intercambie la información recibida tanto de fuentes nacionales como internacionales. Para informar a otros y debatir ideas y principios nuevos sobre los derechos humanos resulta necesario entre otras cosas: editar libros, folletos y otros materiales que reproduzcan la información y difundan las opiniones; organizar y participar en conferencias, mesas redondas y seminarios a nivel nacional e internacional; formar parte de delegaciones internacionales para verificar la situación en un país o región determinada o prestarles apoyo; dirigirse a los Gobiernos y a otras autoridades nacionales, a los medios de comunicación, a las agrupaciones sociales tales como partidos políticos, sindicatos y otros grupos de defensores; establecer contactos con los organismos internacionales relacionados con el tema y con los gobiernos y expertos que forman parte de ellos. Hasta el momento no hay consenso sobre estos derechos en el Grupo de Trabajo. Por ejemplo, en el periodo de sesiones de 1995, Cuba10insistió en imponer limitaciones a estas actividades de los defensores a través de las leyes nacionales y junto con Siria, propuso que el acceso a la información no fuera irrestricto. A continuación se transcribe el artículo 2 del Capítulo II del Proyecto de Declaración sobre el que el Grupo de Trabajo no ha alcanzado acuerdo: 10 Documento de la ONU: E/CN.4.1995/93, párrafos 158 y 163. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 14 La brecha en el muro de silencio Artículo 2. Toda persona tiene derecho, individualmente o con otras: a) A recabar, obtener, recibir y guardar información sobre esos derechos y libertades, con inclusión del acceso irrestricto a la información sobre los medios por los que se da efecto a tales derechos y libertades en los sistemas legislativos, judiciales y administrativos internos; b) A publicar, impartir o difundir libremente a terceros opiniones, informaciones y conocimientos relativos a los derechos humanos y las libertades fundamentales [universalmente reconocidos] El derecho a la información y el derecho a la libertad de opinión y expresión en materia de derechos humanos no pueden ni deben ejercerse exclusivamente en torno a conceptos abstractos. Las violaciones concretas de los derechos humanos que ocurren cada día en todo el mundo exigen la adopción de posiciones públicas. Los individuos y grupos que defienden los derechos humanos deben tener el derecho a: verificar por sí mismos la existencia de los abusos, entrevistando a las víctimas, los testigos y los expertos pertinentes (como abogados y médicos forenses), hablando con las autoridades, revisando documentación, etc. De este modo la información que provean será objetiva e imparcial; analizar la legislación nacional y la conducta de las instituciones gubernamentales de cualquier país para constatar si una y otra se adaptan a la normativa internacional en materia de derechos humanos y si los gobiernos respetan sus compromisos internacionales; debatir públicamente en reuniones, conferencias y seminarios el estado de los derechos humanos en cualquier lugar, hacer diagnósticos y recomendaciones y proponer soluciones para los problemas que puedan identificar; señalar directamente a la atención del público y de las autoridades sus opiniones y los resultados de sus investigaciones a través de comunicados y ruedas de prensa, de cartas abiertas, de informes o de exposiciones sobre la situación de los derechos humanos de un país, de una minoría o de determinados sectores de la sociedad. El Grupo de Trabajo no ha obtenido consenso para reconocer estas modalidades del derecho a la información y las libertades de expresión y opinión en la defensa de los derechos humanos. Por ejemplo, en 1994, China consideró que el derecho a señalar a la atención del público cuestiones de derechos humanos podría dar lugar a actos criminales tales como el secuestro de aviones. 11 México sugirió que tal derecho podría admitirse 11 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafo 120. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 15 únicamente si se lo restringe con las disposiciones de la ley interna aplicable y en base a los requerimientos del orden público12. En 1995, China, México y Siria sugirieron eliminar la posibilidad de que los defensores ejerciten estos derechos tanto en relación a sus propios países como con respecto a otras partes13. Cuba, apoyada en principio por Irán, propuso que se eliminara el artículo que se refiere a estos derechos, por considerarlo innecesario14. A continuación se transcribe el artículo 3 del Capítulo II del Proyecto de Declaración sobre el que Grupo de Trabajo no ha alcanzado acuerdo: El Grupo de Trabajo sí reconoció el derecho de los defensores a Artículo 3. Toda persona tiene derecho, individualmente o con comunicarse con las autoridades otras, a estudiar y debatir sobre si esos derechos y libertades se gubernamentales. Se reconoce este observan, tanto en la ley como en la práctica,[en su propio país derecho como parte del derecho de toda y en otras partes,] y a tener una opinión al respecto [así como a persona a participar en el gobierno de su señalar a la atención del público esas cuestiones]. país y en la gestión de los asuntos públicos. Aunque no está explícitamente indicado, este derecho parece incluir entre otras cosas, el de presentar solicitudes a las autoridades, el de promover la ratificación parlamentaria de tratados internacionales de derechos humanos y el de adoptar iniciativas legislativas para adaptar las normas nacionales a esos tratados. La fórmula adoptada por el Grupo incluye el derecho de dirigirse a los órganos gubernamentales para formular críticas y propuestas sobre su funcionamiento y de señalar obstáculos a la vigencia de los derechos humanos. A continuación se transcribe el artículo 2 del Capítulo III sobre el que el Grupo de Trabajo encontró acuerdo: 12 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafo 134. 13 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 184. 14 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 196. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 16 Artículo 2. Toda persona tiene derecho, individualmente o con otras, a tener la oportunidad efectiva, sobre una base no discriminatoria, de participar en el gobierno de su país y en la gestión de los asuntos públicos. Este derecho comprende, entre otras cosas, el de toda persona, individualmente o con otras, a presentar a los órganos y organismos gubernamentales y organizaciones que se ocupan de los asuntos públicos, críticas y propuestas para mejorar su funcionamiento, y a llamar la atención sobre cualquier aspecto de su labor que pueda obstaculizar o impedir la promoción, protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales. (Adoptado en enero de 1994). La brecha en el muro de silencio 5. EL DERECHO A LA LIBERTAD DE REUNIÓN Y ASOCIACIÓN EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS El derecho a defender los derechos humanos puede ejercerse en forma individual o sumando los esfuerzos de distintas personas o grupos. Además, hay actividades que por su propia naturaleza requieren la presencia de varias personas simultáneamente en un mismo lugar. Por ejemplo, el ejercicio de ciertos derechos de los defensores (o de cualquier persona) a conocer, debatir y promocionar nuevos derechos se vería seriamente afectado si no se les garantiza el derecho de reunión pacífica. Este derecho se traduce, como se ha dicho mas arriba, en la realización de conferencias, foros y seminarios. Pero también debe asegurarse a los defensores el derecho a realizar asambleas, actos públicos, manifestaciones de solidaridad con las víctimas y vigilias donde se denuncien y expongan las violaciones de los derechos humanos. El derecho de reunión pacífica debe ser practicable tanto a nivel nacional como internacional para facilitar el intercambio y la presencia de los defensores en distintos lugares y momentos. Este derecho no debe someterse a más restricciones que las que se aplican a otros derechos cuyo ejercicio es inherentemente pacífico. Además del derecho de reunión pacífica, la defensa integral de los derechos humanos requiere el concurso de personas con distintas habilidades, disciplinas y profesiones de manera permanente. De aquí que el derecho a formar y a participar en grupos y asociaciones de defensores deba ser ampliamente reconocido. En particular, este reconocimiento debe extenderse al derecho a formar organizaciones no gubernamentales (ONG) de derechos humanos, a comunicarse con las organizaciones internacionales e integrarse a ellas. Este derecho debe comprender tanto la posibilidad de establecer grupos informales como asociaciones legalmente reconocidas que cuenten con personería jurídica. Los derechos a la libertad de reunión pacífica y a la libertad de asociación no han concitado consenso en el Grupo sobre Defensores. Por ejemplo, en 1994, Cuba sugirió que estos derechos deberían ser sujetos a las limitaciones que imponga la legislación nacional además de las que ya son establecidas en las normas internacionales de derechos humanos Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 17 vigentes. También anunció su intención de introducir este tipo de iniciativas con relación a otros derechos de que trata el Proyecto de Declaración15. Esta propuesta fue repetida en 199516. México por su parte propuso que las libertades de reunión pacífica y de asociación, y el derecho a comunicarse con las ONG y organismos internacionales, sólo puedan ejercerse para la defensa de los derechos que ya son universalmente reconocidos17. Esta última propuesta debilitaría notablemente la posibilidad de trabajar por el reconocimiento de nuevos derechos. A continuación se transcribe el artículo 1 del Capítulo III del Proyecto de Declaración sobre el que el Grupo de Trabajo no ha alcanzado acuerdo: Artículo 1. A fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales [universalmente reconocidos], toda persona tiene derecho, individualmente o con otras, en el plano nacional e internacional: a) A reunirse o a celebrar asambleas pacíficamente; b) A formar organizaciones, asociaciones o, en su caso, grupos no gubernamentales, y afiliarse a ellos o a participar en ellos; c) A comunicarse con las organizaciones no gubernamentales e intergubernamentales. 6. EL DERECHO A DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS DE OTRAS PERSONAS18 Ciertas violaciones de los derechos humanos ponen a las víctimas en una doble situación de vulnerabilidad: no sólo las privan de sus derechos legítimos sino que las reducen a la impotencia para oponerse a los abusos que sufren. Basta pensar en casos de privación arbitraria de la libertad, de tortura, o de desaparición forzada de personas para constatar esto. Es ante ésas y otras graves violaciones de los derechos fundamentales que los defensores encuentran su más profunda razón para organizarse y actuar. El derecho a trabajar en favor 15 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafo 154. 16 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 217. 17 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 220. 18 El derecho a defender los derechos humanos de terceras personas mediante el uso de la ley y las instituciones se analizará en la próxima sección debido a las dificultades especiales que han surgido en los debates del Grupo de Trabajo en relación a este punto. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 18 La brecha en el muro de silencio de las víctimas de los abusos, a brindarles apoyo y solidaridad y a oponerse a las violaciones de los derechos humanos en general, constituye la esencia del trabajo de los defensores. Para ello existen. Si se les niega el derecho a defender a otras personas o grupos, y en particular a oponerse a los abusos, se vacía de contenido el trabajo de los defensores y se anula la contribución que hacen a la comunidad. Otras valiosas actividades como las de investigación académica y promoción de los derechos humanos perderían sentido al convertirse en disciplinas puramente abstractas. A pesar del sentido común de lo anterior, el Grupo de Trabajo no ha podido ponerse de acuerdo sobre si los defensores tienen el derecho a oponerse mediante actividades pacíficas a las violaciones de "los" derechos humanos (contra quienquiera y dondequiera que se cometan), o si únicamente están facultados para oponerse a las violaciones de "sus" propios derechos humanos y libertades fundamentales. En 1994 el Grupo de Trabajo aceptó la idea de que los defensores tienen el derecho de participar en actividades pacíficas en contra de las violaciones de "los" derechos humanos. Para esto se acordó eliminar una propuesta que, figurando entre paréntesis en el texto, sugería que toda persona tiene derecho a oponerse solamente a la vulneración de "sus" propios derechos 19 . Pero durante el periodo de sesiones de 1995, Cuba 20 , apoyada por China 21 , insistió en la inclusión del lenguaje que restringe la defensa de los derechos humanos a la defensa de los derechos propios de cada persona. La propuesta de Cuba y China revirtió lo que se había logrado en 1994 y la restricción fue nuevamente incorporada al texto, entre paréntesis, a la espera de nuevas discusiones. Si la propuesta de Cuba y China fuera finalmente incorporada al Proyecto de Declaración, significaría por ejemplo, que un grupo de defensores de los derechos humanos podría emitir una declaración (si es que este derecho finalmente se les reconoce) si uno de ellos ha sido torturado, pero no tendrían el derecho de protestar frente a la tortura de otra persona. A continuación se transcribe el artículo 3 del Capítulo III del Proyecto de Declaración sobre el que el Grupo de Trabajo no ha alcanzado acuerdo: 19 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafo 161. 20 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafos 224 y 234. 21 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 226. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio Artículo 3. Toda persona tiene derecho, individualmente o con otras, a participar en actividades pacíficas contra violaciones de los [sus] derechos humanos y las [sus] libertades fundamentales. A este respecto, las personas y los grupos tienen el derecho a ser protegidos por las leyes nacionales al reaccionar u oponerse pacíficamente a actividades y actos realizados por el Estado, grupos o personas con la finalidad de destruir los [sus] derechos humanos y las [sus] libertades fundamentales. 19 7. EL DERECHO A HACER USO DE LA LEY Y DE LAS INSTITUCIONES EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS Para defender los derechos humanos y para oponerse a los abusos debe contarse con el derecho a recurrir a la ley y a las instituciones del Estado y reclamar su protección. Los Estados tienen la correspondiente obligación, frecuentemente contraída a través de compromisos internacionales, de adaptar la ley y las instituciones para permitir el ejercicio de este derecho y brindar la protección requerida. Esta obligación es tanto más importante si las violaciones de los derechos humanos son cometidas por personas que actúan con carácter oficial o al amparo de los órganos del mismo Estado. El principio de que se puede hacer uso de la ley en la defensa de los derechos humanos fue reconocido por el Grupo de Trabajo aunque no se ha puesto suficiente énfasis en la necesidad de proteger a los defensores contra los abusos del Estado. A continuación se transcribe el artículo 1 del Capítulo IV del Proyecto de Declaración adoptado por el Grupo: Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 20 Artículo 1. En el ejercicio de los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluidas la promoción y la protección de los derechos humanos a que se refiere la presente Declaración, toda persona tiene derecho a disponer de recursos eficaces y a ser protegida en caso de violaciones de dichos derechos. (Adoptado en enero de 1994) La brecha en el muro de silencio Sin embargo una vez más, el reconocimiento de un importante principio general no ha sido acompañado del reconocimiento de otros derechos que lo desarrollen y le den sentido práctico para la defensa de los derechos humanos. El derecho a acudir a los tribunales para solicitar protección y justicia ante las violaciones de los derechos humanos debería ser reconocido en primer lugar. Este derecho debe incluir la posibilidad del reclamante de obtener una sentencia y una decisión justa de los tribunales. Además, si la defensa de los derechos humanos requiere del concurso de los abogados, éstos deben tener derecho a ofrecer y prestar esa asistencia. Sin ser exhaustivo puede decirse que las víctimas de los abusos, los defensores de los derechos humanos y en particular los abogados que trabajan en su defensa acuden ante la justicia o las instituciones para: reclamar la intervención urgente de los magistrados a través de recursos diseñados para la protección de los derechos más fundamentales cuando existe el riesgo inminente de que sean violados; denunciar penalmente las violaciones de los derechos humanos, solicitar que se las investigue y que los responsables sean llevados ante la justicia; entablar juicios de responsabilidad contra el Estado por los abusos cometidos por funcionarios públicos, a los efectos de obtener compensación; defender a aquellas personas que son injustamente privadas de su libertad o acusadas a causa del ejercicio legítimo de sus derechos (como el derecho a la libertad de expresión y asociación), o para garantizar que aquéllos que han cometido un delito sean juzgados en forma justa e imparcial, con todas las garantías del debido proceso; hacer reclamos sobre actos de la autoridad que constituyan desvío de poder, tales como confiscaciones injustas, retiro injustificado de personerías jurídicas a las asociaciones gremiales o destitución arbitraria de funcionarios públicos; Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 21 interponer recursos ante los actos arbitrarios de entidades privadas, por ejemplo cuando un grupo de trabajadores o los dirigentes sindicales son despedidos arbitrariamente de sus empleos; participar en calidad de observadores en audiencias judiciales, tanto en su país como en otros, para verificar el cumplimiento de las normas jurídicas relativas al debido proceso legal. En muchos casos, los abogados acuden ante los tribunales representando a víctimas (o familiares de éstas) que los han autorizado para ello. Hay casos sin embargo en que la víctima, por la situación que padece o por el propio carácter del abuso a que es sometida, no puede extender esa autorización. La desaparición forzada de personas y la privación arbitraria de libertad son obvios ejemplos, pero también lo son la situación de algunos grupos altamente vulnerables como los niños de la calle, o los enfermos mentales recluidos en condiciones de aislamiento. En estas situaciones resulta imperioso que los defensores estén facultados para recurrir a la justicia y pedir la protección de terceras personas ante el riesgo inminente de que se violen sus derechos humanos. Algunas normas internacionales reconocen en cierta medida esta facultad.22 En el Grupo de Trabajo el reconocimiento de esta modalidad de defensa de los derechos humanos encontró dificultades por parte de los Estados Unidos, Grecia y el Reino Unido. 23 Estas delegaciones entienden que una disposición que reconozca tal modalidad de defensa iría más allá de lo permitido por los 22 Por ejemplo, el Artículo 9.1. de la Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzosas, aprobada en Diciembre de 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas reza: "El derecho a un recurso judicial rápido y eficaz, como medio para determinar el paradero de las personas privadas de libertad o su estado de salud o de individualizar a la autoridad que ordenó la privación de libertad o la hizo efectiva, es necesario para prevenir las desapariciones forzosas en toda circunstancia...". El Principio 33. 2 del Conjunto de Principios de la ONU para la protección de todas las personas sometidas a cualquier froma de detención o prisión, establece: "Los derechos que confiere el párrafo 1 del presente principio (de presentar un recurso a las autoridades a cargo de la prisión en caso de malos tratos o torturas) podrán ser ejercidos por un familiar de la persona presa o detenida o por otra persona que tenga conocimiento del caso cuando ni la persona presa o detenida ni su abogado tengan posibilidad de ejercerlos. A nivel regional, la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece en su Artículo 7 (Derecho a la Libertad Personal) párrafo 6, al consagrar los recursos de hábeas corpus y hábeas corpus preventivo que: "Los recursos podrán interponerse por sí o por otras personas". 23 E/CN.4/1995/93, párrafos 266, 277, 279, 291, 293. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 22 La brecha en el muro de silencio sistemas legales en la mayoría de los países y podría ser interpretada como permitiendo el recurso de actio popularis.24 Prácticamente todas las demás disposiciones que desarrollan el derecho a los recursos legales u otro tipo de asistencia para defender los derechos humanos encuentran oposición o propuestas que disminuirían su eficacia. Por ejemplo, Cuba, apoyada generalmente por China y México, propone introducir limitaciones al derecho a denunciar públicamente ante las autoridades u órganos nacionales o internacionales las violaciones de los derechos humanos cometidas por agentes del Estado. Para esto sugieren nuevamente sujetar este derecho a cualquier disposición legal nacional en vigor, dando así un margen muy amplio a las limitaciones propuestas. Si bien reconocen que se tiene derecho a obtener una decisión por parte de los órganos judiciales, proponen omitir la referencia a que esa decisión sea "justa".25 El derecho a observar procedimientos judiciales, que resulta fundamental para evaluar y garantizar el funcionamiento correcto de los sistemas de justicia, también ha encontrado propuestas que lo sujetan a condiciones más restrictivas que las permitidas por las normas internacionales de derechos humanos. 26 Se ha sugerido la introducción de limitaciones al derecho de asistir a audiencias y juicios que en última instancia podrían restringir también el derecho de toda persona a ser oída en una audiencia pública. También se ha atacado el derecho de los defensores a dirigirse a los organismos internacionales de protección de los derechos humanos. Así, México propuso que, para dirigirse a los organismos internacionales competentes en materia de derechos humanos, los defensores deben agotar primero los recursos internos27. La propuesta de México puede leerse en el sentido de que los defensores deberían agotar los recursos internos en un país determinado antes de hacer, por ejemplo, una intervención oral ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Por otro lado la libertad de dirigirse (por ejemplo de escribir una carta) a los mecanismos internacionales que vigilan el respeto a los 24 Este argumento presenta un difícil problema legal, que requerirá un esfuerzo especial para lograr un texto satisfactorio. Sin embargo, existe cierta esperanza de que se pueda llegar a una solución en esta materia, dado que la delegación de Cuba, que normalmente se ha opuesto a reconocer los derechos en este capítulo, pareció encontrar, al menos en principio, cierto mérito en el reconocimiento del derecho a intervenir judicialmente en beneficio de terceros en casos urgentes (véase Documento de la ONU: E/CN/4/1995/93, párrafo 292) . 25 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafo 202 y E/CN.4/1995/93 párrafos 268, 270 y 271 por ejemplo. 26 Documento de la ONU: E/CN.E.1994/81, párrafo 202, (iv). 27 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 278. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 23 derechos humanos no debe depender de que los defensores hayan transitado por las vías legales nacionales28. Los reseñados son sólo algunos de los problemas encontrados por el Grupo de Trabajo al discutir este tema. A continuación se transcribe el artículo 2 del Capítulo IV de Proyecto de Declaración sobre el que el Grupo de Trabajo no encontró acuerdo: 28 Si bien es cierto que existen algunos mecanismos internacionales de protección de los derechos humanos, que requieren el previo agotamiento de los recursos internos para considerar admisible una comunicación o denuncia, esto no es así en todos los casos. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 24 La brecha en el muro de silencio Artículo 2. A tales efectos, toda persona tiene derecho, entre otras cosas, a: a) Señalar públicamente las violaciones de los derechos humanos y denunciar la políticas y acciones de los funcionarios y órganos gubernamentales mediante peticiones u otros medios antes las autoridades judiciales, administrativas o legislativas competentes o ante cualquier autoridad competente prevista en el sistema jurídico del Estado, así como ante cualesquiera organismos internacionales competentes; b) Presentar una denuncia ante una autoridad judicial independiente, imparcial y competente o cualquier otra autoridad establecida por la ley y a que esa denuncia sea examinada rápidamente en audiencia pública y sometida a la decisión de esa autoridad; c) Obtener una decisión y sentencia justas que dispongan la reparación, incluida la indemnización que corresponda, así como la ejecución de la decisión y la sentencia, todo ello sin demora indebida; d) Asistir a tales audiencias o procedimientos o, según sea el caso, a los juicios pertinentes para evaluar su justicia y el cumplimiento de las normas nacionales e internacionales; e) Ofrecer y prestar asistencia, incluida la asistencia letrada profesional, para defender los derechos humanos y las libertades fundamentales [universalmente reconocidos]; f) Dirigirse libremente a los organismos internacionales que, con arreglo a los instrumentos y procedimientos internacionalmente aplicables, tengan competencia general o especial para recibir y examinar comunicaciones sobre cuestiones de derechos humanos, y comunicarse sin trabas con ellos. 8. EL DERECHO A OBTENER RECURSOS PARA LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS La defensa de los derechos humanos, tanto si se practica individualmente como en grupos, requiere recursos materiales y financieros. A diferencia de otras actividades legítimas en las que se persigue la obtención de lucro, no es posible esperar que las víctimas de los abusos y los beneficiarios del trabajo de los defensores (que con frecuencia provienen de sectores económicamente desposeídos) siempre cuenten con los medios de contribuir al trabajo. Obviamente esto no puede detener la defensa de los derechos humanos. Para obtener los recursos que posibilitan su labor, los defensores se valen, entre otros, de los siguientes medios: la venta de publicaciones, u otros artículos que generalmente llevan emblemas o referencias relativas a los derechos humanos; la recaudación de fondos que provienen del público en general a través de la realización de campañas, actos artísticos, etc; el cobro de honorarios profesionales (por ejemplo por parte de abogados o profesionales de la salud) si los beneficiarios pueden abonarlos; la obtención de donaciones y legados que pueden revestir la forma de contribuciones financieras o de otros recursos materiales (por ejemplo libros, material médico, computadoras o faxes); Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 25 las contribuciones de entidades gubernamentales e intergubernamentales así como de fundaciones privadas que cuentan con programas de apoyo a las actividades de los defensores. Estos y otros medios de obtener recursos son legítimos tanto por la forma en que se realizan como por el objeto último que persigue la utilización de esos recursos: la defensa de los derechos humanos por medios pacíficos. Por esta razón debe reconocerse el derecho a solicitar y obtener recursos tal como se lo reconoce para otras actividades. El derecho a obtener recursos para defender los derechos humanos debería ser en principio estimulado y protegido por la ley, brindándose a los defensores las más amplias facilidades para el ejercicio de tal derecho, por ejemplo a través de la desgravación impositiva. Este derecho no debe ser restringido por ninguna razón discriminatoria, es decir, que si por circunstancias excepcionales existiera la necesidad imperiosa de establecer regulaciones (cambiarias por ejemplo) éstas no deberían aplicarse a los defensores de los derechos humanos con más severidad que con la que se aplican a cualquier individuo u organismo público o privado, nacional o internacional, que actúa en un país. Por el contrario, debería buscarse la manera de aliviar estas dificultades cuanto antes de modo que no se entorpezca la tarea de los defensores. Con frecuencia se ha constatado que algunos gobiernos violadores de los derechos humanos obstaculizan la obtención de recursos por parte de individuos y ONG como forma de estrangular sus actividades de defensa. De allí la necesidad de que este derecho sea claramente reconocido en el Proyecto de Declaración. Tampoco en torno a este punto se ha podido generar el consenso en el Grupo sobre Defensores. Por ejemplo, en 1994 Cuba y China propusieron que el artículo relativo al derecho a obtener recursos fuera enteramente eliminado29, argumentando que contradice la soberanía de los Estados, el principio de no interferencia en los asuntos internos de los Estados y que la Conferencia Mundial de Derechos Humanos no incluyó este derecho en su declaración final. Durante el periodo de sesiones de 1995, Cuba agregó que el reconocimiento de este derecho contravendría los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas30. 29 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafo 183. En 1992 Cuba había propuesto que la obtención de fondos debía ser restringida a fuentes domiciliadas en el país donde las actividades de los defensores se llevan a cabo. Para la posibilidad de obtener de recursos provenientes del exterior la propuesta cubana abría un amplio espectro de limitaciones por parte de la ley y otras regulaciones administrativas nacionales (ver Documento de la ONU: E/CN.4/1992/53, Apéndice II). 30 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 263. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 26 La brecha en el muro de silencio A continuación se transcribe el artículo 4 del Capítulo III del Proyecto de Declaración, sobre el que el Grupo de Trabajo no ha logrado acuerdo: Artículo 4. 1. Toda persona tiene derecho [está facultada], individualmente o con otras, a [para] solicitar, recibir y utilizar contribuciones financieras voluntarias y de otro tipo con el objeto de promover y proteger, por medios pacíficos, los derechos humanos y las libertades fundamentales [universalmente reconocidos]. 2. En relación con ello todas las contribuciones, incluso las de fuentes extranjeras, y su utilización estarán sujetas, sobre una base no discriminatoria, a la legislación nacional según lo previsto en el Capítulo V. 9. LA OBLIGACIÓN DE LOS ESTADOS PROTEGER Y PROMOVER LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS Especiales responsabilidades recaen sobre los Estados y los gobernantes en cuanto a la protección y promoción de los derechos humanos. Los gobiernos detentan el poder público y de éste surge la fuerza que, utilizada más allá de estrictos límites necesarios, conduce al exceso o a la arbitrariedad. El establecimiento del delicado equilibrio entre el uso del poder legítimo y el respeto de los derechos humanos es una obligación primordial de todo gobernante. Para cumplir con esta obligación, los gobiernos deben dotarse de estructuras que garanticen el libre ejercicio de los derechos fundamentales y contribuir a la organización de la vida social para que su disfrute sea lo más pleno posible. Las responsabilidades de los Estados no se limitan exclusivamente al ámbito interno. Habiendo admitido que el respeto de los derechos humanos concierne a toda la comunidad internacional y no constituye un asunto de exclusivo interés doméstico, los gobiernos (junto a los organismos internacionales y las ONG) han intensificado su papel en la elaboración y promoción del derecho internacional de los derechos humanos. Cuando la comunidad internacional adopta una norma sobre derechos humanos los gobiernos deben incorporarla a sus respectivos sistemas jurídicos y ponerla en práctica. Asimismo deben interesarse y velar por el cumplimiento de esas normas internacionales en otras naciones. Pero los Estados no pueden hacer esto aisladamente. En todas estas esferas el concurso de individuos, grupos e instituciones de la comunidad resulta crucial. El rol de los defensores por su parte resulta indispensable y éstos han demostrado que tienen una valiosa contribución que hacer. En principio, el papel de los defensores de los derechos humanos y la obligación que tienen los Estados de promover y proteger esos derechos deben ser naturalmente Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 27 complementarios. Por supuesto que a veces el debate sobre la puesta en práctica y la vigencia de los derechos humanos puede ser materia de desacuerdo y contradicciones. Pero son esas mismas contradicciones y debates los que permiten avanzar en el objetivo común. Por esta razón parecería lógico que todo gobierno genuinamente interesado en la protección y promoción de los derechos humanos deba fomentar el trabajo de individuos y grupos que operan por motivos que son esencialmente convergentes, y protegerlos de los riesgos que pueden padecer en el cumplimiento de sus tareas. La comunidad internacional, al tiempo que debe velar porque los derechos de los defensores sean reconocidos, debe establecer claramente cuáles son las obligaciones de los gobiernos al respecto. En esta doble tarea debería tenerse siempre en cuenta que la función estatal de promover y proteger los derechos humanos puede difícilmente cumplirse sin la presencia de los defensores. El Grupo de Trabajo ha avanzado parcialmente en el reconocimiento de la función de los Estados en la protección de los derechos humanos y su obligación de brindar protección a los defensores. Algunos de los problemas planteados durante los debates han sido: la aguda ideologización de las discusiones que en ocasiones ha llevado a varios participantes a insistir en que el Grupo de Trabajo no tiene como función la de redefinir conceptos básicos en materia de derechos humanos sino la de preparar una declaración sobre los derechos de los defensores ; los esfuerzos de algunos gobiernos por dar amplísimos márgenes de discreción a los Estados en cuanto al grado de protección que han de brindar a los defensores y sobre las instituciones que deben poner en pie para la defensa de los derechos humanos. Pero el problema fundamental radica en que no se sabe a ciencia cierta sobre qué derechos de los defensores versarán las obligaciones de protección de los Estados, dadas las dificultades del Grupo de Trabajo en reconocer esos derechos. Así se corre el riesgo de que una serie de disposiciones sobre las obligaciones de los Estados, que en principio podrían ser de utilidad, terminen operando sobre un vacío conceptual. Estos y otros problemas hacen evidente la necesidad de que se reconozcan claramente todos los derechos de los defensores de los derechos humanos. A continuación se transcriben los artículos sobre los que el Grupo de Trabajo ha logrado acuerdo en esta materia. Ellos son el artículo 2 del Capítulo I, el artículo 5 del Capítulo II, y el artículo 3 del Capítulo IV. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 28 La brecha en el muro de silencio Capítulo I, Artículo 2. Los Estados tienen la responsabilidad fundamental y el deber de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales en particular adoptando las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que puedan ser necesarias para crear las condiciones sociales y políticas y las garantías jurídicas requeridas para que toda persona, a título particular y en asociación pueda disfrutar en la práctica de esos derechos y libertades. (Adoptado en enero de 1995). Capítulo II, Artículo 5. 1. Incumbe a los Estados la responsabilidad de adoptar medidas legislativas, judiciales, administrativas y de otra índole apropiadas para promover en todas las personas sometidas a su jurisdicción la comprensión de sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. 2. Entre tales medidas figurarán las siguientes: a) La publicación y la amplia difusión de las leyes y los reglamentos nacionales y de los instrumentos internacionales básicos de derechos humanos b) El pleno acceso en condiciones de igualdad a los documentos internacionales en la esfera de los derechos humanos, incluidos los informes periódicos de los Estados a los órganos establecidos por los tratados internacionales sobre derechos humanos en los que sean Partes, así como en los informes oficiales de esos órganos. (Adoptado en enero de 1994). Capítulo IV, Artículo 3. A los mismos efectos, cada Estado, entre otras cosas: a) Adoptará todas las medidas necesarias para asegurar la protección por las autoridades competentes de toda persona, individualmente o con otras, frente a toda violencia, amenaza, represalia, discriminación negativa de hecho o de derecho, presión o cualquier otra acción arbitraria resultante del ejercicio legítimo de los derechos mencionados en esta Declaración. b) Alentará y apoyará, cuando corresponda, la creación y el desarrollo de otras instituciones destinadas a la promoción y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en todo territorio que esté bajo su jurisdicción, como, por ejemplo, ombudsman, comisiones de derechos humanos o cualquier otro tipo de instituciones nacionales. c) Realizará una investigación o pesquisa rápida e Índice de AI: IOR 40/07/95/s imparcial cuando existan motivos razonables para creer que se ha producido una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales en cualquier territorio que esté bajo su jurisdicción. (Adoptado en enero de 1994). Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 29 10. LAS LIMITACIONES AL TRABAJO DE LOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS Por su carácter esencialmente pacífico y por la legitimidad de los objetivos que persigue, la defensa de los derechos humanos no debería someterse a restricciones. Por el contrario, los gobiernos deberían estimular este trabajo y brindarle apoyo a través de la ley. La propia naturaleza del trabajo en derechos humanos conlleva ciertos requisitos sin los cuales no puede llevarse adelante. El trabajo en derechos humanos requiere independencia de los gobiernos y de intereses estrictamente sectoriales, la disposición al diálogo con todos los actores políticos y apego al Estado de Derecho. Fundamentalmente exige el respeto irrestricto por los derechos humanos de los demás. La defensa de los derechos humanos puede y debe practicarse en el marco de cualquier actividad, pero no ha de estar subordinada a ella. Por su parte, la Declaración Universal de los Derechos Humanos ya hace referencia a los deberes que tiene toda persona respecto de la comunidad y a las razones por las que esos deberes existen. Se trata esencialmente de deberes morales. También aclara los propósitos que debe tener cualquier limitación que se imponga a los derechos consagrados en ella. Estos deberes y limitaciones se aplican a toda persona y por ende a los defensores. La Declaración excluye asimismo interpretaciones de su propio texto que pudieran dar lugar a la supresión de los derechos humanos31. Desde el inicio de los trabajos, Amnistía Internacional, otras ONG y algunos Estados, insistieron en que la formulación de limitaciones al trabajo de los defensores no era deseable en el Proyecto de Declaración. Aún así entendieron que, si fuera necesario incluir limitaciones para facilitar el consenso en el Grupo de Trabajo, una formulación similar a la de la Declaración Universal sería suficiente. Las ONG se han opuesto a las propuestas que subordinan en forma general y abstracta el ejercicio de los derechos de los defensores a las 31 Artículo 29, Declaración Universal de Derechos Humanos. 1. Toda persona tiene deberes respecto de la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad. 2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrutte de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar e reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática. 3. Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas. Artículo 30, Declaración Universal de Derechos Humanso. Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 30 La brecha en el muro de silencio disposiciones legales nacionales. Si se admitiera la inclusión de limitaciones basadas en la legislación y las regulaciones nacionales y por encima de la normas internacionales, los Estados cuya legislación viola los derechos humanos encontrarían una vía simple para terminar con el trabajo de los defensores: dictar leyes o regulaciones administrativas en su contra. También desde el inicio se hizo evidente la intención de una serie de Estados de imponer limitaciones que van mas allá de las mencionadas en la Declaración Universal. Para esto, esos Estados proponen incluir en el Proyecto de Declaración una serie de disposiciones ambiguas para que sea primordialmente la ley nacional la que determine la forma en que los derechos de los defensores pueden ser ejercidos. Se han tomado algunos conceptos provenientes de otros instrumentos internacionales para ser aplicados, fuera de contexto, a los derechos de los defensores. Además, proponen agregar a todo lo largo del Proyecto de Declaración más limitaciones en cada uno de los artículos que reconocen esos derechos. En su estado actual el Proyecto de Declaración contiene cuatro artículos que fueron adoptados en el Capítulo V, dedicado a las limitaciones. También hay disposiciones que atemperan las limitaciones impuestas. Los artículos 1, 3 y 4 se inspiran parcialmente en los artículos 29 y 30 de la Declaración Universal. El artículo 2 es nuevo. A continuación se transcriben los artículos 1, 2, 3 y 4 del Capítulo V del Proyecto de Declaración que han sido adoptados por el Grupo de Trabajo: Artículo 1. Nada de lo dispuesto en la presente Declaración se interpretará en el sentido de que menoscabe o contradiga los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas ni de que limite o suprima las disposiciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y de otros instrumentos internacionales en esta esfera. (Adoptado en enero de 1994). Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio Artículo 2. El derecho interno, en cuanto concuerda con la Carta de las Naciones Unidas y otras obligaciones y compromisos internacionales aplicables al Estado en la esfera de los derechos humanos y las libertades fundamentales, es el marco jurídico en el cual deben aplicarse y disfrutarse los derechos humanos y las libertades fundamentales y en el cual deben llevarse a cabo todas las actividades a que se hace referencia en la presente Declaración para la promoción, protección realización de estos derechos y libertades. Artículo 4. yToda persona,efectiva individualmente o en grupos, tiene el (Adoptado en eneroejercicio de 1994).de su ocupación o profesión. Toda derecho al legítimo persona que, a causa de su ocupación o profesión, pueda Artículoa 3la.En el ejercicio de los las libertades afectar dignidad humana, los derechos derechos yhumanos y las enunciadosfundamentales en la presente Declaración, libertades de otras personas,ninguna deberá persona, respetar individualmente o con otras, estará con sujeta más limitaciones esos derechos y libertades, y cumplir lasanormas nacionales las que determine la ley,o ética exclusivamente objeto de eque internacionales de conducta profesional con u ocupacional asegurar el debido reconocimiento y respeto de los derechos y que sean pertinentes. (Adoptado en enero de 1994). las libertades de los demás y responder a las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general de una sociedad democrática y de conformidad con las obligaciones y los compromisos internacionales pertinentes. (Adoptado en enero de 1994). Artículo 4. Nada de lo dispuesto en la presente Declaración se interpretará en el sentido de que confiera a un individuo, grupo o institución el derecho a desarrollar actividades o realizar actos que tengan por objetivo suprimir los derechos y libertades enunciados en la presente Declaración o imponerles limitaciones mayores que las previstas en esta Declaración. (Adoptado en enero de 1994). 31 El Proyecto de Declaración también brinda orientación a las personas o grupos que a causa de su profesión u ocupación podrían afectar los derechos humanos. A continuación se transcribe el artículo 4 del Capítulo IV sobre el que el Grupo de Trabajo encontró acuerdo: Estas limitaciones, así como la orientación dada por el artículo 4 del Capítulo IV deberían bastar. Pero no ha sido así. Durante el periodo de sesiones de 1994, Cuba introdujo nuevas propuestas para imponer limitaciones al trabajo de los defensores de los derechos humanos. Estas propuestas se suman a otras que imponen deberes adicionales a los defensores en un lenguaje ambiguo: por ejemplo, el deber de respetar "la cultura de la comunidad en su conjunto, así como las culturas existentes dentro de la comunidad" 32 . La imposición de este deber permitiría interpretar que los defensores no pueden oponerse por ejemplo, a ciertas prácticas tradicionales o castigos frecuentemente tolerados por los gobiernos, que vulneran los derechos humanos.33 El lenguaje de la propuesta cubana es más propio de una legislación dirigida a la supresión de derechos que de una declaración sobre derechos humanos. Entre otras cosas tiende a proteger la soberanía de los Estados, su integridad territorial y el principio de no injerencia en los asuntos internos, de las supuestas amenazas que acarrea la defensa de los derechos humanos. Además afirma la "esencia humanitaria" del trabajo de los defensores, prohíbe la selectividad en sus 32 A partir de una idea introducida por Turquía en 1993. 33 Éstos y otros deberes están contenidos en el propuesto artículo 5 del Capítulo V del Proyecto de Declaración. Para analizarlo en su totalidad, véase Apéndice 1. Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 32 La brecha en el muro de silencio actividades y entre otros define el deber de los defensores de "abstenerse de manipular la información y los hechos con el objeto de difamar o perjudicar la imagen de personas o instituciones, alentando así las campañas calumiosas". Esta propuesta concentra buena parte de las excusas que son habitualmente usadas por algunos gobiernos para reprimir el trabajo de los defensores o impedir su trabajo. De ser aceptadas, éstas y otras propuestas anularían el valor de lo que se ha obtenido hasta ahora y tornarían el Proyecto de Declaración en un instrumento ineficaz para la defensa de los derechos humanos. Por considerarla de interés se incluye la propuesta de Cuba como Anexo II a este documento. Un delegado gubernamental afirmó al comentar la propuesta que la misma le recordaba las acusaciones que las personas habían sufrido en su propio país durante la pasada dictadura militar. Si la defensa de los derechos humanos tuviera un carácter estrictamente humanitario en el sentido de la propuesta, esto habilitaría a los defensores a preocuparse por las víctimas de la tortura, pero no a enfrentar la política estatal que permite que tal tortura tenga lugar. En cuanto al concepto de no selectividad, en los términos de la propuesta cubana, implicaría por ejemplo, que un abogado defensor de presos políticos no podría preocuparse más por el bienestar de los presos que defiende que por el de todos los demás presos.34 Las ONG y varios de los Estados presentes expresaron su preocupación ante el nuevo intento de recortar los derechos de los defensores. La propuesta de Cuba tuvo el apoyo de China y Siria35 y parcialmente de México36. 11. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Con demasiada frecuencia, se ha dejado solos a los defensores de derechos humanos en todo el mundo y si han seguido adelante ha sido gracias a su determinación y coraje. Reconociendo esto, numerosas delegaciones gubernamentales y las ONG de derechos humanos se han esforzado durante años por lograr un Proyecto de Declaración que fortalezca el trabajo y reconozca los derechos de los defensores. Pero el Proyecto de Declaración parece haber llegado a un callejón sin salida y durante el periodo de sesiones de 1995 muchas de esas delegaciones gubernamentales y las ONG debieron lamentar los pocos 34 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafo 334 que contiene la intervención del representante de Chile a este respecto. Varias delegaciones consideraron inaceptable la propuesta cubana, entre ellas Australia, Austria, Canadá, los Estados Unidos, la Federación Rusa, Noruega, los Países Bajos y el Reino Unido (véase por ejemplo Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafos 301 y 302). 35 Documento de la ONU: E/CN.4/1994/81, párrafos 335 y 336. 36 Documento de la ONU: E/CN.4/1995/93, párrafo 304. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995 La brecha en el muro de silencio 33 progresos realizados. La Comisión de Derechos Humanos por su parte resolvió disminuir el tiempo autorizado para el Grupo de Trabajo en 1996 de dos a una semana. Si las propuestas de los Estados que han bloqueado el progreso en el Proyecto de Declaración fueran acogidas, los derechos de los defensores encontrarían un grado de reconocimiento a nivel internacional menor que los derechos de cualquier otra persona. No se puede defender los derechos humanos si no se pueden ejercitar plenamente los derechos necesarios para hacerlo. Además, se habría redactado un instrumento cuya función principal sería la de proteger a los Estados de las supuestas "amenazas" que conlleva la defensa de los derechos humanos. Los defensores no constituyen amenaza alguna para los Estados. Y si algunos gobiernos que violan sistemáticamente los derechos humanos ven dañada su reputación, este daño no proviene de los defensores sino de las violaciones mismas. El Proyecto de Declaración en su estado actual plantea pocos problemas jurídicos y aquéllos que aún se plantean deberían permitir la obtención de consenso. El problema real radica en la falta de voluntad política de unos pocos gobiernos para obtener un instrumento útil para la defensa de los derechos humanos. En consecuencia, la organización hace un llamamiento a los Estados participantes en el Grupo de Trabajo para cumplan con las siguientes recomendaciones que deben conducir a la pronta adopción del Proyecto: I. En primer lugar es necesario que durante el periodo de sesiones de 1996 los Estados participantes acuerden que el principio de la adopción de normas por consenso no se transformará en un instrumento para que uno o dos Estados puedan vetar los progresos que se logren. II. Para que la Declaración cumpla la función para la que fue concebida es imprescindible que no se agreguen nuevas limitaciones a los derechos de los defensores de los derechos humanos. III. La Declaración debe garantizar el derecho a defender los derechos humanos asi como el pleno ejercicio de los derechos necesarios para ello. Como mínimo es necesario reconocer: el derecho a defender los derechos de otras personas además de los propios; el derecho a formar y afiliarse a grupos y asociaciones nacionales o internacionales para la defensa de los derechos humanos; el derecho a la información y a la libertad de expresión y comunicación de los defensores; Amnistía Internacional Agosto 1995 Índice de AI: IOR 40/07/95/s 34 La brecha en el muro de silencio el derecho a defender todos los derechos o a trabajar en la defensa de ciertos derechos o de ciertos sectores específicos; el derecho de los defensores a obtener y utilizar los recursos necesarios para su trabajo; el derecho a comunicarse libremente con organismos nacionales e internacionales tanto intergubernamentales como privados; el derecho a participar en actividades pacíficas tendientes a promover la vigencia de los derechos humanos; el derecho a hacer uso de la ley y de las instituciones para defender los derechos humanos y a intervenir ante ellas cuando las víctimas no pueden hacerlo por sí mismas; el derecho a ser protegido por la ley en la defensa de los derechos humanos. el derecho a defender los derechos humanos en toda su dimensión, e independientemente de la ideología estatal imperante, tanto a nivel nacional como internacional. Índice de AI: IOR 40/07/95/s Amnistía Internacional Agosto 1995