Puntos Sobresalientes Levítico 1 a 5

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Para el repaso oral: de la Escuela del Ministerio Teocrático de Mayo y Junio de 2014
7ª Pregunta.
¿Qué obligación tenemos todos los cristianos con relación a informar una falta grave cometida por otro
cristiano? (Lev. 5:1.) [9 de jun., w97 15/8 pág. 27.]
w97 15/8 pág. 27 ¿Por qué denunciar lo que es malo? - ¿De quién es la obligación?
Cuando los ancianos saben de un mal grave, abordan a la persona implicada para darle la ayuda y la
corrección necesarias. Es su obligación juzgar a tales personas dentro de la congregación cristiana. Se
mantienen vigilantes con respecto a la condición espiritual de esta, y ayudan y amonestan a todo el que da un
paso imprudente o incorrecto. (1 Corintios 5:12, 13; 2 Timoteo 4:2; 1 Pedro 5:1, 2.)
Ahora bien, ¿qué ocurre si no somos ancianos y nos enteramos de que otro cristiano ha cometido un mal
grave? Las pautas se encuentran en la Ley que Jehová dio a la nación de Israel. Esta decía que si una persona
era testigo de acciones apóstatas, sedición, asesinato u otros delitos graves, tenía el deber de informarlo y
testificar sobre lo que sabía. Levítico 5:1 dice: “Ahora bien, en caso de que peque un alma por cuanto ha oído
maldecir en público y es testigo, o lo ha visto o ha llegado a saber de ello, si no lo informa, entonces tiene que
responder por su error”. (Compárese con Deuteronomio 13:6-8; Ester 6:2; Proverbios 29:24.)
Aunque hoy los cristianos no estamos bajo la Ley mosaica, podemos guiarnos por sus principios subyacentes.
(Salmo 19:7, 8.) Por tanto, ¿qué deberíamos hacer si nos enteráramos de que un compañero cristiano ha
cometido un mal grave?
Capítulo 1:
w00 15/8 pág. 19 párr. 7 Sacrificios de alabanza que agradan a Jehová
7. a) ¿Cómo evoca Hebreos 10:22 el procedimiento que se seguía en los sacrificios? b) ¿Qué había que
hacer para que Dios aceptara el sacrificio?
7
En primer lugar, Pablo dice a los cristianos: “Acerquémonos con corazones sinceros en la plena seguridad
de la fe, pues los corazones se nos han limpiado por rociadura de una conciencia inicua, y los cuerpos se nos
han lavado con agua limpia” (Hebreos 10:22). El lenguaje empleado en este texto evoca de modo inconfundible
el procedimiento que se seguía en los sacrificios típicos que la Ley estipulaba. La alusión es pertinente, pues
para que un sacrificio fuera aceptable tenía que ofrecerse con el motivo apropiado, y ser limpio e incontaminado.
El animal para el sacrificio se tomaba de la vacada o del rebaño, es decir, de los animales limpios, y debía ser
“sano”, sin defecto. Si se ofrecían aves, se requería que fuesen tórtolas o pichones. En tanto la ofrenda
satisficiera esas condiciones, era “aceptada benévolamente a favor suyo para hacer expiación por él” (Levítico
1:2-4, 10, 14; 22:19-25). La ofrenda de grano no contenía ninguna levadura —símbolo de corrupción— y
tampoco contenía miel, probablemente jarabe de fruta, que suele fermentar. A los sacrificios de animales o de
grano que se ofrecían en el altar se les añadía sal como conservante (Levítico 2:11-13).
w92 15/10 págs. 8-9 párr. 4 La familia: una provisión amorosa de Jehová
4. ¿En qué sentido cambió la vida de familia bajo la Ley de Moisés, pero qué papel siguieron
desempeñando los padres?
4
Cuando Israel se convirtió en nación en 1513 a.E.C., la ley familiar se subordinó a la Ley nacional dada
mediante Moisés. (Éxodo 24:3-8.) Los jueces nombrados recibieron entonces la autoridad de decidir, incluso
sobre asuntos de vida o muerte. (Éxodo 18:13-26.) El sacerdocio levítico empezó a encargarse de los aspectos
de la adoración relacionados con los sacrificios. (Levítico 1:2-5.) Sin embargo, el padre siguió desempeñando un
papel importante. Moisés amonestó a los cabezas de familia: “Estas palabras que te estoy mandando hoy tienen
que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu
casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Deuteronomio 6:6, 7.) La
influencia de la madre era muy importante. Proverbios 1:8 manda a los jóvenes: “Escucha, hijo mío, la disciplina
de tu padre, y no abandones la ley de tu madre”. Sí, dentro del ámbito de la autoridad de su esposo, la esposa
hebrea podía fijar —e imponer— leyes en la familia. Sus hijos tenían que honrarla incluso cuando ya hubiera
envejecido. (Proverbios 23:22.)
w00 15/8 págs. 20-21 párrs. 12-13 Sacrificios de alabanza que agradan a Jehová
12, 13. ¿Qué reconocía el israelita cuando ofrecía un sacrificio quemado, y qué podemos hacer para
demostrar la misma actitud?
12
Cuando un israelita ofrecía un sacrificio quemado, lo hacía “de su propia voluntad delante de Jehová”
(Levítico 1:3). De este modo declaraba o reconocía pública y voluntariamente las abundantes bendiciones de
Página 1
Jehová y Su bondad amorosa para con su pueblo. Recordemos que un rasgo distintivo de la ofrenda quemada
era que toda ella se consumía sobre el altar, lo cual era un símbolo apropiado de devoción y dedicación
completas. De manera correspondiente, demostramos nuestra fe en el sacrificio redentor y nuestro
agradecimiento cuando ofrecemos a Jehová, voluntariamente y con entusiasmo, nuestro “sacrificio de alabanza,
es decir, el fruto de labios”.
13
Aunque los cristianos no ofrecen sacrificios literales —animales o vegetales— tienen la responsabilidad de
dar testimonio de las buenas nuevas del Reino y hacer discípulos de Jesucristo (Mateo 24:14; 28:19, 20). ¿Nos
aprovechamos de las oportunidades de participar en la declaración pública de las buenas nuevas del Reino de
Dios, de modo que muchas más personas puedan conocer las cosas maravillosas que Dios tiene preparadas
para la humanidad obediente? ¿Dedicamos voluntariamente nuestro tiempo y energías a enseñar a quienes se
interesan en el mensaje y a ayudarlos a hacerse discípulos de Jesucristo? Nuestra participación celosa en el
ministerio es muy agradable a Dios, como el olor conducente a descanso de una ofrenda quemada (1 Corintios
15:58).
w00 15/8 págs. 14-15 párr. 13 Sacrificios que agradaron a Dios
13. Describa las ofrendas que se presentaban voluntariamente a Dios a modo de dádivas.
13
Las ofrendas quemadas, las ofrendas de grano y las ofrendas de comunión se contaban entre las que se
presentaban por voluntad propia a modo de dádivas o de un acercamiento a Dios para conseguir su favor.
Algunos estudiosos piensan que el término hebreo para “ofrenda quemada” significa “ofrenda de ascensión” u
“ofrenda que asciende”, lo cual es pertinente porque en esta el animal degollado se quemaba sobre el altar y
ascendía hacia el cielo a Dios un olor dulce, conducente a descanso. La ofrenda quemada se distinguía de las
demás en que el animal se ofrecía entero a Dios después de haber salpicado su sangre alrededor del altar. Los
sacerdotes tenían que “hacer humear todo ello sobre el altar como ofrenda quemada, ofrenda hecha por fuego,
de olor conducente a descanso a Jehová” (Levítico 1:3, 4, 9; Génesis 8:21).
w92 1/12 pág. 9 párr. 9 La bendición de Jehová enriquece
9. ¿Por qué requería Jehová que el Israel antiguo pagara diezmos y llevara ofrendas?
9
Según la Ley, una de las obligaciones de Israel era llevar ofrendas al templo y pagar diezmos. Algunas
ofrendas se quemaban completamente sobre el altar de Jehová, mientras que otras se dividían entre los
sacerdotes y los que presentaban el sacrificio, y se ofrecían a Jehová porciones especiales. (Levítico 1:3-9; 7:115.) Respecto a los diezmos, Moisés dijo a los israelitas: “Toda décima parte de la tierra, de la semilla de la tierra
y del fruto del árbol, pertenece a Jehová. Es cosa santa a Jehová”. (Levítico 27:30.) Los levitas que trabajaban en
el tabernáculo, y más tarde en el templo, recibían el diezmo. A su vez, los levitas que no eran sacerdotes daban
un diezmo de lo que recibían a los sacerdotes aarónicos. (Números 18:21-29.) ¿Por qué requería Jehová que
Israel pagara diezmos? En primer lugar, para que mostraran de manera tangible su aprecio por la bondad de
Jehová. En segundo lugar, para que ayudaran a mantener a los levitas, quienes así podrían concentrarse en sus
obligaciones, inclusive enseñar la Ley. (2 Crónicas 17:7-9.) También era una forma de apoyar la adoración pura,
y todos se beneficiaban.
w13 15/12 pág. 12 párr. 5 ¿Haremos sacrificios por el Reino?
5. ¿Qué concesión les hizo Jehová a los pobres?
5
Jehová comprendía que no todos podrían ofrecer lo mismo, así que esperaba de cada cual solo lo que sus
circunstancias le permitieran. Su Ley estipulaba que se ofrecieran animales y se derramara su sangre, pues
estos sacrificios eran “una sombra de las buenas cosas por venir” a través de Jesús (Heb. 10:1-4). Ahora bien,
Jehová era flexible y comprensivo. Por ejemplo, si un israelita no podía ofrecer un animal del rebaño o de la
vacada, aceptaba que le ofreciera unas tórtolas en su lugar. De este modo, hasta los pobres tenían la
oportunidad de hacer sacrificios (Lev. 1:3, 10, 14; 5:7). Eso sí, aunque los animales que se ofrecieran podían
variar, había dos cosas que Jehová exigía de todo el que le hiciera ofrendas voluntarias.
w12 15/1 págs. 26-27 párr. 3 Reyes y sacerdotes que ayudan a toda la humanidad
3. ¿Qué entendieron los apóstoles acerca del significado de los emblemas?
3
Como eran judíos, los apóstoles estaban muy familiarizados con los sacrificios de animales que los
sacerdotes ofrecían a Dios en el templo de Jerusalén. Tales ofrendas se hacían para obtener la aprobación de
Jehová y, en muchos casos, para pedir perdón por los pecados (Lev. 1:4; 22:17-29). Así que los apóstoles
seguramente entendieron que cuando Jesús afirmó que su cuerpo sería dado y su sangre sería derramada a
favor de ellos, quiso decir que daría su propia vida humana perfecta como sacrificio. El valor de tal ofrenda sería
muchísimo mayor que el de los sacrificios de animales.
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Capítulo 2:
w96 1/7 págs. 9-10 párr. 10 ‘Una casa de oración para todas las naciones’
10. ¿Cuáles eran algunas de las ofrendas que se hacían sobre el altar de los sacrificios?
10
Todas las mañanas y todas las tardes se ofrecía en holocausto sobre el altar un carnero expiatorio joven
acompañado de una ofrenda de grano y una libación. (Éxodo 29:38-41.) Se hacían otros sacrificios en días
especiales. A veces era necesario presentar una ofrenda debido a un pecado concreto de índole personal.
(Levítico 5:5, 6.) En otras ocasiones, un israelita podía ofrecer voluntariamente un sacrificio de comunión, en el
que los sacerdotes y el oferente comían distintas porciones de la víctima. Este hecho denotaba que los humanos
pecadores podían tener paz con Dios y, por decirlo así, disfrutar de una comida con él. Incluso los residentes
forasteros podían hacerse adoradores de Jehová y tener el privilegio de presentar ofrendas espontáneas en la
casa de Dios. No obstante, en muestra de la honra que se debe a Jehová, los sacerdotes solo podían aceptar
ofrendas de óptima calidad. La harina de las ofrendas de grano debía estar finamente molida y las víctimas
animales no debían tener ningún defecto. (Levítico 2:1; 22:18-20; Malaquías 1:6-8.)
w04 15/6 pág. 15 párr. 8 Valoremos debidamente el don de la vida
8. En la Ley, ¿qué limitación impuso Jehová al empleo de la sangre?
8
Jehová aportó más detalles sobre la vida y la sangre cuando entregó la Ley mosaica a Israel. Al hacerlo, dio
otro paso adelante hacia la realización de su propósito. Probablemente ya sepa que la Ley estipulaba ciertas
ofrendas de grano, aceite y vino para Dios (Levítico 2:1-4; 23:13; Números 15:1-5). También estipulaba
sacrificios de animales. Respecto a estos, Dios dijo: “El alma de la carne está en la sangre, y yo mismo la he
puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace
expiación en virtud del alma en ella. Por eso he dicho a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer
sangre’”. Jehová añadió que si alguien, como por ejemplo un cazador o un ganadero, mataba un animal para
comer, tenía que derramar su sangre y cubrirla con polvo. Dado que la Tierra es el escabel de los pies de Dios, al
derramar la sangre del animal sobre la tierra, la persona indicaba que le devolvía esa vida al Dador de la vida
(Levítico 17:11-13; Isaías 66:1).
w00 15/8 pág. 15 párr. 14 Sacrificios que agradaron a Dios
14. ¿Cómo se presentaba la ofrenda de grano?
14
La ofrenda de grano se describe en el capítulo 2 de Levítico. Esta era una ofrenda voluntaria que consistía
en flor de harina, normalmente humedecida con aceite y a la que se añadía olíbano. “El sacerdote tiene que asir
de ella su puñado de su flor de harina y su aceite junto con todo su olíbano; y tiene que hacerlo humear como
recordativo de ella en el altar, como ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso a Jehová.”
(Levítico 2:2.) El olíbano era uno de los ingredientes del incienso santo que se quemaba sobre el altar del
incienso en el tabernáculo y el templo (Éxodo 30:34-36). El rey David debió tener presente este hecho cuando
dijo: “Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti; el levantar las palmas de mis manos, como la
ofrenda de grano al atardecer” (Salmo 141:2).
w06 1/7 págs. 22-23 párrs. 8-9 Nacieron dentro del pueblo escogido por Dios
8, 9. a) ¿Qué sistema permitía a los israelitas demostrar que estaban dedicados a Jehová? b) ¿Qué se
granjeaban los israelitas que hacían ofrendas voluntarias?
8
Jehová dio a su pueblo muchas oportunidades de demostrar que en realidad era una nación dedicada a él.
Por ejemplo, su Ley estipuló un sistema de sacrificios, u ofrendas, algunos de los cuales eran obligatorios y otros
voluntarios (Hebreos 8:3). Las ofrendas quemadas, de grano y de comunión eran voluntarias, pues se trataba de
regalos ofrecidos a Jehová para conseguir su favor y expresarle gratitud (Levítico 7:11-13).
9
Aquellos sacrificios de carácter voluntario complacían a Jehová. De las ofrendas quemadas y de grano se
decía que tenían para él un “olor conducente a descanso” (Levítico 1:9; 2:2). En el sacrificio de comunión, la
sangre y la grasa del animal se ofrecían a Dios, mientras que las porciones de carne eran para los sacerdotes y
el israelita que hacía la ofrenda. Se trataba, pues, de una comida simbólica que evidenciaba una relación pacífica
con Jehová. La Ley decía: “Ahora bien, en caso de que sacrifiquen un sacrificio de comunión a Jehová, deben
sacrificarlo para granjearse aprobación” (Levítico 19:5). Es verdad que todos los israelitas estaban dedicados a
Jehová por nacimiento; sin embargo, los que con sus ofrendas voluntarias demostraban su deseo de escogerlo
como su Dios ‘se granjeaban la aprobación’ de Jehová y recibían incontables bendiciones (Malaquías 3:10).
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w84 15/2 pág. 29 Levítico... llamada a la adoración santa de Jehová
Levítico 2:11—¿Por qué no eran aceptables a Jehová las ofrendas de miel?
Evidentemente, aquí no se trata de la miel de abejas, sino del jarabe de las frutas. A no ser así, aquélla no se
podría haber incluido entre las “primicias” (Levítico 2:12; 2 Crónicas 31:5). Puesto que el jarabe o miel de las
frutas podía fermentarse, no era aceptable como ofrenda sobre el altar.
w04 15/5 págs. 21-22 Puntos sobresalientes del libro de Levítico
Respuestas a preguntas bíblicas:
Levítico 2:11, 12. ¿Por qué no aceptaba Jehová la miel “como ofrenda hecha por fuego”? La miel a la
que se alude en este versículo no es miel de abejas. Aunque no se aceptaba “como ofrenda hecha por fuego”, se
incluía entre “las primicias del [...] producto del campo” (2 Crónicas 31:5). Parece ser que esta miel era jugo o
almíbar de frutas. Como podía fermentar, no era aceptable como ofrenda sobre el altar.
w85 15/5 pág. 26 párr. 20 “Ustedes son la sal de la tierra”
20. ¿Cómo se usaba la sal en relación con la adoración de Jehová en el antiguo Israel?
20
Sin duda, porque la sal representaba la falta de corrupción, se utilizaba en la adoración de Jehová que
rendía Israel. Por ejemplo, todas las ofrendas sobre el altar tenían que ser saladas. En la Ley que se dio
mediante Moisés se declaró: “No debes dejar que falte de sobre tu ofrenda de grano la sal del pacto de tu Dios.
Junto con toda ofrenda tuya presentarás sal”. Y se consideraba que “un pacto de sal” había que cumplirlo.
(Levítico 2:13; Números 18:19; 2 Crónicas 13:4, 5.)
w04 15/5 págs. 21-22 Puntos sobresalientes del libro de Levítico
Respuestas a preguntas bíblicas:
Levítico 2:13. ¿Por qué tenía que presentarse sal “con toda ofrenda”? No se hacía para realzar el sabor
de los sacrificios. La sal se utiliza en todo el mundo como conservante. Es probable que se presentara con las
ofrendas porque representaba que estas estaban libres de corrupción y deterioro.
w78 1/1 pág. 27 párr. 19 “Tengan sal en ustedes mismos”
19. ¿Qué quiso decir Jesús al declarar que “todos tienen que ser salados con fuego”?
19
Jesús terminó su consideración en cuanto a que un discípulo dejara que su mano, pie y ojo lo hicieran
tropezar y caer en el Gehena diciendo: “Pues todos tienen que ser salados con fuego.” (Mar. 9:49) Es decir, todo
el que fuera culpable de dejar que miembros de su cuerpo lo llevaran al tropiezo en una caída de la cual
no hubiera recobro tenía que ser ‘salado con fuego.’ El fuego con el cual tenía que ser salado así era el “fuego”
acerca del cual había estado hablando Jesús, el fuego del Gehena. ¿Qué significaría para el individuo el ser
salado de esta manera? No lo mismo que el efecto de ser salado con sal. Significaría la destrucción del individuo.
Cuando las antiguas ciudades de Sodoma y Gomorra fueron rociadas o ‘saladas’ con fuego desde el cielo en el
vecindario del mar Muerto (o Salado), fueron destruidas. (Luc. 17:28, 29) Jehová Dios se adhiere a esta regla del
trato que da a los que solo se pueden culpar a sí mismos por tropezar y caer, tal como se adhiere a un inviolable
“pacto de sal.”—Lev. 2:13; Núm. 18:19; 2 Cró. 13:5.
Capítulo 3:
w12 15/1 pág. 19 párrs. 11-12 Lecciones que aprendemos de “la armazón [...] de la verdad”
11, 12. a) ¿En qué consistían los sacrificios de comunión? b) ¿Qué aprendemos los cristianos de los
sacrificios de comunión?
11
La Ley mosaica también estipulaba que los fieles hicieran sacrificios de comunión como muestra de que
estaban en paz con Jehová. Tanto ellos como sus familias comían la carne de los animales, a menudo en los
comedores del templo. También recibían porciones el sacerdote que oficiaba y los demás que se hallaban de
servicio (Lev. 3:1, nota; 7:31-33). Lo único que se pretendía con estos sacrificios era gozar de una buena
relación con Dios. Era como si el adorador, su familia, los sacerdotes y Jehová celebraran un banquete juntos y
en paz.
12
¿Podía haber un mayor privilegio que, por decirlo así, invitar a Jehová a una comida y que él aceptara?
Como es lógico, quienes fueran los anfitriones querrían ofrecerle lo mejor a tan ilustre huésped. Los sacrificios de
comunión, como parte de la armazón de la verdad que hallamos en la Ley, apuntaban a una realidad mayor:
gracias al sacrificio de Jesús, todos los seres humanos tienen la oportunidad de entrar en una relación pacífica
con su Creador. En la actualidad, quienes le sacrifican a Dios de buena gana sus energías y recursos disfrutan
de una estrecha amistad con él.
Página 4
w03 15/2 pág. 16 párrs. 20-21 ¿Por qué debemos observar la Cena del Señor?
20, 21. ¿Por qué podemos decir que la Conmemoración es una comida de comunión?
20
Aun cuando pueden emplearse más de un plato de pan y una copa de vino, la Conmemoración es una
comida de comunión. En el antiguo Israel, un hombre podía tener una comida de comunión llevando un animal al
santuario de Dios para que lo degollaran. Una porción de la víctima se quemaba sobre el altar, otra correspondía
al sacerdote que oficiaba, y una tercera era para los hijos sacerdotales de Aarón; también participaban de la
comida el oferente y su familia (Levítico 3:1-16; 7:28-36). De igual modo, la Conmemoración es una comida de
comunión porque hay una participación conjunta.
21
Jehová es uno de los participantes de esta comida por ser quien le dio origen. Jesús es el sacrificio, y los
cristianos ungidos participan unidamente de los emblemas. Comer a la mesa de Jehová significa que los
comensales están en paz con él. Por ello, Pablo escribió: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es un
participar de la sangre del Cristo? El pan que partimos, ¿no es un participar del cuerpo del Cristo? Porque hay un
solo pan, nosotros, aunque muchos, somos un solo cuerpo, porque todos participamos de ese solo pan”
(1 Corintios 10:16, 17).
w00 15/8 pág. 22 párr. 16 Sacrificios de alabanza que agradan a Jehová
16. ¿Qué hace que las reuniones cristianas sean ocasiones especialmente gozosas como lo era el
sacrificio de comunión?
16
En el sacrificio de comunión, toda la grasa —la que había alrededor de los intestinos, los riñones, el
apéndice del hígado y los lomos, así como la cola grasa de las ovejas— se ofrecía a Jehová quemándola y
haciéndola humear sobre el altar (Levítico 3:3-16). La grasa se consideraba la parte más nutritiva y mejor del
animal. Ofrecerla sobre el altar significaba dar lo mejor a Jehová. Lo que convierte a las reuniones cristianas en
ocasiones especialmente gozosas es que en ellas no solo recibimos instrucción, sino también ofrecemos
alabanza a Jehová, como cuando cantamos con entusiasmo, escuchamos atentamente y, de ser posible,
comentamos, haciéndolo siempre con humildad y tan bien como sepamos. “¡Alaben a Jah! —exclamó el
salmista—. Canten a Jehová una canción nueva, su alabanza en la congregación de los que son leales.” (Salmo
149:1.)
w79 15/1 págs. 27-28 párrs. 18-19 Yo lo resucitaré en el último día
18, 19. (a) ¿A quién pertenecía la sangre de la víctima que se sacrificaba, y, por lo tanto, qué significaba el
que se hiciera una comida con la sangre y la carne de Jesús? (b) ¿Cómo hizo referencia Jesús a tal
comida debido a la fe de un gentil que era oficial del ejército y también por lo que cierto judío dijo acerca
de las palabras de Jesús en una comida?
18
Los judíos que estaban en el pacto de la ley relacionado con Moisés sabían que tanto la sangre como la
grasa de la víctima que se sacrificaba pertenecían a Jehová. (Lev. 3:16, 17) Cuando Jesús ascendió al cielo y
apareció en la presencia de Jehová, ofreció a Jehová su “sangre” o el valor de ella como precio de redención.
(Heb. 9:12-14; Juan 6:61, 62) Puesto que la sangre pertenecía a Jehová, el beberla y comer la carne de Jesús
indicaría tener una comida con Jehová. De ese modo Dios estaría compartiendo la sangre de su Cordero
Jesucristo con los discípulos de este Cordero. Jesús habló acerca de tal comida con Jehová como el Abrahán
Mayor, cuando predijo que muchos creyentes gentiles (como el “oficial del ejército” gentil que creyó) vendrían de
todas partes de la Tierra y “se reclinarán a la mesa con Abrahán [Jehová] e Isaac [Jesucristo] y Jacob [la
congregación cristiana engendrada por espíritu] en el reino de los cielos.”—Mat. 8:5-12.
19
En cierta ocasión en que hablaba acerca de una comida que tenía verdadero mérito debido a las personas a
quienes se invitaba a asistir, Jesús explicó por qué tenía mérito diciendo: “Se te pagará en la resurrección de los
justos.” Esto hizo que alguien pensara en el privilegio de tener una comida con Jehová Dios, porque leemos: “Al
oír estas cosas cierta persona de entre los convidados con él le dijo: ‘Feliz es el que coma pan en el reino de
Dios.’” (Luc. 14:12-15) En respuesta a esta exclamación Jesús dio la parábola de la “gran cena” que extendió
cierto amo de casa. Por medio de esto Jesús mostró que no toda persona tendría la felicidad de comer con Dios
en el Reino.—Luc. 14:16-24.
w88 1/12 pág. 16 párr. 5 Jehová recompensa la fe y el valor
5. ¿Cómo se sometió a prueba la excelente crianza de los cuatro jóvenes hebreos?
5
Pronto se sometió a una prueba esta excelente crianza que habían recibido los cuatro jóvenes hebreos.
¿Cómo? Pues se “les señaló una ración diaria de los manjares exquisitos del rey y del vino que él bebía”. (Daniel
1:5.) Ellos sabían que entre las cosas que la Ley de Moisés prohibía estaban alimentos como cerdos, conejos,
ostras y anguilas. Hasta las carnes de animales que se podían comer según la Ley probablemente eran alimento
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cuestionable cuando se servían en la corte babilonia, pues no había manera de saber si se habían sangrado
debidamente o no. Además, bien pudiera ser que aquellas carnes hubieran sido contaminadas por ritos paganos.
(Levítico 3:16, 17.)
w72 1/6 pág. 351 Preguntas de los lectores
Puesto que la ley de Dios prohíbe el comer sangre, ¿hay alguna objeción al uso de vitaminas que
contienen médula o tuétano rojo del hueso, hígado desecado y derivados orgánicos similares?—EE. UU.
La ley de Dios sobre la sangre, según fue dada a Noé y su familia, requería que un animal fuera desangrado
adecuadamente antes de ser usado como alimento. (Gén. 9:3, 4) Ese requisito también aplica a los cristianos,
como se muestra en Hechos 21:25.
A los judíos, bajo el pacto de la Ley, se les dieron detalles adicionales, a saber: “Cuando quiera que tu alma lo
desee con vehemencia podrás degollar, y tendrás que comer carne . . . Solo que la sangre no deben comerla
ustedes. Sobre la tierra debes derramarla como agua.” También: “No deben comer grasa alguna ni sangre
alguna.” (Deu. 12:15, 16; Lev. 3:17) Ninguna restricción en cuanto a comer grasa se le expresó a Noé, y en el
primer siglo E.C., cuando el cuerpo gobernante cristiano volvió a declarar la prohibición contra el comer sangre,
no se incluyó la restricción en cuanto a grasa. De modo que eso aplicó únicamente a Israel. Sin embargo, la
prohibición contra el comer sangre sí aplica a los cristianos, y los detalles suministrados en la Ley nos ayudan a
comprender su aplicación.
Por supuesto, aun el desangrar adecuadamente no remueve por completo todo vestigio de sangre de los
músculos y órganos de los animales. Pero mientras un animal haya sido desangrado adecuadamente, cualquier
parte de él puede usarse como alimento o de otras maneras.
Aunque el tuétano rojo del hueso desempeña un papel vital en la formación de la sangre, esto no hace que el
tuétano o médula sea cosa incorrecta como alimento. Es digno de notarse que el profeta Isaías hace referencia a
“platos con mucho aceite llenos de médula” en conexión con un “banquete” que Jehová mismo suministra para su
pueblo.—Isa. 25:6.
Esto aclara que no hay objeción al uso de productos animales con tal que la ley de Dios tocante a la sangre se
haya obedecido. Si una persona tiene dudas en cuanto a si ciertas vitaminas y otros productos se producen de
animales que no han sido sangrados adecuadamente, sería bueno investigar el asunto personalmente
escribiendo al fabricante de los artículos en cuestión.
w84 15/2 pág. 29 Levítico... llamada a la adoración santa de Jehová
Levítico 3:17—¿Por qué se prohibía el consumo de la grasa?
La grasa se consideraba la mejor parte o la parte más rica, como se indica por expresiones figurativas
como “la grosura de la tierra” (Génesis 45:18, Versión Moderna). Por lo tanto, el que se les prohibiera
comer grasa evidentemente recalcaba a los israelitas el hecho de que las mejores partes pertenecían a
Jehová. Aunque los cristianos no están bajo esta restricción de la Ley, ésta bien puede recordar a los
siervos de Jehová del día moderno que siempre deben dar lo mejor a él. (Proverbios 3:9, 10; Colosenses
3:23, 24.)
w04 15/5 pág. 22 Puntos sobresalientes del libro de Levítico
Lecciones para nosotros:
Levítico 3:17. Dado que la grasa se consideraba la mejor porción y la más rica, la prohibición de comerla
grabó en los israelitas que la mejor porción pertenecía a Jehová (Génesis 45:18). Esto nos recuerda que
debemos dar lo mejor de nosotros a Jehová (Proverbios 3:9, 10; Colosenses 3:23, 24).
Capítulo 4:
w78 1/11 págs. 18-19 párrs. 10-11 Apreciando lo sagrado de la vida y la sangre
10, 11. ¿Qué se hacía con la sangre de los animales sacrificados por los sacerdotes israelitas, y a qué
pregunta conduce esto?
10
Esto fue especialmente así con relación al pacto que Dios hizo con Israel, el pacto de la Ley. En la
inauguración de éste se sacrificaron animales y la sangre de éstos se empleó en la ratificación del pacto. (Éxo.
24:3-8; Heb. 9:17-21) Y entre las estipulaciones del pacto hubo leyes que tenían que ver con las ofrendas por el
pecado; en esos sacrificios se derramaba sangre, en representación de la vida que se ofrecía a Dios para cubrir
los pecados. (Lev. 4:4-7, 13-18, 22-30) Debido al poder de expiar pecados que la sangre de los sacrificios
animales tenía a la vista de Dios, esta sangre se usaba en el Día de Expiación anual. Como ofrendas por el
pecado se sacrificaban: primero, un toro, y después, una cabra. El sumo sacerdote llevaba alguna de la sangre
de cada animal al Santísimo del tabernáculo (más tarde, del templo) y la rociaba delante del Arca, o caja, que
Página 6
representaba la presencia de Dios. (Núm. 7:89; Éxo. 25:22; Lev. 16:2) Después de eso, también ponía alguna
sangre sobre el altar de sacrificio.—Lev. 16:11-19.
11
‘¿Qué tiene que ver todo eso conmigo?’ puede ser que pregunten algunos. Pudiera parecer que esto
simplemente describe un rito antiguo que ni siquiera los judíos siguen hoy. ¿Qué relación tiene esto con nuestra
esperanza respecto al futuro y nuestro aprecio a la vida y la sangre?
w91 15/6 págs. 12-13 párr. 23 Salvación de la vida mediante sangre... ¿cómo?
23. ¿Qué relación tienen las leyes de Dios sobre la sangre con el que seamos pecaminosos y
necesitemos un rescate?
23
El hecho de que todos los humanos vivos hoy son imperfectos y gradualmente mueren nos lleva al punto
central de lo que la Biblia dice sobre la sangre. Dios mandó a toda la humanidad que no comiera sangre. ¿Por
qué? Porque la sangre representa la vida. (Génesis 9:3-6.) Por lo expuesto en el código de la Ley, Dios consideró
el hecho de que todos los humanos son pecaminosos. Dijo a los israelitas que mediante sacrificar animales
podían mostrar que necesitaban la expiación de sus pecados. (Levítico 4:4-7, 13-18, 22-30.) Aunque eso no es
lo que nos pide hoy día, es significativo ahora. Dios se proponía proveer un sacrificio que pudiera expiar por
completo los pecados de todo creyente: el rescate. (Mateo 20:28.) Por eso necesitamos tener el punto de vista
divino sobre la sangre.
w90 15/2 pág. 12 párrs. 9-10 Del Seder a la salvación
9, 10. ¿En qué sentido era el cordero pascual un sacrificio especial o excepcional?
9
Hebreos 10:1 nos dice que ‘la Ley fue una sombra de las buenas cosas por venir’. La Cyclopædia of Biblical,
Theological, and Ecclesiastical Literature (Enciclopedia de literatura bíblica, teológica y eclesiástica), por
M’Clintock y Strong, dice: “Ninguna otra sombra de buenas cosas por venir de la ley puede rivalizar con la fiesta
de la Pascua”. En particular el cordero de la Pascua tenía un significado que iba más allá de la ceremonia que
conmemoraba el hecho de que Dios había salvado a los primogénitos, y luego, de Egipto, a todos los hebreos.
10
Aquel cordero era excepcional en varios sentidos. Por ejemplo, muchos sacrificios de animales prescritos
por la Ley de Moisés eran presentados por una sola persona por pecados o culpas personales, y varias partes de
los animales se quemaban en el altar. (Levítico 4:22-35.) Alguna de la carne de la ofrenda de comunión se daba
al sacerdote que oficiaba, o a otros sacerdotes. (Levítico 7:11-38.) Pero el cordero pascual no se utilizaba en el
altar, y lo ofrecía un grupo de personas, comúnmente una familia, quienes lo comían. (Éxodo 12:4, 8-11.)
w95 1/4 pág. 20 párr. 18 Cómo incitarnos al amor y a las obras excelentes
18. ¿Cómo debe emplearse la enseñanza del rescate para animar a la persona que ha sido víctima de, por
ejemplo, una violación?
18
El anciano debe analizar cada caso en particular a fin de usar debidamente esa enseñanza. Por ejemplo,
los sacrificios de animales que se requerían para la expiación de todos los pecados bajo la Ley mosaica
prefiguraron el sacrificio redentor de Cristo. (Levítico 4:27, 28.) Sin embargo, la Ley no estipulaba que la víctima
de una violación tuviera que hacer una ofrenda por el pecado. Decía que a la muchacha ‘no se le debía hacer
nada’ respecto a castigo. (Deuteronomio 22:25-27.) Igualmente hoy, si una hermana es agredida y violada, de
manera que se siente sucia y despreciable, ¿sería propio recalcar que el rescate la limpia de ese pecado? De
ninguna manera. Ser víctima de una violación no es un pecado. El violador es quien ha pecado y necesita ser
limpiado. Ahora bien, el amor de Jehová y Cristo al suministrar el rescate puede utilizarse para convencerla de
que el pecado de otra persona no la ha contaminado a los ojos de Dios, y que Jehová la tiene en gran estima y
permanece en Su amor. (Compárese con Marcos 7:18-23; 1 Juan 4:16.)
w12 15/1 pág. 18 párrs. 8-9 Lecciones que aprendemos de “la armazón [...] de la verdad”
8, 9. ¿Cómo nos ayuda reflexionar sobre el espíritu con que realizaban sus sacrificios los israelitas?
8
A veces, los israelitas ofrecían sacrificios voluntarios. ¿Por qué razón? Podía ser porque estaban
agradecidos a Jehová o, como sucedía con las ofrendas quemadas, porque deseaban su aprobación.
En cualquiera de estos casos, no debía resultarles difícil seleccionar para él los animales adecuados. ¡Con gusto
le daban lo mejor! Hoy, los cristianos no le entregamos ninguna de las ofrendas que estipulaba la Ley mosaica.
Sin embargo, seguimos haciéndole sacrificios, ya que dedicamos a su servicio una buena parte de nuestro
tiempo, energías y recursos. El apóstol Pablo señaló que al efectuar la “declaración pública” de nuestra
esperanza, al “hacer [el] bien” y al “compartir cosas con otros”, estamos presentándole sacrificios que le
complacen (Heb. 13:15, 16). El espíritu con el que llevamos a cabo estas actividades revela hasta qué punto le
agradecemos todo lo que ha hecho por nosotros y todo lo que nos ha dado. Como vemos, nuestros motivos y
actitudes al participar en el servicio cristiano deben ser los correctos, igual que sucedía con los fieles que hacían
sacrificios voluntarios en la antigüedad.
Página 7
9
Cuando los israelitas cometían determinados errores, la Ley mosaica les exigía presentar ofrendas tanto por
el pecado como por la culpa. Al tratarse de sacrificios obligatorios, ¿los harían con una disposición o actitud
diferente, quizás hasta de mala gana? (Lev. 4:27, 28.) Si de verdad deseaban mantener una buena relación con
Jehová, jamás actuarían así.
Capítulo 5:
w70 1/11 págs. 666-667 párr. 26 Una nación feliz y próspera bajo la ley de Dios
26. ¿Qué estatutos en cuanto a casos legales promovían celo por la verdad y la justicia?
26
Se requería que un testigo testificara de lo que sabía. (Lev. 5:1) No había de cometer perjurio, porque esto
era mentir “delante de Jehová.” Si se descubría que acusaciones que se hubieran hecho contra otro eran
deliberadamente falsas, el acusador sufría el mismo castigo que se le hubiera administrado al acusado. En
armonía con esto leemos en Deuteronomio 19:16-19: “En caso de que un testigo que esté tramando violencia se
levante contra un hombre para presentar contra él una acusación de sublevación, los dos hombres que tienen el
litigio entonces tienen que estar en pie delante de Jehová, delante de los sacerdotes y los jueces que estén en
funciones en aquellos días. Y los jueces tienen que escudriñar cabalmente, y si el testigo es testigo falso y ha
presentado una acusación falsa contra su hermano, entonces ustedes tienen que hacerle a él tal como él había
tramado hacerle a su hermano, y tienes que eliminar lo que es malo de en medio de ti.” Nadie podía ser muerto
por evidencia circunstancial. Tenía que haber dos testigos oculares para establecer la verdad. (Deu. 17:6; 19:15)
Los que hubieran sido testigos contra un hombre declarado culpable de un crimen capital habían de ser los
primeros que participaran en apedrear a aquel hombre hasta que muriera. Esta ley fomentaba el celo por la
justicia en Israel. Así, no solo se requería que los jueces demostraran su deseo de mantener la tierra limpia de
culpabilidad por homicidio delante de Dios, sino también todos los ciudadanos. También era un factor que
disuadía de dar testimonio falso, apresurado o descuidado. Se derivaba bien de la ley de Deuteronomio 17:7, que
dice: “La mano de los testigos primero que todas debe venir sobre él para darle muerte, y la mano de todo el
pueblo después; y tienes que eliminar lo que es malo de en medio de ti.”
w72 15/12 pág. 753 párr. 12 Cooperando plenamente con los individuos nombrados por Dios
12. (a) ¿Se dirige solo a los superintendentes Gálatas 6:1? Explique. (b) Si llegamos a saber de un pecado
serio, ¿cómo podríamos tratar con la situación? (c) ¿Qué cooperación puede esperarse de los que son
verdaderamente leales a Dios cuando observan conducta pecaminosa dentro de la congregación
cristiana?
12
¿Se dirige este texto solo a los superintendentes o ancianos? No, porque si alguien ve a uno de sus
colaboradores que da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, es responsabilidad de él tratar de
restaurar a esta persona con espíritu de apacibilidad. Realmente, sería amoroso de nuestra parte el hacerlo. Si el
pecado es serio, correctamente le diríamos al transgresor que informara esto inmediatamente a los
superintendentes responsables de la congregación, y que si dejara de hacerlo, nosotros mismos estaríamos
moralmente obligados por apego leal a la organización de Jehová, a llamar el asunto a la atención del comité
judicial de la congregación. (1 Cor. 5:9-13; Sal. 31:23) El que ama la justicia y es verdaderamente leal a Dios
valerosamente intervendrá y expondrá cualquier conducta crasamente pecaminosa de la cual sea testigo dentro
de la congregación y testificará sin reservas a la verdad del asunto cuando se le pida que lo haga.—Lev. 5:1;
Efe. 4:24; Luc. 1:74, 75.
w81 1/11 pág. 21 párr. 7 Felices son aquellos a quienes Dios corrige
7. ¿Qué debería suceder cuando se ha cometido un pecado craso?
7
Los pastores o superintendentes nombrados de la congregación se interesan en cada cristiano
individualmente, y también en proteger al rebaño en conjunto. (Heb. 13:17; 1 Ped. 5:2, 3) Por eso, cuando
alguien cae en un pecado craso, el asunto se debe llamar a la atención de éstos. El pecador mismo debe “llamar
a los ancianos de la congregación.” O cualquier otro cristiano que se entere del pecado grave que se haya
cometido debe, por su interés en el bien del malhechor y en la limpieza de la congregación, alertar a los
ancianos. (Lev. 5:1) Estos ancianos tal vez puedan entonces ayudar a la persona que ha caído en el error, y
hacer que ésta se vuelva de su proceder y así ‘salvarle de la muerte el alma.’—Sant. 5:14, 16, 19, 20.
w85 15/11 págs. 20-21 párr. 15 No participe de los pecados ajenos
15. ¿Cómo muestra Levítico 5:1 la responsabilidad que tenemos después de dar a un individuo que ha
errado un tiempo razonable para abordar a los ancianos en cuanto a su mala acción?
15
Por lo tanto, después de haber dado al individuo que ha errado una cantidad razonable de tiempo para
abordar a los ancianos en cuanto a su acción mala, tenemos ante Jehová la responsabilidad de no ser partícipe
Página 8
del pecado del individuo. Tenemos que informar a los superintendentes responsables que la persona ha revelado
un mal grave que merece la investigación de ellos. Esto estaría en armonía con Levítico 5:1, que dice: “Ahora
bien, en caso de que peque un alma por cuanto ha oído maldecir en público y es testigo o lo ha visto o ha llegado
a saber de ello, si no lo informa, entonces tiene que responder por su error”. Por supuesto, tenemos que evitar
actuar a la ligera por simplemente imaginarnos una acción mala.
w88 1/8 pág. 21 párr. 21 Jóvenes: guárdense de llevar una doble vida
21. a) ¿Qué responsabilidad tienen los jóvenes que saben que otros están cometiendo males? b) ¿Qué
excelente ejemplo dio una joven de 13 años?
21
¿Qué hay si sabes de alguien que lleva una doble vida? Primero, anima a esa persona a hablar con los
ancianos de la congregación. ¿Y qué haces si esa persona rehúsa hablar con ellos? Entonces tu responsabilidad
bíblica es informar lo sucedido. (Levítico 5:1.) Reconocemos que esto quizás no sea fácil, pero es lo correcto.
“Las heridas infligidas por uno que ama son fieles”, dice la Biblia. (Proverbios 27:6.) Una joven de 13 años de
edad, después de escuchar un discurso que explicaba su responsabilidad bíblica, fue a ver a una amiga de quien
ella sabía que estaba participando en conducta incorrecta y le dijo que debería confesar a los ancianos lo que
hacía. “Fui e investigué para ver si había hablado con los ancianos —escribe la joven—. No lo había hecho. De
modo que yo hablé con uno de ellos.” La joven preguntó: “¿Hice lo correcto al denunciar a la que había sido mi
mejor amiga?”. ¡Por supuesto que había hecho lo correcto! Aunque las consecuencias inmediatas de hacer eso
pudieran causar dolor, los resultados que vienen después pueden ser gozosos, hasta pueden salvarle la vida al
malhechor. (Hebreos 12:11.)
w89 15/10 págs. 14-15 párr. 21 ¡Cuidado con el dañino chismear!
21. En vez de chismear sobre un malhechor, ¿qué debemos hacer?
21
Un proverbio dice sabiamente: “El que anda como calumniador está descubriendo habla confidencial, pero
el que es fiel en espíritu está encubriendo un asunto”. (Proverbios 11:13.) ¿Significa esto que sería calumnia el
que usted informara lo que supiera de alguien que estuviera participando en secreto en algún pecado craso? No.
Por supuesto, usted no debería andar con chismes sobre el asunto. Debería hablar con el malhechor e instarlo a
buscar la ayuda de los ancianos. (Santiago 5:13-18.) Si no lo hace dentro de un espacio de tiempo razonable, su
interés en mantener limpia a la congregación debe moverlo a informar el asunto a los ancianos. (Levítico 5:1.)
w97 1/9 págs. 17-18 párrs. 19-20 Cuidado con los falsos maestros
19, 20. a) ¿A qué se comparan las personas que son como Balaam, y por qué? b) ¿A quiénes atraen ellos,
y cómo? c) ¿Por qué podemos decir que sus seducciones son diabólicas, y cómo nos podemos proteger
de ellas y proteger a otros?
19
Al hablar de aquellos que son como Balaam, Pedro escribe: “Estos son fuentes [o, pozos] sin agua, y
neblinas [o, nubes] impelidas por una tempestad violenta”. Para un viajero sediento en el desierto, un pozo seco
puede significar la muerte. No extraña que a los que se asemejan a lo antedicho les haya “sido reservada la
negrura de la oscuridad”. “Porque profieren expresiones hinchadas de ningún provecho —continúa Pedro—, y
cautivan, por los deseos de la carne y por los hábitos relajados, a los que precisamente están escapando de
personas que se comportan en error.” Seducen a los inexpertos ‘prometiéndoles libertad’, dice Pedro, mientras
“ellos mismos existen como esclavos de la corrupción”. (2 Pedro 2:17-19; Gálatas 5:13.)
20
Las seducciones de estos maestros corruptos son diabólicas. Puede ser que digan, por ejemplo: “Dios sabe
que somos débiles y estamos sujetos a la pasión. De modo que si nos entregamos a nuestros deseos sexuales y
los satisfacemos, Dios nos tendrá misericordia. Si confesamos nuestro pecado, nos perdonará tal como hizo
cuando entramos en la verdad”. Recuerde que el Diablo usó un enfoque hasta cierto grado similar cuando
prometió a Eva que podía pecar impunemente. Le dio a entender que si pecaba contra Dios conseguiría
conocimiento y libertad. (Génesis 3:4, 5.) Si nos encontráramos con una persona corrupta como esta en la
congregación, tendríamos la obligación de protegernos y proteger a nuestros hermanos informando de su
presencia a los responsables de la congregación cristiana. (Levítico 5:1.)
w08 15/11 págs. 14-15 párrs. 12-13 Ayúdelos para que regresen lo antes posible
12, 13. ¿Cómo se puede ayudar al hermano inactivo que ha cometido un pecado grave?
12
Algunos cristianos dejaron de predicar y de asistir a las reuniones porque cometieron un pecado grave.
Y temen que si vuelven a la congregación y se lo confiesan a los ancianos, serán expulsados. Pero si ya no están
practicando ningún pecado y están sinceramente arrepentidos, no serán expulsados (2 Cor. 7:10, 11).
Al contrario, recibirán una cordial bienvenida, y los ancianos les darán la asistencia espiritual que necesiten.
Página 9
13
Supongamos que se le ha pedido que visite a un hermano inactivo. ¿Qué debe hacer si este le confiesa que
ha cometido un pecado grave? Como dijimos antes, es mejor que no trate de ayudarlo por su cuenta. Sugiérale
que hable con los ancianos. Si el hermano no quiere hacerlo, usted tendría que seguir las instrucciones bíblicas
para estos casos (léase Levítico 5:1). Así estaría mostrando que para usted son muy importantes tanto el
nombre de Jehová como el bienestar espiritual de la congregación. Los ancianos sabrán cómo ayudar a quienes
quieren regresar a la congregación y hacer la voluntad de Dios. Claro, quizá se necesite aplicar alguna medida
disciplinaria, pero siempre se hará con amor (Heb. 12:7-11). Si el hermano reconoce que ha pecado contra Dios,
deja de cometer el pecado y está sinceramente arrepentido, puede estar seguro de que recibirá la ayuda de los
ancianos y el perdón de Jehová (Isa. 1:18; 55:7; Sant. 5:13-16).
w08 15/11 pág. 12 párr. 2 Ayúdelos para que regresen lo antes posible
2. ¿Qué debemos recordar sobre los asuntos judiciales?
2
Jehová se interesó por las ovejas perdidas de Israel (léase Ezequiel 34:15, 16). De igual modo, los
superintendentes cristianos quieren y deben ayudar a las ovejas que se han alejado del rebaño. Por eso, a veces
le piden a un publicador que visite a un hermano inactivo que ha pedido ayuda para que estudien juntos alguna
publicación. Ahora bien, ¿qué debe hacer el publicador si se entera de que ese hermano ha cometido un pecado
grave? En vez de tratar de ayudarlo por su cuenta, el publicador debe animarlo a hablar con los ancianos. Si ve
que no lo hace, entonces él mismo informará a los ancianos, pues son ellos quienes se encargan de los asuntos
judiciales (Lev. 5:1; Gál. 6:1).
w12 15/2 pág. 22 párrs. 14-15 Cómo mantener un buen espíritu en la congregación
14, 15. a) ¿Qué le sucedería a la congregación si no se atendieran los pecados graves? b) ¿Qué debemos
hacer si sabemos que alguien ha cometido un pecado grave y lo está ocultando?
14
Ahora bien, ¿y si nos enteramos de que alguien es culpable de un pecado grave —como abusar del alcohol,
ver pornografía o llevar una vida inmoral— y lo está ocultando? (Efe. 5:11, 12.) Si actuáramos como si no pasara
nada, el espíritu santo de Jehová podría dejar de fluir libremente, y la paz de toda la congregación se vería
amenazada (Gál. 5:19-23). Para que reine un espíritu pacífico y saludable, debemos hacer lo mismo que los
corintios: mantener a la congregación libre de malas influencias. ¿Cómo podemos lograrlo?
15
Antes hablamos de la importancia de no revelar ciertos asuntos privados, especialmente cuando un
hermano nos confía sus sentimientos y opiniones. Divulgarlos sería una crueldad. No obstante, recordemos que
los superintendentes de la congregación tienen la responsabilidad bíblica de atender los casos de pecados
graves. Por tanto, deben ser informados (léase Levítico 5:1). Así pues, si sabemos que alguien ha cometido un
pecado grave, nuestro deber es aconsejarle que pida ayuda a los ancianos (Sant. 5:13-15). Si no acude a ellos
dentro de un plazo razonable, tenemos que hacerlo nosotros.
w00 15/8 pág. 19 párr. 8 Sacrificios de alabanza que agradan a Jehová
8. a) ¿Qué debía hacer la persona que presentaba una ofrenda? b) ¿Cómo podemos asegurarnos de que
Jehová acepta nuestra adoración?
8
¿Qué puede decirse de la persona que presentaba la ofrenda? La Ley estipulaba que todo el que se
acercaba a Jehová tenía que estar limpio e incontaminado. Quien se hubiera contaminado de alguna manera
primero tenía que presentar una ofrenda por el pecado o una ofrenda por la culpa para recuperar la condición de
limpio ante Jehová, de modo que Él pudiera aceptar su ofrenda quemada o sacrificio de comunión (Levítico 5:16, 15, 17). ¿Reconocemos, por tanto, la importancia de mantenernos siempre limpios ante Jehová? Si queremos
que Dios acepte nuestra adoración, tenemos que corregir rápidamente cualquier transgresión de las leyes
divinas. Debemos aprovecharnos sin demora de los medios que Dios ha facilitado para ayudarnos: “los ancianos
de la congregación” y el “sacrificio propiciatorio por nuestros pecados”, Jesucristo (Santiago 5:14; 1 Juan 2:1, 2).
w11 1/6 pág. 18 ¿Lo sabía?
¿Tiene alguna relevancia que el apóstol Pedro se alojara en casa de un curtidor antes de visitar a
Cornelio?
▪ El relato del libro de Hechos cuenta que Pedro permaneció “bastantes días [...] en Jope con cierto Simón,
curtidor”, cuya casa estaba “junto al mar” (Hechos 9:43; 10:6). Los judíos consideraban inmundo y degradante el
oficio de curtidor; de hecho, el Talmud lo consideraba peor que quien se dedicaba a recoger excrementos de
perro. Por su trabajo, Simón tenía contacto diario con cadáveres de animales, lo que lo convertía en una persona
inmunda ceremonialmente hablando (Levítico 5:2; 11:39). Según diversas fuentes, es muy probable que utilizara
agua marina en sus tareas y que, debido a “lo maloliente del proceso”, su negocio estuviese situado a las afueras
de la ciudad.
Página 10
Pese a todo, Pedro no tuvo reparos en alojarse con Simón. Esta acción indica que tal vez había aprendido a
rechazar, a imitación de Jesús, los prejuicios de los judíos contra la gente que consideraban inmunda (Mateo
9:11; Lucas 7:36-50).
w09 1/6 pág. 26 Él toma en consideración nuestras limitaciones
Bajo la Ley, Dios mandaba que se hicieran ciertos sacrificios, u ofrendas, para expiar los pecados. En los
casos mencionados en este pasaje, la persona había pecado involuntariamente o sin pensar (versículos 2 a 4).
Cuando se daba cuenta de lo que había hecho, tenía que confesar su pecado y presentar una ofrenda por la
culpa: “una cordera o una cabrita” (versículos 5 y 6). ¿Y qué sucedía si la persona era tan pobre que no tenía
ninguna cordera o cabrita para ofrecer? ¿Le obligaba la Ley a pedirle a alguien el animal aunque al hacerlo se
endeudara? ¿Tenía que trabajar hasta que pudiera comprar uno, aunque se demorara la expiación de sus
pecados?
Reflejando la ternura y la gran consideración de Jehová, la Ley decía: “Si no tiene lo suficiente para una oveja,
entonces tiene que traer a Jehová como su ofrenda por la culpa por el pecado que ha cometido dos tórtolas o dos
pichones” (versículo 7). La frase hebrea que se traduce “si no tiene lo suficiente” significa literalmente “si su
mano no puede alcanzar”. Si un israelita pobre no tenía lo suficiente para ofrecer una oveja, Dios aceptaba con
gusto algo que sí estuviera a su alcance: dos tórtolas o dos pichones.
¿Y si la persona ni siquiera tenía lo suficiente para dos aves? Entonces la Ley decretaba: “Tiene que traer
como su ofrenda por el pecado que ha cometido un décimo de efá [ocho o nueve tazas] de flor de harina para
una ofrenda por el pecado” (versículo 11). Vemos que en el caso de los que eran muy pobres, Jehová estaba
dispuesto a hacer una excepción y aceptaba una ofrenda incruenta, es decir, sin sangre. En Israel, la pobreza
no privaba a nadie de la oportunidad de expiar sus culpas ni del privilegio de hacer las paces con Dios.
¿Qué aprendemos de Jehová al analizar la ley de las ofrendas por la culpa? Que es compasivo y
comprensivo, y toma en cuenta las limitaciones de sus siervos (Salmo 103:14). Dios quiere que nos acerquemos
a él y lleguemos a ser sus amigos aunque nuestras circunstancias sean desfavorables debido a la edad
avanzada, la mala salud u obligaciones familiares o de otro tipo. Nos reconforta saber que Jehová Dios se
complace cuando le damos todo lo que está a nuestro alcance.
w12 15/10 pág. 31 párr. 16 Que su sí signifique sí
16. ¿Qué deberíamos hacer si no hemos sido fieles a nuestra palabra?
16
La Biblia afirma que, como somos imperfectos, “todos tropezamos muchas veces”, sobre todo al usar la
lengua (Sant. 3:2). ¿Qué deberíamos hacer si comprendemos que no hemos sido fieles a nuestra palabra? En la
Ley que Dios entregó a Israel había una disposición misericordiosa a la que podía acogerse quien era culpable
de “hablar irreflexivamente con sus labios” (Lev. 5:4-7, 11). Hoy se trata con la misma consideración a los
cristianos que cometen ese error. Si confesamos nuestro pecado a Jehová, él nos perdonará a través de nuestro
Sumo Sacerdote, Jesucristo (1 Juan 2:1, 2). Sin embargo, para seguir contando con el favor de Dios tenemos
que demostrar que estamos arrepentidos. Eso implica evitar que ese pecado se convierta en una práctica y hacer
lo posible por enmendar todo el daño que hayamos causado con nuestras palabras precipitadas (Prov. 6:2, 3).
Claro está, es mucho mejor pensarlo dos veces antes de hacer promesas que luego no podamos cumplir (léase
Eclesiastés 5:2).
w96 1/7 págs. 9-10 párr. 10 ‘Una casa de oración para todas las naciones’
10. ¿Cuáles eran algunas de las ofrendas que se hacían sobre el altar de los sacrificios?
10
Todas las mañanas y todas las tardes se ofrecía en holocausto sobre el altar un carnero expiatorio joven
acompañado de una ofrenda de grano y una libación. (Éxodo 29:38-41.) Se hacían otros sacrificios en días
especiales. A veces era necesario presentar una ofrenda debido a un pecado concreto de índole personal.
(Levítico 5:5, 6.) En otras ocasiones, un israelita podía ofrecer voluntariamente un sacrificio de comunión, en el
que los sacerdotes y el oferente comían distintas porciones de la víctima. Este hecho denotaba que los humanos
pecadores podían tener paz con Dios y, por decirlo así, disfrutar de una comida con él. Incluso los residentes
forasteros podían hacerse adoradores de Jehová y tener el privilegio de presentar ofrendas espontáneas en la
casa de Dios. No obstante, en muestra de la honra que se debe a Jehová, los sacerdotes solo podían aceptar
ofrendas de óptima calidad. La harina de las ofrendas de grano debía estar finamente molida y las víctimas
animales no debían tener ningún defecto. (Levítico 2:1; 22:18-20; Malaquías 1:6-8.)
Página 11
w13 15/12 pág. 13 párr. 6 ¿Haremos sacrificios por el Reino?
6. ¿Qué dos cosas exigía Jehová de todo el que hacía sacrificios voluntarios, y cuánta importancia tenían
estos requisitos?
6
En primer lugar, la persona tenía que dar lo mejor. Jehová solo aprobaba los sacrificios de animales sanos
(Lev. 22:18-20). Por eso, si el animal tenía algún defecto, no lo consideraba un sacrificio aceptable. En segundo
lugar, quien ofrecía el sacrificio tenía que estar limpio e incontaminado según la Ley. En caso de que estuviera
contaminado, antes tenía que recuperar el favor de Dios llevándole una ofrenda por el pecado o una ofrenda por
la culpa (Lev. 5:5, 6, 15). Era un asunto serio, pues la Ley castigaba con la muerte a la persona que estando
contaminada comiera de un sacrificio de comunión, que podía ser una ofrenda voluntaria (Lev. 7:20, 21). Por el
contrario, si estaba limpia a los ojos de Dios y su sacrificio no tenía defecto, podía regocijarse y disfrutar de una
conciencia tranquila (lea 1 Crónicas 29:9).
w82 15/9 págs. 8-9 párr. 16 Siga en pos de metas espirituales
16. (a) Cuando el apóstol Pablo dijo a la congregación filipense que “les faltaba oportunidad,” ¿qué
parece haber querido decir él? (b) ¿Cómo sabemos que Jehová no es uno que nunca está satisfecho con
los esfuerzos de sus siervos?
16
La congregación filipense del primer siglo había sido excepcionalmente generosa con Pablo, pero hubo un
tiempo en que no le dieron nada en sentido material. ¿Por qué? “Les faltaba la oportunidad,” escribió Pablo.
(Filipenses 4:10) Quizás debido a tiempos difíciles, a circunstancias que hubieran cambiado o a no saber dónde
estaba Pablo, los de la congregación no pudieron hacer lo que el corazón de ellos deseaba. Nuestras
circunstancias también pudieran limitar lo que pudiéramos hacer. Jehová comprende esto. Por ejemplo, bajo la
ley mosaica Jehová aceptaba como ofrenda de culpa lo que la persona podía dar, ¡aun cuando solo fuera ocho
tazas de harina! (Levítico 5:5-11) Todo lo que Dios pedía era que los sacrificios fueran de los mejores.—Exodo
23:19; Hebreos 13:15, 16.
w09 15/7 pág. 6 párrs. 14-15 Busquemos los tesoros “cuidadosamente ocultados” en Cristo
14, 15. a) ¿Para qué utilizaban los siervos de Dios de la antigüedad ovejas y otros animales? b) ¿Por qué
es “el Cordero de Dios” un tesoro incomparable?
14
Jesús es “el Cordero de Dios” (Juan 1:29, 36). En tiempos bíblicos, un medio importante para acercarse a
Dios y obtener su perdón era sacrificar ovejas. Por ejemplo, al ver que Abrahán estaba dispuesto a sacrificar a su
hijo, Jehová le dijo que no le hiciera daño y le dio un carnero (es decir, una oveja macho) para que lo ofreciera en
lugar de Isaac (Gén. 22:12, 13). Antes de ser liberados de Egipto, los israelitas usaron ovejas para celebrar “la
pascua de Jehová” (Éxo. 12:1-13). Y más tarde se estableció en la Ley mosaica el sacrificio de ovejas y cabras,
entre otros animales (Éxo. 29:38-42; Lev. 5:6, 7).
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Sin embargo, ninguno de estos sacrificios —ni ningún otro efectuado por seres humanos— podía expiar de
manera permanente los pecados ni librar de la muerte a nadie (Heb. 10:1-4). En cambio, Jesús es “el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo”. Por sí solo, este hecho convierte a Jesús en un tesoro superior a cualquier
tesoro que se haya descubierto en la historia. Por eso debemos estudiar con detenimiento el tema del rescate y
ejercer fe en ese maravilloso regalo. Si lo hacemos, tendremos la esperanza de recibir una gran recompensa:
gloria y honra en el cielo con Jesucristo si somos miembros del “rebaño pequeño” o vida eterna en un paraíso
terrestre si somos de las “otras ovejas” (Luc. 12:32; Juan 6:40, 47; 10:16).
w05 1/11 pág. 18 párr. 12 Jehová es nuestro Pastor
12. ¿Qué ejemplo de la Ley mosaica ilustra el hecho de que Jehová va al “paso” de sus ovejas?
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Para ilustrar el hecho de que Jehová va al “paso” de sus ovejas cuando las guía, veamos lo que la Ley
mosaica ordenaba con respecto a ciertas ofrendas por el pecado. Jehová quería buenas ofrendas motivadas por
un corazón agradecido; al mismo tiempo, estas se clasificaban según la capacidad de quien las hacía. La Ley
determinaba: “Si no tiene lo suficiente para una oveja, entonces tiene que traer [...] dos tórtolas o dos pichones”.
¿Y si ni siquiera le alcanzaba para dos pichones? Entonces podía presentar “flor de harina” (Levítico 5:7, 11).
Como vemos, Dios no exigía nada que estuviera más allá de las posibilidades del que hacía la ofrenda. Puesto
que él no cambia, nos conforta saber que nunca pide más de lo que podemos dar, sino que se complace en
aceptar lo que está a nuestro alcance (Malaquías 3:6). ¡Qué placer más grande es ser conducidos por un Pastor
tan comprensivo!
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w13 15/6 págs. 15-16 párrs. 15-16 Jehová es generoso y razonable
15, 16. ¿Cómo reflejó la Ley mosaica que Jehová es razonable? (Vea la ilustración del principio.)
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Examinemos otro ejemplo, esta vez tomado de la Ley mosaica, que muestra que Jehová es razonable.
Si un israelita era muy pobre y no podía ofrecer en sacrificio una oveja o un cabrito, Jehová aceptaba dos tórtolas
o dos pichones. Pero ¿y si era tan pobre que ni siquiera tenía para eso? En tal caso, le permitía ofrecer un poco
de harina. Ahora bien, notemos este importante detalle: no podía ser cualquier harina, sino “flor de harina”, de la
más selecta, como la que se servía a los invitados de honor (Gén. 18:6). ¿Por qué es esto importante? (Lea
Levítico 5:7, 11.)
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Imaginemos que somos israelitas bastante pobres. Al llegar al tabernáculo con un poco de harina para
ofrecer, vemos que otros israelitas más pudientes traen ganado. Quizás nos podríamos sentir avergonzados por
el escaso valor de nuestro sacrificio de harina. Pero entonces recordamos que nuestra ofrenda es valiosa a los
ojos de Jehová. ¿Por qué? Porque él nos exige que la harina sea de alta calidad. Es como si dijera a los
israelitas más pobres: “Comprendo que ustedes no pueden ofrecer tanto como otros, pero también sé que me
están dando lo mejor que pueden darme”. Verdaderamente, Jehová demuestra lo razonable que es al tener en
cuenta las limitaciones y circunstancias de sus siervos (Sal. 103:14).
Toda la información ha sido sacada de la Watchtower Library 201
2013
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Este archivo, es simplemente una ayuda para nuestra preparación, el propósito principal de esto,
es que investiguemos más nosotros. (km 99--2006)
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