82 | Escritura PÚBLICA | julio-agosto 2016 | AL ENCUENTRO La partida de bautismo en Alcalá de Henares da fe de que “baptizole el Reverendo Señor Bachiller Serrano Cura de nuestra Señora” UEDE ser un tópico que las obras literarias tienen algo de autobiográfico, pero seguro que los paisajes y los paisanajes que los autores van encontrando en su camino tienen reflejo en las imágenes y caracteres que sus palabras dibujan sobre el papel. Transitar, 400 años más tarde, por las mismas sendas que pisó Miguel de Cervantes y mirar con ojos del siglo XXI lo que él vio, lo que le influyó, es la propuesta. P JESÚS ORTIZ [email protected] @JesOrtizAl Jesús Ortiz Alcalá de Henares. “En domingo, nueve días del mes de octubre de mil e quinientos e cuarenta e siete años, fue bautizado Miguel, hijo de Rodrigo de Cervantes e su mujer doña Leonor; fueron sus compadres Juan Pardo; baptizole el Reverendo Señor Bachiller Serrano Cura de nuestra Señora, testigos Baltasar Vázquez, Sacristán e yo que lo bapticé y firmé de mi nombre. Bachiller Serrano”. Tras años de dudas y especulaciones, la localización de esta partida de bautismo obtiene un mayoritario consenso de los historiadores: si Cervantes fue bautizado allí, lo más probable es que también allí hubiese nacido. Pero de su infancia y adolescencia no se sabe nada; solo que su padre se movió en los años siguientes por Valladolid, Córdoba o Sevilla, aunque no hay constancia de que su familia le acompañase. Aceptemos, pues, que seguramente muchos de sus primeros años transcurrieron correteando por las calles alcalaínas. Hay un probable guiño de ello en el primer libro de “La Galatea”: “En las riberas del famoso Henares, que al vuestro dorado Tajo, hermosísimas pastoras, da siempre fresco y agradable tributo, fui yo nascida y criada, y no en tan baja fortuna que me tuviese por la peor de mi aldea”. El caso es que hoy el orbe cervantino tiene muchos puntos de encuentro en la villa complutense, como el Centro de Interpretación los Universos de Cervantes, sito en la que fuera Santa María la Mayor donde se bautizó a Miguel; el Colegio de Teólogos de la Madre de Dios, donde se dio fe de erratas de la primera parte del Quijote; la Imprenta de Juan de Gracián, donde se imprimió “La Galatea”, de la que solo hay una placa que recuerda su ubicación, aunque el paseo por la calle Libreros hacia Mayor es una completa inmersión en el ambiente del siglo XVI, o el Museo Casa Natal de Cervantes, que recrea un hogar familiar de la época en un edificio en el que se sabe residieron La España de Cervantes a 400 años vista AL ENCUENTRO | julio-agosto 2016 | Escritura PÚBLICA | 83 Imprenta de Juan de la Cuesta, en la Sociedad Cervantina de Madrid. Monumento en La Plaza de España, justo al lado de la Calle Leganitos, donde vivió Cervantes con sus padres. los Cervantes y en el que se puede ver una colección de ediciones de El Quijote procedentes de todo el mundo. Madrid. La primera vez que Miguel de Cervantes se instaló en la Villa y Corte tenía unos 19 años. Su padre consideró que era el mejor sitio para sacar partido a su profesión de cirujano-barbero-sangrador. Miguel ya sentía el tirón de las letras, escribía poesía y aprendía gramática con Juan López de Hoyos, que le mencionó como su “caro y amado discípulo” e incluyó cuatro poemas suyos en la “Historia y relación de las exequias reales”, en- En Madrid, el cargadas por Felipe II a la muerte de su tercera esposa Isabel de Valois. Pero, pendenciero joven Miguel además de poeta, parece que se le complicó la escribía poesía y vida en un duelo y tuvo que huir de España. aprendía Volvió a Madrid tras su cautiverio en Argel y se dedicó de lleno a las letras participando gramática con activamente del ambiente literario capitalino. Juan López de Llega su boda en Esquivias, y dejó Madrid, aunque se movió constantemente entre ambas lo- Hoyos, que le calidades, dada su cercanía. Tras su paso por mencionó como Sevilla y Valladolid, donde se estableció la corte durante unos años, regresó a la, de nuevo, su “caro y amado capital de España, donde trabajó hasta el final discípulo” de sus días. El madrileño Barrio de las Letras es cita obligatoria para “vivir” la huella de Cervantes. En el paseo podemos entrar en Casa Antón, una taberna castiza en la calle Huertas, que está en el mismo edificio donde vivió un tiempo el autor y escribió “Los trabajos de Persiles y Sigismunda” y la segunda parte de “El Quijote”; acercarnos hasta la Sociedad Cervantina, que está en el lugar donde el impresor Juan de la Cuesta dio luz a varias ediciones de la obra cumbre del autor y donde se puede ver una imprenta 84 | Escritura PÚBLICA | julio-agosto 2016 | AL ENCUENTRO En Valencia dio gracias por su liberación procesionando por sus calles y lo más probable es que se dedicase a poner en orden sus recuerdos de la época en plenas condiciones de funcionamiento; pasar, cómo no, por el Convento de las Trinitarias Descalzas, donde siempre se sospechó que había sido enterrado Miguel y que solo recientemente tuvo la confirmación de que allí reposan sus restos mortales. La calle de esta su última morada, que se llamaba entonces de Cantarranas y es hoy la de Lope de Vega, supone toda una casualidad porque la casa del autor de El caballero de Olmedo está en la actualmente denominada calle Cervantes, cerca del que fue también el último domicilio del alcalaíno. Para saber más: l Página oficial de la celebración del IV Centenario de la Muerte de Cervantes. Programa de actividades conmemorativas. http://400cervantes.es/ l Página de turismo de Alcalá de Henares. Rutas cervantinas. http://goo.gl/JMc5wc l Página del Ayuntamiento de Madrid. Plano guía de lugares cervantinos. http://goo.gl/El6mgg l Página de la Sociedad Cervantina de Esquivias. Actividad cultural en torno al autor. http://goo.gl/S55As l Libro “Itinerarios de la Sevilla de Cervantes” y ruta siguiendo los retablos cerámicos de 1916. http://goo.gl/wFSQmt http://goo.gl/uwmrlT l Museo Casa de Cervantes en Valencia. Tras su cautiverio de cinco años, Cervantes desembarcó en Denia y de ahí pasó a Valencia, donde estuvo varias semanas. En la capital del Turia dio gracias por su liberación procesionando por sus calles y lo más probable es que se dedicase a poner en orden sus recuerdos, esos que le servirían para ambientar el episodio del “capitán cautivo” del primer Quijote o El trato de Argel y Los baños de Argel, incluso de algún material escrito que pudo traer con él. El autor cita el barrio de la Olivera, que seguramente está relacionado con el Corral de Comedias en la plaza del mismo nombre, que se situaba en la actual calle de las Comedias y era un lugar próximo a la Puerta del Mar: una de las que había en las murallas y cuyo nombre no deja lugar a dudas de su ubicación. Esquivias (Toledo). Parece que la viuda del poeta Pedro Lainez, residente en la población manchega, pidió a Cervantes ayuda para pul Ruta cervantina en Barcelona. blicar un cancionero de su difunto http://goo.gl/mKwFT9 marido. Miguel accedió a ello y llegó a un Esquivias con una intensa vida social, merced a que allí vivía más de una treintena de hidalgos, lo que no deja de ser sorprendente en la época para un población tan pequeña. El autor, casi cuarentón, conoció allí a Catalina de Salazar y Palacios, de 18 años, con la que se casó en 1584. Fijó su residencia en la localidad manchega, en una casa del hidalgo Alonso de Quijada de Salazar, en cuyo nombre parece estar inspirado el Alonso Quijano tornado en Don Quijote de la Mancha: “Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote; de donde -como queda dicho- tomaron ocasión los autores Alcalá de Henares. “En las riberas del famoso Henares […] fui yo nascida y criada, y no en tan baja fortuna que me tuviese por la peor de mi aldea”. La Galatea. Valencia. “Gracias sean dadas a Dios –dijo el cautivo– por tantas mercedes como le hizo; porque no hay en la tierra, conforme mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida”. El Quijote I. Valladolid. http://goo.gl/PEHxGW Esquivias. “Sucedió, pues, lector amantísimo, que, viniendo otros dos amigos y yo del famoso lugar de Esquivias, por mil causas famoso, una por sus ilustres linajes y otra por sus ilustrísimos vinos…”. Los trabajos de Persiles y Sigismunda. AL ENCUENTRO | julio-agosto 2016 | Escritura PÚBLICA | 85 Cervantes, casi cuarentón, conoció en Esquivias a Catalina de Salazar y Palacios, de 18 años, con la que se casó en 1584 desta tan verdadera historia que, sin duda, se debía de llamar Quijada, y no Quesada, como otros quisieron decir”. La mansión donde vivió el matrimonio, conservada tal cual, es hoy el Museo Casa de Cervantes y fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1971. Entre las curiosidades que ahí se encuentran, cabe reseñar las copias de actas parroquiales del siglo XVI que dan fe de la existencia de vecinos coetáneos de Cervantes sospechosamente parecidos a personajes de El Quijote, como Diego Ricote, el Vizcaíno, Sansón Carrasco o la mujer de Sancho Panza, Teresa. Madrid. “En esto llegamos a la puente de Toledo, y yo entré por ella, y él se apartó a entrar por la de Segovia”. Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Sevilla (La Giralda). “Una vez me mandó que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla llamada la Giralda”. El Quijote II. Sevilla. En 1587 Miguel de Cervantes es nombrado Comisario Real de Abastos -si se prefiere, recaudador- en Andalucía. Se instaló en Sevilla, como centro de actividades, pero tuvo que moverse por toda la región andaluza. Su misión consistía en reclamar cereales y aceite para abastecer a la Corona, principalmente a la Armada Invencible, abonando una especie de justiprecio que habitualmente no era del agrado de los forzados vendedores, sobre todo por el tiempo que transcurría entre la requisa y el pago convenido. Esto causó innumerables disgustos a Miguel, como enfrentamientos con alcaldes y regidores, y más de un sinsabor, como varias excomuniones -cuando los que debían tributar eran miembros de la Iglesia- y un par de estancias en cárceles: la de Sevilla y la de Castro del Río (Córdoba). Mantuvo su encomienda hasta que se cambió el sistema de requisas en 1594. Parece que la experiencia carcelaria, sobre todo la sevillana -el establecimiento de la calle Sierpes- permitió a Cervantes tiempo para concebir su obra más universal y para conocer el lenguaje de los “bajos fondos”, que plasmó en su obra. Además, muchos rincones de la ciudad son el escenario de algunas de sus Novelas Ejemplares, como la calle Betis esquina Troya, en Triana; la Calle Adriano, en el Arenal; el Arco de Miguel de Mañara, en tiempos Postigo del Alcázar; la Plaza del Salvador; los alrededores de la Cuesta del Rosario y Alcaicería o la Es Sevilla, su misión Plaza de San Francisco (“Rinconete y Cortadillo”, “Coloquio de Cipión y consistía en recaudar Berganza”, “El rufián dichoso” o cereales y aceite para “La española inglesa”). Y, por supuesto, el nuevo –entonces– cam- abastecer a la Corona, panario de La Giralda, construido principalmente a la en 1568, que es citado en el propio Quijote. Hay toda una ruta de lu- Armada Invencible gares cervantinos en la ciudad señalizados con paneles cerámicos instalados en 1916. Valladolid. Según algunos estudiosos de la figura cervantina, Miguel tuvo una primera estancia en la Capital del Pisuerga con sus padres y con solo 4 años. De lo que tenemos seguridad es de su llegada a la recién constituida ca- 86 | Escritura PÚBLICA | julio-agosto 2016 | AL ENCUENTRO “Los primeros meses de su estancia en Valladolid los pasaría escribiendo el prólogo de su Quijote e iniciando los trámites para su publicación” pital de España (1601) en 1604, en la que permanece al menos algo más de un año (la corte vuelve a Madrid en 1606). Sabemos donde vivió, en la actual calle del Rastro donde está el Museo Casa Cervantes, porque fue testigo de un asesinato, se le tomó declaración y en ella se dice que “para la averiguación de lo susodicho se recibio juramento en forma de derecho de Miguel de Cerbantes, de edad de más de cincuenta años, que vive en las casas nuevas de junto a el Rastro”. La propia Casa Museo Cervantes explica que “los primeros meses de su estancia en Valladolid los pasaría escribiendo el prólogo de su Quijote, las poesías preliminares y la relación para solicitar el privilegio real para imprimir su novela. Aquí iniciaría los trámites para la publicación de El Quijote, recurriendo al librero alcalaíno Francisco de Robles, establecido en 1601 en la calle de La Librería de Valladolid, para que lo presentara al Consejo de Castilla y obtuviese privilegio de impresión”. En Valladolid se concedió la tasa para la venta del libro y en dicha ciudad se puso a la venta “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” por primera vez, en torno a enero de 1605. La ciudad castellana se cita en Aunque es evidente que varias de sus obras, como “El LiCervantes conoció (y bien) cenciado Vidrieras”, por lo que muchos lugares vallisoletanos fiel mar, es en Barcelona guran en la obra cervantina, codonde Don Quijote y mo el antiguo Hospital de la ResuSancho lo descubren rrección (“El casamiento engañoso” y “El coloquio de los perros”), cuya portada está hoy en el jardín de la propia Casa Museo; el Espolón (“El coloquio de los perros”), el Pisuerga (El Quijote, I y II; “La Galatea”); el Esgueva (“Viaje al Parnaso”); la fuente de Argales o el Caño Dorado. Barcelona. La Ciudad Condal aparece citada y descrita en la segunda parte de El Quijote, pero no se sabe en qué fecha estuvo allí Cervantes. Y aunque es evidente, por su experiencia naval como soldado, que Cervantes conoció (y bien) el mar, es en Barcelona donde Don Quijote y Sancho lo descubren, donde “vieron el mar, hasta entonces dellos no visto; parecióles espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían visto”. El Barrio Gótico, con toda seguridad, supo de los pasos de Cervantes. Por ejemplo, en la calle del Call, en los números 14 al 16, donde estaba la imprenta de Sebastián de Comelles, que se supone es la que “visita” don Quijote, porque en ella se estaba imprimiendo el Quijote de Avellaneda. Es muy posible, además que el autor se inspirara en uno de los palacetes del siglo XII que aún se conservan, algunos visitables, cuando se refirió a la casa “grande e principal” de Antonio Moreno, que fue anfitrión del Hidalgo y su escudero en la obra. Hay un día, seguro, en que un autor y su obra comparten ese minuto de reflexión en el que la segunda confirma al primero que es capaz de transmitir la esencia de caracteres y escenarios que le impresionaron, que le emocionaron, que le vinieron a la mente en forma de imágenes claras o deliberadamente confundidas con sus realidades… Es el momento en que el escritor sabe que cada lector creará una obra nueva y distinta con sus propias sensaciones. Lo que probablemente nunca imaginará es que, cuatrocientos años más tarde y con su nombre indefectiblemen- Valladolid. "Salía del Hospital de la Resurrección, que está en Valladolid, fuera de la Puerta del Campo, un soldado que, por servirle su espada de báculo…”. El casamiento engañoso. Barcelona. “En fin, por caminos desusados, por atajos y sendas encubiertas, partieron Roque, don Quijote y Sancho con otros seis escuderos a Barcelona. Llegaron a su playa la víspera de San Juan, en la noche”. El Quijote II. te unido al concepto de inmortalidad, sus seguidores tienen la oportunidad situarse frente a sus realidades, las de él, para componer nuevas e impensadas versiones de las páginas que conforman su talla literaria. Con o sin celebración, como la del 400 aniversario del fallecimiento de Cervantes, de la que merece la pena participar en sus muchísimos actos en todo 2016, los lugares vividos por el creador están ahí; quizás también las personas. l