Desinformación Es particular el desconocimiento que tenemos los colombianos respecto de nuestras regiones. Cuando se viaja en plan de turismo se evidencia sobremanera. Ni los nativos dan respuesta a los interrogantes que genera normalmente cualquier turista y de esto no se salva ninguna región del país. En el Valle del Cauca es especial este fenómeno. Lo primero que notan los visitantes al llegar, son los sembrados de caña de azúcar. Sobre esta gramínea preguntan con avidez y las respuestas que les damos son lamentables, por lo general negativas, como si todos aquí fuéramos graduados de mamertos. A los turistas se les dice la mayor mentira del mundo: que esos sembrados son un pernicioso monocultivo, en franca contraposición con la realidad, pues el Valle del Cauca tiene una superficie de dos millones doscientos catorce mil hectáreas donde solo 220.000, es decir apenas el 10% están cultivadas en caña. Absurdamente ocultamos que esa cantidad de caña sembrada genera 188.533 empleos directos e indirectos, los cuales benefician a 750 mil compatriotas agrupados en una empresa de cultivadores de caña orgullo del país, conformada por 2.700 propietarios del 76% del área sembrada y 13 ingenios que poseen el 24 % restante. Tampoco les comentamos a los turistas que el área plana del Valle del Cauca sembrada de caña, lleva 40 años sin aplicación de insecticidas para el control de las plagas. Único caso en el mundo donde se ha realizado un programa de esta magnitud en caña de azúcar, para liberar avispas y moscas con el objetivo de que estas parasiten los huevos de las plagas limitantes del cultivo, como es el caso del gusano barrenador causante de los mayores daños en los países cultivadores de la gramínea y que deteriora el 25% de las cosechas. Con la estrategia de las liberaciones de avispas y moscas, Colombia y especialmente el Valle del Cauca ha logrado durante muchos años mantener niveles de daño por debajo del 5% de infestación, considerado como un valor que no afecta económicamente la producción. Otro interesante argumento de información turística. Las liberaciones de avispas y de moscas, se realizan semanalmente en estrategia exitosa que convierte al Valle del Cauca como ejemplo mundial del manejo biológico para el control de plagas en caña de azúcar y otros cultivos. Su práctica no ataca las abejas, no contamina el medio ambiente, ni a los ríos, ni a las personas, convirtiéndose esta labor técnica en su valor agregado más importante. La eliminación de químicos en los cultivos de caña, permite en la microfauna benéfica su recuperación, evitando que otras plagas afecten las siembras. Y aquí es donde las entidades turísticas deben inculcar en sus visitantes esta sentencia: “El Valle huele a caña y no a insecticidas”. Aprovechemos estos argumentos turísticos. Este ejemplo es apenas una pequeña muestra de la gran cantidad de valores existentes, que están allí para darlos a conocer al público en general. Es importante inculcar en la gente el conocimiento técnico de la riqueza regional, que para el caso que nos ocupa, se encuentra en custodia de varias entidades científicas privadas sin ánimo de lucro, como por ejemplo el Centro de Investigación de la Caña de Azúcar de Colombia, Cenicaña, localizado en el corregimiento de San Antonio de los Caballeros, de Florida, Valle, el cual procura la investigación y trasferencia de tecnología de la caña. Muy determinante es dar a conocer lo correspondiente a la información positiva de las regiones colombianas. La reciente encuesta nacional respecto a los conocimientos de los colombianos sobre el café, emblema del país, reveló la gran ignorancia colombiana acerca de nuestro principal producto agrícola. Esto del café, no debe ocurrir en el Valle con la caña de azúcar.