Boletín 8 - Asociación Cultural Humboldt

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BOLETIN cdSl1 T 4CI0N
g
HUMBOLDT
Ail 1972
Caracas 1973
OC II
ni
ASOCIACION
CULTURAL
HUM BOLDT
C O N L A C O L A B O R A C IO N D O C E N T E D E L
INSTITUTO GOETHE MUNICH
H AN PRESIDIDO A LA ACH DESDE SU FUNDACION EN 1949:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
Dr. José Ignacio Baldó - 1949/51.
Dr. Eduardo Rohl f - 1951/52.
Dr. José Loreto A rism endi - 1952/54.
Dr. Luis T eófilo Núñez - 1954/56.
Dr. Julio Criollo Rivas f - 1956/57.
Dr. A tilio Brillem bourg - 1957/59.
Dr. R u dolf J a ffé - 1959/61.
Sr. Ernesto Blohm f - 1961/63.
Dr. Oscar Herz - 1963/64.
Dr. Juan F. Stolk f - 1964/65.
P rof. W alter D upouy - 1965/67.
A rq. Dirk B om h orst - 1967/69.
Dr. José Ignacio Baldó - 1969/70.
Dr. Eugenio De Bellard Pietri - 1970/72.
Dr. A ntonio Anzola Carrillo - 1972/73.
M IEM BRO S DE LA J U N T A D IR E C T IV A (elegidos el 31 de enero de 1973):
Presidente: Dr. Antonio J. Anzola Carrillo
• V icepresidente: Dr. Enrique
Pimentel
o T esorero: Ing. Ulrich Wagner-Manslau
•
V ice-T esorero:
Dr. Horacio Vanegas-Fischbach
• Secretario: Sr. Axel Kriiger
•
V o­
cales: Prof. Walter Dupouy
• Dr. Eugenio De Bellard Pietri
• Dr.
Marcel Roche *
Suplentes: Arq. Dirk Bomhorst •
Sr. Cristóbal
Blohm
a Dr. Carlos R. Travieso •
Dr. Ramón J. Velázquez
b Dr.
Julio de Armas
• Comisión E ditora: Prof. Walter Dupouy
• Arq.
Dirk Bomhorst
• Dr. Eugenio De Bellard Pietri
• Sr. Hinrich R.
Reinstrom
»
Com isario: Sr. Kurt F. W . Wesemann W .
•
Suplente:
Sr. Günter Manns.
Director de la A.C.H.: Sr. Hinrich R. Reinstrom.
S ede: E dificio Pigalle, 1er. Piso, Avenida Leonardo da Vinci. Colinas
de Bello Monte, Caracas - Teléfonos: 76 20 55 y 76 20 91.
D irección Postal: Apartado 60501
Chacao, Caracas 106 - Venezuela
£11
BOLETIN
8
ANO
Caracas
DE LA ASOCIACION
CULTURAL
HUMBOLDT
1972
1973
La Asociación Cultural Humboldt hace público su vivo reconocimiento a
las siguientes entidades, cuyos generosos aportes hicieron posible la apa­
rición del presente BOLETIN N ° 8.
•
CORPORACION VEN EZO LA N A DEL MOTOR
•
FERRUM C. A.
•
FUNDACION CREOLE
•
FUNDACION VE N EZO L A N O -A L EM AN A COLEGIO HUMBOLDT
•
LITOGRAFIA TECNOCOLOR S. A.
•
MEYER-PRODUCTOS TERAPEUTICOS S. A.
•
MOBIL OIL COMPANY DE VEN EZU ELA
•
SACCO, SOCIEDAD A N ON IM A DE CREDITO Y COMERCIO
•
SIEMENS VEN EZO LA N A S. A.
•
VOLKSW AG EN INTER AMERICAN A
•
Academy La Castellana
•
Agfa-Gevaert de Venezuela S. A.
•
Ars Publicidad, S. A.
•
C. A. Tabacalera Nacional
•
Constructora Graf C. A.
•
Eternit Venezolana S. A.
•
Exquisiteces Frisco, C. A.
•
Lufthansa Líneas Aéreas Alemanas
•
Merck-Cofasa S. A.
•
Romaca - Rodamientos y Maquinarias C. A.
•
Rovenca - Roth de Venezuela C. A.
•
Taller de Arquitectura Bornhorst-Neuberger
•
Tele Norma C. A.
•
Tovenca - Topflight de Venezuela C. A.
•
Unifot C. A.
•
Waveca C. A.
Indice
PREAM BULO
LA
.............................................................
5
...........
7
A S O C IA C IO N
CULTURAL
H UM BOLDT
A R T IC U L O S
Las Drogas en Venezuela, por el Dr. Juan M a­
nuel M ayorca .........................................................
37
Problemas Institucionales del Desarrollo en
Venezuela, por el Dr. Alian R. Brewer-Carías.
49
A dolfo Ernst, por el Dr. Blas Bruni Celli . .
73
Los Welser, por el Dr. Antonio Arellano M o­
reno ...........................................................................
85
Aim é Bonpland, por el Dr. Pierre Couret . .
99
La Malaria en V enezuela: lo que fue y lo que
es hoy, por el Dr. A m old o G a b a ld ó n
109
Los Días de Bolívar en Jamaica, por el Dr.
121
Pedro G ra s e s.....................................................
C O M U N IC A C IO N E S
BREVES
H om enaje a nuestro fundador Dr. José Igna­
cio B a l d ó ............................................................
139
Galardón conferido a nuestro ex-Presidente
Arquitecto Dirk B o r n h o r s t ..........................
140
El Dr. Oscar J. Herz, Ingeniero, M ú s ic o ...
¡ y P o eta !, por Walter D u p o u y ...................
140
IIU M B O L D T IA N A
laNueva Sede . . . .
147
Será creado en Caripe elM useo “ Humboldt” .
A cto de Inauguración de
151
La Ruta de Humboldt por el R ío N egro y el
Casiquiare ...............................................................
152
Tercer escalamiento al Pico Humboldt en Mér i d a ......................................................................
153
O B I T U A R IO
Prof. Dr. W erner Tetzlaff - 1909-1973, por
Walter D u p o u y .................................................
157
L IS T A
DE
M IE M B R O S
.............................................
161
Preámbulo
Como ha sido usual hasta ahora, el lector hallará a continuación de
este prólogo el Inform e Anual referente a las actividades de nuestra
Asociación durante el año anterior, 1972, año de labores muy intensas
y cuyo más importante suceso ha sido la mudanza, efectuada en el mes
de abril, a un nuevo local, com o se informa en la sección Humbolclíiana
acerca del acto inaugural realizado el 8 de mayo en celebración del
acontecimiento.
Si bien el resumen que antecede a los extensos dalos detallados contenidos
en nuestro Inform e Anual, acusa un incremento en la cifra de actos
culturales, la asistencia a los cursos de idiomas, en cambio, arroja una
disminución de 6 % en relación con el año 1971, cosa explicable
precisamente por la mudanza de Campo A legre a Bello M onte, que
afectaría a cierto número de alumnos que no hallarían para sí facilidades
satisfactorias de transporte hasta la nueva sede de la Asociación.
Pero al mismo tiempo, podemos anticipar la noticia de que ya en lo que
va del presente año 1973 esa circunstancia d ejó de tener vigencia, por
cuanto la asistencia a los cursos de idiomas superó nuevamente, en 1973,
todas las cifras señaladas en los años anteriores. Y se puede añadir,
además, que la concurrencia del público a los variados actos culturales
que se realizan en nuestro auditorio ha sido a todas luces muy satisfac­
toria, pues que se cuenta ahora con un espacio capaz para acomodar
alrededor de 200 asientos, com o también condiciones más adecuadas para
efectuar recitales musicales.
Y ya que nos hemos referido a la mudanza, hecho que implicó la ardua
tarea de retirar del antiguo local las instalaciones, aparatos, muebles,
libros y útiles para instalarlos y organizarlos en el nuevo local, hacemos
público nuestro reconocim iento al D irector Sr. Hinrich R. Reinstrom, y
al personal que lo secundó en todo mom ento, por la manera tan rápida
y eficiente con que se realizó la reorganización de todas las dependencias
y aulas en la nueva sede de Bello M onte, de suerte que la rutina de la
Administración, los actos culturales y los cursos de idiomas no se vieron
5
interrumpidos y pudieron continuar desarrollándose según lo programado.
A los profesores d e idiomas también agradecemos su estimada colabora­
ción prestada en esta dura ocasión.
Con referencia a la presente entrega de nuestro BOLETIN, esta vez
siguen al Inform e Anual siete artículos que fueron seleccionados de entre
las numerosas conferencias dictadas bajo nuestros auspicios durante el
año, que incluyen variados temas, algunos de positivo interés social de
actualidad, otros de interés histórico y biográfico y todos ellos calzados
por firmas bien acreditadas en nuestro medio profesional e intelectual.
Además de los referidos artículos, ofrecem os a nuestros lectores la in­
form ación contenida en las secciones Comunicaciones Breves y Humboldtiana.
Infortunadamente, hubimos de inform ar en la sección Obituario la luc­
tuosa noticia del deceso del ingeniero Dr. W erner Tetzlaff, fundador y
prim er Presidente del Capítulo de Maracaibo de esta A sociación, persona
de nuestra m ayor estimación y altamente apreciada en los círculos so ­
ciales, universitarios y musicales de Maracaibo, tanto por sus dotes de
caballerosidad y bonhomía, com o por sus méritos de científico y de
músico.
El inesperado tránsito del Dr. Tetzlaff significa ciertamente una baja
muy lamentable en la fila de quienes mantienen un hondo fervor por
las actividades culturales, com o él lo tuvo siem pre hasta el término de
su vida ejem plar y por demás activa, dondequiera se hallase domiciliado
y de manera especial y prolongada en la ciudad de Maracaibo, donde
supo, con su afable y generoso proceder, ganarse el respeto y el afecto
de todos. ¡D escansen en paz sus restos!
Antes de finalizar, queremos llamar la atención acerca del hecho, en
relación con el desarrollo de nuestros programas en el interior del país,
de que en el año 1972 han abarcado un m ayor número de poblaciones,
aparte de las ciudades de Maracaibo y Mérida donde funcionan sus
respectivos Capítulos, pues se realizaron, com o figura en detalle en el
Inform e Anual, conciertos, conferencias, exposiciones, proyección de pe­
lículas y una función de teatro, en Barquisimeto, B oconó, Carora, Ciudad
Bolívar, Cumaná, Los Teques, Maracay, Puerto La Cruz, Trujillo, Valen­
cia y Valera. Es, pues, muy satisfactorio el haber podido llevar al interior
del país muchos de nuestros actos culturales que antes sólo eran ofrecidos
a los públicos de Caracas, Maracaibo y Mérida.
Caracas: octubre de 1973.
LA COM ISION EDITORA
6
La Asociación Cultural H um boldt
En la actualidad, la Asociación desempeña los siguientes servicios y
actividades :
(1 )
Actos culturales públicos (conciertos, conferencias, exposiciones,
proyecciones de películas, programas de radio y televisión).
(2 )
Cursos de alemán; cursos de castellano para inmigrantes.
(3 )
Servicio
(4 )
Servicio de Discoteca.
(5 )
Servicio
(6 )
Servicio de inform ación sobre estudios en Alemania y tramitación
de las becas del Servicio de Intercambio Académ ico Alemán
(D A A D ).
de Biblioteca.
de Pinacoteca.
A continuación enumeramos las actividades desarrolladas en el año 1972:
INFORME DEL AÑO 1972
1.
A C T IV ID A D E S Y REALIZACIONES
Los actos realizados por intermedio del Goethe-lnstitut están indicados
con un asterisco ( * ) .
CARACAS - M ERID A - M A RACA 1BO ■ IN TERIOR
I.
CONCIERTOS Y RECITALES
II.
CONFERENCIAS
III.
EXPOSICIONES
IV.
V.
VI.
VIL
PELICULAS
TEATRO
RAD IO PRO G R AM A S
PRO GRAM A DE TELEVISION
7
RESUMEN DEL AÑO 1972:
Los actos culturales que se realizaron en Caracas, M aracaibo, Mérida y
otras ciudades del interior del país, los hallará el lector organizados en
form a detallada, más adelante en este Informe.
Se realizaron en total los siguientes actos culturales:
134 en Caracas
20 en Maracaibo
6 en Mérida
50 en otras ciudades del interior
210
50 programas radiodifundidos de Caracas
(R adio Nacional)
260
41 proyecciones por la TV-Nacional Canal-5 (26 películas de
la serie didáctica “ Guten T ag” completa, más 15 de su
repetición desde finales de octubre hasta el mes de d i­
ciembre)
301 en 1973 (1 9 7 1 :2 2 2 ; 1970:204; 1969:197)
Excluidos los programas radiodifundidos y televisados, los restantes 210
actos culturales, clasificados por géneros y localidades, presentan el si­
guiente cuadro:
G énero
Caracas
M a ra ca ib o
ii
8
Conferencias
35
5
Películas
32
3
Conciertos
Exposiciones
Teatro
5
I
1
O
t)
M érida
o
o
1
O tras loe.
6
T otales
28
2
43
34
119
2
7
15
—
1
5
—
En 1972
134
20
6
50
210
En 1971
119
17
10
21
167
En 1970
69
15
20
11
115
21
12
146
En 1969
8
81
32
La siguiente tabla se refiere a la concurrencia a los actos:
G énero
C aracas
M a ra ca ib o
M érida
O tras loe.
T otales
Conciertos
1.657
1.435
2.500
700
6.362
Conferencias
2.765
500
200
165
3.630
Películas
7.720
250
—
Exposiciones
Teatro
En 1972
2.450
10.420
19.405
9.750
455
2.000
7.200
12
495
—
100
607
21.904
3.135
4.700
10.685
40.424
En 1971:
En 1970:
En 1969:
50.979
26.082
27.806
Los programas que se realizaron por la amable colaboración del GoetheInstitut München, fueron 14, de los cuales se hicieron 43 presentaciones
que atrajeron una concurrencia de 21.574 personas. De esos 14 pro­
gramas, 7 eran exposiciones de las que se hicieron 15 presentaciones
cuya concurrencia alcanzó al total de 19.117 personas. En las listas que
más adelante detallan dichos actos, figuran los contribuidos por el
Goelhe-Institut identificados con un asterisco.
SOBRE LOS MIEMBROS
El número de miembros de la A. C. H. se discrimina a sí:
De la Asociación matriz, Caracas ....................................................
Del Capítulo de Maracaibo ...................................................................
Del Capítulo de Mérida ..............................................................................
319
41
51
411
CURSOS DE IDIOM AS
La serie “ Guten Tag” proyectada por TV-Canal 5 de lunes a viernes de
12 m. a 12:30 p.m., con la profesora Norka de Celi, es una aplicación de la
enseñanza audio-visual del idioma alemán, que consta de 26 proyecciones
y ha sido exhibida ya dos veces. Es una producción de la Beierischen
Rundfunk en colaboración con el Goethe-Institut München realizada por
encargo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Federal
9
de Alemania. Ha tenido una excelente acogida del público televidente
venezolano y constituye una form a de impartir la enseñanza del idioma
alemán a quienes no les es posible asistir a clases en nuestras aulas.
Con respecto a los cursos que se dan en nuestra sede en Bellomonte.
las cifras trimestrales de cursantes fueron en 1972 las siguientes:
Trimestre
226
2do. Trimestre
177
3er.
Trimestre
134
4to.
Trimestre
154
ler.
691
En relación con los 735 que hubo en 1971, hay un descenso de 44, o sea
el 6 % menos, lo que se explica por haberse mudado la A sociación de
Campo Alegre para su nuevo local en Bellomonte, en el mes de abril de
1972, lo que originó dificultades en las posibilidades de traslado de
algunos alumnos. Obsérvese que en el primer trimestre del año la cifra
de 226 fue la más elevada, la del Ser. trimestre la más baja y la del
4° ya con tendencia al aumento.
Durante los trimestres de julio-setiembre y octubre-diciembre, se organi­
zaron dos cursos para niños entre los 10 y los 13 años de edad, a
petición de sus padres y del Colegio Humboldt, del cual son aquéllos
alumnos.
Todas las clases de idiomas — además del alemán, las de castellano para
extranjeros— estuvieron a cargo de 11 profesores. Para ambos casos se
emplean equipos por el sistema audio-visual moderno.
Como ha sido siempre la costumbre, fueron ofrecidos agasajos a los
alumnos, habiendo sido el del 18 de marzo el último ofrecido en nuestra
antigua sede, ocasión que fue amenizada por un quinteto de acordeón.
Al finalizar el segundo trimestre, hubo el agasajo en la nueva sede el
23 de junio, celebrándose con ello también la fecha de la fundación de
la Asociación Cultural Humboldt (22 de ju n io de 1 9 4 9 ), con la partici­
pación de la Orquesta Sinfónica de Acordeón b a jo la dirección del
Maestro Dom ingo Doglio. El agasajo de fin de año se celebró coincidiendo
con las fiestas navideñas, y con la asistencia del Dr. Eugenio De Bellard
Pietri, miembro de la Junta Directiva y ex-Presidente de los períodos
1970/1972.
10
LA COMISION EDITORA
El resultado de sus actividades en 1972, lo pone en evidencia la apari­
ción del BOLETIN N ° 7, Año 1971 (impreso en 1 9 7 2 ), con 120 pp. y
contentivo del Informe Anual de 1971, de cinco artículos de fondo
basados en igual número de conferencias pronunciadas en el citado año
bajo nuestros auspicios, cuatro notas de la sección Humboldliana y un
Obituario.
COLABORACION
La Asociación Cultural Humboldt hace público su agradecimiento a las
siguientes entidades por su estimada colaboración prestada en relación
con muchos de nuestros actos culturales realizados en 1972. Son ellas:
Goethe-Institut München
A sociación de Escritores Venezolanos
A sociación Venezolana para el Avance de la Ciencia
A sociación Venezolana de Conciertos
Ateneo de Caracas
Centro Catalán
Centro Venezolano-Americano
Cinemateca Nacional
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (C O N IC IT)
Embajada de la República Federal de Alemania
Embajada de Austria
Embajada de la R. F. de Alemania en Bogotá
Fundación Andrés Bello
Fundación Venezolano-Alemana Colegio Humboldt
Fundateatro
Iglesia Luterana La Resurrección
Inter-Nationes
Instituto Cultural Venezolano-Británico
Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes l IN CIBA)
P eriódicos: El Universal, El Nacional, La Religión, La Verdad. Ultimas
Noticias y The Daily Journal
Radio Nacional de Venezuela
Radio Punto Ondas Populares (H ora Alemana I
Revista “ Semana” (C A D A )
11
Televisora Nacional Canal-5
Universidad Católica “ Andrés Bello”
Universidad Central de Venezuela
Universidad “ Simón Bolívar”
A m igos de la Música, Valencia
Ateneo de Boconó
Ateneo de Valera
Casa
de Cultura “ Andrés Eloy Blanco” , Maracaibo
Casa
de Cultura de El Tigre
Casa
de Cultura, Maracay
Casa
de Cultura de Ciudad Guayana, Estado Bolívar
Casa
de Cultura Humo y Tabaco, San Fernando de
Apure
Christ Church, M aracaibo
Clínica San Rafael, M aracaibo
Colegio de M édicos, Mérida
Escuela de Danza, M aracaibo
Teatro Baralt, Maracaibo
Universidad Centro-Occidental, Barquisimeto
Universidad de Los Andes, Mérida
Universidad de Oriente, Cumaná
Universidad del Zulia, Maracaibo
DONACIONES
En el año 1972, la A. C. H. recibió del Goethe-Institut München 25 audí­
fonos para los cursos de idiomas y varios libros, además de 80 folletos
de! curso alemán por radio “ Familie Baumann” con 52 cintas grabadas
1 a 26; y dos discos “ Ariosti Kammermusik Kantaten” y “ LiederDuette” , Gabriel Fauré, donados por Inter-Nationes. La A. C. H. hace
público su agradecimiento a ambas instituciones.
AD M IN ISTRACIO N
Colaboraron eficientemente en las actividades de la Administración, du­
rante el año 1972, la señora Gertrud Streit, la señora Krista Rolando y
la señorita Annemarie Baasch. A fines de noviembre se retiró la señora
Rolando, por propia voluntad, para regresar a Alemania, siendo de
lamentar su ausencia por cuanto demostró siempre gran competencia y
dedicación a sus labores.
12
CARACAS
I.
C O N C IE R T O S
Y
R E C IT A L E S
Lugar
Fecha
2 7 .1 .
9 .3 .
Eva María Zuk (pianista)
(Prem io Mozart de Salzburgo
Obras de Mozart, Berg y Brahms
Renate Vogel-Schmitz (cellista),
Anton V ogel (violinista)
Obras de J. S. Bach, Haydn,
Kódaly
Colegio Humboldt
1970)
Colegio Humboldt
Rolla.
2 3 .3 .
Margarita Brenner ( mezzosoprano ),
Martin Imaz (pianista)
Conmemoración del 140 aniversario de la
muerte de J. W . v. Goethe
Colegio Humboldt
6 .4 .
" Jürgen JJhde (pianista)
“ Bach en interpretación moderna al pia­
no” ( Concierto con conferencia )
Colegio Humboldt
I I .5 .
Fedora Alemán ( soprano ),
Martin Imaz (pianista)
“ Lieder” y Arias de compositores europeos
y suramericanos
A. C. H.
1 9 .5 .
Jorge Zulueta (pianista),
Margarita Fernández, Jacobo Romano
“ Arnold Schönberg”
A. C. H.
2 2 .6 .
Orquesta Filarmónica Venezolana de A co r­
deón, bajo la dirección de D. D oglio, con
obras de D oglio, Lehar, Gaede. Offenbach,
Tieke, Rossini, Suppé, Mahr, Ketelbey
A. C. H.
2 4 .7 .
~ P ro Música K öln, bajo la dirección de
Johannes Homberg
María Lucía G odoy ( soprano I
Obras de Hassler, di Lasso, Purcell,
Brahms, Bartok, Nobre, Cardoso
Teatro Municipal
5 .9 .
" Gertrud M ersiovsky (organista)
Obras de Frescobaídi, Scheidt, Bruhns.
Couperin, Hindemith, Reger, J. S. Bach.
Iglesia Evangélica
1 .1 1 .
Siegfried Palm (cellista).
A loys Kontarsky (piano )
Obras de Beethoven, Zimmermann, Kagel.
Evangelisti, Penderecki y Debussy
Teatro Municipal
13
El D r. A lfr e d o T a rre M u rzi, cu a n d o d esarrollab a el tem a “ La cultu ra
y los m edios de c o m u n ica ció n s o c ia l” , en n uestro a u d ito r io , el d ía
11 d e en ero de 1972.
Lugar
Fecha
.1 1 .
II.
* Amati Ensemble Berlin
Obras de Haendel. Mendelssohn y Dvorak
Teatro Municipal
C O N F E R E N C IA S
1 1 .1 .
Dr. A lfredo Tarre Murzi
“ La cultura y los medios de comunicación
social”
(H A conferencia del ciclo Temas de la
Venezuela contemporánea)
A. C. H.
1 8 .1 .
Dr. Allan II. Brewer-Carías
“ Problemas institucionales del desarrollo
en Venezuela”
(12^ conferencia del ciclo Temas de la
Venezuela Contemporánea!
A. C. H.
2 5 .1 .
Hinrich R. Reinslrom
“ Marruecos” (con diapositivas y música
grabada)
A. C. H.
1 .2 .
Dr. Marcel R oche
“ La ciencia en la América Hispánica C o­
lonial” .
A. C. H.
8 .2 .
Peter Engelbrecht
“ Siidamerikanische Hochkulturen” (con
diapositivas y exposición fotográfica)
A. C. H.
2 2 .2 .
Dr. Edgardo M ondolfi
“ El Archipiélago de las Galápagos, labo­
ratorio viviente de evolución” (con dia­
positivas)
A. C. H.
2 9 .2 .
Dr. Blas Bruni Celli
“ A dolfo Ernst”
(9* conferencia del ciclo Venezuela, su
historia y los alemanes )
A. C. H.
7 .3 .
Dr. Marcel R oche
“ Tres años del CONICIT”
(13^ conferencia del ciclo Temas de la
Venezuela Contemporánea)
A. C. EL
Prof. Yannis loannidis
“ Arnold Schonberg”
A. C. H.
1 4 .3 .
15
El D r. E d g a rd o M o n d o lfi ( i z q . ) , en m om entos en qu e
W alter D u p ou y h a cía su p resen ta ción en el au d ito rio d e
El
con fe re n cis ta dise rtó
la b ora to rio vivien te d e
s obre “ E l A r c h ip ié la g o d e los
e v o lu c ió n ” , el d ía 22 d e fe b r e ro
el
la
P ro fe so r
A . C. H.
G alá pagos,
de 1972.
Lugar
Fecha
4 .4 .
Dr. A ntonio Arellano M oreno
“ Los Welser”
(10? conferencia del ciclo Venezuela, su
historia y los alemanes I
A. C. H.
9 .4 .
Prof. Ericli Nuernbergk
“ Menschen und Natur auf den Inseln des
südwestlichen Pazifik” (con diapositivas)
A. C. H.
1 1 .4 .
Dr. José Rajaei Revenga
“ Problemas sociales de los ranchos”
(14” conferencia del ciclo Temas de la
Venezuela contem poránea)
A. C. H.
1 8 .4 .
Dr. Ramón ] . Velásquez
“ Venezuela y la Primera Guerra Mundial”
(11? conferencia del ciclo Venezuela, su
historia y los alemanes)
A. C. H.
2 5 .4 .
Dr. Antonio López Acosta
“ El sistema nacional de planificación”
(15? conferencia del ciclo Temas de la
Venezuela Contemporánea)
A. C. H.
Peter Engelbrecht
“ Südamerikanische Hochkulturen”
diapositivas) (repetición)
A. C. H.
2 .5 .
9 .5 .
(con
Dr. P ierre Couret
“ Aimé Bonpland”
A. C. H.
1 6 .5 .
Prof. José Antonio Calcado
“ Johannes Brahms”
A. C. H.
1 8 .5 .
Prof. Dr. Gerhard Fuhrmann
“ Alimentación mundial y explosión de­
m ográfica”
(2? conferencia del ciclo Alemania - ha­
blan representantes de la vida cultural y
científica de Alemania)
A. C. H.
2 3 .5 .
Dr. Eugenio de Bellard Pietri
“ Fortificaciones coloniales de La Guaira
y del Valle de Caracas”
(12? conferencia del ciclo Venezuela, su
historia y los alemanes )
A. C. H.
3 0 .5 .
Prof. Dr. Pedro Grases
“ Los días de Bolívar en Jamaica”
(13? conferencia del ciclo Venezuela, su
historia y los alemanes )
A. C. H.
17
El D r.
P ie rre
C ou ret,
qu ien
en
su co n fe re n cia
del 9
de
m ayo,
1972,
h a b ló a ce rca de la p e rson alidad y vid a d e l b o tá n ic o A im é B on pla n d,
com p a ñ e ro de H u m b o ld t en sus exp lo ra cio n e s por e l N u e vo M u n d o .
Lugar
Fecha
* Eugen Gomringer
“ El Bauhausmeister Josef Albers” (con
diapositivas) (3^ conferencia del ciclo
“ Alemania” )
Ateneo
10 . 6 .
* Eugen Gom ringer
“ Poesía concreta”
Ateneo
1 3 .6 .
Dr. Pedro Trebhau
“ El Delfín del O rinoco” (con película)
i 6:l conferencia del ciclo Venezuela y su
naturaleza: fauna, flora y tierra)
A. C. H.
20.6 .
Dr. A m old o Gabaldón
“ La malaria en Venezuela: lo que fue y
lo que es h oy”
(16^ conferencia del ciclo Temas de la
Venezuela contemporánea)
A. C. H.
2 7 .6 .
P roj. Volkmar Vareschi
“ Gesetz und Geheimnis im Leben der
Tropenpflanzen” (con diapositivas)
(7^ conferencia del ciclo Venezuela y su
naturaleza: fauna, flora y tierra)
A. C. H.
2 5 .9 .
* Dipl. Ing. Arq. Dieter Sengler
“ Die Olympiadebauten in München” (con
diapositivas)
A. C. H.
10 . 1 0 .
* P roj. Gustav Siebenmann
“ Enigma y maravilla de las peregrinacio­
nes a Santiago de Compostela”
(4V conferencia del ciclo Alemania - ha­
blan representantes de la vida cultural y
científica de Alemania)
A. C. H.
3 1 .1 0 .
* Dr. Dietrich Mahlow
“ Arte: sin valor para la so cied a d ?”
( IV parte)
(5^ conferencia del ciclo Alemania - ha­
blan representantes de la vida cultural y
científica de Alemania)
A. C. H.
2 . 11 .
* Dr. Dietrich Mahlow
“ Arte: sin valor para la socied a d ?” (2^
parte)
(6^ conferencia del ciclo Alemania - ha­
blan representantes de la vida cultural y
científica de Alemania)
A. C. H.
9 .6 .
19
Lugar
F echa
3 .1 1 .
‘’ Dr. Dietrich Mahlow
Mesa redonda frente a un público: “ Ta­
rea de un museo m oderno”
Museo de Bellas
Artes
7 .1 1 .
" D r . Dietrich Mahlow
“ Escritura e imagen” (con diapositivas)
( 7'-1 conferencia del ciclo Alemania - ha­
blan representantes de la vida cultura] y
científica de A lem ania)
A . C. H.
9 .1 1 .
Sr. J. F. Volrad Deneke
“ Medizinische Aufklärung und Gesund­
heitserziehung als Aufgabe der publizist­
ischen M edien”
( PA conferencia del ciclo Alemania - ha­
blan representantes de la vida cultural y
científica de Alemania)
A. C. H.
1 4 .1 1 .
Dr. Abdem Ramón Lancini
“ Expedición al Casiquiare” ( con diaposi­
tivas I
( o ‘l conferencia del ciclo Venezuela y su
naturaleza: fauna, flora y tierra)
A. C. H.
2 1 .1 1 .
Dr. Pedro Trebbau
“ El Delfín del O rin oco” (con película y
diapositivas) (repetición de la 6? con fe­
rencia del ciclo Venezuela y su naturaleza:
fauna, flora y tierra)
A. C. H.
5 .1 2 .
Lic. Carlos R ivero
“ La Isla de Aves v la tortuga marina”
(con diapositivas)
(9 :l conferencia del ciclo: Venezuela y su
naturaleza: fauna, flora y tierral
A. C. H.
111.
2 6 .1 .
7 -2 .
E X P O S IC IO N E S
al
“ El jinete Azul”
Universidad
Simón Bolívar
2 .5 . al “ Exposición Fotográfica sobre Bolivia y
2 4 .5 .
Perú”
A. C. H.
1 .6 . al'"'“ Afiches Olím picos 1972”
3 0 .6 .
A. C. H.
20
Lugur
Fecha
2 9 .9 . al
3 1 .1 0 .
“ München-Schwabing”
3 .1 1 . al * ‘ "Grabados de Alberto Durero”
5 . 12 .
IV.
A. C. H.
Facultad de
Arquitectura LCV
P E L IC U L A S
6 .1 .
"V ida y obra de Alejandro de Humboldt” ,
“ La Camada de Turones” (17^ función
del ciclo “ Alemania” ). Además, el más
reciente noticiero alemán.
A. C. H.
8 .1 .
"Serengeti darf nicht sterben” (alem án).
Además, el más reciente noticiero alemán
A .C . H.
13. 1 .
"H annover” . “ Heidelberg” , “ München” ,
“ Nürnberg” (H P función del ciclo “ Ale­
m an ia’ ). Además, el más reciente noti­
ciero alemán.
A. C. H.
2 0 .1 .
"La India de h oy” . "Documentales sobre
la India” .
A. C. H.
1 0 .2 .
"D ie Puppe” (película m u da). Además,
el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
1 7 .2 .
"Historia de un concierto” , “ L.a orquesta
en los ensayos” , “ Ondina” (19^ función
de! ciclo "Alem ania” ). Además, el más
reciente noticiero alemán.
A. C. H.
2 4 .2 .
"Las Islas Galápagos”
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
2 .3 .
"La India de hoy” , “ Documentales sobre
la India” ( Repetición )
A. C. H.
1 6 .3 .
“ Etapas de una vida - Goethe” , “ Goethe en
Bohemia” (20;l función del ciclo “ Ale­
mania” ). Además, el más reciente noti­
ciero alemán.
A. C. H.
2 8 .3 .
“ Spur eines Mädchens” (alem án). A de­
más, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
8 .4 .
"Das Feuerschiff” . Además, el más re­
ciente noticiero alemán.
A. C. Id.
21
Fecha
Lugar
1 3 .4 .
“ Aufruhr im Schlaraffenland” , “ Rasputin Dämon der Frauen” . Además, el más re­
ciente noticiero alemán.
A . C. H.
2 0 .4 .
“ König von Bayern”
Además, el más reciente noticiero alemán
A . C. H.
2 7 .4 .
“ Juan Sebastián Bach” , “ Centro Interna­
cional de Formación Musical” , “ Richard
Straus - una vida consagrada a la músi­
ca” (24^ función del ciclo “ Alemania” ) .
Además, el más reciente noticiero alemán
A . C. H.
2 5 .5 .
“ Ludwig van Beethoven” , “ Música Van­
guardista” (25^ función del ciclo “ Ale­
mania” ). Además, el más reciente noti­
ciero alemán
A . C. H.
1 .6 .
“ Die Zürcher Verlobung” (alem án).
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
6.6.
“ Der Verteidiger bat das W ort” (alemán)
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
1 5 .6 .
“ Artisten in der Zirkuskuppel.. . ratlos”
(alemán con subtítulos en castellano)
Además, el más reciente noticiero alemán
A . C. H.
2 9 .6 .
“ Cardillac” (alemán con subtítulos en
castellano). Además, el más reciente n o­
ticiero alemán
A. C. Id.
3 0 .6 .
“ Hokuspokus” (alemán con subtítulos en
castellano). Además, el más reciente no­
ticiero alemán
A. C. H.
.1 . 7 .
2 .7 .
“ El estudiante en Praga” (película muda
con traducción de los subtítulos al cas­
tellano)
Cinemateca
Nacional
4 .7 .
“ El Gabinete del Dr. Caligari” (película
muda con traducción de los subtítulos al
castellano)
Cinemateca
Nacional
9 .7 .
“ El Golem, com o vino al mundo” ( Pe­
lícula muda con traducción de los subtí­
tulos al castellano)
Cinemateca
Nacional
1 1 .7 .
“ Berlin - Alexanderplatz” (alemán)
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
22
Lugar
Fecha
1 1 .7 .
“ Dr. Marbuse el ju gador” (película muda
con traducción de los subtítulos al cas­
tellano)
Cinemateca
Nacional
1 2 .7 .
“ Dr. Marbuse, infierno del crimen”
lícula muda)
Cinemateca
Nacional
1 3 .7 .
“ El Gabinete del Dr. Caligari” (película
muda con subtítulos en castellano).
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
1 3 .7 .
“ Castillo V ogeloed” (película muda con
traducción de los subtítulos al castellano)
Cinemateca
Nacional
1 4 .7 .
“ La muerte cansada”
Cinemateca
Nacional
1 5 .7 .
1 6 .7 .
“ Pedazos de vidrio” (película muda con
traducción de los subtítulos al castellano)
Cinemateca
Nacional
1 8 .7 .
“ Der Jugendrichter” (alem án). Además, el
más reciente noticiero alemán
A. C. H.
1 8 .7 .
“ Los Nibelungos” (película muda con tra­
ducción de los subtítulos al castellano)
Cinemateca
Nacional
1 9 .7 .
2 0 .7 .
“ El último hom bre”
Cinemateca
Nacional
2 1 .7 .
“ Madame Dubarry” ( película muda con
traducción de los subtítulos al castellano)
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
2 1 .7 .
2 2 .7 .
“ Galería de muñecos de cera” ( película
muda con traducción de los subtítulos al
castellano I
Cinemateca
Nacional
2 7 .7 .
“ El Golem, com o vino al mundo” (pelícu­
la muda con traducción de los subtítulos
al castellano). Además, el más reciente
noticiero alemán.
A. C. H.
2 9 .7 .
3 0 .7 .
“ Artistas bajo la cúpula del circo . . . per­
p lejos!” (alemán, con subtítulos en cas­
tellano)
Cinemateca
Nacional
“ Lebenszeichen” (alem án). Además,
más reciente noticiero alemán.
A. C. H.
1.8 .
( pe­
(película muda)
(película muda)
el
23
Fecha
Lugar
3 .8 .
“ Dr. Marbuse, el jugador” (película muda
con traducción de los subtítulos al caste­
llan o). Además, el más reciente noticiero
alemán
A. C. H.
8 .8 .
“ Jagdszenen aus Niederbayern” (alemán
con subtítulos en castellano). Además, el
más reciente noticiero alemán
A. C. H.
10 . 8 .
“ Dr. Marbuse, infierno del crim en” (p e ­
lícula m u da). Además, el más reciente
noticiero alemán
A. C. H.
1 5 .8 .
“ Minna von Barnhelm” (alem án). A de­
más, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
1 7 .8 .
“ Castillo V ogeloed” (película muda con
traducción de los subtítulos al castellano).
Además, el más reciente noticiero alemán
A . C. H.
22.8 .
“ Nathan der Weise” (alem án). Además,
el más reciente noticiero alemán
A . C. H.
2 4 .8 .
“ La muerte cansada” (película muda con
traducción de los subtítulos al castellano)
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
2 9 .8 .
“ Tonio K roger” ( alemán, con subtítulos
en castellano). Además, el más reciente
noticiero alemán
A . C. H.
3 1 .8 .
“ Pedazos de vidrio” ( película muda con
traducción de los subtítulos al castellano)
Además, el más reciente noticiero alemán
A . C. H.
1 .9 .
“ Die Tote von Beverly Hills”
con subtítulos en castellano)
(alemán,
Cinemateca
Nacional
5 .9 .
6 .9 .
“ Lebenszeichen”
en castellano)
(alemán, con subtítulos
Cinemateca
Nacional
7 .9 .
“ Los Nibelungos” (película muda con
traducción de los subtítulos al castellano )
Además, el más reciente noticiero alemán
A . C. H.
7 /8 / 9
1 0 .9 .
“ Jagdszenen aus Niederbayern” (alemán,
con subtítulos en castellano)
Cinemateca
Nacional
1 2 .9 .
“ Wálsungenblut” . Además, el más reciente
noticiero alemán
A . C. H.
24
Lugar
Fecha
1 4 .9 .
“ El úJtimo hom bre” (película muda con
traducción de los subtítulos al castellano )
Además, el más reciente noticiero alemán
A. C. H.
1 9 .2 .
“ Ingeborg” . Además, el más reciente n o­
ticiero de Alemania
A. C. H.
2 1 .9 .
“ Galería de muñecos de cera” (película
muda con traducción de los subtítulos al
castellano). Además, el más reciente no­
ticiero alemán
A. C. H.
2 6 .9 .
“ Rheinsberg” . Además, el más reciente
noticiero alemán
A. C. H.
6 .1 0 . a
2 3 .1 0 .
(11 fun­
ciones)
Retrospectiva del Cine Mudo Alemán
(1913-1924) : (El estudiante en Praga, El
Gabinete del Dr. Caligari, Madame
Dubarry. El Golem: com o vino al mundo.
Dr. Marbuse — el jugador— . Dr. Marbuse
— infierno del crimen— . Castillo Vogeloed, La muerte cansada, Pedazos de vi­
drio, Los Nibelungos, El último hombre.
Gabinete de figuras de cera I
Facultad
Arquitectura l'C V
1 9 .1 0 .
“ Con red y alfiler” , “ Rumbo al Océano
Indico” , “ La camada de turones” , “ La
culebrilla de agua” . Además, el más re­
ciente noticiero alemán
A. C. H.
2 6 .1 0 .
“ Der goldene Westen” . Además, el más
reciente noticiero alemán
A. C. H.
“ Mack” , “ Albers” . “ Soto” .
Cinemateca
Nacional
1 6 .1 1 .
“ Madame Dubarry” ( película muda con
traducción de los subtítulos al castellano I
Centro Catalán
2 3 .1 1 .
“ Doctor Marbuse — infierno del crimen— ”
(película muda con traducción de los sub­
títulos al castellano)
Centro Catalán
3 0 .1 1 .
“ Los Nibelungos” (película muda con
traducción de los subtítulos al castellano)
Centro Catalán
7 .1 2 .
“ Moderna arquitectura religiosa” , “ Lucas
Cranach — el pintor de la Reform a” , “ A r­
te cristiano en Europa” , “ Paz en la tierra”
A. C .H .
4 .1 1 .
2.5
Fecha
Lugar
1 9 .1 2 . "Navidades en Alemania” , “ Un rincón en
los Alpes bávaros”
A. C. H.
V.
TEATRO
2 .5 .
VI.
* R olf Scharre — Pantomimo.
Presentación para niños sordo-mudos
Teatro del Ateneo
R A D IO P R O G R A M A S
T odos los martes de 7,30-8,00 p.m. por el Segundo Programa de la
Radio Nacional de Venezuela, 630 kcs. Onda Larga.
4 .1 .
Inform ación sobre
los documentales: “ V ida y obra de A. de
Humboldt” y “ La camada de turones” .
Parte m usical: G. C. M enotti: “ Ahmal y los visitantes nocturnos” .
1 1 .1 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Alian R . BrewerCarías y sobre el documental: “ La India de h oy ” .
Parte musical: interpretaciones de Ravi Shankar.
2 5 .1 .
Inform ación sobre la conferencia del Sr. Hinrich R. Reinstrom.
Entrevista con la pianista Eva María Zuk en relación a su
concierto.
Parte musical: Obras de C. Debussy interpretadas por la artista.
1 .2 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Marcel Roche.
Parte musical: Piezas escogidas de la Opera “ La m ujer sin
sombras” , de R. Strauss.
8 .2 .
Inform ación sobre la conferencia de Peter Engelbrecht y la
película “ Die Puppe” .
Parte musical: M. Praetorius: “ Tanze der Terpsichore” .
1 5 .2 .
Inform ación sobre los documentales: “ Historia de un concierto” ,
“ La orquesta en los ensayos” y “ Ondina” .
Parte musical: D. M ilhaud: “ Le Carneval en A ix” .
2 2 .2 .
In ormación sobre la conferencia del Dr. Edgardo M ondolfi y
el documental “ Las Islas Galápagos” .
2 9 .2 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Blas Bruni Celli.
Parte musical: Obras interpretadas por el guitarrista Alirio
Díaz.
26
Fecha
7 .3 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Marcel Roche. Invi­
tación para el concierto Vogel-Schmitz.
Parte musical: Obras de Z. Kódaly interpretadas por el dúo.
1 4 .3 .
Entrevista con el Prof. Yannis Ioannidis en relación a su con ­
ferencia. Inform ación sobre los documentales sobre J. W . von
Goethe.
Parte musical: Obras de Arnold Schönberg.
2 1 .3 .
Breve informe sobre el Instituto Goethe Munich, son motivo de
su 20° aniversario.
Parte musical: G. F. Händel: “ Feuerwerksmusik” .
2 8 .3 .
Inform ación sobre la película: “ Spur eines Mädchens” .
Parte musical: P. I. Tschaikowsky: “ Francesca da R im ini” .
4 .4 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Antonio Arellano
M oreno y sobre el concierto y conferencia del pianista Jürgen
Uhde.
Parte musical: Obras para piano de J. S. Bach.
1 1 .4 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. José Rafael
y sobre las películas.
Parte musical: Obras para órgano de Max Reger.
Revenga
1 8 .4 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Ramón J.Velásquez
y sobre las películas.
Parte musical: Obras interpretadas por la pianista Lilyan Pérez.
2 5 .4 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Antonio López Acosta.
Inform ación sobre los documentales musicales.
Parte musical: Obras de R. Strauss.
2 .5 .
Invitación para el acto de inauguración de la nueva Sede de la
ACH.
Parte musical: Obras de G. F. Händel.
9 .5 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. Pierre Couret y sobre
el programa con el pianista argentino Jorge Zulueta.
Parte musical: Obras de A. Schönberg interpretadas por el
artista.
2 3 .5 .
Recital comentado a cargo del pianista Alexander Brailowsky.
3 0 .5 .
Parte musical: “ Geister-Trio” de L. van Beethoven.
27
Fecha
6 .6 .
Información sobre la conferencia del Prof. Eugen Gomringer.
Parte musical: Obras de J. Haydn.
1 3 .6 .
Información sobre la conferencia del Dr. Pedro Trebbau.
Parte musical: Obras de J. B. Vanhall.
2 0 .6 .
Inform ación sobre la conferencia del Dr. A m old o Gabaldón.
Parte musical: Obras de G. Tailleferre.
2 7 .6 .
Observaciones sobre “ Fausto” de Richard Wagner.
4 .7 .
Informaciones sobre la Retrospectiva del Cine
Parte musical: Obras de León Jongen.
Mudo Alemán.
1 1 .7 .
Informaciones sobre la Retrospectiva del Cine
Mudo Alemán.
1 8 .7 .
Informaciones sobre la Retrospectiva del Cine Mudo Alemán.
Parte musical: Observaciones sobre la 4a. Sinfonía de G. Mahler.
2 5 .7 .
Información sobre
la Retrospectiva
del Cine
Parte m usical: Obras de Orlando di Lasso.
M udo Alemán.
1 .8 .
Información sobre
la Retrospectiva del Cine M udo Alemán.
Parte musical: Obras de William Byrd y Orlando Gibbons.
8 .8 .
Información sobre
la Retrospectiva del Cine M udo Alemán.
Parte musical: Quinteto de Viento con obras de Cari Nielsen.
1 5 .8 .
Inform ación sobre
la Retrospectiva
del Cine Mudo Alemán.
Parte musical: Interpretaciones de la Orquesta de Cámara Sofía.
2 2 .8 .
Información sobre
la Retrospectiva
del Cine Mudo Alemán.
Parte musical: Obras de G. P. Telemann y J. Haydn.
2 9 .8 .
Información sobre
la Retrospectiva
Parte musical: Obras de F. Liszt.
5 .9 .
del Cine
Mudo Alemán.
Información sobre el concierto de órgano de Gertrud Mersiovskv.
Parte musical: Obras para órgano del Padre Antonio Soler.
1 2 .9 .
Información sobre películas alemanas en la ACH.
Parte musical: W . A. M ozart: “ Liitzow” .
1 9 .9 .
Información sobre películas alemanas en la ACH.
Parte musical: Concierto de arpa de A. Ginastera.
2 6 .9 .
Inform ación sobre películas alemanas en la ACH. Inform ación
sobre el concierto de S. Palm (cello) y Allois Kontarsky
(p ia n o ).
Parte musical: Obras interpretadas por los artistas.
28
Fecha
3 .1 0 .
Lectura de notas críticas sobre la actuación en Caracas de Sieg­
fried Palm y Aloys Kontarsky.
Parte musical: Sonata para Cello, de C. Debussy, por S. Palma.
1 0 .1 0 .
Anuncio de la conferencia del Prof. Gustav Siebenmann, “ Enig­
ma y maravilla de las peregrinaciones a Santiago de Compostela” .
Parte musical: Danzas del Renacimiento.
1 7 .1 0 .
Entrevista con el Prof. Gustav Siebenmann sobre temas de
literatura latinoamericana del pasado y el presente.
2 4 .1 0 .
Inform ación sobre la serie de conferencias del Dr.
Mahlow en Caracas.
Parte musical: Sonata para Címbalo de D. Scarlatti.
3 1 .1 0 .
Prom oción de las conferencias del Dr. Dietrich Mahlow.
7 .1 1 .
Dietrich
Anuncio del concierto del Conjunto Amati de Berlín.
Parte musical : Concerto Grosso op 6 N ° 6 de Händel.
1 4 .1 1 .
Anuncio de la conferencia del Dr. Abdem Ramón Lancini:
“ La Expedición al Casiquiare” .
Parte musical: interpretación del Conjunto Alarius de Bruselas.
2 1 .1 1 .
Anuncio de la exposición “ Obras gráficas de Alberto Durerò” .
Parte musical: Concerto a Due Cori N ° 2 de G. F. Händel.
2 8 .1 1 .
Anuncio de la conferencia del Sr. Heinz Meissner: “ Diversos
caminos de la form ación técnica en Alemania” .
Parte musical: Suite para Laúd de S. L. Weiss.
5 .1 2 .
Anuncio de la conferencia del Lic. Carlos Rivero : “ La Isla de
Aves y la tortuga marina” .
Parte musical: T rio en Sí bemol mayor de F. Ries.
1 2 .1 2 .
Canciones humorísticas y satíricas de Beethoven, Haydn y Rossi­
ni, con Christa Ludwig, mezzosoprano, y Walter Berry, bajo.
1 9 .1 2 .
Recital de canciones navideñas a cargo de la soprano Charlotte
Lehmann.
2 6 .1 2 .
Segunda parte del Oratorio de Navidad, de J. S. Bach.
VII.
V A R IO S
3 .2 .
1 8 .3 .
Asamblea General y elección de la nueva Junta Directiva.
Agasajo con motivo del fin del le r. trimestre.
29
Fecha
2 1 .3 .
Acto especial con motivo del 20° aniversario del Instituto Goethe
Munich. Recepción ofrecida por el Director de la ACH y D o­
cente del Instituto Goethe Munich, Sr. Hinrich R. Reinstrom
y Señora, en su residencia.
5 .4 .
El Centro Austríaco celebró en nuestra Sede su Asamblea Ge­
neral Ordinaria y Trigésimo aniversario.
4 .5 .
Acto solemne de inauguración de la nueva Sede.
sección Humboldtiana en este Boletín N ° 8 ) .
(Véase la
2 2 .6 .
Agasajo con motivo del fin del trimestre, con actuación de la
Orquesta Filarmónica Venezolana de A cordeón, b a jo la dirección
del Prof. Dom ingo Doglio.
1 5 .1 1 .
Reunión de la Comisión Preselectiva de los becarios del D A A D
(Servicio Alemán de Intercambio A ca dém ico), convocada por
el Director de la ACH y Docente del Instituto Goethe Munich,
Sr. Hinrich R. Reinstrom y con la asistencia del Dr. Alberto
Rosales, Prof. de la Universidad Simón Bolívar y ex-becario de
la Fundación Alexander von Idumboldt; Conde Ballestrem, C on­
sejero de la Embajada de la República Federal de Alemania,
Dr. Dirk Bornhorst, ex-Presidente y actual miembro de la Junta
Directiva de la ACH y Profesor de la UCV, Prof. Walter
Dupouy, también ex-Presidente y actual miembro de la Junta
Directiva.
1 9 .1 2 .
A gasajo navideño para los profesores, cursantes y colaboradores.
Durante el año se realizaron 12 reuniones de la Junta Directiva
y 2 reuniones de la Comisión de Trabajo.
CAPITULO M ARACAIBO
I.
C O N C IE R T O S Y R E C IT A L E S
Fecha
Lugar
2 0 .2 .
Renale Vogel-Schmitz (ce llo ),
Anton V ogel (v io lín ).
Christ
2 5 .2 .
A ntonio Baccelli (pianista).
Teatro
1 8 .3 .
Juventudes Musicales,
Iván Núñez (pianista).
Teatro
30
Lugar
Fecha
2 8 .4 .
3 .5 .
1 0 .5 .
7 .6 .
1 1 .6 .
II.
Darío González.
Escuela
Danzas Modernas
Fedora Alemán (sop ra n o),
Martín Imaz (p ia n o ).
Teatro Bellas Artes
Juventudes Musicales,
M arek Jablonski (pianista).
Teatro Bellas Artes
Luis Contreras y la Orquesta de Cámara
de la Universidad del Zulia.
Teatro Bellas Artes
Juventudes Musicales (p ia n o ).
Teatro Bellas Artes
C O N F E R E N C IA S
2 4 .9 . al
2 8 .9 .
5 .1 0 i
III.
Mayo
IV.
6 .3 .
2 7 .3 .
Universidad
del Zulia
Ing. Dieter Sengler.
í( Prof. Gustav Siebenmann.
E X P O S IC IO N E S
* “ Juegos Olímpicos 1972 '.
P E L IC U L A S
“ Das F euerschifj” .
“ Der Verteidiger Hat Das W ort” .
2 5 .3 . al
1 5 .4 .
Películas de la Embajada de Holanda.
V.
TEATRO
2 6 .4 .
“ R olf Scharre - pantomimo. Presentación
para niños sordomudos.
2 6 .4 .
í! R olj Scharre - pantomimo. Curso para
alumnos de teatro.
2 7 .4 .
* R olj Scharre - pantomimo.
ción.
Presenta­
Clínica San Rafael
Teatro Bellas Artes
Fecha
Lugar
CAPITULO M ERID A
I.
C O N C IE R T O S Y R E C IT A L E S
5 .2 .
Eva María Zule, pianista.
Obras de J. S. Bach, Dos Reis, Rodíguez
Coelho, Frei D iogo de Conceicao, Brahms.
Universidad de
Los Andes
I I .2 .
Petr. M essiereur, violinista.
Monique Duphil, pianista.
Obras de Mozart, Brahms, Lubos Sluka,
Leos Janacek.
Universidad de
Los Andes
Renate Vogel-Sclunitz, cellista.
Anton Vogel, violinista.
Universidad de
Los Andes
7 .3 .
II.
C O N F E R E N C IA S
1 9 .5 .
III.
“ Er. Gerhard Fuhrmann:
“ Alimentación mundial y explosión dem o­
gráfica” .
Universidad de
Los Andes
E X P O S IC IO N E S
2 2 .2 . al
1 0 .3 .
9 “ Costumbres Folklóricas Alemanas” .
Colegio de M édicos
2 6 . 6 . al
2 5 .7 .
* “ Retratos dibujados por pintores ale­
manes en los siglos X V y X V I ” .
Universidad de
Los Andes
INTERIOR
I.
C O N C IE R T O S Y R E C IT A L E S
2 .3 .
* Renate Vogel-Schmitz, cellista,
Anton Vogel, violinista.
VALENCIA
3 y 5 .4 .
* P roj. JUrgen Uhde, pianista.
Curso.
BARQUISIM ETO
i y 8 .4 .
* P roj. ] Urgen Uhde, pianista.
Curso.
VALEN CIA
2 6 .7 .
3 .9 .
1 0 .1 1 .
32
* Pro Música Köln.
VALEN CIA
* Gertrud M ersiovsky.
V ALEN CIA
* Am ati Ensemble Berlin.
V ALEN CIA
Lugar
Fecha
II.
C O N F E R E N C IA S
7 .6 .
Eugen Coinringer:
“ Poesía concreta’’ .
RARQUISIM ETO
6 .1 1 .
:i Dr. Dielrich M ahlow:
“ Arte: sin valor para la socied ad ?” .
M ARACAY
III.
E X P O S IC IO N E S
6 .1 . al
1 5 .1 .
* “ El Jinete Azul” .
TRUJILLO
1 4 .1 . al
2 3 .1 .
" “ Juegos Olímpicos 1972".
CUM ANA
25 .1 . al
5 .2 .
“ “ Alberto Durero y su época".
CUM ANA
1 0 .2 . al
1 8 .2 .
* “ El jin ete A zul” .
LOS TEQUES
2 2 . 2 . al
"■ “ El Jinete Azul".
CAR O R A
2 1 .7 . al
3 0 .7 .
* “ El Jinete A zul“ .
BOCONO
1 8 .8 . al
2 8 .8 .
CDAD. BOLIVAR
2 9 .2 .
IV.
“ Alberto Durero y su época“ .
P E L IC U L A S
5 al
1 4 .8 .
110 funciones)
Retrospectiva del Cine Mudo Alemán
(1913-19211 : I El estudiante en Praga, El
Gabinete del Dr. Cali gari, Madame Dubarry, El Golem: cóm o vino al mundo,
Dr. Marbuse — el jugador— , Dr. Marbuse
— infierno del crimen— , Castillo Vogeloed, La muerte cansada, Pedazos de vi­
drio. Los Nibelungos, El último hombre,
Gabinete de figuras de cera.
M ARACAY
Documentales: Historia de un concierto,
Richard Wagner. Historia de instrumentos
musicales, Franz Marc, Dada y Neo-Dada,
Música avantgardista, Bayreuth por den­
tro.
33
Lugar
Fecha
17 al
2 8 .8 .
Retrospectiva del Cine Mudo
(1913-1924). (12 funciones).
Alemán
VALERA
11 al
2 2 .9 .
Retrospectiva del Cine M udo
(1913-1924). (12 funciones).
Alemán
BARQUISIM ETO
V.
5 .5 .
34
TEATRO
* R olf Scharre, Pantomimo.
BARQUISIMETO
Teatro Municipal
ARTICULOS
Las Drogas en Venezuela*
Por el D r . J u a n M
anuel
M ayorca
— “ Papá, deseo hablar contigo. Tengo algo que contarte.
— ¿Otra vez en líos? M ejor me lo dices después. H oy tengo mucho que
hacer. ¿P or qué no hablas con tu mamá?
— Es que. . . bueno. . . cada vez que trato de hablarte estás ocupado. . .
no me prestas atención.
— ¿Cuánto necesitas?
— No es dinero papá. . . es otra cosa. . . pero ¡qué se va a hacer! ¡Está
b ie n !”
Este diálogo se repetía día tras día, pero el padre de Enrique no prestaba
atención a lo que éste le decía.
¡Eran cosas de muchachos! Ni siquiera se preocupaba por ir al Liceo
donde su h ijo estudiaba.
Hoy entierran a Enrique. Lo asesinaron cuando se opuso a que la pan­
dilla de marihuaneros, a la que recién había ingresado, cometiera un
atraco. Trató de hacerlo solo, porque a su padre. . . a su siempre ocupado
padre, lo que su hijo hiciera no le p r e o c u p a b a ... “ porque eran cosas
de muchachos” .
Si bien Enrique es un personaje real, tristemente real, la figura del padre
de Enrique es todo un sím bolo de la ausencia de com unicación, cada vez
más acentuada, entre dos generaciones que deberían estar en íntima
ligazón. Comencemos, pues, partiendo de esta pequeña historia, nuestra
exposición.
La palabra DROGA ha sido definida por la Organización Mundial de
la Salud, organismo dependiente de las Naciones Unidas, com o “ toda
*
A r t íc u lo basado en la c o n fe re n cia p r o n u n cia d a el 16 de m arzo de 1971, en la sede de la
A s o c ia c ió n C u ltu ral H u m b o ld t y qu e n o pu d o ser in c lu id o en el B O L E T IN an te rio r N 9 7.
37
sustancia natural o sintética, que administrada en dosis variables es capaz
de producir dos p rocesos: bien sea dependencia psicológica o bien habi­
tuación orgánica” . La dependencia psicológica y la dependencia orgánica
la trataremos com o punto especial.
Quiero dedicarme en este momento a analizar dos puntos; dos elementos
básicos de toda exposición. Se dice que droga es toda sustancia natural
o sintética, es decir que todo producto bien de la naturaleza o bien del
trabajo humano puede ser una droga. Al decir todo producto natural
estamos indicando que en la naturaleza hay sustancias que en sí mismas
tienen la capacidad de desarrollar uno de los dos procesos que antes
indicábam os: dependencia psicológica o dependencia orgánica; ejemplo
típico de droga natural es la Marihuana; otras veces es el trabajo del
hombre el que produce la sustancia capaz de desarrollar determinados
efectos en la conducta, se trata entonces de un derivado sintético, de un
producto cultural, si se quiere ver así. Ejemplo de esta segunda droga:
La Dietilamida del A cido Lisérgico, m ejor con ocida com o LSD-25. Y
dice la misma definición que es todo producto natural o sintético “ que
administrado en dosis variables” ; esto es importante porque la gente
tiene la idea de que necesariamente un pito de Marihuana debe producir
determinado efecto. Recalco b ie n : los efectos de una droga varían de
acuerdo con las circunstancias; las más dispares, las más visibles pueden
variar de acuerdo con la cantidad de la dosis según la definición, pero
puede variar de acuerdo con las condiciones Psicológicas en las que se
ingiere esa dosis (estados depresivos, estados de euforia, situación de
tranquilidad, situación de angustia) ; puede variar de acuerdo al sexo
y está perfectamente com probado que los efectos de la Marihuana, por
ejem plo, producen en el varón unas reacciones y en la mujer otras;
pueden variar de acuerdo al peso, a la constitución, a las características
sociológicas y a las características endocrinas. T od o esto ha llevado al
Profesor Halifax, T oxicólogo de la Universidad de El Cairo, a decir
“ que no hay drogas sino drogóm anos” ; es un poco la adaptación del
principio médico de “ que no hay enfermedades sino enfermos” ; y yo
comparto plenamente ese criterio, porque la experiencia hasta ahora vi­
vida en muchachos adictos, y las de otros países, reseñados en informes
médicos o informes técnicos de indudable veracidad, nos dan a entender
que el resultado de una droga dependerá de una serie de factores. Con
esto, quiero dejar bien claro que la pregunta ¿cuáles son los efectos de
la Marihuana? o ¿cuáles son los del L S D ?, siempre será contestada en
forma impropia, porque esos efectos van a variar, necesariamente, de
acuerdo con una serie de circunstancias. Dice por último la definición,
que esa sustancia natural o sintética es capaz de desarrollar en el hombre
dos tipos de procesos; uno u otro y a veces los dos: dependencia P sico­
38
lógica o dependencia Orgánica. Por dependencia Psicológica se entiende
la característica desarrollada en el sujeto (característica Psicológica in­
dudablemente), por lo cual hay la creencia en él, de que al privarse de
una sustancia, ocurrirá lo que técnicamente se llama Síndrome de A bs­
tinencia, es decir: la necesidad imperiosa de requerir la droga. Pero
insisto en una palabra de esta explicación, es la creencia desarrollada en
el sujeto de que al privarse de una droga se produjera un Síndrome de
Abstinencia. Concretamente, la Marihuana produce dependencia Psicoló­
gica. El otro proceso más grave aún y señalado en la definición de la
OMS, es la dependencia Orgánica. Se entiende por dependencia Orgánica,
el hecho de que la droga ha pasado a form ar parte del metabolismo de
una persona; es elemento constitutivo de la personalidad Orgánica. Es
decir: el metabolismo de una persona tiene com o elemento constitutivo
de él esa droga que ha venido ingiriendo; privada esa persona brusca­
mente de tal sustancia, puede ocurrir incluso la muerte, porque ya es
un elemento constitutivo de su propia organicidad. Hay rasgos del Sín­
drome de Abstinencia co m o : convulsiones, agujetas en el abdomen, de­
presión, vómito, relajamiento de esfínteres, etcétera.
En la Heroína, la droga que h oy causa estragos en la ciudad de Nueva
Y ork, en la ciudad de Los Angeles, en San Juan de Puerto R ico, el
Síndrome de Abstinencia se produce rápidamente, incluso cuando la adic­
ción es apenas incipiente, cuando ha habido apenas unas pocas aplica­
ciones. Tenemos, pues, la definición y con ella una clasificación de las
drogas.
LA M ARIH U AN A
El origen de la Marihuana es bastante discutido; aparentemente es orig i­
naria de la India pero, para malestar de América, ha sido en la Zona
del T rópico donde ha encontrado su m ejor desarrollo. La Marihuana es
una planta que algunos conciben com o una hierba; siendo en realidad
un arbusto cuyo nombre técnico es Canabis sativa Linnaeus. En el v o ­
cabulario del drogóm ano ha adquirido el nombre de “ Hierba maldita”
com o una de sus formas. Comienzo, para los padres y maestros, a utilizar
el lenguaje del drogóm ano; también se le llama Mafafa, Rosamía, M ari­
juana, etc. El traficante la corta a temprana edad de manera que pueda
utilizar más rápidamente el producto de ella.
Pero si se la deja crecer puede convertirse en un
de 1,80 metros. Las semillas nacen com o el fruto
huana y esta es una planta muy pródiga en ellas;
por ser lanceolada-dentada, pues crece siempre en
arbusto, incluso hasta
principal de la M ari­
la hoja se caracteriza
número im par; jamás
39
se encontrará una planta de Marihuana que tenga 2-4-6 y 8 hojas, se
encontrará siempre la planta con 1-3-5-7 y 9 hojas por pecíolo.
La rama de Marihuana, que en el léxico de los drogómanos es “ m oño”
o crineja, cuando se seca enrosca sus hojas sobre sus semillas tomando
la form a de crineja. Ya seca toma color característico: marrón intenso,
similar al de la picadura de tabaco negro; cuando la semilla está en
posibilidad de germinar, es de color amarillo y de form a similar al
alpiste, aunque de mayor tamaño.
Esta planta no necesita ningún tipo de cultivo, ningún tipo de tratamiento
para germinar. Le basta con algo de sol.
El Haschish es otra variedad de la Marihuana; se produce con resina
del tronco y polvillo de Marihuana; puede ser utilizado básicamente por
vía digestiva, masticando en la misma form a que el chimó y es consu­
mido, a veces, acompañando cocteles en algunos centros de Europa; en
Venezuela y en América es más o menos desconocido.
¿Cuáles son los efectos de la Marihuana?
Como dije al com ienzo, no se puede hablar de efectos definitivos de una
droga. En la Dirección de Prevención del Delito hemos hecho un análisis
de los principales síntomas y efectos que la Marihuana puede producir.
La Marihuana ha sido catalogada técnicamente com o una droga sicotizante al igual que el LSD, y la sintomatología de la Marihuana, son
entre otros: estado de embriaguez, percepciones óptimas falsas, euforia,
estado de confusión mental, visiones de componentes eróticos, trastornos
afectivos, obnibulación de la conciencia, excitación, depresión, estados
seudo-esquizofrénicos.
Desde un punto de vista neuro-vegetativo hay: síntomas motores extrapiramidales; ataxia, parestecia (náuseas que es más frecuente), y en la
nariz, crisis de sudoración también muy insistente. Desde luego que
ninguna persona puede imaginar que a un marihuanero se le producen
todos estos síntomas a la vez porque, si así fuese, no hubiese ninguno en
el m undo; lo que ocurre es que hay tal número de elementos para juzgar
los síntomas de la Marihuana, que nos hemos permitido hacer estos
catálogos de los cuales destacaríamos com o efectos inmediatos: los
vómitos, las náuseas, la sed, la sequedad en la boca, crisis de sudoración,
excitación y depresión según los casos. Pero supongamos que nada de
esto es cierto. Hasta hace poco se insistía en que la Marihuana no pro­
ducía ningún tipo de daño orgánico. En la British M edical Review, la
primera publicación médica de Inglaterra (número correspondiente a
diciembre de 19 7 0 ), se ha podido demostrar que en 19 casos de autopsia
40
realizadas por desconocimiento de la causa de la muerte, se pudo en­
contrar que por efecto de Marihuana se producían lesiones hepáticas y
endurecimiento de algunas arterias.
Que esto sea definitivamente probado no me atrevería a indicarlo, pero
desde el momento en que una revista científica y, además, reputada
internacionalmente com o tal, incluya, en fase experimental, 19 casos en
los cuales se ha podido encontrar sintomatología homogénea con un
mismo resultado, hace pensar que la Marihuana sí puede, e insisto en la
palabra “ puede” , producir lesiones orgánicas. Pero es posible que algunos
duden de lo que estoy señalando; sin embargo, hay un hecho que esta­
dísticamente ya no admite controversia. El 2 9 % de las personas que han
consumido LSD, heroína o cocaína, se iniciaron en el consumo de drogas
por la Marihuana. Este hecho es estadísticamente cierto en el Estado de
California, en Nueva Y ork, en San Juan de Puerto R ico, en Japón y pol­
lo menos en los Estados Centrales de Venezuela, donde ya se realizó esta
investigación.
La hemos llamado (y parece que a los periodistas les gustó la frase)
la “ droga trampolín” . De acuerdo con esta experiencia estadística la
Marihuena viene a ser el boleto, un p oco caro, que se paga por una
droga m ayor: aquí cabría hacerse una pregunta: ¿p or qué?
Dije al comienzo, que la Marihuana creaba dependencia Psicológica
(creencia desarrollada en el individuo de que si se suspendía la droga
podría ocurrirle un trastorno m a y o r ). A la larga, el adicto a la
marihuana — y esa es nuestra experiencia— deja de consumirla para
recurrir a otras drogas porque la Marihuana ya no le satisface. No ocurre
lo mismo con otras drogas, com o por ejem plo, el alcohol. Y quiero dejar
claro que para mí no hay ninguna distinción, desde el punto de vista
toxicológico, entre drogas v alcohol. En fin de cuentas el alcohol es una
droga más. Pero hay una diferencia sustancial con respecto a la M ari­
huana: el alcohol se satisface en el mismo alcohol, aunque esto parezca
una repetición: se comienza por dosis accidentales de alcohol, de ebrie­
dad aguda u ordinaria se pasa a ebriedad crónica o consuetudinaria,
hasta llegar a la zona límite del delirium tremens y, con posterioridad, a
la muerte. El alcohol mismo va a producir a través del propio alcohol
una cadena toxicológica. En la Marihuana eso no ocurre: si se aumenta
la dosis de Marihuana el grado de satisfacción va a ser el mismo que
con una dosis menor, cuando ya ha habido un proceso de habituación
más o menos prolongado.
Estadísticamente se sabe (y este es otro dato de validez internacional),
que la Marihuana com o tal no logra satisfacer sino en un promedio de
41
6 meses a año y m edio; es raro encontrar marihuaneros que tengan una
adicción que haya durado más de este lapso; normalmente, cuando esto
ocurre, cuando se llega al año ya se ha pasado a otra droga.
LSD
Frecuentemente, en nuestro medio, esa droga es la Dietilamida del A cido
Lisérgico, la otra a la cual me había referido ya. Esta droga nació en
Suiza en los Laboratorios Sandoz en 1931. El objeto perseguido por la
investigación era producir una especie de Esquizofrenia Artificial, para
estudiar una de las enfermedades que más preocupó a Sigmund Freud,
por la dificultad que precisamente ella tiene en su sintomatología general,
y a la vez se perseguía con esta droga propiciar una especie de sustancia
que curase o que calmase la Cefalálgea o dolor de cabeza que frecuen­
temente se obtiene después del shock esquizofrénico. Esa droga surgió
derivada del A cido Lisérgico com o una variación y se la llamó Dietil­
amida del A cido Lisérgico, m ejor conocida por nosotros por el LSD-25.
En lenguaje del drogóm ano se llama Orange, “ sol brillante o sunsbine” ,
siendo una pastilla de 15 miligramos, dosis suficiente para producir en
un adulto de 22 a 25 años lo que se llama “ un viaje” de 3 a 4 horas.
Otra variedad del LSD que circula en el medio venezolano tiene mayor
poder, com o las de 20 m iligram os; se encuentran todavía algunas que
son de coloración verdosa y m orado (el color no tiene que ver absolu­
tamente con el efecto de la d r o g a ), simplemente la distinguen así para
saber los miligramos de la Dietilamida, que pueden llegar hasta 40 Mg.
La Pastilla de 20 mg. representa una dosis suficiente para colocar a un
adulto entre 22 y 25 años en un viaje de 5 a 7 horas.
¿Cuáles serían los efectos genéricos del LSD?
Se distinguen tres (3 ) efectos básicos del L S D ; es una droga de un
poder mucho mayor que el de la Marihuana, con alta capacidad des­
tructiva.
En primer lugar el LSD crea una sucesión de imágenes alucinantes; es
lo que se llama “ el viaje” ; un cuarto de hora después de ingerir la
pastilla comienzan a aparecer imágenes absolutamente fantásticas. No se
puede decir que sean buenas o malas, agradables o no.
No se sabe hasta el momento en qué depende el tipo de viaje. Aparecen
imágenes con un vivo colorido. La sensación de espacio y de tiempo se
suspende y se puede regresar al pasado más remoto: infancia. Se ven
absolutamente vivas escenas que concientemente no recordamos. Esta
suspensión de espacio y tiempo conllevan a la sensación de flotamiento.
Ocurren a la vez cam bios de situaciones térmicas (frío o calor, calor
o fr ío ).
42
Hace escasamente seis (6 ) meses, al com ienzo del mes de noviembre en
una Urbanización de Caracas (Los Palos Grandes exactamente), una
joven de 17 años había ingerido LSD. Es frecuente que cuando se ingiere
LSD esté junto a la persona que la ha ingerido alguien a quien se llama
el “ director del viaje” .
El “ director” trata de guiar a la otra persona sin él haber consumido la
droga; esta joven comenzó a sentir cambios térmicos y pasó de frío a
calor intenso, al punto que refería que se estaba “ quemando” . El “ direc­
tor del viaje” le indicó que virase hacia su derecha (desde luego que
mentalmente); lo hizo y sintió que se derretía; él sacó un espejo y se
lo mostró, pero com o en el LSD la persona no ve lo que le rodea, está
desconectada por la vista, por el olfato y por el gusto del mundo am­
biente y únicamente está vinculada al exterior por el oido, la imagen
que ella vio en el espejo era la de su propia cara derritiéndose, por lo
que se lanzó desde un balcón de un tercer piso.
T odo el caso se supo, desde luego, por las declaraciones de la otra
persona.
Se pueden producir com o efecto posterior, com o efecto secundario, “ las
imágenes de rebote” en la persona que ha dejado de ingerir el LSD:
ocurre mucho que entre tres (3 ) semanas y seis (6 ) meses después, a
veces le aparecen imágenes que vio o que quiso ver en su viaje.
Otro ejemplo triste: el de la muchacha que ha dejado de comer porque
cada vez que se sienta a la mesa, el brillo del plato se transforma en una
rata; o el caso del muchacho en San Francisco que me narraba (y esto
es quizás un poco jo c o s o ) su costumbre de tomar el LSD com o un esti­
mulante sexual y hacía sus “ viajes” con no sé cuántas mujeres cada vez.
Una de sus preferidas era Raquel W elch, a la cual imaginó ver desnuda
en una calle, lo que produjo que él chocase contra un semáforo. Cuando
la policía lo detuvo, el muchacho, frenético, lo que decía era: “ yo la vi,
yo la vi” . Esto es frecuente; insisto en que para ese momento la persona
no está b ajo el efecto del LSD, sino que le han aparecido imágenes de
rebote. Y el tercer efecto más peligroso aún, es algo que yo quisiera
señalar con fuerza: la gente cree que estas son teorías, pero las experien­
cias con que lamentablemente tuve que ver en California y en San Fran­
cisco, hace escasamente tres (3 ) meses, me permiten tratar de transmitir
a mis lectores algo más o menos vivo. Está perfectamente probado que
el LSD puede dañar los Crom osom as; no estoy indicando que esté total­
mente probado que haya un daño definitivo a los Cromosomas humanos:
pero lo que sí está probado, en ratas de laboratorio y en monos, es que
daña sus Cromosomas. La duda científica está en que el daño en la
rata es evidente en un 8 2 % de los casos, mientras que en los primates
43
ese daño sólo se produce en un 6 0 % de los casos. Admitiendo, en cierta
manera, una similitud evolutiva de los organismos, a medida que nos
acercamos al hombre, es posible que el daño o la propensión al daño
disminuyese; pero en todo caso también está probado que en mujeres
que no habían consumido ningún otro tipo de drogas y que salieron
embarazadas, en algunos casos se ha com probado que el LSD produjo
trastornos mayores que los de la Talidom ida. Lamentablemente, conozco
del caso de un feto que no es sino la cabeza y el tronco, sin ningún
miembro, y en el caso de esta señora madre hay un examen previamente
practicado donde se demostró la ingerencia de LSD meses antes del
embarazo. Científicamente es válido presumir que el LSD puede dañar
los Cromosomas humanos. ¿Cuándo, en qué condiciones, con qué per­
sonas, con qué ingerencia? No se sabe. Es esta la razón por la que los
técnicos norteamericanos llaman al LSD “ la ruleta rusa” . Esto corres­
ponde a toda la exposición informativa que yo quería hacer, aunque los
lectores quizás se planteen varias preguntas.
Lna primera pregunta seria: ¿P o r qué drogas?
Una segunda pregunta sería: ¿P o r qué más drogas ahora para la ju ­
ventud?
Realmente, en una encuesta realizada sobre 137 jóvenes detenidos por
consumo de drogas en Venezuela, pudimos conocer, que el 6 2 % había
consumido drogas, en su primera oportunidad “ por curiosidad” : creo
que sobre esta categoría no hay que insistir; hemos procurado demostrar
aquí que la curiosidad en las drogas es válida cuando es científica. Hay
una secunda categoría interesante: “ escapismo de la realidad ’ ¿D e qué
realidad? De la realidad que rodea a cada joven ; no existe una realidad
común, no existe un medio ambiente general por decir algo que para la
Sociología es cierto; existe el ambiente de cada drogómano y ese am­
biente lo constituye una familia disociada o una familia carente de
afectos, o una familia donde se mató el diálogo. Y esto corresponde al
18% de la muestra estudiada por nosotros. Hay otra categoría: “ para
buscar emociones nuevas” , que normalmente corresponde a los grupos
de los llamados elitescos de la sociedad, si por élite se entiende a la
burguesía económica.
¿P or qué más drogas para la juventud? Parecería que hay un interés
recóndito en alinear a los jóvenes; en despegarlos de una realidad, en
impedir su lucha por esa realidad: evitar que sea el motor de ella. Se
le presenta entonces el cóm odo puente del paraíso artificial. Realmente,
el cuento de Enrique con el que comenzamos tiene mucho sentido cuando
se habla de drogas.
DETENCIONES POR TRAFICO Y TEN EN CIA DE DROGAS
1965 - 1971
PROMEDIO DE EDADES EN LAS DETENCIONES POR
TRAFICO Y TENENCIA DE DROGAS
AÑOS:
1965-1971
SEXO
Año
T otal
M ascu lin o
F em enino
1965
23 años, 6 meses
23 años, 7 meses
23 años, 6 meses
1966
22 años, 7 meses
19 años, 8 meses
24 años, 7 meses
1967
24 años, 4 meses
24 años, 1 mes
26 años, 0 meses
1968
23 años, 9 meses
24 años, 0 meses
23 años, 8 meses
1969
22 años, 7 meses
22 años, 7 meses
22 años, 7 meses
1970
22 años, 2 meses
22 años, 0 meses
23 años, 7 meses
1971
24 años, 2 meses
24 años, 2 meses
24 años, 5 meses
P rom ed io
total d e e d a d :
1965-1971:
23 años. 4 meses
1970
Substancia
N?
Barbitúricos
Alcaloides
L.S.D., M. y S.T.P.
6
Anfetaminas
T otal
La d is trib u c ió n
B
91,93
2,69
2,69
1,47
N?
91,93
2,69
2,69
1,47
A
1.021
99
34
14
11
87,41
8,48
2,91
1.20
87.41
8,48
2,91
1.20
—
—
—
—
5
1,22
1,22
—
—
—
409
100,00
100,00
1.168
100,00
100,00
-—
Otros
N o ta :
A
376
11
11
Marihuana
1971
—
relativa A co r re s p o n d e al total d e las d e te n cio n e s ;
la d is trib u c ió n
B
ex clu y e, a fin de r e fin a r resultados, el re n g ló n n o de cla ra d o .
*
La
totalid ad
de
los
datos
p rocesados
E stu p efacien tes d el C u erp o T é c n ic o
Investigacion es C r im in oló g ica s.
fu e ro n
d e P o lic ía
tom ados
del
J u d ic ia l y
A r c h iv o
pro ce sa d o s
de
la
B rigada
de
por
la
D iv isión
de
45
DETENCIONES POR TRAFICO Y TEN EN CIA DE DROGAS,
DISCRIM INADOS POR GRUPO ETARIO Y SEXO —
(1971)
TOTALES
SE XO
£7o
N9
2
•o
N?
%
O'*
F em enino
M a scu lin o
G ru p o Etario
9 a 11
12 a 14
8
0,68
6
0,55
2
2,38
15 a 17
70
5,99
65
6,00
5
5,95
18 a 20
335
28,68
318
29,34
17
20,24
21 a 23
251
21,49
228
21,03
23
27,38
24 a 26
178
15,24
163
15,04
15
17,86
27 a 29
121
10,36
115
10,61
6
7,15
30 a 32
66
5,65
63
5,81
3
3,57
5,95
33 a 35
46
3,94
41
3,78
5
36 a 38
34
2,91
33
3,04
1
1,49
39 a 41
12
2,91
29
2,68
5
5,95
42 a 44
12
1,03
11
1,01
1
1,19
45 a 47
4
0,34
3
0,28
1
1,19
48 a 50
4
0,34
4
0,37
—
—
51 a 53
3
0,26
3
0,28
—
—
54 a 56
—
—
—
—
—
—
57 y más
1
0,09
1
0,09
—
—
No declarado
1
0,09
1
0,09
—
—
1.168
100,00
1.084
100,00
84
100,00
T otal
46
DETENCIONES POR TRAFICO Y TENENCIA DE DROGAS,
DISCRIM INADAS POR PROFESION U OFICIO Y SEXO — (1971)
SEXO
M a scu lin o
P ro fe sió n u O fic io
Agricultor
Obrero
Comerciante
N?
%
N°
F em enino
%
N°
%
6
0,51
6
0,55
_
_
260
22,26
258
23,80
2
2,38
92
7,88
91
8,40
1
1,19
39
3,60
—
—
Chofer
39
3,34
M ecánico
54
4,62
54
4,98
—
—
Buhonero
30
2,57
30
2,77
—
—
Oficinista
112
9,59
103
9,50
—
10,71
27
2,31
—
—
27
32,15
Oficios del H.
259
22,17
245
22,60
14
16,67
Mesonero
Estudiante
30
2,57
21
1,94
9
10,71
Carpintero
18
1,54
18
1,66
—
—
Zapatero
17
1,64
17
1,57
—
—
Pintor
12
1,03
12
1,11
—
—
1
0,09
1
0,09
—
—
Electricista
11
0,94
11
1,01
—
—
Técnico
38
3,25
38
3,51
—
—
9
0,77
8
0,74
1
1,19
Marino
Prof. Univers.
Enfermero
Maestro
Tractorista
Otros
No Declarado
T otal
5
0,43
4
0,37
1
1,19
14
1,20
10
0,92
4
4,76
2
0,17
2
0,18
—
—
111
9,50
95
8,76
16
19,05
21
1,80
21
1,94
■
—
—
1.168
100,00
1.084
100,00
84.
100,00
DETENCIONES POR TRAFICO Y TENENCIA DE DROGAS,
D ISCRIM IN AD AS POR N ACION ALIDAD Y SEXO — (1971)
SE X U
TOTAL
M a scu lin o
Fem enino
N a cion a lid a d
N0
Venezolano
916
78,43
858
79,15
58
69,05
Colombiano
155
13,27
139
12,82
16
19,05
Cubano
6
0,51
4
0,37
2
2,38
Español
33
2,83
32
2,95
1
1,19
2
0,17
2
0,19
—
—
Italiano
20
1,71
20
1,85
—
—
Otros
25
2,14
23
2,12
2
2,38
No declarados
11
0,94
6
0,55
5
5,95
1.168
100,00
1.084
100,00
84
100,00
Portugués
T otal
%
%
N9
N?
%
SUBSTANCIAS DECOM ISADAS, D ISCRIM IN ADAS SEGUN FORM A
DE PRESENTACION Y V A L O R A PR O X IM A D O EN BOLIVARES - 1971
P rod.
Substancias
Marihuana
y deriv.
Barbitúricos
Alcaloides
L.S.D., Mescalina
y S.T.P.
B olívares
1.275.720
G rm s.
Libs.
18
524
—-
—
Pasts.
A m p lis.
V arios
3.517
---
—
—
—
i
—
__
_
128
__
_
1.916,75
—
—
—
—
72
1.508.635,75
2.237
524
3.645
i
72
1.769
222.050
2.219
7.180
Anfetaminas
Otros
T otal
48
Problemas Institucionales
del Desarrollo en Venezuela*
Por el D r . A
llan
-R . B r e w e r -C a r i a s
SUMARIO
I.
Introducción
II.
Las Instituciones A dm inistrativas y
las Instituciones Jurídicas y el D esa­
rrollo
III.
Las Instituciones Políticas y el Desa­
rrollo
1.
Las Características del Régim en
Político Venezolano.
2.
El Sistema Político Venezolano.
3.
Las Consecuencias del Sistema
Electoral Venezolano.
4.
Las Consecuencias del Sistema de
Partidos Venezolano.
5.
Las Consecuencias del Sistema
Político y el Debilitam iento del
Poder.
IV.
La R eform a del Régim en P olítico V e­
nezolano
V.
Conclusión
Ante todo permítanme agradecer la amable invitación que la A sociación
Cultural Humboldt me ha form ulado para hablar sobre este tema,
Problemas Institucionales del desarrollo, que ya casi ha planteado mi
presentante, el Profesor Pedro Grases, siempre tan amable y sobre todo
tan generoso cuando quiere comentar, en nuestro país, el tipo de activi­
dades un poco quijotescas com o él las calificaba, que la nueva genera­
ción intenta realizar pero que él bien sabe las hacemos en beneficio del
mismo país.
*
T e x to d e la C on feren cia dicta d a por el d o c to r A lla n -R .
C u ltu ral H u m b o ld t, el d ía 18 d e enero de 1972.
B rew er-C aría s en
la
A s o c ia c ió n
49
Y precisamente para comenzar, creo que vale la pena retomar lo que él
señalaba sobre el problema que existe en nuestros países, de un Estado
que pretende impulsar el desarrollo y de una sociedad que pretende
incorporarse a un proceso acelerado de progreso, pero de un Estado y
de una sociedad que no tienen los instrumentos institucionales necesarios
y adecuados para ello. Precisamente, creo que este problema que él les
señalaba, es el problema clave en todos los Estados contemporáneos y
por supuesto, el problema básico en los países que no han alcanzado los
grados de progreso de los países hoy altamente industrializados, y que
requieren un mayor esfuerzo de progreso, más rápido y a un costo mucho
menor que el que se produjo en otros países.
50
I.
INTRODUCCION
Ahora bien, en nuestros países evidentemente que hoy está planteado el
reto del desarrollo. Creo que sobre esto no vale la pena insistir, pues
inclusive, en Venezuela, el objetivo del desarrollo es un postulado cons­
titucional. La Constitución declara entre todos sus principios, en efecto,
que el Estado debe prom over y fomentar el desarrollo nacional, y para
ello le permite tomar medidas para planificar, racionalizar y fomentar la
producción y regular la circulación, distribución y consumo de la riqueza.
En todo caso, hablamos frecuentemente del desarrollo, pero ¿qué es real­
mente esto de proceso de desarrollo y al cual tanto nos remitimos? ¿Es
sólo el logro de un nivel mayor de productividad en las actividades eco­
nóm icas? ¿S e trata del desarrollo simplemente, de un solo tipo de
estructuras de la sociedad, las estructuras económicas, a través de un
proceso de cambio en las mismas, o el proceso de desarrollo implica no
sólo ese mayor progreso en el campo económ ico, sino un definitivo
progreso, cam bio y transformación en otro tipo de estructuras, funda­
mentalmente las sociales en nuestro país, y por supuesto en las estruc­
turas políticas?
En mi criterio, el problema del desarrollo no es sólo un problema
económ ico, y del cam bio en las estructuras económ icas; el problema
también y fundamentalmente es un problema de cambio en las estruc­
turas sociales y en las estructuras políticas. En este sentido, y esto es
bueno insistirlo, el desarrollo no es sólo un incremento en las activida­
des económicas, ni siquiera y mucho menos en las solas actividades
económicas privadas, llevadas más o menos en forma espontánea por
las fuerzas del m ercado; alguna vez he dicho inclusive, que el desarrollo
en este sentido, no es desarrollismo. T odo lo contrario, pienso que
desarrollo es la movilización de todas las fuerzas de la sociedad para la
consecución de unos claros objetivos de progreso, ciertamente que en el
campo económ ico, pero fundamentalmente también en el campo social,
así com o para la consecución de niveles adecuados de estabilidad y de
participación política de los ciudadanos.
Quiero insistir en estos tres elementos: los económ icos, los sociales y los
políticos, pues el proceso de desarrollo enfocado hacia estos tres aspectos
implica muchas cosas que generalmente no se destacan cuando general­
mente se habla de la necesidad de impulsar y de incorporarnos al pro­
ceso de desarrollo.
En efecto, este proceso implica en primer lugar, un esfuerzo de cambio
y transformación en esas estructuras tradicionales. Es inimaginable un
proceso de desarrollo acelerado com o el que debe existir en nuestros
51
países con las mismas estructuras económicas, sociales y políticas que
nosotros hemos conocido y que conocem os en la actualidad. Es necesario
convertir, en primer lugar, a esas estructuras en los agentesdel proceso
de cambio y no en lo que muchas veces son: el freno del proceso de
desarrollo nacional, debido a que fueron construidas para otros fines.
Nuestras instituciones económicas, sociales y políticas, en términos gene­
rales, fueron estructuradas en nuestro país para otras finalidades de otra
sociedad y de otro Estado y no para las finalidades que ahora tiene
nuestro país, vinculadas al proceso de desarrollo.
Ahora bien, ese proceso de cam bio, primer elemento que plantea el
desarrollo, debe hacerse, y este sería su segundo elemento característico,
en una form a acelerada pero a la vez en form a ordenada; en definitiva
debe hacerse en forma planificada. Aquí también podríamos decir que
es inimaginable el proceso de desarrollo en un país com o Venezuela sin
que ese proceso de desarrollo, de cam bio o de transformación de las
estructuras económicas, sociales y políticas, sea un proceso planificado.
En tercer lugar podríamos también señalar, com o consecuencia de las
exigencias del desarrollo al cual todos queremos vincularnos, que ese
proceso exige necesariamente un papel preponderante y decisivo del
Estado. En este sentido, también podríam os señalar com o premisa, que
es inimaginable el desarrollo prom ovido acelerado y planificado, que
implica y exige esos cambios necesarios en las estructuras económicas,
sociales y políticas, sin que el proceso exija la decidida y definida
intervención y participación activa del Estado.
Todo ello conlleva a que podamos tomar com o premisa del pensamiento
político en América Latina, estos cuatro elementos: el Estado, el cam bio
o transformación de las estructuras, la planificación y todo eso condu­
ciendo hacia el desarrollo. Al contrario, podemos además admitir la
im posibilidad de lograr ese desarrollo, sin un cam bio de estructuras,
sin la participación activa del Estado y sin un proceso de planificación
de todo ese cambio constante de la sociedad.
Pero partiendo de estas premisas que inclusive en la teoría política
actual de América Latina ya se pueden adoptar com o elementos incon­
testables, evidentemente que necesariamente ha de surgim os una pre­
gunta: ¿Puede el Estado asumir ese papel de agente del cam bio y de
transformación económ ica y social? ¿Tiene el Estado las instituciones
necesarias para asumir ese rol?
Como respuesta a estas preguntas creo que podríam os decir que defini­
tivamente creo que el Estado no tiene en Venezuela los instrumentos ni
las instituciones necesarias y adecuadas para incorporar al país hacia
52
ese proceso de desarrollo acelerado que tenemos planteado. Y es preci­
samente la tesis que surge de esta afirmación la que quiero desarrollar
esta noche.
En efecto, se trata de un Estado con unos fines formales de carácter
inclusive, constitucional, pero que no tiene los instrumentos para lograr­
los. Estos instrumentos son sus instituciones jurídicas, políticas y admi­
nistrativas. Estas instituciones fueron contruidas durante el siglo pasado:
básicamente, son las instituciones del Estado Liberal tradicional, el de­
nominado Estado Liberal Burgués de Derecho, que surgió después de la
Revolución Francesa, que tenía por finalidad lo contrario del actual:
no intervenir en la vida económ ica y social, y cuyo único objetivo era
el mantenimiento del orden público cuando éste era perturbado, dejando
simplemente hacer y pasar. Ahora bien, esas instituciones decimonónicas
pretendemos aplicarlas a un Estado que ahora pretende ser, no ya ni
siquiera reflejo del Estado Liberal tradicional, abstencionista, sino un
Estado Social de Derecho, definitivamente intervencionista.
Puede decirse, en efecto, que el signo contemporáneo de la estructura
estatal es el de un Estado conform ador de la vida social, al cual sucesi­
vamente se le van exigiendo mayores realizaciones; y ese Estado, con
esas exigencias crecientes que se le formulan, pretende gerenciarlas y
satisfacerlas, con estructuras e instituciones que fueron estructuradas
para otro tipo de Estado, de sociedad y de realidad. Esto es precisamente
lo que plantea esa contradicción que señalaba el Profesor Grases al
inicio, de unos objetivos de desarrollo propios del Estado y las sociedades
contemporáneas y unas instituciones que no están preparadas para que
ese Estado y la sociedad que dirige, puedan alcanzar esos objetivos del
desarrollo.
Los problemas institucionales del desarrollo, por tanto, pueden enfocarse
analizando paralelamente las diversas instituciones que conform an las
estructuras de una sociedad determinada. En nuestro caso, podríamos
analizar tres tipos de instituciones y consecuencialmente tres tipos de
problemas institucionales del desarrollo: las instituciones jurídicas, las
instituciones administrativas y las instituciones politicas; y tratar de
determinar cuál es el grado de adecuación de esas instituciones a las
exigencias del desarrollo y, por supuesto, precisar cuál es la capacidad o
más bien el grado de incapacidad de esas instituciones para permitir a
nuestra sociedad, el alcanzar los niveles de progreso deseados y reque­
ridos.
En diversas oportunidades, por mi actividad docente o administrativa,
he tenido la ocasión de referirme al problema de las instituciones admi­
nistrativas y de las instituciones jurídicas para el desarrollo; menos
53
he podido referirme al aspecto de las instituciones políticas y la necesaria
transformación que deben sufrir para viabilizar el desarrollo. En virtud
de ello, particularmente quiero insistir esta noche en este último aspecto,
del problema de las instituciones políticas para el desarrollo, no sin antes
hacer el planteamiento general de los problemas de las otras instituciones
administrativas y jurídicas y su posibilidad o no de permitir al Estado
gerenciar adecuadamente el proceso de desarrollo, con el cual por otra
parte, está comprometido.
II.
LAS INSTITUCIONES A D M IN ISTR A T IV A S Y LAS
INSTITUCIONES JU RID ICAS Y EL DESARROLLO
Sobre el problema de las instituciones administrativas y su inadecuación
al proceso de desarrollo, en realidad he venido insistiendo desde hace
dos años y medio, en virtud de dirigir — quizás quijotescamente com o
decía el Profesor Grases— la planificación de la reform a administrativa
en nuestro país.
En efecto, las instituciones administrativas en nuestro país, la Adm inis­
tración Pública y todos esos organismos que la componen, principal­
mente los Ministerios, Institutos Autónomos y Empresas del Estado,
puede decirse que no están preparadas en su conjunto para asumir este
nuevo papel de gerenciar adecuadamente el desarrollo. Es más, después
de dos años y medio de diagnóstico y análisis de nuestra Administración
Pública Venezolana actual, puedo llegar a afirmar que no será posible
alcanzar objetivos serios de progreso y desarrollo con la Administración
Pública tal com o está estructurada en la actualidad. Esto, en todo caso,
no es nada nuevo: inclusive el IV Plan de la Nación vigente 1970-1974,
señala que los objetivos de desarrollo que se piensan conseguir con él,
no podrán ser alcanzados definitivamente si no se transforma paralela­
mente la estructura administrativa, para que la Adm inistración Pública
sea el instrumento de la ejecución real del Plan y no lo que aparente­
mente es en muchas ocasiones, un freno o traba en el proceso de eje­
cución de los planes.
Pero cabría preguntarse ¿p or qué la Administración Pública no está
preparada para asumir ese papel? Simplemente, porque tampoco fue es­
tructurada para las finalidades nuevas que tiene el Estado y nuestra
sociedad. La estructura básica de nuestra Administración Pública nos
viene también del siglo pasado; cuando más algunas estructuras datan
de los años 30, propias de una Venezuela rural, donde los problemas
de este desarrollo explosivo que hemos tenido no se planteaban. Y es
precisamente con esos instrumentos e instituciones, que además han ve54
nido creciendo desordenadamente a medida que se han exigido e im ­
puesto nuevas obligaciones al Estado, que pretendemos ejecutar los actua­
les planes de desarrollo.
Con algunos ejemplos podremos darnos cuenta de lo dramático de la
situación. Unos de los gravísimos problemas que plantea el desarrollo
en la sociedad actual, son todas las complicadas situaciones que surgen
del proceso de urbanización, tan crecientes en nuestro país, y la A dm i­
nistración Pública pretende solucionarlos, pura y simplemente constru­
yendo viviendas, y para eso creamos un Instituto Autónom o. Sin em­
bargo, estimo que la solución del problema no está en sólo construir
viviendas, ¿qué ganamos con construir viviendas en nuestra ciudad de
Caracas con toda su enorme y creciente población marginal? ¿Quién
las va a habitar? ¿C óm o? El problema, es un problem a distinto, quizás
sea un problema de em pleo: pero para que se solucione el problema de
empleo es necesario otra serie de medidas de industrialización. El
problema quizás es un problema de inversión en el campo, y para poder
lograr adecuada inversión en el campo, es necesario tener mecanismos
institucionales que orienten y localicen la inversión. De manera que el
problema del desarrollo urbano es hasta cierto punto un problema de
desarrollo rural, y para que puedan atacarse debidamente todos estos
problemas es necesario contar con un instrumento administrativo ade­
cuado, pues con un organismo constructor de viviendas no podrá resol­
verse el problema. Por eso es que se proyecta en la actualidad un
Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, insistiendo en el aspecto
del desarrollo urbano, siendo el de la vivienda un elemento de conse­
cuencia. En todo caso, mientras el país cuente solamente con un orga­
nismo constructor de vivienda, no pasará de ser una empresa construc­
tora, pero no un verdadero instrumento de desarrollo.
En otros aspectos el problema de las instituciones administrativas para
el desarrollo es similar. ¿C óm o vamos a poder realizar un desarrollo
arm ónico en nuestro país y poder lograr que haya una inversión más o
menos equilibrada y ordenada en el interior, si para ello con lo que
contamos es con Estados Federados que no responden a ninguna reali­
dad, porque la Federación en Venezuela no pasa de ser una federación
de papel, desde su propio origen, pues no responde a ninguna realidad,
ni siquiera de regiones? ¿C óm o pueden servirnos esas instituciones para
poder gerenciar adecuadamente en el interior del país un proceso de
desarrollo, cuando las Asambleas Legislativas que tenemos no pasan de
ser unos grupos más o menos organizados de clientelas políticas electo­
rales, incapaces de adoptar decisiones serias dentro de un proceso de
desarrollo?
55
En todo caso, estas son las instituciones administrativas con que conta­
mos para gerenciar nuestro proceso de desarrollo! Por ello todo el
esfuerzo que hemos puesto en el proceso de Reforma Administrativa,
es entendido com o un gran esfuerzo para transformar la Administración
Pública y hacer de ésta un instrumento de desarrollo y no el freno de
dicho proceso com o aparentemente es en la actualidad. Hemos estado
trabajando en este campo específico de la transformación de la adm i­
nistración pública para el desarrollo durante los dos últimos años, y
precisamente en los próximos meses esperamos concluir la investigación
emprendida en un Inform e Final sobre la Reforma de la Administración
Pública Venezolana que se va a entregar al Presidente de la República
y donde se plantean las medidas a tomar en el campo estructural y
funcional para lograr el cam bio administrativo.
Realizado esto, el problema de la reform a administrativa pasará entonces
de ser un problema de mero análisis administrativo, y entrará en la
problemática a la que quiero referirme en especial, es decir, a la capa­
cidad de las instituciones políticas para tomar decisiones para reformar
las otras instituciones del Estado, en este caso, las administrativas.
El segundo tipo de instituciones que requieren también de una reforma
definitiva para viabilizar el desarrollo, son las instituciones jurídicas.
Sobre esto también he insistido últimamente, y en particular sobre las
relaciones entre el derecho y el desarrollo, y la necesidad de incorporar
el Derecho a la tarea del desarrollo, lo que por supuesto, implica cambiar
la concepción tradicional del Derecho.
Para el no jurista, pero también para muchos pretendidos juristas, el
Derecho generalmente es un cuerpo de normas estáticas que dan origen
a problemas y no a soluciones. Se estima, muchas veces con razón, que
el Derecho siempre es un estorbo hacia cualquier objetivo de desarrollo
y ello está motivado en que la mayoría de las instituciones jurídicas
actuales datan, cuando menos, del siglo pasado, hechas para otros o b je ­
tivos. Por supuesto, para los nuevos objetivos de desarrollo de nuestras
sociedades, esas instituciones lo que hacen es estorbar, y no sólo estorbar,
sino muchas veces impedir que el derecho pueda tener un papel deter­
minado de carácter importante en el proceso de prom oción del desarrollo.
Con algunos ejemplos creo que también podemos situarnos rápidamente
en toda la magnitud del problema jurídico. Desde hace doce años se
viene hablando en Venezuela de planificación. He señalado que dentro
del proceso de desarrollo, la planificación es indispensable para que
podamos seriamente pretender alcanzar niveles de desarrollo; pero no
hemos todavía logrado establecer un derecho para la planificación, y el
proceso planificador parece que estuviera en el aire y los planes no
pudieran ser ni siquiera vinculantes para los propios organismos admi­
%
nistrativos, pues no hemos previsto los instrumentos jurídicos que esta­
blezcan esa vinculación. En esta forma, la planificación no sólo no es
vinculante para el sector privado, respecto del cual generalmente es
indicativo, sino que para el sector público, respecto del cual tendría que
ser imperativo, tampoco lo es. Al contrario, lo racional y lógico es que
en la Administración por lo menos se cumplan los planes públicos. Sin
embargo, ello no es así porque no existen los instrumentos jurídicos
que los hagan obligatorios.
Por otra parte, y también com o ejemplo puede constatarse que desde
hace más de 10 años se viene hablando en Venezuela de un proceso de
industrialización y ha habido en efecto, un importante esfuerzo de
industrialización a través de la sustitución de importaciones. Sin embar­
go, en materia de Derecho Industrial, con lo único que se cuenta es con
normas de protección de marcas y patentes, lo único que en el campo
jurídico industrial tenía importancia durante el siglo pasado, buscando
la protección del invertor y productor para garantizar la absoluta liber­
tad de com ercio. Por ello, sin embargo, los actuales problemas del
desarrollo industrial, com o por ejemplo los de la localización industrial
para poder establecer un desarrollo armónico en todo el país; los p ro­
blemas relativos a la regulación de las inversiones, para poder aprove­
char al máximo las inversiones nacionales y extranjeras; los problemas
de protección del consumidor, y otros tantos, siguen siendo problemas
irresolubles, por carecer el Estado de algún asidero jurídico o en otras
palabras, de las instituciones jurídicas adecuadas para ello.
Piénsese solamente que para que en nuestro país pueda haber una regu­
lación elemental de precios de cualquier artículo de primera necesidad,
de cualquiera de esos que conform an la dieta familiar, es necesario re­
currir a un Decreto dictado en la época de la segunda guerra mundial,
en el gobierno de Medina Angarita, con motivo de una suspensión de las
garantías constitucionales por la emergencia bélica internacional. Es real­
mente increíble entonces que para que en Venezuela, en el año 1972 se
pueda establecer la regulación de precios de un alimento, deba recurrirse a aquel Decreto de emergencia de guerra, porque el ordenamiento
jurídico venezolano no tiene normas adecuadas que puedan permitir a
la sociedad autoprotegerse frente a determinadas consecuencias del p ro­
ceso de industrialización.
Desde el punto de vista social también surge la misma problemática
respecto del orden jurídico. En Venezuela, ciertamente, en la actualidad
no existen normas que permitan tomar medidas adecuadas para solu­
cionar los problemas que señalaba com o consecuencia del proceso de urba­
nización. En la actualidad, jurídicamente no hay posibilidades de que
exista una acción coherente del Estado en el campo de la ordenación
57
del territorio, o en el campo de la ordenación urbana. Es más, en algunos
casos parecería que el Derecho estuviese construido y hecho para que
cada vez sea peor la situación de las ciudades y cada vez pueda menos
ordenarse la vida en las mismas; y ello o porque no existen normas
adecuadas, o las pocas normas que existen contribuyen a que la situación
se empeore.
En este campo quiero plantear un solo ejemplo. En efecto, uno de los
aspectos esenciales para que pueda haber un proceso de renovación y
ordenación urbana es la regulación del precio del suelo de la tierra.
En efecto, es imposible la construcción de viviendas y adecuados servicios
urbanos si no hay una regulación del valor de la tierra, de manera que
puedan ser adquiridas para la realización de obras y actividades. Sin
embargo, desde el punto de vista jurídico, en nuestro país, podría de­
cirse que los Concejos Municipales, autoridad pública local por exce­
lencia, son los primeros que contribuyen a la especulación del suelo
urbano al cambiar, por ejemplo, inconsultamente, zonificaciones que lo
que hacen es beneficiar a unos pocos propietarios en perjuicio, en de­
finitiva, del crecimiento ordenado de la ciudad. Y cito sólo este ejemplo,
para no referirme a otros servicios urbanos en general. El del transporte,
por ejem plo, es uno de una deficiencia particular en nuestra ciudad de
Caracas: el cuerpo normativo más nuevo que lo regula, se refiere a los
carruajes que existían a comienzos de siglo y sin embargo, con esa
normativa pretendemos comenzar la construcción de un Metro.
En términos generales, por tanto, en el campo jurídico, nuestro país
carece de los instrumentos adecuados para el desarrollo, y la toma de
conciencia sobre esto ha llevado a los Decanos de las Facultades de
Derecho de Venezuela a promover la creación de un Instituto InterFacultades de Derecho y Desarrollo, para tratar toda esta problemática
de la adaptación de las normas jurídicas al proceso de desarrollo.
Ahora bien, para que pueda haber un proceso de cam bio y de transfor­
mación en las instituciones jurídicas y en las instituciones administra­
tivas, es necesario que otras instituciones — las políticas— sean capaces
de producir esos cambios. En el campo jurídico, básicamente, el cambio
se produce a través de leyes, y las leyes las aprueba el Parlamento,
siendo éste una de las principales instituciones políticas.
En el campo administrativo, los cambios de organización administrativa
también requieren de leyes que deben asimismo emanar del Parlamento.
Por tanto, los problemas institucionales de carácter administrativo y de
carácter jurídico para el desarrollo están condicionados en nuestro país
por otros problemas, los de las instituciones políticas, y su capacidad o
su incapacidad para participar en un proceso de desarrollo com o el que
está planteado en nuestro país.
58
III.
LAS INSTITUCIONES POLITICAS Y EL DESARROLLO
En efecto, si en términos generales puede decirse que existe una inca­
pacidad de las instituciones jurídicas y de las instituciones administra­
tivas para impulsar el proceso de desarrollo en nuestro país, cabría pre­
guntarse entonces si realmente las instituciones políticas venezolanas sir­
ven en la actualidad para ese proceso de desarrollo, tal com o hoy están
configuradas sin que sea necesario también prom over su cambio o trans­
form ación. En este campo, parto también de la misma premisa: estimo
que evidentemente las instituciones políticas venezolanas, tal com o están
en este momento estructuradas, son incapaces de llevar adelante a nues­
tro país en un proceso de desarrollo continuo y acelerado. Pienso que
nuestro sistema político actual le impide a nuestra sociedad incorporarse
aceleradamente a ese proceso de desarrollo, partiendo del supue=to de
que la única forma viable com o debemos incorporarnos al proceso de
desarrollo, es en forma acelerada.
Venezuela no puede esperar cien años para iniciar el despegue en el de­
sarrollo, porque dentro de cien años los países industrializados habrán
adelantado años luz respecto de lo que nosotros podamos lograr.
Pero debo decir además, que estimo que el sistema político venezolano
actual, le impide al Estado mismo asumir el papel de agente del desa­
rrollo y agente de los cambios que de acuerdo a nuestro régimen cons­
titucional. tiene planteado com o obligación.
T odo ello exige también la necesidad de llevar adelante un proceso de
cam bio, de transformación, de reform a del sistema político venezolano
actual. Por ello quiero particularmente referirme a estos problemas p olí­
ticos del desarrollo y a las necesidades de cam bio en el sistema político:
v ello fundamentalmente con el objetivo de plantear un problema ya
producido y experimentado en otros países del mundo y en otras épocas,
cuya experiencia creo vale la pena tener en cuenta, por los riesgos que
conlleva. Pero plantearse los problemas políticos del desarrollo en Am é­
rica Latina exige quizás, en primer lugar, delinear brevemente las ca­
racterísticas del régimen político en Venezuela, cóm o está configurado
v en qué consiste.
1.
Las características del régimen político venezolano
En términos generales puede decirse que nuestro régimen político es el
régimen político de las democracias liberales occidentales, y dentro de
las clasificaciones que la ciencia política hace de los regímenes políticos,
este sistema de democracia liberal occidental está caracterizado por tres
elementos fundamentales.
59
Por una parte, por el hecho de que existe una representación popular
basada sobre elecciones libres, que le permite a los ciudadanos, por
diversos medios — en nuestro caso a través del sufragio universal, directo
y secreto— designar a sus gobernantes.
Un segundo elemento caracteriza nuestro régimen político: la separación
de poderes, el cual es mucho más antiguo en su form a que el de la
representación popular. Surge en la base del nacimiento del Estado de
Derecho a raíz de la Revolución Francesa, com o consecuencia de la
teoría de Montesquieu basada a su vez en la obra de Locke. Este ele­
mento conlleva el control del poder por el poder; de los poderes del
Estado entre sí. La teoría tenía su justificación com o reacción frente al
monarca y al Estado Absoluto que existía antes de la Revolución Fran­
cesa. El planteamiento para eliminar los abusos del Poder fue entonces,
limitar al Poder por el Poder mismo, y por eso, enfrentar los diversos
poderes estatales para que se limitaran entre sí. El sistema, en definitiva,
consistió en dividir para debilitar, de manera que no existiese un poder
preponderante que pudiese ser perjudicial para los ciudadanos. Un sis­
tema, por tanto, de freno y de contrapeso entre los diversos poderes, es
la esencia de la separación de poderes.
Pero además de la representación popular y de la separación de poderes,
hay un tercer elemento que caracteriza a las democracias liberales o cci­
dentales. y es el de la jerarquía de las normas concretizado en el prin­
cipio de la legalidad, que exige que el Estado actúe conform e al De­
recho. Por ello, el llamado Estado de Derecho, que tiene su origen,
precisamente, cuando el Estado comienza a someterse a las normas ju rí­
dicas, porque en la época del Estado Absoluto, al contrario, no había
posibilidad de que el Estado actuara conform e al Derecho; más bien,
era esencialmente irresponsable.
Ahora bien, todos estos tres elementos del régimen político venezolano,
de democracia liberal occidental, buscan un solo objetivo similar en
todos los países del mismo régimen: impedir que el poder público sea
demasiado fuerte, con el objeto de preservar la libertad del individuo
que es la esencia d° la democracia liberal occidental; impedir que haya
un poder absoluto igual al que se eliminó con la Revolución Francesa,
para garantizar las libertades individuales.
Por supuesto que este régimen, tal com o fue concebido a partir de la
Revolución Francesa, en todos los países donde está establecido, con
sus características peculiares, conlleva el establecimiento de unas insti­
tuciones políticas débiles; es decir, lo que persigue es que no haya
instituciones políticas fuertes. La consecuencia por tanto, es que las ins­
tituciones políticas que surgen del mismo, al ser instituciones políticas
60
débiles, otorgan a los ciudadanos las mayores ventajas, comparativa­
mente con los regímenes autoritarios donde hay un aniquilamiento de
la libertad.
Pero evidentemente, con este régimen se corre un grave riesgo que se ha
corrido siempre en toda democracia liberal occidental, y es que la de­
bilidad del poder público hace que éste sea más vulnerable frente a la
presión de los grupos de intereses, fundamentalmente, de los grupos de
intereses económ icos los cuales, es cierto, definitivamente no están es­
tructurados en forma democrática. Basta observar la form a de estruc­
turación de cualquier grupo de interés, — económ icos, de medios de c o ­
municación e inclusive sindical— para darse cuenta de que no tienen
una estructura democrática y sin embargo, son los primeros que pre­
sionan, y fuertemente, los regímenes democráticos consecuencia del debi­
litamiento del Poder.
Esta situación, por otra parte, no es nada nueva. Ello ha llevado a un
autor tan conocido en el campo de las ciencias políticas com o Maurice
Duverger a calificar a las democracias liberales occidentales com o “ plutodemocracias” , donde la base del Poder está ciertamente en la elección,
pero también, y fundamentalmente, en el dinero que presiona al Estado
y que hace, en definitiva, que en muchos casos el pueblo y las clases
populares tengan efectivamente limitado el ejercicio de sus libertades, por
la im posibilidad material de ejercerlo. Nada se gana con que se diga
que hay libertad económ ica en nuestro país, si el 7 0 % de la población
simplemente casi no tiene com o vivir o tiene un ingreso materialmente
de subsistencia y sólo un 3 % tiene ingresos superiores a los 3.000
bolívares mensuales; la libertad económica que se posee, entonces, real­
mente es bastante teórica y por eso el calificativo que le da Duverger de
“ plutodemocracias” .
Ahora, pero con todos estos componentes de las democracias liberales
occidentales que informan nuestro régimen político, habría que pregun­
tarse sobre cuál es la posibilidad real que tiene el Estado venezolano de
tener un papel decisivo en el proceso de desarrollo, que implica ante
todo ser el motor de los cam bios en las estructuras económicas, sociales
y políticas tradicionales.
Y o pienso que realmente, el papel que puede tener del Estado actual­
mente es muy limitado y no sólo esto, sino que también pienso que las
instituciones que configuran el régimen político venezolano para que
puedan asegurar el desarrollo futuro, o en otras palabras, para que
puedan en el futuro sobrevivir, deben ser también objeto de una co n ­
cienzuda reforma. El problema, en mi criterio, es un problema de autoconservación: o se reforman las instituciones de nuestro régimen político.
6
o corren el riesgo no sólo de im pedir el proceso de desarrollo sino de
desaparecer, pues las fuerzas de !a sociedad podrían buscar el proceso
de desarrollo por otras vías, oscuras e inseguras, no deseadas.
Por ello pienso que lo que está planteado para nuestro régimen político
actual es el suicidio de la democracia liberal occidental o una transfor­
mación de la misma, para adaptarse al proceso de desarrollo. Pienso,
por supuesto, que la transformación es lo que deba imponerse y funda­
mentalmente en el prim ero de los tres elementos citados que configuran
el régimen político, el de la representación popular, pues el principio de
la separación de poderes, aun cuando debe ajustarse com o consecuencia
de la transformación que debe sufrir el elemento de la representación
popular, debe permanecer, así com o el principio de la jerarquía de las
normas, de suma importancia, el cual por supuesto también debe per­
manecer.
2.
El sistema político venezolano
Ahora bien, ese primer elemento de los que configuran el régimen p olí­
tico venezolano, el de la representación popular, es el que en mi criterio
debe ser objeto de urgente reforma. El principio y forma de la repre­
sentación popular, en efecto, configuran en nuestro caso lo que se de­
nomina el sistema político, y ese sistema político en Venezuela se evi­
dencia en dos aspectos que son los que requieren reforma, y que son el
sistema electoral y el sistema de partidos. Estos dos aspectos que con ­
figuran nuestro actual sistema político, resultado de la democracia
liberal venezolana, insisto, son los que deben ser objeto de detenida me­
ditación, para tomar conciencia de lo que representan, de lo que im pli­
can y de las reformas que exigen.
Quiero referirme separadamente a estos dos elementos de nuestro sistema
p olítico; en primer lugar, al sistema electoral venezolano; y en segundo
lugar, al sistema de partidos, consecuencia — hasta cierto punto— del
anterior.
El sistema electoral venezolano es un sistema denominado en la teoría
política y en la propia Ley Orgánica del Sufragio, com o un sistema de
representación proporcional de las minorías, es decir, en definitiva, un
sistema electoral de minorías.
La ciencia política distingue en general dos sistemas electorales: el
sistema de mayorías, fundamentalmente referido a las elecciones de los
cuerpos legislativos, que conlleva la elección de quien obtiene más votos
sea en una vuelta o en dos vueltas; y el llamado sistema de represen­
tación proporcional de las minorías que en contraposición al sistema de
62
mayorías es, en definitiva, un sistema de minorías, en el cual se asegura
representación en los cuerpos legislativos, con una más o menos propor­
cionalidad, a todos los que participan en el proceso electoral.
El sistema electoral venezolano está dentro de la calificación de sistema
de representación proporcional de las m inorías; por tanto, el sistema
venezolano no es un sistema de mayorías, y al contrario el mismo se va
perfeccionando en tanto en cuanto, más minorías estén representadas en
los órganos representativos, produciéndose com o consecuencia una mayor
atomización, que es progresiva, en los cuerpos representativos.
En esta form a, el perfeccionamiento del régimen de representación pro­
porcional de las minorías va conduciendo, progresivamente, a que nues­
tro sistema parlamentario sea de minorías, lo que da lugar necesaria­
mente, quiérase o no se quiera, a gobiernos de minoría.
Por lo que se refiere al sistema de partidos, en toda sociedad dem ocrá­
tica, el sistema de partidos políticos es consecuencia directa del sistema
electoral. En nuestro caso, entonces, la consecuencia del sistema de re­
presentación proporcional de las minorías es el pluripartidism o; la pro­
porcionalidad en la elección parlamentaria implica necesariamente el
fraccionamiento en la opinión previa a la elección por la aparición de
grupos, partidos y grupúsculos, y por tanto, a una reducción progresiva
de las fuerzas y del poder de los diversos partidos políticos seudo d o c ­
trinarios.
Ahora, estos dos elementos del sistema político venezolano, la represen­
tación proporcional de las minorías por una parte, que conduce a un
régimen minoritario, y el régimen de partidos que es más precisamente,
de pluripartidismo, por la otra, traen una serie de consecuencias que
creo que vale la pena señalar y a las que me referiré separadamente.
3.
Las consecuencias del sistema electoral venezolano
Este sistema electoral, que conduce al régimen de minorías, basado en
la representación proporcional, provoca que a nuestra democracia liberal
se la califique muchas veces, sin saberse exactamente por qué, com o
“ democracia form al” . En realidad, es democracia formal porque com o
consecuencia de la atomización progresiva del poder en las Cámaras Le­
gislativas y la elección presidencial por mayoría relativa, en definitiva,
por el principio de la representación proporcional, la elección es de
minorías y da lugar a gobiernos de minoría. Ello conduce a que los
representantes electos, en definitiva, 110 representen al pueblo, sino a los
más variados grupos de intereses, produciéndose un abismo entre los
gobernantes y los ciudadanos, que los partidos políticos, por fraccionados
no logran colmar.
63
En virtud de estarse iniciando en el país un nuevo proceso electoral, es
bueno recordar que con un sistema de representación proporcional de las
minorías com o el que tenemos en nuestras elecciones parlamentarias, es
decir, con un sistema político de minorías, no podrá jamás lograrse un
régimen o gobierno de mayorías, y nuestra democracia seguirá siendo
formal.
Esta afirmación de que con el sistema político venezolano actual, nunca
podrá lograrse un gobierno y un régimen político de mayorías que es
absolutamente exacto si se piensa que el sistema está hecho para repre­
sentar minorías atomizadas y no para lograr un gobierno mayoritario,
realmente participativo, representativo y fuerte, estoy seguro que causará
sorpresas, no tanto porque no se piense en lo lógico del postulado sino
porque no se quiere que esto suceda. Sin embargo, insisto, y las expe­
riencias políticas lo enseñan, es inevitable que un sistema de representa­
ción proporcional absoluta de las minorías conduzca a un régimen de
gobierno de minorías, es decir, es im posible lograr construir una mayoría
con un sistema que precisamente conduce y busca lo contrario.
En Venezuela esta situación se muestra com o evidente si analizamos el
proceso electoral en los últimos años, y cóm o la aplicación de nuestro
sistema político ha conducido sucesivamente a gobiernos cada vez más
minoritarios.
En el año 19-16, en las primeras grandes elecciones que se realizaron en
el país, el partido que obtuvo el poder lo ganó con el 7 8 % de los votos;
en las elecciones del año 1958, el porcentaje b a jó al 4 9 % ; en las eleccio­
nes del año 1963, el porcentaje llegó al 3 2 % y en las elecciones del año
1968, el partido que actualmente ejerce el gobierno, lo hace en virtud de
un porcentaje de votos del sólo 2 8 % sobre la votación total. Esta pro­
porción, con seguridad disminuirá aún más en las próximas elecciones y
cualquiera de los candidatos o partidos que concurran a las mismas, está
condenado a obtener no más del 2 5 % de la votación.
Esta disminución progresiva no es por azar: no surge del hecho de que
haya habido muchos partidos en los procesos electorales; se trata sim­
plemente del perfeccionamiento del sistema polítim o vigente a través de
su aplicación sucesiva. La proporción mayor que existió en 1946 se debió
a que por estar naciendo el régimen democrático, el sistema no se había
aplicado. Por ello, la aplicación sucesiva del sistema conduce definitiva­
mente e indefectiblemente a la fragmentación de la opinión y al estable­
cimiento de un régimen de minorías. Esto trae una serie de consecuencias
sobre la esencia misma de la democracia que vale la pena comentar.
En efecto, casi podría decirse que en nuestro país no hay una democracia
directa y por ello es que se habla generalmente, en su sentido exacto, de
democracia form al; lo que existe, al contrario, es una democracia me­
diatizada.
Los electores en nuestro país, si analizamos a fon do nuestra situación
política, realmente no escogen directamente al gobierno, pues por el
sistema de minorías ningún gobierno fuerte y estable puede surgir direc­
tamente de la votación. Al contrario, en un sistema de representación
proporcional de las minorías com o el nuestro, el voto se deposita para
un partido, sabiéndose de antemano que ese partido por sí solo, no
podrá gobernar.
Si el sistema conduce a una atomización progresiva de la opinión, com o
actualmente existe, puede decirse con total certeza que nunca un partido
podrá obtener en nuestro país, de acuerdo con ese sistema, una mayoría
absoluta. El voto, por tanto, si se piensa bien, en las próximas elecciones
lo vamos a depositar, en cualquier caso, entiéndase bien, en cualquier
caso, por un partido que sabemos de antemano que no va a poder él
solo gobernar. Ello por causa del sistema y no por causa de sus postula­
dos o de sus programas.
El gobierno para sobrevivir tendrá que hacerse en base a coaliciones o
a coincidencias gubernamentales. Esto ha sucedido en nuestro país, y en
otros países que han sufrido el mismo sistema. El ejem plo tan con ocido
de la V República Francesa, llevó a que se la calificara com o la Repú­
blica de los partidos.
Ahora bien, esas coaliciones o coincidencias las van a hacer o decidir los
electos y los directivos de los diversos partidos cuando se ponen de
acuerdo; pero no las van a hacer los electores. El elector, el ciudadano,
por tanto, en un sistema com o el nuestro no elige directamente. La de­
mocracia en la que participa es form al, es mediatizada, produciéndose el
señalado abismo que surge progresivamente entre el elector y los elegidos,
es decir, los que conform an el gobierno.
Las asambleas representativas electas por el sistema de minorías, por otra
parte, terminan por no representar realmente a nadie; por este mecanis­
mo de atomización progresiva. Esto trae otra serie de consecuencias, por
ejemplo, en torno a la forma de la elección. Es muy usual el que se
pregunte por qué no se cambia el mecanismo de elecciones por listas
cerradas o bloqueadas com o el que tenemos en Venezuela, por una elec­
ción uninominal; es decir, que se pueda elegir a una persona individual­
mente, y no que el voto que quiere depositarse p or una persona, en
realidad resulta para elegir cuatro, cinco o seis candidatos a quienes
65
posiblemente no se quisiera elegir. El problema aquí también es simple:
el sistema de representación proporcional de las minorías com o el nuestro,
no puede funcionar sin el sistema de listas bloqueadas, de manera que
para cambiar el sistema de listas habría que cambiar el sistema de repre­
sentación proporcional de las minorías y habría que cambiar de raíz,
nuestro sistema político, que es lo que está planteado. Actualmente por
tanto, no hay posibilidad de elección uninominal mientras nos rija el
mismo sistema vigente, dejando a salvo el campo municipal.
4.
Las consecuencias del sistema de partidos venezolano
El segundo elemento que caracteriza el sistema político venezolano, es el
sistema de partidos, respecto del cual también hay una serie de aspectos
que vale la pena tener en cuenta y meditarlos.
El sistema de partidos venezolano, consecuencia directa del sistema elec­
toral, es un sistema que puede calificarse com o de pluripartidismo. En
efecto, la influencia del sistema electoral sobre el sistema de partidos es
universal y en nuestro caso, la influencia del sistema electoral de la re­
presentación proporcional de las minorías sobre el régimen de partidos,
trae dos consecuencias fundamentales. Implica necesariamente, aunque la
afirm ación pueda también sorprender, por una parte la multiplicidad de
partidos y por la otra, lamentablemente pero también necesariamente, el
fraccionam iento y la división de los partidos.
En efecto, la multiplicidad de partidos en nuestro país y las divisiones
sucesivas en los grandes partidos que se han producido en los últimos
años, no han sido por azar; son consecuencia, ni más ni menos, del
sistema político vigente. Esto nos conduce lamentable pero necesariamente
a esa situación de multiplicidad y fraccionalism o, pues si de acuerdo al
régimen de representación proporcional, cualquier minoría tiene oportu­
nidad y posibilidad de lograr, con poco esfuerzo la representación desea­
da, ello contribuye a la aparición de grupos, grupúsculos, fraceionalismos
y divisiones de los partidos, al tenerse la seguridad de que se va a lograr,
en todo caso, la representación.
En este sentido, el análisis de los hechos electorales producidos en nues­
tro país en relación al régimen de partidos, son interesantes de destacar.
En el año 1946, participaron en las elecciones cinco (5 ) partidos; en
el año 1958, en el solo campo nacional, participaron ocho (8 ) partidos;
en el año 1963, participaron en las elecciones once (1 1 ) partidos; y en
año 1968, dieciséis (1 6 ) partidos. Para inicios de 1972 en el Consejo
Supremo Electoral hay ya trece (1 3 ) partidos políticos nacionales ins­
critos definitivamente y nueve (9 ) en proceso de inscripción. Es decir,
66
puede decirse que faltando dos años para las próximas elecciones de
1973 ya hay veintidós (2 2 ) partidos inscritos en el Consejo Supremo
Electoral, y ello sin contar los partidos políticos regionales. En este cam­
po es bueno recordar que en las elecciones de 1968, además de los die­
ciséis (16) partidos políticos nacionales, concurrieron veinte (2 0 ) orga­
nizaciones regionales, o sea que un total de treinta y seis (36) partidos
concurrieron a las elecciones. Por ello, por esa vía, si faltando dos años
para las elecciones de 1973 ya tenemos actuando veintidós (2 2 ) partidos
y teniendo en cuenta que es en el último año previo a la elección cuando
se constituyen la gran mayoría de los grupos electorales, para las próxi­
mas elecciones, definitivamente, tendremos un carnaval, auténticamente
folklórico, de partidos y de elecciones. En todo caso, es bueno insistir
en ello, la división de los partidos y de la creación de micropartidos no
es un problema de azar, de individualismo o de idiosincrasia venezolana,
sino es consecuencia directa e irremediable, lamentablemente, del sistema
político que tenemos. Ello conduce por otra parte, a que los partidos
políticos pierdan su ideología. En las últimas elecciones ha podido cons­
tatarse que en general la lucha partidista electoral no ha sido de ideolo­
gías: nadie puede decir seriamente que para 1968 existían treinta y seis
(36) soluciones distintas al desarrollo de nuestro país, según el número
de partidos; ni que puedan haber once (1 1 ) o veintidós (2 2 ) alternati­
vas para nuestro desarrollo. Por ello, los partidos se convierten en par­
tidos de opinión, en partidos electoreros pura y simplemente, cuyo único
objetivo es lograr representación en las asambleas que les permitan por
el sistema electoral, lograr su enquistamiento en las mismas, y a través
de ello, el enquistamiento de los grupos de presión e intereses.
5.
Las consecuencias del sistema político y el debilitamiento del poder
Todas las consecuencias antes anotadas del sistema electoral y del sistema
de partidos producen a su vez una serie de consecuencias generales en
relación al debilitamiento del poder, respecto a lo cual también es nece­
sario meditar.
En efecto, básicamente, si el régimen de la democracia liberal occidental,
com o principio, conduce a no hacer un poder público fuerte, esta realidad
se agrava con un régimen político com o el nuestro, donde definitivamente
el debilitamiento del poder público es sucesivo y progresivo, por el siste­
ma adoptado. Al debilitarse los partidos políticos — y hay que tener en
cuenta que en nuestro régimen constitucional los partidos políticos tienen
tanta importancia com o los órganos del Estado—-, y al no poderse es­
tructurar un régimen mayoritario de gobierno ni para las elecciones del
Presidente ni para las Cámaras Legislativas, este debilitamiento del poder
público es un elemento no sólo claro sino peligroso en nuestro país.
67
Este debilitamiento trae también sus consecuencias: ¡Cuántas veces inte­
reses nacionales determinados no son sacrificados por intereses particu­
lares de grupos enquistados en las asambleas representativas! Piénsese
que para adoptar una decisión elemental en un C oncejo M unicipal com o
el de Caracas, compuesto por 24 concejales, hay que contar con que para
el momento post electoral el grupo que tenía mayores representantes
tenía siete, y después de alguna que otra división de grupos, el partido
que más representantes tiene, tiene cinco (5 ) sobre veinticuatro (2 4 ).
¿C óm o puede seria y racionalmente pensarse en que una decisión de
importancia •
— y toda decisión pública de importancia lesiona intereses
particulares— pueda tomarse sin que haya un confite de compromisos,
compromisarios, negociaciones, cesiones y transacciones?
El país es realmente testigo de cóm o leyes de enorme importancia para
nuestro futuro económ ico se aprueben no porque sean buenas al país,
sino porque son producto de algún claro u obscuro acuerdo, com prom iso
o coincidencia entre partidos, grupúsculos e individualidades. En esa
form a, pienso, no puede llevarse adelante en form a seria desde el punto
de vista político, un proceso de desarrollo, com o el que exige Venezuela.
Toda esta situación de nuestro régimen político conduce definitivamente
a que ese proceso de desarrollo al cual queremos incorporarnos, y que
está declarado en la Constitución com o objetivo esencial del Estado
venezolano, se haga cada vez más difícil acometer, por el problema
institucional, jurídico y administrativo, y por el problema político, que
a la vez es condicionante de los anteriores, pues con el régimen político
que tenemos, será muy difícil que el mismo cam bio en las instituciones
administrativas y jurídicas pueda lograrse.
IV.
L A REFO R M A DEL REGIMEN POLITICO VENEZOLANO
En base a lo anteriormente señalado, por tanto, paralelamente a la
reforma de las instituciones administrativas y de las instituciones ju rí­
dicas, se exige promover un proceso de reform a de las instituciones
políticas en nuestro país, para pasar de esta democracia formal mediati­
zada que actualmente tenemos a una democracia real, participativa y
directa.
El régimen político de nuestro país, en la actualidad va conduciendo
progresivamente a un mayor inmovilismo del Estado, cuando lo que se
necesita en un país en vías de desarrollo com o el nuestro, es totalmente
lo con trario: que el Estado sea agente principal del proceso de cam bio
y de transformación. Esta situación, por supuesto, produce un riesgo
sobre el que es necesario meditar, y es el de la desaparición de las insti­
68
tuciones políticas tal com o están concebidas en la actualidad, por su in­
capacidad de asumir el desarrollo.
Las experiencias de desaparición y de inestabilidad de las instituciones
políticas de otros países que han tenido un sistema político similar al
nuestro, es necesario tenerlas en cuenta. En efecto, en aquellos países
donde se ha aplicado un régimen de representación proporcional de las
minorías y de pluripartidismo com o el nuestro, ha habido inevitablemente
algún desenlace distinto al de la continuación indefinida del sistema, y
creo que esto vale la pena que desde el punto de vista de la ciencia
política, lo estudiemos y lo tengamos en cuenta.
Después que se creó el sistema de representación proporcional de las
minorías, hacia finales del siglo X I X , en las grandes democracias o cci­
dentales actuales, se fue incorporando sucesivamente en toda Europa, y
en todas ellas ha producido sus consecuencias.
El régimen electoral que surge de la Constitución de W eimar en Alema­
nia. en las primeras décadas de este siglo, fue el régimen de la repre­
sentación proporcional, y eso con dujo en definitiva a lo que posterior­
mente fue el Nazismo. La República española, en los años 30, se inspiró
en aquella República de Weimar y su sistema político, y ello condujo al
Franquismo.
En el régimen actual de la República italiana, la atomización parlamen­
taria ha producido la demora de casi un mes para elegir a su último
Presidente, precisamente por el régimen de pluripartidismo consecuencia
de la representación proporcional. El Fascismo, por lo demás, surgió por
el fracaso de la República italiana de fines de la segunda década de este
siglo, debido también al pluripartidismo.
Pero de todos los casos europeos, hay un caso muy típico que merece
estudiarse detenidamente y que fue el de la IV República Francesa.
En Francia, después de la liberación en 1945, se acogió el sistema de la
representación proporcional de las minorías, lo que condujo inevitable­
mente. a esa llamada República de Partidos que cayó en 1958 con la
llamada al Poder del General De Gaulle, y la promulgación de la Cons­
titución de 1958, que elimina definitivamente el principio de la repre­
sentación proporcional de las minorías y establece un régimen presiden­
cial y parlamentario de mayorías, que es el que en la actualidad existe.
De manera que en Venezuela debemos tener en cuenta que la inestabilidad
y la desaparición han sido las características de los regímenes políticos
que han tenido este sistema de representación proporcional de las m ino­
rías. P or esto estimo que es de suma importancia pensar en este proble­
ma en nuestro país, partiendo del supuesto de que estimo que el régimen
69
democrático tiene sus ventajas y que hay que mantenerlo. Lo que está
planteado en mi criterio, es el establecimiento de los mecanismos nece­
sarios para que ese régimen democrático pueda mantenerse y sobrevivir,
contribuyendo además efectivamente al desarrollo.
Se hace indispensable, por tanto, y estimo que sería uno de los elementos
de reforma por proponer, atenuar los efectos negativos de la representa­
ción proporcional de las minorías que por lo demás es un postulado
constitucional, lo que repercutiría necesariamente en el régimen de par­
tidos. Habría, en primer lugar que disminuir el ámbito de las circuns­
cripciones electorales para que la elección se realice sobre listas reduci­
das de candidatos, aproximándose el sistema a la elección uninominal
que, por lo demás podría establecerse directamente a nivel municipal.
Por otra parte, podría pensarse en el establecimiento de un sistema
electoral mixto, mitad mayoritario, mitad de representación proporcional,
com o el que existe ahora en Alemania. Además podría pensarse en el
establecimiento de la elección presidencial a dos vueltas com o el sistema
de “ bottage” francés, que dé origen a que la misma se haga por mayoría.
Muchas de estas ideas ya las había incorporado al Proyecto de Ley
Orgánica del Sufragio que tuve el privilegio de elaborar a inicios de
1969 y que el Consejo Supremo Electoral presentó a la consideración
del Congreso, y que preparé recogiendo toda la experiencia que el p ro ­
ceso electoral de 1968 me había aportado com o asesor jurídico del
Consejo Supremo Electoral. En dicho Proyecto, en cuanto a las elecciones
nacionales propuse la eliminación, en la elección de diputados al Con­
greso Nacional, de las circunscripciones electorales que abarcaban y
continúan abarcando cada Entidad Federal. En esta form a, aparte de
proponer el aumento de la base de población para la elección de diputa­
dos a 60.000 habitantes y uno más por exceso de no menos de 30.000
habitantes, proponía un límite de población para las circunscripciones
electorales que no podía ser superior a 240.000 habitantes; circunscrip­
ciones que conform e a ese límite, podían estar integradas por los Distri­
tos, M unicipios o Parroquias, o por las agrupaciones de Distritos, M uni­
cipios o Parroquias que determinara el Consejo Supremo Electoral. En
esta form a, de acuerdo con ese proyecto, por cada circunscripción elec­
toral que determinase el Consejo Supremo Electoral, para las elecciones
de Diputados, no hubieran podido elegirse más de cuatro (4 ) Diputados.
Así, el proyecto perseguía la neutralización de los aspectos negativos
que el principio de la representación proporcional de las minorías origina
en circunscripciones electorales densamente pobladas, en las cuales, com o
sucede con la Ley vigente, deben elegirse un número considerable de
Diputados. La reducción de la población de las circunscripciones electo­
70
rales para la elección de Diputados, entonces, tenía por objeto en nuestro
proyecto la reducción en cuanto a la atomización de las fuerzas políticas
que en la actualidad, de acuerdo a la Ley vigente, es progresiva.
En cuanto a la elección de Diputados a las Asambleas Legislativas de los
Estados, el proyecto eliminaba también las circunscripciones electorales
para las elecciones de los mismos y que conform e a la ley actual abarcan
todo el Estado respectivo, y proponía el establecimiento expreso de que
la elección de dichos Diputados se haría en un número de dos (2 ) por
cada Distrito, de manera que las postulaciones para los mismos también
debían hacerse por Distrito. En esta forma, los efectos negativos de la
representación proporcional que produce la ley vigente, con nuestro p ro­
yecto se atenuarían al reducirse el número de Diputados por elegir en
cada circunscripción electoral.
En cuanto a la elección para miembros de los Concejos Municipales,
nuestro proyecto cambiaba radicalmente el m odo de elección, ya que
en este caso, al contrario de lo que sucede en los anteriores, la Constitu­
ción no exige la aplicación del principio de la representación p rop orcio­
nal de las minorías. En esta form a, en el Proyecto de 1969 establecí que
la elección de los concejales, en lugar de hacerse por listas, debía hacerse
en form a uninominal. La elección uninominal de los miembros de los
Concejos Municipales, de acuerdo al Proyecto, se debía hacer por M uni­
cipios y Parroquias dentro del Distrito Federal y de cada Distrito de los
Estados de la República. En esta form a, y mientras se dictara la Ley
Orgánica del Poder M unicipal que la Constitución exige — y que aún no
se ha dictado— , el número de miembros de los Concejos Municipales, de
acuerdo con una Disposición Transitoria prevista en el Proyecto, se hu­
biera hecho según el número de M unicipios o Parroquias de cada Dis­
trito de la República o del Distrito Federal.
Por supuesto, y lamentablemente, por la misma com posición atomizada
del Parlamento — Congreso de minorías— que surgió de las elecciones de
1963, las propuestas de reforma señaladas fueron rechazadas al aprobarse
la vigente Ley Orgánica del Sufragio, que materialmente lo único que
innovó fue en relación al registro electoral permanente, a la votación
mecanizada y al proceso de totalización de votos.
En el Congreso, al considerarse las propuestas de reforma — y esa es la
consecuencia de nuestro sistema político tal com o lo he comentado— , lo
importante para los partidos relativamente mayoritarios (2 8 % ) era co n ­
graciarse con los grupos minoritarios para lograr alianzas, componendas,
coaliciones o coincidencias; y por supuesto, eso no lo hubieran logrado
71
con reformas que en definitiva podían lesionar la vida futura de los micropartidos y grupúsculos por el reajuste de la aplicación del principio
de la representación proporcional de las minorías.
V.
CONCLUSION
Fundamentalmente quería plantear estos problemas com o elementos de
meditación. Me ha asombrado el que a muchos líderes políticos y de
muy alto nivel, y de las más variadas tendencias piensen quizás de
buena fe, en que lograrán en las elecciones de 1973 una gran mayoría.
Cuando les he planteado que realmente es imposible que lo logren no
sólo se ban extrañado, sino inclusive, algunos se han molestado.
Realmente es lamentable la ignorancia que tienen acerca de nuestro sis­
tema político. Insisto, en las próximas elecciones no se podrá conseguir
una mayoría, simplemente porque el sistema lo impide. Si hubiese otro
sistema en nuestra legislación, es posible que se pensara en lograr m a­
yorías, pero realmente será im posible lograr ese régimen de mayoría con
un sistema que lo que busca es un régimen de minorías, y cada vez más
minoritario.
El problema, por tanto, en mi criterio, es un problema de primera actua­
lidad en un país que ya entra definitivamente, y lamentablemente con
demasiada antelación, en un proceso electoral faltando dos años para las
próximas elecciones. Pero un proceso electoral en el cual no se está
meditando seriamente sobre los aspectos que he querido destacar y que
— insisto— son de enorme importancia para poder prom over un verda­
dero cam bio en las instituciones administrativas y jurídicas a través de
un cam bio en las instituciones políticas; y, por esa vía, poder lograr
pasos decisivos en el proceso de desarrollo de Venezuela.
En definitiva creo que estamos llevando el proceso electoral que se inicia
con una alegría e irresponsabilidad tal, caracterizada por la ausencia de
preocupación sobre el cambio que se exige para que podamos pensar en
la supervivencia definitiva del régimen democrático en Venezuela.
Por ahora quiero simplemente dejar estos planteamientos, com o lo intuía
el Profesor Grases al inicio, cuando me presentó, com o puntos de m edi­
tación y de preocupación que he tenido, y que pensé que era momento
apropiado para plantearlos públicamente. Por ello quiero terminar agra­
deciendo de nuevo a la A sociación Cultural Humboldt la amable invita­
ción que me ha permitido hacer públicos estos planteamientos.
72
Adolfo Ernst*
Por el D r . B l a s B r u n i C e l l i
El Dr. A dolfo Ernst fue uno de los
más importantes científicos que
actuaron en Venezuela en el siglo
X I X . Y o comencé a interesarme por
la obra de Ernst desde hace mu­
chos años, especialmente en una
época en que estudiaba el m ovi­
miento positivista venezolano, de
los mediados del siglo pasado, en
los cuales Ernst ocupaba un sitio
de gran significación. Por otra
parte Ernst había sido un estu­
dioso de la obra de Vargas, de la
cual también yo me ocupaba en­
tonces. Ernst había escrito varios
artículos elogiosos para Vargas,
pero más que escribir artículos
D r. Blas B ru n i
la H istoria y
C e lli, m é d ico , a ca d é m ico d e
b ió g r a fo de A d o lfo E rnst.
,
*i
j
elogiosos había Sido un recop ilad or
de la obra botánica de Vargas.
Cuando terminé la com pilación de Vargas, comencé la tarea de reunir
todos los trabajos de Ernst, enumerarlos en la bibliografía publicada por
su h ijo político Hermán Ahrensburg y reproducida más tarde en la obra
Bibliografía Venezolanista, por Manuel Segundo Sánchez y luego también
reproducida en una obra de Alfredo Jahn. Dado a la tarea de producir
esta obra comprendí que mi idea ya había tenido precursores, por lo
cual tuve nuevos estímulos, puescomprendí que no
habia sido una idea
original sino que ya en muchos
años anteriores había sido la idea
patrocinada. Por ejem plo, en “ El C ojo Ilustrado” que se había publicado
*
C o n feren cia pron u n cia d a
por su au tor en la sede d e la A s o c ia c ió n
C u ltu ral H u m b o ld t el
29 d e fe b re ro de 1972, 9^ d el c ic lo “ V en ezuela, su historia y los alem anes” .
73
en época en que Ernst todavía vivía, había una reseña que decía: “ Hoy
se honra «El C ojo Ilustrado» con una de sus bellas producciones y le
excita con interés que com pile todos sus trabajos para reunirlos en v o­
lúmenes, los que serán leídos con fruto y deleite por todos aquellos que
aman la ciencia y se afanan por el conocimiento de la historia natural
de Venezuela” . En realidad, com o se comprenderá por este párrafo, ya
en vida de Ernst se le había excitado públicamente por uno de los perió­
dicos de más prestigio de la época, «El C ojo Ilustrado», para que reu­
niera toda su obra en una com pilación para publicarla en conjunto, lo
cual él lamentablemente no llegó a hacer, porque su obra fue muy vasta,
muy voluminosa y casi era im posible que en aquella época hubiera p o­
dido publicarse completa. Más tarde un biógrafo del Dr. Ernst, Santiago
Key Ayala, decía: “ Precisa compilar sus escritos, verter al castellano los
que fueron compuestos en francés, en inglés, en alemán, y ponerlos al
alcance de los estudiantes; pues si bien las ciencias no se detienen en su
marcha, transformando y enriqueciendo los conocim ientos, hay en los
trabajos de Ernst mucho que permanece com o caudal bien guardado que
debe volverse a la luz del día y al aprovechamiento efectivo de las ge­
neraciones nuevas” .
Gustavo A dolfo Ernst nació en Primkenau (Silesia) el día 6 de octubre
de 1832. Fueron sus padres A d olfo Ernst y Carlina Bischoff. Desde su
juventud ejerció, hacia los años de 1858 y 1859, el profesorado de id io ­
mas en Hamburgo. Una casual relación social lo orientó hacia nuestra
patria. Allí en Hamburgo tuvo la ocasión de conocer, y cito textualmente
palabras del Dr. Alfredo Jahn, tuvo ocasión de conocer algunos familia­
res del Procer de nuestra independencia Gral. Judas Tadeo Piñango.
Y dadas tal vez estas relaciones universitarias en Berlín, donde los jó v e ­
nes Piñango recibían su educación, cuando Ernst a su vez terminaba
estudios superiores. Es muy cierto que esta relación había de definir su
futura suerte. Animado por los ofrecimientos de la familia Piñango y
contando con los de algunos comerciantes a quienes con oció en Ham­
burgo y que le aseguraban un número de discípulos com o primera base
para establecerse en Caracas, se vino y desembarcó en La Guaira el 2
de diciembre de 1861, después de una larga travesía en el velero ham­
burgués “ Elizabeth” . Día de fiesta para Venezuela fue, sin duda, el de
este desembarco. Bien pronto demostraría que no era solamente la ense­
ñanza de lenguas su única ambición. P oco tiempo después, en efecto,
com enzó a desplegar una actividad tan inusitada en el campo de la
ciencia que lo llevó rápidamente a ocupar un puesto directivo en los
movimientos científicos y filosóficos que bullían en la segunda mitad
del siglo X I X .
74
Ernst desembarcó en La Guaira el 2 de diciembre de 1861. Vargas había
muerto el 13 de julio de 1854, o sea 7 años antes. Vargas había dejado
un número muy grande de discípulos, no solamente en el campo médico
sino también en el filosófico, que habían quedado en cierta form a dis­
persos y que es justamente la materia prima con la cual trabaja Ernst
para form ar una escuela en Caracas hacia la segunda mitad del siglo X I X .
Con una capacidad de trabajo excepcional, dio un impulso a la Biblioteca
Nacional y fundó el Museo Nacional y la Sociedad de Ciencias Físicas
y Naturales. Esta sociedad, ya la habré de mencionar más adelante, la
fundó en 1867. Fundó en la Universidad Central la cátedra de Historia
Natural. La Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas, fun­
dada en 1867, funcionaba con una regularidad casi asombrosa, a tal
punto de que todos los trabajos que se presentaban en ella eran luego
divulgados y Ernst tuvo además la precaución de publicar en la prensa
de Caracas las actas de la Sociedad. Esta sociedad, entre los años de
1867 y 1878, o sea durante un poco más de una década, realizó más de
200 sesiones y estas actas fueron publicadas en la prensa de Caracas de
esa época. Primero en “ El Federalista” , que era el nombre del periódico
y luego en “ La Opinión Nacional . Esas actas yo las consideré de mucha
importancia también com o orientación de la obra de Ernst. Fueron reuni­
das y publicadas en un trabajo de dos volúmenes, por el Banco Central
de Venezuela, hace algunos años.
En realidad, considero muy importante esta obra porque refleja realmente
el estado de esa actividad científica que desarrolló el Dr. Ernst en ese
período de 1867 a 1878. Esta obra contiene un estudio preliminar becho
por nosotros, pero tiene además un prólogo que yo considero muy im­
portante, escrito por el Académ ico de la Historia, Don Luis Beltrán Gue­
rrero, quien tuvo la erudición y la capacidad para captar en una forma
muy exacta el movimiento científico positivista del período de Ernst.
De m odo que yo considero que la obra tiene muchísimo interés para los
estudiosos de las ciencias naturales. Quiero advertir, que aquí no hay
obra de Ernst en el sentido de trabajos escritos por él; estas actas están
firmadas por él, pero en realidad no son trabajos de Ernst, trabajos en
el sentido de que fueron comunicaciones, sino relaciones de cóm o se
desarrollaron las sesiones de esa Sociedad. La obra escrita de Ernst es
muy variada, muy extensa y muy venezolanista. Casi la mayoría de los
trabajos están consagrados al estudio de problemas venezolanos. Por ello,
yo considero, y lo ha considerado siempre la crítica científica venezolana,
que Ernst es uno de los más meritorios venezolanos del siglo X I X . La
lista bibliográfica que publicó Ahrensburg y a la cual he hecho mención,
resultó incompleta. Esa lista tenía 381 citas o referencias bibliográficas
que comprendían libros, artículos, folletos, etc. Investigando más a fondo
encontramos 77 referencias más. De modo que hasta este momento se
tiene conocim iento de 458 trabajos hechos en Venezuela, pues no hemos
investigado los posibles trabajos que él haya escrito antes de llegar a
Venezuela. Desde luego, no contando en esta lista las comunicaciones
verbales a las Sociedades de Ciencias Físicas y Naturales, que aparecen
consignadas en las antes citadas actas. Nuestra com pilación misma no ha
sido completa. Siete por lo menos de las citas en la lista de Ahrensburg
no ha sido posible localizarlas aún en las principales bibliotecas del
mundo. Esto se debe a que fueron publicadas en periódicos muy raros de
la época, que desaparecieron. Tenemos aún la esperanza de que algunos
de estos periódicos puedan encontrarse. La lista de Ahrensburg está dis­
puesta en orden cron ológico aunque no estricto. Sin embargo, en un
nuevo estudio de la lista bibliográfica hemos redistribuido los títulos en
diferentes materias y dentro de cada materia en diferentes ramas, digamos
asociadas a cada materia. Entre las materias de la bibliografía de Ahrens­
burg y ampliada por nosotros, la Botánica, la Zoología y la Etnología
son las que ocupan la mayor parte de la obra de Ernst. Otras muy varia­
das están representadas por un número menor de artículos. La Botánica,
com o ciencia pura y con sus aplicaciones prácticas, constituye una de
sus mayores contribuciones. Ernst, fuera de profesor de idiomas que
seguramente era el trabajo del cual vivía, daba su mayor dedicación a
la Botánica. Las aplicaciones industriales, especialmente la madera, la
cera, las resinas, el cacao, el café, la fécula, los productos alimenticios,
cauchos, fibras, etc., así com o las aplicaciones medicinales, fueron tra­
tadas exhaustivamente. Particular atención le mereció el estudio de las
plantas venenosas. En el campo de la fito-patología, estudió especialmente
las enfermedades de algunas plantas, especialmente las del café, las del
maíz, las de la caña de azúcar, siendo estos productos los que constituían
un factor económ ico importante del país. Venezuela era, fundamental­
mente, com o todos sabemos, en el siglo X I X , un país agrícola, y estas
enfermedades de las plantas constituían verdaderas calamidades por lo
que estos estudios tenían una gran importancia económ ica para el país.
Muchos otros trabajos versaban sobre colecciones sistemáticas, por ejem ­
plo, por grupos botánicos; estudió los heléchos, las orquídeas, las palme­
ras; o también por sus usos, o por las regiones del país. Especialmente
son muy importantes sus estudios sobre la botánica del Valle de Caraca.
Las plantas, com o elemento ornamental, también fue tema que desarrolló
en otros trabajos, especialmente en relación con jardines y alamedas de
Caracas. Es muy con ocido que Caracas tenía en el siglo X I X , especial­
mente en la época guzmancista, muy desarrolladas las alamedas públicas
en las cuales se fomentaba los jardines, y a esto contribuyó mucho Ernst
76
con su Ciencia Botánica. La Plaza Bolívar de Caracas sobre todo, cuyas
plantas fueron estudiadas por Ernst y clasificadas en un artículo que
publicó en Alemania.
La etimología de los nombres de algunas plantas y la historia de otras,
com o la historia de la yuca, la historia del maíz, las del tabaco y del
banano, fueron también objeto de su estudio. También estudió no sola­
mente la historia de la Botánica, sino también la vida de algunos natura­
listas botánicos dedicados a estos trabajos en especial, tanto extranjeros
com o también venezolanos. Estudió la vida de Vargas y especialmente su
obra botánica y también la obra botánica del Licenciado José María
Benítez, un médico que vivió en Venezuela, a comienzos del siglo X I X y
que había escrito además una obra sobre las plantas medicinales. Estos
fueron materia de estudio fervoroso por parte de Ernst. Entre sus nu­
merosos trabajos hay por fin muchos de misceláneas botánicas, descrip­
ciones de plantas nuevas y anomalías; desde luego que no pudieron
faltar tampoco textos de estudio. Como se podrá ya observar, Ernst fue
muy completo, no solamente hizo el estudio de campo sino que también
hizo los textos sistemáticos para uso de las escuelas, para uso de estudios
medios y para uso universitario en su cátedra de Historia Natural en una
de cuyas ramas trataba de Botánica.
Hizo inclusive folletos de divulgación para ser distribuidos entre los
agricultores, especialmente los que trataban sobre enfermedades del café
y de la caña. Se hicieron ediciones populares, que fueron llevadas durante
el gobierno de Guzmán Blanco al campo, para que se empezara una agri­
cultura científica.
En el campo de la Zoología, su labor, aunque menos extensa que la
Botánica, es variada y densa. Comprende también estudios sistemáticos
de la fauna nacional y de la de Caracas en particular. Estudios por gru­
pos, por ejemplo, los de aves, lagartos, mamíferos, moluscos. Estudió los
animales útiles a la agricultura y al hom bre y, desde luego, con mucha
mayor razón, estudió aquellos que, com o la langosta, son particularmente
perjudiciales. Nosotros sabemos, y algunos que han estudiado estos pro­
blemas lo saben, que la langosta constituía en Venezuela una verdadera
calamidad nacional en el siglo X I X . La langosta era prácticamente la ruina,
en un momento dado, de toda la agricultura y Ernst estudió todos los
métodos para combatir la langosta. Igualmente las enfermedades de algu­
nos animales y la biología de los parásitos de animales fueron objeto de
varias publicaciones.
Estudió también los mamíferos fósiles que se encuentran en Venezuela.
En San Juan de los M orros existían los de un Mastodonte que el Dr. Ernst
estudió muy bien. También estudió especies nuevas para Venezuela que
no eran conocidas hasta entonces.
Otra de las ramas que le mereció especial atención fue la Etnografía y la
Antropología. De particular interés son una serie de artículos de aspectos
antropológicos de la población de Venezuela. Estudió, por ejemplo, todos
los problemas del folklore, particularmente la gramática popular, habien­
do hecho de ella exactas traducciones a la lengua alemana. Divulgó
asimismo en lengua alemana algunos cuentos del folklore venezolano,
entre ellos los de T ío Tigre y T ío C onejo, que son personajes de nuestro
clásico folklore que dio a conocer en las revistas alemanas.
Otras comunicaciones se refieren expresamente a grupos de indios gua­
jiros, cuicas, cumanagotos, ayamanes, motilones, orinocos, etc. Habiéndo­
los estudiado desde diversos ángulos: lenguaje, costumbres, el com ercio,
la religión, sus utensilios, etc. Estos trabajos sobre estudios de los uten­
silios de los indios fueron publicados tanto en Alemania com o en revistas
venezolanas y fueron muy importantes, pues revelan el grado de cultura
que tenían algunas tribus indígenas del país. El estudio de la sección de
Etnografía del Museo Nacional, suministra un cuerpo de materia de fun­
damental interés para la comprensión de la Etnología pre-colombina ame­
ricana. Porque Ernst, en este campo, no solamente estudió la materia
venezolana sino también la americana, pues de otros países recibía mues­
tras que él estudiaba.
La Geología, la Geografía y la Mineralogía, íntimamente ligadas estas
materias entre sí y con las ramas anteriormente mencionadas, fueron
cultivadas también por Ernst. Tradujo y comentó ampliamente la obra de
Karsten, escrita por éste en alemán sobre la Geología y que él divulgó
en Venezuela, publicándola en la Revista de Obras Públicas. Estudió
intensamente la geografía de varias partes del país, entre ellas la del
Valle de Caracas, la región del Lago de M aracaibo, la Cordillera de los
Andes, la Guayana Venezolana, la Isla de La Orchila, las minas de cobre
de Aroa, las minas de diamantes de Betijoque y las minas de otros meta­
les del Táchira. Estudió también las aguas termales de San Juan de
los M orros, las aguas del Guarume y las aguas de Las Trincheras. Los
venezolanos viejos saben com o eran de apreciadas las aguas de Las T rin­
cheras y Ernst tiene precisamente un estudio muy completo de la com ­
posición de esas aguas y de sus efectos terapéuticos. Escribió también
un trabajo sobre el carbón mineral de Venezuela y sobre la Geología en
la agricultura, aparte de otras observaciones mineralógicas.
Tradujo trabajos de naturalistas que en diversas ocasiones habían visitado
Venezuela, entre ellos, un trabajo muy importante sobre Antón Goering.
El gobierno de Venezuela le encomendó una com isión muy importante
para delimitar exactamente los límites con el Brasil, acerca de cuyos
resultados Ernst produjo un inform e valioso.
La M eteorología y la Climatología del país, particularmente las del Valle
de Caracas, representan otro objeto de com unicación; viene a contribuir
especialmente a las observaciones con él el Licenciado Agustín Aveledo.
Estas observaciones m eteorologógicas de Caracas son muy meticulosas y
están publicadas en las antes citadas actas. Precisamente el Licenciado
Agustín Aveledo trabajaba conjuntamente con Ernst y las observaciones
se hacían en el Colegio del Licenciado Aveledo y las llevaban ambos a
consideración de la Sociedad y com o tal fueron publicadas en dichas
actas. En esas comunicaciones se pueden ver exactamente todas las va­
riaciones de la temperatura de Caracas, la humedad relativa del aire y
la caída de las lluvias.
La cronología fue igualmente otra rama en la cual trabajó. La sismología
le interesó sobremanera y a través de los trabajos de Ernst se puede
ver la repercusión de los diferentes temblores que ocurrieron en Vene­
zuela durante todo el período de su vida aquí.
La literatura, el estudio del idiom a castellano, la bibliografía y la histo­
ria, fueron materias que también llegó a cultivar. Fue corresponsal por
algún tiempo del Trübner’s Americana & Oriental Literary R ecord de
Londres. A este periódico, com o corresponsal que era, remitía noticias
venezolanas. Y son interesantes porque muchos detalles de la vida cultu­
ral venezolana se pueden ver a través de esa tribuna, com o era el Trübner’s
Americana de Londres. Allí se publicaban reseñas de libros venezolanos,
sobre las bibliotecas, sobre periódicos, sobre imprentas, etc. Por ejemplo,
en uno de estos artículos menciona las tres bibliotecas públicas de Cara­
cas, la Biblioteca Nacional, la Biblioteca de la Universidad y la B iblio­
teca del Seminario. En otro, cuenta la muerte de Fermín T oro y hace
una reseña biográfica. Y en otro, la muerte de Juan Vicente González,
de Esteban Ponte, de M arco Aurelio Rojas. Al referirse en otra oportu­
nidad a los periódicos de Caracas de 1870, menciona “ El Federalista” ,
“ La Opinión N acional” y otros periódicos más del interior del país.
Sobre imprenta, cita a la Imprenta de Espinal e H ijos, la Imprenta de
Corser, etc.; y en cuanto a Sociedades, enumera el Colegio de Ingenieros
de Venezuela, la Academ ia de Matemáticas, la Sociedad M édico Quirúr­
gica, la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales que él dirigía, la A ca­
demia de Bellas Letras y Ciencias Sociales y la Academia de Jurispru­
79
dencia. Esto, hacia 1870, cuando todavía no se habían fundado la A cade­
mia de la Lengua ni la Academ ia Nacional de la Historia, ya hay una
Academia de Bellas Letras y Ciencias Sociales.
La demasiada franqueza de Ernst se revela por estas reseñas. Es un
hombre de una franqueza personal para decir todas las cosas y sus
noticias eran muy objetivas. Esto le trajo muchos problemas de roces
con algunos periódicos. Particularmente una de esas noticias decía que
los periódicos eran muy incompletos pero que a veces nos corregían sufi­
cientemente. Uno lo puede ver cuando examina algunos recortes de sus
mismos libros de recortes de prensa, donde él mismo corrige al margen
algunos errores. Entonces él se quejaba de eso, y “ La Opinión Nacional”
lo atacó en una oportunidad porque no había sido lo suficientemente leal
con ellos por haberles publicado esos pequeños defectos en un periódico
alemán.
Entre los trabajos bibliográficos, merecen destacarse el Catálogo de la
Biblioteca Nacional, el Catálogo de la Biblioteca de la Universidad de
Caracas y el catálogo que hizo de la Biblioteca del Dr. Guillermo M ora­
les, que fue donada a la Universidad. El catálogo de la Universidad está
publicado en un libro de 1875; en una ligera nota introductoria del
mismo Ernst, hace una reseña de la historia de la Biblioteca de la Uni­
versidad y del origen de sus primeros grupos de libros. Hace arrancar
la Biblioteca de la Universidad de la biblioteca de los conventos de
Caracas. Este trabajo, muy importante, tiene 258 páginas y registra
8.798 obras con 19.474 volúmenes. Las obras están clasificadas en 13
secciones y las referencias bibliográficas son muy completas y muy c o ­
rrectas. Los que tengan experiencia en problemas de bibliografía saben
a veces cuán dificil es hacer una reseña completa para una bibliografía
de un libro incluyendo no solamente las fechas y las características de la
edición sino también el tamaño, etc. El catálogo de la Donación Morales,
registra las obras de M edicina que la familia de este Dr. Guillermo
Morales donó a la Universidad.
Otro de los trabajos bibliográficos es el titulado, “ Ensayos para una
Bibliografía de la Guajira y de los Guajiros” . En este trabajo se men­
cionan todos los trabajos que se habían publicado sobre los indios Gua­
jiros, especialmente las obras de Bartolomé de las Casas, Juan de Caste­
llanos, Fray Pedro Simón, Luis Fernández Piedrahita, Nicolás de la Rosa,
Juan López, Antonio Julián A lcedo, Depons, etc., o sea que esa es la
bibliografía más completa de la Guajira, por lo menos hasta ese m o­
mento, publicada. Dentro de esta misma apasionante investigación b ib lio ­
gráfica, Ernst nos da cuenta de libros raros e interesantes que existían
en la Biblioteca de la Universidad; se refiere a la vida de Varones Ilus­
tres de Plutarco, una obra de Alfonso de Valencia, impresa en 1491.
80
Otro es un libro en lengua cumanagota, titulado “ Confesionario de la
Lengua Cumanagota” y de otras naciones de Indios de la provincia de
Cumaná, con unas advertencias previas para los Confesores. Compuesta
por Fray Diego de Tapia e impresa probablemente en 1723 en España.
Este es un libro muy importante, sobre todo por lo curioso, pues fue
impreso en época Colonial en lengua cumanagota. En este mismo artículo
se extiende Ernst en cuanto a la literatura de la lengua cumanagota.
En el Museo Británico en 1876, se estuvo exponiendo una copia facsirnilar del primer libro de música hecho en Am érica, impreso en M éxico
en 1604. Esta obra fue remitida al Museo Británico por Ernst, tomada
de un ejemplar existente en la Biblioteca de la Universidad de Caracas.
Es muy curioso que muchas de estas obras que Ernst reporta com o muy
raras y muy interesantes en los catálogos que él hizo, hayan desaparecido
posteriormente.
Ernst se refería también al libro más antiguo de M edicina, en este caso
el papiro de Ebers, del cual hace un
amplio comentario.
El sentía gran atracción por los estudios del lenguaje. Estudió la eti­
m ología de algunas voces com o M aracaibo, Zulia, Perijá, Coquivacoa,
Macoa, buscando para todas un origen Guaraní, pues trataba de esta­
blecer una relación de la cultura Venezolana con la cultura Guaraní que
era la cultura más avanzada entre otras que habían tenido influencia en
el Sur.
En otro artículo discute la ortografía de la palabra “ Hayaca” , y es inte­
resante observar que, aunque su lengua materna era el alemán, en V e­
nezuela mantuvo polémicas sobre el idioma Castellano y nada menos que
con Julio Calcaño, que era entonces considerado el primer hablista de
la lengua Castellana en Venezuela.
Tenía afición por la Historia
dos trabajos, uno titulado “ Dos
tes a dos cartas publicadas en
Societá Geográfica, escritas en
y com o muestra tenemos, por ejemplo,
Cartas Antiguas de Venezuela” , referen­
la revista italiana “ La Boletino” de la
1534 y 1535 por aventureros italianos,
una desde Coro y remitida a sus familiares en Italia. Está suscrita una
de ellas por Tom aso Fiaschi el 24 de diciembre de 1534, la otra es
anónima, aparentemente escrita por un genovés y se refiere a la expe­
dición de Jorge Espira; ambas tienen un gran interés histórico para
Venezuela.
También sobre historia escribió Ernst varios artículos referentes a Cris­
tóbal Colón y sus viajes. El tema de Colón lo apasionó mucho, de modo
que hay sobre él toda una serie de artículos. Uno se titula “ El primer
81
V iaje de Colón por el Mar de las Antillas” , otro se titula “ La Primera
Carta de Colón” , otro “ La Controversia sobre la Isla Guanahani” , “ Cuan­
do murió Cristóbal C olón” , etc. Es todo un grupo de artículos.
También es importante el hecho de que él fue uno de los primeros que
se interesaron en la obra de Fray Pedro Simón. El sabía que en la Bi­
blioteca Nacional de Bogotá se conservaban los manuscritos de la segunda
y tercera parte de “ Las noticias historiales” del Padre Fray Pedro Simón.
Es interesante saber que gracias a las gestiones de Ernst fueron publi­
cadas. Le escribió a Rafael Núñez, Presidente de la República de C olom ­
bia en 1889, para que el Dr. Núñez iniciara la publicación de la obra
de Fray Pedro Simón, contestándole el propio l)r. Núñez una carta muy
elogiosa para él y en la que le anunciaba que seguidamente se proce­
dería a la publicación. Esta noticia fue registrada en periódicos venezo­
lanos y alemanes, y un periódico alemán decía: “ Ernst nos com unicó con
fecha 26 de febrero (se refiere al año 1889) que el gobierno de Nueva
Granada, según su solicitud, ha decidido la edición de las partes no
publicadas del manuscrito de Fray Pedro Simón, según se lo ha com u­
nicado el Presidente Rafael Núñez” .
También en este mismo grupo de artículos históricos hay un amplio
análisis de un libro llamado “ La América Prehistórica” , que había sido
publicado en 1882 por el Marqués de Nadaillac.
Asimismo son muy importantes los discursos de Ernst, porque en ellos
se nota que todos no eran trabajos hechos de ocasión sino trabajos donde
recogía toda una bibliografía sobre el autor y significaban una investi­
gación. Entre ellos, por ejem plo, hay uno, con motivo del centenario del
nacimiento de Humboldt. Hay otros sobre Bonpland, sobre el Emperador
Guillermo 1, y en la toma de posesión de varios catedráticos de la
Universidad. Hay discursos sobre Spencer, sobre Sachs, sobre Sievers
y, por último, un discurso sobre Guillermo Morales con motivo de su
muerte, pronunciado en el acto solemne de la colocación del busto del
mismo en la Universidad.
Ernst fue también un traductor; dominaba no solamente lenguas mo­
dernas, com o el alemán, el inglés, el francés, el holandés. Hay escritos
de él también publicados en holandés. Dominaba las lenguas muertas,
especialmente el griego y el latín.
Hizo numerosas traducciones entre las cuales hay unasobre la Isla de
Atlantis, otra sobre Francia, Alsacia y Lorena, unos
artículos de Quesper,
sobre la fermentación.
También organizó exposiciones que Venezuela presentaba no solamente
internamente sino en otros países. Tom ó parte en la exposición de pro­
82
ductos de Venezuela celebrada en Viena en 1873, en Bremen en 1874,
en París en 1878. Una exposición en Philadelphia en 1876, una en
Boston en 1883, en Nueva Orleans en 1884 y 1885 y en la Gran E xpo­
sición Nacional de 1883 con motivo del Centenario del Nacimiento del
Libertador. También preparó una última exposición en Chicago en 1893.
Estas eran exposiciones de productos venezolanos, pero lo importante es
que para cada exposición Ernst escribió libros o folletos muy volum i­
nosos detallando cada uno de los productos. Por ejemplo, de la Gran
E xposición Nacional de 1883, son dos tomos, dos tomos muy volum i­
nosos, donde están detallados todos los productos exhibidos por Venezuela.
Por último, hay un grupo de trabajos que los hemos incluido en un gran
capítulo de Misceláneas, sobre temas muy diversos, algunos puramente
literarios. Por ejemplo, hay un soneto de Ernst a Bolívar que fue es­
crito, por supuesto, en alemán y publicado en alemán y traducido al
español por José María de R ojas y versificado por Heraclio Martín de
la Guardia, en el cual se destaca su decidida pasión americanista que
lo conduce a entregar a la patria todo este esfuerzo creador y a tener
una admiración por el Libertador que lo llevó hasta a escribirle su
primer y único soneto conocido. Nosotros le hemos dado mucha im por­
tancia al hecho de que un hombre que haya escrito tanta ciencia y
tanta investigación, sin embargo, cuando fue a escribir sobre Bolívar lo
que produjo fue un soneto, que es muy interesante.
Toda esta obra voluminosa de Ernst fue publicada en libros, en folletos
en revistas, en periódicos y fue publicada en Venezuela y en el extran­
jero. En Venezuela, en los periódicos El Federalista y La Opinión
Nacional. En revistas en Venezuela, la Revista Vargasia. La Revista
Vargasia es muy importante mencionarla porque fue fundada por Ernst
y le dio el nombre de Vargasia en honor del sabio Vargas; y justamente
esta revista era el órgano de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales
de Caracas, donde se publicaban precisamente los trabajos que le eran
presentados. La revista, desafortunadamente, no tuvo una vida larga;
no obstante llegó a alcanzar un volumen y parte de otro; es realmente
una joya bibliográfica de Venezuela, y creo que hay un proyecto de
hacer una edición fascimilar próximamente. Otras revistas venezolanas
de la época, son la Revista Científica de la Universidad Central de V e­
nezuela, El Zulia Ilustrado, una revista por el estilo del C ojo Ilustrado,
la Am érica Ilustrada y Pintoresca, una revista también muy importante,
el Boletín del Ministerio de Obras Públicas y, por supuesto, el C ojo
Ilustrado. De las revistas extranjeras, que son muchísimas, yo he estado
leyendo la lista de ellas donde aparecen los trabajos de Ernst, pero baste
decir que son las de más prestigio en Inglaterra, en Alemania, por
83
ejemplo, “ Globus” , y revistas especializadas, revistas de antropología, de
geografía, de botánica. Con esto creo haber podido hacer una síntesis
muy breve de toda esa obra escrita por Ernst, que consideramos una
de las más completas de un científico venezolano. Quiero añadir que
por el hecho de ser tan extensa la obra de Ernst, no debe pensarse que
es superficial, y esto precisamente es lo que le confiere su mayor admi­
ración, pues no se trata de un divulgador de la ciencia. Quizás en esto
habría que insistir y recalcar mucho que él no es un divulgador en el
sentido de que él lleva al exterior la ciencia que se produce en Vene­
zuela, sino que es un creador de ciencia, y los trabajos de Ernst no son
trabajos tomados de fuentes diversas o traducciones de trabajos hechos
por otros, sino recopilaciones o estudios hechos directamente en el cam ­
po, trabajos de observación.
Ernst llegó a Venezuela, com o hemos dicho, el 2 de diciem bre de 1861,
casó en Caracas el 5 de agosto de 1864 con la señorita Enriqueta Tresselt
con quien tuvo 5 hijos. Además de todas las actividades científicas que
he mencionado, ejerció la cátedra de Historia Natural de la Universidad
Central; en esta cátedra enseñaba Zoología, M ineralogía, Botánica, Geo­
logía, pero lo que es más importante, es que en esta cátedra se enseñaba
también Filosofía, la filosofía científica del Positivism o; y sus discípulos
más importantes, muy conocidos, son Lisandro Alvarado, Gil Fortoul,
Rafael Villavicencio, etc. Hay toda una escuela positivista venezolana de
la cual el inspirador y principal fue Ernst.
La Universidad Central de Venezuela le otorgó en premio a sus largos
méritos, el 12 de agosto de 1898, el grado de Doctor en Filosofía. Era
el equivalente a un doctorado Honoris Causa.
Ernst murió el 12 de agosto de 1899, antes de cumplir 77 años. Uno
de sus hijos había muerto dos meses antes en un accidente en el Orinoco
y este hecho lo conm ovió profundamente, de m odo que eso aceleró su
muerte de un infarto en el corazón a una edad no muy avanzada, rela­
tivamente.
84
Los W elser
Por el
ü r
. A n t o n io A r e l l a n o M o r e n o
El tema de los alemanes en Venezuela, o sea el de los representantes de
la casa Welser en el siglo X V I , que vamos a examinar en líneas muy
generales, es uno de los más apasionantes temas de historia patria. Con
ellos comienza la Gobernación de Venezuela entre leyendas, excursiones
fabulosas, optimismo, im aginación, crueldad, valentía, resistencia física,
pugnas, desobediencias, chismes y todos esos enredos que forman parte
de la historia de los pueblos.
Son muchos los cronistas e historiadores que se han ocupado de estudiar
la presencia de los Welser de Augsburgo entre nosotros y casi todos
ellos han condenado su actuación. Los han acusado de ser crueles, deso­
bedientes a las autoridades españolas, de no haber cumplido sus pro­
mesas contractuales, de haber desolado el paisaje de la naciente Vene­
zuela, de haberse ensañado con los indios, de haber realizado excursiones
innecesarias y de otros delitos y faltas. Y o pertenezco a los pocos
historiadores que les hemos dado un trato diferente porque hemos tenido
en nuestras manos documentos distintos a los conocidos por cronistas e
historiadores y porque hemos tratado de penetrar en el medio geográfico
del siglo X V I para explicarnos la conducta de los alemanes. Y a en uno
de nuestros trabajos publicados hace más de 20 años, “ Orígenes de la
Econom ía Venezolana” , le dedicamos un capítulo al tema y expusimos
puntos de vista diferentes a los que se conocían comúnmente. Tal vez
sea esta la razón por la cual me invitó la Institución Humboldt a co n ­
versar con ustedes sobre esta materia tan atractiva y tan extensa. Y o me
limitaré a hablar de los Welser en líneas muy generales, recordándoles
a ustedes que en los últimos años han aparecido trabajos nuevos sobre
los alemanes en Venezuela y que valen la pena conocer porque aportan
inform aciones muy ricas y traen conceptos que difieren de los tradi­
cionales. Entre esos trabajos debo citar el del profesor Juan Friede,
*
C on feren cia
c ia ció n
p r on u n cia d a p o r su autor el 4 de a b r il d e
C u ltural H u m b o ld t,
10^ d el c ic lo
1972 en el a u d ito r io
d e la A so-
“ V en ezu ela , su historia y los alem anes” .
85
editado en Bogotá, y otros libros del Hermano Nectario María com o son
“ Los Orígenes de M aracaibo” y la “ Historia de la Fundación de Barquisimeto” .
Con estas advertencias podemos recordar las causas que impulsaron a
los alemanes a venir al Nuevo Continente en el siglo X V I , recordar cuáles
fueron las fuerzas que los determinaron a salirse del marco geográfico
Europeo y aventurarse a atravesar el Atlántico com o lo estaban ha­
ciendo los súbditos de España, Portugal e Inglaterra, en virtud del
derecho que les daban a éstos los descubrimientos patrocinados por sus
respectivos reinos. No ocurría lo mismo con los alemanes o sea que no
podían alegar derechos derivados de los descubrimientos, por eso tu­
vieron que valerse de otras estrategias para venir a América.
Los Welser, o Belzares com o los llamaban los castellanos, figuran entre
los capitalistas alemanes al lado de los Fugger y de otros potentados
que desempeñaban funciones similares a las que habian cumplido los
Medicis en Italia. Eran los dueños del dinero, de las finanzas, de los
negocios de préstamos, de los bancos, de las grandes transacciones co ­
merciales. Y desde que tuvieron noticia del hallazgo de un nuevo Con­
tinente empezaron a trabajar para tomar parte en los negocios que se
suponen iban a realizarse entre el V iejo y el Nuevo Mundo. Un histo­
riador ha dicho que los Welser trataron de asegurarle a Alemania un
puesto de im portancia en América, y es cierto. Desde muy temprano
se las idearon para enviar representantes a ultramar a fin de tener quien
les suministrara inform aciones comerciales, que les dieron datos sobre
el hallazgo de minas, de perlas, de necesidades de dinero, en fin de toda
esa gama que constituyen el mundo comercial. El diligente A m brosio
Ehinger, es la antena que desde América envía la mayor variedad de
datos a los banqueros alemanes.
Ese afán de penetrar en América, de tomar parte activa en los negocios,
de participar junto con España y Portugal en las presuntas riquezas que
se estaban descubriendo, es lo que hace que los Welser se valgan de todo
para lograr esos propósitos. Enamoran cortesanas, asisten a reuniones
sociales, hacen adelantos de dinero a los príncipes, contraen matrimonios
con princesas, en fin, tratan de hacerse gratos y necesarios ante las
cortes reales.
Una de las mejores oportunidades se les presenta a los capitalistas ale­
manes cuando se adelanta el proceso electoral de Carlos V. N o sólo
ponen a la orden dinero, sino que hacen grandes préstamos para asegurar
la elección. Los Fugger prestaron una suma que se aproxima a los tres
millones de bolívares (543.333 d u c a d o s ); los Welser lo equivalente a
86
los 788.331 bolívares (143.333 ducados) y lo mismo hicieron otros tres
o cuatro capitalistas. El triunfo de Carlos V, antes Carlos I, les abrió
las puertas de América, la nueva corte iba a aplicar una política más
liberal que la de los monarcas anteriores. Las aspiraciones de los Welser
estaban pues, aseguradas, aunque debo recordar que éstos no eran los
más ricos banqueros alemanes, ni los más hábiles negociantes, ese honor
correspondía más bien a los Fugger, pero éstos vieron con más cuidado
la expansión de sus negocios, no así los Belzares y esto les costará
muchos tropiezos y muchos fracasos.
Preparado el terreno, los Welser aprovechan una oportunidad para
penetrar en América. Es el momento en que se sabe que la Provincia
Santa Marta se hallaba sublevada y que su gobernador, R odrigo de Bas­
tidas había sido asesinado. El gobierno español necesitaba en este m o­
mento armas, tropas, dinero y barcos para salir a pacificar la Provincia
de Santa Marta y com o no los tenía, aceptó la oferta de los Welser,
quienes además le ofrecieron mineros que eran indispensables para
explorar y explotar las minas que se suponía existían en estas regiones,
y otros elementos indispensables para el logro del dom inio del territorio
americano.
Para sustituir al gobernador fallecido, se nom bró a García de Lerma.
Este solicitó colaboración de los portugueses para armar su expedición
o sea que contrató con un lusitano el suministro de unos cincuenta
artesanos y agricultores, pero el pacto no dio resultados y Garcia de
Lerma tuvo que recurrir a celebrar un contrato con los alemanes; esto
tuvo lugar en Burgos el 4 de febrero de 1528 en el que aparece ya la
firma de Ehinger. Allí se precisan con claridad los derechos y obliga­
ciones para colonizar y gobernar conjuntamente las provincias de Santa
Marta y Venezuela. El 27 de marzo del mismo año nos bailamos ante
otro contrato más favorable a los alemanes y se da por rescindido el
que se había firmado con García de Lerma, porque los alemanes, com o
era natural, querían tratar directamente con la Corona española y obtener
mayores privilegios de los que podrían derivarse de un pacto con un
representante real.
Es así com o los capitalistas alemanes abren la brecha y entran en Amé­
rica de cuerpo entero, ya no com o simples socios del gobernador de
Santa Marta sino com o lo estaban haciendo los nativos de España:
com o concesionarios de territorios, com o gobernadores o com o adelan­
tados empresarios con privilegios y autonomía.
87
Es conveniente leer, en resumen, las cláusulas del contrato que le abre
las puertas de América a la firma comercial “ Welser, Ehinger y Cía” .
Fueron las siguientes:
La compañía “ Welser, Ehinger” se obliga:
1.
A enviar una escuadrilla equipada y a susexpensas para
ayudar al
gobernador de Santa Marta. Si la provincia seguía revuelta, debían
dejar 200 soldados a disposición del gobernador por un año, o
cincuenta en caso contrario. Am brosio debía trasladarse con cien
hombres a Venezuela a posesionarse de su cargo.
2.
A fundar en dos años, dos o más pueblos, con trescientos hombres
cada uno com o mínimo y tres fortalezas.
3.
A salir de España con los trescientos hombres dentro
partir de la fecha de la capitulación.
4.
A llevar en el término de dos años a San Juan, Cuba, Venezuela y,
en general, a las Indias, cincuenta mineros alemanes para la explo­
tación del oro y la plata.
de un año a
A cam bio de estos servicios adquirieron:
1.
El título vitalicio de gobernador y capitán general, con un sueldo de
doscientos mil maravedíes por el primer título y cien mil por el
segundo.
2.
El título h onorífico de alguacil mayor de su majestad para Ehinger
y Sayler, en form a vitalicia y hereditaria y con facultad de percibir
rentas provenientes del oficio.
3.
El de tenientes de las fortalezas a construir, con sueldo anual de
75.000 maravedíes, a título vitalicio y hereditario.
4.
La dignidad de Adelantado para cualquiera de los dos contratantes,
a su elección, en form a vitalicia y hereditaria.
5.
El 4 por 100 de todos los provechos de la conquista, salvo los dere­
chos de alcabala, alm ojarifazgo, o penas de cámara que pertenecían
al rey por no ser frutos de la tierra.
6.
La exención vitalicia de pagar el alm ojarifazgo y otros derechos por
los abastecimientos para uso personal. Si fueren para la venta
debían pagarlos.
7.
La concesión de doce leguas cuadradas de tierra de las que descu­
briesen, para “ grangear y labrar” com o propietarios, pero sin juris­
dicción civil ni criminal.
8.
La facultad para introducir de la Española, San Juan, Cuba y
Santiago todos los caballos, yeguas y otros ganados, libres de todo
impedimento.
Con el propósito de atraer colonos y convertirlos a la Santa Fe Católica
se acordaron, además, las siguientes mercedes:
1.
Pagar durante los tres primeros años solamente el diezmo de las
minas, al quinto año el noveno y luego en descenso hasta quedar
en el quinto.
2.
Facultad para esclavizar los indios que fuesen rebeldes, previa
amonestación y requerimiento, pagándoselos a sus dueños y abo­
nando al fisco el quinto real.
3.
Entregar a los primeros pobladores, conquistadores y vecindades dos
caballerías de tierras y dos solares. La prescripción adquisitiva se
fijó en cuatro años de residencia en ellas.
4.
Exención a los colonos de pagar los derechos de alm ojarifazgo por
los mantenimientos y provisiones traídos en su primer viaje y
durante los ocho primeros años.
5.
Exención de pagar los derechos de sal durante los ocho primeros
años.
6.
Concesión de las mercedes que disfrutan otras tierras e islas ya
pobladas.
7.
Permiso para depositar cargamentos en las atarazanas de Sevilla y
para cortar cien pinos en Tenerife.
Como es fácil advertirlo a través de las cláusulas precedentes, no se
trata de un contrato “ sui generis” , sino de uno de los clásicos y habi­
tuales pactos que a diario firmaba la Corona con adelantados y descu­
bridores. En ellos el Estado no arriesga nada. No contribuye directamente
con valores materiales. Lo más que hace para recompensar los grandes
esfuerzos de la parte contratante y para mantener su ambición, es
conceder títulos y honores, que a veces tienden a menoscabar la sobe­
ranía imperial.
Este contrato, com o todos los demás, puede a la vez ser enajenado,
asociar nuevos aspirantes, darse en arrendamiento o realizar con él cual­
quiera otra operación. Es, pues, uno de los consuetudinarios contratos
que firman a diario los monarcas.
Tam poco enajenaba territorio alguno del imperio español, acto contrario
a la ambición y celo de los mandatarios. Se entrega sólo el dom inio útil
89
y con él los poderes políticos, económ icos y jurídicos indispensables para
el aprovechamiento pleno de los recursos existentes. La propiedad de
las zonas ocupadas sigue siendo de la Corona, de allí la obligación que
tienen los gobernadores de rendirle cuentas y los nombramientos que
hace ésta no sólo en la esfera fiscal, sino en lo político y judicial. Al
lado de gobernadores y capitanes generales de origen tudesco, hállanre
los oficiales reales, de pura estirpe castellana, quienes, a más de sus
atributos financieros, envían al rey amplios informes a manera de
libelos sobre la conducta de las autoridades políticas. Si en algún
instante se autoriza a los gobernadores alemanes a fiscalizar algún
arbitrio rentístico de los que administran los oficiales reales, es por la
crisis de supervisores, pero siempre tenderán éstos, no sólo a conservar
su autonomía sino en obligar a los gobernadores a cumplir con los
mandatos que le ha confiado su Majestad Real.
La flota, organizada conform e al citado contrato, salió de San Lucas el
27 de octubre con unas 314 personas reclutadas en las calles de Sevilla
a redoble de tambor. T odos los gastos corrieron por cuenta de los
Welser, y García de Lerma, nombrado general de la expedición, quedó
com o deudor parcial de la compañía. Las cuatro naves se dirigieron a
Santo Dom ingo a sacar a A m brosio Ehinger, factor de los Welser y
nombrado director de la exp°dición que había de seguir a Venezuela.
García de Lerma se quedó en Santo Dom ingo porque supo que ya Santa
Marta estaba pacificada y Am brosio se dirigió a las costas corianas a
donde arribará el 2 de febrero de 1529. Debo inform ar, antes de con ­
tinuar, que los apellidos de los Welser varían m ucho; a veces al nombre
de pila le sigue el apellido de la madre, o el del padre, o el de alguna
ciudad o suceso, de allí la variedad de apellidos y aun dentro de una
misma familia, así, tenemos que Am brosio Alfinger era hermano de
Jorge y Enrique Ehinger, de relevante actuación com o verem os; y otra
observación debo hacerles y es que com o la pronunciación de estos
nombres y apellidos resultaba un tanto difícil a los castellanos y nativos,
éstos los arreglaron a su m odo lo cual hizo que se multiplicaran esos
raros nombres y apellidos castellanizados. Así tenemos que no les dicen
los Welser sino los Belzares, y así se hace el cam bio o bautizo de
muchos gobernadores de donde tendremos un Spira en vez de un
Hohermuth, un Santillano en lugar de un Sailler, o un Juan Alemán en
vez de un Hans Seisenhoffer.
90
A m brosio Alfinger al llegar a Coro se encuentra con dos personajes que
junto con él, van a ser pilares fundamentales de la Historia de la Vene­
zuela que está comenzando. Son el cacique Manaure que vive en un
pueblo llamado Toraqueribe y Juan de Ampies que ha dejado por unos
días sus dominios de Curazao o Aruba y ha venido a visitar al Gran
Cacique cuya fama era ya conocida por los conquistadores.
Ampies, aunque no tenía jurisdicción sobre Venezuela, reconoce a los
alemanes, incluso los presenta a lodos los caciques y trata de que esta­
blezcan con ellos y con los indios buenas relaciones, com o en efecto
ocurre. Desafortunadamente, Ampies permanece algún tiempo en los
dominios de Manaure y al parecer inició subrepticiamente una campaña
desfavorable hacia los alemanes. Esto trajo com o consecuencia que in­
dios y caciques empezaran a desconfiar de los Welser. A l enterarse
Alfinger de estos pequeños sucesos, no le quedó otra alternativa que
detener a Ampies, ponerle cadenas y enviarlo a Santo Dom ingo y así
nos encontramos con que este personaje se convierte en el primer
exiliado político de la reciente Venezuela.
Es de suponer que una de las primeras tareas que tuvieron que realizar
los alemanes fue la de establecer una gran ranchería para alojar a las
400 o más personas que formaban parte de la primera expedición porque
en aquella región, parte del pueblo del cacique Manaure, que hemos
citado, no parece que existía pueblo alguno. Este nuevo pueblo o ran­
chería establecido por Alfinger, no fue otra cosa que la ciudad de Coro,
pues no existen documentos probatorios de que esta fundación la hubiera
hecho Juan de Ampies o su yerno Lázaro Bajarano. Y pensamos, coin ­
cidiendo con el Hermano Nectario María, que el fundador de Coro fue
Alfinger en 1529, presionado com o dijim os por la necesidad de dar
alojamiento a sus expedicionarios. Y aquí hay que hacer la primera
rectificación histórica o sea la de convenir en que los alemanes sí
fundaron pueblos y no com o han dicho y sostenido historiadores y
cronistas al asentar que no cumplieron con la cláusula del contrato que
los obliga a establecer pueblos y ciudades. Veremos más adelante que
Alfinger va a establecer en la región del Lago de M aracaibo otro pueblo
o ranchería al cual dota de autoridades pero que tiene una duración muy
corta, ya que la despuebla Federmann para fundar con sus habitantes y
algunos expedicionarios que lo acompañaban, a Río de Llacha o a
Nuestra Señora de los Remedios que tampoco logró sobrevivir debido
a las condiciones del momento.
Tan pronto com o Alfinger pudo, organizó su primera expedición al
interior porque los propósitos de los alemanes desde que firmaron el
contrato, eran los de hallar oro y es que pensaban conseguirlo mediante
91
las seis expediciones que realizaron. Sus intenciones no eran las de
permanecer en forma sedentaria en los tres pueblos que fundaron. Para
resarcirse de los gastos que habían realizado para venir a América, y de
los préstamos que habían hecho a las autoridades reales, tienen forzo­
samente que salir en exploraciones. La región de Coro no les ofrecía
ningunas perspectivas halagadoras en este sentido y de aquí que casi
todos los gobernadores alemanes patrocinen largos y costosos viajes al
interior. Y aquí debo recordarles que cuando Alfinger sale de Coro hacia
M aracaibo en su segunda excursión, tiene que dejar allí a un lugarte­
niente suyo encargado del gobierno y ese lugarteniente, a diferencia de
Alfinger, sí va a tener inconvenientes con los caciques y los aborígenes
de Coro porque empieza a robarlos, a esclavizarlos, a despojarlos del
oro y de las perlas que tenían y a hostilizarlos para que le indicaran en
donde se hallaban las minas de oro y los criaderos de perlas de los
cuales parecía que ellos estuvieran disfrutando. Se rompieron desde
entonces los lazos de amistad que habían comenzado desde la llegada
de los alemanes y empezó así una guerra sin cuartel entre conquistadores
y aborígenes que fue muy desfavorable tanto para unos com o para otros.
Veamos brevemente cuáles fueron las expediciones alemanas, quienes las
encabezaron, a dónde llegaron y cuáles fueron sus resultados:
1.
En 1529, sale A m brosio de Alfinger (E h in ger), y llega al Lago de
San Bartolomé o Maracaibo. Deja un pueblo o caserío llamado
Maracaibo al mando del capitán Francisco de Venegas, nom brado
alcalde, y regresa a Coro en 1530. Enfermo, sale para Santo D o ­
mingo y encarga del gobierno al Teniente Gobernador Nicolás
Federmann.
2.
Federmann en
1530, para ocupar en algo la gente que había en
Coro y para satisfacer sus ambiciones, emprendió viaje sin autori­
zación de Alfinger y recorrió las tierras que forman h oy los Estados
Lara, Cojedes, Portuguesa y Yaracuy. Regresó a Coro en marzo
de 1531. Alfinger lo procesó y lo mandó a España. Fue el segundo
expulsado de Venezuela, recuerden que el primero fue Ampies.
Federmann fue absuelto y volvió a Coro en 1535 con Espira.
3.
Alfinger, a su
regreso de Santo Dom ingo, emprendió su segunda
expedición. V olvió a M aracaibo, pasó la cordillera de Perijá y los
Valles de Upar; convivió con los indios Pacabuyes, a quienes
hostilizó y despojó de grandes cantidades de oro. Despachó unos
veinte y tantos Kgs. de oro, avaluados en 30.000 pesos, pero los que
lo conducían, después de cometer actos de antropofagia, se vieron
obligados a enterrarlos al Sur del Lago por carecer de alimentos.
Sólo se salvó Francisco Martín, que fue a dar a una tribu de la
región de Bobures, donde lo casaron con la hija del cacique y se
adaptó a la vida indígena y a sus costumbres; aprendió brujería,
métodos para curar enfermedades y un conocim iento objetivo del
mundo aborigen. A Alfinger, lo mataron los indios en el trayecto
de Pamplona a Cúcuta (C h in acota), cuando regresaba a Coro
(1 5 3 2 ); lo reemplazó el oficial Real, Pedro de San Martín. A poco
hallaron a Francisco Martín y se lo llevaron. A principios de 1533
estaban entrando a Coro, pobres, enfermos y de muy mal humor.
La aventura había durado unos tres años. Martín, el aprendiz de
bru jo, huyó de Coro y volvió a las tribus en busca de la indígena
con quien había convivido.
4.
Jorge Espira (H oherm uth), partió de Coro en mayo de 1535 en
pos de El D orado o la Casa del Sol. Cruzó el Apure y arribó a las
riberas del río Meta. En medio de tantas penalidades cuatro expe­
dicionarios se com ieron un indiecito de catorce meses. Antes de que
los castigaran murió uno de los antropófagos entre náuseas y
vómitos. Espira regresó a los tres años, habiendo perdido más de
300 hombres y unos 56 caballos (en 1537 o 15 3 8 ).
5.
Mientras Espira buscaba El Dorado, volvió a salir Federmann al
frente de su segunda expedición, en 1536, en contra de las órdenes
recibidas. Estuvo en M aracaibo, Valles de Upar y el Magdalena, en
donde el Gobernador de Santa Marta lo hizo retroceder. En 1537
estaba en Barquisimeto. Fue a los llanos, atravesó el río Apure,
cruzó la cordillera y, en una de las más audaces expediciones que se
conocen, arribó al altiplano de Bogotá, en donde se hallaban
Jiménez de Quesada, su conquistador, poco después llegó Sebastián
de Benalcázar, que venía de Quito. Luego de acaloradas disputas
entre ellos (1 5 3 9 ), salió con Jiménez de Quesada para Europa a
arreglar asuntos de jurisdicción de las tierras descubiertas y fue
acusado de hurtar unos 200.000 ducados o 115.000 pesos oro de la
Compañía Welser. Allí hizo una contra-acusación contra los Welser.
Federmann murió en Flandes en 1545. D ejó escrita una importan­
tísima descripción de las regiones e indios visitados en su primera
gira, que es posiblemente la obra más perdurable de su vida por
cuanto en ella nos describe las distintas tribus visitadas, sus géneros
de vida, sus diferencias lingüísticas, sus costumbres, sus distintos
grados culturales. Es el primer gran documento que nos ofrece una
imagen de los aborígenes que vivían en las regiones llaneras. De
esta expedición quedó un cuento atractivo para niños y un ejemplo
93
de bondad para los mayores: Habiendo muerto Martín Tinajero,
soldado humanitario y manso, lo medio enterraron sus compañeros.
Obligados a regresar por el mismo camino, percibieron un aroma
celestial que atraía insectos y abejas. Al acercarse al lugar obser­
varon que la fragancia emanaba del cadáver del bueno de Martín.
6.
Felipe de Hutlen, experto en estos azarosos viajes por haber acom ­
pañado a Espira, marchó de Coro en junio de 1541, en busca de
El Dorado, con 130 compañeros. Siguió igual ruta que la de Espira
y corrió peor suerte porque de regreso, cerca de El T ocuyo, lo
ajustició Juan de Carvajal en una emboscada (1 5 4 6 ), a pesar de
haberle prometido garantizarle la vida, porque Carvajal no sólo
odiaba a los Welser, sino que, en calidad de Teniente de Goberna­
dor. quería mandar en la gobernación sin autoridad superpuesta.
Fue la más larga de las expediciones alemanas.
Los asesinatos los concibió y los ejecutó Carvajal. Al salir los alemanes
hacia Coro los siguió de cerca y cuando descansaban en sus hamacas los
hizo presos y les puso grillos. Luego dio orden a varios negros que
decapitaran a Diego Rom ero, Gregorio de Placencia, Bartolomé Welser
y Felipe de Hutten. Todos le pidieron les permitiera confesarse con el
sacerdote que los acompañaba, ya que eran pecadores. No les permitió
y al último le dijo que en el cielo se confesaría. Las cabezas rodaron por
el suelo.
Carvajal y Hutten habían firm ado en El T ocuyo un documento ante 30
testigos en el que se ponía punto final a las agrias discusiones que se
habían suscitado entre los dos conquistadores y todos confiaron
que
sería respetado y vendría la paz, pero Carvajal, soldado de odios y
pasiones, no cumplió el compromiso.
Algunos de ios expedicionarios que se salvaron llegaron a Coro, dieron
la noticia del trágico fin y entonces llegaron autoridades, le siguieron
ju icio breve al reo Carvajal y le aplicaron la pena de muerte. Con
estos hechos termina prácticamente el dominio de los alemanes, a pesar
de que durante los 10 años que siguen sea indecisa la situación jurídica
de los Welser, pero de hecho con esto ya termina su gobierno en
Venezuela.
Como ya de hecho ha terminado el dominio de los Welser, podemos
ver cuáles son las acusaciones que se hacen sobre los alemanes en
Venezuela y qué es lo bueno que hicieron. Generalmente todos los
cronistas y todos los historiadores, pulverizan a los alemanes, son suma­
mente duros, no les reconocen ningún mérito, ningunos beneficios, sino
que todos los han censurado y condenado. Como les decía al principio,
94
yo soy uno de los pocos que ha tratado de hacer una discriminación
y hoy la hago un poco más a fondo. No se puede hablar de que los
alemanes en Venezuela ejercieron una crueldad indescriptible y que
fueron muy inhumanos. Hay que hacer una separación entre los gober­
nadores alemanes. No todos tuvieron la misma conducta. Se portaron
un poco distinto unos de otros. Por ejemplo, se les puede dar el califi­
cativo de inhumanos y crueles a dos de ellos, a Am brosio Alfinger y a
Federmann, pero no se puede decir lo mismo de Jorge Espira, de
Remboldt, de Hutten o de Juan Alemán. Estos cuatro últimos fueron
hombres de una conducta bastante aceptable, muy considerados con ios
indios, respetuosos de los derechos humanos en aquella época, pero 110
así Alfinger y Federmann. A estos señores se les hace acusaciones com o
las siguientes: a Alfinger, por ejemplo, que hizo llevar a la fuerza a
toda la gente que él quiso en las expediciones, que llevaba atados con
unas cadenas y argollas a los indios y a los españoles renuentes que no
querían ir de buena voluntad, y que cuando se cansaban o se enfer­
maban, para no tener el trabajo de quitarle las argollas que llevaban,
les cortaban el pescuezo y caían muertos. Esto lo hacían tanto Alfinger
com o Federmann. Que despojaron a los indios de todo cuanto tenían
y en el caso por ejemplo de Alfinger, entre los indios pacabuyes, no
solamente se contentó con quitarles todo el oro, sino que hizo unos
campos de concentración y llevó allí a los principales caciques para que
le dieran más oro si querían ser rescatados; muchos de estos indios
com o ya no tenían oro, les daban maíz o cualquier otra cosa; muchos
de ellos murieron en esos campos de concentración, o murieron al salir
de ahí porque habían pasado 4 ó 5 días sin comer. Dejaron m orir mucha
gente de hambre en las expediciones tanto Alfinger com o Federmann;
cuando le llegaban por ejemplo grandes cantidades de maíz, Federmann
le daba la mitad a los caballos y el resto lo guardaba y no le daba
a la gente, y por esto parece que muchos murieron de hambre porque
110 había que comer en aquella época. Que tanto Alfinger com o Feder­
mann, cuando trataban los oficiales reales, o sea los representantes de la
real hacienda, de acercarse a los barcos para fiscalizar las mercancías
que traían, o para fiscalizar el oro que habaín traído de las expedicio­
nes, los amenazaba con cortarles la cabeza si se atrevían a entrar al
barco a fiscalizarlos. Así por el estilo son las acusaciones graves que
se hacen contra estos dos alemanes. En cam bio, com o he dicho, de
Espira se dice que fue muy benévolo, que cuando quiso hacer sus expe­
diciones, preguntó quiénes querían ir y quiénes no querían ir, y fue de
trato muy afable, lo mismo que los otros dos gobernadores; pero en
los historiadores venezolanos no se encuentran estas diferencias, sino
que se les condena a todos.
95
Quizá habría que señalar a estos dos alemanes con todas estas acusa­
ciones, todas estas faltas, todos estos delitos, que aparecen en los ju icios
de residencia, y poner a salvo a los otros cuatro o cinco gobernadores.
Es una primera diferencia que habrían que hacer y que no se encuentra
en los textos de historia de Venezuela.
De otra parte, es necesario también recordar que casi todos estos ale­
manes mueren en Venezuela. Alfinger ya vimos que murió víctima de
-una flecha envenenada; Jorge de Espira, Remboldt y Juan Alemán falle­
cen en Coro y Hutten es víctima de un asesinato por parte de Juan de
Carvajal. Mueren pues 5 gobernadores en tierras venezolanas. Nosotros
tenemos la obligación de comparar todos estos delitos y todas estas
faltas, con las que cometieron también los españoles en aquel medio,
que era un medio bárbaro, salvaje, primitivo, para ver si estos delitos
fueron mayores, menores o iguales; por lo menos habría que comparar
las acusaciones que se hacen contra Alfinger y contra Federmann con
las de ciertos conquistadores españoles. El crimen de Carvajal contra
Felipe de Hutten, que era un muchacho de 23 ó 27 años, es sencilla­
mente monstruoso. En este crimen de Carvajal encontramos nosotros
premeditación y alevosía com o se dice en derecho penal. Es un crimen
que se medita, que se planea. Los delitos alemanes en realidad son muy
censurables. P or ejemplo, cuando llevan a las expediciones esos indios
a la fuerza y cuando les cortan sus cabezas, pero no hay en ellos pre­
meditación y alevosía. Da la impresión más bien que estos alemanes
sintieron un profundo desprecio por la vida de los indios y por la de los
españoles y los trataban en esa form a; en cam bio, en los españoles el
delito es distinto, es premeditado, es lo que encontramos nosotros en
Cobos, en la Isla de Margarita, cuando asesina a Francisco Fajardo. Lo
hace también meditado, con alevosía y lo fusila también. Y es que aquel
era un medio primitivo, salvaje y bárbaro, de anarquía, de intriga entre
los conquistadores. No hay que olvidar que Juan de Villegas sometió a
un tremendo tormento a una cantidad de indios o que los hizo morir
empalados. Diego de Lozada, si nos atenemos a lo que nos dice Oviedo
y Baños, cuando se le presentaron 20 ó 30 caciques a ponérsele a la
orden y a decirle que estaban ya en paz, que no iban a guerrear más,
él también los condenó a m orir empalados. De modo que eran delitos
muy propios de un medio primitivo, salvaje, bravio y muy lejos de las
autoridades peninsulares españolas.
Üno de los más reprobables hechos, en los cuales toman parte alemanes
y españoles, en forma alegre y provechosa, es el de la esclavitud de los
indios. A pesar de estar prohibida, una cláusula del contrato la permitía
a condición de que recayera sobre “ indios rebeldes” o sobre indios esclavos
96
ya en poder de caciques. Esta excepción se convirtió en ley general. El
obispo R odrigo de Bastidas denunciaba que había presenciado la entrada
a Santo Dom ingo de unos 500 de estos indios esclavos provenientes de
Venezuela; más tarde, uno de sus tenientes, el portugués Boica, estaba
herrando y marcando indios en Coro para enviar al mercado de Santo
Dom ingo. El juez Antonio Navarro, hacía uso de su cargo para practicar
el mismo com ercio y según declaran varios testigos recibieron orden de
este juez para esclavizar indios. Según diversos testimonios, la esclavitud
se aplicó a unos dos mil o tres mil indios de la gobernación encomen­
dada a los alemanes, y todos la apoyaban porque unos recibían el pago
de la venta de sus botines y otros los derechos reales. Era una renta
tanto para los esclavistas com o para las autoridades reales. Este tráfico
contribuyó a despoblar a Venezuela, lo mismo que las excursiones alema­
nas en las que perecieron entre 5 y 7 mil indios.
Si tratamos de ver cuál fue la obra de los Welser en Venezuela, nos
encontraremos con que la obra fundamental fue el haber explorado el
país. El haber explorado el territorio venezolano, el haber trazado rutas
para que por allí pudieran seguir después los colonizadores venezolanos,
pues en esas zonas que ellos exploran es donde van a aparecer más tarde
M aracaibo, que es más estable, más fijo . Van a aparecer T rujillo, El
T ocuyo, van a aparecer una serie de pueblos. Y estos alemanes también
tuvieron muchos problemas con las autoridades de Santa Marta. Los
primeros conflictos por límites con Colom bia los tuvieron los alemanes,
porque el gobernador de Santa Marta quería trasladarse a R ío de Hacha
donde había fundado un pueblo Federmann y ellos hicieron valer sus
derechos y los echaron del territorio.
Aparte de estas exploraciones que hicieron, los alemanes fundaron tres
pueblos, de los cuales subsistió Coro y desaparecieron los otros dos por­
que no existían las condiciones materiales para que pudieran arraigar
estos pueblos. De otra parte no pudieron probablemente cumplir sus
tareas, en primer término porque ellos eran comerciantes y no coloniza­
dores. Eran hombres imaginativos, que soñaban siempre con emporios,
con El Dorado, con riquezas de oro y plata y no con ver el fruto de una
obra colonizadora.
Anteriormente hallaron obstáculos en todas partes. Los castellanos los
acusaron de cosas tan graves, com o ser herejes, ser luteranos, en un
pueblo tan católico com o era el pueblo español, y todo esto im pidió el
cumplimiento de las cláusulas del contrato com o se había previsto.
Aparte de las excursiones exploratorias, de haber fundado tres pueblos
de los cuales subsistió Coro, hay que sumar com o hecho positivo la
traída de mineros alemanes tal com o se había previsto en el contrato de
97
1528. Ciertos documentos nos permiten inform ar que en las primeras
expediciones venían unos 27 mineros alemanes y que más tarde llegaron
a Venezuela otros 26 acompañando a Juan Alemán. Estos mineros, al
parecer, murieron si no todos, sí gran parte de ellos en las expediciones
que partieron de Coro hacia el interior de la Gobernación de Venezuela.
No debemos dejar pasar desapercibido otro hecho positivo. Es la docu ­
mentación que nos dejan los alemanes y que nos permiten mirar aquel
mundo que nacía. Así, Federmann escribe una relación de su primer
viaje. En ella nos da razón de los grupos étnicos visitados, de las distin­
tas tribus que le salen al encuentro, de su género de vida, de su estado
cultural, en fin nos hace una fotografía a su m odo de la población
aborigen que visita.
Al lado de este valioso documento de Federmann, se han localizado otros,
entre ellos el Hermano Nectario María nos ha permitido conocer un
sucinto relato del Contador Antonio Navero sobre el primer viaje de
Federmann, lo mismo que una amplia relación escrita por Esteban
Martín sobre el viaje de Alfinger a la región zuliana y otra relación de
Hutten de 1538. Todas estas son fuentes históricas que nos ayudan a
conocer la etnología y en general el paisaje de la Venezuela que estaba
naciendo de estas atrevidas excursiones.
En historia no hay otro camino que atenerse a los hechos para juzgar
a través de ellos. Solamente en el campo de la sociología se puede dar
un poco de rienda suelta a la im aginación y pensar lo que hubiera
significado si a Venezuela le hubieran venido 10, 15, 20, 30.000 alemanes
y se hubieran establecido en pueblos y colonias; probablemente hubiera
sido otro el destino del país, pero también no hay que olvidar que era
muy difícil aquel medio primitivo y salvaje com o he dicho, en donde no
había alimento, en donde no había ganadería, en donde todo había que
crearlo, y la prueba está que cuando llegan a Guayana unos 2.800
españoles a colonizar, que fue la inm igración más poderosa que vino a
lo que hoy es Venezuela, esos españoles que vinieron con Dom ingo Vera,
todos, unos se ahogaron en los ríos cuando se volteaban los barcos en
que venían, otros fueron víctima de las flechas envenenadas de los indios,
otros fueron afectados de cantidad de enfermedades que existían y que
no había remedios para curarlas. Entonces, también piensa uno que si
hubieran venido 5, 10, 15 ó 20.000 alemanes, tampoco se podría saber
cuál habría sido el destino de ellos en este medio carente de todo.
Lo cierto es, que con los alemanes empieza la Gobernación de Venezuela
y dejan ellos el terreno explorado para que aparezca la colonización.
98
Aimé Bonpland
Explorador de la selva amazónica.— D irector de los Jardines de la
Malmaison.— Hacendado en Argentina.— 1773-1858 *
Por el D r . P i e r r e C o u r e t
Hay dos maneras de hablar de Bonpland: una, académica, que enumera
las fechas, los títulos y las acciones. Otra, la más efectiva, que trata de
entender una vida extraordinaria al calor de un amor por la naturaleza,
las flores y la aventura y de situar las acciones en medio de una época
revolucionaria, que cam bió al mundo. Es para mí un honor el hablar de
Bonpland por quien tengo una gran admiración, y además es un gran
placer, pues me es permitido sentir las emociones que él sintió frente a
este mundo nuevo y maravilloso. A cabo de regresar de un viaje por el
río Caura y al contacto con la selva y su mundo fascinante pude apreciar
una vez más la intensidad de la vida y de las emociones científicas de
Bonpland, vida dedicada a la ciencia, a la medicina y a la botánica y en
fin a todos los tesoros de una vida tropical vibrante de fuerzas, que
puede inspirar un amor tan fuerte com o el de la mujer más bella.
La historia ha ligado los nombres de Bonpland y de su amigo Humboldt
recordando la amistad sorprendente entre dos hombres tan diferentes, en
cuanto a lo que se refiere a todo lo que no era ciencia. En el curso de
esta charla trataremos de cambiar la opinión de muchos en el sentido de
que Bonpland fue eclipsado por su genial amigo, esto no es verdad,
además de ser un gran científico Humboldt era lo que hoy en día se
llamaría un “ play b o y ” , un hombre que necesitaba el incienso de los
salones de la admiración general que lo rodeaba, en una palabra el
romántico, mientras que Bonpland form ado en las escuelas de la revolu­
ción francesa, de la Convención, al son de los cañones de Valmy, rodeado
de todas las ideas generosas de una libertad universal, quedará toda su
vida com o un hombre de una revolución que estremeció al mundo esclerosado, con la llama de la razón y de la libertad.
Aimé Bonpland nació en el campo apacible y un poco triste que rodea
el puerto de La Rochelle el 28 de agosto de 1773 en una familia bastante
*
C o n feren cia
p r on u n cia d a
por
su
autor
el
9
de
m ayo
de
1972
en
el
a u d ito rio
de
la
A s o c ia c ió n C u ltural H u m b o ld t.
99
adinerada compuesta por médicos y hombres de mar. Cosa curiosa, la
familia no se llamaba Bonpland y se le dio a nuestro amigo el honor de
cambiar el nombre del de su propia familia con la fama que adquirió.
¿C óm o vino el nombre de Bonpland a añadirse al de G oujaud? La tra­
dición de la familia quiere que el día de su nacimiento su padre, para
distraer su preocupación, siembre unas plantas en su viñedo y cuando
se le anunció la llegada de un hijo exclam ó: “ ¡D ios m ío! V oice un bon
plant” . Curiosa coincidencia para un hombre que sería más tarde hacen­
dado e introduciría en Francia tantas plantas nuevas. De todas maneras
si su padre nació Goujaud, ¡gracias a su h ijo murió Bonpland! De su
familia heredó los dos grandes rasgos de su vida, el amor a la libertad,
es decir a la aventura sobre los mares de la tierra y a las ciencias
médicas de las cuales la botánica en aquellos tiempos era muy importante.
Entre 1790 y 1815 la juventud europea se caracterizó por un afán de
conocer, de aprender y de revolucionar, no com o en mayo del 60, de
cambiar, sino de tener acceso a los descubrimientos científicos y humanos.
Después de una primera juventud sin nada extraordinario el joven pro­
vinciano llegó a París para seguir los cursos de Corvisar y Desault,
médicos ilustres. Allí él conocerá a un gran amigo de su juventud, el
futuro gran m édico Bichat, que morirá joven y que Bonpland no volverá
a ver a su regreso de las Américas. A yudado por su hermano MichelSimon el joven Bonpland va familiarizándose con los grandes hombres
de la capital, hasta que en 1794 él deberá responder a la llamada de la
patria en peligro y se verá reclutado com o alumno-cirujano en la marina
de guerra. Después de un tiempo muy corto se le manda otra vez a la
facultad, ya que en 1795 se le encuentra siguiendo el curso de un exce­
lente botánico, Richard, quien había hecho en 1781 un viaje a la Guayana
Francesa. Uno se puede imaginar, entonces, cóm o los relatos de su maes­
tro viajero debieron excitar la im aginación del joven Bonpland. Richard
quedará para siempre com o un patrón muy querido.
Y llegamos ahora al momento crucial de su vida, su encuentro con
Humboldt. Para entender el ambiente sería m ejor dirigirnos a Balzac, un
hotel mediano y según K. Brühns, el biógrafo de Humboldt, en el fondo
de la entrada oscura se encuentran dos jóvenes que piden su llave al
conserje. Uno tiene una caja de colector de plantas, toda golpeada, prueba
de su uso corriente, lo cual llama la atención del otro. Se dicen algunas
palabras de cortesía, y de allí nació esta extraordinaria amistad, con la
caja sirviendo com o sím bolo oculto. ¡C laro! qué diferencia entre estos
dos hombres: Bonpland provinciano, un poco rudo y el otro, diplomático,
hombre de nombre y de fortuna (la diferencia en edad es solamente de
100
4 añ os). Humboldt, que tenía entonces 28 años, había publicado ya algu­
nos trabajos muy serios de geología y de física.
Siempre paseando en el Museo de Historia Natural, además de los labo­
ratorios de los hospitales, ellos pudieron ver las colecciones que el fa ­
m oso Capitán Baudin mandó en 1797 desde la isla de Trinidad. ¡Cuáles
no fueron los sueños de nuestros dos amigos frente a todas estas mara­
villas científicas que encontraban reunidas allí! Ellos estaban en el cen­
tro de la vida científica, ya los grandes profesores veían con simpatía
los esfuerzos de estos dos jóvenes. En particular ellos podían participar
en discusiones sobre la gran pregunta del momento acerca de la nom en­
clatura francesa de las plantas. Pero el polvo de los herbarios no hacía
olvidar a Humboldt el gran proyecto de su vida: el viaje a las regiones
equinocciales, justamente el Capitán Baudin proyectaba otro gran viaje
en 1798 y Bonpland se siente exaltado: “ ¡Qué felicidad la m ía; tengo
la cabeza dando vueltas, qué maravillosas observaciones científicas va­
mos a poder hacer. . . el hombre debe esperar lo bueno y lo g r a n d e .. .
el resto depende del destino. . . ! ”
El m odo de pensar de Humboldt es algo diferente: “ Una persona privada,
con una fortuna mediocre, que trata de realizar la vuelta al mundo, debe
limitar sus estudios a los objetos de interés m ayor” . Pero la situación
política mundial no permitió la realización del viaje oficial de Baudin,
el cual cambiando de planes se fue para Buenos Aires y debía pasar
hasta Panamá. Los dos amigos decidieron entonces encontrarlo allí. Qué
maravilloso el ingenuo pensamiento de esta carrera para encontrar a
Baudin. Entre tanto tendrían que llegar a la Am érica del Sur con el solo
dinero de Humboldt. Como las posibilidades eran remotas, ellos decidie­
ron por el momento explorar el M edio Oriente y A frica del Norte. Lle­
vando los instrumentos científicos consigo, los dos amigos se fueron hasta
Marsella y subieron a bordo del Jeremías, el cual naufragó y por poco
se ahogan los dos junto con sus instrumentos.
De todas maneras los problemas de Bonaparte con la guerra de Egipto,
les obligó a cambiar nuevamente sus planes, esta vez irían a España para
poder aprovechar una oportunidad. Volvieron pues a Francia, a Sete, y
se fueron a España casi totalmente a pie, y esto para acostumbrarse a los
peligros y a las fatigas que les esperaban en América. Ellos lo hicieron
tan bien que la adaptación al clima tropical fue total y Bonpland no va­
ciló, a los 44 años de edad, en dejar todo en su patria para volver defini­
tivamente a América.
P or el momento el Gobierno español no era muy partidario de mandar a
las colonias, ya turbulentas, a dos europeos con ideas nuevas y sobre todo
101
Bonpland con su ideal revolucionario. Las palancas de las cuales disponía
Humboldt en los medios diplomáticos le permitió vencer las dificultades.
Esperando el momento de subir en el barco ellos estudian el país y final­
mente el 17 de julio de 1799 ellos tocan tierra americana en Cumaná,
la costa de Venezuela. El choque con la naturaleza tropical tan diferente
de todo lo que ellos conocían, la vista de tantas cosas increíbles, de tanto
esplendor, los hizo volver totalmente locos de alegría y de exaltación.
Pero después, el sentido frío del científico se impone, y ellos empiezan
a trabajar. No es mi intención hablarles mucho de este viaje en América
del sur y central, pues los estudios ya realizados sobre Humboldt han
dado ampliamente a conocer los detalles de dicho viaje.
Al comienzo de 1800 los dos amigos se lanzan en el circuito del O rinoco,
después de un trabajo agotador y el estudio hecho en Apure de los tembla­
dores, Bonpland cae enfermo víctima de los insectos que viven en ciénagas
de dicho Estado. El relato de esta expedición que durará once meses, será
seguido del estudio de los Otomacos, indios que comen arcilla, habitantes
de la salida de Venezuela para Colombia. Siguieron para Bogotá, Santa
Fe, donde pasaron días maravillosos cerca del gran sabio y botánico
Mutis. En 1801 Mutis tenía 81 años de edad y había dirigido a 30 pin­
tores en el curso de 30 años para realizar un fam oso libro de grabados.
Pasaron por el Ecuador, Perú y M éxico en donde casi sin quererlo se
quedaron 12 meses en compañía del célebre botánico español, Cavanillas.
Por último, el 3 de agosto de 1804 Humboldt y Bonpland llegaron a
Burdeos, y finalmente a París el 13 de agosto con sus 35 cajas y sus
millares de plantas. Se había terminado el período que había visto a
los dos compañeros juntos. La vida iba pronto a separarlos.
Durante los 72 meses de viaje Humboldt costeó todo, y si al volver él en­
contraba los restos de su fortuna, Bonpland no tenía absolutamente nada,
ni siquiera la ayuda de su familia. Humboldt, con una gentileza extraor­
dinaria, va a conseguirle dos fuentes de ingreso. Lo hizo socio de la
publicación de sus obras y obtuvo una pensión del gobierno francés de
3.000 francos. Piensen por un momento en Bonpland, solo en un m o­
desto hotel de París con sus colecciones. Desde ese momento también
Bonpland se separa de su familia que lo considera com o un aventurero.
En 1804, la Emperatriz Josefina se había hecho presentar a Humboldt
y Bonpland a su regreso de las Américas para agradecerles las flores
magníficas que ellos habían introducido en Europa y a los invernaderos
de la Malmaison. Esta casa de campo comprada en 1799 será el lugar
preferido de Josefina y la ruina del Emperador Napoleón. No tenemos
tiempo aquí de ver la pasión extraña y devastadora que Josefina tenía
por las plantas, pasión con rasgos científicos. En efecto ella sabía no
102
solamente los nombres latinos de las plantas, sino también sus lugares
de origen, las propiedades medicinales u otras. En compañía de los
mejores botánicos de su época Josefina hizo de la Malmaison un jardín
precioso, tanto desde el punto de vista estético com o desde el punto de
vista científico. Josefina tenía cerca de ella a Redeute, el célebre pintor
de flores, un botánico, Venenat, pero ella quería también un verdadero
sabio. Por consejo de Bonpland, el Museo de Historia Natural de París
le envió a Mirbel con un sueldo de 6.000 francos y ese M irbel será en
muy poco tiempo la obsesión del Emperador. Bajo el reino de Mirbel
los gastos se inflaron de tal manera que el propio Napoleón tuvo que
revisar, él mismo, las cuentas. Además de plantas costosísimas de todas
partes del mundo, com praron, pájaros, caballos y carneros de Australia,
lo cual forzó al Emperador a despedir rápidamente a Mirbel. Por eso
el 3 de agosto de 1808 Bonpland lo reemplazó y llegó rápidamente a ser
la oveja negra de Napoleón.
El emperador había nombrado com o un freno, a un viejo soldado en ca ­
lidad de administrador, pero en realidad Bonpland empujado por Josefina
hacía lo que a ellos dos les daba la gana. Allí Bonpland va a pasar un
tiempo de felicidad completa cerca de las plantas tropicales que le hacían
recordar los maravillosos momentos del viaje con Humboldt. Bonpland
hizo un trabajo enorme y muy valioso, no solamente de cóm o aclimatar
a rarezas, sino también de relaciones con los otros botánicos mundiales.
El se vio obligado a recorrer a Europa para estudiar los invernaderos y
comprar o intercambiar plantas. De todas maneras los tesoros de la Mal­
maison eran generosamente distribuidos a los que sabían y querían culti­
varlos. Pero un buen día, mientras el Emperador en Octubre de 1809 se
encontraba en Viena, Josefina aprovechando la oportunidad para realizar
algunos cambios y en particular cerca de los apartamentos de Napoleón,
tumbó un venerable arce, hecho que puso a Napoleón en un furor negro.
Bonpland, que había sobrevivido a las tempestades del golfo de las Anti­
llas, aguantó también ésta, y a pesar de que el emperador lo había despe­
dido, Josefina le d ijo que no se fuera, y efectivamente Bonpland se quedó
en la Malmaison hasta 1814.
Josefina era una mujer encantadora y toda su vida ella tendrá a su alre­
dedor devotos y fieles. Después de su divorcio en 1810, ella se instaló en
Navarre. Es allí en 1811 que un viento muy curioso iba a levantarse en
el pequeño grupo de fieles que form aba la corte de la ex-Emperatriz. Una
serie de matrimonios, y Bonpland también de esos turbellon de passion
iba a caer víctima del Dios de la flecha. En este momento la vida de Bon­
pland va a cambiar de rumbo, la muerte de Josefina, fue una pérdida
muy sentida, pues a pesar de la diferencia de condición social, ellos tenían
103
en común la inestabilidad de humor, este gusto por las cosas no termina­
das, la atracción de un mundo en el cual las fuerzas de la naturaleza no
tinenen límites y en el cual las formas y los colores no obedecen a nin­
guna de las leyes del hombre.
Decir que el matrimonio de Bonpland fue un error sería poco decir.
Es el caso tan frecuente de un sabio, perdido en sus sueños, que descubre
el amor. La verdad es que nadie sabe nada de esta Sra. Bonpland, de
sus orígenes ni de su primer matrimonio, si es que lo hubo. Cuando
Bonpland la conoce, ella tiene una hija, y esta “ pequeña mujer” com o
él la llama ha tenido, según parece, muchos líos, sufrimientos y, claro,
muchas injusticias. ¡P or lo menos lo asegura ella misma! Situación ante
la cual el sensible Bonpland debía hacer algo. A pesar de un temperamente tan débil la Sra. Bonpland tiene una energía y un carácter fuerte,
características que se revelarán después de su ruptura. De todas maneras
la familia de Bonpland en La Rochelle se niega y se negará siempre a
recibirla. De todas maneras, todo es misterio en este matrimonio. A la
muerte de Josefina, Bonpland, que recibía solamente su pensión de 3.000
francos, hace viajes frecuentes a Inglaterra, hace contactos con los
botánicos ingleses com o Banks y es en ese momento que la idea de
regresar a América se hace más y más imperativa en su espíritu.
El primero de febrero de 1817 la prensa argentina anuncia la llegada
del célebre botánico francés, quien sin dinero y con la carga de una fa ­
milia y sus libros, siente la necesidad de trabajar rápidamente. Su salva­
ción fue el poder ejercer la medicina, sin gran esfuerzo, pues él tenía la
vista fija en los paisajes que le quedaban aún por conocer, en todas las
plantas que este inmenso continente debía encerrar en su seno, en una
palabra la aventura lo llamaba. También la envidia de sus colegas y los
problemas con los partidos políticos hacen que en el com ienzo de 1820,
Bomnpland empiece otra vez sus recorridos para encontrar nuevas plan­
tas y estudiar las posibilidades industriales de los taninos, del jalapa, de
la cassia, etc. Humboldt no olvidaba a su amigo y lo instaba a terminar
de redactar las notas del viaje a las regiones equinocciales, pero Bonpland
frente a este continente y a sus maravillas no hace nada. ¿Bonpland
flo jo ? No, descuidado. Humboldt debe introducir en el trabajo a otro
Botánico, Kundt. Su mujer no aceptaba vivir así con la pasión botánica
de Bonpland, y el l 1? de octubre de 1920, cuando él se sube al vapor en
el río Paraná con destino a Corrientes, es el final del matrimonio.
Bonpland es libre de nuevo. Bonpland no llegó hasta el Paraguay, se
detuvo en Corrientes, en la antigua misión de Santa Ana, recuerdo de
los Jesuítas. Legalmente este territorio pertenecía a la Argentina, pero
veremos que el crimen de Bonpland fue solamente el de hacer de un
desierto malsano y en ruinas, una colonia en pleno desarrollo.
104
Con su espíritu revolucionario en la buena aceptación de la palabra, es
decir, siempre tratando de m ejorar algo o de ayudar a alguien, Bonpland
se dio cuenta de que en casi todo el sur de ia América del Sur se tomaba
mucho té de Paraguay o hierba mate (h o y paraguanyensis). Estudiando
las propiedades de esa bebida, él se dio cuenta de que poseía todas las
características del té de china. Bonpland se instaló en Candelaria sobre
la ribera izquierda del río Paraná, casi en frente de la ciudad paragua­
yana de Encarnación. Por su gentileza, su trabajo, su manera de tratar
a la gente y a los indios Guaraníes, Bonpland hizo rápidamente de su
hacienda una empresa en pleno auge. La actividad de este hombre que
tenía la vista puesta solamente en los intereses de la humanidad, no hu­
biera debido chocar con nadie. Pero, el vecino dictador del Paraguay,
el Supremo más con ocid o com o el Dr. Gaspar Rodríguez Francia, no
veía los progresos del cultivo de Bonpland con mucho placer. Como él
quería asegurarse del m onopolio de esa cultura, encontramos una vez más
allí los atributos de todos los dictadores que, así sean blancos, rojos o
amarillos, se caracterizan por una policía secreta, violencia, injusticia,
tortura, crímenes, etc., lo que dio com o resultado el raptar a Bonpland,
y herirlo, después de matar a todos los indios y destrozar la obra genial
del botánico. Dicho gobernante puso cadenas a Bonpland y lo llevó a
Santa María. El podrá establecer su residencia y quedarse libremente en
Paraguay. En realidad Bonpland obtendrá su libertad completa sola­
mente 10 años más tarde. Durante estos 10 años él fue aislado com ple­
tamente del resto del mundo, bajo la mirada sádica del Supremo.
¿Quién era ese Dr. Francia? Era h ijo de brasileros, antiguo seminarista,
admirador de los filósofos del siglo 18 y a la vez el hombre más odiado
de toda la historia del Paraguay y, al mismo tiempo, el individuo que
más hizo por la grandeza y la prosperidad de su patria. Llegado al poder
por la injusticia y la crueldad, lo conservará por la tiranía y el terror.
No puede definírsele m ejor que con el sobrenom bre que le impusieron
de “ Robespierre de Paraguay” . Es indudable que si Bonpland no fue
torturado a muerte, se lo debió únicamente a la reacción internacional
que despertaría un acto de tal violencia. Claro, Francia no iba a cubrirlo
de regalos ni de pruebas de amistad com o lo hizo con Artigas. Bon­
pland no había matado a nadie, es por eso que a él se le veía pasar ves­
tido com o el más miserable de los campesinos indios. Como se le prohibió
viajar para buscar plantas, entonces él fundó en “ El Cerrito” , entre Sta.
María y Sta. Rosa, una pequeña colonia con un hospital, siempre para
ayudar a los demás. Mientras tanto en el mundo entero la reacción fue
viva.
105
El Libertador Simón Bolívar, quien había con ocid o a Bonpland en
París, escribió a Francia y a la mujer de Bonpland, y ofreció a éste
la mitad de su fortuna y la residencia en Venezuela; pero en América
del Sur había una sola persona que odiaba al Libertador, y esa era el
Dr. Francia. La Sra. de Bonpland, viendo allí una oportunidad de
obtener ventajas económicas, también se puso en campaña, y dio con fe­
rencias, efectuó viajes, etc., actuando com o la más fiel y enamorada de
las esposas. Pero Bonpland continuaba excitando los celos de Francia a
través de su acción magnífica en pro de los campesinos e indios.
Haciendas, tierras, costumbres que progresaban b a jo sus incansables
consejos. Nunca Francia vio a Bonpland. Se dice que Bonpland lo
atendió y lo curó, pero no hay pruebas de ello. El 12 de mayo de 1829,
recibió la orden de dejar el Paraguay y . . . e sp eró.. . más de 20 meses
en la frontera las órdenes definitivas del dictador. No tenemos tiempo
aquí para tratar sobre las atrocidades y crímenes de Francia, Bonpland
podía de todas maneras sentirse feliz de salir ileso de todo esto. En
febrero de 1831, con 58 años, se encontraba una vez más libre, pero sin
un céntimo. Además, la burocracia francesa declaró que durante diez
años, él no había mandado el certificado de vida y en consecuencia se
le suprimía su pensión, el único recurso que le quedaba.
Una vez más, su profesión de médico le salvó de la miseria y sobre un
pequeño caballo se le podía ver atravesando las pampas para visitar los
pacientes. En una carta a Humboldt, Bonpland declara subsistir honora­
blemente. Por otra parte enviaba siempre muestras al Museo de París,
y sigue estudiando infatigablemente. Mezclándose en la política, ayuda
a los libertadores contra un tirano argentino, un tal Rosas. Con mucho
trabajo y buen resultado, Bonpland funda una sociedad agrícola a base
del cultivo de árboles frutales. Una vez más, la guerra civil destruyó los
frutos de su labor. A pesar de signos de vejez, Bonpland viaja, trabaja y
se dedica más que nunca a su querida botánica.
En 1842, a la edad de 69 años, se casa con una india muy fuerte, la
cual le dará 3 niños, una hija y dos hijos. Su residencia se fijará ahora
definitivamente en Sao B orja, cerca del padre Gay, su fiel amigo. En
1853, se le recibe en una logia masónica. El viejo revolucionario seguía
fiel a sus ideales de juventud. Am igo de los revolucionarios, de los
humildes, enemigo de la injusticia, amigo también de los Libertadores de
América el hombre se quedó en su misma línea de vida: el amor a la
libertad. De Europa, todas las Sociedades le mandaban títulos o diplo­
mas, pero todos estos honores no dicen absolutamente nada al viejo
sabio. En todas partes se le festeja y el viejo botánico viaja mucho.
106
En 1858 Bonpland cae enfermo, y el 11 de mayo de 1858 muere en
Restauración a donde sus h ijos lo habían llevado. Pujol el Gobernador
de la provincia lo hizo embalsamar y el cuerpo se expuso a la vista del
pueblo, en un pequeño cuarto blanco, que daba a la calle. Todos rezaban
por el viejo francés tan bueno para con los pobres. Pero, cuando cae la
noche, un llanero borracho se acerca y lanza un “ Buenas tardes Sr.
Bonpland” . Sorprendido de no recibir respuesta, él repite, y dentro de
su borrachera se enfurece más y más por el silencio de Bonpland. Para
vengar la ofensa, desmonta y con su navaja traspasa varias veces el
corazón de Bonpland. Ese corazón en el cual albergó ante todo el amor
hacia los hombres y la naturaleza americana.
107
La Malaria en Venezuela:
Lo que fue y lo que es hoy"
Por el D r . A r n o l d o G a b a l d ó n
El
D r.
A m o ld o
sanitarista,
G a b a ld ó n ,
a u tor
d el
em in en te
presente
m é d ico -
estudio.
Para ser exacto el 7 7% de los
habitantes de Venezuela tienen
menos de 35 años y si a eso se
agrega que en aquellos tiempos
más de la mitad de la población
habitaba en las partes altas de la
costa cordillera tenemos que es
muy poca la gente que presenció
lo que era la malaria aquí en este
país, y por consiguiente vale la
pena recordarla de m odo que no
se olvide este asunto. Como uste­
des saben esta enfermedad es pro­
ducida por un parásito del grupo
de los protozoos, que habita prin­
cipalmente en los glóbulos rojos
de la sangre y se multiplica ahí
con una frecuencia de 48 a 72
horas y que se transmite a tra­
vés de un mosquito del género
Anopheles el cual lo pasa de una
persona a otra.
Aquí en la América hay mucha discusión de cóm o llegó esta enfermedad.
Desde el punto de vista lingüístico hay algunas palabras en Maya, que
señalan fríos y calenturas, pero este problema de calenturas y fiebres
es común a otras enfermedades. Desde el punto de vista botánico, el uso
de la corteza de la quina, que fue por un tiempo el gran específico, tiene
su origen en las actividades de la Condesa de Chincón cuando curó a su
marido con esta corteza, pero es de advertir que es también un medi-
*
C on feren cia dicta da en la A s o c ia c ió n
C u ltural H u m b o ld t el 20 de ju n io de 1972.
camento útil para otras fiebres, no necesariamente para la malaria. Desde
el punto histórico debemos de recordar que ya para 1510 empezaron a
llegar esclavos de Africa y que muchos de los conquistadores procedían
del sur de España donde había también malaria. Desde el punto de
vista epidem iológico, que tal vez sea el más interesante, por cuanto que
los que conocem os la malaria creemos que es im posible el hecho de
que en las partes bajas de Centro Am érica y M éxico, donde se desarrolló
la civilización Maya sirve de confirm ación de la no existencia de malaria
en nuestro Continente, pues, para quienes conocem os bien los estragos
que la malaria produce resulta imposible concebir que se haya podido
alcanzar tal lugar en presencia de la gran endemia malárica que esas
zonas tienen hoy en día. Finalmente, desde el punto de vista zoológico
solamente hay dos especies de parásitos maláricos en los monos de las
Américas, los cuales parece que fueron transmitidos del hom bre al mono.
Por los motivos señalados, hoy día, casi todo el mundo está de acuerdo
en que la enfermedad llegó del viejo mundo y se regó naturalmente por
nuestro territorio.
Antes del siglo X X empezamos a encontrar en los distintos historiadores
de la medicina referencia a episodios de epidemias de fiebres malignas.
Por ejemplo, hubo una de fiebres en la cuenca del Lago de Valencia en
1804 y 1808 que causaron tremendo impacto y gran mortalidad, y estas
epidemias son parecidas enteramente a las de malaria que nosotros tu­
vimos oportunidad de ver en la misma área produciendo desastres
similares.
El mismo hlumboldt, el padre de esta Asociación, describe evidentemente
lugares donde él encontró esta enfermedad. Ahora bien, ¿qué ha sido
la malaria en el siglo x x en Venezuela? Afortunadamente, a pesar de
nuestras pobres estadísticas tenemos una inform ación bastante adecuada
desde 1910, para los distintos estados de la República, que nos señalan
claramente el impacto tremendo que esta enfermedad significó para la
salud del venezolano com o agente de mortalidad. Por ejemplo hubo es­
tados en que la mortalidad general, es decir, la mortalidad por todas
las causas, era dominada enteramente por malaria. Baste decir que aun
en 1924-35 en los Estados llaneros: Barinas, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Anzoátegui y Monagas, el 2 0 % de los registros de defunción se
dice que fueron debidos a la malaria. Pero el hecho que respalda esta
idea, es el siguiente: Esta enfermedad tiene, por factores que todavía
no están bien claros, la peculiaridad de tener ondas epidémicas cada
cinco años, fenómeno que no se encontró sólo en Venezuela, sino que
fue descrito en Italia, en la India y en otras partes de América. Los
médicos no se pueden poner de acuerdo para cada cinco años decir que
110
la gente se muere de malaria. Pero además, cuando se moría la gente
de malaria no se moría el mismo número, sino que el número de defun­
ciones que ocurría alcanzaba una cantidad extraordinaria. Por ejemplo,
aun en las epidemias que nosotros tuvimos oportunidad de estudiar en
1936 y en 1941, pues es interesante observar que estas epidemias se
sucedían en los años terminados en 0 ó en 1, en 5 ó en 6, hubo muni­
cipios en los que la tasa de mortalidad general fue 70 por 1.000, que es
una cifra enorme, cuando uno ve que hoy día los países avanzados tienen
una mortalidad de menos de 10 por mil. La mortalidad infantil de esos
años epidémicos fue en unos municipios de más de 500 por 1.000, es
decir que la mitad de los que nacían se los llevaba la enfermedad. En
los municipios de alta endemicidad, normalmente las cifras de morta­
lidad general fueron alrededor del 30 a 35 por 1.000. En los años en
que la mortalidad subía, naturalmente se morían 'más de los que nacían.
Esto aclara perfectamente la importancia de la enfermedad, porque no
se mide en términos de los diagnósticos que hicieron los médicos, sino
por el número total de muertos registrados y enterrados que sucedía en
los años epidémicos. Por ejemplo, todo mundo recuerda la gran epidemia
de influenza de 1918 a 1919, pero en 1916 se murió más gente por la
epidemia de malaria de ese año que en el año 1918. Fue por cierto esa
epidemia de influenza la única excepción conocida en el siglo X X en
que el aumento exagerado de ia mortalidad general, se produjo en un
año en que no hubo epidemia de malaria, pues en la mayor parte de los
Estados sólo la mortalidad general se aumentaba considerablemente
cuando la malaria surgía en tales epidemias.
Ahora, qué repercusión tenía la alta prevalencia de la malaria sobre la
población de Venezuela? Pues sencillamente, en un país en donde se
muere más gente que la que nace termina por disminuir su población
y eso fue lo que sucedió en todos estos estados llaneros, de m odo que
hubo una baja evidente del número de habitantes que se prolongó hasta
1936 en los Estados Guárico y Cojedes. Se creía que era debido a que
los censos estaban mal hechos pero cuando uno compara las cifras de
nacimientos y de muertes comprende porqué eso sucedía. Por ese motivo,
la única región del país que aumentó de población con cierta velocidad,
aunque poca, era la Costa Cordillera. En la misma Guayana, al sur del
Orinoco, no hubo disminución pero el aumento fue lento debido a que
allí también la malaria era alta. Otra cosa interesante es que en las
epidemias, com o la enfermedad produce abortos, sucede que en el año
siguiente se observa una disminución de la tasa de natalidad. Por ese
motivo estaba yo seguro, cuando empezamos la campaña antimalárica
en escala nacional, que íbamos a tener una verdadera explosión dem o­
gráfica y cuando hablaba de ello en 1950 la gente creía que eran tor­
mentos míos, pero todo resultó verdad.
Hubo antes de 1936 estudios que se hicieron para entender la malaria y
fueron hechos por el Dr. Rolla B. Hill de la Fundación Rockeffeller,
secundados por el Dr. Elias Benarroch del Ministerio de Sanidad y
Asistencia Social y luego por los técnicos de la Segunda Conferencia
Sanitaria Nacional. Después de 1936 nosotros hicimos un estudio ver­
daderamente exhaustivo de la situación. En ese estudio se examinaron
más de 100.000 niños para ver los índices de prevalencia de la enfer­
medad, determinada por la presencia de parásitos en la sangre y espe­
cialmente por el aumento del tamaño del bazo. Justamente dos de los
pioneros de esa época dura, están aquí presentes, que son los doctores
Miguel Nieto Caicedo y José Gamboa Cuadrado. No tienen hoy ya la
cara afligida sino contenta de ver la diferencia con lo que en aquella
época vieron.
Y o creo que si yo leo una página que escribí una vez, ustedes se darán
cuenta m ejor de la tragedia, porque era una tragedia tremenda, lo que
uno veía en este país:
“ La malaria es una dolencia que en la form a aguda reduce al indivi­
duo a la cama. Una zona en donde el 25 ó 50 por ciento de sus
casas tenían una o más personas en cama dominadas por la fiebre,
era una área en donde poco se podía m ejorar económicamente. Pero
eso no era todo, pues la persona convaleciente era débil, indiferente,
descuidada, con la voluntad rota, ajena a cualquier ambición. Toda
esa actitud constituía un com plejo psicológico, que se expresaba bien
por la manera de saludar. No se decía ¿cóm o está usted?, la frase
común en el resto del mundo. Se preguntaba: ¿cóm o están por aqu í?,
porque precisábase averiguar por toda la familia de una vez. La res­
puesta era: ¡m ejorcitos! indicando con una claridad meridiana que
se había estado recientemente enfermo. Esa palabra: ¡m ejorcitos!
envolvía toda una señal de la tragedia en que vivían. Esos “ m ejor­
citos” no eran seres humanos completos, con ellos no se podía pro­
gresar, en ellos no se podía inspirar entusiasmo por ninguna acción,
con ellos no podíamos form ar a la Venezuela aspirada por todos
nosotros.
Significaba simplemente una gran desolación al hallar las cocinas
apagadas en aquellas viviendas que eran antros de dolor cuyos ha­
bitantes no se movían de sus chinchorros. Gran aflicción represen­
taba el hecho de que había que llevar el agua para dar una pastilla
112
de quinina, por no haber habido a menudo fuerzas para traer la lata
del manantial cercano. Tristeza grande era palpar el conuco abando­
nado después de haber producido útil cosecha, por carencia de fuer­
zas para recogerla. Gran tragedia fue el hallazgo de un niño atado
a la pata de una mesa com o única seguridad que tenía su madre
cuando perdía el conocimiento por la fiebre, de que no iba el chico
de 2 años a caer en la acequia vecina. H orroroso fue el cuadro que
encontró un médico al ver a un bebé tratando de mamar el pecho
de su madre muerta. Antro de pavor fue el rancho en donde un
hombre putrefacto yacía sobre el suelo 48 horas después de muerto
porque nadie en la aldea había tenido fuerzas para enterrarlo por­
que todos estaban echados gimiendo b a jo la fiebre devoradora. Lú­
gubre fue el amanecer para quienes encontraron a un viejo solitario
tendido en el patio de su casa muerto con un pocilio en la mano
cuando trataba de buscar alguna ayuda en el vecindario. Así era la
zona malárica de Venezuela, en donde en pleno siglo X X se había
reproducido el infierno del Dante con sus terribles palabras: «perded
toda esperanza, o h ! vosotros que entráis a q u í!» Eso fue apenas ayer,
y su recuerdo parece sólo una gran pesadilla. Ante tanta tragedia
debido a la malaria que existió, parece mentira que varios grupos
de médicos recién graduados no hayan visto durante su paso por los
hospitales ni un solo caso de esa enfermedad.
Pero si los enfermos parecían muertos ambulantes, los muertos mis­
mos constituían el final del gran drama. Vim os en algunos caseríos
en tiempos de epidemia arrebatar por la muerte a más de la mitad
de los niños que habían nacido en ese año. En tales años terrib’ es
el 5 ó 6 por ciento de todos los habitantes de un municipio iban a
la tumba” .
De m odo que estas palabras que he leído traen el recuerdo de lo que
esta enfermedad significaba para Venezuela, y hoy, ya pasadas varias
décadas es natural que se nos olvide. Pero afortunadamente las estadísti­
cas, que si pecan es por falla, porque no anotaron todos los muertos, de
todas maneras revelan la inmensidad de la tragedia. La población no bajó,
solamente porque la gente se moría más que nacía, sino porque la gente
sencillamente se iba, desesperada, para otra parte, y por consiguiente no
era posible pensar en una inmigración que alentara el sufrimiento de
este país. La agricultura estaba limitada. Una vez un visitante al encon­
trar un grupo de campesinos que cultivaban al pie de los cerros de
M onay una buena cosecha de maíz, les preguntó: « ¿ p o r qué es que ahora
están cultivando esta tierra?», y la contestación fue: «porque antes lo que
ganábamos no alcanzaba para los velorios». Cuando se trató de cultivar
113
arroz durante la Segunda Guerra Mundial, se produjo una epidemia de
malaria en la Cuenca del Lago de Valencia, en el Estado Aragua, que yo
saqué la cuenta de si los muertos se hubieran tenido que pagar de acuerdo
con la ley del trabajo, más el costo del tratamiento de los enfermos, la
suma perdida era mucho mayor que el valor de la cosecha. De m odo que
un agricultor que llegó muy disgustado porque yo había dicho que el
arroz estaba causando ruina, cuando le mostré aquellas cifras, salió apo­
cadísimo con el convencimiento de que su siembra de arroz había con ­
tribuido a aquel desastre. Por otra parte, en las áreas endémicas, en la
estación seca la gente tenía todavía alguna energía para preparar el
terreno para sembrar, pero en la estación lluviosa cuando era la época
de recoger la cosecha, la gente estaba dominada por la fiebre y se perdía
la misma. Entonces venía hambre, hambre que no era hambre aguda,
pero la gente se moría más de la cuenta, sencillamente porque no estaban
bien nutridos. Las empresas agrícolas quebraban. Por ejem plo, hubo una
empresa azucarera en la zona del sur del Lago de M aracaibo, que no pudo
despegar, pues después de que construyeron todo el edificio del Central
no hubo peones con que trabajar la tierra porque sencillamente se fueron.
Sólo las petroleras, por supuesto, con ganancias tan grandes, podían com ­
pensar las pérdidas que tenían.
Por otra parte, el individuo que sufre un ataque de malaria, un solo
ataque en un año, pierde 2 0 % al año de su eficacia com o obrero, lo que
se corrob oró en Estados Unidos, donde en el sur había malaria, y donde
había también buena contabilidad de costos. En las escuelas había un
ausentismo escolar grande porque los muchachos estaban con la fiebre y
no podían asistir, o cuando iban el cerebro estaba tan anemiado que eran
indiferentes a las clases que daba el maestro y no aprendían lo que les
correspondía. Esto es tan así con respecto al impacto sobre la inteligencia
del muchacho, que yo tuve oportunidad de tener dos respuestas casi igua­
les con dos maestros distintos. Uno en Ortiz, a quien yo había conocido
antes de la campaña anti-malárica y un día lo encontré años después de
haberse erradicado el mal de esa área, cuando los muchachos que salían
de la escuela con gran bullicio por la calle, en forma muy distinta a la
de antes, cuando salían en fila india arrastrando prácticamente los pies,
y le dije, «bueno ¿y qué diferencia encuentra usted ah ora?» « ¡A h ! que
estos muchachos son mucho más inteligentes que en aquellos tiempos».
Respuesta casi idéntica me la dio un maestro del interior de Ceilán, quien
me contó que él estaba en el mismo lugar desde antes de la campaña, y
que ahora los muchachos eran mucho más despiertos. Luego, es evidente
que un cerebro anemiado después de accesos cerebrales de malaria no
puede ser el mismo, y quienes sufren tales ataques no pueden tener la
mentalidad del hombre que ha nacido sin sufrir esta dolencia.
114
Ahora bien, de 1936 a 1945 se hizo un estudio pormenorizado de la
malaria en Venezuela y se empezaron unas acciones contra ella, lo cual
sirvió de base para empezar en 1945 la campaña a escala nacional. El
mosquito que transmite la malaria, después de picar reposa generalmente
dentro de la casa y si uno lo mataba con flit, podía matar también el
parásito en su interior, lo cual disminuía la transmisión. Entonces, cuando
apareció el DDT fue fácil entender que pudimos usar el insecticida sin
pruebas anteriores, porque los conocimientos que teníamos nos permitían
asegurar que si los mosquitos se morían, ahora más rápidamente con el
DDT, la transmisión se iba a interrumpir. Así fue com o, del año 45 al
año 50 en un proceso expansivo cada año se logró tratar todas las casas
de la zona malárica de Venezuela. Tuvimos la suerte de que los anofelinos que estaban en la parte central del país eran mosquitos que respon­
dieron a las fumigaciones de las viviendas, porque después de picar se
paraban en las paredes y el insecticida los mataba. De m odo que nosotros
observamos una caída de la malaria en crisis. Aquello fue realmente una
cosa impresionante, porque habíamos organizado un reparto de quinina
a través de más de 2.000 puestos y conseguir una serie de colaboradores
que nos mandaban todos los meses los informes y nos enviaban informes
de cinco páginas. De pronto después de la campaña con DDT, se empeza­
ron a achicar los informes, y a veces decían que en tal mes no hubo
reparto, de manera que la muchacha que llevaba el kardex venía todos los
meses a inform ar lo que pasaba, pues la gente dejaba de ir por la qui­
nina porque ya no tenía la fiebre. Para el año 48 los éxitos estaban tan
claros, que creimos poder terminar con la enfermedad en todo el país,
y empezamos a pensar lo que debíamos hacer en la antigua División de
M alariología para lograr mantener una organización capaz de vivir pen­
diente de cualquier reinfección porque teníamos la seguridad de que si
no hay especialistas en un momento dado, la enfermedad se puede volver
y causar nuevos problemas.
Actualmente, el problema que tenemos en Venezuela es uno que es muy
interesante, ya para 1957 nosotros empezamos a encontrar que la enfer­
medad no disminuía en crisis en todas partes. No caía con violencia en
algunos lugares de Venezuela. Había un rincón en la parte oriental en
los límites con Anzoátegui y con el Estado Sucre, sucedió eso en tres
municipios. Revisando nuestros records, encontramos que a pesar de
haber rociado bien todas las casas, el efecto insecticida no era igual,
aunque los mosquitos no eran resistentes al DDT. Y a para esa época se
conocía que algunos insectos, incluso algunos anofelinos se habían hecho
resistentes a este insecticida. Aquí no, aquí el mosquito se moría con el
DDT, pero la transmisión no bajaba. Lo mismo sucedió al sur del Lago
de Maracaibo, en los Estados Trujillo, Mérida, Táchira, sur del Zulia,
115
Barinas, etc. Entonces describimos lo que se llama la malaria refractaria
al DDT, pero en esa época no creimos, es verdad, que iba a ser un pro­
blema tan form idable com o el que luego encontramos. Para 1954 el
Dr. Arturo Luis Berti, el primer ingeniero que entró a trabajar con
nosotros y yo, publicam os un trabajo sobre el área más grande de la
zona tropical en donde se había erradicado la malaria. Este trabajo tuvo
su repercusión porque entonces se probó realmente que en la zona tropi­
cal podía erradicarse la malaria y cuando se reunió a fines de ese año
la Conferencia Sanitaria Panamericana se aprobó una resolución reco­
mendando la erradicación de la malaria del Continente Americano, y, el
año siguiente, la Asamblea Mundial de la Salud pasó otra resolución igual.
De modo que desde entonces ha habido la campaña en escala mundial a
favor de la erradicación de la malaria.
El problema de la malaria refractaria, com o dije, nos resultó un poco
más grave de lo que al principio consideramos. P or ejemplo, en esta
esquina del nor-oriente de Venezuela, con 50.000 personas en un área
pequeña para poderla terminar hubo que hacer un esfuerzo enorme, co s­
tando más de Bs. 25,00 por habitante y por año y siendo necesario tener
cerca de cinco trabajadores por 1.000 habitantes. Fue posible acabar allí
con la malaria, porque no iba gente infectada de otras áreas vecinas,
puesto que el resto de los Estados Anzoátegui, Monagas, Sucre y Guárico
estaba limpio de la enfermedad. En cam bio, en la parte occidental de
Venezuela el problema fue distinto, porque hay actualmente unos 350.000
habitantes en total, aunque en el año de 1957 en las localidades infecta­
das había solamente 111.000. Hicimos en aquel año un esfuerzo de darle
en la boca una tableta de una nueva droga (pirimetamina) cada semana
a las 111.000 personas, quienes llevaban una tarjeta donde se les pin­
chaba el borde para demostrar que habían tomado la pastilla. Hicimos eso
por 6 meses. Empezamos el 1° de julio del 57 y en los meses de octubre,
noviembre y diciembre no encontramos ya ni una sola persona infectada.
Y o creo que fueron realmente los tres meses que pasaron sin encontrar
parásitos maláricos en la gente. Empleamos un método muy especial para
probar esto. El individuo que estaba encargado de dar las pastillas reci­
bía, si su sector durante el mes no presentaba parásitos, el 10% de su
sueldo extra. Había también un revisor tomando láminas de sangre, quien,
si encontraba parásitos en su sector, ganaba también un 1 0 % extra de
su salario. Así, en esa form a tuvimos la seguridad de que aquel territorio
estaba absolutamente libre de infección en esos meses. Pero resultó que
con el movimiento que hay de gentes de las áreas vecinas donde todavía
había malaria, se volvió a infectar la zona tratada, y no es posible en
116
una región de esa naturaleza terminar permanentemente con la enferme­
dad, de m odo que no vale la pena volver a hacer un esfuerzo de la mag­
nitud que hicimos.
Por otra parte, en el sur del país en Amazonas, hay una serie de tribus
indígenas que viven viajando y moviéndose sin poderse rociar regular­
mente las viviendas precarias que tienen, de m odo que allí la malaria es
inaccesible a un tratamiento sistemático. De m odo que con esas dos
excepciones el área occidental y el área meridional que comprende unos
400.000 habitantes hoy día, se encontraron el año pasado unos 23.000
casos. El problema se echó a perder en realidad, pues año tras año
tuvimos sólo de 3.000 a 5.000 casos anuales. Ahora bien, los planifica­
dores de la salud creyeron que el problema era distinto al que nosotros
conocem os y cuando ustedes tienen un acueducto, el costo de construc­
ción del acueducto es una cosa y el mantenimiento otra. Para que la
gente beba agua bacteriológicamente pura significa un costo anual para
garantizar el agua pura. Asimismo, la erradicación de la malaria no es
una empresa que se termina, sino que hay que mantener para que no
vuelva a penetrar en donde se haya desalojado. Como consecuencia de
una mala interpretación de esto, hubo una rebaja de un 2 5 % del pre­
supuesto y eso ha permitido un avance de la enfermedad otra vez, de
modo que el año pasado tuvimos esa cifra de 23.000 casos y actualmente
con fondos que han repuesto, estamos logrando disminuir la infección.
Pero nos estamos convenciendo de que el problema no es solamente de
dinero, sino es también un problema moral. La gente de campo que se
ha sentido despreciada por la rebaja de presupuesto todavía no ha acogi­
do la llama, que antes la dominaba espiritualmente, para hacer el trabajo
en la form a perfecta que se requiere y que teníamos en años pasados.
Lo que demuestra que una mala interpretación de los hechos por gente
que no es especialista puede producir un trastorno de consideración y un
gasto al final mayor.
Los ejemplos de los beneficios de la erradicación son muchos. Hablamos
anteriormente de las epidemias de malaria causadas por cultivos de arroz.
Hoy día este país cultiva arroz y exporta parte de éste sin que se pro­
duzca ni un solo caso de malaria, porque en las zonas donde se cultiva
arroz ya se erradicó la enfermedad. La ganadería del sur del Zulia ha
resurgido tremendamente, porque ya los propietarios de esas ganaderías
y los bancos que dan crédito saben que se puede hacer eso, porque no
hay un riesgo grande. Los sistemas de riego que se han venido haciendo
en este país en zonas maláricas, por ejemplo, los que uno ve en Portu­
guesa, en el Guárico, hubieran arrasado con poblaciones vecinas si se
hubieran hecho en tiempos de la malaria. El desarrollo de Ciudad Gua117
yana y todo lo que significa la Siderúrgica, en donde en un momento
se concentraron 5.000 trabajadores, no pasó nada, porque todo estaba
protegido y ya se había erradicado la malaria. San Félix, por ejemplo,
que fue la aldea nuclear de esta zona y que yo con ocí en el año 40
cuando tenía menos de 1.000 habitantes todos maláricos, y era una de
las zonas donde había con más abundancia el vector, creció y creció sin
un solo accidente malárico.
La Compañía Creóle, que cuando tenía los campos de Quiriquire y Caripito gastaba un millón trescientos veintiocho mil bolívares en el mante­
nimiento de las camas de los dos hospitales que ocupaban 800 empleados
con malaria al año de cada 1.000 trabajadores, los econom izó totalmente
y cerró uno de los hospitales.
Otro asunto interesante, entre las estadísticas que se han publicado aquí
resulta el comparar el desarrollo económ ico de los Estados Trujillo,
Mérida y Táchira en donde la proporción de población malárica era
pequeña con los Estados Barinas, Portuguesa y Cojedes que eran total­
mente maláricos. Por ejemplo, en materia de vehículos, en 1941 por cada
100 vehículos inscritos, registrados, había 279 el año 50 en el grupo de
estados andinos, mientras que en el grupo de estados llaneros había 448
vehículos, lo que demuestra cóm o subió tremendamente el número de
vehículos tan pronto com o bajó la malaria. Los pasajes en autobús, poi­
cada 100 bolívares que se gastaban en pasajes en el año 41, en el año
50 se gastaban 180 en los estados andinos y 215 en los estados llaneros.
En espectáculos públicos, por cada 100 bolívares que la gente pagaba en
1941, en los estados andinos se gastaban 636 en el año 50 y 1.205 en los
estados llaneros. Se ve, pues, cóm o por el empleo de varias estadísticas
elementales que se consiguen en este país se ve el significado de la
malaria.
H oy día podemos decir que Venezuela es un país sin malaria. Esto no es
exacto, pues ya hemos dicho que hemos tenido años con 23.000 casos en
las áreas que en conjunto tienen 400.000 habitantes. Lo que sucede es
que en las aldeas infectadas de malaria hoy día los casos por año, cuando
son más numerosos, generalmente no sobrepasan el índice de 100 por
1.000 habitantes, o sea que una persona tiene el riesgo de contraer la
enfermedad cada 10 años. Cuando eso sucede, cuando existe la posibili­
dad de contraer la enfermedad sólo una vez cada 10 años, la enfermedad
no tiene ya un significado económ ico. Por otra parte, debido al intenso
tratamiento que en esas áreas existe, prácticamente nadie se muere de
malaria. A esa tasa, que se ha mantenido por más de 10 años, la gente
de las dos áreas todavía infectadas no le tiene miedo a la enfermedad y
no es obstáculo el progreso económ ico.
118
Como resultado de lo que he dicho, Venezuela es totalmente diferente hoy
día de lo que era hace 30 ó 40 años. Tenemos así un país que ha
entrado en posesión total de dos terceras partes de su territorio, de
600.000 kilómetros cuadrados, que era la parte malárica del país; pose­
sión total, pues en esa área se puede trabajar bien sin riesgo mayor.
Y o creo que he hecho recordar a los pocos que conocieron parte de esta
tragedia de lo que era la Venezuela con malaria y les he dado una idea
a los jóvenes acerca de que el país que vivimos h oy día es un país
que ha cambiado muchísimo de lo que era antes de ellos nacer.
119
Los días de Bolívar en Jamaica*
Por el D r . P e d r o G r a s e s
PALABRAS
D r.
DE
RAM ON
J.
P R E S E N T A C IO N
DEL
VELASQUEZ
E n tre los re cu e rd o s d e m i paso por un alto
d estino n a cio n a l, la S ecre ta ría G en eral de
la P re sid e n cia de la R e p ú b lic a , u no de los
que
qu e
m ás m e e n o rg u lle ce fu e la in vita ción
le h ice a ese gran v en ezolano n a cid o
en
la
G rases,
le ja n a
para
Cataluñ a,
que
co n
llam ad o
su
P e d ro
extra o rd in a rio
c o n o c im ie n to d e la historia ven ezolana, con
su volu n tad d e servir, co n su afán de
re d e scu b rir la patria, p u d iera hacer tras­
ce n d e n ta l la em presa qu e el P resid en te d e
la R e p ú b lic a
c o n tr ib u ir al
cu ltu ra l
y
y y o q u e ría m o s
co n o c im ie n to d e
p o lític a
del
país.
a d e la n ta r:
la historia
Ya
para
ese
año de 1960, P e d ro G rases h a b ía entregado
a V en ezuela en esos lib ro s, en esos folletos,
en esas in vestiga cion es, p arte d e ese tra b a jo
c ic ló p e o q u e p arece m ás d e un e jé r c it o qu e
de
D r. P e d ro
ferv ien te
G rases, n o ta b le
h is to rió g r a fo
y
in vestiga d o r s o b re las obras d e
A n d rés B e llo .
c o n o c id a ;
y
d e c id ió
entregar
un
hom bre.
G ra ses- en 5US d !a s d e la B ib lio te c a Nac ¡o n a l de C aracas, d e s c u b r ió una V en ezuela,
9 u e Para ^os ven ezolanos, no para el v u lgo
sino para lo s letrad os, era totalm en te d e s­
su talento,
su
p re p a ra ció n
de
hum an ista,
a
crea r esa extra o rd in a ria o b ra
q u e se tra d u ce en ce rca de 2C0 títu lo s de
lib r o s , fo lle to s , estudios, ensayos, co n fe re n cia s , q u e se ría tan la rg o enum erar,
q u e nos lleva ría m os casi to d o el
tiem p o d e una
Está en G rases el p ro fu n d o am or
p o r V en ezu ela , el fe rv o r
ch arla.
bres, el deseo d e desentrañar las
gran des lín e a s de la trayectoria
por sus g ran d es h o m ­
venezolana.
Y o r ecu erd o las m añanas d e tr a b a jo co n P e d ro G rases en M ira flo re s, el jú b ilo
y el entusiasm o, cu a n d o traía el h a lla z g o , traía el re d e scu b rim ie n to , la resu rrec­
c ió n d e un v e n e z o la n o ; por e je m p lo ,
d e a q u e l T o m á s L a n der, casi fantasm al, del
cu a l apenas si sabían
los e ru d ito s ( q u e
asignaba
del libe ra lism o
la patern idad
no
lleg a ban
v en ezolan o,
a c in c o ),
p ero
sin
al cu a l se le
poder
presentar
pruebas de esta la b o r d u ctora.
*
C on feren cia d icta d a en la A s o c ia c ió n C u ltu ral H u m b o ld t, el 30 de ju n io
de 1972.
121
Em peñ ado en presentar el p roceso p o lít ic o
lado d e las lu ch as arm adas, d e la gu erra
del s ig lo XIX y en d em ostrar que a l
trem en da, de
la gu errilla
incesante
q u e fu e la V en ezuela d e l s ig lo X IX , h a b ía la lu ch a de las ideas, la lín e a con s­
tante de un p u e b lo en busca de su lib e r ta d , G rases nos tra jo u n a m añana 800
p á g in a s : era el rescate, era la r e s u rre cció n , era la vuelta a la vid a de T om ás
L ander.
P o d ía n en ton ces tod os lo s estudiosos y los estudiantes de V en ezu ela , reanudar el
d iá lo g o con aqu el h o m b re de d iá lo g o s y polém icas.
D e P ed ro J osé R o ja s h a b ía una pintura ca rica tu re s ca , se sa b ía u n a anécdota de
la hora de la p olém ica torm en tosa c o n Juan V ice n te G on zález, a qu ien llam aban
tragalib ros en la C aracas de en ton ces, y q u e al en co n tra rse en la calle con el
D r. P ed ro J osé R o ja s , qu ien ten ía fam a d e abusar con lo s d in eros del Estado,
R o ja s le h a b ía d ic h o a G o n z á le z : “ A d ió s tra g a lib ro s ” y G o n z á le z , le h a b ía res­
p o n d id o : “ A d ió s , m i h e m b ra ’ . D e ese R o ja s resca tó G rases la o b r a del p o lít ic o ,
d e l pen sad or, d el p o lít ic o m o d e rn o d e la V en ezu ela d e h a c e 110 años, d e l h om ­
bre m uy al d ía c o n re sp ecto al de b a te y a las d o ctrin a s p o lític a s d e la E u rop a de
enton ces, d el p eriodista fo g o s o , del parlam en tario m a g n ífic o , d el m in istro uni­
versal d e la d icta d u ra de Páez.
D ic e Juan L isca n o , que gracias a P ed ro G rases, hem os vuelto a leer en V en ezuela
a G a r cía de S ena, a S im ó n R o d ríg u e z , a Juan G erm án R o s c io , a T om ás L ander,
a R a fa el M a r ía B aralt. Q u e g racias a P e d ro G rases, B ello a d q u ir ió c o n te m p o ­
r a n eid a d , q u e g racias a su a cu c io s id a d , se s a b e al fin cu á l fu e el p rim er lib ro
im p reso en V en ezu ela , cu á le s las tra d u ccio n e s de las obras eu ropeas qu e in flu ­
yeron en la in d e p e n d e n cia .
La rea ctu a liza ció n de B e llo , el rescate de B e llo para V en ezuela, ha te n id o en
P ed ro G rases su a p ó s to l, su desvelado g u a rd iá n . La suerte d e B ello en la V e n e ­
zuela d e l s ig lo X IX y m u y avanzado e l sig lo x x , fu e d o lo ro sa . E sa gigantesca
fig u ra d e la cu ltu ra hispana, ese p rim e r hum anista d e l co n tin e n te , no tuvo en
V en ezu ela ni a te n c ió n ni h o m e n a je , m ientras q u e C h ile , C o lo m b ia , el Perú y las
dem ás n a cion e s latin oa m erican as con sagraba n su o b r a , acataban sus leyes.
Fue d o loroso el ep iso d io d e l C o n ce jo M u n ic ip a l de C aracas, n e g a n d o el d e re ch o
a B ello d e qu e su e fig ie estuviera en el salón d e sesiones d e l A y u n tam ien to.
En unas p ágin as de R o m e ro G a r cía , se cu en ta el ep iso d io d e un m in istro, d e un
d ip lo m á tic o ch ile n o , quien
fu e a visitar la B ib lio te ca
1892 en busca d e las o b ra s de
o fre c e r le ninguna.
B e llo ,
sin
p o d e r el
N a cio n a l d e
d ir e cto r
de
C aracas en
la
b iblioteca
El rescate de esa g ig a n tesca fig u ra , lo r e p ito , es ob ra fu n dam en tal d e la v o lu n ­
tad, de la
p a cie n cia , del ferv or
ven ezolano d e
P e d ro
G rases. Esos tom os qu e
constituyen h o y las O bras C om pletas d e A n d ré s B e llo , son un m on u m en to
gan tesco, y un desagravio ju sto al asom broso desdén d e tantos venezolanos.
gi­
Los E scritos del L ib e rta d o r, que constan ya d e 9 volúm enes, y llegan apenas al
año 1816, con stitu yen otra d e las tareas gigan tescas d e P e d ro G ra ses; co n esa
ca p a cid a d
d e tr a b a jo in c re íb le , co n esa v olu n tad de servir, y con ese a m or al
país, lo sorp re n d e la m añana de to d o s lo s d ía s en tregad o a la c o r r e c c ió n , a la
c o m p ila c ió n , al con traste d e los pap eles d e l L ib e rta d o r.
La tarea
b ib lio g r á fic a
de G rases es in m en sa: co n tin u a d o r d e M an u el S eg u n do
Sán ch ez, d e E rnst, d e l p eq u eñ o g ru p o d e b ib lió g r a fo s venezolanos, ha lo g ra d o
rescatar tesoros, re o rd e n a r la b ib lio g r a fía venezolana, b r in d a rle a ven ezolan os y
a e x tra n jeros el ca m in o para el co n o c im ie n to d e l país, p ero c o n ser esta la ob ra
m a g n ífic a , la d el exam en d e las ideas p o lític a s , en una form a organ izada, m e tó ­
d ica , para el se rvicio de la cu ltu ra am erican a, m uy po co s se dan cuenta d e l
v alor d e estas o bras. Para p o d e r saber qu ién era F e rm ín T o r o , exam inar sus
ideas, h a b ía qu e hun dirse en el o cé a n o d e pap eles de la B ib lio te ca para lo g ra r
una parte ín fim a de aqu el c o n o c im ie n to .
m ateriales, lo m ism o q u e la h istoria d e
H oy están a llí o rd e n a d o s to d o s esos
las Fu erzas A rm ada s N acion a les, lo
m ism o q u e la H isto ria F iscal y F in a n cie ra d e l p a ís , q u e ed itad a alcan zará a
m ás d e 18 ó 20 v olúm enes, la o b ra s o b re los o r íg e n e s de la in d e p e n d e n c ia ; pero
sien do tan extra o rd in a ria esta o b ra , qu e em parenta en este ca m p o a G rases con
los gran des investiga dores de la cu ltu ra la tin oa m erican a, con un José T o r ib io
M ed in a , p o r e je m p lo , y o qu ie ro apu ntar, p o r q u e a sí se le d e b e , o tro v alor su p e ­
rio r en la ob ra d e G ra ses: su fe rv o r, p o rq u e esa n o es una tarea m e c á n ica ; su
c o n o c im ie n to d e la entraña v en ezolana, d e la in tim id a d d e l dram a, d e la c o m e ­
dia , d el sainete n u e stro ; su d o m in io d e la p s ic o lo g ía de lo s h om bres, p o r q u e los
am a, los e n tie n d e ; su afn de M e ce n a s y su a ctitu d d e m aestro. Q uien es se a ce r­
can a G rases, las ju ve n tu d e s qu e han te n id o la o p o rtu n id a d d e p e d irle su a u x ilio ,
su g u ía , han en co n tra d o el ca m in o m ás am p lio y la som bra m ás gen erosa. N o
es el eru d ito f r í o , el hum anista sin h u m a n id a d , sin o el m aestro q u e q u ie re f o r ­
m ar g en era cion es y está dispuesto a en tre ga r el tesoro d e su sa b id u ría .
Y o q u ie ro , para term in ar, leer tres o p in io n e s d e tres ven ezolan os d e m uy diversa
p o s ic ió n , para q u e se vea q u e en m is palabras n o hay e x a g e r a c ió n , sino actitu d
de ju s ticia y reco n o cim ie n to de una la b o r.
H ay un h om b re q u e es m uy p a rco en e lo g ia r a lo s vivos, q u e en 40 años de
es critor, apen as si llega rá n a la d o ce n a lo s escritores de qu ien es haya h a b la d o :
A rtu ro U slar P ie tri. P u es, A r tu r o U slar P ie tri ha escrito s o b re P e d ro G rases:
“ Con pacien cia secu lar de se m b ra d o r o d e fo r ja d o r , se e n tre g ó P e d ro G rases a
la fascin a n te y en buena p arte in cierta
em presa d e reh acer la h istoria
de
la
cu ltu ra d e V en ezu ela , toda una b ib lio te c a d e lib ro s y fo lle to s es la cosech a de
esta la b o r in a g o ta b le y sin térm in o. N o se p o d r á e s c r ib ir s o b re las letras y el
pensam iento ven ezolan o, sin m e n cio n a r a
G rases,
sin
seguir
a
Grases
en
toda
su
P e d ro
G rases, sin
asom brosa
servirse de
variedad
de
P e d ro
pesquisas
y
h alla zgos” .
El actual P resid en te d e V en ezuela, R a fa e l C a ld era, e s c r ib ía un ju ic io q u e vale,
no p o r la transitoria y altísim a p o s ic ió n q u e tien e, sin o p o rq u e es un in telectu al
y ha c o la b o r a d o co n Grases en la tarea m a g n ífic a d e las ob ra s co m p le ta s de
A n d rés B ello. D ic e C a ld e ra : “ M ien tras haya en V en ezu ela qu ien es am en a la
patria y se en org u lle zca n de sus altas e je cu to r ia s en el ca m p o del pensam iento,
h ab rá para P e d ro G rases un puesto d e a p r e c io y sim p atía entre los m ejores
com p a triota s, gan a do por su esfu erzo tenaz y fe cu n d o en la re v a lo riza ció n de
figu ra s y p u b lica cio n e s que d ieron
b rillo a V en ezu ela en m e d io de su azarosa
historia ” .
Y D on A u gu sto M ija r e s , ju s to , e cu á n im e , e x a cto , d ic e h a b la n d o de P e d ro G ra ­
ses: “ D entro de 50 o m ás años, las p ágin as de P e d ro G rases tod avía serán
m aterial d e estu d io para nuestros c r ít ic o s , h isto ria d o re s y s o c ió lo g o s , y ahora
m ism o en la a ctu a lid a d , n ad ie p o d r ía e s c r ib ir algu n a ob ra d e im p o rta n cia s obre
la historia cu ltu ra l d e V en ezu ela , sin r e cu rrir a ellas” .
T erm in a A u gu sto M ija r e s con esta frase qu e h a go m ía para term inar estas pala­
bra s: “ La ob ra de P e d ro G rases es una la b o r q u e ap rov ech am os tod os lo s ven e­
zolan os y qu e aprovecharán nuestros h ijo s y los h ijo s de nuestros h ijo s ” .
1.
El problema
El tema es sencillo: es el planteamiento de una pregunta para que ustedes
la mediten y la piensen, porque es una interrogación en la historia de la
vida de Simón Bolívar, que no ha tenido respuesta. He de someterles a
ustedes el problema, con algunas noticias relativas a la situación del
123
período histórico, así com o del momento biográfico de Simón Bolívar,
para dejarles una intrigante pregunta que ojalá alguien pueda resolver
con su propia deducción; o bien se produzca algún día el afortunado
hallazgo del documento aclaratorio que nos explique el porqué del suceso.
La pregunta es la siguiente: el 9 de mayo de 1815 Simón Bolívar parte
de Cartagena y se dirige a Kingston en Jamaica, donde va a permanecer
algo más de siete meses (siete meses y cinco días) ; Bolívar sale con el
propósito de trasladarse desde Kingston a Londres para pedir el apoyo
de Inglaterra, la ayuda del mundo británico a fin de continuar la obra
de la Independencia. Durante los primeros cuatro meses de los siete que
vive en Jamaica, este objetivo aparece constantemente en todo cuanto
escribe. Pero, cuando decide en diciembre de 1815 dejar Jamaica, no se
va a Inglaterra, sino que acepta el ofrecimiento de A lejandro Petión, el
Presidente de Haití, y recomienza desde Port-au-Prince la obra de la
em ancipación; no con la ayuda del primer poder político europeo, el
primero del mundo, que hubiese sido el de la Gran Bretaña, sino con el
modesto apoyo de una República com o la de Haití, que comparada con
Inglaterra era un pigmeo frente a un gigante. El interrogante que hay
planteado es: ¿P or qué tal cambio de decisión en la determinación del
Libertador?
Esta es la pregunta que no ha tenido hasta este momento respuesta, y
sobre la cual yo quiero exponer algunas reflexiones a este auditorio, si
tiene la paciencia de escucharme.
2.
Antecedente biográfico
Bolívar, cuando llega a Kingston, tiene 31 años. Tendrán que pasar 2
meses para que cumpla 32. Es realmente un hombre mozo, de cuya vida
perfectamente conocida, había dedicado apenas 3 años con plena respon­
sabilidad por la lucha de la emancipación, pero 3 años vibrantes y ago­
tadores. En realidad de verdad, el combate bolivariano por la Indepen­
dencia se inicia después de la apasionada declaración del Mensaje de
Cartagena el 15 de diciem bre del año 12, donde Bolívar manifiesta com o
principio fundamental el de la necesidad de tomar la ofensiva, “ pues toda
guerra defensiva es perjudicial y ruinosa para el que la sostiene” .
Del año 12 para adelante, Bolívar ha vivido un trienio fulgurante. Son:
primero, en el año 13, la Campaña Admirable, denominación bien apli­
cada por cuanto significa realmente un milagro de estrategia y de ejecu­
ción. Recuerdo que el D octor Lecuna decía que después de haber escrito
la Memoria de Cartagena, Bolívar empezó a volar por su cuenta para no
detenerse más. com o si hubiese despegado desde el norte de la Nueva
124
Granada, para echar adelante esa trayectoria maravillosa de su vida,
comenzada en la Campaña Adm irable que lo lleva vertiginosamente en
pocos meses hasta Caracas el 6 de agosto de 1813 para intentar rehacer
la República, teniendo el enemigo al lado, para terminar en 1814, en
fracaso frente a las huestes de un hombre tremendo com o Boves. Después
del destierro hacia Oriente, Bolívar vuelve otra vez a la Nueva Granada,
para intentar repetir la hazaña de la Campaña Admirable, propósito que
se estrella ante quienes no entienden el mensaje que Bolívar lleva. Has­
tiado por un nudo de miras escasas, víctima de provincianismos y per­
sonalismos, Bolívar acaba la paciencia y decide tomar otro rumbo. Toma
el 9 de mayo de 1815 el camino del destierro hacia Jamaica, animado
por la idea de llegar al mundo inglés y convencerle de que sin su coop e­
ración el ideal de la independencia hispanoamericana era pleito perdido.
3.
Los días de Kingston
Apenas llega a Kingston (pobre, maltratado, deshecho), escribe inmedia­
tamente a ese hombre que hay que recordar siempre con gratitud, M ax­
well Hyslop, quien posiblemente habrá im pedido que Bolívar pasase ham­
bre, pues le pide dinero prestado para pagar la pensión. Vivirá desde
mayo hasta diciembre del año 15, siete meses en los que no hay aventu­
ras, salvo la famosa amenaza que pudiera haber costado la existencia al
Libertador, la del intento de asesinato el día 10 de diciembre, por parte
del Negro Pío. Le costó la vida a un amigo y compañero de Bolívar,
José Félix Amestoy, que dormía en la hamaca en la cual debía descansar
Bolívar y no pasó allí aquella noche. Salvo este grave incidente, los siete
meses son tiempo de meditación, de trance, de pensar en un horizonte
cerrado, en cóm o debía recomenzar esa empresa que había quedado
trunca después de su iniciación con la Campaña Admirable.
Y o me imagino (lo pienso a través de los testimonios bolivarianos escri­
tos durante su estancia en Jam aica), cuál habrá sido la intensidad del
drama que ha vivido el Libertador en esos meses de mayo a diciembre
de 1815, reducido al ámbito de una pequeña ciudad colonial, Kingston,
h oy capital de Jamaica, para aquel entonces una ciudad chiquita, en una
isla de lengua extraña, con pocos amigos, con pocos compañeros, buenos
todos, pero reducido el equipo a un escasísimo número de colaboradores.
Me imagino al hombre que ha empezado ya su obra y que ha sabido lo
que es el triunfo y el gob iern o; que ha tenido en sus manos la preocupa­
ción de ordenar la vida constitucional de lo que llamamos Segunda R e­
pública, del año 13 al 14; que conocía la gente, pues sabemos que sabía
apreciar los seres humanos y adivinaba sus valores. Me imagino lo que
125
habrá sido Bolívar, pluma en mano, cavilando sobre el porvenir del Con­
tinente americano ante la situación de la política del universo en este
período desde mayo a diciem bre de 1815.
Hay que leer los testimonios, no muy ayudantes, pero excelentes, que
tenemos de ese tiempo. Conocem os unas 17 cartas, de las cuales 2 son
comunicaciones oficiales al Presidente del Gobierno de la Nueva Granada.
Conocemos tres artículos, dirigidos a The R oy al Gazette, y
otro (según cree nuestro entrañable amigo Pérez V ila ).
artículos de The Royal Gazette, más uno posible; 17 cartas,
Carta de Jamaica, que es el núcleo y el centro de lo que
explicarles.
posiblemente
O sea, tres
y la famosa
yo aspiro a
Seguramente haya habido más testimonios escritos, pero sólo son co n o ­
cidos estos que enumero. Las primeras cartas van dirigidas a Maxwell
Hyslop, en Kingston, y a Ricardo Wellesley en Inglaterra, recordando el
trato recibido durante la misión diplomática cerca del gobierno británico
en 1810. Las cartas son gritos en petición de auxilio, demandas de ayuda,
para que la obra iniciada de la emancipación no quedase inconclusa.
La carta a Wellesley es realmente un alegato que podría pertenecer a una
tragedia griega: “ Si me hubiese quedado un solo rayo de esperanza de
que la América pudiese triunfar por sí sola, ninguno habría ambicionado
más que yo el honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación
de solicitar una protección extraña. Esta es la causa de mi separación de
la Costa Firme. Vengo a procurar auxilios; iré en su husca a esa sober­
bia capital; si fuere preciso marcharé hasta el p olo; y si todos son in­
sensibles a la voz de la humanidad, habré llenado mi deber aunque
inútilmente y volveré a morir combatiendo en mi patria” .
A Hyslop le pide para subsistir. Le vuelve a pedir otra vez porque las
seis onzas que le dio para la pensión las había utilizado para pagar el
impresor del manifiesto dirigido a la Nueva Granada, publicación que
no conocemos, probablemente también editada en inglés. Le pide a
Ricardo, su amigo de Curazao, para que le ayude a sobrevivir y a poder
atender las mínimas necesidades. Es clara, pues, la situación personal,
de angustia, de desesperanza. Lo dice además en unas palabras que son
insustituibles, al final de uno de esos artículos (precisamente el que
quedó sin publicarse en The R oyal Gazette) , con estas palabras: “ La
desesperación no escoge los medios que la sacan del peligro” .
A pesar de tal estado de ánimo, si examinamos con cuidado lo que
Bolívar escribe en Jamaica, vemos que no hay palabra perdida, todo
indica profundidad de pensamiento, sagacidad de análisis, penetración de
126
los hechos, y fina estimación de las causas y consecuencias del acontecer
histórico. Estoy persuadido de que son las páginas más sagaces que haya
producido Bolívar en su vida.
Si penetramos un poco en el drama íntimo, en la desesperanza de quien
se hallaba reducido al estrecho ámbito de una isla extraña, cuando se
dirige al Duque de Manchester o a Ricardo Wellesley (com unicaciones
que no sabemos que hayan sido contestadas ja m á s), hay que pensar en
la profunda m ortificación vivida por Bolívar ante la incertidumbre del
destino durante esos primeros meses en Jamaica. No obstante, produce
esas brillantes páginas de grandes cualidades literarias, tanto com o, filo­
sófica y políticamente, admirablemente razonadas.
Examinando en su integridad todos los escritos conocidos, si tenemos
siempre presente la intención inicial de trasladarse al mundo inglés, creo
que cada página cobra plena significación y todas se anudan. Los artícu­
los publicados en The R oyal Gazette son razonamientos en los cuales
invoca la trágica situación de Tierra Firme y la angustiadísima condición
de los patriotas independentistas en el continente. Dichos artículos, es­
critos originalmente en castellano, se publican en inglés, traducidos por
ese canadiense extraordinario, que fue el General John Robertson, estu­
diado recientemente por Don Carlos Pi Suñer, fallecido hace poco tiempo.
John Robertson, fiel a su ideario liberal, acompañó a Bolívar en el des­
tierro, y murió poco después del 15 de octubre de 1815 en Jamaica.
Era quien vertía al inglés los artículos de Bolívar que aparecieron en
The R oyal Gazette. Todas las colaboraciones para este periódico, tanto
la correspondencia de Bolívar casan perfectamente con la íntima intención
del documento m ayor elaborado en ese p eríodo: la Carta de Jamaica.
4.
La carta profètica
La Carta de Jamaica fue escrita (o fech ad a), el 6 de septiembre de 1815,
en Kingston. Presenta una estructura arquitectónica, realmente sólida y
armoniosa.
Empieza con una m otivación: el deseo de contestar la carta de un corres­
ponsal de Falmouth, plenamente identificado hoy com o el comerciante
inglés Henry Cullen.
Después del introito, analiza Bolívar en una primera parte cuáles han
sido los sucesos históricos en el continente americano en la lucha por
la libertad; y prosigue con la exposición ordenada de lo que ha aconte­
cido en el Río de la Plata, en Chile, en el Perú, en la Nueva Granada,
127
en Venezuela, en la Nueva España, en Puerto R ico y en Cuba. Esa
primera parte es un balance del esfuerzo de los patriotas en los años
transcurridos desde 1810 hasta 1815.
La parte central del documento es la exposición de las causas y razones
que justifican la decisión por la Independencia. Termina con una llamada
ala Europa para que coopere a
la obra de liberación, para que co m ­
prenda y comparta la intención de los pueblos americanos al emanciparse.
La tercera y última parte, llamada habitualmente, y muy exactamente,
“ profética” , avizora y argumenta cuál va a ser el destino, según su juicio,
de M éxico, de Centro América, de la Nueva Granada, de Venezuela, de
Buenos Aires, de Chile, y del Perú.
l)e manera que las consideraciones históricas y de hechos iniciales, van
seguidas por los argumentos filosófico-políticos com o parte central de la
carta, y concluye con el intento de vaticinar el futuro americano, país por
país.
Finaliza la carta, com o para recoger todas sus reflexiones, con una im ­
precación que es constante en la literatura de B olívar: la necesidad de
la unión, en palabras tan certeras, que estimo vale la pena de oírlas.
Así termina la carta:
“ Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra
de nuestra regeneración” . “ Es la unión, ciertamente; mas esta unión
no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y
esfuerzos bien dirigidos. La América está encontrada entre sí, por­
que se halla abandonada de todas las naciones, aislada en medio del
universo, sin relaciones diplomáticas ni auxilios militares y com ba­
tida por la España que posee más elementos para la guerra que
cuantos nosotros furtivamente podemos adquirir. Cuando los sucesos
no están asegurados, cuando el estado es débil, y cuando las em­
presas son remotas, todos los hombres vacilan; las opiniones se d i­
viden, las pasiones las agitan, y los enemigos las animan, para triun­
far por este fácil medio. Luego que seamos fuertes, bajo los auspi­
cios de una nación liberal que nos preste su protección, se nos verá
de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la
g lo ria . . . ”
“ La unión y el apoyo de una nación liberal” . Ese clamor de la unión
volverá a oírse en Angostura; volverá a oírse en la última proclama de
Bolívar: “ Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se
consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro” . Ese grito hacia la
unidad sale realmente del alma de Bolívar, pues lo proclama en momen­
tos trascendentales de su vida.
128
Pero está claro además que toda la exposición de la Carta de Jamaica,
se desarrolla con el propósito de llamar la atención a la nación liberal
más poderosa del mundo decim onónico, Inglaterra, a fin de que se
decidiese a cooperar con la emancipación americana. 0 sea, está en la
misma intención de los escritos publicados en The R oyal Gazette y de lo
que ha manifestado constantemente en su correspondencia.
5.
El texto y su redacción
La Carta de Jamaica suscita uno de los problemas bibliográficos más
apasionantes que existen en toda la historia del pensamiento venezolano.
Fue escrita el 6 de setiembre de 1815, pero el primer texto castellano que
conocem os es el de la edición de Caracas, 1833, 18 años después. No se
sabe que durante esos 18 años, haya habido alguna publicación inter­
media de la redacción en castellano. La publicación de 1833 figura en
el volumen 22 de una com pilación venerable que intitulada Colección de
documentos relativos a la vida pública del Libertador realizada por Fran­
cisco Javier Yanes y Cristóbal Mendoza. El último volumen (el 22 o
A pén d ice), fue publicado por un hombre de poco fiar com o editor, A n ­
tonio Leocadio Guzmán, el llamado fundador del partido liberal en V e­
nezuela. No se conoce ningún impreso castellano intermedio, que o no
existe o por lo menos ha resistido todas las investigaciones y búsquedas
durante mucho tiempo, pero cabe siempre la esperanza de que alguna
investigación bibliográfica afortunada realice algún día el hallazgo.
Para el estudio del texto existe providencialmente, una versión manus­
crita al inglés, fechada en Falmouth, en la misma Jamaica, 14 días
después de la data de la Carta, o sea, el día 20 de septiembre de 1815.
El manuscrito conservado en el A rchivo General de la Nación en Bogotá,
es de letra de John Robertson, con muchas correcciones, muchas enmien­
das, muchas anotaciones marginales, que demuestran dudas y vacilacio­
nes en la versión. Ofrece el original inglés del manuscrito algo trascen­
dental que equivale a la declaración de autenticidad por parte del autor.
Hay un interlineado autógrafo de puño y letra de Bolívar, muy curioso
y muy interesante, porque en el fondo entraña, una interpretación de un
pasaje de difícil traducción, que nos permite adivinar además la acción
de los personajes en la obra de traducción. El punto es el siguiente: en
uno de sus folios, hacia el final de la Carta, traduce John Robertson una
frase de Bolívar, que decía en castellano: “ Es constante que el que aspira
a obtener la libertad a lo menos lo intenta” . Asienta la traducción al
inglés: “ It is an axiom that those vvho aspire to regain their fredom, are
at least sincere in their intentions” , que no correspondía evidentemente
al sentido original. El traductor probablemente hizo con premura la ver­
129
sión al inglés. Tiene que haberse hecho muy aprisa, porque si está fechada
la Carta en Kingston el 6 de septiembre y está la traducción datada el
20 tle septiembre en Falmouth (de Kingston a Falmouth había día y
medio o dos días de viaje en m u ía!, dispuso de un máximo de 12 días.
Traducir un texto bastante difícil y extenso en pocos días significa tra­
bajar con apremio. El traductor, vierte apresuradamente el pensamiento
de Bolívar: “ Es constante que el que aspira a obtener la libertad, a lo
menos lo intenta” y lo interpreta mal: “ It is an axiom that those who
pretend to regain their freedom are at least sincere in their intentions” .
( “ Es un axioma, que quienes aspiran a obtener su libertad, por lo menos
son sinceros en sus intenciones” ) que no dice en inglés lo que se
había escrito en castellano.
Cabe suponer, con cierta seguridad, que Bolívar al revisar la traducción
inglesa entiende que esa versión inglesa no expresa el pensamiento dicho
en castellano, y entonces interlinea, de su propio puño y letra, encima
de la frase inglesa que desfiguraba su pensamiento, la traducción en
francés: “ On intente de la faire” , ( “ intenta hacerlo” ) que traduce “ a lo
menos lo intenta” del original en castellano.
Pero ¿p or qué lo escribe Bolívar en francés? Es la cuestión que plantea
inmediatamente la corrección a la versión inglesa. El propio Robertson
nos aclara el punto, pues en una pequeña biografía de Bolívar que pu­
blica en Nueva Y ork el mismo año 15, dice que Bolívar hablaba y
escribía muy bien el francés, y que hablaba y entendía el inglés, pero
no lo escribía. Se comprende además, que Bolívar haya puesto en
francés la rectificación a Robertson, dado que éste com o canadiense,
hablaba francés e inglés perfectamente, de manera que en la anotación
de la enmienda, Bolívar piensa que su traductor es bilingüe (en francés
e in glés), y no la escribe en inglés porque no domina suficientemente
el idioma.
El hecho de que haya esta intervención personal de Bolívar en el ma­
nuscrito en inglés nos ha dado a nosotros en el trabajo de fija r el texto
castellano que estuvo 18 años durmiente, el punto de apoyo fundamental
para poder estudiar pasaje por pasaje; para establecer la redacción de
un texto tan sagrado com o lo es la Carta de Jamaica, en lo cual hay que
proceder con muchísimo cuidado para no resbalar, y para no incurrir
en errores.
Hemos hecho esta labor de minucioso cotejo durante largo tiempo, lo
que ha dado com o resultado la edición de la Carta de Jamaica con al­
gunas diferencias sobre el texto habitualmente conocido.
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A m p lia c ió n del fra gm en to del m an u scrito d e la ve rsió n in g lesa d e la C arta de J a m aica, d o n d e
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a u tó g r a fo
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L ib e rta d o r,
qu e
da
plena
legitim id a d
al
m an u scrito.
C om o se e x p lica en la presente d is e rta ció n , B o lív a r in sa tisfech o d e la tr a d u c c ió n de un pasaje
de la Carta ( “ E s con stan te qu e el qu e aspira a ob te n e r la lib e r ta d , a lo m enos lo in ten ta ” ,
tra d u cid o e n : “ It is an a xiom that those w h o aspire to regain their fre e d o m , are at least
sin cere in their in ten tion s” ) , e s crib e entre lín e a s la c o r re c ta ve rsió n , pero en fra n c é s : “ on
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fa ir e e ” . P o r
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fra n cé s,
se
ve
cla ra
la
in te n ció n de B olív a r de restituir el texto a su e x acta s ig n ific a c ió n .
Quiero aducir ante ustedes unas muestras de estas investigaciones; dos
o tres nada más, para no aburrirlos demasiado. Por ejemplo, en la
edición de Antonio Leocadio Guzmán (1833) se lee: “ A pesar de todo,
los mexicanos serán libres, porque han abrazado el partido de la patria,
con la resignación de vengar a sus pasados” . Desde luego la frase “ la
resignación de vengar a sus pasados” , carraspea, ya que no es lógica.
Pero si la comparamos con la versión inglesa, leemos que donde dice
resignación de vengar a sus pasados” , consta en inglés “ determination” :
“ resolución” . Tenemos entonces claro el texto: “ A pesar de todo, los
mexicanos serán libres, porque han abrazado el partido de la patria
con la resolución de vengar a sus pasados” . Así tiene la rotundidad del
estilo bolivariano, exactitud y lógica, en tanto que “ la resignación de
vengar a sus pasados” , no tiene sentido. Es puro disparate. Por tanto
creo que se está en suelo firme cuando en lugar de “ resignación” pro­
ponemos que se ponga “ resolución” apoyados en el texto de la versión
inglesa.
131
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Hay otro caso, más claro todavía. Dice la edición de 1833 al hablar
de las riquezas del país, de los productos del cam po: “ ¿Quiere Ud. saber
cuál era nuestro destino? Los campos para cultivar el añil, la grama,
el café, la caña, el algodón. . . ” Cacao, café, caña, añil, algodón, son
productos exportables, son riquezas que significan ingresos. Pero la
grama, ¿qué país ha cultivado grama para vender? La palabra grama
significa un absurdo, pero yendo al texto inglés, vemos que esa famosa
grama era “ grain” , grana, que es la cochinilla misteca, esto sí es una
riqueza tal com o el café, el algodón, el cacao, la caña. Está, pues,
archijustificada la sustitución de grama por grana.
Por último, otro caso que entraña algo un poquito más delicado en
cuanto al sentido del lenguaje. Dice el texto de 1833: “ Jamás eramos
Virreyes ni Gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; A rzo­
bispos y Obispos, pocas veces: diplomáticos, nunca; militares, sólo en
calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no eramos en fin,
ni magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes; todo en
contraversión directa de nuestras instituciones” . La palabra contraversión
no existe en castellano. Pero acudiendo al texto inglés, éste nos ilumina
donde está el error, porque en inglés dice “ contravention” , o sea ‘ 'con­
travención” que sí tiene sentido. Así queda el texto: “ . . . y casi ni aun
comerciantes; todo en contravención directa de nuestras instituciones .
Y en esa deliciosa tarea, hemos pasado muchas madrugadas, el equipo
form ado por Manuel Pérez Vila, Gonzalo Palacios y yo, cotejando con
todo el cuidado necesario el texto castellano dado en 1833 por Antonio
Leocadio Guzmán, con el texto manuscrito inglés, recibido en fotocopias
admirables del Archivo General de la Nación de Bogotá, más una pu­
blicación parcial en inglés hecha el año 18, que sería largo de contar,
todo para ir señalando las diferencias, las enmiendas, los yerros que
puede haber habido en el justamente fam oso documento bolivariano.
6.
Otros problemas
La Carta de Jamaica, plantea otras cuestiones de historia, en las que no
quiero entrar, aunque sí deseo dejarlas señaladas, por si alguno tiene
preocupación y gusto por estos quehaceres. Les aseguro, anticipadamente
que un estudio comparativo del primer texto reflejado en la versión
inglesa con la redacción castellana de 1833, da motivo para un tema
apasionante de hermenéutica histórica en muchos puntos de gran im ­
portancia en el pensamiento de Bolívar.
132
Veamos algunos aspectos más modestos.
A ) La hipótesis que sostenemos es la de que la Carta de jam aica aunque
dirigida al señor Henry Cullen, un comerciante inglés que vivía en
Falmouth, no puede ser una carta particular. Una carta privada no
contendría toda la suma del pensamiento bolivariano y el análisis his­
tórico, interpretativo de una época. Es im posible que Simón Bolívar
haya pensado escribir una carta de esa magnitud, de esa importancia, de
ese vuelo, para que la conociese un inglés, por importante que hubiese
sido. No es lógico que nadie escriba una carta de interpretación del
mundo hispanoamericano para uso de una sola persona.
B)
Cómo se explica, además, que seguidamente su ayudante John
Robertson, su General, su brazo derecho, se haya ido con el texto cas­
tellano de la carta a Falmouth, donde vivía Cullen, para entregársela, y
entregársela traducida. Es un argumento adicional para creer que aunque
tenga la form a de carta privada, no está en la naturaleza de las cosas
aceptarla com o correspondencia de persona a persona. En realidad es un
manifiesto al mundo.
C)
Y un enigma: ¿por qué no se p u b licó? ¿p or qué no se conoce
ninguna edición ni en inglés ni en castellano, cuidada por el propio
Bolívar después del año 15?
Hubo una edición en inglés en la que intervino Pedro Gual, impresa en
Kingston en el año 1818, pero que ha quedado reducida a un periódico
provinciano de Jamaica. No se le dio nunca el vuelo que debería haber
tenido, y, sin embargo, examinando la versión inglesa, la propia correc­
ción de Bolívar y las enmiendas numerosas que el manuscrito tiene, hay
que reconocer que Bolívar ha seguido trabajando con amor, con aten­
ción. sobre su texto. Queda también este interrogante acerca del porqué
no la encontramos publicada hasta tres años después de la muerte de
Bolívar.
7.
La pregunta mayor
Entro ya en la última parte de mi disertación. Reitero la interrogación
inicial. ¿ A qué causa podríamos atribuir, a qué razonamiento deberíamos
achacar la decisión de Bolívar, de cambiar Londres por Haití, de susti­
tuir la deseada cooperación de la poderosa nación inglesa por la ayuda
de Petión?
No tenemos sobre la mesa sino esos pocos documentos que les he enu­
merado. Desde luego, a partir de agosto-septiembre de 1815, no consta
ninguna insistencia en el deseo de ir a Inglaterra por parte de Bolívar.
Se nos han ocurrido algunas hipótesis para explicar tal determinación.
135
¿Es posible que haya sido la Batalla de W aterloo, una de las razones, o
la razón por la cual Bolívar haya cam biado de pensamiento?
La Batalla de W aterloo acaecida en ju n io de 1815, llega al conocim iento
de Bolívar el 22 de agosto de 1815, según consta en la carta que Bolívar
escribe al Presidente de la Nueva Granada. En W aterloo finalizó el
poder napoleónico.
¿Es que en ese momento, en agosto de 1815, habrá visto claro o habrá
pensado Bolívar que la ayuda inglesa ya no se proporcionaría a América
por cuanto que Inglaterra entraba en la dirección de las componendas
europeas una vez liquidado N apoleón? No sabemos.
Una segunda hipótesis verosímil es la de que un hombre que entra en
escena en estos momentos en la vida de Bolívar, Luis Brión, le ofrece
la cooperación de unos barcos y de unos miles de fusiles con lo cual
es posible que el Libertador baya pensado tener apoyo bastante para
recomenzar la independencia.
¿ 0 acaso el antiguo impresor de Valencia llamado V íctor Chasseriaux,
le habrá participado que A lejandro Petión estaba dispuesto a ayudarlo
en todo y por tod o? Lo cierto es que no vuelve a hablar de la ida a
Londres.
No creo que el intento de asesinato del 10 de diciem bre de 1815, haya
sido causa determinante de la partida de Jamaica. No está en el carácter
de Bolívar una reacción de este tipo. Por otra parte, la decisión de
trasladarse a Haití, el 19 de diciembre, debe haber sido tomada antes
del día 10.
De hecho no nos explicamos a ciencia cierta por qué ha sustituido In­
glaterra por Haití. Y creo que el suceso ha tenido real trascendencia en
la historia de la revolución americana.
En historia no es lícito teorizar sobre hipótesis de hechos no acaecidos,
pero podemos imaginarnos cuán distinta hubiera sido la suerte del co n ­
tinente, en el caso de que Inglaterra hubiese sido factor determinante
de la emancipación hispanoamericana, si en ese año de 1815 hubiese
logrado Bolívar la ayuda de todo el poderío inglés.
Habría sido muy diferente la expedición quijotesca de Los Cayos hacia
la Isla de Margarita a lanzar la proclama de libertad, que tuvo que
intentar por segunda vez. La invasión hubiese sido más poderosa, pero
se hubiese desfigurado la revolución independentisla, que mantuvo siem134
pie un carácter más legítimo, de acuerdo con lo que son nuestros
pueblos, los de la península y los de este continente. Se hizo la guerra
jugándose entero, dando el alma, com o acostumbraba hacer Bolívar y
quienes lo ayudaban, pero, con todo, no nos explicamos, no hay razón
suficiente, no hay explicación fundada, documentada, para dejar en
claro por qué el poderoso, el grande Imperio Inglés, fuera sustituido
por una República chiquita, modesta, de recursos incomparablemente
menores com o era Haití para que resolviese Bolívar la situación en que
se hallaba en Jamaica y continuase la obra emancipadora.
135
COMUNICACIONES
BREVES
HOMENAJE A NUESTRO FUN DADOR D r . JOSE IGNACIO BALDO
El Dr. José Ignacio Baldó, a quien se debe la idea y prom oción de la
fundación de la Asociación
presidió en los períodos
Cultural Humboldt en 1949, y quien la
1949/1951
y 1 969/1970 y desde el 21
de
junio de 1966 es además M iembro H onorario de nuestra A sociación, ha
sido objeto, com o eminente médico y sanitarista que es, de un merecido
homenaje rendido el viernes 28 de julio de 1972, en el Instituto Nacional
de Tuberculosis de El Algodonal, Caracas, que en adelante llevará su
ilustre nombre “ Dr.
José Ignacio
Baldó” . Porque
además de haber
prestado medio siglo de servicios en pro de la salud pública, desde el
año 1927 inició y desarrolló una form idable obra contra la tuberculosis
en form a científica y técnicamente programada al punto que, com o en
el referido acto lo expresó en su discurso el Dr. Rafael José Neri, médico
y Rector de la Universidad Central, “ le permitió prever desde sus pri­
meros escritos la orientación y los organismos necesarios, ajustables a
las épocas” .
Asimismo, se debe reconocer al Dr. José Ignacio Baldó el haber formado,
junto con su amigo y colega el Dr. Julio Criollo Rivas, quien figura entre
los Miembros Fundadores de nuestra A sociación, el primer grupo de
tisiólogos venezolanos que se dedicaron a combatir la tuberculosis, en­
tonces la mayor causante de las defunciones en el país.
Asistieron al acto que informamos, además del Ministro de Sanidad y
Asistencia Social Dr. J. J. Mayz Lyon y el Rector de la Universidad
Central de Venezuela, numerosos colegas y amigos del homenajeado.
La A sociación Cultural Humboldt hace público su complacimiento por
el homenaje de reconocimiento de que ha sido objeto el Dr. José Ignacio
Baldó y lo felicita muy sinceramente.
GALARDON CONFERIDO A NUESTRO EX-PRESIDENTE
ARQUITECTO DIRK BORNHORST
Nos complacemos en informar que el día 25 de agosto de 1972, en un
acto celebrado al mediodía en la residencia del entonces Excelentísimo
Embajador de la República Federal de Alemania, Dr. Walter Truckenbrodt, le fue impuesta la Gran Cruz al Mérito a nuestro ex-Presidente, el Arquitecto Dirk Bornhorst, cuya infancia y juventud transcu­
rrieron en M aracaibo, por su asidua dedicación en pro del acercamiento
cultural entre Venezuela y Alemania y su no menos prolongada labor en
el seno de nuestra Asociación Cultural Humboldt, de la cual es Miembro
Vitalicio.
El Arquitecto Bornhorst es hijo del finado caballero Don Carlos Born­
horst y de Doña Julia de Bornhorst, esta última M iembro Fundador de
nuestra A sociación (véanse las Comunicaciones Breves aparecidas en
nuestros Boletines Nos. 4 (A ñ o 1968, pp. 1 4 1 /1 4 6 ), 6 (A ñ o 1970, pp.
115 /121) y la nota en la sección Humboldtiana en el N9 6 (pp. 125/1271.
Ha sido miembro en la Junta Directiva por muchos años, llegando a
ocupar el cargo de Vicepresidente en los períodos 1965/1967 y el de
Presidente en los períodos 1967/1969. Desde entonces ha continuado
en la Directiva hasta el presente, y en la Comisión Editora desde el año
1965, desplegando siempre una muy apreciable com o generosa colabo­
ración.
Reciba nuestro distinguido compañero nuestras calurosas felicitaciones.
EL D r . OSCAR J. 1IERZ. INGENIERO, M USICO. . . ¡Y POETA!
Entre los miembros fundadores de nuestra A sociación en 1949, figura el
ingeniero Dr. Oscar J. Herz, oriundo de Austria, quien con su honorable
familia se radicó en Venezuela bace un cuarto de siglo, hallando acá,
com o ha ocurrido a tantos otros europeos que hubieron de abandonarlo
todo en su país de origen, una segunda patria. T rajo también, además
de la familia, sus conocim ientos y experiencia profesionales, su densa
cultura y su fino arte, aportes valiosos del que llega sin recursos mate­
riales que ofrecer.
Hoy, ya anciano, aunque poseedor de una asombrosa vitalidad, el vene­
rable Dr. Herz, quien había sido uno de los más constantes y afanosos
colaboradores con que contó la Asociación Cultural Humboldt, y des­
pués de haber sido él, además, nuestro Presidente durante el período
1963/1964, alcanzó muy merecidamente la categoría de Miembro H o­
140
norario. Distinción que nuestra Asociación ha sido ciertamente muy
parca en prodigar, pues en el casi un cuarto de siglo de su existencia
sólo a siete personalidades les ha sido otorgado ese reconocimiento h ono­
rífico. Además, ha sido muy merecidamente galardonado con la Gran
Cruz al Mérito, por la República Federal de Alemania, en 1971.
Si bien la actividad profesional del Dr. Herz ha sido siempre la Inge­
niería, profesión que su h ijo Werner también abrazó, hemos de añadir
que es además un músico consumado, de gran sensibilidad. Ejecutante
com o pianista, creador com o com positor, halló en el arte musical la
compensación espiritual que lo distrajese de las matemáticas y las téc­
nicas propias de la Ingeniería. En la sección Humboldtiana de la pre­
sente entrega del Boletín de la A sociación Cultural Humboldt, se in­
forma del programa con que ella celebró su instalación en la nueva sede.
Además de los discursos de rigor, el acto quedó amenizado, gracias a la
amabilidad del Dr. Herz, por un recital de piano que constó de cuatro
piezas compuestas por él para ese noble instrumento y de las “ Sonatas
en Sol mayor para Cuarteto de cuerdas” , también compuestas por nues­
tro venerable amigo, figurando los nombres de los distinguidos ejecu­
tantes en la antes referida sección de este Boletin.
Nuestro consocio y músico, Profesor Rhazés Hernández López, había
disertado poco antes acerca de la personalidad del Dr. Herz y los mé­
ritos de sus com posiciones musicales que habían de estrenarse en público
de seguidas. Los calurosos y prolongados aplausos de los presentes co n ­
firmaron esos méritos al concluir la ejecución musical, recibiendo el
com positor Dr. Herz efusivas felicitaciones por parte de muchos de los
oyentes, que a él se acercaron con ese propósito.
Música fina, delicada, y aunque suponemos que fue compuesta en Am é­
rica, yo diría que es de sabor muy europeo y también que nos hace
remontar a las primeras décadas del siglo, cosa perfectamente com pren­
sible si admitimos que el ambiente espiritual de la época juvenil deja
en el subconciente la impronta inborrable de los recuerdos, configurando
la personalidad del artista por toda la vida.
Pero hay otra faceta de su admirable persona que nos ha revelado el
Dr. Herz, relacionada con su gran sensibilidad humana. Además de
m úsico. . . ¡es poeta! Poeta de buenos quilates, por cierto. De ello nos
enteramos hace sólo pocos meses. Porque recogió y editó en un hermoso
poemario en alemán que hizo imprimir en
Viena bajo el título “ Blüten
und Dornen am Lebensweg” (Flores y Espinas en el Camino de la
V id a ), setenta poemas — suerte de antología de sus versos escritos desde
la adolescencia hasta entrada ya la octava década de su vida, pues que
su producción supera las 600 piezas.
141
Su lectura nos deleitó intensamente y nos llevó a una larga meditación.
“ 70 poemas de siete décadas en la vida de un ingeniero” , advierte el
autor en la portadilla. El obsequió amablemente un ejemplar a la A so­
ciación Cultural Humboldt y yo recibí uno personal con su gentil dedi­
catoria autógrafa.
Me llamó la atención
dientes a la creación
análisis de los temas
finalidad que informé
de la cual transcribo:
que
indicase enel índice las décadas correspon­
de cada pieza, lo que me movió a hacer un
en relación con sus respectivas épocas, con la
al autor en mi larga carta de acuse de recibo,
“ Músico y poeta a m ig o: me parece un acierto el que Ud. haya indicado
en el Índice en una columna paralela a la de los números de páginas,
las décadas dentro de las cuales fue producida cada pieza durante su
Lebensweg — la jornada de su vida—- lo que permite al lector apreciar
en cierto modo el estado anímico del poeta en cada etapa de su larga
trayectoria. Para un Psicoanalista (que no lo s o y ), ello tendría cierta­
mente interés. De todos modos, elaboré una pequeña estadística al res­
pecto, aunque es posible que estos 70 poemas sean sólo una selección de
su producción poética” . Buscaba yo relacionar el estado de ánimo va­
riable del autor con las distintas etapas de su vida, sus enfrentamientos
con las circunstancias también variables.
En efecto, en estos sentidos poemas se trasluce el estado de ánimo del
poeta cuando los escribía: candorosamente son los de la adolescencia;
luego, son del joven esperanzado cuando se va haciendo hombre, pero,
infortunadamente, temprano “ afronta por primera vez el tremendo drama
de la guerra, la del Año 14” . Después, es el poeta aún joven que ha
conocido el sufrimiento, pero que henchido de esperanzas marcha hacia
una temprana madurez (la madurez, por lo general, comienza a los 40
años de ed a d ), para después de la belle-époque de la década 1920/1930
tener que presenciar, lamentablemente, el derrumbe de todo lo más
querido en la perturbada Europa en llamas. Para él es la etapa del
“ Wander und Reisen” — la época de andanzas y viajes— cuando habían
vuelto las esperanzas en el hom bre ya maduro y pater familias respon­
sable para quien la vida ha de seguir. . . “ Ein Eiland taucht auf aus der
blitzenden Flut, / Fern grüssen der Palmen Kronen — /D o r t hausen
Menschen, schlicht und gut, / Und Glück muss bei ihen w ohnen!” (p.
2 9 ). (Surge una isla del brillante piélago, / Lejos, saludan frondas
de las palmeras— / Allá habitan gentes sencillas y buenas, / ¡Y la dicha
debe morar junto a e lla s !). Es el encuentro con un mundo distinto y
acogedor.
142
Pero llegada la quinta década, época del derrumbe europeo ya consu­
mado, el poeta emigrado expresa de lejos su honda melancolía por lo
que ha tenido que dejar atrás: “ Bleibt der Welt und fernen Zeiten!”
(¡Q uedaron el mundo y los tiempos le ja n o s !).
Los poemas de la 6^ década revelan ya al hom bre maduro, asentado y
seguro de sí mismo, nuevamente feliz por sus logros. Entre los temas
poéticos figura alguno místico. En la siguiente década, también de plena
madurez aunque marchando ya el poeta hacia una ancianidad saludable
y todavía enérgica en lo físico y joven en lo espiritual, produce, entre
otros, un poema de la experiencia vivida, “ W er nicht w e i s s .. .” (Quien
no s a b e . . . ) (p. 16) y otro del hombre íntegro que no ha claudicado
jamás en sus normas morales: “ Guter Rat” (p. 4 9 ), (Buen co n se jo ),
en el que satiriza la naturaleza humana, uno de cuyos versos dice:
“ Nur laute Menschen záhlen!” (¡S ó lo cuenta la gente v o cin g le ra !). Es
decir, los que piensan y callan no son tomados en cuenta, verdad cierta
aunque triste. Pero termina, sin embargo, con este honrado con sejo:
“ Und bleib getrost und frei mit dir allein!” (S ólo contigo mismo man­
tente confiado y lib r e !).
“ Nos causa admiración — habíamos escrito al autor— la fibra poética
bien mantenida en las dos últimas décadas transcurridas, lo que denota
indubitablemente un extraordinario espíritu joven en el autor no obs­
tante su ya avanzada edad. Encuentro excelente el poema “ Dreifaches
Alter” (p. 64) (La triple ed ad ), que sólo un hombre de blanca testa
pudo haber producido todavía lleno de energías” .
Respecto al bello y brevísimo poema “ Nachts” (p. 7 1 ), (En la n och e),
cada una de sus tres estrofas me hicieron recordar los haikou o breví­
simos poemas japoneses que se originaron en el siglo X V II, que dicen
mucho aunque suelen estar form ados por sólo un par de versos o líneas
y cuyo “ estilo” el fam oso poeta mexicano José Juan Tablada, que se­
pamos, puso de moda en el mundo hispanoparlante allá en el primer
cuarto del siglo.
Hemos de añadir que el poema “ Altender Pfau” (p. 57) (Pavorreal
en vejecid o), algo satírico, nos hizo recordar otro poema, también sa­
tírico, del afamado poeta nicaragüense Rubén Darío, en el que éste alaba
el precioso plumaje del Pavorreal, pero hace m ofa de sus horrendas
patas. Si bien el enfoque de ambos poemas es distinto, la calidad poética,
en mi opinión, en ambos va pareja.
Para mi satisfacción, mi venerable amigo nos decía en su carta de
respuesta:
143
“ Sus reflexiones respecto a las etapas de mi vida y la interpretación
correspondiente de las poesías son — aparte de ser demasiado bené­
volas— acertadas, a pesar de la escasez de material, ante todo la ó '1
década” .
Ingeniero, músico y poeta. ¿ Y tendrá algo más por revelarnos de su
interesante y fecunda personalidad? Sí, hay más. Porque tenemos enten­
dido que el Dr. Ilerz se ha venido ocupando en ordenar sus papeles
desde hace tiempo guardados, que además de constar de numerosos
poemas por revisar y pulir, incluyen también ensayos y estudios en
prosa y piezas dramáticas, así com o gran cantidad de estudios y corres­
pondencia filosóficos, pues que el inquieto espíritu de nuestro amigo y
su polifacética cultura encierran mucho más que la antes mencionada
tricotomía, de suyo rica.
Saboreamos ya sus bellas com posiciones musicales, saboreamos ya sus
hermosos poemas. Quisiéramos conocer alguna vez su obra en prosa,
que ha de ser sin duda muy sustanciosa por emanar de un sensible y
talentoso hombre de larga e intensa vida intelectual. Que esto es el Dr.
Oscar Josef Herz Hempel, a quien adornan también firmes virtudes
morales y una ejemplar caballerosidad que sus amigos, entre quienes
tengo el privilegio de contarme, hemos podido apreciar.
Walter D upouy
144
HUMBOLDTIANA
ACTO DE IN AUGURACION DE LA NU EVA SEDE
La A sociación Cultural Humboldt venía ocupando durante nueve años
una vistosa y agradable quinta en la 2^ Avenida de Campo Alegre, pero
el incremento de sus actividades, por una parte, que exigía cada vez
mayor espacio útil, com o la circunstancia de que dicho inmueble fue
vendido y la nueva propietaria pidió su desocupación al vencimiento del
contrato, nos obligó a solicitar un nuevo local más capaz, de suerte que
en abril de 1972 la A sociación quedó instalada en el primer piso del
edificio Pigalle, Avenida Leonardo da V inci, Bello Monte, local sin
duda más funcional y espacioso.
La Junta Directiva acordó efectuar un acto inaugural el 4 de mayo por
la noche, cuyo programa constó de los siguientes números:
1.
Palabras del Dr. Antonio José Anzola Carrillo, Presidente de la
A sociación Cultural Humboldt.
2.
Profesor Rhazés Hernández L ópez: “ Breves semblanzas de un Com­
positor: Dr. Oscar J. Herz” .
3.
“ Alte Klänge” (Sonidos del Pasado) - Dr. Oscar J. Herz. Cuatro
piezas para piano - ejecutadas por Adriana Moraga.
4.
Conferencia a cargo del Dr. Guillermo Zuloaga: “ Humboldt en V e­
nezuela” .
5.
“ Sonatas de Do mayor para Cuarteto de arcos” - Dr. Oscar J. Herz Allegro - Allegretto (M inuetto) - Sostenuto.
Profesores ejecutantes: Carlos Zusi (primer v io lín ), Donatus Jakavicius (segundo v io lín ), Karel Adam icek (v io lo n ce lo ), Mauro Rosco
(v io la ).
6.
Un brindis al finalizar el acto.
El Dr. Anzola Carrillo, en su interesante com o amena disertación, se
refirió a los orígenes de la Asociación, a sus fundadores, las finalidades
de aquélla, en fin, al notable desarrollo alcanzado para el cual señala
147
tres etapas de importancia. El lector podrá conocer el discurso completo,
inserto al final de esta nota informativa, que en cierto m odo sintetiza la
historia de la A sociación en 23 años de sus actividades culturales y
docentes.
En cuanto a los números musicales, gracias a la amabilidad del Dr.
Oscar J. Herz, nuestro ex-Presidente en el período 1963/1964, la A so­
ciación fue honrada con la primicia de las muy deliciosas piezas que
él compuso, ejecutadas por primera vez en público en esa ocasión, mere­
ciendo nutridos aplausos del auditorio que de manera entusiasta pidió
su presencia en el proscenio para repetir su sincera satisfacción y aprecio.
Las palabras del Prof. Rhazés Hernández López, que precedieron a la
ejecución musical, además de referirse a la sensibilidad creadora del
com positor Dr. Herz, destacaron los méritos de sus creaciones musicales
para piano y para el cuarteto de arcos, que de seguidas habían de
estrenarse.
En cuanto la conferencia pronunciada por el distinguido geólogo, Dr.
Guillermo Zuloaga, referente a las exploraciones de Alejandro de Hum­
boldt en Venezuela, ilustrada con numerosas proyecciones de mapas y
paisajes geográficos, com o también de retratos del Sabio y otros objetos
de interés, constituyó una pieza sumamente didáctica, hábilmente desa­
rrollada por el docto conferencista sobre un tema que ha estudiado muy
a fondo y domina a cabalidad. Como es de suponer, los oyentes le
prodigaron un caluroso y merecido aplauso.
Palabras del Dr. Antonio
J. Anzola Carrillo, Presidente de la
Asociación Cultural Humboldt.
E ra el año 1949. No había tran scu rrido un quinquenio desde
la capitulación, sin condiciones, que puso fin a la Segunda
G uerra Mundial. Alem ania vencida, desolada, arruinada, agó­
nica, apenas comenzaba, con el nombre de República Federal
de Alem ania, la hercúlea tarea de la reconstrucción. Todavía
eran m irados con recelo los países, instituciones o personas
que dejaban ver su sim patía por la nación que estaba pagando
con la derrota — decían— su orgulloso anhelo de hegem onía
mundial.
Pero hay algo, y así lo dem uestra la historia, que pervive de
un pueblo a pesar de su
infortunio o decadencia : la cultura.
En el caso que nos ocupa, el v ig or de la cultura alemana ha
sido indiscutible.
Dentro de este últim o concepto el Dr. J. I. Baldó, eminente
tisiòlogo y sanitarista venezolano, m aestro en su especialidad
de muchas generaciones m édicas; y adm irador de la ciencia,
de la m úsica y del arte, en general, alemanes, con los cuales
había estado en estrecha vinculación durante su perm anencia
148
de años en un centro médico europeo, de habla alemana, había
concebido, desde hacía algunos años, la idea de que se creara
entre nosotros una institución cultural, ajena de “ toda m ani­
festación o intervención de carácter político” , con el objeto
de “ difu n dir en Venezuela la cultura germ ana en sus aspectos
cien tífico, literario y artístico” . En este sentido había hablado
insistentem ente con personas de im portancia, venezolanas y
alemanas, sobre su proyecto, que fu e, en verdad, del agrado
de todos.
E ncontró Baldó, de modo fácil, con quien poner por obra la
idea, en su gran am igo el profesor R u dolf J a ffé . J a ffé había ve­
nido de Alem ania contratado, a instancias de Baldó por la Poli­
clínica Caracas, para enseñar en esta ciudad anatom ía patoló­
gica, m ateria de la cual era p rofesor notable desde su actuación
de muchos años en el hospital “ La Charité” de Berlín, y
contaba ya alrededor de trece años de m eritoria actuación
científica, técnica y docente, en el H ospital V argas. Y ambos
se dieron con entusiasm o y actividad al trab ajo de fu ndar la
institución.
Entre Venezuela y Alem ania
las relaciones diplom áticas.
aún no se habían restablecido
Baldó invitó por circular a su casa a un gru po de 25 venezo­
lanos y 25 alemanes con el señalado fin . Y el 22 de ju n io
de 1949 quedó establecida la A sociación Cultural Hum boldt
mediante la firm a del A C T A C O N S T IT U T IV A por 26 Miem­
bros Fundadores, otorgantes de la misma.
En ese año se cum plía el bicentenario del nacim iento de Goethe
(1749-1832) y el sesquicentenario de la llegada a Cumaná del
Barón A lejan d ro H um boldt (1769-1859). Se escogió el nombre
de Hum boldt para la A sociación que se creaba por el evidente
argum ento de ser éste bien conocido y recordado en Venezuela
donde pasó 16 meses — de ju lio de 1799 a noviem bre de 1800—
de intensa, inmensa y fru c tífe r a labor de naturalista y de
geólogo que, unida a sus trab ajos en otros países del conti­
nente de Colón, valiéronle merecidam ente el título de “ des­
cubridor cien tifico de la A m érica” .
La prim era Junta D irectiva estuvo form ada por J. I. Baldó,
como presidente; Dr. Edo. Rohl, vicepresidente; Dr. Carlos
Guinand, tesorero; Dr. Carlos O ttolina, secretario; y vocales
los doctores José L oreto A rism endi y R u d olf J a ffé y el señor
Ramón Díaz Sánchez. Com isarios los señores T eófilo Sánchez
H urtado y Edo. Sieblesz.
Con sobra de razón la A C H rindió hom enaje de reconocim iento
y sim patía a Baldó y J a ffé en acto realizado el 21 de ju n io de
1966, en el que ambos recibieron diplomas de M iembros H ono­
rarios. Y es que para ese momento la A sociación que en sus
prim eros años había sido portátil, pues sus miembros reunianse
unas veces en casa de Baldó o en su Consultorio; otras casa
de J a ffé , de José Loreto Arism endi, de Edo. Rohl, de Criollo
Rivas, contaba ahora con un buen local, el de Campo A leg re
que reem plazó con ven taja al prim ero de la Calle de La
Iglesia, en Sabana G rande; tenía una biblioteca organizada; se
habían increm entado las conferencias, los conciertos, las expo­
siciones y las películas de carácter cultural; seguían viniendo
149
a Venezuela personas sobresalientes de la cultura alem ana;
el profesor G erardo D om agk, Prem io Nobel de M edicina, había
sido la prim era de ellas. Las clases de alemán se habían tecn ificad o y m etodizado desde que se hizo efectiv o el contrato,
en 1963, con el Goethe Institut de M unich que tiene por fin
p rincipal la enseñanza del idiom a alemán en todo el mundo.
Y habia aparecido el prim er Boletín de la A sociación, logro
de la Comisión E ditora que preside nuestro form idable con ­
socio fundador, el antropólogo W a lter Dupouy. El Boletín es,
a no dudarlo, como un film e docum ental en el que quedan
im presos p ara la historia de la A sociación las C rónicas o
anales de cuanto en ella ocurre. Y es mano tendida a nuestras
relaciones hechas y por hacer dentro y fu e ra del país.
El 22 de ju n io de 1964 se habían celebrado los quince años
de la Asociación. En una palabra, se estaban realizando los
fines pa ra los que había sido creada, de acuerdo con lo esta­
blecido en sus Estatutos, elaborados por cierto, por un ex­
presidente de la A sociación, el D r. José Loreto Arism endi.
Según mi modo de dem arcarlas, se habían cum plido tres eta­
pas de su desarrollo: la prim era, desde sus pasos iniciales en
1949, hasta la adquisición del local en 1953; la segunda, desde
entonces hasta el contrato con el Goethe Institut en 1963; y la
tercera, que empieza con la publicación del B oletín en 1965.
Es de ju sticia recordar que antes de la llegada del prim er
enviado del Goethe Institut se daban en nuestro Centro g r a ­
tuitam ente, clases de alemán. A la prim era profesora Sra.
D ora de O lbrich, en gesto de gratitud y singular aprecio por
su trab ajo desinteresado y valioso, su afecto a la A sociación
y su asiduidad en la asistencia a sus diferentes actos, se le ha
conferido desde 1953 el diplom a de M iembro H onorario.
De acuerdo con el art. 4 de los E statutos, se establecieron
dependencias o Capítulos de la Asociación en M aracaibo en
1967 y en Mérida en 1968, lo que alarga sus brazos en el
territorio de la R epública y dilata visiblem ente su acción
cultural.
E sta acción ha venido extendiéndose desde la fu ndación de la
Humboldt, pues hoy es d ifícil encontrar una universidad, un
colegio, un instituto pedagógico o cien tífico o literario o artís­
tico capitalinos u otros muchos sim ilares del Interior, así como
medios de com unicación social, con los cuales no se mantengan
las m ejores relaciones en pro de la cultura. De la cultura que
se trata de salvar de la crisis que actualmente padecen todas
las cosas, fenóm eno del mundo m oderno en tran ce de subyu­
gación por el maquinismo.
H ay, además, en esta casa, servicios de discoteca, pinacoteca
y de in form ación sobre estudios en Alem ania y tram itación de
las becas del Servicio de Intercam bio Académ ico Alem án.
Las conferencias se han clasificado en varios ciclos: a ) V e­
nezuela, su historia y los alem anes; b) Temas de la Venezuela
contem poránea; c) La Ciencia y N uestro M undo; d ) A le­
m ania: Hablan representantes de la vida cultural y científica
de Alem ania.
150
En 1969 hubo la conm em oración solemne del X X aniversario,
coincidente con el bicentenario del natalicio de Humboldt. Una
comisión editora especial se ocupó de la im presión de “ V ene­
zuela de hace un siglo” , precioso álbum de acuarelas del
pintor alemán Antón G oering (1836-1905).
En el día presente, después de m ucha lucha y tratando de
superar las dificultades económ icas que nunca han faltad o a
la A sociación, es m otivo de reg ocijo verla instalada en este
local más espacioso y cóm odo y adecuado a sus funciones.
Y por añadidura — cosa de la suerte— , con frente a una
avenida que tiene el nom bre inolvidable de un representante
de la h istoria universal de la cu ltu ra: Leonardo de Vinci.
O jalá la A sociación tenga también la suerte de que un M ecenas
hiciera p a rtir la próxim a etapa de la posesión de una sede
permanente, con terreno y arquitectura propios, que la p ro­
yectara de modo estable y defin itivo en el área que le corres­
ponde de las relaciones culturales germ ano-venezolanas.
A sociación de ya veintitrés años casi cumplidos, la nuestra
ha sido presidida por J. I. Baldó, R u dolf J a ffé , Edo. Rohl,
José Loreto Arism endi, Luis T eófilo Núñez, Julio Criollo Rivas,
A tilio Brillem bourg, Ernesto Blohm , O scar Herz, Juan Feo.
Stolk, W a lter Dupouy, D irk B ornhorst y Eugenio De Bellard
Pietri. A lgunos de ellos han m uerto ya. H asta ellos lleguen
en el seno de la tierra o de Dios donde reposen, nuestras
adm irativas y confraternales mem orias. A los otros, a quienes
constituyeron ju n tas directivas con los presidentes con quienes
com parten las responsabilidades de la g estión ; a los 400 con­
socios que nos acompañan de cerca o de lejos; a los dos, que
han sido Docentes y D irectores de la Asociación, señores Niese
y Reinstrom , enviados del Goethe Institut, cuya in fatigable y
rendidora labor hemos aplaudido siem pre; así como al personal
de secretaría y otros servidores, las más emocionadas gracias
y la exhortación a continuar en la obra con igual entusiasmo.
Saber seguir, según un célebre pensador español, equivale a
saber guiar.
Por fin , nuestro agradecim iento a los socios protectores y a
las entidades benefactoras o contribuyentes sin cuyos gene­
rosos aportes no hubiera podido alcanzar la Asociación el grado
actual de desarrollo ni hubiera sido posible la publicación de
su Boletín, ni la em prendida de obras venezolanistas.
A m igos m íos: “ Es muy fá cil pensar. Obrar es muy difícil. Y
obrar según nuestro pensamiento es lo más difícil del m undo” .
Con esta oración de Goethe doy térm ino a mi alocución pre­
sidencial, m ovida por la intención de producir en ustedes, co­
mo se ha producido en m í mismo, la alegría de contem plar
cómo la semilla de Baldó y J a ffé y demás fundadores es hoy
árbol robusto de cultura, cuyas ram as alcanzan hasta lugares
muy distantes de donde fue sembrado.
SERA CREADO EN CARIPE EL MUSEO “ HUM BOLDT”
El Profesor Eduardo Lira Espejo, Director de Relaciones Internacionales
del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (IN C IB A ), ha inform ado
a la prensa que será creado el Museo “ Humboldt” en la población de
m
Caripe, Estado Monagas, población relativamente cercana a la famosa
Cueva del Guácharo, que Humboldt exploró y dio a conocer del mundo
científico europeo.
El proyectado museo n o sólo será un homenaje más de reconocimiento
que Venezuela rendirá al Sabio, sino que tendrá, com o explicó el Prof.
Lira Espejo, una finalidad didáctica, tanto para quienes con especial
interés visitarán la zona caripense y su colosal y extraordinariamente her­
mosa cueva, com o para la prom oción turística que ese monumento espeleológico natural constituye entre las maravillas que posee Venezuela.
El Prof. Abdén Ramón Lancini, Director del Museo de Ciencias Natu­
rales de Caracas y uno de los acreditados conocedores de la vida de
Humboldt y quien colaborará en el proyecto del Museo “ Humboldt” ,
ofreció contribuir a la meritoria obra con el vasto material bibliográfico
y fotográfico de interés humboldtiano que posee y que sin duda enri­
quecerá los fondos didácticos del nuevo instituto.
LA R U T A DE HUM BOLDT POR EL RIO NEGRO Y EL CASIQU IARE
El antes m encionado Prof. Lancini, Director del Museo de Ciencias
Naturales, quien en otras ocasiones ha dictado conferencias en nuestro
auditorio sobre las culebras de Venezuela — su especialidad es la Herpetología y es una autoridad en ofidios— realizó una expedición científica
por los ríos Negro y Casiquiare, siguiendo la ruta de Humboldt, con el
objeto de efectuar coleccionamientos zoológicos y estudiar el estado de
esos ríos y sus paisajes geográficos para conocer su actual condición en
comparación con las descripciones de Humboldt de principios del siglo
X IX .
Los resultados de sus investigaciones los dio a conocer en su conferencia,
por de más interesante, ilustrada con numerosas diapositivas, pronunciada
el 4 de agosto de 1972 en el auditorio del Museo de Ciencias Naturales.
Como amable colaborador de nuestra A sociación, el Prof. Lancini disertó
también en nuestra sede el 14 de noviembre de 1972, sobre su “ Expedi­
ción al Casiquiare” , también profusamente ilustrada. Ambas disertacio­
nes merecieron el mayor interés por parte de los numerosos oyentes que
concurrieron a esos actos, ávidos de conocer las características de la
hermosa región selvática del país.
152
TERCER ESCALAM IENTO A L PICO HUMBOLDT EN M ERIDA
El P ico Humboldt, en la Sierra Nevada de Mérida, Estado Mérida,
Venezuela, fue escalado por tercera vez. Su altitud sobre el nivel del
mar es de 4.942 metros, es el segundo pico más alto de Venezuela, que
tiene en su cumbre nieves perpetuas.
La primera escalada fue llevada a cabo en 1966 por los “ alpinistas”
doctor Charles Brewer com o director y un grupo de jóvenes estudiantes
“ Bomberos Voluntarios” de la Universidad Central de Venezuela, quienes
se acreditaron con esta proeza la prim icia de alcanzar esa cumbre virgen
basta entonces.
La segunda escalada la realizaron los jóvenes Jorge Burguera y Ramón
Avendaño, miembros del Club Andino Venezolano y Eduardo Lacour
miembro del Centro Excursionista Universitario de la Universidad Cen­
tral de Venezuela. Realizaron la proeza en agosto de 1968. Tenemos
entendido que el joven Burguera, en una excursión posterior a la Sierra
Nevada, se desprendió de un risco pereciendo en el fondo del abismo,
accidente muy de lamentar pues que tronchó la vida del joven veinteañero, estudiante de Ingeniería en la Universidad de Los Andes.
La tercera escalada la realizaron cinco universitarios de la citada Uni­
versidad emeritense. miembros del Centro de Rescate "D om in go Peña’
de Mérida, Rafael Monasterios, Leonidas Prieto, Ibrahim López, Oscar
Chaparro y Rufo Casanova, proeza que culminaron a mediados de agosto
de 1972. Aunque siguieron las rutas marcadas por sus antecesores, se
valieron de algunos desvíos que les permitieron acortar el tiempo de la
ascensión.
Registramos esta noticia por tratarse del Pico Humboldt, de muy difícil
acceso, especialmente por la vertiente Este, que fue la utilizada por el
grupo de jóvenes andinistas.
153
OBITUARIO
Prof. Dr. W erner T etzlaff
1909 -1973
Por W a l t e r D
upouy
Aunque el contenido del presente
BOLETIN N° 8 corresponde al año
1972, es decir, el año anterior al
de su impresión y circulación, c o ­
mo es la costumbre, la Junta D i­
rectiva acordó que, no obstante esa
norma, se incluyese en la presente
entrega este obituario con el objeto
de no demorar la luctuosa in for­
m ación que en él damos a conocer.
Se trata de que el 18 de julio de
1973, ocurrió en Maracaibo el muy
sentido deceso del señor Profesor
Dr. W erner Tetzlaff, quien en vida
fue el fundador y primer Presi­
dente del Capítulo de M aracaibo de la A sociación Cultural Humboldt y
un distinguido catedrático de la Universidad del Zulia.
Nació el Dr. Werner Tetzlaff el 29 de setiembre de 1909 en Solingen,
Alemania, h ijo del reverendo Pastor Karl Tetzlaff y de Doña Clara
Buchenau de Tetzlaff, esta última pianista de nota, a cuyo espíritu artís­
tico y densa cultura musical se debió el que sus cuatro hijos, de los
cuales Werner era el tercero, crecieran con ese mismo espíritu artístico
y adquiriesen una sólida cultura musical. Y aunque de los tres hermanos,
C erner no manifestó al principio interés en la música, terminó siendo,
por propios esfuerzos, un violinista cabal.
No obstante, el joven Tetzlaff se interesó profundamente también en la
ingeniería, cuyos estudios cursó primero en Hannover y después en Mün­
chen, donde se graduó de ingeniero, iniciándose com o profesional en la
afamada fábrica Deutz en Colonia. Dotado de singular talento, no tardó
el joven ingeniero en realizar ciertos inventos que indujeron a la fábrica
157
Mercedes-Benz a emplearlo en su departamento de investigación en Stuttgart-Untertíirkheim. Fue en Stuttgart donde contrajo matrimonio con
Doña Clarita de Tetzlaff. Ese mismo año obtuvo un cargo en la Escuela
Técnica Superior de Hannover donde, junto al Dr. Neumann, obtuvo el
título de Doctor en Ingeniería.
Durante la guerra permaneció en Hannover, por haber sido cedulado
com o “ indispensable” y a pesar de que el fam oso físico espacial Wernher
von Braun procuró atraérselo a Usedom, el Dr. Tetzlaff prefirió quedarse
en su ambiente de trabajo de Hannover. Después de la guerra y ante la
incierta situación que siguió a la hecatombe, se trasladaron los esposos
Tetzlaff, a quienes les nació una hija en 1939, a la Selva Negra donde
residía la madre de Doña Clarita. En 1948 les fue posible, por sus nexos
de familia, trasladarse a Caracas y en enero de 1949, se establecieron
finalmente en la ciudad de M aracaibo. Los primeros años de residencia
allí fueron ciertamente duros, aunque el estimulante círculo musical con ­
tribuía a hacerles la vida amablemente variable. Tal llegó a ser el entu­
siasmo en las tenidas nocturnas particulares, que el Cuarteto de Cuerdas
que form ó el Dr. Tetzlaff no tardó en presentarse al gran público, de
suerte que cada primer jueves del mes ejecutaba en la Concha Acústica
en la Plaza de la República, con entero éxito. También se organizaron
conciertos que ejecutaron en algunas residencias, pero al aumentar el
entusiasmo de los oyentes y su número, fue necesario realizar esos con ­
ciertos en el ambiente más espacioso de un club.
Después reanudó el Dr. Tetzlaff su actividad profesional de ingeniero al
ocupar un cargo donde la empresa del Sr. Gustavo Zingg, pasando a
trabajar más tarde en la Cervecería Zulia, de la que se separó para
trasladarse a San Cristóbal, Estado Táchira, donde se dedicó durante dos
años a la enseñanza de violín y viola en la Academia de Música. En
San Cristóbal form ó prontamente un Cuarteto de Cuerdas que realizó
conciertos con toda regularidad.
Pero el año 1953, pudo el Dr. Tetzlaff volver a ejercer su antigua p ro­
fesión de ingeniero, al ser nom brado profesor en la Universidad del
Zulia. En el ejercicio de la docencia halló la más honda satisfacción
durante los últimos 20 años de su vida, y sus discípulos hallaron en él
un profesor no sólo altamente dotado sino también siempre dispuesto a
ayudarlos con generosa franqueza.
El año 1965 y por propia voluntad, solicitó y obtuvo el Dr. Tetzlaff la
reválida en la Universidad Central de Venezuela, Caracas. Ese año dis­
frutó con su esposa del año sabático, en Alemania, su patria de origen,
siendo ya Venezuela su patria adoptiva, pues había adquirido la nacio­
nalidad venezolana de manera absolutamente sincera.
138
En enero de 1973 correspondíale disfrutar nuevamente de un año sabá­
tico, pero hubo de ir posponiendo su proyectado viaje hasta fijarlo para
el 1° de agosto último. Infortunadamente, una grave afección del nervio
ciático deterioró su antes sano organismo. Vanos fueron los esfuerzos de
la ciencia para salvarlo y el 18 de julio ocurrió su deceso.
Aunque no tuvimos el privilegio de conocerlo personalmente, nos hemos
constituido en voceros de la Junta Directiva y de los miembros de la
A sociación Cultural Humboldt, entre quienes el Dr. Tetzlaff contaba con
buenos y sinceros amigos, para expresar a su viuda Doña Clarita y
demás familiares de su finado esposo la más sentida condolencia.
La Facultad de Ingeniería de la Universidad del Zulia y el Rotary Club
de Maracaibo publicaron sendos acuerdos de duelo, y nuestra Asociación
Cultural Humboldt también manifestó públicamente su pesar en órganos
de la prensa capitalina. En la Iglesia Evangélica de San Pablo en M ara­
caibo, se efectuaron los oficios religiosos el 19 de julio antes del acto
del enterramiento. Llevó la palabra en esa solemnidad el Cónsul de la
República Federal de Alemania en M aracaibo, señor Dr. Kurt Nagel von
Jess, de las que transcribimos los siguientes conceptos que configuran la
ejemplar personalidad del Ingeniero Dr. W erner Tetzlaff:
“ Creo obligación del amigo despedir con mis palabras no sólo a un
eminente profesor universitario guía de juventudes, a un científico, a un
músico, a un esposo, a un padre, a un h ijo de pastor protestante que
supo siempre cumplir con los postulados del Evangelio, sino también a
un hombre sencillo y bueno, optimista, siempre sonriente, cordial; caba­
llero en todo sentido de la palabra, que supo com binar en su persona un
conjunto de cualidades difícil de encontrar en este mundo de hoy, donde
la disciplina, la corrección y la sencillez parecieran haber perdido su
justo valor” .
Expresamos también el pésame a nombre de nuestra Asociación y de su
Junta Directiva, al Capítulo de M aracaibo que ha perdido en su fundador
un asiduo y generoso colaborador.
1.59
Lista de M iem bros
M IEM BRO S
F U N D A D O R E S O TO R G A N TE S
C O N S T IT U T IV A
Baldó, Dr. José Ignacio
J a ffé , Dr. R udolf
Arism endi, Dr. José Loreto
A tencio, Dr. Hum berto
Blohm , Sr. Ernesto f
Blohm , Sr. Henrique
Brillem bourg, Dr. A tilio
Criollo Rivas, Dr. Julio f
Díaz Sánchez, Sr. Ramón f
D egw itz, Dr. Guillermo
Gathmann, Sr. Hans
González Plaza, Dr. R afael f
Guinand, Dr. Carlos f
DEL
ACTA
Hartung, Dr. Enrique
Hernández Sozaya, Dr. Guillermo f
Hausz, Dr. Richard J. C.
Márquez Reverón, Dr. Victorino
Mendoza, Sr. Juan Simón
Ottolina, Dr. Carlos f
Pardo, Dr. Isaac J.
Reverón, Sr. Carlos Enrique f
Róhl, Dr. Eduardo f
Roldán, Dr. Leoncio Jaso
Soulés Baldó, Dr. Raúl
W eiss, Dr. Franz f
Zingg, Sr. Gustav f
M IEM BROS FU N D A D O R E S
A n gulo Ortega, Dr. A lberto
A nzola Carrillo, Dr. Antonio J.
Ball, Dr. R. R. f
Barnola, Dr. José
Behrens, Sr. A lfred o A.
Behrens, Sr. Carlos Federico f
Behrens hijo, Sr. Carlos
Berthold, Dr. Günther
Blaschitz, Sr. Carlos
Bohnhorst, Sr. Erich
Bornhorst, Sra. Julia
Cohn, Sr. A lfred o t
Conde Jahn, Dr. Franz
Coronil, Dr. R. F.
Cottón, Dr. Gustavo f
D egw itz, Sr. Hermann f
Dominici, Sra. Luisa de
Dupouy, Sr. W alter
Emden, Sra. Hanni
Essig, Sr. Hans
Fleury Cuello, Dr. Eduardo t
Fries, Sr. Frederic
Gabaldón Márquez, Dr. J.
García A lvarez, Dr. Julio t
Gathmann, Sr. A d olfo
Gómez, Dr. Bernardo f
González Rincones, Dr. Pedro
Gunz, Dr. Joseph
Hartung, Dr. M anfred
Hauck, Sr. Ludw ig f
Hausz, Sr. H erbert
H edderich, Dr. Henrique
Helm holz, Sr. H eriberto
Hermann, Srta. Luise
H errera Uslar, Sr. Reinaldo
H erz, Dr. Oscar J.
Heuer Lares, Sr. W erner
Indorf, Dr. H.
Iturbe, Dr. Juan f
Iturbe, Dr. Pedro
J a ffé, Sr. Erw in
J a ffé, Sr. Helmut
J a ffé, Dr. W erner
Knoll, Sr. Phoebus
K rogm ann, Sr. A lfred
Kutz, Sr. W illi t
161
Landaeta Payares, Dr. H éctor f
Layrisse, Dr. M iguel
Lozano, Dr. Luis
Machado Mendoza, Ing. Guillermo
Machado M orales, Dr. G.
Mendoza, Dr. Lorenzo A. f
M ontem ayor, Sr. Roberto de f
M üller-K arger, Dr. E dgar
Núñez, Dr. Luis T eófilo
O’ Dally, Dr. J. A.
Olbrich, Sr. Juan
Paul, Dr. Günther
Paz, Dr. Otto
Peltzer, Dr. Ernesto
Pérez Carreño, Dr. M iguel t
Pietri, Dr. A lejandro
Popken, Sr. A d olfo f
M IEM BROS
DE
LA
Potenza, Dr. Leandro
Raga, Dr. M iguel
Ritter, Dr. H ugo
Röhl, Sr. Juan
Schubert, Sr. Carlos
Stolk, Dr. Juan Francisco f
Tovar, Dr. Guillermo
Tovar Lange, Dr. Martin
Tovar, hijo, Dr. Silvestre
Vegas, Dr. Martin
Vollm er, Sr. A lberto F.
Vollm er, Sr. A lfred o f
V ollm er, Sr. F ederico f
W ächter, Sr. Hans von
W ilschek, Sr. Max f
W olf, Sr. Federico
Y epes Santa M aría, Sr. Andrés
A S O C IA C IO N
H O N O R A R IO S
Baldó, Dr. José Ignacio
Blohm, Sr. Ernesto f
Herz, Dr. Oscar J.
Humboldt, Baron Bernhard von
J a ffé, P rof. Dr. R u dolf
Olbrich, Sra. D ora de
Schubert, Sr. Carlos
CULTURAL
H U M BO LD T *
L itog ra fía T ecnocolor, S. A.
M eyer-Prod. Terapéuticos, S. A.
Mobil Oil Com pany de Venezuela
SACCO Sociedad Anónim a de
Crédito y Com ercio
Siemens, S. A.
Volksw agen Interam ericana
S U S C R IT O R E S ( E n t i d a d e s )
V I T A L IC IO S
A lvarenga, Dr. Antonio
Arism endi, Dr. José Loreto
Bornhorst, Arq. Dirk
Knoll, Sr. Phoebus
M endoza Fleury, Sr. Juan S.
Tam ayo Rivero, Sr. Eduardo
Vollm er, Sr. A lberto
Vollm er, Sra. Aenne
PROTECTORES
Blohm, Sr. Jorge
Gerbes Izaguirre, Sr. A lfred o
H oogesteyn, Sr. Jan
Steinvoi’th, Sr. Guido
PROTECTORES
(E ntida des)
C orporación Venezolana del M otor
Ferrum C. A.
Fundación Creole
Fundación Venezolano-A lem ana
Colegio Humboldt
*
A cadem y La Castellana
Ag-fa-Gevaer de Venezuela, S. A.
A rs Publicidad, S. A.
C. A. Tabacalera Nacional
Comeca, S. A.
Constructora G raf, C. A.
Eternit Venezolana, S. A.
Exquisiteces F risco, C. A.
Lufthansa Líneas A éreas Alem anas
M erck-C ofasa, S. A.
Rom aca - Rodam ientos y Maquinarias,
C. A.
Rovenca - Roth de Venezuela, C. A.
Taller de Arq. B ornhorst-N euberger
Tele Norma, C. A.
T oven ca-T opfligh t de Venez., C. A.
U nifot, C. A.
W aveca, C. A.
S U S C R IT O R E S C O R R E S P O N D IE N T E S
D aw idow icz, Sr. Simón Daro
La presente lista g en eral de m iem bros co rre s p o n d e a o c tu b r e
¡62
de
1973.
S U S C R IT O R E S
A carregui, Sta. María B.
A gram onte, Sr. José Ignacio
A lvarez Chacin, Dr. Francisco
Anzola Carrillo, Dr. Antonio
A risteguieta Gram cko, Dr. A d olfo
Aue, Sra. A ngelika D oren dorf de
Aue, Sr. Eberhard
Babczynski, Sra. Elisa de
Babó Reuss, Dr. A m érico
Bachmann, Sr. Carlos E.
Baldó, Sra. Josefina A . de
Baldó Casanova, Dr. Lucio
Ball hijo, Dr. Ricardo
Barnola, Dr. José
Barrink-Baert, Sra. Johanna
B aum gartner, Sr. W erner
Behrens, Sr. A lfred o A.
Berckenm eyer, Sr. Johann H.
B erger, Dr. Carlos
Berger, Dr. Hans
Beyer Camp, Dr. H elm ut K.
Bez, Dr. Rolando
Blaschitz, Ing. Bernardo
Blaschitz, Sr. Carlos
Blohm, Dr. A lfred o
Blohm, Sr. Christoph
Blohm, Sra. Em ily de
Blohm, Sr. Henrik
Blohm, Sr. Henrique
Boetticher v. Puttkam er, Sr. K.
Bornhorst, Sra. Julia
Brando Paz, Arq. Carlos
Brandt, Sr. Gerhard
Braun, Dr. Peter
Brenner, Sra. M argarita
Brenzel, Sr. M ax F.
Breuer, Dr. John Peter
Breuer, Dr. John Peter
B rillem bourg, Dr. A tilio
B rillem bourg, Dr. Dario
Brücker, Sr. J. Jorge
Brücker, Sr. Anton
Bruni-Celli, Dr. Bias
Bustamante, Sr. René
Caballero, Srta. Isabel M.
Carrillo, Ing. Francisco
Couret, Dr. Pierre
Cram er Baldó, Sr. K arl D.
Craushaar, Sr. W o lff von
De A rm as M irabal, Dr. Julio
De Bellard Pietri, Dr. Eugenio
De Fina Torraca, Dr. Mario
De Fries, Sr. Federico
De la Vara, Sr. Enrique
D elgado Blanco, Dr. Juan
De V eer Englert, Sr. A lberto
Diekmann, Sr. Oluf
Dinter, Dr. Ladislao
D om inici, Sra. Luisa de
Dozsa, Sr. Zsigm ond von
Dupouy, Sr. W alter
E bersberg, Sr. Florian
E isig, Dr. Helmut R.
E itz van Beck, Ing. W o lf
Elschnig, Ing. H anns-Dieter
E ssig, Dr. Hans
Estrada, Sr. Ernesto
Fahnert, Sr. Heinrich
Fahrenberg, Sr. Carlos F.
Fehrenbacher, Sr. W alter
Fischer, Sr. Günter
Fischer, Ing. Hans
Franzius, Sr. Hans Heinrich
Friedei, Sr. Uwe
Fuhrm eister, Sr. K arl Friedrich
Gamboa, Dr. H elly A.
Gathmann, Sr. A dolfo
Gathmann, Sr. Hans N.
Genger U., Sr. A lfons
Goetz, Dipl. Ing. Klaus
Goetz, Dra. Inga Steinvorth de
Goldschmidt, Sra. Ilse J a ffé de
Gómez Sánchez, Dr. Germán J.
González M artínez, Dr. César
Grases, Dr. Pedro
Guinand Baldó, Dr. Carlos A.
Gunz, Sr. Ernst H.
H adam ovsky, Dr. Joaquín
H ägeli, Sra. Ursula
Hahn, Sr. Hans
Harm s, Sr. W olfg a n g
H artkopf, Sr. Erich F.
Hauck, Sr. Carlos
Hauck, Sr. Ivor
Haussmann, Dr. W alter
Hausz, Dr. Richard J. C.
Hedderich, Dr. Henrique
Hedderich Arism endi, Sr. J. A.
H erbig, Dr. E gon
Hernández López, P rof. Rhazés
Herold Behrends, Srta. In geborg
H errera U slar, Sr. Reinaldo
H ertz, Sr. Günther
Herz, Dr. W erner
Heuer Lares, Sr. W erner
163
H eufer, Ing. Klaus F.
H eyer, Sr. Ulrich
Hille, Ing. Oskar E.
H offm ann, Sr. Hans
Hollander, Sr. A lfred o
Huizi A gu iar, Sr. Luis F.
Igler, Sra. Francisca T. de
In dorf, Dr. H.
Ioannidis, Sr. Ioannis
Irvin g Jahn, Sr. Ricardo A.
J a ffé, Sr. Erw in
J a ffé, Sr. Helm ut
J a ffé, Dr. W erner
Jencquel, Sr. Jacob
Jencquel, Sr. Oscar H.
Junghan, Sr. A lfred
Junkers, Ing. Günter
Jurewitz Grauss, Sr. Gerd
Kam nitzer, Sr. M iguel
K auffm ann, Sr. Carlos
Kent, Sr. John
Kisselbach, Sr. Arno
Kisterm ann, Sr. Reinhard
Klaua, A rq. K arl Heinz
Klein, Dr. Marvin
K olbe Joesting, Sr. Hans W.
K richm ar, Sr. Jaime G.
K rogm ann, Sr. A lfred o
Krohn, Sra. Em ita de
K rueger, Sr. A xel
K rueger, Sr. Ekkehard
Lefeld M artinez, Sr. Fritz
Lehmann, Sr. Burkhard
Lem bcke, Sr. Carl H.
Lenz, Sr. Gerardo
Leo W iese, Sr. G. H.
Lerbs, Sr. Erich
Lobo Castellanos, Dr. Oscar
Lohner, Sr. M ax Christian
Loreto Hernández, Dr. Luis
Lozada, Sra. A licia de
Lozano Gómez, Dr. Luis
Lücken, Sra. Maria von
Luzuriaga N avarro, Dr. Carlos
M aedler-K ron, Sr. Joachim
M aekelt, Dr. A lberto
M aiweg, Sr. Federico
M alvet, Sr. Herman
Manns, Sr. Günter
M atthies, Sr. Roland
M árquez-García, Dr. Abdelkader
M árquez-Reverón, Dr. V ictorino
164
M aury, Sr. Ernesto J.
M eiser, Ing. Martin
M eller, Dr. Peter
M elich Orsini, Dr. José
Mendoza, Sr. Eugenio
Mendoza G oiticoa, Sr. Lope
Mesquida, Sra. Maria
M eyer, Sr. Claus H.
M eyer, Sr. K arl
M olnar, Dr. E rico G.
M oller Bruhns, Sr. W erner
M ontes de Oca, Dr. Israel
M orón, Dr. Guillermo
M orón, Dr. Julio César
M osco, Sra. Elsa Blank
Mueller, Sr. C. H.
M üller, Sra. Ilse de
M üller-K arger, Sra. E lfriede
Muñoz Mirabal, Sr. Jesús
Neuberger, Arq. Pedro
N orrm ann, Sr. Fred
Núñez, Dr. Luis T eófilo
Núñez Villaverde, Sr. Eduardo
Nutt, Sr. Heinrich
Olbrich, Sr. Juan
Pacheco Santana, Arq. R icardo
Palhazy, Dr. Albin
Pardo, Dr. Isaac J.
Peltzer, Dr. Ernesto
Petersen, Sr. Hans A.
Pim entel, Dr. Enrique
Poliak, Dr. G eorges
Popper, Sr. F ederico
Puell, Dipl. Ing. Heinz
Raga, Dr. M iguel
Rath, Sr. Hans
Reinstrom , Sr. Hinrich R.
R en gifo, Sr. Carlos A lberto
Richter, Ing. Hans J.
Riehl, Sr. A lberto
Riehl, Sr. Ernesto
R itter Jiménez, Dr. José
Robles Piquer, Dr. Eduardo
Roche, Dr. M arcel
Rodríguez, Dr. César
R odríguez A zpúrua, Dr. Elias
Röhl, Sr. Juan
Rohm er, Sr. Carl Heinz
Röm er, Sr. Oscar
Rom m el, Srta. Use
R osenberg, Sr. Kai
Rosenfeldt, Sr. A rtu ro C.
Rötter, Sr. R odolfo
Ruiz M adriz, Arq. José A.
Ryll, Sra. Blanka de
Salvi S ifontes; Sr. A d olfo
Sandor, Dr. Tibor
Santander, Dr. R afael
Scanzoni, Sr. O laf von
Scherzer, Ing. Günter
Schlee-Ternow , Ing. George
Schlüter, Srta. Gertrud
Schmider, Sr. Klaus
Schmidt, Sra. Gertrud L. de
Schm itz, Sr. Oscar
Schneider, Dr. M iguel
Schnell Behrens, Sr. Oscar
Schnoegas, Sr. Edmundo
Schubert, Dr. Carlos
Schuckmann, Sr. S iegfried von
Schumann, Sr. Franz
Sengenberger, Sr. N orbert
Simón, Sra. Gertrud
Sthamer, Sr. O tto-Friedrich
Sterling, Sr. H ugo L.
Stern, Dr. Curt Max
Stöckling, Dr. K urt
Stum pf, Dr. W alter
Suárez, Sr. V íctor M.
Tattar, Sr. A lberto
T er H orst, Dipl. Ing. Otto
Thol, Sr. Heinz
Thomsen, Ing. Soenke
Thys Blohm , Sr. R u dolf
Tillich B., Sr. G eorg
Tillmanns, Sr. Klaus Peter
Todtmann, Sr. Oskar
Todtmann, Sr. Richard
Travieso, Dr. Carlos
Trebbau M., Dr. Pedro
Urbaneja, Dr. Luis Felipe
Valentiner, Dr. Guillermo
Valentiner, Sr. Harald
Valentiner, Sr. W ally
Van Aaarsen, Sra. Elisabeth
Van Dam Van Beever, Dr. Luis
Vanegas-Fischbaeh, Dr. Horacio
Vareschi, P rof. Dr. Volkm ar
Vetter, Dr. Reiner
W ächter, Sr. Federico Carlos von
W ächter, Sr. Hans von
W ächter, Sr. K aspar von
W agner, Dipl. Ing. W ilhelm
W agner-M anslau, Ing. Ulrich
W ahlert, Sr. Ekhard von
W alther-W eisbeck, Sr. Ulrich
W antzelius, Sr. Otto
W erner, Sr. Peter
Wesemann W ., Sr. K urt F. W.
W iedebach, Dr. Alexander
W ielen, Sr. H ans-D ieter van der
W illim , Sr. Joachim
W ilschek, Sra. Edith de
W im m el, Dr. Carl-M anuel
W im m er, Sr. Carolus
W olf, Sr. Federico
Y epes Santa María, Sr .Andrés
Zawisza, Arq. Leszek
C A P IT U L O M A R A C A IB O
Auvert, Sr. Enrique
Barnard, Sr. John F.
Belloso, Sr. Manuel
Belloso, Sra. M ercedes Bermudez de
Beuringer, Sr. Enrique Leonardo
B orjas Rom ero, Dr. Antonio
Bor jas Sánchez, Dr. José Antonio
Briner, Sr. Hans
Burger, Sra. Irm gard Gerber de
Büsing, Sr. W illy
D ’Em paire, Sr. Oscar
F ejervary, Sr. Zsolt von
Frankow sky, P rof. M agda
González, Sra. Ilona de
H ernández D ’Em paire, Dr. José
Iturbe, Dr. Pedro
Joanid, Ing. Pedro
K laebisch, Sra. H erm a de
Klaebisch, Sra. Irm gard
Krohn, Sra. Ilse
Kugler, P rof. Saía
Lindner, Sr. Paul
I.übbers, Sr. R udolf
Lutz, Ing. Karl
M einhardt, Sr. H ugo 0 .
M ejia V argas, Dr. Hum berto
M eyer-Delius, Dr. Joachim
Montes, Sr. Hugo A.
Nagel, Sra. Carmen
Reinhold, Srta. Bárbara
Shanz, Sr. Theodor
Schmidt, Sra. Elinor de
Stau ffer, Ing. Julio
Stuyt-P rotat, Sr. John
165
T etzlaff, Dr. W erner
Tidow, Sr. Pastor Federico
Tredunlo, P rof. José
W olf, Ing. Jürgen
Zivoglou, Sra. Juana de
S U S C R IT O R E S
(E ntida des)
Club de Leones de M aracaibo
G ra ficolor, C. A.
C A PITU LO M ERID A
Aguilar, Dr. Manuel
Betancourt A., Sr. Leopoldo
Briceño M., Ing. José
Claverie R., Ing. Carlos
Dávila Celis, Dr. Eloy
Delgado, Dr. Héctor
Díaz, Sr. Antonio Miguel
Duque S., Srta. Belkis
Eichler, Dr. A rturo
Encinpza J., Dr. Oscar
Estévez, Dr. Raúl
Estrada, Sr. Joaquín
Finol U., Ing. Hernán
Gabaldón Parra, Dr. Augusto
García L., Dr. José V.
Goetze, P rof. Raimundo
Guillén, Sra. Maria A . S. de
Hartung, Dr. M anfred
Hernández Zuleta, Dr. R afael A.
H oeger P., Sr. Heinz Dieter
Holm quist, Dr. Ricardo
Inglessis, Dr. George
•/ellinek, Dr. M ario R. E.
Joschko, Rev. Padre Francisco
Jürgenson, Sr. Osvaldo
Kleisst, Dr. Ekkehard
166
K och, Dr. W alther
López A gu ilar, Ing. Jesús Maria
López-Palacios, Rev. Padre Santiago
Lozada, Doña A licia de
M arciales, Dr. M iguel
Miliani, Arq. M arco J.
Moneada Reyes, Dr. Francisco
Mora, Ing. Juan José
Ocariz, Dr. José
Palausch, Dra. Ottilia
Rada-Fangher, Dr. Rem y G.
Rodríguez, P rof. H éctor
Rodríguez-O rtiz, Dr. Isidoro
Rom anovich, Dr. Jorge
Rom ero G., Dr. Oswaldo
Salazar G., Dr. Richard W.
Salfelder, Dr. Karlhans
Tablante Garrido, Sr. P. N.
U subillaga, Ing. A lfred o N.
U zcátegui B., Dr. A. J.
V etencourt S., Dr. Servio
V iloria Díaz, Ing. R afael E.
W icke, Sra. Ernes R. de
W icke R a ffler, Dipl. Ing. Achim
W icke R a ffler, Sr. M iguel
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