BOLETIN cdSl1 T 4CI0N g HUMBOLDT Ail 1972 Caracas 1973 OC II ni ASOCIACION CULTURAL HUM BOLDT C O N L A C O L A B O R A C IO N D O C E N T E D E L INSTITUTO GOETHE MUNICH H AN PRESIDIDO A LA ACH DESDE SU FUNDACION EN 1949: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Dr. José Ignacio Baldó - 1949/51. Dr. Eduardo Rohl f - 1951/52. Dr. José Loreto A rism endi - 1952/54. Dr. Luis T eófilo Núñez - 1954/56. Dr. Julio Criollo Rivas f - 1956/57. Dr. A tilio Brillem bourg - 1957/59. Dr. R u dolf J a ffé - 1959/61. Sr. Ernesto Blohm f - 1961/63. Dr. Oscar Herz - 1963/64. Dr. Juan F. Stolk f - 1964/65. P rof. W alter D upouy - 1965/67. A rq. Dirk B om h orst - 1967/69. Dr. José Ignacio Baldó - 1969/70. Dr. Eugenio De Bellard Pietri - 1970/72. Dr. A ntonio Anzola Carrillo - 1972/73. M IEM BRO S DE LA J U N T A D IR E C T IV A (elegidos el 31 de enero de 1973): Presidente: Dr. Antonio J. Anzola Carrillo • V icepresidente: Dr. Enrique Pimentel o T esorero: Ing. Ulrich Wagner-Manslau • V ice-T esorero: Dr. Horacio Vanegas-Fischbach • Secretario: Sr. Axel Kriiger • V o­ cales: Prof. Walter Dupouy • Dr. Eugenio De Bellard Pietri • Dr. Marcel Roche * Suplentes: Arq. Dirk Bomhorst • Sr. Cristóbal Blohm a Dr. Carlos R. Travieso • Dr. Ramón J. Velázquez b Dr. Julio de Armas • Comisión E ditora: Prof. Walter Dupouy • Arq. Dirk Bomhorst • Dr. Eugenio De Bellard Pietri • Sr. Hinrich R. Reinstrom » Com isario: Sr. Kurt F. W . Wesemann W . • Suplente: Sr. Günter Manns. Director de la A.C.H.: Sr. Hinrich R. Reinstrom. S ede: E dificio Pigalle, 1er. Piso, Avenida Leonardo da Vinci. Colinas de Bello Monte, Caracas - Teléfonos: 76 20 55 y 76 20 91. D irección Postal: Apartado 60501 Chacao, Caracas 106 - Venezuela £11 BOLETIN 8 ANO Caracas DE LA ASOCIACION CULTURAL HUMBOLDT 1972 1973 La Asociación Cultural Humboldt hace público su vivo reconocimiento a las siguientes entidades, cuyos generosos aportes hicieron posible la apa­ rición del presente BOLETIN N ° 8. • CORPORACION VEN EZO LA N A DEL MOTOR • FERRUM C. A. • FUNDACION CREOLE • FUNDACION VE N EZO L A N O -A L EM AN A COLEGIO HUMBOLDT • LITOGRAFIA TECNOCOLOR S. A. • MEYER-PRODUCTOS TERAPEUTICOS S. A. • MOBIL OIL COMPANY DE VEN EZU ELA • SACCO, SOCIEDAD A N ON IM A DE CREDITO Y COMERCIO • SIEMENS VEN EZO LA N A S. A. • VOLKSW AG EN INTER AMERICAN A • Academy La Castellana • Agfa-Gevaert de Venezuela S. A. • Ars Publicidad, S. A. • C. A. Tabacalera Nacional • Constructora Graf C. A. • Eternit Venezolana S. A. • Exquisiteces Frisco, C. A. • Lufthansa Líneas Aéreas Alemanas • Merck-Cofasa S. A. • Romaca - Rodamientos y Maquinarias C. A. • Rovenca - Roth de Venezuela C. A. • Taller de Arquitectura Bornhorst-Neuberger • Tele Norma C. A. • Tovenca - Topflight de Venezuela C. A. • Unifot C. A. • Waveca C. A. Indice PREAM BULO LA ............................................................. 5 ........... 7 A S O C IA C IO N CULTURAL H UM BOLDT A R T IC U L O S Las Drogas en Venezuela, por el Dr. Juan M a­ nuel M ayorca ......................................................... 37 Problemas Institucionales del Desarrollo en Venezuela, por el Dr. Alian R. Brewer-Carías. 49 A dolfo Ernst, por el Dr. Blas Bruni Celli . . 73 Los Welser, por el Dr. Antonio Arellano M o­ reno ........................................................................... 85 Aim é Bonpland, por el Dr. Pierre Couret . . 99 La Malaria en V enezuela: lo que fue y lo que es hoy, por el Dr. A m old o G a b a ld ó n 109 Los Días de Bolívar en Jamaica, por el Dr. 121 Pedro G ra s e s..................................................... C O M U N IC A C IO N E S BREVES H om enaje a nuestro fundador Dr. José Igna­ cio B a l d ó ............................................................ 139 Galardón conferido a nuestro ex-Presidente Arquitecto Dirk B o r n h o r s t .......................... 140 El Dr. Oscar J. Herz, Ingeniero, M ú s ic o ... ¡ y P o eta !, por Walter D u p o u y ................... 140 IIU M B O L D T IA N A laNueva Sede . . . . 147 Será creado en Caripe elM useo “ Humboldt” . A cto de Inauguración de 151 La Ruta de Humboldt por el R ío N egro y el Casiquiare ............................................................... 152 Tercer escalamiento al Pico Humboldt en Mér i d a ...................................................................... 153 O B I T U A R IO Prof. Dr. W erner Tetzlaff - 1909-1973, por Walter D u p o u y ................................................. 157 L IS T A DE M IE M B R O S ............................................. 161 Preámbulo Como ha sido usual hasta ahora, el lector hallará a continuación de este prólogo el Inform e Anual referente a las actividades de nuestra Asociación durante el año anterior, 1972, año de labores muy intensas y cuyo más importante suceso ha sido la mudanza, efectuada en el mes de abril, a un nuevo local, com o se informa en la sección Humbolclíiana acerca del acto inaugural realizado el 8 de mayo en celebración del acontecimiento. Si bien el resumen que antecede a los extensos dalos detallados contenidos en nuestro Inform e Anual, acusa un incremento en la cifra de actos culturales, la asistencia a los cursos de idiomas, en cambio, arroja una disminución de 6 % en relación con el año 1971, cosa explicable precisamente por la mudanza de Campo A legre a Bello M onte, que afectaría a cierto número de alumnos que no hallarían para sí facilidades satisfactorias de transporte hasta la nueva sede de la Asociación. Pero al mismo tiempo, podemos anticipar la noticia de que ya en lo que va del presente año 1973 esa circunstancia d ejó de tener vigencia, por cuanto la asistencia a los cursos de idiomas superó nuevamente, en 1973, todas las cifras señaladas en los años anteriores. Y se puede añadir, además, que la concurrencia del público a los variados actos culturales que se realizan en nuestro auditorio ha sido a todas luces muy satisfac­ toria, pues que se cuenta ahora con un espacio capaz para acomodar alrededor de 200 asientos, com o también condiciones más adecuadas para efectuar recitales musicales. Y ya que nos hemos referido a la mudanza, hecho que implicó la ardua tarea de retirar del antiguo local las instalaciones, aparatos, muebles, libros y útiles para instalarlos y organizarlos en el nuevo local, hacemos público nuestro reconocim iento al D irector Sr. Hinrich R. Reinstrom, y al personal que lo secundó en todo mom ento, por la manera tan rápida y eficiente con que se realizó la reorganización de todas las dependencias y aulas en la nueva sede de Bello M onte, de suerte que la rutina de la Administración, los actos culturales y los cursos de idiomas no se vieron 5 interrumpidos y pudieron continuar desarrollándose según lo programado. A los profesores d e idiomas también agradecemos su estimada colabora­ ción prestada en esta dura ocasión. Con referencia a la presente entrega de nuestro BOLETIN, esta vez siguen al Inform e Anual siete artículos que fueron seleccionados de entre las numerosas conferencias dictadas bajo nuestros auspicios durante el año, que incluyen variados temas, algunos de positivo interés social de actualidad, otros de interés histórico y biográfico y todos ellos calzados por firmas bien acreditadas en nuestro medio profesional e intelectual. Además de los referidos artículos, ofrecem os a nuestros lectores la in­ form ación contenida en las secciones Comunicaciones Breves y Humboldtiana. Infortunadamente, hubimos de inform ar en la sección Obituario la luc­ tuosa noticia del deceso del ingeniero Dr. W erner Tetzlaff, fundador y prim er Presidente del Capítulo de Maracaibo de esta A sociación, persona de nuestra m ayor estimación y altamente apreciada en los círculos so ­ ciales, universitarios y musicales de Maracaibo, tanto por sus dotes de caballerosidad y bonhomía, com o por sus méritos de científico y de músico. El inesperado tránsito del Dr. Tetzlaff significa ciertamente una baja muy lamentable en la fila de quienes mantienen un hondo fervor por las actividades culturales, com o él lo tuvo siem pre hasta el término de su vida ejem plar y por demás activa, dondequiera se hallase domiciliado y de manera especial y prolongada en la ciudad de Maracaibo, donde supo, con su afable y generoso proceder, ganarse el respeto y el afecto de todos. ¡D escansen en paz sus restos! Antes de finalizar, queremos llamar la atención acerca del hecho, en relación con el desarrollo de nuestros programas en el interior del país, de que en el año 1972 han abarcado un m ayor número de poblaciones, aparte de las ciudades de Maracaibo y Mérida donde funcionan sus respectivos Capítulos, pues se realizaron, com o figura en detalle en el Inform e Anual, conciertos, conferencias, exposiciones, proyección de pe­ lículas y una función de teatro, en Barquisimeto, B oconó, Carora, Ciudad Bolívar, Cumaná, Los Teques, Maracay, Puerto La Cruz, Trujillo, Valen­ cia y Valera. Es, pues, muy satisfactorio el haber podido llevar al interior del país muchos de nuestros actos culturales que antes sólo eran ofrecidos a los públicos de Caracas, Maracaibo y Mérida. Caracas: octubre de 1973. LA COM ISION EDITORA 6 La Asociación Cultural H um boldt En la actualidad, la Asociación desempeña los siguientes servicios y actividades : (1 ) Actos culturales públicos (conciertos, conferencias, exposiciones, proyecciones de películas, programas de radio y televisión). (2 ) Cursos de alemán; cursos de castellano para inmigrantes. (3 ) Servicio (4 ) Servicio de Discoteca. (5 ) Servicio (6 ) Servicio de inform ación sobre estudios en Alemania y tramitación de las becas del Servicio de Intercambio Académ ico Alemán (D A A D ). de Biblioteca. de Pinacoteca. A continuación enumeramos las actividades desarrolladas en el año 1972: INFORME DEL AÑO 1972 1. A C T IV ID A D E S Y REALIZACIONES Los actos realizados por intermedio del Goethe-lnstitut están indicados con un asterisco ( * ) . CARACAS - M ERID A - M A RACA 1BO ■ IN TERIOR I. CONCIERTOS Y RECITALES II. CONFERENCIAS III. EXPOSICIONES IV. V. VI. VIL PELICULAS TEATRO RAD IO PRO G R AM A S PRO GRAM A DE TELEVISION 7 RESUMEN DEL AÑO 1972: Los actos culturales que se realizaron en Caracas, M aracaibo, Mérida y otras ciudades del interior del país, los hallará el lector organizados en form a detallada, más adelante en este Informe. Se realizaron en total los siguientes actos culturales: 134 en Caracas 20 en Maracaibo 6 en Mérida 50 en otras ciudades del interior 210 50 programas radiodifundidos de Caracas (R adio Nacional) 260 41 proyecciones por la TV-Nacional Canal-5 (26 películas de la serie didáctica “ Guten T ag” completa, más 15 de su repetición desde finales de octubre hasta el mes de d i­ ciembre) 301 en 1973 (1 9 7 1 :2 2 2 ; 1970:204; 1969:197) Excluidos los programas radiodifundidos y televisados, los restantes 210 actos culturales, clasificados por géneros y localidades, presentan el si­ guiente cuadro: G énero Caracas M a ra ca ib o ii 8 Conferencias 35 5 Películas 32 3 Conciertos Exposiciones Teatro 5 I 1 O t) M érida o o 1 O tras loe. 6 T otales 28 2 43 34 119 2 7 15 — 1 5 — En 1972 134 20 6 50 210 En 1971 119 17 10 21 167 En 1970 69 15 20 11 115 21 12 146 En 1969 8 81 32 La siguiente tabla se refiere a la concurrencia a los actos: G énero C aracas M a ra ca ib o M érida O tras loe. T otales Conciertos 1.657 1.435 2.500 700 6.362 Conferencias 2.765 500 200 165 3.630 Películas 7.720 250 — Exposiciones Teatro En 1972 2.450 10.420 19.405 9.750 455 2.000 7.200 12 495 — 100 607 21.904 3.135 4.700 10.685 40.424 En 1971: En 1970: En 1969: 50.979 26.082 27.806 Los programas que se realizaron por la amable colaboración del GoetheInstitut München, fueron 14, de los cuales se hicieron 43 presentaciones que atrajeron una concurrencia de 21.574 personas. De esos 14 pro­ gramas, 7 eran exposiciones de las que se hicieron 15 presentaciones cuya concurrencia alcanzó al total de 19.117 personas. En las listas que más adelante detallan dichos actos, figuran los contribuidos por el Goelhe-Institut identificados con un asterisco. SOBRE LOS MIEMBROS El número de miembros de la A. C. H. se discrimina a sí: De la Asociación matriz, Caracas .................................................... Del Capítulo de Maracaibo ................................................................... Del Capítulo de Mérida .............................................................................. 319 41 51 411 CURSOS DE IDIOM AS La serie “ Guten Tag” proyectada por TV-Canal 5 de lunes a viernes de 12 m. a 12:30 p.m., con la profesora Norka de Celi, es una aplicación de la enseñanza audio-visual del idioma alemán, que consta de 26 proyecciones y ha sido exhibida ya dos veces. Es una producción de la Beierischen Rundfunk en colaboración con el Goethe-Institut München realizada por encargo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Federal 9 de Alemania. Ha tenido una excelente acogida del público televidente venezolano y constituye una form a de impartir la enseñanza del idioma alemán a quienes no les es posible asistir a clases en nuestras aulas. Con respecto a los cursos que se dan en nuestra sede en Bellomonte. las cifras trimestrales de cursantes fueron en 1972 las siguientes: Trimestre 226 2do. Trimestre 177 3er. Trimestre 134 4to. Trimestre 154 ler. 691 En relación con los 735 que hubo en 1971, hay un descenso de 44, o sea el 6 % menos, lo que se explica por haberse mudado la A sociación de Campo Alegre para su nuevo local en Bellomonte, en el mes de abril de 1972, lo que originó dificultades en las posibilidades de traslado de algunos alumnos. Obsérvese que en el primer trimestre del año la cifra de 226 fue la más elevada, la del Ser. trimestre la más baja y la del 4° ya con tendencia al aumento. Durante los trimestres de julio-setiembre y octubre-diciembre, se organi­ zaron dos cursos para niños entre los 10 y los 13 años de edad, a petición de sus padres y del Colegio Humboldt, del cual son aquéllos alumnos. Todas las clases de idiomas — además del alemán, las de castellano para extranjeros— estuvieron a cargo de 11 profesores. Para ambos casos se emplean equipos por el sistema audio-visual moderno. Como ha sido siempre la costumbre, fueron ofrecidos agasajos a los alumnos, habiendo sido el del 18 de marzo el último ofrecido en nuestra antigua sede, ocasión que fue amenizada por un quinteto de acordeón. Al finalizar el segundo trimestre, hubo el agasajo en la nueva sede el 23 de junio, celebrándose con ello también la fecha de la fundación de la Asociación Cultural Humboldt (22 de ju n io de 1 9 4 9 ), con la partici­ pación de la Orquesta Sinfónica de Acordeón b a jo la dirección del Maestro Dom ingo Doglio. El agasajo de fin de año se celebró coincidiendo con las fiestas navideñas, y con la asistencia del Dr. Eugenio De Bellard Pietri, miembro de la Junta Directiva y ex-Presidente de los períodos 1970/1972. 10 LA COMISION EDITORA El resultado de sus actividades en 1972, lo pone en evidencia la apari­ ción del BOLETIN N ° 7, Año 1971 (impreso en 1 9 7 2 ), con 120 pp. y contentivo del Informe Anual de 1971, de cinco artículos de fondo basados en igual número de conferencias pronunciadas en el citado año bajo nuestros auspicios, cuatro notas de la sección Humboldliana y un Obituario. COLABORACION La Asociación Cultural Humboldt hace público su agradecimiento a las siguientes entidades por su estimada colaboración prestada en relación con muchos de nuestros actos culturales realizados en 1972. Son ellas: Goethe-Institut München A sociación de Escritores Venezolanos A sociación Venezolana para el Avance de la Ciencia A sociación Venezolana de Conciertos Ateneo de Caracas Centro Catalán Centro Venezolano-Americano Cinemateca Nacional Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (C O N IC IT) Embajada de la República Federal de Alemania Embajada de Austria Embajada de la R. F. de Alemania en Bogotá Fundación Andrés Bello Fundación Venezolano-Alemana Colegio Humboldt Fundateatro Iglesia Luterana La Resurrección Inter-Nationes Instituto Cultural Venezolano-Británico Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes l IN CIBA) P eriódicos: El Universal, El Nacional, La Religión, La Verdad. Ultimas Noticias y The Daily Journal Radio Nacional de Venezuela Radio Punto Ondas Populares (H ora Alemana I Revista “ Semana” (C A D A ) 11 Televisora Nacional Canal-5 Universidad Católica “ Andrés Bello” Universidad Central de Venezuela Universidad “ Simón Bolívar” A m igos de la Música, Valencia Ateneo de Boconó Ateneo de Valera Casa de Cultura “ Andrés Eloy Blanco” , Maracaibo Casa de Cultura de El Tigre Casa de Cultura, Maracay Casa de Cultura de Ciudad Guayana, Estado Bolívar Casa de Cultura Humo y Tabaco, San Fernando de Apure Christ Church, M aracaibo Clínica San Rafael, M aracaibo Colegio de M édicos, Mérida Escuela de Danza, M aracaibo Teatro Baralt, Maracaibo Universidad Centro-Occidental, Barquisimeto Universidad de Los Andes, Mérida Universidad de Oriente, Cumaná Universidad del Zulia, Maracaibo DONACIONES En el año 1972, la A. C. H. recibió del Goethe-Institut München 25 audí­ fonos para los cursos de idiomas y varios libros, además de 80 folletos de! curso alemán por radio “ Familie Baumann” con 52 cintas grabadas 1 a 26; y dos discos “ Ariosti Kammermusik Kantaten” y “ LiederDuette” , Gabriel Fauré, donados por Inter-Nationes. La A. C. H. hace público su agradecimiento a ambas instituciones. AD M IN ISTRACIO N Colaboraron eficientemente en las actividades de la Administración, du­ rante el año 1972, la señora Gertrud Streit, la señora Krista Rolando y la señorita Annemarie Baasch. A fines de noviembre se retiró la señora Rolando, por propia voluntad, para regresar a Alemania, siendo de lamentar su ausencia por cuanto demostró siempre gran competencia y dedicación a sus labores. 12 CARACAS I. C O N C IE R T O S Y R E C IT A L E S Lugar Fecha 2 7 .1 . 9 .3 . Eva María Zuk (pianista) (Prem io Mozart de Salzburgo Obras de Mozart, Berg y Brahms Renate Vogel-Schmitz (cellista), Anton V ogel (violinista) Obras de J. S. Bach, Haydn, Kódaly Colegio Humboldt 1970) Colegio Humboldt Rolla. 2 3 .3 . Margarita Brenner ( mezzosoprano ), Martin Imaz (pianista) Conmemoración del 140 aniversario de la muerte de J. W . v. Goethe Colegio Humboldt 6 .4 . " Jürgen JJhde (pianista) “ Bach en interpretación moderna al pia­ no” ( Concierto con conferencia ) Colegio Humboldt I I .5 . Fedora Alemán ( soprano ), Martin Imaz (pianista) “ Lieder” y Arias de compositores europeos y suramericanos A. C. H. 1 9 .5 . Jorge Zulueta (pianista), Margarita Fernández, Jacobo Romano “ Arnold Schönberg” A. C. H. 2 2 .6 . Orquesta Filarmónica Venezolana de A co r­ deón, bajo la dirección de D. D oglio, con obras de D oglio, Lehar, Gaede. Offenbach, Tieke, Rossini, Suppé, Mahr, Ketelbey A. C. H. 2 4 .7 . ~ P ro Música K öln, bajo la dirección de Johannes Homberg María Lucía G odoy ( soprano I Obras de Hassler, di Lasso, Purcell, Brahms, Bartok, Nobre, Cardoso Teatro Municipal 5 .9 . " Gertrud M ersiovsky (organista) Obras de Frescobaídi, Scheidt, Bruhns. Couperin, Hindemith, Reger, J. S. Bach. Iglesia Evangélica 1 .1 1 . Siegfried Palm (cellista). A loys Kontarsky (piano ) Obras de Beethoven, Zimmermann, Kagel. Evangelisti, Penderecki y Debussy Teatro Municipal 13 El D r. A lfr e d o T a rre M u rzi, cu a n d o d esarrollab a el tem a “ La cultu ra y los m edios de c o m u n ica ció n s o c ia l” , en n uestro a u d ito r io , el d ía 11 d e en ero de 1972. Lugar Fecha .1 1 . II. * Amati Ensemble Berlin Obras de Haendel. Mendelssohn y Dvorak Teatro Municipal C O N F E R E N C IA S 1 1 .1 . Dr. A lfredo Tarre Murzi “ La cultura y los medios de comunicación social” (H A conferencia del ciclo Temas de la Venezuela contemporánea) A. C. H. 1 8 .1 . Dr. Allan II. Brewer-Carías “ Problemas institucionales del desarrollo en Venezuela” (12^ conferencia del ciclo Temas de la Venezuela Contemporánea! A. C. H. 2 5 .1 . Hinrich R. Reinslrom “ Marruecos” (con diapositivas y música grabada) A. C. H. 1 .2 . Dr. Marcel R oche “ La ciencia en la América Hispánica C o­ lonial” . A. C. H. 8 .2 . Peter Engelbrecht “ Siidamerikanische Hochkulturen” (con diapositivas y exposición fotográfica) A. C. H. 2 2 .2 . Dr. Edgardo M ondolfi “ El Archipiélago de las Galápagos, labo­ ratorio viviente de evolución” (con dia­ positivas) A. C. H. 2 9 .2 . Dr. Blas Bruni Celli “ A dolfo Ernst” (9* conferencia del ciclo Venezuela, su historia y los alemanes ) A. C. H. 7 .3 . Dr. Marcel R oche “ Tres años del CONICIT” (13^ conferencia del ciclo Temas de la Venezuela Contemporánea) A. C. EL Prof. Yannis loannidis “ Arnold Schonberg” A. C. H. 1 4 .3 . 15 El D r. E d g a rd o M o n d o lfi ( i z q . ) , en m om entos en qu e W alter D u p ou y h a cía su p resen ta ción en el au d ito rio d e El con fe re n cis ta dise rtó la b ora to rio vivien te d e s obre “ E l A r c h ip ié la g o d e los e v o lu c ió n ” , el d ía 22 d e fe b r e ro el la P ro fe so r A . C. H. G alá pagos, de 1972. Lugar Fecha 4 .4 . Dr. A ntonio Arellano M oreno “ Los Welser” (10? conferencia del ciclo Venezuela, su historia y los alemanes I A. C. H. 9 .4 . Prof. Ericli Nuernbergk “ Menschen und Natur auf den Inseln des südwestlichen Pazifik” (con diapositivas) A. C. H. 1 1 .4 . Dr. José Rajaei Revenga “ Problemas sociales de los ranchos” (14” conferencia del ciclo Temas de la Venezuela contem poránea) A. C. H. 1 8 .4 . Dr. Ramón ] . Velásquez “ Venezuela y la Primera Guerra Mundial” (11? conferencia del ciclo Venezuela, su historia y los alemanes) A. C. H. 2 5 .4 . Dr. Antonio López Acosta “ El sistema nacional de planificación” (15? conferencia del ciclo Temas de la Venezuela Contemporánea) A. C. H. Peter Engelbrecht “ Südamerikanische Hochkulturen” diapositivas) (repetición) A. C. H. 2 .5 . 9 .5 . (con Dr. P ierre Couret “ Aimé Bonpland” A. C. H. 1 6 .5 . Prof. José Antonio Calcado “ Johannes Brahms” A. C. H. 1 8 .5 . Prof. Dr. Gerhard Fuhrmann “ Alimentación mundial y explosión de­ m ográfica” (2? conferencia del ciclo Alemania - ha­ blan representantes de la vida cultural y científica de Alemania) A. C. H. 2 3 .5 . Dr. Eugenio de Bellard Pietri “ Fortificaciones coloniales de La Guaira y del Valle de Caracas” (12? conferencia del ciclo Venezuela, su historia y los alemanes ) A. C. H. 3 0 .5 . Prof. Dr. Pedro Grases “ Los días de Bolívar en Jamaica” (13? conferencia del ciclo Venezuela, su historia y los alemanes ) A. C. H. 17 El D r. P ie rre C ou ret, qu ien en su co n fe re n cia del 9 de m ayo, 1972, h a b ló a ce rca de la p e rson alidad y vid a d e l b o tá n ic o A im é B on pla n d, com p a ñ e ro de H u m b o ld t en sus exp lo ra cio n e s por e l N u e vo M u n d o . Lugar Fecha * Eugen Gomringer “ El Bauhausmeister Josef Albers” (con diapositivas) (3^ conferencia del ciclo “ Alemania” ) Ateneo 10 . 6 . * Eugen Gom ringer “ Poesía concreta” Ateneo 1 3 .6 . Dr. Pedro Trebhau “ El Delfín del O rinoco” (con película) i 6:l conferencia del ciclo Venezuela y su naturaleza: fauna, flora y tierra) A. C. H. 20.6 . Dr. A m old o Gabaldón “ La malaria en Venezuela: lo que fue y lo que es h oy” (16^ conferencia del ciclo Temas de la Venezuela contemporánea) A. C. H. 2 7 .6 . P roj. Volkmar Vareschi “ Gesetz und Geheimnis im Leben der Tropenpflanzen” (con diapositivas) (7^ conferencia del ciclo Venezuela y su naturaleza: fauna, flora y tierra) A. C. H. 2 5 .9 . * Dipl. Ing. Arq. Dieter Sengler “ Die Olympiadebauten in München” (con diapositivas) A. C. H. 10 . 1 0 . * P roj. Gustav Siebenmann “ Enigma y maravilla de las peregrinacio­ nes a Santiago de Compostela” (4V conferencia del ciclo Alemania - ha­ blan representantes de la vida cultural y científica de Alemania) A. C. H. 3 1 .1 0 . * Dr. Dietrich Mahlow “ Arte: sin valor para la so cied a d ?” ( IV parte) (5^ conferencia del ciclo Alemania - ha­ blan representantes de la vida cultural y científica de Alemania) A. C. H. 2 . 11 . * Dr. Dietrich Mahlow “ Arte: sin valor para la socied a d ?” (2^ parte) (6^ conferencia del ciclo Alemania - ha­ blan representantes de la vida cultural y científica de Alemania) A. C. H. 9 .6 . 19 Lugar F echa 3 .1 1 . ‘’ Dr. Dietrich Mahlow Mesa redonda frente a un público: “ Ta­ rea de un museo m oderno” Museo de Bellas Artes 7 .1 1 . " D r . Dietrich Mahlow “ Escritura e imagen” (con diapositivas) ( 7'-1 conferencia del ciclo Alemania - ha­ blan representantes de la vida cultura] y científica de A lem ania) A . C. H. 9 .1 1 . Sr. J. F. Volrad Deneke “ Medizinische Aufklärung und Gesund­ heitserziehung als Aufgabe der publizist­ ischen M edien” ( PA conferencia del ciclo Alemania - ha­ blan representantes de la vida cultural y científica de Alemania) A. C. H. 1 4 .1 1 . Dr. Abdem Ramón Lancini “ Expedición al Casiquiare” ( con diaposi­ tivas I ( o ‘l conferencia del ciclo Venezuela y su naturaleza: fauna, flora y tierra) A. C. H. 2 1 .1 1 . Dr. Pedro Trebbau “ El Delfín del O rin oco” (con película y diapositivas) (repetición de la 6? con fe­ rencia del ciclo Venezuela y su naturaleza: fauna, flora y tierra) A. C. H. 5 .1 2 . Lic. Carlos R ivero “ La Isla de Aves v la tortuga marina” (con diapositivas) (9 :l conferencia del ciclo: Venezuela y su naturaleza: fauna, flora y tierral A. C. H. 111. 2 6 .1 . 7 -2 . E X P O S IC IO N E S al “ El jinete Azul” Universidad Simón Bolívar 2 .5 . al “ Exposición Fotográfica sobre Bolivia y 2 4 .5 . Perú” A. C. H. 1 .6 . al'"'“ Afiches Olím picos 1972” 3 0 .6 . A. C. H. 20 Lugur Fecha 2 9 .9 . al 3 1 .1 0 . “ München-Schwabing” 3 .1 1 . al * ‘ "Grabados de Alberto Durero” 5 . 12 . IV. A. C. H. Facultad de Arquitectura LCV P E L IC U L A S 6 .1 . "V ida y obra de Alejandro de Humboldt” , “ La Camada de Turones” (17^ función del ciclo “ Alemania” ). Además, el más reciente noticiero alemán. A. C. H. 8 .1 . "Serengeti darf nicht sterben” (alem án). Además, el más reciente noticiero alemán A .C . H. 13. 1 . "H annover” . “ Heidelberg” , “ München” , “ Nürnberg” (H P función del ciclo “ Ale­ m an ia’ ). Además, el más reciente noti­ ciero alemán. A. C. H. 2 0 .1 . "La India de h oy” . "Documentales sobre la India” . A. C. H. 1 0 .2 . "D ie Puppe” (película m u da). Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 1 7 .2 . "Historia de un concierto” , “ L.a orquesta en los ensayos” , “ Ondina” (19^ función de! ciclo "Alem ania” ). Además, el más reciente noticiero alemán. A. C. H. 2 4 .2 . "Las Islas Galápagos” Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 2 .3 . "La India de hoy” , “ Documentales sobre la India” ( Repetición ) A. C. H. 1 6 .3 . “ Etapas de una vida - Goethe” , “ Goethe en Bohemia” (20;l función del ciclo “ Ale­ mania” ). Además, el más reciente noti­ ciero alemán. A. C. H. 2 8 .3 . “ Spur eines Mädchens” (alem án). A de­ más, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 8 .4 . "Das Feuerschiff” . Además, el más re­ ciente noticiero alemán. A. C. Id. 21 Fecha Lugar 1 3 .4 . “ Aufruhr im Schlaraffenland” , “ Rasputin Dämon der Frauen” . Además, el más re­ ciente noticiero alemán. A . C. H. 2 0 .4 . “ König von Bayern” Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 2 7 .4 . “ Juan Sebastián Bach” , “ Centro Interna­ cional de Formación Musical” , “ Richard Straus - una vida consagrada a la músi­ ca” (24^ función del ciclo “ Alemania” ) . Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 2 5 .5 . “ Ludwig van Beethoven” , “ Música Van­ guardista” (25^ función del ciclo “ Ale­ mania” ). Además, el más reciente noti­ ciero alemán A . C. H. 1 .6 . “ Die Zürcher Verlobung” (alem án). Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 6.6. “ Der Verteidiger bat das W ort” (alemán) Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 1 5 .6 . “ Artisten in der Zirkuskuppel.. . ratlos” (alemán con subtítulos en castellano) Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 2 9 .6 . “ Cardillac” (alemán con subtítulos en castellano). Además, el más reciente n o­ ticiero alemán A. C. Id. 3 0 .6 . “ Hokuspokus” (alemán con subtítulos en castellano). Además, el más reciente no­ ticiero alemán A. C. H. .1 . 7 . 2 .7 . “ El estudiante en Praga” (película muda con traducción de los subtítulos al cas­ tellano) Cinemateca Nacional 4 .7 . “ El Gabinete del Dr. Caligari” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano) Cinemateca Nacional 9 .7 . “ El Golem, com o vino al mundo” ( Pe­ lícula muda con traducción de los subtí­ tulos al castellano) Cinemateca Nacional 1 1 .7 . “ Berlin - Alexanderplatz” (alemán) Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 22 Lugar Fecha 1 1 .7 . “ Dr. Marbuse el ju gador” (película muda con traducción de los subtítulos al cas­ tellano) Cinemateca Nacional 1 2 .7 . “ Dr. Marbuse, infierno del crimen” lícula muda) Cinemateca Nacional 1 3 .7 . “ El Gabinete del Dr. Caligari” (película muda con subtítulos en castellano). Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 1 3 .7 . “ Castillo V ogeloed” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano) Cinemateca Nacional 1 4 .7 . “ La muerte cansada” Cinemateca Nacional 1 5 .7 . 1 6 .7 . “ Pedazos de vidrio” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano) Cinemateca Nacional 1 8 .7 . “ Der Jugendrichter” (alem án). Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 1 8 .7 . “ Los Nibelungos” (película muda con tra­ ducción de los subtítulos al castellano) Cinemateca Nacional 1 9 .7 . 2 0 .7 . “ El último hom bre” Cinemateca Nacional 2 1 .7 . “ Madame Dubarry” ( película muda con traducción de los subtítulos al castellano) Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 2 1 .7 . 2 2 .7 . “ Galería de muñecos de cera” ( película muda con traducción de los subtítulos al castellano I Cinemateca Nacional 2 7 .7 . “ El Golem, com o vino al mundo” (pelícu­ la muda con traducción de los subtítulos al castellano). Además, el más reciente noticiero alemán. A. C. H. 2 9 .7 . 3 0 .7 . “ Artistas bajo la cúpula del circo . . . per­ p lejos!” (alemán, con subtítulos en cas­ tellano) Cinemateca Nacional “ Lebenszeichen” (alem án). Además, más reciente noticiero alemán. A. C. H. 1.8 . ( pe­ (película muda) (película muda) el 23 Fecha Lugar 3 .8 . “ Dr. Marbuse, el jugador” (película muda con traducción de los subtítulos al caste­ llan o). Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 8 .8 . “ Jagdszenen aus Niederbayern” (alemán con subtítulos en castellano). Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 10 . 8 . “ Dr. Marbuse, infierno del crim en” (p e ­ lícula m u da). Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 1 5 .8 . “ Minna von Barnhelm” (alem án). A de­ más, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 1 7 .8 . “ Castillo V ogeloed” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano). Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 22.8 . “ Nathan der Weise” (alem án). Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 2 4 .8 . “ La muerte cansada” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano) Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 2 9 .8 . “ Tonio K roger” ( alemán, con subtítulos en castellano). Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 3 1 .8 . “ Pedazos de vidrio” ( película muda con traducción de los subtítulos al castellano) Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 1 .9 . “ Die Tote von Beverly Hills” con subtítulos en castellano) (alemán, Cinemateca Nacional 5 .9 . 6 .9 . “ Lebenszeichen” en castellano) (alemán, con subtítulos Cinemateca Nacional 7 .9 . “ Los Nibelungos” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano ) Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 7 /8 / 9 1 0 .9 . “ Jagdszenen aus Niederbayern” (alemán, con subtítulos en castellano) Cinemateca Nacional 1 2 .9 . “ Wálsungenblut” . Además, el más reciente noticiero alemán A . C. H. 24 Lugar Fecha 1 4 .9 . “ El úJtimo hom bre” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano ) Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 1 9 .2 . “ Ingeborg” . Además, el más reciente n o­ ticiero de Alemania A. C. H. 2 1 .9 . “ Galería de muñecos de cera” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano). Además, el más reciente no­ ticiero alemán A. C. H. 2 6 .9 . “ Rheinsberg” . Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. 6 .1 0 . a 2 3 .1 0 . (11 fun­ ciones) Retrospectiva del Cine Mudo Alemán (1913-1924) : (El estudiante en Praga, El Gabinete del Dr. Caligari, Madame Dubarry. El Golem: com o vino al mundo. Dr. Marbuse — el jugador— . Dr. Marbuse — infierno del crimen— . Castillo Vogeloed, La muerte cansada, Pedazos de vi­ drio, Los Nibelungos, El último hombre. Gabinete de figuras de cera I Facultad Arquitectura l'C V 1 9 .1 0 . “ Con red y alfiler” , “ Rumbo al Océano Indico” , “ La camada de turones” , “ La culebrilla de agua” . Además, el más re­ ciente noticiero alemán A. C. H. 2 6 .1 0 . “ Der goldene Westen” . Además, el más reciente noticiero alemán A. C. H. “ Mack” , “ Albers” . “ Soto” . Cinemateca Nacional 1 6 .1 1 . “ Madame Dubarry” ( película muda con traducción de los subtítulos al castellano I Centro Catalán 2 3 .1 1 . “ Doctor Marbuse — infierno del crimen— ” (película muda con traducción de los sub­ títulos al castellano) Centro Catalán 3 0 .1 1 . “ Los Nibelungos” (película muda con traducción de los subtítulos al castellano) Centro Catalán 7 .1 2 . “ Moderna arquitectura religiosa” , “ Lucas Cranach — el pintor de la Reform a” , “ A r­ te cristiano en Europa” , “ Paz en la tierra” A. C .H . 4 .1 1 . 2.5 Fecha Lugar 1 9 .1 2 . "Navidades en Alemania” , “ Un rincón en los Alpes bávaros” A. C. H. V. TEATRO 2 .5 . VI. * R olf Scharre — Pantomimo. Presentación para niños sordo-mudos Teatro del Ateneo R A D IO P R O G R A M A S T odos los martes de 7,30-8,00 p.m. por el Segundo Programa de la Radio Nacional de Venezuela, 630 kcs. Onda Larga. 4 .1 . Inform ación sobre los documentales: “ V ida y obra de A. de Humboldt” y “ La camada de turones” . Parte m usical: G. C. M enotti: “ Ahmal y los visitantes nocturnos” . 1 1 .1 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Alian R . BrewerCarías y sobre el documental: “ La India de h oy ” . Parte musical: interpretaciones de Ravi Shankar. 2 5 .1 . Inform ación sobre la conferencia del Sr. Hinrich R. Reinstrom. Entrevista con la pianista Eva María Zuk en relación a su concierto. Parte musical: Obras de C. Debussy interpretadas por la artista. 1 .2 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Marcel Roche. Parte musical: Piezas escogidas de la Opera “ La m ujer sin sombras” , de R. Strauss. 8 .2 . Inform ación sobre la conferencia de Peter Engelbrecht y la película “ Die Puppe” . Parte musical: M. Praetorius: “ Tanze der Terpsichore” . 1 5 .2 . Inform ación sobre los documentales: “ Historia de un concierto” , “ La orquesta en los ensayos” y “ Ondina” . Parte musical: D. M ilhaud: “ Le Carneval en A ix” . 2 2 .2 . In ormación sobre la conferencia del Dr. Edgardo M ondolfi y el documental “ Las Islas Galápagos” . 2 9 .2 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Blas Bruni Celli. Parte musical: Obras interpretadas por el guitarrista Alirio Díaz. 26 Fecha 7 .3 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Marcel Roche. Invi­ tación para el concierto Vogel-Schmitz. Parte musical: Obras de Z. Kódaly interpretadas por el dúo. 1 4 .3 . Entrevista con el Prof. Yannis Ioannidis en relación a su con ­ ferencia. Inform ación sobre los documentales sobre J. W . von Goethe. Parte musical: Obras de Arnold Schönberg. 2 1 .3 . Breve informe sobre el Instituto Goethe Munich, son motivo de su 20° aniversario. Parte musical: G. F. Händel: “ Feuerwerksmusik” . 2 8 .3 . Inform ación sobre la película: “ Spur eines Mädchens” . Parte musical: P. I. Tschaikowsky: “ Francesca da R im ini” . 4 .4 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Antonio Arellano M oreno y sobre el concierto y conferencia del pianista Jürgen Uhde. Parte musical: Obras para piano de J. S. Bach. 1 1 .4 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. José Rafael y sobre las películas. Parte musical: Obras para órgano de Max Reger. Revenga 1 8 .4 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Ramón J.Velásquez y sobre las películas. Parte musical: Obras interpretadas por la pianista Lilyan Pérez. 2 5 .4 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Antonio López Acosta. Inform ación sobre los documentales musicales. Parte musical: Obras de R. Strauss. 2 .5 . Invitación para el acto de inauguración de la nueva Sede de la ACH. Parte musical: Obras de G. F. Händel. 9 .5 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. Pierre Couret y sobre el programa con el pianista argentino Jorge Zulueta. Parte musical: Obras de A. Schönberg interpretadas por el artista. 2 3 .5 . Recital comentado a cargo del pianista Alexander Brailowsky. 3 0 .5 . Parte musical: “ Geister-Trio” de L. van Beethoven. 27 Fecha 6 .6 . Información sobre la conferencia del Prof. Eugen Gomringer. Parte musical: Obras de J. Haydn. 1 3 .6 . Información sobre la conferencia del Dr. Pedro Trebbau. Parte musical: Obras de J. B. Vanhall. 2 0 .6 . Inform ación sobre la conferencia del Dr. A m old o Gabaldón. Parte musical: Obras de G. Tailleferre. 2 7 .6 . Observaciones sobre “ Fausto” de Richard Wagner. 4 .7 . Informaciones sobre la Retrospectiva del Cine Parte musical: Obras de León Jongen. Mudo Alemán. 1 1 .7 . Informaciones sobre la Retrospectiva del Cine Mudo Alemán. 1 8 .7 . Informaciones sobre la Retrospectiva del Cine Mudo Alemán. Parte musical: Observaciones sobre la 4a. Sinfonía de G. Mahler. 2 5 .7 . Información sobre la Retrospectiva del Cine Parte m usical: Obras de Orlando di Lasso. M udo Alemán. 1 .8 . Información sobre la Retrospectiva del Cine M udo Alemán. Parte musical: Obras de William Byrd y Orlando Gibbons. 8 .8 . Información sobre la Retrospectiva del Cine M udo Alemán. Parte musical: Quinteto de Viento con obras de Cari Nielsen. 1 5 .8 . Inform ación sobre la Retrospectiva del Cine Mudo Alemán. Parte musical: Interpretaciones de la Orquesta de Cámara Sofía. 2 2 .8 . Información sobre la Retrospectiva del Cine Mudo Alemán. Parte musical: Obras de G. P. Telemann y J. Haydn. 2 9 .8 . Información sobre la Retrospectiva Parte musical: Obras de F. Liszt. 5 .9 . del Cine Mudo Alemán. Información sobre el concierto de órgano de Gertrud Mersiovskv. Parte musical: Obras para órgano del Padre Antonio Soler. 1 2 .9 . Información sobre películas alemanas en la ACH. Parte musical: W . A. M ozart: “ Liitzow” . 1 9 .9 . Información sobre películas alemanas en la ACH. Parte musical: Concierto de arpa de A. Ginastera. 2 6 .9 . Inform ación sobre películas alemanas en la ACH. Inform ación sobre el concierto de S. Palm (cello) y Allois Kontarsky (p ia n o ). Parte musical: Obras interpretadas por los artistas. 28 Fecha 3 .1 0 . Lectura de notas críticas sobre la actuación en Caracas de Sieg­ fried Palm y Aloys Kontarsky. Parte musical: Sonata para Cello, de C. Debussy, por S. Palma. 1 0 .1 0 . Anuncio de la conferencia del Prof. Gustav Siebenmann, “ Enig­ ma y maravilla de las peregrinaciones a Santiago de Compostela” . Parte musical: Danzas del Renacimiento. 1 7 .1 0 . Entrevista con el Prof. Gustav Siebenmann sobre temas de literatura latinoamericana del pasado y el presente. 2 4 .1 0 . Inform ación sobre la serie de conferencias del Dr. Mahlow en Caracas. Parte musical: Sonata para Címbalo de D. Scarlatti. 3 1 .1 0 . Prom oción de las conferencias del Dr. Dietrich Mahlow. 7 .1 1 . Dietrich Anuncio del concierto del Conjunto Amati de Berlín. Parte musical : Concerto Grosso op 6 N ° 6 de Händel. 1 4 .1 1 . Anuncio de la conferencia del Dr. Abdem Ramón Lancini: “ La Expedición al Casiquiare” . Parte musical: interpretación del Conjunto Alarius de Bruselas. 2 1 .1 1 . Anuncio de la exposición “ Obras gráficas de Alberto Durerò” . Parte musical: Concerto a Due Cori N ° 2 de G. F. Händel. 2 8 .1 1 . Anuncio de la conferencia del Sr. Heinz Meissner: “ Diversos caminos de la form ación técnica en Alemania” . Parte musical: Suite para Laúd de S. L. Weiss. 5 .1 2 . Anuncio de la conferencia del Lic. Carlos Rivero : “ La Isla de Aves y la tortuga marina” . Parte musical: T rio en Sí bemol mayor de F. Ries. 1 2 .1 2 . Canciones humorísticas y satíricas de Beethoven, Haydn y Rossi­ ni, con Christa Ludwig, mezzosoprano, y Walter Berry, bajo. 1 9 .1 2 . Recital de canciones navideñas a cargo de la soprano Charlotte Lehmann. 2 6 .1 2 . Segunda parte del Oratorio de Navidad, de J. S. Bach. VII. V A R IO S 3 .2 . 1 8 .3 . Asamblea General y elección de la nueva Junta Directiva. Agasajo con motivo del fin del le r. trimestre. 29 Fecha 2 1 .3 . Acto especial con motivo del 20° aniversario del Instituto Goethe Munich. Recepción ofrecida por el Director de la ACH y D o­ cente del Instituto Goethe Munich, Sr. Hinrich R. Reinstrom y Señora, en su residencia. 5 .4 . El Centro Austríaco celebró en nuestra Sede su Asamblea Ge­ neral Ordinaria y Trigésimo aniversario. 4 .5 . Acto solemne de inauguración de la nueva Sede. sección Humboldtiana en este Boletín N ° 8 ) . (Véase la 2 2 .6 . Agasajo con motivo del fin del trimestre, con actuación de la Orquesta Filarmónica Venezolana de A cordeón, b a jo la dirección del Prof. Dom ingo Doglio. 1 5 .1 1 . Reunión de la Comisión Preselectiva de los becarios del D A A D (Servicio Alemán de Intercambio A ca dém ico), convocada por el Director de la ACH y Docente del Instituto Goethe Munich, Sr. Hinrich R. Reinstrom y con la asistencia del Dr. Alberto Rosales, Prof. de la Universidad Simón Bolívar y ex-becario de la Fundación Alexander von Idumboldt; Conde Ballestrem, C on­ sejero de la Embajada de la República Federal de Alemania, Dr. Dirk Bornhorst, ex-Presidente y actual miembro de la Junta Directiva de la ACH y Profesor de la UCV, Prof. Walter Dupouy, también ex-Presidente y actual miembro de la Junta Directiva. 1 9 .1 2 . A gasajo navideño para los profesores, cursantes y colaboradores. Durante el año se realizaron 12 reuniones de la Junta Directiva y 2 reuniones de la Comisión de Trabajo. CAPITULO M ARACAIBO I. C O N C IE R T O S Y R E C IT A L E S Fecha Lugar 2 0 .2 . Renale Vogel-Schmitz (ce llo ), Anton V ogel (v io lín ). Christ 2 5 .2 . A ntonio Baccelli (pianista). Teatro 1 8 .3 . Juventudes Musicales, Iván Núñez (pianista). Teatro 30 Lugar Fecha 2 8 .4 . 3 .5 . 1 0 .5 . 7 .6 . 1 1 .6 . II. Darío González. Escuela Danzas Modernas Fedora Alemán (sop ra n o), Martín Imaz (p ia n o ). Teatro Bellas Artes Juventudes Musicales, M arek Jablonski (pianista). Teatro Bellas Artes Luis Contreras y la Orquesta de Cámara de la Universidad del Zulia. Teatro Bellas Artes Juventudes Musicales (p ia n o ). Teatro Bellas Artes C O N F E R E N C IA S 2 4 .9 . al 2 8 .9 . 5 .1 0 i III. Mayo IV. 6 .3 . 2 7 .3 . Universidad del Zulia Ing. Dieter Sengler. í( Prof. Gustav Siebenmann. E X P O S IC IO N E S * “ Juegos Olímpicos 1972 '. P E L IC U L A S “ Das F euerschifj” . “ Der Verteidiger Hat Das W ort” . 2 5 .3 . al 1 5 .4 . Películas de la Embajada de Holanda. V. TEATRO 2 6 .4 . “ R olf Scharre - pantomimo. Presentación para niños sordomudos. 2 6 .4 . í! R olj Scharre - pantomimo. Curso para alumnos de teatro. 2 7 .4 . * R olj Scharre - pantomimo. ción. Presenta­ Clínica San Rafael Teatro Bellas Artes Fecha Lugar CAPITULO M ERID A I. C O N C IE R T O S Y R E C IT A L E S 5 .2 . Eva María Zule, pianista. Obras de J. S. Bach, Dos Reis, Rodíguez Coelho, Frei D iogo de Conceicao, Brahms. Universidad de Los Andes I I .2 . Petr. M essiereur, violinista. Monique Duphil, pianista. Obras de Mozart, Brahms, Lubos Sluka, Leos Janacek. Universidad de Los Andes Renate Vogel-Sclunitz, cellista. Anton Vogel, violinista. Universidad de Los Andes 7 .3 . II. C O N F E R E N C IA S 1 9 .5 . III. “ Er. Gerhard Fuhrmann: “ Alimentación mundial y explosión dem o­ gráfica” . Universidad de Los Andes E X P O S IC IO N E S 2 2 .2 . al 1 0 .3 . 9 “ Costumbres Folklóricas Alemanas” . Colegio de M édicos 2 6 . 6 . al 2 5 .7 . * “ Retratos dibujados por pintores ale­ manes en los siglos X V y X V I ” . Universidad de Los Andes INTERIOR I. C O N C IE R T O S Y R E C IT A L E S 2 .3 . * Renate Vogel-Schmitz, cellista, Anton Vogel, violinista. VALENCIA 3 y 5 .4 . * P roj. JUrgen Uhde, pianista. Curso. BARQUISIM ETO i y 8 .4 . * P roj. ] Urgen Uhde, pianista. Curso. VALEN CIA 2 6 .7 . 3 .9 . 1 0 .1 1 . 32 * Pro Música Köln. VALEN CIA * Gertrud M ersiovsky. V ALEN CIA * Am ati Ensemble Berlin. V ALEN CIA Lugar Fecha II. C O N F E R E N C IA S 7 .6 . Eugen Coinringer: “ Poesía concreta’’ . RARQUISIM ETO 6 .1 1 . :i Dr. Dielrich M ahlow: “ Arte: sin valor para la socied ad ?” . M ARACAY III. E X P O S IC IO N E S 6 .1 . al 1 5 .1 . * “ El Jinete Azul” . TRUJILLO 1 4 .1 . al 2 3 .1 . " “ Juegos Olímpicos 1972". CUM ANA 25 .1 . al 5 .2 . “ “ Alberto Durero y su época". CUM ANA 1 0 .2 . al 1 8 .2 . * “ El jin ete A zul” . LOS TEQUES 2 2 . 2 . al "■ “ El Jinete Azul". CAR O R A 2 1 .7 . al 3 0 .7 . * “ El Jinete A zul“ . BOCONO 1 8 .8 . al 2 8 .8 . CDAD. BOLIVAR 2 9 .2 . IV. “ Alberto Durero y su época“ . P E L IC U L A S 5 al 1 4 .8 . 110 funciones) Retrospectiva del Cine Mudo Alemán (1913-19211 : I El estudiante en Praga, El Gabinete del Dr. Cali gari, Madame Dubarry, El Golem: cóm o vino al mundo, Dr. Marbuse — el jugador— , Dr. Marbuse — infierno del crimen— , Castillo Vogeloed, La muerte cansada, Pedazos de vi­ drio. Los Nibelungos, El último hombre, Gabinete de figuras de cera. M ARACAY Documentales: Historia de un concierto, Richard Wagner. Historia de instrumentos musicales, Franz Marc, Dada y Neo-Dada, Música avantgardista, Bayreuth por den­ tro. 33 Lugar Fecha 17 al 2 8 .8 . Retrospectiva del Cine Mudo (1913-1924). (12 funciones). Alemán VALERA 11 al 2 2 .9 . Retrospectiva del Cine M udo (1913-1924). (12 funciones). Alemán BARQUISIM ETO V. 5 .5 . 34 TEATRO * R olf Scharre, Pantomimo. BARQUISIMETO Teatro Municipal ARTICULOS Las Drogas en Venezuela* Por el D r . J u a n M anuel M ayorca — “ Papá, deseo hablar contigo. Tengo algo que contarte. — ¿Otra vez en líos? M ejor me lo dices después. H oy tengo mucho que hacer. ¿P or qué no hablas con tu mamá? — Es que. . . bueno. . . cada vez que trato de hablarte estás ocupado. . . no me prestas atención. — ¿Cuánto necesitas? — No es dinero papá. . . es otra cosa. . . pero ¡qué se va a hacer! ¡Está b ie n !” Este diálogo se repetía día tras día, pero el padre de Enrique no prestaba atención a lo que éste le decía. ¡Eran cosas de muchachos! Ni siquiera se preocupaba por ir al Liceo donde su h ijo estudiaba. Hoy entierran a Enrique. Lo asesinaron cuando se opuso a que la pan­ dilla de marihuaneros, a la que recién había ingresado, cometiera un atraco. Trató de hacerlo solo, porque a su padre. . . a su siempre ocupado padre, lo que su hijo hiciera no le p r e o c u p a b a ... “ porque eran cosas de muchachos” . Si bien Enrique es un personaje real, tristemente real, la figura del padre de Enrique es todo un sím bolo de la ausencia de com unicación, cada vez más acentuada, entre dos generaciones que deberían estar en íntima ligazón. Comencemos, pues, partiendo de esta pequeña historia, nuestra exposición. La palabra DROGA ha sido definida por la Organización Mundial de la Salud, organismo dependiente de las Naciones Unidas, com o “ toda * A r t íc u lo basado en la c o n fe re n cia p r o n u n cia d a el 16 de m arzo de 1971, en la sede de la A s o c ia c ió n C u ltu ral H u m b o ld t y qu e n o pu d o ser in c lu id o en el B O L E T IN an te rio r N 9 7. 37 sustancia natural o sintética, que administrada en dosis variables es capaz de producir dos p rocesos: bien sea dependencia psicológica o bien habi­ tuación orgánica” . La dependencia psicológica y la dependencia orgánica la trataremos com o punto especial. Quiero dedicarme en este momento a analizar dos puntos; dos elementos básicos de toda exposición. Se dice que droga es toda sustancia natural o sintética, es decir que todo producto bien de la naturaleza o bien del trabajo humano puede ser una droga. Al decir todo producto natural estamos indicando que en la naturaleza hay sustancias que en sí mismas tienen la capacidad de desarrollar uno de los dos procesos que antes indicábam os: dependencia psicológica o dependencia orgánica; ejemplo típico de droga natural es la Marihuana; otras veces es el trabajo del hombre el que produce la sustancia capaz de desarrollar determinados efectos en la conducta, se trata entonces de un derivado sintético, de un producto cultural, si se quiere ver así. Ejemplo de esta segunda droga: La Dietilamida del A cido Lisérgico, m ejor con ocida com o LSD-25. Y dice la misma definición que es todo producto natural o sintético “ que administrado en dosis variables” ; esto es importante porque la gente tiene la idea de que necesariamente un pito de Marihuana debe producir determinado efecto. Recalco b ie n : los efectos de una droga varían de acuerdo con las circunstancias; las más dispares, las más visibles pueden variar de acuerdo con la cantidad de la dosis según la definición, pero puede variar de acuerdo con las condiciones Psicológicas en las que se ingiere esa dosis (estados depresivos, estados de euforia, situación de tranquilidad, situación de angustia) ; puede variar de acuerdo al sexo y está perfectamente com probado que los efectos de la Marihuana, por ejem plo, producen en el varón unas reacciones y en la mujer otras; pueden variar de acuerdo al peso, a la constitución, a las características sociológicas y a las características endocrinas. T od o esto ha llevado al Profesor Halifax, T oxicólogo de la Universidad de El Cairo, a decir “ que no hay drogas sino drogóm anos” ; es un poco la adaptación del principio médico de “ que no hay enfermedades sino enfermos” ; y yo comparto plenamente ese criterio, porque la experiencia hasta ahora vi­ vida en muchachos adictos, y las de otros países, reseñados en informes médicos o informes técnicos de indudable veracidad, nos dan a entender que el resultado de una droga dependerá de una serie de factores. Con esto, quiero dejar bien claro que la pregunta ¿cuáles son los efectos de la Marihuana? o ¿cuáles son los del L S D ?, siempre será contestada en forma impropia, porque esos efectos van a variar, necesariamente, de acuerdo con una serie de circunstancias. Dice por último la definición, que esa sustancia natural o sintética es capaz de desarrollar en el hombre dos tipos de procesos; uno u otro y a veces los dos: dependencia P sico­ 38 lógica o dependencia Orgánica. Por dependencia Psicológica se entiende la característica desarrollada en el sujeto (característica Psicológica in­ dudablemente), por lo cual hay la creencia en él, de que al privarse de una sustancia, ocurrirá lo que técnicamente se llama Síndrome de A bs­ tinencia, es decir: la necesidad imperiosa de requerir la droga. Pero insisto en una palabra de esta explicación, es la creencia desarrollada en el sujeto de que al privarse de una droga se produjera un Síndrome de Abstinencia. Concretamente, la Marihuana produce dependencia Psicoló­ gica. El otro proceso más grave aún y señalado en la definición de la OMS, es la dependencia Orgánica. Se entiende por dependencia Orgánica, el hecho de que la droga ha pasado a form ar parte del metabolismo de una persona; es elemento constitutivo de la personalidad Orgánica. Es decir: el metabolismo de una persona tiene com o elemento constitutivo de él esa droga que ha venido ingiriendo; privada esa persona brusca­ mente de tal sustancia, puede ocurrir incluso la muerte, porque ya es un elemento constitutivo de su propia organicidad. Hay rasgos del Sín­ drome de Abstinencia co m o : convulsiones, agujetas en el abdomen, de­ presión, vómito, relajamiento de esfínteres, etcétera. En la Heroína, la droga que h oy causa estragos en la ciudad de Nueva Y ork, en la ciudad de Los Angeles, en San Juan de Puerto R ico, el Síndrome de Abstinencia se produce rápidamente, incluso cuando la adic­ ción es apenas incipiente, cuando ha habido apenas unas pocas aplica­ ciones. Tenemos, pues, la definición y con ella una clasificación de las drogas. LA M ARIH U AN A El origen de la Marihuana es bastante discutido; aparentemente es orig i­ naria de la India pero, para malestar de América, ha sido en la Zona del T rópico donde ha encontrado su m ejor desarrollo. La Marihuana es una planta que algunos conciben com o una hierba; siendo en realidad un arbusto cuyo nombre técnico es Canabis sativa Linnaeus. En el v o ­ cabulario del drogóm ano ha adquirido el nombre de “ Hierba maldita” com o una de sus formas. Comienzo, para los padres y maestros, a utilizar el lenguaje del drogóm ano; también se le llama Mafafa, Rosamía, M ari­ juana, etc. El traficante la corta a temprana edad de manera que pueda utilizar más rápidamente el producto de ella. Pero si se la deja crecer puede convertirse en un de 1,80 metros. Las semillas nacen com o el fruto huana y esta es una planta muy pródiga en ellas; por ser lanceolada-dentada, pues crece siempre en arbusto, incluso hasta principal de la M ari­ la hoja se caracteriza número im par; jamás 39 se encontrará una planta de Marihuana que tenga 2-4-6 y 8 hojas, se encontrará siempre la planta con 1-3-5-7 y 9 hojas por pecíolo. La rama de Marihuana, que en el léxico de los drogómanos es “ m oño” o crineja, cuando se seca enrosca sus hojas sobre sus semillas tomando la form a de crineja. Ya seca toma color característico: marrón intenso, similar al de la picadura de tabaco negro; cuando la semilla está en posibilidad de germinar, es de color amarillo y de form a similar al alpiste, aunque de mayor tamaño. Esta planta no necesita ningún tipo de cultivo, ningún tipo de tratamiento para germinar. Le basta con algo de sol. El Haschish es otra variedad de la Marihuana; se produce con resina del tronco y polvillo de Marihuana; puede ser utilizado básicamente por vía digestiva, masticando en la misma form a que el chimó y es consu­ mido, a veces, acompañando cocteles en algunos centros de Europa; en Venezuela y en América es más o menos desconocido. ¿Cuáles son los efectos de la Marihuana? Como dije al com ienzo, no se puede hablar de efectos definitivos de una droga. En la Dirección de Prevención del Delito hemos hecho un análisis de los principales síntomas y efectos que la Marihuana puede producir. La Marihuana ha sido catalogada técnicamente com o una droga sicotizante al igual que el LSD, y la sintomatología de la Marihuana, son entre otros: estado de embriaguez, percepciones óptimas falsas, euforia, estado de confusión mental, visiones de componentes eróticos, trastornos afectivos, obnibulación de la conciencia, excitación, depresión, estados seudo-esquizofrénicos. Desde un punto de vista neuro-vegetativo hay: síntomas motores extrapiramidales; ataxia, parestecia (náuseas que es más frecuente), y en la nariz, crisis de sudoración también muy insistente. Desde luego que ninguna persona puede imaginar que a un marihuanero se le producen todos estos síntomas a la vez porque, si así fuese, no hubiese ninguno en el m undo; lo que ocurre es que hay tal número de elementos para juzgar los síntomas de la Marihuana, que nos hemos permitido hacer estos catálogos de los cuales destacaríamos com o efectos inmediatos: los vómitos, las náuseas, la sed, la sequedad en la boca, crisis de sudoración, excitación y depresión según los casos. Pero supongamos que nada de esto es cierto. Hasta hace poco se insistía en que la Marihuana no pro­ ducía ningún tipo de daño orgánico. En la British M edical Review, la primera publicación médica de Inglaterra (número correspondiente a diciembre de 19 7 0 ), se ha podido demostrar que en 19 casos de autopsia 40 realizadas por desconocimiento de la causa de la muerte, se pudo en­ contrar que por efecto de Marihuana se producían lesiones hepáticas y endurecimiento de algunas arterias. Que esto sea definitivamente probado no me atrevería a indicarlo, pero desde el momento en que una revista científica y, además, reputada internacionalmente com o tal, incluya, en fase experimental, 19 casos en los cuales se ha podido encontrar sintomatología homogénea con un mismo resultado, hace pensar que la Marihuana sí puede, e insisto en la palabra “ puede” , producir lesiones orgánicas. Pero es posible que algunos duden de lo que estoy señalando; sin embargo, hay un hecho que esta­ dísticamente ya no admite controversia. El 2 9 % de las personas que han consumido LSD, heroína o cocaína, se iniciaron en el consumo de drogas por la Marihuana. Este hecho es estadísticamente cierto en el Estado de California, en Nueva Y ork, en San Juan de Puerto R ico, en Japón y pol­ lo menos en los Estados Centrales de Venezuela, donde ya se realizó esta investigación. La hemos llamado (y parece que a los periodistas les gustó la frase) la “ droga trampolín” . De acuerdo con esta experiencia estadística la Marihuena viene a ser el boleto, un p oco caro, que se paga por una droga m ayor: aquí cabría hacerse una pregunta: ¿p or qué? Dije al comienzo, que la Marihuana creaba dependencia Psicológica (creencia desarrollada en el individuo de que si se suspendía la droga podría ocurrirle un trastorno m a y o r ). A la larga, el adicto a la marihuana — y esa es nuestra experiencia— deja de consumirla para recurrir a otras drogas porque la Marihuana ya no le satisface. No ocurre lo mismo con otras drogas, com o por ejem plo, el alcohol. Y quiero dejar claro que para mí no hay ninguna distinción, desde el punto de vista toxicológico, entre drogas v alcohol. En fin de cuentas el alcohol es una droga más. Pero hay una diferencia sustancial con respecto a la M ari­ huana: el alcohol se satisface en el mismo alcohol, aunque esto parezca una repetición: se comienza por dosis accidentales de alcohol, de ebrie­ dad aguda u ordinaria se pasa a ebriedad crónica o consuetudinaria, hasta llegar a la zona límite del delirium tremens y, con posterioridad, a la muerte. El alcohol mismo va a producir a través del propio alcohol una cadena toxicológica. En la Marihuana eso no ocurre: si se aumenta la dosis de Marihuana el grado de satisfacción va a ser el mismo que con una dosis menor, cuando ya ha habido un proceso de habituación más o menos prolongado. Estadísticamente se sabe (y este es otro dato de validez internacional), que la Marihuana com o tal no logra satisfacer sino en un promedio de 41 6 meses a año y m edio; es raro encontrar marihuaneros que tengan una adicción que haya durado más de este lapso; normalmente, cuando esto ocurre, cuando se llega al año ya se ha pasado a otra droga. LSD Frecuentemente, en nuestro medio, esa droga es la Dietilamida del A cido Lisérgico, la otra a la cual me había referido ya. Esta droga nació en Suiza en los Laboratorios Sandoz en 1931. El objeto perseguido por la investigación era producir una especie de Esquizofrenia Artificial, para estudiar una de las enfermedades que más preocupó a Sigmund Freud, por la dificultad que precisamente ella tiene en su sintomatología general, y a la vez se perseguía con esta droga propiciar una especie de sustancia que curase o que calmase la Cefalálgea o dolor de cabeza que frecuen­ temente se obtiene después del shock esquizofrénico. Esa droga surgió derivada del A cido Lisérgico com o una variación y se la llamó Dietil­ amida del A cido Lisérgico, m ejor conocida por nosotros por el LSD-25. En lenguaje del drogóm ano se llama Orange, “ sol brillante o sunsbine” , siendo una pastilla de 15 miligramos, dosis suficiente para producir en un adulto de 22 a 25 años lo que se llama “ un viaje” de 3 a 4 horas. Otra variedad del LSD que circula en el medio venezolano tiene mayor poder, com o las de 20 m iligram os; se encuentran todavía algunas que son de coloración verdosa y m orado (el color no tiene que ver absolu­ tamente con el efecto de la d r o g a ), simplemente la distinguen así para saber los miligramos de la Dietilamida, que pueden llegar hasta 40 Mg. La Pastilla de 20 mg. representa una dosis suficiente para colocar a un adulto entre 22 y 25 años en un viaje de 5 a 7 horas. ¿Cuáles serían los efectos genéricos del LSD? Se distinguen tres (3 ) efectos básicos del L S D ; es una droga de un poder mucho mayor que el de la Marihuana, con alta capacidad des­ tructiva. En primer lugar el LSD crea una sucesión de imágenes alucinantes; es lo que se llama “ el viaje” ; un cuarto de hora después de ingerir la pastilla comienzan a aparecer imágenes absolutamente fantásticas. No se puede decir que sean buenas o malas, agradables o no. No se sabe hasta el momento en qué depende el tipo de viaje. Aparecen imágenes con un vivo colorido. La sensación de espacio y de tiempo se suspende y se puede regresar al pasado más remoto: infancia. Se ven absolutamente vivas escenas que concientemente no recordamos. Esta suspensión de espacio y tiempo conllevan a la sensación de flotamiento. Ocurren a la vez cam bios de situaciones térmicas (frío o calor, calor o fr ío ). 42 Hace escasamente seis (6 ) meses, al com ienzo del mes de noviembre en una Urbanización de Caracas (Los Palos Grandes exactamente), una joven de 17 años había ingerido LSD. Es frecuente que cuando se ingiere LSD esté junto a la persona que la ha ingerido alguien a quien se llama el “ director del viaje” . El “ director” trata de guiar a la otra persona sin él haber consumido la droga; esta joven comenzó a sentir cambios térmicos y pasó de frío a calor intenso, al punto que refería que se estaba “ quemando” . El “ direc­ tor del viaje” le indicó que virase hacia su derecha (desde luego que mentalmente); lo hizo y sintió que se derretía; él sacó un espejo y se lo mostró, pero com o en el LSD la persona no ve lo que le rodea, está desconectada por la vista, por el olfato y por el gusto del mundo am­ biente y únicamente está vinculada al exterior por el oido, la imagen que ella vio en el espejo era la de su propia cara derritiéndose, por lo que se lanzó desde un balcón de un tercer piso. T odo el caso se supo, desde luego, por las declaraciones de la otra persona. Se pueden producir com o efecto posterior, com o efecto secundario, “ las imágenes de rebote” en la persona que ha dejado de ingerir el LSD: ocurre mucho que entre tres (3 ) semanas y seis (6 ) meses después, a veces le aparecen imágenes que vio o que quiso ver en su viaje. Otro ejemplo triste: el de la muchacha que ha dejado de comer porque cada vez que se sienta a la mesa, el brillo del plato se transforma en una rata; o el caso del muchacho en San Francisco que me narraba (y esto es quizás un poco jo c o s o ) su costumbre de tomar el LSD com o un esti­ mulante sexual y hacía sus “ viajes” con no sé cuántas mujeres cada vez. Una de sus preferidas era Raquel W elch, a la cual imaginó ver desnuda en una calle, lo que produjo que él chocase contra un semáforo. Cuando la policía lo detuvo, el muchacho, frenético, lo que decía era: “ yo la vi, yo la vi” . Esto es frecuente; insisto en que para ese momento la persona no está b ajo el efecto del LSD, sino que le han aparecido imágenes de rebote. Y el tercer efecto más peligroso aún, es algo que yo quisiera señalar con fuerza: la gente cree que estas son teorías, pero las experien­ cias con que lamentablemente tuve que ver en California y en San Fran­ cisco, hace escasamente tres (3 ) meses, me permiten tratar de transmitir a mis lectores algo más o menos vivo. Está perfectamente probado que el LSD puede dañar los Crom osom as; no estoy indicando que esté total­ mente probado que haya un daño definitivo a los Cromosomas humanos: pero lo que sí está probado, en ratas de laboratorio y en monos, es que daña sus Cromosomas. La duda científica está en que el daño en la rata es evidente en un 8 2 % de los casos, mientras que en los primates 43 ese daño sólo se produce en un 6 0 % de los casos. Admitiendo, en cierta manera, una similitud evolutiva de los organismos, a medida que nos acercamos al hombre, es posible que el daño o la propensión al daño disminuyese; pero en todo caso también está probado que en mujeres que no habían consumido ningún otro tipo de drogas y que salieron embarazadas, en algunos casos se ha com probado que el LSD produjo trastornos mayores que los de la Talidom ida. Lamentablemente, conozco del caso de un feto que no es sino la cabeza y el tronco, sin ningún miembro, y en el caso de esta señora madre hay un examen previamente practicado donde se demostró la ingerencia de LSD meses antes del embarazo. Científicamente es válido presumir que el LSD puede dañar los Cromosomas humanos. ¿Cuándo, en qué condiciones, con qué per­ sonas, con qué ingerencia? No se sabe. Es esta la razón por la que los técnicos norteamericanos llaman al LSD “ la ruleta rusa” . Esto corres­ ponde a toda la exposición informativa que yo quería hacer, aunque los lectores quizás se planteen varias preguntas. Lna primera pregunta seria: ¿P o r qué drogas? Una segunda pregunta sería: ¿P o r qué más drogas ahora para la ju ­ ventud? Realmente, en una encuesta realizada sobre 137 jóvenes detenidos por consumo de drogas en Venezuela, pudimos conocer, que el 6 2 % había consumido drogas, en su primera oportunidad “ por curiosidad” : creo que sobre esta categoría no hay que insistir; hemos procurado demostrar aquí que la curiosidad en las drogas es válida cuando es científica. Hay una secunda categoría interesante: “ escapismo de la realidad ’ ¿D e qué realidad? De la realidad que rodea a cada joven ; no existe una realidad común, no existe un medio ambiente general por decir algo que para la Sociología es cierto; existe el ambiente de cada drogómano y ese am­ biente lo constituye una familia disociada o una familia carente de afectos, o una familia donde se mató el diálogo. Y esto corresponde al 18% de la muestra estudiada por nosotros. Hay otra categoría: “ para buscar emociones nuevas” , que normalmente corresponde a los grupos de los llamados elitescos de la sociedad, si por élite se entiende a la burguesía económica. ¿P or qué más drogas para la juventud? Parecería que hay un interés recóndito en alinear a los jóvenes; en despegarlos de una realidad, en impedir su lucha por esa realidad: evitar que sea el motor de ella. Se le presenta entonces el cóm odo puente del paraíso artificial. Realmente, el cuento de Enrique con el que comenzamos tiene mucho sentido cuando se habla de drogas. DETENCIONES POR TRAFICO Y TEN EN CIA DE DROGAS 1965 - 1971 PROMEDIO DE EDADES EN LAS DETENCIONES POR TRAFICO Y TENENCIA DE DROGAS AÑOS: 1965-1971 SEXO Año T otal M ascu lin o F em enino 1965 23 años, 6 meses 23 años, 7 meses 23 años, 6 meses 1966 22 años, 7 meses 19 años, 8 meses 24 años, 7 meses 1967 24 años, 4 meses 24 años, 1 mes 26 años, 0 meses 1968 23 años, 9 meses 24 años, 0 meses 23 años, 8 meses 1969 22 años, 7 meses 22 años, 7 meses 22 años, 7 meses 1970 22 años, 2 meses 22 años, 0 meses 23 años, 7 meses 1971 24 años, 2 meses 24 años, 2 meses 24 años, 5 meses P rom ed io total d e e d a d : 1965-1971: 23 años. 4 meses 1970 Substancia N? Barbitúricos Alcaloides L.S.D., M. y S.T.P. 6 Anfetaminas T otal La d is trib u c ió n B 91,93 2,69 2,69 1,47 N? 91,93 2,69 2,69 1,47 A 1.021 99 34 14 11 87,41 8,48 2,91 1.20 87.41 8,48 2,91 1.20 — — — — 5 1,22 1,22 — — — 409 100,00 100,00 1.168 100,00 100,00 -— Otros N o ta : A 376 11 11 Marihuana 1971 — relativa A co r re s p o n d e al total d e las d e te n cio n e s ; la d is trib u c ió n B ex clu y e, a fin de r e fin a r resultados, el re n g ló n n o de cla ra d o . * La totalid ad de los datos p rocesados E stu p efacien tes d el C u erp o T é c n ic o Investigacion es C r im in oló g ica s. fu e ro n d e P o lic ía tom ados del J u d ic ia l y A r c h iv o pro ce sa d o s de la B rigada de por la D iv isión de 45 DETENCIONES POR TRAFICO Y TEN EN CIA DE DROGAS, DISCRIM INADOS POR GRUPO ETARIO Y SEXO — (1971) TOTALES SE XO £7o N9 2 •o N? % O'* F em enino M a scu lin o G ru p o Etario 9 a 11 12 a 14 8 0,68 6 0,55 2 2,38 15 a 17 70 5,99 65 6,00 5 5,95 18 a 20 335 28,68 318 29,34 17 20,24 21 a 23 251 21,49 228 21,03 23 27,38 24 a 26 178 15,24 163 15,04 15 17,86 27 a 29 121 10,36 115 10,61 6 7,15 30 a 32 66 5,65 63 5,81 3 3,57 5,95 33 a 35 46 3,94 41 3,78 5 36 a 38 34 2,91 33 3,04 1 1,49 39 a 41 12 2,91 29 2,68 5 5,95 42 a 44 12 1,03 11 1,01 1 1,19 45 a 47 4 0,34 3 0,28 1 1,19 48 a 50 4 0,34 4 0,37 — — 51 a 53 3 0,26 3 0,28 — — 54 a 56 — — — — — — 57 y más 1 0,09 1 0,09 — — No declarado 1 0,09 1 0,09 — — 1.168 100,00 1.084 100,00 84 100,00 T otal 46 DETENCIONES POR TRAFICO Y TENENCIA DE DROGAS, DISCRIM INADAS POR PROFESION U OFICIO Y SEXO — (1971) SEXO M a scu lin o P ro fe sió n u O fic io Agricultor Obrero Comerciante N? % N° F em enino % N° % 6 0,51 6 0,55 _ _ 260 22,26 258 23,80 2 2,38 92 7,88 91 8,40 1 1,19 39 3,60 — — Chofer 39 3,34 M ecánico 54 4,62 54 4,98 — — Buhonero 30 2,57 30 2,77 — — Oficinista 112 9,59 103 9,50 — 10,71 27 2,31 — — 27 32,15 Oficios del H. 259 22,17 245 22,60 14 16,67 Mesonero Estudiante 30 2,57 21 1,94 9 10,71 Carpintero 18 1,54 18 1,66 — — Zapatero 17 1,64 17 1,57 — — Pintor 12 1,03 12 1,11 — — 1 0,09 1 0,09 — — Electricista 11 0,94 11 1,01 — — Técnico 38 3,25 38 3,51 — — 9 0,77 8 0,74 1 1,19 Marino Prof. Univers. Enfermero Maestro Tractorista Otros No Declarado T otal 5 0,43 4 0,37 1 1,19 14 1,20 10 0,92 4 4,76 2 0,17 2 0,18 — — 111 9,50 95 8,76 16 19,05 21 1,80 21 1,94 ■ — — 1.168 100,00 1.084 100,00 84. 100,00 DETENCIONES POR TRAFICO Y TENENCIA DE DROGAS, D ISCRIM IN AD AS POR N ACION ALIDAD Y SEXO — (1971) SE X U TOTAL M a scu lin o Fem enino N a cion a lid a d N0 Venezolano 916 78,43 858 79,15 58 69,05 Colombiano 155 13,27 139 12,82 16 19,05 Cubano 6 0,51 4 0,37 2 2,38 Español 33 2,83 32 2,95 1 1,19 2 0,17 2 0,19 — — Italiano 20 1,71 20 1,85 — — Otros 25 2,14 23 2,12 2 2,38 No declarados 11 0,94 6 0,55 5 5,95 1.168 100,00 1.084 100,00 84 100,00 Portugués T otal % % N9 N? % SUBSTANCIAS DECOM ISADAS, D ISCRIM IN ADAS SEGUN FORM A DE PRESENTACION Y V A L O R A PR O X IM A D O EN BOLIVARES - 1971 P rod. Substancias Marihuana y deriv. Barbitúricos Alcaloides L.S.D., Mescalina y S.T.P. B olívares 1.275.720 G rm s. Libs. 18 524 —- — Pasts. A m p lis. V arios 3.517 --- — — — i — __ _ 128 __ _ 1.916,75 — — — — 72 1.508.635,75 2.237 524 3.645 i 72 1.769 222.050 2.219 7.180 Anfetaminas Otros T otal 48 Problemas Institucionales del Desarrollo en Venezuela* Por el D r . A llan -R . B r e w e r -C a r i a s SUMARIO I. Introducción II. Las Instituciones A dm inistrativas y las Instituciones Jurídicas y el D esa­ rrollo III. Las Instituciones Políticas y el Desa­ rrollo 1. Las Características del Régim en Político Venezolano. 2. El Sistema Político Venezolano. 3. Las Consecuencias del Sistema Electoral Venezolano. 4. Las Consecuencias del Sistema de Partidos Venezolano. 5. Las Consecuencias del Sistema Político y el Debilitam iento del Poder. IV. La R eform a del Régim en P olítico V e­ nezolano V. Conclusión Ante todo permítanme agradecer la amable invitación que la A sociación Cultural Humboldt me ha form ulado para hablar sobre este tema, Problemas Institucionales del desarrollo, que ya casi ha planteado mi presentante, el Profesor Pedro Grases, siempre tan amable y sobre todo tan generoso cuando quiere comentar, en nuestro país, el tipo de activi­ dades un poco quijotescas com o él las calificaba, que la nueva genera­ ción intenta realizar pero que él bien sabe las hacemos en beneficio del mismo país. * T e x to d e la C on feren cia dicta d a por el d o c to r A lla n -R . C u ltu ral H u m b o ld t, el d ía 18 d e enero de 1972. B rew er-C aría s en la A s o c ia c ió n 49 Y precisamente para comenzar, creo que vale la pena retomar lo que él señalaba sobre el problema que existe en nuestros países, de un Estado que pretende impulsar el desarrollo y de una sociedad que pretende incorporarse a un proceso acelerado de progreso, pero de un Estado y de una sociedad que no tienen los instrumentos institucionales necesarios y adecuados para ello. Precisamente, creo que este problema que él les señalaba, es el problema clave en todos los Estados contemporáneos y por supuesto, el problema básico en los países que no han alcanzado los grados de progreso de los países hoy altamente industrializados, y que requieren un mayor esfuerzo de progreso, más rápido y a un costo mucho menor que el que se produjo en otros países. 50 I. INTRODUCCION Ahora bien, en nuestros países evidentemente que hoy está planteado el reto del desarrollo. Creo que sobre esto no vale la pena insistir, pues inclusive, en Venezuela, el objetivo del desarrollo es un postulado cons­ titucional. La Constitución declara entre todos sus principios, en efecto, que el Estado debe prom over y fomentar el desarrollo nacional, y para ello le permite tomar medidas para planificar, racionalizar y fomentar la producción y regular la circulación, distribución y consumo de la riqueza. En todo caso, hablamos frecuentemente del desarrollo, pero ¿qué es real­ mente esto de proceso de desarrollo y al cual tanto nos remitimos? ¿Es sólo el logro de un nivel mayor de productividad en las actividades eco­ nóm icas? ¿S e trata del desarrollo simplemente, de un solo tipo de estructuras de la sociedad, las estructuras económicas, a través de un proceso de cambio en las mismas, o el proceso de desarrollo implica no sólo ese mayor progreso en el campo económ ico, sino un definitivo progreso, cam bio y transformación en otro tipo de estructuras, funda­ mentalmente las sociales en nuestro país, y por supuesto en las estruc­ turas políticas? En mi criterio, el problema del desarrollo no es sólo un problema económ ico, y del cam bio en las estructuras económ icas; el problema también y fundamentalmente es un problema de cambio en las estruc­ turas sociales y en las estructuras políticas. En este sentido, y esto es bueno insistirlo, el desarrollo no es sólo un incremento en las activida­ des económicas, ni siquiera y mucho menos en las solas actividades económicas privadas, llevadas más o menos en forma espontánea por las fuerzas del m ercado; alguna vez he dicho inclusive, que el desarrollo en este sentido, no es desarrollismo. T odo lo contrario, pienso que desarrollo es la movilización de todas las fuerzas de la sociedad para la consecución de unos claros objetivos de progreso, ciertamente que en el campo económ ico, pero fundamentalmente también en el campo social, así com o para la consecución de niveles adecuados de estabilidad y de participación política de los ciudadanos. Quiero insistir en estos tres elementos: los económ icos, los sociales y los políticos, pues el proceso de desarrollo enfocado hacia estos tres aspectos implica muchas cosas que generalmente no se destacan cuando general­ mente se habla de la necesidad de impulsar y de incorporarnos al pro­ ceso de desarrollo. En efecto, este proceso implica en primer lugar, un esfuerzo de cambio y transformación en esas estructuras tradicionales. Es inimaginable un proceso de desarrollo acelerado com o el que debe existir en nuestros 51 países con las mismas estructuras económicas, sociales y políticas que nosotros hemos conocido y que conocem os en la actualidad. Es necesario convertir, en primer lugar, a esas estructuras en los agentesdel proceso de cambio y no en lo que muchas veces son: el freno del proceso de desarrollo nacional, debido a que fueron construidas para otros fines. Nuestras instituciones económicas, sociales y políticas, en términos gene­ rales, fueron estructuradas en nuestro país para otras finalidades de otra sociedad y de otro Estado y no para las finalidades que ahora tiene nuestro país, vinculadas al proceso de desarrollo. Ahora bien, ese proceso de cam bio, primer elemento que plantea el desarrollo, debe hacerse, y este sería su segundo elemento característico, en una form a acelerada pero a la vez en form a ordenada; en definitiva debe hacerse en forma planificada. Aquí también podríamos decir que es inimaginable el proceso de desarrollo en un país com o Venezuela sin que ese proceso de desarrollo, de cam bio o de transformación de las estructuras económicas, sociales y políticas, sea un proceso planificado. En tercer lugar podríamos también señalar, com o consecuencia de las exigencias del desarrollo al cual todos queremos vincularnos, que ese proceso exige necesariamente un papel preponderante y decisivo del Estado. En este sentido, también podríam os señalar com o premisa, que es inimaginable el desarrollo prom ovido acelerado y planificado, que implica y exige esos cambios necesarios en las estructuras económicas, sociales y políticas, sin que el proceso exija la decidida y definida intervención y participación activa del Estado. Todo ello conlleva a que podamos tomar com o premisa del pensamiento político en América Latina, estos cuatro elementos: el Estado, el cam bio o transformación de las estructuras, la planificación y todo eso condu­ ciendo hacia el desarrollo. Al contrario, podemos además admitir la im posibilidad de lograr ese desarrollo, sin un cam bio de estructuras, sin la participación activa del Estado y sin un proceso de planificación de todo ese cambio constante de la sociedad. Pero partiendo de estas premisas que inclusive en la teoría política actual de América Latina ya se pueden adoptar com o elementos incon­ testables, evidentemente que necesariamente ha de surgim os una pre­ gunta: ¿Puede el Estado asumir ese papel de agente del cam bio y de transformación económ ica y social? ¿Tiene el Estado las instituciones necesarias para asumir ese rol? Como respuesta a estas preguntas creo que podríam os decir que defini­ tivamente creo que el Estado no tiene en Venezuela los instrumentos ni las instituciones necesarias y adecuadas para incorporar al país hacia 52 ese proceso de desarrollo acelerado que tenemos planteado. Y es preci­ samente la tesis que surge de esta afirmación la que quiero desarrollar esta noche. En efecto, se trata de un Estado con unos fines formales de carácter inclusive, constitucional, pero que no tiene los instrumentos para lograr­ los. Estos instrumentos son sus instituciones jurídicas, políticas y admi­ nistrativas. Estas instituciones fueron contruidas durante el siglo pasado: básicamente, son las instituciones del Estado Liberal tradicional, el de­ nominado Estado Liberal Burgués de Derecho, que surgió después de la Revolución Francesa, que tenía por finalidad lo contrario del actual: no intervenir en la vida económ ica y social, y cuyo único objetivo era el mantenimiento del orden público cuando éste era perturbado, dejando simplemente hacer y pasar. Ahora bien, esas instituciones decimonónicas pretendemos aplicarlas a un Estado que ahora pretende ser, no ya ni siquiera reflejo del Estado Liberal tradicional, abstencionista, sino un Estado Social de Derecho, definitivamente intervencionista. Puede decirse, en efecto, que el signo contemporáneo de la estructura estatal es el de un Estado conform ador de la vida social, al cual sucesi­ vamente se le van exigiendo mayores realizaciones; y ese Estado, con esas exigencias crecientes que se le formulan, pretende gerenciarlas y satisfacerlas, con estructuras e instituciones que fueron estructuradas para otro tipo de Estado, de sociedad y de realidad. Esto es precisamente lo que plantea esa contradicción que señalaba el Profesor Grases al inicio, de unos objetivos de desarrollo propios del Estado y las sociedades contemporáneas y unas instituciones que no están preparadas para que ese Estado y la sociedad que dirige, puedan alcanzar esos objetivos del desarrollo. Los problemas institucionales del desarrollo, por tanto, pueden enfocarse analizando paralelamente las diversas instituciones que conform an las estructuras de una sociedad determinada. En nuestro caso, podríamos analizar tres tipos de instituciones y consecuencialmente tres tipos de problemas institucionales del desarrollo: las instituciones jurídicas, las instituciones administrativas y las instituciones politicas; y tratar de determinar cuál es el grado de adecuación de esas instituciones a las exigencias del desarrollo y, por supuesto, precisar cuál es la capacidad o más bien el grado de incapacidad de esas instituciones para permitir a nuestra sociedad, el alcanzar los niveles de progreso deseados y reque­ ridos. En diversas oportunidades, por mi actividad docente o administrativa, he tenido la ocasión de referirme al problema de las instituciones admi­ nistrativas y de las instituciones jurídicas para el desarrollo; menos 53 he podido referirme al aspecto de las instituciones políticas y la necesaria transformación que deben sufrir para viabilizar el desarrollo. En virtud de ello, particularmente quiero insistir esta noche en este último aspecto, del problema de las instituciones políticas para el desarrollo, no sin antes hacer el planteamiento general de los problemas de las otras instituciones administrativas y jurídicas y su posibilidad o no de permitir al Estado gerenciar adecuadamente el proceso de desarrollo, con el cual por otra parte, está comprometido. II. LAS INSTITUCIONES A D M IN ISTR A T IV A S Y LAS INSTITUCIONES JU RID ICAS Y EL DESARROLLO Sobre el problema de las instituciones administrativas y su inadecuación al proceso de desarrollo, en realidad he venido insistiendo desde hace dos años y medio, en virtud de dirigir — quizás quijotescamente com o decía el Profesor Grases— la planificación de la reform a administrativa en nuestro país. En efecto, las instituciones administrativas en nuestro país, la Adm inis­ tración Pública y todos esos organismos que la componen, principal­ mente los Ministerios, Institutos Autónomos y Empresas del Estado, puede decirse que no están preparadas en su conjunto para asumir este nuevo papel de gerenciar adecuadamente el desarrollo. Es más, después de dos años y medio de diagnóstico y análisis de nuestra Administración Pública Venezolana actual, puedo llegar a afirmar que no será posible alcanzar objetivos serios de progreso y desarrollo con la Administración Pública tal com o está estructurada en la actualidad. Esto, en todo caso, no es nada nuevo: inclusive el IV Plan de la Nación vigente 1970-1974, señala que los objetivos de desarrollo que se piensan conseguir con él, no podrán ser alcanzados definitivamente si no se transforma paralela­ mente la estructura administrativa, para que la Adm inistración Pública sea el instrumento de la ejecución real del Plan y no lo que aparente­ mente es en muchas ocasiones, un freno o traba en el proceso de eje­ cución de los planes. Pero cabría preguntarse ¿p or qué la Administración Pública no está preparada para asumir ese papel? Simplemente, porque tampoco fue es­ tructurada para las finalidades nuevas que tiene el Estado y nuestra sociedad. La estructura básica de nuestra Administración Pública nos viene también del siglo pasado; cuando más algunas estructuras datan de los años 30, propias de una Venezuela rural, donde los problemas de este desarrollo explosivo que hemos tenido no se planteaban. Y es precisamente con esos instrumentos e instituciones, que además han ve54 nido creciendo desordenadamente a medida que se han exigido e im ­ puesto nuevas obligaciones al Estado, que pretendemos ejecutar los actua­ les planes de desarrollo. Con algunos ejemplos podremos darnos cuenta de lo dramático de la situación. Unos de los gravísimos problemas que plantea el desarrollo en la sociedad actual, son todas las complicadas situaciones que surgen del proceso de urbanización, tan crecientes en nuestro país, y la A dm i­ nistración Pública pretende solucionarlos, pura y simplemente constru­ yendo viviendas, y para eso creamos un Instituto Autónom o. Sin em­ bargo, estimo que la solución del problema no está en sólo construir viviendas, ¿qué ganamos con construir viviendas en nuestra ciudad de Caracas con toda su enorme y creciente población marginal? ¿Quién las va a habitar? ¿C óm o? El problema, es un problem a distinto, quizás sea un problema de em pleo: pero para que se solucione el problema de empleo es necesario otra serie de medidas de industrialización. El problema quizás es un problema de inversión en el campo, y para poder lograr adecuada inversión en el campo, es necesario tener mecanismos institucionales que orienten y localicen la inversión. De manera que el problema del desarrollo urbano es hasta cierto punto un problema de desarrollo rural, y para que puedan atacarse debidamente todos estos problemas es necesario contar con un instrumento administrativo ade­ cuado, pues con un organismo constructor de viviendas no podrá resol­ verse el problema. Por eso es que se proyecta en la actualidad un Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, insistiendo en el aspecto del desarrollo urbano, siendo el de la vivienda un elemento de conse­ cuencia. En todo caso, mientras el país cuente solamente con un orga­ nismo constructor de vivienda, no pasará de ser una empresa construc­ tora, pero no un verdadero instrumento de desarrollo. En otros aspectos el problema de las instituciones administrativas para el desarrollo es similar. ¿C óm o vamos a poder realizar un desarrollo arm ónico en nuestro país y poder lograr que haya una inversión más o menos equilibrada y ordenada en el interior, si para ello con lo que contamos es con Estados Federados que no responden a ninguna reali­ dad, porque la Federación en Venezuela no pasa de ser una federación de papel, desde su propio origen, pues no responde a ninguna realidad, ni siquiera de regiones? ¿C óm o pueden servirnos esas instituciones para poder gerenciar adecuadamente en el interior del país un proceso de desarrollo, cuando las Asambleas Legislativas que tenemos no pasan de ser unos grupos más o menos organizados de clientelas políticas electo­ rales, incapaces de adoptar decisiones serias dentro de un proceso de desarrollo? 55 En todo caso, estas son las instituciones administrativas con que conta­ mos para gerenciar nuestro proceso de desarrollo! Por ello todo el esfuerzo que hemos puesto en el proceso de Reforma Administrativa, es entendido com o un gran esfuerzo para transformar la Administración Pública y hacer de ésta un instrumento de desarrollo y no el freno de dicho proceso com o aparentemente es en la actualidad. Hemos estado trabajando en este campo específico de la transformación de la adm i­ nistración pública para el desarrollo durante los dos últimos años, y precisamente en los próximos meses esperamos concluir la investigación emprendida en un Inform e Final sobre la Reforma de la Administración Pública Venezolana que se va a entregar al Presidente de la República y donde se plantean las medidas a tomar en el campo estructural y funcional para lograr el cam bio administrativo. Realizado esto, el problema de la reform a administrativa pasará entonces de ser un problema de mero análisis administrativo, y entrará en la problemática a la que quiero referirme en especial, es decir, a la capa­ cidad de las instituciones políticas para tomar decisiones para reformar las otras instituciones del Estado, en este caso, las administrativas. El segundo tipo de instituciones que requieren también de una reforma definitiva para viabilizar el desarrollo, son las instituciones jurídicas. Sobre esto también he insistido últimamente, y en particular sobre las relaciones entre el derecho y el desarrollo, y la necesidad de incorporar el Derecho a la tarea del desarrollo, lo que por supuesto, implica cambiar la concepción tradicional del Derecho. Para el no jurista, pero también para muchos pretendidos juristas, el Derecho generalmente es un cuerpo de normas estáticas que dan origen a problemas y no a soluciones. Se estima, muchas veces con razón, que el Derecho siempre es un estorbo hacia cualquier objetivo de desarrollo y ello está motivado en que la mayoría de las instituciones jurídicas actuales datan, cuando menos, del siglo pasado, hechas para otros o b je ­ tivos. Por supuesto, para los nuevos objetivos de desarrollo de nuestras sociedades, esas instituciones lo que hacen es estorbar, y no sólo estorbar, sino muchas veces impedir que el derecho pueda tener un papel deter­ minado de carácter importante en el proceso de prom oción del desarrollo. Con algunos ejemplos creo que también podemos situarnos rápidamente en toda la magnitud del problema jurídico. Desde hace doce años se viene hablando en Venezuela de planificación. He señalado que dentro del proceso de desarrollo, la planificación es indispensable para que podamos seriamente pretender alcanzar niveles de desarrollo; pero no hemos todavía logrado establecer un derecho para la planificación, y el proceso planificador parece que estuviera en el aire y los planes no pudieran ser ni siquiera vinculantes para los propios organismos admi­ % nistrativos, pues no hemos previsto los instrumentos jurídicos que esta­ blezcan esa vinculación. En esta forma, la planificación no sólo no es vinculante para el sector privado, respecto del cual generalmente es indicativo, sino que para el sector público, respecto del cual tendría que ser imperativo, tampoco lo es. Al contrario, lo racional y lógico es que en la Administración por lo menos se cumplan los planes públicos. Sin embargo, ello no es así porque no existen los instrumentos jurídicos que los hagan obligatorios. Por otra parte, y también com o ejemplo puede constatarse que desde hace más de 10 años se viene hablando en Venezuela de un proceso de industrialización y ha habido en efecto, un importante esfuerzo de industrialización a través de la sustitución de importaciones. Sin embar­ go, en materia de Derecho Industrial, con lo único que se cuenta es con normas de protección de marcas y patentes, lo único que en el campo jurídico industrial tenía importancia durante el siglo pasado, buscando la protección del invertor y productor para garantizar la absoluta liber­ tad de com ercio. Por ello, sin embargo, los actuales problemas del desarrollo industrial, com o por ejemplo los de la localización industrial para poder establecer un desarrollo armónico en todo el país; los p ro­ blemas relativos a la regulación de las inversiones, para poder aprove­ char al máximo las inversiones nacionales y extranjeras; los problemas de protección del consumidor, y otros tantos, siguen siendo problemas irresolubles, por carecer el Estado de algún asidero jurídico o en otras palabras, de las instituciones jurídicas adecuadas para ello. Piénsese solamente que para que en nuestro país pueda haber una regu­ lación elemental de precios de cualquier artículo de primera necesidad, de cualquiera de esos que conform an la dieta familiar, es necesario re­ currir a un Decreto dictado en la época de la segunda guerra mundial, en el gobierno de Medina Angarita, con motivo de una suspensión de las garantías constitucionales por la emergencia bélica internacional. Es real­ mente increíble entonces que para que en Venezuela, en el año 1972 se pueda establecer la regulación de precios de un alimento, deba recurrirse a aquel Decreto de emergencia de guerra, porque el ordenamiento jurídico venezolano no tiene normas adecuadas que puedan permitir a la sociedad autoprotegerse frente a determinadas consecuencias del p ro­ ceso de industrialización. Desde el punto de vista social también surge la misma problemática respecto del orden jurídico. En Venezuela, ciertamente, en la actualidad no existen normas que permitan tomar medidas adecuadas para solu­ cionar los problemas que señalaba com o consecuencia del proceso de urba­ nización. En la actualidad, jurídicamente no hay posibilidades de que exista una acción coherente del Estado en el campo de la ordenación 57 del territorio, o en el campo de la ordenación urbana. Es más, en algunos casos parecería que el Derecho estuviese construido y hecho para que cada vez sea peor la situación de las ciudades y cada vez pueda menos ordenarse la vida en las mismas; y ello o porque no existen normas adecuadas, o las pocas normas que existen contribuyen a que la situación se empeore. En este campo quiero plantear un solo ejemplo. En efecto, uno de los aspectos esenciales para que pueda haber un proceso de renovación y ordenación urbana es la regulación del precio del suelo de la tierra. En efecto, es imposible la construcción de viviendas y adecuados servicios urbanos si no hay una regulación del valor de la tierra, de manera que puedan ser adquiridas para la realización de obras y actividades. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, en nuestro país, podría de­ cirse que los Concejos Municipales, autoridad pública local por exce­ lencia, son los primeros que contribuyen a la especulación del suelo urbano al cambiar, por ejemplo, inconsultamente, zonificaciones que lo que hacen es beneficiar a unos pocos propietarios en perjuicio, en de­ finitiva, del crecimiento ordenado de la ciudad. Y cito sólo este ejemplo, para no referirme a otros servicios urbanos en general. El del transporte, por ejem plo, es uno de una deficiencia particular en nuestra ciudad de Caracas: el cuerpo normativo más nuevo que lo regula, se refiere a los carruajes que existían a comienzos de siglo y sin embargo, con esa normativa pretendemos comenzar la construcción de un Metro. En términos generales, por tanto, en el campo jurídico, nuestro país carece de los instrumentos adecuados para el desarrollo, y la toma de conciencia sobre esto ha llevado a los Decanos de las Facultades de Derecho de Venezuela a promover la creación de un Instituto InterFacultades de Derecho y Desarrollo, para tratar toda esta problemática de la adaptación de las normas jurídicas al proceso de desarrollo. Ahora bien, para que pueda haber un proceso de cam bio y de transfor­ mación en las instituciones jurídicas y en las instituciones administra­ tivas, es necesario que otras instituciones — las políticas— sean capaces de producir esos cambios. En el campo jurídico, básicamente, el cambio se produce a través de leyes, y las leyes las aprueba el Parlamento, siendo éste una de las principales instituciones políticas. En el campo administrativo, los cambios de organización administrativa también requieren de leyes que deben asimismo emanar del Parlamento. Por tanto, los problemas institucionales de carácter administrativo y de carácter jurídico para el desarrollo están condicionados en nuestro país por otros problemas, los de las instituciones políticas, y su capacidad o su incapacidad para participar en un proceso de desarrollo com o el que está planteado en nuestro país. 58 III. LAS INSTITUCIONES POLITICAS Y EL DESARROLLO En efecto, si en términos generales puede decirse que existe una inca­ pacidad de las instituciones jurídicas y de las instituciones administra­ tivas para impulsar el proceso de desarrollo en nuestro país, cabría pre­ guntarse entonces si realmente las instituciones políticas venezolanas sir­ ven en la actualidad para ese proceso de desarrollo, tal com o hoy están configuradas sin que sea necesario también prom over su cambio o trans­ form ación. En este campo, parto también de la misma premisa: estimo que evidentemente las instituciones políticas venezolanas, tal com o están en este momento estructuradas, son incapaces de llevar adelante a nues­ tro país en un proceso de desarrollo continuo y acelerado. Pienso que nuestro sistema político actual le impide a nuestra sociedad incorporarse aceleradamente a ese proceso de desarrollo, partiendo del supue=to de que la única forma viable com o debemos incorporarnos al proceso de desarrollo, es en forma acelerada. Venezuela no puede esperar cien años para iniciar el despegue en el de­ sarrollo, porque dentro de cien años los países industrializados habrán adelantado años luz respecto de lo que nosotros podamos lograr. Pero debo decir además, que estimo que el sistema político venezolano actual, le impide al Estado mismo asumir el papel de agente del desa­ rrollo y agente de los cambios que de acuerdo a nuestro régimen cons­ titucional. tiene planteado com o obligación. T odo ello exige también la necesidad de llevar adelante un proceso de cam bio, de transformación, de reform a del sistema político venezolano actual. Por ello quiero particularmente referirme a estos problemas p olí­ ticos del desarrollo y a las necesidades de cam bio en el sistema político: v ello fundamentalmente con el objetivo de plantear un problema ya producido y experimentado en otros países del mundo y en otras épocas, cuya experiencia creo vale la pena tener en cuenta, por los riesgos que conlleva. Pero plantearse los problemas políticos del desarrollo en Am é­ rica Latina exige quizás, en primer lugar, delinear brevemente las ca­ racterísticas del régimen político en Venezuela, cóm o está configurado v en qué consiste. 1. Las características del régimen político venezolano En términos generales puede decirse que nuestro régimen político es el régimen político de las democracias liberales occidentales, y dentro de las clasificaciones que la ciencia política hace de los regímenes políticos, este sistema de democracia liberal occidental está caracterizado por tres elementos fundamentales. 59 Por una parte, por el hecho de que existe una representación popular basada sobre elecciones libres, que le permite a los ciudadanos, por diversos medios — en nuestro caso a través del sufragio universal, directo y secreto— designar a sus gobernantes. Un segundo elemento caracteriza nuestro régimen político: la separación de poderes, el cual es mucho más antiguo en su form a que el de la representación popular. Surge en la base del nacimiento del Estado de Derecho a raíz de la Revolución Francesa, com o consecuencia de la teoría de Montesquieu basada a su vez en la obra de Locke. Este ele­ mento conlleva el control del poder por el poder; de los poderes del Estado entre sí. La teoría tenía su justificación com o reacción frente al monarca y al Estado Absoluto que existía antes de la Revolución Fran­ cesa. El planteamiento para eliminar los abusos del Poder fue entonces, limitar al Poder por el Poder mismo, y por eso, enfrentar los diversos poderes estatales para que se limitaran entre sí. El sistema, en definitiva, consistió en dividir para debilitar, de manera que no existiese un poder preponderante que pudiese ser perjudicial para los ciudadanos. Un sis­ tema, por tanto, de freno y de contrapeso entre los diversos poderes, es la esencia de la separación de poderes. Pero además de la representación popular y de la separación de poderes, hay un tercer elemento que caracteriza a las democracias liberales o cci­ dentales. y es el de la jerarquía de las normas concretizado en el prin­ cipio de la legalidad, que exige que el Estado actúe conform e al De­ recho. Por ello, el llamado Estado de Derecho, que tiene su origen, precisamente, cuando el Estado comienza a someterse a las normas ju rí­ dicas, porque en la época del Estado Absoluto, al contrario, no había posibilidad de que el Estado actuara conform e al Derecho; más bien, era esencialmente irresponsable. Ahora bien, todos estos tres elementos del régimen político venezolano, de democracia liberal occidental, buscan un solo objetivo similar en todos los países del mismo régimen: impedir que el poder público sea demasiado fuerte, con el objeto de preservar la libertad del individuo que es la esencia d° la democracia liberal occidental; impedir que haya un poder absoluto igual al que se eliminó con la Revolución Francesa, para garantizar las libertades individuales. Por supuesto que este régimen, tal com o fue concebido a partir de la Revolución Francesa, en todos los países donde está establecido, con sus características peculiares, conlleva el establecimiento de unas insti­ tuciones políticas débiles; es decir, lo que persigue es que no haya instituciones políticas fuertes. La consecuencia por tanto, es que las ins­ tituciones políticas que surgen del mismo, al ser instituciones políticas 60 débiles, otorgan a los ciudadanos las mayores ventajas, comparativa­ mente con los regímenes autoritarios donde hay un aniquilamiento de la libertad. Pero evidentemente, con este régimen se corre un grave riesgo que se ha corrido siempre en toda democracia liberal occidental, y es que la de­ bilidad del poder público hace que éste sea más vulnerable frente a la presión de los grupos de intereses, fundamentalmente, de los grupos de intereses económ icos los cuales, es cierto, definitivamente no están es­ tructurados en forma democrática. Basta observar la form a de estruc­ turación de cualquier grupo de interés, — económ icos, de medios de c o ­ municación e inclusive sindical— para darse cuenta de que no tienen una estructura democrática y sin embargo, son los primeros que pre­ sionan, y fuertemente, los regímenes democráticos consecuencia del debi­ litamiento del Poder. Esta situación, por otra parte, no es nada nueva. Ello ha llevado a un autor tan conocido en el campo de las ciencias políticas com o Maurice Duverger a calificar a las democracias liberales occidentales com o “ plutodemocracias” , donde la base del Poder está ciertamente en la elección, pero también, y fundamentalmente, en el dinero que presiona al Estado y que hace, en definitiva, que en muchos casos el pueblo y las clases populares tengan efectivamente limitado el ejercicio de sus libertades, por la im posibilidad material de ejercerlo. Nada se gana con que se diga que hay libertad económ ica en nuestro país, si el 7 0 % de la población simplemente casi no tiene com o vivir o tiene un ingreso materialmente de subsistencia y sólo un 3 % tiene ingresos superiores a los 3.000 bolívares mensuales; la libertad económica que se posee, entonces, real­ mente es bastante teórica y por eso el calificativo que le da Duverger de “ plutodemocracias” . Ahora, pero con todos estos componentes de las democracias liberales occidentales que informan nuestro régimen político, habría que pregun­ tarse sobre cuál es la posibilidad real que tiene el Estado venezolano de tener un papel decisivo en el proceso de desarrollo, que implica ante todo ser el motor de los cam bios en las estructuras económicas, sociales y políticas tradicionales. Y o pienso que realmente, el papel que puede tener del Estado actual­ mente es muy limitado y no sólo esto, sino que también pienso que las instituciones que configuran el régimen político venezolano para que puedan asegurar el desarrollo futuro, o en otras palabras, para que puedan en el futuro sobrevivir, deben ser también objeto de una co n ­ cienzuda reforma. El problema, en mi criterio, es un problema de autoconservación: o se reforman las instituciones de nuestro régimen político. 6 o corren el riesgo no sólo de im pedir el proceso de desarrollo sino de desaparecer, pues las fuerzas de !a sociedad podrían buscar el proceso de desarrollo por otras vías, oscuras e inseguras, no deseadas. Por ello pienso que lo que está planteado para nuestro régimen político actual es el suicidio de la democracia liberal occidental o una transfor­ mación de la misma, para adaptarse al proceso de desarrollo. Pienso, por supuesto, que la transformación es lo que deba imponerse y funda­ mentalmente en el prim ero de los tres elementos citados que configuran el régimen político, el de la representación popular, pues el principio de la separación de poderes, aun cuando debe ajustarse com o consecuencia de la transformación que debe sufrir el elemento de la representación popular, debe permanecer, así com o el principio de la jerarquía de las normas, de suma importancia, el cual por supuesto también debe per­ manecer. 2. El sistema político venezolano Ahora bien, ese primer elemento de los que configuran el régimen p olí­ tico venezolano, el de la representación popular, es el que en mi criterio debe ser objeto de urgente reforma. El principio y forma de la repre­ sentación popular, en efecto, configuran en nuestro caso lo que se de­ nomina el sistema político, y ese sistema político en Venezuela se evi­ dencia en dos aspectos que son los que requieren reforma, y que son el sistema electoral y el sistema de partidos. Estos dos aspectos que con ­ figuran nuestro actual sistema político, resultado de la democracia liberal venezolana, insisto, son los que deben ser objeto de detenida me­ ditación, para tomar conciencia de lo que representan, de lo que im pli­ can y de las reformas que exigen. Quiero referirme separadamente a estos dos elementos de nuestro sistema p olítico; en primer lugar, al sistema electoral venezolano; y en segundo lugar, al sistema de partidos, consecuencia — hasta cierto punto— del anterior. El sistema electoral venezolano es un sistema denominado en la teoría política y en la propia Ley Orgánica del Sufragio, com o un sistema de representación proporcional de las minorías, es decir, en definitiva, un sistema electoral de minorías. La ciencia política distingue en general dos sistemas electorales: el sistema de mayorías, fundamentalmente referido a las elecciones de los cuerpos legislativos, que conlleva la elección de quien obtiene más votos sea en una vuelta o en dos vueltas; y el llamado sistema de represen­ tación proporcional de las minorías que en contraposición al sistema de 62 mayorías es, en definitiva, un sistema de minorías, en el cual se asegura representación en los cuerpos legislativos, con una más o menos propor­ cionalidad, a todos los que participan en el proceso electoral. El sistema electoral venezolano está dentro de la calificación de sistema de representación proporcional de las m inorías; por tanto, el sistema venezolano no es un sistema de mayorías, y al contrario el mismo se va perfeccionando en tanto en cuanto, más minorías estén representadas en los órganos representativos, produciéndose com o consecuencia una mayor atomización, que es progresiva, en los cuerpos representativos. En esta form a, el perfeccionamiento del régimen de representación pro­ porcional de las minorías va conduciendo, progresivamente, a que nues­ tro sistema parlamentario sea de minorías, lo que da lugar necesaria­ mente, quiérase o no se quiera, a gobiernos de minoría. Por lo que se refiere al sistema de partidos, en toda sociedad dem ocrá­ tica, el sistema de partidos políticos es consecuencia directa del sistema electoral. En nuestro caso, entonces, la consecuencia del sistema de re­ presentación proporcional de las minorías es el pluripartidism o; la pro­ porcionalidad en la elección parlamentaria implica necesariamente el fraccionamiento en la opinión previa a la elección por la aparición de grupos, partidos y grupúsculos, y por tanto, a una reducción progresiva de las fuerzas y del poder de los diversos partidos políticos seudo d o c ­ trinarios. Ahora, estos dos elementos del sistema político venezolano, la represen­ tación proporcional de las minorías por una parte, que conduce a un régimen minoritario, y el régimen de partidos que es más precisamente, de pluripartidismo, por la otra, traen una serie de consecuencias que creo que vale la pena señalar y a las que me referiré separadamente. 3. Las consecuencias del sistema electoral venezolano Este sistema electoral, que conduce al régimen de minorías, basado en la representación proporcional, provoca que a nuestra democracia liberal se la califique muchas veces, sin saberse exactamente por qué, com o “ democracia form al” . En realidad, es democracia formal porque com o consecuencia de la atomización progresiva del poder en las Cámaras Le­ gislativas y la elección presidencial por mayoría relativa, en definitiva, por el principio de la representación proporcional, la elección es de minorías y da lugar a gobiernos de minoría. Ello conduce a que los representantes electos, en definitiva, 110 representen al pueblo, sino a los más variados grupos de intereses, produciéndose un abismo entre los gobernantes y los ciudadanos, que los partidos políticos, por fraccionados no logran colmar. 63 En virtud de estarse iniciando en el país un nuevo proceso electoral, es bueno recordar que con un sistema de representación proporcional de las minorías com o el que tenemos en nuestras elecciones parlamentarias, es decir, con un sistema político de minorías, no podrá jamás lograrse un régimen o gobierno de mayorías, y nuestra democracia seguirá siendo formal. Esta afirmación de que con el sistema político venezolano actual, nunca podrá lograrse un gobierno y un régimen político de mayorías que es absolutamente exacto si se piensa que el sistema está hecho para repre­ sentar minorías atomizadas y no para lograr un gobierno mayoritario, realmente participativo, representativo y fuerte, estoy seguro que causará sorpresas, no tanto porque no se piense en lo lógico del postulado sino porque no se quiere que esto suceda. Sin embargo, insisto, y las expe­ riencias políticas lo enseñan, es inevitable que un sistema de representa­ ción proporcional absoluta de las minorías conduzca a un régimen de gobierno de minorías, es decir, es im posible lograr construir una mayoría con un sistema que precisamente conduce y busca lo contrario. En Venezuela esta situación se muestra com o evidente si analizamos el proceso electoral en los últimos años, y cóm o la aplicación de nuestro sistema político ha conducido sucesivamente a gobiernos cada vez más minoritarios. En el año 19-16, en las primeras grandes elecciones que se realizaron en el país, el partido que obtuvo el poder lo ganó con el 7 8 % de los votos; en las elecciones del año 1958, el porcentaje b a jó al 4 9 % ; en las eleccio­ nes del año 1963, el porcentaje llegó al 3 2 % y en las elecciones del año 1968, el partido que actualmente ejerce el gobierno, lo hace en virtud de un porcentaje de votos del sólo 2 8 % sobre la votación total. Esta pro­ porción, con seguridad disminuirá aún más en las próximas elecciones y cualquiera de los candidatos o partidos que concurran a las mismas, está condenado a obtener no más del 2 5 % de la votación. Esta disminución progresiva no es por azar: no surge del hecho de que haya habido muchos partidos en los procesos electorales; se trata sim­ plemente del perfeccionamiento del sistema polítim o vigente a través de su aplicación sucesiva. La proporción mayor que existió en 1946 se debió a que por estar naciendo el régimen democrático, el sistema no se había aplicado. Por ello, la aplicación sucesiva del sistema conduce definitiva­ mente e indefectiblemente a la fragmentación de la opinión y al estable­ cimiento de un régimen de minorías. Esto trae una serie de consecuencias sobre la esencia misma de la democracia que vale la pena comentar. En efecto, casi podría decirse que en nuestro país no hay una democracia directa y por ello es que se habla generalmente, en su sentido exacto, de democracia form al; lo que existe, al contrario, es una democracia me­ diatizada. Los electores en nuestro país, si analizamos a fon do nuestra situación política, realmente no escogen directamente al gobierno, pues por el sistema de minorías ningún gobierno fuerte y estable puede surgir direc­ tamente de la votación. Al contrario, en un sistema de representación proporcional de las minorías com o el nuestro, el voto se deposita para un partido, sabiéndose de antemano que ese partido por sí solo, no podrá gobernar. Si el sistema conduce a una atomización progresiva de la opinión, com o actualmente existe, puede decirse con total certeza que nunca un partido podrá obtener en nuestro país, de acuerdo con ese sistema, una mayoría absoluta. El voto, por tanto, si se piensa bien, en las próximas elecciones lo vamos a depositar, en cualquier caso, entiéndase bien, en cualquier caso, por un partido que sabemos de antemano que no va a poder él solo gobernar. Ello por causa del sistema y no por causa de sus postula­ dos o de sus programas. El gobierno para sobrevivir tendrá que hacerse en base a coaliciones o a coincidencias gubernamentales. Esto ha sucedido en nuestro país, y en otros países que han sufrido el mismo sistema. El ejem plo tan con ocido de la V República Francesa, llevó a que se la calificara com o la Repú­ blica de los partidos. Ahora bien, esas coaliciones o coincidencias las van a hacer o decidir los electos y los directivos de los diversos partidos cuando se ponen de acuerdo; pero no las van a hacer los electores. El elector, el ciudadano, por tanto, en un sistema com o el nuestro no elige directamente. La de­ mocracia en la que participa es form al, es mediatizada, produciéndose el señalado abismo que surge progresivamente entre el elector y los elegidos, es decir, los que conform an el gobierno. Las asambleas representativas electas por el sistema de minorías, por otra parte, terminan por no representar realmente a nadie; por este mecanis­ mo de atomización progresiva. Esto trae otra serie de consecuencias, por ejemplo, en torno a la forma de la elección. Es muy usual el que se pregunte por qué no se cambia el mecanismo de elecciones por listas cerradas o bloqueadas com o el que tenemos en Venezuela, por una elec­ ción uninominal; es decir, que se pueda elegir a una persona individual­ mente, y no que el voto que quiere depositarse p or una persona, en realidad resulta para elegir cuatro, cinco o seis candidatos a quienes 65 posiblemente no se quisiera elegir. El problema aquí también es simple: el sistema de representación proporcional de las minorías com o el nuestro, no puede funcionar sin el sistema de listas bloqueadas, de manera que para cambiar el sistema de listas habría que cambiar el sistema de repre­ sentación proporcional de las minorías y habría que cambiar de raíz, nuestro sistema político, que es lo que está planteado. Actualmente por tanto, no hay posibilidad de elección uninominal mientras nos rija el mismo sistema vigente, dejando a salvo el campo municipal. 4. Las consecuencias del sistema de partidos venezolano El segundo elemento que caracteriza el sistema político venezolano, es el sistema de partidos, respecto del cual también hay una serie de aspectos que vale la pena tener en cuenta y meditarlos. El sistema de partidos venezolano, consecuencia directa del sistema elec­ toral, es un sistema que puede calificarse com o de pluripartidismo. En efecto, la influencia del sistema electoral sobre el sistema de partidos es universal y en nuestro caso, la influencia del sistema electoral de la re­ presentación proporcional de las minorías sobre el régimen de partidos, trae dos consecuencias fundamentales. Implica necesariamente, aunque la afirm ación pueda también sorprender, por una parte la multiplicidad de partidos y por la otra, lamentablemente pero también necesariamente, el fraccionam iento y la división de los partidos. En efecto, la multiplicidad de partidos en nuestro país y las divisiones sucesivas en los grandes partidos que se han producido en los últimos años, no han sido por azar; son consecuencia, ni más ni menos, del sistema político vigente. Esto nos conduce lamentable pero necesariamente a esa situación de multiplicidad y fraccionalism o, pues si de acuerdo al régimen de representación proporcional, cualquier minoría tiene oportu­ nidad y posibilidad de lograr, con poco esfuerzo la representación desea­ da, ello contribuye a la aparición de grupos, grupúsculos, fraceionalismos y divisiones de los partidos, al tenerse la seguridad de que se va a lograr, en todo caso, la representación. En este sentido, el análisis de los hechos electorales producidos en nues­ tro país en relación al régimen de partidos, son interesantes de destacar. En el año 1946, participaron en las elecciones cinco (5 ) partidos; en el año 1958, en el solo campo nacional, participaron ocho (8 ) partidos; en el año 1963, participaron en las elecciones once (1 1 ) partidos; y en año 1968, dieciséis (1 6 ) partidos. Para inicios de 1972 en el Consejo Supremo Electoral hay ya trece (1 3 ) partidos políticos nacionales ins­ critos definitivamente y nueve (9 ) en proceso de inscripción. Es decir, 66 puede decirse que faltando dos años para las próximas elecciones de 1973 ya hay veintidós (2 2 ) partidos inscritos en el Consejo Supremo Electoral, y ello sin contar los partidos políticos regionales. En este cam­ po es bueno recordar que en las elecciones de 1968, además de los die­ ciséis (16) partidos políticos nacionales, concurrieron veinte (2 0 ) orga­ nizaciones regionales, o sea que un total de treinta y seis (36) partidos concurrieron a las elecciones. Por ello, por esa vía, si faltando dos años para las elecciones de 1973 ya tenemos actuando veintidós (2 2 ) partidos y teniendo en cuenta que es en el último año previo a la elección cuando se constituyen la gran mayoría de los grupos electorales, para las próxi­ mas elecciones, definitivamente, tendremos un carnaval, auténticamente folklórico, de partidos y de elecciones. En todo caso, es bueno insistir en ello, la división de los partidos y de la creación de micropartidos no es un problema de azar, de individualismo o de idiosincrasia venezolana, sino es consecuencia directa e irremediable, lamentablemente, del sistema político que tenemos. Ello conduce por otra parte, a que los partidos políticos pierdan su ideología. En las últimas elecciones ha podido cons­ tatarse que en general la lucha partidista electoral no ha sido de ideolo­ gías: nadie puede decir seriamente que para 1968 existían treinta y seis (36) soluciones distintas al desarrollo de nuestro país, según el número de partidos; ni que puedan haber once (1 1 ) o veintidós (2 2 ) alternati­ vas para nuestro desarrollo. Por ello, los partidos se convierten en par­ tidos de opinión, en partidos electoreros pura y simplemente, cuyo único objetivo es lograr representación en las asambleas que les permitan por el sistema electoral, lograr su enquistamiento en las mismas, y a través de ello, el enquistamiento de los grupos de presión e intereses. 5. Las consecuencias del sistema político y el debilitamiento del poder Todas las consecuencias antes anotadas del sistema electoral y del sistema de partidos producen a su vez una serie de consecuencias generales en relación al debilitamiento del poder, respecto a lo cual también es nece­ sario meditar. En efecto, básicamente, si el régimen de la democracia liberal occidental, com o principio, conduce a no hacer un poder público fuerte, esta realidad se agrava con un régimen político com o el nuestro, donde definitivamente el debilitamiento del poder público es sucesivo y progresivo, por el siste­ ma adoptado. Al debilitarse los partidos políticos — y hay que tener en cuenta que en nuestro régimen constitucional los partidos políticos tienen tanta importancia com o los órganos del Estado—-, y al no poderse es­ tructurar un régimen mayoritario de gobierno ni para las elecciones del Presidente ni para las Cámaras Legislativas, este debilitamiento del poder público es un elemento no sólo claro sino peligroso en nuestro país. 67 Este debilitamiento trae también sus consecuencias: ¡Cuántas veces inte­ reses nacionales determinados no son sacrificados por intereses particu­ lares de grupos enquistados en las asambleas representativas! Piénsese que para adoptar una decisión elemental en un C oncejo M unicipal com o el de Caracas, compuesto por 24 concejales, hay que contar con que para el momento post electoral el grupo que tenía mayores representantes tenía siete, y después de alguna que otra división de grupos, el partido que más representantes tiene, tiene cinco (5 ) sobre veinticuatro (2 4 ). ¿C óm o puede seria y racionalmente pensarse en que una decisión de importancia • — y toda decisión pública de importancia lesiona intereses particulares— pueda tomarse sin que haya un confite de compromisos, compromisarios, negociaciones, cesiones y transacciones? El país es realmente testigo de cóm o leyes de enorme importancia para nuestro futuro económ ico se aprueben no porque sean buenas al país, sino porque son producto de algún claro u obscuro acuerdo, com prom iso o coincidencia entre partidos, grupúsculos e individualidades. En esa form a, pienso, no puede llevarse adelante en form a seria desde el punto de vista político, un proceso de desarrollo, com o el que exige Venezuela. Toda esta situación de nuestro régimen político conduce definitivamente a que ese proceso de desarrollo al cual queremos incorporarnos, y que está declarado en la Constitución com o objetivo esencial del Estado venezolano, se haga cada vez más difícil acometer, por el problema institucional, jurídico y administrativo, y por el problema político, que a la vez es condicionante de los anteriores, pues con el régimen político que tenemos, será muy difícil que el mismo cam bio en las instituciones administrativas y jurídicas pueda lograrse. IV. L A REFO R M A DEL REGIMEN POLITICO VENEZOLANO En base a lo anteriormente señalado, por tanto, paralelamente a la reforma de las instituciones administrativas y de las instituciones ju rí­ dicas, se exige promover un proceso de reform a de las instituciones políticas en nuestro país, para pasar de esta democracia formal mediati­ zada que actualmente tenemos a una democracia real, participativa y directa. El régimen político de nuestro país, en la actualidad va conduciendo progresivamente a un mayor inmovilismo del Estado, cuando lo que se necesita en un país en vías de desarrollo com o el nuestro, es totalmente lo con trario: que el Estado sea agente principal del proceso de cam bio y de transformación. Esta situación, por supuesto, produce un riesgo sobre el que es necesario meditar, y es el de la desaparición de las insti­ 68 tuciones políticas tal com o están concebidas en la actualidad, por su in­ capacidad de asumir el desarrollo. Las experiencias de desaparición y de inestabilidad de las instituciones políticas de otros países que han tenido un sistema político similar al nuestro, es necesario tenerlas en cuenta. En efecto, en aquellos países donde se ha aplicado un régimen de representación proporcional de las minorías y de pluripartidismo com o el nuestro, ha habido inevitablemente algún desenlace distinto al de la continuación indefinida del sistema, y creo que esto vale la pena que desde el punto de vista de la ciencia política, lo estudiemos y lo tengamos en cuenta. Después que se creó el sistema de representación proporcional de las minorías, hacia finales del siglo X I X , en las grandes democracias o cci­ dentales actuales, se fue incorporando sucesivamente en toda Europa, y en todas ellas ha producido sus consecuencias. El régimen electoral que surge de la Constitución de W eimar en Alema­ nia. en las primeras décadas de este siglo, fue el régimen de la repre­ sentación proporcional, y eso con dujo en definitiva a lo que posterior­ mente fue el Nazismo. La República española, en los años 30, se inspiró en aquella República de Weimar y su sistema político, y ello condujo al Franquismo. En el régimen actual de la República italiana, la atomización parlamen­ taria ha producido la demora de casi un mes para elegir a su último Presidente, precisamente por el régimen de pluripartidismo consecuencia de la representación proporcional. El Fascismo, por lo demás, surgió por el fracaso de la República italiana de fines de la segunda década de este siglo, debido también al pluripartidismo. Pero de todos los casos europeos, hay un caso muy típico que merece estudiarse detenidamente y que fue el de la IV República Francesa. En Francia, después de la liberación en 1945, se acogió el sistema de la representación proporcional de las minorías, lo que condujo inevitable­ mente. a esa llamada República de Partidos que cayó en 1958 con la llamada al Poder del General De Gaulle, y la promulgación de la Cons­ titución de 1958, que elimina definitivamente el principio de la repre­ sentación proporcional de las minorías y establece un régimen presiden­ cial y parlamentario de mayorías, que es el que en la actualidad existe. De manera que en Venezuela debemos tener en cuenta que la inestabilidad y la desaparición han sido las características de los regímenes políticos que han tenido este sistema de representación proporcional de las m ino­ rías. P or esto estimo que es de suma importancia pensar en este proble­ ma en nuestro país, partiendo del supuesto de que estimo que el régimen 69 democrático tiene sus ventajas y que hay que mantenerlo. Lo que está planteado en mi criterio, es el establecimiento de los mecanismos nece­ sarios para que ese régimen democrático pueda mantenerse y sobrevivir, contribuyendo además efectivamente al desarrollo. Se hace indispensable, por tanto, y estimo que sería uno de los elementos de reforma por proponer, atenuar los efectos negativos de la representa­ ción proporcional de las minorías que por lo demás es un postulado constitucional, lo que repercutiría necesariamente en el régimen de par­ tidos. Habría, en primer lugar que disminuir el ámbito de las circuns­ cripciones electorales para que la elección se realice sobre listas reduci­ das de candidatos, aproximándose el sistema a la elección uninominal que, por lo demás podría establecerse directamente a nivel municipal. Por otra parte, podría pensarse en el establecimiento de un sistema electoral mixto, mitad mayoritario, mitad de representación proporcional, com o el que existe ahora en Alemania. Además podría pensarse en el establecimiento de la elección presidencial a dos vueltas com o el sistema de “ bottage” francés, que dé origen a que la misma se haga por mayoría. Muchas de estas ideas ya las había incorporado al Proyecto de Ley Orgánica del Sufragio que tuve el privilegio de elaborar a inicios de 1969 y que el Consejo Supremo Electoral presentó a la consideración del Congreso, y que preparé recogiendo toda la experiencia que el p ro ­ ceso electoral de 1968 me había aportado com o asesor jurídico del Consejo Supremo Electoral. En dicho Proyecto, en cuanto a las elecciones nacionales propuse la eliminación, en la elección de diputados al Con­ greso Nacional, de las circunscripciones electorales que abarcaban y continúan abarcando cada Entidad Federal. En esta form a, aparte de proponer el aumento de la base de población para la elección de diputa­ dos a 60.000 habitantes y uno más por exceso de no menos de 30.000 habitantes, proponía un límite de población para las circunscripciones electorales que no podía ser superior a 240.000 habitantes; circunscrip­ ciones que conform e a ese límite, podían estar integradas por los Distri­ tos, M unicipios o Parroquias, o por las agrupaciones de Distritos, M uni­ cipios o Parroquias que determinara el Consejo Supremo Electoral. En esta form a, de acuerdo con ese proyecto, por cada circunscripción elec­ toral que determinase el Consejo Supremo Electoral, para las elecciones de Diputados, no hubieran podido elegirse más de cuatro (4 ) Diputados. Así, el proyecto perseguía la neutralización de los aspectos negativos que el principio de la representación proporcional de las minorías origina en circunscripciones electorales densamente pobladas, en las cuales, com o sucede con la Ley vigente, deben elegirse un número considerable de Diputados. La reducción de la población de las circunscripciones electo­ 70 rales para la elección de Diputados, entonces, tenía por objeto en nuestro proyecto la reducción en cuanto a la atomización de las fuerzas políticas que en la actualidad, de acuerdo a la Ley vigente, es progresiva. En cuanto a la elección de Diputados a las Asambleas Legislativas de los Estados, el proyecto eliminaba también las circunscripciones electorales para las elecciones de los mismos y que conform e a la ley actual abarcan todo el Estado respectivo, y proponía el establecimiento expreso de que la elección de dichos Diputados se haría en un número de dos (2 ) por cada Distrito, de manera que las postulaciones para los mismos también debían hacerse por Distrito. En esta forma, los efectos negativos de la representación proporcional que produce la ley vigente, con nuestro p ro­ yecto se atenuarían al reducirse el número de Diputados por elegir en cada circunscripción electoral. En cuanto a la elección para miembros de los Concejos Municipales, nuestro proyecto cambiaba radicalmente el m odo de elección, ya que en este caso, al contrario de lo que sucede en los anteriores, la Constitu­ ción no exige la aplicación del principio de la representación p rop orcio­ nal de las minorías. En esta form a, en el Proyecto de 1969 establecí que la elección de los concejales, en lugar de hacerse por listas, debía hacerse en form a uninominal. La elección uninominal de los miembros de los Concejos Municipales, de acuerdo al Proyecto, se debía hacer por M uni­ cipios y Parroquias dentro del Distrito Federal y de cada Distrito de los Estados de la República. En esta form a, y mientras se dictara la Ley Orgánica del Poder M unicipal que la Constitución exige — y que aún no se ha dictado— , el número de miembros de los Concejos Municipales, de acuerdo con una Disposición Transitoria prevista en el Proyecto, se hu­ biera hecho según el número de M unicipios o Parroquias de cada Dis­ trito de la República o del Distrito Federal. Por supuesto, y lamentablemente, por la misma com posición atomizada del Parlamento — Congreso de minorías— que surgió de las elecciones de 1963, las propuestas de reforma señaladas fueron rechazadas al aprobarse la vigente Ley Orgánica del Sufragio, que materialmente lo único que innovó fue en relación al registro electoral permanente, a la votación mecanizada y al proceso de totalización de votos. En el Congreso, al considerarse las propuestas de reforma — y esa es la consecuencia de nuestro sistema político tal com o lo he comentado— , lo importante para los partidos relativamente mayoritarios (2 8 % ) era co n ­ graciarse con los grupos minoritarios para lograr alianzas, componendas, coaliciones o coincidencias; y por supuesto, eso no lo hubieran logrado 71 con reformas que en definitiva podían lesionar la vida futura de los micropartidos y grupúsculos por el reajuste de la aplicación del principio de la representación proporcional de las minorías. V. CONCLUSION Fundamentalmente quería plantear estos problemas com o elementos de meditación. Me ha asombrado el que a muchos líderes políticos y de muy alto nivel, y de las más variadas tendencias piensen quizás de buena fe, en que lograrán en las elecciones de 1973 una gran mayoría. Cuando les he planteado que realmente es imposible que lo logren no sólo se ban extrañado, sino inclusive, algunos se han molestado. Realmente es lamentable la ignorancia que tienen acerca de nuestro sis­ tema político. Insisto, en las próximas elecciones no se podrá conseguir una mayoría, simplemente porque el sistema lo impide. Si hubiese otro sistema en nuestra legislación, es posible que se pensara en lograr m a­ yorías, pero realmente será im posible lograr ese régimen de mayoría con un sistema que lo que busca es un régimen de minorías, y cada vez más minoritario. El problema, por tanto, en mi criterio, es un problema de primera actua­ lidad en un país que ya entra definitivamente, y lamentablemente con demasiada antelación, en un proceso electoral faltando dos años para las próximas elecciones. Pero un proceso electoral en el cual no se está meditando seriamente sobre los aspectos que he querido destacar y que — insisto— son de enorme importancia para poder prom over un verda­ dero cam bio en las instituciones administrativas y jurídicas a través de un cam bio en las instituciones políticas; y, por esa vía, poder lograr pasos decisivos en el proceso de desarrollo de Venezuela. En definitiva creo que estamos llevando el proceso electoral que se inicia con una alegría e irresponsabilidad tal, caracterizada por la ausencia de preocupación sobre el cambio que se exige para que podamos pensar en la supervivencia definitiva del régimen democrático en Venezuela. Por ahora quiero simplemente dejar estos planteamientos, com o lo intuía el Profesor Grases al inicio, cuando me presentó, com o puntos de m edi­ tación y de preocupación que he tenido, y que pensé que era momento apropiado para plantearlos públicamente. Por ello quiero terminar agra­ deciendo de nuevo a la A sociación Cultural Humboldt la amable invita­ ción que me ha permitido hacer públicos estos planteamientos. 72 Adolfo Ernst* Por el D r . B l a s B r u n i C e l l i El Dr. A dolfo Ernst fue uno de los más importantes científicos que actuaron en Venezuela en el siglo X I X . Y o comencé a interesarme por la obra de Ernst desde hace mu­ chos años, especialmente en una época en que estudiaba el m ovi­ miento positivista venezolano, de los mediados del siglo pasado, en los cuales Ernst ocupaba un sitio de gran significación. Por otra parte Ernst había sido un estu­ dioso de la obra de Vargas, de la cual también yo me ocupaba en­ tonces. Ernst había escrito varios artículos elogiosos para Vargas, pero más que escribir artículos D r. Blas B ru n i la H istoria y C e lli, m é d ico , a ca d é m ico d e b ió g r a fo de A d o lfo E rnst. , *i j elogiosos había Sido un recop ilad or de la obra botánica de Vargas. Cuando terminé la com pilación de Vargas, comencé la tarea de reunir todos los trabajos de Ernst, enumerarlos en la bibliografía publicada por su h ijo político Hermán Ahrensburg y reproducida más tarde en la obra Bibliografía Venezolanista, por Manuel Segundo Sánchez y luego también reproducida en una obra de Alfredo Jahn. Dado a la tarea de producir esta obra comprendí que mi idea ya había tenido precursores, por lo cual tuve nuevos estímulos, puescomprendí que no habia sido una idea original sino que ya en muchos años anteriores había sido la idea patrocinada. Por ejem plo, en “ El C ojo Ilustrado” que se había publicado * C o n feren cia pron u n cia d a por su au tor en la sede d e la A s o c ia c ió n C u ltu ral H u m b o ld t el 29 d e fe b re ro de 1972, 9^ d el c ic lo “ V en ezuela, su historia y los alem anes” . 73 en época en que Ernst todavía vivía, había una reseña que decía: “ Hoy se honra «El C ojo Ilustrado» con una de sus bellas producciones y le excita con interés que com pile todos sus trabajos para reunirlos en v o­ lúmenes, los que serán leídos con fruto y deleite por todos aquellos que aman la ciencia y se afanan por el conocimiento de la historia natural de Venezuela” . En realidad, com o se comprenderá por este párrafo, ya en vida de Ernst se le había excitado públicamente por uno de los perió­ dicos de más prestigio de la época, «El C ojo Ilustrado», para que reu­ niera toda su obra en una com pilación para publicarla en conjunto, lo cual él lamentablemente no llegó a hacer, porque su obra fue muy vasta, muy voluminosa y casi era im posible que en aquella época hubiera p o­ dido publicarse completa. Más tarde un biógrafo del Dr. Ernst, Santiago Key Ayala, decía: “ Precisa compilar sus escritos, verter al castellano los que fueron compuestos en francés, en inglés, en alemán, y ponerlos al alcance de los estudiantes; pues si bien las ciencias no se detienen en su marcha, transformando y enriqueciendo los conocim ientos, hay en los trabajos de Ernst mucho que permanece com o caudal bien guardado que debe volverse a la luz del día y al aprovechamiento efectivo de las ge­ neraciones nuevas” . Gustavo A dolfo Ernst nació en Primkenau (Silesia) el día 6 de octubre de 1832. Fueron sus padres A d olfo Ernst y Carlina Bischoff. Desde su juventud ejerció, hacia los años de 1858 y 1859, el profesorado de id io ­ mas en Hamburgo. Una casual relación social lo orientó hacia nuestra patria. Allí en Hamburgo tuvo la ocasión de conocer, y cito textualmente palabras del Dr. Alfredo Jahn, tuvo ocasión de conocer algunos familia­ res del Procer de nuestra independencia Gral. Judas Tadeo Piñango. Y dadas tal vez estas relaciones universitarias en Berlín, donde los jó v e ­ nes Piñango recibían su educación, cuando Ernst a su vez terminaba estudios superiores. Es muy cierto que esta relación había de definir su futura suerte. Animado por los ofrecimientos de la familia Piñango y contando con los de algunos comerciantes a quienes con oció en Ham­ burgo y que le aseguraban un número de discípulos com o primera base para establecerse en Caracas, se vino y desembarcó en La Guaira el 2 de diciembre de 1861, después de una larga travesía en el velero ham­ burgués “ Elizabeth” . Día de fiesta para Venezuela fue, sin duda, el de este desembarco. Bien pronto demostraría que no era solamente la ense­ ñanza de lenguas su única ambición. P oco tiempo después, en efecto, com enzó a desplegar una actividad tan inusitada en el campo de la ciencia que lo llevó rápidamente a ocupar un puesto directivo en los movimientos científicos y filosóficos que bullían en la segunda mitad del siglo X I X . 74 Ernst desembarcó en La Guaira el 2 de diciembre de 1861. Vargas había muerto el 13 de julio de 1854, o sea 7 años antes. Vargas había dejado un número muy grande de discípulos, no solamente en el campo médico sino también en el filosófico, que habían quedado en cierta form a dis­ persos y que es justamente la materia prima con la cual trabaja Ernst para form ar una escuela en Caracas hacia la segunda mitad del siglo X I X . Con una capacidad de trabajo excepcional, dio un impulso a la Biblioteca Nacional y fundó el Museo Nacional y la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales. Esta sociedad, ya la habré de mencionar más adelante, la fundó en 1867. Fundó en la Universidad Central la cátedra de Historia Natural. La Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas, fun­ dada en 1867, funcionaba con una regularidad casi asombrosa, a tal punto de que todos los trabajos que se presentaban en ella eran luego divulgados y Ernst tuvo además la precaución de publicar en la prensa de Caracas las actas de la Sociedad. Esta sociedad, entre los años de 1867 y 1878, o sea durante un poco más de una década, realizó más de 200 sesiones y estas actas fueron publicadas en la prensa de Caracas de esa época. Primero en “ El Federalista” , que era el nombre del periódico y luego en “ La Opinión Nacional . Esas actas yo las consideré de mucha importancia también com o orientación de la obra de Ernst. Fueron reuni­ das y publicadas en un trabajo de dos volúmenes, por el Banco Central de Venezuela, hace algunos años. En realidad, considero muy importante esta obra porque refleja realmente el estado de esa actividad científica que desarrolló el Dr. Ernst en ese período de 1867 a 1878. Esta obra contiene un estudio preliminar becho por nosotros, pero tiene además un prólogo que yo considero muy im­ portante, escrito por el Académ ico de la Historia, Don Luis Beltrán Gue­ rrero, quien tuvo la erudición y la capacidad para captar en una forma muy exacta el movimiento científico positivista del período de Ernst. De m odo que yo considero que la obra tiene muchísimo interés para los estudiosos de las ciencias naturales. Quiero advertir, que aquí no hay obra de Ernst en el sentido de trabajos escritos por él; estas actas están firmadas por él, pero en realidad no son trabajos de Ernst, trabajos en el sentido de que fueron comunicaciones, sino relaciones de cóm o se desarrollaron las sesiones de esa Sociedad. La obra escrita de Ernst es muy variada, muy extensa y muy venezolanista. Casi la mayoría de los trabajos están consagrados al estudio de problemas venezolanos. Por ello, yo considero, y lo ha considerado siempre la crítica científica venezolana, que Ernst es uno de los más meritorios venezolanos del siglo X I X . La lista bibliográfica que publicó Ahrensburg y a la cual he hecho mención, resultó incompleta. Esa lista tenía 381 citas o referencias bibliográficas que comprendían libros, artículos, folletos, etc. Investigando más a fondo encontramos 77 referencias más. De modo que hasta este momento se tiene conocim iento de 458 trabajos hechos en Venezuela, pues no hemos investigado los posibles trabajos que él haya escrito antes de llegar a Venezuela. Desde luego, no contando en esta lista las comunicaciones verbales a las Sociedades de Ciencias Físicas y Naturales, que aparecen consignadas en las antes citadas actas. Nuestra com pilación misma no ha sido completa. Siete por lo menos de las citas en la lista de Ahrensburg no ha sido posible localizarlas aún en las principales bibliotecas del mundo. Esto se debe a que fueron publicadas en periódicos muy raros de la época, que desaparecieron. Tenemos aún la esperanza de que algunos de estos periódicos puedan encontrarse. La lista de Ahrensburg está dis­ puesta en orden cron ológico aunque no estricto. Sin embargo, en un nuevo estudio de la lista bibliográfica hemos redistribuido los títulos en diferentes materias y dentro de cada materia en diferentes ramas, digamos asociadas a cada materia. Entre las materias de la bibliografía de Ahrens­ burg y ampliada por nosotros, la Botánica, la Zoología y la Etnología son las que ocupan la mayor parte de la obra de Ernst. Otras muy varia­ das están representadas por un número menor de artículos. La Botánica, com o ciencia pura y con sus aplicaciones prácticas, constituye una de sus mayores contribuciones. Ernst, fuera de profesor de idiomas que seguramente era el trabajo del cual vivía, daba su mayor dedicación a la Botánica. Las aplicaciones industriales, especialmente la madera, la cera, las resinas, el cacao, el café, la fécula, los productos alimenticios, cauchos, fibras, etc., así com o las aplicaciones medicinales, fueron tra­ tadas exhaustivamente. Particular atención le mereció el estudio de las plantas venenosas. En el campo de la fito-patología, estudió especialmente las enfermedades de algunas plantas, especialmente las del café, las del maíz, las de la caña de azúcar, siendo estos productos los que constituían un factor económ ico importante del país. Venezuela era, fundamental­ mente, com o todos sabemos, en el siglo X I X , un país agrícola, y estas enfermedades de las plantas constituían verdaderas calamidades por lo que estos estudios tenían una gran importancia económ ica para el país. Muchos otros trabajos versaban sobre colecciones sistemáticas, por ejem ­ plo, por grupos botánicos; estudió los heléchos, las orquídeas, las palme­ ras; o también por sus usos, o por las regiones del país. Especialmente son muy importantes sus estudios sobre la botánica del Valle de Caraca. Las plantas, com o elemento ornamental, también fue tema que desarrolló en otros trabajos, especialmente en relación con jardines y alamedas de Caracas. Es muy con ocido que Caracas tenía en el siglo X I X , especial­ mente en la época guzmancista, muy desarrolladas las alamedas públicas en las cuales se fomentaba los jardines, y a esto contribuyó mucho Ernst 76 con su Ciencia Botánica. La Plaza Bolívar de Caracas sobre todo, cuyas plantas fueron estudiadas por Ernst y clasificadas en un artículo que publicó en Alemania. La etimología de los nombres de algunas plantas y la historia de otras, com o la historia de la yuca, la historia del maíz, las del tabaco y del banano, fueron también objeto de su estudio. También estudió no sola­ mente la historia de la Botánica, sino también la vida de algunos natura­ listas botánicos dedicados a estos trabajos en especial, tanto extranjeros com o también venezolanos. Estudió la vida de Vargas y especialmente su obra botánica y también la obra botánica del Licenciado José María Benítez, un médico que vivió en Venezuela, a comienzos del siglo X I X y que había escrito además una obra sobre las plantas medicinales. Estos fueron materia de estudio fervoroso por parte de Ernst. Entre sus nu­ merosos trabajos hay por fin muchos de misceláneas botánicas, descrip­ ciones de plantas nuevas y anomalías; desde luego que no pudieron faltar tampoco textos de estudio. Como se podrá ya observar, Ernst fue muy completo, no solamente hizo el estudio de campo sino que también hizo los textos sistemáticos para uso de las escuelas, para uso de estudios medios y para uso universitario en su cátedra de Historia Natural en una de cuyas ramas trataba de Botánica. Hizo inclusive folletos de divulgación para ser distribuidos entre los agricultores, especialmente los que trataban sobre enfermedades del café y de la caña. Se hicieron ediciones populares, que fueron llevadas durante el gobierno de Guzmán Blanco al campo, para que se empezara una agri­ cultura científica. En el campo de la Zoología, su labor, aunque menos extensa que la Botánica, es variada y densa. Comprende también estudios sistemáticos de la fauna nacional y de la de Caracas en particular. Estudios por gru­ pos, por ejemplo, los de aves, lagartos, mamíferos, moluscos. Estudió los animales útiles a la agricultura y al hom bre y, desde luego, con mucha mayor razón, estudió aquellos que, com o la langosta, son particularmente perjudiciales. Nosotros sabemos, y algunos que han estudiado estos pro­ blemas lo saben, que la langosta constituía en Venezuela una verdadera calamidad nacional en el siglo X I X . La langosta era prácticamente la ruina, en un momento dado, de toda la agricultura y Ernst estudió todos los métodos para combatir la langosta. Igualmente las enfermedades de algu­ nos animales y la biología de los parásitos de animales fueron objeto de varias publicaciones. Estudió también los mamíferos fósiles que se encuentran en Venezuela. En San Juan de los M orros existían los de un Mastodonte que el Dr. Ernst estudió muy bien. También estudió especies nuevas para Venezuela que no eran conocidas hasta entonces. Otra de las ramas que le mereció especial atención fue la Etnografía y la Antropología. De particular interés son una serie de artículos de aspectos antropológicos de la población de Venezuela. Estudió, por ejemplo, todos los problemas del folklore, particularmente la gramática popular, habien­ do hecho de ella exactas traducciones a la lengua alemana. Divulgó asimismo en lengua alemana algunos cuentos del folklore venezolano, entre ellos los de T ío Tigre y T ío C onejo, que son personajes de nuestro clásico folklore que dio a conocer en las revistas alemanas. Otras comunicaciones se refieren expresamente a grupos de indios gua­ jiros, cuicas, cumanagotos, ayamanes, motilones, orinocos, etc. Habiéndo­ los estudiado desde diversos ángulos: lenguaje, costumbres, el com ercio, la religión, sus utensilios, etc. Estos trabajos sobre estudios de los uten­ silios de los indios fueron publicados tanto en Alemania com o en revistas venezolanas y fueron muy importantes, pues revelan el grado de cultura que tenían algunas tribus indígenas del país. El estudio de la sección de Etnografía del Museo Nacional, suministra un cuerpo de materia de fun­ damental interés para la comprensión de la Etnología pre-colombina ame­ ricana. Porque Ernst, en este campo, no solamente estudió la materia venezolana sino también la americana, pues de otros países recibía mues­ tras que él estudiaba. La Geología, la Geografía y la Mineralogía, íntimamente ligadas estas materias entre sí y con las ramas anteriormente mencionadas, fueron cultivadas también por Ernst. Tradujo y comentó ampliamente la obra de Karsten, escrita por éste en alemán sobre la Geología y que él divulgó en Venezuela, publicándola en la Revista de Obras Públicas. Estudió intensamente la geografía de varias partes del país, entre ellas la del Valle de Caracas, la región del Lago de M aracaibo, la Cordillera de los Andes, la Guayana Venezolana, la Isla de La Orchila, las minas de cobre de Aroa, las minas de diamantes de Betijoque y las minas de otros meta­ les del Táchira. Estudió también las aguas termales de San Juan de los M orros, las aguas del Guarume y las aguas de Las Trincheras. Los venezolanos viejos saben com o eran de apreciadas las aguas de Las T rin­ cheras y Ernst tiene precisamente un estudio muy completo de la com ­ posición de esas aguas y de sus efectos terapéuticos. Escribió también un trabajo sobre el carbón mineral de Venezuela y sobre la Geología en la agricultura, aparte de otras observaciones mineralógicas. Tradujo trabajos de naturalistas que en diversas ocasiones habían visitado Venezuela, entre ellos, un trabajo muy importante sobre Antón Goering. El gobierno de Venezuela le encomendó una com isión muy importante para delimitar exactamente los límites con el Brasil, acerca de cuyos resultados Ernst produjo un inform e valioso. La M eteorología y la Climatología del país, particularmente las del Valle de Caracas, representan otro objeto de com unicación; viene a contribuir especialmente a las observaciones con él el Licenciado Agustín Aveledo. Estas observaciones m eteorologógicas de Caracas son muy meticulosas y están publicadas en las antes citadas actas. Precisamente el Licenciado Agustín Aveledo trabajaba conjuntamente con Ernst y las observaciones se hacían en el Colegio del Licenciado Aveledo y las llevaban ambos a consideración de la Sociedad y com o tal fueron publicadas en dichas actas. En esas comunicaciones se pueden ver exactamente todas las va­ riaciones de la temperatura de Caracas, la humedad relativa del aire y la caída de las lluvias. La cronología fue igualmente otra rama en la cual trabajó. La sismología le interesó sobremanera y a través de los trabajos de Ernst se puede ver la repercusión de los diferentes temblores que ocurrieron en Vene­ zuela durante todo el período de su vida aquí. La literatura, el estudio del idiom a castellano, la bibliografía y la histo­ ria, fueron materias que también llegó a cultivar. Fue corresponsal por algún tiempo del Trübner’s Americana & Oriental Literary R ecord de Londres. A este periódico, com o corresponsal que era, remitía noticias venezolanas. Y son interesantes porque muchos detalles de la vida cultu­ ral venezolana se pueden ver a través de esa tribuna, com o era el Trübner’s Americana de Londres. Allí se publicaban reseñas de libros venezolanos, sobre las bibliotecas, sobre periódicos, sobre imprentas, etc. Por ejemplo, en uno de estos artículos menciona las tres bibliotecas públicas de Cara­ cas, la Biblioteca Nacional, la Biblioteca de la Universidad y la B iblio­ teca del Seminario. En otro, cuenta la muerte de Fermín T oro y hace una reseña biográfica. Y en otro, la muerte de Juan Vicente González, de Esteban Ponte, de M arco Aurelio Rojas. Al referirse en otra oportu­ nidad a los periódicos de Caracas de 1870, menciona “ El Federalista” , “ La Opinión N acional” y otros periódicos más del interior del país. Sobre imprenta, cita a la Imprenta de Espinal e H ijos, la Imprenta de Corser, etc.; y en cuanto a Sociedades, enumera el Colegio de Ingenieros de Venezuela, la Academ ia de Matemáticas, la Sociedad M édico Quirúr­ gica, la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales que él dirigía, la A ca­ demia de Bellas Letras y Ciencias Sociales y la Academia de Jurispru­ 79 dencia. Esto, hacia 1870, cuando todavía no se habían fundado la A cade­ mia de la Lengua ni la Academ ia Nacional de la Historia, ya hay una Academia de Bellas Letras y Ciencias Sociales. La demasiada franqueza de Ernst se revela por estas reseñas. Es un hombre de una franqueza personal para decir todas las cosas y sus noticias eran muy objetivas. Esto le trajo muchos problemas de roces con algunos periódicos. Particularmente una de esas noticias decía que los periódicos eran muy incompletos pero que a veces nos corregían sufi­ cientemente. Uno lo puede ver cuando examina algunos recortes de sus mismos libros de recortes de prensa, donde él mismo corrige al margen algunos errores. Entonces él se quejaba de eso, y “ La Opinión Nacional” lo atacó en una oportunidad porque no había sido lo suficientemente leal con ellos por haberles publicado esos pequeños defectos en un periódico alemán. Entre los trabajos bibliográficos, merecen destacarse el Catálogo de la Biblioteca Nacional, el Catálogo de la Biblioteca de la Universidad de Caracas y el catálogo que hizo de la Biblioteca del Dr. Guillermo M ora­ les, que fue donada a la Universidad. El catálogo de la Universidad está publicado en un libro de 1875; en una ligera nota introductoria del mismo Ernst, hace una reseña de la historia de la Biblioteca de la Uni­ versidad y del origen de sus primeros grupos de libros. Hace arrancar la Biblioteca de la Universidad de la biblioteca de los conventos de Caracas. Este trabajo, muy importante, tiene 258 páginas y registra 8.798 obras con 19.474 volúmenes. Las obras están clasificadas en 13 secciones y las referencias bibliográficas son muy completas y muy c o ­ rrectas. Los que tengan experiencia en problemas de bibliografía saben a veces cuán dificil es hacer una reseña completa para una bibliografía de un libro incluyendo no solamente las fechas y las características de la edición sino también el tamaño, etc. El catálogo de la Donación Morales, registra las obras de M edicina que la familia de este Dr. Guillermo Morales donó a la Universidad. Otro de los trabajos bibliográficos es el titulado, “ Ensayos para una Bibliografía de la Guajira y de los Guajiros” . En este trabajo se men­ cionan todos los trabajos que se habían publicado sobre los indios Gua­ jiros, especialmente las obras de Bartolomé de las Casas, Juan de Caste­ llanos, Fray Pedro Simón, Luis Fernández Piedrahita, Nicolás de la Rosa, Juan López, Antonio Julián A lcedo, Depons, etc., o sea que esa es la bibliografía más completa de la Guajira, por lo menos hasta ese m o­ mento, publicada. Dentro de esta misma apasionante investigación b ib lio ­ gráfica, Ernst nos da cuenta de libros raros e interesantes que existían en la Biblioteca de la Universidad; se refiere a la vida de Varones Ilus­ tres de Plutarco, una obra de Alfonso de Valencia, impresa en 1491. 80 Otro es un libro en lengua cumanagota, titulado “ Confesionario de la Lengua Cumanagota” y de otras naciones de Indios de la provincia de Cumaná, con unas advertencias previas para los Confesores. Compuesta por Fray Diego de Tapia e impresa probablemente en 1723 en España. Este es un libro muy importante, sobre todo por lo curioso, pues fue impreso en época Colonial en lengua cumanagota. En este mismo artículo se extiende Ernst en cuanto a la literatura de la lengua cumanagota. En el Museo Británico en 1876, se estuvo exponiendo una copia facsirnilar del primer libro de música hecho en Am érica, impreso en M éxico en 1604. Esta obra fue remitida al Museo Británico por Ernst, tomada de un ejemplar existente en la Biblioteca de la Universidad de Caracas. Es muy curioso que muchas de estas obras que Ernst reporta com o muy raras y muy interesantes en los catálogos que él hizo, hayan desaparecido posteriormente. Ernst se refería también al libro más antiguo de M edicina, en este caso el papiro de Ebers, del cual hace un amplio comentario. El sentía gran atracción por los estudios del lenguaje. Estudió la eti­ m ología de algunas voces com o M aracaibo, Zulia, Perijá, Coquivacoa, Macoa, buscando para todas un origen Guaraní, pues trataba de esta­ blecer una relación de la cultura Venezolana con la cultura Guaraní que era la cultura más avanzada entre otras que habían tenido influencia en el Sur. En otro artículo discute la ortografía de la palabra “ Hayaca” , y es inte­ resante observar que, aunque su lengua materna era el alemán, en V e­ nezuela mantuvo polémicas sobre el idioma Castellano y nada menos que con Julio Calcaño, que era entonces considerado el primer hablista de la lengua Castellana en Venezuela. Tenía afición por la Historia dos trabajos, uno titulado “ Dos tes a dos cartas publicadas en Societá Geográfica, escritas en y com o muestra tenemos, por ejemplo, Cartas Antiguas de Venezuela” , referen­ la revista italiana “ La Boletino” de la 1534 y 1535 por aventureros italianos, una desde Coro y remitida a sus familiares en Italia. Está suscrita una de ellas por Tom aso Fiaschi el 24 de diciembre de 1534, la otra es anónima, aparentemente escrita por un genovés y se refiere a la expe­ dición de Jorge Espira; ambas tienen un gran interés histórico para Venezuela. También sobre historia escribió Ernst varios artículos referentes a Cris­ tóbal Colón y sus viajes. El tema de Colón lo apasionó mucho, de modo que hay sobre él toda una serie de artículos. Uno se titula “ El primer 81 V iaje de Colón por el Mar de las Antillas” , otro se titula “ La Primera Carta de Colón” , otro “ La Controversia sobre la Isla Guanahani” , “ Cuan­ do murió Cristóbal C olón” , etc. Es todo un grupo de artículos. También es importante el hecho de que él fue uno de los primeros que se interesaron en la obra de Fray Pedro Simón. El sabía que en la Bi­ blioteca Nacional de Bogotá se conservaban los manuscritos de la segunda y tercera parte de “ Las noticias historiales” del Padre Fray Pedro Simón. Es interesante saber que gracias a las gestiones de Ernst fueron publi­ cadas. Le escribió a Rafael Núñez, Presidente de la República de C olom ­ bia en 1889, para que el Dr. Núñez iniciara la publicación de la obra de Fray Pedro Simón, contestándole el propio l)r. Núñez una carta muy elogiosa para él y en la que le anunciaba que seguidamente se proce­ dería a la publicación. Esta noticia fue registrada en periódicos venezo­ lanos y alemanes, y un periódico alemán decía: “ Ernst nos com unicó con fecha 26 de febrero (se refiere al año 1889) que el gobierno de Nueva Granada, según su solicitud, ha decidido la edición de las partes no publicadas del manuscrito de Fray Pedro Simón, según se lo ha com u­ nicado el Presidente Rafael Núñez” . También en este mismo grupo de artículos históricos hay un amplio análisis de un libro llamado “ La América Prehistórica” , que había sido publicado en 1882 por el Marqués de Nadaillac. Asimismo son muy importantes los discursos de Ernst, porque en ellos se nota que todos no eran trabajos hechos de ocasión sino trabajos donde recogía toda una bibliografía sobre el autor y significaban una investi­ gación. Entre ellos, por ejem plo, hay uno, con motivo del centenario del nacimiento de Humboldt. Hay otros sobre Bonpland, sobre el Emperador Guillermo 1, y en la toma de posesión de varios catedráticos de la Universidad. Hay discursos sobre Spencer, sobre Sachs, sobre Sievers y, por último, un discurso sobre Guillermo Morales con motivo de su muerte, pronunciado en el acto solemne de la colocación del busto del mismo en la Universidad. Ernst fue también un traductor; dominaba no solamente lenguas mo­ dernas, com o el alemán, el inglés, el francés, el holandés. Hay escritos de él también publicados en holandés. Dominaba las lenguas muertas, especialmente el griego y el latín. Hizo numerosas traducciones entre las cuales hay unasobre la Isla de Atlantis, otra sobre Francia, Alsacia y Lorena, unos artículos de Quesper, sobre la fermentación. También organizó exposiciones que Venezuela presentaba no solamente internamente sino en otros países. Tom ó parte en la exposición de pro­ 82 ductos de Venezuela celebrada en Viena en 1873, en Bremen en 1874, en París en 1878. Una exposición en Philadelphia en 1876, una en Boston en 1883, en Nueva Orleans en 1884 y 1885 y en la Gran E xpo­ sición Nacional de 1883 con motivo del Centenario del Nacimiento del Libertador. También preparó una última exposición en Chicago en 1893. Estas eran exposiciones de productos venezolanos, pero lo importante es que para cada exposición Ernst escribió libros o folletos muy volum i­ nosos detallando cada uno de los productos. Por ejemplo, de la Gran E xposición Nacional de 1883, son dos tomos, dos tomos muy volum i­ nosos, donde están detallados todos los productos exhibidos por Venezuela. Por último, hay un grupo de trabajos que los hemos incluido en un gran capítulo de Misceláneas, sobre temas muy diversos, algunos puramente literarios. Por ejemplo, hay un soneto de Ernst a Bolívar que fue es­ crito, por supuesto, en alemán y publicado en alemán y traducido al español por José María de R ojas y versificado por Heraclio Martín de la Guardia, en el cual se destaca su decidida pasión americanista que lo conduce a entregar a la patria todo este esfuerzo creador y a tener una admiración por el Libertador que lo llevó hasta a escribirle su primer y único soneto conocido. Nosotros le hemos dado mucha im por­ tancia al hecho de que un hombre que haya escrito tanta ciencia y tanta investigación, sin embargo, cuando fue a escribir sobre Bolívar lo que produjo fue un soneto, que es muy interesante. Toda esta obra voluminosa de Ernst fue publicada en libros, en folletos en revistas, en periódicos y fue publicada en Venezuela y en el extran­ jero. En Venezuela, en los periódicos El Federalista y La Opinión Nacional. En revistas en Venezuela, la Revista Vargasia. La Revista Vargasia es muy importante mencionarla porque fue fundada por Ernst y le dio el nombre de Vargasia en honor del sabio Vargas; y justamente esta revista era el órgano de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas, donde se publicaban precisamente los trabajos que le eran presentados. La revista, desafortunadamente, no tuvo una vida larga; no obstante llegó a alcanzar un volumen y parte de otro; es realmente una joya bibliográfica de Venezuela, y creo que hay un proyecto de hacer una edición fascimilar próximamente. Otras revistas venezolanas de la época, son la Revista Científica de la Universidad Central de V e­ nezuela, El Zulia Ilustrado, una revista por el estilo del C ojo Ilustrado, la Am érica Ilustrada y Pintoresca, una revista también muy importante, el Boletín del Ministerio de Obras Públicas y, por supuesto, el C ojo Ilustrado. De las revistas extranjeras, que son muchísimas, yo he estado leyendo la lista de ellas donde aparecen los trabajos de Ernst, pero baste decir que son las de más prestigio en Inglaterra, en Alemania, por 83 ejemplo, “ Globus” , y revistas especializadas, revistas de antropología, de geografía, de botánica. Con esto creo haber podido hacer una síntesis muy breve de toda esa obra escrita por Ernst, que consideramos una de las más completas de un científico venezolano. Quiero añadir que por el hecho de ser tan extensa la obra de Ernst, no debe pensarse que es superficial, y esto precisamente es lo que le confiere su mayor admi­ ración, pues no se trata de un divulgador de la ciencia. Quizás en esto habría que insistir y recalcar mucho que él no es un divulgador en el sentido de que él lleva al exterior la ciencia que se produce en Vene­ zuela, sino que es un creador de ciencia, y los trabajos de Ernst no son trabajos tomados de fuentes diversas o traducciones de trabajos hechos por otros, sino recopilaciones o estudios hechos directamente en el cam ­ po, trabajos de observación. Ernst llegó a Venezuela, com o hemos dicho, el 2 de diciem bre de 1861, casó en Caracas el 5 de agosto de 1864 con la señorita Enriqueta Tresselt con quien tuvo 5 hijos. Además de todas las actividades científicas que he mencionado, ejerció la cátedra de Historia Natural de la Universidad Central; en esta cátedra enseñaba Zoología, M ineralogía, Botánica, Geo­ logía, pero lo que es más importante, es que en esta cátedra se enseñaba también Filosofía, la filosofía científica del Positivism o; y sus discípulos más importantes, muy conocidos, son Lisandro Alvarado, Gil Fortoul, Rafael Villavicencio, etc. Hay toda una escuela positivista venezolana de la cual el inspirador y principal fue Ernst. La Universidad Central de Venezuela le otorgó en premio a sus largos méritos, el 12 de agosto de 1898, el grado de Doctor en Filosofía. Era el equivalente a un doctorado Honoris Causa. Ernst murió el 12 de agosto de 1899, antes de cumplir 77 años. Uno de sus hijos había muerto dos meses antes en un accidente en el Orinoco y este hecho lo conm ovió profundamente, de m odo que eso aceleró su muerte de un infarto en el corazón a una edad no muy avanzada, rela­ tivamente. 84 Los W elser Por el ü r . A n t o n io A r e l l a n o M o r e n o El tema de los alemanes en Venezuela, o sea el de los representantes de la casa Welser en el siglo X V I , que vamos a examinar en líneas muy generales, es uno de los más apasionantes temas de historia patria. Con ellos comienza la Gobernación de Venezuela entre leyendas, excursiones fabulosas, optimismo, im aginación, crueldad, valentía, resistencia física, pugnas, desobediencias, chismes y todos esos enredos que forman parte de la historia de los pueblos. Son muchos los cronistas e historiadores que se han ocupado de estudiar la presencia de los Welser de Augsburgo entre nosotros y casi todos ellos han condenado su actuación. Los han acusado de ser crueles, deso­ bedientes a las autoridades españolas, de no haber cumplido sus pro­ mesas contractuales, de haber desolado el paisaje de la naciente Vene­ zuela, de haberse ensañado con los indios, de haber realizado excursiones innecesarias y de otros delitos y faltas. Y o pertenezco a los pocos historiadores que les hemos dado un trato diferente porque hemos tenido en nuestras manos documentos distintos a los conocidos por cronistas e historiadores y porque hemos tratado de penetrar en el medio geográfico del siglo X V I para explicarnos la conducta de los alemanes. Y a en uno de nuestros trabajos publicados hace más de 20 años, “ Orígenes de la Econom ía Venezolana” , le dedicamos un capítulo al tema y expusimos puntos de vista diferentes a los que se conocían comúnmente. Tal vez sea esta la razón por la cual me invitó la Institución Humboldt a co n ­ versar con ustedes sobre esta materia tan atractiva y tan extensa. Y o me limitaré a hablar de los Welser en líneas muy generales, recordándoles a ustedes que en los últimos años han aparecido trabajos nuevos sobre los alemanes en Venezuela y que valen la pena conocer porque aportan inform aciones muy ricas y traen conceptos que difieren de los tradi­ cionales. Entre esos trabajos debo citar el del profesor Juan Friede, * C on feren cia c ia ció n p r on u n cia d a p o r su autor el 4 de a b r il d e C u ltural H u m b o ld t, 10^ d el c ic lo 1972 en el a u d ito r io d e la A so- “ V en ezu ela , su historia y los alem anes” . 85 editado en Bogotá, y otros libros del Hermano Nectario María com o son “ Los Orígenes de M aracaibo” y la “ Historia de la Fundación de Barquisimeto” . Con estas advertencias podemos recordar las causas que impulsaron a los alemanes a venir al Nuevo Continente en el siglo X V I , recordar cuáles fueron las fuerzas que los determinaron a salirse del marco geográfico Europeo y aventurarse a atravesar el Atlántico com o lo estaban ha­ ciendo los súbditos de España, Portugal e Inglaterra, en virtud del derecho que les daban a éstos los descubrimientos patrocinados por sus respectivos reinos. No ocurría lo mismo con los alemanes o sea que no podían alegar derechos derivados de los descubrimientos, por eso tu­ vieron que valerse de otras estrategias para venir a América. Los Welser, o Belzares com o los llamaban los castellanos, figuran entre los capitalistas alemanes al lado de los Fugger y de otros potentados que desempeñaban funciones similares a las que habian cumplido los Medicis en Italia. Eran los dueños del dinero, de las finanzas, de los negocios de préstamos, de los bancos, de las grandes transacciones co ­ merciales. Y desde que tuvieron noticia del hallazgo de un nuevo Con­ tinente empezaron a trabajar para tomar parte en los negocios que se suponen iban a realizarse entre el V iejo y el Nuevo Mundo. Un histo­ riador ha dicho que los Welser trataron de asegurarle a Alemania un puesto de im portancia en América, y es cierto. Desde muy temprano se las idearon para enviar representantes a ultramar a fin de tener quien les suministrara inform aciones comerciales, que les dieron datos sobre el hallazgo de minas, de perlas, de necesidades de dinero, en fin de toda esa gama que constituyen el mundo comercial. El diligente A m brosio Ehinger, es la antena que desde América envía la mayor variedad de datos a los banqueros alemanes. Ese afán de penetrar en América, de tomar parte activa en los negocios, de participar junto con España y Portugal en las presuntas riquezas que se estaban descubriendo, es lo que hace que los Welser se valgan de todo para lograr esos propósitos. Enamoran cortesanas, asisten a reuniones sociales, hacen adelantos de dinero a los príncipes, contraen matrimonios con princesas, en fin, tratan de hacerse gratos y necesarios ante las cortes reales. Una de las mejores oportunidades se les presenta a los capitalistas ale­ manes cuando se adelanta el proceso electoral de Carlos V. N o sólo ponen a la orden dinero, sino que hacen grandes préstamos para asegurar la elección. Los Fugger prestaron una suma que se aproxima a los tres millones de bolívares (543.333 d u c a d o s ); los Welser lo equivalente a 86 los 788.331 bolívares (143.333 ducados) y lo mismo hicieron otros tres o cuatro capitalistas. El triunfo de Carlos V, antes Carlos I, les abrió las puertas de América, la nueva corte iba a aplicar una política más liberal que la de los monarcas anteriores. Las aspiraciones de los Welser estaban pues, aseguradas, aunque debo recordar que éstos no eran los más ricos banqueros alemanes, ni los más hábiles negociantes, ese honor correspondía más bien a los Fugger, pero éstos vieron con más cuidado la expansión de sus negocios, no así los Belzares y esto les costará muchos tropiezos y muchos fracasos. Preparado el terreno, los Welser aprovechan una oportunidad para penetrar en América. Es el momento en que se sabe que la Provincia Santa Marta se hallaba sublevada y que su gobernador, R odrigo de Bas­ tidas había sido asesinado. El gobierno español necesitaba en este m o­ mento armas, tropas, dinero y barcos para salir a pacificar la Provincia de Santa Marta y com o no los tenía, aceptó la oferta de los Welser, quienes además le ofrecieron mineros que eran indispensables para explorar y explotar las minas que se suponía existían en estas regiones, y otros elementos indispensables para el logro del dom inio del territorio americano. Para sustituir al gobernador fallecido, se nom bró a García de Lerma. Este solicitó colaboración de los portugueses para armar su expedición o sea que contrató con un lusitano el suministro de unos cincuenta artesanos y agricultores, pero el pacto no dio resultados y Garcia de Lerma tuvo que recurrir a celebrar un contrato con los alemanes; esto tuvo lugar en Burgos el 4 de febrero de 1528 en el que aparece ya la firma de Ehinger. Allí se precisan con claridad los derechos y obliga­ ciones para colonizar y gobernar conjuntamente las provincias de Santa Marta y Venezuela. El 27 de marzo del mismo año nos bailamos ante otro contrato más favorable a los alemanes y se da por rescindido el que se había firmado con García de Lerma, porque los alemanes, com o era natural, querían tratar directamente con la Corona española y obtener mayores privilegios de los que podrían derivarse de un pacto con un representante real. Es así com o los capitalistas alemanes abren la brecha y entran en Amé­ rica de cuerpo entero, ya no com o simples socios del gobernador de Santa Marta sino com o lo estaban haciendo los nativos de España: com o concesionarios de territorios, com o gobernadores o com o adelan­ tados empresarios con privilegios y autonomía. 87 Es conveniente leer, en resumen, las cláusulas del contrato que le abre las puertas de América a la firma comercial “ Welser, Ehinger y Cía” . Fueron las siguientes: La compañía “ Welser, Ehinger” se obliga: 1. A enviar una escuadrilla equipada y a susexpensas para ayudar al gobernador de Santa Marta. Si la provincia seguía revuelta, debían dejar 200 soldados a disposición del gobernador por un año, o cincuenta en caso contrario. Am brosio debía trasladarse con cien hombres a Venezuela a posesionarse de su cargo. 2. A fundar en dos años, dos o más pueblos, con trescientos hombres cada uno com o mínimo y tres fortalezas. 3. A salir de España con los trescientos hombres dentro partir de la fecha de la capitulación. 4. A llevar en el término de dos años a San Juan, Cuba, Venezuela y, en general, a las Indias, cincuenta mineros alemanes para la explo­ tación del oro y la plata. de un año a A cam bio de estos servicios adquirieron: 1. El título vitalicio de gobernador y capitán general, con un sueldo de doscientos mil maravedíes por el primer título y cien mil por el segundo. 2. El título h onorífico de alguacil mayor de su majestad para Ehinger y Sayler, en form a vitalicia y hereditaria y con facultad de percibir rentas provenientes del oficio. 3. El de tenientes de las fortalezas a construir, con sueldo anual de 75.000 maravedíes, a título vitalicio y hereditario. 4. La dignidad de Adelantado para cualquiera de los dos contratantes, a su elección, en form a vitalicia y hereditaria. 5. El 4 por 100 de todos los provechos de la conquista, salvo los dere­ chos de alcabala, alm ojarifazgo, o penas de cámara que pertenecían al rey por no ser frutos de la tierra. 6. La exención vitalicia de pagar el alm ojarifazgo y otros derechos por los abastecimientos para uso personal. Si fueren para la venta debían pagarlos. 7. La concesión de doce leguas cuadradas de tierra de las que descu­ briesen, para “ grangear y labrar” com o propietarios, pero sin juris­ dicción civil ni criminal. 8. La facultad para introducir de la Española, San Juan, Cuba y Santiago todos los caballos, yeguas y otros ganados, libres de todo impedimento. Con el propósito de atraer colonos y convertirlos a la Santa Fe Católica se acordaron, además, las siguientes mercedes: 1. Pagar durante los tres primeros años solamente el diezmo de las minas, al quinto año el noveno y luego en descenso hasta quedar en el quinto. 2. Facultad para esclavizar los indios que fuesen rebeldes, previa amonestación y requerimiento, pagándoselos a sus dueños y abo­ nando al fisco el quinto real. 3. Entregar a los primeros pobladores, conquistadores y vecindades dos caballerías de tierras y dos solares. La prescripción adquisitiva se fijó en cuatro años de residencia en ellas. 4. Exención a los colonos de pagar los derechos de alm ojarifazgo por los mantenimientos y provisiones traídos en su primer viaje y durante los ocho primeros años. 5. Exención de pagar los derechos de sal durante los ocho primeros años. 6. Concesión de las mercedes que disfrutan otras tierras e islas ya pobladas. 7. Permiso para depositar cargamentos en las atarazanas de Sevilla y para cortar cien pinos en Tenerife. Como es fácil advertirlo a través de las cláusulas precedentes, no se trata de un contrato “ sui generis” , sino de uno de los clásicos y habi­ tuales pactos que a diario firmaba la Corona con adelantados y descu­ bridores. En ellos el Estado no arriesga nada. No contribuye directamente con valores materiales. Lo más que hace para recompensar los grandes esfuerzos de la parte contratante y para mantener su ambición, es conceder títulos y honores, que a veces tienden a menoscabar la sobe­ ranía imperial. Este contrato, com o todos los demás, puede a la vez ser enajenado, asociar nuevos aspirantes, darse en arrendamiento o realizar con él cual­ quiera otra operación. Es, pues, uno de los consuetudinarios contratos que firman a diario los monarcas. Tam poco enajenaba territorio alguno del imperio español, acto contrario a la ambición y celo de los mandatarios. Se entrega sólo el dom inio útil 89 y con él los poderes políticos, económ icos y jurídicos indispensables para el aprovechamiento pleno de los recursos existentes. La propiedad de las zonas ocupadas sigue siendo de la Corona, de allí la obligación que tienen los gobernadores de rendirle cuentas y los nombramientos que hace ésta no sólo en la esfera fiscal, sino en lo político y judicial. Al lado de gobernadores y capitanes generales de origen tudesco, hállanre los oficiales reales, de pura estirpe castellana, quienes, a más de sus atributos financieros, envían al rey amplios informes a manera de libelos sobre la conducta de las autoridades políticas. Si en algún instante se autoriza a los gobernadores alemanes a fiscalizar algún arbitrio rentístico de los que administran los oficiales reales, es por la crisis de supervisores, pero siempre tenderán éstos, no sólo a conservar su autonomía sino en obligar a los gobernadores a cumplir con los mandatos que le ha confiado su Majestad Real. La flota, organizada conform e al citado contrato, salió de San Lucas el 27 de octubre con unas 314 personas reclutadas en las calles de Sevilla a redoble de tambor. T odos los gastos corrieron por cuenta de los Welser, y García de Lerma, nombrado general de la expedición, quedó com o deudor parcial de la compañía. Las cuatro naves se dirigieron a Santo Dom ingo a sacar a A m brosio Ehinger, factor de los Welser y nombrado director de la exp°dición que había de seguir a Venezuela. García de Lerma se quedó en Santo Dom ingo porque supo que ya Santa Marta estaba pacificada y Am brosio se dirigió a las costas corianas a donde arribará el 2 de febrero de 1529. Debo inform ar, antes de con ­ tinuar, que los apellidos de los Welser varían m ucho; a veces al nombre de pila le sigue el apellido de la madre, o el del padre, o el de alguna ciudad o suceso, de allí la variedad de apellidos y aun dentro de una misma familia, así, tenemos que Am brosio Alfinger era hermano de Jorge y Enrique Ehinger, de relevante actuación com o verem os; y otra observación debo hacerles y es que com o la pronunciación de estos nombres y apellidos resultaba un tanto difícil a los castellanos y nativos, éstos los arreglaron a su m odo lo cual hizo que se multiplicaran esos raros nombres y apellidos castellanizados. Así tenemos que no les dicen los Welser sino los Belzares, y así se hace el cam bio o bautizo de muchos gobernadores de donde tendremos un Spira en vez de un Hohermuth, un Santillano en lugar de un Sailler, o un Juan Alemán en vez de un Hans Seisenhoffer. 90 A m brosio Alfinger al llegar a Coro se encuentra con dos personajes que junto con él, van a ser pilares fundamentales de la Historia de la Vene­ zuela que está comenzando. Son el cacique Manaure que vive en un pueblo llamado Toraqueribe y Juan de Ampies que ha dejado por unos días sus dominios de Curazao o Aruba y ha venido a visitar al Gran Cacique cuya fama era ya conocida por los conquistadores. Ampies, aunque no tenía jurisdicción sobre Venezuela, reconoce a los alemanes, incluso los presenta a lodos los caciques y trata de que esta­ blezcan con ellos y con los indios buenas relaciones, com o en efecto ocurre. Desafortunadamente, Ampies permanece algún tiempo en los dominios de Manaure y al parecer inició subrepticiamente una campaña desfavorable hacia los alemanes. Esto trajo com o consecuencia que in­ dios y caciques empezaran a desconfiar de los Welser. A l enterarse Alfinger de estos pequeños sucesos, no le quedó otra alternativa que detener a Ampies, ponerle cadenas y enviarlo a Santo Dom ingo y así nos encontramos con que este personaje se convierte en el primer exiliado político de la reciente Venezuela. Es de suponer que una de las primeras tareas que tuvieron que realizar los alemanes fue la de establecer una gran ranchería para alojar a las 400 o más personas que formaban parte de la primera expedición porque en aquella región, parte del pueblo del cacique Manaure, que hemos citado, no parece que existía pueblo alguno. Este nuevo pueblo o ran­ chería establecido por Alfinger, no fue otra cosa que la ciudad de Coro, pues no existen documentos probatorios de que esta fundación la hubiera hecho Juan de Ampies o su yerno Lázaro Bajarano. Y pensamos, coin ­ cidiendo con el Hermano Nectario María, que el fundador de Coro fue Alfinger en 1529, presionado com o dijim os por la necesidad de dar alojamiento a sus expedicionarios. Y aquí hay que hacer la primera rectificación histórica o sea la de convenir en que los alemanes sí fundaron pueblos y no com o han dicho y sostenido historiadores y cronistas al asentar que no cumplieron con la cláusula del contrato que los obliga a establecer pueblos y ciudades. Veremos más adelante que Alfinger va a establecer en la región del Lago de M aracaibo otro pueblo o ranchería al cual dota de autoridades pero que tiene una duración muy corta, ya que la despuebla Federmann para fundar con sus habitantes y algunos expedicionarios que lo acompañaban, a Río de Llacha o a Nuestra Señora de los Remedios que tampoco logró sobrevivir debido a las condiciones del momento. Tan pronto com o Alfinger pudo, organizó su primera expedición al interior porque los propósitos de los alemanes desde que firmaron el contrato, eran los de hallar oro y es que pensaban conseguirlo mediante 91 las seis expediciones que realizaron. Sus intenciones no eran las de permanecer en forma sedentaria en los tres pueblos que fundaron. Para resarcirse de los gastos que habían realizado para venir a América, y de los préstamos que habían hecho a las autoridades reales, tienen forzo­ samente que salir en exploraciones. La región de Coro no les ofrecía ningunas perspectivas halagadoras en este sentido y de aquí que casi todos los gobernadores alemanes patrocinen largos y costosos viajes al interior. Y aquí debo recordarles que cuando Alfinger sale de Coro hacia M aracaibo en su segunda excursión, tiene que dejar allí a un lugarte­ niente suyo encargado del gobierno y ese lugarteniente, a diferencia de Alfinger, sí va a tener inconvenientes con los caciques y los aborígenes de Coro porque empieza a robarlos, a esclavizarlos, a despojarlos del oro y de las perlas que tenían y a hostilizarlos para que le indicaran en donde se hallaban las minas de oro y los criaderos de perlas de los cuales parecía que ellos estuvieran disfrutando. Se rompieron desde entonces los lazos de amistad que habían comenzado desde la llegada de los alemanes y empezó así una guerra sin cuartel entre conquistadores y aborígenes que fue muy desfavorable tanto para unos com o para otros. Veamos brevemente cuáles fueron las expediciones alemanas, quienes las encabezaron, a dónde llegaron y cuáles fueron sus resultados: 1. En 1529, sale A m brosio de Alfinger (E h in ger), y llega al Lago de San Bartolomé o Maracaibo. Deja un pueblo o caserío llamado Maracaibo al mando del capitán Francisco de Venegas, nom brado alcalde, y regresa a Coro en 1530. Enfermo, sale para Santo D o ­ mingo y encarga del gobierno al Teniente Gobernador Nicolás Federmann. 2. Federmann en 1530, para ocupar en algo la gente que había en Coro y para satisfacer sus ambiciones, emprendió viaje sin autori­ zación de Alfinger y recorrió las tierras que forman h oy los Estados Lara, Cojedes, Portuguesa y Yaracuy. Regresó a Coro en marzo de 1531. Alfinger lo procesó y lo mandó a España. Fue el segundo expulsado de Venezuela, recuerden que el primero fue Ampies. Federmann fue absuelto y volvió a Coro en 1535 con Espira. 3. Alfinger, a su regreso de Santo Dom ingo, emprendió su segunda expedición. V olvió a M aracaibo, pasó la cordillera de Perijá y los Valles de Upar; convivió con los indios Pacabuyes, a quienes hostilizó y despojó de grandes cantidades de oro. Despachó unos veinte y tantos Kgs. de oro, avaluados en 30.000 pesos, pero los que lo conducían, después de cometer actos de antropofagia, se vieron obligados a enterrarlos al Sur del Lago por carecer de alimentos. Sólo se salvó Francisco Martín, que fue a dar a una tribu de la región de Bobures, donde lo casaron con la hija del cacique y se adaptó a la vida indígena y a sus costumbres; aprendió brujería, métodos para curar enfermedades y un conocim iento objetivo del mundo aborigen. A Alfinger, lo mataron los indios en el trayecto de Pamplona a Cúcuta (C h in acota), cuando regresaba a Coro (1 5 3 2 ); lo reemplazó el oficial Real, Pedro de San Martín. A poco hallaron a Francisco Martín y se lo llevaron. A principios de 1533 estaban entrando a Coro, pobres, enfermos y de muy mal humor. La aventura había durado unos tres años. Martín, el aprendiz de bru jo, huyó de Coro y volvió a las tribus en busca de la indígena con quien había convivido. 4. Jorge Espira (H oherm uth), partió de Coro en mayo de 1535 en pos de El D orado o la Casa del Sol. Cruzó el Apure y arribó a las riberas del río Meta. En medio de tantas penalidades cuatro expe­ dicionarios se com ieron un indiecito de catorce meses. Antes de que los castigaran murió uno de los antropófagos entre náuseas y vómitos. Espira regresó a los tres años, habiendo perdido más de 300 hombres y unos 56 caballos (en 1537 o 15 3 8 ). 5. Mientras Espira buscaba El Dorado, volvió a salir Federmann al frente de su segunda expedición, en 1536, en contra de las órdenes recibidas. Estuvo en M aracaibo, Valles de Upar y el Magdalena, en donde el Gobernador de Santa Marta lo hizo retroceder. En 1537 estaba en Barquisimeto. Fue a los llanos, atravesó el río Apure, cruzó la cordillera y, en una de las más audaces expediciones que se conocen, arribó al altiplano de Bogotá, en donde se hallaban Jiménez de Quesada, su conquistador, poco después llegó Sebastián de Benalcázar, que venía de Quito. Luego de acaloradas disputas entre ellos (1 5 3 9 ), salió con Jiménez de Quesada para Europa a arreglar asuntos de jurisdicción de las tierras descubiertas y fue acusado de hurtar unos 200.000 ducados o 115.000 pesos oro de la Compañía Welser. Allí hizo una contra-acusación contra los Welser. Federmann murió en Flandes en 1545. D ejó escrita una importan­ tísima descripción de las regiones e indios visitados en su primera gira, que es posiblemente la obra más perdurable de su vida por cuanto en ella nos describe las distintas tribus visitadas, sus géneros de vida, sus diferencias lingüísticas, sus costumbres, sus distintos grados culturales. Es el primer gran documento que nos ofrece una imagen de los aborígenes que vivían en las regiones llaneras. De esta expedición quedó un cuento atractivo para niños y un ejemplo 93 de bondad para los mayores: Habiendo muerto Martín Tinajero, soldado humanitario y manso, lo medio enterraron sus compañeros. Obligados a regresar por el mismo camino, percibieron un aroma celestial que atraía insectos y abejas. Al acercarse al lugar obser­ varon que la fragancia emanaba del cadáver del bueno de Martín. 6. Felipe de Hutlen, experto en estos azarosos viajes por haber acom ­ pañado a Espira, marchó de Coro en junio de 1541, en busca de El Dorado, con 130 compañeros. Siguió igual ruta que la de Espira y corrió peor suerte porque de regreso, cerca de El T ocuyo, lo ajustició Juan de Carvajal en una emboscada (1 5 4 6 ), a pesar de haberle prometido garantizarle la vida, porque Carvajal no sólo odiaba a los Welser, sino que, en calidad de Teniente de Goberna­ dor. quería mandar en la gobernación sin autoridad superpuesta. Fue la más larga de las expediciones alemanas. Los asesinatos los concibió y los ejecutó Carvajal. Al salir los alemanes hacia Coro los siguió de cerca y cuando descansaban en sus hamacas los hizo presos y les puso grillos. Luego dio orden a varios negros que decapitaran a Diego Rom ero, Gregorio de Placencia, Bartolomé Welser y Felipe de Hutten. Todos le pidieron les permitiera confesarse con el sacerdote que los acompañaba, ya que eran pecadores. No les permitió y al último le dijo que en el cielo se confesaría. Las cabezas rodaron por el suelo. Carvajal y Hutten habían firm ado en El T ocuyo un documento ante 30 testigos en el que se ponía punto final a las agrias discusiones que se habían suscitado entre los dos conquistadores y todos confiaron que sería respetado y vendría la paz, pero Carvajal, soldado de odios y pasiones, no cumplió el compromiso. Algunos de ios expedicionarios que se salvaron llegaron a Coro, dieron la noticia del trágico fin y entonces llegaron autoridades, le siguieron ju icio breve al reo Carvajal y le aplicaron la pena de muerte. Con estos hechos termina prácticamente el dominio de los alemanes, a pesar de que durante los 10 años que siguen sea indecisa la situación jurídica de los Welser, pero de hecho con esto ya termina su gobierno en Venezuela. Como ya de hecho ha terminado el dominio de los Welser, podemos ver cuáles son las acusaciones que se hacen sobre los alemanes en Venezuela y qué es lo bueno que hicieron. Generalmente todos los cronistas y todos los historiadores, pulverizan a los alemanes, son suma­ mente duros, no les reconocen ningún mérito, ningunos beneficios, sino que todos los han censurado y condenado. Como les decía al principio, 94 yo soy uno de los pocos que ha tratado de hacer una discriminación y hoy la hago un poco más a fondo. No se puede hablar de que los alemanes en Venezuela ejercieron una crueldad indescriptible y que fueron muy inhumanos. Hay que hacer una separación entre los gober­ nadores alemanes. No todos tuvieron la misma conducta. Se portaron un poco distinto unos de otros. Por ejemplo, se les puede dar el califi­ cativo de inhumanos y crueles a dos de ellos, a Am brosio Alfinger y a Federmann, pero no se puede decir lo mismo de Jorge Espira, de Remboldt, de Hutten o de Juan Alemán. Estos cuatro últimos fueron hombres de una conducta bastante aceptable, muy considerados con ios indios, respetuosos de los derechos humanos en aquella época, pero 110 así Alfinger y Federmann. A estos señores se les hace acusaciones com o las siguientes: a Alfinger, por ejemplo, que hizo llevar a la fuerza a toda la gente que él quiso en las expediciones, que llevaba atados con unas cadenas y argollas a los indios y a los españoles renuentes que no querían ir de buena voluntad, y que cuando se cansaban o se enfer­ maban, para no tener el trabajo de quitarle las argollas que llevaban, les cortaban el pescuezo y caían muertos. Esto lo hacían tanto Alfinger com o Federmann. Que despojaron a los indios de todo cuanto tenían y en el caso por ejemplo de Alfinger, entre los indios pacabuyes, no solamente se contentó con quitarles todo el oro, sino que hizo unos campos de concentración y llevó allí a los principales caciques para que le dieran más oro si querían ser rescatados; muchos de estos indios com o ya no tenían oro, les daban maíz o cualquier otra cosa; muchos de ellos murieron en esos campos de concentración, o murieron al salir de ahí porque habían pasado 4 ó 5 días sin comer. Dejaron m orir mucha gente de hambre en las expediciones tanto Alfinger com o Federmann; cuando le llegaban por ejemplo grandes cantidades de maíz, Federmann le daba la mitad a los caballos y el resto lo guardaba y no le daba a la gente, y por esto parece que muchos murieron de hambre porque 110 había que comer en aquella época. Que tanto Alfinger com o Feder­ mann, cuando trataban los oficiales reales, o sea los representantes de la real hacienda, de acercarse a los barcos para fiscalizar las mercancías que traían, o para fiscalizar el oro que habaín traído de las expedicio­ nes, los amenazaba con cortarles la cabeza si se atrevían a entrar al barco a fiscalizarlos. Así por el estilo son las acusaciones graves que se hacen contra estos dos alemanes. En cam bio, com o he dicho, de Espira se dice que fue muy benévolo, que cuando quiso hacer sus expe­ diciones, preguntó quiénes querían ir y quiénes no querían ir, y fue de trato muy afable, lo mismo que los otros dos gobernadores; pero en los historiadores venezolanos no se encuentran estas diferencias, sino que se les condena a todos. 95 Quizá habría que señalar a estos dos alemanes con todas estas acusa­ ciones, todas estas faltas, todos estos delitos, que aparecen en los ju icios de residencia, y poner a salvo a los otros cuatro o cinco gobernadores. Es una primera diferencia que habrían que hacer y que no se encuentra en los textos de historia de Venezuela. De otra parte, es necesario también recordar que casi todos estos ale­ manes mueren en Venezuela. Alfinger ya vimos que murió víctima de -una flecha envenenada; Jorge de Espira, Remboldt y Juan Alemán falle­ cen en Coro y Hutten es víctima de un asesinato por parte de Juan de Carvajal. Mueren pues 5 gobernadores en tierras venezolanas. Nosotros tenemos la obligación de comparar todos estos delitos y todas estas faltas, con las que cometieron también los españoles en aquel medio, que era un medio bárbaro, salvaje, primitivo, para ver si estos delitos fueron mayores, menores o iguales; por lo menos habría que comparar las acusaciones que se hacen contra Alfinger y contra Federmann con las de ciertos conquistadores españoles. El crimen de Carvajal contra Felipe de Hutten, que era un muchacho de 23 ó 27 años, es sencilla­ mente monstruoso. En este crimen de Carvajal encontramos nosotros premeditación y alevosía com o se dice en derecho penal. Es un crimen que se medita, que se planea. Los delitos alemanes en realidad son muy censurables. P or ejemplo, cuando llevan a las expediciones esos indios a la fuerza y cuando les cortan sus cabezas, pero no hay en ellos pre­ meditación y alevosía. Da la impresión más bien que estos alemanes sintieron un profundo desprecio por la vida de los indios y por la de los españoles y los trataban en esa form a; en cam bio, en los españoles el delito es distinto, es premeditado, es lo que encontramos nosotros en Cobos, en la Isla de Margarita, cuando asesina a Francisco Fajardo. Lo hace también meditado, con alevosía y lo fusila también. Y es que aquel era un medio primitivo, salvaje y bárbaro, de anarquía, de intriga entre los conquistadores. No hay que olvidar que Juan de Villegas sometió a un tremendo tormento a una cantidad de indios o que los hizo morir empalados. Diego de Lozada, si nos atenemos a lo que nos dice Oviedo y Baños, cuando se le presentaron 20 ó 30 caciques a ponérsele a la orden y a decirle que estaban ya en paz, que no iban a guerrear más, él también los condenó a m orir empalados. De modo que eran delitos muy propios de un medio primitivo, salvaje, bravio y muy lejos de las autoridades peninsulares españolas. Üno de los más reprobables hechos, en los cuales toman parte alemanes y españoles, en forma alegre y provechosa, es el de la esclavitud de los indios. A pesar de estar prohibida, una cláusula del contrato la permitía a condición de que recayera sobre “ indios rebeldes” o sobre indios esclavos 96 ya en poder de caciques. Esta excepción se convirtió en ley general. El obispo R odrigo de Bastidas denunciaba que había presenciado la entrada a Santo Dom ingo de unos 500 de estos indios esclavos provenientes de Venezuela; más tarde, uno de sus tenientes, el portugués Boica, estaba herrando y marcando indios en Coro para enviar al mercado de Santo Dom ingo. El juez Antonio Navarro, hacía uso de su cargo para practicar el mismo com ercio y según declaran varios testigos recibieron orden de este juez para esclavizar indios. Según diversos testimonios, la esclavitud se aplicó a unos dos mil o tres mil indios de la gobernación encomen­ dada a los alemanes, y todos la apoyaban porque unos recibían el pago de la venta de sus botines y otros los derechos reales. Era una renta tanto para los esclavistas com o para las autoridades reales. Este tráfico contribuyó a despoblar a Venezuela, lo mismo que las excursiones alema­ nas en las que perecieron entre 5 y 7 mil indios. Si tratamos de ver cuál fue la obra de los Welser en Venezuela, nos encontraremos con que la obra fundamental fue el haber explorado el país. El haber explorado el territorio venezolano, el haber trazado rutas para que por allí pudieran seguir después los colonizadores venezolanos, pues en esas zonas que ellos exploran es donde van a aparecer más tarde M aracaibo, que es más estable, más fijo . Van a aparecer T rujillo, El T ocuyo, van a aparecer una serie de pueblos. Y estos alemanes también tuvieron muchos problemas con las autoridades de Santa Marta. Los primeros conflictos por límites con Colom bia los tuvieron los alemanes, porque el gobernador de Santa Marta quería trasladarse a R ío de Hacha donde había fundado un pueblo Federmann y ellos hicieron valer sus derechos y los echaron del territorio. Aparte de estas exploraciones que hicieron, los alemanes fundaron tres pueblos, de los cuales subsistió Coro y desaparecieron los otros dos por­ que no existían las condiciones materiales para que pudieran arraigar estos pueblos. De otra parte no pudieron probablemente cumplir sus tareas, en primer término porque ellos eran comerciantes y no coloniza­ dores. Eran hombres imaginativos, que soñaban siempre con emporios, con El Dorado, con riquezas de oro y plata y no con ver el fruto de una obra colonizadora. Anteriormente hallaron obstáculos en todas partes. Los castellanos los acusaron de cosas tan graves, com o ser herejes, ser luteranos, en un pueblo tan católico com o era el pueblo español, y todo esto im pidió el cumplimiento de las cláusulas del contrato com o se había previsto. Aparte de las excursiones exploratorias, de haber fundado tres pueblos de los cuales subsistió Coro, hay que sumar com o hecho positivo la traída de mineros alemanes tal com o se había previsto en el contrato de 97 1528. Ciertos documentos nos permiten inform ar que en las primeras expediciones venían unos 27 mineros alemanes y que más tarde llegaron a Venezuela otros 26 acompañando a Juan Alemán. Estos mineros, al parecer, murieron si no todos, sí gran parte de ellos en las expediciones que partieron de Coro hacia el interior de la Gobernación de Venezuela. No debemos dejar pasar desapercibido otro hecho positivo. Es la docu ­ mentación que nos dejan los alemanes y que nos permiten mirar aquel mundo que nacía. Así, Federmann escribe una relación de su primer viaje. En ella nos da razón de los grupos étnicos visitados, de las distin­ tas tribus que le salen al encuentro, de su género de vida, de su estado cultural, en fin nos hace una fotografía a su m odo de la población aborigen que visita. Al lado de este valioso documento de Federmann, se han localizado otros, entre ellos el Hermano Nectario María nos ha permitido conocer un sucinto relato del Contador Antonio Navero sobre el primer viaje de Federmann, lo mismo que una amplia relación escrita por Esteban Martín sobre el viaje de Alfinger a la región zuliana y otra relación de Hutten de 1538. Todas estas son fuentes históricas que nos ayudan a conocer la etnología y en general el paisaje de la Venezuela que estaba naciendo de estas atrevidas excursiones. En historia no hay otro camino que atenerse a los hechos para juzgar a través de ellos. Solamente en el campo de la sociología se puede dar un poco de rienda suelta a la im aginación y pensar lo que hubiera significado si a Venezuela le hubieran venido 10, 15, 20, 30.000 alemanes y se hubieran establecido en pueblos y colonias; probablemente hubiera sido otro el destino del país, pero también no hay que olvidar que era muy difícil aquel medio primitivo y salvaje com o he dicho, en donde no había alimento, en donde no había ganadería, en donde todo había que crearlo, y la prueba está que cuando llegan a Guayana unos 2.800 españoles a colonizar, que fue la inm igración más poderosa que vino a lo que hoy es Venezuela, esos españoles que vinieron con Dom ingo Vera, todos, unos se ahogaron en los ríos cuando se volteaban los barcos en que venían, otros fueron víctima de las flechas envenenadas de los indios, otros fueron afectados de cantidad de enfermedades que existían y que no había remedios para curarlas. Entonces, también piensa uno que si hubieran venido 5, 10, 15 ó 20.000 alemanes, tampoco se podría saber cuál habría sido el destino de ellos en este medio carente de todo. Lo cierto es, que con los alemanes empieza la Gobernación de Venezuela y dejan ellos el terreno explorado para que aparezca la colonización. 98 Aimé Bonpland Explorador de la selva amazónica.— D irector de los Jardines de la Malmaison.— Hacendado en Argentina.— 1773-1858 * Por el D r . P i e r r e C o u r e t Hay dos maneras de hablar de Bonpland: una, académica, que enumera las fechas, los títulos y las acciones. Otra, la más efectiva, que trata de entender una vida extraordinaria al calor de un amor por la naturaleza, las flores y la aventura y de situar las acciones en medio de una época revolucionaria, que cam bió al mundo. Es para mí un honor el hablar de Bonpland por quien tengo una gran admiración, y además es un gran placer, pues me es permitido sentir las emociones que él sintió frente a este mundo nuevo y maravilloso. A cabo de regresar de un viaje por el río Caura y al contacto con la selva y su mundo fascinante pude apreciar una vez más la intensidad de la vida y de las emociones científicas de Bonpland, vida dedicada a la ciencia, a la medicina y a la botánica y en fin a todos los tesoros de una vida tropical vibrante de fuerzas, que puede inspirar un amor tan fuerte com o el de la mujer más bella. La historia ha ligado los nombres de Bonpland y de su amigo Humboldt recordando la amistad sorprendente entre dos hombres tan diferentes, en cuanto a lo que se refiere a todo lo que no era ciencia. En el curso de esta charla trataremos de cambiar la opinión de muchos en el sentido de que Bonpland fue eclipsado por su genial amigo, esto no es verdad, además de ser un gran científico Humboldt era lo que hoy en día se llamaría un “ play b o y ” , un hombre que necesitaba el incienso de los salones de la admiración general que lo rodeaba, en una palabra el romántico, mientras que Bonpland form ado en las escuelas de la revolu­ ción francesa, de la Convención, al son de los cañones de Valmy, rodeado de todas las ideas generosas de una libertad universal, quedará toda su vida com o un hombre de una revolución que estremeció al mundo esclerosado, con la llama de la razón y de la libertad. Aimé Bonpland nació en el campo apacible y un poco triste que rodea el puerto de La Rochelle el 28 de agosto de 1773 en una familia bastante * C o n feren cia p r on u n cia d a por su autor el 9 de m ayo de 1972 en el a u d ito rio de la A s o c ia c ió n C u ltural H u m b o ld t. 99 adinerada compuesta por médicos y hombres de mar. Cosa curiosa, la familia no se llamaba Bonpland y se le dio a nuestro amigo el honor de cambiar el nombre del de su propia familia con la fama que adquirió. ¿C óm o vino el nombre de Bonpland a añadirse al de G oujaud? La tra­ dición de la familia quiere que el día de su nacimiento su padre, para distraer su preocupación, siembre unas plantas en su viñedo y cuando se le anunció la llegada de un hijo exclam ó: “ ¡D ios m ío! V oice un bon plant” . Curiosa coincidencia para un hombre que sería más tarde hacen­ dado e introduciría en Francia tantas plantas nuevas. De todas maneras si su padre nació Goujaud, ¡gracias a su h ijo murió Bonpland! De su familia heredó los dos grandes rasgos de su vida, el amor a la libertad, es decir a la aventura sobre los mares de la tierra y a las ciencias médicas de las cuales la botánica en aquellos tiempos era muy importante. Entre 1790 y 1815 la juventud europea se caracterizó por un afán de conocer, de aprender y de revolucionar, no com o en mayo del 60, de cambiar, sino de tener acceso a los descubrimientos científicos y humanos. Después de una primera juventud sin nada extraordinario el joven pro­ vinciano llegó a París para seguir los cursos de Corvisar y Desault, médicos ilustres. Allí él conocerá a un gran amigo de su juventud, el futuro gran m édico Bichat, que morirá joven y que Bonpland no volverá a ver a su regreso de las Américas. A yudado por su hermano MichelSimon el joven Bonpland va familiarizándose con los grandes hombres de la capital, hasta que en 1794 él deberá responder a la llamada de la patria en peligro y se verá reclutado com o alumno-cirujano en la marina de guerra. Después de un tiempo muy corto se le manda otra vez a la facultad, ya que en 1795 se le encuentra siguiendo el curso de un exce­ lente botánico, Richard, quien había hecho en 1781 un viaje a la Guayana Francesa. Uno se puede imaginar, entonces, cóm o los relatos de su maes­ tro viajero debieron excitar la im aginación del joven Bonpland. Richard quedará para siempre com o un patrón muy querido. Y llegamos ahora al momento crucial de su vida, su encuentro con Humboldt. Para entender el ambiente sería m ejor dirigirnos a Balzac, un hotel mediano y según K. Brühns, el biógrafo de Humboldt, en el fondo de la entrada oscura se encuentran dos jóvenes que piden su llave al conserje. Uno tiene una caja de colector de plantas, toda golpeada, prueba de su uso corriente, lo cual llama la atención del otro. Se dicen algunas palabras de cortesía, y de allí nació esta extraordinaria amistad, con la caja sirviendo com o sím bolo oculto. ¡C laro! qué diferencia entre estos dos hombres: Bonpland provinciano, un poco rudo y el otro, diplomático, hombre de nombre y de fortuna (la diferencia en edad es solamente de 100 4 añ os). Humboldt, que tenía entonces 28 años, había publicado ya algu­ nos trabajos muy serios de geología y de física. Siempre paseando en el Museo de Historia Natural, además de los labo­ ratorios de los hospitales, ellos pudieron ver las colecciones que el fa ­ m oso Capitán Baudin mandó en 1797 desde la isla de Trinidad. ¡Cuáles no fueron los sueños de nuestros dos amigos frente a todas estas mara­ villas científicas que encontraban reunidas allí! Ellos estaban en el cen­ tro de la vida científica, ya los grandes profesores veían con simpatía los esfuerzos de estos dos jóvenes. En particular ellos podían participar en discusiones sobre la gran pregunta del momento acerca de la nom en­ clatura francesa de las plantas. Pero el polvo de los herbarios no hacía olvidar a Humboldt el gran proyecto de su vida: el viaje a las regiones equinocciales, justamente el Capitán Baudin proyectaba otro gran viaje en 1798 y Bonpland se siente exaltado: “ ¡Qué felicidad la m ía; tengo la cabeza dando vueltas, qué maravillosas observaciones científicas va­ mos a poder hacer. . . el hombre debe esperar lo bueno y lo g r a n d e .. . el resto depende del destino. . . ! ” El m odo de pensar de Humboldt es algo diferente: “ Una persona privada, con una fortuna mediocre, que trata de realizar la vuelta al mundo, debe limitar sus estudios a los objetos de interés m ayor” . Pero la situación política mundial no permitió la realización del viaje oficial de Baudin, el cual cambiando de planes se fue para Buenos Aires y debía pasar hasta Panamá. Los dos amigos decidieron entonces encontrarlo allí. Qué maravilloso el ingenuo pensamiento de esta carrera para encontrar a Baudin. Entre tanto tendrían que llegar a la Am érica del Sur con el solo dinero de Humboldt. Como las posibilidades eran remotas, ellos decidie­ ron por el momento explorar el M edio Oriente y A frica del Norte. Lle­ vando los instrumentos científicos consigo, los dos amigos se fueron hasta Marsella y subieron a bordo del Jeremías, el cual naufragó y por poco se ahogan los dos junto con sus instrumentos. De todas maneras los problemas de Bonaparte con la guerra de Egipto, les obligó a cambiar nuevamente sus planes, esta vez irían a España para poder aprovechar una oportunidad. Volvieron pues a Francia, a Sete, y se fueron a España casi totalmente a pie, y esto para acostumbrarse a los peligros y a las fatigas que les esperaban en América. Ellos lo hicieron tan bien que la adaptación al clima tropical fue total y Bonpland no va­ ciló, a los 44 años de edad, en dejar todo en su patria para volver defini­ tivamente a América. P or el momento el Gobierno español no era muy partidario de mandar a las colonias, ya turbulentas, a dos europeos con ideas nuevas y sobre todo 101 Bonpland con su ideal revolucionario. Las palancas de las cuales disponía Humboldt en los medios diplomáticos le permitió vencer las dificultades. Esperando el momento de subir en el barco ellos estudian el país y final­ mente el 17 de julio de 1799 ellos tocan tierra americana en Cumaná, la costa de Venezuela. El choque con la naturaleza tropical tan diferente de todo lo que ellos conocían, la vista de tantas cosas increíbles, de tanto esplendor, los hizo volver totalmente locos de alegría y de exaltación. Pero después, el sentido frío del científico se impone, y ellos empiezan a trabajar. No es mi intención hablarles mucho de este viaje en América del sur y central, pues los estudios ya realizados sobre Humboldt han dado ampliamente a conocer los detalles de dicho viaje. Al comienzo de 1800 los dos amigos se lanzan en el circuito del O rinoco, después de un trabajo agotador y el estudio hecho en Apure de los tembla­ dores, Bonpland cae enfermo víctima de los insectos que viven en ciénagas de dicho Estado. El relato de esta expedición que durará once meses, será seguido del estudio de los Otomacos, indios que comen arcilla, habitantes de la salida de Venezuela para Colombia. Siguieron para Bogotá, Santa Fe, donde pasaron días maravillosos cerca del gran sabio y botánico Mutis. En 1801 Mutis tenía 81 años de edad y había dirigido a 30 pin­ tores en el curso de 30 años para realizar un fam oso libro de grabados. Pasaron por el Ecuador, Perú y M éxico en donde casi sin quererlo se quedaron 12 meses en compañía del célebre botánico español, Cavanillas. Por último, el 3 de agosto de 1804 Humboldt y Bonpland llegaron a Burdeos, y finalmente a París el 13 de agosto con sus 35 cajas y sus millares de plantas. Se había terminado el período que había visto a los dos compañeros juntos. La vida iba pronto a separarlos. Durante los 72 meses de viaje Humboldt costeó todo, y si al volver él en­ contraba los restos de su fortuna, Bonpland no tenía absolutamente nada, ni siquiera la ayuda de su familia. Humboldt, con una gentileza extraor­ dinaria, va a conseguirle dos fuentes de ingreso. Lo hizo socio de la publicación de sus obras y obtuvo una pensión del gobierno francés de 3.000 francos. Piensen por un momento en Bonpland, solo en un m o­ desto hotel de París con sus colecciones. Desde ese momento también Bonpland se separa de su familia que lo considera com o un aventurero. En 1804, la Emperatriz Josefina se había hecho presentar a Humboldt y Bonpland a su regreso de las Américas para agradecerles las flores magníficas que ellos habían introducido en Europa y a los invernaderos de la Malmaison. Esta casa de campo comprada en 1799 será el lugar preferido de Josefina y la ruina del Emperador Napoleón. No tenemos tiempo aquí de ver la pasión extraña y devastadora que Josefina tenía por las plantas, pasión con rasgos científicos. En efecto ella sabía no 102 solamente los nombres latinos de las plantas, sino también sus lugares de origen, las propiedades medicinales u otras. En compañía de los mejores botánicos de su época Josefina hizo de la Malmaison un jardín precioso, tanto desde el punto de vista estético com o desde el punto de vista científico. Josefina tenía cerca de ella a Redeute, el célebre pintor de flores, un botánico, Venenat, pero ella quería también un verdadero sabio. Por consejo de Bonpland, el Museo de Historia Natural de París le envió a Mirbel con un sueldo de 6.000 francos y ese M irbel será en muy poco tiempo la obsesión del Emperador. Bajo el reino de Mirbel los gastos se inflaron de tal manera que el propio Napoleón tuvo que revisar, él mismo, las cuentas. Además de plantas costosísimas de todas partes del mundo, com praron, pájaros, caballos y carneros de Australia, lo cual forzó al Emperador a despedir rápidamente a Mirbel. Por eso el 3 de agosto de 1808 Bonpland lo reemplazó y llegó rápidamente a ser la oveja negra de Napoleón. El emperador había nombrado com o un freno, a un viejo soldado en ca ­ lidad de administrador, pero en realidad Bonpland empujado por Josefina hacía lo que a ellos dos les daba la gana. Allí Bonpland va a pasar un tiempo de felicidad completa cerca de las plantas tropicales que le hacían recordar los maravillosos momentos del viaje con Humboldt. Bonpland hizo un trabajo enorme y muy valioso, no solamente de cóm o aclimatar a rarezas, sino también de relaciones con los otros botánicos mundiales. El se vio obligado a recorrer a Europa para estudiar los invernaderos y comprar o intercambiar plantas. De todas maneras los tesoros de la Mal­ maison eran generosamente distribuidos a los que sabían y querían culti­ varlos. Pero un buen día, mientras el Emperador en Octubre de 1809 se encontraba en Viena, Josefina aprovechando la oportunidad para realizar algunos cambios y en particular cerca de los apartamentos de Napoleón, tumbó un venerable arce, hecho que puso a Napoleón en un furor negro. Bonpland, que había sobrevivido a las tempestades del golfo de las Anti­ llas, aguantó también ésta, y a pesar de que el emperador lo había despe­ dido, Josefina le d ijo que no se fuera, y efectivamente Bonpland se quedó en la Malmaison hasta 1814. Josefina era una mujer encantadora y toda su vida ella tendrá a su alre­ dedor devotos y fieles. Después de su divorcio en 1810, ella se instaló en Navarre. Es allí en 1811 que un viento muy curioso iba a levantarse en el pequeño grupo de fieles que form aba la corte de la ex-Emperatriz. Una serie de matrimonios, y Bonpland también de esos turbellon de passion iba a caer víctima del Dios de la flecha. En este momento la vida de Bon­ pland va a cambiar de rumbo, la muerte de Josefina, fue una pérdida muy sentida, pues a pesar de la diferencia de condición social, ellos tenían 103 en común la inestabilidad de humor, este gusto por las cosas no termina­ das, la atracción de un mundo en el cual las fuerzas de la naturaleza no tinenen límites y en el cual las formas y los colores no obedecen a nin­ guna de las leyes del hombre. Decir que el matrimonio de Bonpland fue un error sería poco decir. Es el caso tan frecuente de un sabio, perdido en sus sueños, que descubre el amor. La verdad es que nadie sabe nada de esta Sra. Bonpland, de sus orígenes ni de su primer matrimonio, si es que lo hubo. Cuando Bonpland la conoce, ella tiene una hija, y esta “ pequeña mujer” com o él la llama ha tenido, según parece, muchos líos, sufrimientos y, claro, muchas injusticias. ¡P or lo menos lo asegura ella misma! Situación ante la cual el sensible Bonpland debía hacer algo. A pesar de un temperamente tan débil la Sra. Bonpland tiene una energía y un carácter fuerte, características que se revelarán después de su ruptura. De todas maneras la familia de Bonpland en La Rochelle se niega y se negará siempre a recibirla. De todas maneras, todo es misterio en este matrimonio. A la muerte de Josefina, Bonpland, que recibía solamente su pensión de 3.000 francos, hace viajes frecuentes a Inglaterra, hace contactos con los botánicos ingleses com o Banks y es en ese momento que la idea de regresar a América se hace más y más imperativa en su espíritu. El primero de febrero de 1817 la prensa argentina anuncia la llegada del célebre botánico francés, quien sin dinero y con la carga de una fa ­ milia y sus libros, siente la necesidad de trabajar rápidamente. Su salva­ ción fue el poder ejercer la medicina, sin gran esfuerzo, pues él tenía la vista fija en los paisajes que le quedaban aún por conocer, en todas las plantas que este inmenso continente debía encerrar en su seno, en una palabra la aventura lo llamaba. También la envidia de sus colegas y los problemas con los partidos políticos hacen que en el com ienzo de 1820, Bomnpland empiece otra vez sus recorridos para encontrar nuevas plan­ tas y estudiar las posibilidades industriales de los taninos, del jalapa, de la cassia, etc. Humboldt no olvidaba a su amigo y lo instaba a terminar de redactar las notas del viaje a las regiones equinocciales, pero Bonpland frente a este continente y a sus maravillas no hace nada. ¿Bonpland flo jo ? No, descuidado. Humboldt debe introducir en el trabajo a otro Botánico, Kundt. Su mujer no aceptaba vivir así con la pasión botánica de Bonpland, y el l 1? de octubre de 1920, cuando él se sube al vapor en el río Paraná con destino a Corrientes, es el final del matrimonio. Bonpland es libre de nuevo. Bonpland no llegó hasta el Paraguay, se detuvo en Corrientes, en la antigua misión de Santa Ana, recuerdo de los Jesuítas. Legalmente este territorio pertenecía a la Argentina, pero veremos que el crimen de Bonpland fue solamente el de hacer de un desierto malsano y en ruinas, una colonia en pleno desarrollo. 104 Con su espíritu revolucionario en la buena aceptación de la palabra, es decir, siempre tratando de m ejorar algo o de ayudar a alguien, Bonpland se dio cuenta de que en casi todo el sur de ia América del Sur se tomaba mucho té de Paraguay o hierba mate (h o y paraguanyensis). Estudiando las propiedades de esa bebida, él se dio cuenta de que poseía todas las características del té de china. Bonpland se instaló en Candelaria sobre la ribera izquierda del río Paraná, casi en frente de la ciudad paragua­ yana de Encarnación. Por su gentileza, su trabajo, su manera de tratar a la gente y a los indios Guaraníes, Bonpland hizo rápidamente de su hacienda una empresa en pleno auge. La actividad de este hombre que tenía la vista puesta solamente en los intereses de la humanidad, no hu­ biera debido chocar con nadie. Pero, el vecino dictador del Paraguay, el Supremo más con ocid o com o el Dr. Gaspar Rodríguez Francia, no veía los progresos del cultivo de Bonpland con mucho placer. Como él quería asegurarse del m onopolio de esa cultura, encontramos una vez más allí los atributos de todos los dictadores que, así sean blancos, rojos o amarillos, se caracterizan por una policía secreta, violencia, injusticia, tortura, crímenes, etc., lo que dio com o resultado el raptar a Bonpland, y herirlo, después de matar a todos los indios y destrozar la obra genial del botánico. Dicho gobernante puso cadenas a Bonpland y lo llevó a Santa María. El podrá establecer su residencia y quedarse libremente en Paraguay. En realidad Bonpland obtendrá su libertad completa sola­ mente 10 años más tarde. Durante estos 10 años él fue aislado com ple­ tamente del resto del mundo, bajo la mirada sádica del Supremo. ¿Quién era ese Dr. Francia? Era h ijo de brasileros, antiguo seminarista, admirador de los filósofos del siglo 18 y a la vez el hombre más odiado de toda la historia del Paraguay y, al mismo tiempo, el individuo que más hizo por la grandeza y la prosperidad de su patria. Llegado al poder por la injusticia y la crueldad, lo conservará por la tiranía y el terror. No puede definírsele m ejor que con el sobrenom bre que le impusieron de “ Robespierre de Paraguay” . Es indudable que si Bonpland no fue torturado a muerte, se lo debió únicamente a la reacción internacional que despertaría un acto de tal violencia. Claro, Francia no iba a cubrirlo de regalos ni de pruebas de amistad com o lo hizo con Artigas. Bon­ pland no había matado a nadie, es por eso que a él se le veía pasar ves­ tido com o el más miserable de los campesinos indios. Como se le prohibió viajar para buscar plantas, entonces él fundó en “ El Cerrito” , entre Sta. María y Sta. Rosa, una pequeña colonia con un hospital, siempre para ayudar a los demás. Mientras tanto en el mundo entero la reacción fue viva. 105 El Libertador Simón Bolívar, quien había con ocid o a Bonpland en París, escribió a Francia y a la mujer de Bonpland, y ofreció a éste la mitad de su fortuna y la residencia en Venezuela; pero en América del Sur había una sola persona que odiaba al Libertador, y esa era el Dr. Francia. La Sra. de Bonpland, viendo allí una oportunidad de obtener ventajas económicas, también se puso en campaña, y dio con fe­ rencias, efectuó viajes, etc., actuando com o la más fiel y enamorada de las esposas. Pero Bonpland continuaba excitando los celos de Francia a través de su acción magnífica en pro de los campesinos e indios. Haciendas, tierras, costumbres que progresaban b a jo sus incansables consejos. Nunca Francia vio a Bonpland. Se dice que Bonpland lo atendió y lo curó, pero no hay pruebas de ello. El 12 de mayo de 1829, recibió la orden de dejar el Paraguay y . . . e sp eró.. . más de 20 meses en la frontera las órdenes definitivas del dictador. No tenemos tiempo aquí para tratar sobre las atrocidades y crímenes de Francia, Bonpland podía de todas maneras sentirse feliz de salir ileso de todo esto. En febrero de 1831, con 58 años, se encontraba una vez más libre, pero sin un céntimo. Además, la burocracia francesa declaró que durante diez años, él no había mandado el certificado de vida y en consecuencia se le suprimía su pensión, el único recurso que le quedaba. Una vez más, su profesión de médico le salvó de la miseria y sobre un pequeño caballo se le podía ver atravesando las pampas para visitar los pacientes. En una carta a Humboldt, Bonpland declara subsistir honora­ blemente. Por otra parte enviaba siempre muestras al Museo de París, y sigue estudiando infatigablemente. Mezclándose en la política, ayuda a los libertadores contra un tirano argentino, un tal Rosas. Con mucho trabajo y buen resultado, Bonpland funda una sociedad agrícola a base del cultivo de árboles frutales. Una vez más, la guerra civil destruyó los frutos de su labor. A pesar de signos de vejez, Bonpland viaja, trabaja y se dedica más que nunca a su querida botánica. En 1842, a la edad de 69 años, se casa con una india muy fuerte, la cual le dará 3 niños, una hija y dos hijos. Su residencia se fijará ahora definitivamente en Sao B orja, cerca del padre Gay, su fiel amigo. En 1853, se le recibe en una logia masónica. El viejo revolucionario seguía fiel a sus ideales de juventud. Am igo de los revolucionarios, de los humildes, enemigo de la injusticia, amigo también de los Libertadores de América el hombre se quedó en su misma línea de vida: el amor a la libertad. De Europa, todas las Sociedades le mandaban títulos o diplo­ mas, pero todos estos honores no dicen absolutamente nada al viejo sabio. En todas partes se le festeja y el viejo botánico viaja mucho. 106 En 1858 Bonpland cae enfermo, y el 11 de mayo de 1858 muere en Restauración a donde sus h ijos lo habían llevado. Pujol el Gobernador de la provincia lo hizo embalsamar y el cuerpo se expuso a la vista del pueblo, en un pequeño cuarto blanco, que daba a la calle. Todos rezaban por el viejo francés tan bueno para con los pobres. Pero, cuando cae la noche, un llanero borracho se acerca y lanza un “ Buenas tardes Sr. Bonpland” . Sorprendido de no recibir respuesta, él repite, y dentro de su borrachera se enfurece más y más por el silencio de Bonpland. Para vengar la ofensa, desmonta y con su navaja traspasa varias veces el corazón de Bonpland. Ese corazón en el cual albergó ante todo el amor hacia los hombres y la naturaleza americana. 107 La Malaria en Venezuela: Lo que fue y lo que es hoy" Por el D r . A r n o l d o G a b a l d ó n El D r. A m o ld o sanitarista, G a b a ld ó n , a u tor d el em in en te presente m é d ico - estudio. Para ser exacto el 7 7% de los habitantes de Venezuela tienen menos de 35 años y si a eso se agrega que en aquellos tiempos más de la mitad de la población habitaba en las partes altas de la costa cordillera tenemos que es muy poca la gente que presenció lo que era la malaria aquí en este país, y por consiguiente vale la pena recordarla de m odo que no se olvide este asunto. Como uste­ des saben esta enfermedad es pro­ ducida por un parásito del grupo de los protozoos, que habita prin­ cipalmente en los glóbulos rojos de la sangre y se multiplica ahí con una frecuencia de 48 a 72 horas y que se transmite a tra­ vés de un mosquito del género Anopheles el cual lo pasa de una persona a otra. Aquí en la América hay mucha discusión de cóm o llegó esta enfermedad. Desde el punto de vista lingüístico hay algunas palabras en Maya, que señalan fríos y calenturas, pero este problema de calenturas y fiebres es común a otras enfermedades. Desde el punto de vista botánico, el uso de la corteza de la quina, que fue por un tiempo el gran específico, tiene su origen en las actividades de la Condesa de Chincón cuando curó a su marido con esta corteza, pero es de advertir que es también un medi- * C on feren cia dicta da en la A s o c ia c ió n C u ltural H u m b o ld t el 20 de ju n io de 1972. camento útil para otras fiebres, no necesariamente para la malaria. Desde el punto histórico debemos de recordar que ya para 1510 empezaron a llegar esclavos de Africa y que muchos de los conquistadores procedían del sur de España donde había también malaria. Desde el punto de vista epidem iológico, que tal vez sea el más interesante, por cuanto que los que conocem os la malaria creemos que es im posible el hecho de que en las partes bajas de Centro Am érica y M éxico, donde se desarrolló la civilización Maya sirve de confirm ación de la no existencia de malaria en nuestro Continente, pues, para quienes conocem os bien los estragos que la malaria produce resulta imposible concebir que se haya podido alcanzar tal lugar en presencia de la gran endemia malárica que esas zonas tienen hoy en día. Finalmente, desde el punto de vista zoológico solamente hay dos especies de parásitos maláricos en los monos de las Américas, los cuales parece que fueron transmitidos del hom bre al mono. Por los motivos señalados, hoy día, casi todo el mundo está de acuerdo en que la enfermedad llegó del viejo mundo y se regó naturalmente por nuestro territorio. Antes del siglo X X empezamos a encontrar en los distintos historiadores de la medicina referencia a episodios de epidemias de fiebres malignas. Por ejemplo, hubo una de fiebres en la cuenca del Lago de Valencia en 1804 y 1808 que causaron tremendo impacto y gran mortalidad, y estas epidemias son parecidas enteramente a las de malaria que nosotros tu­ vimos oportunidad de ver en la misma área produciendo desastres similares. El mismo hlumboldt, el padre de esta Asociación, describe evidentemente lugares donde él encontró esta enfermedad. Ahora bien, ¿qué ha sido la malaria en el siglo x x en Venezuela? Afortunadamente, a pesar de nuestras pobres estadísticas tenemos una inform ación bastante adecuada desde 1910, para los distintos estados de la República, que nos señalan claramente el impacto tremendo que esta enfermedad significó para la salud del venezolano com o agente de mortalidad. Por ejemplo hubo es­ tados en que la mortalidad general, es decir, la mortalidad por todas las causas, era dominada enteramente por malaria. Baste decir que aun en 1924-35 en los Estados llaneros: Barinas, Portuguesa, Cojedes, Guárico, Anzoátegui y Monagas, el 2 0 % de los registros de defunción se dice que fueron debidos a la malaria. Pero el hecho que respalda esta idea, es el siguiente: Esta enfermedad tiene, por factores que todavía no están bien claros, la peculiaridad de tener ondas epidémicas cada cinco años, fenómeno que no se encontró sólo en Venezuela, sino que fue descrito en Italia, en la India y en otras partes de América. Los médicos no se pueden poner de acuerdo para cada cinco años decir que 110 la gente se muere de malaria. Pero además, cuando se moría la gente de malaria no se moría el mismo número, sino que el número de defun­ ciones que ocurría alcanzaba una cantidad extraordinaria. Por ejemplo, aun en las epidemias que nosotros tuvimos oportunidad de estudiar en 1936 y en 1941, pues es interesante observar que estas epidemias se sucedían en los años terminados en 0 ó en 1, en 5 ó en 6, hubo muni­ cipios en los que la tasa de mortalidad general fue 70 por 1.000, que es una cifra enorme, cuando uno ve que hoy día los países avanzados tienen una mortalidad de menos de 10 por mil. La mortalidad infantil de esos años epidémicos fue en unos municipios de más de 500 por 1.000, es decir que la mitad de los que nacían se los llevaba la enfermedad. En los municipios de alta endemicidad, normalmente las cifras de morta­ lidad general fueron alrededor del 30 a 35 por 1.000. En los años en que la mortalidad subía, naturalmente se morían 'más de los que nacían. Esto aclara perfectamente la importancia de la enfermedad, porque no se mide en términos de los diagnósticos que hicieron los médicos, sino por el número total de muertos registrados y enterrados que sucedía en los años epidémicos. Por ejemplo, todo mundo recuerda la gran epidemia de influenza de 1918 a 1919, pero en 1916 se murió más gente por la epidemia de malaria de ese año que en el año 1918. Fue por cierto esa epidemia de influenza la única excepción conocida en el siglo X X en que el aumento exagerado de ia mortalidad general, se produjo en un año en que no hubo epidemia de malaria, pues en la mayor parte de los Estados sólo la mortalidad general se aumentaba considerablemente cuando la malaria surgía en tales epidemias. Ahora, qué repercusión tenía la alta prevalencia de la malaria sobre la población de Venezuela? Pues sencillamente, en un país en donde se muere más gente que la que nace termina por disminuir su población y eso fue lo que sucedió en todos estos estados llaneros, de m odo que hubo una baja evidente del número de habitantes que se prolongó hasta 1936 en los Estados Guárico y Cojedes. Se creía que era debido a que los censos estaban mal hechos pero cuando uno compara las cifras de nacimientos y de muertes comprende porqué eso sucedía. Por ese motivo, la única región del país que aumentó de población con cierta velocidad, aunque poca, era la Costa Cordillera. En la misma Guayana, al sur del Orinoco, no hubo disminución pero el aumento fue lento debido a que allí también la malaria era alta. Otra cosa interesante es que en las epidemias, com o la enfermedad produce abortos, sucede que en el año siguiente se observa una disminución de la tasa de natalidad. Por ese motivo estaba yo seguro, cuando empezamos la campaña antimalárica en escala nacional, que íbamos a tener una verdadera explosión dem o­ gráfica y cuando hablaba de ello en 1950 la gente creía que eran tor­ mentos míos, pero todo resultó verdad. Hubo antes de 1936 estudios que se hicieron para entender la malaria y fueron hechos por el Dr. Rolla B. Hill de la Fundación Rockeffeller, secundados por el Dr. Elias Benarroch del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social y luego por los técnicos de la Segunda Conferencia Sanitaria Nacional. Después de 1936 nosotros hicimos un estudio ver­ daderamente exhaustivo de la situación. En ese estudio se examinaron más de 100.000 niños para ver los índices de prevalencia de la enfer­ medad, determinada por la presencia de parásitos en la sangre y espe­ cialmente por el aumento del tamaño del bazo. Justamente dos de los pioneros de esa época dura, están aquí presentes, que son los doctores Miguel Nieto Caicedo y José Gamboa Cuadrado. No tienen hoy ya la cara afligida sino contenta de ver la diferencia con lo que en aquella época vieron. Y o creo que si yo leo una página que escribí una vez, ustedes se darán cuenta m ejor de la tragedia, porque era una tragedia tremenda, lo que uno veía en este país: “ La malaria es una dolencia que en la form a aguda reduce al indivi­ duo a la cama. Una zona en donde el 25 ó 50 por ciento de sus casas tenían una o más personas en cama dominadas por la fiebre, era una área en donde poco se podía m ejorar económicamente. Pero eso no era todo, pues la persona convaleciente era débil, indiferente, descuidada, con la voluntad rota, ajena a cualquier ambición. Toda esa actitud constituía un com plejo psicológico, que se expresaba bien por la manera de saludar. No se decía ¿cóm o está usted?, la frase común en el resto del mundo. Se preguntaba: ¿cóm o están por aqu í?, porque precisábase averiguar por toda la familia de una vez. La res­ puesta era: ¡m ejorcitos! indicando con una claridad meridiana que se había estado recientemente enfermo. Esa palabra: ¡m ejorcitos! envolvía toda una señal de la tragedia en que vivían. Esos “ m ejor­ citos” no eran seres humanos completos, con ellos no se podía pro­ gresar, en ellos no se podía inspirar entusiasmo por ninguna acción, con ellos no podíamos form ar a la Venezuela aspirada por todos nosotros. Significaba simplemente una gran desolación al hallar las cocinas apagadas en aquellas viviendas que eran antros de dolor cuyos ha­ bitantes no se movían de sus chinchorros. Gran aflicción represen­ taba el hecho de que había que llevar el agua para dar una pastilla 112 de quinina, por no haber habido a menudo fuerzas para traer la lata del manantial cercano. Tristeza grande era palpar el conuco abando­ nado después de haber producido útil cosecha, por carencia de fuer­ zas para recogerla. Gran tragedia fue el hallazgo de un niño atado a la pata de una mesa com o única seguridad que tenía su madre cuando perdía el conocimiento por la fiebre, de que no iba el chico de 2 años a caer en la acequia vecina. H orroroso fue el cuadro que encontró un médico al ver a un bebé tratando de mamar el pecho de su madre muerta. Antro de pavor fue el rancho en donde un hombre putrefacto yacía sobre el suelo 48 horas después de muerto porque nadie en la aldea había tenido fuerzas para enterrarlo por­ que todos estaban echados gimiendo b a jo la fiebre devoradora. Lú­ gubre fue el amanecer para quienes encontraron a un viejo solitario tendido en el patio de su casa muerto con un pocilio en la mano cuando trataba de buscar alguna ayuda en el vecindario. Así era la zona malárica de Venezuela, en donde en pleno siglo X X se había reproducido el infierno del Dante con sus terribles palabras: «perded toda esperanza, o h ! vosotros que entráis a q u í!» Eso fue apenas ayer, y su recuerdo parece sólo una gran pesadilla. Ante tanta tragedia debido a la malaria que existió, parece mentira que varios grupos de médicos recién graduados no hayan visto durante su paso por los hospitales ni un solo caso de esa enfermedad. Pero si los enfermos parecían muertos ambulantes, los muertos mis­ mos constituían el final del gran drama. Vim os en algunos caseríos en tiempos de epidemia arrebatar por la muerte a más de la mitad de los niños que habían nacido en ese año. En tales años terrib’ es el 5 ó 6 por ciento de todos los habitantes de un municipio iban a la tumba” . De m odo que estas palabras que he leído traen el recuerdo de lo que esta enfermedad significaba para Venezuela, y hoy, ya pasadas varias décadas es natural que se nos olvide. Pero afortunadamente las estadísti­ cas, que si pecan es por falla, porque no anotaron todos los muertos, de todas maneras revelan la inmensidad de la tragedia. La población no bajó, solamente porque la gente se moría más que nacía, sino porque la gente sencillamente se iba, desesperada, para otra parte, y por consiguiente no era posible pensar en una inmigración que alentara el sufrimiento de este país. La agricultura estaba limitada. Una vez un visitante al encon­ trar un grupo de campesinos que cultivaban al pie de los cerros de M onay una buena cosecha de maíz, les preguntó: « ¿ p o r qué es que ahora están cultivando esta tierra?», y la contestación fue: «porque antes lo que ganábamos no alcanzaba para los velorios». Cuando se trató de cultivar 113 arroz durante la Segunda Guerra Mundial, se produjo una epidemia de malaria en la Cuenca del Lago de Valencia, en el Estado Aragua, que yo saqué la cuenta de si los muertos se hubieran tenido que pagar de acuerdo con la ley del trabajo, más el costo del tratamiento de los enfermos, la suma perdida era mucho mayor que el valor de la cosecha. De m odo que un agricultor que llegó muy disgustado porque yo había dicho que el arroz estaba causando ruina, cuando le mostré aquellas cifras, salió apo­ cadísimo con el convencimiento de que su siembra de arroz había con ­ tribuido a aquel desastre. Por otra parte, en las áreas endémicas, en la estación seca la gente tenía todavía alguna energía para preparar el terreno para sembrar, pero en la estación lluviosa cuando era la época de recoger la cosecha, la gente estaba dominada por la fiebre y se perdía la misma. Entonces venía hambre, hambre que no era hambre aguda, pero la gente se moría más de la cuenta, sencillamente porque no estaban bien nutridos. Las empresas agrícolas quebraban. Por ejem plo, hubo una empresa azucarera en la zona del sur del Lago de M aracaibo, que no pudo despegar, pues después de que construyeron todo el edificio del Central no hubo peones con que trabajar la tierra porque sencillamente se fueron. Sólo las petroleras, por supuesto, con ganancias tan grandes, podían com ­ pensar las pérdidas que tenían. Por otra parte, el individuo que sufre un ataque de malaria, un solo ataque en un año, pierde 2 0 % al año de su eficacia com o obrero, lo que se corrob oró en Estados Unidos, donde en el sur había malaria, y donde había también buena contabilidad de costos. En las escuelas había un ausentismo escolar grande porque los muchachos estaban con la fiebre y no podían asistir, o cuando iban el cerebro estaba tan anemiado que eran indiferentes a las clases que daba el maestro y no aprendían lo que les correspondía. Esto es tan así con respecto al impacto sobre la inteligencia del muchacho, que yo tuve oportunidad de tener dos respuestas casi igua­ les con dos maestros distintos. Uno en Ortiz, a quien yo había conocido antes de la campaña anti-malárica y un día lo encontré años después de haberse erradicado el mal de esa área, cuando los muchachos que salían de la escuela con gran bullicio por la calle, en forma muy distinta a la de antes, cuando salían en fila india arrastrando prácticamente los pies, y le dije, «bueno ¿y qué diferencia encuentra usted ah ora?» « ¡A h ! que estos muchachos son mucho más inteligentes que en aquellos tiempos». Respuesta casi idéntica me la dio un maestro del interior de Ceilán, quien me contó que él estaba en el mismo lugar desde antes de la campaña, y que ahora los muchachos eran mucho más despiertos. Luego, es evidente que un cerebro anemiado después de accesos cerebrales de malaria no puede ser el mismo, y quienes sufren tales ataques no pueden tener la mentalidad del hombre que ha nacido sin sufrir esta dolencia. 114 Ahora bien, de 1936 a 1945 se hizo un estudio pormenorizado de la malaria en Venezuela y se empezaron unas acciones contra ella, lo cual sirvió de base para empezar en 1945 la campaña a escala nacional. El mosquito que transmite la malaria, después de picar reposa generalmente dentro de la casa y si uno lo mataba con flit, podía matar también el parásito en su interior, lo cual disminuía la transmisión. Entonces, cuando apareció el DDT fue fácil entender que pudimos usar el insecticida sin pruebas anteriores, porque los conocimientos que teníamos nos permitían asegurar que si los mosquitos se morían, ahora más rápidamente con el DDT, la transmisión se iba a interrumpir. Así fue com o, del año 45 al año 50 en un proceso expansivo cada año se logró tratar todas las casas de la zona malárica de Venezuela. Tuvimos la suerte de que los anofelinos que estaban en la parte central del país eran mosquitos que respon­ dieron a las fumigaciones de las viviendas, porque después de picar se paraban en las paredes y el insecticida los mataba. De m odo que nosotros observamos una caída de la malaria en crisis. Aquello fue realmente una cosa impresionante, porque habíamos organizado un reparto de quinina a través de más de 2.000 puestos y conseguir una serie de colaboradores que nos mandaban todos los meses los informes y nos enviaban informes de cinco páginas. De pronto después de la campaña con DDT, se empeza­ ron a achicar los informes, y a veces decían que en tal mes no hubo reparto, de manera que la muchacha que llevaba el kardex venía todos los meses a inform ar lo que pasaba, pues la gente dejaba de ir por la qui­ nina porque ya no tenía la fiebre. Para el año 48 los éxitos estaban tan claros, que creimos poder terminar con la enfermedad en todo el país, y empezamos a pensar lo que debíamos hacer en la antigua División de M alariología para lograr mantener una organización capaz de vivir pen­ diente de cualquier reinfección porque teníamos la seguridad de que si no hay especialistas en un momento dado, la enfermedad se puede volver y causar nuevos problemas. Actualmente, el problema que tenemos en Venezuela es uno que es muy interesante, ya para 1957 nosotros empezamos a encontrar que la enfer­ medad no disminuía en crisis en todas partes. No caía con violencia en algunos lugares de Venezuela. Había un rincón en la parte oriental en los límites con Anzoátegui y con el Estado Sucre, sucedió eso en tres municipios. Revisando nuestros records, encontramos que a pesar de haber rociado bien todas las casas, el efecto insecticida no era igual, aunque los mosquitos no eran resistentes al DDT. Y a para esa época se conocía que algunos insectos, incluso algunos anofelinos se habían hecho resistentes a este insecticida. Aquí no, aquí el mosquito se moría con el DDT, pero la transmisión no bajaba. Lo mismo sucedió al sur del Lago de Maracaibo, en los Estados Trujillo, Mérida, Táchira, sur del Zulia, 115 Barinas, etc. Entonces describimos lo que se llama la malaria refractaria al DDT, pero en esa época no creimos, es verdad, que iba a ser un pro­ blema tan form idable com o el que luego encontramos. Para 1954 el Dr. Arturo Luis Berti, el primer ingeniero que entró a trabajar con nosotros y yo, publicam os un trabajo sobre el área más grande de la zona tropical en donde se había erradicado la malaria. Este trabajo tuvo su repercusión porque entonces se probó realmente que en la zona tropi­ cal podía erradicarse la malaria y cuando se reunió a fines de ese año la Conferencia Sanitaria Panamericana se aprobó una resolución reco­ mendando la erradicación de la malaria del Continente Americano, y, el año siguiente, la Asamblea Mundial de la Salud pasó otra resolución igual. De modo que desde entonces ha habido la campaña en escala mundial a favor de la erradicación de la malaria. El problema de la malaria refractaria, com o dije, nos resultó un poco más grave de lo que al principio consideramos. P or ejemplo, en esta esquina del nor-oriente de Venezuela, con 50.000 personas en un área pequeña para poderla terminar hubo que hacer un esfuerzo enorme, co s­ tando más de Bs. 25,00 por habitante y por año y siendo necesario tener cerca de cinco trabajadores por 1.000 habitantes. Fue posible acabar allí con la malaria, porque no iba gente infectada de otras áreas vecinas, puesto que el resto de los Estados Anzoátegui, Monagas, Sucre y Guárico estaba limpio de la enfermedad. En cam bio, en la parte occidental de Venezuela el problema fue distinto, porque hay actualmente unos 350.000 habitantes en total, aunque en el año de 1957 en las localidades infecta­ das había solamente 111.000. Hicimos en aquel año un esfuerzo de darle en la boca una tableta de una nueva droga (pirimetamina) cada semana a las 111.000 personas, quienes llevaban una tarjeta donde se les pin­ chaba el borde para demostrar que habían tomado la pastilla. Hicimos eso por 6 meses. Empezamos el 1° de julio del 57 y en los meses de octubre, noviembre y diciembre no encontramos ya ni una sola persona infectada. Y o creo que fueron realmente los tres meses que pasaron sin encontrar parásitos maláricos en la gente. Empleamos un método muy especial para probar esto. El individuo que estaba encargado de dar las pastillas reci­ bía, si su sector durante el mes no presentaba parásitos, el 10% de su sueldo extra. Había también un revisor tomando láminas de sangre, quien, si encontraba parásitos en su sector, ganaba también un 1 0 % extra de su salario. Así, en esa form a tuvimos la seguridad de que aquel territorio estaba absolutamente libre de infección en esos meses. Pero resultó que con el movimiento que hay de gentes de las áreas vecinas donde todavía había malaria, se volvió a infectar la zona tratada, y no es posible en 116 una región de esa naturaleza terminar permanentemente con la enferme­ dad, de m odo que no vale la pena volver a hacer un esfuerzo de la mag­ nitud que hicimos. Por otra parte, en el sur del país en Amazonas, hay una serie de tribus indígenas que viven viajando y moviéndose sin poderse rociar regular­ mente las viviendas precarias que tienen, de m odo que allí la malaria es inaccesible a un tratamiento sistemático. De m odo que con esas dos excepciones el área occidental y el área meridional que comprende unos 400.000 habitantes hoy día, se encontraron el año pasado unos 23.000 casos. El problema se echó a perder en realidad, pues año tras año tuvimos sólo de 3.000 a 5.000 casos anuales. Ahora bien, los planifica­ dores de la salud creyeron que el problema era distinto al que nosotros conocem os y cuando ustedes tienen un acueducto, el costo de construc­ ción del acueducto es una cosa y el mantenimiento otra. Para que la gente beba agua bacteriológicamente pura significa un costo anual para garantizar el agua pura. Asimismo, la erradicación de la malaria no es una empresa que se termina, sino que hay que mantener para que no vuelva a penetrar en donde se haya desalojado. Como consecuencia de una mala interpretación de esto, hubo una rebaja de un 2 5 % del pre­ supuesto y eso ha permitido un avance de la enfermedad otra vez, de modo que el año pasado tuvimos esa cifra de 23.000 casos y actualmente con fondos que han repuesto, estamos logrando disminuir la infección. Pero nos estamos convenciendo de que el problema no es solamente de dinero, sino es también un problema moral. La gente de campo que se ha sentido despreciada por la rebaja de presupuesto todavía no ha acogi­ do la llama, que antes la dominaba espiritualmente, para hacer el trabajo en la form a perfecta que se requiere y que teníamos en años pasados. Lo que demuestra que una mala interpretación de los hechos por gente que no es especialista puede producir un trastorno de consideración y un gasto al final mayor. Los ejemplos de los beneficios de la erradicación son muchos. Hablamos anteriormente de las epidemias de malaria causadas por cultivos de arroz. Hoy día este país cultiva arroz y exporta parte de éste sin que se pro­ duzca ni un solo caso de malaria, porque en las zonas donde se cultiva arroz ya se erradicó la enfermedad. La ganadería del sur del Zulia ha resurgido tremendamente, porque ya los propietarios de esas ganaderías y los bancos que dan crédito saben que se puede hacer eso, porque no hay un riesgo grande. Los sistemas de riego que se han venido haciendo en este país en zonas maláricas, por ejemplo, los que uno ve en Portu­ guesa, en el Guárico, hubieran arrasado con poblaciones vecinas si se hubieran hecho en tiempos de la malaria. El desarrollo de Ciudad Gua117 yana y todo lo que significa la Siderúrgica, en donde en un momento se concentraron 5.000 trabajadores, no pasó nada, porque todo estaba protegido y ya se había erradicado la malaria. San Félix, por ejemplo, que fue la aldea nuclear de esta zona y que yo con ocí en el año 40 cuando tenía menos de 1.000 habitantes todos maláricos, y era una de las zonas donde había con más abundancia el vector, creció y creció sin un solo accidente malárico. La Compañía Creóle, que cuando tenía los campos de Quiriquire y Caripito gastaba un millón trescientos veintiocho mil bolívares en el mante­ nimiento de las camas de los dos hospitales que ocupaban 800 empleados con malaria al año de cada 1.000 trabajadores, los econom izó totalmente y cerró uno de los hospitales. Otro asunto interesante, entre las estadísticas que se han publicado aquí resulta el comparar el desarrollo económ ico de los Estados Trujillo, Mérida y Táchira en donde la proporción de población malárica era pequeña con los Estados Barinas, Portuguesa y Cojedes que eran total­ mente maláricos. Por ejemplo, en materia de vehículos, en 1941 por cada 100 vehículos inscritos, registrados, había 279 el año 50 en el grupo de estados andinos, mientras que en el grupo de estados llaneros había 448 vehículos, lo que demuestra cóm o subió tremendamente el número de vehículos tan pronto com o bajó la malaria. Los pasajes en autobús, poi­ cada 100 bolívares que se gastaban en pasajes en el año 41, en el año 50 se gastaban 180 en los estados andinos y 215 en los estados llaneros. En espectáculos públicos, por cada 100 bolívares que la gente pagaba en 1941, en los estados andinos se gastaban 636 en el año 50 y 1.205 en los estados llaneros. Se ve, pues, cóm o por el empleo de varias estadísticas elementales que se consiguen en este país se ve el significado de la malaria. H oy día podemos decir que Venezuela es un país sin malaria. Esto no es exacto, pues ya hemos dicho que hemos tenido años con 23.000 casos en las áreas que en conjunto tienen 400.000 habitantes. Lo que sucede es que en las aldeas infectadas de malaria hoy día los casos por año, cuando son más numerosos, generalmente no sobrepasan el índice de 100 por 1.000 habitantes, o sea que una persona tiene el riesgo de contraer la enfermedad cada 10 años. Cuando eso sucede, cuando existe la posibili­ dad de contraer la enfermedad sólo una vez cada 10 años, la enfermedad no tiene ya un significado económ ico. Por otra parte, debido al intenso tratamiento que en esas áreas existe, prácticamente nadie se muere de malaria. A esa tasa, que se ha mantenido por más de 10 años, la gente de las dos áreas todavía infectadas no le tiene miedo a la enfermedad y no es obstáculo el progreso económ ico. 118 Como resultado de lo que he dicho, Venezuela es totalmente diferente hoy día de lo que era hace 30 ó 40 años. Tenemos así un país que ha entrado en posesión total de dos terceras partes de su territorio, de 600.000 kilómetros cuadrados, que era la parte malárica del país; pose­ sión total, pues en esa área se puede trabajar bien sin riesgo mayor. Y o creo que he hecho recordar a los pocos que conocieron parte de esta tragedia de lo que era la Venezuela con malaria y les he dado una idea a los jóvenes acerca de que el país que vivimos h oy día es un país que ha cambiado muchísimo de lo que era antes de ellos nacer. 119 Los días de Bolívar en Jamaica* Por el D r . P e d r o G r a s e s PALABRAS D r. DE RAM ON J. P R E S E N T A C IO N DEL VELASQUEZ E n tre los re cu e rd o s d e m i paso por un alto d estino n a cio n a l, la S ecre ta ría G en eral de la P re sid e n cia de la R e p ú b lic a , u no de los que qu e m ás m e e n o rg u lle ce fu e la in vita ción le h ice a ese gran v en ezolano n a cid o en la G rases, le ja n a para Cataluñ a, que co n llam ad o su P e d ro extra o rd in a rio c o n o c im ie n to d e la historia ven ezolana, con su volu n tad d e servir, co n su afán de re d e scu b rir la patria, p u d iera hacer tras­ ce n d e n ta l la em presa qu e el P resid en te d e la R e p ú b lic a c o n tr ib u ir al cu ltu ra l y y y o q u e ría m o s co n o c im ie n to d e p o lític a del país. a d e la n ta r: la historia Ya para ese año de 1960, P e d ro G rases h a b ía entregado a V en ezuela en esos lib ro s, en esos folletos, en esas in vestiga cion es, p arte d e ese tra b a jo c ic ló p e o q u e p arece m ás d e un e jé r c it o qu e de D r. P e d ro ferv ien te G rases, n o ta b le h is to rió g r a fo y in vestiga d o r s o b re las obras d e A n d rés B e llo . c o n o c id a ; y d e c id ió entregar un hom bre. G ra ses- en 5US d !a s d e la B ib lio te c a Nac ¡o n a l de C aracas, d e s c u b r ió una V en ezuela, 9 u e Para ^os ven ezolanos, no para el v u lgo sino para lo s letrad os, era totalm en te d e s­ su talento, su p re p a ra ció n de hum an ista, a crea r esa extra o rd in a ria o b ra q u e se tra d u ce en ce rca de 2C0 títu lo s de lib r o s , fo lle to s , estudios, ensayos, co n fe re n cia s , q u e se ría tan la rg o enum erar, q u e nos lleva ría m os casi to d o el tiem p o d e una Está en G rases el p ro fu n d o am or p o r V en ezu ela , el fe rv o r ch arla. bres, el deseo d e desentrañar las gran des lín e a s de la trayectoria por sus g ran d es h o m ­ venezolana. Y o r ecu erd o las m añanas d e tr a b a jo co n P e d ro G rases en M ira flo re s, el jú b ilo y el entusiasm o, cu a n d o traía el h a lla z g o , traía el re d e scu b rim ie n to , la resu rrec­ c ió n d e un v e n e z o la n o ; por e je m p lo , d e a q u e l T o m á s L a n der, casi fantasm al, del cu a l apenas si sabían los e ru d ito s ( q u e asignaba del libe ra lism o la patern idad no lleg a ban v en ezolan o, a c in c o ), p ero sin al cu a l se le poder presentar pruebas de esta la b o r d u ctora. * C on feren cia d icta d a en la A s o c ia c ió n C u ltu ral H u m b o ld t, el 30 de ju n io de 1972. 121 Em peñ ado en presentar el p roceso p o lít ic o lado d e las lu ch as arm adas, d e la gu erra del s ig lo XIX y en d em ostrar que a l trem en da, de la gu errilla incesante q u e fu e la V en ezuela d e l s ig lo X IX , h a b ía la lu ch a de las ideas, la lín e a con s­ tante de un p u e b lo en busca de su lib e r ta d , G rases nos tra jo u n a m añana 800 p á g in a s : era el rescate, era la r e s u rre cció n , era la vuelta a la vid a de T om ás L ander. P o d ía n en ton ces tod os lo s estudiosos y los estudiantes de V en ezu ela , reanudar el d iá lo g o con aqu el h o m b re de d iá lo g o s y polém icas. D e P ed ro J osé R o ja s h a b ía una pintura ca rica tu re s ca , se sa b ía u n a anécdota de la hora de la p olém ica torm en tosa c o n Juan V ice n te G on zález, a qu ien llam aban tragalib ros en la C aracas de en ton ces, y q u e al en co n tra rse en la calle con el D r. P ed ro J osé R o ja s , qu ien ten ía fam a d e abusar con lo s d in eros del Estado, R o ja s le h a b ía d ic h o a G o n z á le z : “ A d ió s tra g a lib ro s ” y G o n z á le z , le h a b ía res­ p o n d id o : “ A d ió s , m i h e m b ra ’ . D e ese R o ja s resca tó G rases la o b r a del p o lít ic o , d e l pen sad or, d el p o lít ic o m o d e rn o d e la V en ezu ela d e h a c e 110 años, d e l h om ­ bre m uy al d ía c o n re sp ecto al de b a te y a las d o ctrin a s p o lític a s d e la E u rop a de enton ces, d el p eriodista fo g o s o , del parlam en tario m a g n ífic o , d el m in istro uni­ versal d e la d icta d u ra de Páez. D ic e Juan L isca n o , que gracias a P ed ro G rases, hem os vuelto a leer en V en ezuela a G a r cía de S ena, a S im ó n R o d ríg u e z , a Juan G erm án R o s c io , a T om ás L ander, a R a fa el M a r ía B aralt. Q u e g racias a P e d ro G rases, B ello a d q u ir ió c o n te m p o ­ r a n eid a d , q u e g racias a su a cu c io s id a d , se s a b e al fin cu á l fu e el p rim er lib ro im p reso en V en ezu ela , cu á le s las tra d u ccio n e s de las obras eu ropeas qu e in flu ­ yeron en la in d e p e n d e n cia . La rea ctu a liza ció n de B e llo , el rescate de B e llo para V en ezuela, ha te n id o en P ed ro G rases su a p ó s to l, su desvelado g u a rd iá n . La suerte d e B ello en la V e n e ­ zuela d e l s ig lo X IX y m u y avanzado e l sig lo x x , fu e d o lo ro sa . E sa gigantesca fig u ra d e la cu ltu ra hispana, ese p rim e r hum anista d e l co n tin e n te , no tuvo en V en ezu ela ni a te n c ió n ni h o m e n a je , m ientras q u e C h ile , C o lo m b ia , el Perú y las dem ás n a cion e s latin oa m erican as con sagraba n su o b r a , acataban sus leyes. Fue d o loroso el ep iso d io d e l C o n ce jo M u n ic ip a l de C aracas, n e g a n d o el d e re ch o a B ello d e qu e su e fig ie estuviera en el salón d e sesiones d e l A y u n tam ien to. En unas p ágin as de R o m e ro G a r cía , se cu en ta el ep iso d io d e un m in istro, d e un d ip lo m á tic o ch ile n o , quien fu e a visitar la B ib lio te ca 1892 en busca d e las o b ra s de o fre c e r le ninguna. B e llo , sin p o d e r el N a cio n a l d e d ir e cto r de C aracas en la b iblioteca El rescate de esa g ig a n tesca fig u ra , lo r e p ito , es ob ra fu n dam en tal d e la v o lu n ­ tad, de la p a cie n cia , del ferv or ven ezolano d e P e d ro G rases. Esos tom os qu e constituyen h o y las O bras C om pletas d e A n d ré s B e llo , son un m on u m en to gan tesco, y un desagravio ju sto al asom broso desdén d e tantos venezolanos. gi­ Los E scritos del L ib e rta d o r, que constan ya d e 9 volúm enes, y llegan apenas al año 1816, con stitu yen otra d e las tareas gigan tescas d e P e d ro G ra ses; co n esa ca p a cid a d d e tr a b a jo in c re íb le , co n esa v olu n tad de servir, y con ese a m or al país, lo sorp re n d e la m añana de to d o s lo s d ía s en tregad o a la c o r r e c c ió n , a la c o m p ila c ió n , al con traste d e los pap eles d e l L ib e rta d o r. La tarea b ib lio g r á fic a de G rases es in m en sa: co n tin u a d o r d e M an u el S eg u n do Sán ch ez, d e E rnst, d e l p eq u eñ o g ru p o d e b ib lió g r a fo s venezolanos, ha lo g ra d o rescatar tesoros, re o rd e n a r la b ib lio g r a fía venezolana, b r in d a rle a ven ezolan os y a e x tra n jeros el ca m in o para el co n o c im ie n to d e l país, p ero c o n ser esta la ob ra m a g n ífic a , la d el exam en d e las ideas p o lític a s , en una form a organ izada, m e tó ­ d ica , para el se rvicio de la cu ltu ra am erican a, m uy po co s se dan cuenta d e l v alor d e estas o bras. Para p o d e r saber qu ién era F e rm ín T o r o , exam inar sus ideas, h a b ía qu e hun dirse en el o cé a n o d e pap eles de la B ib lio te ca para lo g ra r una parte ín fim a de aqu el c o n o c im ie n to . m ateriales, lo m ism o q u e la h istoria d e H oy están a llí o rd e n a d o s to d o s esos las Fu erzas A rm ada s N acion a les, lo m ism o q u e la H isto ria F iscal y F in a n cie ra d e l p a ís , q u e ed itad a alcan zará a m ás d e 18 ó 20 v olúm enes, la o b ra s o b re los o r íg e n e s de la in d e p e n d e n c ia ; pero sien do tan extra o rd in a ria esta o b ra , qu e em parenta en este ca m p o a G rases con los gran des investiga dores de la cu ltu ra la tin oa m erican a, con un José T o r ib io M ed in a , p o r e je m p lo , y o qu ie ro apu ntar, p o r q u e a sí se le d e b e , o tro v alor su p e ­ rio r en la ob ra d e G ra ses: su fe rv o r, p o rq u e esa n o es una tarea m e c á n ica ; su c o n o c im ie n to d e la entraña v en ezolana, d e la in tim id a d d e l dram a, d e la c o m e ­ dia , d el sainete n u e stro ; su d o m in io d e la p s ic o lo g ía de lo s h om bres, p o r q u e los am a, los e n tie n d e ; su afn de M e ce n a s y su a ctitu d d e m aestro. Q uien es se a ce r­ can a G rases, las ju ve n tu d e s qu e han te n id o la o p o rtu n id a d d e p e d irle su a u x ilio , su g u ía , han en co n tra d o el ca m in o m ás am p lio y la som bra m ás gen erosa. N o es el eru d ito f r í o , el hum anista sin h u m a n id a d , sin o el m aestro q u e q u ie re f o r ­ m ar g en era cion es y está dispuesto a en tre ga r el tesoro d e su sa b id u ría . Y o q u ie ro , para term in ar, leer tres o p in io n e s d e tres ven ezolan os d e m uy diversa p o s ic ió n , para q u e se vea q u e en m is palabras n o hay e x a g e r a c ió n , sino actitu d de ju s ticia y reco n o cim ie n to de una la b o r. H ay un h om b re q u e es m uy p a rco en e lo g ia r a lo s vivos, q u e en 40 años de es critor, apen as si llega rá n a la d o ce n a lo s escritores de qu ien es haya h a b la d o : A rtu ro U slar P ie tri. P u es, A r tu r o U slar P ie tri ha escrito s o b re P e d ro G rases: “ Con pacien cia secu lar de se m b ra d o r o d e fo r ja d o r , se e n tre g ó P e d ro G rases a la fascin a n te y en buena p arte in cierta em presa d e reh acer la h istoria de la cu ltu ra d e V en ezu ela , toda una b ib lio te c a d e lib ro s y fo lle to s es la cosech a de esta la b o r in a g o ta b le y sin térm in o. N o se p o d r á e s c r ib ir s o b re las letras y el pensam iento ven ezolan o, sin m e n cio n a r a G rases, sin seguir a Grases en toda su P e d ro G rases, sin asom brosa servirse de variedad de P e d ro pesquisas y h alla zgos” . El actual P resid en te d e V en ezuela, R a fa e l C a ld era, e s c r ib ía un ju ic io q u e vale, no p o r la transitoria y altísim a p o s ic ió n q u e tien e, sin o p o rq u e es un in telectu al y ha c o la b o r a d o co n Grases en la tarea m a g n ífic a d e las ob ra s co m p le ta s de A n d rés B ello. D ic e C a ld e ra : “ M ien tras haya en V en ezu ela qu ien es am en a la patria y se en org u lle zca n de sus altas e je cu to r ia s en el ca m p o del pensam iento, h ab rá para P e d ro G rases un puesto d e a p r e c io y sim p atía entre los m ejores com p a triota s, gan a do por su esfu erzo tenaz y fe cu n d o en la re v a lo riza ció n de figu ra s y p u b lica cio n e s que d ieron b rillo a V en ezu ela en m e d io de su azarosa historia ” . Y D on A u gu sto M ija r e s , ju s to , e cu á n im e , e x a cto , d ic e h a b la n d o de P e d ro G ra ­ ses: “ D entro de 50 o m ás años, las p ágin as de P e d ro G rases tod avía serán m aterial d e estu d io para nuestros c r ít ic o s , h isto ria d o re s y s o c ió lo g o s , y ahora m ism o en la a ctu a lid a d , n ad ie p o d r ía e s c r ib ir algu n a ob ra d e im p o rta n cia s obre la historia cu ltu ra l d e V en ezu ela , sin r e cu rrir a ellas” . T erm in a A u gu sto M ija r e s con esta frase qu e h a go m ía para term inar estas pala­ bra s: “ La ob ra de P e d ro G rases es una la b o r q u e ap rov ech am os tod os lo s ven e­ zolan os y qu e aprovecharán nuestros h ijo s y los h ijo s de nuestros h ijo s ” . 1. El problema El tema es sencillo: es el planteamiento de una pregunta para que ustedes la mediten y la piensen, porque es una interrogación en la historia de la vida de Simón Bolívar, que no ha tenido respuesta. He de someterles a ustedes el problema, con algunas noticias relativas a la situación del 123 período histórico, así com o del momento biográfico de Simón Bolívar, para dejarles una intrigante pregunta que ojalá alguien pueda resolver con su propia deducción; o bien se produzca algún día el afortunado hallazgo del documento aclaratorio que nos explique el porqué del suceso. La pregunta es la siguiente: el 9 de mayo de 1815 Simón Bolívar parte de Cartagena y se dirige a Kingston en Jamaica, donde va a permanecer algo más de siete meses (siete meses y cinco días) ; Bolívar sale con el propósito de trasladarse desde Kingston a Londres para pedir el apoyo de Inglaterra, la ayuda del mundo británico a fin de continuar la obra de la Independencia. Durante los primeros cuatro meses de los siete que vive en Jamaica, este objetivo aparece constantemente en todo cuanto escribe. Pero, cuando decide en diciembre de 1815 dejar Jamaica, no se va a Inglaterra, sino que acepta el ofrecimiento de A lejandro Petión, el Presidente de Haití, y recomienza desde Port-au-Prince la obra de la em ancipación; no con la ayuda del primer poder político europeo, el primero del mundo, que hubiese sido el de la Gran Bretaña, sino con el modesto apoyo de una República com o la de Haití, que comparada con Inglaterra era un pigmeo frente a un gigante. El interrogante que hay planteado es: ¿P or qué tal cambio de decisión en la determinación del Libertador? Esta es la pregunta que no ha tenido hasta este momento respuesta, y sobre la cual yo quiero exponer algunas reflexiones a este auditorio, si tiene la paciencia de escucharme. 2. Antecedente biográfico Bolívar, cuando llega a Kingston, tiene 31 años. Tendrán que pasar 2 meses para que cumpla 32. Es realmente un hombre mozo, de cuya vida perfectamente conocida, había dedicado apenas 3 años con plena respon­ sabilidad por la lucha de la emancipación, pero 3 años vibrantes y ago­ tadores. En realidad de verdad, el combate bolivariano por la Indepen­ dencia se inicia después de la apasionada declaración del Mensaje de Cartagena el 15 de diciem bre del año 12, donde Bolívar manifiesta com o principio fundamental el de la necesidad de tomar la ofensiva, “ pues toda guerra defensiva es perjudicial y ruinosa para el que la sostiene” . Del año 12 para adelante, Bolívar ha vivido un trienio fulgurante. Son: primero, en el año 13, la Campaña Admirable, denominación bien apli­ cada por cuanto significa realmente un milagro de estrategia y de ejecu­ ción. Recuerdo que el D octor Lecuna decía que después de haber escrito la Memoria de Cartagena, Bolívar empezó a volar por su cuenta para no detenerse más. com o si hubiese despegado desde el norte de la Nueva 124 Granada, para echar adelante esa trayectoria maravillosa de su vida, comenzada en la Campaña Adm irable que lo lleva vertiginosamente en pocos meses hasta Caracas el 6 de agosto de 1813 para intentar rehacer la República, teniendo el enemigo al lado, para terminar en 1814, en fracaso frente a las huestes de un hombre tremendo com o Boves. Después del destierro hacia Oriente, Bolívar vuelve otra vez a la Nueva Granada, para intentar repetir la hazaña de la Campaña Admirable, propósito que se estrella ante quienes no entienden el mensaje que Bolívar lleva. Has­ tiado por un nudo de miras escasas, víctima de provincianismos y per­ sonalismos, Bolívar acaba la paciencia y decide tomar otro rumbo. Toma el 9 de mayo de 1815 el camino del destierro hacia Jamaica, animado por la idea de llegar al mundo inglés y convencerle de que sin su coop e­ ración el ideal de la independencia hispanoamericana era pleito perdido. 3. Los días de Kingston Apenas llega a Kingston (pobre, maltratado, deshecho), escribe inmedia­ tamente a ese hombre que hay que recordar siempre con gratitud, M ax­ well Hyslop, quien posiblemente habrá im pedido que Bolívar pasase ham­ bre, pues le pide dinero prestado para pagar la pensión. Vivirá desde mayo hasta diciembre del año 15, siete meses en los que no hay aventu­ ras, salvo la famosa amenaza que pudiera haber costado la existencia al Libertador, la del intento de asesinato el día 10 de diciembre, por parte del Negro Pío. Le costó la vida a un amigo y compañero de Bolívar, José Félix Amestoy, que dormía en la hamaca en la cual debía descansar Bolívar y no pasó allí aquella noche. Salvo este grave incidente, los siete meses son tiempo de meditación, de trance, de pensar en un horizonte cerrado, en cóm o debía recomenzar esa empresa que había quedado trunca después de su iniciación con la Campaña Admirable. Y o me imagino (lo pienso a través de los testimonios bolivarianos escri­ tos durante su estancia en Jam aica), cuál habrá sido la intensidad del drama que ha vivido el Libertador en esos meses de mayo a diciembre de 1815, reducido al ámbito de una pequeña ciudad colonial, Kingston, h oy capital de Jamaica, para aquel entonces una ciudad chiquita, en una isla de lengua extraña, con pocos amigos, con pocos compañeros, buenos todos, pero reducido el equipo a un escasísimo número de colaboradores. Me imagino al hombre que ha empezado ya su obra y que ha sabido lo que es el triunfo y el gob iern o; que ha tenido en sus manos la preocupa­ ción de ordenar la vida constitucional de lo que llamamos Segunda R e­ pública, del año 13 al 14; que conocía la gente, pues sabemos que sabía apreciar los seres humanos y adivinaba sus valores. Me imagino lo que 125 habrá sido Bolívar, pluma en mano, cavilando sobre el porvenir del Con­ tinente americano ante la situación de la política del universo en este período desde mayo a diciem bre de 1815. Hay que leer los testimonios, no muy ayudantes, pero excelentes, que tenemos de ese tiempo. Conocem os unas 17 cartas, de las cuales 2 son comunicaciones oficiales al Presidente del Gobierno de la Nueva Granada. Conocemos tres artículos, dirigidos a The R oy al Gazette, y otro (según cree nuestro entrañable amigo Pérez V ila ). artículos de The Royal Gazette, más uno posible; 17 cartas, Carta de Jamaica, que es el núcleo y el centro de lo que explicarles. posiblemente O sea, tres y la famosa yo aspiro a Seguramente haya habido más testimonios escritos, pero sólo son co n o ­ cidos estos que enumero. Las primeras cartas van dirigidas a Maxwell Hyslop, en Kingston, y a Ricardo Wellesley en Inglaterra, recordando el trato recibido durante la misión diplomática cerca del gobierno británico en 1810. Las cartas son gritos en petición de auxilio, demandas de ayuda, para que la obra iniciada de la emancipación no quedase inconclusa. La carta a Wellesley es realmente un alegato que podría pertenecer a una tragedia griega: “ Si me hubiese quedado un solo rayo de esperanza de que la América pudiese triunfar por sí sola, ninguno habría ambicionado más que yo el honor de servir a mi país, sin degradarlo a la humillación de solicitar una protección extraña. Esta es la causa de mi separación de la Costa Firme. Vengo a procurar auxilios; iré en su husca a esa sober­ bia capital; si fuere preciso marcharé hasta el p olo; y si todos son in­ sensibles a la voz de la humanidad, habré llenado mi deber aunque inútilmente y volveré a morir combatiendo en mi patria” . A Hyslop le pide para subsistir. Le vuelve a pedir otra vez porque las seis onzas que le dio para la pensión las había utilizado para pagar el impresor del manifiesto dirigido a la Nueva Granada, publicación que no conocemos, probablemente también editada en inglés. Le pide a Ricardo, su amigo de Curazao, para que le ayude a sobrevivir y a poder atender las mínimas necesidades. Es clara, pues, la situación personal, de angustia, de desesperanza. Lo dice además en unas palabras que son insustituibles, al final de uno de esos artículos (precisamente el que quedó sin publicarse en The R oyal Gazette) , con estas palabras: “ La desesperación no escoge los medios que la sacan del peligro” . A pesar de tal estado de ánimo, si examinamos con cuidado lo que Bolívar escribe en Jamaica, vemos que no hay palabra perdida, todo indica profundidad de pensamiento, sagacidad de análisis, penetración de 126 los hechos, y fina estimación de las causas y consecuencias del acontecer histórico. Estoy persuadido de que son las páginas más sagaces que haya producido Bolívar en su vida. Si penetramos un poco en el drama íntimo, en la desesperanza de quien se hallaba reducido al estrecho ámbito de una isla extraña, cuando se dirige al Duque de Manchester o a Ricardo Wellesley (com unicaciones que no sabemos que hayan sido contestadas ja m á s), hay que pensar en la profunda m ortificación vivida por Bolívar ante la incertidumbre del destino durante esos primeros meses en Jamaica. No obstante, produce esas brillantes páginas de grandes cualidades literarias, tanto com o, filo­ sófica y políticamente, admirablemente razonadas. Examinando en su integridad todos los escritos conocidos, si tenemos siempre presente la intención inicial de trasladarse al mundo inglés, creo que cada página cobra plena significación y todas se anudan. Los artícu­ los publicados en The R oyal Gazette son razonamientos en los cuales invoca la trágica situación de Tierra Firme y la angustiadísima condición de los patriotas independentistas en el continente. Dichos artículos, es­ critos originalmente en castellano, se publican en inglés, traducidos por ese canadiense extraordinario, que fue el General John Robertson, estu­ diado recientemente por Don Carlos Pi Suñer, fallecido hace poco tiempo. John Robertson, fiel a su ideario liberal, acompañó a Bolívar en el des­ tierro, y murió poco después del 15 de octubre de 1815 en Jamaica. Era quien vertía al inglés los artículos de Bolívar que aparecieron en The R oyal Gazette. Todas las colaboraciones para este periódico, tanto la correspondencia de Bolívar casan perfectamente con la íntima intención del documento m ayor elaborado en ese p eríodo: la Carta de Jamaica. 4. La carta profètica La Carta de Jamaica fue escrita (o fech ad a), el 6 de septiembre de 1815, en Kingston. Presenta una estructura arquitectónica, realmente sólida y armoniosa. Empieza con una m otivación: el deseo de contestar la carta de un corres­ ponsal de Falmouth, plenamente identificado hoy com o el comerciante inglés Henry Cullen. Después del introito, analiza Bolívar en una primera parte cuáles han sido los sucesos históricos en el continente americano en la lucha por la libertad; y prosigue con la exposición ordenada de lo que ha aconte­ cido en el Río de la Plata, en Chile, en el Perú, en la Nueva Granada, 127 en Venezuela, en la Nueva España, en Puerto R ico y en Cuba. Esa primera parte es un balance del esfuerzo de los patriotas en los años transcurridos desde 1810 hasta 1815. La parte central del documento es la exposición de las causas y razones que justifican la decisión por la Independencia. Termina con una llamada ala Europa para que coopere a la obra de liberación, para que co m ­ prenda y comparta la intención de los pueblos americanos al emanciparse. La tercera y última parte, llamada habitualmente, y muy exactamente, “ profética” , avizora y argumenta cuál va a ser el destino, según su juicio, de M éxico, de Centro América, de la Nueva Granada, de Venezuela, de Buenos Aires, de Chile, y del Perú. l)e manera que las consideraciones históricas y de hechos iniciales, van seguidas por los argumentos filosófico-políticos com o parte central de la carta, y concluye con el intento de vaticinar el futuro americano, país por país. Finaliza la carta, com o para recoger todas sus reflexiones, con una im ­ precación que es constante en la literatura de B olívar: la necesidad de la unión, en palabras tan certeras, que estimo vale la pena de oírlas. Así termina la carta: “ Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración” . “ Es la unión, ciertamente; mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. La América está encontrada entre sí, por­ que se halla abandonada de todas las naciones, aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas ni auxilios militares y com ba­ tida por la España que posee más elementos para la guerra que cuantos nosotros furtivamente podemos adquirir. Cuando los sucesos no están asegurados, cuando el estado es débil, y cuando las em­ presas son remotas, todos los hombres vacilan; las opiniones se d i­ viden, las pasiones las agitan, y los enemigos las animan, para triun­ far por este fácil medio. Luego que seamos fuertes, bajo los auspi­ cios de una nación liberal que nos preste su protección, se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la g lo ria . . . ” “ La unión y el apoyo de una nación liberal” . Ese clamor de la unión volverá a oírse en Angostura; volverá a oírse en la última proclama de Bolívar: “ Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro” . Ese grito hacia la unidad sale realmente del alma de Bolívar, pues lo proclama en momen­ tos trascendentales de su vida. 128 Pero está claro además que toda la exposición de la Carta de Jamaica, se desarrolla con el propósito de llamar la atención a la nación liberal más poderosa del mundo decim onónico, Inglaterra, a fin de que se decidiese a cooperar con la emancipación americana. 0 sea, está en la misma intención de los escritos publicados en The R oyal Gazette y de lo que ha manifestado constantemente en su correspondencia. 5. El texto y su redacción La Carta de Jamaica suscita uno de los problemas bibliográficos más apasionantes que existen en toda la historia del pensamiento venezolano. Fue escrita el 6 de setiembre de 1815, pero el primer texto castellano que conocem os es el de la edición de Caracas, 1833, 18 años después. No se sabe que durante esos 18 años, haya habido alguna publicación inter­ media de la redacción en castellano. La publicación de 1833 figura en el volumen 22 de una com pilación venerable que intitulada Colección de documentos relativos a la vida pública del Libertador realizada por Fran­ cisco Javier Yanes y Cristóbal Mendoza. El último volumen (el 22 o A pén d ice), fue publicado por un hombre de poco fiar com o editor, A n ­ tonio Leocadio Guzmán, el llamado fundador del partido liberal en V e­ nezuela. No se conoce ningún impreso castellano intermedio, que o no existe o por lo menos ha resistido todas las investigaciones y búsquedas durante mucho tiempo, pero cabe siempre la esperanza de que alguna investigación bibliográfica afortunada realice algún día el hallazgo. Para el estudio del texto existe providencialmente, una versión manus­ crita al inglés, fechada en Falmouth, en la misma Jamaica, 14 días después de la data de la Carta, o sea, el día 20 de septiembre de 1815. El manuscrito conservado en el A rchivo General de la Nación en Bogotá, es de letra de John Robertson, con muchas correcciones, muchas enmien­ das, muchas anotaciones marginales, que demuestran dudas y vacilacio­ nes en la versión. Ofrece el original inglés del manuscrito algo trascen­ dental que equivale a la declaración de autenticidad por parte del autor. Hay un interlineado autógrafo de puño y letra de Bolívar, muy curioso y muy interesante, porque en el fondo entraña, una interpretación de un pasaje de difícil traducción, que nos permite adivinar además la acción de los personajes en la obra de traducción. El punto es el siguiente: en uno de sus folios, hacia el final de la Carta, traduce John Robertson una frase de Bolívar, que decía en castellano: “ Es constante que el que aspira a obtener la libertad a lo menos lo intenta” . Asienta la traducción al inglés: “ It is an axiom that those vvho aspire to regain their fredom, are at least sincere in their intentions” , que no correspondía evidentemente al sentido original. El traductor probablemente hizo con premura la ver­ 129 sión al inglés. Tiene que haberse hecho muy aprisa, porque si está fechada la Carta en Kingston el 6 de septiembre y está la traducción datada el 20 tle septiembre en Falmouth (de Kingston a Falmouth había día y medio o dos días de viaje en m u ía!, dispuso de un máximo de 12 días. Traducir un texto bastante difícil y extenso en pocos días significa tra­ bajar con apremio. El traductor, vierte apresuradamente el pensamiento de Bolívar: “ Es constante que el que aspira a obtener la libertad, a lo menos lo intenta” y lo interpreta mal: “ It is an axiom that those who pretend to regain their freedom are at least sincere in their intentions” . ( “ Es un axioma, que quienes aspiran a obtener su libertad, por lo menos son sinceros en sus intenciones” ) que no dice en inglés lo que se había escrito en castellano. Cabe suponer, con cierta seguridad, que Bolívar al revisar la traducción inglesa entiende que esa versión inglesa no expresa el pensamiento dicho en castellano, y entonces interlinea, de su propio puño y letra, encima de la frase inglesa que desfiguraba su pensamiento, la traducción en francés: “ On intente de la faire” , ( “ intenta hacerlo” ) que traduce “ a lo menos lo intenta” del original en castellano. Pero ¿p or qué lo escribe Bolívar en francés? Es la cuestión que plantea inmediatamente la corrección a la versión inglesa. El propio Robertson nos aclara el punto, pues en una pequeña biografía de Bolívar que pu­ blica en Nueva Y ork el mismo año 15, dice que Bolívar hablaba y escribía muy bien el francés, y que hablaba y entendía el inglés, pero no lo escribía. Se comprende además, que Bolívar haya puesto en francés la rectificación a Robertson, dado que éste com o canadiense, hablaba francés e inglés perfectamente, de manera que en la anotación de la enmienda, Bolívar piensa que su traductor es bilingüe (en francés e in glés), y no la escribe en inglés porque no domina suficientemente el idioma. El hecho de que haya esta intervención personal de Bolívar en el ma­ nuscrito en inglés nos ha dado a nosotros en el trabajo de fija r el texto castellano que estuvo 18 años durmiente, el punto de apoyo fundamental para poder estudiar pasaje por pasaje; para establecer la redacción de un texto tan sagrado com o lo es la Carta de Jamaica, en lo cual hay que proceder con muchísimo cuidado para no resbalar, y para no incurrir en errores. Hemos hecho esta labor de minucioso cotejo durante largo tiempo, lo que ha dado com o resultado la edición de la Carta de Jamaica con al­ gunas diferencias sobre el texto habitualmente conocido. 130 í •*'* *■ y ’ ■' j f a w i //r . * $ 4 * p r * 4 ey 4 S * jp '* ’ **. / / , Z K * M <* ' / * / / •■ //s < * /) f/v * , a /*■** & g & /y - t r '//* ^ .^ //t , ¿rvéi-t-jC z / -y * y / z & / / ¿ - r c r j , & f f/L < :i% f *< / *' >J . „ *.■ *< * ¡ • .• • '• ' /* t i / , V /'* '"■ ’/ '■ * ; , - . ’ ,.* ,-j* . ^ '' // M t's.'.f/ ,f r „ > / / f ¿ !Í ¿ a / iffe r n '/*,;■'*■•& f / .1 / / / ( . A< y / r r / '* 7 ^ / > ,t / ■ / / tl /■ » /< '• /,,/ c / c y / / f* Z * , « r '/ a f c / * * J / y./ / * StlJpr ^ 7s <>?/,*», ,'/ t, at /7,*c-/A r*suyr. '*//' Z Z 'Z / t-f / f '/ A m p lia c ió n del fra gm en to del m an u scrito d e la ve rsió n in g lesa d e la C arta de J a m aica, d o n d e a p a rece el in terlin ead o a u tó g r a fo d el L ib e rta d o r, qu e da plena legitim id a d al m an u scrito. C om o se e x p lica en la presente d is e rta ció n , B o lív a r in sa tisfech o d e la tr a d u c c ió n de un pasaje de la Carta ( “ E s con stan te qu e el qu e aspira a ob te n e r la lib e r ta d , a lo m enos lo in ten ta ” , tra d u cid o e n : “ It is an a xiom that those w h o aspire to regain their fre e d o m , are at least sin cere in their in ten tion s” ) , e s crib e entre lín e a s la c o r re c ta ve rsió n , pero en fra n c é s : “ on intante de la fa ir e e ” . P o r en cim a ; ¿z^Á M /f ' > <’ ‘< y *?/f z:y /r > 4*t<■ -M ¿ '“ *’/ / -t / ¿ e x 'f í s , {• # de las erratas o r to g r á fic a s del fra n cé s, se ve cla ra la in te n ció n de B olív a r de restituir el texto a su e x acta s ig n ific a c ió n . Quiero aducir ante ustedes unas muestras de estas investigaciones; dos o tres nada más, para no aburrirlos demasiado. Por ejemplo, en la edición de Antonio Leocadio Guzmán (1833) se lee: “ A pesar de todo, los mexicanos serán libres, porque han abrazado el partido de la patria, con la resignación de vengar a sus pasados” . Desde luego la frase “ la resignación de vengar a sus pasados” , carraspea, ya que no es lógica. Pero si la comparamos con la versión inglesa, leemos que donde dice resignación de vengar a sus pasados” , consta en inglés “ determination” : “ resolución” . Tenemos entonces claro el texto: “ A pesar de todo, los mexicanos serán libres, porque han abrazado el partido de la patria con la resolución de vengar a sus pasados” . Así tiene la rotundidad del estilo bolivariano, exactitud y lógica, en tanto que “ la resignación de vengar a sus pasados” , no tiene sentido. Es puro disparate. Por tanto creo que se está en suelo firme cuando en lugar de “ resignación” pro­ ponemos que se ponga “ resolución” apoyados en el texto de la versión inglesa. 131 ■'/ Hay otro caso, más claro todavía. Dice la edición de 1833 al hablar de las riquezas del país, de los productos del cam po: “ ¿Quiere Ud. saber cuál era nuestro destino? Los campos para cultivar el añil, la grama, el café, la caña, el algodón. . . ” Cacao, café, caña, añil, algodón, son productos exportables, son riquezas que significan ingresos. Pero la grama, ¿qué país ha cultivado grama para vender? La palabra grama significa un absurdo, pero yendo al texto inglés, vemos que esa famosa grama era “ grain” , grana, que es la cochinilla misteca, esto sí es una riqueza tal com o el café, el algodón, el cacao, la caña. Está, pues, archijustificada la sustitución de grama por grana. Por último, otro caso que entraña algo un poquito más delicado en cuanto al sentido del lenguaje. Dice el texto de 1833: “ Jamás eramos Virreyes ni Gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; A rzo­ bispos y Obispos, pocas veces: diplomáticos, nunca; militares, sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no eramos en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes; todo en contraversión directa de nuestras instituciones” . La palabra contraversión no existe en castellano. Pero acudiendo al texto inglés, éste nos ilumina donde está el error, porque en inglés dice “ contravention” , o sea ‘ 'con­ travención” que sí tiene sentido. Así queda el texto: “ . . . y casi ni aun comerciantes; todo en contravención directa de nuestras instituciones . Y en esa deliciosa tarea, hemos pasado muchas madrugadas, el equipo form ado por Manuel Pérez Vila, Gonzalo Palacios y yo, cotejando con todo el cuidado necesario el texto castellano dado en 1833 por Antonio Leocadio Guzmán, con el texto manuscrito inglés, recibido en fotocopias admirables del Archivo General de la Nación de Bogotá, más una pu­ blicación parcial en inglés hecha el año 18, que sería largo de contar, todo para ir señalando las diferencias, las enmiendas, los yerros que puede haber habido en el justamente fam oso documento bolivariano. 6. Otros problemas La Carta de Jamaica, plantea otras cuestiones de historia, en las que no quiero entrar, aunque sí deseo dejarlas señaladas, por si alguno tiene preocupación y gusto por estos quehaceres. Les aseguro, anticipadamente que un estudio comparativo del primer texto reflejado en la versión inglesa con la redacción castellana de 1833, da motivo para un tema apasionante de hermenéutica histórica en muchos puntos de gran im ­ portancia en el pensamiento de Bolívar. 132 Veamos algunos aspectos más modestos. A ) La hipótesis que sostenemos es la de que la Carta de jam aica aunque dirigida al señor Henry Cullen, un comerciante inglés que vivía en Falmouth, no puede ser una carta particular. Una carta privada no contendría toda la suma del pensamiento bolivariano y el análisis his­ tórico, interpretativo de una época. Es im posible que Simón Bolívar haya pensado escribir una carta de esa magnitud, de esa importancia, de ese vuelo, para que la conociese un inglés, por importante que hubiese sido. No es lógico que nadie escriba una carta de interpretación del mundo hispanoamericano para uso de una sola persona. B) Cómo se explica, además, que seguidamente su ayudante John Robertson, su General, su brazo derecho, se haya ido con el texto cas­ tellano de la carta a Falmouth, donde vivía Cullen, para entregársela, y entregársela traducida. Es un argumento adicional para creer que aunque tenga la form a de carta privada, no está en la naturaleza de las cosas aceptarla com o correspondencia de persona a persona. En realidad es un manifiesto al mundo. C) Y un enigma: ¿por qué no se p u b licó? ¿p or qué no se conoce ninguna edición ni en inglés ni en castellano, cuidada por el propio Bolívar después del año 15? Hubo una edición en inglés en la que intervino Pedro Gual, impresa en Kingston en el año 1818, pero que ha quedado reducida a un periódico provinciano de Jamaica. No se le dio nunca el vuelo que debería haber tenido, y, sin embargo, examinando la versión inglesa, la propia correc­ ción de Bolívar y las enmiendas numerosas que el manuscrito tiene, hay que reconocer que Bolívar ha seguido trabajando con amor, con aten­ ción. sobre su texto. Queda también este interrogante acerca del porqué no la encontramos publicada hasta tres años después de la muerte de Bolívar. 7. La pregunta mayor Entro ya en la última parte de mi disertación. Reitero la interrogación inicial. ¿ A qué causa podríamos atribuir, a qué razonamiento deberíamos achacar la decisión de Bolívar, de cambiar Londres por Haití, de susti­ tuir la deseada cooperación de la poderosa nación inglesa por la ayuda de Petión? No tenemos sobre la mesa sino esos pocos documentos que les he enu­ merado. Desde luego, a partir de agosto-septiembre de 1815, no consta ninguna insistencia en el deseo de ir a Inglaterra por parte de Bolívar. Se nos han ocurrido algunas hipótesis para explicar tal determinación. 135 ¿Es posible que haya sido la Batalla de W aterloo, una de las razones, o la razón por la cual Bolívar haya cam biado de pensamiento? La Batalla de W aterloo acaecida en ju n io de 1815, llega al conocim iento de Bolívar el 22 de agosto de 1815, según consta en la carta que Bolívar escribe al Presidente de la Nueva Granada. En W aterloo finalizó el poder napoleónico. ¿Es que en ese momento, en agosto de 1815, habrá visto claro o habrá pensado Bolívar que la ayuda inglesa ya no se proporcionaría a América por cuanto que Inglaterra entraba en la dirección de las componendas europeas una vez liquidado N apoleón? No sabemos. Una segunda hipótesis verosímil es la de que un hombre que entra en escena en estos momentos en la vida de Bolívar, Luis Brión, le ofrece la cooperación de unos barcos y de unos miles de fusiles con lo cual es posible que el Libertador baya pensado tener apoyo bastante para recomenzar la independencia. ¿ 0 acaso el antiguo impresor de Valencia llamado V íctor Chasseriaux, le habrá participado que A lejandro Petión estaba dispuesto a ayudarlo en todo y por tod o? Lo cierto es que no vuelve a hablar de la ida a Londres. No creo que el intento de asesinato del 10 de diciem bre de 1815, haya sido causa determinante de la partida de Jamaica. No está en el carácter de Bolívar una reacción de este tipo. Por otra parte, la decisión de trasladarse a Haití, el 19 de diciembre, debe haber sido tomada antes del día 10. De hecho no nos explicamos a ciencia cierta por qué ha sustituido In­ glaterra por Haití. Y creo que el suceso ha tenido real trascendencia en la historia de la revolución americana. En historia no es lícito teorizar sobre hipótesis de hechos no acaecidos, pero podemos imaginarnos cuán distinta hubiera sido la suerte del co n ­ tinente, en el caso de que Inglaterra hubiese sido factor determinante de la emancipación hispanoamericana, si en ese año de 1815 hubiese logrado Bolívar la ayuda de todo el poderío inglés. Habría sido muy diferente la expedición quijotesca de Los Cayos hacia la Isla de Margarita a lanzar la proclama de libertad, que tuvo que intentar por segunda vez. La invasión hubiese sido más poderosa, pero se hubiese desfigurado la revolución independentisla, que mantuvo siem134 pie un carácter más legítimo, de acuerdo con lo que son nuestros pueblos, los de la península y los de este continente. Se hizo la guerra jugándose entero, dando el alma, com o acostumbraba hacer Bolívar y quienes lo ayudaban, pero, con todo, no nos explicamos, no hay razón suficiente, no hay explicación fundada, documentada, para dejar en claro por qué el poderoso, el grande Imperio Inglés, fuera sustituido por una República chiquita, modesta, de recursos incomparablemente menores com o era Haití para que resolviese Bolívar la situación en que se hallaba en Jamaica y continuase la obra emancipadora. 135 COMUNICACIONES BREVES HOMENAJE A NUESTRO FUN DADOR D r . JOSE IGNACIO BALDO El Dr. José Ignacio Baldó, a quien se debe la idea y prom oción de la fundación de la Asociación presidió en los períodos Cultural Humboldt en 1949, y quien la 1949/1951 y 1 969/1970 y desde el 21 de junio de 1966 es además M iembro H onorario de nuestra A sociación, ha sido objeto, com o eminente médico y sanitarista que es, de un merecido homenaje rendido el viernes 28 de julio de 1972, en el Instituto Nacional de Tuberculosis de El Algodonal, Caracas, que en adelante llevará su ilustre nombre “ Dr. José Ignacio Baldó” . Porque además de haber prestado medio siglo de servicios en pro de la salud pública, desde el año 1927 inició y desarrolló una form idable obra contra la tuberculosis en form a científica y técnicamente programada al punto que, com o en el referido acto lo expresó en su discurso el Dr. Rafael José Neri, médico y Rector de la Universidad Central, “ le permitió prever desde sus pri­ meros escritos la orientación y los organismos necesarios, ajustables a las épocas” . Asimismo, se debe reconocer al Dr. José Ignacio Baldó el haber formado, junto con su amigo y colega el Dr. Julio Criollo Rivas, quien figura entre los Miembros Fundadores de nuestra A sociación, el primer grupo de tisiólogos venezolanos que se dedicaron a combatir la tuberculosis, en­ tonces la mayor causante de las defunciones en el país. Asistieron al acto que informamos, además del Ministro de Sanidad y Asistencia Social Dr. J. J. Mayz Lyon y el Rector de la Universidad Central de Venezuela, numerosos colegas y amigos del homenajeado. La A sociación Cultural Humboldt hace público su complacimiento por el homenaje de reconocimiento de que ha sido objeto el Dr. José Ignacio Baldó y lo felicita muy sinceramente. GALARDON CONFERIDO A NUESTRO EX-PRESIDENTE ARQUITECTO DIRK BORNHORST Nos complacemos en informar que el día 25 de agosto de 1972, en un acto celebrado al mediodía en la residencia del entonces Excelentísimo Embajador de la República Federal de Alemania, Dr. Walter Truckenbrodt, le fue impuesta la Gran Cruz al Mérito a nuestro ex-Presidente, el Arquitecto Dirk Bornhorst, cuya infancia y juventud transcu­ rrieron en M aracaibo, por su asidua dedicación en pro del acercamiento cultural entre Venezuela y Alemania y su no menos prolongada labor en el seno de nuestra Asociación Cultural Humboldt, de la cual es Miembro Vitalicio. El Arquitecto Bornhorst es hijo del finado caballero Don Carlos Born­ horst y de Doña Julia de Bornhorst, esta última M iembro Fundador de nuestra A sociación (véanse las Comunicaciones Breves aparecidas en nuestros Boletines Nos. 4 (A ñ o 1968, pp. 1 4 1 /1 4 6 ), 6 (A ñ o 1970, pp. 115 /121) y la nota en la sección Humboldtiana en el N9 6 (pp. 125/1271. Ha sido miembro en la Junta Directiva por muchos años, llegando a ocupar el cargo de Vicepresidente en los períodos 1965/1967 y el de Presidente en los períodos 1967/1969. Desde entonces ha continuado en la Directiva hasta el presente, y en la Comisión Editora desde el año 1965, desplegando siempre una muy apreciable com o generosa colabo­ ración. Reciba nuestro distinguido compañero nuestras calurosas felicitaciones. EL D r . OSCAR J. 1IERZ. INGENIERO, M USICO. . . ¡Y POETA! Entre los miembros fundadores de nuestra A sociación en 1949, figura el ingeniero Dr. Oscar J. Herz, oriundo de Austria, quien con su honorable familia se radicó en Venezuela bace un cuarto de siglo, hallando acá, com o ha ocurrido a tantos otros europeos que hubieron de abandonarlo todo en su país de origen, una segunda patria. T rajo también, además de la familia, sus conocim ientos y experiencia profesionales, su densa cultura y su fino arte, aportes valiosos del que llega sin recursos mate­ riales que ofrecer. Hoy, ya anciano, aunque poseedor de una asombrosa vitalidad, el vene­ rable Dr. Herz, quien había sido uno de los más constantes y afanosos colaboradores con que contó la Asociación Cultural Humboldt, y des­ pués de haber sido él, además, nuestro Presidente durante el período 1963/1964, alcanzó muy merecidamente la categoría de Miembro H o­ 140 norario. Distinción que nuestra Asociación ha sido ciertamente muy parca en prodigar, pues en el casi un cuarto de siglo de su existencia sólo a siete personalidades les ha sido otorgado ese reconocimiento h ono­ rífico. Además, ha sido muy merecidamente galardonado con la Gran Cruz al Mérito, por la República Federal de Alemania, en 1971. Si bien la actividad profesional del Dr. Herz ha sido siempre la Inge­ niería, profesión que su h ijo Werner también abrazó, hemos de añadir que es además un músico consumado, de gran sensibilidad. Ejecutante com o pianista, creador com o com positor, halló en el arte musical la compensación espiritual que lo distrajese de las matemáticas y las téc­ nicas propias de la Ingeniería. En la sección Humboldtiana de la pre­ sente entrega del Boletín de la A sociación Cultural Humboldt, se in­ forma del programa con que ella celebró su instalación en la nueva sede. Además de los discursos de rigor, el acto quedó amenizado, gracias a la amabilidad del Dr. Herz, por un recital de piano que constó de cuatro piezas compuestas por él para ese noble instrumento y de las “ Sonatas en Sol mayor para Cuarteto de cuerdas” , también compuestas por nues­ tro venerable amigo, figurando los nombres de los distinguidos ejecu­ tantes en la antes referida sección de este Boletin. Nuestro consocio y músico, Profesor Rhazés Hernández López, había disertado poco antes acerca de la personalidad del Dr. Herz y los mé­ ritos de sus com posiciones musicales que habían de estrenarse en público de seguidas. Los calurosos y prolongados aplausos de los presentes co n ­ firmaron esos méritos al concluir la ejecución musical, recibiendo el com positor Dr. Herz efusivas felicitaciones por parte de muchos de los oyentes, que a él se acercaron con ese propósito. Música fina, delicada, y aunque suponemos que fue compuesta en Am é­ rica, yo diría que es de sabor muy europeo y también que nos hace remontar a las primeras décadas del siglo, cosa perfectamente com pren­ sible si admitimos que el ambiente espiritual de la época juvenil deja en el subconciente la impronta inborrable de los recuerdos, configurando la personalidad del artista por toda la vida. Pero hay otra faceta de su admirable persona que nos ha revelado el Dr. Herz, relacionada con su gran sensibilidad humana. Además de m úsico. . . ¡es poeta! Poeta de buenos quilates, por cierto. De ello nos enteramos hace sólo pocos meses. Porque recogió y editó en un hermoso poemario en alemán que hizo imprimir en Viena bajo el título “ Blüten und Dornen am Lebensweg” (Flores y Espinas en el Camino de la V id a ), setenta poemas — suerte de antología de sus versos escritos desde la adolescencia hasta entrada ya la octava década de su vida, pues que su producción supera las 600 piezas. 141 Su lectura nos deleitó intensamente y nos llevó a una larga meditación. “ 70 poemas de siete décadas en la vida de un ingeniero” , advierte el autor en la portadilla. El obsequió amablemente un ejemplar a la A so­ ciación Cultural Humboldt y yo recibí uno personal con su gentil dedi­ catoria autógrafa. Me llamó la atención dientes a la creación análisis de los temas finalidad que informé de la cual transcribo: que indicase enel índice las décadas correspon­ de cada pieza, lo que me movió a hacer un en relación con sus respectivas épocas, con la al autor en mi larga carta de acuse de recibo, “ Músico y poeta a m ig o: me parece un acierto el que Ud. haya indicado en el Índice en una columna paralela a la de los números de páginas, las décadas dentro de las cuales fue producida cada pieza durante su Lebensweg — la jornada de su vida—- lo que permite al lector apreciar en cierto modo el estado anímico del poeta en cada etapa de su larga trayectoria. Para un Psicoanalista (que no lo s o y ), ello tendría cierta­ mente interés. De todos modos, elaboré una pequeña estadística al res­ pecto, aunque es posible que estos 70 poemas sean sólo una selección de su producción poética” . Buscaba yo relacionar el estado de ánimo va­ riable del autor con las distintas etapas de su vida, sus enfrentamientos con las circunstancias también variables. En efecto, en estos sentidos poemas se trasluce el estado de ánimo del poeta cuando los escribía: candorosamente son los de la adolescencia; luego, son del joven esperanzado cuando se va haciendo hombre, pero, infortunadamente, temprano “ afronta por primera vez el tremendo drama de la guerra, la del Año 14” . Después, es el poeta aún joven que ha conocido el sufrimiento, pero que henchido de esperanzas marcha hacia una temprana madurez (la madurez, por lo general, comienza a los 40 años de ed a d ), para después de la belle-époque de la década 1920/1930 tener que presenciar, lamentablemente, el derrumbe de todo lo más querido en la perturbada Europa en llamas. Para él es la etapa del “ Wander und Reisen” — la época de andanzas y viajes— cuando habían vuelto las esperanzas en el hom bre ya maduro y pater familias respon­ sable para quien la vida ha de seguir. . . “ Ein Eiland taucht auf aus der blitzenden Flut, / Fern grüssen der Palmen Kronen — /D o r t hausen Menschen, schlicht und gut, / Und Glück muss bei ihen w ohnen!” (p. 2 9 ). (Surge una isla del brillante piélago, / Lejos, saludan frondas de las palmeras— / Allá habitan gentes sencillas y buenas, / ¡Y la dicha debe morar junto a e lla s !). Es el encuentro con un mundo distinto y acogedor. 142 Pero llegada la quinta década, época del derrumbe europeo ya consu­ mado, el poeta emigrado expresa de lejos su honda melancolía por lo que ha tenido que dejar atrás: “ Bleibt der Welt und fernen Zeiten!” (¡Q uedaron el mundo y los tiempos le ja n o s !). Los poemas de la 6^ década revelan ya al hom bre maduro, asentado y seguro de sí mismo, nuevamente feliz por sus logros. Entre los temas poéticos figura alguno místico. En la siguiente década, también de plena madurez aunque marchando ya el poeta hacia una ancianidad saludable y todavía enérgica en lo físico y joven en lo espiritual, produce, entre otros, un poema de la experiencia vivida, “ W er nicht w e i s s .. .” (Quien no s a b e . . . ) (p. 16) y otro del hombre íntegro que no ha claudicado jamás en sus normas morales: “ Guter Rat” (p. 4 9 ), (Buen co n se jo ), en el que satiriza la naturaleza humana, uno de cuyos versos dice: “ Nur laute Menschen záhlen!” (¡S ó lo cuenta la gente v o cin g le ra !). Es decir, los que piensan y callan no son tomados en cuenta, verdad cierta aunque triste. Pero termina, sin embargo, con este honrado con sejo: “ Und bleib getrost und frei mit dir allein!” (S ólo contigo mismo man­ tente confiado y lib r e !). “ Nos causa admiración — habíamos escrito al autor— la fibra poética bien mantenida en las dos últimas décadas transcurridas, lo que denota indubitablemente un extraordinario espíritu joven en el autor no obs­ tante su ya avanzada edad. Encuentro excelente el poema “ Dreifaches Alter” (p. 64) (La triple ed ad ), que sólo un hombre de blanca testa pudo haber producido todavía lleno de energías” . Respecto al bello y brevísimo poema “ Nachts” (p. 7 1 ), (En la n och e), cada una de sus tres estrofas me hicieron recordar los haikou o breví­ simos poemas japoneses que se originaron en el siglo X V II, que dicen mucho aunque suelen estar form ados por sólo un par de versos o líneas y cuyo “ estilo” el fam oso poeta mexicano José Juan Tablada, que se­ pamos, puso de moda en el mundo hispanoparlante allá en el primer cuarto del siglo. Hemos de añadir que el poema “ Altender Pfau” (p. 57) (Pavorreal en vejecid o), algo satírico, nos hizo recordar otro poema, también sa­ tírico, del afamado poeta nicaragüense Rubén Darío, en el que éste alaba el precioso plumaje del Pavorreal, pero hace m ofa de sus horrendas patas. Si bien el enfoque de ambos poemas es distinto, la calidad poética, en mi opinión, en ambos va pareja. Para mi satisfacción, mi venerable amigo nos decía en su carta de respuesta: 143 “ Sus reflexiones respecto a las etapas de mi vida y la interpretación correspondiente de las poesías son — aparte de ser demasiado bené­ volas— acertadas, a pesar de la escasez de material, ante todo la ó '1 década” . Ingeniero, músico y poeta. ¿ Y tendrá algo más por revelarnos de su interesante y fecunda personalidad? Sí, hay más. Porque tenemos enten­ dido que el Dr. Ilerz se ha venido ocupando en ordenar sus papeles desde hace tiempo guardados, que además de constar de numerosos poemas por revisar y pulir, incluyen también ensayos y estudios en prosa y piezas dramáticas, así com o gran cantidad de estudios y corres­ pondencia filosóficos, pues que el inquieto espíritu de nuestro amigo y su polifacética cultura encierran mucho más que la antes mencionada tricotomía, de suyo rica. Saboreamos ya sus bellas com posiciones musicales, saboreamos ya sus hermosos poemas. Quisiéramos conocer alguna vez su obra en prosa, que ha de ser sin duda muy sustanciosa por emanar de un sensible y talentoso hombre de larga e intensa vida intelectual. Que esto es el Dr. Oscar Josef Herz Hempel, a quien adornan también firmes virtudes morales y una ejemplar caballerosidad que sus amigos, entre quienes tengo el privilegio de contarme, hemos podido apreciar. Walter D upouy 144 HUMBOLDTIANA ACTO DE IN AUGURACION DE LA NU EVA SEDE La A sociación Cultural Humboldt venía ocupando durante nueve años una vistosa y agradable quinta en la 2^ Avenida de Campo Alegre, pero el incremento de sus actividades, por una parte, que exigía cada vez mayor espacio útil, com o la circunstancia de que dicho inmueble fue vendido y la nueva propietaria pidió su desocupación al vencimiento del contrato, nos obligó a solicitar un nuevo local más capaz, de suerte que en abril de 1972 la A sociación quedó instalada en el primer piso del edificio Pigalle, Avenida Leonardo da V inci, Bello Monte, local sin duda más funcional y espacioso. La Junta Directiva acordó efectuar un acto inaugural el 4 de mayo por la noche, cuyo programa constó de los siguientes números: 1. Palabras del Dr. Antonio José Anzola Carrillo, Presidente de la A sociación Cultural Humboldt. 2. Profesor Rhazés Hernández L ópez: “ Breves semblanzas de un Com­ positor: Dr. Oscar J. Herz” . 3. “ Alte Klänge” (Sonidos del Pasado) - Dr. Oscar J. Herz. Cuatro piezas para piano - ejecutadas por Adriana Moraga. 4. Conferencia a cargo del Dr. Guillermo Zuloaga: “ Humboldt en V e­ nezuela” . 5. “ Sonatas de Do mayor para Cuarteto de arcos” - Dr. Oscar J. Herz Allegro - Allegretto (M inuetto) - Sostenuto. Profesores ejecutantes: Carlos Zusi (primer v io lín ), Donatus Jakavicius (segundo v io lín ), Karel Adam icek (v io lo n ce lo ), Mauro Rosco (v io la ). 6. Un brindis al finalizar el acto. El Dr. Anzola Carrillo, en su interesante com o amena disertación, se refirió a los orígenes de la Asociación, a sus fundadores, las finalidades de aquélla, en fin, al notable desarrollo alcanzado para el cual señala 147 tres etapas de importancia. El lector podrá conocer el discurso completo, inserto al final de esta nota informativa, que en cierto m odo sintetiza la historia de la A sociación en 23 años de sus actividades culturales y docentes. En cuanto a los números musicales, gracias a la amabilidad del Dr. Oscar J. Herz, nuestro ex-Presidente en el período 1963/1964, la A so­ ciación fue honrada con la primicia de las muy deliciosas piezas que él compuso, ejecutadas por primera vez en público en esa ocasión, mere­ ciendo nutridos aplausos del auditorio que de manera entusiasta pidió su presencia en el proscenio para repetir su sincera satisfacción y aprecio. Las palabras del Prof. Rhazés Hernández López, que precedieron a la ejecución musical, además de referirse a la sensibilidad creadora del com positor Dr. Herz, destacaron los méritos de sus creaciones musicales para piano y para el cuarteto de arcos, que de seguidas habían de estrenarse. En cuanto la conferencia pronunciada por el distinguido geólogo, Dr. Guillermo Zuloaga, referente a las exploraciones de Alejandro de Hum­ boldt en Venezuela, ilustrada con numerosas proyecciones de mapas y paisajes geográficos, com o también de retratos del Sabio y otros objetos de interés, constituyó una pieza sumamente didáctica, hábilmente desa­ rrollada por el docto conferencista sobre un tema que ha estudiado muy a fondo y domina a cabalidad. Como es de suponer, los oyentes le prodigaron un caluroso y merecido aplauso. Palabras del Dr. Antonio J. Anzola Carrillo, Presidente de la Asociación Cultural Humboldt. E ra el año 1949. No había tran scu rrido un quinquenio desde la capitulación, sin condiciones, que puso fin a la Segunda G uerra Mundial. Alem ania vencida, desolada, arruinada, agó­ nica, apenas comenzaba, con el nombre de República Federal de Alem ania, la hercúlea tarea de la reconstrucción. Todavía eran m irados con recelo los países, instituciones o personas que dejaban ver su sim patía por la nación que estaba pagando con la derrota — decían— su orgulloso anhelo de hegem onía mundial. Pero hay algo, y así lo dem uestra la historia, que pervive de un pueblo a pesar de su infortunio o decadencia : la cultura. En el caso que nos ocupa, el v ig or de la cultura alemana ha sido indiscutible. Dentro de este últim o concepto el Dr. J. I. Baldó, eminente tisiòlogo y sanitarista venezolano, m aestro en su especialidad de muchas generaciones m édicas; y adm irador de la ciencia, de la m úsica y del arte, en general, alemanes, con los cuales había estado en estrecha vinculación durante su perm anencia 148 de años en un centro médico europeo, de habla alemana, había concebido, desde hacía algunos años, la idea de que se creara entre nosotros una institución cultural, ajena de “ toda m ani­ festación o intervención de carácter político” , con el objeto de “ difu n dir en Venezuela la cultura germ ana en sus aspectos cien tífico, literario y artístico” . En este sentido había hablado insistentem ente con personas de im portancia, venezolanas y alemanas, sobre su proyecto, que fu e, en verdad, del agrado de todos. E ncontró Baldó, de modo fácil, con quien poner por obra la idea, en su gran am igo el profesor R u dolf J a ffé . J a ffé había ve­ nido de Alem ania contratado, a instancias de Baldó por la Poli­ clínica Caracas, para enseñar en esta ciudad anatom ía patoló­ gica, m ateria de la cual era p rofesor notable desde su actuación de muchos años en el hospital “ La Charité” de Berlín, y contaba ya alrededor de trece años de m eritoria actuación científica, técnica y docente, en el H ospital V argas. Y ambos se dieron con entusiasm o y actividad al trab ajo de fu ndar la institución. Entre Venezuela y Alem ania las relaciones diplom áticas. aún no se habían restablecido Baldó invitó por circular a su casa a un gru po de 25 venezo­ lanos y 25 alemanes con el señalado fin . Y el 22 de ju n io de 1949 quedó establecida la A sociación Cultural Hum boldt mediante la firm a del A C T A C O N S T IT U T IV A por 26 Miem­ bros Fundadores, otorgantes de la misma. En ese año se cum plía el bicentenario del nacim iento de Goethe (1749-1832) y el sesquicentenario de la llegada a Cumaná del Barón A lejan d ro H um boldt (1769-1859). Se escogió el nombre de Hum boldt para la A sociación que se creaba por el evidente argum ento de ser éste bien conocido y recordado en Venezuela donde pasó 16 meses — de ju lio de 1799 a noviem bre de 1800— de intensa, inmensa y fru c tífe r a labor de naturalista y de geólogo que, unida a sus trab ajos en otros países del conti­ nente de Colón, valiéronle merecidam ente el título de “ des­ cubridor cien tifico de la A m érica” . La prim era Junta D irectiva estuvo form ada por J. I. Baldó, como presidente; Dr. Edo. Rohl, vicepresidente; Dr. Carlos Guinand, tesorero; Dr. Carlos O ttolina, secretario; y vocales los doctores José L oreto A rism endi y R u d olf J a ffé y el señor Ramón Díaz Sánchez. Com isarios los señores T eófilo Sánchez H urtado y Edo. Sieblesz. Con sobra de razón la A C H rindió hom enaje de reconocim iento y sim patía a Baldó y J a ffé en acto realizado el 21 de ju n io de 1966, en el que ambos recibieron diplomas de M iembros H ono­ rarios. Y es que para ese momento la A sociación que en sus prim eros años había sido portátil, pues sus miembros reunianse unas veces en casa de Baldó o en su Consultorio; otras casa de J a ffé , de José Loreto Arism endi, de Edo. Rohl, de Criollo Rivas, contaba ahora con un buen local, el de Campo A leg re que reem plazó con ven taja al prim ero de la Calle de La Iglesia, en Sabana G rande; tenía una biblioteca organizada; se habían increm entado las conferencias, los conciertos, las expo­ siciones y las películas de carácter cultural; seguían viniendo 149 a Venezuela personas sobresalientes de la cultura alem ana; el profesor G erardo D om agk, Prem io Nobel de M edicina, había sido la prim era de ellas. Las clases de alemán se habían tecn ificad o y m etodizado desde que se hizo efectiv o el contrato, en 1963, con el Goethe Institut de M unich que tiene por fin p rincipal la enseñanza del idiom a alemán en todo el mundo. Y habia aparecido el prim er Boletín de la A sociación, logro de la Comisión E ditora que preside nuestro form idable con ­ socio fundador, el antropólogo W a lter Dupouy. El Boletín es, a no dudarlo, como un film e docum ental en el que quedan im presos p ara la historia de la A sociación las C rónicas o anales de cuanto en ella ocurre. Y es mano tendida a nuestras relaciones hechas y por hacer dentro y fu e ra del país. El 22 de ju n io de 1964 se habían celebrado los quince años de la Asociación. En una palabra, se estaban realizando los fines pa ra los que había sido creada, de acuerdo con lo esta­ blecido en sus Estatutos, elaborados por cierto, por un ex­ presidente de la A sociación, el D r. José Loreto Arism endi. Según mi modo de dem arcarlas, se habían cum plido tres eta­ pas de su desarrollo: la prim era, desde sus pasos iniciales en 1949, hasta la adquisición del local en 1953; la segunda, desde entonces hasta el contrato con el Goethe Institut en 1963; y la tercera, que empieza con la publicación del B oletín en 1965. Es de ju sticia recordar que antes de la llegada del prim er enviado del Goethe Institut se daban en nuestro Centro g r a ­ tuitam ente, clases de alemán. A la prim era profesora Sra. D ora de O lbrich, en gesto de gratitud y singular aprecio por su trab ajo desinteresado y valioso, su afecto a la A sociación y su asiduidad en la asistencia a sus diferentes actos, se le ha conferido desde 1953 el diplom a de M iembro H onorario. De acuerdo con el art. 4 de los E statutos, se establecieron dependencias o Capítulos de la Asociación en M aracaibo en 1967 y en Mérida en 1968, lo que alarga sus brazos en el territorio de la R epública y dilata visiblem ente su acción cultural. E sta acción ha venido extendiéndose desde la fu ndación de la Humboldt, pues hoy es d ifícil encontrar una universidad, un colegio, un instituto pedagógico o cien tífico o literario o artís­ tico capitalinos u otros muchos sim ilares del Interior, así como medios de com unicación social, con los cuales no se mantengan las m ejores relaciones en pro de la cultura. De la cultura que se trata de salvar de la crisis que actualmente padecen todas las cosas, fenóm eno del mundo m oderno en tran ce de subyu­ gación por el maquinismo. H ay, además, en esta casa, servicios de discoteca, pinacoteca y de in form ación sobre estudios en Alem ania y tram itación de las becas del Servicio de Intercam bio Académ ico Alem án. Las conferencias se han clasificado en varios ciclos: a ) V e­ nezuela, su historia y los alem anes; b) Temas de la Venezuela contem poránea; c) La Ciencia y N uestro M undo; d ) A le­ m ania: Hablan representantes de la vida cultural y científica de Alem ania. 150 En 1969 hubo la conm em oración solemne del X X aniversario, coincidente con el bicentenario del natalicio de Humboldt. Una comisión editora especial se ocupó de la im presión de “ V ene­ zuela de hace un siglo” , precioso álbum de acuarelas del pintor alemán Antón G oering (1836-1905). En el día presente, después de m ucha lucha y tratando de superar las dificultades económ icas que nunca han faltad o a la A sociación, es m otivo de reg ocijo verla instalada en este local más espacioso y cóm odo y adecuado a sus funciones. Y por añadidura — cosa de la suerte— , con frente a una avenida que tiene el nom bre inolvidable de un representante de la h istoria universal de la cu ltu ra: Leonardo de Vinci. O jalá la A sociación tenga también la suerte de que un M ecenas hiciera p a rtir la próxim a etapa de la posesión de una sede permanente, con terreno y arquitectura propios, que la p ro­ yectara de modo estable y defin itivo en el área que le corres­ ponde de las relaciones culturales germ ano-venezolanas. A sociación de ya veintitrés años casi cumplidos, la nuestra ha sido presidida por J. I. Baldó, R u dolf J a ffé , Edo. Rohl, José Loreto Arism endi, Luis T eófilo Núñez, Julio Criollo Rivas, A tilio Brillem bourg, Ernesto Blohm , O scar Herz, Juan Feo. Stolk, W a lter Dupouy, D irk B ornhorst y Eugenio De Bellard Pietri. A lgunos de ellos han m uerto ya. H asta ellos lleguen en el seno de la tierra o de Dios donde reposen, nuestras adm irativas y confraternales mem orias. A los otros, a quienes constituyeron ju n tas directivas con los presidentes con quienes com parten las responsabilidades de la g estión ; a los 400 con­ socios que nos acompañan de cerca o de lejos; a los dos, que han sido Docentes y D irectores de la Asociación, señores Niese y Reinstrom , enviados del Goethe Institut, cuya in fatigable y rendidora labor hemos aplaudido siem pre; así como al personal de secretaría y otros servidores, las más emocionadas gracias y la exhortación a continuar en la obra con igual entusiasmo. Saber seguir, según un célebre pensador español, equivale a saber guiar. Por fin , nuestro agradecim iento a los socios protectores y a las entidades benefactoras o contribuyentes sin cuyos gene­ rosos aportes no hubiera podido alcanzar la Asociación el grado actual de desarrollo ni hubiera sido posible la publicación de su Boletín, ni la em prendida de obras venezolanistas. A m igos m íos: “ Es muy fá cil pensar. Obrar es muy difícil. Y obrar según nuestro pensamiento es lo más difícil del m undo” . Con esta oración de Goethe doy térm ino a mi alocución pre­ sidencial, m ovida por la intención de producir en ustedes, co­ mo se ha producido en m í mismo, la alegría de contem plar cómo la semilla de Baldó y J a ffé y demás fundadores es hoy árbol robusto de cultura, cuyas ram as alcanzan hasta lugares muy distantes de donde fue sembrado. SERA CREADO EN CARIPE EL MUSEO “ HUM BOLDT” El Profesor Eduardo Lira Espejo, Director de Relaciones Internacionales del Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (IN C IB A ), ha inform ado a la prensa que será creado el Museo “ Humboldt” en la población de m Caripe, Estado Monagas, población relativamente cercana a la famosa Cueva del Guácharo, que Humboldt exploró y dio a conocer del mundo científico europeo. El proyectado museo n o sólo será un homenaje más de reconocimiento que Venezuela rendirá al Sabio, sino que tendrá, com o explicó el Prof. Lira Espejo, una finalidad didáctica, tanto para quienes con especial interés visitarán la zona caripense y su colosal y extraordinariamente her­ mosa cueva, com o para la prom oción turística que ese monumento espeleológico natural constituye entre las maravillas que posee Venezuela. El Prof. Abdén Ramón Lancini, Director del Museo de Ciencias Natu­ rales de Caracas y uno de los acreditados conocedores de la vida de Humboldt y quien colaborará en el proyecto del Museo “ Humboldt” , ofreció contribuir a la meritoria obra con el vasto material bibliográfico y fotográfico de interés humboldtiano que posee y que sin duda enri­ quecerá los fondos didácticos del nuevo instituto. LA R U T A DE HUM BOLDT POR EL RIO NEGRO Y EL CASIQU IARE El antes m encionado Prof. Lancini, Director del Museo de Ciencias Naturales, quien en otras ocasiones ha dictado conferencias en nuestro auditorio sobre las culebras de Venezuela — su especialidad es la Herpetología y es una autoridad en ofidios— realizó una expedición científica por los ríos Negro y Casiquiare, siguiendo la ruta de Humboldt, con el objeto de efectuar coleccionamientos zoológicos y estudiar el estado de esos ríos y sus paisajes geográficos para conocer su actual condición en comparación con las descripciones de Humboldt de principios del siglo X IX . Los resultados de sus investigaciones los dio a conocer en su conferencia, por de más interesante, ilustrada con numerosas diapositivas, pronunciada el 4 de agosto de 1972 en el auditorio del Museo de Ciencias Naturales. Como amable colaborador de nuestra A sociación, el Prof. Lancini disertó también en nuestra sede el 14 de noviembre de 1972, sobre su “ Expedi­ ción al Casiquiare” , también profusamente ilustrada. Ambas disertacio­ nes merecieron el mayor interés por parte de los numerosos oyentes que concurrieron a esos actos, ávidos de conocer las características de la hermosa región selvática del país. 152 TERCER ESCALAM IENTO A L PICO HUMBOLDT EN M ERIDA El P ico Humboldt, en la Sierra Nevada de Mérida, Estado Mérida, Venezuela, fue escalado por tercera vez. Su altitud sobre el nivel del mar es de 4.942 metros, es el segundo pico más alto de Venezuela, que tiene en su cumbre nieves perpetuas. La primera escalada fue llevada a cabo en 1966 por los “ alpinistas” doctor Charles Brewer com o director y un grupo de jóvenes estudiantes “ Bomberos Voluntarios” de la Universidad Central de Venezuela, quienes se acreditaron con esta proeza la prim icia de alcanzar esa cumbre virgen basta entonces. La segunda escalada la realizaron los jóvenes Jorge Burguera y Ramón Avendaño, miembros del Club Andino Venezolano y Eduardo Lacour miembro del Centro Excursionista Universitario de la Universidad Cen­ tral de Venezuela. Realizaron la proeza en agosto de 1968. Tenemos entendido que el joven Burguera, en una excursión posterior a la Sierra Nevada, se desprendió de un risco pereciendo en el fondo del abismo, accidente muy de lamentar pues que tronchó la vida del joven veinteañero, estudiante de Ingeniería en la Universidad de Los Andes. La tercera escalada la realizaron cinco universitarios de la citada Uni­ versidad emeritense. miembros del Centro de Rescate "D om in go Peña’ de Mérida, Rafael Monasterios, Leonidas Prieto, Ibrahim López, Oscar Chaparro y Rufo Casanova, proeza que culminaron a mediados de agosto de 1972. Aunque siguieron las rutas marcadas por sus antecesores, se valieron de algunos desvíos que les permitieron acortar el tiempo de la ascensión. Registramos esta noticia por tratarse del Pico Humboldt, de muy difícil acceso, especialmente por la vertiente Este, que fue la utilizada por el grupo de jóvenes andinistas. 153 OBITUARIO Prof. Dr. W erner T etzlaff 1909 -1973 Por W a l t e r D upouy Aunque el contenido del presente BOLETIN N° 8 corresponde al año 1972, es decir, el año anterior al de su impresión y circulación, c o ­ mo es la costumbre, la Junta D i­ rectiva acordó que, no obstante esa norma, se incluyese en la presente entrega este obituario con el objeto de no demorar la luctuosa in for­ m ación que en él damos a conocer. Se trata de que el 18 de julio de 1973, ocurrió en Maracaibo el muy sentido deceso del señor Profesor Dr. W erner Tetzlaff, quien en vida fue el fundador y primer Presi­ dente del Capítulo de M aracaibo de la A sociación Cultural Humboldt y un distinguido catedrático de la Universidad del Zulia. Nació el Dr. Werner Tetzlaff el 29 de setiembre de 1909 en Solingen, Alemania, h ijo del reverendo Pastor Karl Tetzlaff y de Doña Clara Buchenau de Tetzlaff, esta última pianista de nota, a cuyo espíritu artís­ tico y densa cultura musical se debió el que sus cuatro hijos, de los cuales Werner era el tercero, crecieran con ese mismo espíritu artístico y adquiriesen una sólida cultura musical. Y aunque de los tres hermanos, C erner no manifestó al principio interés en la música, terminó siendo, por propios esfuerzos, un violinista cabal. No obstante, el joven Tetzlaff se interesó profundamente también en la ingeniería, cuyos estudios cursó primero en Hannover y después en Mün­ chen, donde se graduó de ingeniero, iniciándose com o profesional en la afamada fábrica Deutz en Colonia. Dotado de singular talento, no tardó el joven ingeniero en realizar ciertos inventos que indujeron a la fábrica 157 Mercedes-Benz a emplearlo en su departamento de investigación en Stuttgart-Untertíirkheim. Fue en Stuttgart donde contrajo matrimonio con Doña Clarita de Tetzlaff. Ese mismo año obtuvo un cargo en la Escuela Técnica Superior de Hannover donde, junto al Dr. Neumann, obtuvo el título de Doctor en Ingeniería. Durante la guerra permaneció en Hannover, por haber sido cedulado com o “ indispensable” y a pesar de que el fam oso físico espacial Wernher von Braun procuró atraérselo a Usedom, el Dr. Tetzlaff prefirió quedarse en su ambiente de trabajo de Hannover. Después de la guerra y ante la incierta situación que siguió a la hecatombe, se trasladaron los esposos Tetzlaff, a quienes les nació una hija en 1939, a la Selva Negra donde residía la madre de Doña Clarita. En 1948 les fue posible, por sus nexos de familia, trasladarse a Caracas y en enero de 1949, se establecieron finalmente en la ciudad de M aracaibo. Los primeros años de residencia allí fueron ciertamente duros, aunque el estimulante círculo musical con ­ tribuía a hacerles la vida amablemente variable. Tal llegó a ser el entu­ siasmo en las tenidas nocturnas particulares, que el Cuarteto de Cuerdas que form ó el Dr. Tetzlaff no tardó en presentarse al gran público, de suerte que cada primer jueves del mes ejecutaba en la Concha Acústica en la Plaza de la República, con entero éxito. También se organizaron conciertos que ejecutaron en algunas residencias, pero al aumentar el entusiasmo de los oyentes y su número, fue necesario realizar esos con ­ ciertos en el ambiente más espacioso de un club. Después reanudó el Dr. Tetzlaff su actividad profesional de ingeniero al ocupar un cargo donde la empresa del Sr. Gustavo Zingg, pasando a trabajar más tarde en la Cervecería Zulia, de la que se separó para trasladarse a San Cristóbal, Estado Táchira, donde se dedicó durante dos años a la enseñanza de violín y viola en la Academia de Música. En San Cristóbal form ó prontamente un Cuarteto de Cuerdas que realizó conciertos con toda regularidad. Pero el año 1953, pudo el Dr. Tetzlaff volver a ejercer su antigua p ro­ fesión de ingeniero, al ser nom brado profesor en la Universidad del Zulia. En el ejercicio de la docencia halló la más honda satisfacción durante los últimos 20 años de su vida, y sus discípulos hallaron en él un profesor no sólo altamente dotado sino también siempre dispuesto a ayudarlos con generosa franqueza. El año 1965 y por propia voluntad, solicitó y obtuvo el Dr. Tetzlaff la reválida en la Universidad Central de Venezuela, Caracas. Ese año dis­ frutó con su esposa del año sabático, en Alemania, su patria de origen, siendo ya Venezuela su patria adoptiva, pues había adquirido la nacio­ nalidad venezolana de manera absolutamente sincera. 138 En enero de 1973 correspondíale disfrutar nuevamente de un año sabá­ tico, pero hubo de ir posponiendo su proyectado viaje hasta fijarlo para el 1° de agosto último. Infortunadamente, una grave afección del nervio ciático deterioró su antes sano organismo. Vanos fueron los esfuerzos de la ciencia para salvarlo y el 18 de julio ocurrió su deceso. Aunque no tuvimos el privilegio de conocerlo personalmente, nos hemos constituido en voceros de la Junta Directiva y de los miembros de la A sociación Cultural Humboldt, entre quienes el Dr. Tetzlaff contaba con buenos y sinceros amigos, para expresar a su viuda Doña Clarita y demás familiares de su finado esposo la más sentida condolencia. La Facultad de Ingeniería de la Universidad del Zulia y el Rotary Club de Maracaibo publicaron sendos acuerdos de duelo, y nuestra Asociación Cultural Humboldt también manifestó públicamente su pesar en órganos de la prensa capitalina. En la Iglesia Evangélica de San Pablo en M ara­ caibo, se efectuaron los oficios religiosos el 19 de julio antes del acto del enterramiento. Llevó la palabra en esa solemnidad el Cónsul de la República Federal de Alemania en M aracaibo, señor Dr. Kurt Nagel von Jess, de las que transcribimos los siguientes conceptos que configuran la ejemplar personalidad del Ingeniero Dr. W erner Tetzlaff: “ Creo obligación del amigo despedir con mis palabras no sólo a un eminente profesor universitario guía de juventudes, a un científico, a un músico, a un esposo, a un padre, a un h ijo de pastor protestante que supo siempre cumplir con los postulados del Evangelio, sino también a un hombre sencillo y bueno, optimista, siempre sonriente, cordial; caba­ llero en todo sentido de la palabra, que supo com binar en su persona un conjunto de cualidades difícil de encontrar en este mundo de hoy, donde la disciplina, la corrección y la sencillez parecieran haber perdido su justo valor” . Expresamos también el pésame a nombre de nuestra Asociación y de su Junta Directiva, al Capítulo de M aracaibo que ha perdido en su fundador un asiduo y generoso colaborador. 1.59 Lista de M iem bros M IEM BRO S F U N D A D O R E S O TO R G A N TE S C O N S T IT U T IV A Baldó, Dr. José Ignacio J a ffé , Dr. R udolf Arism endi, Dr. José Loreto A tencio, Dr. Hum berto Blohm , Sr. Ernesto f Blohm , Sr. Henrique Brillem bourg, Dr. A tilio Criollo Rivas, Dr. Julio f Díaz Sánchez, Sr. Ramón f D egw itz, Dr. Guillermo Gathmann, Sr. Hans González Plaza, Dr. R afael f Guinand, Dr. Carlos f DEL ACTA Hartung, Dr. Enrique Hernández Sozaya, Dr. Guillermo f Hausz, Dr. Richard J. C. Márquez Reverón, Dr. Victorino Mendoza, Sr. Juan Simón Ottolina, Dr. Carlos f Pardo, Dr. Isaac J. Reverón, Sr. Carlos Enrique f Róhl, Dr. Eduardo f Roldán, Dr. Leoncio Jaso Soulés Baldó, Dr. Raúl W eiss, Dr. Franz f Zingg, Sr. Gustav f M IEM BROS FU N D A D O R E S A n gulo Ortega, Dr. A lberto A nzola Carrillo, Dr. Antonio J. Ball, Dr. R. R. f Barnola, Dr. José Behrens, Sr. A lfred o A. Behrens, Sr. Carlos Federico f Behrens hijo, Sr. Carlos Berthold, Dr. Günther Blaschitz, Sr. Carlos Bohnhorst, Sr. Erich Bornhorst, Sra. Julia Cohn, Sr. A lfred o t Conde Jahn, Dr. Franz Coronil, Dr. R. F. Cottón, Dr. Gustavo f D egw itz, Sr. Hermann f Dominici, Sra. Luisa de Dupouy, Sr. W alter Emden, Sra. Hanni Essig, Sr. Hans Fleury Cuello, Dr. Eduardo t Fries, Sr. Frederic Gabaldón Márquez, Dr. J. García A lvarez, Dr. Julio t Gathmann, Sr. A d olfo Gómez, Dr. Bernardo f González Rincones, Dr. Pedro Gunz, Dr. Joseph Hartung, Dr. M anfred Hauck, Sr. Ludw ig f Hausz, Sr. H erbert H edderich, Dr. Henrique Helm holz, Sr. H eriberto Hermann, Srta. Luise H errera Uslar, Sr. Reinaldo H erz, Dr. Oscar J. Heuer Lares, Sr. W erner Indorf, Dr. H. Iturbe, Dr. Juan f Iturbe, Dr. Pedro J a ffé, Sr. Erw in J a ffé, Sr. Helmut J a ffé, Dr. W erner Knoll, Sr. Phoebus K rogm ann, Sr. A lfred Kutz, Sr. W illi t 161 Landaeta Payares, Dr. H éctor f Layrisse, Dr. M iguel Lozano, Dr. Luis Machado Mendoza, Ing. Guillermo Machado M orales, Dr. G. Mendoza, Dr. Lorenzo A. f M ontem ayor, Sr. Roberto de f M üller-K arger, Dr. E dgar Núñez, Dr. Luis T eófilo O’ Dally, Dr. J. A. Olbrich, Sr. Juan Paul, Dr. Günther Paz, Dr. Otto Peltzer, Dr. Ernesto Pérez Carreño, Dr. M iguel t Pietri, Dr. A lejandro Popken, Sr. A d olfo f M IEM BROS DE LA Potenza, Dr. Leandro Raga, Dr. M iguel Ritter, Dr. H ugo Röhl, Sr. Juan Schubert, Sr. Carlos Stolk, Dr. Juan Francisco f Tovar, Dr. Guillermo Tovar Lange, Dr. Martin Tovar, hijo, Dr. Silvestre Vegas, Dr. Martin Vollm er, Sr. A lberto F. Vollm er, Sr. A lfred o f V ollm er, Sr. F ederico f W ächter, Sr. Hans von W ilschek, Sr. Max f W olf, Sr. Federico Y epes Santa M aría, Sr. Andrés A S O C IA C IO N H O N O R A R IO S Baldó, Dr. José Ignacio Blohm, Sr. Ernesto f Herz, Dr. Oscar J. Humboldt, Baron Bernhard von J a ffé, P rof. Dr. R u dolf Olbrich, Sra. D ora de Schubert, Sr. Carlos CULTURAL H U M BO LD T * L itog ra fía T ecnocolor, S. A. M eyer-Prod. Terapéuticos, S. A. Mobil Oil Com pany de Venezuela SACCO Sociedad Anónim a de Crédito y Com ercio Siemens, S. A. Volksw agen Interam ericana S U S C R IT O R E S ( E n t i d a d e s ) V I T A L IC IO S A lvarenga, Dr. Antonio Arism endi, Dr. José Loreto Bornhorst, Arq. Dirk Knoll, Sr. Phoebus M endoza Fleury, Sr. Juan S. Tam ayo Rivero, Sr. Eduardo Vollm er, Sr. A lberto Vollm er, Sra. Aenne PROTECTORES Blohm, Sr. Jorge Gerbes Izaguirre, Sr. A lfred o H oogesteyn, Sr. Jan Steinvoi’th, Sr. Guido PROTECTORES (E ntida des) C orporación Venezolana del M otor Ferrum C. A. Fundación Creole Fundación Venezolano-A lem ana Colegio Humboldt * A cadem y La Castellana Ag-fa-Gevaer de Venezuela, S. A. A rs Publicidad, S. A. C. A. Tabacalera Nacional Comeca, S. A. Constructora G raf, C. A. Eternit Venezolana, S. A. Exquisiteces F risco, C. A. Lufthansa Líneas A éreas Alem anas M erck-C ofasa, S. A. Rom aca - Rodam ientos y Maquinarias, C. A. Rovenca - Roth de Venezuela, C. A. Taller de Arq. B ornhorst-N euberger Tele Norma, C. A. T oven ca-T opfligh t de Venez., C. A. U nifot, C. A. W aveca, C. A. S U S C R IT O R E S C O R R E S P O N D IE N T E S D aw idow icz, Sr. Simón Daro La presente lista g en eral de m iem bros co rre s p o n d e a o c tu b r e ¡62 de 1973. S U S C R IT O R E S A carregui, Sta. María B. A gram onte, Sr. José Ignacio A lvarez Chacin, Dr. Francisco Anzola Carrillo, Dr. Antonio A risteguieta Gram cko, Dr. A d olfo Aue, Sra. A ngelika D oren dorf de Aue, Sr. Eberhard Babczynski, Sra. Elisa de Babó Reuss, Dr. A m érico Bachmann, Sr. Carlos E. Baldó, Sra. Josefina A . de Baldó Casanova, Dr. Lucio Ball hijo, Dr. Ricardo Barnola, Dr. José Barrink-Baert, Sra. Johanna B aum gartner, Sr. W erner Behrens, Sr. A lfred o A. Berckenm eyer, Sr. Johann H. B erger, Dr. Carlos Berger, Dr. Hans Beyer Camp, Dr. H elm ut K. Bez, Dr. Rolando Blaschitz, Ing. Bernardo Blaschitz, Sr. Carlos Blohm, Dr. A lfred o Blohm, Sr. Christoph Blohm, Sra. Em ily de Blohm, Sr. Henrik Blohm, Sr. Henrique Boetticher v. Puttkam er, Sr. K. Bornhorst, Sra. Julia Brando Paz, Arq. Carlos Brandt, Sr. Gerhard Braun, Dr. Peter Brenner, Sra. M argarita Brenzel, Sr. M ax F. Breuer, Dr. John Peter Breuer, Dr. John Peter B rillem bourg, Dr. A tilio B rillem bourg, Dr. Dario Brücker, Sr. J. Jorge Brücker, Sr. Anton Bruni-Celli, Dr. Bias Bustamante, Sr. René Caballero, Srta. Isabel M. Carrillo, Ing. Francisco Couret, Dr. Pierre Cram er Baldó, Sr. K arl D. Craushaar, Sr. W o lff von De A rm as M irabal, Dr. Julio De Bellard Pietri, Dr. Eugenio De Fina Torraca, Dr. Mario De Fries, Sr. Federico De la Vara, Sr. Enrique D elgado Blanco, Dr. Juan De V eer Englert, Sr. A lberto Diekmann, Sr. Oluf Dinter, Dr. Ladislao D om inici, Sra. Luisa de Dozsa, Sr. Zsigm ond von Dupouy, Sr. W alter E bersberg, Sr. Florian E isig, Dr. Helmut R. E itz van Beck, Ing. W o lf Elschnig, Ing. H anns-Dieter E ssig, Dr. Hans Estrada, Sr. Ernesto Fahnert, Sr. Heinrich Fahrenberg, Sr. Carlos F. Fehrenbacher, Sr. W alter Fischer, Sr. Günter Fischer, Ing. Hans Franzius, Sr. Hans Heinrich Friedei, Sr. Uwe Fuhrm eister, Sr. K arl Friedrich Gamboa, Dr. H elly A. Gathmann, Sr. A dolfo Gathmann, Sr. Hans N. Genger U., Sr. A lfons Goetz, Dipl. Ing. Klaus Goetz, Dra. Inga Steinvorth de Goldschmidt, Sra. Ilse J a ffé de Gómez Sánchez, Dr. Germán J. González M artínez, Dr. César Grases, Dr. Pedro Guinand Baldó, Dr. Carlos A. Gunz, Sr. Ernst H. H adam ovsky, Dr. Joaquín H ägeli, Sra. Ursula Hahn, Sr. Hans Harm s, Sr. W olfg a n g H artkopf, Sr. Erich F. Hauck, Sr. Carlos Hauck, Sr. Ivor Haussmann, Dr. W alter Hausz, Dr. Richard J. C. Hedderich, Dr. Henrique Hedderich Arism endi, Sr. J. A. H erbig, Dr. E gon Hernández López, P rof. Rhazés Herold Behrends, Srta. In geborg H errera U slar, Sr. Reinaldo H ertz, Sr. Günther Herz, Dr. W erner Heuer Lares, Sr. W erner 163 H eufer, Ing. Klaus F. H eyer, Sr. Ulrich Hille, Ing. Oskar E. H offm ann, Sr. Hans Hollander, Sr. A lfred o Huizi A gu iar, Sr. Luis F. Igler, Sra. Francisca T. de In dorf, Dr. H. Ioannidis, Sr. Ioannis Irvin g Jahn, Sr. Ricardo A. J a ffé, Sr. Erw in J a ffé, Sr. Helm ut J a ffé, Dr. W erner Jencquel, Sr. Jacob Jencquel, Sr. Oscar H. Junghan, Sr. A lfred Junkers, Ing. Günter Jurewitz Grauss, Sr. Gerd Kam nitzer, Sr. M iguel K auffm ann, Sr. Carlos Kent, Sr. John Kisselbach, Sr. Arno Kisterm ann, Sr. Reinhard Klaua, A rq. K arl Heinz Klein, Dr. Marvin K olbe Joesting, Sr. Hans W. K richm ar, Sr. Jaime G. K rogm ann, Sr. A lfred o Krohn, Sra. Em ita de K rueger, Sr. A xel K rueger, Sr. Ekkehard Lefeld M artinez, Sr. Fritz Lehmann, Sr. Burkhard Lem bcke, Sr. Carl H. Lenz, Sr. Gerardo Leo W iese, Sr. G. H. Lerbs, Sr. Erich Lobo Castellanos, Dr. Oscar Lohner, Sr. M ax Christian Loreto Hernández, Dr. Luis Lozada, Sra. A licia de Lozano Gómez, Dr. Luis Lücken, Sra. Maria von Luzuriaga N avarro, Dr. Carlos M aedler-K ron, Sr. Joachim M aekelt, Dr. A lberto M aiweg, Sr. Federico M alvet, Sr. Herman Manns, Sr. Günter M atthies, Sr. Roland M árquez-García, Dr. Abdelkader M árquez-Reverón, Dr. V ictorino 164 M aury, Sr. Ernesto J. M eiser, Ing. Martin M eller, Dr. Peter M elich Orsini, Dr. José Mendoza, Sr. Eugenio Mendoza G oiticoa, Sr. Lope Mesquida, Sra. Maria M eyer, Sr. Claus H. M eyer, Sr. K arl M olnar, Dr. E rico G. M oller Bruhns, Sr. W erner M ontes de Oca, Dr. Israel M orón, Dr. Guillermo M orón, Dr. Julio César M osco, Sra. Elsa Blank Mueller, Sr. C. H. M üller, Sra. Ilse de M üller-K arger, Sra. E lfriede Muñoz Mirabal, Sr. Jesús Neuberger, Arq. Pedro N orrm ann, Sr. Fred Núñez, Dr. Luis T eófilo Núñez Villaverde, Sr. Eduardo Nutt, Sr. Heinrich Olbrich, Sr. Juan Pacheco Santana, Arq. R icardo Palhazy, Dr. Albin Pardo, Dr. Isaac J. Peltzer, Dr. Ernesto Petersen, Sr. Hans A. Pim entel, Dr. Enrique Poliak, Dr. G eorges Popper, Sr. F ederico Puell, Dipl. Ing. Heinz Raga, Dr. M iguel Rath, Sr. Hans Reinstrom , Sr. Hinrich R. R en gifo, Sr. Carlos A lberto Richter, Ing. Hans J. Riehl, Sr. A lberto Riehl, Sr. Ernesto R itter Jiménez, Dr. José Robles Piquer, Dr. Eduardo Roche, Dr. M arcel Rodríguez, Dr. César R odríguez A zpúrua, Dr. Elias Röhl, Sr. Juan Rohm er, Sr. Carl Heinz Röm er, Sr. Oscar Rom m el, Srta. Use R osenberg, Sr. Kai Rosenfeldt, Sr. A rtu ro C. Rötter, Sr. R odolfo Ruiz M adriz, Arq. José A. Ryll, Sra. Blanka de Salvi S ifontes; Sr. A d olfo Sandor, Dr. Tibor Santander, Dr. R afael Scanzoni, Sr. O laf von Scherzer, Ing. Günter Schlee-Ternow , Ing. George Schlüter, Srta. Gertrud Schmider, Sr. Klaus Schmidt, Sra. Gertrud L. de Schm itz, Sr. Oscar Schneider, Dr. M iguel Schnell Behrens, Sr. Oscar Schnoegas, Sr. Edmundo Schubert, Dr. Carlos Schuckmann, Sr. S iegfried von Schumann, Sr. Franz Sengenberger, Sr. N orbert Simón, Sra. Gertrud Sthamer, Sr. O tto-Friedrich Sterling, Sr. H ugo L. Stern, Dr. Curt Max Stöckling, Dr. K urt Stum pf, Dr. W alter Suárez, Sr. V íctor M. Tattar, Sr. A lberto T er H orst, Dipl. Ing. Otto Thol, Sr. Heinz Thomsen, Ing. Soenke Thys Blohm , Sr. R u dolf Tillich B., Sr. G eorg Tillmanns, Sr. Klaus Peter Todtmann, Sr. Oskar Todtmann, Sr. Richard Travieso, Dr. Carlos Trebbau M., Dr. Pedro Urbaneja, Dr. Luis Felipe Valentiner, Dr. Guillermo Valentiner, Sr. Harald Valentiner, Sr. W ally Van Aaarsen, Sra. Elisabeth Van Dam Van Beever, Dr. Luis Vanegas-Fischbaeh, Dr. Horacio Vareschi, P rof. Dr. Volkm ar Vetter, Dr. Reiner W ächter, Sr. Federico Carlos von W ächter, Sr. Hans von W ächter, Sr. K aspar von W agner, Dipl. Ing. W ilhelm W agner-M anslau, Ing. Ulrich W ahlert, Sr. Ekhard von W alther-W eisbeck, Sr. Ulrich W antzelius, Sr. Otto W erner, Sr. Peter Wesemann W ., Sr. K urt F. W. W iedebach, Dr. Alexander W ielen, Sr. H ans-D ieter van der W illim , Sr. Joachim W ilschek, Sra. Edith de W im m el, Dr. Carl-M anuel W im m er, Sr. Carolus W olf, Sr. Federico Y epes Santa María, Sr .Andrés Zawisza, Arq. Leszek C A P IT U L O M A R A C A IB O Auvert, Sr. Enrique Barnard, Sr. John F. Belloso, Sr. Manuel Belloso, Sra. M ercedes Bermudez de Beuringer, Sr. Enrique Leonardo B orjas Rom ero, Dr. Antonio Bor jas Sánchez, Dr. José Antonio Briner, Sr. Hans Burger, Sra. Irm gard Gerber de Büsing, Sr. W illy D ’Em paire, Sr. Oscar F ejervary, Sr. Zsolt von Frankow sky, P rof. M agda González, Sra. Ilona de H ernández D ’Em paire, Dr. José Iturbe, Dr. Pedro Joanid, Ing. Pedro K laebisch, Sra. H erm a de Klaebisch, Sra. Irm gard Krohn, Sra. Ilse Kugler, P rof. Saía Lindner, Sr. Paul I.übbers, Sr. R udolf Lutz, Ing. Karl M einhardt, Sr. H ugo 0 . M ejia V argas, Dr. Hum berto M eyer-Delius, Dr. Joachim Montes, Sr. Hugo A. Nagel, Sra. Carmen Reinhold, Srta. Bárbara Shanz, Sr. Theodor Schmidt, Sra. Elinor de Stau ffer, Ing. Julio Stuyt-P rotat, Sr. John 165 T etzlaff, Dr. W erner Tidow, Sr. Pastor Federico Tredunlo, P rof. José W olf, Ing. Jürgen Zivoglou, Sra. Juana de S U S C R IT O R E S (E ntida des) Club de Leones de M aracaibo G ra ficolor, C. A. C A PITU LO M ERID A Aguilar, Dr. Manuel Betancourt A., Sr. Leopoldo Briceño M., Ing. José Claverie R., Ing. Carlos Dávila Celis, Dr. Eloy Delgado, Dr. Héctor Díaz, Sr. Antonio Miguel Duque S., Srta. Belkis Eichler, Dr. A rturo Encinpza J., Dr. Oscar Estévez, Dr. Raúl Estrada, Sr. Joaquín Finol U., Ing. Hernán Gabaldón Parra, Dr. Augusto García L., Dr. José V. Goetze, P rof. Raimundo Guillén, Sra. Maria A . S. de Hartung, Dr. M anfred Hernández Zuleta, Dr. R afael A. H oeger P., Sr. Heinz Dieter Holm quist, Dr. Ricardo Inglessis, Dr. George •/ellinek, Dr. M ario R. E. Joschko, Rev. Padre Francisco Jürgenson, Sr. Osvaldo Kleisst, Dr. Ekkehard 166 K och, Dr. W alther López A gu ilar, Ing. Jesús Maria López-Palacios, Rev. Padre Santiago Lozada, Doña A licia de M arciales, Dr. M iguel Miliani, Arq. M arco J. Moneada Reyes, Dr. Francisco Mora, Ing. Juan José Ocariz, Dr. José Palausch, Dra. Ottilia Rada-Fangher, Dr. Rem y G. Rodríguez, P rof. H éctor Rodríguez-O rtiz, Dr. Isidoro Rom anovich, Dr. Jorge Rom ero G., Dr. Oswaldo Salazar G., Dr. Richard W. Salfelder, Dr. Karlhans Tablante Garrido, Sr. P. N. U subillaga, Ing. A lfred o N. U zcátegui B., Dr. A. J. V etencourt S., Dr. Servio V iloria Díaz, Ing. R afael E. W icke, Sra. Ernes R. de W icke R a ffler, Dipl. Ing. Achim W icke R a ffler, Sr. M iguel Advertencia EL BOLETIN de la A sociación Cultural Humboldt no se hace solidario de las ideas que emitan los autores en sus artículos. No se devuelven originales. Los artículos que aparezcan en el BOLETIN de la A.C.H. pueden ser reproducidos siem pre que se indique su procedencia, y con la obligación de enviar a la A sociación Cultural Humboldt, Apartado 60.501 Chacao, Caracas 106, Venezuela, dos ejemplares de la publicación que los repro­ duzca. EL BOLETIN de la A.C.H. desea establecer el canje con publicaciones nacionales y extranjeras que serían destinadas a la Biblioteca de la Asociación. EDITORIAL A R T E/C A R A C A S