Resolución de la prueba

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ANDALUCÍA
Índice
Modelo 4 de 2007
Modelo 1 de 2006
Modelo 1 de 2005
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Información extraída de la página web de la Consejería de Innovación,
Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía:
http://www.distritounicoandaluz.cica.es
Criterios generales:
– Se valorarán el conocimiento de las fuentes, los acontecimientos,
grandes etapas, procesos relevantes, hechos significativos
de la historia de España y su cronología.
– Se valorarán la correcta expresión, la calidad de los análisis de
relaciones, conocimiento de características evolutivas, rasgos
definitorios, causas, identificaciones y descripciones de nuestras
principales formas históricas.
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Enunciado de la prueba
(Modelo 4 de 2007)
Instrucciones:
a) Duración 1 hora y 30 minutos.
b) Ha de elegir uno de los bloques y, dentro de él, una opción.
c) La prueba consiste en la elaboración de una composición relacionada
con la información proporcionada en el documento que se le presenta. En dicha
composición deberán integrarse los conocimientos sobre el tema y la información
facilitada en ese documento.
d) La prueba se valorará de 0 a 10 puntos atendiendo a los siguientes criterios:
el conocimiento de los hechos se valorará entre 0 y 5 puntos; la calidad interpretativa
entre 0 y 5 puntos.
Opción
Bloque I
A
Realice una composición sobre La restauración del absolutismo e intentos liberales durante
el reinado de Fernando VII, a partir del siguiente documento:
«[…] declaro que mi real ánimo es no solo no jurar ni acceder a dicha Constitución ni a decreto
alguno de las Cortes Generales y extraordinarias, y de las ordinarias actualmente abiertas, a saber
los que sean depresivos de los derechos y prerrogativas de mi soberanía, establecidas por la Constitución y las leyes en que de largo tiempo ha vivido, sino el de declarar aquella Constitución y tales
decretos nulos y sin ningún valor y efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubieran pasado
jamás tales actos, y se quitasen de en medio del tiempo alguno, y sin obligación en mis pueblos
y súbditos, de cualquier clase y condición, a cumplirlos ni guardarlos […]. Que así es mi voluntad,
por exigirlo así el bien y la felicidad de la nación».
Yo el Rey Fernando VII. Valencia, 4 de mayo de 1814.
Opción
B
Realice una composición sobre El liberalismo durante el reinado de Isabel II, a partir
del análisis del siguiente documento:
«Doña Isabel II, por la gracia de Dios y de la Constitución de la Monarquía española, Reina de las
Españas […] hemos venido, en unión y de acuerdo con las Cortes actualmente reunidas, en decretar y sancionar la siguiente Constitución.
Art. 2, 4, 5, 7, 9, 12, 13. Idénticos a la Constitución de 1837.
Art. 11. La religión de la Nación española es la Católica, Apostólica, Romana. El Estado se obliga a
mantener el culto y sus ministros.
Art. 14. El número de senadores es limitado; su nombramiento pertenece al Rey.
Art. 15. Solo podrán ser nombrados senadores los españoles que, además de tener treinta años
cumplidos pertenezcan a las clases siguientes: Presidentes de alguno de los Cuerpos Colegisladores […], Ministros de la Corona, Consejeros de Estado, Arzobispos, Obispos, Grandes de España,
Capitanes Generales […] Embajadores […]. Los comprendidos en las categorías anteriores deberán
además de disfrutar 30.000 reales de renta, procedentes de bienes propios o de sueldos […], jubilación, retiro o cesantía.
Art. 45. Además de las prerrogativas que la Constitución señala al Rey, le corresponde […] nombrar
y separar libremente a los ministros».
Constitución de 1845
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Curso 2006-2007
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Bloque II
A
Realice una composición sobre La evolución política y social de la Segunda República,
a partir del análisis del siguiente documento:
«La única ocasión en que en España se dan las condiciones políticas adecuadas para emprender
una reforma agraria que afectase a Andalucía en el seno de un estado liberal democrático es, como
se sabe, durante la Segunda República. No obstante, el proletariado rural la había estado reivindicando desde mucho antes obteniendo como respuesta, en los más de los casos, la mera represión.
[…] La agricultura tenía gran peso en la economía del país durante aquella época, lo que confería
a los terratenientes un poder nada despreciable que además supieron agrandar mediante alianzas
con otros sectores sociales de la derecha. Estas alianzas se vieron facilitadas porque otros problemas
tales como las demandas autonómicas, la crisis económica, los conflictos laborales, la fuerza del
sindicalismo extraparlamentario y el laicismo republicano, entre otros, se superpusieron a la cuestión agraria aglutinando con ello a la derecha tradicional que difícilmente iba a transigir a tantas
y profundas reformas simultáneas».
Distrito universitario de Andalucía
Opción
M. Pérez Yruela y E. Sevilla Guzmán. «La dimensión política en la reforma agraria»,
Papers, Revista de Sociología, n.º 16.
Opción
B
Realice una composición sobre La transición española y la Constitución de 1978,
a partir del análisis del siguiente documento:
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Resolución de la prueba
(Modelo 4 de 2007)
Bloque I
Opción
A
La restauración del absolutismo e intentos liberales durante el reinado de Fernando VII
El texto propuesto es una fuente textual primaria de carácter legislativo, ya que es un decreto.
En concreto, se trata del decreto de Valencia firmado por Fernando VII a la vuelta de su exilio
en Fontainebleau tras la derrota napoleónica en la Guerra de Independencia. Este decreto anulaba
la Constitución de Cádiz y el sistema liberal que esta instituyó al tiempo que se proclamaba soberano
y restauraba el régimen absolutista. El texto se enmarca en el inicio del reinado de Fernando VII,
que se caracterizó por las luchas entre los liberales y los absolutistas.
En el decreto, Fernando VII declara que no jurará la Constitución de Cádiz, ni acatará los decretos
de las Cortes porque atentan contra los derechos y la soberanía del rey y, por tanto, anula la constitución
y las leyes que las Cortes publicaron desde que se constituyeron en 1810 hasta la vuelta del rey,
«como si no hubieran pasado jamás tales actos».
El reinado de Fernando VII (1814-1833) es una etapa de confrontación entre los liberales,
que gobernaban tras la Guerra de Independencia (1808-1813) y los absolutistas apoyados por el rey.
Así, su reinado puede dividirse en tres etapas:
• El Sexenio Absolutista de 1814 a 1820.
• El Trienio Liberal de 1820 a 1823.
• La Década Ominosa de 1823 a 1833.
Tras el Tratado de Valençay en 1813, Fernando VII, El Deseado, se preparó para regresar a España,
donde gobernaban los liberales con una ideología opuesta a sus convicciones absolutistas. Los liberales,
una vez acabada la guerra, trasladaron las Cortes a Madrid y exigieron que Fernando VII jurase la
constitución para aceptarle como rey. Pero los serviles (absolutistas) esperaban que el rey aboliese
la constitución. El rey, apoyado por sus partidarios absolutistas, clausuró las Cortes el 4 de mayo
(como se aprecia en el documento) y derogó la constitución y las leyes aprobadas durante la guerra.
Comenzó así el Sexenio Absolutista.
Este período se caracterizó por la anulación de las reformas liberales y el restablecimiento de
los privilegios estamentales del clero y la nobleza, a los que dispensó de pagar impuestos. Además,
Fernando VII gobernó de forma absoluta, aconsejado por una camarilla de amigos próximos.
Los liberales y los afrancesados eran perseguidos y muchos se exiliaron para evitar la cárcel
o la pena de muerte. Frente al absolutismo, los liberales, procedentes de la burguesía y de las clases
medias y populares de las ciudades con tradición liberal y una parte del ejército, trataron de restaurar
el liberalismo mediante pronunciamientos (sublevaciones militares apoyadas por elementos civiles).
De estas sublevaciones cabe destacar la de Espoz y Mina en 1814, la de Díaz Porlier en 1815
o la de Lacy en 1817. Todos estos pronunciamientos fracasaron y solo consiguieron que sus dirigentes
fueran encarcelados o ejecutados ante la indiferencia general.
En 1820 triunfó un pronunciamiento liberal dirigido por el coronel Riego, que proclamó la constitución
en Cabezas de San Juan (Cádiz), con lo que dio comienzo el Trienio Liberal. La deuda del Estado
y la represión explican que otros militares le apoyasen. El rey tuvo que jurar la constitución, liberar
a los presos políticos y convocar elecciones para reunir las Cortes.
Los gobiernos liberales restauraron la legislación de Cádiz, abolieron de nuevo la Inquisición
(que ya no sería restaurada) y organizaron la Milicia Nacional para defender el régimen. Intentaron
afrontar la crisis económica pero no pudieron evitar la independencia de las colonias americanas
que había comenzado durante la Guerra de Independencia.
En estos años, los liberales se escindieron en dos facciones irreconciliables:
• Los doceañistas, defensores de reforzar la autoridad del rey, que posteriormente fueron conocidos
como moderados.
• Los exaltados o progresistas, que respaldaban el régimen de Cádiz y eran partidarios de un régimen
liberal radical.
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Los últimos diez años del reinado de Fernando VII supusieron la vuelta al absolutismo en
lo que se conoció como la Década Ominosa. La represión contra los liberales se reanudó,
por lo que unos regresaron al exilio y otros intentaron nuevos pronunciamientos.
Ante los problemas de la Hacienda, se modificó el sistema de impuestos y se estableció la obligación
de elaborar unos presupuestos del Estado; también se creó el consejo de ministros para modernizar
el gobierno. Todo esto disgustó a los absolutistas más radicales, conocidos como realistas, a quienes
pareció una medida revolucionaria. Pero no satisfizo a los liberales que demandaban un cambio
de régimen político.
Distrito universitario de Andalucía
Fernando VII se había visto obligado a jurar la constitución, que instauraba una monarquía liberal.
Por eso apoyó cuantas conjuraciones hubo en el reino y reclamó la ayuda de la Santa Alianza, la coalición
de las potencias absolutistas creada en el Congreso de Viena que garantizaba la intervención de Prusia,
Austria, Rusia o la Francia de Luis XVIII en un país en el que se instaurase un régimen liberal.
Las potencias reunidas en 1822 en el Congreso de Verona acordaron intervenir en España. El 7 de abril
de 1823 un ejército francés, conocido como los «Cien Mil Hijos de San Luis», invadió España sin encontrar
resistencia popular y restituyó a Fernando VII como rey absoluto en 1823.
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En 1830 surgió el problema dinástico cuando nació Isabel II. La hija de Fernando VII aseguraba
la sucesión, pero posponía los derechos a la corona de su tío don Carlos. Surgieron así dos opciones:
• Los realistas, que eran partidarios de don Carlos, alegaban que la Ley Sálica, que excluía a las mujeres
del trono, estaba en vigor.
• Los liberales y el gobierno, absolutista moderado, eran fieles a doña Isabel y publicaron la Pragmática
Sanción, para derogar la Ley Sálica.
La cuestión se plantearía con crudeza al morir Fernando VII en 1833 y estallar la Primera Guerra Carlista.
Opción
B
El liberalismo durante el reinado de Isabel II
El texto propuesto es una fuente textual primaria de carácter legislativo, ya que es una constitución.
En concreto, se trata de la Constitución de 1845, que es una reforma de la Constitución progresista
de 1837 promulgada por los moderados. Esta constitución se enmarca en el reinado de Isabel II,
con el que prácticamente coincide, ya que la reina fue proclamada mayor de edad en 1844, con trece
años, y estuvo vigente hasta la promulgación de la Constitución de 1869, cuando la reina
ya se encontraba en el exilio a raíz de la Gloriosa Revolución de 1868.
Como se aprecia en el extracto, muchos artículos de esta constitución coinciden con los de la anterior
de 1837, como también coincide el artículo 45 de la Constitución de 1845, que establece la facultad
del rey para nombrar a los ministros, con independencia del apoyo con que cuenten en las Cortes
y el de 1837. Las diferencias entre ambas constituciones se centran en los artículos reproducidos
en el documento:
• En el preámbulo de la Constitución de 1845 se deja claro que esta se hace por la voluntad de la reina
y de las Cortes, lo que supone proclamar el principio de la soberanía compartida entre la reina y
las Cortes, que representan la soberanía nacional. Principio que formaba parte del ideario moderado,
a diferencia de la de 1837 que proclamaba la soberanía nacional que defendían los progresistas.
• En el artículo 11 se establece la confesionalidad del Estado y la obligación de este de contribuir
a la financiación del clero. Mientras que en el mismo artículo de la Constitución de 1837 el Estado solo
se compromete a contribuir a la financiación del clero, pero no establece la confesionalidad del Estado.
• Los artículos 14 y 15 establecen las cualidades requeridas para acceder a la condición de senador.
En ellos se fijan una serie de restricciones: por un lado, sociales (solo pueden ser senadores
los presidentes de algunos de los cuerpos colegisladores, los ministros, los consejeros de Estado, los
arzobispos, los obispos, los grandes de España, los capitanes generales o los embajadores); por otro,
de edad (solo se puede ser senador a partir de los treinta años), y, por último, económicas,
ya que se exige una cuantía mínima de 30.000 reales para acceder a la condición de senador,
lo que supone instaurar un sistema censatario. Este aspecto también diferencia las constituciones
de 1837 y 1845, ya que la primera solo establecía restricciones censitarias.
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(Modelo 4 de 2007)
Del análisis del texto propuesto, se deduce que nos muestra el ideario de los moderados españoles
de mediados del siglo XIX.
María Cristina de Borbón asumió la Regencia cuando murió su marido Fernando VII en 1833, debido
a la corta edad de Isabel II que tenía tres años. Al morir el rey, su hermano Carlos María Isidro había
publicado el manifiesto de Abrantes, con el apoyo de los absolutistas, por el que se autodesignaba rey
y que provocaría la Primera Guerra Carlista. Escasa de apoyos, la regente tuvo que llamar a Martínez
de la Rosa, un liberal moderado, para que formase gobierno y se enfrentase a los insurrectos.
Martínez de la Rosa llevó a cabo unas reformas muy moderadas. La más importante fue el Estatuto Real,
en 1834. La política desarrollada por Martínez de la Rosa no contentó a un sector de los liberales
y se renovó la escisión entre moderados y progresistas que ya se había producido en el Trienio Liberal.
• Los liberales progresistas eran los herederos de los exaltados del Trienio y se caracterizaron por:
– En relación con los derechos civiles eran partidarios de un sistema de libertades amplio.
– En lo político luchaban por limitar el poder de la Corona, ampliar el cuerpo electoral (aunque
eran partidarios del sufragio censitario) y celebrar elecciones locales para designar a los alcaldes
y concejales.
– En lo económico pretendían llevar a cabo reformas radicales como la desamortización de los bienes
eclesiásticos y de los ayuntamientos y reducir los aranceles.
– Para garantizar las libertades y defender la constitución se mostraban partidarios de crear la Milicia
Nacional.
• Los liberales moderados eran los antiguos doceañistas en el Trienio y tenían un programa
muy conservador:
– En cuestiones políticas eran partidarios de fortalecer el poder real y de un sufragio censitario
muy restringido además del nombramiento de los alcaldes por el Gobierno.
– En relación con los derechos civiles eran partidarios de restringir las libertades.
– En asuntos económicos rechazaban las desamortizaciones porque atentaban contra la propiedad.
Aunque aceptaron las desamortizaciones realizadas por los progresistas y no devolvieron
sus propiedades al clero o a los ayuntamientos.
– Finalmente, se mostraban partidarios de suprimir la Milicia Nacional.
Debido al desencanto provocado por la gestión de Martínez de la Rosa, la Guardia Real protagonizó
en 1836 el Motín de la Granja y los progresistas fueron llamados a gobernar. En los años siguientes,
los progresistas llevaron a cabo la liberalización del país:
• En lo económico, Mendizábal restituyó las medidas de anteriores períodos liberales, transformó
los señoríos de los nobles en propiedades privadas y llevó a cabo una desamortización (incautación
por el Estado de tierras vinculadas para luego venderlas a particulares) de las propiedades de la Iglesia.
• En lo político, promulgaron la Constitución de 1837 que asentó el régimen liberal en España,
y concedió la autonomía a los ayuntamientos, lo que desagradaba a los moderados.
Pero el apoyo de María Cristina a los moderados cuando, de nuevo en el poder, quisieron reformar
la constitución en lo tocante a la designación de los alcaldes provocó su destitución. Se inició
así la regencia de Espartero en 1840, general de ideas progresistas y muy popular gracias a su victoria
en la guerra carlista. Su regencia se caracterizó por:
• La división de los progresistas debido al autoritarismo de su gobierno, que disgustó a muchos liberales.
• La reducción de los aranceles (impuestos a la importación). Esta medida provocó la revuelta
de los empresarios y obreros de Barcelona, pues temían que la medida generara el cierre de
las fábricas ante la competencia de la poderosa industria británica.
La sublevación fue sofocada mediante el bombardeo de Barcelona. Este hecho espeluznó a progresistas
y moderados, que con un pronunciamiento forzaron la dimisión de Espartero. Isabel II fue declarada
mayor de edad en 1843 con solo trece años de edad.
Durante los diez primeros años de su reinado, Isabel II solo llamó al gobierno a personalidades
conservadoras, por lo que el período se conoce como Década Moderada. El general Narváez fue
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El período se caracterizó por un marcado conservadurismo:
• Se creó la Guardia Civil en 1844 para mantener el orden en las zonas rurales.
• Se firmó el Concordato de 1851 con la Iglesia. Por él, la Iglesia reconocía las desamortizaciones,
pero imponía un Estado confesional y conseguía notables competencias educativas.
El largo dominio moderado se explica por las ideas conservadoras de la reina, pero también
por las escisiones de los progresistas. Aparecieron el partido demócrata, que exigía el sufragio universal,
y el partido republicano, favorable a la proclamación de la República.
Distrito universitario de Castilla-La
Andalucía Mancha
el hombre fuerte y presidió varios gobiernos. Se aprobó la nueva Constitución de 1845, que estuvo en
vigor durante todo el reinado. En esta se reconocían las principales libertades de los ciudadanos, pero
fueron aplicadas de forma restrictiva. En la Década Moderada se consolidó un sistema político unitario:
• Se hizo efectiva la igualdad legal con la aprobación del código penal y la reforma de la Hacienda
pública.
• Se centralizó la administración local y los alcaldes de las principales ciudades pasaron a ser nombrados
por el gobierno.
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Los últimos años del período se caracterizaron por el creciente autoritarismo de los gobiernos, que dejaron
de convocar las Cortes. Por eso, en 1854 se produjo el pronunciamiento de Vicálvaro. Lo dirigió el general
O´Donnell, apoyado por algunos moderados y por los progresistas, y puso fin a la Década Moderada.
Tras la Vicalvarada, la reina llamó al poder a los vencedores y Espartero presidió el gobierno
con O´Donnell como ministro. Se apoyaban en los progresistas y en un partido de centro
liderado por O´Donnell: la Unión Liberal integrada por moderados y progresistas templados.
El nuevo gobierno reanudó la liberalización económica con estas medidas:
• Decretó una nueva desamortización (la desamortización de Madoz), que afectó a los bienes
de los ayuntamientos.
• Aprobó la ley de Ferrocarriles que facilitó la construcción de la red ferroviaria en los años siguientes.
Fue un período castigado por la crisis económica y las protestas de obreros y campesinos. Esta agitación
social permitió a la reina formar un nuevo gobierno presidido por O´Donnell, que puso fin al Bienio.
A partir de 1856 unionistas y moderados se alternaron en el gobierno mientras los progresistas
eran nuevamente marginados del poder.
El crecimiento económico fue importante hasta 1865 y en esos años despegó la construcción
del ferrocarril. O´Donnell presidió su gobierno largo durante el que intervino en ultramar,
como otras potencias europeas, pero su política fue un rotundo fracaso.
Entre 1866 y 1868 la monarquía de Isabel II entró en una profunda crisis que finalmente conduciría
al exilio de la reina, motivado por:
• Los problemas económicos y el hambre, que dieron lugar a revueltas en las ciudades y en el campo.
• El autoritarismo de los gobiernos moderados provocó matanzas que, como las de la noche
de San Daniel o la del cuartel de San Gil, distanciaron a la burguesía y a los militares del régimen.
• La vida escandalosa de la reina, a la que se le achacaban diversos amantes fuera del matrimonio,
le restó popularidad.
En 1866 progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende, donde acordaron
la expulsión de los Borbones y la democratización de la vida política. La Unión Liberal se sumaría al pacto
con posterioridad impulsando la crisis final del reinado en 1868.
Bloque II
Opción
A
La evolución política y social de la Segunda República
El texto propuesto es una fuente secundaria, en concreto, de un artículo científico de tema histórico
escrito por M. Pérez Yruela y E. Sevilla Guzmán en la Revista de Sociología. En él se propone una
explicación del fracaso de la reforma agraria durante la Segunda República española.
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(Modelo 4 de 2007)
El texto presentado señala que la Segunda República fue la única ocasión en que se dieron
las condiciones para realizar una reforma agraria en España en el seno de un Estado liberal democrático,
que esta reforma agraria venía siendo reivindicada por los jornaleros desde mucho antes, pero que
los terratenientes habían sabido establecer alianzas con otros sectores sociales de la derecha,
por lo que las demandas campesinas habían sido reprimidas. Señala también que durante la Segunda
República, otros problemas, tales como las demandas autonómicas, la crisis económica, los conflictos
laborales, la fuerza del sindicalismo extraparlamentario y el laicismo, propiciaron la alianza de la derecha
social y el fracaso de la reforma agraria.
La evolución política de la Segunda República se puede dividir en cuatro fases:
• El Gobierno Provisional, que comprende desde el 14 mayo de 1931 hasta la aprobación
de la constitución en noviembre de ese mismo año.
• El Bienio Reformista, que comprende desde la aprobación de la constitución, cuando Azaña formó
un nuevo gobierno con republicanos de izquierdas y socialistas, hasta noviembre de 1933
en que se celebraron elecciones.
• El Bienio Radical-cedista, que comprende desde la victoria electoral de los partidos de centro
(radicales) y de derecha (CEDA) hasta su derrota electoral en febrero de 1936.
• El Frente Popular, que abarca desde febrero de 1936 hasta el comienzo de la Guerra Civil.
Tras proclamarse la República, el Gobierno Provisional ordenó de forma inmediata una serie de reformas
a la espera de que las Cortes, una vez constituidas, las ratificasen (son los decretos urgentes).
Las reformas se centraron en conceder la autonomía a Cataluña ante las demandas que habían estallado
en esta región. También se trató de paliar la miseria de los campesinos mediante la promulgación
de dos decretos, que obligaban a los propietarios a cultivar sus tierras y a contratar a los braceros
del propio término municipal para combatir el paro. La república se propuso además erradicar
el analfabetismo y promover la enseñanza mediante la creación de escuelas y la contratación de
maestros, también se estableció la coeducación y la enseñanza de la religión dejó de ser obligatoria
en las escuelas. Asimismo quiso conseguir un ejército moderno, eficaz y leal disminuyendo el número
de oficiales con retiros voluntarios garantizando el sueldo; se cerró la Academia Militar de Zaragoza
y se abolió la Ley de Jurisdicciones. Estas medidas fueron mal vistas por la derecha, el clero y los militares
más conservadores.
En estos primeros meses la convivencia se crispó debido a varios factores. Por un lado, a la campaña
de huelgas promovida por la CNT. Por otro, al asalto y quema de iglesias y conventos en mayo de 1931
provocados por el anticlericalismo de los sectores populares y al enfrentamiento de la Iglesia
con el nuevo régimen, lo que provocó que los católicos no se mostraran afectos a la República.
El gobierno republicano-socialista, surgido tras la aprobación de la constitución y presidido por Azaña
prosiguió la labor reformista. En materia civil y religiosa se aprobaron la Ley de Divorcio y la Ley
de Confesiones y Congregaciones Religiosas, por la que el Estado dejaba de costear a la Iglesia
y procedía al cierre de los centros docentes religiosos. Respecto a la educación, se construyeron
numerosas escuelas e institutos y se aumentaron los maestros y profesores. En cuanto
a la organización territorial, la constitución reconocía el derecho de los territorios a organizarse
en regiones autónomas. En 1932 se aprobó el Estatuto de autonomía de Cataluña. Otras regiones
iniciaron procesos autonómicos, pero solo el País Vasco pudo sancionar su estatuto en octubre
de 1936, cuando ya había empezado la Guerra Civil. La política laboral se centró en regular
las relaciones entre empresarios y trabajadores con la aprobación de la Ley de Contratos de Trabajo,
por la que se regularon los convenios colectivos y la creación de Jurados Mixtos formados por obreros
y patronos con funciones de conciliación. La política social se plasmó en la reforma agraria,
que fue aprobada en 1932, y para la que se creó el IRA, entidad encargada de expropiar las tierras
y distribuirlas entre los campesinos.
La política reformista del Gobierno provocó el rechazo de los conservadores más exaltados del país.
• En 1932 se produjo un golpe de Estado protagonizado por el general Sanjurjo, cuyo detonante
fue el debate en las Cortes del Estatuto de autonomía catalán. La Sanjurjada, como se la conoció,
fracasó por su escasa preparación y por la falta de apoyos en el ejército y entre la opinión contraria
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Las elecciones de 1933 dieron paso a los gobiernos de centro derecha. Los primeros gobiernos
estuvieron formados por el Partido Radical, con el apoyo parlamentario de la CEDA. Estos gobiernos
iniciaron una política de rectificación consistente en paralizar la aplicación de leyes como
la de congregaciones religiosas o la de términos municipales, desvirtuar el sentido de la reforma laboral
y la devolución de tierras a los latifundistas expropiados por la reforma agraria. Desde el primer
momento hubo conflictos de competencias con la Generalitat y se concedió la amnistía a Sanjurjo,
lo que provocó la división del Partido Radical y una crisis de gobierno.
Distrito universitario de Castilla-La
Andalucía Mancha
a la república y tuvo como efecto que se acelerase la aprobación del Estatuto de Núria y Sanjurjo fue
condenado a muerte, aunque el Gobierno le conmutó la pena por cadena perpetua.
• Por su parte, la CNT impulsó desde fines de 1931 una intensa campaña de huelgas y tomas de fincas,
con la que pretendía provocar la huelga general y establecer el anarquismo libertario. Ante esta
actividad revolucionaria, el gobierno reaccionó con contundencia lo que degeneró en refriegas
entre campesinos y las fuerzas policiales. En enero de 1933, la matanza de campesinos en Casas Viejas
minó la confianza en el gobierno y motivó en gran medida su caída.
1
La crisis se solventó con la entrada en el gobierno de miembros de la CEDA, a lo que se negaba
la izquierda, que llamó a la huelga general, dando lugar a los sucesos de octubre. La huelga tuvo poco
seguimiento excepto en Asturias, donde socialistas y anarquistas colaboraron y el llamamiento se
transformó en la revolución de Asturias, en la que las organizaciones obreras ocuparon las cuencas
mineras y las principales ciudades, y que fue sofocada por el ejército de Marruecos (dirigido por el
general Franco) y la Guardia Civil. La revolución se saldó con más de mil muertos entre los insurrectos
y unos 300 entre la policía y el ejército. En Cataluña se produjo la insurrección de la Generalitat,
que comenzó cuando proclamó la República catalana dentro de la República Federal Española. El
movimiento catalanista fue abortado por la intervención del ejército. Como represalia, la Generalitat
fue disuelta y los líderes del gobierno autónomo, encarcelados. La represión fue muy dura; se encarceló
a miles de militantes de izquierda, muchos de los cuales sufrieron torturas, y se aplicó la pena de muerte.
Tras los sucesos de octubre, la revisión emprendida por el Gobierno no se culminó por la
descomposición del Partido Radical debido a los escándalos de corrupción, del estraperlo y el asunto
Nombela; la situación desembocó en unas nuevas elecciones, que se celebrarían a principios de 1936.
Las nuevas elecciones convocadas para febrero de 1936 estuvieron muy polarizadas entre las posiciones
de izquierda y de derecha. La izquierda se presentó unida en el Frente Popular, mientras que
las derechas y el centro concurrieron desunidos. Así, el Frente Popular ganó de forma muy ajustada,
pero obtuvo una amplia mayoría de diputados. Tras la victoria se formó un Gobierno republicano
presidido por Azaña que decretó la amnistía, restauró la Generalitat y reanudó la reforma agraria,
religiosa y militar.
Mientras, en la calle el ambiente se fue crispando con rapidez y desde abril fueron frecuentes
los enfrentamientos violentos entre falangistas y las milicias obreras de socialistas, comunistas
y anarquistas. Por otra parte, los partidos obreros se radicalizaron y comenzaron a sostener posturas
revolucionarias, mientras la derecha daba un giro antidemocrático.
En paralelo, y una vez conocido el resultado electoral, comenzó la conspiración militar que el Gobierno
trató de desarticular trasladando a los principales jefes militares. Pero continuó adelante bajo
la dirección del general Mola y el apoyo de monárquicos, falangistas y carlistas. El asesinato del líder
de Renovación Española, Calvo Sotelo, sumó al golpe a los indecisos, como Franco, y precipitó
la sublevación, que comenzó el 17 de julio en el protectorado de Marruecos.
Opción
B
La transición española
La fuente que se presenta es un diagrama de sectores de 180º que refleja los resultados electorales
de las primeras elecciones democráticas celebradas, tras el final de la dictadura franquista, en 1977.
Se trata de una fuente estadística que muestra los escaños obtenidos por las distintas formaciones
políticas en el Congreso de los Diputados y el porcentaje de votos que alcanzaron en aquellos comicios.
Por tanto, es una fuente secundaria de carácter político y público.
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Resolución de la prueba
(Modelo 4 de 2007)
El diagrama muestra la existencia de dos partidos mayoritarios: la UCD (Unión de Centro Democrático),
liderada por Adolfo Suárez, y el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), cuyo dirigente era Felipe
González. Asimismo se observa la existencia de dos grupos minoritarios de ámbito nacional: el PCE
(Partido Comunista de España), de Santiago Carrillo, y AP (Alianza Popular), inspirada por Manuel Fraga.
También se percibe la existencia de dos minorías nacionalistas: el PDC (Pacte Democràtic per Catalunya),
que encabezaba Jordi Pujol, y el PNV (Partido Nacionalista Vasco), conducido por Xavier Arzalluz. Además
otras formaciones obtuvieron escaños, entre las que cabe destacar el PSP (Partido Socialista Popular),
dirigido por Enrique Tierno Galván, que posteriormente se integraría en el PSOE.
Para concluir la lectura de los datos, hay que hacer notar que el documento permite advertir
una de las características del sistema electoral español aprobado en la transición democrática,
como es la sobrerrepresentación en escaños que obtienen los grupos mayoritarios. En aquel año, la UCD
y PSOE obtuvieron más del 80 % de los diputados, cuando ni siquiera representaban el 66 % de los votos
que habían recibido las formaciones políticas con presencia en el Congreso.
La transición política (1975-1982) fue el proceso por el que España pasó de la dictadura franquista
al actual sistema democrático. Comenzó con la muerte de Franco (20 de noviembre de 1975)
y la proclamación de Juan Carlos I como rey de España y finalizó con la victoria electoral del PSOE,
en octubre de 1982, cuando se produjo la primera alternancia pacífica en el gobierno después
de la Guerra Civil. Este hecho demostró la consolidación de la democracia en España.
La democracia se estableció sin ruptura con la dictadura, que fue desmantelada desde las propias
instituciones franquistas. El cambio fue pacífico y resultado de un pacto entre las fuerzas políticas
franquistas (el sector aperturista del régimen) y de la oposición democrática (los liberales y la izquierda),
que abandonó sus propuestas más radicales. Los inmovilistas del franquismo (el llamado búnker)
y la extrema izquierda estuvieron en contra del cambio político.
La historia de la transición se divide en tres fases: la reforma política (entre finales de 1975 y junio
de 1977), el período constituyente (desde junio de 1977 a finales de 1978) y la consolidación de
la democracia (desde 1979 hasta octubre de 1982).
Durante la reforma política hubo dos presidentes: Arias Navarro y Adolfo Suárez. El primero (que había
sido nombrado por Franco y ratificado por el rey) fue incapaz de llevar a cabo la transición política
a la democracia, por lo que durante su gobierno crecieron las demandas de amnistía y libertad,
que fueron duramente reprimidas, como en Vitoria. Al tiempo, la idea de ruptura con el franquismo
unía a la oposición agrupada en torno a la Coordinación Democrática, organismo que exigía la amnistía
general para los presos políticos, la legalización de todos los sindicatos y partidos políticos
(incluido el PCE), libertades (sindicales, de huelga, de manifestación, de expresión, etc.),
autonomía de las nacionalidades históricas y elecciones libres.
Ante esta grave situación, el rey forzó la dimisión de Arias Navarro. El monarca aprovechó para nombrar
como presidente de las Cortes franquistas a Torcuato Fernández Miranda y, siguiendo el consejo de este,
a Adolfo Suárez como presidente del Gobierno.
Adolfo Suárez promulgó una amnistía parcial en julio de 1976, consiguió que las Cortes franquistas
votasen la Ley para la Reforma Política (sancionada después en referéndum) y prometió convocar
elecciones libres. Así consiguió el apoyo de la oposición moderada.
Entre tanto, el terrorismo se agravó. Las principales organizaciones terroristas, ETA y GRAPO, atentaban
principalmente contra militares y fuerzas policiales, mientras grupos de extrema derecha perpetraron
una matanza de abogados laboralistas, ligados al PCE, en la calle Atocha de Madrid el 24 de enero de 1977.
El objetivo de estas organizaciones era desestabilizar el país y hacer fracasar la transición a la democracia.
Paulatinamente, los partidos y sindicatos fueron legalizados, proceso que culminó con la legalización
del PCE en la Semana Santa de 1977. Finalmente, se celebraron las primeras elecciones desde la Guerra
Civil el 15 de junio de 1977. Estas fueron ganadas por la coalición que apoyaba a Suárez, la UCD, que
acabaría por transformarse en partido político.
Con la celebración de las elecciones y la formación del nuevo Gobierno se pasó a una nueva etapa
de la transición: el período constituyente. El nuevo Gobierno, sin mayoría absoluta, practicó una política
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Curso 2006-2007
Aprobada la constitución se celebraron elecciones que volvió a ganar UCD y se pasó a la última etapa
de consolidación de la democracia. El Gobierno continuó la política de reformas y se aprobó el divorcio,
pero no pudo superar la crisis económica. En 1981 Adolfo Suárez dimitió por las divisiones de UCD
y fue sustituido por Leopoldo Calvo Sotelo. Los principales acontecimientos de esta etapa fueron:
• El fracasado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, cuando los diputados y el Gobierno fueron
secuestrados en las Cortes durante la sesión de investidura de Calvo Sotelo.
• La integración en la OTAN (1982) a pesar de la oposición de la izquierda, cuyo principal partido,
el PSOE, prometió convocar un referéndum sobre la permanencia del país en esa organización
si llegaba al gobierno.
• El envenenamiento múltiple en 1981 por aceite de colza adulterado, que supuso una terrible
conmoción social.
Distrito universitario de Castilla-La
Andalucía Mancha
de consenso, es decir, de acuerdos con las diferentes fuerzas políticas para encarar
los problemas del país. Los compromisos se centraron sobre todo en tres cuestiones:
• Abordar la situación económica derivada de la crisis del petróleo de 1973, para lo que se firmaron
los Pactos de la Moncloa de octubre de 1977 por el Gobierno, los partidos parlamentarios, los
representantes empresariales y los sindicatos. Con estos acuerdos se redujeron el déficit exterior
y la inflación, pero su aplicación quedó truncada por la crisis del petróleo de 1979.
• La aprobación de la actual constitución, que fue sancionada en 1978.
• La descentralización política con la concesión de las preautonomías, es decir, la autonomía provisional
de las regiones cuyos parlamentarios la solicitaran. Cataluña, el País Vasco y Galicia accedieron
a estas autonomías provisionales antes de que se aprobase la constitución.
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En esta situación, Calvo Sotelo no pudo detener la disgregación del partido, muchos de cuyos dirigentes
se integraron en AP o en el PSOE. En las elecciones de octubre de 1982 el PSOE ganó por mayoría
absoluta y se produjo la alternancia política, con lo que terminó la etapa de transición política
a la democracia en España.
La constitución
La constitución fue redactada por una ponencia integrada por siete diputados que preparó
un anteproyecto debatido en las Cortes. Fue aprobada en referéndum el 6 de diciembre de 1978.
La constitución establece nuestro sistema político, que tiene un carácter democrático; proclama
la soberanía nacional, instaura los poderes públicos por los que nos gobernamos y las libertades
de que nos dotamos. Las principales características de nuestro sistema de gobierno son las siguientes:
• España se define como un Estado social y democrático de derecho, cuyo fin es la justicia social,
y cuya fórmula política es la monarquía parlamentaria.
• El sufragio universal (masculino y femenino) es el sistema de elección de los cargos públicos y expresa
la soberanía nacional.
• El poder político está integrado por el poder legislativo, que aprueba las leyes y representa al pueblo,
y está constituido por las Cortes Generales; el poder ejecutivo, que dirige la política interior y exterior,
formado por el presidente del Gobierno y sus ministros, y el poder judicial, compuesto por
los tribunales de justicia, que juzga los delitos.
• Las Cortes Generales están formadas por dos cámaras, el Congreso de los Diputados y el Senado,
ambas elegidas por sufragio universal.
Los españoles nos hemos dado en la constitución un completo repertorio de derechos y libertades
que el Estado debe respetar y proteger. Por eso podemos decir que nuestra forma de gobierno
es un sistema liberal. Las facultades que nuestra constitución reconoce a los ciudadanos se pueden
clasificar en dos grandes grupos:
• Los derechos y libertades de carácter individual. Aquellos que ejercen las personas a título individual,
como la libertad de practicar cualquier religión o de no practicar ninguna. Estos derechos
son de dos clases:
– Los de carácter civil, como la supresión de la pena de muerte, la libertad ideológica, la libertad
de expresión o el derecho de propiedad.
– Los de carácter social, como el derecho al trabajo, a la educación o a una vivienda digna.
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Resolución de la prueba
(Modelo 4 de 2007)
• Los derechos y libertades de carácter colectivo. Aquellos que afectan a grupos sociales o territoriales,
o al conjunto de los españoles como ciudadanos. Un ejemplo de este tipo de libertad es el derecho
de huelga de los trabajadores. Estos también pueden diferenciarse en derechos de carácter político
y de carácter social:
– Entre los de carácter político caben destacar el derecho a la autonomía de las regiones
y nacionalidades del Estado español, el derecho de asociación o el derecho de reunión.
– Entre los segundos, además del derecho de huelga, destacan el derecho a sindicarse libremente
y a disfrutar de un medio ambiente sano.
Nuestra constitución obliga al Estado a acatar y hacer respetar esos derechos y libertades. Algunas
instituciones, como el Tribunal Constitucional y el Defensor del Pueblo, tienen por misión velar
por que las leyes y las autoridades respeten la constitución y que no se vulneren derechos y libertades
de los ciudadanos.
La constitución supuso una radical transformación de la organización territorial del Estado español
al contemplar la creación de autonomías. Los sentimientos nacionalistas, que los cuarenta años
de centralismo político franquista no habían anulado, afloraron de nuevo en Cataluña, el País Vasco
y Galicia con el fin de la dictadura en 1975. Al tiempo, la demanda de autonomía se extendió
a otras regiones durante la transición política; democracia, libertades y autonomía regional aparecían
unidas, algo que ya había ocurrido en las breves experiencias democráticas de nuestra historia,
representadas por las dos repúblicas.
Las reivindicaciones nacionalistas comenzaron a ser atendidas desde 1977 por el Gobierno de Adolfo
Suárez. Se reconoció entonces la autonomía de las tres regiones que ya la habían aprobado durante
la Segunda República, antes de la Guerra Civil:
• Cataluña recuperó la Generalitat en 1977, con Josep Tarradellas como presidente.
• Ese mismo año se legalizó la ikurriña, reconocida como la bandera del País Vasco y al año siguiente
se estableció el Consejo General Vasco.
• En 1978 se creó la Xunta de Galicia.
Tras la aprobación de la constitución se inició el proceso de creación del resto de las autonomías,
con la concesión de los diferentes estatutos aprobados por las Cortes, que culminó en el año 1983.
Desde entonces, España está constituida por 17 Comunidades Autónomas cada una de ellas
con su respectivo estatuto de autonomía que regula sus competencias y funcionamiento
y dos Ciudades Autónomas; es lo que se conoce como el Estado de las Autonomías.
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Enunciado de la prueba
(Modelo 1 de 2006)
Opción
A
Realice una composición sobre La Guerra de la Independencia, a partir del siguiente
documento:
«Los diferentes hechos de la revolución española se sucedieron con sorprendente rapidez. Las provincias más alejadas de la capital proclamaron la guerra contra los franceses, y llegó el momento
en que había que tomar partido en el enfrentamiento inevitable […]. Yo estaba convencido de que
si el pueblo pudiera permanecer tranquilo bajo la forma de gobierno a que estaba acostumbrado
mientras el país se libraría de una dinastía de la que no era posible esperar ninguna mejoría, la
humillación política de recibir un nuevo rey de manos de Napoleón quedaría ampliamente compensada con los futuros beneficios de esta medida. En efecto, en pocos años la nueva familia real
se identificaría con el país. Muchos de los españoles más ilustres y honestos se habían puesto al
lado de José Bonaparte. Se había preparado el marco de una Constitución que, a pesar de la forma
arbitraria con la que había sido impuesta, contenía la declaración explícita del derecho de la nación
a ser gobernada con su propio consentimiento y no por la voluntad absoluta del rey. La Inquisición
[…] iba a ser abolida inmediatamente, y lo mismo sucedía con las órdenes religiosas […]».
Distrito universitario de Andalucía
Bloque I
2
Escritos de José María BLANCO White, 1808.
Opción
B
Realice una composición sobre El intento de revolución democrática: el Sexenio
Revolucionario (1868-1874), a partir del análisis del siguiente documento:
Amadeo I ante el cadáver de Prim, obra de Antonio Gisbert (1870).
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Curso 2005-2006
Bloque II
Opción
A
Realice una composición sobre España en el primer tercio del siglo XX: sociedad
y economía. La crisis de 1917, a partir del análisis del siguiente documento:
Julián Besteiro, Largo
Caballero, Anguiano y
Saborit: el comité de huelga
del PSOE encarcelado tras
los sucesos de agosto de 1917.
Opción
B
Realice una composición sobre El régimen de Franco: fundamentos ideológicos, bases
sociales e instituciones, a partir del análisis del siguiente documento:
El Fuero de los Españoles (1945)
«Art. 12. Todo español podrá expresar libremente sus ideas mientras no atenten a los principios
fundamentales del Estado […].
Art. 15. Nadie podrá entrar en el domicilio de un español ni efectuar registros en él […], a no ser
con mandato de la Autoridad competente.
Art. 16. Los Españoles podrán reunirse y asociarse libremente para fines lícitos y de acuerdo con lo
establecido por las leyes […].
Art. 18. Ningún español podrá ser detenido sino en los casos y en la forma que prescriben las leyes.
En el plazo de setenta y dos horas todo detenido será puesto en libertad o entregado a la autoridad
judicial […].
Art. 33. El ejercicio de los derechos que se reconocen en este Fuero no podrá atentar a la unidad
espiritual, nacional y social de España […].
Art. 35. La vigencia de los artículos 12, 13, 14, 15, 16, y 18 podrá ser temporalmente suspendida
por el Gobierno total o parcialmente mediante Decreto-Ley […]».
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Resolución de la prueba
(Modelo 1 de 2006)
Opción
A
La Guerra de la Independencia
La Guerra de Independencia es el acontecimiento que inicia la Edad Contemporánea en España,
pues provoca la crisis del Antiguo Régimen.
El 2 de mayo de 1808 una sublevación popular en Madrid dio comienzo a la Guerra de Independencia.
Antes, una serie de hechos habían conducido al estallido del conflicto:
• El rey Carlos IV, se alió con el resto de las monarquías europeas contra la Francia revolucionaria
en 1793, pero la derrota militar española se saldó con la firma de la Paz de Basilea, por la que nuestro
país perdió la parte española de Santo Domingo, y mediante el Tratado de San Ildefonso de 1796
se alió con Francia contra Inglaterra.
• Godoy, primer ministro de Carlos IV, firmó el Tratado de Fontainebleau en 1807 en el que acordó
la invasión franco-española de Portugal y el paso por España de tropas napoleónicas. El ejército
francés aprovechó la ocasión para ocupar algunas ciudades españolas. A esas alturas, la figura
de Godoy era crecientemente criticada en los medios influyentes del país.
• La derrota naval de la armada franco-española en Trafalgar desbarató el poder marítimo y avivó
la oposición de la nobleza, desairada por el favor real a un «advenedizo» como Godoy. Fernando
(príncipe de Asturias) utilizó el descontento para instigar el Motín de Aranjuez y forzar la dimisión
del impopular Godoy y la abdicación de Carlos IV.
• Ante la confusa situación española, Napoleón atrajo a los miembros de la familia real a Bayona
(Francia), lo que provocó la desconfianza del pueblo llano de Madrid.
Distrito universitario de Andalucía
Bloque I
2
En esta situación el descontento popular estalló en la insurrección del 2 de mayo de 1808 en Madrid
sofocada por las tropas napoleónicas. En los días siguientes se produjeron alzamientos antifranceses
en todo el país, con los que comenzó la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Mientras tanto, en Francia se produjeron las abdicaciones de Bayona, por las que Fernando VII y Carlos IV
cedieron el trono a Napoleón Bonaparte, que promulgó el Estatuto de Bayona para atraerse
a los ilustrados españoles y nombró rey a su hermano José I. A consecuencia de las abdicaciones
de Bayona, el país se dividió entre afrancesados (ilustrados que reconocieron a José I confiando
en que hiciera las reformas que deseaban) y quienes se mantuvieron fieles a Fernando VII (fernandinos).
Así pues, la contienda fue a la vez una guerra de liberación contra los franceses y una lucha civil
entre afrancesados y fernandinos.
El 2 de mayo de 1808 fue el detonante de la insurrección general. Se formaron Juntas en las ciudades
y provincias coordinadas en la Junta Suprema Central, que asumió el gobierno y firmó una alianza con
Gran Bretaña. La guerra había comenzado.
La guerra se desarrolló en tres fases:
• Los éxitos iniciales españoles, en el año 1808.
• Ocupación del territorio nacional, entre 1809 y 1812.
• Ofensiva anglo-española entre 1812 y 1813.
En 1808, Zaragoza, que era fundamental para controlar las comunicaciones en el valle del Ebro y Gerona,
fue sitiada por el ejército francés. Poco después, las tropas napoleónicas dirigidas por el general Dupont
fueron derrotadas en la batalla de Bailén por un ejército español reclutado por algunas juntas
andaluzas y dirigido por el general Castaños. La derrota francesa de Bailén tuvo una gran repercusión
propagandística en toda Europa, ya que por primera vez un ejército napoleónico era vencido
en una batalla campal.
La asombrosa resistencia española provocó la intervención directa del emperador Napoleón
en la Península. El emperador organizó la Grande Armée, un ejército de 250.000 soldados dirigidos
por el propio Napoleón, que invadió el país y tras la batalla de Somosierra instaló a José I en Madrid.
Solo Cádiz, sitiado, quedó libre de la ocupación. Sería en esta ciudad donde las Cortes, reunidas durante
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Resolución de la prueba
(Modelo 1 de 2006)
el cerco, elaborarían la primera constitución española, la Pepa, que sería el símbolo del liberalismo
español a lo largo del siglo XIX.
Frente al control de la Península por los franceses, surgieron las guerrillas, partidas de antiguos militares
españoles y campesinos armados. Durante seis años los guerrilleros, ayudados por el ejército británico
y la población civil que colaboraba con ellos, hostigaron a las tropas napoleónicas y entorpecieron
el control del territorio por el ejército francés.
En la primavera de 1812, Napoleón retiró de España parte de sus tropas para engrosar la invasión
de Rusia. Los ejércitos anglo-españoles, dirigidos por el general británico Wellington, iniciaron
una ofensiva en la que derrotaron a las tropas francesas en las batallas de Arapiles, Vitoria y San Marcial,
y expulsaron al ejército napoleónico de la Península. En 1813 se firmó el Tratado de Valençay
que restableció a Fernando VII en el trono y puso fin a la guerra.
Opción
B
El intento de revolución democrática: el Sexenio Revolucionario (1868-1874)
Entre 1866 y 1868 la monarquía de Isabel II entró en una profunda crisis, que finalmente conduciría
al exilio de la reina motivado por:
• Los problemas económicos y el hambre, que dieron lugar a revueltas en las ciudades y en el campo.
• El autoritarismo de los gobiernos moderados provocó matanzas que, como las de la noche
de San Daniel o la del cuartel de San Gil, distanciaron a la burguesía y a los militares del régimen.
• La vida escandalosa de la reina, a la que se le achacaban diversos amantes fuera del matrimonio,
le restó popularidad.
Progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende en 1866, en el que acordaron
la expulsión de los Borbones y la democratización de la vida política. La Unión Liberal se sumaría
al pacto con posterioridad impulsando la crisis final del reinado en 1868.
En 1868, fruto del Pacto de Ostende, se produjo la Gloriosa Revolución, un pronunciamiento para
deponer a Isabel II. En septiembre de 1868 el almirante Topete (apoyado por los líderes del movimiento,
los generales Serrano y Prim) se sublevó en Cádiz y el levantamiento militar rápidamente fue apoyado
por revueltas populares en todo el país. Inmediatamente se organizaron Juntas Revolucionarias
que controlaron ciudades y provincias y establecieron unas milicias conocidas como Voluntarios
de la Libertad.
Las tropas leales a Isabel II presentaron una débil resistencia en la batalla del puente de Alcolea,
pero fueron derrotadas. Tras esta batalla, Madrid se sumó al levantamiento e Isabel II marchó al exilio
en Francia. La revolución había triunfado rápidamente, sin apenas derramamiento de sangre, y había
despertado las esperanzas populares de cambio, pero también el recelo de la oligarquía. Con la Gloriosa
Revolución comenzó el Sexenio Democrático, período cuya importancia radica en que por primera vez
España se organizó de forma democrática.
Tras el triunfo de la revolución, se constituyó un Gobierno Provisional presidido por el general Serrano
y con el general Prim como ministro de la Guerra. El gabinete estaba integrado por miembros
de la Unión Liberal, progresistas y demócratas. El nuevo Gobierno suprimió las Juntas Revolucionarias
y disolvió y desarmó a los Voluntarios de la Libertad para estabilizar el nuevo régimen. Además tomó
las primeras medidas que le distanciaban claramente de la época isabelina: promulgó la libertad
de asociación e imprenta, la libertad de cultos y disolvió la Compañía de Jesús. También afrontó
la crisis económica estableciendo el arancel librecambista de Figuerola (1869), creó la peseta
y procedió a la liberalización de la explotación del subsuelo. Finalmente, convocó elecciones a Cortes
Constituyentes por sufragio universal masculino, en las que vencieron los progresistas.
La nueva Constitución de 1869 fue la más avanzada del siglo XIX. Sus principales características son:
• La proclamación de la soberanía nacional, que se pronunciaba mediante el sufragio universal
para los varones mayores de veinticinco años, por la presión de demócratas y republicanos.
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Curso 2005-2006
Distrito universitario de Andalucía
• Una neta separación de poderes, que establecía:
– Un poder ejecutivo, que detentaba el Consejo de Ministros.
– Un poder legislativo atribuido a unas Cortes bicamerales, formadas por el Congreso y el Senado
elegidos mediante sufragio.
– Un poder judicial en manos de los tribunales.
• Como concesión a unionistas y progresistas se proclamaba la monarquía. Su poder estaba,
sin embargo, limitado por la constitución.
• Contenía una amplia declaración de derechos, entre los que destacan:
– La libertad de culto religioso.
– El derecho de reunión.
– El derecho a la libertad de expresión y de cátedra.
2
Una vez aprobada la constitución, se nombró regente al general Serrano, y Prim pasó a presidir
el Gobierno. La situación política era complicada, pues el Gobierno tenía que enfrentar una insurrección
en Cuba y llevar a cabo las reformas prometidas; además debía buscar un nuevo monarca.
La sublevación de Cuba, que había comenzado con el Grito de Yara en octubre de 1868, estuvo dirigida
por Céspedes y tuvo un carácter independentista. La guerra impidió que el nuevo régimen cumpliera
con una de las promesas más populares que le habían brindado el apoyo del pueblo, la abolición
de las quintas. El conflicto enturbió la historia del Sexenio Democrático, ya que se prolongó durante diez
años y solo terminó con la Paz de Zanjón, firmada ya durante la Restauración borbónica.
La búsqueda de un nuevo monarca se mostró difícil, toda vez que el candidato no podía ser un Borbón.
Se tardó más de dos años en encontrar un rey que fuese aceptado tanto por los poderes fácticos del país,
como por las potencias europeas. Finalmente, fue elegido el príncipe italiano Amadeo de Saboya.
Amadeo I desembarcaba en Valencia para asumir la corona a principios de 1871, mientras Prim era
asesinado en Madrid; perdía así a su principal valedor. Se encontraba con el desprecio de la aristocracia
y la indiferencia de las clases medias y populares y con el único apoyo de unionistas y progresistas.
Pero la coalición gubernamental se deshizo y dio paso a dos nuevos partidos irreconciliables, el Partido
Constitucionalista de Sagasta y el Partido Radical de Zorrilla, que hicieron imposible la estabilidad
política.
El reinado de Amadeo estuvo marcado además por la Guerra de Cuba y por una nueva insurrección
carlista que dio lugar a la Tercera Guerra Carlista entre 1872 y 1876. Durante esta guerra, los carlistas
llegarían a establecer un Gobierno en Estella, Navarra, apoyados por las guerrillas afines a Carlos VII.
Estas guerras, las disputas entre sus partidarios y el desprecio de la población, llevaron a Amadeo
de Saboya a abdicar en febrero de 1873.
Las Cortes, mayoritariamente monárquicas, proclamaron la República en febrero de 1873. Fue el primer
intento de organizar un sistema político descentralizado, pero la historia de la Primera República tuvo
una vida corta. Desde el principio tuvo que afrontar la oposición de la gran burguesía y los
terratenientes, así como de los altos mandos del ejército y de la jerarquía eclesiástica, pero también
de los trabajadores, que apoyaban al movimiento anarquista o al carlismo. Los escasos republicanos
pertenecían a la clase media urbana.
Con la proclamación de la República se nombró jefe del ejecutivo a Figueras, que hubo de enfrentarse
a diversos brotes revolucionarios, a pesar de lo cual convocó elecciones a Cortes Constituyentes
por sufragio universal, que fueron ganadas por los republicanos gracias a la abstención y al retraimiento
de la mayoría de los partidos que no se presentaron a las elecciones para no darles legitimidad.
Las nuevas Cortes se aprestaron a elaborar una constitución democrática y federal nunca aprobada
debido a la inestabilidad de la República, lo que también provocó la dimisión de Figueras.
Tras la dimisión de Figueras fue nombrado presidente del ejecutivo Pi i Margall. Durante su presidencia
se produjo la revolución cantonalista en la que federalistas y miembros de la AIT proclamaron
numerosos cantones, pequeños estados regionales cuasi independientes del Gobierno central.
El movimiento se inició en Cartagena y se extendió por toda la costa mediterránea. A pesar
de su magnitud, el ejército pudo controlar la insurrección, excepto en el cantón de Cartagena,
donde la rebelión se prolongó durante casi un año.
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Resolución de la prueba
(Modelo 1 de 2006)
Debido a la sublevación cantonalista, Pi i Margall dimitió y fue sustituido por Salmerón, un republicano
unitario que reprimió el movimiento cantonalista e hizo frente al avance carlista. Tras su dimisión
fue sustituido por Castelar, que suspendió las sesiones parlamentarias para enfrentar la grave situación
política y gobernó autoritariamente.
Cuando se reabrieron las Cortes (4 de enero de 1874) se produjo el golpe de Estado de Pavía,
que las disolvió con ayuda de la guardia civil. Se entregó el gobierno al general Serrano, que suspendió
la constitución y los derechos y libertades. El régimen republicano se mantuvo hasta la restauración
de los Borbones por el golpe de Estado del general Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874.
Bloque II
Opción
A
España en el primer tercio del siglo XX: sociedad y economía. La crisis de 1917
El documento es una fuente iconográfica perteneciente al año 1917, es por lo tanto una fuente
de carácter primario. La imagen nos muestra a los líderes del PSOE encarcelados tras la huelga
general de aquel año por haber formado parte del comité de huelga de la misma. Para entonces
y, debido al crecimiento económico que había experimentado España en las primeras décadas
del siglo XX, las organizaciones de clase habían logrado una notable influencia entre el proletariado
y el campesinado. Entre estas fuerzas destacaban el PSOE (entre cuyos dirigentes se contaban
las personas de la imagen), que era la principal fuerza política obrera del país, y los sindicatos UGT
(socialista) y CNT (anarquista).
Entre 1875 y 1930 la sociedad española se transformó de forma notable gracias al crecimiento
económico y demográfico, que experimentó sobre todo a partir de comienzos del siglo XX.
Sin embargo, los desequilibrios persistieron y España continuó sumida en el subdesarrollo.
España todavía era un país predominantemente agrario, en el que la mayor parte de la población
trabajaba en el sector agropecuario.
• La propiedad de la tierra no se modificó y el latifundio en el sur y el minifundio al norte dominaban
el paisaje y perpetuaban la pobreza de la población, el descontento de los jornaleros y la influencia
de los caciques. Solo el litoral levantino y el País Vasco escapaban a esta situación.
• La agricultura de secano característica del interior, productora de cereales, vid y olivo sobre todo,
experimentó un ligero crecimiento. La política proteccionista de los gobiernos después de 1891
y la utilización de abonos químicos algunos años después explican este aumento.
• La agricultura comercial se desarrolló en Valencia y Murcia, donde aumentaron los regadíos dedicados
al cultivo de cítricos y hortalizas. En el valle del Guadalquivir se extendieron las tierras
dedicadas al algodón y a la remolacha azucarera.
La escasa industrialización se mantuvo y las principales regiones industriales siguieron localizadas
en Barcelona, Asturias y Vizcaya. La producción artesanal conservó una notable importancia durante
este período en el resto del país.
El servicio doméstico continuó teniendo un peso fundamental en el sector terciario. El estancamiento
de las zonas rurales del interior contrastaba con el dinamismo de las grandes ciudades
y de la costa de Levante, sobre todo de 1900 en adelante.
La minería conoció un extraordinario auge en estos años debido a las grandes inversiones extranjeras
que aumentaron, diversificaron la producción y convirtieron a España en uno de los principales
exportadores de minerales.
Algunas regiones como Madrid o Valencia iniciaron su desarrollo industrial, aunque la mayor parte
de la industria siguió concentrada en Cataluña y el litoral cantábrico. El crecimiento manufacturero
se basó en la aparición de nuevas actividades industriales:
• La industria química, abastecedora de la industria farmacéutica y de abonos para la agricultura.
• La agroalimentaria, dedicada a la conservación de productos agrarios y pesqueros.
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La banca se desarrolló gracias a la repatriación de los capitales cubanos tras la pérdida de las colonias.
Se fundaron entonces algunos bancos importantes como el Hispano Americano (1900) o el de Vizcaya
(1901). También en estos años se desarrollaron las comunicaciones (telégrafo, teléfono y radio)
y se incrementaron las obras públicas con la construcción de los primeros embalses y el asfaltado
de las carreteras.
Pero los cambios económicos, aun siendo importantes, fueron insuficientes para recortar el retraso
de la economía española.
La población española creció lentamente hasta el siglo XX, según el modelo demográfico antiguo,
caracterizado por elevadas tasas de natalidad y mortalidad y crisis periódicas de sobremortalidad.
Con el nuevo siglo comenzó la transición demográfica; descendió la mortalidad, seguida después
por la natalidad, y finalizaron las crisis epidémicas, ya que la última se registró en 1918.
Distrito universitario de Castilla-La
Andalucía Mancha
• La energética, con el desarrollo de plantas hidroeléctricas y de centrales térmicas.
• Los sectores ligados al transporte, dedicados a la fabricación de componentes ferroviarios
o de automóviles.
• Las manufacturas de cemento y de vidrio, vinculadas a la construcción y a las obras públicas.
21
Como consecuencia, el crecimiento de la población se aceleró a partir de 1900. En el último cuarto
del siglo XIX solo creció en dos millones de personas, pero entre 1900 y la Guerra Civil aumentó
en más de siete millones.
Al tiempo se produjeron movimientos migratorios favorecidos por la mejora de los transportes:
• Más de tres millones de personas emigraron con destino a Latinoamérica y el norte de África (Argelia
y Túnez) fundamentalmente.
• Cerca de un millón de personas se desplazaron en el interior del país y se instalaron en las grandes
ciudades y en las regiones litorales, donde la economía era más dinámica.
• El cambio demográfico fue sin embargo más profundo, pues se dieron importantes transformaciones
en la estructura de la población.
• Aumentó la población urbana. Las ciudades más importantes crecieron de manera considerable:
Madrid y Barcelona alcanzaban medio millón de habitantes en 1900 y un millón cuando estalló
la Guerra Civil. Otras ciudades como Valencia, Sevilla, Bilbao, etc., experimentaron un crecimiento
considerable. La población urbana pasó de constituir un 32 % en 1900 a representar cerca del 50 %
al final del período.
La población agrícola se redujo desde 1910 y dejó de ser mayoritaria en 1929, cuando fue superada
por la suma de la población industrial y terciaria. Así, España pasó a tener una población agraria
e industrial en vías de modernización en los años treinta.
La progresión demográfica, la creciente urbanización y el aumento de la población dedicada a
la industria y a las actividades terciarias se explica en gran medida por la modernización de la economía.
Sin embargo, el insuficiente desarrollo económico es la causa de la importante emigración exterior.
La sociedad se caracterizó entre 1875 y 1939 por la polarización entre la oligarquía y las clases populares
y por la debilidad de las clases medias.
La oligarquía estaba integrada por grandes propietarios agrícolas, empresarios industriales y banqueros,
muchas veces emparentados. Tenía un elevado nivel de vida y detentaba el poder político.
En el extremo opuesto de la jerarquía social se encontraban las clases populares, mayoritariamente
campesinos y obreros industriales:
• En el sur los campesinos eran jornaleros sin tierras, desempleados gran parte del año, que trabajaban
en los latifundios de sol a sol durante la siembra y la cosecha. Al norte del Sistema Central solían
ser dueños de minifundios. Las condiciones de vida de los campesinos eran muy precarias y el hambre
era una amenaza constante.
• Los obreros industriales trabajaban diez o doce horas diarias y no tenían seguros de accidentes,
ni de enfermedad, ni de desempleo. Sus salarios eran muy bajos, por lo que las mujeres y los niños
debían trabajar para contribuir a los ingresos familiares. Vivían en barrios próximos a las fábricas,
carentes de servicios y por tanto insalubres.
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(Modelo 1 de 2006)
Las clases medias incrementaron sus efectivos a partir del siglo XX. Tenían una posición desahogada
y estaban formadas por funcionarios, comerciantes, profesionales liberales y labradores. Sin embargo
siguieron siendo escasas como para amortiguar los conflictos sociales.
La mujer siguió relegada a la vida doméstica y supeditada a la autoridad de un varón, fuese este su padre
o su marido. Esta situación estaba sancionada tanto por las leyes como por la mentalidad de la época.
Esta jerarquía social fue avalada por la Iglesia católica, que presentaba la miseria de las clases populares,
y el sometimiento de la mujer al hombre como algo natural.
La dualidad de la sociedad española también se reflejó en la vida cotidiana, en la que el modo de vida
ancestral de las zonas rurales contrastaba con la vida cosmopolita de las ciudades.
Las enormes diferencias sociales que caracterizaban a la población española condicionaron diferentes
formas de sociabilidad según la clase a que se perteneciese:
• Las clases pudientes disponían de mucho tiempo libre, que empleaban en la práctica de deportes
elitistas como la equitación o el automovilismo e iniciaron la costumbre del veraneo y el turismo.
• La clase media, acomodada pero menos opulenta, empleaba su tiempo en tertulias y sociedades
literarias, científicas o recreativas en las que se popularizaron deportes como el tenis o la natación.
• Las clases populares entretenían su escaso ocio en los patios de vecindad donde organizaban
verbenas y solían asistir a las casas del pueblo o a los ateneos libertarios.
A pesar de las diferencias, algunas aficiones eran comunes a todas las clases sociales.
• Los toros, la zarzuela, la revista y tradiciones, como el cante o los juegos populares, destacan
entre los entretenimientos comunes a todos los ciudadanos.
• El cine o el fútbol fueron espectáculos que surgieron en este período con un carácter interclasista.
Su éxito hizo que se instalaran por entonces los primeros cinematógrafos y se organizaran las primeras
competiciones deportivas de alcance nacional, como la Copa del Rey de Fútbol, cuya primera edición
se celebró en 1902.
Las primeras protestas de obreros se dieron en Barcelona en la década de 1830 y fueron protagonizadas
por artesanos que quemaron la fábrica de Bonaplata por temor a perder sus empleos. En el campo,
las revueltas se dieron a partir de las desamortizaciones, cuando los nuevos dueños dejaron de renovar
los arrendamientos a los campesinos. Desde entonces, los jornaleros llevaron a cabo numerosas
ocupaciones de tierras que se prolongarían hasta la Guerra Civil.
Estas primeras manifestaciones dieron paso a la fundación de organizaciones asistenciales a partir
de mediados del siglo XIX. Durante el Sexenio Democrático se produjo la llegada a España de
las principales ideologías obreras del siglo XIX.
El anarquismo era dominante. Estaba dividido entre los partidarios de la acción directa (atentar contra
gobernantes y propietarios para acabar con el sistema) y quienes se inclinaban por la propaganda
y la educación popular, creadores de numerosas revistas y ateneos libertarios. Pero, a pesar
de su importancia, el anarquismo no contó con una organización estable hasta la fundación de
la CNT en 1910.
El socialismo fue la corriente minoritaria del movimiento obrero en España. Era partidario de la lucha
política y creó dos organizaciones perdurables: el PSOE (1879) y la UGT (1888), fundados por Pablo
Iglesias. En 1921 sufrió la escisión del PCE, en el que se integraron quienes apoyaban la Revolución
Bolchevique.
La lucha del movimiento obrero y la inquietud reformista de muchos gobiernos del primer tercio
del siglo XX dieron lugar a la primera legislación laboral española, que reguló, entre otros aspectos,
el derecho a la huelga (1909), la jornada laboral de 8 horas (1919) y la negociación entre obreros
y empresarios.
La relegación de la mujer también originó un movimiento social, el sufragismo, que reclamaba
el derecho de voto para las mujeres y la equiparación legal de mujeres y hombres. El sufragio femenino
fue reconocido por la Constitución de 1931 y las mujeres ejercieron por primera vez este derecho
en las elecciones de 1933.
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Opción
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B
El texto es un fragmento del Fuero de los Españoles de 1945 publicado durante la dictadura franquista,
aunque una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Es, por tanto, una fuente primaria de carácter
político. Este documento es un remedo de declaración de derechos de los ciudadanos en el régimen
franquista. El objetivo de esta declaración era dar una apariencia de liberalización política
de la dictadura cara a la nueva situación internacional, caracterizada por las derrotas de la Alemania nazi
y la Italia fascista y la victoria de las potencias aliadas encabezadas por EE.UU. y la URSS.
Al término de la Guerra Civil, en 1939, el país estaba completamente destrozado demográfica, social
y económicamente. Comenzó entonces la larga dictadura de Franco, que habría de prolongarse hasta
la muerte del general en 1975.
La duración de la dictadura se explica en parte porque fue sostenida por los vencedores de la guerra
que formaban las familias políticas:
Distrito universitario de Castilla-La
Andalucía Mancha
El régimen de Franco: fundamentos ideológicos, bases sociales e instituciones
• El ejército era la garantía de continuidad del régimen y los altos mandos desempeñaron importantes
cargos políticos (algunos colaboradores del dictador fueron militares, como Carrero Blanco).
La mayoría de los militares compartía la ideología franquista, lo que convirtió al ejército en el defensor
del régimen con jurisdicción sobre los delitos políticos que juzgaba mediante consejos de guerra.
Franco pagó a los altos mandos con prestigio y poder político, a cambio de su subordinación
al dictador.
• La Iglesia católica dio legitimidad a la dictadura y se convirtió en propagandista de la ideología
del régimen, presentando a Franco como el salvador de la patria frente al comunismo y el ateísmo.
Los obispos participaron en las instituciones políticas franquistas como el Consejo del Reino
y las Cortes. En 1953 se firmó un Concordato para regularizar las relaciones entre el Estado y la Iglesia.
Como contrapartida por su apoyo a la dictadura, la Iglesia se benefició de un Estado confesional,
la restauración del presupuesto para el culto, la reintroducción de la enseñanza católica
en la escuela, la exención de impuestos o la supresión del matrimonio civil, entre otros.
• Los falangistas fueron un apoyo importante del franquismo y estaban integrados en el partido único
(FET y de la JONS) formado por la suma de todos los partidos políticos que apoyaron
la sublevación de 1936. Pero perdieron influencia tras la derrota de nazis y fascistas en la Segunda
Guerra Mundial por su afinidad con ellos. Su principal actividad fue el control de la vida social y
económica del país mediante las organizaciones de masa del régimen como el Frente de Juventudes,
la Sección Femenina o la Organización Sindical.
Otros grupos de presión que apoyaron al régimen franquista fueron los monárquicos, partidarios
de la restauración de la monarquía, los carlistas y grupos católicos como Acción Católica o el Opus Dei.
De estos grupos procedían muchos dirigentes de la dictadura.
Además de estos apoyos políticos, Franco contó con el favor de una variada gama de grupos sociales:
• La oligarquía terrateniente, que se benefició de la devolución de las tierras incautadas por la reforma
agraria de la Segunda República y de la represión de los jornaleros.
• Los grandes financieros, que se beneficiaron de la política económica intervencionista del régimen.
• Las clases medias rurales del norte y de Castilla, que estaban bajo una fuerte influencia de la religión
católica.
Las clases medias urbanas y los trabajadores apenas respaldaron la dictadura. Pero la situación cambió
en los años sesenta debido al desarrollo económico, que favoreció que el régimen contara con mayor
aprobación entre estas clases.
Finalmente, la feroz represión de la oposición y que el régimen franquista, debido a su anticomunismo,
fuese aceptado por las naciones democráticas durante la Guerra Fría contribuyeron a que la dictadura
perdurase.
El franquismo no fue una dictadura fascista, ni militar, ni totalitaria y no se basó en una doctrina definida,
pero se caracterizó por su ideología conservadora y antidemocrática. Esta se manifestó
en la subordinación del Estado a la moral católica, en la ausencia de libertades (de expresión,
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Resolución de la prueba
(Modelo 1 de 2006)
de manifestación, etc.) y en la adulación a Franco, que recibió títulos como «Caudillo de España»
o «Generalísimo de los ejércitos».
Si bien es cierto que en los primeros años el franquismo se aproximó a las dictaduras nazi y fascista,
a partir de 1942, cuando estas pasaron a la defensiva en la Segunda Guerra Mundial, el régimen
se distanció de esta ideología. Sin embargo, hay algunos rasgos que perduraron a lo largo de toda
la dictadura:
• La concentración del poder político en Franco, que se manifestó en que este era el jefe de todos
los ejércitos, el Jefe del Estado, el presidente del Gobierno, en que disponía de la capacidad de legislar
y hasta de presentar ternas para que el papa nombrase a las principales dignidades eclesiásticas.
• El anticomunismo, que había servido de justificación para la sublevación y que durante la Guerra Fría
el régimen atizó para ser aceptado en el mundo occidental.
• Un antiliberalismo, que durante todo el régimen postergó las libertades civiles y el parlamentarismo.
• El catolicismo, que impregnó tanto la vida pública como la privada con una estricta moral. La Iglesia,
además, dominó la vida social y la educación en lo que se conoció como el nacional-catolicismo.
• Un nacionalismo españolista, que negó autonomía política a las regiones y prohibió las otras lenguas
peninsulares.
• El tradicionalismo. La idea de España que defendió la dictadura se basó en raíces históricas a menudo
adulteradas (la Reconquista, el imperio, la defensa del catolicismo).
• El militarismo, que se tradujo en la presencia constante del estamento militar con numerosos desfiles,
y la presencia constante de uniformes, himnos y la bandera franquista.
• La aparición de símbolos y uniformes falangistas, aunque los símbolos fascistas, como el saludo brazo
en alto utilizado en los primeros años, fueron atenuados tras la derrota de Hitler y Mussolini en 1945.
La dictadura franquista no tuvo constitución, pero una serie de leyes (las Leyes Fundamentales)
se aprobaron a lo largo del tiempo para regular el sistema político y aparentar un Estado regido
por el derecho. Sin embargo, el poder real se concentraba en el Caudillo, que detentaba el poder
ejecutivo, el legislativo y el judicial y era jefe de todos los ejércitos.
Durante la dictadura solo se accedía a cargos políticos si se pertenecía al único partido legal FET
y de las JONS, fundado en 1937 durante la Guerra Civil. Su jefe era Franco y en él se habían integrado
todas las fuerzas políticas que habían apoyado la sublevación contra la Segunda República.
A partir de 1942, las victorias aliadas en la Segunda Guerra Mundial forzaron a Franco a organizar
la llamada «democracia orgánica» para ocultar el carácter dictatorial de su régimen:
• Los falangistas perdieron influencia a favor de católicos y monárquicos y dejó de ser obligatorio
el saludo a la romana.
• En 1945 se publicaron la Ley de Referéndum y el Fuero de los Españoles (una declaración de derechos
condicionada a la aceptación de la dictadura). En 1947 la Ley de Sucesión proclamaba a España Reino
bajo la jefatura vitalicia de Franco y declaraba que era un Estado católico. La ley de Principios
Fundamentales del Movimiento (1958) suprimió los aspectos más totalitarios del régimen.
• Se organizaron unas Cortes que desde 1942 ratificaban las decisiones de Franco y permitían simular
la existencia de un poder legislativo.
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Enunciado de la prueba
A
Realice una composición sobre el Análisis y valoración de las medidas desamortizadoras
en la España del siglo XIX, a partir de los materiales siguientes:
a) Texto:
Exposición de Mendizábal a la Regente en la que explica los objetivos del decreto
de desamortización. Gaceta de Madrid, 21 de febrero de 1836.
«Vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado, no es tan solo cumplir una
promesa solemne y dar garantía positiva a la deuda nacional por medio de una amortización exactamente igual al producto de las ventas, es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública;
vivificar una riqueza muerta […].
3
Distrito universitario de Andalucía
Opción
(Modelo 1 de 2005)
El decreto que voy a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V. M. sobre la venta de
esos bienes adquiridos ya para la nación, así como en su resultado material ha de producir el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es necesario que […] se funda en la alta idea
de crear una copiosa familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se apoye principalmente
en el triunfo completo de nuestras actuales instituciones…».
Juan ÁLVAREZ MENDIZÁBAL
b) Cuadro:
La desamortización eclesiástica y civil entre 1834 y 1856.
Desamortización eclesiástica
Fincas rústicas
Fincas urbanas
1836-1844
110.945
13.113
1845-1854
3.731
1.329
1854-1856
24.845
5.205
TOTAL
139.521
19.647
Desamortización civil 1834-1856
Fincas rústicas
Fincas urbanas
Corporaciones
16.859
3.327
Estado
5.074
661
TOTAL
21.933
3.988
FUENTE: Vicens Vives, según estadística Ministerio de Hacienda.
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Curso 2004-2005
Opción
B
Realice una composición sobre La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), a partir
de los materiales siguientes:
a) Texto: Cartilla de la Unión Patriótica.
Decidme:
¿Qué es la Unión Patriótica?
La Unión Patriótica es una agrupación de españoles que procuran distinguirse en el cumplimiento
de sus deberes.
[…] ¿Cuáles son los deberes patrióticos?
El conocimiento y la divulgación de las glorias y del valor histórico de España. La defensa de
su unidad nacional. El sacrificio personal para defender la Patria contra sus enemigos exteriores
e interiores.
[…] ¿Cuál es el origen de la Unión Patriótica?
La santa rebeldía del alzamiento militar que, bajo las órdenes del general Primo de Rivera, salvó a
España de su inmediata ruina.
¿Es la Unión Patriótica un partido político?
No es un partido político, es una organización ciudadana…
Unión Patriótica, Madrid, n.º 38, 1-4-1928.
b) Fotografía:
Miguel Primo de Rivera (sentado
a la derecha) al frente del Directorio
Civil en 1925. A su lado,
el rey Alfonso XIII.
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Resolución de la prueba
A
Análisis y valoración de las medidas desamortizadoras en la España del siglo XIX
Los dos documentos que son la base para elaborar la composición se refieren a un proceso
muy concreto de la historia de España: la desamortización. Este fue el principal acontecimiento
de la historia de la agricultura española del siglo XIX ya que fue el proceso por el que se constituyó
en España un sistema agrario basado en la propiedad privada de carácter liberal y que ha tenido
una gran trascendencia en la posterior historia de nuestro país.
Dos son los documentos que se proponen: el primero es un texto que contiene un fragmento
de la Exposición de Mendizábal a la Regente en la que explica los objetivos del decreto de
desamortización, que apareció en la Gaceta de Madrid el 21 de febrero de 1836, y la segunda
es una fuente estadística que contiene una tabla elaborada por el historiador Jaume Vicens Vives
sobre el valor de las desamortizaciones de 1836 y de 1856.
3
Distrito universitario de Andalucía
Opción
(Modelo 1 de 2005)
El texto es una fuente primaria cuyo autor es Juan Álvarez Mendizábal, que remite el texto
a doña M.ª Cristina de Borbón. Se trata de un documento de carácter jurídico cuyo contenido
es económicosocial y su destinatario es público, ya que se dirige a la máxima encarnación del Estado,
la regente doña M.ª Cristina de Borbón, madre de la reina Isabel II y viuda de Fernando VII.
Este texto, datado en 1836, corresponde a la regencia de M.ª Cristina (1833-1840), durante la minoría
de edad de Isabel II. El documento se enmarca en el proceso de liberalización del Estado, lo que supuso
un cambio en el sistema político y en el régimen de propiedad. Estos cambios explican el estallido
de la Primera Guerra Carlista (1833-1839). Esta comenzó cuando los carlistas, partidarios de mantener
el Antiguo Régimen y de los derechos dinásticos del infante don Carlos M.ª Isidro, hermano
de Fernando VII, se alzaron contra la reina Isabel II, de tres años de edad. M.ª Cristina hubo de apoyarse
entonces en los liberales para defender los derechos al trono de su hija.
El autor del texto es Juan Álvarez Mendizábal, un financiero y político liberal progresista. Estuvo exiliado
en Gran Bretaña y a su regreso en 1835 detentó los cargos de presidente del Gobierno y ministro
de Hacienda, puesto desde el que promulgó la desamortización eclesiástica de 1836. El texto
que se expone es un fragmento de esta.
En el texto se señalan los motivos que inspiran la medida de vender los bienes pertenecientes al Estado,
procedentes de la extinción de numerosas instituciones eclesiásticas:
• En primer lugar, señala el ministro que la medida tiene por finalidad enjugar la deuda nacional.
• También declara el autor la conveniencia de poner en la circulación económica una gran cantidad
de tierras que hasta entonces habían estado muertas para la economía.
• Por último, Mendizábal se refiere a que la medida creará una clase de propietarios agrícolas
que serán afectos al régimen liberal que se estaba instaurando en aquella época.
La tabla estadística es una fuente secundaria elaborada por Jaume Vicens Vives a partir de datos
del ministerio de Hacienda. Se trata de un documento de carácter histórico cuyo contenido es
económico y su destinatario es público. Contiene esta fuente dos series, una sobre las desamortizaciones
rústicas y otra sobre las desamortizaciones urbanas, y se diferencia además entre la desamortización
eclesiástica y la civil. Esta tabla hace referencia a la marcha y el monto de la desamortización entre 1836
y 1856; es decir, a la desamortización decretada por Mendizábal y de su estudio se pueden deducir
las siguientes cuestiones:
• En la tabla se advierte que la desamortización de las fincas rurales fue muy superior a la de las fincas
urbanas (algo más de 170.000 de las rústicas, por menos de 25.000 en el caso de las segundas).
• También se comprueba que las fincas eclesiásticas desamortizadas fueron muy superiores a las fincas
desamortizadas pertenecientes a corporaciones o directamente al Estado (desamortización civil).
• En cuanto a la evolución de la desamortización, se ve que la desamortización eclesiástica experimentó
tres fases muy claras:
– Entre 1836 y 1844 (época de predominio progresista) se produjeron la mayor parte
de las desamortizaciones.
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Resolución de la prueba
(Modelo 1 de 2005)
– Entre 1845 y 1854 (durante la Década Moderada) se ralentizó de forma muy acusada el proceso
desamortizador.
– Entre 1854 y 1856 (durante el Bienio Progresista) la desamortización experimentó
un repunte.
Valoración de las medidas desamortizadoras en la España del siglo XIX
La liberalización de las tierras que desde el Antiguo Régimen estaban vinculadas a una familia noble
(mayorazgos), a la Iglesia (manos muertas) o a los ayuntamientos (propios y comunes) fue la principal
transformación que se produjo en la agricultura española del siglo XIX.
En el Antiguo Régimen la agricultura era la fuente principal de riqueza, pero sus técnicas estaban
estancadas y era poco productiva. La mayor parte de las tierras eran patrimonio de los estamentos
privilegiados o de los ayuntamientos; durante el Antiguo Régimen las tierras vinculadas no se podían
vender ni ceder y por tanto se decía que estaban amortizadas. En el siglo XVIII los ilustrados,
y los liberales después, pensaban que los obstáculos de la agricultura se debían en buena medida
a la deficiente estructura de la propiedad. Por ello, los primeros propusieron la desvinculación
de las propiedades de la nobleza, del clero y de los ayuntamientos para sacarlas al mercado libre,
una política que seguirían los liberales en el siglo XIX.
La desamortización fue el proceso por el que se desvincularon las tierras del clero, de los ayuntamientos,
de las corporaciones y aun del propio Estado. Esta consistía en la incautación por el Estado de tierras
vinculadas para luego venderlas a particulares.
El proceso desamortizador había comenzado durante los gobiernos de Godoy, ministro de Carlos IV
y con José I, durante la Guerra de la Independencia. También los primeros liberales decretaron la
desamortización en las Cortes de Cádiz (1811-1813) y durante el Trienio Liberal (1820-23). Pero fueron
declaradas nulas por los absolutistas cuando accedieron al poder durante el reinado de Fernando VII:
en el Sexenio Absolutista y en la Década Ominosa.
Así, el desarrollo de la desamortización hubo de esperar al reinado de Isabel II cuando se tomaron
las principales medidas:
• La desamortización eclesiástica de Mendizábal de 1836, que fue la más importante y afectó
fundamentalmente a las tierras del clero regular. La finalidad de la desamortización eclesiástica,
como queda claro en el documento escrito, era doble:
– Por un lado, ampliar la base social del liberalismo, con el incremento de propietarios privados
gracias a la venta de las tierras expropiadas.
– Por otro, obtener fondos para disminuir la deuda pública que se había disparado tras el largo
proceso bélico iniciado en 1793 con la guerra contra la Francia revolucionaria y continuado
con la Guerra de Independencia y las guerras coloniales en América. Período bélico que no había
finalizado aún cuando Mendizábal escribió dicho documento, pues se estaba desarrollando
la Primera Guerra Carlista. Con posterioridad esta ley fue completada durante la regencia
de Espartero por una ley que ponía en venta los bienes del clero secular.
• La desamortización civil de Pascual Madoz de 1855 alcanzó a los bienes municipales de propios
(que se arrendaban a particulares) y comunes (que usaban los vecinos), hospitales, escuelas
y otras instituciones, así como a los bienes del clero secular que quedaban sin vender. El objetivo
de esta segunda desamortización fue, como en el caso de la primera, disminuir la deuda pública,
pero también se pretendió con ella financiar la construcción del ferrocarril.
La desamortización se completó con la abolición de los mayorazgos en 1837, transformados
en inmensos latifundios privados en manos de los mismos nobles que habían detentado
los mayorazgos y señoríos.
Los bienes expropiados en manos del Estado se subastaron públicamente en lotes que no se podían
acumular para evitar el acaparamiento. Sin embargo, hubo compradores que utilizaron testaferros
para comprar varios lotes.
La liberalización de la tierra tuvo consecuencias muy variadas:
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Curso 2004-2005
Opción
Distrito universitario de Andalucía
• Desde el punto de vista económico, supuso la implantación de una economía liberal basada
en la propiedad privada plena y libre, y en la libertad de mercado. Con esta aumentó la superficie
cultivada y, donde los nuevos propietarios invertían, aumentó la producción de trigo y vid.
Entre las consecuencias negativas cabe destacar la consolidación de una estructura de la propiedad
basada en el latifundio, sobre todo en el centro y en el sur del país. Además se atribuye
a la desamortización que desviase las inversiones que hubieran debido producirse en la industria a
la compra de tierras.
• Las finanzas del Estado mejoraron, pues consiguió disminuir la deuda pública, pero no eliminarla.
• En el plano social, significó el mayor trasvase de bienes de todo el siglo XIX. Con la desamortización
la burguesía y la nobleza se convirtieron en los principales terratenientes del país ya que
eran las únicas clases que pudieron comprar tierras por disponer de capital y de títulos de deuda.
Aunque empobreció a muchos campesinos, que privados de los bienes comunales se convirtieron
en míseros jornaleros.
• En cuanto a las consecuencias políticas, representó un refuerzo para el régimen liberal, como había
previsto Mendizábal. En el plano internacional, el Vaticano rompió las relaciones diplomáticas
hasta la firma del Concordato de 1851, en que el Gobierno moderado declaró el Estado confesional
católico y se comprometió a sufragar los gastos del clero a cambio de que la Iglesia reconociera
las ventas de bienes desamortizados.
• Hay que señalar que la desamortización hizo un daño incalculable al patrimonio artístico español,
ya que se perdieron muchas obras de arte por el abandono en que los nuevos propietarios dejaron los
edificios. Sin embargo, el Estado se encontró con un patrimonio de edificios públicos que pudo emplear
en fines sociales (hospitales, cuarteles, institutos de segunda enseñanza) e incluso favoreció la mejora
urbanística al derribar numerosos edificios en los que se hicieron plazas o se construyeron edificios.
• La desamortización favoreció la deforestación por la tala masiva de montes propiciada por los nuevos
propietarios, que obtenían ganancias seguras con un mínimo de inversión.
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La dictadura de Primo de Rivera
Los dos documentos se refieren a un período muy concreto de la historia de España: la dictadura
de Primo de Rivera. Esta dictadura comprendió desde septiembre de 1923 a enero de 1930
y fue el último período de la Restauración de los Borbones en España que había comenzado en 1875.
La Restauración concluyó pocos meses después de la caída de la dictadura, el 14 de abril de 1931,
cuando se proclamó la Segunda República.
El primer documento es un texto que contiene un extracto de la cartilla de la Unión Patriótica,
la organización que el dictador fundó para que le sirviese de apoyo político.
El texto es una fuente primaria de autor desconocido. Se trata de un documento de carácter político
cuya finalidad es adoctrinar a los miembros de la Unión Patriótica.
El texto adopta la forma de un catecismo en el que se plantean preguntas y se dan las respuestas que
resumen el ideario de la organización para que la memoricen sus miembros. Del texto abreviado
que se presenta se pueden inferir las principales características del partido creado por el dictador.
• El nacionalismo que destila la respuesta a la pregunta sobre cuáles son los deberes patrióticos,
que es el conocimiento de las glorias y de la historia de España, la defensa de la unidad nacional
y el sacrificio para defender la patria contra sus enemigos.
• El antiliberalismo que se desprende de la respuesta a la pregunta sobre si la Unión Patriótica es un
partido político, lo que rechaza categóricamente al caracterizarla como una organización ciudadana,
lo que se ve reforzado por la definición de lo que es la Unión Patriótica en la primera pregunta.
El segundo documento es una imagen fotográfica, por tanto una fuente iconográfica, también primaria
y que tiene una finalidad divulgativa o propagandística.
En ella aparecen sentados el rey, en el centro y vestido de militar, con el dictador Primo de Rivera
a su derecha y algunos miembros del Directorio Civil que gobernó el país desde 1926 y hasta la caída
de la dictadura.
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Resolución de la prueba
(Modelo 1 de 2005)
La dictadura (1923-1930)
El 13 de septiembre de 1923 el general Primo de Rivera dio un golpe de Estado y se hizo con el poder
apoyado por el ejército, la burguesía y el consentimiento de Alfonso XIII. De hecho, el sistema
de la Restauración, amparado por la Constitución de 1876, había entrado a partir del año 1917
en una crisis de la que no se recuperaría:
• En 1917 se produjo una crisis en la que coincidieron tres movimientos: el militar con la creación
de unas juntas de defensa (asociaciones que el Gobierno se negó a reconocer), el político
con la convocatoria de una asamblea de parlamentarios en Barcelona que reclamaba una nueva
constitución y el sindical con la convocatoria de una huelga general. El reconocimiento de las Juntas
Militares permitió finalmente controlar la situación al Gobierno.
• Entre 1919 y 1923 se produjo un estallido de violencia social por la disminución del nivel de vida
de los trabajadores y la crisis económica. Las numerosas huelgas fueron contestadas por los patrones
organizando sindicatos libres que empleaban las armas contra los líderes obreros. Se produjo
así una escalada de violencia.
• En 1921 ocurrió la derrota de Annual (Marruecos), donde murieron alrededor de 10.000 soldados,
que conmocionó al país y ante las sospechas de corrupción e ineptitud de los mandos militares
se creó una comisión parlamentaria para depurar responsabilidades.
En este ambiente de crisis social, los nacionalismos periféricos, el republicanismo y el movimiento obrero
crecían entre la opinión pública, lo que explica que los poderes fácticos empezaran a contemplar
la dictadura militar como una solución a la crisis del país.
Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de Estado el 13 de septiembre
de 1923. Declaró el estado de guerra, suspendió las garantías constitucionales y disolvió las Cortes
sin encontrar apenas resistencia.
Una vez en el poder, el dictador Primo de Rivera se constituyó en ministro único, pasando
a ser asesorado por un Directorio Militar. Las primeras medidas del dictador fueron la derogación
de la constitución, prohibir los partidos políticos y los sindicatos, destituir a los cargos electos
e implantar la censura de prensa. También proscribió los nacionalismos periféricos y así prohibió
la bandera y el himno catalán y restringió el catalán al uso privado.
La dictadura siguió una política represiva para restaurar el orden público, que se centró en el sindicato
anarquista CNT, la prensa y los intelectuales. Al tiempo, se aprestó a solucionar el problema de
Marruecos, lo que consiguió con la alianza de Francia: en 1925 se produjo el desembarco hispano francés
de Alhucemas y en 1927 terminó la Guerra de Marruecos con el control del territorio marroquí asignado
a España en la Conferencia de Algeciras (1905). Gracias a su popularidad Primo de Rivera inició
una política de institucionalización de la dictadura, cuyo primer paso fue la fundación de la Unión
Patriótica, un partido único cuya finalidad era apoyar al dictador.
A fines de 1925, Primo de Rivera nombró un nuevo directorio en el que se integraron algunos civiles,
con lo que se dio paso al Directorio Civil. El nuevo Gobierno prosiguió la política de dotar a la dictadura
de instituciones perdurables y buscó inspiración en el modelo fascista italiano. En 1927 convocó
unos comicios mediante sufragio restringido para elegir una Asamblea Nacional Consultiva
que elaborase una nueva constitución, pero fracasó ante la indiferencia general.
Los años de la dictadura fueron, en conjunto, de crecimiento económico debido a que coincidió
con la prosperidad económica general de los años veinte. En líneas generales, la dictadura siguió
una política económica de corte nacionalista y de fomento de las obras públicas.
• El nacionalismo se caracterizó por la tradicional política proteccionista que gravaba las importaciones
mediante aranceles. A esta práctica añadió la creación de diversos monopolios estatales como
CAMPSA, que tenía la exclusividad de la importación, refinado y distribución del petróleo, Telefónica
o Tabacalera.
• La política de obras públicas de la dictadura se manifestó en la construcción de carreteras,
la ampliación de la red de ferrocarriles y un plan hidráulico que buscaba el aumento del regadío
y de la electrificación. Obras todas ellas destinadas a mejorar las infraestructuras del país,
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Curso 2004-2005
En el aspecto social, la dictadura creó los Comités Paritarios, órganos arbitrales constituidos
por empresarios, obreros y representantes ministeriales para resolver los conflictos laborales.
Para que el sistema funcionara, el dictador logró la participación de la UGT y los Sindicatos Libres
(auspiciados por la derecha y la Iglesia), pero se marginó y persiguió a la CNT.
La dictadura apenas contó con oposición al principio. A pesar de lo cual, censuró la prensa, prohibió
los partidos y muchos sindicatos y se enfrentó con políticos e intelectuales a los que reprimió,
como es el caso de Miguel de Unamuno a quien desterró. Todo ello acabó por engrosar las filas
de la oposición que abarcó desde la universidad hasta a algunos políticos monárquicos. A partir de 1928,
con el dictador gravemente enfermo, aumentaron las conspiraciones, las movilizaciones republicanas
y la conflictividad social. Ya en 1929, la crisis económica y el fin de la prosperidad ahondaron la crisis
de la dictadura. En enero de 1930 el dictador dimitió y se exilió en París, donde murió poco después.
Distrito universitario de Castilla-La
Andalucía Mancha
pero que también crearon multitud de puestos de trabajo. Sin embargo, también fue la responsable
del endeudamiento de la Hacienda del Estado.
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