La ecología de la niñez. Creando un mundo digno de nuestos niños

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Taller
La Ecología de la Niñez. Creando un Mundo Digno de Nuestros Niños
Edward Miller
Introducción: una nueva comprensión de la niñez
Una profunda paradoja define la condición de la niñez en los inicios del siglo 21. Los científicos
médicos y neurológicos, así como los investigadores educativos y los practicantes nos han
dado un vasto conocimiento sobre el desarrollo y crecimiento saludables de los niños. Al
mismo tiempo, parecemos estar en peligro de olvidar algunas verdades fundamentales y
duraderas de la naturaleza de la niñez y las necesidades de los niños. De hecho, la niñez en sí,
como una fase singularmente importante y vulnerable de la vida humana, se haya bajo
asedio.
La Alianza para la Niñez americana, una sociedad de educadores, profesionales de la salud,
investigadores, y otros defensores de los niños, se fundó en 1999 para dirigirse hacia este
problema. Los compañeros en la Alianza proponen que ha llegado el momento de un esfuerzo
convenido, interdisciplinario para examinar las causas subyacentes del alarmante declive en la
salud de los niños y su bienestar en los años recientes, para que podamos empezar a revertir
esa situación.
¿Por qué están los niños bajo tal presión para que crezcan rápido, estar delante de la curva,
sobrepasar a todas las generaciones anteriores? ¿Qué efecto tiene nuestra propia ansiedad
como adultos ante los aterradores cambios tecnológicos y las amenazas de guerra y
terrorismo en el mundo de hoy, sobre nuestros niños? ¿Estaremos empujando a los niños a
alcanzar metas y expectativas poco realistas, en formas que son realmente dañinas para
ellos?
Para entender estas importantes preguntas, debemos primero, hacernos otras más
fundamentales. ¿Cuál es nuestra imagen del niño, y del lugar de la niñez en la sociedad y en
el mundo natural? ¿Cómo entendemos la vida interior del niño, y qué es lo que él o ella más
necesita para convertirse en un adulto inteligente, afectuoso, fuerte, resiliente, imaginativo, y
pensativo?
Si nuestra imagen del niño es altamente mecánica, en la cual vemos sus mentes como
computadoras que deben ser programadas y llenadas con información, entonces nuestras
políticas y prácticas educativas y de cuidado del niño darán énfasis a la tecnología, la
estandarización, y empujaran a los niños a una realización más rápida, a edades cada vez
menores. Pero si nuestra imagen del niño es polifacética, reconociendo y respetando los
procesos naturales, y a menudo, no lineales del desarrollo humano, y honrando la infinita
variedad de las fuerzas y necesidades individuales del niño; entonces nuestras políticas y
prácticas tomarán una forma más variada y diferenciada.
En este documento defenderé que el punto de vista del niño, más polifacético o ecológico,
requieren de una nueva comprensión de la niñez en sí.
Las condiciones de la niñez hoy día
La Alianza para la Niñez se formó debido a la preocupación creciente entre educadores,
investigadores, y profesionales de la salud por el declive en la salud y bienestar de los niños.
Mientras que la proliferación de enfermedades contagiosas en la niñez ha sido contenida,
principalmente en las naciones más ricas, a través, de la inmunización y los antibióticos, las
proporciones de asma, las alergias, la hiperactividad, la ansiedad, la depresión, los desórdenes
en la alimentación, la obesidad, el autismo, y la violencia entre los niños y adolescentes ha
aumentado alarmantemente.
El predominio de la obesidad en los niños de los Estados Unidos, por ejemplo, aumentó en un
100 por ciento entre 1980 y 1994, según el Dr. David Ludwig, director del programa de
obesidad en el Hospital de Niños en Boston. Las proporciones de suicidio en adolescentes se
han triplicado durante los últimos 50 años, según Dr. Kay Redfield Jamison de la Universidad
de Johns Hopkins [1] . Muchos niños están experimentando niveles muy altos de stress. Un
análisis reciente sugirió que la "disminución en la conexión social y los aumentos de los
peligros medioambientales" eran parte de la razón" [2] .
Estas condiciones no son contagiosas en el sentido estrecho de la palabra, aún así se están
extendiendo rápidamente entre los niños de los Estados Unidos y muchos otros países.
Podrían ser bien clasificadas, sin exageración alguna, como una epidemia.
Estas enfermedades tienen aspectos físicos, pero también son asociadas con los estados
emocionales y los estilos de vida insanos. Por ejemplo, nadie sugeriría que una buena dieta o
hacer más ejercicio ayudaría a un niño a evitar el sarampión. Sin embargo, tales cambios
evitarían a muchos niños desarrollar una diabetes Tipo II, que es una de las enfermedades
que están en aumento y se vinculan a la obesidad y a una vida sedentaria.
¿Por qué nuestros niños están experimentando tal stress y mala salud? La pobreza es una de
las culpables. Ella contribuye a una nutrición pobre y a la falta de acceso a programas de
guardería y preescolares provistos de personal adulto, consciente de la importancia de una
dieta saludable, el ejercicio físico, y de las prácticas educativas apropiadas para el desarrollo.
La pobreza también exacerba las faltas de equidad de nuestro sistema de cuidado de la salud,
en el que muchos niños no disponen de cuidado preventivo o de la asistencia médica básica a
las enfermedades crónicas.
Pero la pobreza por sí sola no explica el aumento en las enfermedades relacionadas con el
stress en los niños de todos los grupos sociales, incluso los más adinerados. Tres tendencias
simultáneas e interrelacionadas han contribuido al declive general de la niñez en los años
recientes:
á Primero, muchos adultos exigen demasiado de los niños, demasiado pronto - incluyendo un
sobrecargado currículo académico a edades tempranas, que contrapone la necesidad que
tienen los niños del juego abierto e imaginativo; existe un énfasis mal dirigido a las pruebas
estandarizadas y en la comparación de unos niños con otros; y los efectos de una carga
excesiva de actividades simples.
á Segundo, los niños sufren cada vez más de la falta de conexiones fuerte, seguras,
personales con adultos afectivos.
á Tercero, hay una creciente evidencia del daño que ocasiona, al desarrollo saludable la sobre
exposición a los medios electrónicos de comunicación - incluidos la televisión, los videojuegos,
y las computadoras - y el asalto de anuncios comerciales dirigidos a los niños.
Demasiado y muy pronto
Los expertos en el desarrollo del niño han advertido durante años sobre los peligros de las
crecientes expectativas poco realistas de los padres y los maestros sobre el crecimiento de
pequeños [3] . El énfasis en las actividades académicas a edades tempranas se ha producido a
expensas de lo qué los adultos tienden a considerar como ocupaciones "infantiles", como por
ejemplo el juego. Pero las investigaciones muestran que el juego imaginativo en la niñez
temprana produce logros en las habilidades del lenguaje, la solución de problemas y las
habilidades sociales, además de mejorar la salud física. Edgar Klugman y Sara Smilansky, dos
investigadores de vanguardia en este campo, defienden que la evidencia de los logros que se
obtienen del juego es tan fuerte que debiera ser un elemento central en el currículo en la
educación de niños pequeños hasta la edad de los ocho años. "De muchas formas cruciales",
escriben, "el juego, un viejo amigo, despierta el potencial de cada niño."
Aún así la mayoría de los kindergarten públicos ofrecen poco tiempo para el juego. La mayoría
del tiempo escolar de los niños de cuatro a cinco año en adelante, se consagra a aprender a
escribir, leer, y la aritmética. Simplemente muchos niños no están listos para el trabajo
académico enfocado a edades tan pequeñas. La expectativa de que ellos dominen estas
habilidades, estén preparados o no, desde el punto de vista de su desarrollo, trae consigo un
riesgo serio y ampliamente no reconocido.
A la edad de los siete años la mayoría de los niños están listos para dominar las habilidades
elementales de alfabetización y la manipulación de los números de una manera relativamente
fácil, sin stress. Pero pocos padres o educadores de la niñez a edades tempranas, en los
EE.UU., están dispuestos a esperar todo ese tiempo. A muchos niños se les clasifica como
deficientes o incluso como discapacitados a la edad de cinco o seis años, sobre la base de
pruebas de lectura altamente inestables. La clasificación en muchos casos, se vuelve una
profecía que se cumple por si sola.
Los niños pequeños pobres están en mayor riesgo de ser privados de las oportunidades para el
juego creativo, especialmente al aire libre y en la naturaleza, y por tanto, del estímulo físico y
mental y del alivio de la tensión que este tipo de juego permite. Los esfuerzos para obligar a
las escuelas públicas urbanas, a los programas Head Start y otros programas orientados hacia
la niñez a edades tempranas, para producir mejores resultados, dando énfasis a la repetición
para aprender las letras y los números y a otras actividades llamadas de alfabetización
tempranas, despoja a estos niños del tiempo para el juego, que tan desesperadamente
necesitan. Mientras la intervención con la alfabetización a veces es necesaria, a la larga poco
puede hacerse con niños de tres a seis años de edad, y la investigación indica que las
experiencias, emocionalmente ricas, del lenguaje compartido, como los son la lectura de libros
en voz alta, la narración, la poesía, y los juegos de rimas con los adultos favoritos son las más
eficaces.
Aún más; la investigación nos dice que los beneficios de los programas de la niñez a edades
tempranas que pujan por las actividades académicas, como contraposición a los juegos
iniciados por el niño, son una ilusión. El Dr. Lilian G. Katz, codirector de la ERIC Clearinghouse
on Elementary and Early Childhood Education, cita dos estudios recientes , por Susan L.
Golbeck [4] y por Rebecca Marcon [5] , concluyendo que, "La evidencia sugiere que mientras
la instrucción académica parece ser beneficiosa cuando sus efectos se prueban a corto plazo,
parece colocar en desventaja a los niños a largo plazo, cuando es comparada a los programas
preescolares que ofrecen a los niños la oportunidad para la iniciativa y el tipo de atención
asociados a esta"
La proliferación de exámenes estandarizados utilizados para propósitos de alto nivel, Ð o sea,
para tomar decisiones importantes sobre el futuro individual de los niños Ðañade, además,
niveles de stress a estos. Ahora, en muchos Estados, se amenaza a los niños con atrasarlos en
la escuela o negarles el diploma de secundaria, sino se someten a una prueba particular de
selección múltiple. Las evaluaciones de los maestros, de las escuelas, y de los distritos
escolares están ligadas ahora con los resultados en los tests, estando los sueldos, las pagas
extraordinarias, e incluso los precios inmobiliarios vinculados a las notas que obtienen los
niños. Crece la evidencia de que tales políticas están literalmente enfermando a muchos niños,
además de matar su gozo en el aprendizaje. Las enfermeras y los psicólogos de las escuelas
informan que niños tan pequeños como los del tercer grado se hayan al tanto de los altos
niveles vinculados a estas pruebas y están exhibiendo niveles aumentados de ansiedad y
dolencia que se relacionan directamente con el miedo de quedarse rezagados o de ser
incapaces de graduarse. En California, las pruebas incluyen instrucciones que les indican a los
maestros qué tienen que hacer cuando el niño vomita sobre el folleto de la prueba [6] .
Falta de las relaciones fuertes con adultos afectivos
También las investigaciones sobre el desarrollo del niño muestran que el contribuyente más
importante al crecimiento intelectual y a la salud emocional son las interacciones humanas
ricas, en la casa, en la escuela, y en la comunidad. Los niños crecen cuando reciben una
atención y cuidado consistente por parte de adultos que los entienden y honran los hitos
generales de la niñez así como los talentos y necesidades únicas del niño individual. "No
necesitamos justificar a tales interacciones como parte del entrenamiento de las habilidades
sociales u otras metas deseables, que algunos sostendrían deben ubicarse dentro del marco
de la esfera familiar", escriben los psicólogos Stanley Greenspan y Beryl Benderly. "Más bien,
su importancia se demuestra por el hecho de que ellas se entretejen inextricablemente con el
proceso del aprendizaje. [7] "
De manera similar, la investigación sobre la reforma de la escuela urbana muestra
concluyentemente que las estrategias más eficaces para mejorara las escuelas con problemas
involucran la transformación de las relaciones humanas en la escuela. Esto significa crear
comunidades mutuamente apoyadoras y afectivas dónde los niños, los padres, y los maestros
tienen el tiempo y los recursos para conocerse bien unos a otros y entender las fuerzas y
necesidades particulares. Un estudio a largo plazo de los graduados de las singularmente
exitosas escuelas del Parque Central Este, en la zona oriental de Harlem, encontró que había
tres cualidades que hicieron a estas escuelas diferentes: (1) la escuela se tomó en serio y
ayudó al desarrollo de las pasiones, talentos, e intereses especiales de los estudiantes; (2) los
estudiantes desarrollaron fuertes relaciones con sus maestros y compañeros de clase; y (3) la
escuela tenía un impacto positivo en las familias de los estudiantes. Como resultado, los
estudiantes llegaron a amar el proceso de aprendizaje, sintiéndose estimados y
respetados [8] .
Aún así estas verdades sobre el aprendizaje y la enseñanza han sido ampliamente ignoradas
por los políticos y los creadores de políticas americanos. La aplastante tendencia en la
educación en los recientes años ha sido las políticas basadas en los "estándares" y las pruebas
de altos niveles, en la que todos los niños son juzgados por la misma varita rígida y muchos
de nuestros mejores y más afectuosos maestros han sido desplazados de la profesión por las
prácticas que ellos ven como inhumanas y en contra del niño. Además, un acercamiento muy
mecánico a la educación - como por ejemplo usar la enseñanza por un guión - está tomando
auge como uno de los medios más eficaces para preparar a los niños para las pruebas.
Los efectos negativos de enfatizar la tecnología
Agregue a estas tendencias no saludables los efectos negativos de la exposición excesiva de
los niños a las pantallas de la televisión y las computadoras. Estas máquinas se han convertido
en las niñeras favoritas para los niños pobres y ricos, desde la lactancia en adelante. Ahora se
diseñan muchos programas de computadora para los bebés y los niños pequeños, y se marcan
agresivamente para los padres, que están ansiosos de que sus niños dispongan de una
ventaja al aprender. Pero no hay ninguna evidencia de que el software para los niños
pequeños tenga el efecto deseado, y sí una creciente evidencia de que una infancia de alta
tecnología crea inesperados problemas de desarrollo y salud.
Hoy día el niño promedio en los EE.UU. pasa de cuatro a cinco horas por día, fuera de la
escuela, sentado frente a las pantallas de la televisión o computadora. El hábito del video es el
mayor contribuyente a la obesidad de la niñez. Además, las imágenes de las películas, de los
programas de televisión, y de las computadoras tienden a predominar sobre la propia
imaginación en ciernes del niño. Sin imaginación, se empobrece el juego del niño. No
obstante, el juego es una actividad mayor a través de la cual los niños se ajustan al mundo.
Cuando eso se les quita, es aún más duro para los niños procesar el stress en sus vidas. Como
lo refleja Richard Killingsworth de la University of North Carolina School of Public Health,
"Nuestros niños se están criando como la carne de ternera, completamente en espacios
cerrados".
Es más, muchas de las imágenes de la pantalla que llenan las vidas de los niños pintan
escenas de aterradora violencia - en los videojuegos, en las películas populares, y en los
noticieros. La exposición a tales imágenes exacerba los problemas de muchos niños que ya
padecen de demasiado stress. Estudios recientes sugieren que las llamadas toxinas culturales,
como lo es la violencia penetrante de los medios de comunicación, han alcanzado niveles
peligrosamente altos, lo que ayuda a explicar el aumento de los tiroteos escolares, del
elevadísimo uso de drogas psico-activas legales e ilegales, de los crecientes problemas de las
enfermedades psicosomáticas, de la rabia en los lugares públicos, y de un sentido general de
cinismo y desesperación [9] .
El neurobiólogo Antonio Damasio [10] , cuya investigación ha demostrado el funcionamiento,
profundamente entrelazado, de la razón y la emoción en el cerebro y el cuerpo, escribe que "la
sobreexposición de los niños a la violencia, en la vida real, en los noticieros, o a través de la
ficción audiovisual, degrada el valor de las emociones y los sentimientos en la adquisición y
despliegue de una conducta social adaptable. El hecho de que tanta violencia vicariante se
presente sin una armazón moral, hace que sólo capitalice su acción desensibilizadora".
La Academia Americana de Pediatría recomendó en febrero del 2001 que los niños por debajo
de los dos años de edad no deben pasar tiempo alguno delante de las pantallas. Incluso
después de los dos años, los niños pequeños deben pasar mucho más tiempo comprometidos
en el contacto humano directo y en el juego creativo, desarrollando sus propias imaginaciones
y experimentando la vida de su propia manera. [11]
La Ecología de la niñez
Los miembros fundadores de la Alianza para la Niñez tuvimos la esperanza de que, trabajando
juntos, podríamos llamar a una mayor atención pública sobre las alarmantes condiciones de la
niñez, descritas más arriba, y trabajar para encontrar soluciones con los padres, maestros,
médicos, y otros. Pero nos hemos dado cuenta de que las prácticas actuales en la crianza y la
educación de los niños nacen fuera del paradigma prevaleciente o de la imagen del niño. Si
estas prácticas van a cambiar, entonces la sociedad debe primero cambiar su visión del niño.
Por consiguiente, nuestro trabajo debe fundamentarse, más allá de conocer los problemas que
enfrentan los niños de hoy. Debemos repasar y redefinir nuestra comprensión básica de la
naturaleza de la niñez en sí.
Dos vistas de la niñez
La visión mecánica o materialista de los seres humanos los reduce a una terminología
mecánica - el corazón es una bomba, el cerebro una computadora, y la mente un programa de
software. Estamos alambrados para responder de ciertas maneras. Tal enfoque afecta
también, la manera que vemos la inteligencia. Ello materializa al propio pensamiento, y
contribuye al énfasis creciente de las pruebas estandarizadas que pueden ser registrados por
una máquina. De ese modo, nuestra medida de lo que significa ser educado esta
inexorablemente reducido a lo que las máquinas pueden manejar.
Este punto de vista mecánico ve - conscientemente o inconscientemente - a la máquina como
un arquetipo. La máquina viene primero y da lugar tanto al universo físico como al universo
intelectual. Es como si el ser humano fuese hecho a semejanza de la máquina y no a la
inversa.
No es sorprendente, entonces, que las nuevas y más complejas máquinas lleguen a ser vistas
como iguales a lo natural y lo humano y, finalmente, superior a ellos. Rodney Brooks, director
del M.I.T.'s Artificial Intelligence Laboratory, describe en su libro "La Carne y las Máquinas:
Cómo los Robots nos van cambiar" el desarrollo de Kismet, "el primer robot del mundo,
verdaderamente sociable, capaz de interactuar con las personas sobre una misma base."
Brooks defiende la tesis de que, en el futuro cercano, todos "nos volveremos una fusión entre
la carne y las máquinas." [12] Tampoco es sorprendente de que algunas personas hablan
ahora sobre "las máquinas espirituales" (como en el título del libro de 1999, de Raymond
Kurzweil) [13] y de la "teología de la tecnología." [14] Hemos alcanzado el umbral de adorar
literalmente a las máquinas como el nuevo dios.
Sería más exacto decir que una bomba mecánica tiene ciertas similitudes con el corazón (y
algunas diferencias significativas, también), o que la computadora ha sido modelada sobre la
base del cerebro y el sistema nervioso. Entonces estaríamos poniendo lo primero como lo que
es.
Mirando a los niños en un contexto amplio
La frase la "ecología de la niñez" representa un punto de vista contrastante. La palabra
ecología viene del griego: oikos, que significa "casa", y logos, que significa "palabra",
"sabiduría", o "comprensión". Así la ecología podría significar el lenguaje de la casa, o de la
Tierra, que es nuestra casa.
La ciencia de la ecología - la interrelación de los organismos vivos - ofrece muchos principios
que son útiles en nuestra compresión sobre la naturaleza y las necesidades de los niños: mirar
la vida en un contexto amplio; la importancia de la diversidad; la irreducible totalidad de los
organismos; la beneficencia (como mostrar bondad hacia las criaturas salvajes); el rechazo a
la idea de poseer o manejar la biosfera; la comunión y armonía entre la humanidad y la
naturaleza; y una conciencia plena del peligro inherente a cualquier innovación tecnológica
que conlleve a un cambio medioambiental o biológico irreversible.
La ecología mira a las criaturas vivientes en un contexto amplio, y a su interdependencia. Por
consiguiente, un punto de vista ecológico pregunta cómo el niño es afectado por su ambiente
físico, social (la familia, los amigos, el barrio), y cultural (la escuela, las artes, la comunidad
religiosa). ¿Cómo trabajan estos ambientes en su conjunto para crear un contexto para el
desarrollo del niño?
El ecologista David Orr escribe, en su libro "Con la Tierra en la mente" que "no se le debe
obligación o piedad alguna a las máquinas." [15] Si miramos a los niños como pequeñas
maquinas, entonces, no le "debemos" nada, y no necesitamos percibir compasión alguna por
sus luchas. Más bien, nuestro acercamiento será simplemente intentar diseñarlos, a través de
la educación, para servir al bienestar económico de la sociedad. Ellos se vuelven no más que
herramientas para llevar más allá la prosperidad.
La visión ecológica, por otro lado, reconoce a los niños como seres vivientes a los cuales
debemos una obligación por su propia naturaleza intrínseca, no debido a su utilidad potencial.
Debemos entonces preguntar: ¿qué tipo de crianza y prácticas educativas satisfacerán mejor
sus necesidades y establecerán las condiciones que promuevan su salud?
Irónicamente, el punto de vista mecánico y estrechamente utilitario es también,
a la larga, el que parece menos económico. Los niños que padecen de enfermedades
relacionadas con el stress y discapacidades probablemente son los menos dados a convertirse
en trabajadores productivos o contribuir en general al bienestar de la sociedad. Los niños que
son educados dentro de valores humanos, les gusta trabajar y encuentran la alegría y un
propósito en ese trabajo.
Los costos médicos para tratar a los niños - y a los adultos en que se convertirán - contra
enfermedades como la depresión, la hiperactividad, el autismo, los desordenes de ansiedad, la
diabetes de tipo II, y otras más que están en aumento, serán asombrosos. Cuánto gasto
innecesario, y cuánto sufrimiento, se evitaría si nuestro principio guía en la crianza y la
educación del niño fuese el credo del médico: Primero, no hagas daño.
Desarrollo lineal versus transformador
También debemos ver a la niñez en el contexto del tiempo, para él cual solo es una fase de
una vida entera. Es por sí misma un tiempo rico de la vida y también el fundamento para lo
que viene después. Sin embargo, el crecimiento basado en esta fundamentación no siempre
es lineal, como las medidas de la altura y peso de un niño, o un edificio de una estructura de
ladrillos. El crecimiento humano tiene cualidades lineales y momentos de gran transformación.
Ciertas habilidades parecen desarrollarse de una manera lineal a lo largo de la niñez
temprana, por ejemplo, a medida que los niños construyen su vocabulario o aprenden a
pararse, andar, trepar, y correr. Pero también hay transformaciones más parecidas a la salida
de la mariposa de su capullo. Un ejemplo es cuando el niño está listo para el primer grado. De
pronto, entre todos los cambios asociados con la disposición para el primer grado, que pueden
medirse, hay un cambio que es mucho más difícil de cuantificar. El niño, que ha aprendido
principalmente a través de la imitación a los adultos en la niñez temprana, se haya ahora listo
para aprender de la "enseñanza" del maestro. El niño de siete años de edad mira al maestro
de una forma completamente nueva, como si fuera a decir, "Usted sabe las cosas que yo no sé
y me las va a enseñar." Es un salto hacia una nueva arena.
No hay ninguna razón para intentar alimentar a la oruga con el néctar que nutre a la
mariposa. Aún no está lista para ello. Ni tiene ningún sentido impartirle lecciones de vuelo a la
oruga. Uno tiene simplemente que crear las condiciones apropiadas para la transformación, y
entonces esperar a que tenga lugar. Lo mismo es verdad para los niños. Es el error de los
adultos de reconocer la naturaleza de su transformación, y la necesidad de permitir un tiempo
para que tenga lugar, que resulta en nuestra propensión actual para buscar un currículo
acelerado y software para los bebés.
La orientación tecnológica a la educación y crianza de los niños utiliza una parte muy estrecha
de la forma en que el mundo funciona - y una parte inanimada, además - aplicándolo como un
modelo para todo, incluso a la manera que los niños crecen y aprenden. La vida real del niño
es parte de un sistema más complejo de elementos orgánicos, inorgánicos, y sociales, todos
entretejidos juntos en un tapiz rico e inseparable, que necesita ser atendido y honrado. Creer
que podemos de algún modo fabricar de ese tapiz, el conocimiento de un niño, empleando
sólo su aspecto más reduccionista es peor que hacer de tonto. Al final amenaza tanto el
desarrollo completo del niño, como el bienestar de la sociedad.
Los valores fundamentales de la visión mecánica del ser humano - la productividad, la
estandarización, la eficacia, la capacidad de ser medido, y la objetividad - cuando son
impuestos al proceso de educación a edades tempranas frustra las mismas características que
clamamos como preciosas a la niñez: la creatividad, la imaginación, la compasión, el espíritu
aventurero, y la individualidad. Darle homenaje oral a estos valores, mientras
sistemáticamente se imponen prácticas que efectivamente los destierran del aula, no sólo son
hipócritas, sino que también confunden a los niños. Ello lleva eventualmente hacia el cinismo y
la desconexión con el proceso de aprendizaje, que vemos en tantas escuelas.
Todos estos valores mecánicos apuntan en una dirección: el establecimiento del control y la
extensión del poder. Eso es lo que nos permiten las máquinas: controlar nuestro
medioambiente y extender nuestro poder sobre este. ¿Pero debieran ser el control y el poder
los principios que guíen la educación?
En ÒCreciendo jovenÓ, el antropólogo Ashley Montagu examina la niñez a la luz del principio
evolutivo de la neotonía - la retención de rasgos fetales y juveniles en los adultos de las
especies más desarrolladas. [16] El triunfo evolutivo del ser humano, apunta Montagu, es
nuestra habilidad de retener las cualidades infantiles de adaptabilidad y la capacidad para
aprender hacia y a través de la madurez. Nuestro largo período de desarrollo en la niñez, en
otros términos, sirve a un propósito esencial. Intentar acelerarlo es una acción descarriada y
potencialmente desastrosa.
El acercamiento de la sociedad moderna a la niñez es similar a su acercamiento al
medioambiente. Creemos que podemos hacer lo que queramos y la Tierra se ajustará a ello.
Empezamos a despertarnos cuando Rachel Carson señaló el vínculo entre el DDT y la muerte
de los pájaros, y cuando el Lago Erie quedó tan contaminado que literalmente se quemó
delante de nuestros ojos. Aún así, creemos que la Tierra puede adaptarse eternamente a
nuestros excesos, a pesar de las advertencias de recalentamiento global y el derretimiento de
los casquetes polares. Igualmente, pensamos que podemos hacer cualquier cosa que
queramos con los niños y estos se adaptarán eternamente. Los seres humanos son flexibles,
sobre todo los niños, pero les han pedido que se ajusten a tantos modelos malsanos que su
capacidad de adaptación ahora está en riesgo. Así como la Tierra está padeciendo por
nuestros excesos, sufren ahora los niños. La frase "la niñez tóxica" no es más una
exageración.
Aprendiendo lo que somos
Nuestra preocupación con el desarrollo externo en lugar del interno nos ha llevado a nuestra
fascinación por las máquinas, el dominio de masas de verdadera información, y soluciones
tecnológicas para problemas profundamente humanos. Como escribe Parker Palmer en su
libro, El Valor para Enseñar, "Nosotros estamos obsesionamos con manipular lo externo
porque creemos que nos dará un poco de poder sobre la realidad y un poco de libertad de sus
restricciones. Magnetizados por una tecnología que parece simplemente haber hecho eso,
desechamos el mundo interior.... Es por eso que entrenamos a los maestros para dominar las
técnicas pero no comprometerse con el alma de sus estudiantes". [17]
El violonchelista Pablo Casals pone el problema de otra manera, notablemente pertinente a la
dificultad en que nos encontramos ahora todos - un mundo rehecho por los ataques terroristas
y el miedo. En su autobiografía, Alegrías y Pesares, Casals preguntó:
¿Qué le enseñamos a nuestros niños? Le enseñamos que dos y dos son cuatro, y que París es
la capital de Francia. ¿Cuándo les enseñaremos también lo que son? Debiéramos decirle a
cada uno de ellos: ¿Sabes lo que tú eres? Tú eres una maravilla. Tú eres único. En todos los
años que han pasado, nunca ha habido otro niño igual que tú. Tus piernas, tus brazos, tus
diestros dedos, la manera que te mueves. Puedes convertirte en un Shakespeare, en un
Miguel Ángel, en un Beethoven. Tienes la capacidad para todo.
Sí, tú eres una maravilla. ¿Y cuándo crezcas, podrás entonces dañar otro que como tú, es una
maravilla? Tu debes trabajar - todos nosotros debemos trabajar para hacer el mundo digno de
sus niños. [18]
Los Imperativos de la niñez
Ahora, los seres humanos ejercen el inaudito poder para sostener una guerra entre si y con
otras especies - y también, el inaudito poder para sostener la vida. ¿Cómo podemos preparar
a nuestros niños para estas imponentes responsabilidades morales? ¿Bastará solamente con el
dominio de las habilidades técnicas? ¿O será esencial, para la supervivencia de la humanidad,
un sentido renovado de la reverencia y devoción por la vida?
El co-fundador de Sun Microsystems Bill Joy nos advirtió del desafío que enfrentamos cuando
escribió en el 2000 que "las tecnologías del siglo 21 - la ingeniería genética, la nanotecnología,
y la robótica (GNR) - son tan poderosas que ellas pueden engendrar clases enteras de nuevos
tipos de accidentes y abusos. Lo más peligroso, por primera vez, estos accidentes y abusos
están ampliamente al alcance de individuos o grupos pequeños de individuos. Ellos no
requerirán de grandes recursos o de materia primas raras. El conocimiento por si solo
habilitará su uso." [19]
Nuestra tarea, entonces, es educar a nuestros niños de forma tal que desarrollen los rasgos de
carácter y hábitos de mente que, echándose sobre las espaldas las inauditas responsabilidades
morales, demandará un futuro de alta tecnología. Fracasamos en esta tarea si negamos los
imperativos de la niñez.
¿Cuáles son estos imperativos? Anteriormente ya hemos nombrado algunos de ellos. En
nuestra apurada cultura, se privan a muchos niños, ricos y pobres, de estos elementos
esenciales para una niñez saludable: relaciones cercanas con los adultos afectivos, la actividad
física, el tiempo para jugar, la experiencia directa con la naturaleza, la música y el arte, las
lecciones prácticas de todos los tipos, y las ricas experiencias cara a cara del lenguaje con las
personas vivientes, no con las máquinas.
En la invocación de esta nueva comprensión de los imperativos de la niñez, hemos hablado no
sólo de las mentes y cuerpos de los niños, sino también de sus almas y espíritus, y de la
dimensión moral de este trabajo. Hacemos esto con un conocimiento de la conexión profunda
de todas las cosas. Como lo escribió Sven Birkerts en las Elegías de Gutenberg:
Estamos experimentando en nuestros tiempos una pérdida de la profundidad - una pérdida, es
decir, del mismo paradigma de la profundidad. El sentido de la profunda y natural conexión de
las cosas es una función de la conciencia vertical. Su apoteosis es lo que se llamó alguna vez
sabiduría. La sabiduría: el conocimiento no de los hechos, sino de las verdades sobre la
naturaleza humana y los procesos de la vida. Pero sumergida por los datos, y en el torbellino
de las tecnologías que la manipulan, ya nosotros no pensamos en esos términos más amplios
y necesariamente más imprecisos. En nuestra edad lateral, viviendo en las burocracias de la
información, nosotros no nos aventuramos a una demanda por ese tipo de comprensión. En su
lugar, tendemos a avergonzarnos de aquéllos términos que una vez nos atemorizaron - la
verdad, el significado, el alma, el destino.... Tildamos a las personas que usan estas palabras
de ser suaves y nostálgicas. [20]
La Alianza para la Niñez se compromete a explorar y promover una perspectiva ecológica en la
niñez, basada en nuestros mejores conocimientos de las necesidades realmente
desarrolladoras y espirituales del niño. Cimentando nuestro trabajo en la ecología de la niñez
nos anima a que consideremos cada problema de la niñez con la profundidad y amplitud que
se merece. Sólo en este baile de las relaciones recíprocas entre la vida del niño individual, la
vida de la comunidad, y el resto de la vida en la Tierra es que nosotros crearemos un mundo
digno de nuestros niños.
[1] Jamison, Kay Redfield: La noche cae rápido: Comprendiendo al Suicidio. El número de
suicidios se ha elevado o declinado levemente en periodos recientes, en parte por la mejoría
de la atención de emergencia traumática en los Hospitales.
[2] Journal and Social Psychology,, Diciembre 2000
[3] Elkind, David: La niñez apurada, Reading, Mass.: Addison-Wesley, 1981.
[4] Golbeck, Susan. L. (2001). Modelos Instructivos para la niñez a edades tempranas: En
busca de una pedagogía Reguladora del niño / Guiada por el maestro. En S. L. Golbeck
(Ed.) Perspectivas Psicologicas en la educación de la niñez a edades tempranas. Reformando
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