int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 997 997 SUENEN LAS PANDERETAS, RUIDO Y MÁS RUIDO: LA MÚSICA NAVIDEÑA EN TRES CONTEXTOS CULTURALES DIVERSOS José Luis Vázquez Pérez, sj* Resumen La celebración de la Navidad presenta elementos comunes a toda la cristiandad, pero también acentos peculiares según las diferentes culturas, lenguas y tradiciones. La música navideña refleja naturalmente algunos de esos acentos propios de cada contexto, que tienen que ver con las particularidades históricas y culturales de los diversos territorios. En el presente artículo trataremos de poner de relieve algunos de los rasgos que caracterizan a las tradiciones musicales navideñas de tres países de antigua cristianización, vinculadas respectivamente a tres de las principales lenguas de la cultura del continente europeo: alemán, inglés y español. PALABRAS CLAVE: Villancicos, culturas, larga tradición, pueblo SHAKE THE TAMBOURINES, AND MAKE NOISE AND EVEN MORE NOISE: CHRISTMAS MUSIC IN THREE DIFFERENT CULTURAL CONTEXTS Abstract The celebration of Christmas presents features common to all Christianity, but depending on the culture, language and tradition, certain individual traits * Profesor y pastoralista. Colegio «San José». Valladolid. <[email protected]>. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 998 998 josé luis vázquez pérez, sj become apparent. Christmas music naturally reflects some of the individual traits belonging to each context that are related to the distinctive historic and cultural features of the different territories. In the following article we will attempt to highlight some of the features that characterize the Christmas music traditions in three countries of ancient Christian heritage, linked respectively to three of the principal languages of European culture: German, English and Spanish. KEY WORDS: Christmas carols, cultures, long-standing tradition, people. Probablemente, desde que existen las fiestas de Navidad existen también cantos específicos para acompañarlas, y esto no solo en el ámbito litúrgico, sino también fuera del templo. La Navidad es, con mucho, el misterio cristiano que más eco ha encontrado en la imaginación popular y que ha dado origen a un acervo musical más abundante, variado y persistente. Navidad y música parecen estar indisolublemente unidas. Con la modestia de quien carece de una formación musical profesional y se considera simplemente un aficionado, el autor de este artículo quisiera invitar al lector a un breve «paseo musical navideño» por tres ámbitos culturales diversos, relativamente próximos pero, a la vez, bastante diferentes entre sí: el germánico, el anglosajón y el hispánico. 1. Nun singet und seid froh: la Navidad en Alemania1 Una de las cosas que más llaman la atención a quien observa con ojos españoles las celebraciones de la Iglesia alemana es la presencia de un repertorio musical que se remonta a veces a cinco o hasta seis siglos atrás. En el Gotteslob, el libro de cantos litúrgicos de los católicos alemanes, presente incluso en la parroquia más pequeña del pueblo más apartado, uno puede 1. Lo dicho en este apartado es probablemente extensible al resto del dominio cultural germánico, es decir, Austria y la parte de Suiza de lengua alemana. En épocas pasadas, formaron parte también del «ámbito germánico» otras regiones, como Alsacia, Bohemia (la actual República Checa) o partes de lo que hoy es Polonia. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 999 suenen las panderetas: ruido y más ruido: la música navideña... 999 encontrar, junto a composiciones musicales de los siglos XIX y XX, otras muchas del período barroco, del Renacimiento o incluso del final de la Edad Media, si bien en bastantes casos los textos (y a veces también las melodías) han sufrido algún tipo de modernización. Y lo sorprendente2 es que las diversas asambleas siguen cantando con entusiasmo estas venerables piezas a lo largo de los domingos y fiestas del año litúrgico. Tal conservación de un patrimonio musical vivo (que quizá tenga que ver, además de con un gran amor por la tradición, con las circunstancias surgidas de la Reforma luterana y la necesidad de los católicos centroeuropeos de hacer frente a la «competencia» protestante en el uso de la lengua vernácula en la Iglesia) se observa en todas las facetas de la música religiosa y también, ¿cómo no?, en la música navideña. Así, si damos un repaso a las piezas que aparecen en las secciones de Adviento y Navidad del Gotteslob, encontraremos, entre otras cosas, cantos tardomedievales como Sei uns willkommen, Herre Christ («Sé bienvenido, Señor Cristo») o el bellísimo Quem pastores laudavere3; hermosos ejemplos de polifonía renacentista, como Wachet auf, ruft uns die Stimme («Despertad, nos llama la voz»), de Ph. Nicolai, o Lobt Gott, ihr Christen alle gleich («Alabad a Dios, cristianos, todos a una»), de N. Herman; y también joyas barrocas como Ich steh an deiner Krippe hier («Estoy aquí junto a tu pesebre»), de Paul Gerhardt, o Zu Betlehem geboren («En Belén ha nacido»), del jesuita Friedrich Spee, por citar tan solo una aportación procedente del lado protestante y otra del católico. Todo ello, por supuesto, junto a composiciones navideñas de los siglos XIX y XX. En la música alemana compuesta para el Adviento y la Navidad destaca, junto a la belleza de muchas melodías, la fuerte impostación teológica de bastantes de las letras. Con frecuencia los textos están teñidos de una piedad sentimental muy típica del barroco germánico (como ocurre, por lo 2. 3. Al menos para quien viene de España, donde prácticamente ninguna de las canciones religiosas en uso puede rastrearse, que yo sepa, más allá del siglo XIX. En el Quempas, como se le conoce popularmente, suelen alternarse las estrofas en latín con otras en alemán. Algo parecido sucede en otro de los grandes hits navideños alemanes, In dulci iubilo / nun singet und seid froh; en este caso, la alternancia lingüística se da en el interior de cada frase de la canción. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1000 1000 josé luis vázquez pérez, sj demás, en no pocas cantatas de Johann Sebastian Bach e incluso en su Oratorio de Navidad), pero en muchas ocasiones dan muestra de una gran riqueza de referencias simbólicas y de alusiones bíblicas. Comentaré brevemente dos ejemplos. El primero es un villancico alsaciano, documentado desde el siglo XV, en el que, bajo la imagen de un barco que se aproxima a la orilla, se hace una alegoría de la Encarnación del Verbo. Estas son sus tres primeras estrofas: Es kommt ein Schiff, geladen bis an sein‘ höchsten Bord, trägt Gottes Sohn voll Gnaden, des Vaters ewigs Wort. Llega un barco, cargado hasta lo alto de la borda; trae al Hijo de Dios lleno de gracia, la eterna Palabra del Padre. Das Schiff geht still im Triebe, es trägt ein teure Last; das Segel ist die Liebe, der Heilig Geist der Mast. El barco avanza pausadamente, lleva una carga preciosa. La vela es el amor; el mástil, el Espíritu Santo. Der Anker haft’ auf Erden, da ist das Schiff am Land. Das Wort will Fleisch uns werden, der Sohn ist uns gesandt. El ancla toca el suelo, el barco llega a tierra. La Palabra quiere hacérsenos carne, el Hijo nos es enviado4. El otro es un villancico bien conocido, sobre todo en la armonización de M. Praetorius, en el que, partiendo del texto de Is 11,1 («Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago»), se concentra en unos pocos versos la emoción inconmensurable de la noche de Navidad (por desgracia, la belleza del poema alemán se pierde irremisiblemente en una traducción literal al español). He aquí la primera estrofa: Es ist ein Ros entsprungen aus einer Wurzel zart, wie uns die Alten sungen, 4. Ha brotado una rosa de una tierna raíz; como nos anunciaron los antiguos, La traducción, como en todos los demás villancicos extranjeros, es del autor del artículo. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1001 suenen las panderetas: ruido y más ruido: la música navideña... von Jesse kam die Art, und hat ein Blümlein bracht mitten im kalten Winter, wohl zu der halben Nacht. 1001 de Jesé procede el linaje y ha dado una florecilla en mitad del frío invierno, justo a la medianoche. Mención aparte merece Stille Nacht («Noche de paz»), quizá el villancico más popular del mundo, cantado en todas partes y traducido a todas las lenguas, a veces en versiones muy triviales. La historia del origen de esta canción inmortal, que se acerca ya a su segundo centenario, es bien conocida: Joseph Mohr, coadjutor en el pueblecito de Oberndorf, cerca de Salzburgo, compuso, recién terminadas las guerras napoleónicas, un poema navideño en seis estrofas y le pidió a Franz Xaver Gruber, organista y profesor de música, que escribiera una melodía adecuada para él. Según la leyenda, Gruber compuso la música en pocas horas y escribió el acompañamiento para guitarra (al parecer, el órgano de la iglesita de Oberndorf estaba averiado). Y así, casi sin tiempo para ensayarla, en la Nochebuena de 1818, en una pequeña aldea de Austria, se escuchó por primera vez esta música que daría la vuelta al mundo. De las seis estrofas que forman el villancico, normalmente se interpretan solo tres: las dos primeras y la sexta. Ofrecemos aquí una de las estrofas «desconocidas» (la tercera), que, a partir de la escena de Belén, contemplada en las dos estrofas anteriores, lleva nuestra atención a la profundidad del misterio de la Encarnación: en el nacimiento de este Niño, Dios se acerca definitivamente a los hombres, el cielo y la tierra se tocan, y acontece la salvación para toda la humanidad. Stille Nacht, heilige Nacht, die der Welt Heil gebracht; aus des Himmels goldenen Höh’n uns der Gnaden Fülle läst seh’n: Jesum in Menschengestalt! (bis) Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 Noche silenciosa, noche santa, que trajo la salvación al mundo; desde las doradas alturas del cielo nos muestra la plenitud de la gracia: ¡Jesús en forma humana! (bis) int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1002 1002 josé luis vázquez pérez, sj 2. Hark, the herald angels sing: la Navidad anglosajona Cuando miramos al mundo de lengua inglesa, quizá lo más llamativo en una primera aproximación es que las melodías navideñas más conocidas (al menos, las más difundidas en España) son, podríamos decir, «villancicos profanos», que poco o nada tienen que ver con el misterio central de la Navidad y se reducen a exaltar los aspectos más superficiales de la celebración: regalos, comidas y fiesta familiar. Es el caso de grandes éxitos como Jingle bells, White Christmas5, Deck the halls o We wish you a merry Christmas. Sin embargo, profundizando un poco más en el repertorio navideño anglosajón, encontramos también preciosas muestras de exaltación del misterio cristiano de la Navidad. Por otra parte, el período victoriano, como en tantos otros aspectos de la cultura británica, marcó decisivamente la forma de percibir y de celebrar la Navidad en el Reino Unido y, de rebote, también en gran parte del mundo, hasta tal punto que puede decirse que hay un antes y un después de Dickens en la celebración occidental de la Navidad6. No obstante, es evidente que ni la burguesía victoriana se inventó la Navidad ni todos los carols cantados hasta hoy en el mundo anglosajón proceden de ese período. De la tradición musical británica pre-victoriana podemos rescatar piezas como There is no rose of such virtue («No hay rosa de tal virtud»), al parecer del siglo XV, o el Coventry Carol, único resto superviviente de un mystery play del siglo XVI, que refleja el lamento de una madre ante la matanza de los niños inocentes ordenada por Herodes; I saw three ships a-sailing in («Vi tres barcos venir navegando»), un villancico de aire popular datado en 1666; o el solemne y sereno While shepherds watched 5. 6. Es sabido que esta canción, compuesta por el músico norteamericano de origen judío Irving Berlin y grabada por primera vez por Bing Crosby en 1942, ostenta el record del single más vendido (unos 50 millones de copias) en toda la historia de la música comercial. Por mencionar un elemento muy característico en la reelaboración victoriana de la Navidad: nos referimos, claro está, al cuento A Christmas Carol (en España llamado normalmente «Canción de Navidad»), publicado por primera vez en 1843 y que ha conocido innumerables versiones escénicas, cinematográficas y musicales. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1003 suenen las panderetas: ruido y más ruido: la música navideña... 1003 their flocks by night («Mientras los pastores velaban sus rebaños de noche»), que sigue muy de cerca el relato lucano del anuncio a los pastores y se ha convertido, desde su composición por Nahum Tate en torno a 1700, en un clásico de la liturgia anglicana. Es probable que un músico británico del siglo XVIII, John Francis Wade, sea el autor de uno de los más bellos y populares villancicos de todos los tiempos, Adeste fideles (el origen de este canto navideño sigue siendo muy discutido). En el mismo siglo, Charles Wesley, hermano del fundador del metodismo, escribió un poema sobre el nacimiento de Jesús que, ligeramente modificado, recibió más tarde la música procedente de una cantata de Mendelssohn, adaptada por el compositor inglés Cummings. De esta –podríamos decirlo así– coproducción anglo-germánica nació Hark! The herald angels sing, uno de los himnos navideños más populares en todo el mundo anglosajón. He aquí una de sus estrofas, en la que se aprecia el denso trasfondo teológico del autor: Christ, by highest Heav’n adored, Christ, the Everlasting Lord! Late in time behold Him come, offspring of a virgin’s womb. Veiled in flesh the Godhead see, hail the incarnate Deity, pleased as man with man to dwell, Jesus, our Emmanuel. Hark, the herald angels sing «Glory to the newborn King!» ¡Cristo, adorado por el cielo altísimo, Cristo, el Señor eterno! Vedle llegar, avanzado el tiempo, fruto del seno de una virgen. Ved a la divinidad oculta en la carne, saludad a la deidad encarnada, que se complace en vivir como hombre [con el hombre, Jesús, nuestro Emmanuel. Escuchad, los ángeles mensajeros [cantan: «¡Gloria al rey recién nacido!» De entre los muchos Christmas carols compuestos o reelaborados en la época victoriana, mencionaremos, para terminar, O little town of Bethlehem, creado por el estadounidense P. Brooks en 1868 después de un viaje a Tierra Santa. Reproducimos aquí la primera parte de este villancico, en el que se expresan con un lenguaje voluntariamente arcaico y con poética sencillez los sentimientos despertados ante la contemplación de la ciudad en la que nació Cristo: Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1004 josé luis vázquez pérez, sj 1004 O little town of Bethlehem, how still we see thee lie! Above thy deep and dreamless sleep the silent stars go by. Yet in thy dark streets shineth the everlasting light: the hopes and fears of all the years are met in thee tonight. For Christ is born of Mary and gathered all above; while mortals sleep, the angels keep their watch of wondering love. O morning stars together, proclaim the holy birth and praises sing to God the King and peace to men on earth. Pequeña ciudad de Belén, ¡qué silenciosa te vemos! Sobre tu profundo dormir sin sueños pasan calladas las estrellas. Y sin embargo, en tus oscuras calles brilla la luz eterna: las esperanzas y los miedos de todos [los tiempos se encuentran en ti esta noche. Porque Cristo ha nacido de María y ha reunido a todos en lo alto; mientas los mortales duermen, los ángeles velan con amor [admirado. Estrellas de la mañana, todas juntas, anunciad el santo nacimiento y cantad alabanzas a Dios, el Rey, y paz a los hombres en la tierra. 3. A Belén, pastores: la Navidad española7 Cuando uno escucha la música que en nuestro país suele inundar las calles, colegios, parroquias, hogares, centros comerciales... durante el período navideño, no puede evitar la sensación de que (prescindiendo de las frecuentes versiones de villancicos extranjeros, antiguos o modernos) la gran mayoría de lo que se oye son cantos populares más bien simples, tanto desde el punto de vista literario como musical. ¿Significa esto que no tenemos villancicos más sofisticados, comparables a los que hemos visto en la tradición musical alemana o británica? 7. Me limito, en esta última parte del artículo, a hacer algunas consideraciones sobre los cánticos navideños en lengua castellana, aun sabiendo que en las otras lenguas peninsulares existen también preciosos villancicos, como el vasco Aurtxoa Seaskan, que es imposible escuchar sin conmoverse, o el poético El desembre congelat, de la tradición catalana. Tampoco entro en el campo de la música navideña latinoamericana, apartado que es materia del siguiente artículo de este número de Sal Terrae. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1005 suenen las panderetas: ruido y más ruido: la música navideña... 1005 Ciertamente que los tenemos. Lo que ocurre es que tales composiciones, como las preciosas piezas renacentistas recogidas en el Cancionero de Upsala (No la debemos dormir, Verbum caro, Dadme albricias...), la inspirada Niño Dios d’amor herido, de F. Guerrero, o las diversas versiones del Zagalejo de perlas, de Lope de Vega, han quedado desgraciadamente confinadas al ámbito de los coros profesionales y de los aficionados a la música clásica, habiendo caído en el olvido para la mayoría de los ciudadanos de a pie. Si el repertorio navideño español (quiero decir, el que la gente realmente conoce y canta) no puede presumir de una gran altura musical o poética, sí que goza, en cambio, de un notable arraigo, lo cual probablemente tiene mucho que ver con su carácter esencialmente popular. En un país como el nuestro, en el que, en términos generales, hay tan poca tradición de canto religioso (no hay más que ver los esfuerzos que tienen que hacer muchas parroquias para conseguir una cierta participación de la asamblea y un nivel musical mínimamente digno, y los pobres resultados conseguidos en la mayoría de los casos), en Navidad sí se canta, y se canta mucho, aunque no tanto en la iglesia, sino más bien en el ámbito de la celebración en familia. Muchos de nuestros villancicos se centran en los pastores que acuden a Belén (quizá reflejo del peso que ha tenido hasta no hace mucho la vida pastoril en bastantes regiones de España) y nos invitan a unirnos a ellos para adorar al Niño y llevarle regalos. Como ejemplo, recojo aquí un villancico que yo he recibido por tradición oral (se cantaba en la familia de mi abuela materna) y que procede, según creo, de la región de León: Por montes y valles alegres bajar se ve a los pastores viniendo al portal. Alegres pastores, las chozas dejad; hermosas zagalas, venid y cantad. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1006 josé luis vázquez pérez, sj 1006 Unos llevan leche, otros queso y pan, y el Niño sonríe al verlos llegar. Alegres pastores... Temblando de frío el Niño allí está; sus padres benditos adoran su faz. Alegres pastores... Pero no faltan tampoco las alusiones a otros aspectos del misterio navideño, tratados normalmente con un estilo popular y cercano, el cual revela una familiaridad con lo sagrado que es quizá una de las claves que pueden explicar mejor la persistencia y el profundo arraigo de los villancicos en la religiosidad española. Así, los desposorios de María y José se presentan en un villancico andaluz con estas palabras: «En el cielo se alquilan balcones / para un casamiento que se va a hacer: / que se casa la Virgen María / con el patriarca señor san José». La belleza de la Madre de Dios es ensalzada con sencilla admiración en otro popularísimo villancico: «La Virgen se está peinando / entre cortina y cortina; / los cabellos son de oro, / el peine, de plata fina». No faltan tampoco las intuiciones teológicas de más calado, como las alusiones al sufrimiento redentor de Cristo, en línea con los «Niños Jesús de Pasión» tan frecuentes en la pintura y las esculturas barrocas españolas («– Dime, niño, de quién eres / y si te llamas Jesús. / – Soy amor en el pesebre / y sufrimiento en la cruz»). O el villancico «Madre, en la puerta hay un niño», en el que el mismo Jesús va explicando el sentido de su venida a la buena mujer que lo acoge en su casa («Mi Padre es del cielo, / mi madre también; / yo bajé a la tierra / para padecer»). Terminamos aludiendo a un villancico del que existen diversas versiones y que se remonta en su temática a narraciones de los evangelios apócrifos: se trata del romance de la Virgen y el ciego. La Virgen, a su regreso Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1007 suenen las panderetas: ruido y más ruido: la música navideña... 1007 de Egipto, pide a un ciego una naranja para calmar la sed del Niño Jesús; la generosa respuesta del invidente le granjea el milagro de la curación: ... Deme, ciego, una naranja, que mi niño tiene sed. Entre usted, señora, y coja cuantas haya menester. La Virgen, con ser la Virgen, no cogía más que tres, y el Niño, como era niño, todas las quiso coger. Cuando la Virgen se aleja, el ciego comienza a ver. – ¿Quién ha sido esa señora que me ha hecho tan gran bien? – Ha sido la Virgen pura, que va de Egipto a Belén. Concluimos así nuestro pequeño periplo por las tradiciones navideñas de estos tres países europeos. Por fuerza, ha sido una presentación muy sumaria que se ha limitado a dar algunas pinceladas sobre las peculiaridades de cada uno de estos tres ámbitos culturales en su relación con la música que expresa y celebra el misterio de la Navidad. Y terminamos recomendando a aquellos lectores que tengan tiempo y ganas la escucha de alguno de los villancicos comentados a lo largo del artículo (hoy día, gracias a Internet, es posible encontrar fácilmente buenas versiones de casi todos ellos): el valor de estas obras se aprecia mucho mejor si, además de leer el texto, podemos escuchar la música que le da vida. Sal Terrae | 99 (2011) 997-1007 int. Diciembre 2011:int. REV. diciembre 2006-grafo 17/11/11 19:27 Página 1008 ANSELM GRÜN La fuerza sanadora de las parábolas de Jesús 176 págs. P.V.P.: 13,50 € ¿Cómo sanaba Jesús con sus parábolas, dichos y encuentros personales? Su palabra y su acción nos abren el camino para acceder al fondo de nuestra alma, donde puede producirse la curación. Con sus parábolas rebosantes de vida, sus historias de curación y determinados dichos o discursos transmitidos en los Evangelios, Jesús nos enseña a transformar y asimilar las experiencias difíciles de nuestra vida. Una mirada renovada a tales parábolas, relatos de curación y dichos y discursos cambiaría nuestra vida, porque nos haría más sanos más y libres, colmaría nuestra esperanza y nos fortalecería como personas.