TANTO MONTA, MONTA TANTO Estudio morfológico de los cálculos urinarios de ácido úrico, con especial referencia a la Microscopía Electrónica de Barrido. J.M. Riesco Santos J.A. González Medievo R. Vázquez Rodríguez SALAMANCA RESUMEN: Se ha llevado a cabo un estudio de cálculos urinarios humanos de ácido úrico, examinando las Historias Clínicas de los pacientes y el análisis de las piedras, empleando diversas técnicas (análisis químico; difracción de rayos X; espectroscopia infrarroja; microscopía esteroscópica y microscopía electrónica de barrido). Del análisis pormenorizado de las Historias Clínicas se extraen conclusiones válidas para un mejor conocimiento de la composición del cálculo antes de su extracción o expulsión. Con la metodología utilizada en el estudio de las piedras renales se ha conocido su constitución inorgánica (por difracción de rayos X y espectroscopia infrarroja) y algunos componentes de la matriz (espectroscopia infrarroja). La morfología estructural macroscópica y microscópica de los cálculos ha sido desvelada gracias al empleo del microscopio estereoscópico y al microscopio electrónico de barrido. Las imágenes cristalográficas de los cálculos analizados muestran un gran polimorfismo. En todas ellas se detecta un núcleo central y una disposición oeriférica en estratos más o menos acentuada. La ~resenciade abundantes grietas y cavidades junto al polimorfismo y diferencia de tamaño de los cristales son datos diagnósticos precisos de la litiasis por ácido úrico. Cuando se asocian ácido úrico y whewellita en el mismo cálculo, la diferenciación viene determinada, en el microscopio estereoscópico: por la presencia de capas periféricas alternantes de ácido úrico (coloración anaranjada fuerte) y whewellita (capas estrechas blanquecinas), y en el microscopio electrónico de barrido: por la mayor abundancia de formas cristalinas lanceolares y en gavilla del oxalato cálcico monohidratado y porque los cristales de ácido úrico, analizados a grandes aumentos, siempre presentan "fallos en cuña" en sus caras aterciopeladas que contrastan con la homogeneidad de las superficies lisas de los cristales de whewellita. INTRODUCCION La formación de concreciones minerales en el organismo humano no es un hecho reciente ni aislado. La Litiasis es una enfermedad conocida desde hace varios milenios, existiendo pruebas feacientes en las momias egipcias (RANDALL, 1937). Las concreciones minerales pueden originarse en cualquier órgano cavitario del cuerpo humano. Citemos, entre otros, los descritos en cavidades nasales (ABDEL-LATIF y col., 1979), en las vías lagrimales, en el tracto intestinal y genital, mama, pulmón y esputo; en la piel y articulaciones, y en algunas glándulas endocrinas, como tiroi- 'Trabajo realizado para optar a o s Premios T r a d c ~ o n a e rde la REAL A C A D E h l A DE k1EDClNA de BARCELONA, en la Convocatoria d e año 1987 Premio ofrecido por O S Proiesores Salvador y l o r e María GIL-VERNET VlLA des e hipófisis (GALKIN y col. 1977; SHARM A y BAPMA, 1977; BENHAMOU, 1979; RAGHAVAIAH y DEVI, 1980; TEZUKA, 1980; WESTARP y col. 1980; PRIETZKER y col. 1981). Sin duda, en orden de frecuencia y como entidades nosológicas fundamentales, se hallan la litiasis urinaria, seguida de la biliar y, en menor grado, de la salivar, dentaria y prostática (KIM, 1982). La litiasis renal es un problema médico de gran interés por su amplitud y repercusión en la Sociedad. Se admite que un 23% de la población mundial padece litasis urinaria. En España, según el malogrado SOMACARRERA (1977), las cifras que este proceso ocasionaba, en la década de los setenta, eran de unos dos mil millones de pesetas anuales. La distribución e importancia de la litiasis a nivel mundial se halla perfectamente documentada (CABOT 1929; ANDERSON, 1969; KRANK y col. 1970; JACB y col. 1976; CIFUENTES, 1977; SlERAKOWSKl y col., 1978). Aunque en el pasado, la litiasis era considerada como un problema sin prevención, en la actualidad, todas las formas litiásicas tienen, en potencia, prevención; de manera que un mejor entendimiento de su etiología conducirá a una terapia más científica (HOWARD y CONN, 1964; FLEISCH, 1967; SMITH, 1974; THOMAS, 1974). Múltiples y excelentes revisiones, acerca de las litiasis, han sido publicadas recientemente (PRIEN, 1963; KING, 1967; LONSDALE, 1968; BUSBY, 1968; BLAK, 1970; HOGDKINSON y NORDIN, 1972; FINLAYSON, 1974; PINTO, 1976; CIFUENTES, 1977, 1984; ALGABA y col. 1981; KIM, 1982; FINLAYSON y col. 1984). En su mayoría, manifiestan que los cálculos urinarios humanos son minerales, compuestos de un número limitado de cristales (RANDALL, 1939; PRIEN, 1968; PRIEN y FRONDELL, 1968; PRIEN y PRIEN, 1968; ANDERSON, 1969). En la tabla 1, se exponen los principales cristales que aparecen en los cálculos urinarios. Para SUTOR (1972), la mayoría de los componentes de un cálculo son sustancias cristalinas, con propiedades fijas, tanto desde un punto de vista morfológico como óptico. Sin embargo, en la constitución de los cálculos se diferencian siempre dos partes: una orgánica, la matriz, y otra inorgánica, los cristales. La matriz está constituida, según BOYCE (19681, por una mucoproteína de 18 aminoácidos (proteína matricial A, de 30-40 mil daltons) y el resto, aproximadamente una tercera parte, formado por azúcares no aminados, agua y, en ocasiones, restos inorgánicos como calcio y fosfatos. La rnatriz del cálculo puede provenir de las proteínas contenidas en la orina (KIM y BOYCE, 1963, KHAN y col. 1983) y su disposición puede realizarse de tres formas diferentes: a) en láminas concéntricas, entre cristales paralelos, en forma de gel amorfo; b) en estriaciones radiales, dispuestas en láminas que cruzan, en ángulo recto, a las laminaciones concéntricas y, c) en esférulas, aproximadamente de 1 mm de diámetro, compuestas por laminaciones coric4ntricas espaciadas por matriz fibrosa: Para ALONSO y SOMACARRERA (1976), aunque la matriz está siempre presente en la formación de los cálculos, procede del metabolismo bacteriano resultante del desdoblamiento de la urea por gérmenes proteoIíticos, en las orinas infectadas y, en caso de orinas estériles, como producto de inflamación o de reparación reactiva. En el año 1974, GIBSON realizó un trabajo magistral sobre la litiasis urinaria, en el que intervinieron geólogos y urólogos, Ilegando a la conclusión que los compuestos orgánicos dominan en una proporción ináxima de un 15-20% en todas las piedras analizadas. Numerosos han sido los trabajos que se han dedicado al estudio de la parte, tanto orgánica (BOYCE y KING, 1963; ALLEN y SPENCE, 1966; BOYCE, 1968; PRIEN y PRIEN, 1968; MALEK y BOYCE, 1973; RESMICK, 1977; DEGANELLO y CHOU, 1983) cgmo inorgánica de los cálculos urinarios (BUSBY, 1968; HOGDKINSON, 1971; CIFUENTES y col. 1972; FINLAYSON, 1974; MEDINA y col. 1977; ALGABA y col. 1981 ; KHAN y HACKETT, 1984), así como a la etiopatogenia de los mismos -factores fisicoquímicos, epitaxía, factores determinantes de la formación y crecimiento de los COMPONENTES INORGANICOS DE LOS CALCULOS CRISTALES 5. Compuestos Purínicos: 1. Oxalato Cálcico: - Acido úrico anhidro (Trioxipurina áci- Whewelita (forma monohídrica). CaC20,.H20. da). C5H,N,03. - Acido úrico dihidratado. CjH4N4OY - Weddelita (forma dihídrica). CaC20,.2H20. 2H,O. 2. osfato Cálcico: - Urato arnónico (Trioxipurina monoamónica). C,H,N,O,NH,. - Fosfato Cálcico (Apatitas): - Urato monosódico (Trioxipurina moBásico=Hidroxiapatita. Caj(PO,),OH. Hidratado=Brushita. CaHPO,. 2 H 2 0 . nosódica). C5H,N,0,Na. Fosfatos-Ca apatíticos deficientes. - Xantina Calo~x(P0,)6~x(HP0,)xOH,~xxH20. - 2,8-Dihidroxiadenina. 6. Aminoácidos: Whitlockita. Ca, (PO,) ,5H20. Fosfato Octocálcico. - Cistina. S,C60,Hlo. Ca, (PO,) ,5H,O. 6. OTROS: a) Componentes de origen farrnacológiCitrato-apatita. co o yatrogénico (sulfamidas, oxipuri3. Carbonato: Carbonatoapatito. Cal, (PO,), (OH), CO,. nol, fenazopiridina, nitrofurantoína, 4. osfato Amónico Magnésico tetraciclinas, etc.). b) Componentes poco frecuentes: Síliy derivados: ce. Yeso. Carbonato cálcico. Fosfato - Estruvita. P0,NH,Mg.6H20. monocálcico. Oxalato Férrico (Hum- Newberyta. MgHPO,. 3H,0. - Hannayita. boldtita). Colesterol, etc. Mg3 (NH,) ,H, (PO,),. 8 H 2 0 . - Ortofosfato trimagnésico pentahidratado. - Fosfato amónico magnésico-rnonohidratado. (PO,)NH,Mg.H,O. TABLA I Según BERTHOUX (1981), KIM (1982) y CIFUENTES DELATTE (1984). cálculos, modelos teóricos como los de Randall y Carr que tratan de explicar el inicio del cálculo, formas de crecimiento, sustancias inhibidoras de la urolitiasis, etc.(RANDALL, 1937; CARR, 1954, 1969; MURPHY y PYRAH, 1962; VERMEULEN, 1965; BOYCE y col. 1967; HOWARD y THOMAS, 1968; LONSDALE, 1968; SAFFlER y RUBIN, 1970; GACA y col. 1971; CIFUENTES, 1972; GOLDSGRONGH, 1972; BOYCE, 1973; BASTIAN y GEBHARDT, 1974; FLEISCH, 1980; BERTHOUX, 1981; FAZlL MARICKAR y KOSHY, 1987; LACHANCE y TAWASHI, 1987). METODOS DE ESTUDIO EN LA UROLlTlASlS El primer método, con rigor científico, desarrollado para el estudio de los cálculos urinarios fue la microscopía de luz polarizada. BEALE (1854), aplica esta técnica a algunos cálculos urinarios y CARTER (1873) publica una monografía sobre estructuras y formación de litiasis urinarias. Unos años después, KRUCHE (1879), ernplea por primera vez las láminas petrográficas en el estudio de la estructura de los cálculos. Otro método, aún vigente en algunos la- boratorios hospitalarios, es el análisis químico de los cálculos. Su base metodológica fue desarrollada por HELLER, en 1960. En la actualidad, apenas se emplea, pues a pesar de su sencillez y economía y de poder detectar algunos componentes minerales, es demasiado elemental e insuficiente, habiendo quedado como técnica auxiliar. La espectroscopia infrarroja, permite detectar elementos no cristalinos y compuestos orgánicos, e identificar mezclas de muestras pequeñas (ETTINGE y col., 1981); pero le falta sensibilidad para detectar los compuestos menores de los cálculos y no es capaz de diferenciar los compuestos de calcio, aparte de requerir un equipo costoso. El método de difracción de rayos X, permite el análisis detallado de los cristales biológicos a partir de cantidades muy exiguas de la muestra. Pero también posee limitaciones: no detecta cristales cuya proporción en la muestra sea inferior al 10% y no valora las relaciones espaciales de los modelos de crecimiento de los cristales (KIM, 1982). El análisis ultraestructural de los cálculos, en sus dos versiones: microscopía electrónica de transmisión, utilizada por CIFUENTES y col. (1967) por vez primera en el estudio de la urolitiasis. Esta técnica suele quedar relegada a problemas muy concretos (como es el estudio de la estructura a muy grandes aumentos) y casi siempre en combinación con el método de difracción de electrones, y la microscopía electrónica de barrido (MEB), siendo MORGANROTH y col. (1968) y CARR (1969), los pioneros en su utilización para el estudio de los cálculos urinarios. Esta última se fundamenta en la generación de un fino haz de electrones que al incidir y chocar sobre la muestra, origina varios fenómenos, entre los que destacan: la producción de electrones secundarios y la generación de ravos X. los cuales. debidamente tratados perrnikn la visualización, con sensación de relieve y el análisis de la energía dispersiva de rayos X. La energía dispersiva de rayos X permite analizar los elementos inorgánicos de todos los cálculos, con la única desventaja de no poder detectar los elementos más ligeros, de bajo número atómico. En concreto, los 8 primeros elementos de la tabla periódica. A ello hav aue unir el altísimo coste requerido para su adquisición. Otros métodos complementarios del MEB son, la confección de mapas de distribución de elementos (element mapping), el barrido lineal (linne scann ratemeten) y el análisis semicuantitativo, por computadora de los elementos constituyentes de los cálculos. En la actualidad, todos los investigadores están de acuerdo en la carencia de una técnica perfecta para el estudio de la urolitiasis; si bien, opinan que la metodología idónea radica en el estudio combinado. a base de varias de las técnicas anteriorménte descritas, en especial la MEB (que permite el estudio cualitativo), acompañada de la difracción por rayos X o mediante la aplicación de un analizador de energía dispersiva de rayos X, que permite cuantificar resultados (KIM, 1982). CALCULOS DE AClDO URlCO El ácido úrico o trioxipurina fue descubierto por SEHEELE (1776), como constituyente de la orina y de los cálculos vesicales, por lo que se le dio el nombre de ácido de las orinas o ácido de los cálculos vesicales. En 1793, FOURCROY y VANQUELIN, describen sus propiedades con gran detalle y establecen las relaciones con la urea. La formación de los cálculos de ácido úrico depende, en gran medida, del desarrollo Socio-Económico. En las zonas Industriales se localiza preferentemente en riñón mientras que en las zonas Agrícolas se sitúa preferencialmente en vejiga urinaria (ANDERSON, 1975). En los cálculos urinarios de ácido úrico se han encontrado dos formas anhidras del mismo: una con cristalización pseudoortorrómbica y otra monoclínica. junto a ellas se encuentra la forma hidratada, que puede transformarse en la forma pseudoortorrómbica en presencia de vapor de agua, y en la forma monoclínica, si se posee un desecador en presencia de gel de sílice o pentóxido de fósforo (SUTOR, 1972; HIDALGO y col. 1983). Son cálculos de gran dureza y, recién for, S mados, tienen un color rojo anaranjado, independientemente de que su superficie sea lisa o rugosa. Con el transcurso del tiempo la cubierta se transforma en gris-rojiza y, finalmente, grisácea. Un método importante para su reconocimiento consiste en romper la cubierta grisácea y dejar al descubierto el color anaranjado que los caracteriza. Los cálculos de ácido úrico están constituidos, como el resto, por cristales y materia orgánica. Los cristales, no se integran preformados sino que se inician y desarrollan, desde el principio, molécula a molécula sobre un núcleo primitivo; se presentan en forma de prismas rómbicos, dispuestos en todas las direcciones con mac l a ~y caras secundarias; tienen abundantes cavernas y grietas, con un perfecto rellenado de cristales euhedrales o idiomórficos. Sus formas más generales son de tipo lanceolado, con la porción apical truncada O no. Aunque han sido varios los autores que han realizado estudios macro y microscópicos acerca de los cálculos de ácido úrico, las características principales de los mismos quedan reflejadas en el amplio trabajo llevado a cabo por KLEEBERG y col. (1981). Desde el punto de vista microscópico, presentan cuatro estructuras bien diferenciadas: 1.- Granuloporosa, en la que alternan multitud de gránulos con grandes espacios vacíos. Cada gránulo está formado por acúmulos de prismas rómbicos dispuestos en roseta o distribuidos irregularmente. Existe, entre ellos, material amorfo de color grisáceo. 2.- Concéntricas o en empalizada. Constituyen capas concéntricas, compuestas de prismas rómbicos, adosados unos a otros a través de depósitos de material amorfo grisáceo. Su disposición en conjunto es radial. 3.- Mixtas. Las dos formas anteriores se encuentran asociadas, en especial si el cálculo es grande (colariforme). El centro, que constituye la tercera parte del cálculo, es de estructura granular porosa y el resto está formado por capas concéntricas. 4.- Cristales alargados. Extraordinariamen- te infrecuentes. Forman una estructura espiculada y radial, alrededor de un núcleo puntiforme de cristales de urato amónico. Los cálculos de ácido úrico, han sido estudiados, no sólo a partir de las vías urinarias humanas, sino también a partir de modelos experimentales "in vitro" y en litiasis provocadas experimentalmente en animales de laboratorio (DEGANELLO y COE, 1983; NODA, 1984; BERENGUER y col. 1986; HESSE y col. 1986). OBJETIVOS Nuestro interés en la elaboración del presente trabajo ha sido, no sólo, y por supuesto, llegar al diagnóstico y tratamiento del enfermo litiásico, sino además conocer mejor los cálculos de ácido úrico, de una incidencia en nuestro entorno casi tan alta a la presentada por los de oxalato cálcico. Por la complejidad que entrañan y por los problemas socio-económicos que suscitan deben ser analizados con el máximo interés para un mejor conocimiento de su etiología que conlleve a una prevención óptima de las litiasis. Pero además, como apuntan CHENG y col. (1983), aunque estudiados los cálculos con las técnicas más vanguardistas, sigue sin conocerse la patogenia de los mismos y la importancia de sus constituyentes (matriz y mineral). A excepción de los cálculos de cistina, el resto de los cálculos urinarios poseen una composición heterogénea, En la clínica, el conocimiento de esta composición es de gran importancia ya que una composición diferente, indica diversa etiología y, por lo tanto, distinto tratamiento. Además, es imprescindible su conocimiento para establecer un pronóstico y evitar la aparición de litiasis recidivantes (RODGERS, 1981). Por ello, creemos que los cálculos de ácido úrico deben estudiarse a fondo, con los medios analíticos disponibles, en especial con el MEB, que permite el estudio tridimensional del cálculo, pudiendo analizar cristal por cristal; las características de sus caras; las interrelaciones entre los cristales; la materia orgánica; las diferentes capas concéntricas dispuestas sobre el núcleo y este último (KIM, 1982). Permite además comprobar la existencia de pequeñas cantidades de algún otro componente, por lo que define mejor su composición y características. Por consiguiente, nuestros objetivos van dirigidos a: 1.- Analizar las historias de los pacientes con cálculos de ácido úrico. 2.- Hacer especial hincapié, en el estudio microscópico (tanto con el microscopio estereoscópico como con el MEB), para analizar las superficies externa y de corte de los cálculos de ácido úrico, ocupándonos de la matriz orgánica y, fundamentalmente, de los cristales. 3.- Emplear, junto a las técnicas anteriores otros métodos de estudio, tales como el análisis químico, la difracción de rayos X y la espectroscopia infrarroja, que complementan el estudio morfológico de las litiasis urinarias. MATERIAL Y METODO Se han estudiado un total de 18 cálculos urinarios de ácido úrico, pertenecientes a otros tantos pacientes, conjuntamente con la revisión de las Historias Clínicas de los mismos. En la revisión de las Historias se ha tenido en cuenta: a) Lugar de residencia. b) Composición química. c) Edad de los pacientes. d) Sexo. e) Manifestaciones clínicas más comunes. O Antecedentes litiásicos personales y familiares. g) Características de la orina. h) Investigación de alteraciones renales. i) Régimen alimenticio. Los 18 cálculos se fragmentaron para realizar con ellos las pruebas siguientes: características macro y microscópicas; análisis químico, análisis de difracción de rayos X; espectroscopia infrarroja y estudios morfológicos con el microscopio estereoscópico y con el microscopio electrónico de barrido. CARACTERISTICAS MACRO Y MICROSCOPICAS: Para el estudio de las características macroscópicas se procedió de la siguiente forma: 1.- Lavado del cálculo en agua corriente y secado durante 24 horas a temperatura ambiente. 2.- Peso y medida: Se pesa una vez seco y se mide con regla siguiendo los tres ejes espaciales. 3.- Descripción de las características cualitativas: forma, color, superficie y consistencia. Las características microscópicas son observadas, tanto en superficie como en corte, en un microscopio esteroccópico, WlLD M8, con cámara fotográfica de 35 mm incorporada. ANALlSlS QUIMICO: Tras pulverización, en mortero, de pequeños fragmentos de cada cálculo, se toman 10 mg de pulverizado y se somete al test del carbonato, para ello se añadeti 10 gotas de HCI y tras mezclar se espera la formación o no de efervescencia. Su aparición indica positividad. Posteriormetite, se procede a distribuir el pulverizado en 9 portas especialmente diseñados, aplicando unas gotas de sosa y al mismo tiempo cada uno de los reactivos del test "Stone analysis set urinari calculi". La obtención de los diversos colores del test indicará la composición química del cálculo. El propósito de este test, es demostrar la presencia de los componentes individuales (KINC y BOYCE, 1963; borg y col. 1976) y, por ende, de ácido úrico. DlFRACClON DE RAYOS X: Los patrones de difracción resultan de ¡titeracciones de rayos X reemitidos como electrones cuando pasan de estados etiergéticos superiores a situaciones energéticas inferiores. Los diagramas de rayos X han sido obtenidos en una cámara de polvos cristalinos, Debye-Scherrer; se ha empleado un aparato Philips modelo PW con radiación K de cobre y filtro de níquel. La identificación de una sustancia se obtiene consultando las tablas elaboradas por la ASTM (American Society for Testing Material~)que en la actualidad cuenta c o n más de trece mil fichas editadas. Para la obtención de los diagramas, que deben ser posteriormente identificados, seguimos los siguientes pasos: a) Reducción de la muestra del cálculo a polvo muy fino, en un mortero de ágata. b) Colocación de dicho polvo en un porta- objetos, ligeramente excavado en el centro, bien rasado y prensado. C) Introducción del porta-objetos en el difractómetro, marca loel Recorder l.R. 251 A. Los granos del cálculo pulverizado se agrupan sin orden y se presentan en todas las orientaciones posibles, de tal manera que siempre habrá alguno orientado hacia el ángulo de incidencia del haz de rayos X. Una vez introducida la muestra pulverizada en el difractómetro se obtiene el contaje e inscripción en papel de registro y cada anillo de difracción se traduce en un pico cuya superficie es proporcional a la intensidad de la reflexión. Para reconocer un cuerpo a partir de su difractograma es necesario comparar con el fichero ASTM, ya citado. ESPECTROSCOPIA INFRARROJA: Consiste en obtener el espectro de absorción infrarroja que presentan los minerales de un cálculo. Par ello, el mejor método es la obtención de pastillas de bromuro potásico; se pesan 300 mg de esta sustancia, previamente secada en estufa a 120°C, durante 24 horas y se pulveriza en un mortero de ágata, con la cantidad de muestra apropiada en cada caso (la concentración que se utiliza depende de la absorción de la sustancia en estudio; en nuestro caso es de 0,5%). La muestra pulverizada se coloca en un molde de 12 mm de diámetro, con caras perfectamente pulidas y se reparte homogéneamente. El molde se somete a una prensa automática, a presión suave y se hace el vacío con el fin de eliminar las burbujas de aire. Una vez retirada la presión y el vacío, se abre el molde que desprende la pastilla formada, la cual se introduce en un aparato Beckrnan Aculabac de doble paso y se obtiene el espectro correspondiente. Las bandas de los diferentes compuestos aparecen con mayor o menor intensidad en una determinada región espectral. A la hora de aplicar el método, hay que poseer los modelos patrones (existentes en el mercado). MlCROSCOPlA ELECTRONICA DE BARRIDO: Para realizar el estudio morfológico con el MEB, se efectúan las siguientes pautas: 1.- Una vez lavado y secado el cálculo, se fracciona y cada fragmento se monta en el portamuestras del microscopio con plata coloidal conductora, de tal manera que pueda estudiarse tanto la superficie del cálculo como las caras de sección. 2.- Revestimiento con una capa de oro de 10 mm, con metalizador marca Polaron E 5000. 3 . - Observación en el microscopio electrónico de barrido, marca Philips SEM 500 y después fotografiados con película de 35 mm tri-X-Pan de Kodak. Los aumentos referidos en las micrografías corresponden a los aportados por el microscopio RESULTADOS El análisis pormenorizado de las Historias Clínicas, arrojaron los siguientes resultados: a) Localización de los cálculos: Un 77,7% (14 casos) en los uréteres; en los de mayor edad, preferencialmente en el izquierdo mientras que en los jóvenes hubo mayor incidencia en el derecho. Siguen en orden de frecuencia, los de localización en pelvis renal, 3 casos (16,6%), siendo en un caso colariforme. b) Frecuencia: Más frecuente en el sexo femenino (60%) y en edades comprendidas entre 78 y 71 años, teniendo una media de 44 años. C) Examen radiológico: Por tratarse de cálculos radiotransparentes la radiografía simple da siempre negativa. En cambio, las urografías por perfusión, demuestran imágenes lacunares a nivel renal y un stop, en los hallados a nivel ureteral. d) Otras características: Existen otros datos a tener en cuenta tales como antecedentes familiares y personales; sintomatología más frecuente; datos analíticos en orina, urinocultivos y sangre. Análisis Químico: Tras agregar el reactivo de ácido úrico al pulverizado de las muestras, se obtuvo en todos los casos una coloración amarillenta, significativa de positividad. Difracción de rayos X: Introducido el porta en el difractómetro con el polvo del cálculo a examinar, se obtiene un diagrama que se estudia, marcando el número de orden, grados, espaciados e intensidad o altura de los picos, cuya superficie es proporcional a la intensidad de la reflexión; la intensidad del pico más fuerte se fija en 100 y se halla la proporcionalidad de los restantes. En 12 de los 18 cálculos, los picos más importantes se obtuvieron en 389 mm (100) a 28O8'; 210 mm (53,98) a 28O; 190 mm (48,84) a 23O, entre otros. Los resultados indican la presencia exclusiva de ácido úrico. En los 6 cálculos restantes, además de los picos anteriores, se obtuvieron otros en la línea-grado 14'3'; 3g01 ' y l j O 1', indicativos de presencia de oxalato cálcico monohidratado, con mayor o menor intensidad de los picos dependiendo de la cantidad de mineral existente. Espectroscopia Infrarroja: Como en caso anterior hubo dos tipos de respuesta: En 12 de los cálculos, el diagrama de las espectroscopias presentaron una banda muy fuerte a 1670 cm-' y otras menos fuertes a 3000, 2800, 1300, 1120, 990, 785, 745 cm-', indicativos de ácido úrico anhidro. En los 6 cálculos restantes, junto a las bandas anteriormente expresadas, se detectan otras: una de tensión muy fuerte a 1620 cm-', otras menos fuertes a 1315 y 1350 cm-', que indican la presencia de oxalato cálcico monohidratado. Características Macro y Microscópicas: Presentaron formas variadas. Ocho eran ovalados y cuatro en forma de cuña redondeada, con una coloración anaranjada y de superficie lisa, correspondiendo a cálculos de consistencia dura que suelen estar localizados en una de las pelvis o en un uréter, y con longitud máxima entre 1-1,5 cm. Hubo cinco con forma semi-esférica (cálculos viejos) que tienen una colocación gris-rojiza, con superficie irregular, de consistencia dura y localizados tanto en pelvis como uréter, con longitud máxima de 1 cm. Por último, uno de los cálculos (coraliforme), superó los tres centímetros, con su- perficie rugosa, de consistencia muy dura y color grisaceo. El análisis con el Microscopio estereoscópico permitió reconocer tanto en superficie como en sección, las características morfológicas de cada cálculo hastas 50 aumentos. Al igual que en el examen macroscópico, la forma, dimensiories y coloracion, variaron de unos cálculos a otros, pero siempre se mantuvo el color anaranjado cuando al cálculo, que en superficie presentaba otra coloración o tonalidad, se le practicaba una erosión. La mayoría de los cálculos analizados presentaron una superficie externa, col1 aspecto aterciopelado, con o sin hendiduras; presentando, a veces, manchas de aspecto más oscuro, ligeramente elevadas, a manera de manchas o lunares. En ocasiones, la superficie externa poseía un aspecto poroso, con rugosidades y pequeñas cavidades en cuyo fondo se aprecian tramas de cristales polimorfos, de aspecto reticular. Espaciadas entre las cavidades se observan elevaciones tuberosas de tamaño variable. Cuando los cálculos se observan en la lupa binocular, se comprueba que cuanto más pequeño es el cálculo, más esférica y lisa es su superficie. La forma y la superficie de los cálculos se tornan más irregulares cuanto mayores son sus dimensiones. En la superficie de corte, se comprobó en todos los cálculos, la presencia de un núcleo central, de diferente coloración y disposición estructural que las zonas periféricas. En ocasiones este núcleo posee pequeñas dimensiones, pero está situado en el centro geométrico del cálculo, es svalado y presenta una coloración más oscura y está perfectamente delimitado del resto del cálculo, sin poseer una disposición estructural típica. En otras ocasiones, el núcleo central, de grandes dimensiones, poseía una tonalidad más anaranjada que la periferia y sus estructuras tendían a una disposición concéntrica, separadas por numerosas grietas. La zona periférica del corte está constituida por estratos concéntricos de cristales heterogéneos, alternando capas de tonalidad oscura con estratos blanquecinos. El espesor de las capas y la proximidad entre las mismas, disminuye a medida que se aproxima a la periferia. En la zona intermedia, las capas concéntricas tienen un grosor mayor y se evidencian, con bastante frecuencia, grietas que separan agrupaciones de cristales polimorfos. El tipo de fractura, en la mayoría de los cálculos estudiados fue irregular y sólo en cuatro se observó una superficie de fractura concoidea. La Microscopía Electrónica de Barrido permite diferenciar, en los cálculos de ácido úrico una superficie externa lobulada con estructura granulosa (fig. 1), constituida por elevaciones (granulaciones) que alternan con de~resiones.Cada elevación está constituida por acúmulos de cristales, de distribución irregular y a las que SOMACARRERA (1977), por su parecido a las patatas, les dio el nombre de micropatatas. También en superficie se observan oquedades, posiblemente constituidas por agregados polimorfos de cristales. Los cristales situados en la su~erficieexterna del cálculo, suelen ser polimorfos, formando una superficie irregular y recub i e r t o ~por una corteza discontinua. Estos cristales se hallan adosados por sus caras y unidos por sustancia amorfa. En ocasiones, los acúmulos de cristales forman columnas o hileras como si se tratase de adoauines en fila, con superficie irregular y cuyas caras se encuentran pegadas, unas a otras, por material amorfo pudiendo quedar entre ellos microcavidades. Las superficies de fractura irregulares poseían grietas de gran tamaño situadas, preferencialmente, en la zona central del cálculo. Los bordes de las grietas eran irregulares, como dientes de sierra. Las grietas y hendiduras situadas en la periferia tenían un tamaño menor y una morfología más circular. Además, en la zona periférica de estos cálculos poseen estratos cristalinos, de pequeña amplitud y dirección radial, separados por capas de materia orgánica, dispuestas perpendicularmente a las laminaciones cristalinas concéntricas. Tanto las paredes, como el fondo de las grietas están constituidas por acúmulos de cristales polimorfos, pero con un cierto 0 predominio de las formas tabulares prismáticas ortorrómbicas. Las superficies de fractura concoideas presentan un núcleo central, prominente, de aspecto gránulo-poroso constituido por acúmulos de cristales polimorfos envueltos en abundante materia orgánica constituyendo especie de mallas tridimensionales, entre las que quedan abundantes espacios vacios. Excéntricamente, la superficie de fractura concoidea presenta aposición de cristales en estratos, separados por grietas estrechas y alargadas,que delimitan capas concéntricas, pero sin que exista una disposición radial. El aspecto de la superficie de fractura, en conjunto, es de tipo ortográfico, con múltiples elevaciones y depresiones. El hábito de los cristales, en todas las superficies de corte analizadas es, fundamentalmente, polimórfico, y por ello, el tamaño de los cristales fue muy variable (desde 10 p m hasta 5 mm a lo largo de las aristas de mayor longitud). En las paredes de las grietas y cavidades de estos cálculos, predominan los cristales en forma de prismas rómbicos. Sus caras, de aspecto aterciopelado o, por el contrario, lisas, poseen un pinacoide de 2." orden, otro de primer orden y numerosos prismas de 2.a especie. En ocasiones, el hábito es tubular, debido al apilamiento de cristales unidos por sus caras o, incluso laminar o escalonado, en forma de pirámide azteca. En el fondo de las grietas, se divisan multitud de cristales, totalmente desordenados y polimorfos, de distintos tamaños; desde prismas ortorrómbicos pasando por formaciones aciculares, rectangulares, columnares y lanceolares que se superponen a otros cristales de tamaño inferior (fig. 2). Dentro de este pleomorfismo, predominan las formas en gavilla (fig. 2, 3 y 4) y las lanceolares, con la porción apical truncada o no. En algunos cálculos, observamos acúmulos de cristales de diversos tamaños, alargados, como palos de remo dispuestos radialmente, abriéndose a partir de un punto común. Constituyen los llamados capu- Figuras 1 a 6 Micrografias electrónicas de barrido pertenecientes a cálculos de ácido úrico. La figura 1 representa detalle de la superficie externa de los cálculos. Las figuras 2 a 6 muestran el polirnorfismo cristalino de las superficies de fractura de los cálculos estudiados. Figura 1 Aspecto rugoso, con típicos rnicrotubérculos, de la superficie externa de un cálculo de ácido úrico. Aumentos 40 x. Figuras 3 y 4 Detalles, a grandes aumentos, de los cristales pleomórficos: Formas en gavilla, lanceolares y en Láminas concéntricas. Aumentos: Fig. 3 = 1250 x; Fig. 4 = 2500 x. Figura 2 Gran pleomorfismo y diversidad de tamaño de cristales. Predominio de formas aciculares, lanceoladas y en gavilla. Aumentos Fig. 2 = 640 x. 110s florales y, en conjunto los campo florales. Aparte de las morfologías cristalinas hasta ahora descritas, hemos visto, ocasionalmente, cristales de crecimiento concgntrico configurando formas ovaladas (fig. 5) o rectangulares (fig. 6). A mayores aumentos, se aprecia mejor este tipo de crecimiento que parece tener un eje central sobre el que se disponen las capas concéntricas, semejando columnas de superficie irregular (cristales esqueléticos), entre los que queda sustancia amorfa. En la figura 5, se observa una disposición similar, pero bajo forma ovoidea. Por último y como hecho aislado, hemos observado cristales bipiramidales rómbicos que cristalizan en el sistema monoclínico y unidos entre sí por sustancia amorfa. Figura 5 Cristales esqueléticos: Crecimiento concéntrico de cristales en forma ovoidea, separados por materia orgánica. Aumentos: Fig. 5 = 1250 x. Figura 6 Cristales esqueléticos en forma rectangular. Aumentos: 7250 x . DlSCUSlON destacar los Métodos de difracción de rayos X que han permitido aportar valiosos datos al estudio biológico de los cálculos (LAGERGAN, 1956; PRIEN, 1963; SUTOR, 1972) permitiendo nuevas clasificaciones de los mismos. En nuestro caso, pudimos conocer la existencia de dos elementos cristalinos, en el mismo cálculo: ácido úrico y whewellita, e incluso cuantificar de forma relativa su contenido (solamente indicios o cantidades medias de whewellita). La espectroscopia infrarroja, permite detectar tanto los cristales como la materia orgánica. En nuestro estudio hemos comprobado que, al menos parte de la materia orgánica, contenía fosfato cálcico. El empleo del microscopio estereoscópico o lupa binocular permite un estudio de transición, entre las características macroscópicas y microscópicas, orientándonos a través de su empleo hacia la clasificación de los cálculos. Con él se pueden estudiar la forma, coloración, características de superficie, tipos de fractura, forma de crecimiento de cristales, existencia y tipificación de grietas y características cristalográficas de los cristales de gran tamaño. Sin embargo, posee los inconvenientes conferidos por su escaso poder de resolución y, sobre todo, la imposibilidad de diferenciar más de un compuesto mineral; en especial, si uno de ellos se encuentra en escasa pro- El análisis detallado de las Historias Clínicas aportó datos significativos, en relación con el sexo y manifestaciones clínicas que estan en concordancia con los descritos por otros autores (COIN, 1922; COTTE y TEGLIERINE, 1957; ALONSO y SOMACARRERA, 1976): la localización topográfica más frecuente de los cálculos de ácido úrico fueron los uréteres: los antecedentes personales estuvieron siempre presentes mientras que los familiares sólo aparecieron en un escaso número de pacientes. Aunque no son radioopacos, sí pueden identificarse a través de signos indirectos cuando se emplea la urografía intravenosa como ha manifestado recientemente PUIGVERT GORRO (1986). Al contrario de lo que ocurre en las litiasis por whewellita o fosfatos, los trastornos digestivos fueron muy evidentes en la litiasis por ácido úrico; en orden inverso se hallaron las alteraciones urinarias (disurias, polaquiurias y tenesmo) así como la existencia de microhematuria (COIN, 1922; COTTE y VILLU, 1954). Estos datos permiten, a través de la anamnesis, valorar la posible constitución cristalina de las piedras antes de su expulsión y, por tanto, orientar hacia una terapia y profilaxis idónea. En relación con las técnicas de estudio utilizadas en el presente trabajo, caben porción. En las zonas periféricas de la mayoría de los cálculos estudiados con la lupa binocular existían cristales con disposición radial y líneas curvas concéntricas en las que se intercalan cristales radiales y longitudinales, como también han observado KLEEBERG y col. (1981) y CIFUENTES (1984). Esta disposición es similar a la de los cristales de whewellita aero se diferencian de los mismos por el Color amarillento típico del ácido úrico y por la coloración de interferencia que presentan los cristales de oxalato cálcico. Para el morfólogo, la técnica que más ventajas aporta, au~nqueno exenta de limitaciones e inconvenientes, es la Microscopía Electrónica de Barrido. Permite el estudio tridimensional de una zona amplia del cálculo e, incluso, de su totalidad. Facilita el análisis de cristal por cristal. Su alto DOder de resolución, Permite obtener ca;acterísticas de las caras de los cristales (invisibles por otros métodos), así como las interrelaciones que guardan los cristales con la materia orgánica. Con el MEB se puede estudiar el núcleo central y las diferentes capas corticales que forman el cálculo. Además, hace posible el estudio de pequeñas cantidades de otros componentes v observar otros minerales menbs comunés que lo habitual, cosa difícil con otras técnicas. KIM (1979, 1982) y KIM y col. (1984) realizaron un vasto estudio de numerosos cálculos urinarios con el MEB y propusieron una serie de características generales, a través de las cuales, podrían clasificarse hastas el 9O0/0 de los cálculos y reconocer su composición. Entre estas características destacan: el hábito o forma que adquiere un cristal por el desarrollo relativo de sus diversas formas, las superficies de fractura del cálculo, los modelos de grietas y hendiduras en el interior de las piedras, el tipo de superficie de fractura del cálculo así como el tipo de fractura de las superficies de los cristales y los patrones de crecimiento. En nuestro estudio y siguiendo este planteamiento, hemos comprobado que el hábito en los cálculos de ácido úrico es total- mente polimorfo. La disposición de los cristales es, en muchos casos, anárquica e irregular. Ya en el examen con la lupa binocular se aprecia la aglomeración desordenada de cristales, conclusión a la que llega CIFUENTES (1984), tras el estudio con Iáminas delgadas. " El tipo de crecimiento en los cálculos de ácido úrico es incierto al no existir un patrón definido y son muchas las variantes en las formaciones cristalinas (laminada, sectorial, tabular, etc.). Se puede decir, en concordancia con otros autores (KLEMBERG, 1981 ; KIM, 1982; KIM y col. 1984, DEGANNELO y CHOU, 1984, CIFUENTES, 1984) que, al contrario de lo que ocurre en otros cálculos urinarios, no existen características específicas de identificación con el MEB de los cálculos de ácido úrico, pero es precisamente en su pleomorfismo y variedad de formas y modos de crecimiento, dotide reside la clave para su identificación. En relación con las estructuras que propone KLEEBERG (1981) para el estudio microscó~icode los cálculos de ácido úrico, nosotrhs hemos observado las tres más típ¡: cas, esto es: la forma granuloporosa (multitud de gránulos formados por acúmulos de prismas rómbicos dispuestos irregulartnente o formando rosetas y separados por material amorfo grisáceo), la forma coticéntrica o en empalizada (capas concéntricas de cristales rómbicos unidos por material amorfo y con disposición radial) y las formas mixtas de las dos anteriores. En tiitiguno de los 18 cálculos estudiados hemos visto la forma de cristales alargados de disposición radial. De las características generales de los cálculos de ácido úrico participan también algunos de whewellita, pero su diferenciación es fácil siempre que no coexistan los dos minerales en el mismo cálculo. Los cálculos de ácido úrico tienen abundantes cavernas y grietas en las que aparecen cristales euhedrales. Además, las formas de aspecto concéntrico y las espiculadas, presentes en ambos tipos de piedras, pueden diferenciarse aumentando el poder de resolución del MEB. En efecto, utilizando grandes aumentos, la superficie de los cris- 1 I I ' tales de ácido úrico es más vellosa O aterciopelada que la de oxalato cálcico Y, Por lo siempre existen fallas o defectos cuña" sobre el plano de clivage, en contraposición 1' la superficie lisa que presentan los cristales de whewellita (KIM, ,984). El problema se suscita cuando coexisten ambos minerales en el mismo cálculo. Es un hecho conocido que los cálculos, a excepción de los de cistina, pueden contener dos o más compuestos minerales y hasta nueve diferentes se encontraron en una zona pequeña de una piedra biológica (SUTOR, 1972). Estos hechos se imputan a fenómenos de epitaxia y cristaluria. En los cálculos urinarios de ácido úrico, el mineral que se asocia con mayor frecuencia es la whewellita (LONDSDALE, 1968, MEYER y col., 1976, KIM, 1982, DEGANNELO y CHOU, 1984, 1985). Mucho más rara es la asociación con fosfato cálcico y cuando existe no es difícil diferenciarlos ya que no se encuentran mezclados, sino separados por una zona intermedia de whewellita (CIFUENTES, 1984). En nuestro estudio, las técnicas de difracción de rayos X y la espectroscopia infrarroja, detectaron la presencia de whewellita en 6 de los cálculos analizados. Sólamente en 3 de los 4 que presentaban un contenido medio de oxalato cálcico monohidratado, pudimos diferenciar, con la lupa binocular, la presencia de estratos radiales con el color de interferencia típico de la whewellita. En los restantes, no se observó ningún signo que indicase su existencia. Cuando estos cálculos se analizaron con el MEB, comprobamos la existencia de un mayor número de formas cristalinas lanceolares y en gavilla, así como la presencia de formas espiculadas de disposición radial; si bien, estas formas también se presentan en los cálculos constituidos exclusivamente por ácido úrico. Aunque la diferenciación es difícil, puede conseguirse aplicando los criterios de KIM (1984) anteriormente expuestos. En ocasiones, el diagnóstico es simple ya que tienden a asociarse en capas alternativas (CIFUENTES, 1984). Cuando los cristales de whewelita se hallan dispuestos en la superficie de cálculo, suelen provenir de la incorporación de agregados policristalinos a partir de una fase de cristaluria. La presencia de esferolitos radiados y de campos florales encontrados en nuestro estudio, es considerada por algunos autores como típica de cristales de urato amónico (CIFUENTES, 1984). La matriz orgánica en los cálculos de ácido úrico aunque puede presentarse bajo diversas formas, la más típica y en eso están de acuerdo nuestras observaciones con las de ALONSO y SOMACARRERA (1972, 1976) y CIFUENTES (1984), es la presencia de fibras o hilos mucoproteínicos que envainan a los cristales o se depositan sobre ellos, llegando a mineralizarse de forma secundaria. En los cálculos en los que se combinan ácido úrico y whewellita, la matriz estaría compuesta no sólo por materia orgánica y proteínas sino también por Iípidos (KlM y JOHNSON, 1981) aunque su significado no está aun aclarado. Concluyendo podemos decir que el análisis de las Historias de los pacientes con urolitiasis por ácido úrico, orienta, a través del examen estadístico de los datos, hacia el diagnóstico de los mismos por la propia anamnesis. En el estudio de los cálculos, es preciso aplicar técnicas combinadas que permitan detectar la presencia de materia orgánica y descubrir la composición química de los componentes inorgánicos. Con el ME5 se estudiarán las características cristalográficas, lo que nos permitirá reconocer y clasificar los distintos tipos de cálculos urinarios. ABDEL-LATIF SM, ABDEL-HADY S, MOUSTAFA H M . 1979. Crystallographic study o f rhinoliths. J . Laryngol. O t o l . 93:1205. ALGABA F, CANTULARIA JM, RECARTE JA. 1981. Patología de la litiasis renal. l. Nefrocalcinosis. A n . Fund. Puigvert., 11 :28. ALLEN T, SPENCE H . 1966. Matrix Stone. J . Urol., 95:284. A L O N S O JJ, SOMACARRERA E. 1972. Scanning electron microscopy i n renal lithiasis En: Urionartl calculi, 256. ALONSO JJ, SOMACARRERA E. 1976. Métodos especiales. Ultraestructura de cálculos urinarios. En: Litiasis renal. Edit. PINTO B, Editorial Salvat, S.A. Barcelona, 15. ANDERSON D A . 1969. Historical and geographical differency in the pattern o f incidence o f urinary stones considered i n relation to posible aetiological factors. Renal Stone Research Symposium. Londo Churchill, 32. BASTIAN H, GEBHARDT M . 1974. The varing compositum or the nucleus and peripheral layers of urinary calculi. Urol. Res., 82:93. BEALE, L. 1854. The microscope and its application to clinical medicine. S. Highley, London. B E N H A M O U G . 1979. Small intestinal obstruction b y an enterolith from a Meckel's diverticulum. Internat. Surg. 64:43. BERENGUER A, LOVACO F, GARCIA CUERPO E, MARTINEZ RUlZ F. 1986. Nucleación heterogénea del oxalato cálcico mediante la acción del ácido úrico. Actas Urol. Españ., 10:299. BERTHOUX FC: 1981. Las litiasis urinarias cálcicas y recidivantes. Editado por Laboratorios WELLCOME. BLAK AK. 1970. Enfermedades del riñón. Edit. Espax, 31. BORC W, SCHNAPP J D , SCHENEIDER M J . 1976. Crystaloptical and spectropical findings with calcium oxalate crystals i n the urine sediment. A contribution o f t h e genesis o f oxalate stone. Eur. Urol., 36:92. BOYCE W H . 1968. Organic matrix o f human urinary calculi. Amer. J. Med., 45:45. BOYCE W H . 1973. lntranephronic calculosis i n surgical bioopsies of human kidney. En: Urinary calcule. Proceding o f lnternational Symposium o n Renal Stone Research. Edit. CIFUENTES L, RAPADO A y H O D G K I N S O N A. Madrid, 317. BOYCE W H , K l N G JS. 1963. Presents concepts concerning the origen o f matrix and stones. Ann. N.Y. Acad. Sci., 104:563. BOYCE W H , K l N G JS. 1963. Present concepts concerning the origen of matrix and stones. Ann. N.Y. Acad. Sci., 1 0 4 5 6 3 . BOYCE W H , T H O M A S T, L O N G T, GOORGE W. 1967. Calculogenosis. J. Uroi., 97:783. BUSBY DE. 1968. Urinari calculus. Rev. Space. Life Sciences, 1 :279. CABOT H . 1924. M o d e r n Urology. Edit. CABOT, Philadelphia. CARR RJ. 1954. A n e w theory o n the formation of renal calculi. Brit. J. Urol., 26:105. CARR RJ. 1969. Aetiology o f renal calculi microradiographic study. Renal Stone Research Symposium. Churchill. London, 123. CARTER HV. 1873. The microscopic structure and m o d e offormation or urinary calculi. Churchill, London. CIFUENTES DELATTE L. 1972. Origen y desarrollo de los cálculos renales. Discurso d e ingreso en la Real Academia d e Medicina d e Madrid. 56. CIFUENTES DELATTE L. 1977. Litiasis urinaria. Ed. Salvat. Barcelona. CIFUENTES DELATTE L. 1984. Composición y estructura de los cálculos renales. Ed. Salvat. Barcelona. CIFUENTES DELATTE L, CATALINA F, GARCIA-VICENTE j, ESTEBAN B. 1967. Electron microscopy and X-ray difractioin o f precipitated urinary calcium phosphates. Brit. J. Urol., 39:450. CIFUENTES DELATTE L, RAPADO A, H O G D K I N S O N A. 1972. Urinary Calculi. Recent advances in aetiology, Stone structure and treatment. Procedings of the lnternational symposium o n Renal Stone Research. Madrid. 1972. C O l N L. 1922. Urología del M é d i c o Práctico. M A R I N M, Barcelona. 425. COTTE G , TECLlERlNE J. 1957. La syntomatologie douloureuse des calculus urinarires. Entretions BICHART, 35. COTTE C , VlLLU Ch. 1954. Lithiasis urinaires avec hipercalciurie idiopathique. J. dlUrologie, 60:270. C H E N G PT, PRITZKER KPH, KANDEL RA, RElD A. 1983. Analitical Scanning and transmission microsc o p y a n d X-ray rnicrodifractometry o f calcium pyrophosphate dihydrate crystal deposits i n tissues. Scanning Electron Micr., 1:369. DEGANELLO S, COE FL. 1983. Epitaxy between uric acid and whewellite: experimental verification. N . J b . Miner, H., 6:270. DEGANELLO S, C H O U Ch. 1984. The uric acid-whewellite association in human kidney stones. Scanning electron Micr., 11:927. DEGANELLO S, C H O U Ch. 1985. The uric acid-whewellite assocation in hurnan kidney stones. Scanning Electron Micr. IV: 1542. ETTINGE 6, O L D R O Y D N O , SORGEL F. 1981. Renal calculi i n triamterene users. En: Urolithiasis Clinical and Basic Research. SMlTH LH, ROBERTSON WG, FINALYS 6, Eds. Plenurn Press. N e w York, 131. FAZlL MARICKAR YM, KHOSHI P. 1987., Scanning Electron Microscopic study of effect of various agents o n urinary cristal rnorphology. Scanning Microscopy, 2:571. FINLAYSON B. 1974. Renal lithiasis in review. Urol. Clin. North Arner. 1 :181. FINALYSON B, K H A N SR, HACKLETT RL. 1984. Mechanisms of stone forrnation. A overview. Scanning Electron Micro. 111:1419. FLEISCH BH. 1967. Sorne n e w concepts o n the pathogenesis and treatrnent of urolithiasis. J. Urol., 22:483. FLEISCH BH. 1980. Mechanisrn of stone forrnation. Role of prorneters and inhibitors. Procedings of the Syrnposiurn o n Urolithiasis. Scand. J. Urol. Nephrol. Supl. 53:53. FOURCROY y VANQUELIN. 1793. Citados por POUSSON y DESNOS, en: L'Enciclopedie Francaise dlUrologie, pag. 463. GACA A, HARTSE 6, OTTO J. 1971. Experirnentalles untersucheingen zur Pathogenese der Harnkonrernentdurch Struckturanalysis. Verb. Disch. Ges. Urol., 23:387. GALKIN BM, FERG SA, PATCHETSKY AS, RUE JW, GAMBLIN WJ, GOMEZ DG, MARCHANT LM. 1977. Ultrastructure and rnicroanalysis of "benign" and rnalignant breast calcification. Radiology, 124:245. GIBSON A. 1974. Descriptione hurnan pathoilogical mineralogy. Arn. Mineral. Fasci., 29:1178. G O L D S G R O N G H J. 1972. The spinodal ist impact o n rnetallurgy. Clin. Sci. Prog. Oxford., 43:60. HELLER F. 1960. D i e harnkonkretioinen, ihre entstehung, erkenung und analyse. Wienl. HESSE A, SANDERS G, LEUSMANN DB, 1986. Analysis of canine urinary stones using infrared spectrosopy and scanning electron rnicroscopy. Scanning Electron Micr., IV:1705. H I D A L G O A, C A R M O N A P, BELLANATO J, SANTOS M, GARCIA RAMOS JV, CIFUENTES DELATTE L. 1983. Análisis de cálculos urinarios por espectroscopia infrarroja y Raman. Instituto de Optica Daza de Valdés. C.S.I.C. Madrid. H O G D K I N S O N A. 1971. A cornbined qualitative and quantitative procedure for the chemical analysis of urinary calculi. J. Clin. Path., 24:147. H O G D K I N S O N A, N O R D I N BF. 1972. Physical chemistry of calciurn stone forrnation. J. Clin. Path., 25:150. H O W A R D F, C O N N M D . 1964. Terapéutica. Salvat Edit. S.A. Barcelona, 492. H O W A R D JE, T H O M A S WC. 1968. Control of crystallization in urine. Arn. J. Med., 45:693. JACB L, ZAIDMEN L, PINTO B. 1976. Studies o n urolithiasis in Israel. J. Urol., 9:232. K H A N SR, HACKETT RL. 1984. Microstructure of decalcified hurnan calciurn oxalate urinary stones. Scanning Electron Microsc., 11:935. K H A N SR, FINLAYSON 6, HACKETT RL. 1983. Stone rnatrix as proteins adsorbed o n crystal surfaces: a microscopic study. Scanning Electron Microsc., 1:379. K I M K M . 1979 X-ray analysis of pathological calcifications including urinary stones. Scanning Electron Micr., 11:739. K I M K M . 1982. The stones. Scanning electron rnicrsc., IV: 1635. K I M KM, J O H N S O N FB. 1981. Calciurn oxalate crystal growth in hurnan urinary stones. Scanning Electron Micr., 111:194. K I M KM, RESAU J . C H U N G J . 1984. Scanning electron rnicroscopy of urinary stones as a diagnostic tool. Scanning Electron Micr., IV:1819. K l N G JS. 1967. Etiologic factors involved in urolithiasis. A review of recent research. J. Urol., 97:194. K l N G JS, BOYCE W H . 1963. lnmunological studies o n serum and urinary protein in urolith rnatrix in rnan. Ann. Acad. Sci., 10:579. KLEEBERG J, G O R D O N T, KEDAR S, DOBLER M. 1981. Studies o n the rnorphology of human uric stones. Urol. Res., 9:259. KRANK M, LAZOBNIK J, DE VRlES A. 1970. Uric acid lithiasis. Urol. IJnt., 25:32. KRUCHE A. 1879. Ueber Struktur u n d Entstehung der Uratstein. Inaugural Dissertation der medizinische Facultat zu Jena. Neuenhahn, Jena. LACHANCE H, TAWASHI R. 1987. The effect o f controlled diffusion o f ions o n the formation of hydrated calcium oxalate crystals. Scanning Microscopy, 1 :563. LAGERGAN C. 1956. Biophysical investigation of urinary calculi. Acta Radiol. (Stockh.), 133, suppl. 1. LONSDALE K. 1968. Hurnan stones. Science, 159:1199. LONDSDALE L. 1968. Epytaxy as a growth factor in urinary calculi and gallstones. Nature, 159:1199. MALEK RS, BOYCE W H . 1973. lntranephronic calculosis. Its significance and relations w i t h the matrix in nephrolithiasis. J. Urol., 109:551. M E D l N A JA, RODRIGUEZ J,CIFUENTES DELATTE L. 1977. The study of cristallization in calcium oxalate renal calculi using scanning electron microscope. Arch. Español. Urol., 30:ll. MEYER JL, BERGET JH, SMlTH LH. 1976. The epitaxially induced crystal growth of calcium oxalate b y crystalline uric acid. Inv. Urol., 14:115. M O R G A N R O T H K, BACKMAN JR, BLASCHEKE R. 1968. O n the forms of deposits of calcium oxalate in the kidney in oxalosis. Beitr. Path. Anat. Path., 136:454. M U R P H Y ST, PYRAH I N . 1962. the composition structure and mechanism of the formation of urinary calculi. Brit. Urol., 34:129. N O D A S. 1984. O n mechanism o f urate kidney stone formation. Scanning Electron Micro., IV: 1801. PINTO B. 1976. Litiasis renal. Salvat edit. S.A. Barcelona. PRIEN EL. 1963. Crystallographic analysis o f urinary calculi. A 23 years surwey study. J. Urol., 89:917. PRIEN EL. 1968. Composition and structuration o f urinary calculi. cAm. F. Med., 45:654. PRIEN EL, FRONDELL C. 1968. Studies in urolithiasus the composition of urinary calculi. J. Urol., 89:917. PRIEN EL, PRlEN EL Jr. 1968. Composition and structure of urinary stone. Am. J. Med., 43:654. PRITZKER K, DESAl SD, PATTERSON MC, CHENG PT. 1981. Calcite sputum lith characterizatiori by analytic scanning EM and x-ray diffraction. Amer. J. Clin. Path., 75:253-257. PUIGVERT G O R R O A. 1986. Atlas d e Urografía. 2.a ed. Salvat, Barcelona. RAGHAVAIAH NV, DEVl 1. 1980. Primary vagina1 calculi. J. Urol., 123:771-772. RANDALL A. 1937. The origin and growth of renal calculi. Ann. Surg. 105:1009-1027. RANDALL A. 1939. The etiology o f primary renal calculus. Ponencia al VI1 Congreso de la Sociedad Internacional de Urología. N e w York. RESMICK M I . 1977. Urinary stone matrix. En: ldiopathic urinary bladder stone diureare. VAN REER R, (ed.). National lnstitue o f Health. Waashington, 73. RODGERS AL. 1981. Analysis o f renal calculi by X-ray diffration and electrone microprobe analysis: A comparison o f t w o methods. Invest. Urol., 19:25. SAFFIER AJ, RUBlN J. 1970. The grewth o f calcium sulphate, crystals by controlled diffusion in bio-simulatting silica-gels. Scanning Electron Micr. 1970:lOl. SEHEELE, 1776: Citado por POUSSON y CHARLES, en: L'Enciclopedie Francaise d'urologie. pag. 443. SHARMA SK, BAPMA BC. 1977. Preputial calculi. Int. Surg., 62:553. SlERAKOWSKY R, FINALYSON B, INDES RR, FINAFLYSON CD, SlERAKOWSKl N. 1978. The frequericy of urolithiasis in hospital discharge diagnoses in the United States. Invest. Urol., 15:438. SMlTH LH. 1974. Medical evaluations o f urolithiasis, etiologic aspects and diagnostic evolution. Urol. clin. North. Am., 1 :241. SOMACARRERA E. 1977. Problemática d e la litiasis. Actas d e la Asoc. Española de Urología, 9 : l . SUTOR D I . 1972. The nature of urinary stones. En: Urolithyasis, Physical Aspects. FINALYSON B, H E N C H LL, SMlTH LH. (Eds.). National Acad. Sci. Washington D.C. 43. TEZUKA T. 1980. Cutaneous calculus-its pathogenesis. Dermatologia, 161 :191-199. T H O M A S W C Jr. 1974. Medical aspects o f renal calulous disease; treatment and prophilasis. Urol. Cliri. North. Am., 1 :261. VERMEULEN CW. 1965. Artificial urinary concretions:lnvest. Urol., 2:370. WERNESS PG, D U C K W O R T H SC, SMITH LH. 1979. Calcium oxalate dihydrate crystal growth. Invest. Urol. 17:230-234. WESTARP C . Von, WElR BA, SHASITKA TK. 1980. Characterization of pituitary stone. Amer. J. Med., 68:949-954.