La jurisprudenica fernandina : 16 de Agosto de 1879

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LA JURISPRUDHI1CIA I'BRNAI1DINA.
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En 1752 el Marq nes de la Ensenada propuso a Fernando VI la formacíon de un nuevo Código español, el cual del nombre de su autor SI3
llamaria Fernandino o Fe7'dinandino. I ahora en Cundinamarca, descendiendo de lo grande a lo infinitamente pequeño, podemos emplear el
mismo derivado para nombrar, si bien ell sentido mui diferente de aquel
en que hablaba el ministro del rei católico, esa estraña jurisprudencia
inventada por el juez 1. 0 del circúito de Bogotá, doctor Jesus Rozo Os·
pí'na, i prohijada por el majistrado del Tribunal doctor Francisco A.
' Fernández. Propio es el vocablo, porque regula¡'mente los descnbrimientos, las doctrinas i los sistemas han recibido el nombre de los que los han
perfeccionado mas bien que los de SllS primitivos inventores.
Demandó de Jacinta Tordesillas la señora Ines Elorga de Rueda la
nnlidad de un testamento, atribuido al señor José Lucio de Elorga: el
traslado i la notificacion de la demanda se surtieron con la propia perso·
na de la demandada el17 de febrero último; el 20 compareció al juzgado
la Tordesillas pI'esentando en forma ilegal un poder que conferia, para
seguir el pleito, al señor Baltasar Botero Uribe, ajente o procurador manifiesto del doctor José María Rubio Frade, i en el propio dia el señor
Botero contestó la demanda en nombre de su constituyente, sin haber
sido nunca posible averiguar si la presentacion del poder fué anterior,
simultánea o posterior a la contestacion suscrita por el personero de rep7'e8entacion abortada. Que así debamos llamar la del señor Botero, es
claro: lo ha decidido el sefior Fernández, porque no tenia prete8to para
hacer otra cosa en vista de la reforma 6. a de la lei 38 de 1877, que hace
una prevencion mui semejante a la del bastanteo de los podere8, practicada en lo antiguo por ministerio de un letrado.
El juez señor Rozo Ospina, sin parar mientes en la cosa, Pl'oveyó
auto el 22 de febrero llamando la causa a prueba en la hipótesis de estar
contestada la demanda, i, por consiguiente, imponiendo a la parte demandante la obligacion de probar los hechos en que se habia fundado la
accion ; i cuando fué notificada tan atentatoria providencia, el infrascrito, ya apoderado de la señora Elorga, apeló en el momento de hacérsele
la notificacion, i al siguiente dia, alegando, como era de justicia, que la
demanda no estaba contestada por per80na hábil i en el término legal,
pidió que se declarase a la Tordesillas confesa en los cargos de la demanda, que se revocase el auto del 22 de febrero, el cual debia ser sustituido
con el correspondiente, segun la leí de la materia, para que la demandada
probase contra su propia ficta confeaion.
Con achaque de haber ya concedido en un solo efecto la apelacíon
interpuesta en el momento de la notificacion referida, dijo el señor Rozo
Ospina en auto del 10 de marzo: "El juzgado no tiene jurisdiccion
para revocar el auto Je 22 de febrero último, por e8tar ya concedida una
apelacion que el mismo presbítero :leñor Perera interpuso contra él. Tam·
poco es el caso de hacer la declaratoria de confeso por haber sido conte8-
tada la demanda por parte de la demandada i por estar abierta a prueba
por medio del auto apelado. Por eso se niega la anterior solicitud por
estemp07'ánea. "
Es de advertirse que la apelacion a que alude el sellor Rozo se habia
concedido en un solo efecto, como va dicho, i en un auto que aun n'o se
me habia notificado, Como escribo para las jentes entendidas eu el foro,
no debo hacer al auto del 10 de marzo otro comentario que este: el sefior Rozo Ospina ha sido majistrado del Tribunal, i su eleccion para el
juzgado 1.0 de este circúito se consideró por algunos hombres honrados
como un triunfo contra la ignorancia i la corrupcion judicial. Risum
teneatis, amici.
Mi réplica no se hizo esperar: el 13 de marzo dirijí al juez otro
memorial en que refutaba victoriosamente el desatinado auto del 10, i
pedia: 1.0 que se revocase éste en su primera parte, por no ser cierto que
el juzgado careciese de j urisdiccion para ello, habida consideracion a que
el recurso intentado por mí cuando lo de la notificacion, no se habia otorgado sino en el efecto devolutivo i en un auto (8 de marzo) que aun no
estaba ejecutoriado; 2.° que, entrando el juzgado en el fondo de mi
solicitud anterior, declarase a la Tordesillas confesa en los cargos de la
demanda, i que en consecuencia se revocase el auto del 22 de febrero,
sustituyéndose éste con el correspondiente para que la Tordesillas probase
contra su ficta confesion; 3.° que si las peticiones de los dos números
anteriores fuesen denegadas, se me concediera apelacion en ambos efectos, i 4.° en fin, que en caso de no revocarse los aut0s de 22 de febrero i
8 de marzo, ae reformase éste último concediéndose en ambos ifectos la
apelacion iuterpuesta contra el primero, por existir disposicioll terminante en el artículo 59 de la lei 14 de 1878. Como se ve, esta última
peticion iba encaminada a evitar la ejecutoria del ll.uto del 8 de marzo,
a fin de que se removiese de antemano todo obstáculo, real o aparente,
que pudiese obstar a la consecucion de las peticiones anteriores.
Habla el oráculo de Témis en Cundinamarca, i dice: "El juzgado
para resolver considera: 1.0 que el juzgado no tiene j nrisdiccion para
revocar el auto de 22 de febrero del presente año, por haberse interpuesto contra él recurso de apelacion, i no haberse desistido .... 2.° que
miéntras el auto de 22 de febrero subsista sin revocatoria de ninguna
especie, no puede sustanciarstl la articulacion sobre declaratoria de confeso, ni hacerse é8ta, porque en tal caso la contestacion dada a la demanda debe reputarse válida, pOI' fOI'mar parte de la actuacion, aunque no
sea toda ella; i porque si hai algun vicio en el procedimiento, será el de
nulidad, que tendria que ponerse en conocimiento de la parte mal representada con el objeto de que espresara si ratificaba o 110 lo actuado; 3.°
que la apelacioll interpuesta contra el esrresado auto de 22 de febrero
debe concederse en ambos efectos." La parte resolutiva os conforme a
estos conside7'andos.
Lójica, criterio, ciencia i doctrinas del 8eña?' Rozo Ospina.
"El juzgado no tielle jurisdicion para revocar un anto de que se ha
concedido apelacioll en el efecto devolutivo solamente, i que aun no está
ejecutoriado." El señor Rozo Ospina 110 ha leido el artículo 104 del
código judicial o no ha podido entenderlo en su larga carrera de abogado,
de ajente fiscal, de juez i de majistrado,
" La demanda fué contestada por la parte demandada." In voco el
artículo 282 del código judicial, i hago la misma observacioll anterior.
"La causa está abierta a prueba por medio del auto apelado."
Artículo 59 de la lei 14 de 1878, en donde se dice quo la apelacioll sea
eu ambos efectos. La misma observacion untel'ior.
" La declaratoria de confeso debe hacerse eu una al'ticuhlcion." Artículo 53 de la lei 14 de 1878, i la misma observacion anterior.
"Sin revocarse el auto CIl que \loa causa se recibe a jJ l'lleb a, no
puede tratarse de declarar confeso al demandado en los cargos de la
demanda." Al l'eves te las calzuste, J eSllcito. i Hai la declaracion 1 La
causa debe abrirse a prueba para que el demandado pruebe contra su
ficta confesion. i No hai tal declaracion 1 La causa debe abrirse a prue·
ba para que el demandante compruebe los hechos fundamentales de su
demanda. i La declaracion es parcial, esto es, relativa a alguno o algunos
de esos hechos? La causa debe abrirse a prueba para que demandallte i
demandado aduzcan las prlJbanzas que respectivamellte les 'incumben,
Luego, señol' juez, señ0l' ex-majistrado, la declaratoria de confeso '
debe preceder', preceder, preceder, al auto de ' recibimiento del juicio a
prueba. Fácil es imajinarnos los absurdos que pueden o/'ijinarse en la práctica forense, si se ensayara por un solo dia la teoría del señor Rozo
Ospilla.
Oámara 08cura llaman los físicos un aparato cerrado, eu cuyas paredes interiol'es se pintan invertidos los objetos esteriores, a. consecuencia
de llegar la luz a aquellas por un solo pequeño orificio; de snerte que la
figura humana, por ejemplo, aparece con los piés para arriba y la cabeza
para abajCl. Ni mas ni ménos eso es el cerebro del señor doctur Rozo
Os~nL
.
" La parte demandante ha pedido la simultánea resolucion de estas dos
cuestiones: i Está o no confesa la demandada en los cargos de la demanda 1
-En consecuencia, gcómo y para qué debe abrirse la causa a prueba 1
Pero el juzgado ha tenido por conveniente prescindir de lo primero hasta
deóplies de la resolncioll de lo seguudo. La parte demandante ha apelado
en los dos puntos de su solicitud; mas el juzgado le concede solamente el
recurso en lo tocante al último punto." i Con qué derecho 1 Respondan
el señor Rozo Ospina i los hombres de su escuela jurídica.
"Si hai algun vicio en el procedimiento:> será el de nulidad." Primero
dijo el sefior Rozo Ospina que la demanda estaba contestada por la parte
demandada; despues, que lo de eonfesion ficta debia aplazarse para otro
tiempo, i ahora se nos viene diciendo majistl'almente que el punto es
punto de nulidad, cuya causal debe ponerse en conocimiento de la Tordesillas &c. &c, por supuesto avanzando una decision que nadie le ha
pedido i cuando, segun él mismo,ya no teniajllrisdiccion para conocer eu
el negocio.
.
Dejemos por ahora al señor juez-modelo, como se le ha llamado por
algunos ilusos, i trasladémosnos al Areopágo, como se ha llamado al actual
tribunal.
Ante todo, recuérdese que dual fué mi solicitud del 8 de marzo, esto
es, que se declarase confesa a la parte demandada en los cargos de la demanda i que" en consecuencia" se revocase el auto del 22 de febrero: por
lo cual el sefior Rozo Ospina, invirtiendo con notable desacierto el órden
de las cuestiones, resolvió la segunda a 8U modo o al modo de los interesados, i aplazó la primera para cuando fuera inútil o imposible dictar
resol ucion.
.
t Qué hará ahora el al'eopajita Fernández para enderezar tanto tuel't01
Comienza por hacer la adopcion o porjijamiento de la peregrina idea de
que la cuestion es cuestion de nulidad, usurpando para ello jurisdiccion
que no le habia dado la apelacion, la mera apelacion de un auto interlo·
cutol'Ío: "i en consecuencia ordena que se ponga la causal de nulidad
en conocimiento de la Tordesillas para que ésta ratifique o no lo actuado."
I dado este paso preliminar, dijo al cabo de las mil i quinientas las mismas inepcias del juez de la primera instancia, no sin hacer recordar el
parto de los monteRo
" La ratificacion produce el efecto dé que lo que se habia dicho por
una persona en su calidad de representante legal de otra, sin serlo, quede
con el mismo valor que tendria si desde el principio hubiera obrado la
parte misma. U na vez que la sefiora J aci uta Tordesi:~ ;;.~" t 'i.~ficado lo que
hizo el dia 20 do febrero el señor Baltasar Botero Uribe, sin que en ese
diafuera todavía su apoderado legal, lo ejecutado por esto produce los
mismos efectos que si se hubiera obrado por la señora directamente, i en
consecuencia la demanda quedó conte8tada."
"Ahora, bien, la lei le ordena al juez que cuando se haya contestado
a la demanda, si hai hechos que justificar la causa se abra a prueba, i la
justificacion de hechos tiene lugar cuando, como en el caso presente, se
niegan por el demandado todos Jos hechos aseverados por el demandante
o alguno de ellos; luego al pronnnciar el juzgado el auto de 22 de febrero
que ha sido apelado, no ha hecho otra cosa sino darle cumplimiento a la
lei continuando la sustanciacion de la causa como ella lo ordena, i su deci-
8ion es por tanto e8trictamente legal."
"Por todo lo espuesto el tribunal, administrando justicia en nombre
del Estado i por autoridad de la lei confirma el auto apelado con costas &c."
Lójica, criterio, ciencia i doct'l'inas del señar Fernándee. Lo dicho
con respecto al sefior Roz(\ Ospina, con estos aditamentos.
"La ratificacion retrotrae los actos judiciales a la fecha en que estos
se ejecutaron inválidamente. i En dónde ha señalado la lei ese efecto
retroactivo, que como cosa escepcional, debe estar esplícitamente consagrado, a la manera que sucede en algnnos pasajes de la lei eivil ? "
Al señor Fernández, que afirma, al señor -Fernández, que 110 tiene
mas facultades que las atribuidas por la lei escrita, a él i no a mí corresponde hacer la cita.
"La ratificacion de la Tordesillas ha arrebatado a la señora Elol'ga los
derechos adquiridos en virtud de la rebeldía de la Tordesillas en contestar la demanda durante el término legal." Absurdo, i por eso, argumento
contra el efecto retroactivo soñado o buscado por el señor Fernández.
" El señor juez, adivinando que al cabo de algunos meses la Torde·
sillas ratificaría la contestacion de la demanda, vió que, en ese presupuesto! bien podia dictar su auto del 22 do febrero i efectivamente lo
dictó en esa cousideracion, i por tanto el auto/ué est?'ictamente legal." Lo
seria, si la adivinacion fuera una prueba reconocida en Curdinamarca:
hasta ahora no ha existido ell los Oódigos de este Estado.
" El auto de 22 de febrero, presuponiendo lo que entónces no constaba
de autos, fué ilegal; pero en virtud de ser buen adi vino el señor Rozo, fué
estrictamente legal; i como la parte apelante no tuvo el dón de adivinar,
se le condena en costas." El allterior comentario.
i Qué debió hacer el tribunal cuando se ocupó de esta apeJacion ? El
camino estaba mni claro, devolver los aut"s al juzgado primero para que
se resol viera mi dual peticion, cuyas partes eran in;;eparables, o poI' lo
ménoli, irresolubles en el órdon que habia fijado el señor Rozo Ospina.
gCómo esplicar los enigmas jurídicos de los señores Rozo Ospina,
Fernández i Angarita, de Allgarita, sobre todo?
Mi verdadera contrapal'te en estos negocios relacionados con la TOI'desiJlas es uno de esos antigüos leguleyos, que con su t,'rvo mirar i su
andar de CUOl'VO i de otras aves de rapiña, ha rodeado todos los círculos,
mt>drado en todas ocas~olles i ensayado todas las artes. Ese leguleyo está
avocado, como presunto curador de unas memores, a la sucesion de la
Tordesíllas, es actualmente abogado de banco i tiene t;US familiaridades
con algunos majistrauos, a quieues adula, da esperan~as o acaso facilita
buenos negocitos.
Sobre esto de los negocitos no forlllo juicio" tod.avía, ni quiero que
mis lectores los formen hasta que 110 se terminen mis estudios e investigaciones sobre historia contemp01'ánea,
Bogotá, 16 de agosto de 1879.
MANUEL FELIPE PERERA.
IMPRENTA DE EOHEVERRÍA. HERMANOS.
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