N° 360 Sala 3 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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N°
360
En la ciudad de Rosario, a los 10
Setiembre
de
dos
mil
días del mes de
siete,
se
reunieron
en
Acuerdo los Sres. Miembros de la Sala Primera de la Cámara de
Apelación
en
integrada,
E.
lo
Civil
y
Comercial
de
la
ciudad
de
Rosario,
Dres. RICARDO A. SILVESTRI, ARIEL CARLOS ARIZA Y MARIO
CHAUMET,
para
resolver
en
la
causa
Nro.
133
del
año
2007
caratulada "OLIVA, Angel y Otro c/ UNIGIFT S.A. y Otro s/ Daños y
Perjuicios",
estableciéndose
al
efecto
plantear
EL
RECURSO
las
siguientes
cuestiones:
PRIMERA:
ES
ADMISIBLE
INTERPUESTO?
SEGUNDA:
EN SU CASO, ES PROCEDENTE?
TERCERA:
QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE
Correspondiendo
votar
en
primer
DICTAR?
término
al
Sr.
Vocal
Dr.
Silvestri, a esta primera cuestión dijo:
1) Mediante auto nº 1 del 5 de Febrero de 2007 esta Sala
declaró admisible el recurso directo interpuesto contra el auto nº
3639 del 11 de Septiembre de 2006 por el cual se había denegado la
concesión del recurso de apelación extraordinaria interpuesto por
los
Sres.
Simón
Gabriel
Blansztein,
Valeria
Clara
Blansztein,
Cristian D. Blansztein, Rosa C. Santamaría, Marcelo G. Blansztein,
por su propio derecho, y en las representaciones acreditadas de las
firmas Casa del Hogar SRL, Sígale el Tren a Urcal SRL, y El Emporio
del Hogar SRL, con el patrocinio letrado de los Dres. Guillermo A.
Pizzo y Alberto E.P. Donnelly, a fs.1764 a 1773 vta. En dicha
ocasión
se
juzgó
que
la
impugnación
extraordinaria
interpuesta
cumplimentaba los recaudos formales en cuanto a tiempo, entidad del
agravio
y
definitividad
de
la
resolución.
Igualmente
en
lo
concerniente a la fundabilidad del recurso de queja se abrió la
misma en relación a las causales invocadas del art.42, incisos 1º,
3º, y 4º de la LOPJ, al tener solamente bajo análisis el expediente
del recurso directo, pero sin perjuicio de lo que, en definitiva,
correspondía resolver con los autos principales y sus agregados y
accesorios a la vista. Elevados que fueron los mismos y en un nuevo
examen de los recaudos de admisibilidad del recurso bajo estudio,
con
todas
rectificar
las
constancias
el
criterio
analizadas
toda
vez
cuidadosamente,
que
cotejando
el
conduce
recurso
a
de
apelación extraordinaria con la sentencia nº 1000 del del 28 de
Marzo de 2006 de fs.1694 a 1732 vta. y las constancias de las
causas elevadas, se debe arribar a la conclusión de que el recurso
es
inadmisible
pues
las
causales
aducidas
no
guardan
concreta
relación directa e inmediata con la realidad del caso y la solución
impuesta por el Colegiado.
2) El Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual
nº2 de Rosario hizo lugar a la demanda y condenó a La Casa del
Hogar SA (con nombre de fantasía Urcal); Sígale el Tren a Urcal
SRL;
El
Emporio
del
Hogar
SRL;
Unigift
S.A.;
Simón
Gabriel
Blansztein; Elio Pedro Devoto; Rosa Carmen Santamaría; Valeria C.
Blansztein;
Fujiyama
Cristián
Wolrdiwide
D.
Blansztein;
Exports;
RAJ
Marcelo
Lalchand;
y
G.
Blansztein;
la
firma
K.
Youthful
Electronics LTD, a pagar a la parte actora compuesta por Angel R.
Oliva y Juana D. Oliva la suma de $ 220.000 y las costas; más los
intereses que determina ( fs.1732 vta). La sentencia fue únicamente
recurrida
por
mencionados
recurso
Simón
de
Gabriel
apelación
Blansztein,
extraordinaria
Valeria
Clara
por
los
Blansztein,
Cristián David Blasztein, Rosa Carmen Santamarina, Marcelo Gabriel
Blansztein, por su propio derecho y en representación de las firmas
demandadas La Casa del Hogar S.A.; Sígale el Tren a Urcal SRL; y el
Emporio del Hogar SRL a fs.1764 a 1773 vta. (el Colegiado denegó el
recurso y los recurrentes presentaron el recurso directo que fuera
abierto
por
la
extraordinaria
Sala);
la
firma
también
K.
interpuso
Fujiyama
recurso
Worldwide
de
apelación
Exports
y
Raj
Lalchand, por medio de la Dra. María G. Ameri a fs.1785 a 1791
vta., pero en el caso concreto de dicha co-demandada el Colegiado
denegó
la
concesión
del
recurso
por
auto
nº
3638
del
11
de
Septiembre de 2006 y siendo notificada del mismo a fs.1826 y vta.,
ha consentido la denegatoria ya que no dedujo recurso directo (tal
como se informa verbalmente en este acto por la Actuaria). Los
demás co-demandados condenados ni siquiera interpusieron el recurso
de apelación extraordinaria.
3) Se sostuvo en la demanda que “en fecha 30 de Agosto de 1994
el hijo de los actores, Andrés Rafael Oliva de 19 años de edad,
compró para su uso particular un minicomponente marca “Dynasty”,
doble casetera, modelo nº NL-7007, con radio de cuatro bandas de
onda, con mecanismo autostop, ecualizador gráfico de diez bandas y
dos parlantes desmontables, estampilla de exportación serie E-Hnº41024339. Dicha compra fue realizada en la casa de venta de
electrodomésticos “Urcal” de La Casa del Hogar S.A; conjuntamente
con el equipo recibió de Urcal un certificado de garantía y un
manual de instrucciones para su funcionamiento en idioma inglés.
Desde el momento de la compra, el aparato funcionó normalmente y
jamás necesitó reparación alguna, encontrándose enchufado, siempre,
en el mismo tomacorriente situado atrás de la mesa de luz del
dormitorio de la víctima. En fecha, 21 de Marzo de 1995, siendo
aproximadamente las 15.00 horas, Andrés R. Oliva en circunstancias
en las que se encontraba limpiando los cabezales del mencionado
equipo, conforme lo indica el gráfico del manual adjunto, recibió
una descarga eléctrica que le ocasionó la muerte inmediatamente.
Desde la fecha de la compra hasta el momento mismo del hecho fatal,
el
equipo
de
música
había
sido
usado
por
Andrés
R.
Oliva
sin
evidenciar desperfecto alguno en su funcionamiento; la inocente
víctima desenchufó primero y luego volvió a enchufar la ficha del
tomacorriente pero en sentido contrario al que se encontraba antes
de su desconexión poniendo en evidencia la falla eléctrica. Luego
se constató que en las partes metálicas del siniestro aparato se
leían
tensiones
de
220
w
que
no
ocurría
cuando
la
ficha
del
tomacorriente era enchufado en el sentido inverso. La muerte se
debió a afixia por “detanización respiratoria por electrocución”
(fs.5 en adelante). Luego amplía la demanda a fs.19, 35, 142 a 144.
Los codemandados respondieron a la demanda negando los hechos y sus
responsabilidades, excepto que se tuvo por no contestada la demanda
a
Simón
Gabriel
extemporánea
Blansztein
(fs.302
a
304).
y
A
Valeria
su
Clara
turno,
la
Blansztein
firma
por
Youthful
Electronics Limited, presunta fabricante del minicomponente, con
domicilio en Hong Kong, fue declarada rebelde y se le dio por
decaido el derecho dejado de usar (vid. el resumen del Tribunal a
fs. 1695 a 1697, punto 2 a 2.7; aspecto sobre el cual no media
agravio alguno, por lo que cabe hacer remisión a los fines del
dictado del presente).
4) Luego de mencionar la legitimación activa y la dinámica,
así
como
las
resoluciones
dictadas
por
la
Justicia
Penal
de
Instrucción y Correccional (Juzgado Penal Correccional de la 6ª.
Nominación de Rosario que en la causa nº 267-95, por auto nº 2471999, sobreseyó a Simón G. Blansztein y a Jaime Zylberberg por el
delito de Homicidio Culposo, sin perjuicio de que había ordenado la
continuación de la investigación tendiente a identificar a quién,
en
la
empresa
fabricante,
estaba
a
cargo
del
diseño
y/o
la
seguridad o calidad del minicomponente; y las desestimaciones y
archivo de las denuncias en las causas nº 2477-00 y la nº 873-02 de
Instrucción nro.4), los juzgadores citan las pruebas producidas en
la causa (fs.1694 vta a 1695).
5)
Respecto
de
las
actuaciones
penales
los
sentenciantes
expresaron, sin crítica alguna de parte de los recurrentes, que
“reiteradamente tenemos expuesto y confirmado en numerosos fallos,
que
tanto
el
sobreseimiento,
la
absolución
y
el
archivo
por
prescripción en sede penal no hacen cosa juzgada, ni liberan al
imputado en sede civil, quedando ello reservado a los casos de
inexistencia del hecho o no autoría, por lo cual no se impide el
examen de la culpa civil del imputado, a los efectos de comprobar
la responsabilidad que le cupiera en el hecho ilícito, atento a la
diferente naturaleza de las culpas, ya que puede no existir delito
y haber culpa, imprudencia o negligencia, que obliguen a resarcir
los daños causados, más aún cuando el deber tiene sustento en el
art. 1113 del CC. Entonces como vemos, esta magistratura civil
puede y debe apreciar y evaluar la existencia o no de los elementos
del
proceso
infrascriptos,
penal,
pero
ya
de
que
con
el
ellos
se
criterio
pueden
propio
extraer
de
los
consecuencias
civiles distintas (conf. Llambías, Jorge J. “Obligaciones”, T.IIIp. 513). Esto es más que lógico, cuando en ocasiones y causas como
la presente, el sumario penal concluye con una resolución penal
donde
el
magistrado
de
este
fuero,
realiza
evaluaciones,
emite
premisas y conclusiones desde la óptica penal (fs.1695, puntos 1.1.
y 1.2 del veredicto). Este aspecto del razonamiento del tribunal ha
quedado firme y ejecutoriado por no mediar agravio alguno de parte
de
los
recurrentes.
A
la
misma
conclusión
corresponde
arribar
respecto de las consideraciones expuestas por el Colegiado sobre la
“propiedad del objeto productor del daño y de su comercialización”
y sobre lo resuelto en el tema de las tachas de las testigos
Santacreu y Fullone
(fs.1697 a 1700 vta., puntos 3.1. a 3.1.3.4).
Como no media cuestionamiento alguno, son aspectos del fallo que
han cobrado firmeza.
En concreto, los juzgadores han dicho que la falta de culpa
penal
determinada
en
tal
sede
(por
auto
de
sobreseimiento)
no
impide que se juzgue la existencia de culpa en el plano civil
respecto de los autores del hecho en cuanto a la responsabilidad
por
los
daños
y
perjuicios
ocasionados,
(ya
sea
por
la
significativa omisión legal de mención a la culpa por el art. 1103,
o por la diferente naturaleza y gradación de la culpa penal y la
culpa civil, en tanto que la primera procura reprender al autor del
hecho en la segunda propende a lograr una efectiva reparación del
daño
sufrido
apreciación
por
en
la
la
víctima,
esfera
con
civil
lo
que
cual
en
es
la
más
penal,
estricta
la
admitiéndose
incluso la culpa leve; la inexistencia en el ámbito civil del
principio in dubio pro reo; la inexistencia en el ámbito penal de
culpas reflejas o indirectas nacidas del hecho de otro por quien se
es
responsable;
la
existencia
en
la
esfera
civil
de
culpas
presuntas y responsabilidad sin culpa: la postura del Colegiado,
además,
encuentra
sustento
en
importante
corriente
doctrinaria
mayoritaria: Creus, Carlos, Influencias del proceso penal sobre el
proceso civil, p.147, año 1979, RC; Kemelmajer de Carlucci, Aída,
Código
Civil
y
leyes
complementarias,
Comentado,
anotado
y
concordado, T. 5, p.314; Bueres-Higton-Saux, Análisis doctrinario y
jurisprudencial
del
Código
Civil,
T.3
A,
P.328
a
329;
Borda,
Guillermo A, Tratado de Derecho Civil, Obligaciones, T. II-p.425;
Alterini-Ameal -Lopez Cabana, Derecho de las Obligaciones Civiles y
Comerciales, p. 238.año 1995; Colombo, La Culpa aquiliana, cuasidelitos,
p.
429,
año
1947;
Trigo
Represas-Campagnucci
de
Caso,
Responsabilidad por accidentes de automotores, T.2B, p. 649, año
1987; Brebbia, Roberto, Problemática jurídica de los automotores, T
II, p.206, año 1982; Llambias, Jorge J. Código Civil anotado, año
1984, T. II-B, 411; Cámara Nacional en lo Civil, fallo plenario,
Amoruso
Federal,
c.
Casella,
Fallos
T.
J.A
1946-I-803;
312-727;
en
T.315-727;
idéntico
sentido
T.316-2824;
Corte
T.319-2336;
T.321-2130; T.324-3544, entre otros muchos; incluso para numerosa
doctrina también el elemento de la relación de causalidad está
vinculado a la culpabilidad, pues el juez debe limitarse a señalar
que no ha habido culpa penal de modo que se extralimita se inquiere
cuál ha sido el factor que ha roto el nexo de causalidad, por lo
cual
se
afirma
que
la
estimativa
del
nexo
de
causalidad
o
no
aparece diferenciada en lo civil y en lo penal: Salas, Acdeel,
Estudios
sobre
responsabilidad
civil,
p.201;
Cazeaux-Trigo
Represas, Obligaciones, T. III-p.589; Mosset Iturraspe, Jorge en su
ponencia en las jornadas sobres Temas de Responsabilidad civil en
caso de muerte o lesiones de personas, Rosario, año 1979; Creus,
Carlos,
Influencias
del
proceso
penal
sobre
el
proceso
civil,
p.154; Bueres-Highton-Saux; Análisis doctrinario y jurisprudencial
del Código Civil, T. 3-A.p 324 a 325; Mosset Iturraspe, Jorge
Responsabilidad por daño, T. 1, P.299, Llambias Jorge, Tratado de
Derecho
Civil.
Obligaciones,
T
IV-A.91;
Belluscio-Zannoni-
Kemelmajer de Carlucci, T.5-p.313; Borda, Guillermo, Tratado de
Derecho Civil. Obligaciones, T. II, p.464 a 465; Alterini-AmealLópez
Cabana,
relaciones
Obligaciones,p.248;
entre
la
acción
civil
y
Stiglitz-Echevesti,
la
criminal,
en
la
Las
obra
Responsabilidad Civil, dirigida por Mosset Iturraspe y coordinada
por Kemelmajer de Carlucci, p. 559 y 560; Cifuentes-Sagarna, Código
Civil Comentado y
Anotado, T. I-p.856, entre otros). Pero al
margen de lo expuesto, sin perjuicio de su valor teórico, es bueno
reiterar
que
el
razonamiento
del
Tribunal
anterior
no
ha
sido
objeto de cuestionamiento cierto, en realidad no ha mediado ningún
agravio
concreto
ejecutoriados
sobre
lo
el
decidido
a
particular,
fs.
1695,
deviniendo
puntos
1.1
firmes
y
1.2
y
del
veredicto, sobre esta problématica.
6)Igual determinación se impone respecto a lo aseverado por el
a-quo a fs. 1700 y vta. sobre que “se ha probado que la compra del
minicomponente Dynasty NL 7007 por parte de Andrés a Urcal de la
Casa del Hogar S.A; de la venta de Unigift a la Casa del Hogar S.A;
y de la venta de K. Fujiyama Worldwide Exports a Unigift S.A. Ahora
bien,
en
razón
de
las
ampliaciones
de
demanda
respecto
del
codemandado comercializador o vendedor del artículo al menudeo, los
diferentes comparendos de dichas firmas con nombres de fantasía, y
de alguno de sus titulares o apoderados-representantes, ante los
sucesivos
cambios de nombre de la empresa de comercialización de
electrodomésticos que ocupa el lugar, salón de negocios sito en la
esquina sur-oeste de la intersección de San Luis y Sarmiento, vide
fotografía de fs.641, es preciso hacer notar, que en dicho lugar
funcionaron en distintos tiempos negocios de electrodomésticos que
respondían a nombre de fantasía tales como La Casa del Hogar S.A,
Sígales el Tren a Urcal, El Emporio del Hogar S.R.L, y El Revoltijo
S.R.L,
siendo
pertenecientes
todas
al
de
una
grupo
u
otra
empresario
manera
firmas
constituido
por
comerciales
familiares
directos o indirectos del codemandado Simon Blanztein. Todo ello se
encuentra acreditado por la informativa del Registro Público de
Comercio, en el cual, contestando los oficios remitidos a fs. 544 a
545,
informa
que
no
hay
registro
ni
constancia
alguna
de
transferencias de fondos de comercio realizado por ninguna de las
codemandas La Casa del Hogar S.A, Sígale el Tren a Urcal SRL, y El
Emporio del Hogar S.R.L” (Puntos 3.1.3.3.1,3.1; y las apreciaciones
y citas de pruebas documentales e informativas en el punto 3.1.3.2
hasta el 3.1.3.4) cuestiones y ponderaciones del Colegiado que no
han sido objeto de crítica alguna de la parte recurrente.
7) La parte recurrente adujo las causales del art.42, inciso
1º, 3º, y 4º, de la LOPJ a fs.1764 a 1773 vta. Respecto de la
primera, causal de nulidad extraordinaria, por apartamiento de las
formas sustanciales estatuidas para el trámite o la decisión del
litigio (art.42, inciso 1º), puede sintetizarse en lo siguiente:
afirma que no se trata de una discrepancia en la valoración de la
prueba, sino que se habría prescindido de prueba decisiva para la
causa.
Sostiene
que
la
electrocución
de
Oliva
es
de
imposible
producción ya que a la fecha de la muerte de la víctima el consumo
de energía eléctrica en el domicilio de aquél era de un consumo
mínimo de 1 kv entre el 24 de Enero de 1995 y el 23 de Marzo de
1995. Menciona las consideraciones expuestas por la Sala IV de la
Cámara Penal de Rosario y expresa que los hechos invocados en el
expediente es un absurdo de imposible producción. Esta cuestión de
la denunciada electrocución que su parte alude no ha sido valorada
por el Tribunal Colegiado, según su criterio. Más aún, asevera que
la
baja
consumisión
o
la
inexistencia
de
consumo
de
energía
eléctrica se admite en la sentencia en el punto 3.5.7.4.3. pero
prescinde de la prueba. También se agravia porque los sentenciantes
sostienen que la existencia o no de consumo eléctrico no guarda
relación causal con el accidente de electrocución, ya que entienden
que
la
causa
del
deceso
de
Oliva
ha
sido
el
vicio
del
radiograbador. Los recurrentes imputan al Oficio que justifique la
existencia
del
hecho
explicando
la
mecánica
del
mismo
con
una
versión diferente del relato de la accionante, apartándose de los
hechos. Aducen que no pudo el Tribunal basar la decisión en el
hecho de que la familia Oliva estaba enganchada para el consumo de
la energía eléctrica, al no estar invocada ni probada en el proceso
tal
circunstancia.
porque
En
otro
orden,
se
agravian
de
la
sentencia
termina considerando de igual nivel de peligrosidad si la
conexión es regular o irregular, dejando de lado que la corriente
eléctrica es más peligrosa si el suministro
está
enganchado, sin
control de la EPE. Hacen mención a la actuación de la justicia
penal ante el Juzgado de Instrucción nº 4 de Rosario sobre la
presunta estafa procesal imputable a los Oliva y se menciona la
prueba EDAX para detectar si la gota de estaño es de fábrica o fue
puesta ex profeso a posteriori, prueba que tiene entidad suficiente
para poner en evidencia cualquier adulteración del equipo, de la
que fue privado por el Colegiado. También formula tangencialmente
un comentario de lo que
califica “sospechosa pericia del Ing.
Olivero”, prueba que se dice ha sido practicada sin control de su
parte. Menciona que los controles de calidad y seguridad eléctrico
constan en el expediente penal nº 267-95 a fs.56, que tramitara
ante el Juzgado Correcional nº 6 de Rosario. Finalmente, alude a la
imprudencia de la víctima al introducir en el interior del aparato
eléctrico
enchufado
un
hisopo
humedecido,
sin
desconectar
el
aparato, cuestión que no ha sido considerada por los sentenciantes.
8) En lo que se refiere a la causal de inobservancia de las formas sustanciales
previstas para la decisión de la causa (art.42, inciso 1º, de la LOPJ), implica un
supuesto de quebrantamiento de la valoración que debe hacerse en el plano fáctico
y que afecta la adecuada motivación de la sentencia, de acuerdo a la previsión
contenida en el art.244, inciso 4, del CPCC (Cfr. Corte Suprema de Justicia de la
Provincia de Santa Fe, Juan c. Carozzo, Acuerdos y Sentencias, T.53,43 a 45;
Infantino c. Pedrozzo, Acuerdos y Sentencias, T. 68-48, entre otros); pues las
sentencias deben justificar adecuadamente el juicio de hecho de la causa para
subsumirlos correctamente en las normas que rigen la cuestión (juicio de derecho).
Si la ponderación de los hechos y las pruebas es arbitraria o absurda, la sentencia
no estará adecuadamente fundada y ello implica un supuesto de apartamiento de las
formas sustanciales previstas para la decisión del litigio. Ahora bien, cotejando los
agravios de la parte recurrente, sobre la nulidad extraordinaria, con los fundamentos
del veredicto, se puede sostener que no concurre en el caso el vicio imputado. No
hay sentencia arbitraria si los agravios de la parte impugnante sólo manifiestan una
discrepancia de criterios de selección y valoración de las pruebas que los jueces
han utilizado en la causa. La tacha de arbitrariedad es excepcional y no procura
sustituir a los jueces del proceso en asuntos que le son privativos, ni revisar el
acierto o error con el que merituaron las constancias de la causa, aunque se alegue
error en la solución del caso (Corte de la Nación, Fallos T.297-29; T.300-1039; T.3011062; T.302-896; T.307
716, entre otros muchos). No debe perderse de vista que el llamado ensanchamiento
de la apelación extraordinaria con la sanción de la ley 10.160 en modo alguno
implica autorizar implícitamente una segunda instancia revisora ordinaria, que
queda descartada ab-initio por las características excepcionales y extraordinarias de
este medio de impugnación, dado que la merituación de los hechos conducentes
alegados por las partes en el litigio resultarán irreversibles a tenor del art.560, inciso
7º, del CPCC, salvo arbitrariedad fáctica, la cual no está presente en el caso (vid.
conceptualmente en el mismo sentido: Corte Suprema de Justicia de la Provincia de
Santa Fe causa Benítez c. Berretoni, Acuerdos y Sentencias, T.103- 63 a 70). En el
sub-litem no se encuentra demostrado, de modo alguno, ni en la prima facie, la
causal denunciada, sólo que los impugnantes pretenden denunciar algunas
supuestas hipótesis de arbitrariedad que no guardan ninguna relación real y efectiva
con las constancias de la causa y la decisión del Colegiado. Exponen una particular
visión de los hechos y de las pruebas, ajenos, como regla, al recurso de apelación
extraordinaria, sin que se haya probado que el veredicto de los juzgadores esté
incurso en los vicios extraordinarios alegados.
8.1) En efecto, en la primera parte del memorial del recurso de apelación
extraordinaria (en realidad, no tiene nada de extraordinaria, sino representa en los
hechos un común recurso ordinario ajeno por completo al caso, como si
estuviéramos en una segunda instancia ordinaria) aduce la supuesta imposibilidad
de la muerte por electrocución de Andrés R. Oliva por los motivos transcriptos; se
remite a las constancias penales; la baja consumición de energía eléctrica, admitida
en el fallo; el tema de la prueba del EDAX y su no producción; los cuestionamientos
tangenciales al Ing. Oliveros, entre otras consideraciones. Respecto a la muerte por
electrocución de Oliva el Tribunal no ha pretermitido ninguna prueba, como
erróneamente le imputa la quejosa, sino que se ha referido a la cuestión a partir de
fs.1722 a 1723 (puntos 3.5.7.1 hasta 3.5.8), de modo puntual. Los juzgadores, sin
perjuicio de la ponderación de la causa penal Correccional correspondiente, y sus
consideraciones, han valorado expresamente el testimonio del Dr. Sánchez, médico
forense, quién depuso a fs.1178 a 1179, sobre la muerte por electrocución de Oliva
(habiendo dado extensas explicaciones al respecto, a las cuales hace remisión el
Colegiado). También los sentenciantes consideraron “que no existe el menor indicio
probatorio” que demuestre que Oliva murió mientras hacía una conexión
clandestina(fs.1722, punto 3.5.7.2). De otro lado explican los juzgadores, desde su
óptica, en uso de sus facultades propias, sin crítica concreta de los recurrentes, el
sentido y alcance de la declaración del padre de la víctima en el sumario penal
correccional “sobre la expresión de que supo que el aparato daba corriente porque
el gabinete así lo hacía” (fs.1722, punto 3.5.7.3. en relación a fs.11 del sumario penal
correccional); y en tal cometido brindan largas explicaciones en el veredicto a
fs.1722 y vta, especialmente puntos 3.5.7.4.1 y 3.5.7.4.2. sin que la parte recurrente
se haga cargo de tales afirmaciones. El Colegiado admite que el consumo era de 1
kv pero suministra explicaciones suficientes en el plano de la fundamentación
constitucional en orden a demostrar que la real causa de la muerte de Oliva
obedeció a un defecto del radiograbador peritado y no a la instalación eléctrica de la
casa. Entendieron en uso de sus facultades privativas que, aun en la hipótesis de
trabajo denunciada por los co-demandados apelantes sobre conexión clandestina o
arreglo del medidor (que sostuvieron no fue acreditada, de todos modos), la causa
de la muerte de la víctima ha sido el aparato eléctrico, afirmando la existencia, en
cualquier caso, de electricidad en la vivienda de Oliva y al momento del hecho (vid.
las consideraciones expuestas en los puntos 3.5.7.4.4., 3.5.7.4.5. y 3.5.8 del veredicto
a fs.1722 vta. a 1723). El tema, pues, ha merecido tratamiento puntual por el Tribunal,
sin dejar de lado prueba relevante alguna, sólo que la parte quejosa discrepa con la
conclusión del a-quo, sin demostración de arbitrariedad (adenda: debe repararse
que además de la declaración del prestigioso médico forense Dr. Sánchez, en la
propia audiencia de vista de causa a fs.1178 a 1179, a la que refiere el Colegiado; se
suma el informe de la autopsia a fs.52 (fs.9 del sumario penal), sobre la causa de la
muerte por electrocución; y las consideraciones desarrolladas por el Juez
Correccional nº 6 de Rosario en la resolución nº 247-1999 cuando expresara que “tal
como surge del acta de fs.2, autopsia de fs.9 y conclusiones del Perito Ing. Oliveros,
no cabe duda alguna a este Tribunal que la muerte por electrocución de Andrés
Rafael Oliva reconoce como causa eficiente el hecho de que por las partes metálicas
del radiograbador cuyos cabezales limpiaba la víctima circulan tensiones peligrosas
para el ser humano, lo que ocurría a consecuencia de un defecto de fabricación del
aparato”; el informe del Perito Ing. Electrónico Angel Oliveros a fs.15 a 19 del
sumario citado; y el dictamen de la Fiscalía a fs.132 “sobre la lectura de la presente y
de las actuaciones solicitadas” [informe de la EPE, el consultorio médico forense, y
del HECA]). La irrelevancia juzgada por el Colegiado sobre el escaso consumo de
energía eléctrica en la casa de la víctima no es susceptible de descalificación desde
el punto de vista de la doctrina de la arbitrariedad toda vez que el pensamiento
judicial anterior está basamentado en lo informado por la E.P.E. en orden a que
“siempre dicho inmueble tuvo suministro de energía eléctrica y hasta ese momento
jamás se le había retirado su medidor” (fs.1371 a 1375; las facturas emitidas por la
EPE que obran a fs.1376 a 1379, donde se informa que “un kw es igual a 25
lamparitas encendidas de 40 kw durante una hora”, vide reverso). Por otro lado, los
sentenciantes para resolver el punto también hacen mención a las pericias técnicas
oficiales que obran en la causa civil, a fs.415, punto b), cuando la Junta Pericial
expresara que “se verifica que al enchufar el equipo a la red eléctrica existen
tensiones de 220 v.c.a. en los conectores RCA traseros accesibles desde el exterior
del aparato, en los cabezales, en las partes metálicas internas del equipo y en los
conectores de los parlantes con el enchufe en una sola posición, tanto encendido
como apagado” (fs.415; ratificando el informe del Ing. Oliveros en sede penal a fs.15
a 19, letra e). No se detecta el defecto de fundamentación que se le imputa al a-quo
en cuanto confirmara que el vicio lo tenía el radiograbador peritado, de acuerdo a los
informes de los especialistas, y no la instalación eléctrica de la casa ya que fue
suficiente con enchufar el minicomponente para que éste se electrifique en sus
partes metálicas, aún estando apagado, para provocar la electrocución de una
persona y el medidor, en tal supuesto, no habría registrado consumo de electricidad
alguna (por lo que concluyeron, en una solución posible, en que más allá de la
prueba del consumo eléctrico de 1 kw durante el plazo abarcativo a la fecha del
hecho, 21 de Marzo de 1995, el defecto se ponía en evidencia aún estando el aparato
apagado, y en tal caso éste no habría generado ninguna constancia de consumo
eléctrico para la EPE pero era igualmente mortal para la víctima)[adenda: de todas
maneras obran agregadas a la causa los testimonios de dos funcionarios de la EPE,
Daniel A. Rojas y Eduardo Maggioni, a fs.1534 a 1535 vta., que ratifican que había
electricidad en la finca de Oliva el día del hecho y que no constaba conexión
clandestina; o que no hubo fraude de energía eléctrica; en tal orden de ideas, la
denuncia sobre fraude de energía realizada por uno de los co-demandados fue
archivada a fs.1368 y 1369 por el Juzgado de Instrucción 4ª. Nominación de Rosario;
la EPE subsana el error material a fs.1378 de lo informado a fs.930].
Recapitulando, en sede penal, respecto del hecho en sí mismo
se ha concluido que “tal como surge del acta de fs.2, acta de
defunción
de
fs.3,
fotografía
de
fs.6,
autopsia
de
fs.9,
testimonial del padre de la víctima a fs.11 y conclusiones del
perito ingeniero Angel José Olivero, no cabe
duda alguna a este
Tribunal que la muerte por electrocución de Angel Rafael Oliva
reconoce
como
causa
eficiente
el
hecho
de
que
por
las
partes
metálicas del radiograbador cuyos cabezales limpiaba la víctima
circulaban tensiones peligrosas para el ser humano, lo que ocurría
a consecuencia de un defecto en la fabricación del aparato, defecto
que no fue detectado por fallas en el control de calidad del mismo,
conforme pericia de fs. 15 a 18 (fs.85 vta, primer párrafo, del
auto nro. 247-1999, de la causa penal nro.267-1995), tal aspecto ha
sido concretamente ponderado por el Colegiado, sin demostración de
vicio descalificable alguno.
8.2) Relativo a la causa penal nº 2477-2000 que tramitara en el Juzgado de
Instrucción nº 4 y ciertas consideraciones vertidas por la Sala IV de la Cámara Penal
de Rosario, el a-quo ha brindado diversas explicaciones y han sido tenidas
especialmente en cuenta en sus largas consideraciones volcadas a fs.1720 a 1725
(puntos 3.5.3., 3.5.4., 3.5.4.1., 3.5.5., 3.5.5.1, 3.5.5.2., 3.5.6., 3.5.6.1., 3.5.7, 3.5.7.1.,
3.5.7.2., 3.5.7.3., 3.5.7.4, 3.5.7.4.1, 3.5.7.4.2., 3.5.7.4.3., 3.5.7.4.4., 3.5.8, 3.6., 3.6.1.,
3.6.2, 3.6.3, 3.6.3.1, 3.6.3.2, 3.6.4., 3.6.5., 3.6.5.1., 3.6.5.2, 3.6.6., 3.7), todas
conclusiones que no han merecido ninguna puntual impugnación por lo que el
recurso de apelación extraordinaria no es autosuficiente (los razonamientos del aquo aluden a que quedaba descartado que el hecho proviniera de un suicidio; se
desestimó la culpa de la víctima; que es impensable que los familiares de la víctima
hubieran armado un hecho espúreo; entre otras consideraciones). Por otro lado, en
su momento la Sala IV de la Cámara Penal de Rosario a fs.1223 a 1229,(causa nro.
2477/00) sólo había deslizado algunas hipòtesis de trabajo relativas a la causa de la
muerte de Oliva (pero en la causa civil se confirmó la muerte por electrocución,
conforme las constancias de la causa citadas por el Colegiado y la penal nro.
267/95). El propio Juez Penal de Instrucción archivó la causa penal por supuesta
Tentativa de Estafa Procesal (fs.1368 a 1369); y la propia justicia penal denegó a
Simón Blansztein su constitución como actor civil en dicha causa (dictamen de la
Fiscalía de Primera Instancia, de la Fiscalía de Cámara, Juez de Instrucción actuante
y la Cámara). Es decir, se trata de una causa penal y conexas finiquitadas y que se
encuentran firmes. Bien se detecta que la apelante extraordinaria se limita a ensayar
una interpretación diversa a la realizada por los jueces de la causa, pero ello de por
sí no habilita al recurso en trato, toda vez que no se explica dónde reside lo
arbitrario o lo absurdo en las apreciaciones de los hechos y pruebas.
8.3) Con relación a ciertas críticas deslizadas tangencialmente sobre el trabajo
del Ing. Oliveros, perito designado por la Universidad Nacional de Rosario, el
Colegiado ha brindado, más allá de su acierto o no, extensas consideraciones sobre
el particular rechazando cualquier duda sobre la imparcialidad del perito (vid. fs.1719
vta a 1720; puntos 3.5.2.1., 3.5.2.2., 3.5.3.3.; relatan la correcta función cumplida; su
confirmación por la Junta de Peritos designada con posterioridad; la carencia de
denuncia alguna sobre Oliveros, etc).[adenda: a fs.1242 consta agregado un informe
de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, de la Escuela de
Ingeniería Electrónica, con la firma del Ing. Sergio Geninatti, Director, comunicando
que el Ing. Electrónico Olivero fue designado de inmediato por esa Facultad a
requerimiento del Juzgado Correccional nº 6 de Rosario, dado su carácter de
profesor de la Cátedra de Proyecto de Ingeniería, Jefe del Laboratorio de
Electrónica, y de seguridad del Reactor Nuclear de esta Facultad y en razón de ser la
persona más idónea para el desempeño de dicho cargo]. Ninguna de estas
consideraciones y de los fundamentos del Colegiado han sido impugnadas por la
quejosa, ni se ha demostrado alguna hipótesis de arbitrariedad o absurdidad. En lo
atinente a que el Ing. Olivero actuó en el sumario penal sin control de su parte
representa una queja que debe ser repelida in límine: a) el Perito Olivero se
desempeñó en la causa penal correccional a fs.15 a 19, nº 267-95 que tuvo como
imputados a Jaime Zylberberg (Presidente de Unigift S.A.; cuya definitiva condena
civil ha consentido) y Simón G. Blanzstein. Ellos pudieron pedir todas las
explicaciones del caso en sede penal; b) de todos modos, el Ing. Olivero volvió a
actuar en este expediente civil junto a la Junta de Peritos Oficiales, con la
aquiescencia de todas las partes (fs. 415 a 421 y aclaratoria de fs.510 a 511); c) la
Junta de Expertos ratificó en los hechos el informe de Olivero practicado en sede
penal. Por lo tanto la imputación formulada carece del mínimo asidero de acuerdo a
las constancias comprobadas de la causa.
8.4) No se ajusta a la realidad del sub-litem la afirmación de la recurrente en
orden a que “el Tribunal justifique la existencia del hecho explicando la mecánica
del mismo con una versión diferente del relato de la accionante”. Nada de ello es
conforme al sub-exámine toda vez que los jueces explicaron que la muerte de Oliva
se produjo, de acuerdo al sumario penal, informes técnicos, del médico forense, etc.,
cuando la víctima se disponía a limpiar los cabezales del radiograbador, conforme lo
indicara el manual de instrucciones y no obstante ello recibió una descarga
eléctrica. En tal faena no se prueba ninguna violación a la congruencia ya que tal
hecho así fue descripto por la actora a fs.5 a 16 de la demanda resarcitoria. La
hipótesis de conexión clandestina o enganche con la luz es sólo una hipótesis que
ha sido denunciada por la co-demandada apelante y que el Colegiado nunca la ha
dado por demostrada, al margen de su indiferencia causal de haber sido
eventualmente acreditada.
8.5) En cuanto al tema de la prueba del EDAX lo expuesto por la recurrente a
fs.1765 a 1766 no puede subsumirse en la causal del art.42, inciso 1º, de la LOPJ (ni
en ninguna otra) por lo siguiente: a) la cuestión fue rechazada hace largos años por
el Juez del Trámite a fs.858 a 869. Si bien hubo una revocatoria al pleno por dicha
co-demandada ella no fue instada para que se expidiera el Colegiado en Pleno
(nunca se instó ni se peticionó ni exigió una resolución del Pleno, por lo que debe
interpretarse que se ha abandonado el tema). Mal puede alegar la aplicación de la
causal de nulidad extraordinaria cuando la parte ha consentido el trámite y no ha
agotado la vía recursiva interna del Colegiado al no solicitar una expedición sobre el
particular. Hubo un consentimiento de la secuencia procesal que impide alegar la
nulidad (art.42, inciso 1º, in fine de la LOPJ); b) sobre su inutilidad en el caso
concreto se han expedido los peritos actuantes en la audiencia de vista de causa de
fs. 812 a 813. El Profesor Angel Olivero mencionó que “ el proceso EDAX se hace por
medio de un microscopio electrónico de rayos X. Se puede saber por este método si
el material es estaño, plomo u otros; pero no se puede determinar sin son de la
misma partida o edad, debido que una gota fraguó estando quieta y la otra fraguó
después de un choque, alterando la distancia molecular”(fs.812 vta); c) a su turno la
Junta de Peritos afirmó de manera unánime que “la plaquetilla de alimentación
donde se encuentra la gota de estaño aparenta tener el mismo origen de fabricación
que la placa de circuito electrónico de la parte principal. Infieren que es de fábrica,
toda vez que se encuentran elementos que interrelacionan las plaquetas con
conectores comunes de fábrica. El Ing. Von Fhur, ampliando su informe, explica que
la plaquetilla accesoria de alimentación presenta canaletas accesorias en sus bordes
que denotan un perforado continuo, propio que la misma salió de un diseño integral,
es decir, que todas las placas que se observan en el aparato se hicieron juntas y
luego se separaron”; d) los peritos oficiales afirman que “no se observan signos de
reparación en el lugar donde se encuentra la gota”; e) el Ing. Olivero expresa que “no
existen signos de reparación porque el tornillo estaba sellado cuando lo abrió por
primera vez. La soldadura de los cables se realiza a mano y en fábrica, y entiende
como imposible de ser realizado por una persona común”(adenda: razón por la cual
todos los peritos actuantes sostienen y ratifican que el aparato no fue abierto y que
el vicio es de fabricación, conforme la inspección visual y a la experiencia en la
materia; sin que conste prueba alguna que la contradiga). Todo lo cual tornaba inútil
en el caso la prueba del EDAX (fs.812 a 813 y las vinculaciones con las pericias
practicadas en sede penal y civil). Adicionalmente, a fs.869 se había resuelto por el
juez de trámite, que el ofrecimiento de tal prueba fue extemporáneo y la interesada
nunca instó ni se preocupó para que tal criterio sea revisado por el Pleno, como
antes se explicara.
8.6) La parte apelante aduce que hubo culpa de la víctima al
introducir en el interior del aparato eléctrico enchufado un hisopo
humedecido,
sin
tomar
la
precaución
de
desconectar
el
aparato.
Imputa al Tribunal no haber valorado tal circunstancia de hecho. La
denuncia
de
arbitrariedad
no
guarda
ninguna
relación
con
las
constancias de la causa ya que los juzgadores han dedicado al tema
extensas consideraciones en la ponderación de los hechos y las
pruebas que, más allá de que se compartan en un todo o no, les
permitió concluir en el rechazo de tal eximente alegada; habiéndose
cumplido el recaudo de suficiente fundamentación en los términos
del art.95 de la Constitución de la Provincia de Santa Fe y el
art.244, inciso 4º, del CPCC (vid. motivaciones del veredicto a
fs.1718
vta
a
1725,
puntos
3.5.
a
3.7;
para
ello
tuvieron
especialmente en cuenta la prueba pericial y sus explicaciones y
ampliaciones
que
determinaban
que
la
imprudencia o negligencia y menos aún
víctima
no
obró
con
con inobservancia de las
indicaciones que estaban en el manual de uso; la descalificación
del argumento del enganche traído a colación por la co-demandada;
las
improcedentes
tema
además
que
seudo
investigaciones
calificó
de
ajeno
de
a
la
una
agencia
privada,
litiscontestación;
el
rechazo total de una improbada afirmación de que la víctima estaba
descalza
y
lavando
pisos
o
manipulando
un
aparato
eléctrico
distinto al de autos; todas cuestiones que no guardan confirmación
alguna
en
las
constancias
de
la
causa
y
que
no
pasan
de
una
denuncia unilateral de la co-demandada). Ninguno de los argumentos
empleados por el Tribunal para rechazar la alegada culpa de la
víctima han sido refutados, siquiera mínimamente, en el recurso,
por
lo
que
deben
ser
considerados
firmes,
ante
la
carencia
de
autosuficiencia recursiva extraordinaria que debe hacerse cargo de
todos y cada uno de los fundamentos de los sentenciantes. Por lo
tanto la invocada culpa de la víctima alegada por los co-demandados
apelantes extraordinarios ha sido rechazada totalmente por el a-quo
con fundamentación suficiente y sin rebatimiento puntual, más allá
de
una
queja
puramente
general
y
expresada
en
breves
líneas
(incluso inadmisible en el recurso ordinario, con mayor razón en un
recurso
excepcional
y
extraordinario
como
el
de
autos).
Los
sentenciantes han definido, de acuerdo a la sana crítica racional
no cuestionada, que la víctima se disponía a limpiar los cabezales
del radiograbador, de acuerdo a las indicaciones del manual de
instrucciones, y pese a ello, conforme a la falla del aparato,
recibió una descarga eléctrica que le produjo la muerte. En el
desarrollo
de
tal
razonamiento,
no
arbitrario
o
absurdo,
han
ponderado y apreciado la prueba de la Junta de Peritos Oficiales
que
ha
dicho
que
“en
el
equipo
peritado
cualquier
hisopo
humedecido, aunque sea de material no conductor, puede producir una
descarga
eléctrica
limpiador,
de
base
sobre
el
usuario.
alcohólica,
es
Es
decir,
conductor
de
el
líquido
electricidad.
Aclaramos que la maniobra de limpieza en un equipo que no presente
la falla peritada podría realizarse sin ningún peligro para el
usuario,
independientemente
pudiendo
realizarse
del
tipo
directamente
con
de
hisopo
un
que
algodón
se
utilice,
humedecido
y
sujetándolo directamente con los dedos” (fs. 510, in fine, puntos 5
y 6 de la pericial, no impugnada). La Junta Pericial Oficial además
estableció que “se verifica que al enchufar el equipo a la red
eléctrica existen tensiones de 220 v.c.a. en los conectores RCA
traseros
accesibles
desde
el
exterior
del
aparato,
en
los
cabezales, en las partes metálicas internas del equipo y en los
conectores de los parlantes con el enchufe en una sola posición,
tanto encendido como apagado”(fs.415). Y para rematar el punto en
análisis la misma Junta de Peritos Oficial concluye en que “en un
equipo en condiciones normales de funcionamiento y, obviamente, sin
el
defecto
constatado
en
el
aparato
en
cuestión,
no
resulta
imprudente la limpieza del cabezal con el aparato enchufado, pues
las tensiones (voltajes) accesibles en las partes metálicas son a
lo sumo de 15 voltios, que no presentan ningún riesgo” (fs.510 a
511,
en
las
ampliaciones
del
informe
pericial).
Todos
estos
elementos de prueba que constan en la causa han sido tenidos en
cuenta
por
el
interesados
Tribunal,
que
sin
concurra
que
alguna
se
haya
demostrado
hipótesis
de
por
los
arbitrariedad
o
absurdidad en la ponderación y valoración de los hechos y pruebas.
En fin, del informe de los expertos eléctrónicos valorados por los
juzgadores se pudo concluir, sin vicio en el razonamiento judicial,
que cualquiera haya sido el modo o la forma de utilizar el aparato,
estando
recibido
metálicas
ésta
la
encendido
descarga
si
la
o
apagado,
eléctrica
ficha
del
al
la
víctima
tocar
tomacorriente
alguna
se
siempre
habría
de
partes
sus
encontraba
en
una
determinada posición, todo lo cual permitió al a-quo desechar in
totum y en cualquier grado la alegada culpa del menor Oliva.
8.7)
Finalmente,
el
impugnante
por
recurso
de
apelación
extraordinaria imputa al Colegiado no haber considerado que hubo un
control de calidad y seguridad industrial del producto de fábrica,
de acuerdo a la constancia de fs.56 del sumario penal nº267-95
(corresponde
a
fs.34
de
los
autos
civiles),
que
había
sido
analizada por el juez penal. La infracción denunciada carece de
toda
relación
con
la
verdad
de
la
causa
y
no
guarda
ninguna
correspondencia con el expediente de daños y perjuicios, tal como
lo ha apreciado el Colegiado. Es que los sentenciantes han dedicado
al tema extensas y fundadadas argumentaciones a partir de fs.1700 a
1706 (puntos 3.2. hasta 3.3.), basadas en las pruebas periciales
obrantes
en
autos,
todos
razonamientos
no
cuestionados
de
modo
puntual por los recurrentes y que no demuestran la concurrencia del
grave vicio de la arbitrariedad o absurdidad como para descalificar
el fallo. En efecto y en punto al vicio de fábrica y la carencia de
la certificación de calidad del producto y de seguridad eléctrica
el
tema
ha
sido
puntualmente
considerado
por
la
pericial
electrónica por los peritos designados por el Tribunal con acuerdo
de partes (fs.384, 415 a 421, y 510 a 511); ratificados en lo
pertinente por la Escuela Electrónica de la Facultad de Ingeniería
y
Ciencias
Exactas
de
la
UNR
agregada
a
fs.767;
ampliatoria
y
confirmatoria de la pericial del Ing. Olivero concretada ante el
Juez Correccional de la 6ª. Nominación de Rosario (fs. 15/19,fs.415
a 421; aclaración y ampliación de fs.510 a 511; y explicaciones en
la A.V.C. a fs.812 a 814, ante las partes procesales). La pericial
tomada
en
cuenta
por
el
Colegiado
probó
que
el
equipo
musical
funciona perfectamente y al mismo tiempo transmite corriente de 220
voltios en sus partes metálicas, dependiendo ello de la posición de
la ficha de alimentación de electricidad. El aparato musical no
tenía grabado o adherido signo alguno que acredite haber cumplido
con
alguna
de
las
normas
de
seguridad.
La
ausencia
de
toda
constancia que acredite la adopción de alguna medida de seguridad
certificada en el equipo analizado luce en los puntos k y n: “no se
constata la existencia de signos de leyendas estampadas o adheridas
que indiquen el cumplimiento de alguna norma de seguridad en la
construcción del aparato. Por el sólo hecho de no figurar en el
manual una indicación clara del valor de la tensión de alimentación
(110 o 220 v.c.a.) opinamos que no se respetó ninguna norma en la
confección del mismo” (informe pericial de fs. 417 a 418). En esa
dirección el Tribunal anterior también computó los dichos de la
testigo Sandra M. Fullone, que trabajaba en la sección ventas en la
firma Urcal SA y Sígale el Tren a Urcal, a fs.1697 vta, punto
3.1.1.1. por medio de la cual se pone de manifiesto que el aparato
de
marras
tenía
una
garantía
inespecífica
que
viene
en
un
talonario; “no tiene la marca impresa pero corresponde al Dynasty
7007 y que en la ciudad existe un service que se ocupa de la línea
Dynasty.
Estos
aparatos
no
traían
estampilla
que
indique
que
cumplen con las normas de seguridad, como podrían ser las IRAM o de
otros países”; la transcripción de los dichos de la testigo por el
a-quo
y
su
apreciación
probatoria
no
ha
merecido
ningún
cuestionamiento de parte de los recurrentes.
8.8) En síntesis, los juzgadores tomaron en cuenta la prueba
pericial
correspondiente
producida
en
autos
para
arribar
a
una
determinada conclusión que no choca con los principios de la sana
crítica racional (entre otras consideraciones de la prueba de los
expertos en electrónica se destacan: el buen estado de conservación
y uso del aparato; la verificación de que al enchufarlo a la red
eléctrica existen tensiones de 220 v.c.a. en los conectores RCA
traseros
accesibles
desde
el
exterior
del
aparato,
en
los
cabezales, en las partes metálicas internas del equipo y en los
conectores de los parlantes, con el enchufe en una sola posición,
tanto encendido como apagado; tal tensión es peligrosa para el ser
humano y se verifica su existencia con el equipo encendido como
apagado; se constata la existencia de una gota de estaño que forma
un puente entre el cable de alimentación, color marrón, con la
sección filtrada de corriente continua de baja tensión. La falla
pudo
haber
sido
constatada
con
un
simple
y
preciso
control
de
calidad; la falla proviene de un defectuoso punto de soldado en la
plaqueta durante el proceso de fabricación y montaje de la misma;
el defectuoso soldado generó una salpicadura de estaño que produce
la unión galvánica de las pistas en la plaqueta; según lo examinado
la existencia de tensiones verificadas se debe al puente entre las
pistas de alta y baja tensión, siendo la distancia entre ambas
pistas es de aproximadamente un milímetro; el equipo examinado fue
concebido
usada
originariamente
para
adaptarlo
a
para
la
red
funcionar
eléctrica
a
pilas
de
220
y
la
plaqueta
vca,
presenta
falencias en cuanto a los cruces de pistas y distancias mínimas en
la parte de alta y baja tensión; en el manual de instrucciones se
hace referencia a una alimentación AC admisible pero no se indica
su
valor.
Por
el
solo
hecho
de
no
figurar
en
el
manual
una
indicación clara del valor de la tensión de alimentación, 110 o 220
v.c.a., opinan que no se ha respetado ninguna norma de confección
del mismo; el equipo no presenta signos ni rayaduras de golpes
externos ni signos de haber sido abierto desde la primera pericia
que se realizara el 21 de Septiembre de 1995; no se observan signos
de reparación en el lugar donde se encuentra la gota, aclarando
Olivero que el tornillo estaba sellado cuando lo abrió por primera
vez; y advertía el Ing. Olivero a fs.27 del sumario penal que el
aparato electrónico sobre el que se realizó la pericia no cuenta
con indicación alguna de que se ajusta a las normas de seguridad,
como
podrían
ser
IRAM(nacionales),
FCC(según
etc,
normas
ni
americanas),
ninguna
otra,
VDE(europeas),
según
transcripción
inobjetada del a-quo a fs.1702, letra i; ratificada por la Junta
Pericial a fs.417 a 418, entre otras consideraciones; la parte
fundamental de las respuestas brindadas por los peritos oficiales
nombrados por acuerdo de partes, fueron corroboradas por la prueba
informativa de fs.767 a 768 del Ing. Sergio Geminatti como Director
de la Escuela de Ingeniería Electrónica de la Facultad de Ciencias
Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR, que el a-quo pondera
de modo expreso a fs.1704, punto 3.2.3, sin que la parte apelante
extraordinaria se haya hecho cargo de cuestionarla).
8.9)
quejosa
En
en
presente)
este
orden
estaría
contexto
de
a
fs.56
que
a
análisis
demostrado
del
que
la
mención
sumario
hubo
de
penal
control
de
la
parte
(fs.34
del
calidad
y
seguridad en el minicomponente conforme lo apreciado por el juez
penal, carece de toda posibilidad de ser atendido incluso en el
nivel de admisibilidad del recurso ya que: a) se ha demostrado todo
lo
contrario
a
lo
aseverado
por
el
apelante,
de
acuerdo
a
lo
expuesto en los puntos 8.7 y 8.8 y los razonamientos del Colegiado
que han permanecido incuestionados; b) la constancia de fs.34 es un
mero papel en fotocopia o más precisamente un fax que de modo
hipotético
se
lo
quiere
hacer
aparecer
como
proveniente
del
fabricante. Documento que carece de firma legible y no reúne los
requisitos de autenticidad; la carencia de firma legible lo afirma
la perito a fs.395; c) es un papel puramente genérico que se limita
a
expresar
que
se
respetan
en
la
fabricación
del
producto
las
normas de seguridad LEC 65. Pero no prueba que en el caso concreto
se haya practicado el certificado de calidad y seguridad industrial
del aparato de marras, el que no lo contiene, como sostuvieron los
peritos y el Colegiado; d) el fax está datado mucho tiempo despùes
de ocurrida la muerte de Oliva; e) se desconoce fehacientemente su
origen;
f)
en
los
marras
registraba
hechos
un
se
vicio
certificación
de
calidad
aportado
por
el
Presidente
apellido
Zylberberg),
Culposo
junto
a
confirmó
y
de
imputado
Simón
G.
el
minicomponente
fabricación
seguridad
del
que
y
eléctrica;
Directorio
penal
carecía
en
Blanzstein,
g)
de
la
fax
Unigift
causa
sin
el
de
control
de
de
la
fue
S.A.(de
Homicidio
alguno
de
autenticidad; h) paradojalmente el supuesto fabricante de Hong Kong
permaneció rebelde en la causa, no contestó a la demanda y luego
consintió el fallo condenatorio civil. La misma empresa Unigift SA
también consintió el fallo civil a pesar de que se quiere hacer
aparecer
que
por
minicomponente
la
tenía
constancia
de
certificación
fs.34,
de
no
calidad
auténtica,
y
el
seguridad
eléctrica. No hubo preterición alguna de pruebas por parte del
Tribunal de origen, ya que la de fs.34 no luce como existente ni
válida ni eficaz, de acuerdo a lo expuesto. En fin, el a-quo se
atuvo a la prueba pericial objetiva proveniente de los expertos en
la materia y no a un documento o papel irrelevante y unilateral que
aparentemente proviene de uno de los acusados en sede penal y codemandado civil, consentidores del fallo de condena por daños y
perjuicios,
documento
atríbuido
una
a
de
unilateral
las
partes
que
por
demandadas
ser
no
hipoteticamente
reúne
el
mínimo
requisito de la imparcialidad, objetividad e independencia.
8.10) No hubo prescindencia de la prueba como para considerar
presente la causal de arbitrariedad denunciada en los términos de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Fallos T.302-914; T.307234; T.306-1095; T.316-639; T.318-920 y T.319-610). Lo imputado por
el
impugnante
extraordinario
bajo
un
supuesto
tamiz
de
arbitrariedad por prescidencia de prueba no es otra cosa que una
mera discrepancia entre los puntos de vista de las partes con lo
decidido
por
los
jueces
que
no
habilita
el
recurso
planteado
(Fallos T.294-309; T.302- 896; T.302-1030; T.307-234, entre otros).
9) En la segunda causal aducida por el recurrente refiere al
art.42, inciso 3º, de la LOPJ. Considera que si bien el Colegiado
asevera que el art.40 de la ley 24.240 estaba vetado a la época del
hecho el propio Tribunal expresó que no trajo mayor innovación de
acuerdo a la doctrina. Entiende que este modo de razonar del a-quo
significa
apartamiento
manifiesto
al
texto
expreso
de
la
ley.
Imputa que el a-quo pese al veto del art.40 lo termina reemplazando
por
interpretaciones
doctrinarias
contra
legem.
Asevera
que
la
sentencia sería contraria a la doctrina de la Corte de la Provincia
de Santa Fe en la causa García c. Elías y Carloni Hermanos y al
fallo de la CCCRosario, Sala IV, de la misma causa (la Corte en su
momento anuló la sentencia de la CCC Rosario, Sala II, y ordenó el
reenvío
del
caso,
que
finalmente
fue
juzgado
por
la
Sala
IV,
conforme la doctrina del Alto Tribunal Provincial). Imputa a los
juzgadores expresar que se adecúan en el pronunciamiento a dicha
doctrina pero considera que en la práctica se han apartado de ella.
Se queja por el hecho de que el Tribunal habría aplicado contra el
vendedor
no
fabricante
el
factor
objetivo
de
responsabilidad,
inclinándose por una corriente que no admite ninguna causal de
exoneración. Insiste en que como al tiempo del hecho, 21 de Marzo
de 1995, el art.40 de la ley 24.240 estaba vetado, no existía norma
alguna que lo hiciera responsable a su parte y al resto de la
cadena
de
comercialización
(éstos
no
impugnaron
la
sentencia
civil). En este cuadrante expone que no era aplicable el art.1113
segunda
parte
responsabilidad
del
CC
a
su
contractual
parte,
del
ya
que
vendedor
es
no
norma
ajena
fabricante
a
y
la
que
responde por los vicios ocultos de la norma del art. 473 del C.Com.
que establece un plazo máximo de seis meses desde la compra, tiempo
que había pasado antes de siniestro (la fecha de la compra fue el
30 de Agosto de 1994 y la del hecho el 21 de Marzo de 1995).
Considera que ésta norma ha sido olvidada y no aplicada por los
jueces aunque reconoce que “el vendedor tiene una obligación de
seguridad o garantía frente al comprador y tiene el deber de evitar
todo perjuicio a su persona o bienes de los consumidores, pero si
no cumple tal obligación tiene la responsabilidad por los daños que
el producto cause al comprador, pero en el plazo del art.473 del
C.Com”.
9.1) La causal denunciada tampoco tiene relación concreta con
las constancias de la causa y el fallo dictado por el Colegiado,
por
lo
que
es
inadmisible
(no
supera
el
juicio
de
procedencia
liminar). Es que la tacha de arbitrariedad, en el caso normativa,
es excepcional y no procura sustituir a los jueces de la causa en
asuntos que le son privativos, ni revisar el acierto o error con el
que merituaron las constancias de la causa, aunque se alegue error
en la solución del caso de acuerdo a conocida doctrina de la Corte
de la Nación ( Fallos T.297-29; T.300-1039; T.301-1062; T.302-896;
T.306 143; T.307-716, entre otros). No debe perderse de vista que
el llamado ensanchamiento de la apelación extraordinaria con la
sanción
de
la
ley
10.160
en
modo
alguno
implica
autorizar
implícitamente una segunda instancia revisora ordinaria, que queda
descartado
ab-initio
extraordinarias
de
por
este
las
medio
características
de
excepcionales
impugnación,
dado
que
y
la
merituación de los hechos conducentes alegados por las partes en el
litigio resultarían irreversibles a tenor del art. 560, inciso 7º,
del CPCC, salvo arbitrariedad fáctica; ni tampoco la arbitrariedad
sancionada en el art.42, inciso 3º, de la LOPJ, la cual implica que
se haya decidido en base a un texto no vigente o prescindiendo por
completo de la normativa expresa y reguladora del problema debatido
(doctrina de la Corte de la Provincia de Santa Fe, Benítez c.
Berretoni, Acuerdos y Sentencias, T.103-63 a 70 y sus referencias
que deben seguirse en el análisis de la causal aducida).
9.2) El razonamiento del a-quo sobre que el veto del Poder Ejecutivo Nacional
art.40 de la ley 24.240 no trajo mayor innovación toda vez que la víctima podía
recurrir al sistema protectorio general del derecho común derivado de la aplicación
de los arts.1113, 1109 y 1198, según cada caso, no ha implicado ningún supuesto de
apartamiento manifiesto del texto expreso de la ley que habilite la aplicación del
art.42, inciso 3º, de la ley 10.160, como denuncia la parte recurrente. Precisamente de
los fundamentos del veto (decreto nº2083-1993) se extrae que “el texto fue vetado
basado en que la ley no discrimina el tipo de productos, no admite la prueba de la
falta de culpa, importaría una desventaja comparativa para los productores, sobre
todo en el ámbito del Mercosur, porque algunos países no tienen en origen un
régimen de responsabilidad tan severa, produciría aumentos de precios por el
traslado de los costos al consumidor y por último sería necesaria la sanción de una
nueva ley especial de responsabilidad. Además, sería innecesario porque el
consumidor se encuentra adecuadamente protegido por las normas de la ley que no
se vetan, el art.1113 del CC, el art.200 del CP y porque cuando hay culpa o dolo hay
solidaridad”. Por lo tanto lo expresado y desarrollado largamente por el Colegiado a
fs.1707 vta a 1711 vta (puntos del veredicto 3.3.c.4., 3.3.d., 3.3.e, 3.3.e.2., 3.3.f., 3.3.f.3.,
3.3.f.6., 3.3.g.1., 1.1., 1.2., 1.3., 1.4., 1.4.1. y 1.4.2), dando plurales argumentos en el
plano normativo no permiten encuadrar, ni en lo prima-facie, el alegado apartamiento
del texto expreso de la ley, en el sentido acordado de la Suprema Corte de la
Provincia de Santa Fe, como equivalente a no aplicar la norma aplicable al caso o
aplicar una norma derogada. Adicionalmente, es una opinión corriente en la que se
basó el Tribunal en orden a que el veto, no obstante, no impidió que se aplicaran las
normas del derecho común ya mencionadas, ora en el plano de la responsabilidad
objetiva o de la responsabilidad subjetiva, en el plano contractual o extracontractual
(Lorenzetti, Ricardo L. Esquema de la responsabilidad por daños en la ley de
protección de consumidor, J.A. 1994-II-731; XV Jornadas de Derecho Civil de Mar del
Plata del año 1995, Comisión nº2; II Congreso Argentino de Derecho del Consumidor
en Rosario, año 1994; III Jornadas Nacionales de Profesores de Derecho en Buenos
Aires del año 1994; I Jornadas de Derecho Civil en Morón en Homenaje al Dr. Morello
en Morón año 1994; VIII Encuentro de Abogados Civilistas en Santa Fe, año 1994, VI
Jornadas Bonaerenses de Derecho Comercial y Procesal en Junín, Octubre de 1994,
por lo que el veto resultó irrelevante J.A. 1996-I-934, entre otros). En síntesis: lo
sostenido por el Tribunal no es más ni menos que la unánime opinión autoral y
doctrinaria por lo que no concurre ninguna hipótesis de arbitrariedad.
9.3) Es claro que los juzgadores no aplicaron, en modo alguno, la norma vetada
ni la ley 24.999 ya que es posterior a la fecha del hecho. Concluyeron aplicando la
normativa común del derecho civil derivada del art.1113, segunda parte, y el art.1109
del CC (responsabilidad por factor objetivo y subjetivo de modo simultáneo; fs.1712
a 1718 vta, punto 1 al punto 4.6.2; y fs.1725, punto 4; para todos los integrantes de la
cadena de comercialización, incluyendo al vendedor no fabricante).
9.4) De acuerdo a lo anteriormente expuesto en los puntos precedentes el
Colegiado no ha reemplazado el art.40 de la ley 24.240 por una interpretación contra
legem, como denuncia el apelante sin ninguna relación con la realidad del caso
concreto.
9.5) Tampoco requiere un mínimo de atendibilidad lo argumentado por la parte
impugnante respecto de que el vendedor no fabricante tiene una responsabilidad
contractual y sólo debe responder por los vicios ocultos por imperio del art.473 del
Código de Comercio en el plazo de seis meses desde la compra del producto; así
como que dicha norma no ha sido aplicada por el a-quo y tuvo en cuenta el art. 1113
del CC. Considera que si el art.40 de la ley 24.240 estaba vetado al tiempo del hecho
no existía norma alguna que lo hiciera responsable al margen del art.473 del C.Com
(reconoce que el vendedor tiene una obligación de garantía o de seguridad frente al
comprador y tiene el deber de evitar todo perjuicio a su persona o a los bienes de los
consumidores, pero si no cumple tal obligación tiene la responsabilidad por daños
que el producto cause al comprador pero en el plazo indicado por el art.473 del
C.Com).
Es que media una notoria confusión conceptual del apelante ya que ha
confundido la pretensión ejercida en autos. En el sub-litem, accionan los padres del
menor adulto víctima, Andrés R. Oliva, por la muerte de éste al electrocutarse con un
minicomponente adquirido a los vendedores. La acción es claramente resarcitoria
derivada de dicha muerte, ejercida in jure propio, como herederos del causante por
los perjuicios materiales y morales provenientes de dicho accidente mortal; y la
pretensión resarcitoria ha sido fundada, entre otra normativa, en función de la
responsabilidad extracontractual por el factor de atribución objetivo del riesgo
creado (art.1113 del CC) y por el factor de atribución fundada en la culpa civil
(art.1109 del CC), teniendo en cuenta que los actores no fueron los adquirentes del
producto, no tuvieron ninguna relación contractual con los vendedores, pero son
herederos del muerto que fue el comprador. En ese marco ejercieron una típica
pretensión resarcitoria fundada en el derecho civil y así fue resuelta por el Tribunal
(fs.5 a 16 y sus ampliaciones y fs.9 in fine, de la demanda). La norma del art.473 del
Código de Comercio es ajena totalmente al caso concreto. Esta alude a una
responsabilidad contractual fundada en los vicios redhibitorios relacionada con el
art.2176 del CC y que se enmarca cuando el consumidor reclama la rescisión del
contrato y los daños y perjuicios derivados de la rescisión. El instituto del vicio
redhibitorio se vincula con los defectos de la cosa que la hacen impropia para su
destino; relaciona la cosa con la identidad e integridad del pago. No ha sido pensado
para solucionar una problema de daños a las personas. Sólo cubre los daños
negativos derivados de la rescisión (Lorenzetti, Ricardo L. Consumidores, RC, año
2003, p.405). En este mismo sentido se ha dicho, relativo al art.473 del Código de
Comercio en combinanción con el art.2176 del CC, que el comprador podrá: a)
ejercer la acción redhibitoria para dejar sin efecto el contrato volviendo la cosa al
vendedor; b) ejercer la acción quanti minoris tendiente a obtener una disminución
del precio; c) obtener la reparación de la cosa por el vendedor o a su cuenta, sin
perjuicio del daño y perjuicio (intrínseco) derivado de la rescisión misma (Rouillón,
Adolfo A. N. Código de Comercio Comentado y Anotado, T.I-p.606, La Ley, 2005;
Zavala Rodríguez, Carlos M. Código de Comercio Comentado, T.II-p.129, Depalma,
año 1961, entre otros). Por lo expuesto es notoriamente erróneo que este caso del
sub-litem deba regirse por el art.473 del Código de Comercio; el Colegiado tuvo en
cuenta la normativa extracontractual ya referenciada y no consideró la invocada por
el recurrente extraordinaria al ser ésta extraña a la causa. No hubo olvido y no
aplicación de la norma que rige el caso; el Tribunal Colegiado consideró, de acuerdo
a las pruebas y hechos juzgados, sin arbitrariedad, que el conflicto ameritaba y
posibilitaba la solución por cualquiera de los factores de atribución objetivo o
subjetivo del art.1113, segunda parte, y 1109, respectivamente, del Código Civil. No
se decidió, entonces, sobre la base de un texto no vigente ni se prescindió de la
normativa expresa y reguladora del problema debatido, en los términos de la Corte
Provincial (causa Benítez c. Berretoni, Acuerdos y Sentencias, T.103-63 a
70).Obviamente resulta falsa la afirmación del recurrente acerca de que al estar
vetado el art.40 de la ley 24.240 no habría norma, salvo el art.473 del C.Com, que lo
hiciera responsable a su parte, toda vez que, como se dijera, la responsabilidad se
funda igualmente por aplicación de la normativa del derecho común civil que de
todos modos protege a las víctimas directas o indirectas de un hecho dañoso.
9.6) Alude la parte quejosa sobre que el Tribunal Colegiado habría aplicado
contra el vendedor no fabricante el factor objetivo de responsabilidad del art.1113 del
CC, sin admitir ninguna causal exonerativa frente a la víctima. Así expuesta la
cuestión tampoco se prueba ni liminarmente el vicio aducido ya que sobre la base de
las pruebas del proceso y los hechos relatados el Tribunal ha entendido, en ejercicio
de sus facultades legales que le son propias, que el vendedor no fabricante ha
vendido un producto con defecto de fábrica. Sostuvieron que un aparato eléctrico es
de por sí intrínsecamente riesgoso o peligroso, y que tal riesgo o peligro se
acrecentaba cuando, como en el caso, el producto no contaba con ninguna norma de
seguridad ni un debido control de calidad (ni siquiera estaba identificado en el
producto quién era realmente el fabricante; y sin perjuicio de un deficiente diseño
constructivo por la escasa distancia entre pistas a la que hace mención la Junta de
Peritos Oficiales actuantes), todo lo cual acrecentaba la peligrosidad para el usuario
(más aún cuando la carencia de control de seguridad eléctrica y de calidad, le
constaba o debía constarle al vendedor, como a los restantes integrantes de la
cadena de comercialización). Bajo esta basamento fáctico el Tribunal consideró que
se podía aplicar la responsabilidad objetiva (no agravada; es decir, no ultraobjetiva)
al vendedor no fabricante sobre la base de la norma del art.1113 del CC (riesgo o
vicio de la cosa), conforme a las corrientes doctrinarias mayoritarias que mencionan
los jueces (también cabe hacer remisión a la opinión de los autores, Jornadas y
Congresos citados en el punto 9.2. del presente; López Herrera, Edgardo, Teoría
General de la Responsabilidad Civil, Lexis Nexis, p.516, año 2006; Mosset Iturraspe,
Jorge en nota a fallo publicado en J.A. 1998-III-201, cambiando el criterio con relación
a la obra Defensa del Consumidor, RC, año 1994, p.347 a 350; la nota comentada en
J.A. 1998-III-201 se refiere a un caso de responsabilidad del fabricante y del vendedor
no fabricante sobre un hecho dañoso ocurrido en la época del veto del art.40 de la
ley 24.240, apoyando aquí la tesis de la responsabilidad objetiva de ambos).
9.7) Ahora bien, independientemente de la fundamentación del Tribunal con relación
a la responsabilidad de la parte apelante basada en el factor objetivo del
art.1113,segunda parte, del CC, los juzgadores también motivaron el veredicto
responsabilizándolos por el factor subjetivo de la culpa demostrada en función del
art.1109 del CC (fs.1718 vta, punto 4.6.2. y 1725, en su punto 4). Los sentenciantes
han dicho que “en primer lugar puede imputársele al vendedor no fabricante todo lo
expuesto referido al control de calidad o falta de él que se ha dicho respecto del
fabricante, la exportadora e importadora del producto; en segundo lugar las
prescripciones del Código Civil, especialmente la interpretación del art.1113; y la
configuración clara e indubitable de la culpa por negligencia e inobservancia de los
deberes legales a su cargo” (fs.1718 vta, punto 4.6.2., en lo pertinente). La situación
de culpa o negligencia la remite a los mismos fundamentos subjetivos aplicables a
los otros integrantes de la cadena de comercialización (fs.1712 vta a 1714)[adenda: el
juicio de reproche subjetivo se extrae del hecho que la parte vendedora no fabricante
sabía o debía saber que vendía el producto sin contar con norma alguna de
seguridad eléctrica ni un debido control de calidad, hecho verificable con el sólo
hecho de observar la carcaza del minicomponente el que no contaba con el sello
estampado de las normas de seguridad eléctrica conocidas en el ámbito nacional o
internacional; y sin tener siquiera identificado el nombre del fabricante del producto.
Todo lo cual hacía que siendo un artefacto eléctrico sin tales elementos mínimos de
seguridad era deber del vendedor no fabricante: a) devolver el producto al
importador o al elaborador para que éste certifique fehacientemente el control de
seguridad eléctrica y de calidad; b) o confirmar de otro modo que el material a
vender ha pasado por los controles de seguridad eléctrica y de calidad del fabricante
antes de su venta; c) o en su caso que el mismo vendedor adopte los recaudos
necesarios en el departamento de service, punto 3.1.1.1 del veredicto con
transcripción de la testigo Fullone, practicando él mismo los controles antedichos. Si
esto último no era hipotéticamente posible siempre correspondía la devolución del
producto al importador o al fabricante, cuidando los intereses, la salud, la integridad
de los compradores consumidores (art.42 CN); d) lo que nunca pudo o debió realizar
el vendedor no fabricante era vender el aparato sospechoso, sin más, al comprador
ya que era perfectamente previsible dada las características de una cosa de por sí
peligrosa, que ésta podía causar, como ocurrió, daños a terceros inocentes. El hecho
era previsible y debió ser previsto así como se pudo haber evitado actuando con
cuidado, prudencia y previsión]. El fundamento de la responsabilidad por culpa o
negligencia imputable a la co-demandada recurrente extraordinaria no ha merecido
de ésta el más mínimo cuestionamiento en el recurso. En realidad no existe crítica
alguna expresada siquiera tangencialmente, todo lo cual hace que este aspecto
medular del fallo, una ratio escendi del mismo, se encuentre firme y ejecutoriado por
la apuntada carencia de crítica. En tal sentido se ha dicho reiteradamente por la
Corte de la Nación que el recurso extraordinario debe cumplir con el requisito de la
fundamentación autónoma por lo que debe contener una crítica prolija, concreta y
razonada de la sentencia impugnada así como la refutación de todos y cada uno de
los fundamentos enunciados por el tribunal de la causa para arribar a las
conclusiones que motivan los agravios (Fallos T.289-218; T.291-188; T.293- 166;
T.294-356; T.295-99; T.295-691; T.291-693; T.302-155 T.302-174; T.302-283; T.302-582;
T.302-1413; T.303-109; T.303-481; T.304-1306; T.306-503; T.311-170; T.312-1470; T.3131010; T.313-1077; T.314-481; T.314-1440; T.315-325) En concreto, como nada ha
expresado el impugnante extraordinario contra el juicio de responsabilidad por
aplicación del factor subjetivo (culpa o negligencia) aplicado también por el
Colegiado tal razonamiento ha quedado firme y ejecutoriado. Al mismo tiempo los
agravios relacionados con la aplicación al caso del art.1113 del CC son igualmente
irrelevantes por abstractos toda vez que el a-quo motivó su decisorio además y de
modo autónomo por aplicación del art.1109 del CC, aspecto sobre el cual no consta
ningún cuestionamiento. El fundamento normativo basamentado en la culpa o
negligencia es un argumento autónomo y central en el juicio de responsabilidad de
au-tos.
9.8) La denuncia de los quejosos en orden a que los juzgadores habrían
incurrido en apartamiento del texto expreso de la ley por haber fallado en contra de
la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia (causa García c. Elías y
otro) y de la CCC Rosario, Sala IV, en la misma causa (al intervenir por reenvío por
anulación del fallo de la Sala II en el mismo caso), será tratada infra ya que en el
memorial se adujo la causal del art.42, inciso 4º, de la LOPJ por el mismo motivo. De
todas formas corresponde anticipar que no ha habido violación a la doctrina de la
Sala IV ni de la Corte desde la perspectiva del art.42, inciso 3º, ni del inciso 4º, de la
ley 10.160.
10) Se aduce un apartamiento relevante que a idéntica cuestión de derecho
hizo una Sala de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, como de la doctrina
de la Corte de la Provincia en el precedente citado (García c. Elías y Carloni Hnos;
Acuerdos y Sentencias T.179-244 a 262; y Acuerdo nº87-2004, éste de la Sala IV de la
CCCR, en la misma causa). Enrostra la recurrente extraordinaria que si bien los
integrantes del Colegiado han dicho que seguían tales doctrinas terminaron fallando
en sentido contrario a ellas. Sostiene que el a-quo se adscribe a una postura objetiva
no siendo necesario la prueba del factor subjetivo, pero con ello se aparta de la
doctrina de la Sala IV. Alega que media similitud entre el caso de autos y el de la Sala
mencionada ya que tanto en un caso como en el otro se trata de vendedores no
fabricantes y en ninguno de ellos se podía detectar el vicio oculto de fabricación,
como que la apertura del aparato extinguía la garantía; el vendedor no fabricante del
sub-litem no se especializaba únicamente en la venta de aparatos eléctricos de audio
o radiograbadores, sino que se dedicaba a otros menesteres en la venta, al igual que
Carloni Hermanos en la causa García c. Elías y otro. Indica que en ambos supuestos
el vicio no era notable visualmente ya que el defecto era interno y el propio uso del
comprador del bien durante varios meses sin inconvenientes, es la mejor
demostración de que las fallas no eran detectables adoptando las precauciones
corrientes en función. Cree ver la misma circunstancia en el precedente García
aludido (también hace mención al art. 473 del C.Com). Cotejando el precedente y sus
circunstancias fáctico-juridicas con el sub-litem se debe concluir sin dudas en la
inadmisibilidad notoria de la causal del art.42, inciso 4º, de la LOPJ, como también
del inciso 3º aludido. El Colegiado, en modo alguno, se ha alzado contra los
parámetros doctrinarios e interpretativos expuestos por la Corte de la Provincia y por
la Sala IV mencionada.
10.1) El apelante extraordinario en su presentación postula la aplicación del
precedente identificado que conforme a una determinada tesis doctrinal permite que
el vendedor no fabricante puede eximirse de responsabilidad frente a la víctima
directa o indirecta siempre que aquél pruebe la concurrencia simultánea de los
siguientes elementos: a) que el vicio sea de fabricación; b) que el vendedor no haya
tenido ni debido tener conocimiento del defecto en razón de su arte o profesión; c)
que le haya sido imposible controlar la calidad del producto; d) que no haya asumido
personalmente la garantía del mismo (tienen que darse todos los requisitos juntos,
caso contrario no podrá eximirse)[ésta sería la sintesis de la doctrina de la Sala IV en
García c. Elías y otros, Acuerdo nº87-04]. En el mismo precedente de la Suprema
Corte de Justicia de la Provincia de Santa Fe se anuló una sentencia de la Sala II de
la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario porque: a) se había
omitido analizar una pericia médica practicada en un Juzgado Laboral; b) en lo que
aquí interesa no aceptó una suerte de responsabilidad ultraobjetiva u objetiva
agravada del vendedor no fabricante frente a la víctima. Entendió que en ciertos
casos determinados cabía la posibilidad de permitirle al vendedor no fabricante
aducir eximentes frente a la víctima de acuerdo a cierta doctrina que cita al ser ésta
la que mejor se compadece con el principio de la buena fe (voto mayoritario de la
Corte; la minoría se pronunció por la inadmisibilidad del recurso extraordinario de
inconstitucionalidad en el tema que nos interesa aquí). Por lo tanto, el Alto Tribunal
Provincial no sostuvo que deba aplicarse el estándar de la responsabilidad objetiva o
subjetiva, simplemente ha repelido la tesis de la responsabilidad objetiva agravada o
llamada ultra-objetiva, al permitirle al vendedor no fabricante invocar ciertas
causales eximitorias que debían analizarse en cada caso si concurrían o no (tarea no
verificada por la Sala II, de acuerdo al criterio de la mayoría de la Corte, al tomar
partido por una responsabilidad ultra-objetiva). Pero en modo alguno debe
interpretarse que tanto del criterio de la Corte Provincial, como de la Sala IV de la
Cámara, se pueda extraer que se haya adoptado una postura o corriente eximitoria
de la responsabilidad del vendedor no fabricante en todos los casos cuando éste
invoque que la causa le ha sido ajena. Además, debe apreciarse que la tesis
sustentada por la citada Sala y la Corte tiene por finalidad proteger al vendedor no
fabricante que actúa de buena fe y al que nada se le puede reprochar (el principio de
buena fe es mencionado de modo expreso por el Ministro Dr. Vigo en su voto que
hizo mayoría, punto 5, in fine, del voto sobre las implicancias del principio de “bona
fides”).
10.2) En el sub-litem las circunstancias fácticas y jurídicas son muy diversas al
precedente mencionado de García c. Elías y Carloni Hnos como para trasladarla
automáticamente al vendedor no fabricante del equipo Dynasty NL 7007 ya que los
vendedores (Urcal S.A., La Casa del Hogar S.A., Sígales el Tren a Urcal SRL, El
Emporio del Hogar SRL; Simón Blansztein, Valeria Clara Blansztein, Cristian G.
Blansztein, Marcelo Blansztein, Rosa Santamaría, y Elio P. Devoto), pusieron en el
mercado de consumidores o minorista un aparato electrónico que fue elaborado sin
ningún tipo de norma de seguridad eléctrica ni certificación de calidad (sumado a la
carencia de identificación del fabricante en el producto vendido), todo lo cual tornaba
previsible, dado el carácter intrínsecamente peligroso de todo aparato eléctrico, que
éste podía causar daños a terceras personas, en atención a la complejidad del
minicomponente
por
ser
elemento
eléctrico
y
sin
los
recaudos
mínimos
mencionados que lo tornaban como un producto sospechoso o de dudosa
reputación (ninguna de estas características estaban presentes en el caso García c.
Elías y Carloni Hnos, al tratarse de un vicio interno en una bicicleta, siendo ésta un
producto externamente insospechable; aparte, como bien lo dice la apelada a
fs.1868, los objetos en cuestión no son comparables ya que una cosa es una
bicicleta de origen conocido por su identificación del fabricante y otra diversa un
aparato eléctrico y de cierta complejidad técnica, per-se, riesgoso o peligroso; sin
perjuicio de destacarse que en el sub-litem no se cumplen todos los requisitos de la
tesis minoritaria adoptada por los fallos aludidos). Aquí se ha colocado en el
mercado minorista un minicomponente que al ser fabricado sin ningún tipo de norma
de seguridad eléctrica ni control de calidad y sin constar identificado en el aparato el
fabricante, tornaba previsible que podía causar daños y pudo ser evitado (no
vendiendo tales productos sospechosos , en tales condiciones, a los consumidores).
10.3)
La
parte
vendedora
recurrente
(grupo
Blansztein)
se
trata
de
comerciantes de extensa experiencia y antigüedad en el ramo de la comercialización
de aparatos eléctricos y electrodomésticos (más allá de que no se dediquen
exclusivamente a ellos), lo cual hacía fácilmente comprobable de que el producto
que vendía carecía de normas de seguridad eléctrica y de control de calidad (sin
estar identificado en el mismo el nombre del fabricante). La constatación era tan
elemental que se verificaba tales irregularidades con el sólo hecho de fijarse en la
parte externa del aparato al no tener las certificaciones de seguridad eléctrica y
control de calidad conocidas a nivel nacional o internacional. La ausencia de
estampado que indique las normas de seguridad bajo las cuales fue elaborado hace
que el vicio deje de ser oculto (vid. pericia técnica de fs.415 a 421 y 510 a 511;
explicaciones de fs.812 a 814; que determina, como lo dice el Tribunal, que el aparato
musical no tenía grabado o adherido signo alguno que acredite haber cumplido con
alguna de las normas de seguridad; no se constata la existencia de signos o
leyendas estampadas o adheridas que indiquen el cumplimiento de alguna norma de
seguridad en la construcción del aparato; por el sólo hecho de no figurar en el
manual una indicación clara del valor de tensión de alimentación, 110 o 220 v.c.a.,
opinan que no se respetó ninguna norma en la confección del mismo).
10.4) El Presidente de la firma La Casa del Hogar S.A., Simón Blansztein,
declaró en la causa penal correccional a fs.26 vta, nº267-95, que “desconocía si el
producto tenía o no norma de seguridad eléctrica” (traduciendo un obrar negligente
o imprudente o hasta indiferente frente a irregularidades visualmente constatables;
la propia empleada de la sección ventas de apellido Fullone (fs.32 y vta del sumario
penal) sabía que los aparatos no cumplían con las normas de seguridad co-nocidas
nacional o internacionalmente.
10.5) Ante el incumplimiento de las normas de seguridad y control de calidad
de un producto de por sí peligroso como el aparato eléctrico siendo un bien tan
irregular como sospechoso y de una reputación muy dudosa, por todo lo apuntado,
la parte vendedora debió prever o tuvo la posibilidad de prever la posible existencia
de fallas o defectos al no concurrir ningún control de ninguna especie. Por lo que de
acuerdo a las reglas del arte o profesión de un buen comerciante no puede alegar
que desconocía o no tenía posibilidad de conocer el defecto. Tampoco le resultó
imposible controlar la calidad toda vez que ante tamañas irregularidades (ausencia
de control de calidad y seguridad eléctrica y no identificación en el producto del
fabricante), no debió ponerlos a la venta del público consumidor para obtener
grandes ganancias (debió devolver el producto al importador o al fabricante para que
ellos realicen los controles de calidad y seguridad debidamente certificados; o
cerciorarse que los controles se concretaron en el producto, antes de la puesta a la
venta a los consumidores; o en todo caso, concretar el propio vendedor dichos
controles para preservar la integridad de los eventuales inocentes adquirentes). Ello
lo inserta a la parte en el art.1109 del CC, como lo ha fundado el Colegiado sin crítica
alguna de la parte recurrente extraordinaria.
10.6) Otro detalle que no puede pasar inadvertido, como lo explica el a-quo a
fs.1713 vta, in fine, sin obervación alguna de la impugnante, es el bajísimo costo de
U$S 8,00 Fob y de U$S 59,00 al comerciante minorista (durante la vigencia de la
convertibilidad), un precio muy por debajo con respecto a otros productos similares
en tal época; detalle que sumado a los anteriores irregularidades y carencias debió
crear en la vendedora, obrando con cuidado y prudencia mínima, otro elemento de
sospecha acentuando la muy baja reputación del producto, lo cual lo tornaba más
aún peligroso o riesgoso, debiendo extremar el control.
10.7) Si ese cúmulo de actuación descuidada de la vendedora no fabricante
informa un obrar reñido con la buena fe (art.1198 del CC); la carencia de ella o
directamente la mala fe del comerciante se confirma con la compulsa de las
constancias de la causa de fs. 960 a 1016 y 1121 a 1129 (que el a-quo merituara a
fs.17-18 vta a 1719, punto 4.5., sin objeciones de la quejosa) con respecto a
actuaciones administrativas diversas de la Dirección de Comercio e Industria de la
Provincia de Santa Fe. Tanto el citado Blansztein y/o quienes explotan la firma Urcal
de calle Sarmiento y San Luis cuentan con antecedentes y sanciones aplicadas por
la autoridad de control de la ley 24.240 por actuaciones labradas derivadas de
denuncias por ventas de productos falsificados y elaborados sin ningún control de
seguridad eléctrica, defectuosos, o venta de productos que no se correspondían con
la compra efectuada e infracciones de la ley 22.802, Resolución nº 100-83, nº 524-98,
y a las normas Iram 2063 de seguridad eléctrica. De las constancias de la causa
mencionada y ponderadas de modo expreso por el Colegiado se desprende que
había un modus operandi comercial de la parte vendedora no fabricante contrario a
la buena fe al vender productos sin normas de control de seguridad alguna o
directamente falsificados, haciendo de ello un comportamiento reiterado y habitual
en infracción a las disposiciones citadas y al art.42 de la CN (en uno de los casos,
por ejemplo, causa administrativa nº441-99, a fs.961, un adquirente llamado Daniel
Montiel compró dos amoladoras Bosch de 180 m y 115 m y luego se comprobó a
través del Service Oficial Bosch Meller que las mismas eran falsificados y no
cumplían con normas de seguridad y normas Bosch por cuanto no contaban con el
interruptor que tiene Bosch, ni tenían manual traducido al español como lo trae
Bosch, ni ficha adecuada de acuerdo según la norma Iram 2063, carenciendo de la
chapa original con numeración correlativa; del mismo modo y en otro caso, dentro
de varios más, consta una sanción aplicada por la Dirección de Comercio Interior a
fs.1120 a 1129, causa administrativa nº104-E-99, por la cual se sancionó a la firma El
Emporio del Hogar SRL por haber violado la ley 22.802, las Resoluciones nº100-83 y
524-98, referentes a la seguridad eléctrica de productos; especialmente la
identificación de los productos y normalización de fichas eléctricas; hecho en el
caso también informado por la Junta de Peritos Oficial a fs.415).
10.8) A tenor de lo reseñado, no existe ninguna identidad ni fáctico ni jurídica
con relación al antecedente García c. Elías y otro. No se ha violado la doctrina legal
de la Sala IV de la Cámara en lo Civil y Comercial de Rosario ni se alzó el Colegiado
contra la doctrina de la Corte de la Provincia. Es decir, no concurre la presencia de
las causales del art.42 incisos 3º y 4º de la ley 10.160.
11) Recapitulando lo desarrollado y con finalidad de exponer consideraciones
conclusivas es fácilmente perceptible las diferencias en los hechos y el derecho
entre el precedente y el sub-litem, a saber: a) el vendedor no fabricante de la
presente causa, llamado grupo Blansztein, obró de mala fe en el caso concreto y
porque era su práctica habitual o reiterada la venta de productos eléctricos sin
control alguno de seguridad o directamente falsos. En cambio, en la causa García c.
Elías y Carloni Hnos, el vendedor no fabricante, Carloni Hnos obró siempre de buena
fe, era un comerciante caracterizado por su buena fe; b) el producto eléctrico puesto
a la venta por el grupo Blansztein era altamente sospechoso por no presentar las
certificaciones de calidad y de seguridad industrial. Nada de ello ocurrió con Carloni
Hnos ya que tales particularidades no estaban presentes; c) en nuestro caso de
autos ni siquiera estaba debidamente identificado en el producto vendido quién lo
había fabricado. En la causa García c. Elías y Carloni Hnos, estaba perfectamente
identificado el elaborador del producto; d) en la presente causa el vendedor no
fabricante tuvo a su alcance que se cumpliera el control del producto (devolviéndolo
al importador o al fabricante o de última controlarlo él mismo), pero nada hizo. En
García c. Elías y Carloni Hnos, el producto estaba cerrado y no existía la menor
sospecha externa de alguna irregularidad ni concurría elemento de sospecha que
hiciera dudar de la bondad del producto; e) en nuestro caso hubo incluso culpa o
responsabilidad subjetiva del vendedor no fabricante. En el precedente traído a
colación por el recurrente el vendedor no fabricante había obrado de buena fe y sin
culpa alguna; f) en el sub-litem el producto vendido sin control de calidad, de
seguridad ni identificado en el mismo el fabricante, lo tornaba un producto
claramente sospechoso o al menos calificable de muy dudosa reputación por las
falencias citadas. Ninguna de tales circunstancias concurrían en García c. Elías y
Carloni Hnos; g) el muy bajo precio con el que adquiría el grupo Blansztein los
minicomponentes para obtener elevadas ganancias en la venta posterior al mercado
minorista, elemento particular no presente en la causa resuelta por la Sala IV y por la
Corte de la Provincia; h) al no estar indentificado el fabricante en el mismo
minicomponente eléctrico ha significado una violación del deber de información por
parte del vendedor al comprador, art. 42 C.N. Circunstancias fáctica y normativa no
presente en García c. Elías y Carloni Hnos; i) el grupo Blansztein se dedica desde
hace largos años a la venta de estos productos eléctricos, más allá de la venta de
otros no eléctricos; en cambio Carloni Hnos vendía bicicletas de modo tangencial o
adicional.
12) El fallo de la Suprema Corte de la Provincia de Santa Fe hizo especial
alusión al principio de buena fe en el comerciante vendedor no fabricante (punto 5, in
fine, del voto del Dr. Vigo); éste principio está claramente ausente en el sub-litem. No
debe interpretarse, entonces, que de la doctrina de la Corte Provincial pueda surgir
un cheque en blanco o bill de indemnidad para el vendedor no fabricante. Por el
contrario contempla la posibilidad en ciertos y determinados casos que aquél pueda
eximirse de responder, pero siempre haciendo base en el principio de la buena fe
negocial. Cuando el comportamiento no es de buena fe no puede ampararse en el
derecho, más allá del debate del factor de atribución objetivo o subjetivo (del mismo
modo: López Herrera, Edgardo, Teoría General de la Responsabilidad Civil, Lexis
Nexis, p.512, 2006).
13) Incluso para cierta y determinada doctrina, mas bien minoritaria en el
derecho de daños, que es menos gravosa para la suerte del vendedor no fabricante,
considera que el vendedor no fabricante debe responder cuando no está
debidamente identificado en el producto el fabricante, o cuando ésta sea insolvente,
o cuando haya culpa en el vendedor no fabricante o cuando éste no haya cumplido
con el deber de información de incluir en la venta del producto la identificación del
elaborador (Lorenzetti, Ricardo L. Consumidores, RC, p.4-32). O, más allá de la
discusión del factor de atribución objetivo o subjetivo, también será responsable el
vendedor no fabricante cuando aun vendiendo un producto cerrado o embalado lo
hace vencido o tenga dudosa reputación (Farina, Juan M. Defensa del Consumidor y
del Usuario, p. 344, Astrea, 1995). En nuestro caso concreto, en síntesis, no se dan ni
desde la perspectiva de la doctrina minoritaria la posibilidad de exonerar al vendedor
minorista toda vez que no se cumplen todos los requisitos de la eximición de modo
simultáneo.
Es
decir,
considerando
la
postura
doctrinaria
y
jurisprudencial mayoritaria o la minoritaria, en el sub-litem la
situación
del
vendedor
no
fabricante
no
varía,
es
responsable
civilmente (art. 42 C.N, arts. 1113,1109,1198, art.43 del C.Civil y
concordante, art. 36,39 y 42 del mismo texto, arts.58 a 60 Ley
19.550, entre otros).
14) Con lo expuesto se ha explicado que el a-quo no ha vulnerado la doctrina
de la Corte de la Provincia (Acuerdos y Sentencias, T.179-244-262); ni está incurso en
la causal del inciso 4º, del art.42, citado, con relación a la Sala IV. No concurre la
exigencia de un apartamiento relevante de una idéntica cuestión de derecho que
impone la ley ya que para que sea aplicable la doctrina legal debe tratarse de casos
idénticos, ni siquiera es suficiente con la analogía o la similitud, porque si las
situaciones de hecho son diferentes el precedente no es de aplicación. No puede
haber contradicción si el pronunciamiento impugnado y el precedente invocado se
fundan en distintos antecedentes de hecho ya que la identidad debe existir respecto
de las cuestiones jurídicas que deben decidirse y la diferencia de los hechos
destruye esa identidad cuando la disparidad fáctica sea determinante de cada una de
las distintas soluciones jurídicas (Hitters, Juan C. Técnica de los Recursos
Extraordinarios y de Casación, Platense, p.290, primera edición; De la Rúa, Fernando,
El recurso de casación en el Derecho Positivo Argentino, Lerner, p.555). Aquí existen
diferencias notorias en los hechos y en el derecho todo lo cual torna inadmisible el
recurso.
15) Finalmente, no ha habido ninguna agravio puntual con respecto a la
determinación del Tribunal sobre la existencia de la confusión patrimonial del
llamado grupo Blansztein y la aplicación de la teoría de la penetración, aspectos
sobre los cuales los juzgadores se han explayado en muy extensas consideraciones
fundamentativas a fs.1714 a 1719 vta, punto 4 al 4.6.1, sin que se haya deslizado
ninguna impugnación fundada ni denuncia dentro de las causales de admisibilidad
invocadas, por lo cual tal aspecto del fallo debe considerarse firme y ejecutoriado. A
igual conclusión debe arribarse en relación a los rubros y montos resarcitorios a
fs.1725 vta. a 1732 vta., en extenso desarrollo, al no existir agravio recursivo en la
exposición de las causales aducidas. Así voto, con costas de Alzada a la recurrente
(art. 251 CPCC).
A
la
misma
cuestión,
el
Sr.
Vocal
Dr.
Ariza,
a
quien
le
correspondió votar en segundo lugar dijo: Que coincide con los
fundamentos expuestos por el Sr. Vocal Dr. Silvestri, y vota en
igual sentido.
Concedida la palabra al Sr. Vocal Dr. Chaumet, a quien le
correspondió votar en tercer término, y esta cuestión dijo: Que
habiendo tomado conocimiento de los autos y advertir la existencia
de dos votos totalmente concordantes, invoca la aplicabilidad al
caso de lo dispuesto por el art. 26, ley 10160, absteniéndose de
emitir opinión.
A la segunda cuestión, el Sr. Vocal Dr. Silvestri, dijo: Que lo
expuesto hasta aquí torna innecesario ingresar en la segunda cuestión, atenta la
inadmisibilidad del recurso.
Concedida la palabra al Sr. Vocal Dr. Ariza, a esta cuestión
dijo: Que coincide con lo propuesto por el Sr. Vocal Dr. Silvestri,
y vota en igual sentido.
A la misma cuestión, el Sr. Vocal Dr.Chaumet, dijo: Que se
remite
a
lo
expuesto
en
la
primera
cuestión,
absteniéndose
de
emitir opinión.
A la tercera cuestión, el Sr. Vocal Dr. Silvestri, dijo: Que
corresponde desestimar el recurso de apelación extraordinaria por inadmisible,
con costas a la parte recurrente. Regular los honorarios de los profesionales
actuantes en el 50% de lo que correspondiere en la instancia de grado.
A la misma cuestión, el Sr. Vocal Dr. Ariza, dijo: Que coincide
con la resolución propuesta por el Sr. Vocal preopinante, y vota en
igual forma.
Concedida la palabra al Sr. Vocal Dr. Chaumet, a esta cuestión
dijo: Que se remite a lo considerado en la primera cuestión, y se
abstiene de votar.
En mérito del acuerdo precedente, la Sala Primera, de la Cámara
de
Apelación
en
lo
Civil
y
Comercial
de
Rosario;
integrada,
RESUELVE: Desestimar el recurso de apelación extraordinaria por inadmisible, con
costas a la parte recurrente. Regular los honorarios de los profesionales actuantes
en el 50% de lo que correspondiere en la instancia de grado. Insértese, hacer saber y
bajen.(Expte.n° 133/2007)
mm.
SILVESTRI
ARIZA
CHAUMET
-art. 26, Ley 10160-
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