COLOR Catedral

Anuncio
COLOR Catedral
23/5/07
10:12
Página 1
La catedral bajo el mar
El milagro de los panes y los peces
La capilla del Santísimo de la catedral de
Mallorca ha sido la elegida para albergar La
catedral bajo el mar, la obra más ambiciosa
de Miquel Barceló. Un arrebato de materia,
naturaleza e iconografía cristiana que da
forma a un monumental lienzo cerámico de
300 metros cuadrados y 14 metros de altura.
Una obra hecha a puñetazos, con la mano y
con los dedos… Un modo distinto de
trabajar, otra forma de pintar.
Texto: Enrique del Río
Fotos: Agustí Torres
uy lejos quedan los tiempos en los que la Iglesia sufragaba formidables
obras de arte para devoción de sus fieles. Precisamente, la catedral de
Mallorca fue testigo principal de uno de esos períodos, alzando hacia el mar
Mediterráneo sus inconfundibles trazas góticas del siglo XIV. Es en el interior
de sus muros y en una de sus capillas menores donde el mallorquín Miquel
Barceló (Felanitx, 1957) ha recuperado el concepto tradicional y religioso
del arte místico, adecuándolo, con su estilo, al no menos misterioso y dogmático mundo del arte contemporáneo. Lo consigue revistiendo prácticamente toda la superficie de la capilla —excepto la cúpula— de una segunda piel de terracota, ornamentada con motivos relacionados con el capítulo
sexto del Evangelio de San Juan, donde se narra el milagro de la multiplicación de los panes y los peces y las bodas de Caná.
De la misma forma que hace casi cinco siglos el papa Julio II encargó la decoración de la Capilla Sixtina a Miguel Ángel —considerado el artista más escéptico entre los católicos de entonces—, el obispo de Palma, Teodoro Úbeda, hizo lo propio con Miquel Barceló —posiblemente, el más católico entre
los agnósticos actuales—. A mediados del año 2000, el pintor fue investido
doctor honoris causa por la Universitat de les Illes Balears, tomando, él mismo, la decisión de supeditar dicho nombramiento a una intervención artística en Mallorca. El obispo no tardó en proponer la catedral como sede para el
compromiso, por ser uno de los edificios más representativos de la ciudad, y
por contar con el legado de artistas de la talla de Antoni Gaudí (en el baldaquino y los vitrales) o Josep María Jujol (en las cerámicas y pinturas) en el altar
mayor. Por este motivo se descartó el ábside principal y se eligió en su lugar la
capilla del Santísimo para albergar La catedral bajo el mar.
M
Piel de cerámica
El mallorquín pasó cinco años trabajando
en el taller del prestigioso ceramista
italiano Vincenzo Santoriello, cerca de
Nápoles, acompañado en todo momento
por dos libros que resumen,
simbólicamente, las influencias que ha
recibido durante este lustro. El primero
de ellos fue la Divina Comedia, ya que
simultaneó la decoración de los murales
con la realización de los dibujos que
ilustran la edición especial de la obra de
Dante editada por Galaxia
Gutenberg/Círculo de Lectores. El otro, la
biografía de Miguel Ángel, que leyó en
sus ratos libres para superar los
numerosos períodos de crisis que sufrió
en su labor.
El resultado final fue una enorme piel
de cerámica de 300 metros cuadrados, 14
metros de altura y cerca de 1.500 puntos
de anclaje, que fue transportada y
colocada en piezas de tres metros, como
si de un rompecabezas se tratara, gracias
a las grietas naturales obtenidas
deliberadamente en la cocción de la
arcilla a alta temperatura, una de las
características más llamativas de un
mural que se ha convertido, sin duda, en
la obra más ambiciosa de Miquel Barceló.
COLOR Catedral
23/5/07
10:12
Página 2
COLOR Catedral
23/5/07
10:12
Página 3
La capilla está dividida en tres murales, distintos i
Multiplicación de los peces.
A la izquierda
se representa el fondo del mar, donde conviven toda clase de seres acuáticos,
coronados por una enorme ola, interpretando así la multiplicación de los peces.
COLOR Catedral
23/5/07
10:13
Página 4
s iconográficamente, sobre una base común de terracota
Cristo
resucitado. La pálida figura que preside el panel principal es el autorretrato del propio Barceló —como ya
hiciera Miguel Ángel en la Capilla Sixtina—, ubicado sobre el sagrario que, curiosamente, es el único detalle suntuoso
evidente en la decoración. Completan la
parte central las vasijas, en referencia al
milagro de las bodas de Caná (conversión del agua en vino) que, unidas a las
calaveras, ponen en relación a Cristo con
la Eucaristía a través del sermón “El pan
de vida” del Evangelio de San Juan.
Barceló, curiosamente, huye de la representación tradicional del pasaje bíblico, en la que aparecía Jesús realizando
los milagros rodeado de los apóstoles y
de gente. A pesar de todo lo contemporáneo y polémico que se quiera ver en ella,
la obra permite, generosamente, una interpretación católica clásica en la que Jesús, a través de su muerte y resurrección,
alimenta a los creyentes con la Eucaristía
por medio de la Iglesia, igual que lo hizo
en vida con el milagro de los panes y los
peces.
El milagro de los panes
está situado en la parte
derecha, mediante un huerto que acoge, además de una inmensa variedad de
hogazas y barras, todo tipo de alimentos y frutos de la tierra.
COLOR Catedral
23/5/07
10:14
Página 5
Espacio libre
y sincero
Resulta prácticamente imposible explicar La catedral bajo el mar con las
categorías artísticas tradicionales: no
se puede definir como pintura, aunque
lo sea; tampoco como escultura, a pesar de ser lo más parecido; ni mucho
menos sería una arquitectura, pese a
ser totalmente habitable. Se trata de un
“espacio”, libre y sincero, en el que convergen distintos tipos de arte. El propio
título de la obra hace referencia a la
sensación que suscita este espacio en
el espectador, a través del impactante
mural, de los cinco vitrales de doce metros de altura con tonalidades de grisalla, que acentúan la atmósfera marina
de la catedral mediterránea, y un conjunto de mobiliario litúrgico realizado
en piedra de Binissalem diseñado, como no podía ser de otra forma, también
por Barceló.
Complejo proceso de realización
El proceso de realización fue muy complejo y costoso —casi cuatro millones de euros—, y la espectacular pieza de terracota
estuvo colocada sobre unos andamios, especialmente pensados para la ocasión, con
una inclinación de 45º que permitía trabajar por la parte trasera del lienzo cerámico
para hacer los característicos volúmenes y
relieves. Además, el mallorquín utilizó un
sistema de vídeo que, mediante una cámara colocada en la parte delantera de la obra,
iba transmitiendo a un monitor de televisión que le acompañaba en la parte trasera
el resultado de cada uno de los golpes o puñetazos con los que, cuidadosamente, realizaba las figuras de los panes, peces, vasijas, calaveras, etc.
Posteriormente, fue aplicando el color
de muy diversas maneras: con la mano y
con los dedos, en grandes cantidades, esparciéndolo desde las alturas… Un modo
distinto de trabajar, otra forma de pintar.
Lo propio de la obra de Miquel Barceló es
su intensidad, su fuerza. Y la medida de su
intensidad es que nunca acabamos de entenderla, a pesar de todas las interpretaciones posibles que se puedan hacer sobre
ella. El autor ha reproducido en este monumental lienzo cerámico todas las iconografías que han estado presentes a lo largo de
su vida: un mundo entre la tierra y el mar.
Un espacio inconfundible que delata la mano del autor; una obra que sólo podía llevar
a cabo Barceló.J
www.catedraldemallorca.org
www.miquelbarcelo.org
Impresionante crónica visual
El fotógrafo Agustí Torres ha sido un testigo
privilegiado de esta aventura artística, siguiendo el día a día del proceso de creación
de la obra desde los primeros bocetos hasta su disposición definitiva en el interior de la
catedral. El resultado es el libro La catedral
bajo el mar, un testimonio único del trabajo
de Miquel Barceló que publica en cuidada
edición Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.
www.galaxiagutenberg.com
Descargar