Entrenamiento psicofísico en la gestante G. Sebastiá Gracia Matrona-fisioterapeuta La promoción de hábitos saludables es una de las mejores medidas de las que se dispone para contribuir a la mejora de la calidad de vida de la población. La práctica regular de ejercicio físico forma parte de los hábitos saludables para mantener un buen estado de salud. Las mujeres embarazadas constituyen un grupo de población que por sus características merecen una atención especial. En el presente trabajo se exponen algunas definiciones y conceptos que pueden servir de base a la hora de diseñar un programa de entrenamiento en la mujer gestante. © 4 prolongados. Se basa en la capacidad funcional del aparato circulatorio y respiratorio de ajustarse y recuperarse de los efectos del ejercicio muscular. – Fuerza muscular: capacidad del músculo para generar tensión y, por tanto, vencer una resistencia. – Resistencia muscular: capacidad del músculo de aplicar una fuerza submáxima de forma repetida o de mantener una contracción muscular durante un periodo prolongado. – Flexibilidad: capacidad funcional de las articulaciones de movilizarse en toda la amplitud del arco del movimiento. Es específica de cada articulación y depende de las características de las estructuras articulares, extrarticulares (cartílago, cápsula, líquido sinovial, músculos, ligamentos, tendones, etc.) y de los sistemas de control neuromusculares del movimiento. – Composición corporal: hace referencia al peso corporal; esquemáticamente se divide en masa corporal grasa (una parte importante es el tejido adiposo) y masa corporal magra o libre de grasa (músculos, huesos, piel, vísceras y líquidos corporales). El porcentaje de masa grasa corporal es el índice más utilizado para evaluar la composición corporal de una persona. FISIOLOGÍA DEL EJERCICIO FÍSICO CONCEPTOS GENERALES La actividad física es cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, que tiene como resultado un gasto energético por encima del metabolismo basal. Se considera ejercicio físico (EF) toda actividad física planificada, estructurada y repetitiva que tiene por objeto la mejora o el mantenimiento de uno o más de los componentes de la forma física. Los deportes son una actividad física reglamentada y competitiva. La condición o forma física hace referencia al nivel de energía o vitalidad que permite a las personas llevar a término las tareas diarias habituales, disfrutar del tiempo de ocio de forma activa y afrontar las emergencias imprevistas sin fatiga excesiva. La condición física consiste en un conjunto de cualidades que los individuos poseen o asumen en relación con la capacidad de realizar la actividad física. El concepto de condición física implica tres dimensiones: orgánica, que incluye las características físicas del individuo; motriz, que engloba las cualidades psicomotrices, como el control del movimiento y cualidades musculares; y cultural, formada por las actitudes personales y comunitarias, como el acceso a entidades y equipamientos deportivos. Los elementos de la condición física en relación con la salud y el rendimiento físico son: – Resistencia cardiorrespiratoria: capacidad de realizar tareas vigorosas que impliquen la participación de grandes masas musculares durante periodos Bases fisiológicas del condicionamiento del organismo al EF El músculo es capaz de transformar directamente la energía química que se obtiene a partir de los alimentos, principalmente glucosa y ácidos grasos, en energía mecánica. El tipo de sustrato energético utilizado por el músculo y la manera en que es metabolizado depende de la intensidad y duración del esfuerzo: – Si el esfuerzo es de intensidad elevada y breve duración (esprint), la célula muscular tiene que degradar glucosa en condiciones anaerobias, por lo que se acumulan los subproductos formados, fundamentalmente ácido láctico, y se instaura precozmente una situación de fatiga. La cantidad total de energía gastada es mínima, ya que el elevado ritmo de transformación queda reducido por la brevedad del ejercicio. – En el esfuerzo moderado o de baja intensidad y larga duración, las fibras musculares pueden oxidar completamente la glucosa y obtener una cantidad de energía de 16 a 19 veces superior a la liberada por gramo de sustancia en condiciones anaeróbicas. El proceso de almacenamiento de la glucosa en el músculo es más eficiente durante la realización de ejercicio físico que en reposo y permite captar glucosa a un ritmo que es de 10 a 20 veces superior al del reposo, a pesar de una reducción concomitante en la concentración de insulina en plasma. Este efecto potenciador del ejercicio físico persiste con unos valores progresivamente decrecientes alrededor de las 48 horas posteriores al cese de la actividad. La utilización de ácidos grasos como sustrato energético en el músculo permite la realización de esfuerzos de baja y moderada intensidad durante un periodo muy prolongado. La ventaja del sistema de los ácidos grasos es que es prácticamente inagotable y no deja residuos nocivos difíciles de eliminar. Adaptaciones del sistema cardiorrespiratorio en respuesta al EF Para obtener la energía necesaria para practicar un EF, como para cualquier otra actividad vital, los músculos requieren una cantidad adecuada de oxígeno proveniente en última instancia del medio que les rodea y transportado desde los pulmones a las células mediante la circulación sanguínea. Por ello, la actividad del corazón y del aparato respiratorio incrementa cuando se efectúa un esfuerzo físico, a la vez que aumenta también la cantidad de sangre propulsada por unidad de tiempo, en mayor proporción que en situación de reposo, hacia los músculos activos. Un individuo entrenado muestra en reposo una frecuencia cardiaca sensiblemente inferior que uno sedentario, ya que la práctica de ejercicio físico conlleva una reducción del grado de estimulación simpática, tanto en situación de reposo como durante la realización del esfuerzo. Principales beneficios fisiológicos del EF sobre la salud – Para cualquier grado de esfuerzo, disminuye los valores de la frecuencia cardiaca. – La frecuencia cardiaca en reposo es más baja en relación con la población sedentaria. – Contribuye al control de la presión arterial en reposo y durante el ejercicio en individuos con diversos grados de hipertensión arterial. – Aumenta la densidad de los capilares sanguíneos en el territorio vascular de los músculos esqueléticos e incrementa su calibre o diámetro durante la práctica del ejercicio. – Evita el estancamiento de la sangre en las extremidades inferiores, favorece la circulación venosa y reduce el riesgo de desarrollar varicosidades y trombosis en las personas predispuestas. Beneficios respiratorios – Aumenta la capacidad ventilatoria y reduce la frecuencia respiratoria por cada grado de ejercicio físico efectuado. – Incrementa el tono de los músculos respiratorios y les confiere mayor resistencia a la fatiga. Beneficios gastrointestinales – Favorece una mayor actividad de la prensa toracoabdominal, facilita el tránsito intestinal y la defecación reduciendo el estreñimiento con sus correspondientes secuelas. Beneficios metabólicos – Aumenta la capacidad aeróbica y la potencia de los sistemas oxidativos de las células musculares. – Potencia la utilización de ácidos grasos como sustrato energético para la realización de un determinado grado de esfuerzo físico y permite ahorrar glucógeno muscular. – Incrementa la actividad metabólica general durante el esfuerzo y horas posteriores. – Aumenta la sensibilidad a la insulina. – Reduce los niveles de triglicéridos y, en menor grado, del colesterol ligado a las lipoproteínas de baja y muy baja densidad. – Contribuye a controlar el peso y evita el exceso de reserva adiposa. Beneficios osteoarticulares – Mejora la estructura y las funciones de los ligamentos, tendones y articulaciones. – Aumenta la actividad de los procesos implicados en la remodelación ósea y retarda el ritmo del «desgaste» óseo asociado al proceso de envejecimiento y ciertos cambios hormonales (menopausia). Beneficios cardiovasculares – Mejora el rendimiento del corazón reduciendo las necesidades energéticas para un determinado grado de esfuerzo. Los beneficios imputados al ejercicio físico están asociados a una práctica individualizada, progresiva y continuada. Beneficios musculares – Desarrolla y mantiene la fuerza muscular. Beneficios neuropsicológicos – Aumenta la sensación de bienestar, reduciendo la tensión o estrés emocional y disminuye la ansiedad. RECOMENDACIONES PARA EL DISEÑO DE UN PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO Los beneficios imputados al ejercicio físico están asociados a una práctica individualizada, progresiva y continuada – Conocer el grupo de población al que va dirigido. – Realizar la historia clínica de sus componentes. – Conocer el estado presente de la condición física de las personas y sus hábitos de actividad física. – Averiguar las necesidades, intereses y objetivos del individuo en relación con el programa de entrenamiento. – Establecer objetivos realistas a corto y largo término. 5 § 6 © – Aconsejar sobre la indumentaria y equipamiento para el programa de entrenamiento. – Tener en cuenta los componentes del ejercicio: tipo, intensidad, duración, frecuencia y ritmo de progresión. • Para mejorar la resistencia cardiorrespiratoria, según el American College of Sports Medicine, se tendrá en cuenta: Tipo de actividad: cualquiera en la que intervengan grandes grupos musculares y se mantenga durante un tiempo prolongado. Intensidad: al 55-90% de la frecuencia cardiaca máxima. Duración: de 15 a 60 minutos, sin contar la fase de calentamiento y recuperación. Frecuencia: de 3 a 5 días por semana. Ritmo de progresión: a medida que se va mejorando la condición física, se aumenta la cantidad de trabajo por sesión. • Para mejorar la fuerza y resistencia muscular, se tendrán en cuenta dos principios básicos: el de sobrecarga y el de resistencia progresiva. El primero establece que la fuerza y resistencia sólo se incrementan cuando el músculo se contrae durante un periodo determinado hasta su máxima capacidad de fuerza o resistencia. Y el segundo establece que la resistencia que el músculo tiene que vencer para mejorar su capacidad funcional tiene que aumentarse progresivamente hasta conseguir el grado de desarrollo deseado. Tipos de ejercicio: podrán ser dinámicos (contracciones isotónicas) o estáticos (contracciones isométricas). No practicar los ejercicios desarrollando una maniobra de Valsalva (en apnea), ya que dificultaría el retorno venoso y reduciría el flujo sanguíneo hacia el corazón y cerebro. La intensidad máxima de un ejercicio de fuerza es la resistencia máxima que puede ser superada en una sola repetición. La duración de la sesión debe ser de un mínimo de 10 minutos; la frecuencia, de 2 a 3 días por semana. Ritmo de progresión: la resistencia se debe ir aumentando a medida que la fuerza mejora, manteniendo la intensidad aconsejada. • Para mejorar y/o mantener la flexibilidad. La falta de flexibilidad puede llegar a limitar la capacidad para desempeñar las tareas diarias habituales, por lo que todos los programas de entrenamiento deben incluir ejercicios para mantener o mejorar la flexibilidad. Tipo de actividad: Ejercicios de estiramiento que provoquen la movilización de las articulaciones en todo el arco del movimiento; pueden formar parte del periodo de calentamiento o de enfriamiento. Intensidad: los ejercicios deben ser dinámicos, pero lentos, con un final de estiramiento estático en el límite de la movilidad articular mantenido durante 10/30 segundos. Cada ejercicio debe repetirse de 3 a 5 veces. Duración: de 5 a 10 minutos. Frecuencia: un mínimo de 3 días a la semana. Ritmo de progresión: empezar con un grado de Todos los programas de entrenamiento deben incluir ejercicios para mantener o mejorar la flexibilidad estiramiento moderado y aumentarlo progresivamente a medida que la movilidad articular y la distensibilidad muscular aumentan. – Instruir a las personas sobre los principios del ejercicio. – Dar las instrucciones y orientaciones adecuadas en las primeras etapas del programa para asegurar una realización y progresión correcta. – Recordar que la educación, motivación y la guía son las claves del éxito de un programa de entrenamiento. EJERCICIO FÍSICO DURANTE EL EMBARAZO Las contraindicaciones del ejercicio físico durante el embarazo según el American College of Obstetrics and Gynecology (1895) son: – Contraindicaciones absolutas: enfermedades cardiacas, rotura de membranas, gestación múltiple, sangrado vaginal, placenta previa, cérvix incompetente, antecedentes de 3 o más abortos espontáneos. – Contraindicaciones relativas: presión arterial elevada, anemia u otras alteraciones de la sangre, enfermedades del tiroides, diabetes, palpitaciones o arritmias, presentación de nalgas en el tercer trimestre, obesidad excesiva, desnutrición, antecedentes de partos prematuros, de retraso de crecimiento intrauterino y de sangrados vaginales durante el embarazo y estilo de vida extraordinariamente sedentario. Ponemos en consideración del lector el análisis de las contraindicaciones del ejercicio físico, teniendo en cuenta que el nivel estándar de práctica de ejercicio físico en la población media de mujeres americanas es sensiblemente superior al de la mujer española. Según la Guia per la promoció de la salut per mitjà de l’activitat física del Departamento de Sanidad y Seguridad Social de la Generalitat de Cataluña, el tipo de actividad física aconsejada son ejercicios en descarga, como el ciclismo estático, ejercicios en el agua, estiramientos suaves, etc., y no es recomendable el deporte competitivo, incluso en las mujeres que lo practicaban antes del embarazo. La intensidad del ejercicio se basará en la «prueba de la conversación», indicando una intensidad excesiva cuando no pueda mantenerse una conversación durante la práctica del ejercicio. Duración: de 15 a 30 minutos. Frecuencia: de 3 a 5 veces por semana. Precauciones: – La transición de actividades con carga a actividades en descarga se irá realizando progresivamente a medida que el peso corporal vaya aumentando. – Se debe evitar una temperatura y humedad ambiental elevada, ya que pueden existir alteraciones en la termorregulación durante el embarazo. – No se practicarán ejercicios en posición supina durante largos periodos a partir del 4.º mes de gestación. – Aumentar la ingestión de líquidos después del ejercicio. – Se debe parar a descansar. – No levantar grandes pesos para evitar un desvío significativo de flujo sanguíneo hacia los músculos que están trabajando. – Detener la sesión de ejercicios si aparecen los siguientes síntomas: dolor o sangrado, vértigos o desmayo, dolor púbico, palpitaciones, dolor de espalda, taquiarritmias y falta de aire al respirar. – Realizar en diferentes decúbitos ejercicios de: basculación, movilizaciones articulares y balanceos para dar soltura a las articulaciones y potenciar una correcta estática corporal. – Efectuar movimientos respiratorios para adecuar las respiraciones al trabajo de parto. – Experimentar una sensación de tensión muscular de forma y duración similar a la contracción, sincronizando sus propios factores de ayuda. – Utilizar adecuadamente la prensa abdominal para la técnica de pujar. – Realizar las técnicas y métodos de relajación: sofronización simple o básica, activación intrasofrónica de movimientos respiratorios y gimnasia y relajación dinámica de I, II y III grado, adaptada a la gestante. PROPUESTA DE UN PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO PSICOFÍSICO EN LA GESTANTE Gimnasia • Ejercicio n.º 1 (figura 1) – Posición inicial: sentada o estirada con piernas flexionadas. – Ejecución: apretar los músculos del suelo de la pelvis, disociándolos de abdominales, aductores y glúteos, durante 4 seg y aflojar 8 seg. Efectuar 10 repeticiones seguidas y descansar. – Respiración: libre (no realizar maniobra de Valsalva). La secuencia de las 10 repeticiones debe efectuarse de 8 a 10 veces al día y repetirlas cada día para afrontar adecuadamente las modificaciones producidas por el parto vaginal y favorecer una rápida recuperación posparto. El embarazo no es un impedimento para continuar con el ejercicio físico que la mujer estaba acostumbrada a practicar antes de la gestación, exceptuando casos particulares descritos anteriormente. El programa que se presenta a continuación está dirigido a la mujer que no está acostumbrada a la práctica continuada de ningún deporte ni ejercicio físico, y podría ser complementario para aquélla con un nivel de entrenamiento físico superior. Finalidad y objetivos La finalidad del programa es proporcionar a la gestante los elementos necesarios para que mantenga o mejore su forma física y su equilibrio emocional en el transcurso de su embarazo, facilitando la adaptación a los progresivos cambios de su esquema corporal en el preparto, durante el parto y en el posparto. Objetivos generales Los objetivos generales del programa son: adquirir correctos hábitos psicomotores, compensar las modificaciones corporales en el embarazo y adecuar determinados grupos musculares al trabajo de parto. Objetivos específicos La embarazada será capaz de: – Adoptar las posturas y realizar los movimientos adecuados para evitar sobrecargas. – Desarrollar los ejercicios para mantener o mejorar la eficacia muscular de la zona: pectoral, escapular, dorsal, abdominal, perineal y bóveda plantar. – Practicar los ejercicios para favorecer una buena circulación de las extremidades inferiores. Contenido El programa de entrenamiento está dividido en 5 apartados: gimnasia, movimientos respiratorios, pujos, relajación y simulación de la contracción. • Ejercicio n.º 2 (figura 2) – Posición inicial: sentada, espalda recta, planta de los pies encarada, talones cerca del cuerpo y manos en los tobillos. – Ejecución: llevar las rodillas hacia el suelo, mantener la posición durante 5 seg, descansar. Aumentar las repeticiones progresivamente, hasta llegar a 10. – Respiración: libre (no realizar maniobra de Valsalva). Se puede asociar la contracción perineal durante el estiramiento. • Ejercicio n.º 3 (figuras 3a y b ) – Posición inicial: de rodillas, sentada sobre los talones, brazos a lo largo del cuerpo. – Ejecución: elevar el cuerpo estirando los brazos por encima de la cabeza, mantener la posición durante 5 seg y volver a la posición inicial. Aumentar progresivamente las repeticiones, hasta llegar a 10. – Respiración: inspirar al efectuar el estiramiento, espirar al ir descendiendo. Opcional: respiración libre durante toda la ejecución (sin realizar maniobra de Valsalva). 7 § 8 © Controlar que no se acentúe la curvatura lumbar durante el estiramiento. • Ejercicio n.º 4 (figuras 4a y b) – Posición inicial: de pie, de espaldas a la pared, con los talones, nalgas, espalda y cabeza tocando la pared. – Ejecución: bascular la pelvis, apretando abdomen, nalgas y periné, a la vez que se flexionan ligeramente las rodillas para obligar que la zona lumbar contacte con la pared. Mantener la posición durante 5 seg, descansar volviendo a la posición inicial. Aumentar las repeticiones progresivamente hasta llegar a 10. – Respiración: espirar al efectuar el ejercicio, inspirar al descansar. Optativo: espirar al hacer el movimiento, respiración libre al mantener la posición (no realizar maniobra de Valsalva). Controlar la posición de la barbilla durante todo el ejercicio, no debe elevarse en ningún momento. Este ejercicio debe practicarse también en decúbito supino con piernas flexionadas. • Ejercicio n.º 5 (figuras 5a y b) – Posición inicial: posición cuadrupédica, piernas ligeramente separadas, brazos paralelos a los muslos. – Ejecución: arquear el cuerpo, llevando la cabeza entre los brazos, a la vez que se aprietan los abdominales, glúteos y periné. Mantener la posición durante 5 seg, volver a la posición inicial. Repetir cinco veces. El embarazo no es un impedimento para continuar con el ejercicio físico que la mujer estaba acostumbrada a practicar – Respiración: Espirar al efectuar el movimiento, respiración libre al mantener e inspirar al volver a la posición inicial. Controlar no hundir la zona lumbar en la posición inicial. • Ejercicio n.º 6 (figuras 6a y b) – Posición inicial: decúbito supino, piernas flexionadas, pies juntos, manos en la nuca. – Ejecución: Dejar caer suavemente las dos piernas juntas hacia un lado, mantener la posición 5 seg y volver a la posición inicial contrayendo los músculos del suelo de la pelvis. Repetir hacia el otro lado. Efectuar 8 repeticiones en total. – Respiración: espirar al realizar el movimiento, respiración libre al mantener y volver a la posición inicial. Controlar que la posición de la cabeza y los brazos no varíe al desarrollar el ejercicio. Figura 1 • Ejercicio n.º 7 (figura 7) – Posición inicial: decúbito supino, cabeza apoyada sobre una almohada en forma de cuña, piernas estiradas con pies apoyados sobre almohada o rulo. – Ejecución: comprende los 4 movimientos siguientes: flexión y extensión de los dedos de los pies; flexión y extensión plantar; circunducción hacia ambos lados, y arqueamiento de la bóveda plantar. Efectuar 10 repeticiones de cada movimiento. – Respiración: libre. Pueden realizarse los ejercicios en sedestación. Figura 2 • Ejercicio n.º 8 (figura 8) – Posición inicial: decúbito supino, cabeza apoyada sobre almohada en forma de cuña, piernas flexionadas y pies apoyados en el suelo. – Ejecución: flexión de la pierna derecha sobre el abdomen con el pie en punta, elevación de la pierna a la vertical con el pie plano, mantener la posición, flexionar nuevamente la pierna con el pie en punta y volver a la posición inicial. Repetir con la pierna izquierda. Efectuar 12 ejercicios en total. – Respiración: libre (no realizar maniobra de Valsalva). Figura 3a Figura 3b • Ejercicio n.º 9 (figura 9) – Posición inicial: en bipedestación o en sedestación con piernas cruzadas en posición de «sastre» y manos enlazadas en la espalda. – Ejecución: estirar los brazos rotando los hombros hacia atrás, intentando juntar las escápulas, mantener la posición 5 seg y volver a la posición inicial. Repetir el ejercicio 10 veces. – Respiración: libre (no realizar la maniobra de Valsalva). Controlar que la cabeza se mantenga alineada con el cuerpo durante todo el ejercicio. Éste puede desarrollarse asociando al estiramiento de brazos la contracción de los músculos del suelo pélvico. Movimientos respiratorios El entrenamiento respiratorio debe efectuarse alternando las posturas de sedestación, decúbito supino con piernas flexionadas y decúbito lateral izquierdo. Figura 4a Figura 4b • Ejercicio n.º 1 (figuras 10 y 11) – Posición inicial: en el decúbito escogido, con una mano en el bajo vientre y la otra en el tórax. – Ejecución. Primera parte: inspirar expandiendo el tórax y subiendo el pecho, espirar bajando el pecho. Repetir 6 veces. Segunda parte: inspirar hinchando el vientre, espirar contrayendo el vientre. Repetir 6 veces. Tercera parte: realizar los dos movimientos anteriores alargando progresivamente la salida del aire. Repetir 8 veces en total. El movimiento torácico con el que se alarga la salida del aire se denomina respiración torácica lenta y cuando el movimiento respiratorio se localiza en el vientre y se alarga la espiración se llama respiración del bajo vientre. 9 § Figura 5a Figura 6a Figura 5b Figura 6b 10 © Figura 7 Es necesario controlar la capacidad que la gestante tiene de disociar el movimiento abdominal del torácico y la de realizar espiraciones prolongadas. La matrona hará tomar conciencia de la disposición de tranquilidad que la espiración prolongada proporciona y su utilidad en el trabajo de parto. • Ejercicio n.º 2 (figura 12) – Posición inicial: en el decúbito escogido. – Ejecución: realizar el movimiento torácico de inspirar-espirar siguiendo el siguiente ritmo: lento- poco profundo, rápido-superficial, lento-poco profundo, finalizando con una respiración profunda. Controlar que la gestante tome conciencia de que esta forma de respirar podrá ser utilizada durante las contracciones en el trabajo de parto siguiendo el ritmo de la sensación de la contracción. Pujos • Ejercicio n.º 1 – Posición inicial: decúbito supino, cabeza descansando sobre una cuña, piernas flexionadas y pies apoyados en el suelo. Figura 9 Figura 8 – Ejecución. Primer paso: inspirar hinchando el vientre, dirigiendo la fuerza hacia el bajo vientre, mantener unos segundos y descansar; para controlar la dirección de la fuerza es conveniente que la matrona apoye su mano en el bajo vientre de la gestante. Una vez conseguido un adecuado movimiento, se realiza el segundo paso: decúbito supino, piernas flexionadas sobre el vientre sujetas con las manos a la altura aproximada de las rodillas, cabeza ligeramente elevada, inspirar hinchando el vientre dirigiendo la fuerza de la prensa abdominal hacia el bajo vientre, mantener unos segundos y hacer un cambio de aire rápido, sin perder la fuerza de la prensa abdominal; mantener unos segundos y descansar volviendo a la posición inicial. Esta forma de pujar en apnea postinspiratoria puede no ser la adecuada en determinadas circunstancias, por lo que se puede entrenar el mismo ejercicio utilizando la fuerza de la prensa abdominal pero dejando escapar el aire lentamente. La gestante tiene que haber comprendido que si no se emplea la anestesia locorregional puede 11 § 12 © E I I E E E I I E I E I E E I I E I E I Figura 11 E I I Figura 10 E Figura 12 E: espirar; I: inspirar. E I I E dejarse llevar por sus propias ganas de empujar, utilizando los llamados «pujos espontáneos» cuando la matrona le indique que puede realizarlos. • Ejercicio n.º 2 – Posición inicial: en camilla, en posición ginecológica. – Ejecución: realizar el pujo escogido, controlado por la matrona, desde una perspectiva más similar al día del parto. Es importante la práctica del pujo con el soporte de la pareja. Durante la dirección de los ejercicios se insistirá sobre la importancia de: – La sensación de tensión de la zona muscular que trabaja y la distensión de todos los grupos musculares que no intervienen en el ejercicio. – La distensión de todo el cuerpo entre ejercicio y ejercicio. Relajación • Sofronización simple o básica – Posición inicial. Debe practicarse en los siguientes decúbitos: sedente en silla o colchoneta, lateral y supino con apoyos en cabeza y piernas; los decúbitos se alternarán en las diferentes sesiones. – Ejecución: con los ojos preferentemente cerrados, se irá fijando la atención en las diferentes partes del esquema corporal en dirección cefalocaudal, tomando conciencia no sólo de la distensión progresiva de las distintas partes del cuerpo, sino de las diferentes sensaciones que los cambios en la tensión muscular hacen percibir. Poco a poco, la respiración se irá haciendo más lenta y tranquila y ayudará a descender el nivel de conciencia hacia el mismo borde del sueño (nivel sofroliminal) y con percepción de agradables sensaciones como: tranquilidad, calma, serenidad... La percepción de la respiración lenta y tranquila favorece la permanencia en el nivel sofroliminal. Antes de subir el nivel de conciencia, se activarán las capacidades universales del ser humano: confianza, seguridad en sí mismo e ilusión por el futuro. Para ir subiendo el nivel de conciencia, se realizarán respiraciones profundas, movimientos progresivos para aumentar el tono muscular y finalmente se abrirán los ojos apreciando todo el entorno, el color de las cosas, dónde estamos... (el aquí y ahora). – Duración: 10 minutos aproximadamente. • Activación intrasofrónica de los movimientos respiratorios – Posición inicial: las mismas posiciones que en el ejercicio anterior. – Ejecución: efectuar una sofronización simple o básica, y en el nivel sofroliminal, desarrollar los ejercicios respiratorios, activación del positivo y subida del nivel de conciencia. – Duración: 20 minutos aproximadamente. • Activación intrasofrónica de los ejercicios n.º 1, 4, 6y7 – Posición inicial: decúbito supino con apoyo en cabeza y piernas. – Ejecución: realizar la sofronización básica y en el nivel sofroliminal, desarrollar los ejercicios n.º 1, 4, 6 y 7, activación del positivo y subida del nivel de conciencia, percibiendo el aquí y ahora. – Duración: 40 minutos aproximadamente. • Relajación dinámica de I, II y III grado adaptada a la mujer gestante – Posición inicial: decúbito sedente, con la espalda apoyada en la silla. – Ejecución: realizar una sofronización básica y alcanzado el nivel sofroliminal se activan de forma intrasofrónica los siguientes ejercicios: 1. Contracciones de los músculos del suelo pélvico. 2. Movimientos de cabeza: laterales y circunducciones. 3. Contraer fuertemente la cara y manos (ejercicio del «tigre»). 4. Concentración en un objeto neutro. 5. Cambio del objeto por el sujeto (intentar verse uno mismo en postura correspondiente al III grado, sentada al borde de la silla con los ojos entreabiertos). 6. Adoptar la postura de III grado (nivel sofroliminal a ras de vigilancia). 7. Realizar los movimientos respiratorios descritos anteriormente. 8. Desarrollar la técnica de sofroaceptación progresiva (intentar ver al bebé en el primer encuentro con su madre piel a piel). 9. Volver a la posición inicial (nivel sofroliminal, a ras de sueño). Hacer un repaso del esquema corporal, activación del positivo y ascenso del nivel de conciencia hasta el nivel de vigilia de partida. – Duración del ejercicio: 45 minutos. lentamente las piernas, apreciando la sensación de tensión muscular en los muslos al ir descendiendo el cuerpo; mantener la flexión en mitad del recorrido (máxima tensión) durante 30 seg; volver a la posición inicial, lentamente, apreciando la disminución de la tensión muscular en los muslos, para finalmente sentarse y vivir las sensaciones de recuperación después del ejercicio. Simulación de la contracción Su objetivo es que la mujer viva una sensación de tensión muscular de forma y duración similar a la contracción uterina y que sea capaz de sincronizar a dicha sensación los factores de ayuda previamente entrenados (respiraciones específicas, distensión, concentración en un objeto, etc.), a la vez que va aprendiendo a aprovechar de forma adecuada los periodos de descanso entre las contracciones. – Posición inicial: sedente en silla. – Ejecución. Primer paso: sofronización simple o básica; segundo: activación intrasofrónica del ejercicio específico de tensión muscular localizada en los muslos (3, 4 repeticiones), y tercero: desofronización. Barrow H, Brown, J. Hombre y movimiento. Doyma, 1992. Bourcier A. Le Plancher Pelvien. Vigot, 1989. Calais B. Le Perinée Feminin. Calais, 1996. Cotta H, Wheipertz H. Tratado de rehabilitación. Labor S.A., 1994. Departament de Sanitat i Seguretat Social: Llibre Blanc. Activitat física i promoció per la salut. 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Farré González, 1993. • Ejercicio específico de estimulación de la contracción – Posición inicial: bipedestación con piernas ligeramente separadas y espalda recta. – Ejecución: manteniendo la espalda recta, flexionar En la simulación de la contracción la mujer vive una sensación de tensión muscular similar a la contracción uterina Metodología Exposición informal, demostración y ejercicios prácticos desarrollados individualmente, en pareja y en grupo. Duración de la sesión: 45 minutos. Frecuencia: 2 veces a la semana de entrenamiento dirigido. Duración del programa: 12 semanas de entrenamiento dirigido. Recursos materiales Colchonetas, sillas y almohadones en forma de cuña. Evaluación Evaluación formativa a través de la demostración que realiza la gestante de los ejercicios aprendidos. BIBLIOGRAFÍA Correspondencia G. Sebastiá Gracia C/ Fígols, 11-13, entl. 4.ª 08028 Barcelona [email protected] 13 §