la prevención de la violencia en el centro de las políticas

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ANÁLISIS
FES COSTA RICA- N O 4/2014
La prevención de la violencia en el centro de las políticas progresistas de seguridad ciudadana y paz social
en América Central
Max Loría Ramírez
Noviembre 2014
Los actores progresistas deben enfrentar el reto de mejorar la seguridad ciudadana a través de políticas de prevención de la violencia como prioritarias
en el contexto de una política de Estado democrática y progresista de seguridad ciudadana y paz social. Define la prevención como el conjunto de
medidas destinadas a impedir o limitar la comisión de un delito.
Las buenas prácticas y lecciones aprendidas en América Latina en áreas de
trabajo de prevención de la violencia destacan la policía comunitaria, el control de las armas de fuego, la necesidad de concentrarse en comunidades de
atención prioritaria, la participación del gobierno local, la prevención de la
violencia juvenil y la prevención de la violencia social de género.
Las recomendaciones buscan articular las políticas de Estado con los programas de prevención, la institucionalidad y la coordinación para el desarrollo
de las actividades, el trabajo con jóvenes y con comunidades prioritarias, el
desarrollo de la cultura ciudadana y la prevención de la violencia armada.
Max Loria Ramírez
Índice
„„ Introducción………………………………………….……………………......................…… 5
„„ La estrategia integral de seguridad ciudadana y paz social …………….............…… 5
„„ La prevención de la violencia en la estrategia progresista de seguridad …................
..........…....................................................................................................................…….. 5
„„ Buenas prácticas y lecciones aprendidas de la experiencia internacional ….....…. 7
Reforma al sector de seguridad: policía comunitaria y plan cuadrante......................... 7
Control de armas de fuego ………………………………………........................……………. 8
Comunidades vulnerables y participación del gobierno local .…...................………….. 9
Prevención de violencia juvenil…………………………………….…........................…..… 10
Prevención de violencia social de género………….…………….......................…….…… 11
„„ Recomendaciones prácticas para los programas de prevención
de la violencia desde la perspectiva progresista ..........……...........……………..…. 12
Lograr políticas de Estado que incorporen planes nacionales
de prevención de la violencia……………………………………………………..............….. 12
Fortalecer la institucionalidad para la prevención y crear instancias
de coordinación inter-institucional…………………………………………………… ..........12
Concentrar sus acciones en la población joven como grupo meta….....................….. 12
Trabajar en las comunidades definidas como prioritarias bajo
el liderazgo de los gobiernos locales ……………………........……………………………. 13
Impulsar la cultura ciudadana………………………………...................……........………... 14
Promover programas de prevención de la violencia armada….…….....................….… 14
„„ Bibliografía......……………………………………………………………….........……….... 15
3
Max Loria Ramírez
Introduccion
La política integral se opone a las estrategias “mano
dura” porque violenta los derechos de las personas
y significa retrocesos importantes en la transición
democrática, que mucho ha costado a los países
centroamericanos. Pero especialmente le cuestiona
por su incapacidad para alcanzar más seguridad. El
resultado de la aplicación de estas políticas ha sido
más violencia en nuestras comunidades, y más fragmentación y exclusión en nuestras sociedades.
La seguridad ciudadana y la violencia siguen siendo problemas importantes para todos los países de
América Central, según diversas encuestas de opinión pública, en algunos incluso son el de mayor
preocupación para las personas. Por muchos años
la política progresista despreció las posibilidades
de hacer propuestas en este campo de la seguridad
ciudadana. Muchos actores no entendieron la relevancia del problema, y sobre todo, las grandes implicaciones para el ejercicio de los derechos y libertades de las personas. La violencia y la inseguridad
tienen elevados costos económicos y en el campo
de la salud pública, pero lo más preocupante es que
han impedido la construcción del tejido social que
nuestros países necesitan para fortalecer la cohesión
social y poder construir sociedad más justas y solidarias.
Pero es muy importante resaltar que la política integral no se opone a la justa y democrática sanción
y represión del delito. Lo cierto es que una sociedad
que no es capaz de convivir en paz, es una sociedad
que no tendrá un futuro democrático, ni futuro alguno tampoco. Para la adecuada convivencia, deben
existir mecanismos de control y represión de aquellas conductas que terminan en violencia y violación
de los derechos y libertades de los demás. La policía
y la administración de justicia son actores claves en
este campo y su fortalecimiento es un aspecto muy
importante en el marco de una estrategia de reforma a los sistemas nacionales de justicia y seguridad.
Con el tiempo, hemos ido comprendiendo esta situación, y hemos empezado a generar propuestas y
programas políticos para mejorar las condiciones de
seguridad ciudadana en América Central. Frente al
fracaso de las estrategias de “mano dura” implementadas con fuerza e insistencia en varios de los países
desde los gobiernos llamados de “derecha”, hemos
insistido en que para disminuir la violencia no es
necesario sacrificar los derechos fundamentales de
las personas. Hemos insistido en que para que haya
más paz social, se requiere de más democracia; al
final hemos entendido que los valores de la seguridad, la libertad y la solidaridad, no se oponen entre
sí necesariamente, sino que pueden promoverse de
manera integral y complementaria.
Especialmente el tema de la policía debe ser revisado con interés por las estrategias progresistas. En la
región, los antecedentes de esta institución están relacionados más bien con los valores contrarios a los
que queremos promover. Las policías en América
Central deben continuar su proceso de re-construcción casi total, con el objetivo de mejorar su eficiencia en la lucha contra la criminalidad, pero también
deben hacerlo en el marco de la democracia y el
absoluto respeto a los derechos fundamentales de
las personas. Se vuelven entonces fundamentales temas como la capacitación y formación de los agentes de policía y de los mandos medios y superiores,
el equipamiento y los protocolos para su uso, las
instancias de control interno que luchan contra la
corrupción y el abuso policial, los mecanismos de
contacto con la comunidad organizada y la planificación científica del trabajo operacional ordinario.
La estrategia integral de seguridad
ciudadana y paz social
El progresismo centroamericano debe defender estrategias integrales de seguridad ciudadana y paz social. Que sea integral significa que deben atenderse
todos y cada uno de los componentes del sistema de
administración de justicia, y que debe fortalecerse
los campos del control y la represión justos y democráticos, de la rehabilitación y reinserción con oportunidades para las personas privadas de libertad, de
la atención a las víctimas y muy especialmente de la
priorización de los programas de prevención de la
violencia. Estos son el centro de la estrategia integral y progresista de seguridad.
La prevención de la violencia en la
estrategia progresista de seguridad
El revisar el funcionamiento de la organización policial, y el asegurar su actuar democrático y respetuoso de las personas, no es suficiente para poder
caracterizar una política como realmente integral.
Se requiere poner atención a las causas sociales y
estructurales de la violencia y no solo lidiar con las
5
LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA EN EL CENTRO DE LAS POLÍTICAS PROGRESISTAS DE SEGURIDAD CIUDADANA Y
PAZ SOCIAL EN A. CENTRAL
Niveles de prevención
consecuencias. Acertadamente hemos dicho: “duros
con el delito, pero más duros con sus causas” y esto
significa sobre todo poner énfasis en las políticas de
prevención de la violencia.
1. Prevención primaria. Incluye acciones orientadas a favorecer de manera integral todo aquello
que contribuya a la generación de procesos encaminados al desarrollo de la identidad de los
jóvenes, de forma que se aborde el asunto desde
una perspectiva más de corte psicosocial e integral, dirigida a grupos sociales en situación de
vulnerabilidad o riesgo.
A pesar de la aparente existencia de un consenso alrededor de la idea de abordar el tema de inseguridad
de manera integral, las estrategias de prevención de
violencia parecen aún no estar muy claras para los
diferentes gobiernos, es por ello que se requiere precisar qué significa el término, cuáles son sus niveles
y priorizar las diferentes áreas según corresponda.
2. Prevención secundaria. Incluye acciones que
buscan disuadir conductas de violencia y delictivas. Casi siempre considerando como grupos
meta o población participante comunidades en
donde exista un elevado riesgo de que los jóvenes sean atraídos hacia hechos delictivos, drogas,
grupos de pandillas o influencias del narcotráfico y crimen organizado.
En primer lugar, parece importante mencionar que
compartimos la definición de violencia establecida
por la Organización Mundial de la Salud (OMS):
“El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona
o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. La definición usada por la Organización Mundial de la Salud
vincula la intención con la comisión del acto mismo,
independientemente de las consecuencias que se producen. Se excluyen de la definición los incidentes no
intencionales, como son la mayor parte de los accidentes
de tráfico y las quemaduras1”.
3. Prevención terciaria. Hablamos de acciones para
evitar la reincidencia de adolescentes y jóvenes
en conflicto con la ley penal y/o privados de libertad. Este nivel de prevención es el menos de
desarrollado en la región y menos apoyado por
el Estado y la sociedad civil.
Tipos de prevención
Este concepto establece diferencias importantes con
lo que propiamente se entiende por delito, que asocia a conductas establecidas en los códigos penales
de cada país. Por tanto el delito puede relacionar a
hechos diferentes según cada caso, y sabemos además que comprende por lo general menos situaciones que se consideran en el concepto de violencia.
Por eso, cuando hablamos de prevención, y sobre
todo al incorporar la idea de prevención social, nos
referimos a la prevención de la violencia, y no solo a
la prevención del delito.
a. Prevención social: Enfoque que se centra en acciones integradas que reducen la motivación para
ofender, aborda las causas/factores de riesgo.
b. Prevención situacional: Enfoque que reduce las
oportunidades de que un crimen o acto violento
ocurra, centrándose en el espacio físico.
Como bien desarrollan Chinchilla y Rico:
“La prevención social de la violencia implica fundamentalmente intervenciones y programas, generalmente a
largo plazo, orientados a mejorar el conjunto de las condiciones sociales y económicas que a menudo originan
conductas criminales y/o favorecen su desarrollo. Este
tipo de prevención se extiende a una gama de factores
relacionados con el delito, mediante acciones realizadas
en el marco de diversas políticas de desarrollo social
(educación, salud, vivienda etc.). El enfoque situacional se dirige sobre todo a las víctimas potenciales de un
delito, persigue la modificación del entorno y de ciertas
situaciones, con la finalidad de dificultar las conductas
criminales, disminuir la victimización, el sentimiento
de inseguridad y aumentar las posibilidades de captura de los infractores. Como medidas de esta naturaleza
pueden citarse la instalación de cerraduras y sistemas de
La premisa principal del enfoque preventivo es detener la violencia antes de que esta ocurra y para ello
trabaja con las causas y factores de riesgo asociados
al crimen y la violencia. En un sentido amplio, se
considera que la prevención es el conjunto de medidas destinadas a impedir o limitar la comisión de
un delito2. Para entender mejor dichas funciones
es relevante conocer los niveles de prevención que
existen, a continuación una pequeña descripción.
1 Organización Mundial de la Salud. Informe Mundial sobre
violencia en el mundo. Washington: OMS, 2003. Pág. 5.
2 Chinchilla y Rico. La prevención comunitaria del delito. Florida: CAJ, 1997.
6
Max Loria Ramírez
se ha llamado policía comunitaria y se desarrolla
mediante diferentes técnicas como encuentros entre actores, capacitaciones a la policía en relaciones
inter-personales y psicología social para mejorar su
trato especialmente con los jóvenes, capacitaciones
a las comunidades en temas de prevención situacional y coordinación con la policía y entre ellos, y el
desarrollo de muchas actividades culturales y deportivas que tienen como objetivo mejorar la confianza
entre todos los actores relacionados.
alarma en residencias y comercio, una mejor iluminación de las calles y la vigilancia del barrio. La policía
desempeña un papel preponderante en la elaboración y
aplicación de estos programas”3.
Ambas estrategias son oportunas y necesarias según
las condiciones del lugar, y sobre todo según los niveles de criminalidad que se viven. Pero sin duda es
importante destacar que la política progresista privilegia la prevención social, en el entendido que las
verdaderas causas están en la falta de oportunidades
especialmente para los jóvenes, la desigualdad y la
exclusión que caracterizan nuestras sociedades.
El Programa Prevenir de la Cooperación Alemana,
Australiana y del Reino de los Países Bajos realizó
una sistematización de los esfuerzos de policía comunitaria en Guatemala, El Salvador, Honduras y
Nicaragua. Sus resultados en general son prometedores. “En todas las experiencias locales sistematizadas se han podido observar varios resultados
positivos, el más importante es, que se ha logrado
mejorar la confianza entre policía y comunidad y
hay indicadores que dan cuenta de ello: Las reacciones positivas por parte de los ciudadanos se observan, por ejemplo, en el aumento de denuncias, esto
permite trabajar en el control de delitos por parte
de la policía y en el impulso de acciones de prevención, adoptando medidas para mejorar la seguridad
en espacios públicos, escuelas, parques o canchas de
deporte, donde se reúnen los niños y los jóvenes.
Hay experiencias que han logrado un impacto en
relación con uno de los problemas más sentidos en
la región como es la violencia juvenil. También, la
participación activa de ciudadanos en comités municipales de prevención que ilustra cómo las comunidades se perciben coprotagonistas del rol preventivo y de la seguridad en sus espacios de vida4”.
Para que este tipo de estrategias funcionen, deben
realizarse de manera complementaria con los otros
enfoques, pero más allá de eso deben ser sostenidas
en el tiempo, con un alto nivel de coordinación interinstitucional, de la mano con las comunidades
organizadas y sobre todo con la participación y liderazgo del gobierno local.
Buenas prácticas y lecciones
aprendidas de la experiencia
internacional
Atender las verdaderas causas y factores de riesgo requiere de grandes esfuerzos especialmente en el campo de la prevención social de la violencia. Muchos
programas han sido puestos en marcha en la región,
la mayoría con limitados resultados en cuanto a su
sostenibilidad y capacidad de réplica a nivel nacional, pero con resultados exitosos y prometedores en
su campo de aplicación. A continuación revisamos
algunas de sus conclusiones y lecciones aprendidas
en campos como la reforma a la policía, el control
de los factores de riesgo como las armas de fuego,
la concentración en comunidades prioritarias, el liderazgo de los gobiernos locales, la prevención de
la violencia juvenil y de la violencia por razones de
género.
La estrategia del plan cuadrante es complementaria
a los procesos de acercamiento de la policía a la comunidad. Algunas evaluaciones ya han podido demostrar con evidencia empírica rigurosa, como una
mejor planificación y organización del trabajo policial puede disminuir la criminalidad, incluyendo
los homicidios. Por ejemplo la instalación del Plan
Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes de la Policía Nacional de Colombia (que entre
otras cosas significaba el incremento de la cantidad
de efectivos y a su asignación a espacios locales determinados), ha logrado una disminución de hasta
7 homicidios por cada cien mil habitantes5.
Reforma al sector de seguridad: policía
comunitaria y plan cuadrante
En el campo de la reforma al sector de seguridad, y
particularmente en cuanto a los procesos de cambio
en las instituciones policiales, sin duda son prometedores los esfuerzos que buscan acercar la policía
con las comunidades y los gobiernos locales. Esto
4 Programa Prevenir. Sistematización de la Implementación de
Policía Comunitaria en cuatro países de Centro América. San
Salvador: Programa Prevenir, 2013.
5 Llorente, Bulla y Castillo. “Seguimiento y evaluación de im-
3 Ibid. pp 17-19.
7
LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA EN EL CENTRO DE LAS POLÍTICAS PROGRESISTAS DE SEGURIDAD CIUDADANA Y
PAZ SOCIAL EN A. CENTRAL
Control de armas de fuego
amplias leyes para el control de armas. Más de 15
años después, esas políticas se reflejan en resultados positivos. A los diez años de implementadas
las restricciones, los homicidios por arma de fuego
cayeron 59%. Las tasas de suicidios por las mismas
causas bajaron aún más, al 65%. Pero la estadística
que más llama la atención es que, antes de la masacre en Port Arthur, el país había sido víctima de 11
incidentes de tiroteos masivos. Desde entonces no
ha habido ninguno6”.
Las armas de fuego son el principal método que
se utiliza para cometer homicidios en la región de
América Latina y otros lugares del mundo. Varios
países han implementado mejores medidas para el
control de las armas, y han tenido resultados muy
positivos en cuanto a mejoras en la seguridad ciudadana. Si el Estado logra mejorar el control y la
regulación de las armas, puede también disminuirse
la cantidad de homicidios que suceden.
En América Latina hay también muy buenas experiencias de cómo el control de armas puede reducir los homicidios. Un muy riguroso y concluyente
estudio demostró que al imponer restricciones a la
portación de armas en lugares, días y horas específicas, se produjeron disminuciones en la cantidad de
homicidios en las ciudades de Cali y Bogotá.
En el mundo, países como Australia y Escocia han
implementado leyes de control de armas con muy
buenos resultados. “Australia y el Reino Unido, del
que forma parte Escocia, promulgaron las leyes tras
tragedias similares a la de la escuela Sandy Hook,
en Newtown. En el primero, desde entonces, no ha
ocurrido una masacre de ese tipo, mientras que en
Escocia la mortandad por armas de fuego se ha reducido a la mitad en los últimos cinco años”.
En El Salvador, el Proyecto Municipios Libres de
Armas desarrollado con el apoyo del Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo, logró comprobar la disminución de hasta un 21% de los homicidios en el distrito de San Martín. El proceso
también consistía en la prohibición total de porte
de armas, por tiempos y en lugares específicos7.
En marzo de 1996, en Dunblane, Escocia, sucedió
algo similar a lo ocurrido en Newtown, Connecticut. Un hombre entró en una escuela primaria y
mató a 16 niños y su maestra. El impacto del crimen
causó una conmoción profunda en todo el Reino
Unido. De la masacre salió una determinación de
que algo debía hacerse para evitar una tragedia de
ese tipo. Se inició una campaña para prohibir la posesión privada de armas de fuego cortas. La petición
recibió unas 700.000 firmas y las leyes cambiaron.
En 2012, cinco personas han muerto por armas de
fuego en Escocia, una tasa de mortandad 50 veces
menor que en Estados Unidos por la misma causa. Además, en los últimos cinco años, según cifras
oficiales escocesas, la tasa de delitos con armas de
fuego se redujo a la mitad. Aun así, las autoridades
declaran estar comprometidas a bajar más esas estadísticas.
En Brasil, luego de una serie de medidas como campañas para la recolección de armas ilegales y reformas legislativas para hacer más riguroso el control
sobre todas las armas de fuego, se logró bajar los
homicidios dolosos desde 39.284 registrados en el
2003, hasta 34.300 en el 20108.
En general, la gran mayoría de países que han logrado implementar regulaciones más rigurosas en
cuanto a la tenencia y portación de armas, han tenido buenos resultados en cuanto a la disminución
del delito, y en particular de los homicidios.
Australia también implementó estrictas medidas contra la tenencia de armas tras una masacre
en abril de 1996, cuando un pistolero abrió fuego
contra un grupo de turistas en Port Arthur, en Tasmania, matando 35 personas e hiriendo a 23. Doce
días después de la peor masacre en la historia del
país, los gobiernos estatales y locales promulgaron
6 Márquez, William. Las lecciones de los países que han impuestos controles a las armas. Washington: BBC Mundo,
2012.
7 PNUD. ¿Vivir Sin Armas? Evaluación del Proyecto Municipios Libres de Armas, una experiencia arriesgada en un contexto de riesgo. 2007.
pacto del Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes de la Policía Nacional de Colombia”. En: Experiencias
en América Latina, el desafió de evaluar programas de seguridad ciudadana. Santiago: CESC, 2011.
8 Organización de Estados Americanos. Informe sobre Seguridad en las Américas 2012. Washington: OEA, 2012.
8
Max Loria Ramírez
Comunidades vulnerables y participación
del gobierno local
Cuadro 1. Homicidios en distritos del
Programa de Comunidades Prioritarias
2009-2013
Lecciones aprendidas de muchos estudios internacionales demuestran que en cuanto a la criminalidad y la violencia, existen grandes diferencias a lo
interno de los países, y que además se concentra
en ciertas comunidades, municipios e incluso localidades9. La focalización y territorialidad de las
intervenciones es una de las claves del éxito de los
programas de prevención de la violencia10.
En Costa Rica, La Política Integral y Sostenible en
materia de Seguridad Ciudadana y Promoción de la
Paz Social (POLSEPAZ) anunciada en el 2011, estableció como una de sus líneas de acción el trabajo
en diez comunidades definidas como de atención
prioritaria por su condición de alto riesgo. Estas
comunidades son: Carmen, Merced, Hospital, Catedral, León XIII, San Juan de Dios de Desamparados, San Francisco de Heredia (Guararí), Aguirre
(Quepos) y Limón centro.
2009
2010
2011 2012 2013
Limón
39
23
43
40
35
Hospital
11
7
15
8
9
León XIII
15
10
2
3
10
Merced
5
4
9
6
5
San Francisco
1
7
5
6
5
Catedral
6
4
6
4
2
Aguirre
6
1
1
4
4
San Pedro
2
1
4
3
0
Carmen
5
1
3
0
1
San Juan de Dios
3
1
0
2
2
Fuente: Elaboración propia con datos de la Sección de Estadísticas del Poder Judicial
En ocho de los diez distritos intervenidos se registraron menos homicidios entre el 2009 y el 2013.
En el distrito de Merced se registró la misma cantidad y solo en San Francisco de Heredia hubo un
aumento.
Se llevaron a cabo una diversidad de acciones que
buscaron impulsar temas de control policial, pero
enfatizaron en otros propiamente de prevención social de la violencia como las siguientes: Promoción
de redes de trabajo y formación del capital social
para la prevención, acceso a los mecanismos de Resolución Alterna de Conflictos (RAC) como Casas
de Justicia, recuperación y reactivación de espacios
públicos para la convivencia, protección especial a
la niñez y la adolescencia mediante los programas
de convivencia en escuelas y colegios, trabajo con
los jóvenes y adolescentes en materia de prevención
y convivencia y cultura de paz. El impulso a estas
acciones se dio de manera inter-institucional, dado
que son muchas las instancias responsables de su
desarrollo. La coordinación se dio en el marco de la
Comisión Nacional para la Prevención de la Violencia y Promoción de la Paz Social (CONAPAZ), que
fue creada por Decreto Ejecutivo con ese objetivo
en específico.
El Vice-Ministerio de Paz realizó dos estudios de
opinión pública11 (el primero en el 201112 y el segundo en el 201313) para determinar si la percepción de seguridad de los habitantes de seis de estos
distritos (San José, León XIII, Montes de Oca, San
Juan de Dios de Desamparados, San Francisco de
Heredia y Limón) había mejorado o no. En todos
los distritos aumentó el porcentaje de personas que
dicen sentirse seguro o muy seguro en sus comunidades.
11 DEMOSCOPIA. Estudio estadístico sobre el fenómeno de
la violencia en comunidades intervenidas para el mejoramiento
de la seguridad ciudadana y la paz social. San José, 2014.
12 La primera se llevó a cabo entre el 14 de marzo y el 16
de marzo del 2011. Se entrevistaron 550 personas por cada
comunidad, para una muestra total de 3859. Se incluyeron las
siguientes comunidades Cantón Central de San José, Tibás, San
Pedro, San Juan de Dios de Desamparados, San Francisco de
Heredia, Limón centro y Quepos. (http://www.culturadepaz.
mjp.go.cr/index.php?option=com_docman&task=cat_view&
gid=73&Itemid=107&lang=es&limitstart=25)
Los resultados han sido evaluados como buenos. En
cuanto a homicidios, el siguiente cuadro nos demuestra la incidencia de este delito específicamente
en los distritos donde se realizó la intervención.
13 La segunda encuesta se realizó entre el 13 de enero y el 16
de febrero del 2014, Se entrevistaron 555 personas por estrato,
para una muestra total de 3415 entrevistas. Las comunidades
fueron: Cantón Central de San José, Tibás, San Pedro, San Juan
de Dios de Desamparados, San Francisco de Heredia y central
de Limón.
9 Costa, Gino. La situación de la seguridad ciudadana en América Latina. Diálogo Interamericano, 2012.
10 Beliz, Gustavo y otros. Gobernarte. Categoría Gobierno Seguro. Washington: BID, 2014.
9
LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA EN EL CENTRO DE LAS POLÍTICAS PROGRESISTAS DE SEGURIDAD CIUDADANA Y
PAZ SOCIAL EN A. CENTRAL
Estos programas que buscan una intervención más
enfocada en prevención social logran mayoritariamente la disminución de homicidios y cierto tipo
de delitos y en ciertas comunidades. Tienen un mejor efecto en cuanto a disminuir el miedo y el sentimiento de inseguridad de la población.
estrategias de prevención de la violencia, estas son:
Distrito Hospital de San José, León XIII de Tibás,
Limón, Aguirre, Santa Cruz, Montes de Oca, Los
Chiles, Moravia, Heredia, Pococí, Palmares, Turrialba, San Ramón, Santa Ana, Belén, Cartago,
Garabito, Escazú. Este esfuerzo se ha reconocido
como positivo, al punto que muchos municipios
adicionales han solicitado a la Oficina de Gestión
Local reproducir el trabajo en su comunidad. La
metodología ha sido reconocida como una buena
práctica gracias a una sistematización realizada por
el proyecto PREVENIR, que fomenta la prevención
de la violencia en Centro América16.
Dentro de esta lógica de trabajo a nivel comunitario,
se ha entendido que el papel de los gobiernos locales es fundamental para el éxito de los programas a
implementar. Muchos estudios14 mencionan que los
gobiernos locales, al involucrarse en prevención de
la violencia, tienen ventajas como las siguientes:
•Una mayor capacidad para asegurar la democratización de los procesos locales creando escenarios propicios para el análisis de los problemas en forma participativa y la concertación de
compromisos y responsabilidades.
Prevención de violencia juvenil
Muchos estudios han correlacionado el crecimiento
de la población joven y sobre todo la falta de oportunidades educativas y del apoyo de la familia al
crecimiento de la delincuencia en América Latina17.
También han relacionado a los jóvenes con el crecimiento de los homicidios.
•Un mejor conocimiento de las situaciones locales por parte de las autoridades y de los liderazgos locales.
“En Centroamérica, los jóvenes, en especial los hombres
jóvenes, son la mayoría de las víctimas y de los perpetradores de la violencia. Datos de Nicaragua (2006) muestran que casi la mitad de aquellos arrestados en relación
con un homicidio tenían entre 15 y 25 años de edad; en
El Salvador (2000), los perpetradores de delitos violentos
identificados positivamente fueron en su mayoría hombres jóvenes con una edad máxima de 23. Los hombres
jóvenes también son las principales víctimas de los homicidios: aproximadamente el 30 por ciento de todas las
víctimas de homicidio en los seis países centroamericanos
fueron varones de entre 15 y 34 años de edad18”.
•Una mayor capacidad para brindar servicios
más eficientes.
•Un mejor control y rendición de cuentas.
En esa línea de trabajo, se crea la Oficina de Gestión
Local de la Prevención de la Violencia, como una
instancia del Vice-Ministerio de Paz, con el objetivo
de apoyar a los municipios en el proceso de elaboración de los planes locales de seguridad ciudadana
y prevención de la violencia. Un plan local de prevención de la violencia es un documento de planificación estratégica que permite abordar de forma
integral y coordinada las problemáticas asociadas a
la seguridad y la convivencia en el territorio. Contiene los ejes de trabajo, compromisos, líneas de
acción y responsables necesarios para atender las
problemáticas de seguridad y violencia que afectan
a la ciudadanía. Es un documento que responde a
las particularidades y necesidades de cada territorio
que también fomenta la participación ciudadana15.
Un estudio del Banco Mundial dice
“Que las áreas con un mayor porcentaje de hombres jóvenes de entre 15 y 34 años de edad tienen índices más
altos de homicidios. Asimismo, las áreas con un elevado número de hogares dirigidos por mujeres, donde es
probable que los hombres jóvenes sean menos vigilados,
también sufren un mayor índice de homicidios19”.
16 VICEMINISTERIO de Paz. Sistematización del Plan Local
de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Cantón del Palmares, Costa Rica. San Salvador, Programa Prevenir, 2014.
Esta Oficina de Gestión Local apoyó a 19 comunidades y municipios en la formulación de estas
17 Carranza, Elías. “Políticas Públicas en materia de seguridad
de los habitantes ante el delito en América Latina”. En Revista
Nueva Sociedad. N° 191. Caracas: Nueva Sociedad, 2004.
14 Loría, Max. Gestión Local y Prevención de la Violencia. San
José: FUNPADEM, 2014.
18 Banco Mundial. Crimen y violencia en Centro América. Un
desafió para el desarrollo. Washington: Banco Mundial, 2011.
Pág. 4
15 Monge, Yahaira. Guía para la elaboración de Planes Locales
de Prevención de la Violencia. San José: Viceministerio de Paz,
2014.
19 Ibid. Pág. 22.
10
Max Loria Ramírez
Algunas buenas prácticas para enfrentar este problema de la violencia juvenil surgen de los programas que intentan evitar la exposición de jóvenes a
situaciones o realidades donde la violencia es más
común. Por ejemplo los programas que promueven
el buen uso del tiempo libre y evitan que los jóvenes
participen en actividades con alto riesgo de caer en
la delincuencia.
Otra de las cuestiones importantes en el tema es la
diferenciación que debe realizarse entre la violencia
contra las mujeres o violencia de género y la violencia doméstica o familiar, de manera que la primera
se identifica como cualquier tipo de acto de violencia física, sexual, psicológica, etc. ocurrida en contra de una mujer con independencia de su relación
con el agresor; y en el caso de la segunda se tiene la
presencia de una relación familiar o conyugal entre
las partes.
Hay ejemplos que demuestran que el alargar las
jornadas escolares puede disminuir los delitos contra la propiedad y algunos delitos violentos. Estos
estudios enfatizan la necesidad de una supervisión
eficaz a las actividades que realicen los jóvenes durante esos tiempos adicionales. Los investigadores
señalan que la ejecución de programas con jóvenes
sin un seguimiento adecuado de sus actividades,
puede más bien fomentar el crimen y la violencia.
Esto podría ocurrir, por ejemplo, si los centros juveniles o campos deportivos se construyen sin fondos
sostenibles para la supervisión de un adulto.
Por otra parte, debe señalarse que antes de pensar
en cualquier estrategia de prevención es importante considerar en un primer término los factores
de riesgo asociados a esta población; mismos que
pueden ser estructurales como producto de crisis
económicas, procesos de migración, inestabilidad
laboral, etc. o sociales como valores culturales que
legitimen los abusos, aislamiento social, factores familiares y factores individuales.
Entre las buenas prácticas llevadas a cabo en Latinoamérica en cuanto a prevención de la violencia
de género puede contarse la implementación de varias políticas públicas o planes nacionales con miras
a reducirla; lo anterior en temas como educación,
justicia, salud, adelanto de la mujer, defensa y policía, buenas prácticas legales y buenas prácticas de la
sociedad civil.
Otros programas que han generado buenos resultados se concentran en reducir los incentivos para
que los jóvenes se acerquen a la delincuencia. Por
ejemplo el Programa Bolsa Familia en Brasil otorga un incentivo económico a jóvenes entre 16 y 17
años de edad, y esto ha reducido significativamente
la delincuencia en áreas circundantes a los centros
educativos. Este subsidio económico adicional, vinculado a la asistencia escolar de 16 a 17 años de
edad, puede disminuir algunos de los incentivos
para estos jóvenes para buscar ingresos a través de
actividades ilegales. Puede ser también que la oportunidad de participar con un grupo de pares durante su estancia en la escuela reduce la conducta
delictiva20.
En materia de educación se ha detectado la presencia de actividades con miras a la sensibilización de
estudiantes tanto de primaria como de secundaria,
en Costa Rica se tiene por ejemplo el Plan Nacional de Violencia en escuelas primarias de atención
prioritaria y de excelencia y en países como México
se han creado proyectos como Eduquemos para la
Paz mismo que es dirigido por el Instituto Nacional
de las Mujeres.
Prevención de violencia social de género
Son varios los principios existentes para definir lo
que se considera una buena práctica en materia de
prevención de la violencia de género; entre ellos
puede citarse, por ejemplo, la consideración de la
seguridad de las mujeres como un elemento vital
que guíe cualquier tipo de intervención, así como
la importancia que tiene la existencia de un enfoque
multisectorial, interdisciplinario e interinstitucional
en las mismas.
La justicia, defensoría y asesoría jurídica ha tenido
mejoras sobretodo en capacitación a las fiscalías y
juzgados especiales, esto pensando en que dichas
mejorías se trasladaría a las víctimas en forma de
una mejor asesoría. Para citar un ejemplo podemos
hablar de El Salvador, en donde se da una atención
legal por parte de la Procuraduría General de la República de casos captados por el Teléfono Amigo de
la Familia (línea telefónica instaurada en el país para
la atención de casos de violencia doméstica).
20 Abizanda, Beatriz y otros. Seguridad Ciudadana. Marco
conceptual y evidencia empírica. Washington: BID, 2021.
11
LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA EN EL CENTRO DE LAS POLÍTICAS PROGRESISTAS DE SEGURIDAD CIUDADANA Y
PAZ SOCIAL EN A. CENTRAL
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos realizados en
diferentes sectores por los países se sigue presentando la principal dificultad en el tema: la existencia de
programas que actúan de manera aislada, que pese
a su eficacia frente a las propias políticas públicas
poseen dificultades para perdurar en su funcionamiento debido a problemas de financiamiento y
coordinación.
cíficas de prevención de la violencia y/o convivencia
vigentes en Costa Rica, El Salvador y Guatemala.
Lo estratégico de este asunto es poder coordinar los
tiempos y sobre todo los contenidos de la política
integral de Estado con los planes o políticas específicas de prevención y/o convivencia. Esta capacidad
es muy importante para poder tener una acción coherente y consistente de todos los actores involucrados en el tema.
Recomendaciones prácticas para los
programas de prevención de la
violencia desde la perspectiva
progresista
Fortalecer la institucionalidad para
la prevención y crear instancias
de coordinación inter-institucional
Acordado el concepto de prevención de la violencia,
y revisadas algunas buenas prácticas de la región,
corresponde entonces plantear algunas recomendaciones concretas para que los actores políticos
progresistas puedan implementar de la mejor forma
los programas de prevención de la violencia. Estas
recomendaciones se plantean no solo en cuanto al
abordaje de ciertos temas prioritarios, sino también
en cuanto a la mejor coordinación que debe existir
entre las diferentes instituciones involucradas, así
como los diferentes planes y programas que puedan
existir a nivel nacional.
Una tendencia positiva en la región es la creación de
instancias políticas encargadas de coordinar y promover las políticas de prevención. En Costa Rica,
Honduras, El Salvador y Guatemala incluso se han
creado vice-ministerios específicamente encargados
de la prevención de la violencia. En Panamá funciona una unidad ejecutora con un alto perfil político
y técnico.
Todas estas instancias tienen la ventaja de una especial cercanía con el máximo nivel de toma de decisiones. El reto es además poder tener la capacidad
de coordinar realmente las instituciones que tienen
programas o proyectos específicos relacionados. En
Costa Rica para eso se creó la Comisión Nacional
de Prevención de la Violencia y Promoción de la
Paz Social, y en Guatemala y Panamá se han creado
gabinetes de prevención, que permiten a los jerarcas
de esas instituciones relacionadas reunirse y coordinar las políticas públicas a implementar.
Lograr políticas de Estado que
incorporen planes nacionales de
prevención de la violencia
Cada país centroamericano debe contar con una
política de Estado en materia de seguridad ciudadana y paz social. Ya algunos cuentan con este instrumento, pero no todos lo han podido elaborar. Esta
política de Estado debe ser integral, en el sentido
que hemos expuesto en este documento. Tendrá
que abarcar los diferentes componentes del sistema
de administración de justicia, priorizando siempre
las políticas de prevención social de la violencia. Su
elaboración debe realizarse de manera participativa
e inclusiva, tomando opinión de todas las instituciones involucradas, y de las mismas organizaciones
de la sociedad civil. Esto es posible realizarlo mediante talleres de consulta e incluso mediante algún
medio electrónico o redes sociales.
Esto es muy conveniente porque facilita el acordar
intervenciones conjuntas en zonas definidas como
prioritarias, eliminar duplicidades de esfuerzos,
identificar recursos necesarios y complementarios,
definir tiempos y oportunidades para la intervención y atender las diversas demandas que surgen al
tener contacto con las comunidades.
Concentrar sus acciones en la población
joven como grupo meta
Como hemos visto, existe una clara relación entre
juventud y delincuencia. Frente a esta realidad, la
respuesta debe ser la generación de múltiples oportunidades en los campos que sean necesarios para
La política integral debe derivar planes específicos
para cada uno de los componentes del problema.
Por ejemplo, conocemos de planes o políticas espe12
Max Loria Ramírez
evitar que nuestra juventud termine vinculada al
crimen o la violencia.
Las oportunidades a los jóvenes no solo deben brindarse en el campo de la educación. El buen uso del
tiempo libre mediante la invasión de las comunidades con tecnología, deporte, arte, recreación y cultura es también una manera de prevenir la violencia
juvenil. Esto puede significar la inversión en la recuperación de espacios públicos dedicados a estas
actividades (parques, poli-deportivos, centros de
cultura, etc.) y la contratación de especialistas y tutores que orienten a los jóvenes a su práctica según
los objetivos de la prevención de la violencia.
En primer término, las oportunidades deben plantearse en el campo educativo. La mayor cantidad
posible de jóvenes deben terminar sus estudios secundarios, y pasar más tiempo en los centros educativos. Hemos visto también que esto puede reducir
la cantidad de delitos que se cometen en las comunidades alrededor de escuelas y colegios.
Algunos programas deben ser implementados para
fortalecer estas oportunidades de tipo educativo,
por ejemplo:
Trabajar en las comunidades definidas
como prioritarias bajo el liderazgo de los
gobiernos locales
•Programas para mejorar la seguridad y la convivencia dentro de los centros educativos, y
que eviten la deserción escolar o colegial por
razones de violencia o “bullyng”. Debe existir
protocolos de actuación para atender situaciones que se presentan como venta y consumo
de drogas, presencia de armas de fuego, acoso
sexual y demás. La convivencia debe priorizarse
a través de programas que impulsen métodos
de resolución pacífica de conflictos y la misma
participación de los jóvenes en el diseño y ejecución de estrategias para enfrentar la violencia
y la delincuencia dentro del colegio.
El trabajo de prevención de la violencia se hace en
la comunidad. Las buenas políticas y programas
pueden ser exitosos, solo si tienen la capacidad de
obtener buenos resultados a nivel local. Por eso, es
clave la selección de algunas comunidades como
prioritarias, de manera que la intervención pública
pueda realizarse con más intensidad, coherencia y
sentido de oportunidad.
La selección de estas comunidades puede hacerse
según diversos criterios, entre ellos: cantidad de
habitantes, comunidad urbana o rural, comunidad
fronteriza o con alguna población que requiere de
atención especial. Sin embargo, siempre será necesario considerar los niveles de violencia y delito que
sufre, y ese siempre será un criterio de selección.
•Programas que brinden incentivos económicos
para que los jóvenes asistan a la escuela y colegio. Como vimos, hay evidencia que demuestra que estos programas no solo son importantes para el desarrollo educativo de los mismos
jóvenes, sino también para la comunidad en
tanto disminuyen cierto tipo de delitos en los
lugares donde más jóvenes asisten especialmente al colegio.
Una vez definidas las comunidades de atención
prioritaria, el objetivo de la política progresista será
trabajar de manera participativa, y en coordinación
con las instancias locales. Por eso el primer paso
será la conformación del comité local de prevención de la violencia, que deberá estar compuesto al
menos por un miembro de la autoridad de policía,
un miembro del Ministerio de Educación Pública,
un miembro del gobierno local (preferiblemente el
alcalde) y un miembro de alguna organización de la
sociedad civil.
•Programas que puedan ampliar la presencia de
los jóvenes dentro de los centros educativos
más allá del tiempo estrictamente educativo.
En comunidades de especial atención, es muy
importante evitar el contacto de los jóvenes
con el ambiente comunitario que puede facilitar su vinculación a la droga o la violencia. Por
eso, mantenerlos en el colegio con actividades
recreativas, deportivas, artísticas, culturales,
tecnológicas y hasta educativas puede ser importante también para mejorar la seguridad en
estos barrios.
El segundo paso es elaborar un plan local de prevención de la violencia, que se compone de áreas de
trabajo como las siguientes:
•Eje Fortalecimiento de Redes Locales. Que se
relaciona con el trabajo en equipo y la construcción del capital social para la paz.
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LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA EN EL CENTRO DE LAS POLÍTICAS PROGRESISTAS DE SEGURIDAD CIUDADANA Y
PAZ SOCIAL EN A. CENTRAL
•Eje Espacios públicos inclusivos y fomentadores
de convivencia que puede promover muchas
actividades de cultura, arte, deporte y recreación. Que se relaciona con la construcción y/o
recuperación de parques, canchas multi-uso,
estadios, casas de la cultura y muchos otros espacios donde se pueden promover actividades
para el buen uso del tiempo libre.
la regulación cultural de las interacciones entre desconocidos en espacios, transportes y establecimientos públicos, y entre los ciudadanos y las autoridades, dado que lo público depende en gran medida
de la calidad de estas interacciones.
•Eje Generación de oportunidades de empleo
y educación técnica. Especialmente dirigidos
a los grupos de jóvenes excluidos del sistema
escolar, que quedan en una situación de vulnerabilidad social.
a.Lograr un mayor cumplimiento de las normas de convivencia;
En Bogotá se definieron cuatro objetivos correspondientes a cultura ciudadana:
b.Dotar a algunos ciudadanos de una mayor
capacidad para llevar a otros a cumplir las
normas pacíficamente;
•Eje Niñez, Adolescencia y Juventud y fomento
de la convivencia y factores protectores en los
centros educativos. Se concentra en los temas
de cuido a la primera infancia y sobre todo en
la protección de estas poblaciones dentro de
los centros educativos mediantes estrategias de
prevención situacional, convivencia y paz social.
c.Mejorar la capacidad para concertar acuerdos y dar solución pacífica a los conflictos
entre ciudadanos;
d.Mejorar la capacidad de comunicación de
los ciudadanos (expresión, interpretación)
por medio del arte, actividades culturales, la
recreación y el deporte.
•Eje Oportunidades y acciones preventivas para
el control de factores de riesgo y la reducción
de problemas como alcoholismo y drogadicción. Acá se privilegian acciones de apoyo a la
familia y de promoción de enfoque de salud
pública para enfrentar el problema del consumo de drogas.
Cultura ciudadana abarca múltiples actividades de
educación ciudadana. Implica una cooperación interinstitucional y multisectorial muy intensa. Un
elemento absolutamente crucial para multiplicar el
efecto de cultura ciudadana es su enorme visibilidad, lograda en gran parte por los medios masivos
de comunicación. Se requieren estrategias novedosas, atrayentes, de gran impacto visual y psicológico.
•Eje Fortalecimiento de acciones preventivas
para mejorar la seguridad ciudadana. Este cubre todo lo relacionado con el fortalecimiento de todas las capacidades preventivas de los
cuerpos policiales.
En resumen, la estrategia de cultura ciudadana tiene
como denominador común el fortalecer la regulación cultural y la regulación moral, así como lograr
mayor congruencia y sinergismo entre ellas, y entre
ambas y la ley. A menudo se logra restar legitimidad
cultural o moral a acciones contrarias a la ley, así
como comunicar (o reconstruir en un ambiente de
comunicación) las razones de ser y los aspectos favorables de la regulación legal.
En este esfuerzo de trabajo a nivel local, es realmente imprescindible el liderazgo compartido junto al
gobierno local, que como vimos tiene ventajas importantes que pueden significar el éxito del proceso.
Impulsar la cultura ciudadana
Otro elemento importante a desarrollar en los programas de prevención de la violencia son las actividades en favor de la cultura ciudadana21. la noción
de una cultura ciudadana busca la regulación propia
del comportamiento entre personas. Hace hincapié en
Promover programas de prevención de la
violencia armada
La relación entre las armas de fuego y la violencia
es una realidad especialmente fuerte en el Centro
de América, al punto que ayuda a acelerar el ciclo
de la violencia hasta convertirla en una de las más
violentas del mundo.
21 MOCKUS, Antanas. Cultura Ciudadana: Programa contra
la Violencia en Santa Fe de Bogotá, Colombia. BID: Bogotá,
2001.
14
Max Loria Ramírez
Por eso, los programas de prevención de la violencia
armada son parte importante de cualquier estrategia de prevención social o situacional de la violencia. Pueden tener una línea de comunicación y/o
sensibilización con actividades como las siguientes:
BIBLIOGRAFIA
1. Diseñar y ejecutar campañas de comunicación
y sensibilización, que hagan un llamado a no
tener y portar a la población en general. Estas
campañas se pueden difundir mediante los medios de comunicación de masas, y de manera
prioritaria en aquellas comunidades y cantones
donde se conoce hay una especial presencia de
armas de fuego.
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Caracas: Nueva Sociedad, 2004.
2. Realizar campañas en centros educativos como
“Armas No Gracias” y “Al Cole sin Armas” que
enseñan a los niños y jóvenes los riesgos de las
armas de fuego, y sobre todo los capacitan en los
procedimientos a seguir en caso de encontrar un
arma en la escuela o colegio.
Costa, Gino. La situación de la seguridad ciudadana en
América Latina. Diálogo Interamericano, 2012.
Chinchilla y Rico. La prevención comunitaria del delito. Florida: CAJ, 1997.
Por otro lado, las capacidades de las instancias públicas de control deben ser fortalecidas, de manera
que el Estado pueda realmente regular por ejemplo:
los cursos de las empresas privadas, los cursos que
se imparten para la obtención de las licencias, los
carnets de las empresas privadas y hasta los mismos
exámenes psicológicos para certificar la idoneidad
mental.
DEMOSCOPIA. Estudio estadístico sobre el fenómeno
de la violencia en comunidades intervenidas para
el mejoramiento de la seguridad ciudadana y la
paz social. San José, 2014.
Loría, Max. Gestión Local y Prevención de la Violencia.
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Llorente, Bulla y Castillo. “Seguimiento y evaluación de
impacto del Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes de la Policía Nacional de
Colombia”. En: Experiencias en América Latina,
el desafió de evaluar programas de seguridad
ciudadana. Santiago: CESC, 2011.
Un tema de especial importancia es el esfuerzo que
debe hacer la policía por retirar las armas de fuego
que son ilegales, y que están en manos de la delincuencia. Los operativos policiales focalizados con
ese objetivo han dado buenos resultados, e incluso se
podría pensar en la creación de una unidad policial
específica para que opere en comunidades donde se
conoce o se estima hay una alta presencia de armas
de fuego ilegales. Finalmente, deberán promoverse
las modificaciones normativas a nivel nacional y local para que nuestros países tengan cada vez menos
armas de fuego. Esto pasa por regular especialmente
la cantidad y tipos de armas que puede inscribir y
portar la población en general.
Márquez, William. Las lecciones de los países que han
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Monge, Yahaira. Guía para la elaboración de Planes
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OEA, 2012.
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de Centro América. San Salvador: Programa
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Cantón del Palmares, Costa Rica. San Salvador,
Programa Prevenir, 2014.
Villaveces y otros. Effect of a ban of carrying firearms in
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16
Autores
Pié de Imprenta
Max Loría
Fundación Friedrich Ebert
San José | Costa Rica
Es politólogo y Director del Programa de Seguridad
y Prevención de la Violencia de la Fundación para
la Paz y la Democracia (FUNPADEM)
Hansjörg Lanz
Representante Fundación Friedrich Ebert
para Costa Rica, Nicaragua y Panamá
E-Mail: [email protected]
Tel.: +506 2296 0736
http://www.fesamericacentral.org
En 1965 la Friedrich-Ebert-Stiftung (FES, Fundación Friedrich Ebert) abre en Costa Rica su primera
oficina en la región centroamericana. El 23 de julio de 1965 se firma el Convenio de Cooperación
entre el Gobierno de Alemania y el Gobierno de Costa Rica. El 1° de setiembre de 1980 se aprueba
la Ley no. 6454 que lo ratifica.
Por más de 45 años la Fundación Friedrich Ebert en Costa Rica ha desarrollado sus actividades
como plataforma de diálogo, análisis político y de asesoría política. La participación de múltiples
actores y el fortalecimiento de la democracia social son bases de la cooperación realizada con instituciones sociales y políticas costarricenses.
En la actualidad, la Fundación Friedrich Ebert, a través de su oficina en Costa Rica, desarrolla los
ocho campos de trabajo regional de la FES en América Central. El concepto de planificación en red
de las seis oficinas centroamericanas consiste del trabajo nacional con intercambio regional y seguimiento nacional.
Las actividades permiten una cooperación con múltiples actores progresistas en los seis países centroamericanos y en los campos de la justicia social, la democracia, el cambio climático, la economía
sostenible y la seguridad. Destaca además, en lo nacional y lo regional el trabajo sindical, de género
y con jóvenes - agentes de cambio.
El uso comercial de todos los materiales editados y publicados por la Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) está
prohibido sin previa autorización escrita de la FES.
Las opiniones expresadas en esta publicación no representan necesariamente las de la Friedrich-EbertStiftung.
ISBN 978-9977-961-55-2
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