APENDICE CRANEO-OSTEOLOGIA DE A R Q U E O LO G I C O S RESTOS DE HUMANOS A LA M IT O por Alberto J. MARCELLlNO Miembro de la Carrera del Investigador Científicoi (CONICET). Cátedra de Antropología, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Universidad Nacional de Córdoba. Arqueología, Historia-y Antropología de los Sitios de Alamito MATERIALES ESTUDIADOS A) Cráneos: N 1: calvarium (procedencia: Sitio B-O). N 2: calvarium (procedencia: s/ref.). N 3: calvarium (procedencia: N ·4: cranium N 5: calota (procedencia: (procedencia: N 6: calvaria N. 7: careta (procedencia: (procedencia: N 8: cranium (procedencia: s/ref.). Sitio B-O, Recinto 4, Entierro 10 ó 12). Sitio B-O, Montículo Mayor, Pozos de Sondeo 2 y 3). s/ref.). Sitio B-O, Recinto 3, Entierro 5). Sitio B-O, Recinto 3, Entierro 6). B) Huesos postcraneales: Correspondientes al cráneo N 4: de todos los segmentos corporales con excepción del esternón, las clavículas, el sacro, los coxales, y huesos de manos y pies. Correspondlentes al cráneo N 7: ídem, con excepción de las clavículas, los omóplatos, el sacro, los coxales y huesos de manos y pies. Correspondientes al cráneo N 8: ídem, con excepción de los huesos de manos y pies. CRANEOSCOPIA INDIVIDUO N 1: Masculino. Adulto maduro (45-50 años?). Deformación tabular erecta. N. V. : Figura perimetral afectada por la deformación, con fuerte plagiocefalia a prominencia del lado derecho. Considerable procidencia de las protuberancias supraorbitarias. Fenozigia. Se advierten las cicatrices de dos lesiones óseas, grandes y de forma oval como si se hubieran producido por golpes aplicados mediante una piedra o maza roma. Una se encuentra a nivel del ángulo ántero-inferior derecho del frontal y otra, con hundimiento traumático, en la región media del parietal del mismo lado. N.L. : Perfil neurocraneano cuyas curvaturas naturales han sido acentuadas por las presiones deformantes. Fuertes protuberancias supraorbitarias, frontal elevado con mantenimiento de una suave curvatura, región lámbdica aplanada que denuncia claramente la altura a la que se ejerció la presión posterior, región iníaca «fugada» hacia atrás y abajo con marcadas crestas de inserción muscular. Apófisis mastoideas de tamaño grande. El perfil nasal presenta la raíz baja y hundida, siendo su dorso francamente convexo. En la apófisis ascendente del malar se advierte la existencia de un proceso orbital de considerable tamaño. Hay netos processus suprameatum en el orificio del conducto auditivo externo en ambos lados. N.F. : Perfil de la bóveda que tiende a la forma carenada. Cicatriz ósea en el lado derecho del frontal, dos centímetros por encima del borde superior orbitario, en cuyo fondo existe un orificio comunicante con el interior de la caja craneana resabio, seguramente, del proceso de reparación in vitam. Macizo facial medianamente robusto. Orbitas cuadrangulares. Orificios vasculares accesorios múltiples y de variado tamaño, tanto a nivel del frontal como de los maxilares superiores y los pómulos. N.P. : El perfil de la bóveda se advierte de natural morfología «a dos aguas» pese a los efectos enmascarantes de la deformación. Esta última ha condicionado, junto con la elevación del bregma, el ensanchamiento de las bolsas parietales y una correlativa conformación convergente de arriba abajo de las paredes laterales. Al nivel inferior de las escamas temporales hacen procidencia externa fuertes crestas supramastoideas. Las mastoides son largas y anchas. Las suturas lambdoideas están semiborradas y se presentan huesecillos supernumerarios en la región astérica 329 Vídor A. Núñez Regueíro derecha. La línea curva occipital superior presenta características de verdadera cresta. Desde esta norma de observación se visualiza con claridad la depresión de origen traumático sobre el parietal derecho. Foramen parietalia único, de unos 2 mm de diámetro, en el hueso derecho. Las líneas temporales superiores se prolongan hacia atrás hasta alcanzar las suturas lambdoideas en el 113 inferior de cada lado, en la proximidad del asterion respectivo. Se manifiesta una franca asimetría, tanto de esas líneas como del trazado de las suturas, por efecto de la fuerza deformante. NB.: Contorno posterior con «bosse» hacia la derecha. Agujero occipital escuteliforme. Cóndilos occipitales largos y acentuadamente incurvados en sentido ántero-posterior. Cavidades glenoideas profundas, la izquierda presentando erosión y neoformación lamelar que revelan la existencia de una prolongada disfunción en la articulación témporo-mandibular. El arco alveolar presenta avanzada reabsorción por caída in vitam de todas las piezas dentarias. INDIVIDUO N 2: Femenino. Adulto joven (22 a 26 años aproximadamente). No deformado. NL.: Perfil de figura cuasi rectangular como consecuencia de las fuertes incurvaciones del frontal y del parietal. Buen desarrollo del occipital con existencia de burlete de inserción nucal. Apófisis mastoides de forma cónica y mediano tamaño. En los orificios auditivos se insinúa la presencia de espina suprameatum. En el perfil nasal, la raíz es superficial. La estructura malar-cigomática es de débil conformación. N v.: Frontal notoriamente afectado por presencia de metopismo completo que produce, en esta norma, un contorno craneano de figura trapezoidal. Suturas bien marcadas y de considerable complicación. Criptozigio. No se visualiza el perfil de la escama occipital. N.F.: Bóveda de apariencia aplastada por efecto del diámetro transverso mayor que se tiende en posición alta entre los parietales. Esta particularidad origina un perfil normático de aspecto globuliforme. Frontal amplio, bipartito por la sutura metópica. Orbitas subromboideas. Hueso faciales pequeños y de aspecto delicado. NP: Contorno de figura trapezoidal a base menor inferior. Paredes laterales convexas y muy convergentes hacia la base. Suturas aun no soldadas y de poca complicación. NB.: Predominancia del volumen de la región occipital. Foramen magnum ovoide y de gran tamaño. Sutura esfenobasilar completamente soldada. Arco dentario con conservación de todas las piezas hasta el momento del deceso habiéndose producido, con posterioridad a éste, la pérdida de todas las del sector incisivo-canino. En los dientes supérstites la estructura es buena y sin caries. INDIVIDUO N 3: Femenino. Adulto joven (entre 18 y 25 años). No deformado. NL.: Perfil de curvaturas suaves e inalteradas en su morfología normal. En la porción esplacnocraneana se destaca el sector nasal por el nasion muy adelantado y los huesos nasales largos y de borde superior recto. La proyección vertical de su extremo anterior cae por delante del prostion aun cuando el calvarium se encuentre asentado sobre el plano de la mesa. Arco cigomático delicado y frágil. Apófisis mastoides de tamaño mediano. NF.: Bóveda alta insinuando conformación «a dos aguas». El macizo facial es pequeño particularmente en su desarrollo transversal, con grácil estructura de los pómulos y del sector maxilo-alveolar. Resaltan las dimensiones de las altas órbitas, la distancia nasio-alveolar y del sector órbito-mandibular. N v.: Contorno ovoide. Criptozigia. Fuerte saliencia de los huesos nasales en esta perspectiva. Suturas aun no obturadas. NP: Perfil de la bóveda levemente carenado con paredes laterales algo convexas. Apófisis mastoides muy pequeñas, Suturas de mediana complicación y no soldadas. NB.: Neto predominio de la porción occipital. Agujero occipital escuteliforme. Cóndilos occipitales largos y muy incurvados en sentido ántero-posterior. Cavidades glenoideas amplias y medianamente profundas. Sutura esfenobasilar totalmente soldada, observándose solamente la cicatriz. Paladar estrecho, largo y profundo. Al momento de 330 Arqueología, Historia y Antropología de los Sitios de Alamito la muerte el sujeto conservaba todas l!éiilSl'liezasdentarias del arco superior, incluyendo los dos terceros molares. Las que ahora pueden ser analizadas se encuentran libres de caries y en integridad de las condiciones naturales. INDIVIDUO N erecta. 4: Masculino. Adulto maduro (45-50 años aprox.). Deformación tabular NL.: En el perfil neurocraneano se advierten las modificaciones producidas por el tipo deformatorio erecto: frontal sobreelevado, acentuación de la curvatura de la bóveda, marcado plano lámbdico y región iníaca descendida. Relieves nucales bien marcados. Apófisis mastoides grandes y estiloides muy largas (20 mm aproximadamente). Sector malar-cigomático de fuerte contextura y superficie anfractuosa. La región glabelar es prociderite y, por debajo, el nasion poco profundo. Los huesos nasales son de mediano tamaño y de dorso cóncavo en las proximidades de su raíz estando, en su extremidad libre, deformados por una antigua fractura de indudable origen traumático. En cuanto a las piezas dentarias, la pérdida in vitam de su totalidad en el arco superior ha provocado la completa reabsorción del proceso alveolar. NF: Perfil neurocraneano globuloso como consecuencia del ensanchamiento biparietal bajo la presión deformatoria. Ligero resalte de la línea curva temporal superior. Esplacnocráneo de acentuados relieves y sólida conformación resaltando la acentuada depresión de las pared anterior de la pirámide maxilar. Huesos nasales deformados en su extremidad distal por efecto de una fractura de poca extensión. Límites inferiores de la abertura nasal en gouttiere. N V: Forma trapezoidal inducida por la deformación intencional con marcada saliencia del hemicráneo posterior derecho. Región glabelar procidente. Criptozigia. Sutura coronal semiborrada en sus porciones laterales. No se visualiza el agujero parietal en ninguno de los lados. Las líneas curvas temporales superiores se encuentran bien marcadas en posición alta y extendidas hasta más atrás de lo correspondiente en cráneos sin deformación. La mandíbula inferior se encuentra es alta en su porción sinfisiana, fuerte y con acentuados relieves de inserción. NP: Características que delatan la acción del tipo deformatorio, a saber, ensanchamiento máximo a nivel del tercio superior de la altura neurocraneana, ascenso y remarcación de las líneas temporales superiores, acentuación «en burlete» de las crestas mastoideas, y aplanamiento de la región lámbdica con suturas lambdoideas semiborradas en el tercio interno. Es notoria la asimetría de los accidentes anatómicos debido al desplazamiento que bajo la presión deformatoria han experimentado hacia el lado derecho. NB.: Se observa la reducción en sentido ántero-posterior de la región occipital y su saliencia hacia la derecha, ambas cosas por efectos de la deformación intencional. El agujero occipital es pequeño yalgo deformado siguiendo la orientación del conjunto. Los cóndilos occipitales son proporcionalmente pequeños, poco incurvados y con la carilla articular acentuadamente lateralizada. Las apófisis estiloides son grandes y fuertes, la del lado derecho muy doblada hacia adelante. De ese mismo lado el seno óseo para el golfo de la yugular es considerablemente más amplio que el contralateral. La sutura esfenobasilar se muestra totalmente obturada y sin rastros cicatriciales. Las cavidades glenoideas son muy amplias y profundas, seguramente como consecuencia adaptativa de una masticación forzada mente diductiva (por pérdida de las piezas dentarias superiores), ejercida durante largo tiempo en la vida de este individuo. La reabsorción del proceso alveolar superior por las causas antes descriptas, deja al paladar como una superficie ligeramente cóncava y de escasa profundidad. Las apófisis pterigoideas son amplias y munidas de fuertes ganchos. INDIVIDUO N 5: Caleta. Masculino. Adulto. Deformación artificial tipo tabular erecta. Exceptuando las alteraciones provocadas por la deformación, a saber: aplanamiento de la zona lámbdica y aumento de la incurvación del occipital en el perfil sagital, 331 Vídor A. Núñez Regueiro ensanchamiento biparietal alto en el transversal, y asimetría del. contorno con aumento de la bolsa parietal derecha en el horizontal, no hay otros datos dignos de consignación. INDIVIDUO N 6: Oalvaria. Masculino. Adulto joven (30 -35 años aprox.). Deformación artificial tabular oblicua (?). NL.: Bóveda acentuadarnente curvilínea - a expensas predominantemente de los parietales - hasta la región iníaca que se encuentra bien marcada y en posición elevada. Esta característica, 'a la que se agregan por un lado el frontal alto a la vez que suavemente aplanado en su curvatura, y por otro la región infrainíaca extendida y de superficie cóncava, sugieren la acción de una deformación artificial del tipo por vendaje o, quizá más apropiadamente, por vendaje con almohadilla nucal muy bajamente colocada. Las suturas son bien visibles y con soldadura poco avanzada. Apófisis rnastoides grandes y de forma más bien cónica. Fuerte apófisis cigomática del temporal. La región glabelar tiene moderada procidencia. El esplacnocráneo falta en totalidad. NF.: Bóveda de perfil «a dos aguas» y paredes laterales rectas, ligeramente convergentes hacla abajo. N v.: Contorno bursoide, con bolsas parietales que si pudieran corresponder a una morfología mesocránea no deformada, también podrían serio a otra naturalmente dolico O' rnesocránea modificada por presiones intencionales de poca intensidad y del tipo antes señalado. Suturas coronal y sagital poco complicadas. En esta norma se alcanza.a visualizar una porción de la región suprainíaca del occipital, así como los dos aqujeros parietales. NP: También en esta perspectiva se descubre el perfil «a dos aguas'» de la bóveda aunque con ligera asimetría por un abultamiento de la bolsa parietal 'derecha ligeramente mayor (efecto de la compresión deformante intencional.. ?). Concomitantemente, y apoyando la interpretación planteada en último término, en las suturas se descubre una mayor complicación del dentellonado normal y la presencia de huesecillos wormianos a nivel de la región del lambda con extensión sobre el trazado occípito-parietal derecho. Las líneas nucales conforman un notorio burlete de extensión transversal. Apófisis mastoides gruesas y cortas. Se visual izan los cóndilos oc.cipitaf.es. N:B.: Fuerte desarrollo de la región occipital en cuyo perfil no se advierte asimetría. Cóndilos largos y de acentuada doble incurvación. Falta toda la porción esplacnocraneana. INDIVIDUO N 7: Careta. Masculino. Adulto joven (35-40 años). Deformación tabular erecta (deducida de la morfología del frontal). artificial NL.: la porción subsistente de la bóveda está constituida por el hueso frontal que se muestra algo' aplanado y ensanchado por la acción deformatoria. Protuberancias supraorbitarias. más o menos marcadas. Ensilladura nasal alta y profunda. Huesos propios nasales de dorso recto y alto. Moderado prognatismo sub nasal. Cara anterior del maxilar superior' acentuada mente deprimida. Malar de mediana robustez. El maxilar inferior en posición destaca su fuerte estructura y la promentia. NF.: Elensancharnlento alto de la bóveda como consecuencia de la deformación intencional, los arcos cigomáticos lateralmente' bien expandidos y los marcados vértices goníacos de la mandíbula dan apariencia cuadrangular y de gran solidez a este cráneo. Observadas tales condiciones con mayor detenimiento se descubre que son el tamaño y la robusta conformaci6n de la mandíbula los elementos que mayormente influyen en aquella apariencia del conjunto. Las órbitas son forma subcuadrangular, con losánqulos ínferoexternos ligeramente descendidos. N v., NP, y NB.: impracticables. Se conservan cuatro piezas dentales superiores y ocho inferiores, todas atricionadas hasta el descubrimiento de la cavidad pulpar. Algunas de ellas presentan fuerte bisel bucal-lingual. ' 332 Historia y Antropología Arqueología, INDIVIDUO N° 8: Cranium. Masculino. Adultojoven extensión hacia la zona lambdoidea izquierda. Faltan neurocráneo y ello disminuye las posibilidades de la conservadas permiten comprobar una gran similitud por lo que se omitirá la repetición. de los Sitios de Alamito (28-32 años). Deformación tabular erecta con las porciones derechas de la cara y del observación. No obstante, las porciones con el cráneo (careta) del Individuo N° 7, CRANEOMETRIA Los valores de las dimensiones absolutas y de los índices, correspondientes a las porciones neurocraneanas y esplacnocraneanas se consignan en las Tablas I y 11, respectivamente. La clasificación de los cráneos en función de los índices más significativos es la que se resume en el cuadro siguiente: Indice Cráneo 2 3 4 5 6 7 8 Ubrc Urrc Craneano horizontal Brc/HBrc HBrc Brc Vértico-Iongitudinal Hips Hips Hips HHips HHips HHips- Vértico transversal Acro Tap Metr Tap Aurículo-Iongitudinal Hips Hips Hips Hhips Hips Aurículo-transversal Metr Metr/Tap Tap Div Div Frontal Int Div Tap Int Fronto-parietal Eurmt Metrmt Metrmt Facial superior Eurno Leptno . Leptno Int Metr Acro Tap Tap Eurmt Metrmt EstmtEurno Eurno Hpeurpo Facial total Brc Gnático. Ortog Ortg Ortg Nasal Msrro Lptrr HLptrrLptrr Orbitario Hpsic Hipsc Hipsc Hipsc - Hipsc HHipsic Palatino Mstf MstflBrqstf HLptf Lptf Lptrr Brqstf- Pltrr/Msrro Capacidad craneana Euec Euec Euec Euec Euec Euec Tipo deformatorio TE NoD NoD- -TE Eurpo Msopo TE TO Mstf TE Abreviaturas: Bre = braquicráneo; HBre = hiperbraquieráneo; UBrc = ultrabraquicráneo; Hips = hipsicráneo; HHips = hiperhipsicráneo; Acro = acrocráneo; Tap = tapeinocráneo; Metrio = metriocráneo; Int = intermedias; Div = divergentes; Eurmt = eurimetopo; Metrmt = metriometopo; Estrnt = estenometopo; Eurno = eurieno; Leptno = lepteno; Eurpo = euripmsopo; Hpeurpo = hipereuriprosopo; Msopo = mesoprosopo; Ortg = ortognato; Msrro = mesorrino; Lptrr = leptorrino; Pltrr = platrrrino; Hpsic = hipsiconeo; HHipsic = hiperhipsieonco; Lptf = leptostafilino; HLptf = hiperleptostafilino; Mstf = mesostafilino; Brqstf = braquistafilino; Euec = euencétato: TE = tabular erecta; NoD = no deformado; TO = tabular oblicua. Los altos valores de los índices craneano-horizontal y vértico-Iongitudinal son un resultado que cabe esperar en todo cráneo afectado por la deformación tabular erecta y, en tal sentido, los de esta serie no constituyen excepción. Casi obvio resulta señalar 333 Víctor A. Núñez R.egueiro que el hecho no puede ser tomado en cuenta para inferencias de tipológico-raciales. Sin embargo, la relativa brevedad del diámetro ántero-posterior con relación a la anchura máxima y a la altura del cráneo, es una situación que en estos cráneos de Alamito se comprueba no solamente en los dos únicos cráneos no deformados (los Nros. 2 y 3) sino también en aquel que presenta un tipo deformatorio fronto-occipital de asimilación circunferencial, es decir, que más propende a estirar el neurocráneo que a ensancharlo transversalmente (el N 6). En consecuencia, la braquimorfia natural quedaría ciertamente acreditada para estos tres cráneos, y la misma condición podría ser verdadera para los restantes. Distinta es la situación al considerar la altura craneana pues si bien los valores del índice vértico-Iongitudinal de todos los cráneos de la serie caen en los rangos de «alta» y hasta «muy alta», el vértico-transversal ofrece valores que en dos casos (los Nros. 3 y 5) clasifican como de altura «mediana», y en otros dos (Nros. 2 y 4) como «baja». En consideración a que es el segundo de tales índices el que más fielmente refleja la magnitud relativa de la bóveda, la inferencia más directa sería de que en esta corta serie de Alamito las bóvedas altas estarían en franca minoría: dos cráneos en un total de seis. Otra es la situación inferencial si se aplica el bien fundado criterio de Mochi al establecer que, usando el índice vértico-transversal, el valor de 91,5 es el límite entre cráneos altos y bajos cuando de formas braquioides se trata (es decir, con valores del índice craneano horizontal superiores a 80,0) (vide Imbelloni 1923). Se comprueba entonces que en la serie estudiada solamente los dos consignados anteriormente como «bajos» (las Nros.2 y 4) se incluyen realmente en esa categoría mientras todos los demás deben tenerse por «altos». Aunque de la manera precedente la clasificación métrica haya quedado suficientemente legitimada, subsiste la duda acerca de la real tapeinocránea natural del cráneo N 4. Y ello porque siendo el más intensamente afectado por la deformación de tipo tabular erecta, el disminuido valor del índice puede ser el engañoso resultado producido por el exagerado ensanchamiento de la anchura biparietal máxima que habría superado el aumento simultáneamente inducido en la dimensión bregma-basion. En nuestra opinión, ésta y no otra es la causa de un índice que, en casos como el presente, si bien es correcto en cuanto al resultado aritmético, resulta inválido para inferir acerca de la verdadera proporcionalidad de las medidas craneanas originales. Similares si no idénticas consideraciones deben hacerse para la interpretación de los valores ofrecidos por los índices aurfculo-Iongitudinaly aurfculo-transversal. Descartado el cráneo N 4 como «bajo» queda tan sólo uno de esa condición (el N 2 ), Y otro que si de altura «mediana» está en el límite con los valores de la tapeinocrania (el N 3). En ambos casos, la fidedignidad de los índices es indubitable ya que se trata de cráneos carentes de deformación. Con respecto a los índices frontal Y- fronto-parietal su validez solamente puede ser garantizada en los dos cráneos de la serie que carecen de deformación, es decir los antes referidos Nros.2 y 3 que - por otra parte - ambos son de sexo femenino. Recién en los índices faciales las inferencias adquieren mayor seguridad al soslayarse la acción de las presiones deformantes. El facial superior revela la presencia de dos categorías claramente diferenciadas en esta serie: caras anchas en los cráneos masculinos y.caras estrechas en los femeninos .. Por su parte el facial total lamentablemente sólo viable sobre tres individuos- manifiesta considerable variabilidad: una cara ancha, otra mediana y la tercera muy alta. Aunque el número de casos resulta insuficiente para extraer conclusiones algo más que provisorias, estos resultados se compadecen con la suposición de que la deformación de tipo tabular erecta influye de manera directa sobre la altura sinfisiana de la mandíbula antes que sobre los diámetros transversales y/o verticales de la porción facial superior. . En cuanto al índice gnático, en los tres casos en que fue posible su cálculo, ha revelado 334 Arqueología, Hmoría y Antropología de los Sitios de Alamito franca ortognatia. Por su parte, el índice nasal demuestra amplia variabilidad: en un cráneo la abertura es muy estrecha, en tres es estrecha, en otro mediana, y finalmente, en un último, ancha. En el conjunto la predominancia de las fosas nasales angostas se hace bien evidente. Con el índice orbitario ninguna duda queda: la forma alta de las órbitas - y aun muy alta en uno de los cráneos - es la constante. Exactamente lo contrario se verifica con el fndice palatino ya que sus valores se extienden sobre rango de variación tan amplio que comprende a las tres categorías principales: braqui, meso y leptostafilinia. La capacidad encefálica, medida por aforo directo, ha dado valores que según la clasificación de Broca deben considerarse correspondientes a cráneos de «pequeño tamaño», y según la clasificación de Sarasin son «euencétalos» o de tamaño mediano, en ambos casos para los seis cráneos en que la medición pudo ser llevada a cabo y que incluyen ejemplares de los dos sexos. Teniendo en cuenta las características morfológicas de nuestros aborígenes, creemos que la categorización de acuerdo a la tabla de Sarasin es la más acertada. INFERENCIAS CRANEOMETRICAS INTERSERIALES Las posibles vinculaciones morfológicas entre los individuos de Alamito y los que componen otras series arqueológicas más amplias - y por sus relacionamientos biológicos más incidentes en la raciología aborigen del territorio argentino - se ensayaron utilizando el análisis discriminante (programa NTSYS-pc, Rohlf 1988). Para ello se sometieron a los cálculos de clasificación los cuatro únicos cráneos cuyo estado de conservación permitió obtener los datos métricos necesarios. Catorce fueron las variables utilizadas: 1. Longitud g-opc; 2. Anchura eu-eu; 3. Altura b-ba; 4. Diám. frontal mínimo; 5. Longitud n-ba; 6. Altura n-p; 7. Anchura zi-zi; 8. Altura n-sn; 9. Altura de la nariz; 10. Anchura de la nariz; 11. Altura de la órbita; 12. Anchura de la órbita; 13. Anchura del paladar; y 14. Longitud del paladar. Como series de comparación se usaron las siguientes: Tiahuanaco (Bolivia) (Posnansky 1914; Hjórts]o & Lindh 1938-39; Paucarcancha (Perú) (Mac Curdy 1923); Valles Calchaquíes (Constanzó 1941); Belén (Paulotti et al. 1949); H uarpes (Marcellino, ms); Patagones de Chubut y Patagones de Río Negro (estos dos últimos de Marelli 1914). El ensayo presenta aspectos de realización que pudieran ser discutibles aunque no n.ecesariamente descalificatorios, v. g. haber incluido dos dimensiones neurocraneanas directamente influenciadas por la deformación artificial. Pese a ello, la anticipada finalidad estrictamente exploratoria y el propio carácter de los resultados, justifican tanto el haberlo llevado a cabo cuanto su consignación en este escrito. En punto a los resultados, los cráneos sometidos a la prueba estadística clasificaron del siguiente, modo: el N 1 con los Patagones del Río Negro, los Nros. 2 y 3 con los Huarpes, el N 4con Paucarcancha. Ninguno de ellos, como puede apreciarse, lo hizo con las dos colecciones que a priori podían suponerse como de mayor proximidad morfológica, es decir, la de Valles Calchaquíes y/o la de Belén. A pesar de todas las prevenciones y del carácter provísorio que - reiteramos - debe concederse a esos resultados, sin embargo subsisten elementos de análisis dignos de ser tenidos en cuenta. En primer lugar, que si las variables neurocraneanas influenciadas por la deformación artificial pudieran haber sesgado los valores discriminantes lo más lógico habría sido la aproximación de los cráneos deformados de Alamito a las series con similares tipo y grado deformatorio, cuales son las ya mencionadas de Valles Calchaquíes y de Belén. Como antes se expuso, ha sucedido exactamente lo contrario y ello está indicando que el «peso» discriminatorio fue ejercido desde algunas o todas las restantes variables utilizadas, de suyo no influidas por la deformación. En segundo lugar, que la ubicación repartida de tres cráneos de Alamito entre los Patagones de Río Negro y los H uarpes de Mendoza no carece de sentido si se recuerda que a) la 335 Víctor A. Núñez Regueiro vinculación étnica entre aquellos dos grupos ha sido reiteradamente sospechada por distintos autores; y b) el origen, la procedencia y las vías de desplazamiento de los «Patagones del RiO Negro» son todavía desconocidos no descartándose una antigua raíz en los - o con influencia en - los valles preandinos. Por último, la vinculación del cráneo N 4 con la serie de los dolicocéfalos lagoides de Paucarcancha refuerza la hipótesis de que los pobladores de Alamito, en el período comprendido entre el 250 A.D. Y el 450 A.D., racial mente se emparentaban con un tipo humano de antigua distribución, sensiblemente distinto al de los «andinos braquicéfalos de baja talla» que habrían entrado en el área en tiempos posteriores. LA DEFORMACION ARTIFICIAL De los ocho individuos estudiados, dos no presentan deformación intencional del neurocráneo (los N 2 Y N 3). en tanto seis están manifiestamente deformados. Cinco de estos últimos presentan la deformación de tipo tabular erecta de Imbelloni (cf. Dembo e Imbelloni 1938): los Nros.1, 4, 5, 7 Y 8. En todos ellos la intensidad es de grado mediano (o moderado) aunque ha bastado para producir una evidente modificación del perfil medio-sagital. En los cinco la presión deformante se ha aplicado sobre la región lámbdica con extensión hacia la izquierda, afectando de este modo las porciones paralambdoideas del parietal y de la escama del occipital de ese lado. Así, en norma vertical, el perfil horizontal muestra el mayor aplanamiento de la curva póstero-izquierda y el aumento de la póstero-derecha aunque sin alteración de la trayectoria de la sutura sagital: una figura que ha menudo - aunque quizá no del todo apropiadamente - se ha denominado «plagiocefalía derecha compensada». El cráneo occipital» Imbelloni sonjunto N 6 manifiesta una morfología deformada que contiene tanto de la «curvocomo de la «curvo-frontal», variedades ambas del tipo tabular oblicuo de (op.cit.) aunque, como ya se dejó consignado en la descripción normática, el impresiona más fuertemente a favor de una variedad de la deformación ctrcunierenciet. Las características de esta pieza son, en rigor de verdad, poco definidas para un diagnóstico indubitable. La explicación más consistente es que resultan de la recuperación parcial de la forma natural, en los huesos craneanos, a lo largo de la vida del sujeto y luego de cesar la acción deformatoria ejercida quizá con no mucha intensidad y durante un tiempo relativamente corto durante la etapa infantil. ESQUELETO POSTCRANEAL Los valores métricos e índices de los componentes esqueletarios sometidos a análisis se consignan en la Tabla IV. Ellos corresponden a tres individuos de sexo masculino: los identificados como N 4, N 7 Y N 8, cuyos segmentos cefálicos se describieron antes en este trabajo. Aunque en ninguno de los tres casos se conservaba la totalidad de las piezas óseas postcraneales, en todos se contó con las correspondientes a los segmentos intramembrales cuando menos de un lado del cuerpo. Las comparaciones métricas interseriales de los huesos esqueletarios de los aborígenes argentinos se ve dificultada por dos razones principales, a saber: 1) la amplia variabilidad natural intraserial, que en todos los casos produce acentuados sobrelapamientos en las curvas de distribución estadística y con ello dificulta los procedimientos de discriminación y asignación de pertenencia para sujetos determinados; y 2) la escasez de descripciones estadísticas de colecciones bien filiadas - en cuanto a procedencia geográfica, cronología y correspondencia cultural - así como numéricamente importantes. Siendo de tal modo, solamente el húmero y el fémur pueden ser evaluados comparativamente con cierta seguridad gracias a contarse con dos ya antiguos aunque todavía vigentes trabajos: el de Chillida (1943) para el hueso mencionado en primer 336 Arqueología, Historia y Antropología de los Sitios de Alamito término y el de Scolni de Klimann (1938), para el seguido. Respecto al húmero, solamente puede decirse que tanto su longitud máxima como el índice de robustez, en los tres esqueletos de Alamito presenta valores que se encuentran dentro de los rangos de todas y cada una de las series aborígenes de nuestro territorio. Nótase sin embargo, que en lo que hace al índice mencionado, el individuo N 4 manifiesta un valor más semejante a los promedios de las poblaciones del noroeste argentino mientras los N 7 Y N 8 lo poseen más próximo a los promedios de las del Delta del Paraná y Patagones de Chubut. En el índice diafisario el húmero de los sujetos de Alamito se evidencia como algo singular pues alcanza cifras muy altas en relación a todas las series de comparación, especialmente el individuo N 7 que sobrepasa no sólo los promedios sino los valores máximos de todos los rangos. Aunque en si mismo el índice diafisario no posee gran potencialidad discriminatoria, ya que los promedios de todas las series de comparación son sensiblemente parecidos, no deja de ser sugestivo que el valor más elevado lo presente la de Patagones de Río Negro (o sea una serie con la que por lo menos un cráneo de Alamito fue vinculado en el ensayo del análisis discriminante). En lo que hace al fémur, la longitud máxima yel índice de robustez de los tres esqueletos de Alamito presentan la misma particularidad comparativa que el húmero: caen dentro de los rangos de prácticamente todas las series de aborígenes argentinos conocidas aunque, en observación más precisa, se advierten algunas singularidades dignas de ser destacadas. Así, en nuestros tres individuos la longitud máxima del fémur supera los valores promedios obtenidos por Scolni de Klimann (1938) para sus series del noroeste (<<Diaguitas», «Hurnahuaca») y de Santiago del Estero «<Llajta Mauca»). De tal manera los valores de Alamito tienden hacia los de los aborígenes patagónicos. En cuanto al índice de robustez femoral, los individuos N 4 Y N 7 de nuestra serie (en el N 8 no fue viable) superan los promedios exhibidos por todas las series estudiadas de aquella autora. Esta situación es idéntica en el caso del índice pilástrico de los mismos individuos - con lo cual nuevamente se aproximan a los patagónicos, concretamente la serie de Río Negro -, y distinta en el N 8 ya que este individuo se ubica más próximamente a los grupos del noroeste argentino. Finalmente, queda por considerar el índice de platimería y al hacerlo se comprueba que en los individuoa N 4 Y N 7 supera los promedios de las todas las series del noroeste, mostrándose con ello más similar al de los aborígenes de Chubut. El individuo N 8, en cambio, revela un índice métrico de valor prácticamente idéntico al de Humahuaca que es, a su vez, uno de los más bajos en la totalidad de las series de confrontación. ESTATURA ESTIMADA Los valores deducidos para cada uno de los tres individuos de Alamito, utilizando las tablas de Genovés (1966), fueron los que a continuación se consignan: Individuo N 4 N 7 N 8 (con el fémur) 161,30 cm 162,20 cm 161,80 cm (con la tibia) 166,10 cm 160,00 cm 162,00 cm (con el húmero) 159,90 cm 160,75 cm 154,80 cm (con el cúbito) 161,70 cm 159,90 cm 159,20 cm (con el radio) 161,20 cm 159,92 cm 161,40cm 337 Víctor A. Núñez Regueiro Como puede advertirse, los resultados obtenidos con distintos huesos de un mismo individuo presentan una considerable variación en la estatura predecida y ello hace evidente que las tablas utilizadas - confeccionadas a partir de datos de aborígenes mexicanos - no son enteramente aptas para la aplicación a restos de aborígenes del territorio argentino. Si la deducción de la estatura se hace utilizando las tablas de Trotter y Gleser (1952, 1958) elaboradas sobre restos de origen mongólico, al utilizar la longitud máxima del fémur se obtienen cifras en cuyos rangos de variación quedan incluidos los valores deducidos con la tabla de Genovés (N 4 = 165,23 3.8; N 7 = 166,09 3,8; N 8 = 165,66 3,8). Aun cuando esta correspondencia no sea una prueba definitiva de la realidad de los resultados, en falta de otros recursos debemos considerarla como la de mayor probabilidad. No estaremos lejos de la verdad al tener por verdadero que los tres individuos de Alamito eran, en vida, de una estatura de alrededor de 162 cm , magnitud sensiblemente similar a la obtenida en los puneños de nuestro tiempo (cf. Paulotti 1949). El necesario resumen de todo lo que se ha podido extraer del estudio comparativo precedente resulta sencillo aunque en cierto modo sorprendente: por más de que se trate de pruebas apenas indiciales, los tres esqueletos de Alamito presentan mayor cantidad de semejanzas con tipos físicos de aborígenes conocidos por su ubicación extraandina que con aquellos de los valles preandinos propiamente dichos. PATOLOGIA Las principales alteraciones pueden resumir en: y/o lesiones observadas en los individuos estudiados se a) de naturaleza congénita, en las que se incluyen la sutura metópica completa que presenta el cráneo femenino N 2, Y la existencia de huesos wormianos en la sutura parieto-occipital derecha del cráneo masculino N 6; b) de naturaleza funcional, tales como el aplanamiento con erosión porótica y neoformación lamelar en la cavidad glenoidea izquierda del cráneo N 1, que revela un disbalance cóndilo-mandibular de larga data, seguramente por pérdida temprana en vida del individuo de la mayoría de las piezas dentarias superiores. Esto último queda corroborado por la reabsorción prácticamente completa del proceso alveolar superior que se comprueba en dicho cráneo. En el caso del individuo N 4 también se evidencian signos originados en similar disbalance de la articulación mandibular como consecuencia de la caída temprana de los dientes: ampliación de las cavidades glenoideas por el uso obligado y permanente de los movimientos diductivos; e) de naturaleza traumática, tales como las dos cicatrices óseas que presenta el cráneo N 1, una en el lado derecho del frontal y otra en la porción media del parietal del mismo lado: ambas de forma elipsoidal, grandes, con hundimiento de la tabla externa del hueso, al parecer producidas casi simultáneamente y mostrando evidentes signos de reparación (sobrevivencia del individuo). El mismo cráneo presenta la fractura y posterior consolidación de los extremos distales de los huesos propios de la nariz, hecho que en su producción pudo ser contemporáneo de las lesiones de la bóveda. Dentro de las lesiones traumáticas puede y debe ser incluida la fuerte atrición dentaria que se manifiesta en todos los ejemplares; d) de naturaleza infecciosa, la presencia de caries dentales, por lo general de poca entidad y en baja frecuencia. Esto se refiere, naturalmente, a las piezas dentarias supérstites. La pérdida temprana de numerosos dientes presentada por varios de los cráneos (especialmente los N 1, N 4 Y N 7) pudo haberse originado en lesiones de 338 Arqueología, Historia y Antropología de los Sitios de Alamito este tipo. No se han puesto de manifiesto estigmas indicadores de alteraciones metabólicas ni de carencias nutricionales esporádicas o crónicas. SINTESIS 1) Aunque el número de individuos estudiados es insuficiente para extraer conclusiones de carácter general y definitivo, sus restos revelan características físicas menos afines a las de los aborígenes que componen las series mayores de «Valles Calchaquíes» y «Belén» y, por contra, parecen morfológicamente más cercanas a grupos, probablemente muy antiguos, de meso/dolicocéfalos de dispersión andina. 2) Los cráneos de Alamito manifiestan notoria diferencia en punto al sexo. Ello puede estar revelando un dimorfismo sexual estabilizado dentro de linajes de larga data o bien la incorporación ocasional de mujeres pertenecientes a grupos morfológicamente distintos. A nuestro juicio hay datos como para inclinar la opinión, siquiera levemente, a favor de la primera hipótesis. 3) En la muestra analizada la deformación artificial se ha realizado sólo en sujetos masculinos. El tipo netamente predominante es el «tabular erecto» con desplazamiento hacia la izquierda del plano deformante posterior, y en grado de mediana intensidad. Sustancial mente no difiere de lo que en términos deformatorios intencionales es de más común hallazgo en el área geográfica de origen. El único cráneo que presenta una deformación distinta (el N 6), lamentablemente ha perdido la porción facial se hace imposible determinar convincentemente su condición de miembro del mismo grupo biológico o, en otro caso, su origen alóctono. 4) El estudio de los huesos postcraneales de tres individuos de Alamito ha proporcionado indicios de semejanzas con tipos físicos de zonas extraandinas antes que con los que hasta el presente se tienen como propiamente andinos. La estatura calculada para los tres (162 cm) no es, sin embargo, muy diferente a las corrientemente obtenidas en series procedentes de los Valles Calchaquíes. El hecho lleva a recordar que en trabajos de distintos autores se ha señalado la presencia - tanto en tiempos arqueológicos cuanto actuales - de al menos dos tipos físicos diferentes en la región (Marcellino y Ringuelet 1973, Paulotti 1949). Si ello siempre fue así, o ha existido la precedencia de uno al otro y en tal caso cuándo ocurrió la mezcla o sobreposición, son cuestiones todavía no dilucidadas. De cualquier manera fuese, los hallazgos osteométricos están indicando la presencia de una real dicotomíamorfológica. 5) El análisis de estigmas patológicos no ofrece datos de carácter excepcional en la muestra y no se evidencian, tampoco, sufrimientos nutricionales de trascendencia. BIBLlOGRAFIA CITADA CONSTANZO, M. M. 1941. Antropología Calchaquí. Revista del Instituto de Antropología 2 (9): 213-218. San Miguel de Tucumán. CHILLlDA, L.A. 1943. Características métricas y morfológicas del húmero en los aborígenes argentinos. Revista del Instituto de Antropología 3 (1): 5-35. 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TABLAS TABLA 1- NEUROCRANEO Ejemplar Dimensiones absolutas (en mm). 340 2 3 4 5 6 7 8 Longitud máxima Longitud (n-opc) Anchura (g-opc) máxima (eu-eu) 169 164 165 163 169 174 166 163 166 159 165 172 143 145 136 156 152 142 Altura (b-ba) 141 127 129 140 140' 142 Altura (b-po) 119 107 109 .121 113 107 140' Diámetro frontal mínimo 100 96 92 98 101 87 84 Diámetro frontal máximo 112 127 115 129 129 108 106 107 99 105 108 107 112 129 119 123 128 126 128 Anchura bimastoidea Anchra bimastoidea máxima Anchura biastérica 112 105 103 109 105 106 Anchura biporiónica 121 111 111 118 120 116 Longitud (n-ba) 104 94 94 97 98 Longitud foramen magnum 33 33 33 33 31 Anchura foramen magnum 27 30 30 28 28 (n-op) 337 334 333 335 356 349 1390 1230 1200 1430 1400' 1420 84,61 88,41 88,42 95,70 89,94 81,60 83,43 77,43 78,18 85,88 82,44 81,60 Vértico-transversal 98,60 87,58 94,85 89,74 92,10100,00 Frontal 89,28 75,59 80,00 75,96 78,29 80,55 Aurículo-Iongitudinal 70,41 65,24 66,01 74,23 66,86 61,49 Aurículo-transversal 83,21 73,79 80,14 77,56 74,34 Foramen 75,00 90,90 90,90 84,84 Curva sagital Caacidad total (por aforo, en cc.) 84 117 Indices Craneano horizontal Vértico-Iongitudi nal magnum Módulo craneano • valor aproximado 79,24 78,35 90,32 153,30152,70 151,00145,30143,30153,00 TABLA 11- ESPLACNOCRANEO 2 3 66 69 70 Ejemplar 4 5 6 7 8 68 67 118 117" Dimensiones absolutas (en mm). Altura facial superior Altura facial total (n-p) 120' (n-gn) Anchura íronto-malar 11:3· SS:, 96; 109 103' sz Anchura biciqornática, 1'4,3. 12:0\ 1.2'11 13,6 1'35· 138 Anchura bimaxila!Jl" rrráxinra 1;0133 as; 8J1' 10Gl 95 912: 4'0, 39 Alture cfír.lí!itOJ-aLveoJ:aJí 40· 1,1111 Víctor A. Núñez Regueiro 49 50 53 52 48 49 Altura nariz (n-sn) 24 22 20 24 22 25 Distancia 13 16 14 18 18 18 101 93 89 97 96 94 34 32 35 36 34 38 38 36 36 38 38 39 Anchura Anchura Altura nariz interorbitaria biorbitaria órbita 23 Anchura órbita Anchura máxilo-alveolar 53 57 65 Lontitud máxilo-alveolar 51 47 51 Anchura paladar 39 33 34 37 38 38 Longitud paladar 48 49 45 39 45 46 Distancia p-ba ' 94 86 83 Indices Gnático 90,38 91,48 88,29 Facial superior 46,15 57,50 57,85 50,37 48,55 88,23' 87,40 84,78' Nasal 48,97 44,00 37,73 46,15 45,83 51,00 Orbitario 89,47 88,88 97,22 94,73 89,47 97,43 Palatino 81,25 67,34 74,55 94,87 84,44 82,60 Facial total , valor aproximado TABLA 111- MAXILAR INFERIOR Ejemplar (valores en mm) 4 7 8 Medidas absolutas Anchura bicondílea 110 105 102 Anchura bigoníaca 96 - 97 94 Longitud total en proyección 106 114 104 Longitud del cuerpo 75 81 80 Altura rama Im~I¡lIiltal!lte 62 65 61 Altura narna ,montamite lI:tIí¡1lii111lla ,53 ;54 46 AnolíllJJr.alIited'aIralílila 4'2 41 4:5 Anchura de la rama 1!IIi1Í1nilílila :29 :2;8 342 ' 3~ Arqueología, Historía y Antropología de los Sitios de Alamito Altura sinfisiana 34 33 38 Altura del cuerpo 32 30 31 13 16 16 127 119 123 87,27 92.38 92,15 De la rama mandibular 67,74 67,21 73,77 Mandibular 40,62 53,33 51,61 4 7 8 Espesor Angulo máximo mandibular del cuerpo goníaco Indices De anchura mandibular de espesor TABLA IV - ESQUELETO POSTCRANEAL Ejemplares (valores en mm) TIBIA Longitud máxima 382 351 361 Longitud fisiológica 370 336 356 103 97 79 Perímetro Diámetro en agujero nutricio ántero-posterior 36 35 34 Diámetro en agujero nutricio transversal 27 25 21 Diámetro ántero-posterior 32 31 32 Diámetro transversal 24 22 21 75,00 70.96 65,62 75,00 68,57 61,76 361 348 361 41 39 41 11,35 11,20 11,35 Longitud 59 57 62 Anchura 44 50 52 Altura 33 30 33 Angulo de declinación 25 13 23 Angulo de torsión 52 35 40 74,57 87,71 83,87 55,93 52,63 53,22 Indice diafisiario medio Indice cnémico PERONE Longitud máxima Circunferencia mínima Indice de robustez ASTRAGALO Indice de anchura Indice de altura CALCANEO Longitud máxima 82 82 84 Anchura mínima 30 28 30 37 40 40 34,14 35,71 Altura mínima Indice de anchura 36,58 343 Víctor A. Núñez Regueiro Indice de altura 45,12 48,78 47,61 SACRO Longitud máxima 122 Anchura mfnima 118 Profundidad máxima 20 Indice de anchura 96,72 Indice de la concavidad 16,39 ESTERNON Longitud total 153 155 Anchura manubrio 74 65 Altura 50 52 Altura del cuerpo 99 101 Anchura máxima del cuerpo 26 35 Anchura mfnimá del cuerpo 26 25 9 8 Espesor (ántero-posterior) CLAVICULA Longitud máxima 159 Perfmetro al medio 36 Anchura distal 27 Anchura proximal 28 16,98 Indice del ancho distal Indice de robustez - 22,64 70,35 Indice clávico-humeral ESCAPULA Altura 155 153 Anchura 100 105 Cavidad gleneoidea : anchura 34 36 Cavidad glenoidea : altura 23 25 Angulo áxilo-espinal 42 49 Longitud total de la espina 135 135 Indice escapular 64,51 68,62 Indice glenoideo 67,64 69,44 Indice escapular-humeral de altura 66,23 64,55 HUMERa Longitud máxima 304 308 284 Longitud fisiológica 302 308 280 Perfmetro 62 70 67 Diámetro máximo 21 24 21 Diámetro mfnimo 17 23 16 344 Arqueología, Historia y Antropología de los Sitios de Alamito Angulo inclinación cuello 132 142 155 Angulo de torsión 134 140 133 Indice de robustez 20,39 22,72 22,18 Indice diafisiario 80,95 95,83 76,19 Indice braquial 76,97 65,90 83,45 63,47 65,61 Indice intermembral RADIO Longitud máxima 234 233 237 Longitud fisiológica 225 221 226 Circunferencia mínima 43 42 42 Diámetro transverso máximo 13 17 16 13 12 10 165 162 Diámetro sagital mínimo Angulo colo-diafisiario Indice diafisiario Indice de robustez 100,00 62,50 18,37 17,72 CUBITO Longitud máxima 256 249 246 Longitud fisiológica 226 227 223 Circunferencia mínima 41 38 34 Diámetro subsigmoideo. ántero-posterior 27 25 26 Diámetro subsigmoideo transversal 22 20 20 Indice de platolenia 81,48 80,00 76,92 Indice de robustez 16,01 15,26 13,82 431 435 433 Longitud fisiológica 429 432 ? Longitud al trocánter 408 407 ? Perímetro 94 96 87 Diámetro medio ántero-posterior 32 32 25 Diámetro medio transversal 27 28 28 Diámetro subtrocántereo ántero-posterior 27 28 27 Diámetro subtrocántereo transversal 32 35 35 Diámetro cabeza femoral vertical 48 47 48 Diámetro cabeza Iemoral horizontal 49 47 49 Angulo de torsión 27 Angulo de divergencia 12 Angulo colodiafisiario 133 120 129 Indice de robustez 13,75 13,88 Indice pilástrico 118,51 114,28 FEMUR Longitud máxima 89,28 345 Víctor A. Núñez Regueíro Indice de platimetría 84,37 84,84 77,14 Indice crural 86,30 80,68 83,37 COXAL Altura 213 Anchura 165 Altura del ilión 139 Anchura del ala ilíaca 164 Longitud del isquión 85 Longitud del pubis 74 Abertura gran escotadura 43 Profundidad gr.an escotadura 30 Ancho cótilo-ciático 41 Indice del ancho coxal 74,46 Indice del ancho ilíaco 117,98 Indice isquio-púbico 87,05 Indice cótilo-ciático 95,34 Indice gran escotadura 69,76 346 Si