sacramento - Universidad San Buenaventura

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1. TIPO DE DOCUMENTO: Trabajo de grado para optar por el título de LICENCIADO EN TEOLOGÍA.
2. TITULO: Hacia una comprensión de la Pareja - Sacramento
3. AUTOR: Jeyson Hernando Ramírez Rojas
4. LUGAR: Bogotá, D.C.
5. FECHA: Noviembre de 2010.
6. PALABRAS CLAVE: Sacramento, matrimonio, pareja, Cristo, sacramentalidad.
7. DESCRIPCIÓN DEL TRABAJO: Es el resultado de una investigación bibliográfica y contextual
acerca de la categoría “pareja” y su compresión como sacramento en la teología cristiana,
estableciendo pautas pastorales para la catequesis pre –matrimonial.
8. LINEAS DE INVESTIGACIÓN: Teología, Biblia, Educación.
9. FUENTES CONSULTADAS: Alberich Sotomayor, Emilio. Catequesis evangelizadora. Manual de
catequética fundamental. Quito: Editorial Abya-Yala, 2003. Benedicto XVI. Carta encíclica Deus
caritas est.Bogotá: Editorial San Pablo, 2006. Borobio, Dionisio. La celebración en la Iglesia I.
Liturgia y sacramentología fundamental. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1995. Corpas de Posada,
Isabel. Pareja abierta a Dios. Aproximación teológica a la experiencia de pareja. Bogotá: Editorial
Bonaventuriana, serie teológica Nº 3, 2004. Documentos Concilio Vaticano II. Madrid: Editorial
Biblioteca de Autores Cristianos, 1980. Fenoy, Eugenio y Abad, Javier. Amor y matrimonio. Madrid:
Editorial Palabra, 2001. Lacroix, Xavier. El Matrimonio. Burgos: Editorial Mensajero, 1996. Miralles,
Antonio. El matrimonio. Teología y vida. Madrid: Editorial Palabra, 1999. Perrot, Charles. Los
relatos de la infancia de Jesús. Cuadernillo bíblico 18. Navarra: Editorial Verbo Divino, 1987.
Sarmiento, Augusto. El sacramento del Matrimonio. Bogotá: editorial Kimpres Ltda., 1996.
Schillebeeckx, Edward. Cristo, sacramento del encuentro con Dios. Pamplona: Editorial Dinor,
1971. Sierra González, Ángela María. Unidad conyugal, esperanza para la familia. Hacia una
antropología – teológica del matrimonio en perspectiva familiar. Bogotá: Pontificia universidad
Javeriana Colección teológica Hoy Nº 57, 2007. Tamayo, Juan José. Nuevo diccionario de teología.
“Matrimonio”. Madrid: Editorial Trotta, 2005.
10. CONTENIDOS: A lo largo de la historia de la teología un tema que ha sido fruto de no pocas
discusiones es el sacramento del matrimonio; sin embargo, en la actualidad se han planteado en la
sociedad nuevas experiencias de pareja diferentes a la cristiana, lo cual ha causado
contradicciones a la hora de tomar la decisión de casarse. De este punto es donde surge el
cuestionamiento, ¿cómo se comprende la pareja?, y también, ¿será que la pareja es un
sacramento o lo es sólo la celebración litúrgica?, esto con el propósito de llegar a una verdadera
comprensión de la teología de sacramento, haciendo posible que las personas se comprometan a
la vivencia de una certera vida en pareja, a partir de una coherente catequesis pre-sacramental.
11. METODOLOGIA: Investigación bajo el método inductivo, donde se realizó la investigación
bibliográfica y recopilación de información de los fieles; luego se usó el método hermenéutico
para la propuesta de las pautas para la catequesis pre-sacramental.
12. CONCLUSIONES: luego de indagar la realidad sacramental de la pareja desde el ámbito bíblico,
eclesial y contextual, se vislumbra que, a pesar de la claridad que la teología tiene acerca de la
misma y del sacramento del matrimonio, la manera como se ha dado la formación a los fieles al
respecto no ha sido la adecuada, lo cual lleva a comprensiones erróneas acerca de la importancia
de la celebración del sacramento del matrimonio, accediendo a él con la convicción de llegar a ser
imagen de Cristo en el mundo, siendo el objetivo de dicha celebración. Este trabajo le aporta a la
teología algunas pautas que, surgidas de las mismas inquietudes de los fieles, ayudarían para
alcanzar una formación respecto al Matrimonio cada vez más óptima, tratando de evitar las
separaciones.
1
HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LA PAREJA – SACRAMENTO
JEYSON HERNANDO RAMÍREZ ROJAS
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
BOGOTÁ
2011
2
HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LA PAREJA – SACRAMENTO
JEYSON HERNANDO RAMÍREZ ROJAS
Trabajo para obtener el título de Licenciado en Teología
Directora disciplinar
ÁNGELA MARÍA SIERRA GÓNZALEZ
Magister en teología
Director metodológico
JOSÉ FERNANDO RUBIO
Magister en Patrología
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
BOGOTÁ
2011
3
Nota de aceptación:
_________________________________________
_________________________________________
_________________________________________
_________________________________________
_________________________________________
__________________________
Firma del presidente del jurado
__________________________
Firma del jurado
__________________________
Firma del jurado
Bogotá, 22 de noviembre de 2010
4
DEDICO A:
Mi familia y personas que intervinieron con su apoyo
en mi formación académica y personal
5
AGRADECIMIENTOS
A Cristo, Señor de todo cuanto existe y fundamento de la existencia de todas las
personas que se aventuran a vivir la experiencia de pareja
A la Orden de Agustinos Recoletos, por su esmero en brindarme la mejor
formación en todas las dimensiones.
A todas las personas que intervinieron en este proceso investigativo; los cuales
con sus orientaciones académicas hicieron posible la culminación de este trabajo.
6
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN………………………………………………………..….
10
1. ANTECEDENTES TEOLÓGICOS
DEL CONCEPTO PAREJA – SACRAMENTO……………………………….
13
1.1 ¿Qué es la pareja?....................................................................................
14
1.1.1 La pareja en la Sagrada Escritura………………………………………..
16
1.1.2. La pareja desde la Tradición eclesial hasta el Concilio Vaticano II…..
18
1.2 El término “sacramento” en la eclesiología actual…………………………
22
1.3 Binomio pareja – sacramento en la teología matrimonial………………….
24
1.4 La sacramentalidad matrimonial independiente del rito…………………..
27
2. COMPRENSIÓN CONTEXTUALIZADA
DE LA PAREJA COMO SACRAMENTO…………………………………………
31
2.1 Justificación del trabajo de campo……………………………………………..
31
2.2 Descripción de la población…………………………………………………….
34
2.3 Presentación de los datos del trabajo de campo……………………………… 35
7
2.3.1 Encuesta………………………………………………………………………. 35
2.3.2 Entrevista……………………………………………………………………… 37
2.4 Análisis de los resultados del trabajo de campo……………………………… 41
2.4.1 Análisis de la encuesta……………………………………………………… 41
2.4.2 Análisis de la entrevista……………………………………………………… 45
3. LUGAR ACTUAL DE LA PAREJA COMO SACRAMENTO
EN EL DISCURSO TEOLÓGICO Y LA PASTORAL…………………………….. 50
3.1 Ambigüedad de la comprensión de la pareja-sacramento………………….... 51
3.1.1 Pareja…………………………………………………………………………… 51
3.1.2 Sacramento…………………………………………………………………....... 53
3.1.3 Pareja-sacramento……………………………………………………………… 55
3.2 Puntos de conciliación……………………………………………………………
57
3.3 Propuesta pastoral para la catequesis pre-matrimonial………….…………… 58
CONCLUSIONES…….………………………………………………………………. 62
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………. 65
ANEXOS………………………………………………………………………………. 67
8
LISTA DE ANEXOS
Pág.
ANEXO A. DISEÑO ENCUESTA ………………………………………………….. 67
9
INTRODUCCIÓN
La sociedad actual se ha visto envuelta en un sinnúmero de rápidos cambios
económicos, culturales, científicos y religiosos, los cuales han ejercido una notable
influencia en el pensamiento de las personas respecto a la manera de enfrentarse
a la realidad que les ha correspondido vivir, de valorarla y aprender a desarrollarse
en ella.
Dentro de estas nuevas perspectivas de la realidad, es importante tener en cuenta
el aspecto religioso de las personas, puesto que es un elemento inherente a todas
las culturas, elemento que brinda un significativo aporte a la hora de forjar la
identidad de cada individuo. Las nuevas dinámicas y las nuevas comprensiones
del mundo son elementos que han provocado un decaimiento en el tema religioso,
esto se refleja en la búsqueda de nuevas opciones que brinden una estabilidad
respecto al bienestar espiritual de cada quien.
Aquel decaimiento o desvirtuación del aspecto religioso se ha hecho evidente en
el caso particular de la comunidad cristiana católica, la cual, por ejemplo, en la
comprensión de los sacramentos, especialmente el matrimonio, ha perdido en la
conciencia de muchos fieles el sentido teológico que ellos tienen; se considera
como un simple compromiso social. Afortunadamente, muchos cristianos
consideran aún este sacramento como una manera de acercase y vivir, según su
fe, en la presencia del mismo Cristo y acorde a lo que discurren es la voluntad de
Dios.
Esta contextualización de la problemática actual de la comprensión del
matrimonio, en medio de una gran proliferación de iniciativas para que las
personas conformen parejas de hecho, lleva a buscar una comprensión más
10
acertada de la pareja cristiana, la cual según sus características teologales se
debe entender como un sacramento eclesial, pues al unirse un hombre y una
mujer se vislumbra el amor divino.
El tema de la pareja ha sido abarcado desde diferentes disciplinas como la
psicología, la teología, la sociología, por el hecho que afecta todos los contextos
culturales. Sin embargo, en la actualidad surgen muchos interrogantes acerca del
significado objetivo que tiene el concepto de pareja; además, cuando se vincula a
un ámbito católico, aquella categoría presenta otras variaciones, lo cual hace que
los fieles cristianos católicos, enterados de tales apreciaciones, llegan a una
comprensión distorsionada de la pareja como sacramento propuesta por la
teología sacramental.
El discernimiento de aquel concepto es importante puesto que son muy pocos los
estudios que se realizan acerca de la categoría “pareja” en el ámbito teológico, al
igual que sobre la asimilación, presentación y definición de la pareja – sacramento
en la formación de los católicos, dando lugar al redescubrimiento de un elemento
que se puede considerar olvidado a la hora de invitar a las personas para que
formen un hogar en la vivencia de pareja dentro del matrimonio.
El propósito de una comprensión de la pareja como sacramento será abordado
desde dos puntos de vista fundamentales: en primer lugar se analizará algunos
textos y formulaciones de la teología católica respecto a la pareja como
sacramento, haciendo una lectura analítica desde el Antiguo Testamento hasta el
Concilio Vaticano II, teniendo esas apreciaciones como la expresión oficial acerca
del tema. En segundo lugar, en procura de una investigación concreta y real, se
determinará, a partir de dos instrumentos de recolección de datos, a saber, una
encuesta y una entrevista, cómo un grupo de personas que se preparan para la
celebración de su matrimonio comprenden la experiencia de vivir como pareja y
cómo es posible que ella sea entendida como un sacramento.
Finalmente, con las informaciones de los dos procedimientos investigativos, se
plantearán algunas pautas pastorales para que la catequesis pre-matrimonial sea
11
un espacio propicio donde se suscite en la conciencia de las personas que una
pareja sin la presencia actuante de Cristo en medio de ella no es posible que se
convierta en medio salvífico, no solo para el hombre y la mujer que la conforman,
sino también para todos aquellos seres humanos que entren en contacto con su
vivencia cotidiana.
De esta manera, el propósito no es llegar a conclusiones concretas acerca de una
investigación teórica, sino que se pretende un paralelo de la comprensión
contemporánea del concepto de pareja como sacramento en la teología
matrimonial y en un contexto determinado, y que suscite el interés por la mejora
de la preparación pre-sacramental de los creyentes católicos.
12
1. ANTECEDENTES TEOLÓGICOS DEL CONCEPTO
PAREJA – SACRAMENTO
El sacramento del matrimonio ha sido uno de los temas más estudiados en la
reflexión teológica a lo largo de la historia, esto lo atestigua la gran cantidad de
documentos,
tanto
magisteriales
como
académicos,
acerca
de
todo
lo
concerniente a este sacramento. Los últimos años se ha dado una interesante
producción literaria y propuestas teológicas más acordes con la realidad actual del
matrimonio católico, demostrando la importancia que reviste una coherente
comprensión del significado espiritual que posee la unión conyugal.
Desde el Antiguo Testamento, el valor de vivir en pareja se relaciona con una
experiencia espiritual, sin dejar de ser antropológica, puesto que se consideraba
como una bendición divina, aunque referenciada a la procreación, es decir, en la
medida de cuántos hijos e hijas se tenía. Asimismo, en el Nuevo Testamento,
Jesús se interesa por la familia, aún sin dejar de lado que lo esencial es el amor a
Dios, y afirma la presencia de Dios en medio de la unión matrimonial1. Sin
embargo, son los escritos de san Pablo los primeros pasos para llegar a
establecer la teología matrimonial. (Rm 7, 1-4; Ef 5, 21-6,1)
Posteriormente, la evolución de la reflexión teológica sobre el matrimonio desde
los padres de la Iglesia pasando por la edad media, hasta llegar, finalmente, a la
propuesta del Concilio Vaticano II y los teólogos de la segunda mitad del siglo XX,
ha sido muy rica en investigaciones y proposiciones para una verdadera
comprensión del significado de la experiencia conyugal y cómo ésta hace parte de
la presencia de Cristo en medio de la historia de los seres humanos.
No obstante, todos estos antecedentes documentales concernientes a la pareja
como sacramento no sólo aclaran dudas de lo que es el matrimonio, sino que
también suscitan nuevas preguntas y dejan inconformidades en el pensamiento de
los teólogos. Una de ellas es la concepción de la pareja como sacramento y cómo
es expresada por la mayoría de los fieles, que buscan una comprensión mínima
1
Cf. Corpas de Posada, Isabel. Pareja abierta a Dios. (Bogotá: Editorial Bonaventuriana, 2004), p. 256-257
13
para tomar la decisión de aventurarse a vivir como una pareja cristiana desde el
matrimonio.
1.1 ¿Qué es la pareja?
La realidad de los seres humanos está constituida por muchos elementos que la
hacen dinámica y, de esta manera, la vida humana está en una constante
construcción en relación con todo lo que rodea a la persona y, en especial, lo que
la distingue de los otros, es decir, su propia personalidad. Dentro de esta
búsqueda de realizar la vida individual, se encuentra el aspecto de vivir en
comunidad, experiencia que la hace más rica en elementos de toda índole, y que
se concretiza en la pareja, donde en aquella búsqueda de realización personal, se
unen para hacer de dos proyectos de vida uno solo con perspectivas comunes.
Ser pareja resulta de la compleja interacción de proyectos de vida, ideales y
sentidos como base de un subsistema particular con identidad propia dentro
de la familia, y se enriquece por las emociones, los pensamientos, las
acciones e intereses particulares2.
Sin embargo, esta experiencia debe poseer algunas característica fundamentales;
aspectos que se exigen con el propósito de intentar garantizar que sea duradera
partiendo de la fidelidad. Algunas de ellas son: la madurez humana en todas las
dimensiones (física, psicológica y espiritual), conocimiento mutuo y, en un alto
grado de importancia, la honestidad frente a lo que se siente por la otra persona.
La vida en común de dos personas heterosexuales es algo que siempre ha
existido en la sociedad humana y, por ende, su importancia en la estructura de la
sociedad es evidente. Así, la teología nunca ha negado el puesto esencial que
ocupa en la relación entre Dios y los seres humanos. Claro testimonio de esto son
los numerosos textos bíblicos que hablan de la pareja humana como fundamento
de toda la comunidad, puesto que de ella surge la prole que va a incrementar la
misma sociedad.
2
Sierra González, Ángela María. Unidad conyugal, esperanza para la familia. Hacia una antripología –
teológica del matrimonio en perspectiva familiar. (Bogotá: Editorial Javegraf, 2007), p. 63
14
Asimismo, en la historia, la reflexión teológica respecto a la pareja ha
evolucionado, no en su concepción general, sino en el sentido de dar pautas que
le ayuden a crecer y entenderse a sí misma.
1.1.1 La pareja en la Sagrada Escritura
Antiguo Testamento
La experiencia de vivir en pareja en el pueblo israelita, y luego en la comunidad
cristiana, se considera como un regalo divino, aunque “sociológicamente no existía
mayor diferencia en la forma como los israelitas vivían la experiencia de pareja y la
de los pueblos vecinos. Pero sí tenía, la yahvista, una visión distinta del
matrimonio”3. Formar pareja se consideraba como una obligación con el propósito
de continuar la obra salvífica y creadora de Dios. No obstante, a lo largo de la
historia del pueblo de Dios, se ha dado una evolución en la concepción de la
pareja.
El libro del Génesis, en los relatos de la creación, “presenta la pareja ideal de los
orígenes y explica la unidad humana en la diferenciación de los sexos, así como el
misterio del amor humano en cuanto don de Dios”4. Además en este mismo relato
aparece la principal razón de ser de la pareja humana: No está bien que el hombre
esté solo (Gn 2, 18), determinando que “el ser humano está hecho para el diálogo,
para el encuentro interpersonal”5.
Bajo esta perspectiva, es posible afirmar que desde el momento de la creación los
seres humanos han sido hechos para vivir en comunidad y compartir sus
actividades con los de su misma especie, a tal punto que conformen un solo
cuerpo, pero esto partiendo del hecho que la pareja ha sido creada por voluntad
divina, como lo narra el mismo libro del Génesis.
3
Corpas, Isabel. Op. Cit. p. 163
Ibíd. p. 198
5
Ibídem.
4
15
La mentalidad israelita se caracteriza por dar gran importancia a la familia, al
vínculo que se establece en las relaciones interpersonales, es decir, a su relación
con la sociedad y la identidad que ésta le proporciona y con la cual siempre se va
a identificar (cita). Esto se hace evidente en las genealogías expuestas en la
Sagrada Escritura6; sin embargo, respecto al tema que compete en este apartado,
la pareja, la unión de un hombre y una mujer, es lo único que hace posible que
aquella identidad sea verdadera, siendo algo que se repite a lo largo de la
Escritura Sagrada7.
La pareja es, entonces, en el Antiguo Testamento un conjunto de relaciones en
todas las dimensiones personales, tales como la corporalidad, la cultura, la
identidad, pero más que una simple unión, consiste en una entrega y
complementariedad mutua, como se vislumbra desde la creación, donde el
hombre se sentía sólo y no encontraba una compañía propicia a él hasta que Dios
crea la pareja, hombre y mujer, para que sean una sola persona (Gn 2, 24),
permanezcan en felicidad y en alianza con Él.
Se puede concluir con las palabras de la doctora Isabel Corpas: “el ser humano
está hecho para el diálogo y la comunión y en dicha comunión se constituye en
imagen y semejanza de Dios que es comunidad de personas”8.
Nuevo Testamento
Por otra parte, es necesario establecer el concepto de pareja en el Nuevo
Testamento, puesto que allí radica la comprensión actual de pareja que se ha
venido gestando a lo largo de la historia de la Iglesia.
El punto de partida para la pareja según el Nuevo Testamento es la ruptura que
hace Jesús a los esquemas determinados en la cultura judía, principalmente en lo
6
Cf. Perrot, Charles. Los relatos de la infancia de Jesús. Cuadernillo bíblico 18. (Navarra: Editorial Verbo
Divino, 1987), p. 20
7
Cf. Millares, Antonio. El matrimonio. Teología y vida. (Madrid: Ediciones Palabra, 1999), p. 34-40
8
Ibíd. p. 252
16
concerniente a la inferioridad de la mujer y el marcado patriarcalismo. No obstante,
se conserva el simbolismo de la alianza.
Este simbolismo cuenta con unas características especiales de
incondicionalidad, el carácter festivo y alegre de la unión, su igualdad y
eroticidad. Pero ante todo su capacidad de entrega hace lo esponsal un
símbolo real del amor verdadero, aquel que perdura y crece9.
Además del simbolismo de la alianza, está el sentido teológico y al cual se refiere
toda la predicación y doctrina expuesta en el Nuevo Testamento, a saber, el
Reino. Toda la teología neotestamentaria gira en torno a este aspecto, y la
comprensión de la pareja no es ajena a esto.
Los relatos evangélicos hablan constantemente del papel que ejercen las mujeres
en la sociedad, Jesús deja de lado los prejuicios legales y da el puesto que
corresponde a la mujer; bajo esta perspectiva, el hombre se hace un ser igual a la
mujer, puesto que son creados a imagen y semejanza de Dios; esto permite
descubrir aspectos tan importantes como una verdadera sexualidad y relaciones
interpersonales coherentes con la fe, a partir del anuncio de la proximidad del
Reino de Dios, es decir, “un nuevo orden salvífico y que en su persona [en la de
Jesucristo] se hace presente el señorío de Dios”10.
Jesús instituye un nuevo orden que está basado en la experiencia del amor, un
amor incondicional que parte del amor promulgado y ejercitado sin ningún tipo de
restricción para con Dios, y que necesariamente se manifiesta en las otras
personas, quien dice que ama a Dios y odia a sus hermanos es un mentiroso (1 Jn
4,20).
Así, el punto esencial de la experiencia del Reino de Dios es el amor al prójimo,
Ahora bien, en ningún momento hace Jesús referencia al amor conyugal
propiamente tal. ¿Pero no es el cónyuge el más próximo de los prójimos? Por
9
Sierra, Ángela. Op. Cit. p. 72
Corpas, Isabel. Op. Cit. p. 270
10
17
tanto, cuanto el evangelio recoge sobre el amor al prójimo, forzoso es referirlo
al amor a la pareja11.
De tal manera, cambia la percepción de la pareja, en cuanto que no es
únicamente como lo determinaba el Antiguo Testamento como un complemento
del ser humano en su integralidad o como una compañía digna del hombre para
su cotidianidad, sino que el fundamento parte del principal mandamiento de la ley
de Dios y que Jesús establece como la base para toda relación interpersonal: el
Amor.
La pareja es, pues, no sólo la unión de dos personas a partir de la búsqueda de
bendiciones divinas, sino que por el amor a Dios se identifican entre sí y es lo que
les mueve su interior para permanecer en el amor y en el cumplimiento de los
mandatos divinos, lo cual se hace expresión del amor de Dios por la humanidad.
Sin embargo, es la teología paulina la que realmente establece los parámetros de
lo que es la pareja, lo hace directamente relacionado con el matrimonio, afirmando
que es misterio. Esto se abordará más adelante, al hablar de la pareja como
sacramento (1.3).
1.1.2. La pareja desde la Tradición eclesial hasta el Concilio Vaticano II
Según los apartados anteriores, la evolución de la comprensión de la pareja es
evidente como una realidad humana esencial y que varía según el crecimiento en
la fe, tal como lo muestra el cambio de perspectiva en los escritos del Nuevo
Testamento respecto al Antiguo Testamento. “La transformación que la obra
redentora de Cristo ha significado para la humanidad del hombre y de la mujer
alcanza también a su unión matrimonial”12.
11
12
Ibíd. p. 271
Sarmiento, Augusto. El sacramento del Matrimonio. (Bogotá: editorial Kimpres Ltda., 1996), p. 111
18
No obstante, esta evolución siguió su camino a lo largo de la reflexión teológica de
manera que surgieron nuevos elementos y apreciaciones respecto a la pareja,
aunque ya nunca se desligó del Matrimonio.
La predicación del Evangelio fue el punto clave para que la comprensión de la
pareja en el ámbito teológico cambiara, puesto que salió del ámbito cultural en el
cual se había formado y desarrollado por muchos años, es decir, ya no sólo se
refiere y establece en la comunidad judía, sino que se abre a otras culturas como
la griega y la romana. Esto no transcurrió de manera pacífica o sin mayores
contratiempos, puesto que es en estas etapas donde se hace completamente
necesario dar claridad respecto a las doctrinas cristianas y, junto con ellas, a los
sacramentos, donde también se ubica la concepción de la pareja desde la visión
cristiana13.
En medio de controversias, herejías, persecuciones y demás circunstancias de los
primeros siglos de la religión cristiana, los autores, principalmente los padres de la
Iglesia y los Concilios, daban el fundamento teológico de la doctrina cristiana y sus
elementos; asimismo, se vislumbra que el interés primordial de ellos era
dogmático y apologético, por tanto no existen determinaciones concretas acerca
de la experiencia de la pareja14.
Sin embargo, se tenía que la pareja debía seguir las orientaciones dadas por el
Evangelio como la unión por amor y con el propósito de procrear (Os 3,1-3; Is 54,
1-8) y estar juntos y siendo uno, según la analogía del cuerpo humano, sus
miembros unidos a su cabeza (1Co 12, 12). De tal manera que el concepto de
pareja no se cambió en grandes términos respecto a lo propuesto por el Nuevo
Testamento, al contrario, se intentó afianzar el sentido de entrega y de unión entre
los dos seres, pero que es una unión respecto al seguimiento de Cristo como
única meta y a la cual se debe ordenar toda la vida de un cristiano.
Más adelante en la historia, en lo siglos venideros desde la época de los Padres
de la Iglesia hasta el Concilio de Trento, el concepto de pareja se vio influenciado
13
14
Cf. Corpas, Isabel. Op. Cit. p. 328- 332
Cf. Millares, Antonio. Op. Cit. p. 129- 164
19
por la moralidad y legalidad, de manera que ya deja de ser algo teológico y pasa a
ser una cuestión más pragmática, es decir, la pareja aunque se considera como
imagen y semejanza de la unión de Cristo con la Iglesia, se hace énfasis en
considerarla como unión de dos personas que se proponen procrear, según el
plan divino desde la creación, pero que a su vez está determinada por las leyes
eclesiales rigoristas; se plantea más el problema de cómo se debe realizar la
celebración litúrgica del matrimonio, que la experiencia de pareja que deben
poseer los cónyuges. También una de las características fundamentales de la
concepción de pareja de esta época consiste en el carácter indisoluble que posee
el sacramento.15
A partir del Concilio de Trento hasta el siglo XX, el concepto de pareja desaparece
como una institución independiente y se determina únicamente desde el punto de
vista del sacramento del Matrimonio, de manera que sólo hay pareja cuando se
celebra el rito sacramental; la unión promulgada por Jesús, la cual debe partir del
amor a Dios y llega a la unión de dos personas en búsqueda del Dios no tiene
lugar. La pareja llega a ser no un plan de Dios, sino de los hombres, pierde su
esencia teológica y se queda en aspectos legales, aunque no se puede dejar de
lado que los cristianos se unen en matrimonio también por el amor mutuo y que no
se orientan sólo por aspectos legales16.
Finalmente, en el siglo XX, los cambios sociales fueron fundamentales para la
compresión de la pareja como una institución independiente del rito; dando lugar a
un nuevo parámetro de pareja caracterizado por el encuentro interpersonal de los
cónyuges de manera más superficial y determinada por las condiciones sociales.
Aspectos como la promoción del puesto de la mujer en la sociedad, el libertinaje
sexual, la técnica, son factores que afectan de modo directo el modelo actual de la
pareja17. Los principales cambios los sintetiza muy bien la teóloga Isabel Corpas:
15
Cf. Ibíd. p. 23 – 30
Cf. Ibíd. p. 145-164
17
Cf. Corpas, Isabel. Op.Cit. p. 469
16
20




De un enfoque especialista de la realidad y de la teología se pasó a un
enfoque personalista, en la línea de Emmanuel Mounier;
la casi exclusivización de la filosofía en la reflexión de los teólogos dio paso
a la Escritura, haciendo eco al movimiento bíblico;
se comenzó a tomar en serio al laicado y la eclesiología dio un vuelco
significativo gracias a los aportes de los teólogos De Lubac y Congar;
los sacramentos se empezaron a entender como procesos de gracia más
que como momentos o puntos aislados en la existencia del cristiano18.
Sin embargo, todo esto le sirvió a la Iglesia para que diera un giro a la
comprensión de la pareja; se termina aquella visión legalista y moralista y pasa a
ser considera como una realidad humana, la cual por ser revestida de la gracia
divina también llega a considerarse como camino de salvación, es decir, se
retoma el verdadero sentido teológico propuesto por los evangelios y, en especial,
en los escritos paulinos (1Co 7).
La pareja es considera en los documentos del Concilio Vaticano II a partir de la
reflexión del carácter sagrado del matrimonio y de la familia como la unión íntima
de las personalidades de cada uno con el otro, al igual que sus actividades, de
manera que se ayudan y sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su
unidad y la logran cada vez más plenamente en la convivencia19
A manera de conclusión, es pertinente dar una respuesta concreta a la pregunta:
¿qué es la pareja?, a partir de lo mencionado de la compresión que se ha tenido y
se tiene en la actualidad de la experiencia de pareja.
La pareja, dentro del discurso teológico, ha tenido comprensiones que salen de la
concepción común de la sociedad; esta noción en la teología tradicional se ha
entendido como la simple unión de dos personas en búsqueda de un proyecto
común, por un sentimiento o atracción mutua, aún teniendo en cuenta la doctrina
cristiana y, por esa misma razón, tiende a quedarse en el ritualismo sacramental,
olvidando que desde la creación es voluntad divina la unión de las parejas.
Pero, para dar una respuesta más concreta, es necesario estar vinculados con los
documentos de la Iglesia, es decir, con su Magisterio, por tanto, la pareja se
18
19
Ibíd. p. 470
Cf. Constitución Gaudium et spes. N° 48
21
entiende como la relación entre dos personas heterosexuales en búsqueda de la
realización personal en un proyecto de vida común y que en la religión católica
sólo el matrimonio es el acto de fundación legal20, de manera que la experiencia
de pareja parte de la unión de tres voluntades, del hombre, de la mujer y de Dios,
puesto que el rito sacramental lo que hace es confirmar lo que ya se debe estar
viviendo en la realidad humana.
1.2
El término “sacramento” en la eclesiología actual
A lo largo de la historia de la Iglesia se han entendido de manera muy diversa la
realidad
de
los
sacramentos,
considerados
como
símbolos,
signos,
representaciones, ritos, y de forma oficial en el Concilio de Trento los sacramentos
han sido entendidos como signo eficaz de gracia; pero es una definición muy
limitada dado que se utilizaba sólo para indicar los siete ritos sacramentales de la
iglesia y, además, era sólo para los que cumplían estos requisitos: “institución por
Cristo, estructura de materia y forma, eficacia „ex opere operato‟, intención por
parte del ministro, y disposiciones por parte del sujeto”21
Posteriormente, el término sacramento, o misterio para los cristianos de oriente,
se entiende como las realidades que reflejan el último misterio de Cristo y su vida
sacrificial, muerte y resurrección. Y, de alguna manera, todo lo que refleja la
presencia de Cristo y el poder de Dios en nuestro mundo puede ser considerado
como misterio sagrado, ya sea un gesto sagrado, como por ejemplo la imposición
de manos, un objeto sagrado, como un icono, o una actividad sagrada, como la
proclamación de la palabra22.
Pero es el Concilio Vaticano II el que da las directrices fundamentales para
comprender el término sacramento, cuando afirma:
20
Consejo Pontificio para la familia. Lexicón. Términos ambiguos y discutidos sobre la familia, vida y
cuestiones éticas. (Madrid: Editorial Palabras, 2004), p. 903
21
Borobio, Dionisio. La celebración en la Iglesia I. Liturgia y sacramentología fundamental. (Salamanca:
Ediciones Sígueme, 1995), p. 372
22
Cf. Smolarski, Dennis C. Los sacramentos. (Barcelona: Editorial Centre de Pastoral Litúrgica, 1998), p. 9
22
los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la
edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero en
cuanto a signos, también tienen un fin pedagógico. No solo suponen la fe, sino
que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y
cosas; por esto se llaman sacramentos de fe. Confieren ciertamente la gracia,
pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para recibir con
fruto la misma gracia, rendir culto a Dios y practicar la caridad23.
Los sacramentos en la actualidad son, pues, actos o signos que significan una
realidad trascendente, pero que también se pueden definir como lo hizo E.
Schillebeeckx: “los sacramentos son un acto personal salvífico, realizado por
Cristo celestial en su Iglesia y por ésta”24.
Acorde con lo mencionado acerca del concepto sacramento, este se considera
como “un gesto eclesial que significa y realiza la entrada del hombre en el misterio
de Cristo”25; pero es en este punto donde radican las grandes discusiones
respecto a la eficacia y realidad que significan y realizan los signos.
Sacramento, etimológicamente significa “signo visible” 26, por tanto desde un punto
de vista objetivo, el ser humano se haría signo sagrado por medio de los
sacramentos, puesto que le hacen partícipe de la vida entera de Cristo y además
le invade con su gracia para que permanezca fiel a esa nueva realidad que
experimenta a través de signos y objetos que significan ese encuentro con Dios.
Puede parecer que este concepto sea muy abstracto y que carezca de coherencia
con nuestra realidad humana, puesto que lleva a experimentar y vivir bajo la
influencia de la realidad divina; sin embargo, esto se desmiente, al confirmar que
los sacramentos, con todos sus signos, están unidos con la existencia corpórea de
los seres humanos. En la cotidianidad, existen muchos signos que realizan lo que
significan.
23
Documentos Concilio Vaticano II. Sacrosanctum Concilium 59.(Madrid: BAC, 1980), p. 156
Schillebeeckx, Edward. Cristo, sacramento del encuentro con Dios. (Pamplona: Editorial Dinor, 1971),
p 119
25
Lacroix, Xavier. El Matrimonio. (Burgos: Editorial Mensajero, 1996), p. 87
26
Floristan, Casiano. Diccionario abreviado de liturgia. (Navarra: Editorial Verbo Divino, 2001), p. 275
24
23
Asimismo, los sacramentos pretenden hacer más comprensible la realidad y la
gracia que se recibe en la participación y aceptación de la persona de Cristo en la
vida de las personas, puesto que al ser de dimensión espiritual, es posible que se
considere como una simple invención o algo irreal, una manifestación exterior de
lo que alguien se imagina.
Se vislumbra que el término sacramento es muy amplio al momento de intentar
dar un significado concreto, certero y coherente, pues la evolución ha sido muy
influenciada por las circunstancias, sin embargo, sería posible definir “sacramento”
fundamentalmente como “la manifestación en visibilidad histórica del don invisible
de la gracia de Dios”27.
Esta definición, al unirse al sentido de ser un signo, posee unas características
propias: la vinculación bíblica, aspecto que se refiere a la institución divina del
sacramento; la totalidad simbólica, la cual se refiere a todos los elementos
materiales que entran en juego en los sacramento, así también como la
corporalidad; y, el dinamismo interpersonal: por el que los sacramentos no
aparecen como cosas u objetos, sino como acciones a través de las cuales Dios
realiza su salvación.
Los sacramentos son, entonces, algo más que simples acciones rituales y
encierran un sinnúmero de aspectos esenciales para la vivencia de la fe y, en
especial, para comprender mejor el significado de la comunicación de la gracia
divina.
1.3
Binomio pareja – sacramento en la teología matrimonial
Luego de dar una visión general acerca de la concepción de lo que se ha
entendido por pareja y por el término sacramento, se hace necesario establecer la
relación intrínseca que existe entre ambos términos, pero, más que eso, cómo es
27
Borobio, Dionisio. Op. Cit. p. 372-373
24
posible determinar que la pareja sea un sacramento de Cristo y, por ende, de la
Iglesia católica.
El Concilio de Trento determinó que el matrimonio, a partir de la Sagrada Escritura
y la Tradición, es sacramento, fundamentalmente en el texto de la carta a los
Efesios 5,25-32, y partir de allí hasta la teología actual esta realidad ha sido
innegable.
Sin embargo, para el tema que atañe este trabajo, la pregunta clave es ¿Cómo
entender que la pareja es un sacramento?
El pensamiento cristiano se ha centrado en muchas de sus reflexiones desde el
punto de vista meramente teológico, aspecto que no está mal, pero es necesario
poner de manifiesto que la dimensión antropológica inherente a nuestra condición
humana cumple un papel determinante a la hora de comprender cómo una
realidad concreta, como es la unión de dos personas, hacen posible transparentar
en medio de la sociedad la semejanza de Dios.
A partir de lo reflexionado acerca de lo que se entiende por sacramento, este no
es posible considerarlo sólo como un acontecimiento, ni como una celebración
ritual exclusivamente28, la realidad del sacramento es transcendente y lleva a que
los fieles puedan gozar de la gracia otorgada por Dios. Por esta razón es que la
experiencia de pareja no es posible determinarla sólo desde el ámbito de la
corporalidad o de las emociones, sino que la pareja hace parte del plan de Dios,
como se manifestó arriba con respecto al libro del Génesis, y así es que se debe
entender que aquella experiencia, que luego se convierte en encuentro
permanente mediante la celebración del matrimonio, es algo sagrado, es
sacramento.
Lo antropológico permite vislumbrar todas las dimensiones y coherencia con
lo sacramental. Desde una perspectiva integral, se percibe una
sacramentalidad profundamente humana y un ser humano que siendo
28
Sierra, Ángela. Op. Cit. p. 78
25
coherente es sacramento. El misterio de Dios se hace verdad desde la
persona y con la persona.29
De esta manera se entiende que la realidad sacramental no consiste en ritos, sino
en vivencias personales que transforman la conciencia de las personas y, por
ende, su conciencia como cristianos, haciendo posible que sus vidas transmitan a
las otras personas la misma vida de Cristo. “En pareja la gracia es la participación
constante y activa de Dios en un proyecto común, fuerza renovadora e impulso
hacia la bondad y la permanencia”30.
Finalmente, la principal razón por la cual la pareja se puede considerar en la
teología actual como un sacramento nos lo expone Ángela Sierra, quien integra
todas las experiencias de vida familiar que posee una pareja, aunque lo enmarca
dentro de la vivencia matrimonial, es posible que esto también se revele en las
parejas antes del sacramento ritual, sin embargo se hace evidente la realidad que
son pareja – sacramento:
El aprendizaje del lenguaje sacramental se inicia en la familia pues cuenta
con todas las condiciones para hacerlo.
Si la pareja vive desde este referente, espontáneamente y sin forzarlo
convierte su nosotros conyugal en sacramento matrimonial, y su vida se
transforma en ambiente sacramental, siendo posibilidad de testimonio, para
los hijos y para otras parejas, lo cual facilita la construcción de lo social y de lo
eclesial.
El sacramento es el medio unificador entre la gracia y la opción humana; por
eso hay que vivir desde la decisión de realizar en lo cotidiano estos
encuentros de gracia y a lo largo del proyecto existencial. No se trata de
instantes desarticulados, sino de momentos intensos y articuladores, como
ningún otro, del total vivido. En esta medida, los ritos sacramentales tendrán
verdadero sentido y se comenzará a celebrar desde la coherencia de la vida
como genuina proyección de la fe.31
La pareja, entonces, hace real la entrada de dos personas en el misterio de Cristo,
se hacen partícipes de su persona, de su cuerpo, y también de sus funciones y
misión como seguidores suyos.
29
Ibíd. p. 79
Ibíd. p. 82
31
Ibíd. p. 83
30
26
Finalmente, el aspecto que más ha marcado el matrimonio como sacramento, y
por ende, hace que la pareja se constituya también como sacramento, es el
análisis del texto bíblico de la carta a los Efesios 5, 32.
El discurso presentado por Pablo no hace referencia a la pareja común, sino a la
pareja que tiene presente a Cristo en su unión personal. En las numerosas
exposiciones exegéticas de este texto bíblico se encuentran distintas posiciones
respecto a la relación que se debe establecer entre la pareja, puesto que al ser
redactado en un contexto patriarcal, posee un matiz altamente machista para
nuestro contexto actual.
Sin embargo, “el discurso del Apóstol es parenético, y se refiere a la conducta de
los cónyuges cristianos”32, de manera que es determinado por un carácter moral,
no únicamente celebrativo, que corresponde a la analogía referida a Cristo y a la
Iglesia como esposos, haciendo que esta unión con otra persona se constituya
como una parte del misterio de Cristo. Y así es que se entiende que la pareja sea
sacramento desde lo propuesto por san Pablo, ya que es en realidad un misterio
que hace parte del Misterio, término que actualmente se conoce con el nombre de
sacramento, es decir, la pareja hace presente la persona de Cristo en la sociedad
actual.
1.4
La sacramentalidad matrimonial independiente del rito
En el apartado anterior se vislumbró cómo la pareja es sacramento, sin la
necesidad de estar determinada por una celebración concreta, sino a partir de lo
que se entiende por sacramento (misterio) dentro de la teología actual, de manera
que las personas al conocer esta realidad espiritual que existe y surge desde el
momento en que deciden unirse en un proyecto de vida común, la presencia de
Cristo en la sociedad debería ser más evidente.
32
Millares, Antonio. Op.Cit. p. 119
27
No obstante, lo anterior puede causar molestia en algunos puntos de la reflexión
teológica, puesto que siempre se expresa la necesidad inherente que las parejas
para poder llegar a constituirse como sacramento de Dios, es necesario que
celebren el rito matrimonial, según las normas eclesiales.
Mas, ¿será que el matrimonio sólo es sacramento por el rito?, según lo
mencionado acerca del término sacramento y el binomio pareja – sacramento, no
es así, ya que “el matrimonio es sacramento porque significa y causa la gracia.
Eso quiere decir que es un signo eficaz de salvación. Es sacramento porque
inserta real y verdaderamente, de una manera específica, en el misterio de
salvación”33. De tal manera, el matrimonio es una realidad trascendente que se
expresa en un rito, pero que no se limita a él.
La teología se ve aún influenciada por aspectos del Concilio de Trento, como su
apego a las leyes eclesiásticas de forma rigorista y la misma manera de concebir
actualmente los sacramentos por parte de los creyentes, los cuales en muchas
ocasiones limitan el libre desarrollo de los conceptos y la comprensión espiritual
que tienen los distintos campos de la misma ciencia; esto enmarcado por la fuerte
tendencia legal que se estableció en aquél concilio. Los sacramentos, tema de
mucha
importancia
en
él,
se
vieron
fuertemente
afectados
por
estas
circunstancias, hasta el punto que hoy aún esto tiene repercusiones en los fieles.
Respecto al tema de la sacramentalidad del matrimonio es de vital importancia
tomar como referente la noción de mysterion, puesto que “insiste menos en la
causalidad del rito del matrimonio que produce la gracia; el acento se pone en la
comunión que, por el sacramento, se da entre el amor de los esposos y el amor de
Cristo por la Iglesia”34.
No es, pues, que el rito sacramental determine la realidad del matrimonio, sino, al
contrario, son los aspectos que encierra en sí mismo el matrimonio los que hacen
33
34
Sarmiento Augusto. op. Cit .p. 124
Ibídem.
28
que se constituya como sacramento. Aspectos como memorial, actualización y
profecía de la siguiente manera:
Es memorial, porque confiere la gracia y el deber de recordar las grandes
obras de Dios y dar testimonio de ellas. Es actualización, porque confiere la
gracia y el deber de poner por obra en el presente las exigencias de un amor
de Dios que perdona y redime. Es profecía, porque confiere la gracia y el
deber de vivir y dar testimonio de la esperanza del futuro encuentro con
Cristo35.
Además de lo anterior, se debe considerar que el matrimonio no llega a su
plenitud del amor que se tiene la pareja en la celebración del rito, sino que es una
constate construcción mutua, “el matrimonio siempre está en deuda consigo
mismo, para que el amor no perezca”36.
Y también, el matrimonio como sacramento no puede ser ajeno a la parte
eclesiológica, puesto que es en la Iglesia donde se desarrolla como realidad
actuante. “si los miembros de la pareja, unidos, oran, piden perdón, se reconcilian
y reinician el camino, construyen iglesia”37, y se podría concluir este apartado con
las mismas palabras de la profesora Ángela Sierra:
[Lo manifestado arriba] indica que la construcción matrimonial en perspectiva
sacramental implica un compromiso con la salvación integral del otro con
quien se es pareja: salvación integral por cuanto no es sólo una referencia
espiritual sino que implica toda la persona y afecta a la comunidad.38
En definitiva, la pareja ha sido considerada como un punto esencial tanto en la
sociedad civil como en la experiencia religiosa del pueblo de Israel y de la
comunidad cristiana que se ha manifestado a lo largo de muchos siglos; no
obstante, se descubre que en ocasiones este aspecto de vivir en pareja ha sido
relegado a aspectos socio – culturales, y que han afectado hasta el punto de
concebirla como algo necesario pero sin importancia.
35
Ibíd. p. 125
Sierra, Ángela. Op. Cit. p. 88
37
Ibíd p. 89
38
Ibíd. p. 90
36
29
De igual manera, la Sagrada Escritura, a parte de su carácter patriarcal, considera
la pareja como una pieza esencial en el plan trazado por Dios desde la creación, y
que luego Jesús resalta y san Pablo define como una opción de vida cristiana.
Desde este punto puede ser considerada como sacramento, ya que se hace signo
de salvación tanto para el hombre como para la mujer, lo cual deben hacer visible
en la sociedad, especialmente a través de la celebración del rito del matrimonio.
30
2. COMPRENSIÓN CONTEXTUALIZADA DE LA PAREJA COMO
SACRAMENTO
Luego de un recorrido por los algunos puntos clave en el desarrollo de la teología
matrimonial acerca de la comprensión de la pareja, la cual se puede considerar
como un sacramento, como una realidad trascendente, es pertinente, con el
propósito de entenderla como tal, investigar en un contexto concreto cómo los
creyentes cristianos católicos advierten la concepción antropológica de la pareja,
además de hacer una confrontación con las informaciones que surjan de esta
indagación con los datos abordados anteriormente.
Por esta razón, se ha realizado un trabajo de campo, el cual se ejecutó mediante
la aplicación de dos instrumentos metodológicos, a saber, una entrevista y una
encuesta, con las que se interactuó con un grupo de personas teniendo como
propósito indagar acerca de la comprensión que éstas poseen de la pareja como
sacramento.
El desarrollo de este capítulo manifestará los resultados de esta investigación, al
igual un análisis que dé a entender cómo se considera la vivencia en pareja desde
una mirada “teológica” del común de los creyentes cristianos católicos; para ello es
indispensable hacer una justificación del trabajo de campo como una herramienta
necesaria y que dé validez a dicho trabajo; además, es preciso conocer a qué
población se le aplicó este trabajo de campo, puesto que es un factor importante
que determina, en cierta medida, los resultados que se adopten al final; y, por
último, expresar el análisis realizado a las ya mencionadas encuestas y entrevistas
realizadas.
2.1 Justificación del trabajo de campo
A partir de lo estipulado por la Iglesia, a saber, “antes de que se celebre el
matrimonio, debe constar que nada se opone a su celebración válida y lícita” (CIC
c. 1066), es necesario que las personas, las parejas, se preparen de una manera
31
consciente con el propósito que lleguen más seguros a la celebración de este
sacramento.
Sin embargo, la realidad es que dicha preparación se ha quedado sólo en un
momento legal, es decir, en muchas ocasiones las parejas toman esto sólo como
un requisito legal más, y se pierde el sentido de comprender el misterio tan grande
que encierra un sacramento como el matrimonio.
El objetivo de esta preparación es afianzar lo que con antelación se ha realizado
en la formación cristiana, o al menos eso es lo que se espera, puesto que
la preparación al matrimonio se puede considerar en tres momentos: remota,
próxima e inmediata. La remota comienza en la infancia a través de la obra
conjunta de la pedagogía familiar y de la primera catequesis, y se extiende a
la adolescencia y después a la juventud, hasta conectar con la preparación
próxima dirigida a los que, hallándose ya en el noviazgo, ven más de cerca
las perspectivas del matrimonio. 39
Lo que se pretende es hacer conocer a todos los cristianos la doctrina sobre los
sacramentos, pero en la actualidad, según la vivencia de la fe en algunos sectores
de la Iglesia católica, se ha convertido en una simple transmisión de contenidos40,
y según el tema que atañe a esta investigación, la presentación del sacramento
del matrimonio se lleva sólo al aspecto ritual, no se plantea la posibilidad que la
pareja, aún antes de la ceremonia, sea sacramento, lo cual conlleva a afirmar que
“no existe una adecuada preparación al matrimonio si no es en el marco de la
maduración de la vida cristiana”41.
Por estas razones, se justifica el planteamiento de un trabajo de campo, en el que
se indague acerca del concepto de pareja-sacramento que poseen las personas
próximas a la celebración de su matrimonio, personas que ya han decidido
casarse, pero también personas, que en muchas ocasiones no tienen claro qué
van a realizar.
39
Millares, Antonio. Op. Cit. p. 340
Cf. Alberich Sotomayor, Emilio. Catequesis evangelizadora. Manual de catequética fundamental (Quito:
Editorial Abya-Yala, 2003), p. 12-14
41
Millares, Antonio. Op. Cit. p. 340
40
32
La misma Iglesia ha tenido en cuenta esta grave dificultad, la cual manifiesta en la
exhortación apostólica Familiaris Consortio (n. 66), puesto que si ésta preparación
no se hace, es posible que la pareja no conozca la realidad del sacramento. Pero
ahondando un poco, ¿se comprende que la pareja sea sacramento? Pregunta que
incita a ver la realidad espiritual que posee el sacramento, algo que se debe vivir
bajo la experiencia de Cristo en la vida de cada persona.
La historia atestigua este problema de identidad de la pareja como sacramento,
la pareja formada por Eros y Gamos, el amor y el matrimonio, fue
frecuentemente una pareja mal avenida […] Durante la antigüedad y en las
civilizaciones tradicionales, el matrimonio, desde tiempos inmemoriales fue en
primer lugar un arreglo entre familias. A veces, desde la infancia, los padres
decidían que sus hijos, chico y chica, se casarían entre sí al llegar a la edad
núbil (edad de contraer matrimonio). La preocupación principal era perpetuar
la familia y conservar la estirpe. Lo esencial era la transmisión de la vida, del
nombre y del patrimonio.42
Luego de comprender el problema que se plantea respecto al conocimiento de la
doctrina sacramental del matrimonio, y en consonancia con lo manifestado en el
capítulo 1, la pareja se convierte en el eje central de dicha comprensión, puesto
que es de la experiencia de vivir en pareja, aún sin “ritualizar”, de donde surge la
importancia de acceder al matrimonio. “Muchas parejas se han amado mucho
antes de que el modelo del matrimonio por amor llegara a ser sociológicamente
dominante”43.
Por lo tanto, para realizar el sacramento del matrimonio, adecuada, coherente y
pertinentemente, por parte de las personas que se aman, en necesario que
conozcan en primer lugar su vivencia en pareja y, en segundo lugar, vivan como
pareja – sacramento, es decir, una realidad que transparente el amor de Dios a
los hombres, expresado en una pareja.
En búsqueda de indagar cómo se encuentra esta comprensión antropológicateológica de la pareja como sacramento, es indispensable hacer una
contextualización de este tema dentro un grupo que se prepara para la
celebración del sacramento del matrimonio, pues son personas que luego de una
42
43
Lacroix, Xavier. Op. Cit. p 123
Ibíd. p. 16
33
vivencia en pareja han decidido hacerlo, pero, según los presupuestos teológicos
abordados arriba, deberían saber que el sacramento no es sólo el rito y que ellos
desde que están viviendo en pareja ya constituyen sacramento de Cristo.
2.2 Descripción de la población
El trabajo de campo tiene como finalidad servir de herramienta a la investigación
acerca de la comprensión actual de la pareja como sacramento, mas es
conveniente hacerlo con un grupo determinado de personas, puesto que, de lo
contrario, se daría paso a la especulación dentro de una serie de datos poco
fundamentados. Por esta razón, la contextualización de la pregunta ¿cómo
comprenden los fieles católicos el concepto de pareja como sacramento?, se ha
realizado en un grupo de parejas que se prepararon para la celebración del
sacramento del matrimonio los días 10 y 11 de julio del año 2010 en la parroquia
San Nicolás de Tolentino de la diócesis de Engativá, administrada por los
religiosos de la Orden de Agustinos Recoletos.
El grupo de curso pre-sacramental contaba con la presencia de veinte parejas que
versaban entre los 25 y 40 años. Personas de estratificación económica mediaalta. 85% estaba constituido por profesionales que se desempeñan en campos de
empleo acorde a sus estudios, otro 15% corresponde a personas que laboran en
trabajos independientes. Un aspecto importante a determinar en este grupo, de
gran interés para el desarrollo de la presente investigación, consiste en que cuatro
parejas ya estaban conviviendo, donde al menos una de ellas tenía de
convivencia como pareja de hecho, como es denominada la unión libre,
aproximadamente de 6 años. Sólo tres de las parejas cuentan ya con la presencia
del núcleo familiar de un hijo o hija.
Acerca de la religiosidad de estas parejas, la formación se limita a las catequesis
pre-sacramentales de la Eucaristía y la Confirmación, constituyendo esto un
agravante para la compresión teológica de la pareja como sacramento, puesto
que no se tiene conciencia de la categoría “sacramento” más que como un rito,
que en ocasiones se debe cumplir como una exigencia institucional de la iglesia y
de la sociedad.
34
Expresada esta descripción de la población con la cual se realizó el trabajo de
campo, que consistió en la aplicación de una encuesta y de una entrevista, puesto
que por las características de las personas y del contexto en el cual se llevó a
cabo dicho trabajo, era necesario el uso de estos instrumentos de recolección de
información que brindaran la posibilidad de conocer de forma concreta los
conocimientos previos de las parejas acerca del tema de investigación; de forma
que se consideraron aquellos instrumentos como los más apropiados. Se
presentará a continuación los resultados arrojados por ellos.
2.3 Presentación de los datos del trabajo de campo
La investigación de la aproximación a la comprensión de la pareja – sacramento,
es factible hacerla desde un punto de vista contextual, es decir, no sólo desde los
documentos o desde lo manifestado por teólogos y el magisterio eclesial, sino que
también parte desde lo que los creyentes cristianos católicos manifiestan entender
por tal categoría y realidad teológica, como lo es la sacramentalidad de la pareja,
aún sin un rito concreto como lo es la celebración del matrimonio.
Así, luego de indagar en los conocimientos que poseen veinte parejas que se
preparaban para el sacramento del matrimonio, fueron arrojados los siguientes
resultados:
2.3.1 Encuesta
El ejercicio de plantear una encuesta a las mencionadas parejas tenía como
propósito un acercamiento a la comprensión antropológica de la pareja, luego un
sondeo de la formación pre-sacramental que han recibido hasta la fecha y,
finalmente, conocer qué tipo de formación sacramental actual han tenido luego de
la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana (Ver anexo 01).
Los resultados de esta encuesta, según las respuestas a cada uno de los
conjuntos de preguntas, fueron los siguientes:
35
Aspectos antropológicos respecto a la pareja
20
20
20
18
17
18
15
16
14
12
10
8
5
6
4
3
2
2
0
0
0
Pregunta 01
Pregunta 02
Pregunta 03
Si
Pregunta 04
Pregunta 05
No
Datos de formación pre-sacramental
20
20
19
18
18
20
16
16
14
12
10
8
6
4
4
2
1
2
0
0
0
Pregunta 01
Pregunta 02
Pregunta 03
Si
Pregunta 04
Pregunta 05
No
36
Datos de formación sacramental actual
20
19
20
18
18
16
15
16
14
12
10
8
6
5
4
4
2
1
2
0
0
Pregunta 01
Pregunta 02
Pregunta 03
Si
Pregunta 04
Pregunta 05
No
2.3.2 Entrevista
La técnica de entrevista para esta investigación se realizó a cada una de las
parejas que participaron en el curso de catequesis pre- matrimonial, la cual se
realizó a partir de tres preguntas que intentaban descubrir la concepción de la
pareja como sacramento. Las preguntas fueron las siguientes:
1. ¿Qué es para usted la pareja humana?
2. ¿Qué significa el término sacramento?
3. ¿Cómo entiende usted la realidad que la pareja sea un sacramento
dentro de la Iglesia, tanto en el matrimonio como fuera de él?
Los resultados brindados por las respuestas a esta entrevista no es posible
consolidarlos bajo una gráfica cuantitativa, sino que, para llegar a una
comprensión más clara de ellos, se presentará a continuación un cuadro
comparativo de algunas categorías surgidas de lo expresado por las personas, a
la hora de cuestionarlos acerca de los términos pareja, sacramento y parejasacramento.
37
PAREJA
CATEGORÍAS
Pareja
Sacramento
Pareja-sacramento
Sub-categorías
01
Creación de Dios.
Etapas de la vida
cristiana católica
El matrimonio
permite que la
pareja haga parte
del sacramento
02
Unión de dos
personas que se
quieren
Renovar la fe en
Dios en las
etapas de la vida
La pareja es
sacramento cuando
se adquiere el
compromiso ante
Dios en el
matrimonio
03
El complemento de
la otra persona
Las etapas de la
vida cristina
católica
No comprende que
la pareja sea
sacramento
04
Dos personas
unidas por un
sentimiento
Hacer partícipe a
Dios en las
etapas de la vida
Cuando hay pareja
Dios está presente,
por eso es
sacramento sólo en
el matrimonio
05
Sociedad
compuesta por un
hombre y una mujer
para cumplir un
objetivo
Renovación de la
fe
Independientemente
del rito del
matrimonio es
posible que la
pareja sea
sacramento por su
entrega
06
Creación de Dios
Etapas de la vida
cristiana
La bendición de
Dios en el
matrimonio es
necesaria para que
la pareja sea
sacramento
38
07
El complemento de
la otra persona
Recibir a Dios y
demostrar la fe
Se es sacramento
cuando se hace lo
correcto en todo lo
relacionado con su
pareja
08
Dos personas que
se unen
Ratificar la fe
Debería ser igual la
pareja tanto dentro
como fuera de la
iglesia y del
matrimonio
09
Complementariedad
y confidencialidad
entre el hombre y la
mujer para que
formen uno solo
Decisión de un
compromiso de
vida regida por la
espiritualidad y
los valores
Compromiso con el
otro y con su
configuración como
persona
10
El complemento
entre el hombre y la
mujer
Bendición de
acuerdo con su
espiritualidad
La unión en el
sacramento del
matrimonio es lo
que hace que la
pareja sea
sacramento
11
Unión de personas
por un lazo
sentimental o un
bien común
Pasos que se
dan para
realizarnos y
seguir el camino
de Jesús
En la pareja se
viven los
sacramentos y
reafirma la unión
con Cristo
12
Complemento
Pasos para llegar
a la meta: la vida
eterna
La pareja al unirse
por el amor y demás
valores se hace
sacramento, la
unión se hace
bendición
13
Complemento
terrenal que se
hace espiritual
dentro del
matrimonio
Compromiso que
establece,
confirma, enseña
y se comparte en
la fe
Capacidad de ser
dos para llegar a ser
uno algo que se
logra amando a la
otra persona
39
14
Representación
humana de dos en
uno solo
Afirmación de la
fe
Se es sacramento
no sólo en el
matrimonio, sino por
la vivencia en pareja
15
Unión entre el
hombre y la mujer
como seres físicos
Involucrar a Dios
en las etapas de
la vida
Se es sacramento
por la unión entre
los dos y por
imagen y
semejanza e hijos
de Dios, de forma
que Dios siempre
está presente en las
personas
16
Unión física,
compartir una
relación
La santificación de
algo, reafirmar el
compromiso con
Dios
La pareja puede ser
sacramento sin
necesidad del
matrimonio porque
esto es una cuestión
de creencias
17
Aquella persona con
la que se comparte,
la que se ama, con la
que se proyecta a
futuro
Ratificar la fe en
Dios
Renovar lo que se
siente por la otra
persona
constantemente
18
El complemento
Renovar y
relacionarse con
Dios
Estar bien con Dios y
con nosotros mismos
19
La persona con la
que se piensa estar el
resto de la vida, tener
un proyecto de vida
en común y formar
una familia
Algo que marca la
historia en mi vida
cristiana, religiosa
La pareja como
sacramento es la
importancia que tiene
ante Dios y la
sociedad
20
Creación de Dios
Una pauta que da
la Iglesia para
complementarnos
como católicos
La pareja puede ser
considerada como
sacramento porque
se unen en el
matrimonio
40
Luego de establecer los datos brindados por las dos técnicas utilizadas en el
trabajo de campo con el grupo de veinte parejas que se preparaban para la
celebración del matrimonio en un curso de catequesis pre-sacramental, se
vislumbran un distanciamiento en la verdadera comprensión teológica de la pareja
como sacramento, puesto que siempre se vincula con el rito matrimonial. A
continuación, se analizará de una manera más consecuente estos datos
investigativos.
2.4 Análisis de los resultados del trabajo de campo
Al dar un vistazo a los datos anteriormente presentados, se comprueba la gran
variedad de respuestas, especialmente en la encuesta, dando lugar a
conclusiones en un primer momento respecto a la formación cristiana de los fieles
cristianos católicos “de a píe”, es decir, aquellos que no pretenden conocer los
misterios más hondos de la teología sistemática, sino simplemente vivir su fe
desde lo que la teología pastoral propone, lo cual no quita méritos a la búsqueda
de una formación integral de la conciencia de ellos, algo que se manifiesta de
forma concreta en la tarea evangelizadora de la Iglesia. En un segundo momento,
se estima la falta de conocimiento de los sacramentos como una realidad
espiritual, dejando de lado su carácter ritual, que en la mayoría de las veces se
convierte en el sustrato fundamental de las celebraciones sacramentales.
Bajo estas primeras conclusiones del trabajo de campo, es conveniente realizar
un análisis concreto de los informes dados en cada una de las técnicas.
2.4.1 Análisis de la encuesta
Respecto a los aspectos antropológicos de la pareja, que constituye el primer
grupo de preguntas de la encuesta, se puede llegar a lo siguiente:
 Se reconoce la importancia de vivir en pareja
 Dado el carácter creyente de los encuestados, consideran de gran
importancia el sacramento del matrimonio, pero a su vez establecen que la
experiencia de pareja tiene un fundamento más antropológico, que luego,
bajo otras circunstancias, se convierte en aspectos espirituales, dado que
41
en primer lugar se da la unión de personas por sus sentimientos, gustos y
conocimiento interpersonal y, en segundo lugar, esta unión se considera
como un regalo divino que es necesario santificar en el sacramento del
matrimonio.
 El amor constituye la principal razón por la cual dos personas
heterosexuales se unen para vivir una proyección de vida en común, sin
embargo, un gran porcentaje de aquel grupo de parejas estima que es un
sentimiento cambiante, es decir, no se termina el amor por la otra persona,
sino que por el conocimiento cada vez más profundo se presenta una
transformación en la forma de amar.
 Una cuestión interesante de este análisis consiste en las respuestas a la
quinta pregunta, puesto que el 75% de las personas afirma que el
matrimonio es sólo un rito, es decir, que se puede considerar sólo como
una acción simbólica que, a su vez, tiene connotaciones desde el punto de
vista sociológico como la economía, los bienes, la convivencia en un
mismo domicilio, pero el punto de vista teológico que debe respaldar la
decisión de casarse queda relegado al olvido o una fe superficial, sólo de
momentos importantes dentro del desarrollo del ser humano.
De esta manera, la conclusión de este primer apartado de preguntas de la
encuesta es: la experiencia de vivir en pareja es posible ser considerada como un
elemento meramente sociológico, que puede tener o no tener connotaciones
religiosas o espirituales para las personas; se piensa, según esto que la realidad
de una relación de pareja posee su fundamento en la vinculación de una
personalidad con la del otro, es decir, se forma una unidad, sin embargo,
la unidad que los esposos crean entre ellos al construir la comunidad
conyugal la ha descrito la Sagrada Escritura con una fórmula muy
expresiva: forman „una sola carne‟, una caro (Gn 2,24; Mt 19,6). Esta
expresión no indica una unión carnal de los esposos, aunque no la
excluye, sino que se refiere sobre todo al lazo que les une y que está
42
profundamente enraizado en su naturaleza corpórea y, al mismo tiempo,
espiritual44.
Posteriormente, se encuentra el segundo grupo de preguntas las cuales hacen
referencia a la formación pre-sacramental que estas parejas han recibido a lo
largo de sus vidas; de este conjunto es posible determinar lo siguiente:
 La preparación para la celebración de los sacramentos de iniciación
cristiana es un punto clave para la adecuada maduración en la fe de los
cristianos, sin embargo, según las respuestas, las personas no se
interesan en ahondar en su fe, en conocer qué es lo que en definitiva van a
recibir en sus vidas; pero, a pesar de esto, consideran que estas
preparaciones son importantes, al menos, cuando se va a celebrar un
sacramento. Se presenta, entonces, una ambigüedad respecto a esta
formación, por una parte no les interesa ahondar en el conocimiento de la
fe, pero, por otro lado, consideran necesarias las catequesis presacramentales; esto refleja un problema pastoral, pues se debe revisar y
corregir cómo hacer suscitar el interés por estas preparaciones a los
creyentes y que no las consideren como simples requisitos legales para
acceder a un sacramento.
 La presentación de los contenidos catequéticos se ven fuertemente afectos
por las circunstancias sociales, de forma que se está presentando un
mensaje cristiano no significativo para las nuevas generaciones; esta es
una de las razones por las que no se comprenda la profundidad espiritual
que poseen los sacramentos45, para este caso, el matrimonio.
 A raíz de lo anterior, es lógico que el sacramento se comprenda sólo como
un rito, que no tenga en cuenta su trasfondo espiritual, el aspecto tan
profundo de hacer presente a Cristo en la historia a través de signos
sensibles.
 La catequesis, más que preparar para un sacramento, debe llevar al
cristiano a una identificación con su fe, con sus creencias, de forma que se
44
45
Millares, Antonio. Op. Cit. p. 34
Cf. Alberich Sotomayor, Emilio. Op. Cit. p. 15 - 20
43
constituya en una forma de vivir 46, y las personas encuestadas reconocen
esta función catequética, que según las respuestas ha sido afirmativa para
ellos.
El segundo grupo de preguntas llevan a cuestionamientos acerca de la labor
pastoral de la Iglesia católica respecto a la preparación inmediata a los
sacramentos de los fieles que se acercan y piden que se les instruya y acompañe
en el conocimiento de los misterios cristianos, tales como ¿es suficiente la labor
de la catequesis para conocer la profundidad de los sacramentos? ¿Cómo se
hace para que la catequesis se convierta en algo vivencial en la cotidianidad de
las personas?
Por último, está el tercer conjunto de preguntas, que hacen referencia a la
formación sacramental actual que las personas poseen a la hora de acercase a la
celebración de un sacramento como el matrimonio. Se puede decir lo siguiente
según las respuestas dadas por las parejas:
 La formación de muchos de los creyentes cristianos católicos se limita a la
preparación para los sacramentos de iniciación, pero que, según lo dicho
arriba, es insuficiente para comprender el sacramento, aspecto que se
vislumbra al mencionar la falta de educación doctrinal en las personas.
 Un punto muy importante de la encuesta con referencia al acercamiento de
la realidad teológica de la pareja como sacramento es la pregunta sobre la
comprensión de la terminología utilizada en los sacramentos, asintiendo
que no es muy comprensible, así que hasta la forma como se manifiesta
exteriormente la celebración del sacramento no permite entender el
misterio que estas acciones litúrgicas significan o deberían significar.
 Finalmente, por la tradición cristiana, posiblemente, la intención de celebrar
un sacramento como el matrimonio constituye algo muy importante para las
personas, puesto que se considera como una expresión explícita de la fe
que profesan desde su bautismo.
46
Cf. Ibíd. p. 11- 12
44
Este último conjunto de preguntas hace reflexionar sobre la comprensión de los
fieles de la realidad teológica de los sacramentos, además cómo se entiende que
el sacramento no es sólo la celebración ritual orientada por un sacerdote o una
persona idónea para ello, sino que es un transparentar la presencia de Cristo en
la sociedad, hacer manifiesta la fe que el mismo Dios ha infundido en las
personas. Bajo esta perspectiva, se puede establecer la falta de bases doctrinales
en las personas para estimar la pareja, antes del matrimonio, como un
sacramento del amor de Dios.
2.4.2 Análisis de la entrevista
El ejercicio de entrevistar a las parejas que se preparaban para la celebración del
sacramento del matrimonio brindó elementos valiosos para el propósito de dar un
viraje a la comprensión de la pareja como sacramento.
En consonancia con lo manifestado en la encuesta, estas personas entrevistadas
poseen unas características muy similares en lo tocante a la formación doctrinal
acerca de los sacramentos y la fe cristiana católica en general. Se vislumbra que
existe una comprensión muy superficial del septenario sacramental; no obstante,
se presentan algunas respuestas que llevan a cuestionamientos sobre la
necesidad del matrimonio para constituir una pareja sacramental, puesto que con
razones experienciales, manifiestan que es posible ser imagen del amor de Cristo
sin una “ritualización” o la “bendición del cura”, ya que consideran que el amor y la
entrega del uno al otro es lo que hace posible tal realidad teologal.
Respecto a cada una de las preguntas planteadas a las parejas se establecen las
generalidades:
 El concepto de pareja humana es concebido desde dos aspectos
fundamentales: como creación de Dios (parejas 01, 06, 20), y como
complemento de la otra persona (parejas 03, 07, 09, 10, 12, 13, 18). Estas
apreciaciones parten de puntos de vista espirituales y sociológicos sobre la
unión de dos personas en una relación de intimidad.
 Al contrario de lo sucedido con el concepto de pareja, las personas
entrevistadas
tienen
una
concepción
común
respecto
al
término
45
sacramento, puesto que consideran que son etapas de la vida en las
cuales se manifiesta una adhesión y reafirmación de la fe en Cristo, sin
embargo, no deja de ser sólo un momento, una celebración que no tiene
gran trascendencia en la cotidianidad de las personas. Mas dos parejas
(10, 16), poseen una mirada diferente, pues le otorgan al sacramento las
categorías “bendición” y “santificación”.
 Dadas las dos anteriores respuestas acerca de los conceptos “pareja” y
“sacramento”, en la tercera pregunta de la entrevista se pretendía que las
personas dieran su apreciación acerca de la realidad que la pareja, sin
casarse, fuera considerada como sacramento, como manifestación
explícita de la presencia de Cristo en el mundo, lo cual produjo confusión y
asombro frente a esta posibilidad espiritual. No obstante, algunas parejas
como 05, 14, 15, 16, estiman en su respuesta que esto es posible dada la
importancia de ser imagen de Dios y reconocer en el otro esa misma
imagen.
Luego de dar una visión general de las respuestas a la entrevista, ahora se
puntualizará en puntos clave en vista a la aproximación de la comprensión de la
pareja como sacramento:
En un primer momento, la concepción de la pareja humana se podría considerar
como un tanto discreta o superficial, pues no deja de ser de carácter sociológico,
mas, el sentido de ser creación de Dios y que constituya el complemento de la
otra persona, no en el sentido que el ser humano no sea integral, sino en el
sentido de unión en búsqueda de la felicidad mutua (pareja 09), debe ser motivo
de gran interés a la hora de concebirla como sacramento, puesto que dice Antonio
Miralles: “el hombre y la mujer son naturalmente complementarios en cuanto, aun
siendo plenamente el uno y la otra personas humanas, personas de naturaleza
humana completa, no poseen del mismo modo determinados aspectos
accidentales de la naturaleza humana, concretamente la masculinidad y la
feminidad.”47
47
Millares, Antonio. Op. Cit. p. 34-35
46
Algunas parejas se quedan en el aspecto meramente físico de la unión personal
para convivir bajo objetivos comunes (parejas 02, 04, 05, 08, 11, 19), pero no
entienden
el
sentido
teológico
de
complementaridad,
pues
“la
natural
complementaridad entre el hombre y la mujer, aunque aparezca inmediatamente
orientada a la transmisión de la vida, a diferencia de la de los animales, va mucho
más allá del acto generativo; implica, en efecto, como característica derivada de
su ser imagen de Dios, la capacidad y tendencia a establecer relaciones de
comunión personal”48. En este lugar es donde se unen los dos aspectos
mencionados arriba, la pareja como creación de Dios y como complemento de la
otra persona, llegando a la conclusión que la pareja, a pesar de ser una realidad
concretamente física y sociológica, posee antecedentes teologales, es decir,
posee características espirituales, referidas a Dios, lo cual le da un carácter
sacramental.
En segundo lugar, el concepto de sacramento posee una ambigüedad en su
sentido espiritual y práctico. El sentir general de la respuesta acerca del concepto
“sacramento”, fue concebir esta realidad como las etapas que marcan la
presencia de la vida de Dios en la cotidianidad de las personas; sin embargo, no
dejan de ser sino eso, “momentos”, puesto que, según lo manifestado en la
entrevista, son instantes puntuales, es decir, el sacramento se limita
exclusivamente al rito o celebración litúrgica, sin tener una transcendencia
concreta en las personas.
Además, se considera el sacramento como una reafirmación de la fe en Dios, se
podría establecer que el sacramento es un juramento, pero que no tiene validez
legal, sino espiritual, la cual en la mayoría de los casos, en la práctica, se diluye
en la participación mínima de las manifestaciones religiosas (por ejemplo la
eucaristía dominical y la participación en algunas celebraciones en la Semana
Santa).
La comprensión del término sacramento, según los datos acogidos en la
entrevista, se encuentra en un desconocimiento de la realidad teológica que cada
una de esas acciones litúrgicas representa; pero, también, se pierde el horizonte
48
Ibíd. p. 37
47
teologal que poseen, en el sentido de entenderlos como comunicación de la
gracia y presencia concreta de Dios en el mundo.
Pese a lo anterior, algunas parejas en su consciencia, según la formación
cristiana recibida en sus familias y en la Iglesia, creen que sacramento es una
bendición proveniente de Dios (ver pareja 10) o la santificación de algo (ver pareja
16), aludiendo al carácter espiritual que este concepto tiene.
Así, “sacramento” se ve envuelto en dos dimensiones: ritualista y espiritual, que
se determina en las personas según su nivel de formación cristiana y de su
vivencia personal de cada momento en que es necesario manifestar la fe, pero, a
su vez, debe impregnar cada momento de la cotidianidad del ser humano, puesto
que “el sentido de toda acción sacramental está precisamente orientado de modo
que realice el encuentro con Cristo”49.
Finalmente, en tercer lugar, la pretensión de descubrir si las personas
entrevistadas podrían, luego de definir las categorías “pareja” y “sacramento”,
discurrir que la pareja sea un sacramento, es posible determinar que, primero, no
era fácilmente comprensible esta realidad teológica, puesto que centraban su
reflexión en el hecho de la celebración del matrimonio y, segundo, surgieron
expresiones que identifican la pareja como una unión determinada por Dios desde
el inicio de su plan salvífico en la creación del hombre y la mujer, también por el
hecho de vivir los principios católicos basados en el amor, por cumplir la voluntad
divina de estar juntos y hacerse uno como imagen de Dios que es uno en tres
personas.
Se determina, entonces, partiendo de lo expresado por las parejas en sus
respuestas que la pareja si puede ser considerada como sacramento, puesto que
la bondad del amor que se manifiestan el uno al otro, y que a su vez puede ser
considerado como parte del amor de Dios a los hombres, no depende de un rito o
una bendición explícita, puesto que al ser imagen de Dios desde su creación, se
hace posible amar al mismo Dios en la otra persona, reconociendo y teniendo en
49
Schillebeeckx, Edward. Op. Cit. p. 170
48
cuenta aquella imagen divina que cada ser humano posee, esa impronta que
ostenta la criatura humana.
Lamentablemente, un aspecto que en ningún momento se formula, tanto en la
encuesta como en la entrevista, es la vinculación que todos los bautizados
tenemos con la Iglesia, la cual se compone por la comunidad de creyentes y
donde, de manera concreta, se hace patente la presencia de Cristo y la
manifestación de la fe en los sacramentos, es más, el lugar donde la pareja puede
llegar a ser sacramento. Sin embargo, esta apreciación teológica no se hace
evidente en la consciencia de las personas por distintos factores como la falta de
identidad cristiana con la Iglesia institución.
Ahora, conocido lo expresado en la reflexión teológica y lo que algunas parejas
conciben acerca de la pareja, del sacramento y de la pareja como sacramento, es
coherente hacer una confrontación entre estas comprensiones, de manera que
sea posible determinar los puntos problémicos de la ambigüedad de ambas
miradas y, de ser posible, establecer unos puntos de conciliación y unas pautas
para el trabajo pastoral, con el propósito de subsanar en una pequeña medida tal
divergencia conceptual.
49
3. LUGAR ACTUAL DE LA PAREJA COMO SACRAMENTO EN EL
DISCURSO TEOLÓGICO Y LA PASTORAL
La pareja humana es una realidad que se ha experimentado a lo largo de la
historia de la sociedad, sin embargo, no siempre se es consciente de todas las
dimensiones que conlleva en sí misma, puesto que se ha catalogado de diferentes
maneras, aunque es comprensible tal variedad de concepciones a este respecto,
pues en cada sociedad, en cada grupo humano puede ser diferenciada por el
contexto en el cual se desarrolla.
A partir de este presupuesto antropológico, esta investigación se ha basado en
dos puntos de referencia concretos y vitales para la religión cristiana católica, a
saber, lo propuesto en la Sagrada Escritura y lo manifestado por la Iglesia en su
Magisterio, y lo que un grupo de creyentes practicantes concibe acerca del
concepto de pareja, del concepto de sacramento, y cómo se puede comprender
que la pareja sea sacramento.
Los resultados de estos dos momentos se han evidenciado en los capítulos
anteriores, donde, a grandes rasgos, se intentó plasmar las líneas generales de
una
aproximación
al
concepto
pareja-sacramento,
pero
donde
desafortunadamente se vislumbran grandes dificultades en tal comprensión, dado
que difieren ambas en su apreciación frente a la realidad sacramental que puede,
y verdaderamente lo es, transparentar la vida de una pareja, que no
necesariamente a accedido al sacramento del Matrimonio, sino que simplemente
viven su seguimiento a Cristo desde una entrega mutua y responsable a la otra
persona, convirtiéndose en una “sola alma y un solo corazón”50.
No obstante las diferencias, existen puntos de conciliación lo cual da lugar a la
posibilidad de proponer pautas pastorales, donde se realce el valor de la pareja
dentro del plan divino de salvación expresado desde la creación del universo, así
50
Hch 4, 32
50
como la revalorización del Matrimonio como la plenitud de la vida de pareja como
discípulos activos de Cristo en el mundo actual.
Todo lo anterior es lo que compone el desarrollo de este capítulo, en el que se
expondrán las ambigüedades de lo enseñado por la teología clásica y lo que los
creyentes conocen; esto con el propósito de mostrar la gravedad de la
evangelización respecto a la pareja como signo eficaz del amor de Dios en medio
del mundo. También, es necesario conocer los pocos puntos en común entre
ambas partes para, partiendo de allí, brindar una apreciación personal, acerca de
cómo proceder en las catequesis pre-matrimoniales, y desde antes de ellas, para
hacer comprensible que la pareja es sacramento independientemente del rito
sacramental.
3.1 Ambigüedad de la comprensión de la pareja-sacramento
Los parámetros de la pareja como sacramento se han evidenciado desde la
Sagrada Escritura y sus posteriores reflexiones e interpretaciones (ver capítulo 1),
sin embargo, estas disposiciones al parecer se han quedado en el olvido, puesto
que las personas consienten que la pareja es una creación de Dios, pero que sólo
evidencia la presencia de Cristo en el mundo cuando acceden al sacramento del
matrimonio.
Las anteriores apreciaciones se vislumbran de manera clara al comparar lo
establecido por la Iglesia en su Magisterio y lo que algunos creyentes dicen acerca
de, primero, la pareja, luego del sacramento, y finalmente de la parejasacramento.
3.1.1 Pareja
Desde el Antiguo Testamento es considerada como un regalo divino, como un
mandato de unirse en comunión dos personas, hombre y mujer, que obligaba a
continuar la obra creadora de Dios, puesto que se da el crecimiento de la
humanidad, pero este concepto evolucionó, se tomó entonces como un conjunto
de relaciones de todas las dimensiones personales, como la corporalidad y la
51
cultura,
donde
se
entiende
como
una
como
entrega
mutua
y
de
complementariedad. Bajo esta mirada es posible construir una comparación con lo
que las personas encuestadas afirman sobre el concepto de pareja; muchos de
ellos coincidieron en afirmar que es creación de Dios, que es complemento de la
otra persona, sin embargo, esta apreciación se hace alejada de la realidad que en
el contexto del Antiguo Testamento, la pareja no tenía una constitución
matrimonial, aunque sí ritual, a partir de la unión por las costumbres religiosas del
pueblo israelita, como por ejemplo la unión entre Sara y Tobías51.
Esta apreciación plantea la primera ambigüedad entorno al concepto de pareja:
¿dónde se constituye la pareja? Según la Sagrada Escritura en la unión de un
hombre y una mujer, que luego se confirma en un rito, pero que es esa unión lo
que hace la pareja; desde la comprensión contextual actual, la pareja es realmente
pareja cuando se lleva a cabo el matrimonio.
Desde el Nuevo Testamento, de manera concreta en los Evangelios, el concepto
de pareja tiene un crecimiento muy marcado, puesto que ya no se entiende como
un complemento, sino que es la unión de personas que por el amor a Dios y a la
otra persona, se identifican entre sí y que les lleva a unirse permanentemente
siendo expresión del amor infinito de Dios para con los seres humanos52.
No obstante, siendo la predicación de los Evangelios lo más difundido en la iglesia
respecto a la Sagrada Escritura, las personas a las cuales se les cuestionó sobre
la pareja, no dieron ninguna respuesta que se asemejara a lo concebido en
aquellos, puesto que se afirma que la pareja es unión por sentimientos, o por un
bien común; efectivamente se habla de amor (ver pareja 17) pero no en
orientación al amor de Dios.
A partir de lo anterior, surge la segunda ambigüedad, la cual se resume en afirmar
que para el Nuevo Testamento la pareja es representación del amor de Dios
expresado en el amor de dos personas, mas, para las personas encuestadas, la
pareja no de ser una unión complementaria y que parte del amor Eros, lo cual se
expresa claramente en la respuesta cuatro (4) del primer bloque de la encuesta,
51
52
Tobías 7, 13-17
Cf. Corpas, Isabel. Op.Cit. p. 323-324
52
donde 15 parejas de 20 responden que el amor es cambiante, por tanto, no es
amor Ágape, ya que este al ser divino no cambia.
Ahora, dando un salto cronológico, siguiendo la investigación plasmada en el
primer capítulo, la Iglesia en su Magisterio formula53, a partir de las directrices del
Nuevo Testamento, que la pareja debe ser una unión que lleve al constante
seguimiento de Cristo como única meta. No obstante, también se dio un giro
respecto a la vivencia de la pareja, puesto que se centró en el aspecto legal,
dejando de lado el punto de vista teológico y se basa en la celebración litúrgica del
sacramento del matrimonio. Y por último, en las directrices del Concilio Vaticano II,
se concibe que la pareja sea una realidad humana, pero, a su vez, revestida de la
gracia divina y que llega a considerarse
como camino de salvación para los
integrantes de la pareja54.
Así, comparando con la contextualización de la encuesta y la entrevista, la pareja
se diferencia de la perspectiva magisterial en el hecho de la presencia de la
persona de Cristo en medio de la experiencia conyugal, puesto que en dichos
instrumentos metodológicos, nunca se menciona que Cristo es el fundamento de
esa unión, además la posición que la pareja sea un medio para acceder a la
salvación que es el mismo Cristo, es un desfase puesto que el concepto de
salvación no se comprende muy bien en el ámbito de la mayoría de los fieles
laicos.
De esta manera, se hacen explícitas las ambigüedades de acerca del concepto de
pareja existentes entre la teología y lo manifestado por algunos creyentes en un
contexto determinado.
3.1.2 Sacramento
La formulación clásica del concepto “sacramento”, parte de lo establecido en el
concilio de Trento, donde eran entendidos como signos eficaces de la gracia
Divina, posteriormente, se entendieron como las realidades que reflejan el último
53
54
Concilio de Elvira. Cánones 8,9,10
GS 48
53
misterio de Cristo su vida sacrificial, muerte y resurrección, lo cual hacía
considerar como misterio sagrado casi todo lo que reflejara un aspecto de la vida
de Cristo, puesto que le anunciaba e invitaba a vivir en su seguimiento.
Estas percepciones fueron evolucionando tras los estudios teológicos, llegando a
una definición oficial de sacramento: “los sacramentos son un acto personal
salvífico, realizado por Cristo celestial en su Iglesia y por ésta”55.
Ahora, la concepción de sacramento de las personas entrevistadas y encuestadas
es muy diversa a lo planteado por la teología, se han creado graves
ambigüedades respecto a este tema, puesto que se estiman como las etapas de la
vida cristiana, etapas que son momentos claves dentro de la experiencia cristiana,
pero que, comúnmente, no tienen una transcendencia en lo cotidiano de las
personas; se convierten, entonces, en compromisos sociales, no en presencia de
Cristo en sus vidas.
No obstante, algunas de las parejas, hablaba de una renovación en la fe en las
etapas de la vida, también como un ratificar la fe cristiana, como un compromiso,
dando pie a la definición de sacramento como la manera de cumplir lo establecido
en la religión y que se presume es agradable a Dios.
En definitiva, el sacramento es para la teología un medio eficaz de acceso a la
salvación y que lleva a la utilización de distintos medios para ello como la pareja.
Mientras que para el común de los creyentes, los sacramentos son acciones
establecidas por la iglesia para que sea reafirmada la fe y mostrar la adhesión, en
muchas ocasiones superficial, a la persona de Cristo.
Estas consideraciones respecto al sacramento son más concretas que las de la
pareja, pues es un tema bien explicitado en la iglesia y que, lamentablemente, no
ha trascendido a la conciencia de los creyentes, siendo este el punto de división
entre la teología y la pastoral catequética pre-sacramental, pues si una persona no
comprende su realidad personal y la impregna de la realidad teológica que reviste
el sacramento del matrimonio, no será posible la vivencia radical y consciente de
tal sacramento.
55
Schillebeeckx, Edward. Op. Cit. p. 119
54
3.1.3 Pareja-sacramento
Finalmente, es necesario establecer las ambigüedades que surgen a considerar
que la pareja humana, aún antes del matrimonio, sea sacramento, es decir, signo
de la salvación otorgado por Cristo a sus discípulos en medio del mundo.
Para la teología la pareja es más que la simple unión de dos personas
heterosexuales, basta con dar una mirada a las distintas exégesis realizadas al
libro del Génesis y otros libros canónicos que permiten vislumbrar que la pareja es
parte fundamental en el plan salvífico de Dios para con los seres humanos; de
esta manera es posible observar que la pareja realmente es sacramento desde el
punto de vista que en los aspectos antropológicos es donde se manifiesta
concretamente lo sacramental, ya que es en el ser humano concreto donde se
hace verdadera la presencia de Dios (aparte de la presencia eucarística), puesto
que la realidad sacramental es vivencia consciente de las exigencias del
cristianismo en las experiencias personales.
Mas la pareja es sacramento por la simple razón que permiten la entrada de las
dos personas en el misterio de Cristo de manera más concreta, puesto que desde
la experiencia de vida en comunidad se insertan en su persona, su cuerpo y su
misión
evangelizadora
y
redentora,
claro
está
guardando
las
debidas
proporciones.
San Pablo, en su carta a los Efesios, establece que la pareja es sacramento
porque es un misterio dentro del Misterio, es decir, la pareja es expresión de
Cristo, lo cual le hace Mysterion, sacramento.
Pese a que la formulación teológica de la pareja como sacramento ha sido muy
discutida en los ámbitos académicos, la realidad pastoral es muy diferente, lo cual
se manifiesta en las comprensiones divergentes con lo propuesto de manera
oficial.
Según los juicios que las personas, con quienes se desarrolló el trabajo de campo,
tiene acerca de la pareja y del sacramento, a la hora de concebir aquella como
55
esto, el punto de vista cambia radicalmente, puesto que no se entiende cómo dos
personas pueden, por su unión, ser manifestación explícita de la presencia de
Cristo en el mundo actual, es más, al conjugar la persona de Cristo con el
sacramento y que está en medio de esa relación interpersonal, no se entiende
cómo esa realidad es verdadera. Esto sucedió con la mayoría de los
entrevistados, mas como se verá más adelante, también se puede convertir en
punto de conciliación entre ambas perspectivas.
Las diferenciaciones de comprensión sobre la pareja como sacramento tanto en la
teología como en un contexto concreto como un curso pre-matrimonial, se pueden
concretizar en lo siguiente:

La pareja no deja de ser un elemento sociológico, el cual es muy difícil de
considerarlo como realidad trascendente y que evidencia la presencia de
Dios, por el contexto actual en que las personas tiene que desarrollarse, el
cual es, en muchas ocasiones, contraproducente para una vida espiritual.

La pareja no llegará a ser concebida como sacramento si no se quita el
“rótulo” de mera unión física, en búsqueda de la realización personal y de
complementariedad.
Las ambigüedades presentadas acerca de la pareja como sacramento entre la
teología y la concepción de los creyentes son evidentes, lo cual plantea graves
problemas pastorales y, desde otro punto de vista, dificultades legales, puesto que
si se llegase a estimar de forma general en los fieles que la pareja, aún desde
antes del sacramento del matrimonio, ya son sacramento puesto que
transparentan el amor de Dios manifestado a los seres humanos, ¿en qué lugar
quedan las parejas de hecho?
También existen algunos puntos de conciliación entre ambas miradas, lo cual
permitirá la propuesta pastoral final.
56
3.2 Puntos de conciliación
A diferencia de las ambigüedades, los puntos de conciliación más concretos y de
menor número. Partiendo de las respuestas de la encuesta y de la entrevista
surgieron elementos comunes con lo propuesto por la teología respecto a la pareja
como sacramento; no así con la comprensión de “pareja” y “sacramento”, pues en
los resultados de la aplicación de aquellos instrumentos, no se entienden más allá
del aspecto sociológico o de una fe superficial, no comprometida con el verdadera
seguimiento a Cristo.
La pareja-sacramento es una realidad espiritual desde que se entienda como
manifestación del amor de Dios a los seres humanos, pues esa unión, según lo
expresado por la teología evangélica, se realiza por el amor y, según la primera
carta de san Juan, Dios es amor.
Teniendo estos presupuestos epistemológicos, las coincidencias son las
siguientes:

Desde la creación, los seres humanos son considerados, primero por la
religión judía y luego por la cristiana, como imagen y semejanza del mismo
Dios; es así que la pareja es también creación de Dios y, por tanto, imagen
y semejanza suya. Esto llevó a algunas parejas a manifestar que al dos
personas, hombre y mujer, comprenden que el otro posee esa
característica teologal, al momento de unirse van a considerar que esa
unión es expresión del amor divino, que van a intentar vivir la relación
trinitaria, desde el punto de vista antropológico, aún sin llegar a una
ritualización, puesto que la pareja se constituye antes de esta acción.

Asimismo, al estimar que el sacramento es una bendición de Dios o la
santificación de algo, se tiene la certeza que la unión de dos personas, de
manera sincera, con el firme propósito de entregarse mutuamente,
constituye un elemento espiritual y que allí la acción de Dios nunca será
negada.
57

Además de lo anterior, se tiene que toda acción sacramental está orientada
al encuentro con Cristo56, y por tanto si se reconoce que en la otra persona
está la presencia de Cristo, según la vivencia cristiana de cada individuo, la
unión en pareja permitirá llegar a aquél encuentro, desde ámbitos
sociológicos, pero a su vez impregnados de los elementos teológicos de
entrega, amor, servicialidad y felicidad.
En definitiva, el mayor punto de conciliación para comprender que la pareja es
sacramento de Cristo, es la vivencia cotidiana de las personas desde la óptica de
las exigencias cristianas, es decir, desde la realidad que una pareja, a pesar de las
características y limitaciones humanas, intenten vivir en relación de amor
auténtico, a semejanza de la Trinidad, y que se reconozca la presencia real de
Cristo en cada persona, es posible que se llegue a transparentar como un medio
salvífico, del cual se vale Dios para que las personas alcancen tal don
trascendente.
A partir de lo anterior, surge el interrogante, ¿cómo hacer posible que tanto en el
ámbito pastoral como académico se entienda la realidad de la parejasacramento?, ya que no se entiende que ella sea “signo eficaz de la gracia divina”;
y también, ¿al establecer que la pareja es sacramento, aún antes del matrimonio,
cómo no desvalorizar este y, a su vez, tener en cuenta la vida de las parejas de
hecho?
3.3 Propuesta pastoral para la catequesis pre-matrimonial
Luego de determinar las ambigüedades y los puntos de conciliación entre las
comprensiones teológicas y de las personas del curso pre-matrimonial con el cual
se realizó el trabajo de campo, se han despejado algunas dudas, han surgido
otras, pero el propósito es también establecer acciones concretas frente a la
aproximación del concepto pareja-sacramento, no sólo para concluir que esta
realidad es verdadera, existente, sino que además se hace esencial el
planteamiento de una propuesta que lleve a cuestionarse acerca del lugar actual
en que se encuentran las parejas de hecho, las cuales se sienten relegadas de la
56
cf. Ibíd. p. 170
58
vida cristiana, siendo consientes del aspecto legal, pero que en muchas ocasiones
no es por gusto personal, sino por circunstancias sociales.
De tal manera, aquella propuesta pastoral girará alrededor a dos puntos
concretos: una reevangelización respecto al puesto que ocupa la persona de
Cristo en los sacramentos, y un cambio de mentalidad en la vivencia del amor en
la pareja cristiana, ya que se debe pasar de un amor eros a un ágape, el cual lleve
a revelar verdaderamente el amor y la presencia de Cristo en el mundo.
En primer lugar, según lo establecido a lo largo de la investigación se vislumbró
que la teología sacramental plantea como principal fundamento de los
sacramentos la presencia constante y permanente en ellos, siendo, a su vez,
comienzo y termino de toda acción sacramental, ya que su tendencia es a que
todas las personas alcancen el verdadero encuentro con Cristo y gocen de la
salvación que el promete a sus discípulos.
No obstante, la realidad contextual de esta apreciación cristocéntrica de los
sacramentos se ve obstaculizada por el carácter sociológico del cual se han
impregnado, a tal punto que la esencia de los mismos se ha perdido en la
conciencia de las personas, mas no en el rito sacramental. No se considera que la
persona de Cristo sea quien realice y se done en esas acciones, excepto en la
Eucaristía, puesto que según la teología el eje transversal es la configuración con
Él, pero en la práctica esto se desvanece.
Se hace necesario, entonces, realizar una reevangelización de los creyentes, a
partir de la insistencia y presentación de los sacramentos como manifestación de
Cristo, de manera concreta, según lo planteado en los apartados anteriores,
respecto a la vivencia de pareja con la conciencia que Cristo debe ser la base para
consolidar esa experiencia; además, la comprensión que la pareja es sacramento
por el hecho que hace presente a Cristo en el mundo por la manifestación del
amor entres dos personas, exige que el espíritu cristiano se haga evidente en
medio de la cotidianidad. Sin desmeritar el sacramento del matrimonio, esta
realidad que se propone en este punto, se debe vivir desde antes de esta
celebración, puesto que la relación de pareja parte del aspecto antropológico, pero
59
que, como se mencionaba arriba, se ve en el otro la imagen y semejanza de Dios,
por tanto, el principal mandamiento dado por Jesús, y por el cual se hace presente
entre los seres humanos, amar a Dios y al prójimo, es la acción concreta a la que
la reevangelización debe apuntar.
Las parejas, al considerarse como sacramento, deben entender que se hacen
ministros dispensadores de gracia divina, ya que se les confía transmitir y dar a
conocer que el amor es una realidad verdadera y que, a pesar de ser de carácter
humano, posee todo su fundamento en el aspecto teológico.
Igualmente, la pareja-sacramento sólo es entendida en clave cristológica, de lo
contrario, se convertiría en una mera realidad humana que puede diluirse en
cualquier momento, pues no tienen compromisos arraigados más que elementos
humanos como la estabilidad económica y el hedonismo.
Por último, la segunda propuesta pastoral que surge de la aproximación a la
pareja como sacramento consiste en la necesidad de la evolución, tanto
antropológica como teológica, del amor Eros al amor Ágape, el cual oriente la
vivencia de los cristianos en pareja.
La concepción del amor eros, desde la perspectiva griega no se debe considerar
como mala, pero sí lo que de ella se desprendió, entendido como la “locura
divina”, la cual buscaba sólo la satisfacción de un deseo carnal con la disculpa de
una adoración divina. La Iglesia nunca pretendió “asesinar” este amor, sino todo lo
contrario, recuperar su esencia primera que consiste en la promesa de infinidad,
eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de nuestra
existencia cotidiana.57
Así, el paso del eros al ágape es la búsqueda de la integralidad del ser humano en
las relaciones de pareja, donde no se separe la persona en cuerpo y alma, sino
que sea considerado como todo un conjunto que conforman un solo ser, puesto
que es el ser humano quien ama concretamente y, conforme a lo manifestado
57
Benedicto XVI. Carta encíclica Deus caritas est. (Bogotá: Editorial San Pablo, 2006), p. 8-9
60
arriba, el amor puro es fundamento para que la pareja sea sacramento, puesto
que el objetivo es transparentar el amor de Cristo.
Tal grandeza del eros es comprendida en el término ágape, el cual “expresa la
experiencia del amor que ahora ha llegado a ser verdaderamente descubrimiento
del otro, superando el carácter egoísta que predomina claramente en la fase
anterior”.58
De esta manera, la propuesta consiste en que las catequesis pre-matrimoniales se
centren en el aspecto teológico de la manifestación del amor, entendido tanto en la
relación interpersonal como en la relación con Dios, puesto que el amor ágape se
debe considerar como “camino permanente, como un salir del yo cerrado en sí
mismo hacia su liberación en la entre de sí y, precisamente de este modo, hacia el
reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento del amor.”59
Se entiende, pues, que no es posible borrar el amor eros, ya que la pareja es de
carácter antropológica, pero es necesario que sea purificado desde el punto de
vista del amor ágape en el sentido que Jesús se hace presente para seguir
actuando en nosotros y por nosotros, y es así como es posible una comprensión
de la pareja-sacramento, es decir, la pareja se hace manifestación de Cristo en el
mundo.
58
59
Ibíd. P. 12
Ibídem
61
CONCLUSIONES
Luego de una labor investigativa acerca de la comprensión de la pareja como
sacramento es posible concluir lo siguiente:

El concepto de pareja ha tenido una evolución muy notable a lo largo de la
historia de la salvación, la cual parte desde el Antiguo Testamento hasta lo
formulado por el Concilio Vaticano II y los teólogos posteriores, llegando a
determinar que es la relación entre dos personas heterosexuales en
búsqueda de la realización personal en un proyecto de vida común y que
debe reflejar la vida de Cristo en su cotidianidad.

A diferencia del concepto de pareja, el de “sacramento” no ha sido
claramente determinado, salvo lo manifestado en el Concilio de Trento:
“signo eficaz de la gracia divina”. Sin embargo, en la actualidad es posible
considerarlo como la manifestación en visibilidad histórica del don invisible
de la gracia de Dios.

Ahora, el binomio pareja-sacramento se entiende como la posibilidad la
entrada de dos personas en el misterio de Cristo, que se hacen partícipes
de su persona, de su cuerpo, y también de sus funciones y misión como
seguidores suyos.

La pareja es sacramento desde el punto de vista que tanto el hombre y la
mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios, por tanto, al
descubrir en el otro tal realidad espiritual se unirán en uno solo, de forma
que expresen en su entrega mutua el amor manifestado por el mismo Cristo
al mundo y que sigue vigente.

La comprensión de muchos fieles cristianos católicos acerca de los
aspectos sacramentales y, concretamente, de la pareja como sacramento
es, casi en su totalidad, diversa de lo propuesto por el pensamiento
eclesiástico, puesto que no ha existido una preocupación por parte de los
62
pastores por una formación adecuada y pertinente a la hora de la
celebración de los sacramentos, sumado a la indiferencia de las personas
respecto a estos temas.

La presencia activa de Cristo en los sacramentos se ha quedado relegada
en una mera teoría teológica de las mismas acciones litúrgicas, puesto que
para las personas, salvo en la Eucaristía, se les hace muy difícil descubrir
esa presencia divina. Además, el pensamiento común es que los
sacramentos son simplemente acciones, que en ocasiones, se dejan en el
aspecto sociológico, sin trascendencia espiritual.

Bajo la comprensión de los creyentes acerca de los sacramentos, se hace
dificultoso que se llegue a comprender la realidad de la pareja como
sacramento, más allá de una unión antropológica, que puede hacerse
espiritual sólo desde el ámbito del Matrimonio.

Los principales problemas para comprender que la pareja es sacramento de
Cristo en el mundo se basan en la no asimilación de la presencia divina en
las acciones sacramentales y en la fundamentación de la relación de pareja
en el amor eros, el cual no trasciende al ágape.

Luego de la indagación teórica y contextual de la comprensión de la pareja
como sacramento, el momento de establecer una conciencia del verdadero
sentido teológico de la vida sacramental en las personas se debe tener en
cuenta las comprensiones preliminares, puesto que partiendo de ello se
realizará una coherente formación sacramental, lo cual desembocará en
una mayor identidad cristiana personal.

La disciplina teológica, a lo largo de su desarrollo histórico, ha ejercido y
aún lo hace, la tarea de iluminar todos aquellos aspectos fundamentales de
la comprensión sacramental, sin los cuales ésta quedaría incompleta;
algunos de ellos son la cristología, desde su comprensión del misterio
pascual; la eclesiología, entendida como una reunión de creyentes
63
cristianos y el lugar privilegiado para manifestar su fe pascual. No obstante,
se descubre que la labor pastoral es el punto clave a desarrollar para que
las reflexiones teológicas respecto a los sacramentos sea coherente y
pertinente.

La propuesta surgida a partir de esta investigación es posible plantearla
desde el punto de vista pastoral, donde se hace urgente una revisión en las
maneras como se están dando a conocer a los creyentes las propuestas
teológicas de la Iglesia, puesto que de una comprensión de estos
elementos se da lugar a una verdadera evangelización y la vinculación
comprometida de las personas con su identidad eclesial.
64
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Theologica Xaveriana. La familia cristiana, nuevos horizontes. Julio – septiembre
2006. Nº 159 año 56/3. PUJ 391-569p.
66
ANEXOS
Diseño de la encuesta aplicada en el trabajo de campo
1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
Aspectos antropológicos respecto a la pareja
¿La vivencia en pareja es necesaria para usted?
¿En sentido general tienen la misma importancia el matrimonio
religioso (católico) y el matrimonio civil?
¿Crees que la pareja se forma únicamente en el matrimonio?
¿Consideras que el amor es cambiante a lo largo de la vivencia
de pareja?
¿Considera el matrimonio sólo como un rito religioso?
Datos de formación pre – sacramental
¿Ha participado en alguna catequesis pre - sacramental?
¿Fue suficiente el contenido de la catequesis para comprender el
sacramento que recibió?
¿Considera que el sacramento es sólo un rito?
¿Es importante la participación en cursos pre - sacramentales?
¿La catequesis recibida te ha servido para un aspecto específico
de tu vida?
Datos de formación sacramental actual
¿Ha participado en alguna formación cristiana fuera de la
preparación a los sacramentos de iniciación (Bautismo, Eucaristía
y Confirmación)?
¿Ha tenido alguna formación bíblica o teológica sobre el
sacramento del matrimonio?
¿Comprende la terminología usada cuando se habla acerca de los
sacramentos?
¿Percibe que el matrimonio en una experiencia conyugal y no sólo
un rito?
¿Considera importantes los sacramentos como manifestación de
la propia fe?
SI
NO
SI
NO
SI
NO
67
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