1. TIPO DE DOCUMENTO: Trabajo de grado para optar por el título de LICENCIADO EN TEOLOGÍA. 2. TITULO: Hacia una comprensión de la Pareja - Sacramento 3. AUTOR: Jeyson Hernando Ramírez Rojas 4. LUGAR: Bogotá, D.C. 5. FECHA: Noviembre de 2010. 6. PALABRAS CLAVE: Sacramento, matrimonio, pareja, Cristo, sacramentalidad. 7. DESCRIPCIÓN DEL TRABAJO: Es el resultado de una investigación bibliográfica y contextual acerca de la categoría “pareja” y su compresión como sacramento en la teología cristiana, estableciendo pautas pastorales para la catequesis pre –matrimonial. 8. LINEAS DE INVESTIGACIÓN: Teología, Biblia, Educación. 9. FUENTES CONSULTADAS: Alberich Sotomayor, Emilio. Catequesis evangelizadora. Manual de catequética fundamental. Quito: Editorial Abya-Yala, 2003. Benedicto XVI. Carta encíclica Deus caritas est.Bogotá: Editorial San Pablo, 2006. Borobio, Dionisio. La celebración en la Iglesia I. Liturgia y sacramentología fundamental. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1995. Corpas de Posada, Isabel. Pareja abierta a Dios. Aproximación teológica a la experiencia de pareja. Bogotá: Editorial Bonaventuriana, serie teológica Nº 3, 2004. Documentos Concilio Vaticano II. Madrid: Editorial Biblioteca de Autores Cristianos, 1980. Fenoy, Eugenio y Abad, Javier. Amor y matrimonio. Madrid: Editorial Palabra, 2001. Lacroix, Xavier. El Matrimonio. Burgos: Editorial Mensajero, 1996. Miralles, Antonio. El matrimonio. Teología y vida. Madrid: Editorial Palabra, 1999. Perrot, Charles. Los relatos de la infancia de Jesús. Cuadernillo bíblico 18. Navarra: Editorial Verbo Divino, 1987. Sarmiento, Augusto. El sacramento del Matrimonio. Bogotá: editorial Kimpres Ltda., 1996. Schillebeeckx, Edward. Cristo, sacramento del encuentro con Dios. Pamplona: Editorial Dinor, 1971. Sierra González, Ángela María. Unidad conyugal, esperanza para la familia. Hacia una antropología – teológica del matrimonio en perspectiva familiar. Bogotá: Pontificia universidad Javeriana Colección teológica Hoy Nº 57, 2007. Tamayo, Juan José. Nuevo diccionario de teología. “Matrimonio”. Madrid: Editorial Trotta, 2005. 10. CONTENIDOS: A lo largo de la historia de la teología un tema que ha sido fruto de no pocas discusiones es el sacramento del matrimonio; sin embargo, en la actualidad se han planteado en la sociedad nuevas experiencias de pareja diferentes a la cristiana, lo cual ha causado contradicciones a la hora de tomar la decisión de casarse. De este punto es donde surge el cuestionamiento, ¿cómo se comprende la pareja?, y también, ¿será que la pareja es un sacramento o lo es sólo la celebración litúrgica?, esto con el propósito de llegar a una verdadera comprensión de la teología de sacramento, haciendo posible que las personas se comprometan a la vivencia de una certera vida en pareja, a partir de una coherente catequesis pre-sacramental. 11. METODOLOGIA: Investigación bajo el método inductivo, donde se realizó la investigación bibliográfica y recopilación de información de los fieles; luego se usó el método hermenéutico para la propuesta de las pautas para la catequesis pre-sacramental. 12. CONCLUSIONES: luego de indagar la realidad sacramental de la pareja desde el ámbito bíblico, eclesial y contextual, se vislumbra que, a pesar de la claridad que la teología tiene acerca de la misma y del sacramento del matrimonio, la manera como se ha dado la formación a los fieles al respecto no ha sido la adecuada, lo cual lleva a comprensiones erróneas acerca de la importancia de la celebración del sacramento del matrimonio, accediendo a él con la convicción de llegar a ser imagen de Cristo en el mundo, siendo el objetivo de dicha celebración. Este trabajo le aporta a la teología algunas pautas que, surgidas de las mismas inquietudes de los fieles, ayudarían para alcanzar una formación respecto al Matrimonio cada vez más óptima, tratando de evitar las separaciones. 1 HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LA PAREJA – SACRAMENTO JEYSON HERNANDO RAMÍREZ ROJAS UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE TEOLOGÍA BOGOTÁ 2011 2 HACIA UNA COMPRENSIÓN DE LA PAREJA – SACRAMENTO JEYSON HERNANDO RAMÍREZ ROJAS Trabajo para obtener el título de Licenciado en Teología Directora disciplinar ÁNGELA MARÍA SIERRA GÓNZALEZ Magister en teología Director metodológico JOSÉ FERNANDO RUBIO Magister en Patrología UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE TEOLOGÍA BOGOTÁ 2011 3 Nota de aceptación: _________________________________________ _________________________________________ _________________________________________ _________________________________________ _________________________________________ __________________________ Firma del presidente del jurado __________________________ Firma del jurado __________________________ Firma del jurado Bogotá, 22 de noviembre de 2010 4 DEDICO A: Mi familia y personas que intervinieron con su apoyo en mi formación académica y personal 5 AGRADECIMIENTOS A Cristo, Señor de todo cuanto existe y fundamento de la existencia de todas las personas que se aventuran a vivir la experiencia de pareja A la Orden de Agustinos Recoletos, por su esmero en brindarme la mejor formación en todas las dimensiones. A todas las personas que intervinieron en este proceso investigativo; los cuales con sus orientaciones académicas hicieron posible la culminación de este trabajo. 6 CONTENIDO Pág. INTRODUCCIÓN………………………………………………………..…. 10 1. ANTECEDENTES TEOLÓGICOS DEL CONCEPTO PAREJA – SACRAMENTO………………………………. 13 1.1 ¿Qué es la pareja?.................................................................................... 14 1.1.1 La pareja en la Sagrada Escritura……………………………………….. 16 1.1.2. La pareja desde la Tradición eclesial hasta el Concilio Vaticano II….. 18 1.2 El término “sacramento” en la eclesiología actual………………………… 22 1.3 Binomio pareja – sacramento en la teología matrimonial…………………. 24 1.4 La sacramentalidad matrimonial independiente del rito………………….. 27 2. COMPRENSIÓN CONTEXTUALIZADA DE LA PAREJA COMO SACRAMENTO………………………………………… 31 2.1 Justificación del trabajo de campo…………………………………………….. 31 2.2 Descripción de la población……………………………………………………. 34 2.3 Presentación de los datos del trabajo de campo……………………………… 35 7 2.3.1 Encuesta………………………………………………………………………. 35 2.3.2 Entrevista……………………………………………………………………… 37 2.4 Análisis de los resultados del trabajo de campo……………………………… 41 2.4.1 Análisis de la encuesta……………………………………………………… 41 2.4.2 Análisis de la entrevista……………………………………………………… 45 3. LUGAR ACTUAL DE LA PAREJA COMO SACRAMENTO EN EL DISCURSO TEOLÓGICO Y LA PASTORAL…………………………….. 50 3.1 Ambigüedad de la comprensión de la pareja-sacramento………………….... 51 3.1.1 Pareja…………………………………………………………………………… 51 3.1.2 Sacramento…………………………………………………………………....... 53 3.1.3 Pareja-sacramento……………………………………………………………… 55 3.2 Puntos de conciliación…………………………………………………………… 57 3.3 Propuesta pastoral para la catequesis pre-matrimonial………….…………… 58 CONCLUSIONES…….………………………………………………………………. 62 BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………. 65 ANEXOS………………………………………………………………………………. 67 8 LISTA DE ANEXOS Pág. ANEXO A. DISEÑO ENCUESTA ………………………………………………….. 67 9 INTRODUCCIÓN La sociedad actual se ha visto envuelta en un sinnúmero de rápidos cambios económicos, culturales, científicos y religiosos, los cuales han ejercido una notable influencia en el pensamiento de las personas respecto a la manera de enfrentarse a la realidad que les ha correspondido vivir, de valorarla y aprender a desarrollarse en ella. Dentro de estas nuevas perspectivas de la realidad, es importante tener en cuenta el aspecto religioso de las personas, puesto que es un elemento inherente a todas las culturas, elemento que brinda un significativo aporte a la hora de forjar la identidad de cada individuo. Las nuevas dinámicas y las nuevas comprensiones del mundo son elementos que han provocado un decaimiento en el tema religioso, esto se refleja en la búsqueda de nuevas opciones que brinden una estabilidad respecto al bienestar espiritual de cada quien. Aquel decaimiento o desvirtuación del aspecto religioso se ha hecho evidente en el caso particular de la comunidad cristiana católica, la cual, por ejemplo, en la comprensión de los sacramentos, especialmente el matrimonio, ha perdido en la conciencia de muchos fieles el sentido teológico que ellos tienen; se considera como un simple compromiso social. Afortunadamente, muchos cristianos consideran aún este sacramento como una manera de acercase y vivir, según su fe, en la presencia del mismo Cristo y acorde a lo que discurren es la voluntad de Dios. Esta contextualización de la problemática actual de la comprensión del matrimonio, en medio de una gran proliferación de iniciativas para que las personas conformen parejas de hecho, lleva a buscar una comprensión más 10 acertada de la pareja cristiana, la cual según sus características teologales se debe entender como un sacramento eclesial, pues al unirse un hombre y una mujer se vislumbra el amor divino. El tema de la pareja ha sido abarcado desde diferentes disciplinas como la psicología, la teología, la sociología, por el hecho que afecta todos los contextos culturales. Sin embargo, en la actualidad surgen muchos interrogantes acerca del significado objetivo que tiene el concepto de pareja; además, cuando se vincula a un ámbito católico, aquella categoría presenta otras variaciones, lo cual hace que los fieles cristianos católicos, enterados de tales apreciaciones, llegan a una comprensión distorsionada de la pareja como sacramento propuesta por la teología sacramental. El discernimiento de aquel concepto es importante puesto que son muy pocos los estudios que se realizan acerca de la categoría “pareja” en el ámbito teológico, al igual que sobre la asimilación, presentación y definición de la pareja – sacramento en la formación de los católicos, dando lugar al redescubrimiento de un elemento que se puede considerar olvidado a la hora de invitar a las personas para que formen un hogar en la vivencia de pareja dentro del matrimonio. El propósito de una comprensión de la pareja como sacramento será abordado desde dos puntos de vista fundamentales: en primer lugar se analizará algunos textos y formulaciones de la teología católica respecto a la pareja como sacramento, haciendo una lectura analítica desde el Antiguo Testamento hasta el Concilio Vaticano II, teniendo esas apreciaciones como la expresión oficial acerca del tema. En segundo lugar, en procura de una investigación concreta y real, se determinará, a partir de dos instrumentos de recolección de datos, a saber, una encuesta y una entrevista, cómo un grupo de personas que se preparan para la celebración de su matrimonio comprenden la experiencia de vivir como pareja y cómo es posible que ella sea entendida como un sacramento. Finalmente, con las informaciones de los dos procedimientos investigativos, se plantearán algunas pautas pastorales para que la catequesis pre-matrimonial sea 11 un espacio propicio donde se suscite en la conciencia de las personas que una pareja sin la presencia actuante de Cristo en medio de ella no es posible que se convierta en medio salvífico, no solo para el hombre y la mujer que la conforman, sino también para todos aquellos seres humanos que entren en contacto con su vivencia cotidiana. De esta manera, el propósito no es llegar a conclusiones concretas acerca de una investigación teórica, sino que se pretende un paralelo de la comprensión contemporánea del concepto de pareja como sacramento en la teología matrimonial y en un contexto determinado, y que suscite el interés por la mejora de la preparación pre-sacramental de los creyentes católicos. 12 1. ANTECEDENTES TEOLÓGICOS DEL CONCEPTO PAREJA – SACRAMENTO El sacramento del matrimonio ha sido uno de los temas más estudiados en la reflexión teológica a lo largo de la historia, esto lo atestigua la gran cantidad de documentos, tanto magisteriales como académicos, acerca de todo lo concerniente a este sacramento. Los últimos años se ha dado una interesante producción literaria y propuestas teológicas más acordes con la realidad actual del matrimonio católico, demostrando la importancia que reviste una coherente comprensión del significado espiritual que posee la unión conyugal. Desde el Antiguo Testamento, el valor de vivir en pareja se relaciona con una experiencia espiritual, sin dejar de ser antropológica, puesto que se consideraba como una bendición divina, aunque referenciada a la procreación, es decir, en la medida de cuántos hijos e hijas se tenía. Asimismo, en el Nuevo Testamento, Jesús se interesa por la familia, aún sin dejar de lado que lo esencial es el amor a Dios, y afirma la presencia de Dios en medio de la unión matrimonial1. Sin embargo, son los escritos de san Pablo los primeros pasos para llegar a establecer la teología matrimonial. (Rm 7, 1-4; Ef 5, 21-6,1) Posteriormente, la evolución de la reflexión teológica sobre el matrimonio desde los padres de la Iglesia pasando por la edad media, hasta llegar, finalmente, a la propuesta del Concilio Vaticano II y los teólogos de la segunda mitad del siglo XX, ha sido muy rica en investigaciones y proposiciones para una verdadera comprensión del significado de la experiencia conyugal y cómo ésta hace parte de la presencia de Cristo en medio de la historia de los seres humanos. No obstante, todos estos antecedentes documentales concernientes a la pareja como sacramento no sólo aclaran dudas de lo que es el matrimonio, sino que también suscitan nuevas preguntas y dejan inconformidades en el pensamiento de los teólogos. Una de ellas es la concepción de la pareja como sacramento y cómo es expresada por la mayoría de los fieles, que buscan una comprensión mínima 1 Cf. Corpas de Posada, Isabel. Pareja abierta a Dios. (Bogotá: Editorial Bonaventuriana, 2004), p. 256-257 13 para tomar la decisión de aventurarse a vivir como una pareja cristiana desde el matrimonio. 1.1 ¿Qué es la pareja? La realidad de los seres humanos está constituida por muchos elementos que la hacen dinámica y, de esta manera, la vida humana está en una constante construcción en relación con todo lo que rodea a la persona y, en especial, lo que la distingue de los otros, es decir, su propia personalidad. Dentro de esta búsqueda de realizar la vida individual, se encuentra el aspecto de vivir en comunidad, experiencia que la hace más rica en elementos de toda índole, y que se concretiza en la pareja, donde en aquella búsqueda de realización personal, se unen para hacer de dos proyectos de vida uno solo con perspectivas comunes. Ser pareja resulta de la compleja interacción de proyectos de vida, ideales y sentidos como base de un subsistema particular con identidad propia dentro de la familia, y se enriquece por las emociones, los pensamientos, las acciones e intereses particulares2. Sin embargo, esta experiencia debe poseer algunas característica fundamentales; aspectos que se exigen con el propósito de intentar garantizar que sea duradera partiendo de la fidelidad. Algunas de ellas son: la madurez humana en todas las dimensiones (física, psicológica y espiritual), conocimiento mutuo y, en un alto grado de importancia, la honestidad frente a lo que se siente por la otra persona. La vida en común de dos personas heterosexuales es algo que siempre ha existido en la sociedad humana y, por ende, su importancia en la estructura de la sociedad es evidente. Así, la teología nunca ha negado el puesto esencial que ocupa en la relación entre Dios y los seres humanos. Claro testimonio de esto son los numerosos textos bíblicos que hablan de la pareja humana como fundamento de toda la comunidad, puesto que de ella surge la prole que va a incrementar la misma sociedad. 2 Sierra González, Ángela María. Unidad conyugal, esperanza para la familia. Hacia una antripología – teológica del matrimonio en perspectiva familiar. (Bogotá: Editorial Javegraf, 2007), p. 63 14 Asimismo, en la historia, la reflexión teológica respecto a la pareja ha evolucionado, no en su concepción general, sino en el sentido de dar pautas que le ayuden a crecer y entenderse a sí misma. 1.1.1 La pareja en la Sagrada Escritura Antiguo Testamento La experiencia de vivir en pareja en el pueblo israelita, y luego en la comunidad cristiana, se considera como un regalo divino, aunque “sociológicamente no existía mayor diferencia en la forma como los israelitas vivían la experiencia de pareja y la de los pueblos vecinos. Pero sí tenía, la yahvista, una visión distinta del matrimonio”3. Formar pareja se consideraba como una obligación con el propósito de continuar la obra salvífica y creadora de Dios. No obstante, a lo largo de la historia del pueblo de Dios, se ha dado una evolución en la concepción de la pareja. El libro del Génesis, en los relatos de la creación, “presenta la pareja ideal de los orígenes y explica la unidad humana en la diferenciación de los sexos, así como el misterio del amor humano en cuanto don de Dios”4. Además en este mismo relato aparece la principal razón de ser de la pareja humana: No está bien que el hombre esté solo (Gn 2, 18), determinando que “el ser humano está hecho para el diálogo, para el encuentro interpersonal”5. Bajo esta perspectiva, es posible afirmar que desde el momento de la creación los seres humanos han sido hechos para vivir en comunidad y compartir sus actividades con los de su misma especie, a tal punto que conformen un solo cuerpo, pero esto partiendo del hecho que la pareja ha sido creada por voluntad divina, como lo narra el mismo libro del Génesis. 3 Corpas, Isabel. Op. Cit. p. 163 Ibíd. p. 198 5 Ibídem. 4 15 La mentalidad israelita se caracteriza por dar gran importancia a la familia, al vínculo que se establece en las relaciones interpersonales, es decir, a su relación con la sociedad y la identidad que ésta le proporciona y con la cual siempre se va a identificar (cita). Esto se hace evidente en las genealogías expuestas en la Sagrada Escritura6; sin embargo, respecto al tema que compete en este apartado, la pareja, la unión de un hombre y una mujer, es lo único que hace posible que aquella identidad sea verdadera, siendo algo que se repite a lo largo de la Escritura Sagrada7. La pareja es, entonces, en el Antiguo Testamento un conjunto de relaciones en todas las dimensiones personales, tales como la corporalidad, la cultura, la identidad, pero más que una simple unión, consiste en una entrega y complementariedad mutua, como se vislumbra desde la creación, donde el hombre se sentía sólo y no encontraba una compañía propicia a él hasta que Dios crea la pareja, hombre y mujer, para que sean una sola persona (Gn 2, 24), permanezcan en felicidad y en alianza con Él. Se puede concluir con las palabras de la doctora Isabel Corpas: “el ser humano está hecho para el diálogo y la comunión y en dicha comunión se constituye en imagen y semejanza de Dios que es comunidad de personas”8. Nuevo Testamento Por otra parte, es necesario establecer el concepto de pareja en el Nuevo Testamento, puesto que allí radica la comprensión actual de pareja que se ha venido gestando a lo largo de la historia de la Iglesia. El punto de partida para la pareja según el Nuevo Testamento es la ruptura que hace Jesús a los esquemas determinados en la cultura judía, principalmente en lo 6 Cf. Perrot, Charles. Los relatos de la infancia de Jesús. Cuadernillo bíblico 18. (Navarra: Editorial Verbo Divino, 1987), p. 20 7 Cf. Millares, Antonio. El matrimonio. Teología y vida. (Madrid: Ediciones Palabra, 1999), p. 34-40 8 Ibíd. p. 252 16 concerniente a la inferioridad de la mujer y el marcado patriarcalismo. No obstante, se conserva el simbolismo de la alianza. Este simbolismo cuenta con unas características especiales de incondicionalidad, el carácter festivo y alegre de la unión, su igualdad y eroticidad. Pero ante todo su capacidad de entrega hace lo esponsal un símbolo real del amor verdadero, aquel que perdura y crece9. Además del simbolismo de la alianza, está el sentido teológico y al cual se refiere toda la predicación y doctrina expuesta en el Nuevo Testamento, a saber, el Reino. Toda la teología neotestamentaria gira en torno a este aspecto, y la comprensión de la pareja no es ajena a esto. Los relatos evangélicos hablan constantemente del papel que ejercen las mujeres en la sociedad, Jesús deja de lado los prejuicios legales y da el puesto que corresponde a la mujer; bajo esta perspectiva, el hombre se hace un ser igual a la mujer, puesto que son creados a imagen y semejanza de Dios; esto permite descubrir aspectos tan importantes como una verdadera sexualidad y relaciones interpersonales coherentes con la fe, a partir del anuncio de la proximidad del Reino de Dios, es decir, “un nuevo orden salvífico y que en su persona [en la de Jesucristo] se hace presente el señorío de Dios”10. Jesús instituye un nuevo orden que está basado en la experiencia del amor, un amor incondicional que parte del amor promulgado y ejercitado sin ningún tipo de restricción para con Dios, y que necesariamente se manifiesta en las otras personas, quien dice que ama a Dios y odia a sus hermanos es un mentiroso (1 Jn 4,20). Así, el punto esencial de la experiencia del Reino de Dios es el amor al prójimo, Ahora bien, en ningún momento hace Jesús referencia al amor conyugal propiamente tal. ¿Pero no es el cónyuge el más próximo de los prójimos? Por 9 Sierra, Ángela. Op. Cit. p. 72 Corpas, Isabel. Op. Cit. p. 270 10 17 tanto, cuanto el evangelio recoge sobre el amor al prójimo, forzoso es referirlo al amor a la pareja11. De tal manera, cambia la percepción de la pareja, en cuanto que no es únicamente como lo determinaba el Antiguo Testamento como un complemento del ser humano en su integralidad o como una compañía digna del hombre para su cotidianidad, sino que el fundamento parte del principal mandamiento de la ley de Dios y que Jesús establece como la base para toda relación interpersonal: el Amor. La pareja es, pues, no sólo la unión de dos personas a partir de la búsqueda de bendiciones divinas, sino que por el amor a Dios se identifican entre sí y es lo que les mueve su interior para permanecer en el amor y en el cumplimiento de los mandatos divinos, lo cual se hace expresión del amor de Dios por la humanidad. Sin embargo, es la teología paulina la que realmente establece los parámetros de lo que es la pareja, lo hace directamente relacionado con el matrimonio, afirmando que es misterio. Esto se abordará más adelante, al hablar de la pareja como sacramento (1.3). 1.1.2. La pareja desde la Tradición eclesial hasta el Concilio Vaticano II Según los apartados anteriores, la evolución de la comprensión de la pareja es evidente como una realidad humana esencial y que varía según el crecimiento en la fe, tal como lo muestra el cambio de perspectiva en los escritos del Nuevo Testamento respecto al Antiguo Testamento. “La transformación que la obra redentora de Cristo ha significado para la humanidad del hombre y de la mujer alcanza también a su unión matrimonial”12. 11 12 Ibíd. p. 271 Sarmiento, Augusto. El sacramento del Matrimonio. (Bogotá: editorial Kimpres Ltda., 1996), p. 111 18 No obstante, esta evolución siguió su camino a lo largo de la reflexión teológica de manera que surgieron nuevos elementos y apreciaciones respecto a la pareja, aunque ya nunca se desligó del Matrimonio. La predicación del Evangelio fue el punto clave para que la comprensión de la pareja en el ámbito teológico cambiara, puesto que salió del ámbito cultural en el cual se había formado y desarrollado por muchos años, es decir, ya no sólo se refiere y establece en la comunidad judía, sino que se abre a otras culturas como la griega y la romana. Esto no transcurrió de manera pacífica o sin mayores contratiempos, puesto que es en estas etapas donde se hace completamente necesario dar claridad respecto a las doctrinas cristianas y, junto con ellas, a los sacramentos, donde también se ubica la concepción de la pareja desde la visión cristiana13. En medio de controversias, herejías, persecuciones y demás circunstancias de los primeros siglos de la religión cristiana, los autores, principalmente los padres de la Iglesia y los Concilios, daban el fundamento teológico de la doctrina cristiana y sus elementos; asimismo, se vislumbra que el interés primordial de ellos era dogmático y apologético, por tanto no existen determinaciones concretas acerca de la experiencia de la pareja14. Sin embargo, se tenía que la pareja debía seguir las orientaciones dadas por el Evangelio como la unión por amor y con el propósito de procrear (Os 3,1-3; Is 54, 1-8) y estar juntos y siendo uno, según la analogía del cuerpo humano, sus miembros unidos a su cabeza (1Co 12, 12). De tal manera que el concepto de pareja no se cambió en grandes términos respecto a lo propuesto por el Nuevo Testamento, al contrario, se intentó afianzar el sentido de entrega y de unión entre los dos seres, pero que es una unión respecto al seguimiento de Cristo como única meta y a la cual se debe ordenar toda la vida de un cristiano. Más adelante en la historia, en lo siglos venideros desde la época de los Padres de la Iglesia hasta el Concilio de Trento, el concepto de pareja se vio influenciado 13 14 Cf. Corpas, Isabel. Op. Cit. p. 328- 332 Cf. Millares, Antonio. Op. Cit. p. 129- 164 19 por la moralidad y legalidad, de manera que ya deja de ser algo teológico y pasa a ser una cuestión más pragmática, es decir, la pareja aunque se considera como imagen y semejanza de la unión de Cristo con la Iglesia, se hace énfasis en considerarla como unión de dos personas que se proponen procrear, según el plan divino desde la creación, pero que a su vez está determinada por las leyes eclesiales rigoristas; se plantea más el problema de cómo se debe realizar la celebración litúrgica del matrimonio, que la experiencia de pareja que deben poseer los cónyuges. También una de las características fundamentales de la concepción de pareja de esta época consiste en el carácter indisoluble que posee el sacramento.15 A partir del Concilio de Trento hasta el siglo XX, el concepto de pareja desaparece como una institución independiente y se determina únicamente desde el punto de vista del sacramento del Matrimonio, de manera que sólo hay pareja cuando se celebra el rito sacramental; la unión promulgada por Jesús, la cual debe partir del amor a Dios y llega a la unión de dos personas en búsqueda del Dios no tiene lugar. La pareja llega a ser no un plan de Dios, sino de los hombres, pierde su esencia teológica y se queda en aspectos legales, aunque no se puede dejar de lado que los cristianos se unen en matrimonio también por el amor mutuo y que no se orientan sólo por aspectos legales16. Finalmente, en el siglo XX, los cambios sociales fueron fundamentales para la compresión de la pareja como una institución independiente del rito; dando lugar a un nuevo parámetro de pareja caracterizado por el encuentro interpersonal de los cónyuges de manera más superficial y determinada por las condiciones sociales. Aspectos como la promoción del puesto de la mujer en la sociedad, el libertinaje sexual, la técnica, son factores que afectan de modo directo el modelo actual de la pareja17. Los principales cambios los sintetiza muy bien la teóloga Isabel Corpas: 15 Cf. Ibíd. p. 23 – 30 Cf. Ibíd. p. 145-164 17 Cf. Corpas, Isabel. Op.Cit. p. 469 16 20 De un enfoque especialista de la realidad y de la teología se pasó a un enfoque personalista, en la línea de Emmanuel Mounier; la casi exclusivización de la filosofía en la reflexión de los teólogos dio paso a la Escritura, haciendo eco al movimiento bíblico; se comenzó a tomar en serio al laicado y la eclesiología dio un vuelco significativo gracias a los aportes de los teólogos De Lubac y Congar; los sacramentos se empezaron a entender como procesos de gracia más que como momentos o puntos aislados en la existencia del cristiano18. Sin embargo, todo esto le sirvió a la Iglesia para que diera un giro a la comprensión de la pareja; se termina aquella visión legalista y moralista y pasa a ser considera como una realidad humana, la cual por ser revestida de la gracia divina también llega a considerarse como camino de salvación, es decir, se retoma el verdadero sentido teológico propuesto por los evangelios y, en especial, en los escritos paulinos (1Co 7). La pareja es considera en los documentos del Concilio Vaticano II a partir de la reflexión del carácter sagrado del matrimonio y de la familia como la unión íntima de las personalidades de cada uno con el otro, al igual que sus actividades, de manera que se ayudan y sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez más plenamente en la convivencia19 A manera de conclusión, es pertinente dar una respuesta concreta a la pregunta: ¿qué es la pareja?, a partir de lo mencionado de la compresión que se ha tenido y se tiene en la actualidad de la experiencia de pareja. La pareja, dentro del discurso teológico, ha tenido comprensiones que salen de la concepción común de la sociedad; esta noción en la teología tradicional se ha entendido como la simple unión de dos personas en búsqueda de un proyecto común, por un sentimiento o atracción mutua, aún teniendo en cuenta la doctrina cristiana y, por esa misma razón, tiende a quedarse en el ritualismo sacramental, olvidando que desde la creación es voluntad divina la unión de las parejas. Pero, para dar una respuesta más concreta, es necesario estar vinculados con los documentos de la Iglesia, es decir, con su Magisterio, por tanto, la pareja se 18 19 Ibíd. p. 470 Cf. Constitución Gaudium et spes. N° 48 21 entiende como la relación entre dos personas heterosexuales en búsqueda de la realización personal en un proyecto de vida común y que en la religión católica sólo el matrimonio es el acto de fundación legal20, de manera que la experiencia de pareja parte de la unión de tres voluntades, del hombre, de la mujer y de Dios, puesto que el rito sacramental lo que hace es confirmar lo que ya se debe estar viviendo en la realidad humana. 1.2 El término “sacramento” en la eclesiología actual A lo largo de la historia de la Iglesia se han entendido de manera muy diversa la realidad de los sacramentos, considerados como símbolos, signos, representaciones, ritos, y de forma oficial en el Concilio de Trento los sacramentos han sido entendidos como signo eficaz de gracia; pero es una definición muy limitada dado que se utilizaba sólo para indicar los siete ritos sacramentales de la iglesia y, además, era sólo para los que cumplían estos requisitos: “institución por Cristo, estructura de materia y forma, eficacia „ex opere operato‟, intención por parte del ministro, y disposiciones por parte del sujeto”21 Posteriormente, el término sacramento, o misterio para los cristianos de oriente, se entiende como las realidades que reflejan el último misterio de Cristo y su vida sacrificial, muerte y resurrección. Y, de alguna manera, todo lo que refleja la presencia de Cristo y el poder de Dios en nuestro mundo puede ser considerado como misterio sagrado, ya sea un gesto sagrado, como por ejemplo la imposición de manos, un objeto sagrado, como un icono, o una actividad sagrada, como la proclamación de la palabra22. Pero es el Concilio Vaticano II el que da las directrices fundamentales para comprender el término sacramento, cuando afirma: 20 Consejo Pontificio para la familia. Lexicón. Términos ambiguos y discutidos sobre la familia, vida y cuestiones éticas. (Madrid: Editorial Palabras, 2004), p. 903 21 Borobio, Dionisio. La celebración en la Iglesia I. Liturgia y sacramentología fundamental. (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1995), p. 372 22 Cf. Smolarski, Dennis C. Los sacramentos. (Barcelona: Editorial Centre de Pastoral Litúrgica, 1998), p. 9 22 los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero en cuanto a signos, también tienen un fin pedagógico. No solo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y cosas; por esto se llaman sacramentos de fe. Confieren ciertamente la gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para recibir con fruto la misma gracia, rendir culto a Dios y practicar la caridad23. Los sacramentos en la actualidad son, pues, actos o signos que significan una realidad trascendente, pero que también se pueden definir como lo hizo E. Schillebeeckx: “los sacramentos son un acto personal salvífico, realizado por Cristo celestial en su Iglesia y por ésta”24. Acorde con lo mencionado acerca del concepto sacramento, este se considera como “un gesto eclesial que significa y realiza la entrada del hombre en el misterio de Cristo”25; pero es en este punto donde radican las grandes discusiones respecto a la eficacia y realidad que significan y realizan los signos. Sacramento, etimológicamente significa “signo visible” 26, por tanto desde un punto de vista objetivo, el ser humano se haría signo sagrado por medio de los sacramentos, puesto que le hacen partícipe de la vida entera de Cristo y además le invade con su gracia para que permanezca fiel a esa nueva realidad que experimenta a través de signos y objetos que significan ese encuentro con Dios. Puede parecer que este concepto sea muy abstracto y que carezca de coherencia con nuestra realidad humana, puesto que lleva a experimentar y vivir bajo la influencia de la realidad divina; sin embargo, esto se desmiente, al confirmar que los sacramentos, con todos sus signos, están unidos con la existencia corpórea de los seres humanos. En la cotidianidad, existen muchos signos que realizan lo que significan. 23 Documentos Concilio Vaticano II. Sacrosanctum Concilium 59.(Madrid: BAC, 1980), p. 156 Schillebeeckx, Edward. Cristo, sacramento del encuentro con Dios. (Pamplona: Editorial Dinor, 1971), p 119 25 Lacroix, Xavier. El Matrimonio. (Burgos: Editorial Mensajero, 1996), p. 87 26 Floristan, Casiano. Diccionario abreviado de liturgia. (Navarra: Editorial Verbo Divino, 2001), p. 275 24 23 Asimismo, los sacramentos pretenden hacer más comprensible la realidad y la gracia que se recibe en la participación y aceptación de la persona de Cristo en la vida de las personas, puesto que al ser de dimensión espiritual, es posible que se considere como una simple invención o algo irreal, una manifestación exterior de lo que alguien se imagina. Se vislumbra que el término sacramento es muy amplio al momento de intentar dar un significado concreto, certero y coherente, pues la evolución ha sido muy influenciada por las circunstancias, sin embargo, sería posible definir “sacramento” fundamentalmente como “la manifestación en visibilidad histórica del don invisible de la gracia de Dios”27. Esta definición, al unirse al sentido de ser un signo, posee unas características propias: la vinculación bíblica, aspecto que se refiere a la institución divina del sacramento; la totalidad simbólica, la cual se refiere a todos los elementos materiales que entran en juego en los sacramento, así también como la corporalidad; y, el dinamismo interpersonal: por el que los sacramentos no aparecen como cosas u objetos, sino como acciones a través de las cuales Dios realiza su salvación. Los sacramentos son, entonces, algo más que simples acciones rituales y encierran un sinnúmero de aspectos esenciales para la vivencia de la fe y, en especial, para comprender mejor el significado de la comunicación de la gracia divina. 1.3 Binomio pareja – sacramento en la teología matrimonial Luego de dar una visión general acerca de la concepción de lo que se ha entendido por pareja y por el término sacramento, se hace necesario establecer la relación intrínseca que existe entre ambos términos, pero, más que eso, cómo es 27 Borobio, Dionisio. Op. Cit. p. 372-373 24 posible determinar que la pareja sea un sacramento de Cristo y, por ende, de la Iglesia católica. El Concilio de Trento determinó que el matrimonio, a partir de la Sagrada Escritura y la Tradición, es sacramento, fundamentalmente en el texto de la carta a los Efesios 5,25-32, y partir de allí hasta la teología actual esta realidad ha sido innegable. Sin embargo, para el tema que atañe este trabajo, la pregunta clave es ¿Cómo entender que la pareja es un sacramento? El pensamiento cristiano se ha centrado en muchas de sus reflexiones desde el punto de vista meramente teológico, aspecto que no está mal, pero es necesario poner de manifiesto que la dimensión antropológica inherente a nuestra condición humana cumple un papel determinante a la hora de comprender cómo una realidad concreta, como es la unión de dos personas, hacen posible transparentar en medio de la sociedad la semejanza de Dios. A partir de lo reflexionado acerca de lo que se entiende por sacramento, este no es posible considerarlo sólo como un acontecimiento, ni como una celebración ritual exclusivamente28, la realidad del sacramento es transcendente y lleva a que los fieles puedan gozar de la gracia otorgada por Dios. Por esta razón es que la experiencia de pareja no es posible determinarla sólo desde el ámbito de la corporalidad o de las emociones, sino que la pareja hace parte del plan de Dios, como se manifestó arriba con respecto al libro del Génesis, y así es que se debe entender que aquella experiencia, que luego se convierte en encuentro permanente mediante la celebración del matrimonio, es algo sagrado, es sacramento. Lo antropológico permite vislumbrar todas las dimensiones y coherencia con lo sacramental. Desde una perspectiva integral, se percibe una sacramentalidad profundamente humana y un ser humano que siendo 28 Sierra, Ángela. Op. Cit. p. 78 25 coherente es sacramento. El misterio de Dios se hace verdad desde la persona y con la persona.29 De esta manera se entiende que la realidad sacramental no consiste en ritos, sino en vivencias personales que transforman la conciencia de las personas y, por ende, su conciencia como cristianos, haciendo posible que sus vidas transmitan a las otras personas la misma vida de Cristo. “En pareja la gracia es la participación constante y activa de Dios en un proyecto común, fuerza renovadora e impulso hacia la bondad y la permanencia”30. Finalmente, la principal razón por la cual la pareja se puede considerar en la teología actual como un sacramento nos lo expone Ángela Sierra, quien integra todas las experiencias de vida familiar que posee una pareja, aunque lo enmarca dentro de la vivencia matrimonial, es posible que esto también se revele en las parejas antes del sacramento ritual, sin embargo se hace evidente la realidad que son pareja – sacramento: El aprendizaje del lenguaje sacramental se inicia en la familia pues cuenta con todas las condiciones para hacerlo. Si la pareja vive desde este referente, espontáneamente y sin forzarlo convierte su nosotros conyugal en sacramento matrimonial, y su vida se transforma en ambiente sacramental, siendo posibilidad de testimonio, para los hijos y para otras parejas, lo cual facilita la construcción de lo social y de lo eclesial. El sacramento es el medio unificador entre la gracia y la opción humana; por eso hay que vivir desde la decisión de realizar en lo cotidiano estos encuentros de gracia y a lo largo del proyecto existencial. No se trata de instantes desarticulados, sino de momentos intensos y articuladores, como ningún otro, del total vivido. En esta medida, los ritos sacramentales tendrán verdadero sentido y se comenzará a celebrar desde la coherencia de la vida como genuina proyección de la fe.31 La pareja, entonces, hace real la entrada de dos personas en el misterio de Cristo, se hacen partícipes de su persona, de su cuerpo, y también de sus funciones y misión como seguidores suyos. 29 Ibíd. p. 79 Ibíd. p. 82 31 Ibíd. p. 83 30 26 Finalmente, el aspecto que más ha marcado el matrimonio como sacramento, y por ende, hace que la pareja se constituya también como sacramento, es el análisis del texto bíblico de la carta a los Efesios 5, 32. El discurso presentado por Pablo no hace referencia a la pareja común, sino a la pareja que tiene presente a Cristo en su unión personal. En las numerosas exposiciones exegéticas de este texto bíblico se encuentran distintas posiciones respecto a la relación que se debe establecer entre la pareja, puesto que al ser redactado en un contexto patriarcal, posee un matiz altamente machista para nuestro contexto actual. Sin embargo, “el discurso del Apóstol es parenético, y se refiere a la conducta de los cónyuges cristianos”32, de manera que es determinado por un carácter moral, no únicamente celebrativo, que corresponde a la analogía referida a Cristo y a la Iglesia como esposos, haciendo que esta unión con otra persona se constituya como una parte del misterio de Cristo. Y así es que se entiende que la pareja sea sacramento desde lo propuesto por san Pablo, ya que es en realidad un misterio que hace parte del Misterio, término que actualmente se conoce con el nombre de sacramento, es decir, la pareja hace presente la persona de Cristo en la sociedad actual. 1.4 La sacramentalidad matrimonial independiente del rito En el apartado anterior se vislumbró cómo la pareja es sacramento, sin la necesidad de estar determinada por una celebración concreta, sino a partir de lo que se entiende por sacramento (misterio) dentro de la teología actual, de manera que las personas al conocer esta realidad espiritual que existe y surge desde el momento en que deciden unirse en un proyecto de vida común, la presencia de Cristo en la sociedad debería ser más evidente. 32 Millares, Antonio. Op.Cit. p. 119 27 No obstante, lo anterior puede causar molestia en algunos puntos de la reflexión teológica, puesto que siempre se expresa la necesidad inherente que las parejas para poder llegar a constituirse como sacramento de Dios, es necesario que celebren el rito matrimonial, según las normas eclesiales. Mas, ¿será que el matrimonio sólo es sacramento por el rito?, según lo mencionado acerca del término sacramento y el binomio pareja – sacramento, no es así, ya que “el matrimonio es sacramento porque significa y causa la gracia. Eso quiere decir que es un signo eficaz de salvación. Es sacramento porque inserta real y verdaderamente, de una manera específica, en el misterio de salvación”33. De tal manera, el matrimonio es una realidad trascendente que se expresa en un rito, pero que no se limita a él. La teología se ve aún influenciada por aspectos del Concilio de Trento, como su apego a las leyes eclesiásticas de forma rigorista y la misma manera de concebir actualmente los sacramentos por parte de los creyentes, los cuales en muchas ocasiones limitan el libre desarrollo de los conceptos y la comprensión espiritual que tienen los distintos campos de la misma ciencia; esto enmarcado por la fuerte tendencia legal que se estableció en aquél concilio. Los sacramentos, tema de mucha importancia en él, se vieron fuertemente afectados por estas circunstancias, hasta el punto que hoy aún esto tiene repercusiones en los fieles. Respecto al tema de la sacramentalidad del matrimonio es de vital importancia tomar como referente la noción de mysterion, puesto que “insiste menos en la causalidad del rito del matrimonio que produce la gracia; el acento se pone en la comunión que, por el sacramento, se da entre el amor de los esposos y el amor de Cristo por la Iglesia”34. No es, pues, que el rito sacramental determine la realidad del matrimonio, sino, al contrario, son los aspectos que encierra en sí mismo el matrimonio los que hacen 33 34 Sarmiento Augusto. op. Cit .p. 124 Ibídem. 28 que se constituya como sacramento. Aspectos como memorial, actualización y profecía de la siguiente manera: Es memorial, porque confiere la gracia y el deber de recordar las grandes obras de Dios y dar testimonio de ellas. Es actualización, porque confiere la gracia y el deber de poner por obra en el presente las exigencias de un amor de Dios que perdona y redime. Es profecía, porque confiere la gracia y el deber de vivir y dar testimonio de la esperanza del futuro encuentro con Cristo35. Además de lo anterior, se debe considerar que el matrimonio no llega a su plenitud del amor que se tiene la pareja en la celebración del rito, sino que es una constate construcción mutua, “el matrimonio siempre está en deuda consigo mismo, para que el amor no perezca”36. Y también, el matrimonio como sacramento no puede ser ajeno a la parte eclesiológica, puesto que es en la Iglesia donde se desarrolla como realidad actuante. “si los miembros de la pareja, unidos, oran, piden perdón, se reconcilian y reinician el camino, construyen iglesia”37, y se podría concluir este apartado con las mismas palabras de la profesora Ángela Sierra: [Lo manifestado arriba] indica que la construcción matrimonial en perspectiva sacramental implica un compromiso con la salvación integral del otro con quien se es pareja: salvación integral por cuanto no es sólo una referencia espiritual sino que implica toda la persona y afecta a la comunidad.38 En definitiva, la pareja ha sido considerada como un punto esencial tanto en la sociedad civil como en la experiencia religiosa del pueblo de Israel y de la comunidad cristiana que se ha manifestado a lo largo de muchos siglos; no obstante, se descubre que en ocasiones este aspecto de vivir en pareja ha sido relegado a aspectos socio – culturales, y que han afectado hasta el punto de concebirla como algo necesario pero sin importancia. 35 Ibíd. p. 125 Sierra, Ángela. Op. Cit. p. 88 37 Ibíd p. 89 38 Ibíd. p. 90 36 29 De igual manera, la Sagrada Escritura, a parte de su carácter patriarcal, considera la pareja como una pieza esencial en el plan trazado por Dios desde la creación, y que luego Jesús resalta y san Pablo define como una opción de vida cristiana. Desde este punto puede ser considerada como sacramento, ya que se hace signo de salvación tanto para el hombre como para la mujer, lo cual deben hacer visible en la sociedad, especialmente a través de la celebración del rito del matrimonio. 30 2. COMPRENSIÓN CONTEXTUALIZADA DE LA PAREJA COMO SACRAMENTO Luego de un recorrido por los algunos puntos clave en el desarrollo de la teología matrimonial acerca de la comprensión de la pareja, la cual se puede considerar como un sacramento, como una realidad trascendente, es pertinente, con el propósito de entenderla como tal, investigar en un contexto concreto cómo los creyentes cristianos católicos advierten la concepción antropológica de la pareja, además de hacer una confrontación con las informaciones que surjan de esta indagación con los datos abordados anteriormente. Por esta razón, se ha realizado un trabajo de campo, el cual se ejecutó mediante la aplicación de dos instrumentos metodológicos, a saber, una entrevista y una encuesta, con las que se interactuó con un grupo de personas teniendo como propósito indagar acerca de la comprensión que éstas poseen de la pareja como sacramento. El desarrollo de este capítulo manifestará los resultados de esta investigación, al igual un análisis que dé a entender cómo se considera la vivencia en pareja desde una mirada “teológica” del común de los creyentes cristianos católicos; para ello es indispensable hacer una justificación del trabajo de campo como una herramienta necesaria y que dé validez a dicho trabajo; además, es preciso conocer a qué población se le aplicó este trabajo de campo, puesto que es un factor importante que determina, en cierta medida, los resultados que se adopten al final; y, por último, expresar el análisis realizado a las ya mencionadas encuestas y entrevistas realizadas. 2.1 Justificación del trabajo de campo A partir de lo estipulado por la Iglesia, a saber, “antes de que se celebre el matrimonio, debe constar que nada se opone a su celebración válida y lícita” (CIC c. 1066), es necesario que las personas, las parejas, se preparen de una manera 31 consciente con el propósito que lleguen más seguros a la celebración de este sacramento. Sin embargo, la realidad es que dicha preparación se ha quedado sólo en un momento legal, es decir, en muchas ocasiones las parejas toman esto sólo como un requisito legal más, y se pierde el sentido de comprender el misterio tan grande que encierra un sacramento como el matrimonio. El objetivo de esta preparación es afianzar lo que con antelación se ha realizado en la formación cristiana, o al menos eso es lo que se espera, puesto que la preparación al matrimonio se puede considerar en tres momentos: remota, próxima e inmediata. La remota comienza en la infancia a través de la obra conjunta de la pedagogía familiar y de la primera catequesis, y se extiende a la adolescencia y después a la juventud, hasta conectar con la preparación próxima dirigida a los que, hallándose ya en el noviazgo, ven más de cerca las perspectivas del matrimonio. 39 Lo que se pretende es hacer conocer a todos los cristianos la doctrina sobre los sacramentos, pero en la actualidad, según la vivencia de la fe en algunos sectores de la Iglesia católica, se ha convertido en una simple transmisión de contenidos40, y según el tema que atañe a esta investigación, la presentación del sacramento del matrimonio se lleva sólo al aspecto ritual, no se plantea la posibilidad que la pareja, aún antes de la ceremonia, sea sacramento, lo cual conlleva a afirmar que “no existe una adecuada preparación al matrimonio si no es en el marco de la maduración de la vida cristiana”41. Por estas razones, se justifica el planteamiento de un trabajo de campo, en el que se indague acerca del concepto de pareja-sacramento que poseen las personas próximas a la celebración de su matrimonio, personas que ya han decidido casarse, pero también personas, que en muchas ocasiones no tienen claro qué van a realizar. 39 Millares, Antonio. Op. Cit. p. 340 Cf. Alberich Sotomayor, Emilio. Catequesis evangelizadora. Manual de catequética fundamental (Quito: Editorial Abya-Yala, 2003), p. 12-14 41 Millares, Antonio. Op. Cit. p. 340 40 32 La misma Iglesia ha tenido en cuenta esta grave dificultad, la cual manifiesta en la exhortación apostólica Familiaris Consortio (n. 66), puesto que si ésta preparación no se hace, es posible que la pareja no conozca la realidad del sacramento. Pero ahondando un poco, ¿se comprende que la pareja sea sacramento? Pregunta que incita a ver la realidad espiritual que posee el sacramento, algo que se debe vivir bajo la experiencia de Cristo en la vida de cada persona. La historia atestigua este problema de identidad de la pareja como sacramento, la pareja formada por Eros y Gamos, el amor y el matrimonio, fue frecuentemente una pareja mal avenida […] Durante la antigüedad y en las civilizaciones tradicionales, el matrimonio, desde tiempos inmemoriales fue en primer lugar un arreglo entre familias. A veces, desde la infancia, los padres decidían que sus hijos, chico y chica, se casarían entre sí al llegar a la edad núbil (edad de contraer matrimonio). La preocupación principal era perpetuar la familia y conservar la estirpe. Lo esencial era la transmisión de la vida, del nombre y del patrimonio.42 Luego de comprender el problema que se plantea respecto al conocimiento de la doctrina sacramental del matrimonio, y en consonancia con lo manifestado en el capítulo 1, la pareja se convierte en el eje central de dicha comprensión, puesto que es de la experiencia de vivir en pareja, aún sin “ritualizar”, de donde surge la importancia de acceder al matrimonio. “Muchas parejas se han amado mucho antes de que el modelo del matrimonio por amor llegara a ser sociológicamente dominante”43. Por lo tanto, para realizar el sacramento del matrimonio, adecuada, coherente y pertinentemente, por parte de las personas que se aman, en necesario que conozcan en primer lugar su vivencia en pareja y, en segundo lugar, vivan como pareja – sacramento, es decir, una realidad que transparente el amor de Dios a los hombres, expresado en una pareja. En búsqueda de indagar cómo se encuentra esta comprensión antropológicateológica de la pareja como sacramento, es indispensable hacer una contextualización de este tema dentro un grupo que se prepara para la celebración del sacramento del matrimonio, pues son personas que luego de una 42 43 Lacroix, Xavier. Op. Cit. p 123 Ibíd. p. 16 33 vivencia en pareja han decidido hacerlo, pero, según los presupuestos teológicos abordados arriba, deberían saber que el sacramento no es sólo el rito y que ellos desde que están viviendo en pareja ya constituyen sacramento de Cristo. 2.2 Descripción de la población El trabajo de campo tiene como finalidad servir de herramienta a la investigación acerca de la comprensión actual de la pareja como sacramento, mas es conveniente hacerlo con un grupo determinado de personas, puesto que, de lo contrario, se daría paso a la especulación dentro de una serie de datos poco fundamentados. Por esta razón, la contextualización de la pregunta ¿cómo comprenden los fieles católicos el concepto de pareja como sacramento?, se ha realizado en un grupo de parejas que se prepararon para la celebración del sacramento del matrimonio los días 10 y 11 de julio del año 2010 en la parroquia San Nicolás de Tolentino de la diócesis de Engativá, administrada por los religiosos de la Orden de Agustinos Recoletos. El grupo de curso pre-sacramental contaba con la presencia de veinte parejas que versaban entre los 25 y 40 años. Personas de estratificación económica mediaalta. 85% estaba constituido por profesionales que se desempeñan en campos de empleo acorde a sus estudios, otro 15% corresponde a personas que laboran en trabajos independientes. Un aspecto importante a determinar en este grupo, de gran interés para el desarrollo de la presente investigación, consiste en que cuatro parejas ya estaban conviviendo, donde al menos una de ellas tenía de convivencia como pareja de hecho, como es denominada la unión libre, aproximadamente de 6 años. Sólo tres de las parejas cuentan ya con la presencia del núcleo familiar de un hijo o hija. Acerca de la religiosidad de estas parejas, la formación se limita a las catequesis pre-sacramentales de la Eucaristía y la Confirmación, constituyendo esto un agravante para la compresión teológica de la pareja como sacramento, puesto que no se tiene conciencia de la categoría “sacramento” más que como un rito, que en ocasiones se debe cumplir como una exigencia institucional de la iglesia y de la sociedad. 34 Expresada esta descripción de la población con la cual se realizó el trabajo de campo, que consistió en la aplicación de una encuesta y de una entrevista, puesto que por las características de las personas y del contexto en el cual se llevó a cabo dicho trabajo, era necesario el uso de estos instrumentos de recolección de información que brindaran la posibilidad de conocer de forma concreta los conocimientos previos de las parejas acerca del tema de investigación; de forma que se consideraron aquellos instrumentos como los más apropiados. Se presentará a continuación los resultados arrojados por ellos. 2.3 Presentación de los datos del trabajo de campo La investigación de la aproximación a la comprensión de la pareja – sacramento, es factible hacerla desde un punto de vista contextual, es decir, no sólo desde los documentos o desde lo manifestado por teólogos y el magisterio eclesial, sino que también parte desde lo que los creyentes cristianos católicos manifiestan entender por tal categoría y realidad teológica, como lo es la sacramentalidad de la pareja, aún sin un rito concreto como lo es la celebración del matrimonio. Así, luego de indagar en los conocimientos que poseen veinte parejas que se preparaban para el sacramento del matrimonio, fueron arrojados los siguientes resultados: 2.3.1 Encuesta El ejercicio de plantear una encuesta a las mencionadas parejas tenía como propósito un acercamiento a la comprensión antropológica de la pareja, luego un sondeo de la formación pre-sacramental que han recibido hasta la fecha y, finalmente, conocer qué tipo de formación sacramental actual han tenido luego de la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana (Ver anexo 01). Los resultados de esta encuesta, según las respuestas a cada uno de los conjuntos de preguntas, fueron los siguientes: 35 Aspectos antropológicos respecto a la pareja 20 20 20 18 17 18 15 16 14 12 10 8 5 6 4 3 2 2 0 0 0 Pregunta 01 Pregunta 02 Pregunta 03 Si Pregunta 04 Pregunta 05 No Datos de formación pre-sacramental 20 20 19 18 18 20 16 16 14 12 10 8 6 4 4 2 1 2 0 0 0 Pregunta 01 Pregunta 02 Pregunta 03 Si Pregunta 04 Pregunta 05 No 36 Datos de formación sacramental actual 20 19 20 18 18 16 15 16 14 12 10 8 6 5 4 4 2 1 2 0 0 Pregunta 01 Pregunta 02 Pregunta 03 Si Pregunta 04 Pregunta 05 No 2.3.2 Entrevista La técnica de entrevista para esta investigación se realizó a cada una de las parejas que participaron en el curso de catequesis pre- matrimonial, la cual se realizó a partir de tres preguntas que intentaban descubrir la concepción de la pareja como sacramento. Las preguntas fueron las siguientes: 1. ¿Qué es para usted la pareja humana? 2. ¿Qué significa el término sacramento? 3. ¿Cómo entiende usted la realidad que la pareja sea un sacramento dentro de la Iglesia, tanto en el matrimonio como fuera de él? Los resultados brindados por las respuestas a esta entrevista no es posible consolidarlos bajo una gráfica cuantitativa, sino que, para llegar a una comprensión más clara de ellos, se presentará a continuación un cuadro comparativo de algunas categorías surgidas de lo expresado por las personas, a la hora de cuestionarlos acerca de los términos pareja, sacramento y parejasacramento. 37 PAREJA CATEGORÍAS Pareja Sacramento Pareja-sacramento Sub-categorías 01 Creación de Dios. Etapas de la vida cristiana católica El matrimonio permite que la pareja haga parte del sacramento 02 Unión de dos personas que se quieren Renovar la fe en Dios en las etapas de la vida La pareja es sacramento cuando se adquiere el compromiso ante Dios en el matrimonio 03 El complemento de la otra persona Las etapas de la vida cristina católica No comprende que la pareja sea sacramento 04 Dos personas unidas por un sentimiento Hacer partícipe a Dios en las etapas de la vida Cuando hay pareja Dios está presente, por eso es sacramento sólo en el matrimonio 05 Sociedad compuesta por un hombre y una mujer para cumplir un objetivo Renovación de la fe Independientemente del rito del matrimonio es posible que la pareja sea sacramento por su entrega 06 Creación de Dios Etapas de la vida cristiana La bendición de Dios en el matrimonio es necesaria para que la pareja sea sacramento 38 07 El complemento de la otra persona Recibir a Dios y demostrar la fe Se es sacramento cuando se hace lo correcto en todo lo relacionado con su pareja 08 Dos personas que se unen Ratificar la fe Debería ser igual la pareja tanto dentro como fuera de la iglesia y del matrimonio 09 Complementariedad y confidencialidad entre el hombre y la mujer para que formen uno solo Decisión de un compromiso de vida regida por la espiritualidad y los valores Compromiso con el otro y con su configuración como persona 10 El complemento entre el hombre y la mujer Bendición de acuerdo con su espiritualidad La unión en el sacramento del matrimonio es lo que hace que la pareja sea sacramento 11 Unión de personas por un lazo sentimental o un bien común Pasos que se dan para realizarnos y seguir el camino de Jesús En la pareja se viven los sacramentos y reafirma la unión con Cristo 12 Complemento Pasos para llegar a la meta: la vida eterna La pareja al unirse por el amor y demás valores se hace sacramento, la unión se hace bendición 13 Complemento terrenal que se hace espiritual dentro del matrimonio Compromiso que establece, confirma, enseña y se comparte en la fe Capacidad de ser dos para llegar a ser uno algo que se logra amando a la otra persona 39 14 Representación humana de dos en uno solo Afirmación de la fe Se es sacramento no sólo en el matrimonio, sino por la vivencia en pareja 15 Unión entre el hombre y la mujer como seres físicos Involucrar a Dios en las etapas de la vida Se es sacramento por la unión entre los dos y por imagen y semejanza e hijos de Dios, de forma que Dios siempre está presente en las personas 16 Unión física, compartir una relación La santificación de algo, reafirmar el compromiso con Dios La pareja puede ser sacramento sin necesidad del matrimonio porque esto es una cuestión de creencias 17 Aquella persona con la que se comparte, la que se ama, con la que se proyecta a futuro Ratificar la fe en Dios Renovar lo que se siente por la otra persona constantemente 18 El complemento Renovar y relacionarse con Dios Estar bien con Dios y con nosotros mismos 19 La persona con la que se piensa estar el resto de la vida, tener un proyecto de vida en común y formar una familia Algo que marca la historia en mi vida cristiana, religiosa La pareja como sacramento es la importancia que tiene ante Dios y la sociedad 20 Creación de Dios Una pauta que da la Iglesia para complementarnos como católicos La pareja puede ser considerada como sacramento porque se unen en el matrimonio 40 Luego de establecer los datos brindados por las dos técnicas utilizadas en el trabajo de campo con el grupo de veinte parejas que se preparaban para la celebración del matrimonio en un curso de catequesis pre-sacramental, se vislumbran un distanciamiento en la verdadera comprensión teológica de la pareja como sacramento, puesto que siempre se vincula con el rito matrimonial. A continuación, se analizará de una manera más consecuente estos datos investigativos. 2.4 Análisis de los resultados del trabajo de campo Al dar un vistazo a los datos anteriormente presentados, se comprueba la gran variedad de respuestas, especialmente en la encuesta, dando lugar a conclusiones en un primer momento respecto a la formación cristiana de los fieles cristianos católicos “de a píe”, es decir, aquellos que no pretenden conocer los misterios más hondos de la teología sistemática, sino simplemente vivir su fe desde lo que la teología pastoral propone, lo cual no quita méritos a la búsqueda de una formación integral de la conciencia de ellos, algo que se manifiesta de forma concreta en la tarea evangelizadora de la Iglesia. En un segundo momento, se estima la falta de conocimiento de los sacramentos como una realidad espiritual, dejando de lado su carácter ritual, que en la mayoría de las veces se convierte en el sustrato fundamental de las celebraciones sacramentales. Bajo estas primeras conclusiones del trabajo de campo, es conveniente realizar un análisis concreto de los informes dados en cada una de las técnicas. 2.4.1 Análisis de la encuesta Respecto a los aspectos antropológicos de la pareja, que constituye el primer grupo de preguntas de la encuesta, se puede llegar a lo siguiente: Se reconoce la importancia de vivir en pareja Dado el carácter creyente de los encuestados, consideran de gran importancia el sacramento del matrimonio, pero a su vez establecen que la experiencia de pareja tiene un fundamento más antropológico, que luego, bajo otras circunstancias, se convierte en aspectos espirituales, dado que 41 en primer lugar se da la unión de personas por sus sentimientos, gustos y conocimiento interpersonal y, en segundo lugar, esta unión se considera como un regalo divino que es necesario santificar en el sacramento del matrimonio. El amor constituye la principal razón por la cual dos personas heterosexuales se unen para vivir una proyección de vida en común, sin embargo, un gran porcentaje de aquel grupo de parejas estima que es un sentimiento cambiante, es decir, no se termina el amor por la otra persona, sino que por el conocimiento cada vez más profundo se presenta una transformación en la forma de amar. Una cuestión interesante de este análisis consiste en las respuestas a la quinta pregunta, puesto que el 75% de las personas afirma que el matrimonio es sólo un rito, es decir, que se puede considerar sólo como una acción simbólica que, a su vez, tiene connotaciones desde el punto de vista sociológico como la economía, los bienes, la convivencia en un mismo domicilio, pero el punto de vista teológico que debe respaldar la decisión de casarse queda relegado al olvido o una fe superficial, sólo de momentos importantes dentro del desarrollo del ser humano. De esta manera, la conclusión de este primer apartado de preguntas de la encuesta es: la experiencia de vivir en pareja es posible ser considerada como un elemento meramente sociológico, que puede tener o no tener connotaciones religiosas o espirituales para las personas; se piensa, según esto que la realidad de una relación de pareja posee su fundamento en la vinculación de una personalidad con la del otro, es decir, se forma una unidad, sin embargo, la unidad que los esposos crean entre ellos al construir la comunidad conyugal la ha descrito la Sagrada Escritura con una fórmula muy expresiva: forman „una sola carne‟, una caro (Gn 2,24; Mt 19,6). Esta expresión no indica una unión carnal de los esposos, aunque no la excluye, sino que se refiere sobre todo al lazo que les une y que está 42 profundamente enraizado en su naturaleza corpórea y, al mismo tiempo, espiritual44. Posteriormente, se encuentra el segundo grupo de preguntas las cuales hacen referencia a la formación pre-sacramental que estas parejas han recibido a lo largo de sus vidas; de este conjunto es posible determinar lo siguiente: La preparación para la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana es un punto clave para la adecuada maduración en la fe de los cristianos, sin embargo, según las respuestas, las personas no se interesan en ahondar en su fe, en conocer qué es lo que en definitiva van a recibir en sus vidas; pero, a pesar de esto, consideran que estas preparaciones son importantes, al menos, cuando se va a celebrar un sacramento. Se presenta, entonces, una ambigüedad respecto a esta formación, por una parte no les interesa ahondar en el conocimiento de la fe, pero, por otro lado, consideran necesarias las catequesis presacramentales; esto refleja un problema pastoral, pues se debe revisar y corregir cómo hacer suscitar el interés por estas preparaciones a los creyentes y que no las consideren como simples requisitos legales para acceder a un sacramento. La presentación de los contenidos catequéticos se ven fuertemente afectos por las circunstancias sociales, de forma que se está presentando un mensaje cristiano no significativo para las nuevas generaciones; esta es una de las razones por las que no se comprenda la profundidad espiritual que poseen los sacramentos45, para este caso, el matrimonio. A raíz de lo anterior, es lógico que el sacramento se comprenda sólo como un rito, que no tenga en cuenta su trasfondo espiritual, el aspecto tan profundo de hacer presente a Cristo en la historia a través de signos sensibles. La catequesis, más que preparar para un sacramento, debe llevar al cristiano a una identificación con su fe, con sus creencias, de forma que se 44 45 Millares, Antonio. Op. Cit. p. 34 Cf. Alberich Sotomayor, Emilio. Op. Cit. p. 15 - 20 43 constituya en una forma de vivir 46, y las personas encuestadas reconocen esta función catequética, que según las respuestas ha sido afirmativa para ellos. El segundo grupo de preguntas llevan a cuestionamientos acerca de la labor pastoral de la Iglesia católica respecto a la preparación inmediata a los sacramentos de los fieles que se acercan y piden que se les instruya y acompañe en el conocimiento de los misterios cristianos, tales como ¿es suficiente la labor de la catequesis para conocer la profundidad de los sacramentos? ¿Cómo se hace para que la catequesis se convierta en algo vivencial en la cotidianidad de las personas? Por último, está el tercer conjunto de preguntas, que hacen referencia a la formación sacramental actual que las personas poseen a la hora de acercase a la celebración de un sacramento como el matrimonio. Se puede decir lo siguiente según las respuestas dadas por las parejas: La formación de muchos de los creyentes cristianos católicos se limita a la preparación para los sacramentos de iniciación, pero que, según lo dicho arriba, es insuficiente para comprender el sacramento, aspecto que se vislumbra al mencionar la falta de educación doctrinal en las personas. Un punto muy importante de la encuesta con referencia al acercamiento de la realidad teológica de la pareja como sacramento es la pregunta sobre la comprensión de la terminología utilizada en los sacramentos, asintiendo que no es muy comprensible, así que hasta la forma como se manifiesta exteriormente la celebración del sacramento no permite entender el misterio que estas acciones litúrgicas significan o deberían significar. Finalmente, por la tradición cristiana, posiblemente, la intención de celebrar un sacramento como el matrimonio constituye algo muy importante para las personas, puesto que se considera como una expresión explícita de la fe que profesan desde su bautismo. 46 Cf. Ibíd. p. 11- 12 44 Este último conjunto de preguntas hace reflexionar sobre la comprensión de los fieles de la realidad teológica de los sacramentos, además cómo se entiende que el sacramento no es sólo la celebración ritual orientada por un sacerdote o una persona idónea para ello, sino que es un transparentar la presencia de Cristo en la sociedad, hacer manifiesta la fe que el mismo Dios ha infundido en las personas. Bajo esta perspectiva, se puede establecer la falta de bases doctrinales en las personas para estimar la pareja, antes del matrimonio, como un sacramento del amor de Dios. 2.4.2 Análisis de la entrevista El ejercicio de entrevistar a las parejas que se preparaban para la celebración del sacramento del matrimonio brindó elementos valiosos para el propósito de dar un viraje a la comprensión de la pareja como sacramento. En consonancia con lo manifestado en la encuesta, estas personas entrevistadas poseen unas características muy similares en lo tocante a la formación doctrinal acerca de los sacramentos y la fe cristiana católica en general. Se vislumbra que existe una comprensión muy superficial del septenario sacramental; no obstante, se presentan algunas respuestas que llevan a cuestionamientos sobre la necesidad del matrimonio para constituir una pareja sacramental, puesto que con razones experienciales, manifiestan que es posible ser imagen del amor de Cristo sin una “ritualización” o la “bendición del cura”, ya que consideran que el amor y la entrega del uno al otro es lo que hace posible tal realidad teologal. Respecto a cada una de las preguntas planteadas a las parejas se establecen las generalidades: El concepto de pareja humana es concebido desde dos aspectos fundamentales: como creación de Dios (parejas 01, 06, 20), y como complemento de la otra persona (parejas 03, 07, 09, 10, 12, 13, 18). Estas apreciaciones parten de puntos de vista espirituales y sociológicos sobre la unión de dos personas en una relación de intimidad. Al contrario de lo sucedido con el concepto de pareja, las personas entrevistadas tienen una concepción común respecto al término 45 sacramento, puesto que consideran que son etapas de la vida en las cuales se manifiesta una adhesión y reafirmación de la fe en Cristo, sin embargo, no deja de ser sólo un momento, una celebración que no tiene gran trascendencia en la cotidianidad de las personas. Mas dos parejas (10, 16), poseen una mirada diferente, pues le otorgan al sacramento las categorías “bendición” y “santificación”. Dadas las dos anteriores respuestas acerca de los conceptos “pareja” y “sacramento”, en la tercera pregunta de la entrevista se pretendía que las personas dieran su apreciación acerca de la realidad que la pareja, sin casarse, fuera considerada como sacramento, como manifestación explícita de la presencia de Cristo en el mundo, lo cual produjo confusión y asombro frente a esta posibilidad espiritual. No obstante, algunas parejas como 05, 14, 15, 16, estiman en su respuesta que esto es posible dada la importancia de ser imagen de Dios y reconocer en el otro esa misma imagen. Luego de dar una visión general de las respuestas a la entrevista, ahora se puntualizará en puntos clave en vista a la aproximación de la comprensión de la pareja como sacramento: En un primer momento, la concepción de la pareja humana se podría considerar como un tanto discreta o superficial, pues no deja de ser de carácter sociológico, mas, el sentido de ser creación de Dios y que constituya el complemento de la otra persona, no en el sentido que el ser humano no sea integral, sino en el sentido de unión en búsqueda de la felicidad mutua (pareja 09), debe ser motivo de gran interés a la hora de concebirla como sacramento, puesto que dice Antonio Miralles: “el hombre y la mujer son naturalmente complementarios en cuanto, aun siendo plenamente el uno y la otra personas humanas, personas de naturaleza humana completa, no poseen del mismo modo determinados aspectos accidentales de la naturaleza humana, concretamente la masculinidad y la feminidad.”47 47 Millares, Antonio. Op. Cit. p. 34-35 46 Algunas parejas se quedan en el aspecto meramente físico de la unión personal para convivir bajo objetivos comunes (parejas 02, 04, 05, 08, 11, 19), pero no entienden el sentido teológico de complementaridad, pues “la natural complementaridad entre el hombre y la mujer, aunque aparezca inmediatamente orientada a la transmisión de la vida, a diferencia de la de los animales, va mucho más allá del acto generativo; implica, en efecto, como característica derivada de su ser imagen de Dios, la capacidad y tendencia a establecer relaciones de comunión personal”48. En este lugar es donde se unen los dos aspectos mencionados arriba, la pareja como creación de Dios y como complemento de la otra persona, llegando a la conclusión que la pareja, a pesar de ser una realidad concretamente física y sociológica, posee antecedentes teologales, es decir, posee características espirituales, referidas a Dios, lo cual le da un carácter sacramental. En segundo lugar, el concepto de sacramento posee una ambigüedad en su sentido espiritual y práctico. El sentir general de la respuesta acerca del concepto “sacramento”, fue concebir esta realidad como las etapas que marcan la presencia de la vida de Dios en la cotidianidad de las personas; sin embargo, no dejan de ser sino eso, “momentos”, puesto que, según lo manifestado en la entrevista, son instantes puntuales, es decir, el sacramento se limita exclusivamente al rito o celebración litúrgica, sin tener una transcendencia concreta en las personas. Además, se considera el sacramento como una reafirmación de la fe en Dios, se podría establecer que el sacramento es un juramento, pero que no tiene validez legal, sino espiritual, la cual en la mayoría de los casos, en la práctica, se diluye en la participación mínima de las manifestaciones religiosas (por ejemplo la eucaristía dominical y la participación en algunas celebraciones en la Semana Santa). La comprensión del término sacramento, según los datos acogidos en la entrevista, se encuentra en un desconocimiento de la realidad teológica que cada una de esas acciones litúrgicas representa; pero, también, se pierde el horizonte 48 Ibíd. p. 37 47 teologal que poseen, en el sentido de entenderlos como comunicación de la gracia y presencia concreta de Dios en el mundo. Pese a lo anterior, algunas parejas en su consciencia, según la formación cristiana recibida en sus familias y en la Iglesia, creen que sacramento es una bendición proveniente de Dios (ver pareja 10) o la santificación de algo (ver pareja 16), aludiendo al carácter espiritual que este concepto tiene. Así, “sacramento” se ve envuelto en dos dimensiones: ritualista y espiritual, que se determina en las personas según su nivel de formación cristiana y de su vivencia personal de cada momento en que es necesario manifestar la fe, pero, a su vez, debe impregnar cada momento de la cotidianidad del ser humano, puesto que “el sentido de toda acción sacramental está precisamente orientado de modo que realice el encuentro con Cristo”49. Finalmente, en tercer lugar, la pretensión de descubrir si las personas entrevistadas podrían, luego de definir las categorías “pareja” y “sacramento”, discurrir que la pareja sea un sacramento, es posible determinar que, primero, no era fácilmente comprensible esta realidad teológica, puesto que centraban su reflexión en el hecho de la celebración del matrimonio y, segundo, surgieron expresiones que identifican la pareja como una unión determinada por Dios desde el inicio de su plan salvífico en la creación del hombre y la mujer, también por el hecho de vivir los principios católicos basados en el amor, por cumplir la voluntad divina de estar juntos y hacerse uno como imagen de Dios que es uno en tres personas. Se determina, entonces, partiendo de lo expresado por las parejas en sus respuestas que la pareja si puede ser considerada como sacramento, puesto que la bondad del amor que se manifiestan el uno al otro, y que a su vez puede ser considerado como parte del amor de Dios a los hombres, no depende de un rito o una bendición explícita, puesto que al ser imagen de Dios desde su creación, se hace posible amar al mismo Dios en la otra persona, reconociendo y teniendo en 49 Schillebeeckx, Edward. Op. Cit. p. 170 48 cuenta aquella imagen divina que cada ser humano posee, esa impronta que ostenta la criatura humana. Lamentablemente, un aspecto que en ningún momento se formula, tanto en la encuesta como en la entrevista, es la vinculación que todos los bautizados tenemos con la Iglesia, la cual se compone por la comunidad de creyentes y donde, de manera concreta, se hace patente la presencia de Cristo y la manifestación de la fe en los sacramentos, es más, el lugar donde la pareja puede llegar a ser sacramento. Sin embargo, esta apreciación teológica no se hace evidente en la consciencia de las personas por distintos factores como la falta de identidad cristiana con la Iglesia institución. Ahora, conocido lo expresado en la reflexión teológica y lo que algunas parejas conciben acerca de la pareja, del sacramento y de la pareja como sacramento, es coherente hacer una confrontación entre estas comprensiones, de manera que sea posible determinar los puntos problémicos de la ambigüedad de ambas miradas y, de ser posible, establecer unos puntos de conciliación y unas pautas para el trabajo pastoral, con el propósito de subsanar en una pequeña medida tal divergencia conceptual. 49 3. LUGAR ACTUAL DE LA PAREJA COMO SACRAMENTO EN EL DISCURSO TEOLÓGICO Y LA PASTORAL La pareja humana es una realidad que se ha experimentado a lo largo de la historia de la sociedad, sin embargo, no siempre se es consciente de todas las dimensiones que conlleva en sí misma, puesto que se ha catalogado de diferentes maneras, aunque es comprensible tal variedad de concepciones a este respecto, pues en cada sociedad, en cada grupo humano puede ser diferenciada por el contexto en el cual se desarrolla. A partir de este presupuesto antropológico, esta investigación se ha basado en dos puntos de referencia concretos y vitales para la religión cristiana católica, a saber, lo propuesto en la Sagrada Escritura y lo manifestado por la Iglesia en su Magisterio, y lo que un grupo de creyentes practicantes concibe acerca del concepto de pareja, del concepto de sacramento, y cómo se puede comprender que la pareja sea sacramento. Los resultados de estos dos momentos se han evidenciado en los capítulos anteriores, donde, a grandes rasgos, se intentó plasmar las líneas generales de una aproximación al concepto pareja-sacramento, pero donde desafortunadamente se vislumbran grandes dificultades en tal comprensión, dado que difieren ambas en su apreciación frente a la realidad sacramental que puede, y verdaderamente lo es, transparentar la vida de una pareja, que no necesariamente a accedido al sacramento del Matrimonio, sino que simplemente viven su seguimiento a Cristo desde una entrega mutua y responsable a la otra persona, convirtiéndose en una “sola alma y un solo corazón”50. No obstante las diferencias, existen puntos de conciliación lo cual da lugar a la posibilidad de proponer pautas pastorales, donde se realce el valor de la pareja dentro del plan divino de salvación expresado desde la creación del universo, así 50 Hch 4, 32 50 como la revalorización del Matrimonio como la plenitud de la vida de pareja como discípulos activos de Cristo en el mundo actual. Todo lo anterior es lo que compone el desarrollo de este capítulo, en el que se expondrán las ambigüedades de lo enseñado por la teología clásica y lo que los creyentes conocen; esto con el propósito de mostrar la gravedad de la evangelización respecto a la pareja como signo eficaz del amor de Dios en medio del mundo. También, es necesario conocer los pocos puntos en común entre ambas partes para, partiendo de allí, brindar una apreciación personal, acerca de cómo proceder en las catequesis pre-matrimoniales, y desde antes de ellas, para hacer comprensible que la pareja es sacramento independientemente del rito sacramental. 3.1 Ambigüedad de la comprensión de la pareja-sacramento Los parámetros de la pareja como sacramento se han evidenciado desde la Sagrada Escritura y sus posteriores reflexiones e interpretaciones (ver capítulo 1), sin embargo, estas disposiciones al parecer se han quedado en el olvido, puesto que las personas consienten que la pareja es una creación de Dios, pero que sólo evidencia la presencia de Cristo en el mundo cuando acceden al sacramento del matrimonio. Las anteriores apreciaciones se vislumbran de manera clara al comparar lo establecido por la Iglesia en su Magisterio y lo que algunos creyentes dicen acerca de, primero, la pareja, luego del sacramento, y finalmente de la parejasacramento. 3.1.1 Pareja Desde el Antiguo Testamento es considerada como un regalo divino, como un mandato de unirse en comunión dos personas, hombre y mujer, que obligaba a continuar la obra creadora de Dios, puesto que se da el crecimiento de la humanidad, pero este concepto evolucionó, se tomó entonces como un conjunto de relaciones de todas las dimensiones personales, como la corporalidad y la 51 cultura, donde se entiende como una como entrega mutua y de complementariedad. Bajo esta mirada es posible construir una comparación con lo que las personas encuestadas afirman sobre el concepto de pareja; muchos de ellos coincidieron en afirmar que es creación de Dios, que es complemento de la otra persona, sin embargo, esta apreciación se hace alejada de la realidad que en el contexto del Antiguo Testamento, la pareja no tenía una constitución matrimonial, aunque sí ritual, a partir de la unión por las costumbres religiosas del pueblo israelita, como por ejemplo la unión entre Sara y Tobías51. Esta apreciación plantea la primera ambigüedad entorno al concepto de pareja: ¿dónde se constituye la pareja? Según la Sagrada Escritura en la unión de un hombre y una mujer, que luego se confirma en un rito, pero que es esa unión lo que hace la pareja; desde la comprensión contextual actual, la pareja es realmente pareja cuando se lleva a cabo el matrimonio. Desde el Nuevo Testamento, de manera concreta en los Evangelios, el concepto de pareja tiene un crecimiento muy marcado, puesto que ya no se entiende como un complemento, sino que es la unión de personas que por el amor a Dios y a la otra persona, se identifican entre sí y que les lleva a unirse permanentemente siendo expresión del amor infinito de Dios para con los seres humanos52. No obstante, siendo la predicación de los Evangelios lo más difundido en la iglesia respecto a la Sagrada Escritura, las personas a las cuales se les cuestionó sobre la pareja, no dieron ninguna respuesta que se asemejara a lo concebido en aquellos, puesto que se afirma que la pareja es unión por sentimientos, o por un bien común; efectivamente se habla de amor (ver pareja 17) pero no en orientación al amor de Dios. A partir de lo anterior, surge la segunda ambigüedad, la cual se resume en afirmar que para el Nuevo Testamento la pareja es representación del amor de Dios expresado en el amor de dos personas, mas, para las personas encuestadas, la pareja no de ser una unión complementaria y que parte del amor Eros, lo cual se expresa claramente en la respuesta cuatro (4) del primer bloque de la encuesta, 51 52 Tobías 7, 13-17 Cf. Corpas, Isabel. Op.Cit. p. 323-324 52 donde 15 parejas de 20 responden que el amor es cambiante, por tanto, no es amor Ágape, ya que este al ser divino no cambia. Ahora, dando un salto cronológico, siguiendo la investigación plasmada en el primer capítulo, la Iglesia en su Magisterio formula53, a partir de las directrices del Nuevo Testamento, que la pareja debe ser una unión que lleve al constante seguimiento de Cristo como única meta. No obstante, también se dio un giro respecto a la vivencia de la pareja, puesto que se centró en el aspecto legal, dejando de lado el punto de vista teológico y se basa en la celebración litúrgica del sacramento del matrimonio. Y por último, en las directrices del Concilio Vaticano II, se concibe que la pareja sea una realidad humana, pero, a su vez, revestida de la gracia divina y que llega a considerarse como camino de salvación para los integrantes de la pareja54. Así, comparando con la contextualización de la encuesta y la entrevista, la pareja se diferencia de la perspectiva magisterial en el hecho de la presencia de la persona de Cristo en medio de la experiencia conyugal, puesto que en dichos instrumentos metodológicos, nunca se menciona que Cristo es el fundamento de esa unión, además la posición que la pareja sea un medio para acceder a la salvación que es el mismo Cristo, es un desfase puesto que el concepto de salvación no se comprende muy bien en el ámbito de la mayoría de los fieles laicos. De esta manera, se hacen explícitas las ambigüedades de acerca del concepto de pareja existentes entre la teología y lo manifestado por algunos creyentes en un contexto determinado. 3.1.2 Sacramento La formulación clásica del concepto “sacramento”, parte de lo establecido en el concilio de Trento, donde eran entendidos como signos eficaces de la gracia Divina, posteriormente, se entendieron como las realidades que reflejan el último 53 54 Concilio de Elvira. Cánones 8,9,10 GS 48 53 misterio de Cristo su vida sacrificial, muerte y resurrección, lo cual hacía considerar como misterio sagrado casi todo lo que reflejara un aspecto de la vida de Cristo, puesto que le anunciaba e invitaba a vivir en su seguimiento. Estas percepciones fueron evolucionando tras los estudios teológicos, llegando a una definición oficial de sacramento: “los sacramentos son un acto personal salvífico, realizado por Cristo celestial en su Iglesia y por ésta”55. Ahora, la concepción de sacramento de las personas entrevistadas y encuestadas es muy diversa a lo planteado por la teología, se han creado graves ambigüedades respecto a este tema, puesto que se estiman como las etapas de la vida cristiana, etapas que son momentos claves dentro de la experiencia cristiana, pero que, comúnmente, no tienen una transcendencia en lo cotidiano de las personas; se convierten, entonces, en compromisos sociales, no en presencia de Cristo en sus vidas. No obstante, algunas de las parejas, hablaba de una renovación en la fe en las etapas de la vida, también como un ratificar la fe cristiana, como un compromiso, dando pie a la definición de sacramento como la manera de cumplir lo establecido en la religión y que se presume es agradable a Dios. En definitiva, el sacramento es para la teología un medio eficaz de acceso a la salvación y que lleva a la utilización de distintos medios para ello como la pareja. Mientras que para el común de los creyentes, los sacramentos son acciones establecidas por la iglesia para que sea reafirmada la fe y mostrar la adhesión, en muchas ocasiones superficial, a la persona de Cristo. Estas consideraciones respecto al sacramento son más concretas que las de la pareja, pues es un tema bien explicitado en la iglesia y que, lamentablemente, no ha trascendido a la conciencia de los creyentes, siendo este el punto de división entre la teología y la pastoral catequética pre-sacramental, pues si una persona no comprende su realidad personal y la impregna de la realidad teológica que reviste el sacramento del matrimonio, no será posible la vivencia radical y consciente de tal sacramento. 55 Schillebeeckx, Edward. Op. Cit. p. 119 54 3.1.3 Pareja-sacramento Finalmente, es necesario establecer las ambigüedades que surgen a considerar que la pareja humana, aún antes del matrimonio, sea sacramento, es decir, signo de la salvación otorgado por Cristo a sus discípulos en medio del mundo. Para la teología la pareja es más que la simple unión de dos personas heterosexuales, basta con dar una mirada a las distintas exégesis realizadas al libro del Génesis y otros libros canónicos que permiten vislumbrar que la pareja es parte fundamental en el plan salvífico de Dios para con los seres humanos; de esta manera es posible observar que la pareja realmente es sacramento desde el punto de vista que en los aspectos antropológicos es donde se manifiesta concretamente lo sacramental, ya que es en el ser humano concreto donde se hace verdadera la presencia de Dios (aparte de la presencia eucarística), puesto que la realidad sacramental es vivencia consciente de las exigencias del cristianismo en las experiencias personales. Mas la pareja es sacramento por la simple razón que permiten la entrada de las dos personas en el misterio de Cristo de manera más concreta, puesto que desde la experiencia de vida en comunidad se insertan en su persona, su cuerpo y su misión evangelizadora y redentora, claro está guardando las debidas proporciones. San Pablo, en su carta a los Efesios, establece que la pareja es sacramento porque es un misterio dentro del Misterio, es decir, la pareja es expresión de Cristo, lo cual le hace Mysterion, sacramento. Pese a que la formulación teológica de la pareja como sacramento ha sido muy discutida en los ámbitos académicos, la realidad pastoral es muy diferente, lo cual se manifiesta en las comprensiones divergentes con lo propuesto de manera oficial. Según los juicios que las personas, con quienes se desarrolló el trabajo de campo, tiene acerca de la pareja y del sacramento, a la hora de concebir aquella como 55 esto, el punto de vista cambia radicalmente, puesto que no se entiende cómo dos personas pueden, por su unión, ser manifestación explícita de la presencia de Cristo en el mundo actual, es más, al conjugar la persona de Cristo con el sacramento y que está en medio de esa relación interpersonal, no se entiende cómo esa realidad es verdadera. Esto sucedió con la mayoría de los entrevistados, mas como se verá más adelante, también se puede convertir en punto de conciliación entre ambas perspectivas. Las diferenciaciones de comprensión sobre la pareja como sacramento tanto en la teología como en un contexto concreto como un curso pre-matrimonial, se pueden concretizar en lo siguiente: La pareja no deja de ser un elemento sociológico, el cual es muy difícil de considerarlo como realidad trascendente y que evidencia la presencia de Dios, por el contexto actual en que las personas tiene que desarrollarse, el cual es, en muchas ocasiones, contraproducente para una vida espiritual. La pareja no llegará a ser concebida como sacramento si no se quita el “rótulo” de mera unión física, en búsqueda de la realización personal y de complementariedad. Las ambigüedades presentadas acerca de la pareja como sacramento entre la teología y la concepción de los creyentes son evidentes, lo cual plantea graves problemas pastorales y, desde otro punto de vista, dificultades legales, puesto que si se llegase a estimar de forma general en los fieles que la pareja, aún desde antes del sacramento del matrimonio, ya son sacramento puesto que transparentan el amor de Dios manifestado a los seres humanos, ¿en qué lugar quedan las parejas de hecho? También existen algunos puntos de conciliación entre ambas miradas, lo cual permitirá la propuesta pastoral final. 56 3.2 Puntos de conciliación A diferencia de las ambigüedades, los puntos de conciliación más concretos y de menor número. Partiendo de las respuestas de la encuesta y de la entrevista surgieron elementos comunes con lo propuesto por la teología respecto a la pareja como sacramento; no así con la comprensión de “pareja” y “sacramento”, pues en los resultados de la aplicación de aquellos instrumentos, no se entienden más allá del aspecto sociológico o de una fe superficial, no comprometida con el verdadera seguimiento a Cristo. La pareja-sacramento es una realidad espiritual desde que se entienda como manifestación del amor de Dios a los seres humanos, pues esa unión, según lo expresado por la teología evangélica, se realiza por el amor y, según la primera carta de san Juan, Dios es amor. Teniendo estos presupuestos epistemológicos, las coincidencias son las siguientes: Desde la creación, los seres humanos son considerados, primero por la religión judía y luego por la cristiana, como imagen y semejanza del mismo Dios; es así que la pareja es también creación de Dios y, por tanto, imagen y semejanza suya. Esto llevó a algunas parejas a manifestar que al dos personas, hombre y mujer, comprenden que el otro posee esa característica teologal, al momento de unirse van a considerar que esa unión es expresión del amor divino, que van a intentar vivir la relación trinitaria, desde el punto de vista antropológico, aún sin llegar a una ritualización, puesto que la pareja se constituye antes de esta acción. Asimismo, al estimar que el sacramento es una bendición de Dios o la santificación de algo, se tiene la certeza que la unión de dos personas, de manera sincera, con el firme propósito de entregarse mutuamente, constituye un elemento espiritual y que allí la acción de Dios nunca será negada. 57 Además de lo anterior, se tiene que toda acción sacramental está orientada al encuentro con Cristo56, y por tanto si se reconoce que en la otra persona está la presencia de Cristo, según la vivencia cristiana de cada individuo, la unión en pareja permitirá llegar a aquél encuentro, desde ámbitos sociológicos, pero a su vez impregnados de los elementos teológicos de entrega, amor, servicialidad y felicidad. En definitiva, el mayor punto de conciliación para comprender que la pareja es sacramento de Cristo, es la vivencia cotidiana de las personas desde la óptica de las exigencias cristianas, es decir, desde la realidad que una pareja, a pesar de las características y limitaciones humanas, intenten vivir en relación de amor auténtico, a semejanza de la Trinidad, y que se reconozca la presencia real de Cristo en cada persona, es posible que se llegue a transparentar como un medio salvífico, del cual se vale Dios para que las personas alcancen tal don trascendente. A partir de lo anterior, surge el interrogante, ¿cómo hacer posible que tanto en el ámbito pastoral como académico se entienda la realidad de la parejasacramento?, ya que no se entiende que ella sea “signo eficaz de la gracia divina”; y también, ¿al establecer que la pareja es sacramento, aún antes del matrimonio, cómo no desvalorizar este y, a su vez, tener en cuenta la vida de las parejas de hecho? 3.3 Propuesta pastoral para la catequesis pre-matrimonial Luego de determinar las ambigüedades y los puntos de conciliación entre las comprensiones teológicas y de las personas del curso pre-matrimonial con el cual se realizó el trabajo de campo, se han despejado algunas dudas, han surgido otras, pero el propósito es también establecer acciones concretas frente a la aproximación del concepto pareja-sacramento, no sólo para concluir que esta realidad es verdadera, existente, sino que además se hace esencial el planteamiento de una propuesta que lleve a cuestionarse acerca del lugar actual en que se encuentran las parejas de hecho, las cuales se sienten relegadas de la 56 cf. Ibíd. p. 170 58 vida cristiana, siendo consientes del aspecto legal, pero que en muchas ocasiones no es por gusto personal, sino por circunstancias sociales. De tal manera, aquella propuesta pastoral girará alrededor a dos puntos concretos: una reevangelización respecto al puesto que ocupa la persona de Cristo en los sacramentos, y un cambio de mentalidad en la vivencia del amor en la pareja cristiana, ya que se debe pasar de un amor eros a un ágape, el cual lleve a revelar verdaderamente el amor y la presencia de Cristo en el mundo. En primer lugar, según lo establecido a lo largo de la investigación se vislumbró que la teología sacramental plantea como principal fundamento de los sacramentos la presencia constante y permanente en ellos, siendo, a su vez, comienzo y termino de toda acción sacramental, ya que su tendencia es a que todas las personas alcancen el verdadero encuentro con Cristo y gocen de la salvación que el promete a sus discípulos. No obstante, la realidad contextual de esta apreciación cristocéntrica de los sacramentos se ve obstaculizada por el carácter sociológico del cual se han impregnado, a tal punto que la esencia de los mismos se ha perdido en la conciencia de las personas, mas no en el rito sacramental. No se considera que la persona de Cristo sea quien realice y se done en esas acciones, excepto en la Eucaristía, puesto que según la teología el eje transversal es la configuración con Él, pero en la práctica esto se desvanece. Se hace necesario, entonces, realizar una reevangelización de los creyentes, a partir de la insistencia y presentación de los sacramentos como manifestación de Cristo, de manera concreta, según lo planteado en los apartados anteriores, respecto a la vivencia de pareja con la conciencia que Cristo debe ser la base para consolidar esa experiencia; además, la comprensión que la pareja es sacramento por el hecho que hace presente a Cristo en el mundo por la manifestación del amor entres dos personas, exige que el espíritu cristiano se haga evidente en medio de la cotidianidad. Sin desmeritar el sacramento del matrimonio, esta realidad que se propone en este punto, se debe vivir desde antes de esta celebración, puesto que la relación de pareja parte del aspecto antropológico, pero 59 que, como se mencionaba arriba, se ve en el otro la imagen y semejanza de Dios, por tanto, el principal mandamiento dado por Jesús, y por el cual se hace presente entre los seres humanos, amar a Dios y al prójimo, es la acción concreta a la que la reevangelización debe apuntar. Las parejas, al considerarse como sacramento, deben entender que se hacen ministros dispensadores de gracia divina, ya que se les confía transmitir y dar a conocer que el amor es una realidad verdadera y que, a pesar de ser de carácter humano, posee todo su fundamento en el aspecto teológico. Igualmente, la pareja-sacramento sólo es entendida en clave cristológica, de lo contrario, se convertiría en una mera realidad humana que puede diluirse en cualquier momento, pues no tienen compromisos arraigados más que elementos humanos como la estabilidad económica y el hedonismo. Por último, la segunda propuesta pastoral que surge de la aproximación a la pareja como sacramento consiste en la necesidad de la evolución, tanto antropológica como teológica, del amor Eros al amor Ágape, el cual oriente la vivencia de los cristianos en pareja. La concepción del amor eros, desde la perspectiva griega no se debe considerar como mala, pero sí lo que de ella se desprendió, entendido como la “locura divina”, la cual buscaba sólo la satisfacción de un deseo carnal con la disculpa de una adoración divina. La Iglesia nunca pretendió “asesinar” este amor, sino todo lo contrario, recuperar su esencia primera que consiste en la promesa de infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de nuestra existencia cotidiana.57 Así, el paso del eros al ágape es la búsqueda de la integralidad del ser humano en las relaciones de pareja, donde no se separe la persona en cuerpo y alma, sino que sea considerado como todo un conjunto que conforman un solo ser, puesto que es el ser humano quien ama concretamente y, conforme a lo manifestado 57 Benedicto XVI. Carta encíclica Deus caritas est. (Bogotá: Editorial San Pablo, 2006), p. 8-9 60 arriba, el amor puro es fundamento para que la pareja sea sacramento, puesto que el objetivo es transparentar el amor de Cristo. Tal grandeza del eros es comprendida en el término ágape, el cual “expresa la experiencia del amor que ahora ha llegado a ser verdaderamente descubrimiento del otro, superando el carácter egoísta que predomina claramente en la fase anterior”.58 De esta manera, la propuesta consiste en que las catequesis pre-matrimoniales se centren en el aspecto teológico de la manifestación del amor, entendido tanto en la relación interpersonal como en la relación con Dios, puesto que el amor ágape se debe considerar como “camino permanente, como un salir del yo cerrado en sí mismo hacia su liberación en la entre de sí y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento del amor.”59 Se entiende, pues, que no es posible borrar el amor eros, ya que la pareja es de carácter antropológica, pero es necesario que sea purificado desde el punto de vista del amor ágape en el sentido que Jesús se hace presente para seguir actuando en nosotros y por nosotros, y es así como es posible una comprensión de la pareja-sacramento, es decir, la pareja se hace manifestación de Cristo en el mundo. 58 59 Ibíd. P. 12 Ibídem 61 CONCLUSIONES Luego de una labor investigativa acerca de la comprensión de la pareja como sacramento es posible concluir lo siguiente: El concepto de pareja ha tenido una evolución muy notable a lo largo de la historia de la salvación, la cual parte desde el Antiguo Testamento hasta lo formulado por el Concilio Vaticano II y los teólogos posteriores, llegando a determinar que es la relación entre dos personas heterosexuales en búsqueda de la realización personal en un proyecto de vida común y que debe reflejar la vida de Cristo en su cotidianidad. A diferencia del concepto de pareja, el de “sacramento” no ha sido claramente determinado, salvo lo manifestado en el Concilio de Trento: “signo eficaz de la gracia divina”. Sin embargo, en la actualidad es posible considerarlo como la manifestación en visibilidad histórica del don invisible de la gracia de Dios. Ahora, el binomio pareja-sacramento se entiende como la posibilidad la entrada de dos personas en el misterio de Cristo, que se hacen partícipes de su persona, de su cuerpo, y también de sus funciones y misión como seguidores suyos. La pareja es sacramento desde el punto de vista que tanto el hombre y la mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios, por tanto, al descubrir en el otro tal realidad espiritual se unirán en uno solo, de forma que expresen en su entrega mutua el amor manifestado por el mismo Cristo al mundo y que sigue vigente. La comprensión de muchos fieles cristianos católicos acerca de los aspectos sacramentales y, concretamente, de la pareja como sacramento es, casi en su totalidad, diversa de lo propuesto por el pensamiento eclesiástico, puesto que no ha existido una preocupación por parte de los 62 pastores por una formación adecuada y pertinente a la hora de la celebración de los sacramentos, sumado a la indiferencia de las personas respecto a estos temas. La presencia activa de Cristo en los sacramentos se ha quedado relegada en una mera teoría teológica de las mismas acciones litúrgicas, puesto que para las personas, salvo en la Eucaristía, se les hace muy difícil descubrir esa presencia divina. Además, el pensamiento común es que los sacramentos son simplemente acciones, que en ocasiones, se dejan en el aspecto sociológico, sin trascendencia espiritual. Bajo la comprensión de los creyentes acerca de los sacramentos, se hace dificultoso que se llegue a comprender la realidad de la pareja como sacramento, más allá de una unión antropológica, que puede hacerse espiritual sólo desde el ámbito del Matrimonio. Los principales problemas para comprender que la pareja es sacramento de Cristo en el mundo se basan en la no asimilación de la presencia divina en las acciones sacramentales y en la fundamentación de la relación de pareja en el amor eros, el cual no trasciende al ágape. Luego de la indagación teórica y contextual de la comprensión de la pareja como sacramento, el momento de establecer una conciencia del verdadero sentido teológico de la vida sacramental en las personas se debe tener en cuenta las comprensiones preliminares, puesto que partiendo de ello se realizará una coherente formación sacramental, lo cual desembocará en una mayor identidad cristiana personal. La disciplina teológica, a lo largo de su desarrollo histórico, ha ejercido y aún lo hace, la tarea de iluminar todos aquellos aspectos fundamentales de la comprensión sacramental, sin los cuales ésta quedaría incompleta; algunos de ellos son la cristología, desde su comprensión del misterio pascual; la eclesiología, entendida como una reunión de creyentes 63 cristianos y el lugar privilegiado para manifestar su fe pascual. No obstante, se descubre que la labor pastoral es el punto clave a desarrollar para que las reflexiones teológicas respecto a los sacramentos sea coherente y pertinente. La propuesta surgida a partir de esta investigación es posible plantearla desde el punto de vista pastoral, donde se hace urgente una revisión en las maneras como se están dando a conocer a los creyentes las propuestas teológicas de la Iglesia, puesto que de una comprensión de estos elementos se da lugar a una verdadera evangelización y la vinculación comprometida de las personas con su identidad eclesial. 64 BIBLIOGRAFÍA Libros Alberich Sotomayor, Emilio. Catequesis evangelizadora. Manual de catequética fundamental. Quito: Editorial Abya-Yala, 2003. Benedicto XVI. Carta encíclica Deus caritas est.Bogotá: Editorial San Pablo, 2006. Borobio, Dionisio. La celebración en la Iglesia I. Liturgia y sacramentología fundamental. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1995. Botero, José Silvio. La pareja humana entre cielo y tierra. Perspectivas, problemas, posibles soluciones. Bogotá: Editorial San Pablo, 2004. Consejo pontificio para la familia. 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Julio – septiembre 2006. Nº 159 año 56/3. PUJ 391-569p. 66 ANEXOS Diseño de la encuesta aplicada en el trabajo de campo 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 1 2 3 4 5 Aspectos antropológicos respecto a la pareja ¿La vivencia en pareja es necesaria para usted? ¿En sentido general tienen la misma importancia el matrimonio religioso (católico) y el matrimonio civil? ¿Crees que la pareja se forma únicamente en el matrimonio? ¿Consideras que el amor es cambiante a lo largo de la vivencia de pareja? ¿Considera el matrimonio sólo como un rito religioso? Datos de formación pre – sacramental ¿Ha participado en alguna catequesis pre - sacramental? ¿Fue suficiente el contenido de la catequesis para comprender el sacramento que recibió? ¿Considera que el sacramento es sólo un rito? ¿Es importante la participación en cursos pre - sacramentales? ¿La catequesis recibida te ha servido para un aspecto específico de tu vida? Datos de formación sacramental actual ¿Ha participado en alguna formación cristiana fuera de la preparación a los sacramentos de iniciación (Bautismo, Eucaristía y Confirmación)? ¿Ha tenido alguna formación bíblica o teológica sobre el sacramento del matrimonio? ¿Comprende la terminología usada cuando se habla acerca de los sacramentos? ¿Percibe que el matrimonio en una experiencia conyugal y no sólo un rito? ¿Considera importantes los sacramentos como manifestación de la propia fe? SI NO SI NO SI NO 67