VOL. 13 • FA S C . 1 • N Ú M . 2 7 • A B R I L 2 0 0 6 revista de la asociaciÓn española de artroscopia (a.e.a.) Vol. 13 - Fasc. 1 - NÚm. 27 - Abril 2006 Fundador: Dr. Enrique Galindo Andújar Director: Prof. Javier Vaquero Martín Redactor Jefe: Dr. Antonio Pérez-Caballer Secretarios de Redacción: Dr. Pau Golanó, Dr. Alejandro Espejo Junta Directiva Actual Corresponsales: Presidente: Dr. Manuel Díaz Samada Andalucía: Dr. Alejando Espejo Baena Aragón: Dr. Ángel Calvo Díaz Asturias: Dr. Albertino Fernández Amigo Baleares: Dra. Cinta Escuder Capafons Canarias: Dr. José Luis País Brito Cantabria: Dr. Francisco J. Gómez Cimiano Castilla-La Mancha: Dr. Ricardo Crespo Romero Castilla y León: Dr. Amador Campo Soto Cataluña: Dr. Sergio José Massanet Extremadura: Dr. José Mª Cortés Vida Galicia: Dr. Rafael Arriaza Loureda Madrid: Dr. Carlos Gavín González Murcia: Dr. Pedro Antonio Martínez Victorio Navarra: Dr. Juan Ramón Valentí Nin Valencia: Dr. José M.ª Guinot Tormo Vizcaya: Dr. Juan Carlos Arenaza Merino Vicepresidente: Dr. José M.ª Altisench Bosch Secretaria: Dra. Eva Estany Raluy Tesorero: Dr. Juan Carlos Monllau García Vocales: Dr. Rafael Canosa Sevillano Dr. Sergi Massanet José Dr. Luis Pérez Carro Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Dr. Luis Munuera Martínez Joaquín Cabot Dalmau Raúl Puig Adell Ramón Cugat Bertomeu Juan José Rey Zúñiga Enrique Galindo Andújar Javier Vaquero Martín José Achalandabaso Alfonso A. Estévez Ruiz de Castañeda Copyright de los textos originales 2006. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida en ninguna forma o medio alguno, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de reproducción, sin la autorización por escrito de los titulares del Copyright. Los editores no se declaran responsables de las opiniones reflejadas en los artículos publicados. revista de la asociaciÓn española de artroscopia (a.e.a.) Vol. 13 - Fasc. 1 - NÚm. 27 - Abril 2006 SUMARIO Ligamentoplastia con autoinjerto de tendón cuadricipital. Estudio morfométrico comparativo de los tendones del aparato extensor de la rodilla J.A. Fernández Martín, A. de Figueroa Mata, S. Meschian Coretti, A. Espejo Baena, V. Urbano Lavajos ............................................................................. 8 Trasplantes autólogos osteocondrales en el tratamiento de las lesiones condíleas femorales de la rodilla. Mosaicoplastias de rodilla P. Guerra Vélez, J.M. Cano Egea, A. Aparicio Franco, J. Vilá y Rico, C. Martín López, A. Coello Nogués ............................................................................. 14 Sinovitis villonodular pigmentaria de rodilla en niños. Revisión de cuatro casos R. Ullot Font, J. Montenegro Morán, S. Cepero Campá, G. Gelabert Colomé, M. Medina Zurinaga ................................................................................................. 20 Hemangioma sinovial de rodilla. Exéresis artroscópica X. Pelfort López, L. Puig Verdie, M. Tey Pons, E. Domínguez, J.C. Monllau García ................. 28 Inestabilidad del hombro en el deportista J. Perramón Llavina, J. Giménez Lozano ......................................................................... 32 La artroscopia en la osteocondromatosis sinovial de codo F. Martínez Martínez, A.J. Lisón Almagro, J. Molina González, M. Clavel-Sainz Nolla ........... 37 Entrevista .............................................................................................................. 42 Agenda ................................................................................................................. 48 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27. Abril 2006 5 revista de la asociaciÓn española de artroscopia (a.e.a.) Vol. 13 - Fasc. 1 - No. 27 - April 2006 CONTENTS Ligamentoplasty with quadriceps tendon autograft. Comparative morphometric study of the tendons of the extensor apparatus of the knee J.A. Fernández Martín, A. de Figueroa Mata, S. Meschian Coretti, A. Espejo Baena, V. Urbano Lavajos ...................................................................................... 8 Autologous osteochondral transplantation for the treatment of lesions in femoral condyles of the knee. Mosaicplasty in the knee P. Guerra Vélez, J.M. Cano Egea, A. Aparicio Franco, J. Vilá y Rico, C. Martín López, A. Coello Nogués ...................................................................................... 14 Pigmented villonodular synovitis in children. A review of four cases R. Ullot Font, J. Montenegro Morán, S. Cepero Campá, G. Gelabert Colomé, M. Medina Zurinaga ............................................................................................................ 20 Synovial hemangioma of the knee. Arthroscopic resection X. Pelfort López, L. Puig Verdie, M. Tey Pons, E. Domínguez, J.C. Monllau García ................. 28 Shoulder inestability in sport J. Perramón Llavina, J. Giménez Lozano................................................................................ 32 Arthroscopy in synovial osteochondromatosis of the elbow F. Martínez Martínez, A.J. Lisón Almagro, J. Molina González, M. Clavel-Sainz Nolla............. 37 Interview ......................................................................................................................... 42 Agenda ............................................................................................................................. 48 6 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, supl. 1, n.º 27. Abril 2006 EDITORIAL H ace exactamente un año, y por deseo de la anterior Junta Directiva de mejorar y darle un aire nuevo a nuestra revista, cambiamos de casa editorial, abandonando Acción Médica que desde sus inicios se había hecho cargo de la publicación de Cuadernos de Artroscopia. La revista sufrió un proceso de “rejuvenecimiento” en su presentación que a nadie ha pasado desapercibido, manteniendo lo fundamental de sus características que le han dado vida durante más de 13 años. Sin embargo, pronto se vio que las nuevas condiciones contractuales encorsetaban a la revista en un número de páginas limitado, lo que gravaba económicamente las arcas de nuestra Asociación cada vez que un número excedía la paginación autorizada. Anteponiendo los argumentos científicos y el interés de la Asociación a cualquier otra consideración, y con buen criterio, la Junta Directiva actual ha decidido que sea Acción Médica la que vuelva a editar Cuadernos de Artroscopia. Como Director de la publicación he aceptado siempre las decisiones de las Juntas con diligencia y el primer suplemento del 2006 ya ha sido confeccionado con la nueva editorial. La revista va a mantener los cambios en su periodicidad y en su presentación anunciados en el editorial de febrero de 2005 ya que nos han parecido positivos, y podrá crecer libremente en su contenido sin ser gravosa para la economía de la AEA. Creo que todos salimos ganando “volviendo a nuestros orígenes”. Prof. Javier Vaquero Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27. Febrero 2006 7 Ligamentoplastia con autoinjerto de tendón cuadricipital. Estudio morfométrico comparativo de los tendones del aparato extensor de la rodilla J.A. Fernández Martín, A. de Figueroa Mata, S. Meschian Coretti, A. Espejo Baena, V. Urbano Lavajos Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria. Málaga Correspondencia: J.A. Fernández Martín Jardines del Golf, fase V, bloque 4.º, 1.º-F. Torre de Benagalbón CP 29738. Málaga. Tel.: 610 278 668 Email: [email protected] Objetivo: Analizar morfométrica y anatómicamente los tendones cuadricipital y rotuliano, con vistas a la sustitución de los ligamentos cruzados. Material y métodos: Estudio morfométrico descriptivo de 21 pacientes en los cuales, durante la implantación de una prótesis total de rodilla, se realizaron mediciones de la longitud, anchura y espesor de los tendones cuadricipital (TC) y rotuliano (TR). Resultados: Los datos morfométricos obtenidos del TC fueron los siguientes: longitud 118,24 mm, anchura proximal 23,43 mm, anchura distal 33,30 mm, espesor proximal 4,57 mm y espesor distal 6,23 mm. Los obtenidos del TR fueron: longitud 44,90 mm, anchura proximal 27,43 mm, anchura distal 25,95 mm, espesor proximal 3,57 mm y espesor distal 3,20 mm. Salvo la comparación entre anchura proximal del TC y anchura distal del TR, el resto de las mediciones fueron significativamente mayores para el TC. Discusión y conclusiones: El auge de la técnica de autoinjerto de TR en los años 80 no ha impedido una mayor morbilidad en la región donante tras la obtención del injerto. Esto ha impulsado la búsqueda de fuentes alternativas, y el autoinjerto procedente de TC aparece como una opción más a tener en cuenta. Ligamentoplasty with quadriceps tendon autograft. Comparative morphometric study of the tendons of the extensor apparatus of the knee. Aim: Morphometric and anatomical analysis of the quadriceps and patellar tendon with a view to cruciate ligament substitution. Material and methods: Descriptive morphometric study of 21 patients in whom, in the course of total knee prosthesis implantation, measurements of the length, width and thickness of the quadriceps (QT) and patellar (PT) tendons were carried out. Results: The morphometric data for the QT were: length 118.24 mm, proximal width 23.43 mm, distal width 33.30 mm, proximal thickness 4.57 mm and distal thickness 6.23 mm. Those for the PT were: length 44.90 mm, proximal width 27.43 mm, distal width 25.95 mm, proximal thickness 3.57 mm and distal thickness 3.20 mm. But for the comparison between proximal QT width and distal PT width, all measurements were significantly greater for the QT. Discussion and conclusions: The increased acceptance of the PT autograft technique in the ‘80s has not prevented increased morbidity in the donor area after graft removal. This has prompted a search for alternative sources, and QT-derived autografts appear as a further option to be kept in mind. Palabras clave: Tendón cuadricipital. Tendón rotuliano. Ligamen‑ to cruzado anterior (LCA). Reconstrucción del LCA. Estudio morfomé‑ trico. Aparato extensor. Key words: Quadriceps tendon. Patellar tendon. Anterior cruciate ligament (ACL). ACL reconstruction. Morphometric study. Extensor apparatus. 8 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 (8-13) J.A. Fernández Martín, A. de Figueroa, S. Meschian, A. Espejo, V. Urbano INTRODUCCIÓN MATERIAL Y MÉTODOS Existe una amplia variedad de métodos para la reconstrucción de los ligamentos cruzados (LC), entre los que se encuentran los autoinjertos, homoinjertos y los injertos sintéticos. La mayo‑ ría de los cirujanos ortopédicos prefieren los in‑ jertos autógenos, los cuales pueden proceder de tendón rotuliano, tendones de la pata de ganso o tendón cuadricipital. Históricamente, el tendón rotuliano (TR) ha supuesto la fuente de obtención del injerto de mayor predilección, constituyendo la regla de oro. Sin embargo, debido al creciente auge y el uso de este procedimiento, se están vien‑ do también casos por fallo de la plastia prima‑ ria. Por esta razón, y fundamentalmente por la morbilidad asociada que conlleva esta técnica, muchos cirujanos han investigado la posibilidad de emplear otras fuentes, utilizándose cada vez más los tendones de la pata de ganso. Recien‑ temente se está usando como alternativa, en algunas ocasiones, el autoinjerto procedente del tendón cuadricipital (TC), el cual está dan‑ do resultados alentadores en los últimos ensa‑ yos(1,2). El objetivo de nuestro estudio es llevar a cabo un análisis morfométrico y anatómico de los tendones cuadricipital y rotuliano, con una fi‑ nalidad enfocada hacia la práctica clínica del ci‑ rujano ortopédico en la sustitución de los LC. Se ha llevado a cabo un estudio descriptivo morfométrico del aparato extensor de la rodilla en 21 pacientes a los que se les estaba realizan‑ do una artroplastia total de rodilla. En el momento de la cirugía se llevaron a cabo una serie de mediciones sobre los tendo‑ nes cuadricipital y rotuliano. Tras la incisión en cara anterior de la rodilla y un abordaje para‑ medial del aparato extensor, se procedía a la realización de las mediciones de diferentes pa‑ rámetros, tanto en el TC como en el TR. Los parámetros medidos fueron: longitud, anchura proximal y distal, espesor proximal y distal (Figura 1). Se tomó la longitud del TC (LTC) midiendo desde el polo superior de la ró‑ tula, siguiendo por la porción común del TC, hasta su inserción proximal en la unión mioten‑ dinosa con en músculo cuádriceps. La longitud del TR (LTR) se tomó desde el polo inferior de la rótula hasta su inserción el la TTA. En cuanto a la anchura proximal del TC (ApTC), se realizó a 6 cm del polo superior de la rótula, a nivel del la porción común del tendón. La anchura distal del TC (AdTC) se realizó a 1 cm del polo supe‑ rior de la rótula (Figura 2). En el TR la anchura proximal (ApTR) se obtuvo a 1 cm del polo dis‑ tal de la rótula y la anchura distal se tomó a 1 cm de la TTA. En lo referente al espesor de TC y TR, tanto para la medición proximal (EpTC, EpTR) como para la medición distal (EdTC, EdTR), las referencias tomadas en cada uno de ellos han sido las mismas que para la medición de la anchura proximal y distal, respectivamen‑ te (Figura 3). Posteriormente se han llevado a cabo com‑ paraciones de cada uno de las mediciones del TQ con las mediciones obtenidas del TR, usan‑ do para ello el paquete estadístico SPSS 12.0 para Windows. Se ha aplicado el test de Wil‑ coxon para comparar las siguientes parejas de mediciones: LTC/LTR, AdTC/ApTR, ApTC/AdTR, EdTC/EpTR y EpTC/EdTR. RESULTADOS Figura 1. Esquema de parámetros medidos: longitud del TC (LTC), longitud del TR (LTR), anchura proximal del TC (ApTC), anchura distal del TC (AdTC), anchura proximal del TR (ApTR), anchura distal del TR, espesor proximal del TC (EpTC), espesor distal del TC (EdTC), espesor proximal del TR (EpTR) y espesor distal del TR (EdTR). Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 La edad media de los pacientes fue de 68,6 años, con un rango de 58 a 77 años. De los 21 pacientes, 19 eran mujeres, y 2, hombres. En 12 casos se trataba de la rodilla derecha y en 9 casos se trataba de la rodilla izquierda. 9 Ligamentoplastia con autoinjerto de tendón cuadricipital... Figura 2. Medición de anchura distal de TC (AdTC). Figura 3. Medición de espesor distal de TC (EdTC). Las mediciones obtenidas (en mm), tanto del TC como del TR, se muestran en la Tabla 1. Por término medio, el TC resultó ser 2 veces más largo que el TR. Con respecto al resto de mediciones no se encontraron diferencias tan evidentes, aunque sí una tendencia a valores mayores en las mediciones del TC (Figura 4). Las diferencias entre las mediciones de LTC/ LTR fueron significativas (p < 0,01), siendo el TC mayor en todos los casos. Entre AdTC/ApTR las mediciones del TQ fueron mayores que las del TR en 16 casos, siendo la diferencia estadís‑ ticamente significativa con una p < 0,01. En‑ tre ApTC/AdTR se encontró que tan sólo fue‑ ron mayores las mediciones del TQ en 4 casos de 21, no siendo las diferencias encontradas es‑ tadísticamente significativas. Entre EdTC/EpTR fueron mayores las mediciones obtenidas en el TQ en 18 casos, siendo esta diferencia estadís‑ ticamente significativa con un p < 0,01. Y final‑ mente comparamos EpTC/EdTR, siendo mayor las mediciones encontradas en el TQ en 13 ca‑ sos y obteniendo que la diferencia es estadísti‑ camente significativa con un p < 0,05. DISCUSIÓN Cuando se trata una rotura de los LC, se deben tomar muchas decisiones. Si hay indicación de cirugía, la decisión con respecto a la elección del injerto es crítica y controvertida. Hay varias opciones, que tanto al paciente como el ciruja‑ no deben considerar en lo que se refiere al in‑ jerto que va a ser utilizado para la reconstruc‑ ción del LCA(3,4). Un aspecto importante a tener en cuenta en la elección del injerto es la morbilidad tras la obtención del mismo en la región donan‑ te. A pesar de los esfuerzos realizados para uti‑ lizar materiales sintéticos o aloinjertos, la op‑ ción más común en la reconstrucción de los Tabla 1 Resultados de mediciones de tendón cuadricipital y tendón rotuliano TENDÓN CUADRICIPITAL TENDÓN ROTULIANO 118,24 44,90 Proximal 23,43 27,43 Distal 33,30 25,95 Proximal 4,57 3,57 Distal 6,23 3,20 Longitud (mm) Anchura (mm) Espesor (mm) 10 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 J.A. Fernández Martín, A. de Figueroa, S. Meschian, A. Espejo, V. Urbano TC de espesor completo con buenos resulta‑ LC continúa siendo la de los autoinjertos. Kar‑ dos, cuando se renovó el interés por esta fuen‑ tus et al.(5) dividen las complicaciones tardías en te para la obtención del injerto. la región donante tras la obtención del injerto Un año después, en 1996, Staübli et al.(8) pu‑ en tres categorías: 1) dolor generalizado y mo‑ lestia en la cara anterior de la rodilla que causa blicaban un segundo estudio en el que se ana‑ disminución de la función, incluyendo rango de lizaban las propiedades biomecánicas del tercio movimiento y fuerza muscular; 2) malestar es‑ central del TC en comparación con las del ter‑ pecífico como entumecimiento, debilidad e in‑ cio central del TR en el que concluían que el TC capacidad para arrodillarse o resistir presión en representaba una alternativa razonable y versá‑ la zona alrededor de la región donante; 3) reac‑ til para la reconstrucción del LCA. ciones tardías en los tejidos de la región donan‑ Al año siguiente, en 1997, Harris et al.(9) reali‑ te o en su cercanía. Entre las conclusiones de su zaban un estudio morfométrico y de evaluación trabajo, refieren que existe una carencia de co‑ biomecánica del tercio central del TC en el que nocimiento acerca del curso de la morbilidad se describe cómo en la anatomía del polo proxi‑ tras la obtención de autoinjerto de tendones de mal de la rótula existe una distancia de 7‑10 la pata de ganso, fascia lata y tendón cuadri‑ mm desde el TQ hasta el borde del cartílago cipital. Además, recomiendan la utilización de articular: se garantiza así mayor seguridad en autoinjerto de tendones de la pata de ganso, la prevención del daño de la superficie articu‑ debido a que en estudios a largo plazo la laxi‑ lar durante el proceso de obtención del injerto. tud medida es similar a la obtenida cuando se Sin embargo, la anatomía del polo distal de utiliza TR y la morbilidad tras la obtención del la rótula difiere significativamente del polo injerto es menor que en éste. proximal, extendiéndose el cartílago articular La utilización del TC como fuente de injerto hasta el mismo borde. Este hecho condicio‑ para la reconstrucción del LCA ha ido ganan‑ na que se produzca con total seguridad daño do popularidad a lo largo de los años. El primer articular si se coge una pastilla ósea de espe‑ injerto de TC fue descrito por Marshall, y con‑ sor completo. sistía en un complejo integrado por TC de gro‑ Además, anotan que el TC, en su porción co‑ sor parcial, fascia prepatelar y TR. Sin embargo, mún, presenta una longitud de 6 cm, la cual se su uso clínico no fue bien aceptado por la rela‑ ve incrementada en unos 2 cm si englobamos tiva debilidad del injerto y por conllevar una im‑ en el injerto a la división de la porción común portante disfunción del aparato extensor de la del TC en recto femoral y vasto intermedio. rodilla después de la obtención del injerto. Ya‑ Debido a que la inserción proximal es asimétri‑ suda et al.(6) examinaron específicamente la re‑ ca, hacia la porción lateral externa, proponen que el cirujano, en el momento de la obten‑ cuperación de la fuerza muscular del cuádriceps ción del injerto, debería desviarse sutilmente después de usar como injerto el TC. Encontra‑ hacia este lado. ron una debilidad prolongada, especialmente en mujeres. En consecuencia, el in‑ jerto de Marshall, y en general la uti‑ lización del TC, fue abandonado du‑ rante largo tiempo por otras fuentes más eficaces. En 1984, Blauth describió el uso del tercio central del TC con una pas‑ tilla ósea del polo proximal de la ró‑ tula. Basándose en el trabajo de Blauth, Staübli publicó en 1992 un artículo en el que usaba la porción central del TC para la restauración del LCA. Fue a raíz de la publicación en 1995 de Fulkerson y Langeland(7), en la que explicaban una técnica para la re‑ Figura 4. Resultado de mediciones de tendón rotuliano (TR) y cuadriciconstrucción del LCA que empleaba pital (TC). Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 11 Ligamentoplastia con autoinjerto de tendón cuadricipital... Figura 5. Longitud del TC previo a la disección del vasto interno (LTC = 6 cm). Figura 6. Disección con tijera del vasto interno. A diferencia del estudio de Harris, en este tra‑ bajo se observa cómo en la obtención del injer‑ to de TC, su porción común consta de unos 6 cm, pero disecando el vasto interno vamos des‑ cubriendo la división del TC en recto femoral y vasto anterior, pudiéndose obtener un injerto de una longitud total de hasta 12 cm (Figuras 5-7). Staübli et al.(8) nos muestran en su trabajo una exhaustiva descripción de la anatomía y di‑ ferencias entre el injerto TC-pastilla ósea de ró‑ tula (TC-H) y el injerto pastilla ósea de rótulaTR-pastilla ósea de tuberosidad tibial (H-T-H). En el injerto TC-H, la inserción del TQ en la mitad anterior de la base del polo proximal de la ró‑ tula presenta un área bastante amplia. En el in‑ jerto H‑T-H se puede apreciar la diferencia sig‑ nificativa en grosor del TR con respecto al TQ. Además, existen diferencias estructurales de la anatomía de la inserción del TQ en la base de la rótula con respecto a la configuración y geo‑ metría del origen del TR en el polo inferior de la rótula y de la extensa base de inserción en la tu‑ berosidad tibial. En los resultados obtenidos por Staübli, al igual que los resultados obtenidos en nuestro trabajo, se constata que el TC es más largo, más ancho y más grueso con respecto al TR ipsilateral. El área crioseccional es mayor, y –lo que es aún más im‑ portante– la inserción tendinosa en la base de la rótula, sustancialmente más extensa. En 2002 Bellini(10) publica un artículo en el que muestra la utilidad de la RMN en la evalua‑ ción del estado de la plastia y de la incorpora‑ ción de la misma en los túneles óseos, y mues‑ tra cómo en la obtenida de autoinjerto de TC se conseguía una curación más rápida y una com‑ pleta incorporación ósea del injerto. Theut et al.(1), basándose en la experiencia preliminar de Fulkerson en la que había utili‑ zado como fuente de injerto la porción central del TC libre sin pastilla ósea de la rótula, publi‑ có en 2003 una revisión de 68 casos que utiliza‑ ba auto­injerto libre de la porción central del TC. Santori(11) hace, en 2004, una revisión de los trabajos publicados hasta entonces sobre re‑ construcción del LCA. Concluye que arrojan re‑ sultados funcionales similares y propone como fuente más apropiada al TC, debido a su me‑ nor morbilidad en la región donante. En octu‑ bre del mismo año, Lee et al.(2) presentan un estudio retrospectivo de 67 casos en los que 12 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 Figura 7. Longitud del TC después de disecar el vasto interno (LTC = 12,5 cm). J.A. Fernández Martín, A. de Figueroa, S. Meschian, A. Espejo, V. Urbano se había realizado reconstrucción del LCA con auto­injerto de TC, y obtenen resultados satis‑ factorios con baja morbilidad de la región do‑ nante. Recientemente, en julio de 2005, Antono‑ giannkis et al.(12) han publicado una técnica quirúrgica que, como la de Fulkerson, recu‑ rre a autoinjerto de tendón cuadricipital libre sin pastilla ósea y realiza la fijación tanto en el túnel tibial como en el femoral con el sistema cross-pin. Se puede concluir, tras los resultados de nuestro estudio y la revisión de la bibliografía, que la plastia con autoinjerto de TC significa una buena opción para la reconstrucción de los LC, ya que propor‑ ciona una adecuada longitud, anchura y espesor, además de presentar una baja morbilidad de la zona donante tras la obtención del injerto. BIBLIOGRAFÍA 1Theut PC, Fulkerson JP, Armour EF, Joseph M. Anterior cruciate ligament reconstruction utilizing central quadriceps free tendon. Orthop Clin North Am 2003; 34: 31-9. 2Lee S, Seong SC, Jo H, Park YK, Lee MC. Outcome of anterior cruciate ligament reconstruction using quadriceps tendon auto‑ graft. Arthroscopy 2004; 20: 795-802. 3S herman OH, Banffy MB. An‑ terior cruciate ligament recon‑ struction: which graft is best?. Arthroscopy 2004; 20: 974-80. 4West RV, Harner CD. Graft se‑ lection in anterior cruciate liga‑ ment reconstruction. J Am Acad Orthop Surg 2005; 13: 197207. 5K artus J, Movin T, Karlsson J. Donor-site morbidity and ante‑ rior knee problems after ACL reconstruction using autografts. Arthroscopy 2001; 17: 971-80. 6Yasuda K, Ohkoshi Y, Tanabe Y, Kaneda K. Quantitative evalua‑ tion of knee instability and muscle strength after anterior cruciate ligament reconstruction using pa‑ tellar and quadriceps tendon. Am J Sports Med 1992; 20: 471-5. 7Fulkerson JP, Langeland R. An alternative cruciate reconstruc‑ tion graft: the central quadri‑ ceps tendon. Arthroscopy 1995; 11: 252-4 8 S taübli HU, Schatzmann L, Brunner P, Rincón L, Nolte LP. Quadriceps tendon an patellar ligament: Cryosectional anato‑ my and structural properties in young adults. Knee Surg, Sports Traumatol, Arthroscopy 1996; 4: 100-10 9H arris NL, Smith DA, Lamor‑ eaux L, Purnell M. Central quad‑ Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 riceps tendon for ACL recon‑ struction. Part I: Morphometric and biomechanical evaluation. The American Journal of Sports Medicine 1997;25: 23-8 10Bellelli A, Adriani E, Pederzini L, Burani A, Gallo E, Avitto A, Da‑ vid V. MR evaluation of anterior cruciate ligament reconstruction with quadriceps tendon. Pre‑ liminary experience. Radiol Med (Torino) 2002; 103: 242-52. 11Santori N, Adriani E, Pederzi‑ ni L. ACL reconstruction using cuadriceps tendon. Orthopedics 2004; 27: 31-5. 12Antonogiannakis E, Yiannako‑ poulos CK, Hiotis I, Karabalis C, Babalis G. Arthroscopic anterior cruciate ligament reconstruction using quadriceps tendon auto‑ graft and bioabsorbable crosspin fixation. Arthroscopy 2005; 21: 894e1-5. 13 Trasplantes autólogos osteocondrales en el tratamiento de las lesiones condíleas femorales de la rodilla. Mosaicoplastias de rodilla P. Guerra Vélez, J.M. Cano Egea, A. Aparicio Franco, J. Vilá y Rico, C. Martín López, A. Coello Nogués Unidad de Artroscopia. Servicio de Traumatología I. Hospital 12 de Octubre. Madrid Correspondencia: Pedro Guerra Vélez c/ Doctor Mariano Alcaraz, 4, 1.º-C 28220 Majadahonda. E-mail: [email protected] Los autores revisamos los resultados de 30 mosaicoplastias en 30 pacientes con lesiones condrales y osteocondrales en cóndilos femorales de la rodilla (25 mediante artroscopia y 5 por cirugía abierta). El seguimiento medio fue de 31 meses. La edad media en el momento de la cirugía fue de 36 años. En la escala del Hospital for Special Surgery, la mejoría media fue de 12,55 puntos, y en la de Lysholm, fue de 24,26. Observamos una mejoría global de todos los parámetros estudiados. A mayor tamaño de los defectos del cartílago articular y a mayor cantidad de lesiones asociadas, encontramos peores resultados. Palabras clave: Lesión condral y osteocondral. Rodilla. Mosaicoplastia. Artroscopia. INTRODUCCIÓN Las lesiones condrales y osteocondrales de la rodilla son causa de síntomas (dolor, inflamación, chasquidos), y pueden conducir a cambios degenerativos articulares precoces (Figura 1). Además estas patologías son cada vez más frecuentes en el ámbito de una sociedad que practica más actividades deportivas y es más demandante en soluciones eficaces a sus lesiones, lo que, unido al limitado potencial de cura14 Autologous osteochondral transplantation for the treatment of lesions in femoral condyles of the knee. Mosaicplasty in the knee. The autors review the results of 30 mosaicplasties in 30 patients with chondral and osteochondral lesions in femoral condyles of the knee (25 arthroscopies and 5 for conventional surgery). The average followup was of 31 months. The mean age at the time of surgery was of 36 years. According to the Hospital for Special Surgery score the average improvement was of 12,55 points and according the Lysholm score was of 24,26. We observe a global improvement of all studied parameters and worse results with a greater size of the defects of the articular cartilage and with more associated lesions. Key words: Osteochondral and chondral lesion. Knee. Mosaicplasty. Arthroscopy. ción(1,2) del cartílago, hace que su tratamiento sea complejo y aún no esté solucionado. Clásicamente, los distintos procedimientos quirúrgicos que utilizábamos obtenían la formación de un tejido fibrocartilaginoso en la zona articular lesionada, de inferiores propiedades biomecánicas a los del cartílago articular. En la última década han aparecido nuevas técnicas, como la mosaicoplastia y la implantación de condrocitos autólogos cultivados, que sustituyen el cartílago lesionado por teji- Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 (14-19) P. Guerra, J.M. Cano, A. Aparicio, J. Vilá, C. Martín, A. Coello Figura 1. Lesión osteocondral en el cóndilo femoral. Figura 2. Preparación del lecho. do cartilaginoso hialino, en un intento de regenerarlo(3). En 1991 se iniciaron varios estudios preclínicos en animales (perros, caballos...) y en cadáveres para desarrollar la técnica de la mosaicoplastia; y en 1992, una vez confirmada su reproductibilidad, se abordó su aplicación clínica(4). El objetivo de este trabajo es evaluar los resultados de los trasplantes osteocondrales autólogos (mosaicoplastias) en los cóndilos femorales, intervenidos en el hospital 12 de Octubre, durante un periodo de 5 años (este estudio fue presentado en el 40 Congreso Nacional SECOT). Los implantes femorales fueron evaluados según las escalas del Hospital for Special Surgery (HSS), y la escala de Lysholm. Las intervenciones y el seguimiento fueron realizadas por el equipo de la unidad de Artroscopia de Traumatología I de nuestro hospital (4 cirujanos con la misma experiencia en dicha técnica quirúrgica). MATERIAL Y MÉTODOS Criterios de inclusión • Defectos condrales y osteocondrales en superficie de carga de cóndilos femorales. • Diámetro de la lesión: menor de 6 cm2. • Edad: menor de 55 años. • Contraindicaciones para la mosaicoplastia: infección, tumor, y artritis generalizada o reumatoide. Entre septiembre de 1998 y septiembre de 2003 se realizaron 30 mosaicoplastias de cóndilos femorales en nuestro servicio (25 fueron artroscópicas y 5 mediante cirugía abierta) (Figura 2) en 30 pacientes. En 21 casos solamente se realizó la mosaicoplastia; en el resto se asociaron gestos quirúrgicos: en 5 pacientes se asoció una meniscectomía, en 2 también necesitaron una plastia de LCA, en 1 caso se hizo un realineamiento proximal y, por último, otro paciente requirió una liberación del alerón rotuliano externo. Los resultados de estos procedimientos fueron evaluados por el primer autor mediante exploración clínica y radiográfica, con un seguimiento mínimo de un año (1-5 años). El seguimiento medio fue de 31 meses (12-60). Técnica quirúrgica El paciente se coloca en decúbito supino con la rodilla libre para poder flexionarla hasta 120˚. Debería prepararse para una posible cirugía abierta, ya que la localización de la lesión puede ser muy posterior y ser inaccesible, o no ser capaz de flexionar la rodilla suficientemente. Una vez que el defecto es identificado, sus bordes se desbridan hasta el cartílago sano para delimitarlo correctamente (Figura 2). Se introduce un medidor para determinar el número de injertos necesarios. En la zona donante (intercondílea, surco interno y surco externo) se introduce perpendicularmente una especie de trefina y se extraen uno o varios cilindros. Se recomienda una profundidad en torno a 15 mm para defectos de cartílago y de unos 25 mm para defectos osteocondrales; es importante en Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 15 Trasplantes autólogos osteocondrales... Figura 3. Orificio en zona receptora. Figura 4. Introducción del injerto. la extracción tener cuidado y no dañar la capa de cartílago hialino. Se prepara la zona receptora haciendo los túneles necesarios para recubrirla, perpendiculares a la superficie, y de la misma profundidad que la zona dadora (Figura 3). Finalmente se colocan los cilindros en la zona receptora (Figura 4), con precaución de no introducirlos hasta el fondo (Figura 5), y se flexiona y extiende la rodilla para acoplar los cilindros y evitar su roce. • Hallamos un predominio del sexo masculino con un 65 % de los casos (19 pacientes), frente a un 35 % del femenino (11 pacientes). • La edad media fue de 36 años (14-58). •N o encontramos apenas diferencias en relación con la rodilla en la cual se localizaba la lesión: 44 % (13 pacientes) en la izquierda y 56 % (17 pacientes) en la derecha. Donde sí se apreciaron fue en la localización de la lesión dentro de la rodilla: en 23 pacientes se situó en el cóndilo femoral interno (78 %), y en 7 pacientes, en el cóndilo femoral ex­terno. • Etiología: en un caso se trató de una osteonecrosis, y en los restantes, de osteocondritis disecante (29 pacientes). • El diagnóstico se sospechó mediante la anamnesis y exploración física, y se confirmó mediante técnicas de imagen a la que se sometieron todos los pacientes: radiografías simples AP, lateral y axial de rodilla a 45˚, y RMN de rodilla (Figura 6). • El defecto osteocondral medio encontrado en la cirugía fue de 200 mm2, y se requirieron 3 cilindros de media(1-9). • La zona donante fue: en 24 casos, la zona intercondílea; en 4, el surco externo; en 1, el surco interno; y, finalmente, en otro caso, el surco interno y el externo. • La descarga media fue de 6 semanas (1-12). Hubo un paciente que, haciendo caso omiso a nuestras indicaciones, estuvo únicamente una semana en descarga por decisión propia. • La carga parcial media se realizó durante unas 5 semanas (1-12). Utilizamos dos índices clínicos para evaluar los resultados: la escala del Hospital for Special Surgery (HSS) y la escala de Lysholm. En la escala de Lysholm la puntuación media preoperatoria fue de 62,65 (33-81) para un total de 100 puntos. La media posoperatoria fue de 86,91 (28-100). La mejoría media conseguida fue de 24,26 (< 16-52). Según la escala del HSS la media preoperatoria fue de 78,21 (54-90) para un total también de 100 puntos. La media posoperatoria lograda fue de 92,6 (67-100). La mejoría media fue de 12,55 (0-25). Es interesante apreciar que la mejoría conseguida con la escala de Lysholm es superior a la lograda con la escala del HSS, y pensamos que es debida a que la primera es más precisa a la hora de analizar los síntomas y signos clínicos. Centrándonos únicamente en analizar el dolor, en la escala de Lysholm la mejoría del dolor media fue de 9,52 puntos (< 5-15). En la escala del HSS la mejoría media fue de 9,76 (< 10‑15); como se observa analizando los datos, un paciente empeoró tras la cirugía. 16 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 RESULTADOS P. Guerra, J.M. Cano, A. Aparicio, J. Vilá, C. Martín, A. Coello Analizando por separado la fuerza muscular, en la escala del HSS la mejoría media fue de únicamente 1,2 puntos (< 2-4). En la escala de Lysholm no se valora este parámetro. También comparamos en nuestro estudio los resultados logrados con ambas escalas en pacientes con o sin lesiones asociadas. En la escala del HSS, la media preoperatoria de los pacientes sin lesiones asociadas fue de 81,3 (67-90) y la de los pacientes con lesiones fue de 76,5 (54-90). La media posoperatoria lograda en los pacientes sin lesiones fue de 95,8 (72-100) puntos, frente a los 84,8 (67-100) de media posoperatoria lograda en los pacientes con lesiones. En la escala de Lysholm, la media preoperatoria de los pacientes sin lesiones fue de 67,8 (46‑81), frente a los 62,3 (33-74) puntos de media de los pacientes con lesiones. La media pos­operatoria en los pacientes sin lesiones fue de 92,5 (57-100), frente a los 78,3 (28-100) puntos de los pacientes con lesiones asociadas. A su vez, también analizamos las lesiones evaluando los resultados según su tamaño. Comparamos las lesiones de menos de 300 mm2 con las de más de esa medida. En la escala del HSS, la media preoperatoria de pacientes con lesiones < 300 mm2 fue de 81,8 (75-90), frente a los 74,2 (54-90) puntos de media de los pacientes con lesiones de mayor tamaño. La media posoperatoria de los pacientes con lesiones por debajo de 300 mm2 fue de 95,8 (88-100), frente a los 86,6 (67-100) puntos de los pacientes con lesiones mayores. En la escala de Lysholm, la media preoperatoria de los pacientes con lesiones < 300 mm2 de tamaño fue de 66,7 (48-80), frente a los 64,6 (33-81) puntos de los pacientes con lesiones de mayor tamaño. La media posoperatoria lograda en los pacientes con lesiones < 300 mm2 fue de 92,5 (68-100), frente a los 73,4 (28-100) puntos de los pacientes con lesiones mayores de 300 mm2. Las complicaciones que objetivamos en nuestro estudio fueron tres: un paciente sufrió persistencia del dolor, y se le ha programado para un trasplante osteocondral en fresco de cadáver; otro paciente presentó una osteoporosis intensa y una rigidez articular, que requirió una artrolisis artroscópica; y, por último, un tercer paciente presentó un cuadro de trombosis venosa profunda, que requirió tratamiento anticoagulante. La satisfacción personal de los pacientes fue calificada de excelente en el 63 % de los casos, de buena en el 25 %, de regular en el 8 % y de mala en el 4 %. Figura 5. Impactación del injerto. Figura 6. RMN de lesión osteocondral. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 DISCUSIÓN Las opciones de tratamiento quirúrgico después de que una superficie articular ha sido dañada pueden ser agrupadas según cuatro conceptos o principios: restauración (se refiere a la regeneración de la superficie articular, incluyendo cartílago hialino y hueso subcondral), reemplazamiento (aloinjerto, prótesis...), descarga articular (ortesis, osteotomía...) y, si éstos fallan, como procedimiento de salvamento, artrodesis(5). 17 Trasplantes autólogos osteocondrales... Centrándonos en la restauración biológica, los esfuerzos investigadores se dirigen en dos direcciones: por un lado, aumentar la capacidad intrínseca de curación del cartílago y hueso subcondral (perforaciones subcondrales, abrasiones, microfracturas, movilidad pasiva, láser, agentes farmacológicos como ácido hialurónico, corticoides y factores de crecimiento); por el otro, regenerar una nueva superficie articular mediante trasplante de condrocitos, células condrogénicas o cualquier tejido con potencial para hacer crecer nuevo cartílago(5). Muchos procedimientos y técnicas nuevas han sido desarrolladas recientemente, lo que indica que no hay ningún método que sea aceptado universalmente. El trasplante osteocondral autólogo se viene aplicando en un intento de reconstruir con un mateºrial de características similares a las del cartílago hialino la superficie articular afec­ tada. En su estudio multicéntrico, Hangody et al.(6) realizaron un seguimiento a 10 años, evaluando los resultados de las mosaicoplastias realizadas a 831 pacientes (en cóndilo femoral, superficie articular tibial y en la rótula). Los resultados fueron valorados según escalas clínicas, métodos de imagen, artroscopia de revisión y biopsias. Lograron resultados buenos o excelentes por encima del 85 % de los casos (92 % en mosaicos condíleas). Cabe reseñar, no obstante, que establecieron criterios de exclusión bastante restrictivos: descartaban a pacientes mayores de 50 años y lesiones condrales mayores de 8 cm2 de superficie y mayores de 10 mm2 de profundidad. Criterios de exclusión relativos eran la edad entre 40 y 50 años y defectos entre 4 y 8 cm2. En su estudio prospectivo, Bentley(7) comparó los resultados de las mosaicoplastias con el 18 implante de condrocitos antólogos, en 100 pacientes con lesiones en el cartílago articular de la rodilla, con un año y medio de seguimiento. Observaron resultados clínicos superiores en el trasplante de condrocitos. En otro estudio comparativo, también prospectivo, Horas(8) estudió las mosaicoplastias y la implantación de los condrocitos autólogos, y no llegó a conclusiones significativas de superioridad de una de las técnicas sobre la otra, aunque destacaba, eso sí, que ambas alivian la sintomatología. Ripoll et al.(9), en una evaluación de 51 casos, indican que esta técnica se asocia a un alto porcentaje éxito a corto plazo al proporcionar mejoría del dolor y buena función articular, pero hacen hincapié en la necesidad de estudios con un seguimiento a más largo plazo. En este momento, y a la luz de los trabajos publicados, ninguna de las técnicas ha demostrado su superioridad sobre la otra. CONCLUSIONES Con los datos obtenidos en nuestra serie de casos, podemos observar que con esta técnica logramos una importante mejoría del dolor, aunque no se objetiva recuperación de la fuerza. Detectamos una mejoría global generalizada de todos los parámetros estudiados, aunque, a mayor cantidad de lesiones asociadas, vemos peores resultados. También encontramos una relación directa entre un mayor tamaño de las lesiones y un peor resultado. Aunque los resultados en cuanto a la mejoría son esperanzadores, consideramos que es necesario un seguimiento a más largo plazo, para evaluar más correctamente esta técnica, tal y como ya han referido otros autores. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 P. Guerra, J.M. Cano, A. Aparicio, J. Vilá, C. Martín, A. Coello BIBLIOGRAFÍA 1Hunter W. Of the structure and disease of articulating cartilages. Clin Orthop 1995; 317: 3-6. 2Mankin HJ. The response of articular cartilage to mechanical injury. J Bone Joint Surg Am 1982; 64: 460-4. 3Maculé F,Vaquero J, Alcocer L. Lesiones del cartílago articular. Cursos de actualización de SECOT. 40 Congreso Nacional SECOT 2003; 13-19. 4Hangody L, Fules P. Autologous osteochondral mosaicplasty for the treatment of full-thickness defects of weight-bearing joints: ten years of experimental and clinical experience. J Bone Joint Surg Am 2003; 85-A: 25-32. 5Shawn W, O’Driscoll PH.D. The healing and regeneration of articular cartilage. J Bone Joint Surg Am 1998; 80-A (12): 1795812. 6 Hangody L, et al. Autologous osteochondral mosaicplasty. Surgical technique. J Bone Joint Surg Am 2004 Mar; 86-A (1): 65-72. 7Bentley G, et al. A prospective, randomised comparison of autologous chondrocyte implantation versus mosaicplasty for osteochondral defects in the knee. J Bone Joint Surg Br 2003; 85: 223-30. 8Horas U, Pelinkovic D, et al. Autolologous chondrocyte implantation and osteochondral cylinder transplantation in cartilage repair of the knee joint. J Bone Joint Surg Am 2003; 85-A: 185‑92. 9Ripoll P, Vaquero J Martín, De Prado M. Injertos osteocondrales autólogos en mosaico como tratamiento de las lesiones focales del cartílago de la rodilla. Rev Ortop Traumat 2002; 5: 444-50. 10Jakob RP, et al. Autologous osteochondral grafting in the knee: indication, results and reflections. Clin Orthop 2002; 401: 170-84. 11Hangody L, et al. Mosaicplasty for the treatment of articular defects of the knee and anle. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 Clin Orthop 2001; 391 (Suppl): 328‑36. 12Cain EL, Claney WG. Treatment algorithm for osteochondral injuries of the knee. Clin Sports Med 2001; 20: 321-42. 13Berlet GC, Mascia A, Miniaci A. Treatment of unstable osteochondritis dissecans lesions of the knee using autogenous osteochondral grafts (mosaicplasty). Arthroscopy 1999; 15: 312‑6. 14Lysholm J, Gillquist J. Evaluation of knee ligament surgery results with special emphasis on use of a scoring scale. Am Journal Sports Med 1982; 10: 150-4. 15Ripoll P, De Prado M, Ruiz D, Salmerón J. Trasplantes osteocondrales en mosaico: estudio de los resultados mediante RMN y segunda artroscopia. Cuadernos de Artroscopia 1999; 6, Fasc 1 No 11. 16 Aglietti P, et al. Arthroscopic drilling in juvenile osteochondritis dissecans of the medial femoral condyle.Arthroscopy 1994; 10: 286-91. 19 Sinovitis villonodular pigmentaria de rodilla en niños. Revisión de cuatro casos R. Ullot Font(1), J. Montenegro Morán(1), S. Cepero Campá(1), G. Gelabert Colomé(2), M. Medina Zurinaga(3) (1)Servicio (2)Servicio (3)Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. de Documentación Clínica. de Anatomía Patológica. Hospital Sant Joan de Déu. Barcelona Correspondencia: Dr. R. Ullot Font. Servicio de COT Hospital Sant Joan de Déu Passeig Sant Joan de Déu, 2 08950 Esplugues de Llobregat (Barcelona) E-mail: [email protected] La sinovitis villonodular pigmentaria es una patología poco frecuente en el niño. Este diagnóstico ha representado el 1,28 % de las artroscopias realizadas en nuestro servicio durante el periodo 1998-2004. Se revisan 4 pacientes, 2 varones y 2 mujeres, de edades comprendidas entre 4 y 14 años en el momento del diagnóstico. En dos casos afectaba a la rodilla derecha y en los otros dos a la izquierda, siendo en todos los casos una sinovitis monoarticular. A todos los pacientes se les realizó una artroscopia diagnóstica inicial y, en una segunda fase, una artroscopia terapéutica con sinovectomía parcial. En ninguno de los casos se dieron complicaciones en el posoperatorio inmediato. Tras la sinovectomía parcial los resultados han sido variables; en 3 casos hubo remisión de los síntomas, y en 1 caso persistieron ciertos síntomas inflamatorios, que requirieron una nueva sinovectomía parcial por artroscopia. El diagnóstico de la sinovitis villonodular pigmentaria suele ser tardío, hecho que influye en el pronóstico final. La resonancia magnética nuclear orienta sobre el diagnóstico, siendo la biopsia por artroscopia la que nos confirma el diagnóstico de sinovitis villonodular pigmentaria. La sinovectomía artroscópica es el tratamiento de elección en esta patología. Palabras clave: Sinovitis villonodular pigmentada. Rodilla. Sinovectomía artroscópica. Niños. 20 Pigmented villonodular synovitis in children. A review of four cases. The pigmented villonodular synovitis is a frequent little pathology in the child. This diagnosis has represented the 1,28 % of the arthroscopy carried out in our Service in the period 1998-2004. 4 patients they are revised, 2 men and 2 women of ages understood between 4 and 14 years at the moment of the diagnosis. In two cases affected to the right knee and in the other two to the left, being in all the cases a monoarticular synovitis. In all the cases was carried out initially a diagnostic arthroscopy and in a second time a therapeutic arthroscopy carrying out a partial synovectomy. In none of the cases, complications in the postoperative immediate one were given. After the partial synovectomy the results have been variables; in 3 cases there was remission of the symptoms, and in 1 case persist certain inflammatory symptoms, that ned a new one partial synovectomy by arthroscopy. The diagnosis of the pigmented villonodular synovitis is used to being late, fact that influences in the final forecast. The nuclear magnetic resonance orients on the diagnosis, being the biopsy by arthroscopy the one that the diagnosis confirms us of pigmented villonodular synovitis. The arthroscopic synovectomy is the processing of election in this pathology. Key Words: Pigmented villonodular synovitis. Knee. Arthroscopic Synovectomy. Children. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 (20-29) R. Ullot, J. Montenegro, S. Cepero, G. Gelabert, M. Medina INTRODUCCIÓN La sinovitis villonodular pigmentaria (SVP), una rara enfermedad de etiología incierta(1,3-9), consiste en una afectación proliferativa del tejido sinovial de naturaleza benigna aunque agresiva localmente(2). Son varias las teorías etiopatogénicas, entre las que destacan la inflamatoria, la neoplásica(1,3,9), la traumática y la hemorrágica(6,9). La incidencia de la SVP es de 1,8/millón habitantes/año(1,2,4,6,9-12). El rango de afectación por edades oscila entre 20 y 40 años, y registra mayor incidencia en el sexo femenino(12). La afectación articular es la forma de presentación más frecuente, siendo la rodilla la articulación más afectada(2,5,7,8,10,12), en el 70 % de los casos aproximadamente(6,12). Otras articulaciones como cadera, tobillo o la calcáneo-cuboidea también pueden verse afectadas(6). La SVP con afectación poliarticular ha sido descrita en pocas ocasiones(6,12). Además de la afectación articular puede existir una afectación extraarticular de la sinovial de los tendones, que se localiza principalmente en mano y muñeca(5,11). La mayoría de las formas sigue un patrón difuso con afectación generalizada de la superficie sinovial; en muy pocos casos la SVP se presenta como un patrón pediculado en forma de nódulos marronaceos, muy raro en la forma infantil(1,3,4,12). En otros casos puede existir una forma mixta(12). La SVP es una patología poco frecuente en el niño(2-6,9), especialmente en niños menores de 10 años(5,6), del mismo modo que en adultos puede haber una forma articular con mayor afectación de la rodilla(4) y afectación extraarticular. La incidencia en el periodo de la SVP 1998-2004 correspondió al 1,28 % de las artroscopias realizadas en el hospital Sant Joan de Déu. El objetivo de este artículo es valorar la eficacia de la artroscopia en el diagnóstico y tratamiento de la SVP en niños. Para ello, presentamos cuatro casos tratados en nuestro servicio. Figura 1. Aspecto clínico de las rodillas. Se observa la izquierda tumefacta, con discreto derrame articular y engrosamiento suprarrotuliano. sexo masculino. La articulación afectada en todos los casos es la rodilla; en 1 caso se afectó la rodilla derecha y en 3 casos la izquierda. A todos los pacientes se les realizó una exploración clínica completa de la rodilla que valoraba el derrame y el balance articular, signos inflamatorios, estabilidad de aquélla y puntos dolorosos, además de una exploración del resto de aparato locomotor. Las pruebas complementarias utilizadas fueron: radiología simple de rodilla en proyección anteroposterior, lateral y oblicuas; analítica completa con hemograma, eritrosedimentación, tiempo de protrombina, anticuerpos antinucleares, urea, creatinina, hierro, transferrina, alanina aminotransferrasa, aspartato aminotransferrasa, proteínas, albúmina, proteína C‑reactiva, inmunoglobulinas, fracción C3 y C4 del complemento, ASLO, factor reumatoide y HLA-B27; RMN, y artroscopia diagnóstica o terapéutica. MATERIAL Y MÉTODOs CASOS CLÍNICOS Se revisan cuatro casos de niños de edades comprendidas entre los 7 años y medio y los 14 años, tratados y diagnosticados entre el año 1998 y 2004, dos de ellos de sexo femenino y dos de Caso 1 Niña de 14 años, remitida desde otro país. Entre los antecedentes personales destacan una artroscopia de rodilla izquierda con resección Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 21 Sinovitis villonodular pigmentaria de rodilla en niños... A B Figura 2. La radiología muestra aumento de partes blan­das, en especial en la región suprarrotuliana, sin lesiones óseas. Figura 3. RNM con distensión e hipertrofia sinovial. de tumoración benigna, a la edad de 8 años. Acude a nuestro centro a la edad de 11 años, con tumefacción y dolor en rodilla izquierda de 1 mes de evolución, sin antecedentes traumáticos; actualmente, en tratamiento actual con AINE y AAS. En la exploración destaca un discreto derrame articular, rodilla caliente, tumefacta y dolorosa a la movilidad (Figura 1). La marcha de la niña evidencia una ligera cojera por flexo de rodilla. El balance articular es de flexión 100˚, extensión −10˚. En la radiología simple muestra un aumento de partes blandas sin lesiones óseas (Figura 2). La analítica no presenta ningún valor alterado. La RMN informa como aumento de la sinovial en varios compartimentos con derrame articular moderado, con imágenes de erosiones óseas y sin depósito de hemosiderina dando como diagnóstico una sinovitis crónica inespecífica. Con estos datos clínicos y realizando un estudio conjunto con el servicio de reumatología se decide realizar artroscopia y biopsia diagnósticas. En la artroscopia realizada a los 11 años de edad, se evidencia una hipertrofia sinovial de todos los compartimentos con coloración marronácea, datos que macroscópicamente simulan una SVP. Se toman muestras de la zona intercondilea medial, suprapatelar externa y compartimento externo, para biopsia: ésta informa como una proliferación de tejido sinovial, con infiltrado crónico inflamatorio de predominio linfocitario, confirmando el diagnóstico de SVP. La enferma es sometida a tratamiento médico rehabilitador e infiltraciones con corticoides sin mejoría del cuadro clínico, por lo que se decide sinovectomía artroscópica un año después de la artroscopia diagnóstica. Se realiza una sinovectomía total por la afectación generalizada de todos los compartimentos, siendo difícil la limpieza total de la sinovial patológica. El posoperatorio inmediato es favorable, la enferma acude nuevamente a los 6 meses con clínica de tumefacción, derrame y dolor, pese al tratamiento antiinflamatorio y rehabilitador, por lo que se realiza una nueva RMN que confirma la persistencia de SVP, actualmente está en lista de espera para una nueva sinovectomía total artroscópica al cabo de 2 años de la anterior artroscopia y sinovectomía. 22 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 Caso 2 Niña de 11 años y 8 meses que desde los 7 meses de edad presenta episodios repetidos de dolor, tumefacción, derrame articular e impotencia funcional de rodilla izquierda. Ha sido ingresada en otros centros hospitalarios, la clínica ha mejorado con tracción y antinflamatorios; a los 4 años se realiza una RMN, que informa como lesión compatible de SVP, ya que presen- R. Ullot, J. Montenegro, S. Cepero, G. Gelabert, M. Medina ta imágenes con derrame articular e hipertrofia sinovial abundante con afectación generalizada (Figura 3). Vista por primera vez en nuestro centro a los 4 años y medio de edad presenta una rodilla tumefacta, dolorosa, con discreto enrojecimiento y con un balance articular de 110˚ de flexión y −10˚ de flexo. Se objetiva una atrofia muscular y una alteración en la funcionalidad de la misma. La Rx muestra un aumento de partes blandas sin imágenes patológicas óseas. La analítica muestra valores dentro de la normalidad, excepto una VSG de 18. Se decide artroscopia diagnóstica y terapéutica a los 4 meses de ser vista en nuestro hospital. Macroscópicamente se observa una sinovial hipertrófica de color amarillento con tendencia al sangrado que engloba toda la articulación, se toman muestras de los compartimentos medial y externo para biopsia y se realiza una sinovectomía parcial. Anatomía patológica informa como una membrana sinovial hiperplasica con abundantes vasos y pigmento y confirma el diagnóstico de SVP. El posoperatorio de la enferma es favorable, siendo revisada por los servicios de traumatología y reumatología. Varios meses después de la artroscopia, las molestias desaparecen; sin embargo, a los 7 meses de la artroscopia la enferma presenta nuevamente una rodilla tumefacta, con discretas molestias y derrames de repetición que en dos ocasiones precisan artrocentesis, en la que se obtiene un líquido hemático. Se decide una segunda artroscopia con sinovectomía total de todos los compartimentos a los 8 años de edad. La evolución después de esta segunda artroscopia ha sido favorable. La exploración la rodilla actual a los 3 años y medio de la segunda artroscopia no presenta signos flogóticos, no existe derrame articular y el balance articular es completo. Actualmente está asintomática y realiza actividad deportiva. tumefacción, dolor u otros síntomas inflamatorios. El balance articular es completo. Se decide artroscopia para confirmar el diagnóstico. En el acto quirúrgico se observa una sinovial abundante de coloración pardusca y muy sangrante a la palpación; dados los hallazgos macroscópicos que sugieren una SVP frente al diagnóstico de hemangioma, se decide una biopsia intraoperatoria que informa como hipertrofia sinovial con abundante depósito férrico compatible con SVP. Con el diagnóstico confirmado se realiza una sinovectomía total y una biopsia definitiva extraoperatoria que también confirma el diagnóstico. La evolución es favorable: a los 4 años de la sinovectomía artroscópica, el paciente se encuentra sin derrame ni clínica inflamatoria y con un balance articular completo; sin embargo, persiste ligera tumefacción, más localizada en compartimento externo. Caso 4 Niño de 11 años que a los 9 años y medio acude a nuestro hospital con gonalgia izquierda de 2 meses de evolución. Entre los antecedentes personales destacan un traumatismo previo y astenia de 2 semanas de evolución. El paciente ha estado afebril en todo momento. En la exploración física encontramos una tumefacción moderada de la rodilla izquierda, con balance articular limitado en la extensión y Caso 3 Niño de 7 años y 7 meses que desde el año y medio de edad presenta signos inflamatorios en la rodilla derecha, ya estudiada y tratada en otro centro hospitalario. Se descarta patología reumatológica, y un estudio de RMN revela un hemangioma sinovial. Acude a nuestro hospital con 3 años y medio de edad. En la exploración la rodilla no presenta Figura 4. RNM. Presencia de cuatro imágenes nodulares posteriores que sugieren un diagnóstico diferencial entre quistes sinoviales frente a SVP. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 23 Sinovitis villonodular pigmentaria de rodilla en niños... pósitos de fibrina, marcada inflamación crónica con células plasmáticas y focos de agudización y proliferación fibroblástica: se confirma el diagnóstico de SVP. El paciente está en seguimiento por los servicios de Reumatología y Rehabilitación, tratado con infiltraciones intraarticulares con corticoides. En su última revisión al año y medio de la artroscopia el paciente no presenta signos inflamatorios en la rodilla, se encuentra asintomático y el balance articular es completo. RESULTADOS sin derrame articular. El resto de la exploración de rodilla y de otras articulaciones está dentro de la normalidad. El estudio analítico muestra una VSG de 91 y una PCR de 52,98. La radiología simple con proyección anteroposterior y lateral muestra un aumento de partes blandas sin lesiones óseas. Con esta clínica, el paciente es ingresado para estudio y tratamiento. Se solicita gammagrafía ósea para descartar afectación inflamatoria o infecciosa de otras articulaciones: se informa como hiperactividad patología en la rodilla izquierda en la fase precoz, y en el estudio tardío muestra un refuerzo difuso del radiotrazador en el hueso periarticular, compatible con enfermedad inflamatoria articular. La RMN indica un menisco externo discoideo con imagen sugestiva de rotura y cuatro imágenes nodulares posteriores que sugieren un diagnóstico diferencial entre quistes sinoviales frente a SVP (Figura 4). Dada la inespecificidad de las pruebas complementarias, a los 10 días del ingreso en nuestro hospital se decide realizar una artroscopia, en la que vemos una sinovial hipertrófica de aspecto amarillento (Figura 5). Se realiza biopsia de todos los compartimientos únicamente, sin resección de la sinovial. Anatomía patológica informa como fragmentos de sinovial, con tejido de granulación y de- La edad media de los pacientes en el momento de la revisión es de 10 años y medio (Rango: 7 años y 7 meses y 14 años). La sintomatología comienza con una edad media de 4 años y 7 meses, oscilando entre los 7 meses y los 9 años y medio. El diagnóstico de la SVP se realizó a los 7 años y 2 meses, con un rango de edad entre los 3,5 años y los 11 años. El tiempo medio trascurrido desde el comienzo de la clínica hasta el diagnóstico fue de 3 años en 3 de los casos; sólo en 1 caso el diagnóstico se realizó a los 2 meses de la aparición de los signos inflamatorios. Todos los casos incluidos tienen una afectación monoarticular de la rodilla; en el 25 % de los casos el lado afecto es el derecho, y en el 75 %, el izquierdo. Los cuatro pacientes han tenido una forma de afectación difusa. La clínica ha sido similar en todos los casos, con inflamación articular, rodillas globulosas y derrame positivo; todos han presentado una limitación del balance articular en la extensión. Las pruebas complementarias no confirmaron el diagnóstico en ninguno de los casos. Para llegar al diagnóstico definitivo la artroscopia fue junto con la biopsia la prueba definitiva. En el caso 1 se realizó una primera artroscopia con biopsia y en un segundo acto quirúrgico se realizó la sinovectomía. El caso 2 fue sometido a una artroscopia diagnóstica con toma de biopsia y sinovectomía parcial en el mismo acto quirúrgico, y posteriormente precisó otra sinovectomía total artroscópica. En el caso 3 se realizó una biopsia intraoperatoria y una sinovectomía en el mismo acto quirúrgico. El caso 4 requirió una artroscopia con biopsia únicamente, sin sinovectomía. La artrosco- 24 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 Figura 5. Visión artroscópica que muestra sinovial hipertrófica de aspecto amarillento. R. Ullot, J. Montenegro, S. Cepero, G. Gelabert, M. Medina pia ha sido efectuada utilizando 2 o 3 portales siendo el tercero el suprarrotuliano. El posoperatorio fue favorable en los cuatro casos sin presencia de hemartros ni de complicaciones sépticas. Los resultados son variables a corto y medio plazo. En la mitad de los casos –casos 1 y 2–, tras la sinovectomía ha habido una recidiva de la clínica; en el caso 2, después de realizar una segunda sinovectomía la clínica ha desaparecido y el resultado es favorable; el caso 1 se halla en espera de la segunda sinovectomía ya que persiste la clínica inflamatoria, aunque el balance articular es completo. En la otra mitad de los pacientes el resultado es favorable: 1 caso tratado con sinovectomía y otro caso sólo tratado con infiltraciones articulares con corticoides; los dos pacientes están asintomático, con balance articular completo, y realizando actividades deportivas. El tiempo medio de seguimiento desde la artroscopia diagnóstica ha sido 3 años y 9 meses. Entre el 1998 y el 2004 se han realizado 9 biopsias de rodilla con signos inflamatorios y pruebas complementarias inespecíficas; 4 de ellas han correspondido a SVP, otras 4 a sinovitis crónica inespecífica y 1 caso a hemangioma sinovial. La SVP corresponde al 44,44 % de las biopsias realizadas en pacientes con clínica infamatoria de rodilla, y al 1,28 % de las artroscopias realizadas en el hospital Sant Joan de Déu en este periodo. hemangioma articular(11). En nuestra experiencia, 1 caso se asoció a sangrados de repetición, pero sin evidenciar hemangioma articular. Se ha encontrado una contribución genética, evidenciando la existencia de la enfermedad en 2 generaciones consecutivas(9). Se presenta como una tumoración benigna del revestimiento de la sinovial de las articulaciones, vainas tendinosas y bursas. Normalmente es poco agresiva, aunque en ocasiones puede ser localmente destructiva y afectar a hueso, tendones y tejidos blandos adyacentes, pero sin originar nunca metástasis a distancia(6). En niños la sinovitis villonodular pigmentaria es una patología poco frecuente(8,11) y de presentación clínica inespecífica, con una inflamación articular de tipo mecánico e hipertrofia de la sinovial(8); por ello es preciso sospechar de su existencia si el paciente presenta signos inflamatorios articulares y no existe ningún antecedente traumático previo(2,8). En ocasiones, el diagnóstico se establece a los 2 o 3 años de manifestarse los síntomas iniciales(10). En nuestra serie los pacientes han sido diagnosticados con un intervalo de 3 años de media en 3 de los casos; sin embargo, en 1 caso fue diagnosticado a los 2 meses del comienzo de la clínica. Entre las pruebas complementarias que pueden orientarnos se encuentra la RMN, que en un 75 % de los casos consigue un diagnósti- DISCUSIÓN La SVP es una patología proliferativa del tejido sinovial con una etiología incierta. Algunos autores proponen como causa la inflamatoria o la traumática; el hallazgo de una trisomía en el cromosoma 7 y de otras alteraciones cromosómicas sugieren una naturaleza neoplásica(1,2,6). La asociación entre hemangioma articular y la SVP ya ha sido descrita por Bobechko, quien postuló que la SVP podría ser causada por los sangrados repetidos que ocurren en el Figura 6. Corte histológico en el que se aprecia proliferación de frondas sinoviales con abundante pigmento férrico. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 25 Sinovitis villonodular pigmentaria de rodilla en niños... co acertado al mostrar distensión e hipertrofia sinovial, áreas de depósitos de hemosiderina y una imagen de intensidad baja en T1 y alta en T2; estos depósitos de hemosiderina son característicos pero no patognomónicos de SVP (1,2,3). La tomografía puede mostrar los depósitos de hemosiderina y detectar erosiones óseas que no son detectadas por la radiología simple(1). Esta última es inespecífica en este tipo de lesiones, mostrando únicamente un aumento de partes blandas(1); sin embargo, Hachicha et al. consideran que la radiología puede mostrar geodas y áreas de erosión en las zonas de flexión de la sinovial(8). En nuestro caso la radiología simple sólo ha mostrado un aumento de partes blandas. El diagnóstico normalmente se vislumbra con los hallazgos clínicos y la RMN; sin embargo, es confirmado histológicamente con la muestra obtenida por biopsia (Figura 6)(2). La artroscopia puede ayudarnos en el diagnóstico macroscópico de la lesión, mostrando una hipertrofia de la sinovial, de color amarillento o marronáceo, y una erosión de la cápsula y del cartílago articular (1); del mismo modo, y gracias a la artroscopia, podemos confirmar el diagnóstico una vez tomada la biopsia; la SVP se muestra microscópicamente como una hipertrofia sinovial, con un acumulo subsinovial de histiocitos, células gigantes multinucleadas y macrófagos cargados de hemodiderina, la cual también puede depositarse extracelularmente(2,8,11). El diagnóstico diferencial ha de hacerse con patologías muy frecuentes en la rodilla como lesiones meniscales, lesiones ligamentosas o quiste poplíteo –las 2 primeras, con un antecedente traumático–. Otras de menor frecuencia serían el hemangioma sinovial, la tuberculosis, la afectación articular de la hemofilia, la lipomatosis sinovial o el sarcoma sinovial(2-4,8,10,13,14). La sinovectomía parcial o total es el tratamiento de elección en esta patología. Pese a conseguir los mejores resultados, existe una alta tasa de recurrencias después de la sinovectomía que podría ser atribuida a la dificultad en la realización de una completa sinovectomía(5,10); la tasa de recidivas locales está en un 16-48 % de los casos, con una probabilidad de vivir sin recurrencias a los 25 años de la intervención del 65 %(6). En nuestra serie la tasa de recurrencias está en un 50 % después de la primera sinovectomía artroscópica (2 casos). La sinovectomía puede realizarse mediante artroscopia o a cielo abierto(2,10). La artroscópica presenta menos tasa de infecciones y menos rigidez articular posoperatoria que la sinovectomía a cielo abierto, además de ser una técnica menos invasiva; sin embargo, precisa de una curva de aprendizaje para realización de una completa sinovectomía(10). La sinovectomía completa artroscópica usando 4 o 5 portales, incluidos el posteromedial y el posterolateral, mejora la clínica y registra poca tasa de recurrencias según De Ponti et al. En su estudio comparativo de sinovectomía artroscópica frente a la resección sinovial a cielo abierto concluyen que el uso de la artroscopia para la realización de la sinovectomía presenta tasas de recurrencia similares a las obtenidas en series publicadas con sinovectomía a cielo abierto; sin embargo, los pacientes de su serie no presentan la rigidez articular típica después de una sinovectomía abierta(10). En nuestra serie todas las sinovectomías se han realizado por vía artroscópica, el posoperatorio ha sido favorable sin complicaciones sépticas, el balance articular después de la sinovectomía se muestra completo y no se ha encontrado rigidez en ninguno de los pacientes. El uso de corticoides intraarticulares y de acido ósmico de forma posoperatoria previene las recurrencias(4,8,12); en nuestra serie el caso 1 fue tratado posoperatoriamente con corticoides intraarticulares sin mejoría significativa del cuadro clínico. Revisada la bibliografía en casos de SVP en niños, Frank Saulsbury et al. utilizaron la artroscopia para la realización de la biopsia y la sinovectomía en un niño de 9 años (1).Van Emelen et al. también muestran el caso de un niño de 5 años con clínica inflamatoria cuyas pruebas de imagen RNM y TC sugerían SVP: el diagnóstico se confirmó con artroscopia, biopsia y sinovectomía, y la recidiva en el posoperatorio se trató con infiltraciones locales de triancinolona(4). Kay et al. publican el caso de un niño con SVP multifocal con afectación de la muñeca y de los tendones de la pata de ganso y practican la biopsia excisional como diagnóstico y tratamiento(11). Hachicha et al. recurren a la artrografía para el estudio y diagnóstico de la SVP, y concluyen que en el 33 % de los casos esta técnica confirma el diagnóstico; aunque en los 2 casos que presenta el diagnóstico se confirma con artroscopia, la sinovectomía se realiza a cielo abierto en 1 caso, y en otro se muestra un tratamiento satisfacto- 28 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 R. Ullot, J. Montenegro, S. Cepero, G. Gelabert, M. Medina rio con ácido ósmico(8). Joseph Walls et al. exponen el caso de una niña de 6 años con SVP multifocal, con afectación de la rodilla derecha y la sinovial de tibial posterior: una biopsia incisional de la rodilla y excisional del tibial posterior confirmó el diagnóstico, pero la familia rechazó el tratamiento definitivo(7). CONCLUSIONES • Ante un niño con una rodilla que presente clínica persistente de derrame articular y signos inflamatorios con limitación de movilidad, se in- dican las siguientes exploraciones complementarias: radiología simple de rodilla (AP y perfil) y analítica completa con perfil reumático. Cuando con estas pruebas no llegamos a un diagnóstico definitivo, indicamos la realización de una RMN. • Ante la sospecha de una SVP se realiza una artroscopia de rodilla para la biopsia y la confirmación del diagnóstico. • Es preciso realizar una biopsia peroperatoria para confirmar el diagnóstico antes de realizar la sinovectomía parcial o total. • Para nosotros, el tratamiento de elección es la sinovectomía artroscópica. BIBLIOGRAFÍA 1Tavangar SM, Ghafouri M. Multifocal pigmented villonodular synovitis in a child. Singapore Med J 2005; 46: 193-5. 2 Frank T. Saulsbury. Pigmented villonodular synovitis of the knee in a 9-year-old child. 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Apropos of 2 cases Ann Pediatr (Paris) 1990; 37: 395-8. 9Wendt R, Wolfe F, McQuenn D, Murphy P, Solomon H, Housholder M. Polyarticular pigmented villonodular synovitis in children: evidence for a genetic contribution. J Rheumatol 1986; 13: 921‑6. 10 De Ponti A, Sansone V, Malchere M. Result of arthroscopic treatment of pigmented villonocular Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 synovitis of the knee. The Journal of Arthroscopic & Related Surgery: Official Publication of the AANA-IAA 2003; 19: 602-7. 11Kay R, Eckardt J, Mirra J. Multifocal pigmented villonodular synovitis in a child. A case report. Clin Orthop Relat Res 1996; 322: 194-7. 12LeTiec T, Hulet C, Locker B, Beguin J, Vielpeau C.Villonodular synovitis of the knee. Analysis of a series of 17 cases and review of the literature. Rev Chir Orthop Reparatrice Appar Mot 1998; 84: 607-16. 13 Kakkar N, Vasishta RK, Anand H. Pathological case of the month. Synovial lipomatosis. 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Su localización en la gotera externa con extensión a la cortical posterolateral del fémur permitió la exéresis por vía artroscópica. Synovial hemangioma of the knee. Arthroscopic re­ sec­tion. A rare intra-articular tumor of the knee is presented. The mass caused pain on the lateral side of the knee. The MRI first and the histologically study postoperatively confirmed the diagnosis of synovial hemangioma. Its location on the lateral gutter with extension to the posterolateral cortex of the femur permited an arthroscopic approach and resection. Palabras clave: Hemangioma intraarticular. Hemangioma sinovial. Hemangiomatosis. Key words: Intraarticular hemangioma. Synovial hemangioma. Hemangiomatosis. CASO CLÍNICO Paciente de 43 años, sin antecedentes patológicos de interés, que consultaba por dolor difuso localizado en el compartimento externo de la rodilla derecha, de 2-3 años de evolución. Presentaba molestias de forma intermitente, sin clara relación con la actividad física. La ex- 1 2 Figuras 1 y 2. Imágenes de RMN en T2 donde se observa una lesión hiperintensa localizada en la corredera externa de la rodilla con extensión a la metáfisis distal del fémur. 30 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 (30-33) X. Pelfort, L. Puig, M. Tey, E. Domínguez, J.C. Monllau Figura 3. Imagen artroscópica de la hipertrofia sinovial anexa a la tumoración. ploración física evidenció un mínimo derrame articular, en el contexto de una rodilla estable, sin clínica meniscal ni de bloqueos. No refería episodios de derrame articular previos. No obstante, era palpable la ocupación a nivel del fondo de saco subcuadricipital externo. El estudio mediante radiología simple resultó negativo. Posteriormente se realizó una resonancia magnética (RM) en la que se observó una tumoración homogénea, de características benignas, hiperintensa en los cortes T2, que ocupaba el receso externo y estaba íntimamente adherida a la cortical posterolateral de la metáfisis distal del fémur (Figuras 1 y 2). El diagnóstico radiológico fue de tumoración quística sinovial o lipoma intraarticular. Con la orientación y evidencia radiológica de una lesión benigna se planteó su exéresis artroscópica. Figura 4. Imagen artroscópica de la lesión, adyacente a la cortical posteroexterna del fémur y cápsula posterior. La revisión artroscópica se realizó bajo anestesia regional y sin torniquete de isquemia. El primer hallazgo fue la presencia de una proliferación sinovial a nivel del fondo de saco subcuadricipital (Figura 3), adyacente a una masa sólida localizada en íntima relación a la cortical posteroexterna del fémur y cápsula articular (Figura 4). Su apariencia se modificaba notablemente con los cambios de presión de irrigación, de forma que se expandía enormemente cuando la presión del líquido intraarticular disminuía y aumentaba su apariencia vascular. Posteriormente, se realizó isquemia de la extremidad y se procedió a la resección artroscópica, para lo que se practicó un portal accesorio superoexterno que permitió un mejor acceso a la tumoración. Finalmente se obtuvo una tu- Figura 5. Imagen macroscópica de la tumoración después de la exéresis. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 moración de 6 × 3 cm que fue remitida para estudio anatomopatológico (Figura 5). El diagnóstico definitivo determinó hemangioma sinovial (Figura 6). 31 Hemangioma sinovial de rodilla. Exéresis artroscópica (quistes, rupturas, etc.), ligamentosas, osteocondritis disecante, sinovitis vellonodular pigmentada y artritis crónica juvenil, entre otras(7-9). El estudio mediante radiología simple suele ser normal, aunque en determinadas ocasiones se puede observar la presencia de flebolitos intralesionales, osteoporosis local o reacción perióstica. Sin duda, la resonancia magnética constituye la exploración no invasiva de elección para este tipo de lesiones ya que permite definir el tamaño y extensión de la masa, así como las lesiones condrales asociadas(10-12). Desde el punto de vista de la loFigura 6. Histología de la lesión. Proliferación de tejido endotelial vascular calización, suelen estar vinculados con algunos eritrocitos intraluminales (hematoxilina eosina). a la cápsula articular de la rodilla y se clasifican en yuxtaarticulares, intraarticulares o mixtos, pudiendo presentarse La evolución ulterior del paciente ha sido faen forma circunscrita o difusa(13-14). vorable desde el punto de vista clínico, con desaparición de la gonalgia y sin signos de recidiva Histológicamente se pueden presentar los tien el último seguimiento 6 meses después de la pos capilar, cavernoso, telangiectásico y alguintervención. nas formas mixtas. Algunas variedades no son consideradas procesos tumorales sino hamartomas(15). Los tratamientos aplicados en estas lesioDISCUSIÓN nes han variado notablemente a lo largo de los años. Algunos de los métodos utilizados incluLos hemangiomas sinoviales son lesiones infreyen, entre otros, la radioterapia, sinovectomía, cuentes y de diagnóstico tardío en muchas ocaresección de la masa, ya sea por vía artroscópisiones. Bouchut los describe por primera vez en ca o abierta, embolizaciones y el uso de agen1856, y hasta la actualidad existen unos 200 tes esclerosantes(7-11,16-19). La radioterapia pacasos descritos en la literatura(1-3). Se trata de una tumoración que aparece preferentemenrece reservada para aquellos casos en los que te en pacientes jóvenes con un ligero predomino es posible una resección quirúrgica o como nio de las mujeres en las series revisadas(3,4). La método coadyuvante, asociado a la sinovectomía completa, cuando se trata de formas dirodilla es la articulación más frecuentemente fusas. afectada, aunque también se han descrito caLa resección de la masa con sinovectomía parsos en otras articulaciones como son el codo, la cial ha demostrado resultados excelentes, con muñeca y el tobillo(5,6). bajo índice de recidivas. Como detalle técnico, Clínicamente suelen tener una evolución lenta y debe establecerse el diagnóstico diferencial se recomienda siempre realizar una primera inscon otros trastornos articulares de aparición pección de la lesión sin isquemia para apreciar más frecuente, como alteraciones meniscales su alcance con mayor exactitud. 32 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 X. Pelfort, L. Puig, M. Tey, E. Domínguez, J.C. Monllau BIBLIOGRAFÍA 1Bouchut E. Tumeur erecttile de l’articulation du genou. Gazette d’Hôpital (París) 1856; 29: 379. 2O’Connell JX. Pathology of the synovium. 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Para evaluar los resultados empleamos la escala de Rowe y supervisamos la reanudación de la actividad deportiva. Sólo cuatro pacientes no pudieron volver a competir al nivel previo a la cirugía. Palabras clave: Inestabilidad del hombro. Deporte. Técnicas artroscópicas. Escala de Rowe. INTRODUCCIÓN La articulación del hombro posee un rango de movilidad muy amplio, lo que le confiere una inestabilidad intrínseca elevada. Dicha inestabilidad es compensada por los estabilizadores primarios y secundarios del hombro, entre los que destacan el rodete glenoideo, los ligamentos glenohumerales, la porción larga del bíceps, la cápsula articular y los tendones del manguito rotador. La correcta función de estas estructuras será fundamental para mantener la estabilidad de esta articulación, principalmente si hablamos de deportistas. Desde que Carter R. Rowe(1) describiera en 1981 el síndrome del brazo muerto como una entidad causante de dolor en el hombro debida a una subluxación anterior transitoria recurrente, se ha podido diagnosticar y tratar un gran número de inestabilidades en los deportistas. Dicho síndrome se caracterizaba por la presencia en el hombro de un dolor súbito, agudo y paralizador que obligaba al deportista a cesar en su actividad, quedando el brazo “muerto”. Este cuadro clínico aparecía principalmente en 34 Shoulder inestability in sport. In this article we describe retrospectively our results in the treatment of shoulder instability in sport with arthroscopic techniques. We treated 74 patients between 1999 and 2000 with a mean follow-up of five years. We used the Rowe score and returned to the same sportive activity for evaluate the results. Only four patients cannot play at the same level before surgery. Key words: Shoulder instability. Sport. Arthroscopic tech­ niques. Rowe score. deportistas que realizaban sobreesfuerzos de propulsión repetidos, en actitud de rotación externa, elevación o hiperextensión del hombro, tales como lanzadores de peso o disco, balonmano, etc. Posteriormente, en 1989 Dalton y Snyder(2) demostraron que cualquier alteración anatómica de la relación glenohumeral era causa directa de inestabilidad. En el mismo año, Jobe y Kvitne(3,4,5) describieron este cuadro clínico de dolor en el hombro como una subluxación menor o sutil en jóvenes deportistas. A partir de los trabajos de Carter R. Rowe(6), relacionaron la presencia de inestabilidad o impingement (‘atrapamiento’) en el hombro, con la aparición de dolor como denominador común. De esta forma se fue conociendo la causa anatómica de este cuadro clínico típico de deportistas lanzadores. Jobe y Kvitne describieron los cuatro tipos de inestabilidad causantes de dolor en el hombro, ya fuera por impingement o por la propia inestabilidad: • Tipo I: cuadro de impingement puro. • Tipo II: pacientes con inestabilidad primaria Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 (34-38) J. Perramón, J. Giménez Figura 2. Mecanismo lesional. Figura 1. Distribución de pacientes según la actividad de­por­tiva. Entre los años 1999-2000 intervinimos a un total de 74 pacientes, todos ellos deportistas, afectados de intestabilidad glenohumeral. Fueron intervenidos en todos los casos mediante técnicas artroscópicas. De los 74 casos, un total de 17 eran mujeres (23 %), y 57, varones (77 %). La distribución por edades de nuestros pacientes demostró una predominancia del grupo de menos o igual de 20 años con un total de 39 individuos. Dentro de este grupo mayoritario, la media de edad fue de 17,4 años. El siguiente grupo, a bastante distancia, fue el comprendido entre 21 y 25 años, con un total de 18 casos. Por encima de los 30 años tratamos sólo 9 casos. Todo ello corrobora lo demostrado en los trabajos de Jobe y Kvitne, donde esta inestabilidad sutil se da en deportistas jóvenes. Por actividades deportivas, la gran ma- yoría correspondía a deportes de lanzamiento, como baloncesto y balonmano, con un total de 52 casos. A gran distancia aparecían deportes minoritarios como natación o montañismo (Figura 1). El mecanismo lesional referido por los pacientes, se correspondía en su gran mayoría a una entorsis de la articulación (23 casos) o a microtraumatismos de repetición (21 casos). La luxación glenohumeral, con 12 casos, y los traumatismos directos, con 11, representaban el segundo grupo en frecuencia. Como mecanismos minoritarios, observamos 5 luxaciones recidivantes y 2 rotaciones externas forzadas (Figura 2). La gran mayoría de nuestros pacientes referían haber presentado más de un episodio lesional (54 casos). Sólo 20 pacientes habían presentado un episodio aislado. Todo ello viene a corroborar los trabajos de Carter R. Rowe y de Jobe, que consideran a los microtraumatismos de repetición como la causa principal de inestabilidad en el deportista. Se realizó un completo estudio clínico-radiológico a todos los pacientes, siempre a cargo del mismo explorador. Dentro de la exploración física, practicamos siempre un examen bilateral, inspección, palpación y evaluación del equilibrio articular y muscular. Debemos buscar los signos clínicos específicos de inestabilidad e impingement para clasificar el tipo de inestabilidad. Entre los signos clínicos de inestabilidad, damos un valor patognomónico al signo de prensión. También evaluamos mediante las pruebas Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 35 del hombro que desarrollaban un impingement secundario (microtraumatismos de repetición). • Tipo III: pacientes con inestabilidad secundaria e impingement secundario (laxitud articular). • Tipo IV: pacientes con inestabilidad anterior pura (traumatismo aislado). El cuadro típico que encontramos en los deportistas es el patrón tipo II de inestabilidad descrito por Jobe y Kvitne. Material y métodoS Inestabilidad del hombro en el deportista Figura 3. Resultados de la exploración física. Figura 4. Signos de inestabilidad. de recolocación, sulcus test y cajón anterior del hombro o de Fukuda. Entre los signos clínicos específicos de impingement subacromial, evaluamos los signos de Neer, Jocum, Jobe y Hawkins para el supraespinoso, el de Patte para el infraespinoso, el de Gerber para el subescapular y el de Yergason para el bíceps. Además realizamos el test de Neer con anestésico local para confirmar el diagnóstico de dolor subacromial. El estudio radiológico incluía en todos los casos una radiología convencional, con proyecciones anteroposterior, axial y aulet de hombro. En la mayoría de los pacientes, además de la radiología simple, fue necesario realizar un artroTAC (59) o una artro-RNM (12). Todo ello lo completamos con una exploración del hombro bajo anestesia por bloqueo paraescalénico del plexo braquial. Finalmente, los pacientes fueron sometidos a tratamiento quirúrgico por vía artroscópica. Como dato de interés queremos apuntar que, una vez realizada la artroscopia, la correlación de los resultados obtenidos con las pruebas de imagen A B y los hallazgos encontrados durante la cirugía artroscópica mostraban una concordancia total sólo en el 66 % de pacientes, parcial en el 18 % y ausencia de correlación en el 16 %. Este dato viene a corroborar el hecho de que la gran baza diagnóstioca en la inestabilidad C D glenohumeral del deportista, sigue siendo la historia Figura 5. Exploración artroscópica. A: lesión tipo PASTA; B: lesión de Hill-Sachs; y la exploración clínica en C:lesión de Bankart; D: lesión de SLAP. 36 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 J. Perramón, J. Giménez busca de signos de inestabilidad-impingement. Resultados Como resultado de nuestra exploración física, obtuvimos que la gran mayoría de los pacientes presentaban omalgia aislada (40 casos) como Figura 6. Anclaje óseo en lesión de Bankart. único síntoma de su inestabilidad. Un total de 25 pacientes fueron sometidos a tratamiento por cicientes presentaban omalgia asociada a clínirugía artroscópica, realizando reparación de las ca de brazo muerto. A gran distancia, algunos lesiones mediante anclajes óseos con tornillos pacientes refirieron sensación de inestabilidad, tipo MiniRevo®, o bien mediante plicaturas (Fiparestesias en territorio del nervio circunflejo o crujidos en el hombro (Figura 3). Como signos gura 7). En 40 pacientes realizamos reparación de inestabilidad, la gran mayoría de pacientes mediante MiniRevo®; en 18 casos, plicaturas; y presentaban test de prensión-recolocación poen 16, una combinación de ambas técnicas. sitivos, bien de forma aislada (31 pacientes) o Para la evaluación de los resultados, nos babien asociados a signos positivos de impingesamos en dos escalas o métodos de valoración. ment subacromial (31 casos). Los signos de ca• Por un lado, utilizamos la escala de Rowe, que jón anterior positivos o el signo de sulcus aparenos permite valorar objetivamente el resultado cieron con menor frecuencia (Figura 4). de la cirugía y, además, comparar nuestros reDurante el acto quirúrgico encontramos gran sultados con los de otros trabajos realizados o número de lesiones causantes de inestabilidad técnicas quirúrgicas. Así, según dicho índice, en el deportista. Las dos lesiones halladas con obtuvimos un 98 % (73 casos) de resultados exmayor frecuencia, fueron la lesión de Bankart y celentes y un 2 % de resultados buenos. la cápsula redundante (Figura 5), ya sea de for• El otro método consideraba el proceso de ma aislada, o asociadas a otras lesiones, como la reincorporación a la misma actividad deportiva lesión de Hill-Sachs, lesiones en el manguito rorealizada antes de la cirugía; este procedimientador, lesión de PASTA (Partial Articular Supraspito, aun adoleciendo de mayor subjetividad, nos natus Tendon Avulsion), lesión de SLAP (Superior orienta con más claridad que la escala de Rowe Labrum Anterior-Posterior) o lesiones causantes sobre la verdadera situación clínica del paciende impingement subacromial (Figura 6). Los pate y sobre el éxito de la cirugía, puesto que en el ámbito del deporte la valoración del resultado difiere respecto del que puede obtenerse entre la población general. Así, un índice de Rowe de 90 en una persona no deportista sería catalogado como resultado excelente; en cambio, si estos 10 puntos se pierden en forma de rotación externa en un deportista de lanzamiento, el resultado nunca será satisfactorio, ni para el deportista ni para el cirujano, aunque siga siendo un resultado excelente según el Rowe. Por este motivo, decidimos evaluar los resultados Figura 7. Lesiones halladas durante el acto quirúrgico. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 37 Inestabilidad del hombro en el deportista to (impingement) a nivel subacromial, pero, sobre todo, la posibilidad que una inestabilidad glenohumeral primaria subyacente como causa de ese dolor. El síndrome de impingement como causa de dolor en los deportistas es casi siempre secundario a una inestabilidad primaria. La inestabilidad típica de deportistas lanzadores o que realizan movimientos repetitivos del hombro por encima de la cabeza provoca microtraumatismos en el hombro y es causa de un síndrome de impingement Figura 8. Tiempo de reincorporación a la actividad deportiva. secundario. Este hecho fue ampliamente estudiado y descrito por diferentes autores, como Carter R. Rowe, Dalton y con los dos métodos, si bien, por ser un métoSnyder o Jobe. Hasta ese momento, la omalgia do de evaluación más estricto, le damos más en deportistas jóvenes permanecía encubiervalor al hecho que el deportista pueda reincorta, ya fuera por el hecho de ser una patología porarse a la práctica de su deporte al nivel que tolerada por el deportista, o bien por ser mal alcanzaba antes de la cirugía. diagnosticada por el médico. Con los diferenCon el segundo método de valoración obtutes trabajos mencionados se pudo identificar, vimos una vuelta a la misma actividad deportidiagnosticar y, sobre todo, tratar esta inestabiva en 70 de los 74 pacientes intervenidos con lidad menor o sutil en deportistas. inestabilidad de hombro. Los malos resultados Sobre la base de estos conocimientos pudiefueron debidos a nuevos episodios de luxación ron aplicarse técnicas artroscópicas que permio a la aparición de dolor con el gesto deportivo. tieron restaurar la anatomía normal de la artiAsí, un paciente presentó episodios de luxación culación del hombro; además, hacen posible recidivante, y 3, subluxación transitoria que les confirmar el diagnóstico sugerido por la clínica impidió seguir realizando su deporte. Esta vuely las pruebas de imagen, así como mantener ta a la actividad deportiva se consiguió tras un indemne el resto de estructuras anatómicas del periodo promedio de 5,3 meses (Figura 8). hombro, lo que brinda una rehabilitación más llevadera. Conclusiones Sólo contraindicamos la cirugía artroscópica en pacientes que sufran una lesión de HillSachs muy importante o en aquellos que preAnte un paciente deportista joven que nos consenten una morfología de pera invertida en la sulte por omalgia, debemos descartar siempre cavidad glenoidea. la posibilidad de un conflicto de atrapamien- BIBLIOGRAFÍA 1 Rowe CR, Zarins B. Recurrent tran­ sient subluxation of the shoulder. J Bone Joint Surg 1981; 63A: 8-63. 2Dalton SE, Snyder SJ. Glenohumeral instability. Bailliere’s Clin Rheumatol 1989; 3: 511-34. 3Jobe FW, Bradley JP. The diagnosis and nonoperative treatment of shoulder injuries in ath- 38 letes. Clin Sports Med. 1989; 8: 419‑38. 4Jobe FW, Kvitne RS. 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Murcia Correspondencia: Francisco Martínez Martínez c/ Almirante Churruca, 5B-2.ªA 30007 Murcia E-mail: [email protected] La osteocondromatosis sinovial es una enfermedad idiopática y poco frecuente caracterizada por un proceso de metaplasia de las membranas, vainas y bursas sinoviales hacia la formación de nódulos de cartílago que pueden desprenderse como cuerpos libres y, a veces, osificarse. Ofrece una clínica de dolor, derrames articulares, bloqueos y compresión nerviosa periférica que abocan al tratamiento quirúrgico abierto o vía artroscópica con extracción de cuerpos libres y sinovectomía. Presentamos un caso llamativo por su localización poco frecuente en el codo y por su presentación inédita como un cuadro de artritis séptica, que fue tratada mediante artroscopia y culminó con un resultado satisfactorio. Arthroscopy in synovial osteochondromatosis of the elbow. The synovial osteochondromatosis is an illness whose origin is unknown and not very frequent characterized by a process of metaplasia of the synovial membranes, pods and pouchs where cartilaginous nodules are created and can be detached as free bodies and sometimes can also be ossified. The symptoms which accompanied this process are pain, articular hemorrhage, blocks and peripheral nervous compression which lead to the open surgical treatment or by arthroscopy by means of the extraction of free bodies and sinovectomy. We report an uncommon case, because of its not frequent location in the elbow and its inedit presentation as symptoms of septic arthritis treated through arthroscopy and obtaining a satisfactory result. Palabras clave: Osteocondromatosis sinovial. Condromatosis. Artroscopia de codo. Cuerpos libres articulares. Key words: Synovial osteochondromatosis. Chondromatosis. Elbow arthroscopy. Articular free bodies. Introducción La osteocondromatosis sinovial es una enfermedad que se produce por un proceso de metaplasia cartilaginosa de la membrana sinovial de articulaciones, vainas tendinosas y bursas. Se forman nódulos de cartílago que se pediculan y pueden llegar a desprenderse como cuerpos libres intraarticulares; en ocasiones, se desarrollan fenómenos de calcificación y osificación encondral de los nódulos, proceso que recibe el nombre de osteocondromatosis. Originalmente descrita por Laenec en 1813, predomina en el sexo masculino y se presenta, sobre todo, entre la tercera y cuarta décadas de la vida. Todavía no se conoce bien su etiopatogenia, 39 pero parece tratarse de un proceso dinámico de metaplasia de la membrana sinovial con ciclos sucesivos de formación y eliminación de cuerpos libres(1).Hay estudios que apoyan una teoría genética basada en alteración de las proteínas G que son necesarias para la diferenciación de tejidos inmaduros hacia otros de estirpe fibrosa, ósea y cartilaginosa; Kaliffa documentó este hecho al describir algunos casos en niños que presentaban simultáneamente condromatosis sinovial y fibrodisplasia osificante(2). El cuadro clínico suele ser de larga evolución y se manifiesta de forma insidiosa durante meses de evolución con escaso dolor y signos locales, hasta que aparece la clínica mecánica de limitación de movilidad, bloqueos y derrame articular. Se ven implicadas, sobre todo, las grandes Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, supl. 2, n.º 27, abril 2006 (39-43) La artroscopia en la osteocondromatosis sinovial de codo (141.000 con 80 % de PMN), con 4.800 hematíes y consumo de glucosa, proteínas altas y ausencia de cristales. También se tomaron cultivos. La radiografía de codo presentaba imágenes de cuerpos libres calcificados en ambas vertientes articulares. La ecografía evidenció la presencia de derrame articular y de cuerpos hiperecogénicos intraarticulares, así como reacción sinovial con imágenes ecogénicas en Figura 1. TAC donde se aprecian cuerpos libres intraarticulares. su interior, y orientaba el diagnóstico hacia una condromatosis sinovial de codo. articulaciones: rodilla, cadera, hombro, codo, Ante lo que sindrómicamente parecía una artobillo y muñecas en orden decreciente de fretritis séptica de codo, se ingresó al paciente y cuencia; rara vez, articulaciones menores como se le instauró tratamiento antibiótico empírico metacarpofalángicas, interfalángicas o tempo(clindamicina y amikacina) intravenoso. Duranromandibular. Asimismo, puede afectar a este su estancia en planta el enfermo mejoró clítructuras extraarticulares como la vaina tendinicamente tanto del cuadro febril como de la nosa y las bolsas serosas. funcionalidad articular, con recuperación de los Suele ser monoarticular (90 %), y se manifiesparámetros analíticos y resultado negativo del ta bien de forma primaria o primitiva (10 %) o cultivo. El enfermo fue dado de alta y se le sibien de forma secundaria a artrosis, traumatisguió en la consulta, donde se procedió a commos, osteocondritis, etc. (90 %). pletar el estudio realizando un TC (Figura 1), El tratamiento consiste en la exéresis de los que mostraba la presencia de cuerpos libres cuerpos libres más sinovectomía, pudiendo reaarticulares de naturaleza condral parcialmente lizarse por cirugía abierta o artroscópica. calcificados. Al cabo de dos meses sufre un nuevo cuaCaso clínico dro de dolor e impotencia funcional de codo izquierdo que precisa un nuevo ingreso. En la radiografía (Figura 2) se aprecia una masa calPaciente varón de 22 años que consulta por cuadro de dolor, inflamación y limitación funcional de codo izquierdo, mal estado general con fiebre de 39°. No había sufrido traumatismo previo ni directo ni indirecto, y refería haber tenido años atrás un cuadro similar pero más leve que le fue tratado con antibióticos y anti­inflamatorios orales. A la exploración presentaba dolor difuso en codo izquierdo con limitación importante de la movilidad (balance articular de unos 50°). La analítica mostraba leucocitosis con neutrofilia, y PCR, VSG y fibrinógeno altos. Figura 2. Rx preoperatoria a la izquierda donde se aprecia una masa calciLa artrocentesis realizada pre- ficada en ambas cámaras; a la derecha rx postoperatoria tras la resección s e n t ó u n a c e l u l a r i d a d a l t a artroscópica 40 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, supl. 2, n.º 27, abril 2006 F. Martínez Martínez, A.J. Lisón, J. Molina, M. Clavel-Sainz Figura 3. RMN con derrame articular y depósitos grumosos en ambas cámaras. cificada en cámara anterior y otra de menor tamaño en cámara posterior; en la RMN (Figura 3) se aprecia derrame articular moderado con depósitos grumosos mal definidos y de baja señal en receso articular anterior y vertiente radial de receso posterior, compatible con condromatosis sinovial primaria de codo. Se realizó una artroscopia de codo (Figura 4) con exéresis motorizada de los cuerpos libres y de la gran masa que se encontraba adherida a plano óseo en cámara anterior y artrolisis anterior; además, se procedió a la extracción de cuerpos libres en cámara posterior en su vertiente radial. Se tomó biopsia de la sinovial. El estudio anatomopatológico confirmó el diagnóstico de condromatosis sinovial con fragmentos condroides calcificados y sinovitis crónica. El posoperatorio fue satisfactorio y a las 72 horas comenzó la rehabilitación, que obtuvo a las 4 semanas tras la cirugía un balance articular completo hasta recuperar su actividad habitual a partir de las 6 semanas. En los controles posteriores no ha existido ninguna complicación y las radiografías de control practicadas han evidenciado la ausencia de cuerpos intraarticulares. DISCUSIÓN La osteocondromatosis es una entidad rara cuya etiopatogenia todavía se desconoce, aunque la teoría de la metaplasia sinovial es la más aceptada. Jaffe afirmaba que para diagnosticar la enfermedad debía existir cartílago metaplásico intrasinovial además de la presencia de cuerpos libres; este concepto varía a raíz de las publicaciones de Milgram(3), donde se indica que puede existir una condromatosis sinovial a pesar de no existir una membrana sinovial activa. Milgram describió tres fases: inicial, o activa, que sólo afecta a sinovial; transicional, o mixta, que es sinovial proliferativa y cuerpos libres en formación; y tardía, sin actividad sinovial y cuerpos libres osteocondrales. El ciclo evolutivo se desarrolla durante años. Histológicamente aparecen islotes cartilaginosos metaplásicos intrasinoviales, que incluyen sustancia fundamental de cartílago y celdillas de condrocitos que tienden a agruparse. Existen datos que permitirían diferenciar las formas primarias de las secundarias: las primarias muestran agrupación de los condrocitos y osificaciones tardías dispersas. Figura 4. Imagen artroscópica de la resección de la osteocondromatosis. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, supl. 2, n.º 27, abril 2006 41 La artroscopia en la osteocondromatosis sinovial de codo Los problemas de diagnóstico diferencial surgen ante procesos como osteocondritis disecante, fracturas osteofitarias en codos artrósicos, artritis sépticas, artritis reumatoide, artropatías microcristalinas, sinovitis vellonodular y otros tumores de la sinovial, etc. El diagnóstico suele ser tardío, y se obtiene por la clínica y mediante pruebas complementarias, siendo la de mayor rendimiento diagnóstico la RNM. Estos dos pilares, clínico (anamnesis y exploración) y radiológico, se deben reforzar siempre del estudio anatomopatológico, por la posibilidad de degeneración sarcomatosa de esta enfermedad(4). Raramente se produce la transformación sarcomatosa, siendo el lugar más frecuentemente afectado la rodilla, y las características histológicas que sugieren malignización son el aumento de la densidad celular, la desaparición de las celdillas, la magnitud y cantidad de anomalías citonucleares y el aspecto inmaduro de la sustancia fundamental condroide. A veces es difícil diferenciar la degeneración sarcomatosa de una condromatosis de un condrosarcoma primario. En el estudio radiológico el rendimiento de la radiología simple depende de parámetros como el número y tamaño de los nódulos cartilaginosos y su grado de osificación; la calcificación no siempre está presente, de forma que, en ocasiones, en la radiología son normales(5). También aporta información de patología articular asociada en las formas secundarias. Durante mucho tiempo fue la artrografía el estándar diagnóstico de elección apareciendo los cuerpos libres en negativo, y asociando a ésta la tomodensitometría se puede determinar el carácter pediculado o libre de los cuerpos extraños. La resonancia magnética en la condromatosis es muy útil ya que nos permite ver el engrosamiento sinovial y los cuerpos libres aunque no exista fenómeno de calcificación u osificación; muestra hiposeñal en las secuencias pondera- das en T1 e hiperseñal en las secuencias ponderadas en T2, por su naturaleza cartilaginosa. El tratamiento quirúrgico suele venir impuesto por la clínica y corresponder a estadios transicionales o tardíos de Milgram, y supone la exéresis de los cuerpos libres intraarticulares a cielo abierto o por vía artroscópica(6,7), asociando o no la sinovectomía; en este último aspecto, Ogilvie-Harris obtuvieron en un estudio comparativo de extracción de cuerpos libres en osteocondromatosis de rodilla con y sin sinovectomía por vía artroscópica menor tasa de recidivas cuando hacían sinovectomía(8). La recurrencia es frecuente, ya que incluso con cirugía abierta las series publicadas oscilan entre el 22 % y 50 %, siendo más bajas las cifras en articulaciones más accesibles como la rodilla, y si se ha practicado sinovectomía previa. En el codo produce episodios de dolor mecánico, derrames articulares, bloqueos e incluso puede llegar a producir compresión de nervios cubital, mediano e interóseo posterior(9,10) El caso clínico que presentamos debutó como una artritis séptica de codo, hecho que no hemos encontrado en la literatura. Nosotros apostamos por el papel de la artroscopia como un método eficaz y poco invasivo que permite acceder a las dos cámaras articulares y extraer cuerpos libres de hasta 1,2 cm; hemos asociado una sinovectomía parcial, pues es en esta membrana donde radica el problema, aunque existen autores que no lo consideran imprescindible y únicamente la asocian en caso de recidiva. Al igual que otros autores lo consideramos como el método de elección en la actualidad, ya que conlleva menor morbilidad posoperatoria y no limita futuras intervenciones. El grado de recuperación clínico-funcional y la posibilidad de recidivas por tratamiento insuficiente irán acordes con el grado de entrenamiento y habilidad del cirujano con esta técnica. En nuestro caso la evolución posquirúrgica fue satisfactoria, con una recuperación total y sin recidiva tras 26 meses de evolución. 42 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, supl. 2, n.º 27, abril 2006 F. Martínez Martínez, A.J. Lisón, J. Molina, M. Clavel-Sainz BIBLIOGRAFÍA 1 Kay PR, Freemont AJ, Davies DR. The etiolohy of multiple loose bodies. J Bone Joint Surg 1989; 71B: 501-4. 2Kalifa G, Adamsbaum C, JobDesvelande C. Fibrodysplasia ossificans progressiva and synovial chondromatosis. Pediatr Radiol 1993; 23 (2): 91-103. 3 Milgram JW. Synovial osteochondromatosis: a hystopathological study of thirty cases. J Bone Joint Surg 1977; 59A: 792-801. 4Milgram JW, Addison RG. Synovial osteochondromatosis of the knee. Chondromatous recur- rence with possible chondrosarcomtous degeneration. 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La AEA dispone de una página web en la que podrá encontrar toda la información sobre las actividades de la Asociación, casos clínicos, direcciones de interés, congresos, cursos, publicaciones, etc. La dirección es: www.aeartroscopia.com Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, supl. 2, n.º 27, abril 2006 43 Entrevista “Que así sea. Amén.” Por José Achalandabaso Conozco a Fernando Idoate desde hace años, pero la primera vez que me acerqué a charlar con él fue tras haberle escuchado en una ponencia en la que descubrí ¡por fin! a un radiólogo que hablaba nuestro mismo lenguaje y que transmitía un docente entusiasmo por las técnicas de imagen, muy especialmente del hombro. Así, cuando le propuse hacer una entrevista sobre el diagnóstico por imagen de las roturas del manguito rotador, aceptó encantado. De modo que nos sentamos en el servicio de Radiología de la Clínica San Miguel de Pamplona para ir, charla que te charla, desgranando el tema. Hablamos del hombro, del manguito…; pero, sobre todo, hablamos de la vida, mientras yo iba descubriendo a un Fernando Idoate enamorado de su profesión y tercamente decidido a luchar contra la mediocridad, la burocracia y la pertinaz caspa que envuelve las relaciones entre clínicos y radiólogos. Y conversamos acerca del desencanto profesional que impide a muchos colegas echarse sobre las espaldas los problemas de los pacientes, acerca de los que tocan el problema sin mancharse el dedo… Al final resultó la siguiente conversación, que espero os fascine y oriente como a mí. Os dejo con Fernando. Fernando Idoate (Pamplona, 1966) JA: Claro, lo que en realidad nos gustaría a los cirujanos ortopédicos es enviar al paciente sin tener que tomar la decisión de los estudios a realizar; por ejemplo, solicitar: “Ruego estudio de imagen de posible rotura del manguito rotador”. El radiólogo debería hacer las exploraciones que considere convenientes. FI: Claro: lo ideal sería que el paciente llegase con un diagnóstico de presunción o la descripción de una situación clínica (y, por tanto, de una pregunta para el radiólogo) y que el radiólogo decidiera la técnica; pero eso plantearía numerosos problemas económicos y de gestión de difícil solución; vamos, que es imposible desde el punto de vista práctico, al menos en mi entorno. Lo que sí puede hacerse –y, de hecho, hacemos– es pactar con los ci44 rujanos ortopédicos protocolos de actuación. Por ejemplo, en la inestabilidad de hombro acordamos una serie radiológica –la RM convencional– y, si lo consideramos, convertimos la RM en artro-RM. De esta forma, los radiólogos podríamos tener a la vez una mayor sensación de participación en el proceso diagnóstico y las manos libres para obtener la máxima información del caso. JA: Da a veces la impresión de que el radiólogo no tiene más contacto con el paciente que sus imágenes. ¿No habría que cambiar esto? FI: Sería deseable recibir y valorar a cada paciente, pero es muy difícil. Los protocolos de pruebas por patologías nos ayudan mucho. Pero sí, muchas veces nos vemos frente a un montón de imágenes con Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 (44-49) J. Achalanbadaso muy poca información clínica. Es un problema porque a veces al paciente no lo estás viendo cuando redactas el informe, o te faltan las exploraciones previas y no puedes llegar a conclusiones. En cualquier caso, debes intentar analizar en lo posible la información de que dispones y no descargar en otra prueba diagnóstica la obtención del diagnóstico. Si haces una ecografía, debes sacar todos los datos que pueda dar esa ecografía, en lugar de descargarte en otra prueba –RM, artro-RM, artroscopia, etc.– la responsabilidad diag- Hay un mito: ”Si me mandan pruebas es porque lo hago bien”, ¡y es mentira! […] porque la experiencia no es el número de veces que has hecho una prueba. Cuando hablamos de experiencia, debemos hablar de experiencia ‘contrastada’, que sólo se obtiene cuando uno revisa los hallazgos artroscópicos o mantiene contacto permanente con el cirujano. nóstica. Yo creo que debes actuar como si esa prueba fuera la única o la más importante de que dispones; luego ya realizarás verbalmente, si lo crees oportuno, otras recomendaciones. JA: Es que se echa mucho de menos que los radiólogos no te llamen para charlar contigo del caso, preguntarte algo o dar alguna recomendación. FI: Eso es absolutamente fundamental, y no hay excusa posible porque todos tenemos el teléfono al lado, el radiólogo y el cirujano. Yo intento llamar cada vez que lo necesito, pero no siempre lo consigo y recibo menos llamadas de los ciruCuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 janos de las que me gustaría; y es imposible que mis informes no susciten una reflexión, una duda, una discrepancia o un comentario. Los radiólogos necesitamos saber si nuestras apreciaciones son correctas o no y echamos mucho de menos la llamada del cirujano. Tú puedes pasarte la vida haciendo ecografías o resonancias de hombro sin saber si tus juicios diagnósticos son correctos o no. Hay un mito: ”Si me mandan pruebas es porque lo hago bien”, ¡y es mentira! Muchas exploraciones te las mandan por cuestiones legales, por quitarse al paciente de encima, porque lo haces rápido o más barato, por la presión de la mutua… y no siempre porque lo haces bien –¡si muchas veces el cirujano no sabe exactamente quién le va a hacer la prueba!…–; es difícil formarse y adquirir experiencia porque la experiencia no es el número de veces que has hecho una prueba. Cuando hablamos de experiencia, debemos hablar de experiencia contrastada, que sólo se obtiene cuando uno revisa los hallazgos artroscópicos o mantiene contacto permanente con el cirujano. Pero, bueno, los radiólogos tenemos afortunadamente las maravillosas imágenes de los libros y datos estadísticos de series contrastadas describiendo la fiabilidad de nuestras técnicas. Yo tengo que tener imágenes como ésas y acercarme a esos datos de sensibilidad y especificidad; y si no lo consigo es que no estoy llegando al nivel que quiero y que razonablemente se me puede exigir. JA: Parece que la máquina lo hace todo. Metemos al paciente en el tubo, encendemos el botón y empiezan a salir los datos, los análisis de los datos y las variaciones estadísticas de los análisis de los datos…: ¿una medicina sin médicos? FI: Al contrario: cuanto más datos dan, más difícil y compleja es su interpretación. Además, la máquina ofrece tal número de posibilidades, que es imprescindible que el profesional decida entre ellas. Es fundamental tener siempre el mismo personal que manipule las máquinas, y no siempre los responsables de la gestión lo entienden. 45 Entrevista. Fernando Idoate Otro aspecto fundamental es que los primeros datos que te da la prueba te sitúe y marque el resto de la misma realizando otras proyecciones no rutinarias. Por eso es tan importante la presencia del radiólogo durante la prueba para poder tomar ese tipo de decisiones. JA: La ecografía ha supuesto un gran avance en el hombro, ¿no? FI: Desde luego, lo tiene todo: es buena, bonita y barata. No radia, no molesta, no duele, puede ser dinámica y permite explorar al paciente en las posturas dolorosas. También es de mucha utilidad en la punción guiada para infiltraciones, punción de bursitis, toma de muestras o extirpación de calcificaciones. De todas formas, también es cierto que un ecógrafo de hace cinco años no es igual que un ecógrafo de última generación; y es que la capacidad de dar información de una estructura de 1 mm (resolución espacial) depende del hardware del equipo: no es lo mismo un transductor lineal de 64 canales que uno matricial de 1.200 canales. Otra cosa muy importante es la experiencia del radiólogo, ya que es una prueba muy operador-dependiente. No hay ningún patrón establecido que diga cómo tienes que hacer una fotografía de una eco. Cada uno selecciona las que quiere, de forma que las imágenes de ecografía una vez impresas son de muy difícil interpretación y no admiten segundas opiniones, así que es imprescindible que el cirujano confíe en el operador que hace la prueba porque, si no, no podrá tener confianza en tomar la decisión acertada. JA: Parecería lógico pensar que la ecografía es la exploración esencial y suficiente en el estudio del manguito rotador, ¿no? FI: Si lo único que te interesa es saber si hay una rotura parcial o completa del maguito rotador, probablemente es suficiente. También el diagnóstico ecográfico de rotura masiva es absolutamente consistente; pero si quieres más datos –como la presencia y grado de degeneración grasa, información de los bordes de la rotura, le46 siones en doble hoja, roturas parciales– y, sobre todo, en la investigación clínica, la ecografía es insuficiente y es necesaria la RM o artro-RM para obtener toda la información que la imagen nos pueda ofrecer. JA: La degeneración grasa existe y supone un factor pronóstico importante. ¿Es posible cuantificarla para conocer mejor su comportamiento clínico? FI: Hasta ahora era muy difícil, pero ahora tenemos herramientas que permiten cuantificar de forma semiautomática volúmenes anatómicos seleccionando (segmentando la imagen) músculo y grasa, y están apareciendo series bibliográficas que intentan validar su utilidad. JA: O sea, que ante la sospecha de patología subacromial con afectación del tendón las pruebas iniciales recomendadas serían la radiología y la ecografía. FI: Un estudio radiológico que incluya PA, axial y proyección subacromial es imprescindible. Quiero remarcar que la PA tiene que ser una auténtica PA de la articulación glenohumeral y que debemos rechazar las malas proyecciones así como explicar a los técnicos cómo queremos la proyección. Muchas veces se evitarían miles de proyecciones erróneas con sólo cinco minutos de charla entre el cirujano y el radiólogo. La radiología debe ser completada, como mínimo, con un estudio ecográfico; si no, la valoración del tendón va a ser insuficiente. A la vista de los resultados, el cirujano decidirá si es suficiente o si precisa otras exploraciones complementarias. JA: En tu opinión, ¿cuándo debe el cirujano, a la vista de los resultados, decidir la realización de una artro-RM? FI: Ya lo hemos comentado, cuando, por el interés del caso, quiera datos para un estudio sobre los resultados. Desde mi punto de vista, también es muy importante en las roturas parciales de la superficie articular, en la lesión tipo PASTA y, en general, en todos los casos en que a la lesión del manguito se asocie patología glenoCuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 J. Achalanbadaso humeral como SLAP y otras, y también en la valoración del manguito posquirúrgico. La ecografía es una exploración insuficiente en la patología de la articulación glenohumeral. JA: En muchos centros, desgraciadamente, no se realizan artro-RM y el clínico debe optar entre ecografía o RM para el la patología tendinosa de hombro. ¿Cuál elegimos? FI: Si hablamos exclusivamente de la rotura –es decir, rotura sí/rotura no–, la precisión es equivalente (exceptuando las roturas incompletas de la cara articular, que son peor valoradas con la ecografía, algo mejor con la RM). Hombre, en general la RM da más datos; pero, sobre todo, da al cirujano una visión anatómica de lo que tiene que operar. Al final, el clínico tiene […] en algunos informes hay demasiados datos que sólo sirven para confundir y que son irrelevantes; a veces abusamos de términos técnicos en frases descriptivas (como, por ejemplo, “hiperseñal en T2”, “isointenso en T1”, etc.). En muchas ocasiones se trata de argucias que lo que yo creo que hacen es enmascarar el miedo a la responsabilidad diagnóstica. que decidir valorando los resultados que su entorno radiológico le aporta (y su relación calidad-precio, claro está). Vosotros sois los que necesitáis la información y debéis pedir –exigir– una prueba en función de qué datos necesitáis (sólo integridad de manguito, o también estado del labrum, o qué grado de distensión capsular es posible, etc…). Es preocupante el poco número de arCuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 tro‑RM que se solicitan, y para los pocos centros que las hacen parece que hay poca demanda y pocas ganas de hacerlas. Tenemos un problema de éxito laboral; tenemos tan alta demanda y el número de exploraciones va creciendo de tal manera, que al final te vuelves cómodo y, como te piden que hagas exclusivamente RM, no quieres exploraciones complejas que te lleven mucho tiempo y que sean caras; y al final los cirujanos no piden las pruebas y el radiólogo se vuelve comodón, no está interesado en hacerlas. Además, cuando no tiene hábito de hacerlas de forma rutinaria no se le da demasiada información y se desanima con facilidad: es el caso de las artro‑RM o el artro‑TAC, que debieran ser exploraciones accesibles en la rutina diagnóstica de la patología de hombro. JA: Vamos con otro tema espinoso: los informes del radiólogo, que son muchas veces el único informe que ha leído el paciente o el médico de cabecera y, por lo tanto, la única información que tienen. A veces, lo que ponéis en los informes es como el oráculo de los dioses y el hombro no se luxa hasta que la RM no lo confirma. Y no todas las RM ni todos los radiólogos tienen la misma calidad. ¿No sería mejor utilizar un lenguaje más…, no sé como decirlo…, ambiguo? Algo así como dentro de las limitaciones de la técnica, a valorar con los datos clínicos… FI: Sí, en parte tienes razón. Nosotros tenemos también que recoger en el informe las dificultades técnicas o de cualquier tipo, bien porque el paciente se mueve o no cabe en el tubo, o el equipo tiene problemas que pueden afectar a la calidad de las imágenes. Ha habido debate en la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) acerca de cómo debe ser el informe radiológico, con recomendaciones muy concretas, como que evitemos los informes milimétricos y las prosas cervantinas. Debe describir lo que ve, pero en algunos informes hay demasiados datos que sólo sirven para confundir y que son irrelevantes; a veces abusamos de términos técnicos en frases descripti47 Entrevista. Fernando Idoate vas (como, por ejemplo, “hiperseñal en T2”, “isointenso en T1”, etc.). En muchas ocasiones se trata de argucias que lo que yo creo que hacen es enmascarar el miedo a la responsabilidad diagnóstica. Lo mismo sucede cuando el radiólogo sugiere 25 posibilidades diagnósticas que no puede descartar, para terminar recomendando otra prueba complementaria asociada. Eso no le sirve a nadie, y tiene su origen frecuentemente en el mismo miedo a tomar la decisión. Y no debe ser así; uno tiene que asumir la responsabili- […] lo fundamental [es] la pregunta del clínico, lo que quiere saber con esa prueba. Cuanto más concreta y razonada sea la pregunta, más precisa será la respuesta. Si la pregunta es: “Ruego RM por gonalgia”, la respuesta puede ser ambigua, ya que no podemos relacionar hallazgos anormales con la sintomatología (fuente habitual de conflicto) […] dad diagnóstica aunque le cueste veinte horas estudiando y alguna noche de insomnio (y asumir la posibilidad del error). Por eso, el informe debe obviar esas descripciones técnicas para describir de forma comprensible lo que ve y terminar con un juicio diagnóstico que va destinado a responder lo que pregunta el clínico. Y eso es lo fundamental: la pregunta del clínico, lo que quiere saber con esa prueba. Cuanto más concreta y razonada sea la pregunta, más precisa será la respuesta. Si la pregunta es: “Ruego RM por gonalgia”, la respuesta puede ser ambigua, ya que no podemos relacionar hallazgos anormales con la sintomatología (fuente habitual de conflicto); pero, si es más pre48 cisa (por ejemplo: valoración de sinovitis crónica de tal y tal característica), uno responde mejor, sin perderse en un cruzado un poco ancho o en un repliegue sinovial. Uno va directo a la sinovitis y a sus causas, y hace un informe que, seguro, va ayudar al clínico. Debemos expresar el grado de seguridad que tenemos en los datos que le estamos ofreciendo. Lo que tenemos que hacer nosotros es intentar ayudar al clínico, no a confundirlo, porque al final él tiene que juntar todos los datos y decidir el tratamiento. Y quisiera añadir que la utilización de técnicas de imagen como cribado de patología sin una exploración clínica adecuada habitualmente lleva a la frustración tanto del cirujano como del radiólogo (sobreutilización de la RM en el “dolor de hombro”). JA: ¿Te parecería razonable que los clínicos eligiéramos centro diagnóstico o al radiólogo que nos haga las pruebas? Ya sabes que muchas veces –por costumbres del centro, por imposición de la compañía aseguradora o por cualquier otra razón– se termina desviando al paciente a otros centros concertados por causas casi siempre más cercanas al precio que a la calidad. ¿No te parece que algunos gerentes están más pendientes del resultado económico que de la calidad? FI: La confianza es fundamental. El clínico debe elegir y, cuando encuentra un servicio de su confianza, debe mantenerse fiel y buscar ese radiólogo-amigo que forma parte de su equipo y que hable en su mismo lenguaje, maneje los mismos conceptos. Esas relaciones que mantengo con muchos cirujanos desde hace años son el mejor programa docente para cualquier especialista. Respecto al segundo tema, no tengo ninguna duda de que los radiólogos tenemos que estar en la gestión y deberíamos asociarnos para realizar centros de diagnóstico gestionados por nosotros; y, además, creo que es la manera como vamos a trabajar en el futuro: grupos de radiólogos con experiencia en varias áreas Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 J. Achalanbadaso y trabajando en equipo. Y es que en el mundo del diagnóstico por la imagen es imposible abarcarlo todo con garantía (en radiología se impone actualmente la dedicación por áreas-sistemas en los servicios grandes). A veces, los gerentes contratan con las aseguradoras “paquetes de pruebas” para realizar exploraciones vasculares, neurológicas, abdominales, técnicas invasivas etc., sin consultar previamente con el profesional, o bien el radiólogo las acepta sin la suficiente garantía de formación. Aun teniendo en cuenta que la radiología, al igual que la mayoría de la práctica médica actual, se realiza en un ámbito de variabilidad clínica que no nos permite comparar con fiabilidad resultados, técnicas, etc., me sigue sorprendiendo que los propios gestores y muchos especialistas no propulsemos el establecimiento de indicadores básicos de calidad en nuestra práctica diaria. Porque a la mayoría nos gustaría saber qué y para qué hacemos nuestro trabajo, y si realmente todo esto tiene impacto en la salud y calidad de vida de los pacientes. JA: ¿Qué nos espera en el futuro? FI: En la radiología actual estamos sometidos a la aparición de desarrollos y novedades tecnológicas a velocidades difíciles, en ocasiones, de digerir (me refiero tanto a conocimiento de las nuevas técnicas como de su aplicación responsable); en el caso de la ortopedia nos estamos beneficiando de la introducción, fundamentalmente, del TAC multicorona y de equipos de RM con secuencias rápidas de alta resolución espacial, secuencias que aportan información funcional (difusión, perfusión), bobinas phase-array, espectroscopia (información bioquímica) e, incluso, equipos abiertos que permiten realizar estudios (básicos) dinámicos. Y las telecomunicaciones ya están derribando fronteras y tendiendo puentes magníficos. Todos estos desarrollos, si somos capaces de asimilarlos y aplicarlos adecuadamente, nos van a dar la posibilidad de ofrecer diagnósticos mucho más precisos, de presentar imágenes anatómicas espectaculares; podremos cuantificar hallazgos y, además, aportar técnicas de investigación clínica excelentes… Creo que el futuro que nos aguarda es ilusionante. Lecturas recomendadas 1 Bradley MP et al. Overutilization of shoulder magnetic resonance imaging as a diagnostic screening tool in patients with chronic shoulder pain. J Shoulder Elbow Surg 2005; 14: 233-7. 2Dalla Palma L, et al. Relationships between radiologists and clinicians: results from 3 surveys. Clinical Radiology 2000; 55: 602‑5. 3Jost B, Gerber C. What the surgeon would like to know for MR imaging. Magn Reson Imaging Clin N Am 2004; 12: 161-8. 4 Kassarjian A, Bencardino JT, Palmer WE. MR imaging of the rotator cuff. Magn Reson Imaging Clin N Am 2004; 12: 39‑60. 5 Meister K. MR arthrography of partial thickness tears of the undersurface of the rotator cuff: an arthroscopic correlation. Skeletal Radiol 2004; 33: 136-41. Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006 6Mohana-Borges AV. MRI and MR-arthrography of the postoperative shoulder: spectrum of normal and abnormal findings. Radiographics 2004; 24: 68. 7 Pfirrmann CA. Assessment of fat content in supraspinatus muscle with proton MR spectroscopy in asymptomatic volunteers and patients with supraspinatus tendon lesions. Radiology 2004; 232: 709-15. 8Strobel K, Hodler J, Meyer DC, Pfirrmann CW, Pirkl C, Zanetti M. Fatty atrophy of supraspinatus and infraspinatus muscles: accuracy of US. Radiology 2005; 237: 584‑9. 9Waldt S, Burkart A, Imhoff AB, Bruegel M, Rummeny EJ, Woertler K. Anterior shoulder instability: accuracy of MR arthrography in the classification of anteroinferior labroligamentous injuries. Radiology 2005; 237: 578-83. 49 Agenda 25 ANNUAL MEETING OF THE ARTHROSCOPY ASSOCIATION OF NORTH AMERICA 18-21 de mayo de 2006 Westin Diplomat Resort & SPA. Hollywood (FL, Estados Unidos). Para más información: www.aana.org 32th ANNUAL MEETING OF THE JAPAN ARTHROSCOPY ASSOCIATION 8-10 de junio de 2006. Okinawa (Japón). Para más información: www.jossm.gr.jp/joskas2006 23 ANNUAL MEETING. SAN DIEGO SHOULDER ARTHROSCOPY, ARTHROPLASTY AND FRACTURES UPDATE 2006 21-24 de junio de 2006 Hyatt Regency. La Jolla (CA, Estados Unidos). Secretaría: Rebeca Quirino ([email protected]) 20 CONGRESS OF THE EUROPEAN SOCIETY FOR SURGERY OF THE SHOULDER AND ELBOW 20-23 de septiembre de 2006. Atenas (Grecia) Para más información: www.secec.org Índice de anunciantes LABORATORIO PRODUCTO PÁGINA XCEL™, Gleniod Anchor, Bio Zip™ 2 GLIDER™ 4 SutureBridge™ 26-27 Bioibérica Hyalgan® 51 Linvatec Spectrum® Contraportada Stryker Smith & Nephew Arthrex Redacción y publicidad: Acción Médica c/ Fernández de la Hoz, 61, entreplanta. 28003 MADRID. Tfno.: 91 536 08 14 • Fax: 91 536 06 07 E-mail: [email protected] Dirección general: Javier Baglietto Redactora jefe: Celerina Ramírez Redacción: Mamen Gómez, Daniel Dorrego, Rosana Jiménez, Francisco García, Felipe Contreras c/ Balcells, 21-25, bajos, oficina 1. 08024 BARCELONA Director de arte: Domingo Roldán c/ Luis Montoto, 95, 2º A. 41018 SEVILLA Diseño y maquetación: Nuria Martínez, Agustín Sánchez Dep. legal: M-21.670-2006 • SV: 93036 • ISSN: 1134-7872 Secretaria de redacción: Carmen González 50 Cuadernos de Artroscopia. Vol. 13, fasc. 1, n.º 27, abril 2006