hecho a mano en la india: las destrezas del trabajo

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HECHO A MANO EN LA INDIA:
LAS DESTREZAS DEL TRABAJO ARTESANAL
TRADICIONAL EN UN MUNDO
CAMBIANTE
Maureen Liebl y Tirthankar Roy
En un mundo cada vez más mecanizado, cada vez más homogeneizado y expuesto casi por
completo al escrutinio de Internet, resulta lógico suponer que aquello que es único,
individual y culturalmente resonante poco a poco irá adquiriendo mayor brillo y atractivo.
De hecho, en un simposio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO) se concluyó que “las industrias de la imaginación, del
contenido, del conocimiento, de la innovación y de la creación serán claramente las
industrias del futuro […] También son importantes factores que contribuyen al empleo y al
crecimiento económico” (UNESCO, 1999).
Intentemos explicarles esto a los tejedores de Andhra Pradesh. Hace poco, en tan sólo un
mes, cuatro artesanos tradicionales expertos y talentosos de ese estado del sur de la India
murieron de inanición y dos más se suicidaron (Gopinath Reddy, 2002). Se sumaron así a
los otros tantos que se han quitado la vida en los últimos años y a los innumerables miles
que aún no fueron empujados a ese acto de máxima desesperación, pero cuyas vidas de
todas maneras se vieron devastadas por la ruina financiera y la desesperanza de un mundo
en el que sus habilidades y su conocimiento, alguna vez valorados y respetados, pasaron a
ser superfluos.
Sus historias son crueles y trágicas. “Mi esposo les rogó a los maestros tejedores que le
dieran trabajo”, cuenta una de las viudas. “Pero no pudieron ayudarnos y se suicidó”. Otro
de los tejedores se rindió cuando el último de una larga lista de acreedores le exigió que le
pagara. “Fue la gota que colmó el vaso”, comenta uno de sus vecinos. “No pudo más con su
vida y dejó a su esposa y a sus hijos en la miseria”. Otro se ahorcó el día después de una
festividad importante, durante la cual su familia no tuvo nada para comer (Gopinath Reddy,
2002).
“Handmade in India: Preliminary Analysis of Crafts Producers and Crafts Production in India; Issues,
Initiatives, Interventions” es el título de un informe cuya elaboración fue encargada a los autores de este
capítulo por el Policy Sciences Center, Inc., bajo la dirección de Frank W. Penna, en 1999. El estudio y el
informe fueron financiados por el Servicio de Fondos para el Desarrollo del Banco Mundial con el objetivo de
que ofrecieran un análisis del sector de las artesanías de la India que el Banco Mundial pudiera utilizar para
planificar futuros programas de préstamos. El informe completo se presentó en un taller organizado por el
Banco en Washington, D. C., en enero de 2001. Gran parte de la información brindada en el presente capítulo
es cita de dicho informe o se basa en él. El texto completo del informe y las transcripciones de las sesiones del
taller pueden consultarse en lnweb18.worldbank.org/essd/essd.nsf/Culture/CW-Agenda
Los tejedores de Andhra Pradesh representan el ejemplo más extremo de lo que puede
suceder cuando las personas que tienen conocimientos tradicionales se dan cuenta de que
sus habilidades especiales ya no son económicamente viables. Se estima que el número de
fabricantes de artesanías de la India supera los ocho millones, como mínimo. De hecho,
relativamente muy pocos de ellos fueron llevados al suicidio. No obstante, la gran mayoría
debe luchar para, a duras penas, llevar una vida precaria y padecen la pobreza, la falta de
servicios de asistencia social, el analfabetismo, la explotación por parte de los
intermediarios y una posición extremadamente baja en la escala social.
Paradójicamente, son los productos de estos artesanos, que tienen tantas dificultades, los
que mantienen las exportaciones y los mercados nacionales en rápido crecimiento: las
primeras se estiman en cerca de US$2.000 millones en el año 2000; los últimos, en
alrededor de US$1.000 millones durante el mismo período (ver Cuadro 2.1). No se sabe
cuál es la magnitud de los mercados que sacan provecho de las copias de sus productos
fabricadas en masa en China y el sudeste asiático. Lo que sí se sabe es que es considerable.
CUADRO 2.1 Artesanías de la India: Estadísticas básicas
1994-95
2000-2001 (estimación)
Número de empleados
8,3 millones
8,6 millones
Valor de producción
US$4.600 millones
US$6.100 millones
Ingresos
Exportaciones
US$2.500 millones
US$1.300-US$2.000 millones
US$3.300 millones
US$1.900-US$2.400 millones
19,7
5,7
n.d.
n.d.
Como porcentaje de fabricación
Empleo
Ingresos
n.d.: No disponible.
Fuente: National Sample Survey Organisation, Encuesta de industrias no sindicalizadas (Visitas 45 y 51),
1989-90 y 1994-5, Nueva Delhi, India.
Nota: Las cifras del período 2000-2001 están calculadas sobre la presunción de una tasa de crecimiento
constante de la demanda interna y la relación producción-trabajador real constante durante la década de 1990.
En la India, las artesanías constituyen una de las principales industrias de “la imaginación”,
así como de las destrezas y los conocimientos tradicionales. Las innumerables tradiciones y
las habilidades artesanales vivas de la India son recursos excepcionales e irreemplazables.
Por lo general, se considera que son vínculos vivos con el pasado y una forma de preservar
el significado cultural para el futuro. Tanto dentro como fuera de la India, una gran
cantidad de entendidos colecciona con avidez muestras de estilos de artesanías específicos.
Además, se han escrito numerosos tratados académicos así como enormes y caros libros
ilustrados sobre diversas formas de trabajo artesanal.
Los productos textiles de la India hechos a mano pueden verse en las pasarelas de París; las
joyas indias artesanales se venden en las mejores tiendas de Nueva York, y las alfombras
indias hechas a mano cubren algunos de los pisos más elegantes del mundo. Los hombres y
las mujeres que fabrican esos productos suelen aprender su arte como una profesión
hereditaria que les enseñan desde la infancia. Algunas destrezas son tan complejas y
especializadas (como las joyas thewa de filigrana de oro sobre cristal o la trituración de
minerales y piedras del lugar para obtener pigmentos) que el proceso de elaboración es un
secreto que aún guarda celosamente un pequeño número de familias. Otras habilidades
adquieren su brillo individual mediante el aprendizaje y la práctica permanentes. Algunas
son especialidades regionales, cuyas técnicas, motivos y materiales permiten identificarlas
de inmediato; otras se encuentran, con ciertas variantes, en toda la India. Sin embargo, lo
que tienen en común las miles de expresiones artesanales, hermosas y singulares, es que los
tejedores, alfareros, talladores, pintores, bordadores, orfebres y demás artesanos que crean
tanta belleza con destrezas y conocimientos consumados cosechan sólo unos pocos frutos
de su labor.
Uno de los grandes desafíos consiste en proteger y preservar esas destrezas y
conocimientos; un reto aún mayor es garantizar que las personas que los poseen puedan
ganarse la vida con ellos. Por supuesto, se debe lograr este último para conseguir el primero.
Argumentos a
tradicionales
favor
de
la
protección
de
las
habilidades
artesanales
En el marco de cualquier debate sobre la manera de proteger a los herederos de los
conocimientos y las destrezas tradicionales, hay una cuestión que no puede dejar de
abordarse: ¿deberían preservarse las tradiciones y los conocimientos especializados que ya
no son naturalmente viables? Todos los conocimientos tradicionales se desarrollaron en un
contexto en el cual eran intrínsecamente factibles. A medida que se desarrolla la natural
evolución de las sociedades, no es posible, ni deseable, preservar cada uno de los
fragmentos del pasado. No obstante, hay algunos conocimientos y destrezas que, desde
luego, vale la pena preservar. Éstos incluirían, como mínimo, los que representan un
recurso precioso, ya sea en virtud de su belleza intrínseca, su significado cultural o su valor
como base del conocimiento, así como aquellos que tal vez aún no hayan alcanzado su
potencial para generar ingresos viables y preservar estilos de vida tradicionales.
El trabajo artesanal constituye una categoría especial del conocimiento tradicional, y
muchas formas de artesanías de la India se hallan alcanzadas por las dos categorías
mencionadas anteriormente. La belleza intrínseca de las tradiciones artesanales de la India
es evidente aun para el observador ocasional, y su significado y resonancia culturales
resultan inmediatamente obvios incluso para quienes tienen un mínimo contacto con la
historia y la sociedad de la India. No obstante, sólo de un tiempo a esta parte comenzó a
apreciarse todo el potencial del papel que estas tradiciones pueden desempeñar en el
proceso de desarrollo y, específicamente, en la generación de ingresos.
En un contexto global, el Centro de Comercio Internacional (CCI) señala que el apoyo al
trabajo artesanal ha “pasado a ser imprescindible en el camino hacia la reducción de la
pobreza y la protección del medio ambiente, dos temas actuales e imperiosos que
preocupan a todo el mundo” (CCI, 1999). El creciente interés que despierta la función que
puede desempeñar el trabajo artesanal en el proceso de desarrollo también ha conducido a
una mayor participación en esta área de un gran número de organismos y organizaciones
internacionales, entre los que se incluyen el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la
Organización Internacional del Trabajo (OIT), la UNESCO, la Organización de las
Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), la Organización Mundial de la
Propiedad Intelectual (OMPI) y otros. El Banco Mundial también ha comenzado a
manifestar un nuevo interés en el potencial que tienen las industrias culturales para el
proceso de desarrollo. En el prólogo del catálogo de una exposición del Banco Mundial,
Culture and Development at the Millenium, el presidente del Banco, James D. Wolfensohn,
señaló que muchas personas de países en desarrollo “se sienten cada vez más impotentes
frente a las enormes fuerzas del cambio global” (Wolfensohn, 1998). En efecto, con esas
pocas palabras reflejó de manera acertada la situación en la que se encuentra la mayoría de
los productores artesanales de la India.
El trabajo artesanal tiene un potencial extraordinario en cuanto a la generación de empleo y
la paliación de la pobreza en la India. Las artesanías constituyen un medio de vida, si bien
modesto, para grandes cantidades de pobres de la India, sobre todo para los que habitan en
zonas rurales. Los productores de artesanías suelen aplicar habilidades y complejos
sistemas de conocimientos que han evolucionado a lo largo de prolongados períodos. A
pesar de que los productos se “globalizan” (y llegan a clientes de lugares cada vez más
lejanos a través de sofisticados sistemas de comercialización), las destrezas y los sistemas
de conocimiento siguen siendo en buena parte informales, aún carecen de una protección y
una documentación adecuadas, todavía se encuentran en inferioridad de condiciones
sociales y culturales y continúan teniendo una adaptación imperfecta. A raíz de esto, el
rendimiento económico de las habilidades permanece bajo y los mercados siguen siendo
pequeños e inestables. Los puntos débiles de la producción artesanal limitan la calidad de
los bienes, la innovación, la sustentabilidad de las destrezas y su transferencia entre
generaciones, la integración de los conocimientos tradicionales en el sector estructurado de
la economía y el desarrollo de vínculos entre las tradiciones locales y el mercado mundial.
Todo esto incide en las perspectivas del mercado en el largo plazo.
Las industrias de las artesanías constituyen un importante sector de la economía india y
contribuyen considerablemente a la renta industrial, al empleo y a las exportaciones, cada
vez en mayor medida. Asimismo, la naturaleza rural y de tiempo parcial de gran parte de la
actividad artesanal complementa el estilo de vida de muchos artesanos, proporciona un
ingreso adicional para los trabajadores agrícolas de temporada y un ingreso parcial para las
mujeres y brinda a los artesanos los medios para permanecer en sus pueblos tradicionales,
donde las oportunidades de empleo alternativo son limitadas. Son muchos los artesanos que
expresan su deseo ferviente de continuar con su profesión tradicional. Si bien un gran
número de ellos son sumamente talentosos y altamente calificados en su especialidad, en su
mayoría recibieron poca educación o son analfabetos y provienen de grupos de castas de
baja posición social. Por lo tanto, en la mayoría de los casos la reeducación profesional no
es una opción factible. Según parece, la manera más viable de mejorar sus vidas sería
potenciar al máximo la alta base de destrezas que ya poseen.
Las artesanías de la India disponen de un mercado bien definido. Sin embargo, si los
productores artesanales continúan cosechando tan pocas retribuciones por parte de ese
mercado, será cada vez mayor el número de personas que abandonará estas profesiones
tradicionales para dedicarse a otro tipo de empleo y, a la larga, las destrezas y los
conocimientos se perderán.
La paradoja y los problemas: El cambio de las pautas del mercado y las
restricciones de la oferta
La situación paradójica de los talentosos artesanos que viven en la pobreza constante
mientras sus productos sostienen un comercio de exportación floreciente es el resultado de
los problemas complejos, diversos y dominantes que afectan el sector de las artesanías en la
India. Algunos de esos problemas se relacionan con el contexto cambiante del consumo;
otros, con los problemas sociales y económicos de las comunidades de artesanos, y otros,
con las características básicas del sector del trabajo artesanal, que es vasto, disperso a través
de toda la India y completamente desorganizado.
Es indudable el hecho de que el productor artesanal tiene una participación mínima en el
mercado cada vez más próspero de las exportaciones. Resulta imposible determinar el
porcentaje exacto de ingresos que le corresponde al artesano; dicha información está
celosamente guardada por los numerosos niveles de intermediarios y revendedores por
cuyas manos debe pasar el producto. El estudio de un caso particular (véase el Apéndice)
sobre la relación entre el precio del artesano y el precio minorista final en Jodhpur tal vez
sea esclarecedor en este sentido.
La mayoría de los artesanos de la India padecen graves limitaciones para acceder a nuevos
mercados viables y comprenderlos, así como para adaptar sus productos a ellos. Además,
deben enfrentarse con el hecho de que los mismos mercados se encuentran en un estado de
transición.
El cambio de las pautas del mercado
Durante milenios ha existido un activo mercado internacional para las artesanías indias. En
particular, las tradiciones textiles de la India están bien documentadas; esos documentos
muestran no sólo la historia increíblemente extensa de muchas destrezas tradicionales, sino
también la inmensa fama de la que gozaron alguna vez los artesanos de la India.
No obstante, ese mercado internacional fue posible solamente gracias a que el mercado
nacional indio ofrecía una base amplia y segura de clientes. Los antiguos manuscritos
religiosos de la India asocian los cortes de telas sin costuras con las divinidades. Hasta hace
poco tiempo, la forma básica de vestimenta en todo el país eran telas sin costuras con las
que las personas se envolvían (el sari para las mujeres y el dhoti para los hombres). Por lo
tanto, el tejedor local era un importante —más que ello, esencial— miembro de la
comunidad, cuyo bienestar económico estaba asegurado.
Resulta notable la importancia del sari como el vestido nacional de la mujer india, y sus
numerosas variantes han inspirado y preservado la tradición del tejido de telar más vibrante
del mundo. Ahora, sin embargo, la modalidad de vida y vestimenta está cambiando y, en la
mayoría de las áreas urbanas (e incluso las semiurbanas), las jóvenes y las mujeres que
trabajan están comenzando a usar variantes del salwar kameez (una vestimenta que consta
de pantalones, una túnica larga y una bufanda larga) o, incluso, ropa occidental. Y aun en
zonas donde el sari todavía mantiene su importancia tradicional, el tejedor ha sufrido un
impacto negativo como consecuencia de las fuerzas del mercado En la actualidad, los
mercados locales se ven inundados de saris de telas sintéticas fabricados mecánicamente. El
ojo del conocedor advierte que las telas de estos saris suelen ser ordinarias y de colores
chillones, muy inferiores al algodón tradicional tejido en telar. Sin embargo, para las
mujeres locales los colores químicos y brillantes, la novedosa textura sintética y los precios
bajos representan grandes ventajas; así, el medio de vida de los tejedores locales ha
quedado destruido.
En toda la India, las mujeres aún prefieren vestir saris para las ocasiones formales y rituales,
por lo que siempre habrá un mercado para los saris sofisticados tejidos, sumamente
exclusivos y, a menudo, muy caros. No obstante, para los muchos millones de tejedores que
dependen de los mercados locales, el panorama es desalentador.
El floreciente mercado de exportación de artesanías también ha ocasionado problemas. Es
cierto que ha generado nuevos ingresos para muchos productores artesanales, pero
generalmente a costa de degradar sus destrezas tradicionales. El sector más importante del
mercado de exportación de artesanías gira en torno de los artículos producidos en masa, que
están destinados a los clientes de “tiendas de regalos” de mediano a bajo costo y tiendas de
mobiliario y accesorios de precios moderados. Las posibilidades de empleo no escasean —
para citar sólo un ejemplo— en el caso de un pintor de miniaturas tradicionales que vive en
Jodhpur, en el estado occidental de Rajasthan. Los revendedores de artesanías siempre
necesitan más pintores que día tras día se sienten en el piso de la fábrica a pintar flores y
animales en cientos de cajas de madera o en varias decenas de muebles bar. El desafío
consiste en crear mercados para las exquisitas pinturas delicadamente pulidas que el artista
es capaz de crear o nuevos productos que le permitan utilizar su talento y sus habilidades
altamente desarrolladas. Ningún revendedor querrá invertir el tiempo o el dinero necesarios
para que el artista pueda moler a mano las piedras y los minerales hasta obtener pigmentos
delicados y brillantes, ni para que pase varios días pintando minuciosamente capa sobre
capa de colores sutiles y delicados. Tal vez el mueble bar pintado sea bonito,
superficialmente hablando, y es posible que de hecho proporcione los ingresos necesarios,
pero no se están reconociendo el verdadero talento ni las habilidades obtenidas con
esfuerzo.
Por supuesto, debemos reconocer que los mercados mundiales no pueden ni quieren
permanecer inmóviles para complacer a los poseedores de conocimientos y destrezas
tradicionales. Sin embargo, si estos recursos se manejan de manera creativa, muchos
pueden perdurar y enriquecer profundamente nuestra vida contemporánea, así como
brindarles a sus poseedores la posibilidad de sobrevivir. Están abriéndose nuevos mercados,
tanto para los nuevos productos elaborados a partir de destrezas tradicionales como para los
productos tradicionales adaptados a las nuevas necesidades. Al comprender la manera de
adaptarse a esos mercados, se garantizará la preservación de las habilidades tradicionales,
además de proporcionar al artista un estilo de vida e ingresos viables.
Las restricciones de la oferta
La naturaleza informe y no estructurada del sector del trabajo artesanal dificulta en extremo
la posibilidad de abordar sus numerosos problemas de una manera aunque sea remotamente
exhaustiva. Por cierto, la misma índole de los problemas difiere bastante en las distintas
áreas y para los productores de diversos tipos de artesanías.
No obstante, algunos problemas básicos son comunes a todos. Los más importantes son los
siguientes:
•
Por lo general, los artesanos carecen del conocimiento necesario de los medios para
lograr una calidad y una productividad cada vez mayores y de la forma de acceder a
ellos, especialmente en los campos del desarrollo de habilidades, las especificaciones
de diseño (a fin de cumplir con las exigencias del mercado) y la innovación técnica (en
áreas tales como la metodología para economizar trabajo, la normalización, el aumento
de la productividad y temas relacionados con el medio ambiente y la seguridad del
consumidor).
•
Los productores de artesanías que han perdido sus mercados tradicionales no suelen
estar al tanto de los nuevos mercados potenciales para sus productos en las zonas
urbanas de la India y en el exterior. El bajo nivel de educación y la orientación rural de
la mayoría de los artesanos los vuelve vulnerables a la explotación por parte de todos
aquellos intermediarios que constituyen su único medio para acceder a los mercados
lejanos. Cuando efectivamente tienen la oportunidad de interactuar directamente con un
comprador, los problemas se multiplican. La cosmovisión esencialmente agraria y rural
de los productores conlleva dificultades para satisfacer las estrictas exigencias del
mercado internacional, y los experimentos en materia de acceso directo al mercado
suelen fracasar por completo.
•
Los productores de artesanías padecen profundamente la falta de capital de trabajo y la
imposibilidad de acceder a préstamos y mecanismos crediticios. El productor que
recibe un pedido grande, por lo general, no logra obtener los fondos necesarios para
comprar la materia prima a granel ni mantener a su familia mientras el trabajo está en
marcha. Lo paradójico es que los montos que podrían suponer una diferencia real para
el productor de artesanías suelen ser sumamente modestos. Si bien existen diversos
planes de crédito disponibles para los artesanos, principalmente a través de
instituciones gubernamentales, al artesano sin educación le resulta difícil comprender
estos programas y acceder a ellos, y aquel que es pobre a menudo le es imposible
disponer de las garantías o los fondos necesarios para los sobornos de rigor.
•
Un serio inconveniente que representa vivir en el “sector no estructurado” es la total
falta de infraestructura cívica, profesional y de servicios de asistencia social. Cada
artesano padece todos esos problemas. La electrificación escasa o irregular, la falta de
caminos en buenas condiciones y la ausencia de medios de transporte no sólo
constituyen problemas para la profesión sino también molestias cotidianas. La mayoría
de los productores rurales carecen por completo de la infraestructura profesional
específica para las artesanías, tales como talleres, depósitos y servicios de envíos y de
embalaje. Además, ya casi no hay esperanza de obtener una infraestructura de servicios
de asistencia social, como pólizas de seguro, planes de jubilación y atención médica.
Amén de estos problemas de orden práctico, la mayoría de las veces el artesano obtiene un
escaso reconocimiento o pocas recompensas tangibles por su talento y destrezas
extraordinarios. Esta falta de respeto hacia su profesión se debe, al menos parcialmente, a
que la producción de artesanías en la India aún se encuentra ligada a la posición social de
las castas, y las comunidades productoras de artesanías, salvo algunas pocas excepciones,
pertenecen a los niveles más bajos de la escala social. Esta situación suele presentar
enormes contradicciones. Un artesano que ha recibido el premio nacional de Artesano
Maestro de manos del presidente de la India tal vez se encuentre con que le impiden entrar
en el vestíbulo de un hotel de su propia ciudad.1 Un tejedor cuyos productos textiles se
venden en París en raras ocasiones recibirá una invitación para cenar en la casa de su
exportador en Delhi. Es posible que un maestro artesano aclamado en todo el país viva en
una verdadera choza, en cuyas paredes, antes desnudas, cuelgue una fotografía
cuidadosamente enmarcada que muestra al artista recibiendo su placa de manos del
sonriente presidente de su país. En síntesis, una situación irónica y lamentable.
Cuestiones de titularidad y propiedad intelectual relativas a los artesanos de la
India2
Además de los problemas antes mencionados, el productor de artesanías cuenta con pocos
medios para proteger sus innovaciones creativas individuales o el conocimiento tradicional
de la comunidad. La copia es una forma de vida en la India y la explotación es dominante
en todos los niveles. Los revendedores y diseñadores se apropian, sin ningún tipo de reparo,
de los diseños de los artesanos tradicionales. Los productores de artesanías que se
especializan en procesos únicos que demandan mucho tiempo deben soportar la
competencia de las imitaciones baratas en los mercados locales. Y los mismos artesanos
suelen divulgar al mejor postor diseños únicos que pertenecen a sus clientes. En mayor
escala, una tendencia reciente consiste en que los compradores hagan diseñar y producir
muestras en la India y luego las manden a fabricar en masa en China o en el sudeste asiático.
De más está decir que el productor original no obtiene ningún beneficio de esto.
Resulta extremadamente difícil abordar estos temas en el contexto de la India; es más
complicado de lo que parece ser en otros países. Varios aspectos de la producción de
artesanías en la India, así como la misma naturaleza de las tradiciones artesanales,
presentan problemas únicos para desarrollar e implementar mecanismos de derechos de
propiedad intelectual (DPI) para su protección. Existen tres esferas principales de
dificultades: determinar la titularidad, desarrollar estructuras de afiliación para los titulares
y establecer y mantener procedimientos de aplicación.
Titularidad
Si bien las “reservas” de ideas sobre diseños tienden a compartirse de manera colectiva en
una comunidad de artesanos, el régimen legal no siempre reconoce dentro del marco de la
propiedad intelectual a las ideas que de alguna manera ya son de dominio público. Dado
este contexto, en principio las artesanías pueden recibir dos clases de protección. Los
innovadores individuales pueden reclamar —en especial, de conformidad con la Ley de
Derecho de Autor— los derechos sobre los diseños que crean, aun cuando se basen en
reservas de ideas existentes. Las comunidades de artesanos pueden reclamar derechos sobre
las reservas originales de las ideas en materia de diseños, a fin de defenderse de la
apropiación del conocimiento tradicional por parte de empresas no tradicionales. No
obstante, con el fin de proteger los derechos colectivos, la Ley de Indicaciones Geográficas
ofrece quizás el medio de protección más prometedor del momento.
Sin embargo, en el caso de individuos así como de grupos, el primer problema radica en
determinar la titularidad. El concepto de titularidad respecto de las artesanías indias es
complicado, no sólo debido a ciertas perspectivas culturales de la India sobre la creatividad,
sino también por la naturaleza intrínseca de las comunidades de artesanos.
Perspectivas culturales sobre la creatividad. La mayoría de las artesanías tradicionales
en la India son fieles a tradiciones clásicas, muchas de las cuales tienen cientos e incluso
miles de años. Suele pensarse que las formas estéticas surgen de una suerte de
subconsciente universal inspirado por los dioses.
Probablemente debido a esa forma de considerar la expresión estética, en la India el
concepto de “copia” nunca tuvo la connotación peyorativa que tiene en Occidente. La
noción de creatividad individual no es sacrosanta para los artistas tradicionales de la India
(entre los que se incluyen músicos, bailarines, cantantes, escultores, pintores, alfareros,
trabajadores de metales, poetas y muchos otros). En cambio, se considera que la tarea más
importante de los artistas es la interpretación de un tema clásico más que la creación de uno
nuevo. Ésta es una perspectiva cultural real que se observa fácilmente y que tiene un
profundo impacto en la manera de considerar la propiedad de la expresión creativa o, de
hecho, la creatividad misma.
En un plano menos filosófico —aunque en parte quizás debido a esa perspectiva cultural—,
en la industria artesanal la titularidad del diseño raras veces se reconoce o se respeta. En el
caso de las artesanías tradicionales, la línea que divide la copia de la innovación puede ser
muy tenue, y es importante destacar que la copia no siempre va en detrimento de los
intereses del artesano o de la comunidad. Si la copia implica una mejora de la calidad o del
costo, fomenta e incrementa la sustentabilidad del patrimonio de toda la comunidad. En
ocasiones, en los mercados que complacen a consumidores urbanos selectos, las ideas para
los diseños se toman del conocimiento tradicional, lo cual de alguna manera, más que
perjudicar los intereses de los productores, los benefician, al aumentar el reconocimiento y
la demanda de esa expresión en particular. Sin embargo, la copia flagrante también puede
privar a los productores originales de participar en las retribuciones del mercado, además de
derivar a la larga en el debilitamiento del nivel de calidad.
La naturaleza de las comunidades de artesanos. El concepto de “titularidad” se torna
aún más complicado por el hecho de que las comunidades de artesanos de la India muy rara
vez, si es que alguna, permanecen estancadas en el tiempo y el espacio. Si bien la mayoría
del trabajo artesanal tiene una base regional de casta, no necesariamente es estático.
Algunas clases de trabajadores de metales, para citar sólo un ejemplo, se mudan de un
pueblo a otro e instalan campamentos temporarios hasta agotar la clientela. Durante ese
proceso, las ideas, las técnicas y las formas viajan con ellos (Jain, 1989). Y, aunque
ascender a una casta superior siempre ha sido difícil, la movilidad lateral es bastante
frecuente. Es probable que un niño de una familia de joyeros demuestre un talento
excepcional en meenakari (trabajos de esmalte en oro) y lo envíen a estudiar con un pintor
de miniaturas, porque se cree que allí su talento tendrá un mayor rendimiento económico.
Una familia entera de pintores que se enfrenta con una merma de clientes tal vez comience
a dedicarse al tallado en piedra. Puede darse el hecho de que una mujer que pertenece a una
comunidad de artesanos se case con un miembro de otra y lleve consigo los diseños
tradicionales propios de su grupo, los cuales se aceptarán y usarán con mucho entusiasmo
en su nuevo pueblo.
Además, puede haber distintas comunidades que participen en varias etapas de un trabajo
artesanal. A modo de ejemplo, los famosos artistas de la impresión en tela con bloques de
madera de Sanganer y Bagru, en Rajasthan, pertenecen a una comunidad hindú de una
misma casta. Sin embargo, quienes crean los bloques de madera que utilizan para hacer las
impresiones son los talladores musulmanes del estado de Uttar Pradesh. Algunas veces los
diseños son ideados por el impresor; otras veces, por el tallador de los bloques; otras, por el
comprador nacional o extranjero, y, en ocasiones, se toman de las serigrafías de artesanos
rivales, que utilizan los diseños creados por artistas del estado vecino de Gujarat.
Actualmente, existen numerosos estampados y combinaciones de colores populares que, sin
duda, deben su inspiración a los diseños proporcionados por los compradores japoneses, si
bien los artesanos consideran que las interpretaciones y modificaciones locales son
“originales”. Resulta casi imposible identificar a los autores de los distintos elementos que
dieron origen a un diseño en particular.
Ciertas comunidades tribales aisladas sí poseen formas y diseños distintivos, y su base de
pertenencia resulta fácil de delinear. No obstante, esos grupos son minoría.
Estructuras de afiliación para los titulares
Aun cuando pueda determinarse la titularidad, el primer paso para desarrollar cualquier
sistema de DPI consiste en formar una estructura que certifique que los miembros son los
“titulares” (tales como sociedades de recaudación) y que actúe como su representante. En la
India, esta tarea también resulta sumamente difícil. Aunque, en efecto, los artesanos puedan
considerarse a sí mismos profesionales, es probable que sean más leales a otros aspectos de
su individualidad, tales como la familia o el grupo de la casta. Esto, combinado con la
cultura de los favores políticos, el nepotismo y la corrupción que se ha enquistado en todos
los niveles de la sociedad india, dificulta en extremo organizar estructuras de afiliación en
la India que no terminen actuando en contra de la mayoría de los miembros, en lugar de
favorecerlos.
El doctor Jyotindra Jain, decano de la Facultad de Arte y Estética de la Universidad
Jawaharlal Nehru y, hasta hace poco, director principal del famoso Museo de Artesanías de
Delhi, es un académico que ha reflexionado en gran medida (y elaborado un amplio análisis
para el gobierno de la India) sobre este tema. A pesar de haber sido un enérgico defensor de
la acción protectora, afirma que ha vuelto al “punto de partida” y cambió radicalmente su
forma de pensar respecto de esta cuestión. Al ir estudiando con detenimiento cada
desarrollo estructural propuesto hasta su conclusión lógica, su temor radica en que
cualquier mecanismo regulador que se imponga a las comunidades de artesanos en
definitiva termine perjudicando y no ayudando a aquellos que necesitan más protección.
Esta cuestión no resulta fácil de abordar. El éxito de algunas organizaciones en las que
participan artesanos (tales como la Asociación de Trabajadoras Independientes —SEWA,
según su sigla en inglés— y el Fondo de Investigación y Desarrollo Sanitario Rural
URMUL)3 parece demostrar que es posible desarrollar estructuras orgánicas comunales
para profesiones que de hecho funcionen de manera eficaz. La forma en que estas
organizaciones aparentemente han evitado el sectarismo, el favoritismo político y la
corrupción descarada que han plagado algunas organizaciones como las cooperativas de
tejedores constituye un interrogante cuya respuesta exige un análisis bien fundado y
sumamente minucioso. La evidente característica que URMUL, SEWA y algunas otras
organizaciones exitosas tienen en común es que fueron fundadas por personas con una
dedicación extraordinaria y desinteresada, y aún continúan bajo su tutela. Puede discutirse
si ése es el requisito fundamental o no. No obstante, en caso de poder identificar los
elementos esenciales que contribuyeron al éxito de dichas organizaciones, éstos
representarían un valioso punto de partida para determinar el tipo de organizaciones
participativas que podrían funcionar también en otras áreas, como la protección de los DPI.
Establecer y mantener los procedimientos de aplicación
La India cuenta con un sistema legal muy sofisticado que se hace cumplir de manera
extremadamente ad hoc. Si bien, en ocasiones, el sistema efectivamente funciona con
extraordinaria eficiencia, un gran número de conocidos delincuentes de todo tipo eluden el
brazo de la ley durante largos períodos, o para siempre, mientras que los ciudadanos
comunes suelen verse involucrados en causas de tribunales civiles que fueron iniciadas por
sus padres y abuelos. Al preguntarles a los productores artesanales acerca de la posibilidad
de obtener un resarcimiento judicial por la violación de los derechos de propiedad sobre sus
productos, en general, responden con una gran carcajada. Entre los numerosos
revendedores, fabricantes y exportadores que entrevistamos, nadie expresó optimismo
alguno respecto de las posibilidades de aplicar la ley para los derechos de propiedad. Los
problemas que aquejan a todo el sistema de exigibilidad en la India son profundos y
generalizados, y resulta poco probable que la situación se modifique con el único propósito
de proteger la titularidad sobre los trabajos artesanales.
Efectivamente, existen recursos legales para la protección de los DPI en la India que hoy se
están actualizando. Entre ellos se incluyen leyes sobre patentes, marcas registradas,
derechos de autor y diseño industrial. En líneas generales, se considera que la estructura de
esas leyes es la adecuada, pero su aplicación y la lentitud del sistema de solución de
diferencias reducen al mínimo su utilidad. Asimismo, hasta ahora el sistema no está
diseñado para abordar, y mucho menos resolver, cuestiones de titularidad respecto de las
artesanías.
Dicho esto, es evidente que deben hacerse esfuerzos para abordar los problemas y
desarrollar una manera de tratar las cuestiones de titularidad en el contexto de la India. Tal
como ha señalado un especialista en este tema, “los derechos de autor son la moneda” de la
nueva economía global en desarrollo y, al menos según su opinión, la India, “con sus vastos
recursos culturales, se beneficiará más que cualquier otra nación con un sistema eficaz de
derechos de autor”.4
La legislación vigente
De hecho, existe, al menos por escrito, legislación sobre distintos tipos de protección de la
propiedad intelectual. Hay dos leyes principales que son pertinentes al trabajo artesanal.
La Ley de Derecho de Autor de 1957 se modificó en 1994 para ofrecer mayor protección a
las obras originales literarias, teatrales, musicales y artísticas. El gobierno está intentando
reforzar y aplicar la protección que se obtiene en virtud de esta ley. La Ley de Marcas de
Fábrica o de Comercio de 1958 y la Ley de Dibujos y Modelos de 1911, asimismo, se
reemplazaron. La nueva Ley de Marcas de Fábrica o de Comercio, entre otras cuestiones,
amplía la definición de “marca” para incluir las marcas colectivas. Esto puede tener alguna
pertinencia en el caso de la protección del conocimiento tradicional.
Hay una nueva ley, la Ley de Indicaciones Geográficas de Mercancías (Registro y
Protección), de 1999, que es más prometedora. Se trata de la primera vez que las
indicaciones geográficas reciben alguna protección en la legislación india. Uno de los
primeros grupos que sacaron provecho de esta nueva ley fue la Junta del Té del gobierno de
la India, la cual obtuvo una certificación para la protección del té Darjeeling. Esta Ley
representa una esperanza para algunas de las formas de artesanías regionales más famosas
de la India. Desde luego, la dificultad radica en que, mientras que las hojas de té Darjeeling
crecen en el suelo de Darjeeling, los parámetros de la procedencia de un producto artesanal
son más ambiguos. ¿Cómo puede decidirse, por ejemplo, cuándo exactamente una tela de
seda puede venderse como “de Kanjeevaram”? Un tejedor tradicional que vive en
Kanjeevaram (en el estado sureño de Tamil Nadu) y que aún utiliza las técnicas y los
diseños tradicionales de este famoso tipo de tejido no ve inconveniente alguno en esa
designación. No obstante, a diferencia de un arbusto de té Darjeeling, el tejedor puede
mudarse a otra parte de la India. Si continúa utilizando el proceso, el diseño y su habilidad
tradicionales en un nuevo lugar, ¿deja de ser un tejedor de Kanjeevaram? ¿Y qué sucede
cuando un tejedor de otra parte de la India se traslada a Kanjeevaram? ¿El lugar físico por
sí solo lo califica para usar esa denominación? ¿Qué ocurre en el caso de un producto muy
similar que no tiene esa denominación de origen y, sin embargo, amenaza con competir con
el original? Son preguntas hipotéticas y simplistas, pero la realidad, en efecto, puede
tornarse muy complicada.
De todos modos, esta Ley representa una gran esperanza si puede encauzarse
adecuadamente. Las dos condiciones previas que se necesitan para una aplicación
provechosa y no demasiado restrictiva de las indicaciones geográficas son un firme reclamo
espontáneo de la identidad propia de pertenencia a un lugar y organismos colectivos
poderosos en el ámbito local. Sin embargo, aún no está claro cuántos y cuáles de los grupos
de artesanos pueden cumplir con estos dos requisitos para lograr obtener una distinción
geográfica. En este campo, es preciso encargar con urgencia un estudio en base a encuestas
que abarque los principales grupos y estilos de trabajo artesanal.
Al analizar el marco actual y debatir el nuevo marco que se necesita, deben tenerse en
cuenta los diferentes tipos de titulares del sector del trabajo artesanal de la India que
necesitan protección:
•
Artesanos tradicionales que fabrican objetos tradicionales. Resulta difícil buscar la
manera de definir y proteger la titularidad de las infinitas expresiones que aparecen
repetidamente en todo el subcontinente. Tal vez ciertas artesanías regionales reúnan los
requisitos para obtener protección en virtud de la nueva Ley de Indicaciones
Geográficas, pero ésta de ninguna manera se aplica a todos los artistas tradicionales.
•
Artesanos que utilizan sus destrezas, materiales y técnicas tradicionales para
fabricar nuevos productos con diseños propios. Ésta es un área en la que el registro o
la titularidad se tornan más factibles, aunque no sin problemas. En la mayoría de las
comunidades de artesanos, la copia constituye una forma de vida; de hecho, los
artesanos tradicionales aprenden copiando. Un diseño “nuevo” suele ser una
interpretación de uno viejo, y el procedimiento para decidir cuál es el grado de
innovación necesario para reclamar la titularidad podría llegar a ser una pesadilla.
Puesto que la base de diseños tradicionales suele comprender una región o incluso todo
el país, el registro de innovaciones individuales de esa base tradicional se vuelve
sumamente complejo.
Hace unos años, una ONG con sede en Delhi decidió concentrarse en ese campo.
Gracias al apoyo (y al financiamiento) del Comisionado de Desarrollo de Artesanías
del gobierno, el grupo trabajó con una comunidad de grabadores en Rajasthan, con la
intención expresa de ayudarlos a obtener derechos de titularidad sobre sus diseños. Se
registraron y documentaron tres mil diseños en un disco compacto (CD). Los resultados
fueron desafortunados, ya que surgió una penosa controversia acerca de la titularidad
del propio CD que contenía la documentación. La ONG consideraba que el CD le
pertenecía a ella, opinión que no compartían ni los patrocinadores del gobierno ni los
mismos grabadores, que sentían que habían sido explotados una vez más. Si bien no
pudimos verificar la autenticidad de esta información, uno de los autores del presente
informe recibió el comentario de que en la actualidad se venden libremente copias del
CD en los mercados de Jaipur. Este incidente pone de manifiesto algunos de los riesgos
de aventurarse a ingresar en esas áreas en la India, y también demuestra por qué
muchos productores de artesanías creen que la única esperanza de lograr la protección
de los diseños y procesos consiste en mantenerlos en el mayor secreto posible.
•
Diseñadores y artesanos que trabajan en conjunto para crear productos de
“fusión”. En esta categoría, la protección es factible, ya que es muy probable que los
diseños sean sumamente innovadores y fácilmente reconocibles. Sin embargo, la
dificultad estriba en decidir cuál de las partes es la titular del diseño.
•
Diseñadores/fabricantes que proveen de diseños a los artesanos o utilizan las
destrezas de los productores de artesanías para realizar determinados diseños. En
esta categoría se están explorando muchas de las más apasionantes e innovadoras
aplicaciones nuevas de las habilidades tradicionales del trabajo artesanal. Un gran
número de diseñadores indios están adquiriendo reputación internacional por este tipo
de trabajo. Algunos han sido responsables de la reactivación a gran escala de destrezas
artesanales específicas y varios de ellos están trabajando en proyectos de ONG y del
gobierno, además de hacerlo para favorecer sus propios intereses comerciales. Sin
embargo, ellos también sufren el acoso de las copias baratas, con frecuencia fabricadas
por competidores que compran una pieza de muestra y luego fabrican, en forma más o
menos abierta, copias baratas en grandes cantidades. Una famosa diseñadora de moda
que ha sufrido mucho a raíz de esa situación entabló varios juicios para defenderse de
dichas acciones. Aunque resulta muy costoso en términos de tiempo y dinero, ella
espera que, de esta manera, pueda sentarse un precedente y se inculque en cierta
medida a los competidores que tengan cuidado con lo que hacen.
Además de proteger a los titulares, en última instancia debe considerarse la protección de la
base misma de conocimientos y destrezas. Recientemente, surgió otra campaña para llevar
esto a cabo en otra esfera del conocimiento tradicional de la India: la de las plantas
medicinales. El Ministerio de Salud y Bienestar Familiar, conjuntamente con el Instituto
Nacional de Comunicación Científica y el Sistema de Medicina y Homeopatía de la India,
ha desarrollado una biblioteca digital sobre conocimientos tradicionales para documentar
aquellos que se relacionan con la prevención y el tratamiento de enfermedades. Al
documentar estos conocimientos tradicionales, el gobierno espera que la población pueda
acceder a ellos fácilmente y así evitar su “apropiación” por parte de las empresas
internacionales que patentan sustancias indias tradicionales. Los funcionarios que
participan en este proyecto explican que la idea surgió después de que la India logró que se
revocaran las patentes sobre la margosa y la cúrcuma, que habían sido otorgadas por la
Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos. La primera sección de la biblioteca
puede consultarse en un sitio de Internet desde septiembre de 2002 (Indian Express, 2002).
Este esfuerzo merece observarse con atención; si funciona, puede servir de modelo para
documentar de manera similar ciertas clases de procesos y formas artesanales tradicionales.
Hasta que puedan emprenderse esos proyectos innovadores en relación con el trabajo
artesanal y hasta que se elaboren leyes, estructuras y procedimientos de aplicación
adecuados, la mayor parte de las personas que integran la industria artesanal deberán
continuar recurriendo a su propio ingenio para proteger sus productos y diseños. La
mayoría se defiende vigilando con el mayor celo posible cada etapa del proceso,
prohibiendo que se tomen fotografías y evitando elementos tales como catálogos y
exhibiciones de gran escala en Internet. Algunas comunidades de artesanos llegan al punto
de no revelar el secreto de los procesos a las hijas de sus familias. Según lo explica un
artesano: “[L]as hijas se casan y nos dejan. No podemos correr el riesgo de que se lleven
nuestros secretos con ellas”. Y agrega: “Por supuesto, podríamos capacitar a nuestras
nueras, pero cuando llegan a nosotros ya tienen demasiada edad para aprender como es
debido”.5 El secreto no es la forma de DPI más conveniente, pero en la India todavía resulta
ser la más efectiva.
Posibles soluciones
La extraordinaria variedad de problemas que enfrentan los productores de artesanías de la
India exige una enormidad de soluciones. No obstante, todos presuponen que existe un
mercado permanente. Excepto en el ámbito de un museo, las destrezas artesanales
tradicionales no pueden preservarse a menos que haya un mercado viable. Se precisan dos
tipos básicos de soluciones:
•
A fin de incrementar los ingresos de los productores de artesanías, necesitan darse los
siguientes requisitos previos: la adaptación de las habilidades y los productos para
cumplir con las exigencias de los nuevos mercados y una mejora en cuanto al acceso y
la oferta de los mercados.
•
A fin de preservar la base de destrezas tradicionales y proteger los recursos del
conocimiento tradicional de los artesanos, resulta prioritario elaborar y aplicar una
legislación adecuada en materia de DPI.
Dadas las dificultades que implica la implementación de estructuras de DPI a estas alturas,
los problemas de acceso y adaptación a los mercados tienen más probabilidades de
solucionarse.
El gobierno de la India, a través de los departamentos del Comisionado de Desarrollo de
Artesanías y del Comisionado de Desarrollo de Telares (ambos dependientes del Ministerio
de productos textiles), contribuye con un financiamiento considerable al trabajo artesanal,
al igual que muchos otros organismos gubernamentales. En el pasado, gran parte de esos
fondos no se empleaba de manera adecuada y no surtía el efecto deseado. Sin embargo, en
la actualidad hay programas innovadores y sofisticados que están cambiando las formas de
apoyo gubernamental. Existen programas bien dirigidos, especialmente en el área de las
artesanías, que incluyen a diseñadores y expertos técnicos en los programas de desarrollo
de grupos específicos. Los resultados han sido admirables y los productos elaborados en el
marco de estos programas están adquiriendo una nueva y fuerte presencia en numerosos
eventos comerciales internacionales. La Fundación Ford y la Unión Europea, entre otros,
también están desarrollando nuevos programas de envergadura para abordar las diversas
dificultades de adaptación y acceso a los mercados. Se necesita un estudio integral de todas
estas nuevas iniciativas, al igual que un análisis comparativo de las formas en que abordan
los problemas. Prácticamente no existe una coordinación central entre todas las
organizaciones y los organismos participantes, y muy pocos saben lo que los otros están
haciendo.
Dos maneras prometedoras de mejorar los medios de vida y al mismo tiempo preservar las
destrezas y los conocimientos son las siguientes:
•
Adaptar las habilidades tradicionales a los nuevos productos para los mercados
cambiantes. Esta adaptación puede llevarse a cabo en la India en diversas esferas, tales
como la moda, el diseño de mobiliario para el hogar y el turismo.
•
Redireccionar las destrezas y los productos hacia mercados de consumidores con
ingresos elevados, que aprecian los productos artesanales y están dispuestos a pagar
más por la calidad y el estilo.
El potencial de este tipo de adaptación y redireccionamiento queda demostrado por muchos
de los mejores diseñadores de moda de la India, que utilizan cada vez en mayor medida las
exquisitas habilidades artesanales de los artistas textiles tradicionales para producir
vestimenta india y de fusión que está encontrando un mercado internacional. En la
actualidad, algunos están diversificando sus actividades para dedicarse a la fabricación de
accesorios y artículos de decoración para el hogar, y se valen de las habilidades
tradicionales para elaborar manteles, fundas para almohadones y accesorios de moda.
Una de las diseñadoras más exitosas es Ritu Kumar, quien, en su juventud en la década de
1970, empezó a experimentar con bordados tradicionales. Comenzó poco a poco,
reviviendo el arte zardozi —bordado realizado con hilos de plata y oro—, propio de la
dinastía Mughal, para crear vestidos de fiesta y trajes de novia de la más alta calidad. Luego,
fue desarrollando otros tipos de trabajos artesanales tradicionales, tales como los finos
bordados chikan de Lucknow, los trabajos con espejos de Kutch, los elegantes bordados de
Cachemira y la impresión en tela con bloques de madera. Los conceptos tradicionales sobre
el diseño se reinterpretaron en el exquisito estampado en seda, y todo se incorporó en
nuevas versiones de la vestimenta tradicional india. Paulatinamente, esta diseñadora fue
dedicándose a la vestimenta occidental y de fusión, así como a los accesorios y artículos de
decoración para el hogar. Hoy en día, Ritu Kumar no sólo tiene boutiques en toda la India
sino también en Londres, con una gran presencia internacional. Continúa trabajando con
excelentes maestros artesanos y, lo que es más importante, ha servido de inspiración y
modelo para toda una generación de diseñadores más jóvenes que ahora consideran que las
destrezas artesanales tradicionales constituyen los cimientos de una estética contemporánea
del diseño indio.
Un círculo cada vez amplio de diseñadores jóvenes y sumamente talentosos de otras
especialidades también está trabajando para revitalizar las habilidades tradicionales en
nuevos contextos. Un grupo trabaja con pintores tradicionales de manuscritos en hojas de
palma en el estado oriental de Orissa para enseñarles carpintería y hacerles ver de qué
maneras sus pinturas pueden incorporarse a los muebles finos. Otro grupo infunde una
nueva vida a los diseños trillados “para turistas” de los especialistas en incrustaciones en
mármol de Agra, y los hace fabricar vajilla contemporánea con diseños deslumbrantes.
Estos esfuerzos todavía resultan pocos si se comparan con el número de productores
artesanales, pero son la vanguardia de lo que puede llegar a ser una importante tendencia.
Por supuesto, debe analizarse cómo se distribuyen los beneficios que provienen de esos
esfuerzos. Muchos de los diseñadores que trabajan con productores de artesanías
consideran al artesano un socio, observan su trabajo con algo de idealismo y aceptan la
responsabilidad de repartir equitativamente las ganancias y otros beneficios. Claro que en
otros casos la situación no es la misma. Los más comprometidos tratan de trabajar con los
artesanos en sus ámbitos tradicionales. Sin embargo, después de un tiempo, la mayoría
advierte que resulta imposible tener éxito comercial debido a las dificultades. Aquellos que
logran sobrevivir y al mismo tiempo mantener un nivel de compromiso con los artesanos
por lo general, con el tiempo, adoptan una solución intermedia: trabajan en cierta medida
con los artesanos en sus propios pueblos, pero también los llevan a sus talleres en Delhi.
Dos exitosas y muy respetadas empresas de larga data (Fabindia, con sede en Delhi, y
Anokhi, con sede en Jaipur) financian activos programas sanitarios y educativos y otros
programas sociales en las comunidades de sus artesanos. Al igual que en las exitosas
iniciativas sin fines de lucro, el elemento crítico parece ser el compromiso personal por
parte de los participantes.
Si bien cualquier análisis de los beneficios reales requeriría un estudio considerable, puede
afirmarse sin temor a equivocarse que la participación de los diseñadores indios
contemporáneos en el trabajo artesanal ha generado, en la mayoría de los casos, una nueva
conciencia y una nueva conveniencia que, con el tiempo, sólo beneficiarán al artesano. Y
aunque los diseñadores más famosos se concentran en los mercados internacionales e
indios de elite, hay un número creciente de diseñadores jóvenes que participan en la
producción para mercados nacionales más amplios.
Algunas intervenciones creativas en áreas completamente diferentes, como el turismo,
también han tenido mucho éxito al reclamar la sustentabilidad de las destrezas artesanales
tradicionales. Por ejemplo, el estado sureño de Kerala, mencionado por la revista National
Geographic Traveler como uno de los cincuenta paraísos del mundo, está surcado por una
intrincada red de canales y lagunas. Estos remansos generan una cultura material y un estilo
de vida únicos. Uno de los productos de este estilo de vida es una suerte de casa flotante
denominada kettuvallom, hecha de madera, sogas y resina de jaca. En un principio, estas
casas flotantes se utilizaban para transportar carga. En el mundo moderno, habían caído en
desuso y los artesanos que las fabricaban quedaron sin trabajo. El desarrollo sensible del
concepto de “turismo de remansos” salvó las kettuvallom y a sus fabricantes. En la
actualidad, se utilizan como hoteles flotantes privados y se han puesto de moda entre los
turistas internacionales sofisticados. Éste es un muy buen ejemplo de una de las maneras en
que un recurso cultural puede seguir vivo en un nuevo contexto.
Los problemas que afectan los trabajos artesanales tradicionales indios y a los artesanos que
los realizan son, en ciertos aspectos, exclusivos de la India y, en otros, similares a aquellos
con los que se enfrentan los poseedores de conocimientos y habilidades tradicionales en
general. A escala mundial, conforme desaparecen los estilos de vida tradicionales, también
desaparece gran parte de la herencia artesanal tradicional que estaba ligada a ellos. No
obstante, están desarrollándose nuevos mercados para los productos hechos a mano. Si bien
estos nuevos mercados necesitan adaptarse, ofrecen los medios para preservar y mantener
gran parte de los estilos de vida, los conocimientos y las destrezas tradicionales de los
productores de artesanías.
En la India, los problemas que afectan a los productores de artesanías son inmensos. Sin
embargo, la fuerza de las tradiciones también es enorme, al igual que la creatividad con la
que se abordan muchos de los problemas. A modo de ejemplo, en un proyecto reciente
varios destacados diseñadores de moda participaron en la organización de una exposición
de prendas de telas tejidas en telar a partir de hilados sencillos hechos a mano o khadi. El
khadi era el centro simbólico de gran parte de la visión que Mahatma Gandhi tenía sobre la
India y, en los años transcurridos desde entonces, se han destinado enormes cantidades de
fondos del gobierno para financiar artificialmente el khadi como una tela barata de
consumo masivo. El visionario creador de la exposición, Martand Singh, entendió que el
futuro de esta tela única, si es que lo tiene, depende de que los clientes lleguen a apreciar
sus cualidades excepcionales. Los esfuerzos de este tipo, que muestran a los productores de
artesanías los medios para redireccionar sus destrezas, quizás sean en última instancia la
forma más efectiva de proteger sus tradiciones, su conocimiento y su sentido de
autovaloración. También constituyen la manera en que nuestro mundo contemporáneo
puede brindar al resto de nosotros experiencias diferentes de las de McDonald’s y
Starbucks, ligándonos a un pasado con una textura más rica en el que la creatividad y el
toque de la mano humana enriquecen la experiencia cotidiana de vivir.
APÉNDICE: ESTUDIO DE UN CASO
El margen entre los precios: Los mercados de exportación
Resulta muy difícil determinar la relación exacta entre el monto que se le paga a un
productor de artesanías por un artículo en origen y el precio final de venta minorista de ese
mismo artículo. Ésta es una cuestión que se mantiene en absoluta reserva entre los
revendedores, los comerciantes y los exportadores; los mismos productores de artesanías
son reacios a revelar esa información.
En la última década, la ciudad de Jodhpur, ubicada en el estado occidental de Rajasthan, se
ha convertido en el centro de las artesanías. Gracias a las intensas entrevistas que se
realizaron allí a trece productores de artesanías, pudo saberse que les suelen pagan por día y
que, por lo tanto, no tienen idea de cuánto les están pagando por cada pieza. En los talleres
de los revendedores, los artesanos trabajan jornadas diez horas, con tan sólo un descanso de
treinta minutos para almorzar, y están constantemente vigilados por el dueño o el gerente
para garantizar su productividad. Un joven artesano como Shakeel, de diecinueve años, con
sólo unos pocos meses de experiencia en el trabajo en madera y en metal, puede recibir un
salario mensual de Rs2.400 (US$53). Un joven pintor como Hitish Goel, de veinte años,
recibe Rs100 (US$2,25) por una jornada de diez horas, si bien es consciente de que el
revendedor puede vender su producción de un día a un valor al menos cinco o seis veces
mayor. Cuando obtenga más antigüedad, le pagarán a razón de Rs4,50 (US$0,10) por
pulgada cuadrada (6,452 cm2) y tiene la esperanza de percibir mayores ingresos. Los
productores de artesanías que trabajan por su cuenta en su casa y luego venden sus artículos
a los revendedores dan cuenta de un margen de ganancia de apenas 10% sobre el costo de
los materiales y, como máximo, del 15% al 17%.
Los productores de artesanías altamente calificados que pueden vender sus productos por
pieza en general no conocen el precio final mayorista o minorista de sus productos. Shyam
Lal Soni, un grabador y matricero cuya familia antiguamente trabajaba con carácter
exclusivo para la familia real de Jodhpur, comenta que los artículos que él les entrega a los
revendedores se venden en el bazar local al doble o al triple del monto que le pagan. De ahí
en adelante, no tiene idea de lo que sucede con los productos.
En marzo de 2000, el director de la tienda del museo de las Galerías Freer y Sackler del
Instituto Smithsoniano, Martin Bernstein, visitó Jodhpur. En el salón de exposición y
ventas de Lal-ji —uno de los revendedores más prósperos de Jodhpur—, vio estanterías
repletas de globos decorativos de bronce sobre bases, con un acabado que les daba el
aspecto de piezas antiguas. El precio mayorista local estaba indicado en Rs200 (US$4,50) y,
probablemente, podría haberse bajado a US$3,50 si se hubiera pedido descuento por
cantidad. Se supone que esas piezas se fabrican en el taller de Lal-ji y que a los productores
de artesanías se les paga por jornada. Si Lal-ji está vendiendo esas piezas al por mayor a
US$3,50, el artesano no puede estar ganando más de US$1,00 por pieza, es probable que
mucho menos.
Fuente: Reimpreso del informe “Handmade in India”, pág. 62.
El señor Bernstein estaba muy interesado en esas piezas puesto que las había visto en
exhibición en un salón de exposiciones y ventas de un distribuidor con sede en Nueva York,
quien, según nos enteramos después, es cliente de Lal-ji. En Nueva York, el distribuidor
ofrecía las piezas a un precio que oscilaba entre US$25 y US$30. El señor Bernstein
comentó que si se las hubiera comprado al distribuidor de Nueva York a ese precio, habría
tenido que venderlas en la tienda del museo a alrededor de US$70.
La relación entre el precio del productor de artesanías y el precio de venta minorista de esta
pieza, entonces, habría sido de 1:70. Ciertamente, la exportación de artesanías es un
negocio rentable, aunque una parte muy pequeña de las ganancias llega a manos del creador.
Notas
1. Este comentario se basa en la experiencia personal de Maureen Liebl, que en varias ocasiones vio que el
personal de un hotel les prohibía celosamente la entrada a artistas que ella había invitado para una reunión o
una cena.
2. La información que se presenta en esta sección se ha extraído en gran medida del informe “Handmade
in India”.
3. Para obtener más información sobre estas organizaciones, consúltese el informe “Handmade in India”,
págs. 94–99.
4. Achille Forler, miembro fundador del Foro sobre Derechos de Autor de Asia y Europa, citado en el
informe del “Taller sobre los derechos de los artistas tradicionales y tribales”, 24 de noviembre de 1999,
Centro Internacional de la India, Nueva Delhi. (Publicado por el Social Action Forum for Manav Adhikar.
5. Conversación con el artista especializado en joyería thewa Girish Raj Soni, Jodhpur, India, abril de
2001.
Referencias
Centro de Comercio Internacional, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo/Organización Mundial del Comercio. 1999. “ITC’s Strategy for the Promotion of Trade in
Artisanal Products from Developing Countries and Economies in Transition”. Ginebra.
Gopinath Reddy, S. 2002. “AP Weavers’ Misery Spins Out of Control”. Indian Express, 29 de abril de
2002, pág. 4.
Indian Express. 2002. “Digital Knowledge Library to be Launched Today”, 26 de marzo de 2002.
Jain, Jyotindra. 1989. National Handicrafts and Handlooms Museum. Ahmedabad, India, pág. 18.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). 1999.
“Conclusiones generales del Simposio de expertos sobre ‘La cultura: ¿una mercancía como ninguna otra?’.
Cultura, mercado y globalización”. Junio 14–15, 1999. Disponible en español en
www.unesco.org/culture/industries/html_sp/reunion3.shtml.
Wolfensohn, James D. 1998. “Foreword”. En Ismail Sergeldin, ed., Culture and Development at the
Millennium: The Challenge and the Response. Washington, D. C.: The World Bank, pág. 7.
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