QUE REFORMA Y ADICIONA DIVERSAS DISPOSICIONES DE LA LEY AGRARIA, A CARGO DE LA C. DIP. ALMA ANGELINA VUCOVICH SEELE, A NOMBRE DE LA COMISION DE EQUIDAD Y GENERO Fuente: Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados del 13-IV-99. Exposición de motivos Una de las principales tareas de la Comisión de Equidad y Género de la Cámara de Diputados y de Diputadas, es incluir el enfoque de género en la elaboración de las leyes. Sabemos del abismo que existe entre las normas y la realidad; por ello, insistimos en que la redacción de las leyes debe ser clara, al alcance de todas las personas que se encuadran en los supuestos de las mismas, dejando de utilizar en la expresión escrita la forma tradicional sexista, que engloba hombres y mujeres. Esta concepción nos abre la posibilidad de realizar cambios institucionales profundos, que ampliarían horizontes y contribuirían a la formación de una nueva ciudadanía de nuestro país. De las ponencias presentadas en la mesa de trabajo número 6, durante el Parlamento de Mujeres hace un año, concluimos la necesidad de plasmar en la ley, posibles soluciones a los problemas específicos a que se enfrenta la mujer rural. El medio rural mexicano se caracteriza por mayores niveles de pobreza y marginación, destacándose que el 60 por ciento de los hogares campesinos viven en pobreza extrema y el 55 por ciento de los que viven en estas condiciones se concentran en diez entidades federativas situadas sobre todo en el centro, sur y sureste del país. Las circunstancias precarias de vida de las familias campesinas repercuten principalmente en las mujeres y niños, lo que se traduce para ellas en menores oportunidades de educación, dificultad en el acceso a trabajos estables y bien remunerados, responsabilidad de una doble y hasta triple jornada de trabajo y la prevalencia de niveles deficientes de salud y bienestar, así como mayores obstáculos para remontar su situación y la desigualdad de géneros. La importancia de las mujeres campesinas rebasa el mero hecho de constituir la mitad de la población. Ellas conforman, cada vez en mayor medida, el eje de la cohesión y sostén familiar y comunitaria en el medio rural. Son las transmisoras primarias de pautas culturales y de comportamiento, las que realizan las tareas secundarias y, con mayor frecuencia, las centrales de la producción agropecuaria, revelando su gran capacidad y potencialidad para posibilitar el desarrollo de su comunidad y revertir las actuales situaciones prevalecientes en el campo. Una característica que tuvo la política agraria mexicana, diseñada por un gobierno constituido en su mayoría por hombres, es que se orientó durante mucho tiempo exclusivamente a satisfacer las demandas de los jefes de familia hombres, considerados como los titulares de los derechos ejidales y sujetos de crédito, dejando de lado las necesidades y derechos de los demás miembros de la familia, especialmente de las mujeres, quienes cada día más se convierten en jefas de familia. Si bien la política agraria ha comenzado a tomar en cuenta las particularidades de la situación de la familia y la mujer rural, es imperativo impulsar el diseño y ejecución de políticas públicas diferenciadas que atiendan la problemática específica de la mujer y su familia en el campo. Por ello, un paso significativo en este sentido sería establecer en la Ley Agraria, que el Ejecutivo Federal promueva el desarrollo integral y equitativo del sector rural, mediante el fomento de las actividades productivas, considerando los aspectos sociales, familiares y de mujeres, reglamentando la aplicación de los recursos para éstas. El papel que está adquiriendo la mujer en las diferentes actividades rurales evidencia la distancia que existe entre la norma jurídica y la realidad, debiendo corresponder un reconocimiento pleno y preciso de sus derechos, en concordancia con el principio de igualdad jurídica entre el hombre y la mujer, consagrado en el artículo 4 de nuestra Carta Magna. Un aspecto a destacar es que de 1970 a 1998, el número de ejidatarias se incrementó de 31 mil a 213 mil 410, lo que representa un 18 por ciento del total de ejidatarios. Asimismo, el 81 por ciento de las ejidatarias accedieron a la propiedad ejidal por herencia y cesión de derechos. No obstante lo anterior, debe mencionarse que un 88.7 por ciento de las mujeres ejidatarias tienen alrededor de 60 años, es decir, están en la última etapa de su vida y por ello no participan directamente en los procesos productivos de sus unidades, razón por la cual, éstas tienen prácticamente limitado el acceso y disfrute de las tierras ejidales, haciéndose cargo de las mismas los hijos, si es que no son rentadas en cantidades simbólicas. Las demás ejidatarias enfrentan problemas para recibir créditos y apoyos. Las mujeres ejidatarias tienen un limitado acceso al uso y disfrute de las parcelas ejidales y tierras comunales, debido tanto a condicionamientos culturales como a imprecisiones de las disposiciones jurídicas, o bien a retrocesos en las mismas. En la iniciativa que se somete a la consideración del Pleno de esta Cámara del Congreso de la Unión, se propone asumir la innovación terminológica en el quehacer legislativo, en aras de mayor comprensibilidad y claridad de los textos; caracterizar a éstos por una redacción objetiva, para desentrañar lo que se requiere significar en ellos, adaptando el marco jurídico a las nuevas circunstancias que permita la construcción de una sociedad realmente equitativa e igualitaria. De ahí la importancia de la precisión en el lenguaje que se emplea en la ley, debiendo establecerse en la estructura de los conceptos básicos, tales como el de ejidatario y de avecindado, términos que tengan en el texto un sentido unívoco, para comprender con claridad lo que en éstos se quiere expresar, es decir, que para ser ejidatario se requiere ser mexicano o mexicana, avecindado o avecindada. Si bien la ley reconoce a la mujer campesina como una de las personas que pueden ser designadas como sucesora de derechos ejidales, a elección de los titulares de los mismos, en la práctica no pueden ejercer tales derechos, ya que por su situación de discriminación y de limitado acceso a créditos y apoyos para la actividad productiva, se designan como sucesores a los hijos o cualquier otro varón cercano a la familia. Por ello, en la búsqueda de garantizar el efectivo goce de los derechos agrarios de la mujer, así como de proteger el patrimonio de la familia, es necesario introducir modificaciones a la ley agraria, para establecer que sea la mujer, en tanto esposa o concubina, quien deba ser designada preferentemente como sucesora de los derechos ejidales. Con la finalidad de que la mujer campesina goce efectivamente de los derechos familiares que le corresponden en relación con el patrimonio familiar, se sugiere establecer como requisito para la validez de la enajenación de los derechos parcelarios por el ejidatario, el consentimiento por escrito de la cónyuge o concubina. Una opción importante para el desarrollo de la mujer rural, ha sido la de fomentar y constituir grupos de trabajo, sociedades de solidaridad social, sociedades de producción social, sociedades cooperativas y unidades agrícolas industriales, organismos a través de los cuales se gestionan apoyos para impulsar proyectos productivos que garantizan un ingreso y una fuente de empleo para sus familias y, por consiguiente, un beneficio para su comunidad. Con el apoyo de los programas institucionales, dichos entes, durante el periodo de 1991 a 1998, han generado más de 1700 proyectos productivos y beneficiado a cerca de 40 mil campesinas. De estos organismos merece destacar a las Unidades Agrícolas Industriales de Mujeres (UAIM) que constituyen más del 50 por ciento de los mismos; no obstante, éstas han enfrentado serios problemas como falta de continuidad y limitado monto de los recursos asignados por los programas institucionales que las han apoyado, ausencia de canales adecuados de comercialización, insuficiente capacitación; también presentan mayores características -poca expansión, antigüedad, consolidación y capacidad administrativa- que disminuyen su probabilidad de recibir créditos. Por la importancia que revisten las Unidades Agrícolas Industriales de la Mujer Campesina, instituidas a principios de los años setenta, es imperativo fomentar e inducir la creación de nuevas organizaciones de mujeres de este tipo, así como introducir en la legislación agraria una mejor regulación de las mismas y de otros proyectos productivos que se han venido impulsando, a efecto de que contribuyan a un mayor desarrollo de la mujer campesina en igualdad de condiciones. En consecuencia, se propone que la asamblea ejidal apoye el establecimiento de dichas unidades aún cuando no se cuente con superficies para el establecimiento de granjas agropecuarias o de industrias rurales. También se plantea reconocer como personas morales a las unidades agrícolas e industriales de mujeres, lo que les permitirá ser sujetos de crédito y poder constituir asociaciones más amplias de interés colectivo y con mayores posibilidades de enfrentar los problemas que ya se mencionaron, como ausencia de canales de comercialización y de crédito. Asimismo, se proyecta que las normas relativas a la constitución, organización y funcionamiento de las unidades agrícolas industriales de las mujeres sean desarrolladas por la máxima autoridad del ejido, al formular o modificar su reglamento interno. Por otra parte, a pesar de la creciente participación en las diferentes actividades domésticas y extradomésticas, la mujer tiene una escasa participación en los órganos de gobierno del ejido. Por ello, además de promover una mayor participación de la mujer rural en estos órganos de decisión y en los de participación comunitaria, así como en las empresas que establezca el ejido y la comunidad para el aprovechamiento colectivo, es imperativo que la ley agraria garantice el acceso a tales derechos. Por lo anteriormente expuesto y con fundamento en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 55, fracción II, 56 y 62 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General, por el digno conducto de Ustedes, Ciudadanos Secretarios, las y los abajo firmantes, integrantes de la Comisión de Equidad y Género, nos permitimos someter a la consideración del H. Congreso de la Unión, la presente iniciativa de Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley Agraria ARTICULO UNICO.- Se reforman los artículos 4, primer párrafo; 13; 14; 15, fracciones I y II; 17, primer párrafo; 23, fracción I; 37; 38; 41, primer párrafo; 80, primer y segundo párrafos; 105; 108, sexto párrafo y 110, primer párrafo; y se adicionan un último párrafo al artículo 17 y un segundo párrafo al artículo 71 de la Ley Agraria, para quedar como sigue: Artículo 4.- El Ejecutivo Federal promoverá el desarrollo integral y equitativo del sector rural, mediante el fomento de las actividades productivas y de las acciones sociales para elevar el bienestar de la población en la vida nacional, considerando los aspectos sociales, familiares y de mujeres y reglamentando la aplicación de recursos para éstos. ...................... Artículo 13.- Los avecindados del ejido, para los efectos de esta Ley, son aquellos mexicanos y mexicanas mayores de edad que han residido por un año o más en las tierras del núcleo de población ejidal y que han sido reconocidos como tales por la Asamblea Ejidal o el Tribunal Agrario Competente. Los avencidados gozarán de los derechos que esta ley les confiere. Artículo 14.- Corresponde a los ejidatarios y a las ejidatarias el derecho de uso y disfrute sobre sus parcelas, los derechos que el reglamento interno de cada ejido les otorgue sobre las demás tierras ejidales y los demás que legalmente les correspondan. Artículo 15.-... I. Ser mexicano o mexicana mayor de edad o de cualquier edad si tiene familia a su cargo o se trate de heredera o heredero de ejidatario; y II. Ser avecindado o avecindada del ejido correspondiente, excepto cuando se trate de una heredera o heredero, o cumplir con los requisitos que establezca cada ejido en su reglamento interno. Artículo 17.- El ejidatario debe considerar preferencialmente a la esposa o concubina en la designación de sucesores en sus derechos sobre la parcela, a fin de conservar el patrimonio familiar, así como en los demás inherentes a su calidad de ejidatario, para lo cual bastará que el ejidatario formule una lista de sucesión en la que consten los nombres de las personas y el orden de preferencia conforme a la cual deba hacerse la adjudicación de derechos a su fallecimiento. Para ello podrá designar al cónyuge, a la concubina o concubino en su caso, a una de las hijas o hijos, a una de las ascendientes o a uno de los ascendientes o a cualquier otra persona. ................................. En caso de que el ejidatario no cuente con la lista de sucesión y no se encuentre en el Registro Agrario Nacional, se considerará preferencialmente a la esposa o concubina, al concubino en su caso, o a una de las hijas o hijos. Artículo 23................... I. Formulación y modificación del reglamento interno del ejido, incorporando en él la constitución, organización y financiamiento de la unidad agrícola e industrial de la mujer campesina u otros proyectos productivos de mujeres; II. a XV... Artículo 37.- Los miembros del comisariado y del consejo de vigilancia, así como sus suplentes, quienes deberán contar con representación de ejidatarias, serán electos en asamblea. El voto será secreto y en escrutinio público e inmediato. En caso de que la votación se empate, se repetirá ésta y si volviere a empatarse se asignarán los puestos por sorteo entre los individuos que hubiesen obtenido el mismo número de votos. Artículo 38.- Para ser miembro de un comisariado o de un Consejo de Vigilancia, se requiere, sin distinción de género, "ser ejidatario del núcleo de población de que se trate, haber trabajado en el ejido durante los últimos seis meses, estar en pleno goce de sus derechos y no haber sido sentenciado por delito intencional que amerite pena privativa de libertad. Asimismo, deberá trabajar en el ejido mientras dure su encargo". Artículo 41.- Como órgano de participación de la comunidad podrá constituirse en cada ejido una junta de pobladores, integrada por las y los ejidatarios y avecindados del núcleo de población, la que podrá hacer propuestas sobre cuestiones relacionadas con el poblado, sus servicios públicos y los trabajos comunitarios del asentamiento humano. Artículo 71.-................ La asamblea podrá apoyar la constitución, organización y funcionamiento de la unidad agrícola e industrial de la mujer campesina u otros proyectos productivos de mujeres, aún cuando no se cuente con superficies para el establecimiento de granjas agropecuarias. Artículo 80.- Los ejidatarios podrán enajenar sus derechos parcelarios a otros ejidatarios o avecindados del mismo núcleo de población, salvaguardando previamente los derechos familiares al afectarse el patrimonio de los mismos. Para la validez de la enajenación a que se refiere este artículo, deberá contarse con la conformidad por escrito de la cónyuge o concubina con quien haya procreado hijos; de las partes ante dos testigos y la notificación que se haga al Registro Agrario Nacional, el que deberá expedir sin demora los nuevos certificados parcelarios. Por su parte, el comisariado ejidal deberá realizar la inscripción correspondiente en el libro respectivo. Artículo 105.- Para su administración, las comunidades podrán establecer grupos o subcomunidades con órganos de representación y gestión administrativa, así como adoptar diversas formas organizativas sin perjuicio de las facultades de los órganos generales de la asamblea. Esta podrá establecer el régimen de organización interna de los grupos comunales o subcomunidades, incluyendo, en cada uno de ellos, un porcentaje de hijas e hijos, en caso de que existan suficientes interesadas o interesados, que representen equitativamente a los ejidatarios y avecindados. Artículo 108.-... ................... .................. Los ejidos y comunidades, de igual forma, podrán establecer empresas para el aprovechamiento de sus recursos naturales o de cualquier índole, así como la prestación de servicios. En ellas podrán participar ejidatarios, grupos de mujeres campesinas organizadas, hijos e hijas de ejidatarios, comuneros, avecindados y pequeños productores. ..................... Artículo 110.- Las asociaciones rurales de interés colectivo podrán constituirse por dos o más de las siguientes personas: ejidos, comunidades, uniones de ejidos o comunidades, sociedades de producción rural, o uniones de sociedades de producción rural, unidades agrícolas e industriales de la mujer campesina y de los demás proyectos productivos de la mujer. TRANSITORIOS UNICO.- El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Reiteramos a Ustedes Ciudadanos Secretarios, las seguridades de nuestra alta y distinguida consideración. Cámara de Diputados, a 8 de abril de 1999