Propuesta Comisión Derecho a la Participación Política de los

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PROPUESTA COMISION DERECHO A LA PARTICIPACION POLITICA DE LOS/AS
EXTRANJEROS/AS
1- FUNDAMENTO:
Desde hace algunos años, tanto la propia ciudad de Madrid, la Comunidad de Madrid y todo el
conjunto de España, están viviendo un cambio en la composición demográfica de la
sociedad: desde el año 2000 han aumentado las personas de origen extranjero que residen entre
nosotros y que representan en algunos municipios un porcentaje incluso superior al 20% (17,04% de
población extranjera residente en el municipio de Madrid según datos del padrón municipal a 1 de
enero de 2007)
Estas personas, que trabajan y consumen, pagan impuestos y tienen problemas, como el
resto de la población, no gozan sin embargo del derecho a participar políticamente en igualdad
de condiciones. El hecho de que una parte importante de la población madrileña no disponga
de derechos políticos tiene consecuencias negativas no sólo para los directamente
afectados, sino para el conjunto de la ciudadanía, puesto que hace que los valores democráticos
dejen de ser universales y dificulta la cohesión social.
Tenemos la experiencia de otros países europeos y sabemos que esas desigualdades
terminan generando fracturas y conflictos sociales. No nos podemos permitir el lujo de repetir
errores. Por ello creemos que el reconocimiento del derecho a elegir y ser elegidos, para todas las
personas que residen en España, no sólo evitaría discriminaciones e injusticias, sino que avanzaría
en la construcción de una sociedad más cohesionada y democrática.
El voto es un importante factor de integración, por cuanto permite a las personas de origen
extranjero participar en el seno de la sociedad y tomar decisiones sobre el futuro compartido. Por el
contrario, impedirles que puedan votar y ser elegidas refuerza la imagen del inmigrante como
mera fuerza de trabajo, y lo vuelve invisible en otros ámbitos fundamentales de la vida social,
favoreciendo la exclusión y el desarraigo.
Esta situación ha generado que numerosas organizaciones, algunas de las cuales, pertenecen al
Foro, hayan realizado desde hace años campañas de sensibilización y promoción del
reconocimiento del derecho a la participación política de los y las extranjeras que viven entre
nosotros/as. Y de ahí también esta propuesta, de que el Foro Madrid de Diálogo y Convivencia,
impulsado por el Ayuntamiento de Madrid, como espacio de participación de todos y todas,
sin exclusión, avance en el estudio de esta realidad, con esta Comisión, y pueda generar
propuestas que permitan pasar de una participación interesante pero no vinculante en estos
foros a una participación plena, en total igualdad con el resto de ciudadanos y ciudadanas
Por tanto, esta propuesta tiene como finalidad diagnosticar la realidad actual en este tema y
reformular el concepto de ciudadanía plena, para vincularlo a la residencia y no a la
nacionalidad. Porque la ciudadanía no puede reducirse al derecho de voto, pero no es menos
cierto que sin este derecho no se puede hablar de ciudadanía en ningún caso. El derecho al voto es
una conquista democrática de alto contenido simbólico: no se puede hablar de democracia universal
ni de auténtica integración, si se deniega el derecho al sufragio de una parte de la población.
Creemos que de no avanzarse en este sentido, fórmulas de participación de la población
inmigrada en el ámbito municipal que se han puesto en marcha hasta ahora (por ejemplo, las
“Mesas de convivencia”o el mismo Foro), como no pueden llegar a sustituir a una auténtica
participación política en igualdad de condiciones, tienen ciertos riesgos: el principal, que dé la
sensación de que ya hay suficientes espacios de participación, cuando falta el fundamental.
Encontramos, además, declaraciones que aparecen en boca de algunos responsables políticos,
donde se habla del desconocimiento de las leyes y cultura española, y de la falta de sentimiento de
pertenencia al país, como obstáculos para acceder a los derechos políticos, haciéndonos recordar
razones parecidas a las que se oponían en su momento al sufragio femenino y universal. Ello quiere
decir que en el debate por estos derechos, existen prejuicios y generalizaciones que hay que
superar, y por tanto, esta propuesta tiene mucho también de elemento sensibilizador de toda
la población, de todo lo positivo que aportan los/las inmigrantes.
2- ANTECEDENTES Y REFORMAS NECESARIAS:
Esta cuestión que se plantea no puede considerarse una utopía. Muchos países de nuestro
entorno han tenido, hace ya tiempo, el mismo debate y ya lo han resuelto a favor de una
plena participación de los/las ciudadanos/as extranjeras, con diferentes fórmulas. En la Unión
Europea, por ejemplo, la cuestión ya fue propugnada hace unos treinta años por el Consejo de
Europa. Bélgica, los Países Bajos y Alemania pusieron en práctica a principios de los años 70
experiencias consultivas locales. Irlanda y Suecia fueron los primeros países en reconocer el
derecho de voto activo y pasivo para los extranjeros (Irlanda en 1963 el activo y en 1974 el pasivo,
Suecia ambos en 1975), seguidos de Dinamarca (1981) y los Países Bajos (1985). El Reino Unido
reconoce el derecho de voto a los originarios de la Commonwealth.
La mejor prueba la hemos tenido en la última plenaria del Foro, a la que asistieron personas
que trabajan en espacios de participación similares en Paris, donde este tema estuvo en todo
momento en sus palabras y en el debate que han tenido, como muestra de su importancia
para la integración social de los y las nuevas vecinas.
En el marco de las Instituciones propias de la Unión Europea, el tema está también en lsus políticas
desde hace más de una década. Así, a partir de 1992, el tratado de Maastricht reconoce derechos
políticos locales a los ciudadanos de la UE, y se modifican, con bastante facilidad, las
Constituciones de los Estados miembros. Maastricht aporta una innovación fundamental: la
distinción entre nacionalidad y ciudadanía, al menos en el ámbito local. Posteriormente, la
Comisión Europea y el Parlamento Europeo han hecho varias recomendaciones para reconocer el
derecho de voto local a las personas extranjeras con residencia estable.
Sin embargo, el proyecto de Tratado Constitucional de la UE, actualmente paralizado, sólo
considera ciudadanos de la Unión a los nacionales de los estados miembros. Se vuelve así a la vieja
identificación entre ciudadanía y nacionalidad, y se excluye de la participación política a un colectivo
que, en conjunto, sería el octavo “estado”de la UE en términos demográficos. Es un grave déficit
democrático, y una preocupante carencia de visión de futuro.
En el ámbito del Estado Español, la Ley de Extranjería sólo reconoce el derecho de voto a los
extranjeros no-comunitarios si hay reciprocidad con sus países. El problema es que tal reciprocidad
no se da en prácticamente ningún caso, por lo que el criterio es inútil. Aun así la Resolución
aprobada por unanimidad en el pleno del Congreso, en la sesión plenaria del día 21 de febrero
de 2006 (a partir de una iniciativa presentada por IV-IU-ICV), insta al gobierno a “avanzar,
atendiendo a criterios de reciprocidad, en el ejercicio de derecho de sufragio activo y pasivo de los
extranjeros en España en los términos que establece el artículo 13.2 de la Constitución”
. Esta
solución discrimina a unos inmigrantes respecto a otros y sigue sin respetar la universalidad de los
Derechos Humanos.
Del mismo modo se aprobó que la Comisión Constitucional del Congreso estudiara las medidas
necesarias ”
para favorecer la integración social de los inmigrantes residentes de larga duración, en
el ámbito de la participación política, previo consenso con todos los grupos parlamentarios, y el
diálogo con las comunidades autónomas, ayuntamientos, interlocutores sociales, organizaciones no
gubernamentales y asociaciones de inmigrantes”
.
Así pues, en teoría, prácticamente todas las fuerzas políticas están de acuerdo en reconocer
el derecho al voto de las personas extranjeras. Pero eso es sólo “en teoría”
, pues los criterios
establecidos llevan a que no se concrete tal derecho.
Para reconocer el derecho a voto de las personas inmigradas sólo haría falta modificar el mismo
artículo de la Constitución que se cambió para reconocer ese derecho a los ciudadanos
comunitarios. No parece tan difícil, puesto que ya se hizo anteriormente. Cuestiones de detalle,
como el periodo mínimo de residencia exigido y el tipo de elecciones en que pueden votar los
extranjeros, deberían definirse atendiendo a la máxima extensión de la democracia, vinculando la
ciudadanía a la residencia y pensando que todo el mundo debe poder decidir aquellas políticas que
le afectan. Éstas son cuestiones que sería muy interesante, y necesario, abordar en la
Comisión, para que el Foro pudiera hacer propuestas al respecto, para poder seguir siendo
una fórmula en la vanguardia de la participación de nuestros nuevos/as vecinos/as.
3- OBJETIVOS:
En definitiva, como creemos que ahora es el momento de sumar esfuerzos de Instituciones y
partidos políticos, del tejido asociativo y del conjunto de la ciudadanía para promover una
transformación social en pro del reconocimiento del derecho a la participación política de
los/las extranjeras vecinos/as de Madrid, y de todo el Estado, proponemos la constitución de una
Comisión que analice toda esta realidad y haga las propuestas que considere, con los siguientes
objetivos:
-
Analizar la situación social que hoy en día se genera por la falta de reconocimiento de
este derecho en los/las inmigrantes, en cuanto a su integración y realizar propuestas en este
sentido
-
Sensibilizar a la sociedad madrileña de la necesidad de este reconocimiento, por la
igualdad de derechos y obligaciones que debe existir entre todos/as los/las ciudadanos/as
-
Estimular y fortalecer la participación política de los/las inmigrantes y refugiados/as en
los asuntos de nuestra ciudad, dando un paso mas allá de fórmulas de participación no
vinculantes.
Una vez constituida la Comisión, con la estructura y funciones que mediante consenso de todos
y todas se determine, consideramos, que su fin y aportaciones la integración, a juicio de
nuestra entidad, podría ser:
-
Hacer avanzar el concepto de ciudadanía, vinculándolo a la residencia y no a la
nacionalidad, para que incluya a todas aquellas personas que viven y trabajan en el Estado
Español, independientemente de su origen.
-
Buscar y proponer fórmulas factibles para conseguir el cambio constitucional que
reconozca el derecho a sufragio activo y pasivo de todas las personas residentes extranjeras
mayores de 18 años.
-
Conseguir el apoyo más amplio posible (político, asociativo, cultural y ciudadano) para
promover un movimiento en pro de la igualdad de derechos y la reformulación del concepto de
ciudadanía.
-
Conseguir el posicionamiento de las instituciones madrileñas (ayuntamientos, Asamblea
/de Madrid, etc.) a favor del reconocimiento del derecho al voto para las personas inmigradas.
Madrid, a 5/9/2007
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