V. Administración de justicia - Gobierno del principado de Asturias

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V. Administración de justicia
JUZGADOS DE Primera Instancia e Instrucción
DE Avilés NÚMERO 6
Edicto. Juicio de faltas 330/2008.
En Avilés, a 17 de diciembre de 2008.
Vistas por mí, don José Antonio Moreno Gomis, Magistrado-Juez del Juzgado de Instrucción número 6 de Avilés, las
precedentes actuaciones de Juicio de Faltas, seguidas con el número 330/08 en virtud de denuncia presentada por don
Andrés Martín Palacios contra don Faustino Braña Maeso por la presunta comisión de una falta de hurto.
Antecedentes de hecho
Primero.—Con fecha 12 de diciembre de 2008 se presentó denuncia ante la Policía Nacional de Avilés por don Andrés
Martín Palacios contra don Faustino Braña Maeso por la presunta comisión de una falta de hurto prevista y penada en el
art. 623.1 del Código Penal.
Segundo.—Como consecuencia de la referida denuncia se incoó por este Juzgado el correspondiente Juicio de Faltas,
que fue celebrado el día 17 de diciembre del año en curso con la asistencia del Ministerio Fiscal y las partes.
En dicho acto, y a la vista de lo expuesto, el Ministerio Fiscal, en trámite de informe, solicitó la condena de don Faustino Braña Maeso como autor de una falta de hurto del art. 623.1 del Código Penal a la pena de un mes de multa con
una cuota diaria de 6 euros, quedando sujeto, en caso de impago, a la responsabilidad personal subsidiaria de un día de
privación de libertad por cada dos cuotas no satisfechas; solicitando igualmente que indemnizara a don Andrés Martín
Palacios con la cantidad que se determinara en ejecución de sentencia.
Tercero.—En la tramitación de este juicio se han observado todas las prescripciones legales en vigor.
Hechos probados
A la vista de las actuaciones practicadas se declara probado que el día 11 de diciembre de 2008, don Faustino Braña
Maeso acompañó a don Andrés Martín Palacios a su casa, en la calle Núñez de Balboa 10 de Avilés, y tras tomar algo y
acostarse este último, aquél se fue para su propia casa.
Fundamentos de derecho
Primero.—Castiga el Código Penal en el artículo 623.1 a “Los que cometan hurto, si el valor de lo hurtado no excediera de 400 euros”. El hurto es definido en el artículo 234 de nuestro Código Penal al declarar que “El que, con ánimo
de lucro, tomare las cosas muebles ajenas sin la voluntad de su dueño, será castigado, como reo de hurto, con la pena
de prisión de 6 a 18 meses, si la cuantía de lo sustraído excede de 400 euros”. La diferencia entre la falta y el delito,
así pues, es meramente cuantitativa, de tal modo que cuando la cuantía del objeto hurtado no exceda de 400 euros nos
encontraremos ante la figura de la falta.
Segundo.—El presupuesto indispensable para la aplicación de cualquier tipo penal es el de que quede probada la
comisión del delito o de la falta imputada, por lo que la presunción de inocencia establecida en el art. 24 de nuestra
Constitución exige, para ser destruida, la certeza de que efectivamente se produjeron los hechos constitutivos del tipo
penal, en nuestro caso, de la falta de amenazas. Por lo tanto, la presunción de inocencia, derecho fundamental de toda
persona, ha de ser desvirtuada o destruida en forma para que haya lugar a una sentencia condenatoria contra el favorecido con dicha presunción, proclamada por el art. 24.2 CE.
Tal y como han establecido el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo, la citada presunción en vía penal presupone que la carga de la prueba de los hechos imputados corresponde a las acusaciones, siendo la prueba de cargo
aquella que crea una convicción suficiente en el Juzgador como para erradicar cualquier duda razonable, quedando en
consecuencia, de tal modo, desvirtuada la presunción de inocencia (SSTC 22 de noviembre de 1995, 27 de septiembre
de 1993...). En este sentido, hay que recordar como el convencimiento del juzgador puede lograrse por la declaración
de un solo testigo, aun cuando éste sea la propia víctima, atendiendo a sus condiciones de credibilidad, que según la
STS 28 de septiembre de 1988 se debe buscar y basar en la inexistencia de resentimientos anteriores del testigo para
el acusado, máxime si se trata del testigo perjudicado, que puedan afectar a la convicción judicial; verosimilitud del
testimonio o relato en que se traduzca, por estar rodeado de ciertas corroboraciones periféricas de carácter objetivo,
que le doten de aptitud probatoria; y finalmente, persistencia, seguridad e inamovilidad en los datos de hecho y en
la incriminación que se haya realizado. Además, el apotegma jurídico del “in dubio pro reo” impone en la actividad de
valoración y crítica de las pruebas legalmente practicadas, la exigencia inexcusable de pronunciarse en favor del reo en
los supuestos dudosos que no le permitan llegar a una convicción de certeza en el dato examinado (SSTS 20 de enero
de 1993 y 24 de junio de 1995).
Tercero.—En nuestro caso concreto, se observa una clara contradicción entre las versiones de ambas partes, sin que
las pruebas existentes despejen dicha contradicción, dado que aun cuando el denunciante se ratifique en su declaración
ante la Policía Nacional, el denunciado niega totalmente los hechos, sin que haya testigo alguno de los mismos. Lo único
que queda claro, según se deduce de las presentes actuaciones, es que Faustino acompañó a Andrés a su casa, y tras
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tomar algo y acostarse este último aquél se fue, negando haber visto los objetos y el dinero que Andrés afirma que le
sustrajo, no habiendo prueba alguna acerca de las preexistencia de los mismos en dicho momento. Es por ello que la
contradicción de versiones, sin otros datos que permitan otorgar mayor credibilidad a una sobre otra, hace que no se
pueda condenar a don Faustino Braña Maeso por los hechos que se le imputan, puesto que siendo requisito necesario para condenar por la comisión de una infracción penal que quede acreditada la realidad de la misma -fundamentalmente a
través de la prueba practicada en el acto del juicio oral -, de las pruebas practicadas no se deduce motivo suficiente para
desvirtuar la presunción de inocencia del denunciado, al no quedar acreditados los hechos por los que se le denunció.
En su consecuencia, y por tal motivo, se impone el pronunciamiento absolutorio del denunciado don Faustino Braña
Maeso respecto de los hechos por los que venía acusado en este procedimiento.
Cuarto.—Las costas procesales no se impondrán nunca a los procesados que fueren absueltos, tal y como señala el
art. 240 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, permitiendo este artículo la declaración de oficio de las mismas.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación,
Fallo
Que debo absolver y absuelvo libremente a don Faustino Braña Maeso de la falta de hurto del art. 623.1 CP por la
que había sido acusado en este procedimiento, declarando de oficio las costas procesales.
Notifíquese la presente Resolución a las partes y al Ministerio Fiscal, con la advertencia de que la misma no es firme,
pudiendo interponerse recurso de apelación ante este Juzgado dentro de los cinco días siguientes a su notificación, para
su resolución por la ilustrísima Audiencia Provincial de Asturias.
Así por esta mi sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.
Diligencia.—En la misma fecha, yo la Secretaria doy fe de su publicación.
Publicación: En la misma fecha fue leída y publicada la anterior resolución por el ilustrísimo señor Magistrado que la
dictó, celebrando Audiencia Pública. Doy fe.
Avilés, a 19 de marzo de 2009.—El Secretario Judicial.—8.609.
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