INSTITUTO NACIONAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA MERCOSUR: SISTEMA DE SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS SERIE: DOCUMENTOS DE APOYO A LA CAPACITACIÓN DIRECCIÓN NACIONAL DE ESTUDIOS Y DOCUMENTACIÓN DIRECCION DE ESTUDIOS E INVESTIGACIONES COMPILADOR: LIC. RUBÉN JORGE HILLIAR BUENOS AIRES - 1996 CONTENIDO Introducción 2 Capítulo I. El sistema de controversias en el Mercosur 2 Capítulo II. Aportes para la resolución de Conflictos en el Mercosur 14 Anexo 1. Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias 27 Anexo 2. Protocolo de Ouro Preto. Capítulo VI, Sistema de Solución de Controversias 39 Página 1 de 41 INTRODUCCIÓN Cualquier asociación, sea cual fuere su índole particular, está basada, por lo menos idealmente, en una comunidad de intereses. Los procesos de integración regional, en definitiva un tipo muy particular de asociación, no escapan a esta regla. Los países deciden integrarse porque manifiestan tener intereses comunes. Ahora bien, la definición y el establecimiento de objetivos e intereses comunes no implican, en modo alguno, la inexistencia de objetivos e intereses particulares de cada uno de los socios de la integración. Si bien la mayoría de los aspectos de las relaciones entre los Estados Nacionales que participan de un proceso de integración regional están contemplados en los Tratados Constitutivos de las integraciones, mucho es, todavía, el espacio que queda para interpretar sus artículos de modos diversos. Este espacio, junto con las naturales rispideces que se generan en cualquier relación entre entidades sociales, y los Estados Nacionales lo son, dan lugar a controversias, las que, a su vez, imponen la necesidad de un sistema para solucionarlas. La solución de las controversias que surgen en cualquier proceso de integración es vital para su sobrevida. Mediante la aplicación de un sistema de solución de controversias que funcione efectivamente se logra fortalecer el proceso de integración y establecer un cuerpo normativo que haga que la convivencia sea más apacible para todas las partes.. Este trabajo pretende presentar al lector el sistema de controversias vigente en el MERCOSUR, así como también aquellos aportes que, a partir de la experiencia que ofrecen otros procesos de integración regional que funcionan en el mundo, podrían ayudar a afianzar este sistema de modo de profundizar el proceso de integración. CAPÍTULO 1. EL SISTEMA DE CONTROVERSIAS EN EL MERCOSUR La constitución de un mercado común entre países latinoamericanos es un proyecto ambicioso, intentado infructuosamente en el pasado, que aparece como un objetivo de largo plazo en el Tratado de Montevideo de 1980 por el cual se instituyó la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Como meta más cercana y en un marco regional más limitado, la iniciativa se retoma en el Tratado de Asunción del 26 de marzo de 1991, en el que la Argentina, Brasil, Página 2 de 41 Paraguay y Uruguay acordaron constituir el Mercado Común del Sur (MERCOSUR). Los progresos de la ALADI en la marcha hacia un mercado común latinoamericano fueron modestos. Transcurrida más de una década desde la creación de este organismo, los resultados más tangibles se han exteriorizado principalmente en el impulso del comercio bilateral. Sin embargo, si la integración regional pretendida hubiera dependido de esta única vía, el resultado final se vería demorado excesivamente, en especial si se consideran las exigencias que impone una economía internacional que opera a mayores escalas y con criterios de competitividad cada vez más estrictos y definitorios. Por ese motivo, los mencionados cuatro Estados de la región, respetando el marco de ALADI, decidieron apresurar el proceso de integración subregional sin descartar, sino más bien alentando, la participación de otros países que quisieran unirse a la iniciativa. La lenta marcha de la ALADI contrasta visiblemente con el ímpetu que caracteriza al proceso integrador en el MERCOSUR y el rápido avance hacia el cumplimiento de sus objetivos. Ya se han operado sustanciales reducciones arancelarias en el intercambio comercial y se ha trabajado intensamente, con resultados parciales auspiciosos, en otros aspectos necesarios para que el proyecto no se limite a conformar una zona de libre comercio sino que se alcance también la libre circulación de bienes y servicios, el establecimiento de un arancel externo común y la totalidad de los objetivos previstos en el Tratado de Asunción. Las realizaciones han sido posibles porque los gobiernos de los cuatro Estados Parte han puesto de manifiesto una firme voluntad política para Página 3 de 41 alcanzar los fines propuestos. Este factor, indispensable para lograr el éxito de una empresa de tal envergadura, ha quedado en evidencia con la adopción de un importante instrumento jurídico que coadyuva a los esfuerzos de las partes, al tiempo que los consolida y vigoriza: el Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias, firmado el 17 de diciembre de 1991 por los presidentes de los cuatro países. Resulta innecesario explicar a la comunidad jurídica la relevancia de este instrumento en el marco de un proceso de integración regional. Tal como se sostuviera durante el proceso de negociación de este instrumento, “el motivo por el cual fracasaron los intentos de ALALC, ALADI y el Grupo Andino fue que las dificultades encontradas para alcanzar las metas fijadas superaron la voluntad que los gobiernos pusieron en vencerlas. Pero aun cuando no hubiera sido así, la falta de un efectivo esquema de solución de controversias, de todas maneras, hubiera frustrado aquellos intentos”. La incorporación de un mecanismo de solución de controversias a los tratados internacionales, tanto multilaterales como bilaterales, se ha transformado en un práctica habitual en el ius gentium. No se trata de una pérdida de confianza de los Estados al principio rector del derecho internacional, pacta sunt servanda, sino que se procura dotar de una mayor eficacia al derecho internacional y asegurar que los eventuales diferendos en la interpretación y aplicación de los compromisos internacionales no generen fricciones entre los contratantes, facilitando el acceso a procedimientos incorporados al cuerpo mismo del acuerdo. Esta práctica se torna especialmente útil y necesaria en los proyectos que apuntan a mecanismos asociativos que, en mayor o menor medida, comportan derogaciones del principio de soberanía absoluta del Estado. Página 4 de 41 En la etapa de transición del MERCOSUR, que transcurrió entre su entrada en vigor y la instauración del mercado común, la existencia de un mecanismo eficiente de solución de controversias resultaba particularmente conveniente y necesaria. En efecto, el Tratado de Asunción ha postergado hasta la etapa de la constitución definitiva del mercado común la creación de instituciones permanentes que velen por su funcionamiento y a las que se les transferirían algunas competencias reservadas hasta el momento a los Estados Parte. La estructura orgánica establecida por el capítulo II del Tratado es sumamente simple y en los órganos que instituye reina el principio del consenso para la adopción de decisiones. De modo que el establecimiento de un procedimiento compulsivo de solución de controversias constituye el verdadero embrión de un sistema comunitario, en el que las instituciones del mercado común adoptarán decisiones como también podrán hacerlo los miembros del Tribunal Arbitral conforme al Protocolo de Brasilia, ajenas a la voluntad de los Estados Parte. De acuerdo con el Tratado de Asunción - anexo III -, el sistema de solución de controversias adoptado por el Protocolo, sujeto a aprobación parlamentaria, regiría solamente durante el mencionado período de transición. Antes del 31 de diciembre de 1994, los Estados parte deberían adoptar un Sistema Permanente. 1.1. Negociación del Protocolo de Brasilia En armonía con el dinámico ritmo que las partes han impuesto a la conformación del MERCOSUR, el Protocolo de Brasilia fue negociado entre los cuatro países en el breve plazo de dos reuniones de expertos jurídicos, celebradas en el mes de noviembre de 1991 en la ciudad de Montevideo, por disposición del Grupo Mercado Común. El Grupo Técnico trabajó sobre la base Página 5 de 41 de un proyecto presentado por la delegación argentina teniendo a la vista los antecedentes internacionales en la materia, entre los más recientes de los cuales se contaban el Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá de 1988 y el de Complementación Económica entre Chile y México de 1991. La rapidez con que el Grupo Técnico pudo elaborar la propuesta que elevó al Grupo Mercado Común puso de manifiesto la coincidencia de objetivos existente entre los representantes de los cuatro países y la firme voluntad política de arribar a un acuerdo. El Grupo Mercado Común, reunido en Brasilia a principios de diciembre de 1991, aprobó a su vez el texto con pocas modificaciones, la mayor parte de ellas de forma, y lo sometió a los Presidentes, quienes lo firmaron el día 17 del mismo mes. 1.2. Principales características del sistema El procedimiento consagrado en el Protocolo está caracterizado por los siguientes elementos: 1) Flexibilidad: prevé diversas modalidades a las que podrán recurrir las partes, según la naturaleza de la controversia. 2) Celeridad: dado el carácter comercial que tendrá la mayoría de los casos que se inicien, los plazos previstos son breves y los procedimientos relativamente sencillos. 3) Obligatoriedad: en última instancia, el recurso arbitral asegura un resultado de cumplimiento compulsivo para las partes en la controversia. 4) Carácter no permanente: el tribunal debe constituirse ad hoc para cada caso planteado, lo cual guarda relación con la naturaleza provisoria del mecanismo y evita que los Estados Parte incurran en mayores gastos. Página 6 de 41 1.3. Ámbito de aplicación del Protocolo La parte dispositiva del Protocolo comienza con la definición de su ámbito material de aplicación (Capítulo I). La definición de este ámbito es taxativa pero se ha tratado de que comprenda todas las materias sobre las que podrían versar las controversias que surjan entre los Estados Parte. Conforme a esta disposición (artículo 1), el protocolo será de aplicación para resolver las controversias acerca de la interpretación, aplicación o incumplimiento de: • las disposiciones del Tratado de Asunción • los acuerdos celebrados en el marco de dicho Tratado • las decisiones del Consejo del Mercado Común (órgano superior del Mercado Común) las resoluciones del Grupo Mercado Común (órgano ejecutivo del Mercado Común) 1.4. Descripción del mecanismo El procedimiento adoptado prevé distintas instancias, desde la negociación directa hasta la solución jurisdiccional del procedimiento arbitral, pasando por una fase institucional y la intervención del Grupo Mercado Común. 1.5. La vía diplomática Al igual que otros tratados del mismo género, el Protocolo privilegia las negociaciones diplomáticas bilaterales (capítulo II) como la forma más accesible para las partes en conflicto y la que permite alcanzar resultados que sean aceptables para todas ellas. Esta instancia precede necesariamente a todo otro medio de solución de la controversia. A pesar de entablarse directamente entre las partes interesadas, no se ha querido dejar fuera del proceso, aun en esta primera instancia, a los órganos del Tratado de Asunción. En efecto, los Estados Partes en la controversia deberán informar al Grupo Mercado Común, a través Página 7 de 41 de la Secretaría Administrativa, sobre las gestiones que se realicen durante las negociaciones y los resultados de las mismas. De esta manera, los Estados Parte han reflejado su voluntad de dar oportunidad a los actuales órganos de la integración de jugar un papel en todas las etapas del mecanismo, realzando así sus atribuciones y sentando las bases para las funciones que en el futuro puedan asumir las instituciones comunitarias que se creen. A pesar de ser ineludible, esta etapa del proceso, salvo que medie acuerdo entre las partes, deberá ser sumamente breve, ya que no podrá exceder un plazo de 15 días a partir de la fecha en que uno de los Estados Parte plantea la controversia. De esta forma, se ha querido evitar el recurso a tácticas dilatorias que prolonguen innecesariamente los procedimientos. 1.6. El recurso institucional El capítulo III del Protocolo está dedicado a la intervención del Grupo Mercado Común, órgano que tiene capacidad de iniciativa y que cuenta entre sus funciones con la de velar por el cumplimiento del Tratado, en la solución de las controversias. El recurso al Grupo Mercado Común está previsto para el caso de un resultado negativo de las negociaciones directas. Agotado el plazo que el Protocolo acuerda para ese modo de solución, cualquiera de los Estados Parte en el conflicto puede someterlo a consideración del Grupo Mercado Común. El Grupo Mercado Común está coordinado por los Ministerios de Relaciones Exteriores e integrado también por representantes de los Ministerios Página 8 de 41 de Economía o sus equivalentes (áreas de Industria, Comercio Exterior y/o Coordinación Económica) y del Banco Central. El Grupo también podrá convocar, cuando lo juzgue conveniente, a representantes de otros organismos de la administración pública y del sector privado. El Grupo, en la sustanciación de la causa, puede requerir además el asesoramiento de expertos, quienes serán seleccionados de una lista confeccionada previamente. Por su propia naturaleza, el Grupo Mercado Común solamente puede formular recomendaciones a las partes en controversia de modo de tratar de alcanzar la solución del diferendo. El Grupo no fue concebido como un órgano jurisdiccional sino que, como lo establece el Tratado de Asunción, es un órgano ejecutivo. Es obvio que el carácter consensual de las resoluciones del Grupo conspirará contra su capacidad para resolver las controversias, ya que en cada caso que se le presente, la recomendación resultante del análisis de los hechos deberá haber contado con la anuencia de los cuatro Estados Partes, entre los que se incluirán, claro está, las partes en conflicto. Sin embargo, a pesar de esta condición, se ha juzgado que el Grupo Mercado Común puede desempeñar un papel fructífero en materia de solución de controversias. En primer lugar, porque es importante que el órgano que tiene a su cargo velar por el cumplimiento del Tratado de Asunción conozca los diferendos a que puede dar lugar su aplicación y trate de buscar un arreglo que resulte satisfactorio para todas las partes interesadas. En segundo lugar, permite que las partes que no están directamente involucradas en la controversia intervengan en su posible solución, pudiendo eventualmente interponer sus nuevos oficios. Por último, la participación de las partes en la controversia en el propio proceso en que se Página 9 de 41 revise la cuestión asegura que, en caso de que se llegue a una recomendación, ella será de más fácil aceptación por todas las partes. El plazo de treinta días que el Protocolo concede para tratar de hallar una solución a la controversia a través del Grupo Mercado Común es también breve ya que se ha velado por evitar que el procedimiento pueda demorarse en cualquiera de sus instancias. 1.7. El recurso al arbitraje El recurso arbitral, capítulo IV, constituye la última ratio para los casos más contumaces, aquellos que no hayan sido resueltos por las vías más expeditivas, económicas y amistosas previstas en los capítulos anteriores. Naturalmente, corresponde esperar que muy pocas controversias lleguen a plantearse ante un foro arbitral. Esta situación sólo estará justificada en los casos en que la cuestión planteada revista suficiente importancia. Aunque el sistema de arbitraje del Protocolo ha sido diseñado de tal forma que pueda operar de la manera más sencilla, rápida y económica posible, es indudable que, por su propia índole, obligará al cumplimiento de ciertas formalidades y a afrontar inversiones que pueden resultar onerosas para las partes, así como a inevitables demoras en la solución del pleito. Los lineamientos del procedimiento arbitral no se apartan significativamente de los precedentes en la materia, que son por supuesto numerosos. También en esta instancia intervienen, aunque tangencialmente, la Secretaría Administrativa y el Grupo Mercado Común, este último con el único objeto de estar informado del proceso. La Secretaría, en cambio, tiene una función más activa, de apoyo a los procedimientos. Página 10 de 41 Como está incito en la naturaleza de este recurso, el proceso lleva a una decisión de cumplimiento obligatorio, lo cual es reconocido por las partes en el Protocolo, ab initio, ipso facto, y sin necesidad de acuerdo especial. Dado que no se trata de un órgano permanente, los tres árbitros son designados ad hoc de una lista preexistente. El tribunal fija su propio procedimiento, el que deberá garantizar que cada una de las partes en las controversias tenga plena oportunidad de ser escuchada y de presentar sus pruebas y argumentos. También se prevé que los procesos se realicen en forma expedita. El Protocolo trata de suplir, al menos en parte, la escasa apoyatura normativa de que adolecerá el tribunal, en razón del breve período de existencia del proceso de integración previsto en el Tratado de Asunción. A tal fin, establece que el Tribunal decidirá la controversia sobre la base de las disposiciones del mencionado tratado, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, de las decisiones y resoluciones del Consejo y del Grupo Mercado Común, así como también de los principios y disposiciones del derecho internacional aplicables en la materia. De convenirlo expresamente las partes, el Tribunal podrá decidir la controversia ex aequo et bono. Los laudos del Tribunal son inapelables. Tienen, respecto de las partes, fuerza de cosa juzgada y sólo admiten un recurso de aclaratoria o de interpretación ante el mismo tribunal. De no cumplirse el laudo en el plazo de 30 días, los otros Estados Partes en la controversia podrán adoptar medidas compensatorias temporarias, tales como la suspensión de concesiones u otras equivalentes, tendientes a obtener su cumplimiento. Página 11 de 41 1.8. Sustanciación de los reclamos de particulares De acuerdo con la filosofía económica imperante en los cuatro Estados Parte, el Mercado Común del Sur está concebido como un marco jurídico que cree las condiciones necesarias para que el sector privado de los cuatro países pueda potenciar su capacidad, haciendo pleno uso de las oportunidades creadas por los gobiernos. Por esta razón, los responsables de la redacción del Protocolo quisieron que los particulares pudieran acceder de la forma más directa posible a los procedimientos previstos. Así, el capítulo V del Protocolo, Reclamos de Particulares, está reservado a canalizar las quejas del sector privado (personas físicas o jurídicas) “con motivo de la aplicación, por cualquiera de los Estados Partes, de medidas legales o administrativas de efecto restrictivo, discriminatorias o de competencia desleal, en violación del Tratado de Asunción, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, de las decisiones del Consejo del Mercado Común o de las resoluciones del Grupo Mercado Común” (art. 25). El Protocolo otorga así a los particulares un derecho de iniciativa que luego debe ser canalizado a través de los órganos del tratado, o impulsado por uno de los Estados Partes. La sustanciación de los reclamos que concreten los particulares es muy compleja y su descripción detallada excede la pretensión de este trabajo. Basta con indicar que el procedimiento se inicia ante la Sección Nacional del Grupo Mercado Común del Estado Parte donde el particular afectado tenga su residencia habitual o la sede de sus negocios, y que si el reclamo fuere admitido, es llevado luego a la atención de la Sección Nacional del Grupo Mercado Página 12 de 41 Común del Estado Parte al que se la atribuye la violación o al Grupo Mercado Común mismo. Este órgano recurre, en este último caso, a un procedimiento de solución que puede llevar a la intervención de expertos, quienes deberán emitir un dictamen al respecto. Si en este pronunciamiento que es elevado al Grupo Mercado Común se verificare la procedencia del reclamo efectuado en contra de un Estado Parte, cualquier otro estado parte podrá requerirle la adopción de medidas correctivas o la anulación de las medidas cuestionadas. Si el requerimiento no prosperare, el Estado Parte que lo efectuó podrá recurrir directamente al procedimiento arbitral, en las condiciones establecidas en el capítulo IV del Protocolo. Conclusiones El Tratado de Asunción impondrá ajustes y adaptaciones a la estructura económica de los Estados Parte, lo que en algunos sectores dará lugar a tensiones, cuando no a enfrentamientos derivados de la índole del proceso de cambio que traerá consigo la formación del Mercado Común. Las oportunidades que se abrirán al sector empresario de los cuatro países serán muy amplias, pero también serán considerables los riesgos que deberán enfrentar. Las primeras superan a los segundos, y la capacidad de innovación del empresariado permitirá, sin dudas, sortear los obstáculos que se puedan presentar, para aprovechar al máximo las ventajas de una economía de escala. Pero es posible que en este escenario surjan controversias. El éxito de un proyecto de integración de esta magnitud puede depender de la solución rápida y eficaz de este tipo de controversias. Para poder hacerlo, los Estados Parte cuentan, desde la entrada en vigor del Protocolo, con un instrumento eficiente, acorde con la naturaleza de los diferendos que se puedan presentar. Con su adopción, los países del MERCOSUR han solidificado sus vínculos, Página 13 de 41 demostrando que están dispuestos a resolver sus posibles controversias por la vía pacífica, alejando de esta manera los resabios que puedan existir de viejas políticas de recelos y confrontación. Como afirmó un miembro de la delegación brasileña que negoció el Protocolo: “Es por cierto gratificante que uno de los primeros ejemplos de construcción comunitaria en el MERCOSUR se de exactamente en el terreno del orden jurídico...” Nuestros países han elegido una vez más la vía del derecho y del respeto a la legalidad internacional, cimentando de esta manera el clima de colaboración que prevalece en el continente. CAPÍTULO 2. APORTES PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN EL MERCOSUR Uno de los principales aspectos que otorgan solidez a un proceso de integración regional o subregional reside en la incorporación de un mecanismo de solución de controversias que forme parte del acuerdo de integración mismo. Si bien podría resultar casi evidente que, en principio, nadie se asocia para separarse, ni las personas físicas ni las empresas ni los Estados, luego de una primera etapa armoniosa suelen sobrevenir dificultades o conflictos. De allí la importancia del Derecho para solucionar las controversias. Esta utilización del Derecho para resolver controversias es una práctica habitual en el Derecho Internacional de modo de hacer más eficientes los convenios: indica una voluntad madura entre los contratantes para superar los naturales problemas que se presenten en el vínculo contractual, con instrumentos intrínsecos al acuerdo. Resulta imprescindible aportar seguridad jurídica desde el inicio mismo de un proceso integrador, no solamente para el ámbito público de los Estados Página 14 de 41 Partes sino también para el ámbito privado. Esta seguridad debe hacerse extensiva a las personas físicas y jurídicas. Ello es muy importante en acuerdos que, eventualmente en algún momento de su vigencia, contemplen algún tipo de transferencia de competencias de los Estados Partes a instituciones permanentes creadas especialmente, implicando derogaciones parciales del principio de soberanía absoluta de los Estados, las que serán dotadas de poder de decisión y de fuerza política y las que deberán encauzar su actividad, justamente, a través de precisas normas de derecho. De todos modos, aceptar la idea de restricciones al principio de soberanía absoluta de los Estados requerirá un cambio cultural, principalmente de cultura política de los dirigentes, que requerirá de un prolongado período de elaboración. El Tratado de Asunción, base del MERCOSUR, dispone que la creación de instituciones permanentes se efectuará en la etapa de la constitución definitiva del mercado común. Las normas de este Tratado, las decisiones y resoluciones que adopten sus órganos e instituciones y soluciones que brinde su sistema de solución de controversias constituirán el origen de un sistema comunitario de derecho. Es fundamental que el proceso de integración MERCOSUR goce de credibilidad interna y externa; para ello se requiere esencialmente una adecuada protección jurídica para las acciones que se efectúen en virtud de la apertura de los respectivos mercados nacionales. Los operadores económicos, para poder planificar sus estrategias empresariales, lo que significa confianza en el proceso, deben estar convencidos de que poseen derechos perdurables y no sólo ciertos privilegios sometidos a los arbitrios cambiantes de los gobiernos de turno. Por ello, es necesario que todo lo concerniente al proceso integrador y a la apertura consecuente, se convierta cada vez más en un tema de política de Estado, Página 15 de 41 respetado por los diversos gobiernos que se sucedan en el poder, sea cual fuere su color partidario. Hasta tanto no exista un Derecho Comunitario o de la Integración desarrollado, serán las respectivas jurisdicciones nacionales las que deberán asegurar la protección jurídica que demandarán los agentes económicos y en esto será muy importante la jurisprudencia que elaboren las Cortes Supremas de Justicia de cada país. Los Estados Partes deberán diseñar un sistema de solución de controversias permanente. Será necesario instrumentar un mecanismo claro, imaginativo y además práctico y disponer de un asesoramiento del mismo sector empresario que aporte la identificación de los casos y causas más comunes de controversias que se puedan presentar. Si se crean órganos comunitarios que tomen decisiones que obliguen a los Estados, dando lugar a la creación de un Derecho Comunitario derivado, el sistema de solución de controversias deberá brindar un control de legalidad de las acciones de los distintos órganos y asegurar una interpretación uniforme de las normas comunitarias que ellos dicten conforme las atribuciones que les hayan sido conferidas. Conviene señalar que el Derecho Comunitario o de la Integración posee peculiaridades que lo destacan y que, al mismo tiempo, implican exigencias para su eficaz aplicación: en primer lugar, el Derecho Comunitario debe prevalecer sobre la totalidad del ordenamiento jurídico local; en segundo término, debe existir unidad de interpretación del Derecho Comunitario, para evitar que tenga significados diferentes según la interpretación que puedan darle Página 16 de 41 los distintos tribunales nacionales; por último, el Derecho Comunitario debiera desarrollarse en un ámbito ajeno al control constitucional por parte de los Estados. Estas características derivan de la multilateralidad del Derecho Comunitario, que surge del principio de igualdad, asegurando de este modo una armónica relación entre el Derecho Comunitario y los Derechos locales. Pero se destaca la creación, en el momento oportuno, de un Tribunal de Justicia para el MERCOSUR, que asegure la interpretación final uniforme y la aplicación de las normas de la integración en los conflictos que con respecto a ellas se originen. En el Derecho Comunitario resulta necesario admitir la posibilidad de traspaso de soberanía por parte de los Estados. Esto implica la concepción del Derecho Comunitario como un ordenamiento jurídico independiente y diferente del ordenamiento jurídico interno. Es interesante mencionar que el Derecho Comunitario, en su fase ascendente, requerirá de la participación de los Municipios en las decisiones que se refieran al MERCOSUR. Como consecuencia de ello, se producirá una adecuada fase descendente, aplicación eficaz del Derecho Comunitario en los Municipios, lo que traerá aparejada la ordenada aplicación de ese derecho en todo el ámbito público y privado de la Nación. Si se considera a los Municipios como células primarias de la organización política y si se tiene en cuenta su estrecha relación con las pequeñas y medianas empresas, la obtención de una fase descendente adecuada brindaría, consecuentemente, mayor eficiencia política para el Poder Ejecutivo Nacional en lo que respecta a las tareas de la administración de la Nación, ya inserta en un bloque subregional. Con respecto a la participación local , es oportuno recordar que la Comunidad Europea ha creado, a instancias de varios Estados, el Comité de las Página 17 de 41 Regiones, que cuenta con 189 miembros representantes de las colectividades locales y regionales. Este Comité debe ser consultado antes de tomar decisiones que afecten a los intereses regionales y emite dictámenes por iniciativa propia. Entre el 14 y el 17 de diciembre de 1994, en la localidad brasileña de Ouro Preto tuvo lugar el encuentro de los máximos órganos del MERCOSUR, en su transcurso se diseñó la estructura institucional del MERCOSUR con los siguientes órganos: Consejo del Mercado Común, Grupo Mercado Común, Comisión de Comercio, Comisión Parlamentaria Conjunta, Foro Consultivo Económico y Social, Secretaría Administrativa. Asimismo, en ese encuentro, se le otorga al MERCOSUR personalidad jurídica de Derecho Internacional, autorizándolo a contratar (adquirir o enajenar bienes, comparecer en juicio). El Consejo del Mercado Común ejerce la titularidad de la personalidad jurídica y queda autorizado a negociar y firmar acuerdos con terceros países, grupos de países y organismos internacionales. Además, se estableció en Protocolo que las autoridades jurisdiccionales de los Estados Partes cumplirán las medidas cautelares decretadas por tribunales de otros Estados Partes, competentes en la esfera internacional, de acuerdo con la ley del lugar donde se encuentren situados los bienes o residan las personas objeto de la medida. La Comisión de Comercio tendrá competencia sobre las materias relacionadas con las políticas comerciales comunes, en particular el Arancel Externo Común (AEC). Considera reclamos presentados por las Secciones Nacionales de los Estados Partes originadas en los Estados o en los particulares. Esta función de la Comisión de Comercio fue reglamentada en el Anexo al Protocolo de Ouro Preto, en el que se establecen los procedimientos a seguir y Página 18 de 41 se admite, llegado el caso, a recurrir directamente al procedimiento arbitral del Protocolo de Brasilia de Solución de Controversias. En las reuniones de Ouro Preto se estableció que se mantendrá vigente el Protocolo de Brasilia como sistema de solución de controversias (ver Anexo 2). Debe recordarse que en la elaboración del Protocolo de Brasilia se tuvieron en cuenta los antecedentes del Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá de 1988 y el Acuerdo de Complementación Económica entre Chile y Méjico de 1991. El Protocolo se compone de una primera parte referida a controversias entre los Estados Partes (posiciones gubernamentales) y una segunda parte que se refiere a los reclamos de particulares. Es a esta parte a la que se le formulan críticas concretas, ya que el proceso, tal como está estructurado, puede no tener incidencia y ser sólo una denuncia, dado que los Estados dominan a los órganos actuales del MERCOSUR y son los que en definitiva efectuarán el control de admisibilidad de los reclamos presentados por los particulares, aceptándolos o rechazándolos. Además, tal como funciona el sistema, sometería a un extremadamente azaroso resultado la tutela debida a los intereses de los particulares. Es importante que el sistema se perfeccione permitiendo que los reclamos de los particulares accedan directamente a la órbita jurídica y, al mismo tiempo, se simplifiquen los procedimientos contemplados, incluso el procedimiento arbitral. Página 19 de 41 En este contexto es que aparecen tres instituciones que podrían contribuir a mejorar la solución de controversias en el MERCOSUR, complementándose entre sí. La primera de estas instituciones sería la creación, en el momento en que los diversos Estados Partes lo consideren oportuno, de un Tribunal de Justicia del MERCOSUR. Es difícil concebir un Mercado Común o Comunidad de Estados sin un ordenamiento jurídico y no podría existir un ordenamiento jurídico completo y eficaz sin un Tribunal de Justicia. Un Mercado Común o Comunidad de Estados requiere un Tribunal de Justicia como instrumento de garantía de la legalidad y de la interpretación uniforme del Derecho Comunitario. Dentro del conjunto de ejemplos valiosos que la organización de la Comunidad Europea puede suministrar al MERCOSUR se destaca el trabajo que realiza el Tribunal de Justicia, la Corte de Luxemburgo. Este Tribunal se ha erigido en una herramienta muy importante para la seguridad jurídica sobre la que reposa todo el sistema comunitario. En el sistema de la Comunidad, los particulares tienen libre acceso a la Corte comunitaria al poder plantear, ante cualquier órgano jurisdiccional de los países miembros de la Comunidad, un recurso prejudicial. Las jurisdicciones están obligadas a consultar al Tribunal de Justicia sobre todas aquellas cuestiones que guardan relación con el Derecho Comunitario. De ese modo, todos los jueces europeos son al mismo tiempo jueces comunitarios. Al existir un solo órgano jurisdiccional que fije la interpretación de las normas comunitarias, se logra una gran seguridad en la aplicación del Derecho. Página 20 de 41 La decisiva novedad de la Comunidad Europea respecto de tentativas anteriores consistió en unir a Europa sin utilizar la fuerza o la sumisión, sino por medio del Derecho. La Comunidad Europea no es sólo una creación del Derecho sino que también persigue sus objetivos utilizando exclusivamente al Derecho: es una comunidad de derecho. Las relaciones entre las poblaciones de los Estados Miembros no se rigen por la fuerza sino por el Derecho Comunitario. El orden jurídico comunitario obedece a dos principios fundamentales: el de legalidad de las instituciones y el de la protección jurídica de aquellos que están sometidos a las normas comunitarias. El Tribunal de Justicia ha desarrollado una jurisprudencia que determina que la Comunidad constituye un nuevo ordenamiento jurídico cuyos sujetos no son únicamente los Estados sino también sus naciones, creándose para ellos derechos y obligaciones. Esto se aplica para la libre circulación, la libertad de establecimiento y la libre prestación de servicios. Esto es aplicabilidad directa del Derecho Comunitario. Se produce una transformación de libertades en derechos por acción del Tribunal de Justicia. El Tribunal de Justicia reconoció la primacía del Derecho Comunitario sobre el Derecho Nacional (un antecedente importante en esta materia es el caso Simmenthal de 1978). Inclusive, reconoce la primacía del Derecho Comunitario sobre el Derecho Constitucional (los Tribunales Constitucionales de Alemania e Italia, en un primer momento se opusieron a esto, pero luego lo aceptaron). El Tribunal también reconoció que se transfieren derechos soberanos a la Comunidad. El Tribunal de Justicia de Luxemburgo constituye la instancia jurídica suprema de la Comunidad. Es competencia para interpretar y aplicar todo el Página 21 de 41 Derecho Comunitario, desde los acuerdos fundamentales o fundacionales (Tratado de Roma y sus enmiendas) hasta todo el conjunto del Derecho Comunitario derivado: reglamentos de ejecución, directivas, decisiones, etc. Ello no implica, sin embargo, que sea la única jurisdicción comunitaria puesto que las jurisdicciones nacionales, en cada uno de sus niveles, son también competentes para la aplicación e interpretación del Derecho Comunitario. Las disposiciones del Tribunal son, según fórmula consagrada en numerosas sentencias, aplicables en los ordenamientos jurídicos internos, creando así derechos subjetivos en favor de los particulares. El nexo necesario entre ambos ordenamientos lo constituye el procedimiento prejudicial al crear la posibilidad, o a veces la obligación, de que las jurisdicciones nacionales planteen cuestiones al Tribunal de Justicia acerca de la interpretación de la validez de los actos de la Comisión o del Consejo. El aumento, en los últimos años, del número de casos en los que el Tribunal ha entendido como consecuencia del procedimiento comentado es muestra adecuada de la forma en que el Derecho Comunitario penetra progresivamente en los ordenamientos nacionales, producto natural del avance del proceso de integración. El Tribunal de Justicia está compuesto por trece jueces y asistido por seis abogados generales. Los magistrados son elegidos de común acuerdo por los gobiernos de los Estados Miembros por un período de seis años, entre personalidades que ofrezcan absoluta garantía de independencia y que reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio en sus respectivos países de las más altas funciones jurisdiccionales. Se produce una renovación cada tres años, pudiendo los salientes ser reelegidos. Tiene un Presidente y un Secretario. El Página 22 de 41 quórum para que sesione el Tribunal es de siete jueces. Las deliberaciones son de carácter reservado: las decisiones se toman por mayoría y todos los jueces participantes en la deliberación firman la sentencia, no hay votos particulares. En 1988 fue creado el Tribunal de primera instancia de la Comunidad Europea con sede en Luxemburgo. Tiene competencia, en primera instancia, respecto de los litigios entre las Comunidades y sus agentes y respecto de los recursos interpuestos contra una institución de las Comunidades por personas físicas o jurídicas. Está compuesto por doce miembros. La segunda institución que podría aportar soluciones a las controversias en el MERCOSUR, previendo un aumento de la labor judicial a causa de la integración, es el arbitraje. Las ventajas de este instituto son calidad y economía del servicio. La calidad, por la posibilidad de elegir a las personas más competentes para actuar como árbitros; la economía de tiempo y de gastos, porque se eliminan las formalidades y se reducen los costos y el tiempo que acarrean los procedimientos judiciales. Para reducir las contiendas ante los tribunales nacionales y para estimular el arbitraje, en necesaria una acción pública y privada. La acción pública debe manifestarse en una legislación adecuada y quizás en beneficios impositivos; la acción privada, a través de instituciones como las Cámaras, Centros o Asociaciones que agrupen a los interesados, debe tender a una difusión del arbitraje, a la redacción de las cláusulas compromisorias y a promover procedimientos eficientes que jerarquicen la institución. Por su parte, los árbitros deberán reunir las siguientes características: el orden del funcionario público, del juez y el dinamismo y la flexibilidad del abogado privado. Asimismo, por tratarse de integración regional, deberá conocer costumbres de otros Estados Partes, por ejemplo, sus Página 23 de 41 idiomas, y deberá estar capacitado para desarrollar modernas técnicas de negociación. Para que el arbitraje se convierta en un procedimiento común y ordinario para la solución de divergencias se requiere un cambio de mentalidad y una efectiva colaboración por parte de los profesionales letrados de todos los países del MERCOSUR. Además, habría que modificar los planes de estudio en las Universidades de los cuatro países, aclarando la conveniencia del arbitraje, disponiendo la enseñanza de las técnicas de negociación, mediación y arreglos directos y persuadiendo sobre las dificultades y costos del litigio oficial. Al mismo tiempo, deberá hacerse hincapié sobre los beneficios que, para cierto grupo de conflictos, tienen los trámites y las garantías no rigurosamente formalistas. Corresponde señalar que el arbitraje no se utilizaría para todos los conflictos, sino para aquellos de escasos aspectos formales pero que pueden ser complejos técnicamente requiriendo árbitros especialistas. Por otro lado, podría también utilizarse para asuntos con montos determinados y que un adecuado enfoque jurídico práctico podría resolver rápidamente sin necesidad de atravesar un largo proceso judicial. El arbitraje requiere una rigurosa conducta por parte de los árbitros. Por su parte, los integrantes del Poder Judicial de los respectivos países del MERCOSUR deberán ver a los árbitros como auxiliares en la tarea de descongestionar la burocracia judicial y no como competidores en la distribución de justicia. En un sentido, el arbitraje es una institución privada, pues toda su estructura puede explicarse sobre la base de la voluntad de los interesados. Es así que el arbitraje no obliga a las partes por obra de la soberanía o el poder coactivo del Estado, sino en virtud de la común voluntad de someterse a la decisión de terceros. En otro sentido, el oficio se concede a los árbitros también Página 24 de 41 por el Estado, y aun cuando deba calificarse el compromiso como negocio jurídico privado, la parte incumplidora puede ser constreñida mediante actividad judicial a fin de que cumpla lo resuelto. De este modo; no constituiría así una verdadera excepción al principio de monopolio público del poder jurisdiccional. Es así que algunos autores ven en el arbitraje un equivalente jurisdiccional, un subrogado, un sustituto de la jurisdicción, un procedimiento parajudicial, en el que el Estado se encuentra interesado no sólo en proteger sino también en ejercer una función de control del procedimiento seguido y del laudo que en él se pronuncia. Finalmente. la tercera de las instituciones alternativa y complementaria del trabajo jurisdiccional a cargo de un eventual Tribunal de Justicia sería la mediación. Consiste en un proceso de participación que se diferencia de la solución conciliadora jurisdiccional en que se trata de un procedimiento no contradictorio e informal, cuya eficacia depende de la voluntad y colaboración de las partes involucradas en el conflicto. El mediador es un tercero neutral entrenado para brindar asistencia a los procesos de búsqueda de soluciones mutuamente aceptables y satisfactorias. Su rol consiste en escuchar a las partes e iniciarlas a un diálogo franco, libre de tensiones. Dicha función conlleva el deber de informar acerca de los contenidos de la mediación y las reglas básicas bajo las cuales ha de desenvolverse. Siendo el objeto de la mediación el logro de un acuerdo consensuado en un marco de libertad y equidad, poco importa si la solución alcanzada bajo esas condiciones satisface o no al mediador, toda vez que no es de su incumbencia regular el contenido del acuerdo. Dado que el mediador carece de autoridad para imponer soluciones, su función sólo podrá extenderse hasta donde lo permita la voluntad negociadora de las partes. Fracasada la mediación, el caso puede ser presentado Página 25 de 41 al tribunal para su tratamiento por la vía litigiosa. Si, por el contrario, la mediación llega a buen término, se procede a la redacción del acuerdo y a su presentación al tribunal para su registro. A partir de ese momento, los términos del mismo obligan a las partes y su violación de lugar a las acciones legales por incumplimiento. La mediación se aplica en cuestiones patrimoniales cuyo monto no supere determinadas sumas y en conflictos entre particulares y organismos públicos. En los Estados Unidos tiene bastante difusión. Por lo general, el término de duración de las audiencias hasta la firma del acuerdo es de uno a cuatro días. En conclusión, el Derecho Comunitario aparece como una garantía imprescindible para asegurar la solidez y perdurabilidad del proceso de integración MERCOSUR, dotando de legitimidad a los actos comunitarios, al pasar por ese tamiz jurídico su expresión. Asimismo, es fundamental la participación de los entes locales o regionales en la conformación del proceso de integración, debiendo ser atendidas sus características especiales para un armónico desarrollo del proceso a lo largo de todo el territorio de los Estados Partes, considerando las grandes extensiones de la República Argentina y la República Federativa del Brasil y el óptimo orden jurídico-político de todos los Estados, quienes deberán aplicar un nuevo sistema aun en sus entes más pequeños (Municipios, Comunas, Prefecturas) Por último, convendría perfeccionar el sistema de solución de controversias vigente, principalmente en lo atinente a la efectiva protección de los intereses de los particulares y, en la etapa institucional adecuada, crear un Tribunal de Justicia del MERCOSUR, similar al de la Comunidad Europea pero Página 26 de 41 organizado conforme a nuestras características jurídicas regionales, complementando su trabajo, para determinados casos, con la aplicación del arbitraje y la mediación como formas alternativas de solución de conflictos en el MERCOSUR. PROTOCOLO DE BRASILIA PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS La República Argentina, La República Federativa del Brasil, La República del Paraguay y la República Oriental del Uruguay, en adelante denominados "Estados Partes"; En cumplimiento de lo dispuesto en el Artículo 3 y en el anexo III del Tratado de Asunción suscrito el 26 de marzo de 1991, en virtud del cual los Estados Partes se han comprometido a adoptar un sistema de solución de controversias que rija durante el período de transición; RECONOCIENDO la importancia de disponer de un instrumento eficaz para asegurar el cumplimiento del mencionado Tratado y de las disposiciones que de él se deriven; CONVENCIDOS de que el Sistema de Solución de Controversias contenido en el presente Protocolo contribuirá al fortalecimiento de las relaciones entre las Partes sobre la base de la justicia y de la equidad; Página 27 de 41 HAN CONVENIDO lo siguiente: CAPITULO I Ámbito de aplicación Artículo 1. Las controversias que surgieren entre los Estados Partes sobre la interpretación, aplicación o incumplimiento de las disposiciones contenidas en el Tratado de Asunción, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, así como de las decisiones del Consejo del Mercado Común y de las resoluciones del Grupo Mercado Común, serán sometidas a los procedimientos de solución establecidos en el presente Protocolo. CAPITULO II Negociaciones directas Artículo 2. Los Estados Partes en una controversia procurarán resolverla, ante todo, mediante negociaciones directas. Artículo 3. 1. Los Estados Partes en una controversia informarán al Grupo Mercado Común, a través de la Secretaría Administrativa, sobre las gestiones que se realicen durante las negociaciones y resultados de las mismas. 2. Las negociaciones directas no podrán, salvo acuerdo entre las partes, exceder un plazo de quince (15) días a partir de la fecha en que uno de los Estados Partes planteó la controversia. Página 28 de 41 CAPITULO III Intervención del Grupo Mercado Común Artículo 4. 1. Si mediante las negociaciones directas no se alcanzare un acuerdo o si la controversia fuere solucionada sólo parcialmente, cualquiera de los Estados Partes en la controversia podrá someterla a consideración del Grupo Mercado Común. 2. El Grupo Mercado Común evaluará la situación, dando oportunidad a las partes en la controversia para que expongan sus respectivas posiciones y requiriendo, cuando lo considere necesario, el asesoramiento de expertos seleccionados de la lista a que se hace referencia en el Artículo 30 del presente Protocolo. 3. Los gastos que demande ese asesoramiento serán sufragados en montos iguales por los Estados Partes en la controversia o en la proporción que determine el Grupo Mercado Común. Artículo 5. Al término de ese procedimiento el Grupo Mercado Común formulará recomendaciones a los Estados Partes en la controversia tendientes a la solución del diferendo. Artículo 6. El procedimiento descripto en el presente capítulo no podrá extenderse por un plazo mayor a treinta (30) días, a partir de la fecha en que se sometió la controversia a la consideración del Grupo Mercado Común. Página 29 de 41 CAPITULO IV Procedimiento arbitral Artículo 7. 1. Cuando la controversia no hubiera podido solucionarse mediante la aplicación de los procedimientos referidos en los capítulos II Y III, cualquiera de los Estados Partes en la controversia podría comunicar a la Secretaría Administrativa su intención de recurrir al procedimiento arbitral que se establece en el presente Protocolo. 2. La Secretaría Administrativa notificará de inmediato la comunicación al otro u otros Estados involucrados en la controversia y al Grupo Mercado Común y tendrá a su cargo los trámites para el desarrollo de los procedimientos. Artículo 8. Los Estados Partes declaran que reconocen como obligatoria, ipso facto y sin necesidad de acuerdo especial, la jurisdicción del Tribunal Arbitral que en cada caso se constituya para conocer y resolver todas las controversias a que se refiere el presente Protocolo. Artículo 9. 1. El procedimiento arbitral se sustanciará ante un Tribunal ad hoc compuesto de tres (3) árbitros pertenecientes a la lista a que hace referencia en el Artículo 10. 2. Los árbitros serán designados de la siguiente manera: I) cada Estado Parte en la controversia designará un (1) árbitro. El tercer árbitro, que no podrá ser nacional de los Estados Partes en la controversia, será designado de común acuerdo por ellos y presidir el Tribunal Arbitral. Los Página 30 de 41 árbitros deberán ser nombrados en el término de quince días, a partir de la fecha en la cual la Secretaría Administrativa haya comunicado a los demás Estados Partes en la controversia la intención de uno de ellos de recurrir al arbitraje; II) cada Estado Parte en la controversia nombrará además un árbitro suplente, que reúna los mismos requisitos, para reemplazar al árbitro titular en caso de incapacidad o excusa de éste para formar el Tribunal Arbitral, sea en el momento de su integración o durante el curso del procedimiento. Artículo 10. Cada Estado Parte designará diez (10) árbitros, los que integrarán una lista que quedará registrada en la Secretaría Administrativa. La lista, así como sus sucesivas modificaciones, será puesta en conocimiento de los Estados Partes. Artículo 11. Si uno de los Estados Partes en la controversia no hubiera nombrado su árbitro en el término indicado en el Artículo 9, éste será designado por la Secretaría Administrativa entre los árbitros de ese Estado, según el orden establecido en la lista respectiva. Artículo 12. 1. Si no hubiere acuerdo entre los Estados Partes en la controversia para elegir el tercer árbitro dentro del plazo establecido en el Artículo 9, la Secretaría Administrativa, a pedido de cualquiera de ellos, procederá a su designación por sorteo de una lista de dieciséis (16) árbitros confeccionada por el Grupo Mercado Común. Página 31 de 41 2. Dicha lista, que también quedará registrada en la Secretaría Administrativa, estará integrada en partes iguales por nacionales de los Estados Partes y por nacionales de terceros países. Artículo 13. Los árbitros que integren las listas a que hacen referencia los Artículos 10 y 12 deberán ser juristas de reconocida competencia en las materias que puedan ser objeto de controversias. Artículo 14. Si dos o más Estados Partes sostuvieren la misma posición en la controversia, unificarán su representación ante el Tribunal Arbitral y designarán un árbitro de común acuerdo en el plazo establecido en el Artículo 9. 2.i). Artículo 15. El Tribunal Arbitral fijará en cada caso su sede en alguno de los Estados Partes y adoptará sus propias reglas de procedimiento. Tales reglas garantizarán que cada una de las partes en la controversia tenga plena oportunidad de ser escuchada y de presentar sus pruebas y argumentos y también asegurarán que los procesos se realicen en forma expedita. Artículo 16. Los Estados Partes en la controversia informarán al Tribunal Arbitral acerca de las instancias cumplidas con anterioridad al procedimiento arbitral y harán una breve exposición de los fundamentos de hecho o de derecho de sus respectivas posiciones. Artículo 17. Los Estados Partes en la controversia designarán sus representantes ante el Tribunal Arbitral y podrán designar asesores para la defensa de sus derechos. Página 32 de 41 Artículo 18. 1. El Tribunal Arbitral podrá, a solicitud de la parte interesada y en la medida en que existan presunciones fundadas de que el mantenimiento de la situación ocasionaría daños graves e irreparables a una de las partes, dictar las medidas provisionales que considere apropiadas, según las circunstancias y en las condiciones que el propio Tribunal establezca, para prevenir tales daños. 2. Las partes en la controversia cumplirán, inmediatamente o en el plazo que el Tribunal Arbitral determine, cualquier medida provisional hasta tanto se dicte el laudo a que se refiere el Artículo 20. Artículo 19. 1. El Tribunal Arbitral decidirá la controversia sobre la base de las disposiciones del Tratado de Asunción, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, de las decisiones del Consejo del Mercado Común, de las resoluciones del Grupo Mercado Común, así como también de los principios y disposiciones del derecho internacional aplicables en la materia. 2. La presente disposición no restringe la facultad del Tribunal Arbitral de decidir una controversia ex aequo et bono, si las partes así lo convinieren. Artículo 20. 1. El Tribunal Arbitral se expedirá por escrito en un plazo de sesenta (60) días, prorrogable por un plazo máximo de treinta (30) días, a partir de la designación de su Presidente. 2. El Laudo del Tribunal Arbitral se adoptará por mayoría, será fundamentado y suscrito por el Presidente y los demás árbitros. Los miembros del Tribunal Arbitral no podrán fundamentar votos en disidencia y deberán mantener la confidencialidad de la votación. Página 33 de 41 Artículo 21. 1. Los laudos del Tribunal Arbitral son inapelables, obligatorios para los Estados Partes en la controversia a partir de la recepción de la respectiva notificación y tendrán respecto de ello fuerza de cosa juzgada. 2. Los laudos deberán ser cumplidos en un plazo de quince (15) días, a menos que el Tribunal Arbitral fije otro plazo. Artículo 22. 1. Cualquiera de los Estados Partes en la controversia podrá, dentro de los quince (15) días de la notificación del laudo, solicitar una aclaración del mismo o una interpretación sobre la forma en que deberá cumplirse. 2. El Tribunal Arbitral se expedirá dentro de los quince (15) días subsiguientes. Artículo 23. Si un Estado Parte no cumpliere el laudo del Tribunal Arbitral en el plazo de treinta (30) días, los otros Estados Partes en la controversia podrán adoptar medidas compensatorias temporarias, tales como la suspensión de concesiones u otras equivalentes, tendientes a obtener su cumplimiento. Artículo 24. 1. Cada Estado Parte en la controversia sufragará los gastos ocasionados por la actuación del árbitro por él nombrado. 2. El Presidente del Tribunal Arbitral recibirá una compensación pecuniaria, la cuál, juntamente con los demás gastos del Tribunal Arbitral, serán sufragados en montos iguales por los Estados Partes en la controversia, a menos que el Tribunal decidiere distribuirlos en distinta proporción. Página 34 de 41 CAPITULO V Reclamos de particulares. Artículo 25. El procedimiento establecido en el presente capítulo se aplicará a los reclamos efectuados por particulares (personas físicas o jurídicas) con motivo de la sanción o aplicación, por cualquiera de los Estados Partes, de medidas legales o administrativas de efecto restrictivo, discriminatorias o de competencia desleal, en violación del Tratado de Asunción, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, de las decisiones del Consejo del Mercado Común o de las resoluciones del Grupo Mercado Común. Artículo 26. 1. Los particulares afectados formalizarán los reclamos ante la Sección Nacional del Grupo Mercado Común del Estado Parte donde tengan su residencia habitual o la sede de sus negocios. 2. Los particulares deberán aportar elementos que permitan a la referida Sección Nacional determinar la verosimilitud de la violación y la existencia o amenaza de un perjuicio. Artículo 27. A menos que el reclamo se refiera a una cuestión que haya motivado la iniciación de un procedimiento de Solución de Controversias bajo los Capítulos II, III o IV de este Protocolo, la Sección Nacional del Grupo Mercado Común que haya admitido el reclamo conforme al Artículo 26 del presente capítulo podrá, en consulta con el particular afectado: a) Entablar contactos directos con la Sección Nacional del Grupo Mercado Común del Estado Parte al que se atribuye la violación a Página 35 de 41 fin de buscar, a través de consultas, una solución inmediata a la cuestión planteada; o b) Elevar el reclamo sin más trámite al Grupo Mercado Común. Artículo 28. Si la cuestión no hubiere sido resuelta en el plazo de quince (15) días a partir de la comunicación del reclamo conforme a lo previsto por el Artículo 27 a), la Sección Nacional que realice la comunicación podrá, a solicitud del particular afectado, elevarla sin más trámite al Grupo Mercado Común. Artículo 29. 1. Recibido el reclamo, el Grupo Mercado Común, en la primera reunión siguiente a su recepción, evaluará los fundamentos sobre los que se basa su admisión por la Sección Nacional. Si concluyere que no están reunidos los requisitos necesarios para darle curso, rechazará el reclamo sin más trámite. 2. Si el Grupo Mercado Común no rechazare el reclamo, procederá de inmediato a convocar a un grupo de expertos, que deberá emitir un dictamen acerca de su procedencia en el término improrrogable de treinta (30) días a partir de su designación. 3. Dentro de ese plazo, el grupo de expertos dará oportunidad de ser escuchados y de presentar sus argumentos al particular reclamante y al Estado contra el cual se efectúa el reclamo. Artículo 30. 1. El grupo de expertos a que se hace referencia en el Artículo 29 estará compuesto por tres (3) miembros designados por el Grupo Mercado Común o, a falta de acuerdo sobre uno o más expertos, éstos serán elegidos por Página 36 de 41 votación que realizarán los Estados Partes entre los integrantes de una lista de veinticuatro (24) expertos. La Secretaría Administrativa comunicará al Grupo Mercado Común el nombre del experto o de los expertos que hubieren recibido la mayor cantidad de votos. En este último caso, y salvo que el Grupo Mercado Común lo decida de otra manera, uno de los expertos designados no podrá ser Nacional del Estado contra el cual se formule el reclamo ni del Estado en el cual el particular formalizó su reclamo, en los términos del Artículo 26. 2. Con el fin de constituir la lista de expertos, cada uno de los Estados Partes designará seis (6) personas de reconocida competencia en las cuestiones que puedan ser objeto de controversia. Dicha lista quedará registrada en la Secretaría Administrativa. Artículo 31. Los gastos derivados de la actuación del grupo de expertos serán sufragados en la proporción que determine el Grupo Mercado Común o, a falta de acuerdo, en montos iguales por las partes directamente involucradas. Artículo 32. El grupo de expertos elevará su dictamen al Grupo Mercado Común. Si en ese dictamen se verificare la procedencia del reclamo formulado en contra de un Estado Parte, cualquier otro Estado Parte podrá requerirle la adopción de medidas cuestionadas. Si su requerimiento no prosperare dentro de un plazo de quince (15) días, el Estado Parte que lo efectúe podrá recurrir directamente al procedimiento arbitral, en las condiciones establecidas en el Capítulo IV del presente Protocolo. Página 37 de 41 CAPITULO VI Disposiciones finales Artículo 33. El presente Protocolo, parte integrante del Tratado de Asunción, entrará en vigor una vez que los cuatro Estados Partes hayan depositado los respectivos instrumentos de ratificación. Tales instrumentos serán depositados ante el Gobierno de la República del Paraguay que comunicará la fecha de depósito a los Gobiernos de los demás Estados Partes. Artículo 34. El presente Protocolo permanecerá vigente hasta que entre en vigor el Sistema Permanente de Solución de Controversias para el Mercado Común a que se refiere el numeral 3 del Anexo III del Tratado de Asunción. Artículo 35. La adhesión por parte de un Estado al Tratado de Asunción implicará ipso jure la adhesión al presente Protocolo. Artículo 36. Serán idiomas oficiales en todos los procedimientos previstos en el presente Protocolo, el español y el portugués, según resulte aplicable. Hecho en la ciudad de Brasilia a los diecisiete días del mes de diciembre del año mil novecientos noventa y uno en un original en los idiomas español y portugués, siendo ambos textos igualmente auténticos. El Gobierno de la República del Paraguay será depositario del presente Protocolo y enviar copia debidamente autenticada del mismo a los Gobiernos de los demás Estados Partes. Página 38 de 41 PROTOCOLO DE OURO PRETO CAPÍTULO VI SISTEMA DE SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS Artículo 43: Las controversias que surgieran entre los Estados Partes sobre la interpretación, aplicación o incumplimiento de las disposiciones contenidas en el Tratado de Asunción, de los acuerdos celebrados en el marco del mismo, así como de las Decisiones del Consejo del Mercado Común, de las Resoluciones del Grupo Mercado Común y de las Directivas de la Comisión de Comercio del MERCOSUR, serán sometidas a los procedimientos de solución establecidos en el Protocolo de Brasilia, del 17 de diciembre de 1991. Parágrafo Único - Quedan también incorporadas a los Arts. 19 y 25 del Protocolo de Brasilia las Directivas de la Comisión de Comercio del MERCOSUR. Artículo 44: Antes de culminar el proceso de convergencia del Arancel Externo Común, los Estados Partes efectuarán una revisión del actual sistema de solución de controversias del MERCOSUR con miras a la adopción del sistema permanente a que se refieren el ítem 3 del Anexo III del Tratado de Asunción, y el artículo 34 del Protocolo de Brasilia. ANEXO AL PROTOCOLO DE OURO PRETO PROCEDIMIENTO GENERAL PARA RECLAMACIONES ANTE LA COMISIÓN DE COMERCIO DEL MERCOSUR Artículo 1: Las reclamaciones presentadas por las Secciones Nacionales de la Comisión de Comercio del Mercosur, originados en los Estados Partes o en Página 39 de 41 reclamos de particulares -personas físicas o jurídicas- de acuerdo a lo previsto en el artículo 21 del Protocolo de Ouro Preto, se ajustarán al procedimiento previsto en el presente Anexo. Artículo 2: El Estado Parte reclamante presentará su reclamación ante la Presidencia Pro-Tempore de la Comisión de Comercio del Mercosur, la que tomará las providencias necesarias para la incorporación del tema en la Agenda de la primera reunión siguiente de la Comisión de Comercio del Mercosur con un plazo mínimo de una semana de antelación. Si no se adoptare una decisión en dicha reunión, la Comisión de Comercio del Mercosur remitirá los antecedentes, sin más trámite, a un Comité Técnico. Artículo 3: El Comité Técnico preparará y elevará a la Comisión de Comercio del Mercosur, en el plazo máximo de treinta (30) días corridos, un dictamen conjunto sobre la materia. Dicho dictamen o las conclusiones de los expertos integrantes del Comité Técnico, cuando no existiera dictamen conjunto, serán tomados en consideración por la Comisión de Comercio del Mercosur, al decidir sobre el reclamo. Artículo 4: La Comisión de Comercio del Mercosur decidirá sobre la cuestión en su primera reunión ordinaria posterior a la recepción del dictamen conjunto, o en caso de no existir éste, de las conclusiones de los expertos, pudiendo también ser convocada una reunión extraordinaria con esa finalidad. Artículo 5: Si no se alcanzare el consenso en la primera reunión mencionada en el Artículo 4, la Comisión de Comercio del Mercosur elevará al Grupo Mercado Común las distintas alternativas propuestas, así como el dictamen conjunto o las conclusiones de los expertos del Comité Técnico, a fin de que se adopte una Página 40 de 41 decisión sobre la cuestión planteada. El Grupo Mercado Común se pronunciará al respecto en un plazo de treinta (30) días corridos, contados desde la recepción, por la Presidencia Pro-Tempore, de las propuestas elevadas por la Comisión de Comercio del Mercosur. Artículo 6: Si hubiere consenso sobre la procedencia de la reclamación, el Estado Parte reclamado deberá adoptar las medidas aprobadas en la Comisión de Comercio del Mercosur o en el Grupo Mercado Común. En cada caso, la Comisión de Comercio del Mercosur o, posteriormente el Grupo Mercado Común, determinarán un plazo razonable para la instrumentación de dichas medidas. Transcurrido dicho plazo sin que el Estado reclamado haya cumplido con lo dispuesto en la decisión adoptada, sea por la Comisión de Comercio del Mercosur o por el Grupo Mercado Común, el Estado reclamante podrá recurrir directamente al procedimiento previsto en el CAPÍTULO IV del Protocolo de Brasilia. Artículo 7: Si no se lograra el consenso en la Comisión de Comercio del Mercosur y posteriormente en el Grupo Mercado Común, o si el Estado reclamado no cumpliera en el plazo previsto en el artículo 6º con lo dispuesto en la decisión adoptada, el Estado reclamante podrá recurrir directamente al procedimiento establecido en el CAPÍTULO IV del Protocolo de Brasilia, hecho que será comunicado a la Secretaría Administrativa del Mercosur. El Tribunal Arbitral deberá, antes de emitir su Laudo, dentro del plazo de hasta quince (15) días contados a partir de la fecha de su constitución, pronunciarse sobre las medidas provisionales que considere apropiadas en las condiciones establecidas por el artículo 18 del Protocolo de Brasilia. Página 41 de 41