jurisprudencia ambiental del tribunal europeo de derechos humanos

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JURISPRUDENCIA AMBIENTAL DEL TRIBUNAL EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS 2011 263
JURISPRUDENCIA AMBIENTAL DEL TRIBUNAL
EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS
Unai Aberasturi Gorriño
Doctor en Derecho, Profesor de Derecho Administrativo - UPV/EHU
ABSTRACT
2011. urtean, ingurumenaren babesaren gaiari dagokionez, Giza Eskubideen
Europar Auzitegiak zaratak sortzen dituzten, jarioak sortzen dituzten eta bestelako
ondorio ez-atseginak sortzen dituzten jarduerak, eta jabetza eskubidea mugatzen
duten jarduerak aztertzeari ekin dio batez ere. Ohikoa denez, ingurugiroari buruzko epaitegi honen erabakiak, Giza Eskubideen babeserako Europar Hitzarmenak
aurrezagutzen dituen jabetza eskubidea eta bizitza pribatua babestera zuzenduriko
ekintzen eremuan eman dira. Azpimarratzekoa da aipatu epaitegiaren 2011ko urriaren 18ko epaia, zeinetan estatu espainiarra Hitzarmenaren 8. artikulua urratu izanagatik zigortu den, taberna batek sortutako zaratak direla eta familia bati egiten zitzaizkion kalteak ez ekidin izanagatik.
En 2011 la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)
ha analizado de forma destacada cuestiones vinculadas a prácticas que causan ruido,
emanaciones u otros efectos molestos y a actividades limitativas del derecho a disfrutar de la propiedad privada. Es así que, como es habitual, las referencias jurisprudenciales relacionadas a la materia ambiental se realizan en este Tribunal en
atención a los derechos a la propiedad privada y a la vida privada, reconocidos en el
Convenio Europeo de Derechos Humanos. Cabe subrayar la sentencia del TEDH de
18 de octubre de 2011, en la que se condena al Estado español por vulneración del
artículo 8 del Convenio, por no haber adoptado las medidas necesarias para evitar
los daños producidos a una familia debido al ruido causado por un bar.
I. DERECHO A LA PROPIEDAD Y MEDIO AMBIENTE
II. RUIDO
III. EMANACIONES TÓXICAS Y DERECHO A PROTEGER EL DOMICILIO Y LA
VIDA PRIVADA.
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I. DERECHO A LA PROPIEDAD Y MEDIO AMBIENTE
Caso Emiroglu contra Turquía, Sentencia del TEDH 8 de marzo de 2011
En este caso, la cuestión que se trata es la inscripción en el Registro de la
Propiedad de la parte de una finca privada, que estaba a nombre de un sujeto privado, a nombre del Tesoro Público, por entender que el bien forma parte de la ribera del mar, de forma que no puede ser adquirida por una persona de derecho privado. El afectado, en atención al artículo 1 del Protocolo 1 del Convenio Europeo
de Derechos Humanos (CEDH), alega haber sido privado de su derecho a la
Propiedad en beneficio del Tesoro Público sin que se le haya indemnizado. El
TEDH acepta las alegaciones del particular, concluyendo que nadie puede ser privado de su derecho a la propiedad sin previa indemnización, salvo que medien circunstancias excepcionales, cosa que no ocurre en este supuesto.
Caso Curmi contra Malta, Sentencia del TEDH 22 de noviembre de 2011
La sentencia se refiere al supuesto en que una persona alega que se ha violado su
derecho a la propiedad sin que esa privación esté justificada por la defensa del interés general y sin que se le haya compensado de alguna manera. El demandante alega
el artículo 1 del Protocolo nº 1 CEDH, mientras que el Gobierno de malta justifica
la medida argumentando que el terreno expropiado tiene que protegerse debido a
que constituye una reserva natural. El Tribunal europeo señala que el derecho a la
propiedad de una persona puede verse limitado para favorecer la consecución de un
interés general. Si bien son los propios estados los que están mejor situados para
determinar lo que ha de considerarse como interés general, señala la institución
europea que este concepto tiene un carácter expansivo. De todos modos, cualquier
privación o limitación al señalado derecho deberá respetar el principio de proporcionalidad. Es así que la privación de una propiedad sin que se compense al propietario constituye de inicio una medida desproporcionada. En este caso, el demandante apunta que una vez expropiado el terreno había sido abandonado por la
Administración, sin que se hubiera dado uso alguno, ni adoptado medida alguna
para la protección de la zona. Señala el tribunal que la acción de conservar un entorno no exige, per se, actividades de desarrollo o de fomento, fundamentalmente,
cuando el objetivo es mantener el entorno como está. De esta forma, podría entenderse que en este supuesto la expropiación está amparada por la protección de un
interés general. Cosa distinta es que la actuación de la Administración maltesa respete el citado principio de proporcionalidad. Concluye el tribunal que en este caso
es suficiente argumento el que no se haya compensado de ninguna forma al propietario para entender que se ha vulnerado el artículo 1 del Protocolo nº 1 CEDH.
Caso Hermann contra Alemania, Sentencia del TEDH 20 de enero de 2011
En este caso la sentencia analiza la posibilidad de obligar a una persona a adherirse a una asociación de caza y a permitir el ejercicio de los derechos de caza en su
propiedad. Según la legislación alemana los propietarios de terrenos de caza de una
determinada superficie son, automáticamente, de jure, miembros de una asociación
de caza. El demandante, que posee un terreno de dichas características, solicitó dar
por terminada su adhesión a la asociación de caza por ser contrario a la práctica de
dicha actividad. La Administración y tribunales de Alemania denegaron dicha soli-
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citud debido a que las leyes no recogían provisión alguna sobre la finalización de la
adhesión. Ante el TEDH el demandante alega diversos derechos reconocidos en el
CEDH, tales como la libertad de asociación o de pensamiento. Sin embargo, el
Tribunal se centra en analizar si el derecho al pacífico disfrute de sus bienes, reconocido en el artículo 1 del Protocolo nº 1 CEDH, se ve vulnerado, debido a que se
obliga al demandante a tolerar el ejercicio de la caza en sus propiedades. Según el
Tribunal, la gestión de la fauna cinegética busca mantener poblaciones variadas y
saludables en un nivel compatible con el cuidado del terreno y las condiciones culturales, así como evitar daños provocados por la caza. El Tribunal acepta que dichos
objetivos, que son los que buscan las leyes alemanas que regulan la práctica de la
caza, se basan en el interés general. Sin embargo, este interés general ha de compatibilizarse con el interés particular de los propietarios de los terrenos donde se practica la caza. Apunta el Tribunal que los estados tienen un amplio margen de apreciación a la hora de buscar el equilibrio entre los intereses en juego. En este sentido, teniendo en cuenta que el demandante tiene derecho a un porcentaje del beneficio del arriendo que corresponde al tamaño de su propiedad y que tiene el derecho a ser compensado por cualquier daño que pudiera ser provocado por el ejercicio de la caza en sus propiedades, el Tribunal concluye que no se ha vulnerado el
artículo 1 del Protocolo 1 CEDH.
Caso A.S.P.A.S. et Lasgrezas contra Francia, Sentencia del TEDH 20 de septiembre
de 2011
Al igual que en la sentencia que se acaba de analizar, ésta se refiere al supuesto en
que diferentes personas reclaman su derecho a la propiedad frente al derecho de
otras personas a cazar en los mismos. Se invoca el derecho a la propiedad con el fin
de no verse obligado a aportar su terreno como zona de caza. Según el tribunal,
cualquier ingerencia en el derecho a la propiedad debe guardar un equilibrio entre
la protección del interés general y la salvaguarda de los derechos individuales. El tribunal otorga un amplio margen de apreciación a los estados para valorar cuándo
una medida que favorece el interés general lesiona efectivamente el derecho de propiedad. En cualquier caso, afirma el Tribunal que cualquier sistema que obligue a
una persona a aportar su terreno para la práctica de la caza, sin que haya posibilidad de oposición, será contrario al contenido del CEDH. En este caso, sin embargo,
concluye que la parte demandante tuvo la oportunidad de excluir sus bienes de las
zonas determinadas para la práctica de la caza, inadmitiendo que exista vulneración
alguna del derecho de propiedad. En este sentido, subraya que la legislación francesa establece instrumentos mediante los que una persona que es titular de un terreno que ha sido considerado apto para la práctica de la caza, puede negarse a que en
él se lleve a cabo dicha actividad.
II. RUIDO
Caso Martínez Martínez contra España, Sentencia del TEDH 18 de octubre de 2011
El TEDH analiza el caso en que un ciudadano denuncia que el nivel de ruido provocado por una discoteca situada cerca de su domicilio vulnera su derecho a la vida
privada y a la protección de la integridad física y psíquica. En este supuesto el local desarrollaba su actividad de acuerdo a la licencia municipal que le fue concedida, a pesar
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de que el ciudadano argumentara que dicha autorización era contraria a la normativa sobre protección contra los daños por ruido y que vulneraba su derecho a la vida
privada en su domicilio y el derecho a la protección de la integridad física y psíquica.
Alegaba también que el ruido producido por la discoteca había agravado la enfermedad de su hija. Según el Tribunal, el derecho al respeto al domicilio no es sólo el derecho a un simple espacio físico, sino, también, el derecho a disfrutar, con tranquilidad,
de dicho espacio. De esta forma, los ruidos, olores y otras injerencias pueden llegar a
vulnerar ese derecho al respeto al domicilio. Basándose en anterior jurisprudencia del
Tribunal, señala éste que cuando una persona padece directa y gravemente el ruido u
otras formas de contaminación puede plantearse una cuestión bajo el ángulo del artículo 8 CEDH, cuando la contaminación sea directamente producida por el Estado o
cuando la responsabilidad de este último se desprenda de la ausencia de una normativa adecuada de la actividad del sector privado. De esta forma, el Estado está obligado a tomar las medidas razonables y oportunas para proteger los derechos de las personas. Según el TEDH, este caso trataría sobre la inactividad de las autoridades para
conseguir el cese de las vulneraciones causadas por terceros. Para valorar si ha habido
tal inactividad hay que atender a diversas circunstancias. Primero, se analiza si se supera el umbral de ruido permitido, teniendo en cuenta la intensidad y duración del
daño y los efectos psíquicos y físicos que causa. En este caso, concluye el Tribunal que
es indudable que el ruido emitido supera el nivel del máximo permitido, tal como
demuestran distintos informes. Asimismo, admite que hay una relación de causalidad
entre el ruido y los daños causados, fundamentalmente, a la hija del demandante. En
segundo lugar, se analiza si las autoridades públicas actuaron debidamente para evitar
la vulneración. En este supuesto, el Tribunal subraya que la Administración no adoptó ninguna medida concerniente al nivel de ruido producido por el bar musical. Se
concluye, en definitiva, que ha habido una violación del artículo 8 CEDH.
Caso Del Pino García y Ortiz Mendez contra España, Sentencia del TEDH 14 de junio
de 2011
En este caso el Tribunal analiza un supuesto en que los demandantes, que viven en
un apartamento situado en el primer piso de un inmueble, sufren las vibraciones y los
ruidos producidos por las obras que lleva a cabo una compañía de seguros situada en
los bajos del citado inmueble. Después de solicitar la paralización de las obras o la insonorización del local donde se estaban llevando a cabo, los demandantes acudieron al
Tribunal Constitucional, que inadmitió en última instancia la demanda de amparo
por extemporánea. Ante esta situación, el TEDH acaba concluyendo que no puede
recurrirse ante este Tribunal sino después de agotar las vías de recurso internas y
recuerda que no hay dicho agotamiento cuando un recurso ha sido inadmitido por no
respetar una formalidad. De esta manera, el TEDH acaba por no admitir la demanda.
Caso Grimkovskaya contra Ukrania, Sentencia del TEDH 21 de julio de 2011
El Tribunal analiza el supuesto en que una persona que es propietaria de una vivienda y que vive con sus padres sufre las consecuencias, ruido, vibraciones y contaminación, de unas obras que llevan a cabo las administraciones ucranianas para la construcción de una autopista. Además, estas obras habrían causado daños en la estructura misma de la vivienda. El demandante alega el artículo 8 CEDH por entender que
los daños causados por las obras violan su derecho a disfrutar de su domicilio y el derecho a su vida privada y a la de su familia. Al analizar el presente caso recuerda el TEDH
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anterior jurisprudencia al respecto, señalando que para concluir si ha habido violación del citado precepto es necesario analizar las circunstancias que rodean a cada
caso, midiendo la intensidad y duración de los ruidos y molestias y concretando los
daños causados en la salud de los afectados. El Tribunal apunta que en este caso no ha
quedado suficientemente acreditado que los ruidos, las vibraciones y las emisiones
producidas por las obras han sido las causantes de todos los daños en la salud de la
demandante y su familia y de los daños en la estructura de la casa. Sin embargo, sí se
admite que los daños causados al hijo de la demandante son consecuencia de las
obras, ya que la Administración ucraniana no ha podido demostrar lo contrario.
Además, subraya el Tribunal como factor determinante a la hora de imputar la vulneración a las administraciones de Ucrania el hecho de que éstas no tuvieron en cuenta
las implicaciones que tenía la construcción de la autopista en el lugar en que estaba
destinada para las viviendas que rodeaban a dicha autopista y las personas que vivían
en ellas, y el hecho de que las administraciones no fijaran fórmulas de participación
de los vecinos afectados en la toma de las decisiones que les iban a afectar. Interpreta
el Tribunal, por lo tanto, que en este caso existe una vulneración del artículo 8 CEDH.
III. EMANACIONES TÓXICAS Y DERECHO A PROTEGER EL DOMICILIO Y LA VIDA PRIVADA
Caso Dubetska y otros contra Ucrania, Sentencia del TEDH 10 de febrero de 2011
El TEDH se refiere en esta sentencia al caso en que unas personas que tienen su
domicilio cerca de una cuenca minera sufren molestias debido a las emanaciones tóxicas derivadas de la actividad llevada a cabo en la mina, que es propiedad del Estado.
El carácter dañino de las emanaciones fue admitido en diferentes informes de varias
entidades: elementos como el agua, el aire o la tierra del territorio afectado por la actividad minera se vieron afectados negativamente. El Tribunal analiza si de la situación
de las personas que viven cerca de las minas deriva una violación del artículo 8 CEDH.
Señala que no cabe duda, en atención a los mentados informes, de que vivir en la zona
señalada constituye un alto riesgo para la salud y que el Estado no ha llevado a cabo
actuación alguna para evitar esta situación, por lo que ha de considerarse el artículo 8
CEDH vulnerado.
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