CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

Anuncio
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION CIVIL
MAGISTRADO PONENTE
PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA
Bogotá, D.C., catorce (14) de junio de dos mil siete (2007).
Ref: Exp. No. 11001 02 03 000 2003 00129 01
Se decide el recurso extraordinario de revisión que
interpuso, con fundamento en las causales sexta y octava del artículo 380
del C. de P. C., la señora MARGOTH URIBE DE CAMARGO, contra la
sentencia de 25
de mayo
de 2001, proferida por el Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Ibagué, en el proceso ordinario promovido por
PEDRO ARTURO GUTIERREZ VALBUENA y LILI GUTIERREZ CARO
contra AIDEE CRISTINA CAMARGO URIBE Y MARGOTH URIBE DE
CAMARGO.
ANTECEDENTES
1.
Mediante demanda de la que hubo de conocer el Juez
Segundo Civil del Circuito de Melgar (Tolima), los aludidos demandantes
reclamaron la declaratoria de simulación absoluta de la compraventa
recogida en la escritura No. 989 de 8 de agosto de 1996, mediante la cual
AIDEE CRISTINA CAMARGO URIBE transfirió a MARGOTH URIBE DE
CAMARGO el inmueble, casa-lote No. 3, de la manzana E A1, ubicado en
la carrera 6ª. No. 23-45, con registro inmobiliario 366-0009439.
2. Alegaron, en síntesis, los siguientes hechos:
a) Las precitadas señoras, en su orden,
hija y madre,
convinieron en la celebración de la compraventa respecto del inmueble
atrás aludido, negocio recogido en la escritura mentada.
b) Pero, en razón de las circunstancias que rodearon la
venta como la fecha de su celebración, el precio pactado, el vínculo
consanguíneo existente entre la compradora y la vendedora, las deudas
existentes en cabeza de esta última, y otras condiciones especiales,
hicieron creer que se trataba de una maniobra simulada con el innegable
propósito
de Aidee Cristina de evadir las
obligaciones dinerarias
existentes a su cargo.
c) Iniciado el proceso y vinculadas al mismo como fueron las
demandadas, vencida la oportunidad correspondiente, no presentaron
excepciones de ninguna especie, circunstancia que sumada a lo
demostrado por los demandantes dio vía libre a la simulación solicitada.
3. En su momento, a raíz de la apelación propuesta, y una
vez agotado el trámite de rigor, la sentencia fue confirmada por el
Tribunal del respectivo Distrito.
EL RECURSO DE REVISION
1. El recurrente pretende a través del recurso de revisión que
la actuación cumplida por los jueces de instancia en relación con el
proceso ordinario de simulación que ellos mismos conocieron, se someta
a un nuevo análisis habida cuenta que, según su parecer, se incurrió por
parte de ambos en varias irregularidades que encajan en las causales 6ª.
y 8ª., del artículo 380 del Código de Procedimiento Civil.
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
2
1.1. Informó a propósito del
primero de los numerales
invocados, y en referencia al comportamiento de los demandantes en el
aludido proceso, que a sabiendas de haber sobrevenido la caducidad
establecida para la acción pauliana, decidieron dar inicio al mismo, actitud
que refleja un proceder fraudulento. Expuso, así mismo, que el abogado
de aquellos, a pesar de sus conocimientos sobre la materia, hizo caso
omiso de la caducidad y entabló la respectiva demanda, lo que por parte
de él estructura, también, un fraude. Además, la demandada AIDEE
CAMARGO URIBE no se opuso a las pretensiones, omisión que le hace
incurrir
en la misma conducta fraudulenta, amén de limitar a su
progenitora MARGOTH URIBE DE CAMARGO a asumir una mejor
confrontación del proceso, pues unilateralmente decidió escoger a los
abogados que las representarían, quienes a pesar de su profesión y
conocimientos en derecho, no propusieron la respectiva excepción de
caducidad, erigiéndose esa actitud negligente, igualmente,
en un
proceder engañoso.
1.2. Relacionado con la causal prevista en el numeral 8 del
artículo citado, el recurrente sostiene que la nulidad allí consagrada se
configura en el sub-examen por cuanto que los jueces que conocieron
del proceso, tanto en primera como en segunda instancia, no se
pronunciaron en la respectiva sentencia sobre la caducidad existente
como así lo impone la ley de procedimientos (art. 306 ib.).
2. Culmina diciendo que la conjugación de los anteriores
factores generó serios perjuicios a la demandante en revisión.
CONTESTACION DE LA DEMANDA
Ninguna de las personas señaladas como opositoras en el
trámite de la revisión, a pesar de su notificación, hizo manifestación
alguna.
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
3
CONSIDERACIONES
1.
Sea lo primero advertir, atendiendo las causales
invocadas (6 y 8 art. 380 CPC), que la demanda de revisión fue
presentada dentro de la oportunidad consagrada en la ley para tales
fines,
además que
la notificación del auto admisorio a la parte
demandada, fue cumplida dentro de los términos de que trata el artículo
120 del C. de P. C., luego, sin la menor dificultad se infiere que no operó
la caducidad prevista en el primer inciso del artículo 381 del C. de P. C.
2. Como reiteradamente lo ha expuesto la Sala, reflejo fiel de
la orientación establecida en el título XVIII, capítulo VI, artículos 379 y
ss., del Código de Procedimiento Civil, relativo a los
impugnación, la revisión, en particular, es
medios de
ejemplo claro de la alteración
de la intangibilidad de las providencias judiciales, pues con nitidez
incontrovertible se erige como excepción al principio de la res judicata;
por su puesto que a pesar del sello de firmeza de la correspondiente
determinación judicial, y con el fin de evitar que bajo tal consideración se
prohijen graves injusticias, se ha establecido la posibilidad de que sean
reexaminadas, por otra autoridad y bajo especiales circunstancias,
determinadas sentencias.
Empero, dado el excepcional carácter del recurso sólo los
hechos y las causales que pueden llevar a que la queja se encauce por
esa senda, son los
que expresamente consagra la legislación
procedimental (arts. 379 y ss ibídem), aspectos fácticos o jurídicos
normalmente externos al proceso y que, en línea de principio,
estuvieron al alcance de la
no
parte para invocarlos, por manera que
situarse al margen de esos condicionamientos propicia la inviabilidad de
la revisión; lo contrario sería habilitar, de manera indefinida, para que en
cualquier época y bajo cualquier pretexto se abriesen las puertas al
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
4
reexamen de los fallos judiciales, trayendo consigo la reiteración de los
litigios y, desde luego, la inseguridad jurídica.
3. Se invocaron en este caso dos causales de revisión,
concretamente, las relacionadas con los numerales 6 y 8 del artículo 380
idem,
alusivas, en su orden, a la existencia de “… colusión u otra
maniobra fraudulenta de las partes en el proceso en que se dictó la
sentencia, aunque no haya sido objeto de investigación penal, siempre
que haya causado perjuicios al recurrente”; y a la configuración de
“nulidad originada en la sentencia que puso fin al proceso y que no era
susceptible de recurso”.
3.1. Respecto de la primera causal, la inconformidad de la
impugnante gira en torno a que hubo maniobras fraudulentas de las
partes y
de sus abogados, ya que unos y otros asumieron
comportamientos torticeros, habida cuenta que, en lo que a los
demandantes refiere, precipitaron la iniciación del proceso ordinario de
simulación no obstante haber sobrevenido la caducidad de la acción; y
respecto de los demandados, especialmente de la señora Aidee Cristina
Camargo Uribe y sus abogados, les endilgó igual proceder por no haber
invocado la excepción de caducidad.
En relación al comportamiento de las partes, a su actitud
frente al trámite del proceso y el debate mismo, condicionantes para que
se estructure ésta causal, reiteradamente ha sostenido la Sala que ha
de estar caracterizados por: “…una actividad voluntaria, determinada por
uno o varios comportamientos, positivos o negativos, y no por simples
hechos involuntarios o accidentales; que sea de significación procesal por
su incidencia en el proceso en que se profirió la sentencia impugnada;
que se trate de una actividad ilícita, por no ser producto del ejercicio de
una facultad legal o el cumplimiento de un deber o autorización legal: que
sea engañosa, porque constituya una maniobra o maquinación que
falsee en todo o en parte la verdad procesal formal, para inducir a error
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
5
en cuanto a la certeza de ella; que persiga causar perjuicio a la otra o a
terceros, porque tiende a frustrar la ley o los derechos que de ella se
derivan; y que sea obra de una o ambas partes ..(..).
(…) para que
determinada situación pueda calificarse de
maniobra fraudulenta como causa eficiente para dar lugar a la rescisión
de una sentencia dotada de firmeza, es que dicha situación resulte de
hechos externos al proceso y por eso mismo producidos fuera de él, toda
vez que si se trata de circunstancias alegadas, discutidas y apreciadas
allí, la revisión no es procedente por la sencilla razón de que aceptar lo
contrario sería tanto como permitir, con grave daño para la seguridad
jurídica, la reiteración del litigio por una vía lateral inadmisible (..).
Una segunda condición de la que depende la prosperidad de
la causal en referencia exige prueba concluyente de actos de manifiesta
mala fe que se puedan calificar de ilícitos así no hayan sido objeto de
investigación penal, circunstancia que por lo tanto debe quedar
demostrada a cabalidad, ya que si sobre el particular existe duda, ello
conduciría l fracaso del la impugnación” (C. S. J, Cas. Civil, Sent. Jul.
25/97).
Puesta en ese contexto la queja, puede aseverarse desde ya
su improcedencia, por razón de la ausencia probatoria que haga siquiera
verosímiles los reproches a los que alude la recurrente, amén de la
regulación normativa sobre la acción de simulación. Cierto es que en
este asunto
representantes
las
conductas desplegadas por las partes y sus
judiciales,
particularmente
aquellas
vinculadas
al
comportamiento de la parte demandada, responden a una realidad que
se evidencia en el proceso, concretamente, que dicha parte no presentó
ninguna oposición o excepción, pero de ello no se sigue que esa omisión
tenga los ribetes necesarios para estructurar la causal alegada. Por lo
demás, no se adujo prueba alguna que conduzca, libre de cualquier
duda, a creer que efectivamente hubo concertación de voluntades entre
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
6
las partes y sus apoderados en procura de engañar o ejecutar maniobras
que asaltaran la buena fe de la recurrente, logrando un fallo amañado o
abiertamente ilegal y perjudicial en razón a ello. No se encuentran, en
todo caso, demostrados actos positivos o negativos
que denoten un
propósito evidente de engaño o de perjudicar a alguna de las partes.
Pero, adicionalmente, a partir de las marcadas diferencias
entre la simulación y la acción pauliana, surge fulgurantemente
una
especial circunstancia que genera un revés a la causa en revisión, cual
es que la primera (acción de simulación) no tiene prevista caducidad
alguna, no está condenada a fenecer fatalmente por defecto de acción, y
al no estarlo, ni las partes ni el funcionario pueden establecerlo, y por
esa misma razón, mal se hace pretender, en los términos argüidos por el
actor del recurso,
erigirla como determinante de un proceder engañoso
y de contera, cualquier ensayo tendiente a infirmar las decisiones
judiciales adoptadas, independientemente de los medios de impugnación
que se invoquen,
resulta inane, con mayor razón en tratándose de la
revisión que, como ya fue objeto de comentario, las causales que pueden
alegarse son limitadas.
Y es que la activación de la jurisdicción no comporta per se
un acto engañoso o tendiente a generar perjuicio a quien se cita como
contraparte; por el contrario, es muestra evidente
del uso de
la
prerrogativa que la ley defiere a toda persona para acudir ante la justicia
estatal en procura del reconocimiento de un derecho o a fin de que le sea
dirimido un conflicto.
3.2. Ahora, resulta pertinente, pues acrece la claridad que
demanda la decisión que ocupa la atención de la Sala,
memorar la
sentencia de Casación de 22 de agosto de 1967, ya que se vislumbra en
el recurso confusión en punto de las diferencias que existen entre la
simulación y la acción revocatoria o acción pauliana,
determinación,
cuyas precisiones medulares fueron reiteradas en sentencia de 10 de
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
7
junio de 1992, en la que se acotó que “4. La acción pauliana o revocatoria
(…) es la que otorga la ley a los acreedores de una persona para obtener
la revocación de los actos de su deudor que, aunque reales y perfectos
en sí mismos, han sido otorgados por éste de mala fe (consilium fraudes)
y en perjuicio de los derechos de los mismos acreedores (eventos damni).
“La acción paulinana tiene, pues, como materia propia un
acto jurídico, verdadero y completo, que únicamente por la doble
circunstancia de haber sido efectuado en perjuicio de los acreedores que
tenia el otorgante en el momento de celebrarlo y a sabiendas de ese
perjuicio, cuyo conocimiento por el deudor estriba en el que éste tenía de
su
mala
situación
patrimonial,
permite
a
aquellos
acreedores
preexistentes considerar como inoponibles a los mismos tal acto y hacer
declarar, en consecuencia, su ineficacia, en la medida del perjuicio
sufrido, entendiéndose que este perjuicio sólo se ha producido cuando el
acto ha determinado la insolvencia del deudor o contribuido a agravarla”
(G.J.T.CXIX, pág. 191).
“IV. A manera de recopilación de lo que desde antiguo se
viene manifestando en relación con las diferencias existentes entre la
acción pauliana y la de simulación, cabe decir lo siguiente, apreciadas
ambas tanto en su estructura como en su función, y mirada la cuestión
únicamente en cuanto toca con la simulación absoluta pues, como se ha
dicho, con la simulación relativa la distinción es tan grande que no cabe
confusión posible.
IV.1.Mientras que con la acción pauliana se impugna un acto
realmente ejecutado por el deudor, en la de simulación se busca destruir
una mera apariencia para que se haga luz sobre lo que, de hecho,
quisieron las partes. Esta diferencia trae una consecuencia de cardinal
importancia, hecha residir en que al prosperar la acción pauliana, el bien
salido del patrimonio del deudor se reintegra al mismo. En cambio en la
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
8
simulación, cuando ésta es absoluta, se demostrará que el bien se ha
desplazado del patrimonio del deudor, pero en apariencia meramente.
IV.2. A términos de lo que prescribe el artículo 2491, los
acreedores, para la prosperidad de la acción pauliana, deben demostrar
que el acto cuestionado lo fue en perjuicio suyo, es decir, que por su
causa se produjo o se incrementó la insolvencia del deudor, y que,
además, éste lo realizó fraudulentamente, es decir, conociendo el mal
estado de sus negocios. Tales aspectos, en cambio, no tienen por qué
formar parte del tema probatorio en el proceso instaurado por los
acreedores con el propósito de demostrar que es simulado un
determinado acto del deudor. Y no tienen por qué involucrarse en razón
de que, a diferencia de lo que ocurre en la acción paulina, en la que el
perjuicio (interés) que legitima al acreedor es la insolvencia de deudor,
en la simulación, ese perjuicio caracterizador del interés, tiene, como ha
sido expuesto por la doctrina, una más amplia connotación en vista de
que no reside tanto en la disminución de la garantía general de los
acreedores, como en las dificultades o contingencias a que queda
sometido el ejercicio de un derecho, el cual, por ende, se coloca en
peligro de perderse.
IV.3. Además, dentro del proceso adelantado con base en la
acción simulatoria, no será indispensable demostrar que el tercero fue
partícipe
del fraude a los acreedores, como sucede cuando el acto
impugnado mediante la acción pauliana lo es a título oneroso. El
consilium fraudis puede aparecer comprobado con ocasión de la acción
simulatoria, pero lo cierto es que no constituye un elemento definidor de
la misma. Aquí, desde luego, hay un acuerdo entre las partes, pero él
concierne es al propósito de engañar, de tender un manto sobre la
realidad; ese acuerdo puede, como se dice, ser igualmente fraudulento,
pero la presencia del fraude en la simulación es apenas coyuntural o de
hecho, por lo cual se comprobación jurídicamente no genera ninguna
consecuencia; como tampoco la genera su no comprobación. Al acreedor
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
9
lo único que le interesa es demostrar la inexistencia del acto, porque ello
es bastante para precaver el perjuicio que de otro modo se le puede
irrogar.
“V. En frente, pues, de esas diferencias tan radicales no es
posible sostener que la acción de simulación queda inserida en la
pauliana, cuando es un acreedor quien la ejercita. ….”
3.3. Relativamente a la nulidad derivada, según el quejoso,
por
no haberse declarado en la respectiva sentencia la caducidad,
aspecto fáctico que sirve de basamento a la segunda causal invocada
(8ª.), deviene improcedente por cuanto que, de una parte, como fue
advertido en precedencia, la acción de simulación no tiene término de
caducidad; y de otra, porque la situación descrita por el recurrente
no
está estructurada como vicio anulatorio de la actuación procesal surtida,
subsecuentemente no hay lugar a ella.
No debe perderse de vista que las causales que la ley ha
adoptado como generadoras de nulidad son taxativas, esto es, que hay
vicio con jerarquía suficiente para anular lo actuado siempre y cuando la
ley así lo tenga expresamente contemplado, situación que, se insiste, no
acaece en el sub-lite.
Síguese de lo anterior, que el recurso debe ser declarado
infundado, amén de generar los demás pronunciamientos de ley.
DECISIÓN
En armonía con lo anunciado, la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República
y por autoridad de la ley,
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
10
RESUELVE:
1. Declarar infundado el recurso extraordinario de revisión
propuesto por MARGOTH URIBE DE CAMARGO contra la sentencia de
25 de mayo de 2001, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Ibagué (Tolima), en el proceso ordinario promovido
PEDRO ARTURO GUTIERREZ VALBUENA Y LILI GUTIERREZ CARO
contra AIDEE CRISTINA CAMARGO URIBE Y MARGOTH URIBE DE
CAMARGO.
2.
Condenar a la mencionada recurrente al pago de los
perjuicios y las costas causadas a quien fue parte en el recurso, para
cuyo pago se hará efectiva la caución prestada. Los perjuicios serán
liquidados en incidente y a la aseguradora garante se le comunicará lo
decidido.
3.
Disponer que se devuelva al lugar de origen el
expediente 0que contiene el proceso cuya sentencia fue materia de
revisión, junto con copia de esta providencia. Cumplido lo anterior
archívese lo actuado.
Notifíquese y Cúmplase
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
MANUEL ISIDRO ARDILA VELÁSQUEZ
En permiso
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
11
JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR
CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO
PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA
CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE
En permiso
EDGARDO VILLAMIL PORTILLA
P.O.M.C. Exp. 2002 0129 01
12
Descargar