dictamen - Consejo Consultivo de Castilla

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DICTAMEN Nº. 27/2007, de 28 de febrero.*
Expediente relativo a reclamación de responsabilidad patrimonial de la
Administración Pública a instancia de D. X como consecuencia de los daños causados
en terrenos de su propiedad situados en el margen de la carretera CM-4013”.
ANTECEDENTES
Con fecha 9 de marzo de 2005 D. X presentó escrito dirigido a la Consejería de Obras
Públicas solicitando la reparación económica de los daños causados en su propiedad,
valorados en un total de 3.000 euros, en base a los hechos que a continuación se relatan.
El reclamante es propietario de una finca, sita junto a la carretera 403 de Toledo-Argés,
km. 7’8 (margen derecha antes de llegar a la gasolinera). La citada finca está separada de la
carretera por un muro de piedra y vallado diáfano construido en 1980, con autorización legal
de la entonces Delegación Provincial del Ministerio de Obras Públicas de Toledo. Detrás del
vallado descrito existe un pinar con pinos piñoneros de 45 años, en plena producción y
rendimiento y, delante, los 13 metros de terreno exigidos entonces por Obras Públicas de
separación con la carretera, en una longitud de 80 m. aproximadamente.
Según alega el interesado, en la primavera del año 2004 pasó por este último espacio
de terreno, una máquina arreglando las orillas de la carretera, que levantó las raíces de los
pinos más cercanos secándose dos de los citados. Se trata de pinos de 7 metros de altura y
tronco de 30 cm. de diámetro, valorados según informe técnico en 1500 euros cada uno.
Tramitado el correspondiente procedimiento de responsabilidad patrimonial, se
propuso la desestimación de la reclamación interpuesta, entendiendo que, en primer lugar, la
acción ejercida no había prescrito porque los daños alegados se consideraban de carácter
continuado, y en segundo lugar, la inexistencia de prueba, que incumbía al reclamante, de la
relación de causalidad entre los mencionados perjuicios y la actuación del Servicio de
Carreteras.
EXTRACTO DE LA DOCTRINA
“La propuesta de resolución entiende, teniendo en cuenta que no se sabe exactamente
cuándo tuvieron lugar los trabajos a cargo del Servicio de Carreteras a los que se les
atribuye el daño, que debería declararse la prescripción de la acción, si bien no puede
probarse la misma por parte de la Administración, como exige la jurisprudencia para su
declaración. Por ello, se decide aplicar la doctrina del Tribunal Supremo sobre los
denominados “daños continuados”, que califica éstos como “aquéllos en que el daño se
agrava día a día de manera prolongada en el tiempo sin solución de continuidad” (STS de
22 de marzo de 2005; Ar. RJ 2005\5977) como consecuencia de un hecho inicial, de manera
que “el resultado lesivo no puede ser evaluado de manera definitiva hasta que no se
adoptan las medidas necesarias para poner fin al mismo, lo que ha llevado a la
*
Ponente: Enrique Belda Pérez-Pedrero
jurisprudencia a establecer que el plazo de prescripción no empieza a correr en el supuesto
de daños continuados hasta que no cesen los efectos lesivos…” (STS de 26 de abril de 2002,
RJ 2002\4316).
Por su parte, en el informe del Gabinete Jurídico se considera que sería conveniente
determinar si las labores de limpieza de cunetas a las que se atribuye la causación del daño
se produjeron en el año 2003 o anteriores, en cuyo caso debería entenderse prescrita la
acción al interponerse la reclamación transcurrido un año desde que se produjera el hecho
lesivo. De tales apreciaciones parece deducirse que el Gabinete no consideraría los
perjuicios alegados como “daños continuados”, ya que el plazo comenzaría a computarse
desde el momento que hubiera tenido lugar el evento dañoso.
No comparte este Consejo las conclusiones a las que llega el instructor del expediente
y el letrado del Gabinete Jurídico, y ello por las razones que a continuación se pasa a
exponer.
Los daños continuados, tal y como los califica la jurisprudencia citada, a los efectos
del inicio del cómputo del plazo de prescripción, son aquéllos que, producidos por un único
hecho lesivo, se manifiestan a lo largo del tiempo, y sólo cuando se repare o desaparezca
ese único hecho productor, dejarán de manifestarse. Este es el caso, por ejemplo, de
determinadas obras que se realizan en una carretera y que provocan que las lluvias se
deriven hacia una finca, causando daños en los cultivos. Así, hasta que no cesara la causa
de tal derivación (se terminaran las obras o se repararan los desperfectos provocados por
las mismas), los daños se continuarían produciendo cada vez que lloviera. Este supuesto es
el que se planteó en el dictamen 111/2003, de 23 de septiembre, emitido por este órgano
consultivo, en el que se dijo que “… los daños causados como consecuencia de la
anegación del terreno por las aguas de lluvia parecen ser más bien de carácter continuado,
aun cuando exista un solo acto lesivo (la construcción de la mencionada vía). En el caso de
estos daños continuados, el plazo del año no comenzaría a contarse hasta que los efectos
lesivos se consolidaran o terminaran, y en este caso sólo podrían parar cuando se eliminase
la hipotética causa de los mismos (es decir, se eliminara la carretera o bien se evitara por
la Administración los vertidos de agua de lluvia en la finca de la perjudicada).
Por ello y frente a lo mencionado para los otros daños cuya indemnización se pretende
no puede considerarse prescrita la reclamación ya que de la pericial aportada al expediente
se desprende que las lluvias que anegaron la finca se produjeron durante el mes de abril de
2000 de forma intermitente siendo la última y de mayor relevancia el 4 mayo del mismo
año. Presentada la reclamación de responsabilidad patrimonial el 13 de septiembre de
2000 no ha transcurrido el plazo de un año para entender prescrita la acción ejercitada.”
En el caso que ahora nos ocupa, los efectos que se derivan de las presuntas labores de
limpieza de cunetas, realizadas, según alega el interesado, una vez en la primavera del año
2004, los daños sufridos por los pinos propiedad del reclamante (uno de ellos está seco y el
otro amarillea), se agotan con los mismos, si bien se da la circunstancia de que dichos
perjuicios han tenido una manifestación posterior a la producción del hecho lesivo. De esta
forma, podría entenderse que el daño podría ser definitivamente determinado, o lo que es lo
mismo, se manifestaría en su plenitud, si efectivamente el pino que amarillea se secara del
todo, pero este hecho pudiera no ocurrir, con lo que los daños efectivamente producidos a
la fecha de interposición de la reclamación consisten, como se ha dicho, en que uno de los
pinos se ha secado y otro amarillea, perjuicios que se han manifestado posteriormente a la
producción del hecho dañoso que alega el interesado.
Llegados a este punto, debe mencionarse el artículo 142.5 de la Ley 30/1992, de 26 de
noviembre, según el cual, “en todo caso, el derecho a reclamar prescribe al año de
producido el hecho o el acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto
lesivo.”
No teniendo constancia cierta del momento en el que se produjeron las labores a las
que se atribuye el daño, el artículo citado, para el caso en que no coincidan la fecha del
hecho lesivo y la manifestación del resultado dañoso, como ocurre en este supuesto, dispone
que el plazo comenzará a computarse desde el momento en que se manifieste el efecto lesivo
del acto que motive la petición de indemnización.
Si bien el interesado no señala expresamente la fecha en la que tuvo conocimiento
exacto del daño y de los elementos fácticos y jurídicos necesarios para el ejercicio de la
acción, momento en el que se iniciaría el cómputo del plazo de prescripción a la tenor del
principio de la “actio nata” (STS de 6 de mayo de 2002; Ar. RJ 2002\5415), debe estimarse
que la reclamación, interpuesta el 9 de marzo de 2005, se presentó antes del transcurso de
un año desde que el reclamante tuvo conocimiento de los daños por los que se solicita
indemnización, teniendo en cuenta que, correspondiendo a la Administración autonómica la
prueba de la prescripción de la acción (STS de 6 de febrero de 2001; Ar. RJ 2001\653), la
misma no ha sido acreditada.”
“En cuanto a la existencia de relación de causalidad entre las presuntas labores de
limpieza de cunetas, realizadas por el Servicio de Carreteras en la primavera del año 2004,
y los citados perjuicios, hay que partir del hecho de que no consta acreditado en el
expediente que se produjeran dichos trabajos en los márgenes cercanos a la propiedad del
reclamante en la fecha que dice éste.
Si bien el interesado aporta informe de mayo de 2005 elaborado a su instancia por
Ingeniero Técnico Agrícola, en el que se hace constar que la causa de los daños es la
realización de obras de ensanche de carreteras, el informe emitido Servicio de Carreteras
de la Delegación Provincial de la Consejería de Obras Públicas en Toledo en fecha 23 de
mayo de 2005 dice que: “1. Que el pasado año 2004 no se produjo la limpieza de cunetas,
mediante motoniveladora o máquina alguna que pudiera levantar las raíces de los pinos. 2.Que no se aprecia raíz alguna en la cuneta…”
Existiendo informes contradictorios sobre la efectiva realización de las labores a las
que se les atribuye el daño, debe entenderse que no ha sido probada la realidad de las
mismas, teniendo en cuenta el valor decisivo y fundamental que ha de otorgarse a las
apreciaciones realizadas por el funcionario de la Administración en el informe emitido por
el Servicio a cuyo funcionamiento se atribuye la presunta lesión indemnizable, funcionario
cuya actuación debe presumirse que se realiza con objetividad y al servicio de los intereses
generales.
Esta misma postura ha sido mantenida por la sentencia dictada por el Tribunal
Superior de Justicia de Castilla la Mancha de 1 de junio de 2005 (Ar. JUR 2005\155020) en
la que los informes de funcionarios independientes no se estiman desvirtuados por los
informes de sentido contrario aportados por técnicos que intervienen a instancia del
particular interesado, cuando faltan otros elementos de juicio que permitan dar mayor
credibilidad a los segundos sobre los de quienes se presume actúan de forma objetiva al
servicio de intereses generales.
En consecuencia, no habiendo sido acreditado el hecho motivador de los daños por los
cuales se reclama indemnización, no se prueba tampoco la relación de causalidad entre el
mismo y los perjuicios alegados. “
DICTAMEN
“Que no habiendo sido acreditada la existencia de relación de causalidad entre el
servicio público dispensado por el Servicio de Carreteras de la Delegación Provincial de la
Consejería de Obras Públicas en Toledo y los daños sufridos por D. X en dos pinos situados
en la finca de su propiedad, procede dictar resolución desestimatoria de la reclamación de
responsabilidad patrimonial examinada.”
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