Driade - Casa Rural Los Castillejos

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Núm. 5
Hornachos, Junio 2009
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
EDITORIAL
Morirse de risa, de mala muerte, a muerte,
estar de muerte, la muerte pelada, morirse de pena,
estar a la muerte, morirse de amor, luchar a muerte,
sentir la muerte, volver a la vida (volver de la
muerte.) Aquí "yacen" algunos de los diferentes
términos o "manifestaciones" inducidas por el
espíritu del ser humano, y según el estado de ánimo
en el que se encuentre se puede utilizar y de hecho se
utiliza para expresar un concepto en un momento
señalado o en determinadas circunstancias.
Expresiones que en el fondo se identifican y se
asocian para desfigurar "lo último" "lo absoluto" "lo
sublime" "lo inimaginable" "lo diferente" etc, lo que
significa que la palabra "muerte" en su estado más
excitante es una situación límite, una extravagancia
del lenguaje que en algunos vocablos expresan todo
lo contrario de como habitualmente la identificamos
o la imaginamos.
En un sentido amplio, la muerte designa todo
fenómeno en el que se produce una cesación; en
sentido estricto, se refiere sólo a la muerte del
hombre. Si bien biológicamente la muerte es la
desintegración de lo orgánico y la consiguiente
cesación de una organización vital, esta cesación
varía según la realidad a la cual afecte, pudiendo
Junio 2009
haber una muerte específica para cada capa de
realidad. Filosóficamente el problema de la muerte
es importante, ya que es la piedra de toque de
numerosos sistemas filosóficos. Platón llamaba a la
filosofía "meditación de la muerte"; en este aspecto,
la muerte obliga a la filosofía a plantearse el
problema del hombre, de su naturaleza y de su
destino. Para muchos filósofos la muerte es pura
cesación; para otros no es tal, sino que hace del ser
vivo un ser interiorizado, y en el hombre un ser
peculiar al ser consciente de finitud y muerte;
Wittgenstein dice que "en la muerte el mundo no
cambia, sino que cesa. La muerte no es ningún
acontecimiento de la vida. La muerte no se vive". El
cristianismo, y en general todas las religiones, no
entienden nunca la muerte como cesación, sino
como cambio, liberación y tránsito a otra vida más
perfecta y definitiva. Modernamente el
existencialismo ha creado toda una ontología de la
muerte, la cual es una posibilidad de la existencia
que afecta al hombre en su misma sustancia, es el
"destino" del hombre, entendiendo "destino" como
el modo del ser humano. Para Heidegger la muerte
caracteriza a la existencia auténtica en cuanto a que
ésta es una anticipación del morir, y hace del
hombre un "ser para la muerte"; Kierkegaard
entiende que lo verdaderamente mortal no es la
muerte, sino la desesperación; para Jaspers es una
"situación límite"; para Sartre es un puro hecho, el
último, de la vida.
¡Esperamos tus trabajos literarios!:
[email protected]
Equipo de trabajo: Tertulia Literaria de Hornachos, Pedro Donoso y Pedro Calurano; Coordinación y dirección: Pedro
Donoso Báez; Portada: El triunfo de la muerte Pieter Brueghel "El Viejo" Maquetación e impresión: Imprenta Machuca;
Correo electrónico: [email protected] - [email protected]: Colaboradora: Concejalía de Cultura Ayto. de
Hornachos; Sumario: La condena, Manuel Pacheco, pag. 3; Morirse escribiendo, Alvaro Valverde, pag. 4; De sombras y
adioses, José luis García Martín, pag.5; ”Y tú... ¿a que esperas?”, Lole Nogales, pag. 6; El Lunes o muerte épica, Francisco
Gálvez Inchausti, pag.7; Tanatos eterna, Julio Moreno González, pag. 9; Elegía, Pedro Donoso Báez, pag. 11; Haiku, Tomás
Hidalgo, pag. 12; Miguel Henández: Elegía a Ramón Sijé, Domingo Fernández Díaz, pag. 13; El Angel de la historia, Juan
Pedro Viñuela, pag.18; Conmovedoras frases y hechos, Pedro Donoso Báez, pag. 20; El bosque de las dryas, pag. 21.
Nuevas voces Extremeñas, Plácido Ramírez Carrillo, pag. 22; Latidos, Pedro Donoso Báez, pag. 23.
La Revista Driade no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores.
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JUNIO, 2009
La condena
Manuel Pacheco
hijo.
Olivenza, 1920
Badajoz, 1998
Las mujeres preparaban los cables y el niño
jugaba corriendo por un gran mostrador de un bar
donde tomaba grandes jarras de cerveza unos hombres
con altos sombreros de copa y vestidos totalmente de
negro. El poeta despertó, le tendió los brazos a su hijo y
le habló:
Poeta y prosista. Quien con el tiempo se convertiría
en un escritor inconformista, no gozó de una
infancia dichosa: huérfano a los siete años, tuvo
que ingresar en el hospicio de Badajoz. Como los
pícaros de la literatura se ganó la vida ejerciendo
los más diversos oficios: monaguillo, cantaor de
tangos, fotógrafo, ebanista, albañil, cargador de
muelle, marmolista... Así las cosas, no pudo asistir a
la escuela, pero su afición por el saber le llevó a
forjarse, por propia cuenta, una sólida cultura
artística.
-Vente, jugaremos a los caballos.
Le cogió en brazos y se alejó corriendo.
Faltaban unos minutos para la ejecución y el poeta
corría, su hijo pesaba mucho las calles estaban
levantadas y era peligroso saltar las zanjas, las casas se
convertían en grandes muros, sin puertas ni ventanas.
El poeta dejó a su hijo en el suelo, y cogiéndole de la
mano gritó:
-Corre, corre.
En este número de “Driade” nos sumergimos de
lleno en el recóndito océano de la muerte y en sus
respectivas manifestaciones y variantes literarias.
En esta imperturbable inclemencia final de la vida,
la muerte sigue siendo para todo ser humano un
contratiempo difícil de asimilar e imposible de
esquivar. Los artistas, literatos y aprendices de
estos hablan mucho sobre ella:
El niño de cuatro años había sido condenado a
muerte. Era hijo de un poeta, y las mujeres que
actuarían de verdugos decían:
-No sufrirá -y le enseñaban al poeta una silla
llena de finísimos hilos de colores.
-Parece una silla eléctrica.
-No. Es una silla que hace cosquillas y juega a
matar niños. Es un hermosísimo invento de nuestra era
atómica.
-A la madre del niño la habían encerrado.
Sobre ella había caído una losa de acero que golpeaba
hasta sangrar. Gritaba llamando a su hijo, y su largo
alarido perforaba la plancha acerada.
El poeta jugaba con su hijo y esperaba
tranquilo la hora de la ejecución; siempre había jugado
con el absurdo, y sus arcángeles le habían puesto en las
manos monedas de rocío. No creía en la condena de su
Y corriendo llegaron al centro de la ciudad,
donde se tropezó con un amigo que era abogado.
-Han condenado a mi hijo a muerte, sólo tiene
cuatro años.
Quien ha decretado una condena tan criminal?
Mi hijo es inocente, no ha cometido ningún delito.
Sólo tiene cuatro años.
-Él es inocente, contestó el abogado, pero su
madre ha pagado el alquiler de la casa a la dueña del
inmueble. Y la dueña del inmueble no ha pagado a
Hacienda la contribución.
-Pero esto es criminal absurdo. ¿Tú lo
admites?
-Es la ley.
-Gritaré esto en mi poesía. Un mundo que
dicta estas leyes no puede subsistir. Escribiré cartas a
todos los padres y hombres de leyes del mundo.
-No te harán caso. Es la ley.
El abogado se perdió entre las gentes, y el
poeta gritó:
-No consentiré que maten a ...
Una gran explosión seguida de un hongo
enorme de colores violetas ahogó sus últimas palabras.
Publicado en Papeles de Son Armadans.
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TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
MORIRSE ESCRIBIENDO
Alvaro Valverde
Alvaro Valverde nació en Plasencia (Cáceres)
en 1959. Es autor de entre otros, los libros de
poesía Las aguas detenidas, Una oculta razón
(Premio Fundación Loewe) Ensayando círculos
y El reino oscuro. Sus poemas traducidos a varios
idiomas, están incluidos en algunas de las más
importantes antologías de la nueva poesía
española .
Noviembre es un mes que siempre le pone a uno
un poco fúnebre. Tal vez por eso me ha dado por
pensar en lo que sigue. No es raro oír a los toreros
confesar en las entrevistas que a ellos lo que verdad
les gustaría es morir toreando en una plaza . Otro
tanto cabe decir de los actores, de los militares, en
acto de servicio o en cumplimiento del deber; de los
marinos, proclives a imagínarse ahogados por culpa
de un naufragio, a poder ser causado por un iceberg;
de los funambulistas, cayendo al vacío desde el
alambre, o, para no cansarles, de los montañeros,
que ansían perecer entre las heladas brumas de las
cumbres, a ser posible, del lejano Himalaya. En este
sentido, los escritores lo tienen bastante peor. Puede
que hayan tenido una muerte heroica (en otros
tiempos, algunos pasaron a mejor vida luchando en
la guerra, batiendose en duelo o fueron ahorcados o
guillotinados en una cárcel o en un campo de
exterminio por defender sus ideas) o que acabaran
sus días utilizando el único método que, por
desgracia, sigue teniendo cierto prestigio literario:
el suicidio. Es desmesurada la cantidad de escritores
que se han dado muerte a sí mismos. Con
frecuencia, jóvenes. Se sirvieron del veronal, del
arsénico, de la cocaína y los somníferos o de
cualquier clase de veneno, por ejemplo de la clásica
cicuta; de un tiro en la sien o en el pecho, no sin antes
señalar con un círculo el lugar exacto y colocar una
esponja al costado del frac para evitar con ello que la
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mancha de sangre se extendiera (como hizo José
Asunción Silva); de las aguas oscuras de un río, o de
las que baten furiosas contra un acantilado; de una
soga; del gas que desprende de un horno doméstico
(como Sylvia Plath); de una bolsa de plástico (como
mi admirado Ferrater); del paso veloz y metálico de
un tren; del sato al vacío, etc. Ahora bien, que yo
sepa, lo que nunca se ha oído decir a un escritor es
que deseara morir escribiendo. Cuando digo
escribiendo no quiero decir en el proceso creativo
sino en el acto mismo de escribir, sobre la mesa de
trabajo, pluma en mano o, a estas alturas, tecleando
un ordenador. Todavía si el escritor fuera novelista,
ensayista o autor teatral, la cosa tendría su aquél. Les
podría pillar en medio de un capítulo o en mitad de
un acto. Pero si el que escribe es un poeta, no tengo
más remedio que verlo como un imposible. No
digamos ya si el vate es seguidor de la poética del
silencio o se dedica a pergeñar haikus. Tras la
decepción por la muerte de nuestro último poeta
inmortal, Rafael Alberti, no queda más remedio que
reconocer que los tiempos no están para lindezas. La
solución está en la cama. Sólo resta desear que esté
situada en un calido cuarto de la casa y no en una
gélida habitación de hospital. Contentémonos con la
feliz longevidad literaria de un Vicente Aleixandre y
de un Gonzalo Torrente, por señalar a dos difuntos, o
de un Miguel Delibes, que Dios guarde muchos
años, entre los vivos. Pero ya les decía al principio
que noviembre ere un mes lúgubre, por eso, toquen
madera y no me hagan demasiado caso.
-De El lector invisible, -colección de ensayos
literarios editado por la Editora Regional de
Extremadura-.
JUNIO, 2009
DE SOMBRAS Y DE ADIOSES
José Luis García Martín
El azar, que no es el peor guía de lecturas, me ha
traído a las manos, en este día de sombras y de adioses,
el libro de Poemas japoneses a la muerte (DVD), un
hermoso breviario de amor a la vida. Recopila en él
Yoel Hoffmann los textos que los poetas japoneses
suelen escribir cuando sienten que se acerca su hora.
Miguel d´Ors evocó esa costumbre en uno de sus más
memorables poemas, "De los viejos maestros", que
nos habla de quienes han conocido la lluvia extranjera,
el aguanieve sobre los cadáveres de la batalla, la noche
compartida, el vino amigo, y luego saben resumir sus
años " en las sílabas frágiles de un haiku".
En las diecisiete sílabas del haiku -o en las pocas
más de la tanka- cifran su vida estos poetas, le dicen
adiós con humor y melancolía, casi nunca con
desesperanza. "Dentro de poco / seré un fantasma escribe Fuse Yajiro-, /pero ahora /¡cómo muerde mi
carne /el viento del otoño!"
Dentro de poco o de mucho, me digo yo, nos
decimos todos en este día, seremos sólo un nombre
que se deshilacha, un puñado de fotos amarillas, un
poco de dolor que se va desvaneciendo en algunos
corazones; pero ahora, en este día de lluvia y sol, de
embarradas hojas de oro, de escolares que ríen, de
gratas fatigas, cómo no sentirse a la vez frágil e
invulnerable.
¿En qué momento nos hacemos conscientes de
estar en la sala de espera aguardando nuestro turno?
Siempre demasiado pronto, por muy tarde que llegue
ese momento. "Nunca creía que viviría -escribió
Hanabusa Ikkei- tan poco tiempo. / Ya me llega la
muerte, / cuando soy un muchacho / de apenas ochenta
y cinco años".
Somos jóvenes, por muchos años que tengamos,
mientras tememos la muerte de los demás, y no la
propia. Somos viejos, aunque no temamos la muerte,
cuando llevamos con nosotros un mundo de
fantasmas, cuando casi toda muestra gente está del
otro lado.
¿Del otro lado? Sabemos que no hay otro lado, si no
en nuestro corazón. Y allí los muertos siguen
muriendo lentamente, sólo dejan de morir cuando
dejan de hacernos daño.
Kozan Ichikyo, al saber que se acercaba el fin,
reunió a sus alumnos, les ordenó que le enterraran sin
ceremonias y les prohibió que celebraran funerales; la
misma mañana de su muerte tuvo fuerzas para coger el
pincel y dibujar el siguiente poema: "Vine al mundo
con las manos vacías, / descalzo lo dejo./ Venir, partir: /
dos sencillos sucesos / que se entrelazan".
En este primero de noviembre, en que unos suben a
los cementerios y otros se conforman con mirar en el
cementerio de su corazón, mientras leía a los poetas
japoneses me han venido a la memoria unos versos de
Christina Rossetti: "Más quiero que me olvides y
sonrías/ que no me recuerdes y estés triste". Eso es lo
que nos dicen los que nos han querido, eso es lo que
nos gustaría decirles, en ese día que no somos capaces
de imaginar y que es el único que no faltará a la cita, a
quienes nos quieren.
-Del ensayo "Media Vida"-, colección de ensayos
literarios editado por la Editora Regional de
Extremadura.
José Luis García Martín nació en Aldeanueva
del Camino (Cáceres) en 1950. Es profesor de
literatura en la Universidad de Oviedo, director de
la revista Clarín y crítico literario de El cultural,
suplemento del diario El Mundo. Entre sus libros
se encuentran la antología de la poesía joven La
generación del 99, el diario Fuego amigo y la
recopilación de ensayos titulada Biblioteca
circulante. A prologado y editado libros de, entre
otros Leopoldo Alas (Siglo pasado), Gómez
Carrillo (En plena bohemia) y Manuel Bueno (En
el umbral de la vida ). Su obra poética iniciada en
1972, se encuentra reunida en el volumen
“Material perecedero”.
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TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
“Y TÚ...
¿AQUE ESPERAS?”
Lole Nogales
No era la primera vez que sentía sobre mí
aquella mirada inquisitiva y cruel. Aquellos ojos
cargados de rencor oculto bajo los falsos trajes
de la hipocresía. Aquella sonrisa entre
demoníaca e infantil.
Y sin embargo fue en aquella ocasión
cuando descubrí que n o tenía sentido continuar
siendo víctima en una obra que me había
endosado sin preguntarme siquiera si quería o
no interpretar el papel.
En el transcurso de la tarde regresaron a mí
viejos y oscuros recuerdos de un pasado no muy
lejano. Bajo la sombra de un verde ciruelo hice
repaso de conciencia, que más que aliviarme
angustió aún más mi espíritu .Recordé las tardes
perdidas entre risas ajenas y dolor propio. Los
minutos olvidados de tenue felicidad. Las
noches de insomnio y los días de soledad.
No me sentí feliz con el resultado del
análisis. El balance me daba un saldo en contra
de horas y alegría. Estaba claro que ya no podía
recuperar el tiempo vivido, nunca se puede
volver a la juventud cuando los años se amoldan
en tus espaldas .Tampoco creo que quisiera eso.
Bien o mal había sorteado el camino y, aunque
un poco tarde, estaba logrando sacar la moraleja
de mi propio cuento. Sólo era cuestión de
encontrar las palabras adecuadas para poder
reducir, en una frase, toda una vida. ¡Qué poca
cosa somos.!
Cuando el otro día me enteré que Antonio
“El Pinto” se había caído de caballo y se había
desnucado, fue cuando comprendí por vez
primera que esto es una lotería y que cuando
sale tu número de nada te sirven plegarias o
lamentos.”El Pinto” se había criado entre
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caballos, en la finca de su padre. Siempre se ha
contado que aprendió a montar antes de andar. Y
ahora el destino le hace una mueca y lo ahoga
con su propia risa.
Nos pasamos la vida tomando precauciones
para que la negra muerte no nos sorprenda y
cuando nos queremos dar cuenta la tenemos
debajo de la cama. Esperando que cerremos los
ojos para ponerse a trabajar. !Hay que
fastidiarse!
Ese hecho me ayudó a decidirme. No se
puede dejar pasar el tiempo si realmente quieres
ir a algún lugar .El tren nunca espera a nadie.
Amigo,
si escuchas mi voz,
responde,
si oyes mis pasos
ábreme la puerta.
No te olvides de mi existencia,
que yo a ti,
te tengo por amigo.
JUNIO, 2009
El lunes o muerte épica
Francisco Gálvez Inchausti
Venía como una llamada lejana, sabida, incluso él
diría que agradable. Fue creciendo hasta que sus oídos
tomaron estrepitosa consciencia y los resortes
musculares, instrumentos olvidados por lo común a
esas horas, pero entonces poseedores de ignoradas
flexibilidades, ya le habían puesto en pie junto a la
mesilla, luz encendida y mano crispada en el aparato
que cesó de rugir. Todo quedaba reducido a un suave
tic-tac, advertencia de que no se esperaba cambio
alguno. Si acaso cierto vértigo, incapacidad
momentánea de orientación que le hizo verse
grotescamente semiinclinado de perfil junto a una luna
de armario que al final dio por suya, coligiendo de ello
que a la derecha se encontraría la puerta. Estaría...
Estaba desde hacía al menos quince años. Quince
años, se dijo en voz alta que disminuyó al escuchar un
respingo allá por la cama. Los pliegues de los párpados
le oprimían dolorosamente y una agüilla viscosa le
enturbiaba la visión sin desaparecer, se temía, hasta
bien pasada las once. Blefaritis, rumió, he de ir al
oftalmólogo, aun a sabiendas de que luego lo achacaría
al sueño y nada ni nadie, siquiera él mismo, le haría
pedir colirios y pomadas que acallasen un ligero
escozor en el lagrimal, profuso la anterior velada en
lloriqueo etílico.
Sintió entonces alfileretazos fríos en los pies.
Lunes e incluso las baldosas en mi contra. Tal vez el
año que viene... Quizá parquet y... Leñe, dónde andan
las zapatillas. A tientas, arrodillado, casi debajo del
somier y el pantalón de pijama bajado hasta media
nalga. Tardó lo menos un siglo en encontrarlas,
agazapadas como cucarachas blandas cerca de una
pata del probador. Frío de nuevo en los pies al contacto
con la gamuza dormida e incomodidad... Mirar hacia
abajo y verlas al contrario. Con fastidio colocar cada
una en su lado y vuelta a introducir las extremidades
ausentes, sorprendidas por los cambios térmicos y los
fallos e indecisiones de su amo. Acompañado por
redobles lejanos en el cacumen y misteriosos ruidillos
de cloaca en el intestino adolorido, el primer paso del
día, sin rumbo, y maquinales ya el segundo y el
tercero. Tres al frente, variación derecha, pomo,
crujido y pasillo obscuro con fantasmas de taquillones,
perchero y formas cuasihumanas pidiendo ser
reconocidas como abrigos, gabardinas o quién sabe
qué, delantales... Y frío, frío, frío maldito con
tentáculos, que en su derredor insinuaba la
conveniencia de un reencuentro con las sábanas y ese
horripilante edredón que rehusaba mostrar a las
visitas.
Embotado, confuso, había llegado al baño. Lo
primero era paliar las cuchilladas que sufría la vejiga,
chillona en sus apremios. La cuenta atrás de la
evacuación finalizó, según suele suceder, un segundo
antes de llegar a la porcelana, dejando evidentes
señales en el exterior de esta. Con fastidio, arregló tal
desaguisado, sin poder evitar que un marcado aroma
de acetona persistiera insultante en el cuarto. Se
enjabonó la cara tras un lavado sin huella. Pensando en
la lejanía del sábado, sin poder asegurar cuándo sacó
del armarito el material para el rasurado, como si todo
surgiera ordenado o el cuerpo tirase por su cuenta
soslayando cualquier consulta a la mente en un acto de
ya medidos gestos y distancias, comenzó su afeitado.
Entreveía, como todos los lunes, bolsas moradas que,
bajo los ojos, amagaban caer sobre una zona blanca a
la que aplicaba, con desigual éxito y no menos
desigual distribución de pequeños tajos, la cuchilla. La
desgana se extendía como una neblina que penetrase
cada poro corporal y, cómo no, la deshabitada cavidad
donde se instalaría el cerebro al cabo de un rato.
Desgana incluso para solucionar la pastosidad en la
boca y los efluvios que de ella salían y le hacían torcer
el gesto. No me seas guarro... Cepíllate. Pero no se
hizo caso, dejando todo en un rapidísimo enjuague de
colutorio que le procuró alivio, falsa frescura muy
distante de los resultados de anuncio: en sus dientes
predominaban los restos de mil actividades nocivas
para la salud sobre el esmalte, que reclamaba no se
postergase más la visita prometida a su prima
odontóloga.
Fue de un trallazo que se le vinieron encima los
últimos ramalazos del mareo, infatigable compañero
de viajes oníricos horas antes. Casi rebotando por las
paredes, más fardo que persona, en un tambaleo que
pareció durar lustros, alcanzó, abobado, a sentarse en
el lecho, donde un amasijo de carne blanca y
adiposidades con forma de mujer o algo similar
semejaba dormir desde tiempo inmemorial en
posición sesgada, ocupando exactamente tres cuartas
partes del espacio útil. De ahí a vestirse, recuperado
por fin del vahído, cinco minutos en la inopia, tragado
por un irresistible agujero de ausencias consecutivas.
Abrocharse en penumbra, manos temblonas y
psicomotricidad seriamente disminuida, era una
cadena de aciertos y errores sin orden lógico que
7
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
abandonó para, se dijo, reanudarla según bajase.
Pensaba llamar a la oficina excusando su asistencia
cuando ya estaba en la puerta de salida palpándose en
busca de las llaves con la sensación de olvidar algo.
Una súbita impaciencia le hizo descender a pie sin
aguardar al ascensor, que, al cruzarse con él, lanzó
guiños de espejo con algo que se le antojaba como
sorna desde los cristales biselados. Le dio por
imaginar que el sucio veteado del mármol portugués
que los escalones lucían semejaba una piel blanda,
blancuzca y varicosa donde se hundieran las piernas.
Tuvo sensación de estómago en movimiento,
remembranza lejana de anteriores vértigos, y hubo de
agarrarse a la barandilla metálica de formas
irreconocibles. Irreconocible también el linóleo del
zócalo e hirientes las bombillas de vela en los rellanos,
apliques pseudobarrocos de insultante latón muy
apreciados por los viejos de la casa y los amigos de lo
ajeno, con esa luz tan de algunos Rembrandt, teñida en
amarillos, marrones y rojos apagados. Seis pisos para
darse cuenta de que le sudaban las manos. Una vez
más se cruzó con el ascensor, que le adelantó en la
bajada como si el dormido ballenato del quinto que lo
ocupaba acelerase al viejo ataúd con premoniciones de
catástrofe. Llegó al portal a tiempo de ver cómo la
calle deglutía su inmenso trasero y de constatar la
tufarada de cuarentón playero, colonia de moda
aplicada a litros sin el preceptivo trámite previo de un
aseo reparador, mezclada con axilas de solera y la
sempiterna americana, que permitía rastrear su
presencia a distancias insospechadas.
De las bombillas al sueño callejero. Como raíces
semovientes andaban las personas, pocas, entre
inmóviles automóviles. Pegadas al suelo. Formando,
se diría, parte de él. Bañadas de negro y gris azulado.
Negro y gris azulado, tal una pesadilla con
persecución incluida sin recuerdo posible. Unos
deprisa, otros arrastrando los pies, como si las aceras
fueran caminos de sirga y ellos tirasen de imaginarias
gabarras cargadas con sus penas, deudas, culpas y la
consciencia de hacerlo contra corriente. Los veía, o no
llegaba a verlos del todo, difícil pero plausiblemente
iguales a él mismo: gris azulado con ribetes negros.
Aún la noche se enseñoreaba de las calles y parques,
de los cuerpos y mentes, de los adoquines y las
raquíticas acacias desnudas ya por años. Ni siquiera
bostezos, saludos o gruñidos. Película muda sobre los
monstruos de la existencia nunca plena pero siempre
aceptada como la única posible. Gris azulado, y al
doblar la esquina se diluían en la luz anaranjada de las
nuevas farolas, donde nada era reconocible por su
color, salvo una cruz de farmacia, lejana,
convencionalmente verde en su mollera. Le costó
unos instantes adaptarse a los nuevos tonos, en tanto
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daba vueltas a la, según él, presunta dimensión
humana de la luz blanca frente a la naranja que los
prebostes locales iban adoptando con la, eso sí,
inequívoca intención de dar al cielo de Madrid una
apariencia más que postindustrial, marciana.
De vez en cuando se le aparecía la imagen del lugar
donde dejó el coche y, un, dos, tres, al escondite inglés,
desaparecía tragada por dolores incontables en las
sienes y sensación de ridículo postetílico, como en su
época de estudiante, cuando ninguno de la panda
recordaba el sitio de aparcamiento y vagaban, almas
sin penas, por medio barrio en su busca. Volvió a
prometerse abandonar el alcohol. Y se lo prometía
también a las farolas, lánguidas bailarinas abrazadas
por cadenas con velomotores, y al perro que arrastraba
una bata rellena de vieja hacia un árbol.
Gris azulado y negro de nuevo. Transportado
oníricamente en un continuo esquivar objetos inertes o
humanos al tiempo que rumiaba imprecaciones contra
sí mismo y su memoria. Maldita sea... Dónde
puñetas...
Fue al doblar una esquina. Allí estaba llamándole
con brillo metálico, sugerente, ensueño de
velocidades no logradas y soberbias excursiones que
jamás pasarían del aparcamiento de la oficina. Hizo un
quiebro, remedo de antiguos regates con balón de
cuero, tras un vehículo que en ese momento salía de la
fila, y se dirigió ya en la calzada hacia el suyo. Un
duende le tarareaba una letrilla de Queen: i'm in love
with my car... Nada más serio y más a tono. ¿Quién en
su sano juicio osaría negar que aquella maquinita, aire
de juguete, era resultado de una vida de sacrificios?.
Para quien mide en caballos de fuerza su fuerza mental
y física y la vende a tal efecto no llega el despertar del
todo hasta que, embutido en su sonido y su presunto
poder, toma posesión cada mañana de su tapicería y su
rugido.
Introdujo la llave, suave que me estás matando,
recreándose en ello. Acto de amor, coito metálico que
no por repetido ad eternum dejaba de aportar un
placentero hormigueo. Abrió la puerta y entonces oyó
un estridente chirrido. Se volvió. El gris azulado ya no
existía. Sólo el amarillo intenso de dos focos. Coche
francés, se dijo paralizado. Con el deslumbramiento
recibió el impacto. En un vuelo eterno repetía para sus
adentros que no, que era un sueño.
El conductor de la otra máquina se acercó con
estupor al cuerpo que, abrazado a una portezuela
desgajada, agonizaba unos metros adelante.
JUNIO, 2009
TANATOS ETERNA
Julio Moreno González. Médico
Nota Wikipedia: En la mitología griega, Tánatos (en griego
Θάνατοςs Thánatos, 'muerte') era la personificación de la
muerte no violenta. Su toque era suave, como el de su
hermano gemelo Hipnos, el
sueño. La muerte violenta era el
dominio de sus hermanas amantes
de la sangre, las Keres, asiduas al
campo de batalla. Su equivalente
en la mitología romana era Mors.
"Aprende a morir y
aprenderás a vivir.
Nadie aprenderá a vivir si no
ha aprendido a morir".
Antiguo proverbio
“¿Aprender a bien morir?,
decía Madame du Deffand: “Yo
a todo el mundo lo he visto
hacerlo a la primera y
perfectamente…”. Y continúa
diciendo Fernando Savater en
su artículo De profundis.
“Nuestra mortalidad tiene un
vinculo irrompible con el
pensamiento: saber que vamos a morir da que pensar, y a
algunos les convierte en pensadores… de por vida”.
I.- El ser humano es consciente de su propia muerte y ello
caracteriza su condición humana, y de tanto tratar de
escapar de la muerte, el hombre la evoca
permanentemente, creando una paradoja. La muerte está
más presente, cuanto más se intenta huir de ella.
La compulsión por atesorar bienes materiales, es una
manera de negar la muerte. Así la búsqueda de poder, no es
otra cosa que un intento por negar la muerte, las formas de
manifestaciones culturales grandilocuentes, como las
construcciones de las pirámides de Egipto o las grandes
catedrales en la época medieval o los impresionantes
panteones de algunos personajes, dan fe de la gran
capacidad que el hombre tiene para crear cosas que le
permiten comprobar que está vivo y que vivirá
eternamente en esas grandes obras.
La sociedad contemporánea ha llegado, con el paso de los
siglos, a convertirse en una civilización con cultura de
muerte, como lo demuestran los diferentes genocidios
habidos en tantas guerras; unas mundiales, otras de
liberación, otras de secesión o civiles, otras religiosas;
cualquier excusa puede ser buena para matar a quien no se
quiere vivo, y así hoy en la vida cotidiana, la muerte se ha
banalizado. Como dice Pelayo García Sierra, en su
artículo sobre Reducción positiva del concepto de muerte.
“Se ha convertido en un hecho más o menos sin
trascendencia, en un hecho trivial, significa que el valor de
la vida se ha devaluado considerablemente, reduciendo la
idea de la muerte al concepto de organismo muerto o
cadáver, eliminando de la posible definición de muerte, el
término aniquilación, dejándolo como mera
transformación del organismo vivo en un cadáver que
sigue conservando, la individualidad propia del organismo
viviente”.
El hecho de la muerte, de la no vida, ha sido en
todas las sociedades, para todos los grupos
humanos y para todos los individuos una
situación que se ha afrontado de muy diversas
formas. En general, a pesar de que la muerte es
una parte, un fenómeno de la propia existencia,
existe un rechazo hacia ella. Y por lo tanto
como seres humanos que somos y tememos a lo
desconocido, vamos a temer a la muerte por el
resto de nuestra vida.
La muerte está siempre presente en
innumerables aspectos de la cultura popular de
nuestros días, siempre ha sido un tema
recurrente en lo musical, como las danzas de la
muerte de origen medieval que aún se practican
en diversos enclaves rurales de Europa,
recordemos también que los romanos
relacionaban el fuego del hogar con los
antepasados y la pervivencia de las familias.
Las cenizas de la chimenea eran esparcidas por
los cultivos para protegerlos de las fuerzas de la naturaleza,
ya que se creía que estos restos de la combustión tenían
propiedades mágicas.
II.- Sabemos que envejecemos y tenemos que morir, pero no
queremos ni envejecer ni morir, sin embargo la muerte es el
precio que paga la vida por la complejidad de un organismo
viviente, que nace, vive, se reproduce y muere, por eso para
nosotros los médicos la muerte tiene un significado
estrictamente biológico. Consideramos difunta a una
persona cuando cesa la actividad eléctrica en el cerebro; se
cree que el cese de actividad eléctrica significa el fin de la
conciencia, aunque no podemos olvidar el tener en cuenta,
ante un paciente moribundo, que su muerte es
irremediablemente personal, como lo ha sido su vida.
El hecho de desaparecer para desintegrarse por completo o
bien aparecer en otra dimensión o estado, no ha dejado de
preocupar al ser humano, por laico que sea, como dice
Pelayo García Sierra. “Con la postergación de lo religioso
en gran parte de las sociedades actuales podría parecer que
conceptos como la muerte también quedan relegados. La
certidumbre de la muerte es lo que humaniza, y de los
aspectos más importantes que debemos de considerar es que
el moribundo es un ser vivo, y la proximidad de la muerte
nos hace más sensibles, por ello es conveniente no olvidar
que el moribundo sigue siendo una persona viva y con
derecho a una muerte digna”.
Actualmente, en nuestra sociedad se ha producido un
considerable avance en lo referente a la atención al paciente
9
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
moribundo, mediante los cuidados paliativos, desarrollado
a mediados del siglo pasado por C. Saunders en Inglaterra y
que da cuenta de la necesidad de brindar una atención
compasiva, tendente no sólo a disminuir el sufrimiento
físico del paciente sino también a optimizar su calidad de
vida. Como dijo un maestro budista: "Quienes creen que
disponen de mucho tiempo, sólo se preparan en el momento
de la muerte. Entonces los desgarra el arrepentimiento.
Pero, ¿no es ya demasiado tarde?". Hay dos elementos
básicos y fundamentales, uno es cómo hemos vivido nuestra
vida y como la vivimos, y el otro es cuál ha de ser el estado
de nuestra mente en el momento de la muerte.
Tengamos en cuenta que nuestra reacción ante una
enfermedad terminal o directamente ante la muerte
dependerá de nuestra personalidad, de los valores que
sustentemos y de nuestro conocimiento espiritual, lo que
nos ha de llevar a “morir con arte”, que consiste en afrontar
el momento último de nuestra existencia sin desear ni
pensar en nada, sin mantener apego a cosa alguna, y esto se
lograría tan sólo a través de la práctica de espiritual. La
consecución de una visión espiritual implica ni más ni
menos el mirar hacia dentro de nosotros, disolviendo
aquellos aspectos fragmentarios y en perpetuo conflicto en
nuestra conciencia, relajando la tensión del ego y volviendo
a reposar en la naturaleza de la mente, se podría decir que
consiste en una metodología, tendente a lograr una plena
conexión con nuestra esencia más íntima.
La muerte para mucha gente tiene un significado de miedo,
pero muchas otras culturas respetan e incluso adoran a la
muerte. En su artículo sobre El concepto filosófico de la
muerte en el México antiguo, Guillermo Marín nos
comenta, como todos los pueblos del mundo tienen un
espacio para la muerte, toda vez que en ella se responde la
tercera pregunta del problema ontológico del ser, "a donde
iré después de la muerte". Sin embargo existen
civilizaciones que especialmente centraron su desarrollo
cultural en el concepto de la muerte; el pueblo egipcio y los
antiguos aztecas, lo definieron como un par de opuestos
complementarios a la vida y a la muerte, dualidad que se
opone y al mismo tiempo se necesita, pues no puede haber
vida sin muerte, ni muerte sin vida
Son cada vez más casos los que buscan en las tierras y ritos
ajenos una luz que les ilumine. Los occidentales viajan a la
India o a Extremo Oriente, buscando en ideas como la
reencarnación o prácticas como la meditación, una
salvación para su espíritu, el viaje ya no es propiamente una
huida, sino una búsqueda, como las peregrinaciones a los
sepulcros de personas santas.
La pregunta que debemos hacernos con sinceridad es: ¿que
sé sobre la muerte?. En primer lugar debemos ser
conscientes de que la muerte es un absoluto misterio, pues
nadie ha regresado del más allá para contarlo. Solo
hablamos de experiencias cercanas a la muerte.
III.- Sócrates, afirmaba que “el temor a la muerte, no es
otra cosa que considerarse sabio sin serlo, ya que es creer
saber sobre aquello que no se sabe. Quizá la muerte sea la
mayor bendición del ser humano, nadie lo sabe, y sin
embargo todo el mundo le teme como si supiera con
absoluta certeza que es el peor de los males". Aunque, si
10
contamos con dos certezas irrefutables y a la vez
interrogantes existenciales, pues sabemos que es
absolutamente cierto que habremos de morir y también que
es absolutamente incierto cuándo y cómo.
Amelia Lamaignere es su artículo sobre La Muerte en
Civilizaciones Mesoamericanas: Desde los 4 mundos de la
Muerte hasta el Samheim Celta, nos recuerda como para los
chamanes la muerte es nuestro único adversario que vale la
pena. La muerte es quien nos reta y nosotros nacemos para
aceptar ese reto, seamos hombres comunes y corrientes o
brujos. En El conocimiento silencioso de Carlos
Castaneda, don Juan, el gran brujo yaqui dice: "Sin una
visión clara de la muerte, no hay orden, no hay sobriedad,
no hay belleza. Los brujos se esfuerzan sin medida por tener
su muerte en cuenta, con el fin de saber, al nivel más
profundo, que no tienen ninguna otra certeza sino la de
morir”. La diferencia es que los brujos lo saben y los
hombres comunes y corrientes no.
Este concepto de la muerte como el gran adversario que nos
infunde de valor y paciencia para actuar sin entregarnos a la
importancia personal nos hace ver a la muerte como un
maestro que nos saca de nuestro in-consciente escondite y
nos abre a la verdad de la vida y del universo. En una
palabra, si deseamos dejar de una vez por todas que la vida
nos viva a nosotros debemos empezar por aceptar la muerte
como una gran maestra que continuamente nos susurra al
oído: vive la vida en el aquí y ahora, sin dejar situaciones
inconclusas, pues no sabemos que llegará primero, si la
muerte o el próximo día.
La energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Este
principio físico nos hace tomar conciencia de que nada es
permanente, nuestra más insignificante motivación, acción
y/o palabra tiene consecuencias reales en todos los niveles
del universo y en todos sus tiempos. Si todo cambia y muere,
pero nada se pierde, sino que todo se transforma, entonces,
¿qué es la vida y qué es la muerte?, ¿qué hay detrás de la vida
y qué tras la muerte, si es que algo hay?, a lo que podríamos
agregar: ¿de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos?;
¿qué sentido tiene nuestra existencia?, y en definitiva,
¿quién soy?, ¿qué es lo que en verdad ha de contar en el
momento de nuestra muerte?.
Hablar de la muerte es difícil para todo el mundo, los niños
incluidos, es una conversación que en el fondo nos cuesta
mantener con ellos. Pero, sabemos del mismo modo que un
día u otro te pedirán que les aclares la historia de la
procreación cuando les contamos lo de la semillita que
siembran los papás en las mamás, la muerte de un ser
querido (o de una mascota), es algo que, antes o después
debemos explicar. La presidenta de la Sociedad Española de
Tanatología, Mar Cortina Selva y Agustín de la Herrán
Gascón, han preparado un prolijo manual para educación
infantil primaria y secundaria titulado La muerte y su
didáctica (ed. Universitas).
Terminamos con Fernando Savater que nos recuerda las
palabras de Stanley Cavell: “Lo que nos pasa cuando llega
la muerte del cuerpo es lo que pasa a la música cuando
deja de sonar. Hay un periodo de reverberación, y luego
nada”
JUNIO, 2009
Elegía
"A mi padre, porque
se me ha muerto un
poco de su presencia"
Te han llamado padre ser difunto,
ganando el cielo sin juicios,
de los males activos en conjunto
de ninguno calentastes los sitios.
Un lodo de muerte alarga su capa,
puente de lo humano derribado,
de una sacudida te anulo del mapa
y el silencio se quedó callado.
La negra embestida te destronó,
un pícaro diablo fue a saludarte,
la impaciente muerte te coronó
se dispuso para siempre abrazarte.
Un sino mímico te sobornó
precipitando toda tu medida,
la puta mala suerte te rodeó
mortificando toda tu cabida.
Tormentas y relámpagos me azotan
me sumerge la estéril claridad,
entre cuchillos el alma me cortan.
No volverá tu mano ami niñez
que amparaba mi frágil existencia,
ahora busco con rara extrañez
sollozando con rebelde impotencia.
Ingrato quimérico es asimilar
cuando se recibe un golpe tan preso,
sacude al intento de reaccionar
enviudando nuestro propio peso.
Estrecho desastre convivir luego,
proclamarse de lo hundido el fuerte
incendiada ceniza sobre el fuego
sobre muerte, más muerte y más muerte.
Ahora viajarás por el camino
donde diferente la primavera
sobre campos arropados de lino
descansará tu ilustre calavera.
Pedro Donoso Báez
Ahora
tu sonrisa y
honradez
a los gusanos
engrandecerá,
y tu graciosa y dócil osadez
entre la madera se quedará.
Y se posará tu alma en los rosales
del camposanto fiel y plagado,
dormirás entre fondos de corales
soñarás de vida a nuestro lado.
En la presente y oscura noche
me despiertan terribles aullidos
donde me visita el fiero alimoche
forrado con infernales cuchillos.
Porque desde cuando tu voz se fue
se nos marchó de la vida al ascenso,
un pedazo de tiempo a tu mujer
y a tus hijos el amor intenso.
Y sobre nosotros queda la nada
la nada donde se suma el silencio,
donde resiste la que fue casada
y con tus hijos convive el resencio.
Pasó el tren de los nuevos muertos
en una noche enfermiza y falsa,
de calentura soplaron vientos
de muerte se reunieron en mi casa.
Te mortificó la lápida en tu templo,
pasajero de las buenas maneras
mas, no servirás para dar ejemplo
seguirá matando la traicionera.
Tormentas y relámpagos me azotan
me sumerge la estéril claridad
entre cuchillos el alma me cortan.
11
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
HAIKU: 11+03+04
1
Vagones pares,
simétricos raíles,
todos exactos
10
Las vidas, rotas,
en maldita barbarie,
trenes al cielo
1
Los rayos de sol
piden el habeas corpus
al caer el final
2
Viajeros al tren,
cual panteras de Rilke,
ven nuestro mundo
11
Torpe destino,
tras un largo trayecto
que nos separa
2
Todos ayudan,
arco iris de almas,
¿es Munch gritando?
3
Festín en las vías,
inicio de trayecto,
palomas vuelan
1
Saltaron ellos,
era yo quien temblaba,
faltan doscientos
3
Dame ya este
cáliz de amargura,
¿o no fue así?
4
Las hojas secas
aplauden al tren partir,
involuntarias
2
Tras el infierno
hubo otro infierno,
dupla de onces
4
Me enseñaste
el cómo y el cuándo,
mas no el porqué
5
Vapor y raíles,
bruma en la mañana,
un William Turner
3
Tras el infierno
hubo otro infierno
en el mes treinta
6
Yo nunca monté
en el tren de la bruja,
no fue por miedo
7
Tran tran tran tran tran,
onomatopéyico,
tran tran tran tran tran
8
Tú ya te bajas
en próxima estación,
Atocha Renfe
9
Locomotora,
gimes rauda locura,
demoledora
12
Tomás Hidalgo
JUNIO, 2009
Miguel Hernández: Elegía a Ramón Sijé
Domingo Fernández Díaz
COMENTARIO
Introducción:
El 28 de marzo de 1942, Víspera del Domingo de
Ramos, a los tres años de acabar la guerra, moría en la
enfermería de la cárcel de Alicante, con los primeros soles
de la primavera, un hombre joven que no llegó a cumplir los
treinta y dos años. Se llamaba Miguel Hernández, poeta de
poesía apasionada, humana y verdadera siempre. Poeta
social que desesperadamente luchó en favor del amor, de la
justicia y de la libertad, es decir, en defensa del HOMBRE,
así escrito, “con mayúsculas”, del hombre “sin distintivos
en la solapa”, del “hombre universal” que todos llevamos
dentro.
A modo de preámbulo, y antes de abordar el comentario
a su Elegía, permítasenos unos breves datos de presentación
que nos sirvan de enlace con el poema.
Se encuadra literalmente nuestro autor en la llamada
Generación del 36, nombre con el que se designa a un grupo
de poetas que se caracterizaron por la búsqueda de la
perfección formal y el culto a los clásicos. Sus guías remotos
fueron Garcilaso y Herrera y, entre los cercanos, además de
Antonio Machado, Ortega. Sólo algunos, como Miguel
Hernández, se verán muy influenciados por la nueva estética
de Pablo Neruda. Otros componentes de dicha Generación
poética fueron los hermanos Juan y Leopoldo Panero, Luis
Rosales, Luis Felipe Vivanco y Dionisio Ridruejo.
La poesía de Miguel Hernández gira en torno a tres ejes:
el sentimiento amoroso, el sentido de la muerte y lo social.
Fue un poeta de destino trágico, intuido éste, presentido
incluso en sus versos de amor en los que,
premonitoriamente, aparecen los símbolos del cuchillo, del
rayo y del toro.
Orihuela natal. No se plantea, en este periodo, ningún tipo
de problema social. Preconiza la fraternidad entre todos los
hombres y la resignación de los que sufren. Es su etapa
r e g i o n a l i s t a , s u c i c l o “ s i j e niano”. Colabora activamente en la revista literaria
neocatólica el Gallo Crisis que dirige su íntimo amigo
Pepito Marín, más conocido por el seudónimo Ramón Sijé.
Escribe poemas de tema religioso. Pero, en el año 1935 se
produjo un cambio radical en nuestro poeta. La amistad con
Alberti, Neruda y Aleixandre, unido al ambiente de tensión
y violencia que hubo en el país por esos años, le influyeron
de forma decisiva en su manera de interpretar los problemas
del mundo y de concebir la función del poeta. Su fe religiosa
se resquebraja entonces, al tiempo que se despierta su
actitud social y de compromiso. Hay un distanciamiento
religioso e ideológico con su amigo Ramón Sijé que se
traduce en un cierto enfriamiento de su amistad. Es una
etapa de crisis en lo personal. Publica sus poemas en la
revista “Caballo Verde para la poesía” que dirige Neruda y
que incrementa el distanciamiento con Sijé en lo estético.
Interrumpe incluso también, por este tiempo, su noviazgo
con Josefina Manresa, la que más tarde sería su esposa, y
escribe los sonetos amorosos de “El rayo que no cesa,”.
Cuando los tiene terminado, Aleixandre le da la noticia de la
muerte de Pepito Marín, su amigo Ramón Sijé. Miguel
Hernández llega tarde para cumplir la promesa que se
hicieron en momentos de gran amistad: la de cavar la tumba
del amigo que antes muriese. El dolor por la pérdida de su
amigo entrañable, aumentado quizá con algún
remordimiento por las diferencias que entre ellos habían
surgido ideológicamente, le angustia hasta estallar en la
bellísima y conmovedora Elegía que nos disponemos ya a
comentar. La autenticidad del sentimiento expresado es el
rasgo que mejor la define. Mas, dejemos ya paso a la voz de
nuestro poeta:
Elegía
“Un carnívoro cuchillo
de ala dulce y homicida
sostiene un vuelo y un brillo
alrededor de mi vida.”
(En Orihuela, su pueblo y el mío,
se me ha muerto como del rayo
Ramón Sijé con quien tanto quería.)
(El rayo que no cesa)
En su evolución poética, a grandes rasgos, podemos
distinguir dos etapas. En la primera que dura hasta 1935,
está M. Hernández totalmente imbuido de un sentimiento
religioso de carácter tradicional y acrítico, que es el que
domina en el ambiente provinciano y conservador de su
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolar,
compañero del alma, tan temprano.
13
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
de angelicales ceras y labores.
Alimentando lluvias, caracolas
Volverás al arrullo de las rejas
y órganos mi dolor sin instrumento,
de los enamorados labradores.
a las desalentadas amapolas
Alegrarás la sombra de mis cejas,
daré tu corazón por alimento.
y tu sangre se irán a cada lado
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
disputando tu novia y las abejas.
que por doler me duele hasta el aliento.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
Un manotazo duro, un golpe helado,
llama a un campo de almendras espumosas
un hachazo invisible y homicida,
mi avariciosa voz de enamorado.
un empujón brutal te ha derribado.
A las aladas almas de las rosas
No hay extensión más grande que mi herida,
del almendro de nata te requiero,
lloro mi desventura y sus conjuntos
que tenemos que hablar de muchas cosas,
y siento más tu muerte que mi vida.
compañero del alma, compañero.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
Comentario
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
Magnífica la Elegía de Miguel Hernández, magnífica y
tremendamente emotiva, conmovedora. A mi gusto, una de
las mejores si no la mejor de toda nuestra historia literaria.
Difícilmente, creo, se puede superar la expresión, a un
tiempo, del sentimiento de amor y de dolor por la pérdida de
un ser querido. Y, desde luego, lo que resulta insuperable es
la autenticidad y sinceridad de los sentimientos expresados.
Pero, detengámonos en su análisis.
En la Elegía -formada métricamente por
endecasílabos, dispuestos en 15 estrofas de tercetos
encadenados y un serventesio final- el poeta interpela, ante
nuestros ojos, apostróficamente, al difunto, expresándole su
profundo y sincero dolor no exento de remordimiento- por
su súbita y prematura muerte que no se resigna a aceptar.
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
Y besarte la noble calavera
Su estructura interna resulta un tanto difusa y difícil de
sintetizar porque el poema refleja el estado de ánimo,
fuertemente conmocionado del poeta, con la sucesión de
pasiones que la triste noticia le suscita. Y es que prevalece
en mi opinión, en efecto, en la elaboración, en la creación
del poema, lo emocional sobre lo racional, lo espontáneo y
primitivo sobre lo reflexivo. De ahí la dificultad y
dispersión que nos ofrece su estructura. No obstante,
mostrémosla cual se nos presenta:
Y desamordazarte y regresarte.
a) Estr. 1-3: Dolor del poeta
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
14
b) Estr. 4: Alusión metafórica a la súbita muerte, causa
de su dolor.
c) Estr. 5-6: Vuelta al dolor: magnitud de éste y
consecuencia en la vida .
del poeta.
JUNIO, 2009
d) Estr. 7: Nueva alusión metafórica a la muerte.
e) Estr.8-11: Actitud del poeta ante ella: rebeldía, rabia,
ira, locura.
f) Estr.12-14: Éxtasis momentáneo, huyendo del dolor.
g) Estr. 15-16: Requerimiento al amigo a un reencuentro
de amistad.
Dedicatoria
La elegía, a modo de dedicatoria, va precedida de un
paréntesis que nos informa sobre su destinatario, Ramón
Sijé. y, desde este mismo arranque, con la selección que el
poeta hace del lenguaje, se nos ofrece ya, sin equívocos,
como partícipe “ el que toma parte”- doliente de una muerte
que no le es ajena.
En Orihuela, su pueblo y el mío,
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano”.
Rotundamente, casi con violencia como bien observa la
profesora Marina Mayoral- inicia su elegía M. Hernández.
En el primer endecasílabo de resonancia clásica, con la
figura del hortelano, manifiesta el poeta su decidida
voluntad de cuidar, cual celoso hortelano, con el riego
asiduo de sus lágrimas, lágrimas de sincero dolor y
arrepentimiento, la tumba del amigo fiel (que no pudo
cavar). Y así se lo dice sorpresivamente, ante nuestros ojos, a
éste, el muerto, con el uso de la 2ª persona en los verbos y el
vocativo afectivo-emotivo “compañero del alma”. Por lo
demás, el clasicismo literaturizante del primer verso, lo que
es más meditado, se desvanece enseguida, al imponerse, con
el uso del término no-poético “estercolar,” la cosmovisión
del mundo rural hernandiano: el cuerpo sin vida del amigo,
al descomponerse, cumple químicamente el ciclo natural
“estercolando” la tierra para generar nueva vida.
se me ha muerto como del rayo
Ramón Sijé con quien tanto quería.
2 ªy 3ª Estrofas:
.
“Alimentando lluvias, caracolas
Observemos, en primer lugar, el uso de los posesivos:
“su pueblo y el mío”. Los dos, el difunto y él, comparten el
mismo pueblo con orgullo, el orgullo regionalista de su
primera amistad. Y a continuación aparece ese dativo ético o
de interés (“se me ha muerto”), expresivo y coloquial, que
nos revela el subconsciente del poeta. Se emplea para
expresar que la persona aludida en el pronombre personal
(“me”, es decir, “yo”) se encuentra vivamente interesada en
la acción verbal. Es frecuente en el habla coloquial (ej. “no
te me caigas”). En efecto, el poeta, el “yo” que habla, se
siente vivamente afectado por la muerte del amigo. También
a él le alcanza, en parte, la muerte. Muerte que se le hace más
insufrible por impropia e inesperada (“como del rayo”).
Además, es parte de su propia alma el que se le ha muerto
(“compañero del alma”), con quien compartía (“con quien
tanto quería”) todo cuanto resulta amable en la vida: la
amistad, el amor. El uso de ese adverbio “tanto”
ponderativo, es muy expresivo. Parece propiamente como si
fuera imposible hacer un recuento completo de las
afinidades, de todo lo que les unía - ¿remordimiento?- a los
dos amigos, o mejor, “compañeros”, tomado el término en
su sentido etimológico “ aquel con quien se comparte el
pan”, con una clara alusión temporal, aquel que es coetáneo
mío, el que tiene mis mismos años, mi misma edad, por lo
que me resulta más sentida su muerte ( ¿por qué él y yo no?). Mas, adentrémonos ya en la Elegía propiamente dicha.
Elegía
1ª Estrofa:
“Yo quiero ser llorando el hortelano
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento”.
La 2ª estrofa, completada con el primer verso de la 3ª,
desarrolla la visión que se inició anteriormente con el verbo
“estercolar”: el corazón del amigo, regado con el llanto del
poeta (“alimentando lluvias”) servirá de alimento a las
amapolas. No resulta difícil advertir el término real
“derramando lágrimas” en la expresión metafórica
“alimentando lluvias”. Lo que sí ofrece mayor oscuridad,
mayor dificultad interpretativa, es lo que sigue: “caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento”. En la lectura
interpretativa que hago, asigno yo a “caracolas y órganos”
la misma función sintáctica de objeto directo que tiene
“lluvias” respecto al verbo “alimentando”, verbo éste que
lleva por sujeto postpuesto el sintagma “mi dolor sin
instrumento”. Con lo que entiendo, por lo tanto, que la
metáfora iniciada en “alimentando lluvias” se prolongaría
con la de “(alimentando) caracolas y órganos”, es decir,
“produciendo ruidoso llanto”, “con la incontinencia sonora
de mis lágrimas”, o “con el (solo) acompañamiento musical
de mi llanto”, generado éste paradójicamente por “mi dolor
sin instrumento”. Las caracolas y los órganos son
instrumentos musicales. Los órganos solían aportar
solemnidad a los funerales. Suponemos si bien no lo
sabemos con certeza- que en el mundo marinero a las
caracolas, término muy usado en poesía, se les podía asignar
15
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
la misma función. En nuestro caso, el llanto del poeta los
suple. También cabe interpretar retóricamente la frase como
“mi dolor sin instrumentos de caracolas y órganos” con lo
que estaríamos ante una construcción elíptica (es decir, en la
que se han suprimido elementos) y con hipérbaton (con
elementos lógicos desordenados). Por lo demás, el sentido
interpretativo sería el mismo que hemos expuesto.
En cuanto al empleo del adjetivo “desalentadas”
afectando, predicativamente, a las “amapolas”, convengo
con la profesora Marina Mayoral, que se trata de una
proyección sobre la naturaleza de los sentimientos del que
habla. Es nuestro poeta el que, por la pérdida del amigo, está
“desalentado”, sin aliento, sin ánimo o energía para seguir
viviendo, y no las amapolas. Y, cabría preguntarnos: ¿por
qué el poeta hace alusión a las amapolas y no a cualquier otra
flor de los cementerios? Probablemente, por la afinidad de
su color: rojo es el corazón y rojos son, consecuentemente,
los frutos que alimenta al pudrirse y descomponerse aquél
en estiércol.
Finalmente, esta tercera estrofa se cierra con rotundidad
expresiva, haciendo alusión a la magnitud, a la intensidad
del dolor que sufre el poeta.
“Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.”
El primer endecasílabo, de entonación descendente, va
encabezado por ese adjetivo (tanto) ponderativo del dolor,
de su intensidad, que prepara la consecuencia del segundo,
un verdadero prodigio de capacidad expresiva. En él se nos
designa, por primera vez en nuestra lengua, una dimensión
del dolor que permanecía sin precisar: “doler (hasta) el
aliento”. Y es que el dolor, a veces, cuando es tan intenso, se
sufre como una fuerte opresión a la que ni siquiera alivia el
respirar hondo, el alentar, sino que, por el contrario, lo
agudiza.
4ª Estrofa:
“Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
“No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos”.
La estrofa 6ª se inicia con una exageración desmesurada
hipérbole para describir “espacialmente” el alcance de su
dolor: “no hay extensión más grande que mi herida”,
ocasionada por tu muerte, le confiesa al amigo. Por eso
“lloro mi desventura y sus conjuntos”, es decir, todo lo que
en tu muerte confluye. Apreciamos aquí un cierto eco de
remordimiento, latente en casi todo el poema. Y es que el
prematuro final de Sijé impidió una posible reconciliación
de los dos amigos.
“Y siento más tu muerte que mi vida”.
El verbo “sentir” está aquí utilizado, como bien observa
Marina Mayoral, en su doble acepción de “lamentar” y
“experimentar sensaciones” con lo que el sentido pleno de la
frase sería: “me duele tu muerte y siento más tu muerte que
mi vida que, con ella, queda anonadada, desconcertada,
abatida”.
A continuación la estrofa 6ª, rompe con una expresión
tan macabra como inesperada y, por ello, nuevamente
expresiva: “Ando sobre rastrojos de difuntos”.
Como sabemos, “rastrojo” es el conjunto de tallos y
hojas que quedan en el terreno tras cortar el cultivo,
normalmente cereales. Y es que, tras el paso de la muerte, el
terreno queda metafóricamente erizado de puas (vivencias,
recuerdos, remordimientos) de difuntos sobre las que se ve
obligado a caminar el poeta. Y, de nuevo, la selección del
término rastrojo nos evoca el origen rural y campesino de
M. Hdez.
un empujón brutal te ha derribado”.
“y sin calor de nadie y sin consuelo
Hay, en esta estrofa, una acumulación de metáforas
graduadas en intensidad descriptiva, para referirse a la
muerte absurda, brutal, sin sentido, del amigo, muerte que
ha terminado con él (empujado brutalmente) en la tumba.
Las metáforas destacan, en su conjunto, el carácter súbito,
violento, doloroso y sin sentido de la prematura muerte.
Estrofas 5ª y 6ª:
voy de mi corazón a mis asuntos”.
El corazón del poeta, sumido en su dolor, se disocia de
todo cuanto le rodea. Nada ni nadie le puede distraer de su
pena, ofrecer consuelo. Actúa en lo que debía ser de su
interés en sus asuntos descorazonado, sin ilusión alguna.
Estrofas 7ª :
“Temprano levantó la muerte el vuelo,
16
JUNIO, 2009
temprano madrugó la madrugada,
Alegraras la sombra de mis cejas…”
temprano estás rodando por el suelo”.
Repetida, obsesivamente, vuelve el poeta a recordar la
inesperada muerte del amigo, poniendo de relieve su
excesiva prontitud, que queda remarcada expresivamente
con la repetición anafórica del adverbio temprano. Y
francamente hermosa y acertada en esta estrofa es la
metáfora del segundo verso que intensifica al máximo, con
el significado individual y en conjunto de las tres palabras
que la componen, el rasgo “prematuro” de la muerte a la que
alude. “Madrugar” es “levantarse temprano” y
“madrugada” es “lo más temprano del día”. En nuestro texto
“madrugada” está empleada por “muerte”, que aunque
siempre llega temprano, antes de lo que se espera, en este
caso se ha superado.
Estrofa 8ª-11ª:
Siguen ahora cuatro estrofas que nos reflejan la postura
del poeta ante la muerte. No hay, en ellas, consuelo
religioso, ni resignación estoica, ni aceptación alguna, sino
desesperación, ira, rabia, locura incluso. Se increpa a la
muerte que “enamorada” arrebató al amigo; a la vida, que
“desatenta” se lo dejó arrebatar; a la tierra que lo acoge; a la
“nada, que lo engulle (existencialismo). Y la reacción
violenta del poeta se deja ver en la 9ª estrofa, con la fuerte
aliteración de sonidos que reflejan su estado de ánimo. Hay
acumulación de términos violentos (tormentas, piedras,
rayos, hachas…). hasta llegar al paroxismo de la locura
puramente instintiva animal, irracional, de los dos
siguientes tercetos.
“Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero mirar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte”.
¿Representa la estrofa décima una manifestación
subconsciente con relación a su promesa incumplida?. Tal
vez. Lo que sí está claro es el deseo impulsivo del poeta de
reencontrarse con el amigo, aunque sabe que está muerto
(calavera), de hacerlo volver (de regresarte), de hacerlo
hablar (desamordazarte). Deseo tan fuerte que le hace
alejarse de la realidad, vivir, refugiarse en recuerdo:
“Volverás a mi huerto y a mi higuera…
Y es que de la locura hemos llegado a una especie de
éxtasis místico en el que entra en contacto nuestro poeta con
el amigo hecho pájaro, abeja, flor… Y se resiste, pese a la
evidencia (tu corazón ya terciopelo ajado), a aceptar la
vuelta a la realidad.
Estrofa 15ª:
“Tu corazón ya terciopelo ajado
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado”.
Y, por eso, la invitación de encuentro que hace a su
amigo en las dos últimas estrofas. ¿ O es el amigo el que le
convoca a él?. La ambigüedad intencionada queda patente
en el último terceto donde, al hacer elipsis supresión de la
preposición “a”, que precede al objeto directo
personalizado, dudamos si el sujeto de la frase (el que
realiza la llamada) es “tu corazón” o “mi avariciosa voz”.
La ambigüedad está bien empleada pues consigue lo que
busca: los dos amigos necesitan, anhelan el encuentro.
“A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero”.
Por último, inicia el serventesio una aliteración
(repetición de sonidos) a las aladas almas de las rosas que
nos hace sentir como ligero aleteo, incitación al vuelo del
amigo convertido en pájaro, abeja, ángel… “a las aladas
almas de las rosas/ del almendro de nata te requiero”. Casi
percibimos, casi presentimos la presencia espiritual del
amigo muerto que acude aleteando, presuroso, a la llamada
de amistad. En la expresión “almas de las rosas” se nos
ofrece, probablemente, como bien observa Noelia Bueno,
una visión panteísta: vive el alma del amigo en las almas de
las flores, flores blancas de un almendro (de nata) en flor.
Allí se cita al amigo, aunque ya no nos extraña que se cite a
un muerto. Pues se trata del muerto con el que viene
hablando el poeta desde el primer verso. Y es que todo el
poema está concebido como un diálogo, como un “hablar
con”, cuya respuesta se espera de un momento a otro.
Lingüísticamente, hemos apreciado que a lo largo de todo el
poema, hay una alternancia entre la 1ª y 2ª persona
gramatical (la que habla y a quien se habla), tanto de verbos
como de adjetivos y pronombres personales y posesivos. Y
esa dualidad yo-tu, se resuelve en la estrofa final, en un
“nosotros” colectivo, sujeto de un anhelado y catártico
diálogo, que logre calmar el dolor por la pena y la conciencia
atormentada del poeta.
Volverás al arrullo de las rejas…
17
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
El ángel de la historia.
La historia es un camino sembrado de cadáveres. Pero
esos cadáveres no son azarosos o accidentales. Son víctimas del
propio hombre, de la ideología del progreso. El hombre se ha
afanado por no quedarse quieto, por modificarlo todo, por avanzar,
progresar. En parte esto tiene que ver con su propia naturaleza. En
verdad el hombre es un animal tecnológico. Una parte de nuestra
naturaleza biológica es la capacidad de inventar artefactos que nos
permiten sobrevivir. No podemos entender al homo sapiens
sapiens sin su capacidad tecnológica que le permite transformar el
mundo y transformarse a sí mismo. Esta dimensión es inseparable
de la naturaleza humana. No es, por tanto, fácil distinguir en el
hombre entre naturaleza y cultura. La cultura humana tiene un
origen estrictamente natural y es una respuesta adaptativa y
evolutiva al medio en el que nos movemos. Ahora bien, esta
dimensión no implica las consecuencias de la ideología del
progreso. Me explico más detenidamente. El concepto de
progreso es una idea fuerza de nuestra civilización occidental, que
tiene sus raíces en la religión cristiana y en el discurso científico.
En realidad el concepto de progreso es una idea teológica. Es un
mito. Tiene su mito contrario que es el de la caída que inspira la
obra política de Platón. Por eso, la idea de progreso, como la de
caída, son de origen religioso, por tanto, son mitos y están dentro
del ámbito de la creencia. No son
propiamente ideas criticables que,
más o menos, tengamos en
nuestro intelecto, y que podamos
discutir. Por el contrario, la idea de
progreso es una creencia en la que
vivimos y, por ello, algo que
damos por hecho y que no
cuestionamos. Pero aquí reside su
grave peligro. Precisamente, el
carácter acrítico de esta idea es la
que permite a las diferentes
formas de poder el abuso del
hombre sobre el hombre. El
progreso justifica el mal. Porque
detrás del progreso lo que se
vislumbra es un final escatológico
de un mundo utópico en el que
impera el bien, la felicidad y la
justicia. Y aquí es precisamente
donde empiezan a aparecer los
cadáveres de la historia.
El cuadro de Poul Klee
El ángel de la historia nos muestra
un ángel que está siendo
arrastrado por el viento de la
historia y que tiene la cara vuelta hacia el pasado. La cara de este
ángel es una cara de espanto, porque lo que está viendo son los
escombros y los cadáveres de la historia de la humanidad.
Mientras que la humanidad avanza y progresa va sembrando el
camino de cadáveres. Lo malo es que estos cadáveres intentan ser
justificados por el propio avance de la historia. La justificación es
el fin al que se va a llegar. Pues bien, este concepto de progreso: el
avance inevitable de la historia, es una ideología de origen
religioso que ha venido muy bien al poder y que se ha convertido
en un instrumento de crimen y opresión. En este sentido considero
que la ideología neoliberal, que tiene a su base la ideología del
progreso, es un crimen contra la humanidad que se hace desde los
altos despachos enmoquetados de los diferentes órganos del poder
económico mundial. Toda creencia injustificada es un peligro
18
Juan Pedro Viñuela
porque en manos del poder se utiliza para oprimir al hombre a
partir de la ignorancia. Toda creencia es una superstición que se
basa en el miedo. Aquel que no participa de ella es condenado al
ostracismo, es un disidente. El miedo es el mecanismo que origina
las creencias de todo tipo y lo que garantiza la cohesión social. La
ignorancia es lo que hace que el hombre se guíe por creencias y no
por ideas fruto del pensamiento. La creencia y el miedo, así como
la promesa de un mundo mejor es lo que utilizan las diferentes
formas de poder para oprimir al resto de los hombres para alcanzar
sus propios objetivos.
La idea de progreso, como decimos, es de origen
religioso y religiosa ella misma. Su origen es la concepción del
tiempo del cristianismo y su concepto de historia. En ese sentido
tenía razón Nietzsche, cuando decía que no nos veremos libres de
dios hasta que no nos veamos libres de la gramática. La idea de
dios y todo lo que ello significa reside en nuestra propia estructura
mental que nos permite percibir el mundo y darle un sentido. La
idea de progreso de la historia tiene su origen aquí, en el concepto
de historia sagrada. La historia necesita de un tiempo lineal, con un
principio y un final: el Génesis y el Apocalipsis. El origen es lo
sagrado: la creación. Pero la culpa del hombre hace que dios lo
expulse del paraíso: la eternidad. Ahí
comienza el tiempo, el origen. A
partir de este momento empieza la
historia de la humanidad que no es
más que la historia de la salvación del
hombre. La humanidad en su
conjunto, y el hombre como
individualidad buscan su salvación
obedeciendo los designios divinos.
La historia es una escatología, en la
que habrá un final en el que se
recuperará el reino de los cielos. Si
obedecemos la ley de dios
conquistaremos el paraíso perdido: el
reino de los cielos. De no obedecer
estaremos condenados al infierno: la
infelicidad y la muerte. Pues bien,
esta es la matriz originaria del mito
del progreso. Como vemos, la idea
del progreso está directamente
vinculada a la idea de dios. Sin éste no
hay progreso. Dios es la ley de la
historia. Por tanto, el concepto de dios
se proyecta en las ideologías políticas
y tecnocientíficas. Lo que sucede, en
definitiva, es que no nos hemos visto
libres de la idea de dios. Dios no es
ese viejecito con barbas de las Biblias infantiles, sino todo lo que
ésta idea significa. Las ideologías utópicas, tanto políticas, como
tecnocientíficas y económicas, proceden de la idea de dios, viven
de ella. No podemos entender su noción de historia sin lo que
significa la idea de dios. En definitiva, toda ideología utópica
política, tecnocientífica y económica nos promete la salvación si
obedecemos un conjunto de leyes que rigen la historia y que los
historiadores, políticos, científicos, economistas,...han
identificado. Sólo teneos que obedecer. Si nos damos cuenta la
estructura es la misma. Lo que ha sucedido es que estas ideologías
han pretendido expulsar a dios, cuando en realidad lo han asumido
secularizándolo. La ley de dios, ahora no es más que la ley de la
historia que el científico de cualquier especialidad y el político de
cualquier ideología interpretan desde sus propios intereses. Sólo
JUNIO, 2009
tenemos que someternos a la interpretación de esta ley natural y
nuestra salvación y la del hombre vendrán por añadidura: tenemos
que confiar en el progreso, por sí mismo nos traerá el fin de la
historia: el paraíso. La cosa está clara, quien no asienta, disiente y,
por tanto, es anatema y condenado a la expulsión. Los que perecen
en este camio de la historia quedan justificado por el supuesto final
feliz de la misma.
Esta ideología en manos del poder es la justificación del
crimen en masa. Hoy las religiones predominantes no son las
tradicionales, aunque hay un resurgimiento de éstas que hemos
analizado en otros lugares, sino que se han transmutado en otras
ideologías. A mi modo de ver son tres que confluyen: la ideología
económica, la tecnocientífica y la política. Las tres son
interdependientes y pretenden crear mentes sumisas basándose en
la democracia como ideología (falsa conciencia), haciendo pensar
al ciudadano que es libre cuando es realmente esclavo.
La economía se nos sirve como una ciencia
absolutamente neutral que estudia el progreso de la humanidad y
que reduce éste al mercado. Pero la economía, como toda ciencia,
está cargada de intereses, y más las ciencias sociales. La economía
no es una ciencia neutral. Eso es lo que dicen los ricos neoliberales
porque les interesa que el estado (la política, los ciudadanos) no
intervenga cuando no les interesa, porque cuando les interesa si
reclaman su intervención. El neoliberalismo económico es una
religión y tiene su catecismo que son las normas de privatización y
desregulación dictadas por el BM, y el FMI. La ideología
neoliberal ha causado miseria en la humanidad, ha creado más
pobreza, ha aumentado más las diferencias entre ricos y pobres, ha
socavado la justicia social. El neoliberalismo es un crimen
institucionalizado al que incluso la izquierda realmente existente
(la que tiene capacidad de gobierno) ha claudicado. Y esta
izquierda ha claudicado en nombre del realismo político y el
posibilismo. Ha sido incapaz de imaginar otro mundo posible. Ha
pensado que hay que adaptarse a los cambios dictados por el
propio sistema, no transformarlo. Pero, por el contrario, el origen
de la izquierda es revolucionario y transformador. Resulta que los
progres de hoy en día en realidad son reaccionarios.
Por otro lado tenemos el progreso tecnocientífico. Se
cree en el progreso científico técnico como salvación de los males
de la humanidad. Cuando, en realidad, la unión entre el poder
económico y la tecnociencia llevan a la humanidad a un desarrollo
imparable cuya finalidad es el crecimiento económico, no el
bienestar y la justicia social. Pero no ven el límite de este
crecimiento que es el propio planeta. Nuestro planeta es limitado y
nuestro crecimiento lo es. El problema ecológico es un problema
estrictamente humano y, por su puesto, ético. Nuestras acciones
repercuten en los demás: los otros desheredados de la tierra y las
generaciones venideras. Es lamentable ver a nuestros políticos
locales, regionales y también los nacionales (que se han sumado
ahora, a pesar de defender públicamente el problema
medioambiental como el problema fundamental de la política)
defendiendo el derecho a contaminar que nuestra región tiene. Y
esto en nombre del progreso: el nuevo dios, con sus nuevos
sacerdotes que nos llevarán a la redención del mal procedente de la
derecha. Da risa tanta ignorancia, pero produce pavor, porque son
el poder y amparándose en el mito de la mayoría, hacen y deshacen
a su antojo dirigiendo los destinos de los pueblos -basándose en el
engaño, la ignorancia y el falso progreso- hacia sus propios
intereses. Creyéndose ellos los nuevos Mesías. Los nuevos
redentores. El progreso de la humanidad se da por hecho, pero sólo
se habla de uno, cuando en realidad los caminos de la humanidad
son insondables. Pero el hombre se deja dominar porque es más
fácil obedecer como autómatas, que pensar como hombres
valientes.
A nivel político se nos dice que sólo nos queda una
alternativa históricamente probada de progreso: la democracia
liberal. En fin, qué decir aquí. De democracia más bien poco. Sí
mucho de liberal, pero de liberal económico. La democracia se
utiliza como ideología del poder para poder garantizar su propia
acción. En realidad, el poder no cree en la democracia, sólo en la
obediencia. El poder político se basa en los partidos y los partidos
son instituciones antidemocráticas: máquinas de garantizar el
poder. La democracia es la ideología utilizada para dominar al
pueblo, y la mayoría utilizada como garante de la acción del poder.
La mayoría sólo garantiza la reglamentación de la democracia, no
la razón ni la verdad. El mito de la mayoría consiste en pensar que
la mayoría tiene razón, que el pueblo tiene la razón y la verdad.
(Algún político comarcal ha dicho: el pueblo ha dictado sentencia)
No, mire usted, la mayoría garantiza la gobernabilidad, no ocupar
el poder utilizando la violencia: pero nada más, y nada menos.
Pero el problema es que el poder, todos los poderes utilizan todos
los mecanismos a su alcance para perpetuarse en el poder. Y el
principal es contar con ciudadanos sumisos, es decir, ignorantes y
autosatisfechos, que no sepan, que no cuestiones, que admiren al
líder y lo veneren. La democracia es una farsa, o se ha convertido
en una farsa. Ni siquiera los políticos son los que mueven los hilos,
aunque tengan poder, y mucho, al haber claudicado al mercado se
han convertidos ellos, así mismo, en títeres. Divierte verlos cómo
luchan por el poder, sus guerras intestinas. Pero entristece cuando
al lado vemos la injusticia social: el hambre, la miseria, la
discriminación, en fin, la locura organizada de este mundo. Los
cadáveres y escombros de la historia que el ángel espantado ve
para que unos cuantos privilegiados como nosotros podamos vivir
cómodamente. El engaño está servido. Como se decía en la
película Matriz: bienvenido al engaño de lo real.
Por el contrario, la muerte de dios es la muerte de la idea
de sentido. La muerte de dios es la muerte de todo lo que significa.
Si dios ha muerto no existe ni la historia ni la salvación y el sentido
de la vida y de la humanidad procede únicamente del hombre. El
mal, también es producto del hombre, y somos nosotros los
responsables de todos los males de la historia. La justicia no se
reestablecerá mientras que no nos hagamos cargo de estos
cadáveres de la historia. Debemos asumir que nuestro futuro es
nuestro, no de las leyes de la historia, ni de la economía, ni de la
tecnociencia, ni de dios, sino únicamente nuestro. Esto es lo que
nos puede convertir en éticamente autónomos y en realmente
fraternos. La fraternidad (de origen cristiano: caridad y budista:
compasión) es el ideal menos desarrollado de la ilustración. La
fraternidad requiere pensar al otro como otro yo. No es meramente
la solidaridad, término políticamente correcto con el que el
político queda bien. La fraternidad es un requisito ético que nos
exige considerar al otro como un fin en sí mismo, no como un
medio. Por eso el problema de la crisis global con el que nos
enfrentamos es un problema ético. Se trata de que el otro puede
sufrir las consecuencias de nuestras acciones. Pero la ética nos
exige ser responsable de nuestros actos. Ahora bien, el problema es
que la política, inundada por el realismo y posibilismo político,
está por encima de la ética. Debemos abandonar nuestra
concepción tribal del mundo que procede de nuestro propio
desarrollo evolutivo: unas tribus se enfrentan a otras para poder
sobrevivir, y, a su vez, dentro de la tribu tiene que haber una
obediencia ciega fundamentada en el miedo para que la unidad
sobreviva, por una concepción global fraterna. Y éste es el
verdadero ideal político de la ilustración kantiana. Por ello
considero que la ilustración es un proyecto inacabado. Por el
contrario, lo que debe tocar a su fin, son los discursos que hemos
analizado aquí que no son más que perversiones de la razón.
19
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
Conmovedoras
frases y hechos
Pedro Donoso Báez
* En agonía, apretando la mano de su marido:
- No me voy a morir, ¿ verdad ?
Hemos sido tan felices...
- Charlotte Brontë - Escritora británica.
* Asomando por momentos de la somnolencia
final, sorprendido:
- ¿Aún estoy vivo ?
- Colombano Bordalo Pinheiro - Pintor.
* " Perdóname, pero seguir sería peor. Estoy
muy enferma, ésa yo no soy yo. Te quiero con
locura. comprende que ya no podía vivir más
tiempo.
- Marina Tsvetáieva - Escritora rusa.
Nota de despedida a su hijo, antes de quitarse la
vida ahorcandose con una soga.
* Lucido, humorístico y borracho, que llevaba
siempre consigo un guante para cumplir la
promesa que le hizo a su madre moribunda de
no volver a tocar un vaso de cerveza.
- Flann O´Brien - Dramaturgo dublinés.
* Estaba novio - como dicen en los pueblos con la que hoy es mi mujer, ella me atendía
mientras preparaban la mesa de operaciones y
yo devolvía escupideras llenas de sangre y me
sentía estupendamente, luego comprendí porque
Séneca y Petronio y otros se abrieron las venas
para morir, morir desangrado es como volar.
- Manuel Pacheco - Poeta.
-Esperando para una operación de estómago a
vida o muerte-.
* Él salía a la plaza muerto de miedo. Y, como
estaba muerto, ya no le tenia miedo al toro. Por
eso a Belmonte no le mató nunca un toro, y si a
Joselito. Porque Joselito no sabía que estaba
muerto.
- Reflexión de José Bergamín a Gonzalo
Suárez20
* Al amanecer del 1 de Diciembre de 1919 pide
sus pinceles para pintar un ramillete de flores.
Una vez concluida su obra, murmura: Creo que
empiezo a vislumbrar algo. " Unas pocas horas
mas tarde fallece.
- Era Pierre Auguste Ronoir - pintor
impresionista.
* En algún momento el conferenciante afirmó
que el astro rey se extinguiría, por falta de
combustible, dentro de cien mil millones de
años, arrasando con la vida en la tierra. "
¿Dentro de cuánto ?, lo interrumpió desde el
público una viejecita tímida y angustiada. "
Dentro de cien mil millones de años, " repitió el
conferenciante. " Uf, qué susto " replicó
entonces la viejecita. " Creí que había dicho
diez mil millones "
- En un momento de la conferencia de Mario
Muchnik dedicada al Sol en el Planetario de
Nueva York.* En Octubre de 1935 sufrió un cólico hepático.
Entró en coma. El 30 de Noviembre en un
momento de lucidez dijo a la enfermera: "
“Dadme las gafas.” Fueron sus últimas palabras.
-Fernando Pessoa - poeta portugués.
* Desde que nací los angeles de la angustia, el
desasosiego y la muerte estaban a mi lado. Me
acechaban cuando iba a dormir y me
aterrorizaban con la muerte, el infierno y la
condenación eterna. A veces me despertaba de
noche y miraba alrededor:
¿estaba en el infierno.?
-Eduard Munh - Pintor noruego.
* La muerte de cualquier poeta, aunque sea la
muerte más natural, es antinatural, es decir, un
asesinato, por eso es infinita, ininterrumpida, y
dura eternamente, en todo momento.
-Marina Tsvetaieva - Escritora rusa.
JUNIO, 2009
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El bo
* El amor vive en la palabra y muere en las acciones.
-Rainey Maria Rilke- poeta.
* Para vivir un día es necesario morirse muchas veces
mucho.
-Angel González- poeta.
* La muerte es el remedio a todos los males; pero no
debemos echar mano de este remedio hasta última
hora.
-Moliére* La vida no tiene atajos. Hasta el fin de nuestros días
la vida es una lección mal aprendida.
-Harrisón Salisburry* Los ojos de los muertos se cierran cuidadosamente,
con no menos cautela deberíamos abrir los ojos de los
vivos.
-Jean Cocteau-
* Vivir es llegar y morir es volver.
-Tao Te King-
* Nacer es solamente comenzar a morir.
-Teófilo Gautiev* La vida es un espectáculo magnífico, pero tenemos
malos asientos y no entendemos lo que estamos
presenciando.
-George Clemenceau* No se ha sabido nunca si la vida es lo que se vive o
lo que se muere.
- Augusto Roa Bastos* La muerte puede consistir en ir perdiendo la
costumbre de vivir.
-Cesar González Ruano* No creo en la muerte porque uno no está presente
para saber que, en efecto, ha ocurrido.
-Andy Warhol* Me gustaría vivir y morir como las brevas: caernos
del árbol de la vida solo después de habernos puesto
morados.
-Anónimo* Siempre son los demás los que mueren.
-Marcel Duchamp-
* Nuestra vida es una incertidumbre. Un ciego que
revolotea en el vacío en busca de un mundo mejor
cuya existencia sólo suponemos.
-Virginia Wolf* Nuestra vida se ha convertido en un negocio para
las compañías de seguros y nuestra muerte otro
para los servicios funerarios.
-Anónimo* Me gustaría vivir eternamente, por lo menos para
ver como en cien años las personas cometen los
mismos errores que yo.
-Wiston Churchil* Cuál puede ser una vida que comienza entre los
gritos de la madre que la da y los lloros del hijo
que la recibe.
- Baltasar Gracián* La vida es como la escalera de un gallinero.
Corta y llena de mierda
-Frase que escuchó Juan Madrid en el retrete de
caballeros de la Puerta del Sol21
TERTULIA LITERARIA DE HORNACHOS
NUEVAS VOCES EXTREMEÑAS
(COMARCA DE TIERRA DE BARROS Y LOS BALDIOS)
Plácido Ramírez Carrillo
En este trabajo de campo ( por llamarlo de
alguna manera, a pie de calle, en los bares, en el
umbral de las casas, a la sombra del parral o de la
higuera, en el corral de las casas de nuestros
abuelos) he querido recoger el habla (algunas
voces) y al peculiaridad lingüística de alguna zona
concreta de Extremadura, Tierra de Barros ( Puebla
de la Reina - mayormente- Palomas, Hornachos
etc). También de otra comarca Extremeña los
Baldíos (Alburquerque, La Codosera, Villar del
Rey- pero en especial San Vicente de Alcántara,
capital del corcho).
Deberíamos tener por tanto, aprecio por el
legado cultural de nuestros mayores, en general, y
en particular por el habla extremeña y de la
literatura Popular. Con todo ello contribuimos al
mantenimiento de la memoria colectiva.
Lo idóneo, lo deseable sería hacer un
análisis detenido, minucioso, de las nuevas voces
que se van recogiendo en nuestros pueblos
extremeños. Pero lo importante es plasmarlas en el
papel para que no se pierdan, después contrastar si
aparece en algún otro estudio de la zona, para luego
de manera más pausada estudiarla más a fondo,
consiguiendo así salvarlas del olvido.
Extremadura tiene una enorme riqueza
lingüística, cierto es que en nuestros pueblos se han
ido apagando los rasgos del habla extremeña, y van
desapareciendo más y más palabras de muestro
léxico, por falta de estima, por eso es conveniente
que en la actualidad tratemos de conservar en la
medida de nuestras posibilidades de nuestros
medios, rescatar y conservar estas voces. Palabras
que hemos escuchado a nuestros abuelos, nuestros
titos, y que cuando ellos desaparezcan también lo
harán estas palabras. Nuestra tarea más inmediata es
ponernos mano a la obras, para que no caigan en el
olvido, por supuesto que estas palabras son
diferentes al castellano de siempre. He aquí un
puñado de palabras, una veintena de voces que se
han recogido en la zona de Tierra de Barros.
Abate. A punto de caerse.
22
Arrumaco. Caricia fuerte, intensa.
Baleo. Limpieza rápida, de urgencia.
Berjagerá. Persona que dice tonterías, cosas sin sentido,
sin pensar, sin juicio aparente.
Verrionda. Que goza de poca simpatía.
Bragao. Hombre curtido, robusto.
¡Buah! Admiración ante algo.
Ciringucias. Se dice de un animal (pájaro, búho) que
hace extrañas figuras con los ojos, los mueve con
rapidez.
Calambuco. Cubo de latón, mal acabado con remiendos
de "lañaor" (oficio en desaparición o desaparecido, otro
asunto a tener en cuenta.
En el inte. En el acto, pagar al contado.
Estaribé. Escenario, lugar alto.
Estrumpir. Estallar, romper de manera rápida.
Fusca. Hierba seca sin valor alguno, suciedad.
Jabao. persona de gran carácter, robusta.
Jaramago. Herbáceo grande, sin nombre, der tallo
grande, se dice a los mozos muy brutos.
Jallao. Que tiene agallas, valiente, muy bravo.
Jirban. Cuando se hace el amor deprisa. Fornicar
rápidamente, sin mucho entusiasmo.
Miltras. Cachete, pescozón, colleja.
Perritraco. Persona perezosa.
Perniles. Largo del pantalón.
Pingarda. Mujer de mala vida.
Pindongo. Que le gusta el paseo.
Sijibiji. Ir muy a menudo de invitado a una boda.
Topetón. Repisa de la chimnea.
Comarca de los Baldíos. San Vicente de A.
Churruchero. Sitio de mucha gente, que da agobio y
calor.
Jabatá. Corte profundo en el brazo (por la general).
Mangajón. De andar pausado o lento, persona muy
parada, llamada también popularmente "guevazos".
Tapada. Cerca de piedra. Pequeño terreno a modo de
huerto.
Lo dicho que sepamos defender, conservar, y sobre todo
salvar del olvido el habla de nuestros mayores. Ojalá que
así sea. Hasta siempre. Un abrazo mú juerte y muchos
JUNIO, 2009
Latidos
Que la sensualidad siga seduciéndome por entre
las heridas de la vida y las grietas de la muerte.
Que mi madre siga aguantando las embestidas del
tiempo. Que mi familia y mis hijos sigan
componiéndome la melodía mas hermosa de esta
absurda música de vida. Que a quien corresponda
protejan a esa especie de peligro en extinción
como son los altruistas. Que améis a la naturaleza
como a vosotros mismos, en ella está la vida. Que
los esfuerzos que se realicen con pasión y entrega,
encuentren su
recompensa. Que los
obispos salgan también
a la calle para
manifestarse contra el
hambre, contra la pena
de muerte, contra la
desigualdad, el
terrorismo. Que las
pensiones no creen
desigualdades en
jornales de veinticuatro
horas ininterrumpidas.
Que los talibanes
desaparezcan de la faz
de la tierra. Que a los
ignorantes no les ciegue
la ignorancia sobre todo
política. Que a los
incendiarios los
destierren al desierto....
Que los egoístas cuando
mueran, sepan que mueren saciados de aquello
que tanto ansían, porque sabrán que nada les
pertenece. Que se detengan los corredores de la
muerte. Que las fosas comunes sean elegidas
monumentos a la libertad, y símbolo de opresión
el Valle de los Caídos. Que esas mujeres africanas
que ofrecen a sus hijos sus pechos vacíos, que son
el festín de las moscas, pasen a englosar la historia
de un tiempo pecaminoso. Que los terroristas se
inmolen con el océano de sus fanáticas creencias.
Que E.T.A. deje definitivamente las armas. Que
borren los mapas que ponen fronteras a los
hombres. Que las enfermedades mortales
encuentren una eficaz vacuna. Que la sequía y los
incendios pasen de largo sobre esta tierra que me
palpita e ilusiona. Que el fútbol -el que tanto me
dio y al que tanto dí- no se imponga por goleada a
los actos culturales. Que la cultura no sea una feria
de vanidades. Que le concedan el premio
Nacional de Literatura post-morten al poeta
Manuel Pacheco.
Que desaparezcan
los fantasmas
bienpensantes. Que
se vayan al paro los
analfabetos
funcionales y más
empleo para los
inquietos y “echao
p´alante”. Que los
balseros de la
libertad sigan siendo
los poetas. Que leáis
¡hostias! Que sigáis leyendo,
porque el poder de leer es un don
que convierte a dóciles ciudadanos
en seres racionales capaces de
oponerse a las injusticias, a la miseria, al
abuso. Que mi instinto paternal resista con
paciencia y capacidad los temporales del tiempo
y las circunstancias, para que un año más, siga
abanderando el sueño de mi hijo, con la lectura de
sus cuentos favoritos. Que el invierno sea de
chimeneas y lecturas, que irrumpa la primavera de
gurumelos, que sea benevolente el verano con los
albañiles y que el otoño bostece originalidad. Y
que el paso de los años, al menos a mi edad,
procurare gratificarme en la medida que pueda
con el cargo hedonista.
Pedro Donoso Báez
23
Cafetería
Félix
Con sabor a historia
Casa Nanín, S.L.
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