China: dos caras de la misma moneda Comentario de Lampadia

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China: dos caras de la misma moneda
Comentario de Lampadia
Hemos comentado muchas cosas positivas del desarrollo de China desde que
Deng Xiaoping le regaló a la humanidad una sentencia confuciana sobre el
color de los gatos: no importa su color, mientras cacen ratones.
Detrás de esta pequeña frase, inspirada en el bienestar de Singapur, vino una
revolución de la anti ideología en China, y la emergencia de un gigante de la
economía global, que ha sido una influencia muy positiva para toda el Asia y
la creación de una clase media emergente, que según The Economist supera
los 2,500 millones de habitantes.
Lamentablemente, ahora empieza a asomar con más claridad la otra cara de
la moneda de la nueva China. No nos referimos a la falta de democracia en su
sistema, eso está en la misma cara que su manejo económico. Como lo
reseña Pesek de Bloomberg, nos referimos a la relativamente reciente papel
de la China en el escenario político global.
Es cierto que EEUU y Europa no han entendido lo que Mahbubani llama la
necesidad de un mundo convergente, y se han mantenido tratando de
confrontar y limitar la presencia global de China. Incluso han cometido
errores estúpidos como cuando hace unos meses Putin visitó a Xi Jinping para
negociar un acuerdo gasífero. Cuando el acuerdo había fallado, según lo
reportado por el Financial Times a las 5:00 am (hora peruana), Obama
ordenó encarcelar a cinco chinos por piratería (¿?). Pues, pocas horas
después, el Financial Times tuvo que cambiar la nota (manteniendo la foto
que mostraba a ambos mandatarios dándose la espalda), dado que Xi
flexibilizó su planteamiento y firmó el acuerdo de compra de gas a Rusia.
Una China apoyando al debilitado agresor Putin para sostener la economía
rusa, o ayudando a regímenes como los de Venezuela y Argentina, o Sudán y
Zimbabue, tiene mucho de preocupante y criticable.
Según analiza Pesek, China se está erigiendo como una especie de
prestamista de última instancia (anterior rol del FMI y del BM), pero lo hace
con los países menos serios y respetables.
No hay que olvidar algo que Henry Kissinger comenta en su último libro,
World Order: “China ha considerado, milenariamente que ellos están
destinados a gobernar todo lo que hay debajo del cielo”.
Ojalá occidente pueda producir mejores líderes, esa es tal vez, una de las
mayores carencias de la humanidad.
El rescate chino de Rusia es un mal augurio para el futuro
Por William Pesek - Bloomberg
(El Comercio – Portafolio, 27 de Diciembre de 2014)
Gracias a China, Christine Lagarde del Fondo Monetario Internacional, Jim Yong
Kim del Banco Mundial y Takehiko Nakao del Banco Asiático de Desarrollo ya no
tendrían mucho trabajo significativo que hacer.
La decisión de Beijing de rescatar a Rusia, sumada a la ayuda que recientemente
les dio a Venezuela y Argentina, marca la muerte del mundo Bretton Woods de
posguerra. También representa el comienzo del fin para el papel central de los
Estados Unidos en la economía mundial y la influencia de Japón en Asia.
¿Qué es el nuevo Banco Asiático de Inversión en Infraestructura si no el verdugo
del BASD [Banco Asiático de Desarrollo]? Si Japón, el principal benefactor del BASD,
no quiere compartir la presidencia con sus pares asiáticos, Beijing simplemente
usará su abultada billetera para imponerse. Los organismos de Lagarde y Kim
también se enfrentan a un futuro en el que los gobiernos castigados por una crisis
llamarán a Beijing antes que a Washington.
El hecho de que China refuerce su papel de prestamista de último recurso
desbarata un juego de desarrollo económico que lleva décadas de gestación. El
FMI, el Banco Mundial y el BASD son instituciones abotagadas y reacias al cambio.
Cuando este año Ucrania recibió un rescate de US$17.000 millones bajo la
conducción del FMI, el objetivo era apuntalar una economía de importancia
geopolítica, no el chantaje geopolítico.
Al gobierno del presidente chino Xi Jinping no le interesa mejorar las economías, la
salud de los regímenes impositivos o las reservas de los bancos centrales. Le
importa la lealtad. El intercambio propuesto es: Por nuestra generosa ayuda,
esperamos recibir su total apoyo en todo, desde Taiwán a las disputas territoriales
y la moderación de la molesta insistencia de Occidente en los derechos humanos.
Puede que esto parezca hiperbólico; Rusia, Argentina y Venezuela ya están
enfrentadas con los Estados Unidos y sus aliados. ¿Pero qué hay de Europa? En
2011 y 2012, buscó a Beijing para salvar a los mercados de bonos en euros a través
de gigantescas compras. Habrá más de esta dinámica en el 2015 si hubiera nuevas
turbulencias en la zona euro, momento en el cual Beijing esperará que los líderes
europeos se abstengan de utilizar todos sus recursos diplomáticos.
¿Qué pasará si la reducción del estímulo por parte de la Reserva Federal golpea a
las economías de India a Indonesia y los gobiernos recurren a China en busca de
ayuda? ¿Por qué Camboya, Laos o Vietnam aceptarían las condiciones del FMI si
China les extiende suculentos cheques sin muchas exigencias?
El viejo rico de Asia
El programa de canje de moneda de US$24.000 millones de Beijing para ayudar a
Rusia es un signo de lo que vendrá. Se dice a menudo que Rusia es demasiado
nuclear para quebrar. En momentos en que Moscú se enfrenta a la peor crisis
desde la suspensión de pagos de 1998, es tentador ver a China como un buen
ciudadano del mundo. Pero Beijing solo le está permitiendo al presidente Vladimir
Putin, que ahora no sufre ninguna presión, diversificar su economía para reducir su
dependencia del petróleo. Lo mismo vale para el canje de moneda de US$2.300
millones de China con la Argentina y su préstamo de US$4.000 millones a
Venezuela. En el siglo chino, el mal comportamiento tiene sus recompensas.
Si alguna vez hubo un momento para que el presidente Barack Obama acelerara su
“giro” hacia Asia, es este. Hay mucho de qué preocuparse cuando China les arroja
dinero a gobiernos facciosos como Sudán y Zimbabue. Pero también hay mucho en
juego para las incipientes democracias de Asia. El llamado consenso de
Washington sobre políticas económicas no es perfecto, pero ¿el modelo de
capitalismo autocrático de Estado de Beijing con escasa libertad de prensa es una
opción mejor? En tanto China se convierte en el viejo rico de Asia, la tentación de
Myanmar, por citar un caso, podría ser evitar el difícil proceso de creación de
instituciones creíbles para supervisar la economía.
El reparto de los casi US$4 billones de reservas de divisas de China entre los países
acosados por la crisis podría tener un lado positivo: podría obligar al FMI, el Banco
Mundial y el BASD a mejorar el juego. La competencia, como reconocerían
Lagarde, Kim y Nakao, es buena. Pero es más probable que la prodigalidad de
China aliente malos hábitos
políticos e impida el desarrollo de un modo que deje a la economía mundial en
peor situación.
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