COMITÉ EJECUTIVO Bruselas, 24-25 de junio de 2008 EC. 180 Punto 4 de la agenda Comunicaciones del Secretario General Punto suplementario: Comisión v Luxemburgo Nota informativa y resumen de la sentencia Se pide al Comité Ejecutivo • que tome nota de este documento Comisión vs. Luxemburgo C-319/06 Nota informativa El caso “Comisión v Luxemburgo” implica preguntas importantes de interpretación de la Directiva de desplazamiento de trabajadores 96/71/EC. La Comisión europea argumenta que la legislación luxemburguesa que transpone la Directiva de desplazamiento de trabajadores viola los términos de dicha Directiva. Es por esto que la Comisión ha introducido una acción contra Luxemburgo por no respetar sus obligaciones en el marco del Tratado. El 13 de septiembre de 2007 el Fiscal General Verica Trstenjak transmitió sus conclusiones, que se explican más detalladamente más abajo. El 19 de junio fue publicada la sentencia del TJCE, apoyando a la Comisión en todos los puntos (ver resumen de la sentencia adjunto). I. CONTEXTO DEL CASO La Comisión considera que la legislación nacional viola la Directiva de desplazamiento de trabajadores en cuatro puntos. 1. Una interpretación demasiado extensiva de las disposiciones “de orden público” (Artículo 3.10 de la Directiva) La Directiva de desplazamiento de trabajadores tiene como objetivo establecer una serie de disposiciones obligatorias que el Estado miembro de acogida debe garantizar al trabajador desplazado, independientemente de la ley generalmente aplicable en materia de contratos de trabajo (normalmente, la ley del país de origen). De acuerdo con el Artículo 3.10 de la Directiva, un Estado miembro puede garantizar a los trabajadores desplazados a su territorio condiciones de trabajo y de empleo distintas de las que estén expresamente enumeradas en la Directiva en la medida en que se trate de disposiciones de orden público. Según la legislación de Luxemburgo, un cierto número de términos y condiciones de trabajo se deben considerar como disposiciones de orden público, incluyendo sobre todo las siguientes prescripciones: - requerimiento de un contrato de trabajo escrito o de un documento escrito establecido de acuerdo con la Directiva 91/533 - adaptación automática de las remuneraciones en función del coste de la vida - reglamentación del trabajo a tiempo parcial y del trabajo de duración determinada - respeto de los convenios colectivos Por consiguiente, además de las condiciones ya enumeradas en el artículo 3.1 de la Directiva de desplazamiento de trabajadores1, un empresario establecido fuera de Luxemburgo, que proceda al desplazamiento de trabajadores al país, debe igualmente atenerse a las obligaciones mencionadas. La Comisión mantiene que una interpretación semejante de las disposiciones de orden público es excesiva, y que la legislación luxemburguesa sobrepasa la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores. 1 Es decir: los periodos máximos de trabajo y los periodos mínimos de descanso; la duración mínima de las vacaciones anuales pagadas; la tasa de salario mínimo; las condiciones de puesta en disposición de los trabajadores; la seguridad, la salud y la higiene; las medidas de protección aplicables a las mujeres embarazadas que acaban de dar a luz; a los niños y a los jóvenes; la no discriminación Luxemburgo responde que estas normas son de naturaleza de orden público porque van dirigidas a proteger a los trabajadores. En el momento de la adopción de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores, el Consejo y la Comisión han firmado una declaración (declaración nº10) que prevé que la noción de orden público debe comprenderse cómo aquellas disposiciones obligatorias que no se pueden derogar y que, por su naturaleza y objetivos, responden a exigencias imperativas de interés público. En sus conclusiones publicadas el 13 de septiembre de 2007, el fiscal general considera que, si las autoridades nacionales se benefician de un determinado margen de apreciación en la definición de lo que constituye un “interés público”, la noción de orden público es un principio autónomo del derecho comunitario y también puede ser controlada por el juez europeo. El fiscal general concluye que el Derecho del Trabajo nacional, en su conjunto, no puede constituir una disposición de orden público. En otros términos: un Estado miembro no puede obligar a un prestatario de servicios extranjero a satisfacer las disposiciones del conjunto del Derecho del Trabajo nacional. Las prerrogativas de orden público deberían ser examinadas caso por caso considerando lo que es indispensable para los órdenes jurídicos nacionales. El fiscal general considera que a excepción de la adaptación automática de las remuneraciones, Luxemburgo ha ido más allá de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores. 2. La noción de periodos mínimos de descanso (artículo 3.1.a de la Directiva) La Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores prevé que las reglas del Estado miembro de acogida en materia de periodos mínimos de descanso deben serle garantizadas al trabajador desplazado. La Comisión sostiene que Luxemburgo no ha transpuesto correctamente esta disposición, ya que sólo está previsto un descanso mínimo semanal en la legislación nacional. Los periodos de descanso deben igualmente incluir otros tipos de descanso, como el descanso diario y el tiempo de pausa. Luxemburgo ha reconocido el carácter incompleto de la transposición en lo que concierne al descanso. La legislación nacional ya ha sido modificada en el mismo sentido. 3. Información a facilitar a la inspección de trabajo: incertidumbres para las empresas El derecho nacional prevé que el empleador del trabajador desplazado debe facilitar, bajo demanda de las autoridades competentes, las informaciones indispensables para una inspección del trabajo. Según la Comisión, esta exigencia legal no es lo suficientemente precisa como para dar la seguridad jurídica necesaria a los prestatarios de servicios extranjeros. Visto que esta disposición aumenta el riesgo de crear desigualdades entre las empresas, la Comisión estima que se trata de una traba a la libre circulación de los servicios y, por consiguiente, de una violación del artículo 49 CE. Por su parte, Luxemburgo estima que su derecho es lo suficientemente preciso: las informaciones pueden ser puestas a disposición al comienzo del primer día de servicio prestado por el trabajador, y únicamente bajo petición de los inspectores de trabajo. Los empleadores nacionales están también sometidos a las mismas exigencias. Mientras tanto, el fiscal general estima que una exigencia tal puede constituir una carga suplementaria para los prestatarios de servicio extranjeros, lo que podría volver menos atractivo el desplazamiento de los trabajadores. Ella apunta que, si el empleador no facilita las informaciones requeridas, la inspección de trabajo puede ordenar la cesión inmediata de las actividades hasta que todos los documentos estén disponibles. El fiscal general concluye que la medida nacional en cuestión implica una autorización previa al desplazamiento del trabajador. Sostiene que una medida semejante es excesiva y que se podrían planificar medidas menos restrictivas contra Luxemburgo para controlar los abusos potenciales. Así, sería violado el artículo 49 CE. 4. La exigencia de un representante en el territorio de Luxemburgo La legislación luxemburguesa exige que un representante, nombrado por el prestatario de servicio y residente en Luxemburgo, conserve los documentos necesarios para las inspecciones de trabajo. La Comisión estima que una exigencia semejante es excesiva dada la existencia de un sistema de cooperación entre las autoridades públicas, como está establecido por el artículo 4 de la Directiva de desplazamiento de trabajadores. Esto generaría costes para las empresas y constituiría un freno a la libre prestación de los servicios. Luxemburgo considera que el sistema de cooperación establecido por la Directiva no es suficiente para asegurar los controles adecuados. Además, la exigencia no es excesiva visto que no se exige que el representante tenga una forma jurídica particular. De nuevo, las empresas nacionales son sometidas a las mismas exigencias. El fiscal general, citando un caso del TJCE (caso Arblade), recuerda que exigir un representante que resida en Luxemburgo puede representar una carga para los prestatarios de servicio. Reconoce que los controles en el lugar de trabajo son indispensables, pero considera que Luxemburgo no ha llegado a establecer que dichos controles puedan ser llevados a cabo con medios menos restrictivos. El artículo 49 sería por lo tanto violado. II. LA IMPORTANCIA DEL CASO Este caso, sobre todo el primer punto planteado por la Comisión, suscita importantes preguntas sobre la interpretación de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores, sobre todo en lo que se refiere a las disposiciones de orden público. Mientras el contenido del Derecho del Trabajo varía de un país a otro, numerosos Estados Miembros, como Francia, tienen un enfoque del orden público similar al de Luxemburgo. El juicio del TJCE tendrá pues un impacto considerable sobre el conjunto de Europa. En las recientes sentencias Laval y Rüffert, el TJCE ha reducido considerablemente las posibilidades de los Estados miembros y de los sindicatos de garantizar condiciones de trabajo y de empleo iguales para los trabajadores desplazados, independientemente de su nacionalidad. A la luz de estos juicios, el artículo 3.10 de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores puede constituir un último recurso para las autoridades nacionales para imponer el respeto de las disposiciones del Derecho del Trabajo que vayan más lejos que las normas mínimas reconocidas por la Directiva. Por ejemplo, a menos de ser considerados por el legislador nacional como disposiciones de orden público, los convenios colectivos que no hayan sido declarados de aplicación general no pueden aplicarse a los trabajadores desplazados. Parece que el TJCE sustituirá su propia evaluación por la de las autoridades nacionales para determinar qué disposición del Derecho del Trabajo debería ser obligatoria para responder a las exigencias del interés público nacional. Una tal interpretación constituiría probablemente una infracción del principio de subsidiariedad. La noción de orden público corresponde a menudo a elecciones socio-económicas bien maduradas, y varía considerablemente de un Estado miembro a otro. La CES considera pues que los Estados miembros deben beneficiarse de un amplio margen de apreciación para definir la noción de “interés público”. Una evaluación caso por caso de las disposiciones de orden público por el juez europeo sería también una fuente de incertidumbre jurídica mayor, que crearía una afluencia de litigios. En lo que respecta a la tercera y a la cuarta cuestión (las informaciones que se deben dar a las autoridades competentes y la exigencia de un representante en Luxemburgo), la CES ha subrayado en numerosas ocasiones la importancia de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores en la lucha contra el dumping social y en la promoción de un clima de competencia leal. Por consiguiente, los Estados miembros deben estar autorizados para concebir mecanismos eficaces de control y de puesta en práctica de la Directiva, incluidos los tipos de mecanismos utilizados por Luxemburgo. Comisión contra Luxemburgo C-319/06 Resumen de la sentencia (19 de junio de 2008) Contexto Este caso plantea preguntas importantes de interpretación de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores. La Comisión ha argumentado que la legislación de Luxemburgo en materia de desplazamiento de los trabajadores iba más allá de lo que permite la legislación comunitaria. En su sentencia del 19 de junio de 2008, el TJCE dio la razón a la Comisión en todos los puntos, considerando que la manera en la que Luxemburgo había transpuesto la Directiva sobre el desplazamiento constituía un obstáculo a la libre prestación de servicios transfronterizos. Luxemburgo ahora tendrá que cambiar su legislación en este sentido. Principales puntos de la sentencia La legislación luxemburguesa viola la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores en cuatro puntos: • La interpretación de la noción de “orden público” (Art. 3.10 de la Directiva) El TJCE reconoce que un Estado miembro puede imponer a los prestatarios de servicios extranjeros el respeto de las condiciones de empleo distintas de las que contiene la lista exhaustiva del Artículo 3.1 de la Directiva, si constituyen disposiciones de orden público. El Tribunal recuerda que las disposiciones de orden público son aquéllas que son cruciales para la protección del orden político, social o económico, que exigen ser respetadas por toda persona presente en el territorio nacional, cualquiera que sea su nacionalidad. El Tribunal recuerda también que la excepción de orden público constituye una derogación del principio fundamental de la libertad de prestación de servicios, que debe ser interpretada en sentido estricto y que no puede ser determinada unilateralmente por el Estado miembro. Es por esto que el Tribunal examina cada disposición que Luxemburgo ha calificado como “de orden público”: - sobre el requerimiento de un contrato de trabajo escrito u otro documento equivalente, y sobre el requerimiento de igualdad de trato para los trabajadores a tiempo parcial y de duración determinada: En virtud de la legislación comunitaria vigente, el TJCE ha juzgado que estas exigencias eran superfluas porque los trabajadores desplazados disfrutan de la misma protección en su país de origen. - sobre la adaptación relativa a la indización automática de los salarios al coste de vida: La Comisión subraya el hecho de que la indización de los salarios afecta al conjunto de las remuneraciones, incluidos los salarios que sobrepasan la categoría del salario mínimo previsto en el Artículo 3.1 de la Directiva. El TJCE ha juzgado que Luxemburgo no ha establecido que hubiera un peligro serio para un interés fundamental de la sociedad. Luxemburgo ha mencionado los objetivos de protección del poder de compra y de las buenas relaciones de trabajo sin aportar la prueba de que era necesaria y proporcionada una indización obligatoria. - sobre la prescripción relativa a las disposiciones imperativas de derecho nacional en materia de convenciones colectivas de Luxemburgo: El Tribunal estima que es el contenido efectivo de los convenios colectivos el que puede ser definido como de orden público, por oposición a los convenios colectivos en sí. En todo caso, el TJCE ha determinado que la clasificación como disposiciones de orden público no puede aplicarse más que a los convenios colectivos que hayan sido declarados universalmente aplicables. • La noción de periodos mínimos de descanso Este punto no ha sido discutido. Luxemburgo había reconocido que la definición de periodos de descanso era demasiado restrictiva y ha cambiado su legislación en este sentido. • Ausencia de claridad de las disposiciones en materia de controles La legislación luxemburguesa prevé que los prestatarios de servicios faciliten a la inspección de trabajo, si esta se lo pide, las informaciones básicas necesarias para el control de los trabajadores desplazados. El TJCE considera que esta ley no es lo suficientemente clara como para dar seguridad jurídica a las empresas extranjeras que quieren desplazar trabajadores. Por otro lado, la extensión de sus derechos y obligaciones no se perfila claramente. ¡Y las penalizaciones en caso de infracción de las obligaciones legales no son insignificantes! Por consiguiente, la legislación luxemburguesa es incompatible con el Artículo 49 CE. • Exigencia de designar un representante ad hoc que resida en Luxemburgo con el fin de la conservación de los documentos necesarios para los controles El Tribunal nota que esta obligación implica cargas suplementarias para los prestatarios de servicios extranjeros, ya que el agente debe residir en Luxemburgo y que el periodo durante el cual los documentos deben ser conservados no está definido. Citando un precedente (el caso Arblade), el TJCE estima que Luxemburgo ha omitido determinar que los poderes públicos nacionales no han podido gestionar bien sus tareas de control, a menos que la empresa designara un agente. El TJCE también ha decidido que habrían podido ser enfocadas otras medidas que limiten menos la libertad de prestar servicios, como por ejemplo confiando a un trabajador presente en el lugar los documentos necesarios. En todo caso, el mantenimiento de documentos dentro del Estado receptor, después de que el empleador haya dejado de emplear al trabajador, es superfluo para el Tribunal, ya que en virtud de la Directiva sobre el desplazamiento de trabajadores existe un sistema organizado de cooperación y de intercambio de informaciones entre los Estados miembros. Finalmente, el Tribunal subraya que una obligación de conservar los documentos antes del comienzo del trabajo constituye un obstáculo a la libertad de prestación de servicios. Enlaces: El texto de la sentencia está disponible en: http://curia.europa.eu/jurisp/cgibin/form.pl?lang=en&Submit=Rechercher&alldocs=alldo cs&docj=docj&docop=docop&docor=docor&docjo=docjo&numaff=C319/06&datefs=&d atefe=&nomusuel=&domaine=&mots=&resmax=100 Las conclusiones del fiscal general (13 de septiembre de 2007): http://curia.europa.eu/jurisp/cgibin/form.pl?lang=en&Submit=Rechercher&alldocs=alldo cs&docj=docj&docop=docop&docor=docor&docjo=docjo&numaff=C319/06&datefs=&d atefe=&nomusuel=&domaine=&mots=&resmax=100 La Directiva 96/71/CE relativa al desplazamiento de trabajadores: http://eurlex.europa.eu/smartapi/cgi/sga_doc?smartapi!celexplus!prod!CELEXnumdoc& lg=FR&numdoc=31996L0071 Informaciones contextuales sobre las sentencias Rüffert y Laval: http://www.etuc.org/r/846