ANO IX.—NUM. 22 MADRID 14 DE JUNIO DE 1891 DAMA POMPEYANA EN SU TOCADOR SEGUNDA ÉPOCA EL ÁLBUM IBERO AMERICANO 254 SUMARIO TEXTO: CrónicaFOlicroma, por Concepción Gimeno de Flaquer.—Lospanidos,'por Ernesto de la Guardia.—Ao que invenían tos hombres, por José Maria Matheu.—Loí extremos se tocati^ por Abdón de Pax,—Intima, por Ricardo Kodores Girón. —A una Margarita, por Matilde Ríisiano .^Rimas, p o r T o m á s de Asensi.—Eí capita'n Herrera, por Julia de Asensi.—Explicación de los grabados^ por Ignacio de la Fuente. GRABADOS: Dama pompeyana en su tocador.—Cruzada de Jerusaien.—Bellezas arquitectónicas de üí^paña: Convento de San Francisco en la ciudad de Palma.—El mensaje esperado. —Enriqueta Rommer, pintora holandesa.—A la puerta d é l a granja. CRÓNICA POLICROMA Suce.sos diversos.—Noticias literarias.—Ecos artísticos.—Fiestas sociales.—Obra bene'lica.—Teatros y circos. UNQUE los ánimos siguen exaltados con la cuestión económica, no resuelta todavía, las conversaciones generales han versado en esta semana sobre asuntos •diversos, distrayendo la opinión del proyecto de emisión de billetes. Gran asunto han dado para la facundia de este pueblo que tanto tiempo derrocha charlando, el proceso del matute, las pomposas honras fúnebres tributadas al general Cánovas, hermano del Presidente de! Consejo de.Ministros, el suicidio de dos amantes pertenecientes á la clase obrera, el tratado anglo-portugue's, la actitud de la prensa de Londres con el futuro heredero de la corona de Inglaterra, aconsejándole que firme un escrito comprometiéndose á no jugar más, porque seguir jugando es jugarse el trono: el asesinato ocurrido en Málaga ese crimen alevoso que tiene indignada á la ciudad malagueña, porque el Sr. Loring era un distinguido ingeniero que deja seis hijos y una esposa que le amaba; y sobre todo el trágico suceso de la niña mártir, de quien ha sido verdugo por espacio de cinco meses una duquesa condecorada con la banda de María Luisa, suceso del que daré cuenta á mis lectores de América tan pronto como se conozca el sumario de tan célebre causa. • La conferencia que ha dado en el Ateneo de Madrid el Sr. Pí y Margall, sobre el descubrimiento de América, ha tenido mucha importancia. Ansiosos estaban en la docta corporación de escuchar la galana palabra del elocuente orador, que tan bien conoce la historia de la América espaííola. El Sr. Pí y Margall alcanzó un nuevo triunfo con su brillante discurso. El popular novelista Benito Pérez Galdós ha publicado el tercer tomo de su novela Ángel Guerra. En breve publicarán dos interesantes libros los conocidos literatos Abdón de Paz y José M. Matheu. Mr. Juan Aicard ha escrito una comedia en seis actos para el Teatro Francés, titulada Los Fariseos. Los hermosos poemas que P'.milio Ferrari leyó en el Ateneo han salido á luz en elegante tomo que se está vendiendo profusamente en todas las librerías. * La distinguida concertista Emilia Quintero, hija de la escritora gallega Emilia Calé, ha recorrido triunfalmente varias ciudades de Portu- gal, cosechando laureles y libras esterlinas. En Oporto dio un concierto en el Teatro del Príncipe Real, que obtuvo brillante éxito. Los periódicos portugueses, al publicar el retrato de la joven pianista española, le dedican muchos elogios. Para probar que estudian con aprovechamiento el griego los estudiantes del Gimnasio Leibnitz de Berlín ó tal vez per alardear de helenismo, han representado en griego la trajedia de Sófocles, Edipo Rey. La Baronesa VanKorff, hija de Meyerbeer, ha regalado al Museo Real de Beilín, varios instrumentos musicales que pertenecieron á su padre. El famoso compositor Tochaikorosky está terminando una ópera cuyo libreto se inspira en la novela de Lormontoff, titulada Los héroes de nuestra época. En el palacio de la Embajada de Austria se ha dado un suntuoso baile, al cual asistieron SS. AA. la Infanta Isabel v la Infanta Eulalia. El digno representante deT Emperador de Austria Hungría en España obsequió galantemente á sus invitados. La infanta Isabel vistió traje de brocatel verde con ramaje de plata: la joven Infanta Eulalia ostentó su gallarda figura elegantemente ataviada con rico traje blanco, que tan bien sienta á su poética figura, luciendo por áurea corona su rubia cabellera. Hallábase en el baile la viuda del general Barrios, expresidente déla repilblica de Guatemala, que llamó la atención por su belleza y sus magníficas joyas, entre las que se destacaban cuatro grandes esmeraldas de gran precio. Bailóse el rigodón de honor en el salón de baile decorado con damasco color de ámbar, espejos, flores y aranas. La duquesa de Medinaceli piensa inaugurar su palacio de la plaza de Colón con una gran fiesta que coincidirá con el cuarto centenario del descubrimiento de América, que España celebrará espléndidamente. El magnate que llevaba en la época de Colón el título de la casa de Medinaceli, protegió al insigne navegante. Se trata de resucitar la corte de aquella época, presentándose reyes y cortesanos con trajes iguales á los que usaban. La colonia hispano-americana, residente en París, da frecuentemente muestras de su esplendidez, gastando grandes cantidades en obras benéficas y fiestas sociales. El distinguido americano D. Francisco de Paula Alvarez abrió sns lujosos salones del boulevard Haussmann, para obsequiar á vanos apasionados del divino arte, con una velada musical, en la que tomaron parte artistas y aficionados de nota. La Duquesa de Pomar, cultivadora délas bellas letras, ha inaugurado su elegante hotel de la Avenida de Wagram con un gran baile; asistieron á la fiesta más de mil personas, hallándose entre ellas lo más selecto de París, sin contar gran número de familias hispano-americanas. Lagartijo se propone organizar una corrida de toros á beneficio de la desgraciada familia de Calderón, el torero que murió en Aranjuez. Lagartijo regalará tres toros y trabajará gratis con toda su cuadrilla. El Duque de Veragua ha ofrecido contribuir á tan filantrópica obra regalando cuatro toros. » • Como tenemos una primavera muy fresca, varios teatros de invierno aprovechan estos días para dar algunas funciones. La Comedia se halla muy concurrida con la presencia de Vico, que representa las obras de los hermanos Echegaray; Apolo atrae mucha gente con Carmela, parodia de Carmen, y los teatros Romea, Alhambra y Felipe con sus piececillas de circunstancias embellecidas con buena música. En los circos Colc'n y Paiish no faltan ejercicios nuevos, de ventrílocuos, acróbatas y peces racionales que divierten al espectador con pantomimas acuáticas. CONCEPCIÓN GIMENO DE FLAQUER. LOS PARTIDOS ECTOR discreto, bellísima lectora: no apartéis con disgusto vuestros ojos de estas páginas al leer el epígrafe de este articulejo. Estos partidos no tienen nada de común con los políticos. Esos son otros López; es decir, otros partidos, ó mejor, otras partidas. No se trata de los partidos de los hombres, sino de los de la mujer. Sin embargo, hay algo en que coinciden unos y otros, el móvil que guía á los que se afilian en ellos es tan parecido que no difieren un punto. El hombre busca un partido en que inscribir su nombre por obscuro que sea, impulsado por la necesidad; lo cual no impide que, por conveniencia, lo abandone cuando le viniere en mientes. La mujer lo busca por la misma causa y lo deja por motivo idéntico. Apenas se concibe un español que no tenga partido. Y no hablo del abogado sin pleitos, n» del médico sin enfermos, ni del catedrático sin discípulos, ni del escritor público sin editor, ni del industrial sin trabajo, ni del empleado sin destino. Estos pertenecen fatalmente á un partido: al que ha de subir en la primera crisis. —¡Cuando vengan los nuestros!—dicen. Y vienen los de aquéllos, y los de éstos, y los de los otros, todos menos los nuestros, es decir, los suyos. A pesar de todo, es fuerza figurar, aunque sea en el círculo no político del café ó de la peluquería, como afiliado á un partido. Porque, prescindiendo del maná esperado—ya que no prometido,—cuando vengan «los nuestros» se deben evitar las censuras y hablillas de los amigos. —¡Calle usted! — dicen.—Si no pertenece á ningún partido; si es un pancista... Y luego ¿cómo adquirir nombre, cómo distinguirse y darse á conocer, aun dentro del propiooficio ó profesión, sin ser hombre de partido? EL ÁLBUM IBERO AMERICANO Hay, pues, que buscar en éste una posición ique, de otra manera, se hace muy difícil que la íociedad reconozca. Y he aquí también el móvil da la mujer en ,busca de un «partido». * — ¡Pobrecita! ¿Qué va á ser de ella cuando hosotros faltemos?—pregunta á su marido doña Angustias conteniendo difícilmente las lágrimas que pugnan por salir de sus ribeteados ojos. —Mujer, no quedará desnuda. No podrá usar coche; pero tendrá para vivir decentemente Con la pensión que yo le deje. Doce mil reales no son un grano de anís; y, si no quiere vivir sola, no la faltará un rincón en casa de su hermano. — ¡De su hermano! Eso es: irá á servir á su cufiada y á cuidar de sus chiquillos, aguanrando el mal carácter de aquélla y las impertenencias de los angelitos. ^ P u e s bien, sola—replica don Homobono, i—independiente... —¡Sola! ¡Qué horror! Y ¿tú sabes el papel que nace una solterona eii el mundo? Ahí, sin ir más lejos, tienes á doña Mariquita. Ella se regala bien, eso sí, y no le faltan comodidades, gracias á la herencia del oidor, con quien tenía parentesco de infinidad... —De afinidad, mujer. ¿Y de qué la sirven su buena mesa, sus vestidos de seda y su abono en la Comedia? Ella mismacomprendc la ridicula situación en que se encuentra, soltera á los cuarenta, sin que nadie la haya dicho «por ahí te pudras,» y ha tenido que buscar compañía en la viuda del brigadier Saltillo, grano que le ha salido en la nariz y del que no podrá desprenderse mientras viva. No, hija mía; si Dios quiere, no te quedarás tú para vestir imágenes. Es necesario, ¿lo oyes, Homobono? buscarla prontamente un partido. La belleza de los quince años pasa muy pronto. No hay veinte años feos; pero los treinta son horrorosos en una solterona. Los hombres se casan cuando quieren y la mujer cuando puede. No bay que perder tiempo: hay que buscarla un acomodo; hay que establecerla. » » Y aquí tienen ustedes á doña Angustias consagrada con ardor á buscar una colocación conveniente para Conchita; trabajando con empeño para procurarla un partido. Ni porque su excelente marido la exhorta con discretas razones para convencerla de que no es la mujer la que debe buscar hombre, sino éste quien debe buscar á aquélla, ni porque la cita numerosos ejemplos de casos en que las más busconas son las que menos han encontrado; ni porque la recuerda los desdichados matrimonios que andan por el mundo, sólo por satisfacer á toda prisa él deseo de casarse, doña Angustias no ceja en su empeño. Hay que casar á la niña cueste lo que cueste. ¿Por dónde empezar? Por llevarla á los paseos, presentarla en las tertulias y abonarla á los teatros. Y desde el punto y hora en que empieza la carrera de la niña dirigida por la previsora mamá, comienza la desesperación de don Homobono que ha de entenderse, en último tér- mino, con la modista, el perfumista, la peinadora, el guantero, el profesor de canto, el de piano, el zapatero, y estar siempre preparado para los gastos imprevistos. —¿Cómo ha de tocar bien la niña si, desde que el organista la dio las primeras lecciones en Móstoles, no ha tenido un maestro que pueda perfeccionarla, de esos que llevan dos duros por lección? Matilde y Adelaida, y casi todas sus amigas, nosólo tienen el mejor profesor del Conservatorio, sino que ahora han empezado á estudiar el harpa. —Avisa á Madame Roaldés, y que venga á darla lección desde mañana—contesta el paciente.—Que aprenda también el harpa... hasta que yo reviente como harpa vieja, que será muy pronto,—concluye la víctima. —Es preciso... —¿Que yo reviente? —No, hombre, no, que la niña toque el harpa. ¡Hace tan bien una mujer tocando el harpa! Y luego que si no ha de hacer un mal papel; si ha de alternar dignamente con las demás; si se ha de colocar cerno yo deseo, es necesario hacer un sacrificio. Y sucede que el pobre y condescendiente marido gasta lo que tiene, y lo que no tiene, y lo que puede tener; y, á pssar de redoblar sus esfuerzos y sus vigilias, se entíampa y se arruina. En tanto, la intrépida mamá y la candorosa niña siguen con fe inquebrantable sus estudios, cursan la carrera y continúan incansablemente buscando el codiciado partido. ¿Dónde está el partido? En ninguna parte. El partido, como suele hacer el argumento de algunas comedias, no sale á la escena. No le faltarán novios á la niña, y mucho más siendo bonita y elegante. Tendrá un novio... y después otro... y luego otro... Pero un novio no es un «partido,» ni suelen serlo tampoco media docena. En la calle oirá en cada esquina aquello de «jQuá ojos!» —«¡Qué preciosa!» En Recoletos hará dar tantas cuantas vueltas de ella, á tres ó cuatro petimetres de buen porte y bien parecidos, que no la abandonarán hasta dejarla en el portal de su casa. En la iglesia quitará la devoción á algún católico, qne la esperará á la puerta para rozar los dedos con sus dedos sonrosados al ofrecerla el agua bendita. En la reunión admirará cantando La stella confidente, de Robaudi, ó tocando las variaciones sobre Lucrecia, de Thalberg. En el teatro atraerá sobre sí las miradas codiciosas de los solteros y de algún frágil casado. En todas partes oirá piropos y lisonjas á la belleza de sus facciones; sus ojos—ya es sabido —serán dos soles, y sus labios coral, y rosas sus mejillas. Podrá diariamente hacerse una guirnalda con las flores que la echen imberbes y barbudos. Pero... ¿y el «partido?» Aquí no hay otro que don Homobono, que es el verdadero/arí/io, y que ya no puede con '55 las deudas contraídas para sostener el lujo de sus dos mujeres. Mientras toquen á bailar, la cosa va bien. En tocando á casarse, los partidos se retraen. Y aquí entra la parte más dolorosa de la historia. —La muchacha—piensa uno—es bonita como un sol, graciosa como un hurí, esbelta como una palma, flexible, elegante, encantadora. ¡Lástima que tenga una educación tan frivola y superficial! ¿No echará de menos cuando se case las reuniones y las tertulias, los paseos y los teatros? Acostumbrada á brillar y lucir, siempre estará ávida de diversiones, y... ¡vaya usted á explicarle á la niña aquel refrán: «La mujer, con la pierna quebrada y en casa!» —Veamos—dice otro.—Mil duros que me da el bufete y otros mil que me producen mis espartos, son cuarenta mil reales. ¿Quién se atreve con la blanquísima mano de una niña que no viste más que seda y terciopelo, que no sale á pie en verano porque hace calor, y en invierno porque hace frío? Pues apenas si alcanzan las rentas del año para alfileres... Y la chica ^es espiritual... Pero educada en esa escuela... Decididamente, no me caso... —Y ¿usted se resuelve? —¿A qué? —A casarse con ella. —Hombre, esas son palabras mayores. Confieso que la muchacha me gusta. Tiene cualidades rarísimas, y me complacería tener por mujer propia una que los demás envidiasen. Pero... ¿está bien educada? —¿Pues no está á la vista? —No es eso. ¿Tiene trigo, como vulgarmente se dice? ¿Hay buena renta? —Elpadrees magistradodelSupremo: tresmi^ duros de sueldo y un poco de papel del Estado. —Pues que envuelva en él las habilidades de su hija, y las ponga, si quiere, á pública subasta. —Usted es rico... —¿Y por eso he de renunciar á que ella lo sea? Yo llevo para almorzar: razón de más para que ella traiga para comer. Nada, amigo mío, otro talla. Y aquí tienen ustedes á los «partidos» que soñaba doña Angustias encerrados en un absoluto retraimiento, sin que basten á abandonarlo ni los encantos naturales de la niña, ni los que la mamá la ha procurado con los veinticinco mil alfileres que la ha prendido. Y pasan los años, y á la niña la salen canas, y á la mamá se la cae el pelo, sin que ninguno de los suspirados «partidos» haya tomado el camino de la calle de la Pasa, acompañándolas todo lo más algunos á la de la Esperancilla, para deJarlas luego en la del Desengaño. En tanto, el capital consumido en las tiendas de modas, en casa de Madame Isolina, en el almacén de música, en el piano, en el harpa, en los teatros, los gastos previstos y no previstos han echado sobre las rentas del complaciente 256 n c N > > > z H W w ?o c > r* W z EL ÁLBUM IBERO AMERICANO E L ÁLBUM IBERO AMERICANO 257 don Homobono rantas deudas, que no las verá —¿Cómo mal aprovechada?... pronosticando con su fatal simbolismo que en •extinguidas mientras viva, aun cuando —Sí, cuanto esa joven cumpla los treinta y seis años empeñe por cierto, porque usted es de les que •el sueldo y venda el papel, y tome sobre la pen- más se preocupan por la niña, de los que más no será mujer, sino una momia egipcia de las sión que haya de disfrutar, cuando él s e muera, curiosidad demuestran por lo que dice y hace, desenterradas, una endiablada bruja, un Mefis- la tan sin ventura Conchita. y de los que menos saben de ella. tófeles hembra, una cariátide viviente, una... Razón tenía Arsenio en todo cuanto afirmaba —Basta, hombre, basta. Estás abusando de t u par- de su amigo. Dos meses hacía que no se habían sabiduría de un modo deplorable. Pero voy á Y como lo que no está de Dios ó de la casualidad no se viene á la mano, resulta que los partida visto más que de pasada ó de lejos, y en punto hacer una morisquetaá tu sabiduría. ¿Q.ué apos- que la que inconscientemente ha jugado la in- á sus dudas sobre Teresita se hallaban poco más tamos á que ninguno de los pretendientes de T e - sensata mamá, á quien se le parte ó menos á la misma altura. resita se ha acordado para maldita la cosa del tidos no se dan á partir, ni hay más el corazón viendo el f arto fatal de su propósito, á su esposo paríicío por el eje y á la nlñi. partida por el espinazo. El capitán Arsenio Ligues de los Arcos había salido de la escuela de Estado Mayor con algún aprovechamiento. Tenía sus humos de poeta y sus puntas de literato, por cuyas aficiones figu- ESNESTO DE LA G u A l l D l A . Madrid 1891 . (APUNTES DK PROVINCIA) (Continuación.) II Al día siguiente, que era por más señas una calurosa mañana de Julio, volvía el capitán don Fausto á su observatorio, comprendiendo por ciertatosecillaqueTeresita Estevanez se hallaba en el balcón. El sol, que daba de lleno en sus persianas, parecía favorecer el comienzo de sus operaciones. que su vecina no resplandecía, ó más bien, no disfrutaba de aquella ponderada belleza de q u e se hacían lenguas hasta sus mismas competidoras. Bien fuese por el desarreglo de sus cabellos, —Verá usted como n o . Yo no diré que todos talla era media; su rostro más que á moreno tiraba á pálido de un tono fino y delicado, que lo eso se necesita ser un artista ó tener muy buen mismo que su figura y buen gusto en el vestir, gusto. Pero vamos á otra cosa: usted conoce á lo singularizaba al formar entre sus compañeros la mayoría de sus pretendientes, yo me trato con de armas. Sobre su nariz recta y afilada mon- alguno. Preguntémosles la causa de su retirada, tábanse unos lentes de sutil y pulida armadura, apuntemos los valores de estas causas, adicione- obra de la industria parisiense. Un observador mos á los valores las probabilidades que resulten atento hallaba también entre lo externo y lo in- y la suma total nos dará la verdad definitiva. terno de este personaje maravillosa era lo cierto que para el ojo del observador sa- gaz había entrado en un lastimoso período de decadencia. ¿Sería este el oculto motivo que retraía á sus pretendientes de pasar adelante?... su imaginación sutil y aguda, amamantada.quizás con los autores más conceptuosos de nuestra literatura, no cabía duda que concertaba reparar en sus uñas limpias, blancas y recortadas en punta para adivinar hasta qué minuciosidad eran llevadas estas leyes de personal policía. El problema por lo visto recorría una nueva fase. Siempre se la había figurado como una joven esbelta, blanca, risueña, de ojos grandes y azules, que á un cuerpo bien tormado unía una cabecita rubia y graciosa, que rivalizaba por su frescura y colorido con la de algunos niños. Pero en aquel instante su desencanto era completo. La hija predilecta de la naturaleza, la Eva según el arte moderno, había descendido de su pedestal para venir á confundirse con el numeroso vulgo que la contemplaba. De p r o n to echó de ver que Teresita saludaba á alguno según el movimiento repetido de su cabeza y la inclinación de su cuerpo al apoyarse. Siguiendo la dirección de sus miradas pudo saber que el saludado no era otro que su amigo Arsenio. Cinco ó diez minutos despuis sorprendíale Pensó don Fausto que sería mejor confesar de un modo indirecto su ignorancia que no andarse en dimes y diretes para salvar la parte de amor propio, que parece sobrexcitarse flaco.—Pues cuando bien, á punto llegas—dijo después de sentarse.—¿Qué sabes tú de Teresita? —¡Hombre! tendría gracia. No va mi curiosidad por ese lado. En todo caso, amigo Arsenio, ÍNTIMA lo reservaría para tí. Ahí tienes una muchach a bonita, de ventajosa posición, de carácter jovial, que ha sido adorada por cuatro diferentes corazones, y cuyo destino, si no lo remedia Santa Rita, será á no dudar el de esa multitud de vírgenes domésticas que van envejeciendo al lado de los pianos, entre floreros, trapos y abanicos. ¿No se te figura esto una anomalía? y si es una anomalía ¿sabrías explicármela satisfactoria- mente? —No lo veo difícil—contestó Arsenio reclinándose en la silla mecedora, una de las p r i m e ras que se vieron en la invicta y nobilísima las persianas, en el sumo regodeo de su curiosi- Cayudes.—¿Cómo dad. mucho gancho? De veras que me gusta; pero d e - bravísimo! Hace dos meses que dejé á vuesa j iPÓcRiTA cual no hay dos, [ con sus ribetes de ingrato, no entra en casa de Pílate, ''pero crucifica á Dioc II Sensualista, vengativo, cerdo y tigre, fango y luto, pretende hallar lo absoluto en un mundo relativo. III Por eso el Cielo y la Tierra condenan tal monipodio. Cristo es amor, y ellos odio; amor es paz, y ellos guerra. Madrid, J u n i o de 1S91. contemplando todavía á la vecina, al través de amigo dándole una palmadita en el hombro— I ABDÓN DE PAZ. —^¿Quiere usted que lo presente? éste —¡Bravísimo, señor don Fausto!—exclamó su LOS EXTREMO_S SE TOCAN per- chable de su persona, pues no. había más que descubren nuestro JOSÉ M . MATHEU. armonía; muy natural á tales horas, bien por el insomnio de alguna mala noche ó por alguna secreta pena, —Lo de siempre: ya te saliste de la cuestión. hayan reparado en ese defecto, puesto que para Militar. fectamente con el esmero y la pulcritud inta- Advirtió desde luego, y con no poco a s o m b r o , —¿Usted los conoce? porque me ocurre u n a idea. Su raba en la redacción del Pabellón LO QUE INVENTAN LOS HOMBRES perfil de su cara? negar q u e es una rubia de sengáñese usted, debe tener una madurez bas- tante problemática, por no decir desastrosa. —Y ¿qué relación guarda la madurez con s u ? . . . merced contemplando estáticamente á su veci- —Muchísima. La madurez es lo porvenir, ¿ó na, y hoy le sorprendo en idéntica postura. Vál- piensa usted que va á estar siempre plantada en game el cielo y qué afición tan decidida por la los veinte abriles? Yo le aseguro que jamás me d a m a . Pero en Dios y en mi ánima que es un casaría con una mujer cuyo perfil de cara reve- verdadero milagro que no le encuentre tullido, lase lo que el de su vecina revela. Aquella barba, manco ó malferido después de una campaña tan sobrado perminente, aquellos ojos de ave noc- larga y tan mal aprovechada. turna, aquella curvatura de su nariz me están Qüí en la orilla del sonante arrojo, ^qul me despedi: y este es el mismo almez donde temblando. %I poco antes de partir, me dijo con dolor.—«Yo no te olvido, acuérdate de mí.» El sol poniente sobre el alto cerro solemne se iba á hundir, y con sus rayos al bañar la torre del pueblo en que nací, ante mi vista, absorta, semejaba un lago de zafir. Se acercaba la noche: era preciso, necesario partir. En sus ojos azules como el cielo una lágrima vi, la sequé con mis labios y llorando, y en silencio me fui. Finalizada la forzosa ausencia á mi pueblo torné, á la blanca casita donde tanto al irme me dejé, mis esperanzas, mis ancianos padres, y mi amante también. En vano la busqué. Seco el arroyo, desgajado e¡ almez, la tierra aún removida de su tumba 258 EL ÁLBUM IBERO AMERICANO EL ÁLBUM IBERO AMERICANO BELLAS A R T E S . - £ / mensaje esperado. 2b9 E L Á L B U M I B E R O AMERICA.NO 26o con una cruz al pie, el dolor de la muerte... ¡Cuánto nuevo y triste me encontré! Cuando la noche se acercaba negra y medrosa á la vez, buscaba el sitio en que al partir llorando, temblando la dejé, y allí pensando en ella, renovaba mis recuerdos de ayer. Para aliviar mi abrumador hastío, mi tedio abrumador, busqué otro nuevo amor, bálsamo dulce, del pobre corazón, que solo amando reconoce y ama al infinito Dios. Caricias nuevas como miel sabrosa mi corazón gustó, y nuevos embelesos y deliquios llenaron mi pasión; ¡mas no borraron el recuerdo santo del ángel que murió! De sus ojos azules las mirf das: de sus labios la voz: de sus formas purísimas y bellas la eterna tentación, de cuanto en ella despertó mi anhelo, nada el tiempo borró. Todo cambia en la vida y se transforma: dolor, felicidad infortunio, placer... Con nuestra vida brevísima y fugaz, al final del camino en nuestra tumba, su muerte encontrarán. En mi cabeza de cabellos rubios el hielo asomará: el corazón se sentirá rendido en fuerza de luchar, y en vez de amores pedirá cansado ' el sepulcro y la paz. Del camino del mundo peregrino mi destino es andar, dejando por las penas de adelante las venturas de atrás: llorando los placeres que pasaron, los duelos que vendrán. ¡Oh! Cuando llegue para mí la muerte, esa noche sin luz, que solo el alma del creyente rompe para ver á Jesús, con los brazos abiertos y ofreciendo bondades y salud. Cuando á mis ojos de llorar ya secos, pero abiertos aún, acerquen, para darme una esperanza, la venerable cruz, de mis mayores respetable signo y prenda de virtud; que me dejen llamarla, y ella venga á cerrar mi ataúd; que me dejen llamarla, y revestida de misterioso tul, me acompañe á la gloria, donde vive, tras ese cielo azul. RICARDO LODARES G.IRÓN. Madrid, Junio de 1891. v^^^r^^i^r^F^^p^fv^n^^^^^^^s^^^^^^^^^^^^^^ín^^^ A U N A MARGARITA Ausente el bien que adora el alma mía, ya mis labios no ríen, sólo suspiran; porque no hay pena que tanto el pecho angustie como la ausencia. Ayer, al eco grato de tus palabras, mi corazón dormido se despertaba... Hoy... ya comprendo que es muy grande el cariño que por él tengo. Díme tú, Margarita, si su cariño es grande, firme y único, como es el mío, ó si la ausencia, de mi amor en su alma borró la huella. A mi ansiosa pregunta respuesta busco, destrozando tus pétalos uno por uno. ¡Ay, flor! perdona la mano enamorada que te deshoja. MATILDE RUSSIANO. Gihraltar, Mayo de 1891. den á mi pecho. vacilar Dígame su nombre para que mi pequeña Inés lo pronuncie en sus oraciones cuando reza c o n m i go al acostarse. —No merece le que he hecho g r a t i t u d — r e s pondió el cazador;—en mi caso usted no se h u biera portado de otro modo. Me llamo P a b l o Herrera y habito algo lejos de aquí. He v e n i d o á cazar convidado por un amigo que tiene u n a posesión en este pueblo, de donde partiré p r o n to; mas acaso volveré algún día. Soy soltero, pero no tardaré en casarme con una prima m í a , tal vez el próximo otoño. Poseo una fortuna bastante considerable, y si usted me lo p e r m i tiese, daría una pequeña cantidad á su niña para que volvieran á edificar esa casa, donde sin d u da habrá nacido, y que tendrá gratos recuerdos para usted. —No, no señor, interrumpió vivamente R a i m u n d o , soy joven, puedo trabajar; ya ha hecho usted bastante por nosotros. —Adiós, Inés, dijo el caballero cogiendo en sus brazos á la niña y besándola; cuando vuelva por aquí te traeré una m u ñ e c a . La niña le besó sonriendo y repitió lo que su padre le decía por lo bajo: —Gracias, salvador mío, nunca me olvidará de usted. RIMAS ]. IFRANDO en tí mi amor y mi esperanza. J \ obtuve tu desdén y tu falsía, \3j porque de más se sabe, vida mía, que es el amor cual desigual balanza. Aquel que un puesto superior alcanza hace al otro sentir su tiranía, ¡ah, cuan dichosa la pasión sería si en dos seres tuviese semejanza! Esclavo quise ser; estaba escrito que por tu amor me viese subyugado, mas si hubo en este amor algún delito para verme por tí tan despreciado, no lo dudes, mi bien, te lo repito, fué el haberte querido demasiado. TOMÁS DE ASENSI. Puerto-Rico, iSiii. Luego el caz'ador estrechó la mano de R a i m u n d o y partió seguido de su p e r r o . —Mira, papá, lo que me ha puesto ese señor en la m a n o , dijo la niña. Era un bolsillo que contenía muchas m o n e d a s . El fuego había hecho terribles estragos en la pobre casita; Raimundo vio con pesar destruido el humilde mobiliario de su sala, quemadas las paredes y una parte del techo y rota la p u e r t a . Pero gracias al dinero de Pablo Herrera, p r o n t o se reemplazaron los muebles y se arregló la c a s a . Desde entonces Inés no volvió á quedarse s o l a . Algunos días después de este suceso, Rai- m u n d o vio en el campo al perro del salvador d e su hija, que buscaba inútilmente á su a m o . D e dujo el labrador de aquél encuentro que el a n i mal se habría extraviado y que, teniendo P a b l o que partir, según le había dicho, no podría h a llar al perro, que este perdería su rastro p o r EL CAPITÁIÍ HERRERA completo, y que, á no recogerle él, andaría vagando por el pueblo y sus cercanías sin que m á s (Conclusión.) III adelante pudiera ser devuelto á H e r r e r a . El perro pareció conformarse pronto con aquel Cuando recobró el conocimiento, Inés estaba cambio de amo y fué el mejor amigo de la pe- á su lado prodigándole tiernas caricias. El fuego queña Inés que jugaba con él á todas h o r a s . Des- iba extinguiéndose y el desconocido sacaba los de entonces Raimundo no tuvo que ocuparse muebles que podían salvarse todavía, en unión tanto de su niña, porque ésta pasaba el día d i s - de la gente del pueblo, para lograr sin dificulta- traída con el fiel animal, y no se movía del lado des apagar del todo el incendio q u e los viejos de éste; ya sabía el labrador dónde encontrarla baúles y otros objeto no dejarían de a l i m e n t a r . siempre cuando terminaba sus fatigo sos t r a b a j o s . R a i m u n d o se levantó,, pues le habían e c h a d o sobre la verde hierba, abraza con delirio á su hija, después se acercó al salvador, y con voz q u e revelaba profunda emoción, y mirándole con f ARGARiTA sencilla, '~^^\ flor delicada, Tjí r la de dorado cáliz, I la de hojas candidas, tus blancos pétalos la dicha ó la amargura podré pagar algún día? nadie me vería en arriesgar la vida por usted si la necesitase. sus grandes ojos velados por el llanto, le dijo: —Bendito sea usted, señor, por la felicidad Cuatro años pasaron de esta suerte sin q u e Raimundo volviese á ver á Pablo H e r r e r a . E n t r e tanto, la guerra civil se había encendído en el Norte de España, y aquel pueblecillo que me dá h,oy; pueda Dios devolvérsela c e n t u - era uno de los que sostenía con más ardor plicada en su esposa, si la tiene, en sus hijos, si causa de los rebeldes. la es padre, y en usted mismo. Mi gratitud será El padre de Inés no tomaba parte en la lucha, eterna por su noble y generosa acción. ¿Se la á pesar de los consejos de los otros l a b r a d o r e s , EL ÁLBUM IBERO AMERICANO 261 y hará pasar por las armas al que tanto daña nos ha hecho. Algunos de nuestros hombres te acompañarán. Despue's que cobres, me daráS' una parte del oro en pago de esta feliz idea que á tí no se te había ocurrido. —Bueno, ya trataremos de eso,—respondió Raimundo. —¿Aceptas? —¿Por qué no? ¿No es un enemigo nuestro? La patria es lo primero. Y se dispuso á partir para buscar al perro ante todo y seguir su camino después. Pusieron á sus órdenes cuatro hombres, pero Raimundo halló medio de rendirlos pronto y continuó solo sus pesquisas. Ya desesperaba de encontrar á Pablo, cuando el perro se detuvo ante una casa medio oculta en el bosque y que parecía deshabitada. —Aquí debe estar—murmuró. No era fácil entrar en ella, pero Raimundo abrió una pequeña brecha en el muro y logró pasar al interior. , Allí estaba Pablo, convaleciente de una herida, al cuidado de una aldeana, que no le cono cía y que, viéndose bien pagada, no pensaba en averiguar quién era su huésped; los soldados vagaban tal vez por aquellos contornos, esperando el refuerzo que no llegaba. Herrera no reconoció al pronto á Raimundo. —¿Vienes á entregarme?—le preguntó. —No; vengo á hacer á usted huir. —Es imposible, ya lo he intentado y me encuentro cercado de enemigos. ENRIQUETA RONNER, PINTORA HOLANDESA —¿Nó me conoce usted, señor?—preguntó el labrador poni.'nJose ante el para que pudiera verle. que habían abandonado el cultivo de sus hermosas tierras por el fusil. Tropas leales fueron enviadas para atacar á aquella ciudad cercana al lugar donde habitaba Raimundo, y este oyó decir que iban al mando del capitán Pablo Herrera. No sabía el campesino que el salvador de su hija fuese militar, pero no dudó que aquel valiente, cuyas proezas llegaban hasta él, fuera el mismo á quien tanto debía. El capitán Herrera puso sitio á la ciudad y entró al fin en ella triunfante. La suerte, sin embargo, no le fué favorable siempre. El enemigo, oculto entre los montes, se batió después con tenaz empeño, y Pablo, casi solo, tuvo que entrar en otro pueblo para esperar refuerzos. Mandaba las tropas rebeldes un antiguo conocido de Raimundo que hizo llamar á este, no tardando en llegar á su presencia. —Oye—le dijo,—tú puedes prestar á la sania causa uno de esos servicios que no se olvidan jamás y que se te pagará á pesó de oro. Me han asegurado que tienes un perro que perteneció al capitán Herrera: pon al animal sobre la pista de su antiguo dueño y es seguro que le encontrará. En cuanto tengas al capitán en tu poder le entregas al general B... que te dará el dinero A LA PUERTA DE LA GRANJA 202 —¡Ahí ¿Es usted, Raimundo? —¿Cree que puede venderle quien le debe tanto? —¿Cómo se halla usted aquí?—preguntó el capitán Herrera.—¿Y la niña? —He venido á buscarle; en cuanto á mi hija, Dios no la quiso dejar en este mundo y se llevó á ese ángel dos años después de la partida de usted. Ya estoy solo. Pero aunque he llorado y aún lloro su muerte, no me queda aquella tortura que me hubiese quedado si hubiera muerto cuando el incendio de mi casa. Mi pobre Inés ha volado al cielo, después de breves padecimientos, á reunirse con su madre, y las dos me esperarán para que no nos separemos nunca. Pero dejemos esto y hablemos de usted. —Yo me casé—dijo Pablo,—y tengo una niña que me recuerda algo á la suya. ¡Pobre María! pronto quedará huérfana. —No, señor; para eso estoy yo aquí, para de • solver á una hija su padre, como usted devolvió á un padre su niña. —¿Y cómo, Raimundo? —Es muy sencillo. En el vecino pueblo de S... no me conocen, pero sí me han oido nombrar. Usted se pone mi ropa, se lleva mis papeles y el perro, además de algún dinero que he podido reunir. Llega allá, se presenta en la posada del León, dice que es Raimundo Gómez y que necesita un caballo para perseguir al capitán Herrera. Apenas se lo dan, lo paga y se pone en salvo. Yo visto su traje y me voy por •el lado opuesto, donde como todos me conocen, no corro riesgo alguno. —Pero cuando descubran el engaño... —No lo descubrirán—interrumpió el labra•dor, y aunque lo descubriesen, soy tan querido en mi tierra, que nada tramarían contra mí. Conque ahora, señor Herrera, manos á la obra, y á huir cuanto antes. Cambiaron de ropa, y Pablo, visiblemente conmovido, abrazó á Raimundo, saliendo después con su perro, que le había conocido enseguida y no intentó separarse de él. Una hora más tarde oyó Raimundo que algunos jinetes se aproximaban. —¿Habrá tenido tiempo de huir?—se pregunt ó con angustia. Entraron en la casa varios hombres desconocidos, todos armados, diciendo á la mujer que iban á practicar un registro. La aldeana les dejó hacer, y consiguió ocultarse en un sótano de la , casa, donde guardaba su dinero para que no se lo llevaran. Al ver á Raimundo, uno de los hombres le prenguntó si era el llamado capitán Herrera, á lo que se negó á contestar. —Veamos las señas, dijo otro sacando un papel del bolsillo: Pelo negro, ojos negros, grandes y expresivos, color moreno pálido, barba cerrada, estatura alta, delgado, viste uniforme, etcétera. No hay duda, es él. Raimundo no intentó defenderse y fué hecho prisionero, sin que nadie pudiera identificar su persona, porque ninguno de aquellos hombres el conocía. Algunos días después los periódicos publicaban un parte, ent.el que se decía que el capitán Herrera había Édo pasado por las armas. Hasta EL ÁLBUM IBERO AMERICANO sus enemigos declaraban que había muerto como un héroe, cual si más bien deseara que temiese aquel terrible fin. El verdadero capitán, que hab'a vuelto á abrazar á su mujer y á su hija, contaba conmovido á la primera la abnegación de Raimundo y hablaba de él á la segunda para que no olvidase su nombre jamás. Cuando estuvo curado de su herida volvió á tomar parte en la guerra, en la que hizo prodigios de valor, y logró vengar la muerte de aquel hombre que había dado la vida para salvar la suya, pagando de este modo una deuda de gratitud. Al terminarse la sangrienta lucha, el capitán Herrera entró en la capital con las tropas vencedoras y íué juntamente con ellas aclamado con entusiasmo. Obtuvo un ascenso, ganó algunas cruces y fué considerado como un oficial de verdadero mérito. Y el héroe desconocido, Raimundo, cuyos restos dormían en el rincón de un cementerio del más humilde de los pueblos, confundidos con los de muchos soldados, no alcanzó en este mundo la gloria que su acción merecía, ni su nombre fué repetido más que por Herrera. La hija de éste, ¿recordara siquiera hoy quién fué el salvador de su padre? ¡Los niños olvidan tan pronto! JULIA DE ASENSI. EXPLICACIÓN DE LOS GRABADOS Dama pompeyana en su tocador.—En la antigua Pompeya, tan antigua que según unos debe su fundación á Hércules y según otros á la época de la ruina de Troya, hubo siempre gran afición al lujo, y esta fastuosidad tenía que revelarse principalmente en las mujeres, propagadoras siempre de la magnificencia y esplendor de los pueblos. Pompe) a fué colonia romana desde la época de Nerón, y sabido es que las pompeyanas tomaron las costumbres de las damas romanas. La toilette de una romana representaba gran pérdida de tiempo y gran caudal, así es que los apegados á la tradición que afirman eran mejores los antiguos tiempos que los presentes, pueden comparar, observando que las costumbres modernas son más morales y económicas que las antiguas. En el tocador de una pompeyana gastábanse anualmente algunos miles de sextercios. cruzada unte Jerusalen.—El fervor religioso fué en la Edad Media exaltada pasión: para la cruzada contra los infieles, se alistaron soldados voluntarios de toda la cristiandad; las mujeres alentaban al marido, al hijo y al hermano, porque siempre fué eminentemente religioso el espíritu de la mujer. Ellas bordaban la cruz que osteutaba el soldado católico en el uniforme y el estandarte en donde brillaba la santa imagen protectora bajo cuyo amparo iban á combatir. Islas Baleares.—Convento de San Francisco en la ciudad de Palma.—España es rica en monumentos religiosos: siendo nuestro propósito dar á conocer los mejores, después de haber presentado la catedral de Burgos, seguiremos ocupándonos de las restantes sin obedecer á orden cronológico ó arquitectónico. En la poética ciudad de Palma (Islas Baleares) no hay más monumentos dignos de atención que los religiosos, y entre éstos es el primero el convento de San Francisco. Los franciscanos, encantados con el dulce clima y la feraz vegetación de Palma, reunieron en esa ciudad cuantas bellezas artísticas puede presentar el arte cristiano. Kl mensaje esperado.—Ya lo veis, no le sorprende el amoroso presente que le ofrece la sexagenaria dueña; lo esperaba, y por eso la emocióíi no altera ningún músculo de su semblante. Vestiffirptlra asis- tir á una fiesta, detiénese á esperar la carta y el ramo de su galante caballero, segura de que ha de llegar. Enriqueta Ronner, holandesa pintora.—Esta notable artista nació en Amsterdan en 1821; dedicóse á la pintura zoológica desde la edad más tierna, y hoy es eminentísima para retratar á la raza felina. Los gatos son su delirio, y ellos le han dado celebridad europea. Enriqueta ha estudiado todas las actitudes de los gatos, y ya los presente en reposo ó agitados, la verdad de su pincel es admirable. Entre sus cuadros merece especial mención el titulado Una familia turbulenta. La escena la representan cuatro gatos de Angola, que habiendo quedado solos en un salón, lo convierten en campo de batalla. Del canario solo queda la jaula, los cortinajes parecen trofeos gloriosos por el destrozo que han hecho en ellos, las jardineras han quedado sin flores. A la puerta de la granja. —Es la hora del crepúsculo vespertino; un fatigado caminante detiénese á la puerta de una granja, en donde los amables labradores le han ofrecido un modesto asiento. Es la estación estival, el caminante se prepara á pasar la noche bajo la bóveda celeste, respirando fragantes emanaciones. IGNACIO DE LA F U E N T E . ^ Banco de España El Consejo de gobierno ha acordado que se descuenten los cupones del vencimiento de i." de Junio próximo de la Deuda perpetua interior y de la amortizable al 4 por 100 y títulos de éste amortizados, como también los cupones de las obligaciones del Tesoro que vencerán en 30 del actual, á razón de 4 por 100 anual. El mínimum de percepción por descuento será el importe correspondiente á catorce días, y en ningún caso bajará de 15 céntimos de peseta por cada factura. Para descontar estos cupones, cuando pertenezca á títulos depositados en el Banco ó dados en garantía de operaciones, bastará la presentación de los respectivos resguardos ó pólizas de préstamo ó de crédito sobre los mismos títulos. También ha acordado el Consejo que se admitan en negociación por el Banco y sus Sucursales los cupones del citado vencimiento de i."'de Julio próximo venidero, y de los anteriores de la Deuda perpetua al 4 por 100 exterior, y de los billetes hipotecarios de la isla de Cuba, así como estos mismos billetes amortizados, con la bonificación que diariamente se fijará en las respectivas oficmas, y que por ahora será la de 5 por 100. Madrid i." de' Junio de i8gi. El Secretario general, JUAN DE MORALES Y SERRANO. Banco Hispano Colonial ANUNCIO Billetes hipotecarios de la isla de Cuba E m i s i ó n de 1890 SEGUNDO SORTEO Celebrado en este día, con asistencia del Notario D. Luis f-. Soler y Plá, el 2." sorteo de amortización de los billetes hipotecarios de la isla de Cuba, emisión de 1890, según lo dispuesto en el ai t. I." del Real decreto de 27 de Septiembre de 1886 y Real orden de 8 de Mayo de este año, han resultado favorecidas las cuatro bolas. Números 1.047—1.748—2.460—2.739. En su consecuencia, quedan amortizados los cuatrocientos billetes: Números 104.601 al 104.700—174.701 al 174800—245.901 al 246.000 y 273.801 al 273.900. Lo que, en cumplimiento de lo dispuesto en el referido Real decreto, se hace público para conocimiento de los interesados, que podrán presentarse, desde el día i." de Julio próximo, á percibir las 500 pesetas, importe del valor nominal de cada uno de los billetes amortizados, mas el cupón, que vence en EL ÁLBUM IBERO AMERICANO dicho día, presentando los valores y suscribiendo las facturas en la forma de costumb r e y en los puntos designados en el anuncio relativo al pago de los expresados cupones. Barcelona 10 do Junio de 1891. El Secretario general, ARÍSTIDES DE ARTIÑANO. Banco Hispano Colonial Billetes hipotenarios de la isla de Cuba Emisión d e 1890 ANUN'CIO Venciendo en i." de Julio próximo el c u pón n ú m e r o 3 de los billetes hipotecarios de la isla de Cuba, emisión de i8go, se procederá, á su pago desde el expresado día de 9 á 11 y media de la mañana. El pago se efectuará presentando los interesados los cupones, acompañados de doble 263 factura talonaria, q u e se facilitará gratis en las oficinas de esta Sociedad, Rambla de E s tudios, n ú m e r o i, Barcelona; en el Banco Hipotecario de España, en Madrid; en casa de los Corresponsales, designados ya en p r o vincias; en París, en el Banco de París y de los Países-Bajos, y en Londres, en casa de los Sres. Baring Brothers y Compañía Limited, Los billetes q u e han resultado amortizados en el sorteo de este día podrán presentarse, asimismo, al cobro de las 500 pesetas, que cada uno de ellos representa, por medio de doble factura q u e se facilitará en los puntos designados. Los tenedores de los cupones y de los billetes amortizados que deseen cobrarlos en Provincias, donde haya designada representación de esta Sociedad, deberán presentarlos á los comisionados de la misma desde el 10 ál 20 de este mes. En Madrid, Barcelona. París y Londres, en q u e existen los talonarios de comprobación, se efectuará el pago siempre, sin necesidad de la anticipada presentación que se requiere para Provincias. Se señalan para el pago en Barcelona los días desde el i al 19 de Julio, y transcurrido este plazo, se admitirán los cupones y billetes amortizados los lunes y martes de c a d a semana á las horas expresadas. Barcelona 10 de Junio de 1890. El Secretario general, ARÍSTIDES DE ARTIÑANO. La acreditada MAGNESIA de D. Juan José Márquez es notable por curar las siguientes afecciones: Ácidos del estómago. Mareos en las navegaciones. Retención en la orina. Arenas en la vejiga. Extreñimiento. Indigestión. Dolores de cabeza Jaqueca. Bilis. En una palabra, cuantos desarreglos sean producidos del estómago y de los intestinos. Gozan de muy buena acogida los cigarros habanos de L A LEGITIMIDAD, con sus marcas anexas; menciónanse en el anuncio de la última plana. Recomendamos la platería de Eduardo Núñez, Clavel, 4, Madrid, en donde se sirve al público con economía, solidez en los objetos y puntualidad, haciéndose toda clase de composturas y comprándose oro, plata y platino. Tipografía de Alfredo Alonso.—Soldado, 8 .—Madrid. ANUNCIOS OBRAS NUEVAS DE DONA CONCEPCIÓN GIMENO DB FLAQUER ¿CULPA O EXPIACIÓN? Novela realista con retrato y biografía de la autora. Precio: ocho reales. EN PRENSA: M U J E R E S D E LA REVOLUCIÓN FRANCESA O b r a leída por su autora en el Ateneo de Madrid. 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ALCALÁ, 4 FOTOGRAFÍA COLON FOTÓGRAFO DEL TEATRO REAL • í//e!5«ra*'-í«ai»«i..^\*w«!í»,'-«'.,'- <i> VINOS SUPERIORES DE MESA SERVICIO A DOMICILIO H O R T A L E Z A , S 3 Y 6 5 Esta acreditada casa garantiza sus ventas, tanto al por mayor como al menudeo. ^ GRAN FONDA DE EUROPA I ZARAGOZA i Este establecimiento está situado en el J 2 ^ p u n t o más ce'ntrico de la población. Servi- t ció de carruajes para las estaciones de fe- ^ rrocarriles. r í GRAN HOTEL INGLÉS f (u, VropletArlo fy¿ 4 A G U S T Í N DE I B A R R A fe I CALLE DE ECHEGARAY, NÚM. 10 I f MADRID I 41) Úf y T ^4^ w; y T Establecimienio de primer orden, a l a altura de los principales de Kuropa y América. Eleganlesy confortables habitaciones. Gran ^salón Restaurant capaz para 5oo personas. Salas de baños y duchas. Calefacción á vapor. Ascensor. Teléfono. Se hablan todos los idiomas. 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Ripoly Compañía, plaza de Palacio. .Cádiz, Delegación de la Compania Trasatlántica. Madrid, Agencia de la Compañía Trasatlántica, Puerta del Sol, 10. Santander, Sres. Ángel B. Pérez y Compañía.—Coruña, don E. da Guarda.—Vigo, D. Antonio López de Neira.—Cartagena. Sres. Bochs hermanos.—Valencia, Sres. Dart y Compañía, — Málaga, D. Luis Duarte. EL ÁLBUM IBERO AMERICANO 264 ígaJ<Bl»<^a}«!©<Blaí«E>3!© »K3I MAGNESIA AEREADA ANTIBILIOSA LOTERÍA NACIONAL DEL LICENCIADO JUAN J O S É MÁRQUEZ DE MÉXICO Sorteos que se verificarán en todo JULIO sin descuento de la contribucióny con la misma distribución que en las anteriores. AVISO i i m i i i SORTEO MENOR NÚM. 210 pesos fuertes 10.000 Miércoles i.' SORTEO MENOR NÚM. 211 pesos fuertes 20.000 Jueves 16. Nuestra magnesia aereada tan acreditada en todo el m u n d o , viene siendo hace tiempo obieto de ambiciosos especuladores, quienes incapaces de inventar una preparación que aumente los conocimientos de la ciencia, sólo se dedican á explotar los descubrimientos del hombre que estudia y que trabaja, con gravísimo daño de la humanidad al hacer uso de una mala preparación y con perjuicios grandes d e nuestros intereses. Asi vemos que nuestra MAGNESIA inventada en i83o y perfeccionada en 1840, cuya fama legitima adquirida por sus virtudes, viene siendo, como decimos arriba, objeto de pertinaz especulación de varios imitadores, bien sea falsilicando nuestros procedimientos, envases y nombre, ó^bien en su propio n o m bre como autores, engañan al paciente público vendiéndoles u n medicamento q u e no procede ni logran nunca hacer producir los benéficos resultados que nuestra legitima Magnesia de D. Juan J Márquez. Único y exclusivo autor que tiene privilegio de invención, dado por el Gobierno de la Nación, para todos los dominios españoles, previene al público tenga s u m o cuidado en la elección de la Magnesia, y no confunda la nuestra c j n otra cualquiera. Garantizamos el buen éxito de la del Lie. D. Juan José Márquez, el cual ha r e suelto que las carátulas de su MAGNESIA AEREADA AN FIBILIOSA lleven desde esta fecha la lirma autógrafa de su hijo MIGUEL J MÁRQUEZ, resultando falsificados todos los pomos que no tengan este requisito en lo de adelante. CURA LAS AFECCIONES SIGUIENTES: Ácidos del estómago. Mareos en las navegaciones. Retención en la orina. Arenas en la vejiga. Extreñimiento. Indigestión. Dolores de cabeza. Jaqueca. Bilis.—En una palabra, cuantos desarreglos sean producidos del estómago y de los intestinos.—Fábrica, San Ignacio, 29, Habana. COMUNES de pesos fuertes 600. @ N ú m . 814, Sábado, 4. N ú m . 8 i 5 , Miércoles, 8. N ú m . 8 i 5 . Sábado, 1 1 . N ú m , 8 1 7 . Miércoles i 3 . N ú m . 818, Sábado 18. N ú m . 819. Miércoles 22. N ú m . 820, Sabido, 25. N ú m . 821, Miércoles, 29, Administraior, i i i i LEANDRO CUEVAS. NOTAS I . " La venta de billetes en los Estados se cierra la víspera de cada s o r teo.—2.'Las personas que tienen billetes apartados se servirán acudir á sacarlos, á mas tardar, la víspera del sorteo.—3." Los billetes caducan al año.—4." El sorteo tendrá lugar á las tres de la tarde en la casa n ú m . 8 de la calle i." del Reló, adonde se han trasladado las oficinas de la Lotería Nacional. ^ IMPRENTA i LA CASA DE ALFREDO ALONSO M: CALLE DEL SOLDADO, NÚM. 8 a d. r l d . - E s o o r 1 a 1 fab'ica siempre l a . mismas excelentes clases de Chocóla»», que de tanta predilección gozan entre las personas de buen gusto. Pídanse siempreestos Chocolates, que se encuentran en todos los comercios de Ultramarinos de España. A LOS VIAJANTES Calle del Deseigilío, 10, quiotaplicado ^ ^ ^ w I MATÍAS LÓPEZ OFICINAS. 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Sale en los días 7, 14, 22 y 30 EL ÁLBUM IBERO-AMERICANO dedícase especialmente á estrechar las relaciones entre Amirica y España, presentando todas , las novedades de ambos Continentes, y haciendo conocer los retratos y biografías de las personas más notables. @ ^ ^ NO SE DEVUELVEN LOS ORIGINALES ¡ ^ ^ ^ ^ 1^ © r»reolos d e su.sor-lpolón En Madrid, O pesetas trimestre; en Pro- § Repúblicas americanas, en la capital, 3 pevincias, l O ; Cuba, Puerto Rico y Filipinas, § sos trimestre: en Estados, Provincias ó Deparlos corresponsales fijarán el precio. § tamentos, 4 , 5 0 pesos trimestre. LAS SUSCRIPCIONES SE PAGAN ADELANTADAS ^ ^ ^ ^ @ © R E D A C C I Ó N Y A D M I N I S T R A C I Ó N : I N F A N T A S , 19 Y 2 ! P R I M E R O ^ ® ^ HORAS DE OFICINA: DE DOS Á CINCO Existiendo Redacción fija no se retribuyen los trabajos de colaboración. I.A C H A R K E R E S S E ^ ^ Polvos reírigerantea, el < non pliu ultrs » de los polvos para la belleza. Su composición absolutsuneate nueva, bajo el punto de visu de la higiene, su finura, su untuosidad y su perfecta adherencia, rcooml«odui sa uso para las facciones mas dellca<la8. Refresca la piel. dLslmula las arrugas, da a la tez la blancnra mate, suave, y discreta de la camella y hace desaparecer como por encanto todus laa iniperfeeciones (pecas, pa8oi|.»o]ece3, etc.) l'ara baile 6 espectáculo donde hay mucha luz, pídase la C H A R M E R E S S E C O N C E N T R É E y solidificada, en estuche, muy adherente. / G r a n novedad! — DUSSER,Inventor X{Meir,-J.-J<outfseut«,»*l,l'(ir<«.(iilii<riu,Htg4ului'etIimeri^i.iíai<riil:IIELCH0RBARCTA,y<iUsF<rtiiii»iuPa(0ual, Frera, Inyleía, Urquiola ele—£arcefcna: VIC£IITLFERRER,il«rosiUrio,;eilisPerruiierias<leLafoiit.<tf