VOTO PARTICULAR QUE CON FUNDAMENTO EN EL ARTÍCULO 24, PÁRRAFO 4 DEL REGLAMENTO DE SESIONES DEL CONSEJO GENERAL DEL INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL, PRESENTAN LOS CONSEJEROS ELECTORALES, ALFREDO FIGUEROA FERNÁNDEZ, ARTURO SÁNCHEZ GUTIÉRREZ Y BENITO NACIF HERNÁNDEZ, EN RELACIÓN CON LA RESOLUCIÓN DEL EXPEDIENTE SCG/PE/PRD/CG/048/2010, RESPECTO DEL PROCEDIMIENTO ESPECIAL SANCIONADOR INICIADO CON LA DENUNCIA INTERPUESTA POR EL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA EN CONTRA DE LA CÁMARA NACIONAL DE LA INDUSTRIA DE RADIO Y TELEVISIÓN Y DIVERSOS CONCESIONARIOS DE RADIO CON EMISORAS EN LOS ESTADOS DE BAJA CALIFORNIA, CHIHUAHUA, OAXACA, TAMAULIPAS Y VERACRUZ, POR HECHOS QUE CONSTITUYEN PROBABLES INFRACCIONES AL CÓDIGO FEDERAL DE INSTITUCIONES Y PROCEDIMIENTOS ELECTORALES Con el debido respeto a las razones que motivaron a una mayoría de consejeros electorales a resolver el expediente SCG/PE/PRD/CG/048/2010 como infundado, nos pronunciamos en este voto particular, en contra del sentido de la decisión aprobada en el Consejo General, en lo tocante a la contratación de propaganda violatoria del artículo 41 constitucional. El caso que nos ocupa tiene relevancia por las consecuencias que pudiera tener en el futuro, por ello, consideramos que la decisión debió no solamente tomarse analizando el caso particular, sino pensando en los incentivos que promueve y sus efectos en relación con el modelo de acceso de los partidos políticos y candidatos a la radio y la televisión. En nuestra opinión, la resolución ha sentado un antecedente que deja abierta la posibilidad para que, a través de promocionales que tienen por objeto incidir en la discusión política, se termine incidiendo en la arena electoral y se infrinja lo que el artículo 41 constitucional prohíbe a toda persona física o moral: la contratación de propaganda en radio y televisión dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, a favor o en contra de partidos políticos o de candidatos a cargos de elección popular. En la resolución, la litis consiste en determinar si con la transmisión de un promocional en radio, en el que se critica la labor legislativa del PAN y del PRD en torno a la presentación y apoyo de una iniciativa de ley, la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) y diversas concesionarias de radio infringieron lo dispuesto por la Constitución y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales en materia de contratación de propaganda en radio. En concreto, el contenido del promocional transmitido al menos en 15 estaciones de radio en 7 entidades federativas con procesos electorales, con un mínimo de 436 impactos, es el siguiente:1 “México requiere legislar con responsabilidad y visión de estado. El PAN con el apoyo del PRD presentó una iniciativa de ley excluyendo a los operadores y trabajadores de la Industria de Radio, Televisión y Telecomunicaciones de un debate de la mayor trascendencia para el desarrollo democrático de México. Nos En el procedimiento actual se decidió emplazar, por el momento, sólo a las concesionarias que pertenecen a entidades federativas con procesos electorales. Sin embargo, el promocional se transmitió en más de una docena de entidades federativas sin procesos electorales también. 1 1 preocupa que se intente legislar apresuradamente y con fines partidistas anulando la seguridad jurídica de una industria que ha garantizado la libertad de expresión y la pluralidad de ideas. Exhortamos al Congreso de la Unión a escuchar a todos los interesados para encontrar las mejores prácticas regulatorias y continuar impulsando a la libertad de expresión de todos los mexicanos. CIRT, Radio y Televisión Mexicana.” La mayoría de los consejeros electorales decidieron infundar el procedimiento en contra de la CIRT y las concesionarias por considerar que el promocional estaba dirigido a criticar la labor legislativa del PAN y del PRD. Argumentaron, además, que el mismo fue difundido en un momento más que oportuno: a la par de que el procedimiento legislativo en torno a la iniciativa para expedir la Ley Federal de Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales, objeto de la crítica de la CIRT, se estaba desarrollando.2 En este sentido, consideraron que el promocional se trataba de un ejercicio legítimo de la libertad de expresión de la CIRT y las concesionarias, y no de una transgresión a la normatividad electoral. Sin duda, las razones que guiaron la argumentación de la mayoría de los Consejeros, en otro contexto, podrían considerarse adecuadas. Sin embargo, dada la regulación actual, por un lado, y los precedentes en esta materia, por otro, consideramos que en esta ocasión se debió de haber declarado fundado el procedimiento en contra de los actores por la alusión expresa a los partidos políticos que impulsaron y promovieron la iniciativa de ley: el PAN y el PRD. Este hecho, en nuestra opinión, aunado al contenido del mensaje, hizo que el promocional encajara en el supuesto de “propaganda en radio dirigida en contra de partidos políticos”, prohibida tanto por la norma constitucional, como legal. Ya en otras ocasiones hemos esgrimido las razones detrás del criterio que orienta nuestra decisión,3 criterio que se basa en elementos expresos para determinar si un promocional en radio y televisión cae en los supuestos de prohibición. Ahondaremos en esas razones, comparando su uso en los casos anteriores –que tenían por objeto, sobre todo, impedir la simulación en promocionales comerciales– con el actual –que tiene como base un pronunciamiento político en torno a una iniciativa legislativa–. Para ello, sin embargo, valga comenzar, brevemente, recordando los propósitos de la reforma electoral de 2007, así como el marco jurídico que regula la materia. La iniciativa, además de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales comprende la reforma, adición y derogación de varios artículos de la Ley de Vías Generales de Comunicación y la Ley Federal del Derecho de Autor (además de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal). 3 Véase, sobre todo, el VOTO PARTICULAR QUE CON FUNDAMENTO EN EL ARTÍCULO 24, PÁRRAFO 4 DEL REGLAMENTO DE SESIONES DEL CONSEJO GENERAL DEL INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL, PRESENTAN LOS CONSEJEROS ELECTORALES MARCO ANTONIO BAÑOS MARTÍNEZ, ALFREDO FIGUEROA FERNÁNDEZ, FRANCISCO JAVIER GUERRERO AGUIRRE Y BENITO NACIF HERNÁNDEZ, EN RELACIÓN CON LA RESOLUCIÓN DEL EXPEDIENTE SCG/PE/PRI/CG/158/2009, RESPECTO DEL PROCEDIMIENTO ESPECIAL SANCIONADOR INICIADO CON MOTIVO DE LA DENUNCIA PRESENTADA POR EL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL, EN CONTRA DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL, EL C. JOSÉ CÉSAR NAVA VÁZQUEZ, TELEVIMEX, S.A. DE C.V., EDITORIAL TELEVISA S.A. DE C.V. Y PUBLICACIONES ACUARIO, S. DE R.L. DE C.V., POR HECHOS QUE CONSIDERA CONSTITUYEN INFRACCIONES AL CÓDIGO FEDERAL DE INSTITUCIONES Y PROCEDIMIENTOS ELECTORALES. 2 2 El propósito primordial de la reforma constitucional en materia electoral fue, por razones de equidad, impedir que actores ajenos al proceso electoral incidan en las campañas electorales y sus resultados a través de los medios de comunicación. En este sentido, la intención del Constituyente se plasmó en un diseño normativo para “poner en práctica un nuevo modelo de comunicación entre sociedad y partidos”, que atendiera al problema de injerencia de actores ajenos al proceso electoral, provinieran éstos del mundo privado o del mundo público. En esa línea efectuó diversos cambios: 1. Erigió al Instituto Federal Electoral (IFE) en la única autoridad competente para administrar los tiempos de Estado en radio y televisión para fines electorales. 2. Otorgó como prerrogativa de los partidos políticos, el acceso permanente a la radio y la televisión a través de los tiempos que dispone el Estado en esos medios de comunicación. Consecuentemente, les prohibió adquirir o contratar tiempos en radio y televisión. 3. Prohibió a los particulares –a toda persona física y moral– contratar tiempos en radio y televisión para difundir propaganda dirigida a influir las preferencias electorales de los ciudadanos, o a favor o en contra de algún partido político o candidato. 4. Prohibió la promoción personalizada de servidores públicos en la propaganda gubernamental de todos los poderes y entes públicos, es decir, prohibió la difusión de propaganda que no tuviera un carácter institucional (que estuviera dirigida a influir en las preferencias electorales o tuviera fines electorales). Además, limitó la difusión de toda propaganda gubernamental en el tiempo que duren las campañas electorales y hasta el día de la jornada comicial, con excepción de las campañas de información de las autoridades electorales, las de servicios educativos y de salud, o las necesarias para protección civil en casos de emergencia. El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales replicó el diseño constitucional y sus motivaciones. La regulación constitucional y legal es clara en relación con sus fines. Sin embargo, en lo que atañe a la definición de propaganda electoral, ciertamente la norma es abierta y enunciativa: qué es la propaganda “dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos” o “propaganda a favor o en contra de partidos políticos o candidatos” es algo que le ha correspondido a la autoridad administrativa y jurisdiccional determinar. Por ello, en este caso es pertinente abundar en la voluntad del legislador y de la autoridad administrativa respecto de cuándo estamos ante propaganda dirigida a influir las preferencias electorales de los ciudadanos, a favor o en contra de algún partido político o de candidatos a cargos de elección popular. Así, se precisa una lectura sistemática del orden jurídico electoral. En principio es procedente asumir que la propaganda que puede afectar en las preferencias electorales es –aunque no exclusivamente– aquella de contenido electoral, la cual se define en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, en su artículo 228 párrafo 3, de la manera siguiente: “se entiende por propaganda electoral el conjunto de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones y expresiones que durante la campaña 3 electoral producen y difunden los partidos políticos, los candidatos registrados y sus simpatizantes, con el propósito de presentar ante la ciudadanía las candidaturas registradas”, y se complementa de acuerdo a lo previsto en el artículo 228 párrafo 4, con que “deberá propiciar la exposición, desarrollo y discusión ante el electorado de los programas y acciones fijados por los partidos políticos en sus documentos básicos y, particularmente, en la plataforma electoral que para la elección en cuestión hubieren registrado.” Para mayor abundamiento, el Reglamento de Quejas y Denuncias establece en su artículo 7, párrafo 1, inciso b), fracción VII, que la propaganda electoral es: a) La que contenga cualquier otro mensaje similar destinado a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, a favor o en contra de aspirantes, precandidatos, candidatos o partidos políticos. Por su parte, el Reglamento para la Fiscalización de los Recursos de los Partidos Políticos Nacionales establece en su artículo 21, párrafo 6, un catálogo amplio de lo que se considerará propaganda electoral para efectos de los Informes de Campañas de los candidatos y partidos políticos.4 En lo que nos concierne, establece que se considerará propaganda dirigida a la obtención del voto la que presente algunas de las siguientes características: g) Cualquier referencia verbal o escrita, o producida a través de imágenes o sonidos, a cualquier partido distinto, o a cualquier candidato postulado por un partido distinto. También, el Reglamento del IFE en materia de Propaganda Institucional y Político Electoral de Servidores Públicos, mismo que tiene por objeto regular la propaganda institucional y políticoelectoral de los servidores públicos, en su artículo 2, establece que se considerará propaganda político-electoral contraria a la ley: h) Cualquier otro mensaje similar destinado a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, a favor o en contra de aspirantes, precandidatos, candidatos o partidos políticos. Lo anterior, acorde con lo dispuesto en el artículo 134 constitucional, asume que la propaganda gubernamental puede afectar la equidad en la contienda cuando tiene por objeto ir en contra de algún partido político. La clave en este caso estriba en la frase “cualquier otro mensaje similar” que, leído en conjunto con el resto de los incisos del artículo 2 lleva a sostener que la alusión expresa a nombres, imágenes o logotipos, de candidatos, partidos políticos o servidores públicos, se considera propaganda contraria a la ley. En conclusión, de una lectura sistemática del orden jurídico electoral, se advierte que ha sido voluntad del legislador y de la autoridad administrativa calificar como propaganda que posiciona Dado que los partidos políticos tienen como prerrogativa el acceso a radio y televisión, este artículo incluye la propaganda difundida en el resto de los medios (impresos, Internet, cine y espectaculares), ya que son los únicos medios por los cuales los partidos tienen que pagar. A su vez, este artículo es la reglamentación del 229.2 del COFIPE que se refiere a los topes en los gastos. 4 4 ante el electorado, ya sea de forma negativa o positiva, a un partido político aquella en la que aparezca su nombre, su imagen y o su logotipo. En los casos que preceden al que ahora se resuelve, la autoridad administrativa y jurisdiccional se han apegado al criterio anterior. Valga recordar, para ello, los siguientes casos: 1. La resolución CG321/2009, confirmada por el SUP-RAP-201/2009, caso conocido coloquialmente como el de TvyNovelas. Aquí se determinó que los promocionales que decían tener como propósito promover la compra de la revista TvyNovelas, pero que incluían el logotipo del Partido Verde Ecologista de México, así como inserciones pagadas en la revista del mismo, a la par de las constantes alusiones auditivas a las mismas en un promocional de televisión infringían la norma constitucional. 2. La resolución SUP-RAP-198/2009, caso conocido coloquialmente como el de César Nava y Poder y Negocios. Aquí, el Tribunal revirtió la decisión mayoritaria del Consejo General en la que se determinó que la aparición de la portada de la revista Poder y Negocios, en la que se mostraba la imagen, el nombre y la afiliación partidista de César Nava (entonces candidato del PAN a Diputado Federal), en un promocional televiso no violentaba la norma constitucional. El Tribunal determinó que la aparición, aunque fuera por menos de cinco segundos, dado el contexto electoral, era suficiente para determinar que se había violentado el orden. La importancia del elemento expreso para colmar la infracción se consolidó. 3. La resolución CG461/2009 y su confirmación en el SUP-RAP-282/2009 y sus acumulados, caso conocido coloquialmente como Vértigo/PVEM y Vértigo/PNA. Una vez más, se determinó que incluir el nombre, el logotipo y la mención de los partidos políticos –en este caso, del Partido Verde y del Nueva Alianza– en un promocional televisivo, aunque fuera por un par de segundos y como parte de un anuncio de una revista, era suficiente para colmar la infracción constitucional. 4. La resolución CG348/2009 y su confirmación en el SUP-RAP-220/2009 y sus acumulados, caso conocido coloquialmente como Cambio. Aquí, además de sancionar dos promocionales televisivos, se sancionó a un promocional radiofónico por incluir la siguiente frase: “Crece el Verde. El Partido Verde tiene grandes posibilidades de desbancar al PRD de la tercera fuerza nacional.” Sin duda, este caso, para efectos del presente, tiene una gran relevancia: muestra cómo lo importante de un promocional no es su propósito inicial –promocionar una revista–, sino la forma en la que lo hace. En todas estas ocasiones, la autoridad decidió sancionar a diversos actores por emitir promocionales, ya sea en radio o televisión, en los que incluían elementos expresos que aludían a partidos políticos o candidatos. En todas estas ocasiones se aclaró que lo sancionado no era el discurso comercial –legítimo y protegido–, sino la incursión del mismo en la arena electoral. El mismo razonamiento guía este voto particular. Sin duda, el discurso político está en el corazón de la libertad de expresión y de la democracia misma. En este sentido, el promocional difundido por la CIRT, exceptuando lo relativo a las 5 menciones expresas que realiza del PAN y del PRD, es –como bien afirma la mayoría– un discurso legítimo. Es válido –incluso necesario– que los diferentes actores sociales se movilicen para discutir en torno a las decisiones gubernamentales, más cuando éstas los afectan directamente, como era el caso de la CIRT y la iniciativa de ley que critica. Sin embargo, lo que no puede ignorarse es que posterior a la reforma electoral, un espacio quedó vedado de crítica en radio y televisión por parte de los particulares: el electoral. En este sentido, el comportamiento de los particulares debe modificarse: deben encontrar la forma de proferir sus opiniones y críticas en torno a los asuntos de interés públicos, sin trastocar la esfera electoral. En el caso del promocional que se analiza, la CIRT debió de haber proferido su crítica haciendo alusión a los legisladores o, en última instancia, a las fracciones parlamentarias de los partidos que critica (crítica permitida según la distinción que realiza el Tribunal Electoral en el SUP-RAP-75/2009), mas no a los partidos políticos. La referencia a los partidos hizo que el mensaje tuviera un sentido distinto al que hubiera tenido de haberlos omitido: decir que el PAN y el PRD son responsables de una iniciativa de ley que tiene por objeto menoscabar la libertad de expresión es diferente a afirmar que los legisladores están impulsando dicha iniciativa. Y, dado el contexto, esto es, dado el desarrollo de procesos electorales en diversas entidades federativas, el impacto que puede tener dicho promocional es precisamente contrario al propósito de la reforma: cuidar las elecciones de la injerencia de actores ajenos a las mismas. El caso de la CIRT es paradigmático porque es el primero que obliga a la autoridad a reflexionar en torno a los límites del discurso político.5 Por eso también se considera que es fundamental explicitar el criterio que se utiliza para determinar cuándo se considera que un discurso incide en lo electoral y cuándo no. El criterio que sostenemos crea un estándar de conducta previsible, da certeza sobre lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer. No se puede contratar propaganda en radio que critique, expresamente, a unos partidos políticos. Se trata de un criterio objetivo, que no está sujeto a interpretación por parte de la autoridad, ni a la subjetividad de quien contrató la publicidad: si se incluye el nombre, el logotipo, la imagen, o el lema de algún partido político o candidato, por ejemplificar con algunos supuestos, se infringe la prohibición. Este criterio no se extiende de ninguna manera a la tarea informativa ni al ejercicio periodístico que se realice en medios de comunicación impresa, o en la televisión o radio, al ejercicio comercial o incluso al discurso político. La prohibición, claramente, versa sobre la contratación de propaganda en radio y televisión que incida en la competencia electoral de partidos políticos y sus candidatos. No respecto de las ideas u opiniones que se difundan con motivo del libre ejercicio de libre expresión e información. 5 El Tribunal ha sostenido en diversas sentencias que la prohibición constitucional “implica que cualquier persona física o moral, como tal, puede contratar propaganda en radio y televisión cuando no esté dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, o a favor o en contra de partidos políticos o de candidatos a cargos de elección popular, toda vez que la Constitución Federal no lo prohíbe” (SUP-RAP-201/2009 y acumulados; SUP-RAP-198/2009, SUP-RAP-236/2009; SUP-RAP273/2009). En este sentido, el discurso político –esto es, el que versa sobre asuntos de interés públicos como lo pueden ser los relativos a la función estatal o gubernamental– son legítimos; claro: siempre que no incidan en lo electoral. 6 En este sentido, no se está sancionando la difusión de una opinión política: ésta goza de su esfera de libertad (y protección) con los únicos límites que la Constitución señala. Ciertamente se inhibe en un grado menor la libre expresión, ponderando la garantía de equidad en la contienda, al poner por encima la norma constitucional y legal que restringe la contratación de ese tipo de propaganda por personas morales y físicas. El efecto es evitar que se viole el derecho recientemente legislado en la Constitución y en el Código electoral federal, que prohíbe la intervención directa, o por mandato de los partidos, de actores ajenos a la contienda electoral a través de propaganda en radio y televisión. El criterio que se propone para este caso –que ha sido un criterio reiterado en la aplicación de la ley por la autoridad– es general, objetivo, previsible y busca efectos acordes con la finalidad del legislador: desincentivar la contratación de propaganda en radio o televisión que incida en la arena electoral. Por las razones dadas, nuestra convicción se sustentó en declarar fundada la resolución. Mtro. Arturo Sánchez Gutiérrez Consejero Electoral Dr. Benito Nacif Hernández Consejero Electoral 7