MINISTERIO PÚBLICO CON HÉCTOR JAVIER LLAITUL CARRILLANCA Y OTROS DELITO : ROBO CON INTIMIDACIÓN, ATENTADO CONTRA LA AUTORIDAD, INCENDIOS, ASOCIACIÓN ILÍCITA TERRORISTA Y OTROS RUC : 0800932994-4 RIT : 35-2010 Cañete, veintidós de marzo de dos mil once. VISTO, OÍDO Y CONSIDERANDO: I).- Individualización del Tribunal y de los Intervinientes: 1º: Que entre los días ocho de noviembre del año dos mil diez y veintidós de febrero del presente año, ante la Primera Sala del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Cañete, integrada por los Jueces don Jorge Díaz Rojas, quien la presidió, doña Paola Schisano Pérez, don Carlos Muñoz Iturriaga y doña Antonia Flores Rubilar, esta última en calidad de alterna, se llevó a efecto la audiencia de Juicio Oral correspondiente a la causa RUC N°0800932994-4, RIT N° 35-2010, seguida en contra de los acusados: 1) HÉCTOR JAVIER LLAITUL CARRILLANCA, cédula nacional de identidad N° 11.198.379-8, domiciliado en sector San Ramón s/n, comuna de Tirúa, representado por los abogados defensores privados don Pablo Ortega Manosalva y don Juan Guzmán Tapia, domiciliados ambos en Concepción, calle Freire N°746; 2) EDUARDO CÉSAR PAINEMIL PEÑA, cédula nacional de identidad N° 15.203.819-4, domiciliado en sector Huentelolén s/n, comuna de Cañete, representado por el abogado defensor privado don Pablo Ortega Manosalva, ya individualizado; 3) RAMÓN ESTEBAN LLANQUILEO PILQUIMAN, cédula nacional de identidad N° 14.033.798-6, domiciliado en sector Choque s/n, Comuna de Tirúa, 4) JOSÉ SANTIAGO HUENUCHE REIMAN, cédula nacional de identidad N° 13.394.815-5, domiciliado en calle Serrano N° 116, comuna de Cañete, 5) CÉSAR EDUARDO PARRA LEIVA, cédula nacional de identidad N° 15.226.184-5, domiciliado en sector Puerto Choque, comuna de Tirúa, representados por el 1 abogado defensor privado, don Manuel Adolfo Montiel Gómez, domiciliado en Concepción, calle Tucapel N°564, oficina 31; 6) VÍCTOR ADELINO LLANQUILEO PILQUIMAN, cédula nacional de identidad N° 12.007.823-2, domiciliado en sector San Ramón, comuna de Tirúa, 7) LUIS GUILLERMO MENARES CHANILAO, cédula nacional de identidad N° 16.216.575-5, domiciliado en sector Nancahue, comuna de Chol Chol, 8) NOLBERTO FIDEL PARRA LEIVA, cédula nacional de identidad N° 12.331.1329, domiciliado en sector Puerto Choque s/n, comuna de Tirúa, y 9) SEGUNDO AMBROCIO ÑEGUEY ÑEGUEY, cédula nacional de identidad N° 9.951.763-8, domiciliado en sector Choque, comuna de Tirúa, representados por los abogados defensores públicos, don Pelayo Vial Campos y don Pablo Ardouin Bórquez, domiciliados en Cañete, calle Videla N°147; 10) JONATHAN SADY HUILLICAL MÉNDEZ, cédula nacional de identidad N° 15.981.322-3, domiciliado en Villa Icalma, Camino Internacional s/n, comuna de Lonquimay, representado por la abogada defensora privada doña Victoria Fariña Concha, domiciliada en Concepción, calle Cochrane N°814, oficina 201; 11) JUAN CARLOS PARRA LEIVA, cédula nacional de identidad N° 13.394.218-1, domiciliado en sector Puerto Choque s/n, comuna de Tirúa, 12) CARLOS ANDRÉS MUÑOZ HUENUMAN, cédula nacional de identidad N° 16.434.313-8, domiciliado en sector Puerto Choque s/n, comuna de Tirúa, 13) MARCO MAURICIO MILLANAO MARIÑAN, cédula nacional de identidad N° 13.152.582-6, domiciliado en sector Lleu Lleu s/n, comunidad Pascual Coña, comuna de Cañete, 14) JORGE ANDRÉS SANTI LEAL, cédula nacional de identidad N° 17.208.361-7, domiciliado en sector Lleu Lleu, Parcela N° 01, Comunidad Caupolicán, comuna de Cañete, representados por el abogado defensor privado, don Nelson Miranda Urrutia, domiciliado en Concepción, calle Aníbal Pinto N°488, oficina 409; 15) JUAN MANUEL MUÑOZ HUENUMAN, cédula nacional de identidad N° 16.434.312-K, domiciliado en sector Puerto Choque s/n, comuna de Tirúa, 16) LEONEL ALEJANDRO CARILAO LIENCURA cédula de identidad N° 16.295.988-3, domiciliado en sector Puerto Choque, comuna de Tirúa, y 17) SIMÓN ERAN MILLAS PAILLAN, cédula nacional de identidad N° 12.330.738-0, domiciliado en Sector Lleu Lleu s/n, comuna de Cañete representados por el abogado defensor penal público, don Pablo Ardouin Bórquez, ya individualizado. 2 Sostuvo la acusación el Ministerio Público, representado por los Fiscales Adjuntos don Andrés Cruz Carrasco, don Paulo Pucheu Bancalari, don Jorge Lorca Rodríguez y don Álvaro Serrano Romo, todos los cuales comparecieron acompañados por el Ayudante de Fiscal don Mauricio Rosales Robin, registrando domicilio en Avenida Los Copihues N° 22, comuna de Hualpen. Asimismo, actuaron como querellantes particulares en este caso las empresas, Forestal Mininco S.A. y Forestal Crecex S.A, representadas ambas por los abogados don Valentín Vergara Schneider, don Rolando Franco Ledesma, don Fernando Bravo Alarcón, y don Roberto Rozas Serri, todas ellos domiciliados en Manuel Bunster N° 239, comuna de Angol. Finalmente fue parte querellante, la GOBERNACION PROVINCIAL DE ARAUCO, representada por los abogados don Gonzalo Aguirrebengoa Baldoni y don Rodrigo Piergentili Rodríguez, domiciliados en Santa Lucia N° 330, Piso 5, comuna de Santiago, y posteriormente por los abogados don Carlos Flores Larraín, y don Guillermo Leightón Quiñones, domiciliados en Andrés Bello N° 215, comuna de Lebu. II).- Hechos y circunstancias que fueron objeto de la acusación del Ministerio Público, calificación jurídica de los mismos, participación atribuida a los encartados, circunstancias modificatorias de responsabilidad penal invocadas y penas requeridas: 2º: Que el objeto del presente juicio consta del auto de apertura de Juicio Oral, de fecha diecinueve de agosto de dos mil diez, dictado por el Magistrado John Landero Salgado, Juez Titular del Juzgado de Garantía de Cañete, donde se menciona lo siguiente: i).- En cuanto a los hechos y su calificación jurídica: Primer grupo de delitos. Hecho A.1. “El día 15 de Octubre de 2008, alrededor de las 15:00 horas, luego que personal policial se retirara del domicilio particular de José Santos Jorquera Rivas, ubicado en la hijuela N° 45, del sector Puerto Choque, un grupo de sujetos armados con escopetas y elementos contundentes, los cuales eran dirigidos por el imputado Héctor Llaitul Carrillanca, quien era acompañado por Ramón Llanquileo Pilquiman, Víctor Llanquileo Pilquiman, José Huenuche Reiman, Luis 3 Menares Chanilao, Jonathan Huillical Méndez, César Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y Nolberto Parra Leiva, ya individualizados, y otros sujetos no identificados, concurrieron al lugar referido y, una vez en él, se dividieron, procediendo parte de éstos a ubicarse en las inmediaciones, a fin de efectuar vigilancia y avisar si regresaba Carabineros al lugar, mientras la otra parte del grupo, procedió a intimidar al dueño de casa y a su grupo familiar, al igual que a terceros que se encontraban en éste, a quienes exhibieron y apuntaron con las armas de fuego y elementos contundentes que portaban, junto con proferir expresas amenazas contra don José Santos Jorquera Rivas y a su grupo familiar directo, compuesto por su cónyuge doña Rosalía Herrera Leal, y los hijos de ambos don José Elizardo Jorquera Herrera y doña Rusbella Jorquera Herrera, señalándoles que si no abandonaban su predio en una semana, quemarían todo y a todos los que se encontraban en su interior, dichos que fueron proferidos al no pertenecer el Sr. José Jorquera Rivas y su familia a la etnia mapuche, a fin de causar un temor justificado en otras personas de la misma condición de ser víctimas de delitos de la misma especie. Estas amenazas, atendido el contexto y forma en el que se expresaron aparecieron para la víctima y su familia como serias, concretas y verosímiles. Para asegurar su cometido, cuando se desarrollaban los hechos sindicados, los hechores procedieron a efectuar disparos con las armas que portaban, ocasionando daños diversos en la propiedad de José Santos Jorquera Rivas. Dentro del contexto intimidatorio referido, los imputados y sus acompañantes, con ánimo de lucro y a fin de sustraer especies muebles, procedieron a exigir al dueño de casa y a su familia, que hiciera entrega de una serie de especies de propiedad de éstos, dentro de las que se encontraban, al menos las siguientes: dos escopetas, debidamente inscritas, un martillo, dos alicates y cuatro teléfonos celulares, especies con las cuales huyeron luego de ejecutados los hechos referidos”. Los hechos antes descritos son calificados por el Ministerio Público como constitutivos del delito consumado de Robo con Intimidación, previsto y sancionado en el artículo 436, inciso primero, del Código Penal, en relación a lo dispuesto en el artículo 439 del mismo cuerpo legal y del delito consumado de Amenazas Terroristas, contemplado en el artículo 7 de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación con los artículos 296 y 475 del Código Penal. 4 Hecho A.2. “El 15 de octubre de 2008, alrededor de las 22:00 horas, Mario Elgueta Salinas, Fiscal Adjunto del Ministerio Público, junto con personal de la Policía de Investigaciones y Carabineros de Chile, todos en el ejercicio de sus funciones, ingresaron al sector Puerto Choque, Parcela N° 45, Lago Lleu Lleu, de la Comuna de Tirúa, a objeto de verificar la denuncia por el delito de robo a la que se hizo referencia en el hecho A.1. Siendo, ya la madrugada del 16 de Octubre de 2008, alrededor de las 00:30 horas, luego de haber realizado las primeras diligencias en el domicilio de José Santos Jorquera Rivas, cuando la caravana de vehículos en los que éstos viajaban hacía abandono del sector Puerto Choque, por la ruta del mismo nombre, al pasar por el Cementerio local, fueron emboscados por un grupo de personas, entre los que al menos se encontraban: 1.- Héctor Javier Llaitul Carrillanca, líder del grupo, quien dirigió la acción y determinó la función que a cada uno de los integrantes les correspondería, estableciendo secciones, ubicaciones y objetivos a los mismos. 2.- Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, entre otras funciones, le correspondió, con una motosierra, cortar árboles que, de forma estratégica, obstaculizaron el camino de la ruta de Puerto Choque en el que se desplazaban los vehículos policiales y del Ministerio Publico, facilitando la consumación del delito y obstaculizando su retiro del lugar. Además obró como francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto. 3.- Jonathan Sady Huillical Méndez, quien obró como francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto. 4.- Luis Guillermo Menares Chanilao, quien obró como francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto. 5.- José Santiago Huenuche Reimán, quien obró como francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto. 6.- Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, quien obró como francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto. 7.- Juan Carlos Parra Leiva, quien concertado para la comisión del delito, obró como vigilante del mismo, observando en las inmediaciones del lugar de la 5 emboscada lo que ocurría, prestando cobertura al grupo que disparaba, a objeto de evitar ser sorprendidos por terceros. 8.- Carlos Andrés Muñoz Huenuman, quien concertado para la comisión del delito, obró como vigilante del mismo, observando en las inmediaciones del lugar de la emboscada lo que ocurría, prestando cobertura al grupo que disparaba, a objeto de evitar ser sorprendidos por terceros; y otras personas cuya identidad no ha sido posible determinar. Los hechores, por instrucción del imputado Héctor Llaitul Carrillanca, se dividieron en varias secciones, ubicándose parte de éstas en las cercanías del Cementerio de Puerto Choque, otra antes del cruce de caminos denominado “El Lingue”; se ocultaron a ambos costados del camino y, aprovechando lo aislado del lugar, la oscuridad reinante, las condiciones del terreno, y al hecho que la caravana tuvo que detenerse debido a los árboles que Ramón Llanquileo Pilquiman y otros integrantes del grupo talaron para impedir el paso; procedieron, con armas de fuego que portaban, tipo escopetas, por varios minutos, a disparar de forma sostenida y reiterada contra el Fiscal Mario Elgueta Salinas y los funcionarios policiales que lo acompañaban, con el objeto de matarlos, resultando lesionados como consecuencia de ello, el propio Fiscal mencionado, con un impacto de perdigón en su mano derecha, lesión de carácter leve, como asimismo los siguientes funcionarios de la PDI: SubComisario Jorge Ogueda Fuentes, quien resultó con lesiones de carácter grave en brazo, codo y antebrazo izquierdo. Inspector Walter Oyarce Vergara, quien resultó con lesiones de carácter grave consistentes en fractura expuesta en mano izquierda, tercer metacarpiano, e Inspector Alejandro Rojas Rifo, quien resultó con lesiones de carácter graves gravísimas, consistente en fractura de tercer metacarpiano mano izquierda y herida, por perdigones, mano derecha Lesiones todas, ocasionadas por disparos de arma de fuego, tipo escopeta. También resultaron lesionados por los disparos los funcionarios de Carabineros: SG1° Jorge Mariano Sepúlveda Sáez, con herida en antebrazo izquierdo y pared torácica, de carácter leve, y SG2° Eladio Quiroz Silva, con 6 herida por perdigón antebrazo izquierdo y derecho, y mano izquierda, de carácter menos grave. Este hecho tuvo por objeto el producir en parte de la población, en particular, en contra de quienes detentan la calidad de autoridad policial o del Ministerio Público, el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma especie, a objeto de impedir que ejerzan sus atribuciones, impidiendo o tratando de impedir la consumación del plan delictual del grupo antes referido.” Los hechos antes descritos fueron calificados por el persecutor como constitutivos del delito frustrado de Homicidio de Fiscal de Ministerio Público en ejercicio de sus funciones, contemplado en el artículo 268 ter del Código Penal, en relación al artículo 391 del mismo cuerpo legal, y 2 N° 1 de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad; del delito frustrado de Homicidio de Personal de la Policía de Investigaciones de Chile en ejercicio de sus funciones, contemplado en el artículo 17 del DL 2460, Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones de Chile, en relación al artículo 391 del Código Penal y 2 N° 1 de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad; y del delito consumado de Atentado contra la autoridad, contemplado en el artículo 261 N° 2 del Código Penal. Segundo grupo de delitos. En el contexto del denominado “Proceso de recuperación de tierras ancestrales del pueblo mapuche”, y con la finalidad de producir en la población o, al menos en parte de ésta, compuesta de personas naturales y jurídicas, que no forman parte de la referida etnia mapuche, y que tengan, a cualquier título, propiedades entre otras, en las comunas de Cañete, Contulmo y Tirúa, el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma especie, ello por la naturaleza y efectos de los medios empleados, obedeciendo a un plan predeterminado para atentar contra dicha categoría o grupo de personas, los imputados que a continuación se señalarán, ejecutaron los siguientes hechos: Hecho B.1. “El día 10 de Noviembre de 2005, alrededor de las 22:45 horas, los ciudadanos: Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Marco Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, César Eduardo Parra Leiva, ya individualizados, Junto a otros individuos no identificados, algunos de ellos armados con armas de fuego tipo escopetas, ingresaron al predio Ranquilhue de Forestal Mininco S.A., 7 ubicado en el lugar del mismo nombre, del Lago Lleu Lleu, Comuna de Tirúa, donde procedieron a intimidar, utilizando armas de fuego, a los empleados de la citada empresa, don Víctor Aburto Soto y don Alejandro González Núñez y sus familias, entre ellos a dos menores de edad, quienes residían en dos inmuebles ubicados en el lugar, siendo obligados a abandonar los inmuebles y predio señalado hacia la carretera P-70, procediendo luego a incendiar estos inmuebles y tres vehículos que se encontraban estacionados, dos camionetas marca Nissan, modelo Terrano, que prestaban servicio a la empresa víctima, y un vehículo de propiedad del señor Víctor Aburto Soto. La pérdida de los vehículos fue avaluada en más de 40 UTM.” Los hechos antes descritos son constitutivos a entender del Ministerio Público del delito consumado de Incendio Terrorista, previsto en el artículo 2 N° 1, de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación con el artículo 1° N° 1, de la misma ley, y 475 N° 1 del Código Penal; y del delito consumado de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, respecto de los vehículos que se encontraban en el lugar, previsto y sancionado en el artículo 477 N° 1 del Código Penal. Hecho B.2. “El 12 de abril de 2009, alrededor de las 02:30 AM horas, los acusados: Marco Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo César Painemil Peña, Simón Eran Millas Paillan, ya individualizados, en compañía de otros individuos no identificados, concurrieron hasta la parcela N° 05, del sector Ranquilhue, Comuna de Tirúa, ubicada a un costado de la ruta P-70, donde se ubicaban dos inmuebles que servían de casas habitaciones recreacionales de propiedad de los señores Luis Arturo Eduardo Ebensperger Rolando y José Arturo Patricio Aguayo Ríos, respectivamente, procediendo a incendiarlos, utilizando para ello combustible, resultando ambos completamente destruidos por la acción del fuego. Hecho que acaece al día siguiente de la detención de los imputados por el Atentado al Fiscal del Ministerio Público Mario Elgueta Salinas y homicidio frustrado de funcionarios de Carabineros y de la Policía de Investigaciones de Chile, como reacción a las mismas.” Los hechos antes descritos son constitutivos a entender del Ministerio Público del delito consumado de Incendio Terrorista, previsto y sancionado en el artículo 2 N° 1 de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su 8 penalidad, en relación con el artículo 1° N° 1, de la misma ley, y 476 N° 1 del Código Penal. Hecho B.3. “El día 30 de Mayo de 2009, alrededor de las 02:30 AM horas, los ciudadanos: Marcos Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo César Painemil Peña, Simón Eras Millas Paillan, ya individualizados, en compañía de otros sujetos no individualizados, concurrieron hasta la Parcela N° 36, del sector Coihueco, Comuna de Contulmo, ubicada en la ribera norte del Lago Lleu Lleu, donde se ubicaba un inmueble que servía de casa habitación recreacional de propiedad de Pedro Ignacio Celhay Schoeldermann, procediendo a incendiarlo, utilizando para ello combustible, resultando completamente destruida por la acción del fuego. “ Los hechos antes descritos son constitutivos a entender del Ministerio Público del delito consumado de Incendio Terrorista, previsto y sancionado en el artículo 2 N° 1 de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación con el artículo 1° N° 1, de la misma ley, y 476 N° 1 del Código Penal. Hecho B.4. “El día 8 de Agosto de 2009, aproximadamente a las 03:00 horas, los acusados: Marcos Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Jorge Andrés Santi Leal, ya individualizados, y al menos otros dos sujetos que los acompañaban, concurrieron hasta el predio particular ubicado en el sitio N° 1 del sector San Ramón, ubicado a un costado de la ruta P-70 de la Comuna de Tirúa, cuyo propietario es don Patricio Emilio Mariñan Fica, lugar donde procedieron a prender fuego a un camión marca Freightliner, placa patente TN.8026 y una grúa marca John Deere, ambos de propiedad de la empresa “Transportes y Comercial Transvía Forestal Limitada”, los que se encontraban estacionados en el lugar, toda vez que eran utilizados en faenas forestales desarrolladas por parte de Forestal Arauco S.A., provocando que éstos fueran destruidos por la acción del fuego, ocasionando daños avaluados en la suma de noventa millones de pesos.” Los hechos antes descritos configuran a entender del Ministerio Público el delito consumado de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, previsto y sancionado en el artículo 477 N° 1 del Código Penal. 9 Hecho B.5. “El día 9 de Agosto de 2009, en horas de la madrugada, los acusados: Marcos Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo César Painemil Peña, Simón Eras Millas Paillan, ya individualizados, y al menos otros cinco sujetos que los acompañaban, concurrieron hasta el predio particular ubicado a orillas del Lago Lleu Lleu, Comuna de Cañete, propiedad de don Rafael Arcángel Pincheira Santander, lugar donde procedieron a encender fuego a un inmueble que servía de casa habitación recreacional, provocando que ésta fuera destruida en su totalidad por la acción del fuego, ocasionando daños avaluados en la suma de veinte millones de pesos.” Los hechos descritos son calificados por el Ministerio Público como constitutivos del delito consumado de Incendio Terrorista, previsto y sancionado en el artículo 2 N° 1 de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación con el artículo 1° N° 1, de la misma ley, y 476 N° 1 del Código Penal. Hecho B.6. “El día 9 de Agosto de 2009, momentos previos a las 08:45 horas, los acusados: Marcos Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo César Painemil Peña, Simón Eras Millas Paillan y Jorge Andrés Santi Leal, ya individualizados, y otros sujetos que los acompañaban, concurrieron hasta el predio particular ubicado en la parcela N° 11, del sector Lleu Lleu, Comuna de Cañete, propiedad de Eduardo Arturo Campos Valenzuela, quien reside en el lugar, procediendo a encender fuego a un galpón y efectuar disparos al aire con armas de fuego que portaban, lanzando asimismo panfletos alusivos al conflicto mapuche, para luego retirarse del lugar. Habiéndose percatado el propietario de esta situación, junto a otros residentes del lugar, procedió a sofocar posteriormente el fuego, resultando la construcción con daños de consideración que fueron avaluados en la suma de dos millones de pesos.” Los hechos descritos son calificados por el Ministerio Público como constitutivos del delito frustrado de Incendio Terrorista, previsto y sancionado en el artículo 2 N° 1 de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación con el artículo 1° N° 1, de la misma ley, y 476 N° 2 del Código Penal. 10 Tercer grupo de delitos. Hecho C. “Los imputados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, César Eduardo Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, Richard Eduardo Ñeguey Pilquiman, Segundo Ambrocio Ñeguey Ñeguey, Marco Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, César Eduardo Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal y Simón Eras Millas Paillan, ya individualizados, formaron parte de una asociación, que, al menos desde el año 2004, se había instaurado, la cual tuvo por objeto la comisión de una serie de ilícitos, entre ellos incendios y atentados contra las personas, propiedad y orden público, como los ya referidos, sucedidos en las comunas de Tirúa, Cañete y Contulmo de la Región del Bío Bío. Esta asociación se organizó con una estructura funcional, que le permitió actuar en un periodo prolongado de tiempo, distribuyendo y fragmentando las funciones entre sus miembros, compartimentando la información para asegurar su seguridad e impunidad, utilizando un modus operandi similar entre sus distintas acciones, caracterizado por la actuación en grupo, aprovechando las condiciones naturales del terreno y de la nocturnidad, usando armas de fuego para amedrentar y atentar contra personas y propiedades asociadas a la actividad agrícola y forestal y contra representantes de organismos públicos a cargo de la aplicación de la ley, los que posteriormente eran difundidos a través de los medios de comunicación social, por medio de comunicados y adjudicaciones. Las acciones que formaban parte del plan criminal de esta organización estaban dirigidas a lograr el control territorial de determinadas zonas a las que identifican como tierras ancestrales del pueblo mapuche y tenían como denominador común producir en la población o en parte de ella, el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma naturaleza, esto enmarcado dentro de lo que denominaron “proceso de recuperación de tierras ancestrales del pueblo mapuche”. El desarrollo de estas actividades ilícitas era coordinado y dirigido por el imputado Héctor Llaitul Carrillanca, quien ejercía el poder de mando respecto de 11 los demás imputados, participando también como cuadro operativo en algunas acciones del grupo, planificando las acciones a realizar y dándoles un objetivo. Dentro de las acciones que desarrollaban se encontraba la de “sustracción de madera”, esencialmente contra empresas Forestales, en particular Forestales Crecex S.A. y Volterra, obrando en dicha actividad ilícita los imputados ya mencionados, para cuyos efectos se dividían en cuadrillas, con un encargado de la motosierra y otros sujetos que operaban para cortar y faenar los árboles, actuando en cuadrilla o todos en conjunto, contando además con un grupo que les prestaba seguridad, una especie de guardia armada, compuesta por 2 ó 3 sujetos, quienes portaban armas de fuego tipo escopeta, quienes, enfrentaban a la fuerza pública y a su vez alertaban de su presencia a las cuadrillas dedicadas a la tala ilegal de madera. Esta función era liderada por Ramón Llanquileo Pilquiman, por encargo de Héctor Llaitul Carrillanca, siendo realizada además por Víctor Llanquileo Pilquiman, Luis Menares Chanilao, Jonathan Huillical Méndez y José Santiago Huenuche Reiman. La labor de comercializar la madera sustraída era ejecutada por el acusado Nolberto Parra Leiva y José Huenuche Reiman, quienes a su vez distribuían el dinero obtenido. Las empresas víctimas, en innumerables oportunidades denunciaron a Carabineros de Chile, la sustracción de madera de que eran objeto por parte de desconocidos o de integrantes de las comunidades mapuches vecinas a sus predios, en especial respecto a los ubicados en los alrededores del Lago Lleu Lleu, entre los que se destacan los denominados o ubicados en Labranza, Tranaquepe, Choque, Pallaco, Paillaco, Ranquilhue, todos de la Comuna de Tirúa, señalándose a modo de ejemplo: 1. Con fecha 29 de agosto de 2005, se denuncia por la empresa Forestal Mininco S.A., que en el predio Choque, Comuna de Tirúa, se detectó a un grupo de 8 personas, las cuales talaron diversos árboles de eucalipto glóbulos, luego los cargaron en un camión. 2. Con fecha 10 de diciembre del 2005, se denuncia por la empresa Forestal Mininco S.A., que terceras personas ingresaron al predio Pallaco, Comuna de Tirúa, y desde su interior sustrajeron 18 árboles de especie nativa y 53 árboles de pino insigne. 3. Con fecha 10 de junio de 2007, se denuncia por la empresa Forestal Mininco S.A., que desde el interior del Fundo Tranaquepe, un grupo organizado 12 de personas, talaron con motosierras, hachas, podones y sustrajeron la cantidad de 28 árboles de pino insigne de 11 años de edad, avaluados en la suma de $ 560.000. 4. Con fecha 18 de Junio de 2007, se denuncia por la empresa Forestal Mininco S.A., que desde el interior del Fundo Pallaco, terceras personas sustrajeron 20 árboles de Eucalipto Glóbulos, avaluados en la suma de $ 170.000. 5. Con fecha 30 de junio de 2007, se denuncia por la empresa Forestal Crecex S.A., que mientras personal realizaba labores de inspección en el predio Pallaco, Comuna de Tirúa, al ingresar al camino público de dicho sector, se percataron de la existencia de huellas de arrastre producto del desplazamiento de trozos de madera, instante en el cual fueron interceptados por personas desconocidas provistas de piedras y una de ellas con un arma de fuego. 6. Con fecha 5 de Julio de 2007, se denuncia por la empresa Forestal Crecex S.A. que mientras personal efectuaba una inspección al predio Tranaquepe, se detectó que en un rodal de pino insigne, un grupo organizado de personas había cortado con motosierras la cantidad de 26 árboles, cuyo valor alcanza la suma de $530.000, madera que fue sustraída desde el predio, y otros trozos quedaron botados en un predio colindante. 7. Con fecha 1 de agosto de 2007, se denuncia por la empresa Forestal Mininco que don Bernardo Raúl Rebolledo Ulloa, guardabosques de Forestal Mininco S.A., mientras se dirigía al predio Tranaquepe, por el sector de Puerto Choque, Comuna de Tirúa, conduciendo el vehículo motorizado tipo camioneta marca Nissan, modelo Terrano, año 2005, placa patente YR-5325, fue sorpresivamente interceptado por un grupo organizado de seis personas jóvenes, algunos encapuchados y otros a rostro descubierto, quienes procedieron a lanzarle piedras contra el vehículo, y, en un instante, uno de los sujetos, quien estaba encapuchado y portaba un arma de fuego, disparó en más de cinco oportunidades hacía él, impactando el parabrisas de la camioneta. 8. Con fecha 23 de diciembre de 2007, se denuncia por la Empresa Forestal Mininco S.A., que en circunstancias que personal de resguardo patrimonial realizaba una ronda de inspección por el interior del predio Tranaquepe, se percató que un grupo organizado de personas, sustrajeron por medio de tracción, específicamente en un vehículo motorizado, tipo camioneta, madera de pino insigne. Cuando dicho grupo fue sorprendido, sin causa ni motivo 13 justificado, comenzaron a ocasionar daños al parabrisas y neumáticos a una camioneta de la empresa, y a agredir y a amenazar al personal resultando lesionados dos de ellos. 9. Con fecha 02 de abril de 2008, en horas de la mañana, grupos organizados de terceras personas ingresaron al interior del predio Labranza, contra la voluntad de mi representada, Forestal Crecex S.A., talaron ilegalmente gran cantidad de árboles de las especies de pino Insigne y Eucalipto Glóbulos, con herramientas forestales, tales como motosierras, hachas, podones, skiders, etc.; 10. Con fecha 4 de abril de 2008, se denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa por parte de empelados de la empresa Forestal Mininco S.A., la sustracción desde el interior del predio Tranaquepe, Comuna de Tirúa, por parte de un grupo organizado de terceras personas de árboles de pino insigne, utilizando para ello motosierras, hachas, podones y medios de tracción, específicamente con vehículos motorizados. Las especies sustraídas fueron avaluadas, en la suma de $ 5.874.208. 11. Con fecha 9 de Junio de 2008, se denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa por parte de empleados de la empresa Forestal Mininco S.A., que a fines del mes de mayo y principios del mes de junio de ese año, un grupo organizado de personas, presumiblemente integrantes de la comunidad indígena “Choque”, la sustracción desde el interior del predio Tranaquepe, Comuna de Tirúa, de más de 5 hectáreas, aproximadamente, de pino insigne de 13 años, utilizando para ello medios de tracción, específicamente por medio del arrastre de yuntas de bueyes, a fin de ser comercializados en las plantas y/o aserraderos forestales cercanos. Las especies sustraídas, correspondientes a 5 hectáreas de pino insigne de 13 años, siendo avaluadas en la suma de $ 16.578.405. 12. Con fecha 26 de junio de 2008, se denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa por parte de personal de resguardo patrimonial de la empresa Mininco S.A. que mientras realizaban una ronda de inspección por el sector del predio Tranaquepe, Comuna de Tirúa, se percataron que tres grupos organizados de personas, provistas de motosierras, hachas y podones, estaban cortando ilegalmente árboles de pino insigne de aproximadamente 12 años de edad, para luego sustraerlos por medio de tracción, específicamente mediante vehículo motorizado tipo camión, a fin de ser comercializados en las plantas y/o aserraderos forestales cercanos. 14 13. Con fecha 28 de julio de 2008, se denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa por parte de personal de la empresa Forestal Mininco S.A., que en una ronda de inspección por el sector del predio Tranaquepe, Comuna de Tirúa, personal de la citada, se percató que un grupo organizado de aproximadamente 12 personas, provistas de hachas, motosierras y bueyes, talaron ilegalmente una plantación de árboles de pino insigne de aproximadamente 12 años de edad, para luego acopiarla en un predio colindante, perteneciente a una comunidad mapuche del sector y, en definitiva, retirarla por medio de tracción específicamente por vehículos motorizados, tipo camión. 14. Con fecha 29 de julio de 2008, se denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa, por parte de personal de la empresa Forestal Mininco S.A., la sustracción, desde el predio Tranaquepe, por parte de un grupo organizado de terceras personas, compuesta por 8 cuadrillas, provista de motosierras, hachas y podones, de una plantación de árboles de pino insigne de aproximadamente 12 años de edad, para luego retirarla del predio, por medio de tracción, específicamente por vehículos motorizados, tipo camión. 15. Con fecha 22 de agosto de 2008, se denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa, por parte de personal de la empresa Forestal Mininco S.A., que en circunstancias que se realizaba una ronda de inspección por el predio Tranaquepe, Comuna de Tirúa, se percató que en un lugar cercano al Lago Lleu Lleu, un grupo organizados de personas, provistas con motosierras, hachas, podones y yuntas de bueyes; cortaron ilegalmente árboles de pino insigne de aproximadamente 12 años de edad, para luego sustraerlos por medio de tracción, específicamente vehículo motorizado tipo camión, a fin de ser comercializados en las plantas y/o aserraderos forestales cercanos. Indica además el denunciante que para lograr impunidad ante los hechos ya señalados, otro grupo organizado integrado por 8 personas encapuchadas y provistas de armas de fuego, custodiaba el ingreso al Fundo Tranaquepe y los caminos de acceso que habían bloqueado mediante la construcción de zanjas. 16. Con fecha 27 de marzo de 2009, se denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa, por parte de personal de la empresa Forestal Mininco S.A., que en el sector del predio Tranaquepe, Comuna de Tirúa, mientras se realizaba una ronda de inspección, producto de la existencia de focos de incendios intencionales en el sector norte del predio, se percataron que un grupo organizados de terceras personas, compuesto por aproximadamente 8 integrantes, desarrollaban una tala ilegal de árboles de pino insigne de 15 aproximadamente 13 años de edad, en el interior del predio Tranaquepe, utilizando para la comisión de tal ilícito motosierras y hachas. 17. Con fecha 6 de abril de 2009, denuncia ante Carabineros de la Tenencia de Tirúa, por parte de personal de la empresa Forestal Mininco S.A., la tala ilegal y sustracción desde el predio Tranaquepe y sus inmediaciones, específicamente desde el sector denominado “La Puntilla”, de árboles de pino insigne de aproximadamente 13 años de edad, por parte de dos grupos organizados de terceras personas, compuestos cada uno por aproximadamente 6 integrantes, para luego retirarla por medio de tracción, específicamente, por dos yuntas de bueyes, desde el interior del predio Tranaquepe, hasta un predio particular colindante al mismo, ruta por la cual cruza un estero existente en el lugar. Asimismo, ante la presencia de personal de Carabineros o Investigaciones, o de algún Fiscal del Ministerio Público en el lugar de perpetración de los delitos ubicados en la comuna de Tirúa, sector Puerto Choque y Ranquilhue, y con los objetivos de causar temor en la población o en parte de ella de ser objeto de ataques similares para el evento de no abandonar predios que consideraban de propiedad de su grupo o bien de tratar de impedir la consumación de estos delitos, atentaban contra los mismos con armas de fuego, en hechos que tuvieron lugar el 02 de Agosto de 2008 en Tranaquepe, sector “Cruce de Los Fica” contra personal de Carabineros; el 13 de Agosto de 2008 en el ingreso al sector denominado la Puntilla, contra personal de Carabineros; el 22 de Agosto de 2008 en el sector de Puerto Choque contra particulares; el 01 de Octubre de 2008 contra funcionarios de Carabineros, en el sector la Puntilla, resultando un funcionario de Carabineros con lesiones graves gravísimas, producto del impacto de un proyectil en un ojo; el 15 de Octubre de 2008, en el sector Puerto Choque, funcionarios de Carabineros son atacados con armas de fuego en el camino público que une el camping Boyeco con Los Castaños; el 16 de Octubre de 2008, ataque a funcionarios de Carabineros, Policía de Investigaciones y fiscal del Ministerio Público, destinado a matarlos, obrando en el mismo Héctor Javier Llaitul Carrillanca, como líder del grupo, planificando la acción y determinando las funciones que a cada uno les corresponderían así como la de decidir obrar en dos grupos y la ubicación de los mismos; Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, quien con una motosierra tuvo como función cortar los árboles que permitirían obstaculizar el camino de la ruta de Puerto Choque en el que se desplazaban los vehículos policiales y evitar su huída, facilitando la consumación de delito, y 16 además obró como francotirador usando un arma de fuego tipo escopeta; Jonathan Sady Huillical Méndez, a quien se le encomendó ejecutar la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto; Juan Carlos Parra Leiva, quien concertado para la comisión de delito, en las inmediaciones observaba lo que ocurría prestando cobertura al grupo que disparaba, a objeto de evitar ser descubiertos por terceros; José Santiago Huenuche Reimán, quien ejecutó la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto; Luis Guillermo Menares Chanilao, quien ejecutó la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto; Carlos Andrés Muñoz Huenuman, quien concertado para la comisión de delito, en las inmediaciones observaba lo que ocurría prestando cobertura al grupo que disparaba, para evitar ser descubiertos por terceros; Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, quien ejecutó la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto. Además, se concertaban Héctor Llaitul Carrillanca, César Eduardo Parra Leiva, Marcos Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, César Eduardo Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal y Simón Millas Paillán para la ejecución de delitos de incendios, con los objetivos señalados en el primer y segundo párrafo, llevando a cabo la asociación al menos de los delitos referidos en el segundo grupo (letra b) de los señalados en el cuerpo de la presente formalización. Al ser detenido Héctor Llaitul Carrillanca, las funciones de liderazgo recayeron en Marco Mauricio Millanao Mariñan, quien a su vez reclutaba a otros miembros de las diversas comunidades del lugar, siendo éstos adoctrinados por Juan Carlos Millanao Painemil, dirigiendo las acciones en cada delito Millanao Mariñan, quien se encargaba de distribuir las funciones y determinar cómo consumar los hechos punibles, debiendo Millas Paillán, Santi Leal y Painemil Peña obrar como vigilantes o bien llevando instrumentos para la comisión del delito, o bien para ejecutarlos directamente.” Los hechos anteriormente descritos son calificados por el Ministerio Público como constitutivos del delito consumado de Asociación Ilícita Terrorista, descrito y sancionado en los artículos 1° N° 1, en relación al artículo 2 N° 5 y artículo 3, inciso final, de la ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación a los artículos 292 y siguientes del Código Penal y del delito consumado de Asociación Ilícita para el Hurto y Robo de madera, previsto y sancionado en los artículos 292, 293 y 294 del Código Penal. 17 ii).- En cuanto a la participación que les atribuye a los acusados. A entender del Ministerio Público, la participación que les corresponde a los acusados en los distintos hechos en que aparecen mencionados, que han sido descritos precedentemente es la de autores ejecutores directos del artículo 15 N° 1 del Código Penal, a excepción del hecho signado con la letra A.2., en que a los acusados Carlos Andrés Muñoz Huenuman y Juan Carlos Parra Leiva, les correspondería la calidad de autores contemplada en el artículo 15 N° 3 del Código Penal. iii).- En cuanto a circunstancias modificatorias de responsabilidad penal. En relación al hecho signado con la letra A.1. respecto de los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, César Eduardo Parra Leiva, les favorece la circunstancia atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal. Respecto de los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y César Eduardo Parra Leiva, les perjudica la circunstancia agravante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 456 bis N° 3 del Código Penal. En relación con el hecho signado con la letra A.2. respecto de los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, les favorece la circunstancia atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal. Respecto de los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, les perjudican la circunstancia agravante de responsabilidad 18 penal contemplada en el artículo 12 N° 12 del Código Penal, y la especial del artículo 2 de la Ley 18.314. En relación a los delitos de Incendio Terrorista y Común descritos en el segundo grupo de delitos, respecto de los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, César Eduardo Parra Leiva, Simón Eras Millas Paillan, Eduardo César Painemil Peña y Jorge Andrés Santi Leal, les favorece la circunstancia atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal y les perjudica la agravante especial del artículo 2 de la Ley 18.314, cuando corresponda a un delito terrorista. En relación a los delitos de Asociación Ilícita Terrorista y Común, descritos en el tercer grupo de delitos, respecto de los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, Marco Mauricio Millanao Mariñan, César Eduardo Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Simón Eras Millas Paillan, Eduardo César Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Richard Eduardo Ñeguey Pilquiman, Segundo Ambrocio Ñeguey Ñeguey, les favorece la atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal y les perjudica la agravante del artículo 3 de la Ley 18.314, respecto del delito calificado como terrorista. iv).- En cuanto a la pena solicitada. En relación con el primer grupo de delitos. En relación al hecho signado con la letra A.1. Por su responsabilidad en el delito de robo con intimidación, para el acusado Héctor Javier Llaitul Carrillanca, solicita se imponga la pena de diez años y un día de presidio mayor en su grado medio y para los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y César Eduardo Parra Leiva, la pena de siete años de presidio mayor en su grado mínimo. Por su responsabilidad en el delito de Amenazas Terroristas para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, 19 Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y César Eduardo Parra Leiva, solicita la pena tres años y un día de presidio menor en su grado máximo. En relación al hecho signado con la letra A.2. Por su responsabilidad en el delito de Homicidio Frustrado de Fiscal del Ministerio Público, en el ejercicio de sus funciones, solicita para el acusado Héctor Javier Llaitul Carrillanca la pena de dieciocho años de presidio mayor en su grado máximo y para los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, la pena de diez años y un día de presidio mayor en su grado medio. Por su responsabilidad en el delito de Homicidio Frustrado en contra de los funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile Sub Comisarios Jorge Ogueda Fuentes y Walter Oyarce Vergara, solicita para el acusado Héctor Javier Llaitul Carrillanca la pena de dieciocho años de presidio mayor en grado máximo y para los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, la pena de doce años de presidio mayor en su grado medio, para cada uno de ellos. En lo que respecta al delito que afectó Inspector Alejandro Rojas Rifo, solicita para el acusado Héctor Javier Llaitul Carrillanca la pena de dieciocho años de presidio mayor en grado máximo, y para los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, la pena de quince años de presidio mayor en su grado medio. Por su responsabilidad en el delito de Atentado contra la Autoridad solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, la pena de cuatrocientos días de presidio menor en su grado mínimo, para cada uno de ellos. 20 En relación con los delitos de incendio descritos en el segundo grupo de delitos. Por su responsabilidad en los delitos de Incendio descritos en el hecho B.1. Por el delito de Incendio Terrorista solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Marco Mauricio Millanao Mariñan, y César Eduardo Parra Leiva la pena de quince años y un día de presidio mayor en su grado máximo. Por el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Marco Mauricio Millanao Mariñan, y César Parra Leiva, las penas de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo, y de multa de once unidades tributarias mensuales. Por su responsabilidad en el delito de Incendio Terrorista, descrito en el hecho B.2., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, la pena de diez años y un día de presidio mayor en su grado medio. Por su responsabilidad en el delito de Incendio Terrorista, descrito en el hecho B.3., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo César Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, la pena de diez años y un día de presidio mayor en su grado medio. Por su responsabilidad en el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, descrito en el hecho B.4., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, y Jorge Andrés Santi Leal, las penas de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo y multa de once unidades tributarias mensuales. Por su responsabilidad en el delito de Incendio Terrorista, descrito en el hecho B.5., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, la pena de diez años y un día de presidio mayor en su grado medio. Por su responsabilidad en el delito de Incendio Terrorista, descrito en el hecho B.6., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña, Simón Eras Millas Paillan y Jorge Andrés Santi Leal, la pena de cinco años y un día de presidio mayor en su grado mínimo. 21 En relación con los delitos de Asociación Ilícita, descritos en el tercer grupo de delitos: Por su responsabilidad en el delito de asociación ilícita terrorista, solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman y Marcos Mauricio Millanao Mariñan la pena de quince años y un día de presidio mayor en su grado máximo y para los acusados Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, César Eduardo Parra Leiva, Eduardo César Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal y Simón Eras Millas Paillan, la pena de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo. Por su responsabilidad en el delito de asociación ilícita para el hurto y robo de madera, solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca y Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, la pena de quinientos cuarenta y un días de presidio menor en su grado medio, y para los acusados Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, César Eduardo Parra Leiva, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, y Segundo Ambrocio Ñeguey Ñeguey, a la pena de trescientos un día de presidio menor en su grado mínimo, para cada uno de ellos. Todo lo anterior, ha sido solicitado sin perjuicio de las accesorias legales, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 27 y siguientes del Código Penal, más las costas de la causa, con arreglo a lo que disponen los artículos 45 y siguientes del Código Procesal Penal, y el comiso de las especies incautadas, según las disposiciones generales aplicables. III).- Hechos y circunstancias que fueron objeto de la acusación de la Gobernación Provincial de Arauco, calificación jurídica de los mismos, participación atribuida a los encartados, circunstancias modificatorias de responsabilidad penal invocadas y penas requeridas: 3º: Que, también consta del auto de apertura citado precedentemente, que la Gobernación Provincial de Arauco dedujo acusación particular. i).- En cuanto a los hechos y su calificación jurídica: Primer grupo de delitos. 22 Corresponden a los mismos hechos signados con la letra A.2. de la acusación fiscal ya citada, los que a entender de este querellante configuran el delito de Homicidio Simple, en grado de frustrado, previsto y sancionado en el artículo 391 N° 2 del Código Penal, en relación con el artículo 7 del mismo Código. Segundo grupo de delitos. Corresponden a los mismos hechos signados con las letras B.1., B.4., B.5., y B.6., de la acusación fiscal ya citada, los que a entender de este querellante configuran los delitos de: a) Hecho B.1. de la acusación fiscal, los delitos de Incendio en grado de desarrollo de consumado, previsto y sancionado en los artículos 476 N° 1 del Código Penal, respecto de los Inmuebles de Forestal Mininco S.A.; y de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, en grado de desarrollo de consumado, previsto y sancionado en el artículo 477 N°1, del mismo Código; b) Hecho B.4. de la acusación fiscal, el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, en grado de desarrollo de consumado, previsto y sancionado en el artículo 477 N° 1 del Código Penal; c) Hecho B.5. de la acusación fiscal, el delito de Incendio, en grado de desarrollo de consumado, previsto y sancionado en el artículo 476 N° 1 del Código Penal, y d) Hecho B.6. de la acusación fiscal, el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales en grado de desarrollo de consumado, previsto y sancionado en el artículo 477 N° 1 del Código Penal. Tercer grupo de delitos. Corresponde parcialmente a los hechos signados con la letra C, de la acusación fiscal, siendo ésta redactada en los siguientes términos: “Los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Juan Carlos Parra Leiva, César Eduardo Parra Leiva, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, Marco Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo César Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal y Simón Eras Millas Paillan, formaron parte de una asociación, que, al menos desde el año 2004, se había instaurado, la cual tuvo por objeto la comisión de una serie de ilícitos, entre ellos incendios y atentados contra las personas, propiedad y orden público, como los ya referidos, sucedidos en las comunas de Tirúa, Cañete y Contulmo de la Región del Bio Bio. Esta asociación se organizó con una estructura funcional, que le permitió actuar 23 en un periodo prolongado de tiempo, distribuyendo y fragmentando las funciones entre sus miembros, compartimentando la información para asegurar su seguridad e impunidad, utilizando un modus operandi similar entre sus distintas acciones, caracterizado por la actuación en grupo, aprovechando las condiciones naturales del terreno y de la nocturnidad, usando armas de fuego para amedrentar y atentar contra personas y propiedades asociadas a la actividad agrícola y forestal y contra representantes de organismos públicos a cargo de la aplicación de la ley, los que posteriormente eran difundidos a través de los medios de comunicación social, por medio de comunicados y adjudicaciones. Las acciones que formaban parte del plan criminal de esta organización estaban dirigidas a lograr el control territorial de determinadas zonas a las que identifican como tierras ancestrales del pueblo mapuche y tenían como denominador común producir en la población o en parte de ella, el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma naturaleza, esto enmarcado dentro de lo que denominaron “proceso de recuperación de tierras ancestrales del pueblo mapuche”. El desarrollo de estas actividades ilícitas era coordinado y dirigido por el acusado Héctor Llaitul Carrillanca, quien ejercía el poder de mando respecto de los demás imputados, participando también como cuadro operativo en algunas acciones del grupo, planificando las acciones a realizar y dándoles un objetivo, de este modo el día 16 octubre del 2008, se perpetró un ataque a funcionarios de Carabineros, Policía de Investigaciones y Fiscal del Ministerio Público Mario Elgueta, con el fin de asesinarlos, participando Héctor Javier Llaitul Carrillanca, como líder del grupo, planificando la acción y determinando las funciones que a cada uno les corresponderían así como la de decidir obrar en dos grupos y la ubicación de los mismos; Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, quien con una motosierra tuvo como función cortar los árboles que permitirían obstaculizar el camino de la ruta de Puerto Choque en el que se desplazaban los vehículos policiales y evitar su huída, facilitando la consumación de delito; y además obró como francotirador usando un arma de fuego tipo escopeta; Jonathan Sady Huillical Méndez, a quien se le encomendó ejecutar la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto; Juan Carlos Parra Leiva, quien concertado para la comisión de delito, en las inmediaciones observaba lo que ocurría prestando cobertura al grupo que disparaba, a objeto de evitar ser descubiertos por terceros; José Santiago Huenuche Reimán, quien ejecutó la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto; Luis 24 Guillermo Menares Chanilao, quien ejecutó la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto; Carlos Andrés Muñoz Huenuman, quien concertado para la comisión de delito, en las inmediaciones observaba lo que ocurría prestando cobertura al grupo que disparaba, para evitar ser descubiertos por terceros; Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, quien ejecutó la función de francotirador, usando un arma de fuego tipo escopeta al efecto. Los hechos antes descritos configuran a entender de este querellante, el delito de Asociación Ilícita Terrorista, descrito y sancionado en los artículos 1° N° 1, en relación al artículo 2 N° 5 y artículo 3, inciso final, de la Ley N° 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación a los artículos 292 y siguientes del Código Penal. ii).- En cuanto a la participación que les atribuye a los acusados. A entender de este querellante, la participación que les corresponde a los acusados en los distintos hechos en que aparecen mencionados, que han sido descritos precedentemente es la de autores ejecutores directos del artículo 15 N° 1 del Código Penal, a excepción del hecho signado con la letra A.2. de la acusación fiscal, en que a los acusados Carlos Andrés Muñoz Huenuman y Juan Carlos Parra Leiva, les correspondería la calidad de autores contemplada en el artículo 15 N° 3 del Código Penal. iii).- En cuanto a circunstancias modificatorias de responsabilidad penal. En relación con el primer grupo de delitos, específicamente el hecho signado con la letra A.2. respecto de los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, les favorece la circunstancia atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal. Respecto de los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, les perjudican la circunstancia agravante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 12 N° 12 del Código Penal. 25 En relación con los delitos de Incendio mencionados en el segundo grupo de delitos, respecto de los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, César Eduardo Parra Leiva, Simón Eras Millas Paillan, Eduardo César Painemil Peña y Jorge Andrés Santi Leal, les favorece la circunstancia atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal. En relación al delito de Asociación Ilícita Terrorista mencionado en el tercer grupo de delitos, respecto de los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, Marco Mauricio Millanao Mariñan, César Eduardo Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Simón Eras Millas Paillan, Eduardo César Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Richard Eduardo Ñeguey Pilquiman, Segundo Ambrocio Ñeguey Ñeguey, les favorece la atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal y les perjudica la agravante del artículo 3 de la Ley 18.314. iv).- En cuanto a la pena solicitada. En relación con el primer grupo de delitos. En relación al hecho signado con la letra A.2. Por su responsabilidad en el delito de Homicidio Frustrado, solicita para el acusado Héctor Javier Llaitul Carrillanca la pena de cinco años de presidio menor en su grado máximo y para los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, la pena de cuatro años de presidio menor en su grado máximo. En relación con los delitos de incendio descritos en el segundo grupo de delitos. Por su responsabilidad en los delitos de Incendio descritos en el hecho B.1. Por el delito de Incendio solicita para el acusado Héctor Javier Llaitul Carrillanca, la pena de veinte años de presidio mayor en su grado máximo, y para 26 los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, y César Eduardo Parra Leiva la pena de quince años de presidio mayor en su grado medio. Por el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales solicita para el acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, las penas de diez años de presidio mayor en su grado mínimo y de multa de once unidades tributarias mensuales, y para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, y César Eduardo Parra Leiva, las penas de cuatro años de presidio menor en su grado máximo, y de multa de once unidades tributarias mensuales. Por su responsabilidad en el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, descrito en el hecho B.4., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, y Jorge Andrés Santi Leal, las penas de cuatro años y un día de presidio menor en su grado máximo y multa de once unidades tributarias mensuales. Por su responsabilidad en el delito de Incendio, descrito en el hecho B.5., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, la pena de quince años de presidio mayor en su grado medio. Por su responsabilidad en el delito de Incendio, descrito en el hecho B.6., solicita para los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña, Simón Eras Millas Paillan y Jorge Andrés Santi Leal, la pena de cuatro años de presidio menor en su grado máximo. En relación con los delitos de Asociación Ilícita, descritos en el tercer grupo de delitos: Por su responsabilidad en el delito de asociación ilícita terrorista, solicita para el acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, la pena de veinte años de presidio mayor en su grado máximo; para los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman y Marcos Mauricio Millanao Mariñan la pena de quince años y un día de presidio mayor en su grado máximo; y para los acusados Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, César Eduardo Parra Leiva, Eduardo César Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal y Simón Eras Millas Paillan, la pena de tres años y un día de presidio menor en su grado máximo. 27 Todo lo anterior, ha sido solicitado sin perjuicio de las accesorias legales, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 27 y siguientes del Código Penal, más las costas de la causa, con arreglo a lo que disponen los artículos 45 y siguientes del Código Procesal Penal, y el comiso de las especies incautadas, según las disposiciones generales aplicables. IV).- Hechos y circunstancias que fueron objeto de la acusación del Querellante Particular Forestal Mininco y Forestal Crecex S.A., calificación jurídica de los mismos, participación atribuida a los encartados, circunstancias modificatorias de responsabilidad penal invocadas y penas requeridas: 4º: Que, a su turno, la Querellante Particular Forestal Mininco y Forestal Crecex S.A., dedujo acusación particular, según consta del auto de apertura ya citado. i).- En cuanto a los hechos y su calificación jurídica: Primer grupo de delitos. Corresponden a los hechos signados con la letra B.1. de la acusación fiscal ya citada, los que a entender del querellante configuran los delitos de Incendio Terrorista, en grado de consumado, previsto en el artículo 2 N° 1, de la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación con el artículo 1° N° 1, de la misma ley, y 475 N° 1 del Código Penal y de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, en grado de consumado, respecto de los vehículos que se encontraban en el lugar, previsto y sancionado en el artículo 477 N° 1 del Código Penal. Segundo grupo de delitos. Corresponden a los hechos signados con la letra C, de la acusación fiscal ya citada, los que según lo señala el auto de apertura remitido a este Tribunal, a entender del querellante configuran los delitos de asociación ilícita terrorista, descrito y sancionado en los artículos 1° N° 1, en relación al artículo 2 N° 5 y artículo 3, inciso final, de la ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, en relación a los artículos 292 y siguientes del Código Penal y de asociación ilícita para el hurto y robo de madera, previsto y sancionado en los artículo 292, 293 y 294 del Código Penal. ii).- En cuanto a la participación que les atribuye a los acusados. 28 A juicio de la querellante a todos les corresponde la calidad de autores ejecutores directos del artículo 15 N° 1 del Código Penal, por los delitos respecto de los cuales se les ha acusado. iii).- En cuanto a circunstancias modificatorias de responsabilidad penal. En relación a los delitos de Incendio Terrorista y Común descritos en el primer grupo de delitos, respecto de los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, César Eduardo Parra Leiva, Simón Eras Millas Paillan, Eduardo César Painemil Peña y Jorge Andrés Santi Leal, les favorece la circunstancia atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal y les perjudica la agravante del artículo 2 de la Ley 18.314, respecto del delito calificado como terrorista. En relación a los delitos de Asociación Ilícita Terrorista y Común, descritos en el segundo grupo de delitos respecto de los acusados Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reimán, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, César Eduardo Parra Leiva, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, Marco Mauricio Millanao Mariñan, César Eduardo Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Simón Eras Millas Paillan, Eduardo César Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Segundo Ambrocio Ñeguey Ñeguey, les favorece la atenuante de responsabilidad penal contemplada en el artículo 11 N° 6 del Código Penal y les perjudica la agravante del artículo 3 de la Ley 18.314, respecto del delito calificado como terrorista. iv).- En cuanto a la pena solicitada. En relación con el primer grupo de delitos. Por el delito de Incendio Terrorista solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Marco Mauricio Millanao Mariñan, y César Eduardo Parra Leiva la pena de quince años y un día de presidio mayor en su grado máximo. Por el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Marco Mauricio Millanao Mariñan, y César Parra Leiva, las penas de tres años y un día 29 de presidio menor en su grado máximo, y de multa de once unidades tributarias mensuales. En relación con el segundo grupo de delitos. Por su responsabilidad en el delito de asociación ilícita para el hurto y robo de madera, solicita para los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca y Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, la pena de quinientos cuarenta y un días de presidio menor en su grado medio, y para los acusados Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, César Eduardo Parra Leiva, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, y Segundo Ambrocio Ñeguey Ñeguey, a la pena de trescientos un día de presidio menor en su grado mínimo, para cada uno de ellos. Todo lo anterior, ha sido solicitado sin perjuicio de las accesorias legales, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 27 y siguientes del Código Penal, más las costas de la causa, con arreglo a lo que disponen los artículos 45 y siguientes del Código Procesal Penal, y el comiso de las especies incautadas, según las disposiciones generales aplicables. V).- Alegaciones efectuadas durante la presentación de los alegatos de apertura. 5º: Que el Ministerio Público, en su alegato de apertura señaló entre otras cosas que en el curso de la audiencia de juicio, se acreditará mas allá de toda duda razonable, como los acusados se organizaron para cometer una serie de delitos, teniendo funciones específicas que desarrollar cada uno de ellos, estando sujetos a un liderazgo, con el objeto de asegurar la consumación de estos delitos y la impunidad de los mismos. Es así que a partir del año 2004 y aprovechando las acciones que ya se desarrollaban en el lugar, procedieron a la sustracción sistemática de madera a las empresas forestales Crecex, Volterra y Mininco, conductas desarrolladas entre otros, por los acusados Nolberto Parra Leiva, César Parra Leiva, Leonel Carilao Liencura, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Carlos Muñoz Huenuman y Segundo Ñeguey Ñeguey. Agregó que aprovechándose del contexto y de la capacidad instalada que existía, Héctor Llaitul junto con otro grupo de individuos, le dio un cariz o contexto ideológico a la comisión de esta clase de hechos punibles, puesto que lo dotó de 30 un fondo, cual era que estas empresas se consideraban ajenas al territorio en el cual desarrollaban sus labores, eran extranjeros, afuerinos y por lo tanto ningún derecho tenían para los efectos de explotar este tipo de tierras, y es así que con el afán de obtener un beneficio inmediato de la perpetración de estos hechos ilícitos, le pusieron una denominación que fue “proceso de recuperación de tierras”, con el fin de obtener no solo el lucro sino que la expulsión de todo aquel que no perteneciera a la etnia específica que ellos se arrogan y obtener el control territorial de las comunas o lugares afectados. De igual forma, argumento que con el objeto de asegurar la impunidad de los hechos ilícitos y el control territorial de los terrenos denunciados y que fueron entregados por el Estado Chileno a estas forestales, se los dotó de una guardia armada, a fin de impedir la injerencia de todas las autoridades policiales y también la defensa que las propias víctimas realizaban frente a la perpetración de los hechos punibles. Indicó que ésta guardia armada, estaba a cargo de Ramón Llanquileo Pilquiman, Victor Llanquileo Pilquiman, Luis Menares Chanilao, Jonathan Huillical, José Huenuche Reiman, sin perjuicio de otros que no fueron identificados. Se ejecutaron atentados contra la autoridad, la propiedad y el orden público, existiendo además una estructura funcional que les permitió actuar durante un tiempo prolongado, distribuyendo y fragmentando las funciones, y también compartimentando la información, para de esta manera garantizar la seguridad e impunidad de los miembros de este grupo, estableciendo un modus operandi bastante similar respecto de todas las acciones desplegadas por los mismos, teniendo la ventaja de conocer las condiciones naturales del terreno, aprovecharse de la nocturnidad y también, de lo despoblado dada la ruralidad de los sectores que se afectaron por estos delitos y el conocimiento que los mismos tenían de los sitios donde se perpetraban estos hechos, los que fueron cometidos utilizando armas de fuego, y cuya finalidad era de amedrentar o atentar contra personas o grupos determinados de personas o sus propiedades, a objeto de causar un temor de que otras personas de las mismas características pudiesen verse sometidos a hechos de la misma naturaleza, siendo una condición para ellos esencial, la publicidad de las acciones por ellos desplegadas, puesto que con ello aseguraban la oxigenación de las mismas y también de otras especies de vindicaciones además de el financiamiento de estas actividades. Justamente esto responde al plan criminal destinado al establecimiento del dominio por parte de 31 ellos en el territorio, y el proceso de recuperación productiva de tierras, creando de esa forma una sensación de impunidad y desgobierno. Aludió, a que para los efectos de desarrollar la labor de explotación de madera, se dividieron en cuadrillas destinadas un grupo a la explotación, o extracción de la madera que pertenecía a las empresas forestales utilizando motosierras y otros medios similares al efecto, así como vehículos de tracción animal y de motor, los cuales eran resguardados por sujetos armados, cuya función específica era atacar a todo aquel que quisiera interrumpirlos. La madera era comercializada directamente por Nolberto Parra Leiva y José Huenuche Reiman, siendo así que la madera de pino que era sustraída en determinados sectores, era procesada en un aserradero móvil que poseía la organización criminal cuya denominación era Coordinadora Arauco Malleco (CAM). Las empresas víctimas de esta clase de ilícitos denunciaron en múltiples oportunidades la perpetración de esta clase de hechos, a modo meramente ejemplar, en la acusación se desplegaron 17 de ellos, que transcurrieron entre el año 2005 y 2009, donde se hace efectiva la existencia de una guardia armada. Fue así que también haciendo efectiva la acción de la guardia armada, frente a cualquier injerencia que podía producirse en la consumación de los hechos punibles, y que consideraban propiedad del grupo delictual, el día 02 agosto del año 2008, en el sector de Tranaquepe, en el denominado cruce de Los Fica, emboscaron a personal de Carabineros; el día 13 de agosto de 2008 en el ingreso del sector del denominado cruce la Puntilla, también una emboscada a Carabineros; el día 22 de agosto de 2008, en el sector Puerto Choque, esta vez contra particulares; el día 1° de agosto de 2008, en contra de funcionarios de Carabineros en el sector La Puntilla, resultando un funcionario con lesiones graves gravísimas, puesto que perdió la visión de uno de sus ojos. Luego el 15 octubre 2008, a las 12 horas se perpetró otra emboscada en contra de Carabineros, a la salida del camping Bolleco, y el 16 octubre del año 2008, luego de las 12 de la noche, se perpetró la última emboscada en contra de del Fiscal Elgueta y su comitiva, cerca del cementerio de Puerto Choque, luego del cruce Lingue, todos de la comuna de Tirúa. Señaló, que esto da a entender que no se trata de la comisión de hechos excepcionales sino que es una conducta generalizada en el lugar de los hechos, y que no son atentados únicamente contra la propiedad, como se ha tratado de asentar a través de los medios de comunicación que prestan apoyo a este tipo de acciones, sino que también, graves delitos contra la vida y la integridad física de 32 las personas. Se comprobarán estas circunstancias, a través de una serie de testigos de contexto que permitirán apreciar el clima que se había generado en los lugares de comisión de estos delitos, por parte de la asociación criminal que operaba como la Coordinadora Arauco Malleco; testigos que directamente fueron víctimas de los ataques desplegados los sujetos activos de estos delitos, quienes eran atacados y amedrentados, sin motivo alguno, simplemente por ser lo que eran, trabajadores forestales o funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones. También se comprobará esta circunstancia, específicamente de la organización a través de diligencias intrusivas, que fueron debidamente autorizadas por el Juzgado de Garantía de Cañete, que permitirán acreditar el contexto del proceso de sustracción, del hurto y robo de madera y el hecho de que también operaban a través de guardias armados, destinados a impedir que se interrumpiera la consumación de estos ilícitos, esto a través de conversaciones telefónicas, habidas específicamente entre los propios acusados y otros sujetos, a través de las cuales se podrá extraer la orgánica de funcionamiento de esta organización criminal, los liderazgos, las funciones por cada uno desarrolladas y la necesidad de dar a conocer a los medios de comunicación masiva, de la perpetración de estos hechos por los sujetos, sin perjuicio de las fotografías tomadas por personal policial en los momentos mismos cuando se perpetraban los hechos punibles; los planos de ubicación no solo de los sectores afectados, sino de los lugares en que se produjeron las embocadas y de los domicilios de los acusados, próximos a los lugares de perpetración de los hechos punibles, e incluso se verá un video incautado legalmente, en el que se puede apreciar el trabajo desarrollado directamente por los acusados en un aserradero, que se encuentra incautado, cuya fotografía se incorporará mediante la exhibición correspondiente. También estará el testimonio de testigos que declararon en la investigación y que adquirieron la madera, de representantes de las empresas afectadas que hablarán de la cuantía; de testigos que fueron lesionados en las emboscadas, que explicarán como aprovechaban y elegían estos sujetos los lugares para asegurar la impunidad. Argumentó que las máximas de la experiencia, los principios de la lógica y la explicación de los peritos permitirán concluir que existió un entrenamiento y un eso de tácticas militares por parte de los acusados. Muchos de ellos, pese a ser supuestamente simples campesinos, han efectuado viajes al extranjero. No existe una construcción teatral destinada a acusar a los imputados, ellos se parapetan en su condición étnica, pero eso es solo para asegurar el beneficio de ellos mismos. La idea es abstraerse de las responsabilidades penales para beneficios 33 de ellos mismos. Hay testigos en el juicio que darán cuenta la forma en que operaban. Los delitos cometidos, se abstraen de un delito común, lo que obligó al ente persecutor a aplicar la Ley 18.314, ya que la finalidad no era otra que generar en personas naturales y jurídicas el temor de ser víctimas de delitos de la misma especie. Refirió el Fiscal, que otro grupo utilizó el fuego como una forma de causar el temor a través de una serie de delitos de incendio, siendo uno de ellos cometido bajo el alero delictivo de Llaitul y de César Parra Leiva el 10 de noviembre de 2005, en el predio de forestal Mininco, afectando a dos familias, en donde se hizo salir a las personas, dentro de las cuales se encontraban menores de edad a las 11 de la noche, procediendo a quemar las cabañas que habitaban y los vehículos que allí se encontraban lo que ha generado que una de las hijas, se encuentre aun con tratamiento siquiátrico. Mencionó otra serie de cabañas recreacionales que fueron quemadas en la zona, así hizo alusión a que el 30 de mayo 2009, los acusados que menciona en a acusación concurrieron a la parcela 36 de Contulmo, la que fue destruida por el fuego, el 8 de agosto de 2009, en el sector de San Ramón, ruta p-70 quemaron un camión y una grúa, el 9 de agosto de 2009, quemaron la propiedad de Rafael Arcángel Pincheira Santander, el 9 de agosto de 2009, concurrieron a la parcela N° 11, donde queman una cabaña, dejando además panfletos en el lugar. Los autores de estos hechos eran reclutados de entre las comunidades siendo adoctrinados al efecto. Las víctimas no dieron ningún motivo para estos hechos, solo se vieron afectados por ser afuerinos, extranjeros o como ellos denominan, usurpadores, y los delitos se cometieron con el objeto de hacerles sentir temor, para que abandonaran sus predios, los cuales adquirieron de forma legítima. Añadió, que declararan peritos, que trabajaron en los sitios de los sucesos, quienes harán mención a los que pudieron concluir, la relación entre ellos, sus vías de acceso, y la forma de comisión. También declararan respecto de estos hechos funcionarios policiales, que no solo vieron lo sucedido, sino que también se hará mención a una declaración obtenida del acusado César Parra Leiva. Argumentó que en el juicio, para desvirtuar los testimonios y justificar la retractación de los testigos, se apelará a los apremios, las torturas y las amenazas de Fiscales y Carabineros inescrupulosos, ya que siempre ha ocurrido lo mismo. Se reproducirán además los dichos de dos testigos, quienes refirieron 34 los delitos de incendio, como se accedió a los lugares y como se cometieron, permitiéndose acreditar la efectividad de estos testimonios. Todos estos delitos se enmarcan en la ley 18.314, modificada por la ley 20.074, que en nada afecta el contenido de la acusación fiscal, por cuanto se pidió la pena en su extremo inferior. La fiscalía nunca adujo el modificado inciso 2°, ya que el fin era producir en la población o parte de ella el temor justificado de ser víctima de delitos de similar naturaleza, obedeciendo a un plan predeterminado de atacar determinadas personas. Lo anterior, porque las víctimas siempre fueron las mismas y el motivo era siempre el mismo, lograr la expulsión o lograr el control territorial por parte de los encartados. Además que en el juicio declarará un perito de inteligencia, el cual mencionará como operaba esta organización, la forma en que compartían sus funciones, los diversos comunicados, como advertían sobre nuevos atentados. Se incorporarán los dichos del propio líder Héctor Llaitul, en una universidad, en donde legítima el uso de la violencia como medio de acción, justifican y por tanto da un claro indicio sobre la motivación de estos delitos, lo que aparecerá refrendado por los funcionarios de investigaciones que llevaron adelante las indagaciones. Indicó que se incorporarán llamadas telefónicas legalmente interceptadas, conteniendo los dichos del propio Héctor Llaitul. Su identidad no solo se acredita por sus nombres., sino que también por la declaración de los funcionarios policiales, que le escucharon largamente, logrando identificar no solo su voz, además que se hizo un peritaje de la voz, respecto del ya mencionado Héctor Llaitul. El día 15 de octubre de 2008, ocurrió otra emboscada, en donde Carabineros debieron parapetarse en la casa de José Santos Jorquera, logrando uno de los policías reconocer a uno de los imputados por sus ropas el día 17 de octubre de 2008, cuando éste ya no se encontraba encapuchado. Fue así que aprovechando la salida del personal de Carabineros desde el sector, concurrieron hasta el domicilio de José Santos Jorquera, procediendo a intimidar a dos personas que se encontraban en el lugar, con las armas que portaban consigo, amenazándoles de que si no abandonaban la casa, éstas les serían quemadas. Además que al mismo tiempo, se apropiaban de una serie de otros elementos, como teléfonos móviles y escopetas, esto obligó al Fiscal ha desplazarse hasta el lugar para brindar la debida protección a la víctima y realizar las diligencias de rigor. Es luego de aquello, que debidamente alertados, y esperando el regreso de la caravana de vehículos, aprovechando la posición de altura que tenían, y 35 parapetados en unos árboles que se encontraban en el lugar, dispararon en contra del Fiscal y de los funcionarios policiales que le acompañaban. Hizo referencia, a que para asegurar el resultado del delito, se pidió cortar los árboles, a efectos de impedir la fuga, descartándose la teoría del montaje. Para efectos de configurar la acción dolosa de matar de los encartados, que causaron desde lesiones leves hasta lesiones graves gravísimas en la persona del Fiscal y de quienes le acompañaban, además de resultar lesionados dos Carabineros, se contará con la declaración de un perito balístico, quien hará mención a la ubicación de los francotiradores en el lugar. Además las víctimas y un testigo presencial del robo con intimidación, podrán reconocer las voces y las características físicas de quienes concurrieron a amedrentar a Santos Jorquera. Se contará también con la declaración de un testigo presencial de estos hechos, y con la declaración que en sede investigativa prestó el imputado Jonathan Huillical Méndez. Además se tendrá en cuenta la información de los teléfonos sustraídos a don José Santos Jorquera, uno de los cuales quedó en manos de José Huenuche, al que luego de haber sido sustraído se le insertaron dos chips, circunstancias que se acreditaran puesto que las llamadas eran dirigidas a su hermano y a su pareja. Tales versiones serán respaldadas por fotografías, planos y presentaciones tridimensionales. Habrá un testigo que reconocerá a uno de los acusados, por encontrarse en una caseta. Además los peritos del Servicio Médico Legal, darán cuenta de las lesiones, y del hecho que los disparos fueron ejecutados con el objeto de quitarle la vida de las víctimas, consumación del hecho punible que no se logró por una causa independiente de la voluntad, ya que fueron los propios agraviados quienes lograron frustrar tal hecho. Refirió que este tipo de atentados se denomina emboscada de aniquilamiento, que es análogo a tácticas usadas por otros grupos guerrilleros en el extranjero. Héctor Llaitul luego del atentado se comunicó con Huillical, y además de la llamada, a través de los peritajes planimétricos y cartográficos, se acredita que fue realizada desde el lugar mismo. Además, en el caso de Ramón Llanquileo se trata de un agricultor que tenía un botiquín de campaña, una motosierra, un pendrive con las medidas y diligencias realizadas por la policía, evidencias todas que fueron levantadas por la policía desde su domicilio, lo que demuestra que al parecer, esto no resulta ser un montaje. Llaitul por su parte al momento de ser detenido señaló que esto fue un enfrentamiento. 36 Finalmente señaló que el terrorismo, en cualquiera de sus manifestaciones es contrario a los Derechos Humanos y en este caso, se atentó contra la vida y la integridad física de las personas. Se tratará de criminalizar la acción, incluso un Juez fue objeto de amenazas. De los testigos protegidos, muchos no concurrirán, no porque no quieran sino que por miedo a las consecuencias que les significaría si llegan a ser identificados. Hay razones políticas también, y en ese sentido, mencionó que se dirá seguramente que los atentados, son acciones; que se pretenderá llamar a los presos, prisioneros políticos, que los robos son recuperación, que los atentados, son enfrentamientos, que la presencia policial, es militarización; que la emboscada es un enfrentamiento o autodefensa, que toda investigación es un montaje. Añadió que en su opinión ha existido un trabajo serio, frente a una serie de acciones violentas, que ha significado que después de la detención de estos sujetos, se hayan reducido a cero las mismas, o sea, las denuncias han bajado a cero y la paz nuevamente ha vuelto a reinar en la zona. Se establecerá por lo medios de prueba legales la responsabilidad de los acusados en el hecho, como asimismo el hecho de que aquí, nada tiene que ver la condición de su etnia, por lo que en definitiva solo solicitará que se aplique la ley. 6º: Que el abogado representante del Querellante Gobernación Provincial de Arauco, en su alegato de apertura hizo mención en síntesis a los siguientes temas: Comenzó señalando que se trata de juzgar delitos comunes, agregando que los imputados presentes, cometieron cientos de delitos, y sus víctimas fueron empresas y gente sencilla que vieron quemadas sus propiedades y afectada su integridad. Añadió que va a quedar establecido que los imputados lo que pretenden es recuperar tierras, mencionando que fue el propio Llaitul quien declaró al periódico “The Clinic”, que se buscaba mantener el control territorial de la zona. Indicó que se trata de tierras ajenas, perteneciente a gente sencilla y desamparada, siendo en este marco que se producen lo delitos de la acusación señalados como A.1. y A.2., este último cuando el Fiscal solo cumplía con su obligación, posicionándose en una casa que fue víctima de un delito, añadiendo que en los momentos que transitaba de regreso, sufrió un ataque destinado a quitarle la vida, participando en este actos los acusados que menciona la acusación, quienes cortaron en primer lugar el paso, para evitar la retirada del 37 fiscal. Añadió que el grupo se dividió, y que dispararon desde distancias de cuatro a cinco metros hacia las cabinas de los vehículos, por cerca de 10 minutos, evitándose la consumación del hecho por las medidas de protección que adoptaron los acompañantes del Fiscal Elgueta. Incluso en el círculo cercano a los imputados hay algunos que ni siquiera se atreven a negarlo, y es así que la señorita Natividad Llanquileo, dice que fue un enfrentamiento, específicamente ante la Revista Que Pasa. Ellos, refiriéndose a los imputados, creen que tienen derecho a quitar la vida a autoridades que realizan su propia labor. Finalmente señaló que de los medios de prueba que se rendirán en juicio quedará de manifestó que se trató un homicidio muy bien planificado y que por ellos los acusados deberán ser condenados por el delito de asociación ilícita del Código Penal, por el delito de homicidio frustrado, y por los delitos de incendio. 7º: Que a su turno, el abogado representante del Querellante Particular Forestal Mininco S.A. y Forestal Crecex S.A., señaló en su alegato de apertura básicamente lo siguiente: Que el 10 de noviembre de 2005, cerca de las 23.00 horas, los imputados señalados en la acusación, concurrieron al predio de Ranquilhue, de propiedad de Forestal Mininco, en donde procedieron a incendiar dos cabañas en un acto que resulta particularmente fuerte. Indicó que no solo quemaron las cabañas sino que se sacaron a dos familias de sus casas, siendo obligadas a arrancar, y quemando además dos camionetas que se encontraban en el lugar. Estimó que se va a probar la participación de los imputados en este delito, el que se considera como un incendio terrorista, ello, porque como se ha referido, ha tenido por objeto crear temor, a través de éste conflicto que han tratado de crear los acusados. Tal como se ha referido, otras personas han sufrido delitos de esta misma naturaleza, pero por las características de éstos, es que se pide una pena más alta, y desde ya cree que la sentencia debe ser condenatoria. Agregó, en lo referido a la asociación ilícita para robar madera que a partir del año 2004, los acusados crearon una asociación para robar madera a las forestales que estaban en el lugar, con el objeto de financiar a la organización a la que ellos pertenecían. Se requieren ciertos elementos para probar que hay una asociación ilícita, y en este caso concurren todos los elementos. Desde el 2005 hasta el 2009, se robó sistemáticamente madera, formando parte los acusados de 38 esta organización, cuyo propósito era delinquir según se acreditará. Hay una estructura de facto, que se acreditará mediante las escuchas telefónicas que dan cuenta de lo antes mencionado. Todo ello configura el delito de asociación ilícita, aumentando el peligro social, y en ese sentido, como ya lo demostrará la demás prueba de contexto, tampoco las empresas tenían seguridad, lo que llevó a que su representada debiese valerse de mayores medidas de resguardo, por lo que finalmente concluye que existen razones para estimar en este caso, la existencia de una asociación ilícita dedicada al robo de madera. 8º: Que el defensor Pablo Arduain Bórquez, en su alegato de apertura solicitó la absolución de sus representados, en base a los siguientes argumentos: Señaló que existen tres razones, tres historias y un solo camino que es el que llevará a la absolución de sus representados. Hace mención a las palabras de Trajano sobre las denuncias anónimas que no debieran tener valor alguno. Trajano tenía claro como se debía proceder en contra de los cristianos, a los que hoy se les llamaría terroristas. No era tolerable para él los testigos anónimos en una acusación, lo que hoy serían los testigos secretos, y no era tolerable que de esa forma se juzgase a los cristianos, que hoy serían los mapuches. Así, señaló que los romanos tenían claro que, sea cual fuere sus enemigos, ellos no se convertirían en bárbaros, garantizando un juicio justo. Afortunadamente, en este juicio el que decide es Usía y no el Ministerio Público. No solo el Ministerio Público, borra las palabras de Trajano, sino que además está el número de los testigos secretos, que son 36, la forma en que procedió con estos testigos secretos, ya que hay 7 que son del Juzgado de Garantía de Temuco, y que declararon en causa Rol 5694-2002, donde todos los imputados fueron absueltos, y esos siete testigos nunca han declarado ante el fiscal, cuatro de ellos nunca han declarado, ni siquiera ante la Policía. Agregó que los testigo secretos no existen, en primer lugar por la historia legislativa, siguiendo el antiguo Código de Procedimiento Penal, el establecimiento del Código Procesal Penal y la historia de la Ley. Nunca una ley adecuatoria tiene por objeto crear instituciones nuevas, como son los testigos secretos. Con esta institución se priva a la defensa de la posibilidad de impugnar la prueba de cargo. Hace mención a que se señalará un fallo del 2003 de la Corte Suprema, y remarca que este Alto Tribunal, no es el mismo de hace 7 años atrás, cuando no se anulaban juicios por no existir lectura de derechos, por lo que 39 mucho se ha avanzado en materia de derechos fundamentales. Pero no solamente tienen estos reproches, sino que además conocerán a testigos secretos menores de edad, que reconocen participación hacia atrás, incluso del año 2005, los que declaran sin abogado, violando lo dispuesto en el artículo 31 de la Ley 20.084, haciendo referencia al fallo 6305-2010, donde la Corte Suprema, expresamente reconoce que debe estar el abogado. La Fiscalía dice que son testigos, pero ello no es así, ya que los testigos no reconocen participación. Hizo mención a las palabras de Sir Walter Raleigh, quien fue acusado solamente por una carta, quien solicitó que se trajera a la persona de su acusador, pedía que le trajeran a quien firmó la carta en la Torre de Londres. Esta persona fue condenada a muerte por un delito considerado hoy como terrorista, que es conspirar para dar muerte al Rey. Este es considerado como uno de los juicios más infames, y ha sido ampliamente criticado por la jurisprudencia. Han pasado 400 años, y el Ministerio Público, lo que trae es el testimonio de oídas, no solo una carta. Los testigos de oídas serán policías, de investigaciones, de Carabineros, o peritos expertos en hablar de lo que dicen otras personas a través de fotografías, esos no son peritos. Indicó que se escucharan testimonios de oídas, de otros testimonios de oídas, de una persona que ya murió. Al final, se señalará el valor de este testimonio de oídas, pero dice desde ya, que dicha prueba nunca ha sido juramentada ni contra examinada. También, refirió la historia de Jesús traicionado por Judas por 30 monedas de plata, que comienza con una delación. Hoy el Ministerio Público, traerá sus treinta monedas de plata que son la falta de persecución penal de quienes declaran, y es a esa delación a la que se le pretende darle valor. Pretende convertir este proceso, en lo mismo que sufrió Jesús, que es una injusticia. De la delación se puede hablar mucho, y en ese sentido menciona a Constantino, quien el solo hecho de la delación lo condenaba. La delación por el solo hecho de hacerlo es excomunión, siendo criticada incluso por la Iglesia Católica. Por eso, es que el legislador la regula en ciertas y determinadas materias, que son el artículo 4° Ley 18.314, y el artículo 22 de la Ley 20.000, siendo por eso que se admite, pero nunca el precio puede ser la impunidad o la falta de persecución penal, y no solo porque la búsqueda de la verdad admite límites formales, sino que porque cual es el valor o fiabilidad de una prueba o declaración que se obtiene en esas condiciones, que tiene un precio o una recompensa. Nuestro Código Penal, condena como autor de homicidio calificado, al sicario que actúa por premio o promesa remuneratoria. 40 Habló de sus representados, y refiere a Simón Millas Paillán, contra quien el Ministerio Público sigue el proceso pese a que no existen antecedentes o presupuesto material, según ya se ha indicado en etapas anteriores, y se le acusa de quemar, de incendiar, y de asociarse para delinquir. Pero el Ministerio Público, solo tiene dos testigos secretos, el primero un menor de edad, y el segundo es el hermano, siendo una prueba que reúne los tres pecados, que es secreta, que van a traer a testigos de oídas y que además será una delación. En el caso de Leonel y de Juan, los acusan de asociarse para robar o hurtar, pero no se les atribuyen ningún tipo de participación, siendo la indeterminación misma de los hechos. No basta con solo mencionar los hechos acusados, sino que se debe mencionar cual es su grado de participación. Finalmente citando una frase de extraída de la lengua mapuche, señaló que existe un solo camino para este proceso, que es la absolución de sus representados. 9º: Que el defensor Pelayo Vial Campos, durante la exposición de su alegato de apertura hizo mención a los siguientes puntos. Afirmó, que el conflicto mapuche ha hecho que muchos vean las cosas diferentes a como verdaderamente son. Los hechos son realmente distintos, y a veces realmente inexistentes. Sus defendidos son Víctor Llanquileo Pilquiman, quien se encontraba a noviembre de 2009, trabajando en la ciudad de Mejillones, con contrato y cotizaciones, pero se pretende que se le vea como un peligroso miembro de una asociación. Lo mismo que a Segundo Ñeguey Ñeguey, quien es un campesino con dificultades incluso para leer, también se señalará como miembro de una organización, pero se hablará de todo lo que él hizo en esos años. Nolberto Parra Leiva, otro agricultor, que también vive hace muchos años en esta comunidad, y es por eso que se ha asimilado a la etnia mapuche, a él también se le señala como miembro de una asociación ilícita, pese a que nunca se le ha visto con armas, pero igual sería un peligroso asaltante de sus vecinos. Luis Menares Chanilao pertenecería a la misma organización desde el 2004, pero ese año él venía saliendo de Cuarto Medio, trabajaba en Temuco, y luego en Puerto Montt, pero paralelamente era miembro de una compleja asociación ilícita. En verdad se trata de personas comunes y corrientes. Señaló, que en el caso de Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, tiene su pareja en Carahue, y en este lugar solo tiene a su familia materna, además de ser un soldador calificado, bien remunerado, de alta complejidad, certificado en el 41 extranjero, por lo que es extraño que haya pertenecido a una supuesta asociación ilícita. Segundo Ñeguey, incluso ha trabajado en las forestales. En el caso de Luis Menares, señaló que el 2004, se encontraba en Temuco y trabajó en la ciudad de Puerto Montt, y estuvo también en el campo. Respecto de Norberto Parra Leiva, lleva más de veinte años en la zona, pero jamás se le ha visto con un arma. Indicó, que es su opinión ver los requisitos de la figura de la asociación ilícita, señalando que resulta relevante lo dicho en el artículo 294 bis del Código Penal, que consagra penas independientes de los delitos para los cuales se han asociado. Cree que es de vital importancia, hacer mención de los requisitos exigidos por la Corte Suprema, y cita al efecto lo señalado en diversa jurisprudencia. Hace presente que la mera presencia de varios individuos que participan en la ejecución de un delito no es asociación ilícita. Ya desde que se describen los hechos, no se dan los elementos de una asociación ilícita. No se investigó realmente una asociación ilícita en su opinión. Además, en la acusación se habla de que no es cualquier asociación ilícita, sino que es una asociación ilícita terrorista, por lo que se deben mencionar cuales son las conductas de sus representantes. Se citaran diversas sentencias y artículos sobre el tema. Mencionó, el caso de los hechos ocurridos el día 15 de octubre de 2008 y el 16 de octubre de 2008. En el caso del robo ocurrido en la casa de José Santos Jorquera, no se logra reconocer a nadie y se vincula a sus representados, solo con declaraciones de testigos secretos. No hay pruebas objetivas, ya que no se les encontró ninguna de las especies provenientes del robo, ni tampoco huellas. En el caso de Nolberto Parra, ese día estaba sembrando papas, en el caso de Víctor Llanquileo, estaba en Santiago celebrando su cumpleaños, y Luis Menares se encontraba visitando a su sobrina enferma en Temuco. En lo que se refiere a las lesiones acaecidas el día 16 de octubre de 2008, hace presente que la investigación la dirige una de las propias víctimas, que es el señor José Luis López Leiva, por lo que no se respeta el principio de la probidad administrativa que rige a los funcionarios públicos. Señaló, que las declaraciones de los imputados debieran grabarse por el Ministerio Público, con ello se ahorrarían todos los problemas, pero yendo más allá, el artículo 98 del Código Procesal Penal, señala que las declaraciones de los imputados son un medio de defensa, pero sin embargo, en el juicio se tratarán de presentar como medio de imputación, pero por supuesto, que esos supuestos 42 dichos no fueron grabados. Se pretenderá acreditar la participación de sus representados, también a través de testigos secretos, y en este punto mencionó que al no existir inhabilidades de los testigos, y frente a la pasividad del Tribunal es que la defensa debe intentar demostrar el punto, citando al efecto la sentencia recaída en causa Rol 2345-05 de la Corte Suprema. Mencionó además que existe un video de dos personas, testigos secretos que supuestamente fueron víctimas de violencia para firmar declaraciones en este juicio. Existe efectivamente es un testigo secreto que imputa participación a su representado Víctor Llanquileo Pilquiman, pero este testigo tiene claros motivos para mentir e imputar graves hechos a su representado. Por otro lado, citó la prueba de referencia, o testigos de oídas, señalando que efectivamente vulnera el artículo 296 del Código Procesal Penal, que prescribe que la prueba debe rendirse en el juicio oral, y no a través de un equivalente probatorio. Cuando hay que valorar la prueba se deben considerar cuatro elementos que son la percepción, la memoria, la narración y si tiene motivos para mentir. Nada de eso se puede ver, cuando es otro el que viene a declarar, y además que la prueba de referencia es reproducida por personas que tienen la calidad de víctimas de los mismos hechos. Finalmente, mencionó la Ley Antiterrorista, señalando que al terminar el juicio hablará de la modificación de principios del año 91, siendo el gran problema el que se pretendió objetivizar la norma. Hace mención a que debe tratarse de medios que atenten de manera indiscriminada, pero en este caso se trata de perdigones, que en verdad son bolitas, que no pueden causar un grave daño. Por todo lo anterior, solicitó la absolución de sus defendidos. 10º: Que el abogado defensor don Manuel Montiel Gómez, en su alegato de apertura mencionó los siguientes puntos: Señaló, que en los deseos del Ministerio Público, en su óptica subjetiva, quisiera crear algo que nunca existió, y que luego de escuchar su alegato, es claro que hubiera deseado que existiera una asociación ilícita terrorista, sin embargo los elementos serán insuficientes para calificar estos hechos como terroristas. Argumentó, que hay confusión respecto del bien jurídico protegido, ya que equivocadamente se dice que el dolo es causar alarma, pánico, o terror en la 43 población, aludiendo en definitiva a un elemento subjetivo del tipo. Sin embargo, estima que el bien jurídico protegido es el orden constitucional democrático, que es otra cosa distinta, que el de infundir pánico en la población. Con esa última lógica, las barras bravas también conformarían grupos terroristas, pero a ellos nunca se les ha aplicado la Ley Antiterrorista, ni tampoco a los enfrentamientos entre bandas de droga, pese a que ambos infunden temor en la población. Por eso, el estándar es de otra entidad mencionando diversos tratados sobre la materia, e indicó que el terrorismo en definitiva es una grave amenaza para la paz o la seguridad. No se debe construir este delito sobre la base de la alarma, ya que ello puede confundir, al ser común en todos los delitos incluidos los comunes. El Ministerio Público, ha hecho todo una apología sobre el tema, pero en su opinión no se satisfacen los supuestos del tipo. Se construye en base a nada. La asociación ilícita terrorista, supone una organización criminal, jerarquizada y estructurada de tal manera que tengan cada una de las personas determinado a priori su trabajo y su posición dentro de la organización. Dentro de esto, deben estar las actividades concretas que cada uno va a realizar. Esta pretendida asociación no existe en la modesta estructura del pueblo mapuche. Sus reivindicaciones puede que signifiquen algo grupal, pero ello no es una estructura terrorista, ni mucho menos involucra que sus representados tengan algún tipo de participación. Mencionando a los imputados que defiende, se cuestiona el rol que ellos cumplían en esta organización, o que hacían en esta organización, existiendo por ello la posibilidad de recalificar los hechos por los cuales sus representados están acusados. Arguyó, que además la prueba resultará insuficiente. Su colega Ardouin dijo que hay algunos testigos que ni siquiera han declarado en la Fiscalía de esta región y hay nombres que ni siquiera puede dar. Se usaron testigos protegidos, que ya han declarado. Refiere sobre la calidad de esos testigos que además al declarar en una pieza, generan una falta de inmediatez. El Ministerio Público, traerá además muchas declaraciones de testigos derivados, de comentarios de otros testigos, lo que no es prueba directa. Es así, en muchos de ellos, llamando la atención que incluso estén estructuradas de la misma manera. Esta inclusive la declaración de un muerto. Todo ello, puede arrojar funestas consecuencias respecto de la vida de sus representados. 44 Refirió, que debe defenderse de la acusación formulada por el delito de robo con intimidación, en donde se menciona que todas estas personas habrían intimidado al dueño de casa. Nadie, ni siquiera los testigos protegidos, participa en alguna de las formas del robo con intimidación, de manera que la apropiación no se traduce en el ánimo de lucro, no encontrándose acreditados por algún testigo directo, tales elementos. Nadie dice que a esta persona yo la vi, haciendo tal o cual cosa. La prueba debe ser sobre la base de hechos. No basta con que un testigo le conozca la voz a uno de los acusados, ello es una manera muy extraña de reconocer a alguien. Además hay una incorrecta calificación jurídica del hecho al incluir las amenazas terroristas dentro del mismo delito. También le parece que se repiten los hechos de la asociación ilícita con la asociación ilícita para robar madera. Se enumeran una serie de antecedente que son de conocimiento de otro Tribunal, competencia de la jurisdicción militar, por lo que se infringe además el non bis in ídem. Hizo mención a que se acusa a dos de sus representados por el supuesto delito de homicidio frustrado en contra de su colega Mario Elgueta, hecho que el Ministerio Público, califica como delito terrorista y de Homicidio Frustrado en contra de la Policía de Investigaciones de Chile. El Gobierno de Chile, juiciosamente y acertadamente desde su punto de vista, ha recalificado estos hechos a delitos comunes. Sin embargo, los considera como homicidio simple en grado de frustrado, de lo que disiente, no hay un homicidio frustrado del 268 ter del Código Penal, porque no hubo en este caso un dolo homicida. Nadie sabía que Mario Elgueta iba a manejar personalmente la camioneta. No habría ni siquiera dolo eventual, porque tampoco nadie se representó la posibilidad de que él, resultara muerto. Señaló, que lo que hay es un enfrentamiento provocado por la Policía, donde se debe cambiar al acusado, que debiera ser el Estado de Chile. Este es un problema complejo, político y social, un estado chileno que aplica la justicia chilena a un grupo mapuche, que pertenecen a una nación mapuche. El Estado chileno en forma deliberada ha tratado de destruirlo, llegando casi al genocidio, desconociendo sus derechos a partir de 1882, en que les avasalla y les quita las tierras. Es un pueblo que fue diezmado y frente a esto las comunidades deben defenderse, existiendo el derecho a defensa, ya que llevan cuatro muertos. Dentro de este conflicto, es que se debe entender todo el problema, sino se entiende así, no se puede analizar. 45 Afirmó, que ha habido toda una etapa de hostigamiento y militarización, encontrándose en condiciones de presentar a un perito que dará cuenta de las secuelas que tienen los niños mapuches, cientos de niños, ya las Naciones Unidas tiene conocimiento de este informe que realizó una doctora pediatra, de manera que todo esto, tiene otra connotación y es por ello que existió evidentemente una figura de legítima defensa, de parte de las comunidades, que felizmente parece que están reaccionando. Se trata de problemas que se trasladan al Poder Judicial, pero no es este poder, el llamado a solucionarlos. Finalmente solicitó la absolución de sus representados, al no existir elementos suficientes para destruir la presunción de inocencia que les ampara. 11º: Que el abogado defensor Juan Guzmán Tapia, en su alegato de apertura se refirió a los siguientes temas: Comenzó señalando que es un honor para él, tener la posibilidad de defender al acusado Héctor Llaitul. Un familiar suyo fue a la Guerra del Pacífico, y obtuvo honores por los logros, participando posteriormente en la pacificación de la Araucanía, la que en su opinión fue una masacre. Agregó, en lo referido a la asociación ilícita, que su teoría del caso será que ella no existe y que nunca existió. Si se estimara que si la hubo, anuncia de antemano el planteamiento de la excepción de Cosa Juzgada, prevista en los artículos 264 letra c) y 265 del Código Procesal Penal, refiriendo que la Cosa Juzgada, es que no se puede juzgar dos veces un mismo hecho. No puede ser juzgada una persona de nuevo por el mismo delito, y en la causa RUC 0200142499-0, ya ha sido absuelto Héctor Llaitul, precisamente por el supuesto delito de asociación ilícita terrorista. En relación, con el robo con intimidación y las amenazas terroristas, argumentó que José Santos Jorquera durante el gobierno militar fue un ayudista de la DINA y en su casa, hubo las peores torturas, las que le fueron referidas cuando visitó el sector, durante el año 2008. En su chichería se siente protegido, siendo allí donde informaba a la policía, durante el gobierno militar, acerca de los pensamientos y movimientos que realizarían sectores del pueblo mapuche, a los que les vendía alcohol. Además, uno de los testigos protegidos, ya había tomado un litro de chicha cuando se produjeron estos hechos. Muchas personas fueron muertas en esta casa, o torturadas, sin embargo ha gozado de años de impunidad, y aún sigue haciendo lo mismo. 46 En cuanto a la amenaza terrorista, señala que en verdad fue una “funa”, donde va un grupo de personas, comuneros, que le dicen que ha sido un traicionero, que ha ayudado a ser perseguidos para que los torturen o los maten, lo cual en los términos de la ley y la doctrina internacional no es una amenaza terrorista. Si es que hubo sustracción de especies, aquellos fueron solo hechos aislados cometidos por algunos de entre los quince, que señalan los supuestos afectados, o los diez que señalan los testigos protegidos. Refirió en cuanto a la emboscada al Fiscal Mario Elgueta que habían recorrido los distintos caminos de la comunidad, diez o más vehículos policiales, pertenecientes a Carabineros, hacia el sector de la casa de Santos Jorquera. Recorrieron el lugar quince vehículos, los que eran precedidos por una tanqueta, con el ruido, y las amenazas correspondientes, en un lugar en donde vive una comunidad, con sus hijos, ancianos, ancianas y otras personas, lo que en sí, ya resulta increíble dentro de un estado democrático. Esta denominada emboscada u homicidio en carácter de frustrado como lo llama el Ministerio Público, fue un enfrentamiento, un poco el caso de David y Goliat, donde David es pequeño y porta una honda, y Goliat con todo este despliegue de armas, metralletas, disparos, y una tanqueta. Es dentro de ese montón de vehículos, que va la camioneta blanca conducida imprudentemente un Fiscal, el señor Elgueta, preguntándose por qué maneja él, o por que los oficiales y los suboficiales nos le dicen que no participe, que no vaya a una chichería clandestina. Los Fiscales no van muchas veces a homicidios que son delitos que sí importan a la comunidad, pero esto fue por un hecho que afectó a una persona como Santos Jorquera, que no merecía esa protección y en su opinión, si efectivamente hubo una amenaza en su contra, bien merecida que la tenía. Sostuvo que según la opinión de su profesor Hugo Tagle el pueblo se puede rebelar, los pueblos tienen la obligación de rebelarse. Eso está escrito en la declaración de Independencia de Estados Unidos, y en todas las declaraciones de Independencia. Señaló que respecto del homicidio contra un Fiscal del Ministerio Público, hay texto expreso, hay un tipo penal para el hecho sufrido por el señor Elgueta, si es que realmente lo sufrió, leyendo el artículo correspondiente, el artículo 268 ter del Código Penal, y luego el 268 quater, que corresponde a las lesiones a un Fiscal o un Defensor. Su teoría del caso, es que no se trata de una emboscada al señor Elgueta, ni un homicidio frustrado en contra del mismo, ni atentados contra la autoridad, sino que acciones de legítima defensa, y en todo caso, que en ellos 47 no estuvo presente, ni dio las órdenes el señor Llaitul, y que en los demás hechos, refiriéndose a los incendios, que éste no tuvo ninguna participación. 12º: Que el abogado defensor Nelson Miranda Urrutia, en su alegato de apertura, sostiene lo siguiente: Señaló en referencia a sus defendidos, que no se podrá desvirtuar la presunción de inocencia que les ampara. Más adelante indicó que desconoce cuáles son los indicios o presunciones para sostener la acusación. Están acostumbrados en el Ministerio Público, a hablar de un contexto, pero que es virtual o ideológico, no es un contexto real. En alguna esfera del Estado, se decidió instalar la figura del mal llamado “conflicto mapuche”. Esto ha sido recurrente por el Ministerio Público, e incluso el Canal 13 dio un reportaje donde se daba a conocer a la guerrilla de Arauco. Pero, no existe posibilidad de sostener lo que se afirma, con lo que se verá en juicio, ni aún por la vía de las presunciones, no se da el concepto de terrorismo, el peor terrorismo es el que viene del propio Estado, y los únicos muertos que ha habido son precisamente jóvenes mapuches. Agregó, que se está restando la posibilidad de las defensas mediante los testigos sin rostro. Se requiere que se sepa su nombre. Hace mención a que la sala de verano de la Corte Suprema, declaró ilegal la detención de un comunero mapuche. Hay querellas por hechos bastante duros, y hay una querella también por la defensa de Huillical. Los comuneros fueron acusados de participar como fusileros, y ser parte de una asociación ilícita terrorista, pero se han cambiado las versiones. La defensa siempre ha sido partidaria de la presencia de todos los testigos protegidos. Con respecto al Atentado al Fiscal, señaló que se entra al plano casi de lo grotesco. El testigo protegido dice que participó en los hechos, pero a sus defendidos se les aplica el artículo 15 N° 3 del Código Penal. Hizo mención de Marco Millanao, quien sería el sucesor en la conducción político militar de la CAM según el Ministerio Público, sin embargo, lo único que tiene es la declaración de dos testigos hermanos y uno de ellos es menor de edad, apareciendo nuevas declaraciones que desvirtúan lo anterior, además, el testigo quemó las casas prendió fuego, y se le preguntó al Ministerio Público, cuando se les formalizará, y la respuesta fue que se determinará en su oportunidad. Los peritos por su parte hablaran de los hechos pero lo importante es hablar de la participación de sus representados. Se dice, que se realizó una emboscada de aniquilamiento, pero se 48 hace referencia a que son impactos de perdigones, no de bala, por eso es que son 300 los impactos, y es por eso que él siente que se encuentran ante un montaje, ya que esto se quiere instrumentalizar, y se persigue a quienes solo buscan una reivindicación justa. Finalmente pide la expresa condena en costas, mencionando que más adelante se seguirán las acciones correspondientes en contra de los autores de delitos graves cometidos en contra de comuneros de ésta zona. 13º: Que la abogada defensora Victoria Fariña Concha, señaló en su alegato de apertura lo siguiente: Refirió en primer término, que a su defendido se le imputan dos clases de hechos. Los primeros dicen relación con el supuesto ataque al Fiscal Mario Elgueta que el Ministerio Público no podrá probar, porque no existen tales hechos, ni tampoco existe la calificación jurídica propuesta, tal como la describe. En cuanto a lo sucedido con José Santos Jorquera, quien ha participado en actos de tortura, resulta lógico que haya animadversión, y es por eso se le ha hecho una “funa”, en que la comunidad, le ha hecho saber su actuar, ya que aquí, quien aparece como víctima, ha sido victimario durante muchos años. En cuanto al tercer grupo de delitos, corresponden estos a una asociación ilícita común y a una asociación ilícita terrorista, en ellos, habría una unidad de acción. En cuanto a las lesiones que se mencionan, no hay base científica para determinar el diagnóstico de lesiones graves gravísimas, como se señala en la acusación. Afirmó que en su opinión estaba instalado el prejuicio, el Ministerio Público enmarcó estos delitos dentro del contexto de la peligrosidad, transgrediendo el derecho a la imparcialidad. Además, se atribuyó la facultad de distinguir entre mapuches y no mapuches, en circunstancias que hay una ley, que determina la identidad mapuche. Sostuvo, que a su representado, se le acusó que desde el año 2004, pertenecería a una asociación ilícita terrorista, por lo que por el principio de la especialidad debiese aplicársele la Ley 20.084, ya que se aplica esta Ley a quienes al momento de principiar la ejecución del delito fueran menores de edad. Además el artículo 3° dice que no se aplica a los menores de edad la Ley 18.314. Haciendo una interpretación de ciertos artículos que cita en su exposición, señala que su representado debiera ser considerado jurídicamente como un menor de 49 edad. En ese punto, sostiene que las declaraciones que prestó debieron siempre ser con el apoyo de un letrado, por lo que la utilización de las declaraciones de su representado, adolecen en este caso de un vicio de nulidad. Finalmente señaló que su representado no participó en los hechos de la forma que indicó el Ministerio Público, por lo que no queda más que declararlo absuelto. 14º: Que el abogado defensor Pablo Ortega Manosalva, en su alegato de apertura, expuso en síntesis lo siguiente: Señaló que su teoría del caso, será coherente con las ya expuestas dentro de este juicio. Hizo mención más adelante, a la necesidad de una investigación racional y justa, citando el artículo 8 N° 1 del Pacto San José de Costa Rica, que consagra el derecho que tiene todo imputado a ser oído por un Tribunal imparcial y justo. Se cuestiona que sucede si la investigación no cumplió con dichos estándares. Lo más analizado fue lo que afectó a Elgueta, quien andaba con policías que no lo protegieron, pero estos policías se convierten entonces en víctimas y luego ellos dirigen la misma investigación, por lo que no hay garantías. Otro hecho, fue que las diligencias fueron ordenadas por el mismo Fiscal Elgueta, lo que quedó claro desde la acusación misma. Además señaló que el Ministerio Público, se pone en el lugar de uno de los intervinientes, ya que en su acusación dice que un delito se cometió en contra de su representada Forestal Crecex, lo que es una muestra palmaria de su falta de imparcialidad. Pero, aclaró que si lo que sucedió es que solo pegó la acusación de la Forestal ello es aún peor. Cuando el Estado no puede o no quiere resolver un problema aplica la pena. La labor de este Tribunal Oral debe ser ajustada al Derecho. Su única esperanza es ahora la Justicia, y su única interpelación es que quienes deben juzgar lo hagan adecuadamente, y en ese sentido cuando se pide una sentencia racional y justa es en el entendido que vean y prevean, que durante todo este tiempo desfilaran todos estos peritos y testigos, que lo que van a decir, es muy poco de los hechos de la causa, pero si mucho del contexto. La doctrina dice que si se habla de contexto es que se desea prejuiciar al Tribunal, ya que les exigen la prueba diabólica, porque como no pueden probar el fondo, entonces modifican el onus probandi. A sus representados, les beneficia la presunción de inocencia, pero de esa forma se la quieren quitar. 50 Añadió, que en el sistema adversarial la acusación fija un hito importante porque es un medio defensa. Los hechos los fija la acusación, sin embargo, como se habrá percibido, como objeto lingüístico, dicha acusación no da claridad. Así, en la acusación por ejemplo, no se menciona a quien se atribuye el acto de la apropiación, a granel se dice que son los imputados, pero no se indica quienes. Sostuvo que además se verán pocos indicios, y no se acreditará el hecho punible atribuido, ni la participación de sus representados más allá de toda duda razonable, sin embargo, se involucra a todos en una asociación ilícita. El corte del año 2003, de la acusación, es porque quizás empezó en esa época la Reforma Procesal Penal, sin embargo la Coordinadora Arauco Malleco, existe desde el año 1998 y ya fue objeto de un juicio. Finalmente solicita la absolución de todos sus representados. VI).- Alegaciones efectuadas durante la presentación de los alegatos de clausura. 15º: Que el Ministerio Público en su alegato de clausura, señaló que tal como lo expuso en la apertura, en el curso de este juicio se acreditó mas allá de toda duda razonable la configuración de los delitos perpetrados por los acusados. De las declaraciones de los testigos José Luis López Leiva, Jorge Ogueda Fuentes, Cristian Araneda Peña, y Mario Elgueta Salinas, se comprobó la existencia de un grupo de individuos que en la comuna de Tirúa, sustraía mediante la tala de árboles de propiedad de forestal Crecex, ex Volterra y Mininco, madera que era de su propiedad, conducta que era realizada entre otros sujetos por Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, César Eduardo Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Carlos Andrés Muñoz Huenuman y don Segundo Ambrosio Ñeguey Ñeguey; circunstancia que de hecho, dos de los testigos presenciaron directamente al constituirse en la Puntilla de Tranaquepe, identificando a los autores de este hecho ilícito, no en una si no en varias oportunidades. En el contexto referido, Héctor Javier Llaitul Carillanca, decidió aprovechar la capacidad instalada en el lugar, para otorgarle a este delito un nombre, el de proceso de recuperación productiva de tierras, circunstancias que como se manifestó en la apertura, era una acción cometida contra las empresas forestales aludidas, al considerarlas ajenas al lugar, invasoras de tierras que pertenecen y han pertenecido a su pueblo, las que denuncian le fueron usurpadas por el Estado 51 Chileno, quien luego las entregó a las empresas forestales, dándole entonces a estos delitos un contenido de carácter ideológico, pero que finalmente no tuvo otro objetivo que la obtención inmediata del lucro y en lo inmediato la expulsión de todos los sujetos considerados extranjeros por este grupo, de forma de obtener finalmente un control territorial de las comunas que eran afectadas con la perpetración de estos hechos punibles. Así concluyó que no solamente de las declaraciones antes referidas de los testigos sindicados que participaron en la investigación o estuvieron a cargo de la misma, sino también de un afiche incorporado, prueba N° 159, y que expresaba que “las comunidades de la CAM han iniciado un proceso de recuperación productiva, demandando 10.000 hectáreas que se encuentran a manos de Cresex.”; en este afiche que lleva el nombre de “bototos para Choque” de junio del año 2008, incluso se piden diversos elementos, y se pidió entre otros, elementos para botiquín, que curiosamente se encontraron en el domicilio de Ramón Llanquileo Pilquiman una vez que se incautó el mismo y no cualquier botiquín como más adelante se expresará. Estimó que de la declaración del imputado Ramón Llanquileo Pilquiman, se reconoció la existencia de una organización, uno de cuyos objetivos era justamente el proceso de recuperación productivo de tierras, y reconoció que el control territorial era uno de los aspectos perseguidos expresamente por la misma, así también como uno de sus objetivos era la expulsión de las empresas forestales de lo que él consideró territorio de su pueblo. El acusado avaló los resultados de la investigación latamente explicados por los funcionarios policiales y el Fiscal del Ministerio Público, usando expresiones como “ir hacia arriba”, lo que significaba dirigirse a la Puntilla de Tranaquepe a sacar maderas de los predios de la forestal Mininco que se encontraban en Puerto Choque y que esto se enmarcaba dentro del proceso de recuperación productiva de tierras iniciada por la Coordinadora Arauco Malleco. El objetivo o finalidad ilícita del grupo antes señalado era justamente talar maderas para sustraerla y luego venderla, como quedó claro de la declaración de uno de los adquirentes de la madera así apropiada, Carlos Martínez Parada, testigo N° 90, que tuvo que reconocer que compraba madera a Juan Parra y a José Huenuche, según se concluyó cuando se introdujeron las pistas N° 777, 785, 912, 913, 1059, 1086, 1087, 1161, 1184 y 1189, del número de teléfono por él usado y cuya interceptación se encontraba judicialmente permitida, número de teléfono 88381656, incorporado de otros medios, N° 16, junto al tráfico de llamadas de otros medios, N° 50. Más aun, 52 confrontado, reconoció que pagaba menos valor porque sabía el origen de la madera, de las escuchas telefónicas se desprende que pagaba $900 porque sabía de donde era, el normalmente declaró que pagaba $1.000 por el metro. Además apareció de las escuchas ocultando un camión a fin de evitar ser sorprendido por Carabineros, que pese a las confusas y poco claras explicaciones que dio al efecto, se desprende era para evitar ser sorprendido y detenido por receptación de especies arbóreas de la forestal Crecex. Estimó que respecto de estos individuos se está en el marco del artículo 292 del Código Penal, ya que la organización que conformaban lo estaba para atentar en contra de las personas o propiedades, configurando un delito por el solo hecho de organizarse, según lo señala la disposición legal, se trata de un delito de mera actividad, que se consuma sólo con la realización de la acción de asociarse, de peligro abstracto en tanto se satisface con la creación de un riesgo de lesión para el bien jurídico, no siendo necesaria la lesión ni tampoco un riesgo real o concreto del bien que se trata de proteger, es plurisubjetivo ya que requiere de la concurrencia de más de una voluntad. La voluntad asociativa que de acuerdo a la doctrina y jurisprudencia tiene que ser de dos persona ya se expuso que son más de esta cantidad de individuos, es pluriofensivo ya que pone en riesgo más de un bien jurídico, y en este aspecto, sea cual sea la línea doctrinaria, jurisprudencial que se siga, se satisface la afectación del bien jurídico protegido, con los hechos que se expusieron en el Tribunal, ya sea el orden público y la tranquilidad social y aquellos bienes protegidos por el delito objeto del programa criminal, tal cual lo resolvió el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago en causa RUC N°700818345-1 de fecha 02.12.2010 o el propio poder del Estado; supremacía en cuanto a institución política y jurídica, comprometida por el mero hecho de la existencia de otra institución con fines antitéticos a los suyos que le discute esa hegemonía monopolio del orden político y jurídico, según lo ha resuelto la Corte Suprema en causa Rol N°7712- 2008, de 15 de Marzo del año 2010; o una tercera posición, el orden público y la seguridad pública, como lo resolvió el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Colina, en causa RUC N°0500683346-4 de fecha 30 de junio de 2009; asimismo el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago en causa RUC N°0700500869-1 de fecha 11 de Diciembre de 2010 y el Segundo Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago en causa RUC N°0500683346-4 de 18 de agosto de 2008; o como lo sustenta el profesor Grisolía, esto es, que el bien jurídico protegido sería el orden social del Estado y el regular ejercicio de la libertad de asociación, tomando en 53 cuenta que la asociación ilícita configura un exceso o abuso del derecho de asociarse contemplado en el artículo 19 N° 15 de la Constitución. Seguidamente, el persecutor pidió no confundir en esta sede el concepto de asociación ilícita con la conspiración o coautoría. La primera es una fase del iter criminis vinculada con la comisión de un delito determinado, en cambio la asociación ilícita configura un hecho punible separado del que conforma su programa criminal, es decir de su objetivo o finalidad, tiene una vocación de permanencia en el tiempo, que se probó con la declaración de los funcionarios policiales y del propio acusado antes referido, por lo que no se agota o termina por la comisión del delito determinado, al proteger un bien jurídico distinto del que configura parte de su plan o delito fin; y en lo que dice relación a la coautoría, tampoco es una simple coautoría de comisión de alguno de los delitos fines que configura el plan criminal de la asociación delictual, esto porque la participación de los autores no se agota en la comisión del delito específico o fin que conforma el plan criminal de la asociación ilícita, sino que supone una conducta que va más allá, que es la de pertenecer a la asociación criminal, que tiene por objeto la comisión de una serie determinada de delitos; por tanto, habrá de apreciarse la configuración, con independencia de la voluntad para la comisión del delito fin. Añadió que a la luz del artículo 294 bis, se debe considerar que debe sancionarse la figura criminal, sin perjuicio de las penas que correspondan por los crímenes o simples delitos cometidos con motivo u ocasión de tales actividades, es decir, deben sancionarse aun cuando no se hayan cometido o bien no se haya comprobado ninguno de los delitos que conformaban el plan criminal, según se ha fallado por la I. Corte de San Miguel en Causa Rol N°1309-2001, el Sexto Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santiago en causa RUC N°0700500869-1 y la E. Corte Suprema en causa rol N°7712 del año 2008. Afirmó que de la prueba ofrecida y que expondría en detalle, se habrían configurado los elementos en virtud de los cuales la doctrina y la jurisprudencia estiman concurrentes el delito de asociación ilícita, como son: la concurrencia de un determinado número de personas que pueden ser dos, es decir, pluralidad de personas, en segundo lugar, la existencia de un acuerdo entre los miembros del grupo con cierta permanencia en el tiempo, esto es, estabilidad y permanencia en el tiempo, cuestiones que no es necesario acreditar por escritura pública u otra convención especial, sino que por lo que se puede constatar de la prueba, específicamente determinada a través del dolo externo desplegado por parte de los individuos al desarrollar una y otra vez las actividades delictivas que estaban 54 encaminadas dentro de un plan específico, el sustraer la madera para luego hacerse del lucro de la misma de una empresa forestal determinado de particulares y la circunstancia de obtener la recuperación de esos predios a través de esta explotación que denominan proceso de recuperación productiva de tierras y obtener de esta manera el control territorial de esos lugares, expulsando a la fuerza pública creando una sensación de intranquilidad e inseguridad de la personas que ahí viven. En tercer lugar, la actividad encaminada a la realización de actividades ilícitas, quiere decir, la finalidad ilícita de la asociación. En cuarto lugar, la asociación debe estar dotada de una estructura jerárquica y organizada, aquí se expresaron liderazgos, y funciones especificas por parte de los sujetos, un líder que daba las determinaciones y comunicaba a la prensa cada vez que había un enfrentamiento, un grupo que talaba los arboles y efectuaba la venta, y un tercer grupo que finalmente desarrollaba la función de guardia armada para impedir que se interrumpiera el curso causal de os delitos referidos. Luego, funciones determinados de sus miembros, la organización, el fin debe ser cometer delitos, como se acreditó en la audiencia, no solo robos y hurto, sino también lesiones a funcionarios de Carabineros, Policía de Investigaciones y Fiscales en el ejercicio de sus funciones, y en último lugar, la independencia de la asociación de los delitos que se cometan, es decir, que se desarrollen en el tiempo independientemente de la consumación de estos delitos fines. Estimó que sin embargo, hubo algo que fue más allá respecto de Héctor Llaitul Carillanca, quien para asegurar la impunidad de los delitos, la impunidad de sus actos y para asegurar el control territorial de sus propiedades usurpadas, dotó al grupo de una guardia armada, destinada a repeler cualquier tipo de injerencia de las autoridades policiales o de las propias víctimas, la que estuvo a cargo de Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, colaborando ejerciendo estas funciones, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez y Santiago Huenuche Reiman. Así se ejecutaron atentados en contra de las personas y propiedades y del orden público en las comunas de Tirúa, Contulmo y Cañete, en la región del Bío Bío, afectando los bienes jurídicos protegidos por el delito de asociación ilícita, y esta estructura asociativa se organizó con una estructura funcional, que le permitió actuar en un periodo prolongado de tiempo, distribuyendo y fragmentando las funciones entre sus miembros, compartimentando la información para asegurar su seguridad e impunidad, utilizando un modus operandi similar en sus distintas acciones, recordando que los testigos dijeron que cada vez que iban era como una faena forestal donde desarrollaban todos la misma labor, se distribuían de la misma 55 manera las funciones, además se aprovechaban de las condiciones naturales del terreno, a veces de la nocturnidad y despoblado atendida la ruralidad de los lugares, usando armas de fuego en contra de personas y propiedades y en contra de los representantes de los organismos públicos a cargo de la aplicación de la ley, acciones que posteriormente eran difundidas por los medios de comunicación social por medio de comunicados y adjudicaciones, porque esto daba la sensación de descontrol, de inseguridad y finalmente que el control territorial dependía de una institución distinta del estado, cual era la Coordinadora Arauco Malleco. Acciones que eran parte del plan criminal, dirigidas al control territorial de ciertas zonas, denominadas tierras ancestrales del pueblo mapuche, con un denominador común, cual era producir en la población o parte de ella, el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma naturaleza, esto enmarcado dentro del proceso de recuperación productiva de tierras ancestrales del pueblo mapuche. Así fue que para la sustracción de madera del predio de las empresas forestales, se dividían en cuadrillas, dentro de las cuales había un encargado de la explotación y extracción de la madera sustraída, utilizando al efecto motosierras y medios de tracción como vehículos o animales de carga, los cuales eran resguardados por los sujetos armados que obraban encapuchados, generalmente portando escopetas, quienes atacaban a cualquiera que pudiese interrumpir la perpetración de los ilícitos que ejecutaban, incluidos los dependientes de las forestales afectadas y representantes del orden público. La labor de comercializar la madera sustraída era ejecutada por don Nolberto Parra Leiva y José Huenuche Reiman, quienes además distribuían el dinero obtenido. Además de las declaraciones antes referidas y la de Ramón Llanquileo, está la declaración del testigo protegido N°44 del auto de apertura, quien presenció estas acciones, constató las funciones desarrolladas por cada acusado, expresando como se distribuía el dinero y la permanencia en el tiempo en la ejecución de los delitos fines de la asociación criminal. Consta también el contenido de las escuchas telefónicas de las que se desprenden, en relación a los medios de prueba del N° 16 y 50 introducidas de otros medios, específicamente que corresponde al tráfico de llamados del teléfono de Héctor Llaitul, fono 77740864, su participación en las actividades de tala, faenamiento y sustracción de madera, que fueron incorporadas por la testigo N° 113, doña Valeria Núñez Fernández y el N° 6, José Luis López Leiva, así, la pista N° 36 del teléfono, de fecha 4 de agosto de 2008, informa como él solicita a un peñi para ir hacia arriba a buscar una leñita, lo que significaba ir a la Puntilla de Tranaquepe como lo dijo Ramón Llanquileo, la N°134 56 de 8 de agosto de 2008 a las 10:50 horas, en la que se pregunta a una persona no identificada por la pega, escuchándose de fondo ruido de motosierras; en la pista N°187 de 20 de Agosto de 2008 a las 9:24 horas, en la que Llaitul se comunica con Héctor Caniupan para señalarle que van donde los Parras a los metros, es decir, a determinar la cantidad de madera que había sido sustraída; la pista N° 188 de 11 de agosto de 2008 en la que Llaitul se comunica con Oscar Caniupan para señalarle que se venga por abajo, por el agüita; pista N°197 de 12 de agosto de 2008, en la que se pregunta a un sujeto no identificado, donde están, yendo para arriba, escuchándose las carretas de fondo, lo que explica la acción permanente en el tiempo; pista 247, de 14 de agosto de 2008, en la que Llaitul solicita que paren los bueyes que van para abajo; pista N° 297 de 19 de agosto de 2008, en la que Llaitul pregunta a persona no identificada, señalándole que van para arriba, no por el agüita escuchándose nuevamente acción el fondo; pista N°302, de 19 de agosto de 2008, en la que Llaitul pregunta a alguien no identificado, donde están, refiriéndole que estaban haciendo los diecisiete, en referencia a los diecisiete metros sustraídos en el mismo sector de la Puntilla; pista N° 311 de 20 de agosto de 2008 donde se pregunta a personas no identificadas si van los peñis de Conce escuchándose nuevamente una carreta de fondo; pista N°1252 de 08 de septiembre del año 2008, en la que Oscar Caniupan llama a Llaitul para indicarle que van a ir a pelar, que otros van a ir para arriba y si él iba ir a pelar, que van a estar todo el día y si hacen otra carga la hacen, claramente como lo refirió el policía, se refieren a la explotación de madera en los predios de forestal Crecex y Mininco, sustrayendo la misma para luego venderla como se desprenderá de las llamadas que más adelante se señalaran. En igual sentido la pista N°2290 de 28 de septiembre de 2008, metros que estaban del banco para adentro refiriéndose al banco aserradero; pista N°3056 de 9 de octubre de 2008, donde un indica al señor Llaitul que va a empezar a trabajar, que le avise treinta minutos antes porque él debería estar ahí; pista N°3106 de 10 de octubre de 2008 en que Oscar Caniupan le comunica a Llaitul, de que van a seguir trabajando y que lo están esperando para los efectos de determinar el procedimiento a seguir y además le pregunta por el “Ñay” que corresponde a Ramón Llanquileo , líder de la guardia armada; pista N°3285 de 14 de octubre de 2008 en que nuevamente hace referencia a la labor desempeñada; pista N°3290 con el mismo sentido antes referido, en la cual se pide que se contacten con Sinforiano, refiriéndose a José Huenuche con la finalidad de que mande la cadena de la moto al lugar de la faena, cadena que corresponde a una motosierra; pista N°4071 de 24 de octubre del año 2008, en que se señala nuevamente que van a 57 estar trabajando arriba, la Puntilla de Tranaquepe donde se explota la madera forestal. Asimismo, declaró la testigo N° 14, doña Marjorie Álvarez Novoa, respecto a las escuchas telefónicas introducidas por otros medios, N° 16, cuyo tráfico fue introducido por otros medios, N°50, fono 88322207, cuyo usuario corresponde a don Oscar Caniupan Calfin, señalando respecto de la tala de madera, la participación que correspondía a don Nolberto Parra Leiva; pista N°436 de 26 de agosto de 2008, en la que Nolberto Parra Leiva llama a don Oscar Caniupan para que le avise a otros peñis que va un operativo grande para arriba, es decir, avisándoles para que interrumpan la acción de cortar de arboles para evitar ser sorprendidos en la misma; Pista N°438 de 26 de agosto del año 2008, en la que Oscar Caniupan llama para preguntar por dónde van los tontos, como llamaban a los Carabineros, y Nolberto Parra le dice que van por Antiquina y que son como ocho camionetas e insistiéndole que avise a los cabros que están haciendo labores; pista N°446 de 26 de agosto de 2008, en la que Caniupan se comunica con Nolberto Parra en a que le dice que ya le avisó a los cabros y que cualquier cosa los pinche. Respecto de Marcos Mauricio Millanao Mariñan, que también estaba unido por la acción de otros ilícitos a la asociación delictual antes referida, de este mismo número de teléfono, pista N°459 de 26 de agosto de 2008, en la que Marcos Millanao, le avisa Caniupan, que los parritas le habían avisado que venían los tontos para que le avise a los que estaban arriba. Respecto del imputado de Héctor Llaitul y presencia de policías en el sector, esta la pista N°550, de 27 de agosto de 2008, en la que Caniupan comunica a Llaitul para preguntarle si los compadres, esto es Carabineros, fueron para Cañete y Héctor le dijo que no cachaba, así que estuvieran atentos. Detalló que, en cuanto a Juan Parra Leiva y la presencia de policías en el sector, la pista N°618, de 29 de agosto de 2008, a las 8:58 A.M, en que Oscar Caniupan se comunica con Parra Leiva para avisarle que paso una cacha de huevas por aquí para arriba para que estén atentos, el mismo Caniupan lo identifica como Juan Parra Leiva, le dice que pasaron por el pavimento para que le avisen a los otros, nuevamente la misma denominación para arriba y de avisar, para efectos de no ser sorprendidos por los funcionarios policiales. En cuanto a Luis Menares Chanilao, y la sustracción de madera y guardia que realizaba, la pista N°2651 de fecha 4 de octubre de 2008 a las 7:35 horas A.M, en que Caniupan se comunica con Menares a quien trata por el apodo de ratón, para decirle que falta un hacha para efectos de proceder al corte de 58 maderas. La pista N° 2686 también de 4 de octubre de 2008 a las 11:15 horas, donde Caniupan se comunica con Menares para que fuera a ver a la abuela, quien es la madre de Ramón Llanquileo y le dice que no puede porque está haciendo guardia. En relación al acusado Jonathan Huillical Méndez, y la a sustracción de madera, la pista N°3004, de 8 de octubre de 2008 a las 16:20 horas, en la que Caniupan lo llama para preguntarle donde están para ir a trabajar y le responde que están en la casa de Cayosama que es la casa de Carlos Muñoz Huenuman y que después irían al hoyo. En relación a José Huenuche Reiman, y la sustracción de madera, pista N°30055, de 09 de octubre del 2008, en la que José Huenuche se comunica con Llaitul para que le diga a Llanquileo que están en el banco porque hay madera, es decir están trabajando en el banco aserradero con la madera que han sustraído en la Puntilla de Tranaquepe, el propio Ramón Llanquileo al declarar señaló que era agricultor y así se presentaron la mayoría de los imputados. Agregó el Ministerio Público que asimismo se incorporó por medio del testigo Cristian Araneda Peña, otro medio de prueba correspondiente también al N° 16 y al tráfico de llamadas de otros medios N° 50, el fono 83652267, cuyo usuario corresponde a Juan Parra Leiva, y en cuanto a las escuchas que se relacionan a la sustracción de maderas, están las pistas, N° 110 de 05 de septiembre de 2008, en la que Carlos Martínez, se comunica con Juan Parra Leiva, que le indica que si el domingo tienen reunión, él iba ir a conversar porque quiere sacar todo de un viaje, refiriéndose justamente a la madera que ha sido sustraída; pista N° 127, de 06 de septiembre de 2008 a las 13:26 horas, en que un sujeto no identificado se comunica con Juan Carlos Parra Leiva, para preguntarle si van a ir a jugar, le responde que no sabe, le pregunta si está arriba, es decir en el lugar donde se sustrae la madera, responde que sí, y que están arreglando el catango, vehículo o carro que junto al tractor se desplazaba para proceder a la extracción de la madera de la Puntilla; pista N°129 de 6 de septiembre de 2008, en la que Carlos Martínez Parada, llama a Juan Carlos Parra, y le pregunta si para arriba está tranquilo, porque dicen que para abajo está la escoba, para la carretera, que va a ir en camioneta para arriba, le hace presente que le falta un local para tirar la madera, lo que quiere hacer es cargar de una pasada y que desaparezcan los metros, si vamos, vamos en dos camiones, Juan le responde que hay madera para proceder a su venta. 59 También con el testigo Cristian Aravena Peña, se incorporaron escuchas correspondientes al fono N° 88381656, otros medios N° 16 y el trafico de llamadas de otros medios N° 50, cuyo usuario corresponde a Carlos Martínez Parada, relacionadas con la comercialización de madera. Respecto de don José Huenuche, pista N° 777, de 09 de octubre de 2008, en la que éste se comunica con Carlos Martínez, se identifica como un amigo de Choque, le pregunta si compra madera aserrada, justamente porque fue trabajada en el aserradero, el banco incautado en este procedimiento, hablan de pulgadas, que va a cobrar 900 pesos porque sabe de donde es la madera, es sustraída, Huenuche le dice que hay sólo 200 pulgadas, que en otro lado hay más que se está aserrando, que es de la misma calidad y que tiene gente para cargarla refiriéndose a los otros coimputados; pista N°785 de 10 de octubre del año 2008, en la que Carlos Martínez se comunica con su socio Eduardo, ya que lo habían llamado de Choque para ofrecerle madera a nueve y estaba buena; pista N° 912 de 13 de octubre de 2008, en la que Huenuche llama a Carlos Martínez, se identifica como quien antes le vendió madera y que tiene otras 600 pulgadas para vender; pista N° 913 de 13 de octubre de 2008 a las 19:50 horas, en la que Carlos Martínez llama a José Huenuche para avisarle que irá el día siguiente a buscar la madera, que tiene la mitad de la plata y la otra la tiene en un cheque, quien le responde que lo iba a consultar con los otros cabros, refiriéndose a los coimputados; pista N° 941, de 13 de octubre de 2008, en que Huenuche llama a Martínez para decirle que mañana venga por la madera y él le respondió que armó para ese día viaje a Temuco por lo que iría en otra fecha; pista N° 942, en la que quedan que Martínez iba el jueves a retirar la madera; pista N° 1059 de 15 de octubre de 2008 a las 16:26 horas, en la que Martínez se comunica con Millaray Garrido, devolviendo un llamado perdido en que él se identifica como tal y le dice que busca al amigo de Choque y este le dice que lo llame a otro teléfono que termina en 092 y que es de la empresa Movistar, Martínez le señala que irá a buscar la madera; esta llamada tiene particular importancia en torno a la introducción del chip en el teléfono de Santos Jorquera Rivas, que corresponde a teléfono terminado en esa terminación y es de José Huenuche; pista N°1086 de 15 de octubre de 2008 a las 21:00 horas en la que Martínez le pregunta a Huenuche como están para desarrollar la transacción el 16 y Huenuche le dice que sí, que vaya a buscar la madera, que pague con cheque y además existe un ofrecimiento de hacer pago con trabajo del camión de Martínez; pista N°1087 de 15 de octubre de 2008 es por la que Carlos Martínez se contacta con otra persona para los efectos que deje el cheque por los trescientos, ya que había resultado la movida por la madera; pista N°1088 de 15 60 de octubre de 2008, en la que se corrobora que mañana ira a Choque, le pide a una persona le ayude a cargar y descargar y que ubique a más personas porque son más de 600 pulgadas de madera las que se acordó transar, que pertenece al Fundo Tranaquepe; pista N°1161 de 16 de octubre de 2008 a las 17:51 horas, en la que Martínez llama a Pérez y le dice que va ir a cargar, pero solo alcanzó 200 pulgadas, puesto que tuvo que dejar escondido el camión, que estaba lleno de camionetas de tiras, que notaba raro a los mapuches, se secreteaban, que capaz que estuvieran metidos en el atentado, los notó medio asustadizos; pista N°1184 de 17 de octubre de 2008 en la que Martínez conversa y le señalan que anoche habían agarrado a balazos al Fiscal, y Martínez le dice que eso fue antes, refiriéndose a la llamada de la pista 1161 de 16 de octubre de 2008, para evitar interrumpir el negocio que al parecer para él era muy lucrativo atendido lo barato que sacaba una cantidad de madera por el hecho de ser robada. El Ministerio Público agregó a lo anterior, la declaración del testigo Patricio Mendoza Astudillo; se incorporaron escuchas de teléfono celular N°87526666, de Marcos Millanao Mariñan, en lo que hace referencia a la existencia de botes, de la presencia de funcionarios policiales y de los contactos con Llaitul. Respecto del señalamiento de botes, la Pista N°871, de 02 de septiembre de 2008, refiere que Marcos Millanao llama para preguntar por las casas que se llenaron para ir a sacar las cosas y la persona le dice que por eso anda por ahí. La pista N°1221, en relación a la presencia de personal de Carabineros de 07 de septiembre de 2008, se llama a una persona que dice que andan dos y pide le avisen a Juan. Respecto de la comunicación con Héctor Llaitul, hay dos pistas, las N°2657 y N°2759, en la primera Llaitul pide a Millanao que lo llame a otro, porque tenía la suposición que le tenían intervenido su teléfono, y de ahí que sus escuchas o forma en que él se expresa corresponde más a denominaciones que sólo pueden ser entendidas por los miembros de la asociación; y en la segunda, en el mismo sentido, que lo llame a otro móvil que tendría Llaitul, que estaba limpio, es decir con certeza de no estar intervenido. En otro aspecto, indicó el persecutor, que con las interceptaciones telefónicas se pudo determinar además los apodos que recibían los acusados lo que unido a la labor investigativa de los funcionarios policiales en terreno entrevistando a personas, corroboraron que a Luis Menares le apodaban el Ratón, a Huillical Méndez, el Trintre a Ramón Llanquileo el Ñay y a José Huenuche como Sinforiano o Huenu, incorporando las pistas por testigo Valeria Núñez, N°2680 de 4 de octubre de 2008, en la que Llaitul se comunica con el 61 Ratón por la que le pide recomendación para llegar a un determinado lugar; pista N°2955, correspondiente a llamada de 7 de octubre de 2008 en la que Llaitul se comunica con Caniupan para pedirle el teléfono del Trintre, que corresponde a la pista 2956 del número 88322207, cuyo usuario es Oscar Caniupan, que fue incorporado con la declaración de la testigo 114, doña Marjorie Álvarez Novoa; la pista N°2958, que corresponde a la respuesta, dándole el número del Trintre que corresponde al 77502138, que corresponde también a la pista N°2957 de Oscar Caniupan, destaca su importancia porque además de identificar al titular del teléfono, Jonathan Huillical Méndez, es el mismo teléfono que aparece en el tráfico de llamadas que se comunicó con Llaitul la madrugada del 16 de octubre de 2008 desde la comuna de Tirúa preguntándole por el cerro El Flojo; pista N° 3281 de 14 de octubre de 2008, en la que Llaitul se comunica con Caniupan para pedirle nuevamente el numero del trintre y se repite la operación antes señalada. Respecto de la identificación del usuario del teléfono N° 77740864, se captó las conversaciones entre Llaitul y el señor Juan Guzmán, en la que el Llaitul se identifica como tal, correspondiente a pista N° 4172, de fecha 31 de octubre de 2008, a las 14:02 horas En cuanto al acusado Ramón Llanquileo, usuario del teléfono N°74192730, se incorporó la declaración del testigo N° 13, Cristian Araneda peña, y las siguientes pistas se refieren a su identificación, la pista N°2105, de fecha 23 de septiembre de 2008, en la que trata de comunicarse con doña Tania Ceballos, pregunta por Tania y se identifica como Ramón Llanquileo y luego para ocultar su nombre se identifica como Ramón Antilao. Respecto de este imputado y la sustracción de madera esta la pista N°2019 de fecha 23.09.2008, en la que Ramón Llanquileo llama a Llaitul para preguntarle si esta cerca Sinforiano, para que le dé el número de la media luna y dientes, relacionado obviamente con una motosierra; pista N°2021,de 23 de septiembre de 2008 en la que Ramón llama a Huenuche para darle los datos de los repuestos de motosierra; pista N° 2212, de 26 de septiembre de 2008, en la que Ramón Llanquileo llama a sujeto no identificado al que le pregunta por cayo que corresponde a Cayosama y le dice que mañana tiene que entregar trozos, es decir los que fueron cortados de Punta Tranaquepe; pista N°2268, de fecha 27 de septiembre de 2008, en la que Llanquileo se comunica con un sujeto no identificado al que le pide se junten al día siguiente en la cancha de palos, es decir donde se acopiaba la madera sustraída; pista N°2333, de 29 de septiembre de 2008, a las 6:58 A.M; en que Llanquileo se comunica con una persona no identificada para decirle que revisó el 62 buey, que esta manco y no sabe cómo llevar la carreta hasta el lugar donde va a sustraer la madera. En relación a contactos con otros imputados, señaló a modo ejemplar que Ramón Llanquileo, en la pista N°2029, se comunica con José Huenuche, pregunta por Sinforiano, respondiendo Huenuche a la mención de su apodo; pista N°2616 de fecha 3 de octubre de 2008, en la que Llaitul se comunica con Ramón, y le pide que lleve las colchonetas y pregunta cómo está la cosa. En relación al liderazgo de Héctor Llaitul, la pista N°2367 de fecha 29 de septiembre de 2008, en que Llaitul llama a Ramón para pedirle que se comunique con el ratón para ver cómo está el tema del arriendo; pista N°2374 de 29 de septiembre de 2008 a las 20:46 horas, en la que Llaitul llama a Llanquileo para dar instrucciones y que hay una micro para el traslado, le avisen a los peñis y hay que traer gamba y media. Refirió que los imputados llegaron incluso a tener a su disposición un aserradero móvil donde procesaban la madera de pino que luego vendían y cuya existencia a su entender, quedó establecida con las fotografías que fueron exhibidas en este juicio, correspondientes a otros medios de prueba N°104, fotos 4, 15 a 21 y 29 a 39; por un video de otros medios N° 37, en la que se encontraba funcionando el aserradero, usado por Ramón dentro de otro grupo de sujetos que no pudo ser identificado, circunstancia que fue reconocida por el acusado, pero en otra ubicación, quien aun cuando señaló que era agricultor, de las escuchas telefónicas se concluye que su función era de guardia y de talar los árboles y que él mismo ejecutaba. El aserradero fue incautado previa autorización judicial, según se acreditó de set de 28 fotografías incorporadas por otros medios N°104, por la perito Ernestina Concha Díaz. Refirió el Fiscal que las empresas víctimas en innumerables oportunidades denunciaron a Carabineros la sustracción de madera de que eran objeto, respecto de predios ubicados alrededor de Lago Lleu Lleu, ubicados en Labranza, Tranaquepe, Choque, Paillaco y Ranquilhue, todos de la comuna de Tirúa según los dichos de los testigos Francisco Reveco Reyes, y Juan Carlos Navia Espinoza, asimismo de las 9 cartas geográficas con los predios de las empresas afectadas y de 28 cartas geográficas de la forestal Mininco, junto con los dichos de Gustavo Aranela Salazar. Respecto de la sustracción de madera en predio Labranza, declaró el perito fotógrafo Felipe Díaz Sepúlveda, quien con sus propios sentidos constató el 63 modus operandi del grupo delictual, miembros de la asociación delictual, que se trasladaban una y otra vez en vehículo, especialmente un tractor con un catango donde se percibió que arriba del mismo iban individuos encapuchados, lo que da relación a la permanencia en el tiempo, permanencia y estabilidad de los acusados a la asociación ilícita, plasmándose en 52 fotografías, de la 1 a 22, de la 25 a la 41 y de la 47 a la 49, 51, 53, 54 y 58 A- 64 y con 14 fotografías, 1, 18 a 30 de otros medios de prueba. También declaró el perito fotógrafo Rodrigo Figueroa Olivares, con quien se incorporaron fotografías de otros medios de prueba, con los que se probaron los incendios, los robos de maderas del Fundo Labranza, constando también los desplazamiento de los vehículos, la presencia de encapuchados, los lugares de acopio y las muestras de arrastre de las maderas, a cuyo respecto con el perito Ricardo Pérez Zúñiga, se incorporaron 29 fotografías de los lugares de acopio de la madera sustraída en el predio Labranza; además para acreditar la propiedad, se incorporaron 17 copias de inscripciones del Registro del Conservador Bienes Raíces, a favor de la Forestal Mininco S.A. El Ministerio Público indico que ante la presencia de personal de Carabineros, policías o Fiscales en los lugares de los delitos en la comuna de Tirúa, de Puerto Choque y Ranquilhue y con el objetivo de causar temor en la población o parte de ella de ser objeto de ataques, para no abandonar los predios o tratar de impedir la consumación de delitos, atentaban contra los mismo con armas de fuego, hechos que tuvieron lugar y comprobaron en el juicio, enumerando a continuación, el primero ocurrido el 7 de julio de 2008 en contra de funcionarios policiales en el sector de Labranza, luego que constataron la sustracción de madera, en que se pudo constatar personas encapuchadas portando armas de fuego del tipo escopeta según declaró Guillermo Santana Elgueta. Como segundo hecho, el 24 de julio de 2008 prestando cobertura a trabajos forestales en el predio labranza, los funcionarios de Carabineros fueron atacados con armas de fuego tipo escopetas, según señaló Álvaro Ascencio Maureira. El 23 de febrero de 2008, en casa de Eduardo Campos Valenzuela, cerca del puente Lleu Lleu, donde ya se habían quemado dos cabañas y todas las propiedades de Carvajal Rondanelli, funcionarios de Carabineros fueron atacados con armas de fuego, según lo señalaron los Carabineros Adrian Bascuñán Ríos y Boris Giusti Caamaño. En cuarto lugar, el 10 de junio del 2008, según la declaración del carabinero Jaime Valdebenito Muñoz, trabajadores de la forestal Mininco fueron atacados mientras explotaban un bosque de eucaliptus. En quinto lugar, el 10 de julio de 2008, en Puerto Choque, funcionarios de Carabineros fueron atacados por César Parra Leiva con una motosierra, al ir a constatar la 64 sustracción de madera de la forestal Mininco, según refirió don Patricio Palma Espinoza, y don Alex Lepe Gallardo. Sexto hecho, el 28 de julio de 2008, según señaló el funcionario de Carabineros Cristián Maldonado Díaz, en la Hijuela N°36 del sector Loncotripay de Tirúa y propiedad de Forestal Mininco, se les atacó con armas de fuego al verificar la sustracción de madera, señalando que eran trece a quince personas que usaban motosierras y bueyes. En séptimo lugar, el 2 de agosto de 2008, en Tranaquepe sector cruce de Los Fica, contra personal de Carabineros y un camión de combustible, según lo expresaron los testigos César Morales Saavedra, funcionario forestal y los funcionarios de Carabineros Mario Vera Garrido, 93, Francisco Barría Almonacid y el testigo protegido N°13, quien señaló reconocer a Nolberto Parra Leiva por sus vestimentas, lo que se corrobora con lo señalado por José Luis López Leiva quien señala que al tomar declaración a Santos Jorquera le señaló que reconoce a Nolberto Parra Leiva porque siempre andaban vestidos igual. En octavo lugar, el 18 de septiembre de 2008, en el sector de Labranza, contra personal de Carabineros y trabajadores forestales, según lo señaló Luis Bustamante, testigo. En noveno lugar, el 1 de octubre de 2008, contra funcionarios de Carabineros en el sector de la Puntilla, resultando un funcionario de Carabineros con lesiones graves gravísimas, como consecuencia de un impacto proyectil en sus ojos, declarando al efecto el funcionario policial Daniel Bastidas Marín, Luis Bustamante Soto, y Jorge Ávila Corvalán, testigo 11, incorporándose tres fotografías del lugar de otros medios 73. En décimo lugar, el 15 de octubre de 2008, en sector Puerto Choque, funcionarios de Carabineros son atacados con armas de fuego en el camino público que une el campo Boyeco con los Castaños. En lugar número once, el 16 de octubre de 2008, ocurre ataque a funcionarios de Carabineros, policía de investigaciones y al Fiscal del Ministerio Público destinado a matarlo. En duodécimo lugar, 1 de abril de 2009, luego de cumplir una medida de protección en la vivienda de José Santos Jorquera, al pasar fuera del cerro El Flojo de Puerto Choque, el funcionario de Carabineros Carlos Guajardo Campos, refirió haber sido atacado con arma de fuego de tipo escopeta, refrendado por Rafael Palma Espinoza. Estos testigos directos y de contexto, permiten acreditar el clima de temor generado por esta asociación criminal que se autodenominó Coordinadora Arauco Malleco, testigos que fueron directamente objeto de los ataques, funcionarios de Carabineros y trabajadores forestales que eran amedrentados y atacados sin motivo alguno. Al efecto, se introdujeron como medios de prueba varios audios de interceptaciones de escuchas telefónicas, de lo que se desprendió que el proceso de sustracción de madera, que configuraban los robos y hurtos, desembocaron en 65 varias ocasiones en ataques armados contra las personas para evitar que se interrumpiera la consumación de estos ilícitos, causando temor entre las fuerzas de orden y trabajadores forestales, para lograr el objetivo del control territorial y la expulsión de los forestales, según reconocieron no solo los testigos que participaron en la investigación, también un Fiscal que fue atacado como consecuencia de los avances realizados en las indagaciones dirigidas por el mismo, sino también por uno de los acusados cuando declaró el acusado Ramón Llanquileo. Entre estas escuchas se tuvo la posibilidad de determinar los diálogos habidos entre los propios acusados y otros sujetos vías telefónicas de lo que se pudo determinar lo orgánica de la asociación, los liderazgos y algunas de sus funciones y la necesidad, común a esta clase de grupos que realizan acciones para obtener el control de determinados territorios, de dar a conocer estas acciones a los medios de comunicación. Estimó que atendidas las máximas de experiencia y los principios de la lógica, se debe concluir, que en el ataque perpetrado en el cruce de Los Fica, el 15 de octubre de 2008 al medio día y en especial, en el ataque de madrugada del 16 de octubre del año 2008, algún nivel de entrenamiento o conocimiento de tácticas militares tenían alguno de los partícipes en este hecho, tal como lo refirió José Luis López Leiva, quien habló del atentado de 16 de octubre de 2008, como una emboscada de aniquilamiento y sin perjuicio de las declaraciones de Roberto Ávila Sáez, con especialidad en inteligencia, quien sostuvo que las tácticas usadas fueron de guerrilla, respecto de la elección de lugar especialmente para realizar el delito, los lugares en que fueron dirigidos los disparos y como se distribuyó el grupo que atacaba para el efecto de impedir la defensa de la caravana que se tuvo que defender. Indicó que pese a que muchos de los acusados se presentaron como campesinos sin preparación, perseguidos por el sólo hecho de ser lo que son, por sus origen, se probó que no existe, ni ha existido ninguna construcción teatral destinada a perjudicarlos, puesto que como se vio y declaró Osvaldo Millahual Mariñan, testigo de la defensa, Nolberto, César y Juan Carlos Parra Leiva, no pertenecen a la etnia mapuche, simplemente formaron parte de esta asociación a objeto de lucrarse de la acción desplegada por los mismos que era la tala de madera, sin perjuicio del contenido ideológico que le fue realizado por parte de otro de los acusados y fue compartido por aquellos que pertenecían a la guardia armada y de ahí la diferenciación de la acusación entre la asociación ilícita común 66 para la comisión de esta clase de ilícito y la terrorista; estimando que a los Parra, no les interesaba el control territorial ni el proceso de recuperación productiva de tierras, a ellos les interesaba únicamente obtener su parte de la venta de madera; por tanto el dolo, percepción subjetiva de los hechos, es distinta de la que tenían Héctor Llaitul y el grupo armado, cual era crear una sensación de descontrol, crear un proceso de reivindicación de tierras del pueblo mapuche y finalmente expulsar al Estado chileno desde las tierras que consideraba de su pueblo. Indicó que de hecho, Ramón Llanquileo, reconoció la existencia de los sucesos, de enfrentamientos que calificó de acciones de auto defensa de las comunidades, así como la sustracción de maderas que él calificó del proceso de recuperación productiva de tierras, incluso afirmó como uno de los objetivos de la CAM, grupo del que se reconoció como dirigente, era el control territorial. Al respecto, indicó el persecutor que la funcionaria Mirka Cuevas, detalló movimientos migratorios por parte de estas personas que se presentan como agricultores, entre ellos, Llaitul dos veces a Argentina, José Huenuche el año 2004 estuvo en Ecuador, Ramón Llanquileo en Bolivia, Perú, Venezuela y Colombia, estando fuera del país un año cuatro meses; Marco Millanao Mariñan quien en el año 2004 viajó a Venezuela, Ecuador, Perú y Colombia. Los acusados han invocado durante todo el juicio su condición de la etnia mapuche, no para obtener un legitimo beneficio para su pueblo si no que para alcanzar la impunidad personal de las acciones por ellas ejecutadas, tal cual como se aseguraron un beneficio en la comisión de sus delitos, no para ellos si no para su pueblo. Estimó que estos hechos escapan de los simples delitos comunes respecto de Héctor Llaitul y del grupo que conformaban la guardia armada, a cuyo respecto se darían los supuestos para enmarcar esta conducta dentro del concepto descrito en el artículo primero de la Ley 18.314 y por esta vía aplicar el artículo tercero inciso final de este cuerpo penal en cuanto a la penalidad que debe aplicarse a la figura que se configure conforme lo dispuesto en el artículo 292 del Código Penal, ya que recogiendo la jurisprudencia pronunciada por el Tribunal de Juicio Oral en lo penal Angol, RUC N° 0100083503-6 de fecha 27.09.2003, refrenda por la E. Corte Suprema en causa rol N°4423 del año 2003, se ha establecido que las acciones que causaron estos delitos, demuestra que las formas, métodos y estrategias empleadas, tenían una finalidad dolosa de causar un estado de temor generalizado en la zona; los ilícitos comprobados están inserto en un proceso de recuperación de tierras del pueblo mapuche, el que se ha llevado a efecto vías de hecho, sin observar la institucionalidad ni la legalidad 67 vigente, recurriendo a acciones de fuerza previamente planificadas, concertadas y preparadas por grupos exacerbados que buscan crear un clima de inseguridad, inestabilidad y temor en diversos sectores de la octava y novena regiones, estas acciones se han materializado en incendios, robos y hurtos a los afectados en sus predios y múltiples ataques para que abandonen el sector, la finalidad perseguida no es otra que provocar en la gente temor de ser víctimas a ataques similares y con ello obligarlas a que se desistan de seguir explotando sus propiedades y hacer que las abandonen, a tal extremo se ha llegado a que para garantizar que una cabaña fuera utilizada, se han tenido que establecer puntos fijos de Carabineros para que vengan a usarlas personas de fuera del sector o para asegurar la explotación de un predio forestal se han establecido medidas de protección tales como vigilancias permanentes a través de campamentos por parte de funcionarios policiales, los que aún así han debido enfrentarse con sujetos encapuchados que han intentado interrumpir la realización de labores lícitas de sus propietarios. Señaló el Fiscal que lo anterior no era la única dinámica delictual realizada por el grupo, sino que dentro del contexto del proceso de recuperación de tierras y con la finalidad de producir en la población o en parte de ella, temor de verse expuestos a hechos de la misma naturaleza, ya sea a personas naturales o jurídicas que no pertenecían a la etnia mapuche, y que tuviesen propiedades en las comunas de Cañete, Contulmo y Tirúa y por los medios empleados para causar este temor por pertenecer a categoría o grupo de personas, a las que iban dirigidos estos delitos, ello por la función, etnia o clase socioeconómica a que pertenecían, obedeciendo a un plan determinado de atentar contra dicha categoría o grupo determinado de personas, otro grupo enlazado con la CAM, compuesto por Marco Mauricio Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, César Eduardo Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal, don Simón Eras Paillan, bajo el alero directivo de Llaitul Carrillanca, quien incluso participó directamente en la comisión de uno de estos delitos junto con César Parra Leiva, ejecutaron los incendios denominados en la acusación, Hecho B.1 de fecha 10 de noviembre de 2005, a las 22: 45 horas en la que Héctor Llaitul , Marco Millanao, Juan Millanao y César Eduardo Parra Leiva, junto con otros individuos no identificados, armados con armas tipo escopeta, concurrieron hasta el sector del predio Ranquilhue de propiedad de forestal Mininco que lleva el mismo nombre, ubicado a las orillas del Lago Lleu Lleu de la comuna de Tirúa, lugar en que se encontraban Víctor Aburto Soto y Alejandro González Núñez con sus familias, dos niños y uno de ellos lactante, fueron obligados a abandonar el predio descalzos, no sin antes encender 68 fuego a ambas propiedades del lugar y matar un perro que se encontraba amarrado, con la escopeta que portaban. Además quemaron vehículos, de valor superior a 40 UTM, lo que estimó se comprobó con los dichos del Testigo protegido N°14, que se encontraba en el lugar de los hechos, que dio cuenta de la violencia con que obraron los acusados, de la muerte de un animal y del hallazgo de panfletos alusivos a la CAM en el sitio del suceso y señaló que como consecuencia del miedo que le ocasionó la perpetración del delito, tuvo que abandonar el lugar. Esto también se corroboró con los dichos de Oscar Muñoz Vásquez y Erasmo Leal Aravena, quienes no sólo se refirieron al hecho sino también a la participación que le correspondió a Llaitul y César Parra Leiva, de acuerdo a las indagaciones por ellos realizadas. En este sentido también declaró el perito Francisco Cañón Salinas, que lideró el grupo de Labocar que trabajó el sitio del suceso y que estableció la intencionalidad del incendio, exhibiéndole 39 fotografías de otros medios número 92 y 6 láminas planimétricas de otros medios número 93. Las peritos Yañez Oñate, e Hidalgo Figueroa, se detectó presencia de hidrocarburos derivados del petróleo, es decir, la presencia de un acelerante destinado a producir el descontrol del fuego para producir el efecto destructivo deseado por parte de los autores del hecho ilícito. También participó como perito Karina Cabezas Gatica, quien participó en la reconstitución de escena de este hecho punible, incorporándose con ella los medios de prueba N° 95 y 96 que consistieron en 6 láminas planimétricas y 21 fotografías. Declaró el perito N°35, Rafael Flores Espinoza quien refirió la imposibilidad que el fuego se haya producido por una combustión de los vehículos espontánea o accidental, más aun observando las características del pasto que se apreció que se encontraba intacto entre los vehículos y la casa habitación, lo que quiere decir que el fuego fue prendido a cada uno de los lugares en especial. Con esto además se introdujo la documental N° 22 que consiste en los certificados de anotaciones e inscripciones de los vehículos quemados por los acusados. Asimismo declaró el perito balístico Oscar Riquelme Cifuentes, a quien se exhibieron cinco vainas de escopetas y un cartucho, todos del calibre 12, contenida en otros medios de prueba N° 109 y 110, lo que refrenda o da credibilidad no solo a la versión del testigo protegido en cuanto a la utilización de de armas de fuego, sino también a la declaración prestada por otro testigo protegido y que se incorporó a través de la versión de los funcionarios policiales que presenciaron la misma. 69 También se refirió a este hecho, el Fiscal Mario Elgueta Salinas, con quien se incorporaron fotografías de otros medios de prueba N°192 en las que se apreció se estaban quemando las viviendas en el acto, además, él refirió la existencia de antecedentes que vinculaban a Héctor Llaitul con este suceso y que desde que se siguió el curso de la pesquisa en contra de este blanco, comenzaron los hostigamientos y amedrentamientos en su contra que terminaron con el ataque de 16 de octubre de 2008. Además, agregó que un testigo sindicaba, además de Llaitul como líder, a Juan Millanao y Marco Millanao como parte de los sujetos que habrían realizado el hecho punible, testigo que él mismo habría entrevistado. Además, a este hecho se refirieron los testigos José López Leiva, Francisco Reveco, y Juan Carlos Navia. Estimó el Ministerio Público en su alegato, que también se dio por configurado el Hecho B.2., incendio de fecha 12 de abril de 2009, en la que alrededor de las 02:00 horas P.M; los acusados Marco Millanao, Juan Carlos Millanao, Eduardo Painemil Peña y Simón Millas Paillan, en compañía de otros individuos no identificados, concurrieron hasta la parcela N° 5 de Ranquilhue, comuna de Tirúa, ubicada a un costado de la ruta P- 70, donde se ubicaban las parcelas de propiedad de Luis Arturo Eduardo Ebensperguer Rolando y Jorge Arturo Aguayo Ríos, procediendo a incendiarlas usando combustible al efecto, resultando ambas destruidas absolutamente por la acción del fuego, hecho realizado como una reacción frente a la detención de imputados por el atentado del Fiscal Mario Elgueta Salinas y homicidio frustrado a funcionarios de la Policía de Investigaciones, lo que da cuenta de la vinculación de este grupo con el otro que participaba en la tala de maderas y ataques antes enumerados. Estos incendios se configuraron con la declaración de los propios ofendidos, Luis Ebensperguer, quien avaluó su propiedad entre 120 130 millones de pesos y José Aguayo Ríos, con quien se incorporaron cuatro fotografías de otros medios N°118, quien también avaluó su propiedad. Indicó que en las fotos se constató el nivel de destrucción causado por el fuego y la intencionalidad del mismo. También declaró el bombero que concurrió a la extinción del incendio, Erasmo Sáez Briones, Carlos Cameron, el cuidador Luis Martínez Díaz, quien depuso acerca de lo que escuchó y vio ese día, en particular, que el mismo vio las llamas de la casa de la víctima y el sonido de disparos de escopetas, cuestión que corrobora la versión entregada por el testigo protegido introducida a través de la declaración de los funcionarios policiales. También para estos efectos declararon la perito Karina Cabezas Gatica, con quien se incorporó plano del sector del 70 incendio; perito Labocar Luis Cabezas Guajardo, con quien se incorporaron veintiocho fotografías de otros medios N°118, dos culotes del calibre 12 y seis láminas de planos de la casa habitación de lo que se desprende nuevamente que incendio no fue accidental sino que causado por otras personas. Junto con los dichos de la perito químico, Sonia Yáñez, se incorporaron muestras de otros medios de prueba N°116. Las víctimas señalaron que sintieron miedo y una de ellas se sintió expulsada del lugar, manifestando que no volverían a construir en el mismo atendido lo que sucedió, dando cuenta que la acción desplegada por parte de los sujetos activos dio el resultado esperado, configurándose la hipótesis del artículo 1 de la Ley 18.314. Respecto del Hecho signado B.3., de fecha 30 de mayo de 2009 y ocurrido alrededor de las dos de la mañana, señaló el Ministerio Público que Marco Millanao, Juan Carlos Millanao, Eduardo Painemil Peña, Simón Millas Paillan, en compañía de sujetos no individualizados, concurrieron hasta la Parcela N° 36 del sector Coihueco, Contulmo, ubicada en una ribera del Lago Lleu Lleu, donde se ubica una casa de habitación recreacional, de propiedad de don Pedro Celhay, procediendo a incendiarla con combustible, resultando totalmente destruida delito que fue comprobado por el propio ofendido, a quien se le exhibieron tres fotografías del lugar y lo avaluó entre cuarenta a cuarenta y dos millones de pesos. Señaló que también depusieron Luis Quintana Cabrera y José Quintana Orellana, cuidadores del lugar, señalando el primero que encontró diez a doce cartuchos de escopeta, la hora del siniestro y haber sentido la alarma de la casa habitación, constatando que la misma se encontraba en llamas y que el ventanal de la pieza matrimonial estaba destruida como consecuencia de los disparos de escopeta, encontrando en el suelo cartuchos percutidos; el segundo vio varios cartuchos calibre doce y señaló que a la casa se podía llegar en bote, y esto ayuda a refrendar la declaración del testigo protegido cuya versión se introdujo por parte de los funcionarios policiales pues hace mención exactamente a disparos de escopeta, que sonó la alarma y como consecuencia de ello se fueron del lugar, refrendando la credibilidad de su testimonio. Declaró asimismo, Jorge Méndez Roa, funcionario de Carabineros que tomó la denuncia y quien señaló que no había ido de inmediato al lugar porque la denuncia había referido que habían disparos de escopeta y no era seguro concurrir con un dispositivo en esas condiciones, que en el lugar habían trece cartuchos, doce percutados, y uno sin percutar, todos de calibre doce. El sitio del suceso fue trabajado por personal de Labocar, declarando el perito Freddy Huenul Carrasco, con quien se incorporaron 47 fotografías del sitio del suceso de otros medios de prueba N°121, y catorce 71 vainas calibre doce, percutidos y uno sin percutir que fueron recogidos en el sitio del suceso y exhibidos en la audiencia junto con dos láminas planimétricas del lugar, declarando el perito balístico Luis Cabeza, quien perició las vainas y cartuchos descubiertos, dando cuenta que fueron disparadas por dos armas o percutores, incluyéndose la fijación fotográfica de la comparación balística de otros medios de prueba N° 123, lo que tiene importancia porque el testigo protegido cuya declaración se incorporo por los funcionarios policiales, refiere la existencia de dos escopetas con las que llegaron al sitio del suceso, declaró al respecto también la perito químico María Magdalena Santander Gidi, y se incorporaron tres muestras referidas. En lo que respecta al Hecho B.4., incendio ocurrido el 8 de agosto de 2009, aproximadamente tres de la mañana, los acusados Marco Millanao, Juan Carlos Millanao, Jorge Santi Leal y a lo menos otros dos sujetos no individualizados, quienes concurrieron al sitio N°1 del sector San Ramón, ubicado a un costado de la ruta P 70 de la comuna de Tirúa, cuyo propietario es Patricio Mariñán Fica y en ese lugar procedieron a prender fuego a un camión placa patente TN-8026 y su grúa, ambos de propiedad de Transporte Comercial Tranvía Forestal Limitada, que se encontraban estacionados en el lugar prestando servicios a la forestal Arauco y que fueron destruidos por la acción del fuego, avaluadas en $90 millones. Para acreditar lo anterior, se acompañó declaración de Gonzalo Mendía Infante, representante de la empresa afectada, declaró también el conductor quien fue quien dejó el vehículo en la propiedad referida y Patricio Mariñan Fica, quien tiene especial importancia, porque cuando declaró señaló que fue visitado por Pedro Cona y Patricio Millanao, ambos primos de Marco Millanao, quienes le pidieron su declaración para saber que había dicho, considerando que don Pedro Cona, testigo de la defensa, señaló que a él lo fueron a buscar y que no tiene parentesco con ningún acusado, lo que desvirtúa su declaración. También se incorporó prueba documental N°20 que corresponde a certificado inscripción del vehículo y se contó con la declaración de los funcionarios policiales que tomaron la denuncia, Juan Carlos Parraguez Baeza, y Jaime Correa Moreno. Declaró asimismo el perito químico Teodoro Barrera Torres, con el cual se incorporaron cinco muestras carbonizadas de otros medios de prueba N°116; el perito de Labocar Luis Cabezas Guajardo, con quien se incorporaron 19 fotografías de otros medios de prueba N° 132, y una lámina de ubicación del siniestro, además de veinte fotografías de otros. medios N°130 con el perito Rodrigo Figueroa Olivare dando cuenta de la perpetración del delito y la intencionalidad que existió para llevar a cabo su consumación. Se preguntó el Fiscal ¿porqué se quería 72 saber el contenido de la declaración de Patricio Mariñan Fica? Señalando como respuesta que se tenía la constatación de que este podía configurar uno de los testigos protegidos y se debía disuadirlo de que prestara declaración en juicio, evitando que dijera la verdad y eventualmente para el caso de que sindicara alguno de los participes del hecho punible. En lo atingente al Hecho B.5., acaecido el 9 de agosto de 2009, en horas de la madrugada, los acusados Marco Millanao, Juan Carlos Millanao, Eduardo Painemil, Simón Millas y al menos otros sujetos que lo acompañaban, concurrieron al predio particular a orillas de Lleu Lleu de propiedad de Rafael Pincheira Santander, lugar donde procedieron a prender fuego a casa recreacional, provocando que fuera consumida en forma total por el fuego, con daños avaluados en veinte millones de pesos. Estos hechos se comprobaron por la declaración del ofendido, además, por el funcionario Luis Toledo Riquelme, quien recabó la denuncia declarando también la perito químico Cristina Alister Alarcón, con quien se incorporaron dos muestras carbonizadas de otros medios de prueba N°116, también expuso el perito Richard Cifuentes Pérez, con quien se incorporaron cuatro panfletos recogidos en sitio del suceso con la leyenda “levantamiento del pueblo mapuche, marrichiweu” y dos láminas planimétricas del lugar e inmueble, correspondientes a la prueba documental N°21 y N°138. Declaró asimismo, el perito Luis Torres Molina y se incorporaron con él trece fotografías del sitio del suceso y panfletos encontrados en el lugar, correspondiente a otros medios de prueba N°37 y documental N°2, asimismo, se incorporaron diecisiete fotos del lugar con la perito Ernestina Concha Díaz. Todo cual le permitió al acusador, inferir la intencionalidad que delito causado, toda vez que estimó imposible se hubiere causado por combustión espontanea atendido los elementos encontrados en el sitio del suceso. Respecto del Hecho B.6., de la acusación, ocurrido el 9 de agosto de 2009, alrededor de las 08:45 horas, los acusados Marco Millanao, Juan Carlos Millanao, Eduardo Painemil, Simon Millas, Jorge Santi Leal y otros sujetos que los acompañaban, concurrieron al predio particular correspondiente a la parcela N° 11 de Lleu Lleu, de propiedad de Arturo Campos Valenzuela, quien reside en el lugar, procediendo a encender fuego a un galpón y disparando al aire con arma de fuego, lanzando panfletos del conflicto mapuche para luego retirarse del lugar. Percatándose de esta situación los propietarios lograron extinguir la acción del fuego avaluando los daños en dos millones de pesos. Señaló que Campos declaró en el juicio avaluando los daños y se incorporaron dos fotos de otros 73 medios de prueba N°141, señaló también el Fiscal que Patricio Cona, testigo que abordó a Patricio Mariñan testigo presencial del hecho punible, refiriendo que él mismo participó en tomas de terrenos de Campos para obtener que el Estado procediese a su adquisición y anexara a la comunidad que preside. Declaró también respecto al incendio, la perito Sonia Yañez Oñate, a quien se le exhibieron tres muestras carbonizadas de otros medios de prueba N°116; declaró también el perito Luis Torres Molina, incorporando trece fotos del sitio del suceso. También expuso los resultados de su peritaje Oscar Oliva Ruiz, en cuanto a comparación de huellas concluyendo que una bota de goma incautada desde el domicilio de Jorge Santi Leal, coincidía con la muestra plantar encontrada en los alrededores del galpón incendiado, y en ese sentido se le exhibieron tres fotos de otros medios de prueba N° 141 y once fotografías de su peritaje correspondientes a otros medios de prueba N°147, incorporándose la bota talla seis de color negro, descubierta en el domicilio del acusado antes señalado. Por intermedio de Ernestina Concha Días se incorporaron veinticinco fotos de daños al galpón, declaró el perito planimétrico Richard Cifuentes Pérez y se incorporaron cuatro planos de la ruta P-70 con indicación de la parcela N°11, el rastro de calzado, ubicación del cerco cortado y restos carbonizados de la bodega. Refirió el Ministerio Público que al ser detenido Héctor Llaitul, la función de liderazgo respecto de la dinámica de comisión de delitos de incendio recayó sobre Marcos Millanao, quien reclutada otros miembros, adoctrinaba, dirigía las acciones en cada sitio del suceso, distribuía las funciones y determinaba como consumar los hechos punibles, actuando como vigilantes Millas Paillan, Santis Leal y Paiñemil Peña, quienes llevaban instrumentos para comisión de delitos o prender el fuego según instrucciones que se les daba. Estimó el persecutor que todos estos hechos se acreditaron por los medios de prueba antes referidos, constatándose que los afectados por estos delitos, no dieron motivo para ser objeto de estos delitos por medios tan destructivos como el fuego, fueron víctimas por sus orígenes, condición de afuerinos o extranjeros, cometiéndose los hechos ilícitos para asegurar su expulsión y causar temor a las persona iguales a las afectadas, de verse expuestas a delitos de las mismas características para el caso de insistir en ocupar los predios que legítima y legalmente había adquirido, indicó que así, por ejemplo declaró don Guillermo Unibazo Guerrero, a quien le quemaron con fecha 10 de enero de 2009, un trineumático marca skider y una torre de madereo avaluadas en la suma de ciento ochenta millones de pesos. Al respecto, Otros medios N°35, consistente en un comunicado en disco compacto de la pagina web del colectivo mapuche Aucamp, adjudicándose la CAM este 74 hecho, lo que le permite concluir que estos delitos se cometieron de manera generalizada en el lugar y con objetivo de causar temor y la expulsión de aquellos considerados ajenos a la etnia de los autores. Agregó que respecto de la totalidad de los incendios declararon los funcionarios policiales que realizaron las diligencias investigativas tendientes a dar con el paradero de los autores y, quienes lograron establecer que correspondían a los acusados presentes en el juicio, esto por la labor por ellos desarrollada, además de la labor efectuada en relación al incendio de noviembre de 2005 respecto de los testigos ya referidos y además por dos testigos presenciales que constataron por sus sentidos que acaecieron los hechos de la forma en que se han relatado y la razón de los incendios, la motivación especial y los medios usados al efecto, especificando la función que en cada uno de los mismos correspondió a cada participe, explicando cómo accedieron a los lugares, refrendada con evidencia material encontrada en sitios del suceso y que coinciden con las versiones que fueron dadas por los mismos en varias oportunidades, ante policía y distintos Fiscales del Ministerio Público que recabaron sus dichos. Así depuso don Carlos Henríquez Carrasco, quien presenció la declaración prestada por el testigo protegido A, quien declaró ante el Fiscal Luis Elías Morales y luego en una nueva declaración del mismo de 9 de septiembre de 2009, en ambas acompañado de su padre, dando relación circunstanciada de los hechos, y relatando varios detalles de los que sin haber estado en el lugar no habría podido tener conocimiento, tales como las vías de acceso, donde se reunieron, función de cada uno, como se desplazaron a los lugares para efectos de dar cuenta de los hechos en los términos planteados en la acusación. Así respecto del camión, señaló que se reunieron con Juan Carlos Millanao, Marcos Millanao y Eduardo Painemil Peña y otros sujetos a realizar un proceso, refiriéndose con eso a una quema, que se reunieron a las dos de la madrugada, se dirigieron al predio de Pedro Mariñan, pasaron por debajo del puente rociaron con combustible un camión y prendieron con fuego con fósforos, que el inicio del fuego estuvo a cargo de Juan Millanao y roció el combustible Marco Millanao. Del hecho de fecha 09.08.2009 que afectó la cabaña de Rafael Pincheira, señaló el Ministerio Público, que concurrieron los testigos A y B, Juan Carlos Millanao y Marcos Millanao, más otros cuatro sujetos, en dos botes, uno celeste claro con franjas rojas y otro que se hundió al regreso, se trasladaron a remo al lugar, uno llevaba combustible y otro escopeta, iniciando el fuego Marco Millanao y lanzando unos panfletos y disparó Juan Carlos Millanao, lo que fue refrendado a través de evidencia encontrada en sitio del suceso. 75 Respecto del tercer hecho de fecha 09 de agosto de 2009, dijo el ente Fiscal que las personas ya nombradas más Santi Leal fueron caminando a la parcela N°11 de propiedad de Eduardo Campos, rociaron con combustible un galpón al que le pusieron paja y Simón Millas lanzó panfletos y prendieron el fuego, lo que coincide con la evidencia encontrada, según explicaron testigos y peritos constituidos en el lugar. Refirió también dicho testigo protegido, en cuanto al hecho de noviembre de 2005, que afectó a dos cabañas de forestal Mininco, como lo contactaron, Juan Carlos Millanao lo pasó a buscar en un auto negro y también estaba Llaitul, junto a con otros diez sujetos, todos se reunieron en un domicilio de Ranquilhue donde decidieron quemar las cabañas, así cuatro personas cortaron los alambres, y concurrieron con armas, amenazaron a los inquilinos, los sacaron del interior para luego incendiar las cabañas, dijo el testigo haber lanzado una botella con combustible al interior de una de sus casas y que la bencina se llevaba en dos botellas, correspondiendo tal hecho a un proceso por la muerte de Alex Lemun y recuperación de tierras. Lo que se condice con declaración de funcionario policial que levantó del domicilio de Santi Leal, la bota comparada y cuyos resultados coinciden con la huella encontrada en galpón de Campos Valenzuela. Refirió el Fiscal del Ministerio Público que también declaró Juan Carlos Meza Terán, y con su testimonio se incorporaron dieciocho fotografías correspondientes a otros medios N° 136, relativo al incendio de las cabañas que afectaron las cabañas de Rafael Pincheira y Eduardo Campos, determinando lo que pudo constatar en estos lugares, así en el galpón descubrió un corte de alambres, huellas plantares y panfletos, señaló que había un testigo protegido al interior de la comunidad indígena respecto del cual se logró obtener antecedentes respecto de la participación de varios sujetos en este hecho punible, lo que finalmente llevó a determinar la identidad de un testigo que corresponde al testigo protegido A, agregando que tal testigo declaró el 13 de agosto del año 2009 ante el Fiscal Luis Elías Morales, señalando los antecedentes de tres incendios: el del camión, la casa de Rafael Pincheira y el galpón de Eduardo Campos; agregando que el testigo protegido señaló haber sido convocado por Juan Carlos Millanao, a un lugar donde estaban Marcos Millanao, Eduardo Painemil y Simón MiIlas y Jorge Santi, quienes se trasladaron por debajo del puente al predio de Pedro Mariñan, donde había un camión, extrajeron de ese vehículo combustible, rociaron la cabina y Carlos Millanao prendió fuego con un fósforo, sin perjuicio del combustible que ellos mismos llevaban que fue rociado en la cabina del vehículo. Explicó el Fiscal que procesos, se entienden las quemas para hostigar a las 76 personas que no son del sector. Indicó que respecto de cabaña de Pincheira concurrieron las mismas personas menos Santis, fueron en dos botes que describió el testigo protegido, explicando las funciones y distribución en los botes: en un bote iban cuatro de Huentelolén y en otro iban Marco, Juan Carlos Millanao, Eduardo Painemil y Simón Millas, quien prendió el fuego fue Marco Millanao y que luego volvieron hundiéndose uno de estos botes. Respecto del galpón se fueron caminando por una huella. El testigo señaló que colocaron paja en la parte posterior, Jorge Santis roció con combustible, Eduardo Painemil encendió el fuego y Simón Millas lanzó los panfletos. Refirió que había dos escopetas, lo que coincide con peritaje efectuado por funcionarios de Carabineros, las llevaban Marco y Juan Carlos Millanao, incluso el padre del testigo protegido que declaró en Fiscalía aportó antecedentes sobre estos dos últimos. Refirió que el incendio del fecha 30 de mayo de 2009 que afectó la cabaña de Pedro Celhay, en que fue invitado por Juan Carlos Millanao, en una camioneta fueron trasladados por individuo apodado ojo de Pato o Daniel Lincopan, concurriendo Marcos Millanao, Simón Millas, el testigo A y otros sujetos del sector El Malo, se subieron a dos botes, dejaron la camioneta en casa de Nahuelhuan, cortaron los alambres para llegar al lugar y Marcos Millanao disparó las escopetas, el testigo protegido roció con combustible y otro encendió el fuego y se activó la alarma por lo que arrancaron hacia el sector el Malo. Todo se condice con la evidencia incorporada a través los testigos y peritos en el sitio del suceso, las vainillas, encontradas, el sonido de la alarma que escucharon los testigos como asimismo que se constató corte de alambres recientes, que había huellas y que los funcionarios policiales lograron pasar debajo del puente, estableciendo que esa era una vía que facilitaba llegar hasta el lugar donde se quemó el camión. Señaló el testigo protegido que el 12 de abril de 2009 estaban picados por las detenciones de los cabros de Choque, que el ojo los convocó a una reunión en la cancha de Choque, indicando el testigo A que es él quien guía al grupo, no como jefe o director, sino a modo de guiarlos por un camino que los otros no conocían, cortaron alambres, llevaron combustible, uno él y el otro Eduardo Painemil, hubo disparos y se lanzaron panfletos. Al incendio de noviembre del año 2005 fue convocado por Juan Carlos Millanao y fue trasladado por un desconocido, estaba Marco Millanao en ese lugar y se incorporó Héctor Llaitul, se formaron dos grupos al efecto, el primero sacó las personas de la casa y el segundo roció con combustible las cabañas, el testigo A lanzó una botella con combustible en la casa patronal, identificando a Marco y Juan Carlo Millanao, a Héctor Llaitul y a César Parra Leiva. Por su parte, el testigo funcionario policial que escuchó el 77 testimonio del testigo protegido B, respecto del incendio del camión del 08 de agosto de 2009, sindicó a Marco Millanao, a Juan Carlos Millanao, a Eduardo Painemil, a Simón Millas y a Jorge Santi, a quienes dicho testigo B reconoció de un set fotográficos, sin perjuicio que los conocía con antelación. En este mismo sentido depuso el testigo Luis Rijcks Hernández, señalando lo que escuchó al testigo 2 o B, el 9 de septiembre de 2009, respecto de la quema del camión que estaba en el predio de Pedro Mariñan, siendo responsables Juan Carlos Millanao, Marcos Millanao, Eduardo Painemil, Simón Millas, Jorge Santi y el testigo A. Marcos Millanao roció con combustible, Juan Carlos Millanao prendió el fuego, siendo el lugar de reunión la casa de Juan Carlos Millanao, pasaron por debajo del puente caminando, Juan Carlos Millanao llevaba una escopeta calibre doce, Marcos Millanao la bencina, se extrajo combustible del camión, luego se retiraron del lugar, viendo lo que pasaba desde la casa de Juan Carlos Millanao, circunstancia que pudo ser constatada por el capitán Marcelo Sáez de quien se obtiene que desde ese lugar se ve lo que ocurre en el puente LLeu LLeu. También presenció la declaración del testigo A, prestada el 15 de octubre de 2009 en Cañete ante los Fiscales Cruz y Pucheu, en presencia de su padre, refiriendo que hubo lectura de derechos y que el testigo fue trasladado por Carabineros por su petición, relató el incendio que afectó al camión grúa, refiriendo el testigo B, que llegaron en botes hasta antes del puente y con posterioridad se trasladaron por debajo del mismo por una huella hasta llegar al predio de Pedro Mariñan. También refirió que en el incendio que afectó la casa de Pincheira participaron Juan Carlos y Marcos Millanao, Simón Millas, Eduardo Painemil, Jorge Santi, el testigo B y cuatro desconocidos y que fueron en bote hasta LLeuLLeu Alto, iniciando el incendio Eduardo Painemil, además Marco Millanao entregó la bencina a Simón Millas, lanzando panfletos en la vía de acceso al inmueble, retirándose en botes, uno de los cuales se hundió. Respecto del galpón de propiedad de Eduardo Campos, fueron al lugar, Eduardo Painemil, Simón Millas, Jorge Santi, Juan Carlos y Marcos Millanao, fueron con escopetas, disparando en el lugar Marco Millanao. Respecto del incendio de Ranquilhue de 2005 declaró que fue contactado por Juan Carlos Millanao, iba Marcos Millanao, y en trayecto se sumó Héctor Llaitul, el proceso fue por conmemoración de la muerte Alex Lemun, relatando que a las 22 horas se fueron caminando en dos grupos, el primero armado con escopetas, sacaron a las personas de las casas, participaron alrededor de diez personas, las nombradas más César Parra Leiva, último que lanza una botella con bencina al igual que él, todos estaban encapuchados, lo que se condice con la declaración del testigo protegido que se 78 encontraba al interior del inmueble al momento de los hechos que es exactamente igual a como lo relata este otro testigo protegido. Refirió también el incendio de Coihueco que afectó a la vivienda de Pedro Celhay el 30 de mayo de 2009, al que concurrieron Juan Carlos y Marco Millanao con Daniel Lincopan, se fueron en una camioneta blanca, en bote a la cabaña y hubo disparos de escopeta, se roció con bencina la casa y se prendió el fuego, luego se activó la alarma y se fueron en bote. Respecto del incendio del sector Ranquilhue se fueron en un camión cerrado, rociaron las cabañas de Aguayo y de Ebensperguer, una él y la otra Eduardo Painemil, dando además de cuenta de los sucesos, las funciones que cada uno realizaba, quienes efectuaban cada labor, quien distribuían las funciones y determinaban lo que debía llevar cada uno, como también, los motivos que los llevaron a realizar esta especie de ilícitos. Señaló el persecutor que al respecto declaró también el jefe del grupo, capitán Marcelo Sáez Rebolledo, quien refirió que estos hechos se los había adjudicado la CAM, señalando que hubo testigos protegidos que prestaron un primer testimonio ante Luis Elías Morales. Incorporando con dicho testigo otros medios de prueba N°145 y N°144 correspondientes a botas, cuyas huellas plantares son diferentes a las encontradas en el exterior del galpón de Campos Valenzuela, esto para desvirtuar lo que dice la defensa que todas las personas en el lugar utilizan el mismo tipo de botas, lo que no es efectivo, de lo que se desprende la fiabilidad de la labor pericial realizada por Carabineros y que concluyó que la bota que se encontró en la casa de Santi Leal es la que corresponde a la huella plantar encontrada al exterior del galpón siniestrado. Indicó también el acusador, que al decir de Marcelo Sáez, el 09 de septiembre 2009, el testigo protegido A nuevamente prestó declaración, con presencia de su padre, en relación al camión que estaba en el predio de Pedro Mariñan, señalando que participaron en ese proceso Juan Carlos y Marcos Millano, Eduardo Painemil y el testigo B, fueron a la casa de Pedro Mariñan, lugar al que llegaron caminando, Marco Millanao roció la cabina con combustible y Eduardo Painemil vigilaba el lugar, el testigo A extrajo combustible y Marco Millanao prendió el fuego; refirió el Ministerio Público que este funcionario policial tiene la importancia que realizó el ejercicio de llevar a la practica la corroboración de la versión realizado por el testigo A respecto de los delitos que había presenciado, verificando la verosimilitud de sus dichos, es decir, que todo era posible, tomando además en cuenta que esto era conteste con la evidencia 79 encontrada en el sitio del suceso y la declaración prestada por los otros testigos de estos delitos. Relató los dichos del testigo protegido en relación a la cabaña de Pincheira, señalando que Marcos Millanao llevaba los fósforos, se lanzaron panfletos, que uno de los botes se hundió y Marco Millanao habría disparado una escopeta. Respecto del incendio del galpón, indicó que al lugar se desplazaron caminando Juan Carlos y Marco Millanao, testigo A, Eduardo Painemil y Jorge Santi, llegaron alrededor de las 08:45 horas, Juan Carlos y Marcos Millanao llevaban escopeta, el testigo A llevaba paja, Santi llevaba un bidón con combustible; el Testigo A desparramó la paja y Santi lanzó el combustible, Eduardo Painemil prendió el fuego y huyeron hacia el oriente, Millas lanzó los panfletos al ingreso de la propiedad del galpón. La comparación de los dichos del testigo con la evidencia habida en el sitio del suceso son coincidentes. El testigo relató los hechos de Ranquilhue del año 2005 y de luego los ocurridos el 11 de abril de 2009 que afectaron cabañas de Aguayo y Ebensperguer y el de Coihueco que afecto a Pedro Celhay. Refirió también dicho testigo que liderazgo en el año 2009 lo ejercía Marco Millanao, como también que en el ultimo hecho se usaron tres escopetas, coincidiendo con lo referido por el testigo y con evidencia encontrada en el sitio del suceso, más aún tomando en cuenta que huyeron del lugar en bote por haber sonado la alarma que es justamente lo que dice el cuidador que él escuchó. Se corroboró la existencia de un sujeto de apellido Nahuelhuan, persona muy dura, por lo que no fue posible entrevistarse con él para corroborar la versión de los dichos del testigo; se corroboró también la existencia de Daniel Lincopan como también que él tenía una camioneta blanca. El testigo Marcelo Sáez explicó la dinámica y funciones de la organización, indicando que el liderazgo correspondía a Marcos Millanao, quien seleccionaba los blancos y dirigía las acciones, el segundo a cargo era Juan Carlos Millanao, rebelde, quien seleccionaba a las personas formándolos y adoctrinándolos, el resto ejecutaban las instrucciones impartidas por los líderes y transportando los insumos para la comisión de los delitos. Además afirmó que desde la detención de estos sujetos vinculados a la CAM, no se habían repetido hechos como los descritos en el lugar, como se afectaron en los meses y años referidos. Además señaló que el conocimiento del testigo A respecto de la identidad de los imputados, se infiere del hecho que los reconoció de un set de cuarenta fotografías. El testigo Sáez dijo que el testigo B relató en torno al incendio del camión grúa y el testigo A declaró el 13 de agosto ante Ministerio Público, el 9 de septiembre ante la policía y el 15 de octubre de 2009 ante Ministerio Publico, el 8 de enero de 2010 nuevamente ante los Fiscales 80 del Ministerio Público. El testigo B lo hizo el 9 de septiembre ante la policía y el 15 de octubre de 2009 y de 08 de enero de 2010 ante los Fiscales. Finalmente indicó el acusador que con el testigo Sáez se incorporaron seis fotografías del sitio del suceso, una infografía del mismo lugar, específicamente incendio de Celhay, una infografía con ubicación de camión y cabañas de Aguayo y Ebensperguer, una lámina con ubicación del Fundo Ranquilhue, indicando que además el testigo refirió las características del bote que se incautó a Marco Millanao Mariñan, que corresponde al descrito por el testigo A y utilizado para desplazarse a los distintos lugares para perpetrar lo incendios, incorporándose tres fotografías en relación al bote antes referido correspondientes al Nº156 de otros medios de prueba, señalando las características de este bote el perito Víctor Contreras Aguayo, a quien se le exhibieron tres fotografías de otros medios de prueba Nº157. Señaló el Fiscal que declaró Jaime Ortiz Saavedra, quien explicó que los incendios sumaron 27 en las inmediaciones del Lago Lleu LLeu, incorporando información contenida en un disco compacto en que se presentaban todos los lugares en que se habían producido incendios entre los años 1999 y 2009, como también se incorporó la edición del Diario El Sur de 10 de Agosto de 2009, correspondiente a la prueba documental Nº 38, respecto de los efectos de los incendios a las cabañas del sector Lleu LLeu. Sostuvo que tomando en consideración la cantidad de incendios, las características de las personas que se presentaron a declarar y que fueron víctimas de los ilícitos y el impacto que ocasionaron, obviamente su finalidad era causar temor en parte de la población de verse expuesto a hechos de la mismas características si no se iban de las inmediaciones del Lago Lleu LLeu, al pertenecer estos predios a otras personas. Recordó que la doctrina que se enseñaba por Marco Millanao era que estos eran unos ricachones que eran de afuera y se venían a reír de los mapuches. El Ministerio Público, estimó que los hechos descritos configuran delito de asociación ilícita terrorista, descrita en el artículo 1 Nº1 en relación al artículo 2 Nº 5 y 3 inciso final de la Ley 18.314 y en relación al 292 y siguientes del Código Penal, respecto de Héctor Llaitul, Ramón Llanquileo, Marco Millanao y Juan Carlos Millanao, del artículo 293 inciso primero del mismo código punitivo, considerando la función que ejecutaban al interior de la organización de liderazgo y planificación. Respecto de Víctor Llanquileo, Luis Menares, Jonathan Huillical, José Huenuche, César Parra, César Painemil, Jorge Santi, Simón Millas, la sanción es la prescrita en el artículo 294, porque eran meros ejecutores de las instrucciones que recibían. 81 En lo que dice relación con el delito de asociación ilícita para el hurto o robo de madera contemplada en los artículos 292, y siguientes del Código Penal, en relación a Héctor Llaitul y Ramón Llanquileo, su actuar es el señalado en el artículo 293 inciso primero del código referido, ello en relación a la labor de liderazgo que ejercían al efecto; y de Víctor Llanquileo, Luis Menares, Jonathan Huillical, José Huenuche, César Parra, Nolberto Parra, Juan Parra, Leonel Carilao, Juan Muñoz Huenuman, Carlos Muñoz Huenuman y Segundo Ñeguey Ñeguey, la del artículo 294 del código punitivo. Respecto del segundo grupo de delitos, esto es los de incendios, que según 294 bis del Código Penal, deben ser sancionados independientemente del delito final del programa establecido por la agrupación, estimó que su calificación corresponde en el hecho B.1, a incendio terrorista, consumado, descrito en el artículo 2 Nº1 de la Ley 18.314 en relación al artículo 1 Nº 1 del mismo cuerpo legal y del artículo 475 Nº 1 del código punitivo. En relación a los vehículos incendiados, corresponde al ilícito referido en artículo 477 N°1 del mismo código, ya que esta figura no está en la Ley 18.314, tomando la finalidad del hecho punible y las circunstancias para cometerlo, lo que dan por tipificada situación del artículo 1 de Ley 18.314. Respecto del hecho B.2, es el previsto en el artículo 2 Nº 1 de la Ley 18.314 en relación al Nº 1 de la misma ley y 476 del Código Penal. El hecho B.3, corresponde a incendio terrorista del artículo 2 Nº 1 de la Ley 18.314 en relación al artículo 1 nº 1 del mismo cuerpo legal y 476 Nº 1 del mismo código punitivo. Tratándose de un vehículo no contemplado en la ley 18.314, el Hecho B.4, es el previsto en el artículo 477 Nº1 del cuerpo legal ya citado. El hecho B.5, es el del artículo 2 Nº 1 de Ley 18.314 en relación al artículo 1 Nº 1 y 476 del Código Penal y el hecho B.6, corresponde al artículo 2 Nº 1 de la Ley 18.314, junto con el 1 Nº 1 del mismo cuerpo legal y 476 Nº 2 del código punitivo, atendido el lugar en que se desplegó este delito. Lo tomando en cuenta que en todos estos hechos punibles se produjo la ingobernabilidad o descontrol del fuego, que llevó a la destrucción total de las viviendas que se encontraban en los predios, excepto en caso del galpón, por la circunstancia que el propietario logró frustrar el avance del fuego. Respecto del carácter terrorista de los ilícitos, señaló el persecutor que el delito se encuentra incorporado en la Ley 18.314 que fija las conductas terroristas y su penalidad, no obstante la modificación introducida por la Ley 20.467, puesto que para la configuración de estos ilícitos hay que estar al carácter de la finalidad desplegada por parte de los sujetos activos del mismo, que no es otro que 82 producir en la población o parte de ella, el temor justificado de ser víctima de delitos de la misma especie, sea por la naturaleza o efectos de los medios empleados, aquí se utilizaron armas de fuego e incendiarias evidenciando un plan predeterminado, esto es atentar contra un grupo o categoría de personas, con un fin específico cual era el control territorial y el proceso de recuperación productiva de tierras, expresamente establecido inclusive por parte de uno de los acusados. Las víctimas eran todas del mismo carácter, trabajadores forestales, personas jurídicas como las forestales con predios en el sector, funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, y ciudadanos con inmuebles en las riberas del Lago Lleu LLeu que se consideraban extranjeros al no pertenecer a la etnia mapuche. El motivo era la expulsión, según dijo Ramón Llanquileo, y causar temor logrando el control de una parte del territorio de Tirúa, dando la sensación de ingobernabilidad e impunidad a los delitos por ellos cometidos. Al respecto además de la prueba referida, declararon peritos de inteligencia, así Carlos Aqueveque Bastías, se refirió a la estructura de la organización, redes de apoyo , forma en que se compartimenta la información asegurando la impunidad de sus actos (análisis y aplicación de prueba indiciaria) y el anonimato de sus autores, a este respecto también depuso el testigo Diego Rojas, quien refrendó lo señalado por Aqueveque en torno a la estructura de la asociación ilícita, sus orígenes y objetivos, señalando que es un grupo que justifica el uso de la violencia, el uso de la fuerza militarizada en caso necesario, existen órganos de resistencia territorial que tienen por objetivo controlar territorialmente una zona, impidiendo la acción de otras autoridades usando la fuerza de ser necesario para llevar a cabo el proceso de recuperación y reivindicación de tierra, siendo esta permanente en el tiempo, teniendo una estructura muy definida. Se introdujeron diversos comunicados esencialmente de la CAM, que luego de cometidos los delitos los reivindicaban en diversos medios de comunicación y páginas web aduciendo los móviles de comisión de estos hechos punibles, en este sentido se señaló el afiche bototos para Choque de otros medios de prueba N°159, publicación en Diario el Sur de fecha 5 de junio 2009, del Diario de Concepción de fecha 22 de julio de 2009 correspondiente a la prueba documental N°34 y N°28, en la que aparece la CAM adjudicándose diversos ataques, comunicado público de la CAM Nº33, comunicado público de fecha 10 de agosto de 2009, correspondiente a la prueba documental 39; en el mismo sentido, edición del diario el Sur de fecha 28 de septiembre de 2009 correspondiente a la prueba documental 56. En cuanto al abundante material de las páginas web, declararon el perito Aldo Rodríguez Fabres y el testigo Jonathan Lizama Valenzuela, con el primero se introdujeron 83 sesenta y cuatro fotos de otros medios de prueba N°43, en que se hizo trabajo comparativo entre las fotos encontradas en el pendrive incautado en el domicilio de Ramón Llanquileo y aquellas de las mismas características encontradas en la página nodos.50.weftum, que corresponde al sitio oficial de la CAM y tres discos compactos de otros medios de prueba N° 51, 35 y 38, que contienen diversos comunicados en este sentido. Con el testigo Jonathan Lizama, se incorporó un comunicado de la prueba documental N° 39 donde consta la advertencia de acciones a futuro de las mismas características para el evento de no lograr el objetivo o finalidad perseguida por parte de la organización criminal. Declaró el testigo Juan Cerna Pehuenche, quien aludió a las expresiones usadas por el líder del grupo, Héctor Llaitul en unas alocuciones efectuadas ante estudiantes de la Universidad de La Frontera, que fuera reproducido en el juicio, justificando el uso de la violencia en estos delitos, en especial en el proceso de recuperación productiva de tierras y el control territorial, llamándolos incluso a unirse a ellos en la perpetración de estos delitos como weichafes, mismos dichos referidos después del atentado a Mario Elgueta y funcionarios policiales de fecha 16 de octubre de 2008, en el mismo sentido se agregó una entrevista, correspondiente a la prueba documental N°37, contenida en el semanario The Clinic, que prestó el mismo Llaitul donde se presenta como el líder de la organización y hace referencia a las acciones desplegadas en Puerto Choque tendientes a la recuperación productiva de tierras. Declaró asimismo, Claudio Caro Victoriano en torno a la evidencia que se encontró en domicilio de Héctor Llaitul en Puerto Choque, entre la que había varios documentos que refrendan el proceso de recuperación de tierras, el uso de la violencia y lucha armada, siendo los objetivos principales de la CAM el control territorial, hoja titulada “mari mari pu peñi u lamien” de la prueba documental Nº13; tres hojas manuscritas con títulos “los comités de apoyo a la resistencia mapuche informan a la opinión pública”, correspondiente a la prueba documental Nº14; dos block Rhein con diversas anotaciones relativas a un juicio en Temuco, correspondiente a prueba documental Nº15; dos hojas manuscritas con el titulo palabras finales, correspondientes a la prueba documental Nº16; tres hojas tituladas hacia la construcción de una organización mapuche, correspondiente a prueba documental Nº41; seis hojas del tipo panfletos tituladas “mapuche newen poder intum”, correspondientes a prueba documental Nº42; diez hojas con el título “proyecto de liberación nacional, lucha continental indígena y proyecciones, una mirada desde la Cam”, correspondiente a prueba documental Nº 44, tres hojas tituladas comunicado público de la CAM, correspondiente a prueba documental Nº 84 45, dos hojas tituladas “hermanos de la CAM presentes”, correspondientes a prueba documental Nº 48, correspondiendo de acuerdo al peritaje caligráfico, efectuado por Luis Torres Molina la letra del acusado Héctor Llaitul según dio cuenta la prueba documental Nº 13, uno de los block de la prueba documental Nº 15 y la prueba documental Nº 16; e incorporando diecinueve fotografías de otros medios de prueba Nº 101 a su pericia. Se incorporaron también llamadas telefónicas legalmente interceptadas, de lo que se desprende la necesidad de publicitar las acciones delictuales realizadas por parte del grupo, determinándose que el encargado de publicitar era Héctor Llaitul quien se contactaba con un tercero, quien a su vez se contactaba con los medios de comunicación, siendo la función del que avisa servir de enlace con los medios de esta asociación ilícita. Reiteró el Ministerio Público el liderazgo de Llaitul, respecto del cual se debía tener presente las escuchas obtenidas del celular número 77740864 utilizado por él e introducidas por la testigo Valeria Núñez Hernández y algunas por el testigo José Luis López Leiva, respecto de la pista N°41 de fecha 4 de agosto de 2008, en la que Llaitul le pregunta a Marco Millanao si está en la pega y si puede mirar en la calle si están los tontos, pista Nº44 de fecha 4 de agosto de 2008 en la que Llaitul se comunica con Caniupan y le dice que vaya porque hay cualquier fiesta, refiriendo enfrentamiento con Carabineros; pista N°131 relativa a llamada del 8 de agosto de 2008 en que Llaitul se comunica con Ramón Llanquileo, para preguntarle si alguien estará en la casa y pide se quede el Trintre dando instrucciones al efecto; pista N°289, llamada de fecha 18 de agosto de 2008 en que Llaitul se comunica con un sujeto en la que se reporta estará donde Cayosama o sea donde Carlos Muñoz Huenuman; pista Nº295, es en la que nuevamente hay instrucción de la misma característica; pista N°346 donde un sujeto da cuenta de que estará veinte minutos más en la escuela y Héctor Llaitul ordena que lo vayan a buscar; pista Nº356 en donde Llaitul toma contacto con Oscar Caniupan para preguntar cómo está el pie del hombre y si necesita una atención especial, lo que tiene importancia porque de acuerdo a la declaración prestada por Jonathan Huillical ante Alfredo Espinoza Ugarte, legalmente incorporada, este manifiesta que José Huenuche cojeaba de un pie como consecuencia de un accidente que había tenido con anterioridad. Pista Nº 341 en la que hace alusión a que le pregunta a Oscar Caniupan si Carabineros se habían retirado del lugar; pista N°918 en la que pide que Carlos Antihuala lo llame a otro teléfono; pista N°1083 en la que va a salir a buscar unos botes, en igual sentido las pistas N°1254, N°1665 y N°1902, aquí Héctor Llaitul comienza a hacer preguntas a una persona cuya identidad no se conoce, que pasa arriba donde el 85 Ñay, lo que se traduce en preguntar qué pasa en el lugar donde se efectúa la tala ilegal, donde esta Ramón el jefe de la guardia; pista N°1975 en el mismo sentido, en torno a instrucciones al efecto; pista N°2672, que lo va a mandar a buscar por medio del Ratón en relación a Luis Menares, Llaitul pide lo vayan a buscar; pista Nº 3023, en la que se presenta como peñi y conversa con persona no identificada; pista N°3712 del 18 de octubre de 2008 en donde Oscar Caniupan le dice a Llaitul como están los cabros y que anda el eli con la vieja y Llaitul le dice que deje de transmitir y le diga a Ñay que busque un numerito limpio, es decir, luego del atentado se tenía la certeza de la interceptación de los teléfonos, según dan cuenta varias de las pistas incorporadas. Asimismo, de la interceptación de teléfonos, de las escuchas captadas al teléfono número 76618144, cuyo usuario era Carlos Antihuala, incorporadas por el testigo Fernando Gutiérrez Hernández, también se determinó el liderazgo de Héctor Llaitul, así en la pista 203, se escucha que Héctor Llaitul instruye que Carlos Antihuala que lo llame de vuelta a otro número; en la pista N°355 Llaitul llama a Carlos Antihuala y le pregunta como están, y él le responde que se agarraron con los “pacos” pero lograron llegar; en la pista N°638, en que Llaitul llama a Carlos Antihuala para que lo llame; en la pista N°1334, de fecha 16 de octubre de 2008, realizada a las 20:19 horas en que Llaitul se comunica con Carlos Antihuala para que le consiga una tarjeta y dicte un numero, lo que es cumplido según se desprende de la pista N°1339. Del numero 9794408 cuya usuaria era Millaray Garrido, del que se captó la conversación incorporada con la declaración del testigo Cristián Araneda Peña, correspondiente a la pista N°496, en la que con fecha 6 de octubre de 2008, hay llamada entre la interceptada y una mujer de nombre Javiera conversan que esta semana balearon a un paco, en referencia al hecho ocurrido el 01 de octubre de 2008 en que el carabinero Bastías perdió un ojo, se refieren también a la situación en la cual se encuentra José Huenuche, quien se encontraba prófugo, que anda a su cola todo el día, que tuvo un accidente lo que ratifica Huillical y Llaitul, señala Millaray Garrido que lo más importante es el movimiento mapuche, que militarmente el más viejo es Llaitul, quien es un ídolo en su comunidad por su acciones. De estas interceptaciones se determinó que Llaitul utilizando este teléfono da o recibe avisos de distintos dispositivos de Carabineros que llegan al sector, preguntando si la situación se encuentra tranquila o si están los tontos que van al lugar, pistas introducidas por la Valeria Núñez y algunas Pistas introducidas por el testigo José Luis López Leiva, correspondientes a las pistas, N° 6 que del 2 86 de agosto de 2008 en que Llaitul pregunta si se van a juntar y si la cosa está tranquila y Nº 7 de fecha 2 de agosto de 2008 en que la que le pregunta a un sujeto, si esta todo tranquilo y que se va donde el Beto, o sea Nolberto Parra Leiva, unida a la pista Nº12, de fecha 3 de agosto de 2008, en que Llaitul se comunica con Ramón Llanquileo, comunicándole que van unos tonto para arriba, tal cual como lo señalaron los funcionarios policiales y el propio acusado Ramón Llanquileo, es el lugar de la Puntilla de Tranaquepe donde se explotaba ilegalmente la madera y justamente le avisa a Ramón Llanquileo, porque él es de la guardia armada destinado a repeler ataques, avisa a los demás para parapetarse y no ser sorprendidos; la pista Nº 38 de fecha 4 de agosto de 2008 en la que un sujeto no identificado le dice a Llaitul que viene un operativo; pista N°82 de fecha 5 de agosto de 2008 en que Llaitul recibe una llamada de peñi Leo en la que le pregunta si van a ir para arriba porque están cargando madera y subió una camioneta roja, pista N°201 de fecha 2 de agosto de 2008, en que Llaitul pregunta quien está haciendo guardia arriba porque los cabros escucharon unas motos, refiriéndose a quienes están haciendo la guardia armada; pista N°207 relativa a llamada recibida por Llaitul por la que preguntan si está en la casa y le avisan que vienen los tontos refiriéndose a Carabineros, pista 222 de 13 de agosto de 2008 en que Llaitul le pregunta a un sujeto no identificado como está la cosa y avisa que iban los tontos; pista N°228 de fecha 13 de agosto de 2008 en que Llaitul pide a sujeto no identificado que le envíe un autito para que lo pase a buscar porque van unos tontos para arriba; pista N°231 de fecha 13 de agosto de 2008, en que pregunta si está en la casa refiriendo que van los tontos, pista N°232 de 13 de agosto de 2008, en que un tal Leo le pregunta a Llaitul si vienen los tontos por Ranquilhue, respondiendo que no, que van por la carretera; pista N°240 recibida por Llaitul de fecha 14 de agosto de 2008, señalándole que todo va tranquilo e instruyendo que lo pasen a buscar; pista N°345 de fecha 20 de agosto de 2008, en que Oscar Caniupan llama a Llaitul pidiéndole que llamen al Nay, porque no tienen su teléfono porque anda una camioneta blanca con chanchos sacando fotos casi llegando al cruce, explicando el Fiscal que chanchos son los funcionarios de inteligencia y la camioneta les causaba gran expectación o temor porque era la utilizada por el Fiscal Mario Elgueta, en relación a pista Nº 348, respecto de una llamada de fecha 22 de agosto de 2008 en que Llaitul toma contacto con Ramón Llanquileo para informar que tal camioneta está registrada y que no hay problema. Indicó el Fiscal que esta labor normalmente no la realizan agricultores, ni personas que van con una yunta de bueyes a buscar leña, la hace una organización tendiente a asegurar el resultado ilícito de las conductas por 87 ellas desplegadas. Así la pista Nº439, correspondiente a una llamada recibida el 26 de agosto de 2008 por Oscar Caniupán, quien llama a Llaitul contestando Ramón Llanquileo, para avisar que van los tontos para arriba, hartas camionetas que le avisó un cabro de acá abajo; pista N°447 de fecha 26 de agosto de 2008 en que Llaitul se comunicó con sujeto no determinado para preguntar cómo estaban, respondiéndole que estaba todo tranquilo señalando Llaitul que vieron a los tontos; pista N°524 de 27 de agosto de 2008 en que Llaitul informa a Ramón Llanquileo de la presencia de los tontos por trana en alusión a Tranaquepe, Tirúa; pista N°530 de fecha 27 de agosto de 2008 en que Llaitul se comunica con Oscar Caniupan para preguntar cómo están e informar que estén atentos porque están los tontos en el lugar, pasaron dos grandes y hartas chiquititas, indicándoles que tienen que ver si quedan en Trana o siguen de largo, corresponde a la misma llamada de Osca Caniupan; pista N°535 de fecha 27 de agosto de 2008 en que Llaitul se comunica con Oscar Caniupan para preguntarle si pasa algo haya arriba, en el lugar de tala, indicándole que estaba todo tranquilo. En este mismo sentido se determinó que Héctor Llaitul daba a conocer o reportaba los enfrentamientos que existían con los funcionarios policiales y se daban en los distintos sectores de Choque y sus alrededores, destacándose algunas escuchas que fueron incorporadas por la testigo Valeria Núñez y algunas por el testigo José Luis López Leiva, así la pista N°211 de fecha 13 de agosto de 2008, en que Ramón le avisa a Llaitul que hubo un pequeño roce y le dice tu sabes que hacer por tu lado y Llaitul le señala que está complicado, pista N°229 y N°230, correspondiente a una emitida el 13 de agosto de 2008 a las 12:30 horas en que Llaitul le avisa a Carlos Antihuala que hubo un nuevo atado en la zona del Ñay, esto es de Ramona Llanquileo, preguntándole este si hubo heridos, a su vez Llaitul le pide que avise a la Fío Fio, o sea radio Bío Bío solicitándole que su número no lo dé a la prensa; pista N°3420, recibida el 15 de octubre de 2008 a las 16:13 horas en la que Pamela Pezoa le manifiesta a Llaitul que trate de comunicarse directo porque están urgidos. Además se pudo determinar que Llaitul participaba y daba instrucciones de cómo tomar contacto con los medios de prensa con la finalidad de dar a conocer lo que estaba sucediendo en las comunidades, así las escuchas incorporadas a través de los testigos Valeria Núñez Hernández y José Luis López Leiva, respecto de las pistas N°1999 de fecha 23 de septiembre de 2008, en que Carlos Antihuala se comunica con Llaitul para preguntarle si sabe lo que paso en Concepción donde hubo unos cuetazos y además le señala si le echó una mirada al escrito y si lo colocan como CAM; respondiendo Llaitul que sí, que lo coloque no más; y las pistas N°2440 y N°2041, 88 de fecha 1 de octubre de 2008 en que Llaitul se comunica con Caniupan para avisarle que en Choque llegaron los tontos, solicitándole que llame a los fio, radio Bío Bío, para que cubran esto; pista N°2442, respecto a llamada emitida el 1 de octubre de 2008 a las 12:46 en que Llaitul se comunica con Oscar Caniupan para que llame a la fio porque hay unos tontos heridos, en referencia al carabinero Bastías quien señaló en este juicio que fue herido sufriendo lesiones graves gravísimas al perder un ojo; pista N°2450, respecto a llamada recibida el 1 de octubre de 2008, en que Llaitul recrimina a Oscar Caniupan por no dar a conocer oportunamente lo que estaba sucediendo y le dice que ya pasó la wea, pide que amarre al periodista y también que parece que hay un tonteli medio mal, específicamente le señala que lo saque inmediatamente, se escucha que la noticia esta en desarrollo y ese tipo de conceptos; pista N°3372 de fecha 15 de octubre de 2008 a las 23:37 horas, efectuada después del primer ataque Carabineros en las fuera de casa Santos Jorquera, en que Llaitul le dice a Oscar Caniupan desde otro teléfono, el número 89472682, para decirle que hay enfrentamientos en Choque solicitándole que lo saque por la radio Bío Bío; pista N°3375 recibida el 15 de octubre de 2008 a las 13:42 horas en que Oscar Caniupan llama a Llaitul y este último le pregunta si llamó o no a la radio Bío Bío, Caniupan le contesta y Llaitul le dice que llame a todos los individuos con otras expresiones. Refirió el acusador que en el mismo sentido de la interceptación del celular número 76618144, cuyo usuario era Carlos Antihuala, se estableció que Llaitul también daba instrucciones en este sentido, incorporándose en la declaración del testigo Fernando Gutiérrez, la pista N°888, de fecha 2 de octubre de 2008 a las 13:53 horas, en que Llaitul llama a Carlos Antihuala y dice que anduvieron unos medios por esos lados, que hay tergiversaciones y pide que coordine con la Bío Bío un enlace directo, puede ser Mosciatti, Antihuala dice que en media hora lo tiene listo; pista N°900 de fecha 2 de octubre de 2008 a las 15:58 en que Llaitul se comunica con Carlos Antihuala para recriminarlo por un condoro ya que habría dicho que él iba a dar la entrevista, en circunstancia que nos sería así. Indicó el Fiscal del Ministerio Público que la identidad de los interlocutores de las escuchas no sólo se obtuvo de los acusados, sino también por los nombres y apodos por los cuales eran tratados y que se pesquisó y fue declarado por policías, también hay certeza de la posición de los teléfonos, por los tiempos prolongados que duraron las medidas intrusivas en que los funcionarios a cargo pudieron constatar sus modismos, vínculos entre ellos, tonos de voz utilizados, logrando fácilmente la identificación, lo que se vio refrendada por un peritaje de 89 voz, específicamente de Llaitul y que viene a ratificar el método de reconocimiento aural como lo dijo el perito ingeniero en sonidos quien dijo que la fiabilidad del método aural era de más de un 95 % de fiabilidad respecto de personas que escuchen a otras por largos períodos de tiempo. Expresó también el Fiscal que con estas acciones así planificadas, consumadas, permanentes en el tiempo, ejecutadas con pretensiones ideológicas y conseguido parcialmente el control de Puerto Choque en Tirúa, el 15 de octubre de 2008, a las doce horas al exterior de la hijuela N°45, funcionarios de Carabineros fueron emboscados por un grupo de encapuchados quienes utilizaron armas de fuego contra los mismos, obligándolos a parapetarse en el domicilio de José Santos Jorquera, recibiendo luego el apoyo de más personal policial que logró interrumpir el curso causal de los acontecimientos, en este sentido declararon Carlos Vera Fuentes, Cristian Rodríguez Olave, Marcos Fernández González, funcionarios que concurrieron a auxiliarlos, Pablo Cuevas Figueroa, para contextualizar la situación que se estaba viviendo ese día y que antecedió al robo a Santos Jorquera y el atentado al Fiscal y su comitiva, alguno de los cuales resultaron heridos por un grupo de encapuchados, estimando el Fiscal que de acuerdo a la lógica y máximas de la experiencia, el grupo obviamente es el mismo que horas más tarde entró con encapuchados a la casa de Santos Jorquera y que atacó al Fiscal y su comitiva el 16 de octubre de 2008 en la madrugada, tanto así que el capitán de Carabineros Marcelo Sáez, reconoció las vestimentas a César Parra quien fue detenido el 17 de octubre de 2008 con las mismas ropas que portaba días antes por un delito cometido contra Carabineros incorporándose al efecto una fotografía correspondiente a otros medios de prueba Nº 17, coincidente con la declaración del testigo protegido que reconoció a Nolberto Parra por sus vestimentas y con la declaración dada por Mario Elgueta en cuanto a que Santos Jorquera reconoció a los Parra porque siempre andan vestidos iguales, conteste con lo que señaló el capitán Sáez, respecto a que a las 15 horas del día 15 de octubre de 2008, un grupo de sujetos armados con escopetas, dirigido por Héctor Llaitul, acompañado por Ramón y Víctor Llanquileo, José Huenuche, Luis Menares, Jonatahn Huillical, César, Juan Carlos y Nolberto Parra Leiva junto a otros no identificados, concurrieron al domicilio de José Santos Jorquera, se dividieron en dos grupos, unos se quedaron en las inmediaciones, otros fueron a amenazar al grupo de personas y a trajinar, buscando algo, especialmente las escopetas, profirieron amenazas a José Santos y su grupo familiar, compuesto por su mujer Rosalía Herrera Leal, sus hijos José y Rusbella Jorquera Herrera, señalándoles que si no abandonaban 90 el predio en una semana, quemarían todo y a todos los que se encontraban en el interior, dichos proferidos porque Jorquera no pertenecía a la etnia mapuche para causar temor a él y demás personas de su misma condición de verse expuesto a delitos de la misma naturaleza. Amenazas que estimó el persecutor eran serias, concretas y verosímiles por uso de armas, encapuchados y la forma en que se emitieron. Para asegurar el resultado de las amenazas, dispararon hacia la propiedad de Jorquera y se apropiaron de dos escopetas inscritas, un martillo, dos alicates y cuatro celulares, intimidando de la forma expuesta. Hubo apropiación de cosa mueble ajena en los términos del artículo 436 en relación al 432 del Código Penal, hechos respecto de los cuales no hay concurso aparente, puesto quemar la casa para expulsarlos de la vivienda y por otro lado distinto, otras amenazas para que hicieran entregada de sus especies., siendo dos delitos separados, dos bienes distintos afectados, en uno la propiedad y seguridad individual y por otro las amenazas en torno a la seguridad individual de la persona afectada por la amenaza que se da en el contexto de artículo 1 de la Ley 18.314, puesto que la finalidad era infundir temor a ellos y a las personas que se enterarían de lo sucedido respecto que le pasaría lo mismo si no abandonaban los predios parte de la reivindicación de la CAM. Estos delitos se comprobaron con declaraciones de Rosalía Herrera, Rusbella y José Jorquera, quienes establecieron la dinámica de ocurrencia de los hechos y preexistencia de las especies sustraídas y además testigos protegidos vieron las armas y señalaron que hubo amedrentamiento para la entrega de las escopetas, que trajinaron y amenazaron a Jorquera para que se fuera del lugar por ser huinca y le daban una semana para hacerlo, reconociendo por la voz a Nino Llanquileo, quien amenazaba a Santo Jorquera, el mismo que agredió a un testigo protegido por ser “sapo” de Santos Jorquera el 1 de noviembre de 2008 y siendo este mismo testigo agredido por otras personas, ya que por su condición de testigo le ocasionaron fractura en la nariz grave, estando amenazado de muerte por venir a declarar en este juicio. Se preguntó el Fiscal qué había ganado este testigo protegido con identificar a Víctor Llanquileo, respondiendo que nada, todo lo contrario había sido agredido en múltiples ocasiones, no habiéndose desvirtuado su declaración a través de la declaración de otras personas que han tratado de introducir otros elementos y a pesar que se suponía de acuerdo a la resolución del Juzgado de Garantía que la identidad de los testigos protegidos no podía ser conocida por los imputados, cuestión que se vio desvirtuada en este juicio puesto que los 91 acusados sabían perfectamente quienes eran los testigos protegidos, dando verosimilitud a las versiones en torno a que había listados de testigos protegidos corriendo entre las comunidades para efectos de evitar que vinieran a deponer como ocurrió con dos personas respecto de las se referiría respecto de las cuales hubo intervención más grave por parte de uno de los abogados defensores. Indicó el Ministerio Público que cabe agregar que el testigo protegido N°8, señaló que al parecer uno de los asaltantes era Juan Parra, y fue también amenazado por ser testigo, estimando que fue errático en su versión por el temor que sentía de declarar en este juicio, al respecto también declaró el testigo protegido N°9, quien reconoció a Ramón Llanquileo por su estructura y su voz, ya que le dijo al grupo que entró a su casa que se apurara, también refirió la agresión que sufrió otro testigo protegido en el cementerio. Respecto a los reconocimientos, declaró el testigo José Luis López Leiva, quien refirió que José Santos Jorquera al ser entrevistado reconoció como partícipe del delito a Ramón Llanquileo a quien conoce desde niño por su contextura física, y además, Mario Elgueta señaló que se entrevistó con Santos Jorquera y éste le dijo que había reconocido a varios encapuchados, entre ellos a Ramón Llanquileo, a César y Nolberto Parra, a Ramón porque lo conocía desde chico y tenían relaciones de vecindad y conocía a su padres y en cuanto a los Parra andaban con la ropa de siempre, tal como lo constató el capitán Sáez, agregando este testigo que por sus antecedentes habían sido autores de este robo entre otros, Víctor Llanquileo y Juan Carlos Parra lo que sabía por varias declaraciones y reconocimientos que poseía la Policía atendidas las investigaciones que realizó En este mimo orden de ideas, declaró el perito N°3, René Espíndola Lizama con quien se incorporó una fotografía correspondiente a otros medios de prueba Nº 5 y otras cinco fotografías de otros medios de prueba Nº 8, dando cuenta de haber encontrado en el domicilio de José Santos Jorquera evidencias claras de un disparo de escopeta ejecutado a corta distancia al letrero de un candidato a concejal que se encontraba colgado de un galpón, lo que refrenda la declaración de los testigos presenciales que efectivamente señalan que hizo uso de armas de fuego y que dispararon a un afiche, de o foto de candidato, que se encontraba pegado en un galpón, a tan corta distancia que se encontró el taco que normalmente cae con antelación al de las municiones disparadas. Estimó el persecutor que la comisión de este delito, la forma en que fue perpetrado, atendido los sucesos que acaecían en el lugar, obligaron al Fiscal con dedicación exclusiva Mario Elgueta Salinas, junto a personal de la PDI y 92 Carabineros de Chile, todos en ejercicio legítimo de sus funciones y en cumplimiento de sus deberes, a ingresar a las 22:00 horas al sector Puerto Choque para dirigirse a la parcela N°45 en la ribera del Lago Lleu Lleu de Tirúa, para verificar la tan grave denuncia que se había efectuado y que había afectado a José Santos Jorquera y además, tomando en cuenta que estaba en riesgo su integridad física y de su familia, y era necesario brindar los primeros auxilios, brindarle la protección debida, evitando se consumaran las amenazas de que había sido objeto, puesto que no era el primer delito de incendio, no era el primer ataque que ocurría en la zona como lo declaró Ramón Llanquileo, en el sentido que no ese lugar que estaba en proceso de recuperación productiva de tierras. Siguiendo el orden cronológico de los sucesos, el Ministerio Público indicó que siendo la madrugada del 16 de octubre 2008 alrededor de las 00:30 horas y luego de haber realizado las primeras diligencia en el domicilio de Santos Jorquera, cuando la caravana de vehículos en la que los funcionarios policiales, de Carabineros y el Fiscal en una camioneta blanca se desplazaban, haciendo abandono de Puerto Choque por la ruta que lleva el mismo nombre, justo cuando iban a llegar al exterior del cementerio se encontraron con que el camino se encontraba bloqueado por unos árboles, y que en esos momentos los acusados Héctor Llaitul, Ramón Llanquileo, Jonathan Huillical Méndez, Luis Menares Chanilao, José Santiago Huenuche, Víctor Llanquileo Pilquiman, se encontraban parapetados en el lugar junto con otros individuos, para llevar a efecto el planteamiento que se habían programado, atacar al Fiscal y a los funcionarios de Carabineros para mantener el control territorial de la zona, para evitar que los mismos se desplazaran a ese lugar a objeto de cumplir con sus funciones, concertados al efecto, puesto que existía acuerdo de lo que iba a ocurrir, estaban Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Muñoz Huenumán, quienes obraban como vigilantes de la acción delictiva perpetrada por parte de los autores del hecho ilícito. A las instrucciones de Llaitul se dividieron en dos secciones, una quedó al lado del cementerio y la otra en la parte de atrás para evitar que la caravana retrocediera, si bien se puede considerar que la acción fue bastante osada tomando en cuenta el numero de sujetos y las armas usadas, que el lugar elegido, especialmente considerando que los testigos declararon que era en subida, se ubicaron en una suerte de cerrito que está a tres metros sobre el camino, que no hay berma, era de noche, ellos conocían el terreno, disparaban de arriba hacia abajo y para asegurar su acción dolosa homicida dispararon a los conductores de los vehículos, ese era su objetivo y en especial como lo dijo un testigo presencial “denle al Fiscal” que se encontraba en la camioneta blanca como conductor de la 93 misma y como consecuencia de ello resultaron lesionados los ofendidos por parte del delito, Mario Elgueta con lesiones leves, Jorge Ogueda Fuentes con lesiones graves gravísimas, Walter Oyarce con lesiones graves gravísimas y Alejandro Rojas Riffo con lesiones graves gravísimas, además de dos funcionarios policiales que por estar esto ventilándose en otra sede, no han sido acusados, por tanto no existe litis pendencia ni cosa juzgada puesto que no existe la triple identidad tomando en cuenta que las victimas atacadas, en este caso específico fueron los Carabineros Jorge Mariano Sepúlveda Sáez quien resultó con lesiones leves y Eladio Quiroz Silva con lesiones de carácter menos grave. Señaló el Fiscal que este hecho tuvo el fin de producir en la población, en particular contra quienes detentan la calidad autoridad policial o del Ministerio Público, el temor de ser víctima de delitos de la misma especie, a objeto de impedir que ejerzan sus atribuciones, impidiendo o tratando de impedir la consumación delictual del grupo antes referido, lo que a la luz del artículo primero de la Ley 18.314, por muy modificada que haya resultado y negociaciones que hayan existido, no son oponibles al Ministerio Público, ni tampoco a los Tribunales, por ser organismos independientes, son de carácter terrorista por el medio y la acción desplegada, que es quitarle la vida a una autoridad por ejercer sus funciones. Para efectos de probar este delito declaró el funcionario de Carabineros Pablo Cuevas Figueroa, conductor del Mowag, o tanqueta que no tenía armamento en su interior, con quien se incorporó la fotografía Nº7 de otros medios de prueba se le exhibió la fotografía Nº18 de un disco compacto correspondiente a otros medios de prueba Nº38, dando cuenta que el objetivo blanco de los autores del delito eran los conductores de los vehículos, recordando que en las misma fotografías se exhibió el casco del conductor del blindado que tenía que sobresalir atendido que veía mal y los disparos dieron justo en el lugar donde él saca la cabeza de la tanqueta a objeto de determinar las características del camino y justamente no se le causó la muerte porque portaba el casco de protección que explicó en esta audiencia y exhibió en fotografía. A este respecto declaró también Eladio Quiroz Silva, funcionario de Carabineros, quien recibió varios impactos de bala de perdigones al bajarse del vehículo, recordando que su vehículo se adelantó del que se encontraba detrás del Fiscal, se colocó del lado izquierdo y del asiento trasero se bajó y al momento mismo de bajarse recibió impactos en su chaleco antibalas y resultando lesionado en su brazo, lo que le impidió hacer uso de su escopeta antimotines, por ello no pudo defenderse, 94 resultando también lesionado su colega Jorge Sepúlveda Sáez con los perdigones que ingresaron al vehículo, dando cuenta las fotografías incorporadas de los daños sufridos en los vehículos. Por los chalecos antibalas, no se logró el resultado querido, cual era la muerte por los disparos a corta distancia, pero el chaleco al no tener mangas, no protegió a los funcionarios que recibieron disparos en sus brazos, no pudiendo hacer uso de sus armas, escopetas antimotines y debiendo volver a su vehículo a protegerse. Fotografías incorporadas dan cuenta de los daños sufridos por los vehículos en que los funcionarios policiales se desplazaban. Refirió también el Ministerio Público las declaraciones de los testigos Jorge Pino Moreno, Roberto Ávila, Enrique Arratia Cuevas quien cortó los árboles para salir del lugar, Raúl Fonseca Palma, quien conducía el vehículo que recibió impactos en la parte trasera y cerraba la caravana, ubicación estratégica para impedir huida. Declaró Jonathan Ojeda Zurita, quien se desplazaba en un vehículo que también recibió disparos, también Marcelo Sáez Rebolledo, quien incorporó video del ataque, descartando la idea de un montaje, como también lo acreditó el acusado Ramón Llanquileo, asimismo se contó con la declaración Nicanor Pilquiman Millahual, quien se desplazaba en un camión ¾ y no pudo avanzar por la presencia de los árboles en el camino, en el mismo sentido Alex Lepe Gallardo, Mario Elgueta Salinas, con quien se incorporaron fotografías relativas a los hechos que lo afectaron; Jorge Ogueda Fuentes, Alejandro Rojas Riffo incorporándose comprobantes de lesiones en tención de urgencia que recibieron el día de los hechos. Declaró también José Luis López Leiva, incorporando con su testimonio 29 fotografías de otros medios de prueba N°5, donde constan daños a los vehículos, asimismo veinte fotografías de otros medios de prueba N°8, del domicilio de José Santos Jorquera, N°1 y N°66, correspondientes al sitio del suceso. La perito Karina Cabezas Gatica, fijó planimétricamente la evidencia allí encontrada, constituida por los tacos de escopeta, vainillas y vidrios fracturados. Estimó el Fiscal acreditado el dolo homicida de los autores del hecho, atendida la ubicación y dirección de los disparos, dirigidos hacia los conductores de los vehículos y hacia sus cabezas, introduciéndose al efecto fotos e infografía. Respecto de la distancia de disparos fue respecto de todos, de entre ocho a veinticinco metros, dirección de impacto de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo, se encontraron vainas en el lugar donde se parapetaron los sujetos para efectuar los disparos, así como también se registró hierba apisonada y el corte de 95 alambre de púas en el lugar. Refirió que el Mowag tiene disparos a ocho metros de distancia, dirigidos hacia el conductor del vehículo, el casco de su conductor con muecas y los disparos efectuados de atrás hacia delante, de arriba hacia abajo, el vehículo Z4261 desde donde se bajó el carabinero herido, presentó seis impactos, disparos desde ocho a vente metros estimando que a su respecto fueron tres los tiradores, uno que cambió de posición o uno que cambió de movimiento en forma permanentemente. No son escopetas de repetición, por lo que estima que se trató de más de un tirador, tomando en cuenta las características del terreno que hacía difícil que se movieran rápido de un lugar a otro. Al vehículo del Fiscal los disparos fueron perpendiculares en contra de la puerta del conductor, de haber impactado en la cabeza o en el tórax de los mismos, les hubiesen ocasionado la muerte, según declaró el perito. Los vehículos de Carabineros también presentan impactos. El perdigón del calibre trece es muy potente, posee alrededor de ciento cincuenta perdigones y es capaz debitar la vida a una persona. Por las características de de dispersión de los proyectiles se obtuvo que se usaron tres cañones y tres o seis armas de fuego, dependiendo si eran de doble cañón o no, llamando la atención que el año 2008 se utilizó una escopeta usada en otro hecho punible el año 2005, lo que indica que es un mismo grupo el que está detrás de las acciones, que se han reivindicado por la CAM, indicó el Fiscal que dos personas acusadas se dicen dirigentes dicha organización. Declaró la perito fotógrafa, Ernestina Concha Díaz, respecto de fijación fotográfica de vehículo del Fiscal Mario Elgueta y del lugar desde donde se efectuaron los disparos, el domicilio de Santos Jorquera y la evidencia encontrada en dichos lugares; se fijó también el lugar donde el Testigo protegido N°3 vio a los hermanos Llanquileo, esto es, en una garita aledaña al lugar donde se efectuó el atentado; declaró el perito fotógrafo Rodrigo Figueroa Olivares incorporando fotografías que reforzaron verosimilitud de los dichos de testigos y peritos, fotografías que dieron cuenta de la existencia de los cerros el Boldo y El Flojo, como también de la escuela de Puerto Choque y de automóviles en la casa de los hermanos Parra. También se incorporaron fotografías de otros medios de prueba, en las que, en el mismo sentido declaró el perito Aurelio Sepúlveda Cárcamo, incorporando una animación 3D de reconstitución de escena, que refrenda declaración de testigo protegido N°26, presencial de los hechos, quien señaló que hubo una reunión previa a los sucesos, manifestando Llaitul que había que expulsar a Santos Jorquera; habiendo manifestando previamente los objetivos 96 que perseguían; dicho testigo indicó también el destino de las especies sustraídas y otros detalles que avalan la credibilidad de su testimonio. El que cortó los árboles fue Ramón Llanquileo con la motosierra Husqvarna, la cual el mismo acusado reconoció, y que fue encontrada en su domicilio; las instrucciones las recibió de Llaitul lo que da cuenta del dolo común o convergencia del dolo de todos los acusados, quienes sabían perfectamente lo que iba a ocurrir en el sitio del suceso, estimando que se dividieron el trabajo y cada uno desarrolló una parte del trabajo para asegurar el resultado delictual. El testigo protegido especificó los atacantes se dividieron en dos grupos, en uno estaba el Trintre que portaba una cámara filmadora y Llaitul, en el otro Ramón y Víctor Llanquileo, Luis Menares y José Huenuche carlos Muñoz Huenumán y Juan carlos Parra Leiva observaban lo que ocurría en calidad de vigilantes, luego señaló que oyó pasar una tanqueta, la que reconoció por el ruido, que venía saliendo de Choque, de la casa de santos Jorquera, y escuchó disparos de los dos grupos, luego se reunieron en una casa en la que Llaitul había dicho debían reunirse, por lo que estima de acuerdo a las máximas de la experiencia estaba planificado, se encontró esa casa y que tiene signos, de acuerdo a la fijación fotográfica, de que se hizo una fogata en el lugar, está al lado de una cancha de acopio, y que está cerca de una escuela y a la vuelta del cerro El Flojo. Había una fogata en el centro de la casa cuyo piso era de tierra, se llevaron las armas en dos sacos paperos, se exhibió la filmación, de la que sólo se escucharon sonidos y luces, por la nocturnidad, tal como ocurrió con la cámara que portaban Carabineros que no logró captar nada más. Refirió la declaración del testigo protegido N°3, quien momento antes del atentado reconoció en una garita a Ramón y a Nino Llanquileo, alrededor de treinta metros de distancia, siendo el último quien lo agredió en el cementerio, los testigos no ganaron nada con venir a declarar. Agregó que la noche del atentado era clara, según informe meteorológico N°10 de la Dirección Meteorológica de Chile. Se comprobó la calidad de funcionarios públicos con documentos que dieron cuenta de ello respecto del Fiscal Mario Elgueta salinas y los funcionarios d ela policía de Investigaciones que lo acompañaban ese día. El oficio de la autoridad Fiscalizadora de control de armas, da cuenta de que José Santos Jorquera: tenía dos armas inscritas a su nombre; también que los acusados Héctor Llaitul, Víctor Llanquileo y Juan Carlos Parra Leiva, dos últimos cuentan con armas inscritas a su nombre, dos escopetas calibre 12 y el primero una pistola de 9 mm. 97 Declaró también el testigo Cristian Saint Jour, con quien se incorporó la motosierra Husqvarna que fue incautada desde el domicilio de Ramón Llanquileo, y que fue usada para cortar los árboles e impedir el paso de la caravana., corroborando lo declarado del perito Gustavo Yupanqui Estay, quien afirmó que la motosierra se encontraba operativa, también el perito Julio Fuentes Miranda quien señaló que los árboles fueron cortados con una motosierra en lugar del suceso, incorporándose al efecto diecinueve fotografías de otros medios de prueba N°6. Testigo Rodrigo Arévalo Romero dando cuenta de medicamentos encontrados en casa de Ramón Llanquileo, los cuales también se incorporaron, entre ellos morfina, los cuales no son de uso habitual, y en relación al afiche de bototos para Choque solicitaban apoyo con botiquines atendidas las acciones que desplegarían con posterioridad. Se incorporó también de otros medios de prueba, el N°173 correspondiente a una brújula, el N°179, una pañoleta negra, la que estimó no era ritual sino para embozarse; tres espadas de motosierra, cuatro cadenas de motosierra, binoculares, un mp3 marca Phillips, que contiene diversas fotografías y entre ellos noticias o fotos del ataque al Fiscal Mario Elgueta y funcionarios policiales, cuestionando el Fiscal la posesión que de esa información tenía Ramón Llanquileo. Además hay un cuaderno con anotaciones que da cuenta de la venta de madera, y el nombre de cada una de las personas, los días trabajados y lo que correspondía por el número de metros, lo que da cuenta de la permanencia en el tiempo, más aún cuando Ramón Llanquileo se presentó como agricultor. Se incorporaron siete cuadernillos de la CAM, avalando la recuperación productiva de tierras, el uso de la violencia, según la prueba documental N°49; la copia de la revista Resistencia, de las FARC EP de octubre del año 2006, con varios pasajes subrayados relativos a nombres de personajes históricos del pueblo mapuche que dieron cuenta de la lucha armada cuando se resistieron de españoles y criollos; una revista de tácticas y armas, cinco hojas sueltas con características de diversas armas, además de un libro de Manuel Marulanda, líder de las FARC EP, libro que no se encuentra en internet ni en un medio de venta, puesto que son de circulación sumamente restringida. Declaró además el perito químico Cristian Melo Reinoso, con quien se incorporaron diez fotografías de otros medios de prueba N°39, a quien se le exhibieron los medicamentos, dando cuenta que muchos de ellos no son de uso domiciliario, desprendiéndose que se trataba de 98 un botiquín de campaña. Declaró el perito Marcelo Ziem Cortés, a quien se exhibió el pendrive incautado desde el domicilio de Ramón Llanquileo, realizando el análisis comparativo entre el contenido del mismo y lo que apareció en la página web nodos 50.weftun, sitio oficial de la Cam, incorporándose un DVD de otros medios de prueba N°32 y 52 fotografías de otros medios N°47, desprendiéndose que el contenido de las fotografías almacenadas por el acusado, que decían relación todas con el atentado, las cuales no pueden bajarse de la página web, pero si al revés pueden subirse, ello porque tenían escrituraciones y estaban cortadas, siendo poco probable el hecho de que se reemplazaran los sectores faltantes. Estas adjudicaciones de la página que se encuentra contenida en la nodos50.weftun, están consideradas como una conducta dentro del marco artículo 1 de la ley 18.314, toda vez que todo acto violento aparece justificado dentro del proceso de recuperación productiva y territorial, lo que se condice con las fotografías que le fueron encontradas a Ramón Llanquileo, quien las habría incorporado en la página web para dar a conocer sus actividades. Todas estas especies fueron fotografiadas y se incorporaron a través del perito Ricardo Pérez, con la incorporación de 31| fotografías aparte de la evidencia material. Declaró Lorena Muños Vidal, funcionaria de la PDI, quien refirió la detención de Jonathan Huillical Méndez y declaró respecto de especies incautadas en vivienda de Jonathan Huillical, un afiche relativo a Puerto Choque una boleadora, nueve sobres con agujas quirúrgicas, una mini agenda con diversos números, algunos correspondientes a otros acusados, dos lienzos con leyendas alusivas al conflicto mapuche, concluyendo que era una persona comprometida. Declaró Claudio Melo Muñoz, respecto de la detención de Héctor Llaitul, con quien se incorporaron quince fotografías de otros medios de prueba N°102, y diez hojas de escritura de la prueba documental N°43, de lo que se desprende que muchos de los números de teléfonos anotados corresponden a los acusados, utilizando sus apodos al efecto. Respecto del acusado Jonathan Huillical, quien se allanó a declarar ante la policía y de dos Fiscales, según refirió el testigo Alfredo Espinoza Ugarte, quien en su calidad de jefe del grupo investigativo, entrevistó a algunos testigos presenciales del atentado al Fiscal y constató en terreno temor que existía en colaborar por las represalias que podían ser dirigidas en su contra. 99 Tanto en el primer ataque a Carabineros del día 15 de octubre de 2008, al mediodía, así como el robo con intimidación a José santos Jorquera y la emboscada en el cementerio a las 00:30 horas, se pudo establecer los partícipes de todos los atentados eran exactamente los mismos y respondían a una asociación que tenía un fin específico. Al prestar declaración el testigo protegido refirió la identidad de los partícipes en los tres hechos y las circunstancias de comisión del delito; y respecto de la declaración de Jonathan Huillical Méndez, ésta se prestó previa lectura de sus derechos, conforme lo dispone el artículo 91 del Código Procesal penal, afirmó el Fiscal que no es primera vez que se incorpora la declaración de un acusado a través de un funcionario policial, se han utilizado para generar convicción en el Tribunal respecto de la participación de otros acusados en el delito que se estaba investigando. Se refiere también a las circunstancias del delito, pero estimó que ello ya estaba suficientemente acreditado. En primera instancia Huillical Méndez dijo que no estaba en Puerto Choque, luego confrontado a sus escuchas telefónicas, reconociendo que sí estaba, pero afirmando que no participó en el delito, sustrayéndose de la comisión de hechos punibles, estableció que el 15 de octubre del año2008, estaba en Puerto Choque cortando palos con Llaitul, llegó un vehículo con tres personas quienes les señalaron que Carabineros estaban en la casa de Santos, invitando a Llaitul a pelear, encontrándose de frente con Carabineros y sacó su boleadora lanzando piedras, se van del lugar luego que los policías se refugian en casa de Santos Jorquera, porque asumen que vendrán refuerzos, y en lo general la declaración que este presta es la misma que prestan los testigos presenciales. Después se reunieron en el cerro y se conciertan para ir a la casa de Santos Jorquera, él se queda en el exterior como parte del grupo, no usando armas y no conociendo a los sujetos que llegaron, sí reconoce que desde el interior de la casa de Santos Jorquera se sacan dos armas y cuatro celulares, uno de los cuales queda en poder de José Huenuche, lo que se corrobora con la declaración de otro testigo y la prueba científica rendida. Señala que quedan guardias en el sector del Lingue, él se va a la casa de ramón Llanquileo, viendo televisión, se queda dormido y al despertar no estaban Héctor Llaitul ni Llanquileo, siente disparos, sale al camino y se encuentra con José Huenuche y otro sujeto que portaba una escopeta, reconoce que llaman al teléfono de Llaitul porque se encontraban perdidos, y que en la llamada interviene Huenuche. Huenuche estaba cojo. 100 Luego reconoce que llegan a una casucha, Espinoza cruza la información con el otro testigo, situando a Llaitul y Huillical en el sitio del suceso, en el cual ubica también a Huenuche, quien se encontraba cojo porque días antes le había caído un tronco en un pie, según la interceptación a Millaray Garrido dio cuenta; coinciden en la presencia de un vehículo rojo, en que obraron embozados, en el número y características del ataque. Huillical dice que Llaitul le da instrucciones a Ramón Llanquileo para que se comunique con Radio Bío Bío, coincide con la versión dada por el otro testigo presencial, respecto al primer ataque a Carabineros, lo mismo señala en torno a que en la casucha había una fogata al medio donde se reunieron todos los individuos que habían participado en el delito, que luego se retiraron las armas y se verificó si había heridos, en esa casa estaban Llaitul, Ramón y Víctor Llanquileo, y otros que no ubicaba, esto cerca de la escuela y tanto el testigo protegido como el acusado declararon ante el Fiscal Álvaro Hermosilla, ratificando la versión dada a los funcionarios policiales, previa lectura de sus derechos y señalando que los tres delitos se los había adjudicado la Coordinadora Arauco Malleco. Esta prueba resultó válidamente incorporada conforme a la lectura de derechos que se hizo previamente la encartado, y tomando en consideración que ningún delito se ha acreditado respecto de la obtención de dicha declaración. Se anunció por la defensa la circunstancia de haber existido tortura o apremios ilegítimos, lo cual no fue probado. Circunstancia que se encuentra refrendada por la E. Corte Suprema en sentencia dictada en causa rol N°6296 del año 2010, una vez cumplidas las exigencias legales, la declaración del imputado que renunció a su derecho a guardar silencio durante el período de investigación, debe ser valorada por el Tribunal cuando es incorporada a juicio a través de la declaración de un funcionario policial. Además cabe hacer presente, y sin perjuicio de la importancia que tenga la situación del acusado Huillical y del testigo protegido que se adujo también participó en el delito, al respecto la doctrina establecida por la E. Corte Suprema, vigente para los testigos protegidos de los incendios, tanto el mayor de edad como el menor de edad que serían hermanos y que debe considerarse como precedente para los efectos de tomar la declaración, la testimonial prestada por un computado para generar convicción, aún cuando no sea prestada en juicio sino durante la investigación y sea introducida por funcionarios policiales, toda vez que se alza en calidad de testimonio y ningún perjuicio causa a los sujetos que la prestan por lo que en ningún perjuicio se genera en su contra, no afectándose el derecho a guardar silencio, al no ser perseguidos penalmente los testigos de los incendios no fueron acusados ni condenados en este caso, no habiendo garantías ni derechos 101 vulnerados, no pueden pretender ser invocados dicha vulneración por coimputados cuando el otro no se ha visto afectado. Declaró también el perito y testigo Carlos Rodríguez Sáez, por la aplicación del programa I2, quien se refirió a conclusiones técnicas del análisis de la información proporcionada por la compañía de teléfonos de uno de los aparatos telefónicos sustraídos a José Santos Jorquera, de lo que derivó que el móvil fue usado después de ser sustraído, introduciéndose los chips de teléfonos móviles de personas muy cercanas a José Huenuche, y de un aparato de teléfono que era usado por este comunicándose con familiares y su pareja sin perjuicio de que fue el mismo número entregado a Millaray Garrido a Carlos Martínez parada para efectos de que lo contactara para efectos de la venta de madera. Con este perito se introdujeron tres planillas de otros medios N°10, un CD con tráfico de llamadas del teléfono sustraído a José Santos Jorquera, se le exhibió la planilla de tráfico de llamadas del móvil N°77440864 respecto de la pista 3478 de otros medios de prueba N°50, un CD con el análisis de los tráficos de llamadas del teléfono sustraído a José Santos Jorquera, de otros medios N°76, un CD con aplicación del programa I2 de los tráficos de llamadas realizadas entre los días 14 y 16 de octubre del año 2008, de otros medios N°85, respecto de los teléfonos que se encontraban interceptados, un CD con la aplicación del programa I2 a los tráficos de llamadas realizadas en 2, 13 de agosto,18 de septiembre, 1 y 18 octubre del año 2008, de otros medios de prueba N°190, que corresponden a ciertas situaciones de ataque a personal de Carabineros y de empresas forestales. En este sistema se introdujeron todos los tráficos de llamados de los fonos interceptados y que se vinculaban con todos los acusados. Respecto de los ataques ente agosto y octubre del año 2008, señala que con fecha 2 de agosto de 2008, hubo tres llamadas entre Llaitul y peñi Leo, que justamente eran del lugar donde se producía la sustracción de madera, donde se determina por la ubicación de la antenas del sector, que Héctor Llaitul se encontraba en el lugar de los hechos, además ese día Juan Parra habla con Ramón Llanquileo, a su vez con Carlos Martínez, con Nolberto Parra y Gladys Huenuman; Nolberto Parra por su parte, habla con Juan Parra, con Carlos Muñoz, Leonel Carilao y otro móvil que se encuentra a su nombre, dándose la vinculación de todos los sujetos el día que se produjo este atentado. El 13 de agosto hubo conversaciones en que toman contacto varios sujetos, determinándose vinculaciones entre todos los acusados, concluyéndose por las celdas y ubicación de las antenas que estaban Héctor Llaitul y Ramón Llanquileo en el lugar, quienes contactaron a los hermanos 102 Nolberto y Juan Parra y a Carlos Muñoz Huenuman. El 1 de octubre de 2008, hubo tres conversaciones intervenidas a Héctor Llaitul con otros sujetos, existiendo conexiones entre los acusados, antes y después del ataque ocurrido en el cruce de Los Fica. Héctor Llaitul estaba en Puerto Choque, antes del ataque hay llamadas de Nolberto y Juan Parra con Víctor Antilao, y Leonel Carilao y Gladys Huenuman. Héctor Llaitul, al haber enfrentamientos con Carabineros, efectúa comunicaciones con Oscar Caniupan para publicitar tales acciones en la radio Bío Bío. El 15 y 16 de octubre hubo vinculaciones entre todos los acusados, usando Llaitul tres teléfonos móviles en esa oportunidad. Los acusados, por las antenas y celdas informadas por los tráficos de las llamadas, se encontraban en Puerto Choque los días de los sucesos. De hecho hay una anormalidad en cuanto al tráfico de llamadas en relación a los días previos, que aumentan de cinco a cuarenta y cinco llamadas diarias entre los individuos. Llaitul aparece pidiendo el número de Trintre, con quien habla el 14 de octubre, el 15 de octubre, pide que se difunda por los medios de prensa el primer ataque a Carabineros, a las 22:00 horas de ese día hay un contacto de Llaitul con Víctor Llanquileo, refiriendo el Ministerio Público, diversas llamadas realizadas en los días 15 y 16 de octubre. Del teléfono de Huillical se comunican con Luis Menares y con Tamara Baeza. Llamadas realizadas todas las mañanas entre las 00:31 hrs y 02:22 am del 1día 6 de octubre de 2008.Prueba indiciaria que sirve para concatenar la restante prueba rendida, en torno a los partícipes de ls distintos delitos que han sido pesquisados. En relación a la aplicación del programa I2, se determinó que al número de IMEI o número único de los teléfono de Santos Jorquera, se informó por la compañía telefónica que se le introdujo chip del teléfono usado por José Huenuche, ese fono fue usado para contactarse con los otros acusados y para contactar a Carlos Martínez, para vender madera robada, el cual llama a Millaray Garrido y esta le da el número de Huenuche y le señala cual es la compañía. Además hay tráfico de llamadas en las cuales José Huenuche se comunicaba con su pareja, con su hermano, con Tamara Baeza y Carlos Martínez; además se informó que a la misma IMEI se introdujo chip de una ciudadana francesa con mucha cercanía a José Huenuche y Millaray Garrido. Relaciona dicha prueba con la declaración del testigo protegido en cuanto a que Huenuche se quedó con uno de los teléfonos sustraídos a José Santos Jorquera., destacando que la prueba fue proporcionada por las compañías telefónicas. Respecto de llamada efectuada con fecha dieciséis de octubre de 2008, captada por celda N°33264, ubicada en la parcela N°44 del sector Alto Antiquina, 103 conforme al tráfico de llamadas incorporada al juicio por otro medio de prueba N°50, quien emite la llamada es el teléfono de Jonathan Huillical, alrededor de las 01:33 horas AM, desde el mismo número que le da Oscar Caniupan a Llaitul, y que corresponde a un sujeto apodado el Trintre. Estimó el Fiscal que era prueba científica más que indiciaria, de que los sujetos se encontraban en el lugar de los hechos al momento del ataque al Fiscal Elgueta y a los funcionarios de Policía de Investigaciones. En cuanto a las lesiones sufridas por los ofendidos declaró el perito del Servicio Médico Legal, el médico Juan Zuchel Matamala, quien respecto de Mario Elgueta, señaló que las lesiones sufridas por él fueron leves; respecto del funcionario Jorge Ogueda, Fuentes sufrió lesiones en codo, mano y antebrazo izquierdo, por perdigones emanados de arma de fuego, con cuatro meses de incapacidad, heridas de carácter grave, herida de carácter defensivo, respecto de Walter Oyarce Vergara, herida extensa en dorso de mano izquierda, fractura expuesta tercer metacarpiano mano izquierda, al examen físico tenía problemas de movilidad, con cuatro meses de incapacidad, fue operado, se palpaban aún en su dedo índice perdigones, lesiones de carácter grave, con relativa impotencia funcional, según él la distancia de disparo es de 2,5 metros, no pudiendo determinar una distancia máxima, estimó podría realizar labores de oficina, estimando que las heridas son mortales si van dirigidas a la cabeza, si los disparos van dirigidas a órganos vitales importantes, las lesiones pueden ser mortales. También declaró el perito Darío Benavente Aldea, con quien se incorporaron tres fotografías de otros medios N°13, dando cuenta del examen realizado a Alejandro Rojas Riffo, concluyendo que sus lesiones son de carácter grave, con impotencia parcial en la mano izquierda, heridas causadas de escopeta con tiempo de recuperación de 120 a 150 días con igual tiempo de incapacidad, al examen del término de lesiones, todavía tenía molestia en ambas manos, con secuelas parciales en dedo medio izquierdo, concluye que las manos las usó para proteger alguna parte del cuerpo, en especial la cara atendida la ubicación de las mismas, la distancia la calcula por la dispersión por sobre los 2, 5 metros, sino sería una herida única, las zonas mortales son casi las de todo el cuerpo, sobre todo con disparos con escopeta ya que pueden causar anemia aguda si alcanzan un órgano vital. Desde esa perspectiva, señaló el Fiscal que tomando en consideración las declaraciones de las víctimas, quienes que señalaron que las manos las pusieron de manera defensiva, la dirección de los disparos, lo que dijeron los peritos 104 balísticos y los dos peritos médico legistas, no puede haber duda, que las lesiones que pretendían causar los autores de los hechos punibles, eran mortales, si no, no hubiesen disparado a la cabeza de los conductores, habrían disparado a otros lugares a objeto de evitar la inmovilidad de la caravana, pero no a la vida de los que se encontraban en el interior, mas aun cuando quedó acreditado, no solo por la declaración del testigo presencial, quien señaló que Llaitul quería que le dieran al Fiscal, sino por la escucha que indica que sabían que esa era la camioneta usada por el Fiscal, que era la única de color blanco, los otros vehículos eran institucionales. Indicó que el dolo se prueba de los hechos y por lo tanto hay que tomar en consideración esta circunstancia para efectos de determinar la intención homicida de los acusados, quienes no lograron sus objetivos por causas independientes de su voluntad, ya que al haber reaccionado las víctimas, quienes lograron evitar lesiones de mayor gravedad que hubiesen visto comprometida su vida, así Mario Elgueta se cubrió y se fue a un lado del vehículo, los otros se bajaron e hicieron uso de armas de fuego a objeto de impedir los disparos dirigidos en su contra y pese a que los atacantes obraron con ventajas, tales como la sorpresa, nocturnidad, conocimiento del terreno, la elección estratégica para la realización de la emboscada, lugar especial, empleo de armas de fuego, vías de escape, lugar de reunión, circunstancia análogas a otros ataques ocurridos antes de los hechos acusados. Se pudo percibir el contenido de la conversación entre Llaitul y Huillical y Huenuche, minutos después del ataque. A la 01:33 am del 16 de octubre del año 2008, desde el teléfono móvil del primero de ellos, de la cual se desprende que los dos últimos se extraviaron del punto de reunión, por no ser del sector, que era cerca del cerro El Flojo, pudiendo establecerse que la llamada se efectuó desde el lugar de la llamada, por información de las compañías telefónicas respectivas. En este sentido, la pista específica, según refirieron testigos José Luis López Leiva, Cristian Araneda, Valeria Zúñiga Núñez y explicada por testigo Rodríguez, corresponde a pista 3478 de teléfono intervenido a Héctor Llaitul, y en que se dan a conocer una serie de lugares característicos del Puerto Choque como son el cerro el Boldo, El Flojo, y la escuela; destaca el tono de la persona que inicia la conversación y los apodos utilizados. Al respecto el perito Alan Lenz Alcayaga, con quien se incorporaron dos cartas topográficas y un disco compacto que contiene siete láminas de otros medios N°80 que contiene la carta vectorial del Instituto Geográfico Militar, y un disco compacto que contiene siete láminas de 105 otros medios N°81, se concluye que es el emplazamiento de una torre de la empresa Entel, desde cuya celda 33264 se emitió esta llamada, cubría el sitio del atentado, la escuela, el cruce tres esquinas, la casa abandonada, la casa de la familia parra, el cerro El Flojo y camping los castaños que corresponde al domicilio de Santos Jorquera. Esto se relaciona con la llamada del 16 de octubre de 2008, asociado a Héctor Llaitul, que recibió una llamada de Huillical Méndez y en la que se mencionan todos los lugares antes referidos, tanto es así que el lugar del atentado se encuentra a 980 metros del cerro El Flojo, lugar desde el cual se accede a la casa abandonada que sirvió de lugar de reunión y las antenas tienen cobertura de 20 km a la redonda, lo mismo se ve refrendado por el perito Álvaro Saavedra, ya que correspondía a celda 33264, antena de Entel Pcs del cerro El Flojo, se exhibieron fotografías de la antena, que tiene 44 metros de altura; con el perito se incorporaron también seis planos, las fotografías dan de la existencia de las celdas que captaron la llamada y que el cerro El Flojo está a 14.5 km del lugar del atentado. Además debe agregarse las pistas de las conversaciones entre Ramón Llanquileo y su pareja, de la cual se desprende su participación en el atentado y en el ataque a Carabineros el mismo día, así la pista 3469 de fecha 15 de octubre de 2008, a las 21:43 horas, en que Llanquileo llama a Tania Ceballos, y de la conversación se logra apreciar que el acusado se encuentra alterado, le dice que vea las noticias y revise internet para que se dé cuenta de la situación en la que se encuentra, ella le pide que no se vuelva a repetir. Otra llamada entre ambos, pista 3499 y 3500 efectuada el día 16 de octubre de 2008, a las 12:05 horas, Tania le pregunta como están y Ramón le dice que están más o menso complicados y fue el mismo día del atentado. Finalmente hay una llamada que da cuanta de un Nguillatun celebrado días 11 y 12 de octubre del 2008 en Puerto Choque lo que reviste importancia en relación al acusado Luis Menares Chanilao. Respecto de la corroboración de la voz, el sistema aural, si bien es el método más factible para determinar la naturaleza de las personas quienes hablan, según indicó el perito César Sáez Elgueta, ingeniero acústico en sonido, se introdujeron al efecto otros medios de prueba consistentes en un CDs, el es el aural con un 95% de certeza, él sólo confirma el reconocimiento previo efectuado por otros policías que por los modismos, contactos y tonalidades de voz, identifica a las personas que utilizan este teléfono, utiliza un software que corrobora la voz en un porcentaje muy alto de probabilidades. Este perito corroboró las 106 conclusiones a que había llegado el personal policial utilizando el método aura, lo que a su entender lo hace confiable. Señaló también que los imputados no colaboraron para dar muestras de voz. Indicó el persecutor que estos hechos fueron calificados por la defensa como un montaje, sin perjuicio de que el propio Héctor Llaitul en una nota de prensa dada a TVN, reconoció existencia de este ataque, que habría sido un enfrentamiento, lo mismo respecto de Ramón Llanquileo, quien si bien negó su participación en el delito, aclarando que el montaje era respecto de los Fiscales para magnificar lo sucedido. Además la propia CAM se adjudicó la comisión de estos los delitos según se comprobó con prueba documental, a través de dos comunicados en Quilapan. DE la prueba documental consistente en doce oficios del Servicio Médico Legal, se refrenda la permanente conducta de los acusados de negarse a colaborar con la investigación, estimando que una persona inocente colabora a fin de evitar verse encausado por hechos que estima injustos. Estimó el Ministerio Público que si bien es cierto se presentó bastante prueba directa, hay también indicios de la comisión de los delitos acusados, en efecto, tratándose de una organización criminal, uno de sus objetivos principales es borrar las pruebas, por lo que la prueba indiciaria cobra importancia, es un fenómeno que permite inferir la existencia de otro no percibido, en este juico la prueba fue obtenida sin quiebre de los derechos y garantías y fundamentales, partió de hechos plenamente probados, plurales, y si son excepcionalmente únicos, son de singular potencia acreditiva, como lo es una escucha el 16 de octubre, luego del atentado en los alrededores del lugar en que acaeció, entre tres imputados, hechos concomitantes con los que se trata de probar, las partió de una escucha, las que hay que refrendar con la declaración de un testigo protegido presencial y otro presencial de la confesión de un acusado, están relacionados de modo que se refuerzan entre sí. Respecto de la prueba presentada por la defensa, indicó el persecutor que las pruebas presentadas por Víctor Llanquileo, consistentes en prueba documental, fotocopias simples, muchas sin firma ni timbre, por lo que ninguna seriedad revisten, sin perjuicio de ello, dan cuenta que en el mes de octubre de 2008 no tenía cotizaciones previsionales, lo que fue reconocido por el propio acusado. Respecto del testigo Trango Antiman, quien vive en Santiago, indicó que es amigo de Víctor Llanquileo, y señaló que este llegó el 15 de octubre de 2008, venía de Puerto Choque, a pesar de que Víctor Llanquileo dijo que venía de Viña del Mar, pese a que no celebran los cumpleaños, lo celebraron justamente el 15 107 de octubre del 2008 pero no recuerda lo que hizo antes o después, no recuerda otras circunstancias, estimándolo poco creíble. Por su parte, la testigo Erika Huaiquipan refirió un problema de tierras hace veinticuatro años entre Domingo Yevilao y el padre de Víctor Llanquileo, lo que termino resuelto por la Conadi, sabe que le dicen Nino a Víctor Llanquileo, dejó entrever que ella también avala la legítima lucha para la recuperación de tierras, no conoce los deslindes de la propiedad, leyó la escritura, pero no recuerda cuantas páginas tiene y recordó que le pegó Llanquileo le pegó a Rigoberto Ñeguey el 1 de noviembre hace tres años, que la madre del acusado la contactó para que declarara sobre el conflicto de tierras con Rigoberto Ñeguey. Respecto de David Añiñir Trango, dijo que a Víctor Llanquileo le dicen Nino y que él vive a una hora de Puerto Choque. Respecto de Graciela Trangolao, indicó problema de tierras con Rigoberto Ñeguey, que hubo amenazas y con dispararle y mandarle un hijo a la cárcel, no conoce la propiedad de la madre de los Llanquileo, tampoco dice que Ñeguey viva al lado de la madre, no sabe entre quienes es el problema de propiedad sobre el que vino a declarar al juicio. Indicó el Fiscal que Víctor Llanquileo señaló que en su pueblo no se sigue el fútbol, pero se reconoció que en Puerto Choque hay un equipo de fútbol y que lo juegan; que las reivindicaciones son justas; que tuvo una escopeta, que no sabe dónde está, no sabe usarla, pero pese a todo la compró; relata problemas de tierras entre Domingo Yevilao y su padre; reconoció haber golpeado a Rigoberto Ñeguey en el cementerio, porque este habría dicho que tenía participación en el robo a Santos Jorquera, refutando argumento de a defensa en torno a su sindicación en el delito por el problema de tierras preexistente, reconoce que no existen deslindes de tierras con Ñeguey, señaló que a la casa de Trango Antinao desde Viña del Mar, y que usa más de un celular, y cuando los cambia los deja en casa de sus hermanos o de su pareja, reconoce haber usado el teléfono de su pareja, uno de los cuales determina que se compruebe que él estuvo en el sito del suceso al momento del atentado, no supo de lo ocurrido a pesar a que ocurrió a pocos metros de la casa de su madre, se siente perseguido por el Estado por ser mapuche, fue detenido el día del joven combatiente pegando papelógrafos, nunca declaró ante el Fiscal, pese a que es inocente y señal que el cementerio está a diez minutos de la casa de su madre. Se enteró de la detención de su hermano por la prensa, nunca más volvió a su casa, estimando el Fiscal que ello comprueba que se dio a la fuga luego del 16 de octubre del año 2008. 108 Respecto de la prueba presentada por Nolberto Parra, don Víctor Ñeguey Pilquiman señaló que es su amigo, el 15 de octubre de 2008, le pasó a dejar abono que le debía entre las 14:30 y las 15:00 horas, estaba con otros acusados en esta causa. No sabe que hizo antes y después Nolberto Parra, cuando escuchó los disparos ya no estaba con él. Respecto de Edgardo Pilquiman, le prestó servicios para disquear con su tractor el día 15 de octubre, no recuerda como estaba el día, tampoco cuantos sacos tenía para sembrar ni cuantos sacos de abono, pero estos últimos ya estaban en el lugar cuando él llegó, lo que resta credibilidad a la declaración del testigo anterior. Trabajó una hora y media, no hay documentos que acrediten ese trabajo, se encontró con Carabineros, pero que ese día fue un día tranquilo, pese a que todos reconocen que hubo un enfrentamiento. Por Carlos Muñoz Huenuman, declaró Santos Leoncio Reinao Millahual, señala conocer al acusado desde niño, que era dirigente de su comunidad, que su auto era blanco, que lo pasó a buscar el 15 de octubre de 2008, se quedó a dormir en su casa, pero confrontado con los dichos de otros testigos, respecto a que éste volvió a su casa no dio coherente explicación. Respecto de Juan Carlos Parra Leiva, el testigo Segundo Antio, señaló que trabaja con los hermanos Juan Carlos y Nolberto Parra para comercialización de madera., no sabe donde viven, y tampoco conoce los comparadores. Ellos no son mapuches, indicando que en su casa hay un auto y una micro transformada en camión lo que se condice con lo señalado respecto a que ese lugar era conocido como donde están los autitos. Las boletas acompañadas no dan cuenta de su actividad. El testigo Pedro Coña Ñeguey señaló que sus animales se pasaban al predio de Juan Parra Leiva, a las doce del día comenzaron a trabajar y lo hicieron hasta las tres, luego se fueron; él no vive en el sector, sólo va a ver los animales, en el lugar no había más gente trabajando, se escuchaban ruidos; fue a ver al acusado a la cárcel lo que refiere la amistad entre ambos, por comentarios supo que este estuvo en la entrada de la casa de Santos Jorquera. No vive en Puerto Choque, sino en Loncura, escuchó un petardo. Luego de constató que se pasaban os animales, se fue a pie a su casa y volvió con herramienta también a pie. Es primo de Segundo Ñeguey también acusado en este juicio, señala que la gente en Choque juega fútbol, sólo supo de lo ocurrido por las noticias. La Cam está relacionada con desordenes, no vio barricadas o desorden, no recuerda incendios, ni el helicóptero, no es común que en Choque se escuchen sonidos de petardos, que Juan Parra sembró en septiembre las papas y desde antes se 109 estaban pasando los animales, y desde antes tenía plantado estimando el Fiscal que su declaración no es fiable ni creíble. No vió ni sintió el ataque a los Carabineros ni sintió ruidos la noche del 15 al 16 de octubre del 2008. Respecto a la prueba presentada en común de Marcos Millanao, Jorge Santi Leal y Juan Carlos Millanao, se presenta Patricio Cona Millanao, quien según Patricio Mariñan Fica es primo de uno de los acusados, circunstancia que fue negada por el testigo, específicamente señala que fue Cona el que lo fue a visitar para saber lo que había declarado e inculpado a otros peñis en la perpetración de los delitos de incendio que se estaban investigando. Refiere que había dos personas que estaban en problemas por haber prestado a declaración, buscó a profesionales para solucionar la situación, lo hacen firmar sin leer la declaración, que o colgaron en un puente en Lanalhue, que es el Ministerio Público el que tiene presos a los acusados. Señala que la declaración de Pedro Mariñan se obtuvo con una trampa. Señala que fue denunciado dos veces por usurpación de tierras, precisamente de Eduardo campos Valenzuela, que había que tomarse las tierras, porque guagua que no llora no mama. Reconoce daños en el campo de Eduardo campos Valenzuela ya que para pasar a los trentrenes hay que podar los árboles que se encuentran en los predios de propiedad del anterior. Señala que el testigo protegido estaba siendo amedrentado y lo colgaron de las manos y un pie, estaba esposado, como quince minutos, se trataría de José Viluñir quien es gordito, no sabe que esas declaraciones fueron prestadas sabe donde y cuando se prestó la primera declaración, las que fueron presenciadas y firmadas por su padre, aunque sí que los acompañó cada vez que prestaron declaración y el padre nunca habló con él para plantearle lo que estaba sucediendo, no sabe qué fue lo que declararon o si es verdad o mentira, solo lo que le contaron los hermanos Viluñir, no hubo denuncia por inexperiencia, varios de los acusados son íntimos de él y pertenecen a la comunidad. No sabe lo que declararon los hermanos, no vio las declaraciones. El padre de los hermanos murió de cáncer, no sabe si la gente de la comunidad tenía las declaraciones, tampoco si fueron dos Fiscales quienes estuvieron presentes en la toma de declaración en presencia de su padre, y que fueron asesorados por Nelson Miranda, abogado de los acusados respecto de quienes se sindicaba su participación, y fue quien redactó declaración jurada de los testigos, cuestión que el Ministerio Público considera como una manipulación de la información, lo que debe ser tomada en consideración al valorar la declaración de los funcionarios de Carabineros que señalaron que no van a poner en riesgo su trabajo, en virtud de 110 una declaración a dos sujetos, que con todo detalle sabían lo sucedido en el lugar de perpetración del hecho punible. Se adujo como algo muy negativo el haberse contactado con el testigo, lo que se reconoce por el Fiscal, explicando que para los efectos de respetar las costumbres de la comunidad debía tomarse contacto con el presidente de la misma para notificar a los testigos que debían declarar en el juicio y otras circunstancias relativas a contactos previos de la Fiscalía con el mismo testigo. Respecto de la prueba de Ramón Llanquileo Pilquiman, este declaró que es militante de la causa mapuche, que forma parte del proceso de reconstrucción de su pueblo, que pertenece al grupo más consecuente, que es un perseguido político, enfrenta a los grupos económicos de la zona de Lleu Lleu, reconoce viajes al extranjero, que estuvo en Bolivia, vinculación con movimiento Pachacuti, también en Colombia. Maneja armas de fuego y ha participado en otros procesos de usurpación de tierras, perdiendo la visión de un ojo en ello. Reconoce existencia de un banco aserradero, maneja armas de fuego, que es dirigente de la CAM, al igual que Llaitul quien es dirigente y líder reconocido por sus pares; la existencia de weichafes en la CAM, que es un Gunén; que el Fundo de la Puntilla de Tranaquepe debe recuperarse porque pertenecía al pueblo mapuche, que el proceso de recuperación consiste en el uso de los recursos que se encuentran en predios ocupados por las forestales, específicamente en la Puntilla, reconoce tenencia de revista Resistencia y libro de Manuel Marulanda, los que había obtenido porque otra persona se los había facilitado. Que Luis Menares Chanilao fue detenido en su casa, reconoce que participa en el proceso de recuperación productiva de tierras, que consiste en el corte de árboles, el uso de una motosierra Husqvarna que fue encontraba en su casa, uso de una carreta de bueyes para ir a buscar leña arriba, que pese a que el banco aserradero no era movible, fue trasladado hasta su domicilio donde fue incautado. Conocía a José Santos Jorquera, quien vive en terrenos que eran mapuches y que ha obtenido los predios corriendo los cercos, haciéndose de los terrenos de propiedad de su pueblo. La situación del 15 de octubre de 2008 al mediodía, personas se enfrentaron con Carabineros y eran niños, mujeres y hombres de la comunidad; desconoce si hubo encapuchados y escopetas. La madrugada del 16 de octubre del 2008, se atacó al Fiscal Elgueta se enteró al día siguiente, no sabe si se lo adjudicó la CAM; el día 16 se fue a casa de su hermana, no se preocupó por estruendos que escuchó en la madrugada, ya que era un incidente más de los 111 ocurridos en la comunidad, pese a que fue en un lugar cercano a donde vive su madre, se enteró que hubo un enfrentamiento. Reconoció haber dado, por presiones, otra declaración en la Fiscalía Militar. Reconoce que dentro de los postulados de la CAM esta el control territorial y que deben ser de setenta a ochenta familias las que viven en Puerto Choque, y que conoce en su mayoría, no siendo creíble que no sepa quienes participaron en el robo y atentado. Las familias que están por la recuperación de tierras, son Yevilao, Carilao, Ñeguey, Aguayo, entre otras, él encabezaba las reuniones. Respecto de Leonel Lienlaf Lienlaf, habla de conceptos de equilibrio y desequilibrios, desconoce el uso de escopetas en los nguillatunes, pese a que está documentado, nombra un libro, no sabe qué métodos se utilizó y que pasamontañas no es parte del ritual. La machi Margarita Carilao Cea, nunca nombró al gunen. Declaró Rosamel Miraman Reinao, señalando que no se puede hablar de conceptos de equilibrio y desequilibrio en el pueblo mapuche, sino de armonía y desarmonía; que huinca tiene una acepción peyorativa, pero él no la sigue, señala que una de las manifestaciones en el racismo, de acuerdo a un artículo que él escribió, está en la persecución de los dirigentes de la Coordinadora Arauco Malleco, que él reconoce tiene una jerarquía y organización propias, distintas de las del pueblo mapuche, lo que el Fiscal destaca, por cuanto no se persigue al pueblo mapuche sino a una organización extremista que avalándose en ciertas necesidades y deudas históricas del pueblo mapuche pretende a través de ciertas conductas violentas acelerar los procesos de recuperación, que de otra forma legal estima no serían posibles; declaró que un weichafe realiza la defensa de todo lo que es necesario para el pueblo mapuche. Declaró también el lonco Osvaldo Millahual Mariñan, señalando que Ramón Llanquileo es Lonco de su comunidad, que ha visitado a sus hermanos en la cárcel, que esto representa lo que hemos visto en juico, la persecución, que él como candidato en su comunidad obtuvo 79 votos, lo que estima representa, ya que el pueblo mapuche en su gran mayoría no está por las acciones violentas, ni las usurpaciones de terrenos, sino por las vías legales y como todo el mundo están por vivir tranquilos. Tan comprometido está el testigo que pidió efectuar un grito de resistencia y lo hizo, lo que estima afecta su credibilidad, más aún cuando reconoce que el líder de la CAM es un líder. En cuanto a la prueba de Luis Menares Chanilao, su hermana Rosa Menares Chanilao dijo que el acusado en octubre estuvo en el Hospital de Temuco, justo el 15 de octubre del año 2008, lo que tiene importancia porque obtuvo un examen especial de una hija, lo que permitió ser dada de alta. Que su 112 hermano fue detenido en la casa de Ramón Llanquileo y que hubo un nguillatún en Puerto Choque, al que asistió su hermano. Finalmente y en cuanto a la calificación jurídica de los hechos, indicó el persecutor que el Hecho A.1 corresponde a robo con intimidación y a amenazas terroristas. Luego homicidio frustrado en contra de Fiscal del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones, homicidio frustrado a funcionarios PDI en ejercicio de sus funciones, por la gravedad de la conducta por aplicación del principio de la absorción, por la mayor gravedad de la conducta, se aplica la normativa del artículo 1 la ley 18.314; además de atentado en contra de la autoridad. Indicó que el terrorismo en cualquiera de sus formas, es por esencia contrario a los Derechos Humanos sí lo establece la Constitución Política de la República y la Declaración Universal de Derechos Humanos, también el Convenio 169 de la OIT, establece en su artículo 8.2, que todo pueblo puede conservar puede conservar sus costumbres e instituciones propias, siempre que no sean incompatibles con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional, en Chile, la vida y propiedad y los Derechos Humanos internacionalmente reconocidos, no pudiendo aplicarse el artículo 9.2 de esta Convención, ya que queda claro que no está dentro de las costumbres del pueblo mapuche, el atentar contra las personas o las propiedades ajenas, el artículo 12 de la Convención, reconoce el derecho a iniciar procedimientos legales cuando se reconoce se han violado los derechos de éstos pueblos, pero no avala ni justifica la iniciación de acciones violentistas de recuperación de tierras por muy deleznables que sean sus propietarios, ni asumir el control territorial del espacio del estado contratante, por muy justificado que se estime desde el punto de vista histórico. Aquí no sólo se atentó contra la propiedad sino también se realizaron acciones que iban en contra de la vida y la integridad física de las víctimas, invocado una justificación política, étnica o de clase para atentar en contra de los mismos, lo que está dentro de los supuestos del artículo 1 de la Ley 18.314. No resulta nuevo ya que al sancionarse no sólo las acciones criminales sino que también la pertenencia de una asociación ilícita de carácter terrorista, lo que se pretende es evitarla repetición de las conductas ilícitas, lo que sea logrado, ya que desde que fueron detenidos los acusados, hechos como los que se ha dado cuenta en el juicio, no han vuelto a reproducirse en la comuna de Tirúa, circunstancia reconocida por los todos los testigos que declararon al efecto, en especial José Luis López Leiva, Comisario de la Policía de Investigaciones, Roberto Ávila Sáez, prefecto de Carabineros de Arauco, Jorge Ávila Corvalán, 113 Comisario de Carabineros de cañete, Mario Elgueta Salinas y Marcelo Sáez Rebolledo, jefe de inteligencia de Carabineros, estimó el Fiscal constituye un indicio y debe ser valorado por el Tribunal y determina que la labor de la Fiscalía y policía fue exitosa en los términos de lograr finalmente lo que la gente de las comunidades quiere y es estar en paz. Se levantaron redes de apoyo, de protección, de financiamiento, de difusión mediática; por lo tanto esto asociado a los mesianismos y a victimizar a los componentes descubiertos y castigados de esta asociación ilícita para evitar que sean sancionados y lograr ejercer presión sobre el Tribunal, y sus miembros tratando de construir vinculaciones entre Jueces y Fiscales que eventuales pudieran conducir al voto por una condena, su objeto es mentir, mentir, que algo puede quedar. Se recurrió a medidas de presión contra testigos que atendidas las múltiples amenazas de que han sido objeto, no solamente de carácter privado, sino también públicas, quienes por miedo no se presentaron a declarar. Se invocaron traumáticas experiencias políticas históricas y la participación de algunas de las victimas testigos en las mismas, para desvirtuar o justificar las acciones desplegadas, en circunstancias que se pudo apreciar ninguna relación se tuvo con el juicio lo único que se pudo apreciar fue la politización del juicio para lograr la absolución, pese a las conductas desplegadas por los mismos, circunstancias que se dieron a conocer por una serie de publicaciones poco informadas que fueron dadas a conocer al Tribunal, en torno a la situación que se estaba viviendo y que se estarían violando los Derechos Humanos, pese a que se han presentado todos los medios de prueba ofrecidos por la defensa, la mayoría de los ofrecidos por la Fiscalía para efectos de configurar la participación que en estos hechos le ha cabido a los acusados. Se ha intentado entrabar una y otra vez la realización del juicio, las acusaciones en contra de la labor de la Fiscalía nunca fueron acreditadas. El Ministerio Público se presentó con la absoluta convicción de haber desarrollado un trabajo serio y objetivo y es un hecho irrefutable que desde mediados del año 2005 hasta el año 2009, la zona del Lago Lleu Lleu, fue objeto de un sinnúmero de delitos, esto constituye un hecho de enorme relevancia si consideramos que desde que se logró la identificación de los acusados, los números de los hechos de violencia han disminuido, lo que es resultado exitoso de una investigación que se desarrolló en términos, serios y legítimos y solo en pocas ocasiones son algunos de los acusados quienes han asumido su condición de líderes de la Coordinadora Arauco Malleco, adjudicándose los hechos de violencia desarrollados, por medio de los cuales justifican los hechos desarrollados en el marco de su proceso de recuperación productiva de tierras. Valiéndose de medios de prueba legalmente 114 válidos, y no de culpa histórica de una nación hacia otra, revisionista y política que se ha querido dar por la defensa, ahora aplicar la sanción que en Derecho corresponda. 16º: Que la parte querellante en representación de la Gobernación Provincial de Arauco señaló que es necesario hacer hincapié y dejar en claro que a juicio de esa parte querellante que los hechos objeto de juzgamiento de este juicio, no son delitos terroristas sino delitos comunes, tal como se dijo en el téngase presente de octubre de 2010, de esta forma la Gobernación Provincial de Arauco insta a condenar a los acusados por hechos que afectan al derecho común. Estimó que los hechos que han quedado claros para la parte querellante, son los siguientes: La CAM es un grupo pequeño con medios limitados, pero que actuó en la zona cercana al Lago Lleu Lleu, esta asociación ilícita se encontraba conformada por los acusados y liderada por los señores Llaitul y Llanquileo, dedicada a la sustracción sistemática de madera y otros actos violentos, cuyo el acto culmine se produce el día 15 y 16 de octubre de 2008, con el atentado contra la vida del Fiscal de Ministerio Público, Mario Elgueta Respecto de la Asociación ilícita, consta la declaración de José Luis López Leiva, quien señaló que en junio del año 2008, a fin de investigar los delitos de robo de maderas cometidos en la zona, se forma la fuerza de tarea de Bío Bío. La reivindicación de dichos ilícitos se realizaban por medio de páginas web que fueron incorporadas en este juicio, la justificación consistía en la recuperación de tierras del pueblo mapuche, se trataba de grupos armados con escopetas y encapuchados; realizaron operaciones, que eran verdaderas faenas forestales regulares, protegidos por sujetos encapuchados y armados; se utilizaban camionetas y camiones, tractores y yuntas de bueyes. Los troncos eran llevados a canchas de acopio al interior de comunidad María Colipi, vecina del predio forestal de Mininco. Se logró determinar los roles que cada uno desempeñaba, mediante intervenciones de conversación telefónica entre ellas, con Carlos Martínez, esto además fue constatado por peritaje fotográficos, por medio del perito Felipe Sepúlveda, por ejemplo, Llaitul lideraba el grupo, Víctor Llanquileo llevaba una yunta de bueyes, Jonathan Huillical y el señor Huenuche formaban parte de la guardia armada y los hermanos Parra Leiva, participaban en la comercialización de la madera. 115 Existía una política comunicacional del grupo, que se realizaba por medio de Carlos Antihuala Llancao, según las instrucciones que el líder de la asociación ilícita le daba telefónicamente. La prueba más relevante en cuanto al hecho de la asociación ilícita de la CAM es la declaración de Ramón Llanquileo, la que el querellante estimó una verdadera confesión, reconociendo la existencia de la CAM, esta se formó el año 1998, un año antes del primer incendio en el sector de Lleu Lleu asociación jerarquizada, división de funciones, operacional, trabajadores, guardias, encargados de ventas y de las comunicaciones. Esta organización se creó y existía para cometer una serie de delitos, tales como hurto de madera, incendios y el ataque a las fuerzas policiales que intentaron evitar los delitos. Respecto del homicidio frustrado, señaló que el Fiscal Elgueta dispone la organización de una comitiva para disuadir a los sujetos que operaban en Puerto Choque, conduciendo él la camioneta del Ministerio Público, junto con los funcionarios de la PDI y escoltado por Carabineros, llega hasta la casa de Santos Jorquera, toma la denuncia de los hechos de violencia y dispone la protección para su familia, al retirarse a las 00:30 horas. a la altura del cementerio fueron atacados por alrededor de quince personas que actuaban encapuchados, gritaban en mapudungun, armados con escopetas, los agresores se ubicaban a ambos lados del camino, atacaron a la comitiva e impactaron la camioneta blanca del Fiscal, con la intención de asesinar a sus ocupantes, el tercer disparo que entra por la ventana lateral, que estaba dirigido a la cabeza del Fiscal, quien al agacharse evitó la muerte, impactando el disparo a los ocupantes traseros de la camioneta, funcionarios de la PDI. Aún cuando se pidieron refuerzos a todas las comisarías de Arauco, los sujetos no se limitaron a disparar al carro blindado que encabezaba la caravana, sino que dispararon al chofer, quien evitó la muerte por el uso de sus implementos de seguridad, se cortaron árboles, y otras acciones, que según el testigo, Prefecto de Carabineros señor Ávila, era una acción de aniquilamiento. Según el Capitán Pino, se disparó sobre los vehículos de avanzada, directamente a la cabina, usando escopetas de caza que pueden causar la muerte. El señor Jorge Ávila describió la magnitud de los daños sufridos, organización, forma del ataque y ubicación de los atacantes las características del lugar desde el cual se atacó. El Perito balístico declaró sobre las características de los disparos buscaban matar al conductor, y como uno de ellos entró directamente por la ventana. Existiría evidencia de al menos seis cañones distintos; se señaló que los disparos fueron a 116 corta distancia y desde arriba. La camioneta recibió 3 impactos todos dirigidos al conductor, se prepararon parapetados en altura, al borde del camino. Estos hechos fueron confirmados por la perito fotógrafa Ernestina Concha, quien corroboró las conclusiones del perito balístico en cuanto al lugar y distancia de los disparos, por su parte, el Fiscal Elgueta, declaró cómo se efectuó el ataque, lo que aparece conteste con la declaración de los otros testigos. Estimando por lo antes expuesto que estos hechos se configuran como un delito de homicidio simple en grado de frustrado. Respecto de los hechos constitutivos del delito de incendio, estimó deben ser considerados como delito común, agregando que la comisión de los delitos había sido acreditados por la declaración de las víctimas, así como por la declaración de testigos y peritos, solicitando finalmente que los acusados sean condenados con las penas del Código Penal, correspondiente a asociación ilícita, homicidio simple, incendio y las costas. 17º: Que la parte querellante de Forestal Mininco y Forestal Crecex S.A. en su alegato de clausura, indicó que durante el juicio se incorporó prueba para probar la efectividad de la ocurrencia de los hechos que afectaron a su representada, tanto el incendio Ranquilhue, que sucedió en diciembre del año 2005, y el delito de asociación ilícita para el robo de madera, a partir del año 2005, pero que se probó más fuertemente, con prueba contundente, a partir del año 2008. Cada figura es distinta por la gravedad y pena para cada uno de ellos. La existencia del Ranquilhue, se probó que en diciembre del año 2005, existían dos casas o cabañas de propiedad de su representada que fueron consumidas por el fuego, no dando importancia al uso o no de acelerantes, ya que la figura típica es prender fuego, de la forma en que sea, con dolo directo, con la intención de quemar, descartando que no sea intencional; la ingobernabilidad no la estimó relevante, al respecto señaló que Etcheberry exige ingobernabilidad y Mario Garrido Montt no lo exige. Así ha quedado establecido con el testigo protegido N°14, que un grupo de encapuchados ingresó en forma sorpresiva al predio de su representada donde residían dos familias, y con una violencia inusitada procedieron a amenazar con escopetas al padre de familia que ahí residía, y por medio de ello los obligaron a abandonar el predio, mientras otros integrantes prendían fuego a las cabañas y vehículos que allí se encontraban, lo que prueba que los incendios fueron intencionales y no casual o fortuito. No se trata de un incendio cualquiera, es un 117 hecho grave para quienes creen en el estado de Derecho, lo sucedido les obligó a abandonar el lugar de forma permanente y los menores quedaron en tratamiento psicológico de manera permanente. Testigo Juan Carlos Navia Queda entonces por determinar cuál es la participación de los acusados, quedando a su entender solo dos alternativas: absolver a los acusados o condenarlos, ello porque por una parte el Ministerio Público ha traído a declarar a una serie de funcionarios policiales quienes basándose en la declaración prestada ante la fiscalía y la policía por un testigo presencial de los hechos y que en presencia de su padre afirmó en tres ocasiones, que él siendo menor de edad concurrió hasta Ranquilhue y vio como los acusados y otras personas que no conocía, pero que actuaban coordinados, bajo la dirección de Héctor Llaitul, prendieron fuego a ambas cabañas y los vehículos que estaban en el lugar. Indicó en base a lo anterior, que si el Tribunal considera que los funcionarios judiciales y el fiscal Mario Elgueta, testigos de oídas, son veraces, deberán dictar sentencia condenatoria en contra de los acusados. Por su parte estima creíble la versión del testigo presencial, y que los hechos sucedieron en la forma por él narrada, en su versión original, que es la que corresponde a lo que aquella noche ocurrió, reafirmado porque los policías relataron de modo idéntico lo que el entonces menor refirió de modo espontáneo acompañado por su padre, en tres ocasiones, a los policías y al fiscal de la causa, consistente en la forma como ingresaron al predio, las amenazas, el uso del fuego y cómo con la fuerza obligaron a los ocupantes de las casas a retirarse rumbo a la ruta P-70. Debe tenerse presente que se quemaron dos camionetas de propiedad de su representada, así que se produjeron de forma simultánea y por las mismas personas que ingresaron esa noche a Ranquilhue. La segunda versión de los hechos, que fuera planteada por la Defensa, la estimó alambicada, mañosa y desesperada, consistente en negar la declaración primigenia, señalando que el testigo fue presionado y torturado bajo un puente, dejándolo colgado de él, por más de quince minutos, esposado, amarrado de un pie y una mano, lo que es físicamente imposible y resta toda verosimilitud a la versión, planteada por la defensa a través del testigo Patricio Cona, presidente de la comunidad Caupolicán, en la cual viven los hermanos Viluñir. Se preguntó el querellante, porqué no se acompañó otra prueba para desacreditar la veracidad de los mismos, como se hizo respecto de otros delitos, ya que está permitido por el sistema, o porqué no acompañó la propia defensa como testigo a dicho menor, si al momento de preparar el juico ya habían emitido 118 una declaración jurada al efecto, se responde indicando que porque ello no es creíble, que los policías le hubiesen amenazado con que o iba a la cárcel o debía pagar plata. Le llamó la atención que el testigo Cona dijera que el testigo protegido nunca declaró ante el Ministerio Público, lo que dejó en evidencia lo anterior, dado que los documentos con que cuenta la fiscalía señalan que prestó declaración en dos oportunidades, creer en la versión de la defensa es poner en duda todo el sistema. El fiscal Elgueta dijo que él mismo tomó declaración al testigo presencial por incendio a Ranquilhue y conversó varias veces con él, quien sindicó a Héctor Llaitul, Marcos Mauricio Millanao y Ramón Llanquileo, último acusado a quien se descartó después en la investigación. Esto no es una contradicción cualquiera, Cona reafirmó sus dichos diciendo que el señor Viluñir pertenece a la comunidad y se ven a lo menos dos veces por semana y que lo que hizo ante la policía fue una trampa, lo que en definitiva no explicó. Afirmó el querellante que la declaración jurada de los testigos no fue espontánea, ya que el mismo Cona señaló que el abogado Miranda redactó la declaración jurada, porque la comunidad confió en él. Le parece obvio que los jóvenes fueron presionados para que cambiaran su versión. Además aparecen los cuatro dirigentes de la comunidad firmando al declaración, por lo que no fueron libres, tranformándose en un manifiesto colectivo de lo que quería la comunidad que se dijera, Cona señaló que “se evalúan más las mentiras que trajo el Ministerio Público ante Uds.” afirmación grave que sirve para evaluar la credibilidad del testigo presentado por la defensa. Se pregunta asimismo que hay detrás de todo esto, más aún cuando ellos no querían declarar, y Cona les dijo que era bueno que fueran a declarar, y cuando vinieron lo hicieron con toda la comunidad. Por todo ello no es posible darle credibilidad a la historia del puente, ya que resulta forzado y poco creíble. El tema es valorar o no las declaraciones de los testigos funcionarios policiales y del fiscal Mario Elgueta, quienes son testigos de oídas, que escucharon de los mismos testigos protegidos como sucedieron los hechos y la individualización de los partícipes, no incurrieron en contradicción alguna y fueron contestes con el resto de la prueba rendida, en relación a la presencia de acelerantes, además de los dichos del testigo protegido N°14. Indicó que por ello es que se atreve a solicitar que la sentencia sea condenatoria, por los delitos acaecidos esa noche del año 2005. Si el Tribunal estima que la prueba no es suficiente, la sentencia debe ser absolutoria, la que respetará. 119 Estimó que este es un tema discutido, cita a María Inés Horvitz, quien en la página 134 del tomo II de su obra Derecho Procesal Penal, señala que “en un sistema adversarial, la prueba de los hechos secundarios resulta particularmente importante, porque el Tribunal necesita saber los motivos que en cada caso particular pudieron haber movido a los acusados a actuar de una manera determinada”, lo que estima significa que sí es posible condenar con testigos de oídas mediante el uso de la prueba indiciaria. Respecto del delito de asociación ilícita para el hurto de madera, indicó que la Constitución Política en su artículo 19 N°15, garantiza el derecho de asociarse sin permiso previo, y que se prohíben las asociaciones ilícitas. El artículo 292 del Código Penal es la contrapartida del abuso del derecho de asociación que la constitución garantiza. El bien jurídico protegido para algunos es el orden público, otros estiman es la libertad de asociación, otros indican es el orden social. En su opinión el artículo 292, lo que protege es el orden social, las buenas costumbres, las personas y las propiedades, y atentar contra ellas es lo que merece la sanción punitiva. Se transforma en un delito de peligro concreto cuando se prueba que hay una posibilidad efectiva de afectación de bienes de terceras personas y en este caso efectivamente hubo una afectación del patrimonio y de los funcionarios que para su representada forestal trabajaban. Señaló que mucho se ha debatido en doctrina, en el sentido de si se exige un peligro abstracto o concreto, en el caso sublite, el riesgo existio y se concretó en las propiedades de su representada, específicamente en los Fundos Tranaquepe y Labranza. En este caso la asociación para el hurto de madera, existe por el sólo hecho de organizarse, no presupone una presunción ya que ha existido un riesgo efectivo sobre el bien jurídico que se pretendía proteger por el legislador. Existía la posibilidad de que la defensa probara que no existía peligro, pero la prueba de cargo ha sido contundente para así acreditarlo. Con frecuencia ocurre que la asociación tiene valores lícitos en su origen, pero si asume la comisión de delitos como el camino ineludible para alcanzar ese fin, el elemento típico queda entonces satisfecho. En su concepcto, eso es lo que ocurre en este caso, según reconoce el propio imputado Ramón Llanquileo, cuando siendo líder de la CAM, decide el 23 de Julio de 2008, declarar el conflicto a forestal Mininco, convenciendo que para lograr el objetivo era necesaria la fuerza, porque el terreno lo sentían como propio, confesión que unida los otros medios de prueba rendidos en juico, permiten arribar a la conclusión de que aquí existió una asociación ilícita para el 120 hurto o robo de madera, muy distinta es la justificación que la defensa trate de invocar, como puede ser una causal de exculpación, que a su entender no es posible de aceptar. Hizo mención a los elementos de la asociación ilícita, señalando que debe poseer una estructura jerárquica u objetiva; cierto grado de permanencia en el tiempo, actuar o trabajar en forma organizada y permanente en el tiempo, ya que de no haber un nexo funcional, no hay permanencia en el tiempo; un acuerdo previo, existe asociación ilícito si dos o más personas han acordado tomar parte en la comisión de dos o más delitos determinados, bastando con dos o más, y el propósito de los partícipes de delinquir, convergencia anímica de los asociados. Para que se configure el delito de asociación ilícita no se requiere la existencia de otros delitos consumados, lo que es importante, ni siquiera un principio de ejecución, y en ese sentido yerra la defensa si pretende que no puede conformarse el delito de asociación ilícita por cuanto ningún delito se ha probado en este juicio u otro, ello implica confundirlo con el delito de receptación. En este caso se ha probado que existió un acuerdo previo, que actuaron coordinadamente, que hubo voluntad de asociarse para cometer delitos, que Llaitul dirigía la organización en el sector, llamando y coordinando en la tala de madera. Llama la atención que el propio imputado Llanquileo reconoció que la tala se realizaba arriba. César Parra Leiva y José Huenuche hacían las veces de vendedores de la madera, lo que quedó demostrado en estrados con la declaración de Carlos Martínez. En el juicio se probó como se distribuyeron las funciones, la labor que le cupo a cada uno de los imputados. El testigo protegido N°27 dijo que vio como cortaban y trasladaban la madera. Los sujetos portaban armas, usaban bueyes y camiones, uno de los cuales coincide con la descripción del perteneciente a Carlos Martínez. Estimó el querellante que hay prueba presencial, de contexto e indiciaria, en definitiva, un sinfín de elementos que prueban los delitos mencionados, siendo en base a lo anterior que solicitó que los acusados fueran condenados como autores del delito de asociación ilícita para el robo de madera, con la salvedad que los líderes tienen una pena mayor que los demás integrantes. 18°: Que el abogado defensor Pablo Arduain Borquez en su alegato de clausura, haciendo una analogía con el Barón de Munchhausen, sostuvo que se entregaron testimonios de oídas de testigos secretos que fueron como las historias del personaje aludido, explicando que, en el caso del incendio del 121 camión, se habría sacado combustible del estanque, ilustrando las pistas de audio pertinentes y señalando las versiones de los funcionarios Meza, Rijks, Carlos Henríquez y de Capitán Sáez en circunstancias que según la declaración del perito del sitio del suceso -Luis Cabezas- los estanques del camión estaban todos cerrados, de modo que las versiones entregadas por los testigos secretos no se sustentan con la realidad, carecen de credibilidad interna e impiden concluir que estuvieron en el lugar de los hechos. Asimismo, sostuvo que existen insuficiencias en el relato, considerando la edad del testigo secreto al momento de la ocurrencia del hecho B.1, esto es, 13 años, las conductas que éste habría realizado en horas de la noche y el comportamiento de su padre frente a ello, no existiendo averiguaciones en torno a la propiedad del automóvil referido en su testimonio, ni determinación relativa al tipo de teléfono utilizado en una llamada que habría recibido para concertarse de don Juan Millanao, su existencia por parte de él o de familiares o cobertura a la época en el sector rural en que vivía el menor. En cuanto a la quema de las cabañas Ebensperguer y Aguayo, argumentó que la situación es similar, pues como lo indicaron los funcionarios Meza y Rijks, la tesis sostenida es que dichas casas se incendian producto del combustible que se esparce en ambas, una por el testigo y la otra por Painemil Peña, sin embargo, la prueba nos dice algo distinto, toda vez que el testigo Luis Martínez, indicó que el incendio partió de una de las cabañas, la del señor Ebensperguer, y luego de llamar a Carabineros y a don Eduardo se percató que se estaban quemando, señalando que “con el mismo caldeo se quemó, estaban muy cerca, el fuego partió de una cabaña y se propagó a la otra, es decir, la cabaña del señor Aguayo se quemó producto del fuego que se esparce de la cabaña del señor Ebensperguer, no partió el fuego de la cabaña del señor Aguayo”; explicación similar a la proporcionada por don Jorge Aguayo, en cuanto refirió que su cabaña se incendió por alcance, puesto que las casas estaban cerca una de otra. De igual forma el perito Luis Cabezas, señaló que conforme a las teorías del fuego y la transmisión del calor, la transmisión se produjo por la conducción y radiación desde el primer inmueble al segundo, según las condiciones relatadas, además de haberse encontrado una muestra con acelerante y un solo foco, no coincidiendo, en consecuencia, con la realidad las versiones dadas por los testigos secretos; agregando que el supuesto testigo A, además, fue cambiando sus versiones dentro de un mismo relato, citando al declarante Meza Terán, 122 ilustrando con ello la falta de credibilidad de su relato y sosteniendo que uno solo de los errores bastaría para no creerle al testigo. Expuso, asimismo, que este testigo no es cualquier persona y que la Excma. Corte Suprema, en sentencia 6305-2010, ha sostenido la normativa aplicable por el artículo 31 de la Ley 20.084, esto es, la declaración de menores sin abogado defensor, diciendo que no es regla, sino un principio, los que se aplican siempre y vertebran todo un procedimiento, normativa y situaciones fácticas, que tienden a proteger al menor por su falta de madurez y por no están capacitados como un adulto para tomar decisiones con libertad y, por ende, comprender las consecuencias procesales de las mismas, precisando que los hechos contenidos en los fallos citados por el Ministerio Público -7919-2010 y 6296-2010- son diversos a los acontecidos en la especie, concluyendo, en base a las declaraciones de los testigos Carlos Henríquez, Juan Meza Terán, Marcelo Sáez y el funcionario Rijks, que tal testigo es un imputado, que declaró y que nunca estuvo presente un abogado como lo exige 31 de ley citada. En relación a lo anterior, planteó la interrogante acerca de la posibilidad de disponer de la acción penal a cambio de una delación, indicando que no hay norma que permita la disposición de la acción penal por parte del Ministerio Público para la obtención de la prueba de cargo, pues el legislador entiende que aquello no procede, y cuando ha querido señalar efectos para la delación lo ha consagrado en forma expresa, como en los artículos 4° de ley 18.314 y 22 Ley 20.000, contemplando rebajas en la aplicación de las penas. Cuestionó la prueba del Ministerio Público consistente en testimonios de oídas de un testigo secreto, que además reconoció participación, sin que haya éste prestado declaración en juicio ni se hayan aducido alguna de las medidas con que cuenta el Ministerio Público para garantizar la comparecencia de un testigo clave en los delitos de incendio, impidiendo tres presupuestos básicos bajo los cuales deben estar las declaraciones, esto es, sujetas a juramento, con las consecuencias penales que de ello deriva; frente al Tribunal y a las personas que acusan; y la posibilidad efectuarles un interrogatorio y el uso de herramientas procesales. Agregó que el testimonio de oídas se rechaza en general por el análisis que se debe efectuar sobre los elementos de memoria, narración percepción y sinceridad, lo que no se puede verificar si los testigos secretos no estuvieron en este juicio ante el Tribunal. 123 En cuanto a la asociación ilícita y referente a sus representados –Leonel Carilao y Juan Muñoz Huenuman- señaló que no se les atribuye en la acusación ninguna función ni participación en algún hecho, así como tampoco cómo comparten el dolo respecto de esta asociación o cuando se reunieron, pues ni siquiera se les acusó bien, explicando que concurrió al juicio el perito Carlos Aqueveque, quien después de once años solo logró determinar la identidad de Héctor Llaitul, quien además, no pudo establecer las relaciones, su organización ni que personas componían la asociación; pretendiendo el acusador que se condene a Leonel Carilao por dos supuestas llamadas a César Parra, sin que se conozca su contenido, y respecto de Simón Millas, sin contar con ninguna prueba al respecto, por lo que solicitó la condena en costas de la causa. Sostuvo de igual forma que todos los autores, como Muñoz Conde, Günther Jakobs y Mariona Llobet Anglí, sostienen que el terrorismo es el máximo exponente del derecho penal del enemigo, explicando lo que el segundo de los autores nombrados entiende por tal, de modo que –indicó- que habrá que tener mucho cuidado al aplicar la ley antiterrorista y señaló que aquello, además, nos acerca peligrosamente al pasado, aludiendo a un informe que redactó Edmund Mezger en el año 1943 sobre un proyecto de ley sobre extraños a la comunidad. Manifestó que si bien el terrorismo es indefinible se pueden encontrar rasgos distintivos y copulativos que permiten separarlo de otras formas de criminalidad, describiéndolos como el uso habitual de armamento idóneo para la realización de las finalidades delictivas, como armas de fuego y artefactos explosivos; delitos graves contra las personas, de manera reiterada e indiscriminada, y todo ello susceptible de crear un estado de miedo o coacción, descartando su concurrencia cuando afecta a un grupo demasiado reducido de personas y haciendo presente que todo delito puede afectar a la paz pública, pero que este fenómeno discute el monopolio de la creación de las leyes y la ejecución de políticas públicas que corresponde a los parlamentos y gobiernos democráticos, citando a la autora antes referida. En el caso de Chile y la Ley 18.314, argumentó que las leyes deben entenderse en el contexto en que nacen, en el caso, año 1984; altas protestas; corte de luz; algunos atentados, según la autoridad de la época, originándose como un modo de protegerse, según la opinión del régimen de la época, de lo que sucedía, sin embargo, según la doctrina nacional, ha sido considerada como destinada no ha hechos determinados sino a sujetos determinados, afectándose uno de los principios básicos del derecho penal; señalando, además, las características de la normativa indicada y su apreciación en cuanto a que no es lo suficientemente clara en cuanto a los hechos objetivos 124 que permitan considerar conductas como terroristas. Analizó la Ley 19.027, que creó la norma actual del artículo 1° de la Ley 18.314 y la derogación de la presunción por la Ley 20.467, concluyendo que con la presunción se pretendía objetivar la ley y no violar el principio de legalidad, lo que es acorde con el mensaje, y que el ejecutivo, con el envío del proyecto de ley que creó la Ley 20.467, no pretendió hacer mas subjetivo el artículo 1° ni afectar el principio de legalidad y tipicidad sino respetar el principio de presunción de inocencia, debiendo, en consecuencia, considerarse siempre los medios o métodos empleados y el daño indiscriminado. Enumeró las especies de víctimas afectadas por el terrorismo, según distintos niveles indicando que el Ministerio Público no trajo prueba sobre la intimidación, sobre los intereses colectivos, porque ello nunca ocurrió, solo se tuvo a las víctimas individuales y no a las victimas indiscriminadas de la intimidación, y que según el perito Carlos Navarrete las escopetas son armas de caza y que el perdigón 5 es apto para animales medios, como conejos. Respecto a los testigos secretos, citó el antiguo artículo 15 de la Ley 18.314 en su parte final, antes que entrara en vigencia la reforma procesal penal, el que permitía que aun en un sistema inquisitivo en que las tachas las conocía el propio Tribunal, la persona pudiera conocer el nombre de su acusador, y ya el proyecto original de la Ley 19.027 pretendía la derogación de esta antigua norma por estimarla violatoria del juicio justo y el debido proceso. Por su parte la Ley 19.806, como norma adecuatoria, no pudo restringir más derechos que los que consagraba el antiguo proceso penal, ni puede interpretarse creyendo en la existencia de los testigos secretos y dejando sin control a la defensa sobre ese punto en un procedimiento adversarial, añadiendo que ni el Ministerio Público los contemplaba al inicio de la reforma, los que solo fueron reconocidos luego de una acogida jurisprudencial, citando el fallo de la Excma. Corte Suprema 4423-2003, pero haciendo presente que ya han pasado muchos años de ello y ha sido la única oportunidad que dicha Corte se ha pronunciado sobre el fondo del asunto, invitando al Tribunal, a no darles valor, atendida la incapacidad de examinar su sinceridad, planteando la interrogante acerca de si acaso una víctima no tendrá derecho a determinar si una persona incurrió en falso testimonio. Agregó que ni el Ministerio Público cumple con sus propios instructivos ya que deben tener una clave numérica que permita identificarlos, sin embargo, hay testigos que hablan de testigos A y B, de 1 y 2, individualización que no consta el auto de apertura, lo que también afecta al derecho a defensa. 125 Finalmente, en cuanto a los teléfonos celulares, señaló que al igual que vehículos y propiedades, se debe indagar los dueños, existiendo, sin embargo en la especie, solo planillas Excel, sin que se pueda certificar el contenido de la evidencia. Existe algo que se llama cadena de custodia, que está para impedir la modificación de la evidencia, y el Fiscal, pese a las penas pedidas, no es capaz de demostrar que esos tráficos de llamadas provienen de las compañías telefónicas, pese a que son altamente modificables. El derecho procesal penal es derecho constitucional reglamentado, sin que el Tribunal pueda admitir violaciones claras a las cadenas de custodia y prueba fácilmente adulterable, sobre todo si se sabe que se podía traer de mejor forma. Por todo lo cual estimó cumplido lo que prometió en el alegato de apertura: Se vieron las 30 monedas de plata del Ministerio Público; testigos de oídas de todo tipo, en especial de los secretos; no se vieron testigos secretos declarando cara a cara frente a las personas que inculpan, correspondiendo ahora la decisión al Tribunal. 19°: Que el abogado defensor Pelayo Vial Campos en su alegato de clausura, expuso que, tal como lo sostuvo al inicio del juicio, el conflicto mapuche ha hecho que muchos vieran las cosas diferentes de cómo realmente eran; que los hechos y las personas eran distintas a como se nos iban a presentar en este juicio, pero cree que su apreciación fue pobre, pues lo que vimos en este juicio oral fue un proceso dirigido a ciertas personas o a ciertas ideas de ciertas personas; con líneas de investigación que no se siguieron por la policía, y con medios de prueba que no eran tales; con personas que tenían más responsabilidad que cualquiera de los que estaba sentado junto a él y, sin embargo, aparecían como testigos. Argumentó que la asociación ilícita, es un delito complejo e independiente de los actos que se cometan, invocando la sentencia de la Excma. Corte Suprema Rol 5576-07, como forma de señalar sus requisitos: Multiplicidad o colectividad de individuos; organización jerárquica; existencia de un fin común preciso; estabilidad y permanencia en el tiempo; medios y recursos idóneos, así, armamentos y explosivos, porque el bien jurídico protegido es el poder del Estado, citando además al profesor Grisolía, en cuanto a que se atenta contra la posibilidad de reunirse pero porque se pone en riesgo el orden social. Si se analiza la acusación dirigida, por ejemplo, contra de Segundo Ñeguey, solo se le acusa de haber participado en una asociación ilícita para el hurto y robo de madera, y además de eso se señala que existieron 17 hurtos de madera, pero no quienes participaron en ellos, es decir, parece que el acusador confunde que el delito sea de mera 126 actividad con que tenga alguna relación con los delitos; en el mismo sentido don Nolberto Parra Leiva, a quien se le acusa, además, del robo a Santos Jorquera, que es un hecho de violencia de la asociación ilícita, y a don Víctor Llanquileo y don Luis Menares, pero a ninguno de ellos se le acusa de los incendios, no existiendo vinculación entre sus defendidos y la asociación ilícita, aludiendo a las épocas de comisión de los distintos hechos fijadas en la acusación. Así, plantea la inquietud de qué ocurriría si condenamos a don Segundo Ñeguey y luego se hace una investigación y se descubre que los 17 hurtos de madera fueron ejecutados por otras personas, citando, al efecto, diversos fallos de la Excma. Corte Suprema e Iltmas. Cortes de Apelaciones, y la declaración del testigo secreto 27, en cuanto menciona a otras personas involucradas en los hechos respecto de las cuales el Ministerio Público no le preguntó, en el mismo sentido el testimonio de Patricio Mendoza Astudillo. Ahora, si se sostiene que la asociación ilícita es un delito de mera actividad deberá probarse sus elementos, sin embargo se desconoce cuándo se juntaron; quien dividió las funciones; como se establece el dolo común; qué lugar ocupa cada uno de ellos; que medios tenía para cumplir el plan criminal; cuál era éste, toda vez que no se investigó, haciendo presente que la asociación no es una mera coparticipación. Se ha intentado probar dos veces en Temuco que la Coordinadora Arauco Malleco es una asociación ilícita, sin que se haya podido y, en este juicio, se trajo a Carlos Aqueveque, quien no sabía nada, y solo identificó a don Héctor Llaitul y a un vocero que no individualizó, tampoco supimos quien componía los Órganos de Resistencia Territorial ni tampoco acerca de su financiamiento, pareciéndole insuficiente como prueba los recortes de diarios y páginas web, así como también las declaraciones de los testigos Gustavo Aranela y Diego Rojas. Luego, se intentó vincular a su defendido Luis Menares Chanilao con la asociación ilícita a raíz de unos llamados y porque su apodo sería “El Ratón”, en circunstancias que el testigo 27 señaló específicamente que a Leonel Carilao le decían el Ratón, agregando que no afecta la explicación dada por don José López Leiva al respecto toda vez que éste habría concurrido a diversas audiencias de la causa de modo que conocía tal argumento de defensa y que no se efectuó, y ni siquiera se pidió, peritaje de voz a Luis Menares Chanilao ni se ofició a fin de acreditar la propiedad del teléfono. De esta forma hay llamadas atribuidas a dicho acusado el 4 de octubre de 2008, sin embargo, le llama la atención que pese a haber participado en la asociación ilícita desde el año 2005, aparece un solo día con vinculación a ella, identificando, reproduciendo y analizando las pistas respectivas, haciendo presente que las llamadas emitidas se 127 registraron desde Galvarino en la Araucanía y vinculándolas al Palín referido por la hermana del acusado en la localidad de Conoco. Referente a don Víctor Llanquileo, ilustró las deficiencias que, a su juicio, demostró el investigador López Leiva respecto a su vinculación con una de las llamadas telefónicas y la declaración del testigo secreto 27, en cuanto que no puede asegurar haberlo visto ni tampoco a don Nolberto Parra repartir dinero; cuestionando la credibilidad del testigo 27, secreto para la defensa, que habla de lo que otras personas, tampoco individualizadas, decían, y que muy probablemente tuvo participación en los hechos de hurto y robo de madera, invocando el artículo 195 del Código Procesal Penal y preguntándose qué ventaja procesal tuvo tal testigo. Insistió en que en la especie no se reúnen los requisitos de la asociación ilícita, citando al profesor Grisolía, en torno a que la actividad criminógena de la asociación debe plasmarse necesariamente en delitos concretos y específicos y no hay meras asociaciones genéricas en contra del orden social o las buenas costumbres, y al profesor Guzmán Dálbora en relación al bien jurídico y la desatención al principio de lesividad. También aludió a las líneas no investigadas y que se habrían detectado a través de las declaraciones de Patricio Mendoza Astudillo, del testigo 27 y de Juan Meza, este último en relación a los delitos de incendio, y que durante el juicio hubo testigos que manifestaron que la policía les decía lo que tenía que decir, como el testigo 26, don Patricio Cona y don Carlos Martínez. Se refirió, además, a la credibilidad de los señores López Leiva, Elgueta y Ogueda, indicando, respecto del primero su vinculación con la investigación, pese a sus dichos en contrario, lo que explicaría, a su juicio, algunos hechos y versiones posteriores como en la declaración del testigo 26, agregando que la función principal de la Policía de Investigaciones, conforme a los artículos 180, 181 y 187, es recolectar evidencia, y que el artículo 309 del Código Procesal Penal dice que los testigos pueden dar razón de sus dichos, pero, que en el caso de este deponente solo estableció conclusiones basadas en sus dichos, contrastando además sus declaraciones relativas a la existencia de fuego cruzado con lo afirmado por los deponentes Ernestina Concha, Rodrigo Figueroa, Karina Cabezas, Carlos Navarrete y el Dr. Zuchel. En relación al Fiscal Mario Elgueta, sostuvo que depende administrativamente del Fiscal que lleva y sustenta la acción penal, que vino a declarar conclusiones y acerca de su propia investigación, por lo que no corresponde que declare, como lo contempla el Oficio 558 del Ministerio Público de 18 de noviembre de 2003; y según el auto de 128 apertura debía declarar como víctima. Además, detalló partes de su testimonio que no había mencionado en su declaración anterior referentes a la individualización de algunos de los acusados, agregando que reconoció que Santos estaba muy nervioso y dio varias versiones; que nunca investigó la venta ilegal de chicha; que no hay señas que haya estado la Fiscal Regional, como lo indicó y que dicho deponente describió un surco en la frente del Capitán Sáez, en circunstancias que los demás testigos hablan de un alcance de perdigón. Del mismo modo, expuso que don Alfredo Espinoza habló de la declaración policial, no de la Fiscal, y que si bien el Código Procesal Penal contempla la libertad de prueba, el imputado no es un medio de prueba, además de no solo contar con el derecho a guardar silencio sino de declarar como medio de defensa, refiriéndose a la declaración de don Jonathan Huillical y a lo dispuesto en el artículo 195, norma que recoge la doctrina del fallo Miranda con Arizona, el cual, también consagra la atmósfera de intimidación, lo que a su juicio, se dio en la especie, indicando los elementos que lo sustentarían conforme a lo declarado por el testigo indicado. En este caso un sujeto, con cuatro policías, sacado de su medio, rodeado de fuerzas antagónicas, sin abogado defensor, sin posibilidades de comunicarse con sus familiares. Lo que estima que sucedió, es coacción. No era necesaria esa declaración entre las 00.20 y las 04.00 de la mañana. Eso es una coacción ilegítima, y sus dichos deben ser entendidos en esa lógica. Expuso que la Biblia hace dos mil años impedía en el sistema romano que la gente no tuviera el derecho de ver cara a cara a su acusador, siendo un hecho público que la Comisión Interamericana, al parecer, acogió el reclamo por la causa en que se condenó a los Loncos Pascual Pichún y Aniceto Norín, dándoles la razón, como también lo sostiene la Comisión de Derechos Humanos de Chile. En el caso, se aplicó el artículo 18 de la Ley 18.314, planteando que, en el caso de no aplicarse tal normativa, el costo no lo debe pagar el Tribunal sino el que propuso su aplicación, es decir, el Ministerio Público y los querellantes, últimos que si bien estiman no haber aplicado la citada ley, nada dijeron cuando declararon los testigos secretos, estimando que en tal caso no se les debe dar valor y haciendo presente que sería el único sistema adversarial en que se dejen de verificar las tachas de los testigos secretos. Definió al testigo de referencia, explicó que era un equivalente probatorio, y que, a su juicio, no solo vulnera el principio de inmediación sino también el artículo 296, insistiendo en los factores que no se pueden comprobar a su respecto. 129 Específicamente, en cuanto al testigo 26, argumentó su falta de credibilidad intrínseca, basándose en que se aprecia como un relato aprendido; en la imposibilidad del conocimiento de la presencia del Fiscal en la forma que él manifestó conforme al testimonio del propio Fiscal; que según su relato la policía le dijo lo que tenía que decir; indicó, contrariamente a los demás testigos y coincidiendo con López Leiva, que los disparos venían del otro lado; además de su falta de credibilidad legal, atendido que reconoció en alguna oportunidad haber participado y disparado; que fue detenido en Lebu; que prestó declaración ante la policía entre las 3 y las 5 de la mañana y que luego de haber declarado, obtuvo su libertad, a la que no se opuso el Ministerio Público. En el mismo sentido, el testigo 27, reconoce luego que había participado en los hurtos; dice que salió un mes después de haber declarado; manifiesta que don Nolberto parra vendía, pero nunca lo vio, ni tampoco las escopetas; no nombra a don Víctor Llanquileo ni a don Luis Menares; no recuerda que don Segundo Ñeguey haya formado parte del grupo; añadiendo que dentro de los testigos de oídas y secretos se trajo a personas que habían tomado alcohol y algunos sordos, por lo que solicita se les valore en ese contexto. Hizo presente, también, que la justicia militar absolvió a cinco de los comuneros que se encuentran en la sala porque no estuvo dispuesto a valorar testigos secretos, y que de valorarse no solo se les priva de poder perseguir un falso testimonio sino además un recurso de revisión. Referido a la participación de sus representados, argumento que si se le cree al testigo 26, se tendrán serios problemas para condenar a don Nolberto Fidel Parra Leiva por el robo a Santos Jorquera, pues dicho declarante lo excluyó de tales hechos y de los de la noche, además de haber sostenido los testigos de descargo que se encontraba en una siembra de papas y no estimar lógico que su representado haya ido con una escopeta a asaltar a su vecino. Por otra parte, indicó que el testigo 13 expuso que lo reconoció porque siempre viste igual y César Morales que era imposible reconocer a alguien en el ataque de los Fica, lo que, agregado a lo manifestado por los testigos que estaban donde Santos Jorquera, concluye que los antecedentes que lo vinculan son escasos o inexistentes. Describió a don Víctor Llanquileo como un soldador de alta precisión, por lo que tendría que haber venido un día determinado a cometer delitos tan graves, en circunstancias que estaba firmando un contrato, además de no haber sido reconocido por el testigo 27 en la asociación ilícita y que su detención en Santiago no fue prueba incorporada al juicio, de modo que la gran prueba que se 130 señala son unos teléfonos con tráfico que lo vinculan a otras personas, sin que se haya acreditado su propiedad, existiendo unas planillas de las cuales se ignora si fueron adulteradas y sin acompañarse la cadena de custodia. Reafirmó, asimismo, la credibilidad del testigo de descargo Sr. Trango; insistió que el acusado, según lo relatado por los testigos, no era ni estaba regularmente acá; recalcó que el Sr. Ogueda no lo mencionó en su relato como tampoco los testigos 26 y 2 en sus declaraciones ante la Fiscalía, agregando, respecto el segundo, que reconoció el consumo de alcohol y que identifica la voz de don Víctor a pesar que no sabe nada de él desde hace como 15 años; haciendo presente que tuvo que rendir prueba respecto de la posible animadversión de uno de los probables testigos secretos en contra de don Víctor y el consumo de alcohol de otros testigos secretos, detallando parte de las declaraciones. En cuanto a don Luis Menares Chanilao, agregó que solo fue detenido junto a Ramón Llanquileo, pero que nunca se dirigió la investigación en su contra, ni siquiera se le allanó la casa, escuchando durante el juicio solo un supuesto apodo. Finalmente, argumentó que en el caso que se crea que existe responsabilidad de sus representados, las lesiones de la policía de investigaciones, a lo más podrán ser dolo eventual, fundado en que el Dr. Zuchel dijo que para dar muerte a una persona con escopeta, estamos hablando de 2 o 3 metros y nadie habló de esa distancia, considerando además las características de los perdigones; dolo eventual que es incompatible con el homicidio frustrado, último que exige haber puesto todo de su parte, como lo ha acogido la Excma. Corte Suprema en sentencia 1719-07. Asimismo, como ya lo explicó, insiste en no era posible que se supiera que era un Fiscal, conforme a los relatos existentes, además de exponerse que había también una camioneta roja. Por todo lo expuesto, estima que a lo más se está ante tres lesiones, mas lesiones leves contra un Fiscal, debiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 351, aunque no es la hipótesis que formula, sino la absolución de sus representados. 20°: Que el abogado defensor Nelson Miranda Urrutia en su alegato de clausura, expuso que al término del juicio se quedó corto en la apreciación de su alegato de apertura respecto a la inconsistencia que iba a encontrar en la posible prueba indiciaria de cargo destinada a acreditar la participación de sus representados en los hechos investigados. Indicó que el presente juicio excede los objetivos punitivos, procesales, judiciales y de derecho; estamos frente a un juicio político, un montaje presentado 131 por servicios de inteligencia del Estado para involucrar a comuneros mapuches que se manifiestan, de una u otra manera, en pos de sus reivindicaciones legítimas. Citó a Matías Catrileo, para indicar que el centro de este juicio es el abismo que se ha expresado por unos órganos del Estado con respecto a la mentalidad, forma de vida y expresión, cultura y valores de un pueblo distinto al pueblo chileno, que es el pueblo mapuche, agregando que el autor de la muerte del joven referido, quien fue asesinado a los 22 años, el 3 de enero de 2008, fue condenado como autor de violencia innecesaria con resultado de muerte, conforme al artículo 330 N° 1 del Código de Justicia Militar a la pena de 2 años de pena remitida, y luego la Corte Marcial, graciosamente, se la subió a 3 años de libertad vigilada, y en la especie estamos frente a supuestos delitos que en ningún caso pueden ser considerados de sangre, sino contra la propiedad, y se están pidiendo desde 103 años hasta 40 o 70 años, para sus representados. Manifestó que del propio tenor de la acusación Fiscal no queda claro cuál es la conducta precisa que se imputa a muchos de los acusados, ya que no se desprende ni la participación en la asociación ilícita, ni la relación entre ambas asociaciones ilícitas. Así, se hacía necesario que el Ministerio Público acreditara no solo la existencia de los elementos del tipo, sino que también la participación de autor de cada uno de los acusados, estimando que la prueba rendida resultó insuficiente para acreditar que los acusados hayan procedido a ejecutar los ilícitos en la forma propuesta en el libelo acusatorio, citando la prueba pertinente a sus representados. Argumentó que la acusación no cumple los requisitos del 259, que no queda clara la relación o separación que existe entre la asociación ilícita terrorista y la asociación ilícita para el robo de madera, tanto es así, que en la acusación se indica como un punto de financiamiento de la asociación ilícita terrorista la destinada al robo de madera, última en la que no participan sus representados según la acusación, no entendiendo, por tanto, como puede existir una asociación terrorista sin financiamiento. Además don Juan Carlos Parra Leiva y don Carlos Muñoz Huenuman se encuentran acusados del supuesto atentado al Fiscal Elgueta y las heridas a los funcionarios policiales no encontrándose inmersos tampoco en la asociación ilícita terrorista. Desde otro punto de vista, invocó el principio de congruencia que debe cumplir toda sentencia penal, pues en la acusación se indica que dos personas se dedicaban a la comercialización de los productos de los supuestos ilícitos, no siendo ninguna de ellas don Juan Carlos 132 Parra Leiva, el que fue solo mencionado en este juicio en relación a dicha comercialización. Sostiene que esto es un montaje, pero no en el sentido que los hechos no hayan ocurrido, pues nadie puede negar que hubo cabañas quemadas y un enfrentamiento, sin embargo, la intencionalidad que se le da a esos hechos está claramente prejuiciada, alejada del principio de objetividad y, desde un principio, se tendió a hacer todo lo necesario para culpar a los acusados, evitando cualquier investigación a líneas distintas de las predeterminadas; por ello, no es casualidad que la mayoría de los policías que vinieron al juicio a expresar conclusiones pertenezcan a servicios de inteligencia, además de la clara la influencia de las empresas forestales en este juicio, pudiendo escuchar durante horas una acción de relaciones públicas llevadas adelante por el Sr. Reveco, gerente de forestal Mininco, quien refirió, entre otras cosas, que la familia Matte es propietaria de 700 mil hectáreas y el conjunto de mapuches que viven en comunidad solo tiene 500 mil. Esta influencia de las forestales no solo se ve en el aspecto formal, sino que también en el material, pues como se dio a conocer en el alegato de apertura queda claro que se hizo una operación de copiar y pegar de la querella presentada por la forestal Mininco en la acusación del Ministerio Público, siendo un elemento más para poden en duda el principio de objetividad a que está obligado el Ministerio Público. Indicó que dado que sus representados fueron muy pocas veces mencionados durante estos 3 meses y medio, efectuaría un examen somero de la prueba presentada, en primer lugar, contra Carlos Muñoz Huenuman y Juan Carlos Parra Leiva, la que se basa en la testimonial del testigo 26, cuya credibilidad está en absoluta duda, ya que, de sus mismos dichos, se desprende que mintió ante cuatro funcionarios de la Policía de Investigaciones. Pero aún dudando de su credibilidad, de su relato incoherente y contradictorio incluso con lo señalado por los policías, la única mención que hace de dichos acusados es que se encontraron en una reunión en un cerro alrededor del mediodía y que, con posterioridad, cerca de las 15 horas, el testigo no acompaña al grupo que va a la casa de Santos Jorquera y se queda con Cayo, pudiendo conjeturar que se trata de su representado Carlos Muñoz Huenuman, escuchando disparos y amenazas que provenían de la casa, delito que, en todo caso, no se imputa al referido acusado, y que luego, en los hechos acaecidos en la noche, como a las 21 horas, se quedó como a 40 metros del primer grupo junto a Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Muñoz Huenuman, sin especificar función alguna. La acusación sostiene 133 que tales imputados son coautores por haberse concertado con los que se disponían a ejecutar estos actos y haberse quedado para prestar cobertura o vigilancia, sin embargo, las características de nocturnidad y del terreno hacen absurda esa situación, pero más aun, dónde se produce el acuerdo de voluntades, si no están acusados de asociación ilícita. Por otra parte, el testigo presencial que involucra a sus representados es el testigo protegido 8, símbolo de lo que ha sido la investigación, quien, según la Fiscalía había escuchado claramente la voz de don Juan Carlos Parra Leiva, sin embargo, es completamente sordo, aún con audífonos, y ni aún así escuchaba, pero antes de ser presionado declaró de forma espontánea que llegó un grupo de encapuchados, sin conocer a ninguno, ni por la voz, siendo 3 los que hablaban, no estando seguro que fuera el acusado individualizado, haciendo presente que, además, había bebido alcohol ese día. En cuanto al testigo 27, sostuvo que vino a dar cuenta de la asociación ilícita para el robo de madera, existente entre febrero y agosto de 2008, situando a los partícipes en Puerto Choque donde solo los veía llegar al bosque e iniciando sus frases con “entiendo” o “creo”, sin que exista nada concreto respecto del papel que cumplían los señores Parra Leiva y Muñoz Huenuman, sino solo conjeturas, pues ni siquiera el testigo habría presenciado la tala de bosques; siendo, el otro cúmulo de prueba testimonial, de oídas o meras conjeturas a partir de escuchas telefónicas que no cumplen requisitos serios como prueba, además de peritos que hacen referencias a fotos, algunas tomadas desde torres en campamentos forestales desde 400 o 500 metros y que estuvieron uno o dos días, sin que aparezcan en ellas los encartados presentes, a pesar que don José Luis López refirió que no se podían sacar estas fotos a 600 o 700 metros porque el “click” de la cámara podía poner en evidencia su posición, lo que fue naturalmente desmentido por el perito Sepúlveda; todo lo cual, a su juicio, va mas allá de no investigar ciertas líneas, ya que lo más importante de la declaración del testigo 27 no son las vaguedades que refiere en torno a sus defendidos, sino las incriminaciones directas a responsables dueños de camiones que sí estaban participando en el robo de maderas, lo que al parecer no fue investigado, llamándole la atención que la querellante, afectada en su patrimonio, no haya pedido dentro de esta investigación los procedimientos adecuados para determinar quienes estaban sacando madera de los fundos en cantidades industriales. 134 Señaló también que el señor Martínez vino como testigo de la Fiscalía, e indicó que es un camionero mediano, que compra madera en la zona y que dentro de sus negocios le habría comprado madera a don Juan Carlos Parra Leiva, hecho que no niega su defensa, pues es parte de la vida del ser humano generar recursos para mantenerse con su familia, y la no existencia de facturas o guías de despacho no acredita ningún delito, más aún cuando se reconoce esta transacción y se justifica con el testigo de descargo; agregando que lo grave de la declaración de don Carlos Martínez es que fue coaccionado por la Policía de Investigaciones con el producto de las escuchas telefónicas con provocar un grave daño en su vida familiar, no teniendo ganancias con declarar algo así, sino por el contrario, correr todos los riesgos posibles, admirando, en consecuencia, la valentía de las personas que participaron en este juicio en contra de la maquinaria que pretendió avasallar a un conjunto de mapuches con todo el peso del Estado; añadiendo que el contra examen efectuado a don Segundo Antío, propietario de la parcela supuestamente de acopio ubicada al costado del Fundo Tranaquepe, buscó ponerlo nervioso con respecto a su situación tributaria, pero se cuestiona, cómo, con todos los medios y despilfarro absurdo de recursos del Estado, a nadie se le ocurrió investigar quien era el propietario de esta cancha de acopio. Indicó que los delitos por los cuales está acusado Juan Carlos Parra Leiva no se encuentran ni siquiera señalados por indicios en esta investigación, e incluso que la prueba de cargo reafirma la de descargo y, en cuanto a don Carlos Muñoz Huenuman se presentó el testigo don Santos Reinao, quien confirmó su declaración prestada con anterioridad ante el Ministerio Público, dando fe de las actividades realizadas por dicho por éste la noche del 15 del octubre de 2008, a pesar de haber alegado el Ministerio Público animadversión para restarle credibilidad, dichos que, además, permitieron en su oportunidad que se le diera la cautelar. Por último don Pedro Cona, vecino lejano de don Juan Carlos Parra, sostuvo que concurrió a la casa de dicho acusado a resolver un problema de un cerco mal hecho, pues se pasaban unos animales y don Juan Parra estaba sembrando papas en octubre, sin embargo se cuestiona su credibilidad, porque no escuchó el helicóptero y no vio barricadas en el camino, en circunstancias que él, en su propio lenguaje, indicó que recorrió el trayecto “por lo derecho”, es decir, atravesando los predios, por lo que es difícil escuchar otro tipo de ruidos en ese ambiente, haciendo presente que este testigo también había declarado previamente en la Fiscalía, lo que unido a la declaración de la esposa de don Juan Carlos Parra, había permitido que el Juzgado de Garantía le concediera la cautelar. 135 Invocó, asimismo, la prueba documental de descargo que da cuenta del trabajo realizado por don Carlos Muñoz Huenuman, desde marzo a julio de 2008 en la Municipalidad de Los Álamos, ocupando todo el día, lo que fue refrendado por el testigo Reynao; imputado que, además, ha quedado demostrado que no solo es miembro, sino que presidente de su comunidad, lo que muestra que tiene una escala de valores más allá de lo normal. Respecto de los documentos presentados por don Juan Carlos Parra Leiva, manifiesta que no había ninguna intensión de pasar una boleta que no estaba emitida sino solamente se entregó el talonario tal cual estaba, como una forma de demostrar que ya desde hacía años su representado trataba de llevar adelante un negocio, que no estaba alejado de los circuitos comerciales tradicionales, y que durante parte del periodo realizaba trabajos de instalación de cable en la ciudad de Rancagua. Finalmente, respecto de estos dos acusados, expresó que del conjunto de funcionarios policiales que se refirieron a ellos, ninguno le dio alguna connotación dentro de las categorías contempladas por el delito, pero sí fueron contestes en que aparecerían en algunas faenas de extracción de madera, y don Carlos Muñoz Huenuman, como lo recordaron varios policías, ya fue juzgado por dicho delito este mismo Tribunal. Por todo lo cual, solicitó la absolución de estos dos encartados, con expresa condena en costas por el bajo nivel indiciario presentado que ha conllevado a su detrimento personal y familiar. En cuanto a los incendios, iniciando por el de Ranquilhue el 2005, expuso que el Sr. López Leiva declaró que tenía un conocimiento cabal del mismo, ocurrido en dependencias de Mininco, donde se habrían encontrado, entre otras cosas, vainillas de guerra. El Sr. Elgueta, por su parte, declaró que eso no es así y que solamente se encontraron cartuchos de escopeta, además de referir que había entrevistado muchas veces a un testigo que habría reconoció a don Juan Carlos Millanao y a don Mauricio Millanao, versión que contrasta con la del Sr. López Leiva quien aseguró que, al terminar su investigación, no existía ningún sospecho en las carpetas de investigación. En el mismo sentido, el jefe de Carabineros, encargado de investigar ese delito, señor Oscar Muñoz, declaró que un testigo protegido le habría nombrado a cinco personas, de las que recuerda cuatro, que venían caminando desde sitio del suceso, con ropa militar y aspecto de cansancio, quienes le dijeron que no anduviera delatando, no situando a Juan Carlos Millanao ni a Mauricio Millanao dentro de los supuestos sospechosos de estos delitos. Vale decir se tienen unos dichos del Sr. Elgueta que involucra a uno de sus representados, y a los encargados de las policías, que dicen uno que no 136 hay sospechosos, y otro que no los nombra. Agregó que había, además, otro aspecto extraño de los mismos hechos, que da pistas de lo que ocurre en este juicio y dice relación con los sucesos de Miquihue, lugar en que el Sr. Elgueta dice que se encontraron unas vainillas en un supuesto polígono y unas capuchas a las que no le dio importancia, porque dicha prueba no tendría credibilidad; y que el procedimiento lo llevó Carabineros. Consultado don Oscar Muñoz reconoce que no participó en ese procedimiento, pero dice que se encontraron vainillas, panfletos no recordando si las capuchas estaban con las iniciales o con los nombres completos; lo que habría acaecido, según los deponentes, entre enero y febrero de 2006, esto es, muy próximo a los sucesos descritos; estimando que el caso estaba completamente resuelto y que debió haberse seguido una investigación. Finalmente, están las declaraciones del menor de edad, quien a esa fecha tenía 12 años, ni 13 como pensaba la mayoría, según se enteró hace pocos días, si efectivamente es él. Este testigo supera esta prueba desechada por falta de credibilidad, con argumentos mucho más increíbles que los que usó el señor Elgueta para desechar la otra prueba; esto es, un menor de 12 años al cual lo llaman a participar, habitantes de una comunidad, a prender fuego a unas cabañas, existiendo además, dos versiones en cuanto a los hechos. Además, todos los peritos que vinieron a declarar a estrados, lo hicieron para decir que los indicios de Hidrocarburos que ellos no encontraron en la prueba de Sudan III que realizaron podía ser resuelta, a lo mejor con una prueba de carácter superior como es la prueba del cromatógrafo, existiendo diversas respuestas de porque no se efectuó tal prueba, estimando que ni siquiera se acreditó la existencia del delito, porque en la gran mayoría de los casos no existen indicios de residuos de hidrocarburos al no efectuarse la prueba que lo ratificaba. Respecto de su defendido Marcos Mauricio, se intentó hacer un manto de dudas en relación a sus salidas y entradas al país, absolutamente legales, porque no tenía un timbre de entrada, pero la funcionaria de Policía de Investigaciones Mirka Cuevas declaró que aquello se resuelve mediante los contactos con Interpol, que es de común ocurrencia y si la Fiscalía se lo pide ellos lo hacen, lo que no había sucedido, concatenando así vacios y omisiones en forma constante. Calificó, además, de sui generis la explicación proporcionada por el Capitán Sáez respecto al traslape en las horas en que prestó declaración el testigo 1, A, ó 18, el 9 de septiembre de 2009, quien lo atribuyó a un error de mecanografía. Asimismo, según reconoce el mismo funcionario, el testigo 2, B ó 18 firmó al menos cuatro declaraciones en la misma fecha, lo que es importante por las 137 declaraciones de don Patricio Cona Millanao, agregando que las demás contradicciones de la policía ya son conocidas, como el incendio del camión y si fueron en bote hasta la orilla del puente y pasaron por una senda que hay abajo o a pie por un caminito; si habrían sacado la bencina de los estanques que una vez quemados aun se encontraban con candados; etc. En relación a lo mismo, aludió a la declaración de don Patricio Mariñan Fica, hijo del propietario del lugar en donde fue quemado el camión, quien aseveró que a la época del incendio el nivel del río era alto y que era imposible pasar por debajo del puente, haciendo referencia, además, a que la pareja que le preguntó acerca si estaba implicando a alguien, lo hizo de buena forma y sin amenazas. En cuanto a la correspondencia entre la huella encontrada a metros del galpón del Sr. Campos y la de la bota derecha hallada en la casa del Sr. Santi Leal, manifestó que el perito de la Fiscalía señaló que era imposible determinar la medida de dicha bota, la que fue, además, recogida por el Sr. Henríquez, quien no recuerda mayores antecedentes; única prueba material de cargo en contra del acusado mencionado Por último, hace mención al supuesto control de identidad del menor de edad el 13 de agosto de 2009, donde las versiones abundan, pese a que son pocos los involucrados, pues no se sabe si venía saliendo del grupo que cortaba la ruta, o del grupo que venía escapando, o si estaban pasando; siendo lo único claro es que era un menor de edad, que no tuvo abogado y que se le detuvo para el control de identidad en las inmediaciones de la parcela del Sr. Campos, y según algunos que se le preguntó dentro de dicha parcela. En lo que sí están contestes es en que se llamó al Fiscal Cruz para pedirle instrucción particular de cómo llevara adelante el procedimiento; recibiendo instrucciones de la Fiscalía de que se tuviera en reserva de identidad a este joven a petición de éste con su padre; y ahí pasamos a la relación que hace don Patricio Cona, Presidente de la comunidad Caupolicán, de lo que le refirieron estos jóvenes; testigo que cumple con todos los requisitos de credibilidad; testimonio que da a conocer a los otros directivos y a la asamblea de la comunidad; buscan asesoría legal, y él como abogado recomienda que realicen una declaración jurada y busquen un abogado de su confianza, pues él no puede tomar esa defensa por razones de posible inhabilidad. Se realizó la declaración jurada, muy pequeña y general, y se procede a dar a conocer la copia en juzgado de garantía de Cañete y en la Corte de Apelaciones de Concepción, además de intentar que la misma fuera ingresada como prueba a la audiencia de preparación de juicio oral. Pero aquí se intenta 138 desviar el centro de la mirada, de lo esencial a lo accesorio; en vez de preocuparse el Ministerio Público desde que tuvo conocimiento de un delito de acción pública, como es la detención ilegal o los apremios ilegítimos, sin tomar ninguna acción al respecto, levanta el manto del posible falso testimonio, respecto de don Patricio Cona. Manifestó que hay situaciones oscuras que no se investigan, como en muchos casos en que están involucrados miembros del pueblo mapuche; y que el Sr. Cruz alegó que se juntó con don Patricio Cona en la plaza de Cañete por respeto a las tradiciones y costumbres del las comunidades, planteando si le ha preguntado a los Presidentes o miembros de las comunidades, en algún momento, cuando han hecho los allanamientos o cuando en la portada del diario Renacer salió la foto de la hija de don Nolberto Parra el día que allanaron su casa con un fusil en la cabeza, ¿de dónde sale este repentino respeto por las tradiciones y costumbres del pueblo mapuche?. Agregó que él dice que no entró a la casa de don Patricio Cona, pero también que llegó acompañado de una caravana, esa que acompaña desde hace tres meses al Ministerio Público y que sí provoca terror en parte de la población, estando el personal del ERTA encapuchados, en buses polarizados –ni en Bagdadconsiderándolo un absurdo absoluto y un despilfarro de dinero, todo lo cual tiende a crear una subjetividad que permita la criminalización de los acusados, siendo todo una puesta en escena, que permita obviar la insustancialidad de las pruebas aportadas con la investigación, que solo han traído intromisiones en la vida privada; testigos protegidos atemorizados pero no por la defensa, ni por los acusados; dos testigos que querían venir a declarar pero que el Ministerio Público no los trajo, teniendo todos los elementos para protegerlos y contando con las medidas compulsivas para hacerlos venir; decisión que ya estaba tomada, como concluye del alegato de apertura del acusador, agregando que en la expresión proferida “él trajo a los testigos” está implícito el racismo, pues nadie tiene que traerlos si son autónomos, y esta decisión de acompañar a los testigos en un valiente paso fue una decisión de la comunidad en su conjunto. De modo que en el caso de los incendios solicita, frente a la absoluta duda que genera lo visto en este juicio, la absolución de sus defendidos, don Marco Mauricio Millanao Marillan y don Jorge Santi Leal, por ser evidente que la única prueba que existía, eran estos dos testigos protegidos que, queriendo venir a declarar, no se les trajo, dando cuenta de lo que sucedió un presidente de una comunidad; con expresa condena en costas, dado el inútil ejercicio al que han sido obligados y los casi dos años que sus representados han permanecido en prisión preventiva con este nivel de indicios que se han presentado. 139 21°: Que el abogado defensor Manuel Montiel Gómez en su alegato de clausura, argumentó en su clausura que es un hecho público y notorio, la existencia de un conflicto social, político, cultural y económico entre el Estado y el pueblo nación mapuche, producto del cual se ha recurrido por órganos del país, específicamente el Ministerio Público, para combatir o reprimir supuestos delitos cometidos por gente de la etnia, a la aplicación de la Ley 18.314. Ello ha significado que durante un tiempo reiterado, este pueblo y nación mapuche se ha visto discriminada por la aplicación reiterada de esta ley, que ha significado un hostigamiento y una limitación al ejercicio de sus derechos básicos culturales, territoriales, sociales y, por ende, procesales. En lugar de sentarse a conversar con este pueblo, que es dialogante fundado en la historia, se recurre a la ley Antiterrorista y se encarcela durante un tiempo a esta gente que actúa en defensa de sus legítimas aspiraciones. Debido a las restricciones que tiene la ley citada, que fue dictada durante el gobierno militar para combatir a los enemigos de este gobierno, se ha dado un proceso con restricciones al ejercicio del derecho de defensa. Así, han tenido una investigación que comenzó antes de abril de 2009, en forma secreta, lo que implicó, monitoreos telefónicos, intromisión en su vida privada, y la invocación de una institución muy discutible, como es la de los testigos protegidos o sin rostro; lo que culmina en algunas piezas de la investigación que son entregadas a los defensores de manera incompleta y desordenada, donde no se puede identificar quien es quien, por lo menos dentro de un orden numérico de los testigos protegidos. Asimismo, se les entregaron las declaraciones de los testigos protegidos, tarjadas y de forma incompleta donde no se puede acceder a su contenido; lo que limitó el derecho de defensa y se vio agravado, más adelante, al declarar, los testigos que vinieron, en una pieza aparte donde, evidentemente, los abogados no están en contacto directo con ellos, y no pueden conocer sus reacciones faciales ni sus actitudes frente a una pregunta determinada, lo que conspira con la inmediatez, y considera una prueba ilegal. Sostuvo que, en consecuencia, el punto a decidir es si estos delitos son o no, de carácter terrorista; agregando que, al menos, ya han escuchado una recalificación por parte del representante del gobierno a pesar de haber usado la franquicia de la ley consistente en tener testigos protegidos. Argumentó que el terrorismo, según la doctrina uniformemente aceptada, atenta contra el bien jurídico orden constitucional de una nación, pues a veces se confunde con los elementos del tipo del artículo 1° de la ley referida, que se refiere al elemento 140 subjetivo del tipo, como por ejemplo, infundir terror o pánico en la población o parte de ella, o el uso de medios catastróficos o explosivos, o el afán de arrancar resoluciones a la autoridad política o administrativa. En consecuencia, el terrorismo supone una finalidad política, de destruir o socavar la estabilidad política del régimen imperante y promover su sustitución por otro, basándose en la violencia y dirigiéndose contra la sociedad o parte de ella, provocando, a consecuencia de ello, el sentimiento de terror o inseguridad en una colectividad. De allí que esta violencia es sistemática y ataca los derechos humanos, al emplear no solo medios violentos e ilegales sino que además capaces de afectar la vida, la libertad, la seguridad, la salud de las personas. Luego, no toda violación a los derechos humanos es terrorismo, sino aquellas violaciones que tengan carácter violento y sistemático, lo que es importante de tener presente para una aplicación selectiva y restrictiva de la ley antiterrorista, por las consecuencias que ella trae aparejada. Explicó que la asociación ilícita terrorista implica la existencia de una asociación en los términos del artículo 292 de nuestro Código Penal, y que ésta tenga por objeto la comisión de cualquiera de los delitos tipificados en los números 1 a 4 del artículo 2° de la Ley 18.314. Al efecto, la jurisprudencia ha determinado que debe haber una reunión de más de dos personas y entre ellas una pluralidad más o menos estable y una vinculación, dotada de jerarquía y disciplina propias. Agregó que esta voluntad asociada debe manifestarse por signos y evidencias que demuestren aquella intensión, requiriéndose, además, una mínima permanencia en el tiempo que permita a la agrupación una posibilidad real de lograr sus objetivos, citando jurisprudencia al efecto. Confrontó -según expuso- los requisitos aludidos de la asociación ilícita terrorista con la pretendida asociación acusada y lo acontecido en el juicio, indicando que el Sr. Aqueveque sostuvo que el jefe de la Coordinadora era don Héctor Llaitul y que existirían 6 personas que conformarían la dirección política, las que no se identificaron; tampoco pudo aclarar qué son los órganos de resistencia territorial ni su ubicación dentro de la estructura orgánica que presentó; no indicó las relaciones que existen entre las diversas jerarquías de la orgánica; no pudo señalar fuentes de financiamiento ni quienes se sitúan en las fuentes de apoyo o los simpatizantes. El Sr. López Leiva trató de explicar la orgánica, pero no pudo precisar quiénes realizaban las labores físicamente ni se infiltró dentro de ésta como agente encubierto a fin de demostrar, desde su interior, su existencia; agregando que tampoco se encontraron agendas o documentos internos emanados de los propios miembros de la organización, existiendo únicamente 141 comunicados públicos, a través de los cuales esta organización reivindicaba algunos hechos del punto de vista de su pueblo o nación mapuche, y la pagina Weftun a la cual se puede acceder vía internet, de modo que no hay ninguna prueba que pudiera acreditar fehacientemente esta orgánica. En cuanto a los delitos de robo con intimidación y presuntas amenazas terroristas contenidos en la acusación, se preguntó cómo se acreditó que don Héctor Llaitul era el que dirigía este ingreso al domicilio particular, y luego de dividirse el grupo, quienes se quedaron afuera y quienes ingresaron, existiendo allí un problema de congruencia pues no se determinó aquello. Lo expuesto, en su opinión, impide acreditar el hecho punible, puesto que tampoco se puede probar, en consecuencia, la calidad de partícipes, ni quienes profirieron las supuestas amenazas, pues, respecto de estas últimas, además, no se acreditó que se hayan vertido, ni que fueran serias, verosímiles, ciertas o que anunciaran un mal inminente, de acuerdo a lo que exige en su totalidad el tipo penal. Aseveró, en torno a lo mismo, que le llama la atención que luego de haberse producido estas supuestas amenazas, nada le ocurre a esta familia, a pesar que los supuestos partícipes estaban todos en libertad. Finalmente, sostiene que, de haber existido estas amenazas, habría un problema de concurso, porque evidentemente estarían incluidas en el delito de robo con intimidación, subsumidas, en virtud del principio de la absorción dentro del delito de robo con intimidación, si este último se lograra acreditar, apuntando que no hay datos objetivos ni corroboraciones periféricas que avalen las declaraciones de los presuntos amenazados, así como tampoco, ningún signo externo de los mismos en cuanto a un gran impacto en su psiquis, temor o estado de shock, circunstancias propias de las personas que han sufrido algún tipo de amenazas terroristas; indicando que doña Rosalía Herrera efectivamente dijo que duerme mal y que tiene insomnio, pero, como también afirmó, ello se debe al asma que le afecta. Manifestó, además, que no se indica ni se probó por los medios de prueba legales, la propiedad y preexistencia de las especies, que pertenecerían a don José Santos Jorquera o a otro miembro de su familia; luego, no se pudo acreditar que alguno del supuesto grupo que habría ingresado al inmueble de don Santos Jorquera se haya apropiado de estas especies muebles. Tampoco los testigos han identificado a personas físicas, concretas y determinadas, como los autores de esta apropiación; fundado en que la Sra. Herrera manifestó tener serios problemas de audición, no oír sin audífonos e indicar que las personas que 142 ingresaron a su domicilio iban todas encapuchadas, por lo que no pudo reconocer a ninguno. Agregó que tal deponente afirmó, además, que su marido atendió a sus socios con 10 litros de chicha, lo que no puede perderse de vista en cuanto a la relación laboral existente entre dichos testigos y don Santos Jorquera y su carencia de imparcialidad, por esta relación. Asimismo, don José Jorquera Herrera, manifestó que fue poco lo que pudo ver, que no vio los rostros de los asaltantes pero que estos iban vestidos de bluejeans y que le dispararon a propaganda de un concejal, que no escuchó a las personas que hablaron entre ellos y con su padre, y que éste le refirió que no los había reconocido y que los vecinos tampoco hablaron con sus padres acerca de quiénes eran los asaltantes; no arrojando, en consecuencia, ningún dato nuevo para el procedimiento. Agregó que el mismo declarante expuso que su padre no tiene ningún problema de tierras o litigios con vecinos; que nadie los molesta; que no conoce al Sr. Llanquileo y muy poco a los Hermanos Parra; que sabe leer muy poco y que esa declaración, que contradice lo que manifiesta en juicio oral, la hizo un Carabinero y se la leyeron, desconociendo el contenido de la misma y si coincide con lo que él declaró; que presenció que dos testigos estaban tomando chicha, que tenían un jarro de dos litros, y que un testigo le dijo que reconoció a un asaltante por su estatura, que era bajo, pero, interrogado por la defensa manifiesta que toda la gente de la zona es baja, por lo que concluye el abogado que es imposible reconocer a una persona por su estatura; careciendo, en consecuencia, la prueba testimonial referida, de la suficiencia para enervar la presunción de inocencia que ampara a sus representados. Luego declaró la Srta. Rusbella Jorquera Herrera, aseverando que los asaltantes, un grupo de hombres llegaron por el camino, sin que ella los conociera, como 15, con mochila, portando escopetas y unas cosas en las manos como pelotas de tenis, víctima que tampoco identifica a los supuestos asaltantes, ni se refiere a las amenazas contenidas en la acusación, al contrario, dijo que ingresaron cuatro individuos a su habitación, que no le hicieron nada ni le profirieron ningún tipo de amenazas. En cuanto a los testigos protegidos afirmó que tampoco sirven para acreditar la teoría del Ministerio Público, Así el N° 2 no identificó a ningún asaltante y dijo que les vio los puros ojos, además de sostener que llegaron como 15 personas armadas con metralletas, lo que no constituye un hecho de la causa, de modo que, tal deponente no está en condiciones de percibir por su sentidos la realidad de lo que vio, exagerando o no identificando que tipo de arma portaban. Agregó que el testigo había prestado una declaración el 12 de enero de 2009, donde se consigna que habría sido leída por el declarante, en circunstancias que, como se 143 acreditó durante la audiencia, no sabe leer; y que aparentemente se encontraba ebrio el día de los supuestos hechos, pues reconoce que compró una “garrafita” de 5 litros de chicha. En una situación parecida se encuentra el testigo N° 8, que indicó que, con sus compañeros, habían tomado 10 litros de chicha, además de manifestar que tiene graves problemas de oído desde hace dos años; no obstante lo cual, escucha cuando Ramón Llanquileo, que estaba ubicado a 60 metros de vigía, después de consumada la apropiación, avisa cuando vienen o pueden venir los Carabineros; lo que resulta poco creíble tal testimonio. Por su parte, el testigo N° 9, también presenta una seria de inconsistencias y desventajas para poder dar razón de sus dichos, además de la dependencia laboral con la supuesta víctima, ya expuesta. Asimismo, en cuanto al testigo N° 26, manifestó que, aunque no lo puede decir, aparentemente era una de las personas que originalmente apareció como imputado, incluso hay personas que lo sindican como autor de robo y hurto de madera, y que declaró acerca de una reunión en un cerro, cuyo nombre no recuerda, en que habrían participado sus representados; que no va a la casa de Santos Jorquera, y a pesar de ello indica lo que pasó allí, sin saber que fue lo que ocurrió o sus partícipes. Señaló también que la supuesta llamada aludida por el mismo deponente efectuada por don Beto Parra aproximadamente a las 4 de la tarde no se probó de ninguna forma y el propio Sr. Elgueta declaró que él recién supo del asalto a Santos Jorquera a las 6 o 7, o sea, en la primera llamada indicada no se sabía que el Fiscal iba a venir, lo que torna la declaración del testigo N° 26 en no creíble y destruye cualquier posibilidad de conocimiento y del dolo de la supuesta ida del Sr. Elgueta con la policía a la casa de Santos Jorquera. Agregó que la persistencia del Fiscal en concurrir al lugar, pese a las aprehensiones de un Carabinero, da cuenta de una implicancia emocional en los hechos ocurridos, lo que se manifestó, además, en los detalles íntimos de la familia Jorquera contenidos en su declaración, y que lo llevarían a actuar rápidamente en protección de esta familia. Luego, no se indica en que momento se habrían cortado los árboles por don Ramón Llanquileo, persona que ha sido injustamente traída a juicio; perseguido desde 1999; líder político de su pueblo; un Luther King o Mandela, que no son terroristas sino que luchan por su pueblo. Los terroristas usan explosivos, artefactos incendiarios, contaminan las aguas, vuelan aviones, queman los trenes; y estos terroristas andan con hondas y con escopetas para matar conejos; estimando que a don Ramón se le ha cargado la mano atribuyéndole diversas y variadas conductas y calidades que señaló, preguntándose si alguien habrá sentido a Llanquileo cortar árboles, y del tamaño 144 exhibido en las fotografías, sin que exista, además, un peritaje que acredite que la Husqvarna, reconocida por el Sr. Llanquileo, fuera utilizada para cortar árboles, haciendo presente la pérdida de visión de su ojo derecho producto de un enfrentamiento con Carabineros en el 1998. Le pareció ingenuo basar la existencia de un lenguaje comunicacional de una organización en modificar la expresión “Bio Bio” por “Fío Fío”, destacando avisan que las comunidades están siendo allanadas, es el terror que le entra a Llaitul, la preocupación de un líder de su pueblo que ve que está siendo invadido por 15 o 12 vehículos policiales, a las 12 de la noche, pues ya llevan 4 muertos, preguntándose cuántos muertos más tendrán que sacrificarse en el pueblo mapuche para que el Estado chileno se siente a conversar y a solucionar este problema, situación que aunque sostengan que nada tiene que ver con los hechos, estima que sí, siendo Héctor Llaitul y Ramón Llanquileo los líderes naturales de este proceso de recuperación de su identidad, de un pueblo que tarde o temprano tendrá autonomía cultural, territorial y lingüística; no pudiendo acreditarse, en definitiva que don Ramón Llanquileo cortó los arboles y luego se integró como francotirador. Señaló, además, que se les acusa también a sus defendidos Llanquileo y Huenuche de haber participado en un supuesto enfrentamiento contra un Fiscal de la República y contra 3 funcionarios de la PDI, calificando el Ministerio Público estos hechos como delitos terroristas en virtud del principio de la absorción, discrepando de tal argumento e invocando la existencia de un concurso aparente de dos leyes penales, el que se debe decidir a favor del artículo 268 ter, eliminando el carácter de terrorista del delito, pues la historia fidedigna de la Ley 20.236 que introdujo un párrafo entero al Libro segundo lo hizo precisamente para proteger a los Fiscales y defensores públicos, creándose un tipo especial con elevadas penas, primando, en consecuencia, el principio de especialidad, citando a los profesores Cury y Etcheverry. Tesis que se ve confirmada con la falta de innovación al respecto en la última modificación efectuada a la ley terrorista. Manifestó, asimismo que no existe dolo, pues nadie sabía que iba a venir un Fiscal o funcionarios de investigaciones. Lo que sí se sabía es que iba a venir Carabineros, debido a la ocurrencia de otros hechos que están siendo conocidos por la Fiscalía Militar, pudiendo haber un doble juzgamiento al respecto; pero no una camioneta sin logos que la identificaran, desapareciendo el elemento intelectual. Si hubiese existido la intensión de atentar contra un Fiscal, debe saberse que viene un Fiscal y ser la víctima preferida de este atentado, lo que no 145 ocurrió en la especie desde que estaban dirigidos a defenderse frente a la invasión de Carabineros a las comunidades; estimando, además, que no es habitual que un Fiscal maneje su vehículo, se introduzca en una caravana de Carabineros, sin logos que lo identifiquen. Postula, al mismo tiempo la incompatibilidad del dolo eventual en un delito frustrado, sosteniendo, en consecuencia, la inexistencia del delito contemplado en el artículo 268 ter, y también del previsto en el artículo 268 quater, pues si no hay animus necandi, tampoco hay un ánimo de lesionar específicamente al Fiscal y Policía de Investigaciones. Sin embargo, lo importante, es que no está acreditado, más allá de toda duda razonable, que los acusados participaron como autores o cómplices de este supuesto ataque, enfrentamiento o emboscada; no hay ningún testigo ni prueba que diga quien estaba allá, quien estaba armado y quien disparó, y que efectivamente esos disparos determinados fueron los que impactaron al colega Elgueta con un rasmillón en la mano, y a los funcionarios de Investigaciones. Tanto es así que el Tribunal Militar, que tiene una menor exigencia que los Tribunales Orales, analizando las supuestas lesiones sufridas por Carabineros en el hecho del 16 de octubre en la madrugada, absolvió a 5 de los partícipes en el supuesto atentado y acusados en este caso: Héctor Llaitul; Ramón Llanquileo; Sady Huillical; José Huenuche; y a Luis Menares, porque siendo la prueba la misma que se rindió en este juicio, el Tribunal concluye que siendo el único antecedente inculpatorio para estimar la participación de los nombrados, es el testigo 26, cuya declaración por sí sola no basta para dictar una sentencia condenatoria. Descartó, finalmente, la aplicación de las presunciones del homicidio en riña o pelea, e insistió en la falta de credibilidad del testigo 26, pues reconoció que mintió, por ejemplo, en su participación y en la de Carrillo, faltando así a la persistencia en su declaración, estimando además, que el reconocimiento fotográfico en que participó sería inducido, ya que reconoce que estaba oscuro y que vio a 40 metros al supuesto primer grupo. Solicitando, en consecuencia, por lo expuesto, la absolución de todos sus representados y respecto de todos los delitos por los cuales fueron acusados. 22°: Que la abogada defensora Victoria Fariña Concha en su alegato de clausura sostuvo que este debe ser uno de los juicio más complejos y controvertidos que ha debido conocer un Tribunal de Chile, debido a la cantidad de imputados; diversidad de delitos; naturaleza jurídica de éstos, asociados además, a una investigación que arroja miles de páginas, curiosamente sin foliar; 146 por la duración de la audiencia de juicio, donde la prueba incorporada por el Ministerio Público aparece, a todas luces, sobreabundante; pero más complejo aun, porque se está juzgando a personas que tienen la condición innegable de mapuches. Sostuvo que esta acusación forma parte de una sistemática persecución contra los mapuches que, dentro de sus legítimos derechos, se organizan para demandar justicia, pretendiendo acallar a un pueblo que, a través de sus dirigentes naturales, se movilizan en un objetivo político: recuperar sus tierras ancestrales usurpadas, el reconocimiento como pueblo en todas sus dimensiones y su autonomía como pueblo mapuche. Manifestó que en la acusación el Ministerio Público describe un hecho como A.1, pero omite señalar las circunstancias precisas de participación, formas, funciones y hechos atribuidos a cada uno de los partícipes, además de indicar otros individuos no identificados, situación que se mantiene hasta el día de hoy, sin que ello fuera investigado y pudiendo ser aquellos los que efectivamente concurrieron a la casa de Santos Jorquera ese día. Tampoco se indica con precisión cuales fueron las amenazas ni quiénes las formularon, señalando que sería más de una atendida la redacción en plural al mencionarlas. Asimismo, aseveró que no se menciona a quien pertenece cada una de las especies, cuya propiedad, además, no fue acreditada, como tampoco la apropiación de las mismas por parte de alguno de los acusados; ni en qué consistieron los daños atribuidos. Afirmó que el Ministerio Público no probó el temor o terror en la población o parte de ella, prometido en su alegato de apertura, el que solo está en la construcción de quienes, a juicio de esta defensa, han ejercido y fundamentado la acción penal, pretendiendo aplicar el derecho penal del enemigo. En virtud de las declaraciones vertidas en el juicio, incluso de la familia de Santos Jorquera, se desprende algo distinto –indicó- esto es, que no pudieron identificar a nadie, además de señalar la Sra. Rosalía Herrera que su declaración no le fue leída. Respecto al hecho A.2, argumentó que la acusación solo habla de generalidades, y en forma vaga, de una supuesta caravana de vehículos, sin indicar su número ni a que institución pertenecía cada uno de ellos, además de no aclarar la ruta mencionada. En él se individualizan a ocho acusados y a otros sujetos cuya identidad no se pudo determinar, tal como en el hecho anterior, no especificando tampoco cuál es el plan delictual al que se hace alusión. Explicó que para el delito terrorista falta el dolo, los elementos subjetivos del tipo, pues, si hubo un enfrentamiento, dichas personas no tenían conocimiento que iba el Fiscal, ya que, se ha señalado, que recurrentemente había encuentros con 147 Carabineros, quienes concurren con chalecos antibalas, eventualmente con vehículos blindados y bien armados, de modo que, además, la escopeta no sería un medio idóneo para consumar el delito referido en la acusación, agregando que no se utilizaron medios estragosos y que no se verifica el esquema del delito terrorista aceptado por la doctrina. En cuanto al hecho C manifestó que, nuevamente, la acusación omite individualizar a las personas y ubicarlas dentro de una determinada función, señalando hechos a granel, incluso mencionando 17 ejemplos, todos carentes de relación circunstanciada en cuanto a funciones y participación de los acusados. Compartió las argumentaciones efectuadas por su colega Montiel en orden a que en el hecho A.1 no puede hablarse de dos delitos distintos, subsumiéndose la amenaza en el robo, toda vez que la intimidación es una amenaza en sí, sin que exista terrorismo, como ya lo indicó. Asimismo, calificó de equivocada la calificación jurídica atribuida al hecho A.2, pues, por aplicación del principio de especialidad, correspondería el señalado en el artículo 268 ter del Código Penal e incluso el 268 quater del mismo cuerpo legal, aseverando que se intenta, en el caso, introducir mañosamente, un delito que no está tipificado en la Ley 18.314, atentando contra el principio de legalidad y efectuando una interpretación extensiva, por lo que, a su juicio, la acusación en esta parte adolece de inconstitucionalidad. Del mismo modo criticó el hecho constitutivo de asociación ilícita terrorista, según la acusación, en atención a que su contenido no reúne los requisitos de tipicidad, los elementos subjetivos del tipo, y expone equivocadamente el bien jurídico protegido, como ya lo argumentaran otras defensas. Afirmó que un acápite especial merecen los testigos protegidos o secretos para la defensa, alegando que se contó con el listado ordenado de ellos con posterioridad a la audiencia de preparación de juicio oral, luego de un reclamo de uno de los abogados ante el Fiscal Regional. Una vez oídos –continuó- uno de ellos señaló no ver bien por lo que el Ministerio Público debió leerle su declaración anterior, quien refiere haber distinguido una persona a 60 metros de distancia, solo por su estatura, en circunstancias que ni siquiera sabía cuanto medía él mismo; otro testigo dijo que a esa hora se encontraba en estado de ebriedad; además de la discapacidad auditiva de algunos de ellos, que resultó manifiesta para quienes presenciaron la audiencia. Indicó que el testigo Espinoza Ugarte se refirió al testigo 26 como una de las 4 personas detenidas en flagrancia por robo de madera, sindicándolo en reiteradas ocasiones como imputado, advirtiendo la 148 alta probabilidad de que el testigo sea un imputado en la causa, calidad que probablemente haya mantenido hasta ser ofrecido como testigo por el Ministerio Público, mencionando que en uno de los apartados de la acusación se solicitó una audiencia para comunicar la decisión de no perseverar respecto de delitos y 4 imputados, cuestionando su credibilidad, fundado en que bajo el manto de la protección, manifestó no haber sido jamás imputado. Agregó que, conforme a los dichos del declarante referido, mientras él aguardó en un cerro distante a dos kilómetros de la casa de don Santos Jorquera, los acusados habrían concurrido a dicha propiedad, a pie, ejecutado las diversas actividades mencionadas y vuelto de la misma forma, en 15 minutos, sin embargo, si se considera que una persona camina en promedio 6 kilómetros por hora, estas personas habrían demorado, al menos, 40 minutos en ir y volver, sin la posibilidad de mantenerse en la casa de Santos Jorquera, más de un minuto, haciendo presente finalmente, respecto de este testigo, que éste declaró no haber recibido protección especial del Ministerio Público y no tener temor, evidenciándose la improcedencia de su calidad de testigo protegido y su utilización solo para restringir el derecho a defensa. En cuanto al testigo secreto Nº2, señaló que ni siquiera sabía el día de su declaración en juicio, tampoco escribir, pese a que en su declaración escrita se consigna que la leyó antes de firmar. Respecto al testigo menor de edad, además de lo expresado por las restantes defensas, manifestó que el funcionario Marcelo Sáez, quien declaró sobre los supuestos dichos de tal testigo, dijo que se le había practicado un control de identidad el 13 de agosto de 2009, cuestionando, de conformidad a lo dispuesto en los artículos 26 y 12 del Código Procesal Penal, cuál sería la calidad que tendría esta persona, agregando que fue advertido de su derecho a guardar silencio. Además, el testigo Sáez sostuvo que se le practicó el control de identidad por existir indicios de su participación en hechos del 13 de agosto de 2009, prestando sus declaraciones sin la presencia de abogado defensor. Destacó, también, que el testigo Sr. Rijks, relaciona o mezcla los testigos A, B, 1, 2, A.1, B.2, sin que defensas tuvieran acceso a una lista con testigos secretos sindicados con letras, ignorando, por tanto, a quienes se refiere, y llamándole la atención que uno de los testigos de la defensa haya denunciado, en un relato altamente creíble, apremios ilegítimos en contra del testigo antes indicado. Todo lo expresado, en su opinión, ha imposibilitado ejercer el derecho de defensa, sin poder contrainterrogar dentro de los términos establecidos al efecto, por ejemplo, si se preguntaba al testigo cuál era el lugar determinado desde donde vio los hechos que relata, el Ministerio Público objetaba de conformidad 149 con el artículo 18 de la Ley 18.314; más aún, no tranquilo con asegurar que estos testigos secretos, convenientemente, se mantengan como tales, el acusador solicitó medidas accesorias, declarando finalmente los testigos, caracterizados y en sala contigua, sin que la defensa pueda percibir su expresión al declarar. Hizo presente que todo acusado tiene derecho a mirar de frente a sus acusadores, más cuando se le piden penas exageradamente altas, como las solicitadas en la especie, contando en cambio, el Ministerio Público, con toda la información para desacreditar a los testigos de la defensa, como lo observó tratándose de un declarante y en razón de su adhesión a un partido político. Se refirió al testigo Mario Elgueta Salinas, reiterando las alegaciones efectuadas por las otras defensas en torno a su prohibición de declarar en juicio respecto de aquellas diligencias de investigación que él dirija, señalada incluso en el Oficio 558 del Ministerio Público, lo que a su juicio se enmarca dentro de la falta de probidad. Señaló que no solo quebrantó esta disposición, sino que, cuando declaró, omitió información relevante de descargo, la que conocía dentro de sus funciones como Fiscal, por ejemplo, un operativo realizado el 02 de abril de 2008 en el predio forestal Labranza, donde se detuvo a 12 personas que curiosamente, no están acusadas en este juicio, y donde se incautaron vehículos, camiones, carros, jeep, destacando que lo más grave es que este hecho se señala como uno de los 17 ejemplos, atribuyéndoles participación a los acusados. Agregó, que el mismo Fiscal efectuó solicitudes de interceptación de teléfono de uno de los acusados, incluyendo en ellas delitos en los que figura como víctima, satisfaciendo así, intereses personales y que, a veces están sesgados; indicando, además, que de la manifiesta admiración que tenía por el Sr. Santos Jorquera, deduce que había una relación de estrecha amistad, lo que se reflejó en su desesperación por concurrir a altas horas de la noche, pese a haber sido recepcionada la denuncia por el Fiscal Morales, de la localidad, desatendiendo las indicaciones del alto mando de Carabineros en la zona, y preguntándose a cuántos sitios del suceso concurrió por hechos similares. En cuanto al testigo José Luis López Leiva, argumentó que las defensas se han referido bastante a él, pero que puede concluir, en primer término, que tiene o debió atribuírsele la calidad de víctima; que fue él quien dirigió la mayor parte de la investigación relacionada con este juicio; que mintió abiertamente cuando señaló no haber participado ni en el traslado ni en el interrogatorio de su defendido, en circunstancias que el testigo Espinoza Ugarte aseveró que aquél estuvo presente en estas dos gestiones; que la mayoría de los funcionarios de la 150 PDI indicaron que su superior jerárquico es don José Luis López Leiva; y finalmente, que al igual que el Sr. Elgueta, omitió información de la investigación que evidencia la inocencia de los acusados y la participación de otras personas, citando informes de la carpeta fiscal. Destacó partes de las declaraciones de los testigos Pablo Cuevas Figueroa, conductor del Mowag, y Carlos Martínez Parada, indicando respecto del primero que no es efectivo que se deba manejar por fuera, atendido el uso de mirillas; que la caravana se detuvo por una falla mecánica del tal vehículo destinado a despejar las vías, de modo que los troncos solo fueron, eventualmente, un elemento de retardo y no una forma de asegurar una acción, como lo señalada la acusación; y en cuanto al segundo deponente nombrado, que le dijeron lo que tenía que declarar y que fue coaccionado sicológicamente. Manifestó, también, que el testigo Espinoza Ugarte al interiorizarse del caso no pidió informe a la persona que anteriormente estaba a cargo sino al encargado de la Fuerza de Tareas Bío Bío, don José Luis López Leiva, información valiosa, a juicio del deponente, que complementó con un empadronamiento; llamándole la atención, al mismo testigo, que las personas del sector tenían temor de relatar los hechos, a pesar que ninguno de los declarantes manifestó ese sentimiento, nombrando a doña Rusbella Jorquera. Añadió que el testigo Espinoza, citando al testigo 26, indicó que se ponían de acuerdo a través de convocatorias efectuadas por llamadas telefónicas del Sr. Ramón Llanquileo, destacando que no hay registro de estas llamadas a pesar de estar intervenidos los teléfonos. Concluyó, en definitiva, que la investigación está viciada, que ha faltado una investigación objetiva, y que se encuentra cercenada, toda vez que don José Luis López Leiva es quien da las instrucciones para llevarla a cabo. Respecto de los peritos, agregó que se pudo ver un sinnúmero de fotografías, pero no hay ninguna en que aparezca un solo individuo realizando alguna guardia armada, como tanto se ha mencionado. Aludió al perito Carlos Rodríguez Sáez, haciendo presente que tuvo, además, la calidad de testigo y que su superior jerárquico es José Luis López Leiva; compareciente que dijo ser experto en el Sistema I2 y a través del cual se incorporaron tres planillas Excel conteniendo, supuestamente, los registros de llamadas y master de celulares asociados a los acusados. Sin embargo –alegó- el CD que contiene la información, da cuenta que la cadena de custodia no fue iniciada por el perito sino 151 por el asistente de Fiscal Mauricio Rosales y que tales planillas no solo se pueden alterar fácilmente sino que, en su opinión, efectivamente fueron alteradas, citando como ejemplo, dentro de los otros medios de prueba Nº 50, la planilla asociada a su representado en la celda H 28, donde se aprecia cómo está escrito en color rojo el nombre de uno de los acusados de este juicio, Héctor Llaitul Carrillanca. Añadió que la exhibición del análisis confundió más que aclaró, las supuestas conexiones telefónicas; y que le llamó la atención que dentro de él se haya mostrado, sin ninguna clase de tino, la fotografía de una menor de edad, hija de uno de los acusados, mientras que respecto de un importante empresario de un medio comunicacional no se mostró su fotografía, añadiendo que el perito habló de los hechos como si se tratara de un testigo presencial; y que se dio la libertad de concluir el resultado de las llamadas, sin tener preparación en la materia, como por ejemplo, que “trabajar” era “ir a robar madera, y la efectuada sobre la pista 3375, la cual, según su interpretación, era una manifiesta y desesperada solicitud de auxilio y de dar a conocer a la opinión pública nacional los atropellos que sufren las comunidades cuando son allanadas por Carabineros, siendo muchos los testimonios que refieren haber sido agredidos durante estos allanamientos, mujeres, niños y ancianos. Por ello la defensa preguntó incansablemente acerca de la existencia de peritajes de reconocimiento de voz, como elemento de naturaleza objetiva. Otro perito mencionado fue don Carlos Aqueveque –manifestó- quien analiza a la CAM, pero no consignó en su informe su estructura organizativa; cual sería la relación de jerarquía entre los dirigentes y las ORT; quienes forman parte de la comisión política colectiva; formas o fuentes de financiamiento; redes de apoyo o simpatizantes. Tampoco verificó el dominio o propiedad de los sitios web que señaló ni la dirección IP. En cuanto al terrorismo, expuso que no niega condición de víctimas de quienes relataron algunos de los hechos que les afectaron y entiende que estén dolidas y su aspiración a que se sepa la verdad. Pero, magnificar los hechos hasta considerarlos terroristas, en circunstancias que el terrorismo más cercano que ha conocido nuestro país es el de Estado, aplicado con la dictadura militar en contra de miles de ciudadanos que fueron reconocidos como víctimas en los informes Valech y Rettig. Lo mismo que en lo acontecido con las torres gemelas. Pero hablar de terrorismo hoy en chile es irrespetar a las víctimas del verdadero terrorismo, y considerar terrorista la legítima aspiración de derechos políticos del pueblo mapuche reconocidos en diversos tratados ratificados por nuestro país, 152 teniendo la obligación constitucional el Ministerio Público como órgano estatal, no solo de garantizar los derechos humanos sino que además de promoverlos. Expresó que su representado es un joven de 22 años que se le atribuye participación en una supuesta asociación ilícita terrorista, desde el año 2004, cuando tenía 16 años y se encontraba estudiando interno en un Liceo de Lonquimay; pudiendo haber bastado verificar ese solo hecho para darse cuenta que nunca formó parte de asociación ilícita alguna. Tuvo 100 por ciento de asistencia y con calificaciones muy buenas. Hijo de un esforzado matrimonio que ha procurado brindarle educación y, es por eso, que el año 2006 entró a estudiar a la Universidad Católica de Temuco, como se ha acreditado; declarando en juicio un testigo de la defensa que fue su profesor de educación básica, indicando que lo conoce prácticamente desde que nació y que el único apodo que le conoce es el referido por sus hijos, que no es el atribuido por la Fiscalía. Indicó que su representado fue vinculado a los hechos por una supuesta llamada, sin que se acreditara la propiedad del celular desde donde se emitió, es más, aparecen otras llamadas emitidas desde ese mismo móvil, desde Antofagasta, en agosto de 2008, sin que se haya verificado que su representado jamás ha viajado más al norte que Santiago, estimando que hay una intencionalidad de vincular a su representado con los hechos. Preguntó si es acaso un delito que se encontraran lienzos relativos a la causa mapuche en su casa, según la funcionaria de la PDI de Temuco, y que un estudiante universitario pehuenche exprese su opinión política adhiriendo a legítimas demandas de su pueblo. En cuanto a su detención, manifestó que se levantó a las 7 de la mañana y como a las 13:00 horas se le detuvo mientras transitaba junto a su polola por las afueras de la Universidad de la Frontera de Temuco, siendo coaccionado para que entregara las llaves de su casa y entrara la PDI a registrar, además de registrarse la casa de sus padres en Icalma. Luego de largas horas de encierro, aproximadamente a las 18 horas, es entrevistado por el funcionario Espinoza Ugarte, quien fue enviado junto al Inspector Ogueda, Gallegos y José Luis López Leiva a Temuco para trasladarlo a Concepción. Efectúan el viaje sin haberse hecho control de detención en Temuco, contraviniendo la norma expresa del artículo 131 y del artículo 70 del Código Procesal Penal, sin que se haya podido comunicar con un abogado defensor ni con su familia, aseverando que cuando se quedan solos los funcionarios con él, en una sala, uno de ellos le golpea la cara exigiéndole una confesión. Además, el funcionario Espinoza Ugarte, le exhibió la cédula de identidad de su polola, que había concurrido al cuartel para saber de él, amenazándolo que sino la iban a detener y hacerla pasar por lo mismo que a él. Lo trasladan a Concepción, y en 153 un ambiente hostil nuevamente, se procede a tomar su declaración por parte de don José Luis López Leiva, el Sr. Espinoza, el Sr. Ogueda, y el Sr. Gallegos, en altas horas de la madrugada, sin abogado defensor, sin posibilidades de comunicarse con su familia y habiéndole manifestado en reiteradas ocasiones que fue fuertemente golpeado por los funcionarios en sus oídos, usando el método de tortura conocido como “el teléfono”, haciendo presente que más de un policía admitió que en el informe de lesiones aparece una equimosis auricular; lo que fue denunciado en Cañete por su abogado defensor y su padre interpuso una querella criminal en Temuco por apremios ilegítimos por funcionarios de la PDI, indicando el RIT y RUC de la causa y la decisión adoptada por el Ministerio Público de no perseverar, sin siquiera haber tomado declaración a la totalidad del personal aprehensor y sin citar a los funcionarios que individualizó. Solicitó expresamente la aplicación para su defendido de la Ley 20.084 en atención al principio de especialidad y la atribución de un hecho acaecido desde el año 2004, debiendo ser jurídicamente considerado como menor de edad, pues, cuando se determina una acumulación de causas, debe aplicarse el procedimiento contenido en la ley citada, invocando el interés superior del niño, como preponderante y el fundamento de la normativa especializada. Así, la ley referida exige que en toda diligencia que exceda de la determinación de identidad del detenido, debe ser efectuada ante la presencia de un abogado defensor, lo que no aconteció en la especie, siendo tales declaraciones, a juicio de la defensa, manifiestamente ilícitas, y nulos los testimonios que se refieren a ellas, aludiendo finalmente, a la modificación contenida en el artículo 3º de la Ley 18.314. Explicó los elementos del derecho penal del enemigo, según Jakobs, esto es, un amplio adelantamiento de la punibilidad; penas desproporcionadamente altas; y determinadas garantías procesales son relativizadas o suprimidas; estimando que una manifestación de tal derecho penal es la consideración efectuada por el acusador acerca de la existencia de diferente dolo entre mapuches y quienes no lo son, o el operativo del 02 de abril de 2008 donde se detiene flagrante a 12 personas que no son de apellido mapuche y no son acusadas en este juicio, o la pretensión del Ministerio Público de invertir la carga probatoria, desnaturalizar los medios de prueba a través de otros medios, ocultamiento de información. Agregando que los funcionarios de la PDI han venido a prestar testimonio prestando meras opiniones, conjeturas o suposiciones, preguntando si es delito gritar marrichiweu o es solo una manifestación de su lengua para un pueblo; estimando que si se han presenciado 154 en un Tribunal determinadas acciones de discriminación, racismo y ausencia de promoción a los derechos humanos ello constituye una señal evidente de una falta de investigación objetiva. Finalmente, reiteró que no se ha probado que su representado haya participado en los delitos que se le imputan, existiendo en la especie, aplicación del derecho penal del enemigo y persecución política, por lo que solicitó su absolución, con costas. 23°: Que el abogado defensor Pablo Ortega Manosalva en su alegato de clausura, argumentó que han sido testigos y han podido inferir una persecución que va más allá del Derecho, toda vez que, de las pruebas rendidas; de las líneas de interrogatorio; de las teorías esbozadas tanto por la querellante como por el Ministerio Público observa que se ha pretendido dar un giro, del derecho penal de actos al derecho penal de autor, atribuyéndoles a sus defendidos el carácter de delincuentes, terroristas y, en definitiva, enemigos de la sociedad. Manifestó estar sorprendido que, en el alegato de clausura, el Ministerio Público sostuvo que el gran delito de don Héctor Llaitul es que le ha dado un contenido de carácter ideológico, lo que equivale a perseguir el pensamiento, en circunstancias que el derecho penal no persigue ideas o tendencias, sino hechos. Tal postura, asociada al más viejo derecho penal liberal, ha sido fruto de siglos de evolución del pensamiento humano, no obstante, ve con consternación como en el mundo, fruto del delirio antiterrorista provocado por graves hechos, se encamina el derecho penal y el poder punitivo del Estado hacia la implementación de lo que se denomina el derecho penal del enemigo, apoyándose en estructuras de peligrosidad y no de actos, llegando a castigar conductas de carácter simbólico. Ello, indica que lo ha observado en el presente juicio, al pretender tenderse un manto de sospecha respecto del conocimiento y participación en situaciones relacionadas con rayados alusivos al conflicto mapuche, lecturas de revistas de contenido político, viajes a países de Latinoamérica que pudiesen ser contrarios a los intereses de éste; y en definitiva, cualquier símbolo que indique un pensamiento político, ideológico, cultural o religioso, considerado sospechosos por quienes sustentan la acción penal. Es decir, se ha intentado durante el juicio oral y la investigación, con el manejo comunicacional, tiempos, agrupación de investigaciones, etc., generar este contexto de sospecha y establecer los parámetros del derecho penal del enemigo, persiguiendo al que es diferente, lo que es una aberrante violación al Estado de Derecho y al sistema democrático, citando al autor Cancio Meliá. Tuvo la sensación que el Ministerio Público trató de 155 repasar uno a uno los elementos del tipo penal de asociación ilícita y, en un alarde de imaginación, intentó calzar ciertos hechos en la idea preconcebida del tipo penal, agregando que se ha invertido el peso de la prueba, y citando como ejemplo, la larga declaración de ideas que efectuó don José Luis López Leiva. Argumentó que con ello se buscan fines extrajurídicos, los que han sido reconocidos incluso por el Ministerio Público: desarticular a una determinada organización, desmovilizar a todo un pueblo y en definitiva, el abuso del derecho, vulnerando el principio de mínima intervención al aplicar la ley antiterrorista, y al amparo de esta ley, establecer el secreto de la investigación, manejar los tiempos de ésta, filtrar la información a los medios de comunicación; por lo que no puede dejar de manifestar su profunda desazón, añadiendo que no fueron notificadas las defensas de las reconstituciones de escena, aunque mejor suerte corrieron en ello, los medios de comunicación. Señaló que al violarse el principio de intervención mínima del derecho penal se han vulnerado una serie de derechos elementales, como el derecho a la libertad, siendo muy difícil para las defensas en este contexto, principalmente por la calificación jurídica invocada por el acusador, obtener modificaciones en este aspecto. Es lo que se denomina “la pena de banquillo” o “patear el gallinero”, esto es, a pesar de no contar con indicios suficientes, se sustenta la acusación simplemente porque se quiere reprimir o controlar a determinados sectores de la población, buscando el quebranto sicológico y en definitiva la desmovilización, en este caso, del pueblo mapuche; lo que se relaciona con el derecho penal del enemigo y no se condice con la reforma procesal penal, siendo tratados sus representados durante toda la investigación como delincuentes, simplemente por tener un pensamiento político-ideológico diferente a quienes, en su momento, sustentaban el control del Estado. Indicó que esto es un arma de doble filo, pues al tipificar ciertas conductas como terroristas, amparados en que se trata de proteger la seguridad colectiva, lo que se mella, en definitiva, es la seguridad jurídica porque los ciudadanos desconfían de quienes hacen uso indiscriminado del derecho, lo que ha sido comprobado y expuesto en diversos tratados y libros, citando “Terrorismo Internacional y Conflicto Armado” del autor Héctor Olásolo Alonso. Estimó necesario analizar las garantías mínimas del derecho penal liberal, y expuso que su defendido el Sr. Painemil Peña, fue detenido, hace ya largos meses, en su casa, llevado a la cárcel, y lo único que se le ha dicho es que se le ofrece una casa a cambio de ser testigo protegido; ha asistido a estos 3 meses de juicio, y su nombre escasamente ha sido referido en estrados. Afirmó que, sin duda, su representado es inocente, fundado en 2 situaciones contundentes, la 156 primera, la renuncia de la prueba definida como suficiente para enervar la presunción de inocencia, es decir, supuestos testigos protegidos, y, la segunda, no lo nombra ni siquiera el testigo José Luis López Leiva. Lo nombran los representantes de la Comisión Civil de Carabineros de Lebu, sin embargo, sostiene que ellos no son prueba y que haciendo una interpretación extensiva de su carácter jurídico podría decir que son testigos de que los testigos secretos 1, A o 18 y el testigo 2, B o 16 supuestamente dijeron lo que ellos dicen que dijeron, declaraciones que, además, aparecen provocadas por apremios ilegítimos en contra de menores de edad. Además, de las propias declaraciones de estos Carabineros ha quedado en evidencia que se produjo un traslado ilegal o no amparado en derecho de un menor de edad desde la vía pública a un recinto privado, y que allí se le tomó declaración sin que haya quedado consignada por escrito. Expuso que, respecto de todos los acusados, se han vulnerado los elementales derechos consagrados en las leyes, la Constitución y los Tratados Internacionales, que constituyen las bases del estado social y democrático de derecho; así, durante la investigación se vulneró la presunción de inocencia; durante la investigación y la etapa de incorporación de prueba por parte del Ministerio Público se vulneraron groseramente las garantías del debido proceso; y, en la acusación, se vulnero el principio de legalidad, tipicidad y acusatorio, en su modalidad del derecho a defensa en cuanto a fijar la legitimidad activa y el hecho punible atribuido a cada uno de los imputados de la causa. En cuanto a la primera hipótesis, explicó que la presunción de inocencia se considera iuris tantum, garantiza el derecho a no ser condenado sin actividad probatoria previa en que el órgano competente pueda fundamentar un juicio razonable de culpabilidad, y que la doctrina destaca dos fases de esta presunción: Es una norma vinculante de tratamiento del imputado, Declaración Universal de los Derechos Humanos artículo 11 .1 y Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 14.2, pero además, es una regla normativa probatoria, es decir, la prueba debe probar el hecho punible y la participación. Sin embargo, en este juicio, han visto testigos secretos que en realidad son imputados caracterizados física y jurídicamente; imputados que son ex testigos secretos, cuyos supuestos dichos pretender ser introducidos por funcionarios de Carabineros que terminan siendo imputados de delitos de tortura contra menores de edad; Fiscales víctimas que nos vienen a contar sus teorías de investigación y convicciones personales; funcionarios de inteligencia que cuentan sus propias ideas y conclusiones acerca 157 de los hechos; testigos de oídas, pero sordos; declaraciones policiales leídas por quienes no saben o no pueden leer; en definitiva, información de mala calidad introducida al juicio, y prueba construida al margen del derecho, preguntándose cuál es la calificación jurídica de lo realizado por el Ministerio Público consistente en, a su juicio, esconder la calidad de imputado de una persona y presentarla como testigo. Respecto a la prueba contextual, señaló que tiene por finalidad producir prejuicios, ya que el efecto buscado es invertir el peso de la prueba porque altera la situación de partida del razonamiento probatorio, es decir, formalmente sigue en pie la obligación de probar, pero se construye un contexto en que dicha tarea se intenta facilitar, como en los casos que no son objeto de juzgamiento sino solo de contexto, como el incidente del cruce de los Fica, o sucesos del fundo Labranza o Las Huellas, por ellos no se busca una condena, sino que reforzar subjetivamente la prueba en torno a los hechos efectivamente imputados, esto es, se persigue generar la sospecha de los jueces. Tal situación no solo vulnera la presunción de inocencia, sino que restringe derecho a defensa al pretender que se pruebe la inocencia en cada uno de los hechos contextuales, reiterando que otro indicador es la violación de la libertad que se produce con la ley antiterrorista y lo difícil que se torna recuperarla y conseguir prueba de descargo, como ya lo indicó, citando al Tribunal Constitucional español y estimando que se produjo una anticipación de la pena. Referente a la violación de garantías del debido proceso, explicó que ha quedado claro que este juicio se sigue principalmente en contra de don Héctor Llaitul Carrillanca y otros líderes del pueblo mapuche, como don Ramón Llanquileo, indicando que el primero ha sido perseguido por sus ideas durante 10 años por el Estado chileno, de los cuales 5 años ha permanecido en prisión preventiva y luego absuelto, y los restantes, perseguido, vigilado, intervenida su vida privada y su hogar. Expuso que vio desfilar en estrados a la totalidad de la Fuerza de Tareas Bío Bío, percatándose que los oficiales superiores de dicha unidad funcional han sido ascendidos constituyendo hoy la BIPE, haciendo referencia a la trayectoria de José Luis López Leiva, quien es víctima, al igual que sus oficiales de mayor graduación, Oyarce y Ogueda, además Rojas; sin embargo, los tres primeros oficiales siguen adelante con la investigación, existiendo un problema de probidad administrativa e independencia, además de hacer presente que el valor probatorio es distinto respecto de la víctima que del testigo, incluyendo al Sr. Elgueta, por la 158 falta de objetividad y motivaciones que enumera la doctrina y jurisprudencia, citando el oficio del Fiscal Nacional 558 del 18 de noviembre de 2003 que señaló criterios para el Ministerio Público en tal sentido, concluyendo que tales personas solo pueden declarar en su calidad de víctimas, careciendo de valor probatorio sus dichos referidos a investigaciones. En cuanto a la tercera hipótesis –vulneración en la acusación de los principios de legalidad, tipicidad y acusatorio- manifestó que el Ministerio Público hizo lo que no se debe hacer, inventar un delito: homicidio frustrado de un Fiscal del Ministerio Público terrorista, en atención al tenor de la ley antiterrorista, en la que no hay referencia a dicha figura. Habló, también, de ciertas garantías procesales que, entiende su parte, se han vulnerado, como las contenidas en el artículo 19 Nº 3 de la Constitución Política que conforman el debido proceso, pues, el hecho acaecido en las inmediaciones del Lago Lleu LLeu y que revisten los caracteres de delito es de jurisdicción de la Fiscalía Local de Cañete, cuyo Fiscal es don Luis Morales, sin embargo, se constituyó en el lugar un Fiscal diverso, ad hoc, convirtiéndose el Fiscal Elgueta en juez y parte, citando parte de su declaración, para concluir que tenía un conocimiento y una relación especial con una de las víctimas, por lo que debió haberse inhabilitado. Asimismo, se constituye a sí mismo en testigo de oídas, sindicando a varios de los imputados de la causa, en circunstancias que ni siquiera los familiares directos de la víctima indican que don José Santos Jorquera haya reconocido a alguien; estimando, por lo expuesto, que a sus representados se les ha privado del derecho a ser investigados por el órgano previamente establecido por la ley y, producto de lo mismo, por alguien independiente, ya que a la sazón don Mario Elgueta estaba destinado a conocer las causas del denominado conflicto Mapuche y él sabía –según expuso- que había intenciones, de un grupo relacionado con la CAM para atentar en su contra, información que le habría referido el General Bernales, además de explicar otros actos que afectaron a su familia y relacionarlos con personas de la etnia mapuche. Así las cosas, el no podía investigar a dichas personas, en atención a un mínimo respeto del estado de derecho. Agregó que al ser interrogado el Fiscal por el Ministerio Público acerca de quién es la pareja de don José Huenuche, ello implica prejuicio, e incluso una imputación indirecta. Cuando indica que se viola el principio acusatorio, se refiere a la forma en que se redactó la acusación, preguntándose qué hechos son los que se le imputan a los acusados; si se incluyen los contextuales, cual son los que en 159 concreto se imputan a cada uno; vulnerándose así el derecho a un juicio justo y a un debido proceso, invocando a vía ejemplar el artículo 63 de la Ley Orgánica del Ministerio Público. Sostuvo que la prueba del acusador Fiscal se sustenta en generación de prejuicio a través de declaraciones de testigos protegidos y de funcionarios públicos. En cuanto a los primeros, adscribe lo ya señalado por las restantes defensas en torno a su improcedencia y limitación al derecho a defensa, toda vez que se oculta la identidad, con todo lo que ello significa; indicando que la Comisión Interamericana pasó los antecedentes a la Corte Interamericana, en el caso de los loncos Pascual Pichún y Aniceto Norín, porque en el juzgamiento y posterior condena, se aplicó figura de los testigos protegidos, es decir, no se puede preparar una adecuada defensa sin conocer la identidad de los testigos, haciendo presente que, incluso, en ese juicio el Tribunal Oral en lo Penal les dio a conocer, al inicio de la audiencia de juicio, la identidad de los testigos a las defensas, estimándose, de todas formas, una restricción al derecho de defensa sin compensación, por no haber tenido tiempo para la preparación. Indicó que en el caso del testigo secreto Nº 26, los antecedentes previos se les entregaron incompletos, con partes borradas, lo que impide conocer la totalidad de su declaración; pero, además, los acusadores solicitaron nuevas restricciones, declarando en definitiva, en una sala contigua, caracterizados y de espalda, pudiendo verlos solo por circuito cerrado de televisión. Agregó que, el hecho de poder comunicarse solo por vías tecnológicas, además, impidió a las defensas un control cruzado; refiriendo que 21 objeciones de la defensa fueron declaradas extemporáneas, 3 no terminaron de formularse, y solo otras 3 fueron sometidas a la decisión del Tribunal, y de ellas, solo una acogida. Del mismo modo, aludió a que no hubo una declaración espontánea de los testigos protegidos, la que se veía continuamente interrumpida por el Fiscal, repitiendo parte de las respuestas que les interesaba reforzar e impidiendo que se siguiera un curso discursivo independiente, privándose a las defensas de analizar la coherencia interna del relato y su persistencia, intentando el Ministerio Público, por esta vía, mejorar la calidad de la información que se introdujo al juicio. Cuestionó, en consecuencia, el valor de una declaración que adolece de tantas restricciones al derecho a defensa, e indicó que en caso de los testigos 26 y 27, ha quedado en evidencia que se trata de testigos que en realidad son imputados, no traídos a juicio por decisiones administrativas del Ministerio Público, lo que, en todo caso, no les quita el carácter de imputado; situación que estimo grave, pues 160 al ocultar tal calidad, pudiésemos estar ante la alteración de la naturaleza de un medio probatorio o su creación, pues los imputados no son medio de prueba, según lo refrenda nuestro Código Procesal Penal, lo que implica que no se le puede dar valor probatorio. Manifestó también, que el testigo 27 respondía “entiendo que”, “me dijeron”, “verlas, verlas no las vi”, considerando que al deponente no le consta lo que declaró, y haciendo presente que la mayor parte de la información se introdujo fue producto de la operación de ayuda memoria. Sostuvo que lo mismo podría decir del testigo 26, pero, en su caso, es aún más flagrante la falta de coherencia interna y de corroboración con otros datos objetivos y periféricos, quien se refirió al Sr. Negro o Llaitul, dejando claro que este juicio es, en primer lugar, en su contra; que indicó que el Sr. Beto llamó a Llaitul y le dijo que venía una comitiva, sin que se expusiera esa llamada a pesar que el teléfono que supuestamente ocupaba el Sr. Llaitul estaba intervenido; que declaró que, luego de que sacan a los dos vehículos policiales, el Sr. Negro dijo que vendría el señor Fiscal, como entre las 12 y 3 de la tarde, relatando lo sucedido en la casa de don Santos Jorquera, sin haber concurrido, y reiterando luego, que el Sr. Negro dijo que iba a venir el Fiscal, en circunstancias que en ninguno de los momentos indicados el Fiscal sabía que habían ocurrido los hechos. Los restantes medios de prueba –según relató- estuvieron constituidos por un desfile de miembros de la Policía de Investigaciones, diferenciando si, a don Alejandro Rojas, que fue la persona más afectada en los sucesos del día 16 en la madrugada, que no pertenece a la Fuerza de Tareas Bío Bío, y que reconoció que sacó sus manos para disparar y en ese momento recibió perdigones en sus manos; haciendo las siguientes reflexiones en torno al valor probatorio de los dichos policiales, el perito Carlos Navarrete, que perició la camioneta blanca, informó que, dada su experticia y la mayor concentración de perdigones en la parte media baja concluye que el impacto venía levemente desde arriba hacia abajo, lo cual es compatible con versión de la Fuerza de Tareas, siendo de ocho metros la distancia del diámetro para esa esfera. Sin embargo, el perito Espíndola, que no pertenece a la ciudad de Concepción desde donde son las víctimas, refiriéndose al peritaje del disparo al cartel colgado en el galpón de don Santos Jorquera, señaló que la dispersión de los perdigones denotaba una trayectoria ascendente, porque era de 27 centímetros, levemente ovalada y en la parte central, más bien hacia el sector inferior, se concentraba la mayor cantidad de perdigones; respondiendo en el contrainterrogatorio que para que el disparo 161 fuese de arriba hacia abajo debería estar la mayor concentración de perdigones, en la parte de arriba de ese haz, porque la primera zona donde impactan los perdigones en una superficie es donde queda la mayor cantidad concentrada. De este modo, al ser las conclusiones periciales contradictorias hay que resolver conforme al principio pro reo, eligiendo la más favorable a los imputados, además, utilizando la lógica la versión del perito de Chillan es la más apegada a la objetividad. Otro ejemplo, en su opinión, de la implicancia de Policía de Investigaciones, es la declaración de doña Marjorie Álvarez Novoa, que tenía como blanco a don Oscar Caniupan, no imputado en esta causa, quien expresó que la antena registrada en el trafico exhibido dice Galvarino, explicando que cuando la antena se satura es posible que pase a la antena siguiente, y por eso, esos hechos que acaecían en Cañete pasaron a la antena de Galvarino. Pero más allá de la distancia, la existencia de la cordillera de Nahuelbuta y otras antenas, puesta en la situación, durante el contrainterrogatorio, de que entonces todas las antenas que dicen “Cañete” pueden ser de Galvarino, espontáneamente responde que no, porque está muy lejos. Asimismo, hizo mención a que lo más extraño que ha visto en sus años de ejercicio fue el testigo perito, y no se refiere a los fotógrafos, que mas allá de lo que declararon solo pueden indicar que sacaron la foto, cuándo y cómo; sino a don Carlos Rodríguez, quien se presenta como perito del sistema de análisis notebook 7, y que tenía entre otras funciones escuchar a don Carlos Martínez Parada, última persona que declaró haber sido amenazado y coaccionado por la policía, para que declarara, detallando tal evento, coligiendo que ello solo pudo ser posible porque el encargado de escuchar sus conversaciones, no guardó el secreto requerido por la ley, cuestionando, en consecuencia el valor probatorio de la declaración de tal perito. Agregó que el perito introdujo una serie de planillas Excel que se podían modificar, borrar o equivocar, pues no había medidas de seguridad respecto de la información y, en base a ello, introdujo elementos basados en planillas que el mismo realizó asentadas en información que supuestamente le llegó por correo electrónico, sin que se probara el envío de esos correos electrónicos, ni la autenticidad e integridad de la información que traspasó e introdujo en ese sistema computacional. Agregó que existe algo más grave, esto es, que el día 17 de enero de este año, el testigo perito introdujo información sobre audios, antenas y tráficos referentes a don Carlos Martínez Parada, pero ignorando de qué sustrato material, porque el “otros medios Nº 50” 162 no estaba en sala, como fue reconocido por el Ministerio Público frente a la solicitud del defensor Pablo Ardouin; por lo tanto no fue incorporado por los medios de prueba ofrecidos en el auto de apertura y carece de valor probatorio. Indicó, también, que dicho perito manifestó que lo suyo era un informe policial, lo que a su juicio, constituye una nueva fabricación de un medio de prueba, es decir, así como un imputado es mostrado como testigo, un informe es mostrado como peritaje, sin que tenga operaciones ni conclusiones, vulnerándose la prohibición de incorporar al juicio diligencias policiales. Alegó que se exhibieron ciertos tráficos de llamadas y ciertos audios, y ante la pregunta de cómo ligaban uno con otro, no hubo respuesta coherente y corresponde simplemente a los dichos del Ministerio Público, no cumpliendo, en consecuencia, los estándares para señalar que es prueba legal y constitucionalmente adecuada; sin que exista mas prueba del Ministerio Público. Manifestó que como interviniente no puede sino reconocer que hubo situaciones que significaron lesiones para determinados funcionarios y puesta en peligro de bienes jurídicos, y que respeta el carácter de víctimas de aquellas personas, pero lo que vieron fue una versión de la Policía de Investigaciones, queriendo transformar esto en un juicio de peritos; a diferencia de Carabineros, aun sabiendo que desde el punto de vista de las comunidades ellos son quienes reprimen y militarizan, pues tiene un mayor experiencia, y demostró mayor ponderación y tranquilidad, refiriendo parte del testimonio de don Roberto Ávila acerca de su respeto por la etnia; sobre el problema que había tenido el Fiscal Elgueta con el Prefecto de la época, última situación que no es reconocida por el Sr. Elgueta; su responsabilidad por su institución y la forma de operar frente al conflicto en la Región; y el uso de escopetas antimotines y tal vez de armas de puño. Aseveró que uno de los funcionarios policiales que estaba en el lugar filmó los hechos, y si bien no se puede ver mucho, sí se escuchaba, pero no esa referida emboscada de aniquilamiento sino situaciones que no eran de la gravedad que se quiso referir en estrados. Es decir, el montaje que las comunidades señalan no es que no sucedieron ciertos y determinados hechos que pudieran revestir características de delito, sino que la teoría de la defensa es que sus representados son inocentes de los hechos que se les imputan y que no existen pruebas que los vinculen con ellos, más bien, cree que hay una persecución ideológica contra una organización y una investigación intencionada. Argumentó que el Ministerio Público olvida que el carácter terrorista o no, tiene que ver con cada delito; es el delito base que, de acuerdo a ciertos criterios, 163 puede ser calificado como terrorista, y no el conjunto de hechos. Así, debe acreditarse el carácter de terrorista de cada hecho concreto y no imputaciones a granel que el Ministerio Público pretende englobar en la asociación ilícita terrorista, haciendo presente que nuestros Tribunales ya han descartado un afán terrorista en el accionar de la Coordinadora Arauco Malleco, citando la causa del Tribunal Penal de Angol, y que su objetivo como organización nada tiene de ilícito, según una segunda sentencia dictada en el mismo proceso. Explicó que el Estado chileno, con posterioridad a esa sentencia, suscribió la declaración de Naciones Unidas sobre derechos de los pueblos indígenas, en la cual se les reconoce el derecho a poseer, utilizar y controlar, las tierras, territorios y recursos que poseen en razón de la propiedad tradicional u otra forma tradicional de ocupación o utilización, reconociendo, de esta forma, el control territorial, porque todos los pueblos originarios de América aspiran a poder controlar nuevamente sus territorios, como parte de su derecho humano de autodeterminación de los pueblos, y no solo aquellos reconocidos por la legislación positiva, es decir, el régimen registral, sino también los que emanan de la propiedad tradicional u otras formas de ocupación o utilización. Por otro lado, el artículo 28 de esta misma declaración reconoce el derecho a promover, desarrollar y mantener sus estructuras institucionales y sus propias costumbres, espiritualidad, tradiciones, procedimientos, prácticas y, cuando existan, costumbres o sistemas jurídicos. Señaló que el pueblo mapuche tiene su cosmovisión o cosmogonía, tiene un derecho, el ad Mapu; posee una forma de relacionarse con su entorno, lo que ha sido desconocido en gran parte de la historia republicana, aunque no siempre fue así, pues los padres fundadores de Chile eran profundos respetuosos del pueblo mapuche, citando a Bernardo O`Higgins y aludiendo a José Miguel Carrera. Añadió que el artículo 28 citado, señala también el derecho de los pueblos indígenas a la reparación, incluyendo la restitución, y cuando ello no sea posible, la compensación por las tierras, territorios y recursos que les hayan sido confiscados, tomados, ocupados, utilizados o dañados sin su consentimiento libre, previo e informado; y la prueba de la defensa y la historiografía nos dicen que la ocupación del Estado chileno, violando el Parlamento de Tapihue y luego de la guerra del pacifico, se produce por el ejército que perpetra el genocidio del pueblo mapuche. Además, durante todo el siglo XX estuvieron luchando por recuperar sus tierras, y en 1970, cuando se dicta la ley indígena, se reconoce el concepto de tierras usurpadas, refiriéndose a las tierras que estaban amparadas en títulos de merced y, en el caso de autos, se les devuelve a las comunidades de Puerto Choque y sus 164 alrededores el fundo la Puntilla, hoy, de propiedad, según el derecho registral, del querellante Forestal Mininco; siendo el Estado chileno el que no traspasó registralmente a las comunidades, de modo que cuando se produce el quiebre institucional de 1973, estaba en manos de la CORA, que pasa a la CONAF, y el año 1979, al amparo de un régimen de facto, pasa a control, de las forestales, hoy querellantes. Es decir, el uso de la fuerza por sobre el derecho, apropiándose, las forestales, de los árboles que habían sido plantados por las comunidades mapuches y los utiliza en su propio beneficio, manteniendo hasta el día de hoy una política de expulsión de las comunidades de su territorio. Expuso que el Convenio 169 de la OIT, también suscrito por el Estado chileno con posterioridad a las sentencias que reconocen la legitimidad de los objetivos de la Coordinadora Arauco Malleco, igualmente reconoce el derecho a la recuperación de las tierras, haciendo referencia a jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que parte de la base que el derecho de propiedad de los pueblos indígenas es un derecho que es reconocido por la Convención, y el problema no es que haya una comunidad sin título de dominio, y la empresa, en este caso forestal, con título, sino que existen dos título de dominio; existiendo así una clara tendencia jurisprudencial de la Corte Interamericana en el sentido de reconocer la legitimidad del derecho humano a la propiedad de la tierra de los pueblos indígenas que emana de su propio derecho y razona sobre la base de que los derechos humanos no pueden emanar solo de la tradición jurídica occidental continental o del derecho anglosajón sino que de toda tradición jurídica que tenga derecho, citando resolución de la Corte Interamericana del 24 de agosto de 2010 y el objetivo legítimo, de recuperación de tierras perdidas, de la Coordinadora Arauco Malleco; no pudiendo existir, en consecuencia, asociación ilícita. Finalmente, sostuvo que el año 2009 nuestra Corte Suprema juzgó a la DINA como asociación ilícita y el magnicidio de don Carlos Prats y su esposa, dictando una sentencia por asociación ilícita en la cual estableció una serie de requisitos para su configuración, pero no terrorista, siendo condenados sus miembros a 100 días de reclusión menor; lo que explica lo restrictivo del tipo penal, solicitando se aplique el derecho, pero con todas sus garantías y no el derecho penal del enemigo, como pretende el Ministerio Público o una parte del Estado chileno, y que al momento del juzgamiento éste se haga en base al derecho. VII).- Medios de prueba incorporados al juicio. 165 24º: Que cabe desde ya consignar, que según consta del auto de apertura del juicio oral, los intervinientes no acordaron convenciones probatorias. 25: Que con la finalidad de justificar los basamentos fácticos de su acusación, el Ministerio Público rindió la siguiente prueba de cargo: Prueba Testimonial. Consistente en el atestado de las siguientes personas las cuales declararon en forma legal y previo juramento de rigor. - JOSÉ LUIS LOPEZ LEIVA, RUN 8.9019.925-7, domiciliado en Angol 815, comuna de Concepción. - JONATHAN MOISES LIZAMA VALENZUELA, RUN 14.221.501-2, domiciliado en Exequiel Fernandez 1162, comuna de Ñuñoa, Santiago. - JUAN LEONARDO CERNA PEHUENCHE, RUN 12.573.400-k, domiciliado en Avenida La Paz N° 12477, comuna de Recoleta, Santiago. - ROBERTO GUSTAVO AVILA SAEZ, RUN 8.701.019-8, domiciliado en Saavedra 870, comuna de Lebu. - MARIO LINCOYAN VERA GARRIDO, RUN 9.447.039-0, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - FRANCISCO JAVIER BARRIA ALMONACID, RUN 14.227.068-4, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, Comuna de Concepción. - LUIS HERNAN BUSTAMANTE SOTO, RUN 13.0134.019-2, domiciliado en Saavedra s/n, comuna de Cañete. - DANIEL ISAIAS BASTIAS MARIN, RUN 10.828.632-6, domiciliado en Claudio Gay s/n. comuna de Santiago. - CARLOS ALEXIS VERA FUENTES, RUN 15.197.999-8, domiciliado en Guerrero 021, comuna de Tirúa. - CRISTIAN ANDRES RODRIGUEZ OLAVE, RUN 15.616.653-7, RUN 15.852.436-8, domiciliado en Guerrero 021, comuna de Tirúa. - ADRIAN ESTEBAN BASCUÑAN RIVAS, domiciliado en Condell 450 B, comuna de Cañete. 166 - CRISTIAN ALEJANDRO MALDONADO DIAZ, RUN 12.974.306-9, domiciliado en Guerrero N° 21, comuna de Tirúa. - BORIS NELLO GIUSTI CAAMAÑO, RUN 15.670.629-9, domiciliado en Saavedra N° 792, comuna de Cañete. - MARCO ANTONIO FERNANDEZ GONZALEZ, RUN 11.352.944-K, domiciliado en Santa Olga, comuna de Constitución. - PATRICIO DANTE PALMA ESPINOZA, RUN 12.246.908-5, domiciliado en José Pedro Alessandri s/n, comuna de Concepción. - JAIME SANTIAGO VALDEBENITO MUÑOZ, RUN 9.372.122-5, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - CARLOS ENRIQUE GAJARDO CAMPOS, RUN 9.319.866-2, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - GUILLERMO ANDRES SANTANA ELGUETA, RUN 12.299.172-5, domiciliado en San Martin N° 171, comuna de Concepción. - ALVARO NICOLAS ASCENCIO MAUREIRA, RUN 15.697.001-8, domiciliado en Avenida Jorge Alessandri s/n, comuna de Concepción. - PABLO IVAN CUEVAS FIGUEROA, RUN 12.126.739-K, domiciliado en Avenida Jorge Alessandri s/n, comuna de Concepción. - JORGE ERNESTO PINO MORENO, RUN 13.426.198-6, Avenida Jorge Alessandri s/n, comuna de Concepción. - JORGE OMAR AVILA CORVALAN, RUN 11.232.137-3, domiciliado en Saavedra esquina Prat, comuna de Cañete. - GUILLERMO RAMON UNIBAZO GUERRERO, RUN 5.939.854-7, domiciliado en la comuna de San Pedro de la Paz. - FRANCISCO JAVIER REVECO REYES, RUN 7.663.095-K, domiciliado en la comuna de Los Angeles. - JUAN CARLOS NAVIA ESPINOZA, RUN 9.174.394-9, domiciliado en la comuna de Cañete. 167 - JORGE ARTURO PATRICIO AGUAYO RIOS, RUN 5.539.332-K, domiciliado en la comuna de Chiguayante. - LUIS ARTURO EDUARDO EBENSPERGER ROLANDO, RUN 5.338.716-0, domiciliado en Paicavi 3001 de la comuna de Concepción. - PEDRO IGNACIO CELHAY SCHOELDERMANN, RUN 6.062.334-1, domiciliado en la comuna de Providencia. - GONZALO GABRIEL MENDÍA INFANTE, RUN 5.892.116-5, domiciliado en la comuna de Arauco. - EDUARDO ARTURO CAMPOS VALENZUELA, RUN 5.263.316-8, domiciliado en la comuna de Cañete. - CÉSAR ANTONIO MORALES SAAVEDRA, RUN 13.629.552-7, domiciliado en la comuna de Cañete. - Testigo con reserva de identidad N° 13. - GUSTAVO ADOLFO ARANELA SALAZAR, RUN 9.696.446-3, domiciliado en la comuna de Los Angeles. - DIEGO ALONSO ROJAS DAYDI, RUN 14.427.197-1, domiciliado en La Marina s/n, comuna de San Antonio. - MARIO RODRIGO ELGUETA SALINAS, RUN 9.167.159-K, domiciliado en Rengo N° 345, comuna de Concepción. - ELADIO FERNANDO QUIROZ SILVA, RUN 10.018.895-3, domiciliado en Alessandri s/n, comuna de Concepción. - JORGE MARIANO SEPÚLVEDA SAEZ, RUN 9.280.302-3, domiciliado en Avenida Jorge Alessandri Rodríguez s/n, comuna de Concepción. - ENRIQUE ALEJANDRO ARRATIA CUEVAS, RUN 15.190.609-5, domiciliado en Saavedra N° 692, comuna de Cañete. - RAUL FERNANDO FONSECA PALMA, RUN 13.518.573-6, domiciliado en Rodrigo de Araya 2601, comuna de Ñuñoa. - JONATHAN PAUL OJEDA ZURITA, RUN 13.999.606-2, domiciliado en Cienfuegos s/n, comuna de Arauco. 168 - JORGE ENRIQUE OGUEDA FUENTES, RUN 11.573.759-7, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. - FRANCISCO JAVIER CAÑON SALINAS, RUN13.077.985-9, domiciliado en Pedro Lagos N° 1034, comuna de Iquique. - NICANOR AMBROSIO PILQUIMAN MILLAHUAL, RUN 18.384.101-7, domiciliado en la comuna de Tirúa. - ALEX ALBERTO LEPE GALLARDO, RUN 10.724.177-9, domiciliado en la Comuna de Lebu. - ROSALIA HERRERA LEAL, RUN 8.421.386-1, domiciliada en Hijuela N° 45, sector de Puerto Choque, comuna de Tirúa. - RUSBELLA JORQUERA HERRERA, RUN 8.652.846-0, domiciliada en Hijuela N° 45, sector de Puerto Choque, comuna de Tirúa. - JOSÉ ELIZARDO JORQUERA HERRERA, RUN 8.652.887-8, domiciliado en Hijuela N° 45, sector de Puerto Choque, comuna de Tirúa. - Testigo con reserva de identidad N° 2. - Testigo con reserva de identidad N° 8. - Testigo con reserva de identidad N° 9. - Testigo con reserva de identidad N° 26. - Testigo con reserva de identidad N° 3. - ALEJANDRO ANTONIO ROJAS RIFFO, RUN 13.109.061-7, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. - CRISTIAN MAURICIO SAINT-JOUR SOTO, RUN 12.553.149-0, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. - RODRIGO EDUARDO AREVALO ROMERO, RUN 15.175.734-0, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. - CLAUDIO MARCELO CARO VICTORIANO, RUN 14.600.846-1, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. 169 - LORENA PAOLA MUÑOZ VIDAL, RUN 10.694.604-3, domiciliada en Prat N° 19, comuna de Temuco. - CLAUDIO ERNESTO MELO MUÑOZ, RUN 13.809.903-2, domiciliado en Prat N° 19, comuna de Temuco. - MIRKA ANDREA CUEVAS MENESES, RUN 14.279.970-7, domiciliada en Aníbal Pinto N° 442, comuna de Concepción. - OSCAR EMILIO MUÑOZ VASQUEZ, RUN 14.488.424-8, domiciliado en 18 de septiembre 139, comuna de Peñaflor. - Testigo con reserva de identidad N° 14. - CARLOS ALBERTO CAMERON SCHWANER, RUN 16.327.057-9, domiciliado en Condell 113, comuna de Cañete. - LUIS SEGUNDO MARTINEZ DIAZ, RUN 8.197.221-4, domiciliado en comuna de Tirúa. - LUIS NIVALDO QUINTANA CABRERA, RUN 16.163.831-5, domiciliado en comuna de Cañete. - JOSÉ RAFAEL QUINTANA ORELLANA, RUN 9.445.290-3, domiciliado en comuna de Cañete. - ERASMO ZENON BRIONES SAEZ, RUN 12.199.129-2, domiciliado en Saavedra 754, comuna de Lebu. - JORGE FERNANDO MENDEZ ROA, RUN 8.175.639-2, domiciliado en Los Notros 15, comuna de Contulmo. - PATRICIO EMILIO MARIÑAN FICA, RUN 13.628.990-k, domiciliado en la comuna de Tirúa. - PEDRO DEL CARMEN CASTRO MEDINA, RUN 9.041.452-6, domiciliado en la comuna de Curanilahue. - JUAN CARLOS PARRAGUEZ BAEZA, RUN 15.131.449-k, domiciliado en Saavedra 792, comuna de Cañete. - JAIME ESTEBAN CORREA MORENO, RUN 11.233.708-3, domiciliado en Calle Guerrero 021, comuna de Tirúa. 170 - RAFAEL ARCANGEL PINCHEIRA SANTANDER, RUN 5.145.017-5, domiciliado en Baquedano N° 584, comuna de Los Angeles. - LUIS NAZARENO TOLEDO RIQUELME, RUN 13.393.793-5, domiciliado en Saavedra n° 792, comuna de Cañete. - ERASMO SEGUNDO LEAL ARAVENA, RUN 12.302.873-2, domiciliado en Nueva Imperial, Temuco. - CARLOS ANTONIO HENRIQUEZ CARRASCO, RUN 12.329.352-2, domiciliado en Saavedra 780, comuna de Lebu. - JUAN CARLOS MEZA TERAN, RUN 8.819.820-4, domiciliado en Saavedra N° 080, comuna de Lebu. - LUIS ALBERTO RIJKS HERNANDEZ, RUN 9.500.469-5, domiciliado en Saavedra 780, comuna de Lebu. - JAIME HEBER ORTIZ SAAVEDRA, RUN 7.726.939-8, domiciliado en Saavedra 780, comuna de Lebu. - MARCELO ENRIQUE SAEZ REBOLLEDO, RUN 14.300.227-6, domiciliado en Saavedra N° 780, comuna de Lebu. - Testigo con reserva de identidad N° 27. - PATRICIO EDGARDO MENDOZA ASTUDILLO, RUN 14.619.518-0, domiciliado en Angol N° 862, comuna de Concepción. - MARJORIE ELIZABETH ALVAREZ NOVOA, RUN 13.133.828-7, domiciliada en Angol N° 815, comuna de Concepción. - FERNANDO ALEJANDRO GUTIERREZ HERNANDEZ, RUN 15.180.459-4, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. - CARLOS ARNOLDO MARTINEZ PARADA, RUN 7.523.783-9, domiciliado en comuna de Tirúa. - VALERIA MARJORIE NUÑEZ FERNANDEZ, RUN 15.036.207-5, domiciliada en Angol N° 815, comuna de Concepción. - CARLOS GASTON RODRIGUEZ SAEZ, RUN 15.321.009-8, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. 171 - CRISTIAN RODRIGO ARANEDA PEÑA, RUN 12.732.599-5, domiciliado en Angol N° 861, comuna de Concepción. - ALFREDO GUILLERMO ESPINOZA UGARTE, RUN 9.370.601-3, domiciliado en General Mackenna 1314, comuna de Santiago. Prueba Pericial. Consistente en el atestado de las siguientes personas las cuales declararon en forma legal y previo juramento de rigor. - CARLOS CHRISTIAN AQUEVEQUE BASTIAS, perito de carabineros domiciliado en Alameda N° 280, Santiago. - ALDO FRANCISCO RODRIGUEZ FABRI, RUN 10.647.049-9, perito LACRIM, domicliado en calle Vega de Saldías, comuna de Chillan. - FRANCISCO JAVIER CAÑON SALINAS, RUN13.077.985-9, domiciliado en Pedro Lagos N° 1034, comuna de Iquique. - FELIPE ANDRES DIAZ SEPULVEDA, RUN 12.182.485-k, con domicilio en Angol N° 861, comuna de Concepción. - KARINA ANDREA CABEZAS GATICA, RUN 10.713.671-1, domiciliada en Angol N° 861, comuna de Concepción. - CARLOS ARMANDO NAVARRETE MALDONADO, RUN 9.849.263, domiciliado en Angol N° 861, comuna de Concepción. - RENE CRISTIAN ESPINDOLA LIZANA, RUN 9.701.996-7, domicilaido en Vega de Saldías 350, comuna de Chillán. - ERNESTINA GENOVEVA CONCHA DIAZ, RUN 8.895.361-4, domiciliada en Angol N° 861, comuna de Concepción. - RODRIGO EDUARDO FIGUEROA OLIVARES, RUN 9.345.292-5, domiciliado en Angol N° 861, comuna de Concepción. - AURELIO RUBEN SEPULVEDA CARCAMO, RUN 7.861.274-6, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. - JULIO CRISTIAN FUENTES MIRANDA, RUN 10.712.692-9, domiciliado en Puerto Montt N° 3250, comuna de Renca. 172 - GUSTAVO IVAN YUPANQUI ESTAY, RUN 6.553.224-7, domiciliado en Puerto Montt N° 3250, comuna de Renca. - CRISTIAN MARCELO MELO REINOSO, RUN 13.046.155-7, domiciliado en Puerto Montt N° 3250, comuna de Renca. - MARCELO EDUARDO ZIEM CORTES, RUN 15.243.013-2, domiciliado en Puerto Montt N° 3280, comuna de Renca. - CARLA JACQUELINE HIDALGO FIGUEROA, RUN 7.320.707-k, domiciliada en Maule 40, comuna de Santiago. - OSCAR EDUARDO RIQUELME CIFUENTES, RUN 11.444.128-7, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, Lomas Verdes, comuna de Concepción. - RAFAEL SEBASTIAN FLORES ESPINOZA, RUN 12.518.799-4, domiciliado en Avenida Puerto Montt 3280, comuna de Renca. - SONIA IRENE YAÑEZ OÑATE, RUN 10.169.748-7, domiciliada en Avenida Alessandri sin número, Lomas verdes, Concepción. - MARIA MACARENA SANTANDER GIDI, RUN 10.980.338-3, domiciliada en Jorge Alessandri sin número, comuna de Concepción. - TEODORO ALBERTO BARRERA TORRES, RUN 9.277.130-K, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - FREDDY HUENUL CARRASCO, RUN 13.757.574-4, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - RICHARD FRANCISCO CIFUENTES PEREZ, RUN 12.015.293-9, domiciliado en Avenida Jorge Alessandri s/n comuna de Concepción. - CRISTINA SOLEDAD ALISTER ALARCON, RUN 13.621.995-2, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepcion. - JUAN ALBERTO ZUCHEL MATAMALA, RUN 4.313.817-0, domiciliado en Camino Penco 4018, comuna de Concepción. - DARIO ALONSO BENAVENTE ALDEA, RUN 9.696.000-K, domiciliado en Camino a Penco 4018, comuna de Concepción. 173 - LUIS FERNANDO CABEZAS GUAJARDO, RUN 14.204.485-4, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - LUIS ALEJANDRO TORRES MOLINA, RUN 13.954.187-1, domiciliado en Barros Arana, comuna de Concepción. - OSCAR ADILIO OLIVA RUIZ, RUN 10.155.792-8, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - VICTOR SANDRO CONTRERAS AGUAYO, RUN 10.463.940-2, domiciliado en Avenida Alessandri s/n, comuna de Concepción. - RICARDO ANTONIO PEREZ ZUÑIGA, RUN 7.827.754-8, domiciliado en Angol N° 861, comuna de Concepción. - CÉSAR EDUARDO SÁEZ ELGUETA, RUN 14.407.051-8, domiciliado en Arturo Prat N° 19, comuna de Temuco. - CARLOS GASTON RODRIGUEZ SAEZ, RUN 15.321.009-8, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. - ERICK ALANZ LENZ ALCAYAGA, RUN 13.442.458-3, domiciliado en Gran Aveninda 3814, comuna de San Miguel, Santiago. - ALVARO ALEJANDRO SAAVEDRA FUENTES, RUN 10.037.203-7, domiciliado en Angol N° 815, comuna de Concepción. Prueba Documental. La que se incorporó mediante su lectura íntegra o resumida, efectuada durante la audiencia. - Edición del Diario El Sur de fecha 5 de Junio de 2009. - Edición del Diario de Concepción, de fecha 22 de Julio de 2009. - Comunicado público CAM, de fecha 04 de Junio de 2009. - Oficio N° 1595/04, de la autoridad Fiscalizadora de la Ley de Control de Armas. - Oficio N° 1595/124, de fecha 06 de Agosto de 2009, de la Autoridad Fiscalizadora VIII-054 Talcahuano, que informa inscripción de armas de los acusados de la investigación. 174 - Comunicado público de la Coordinadora Arauco Malleco de fecha 10 de Agosto de 2009, publicado en el portal de internet Kilapan. - Edición del Diario El Sur, de fecha 17 de Octubre de 2008. - Edición del Diario El Sur, página 5, de fecha 28 de Septiembre de 2008. - Oficio N° 016, de fecha 25 de Junio de 2009, de la Dirección de Meteorología de Chile. - Cuatro certificados de servicios de los funcionarios de la Policía de Investigaciones que acompañaban al Fiscal Mario Elgueta Salinas, el 15 y 16 de Octubre de 2009, de fecha 20 de Mayo de 2009. - Copia de resolución Departamento Recursos Humanos N° 1369, de fecha 31 de Agosto de 2004, de la Fiscalía Nacional, que nombre como Fiscal Adjunto de la Fiscalía Local de Cañete al Abogado Mario Elgueta Salinas. - Copia extraída de internet de entrevista a Héctor Llaitul Carrillanca para el diario The Clinic, edición N° 253, páginas 8, 9 y 10, de fecha 09 de Agosto de 2008. - Dos publicaciones en internet páginas kaosenlared.net y kilapan.entodaspartes.net, de fecha 17 y 23 de Octubre de 2008, respectivamente, que publican sucesos ocurridos los día 15 y 16 de Octubre de 2008, en el sector Choque, Comuna de Tirúa. Uno de ellos suscrito por la Coordinadora Arauco Malleco. - Comunicados de internet de los sitios Kilapan, Hommodolars y Kaosenlared, relativos al atentado al Fiscal Mario Elgueta Salinas. - Cinco comprobantes de atención de urgencia del Fiscal Mario Elgueta Salinas y funcionarios policiales lesionados, de fecha 15 y 16 de Octubre de 2008, emanados del Hospital de Cañete. - Siete cuadernillos de proyectos lucha estratégica de la CAM. - Una revista de la comisión nacional de las FARC-EP, edición Nº 36, Octubre de 2006. 175 - Una revista de mecánica popular “armas y tácticas”, edición febrero de 1996. - Cinco hojas sueltas de revistas armas. - Una hoja manuscrita titulada “mari mari pu peñi pu lamien”. - Tres hojas manuscritas tituladas “los comités de apoyo a la resistencia mapuche informan a la opinión pública”. - Dos blocks Rhein, uno tamaño carta y otro oficio. - Dos hojas manuscritas tituladas “palabras finales”. - Tres hojas tituladas “hacia la construcción de una organización mapuche”. - Seis hojas tipo panfleto tituladas “Mapuche newen poder indio”. - Diez hojas con título “Proyecto de liberación nacional, lucha continental indígena y proyecciones, una mirada desde la CAM”. - Tres hojas tituladas “comunicado público”, con pie de firma Héctor Llaitul Carrillanca. - Dos hojas con escritura tituladas “hermanos de la CAM, presentes”. - 10 hojas con escrituras de distinto tipo. - Certificados de inscripción y anotaciones vigentes de los vehículos Toyota Tercel, patente LV.5565-6; camioneta Nissan Terrano, patente YU.4005-9 y camioneta Terrano, patente YR.5312-2. - Certificado de inscripción y anotaciones vigentes, de fecha 30 de diciembre de 2009, emanado del servicio de Registro Civil, correspondiente al camión Freightliner, patente TN.8028-K. - Panfletos con la leyenda “Levantamiento del pueblo mapuche, marrichiweu” - Edición del Diario El Sur, de fecha 10 de agosto de 2009. - Oficios N° 4932, 4944, 4969, 4993, 5044, 5088, 5122, de fecha 10, 11, 12, 13, 14, 17 y 18 de Agosto de 2009, respectivamente, del Servicio 176 Médico Legal, que informa el rechazo de la toma de muestra por parte de algunos acusados de la investigación. - Copias de inscripciones en registros de propiedad de los títulos de dominio de predios de Forestal Mininco S.A. - Dos comunicados públicos de la Coordinadora Arauco Malleco. Otros medios de prueba. La que se incorporó mediante la exhibición directa en la audiencia. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 380, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Discos compactos, en formato DVD y uno en formato CD-R, anexos al informe pericial de sonido y audiovisual N° 69, del Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones de Chile. - Afiche denominado “Bototos para Choque”. - Otros medios Nº 16 consistente en cd con pistas de audio. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 729, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial fotográfico N° 850, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 753, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial técnico informático N° 28, del Laboratorio de Criminalística Chillán de la Policía de Investigaciones de Chile. - Disco compacto anexo al informe pericial técnico informático N° 29, emanado del Laboratorio de Criminalística Chillán de la Policía de 177 Investigaciones de Chile, que contiene información recopilada en la página web de la Coordinadora Arauco Malleco. - Disco compacto anexo al informe pericial técnico informático N° 24, del Laboratorio de Criminalística Chillán de la Policía de Investigaciones de Chile, que contiene detalle de publicaciones en internet del conflicto mapuche. - Disco compacto anexo al informe pericial técnico informático N° 28/009, del Laboratorio de Criminalística Chillán de la Policía de Investigaciones de Chile. - Disco compacto que contiene grabación de la participación en una conferencia llevada a efecto en la ciudad de Temuco respecto del imputado Héctor Llaitul Carrillanca, el 10 de Noviembre de 2008. - Set de fotografías del sector de Puerto Choque, donde fueron emboscados funcionarios policiales el 01 de octubre de 2008. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial balístico N° 127, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Cartas geográficas de ubicación de predios de Forestal Mininco S.A. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial de sitio de suceso N° 581-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial de sitio del suceso N° 908-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial de sitio de suceso N° 1328-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial de sitio de suceso N° 1348-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Un disco compacto que contiene fotografías relacionadas con atentados, robos de madera y daños a empresa forestal Mininco. 178 - Tres disco compactos que contienen audios y fotografías de los procedimientos policiales del 15 y 16 de octubre de 2008, en el sector de Puerto Choque. - Set de fotografías anexas al informe pericial de sitio de suceso N° 9152005, de la Sección de Criminalística de Carabineros Concepción. - Set de láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 916-2005, del Departamento de Criminalística de Carabineros de Santiago. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 722-08, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 723, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 17/06, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de láminas y fotografías anexas al informe pericial infográfico N° 01/2006, del Laboratorio de Criminalística regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Tres láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 373/08, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Seis láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 375/08, de fecha 28 de Octubre de 2008, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Dos láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 202, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones. - Una lámina del informe policial planimétrico N° 348-2009 de la Policía de Investigaciones. - Láminas anexas al informe pericial planimétrico N° 374-08 de la Policía de Investigaciones. 179 - Set de fotografías contenidas en el informe pericial balístico N° 127, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Vainas de cartuchos de escopeta calibre 12, de distintas marcas, levantados de los sitio de suceso y periciados. - Una infografía sector Puerto Choque, Comuna de Tirúa, relativa a la agresión con arma de fuego en contra de Fiscal, personal de la Policía de Investigaciones y Carabineros de Chile, emanada del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Una fotografía contenida en el informe pericial balístico N° 163, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 315, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 623, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 624, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 1050, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 726, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexos al informe pericial fotográfico N° 717, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. 180 - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 841, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 621, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 751, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 752, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 754, de fecha 24 de Septiembre de 2009, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Un disco compacto en formato DVD, anexo al informe planimétrico N° 436/009, emanado del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones, relativo a recreación animada tridimensional (3D) de reconstitución de escena. - Una motosierra Husqvarna. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial mecánico N° 84, del Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones de Chile. - Insumos médicos incautados. - Una brújula metálica marca red line. - Una pañoleta de género color negro. - 3 espadas de motosierra, 4 cadenas y binoculares. - Un Mp3 marca Phillips color gris. 181 - Un cuaderno marca colón que contiene anotaciones relacionadas con venta de madera. - Set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 1133, del Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones de Chile, relativas a fijaciones de insumos médicos y otras especies. - Discos compactos, en formato DVD, anexos al informe pericial sección infoingeniería N° 19, del Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones de Chile, relativos al contenido de la evidencia, de almacenamiento masivo, pendrive, mp3, discos duros, incautados en la investigación. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial informático N° 33, del laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Un autoadhesivo con leyenda “choque combate a la represión” - Tres boleadoras artesanales. - Nueve sobres con agujas quirúrgicas. - Una mini agenda telefónica. - Dos lienzos con leyendas alusivas al conflicto mapuche. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial documental N° 284, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - 1 DVD con nota de prensa de TVN. - Vainas de cartuchos de escopeta calibre 12, de distintas marcas, levantados de los sitio de suceso y periciados. - Cartuchos de escopeta calibre 12, de distintas marcas, levantados de los sitio de suceso y periciados. - Muestras carbonizadas levantados de los sitio de suceso y periciadas. - Láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 909-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. 182 - Láminas contenidas en el informe pericial planimétrico N° 1353-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Láminas contenidas en el informe pericial planimétrico N° 1349-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Set de fotografías remitidos por el Servicio Médico Legal de Concepción que muestran la existencia de perdigones en ambas manos del funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile, Inspector Alejandro Rojas Rifo. - Set de fotografías contenidas en el informe pericial de sitio de suceso N° 581-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Culotes percutidos de escopeta calibre 12. - Fotografías contenidas en el informe pericial balístico N° 910-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Lámina contenida en el informe pericial Planimétrico N° 1329-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Fotografías contenidas en el informe pericial de sitio de suceso N° 1352-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Panfletos con la leyenda “Levantamiento del pueblo mapuche, marrichiweu”. - Fotografías contenidas en el informe pericial documental N° 2075-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros. - Fotografías contenidas en el informe pericial de huellas N° 1350-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Fotografías contenidas en el informe pericial de huellas N° 1377-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio. - Fotografías contenidas en el informe pericial de análisis N° 1941-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros Bio Bio de la Policía de Investigaciones de Chile. 183 - Fotografías correspondientes a los sitios de suceso incendio de una cabaña recreacional ubicada en el sector Lleu Lleu, Comuna de Cañete, y incendio del Galpón ubicado en la Parcela N° 11, sector Lleu Lleu, de la misma Comuna. - Un disco compacto con la leyenda “presentación incendios Lleu LLeu”. - Una fotografías que da cuenta de la detención de César Parra Leiva, el 17 de Octubre de 2008, por funcionarios de Carabineros. - Disco compacto que contienen audios y fotografías de los procedimientos policiales del 15 y 16 de octubre de 2008, en el sector de Puerto Choque. - Botas de goma talla 42 y 40. - Fotografías del inmueble siniestrado, del incendio y restos del mismo, y 1 infografía que ilustra trayectoria de los autores del hecho. - Infografía aérea relativa al lugar donde se ubicaba el camión incendiado y los inmuebles de los Srs. Ebensperger y Aguayo. - Una lámina que contiene la ubicación del Fundo Ranquilhue de propiedad de Forestal Mininco. - Fotografías correspondientes a bote incautado. - Fotografías anexa al informe pericial fotográfico N° 845, del Laboratorio de Criminalística Regional de la Policía de Investigaciones de Chile. - Fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 311, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - Otros medios Nº 16 y N° 50 correspondientes a tráficos de llamadas de diferentes números celulares. - Disco compacto anexo al informe pericial de sonido y audio N° 213, relativo a peritajes de voz. 184 - Disco compacto, anexo al informe pericial de sonido y audiovisual N° 02, del Laboratorio de Criminalística Regional Temuco de la Policía de Investigaciones. - Planillas excel contenidas en el informe policial N° 30, de la Fuerza Tarea Bio Bio de la Policía de Investigaciones de Chile - Disco compacto que contiene tráfico de los celulares sustraídos a la víctima José Santos Jorquera Rivas. - Disco compacto que contiene análisis de los tráficos telefónicos de los celulares sustraídos a José Santos Jorquera Rivas. - Disco compacto anexo al informe policial de análisis N° 21, de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales de la Policía de Investigaciones de Concepción, titulado “I-2, 14, 15 y 16 de Octubre de 2008”. - Disco compacto anexo al informe policial de análisis N° 54, de fecha 19 de Marzo de 2010, de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales de la Policía de Investigaciones de Concepción, titulado “I-2, 02.08.2008, 13.08.2008, 18.09.2008, 01.10.2008 y 18 de Octubre de 2008”. - Cartas topográficas elaboradas por el Instituto Geográfico Militar, correspondientes al sector denominado Lago Lleu Lleu, anexas al informe pericial cartográfico N° 001, emanado de la Fiscalía Regional Metropolitana Sur. - Disco compacto que contiene una carta vectorial a escala 1:50.000, en 3D, elaborado por el Instituto Geográfico Militar, anexo al informe pericial cartográfico N° 001, emanado de la Fiscalía Regional Metropolitana Sur. - Disco compacto que contiene informe pericial cartográfico N° 001, emanado de la Fiscalía Regional Metropolitana Sur. - Seis láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 144/009, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. 185 - Fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 584, emanadas del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción de la Policía de Investigaciones de Chile. - CD del juicio oral RUC N° 0600912023-6 del TOP de Temuco 26º: Que la querellante particular Forestal Mininco S.A. y Forestal Crecex S.A. además de adherirse a la prueba presentada por el Ministerio Público, rindió prueba consistente en: Prueba Documental. La que se incorporó mediante su lectura íntegra o resumida, efectuada durante la audiencia. - Fotografías correspondientes a las casas que resultaron quemadas durante el incendio de Ranquilhue. - Informe N° 89 D del Servicio de Impuestos Internos. 27º: Que la querellante Gobernación Provincial de Arauco, se adhirió a la prueba presentada por el Ministerio Público. 28°: Que el abogado Pelayo Vial Campos, además de la declaración del acusado Víctor Llanquileo Pilquiman, rindió a favor de sus defendidos la siguiente prueba: Prueba Testimonial. Consistente en el atestado de las siguientes personas las cuales declararon en forma legal y previo juramento de rigor. - ALVARO JOEL TRANGO ANTIMAN, RUN 12.735.086-8, domiciliado en Collico s/n, comuna de Cañete. - ERIKA EUGENIA HUAIQUIPAN PILQUIMAN, RUN 15.203.471-7, domiciliada en Sector de Puerto Choque, comuna de Tirua. - DAVID EDUARDO ANIGUIR TRANGO, RUN 13.149.789-k, domiciliado en Sector Huape, comuna de Tirúa. - GRACIELA ALEJANDRA TRANGOLAO PILQUIMAN, RUN 15.998.6268, se reserva domicilio. - VICTOR ORLANDO ÑEGUEY PILQUIMAN, RUN 14.033.662-9, domiciliado en Tranquepe Alto, comuna de Tirúa. 186 - EDGARDO ALFONSO PILQUIMAN HUENUMAN, RUN 14.033.956-3, domiciliado en sector el Salto de Loncura. - ROSA ELENA MENARES CHANILAO, RUN 15.560.006-3, domiciliada en la comuna de Temuco. Prueba Documental. La que se incorporó mediante su lectura íntegra o resumida, efectuada durante la audiencia. - Fotocopia contrato de trabajo de fecha 03 de octubre de 2005, entre Empresa de Montajes Industriales Salfa S.A., y Víctor Llanquileo Pilquiman. - Fotocopia certificado de afiliación AFP Habitat, de Junio 2006 de Víctor Llanquileo Pilquiman - Fotocopia contrato de trabajo entre Obras Industriales Salfa S.A. y Víctor Llanquileo Pilquiman. - Fotocopia liquidación de remuneraciones Obras Industriales Salfa S.A. de Víctor Llanquileo Pilquiman correspondiente a julio 2006. - Fotocopia acuerdo de finiquito de obras Industriales Salfa S.A. con Víctor Llanquileo Pilquiman. - Fotocopia contrato de trabajo de fecha 09 de octubre de 2009, entre Empresa de Montajes Insustriales Salfa S.A y Víctor Llanquileo Pilquiman. - Fotocopia pacto de sobre tiempo de empresa de montajes Industriales Salfa S.A. y Víctor Llanquileo Pilquiman. - Fotocopia liquidación de remuneraciones de empresa de Montajes industriales salfa S. A. y Víctor Llanquileo Pilquimán. - Fotocopia registro de prueba de calificación de soldadores y operarios de soldadura, de Víctor Llanquileo Pilquimán, - Fotocopia certificado de cotizaciones de fecha 06 de mayo de 2010, de la AFP Capital S.A. que da cuenta de cotizaciones desde el 2004 al 2008 de Nolberto Parra Leiva. 187 - Fotocopia de finiquito de contrato de trabajo de fecha 09 de enero de 2006, entre Nolberto Fidel Parra Leiva y ONG. - Certificado de INDAP de fecha 04 de mayo de 2010, signado por don Domingo Riquelme Cabezas, donde figura Nolberto Parra Leiva. - Certificado de Instituto de Desarrollo agropecuario, folio 62 de fecha 03 de mayo de 2010, donde figura Nolberto Parra Leiva. - Acta de visita de Corporación Orígenes, donde figura Nolberto Parra Leiva. - Certificado emitido por CONADI respecto del lote F Rol de avalúo N° 166-141 de doña Yessica del Carmen Carilao Liencuera. - Fotocopia del Registro de Propiedad correspondiente a compraventa efectuada con fecha 18 de noviembre de 2004. - Liquidaciones de sueldo mensual de don Nolberto Fidel Parra Leiva, correspondiente a diferentes periodos, por servicios prestados a CORDECO. - Extensión de contrato de fecha 05 de julio de 207 entre Nolberto Fidel Parra Leiva y CORDECO. - Certificado emitido por el Programa Orígenes y sus anexos de fecha 04 de mayo de 2010 de Segundo Ñeguey Ñeguey. - Fotocopia de Certificado del Instituto de Desarrollo Agropecuario, de fecha 04 de mayo de 2010 y sus anexos. - Certificado de Cotizaciones de la AFP Provida, de fecha 06 de mayo de 2010, de Segundo Ñeguey Ñeguey, - Copia de Contrato de fecha 06 de diciembre de 2007 de don Segundo Ambrosio Ñeguey Ñeguey. - Copia de Contrato de fecha 19 de mayo de 2008 de don Segundo Ambrosio Ñeguey Ñeguey. - Copia de Finiquito Contrato de fecha 30 de junio de 2008 de don Segundo Ambrosio Ñeguey Ñeguey. 188 - Copias de liquidaciones de remuneraciones correspondientes a don Segundo Ambrosio Ñeguey Ñeguey, de diferentes periodos. - Fotocopia de Contrato de Trabajo de fecha 08 de septiembre de 2008, de Segundo Ñeguey Ñeguey. - Certificado de Residencia N° 134 de fecha 16 de abril de 2010 que da cuenta que Luis Menares Chanilao, reside en la comuna de Chol Chol. - Fotocopia de certificado emitido por un establecimiento gastronómico, respecto de Luis Menares Chanilao. - Fotocopia de certificado de cotizaciones previsionales de la AFP Provida de fecha 12 de febrero de 2010, de Luis Menares Chanilao. 29º: Que el abogado Nelson Miranda Urrutia rindió a favor de sus defendidos la siguiente prueba: Prueba Testimonial. Consistente en el atestado de las siguientes personas las cuales declararon en forma legal y previo juramento de rigor. - SEGUNDO MANUEL ANTIO CATRILELBUN, RUN 11.702.037-1, domciliado Santa Carolina 019, comuna de Cañete. - PEDRO SEGUNDO CONA ÑEGUEY, RUN 10.858.418-1, domiciliado en Sector Loncura, comuna de Tirua. - PATRICIO MANUEL CONA MILLANAO, RUN 12.190.896-4, domiciliado en Sector Lleu Lleu, comuna de Tirúa. Prueba Documental. La que se incorporó mediante su lectura íntegra o resumida, efectuada durante la audiencia. - Talonario de Boleta de Honorarios, con boletas giradas bajo el rubro de Servicios Instalación TV Cable, de Juan Carlos Parra Leiva. - Hojas de información tributaria, generadas por el Servicio de Impuestos Internos acreditando la calidad de sujeto impositivo de Juan Carlos Parra Leiva. - Certificado de comportamiento emitido por Gendarmería de Chile respecto de de Juan Carlos Parra Leiva. 189 - Contrato de Trabajo, de fecha 16 de enero 2008, entre la Corporación de Desarrollo Económico Los Álamos, CODECO, y Carlos Muñoz Huenuman, extensión del mismo contrato y Finiquito de Trabajador, de fecha 17 de julio de 2008. - Liquidaciones de sueldo mensual, de diferentes periodos, correspondientes a Carlos Muñoz Huenuman. - Certificado de Capacitación Laboral, de fecha 17 de diciembre de 2007, otorgado por el SENCE a Carlos Muñoz Huenuman, acreditando la realización del curso “Formación para Microempresario Rubro Turístico”. - Certificado emitido por el Ministerio del Interior, Gobernación Provincial de Arauco, de fecha septiembre de 2009, certificando aporte para cancelar ahorro previo a favor de Carlos Muñoz Huenuman. - Acta de reunión extraordinaria de la Comunidad Indígena Venancio Ñeguey de Choque de fecha 24 de agosto de 2007, que acredita la calidad de Presidente de la Comunidad de Carlos Muñoz Huenuman. - Certificado de Comportamiento de fecha 12 de agosto de 2010, emitido por Gendarmería de Chile, respecto del comportamiento del acusado Carlos Muñoz Huenuman. - Certificado de Comportamiento de fecha 15 de marzo 2010, emitido por Gendarmería de Chile respecto de Marco Millanao Mariñan. 30º: Que el abogado Adolfo Montiel Gómez, además de la declaración del acusado Ramón Llanquileo Pilquimán, rindió a favor de sus defendidos la siguiente prueba: Prueba Testimonial. Consistente en el atestado de las siguientes personas las cuales declararon en forma legal y previo juramento de rigor. - ROSAMEL ENRIQUE MILLAMAN REINAO, RUN 7.266.304-7, domiciliado en la comuna de Padre Las Casas. Prueba Documental. La que se incorporó mediante su lectura íntegra o resumida, efectuada durante la audiencia. 190 - Informe Médico, que da cuenta de una disminución progresiva de la agudeza visual del ojo derecho del imputado Ramón Llanquileo Pilquiman. - Informe Médico, que da cuenta de las lesiones que habría sufrido el imputado César Parra Leiva, y el tiempo que permaneció hospitalizado a consecuencia de aquellas. 31º: Que el abogado Pablo Ortega Manosalva, rindió a favor de sus defendidos la siguiente prueba. Prueba Testimonial. Consistente en el atestado de las siguientes personas las cuales declararon en forma legal y previo juramento de rigor. - RUTH VIRGINIA RAMÍREZ VICKER, RUN 7.250.312-0, domiciliada en Lago Villarrica 227, comuna de Concepción. - LEONEL IVAN LIENLAF LIENLAF, RUN 11.811.692-5, domiciliado en comuna de Villarrica. - MARGARITA DEL CARMEN CARILAO CEA, RUN 8.135.859-1, domiciliada en comuna de Lumaco, quien compareció asistida por la traductora doña ROSA HORTENSIA HUENCHUMILLA MARILAO, RUN 15.652.441-7, domiciliada en Videla 747, comuna de Cañete. - OSVALDO ENRIQUE MILLAHUAL MARIÑAN, RUN 7.956.798-1, domiciliado en comunidad Lorenzo Pilquiman, comuna de Tirúa, quien compareció asistido por la misma traductora. 32º: Que la abogada Victoria Fariña Concha, rindió a favor de su defendido Jonathan Huillical Méndez la siguiente prueba: Prueba Testimonial. Consistente en el atestado de las siguientes personas las cuales declararon en forma legal y previo juramento de rigor. - JUAN SEBASTIAN SCHWEITZER ARAVENA, RUN 8.192.235-7, domiciliado en Escuela Ikaima, comuna de Lonquimay. Prueba Documental. La que se incorporó mediante su lectura íntegra o resumida, efectuada durante la audiencia. 191 - Certificados de estudios correspondientes a los años 2004 y 2005 correspondientes al Liceo Carlos Schalchili de Lonquimay. - Certificado de permanencia universitaria otorgado por la Universidad Católica de Temuco. 33º: Que el abogado Pablo Ardouin Bórquez, no rindió prueba alguna en esta causa. 34º: Que toda la prueba referida en los considerandos precedentes, ha sido analizada por estos sentenciadores de manera personal, en la forma prevista en el artículo 297 del Código Procesal Penal, esto es, con libertad, pero sin contradecir las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o los conocimientos científicamente afianzados. VIII).- Existencia de los hechos signados como primer grupo de delitos de la acusación fiscal. En cuanto los hechos signados con la letra A.1. 35º: En lo referido a la existencia del robo con intimidación en perjuicio de la persona de don José Santos Jorquera, ha tenido presente el Tribunal, en primer término los dichos de los familiares directos de la víctima antes señalada. En ese sentido se escuchó primeramente la versión de doña Rosalía Herrera Leal, quien consultada por el Fiscal señaló que se dedica a los quehaceres de su casa, que vive con sus dos hijos y su marido que se llama José Santos Jorquera, en tanto que sus hijos son José Elizardo y Rusbella. En el sector vive hace 53 años, y en la actualidad tiene 70 años. En cuanto a su marido, refirió que está mal, porque le dio trombosis, y que tiene otras muchas complicaciones, con su edad de 76 años. En referencia, al día 15 de octubre de 2008, dijo que ese día los fueron a asaltar a su casa un grupo de individuos que no conoce de antes, pero que eran como quince personas, que andaban todas con sus rostros tapados. Señaló en referencia a los sujetos que participaron en el hecho, que éstos llegaron a las tres de la tarde, a esa hora ella andaba alimentando sus pollitos, y estaba con su marido y sus hijos, no obstante que rato antes habían venido los Carabineros de Tirúa, que pasaron como a las una, o una y media, a preguntar por una dirección puesto que andaban perdidos, y debían notificar una persona, 192 aprovechando que su marido es muy conocedor de ese sector. En referencia a lo mismo, señaló que luego que se fueron los Carabineros, sintieron una balacera, como a unos 800 metros de la casa hacia arriba, y que de ahí llegaron los Carabineros hasta la casa, porque los habían salido a atajar, los mismos encapuchados que después los fueron a asaltar, quien les dispararon en el camino, y les siguieron disparándoles a los vehículos. Precisó que los Carabineros estuvieron unos 10 minutos, porque pasaron a preguntar no más, y que después se fueron a Cañete. Agregó, que como después de una hora que se fueron los Carabineros, es cuando los fueron a asaltar, y que venían del mismo predio, llegando los sujetos con lo que ella señala como sus fusiles. Estas personas se metieron a las casas y los apuntaron. Luego, ella trató de escapar, y de arrancar, pero la tomaron otra vez, y le dijeron que se estuviera tranquila o si no, que más la iban a joder, diciéndole que lo único que querían, era a los “pacos” y que les dijera en donde estaban ellos. Indicó que en esos momentos ella no podía hablar, ya que no hacía ni tres días que había llegado del Hospital. Su hija estaba en la cocina, su otro hijo estaba empaquetando unas papas y su marido había salido a atender a unos socios, con los que iba a empaquetar unas papas para después sembrar. Refirió que los socios se pararon de las bancas y que los sujetos, también les apuntaron. En alusión a estas personas, señaló que estaban sentados en donde se hace la chicha, la cual se vende a quien llegue a comprarla. Los sujetos estuvieron casi una hora y lo único que les pedían era saber en dónde estaban los “pacos”. Se metieron dentro de las casas, y les revolvieron todo, y desde adentro les sacaron dos escopetas que había, y cuatro teléfonos que eran de su marido además de unas herramientas, nombrando un martillo, un alicate y unas limas. En referencia a la conducta de los sujetos, hace mención a que le hicieron pedazos unas pipas, con un hacha de mano, y que le botaron la chicha que tenían. Indicó que andaban con unas quince escopetas, y además con unos palos. Con las escopetas los sujetos disparaban, e indicó que afuera de la casa le dispararon a la imagen de un candidato que estaba colgada, que era de un concejal de Tirúa que hacía como media hora antes que la habían colocado, y cuyo nombre no lo conocía. Indicó que cuando se fueron, el que tenía sujeto a su marido, con un palo atravesado en el pecho, les dijo que se tenían que ir en una semana, de lo contrario, les iban a quemar la casa con ellos adentro, y que tenían que entregarle el terreno a ellos, por lo que con todo esto sintió un decaimiento. 193 Por último, sostuvo que en la noche llegaron los Carabineros a la casa, a eso de las diez de la noche, y que no recuerda quien andaba, pero si recuerda que llego el Fiscal Mario Elgueta a ver lo sucedido, que habían dejado todo destruido. Ella no pudo hablar, solo un poquito. Es asmática y por eso fue poco lo que conversó, pero su marido conversó con el Fiscal. No vio más porque después se fue a acostar. Sostiene que en la noche no durmió casi nada, porque estaba asustada con las amenazas que les hicieron. También se pudo escuchar la versión de Rusbella Jorquera Herrera, quien señaló ser dueña de casa, que vive en la comuna de Tirúa con su papá, su mamá y sus hermanos, siendo sus papas José Santos Jorquera y Rosalía Herrera y su hermano es José Elizardo Jorquera quien tiene 52 años. Describiendo la testigo a su padre, señaló que se encuentra más o menos, porque ya no puede caminar, ya que le vino una trombosis, además de tener una hernia y diabetes. En referencia a su madre señaló que ella es asmática. En cuanto al día 15 de octubre de 2008, señaló que llegaron como 15 sujetos a asaltarlos a su casa. Los sujetos llegaron por el camino, encapuchados, portaban escopetas, otros mochilas, y cosas en las manos que andaban trayendo, como unas pelotas, o cosas así, las que no sabe que son. Indicó que estos sujetos entran a la casa, ella se encontraba en la cocina y cuando escuchó algo raro salió a mirar, y ahí vio a un grupo de hombres desconocidos, que no había visto antes. Se encerró en la casa, en su pieza, trancó la puerta y se la echaron abajo. Entraron encapuchados, solo se les veía los ojos, la puerta trancada la echaron abajo empujándola, donde incluso se dobló un fierro. Señaló, que entraron a su pieza a trajinar, desde donde sacaron escopeta, desde ahí se devolvieron y le dijeron que andaban buscando a los “pacos”. En referencia, a las especies que les sustrajeron, señaló que les sacaron cuatro celulares, dos de la cocina, y dos de la pieza de su hermano. También una escopeta que le había pasado su papá a su hermano, precisando que otra la sacaron de la pieza de su papá y que las tenían inscritas. Indicó que una vez que los sujetos se retiraron fue a la cocina, y no encontró ningún celular, la escopeta tampoco estaba, pese a que siempre la manejaban ahí, los celulares los había dejado encima de un mueblecito y la escopeta en la pieza. Precisó que los sujetos también sacaron unas herramientas, como martillo, alicate, limas, que las sacaron desde el taller que tenía su papá. 194 Agregó que al salir para fuera, vio a como quince personas encapuchados. Su papá y su mamá estaban afuera. A su mamá la tenían con el papá afuera de la chichería. A uno lo tenían con una escopeta en la oreja, y al otro con un palo. Además había otros tres caballeros que estaban ahí, que habían ido a tomarse un litro de chicha porque habían sembrado a medias con su papá, los cuales estaban como a un metro de su papá. En referencia a las armas, señaló que vio a cuatro sujetos con escopetas las que señaló que eran escopetas recortadas, no como las que tenía el papá, y que dispararon los mismos que andaban con las armas, tanto adentro donde tenían la chicha, como a un candidato a alcalde, que estaba colgado en un galpón grande de dos pisos. Añadió que estaban asustados, porque nunca les había pasado eso, pese a que viven hace 55 años ahí, ella es nacida y criada ahí, y tenían susto de que los mataran. Sostuvo que después que efectuaron los tiros, uno de los sujetos chifló y ahí se retiraron, por el mismo camino que llegaron, de a pie, no en vehículo. No sabe porque fueron al lugar, sobre todo ella, porque no sale, pasa ahí no más. Sus papas tampoco tienen idea. Los sujetos andaban trayendo una trutruca, que cuando la tocan, es cuando se juntan, pero que no la tocaron ahí. En alusión a lo sucedido en horas de la tarde, refirió que ese día a las doce horas llegó el Capitán de Lebu, a quien su papá lo invitó a almorzar. El es don Marcelo Sáez quien alcanzó a ver a su papá en el hospital y por eso fue que lo invitó a almorzar. Después llegaron los Carabineros de Tirúa, quien les preguntaron por una persona, y ahí él les dijo que hablaran con su papá, y cuando se fueron los sujetos les cortaron el camino, desconociendo quienes, aunque sintiendo los tiros de escopeta. Después no los dejaron salir a la carretera y se devolvieron entonces retrocediendo en el carro policial. Los Carabineros, llegaron hasta la entrada del camino de ellos, ahí les dijeron que los habían atacado arriba, y que habían pedido refuerzos para que los fueran a sacar. Señaló que los atacantes, llegaron disparando hasta la misma casa de ellos. Ahí tuvieron que esperar no más, hasta que dejaron de disparar. Después de eso se retiraron todos y no pasó nada más, pero quedaron asustados. Afirmó que después de la diez de la noche llegó el Fiscal Elgueta quién venía con más gente, específicamente Carabineros, a prestarles ayuda, a dejarles Carabineros para la noche, porque podían volver los sujetos, ya que como les quitaron las escopetas, en la misma noche podían ellos ir a sacarlos. El Fiscal les 195 dijo que les iba a dejar una protección para la noche y conversó también con su papá. Después que se retiró, lo atacaron señalando que fue en el cementerio, hecho que sabe porque al otro día se lo dijeron. El Fiscal en el lugar dejó doce Carabineros, que se quedaron en un vehículo. Finalmente, esta la declaración de José Jorquera Herrera, quien señaló ser hijo de José Santos Jorquera Rivas, y vivir en el sector de Choque, junto al antes nombrado, su madre y su hermana, y que le dicen por apodo el “Chalo”. En referencia, al día 15 de octubre de 2008, señaló que se encontraba surcando papas, cuando su madre le dio el grito de que había un grupo de encapuchados en la casa, por lo que se quedó entonces ahí mismo, tranquilo, ya que los sujetos ya habían llegado. Estaba como a 40 o 50 metros de la casa y escuchó desde allí como tres disparos de escopeta, quedándose tres sujetos vigilándolo. Agregó más adelante, que pudo escuchar los golpes de las puertas y es por eso, que sabe que entraron a las casas, indicando además que lo sujetos vestían de blue jeans, que no pudo ver los rostros de las personas porque estaban a mucha distancia y que usaban capuchas en la cara. Indicó que le dispararon en el galpón a la propaganda de un concejal que se había colocado unos días antes dándole el tiro en la cara. Indicó también que en su casa había tres vecinos más, los que escucharon a las personas hablar, y que su padre no reconoció a nadie, pero le parece que uno de ellos habló con él. Luego, sostuvo que avisó de lo sucedido a un capitán de Lebu, con su celular. Le aviso, de que les habían ido a asaltar a la casa. También a don Carlos Martínez de Santiago. En cuanto a las especies sustraídas, señaló que fueron dos escopetas que eran de su padre, cuatro celulares, dos de su padre y dos de él, y agrega que los teléfonos de su padre eran los que funcionaban. Después que ya se retiraron, su madre estaba llorando, y su hermana igual. Agregó que en la noche llegó un grupo de Carabineros, a quedarse con ellos. Iban con el Fiscal Mario Elgueta, se saludaron y se dispuso una protección para ellos. Les dejaron el bus, pero no recuerda el número exacto de Carabineros, pero eran entre seis y ocho. En referencia a las amenazas que reciben, señaló que a su padre le dijeron que le daban una semana para que abandonase el lugar, y que sino le iban a quemar con casa, desconociendo el motivo, ya que no tienen ni siquiera litigio de 196 tierras. No recuerda haber tenido otro tipo de problemas, siembran y tienen el camping, donde reciben a gente que va de afuera. 36º: Que también se pudo escuchar la versión de quienes el día de ocurrencia de estos hechos, se encontraban en ese lugar en compañía de la víctima. En ese sentido, se tuvo en consideración la versión del testigo con identidad reservada N° 2, el cual declaró ante estos Jueces, con su rostro visiblemente lesionado, señalando que el día 15 de octubre de 2008, fue a comprar chicha donde un señor Santos Jorquera. Iba llegando, cuando llegaron unos encapuchados a “meterles bala”, con lo que él llama “metralletas”. Esto ocurrió en el sector de Choque de la comuna de Tirúa, no alcanzando a ver cuántas personas eran, pero estima que eran de 15 a 20. En su caso, indicó que los sujetos le atraparon “altiro” y que se lo llevaron hasta un rincón. Indicó, que estaba sentado en la casa de Santos Jorquera, donde él mantiene la chicha, sentado a la sombra, y que ellos, en alusión a los sujetos, llegaron todos encapuchados y armados, pudiendo ver solo los ojos, agregando que andaban también con una escopeta de dos cañones, pero que no sabe si será una “metralleta”. Añadió que amenazaron a don Santos Jorquera, de que tenía que entregar la escopeta que manejaba, no lo dejaron moverse para ningún lado y los amenazaban con las armas que llevaban, de que no tenía que moverse nadie. Estaba, con un acompañante que le acompañó a buscar chicha. Mas adelante en su relato, señaló que el resto de los sujetos siguió trajinando la casa de Santos Jorquera, metiéndose en toda la casa y llevándose dos escopetas y cuatro celulares que estaban en una pieza. También mencionó el testigo que le dijeron a Santos Jorquera que debía irse del sector, porque él era un huinca que no podía estar en el sector, que le daban solamente una semana y que si no, lo iban a matar y le iban a quemar con casa y todo. En cuanto a la amenaza que recibió, indicó al Tribunal, que en su caso fue apuntado por dos sujetos, desde una distancia no más allá de un metro. Por último, mencionó dos agresiones que ha sufrido, la primera 01 de noviembre de ese año, donde sostuvo que el Nino Llanquileo, le pegó un botellazo en la cabeza, que provocó que despertara solamente en el Hospital, habiéndole pegado por ser un “sapo” de Santos Jorquera. También refirió que ocho días antes de prestar su declaración dos sujetos que identifica como Lalo Antilao, y Catril le pegaron nuevamente, porque ser “sapo” de Santos Jorquera, resultando con varias lesiones, 197 encontrándose actualmente con tratamiento en la ciudad de Concepción, ya que tendría fracturada su nariz. También se tuvo la oportunidad de escuchar al testigo con reserva de identidad N° 8, quien luego de aclarar que no es testigo de nadie, afirmó que ese día estuvieron sembrando papas con un amigo en la casa de Santos Jorquera, y que luego de la hora de almuerzo, llegó un grupo de sujetos hasta dicho lugar. Afirmó, que llegó un grupo de sujetos, de los cuales no conoció a ninguno, los que venían encapuchados, y se les veían solo los ojos. Estas personas llegaron con armas, con escopetas y los que no, utilizaban palos. Llegaron al lugar, en donde refiere que le pidieron las armas a don Santos, y éste les dijo que tenía una escopeta y que la tenía inscrita. Sostuvo que estos sujetos eran en total como unas diez personas, pero que no las contó ya que estaba un poco mareado con la chicha. Sostuvo también que los sujetos ingresaron a la casa en donde tenía la escopeta don Santos Jorquera, y que se la sacaron. Además según el testigo, le amenazaron y le dijeron que tenía que salirse de la casa, que debía irse el “viejo de mierda”, y que le daban una semana de plazo, o si no volverían al lugar. En referencia a agresiones sufridas, afirmó que fueron a su casa en la noche a quebrarle una ventana, pero que estaba acostado, por lo que solo escuchó y se quedó callado, ya que estaba solo. Además refirió que lo habían amenazado de matarlo, porque dicen que ellos son testigos de Santos Jorquera, y que por eso “le tienen mala”, señalando que él solo declaró lo que vio. Por último, se escuchó la declaración del testigo con reserva de identidad N° 9, quien señaló que el 15 de octubre de 2008, estuvieron sembrando papas, y que fueron a la casa de don Santos Jorquera después que terminaron de sembrar, como a las tres de la tarde, cuando llegaron entre diez a trece personas, armadas con escopetas. Sostuvo que esto ocurrió en el sector de Choque, comuna de Tirúa, donde fueron aproximadamente doce a trece personas hasta el lugar, personas que llegaron por donde tiene el camino don Santos Jorquera, de a pie y dijo que la mayoría de las personas andaban con escopetas. Afirmó, que ellos estaban en esos momentos, en donde atiende don Santos, que es una bodeguita, todos sentados, afuera de la aludida bodeguita, hasta donde llegaron tres personas, que lo amenazaron con una escopeta a don Santos, diciéndole que tenía que retirarse 198 luego, y que si no le iban a quemar la casa, con él adentro, y que después efectuaron un disparo adentro de la bodega, en donde hace la chicha. En referencia a los sujetos, sostuvo que no les vio la cara porque iban tapados, por lo que se les veían los puros ojos. Se tapaban con un gorro pasamontañas, todas andaban así. Agregó que los sujetos sacaron dos escopetas, se imagina que desde adentro de los dormitorios ya que él no sabe en donde estaban, y que también le sacaron un celular, al parecer del hijo de don Santos, señalando finalmente que todo esto duró alrededor de 25 a 30 minutos. 37º: Que también se tendrá en consideración la versión de quienes contextualizan estos hechos, al hacer referencia a lo sucedido ese mismo día en horas de la mañana. Es así que en primer lugar se tendrá presente la declaración del carabinero Carlos Vera Fuentes, quien señaló que trabaja actualmente en la Tenencia de Tirúa, y que lleva cinco años en Carabineros. En alusión al día 15 de octubre de 2008, señaló que alrededor de las 11 de la mañana se dirigieron al sector de Choque a unos 35 km de Tirúa, a cumplir una orden judicial del Juzgado de Familia, correspondiente al ciudadano Segundo Ñeguey Ñeguey. El jefe de la patrulla era el Cabo Fernández, e iban a bordo del Z 3791, que es un carro policial del tipo camioneta. Ingresaron al sector de Choque con el objeto de dar con esa persona, posteriormente se encontraron con unas personas haciendo unos trabajos de papas. Como no conocían a esa persona, les consultaron y ellos les dijeron que más adentro la encontrarían, no dando con la misma, razón por la cual se dirigieron a la casa de José Santos Jorquera, quien vive en el mismo sector de Choque, desde hace años, donde les mencionó que se habían pasado del domicilio del señor Ñeguey Ñeguey. Agregó, que luego de salir del domicilio de este individuo, al salir de una curva se percataron que estaba cortado el camino, a unos 400 metros de la casa de Santos Jorquera. El sector es amplio, con camino de ripio, con muchos árboles a su alrededor. Precisó que el camino estaba cortado con ramas y un tronco y cuando divisan esta situación sorpresivamente aparecen tres personas desconocidas a rostro descubierto, las que empiezan a dispararles con escopetas de cañon largo, indicando que las tres estaban armadas y que les disparaban directamente de frente. 199 Señaló que ellos andaban trayendo una escopeta antimotines en el vehículo, además del revólver que porta 6 tiros. Cuando empiezan a dispararles, ellos retroceden y se percatan de que hay más gente en el sector, saliendo de los lados del camino, y también comienzan con disparos, por lo que buscan un lugar en donde parapetarse. La gente salía del lado izquierdo, aproximadamente unas ochos personas, todos armados. Retrocedieron hasta un camino de acceso lateral, que llega a la casa de Santos Jorquera y en ese lugar, como lo hacía de conductor, fue y atravesó el carro policial, para de ese modo parapetarse por los disparos que les estaban llegando, descendiendo del vehículo, ubicándose detrás del carro policial, para que les sirviera de escudo. Añadió que una vez que se ubicaron detrás de la camioneta recibieron disparos de ambos lados, por lo que bajaron los cuatro, y comenzaron a repeler el ataque, lo que significa que también efectuaron disparos para disolver a los sujetos. Todo esto duró como media hora, en su caso andaba trayendo seis tiros de revolver, los otros andaban trayendo 15 tiros de escopeta. La totalidad de la munición fue consumida, por lo que ingresaron al carro y retrocedieron hasta el domicilio de don Santos Jorquera. Estaban repeliendo el ataque, cuando entonces siente un disparo, y le cae un perdigón en la frente y en el cuello, por los cuales le constataron lesiones leves. Llegaron hasta el cruce Boyeco, que es la entrada hacia la casa de Santos Jorquera, en donde se encontraron con el Capitán señor Sáez, quién también venía saliendo del domicilio, a quien le manifiestan que estaban siendo atacados. El Capitán andaba con un Sargento, no recuerda su nombre, en esos momentos al Capitán también le llega un perdigón en la frente. Agregó que había por lo menos unos 50 metros hasta la casa, y que una vez que llega a la casa de Santos Jorquera se dispersaron para poder defenderse. Empezaron a pedir cooperación, para salir del lugar, y contactaron el GOPE y a Carabineros de Tirúa. Transcurrió aproximadamente media hora entre que se comunicaron y llegaron los Carabineros al lugar. En la casa de Santos Jorquera, como no tenían munición, el Capitán Sáez pide una escopeta, esperando que llegaran más de estas personas desconocidas, por el temor de que les siguieran disparando. Se quedaron esperando en el lugar hasta que llegara cooperación, la que llegó posteriormente, escuchando que se sentían gritos y trutrucas, y al momento de llegar los demás Carabineros, era posible escuchar más disparos. También se pudo escuchar la versión del carabinero Cristián Rodríguez Olave, quien señaló que ese día fueron a la casa de Santos Jorquera, para saber 200 donde vivía don Segundo Ñeguey Ñeguey, y que éste les dijo que quedaba cerca del cruce de la escuela de Puerto Choque. Agregó que al retirarse se encontraron con el Capitán Marcelo Sáez en la casa de don Santos Jorquera y que cerca de unos 200 metros del cruce de Boyeco, se encontraron con unos arbustos que obstaculizaban el camino principal, en donde aparece una persona con su rostro cubierto y con una escopeta, quien efectúa disparos contra el vehículo, por lo que comienza a retroceder. Aparecen entonces más personas, todas con sus rostros encapuchados. Sostuvo que no tenían otra vía de escape, solo el lago o el domicilio del señor Santos Jorquera, pero no querían ir al domicilio de este señor. Precisó que eran alrededor de doce o quince personas, por lo que ocupó la escopeta antimotines. Añadió que al ver que su Cabo Fernández había sido herido en el cuello y en la mano, decidieron ir al domicilio de Santos Jorquera para refugiarse, agregando más adelante que después llegó el GOPE y Fuerzas Especiales, con quienes se retiraron hacia Cañete. Señaló también que en una primera instancia vio a una persona, luego vio unas seis y después eran unas doce a quince. Todos encapuchados, y con ropa oscura y vio dos escopetas, pero igual se escucharon hartos disparos, recibiendo el vehículo más de ocho disparos. Alcanzaron a retroceder unos 300 metros, cuando descendieron del vehículo. Les disparaban los sujetos desde unos 15 metros. Ellos portaban su armamento de servicio que es un revólver Taurus calibre .38 de seis tiros, y además una escopeta con 22 cartuchos antimotines. Se usó en primera instancia la escopeta, disparando 15 tiros. El Cabo Fernández resultó herido en el cuello y mano por los perdigones. Decidieron entonces irse al domicilio del señor Santos Jorquera, donde vuelven a encontrarse con el Capitán Sáez, quien andaban en una camioneta Nissan Terrano de color rojo. Siguieron retrocediendo hasta el domicilio, llegando los sujetos hasta la entrada en donde hay un letrero que dice Santos Jorquera. Finalmente sostuvo que en el domicilio se dispuso resguardar el perímetro, quedándose él en la entrada por si venia alguien, pero que no llegó nadie, manteniéndose de todas formas parapetado en la entrada. Además declaró en este juicio, el carabinero Marco Fernández González, quien señaló que trabajó por dos años en la Tenencia de Tirúa. En referencia al día 15 de octubre de 2008, señaló que andaba en el sector de Puerto Choque con 201 unos colegas de Tirúa, cumpliendo unas órdenes judiciales, específicamente de un ciudadano de apellido Ñeguey Ñeguey. Añadió que para tal efecto, concurrieron hasta la casa de un señor de nombre Santos Jorquera para consultar el domicilio de esta persona y que al retirarse del lugar, sienten como una trutruca y encontrándose a unos 300 metros de la casa, con una barricada, que eran árboles atravesados en la ruta, que era de cemento, de dos vías, ambas obstaculizadas. En ese momento vio a una persona que se encontraba junto a un árbol, y que se escondió hacia el lado derecho. Al conductor le dijo que se detuviera y que no avanzara. En los momentos en que se detiene, aparecen dos personas desde los lados, con armas de fuego, tipo escopetas, y empiezan a dispararles hacia el carro, sintiendo como caían los perdigones, en el parabrisas, y en la parte del capot, por lo que comienzan a retroceder hacia atrás, continuando estas personas avanzando hacia el carro disparando, e incluso toma uno de ellos posición de tiro de rodillas, que es una pierna apegada al suelo, y la otra se utiliza para apoyar el arma. Agregó que cada vez que retrocedían, estas personas avanzaban, casi en el cruce al llegar donde Santos Jorquera, deciden enfrentarlos. No querían perjudicarlo porque esa persona vive en el sector, la idea no era llegar hasta allá. Lo que hacen entonces es atravesar el carro y parapetarse. La munición de la escopeta antimotines se les terminó completa, pero después aparecieron más personas por ambos lados. Aproximadamente eran unas doce personas, todas armadas con escopeta. Ellos usaban la antimotines y el revólver calibre .38. El ataque duró de unos diez a quince minutos. Indicó que se vieron tan acorralados por la cantidad de gente, que al final debieron retirarse hacia el domicilio de este caballero, en referencia a Santos Jorquera, en donde se parapetaron. En el domicilio se amplió el perímetro, para ver la posibilidad de que no ingresaran. En ese instante se les acercó el Capitán Sáez, el que como no andaba con implementos de seguridad, le llegó un perdigón resultando también lesionado. Como el camino tiene matorrales por ambos lados, cuando tenía el carro atravesado, fue sorprendido por un escopetazo que le llega del costado derecho, y siente el rebote y le lesionan el cuello y las manos. Los perdigones le sacaron los pedazos de cuero desde el cuello. El Capitán Sáez resultó sangrando de la cabeza. Al llegar a la casa de Santos se parapetan todos juntos, y los otros funcionarios que si tenían tiros, se repartieron entonces la munición que quedaba. 202 Finalmente señaló también que en el lugar estuvieron de 10 a 15 minutos. Después llegó la cooperación del GOPE, y de Fuerzas Especiales, por lo que salieron del lugar. Luego revisaron el carro, constatando disparos en la parte del calabozo e incluso le sacaron unos perdigones ya que estaba lleno de ellos. Por último se ha tenido en consideración lo manifestado por el Capitán de Carabineros Marcelo Sáez Rebolledo, quien en referencia con este hecho en particular sostuvo que el día 15 de octubre de 2008, le correspondió recorrer el sector, en atención a la existencia de medidas de protección en la zona, ya que existían empresas forestales que eran impedidas de realizar sus faenas, a través de atentados. Agregó que el no tenía una relación de amistad con José Santos Jorquera, pero que su actuación se enmarca dentro del marco preventivo y de integración, y para conocer ambiente que se vivía en el sector. Por ello es que concurrió al domicilio de este señor, llegando aproximadamente a las 12.00 del día. En ese lugar sostuvo una entrevista con la persona, precisando más adelante en su declaración que llegó al lugar un carro de Tirúa con cuatro funcionarios para dar cumplimiento a una orden del Juzgado de Familia de Cañete. Ellos se entrevistaron con el señor Jorquera y luego se dirigieron donde vivía la persona. Añadió que después de unos cinco minutos comienza una balacera, por lo que le dice a su personal que embarquen para ver lo que sucedía. Suben al carro policial, siguiendo el trayecto en donde puede percatarse que el furgón policial estaba siendo atacado con armas de fuego del tipo escopeta, y que el carro venía retrocediendo, observando que las personas estaban a unos cincuenta o sesenta metros del carro. La capacidad de fuego era incesante, por lo que divisó, era más de un arma de fuego, y vio a unos seis sujetos. Ingresó entonces al camping y colocaron los vehículos para parapetarse, y ellos, refiriéndose a los sujetos, comenzaron a rodearles. Los sujetos disparaban ayudándose por el bosque que existía en el lugar, y aprovechando además que existe un desnivel en la parte de arriba. Agregó que la distancia comenzaron a acortarla, llegando a unos 40 metros. Estaban disparando de una altura de unos diez metros. Producto de un disparo resultó lesionado en la frente. El funcionario que estaba a cargo de la otra patrulla resultó lesionado en una mejilla y en una oreja, por lo que procedieron a emplear sus armas de servicio para repeler el ataque, siendo las armas escopetas antimotines, pistolas calibre 9 mm, y revólveres calibre .38. Se emplearon en ese 203 orden por un tema de racionalidad en el uso de las armas, su objetivo nunca es lesionar gravemente una persona. Cuando se les acabó la munición de goma empiezan a emplear las otras armas, usando su pistola Fiscal, en aproximadamente unas seis veces, y el otro personal empleó sus revólveres. Encontrándose lesionados y rodeados, procedieron a ingresar hasta la propiedad del señor Jorquera, donde los sujetos continuaron acercándose y ellos entonces, se parapetaron en unos castillos de madera. Afirmó que no uso otro armamento, pero que si tuvo a mano otra arma, que eran dos escopetas, que tenía don Santos Jorquera, las que le solicitó y mantuvo en su poder, por la eventualidad de que estas personas llegase a su domicilio, como una reserva por si se quedase sin municiones. Indicó que cuando se percató que Carabineros estaba siendo atacado, pidió refuerzos a Tirúa y que en esos momentos, cuando ya estaba en los castillos de madera, supo que llegaba personal de Tirúa, de Labranza y además del GOPE lo que les permitió retirarse del lugar por el mismo camino. 38º: Que los dichos de los testigos antes mencionados aparecen corroborados por las fotografías contenidas en el informe pericial fotográfico N° 729 del Laboratorio de Criminalística Regional, que fuera tomadas, y debidamente referidas y explicadas por la perito Ernestina Genoveva Concha Diaz, en donde entre otras cosas fue posible apreciar la propiedad en su extensión, los galpones, el afiche que fue objeto de un disparo, con su respectivo acercamiento, la distribución de las cabañas situadas al interior del camping, la bodega, los lugares de donde se sacan las escopetas, el lugar en donde la víctima tenía uno de los celulares, las pipas quebradas y el lugar en donde los testigos se encontraban tomando chicha. Así también se contó con las fotografías tomadas por el perito Rodrigo Figueroa Olivares, quien participó en la reconstitución de escena de estos hechos a partir de los dichos tanto de la víctima, como de uno de los testigos con reserva de identidad, refiriendo y explicando las fotografías contenidas en su informe pericial fotográfico N° 751, del Laboratorio de Criminalística Regional donde se recrean los distintos momentos que fueron referidos por aquellos en su declaración, entre los cuales se destaca, la presencia de sujetos armados con escopetas y palos, los disparos que éstos efectúan, y los lugares en que ello ocurre, la sustracción de las especies, entre ellas las escopetas, y el posterior retiro de los individuos. 204 Corroboran también lo anterior, los dichos del perito René Espíndola Lizana, quien se constituyó en el domicilio de la víctima, manifestando que tenía conocimiento de disparos en el lugar, reconociendo indicios de un disparo de escopeta en la parte superior de un galpón donde había una propaganda electoral, el disparo estaba impreso en el rostro de una foto. Se encontró una dispersión de aproximadamente 27 cm, y en la parte inferior, un orificio de 8 x 5, en donde encontró un taco transparente, el que procedió a extraer previa fijación planimétrica. Así, también señaló que la dispersión daba cuenta de trayectoria ascendente, o sea que por la distribución del as de perdigones el disparo era de tipo ascendente, pudiendo establecer por el taco encontrado que correspondía a un cartucho de calibre 12 milímetros. Haciendo mención del procedimiento respecto a cómo se desenvuelve un disparo en una escopeta, señala que dentro del cartucho está la pólvora, y separando la pólvora de los perdigones, existe una pieza de plástico que se denomina taco. Ambos salen expulsados en el disparo y a cierta distancia, puede quedar al interior del lugar donde impacta. En este caso era madera de pino que no ofreció mucha resistencia, dada la cercanía en que estaba, quedando incrustado, estimando por ende el disparo desde una distancia de 8 metros. Reconoce asimismo, una fotografía contenida en el informe pericial balístico N° 163, del Laboratorio de Criminalística Regional, la que corresponde a un taco que levantó en el lugar, describiendo que la parte inferior es lo que va hacia la pólvora y que en la copa del taco van los perdigones. También describe el set de 5 fotografías contenido en el informe pericial fotográfico, dentro de las cuales destacan las imágenes del galpón y de la propaganda electoral, en donde nota la destrucción que tiene en la nariz, que es el lugar central del impacto, como también es posible observar el haz de perdigones de 27 cm. En cuanto a los hechos signados con la letra A.2. 39º: Que en lo referido a la existencia del delito de Homicidio Frustrado en contra del Fiscal Adjunto Mario Elgueta Salinas y las lesiones en contra de los efectivos de la Policía de Investigaciones que le acompañaban, se ha tenido en consideración en primer término lo afirmado por las propias víctimas. En ese sentido, cabe referir los dichos de la víctima don Mario Elgueta Salinas, quien hace una larga y detallada referencia a las diligencias que debió realizar con motivo de la investigación por numerosos delitos de robo y hurto de 205 madera ocurridos en la zona, como también de incendio, para luego referirse a los hechos del día 15 de octubre de 2008, donde señaló que ese día, se encontraba desarrollando sus funciones propias, trasladándose desde la ciudad de Concepción hasta Cañete, con otros dos funcionarios de la Policía de Investigaciones. Ese día se había mandado a blindar los vidrios del vehículo de Investigaciones y como había diligencias que realizar de tipo administrativo debieron trasladarse en una camioneta de la Fiscalía de color blanco que es arrendada. Añadió que se trasladaron hasta Labranza, no recuerda si fueron con un perito o si lo encontraron en el lugar, pero se realizaron fijaciones fotográficas. Se le pidió al personal de Carabineros que estaban dentro de labranza, que le exhibieran los libros de constancia respecto de los últimos ataques recibidos en el campamento. Le dijeron que no estaban los registros, por lo que se trasladaron al sector urbano de Cañete a requerir los antecedentes que les faltaban, donde también les dijeron que no estaban los registros, ya que estaban en Labranza, que había un error, por lo que se trasladaron nuevamente hasta dicho lugar. Indicó que se enteraron en la tarde del ataque a un vehículo policial en la comuna de Tirúa, ataque que afectó a un vehículo de la Tenencia de Tirúa, que terminó con dos funcionarios lesionados. La información de este hecho fue inicial, no era información que se obtuviera con facilidad. Se enteraron también de la ocurrencia de un segundo hecho, que es el ataque de este mismo grupo ya no a los funcionarios policiales, sino que también a un vehículo comandado por el Capitán Sáez de la prefectura de Arauco que llegó a prestar ayuda en donde terminó lesionado el Capitán en la frente con un perdigón Continuaron con las diligencias, y mientras se encontraba en el sector de Labranza, recibe un llamado de un funcionario de Carabineros de Cañete, quien estaba con una persona llamada Marcelo Jorquera, que era un familiar de Santos Jorquera. Precisó en este punto, que los hechos anteriores habían ocurrido prácticamente en la puerta de la casa de José Santos Jorquera, el funcionario policial, que era de apellido Sanzana, le dijo que esta persona se le acercó porque su tío en el sector de Puerto Choque había sido atacado, por eso pide hablar con este joven, pero por la exaltación era poco lo que se le entendía. Agregó que este joven le dijo que al domicilio de Santos Jorquera, había ingresado un grupo de encapuchados, que habían atacado este domicilio con armas de fuego, que incluso les habían pegado “por ser ayudistas de los pacos”, y que si no se retiraban del domicilio, iban a volver y les iban a quemar la casa. 206 Añadió que lo conocía a don Santos Jorquera, y también a su señora, porque en más de una oportunidad había estado en su domicilio por algunas diligencias que debió realizar en la zona. Lo conocía como alguien más del sector de Choque que vivía con sus dos hijos, “Nela” y “Chalo”. Precisó que a él, su camping le llamaba la atención, dado que tenía árboles de todo tipo, cuando le mencionan el llamado telefónico, inevitablemente vino a su memoria el incidente de Ranquilhue del año 2005, el cual le afectó profundamente como Fiscal, ya que recuerda perfectamente cuando habló con los testigos, y llegó al lugar, ya que llegó como media hora después que se inició el fuego, donde entrevistó a las víctimas, habiendo sido impactante que se haya encendido fuego con las personas adentro. La única razón por la que se salvaron fue porque se escuchó que se quebró un vidrio por el dueño de casa, y por lo mismo, la amenaza a don Santos Jorquera en su opinión era real y evidente, imposible no considerarla como seria. Agregó que tomó contacto con el Coronel Goldberg, Prefecto de Arauco, hablando de la necesidad de actuar de manera rápida, dando inmediata protección a las víctimas de ese delito, y que la primera prioridad era sacarlos del lugar. Al comunicarse con el Coronel, habló con él, quien le dijo que el tema era complejo, que le devolvería el llamado para ver que se podía hacer y que esperara por unos 15 minutos. Esperó 30 minutos, y lo llamó nuevamente, donde le insistió sobre la necesidad de dar protección a las víctimas, ya eran aproximadamente las 20.00 horas. Le dice que sí va a concurrir al lugar y él les dice, que iría también ya que estaba en el predio Labranza, diciéndole que se juntarían a determinada hora. Indicó que el problema que hubo es que el Coronel le representó el riesgo de concurrir al lugar por los sucesos de la mañana. No hubo ningún otro inconveniente. Hubo dos llamados telefónicos en los que conversó con el coronel Goldberg, con quien hasta ese momento tenía muy buena relación. En cuanto a su concurrencia al lugar de los hechos, sostuvo que lo hizo por varias razones, pero primero porque es Fiscal del Ministerio Público, y le corresponde constituirse en lugares donde ha ocurrido un delito, y verificar en terreno la ocurrencia del hecho. Además conocía personalmente a la familia de Santos Jorquera, a quien definió como “un viejito porfiado”, por lo que si iban los Carabineros solos, no lo iban a sacar del lugar, así que le pareció responsable y recomendable asegurar por todos los medios posibles, sacar a dichas personas del lugar, pero se equivocó porque Santos Jorquera cuando llegó al lugar no pudo sacarlo, e incluso 207 rechazo la protección de Carabineros pero pese a eso, dispuso de todas maneras una protección permanente del domicilio. Se acordaron de juntar a las nueve de la noche en el lugar de los hechos. Afirmó que cuando deciden salir, se dieron la vuelta hacia la carretera. Ese lugar es como una ladera grande, la ruta P 70 está hacia el mar. Salieron hacia la ruta y entraron por el cruce de San Ramón y por ese camino entraron a Puerto Choque, y cuando ingresaron a ese camino, como a un kilómetro de la casa de Santos Jorquera encontraron troncos sobre la carretera y como sabían de los incidentes de la mañana y el de las tres de la tarde que iban a ir a investigar, por seguridad decidieron no seguir más adelante. En ese momento se encontraba conduciendo la camioneta, e iba de copiloto el Comisario López, y atrás el Sub Comisario Ogueda, y el Sub Comisario Oyarce, con el detective Rojas. Iba conduciendo porque iban en la camioneta de cargo del Ministerio Público. Explicando las razones para conducir dicho vehículo, señaló que cuando transitan en un vehículo del Ministerio Público, debe hacerlo alguien autorizado por el organismo. Afirmó que en este caso, era el único habilitado para conducir. Llegaron cerca del término del camino y encontraron esta barricada con palos ya apagados, y como sabían de los incidentes de la mañana no sabía, si los palos eran de la mañana o eran para ellos, por lo que los funcionarios le sugirieron retirarse a un lugar seguro. Se retiraron hasta un cruce, en donde está el Cerro El Flojo. Los funcionarios Ogueda y Oyarce se van a los extremos del camino, se cubren y se quedan vigilando, y los tres restantes se fueron a la parte de atrás de la camioneta, y él encendió un cigarro, donde el Comisario López le recriminó, ya que esa noche era de oscuridad absoluta. Eran como las 10 de la noche, y escucharon voces al otro lado del camino. Después vieron las luces de los cigarros, ya que estas personas estaban fumando y no entendió lo que decían. Luego esas voces desaparecieron, escuchando un disparo, no sabiendo si era un incidente. Escuchó también ruidos de motosierras, pero que no identificaron de donde venían. Luego, como a las 10.30 de la noche, escuchó el ruido del Mowag de Carabineros, por lo que sabía que venía el contingente, apareciendo por el camino principal, y de inmediato se intercala en la misma caravana. Nadie le dijo nada, por lo que estima que lo reconocieron y continuaron en avance hasta la casa de Santos Jorquera. Todos eran vehículos institucionales, salvo el vehículo de la SIP que era una camioneta roja de doble cabina. Llegan a la casa de Santos Jorquera, y ahí se dio cuenta de que era un grupo numeroso, contando más de 208 trece vehículos. Dos se quedaron arriba, porque la casa de Santos Jorquera está en una bajada. Llegan a la casa de esta persona, los funcionarios policiales copan el perímetro, ingresa a la cocina de él, se sienta con el afectado, junto a un par de funcionarios de Investigaciones, en donde esta persona les relata lo sucedido, que fue que aproximadamente a las 03.00 de la tarde luego del hecho ocurrido con Carabineros, ingresó un grupo de más de diez o doce encapuchados con escopeta, amenazándolos a él, su señora y su hija, por ser “ayudista de los pacos”, y luego de amenazarlos con la escopeta e intimidarles de que les dispararían, realizan varios disparos al interior del predio. Todo este lugar forma una sola casa, registrando los sujetos la casa entera, porque andaban en búsqueda de escopetas exigiéndole la entrega de ellas. En el registro sustraen también varios teléfonos celulares incluyendo el de José Santos Jorquera. Cuando hacían las amenazas realizan varios disparos, al aire algunos, y otro a la propiedad. Había un letrero en el galpón, de un candidato el que tenía un tremendo forado. En una bodega con herramientas de 25 o 30 metros cuadrados que tenía herramientas, habían golpeado con un hacha los barriles. Las paredes también. Al preguntarle si reconoció las personas que habían ingresado, le dice que había reconocido a varios, y obviamente que preguntó que como, contestándole que había reconocido al tal Ramoncito, refiriéndose a Ramón Llanquileo Pilquiman y a los Parra, refiriéndose a César y Nolberto Parra. Indicó que le pregunta cómo y le dice que a Ramoncito lo conocía desde que era “así” y a los Parra porque andaban con la ropa de todos los días y viven en el lugar a poca distancia. Conocía al padre de Ramón Llanquileo, de quien se refería como una persona que conocía desde hace mucho tiempo. Además que don José Santos Jorquera vivía hace más de 35 o 40 años en el lugar, y precisamente porque había una relación de cercanía, conocía al papa de Ramón Llanquileo. Además Santos Jorquera trabajaba con la gente del sector. En opinión de este testigo, otro motivo de las amenazas, era porque este señor no ocultaba su preferencia política por el gobierno del General Pinochet, lo que generaba anticuerpos en la gente del sector. Recuerda que el año 2007 se le hizo una “funa”, y en esa oportunidad un grupo de personas llegaron con banderas, y le tiraron panfletos, pero este caso es distinto ya que fue un ataque en que se le exigía a Santos Jorquera que se retirara del lugar por ser un huinca ladrón. Las amenazas eran retírense o vamos a venir a quemar todo en una semana, con ellos adentro, esto porque ese lugar tenía interés e importancia turística. 209 Señaló en alusión al estado de la víctima, que Santos Jorquera era alto físicamente, y muy duro de temperamento, pero se le trababa la lengua para hablar. Estaba asustado y muy exaltado, la señora estaba con un ataque de asma, y no encontraba su inhalado, la hija solo lloraba y estaba súper complicada, les mostraba los lugares donde ocurrieron los hechos. En cuanto al hijo “Chalo”, señaló que estaba también al momento del incidente, es una persona de unos 40 años, de campo, tremendamente sencillo y con un vocabulario muy básico, estaba en una chacra aledaña a la casa, viendo cuando las personas estaban ingresando, se da cuenta de que vienen estos sujetos y fue él quien entonces llamó por teléfono a su sobrino a Cañete. En el lugar había más personas, ya que Santos Jorquera tenía trabajos agrícolas, los que realizaba con gente del mismo lugar, que eran de la etnia mapuche. Ellos estaban cuando ingresan estas personas, en la parte que se denomina la chichería. Dentro de las acciones que desarrollan estas personas y los daños que causan en el recinto, está el hecho de botar de la mano el jarro de chicha, a uno de ellos Afirmó, que dispuso la protección permanente del recinto porque Santos Jorquera no se iba a retirar del lugar. En el lugar entonces se quedó uno o dos vehículos policiales. Recuerda que eran más de cuatro funcionarios y que uno de ellos ya estaba parapetado. Siendo las 11.30 de la noche, le dijo al Mayor Avila que estaba a cargo del contingente de Carabineros, que se retiraran del lugar y habló con el Comisario López para disponer la presencia de funcionarios del Laboratorio de Criminalística de Investigaciones al día siguiente. Sale en primer lugar el carro Mowag y ellos inmediatamente. Le adelanta en la subida un vehículo institucional, un carro del GOPE, avanzaron algunos metros, siendo el avance extremadamente lento, porque el blindado no andaba mas allá de 30 o 40 kilómetros por hora, en subida, salen al camino público y luego de dos o tres minutos de avance, enfilan hacia Cañete. La idea era llegar después a Concepción, cuando avanzaron un poco más de un kilómetro, siempre en una subida dan a una curva como de 90 grados e inician una subida que queda al costado del Cerro El Flojo y del cementerio de Puerto Choque que no es tan pronunciada. Es un camino de cemento, muy estrecho, con dos pistas, no hay berma, y en la parte superior donde ya bordea el cementerio, hay un pequeño montículo. Llegaron al sector del cementerio y el Mowag entonces se detiene, se enfocan árboles de pino en el camino, que no estaban dos horas antes, obviamente que algo no estaba bien, el Mowag trata de romper la barricada y avanzar, cuando llegan al lugar, y ven estos dos pinos enormes, y en el mismo camino en el mismo sentido que ellos, había una camioneta o camión tres 210 cuartos, que tenía en la parte posterior unas banderas de propaganda política, que estaba estacionado en forma contraria al camino. Por lo tanto, el Mowag trata de avanzar y no puede flanquear esa barrera, descendiendo entonces los funcionarios del GOPE. Agregó que cuando ven los árboles, los funcionarios de la Policía de Investigaciones, de inmediato sacaron sus armas de servicio. La situación era compleja, cuando se bajan los del GOPE, le dice a su acompañante, Comisario parece que nos van a disparar, y en eso ve a un costado suyo un fogonazo. La luz del disparo de una escopeta, estaba con chaleco antibalas, se tira hacia abajo, y el vidrio estalla. Y el olor a pólvora dentro de la camioneta era impresionante, escuchando una serie de disparos más. Está seguro de que ingresaban los perdigones, porque los sentía en el asiento, estaba enterrado en ese momento, agachado, cuando logra reconstituirse, inconscientemente abre la puerta del chofer, y trata de bajar por ahí, en circunstancias que los disparos eran por ahí mismo, y cuando iba a bajarse siente el último disparo que le cerró la puerta. Luego, indicó que cuando se cubrió, siente un calor en la mano, el Comisario López ya se encontraba abajo del vehículo. Sentía el olor a pólvora y el quejido de los funcionarios que estaban detrás de él, precisando que si hubiera seguido erguido le llegan los disparos, pero pasaron para atrás y le quebraron la mano al detective Rojas, le destrozó el brazo a Ogueda, y a Oyarce también le quebró las manos. El Comisario López estaba abajo de la camioneta y se puso a disparar con su pistola. Oyarce daba ráfagas hacia arriba. El Comisario López entonces le toma fuerte y lo saca hacia fuera, ya que quedó atrapado del chaleco antibalas, y se coloca debajo de la camioneta. Jorge Ogueda estaba súper mal, junto con Rojas, no veía nada porque no había luz, pero la sangre huele y la pólvora huele, y había sangre que salpicaba al pisar. Sintieron que el vidrio de la parte de atrás del copiloto también estalló, y no sabe si le disparaban también desde el otro lado. Sintió disparos y gritos de ese lado pero no tenía certeza, comenzando entonces a disparar hacia el bosque el funcionario Jorge Ogueda, en tanto que Rojas no podía manipular su arma, por lo que se fueron a la parte de atrás. Afirmó, que luego de varios disparos había un caos absoluto. Sentía disparos y se veían bengalas, además de la luna que estaba saliendo, y que estaba detrás de las personas que estaban disparando, pudiendo ver perfectamente a tres personas que se movían. Luego del ataque, la parte más brutal que debe haber durado un minuto o un minuto y medio, siguieron los disparos de forma intermitente. Lo único que sentía era el vehículo suyo, ya que 211 perdió la conexión con los otros vehículos, no tenía idea, de lo que estaba pasando, pero cuando pasaron diez a doce minutos, cesaron los disparos, los que ya se sentían más lejos. Luego de eso, lograron incorporarse, siendo la preocupación de los Carabineros y de los detectives sacarlo a él inmediatamente del lugar. Se subieron de nuevo a la camioneta, y Carabineros abrió el paso, de nuevo se fue él como chofer, saliendo muy rápido con una patrulla delante y llegaron a Cañete como una media hora después. Trataban de contar chistes para mantener despierto a Jorge Ogueda. En el Hospital estaban esperando con una camilla y una ambulancia, se bajan Oyarce y Ogueda. A él por su parte, lo ingresan para constatar lesiones, encontrándole perdigones en su mano, con un diagnóstico de lesiones de carácter leve. Las lesiones asimismo eran graves respecto de Ogueda y Oyarce, y gravísimas respecto de Rojas, ya que perdió la movilidad de gran parte de la mano. A continuación, describió la posición que llevaban dentro de la camioneta, señalando que el señor López iba a su lado, Ogueda estaba detrás de López, Rojas al medio atrás, y que detrás de él estaba Oyarce. En referencia a la forma de defenderse, señaló que Oyarce disparaba con la subametralladora hacia el cerro y lo mismo hacía López, mientras que Ogueda disparaba en sentido inverso. Asimismo el camión que estaba en el lugar, estaba con personas que después se entera que eran residentes del sector, obviamente pensó que estaban involucrados, pero se dio cuenta que habían sido víctimas de este tema, uno de ellos era incluso un menor de edad. Sostuvo también que los sujetos, les estaban disparando y que si no se agacha le “vuelan la cabeza”, porque cuando era chico él disparaba escopetas y una escopeta a menos de diez metros puede partir a una persona por la mitad y hay que estar ahí siendo blanco de una escopeta de caza, calibre 12 milímetros, para darse cuenta que los funcionarios de la Policía de Investigaciones, lo único que tenían eran sus armas de servicios, y que si no hubieran hecho uso de ellas, “habría sido otro el que en su lugar, estaría contando todo lo sucedido”. Además se pudo escuchar la declaración de la víctima Jorge Ogueda Fuentes, quien manifestó a este Tribunal, que pertenece a Investigaciones desde hace casi 17 años, haciendo una descripción detallada de las unidades a que ha pertenecido. En lo que se refiere a lo sucedido el día 15 de octubre de 2008, en horas de la mañana, señaló que ese día en una camioneta asignada al Ministerio Público, los pasan a buscar al cuartel, ubicado en calle Carrera de la ciudad de 212 Concepción, porque ese día los carros policiales estaban siendo blindados, precisamente por el tema del conflicto. Se trasladaron hasta la Fiscalía de Cañete, a objeto de revisar las carpetas y el material relacionado con los procedimientos investigativos, luego se trasladaron al sector de Las Huellas, y al Fundo Labranza, porque necesitaban levantar información de los libros de guardia, de los ataques que se habían generado y de otros procedimientos policiales adoptados. Llegaron al campamento y se les informó que esos libros estaban en la Comisaría de Cañete, por lo que se dirigieron entonces a la Unidad Policial de Cañete, percatándose de un gran movimiento de Carabineros. Su jefe desciende e ingresa con el Fiscal a la Comisaría, se trasladan nuevamente al predio Labranza, recibiendo antecedentes de unos ataques a Carabineros en la propiedad de Santos Jorquera, en donde había en esos momentos un carro de la SIP, y hasta donde llegó un carro de la Tenencia de Tirúa que requería información de procedimientos que ellos realizaban, siendo atacados por sujetos desconocidos encapuchados, y ese ataque motivó que fueran repelidos, recibiendo un funcionario, el Capitán Sáez, un perdigón en la cabeza. Esto fue un procedimiento largo, ya debieron esperar a que el oficial a cargo fuera a prestar cooperación a la propiedad de Santos Jorquera, donde en un momento se vieron superados por la cantidad de personas y por la condición geográfica. Un Oficial de Carabineros, llega entonces al lugar, y les explica lo ocurrido y cuando se disponían a recabar la información que necesitaban, el Fiscal Elgueta recibe información de un sobrino de Santos Jorquera, quien le dijo que alrededor de quince o veinte sujetos les habían amenazado con armas de fuego, que estaban ocultos en el bosque y que necesitaban ayuda, ya que en plazo perentorio debían abandonar la comunidad. Añadió, que frente a esta situación el Fiscal Elgueta toma contacto con Carabineros y se coordina el ingreso a Puerto Choque conjuntamente con personal policial. Atendida la gravedad de los hechos, no podían exponerse a ser atacados, por ello es que se coordinó con personal de Carabineros, quedando de juntarse en el cruce de San Ramón. Esperaron un tiempo y ante la premura por prestar cooperación su jefe y el Fiscal decidieron ingresar al sector de Puerto Choque, llegando hasta pasado el cementerio, en donde está el cerro El Flojo y la escuela viendo el camino obstaculizado, con unas ramas por lo que decidieron esperar allí, hasta la llegada de Carabineros. Permanecieron pegados, adoptando todas las medidas de seguridad. Por lo que debían estar atentos. 213 Indicó que alrededor de las 22.15 horas llega personal de Carabineros encabezados por el carro Mowag el que por su sonido era imposible no escucharlo. Inmediatamente este carro procedió a mover los árboles e ingresaron al predio de Santos Jorquera, en donde el Fiscal se entrevistó con él y con su entorno familiar. Seguidamente el Fiscal, luego de efectuar el procedimiento, dispuso la permanencia de Carabineros en el lugar, y la concurrencia en el día de personal del Laboratorio de Criminalística y siendo alrededor de las 12.20 de la noche, salieron del sector, ubicándose en la tercera posición de la caravana, después del GOPE, detrás de ellos, venía una camioneta de inteligencia, desconociendo cuantos se quedaron. Avanzaron unos metros y se encontraron con unas quemas y con obstrucción en el camino, no siendo difícil moverlas para el Mowag. Habiendo ocurridos estos dos incidentes previos, se dispuso entonces tomar todas las medidas de seguridad, por ello, portaban en sus manos, sus armas de servicio, a excepción de Oyarce quien portaba una subametralladora. Explica que Oyarce venía por el costado izquierdo, al medio Rojas, y detrás de López Leiva, venía el declarante. Saliendo de la curva que los deja con vista al cementerio, doblan, avanzan unos cuantos metros y por un acto instintivito su jefe trata de abrir un poco la puerta. Se mantuvo alerta, y pudo observar que el carro Mowag se detiene, e inmediatamente lo hace la camioneta que los seguía, y entonces comienzan a dispararles desde la altura con disparos de escopeta desde el costado izquierdo. Recordó que un primer impacto golpea en el costado izquierdo, lo que les obliga a tirarse al piso, sienten un segundo impacto que ingreso en forma directa a su persona y al señor Rojas. El primer y el segundo impacto fueron casi simultáneos, de inmediato levantó sus manos para proteger su cara, no preocupándose de su cuerpo porque llevaba chaleco antibalas. Recibió entonces un impacto que le llegó de lleno en el brazo y en la mano. Simultáneamente el señor Rojas, también recibe un disparo y Oyarce por su parte, recibe otro en una de sus manos. En fracciones de segundo, cuando el Fiscal Elgueta se tira al piso, López logra jalarlo y lo tira, donde lo mantiene y toma posición de parapeto en el pilar de la puerta. Por su parte, él se tira hacia abajo y trata de sacar como pudo al señor Rojas, inclinándose para parapetarse en la rueda trasera, pudiendo observar que desde el otro costado, hubo un fogonazo por lo que efectuó tres disparos hacia la derecha. Refirió que la autoridad merecía su ayuda y su protección, por lo que observó cuando el Fiscal, en forma diagonal hacia atrás se parapeta en la rueda y 214 se corre hacia el tapabarro y luego ve una silueta de un sujeto disparando con una escopeta, y otros cuantos más hacia el costado izquierdo, por lo que entonces efectuó blanco y disparó hacia ellos. Como estaba bastante herido, procedió a meter el dedo índice de su mano en la pretina del pantalón, tenía bastante pérdida de sangre, pero estuvo de todas maneras por 10 ó 12 minutos disparando. Pudo observar por la ubicación en que estaba, que se encontraban en una situación compleja ya que eran disparos de altura, desde una distancia de no más de 7 u 8 metros desde donde ellos estaban, la ruta era encajonada, y los atacantes tenían una superioridad evidente, ya que ellos estaban heridos y solamente parapetados en un vehículo. Afirmó que por ello, su jefe también hizo uso de sus armas y Oyarce también, siendo el uso de sus armas Fiscales lo que evitó que siguieran siendo atacados, produciéndose un desplazamiento de los disparos hacia el resto de los Carabineros. Después de unos minutos, siguen hacia atrás los disparos, y desconoce si impactaron a más personas o vehículos, porque en su caso debía responder por la seguridad del él y la del Fiscal, luego que Carabineros despejó la vía con motosierras, se logró el despeje y en la misma camioneta fueron trasladados al Hospital de Cañete. Allí se les indicaron medicamentos y se les hicieron unas curaciones, siendo trasladados a continuación al Hospital Regional de Concepción, en donde permaneció en la UCI y luego al Hospital Naval de Talcahuano, en donde permaneció alrededor de un mes para extraerle parte del plomo y de las municiones. Sostuvo que producto de lo anterior, quedó con una tendinitis crónica, teniendo seis intervenciones, y atendido el daño físico de las operaciones se optó por mantener los perdigones en su cuerpo. Estuvo alrededor de dos meses con tratamiento kinésico para recuperar la movilidad. Actualmente no puede tomar pesos con la mano izquierda, no puede tomar un fusil ni tampoco un arma de peso para su trabajo, de esa hospitalización y posterior a alta, se le otorgó un año de beneficio previsional y se le dejó apto para el servicio, pero con lesiones. Se le realizan exámenes anuales para ver nivel plasmático de plomo y determinar de qué forma le origina daño el plomo en su cuerpo, ya que debe tener uno 14 perdigones en el brazo. En relación con el vehículo utilizado por el Fiscal, señaló que con normalidad este se trasladaba en una camioneta blanca marca Nissan Terrano que le tenían a él asignada. Fueron en esa, porqué sus carros policiales estaban siendo sometidos a blindaje, y consideraron que no había impedimento por las 215 labores que iban a realizar, hacerlas en esa camioneta. Los vehículos están asignados a las instituciones y por lo tanto, esa camioneta era responsabilidad del Fiscal Mario Elgueta y si la hubiera manejado otro, el sumario hubiera arrojado responsabilidad para los Oficiales. La camioneta de la SIP era una de color rojo. En la caravana recuerda que cuando ingresaron, debió haber habido fácil entre 13 a 15 vehículos. Los otros vehículos en su mayoría eran camionetas, y recuerda dos furgones móviles, un minibús, un vehículo del GOPE, y un Mowags, todos con colores institucionales, salvo el de ellos y la camioneta de la SIP. Recordó en alusión a la forma de defenderse, que Walter Oyarce llevaba la subametralladora apoyada al vidrio, lo que le daba soporte en caso de tener que usarla, empleándola en el momento mismo en que fueron atacados, en los precisos momentos que se inició el ataque, Antes del uso de la subametralladora, recordó que les hicieron dos disparos simultáneos, luego los disparos de Oyarce, y entonces viene el descenso del vehículo. Los 10 a 15 minutos que dura el ataque parten desde el hecho de la detención de la camioneta, hasta que cesan finalmente los disparos. No recuerda el número de disparos en total, pues solo recuerda los que llegaron de lleno a la camioneta y los que les llegaron a ellos, al menos él, pudo visualizar un disparo del costado derecho. Estos disparos eran desde donde estaba el vehículo del GOPE, hasta unos tres o cuatro vehículos hacia atrás. En su caso disparó en siete oportunidades para defenderse, cuando descendió disparo al costado derecho en tres oportunidades, y cuando se aseguró que estaban cubiertos, efectuó cuatro disparos hacia el costado izquierdo, siendo su arma es una pistola semiautomática convencional, con capacidad de 15 tiros, disparando solo las veces que fue necesario, no continuando porque su seguridad ya estaba resguardada y su autoridad ya estaba protegida, que era su misión, debiendo mantener su arma con munición. En cuanto al lugar de ocurrencia de los hechos, señaló que hasta donde está la propiedad de Santos Jorquera, eran unos 1.200 metros, recordando que estaba cerca del cementerio. Afirmó que se observa claramente la planificación de este hecho, por la altura, la caída del pino en el camino, todo para que el ataque fuera homicida, y eso es como fue, ya que la intención en su opinión era aniquilar al Fiscal Mario Elgueta y a los funcionarios que le acompañaban. Sostuvo que las condiciones eran favorables para los atacantes porque estaban en una zona geográfica que les favorecía sus desplazamientos, en donde tenían una cortina de arboles, y en que la altura, indudablemente da una posición ventajosa, ya si bien traían armas en las manos, estaban dentro de una camioneta, lo que les impedía 216 hacer uso de ellas, por lo estrecho del lugar. Además, los sujetos actuaron sobre seguro, por sorpresa, ya que el que está en la altura ve todo el espectro, domina todo el escenario en que está operando, en cambio él solo lograba desde abajo ver a sujetos sin rostros y que estaban en altura. No pudieron huir de lugar porque el camino, lo obstaculizaba un pino de grandes dimensiones y de hecho el Mowag intentó sacarlo, pero no le fue posible, solo se pudo sacar cuando Carabineros que portaba motosierras logró trozarlo, tampoco pudieron escapar hacia atrás, ya que los disparos se extendían hacia atrás, habiendo sido riesgoso devolverse por la misma vía, no podían retroceder, porque la maniobra para darse vuelta era muy dificultosa. En cuanto a sus lesiones, afirmó que la comisión médica determina anualmente los niveles plasmáticos de plomo en su sangre, y la tendinitis con que quedó es crónica, por los al menos 14 perdigones con que quedó en su brazo. Añadió por último en referencia a este hecho, que hubo un carabinero del GOPE que resultó con lesiones en el brazo y sus piernas, es el sargento David Quiroz y que lo recuerda porque estuvo con él hospitalizado en el Hospital Naval. Por último, se escuchó también la versión de la víctima detective Alejandro Antonio Rojas Riffo, quien expresó que se desempeña en la BICRIM de Concepción, pero que formó parte de la Fuerza de Tarea del Bío Bío, que posteriormente pasó a llamarse BIPE Concepción. En referencia, al día 15 de octubre de 2008, señaló que se dirigió junto al entonces inspector Walter Oyarce, al Fundo Labranza en cumplimiento de una orden de investigar por el delito de hurto de madera. Se dirigieron a ese campamento, el que estaba siendo custodiado por Carabineros, ya que era un lugar conflictivo por la “causa mapuche”. Durante la tarde se quedaron en el campamento y alrededor de las 18.00 horas llegó el Fiscal Mario Elgueta, acompañado por el Comisario José Luis López Leiva, y otro oficial de la Policía de Investigaciones, comentando que habían atacado a José Santos Jorquera. Refirió que al lugar llegó en una camioneta blanca, tipo 18.00 horas, relatándoles el Fiscal, que un grupo de encapuchados atacó el domicilio de esta persona, y que necesitaba de su ayuda para poder constituirse en el lugar, habiendo sido solicitado previamente el apoyo de Carabineros para concurrir. Luego, refirió que se dirigieron en la camioneta de la Fiscalía, manejada por el Fiscal, ya que la misma no era de la policía, sucediendo aquello alrededor de las 21.00 horas, él iba sentado al medio en la parte trasera, en tanto, que de copiloto 217 lo hacía el señor José Luis López Leiva. Se dirigieron al sector, en donde esperaron a Carabineros cerca de la escuela de Puerto Choque, por más o menos una media hora. Cerca 22.00 horas, llegó la caravana la que iba encabezada por un carro Mowag, refiriendo que se dirigieron hasta el domicilio de José Santos Jorquera, donde su jefe y el Fiscal, hablaron con el afectado, y después de las doce de la noche se retiraron, iban lento de regreso, aproximadamente a unos 40 kilómetros por hora, iba un microbús y los vehículos en total eran como 14. Después que se retiraron del lugar en caravana, se pusieron ellos en el cuarto lugar y salieron del sitio pasadas las doce de la noche, por el mismo camino principal, que esta asfaltado, precisando que paralelo a esto, mientras estaban en la casa, pudo sentir una motosierra. Llegaron a la curva del sector del cementerio, donde se encontraron con varios árboles que estaban derribados, como cinco o seis, y apenas se detuvieron, comenzaron a dispararles. Describió el lugar, señalando que a la izquierda hay un desnivel de tierra y una cortina de árboles, una altura, los árboles estaban botados. El cementerio se encuentra pasado la curva, y la barricada estaba justo antes de llegar al cementerio. Hay un paradero de madera en el lugar, que queda al lado de un camino de tierra que va hacia el interior. Señaló que ellos iban comentando que había que tener cuidado porque era zona conflictiva, su armamento lo tenía sobre su pierna. Comenzaron los disparos por ambos costados, sobre todo por el lado izquierdo arriba, reventando los vidrios del lado del Fiscal Elgueta y del lado trasero derecho, recibiendo varios impactos. Pasan entonces unos momentos en que trataron de sacarse los vidrios, e intentaron repeler el ataque, afirmando que Walter Oyarce disparó hacia arriba el arma que portaba, en tanto que por su parte, recibió un disparo de lleno en las manos, que provocó que se le cayera el arma. Más adelante sostuvo que el señor López había sacado al Fiscal de la camioneta, y que el señor Jorge Ogueda se bajó por su derecha, en tanto que él se parapetó por el lado de la rueda trasera derecha. Indicó que pasados unos quince minutos, esperaron a que se calmara un poco la situación, para que los sacaran del lugar. Describió esta víctima, que cuando comenzaron los disparos, se reventaron los vidrios, por lo que se trató de sacudir, buscó sacar sus manos para repeler el ataque recibiendo el impacto de lleno, lo que le inmovilizó las manos. El señor Walter Oyarce llevaba la ventana 218 abajo, por lo que puso el arma en la puerta y disparó con una subametralladora. En su caso, sintió los disparos recibidos en sus manos, en su pierna y en su pecho, pero como andaba con chaleco antibalas solo sintió los golpes. Argumentó que por las lesiones que tenía en sus manos, no pudo disparar, observando que también estaban lesionados Walter Oyarce y Jorge Ogueda, además de dos Carabineros que iban adelante. Estimó que los atacantes eran unas quince personas, calculo que hace por la magnitud del ataque. El lugar era muy oscuro, con una cortina de árboles en un alto, desde donde se veían los fogonazos. Los disparos venían de la altura de un montículo de tierra, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, recibiendo el vehículo varios disparos. En cuanto a la defensa frente al ataque recibido, sostuvo que Walter Oyarce disparó, y cree que el señor Jorge Ogueda y el señor José Luis López también lo hicieron, y supone que Carabineros también debe haber disparado, pero que por la situación en que se encontraba en esos momentos no vio mucho cual fue su actitud. Indicó que en el Hospital de Cañete, les pusieron calmantes y los derivaron al Hospital Regional de Concepción. En su caso tuvo una fractura en el tercer metacarpio de la mano izquierda, y fractura en el dedo pulgar de la mano. Aun no puede estirar completamente su mano izquierda, manteniendo perdigones en ella, refiriendo que estuvo casi cinco meses con licencia médica, tiempo en el cual su mano derecha recuperó su movilidad en un cien por ciento, en tanto que la izquierda recuperó la movilidad en un noventa y tanto por ciento. Las principales consecuencias que tuvo para él, son los problemas de la movilidad y la deformación horrible que le quedó en la mano. De la mano izquierda fue operado dos veces y de la derecha una vez, siendo la segunda vez operado en la Clínica Indisa, precisando que en su cuerpo solamente le quedaron dos perdigones, que no pueden extraerlos porque están dentro del hueso. Por último, también sostuvo que el ataque fue algo bien planificado. Dijo que un ataque así, se puede ver en las películas, ya que es un lugar propicio para este tipo de emboscada, porque está el montículo y la cortina de árboles, además que el camino tiene una leve pendiente hacia delante. Era un camino asfaltado y rural, en donde apenas se detuvieron comenzaron los disparos, por lo que no había momento para darse vuelta, ni tampoco podían retroceder porque iban en caravana. 219 40º: Que además de la versión de las víctimas referidas en el considerando precedente, se tuvo en consideración por estos magistrados, el testimonio ofrecido en estrados por diversos testigos de estos hechos. En ese orden de ideas, se tuvo en cuenta el testimonio del entonces Comisario José Luis López Leiva, quien en referencia al día de los hechos, señaló que se había coordinado la concurrencia a la ciudad de Cañete para verificar las carpetas de la Fiscalía, para después concurrir al sector de Labranza a obtener información de atentados ocurridos en esa zona. Acordaron salir a la 09.00 de la mañana desde Concepción. Por un tema logístico, los vehículos institucionales en esos momentos estaban siendo blindados, dado que el grado de violencia iba creciendo, y fue por ello que se decidió concurrir en una camioneta blanca de cargo del Ministerio Público. Llegaron a eso de las 10 de la mañana a la Fiscalía y se fueron a Labranza, donde llegaron al mediodía. Por los equipos de comunicaciones que estaban en el lugar, de cargo de Carabineros, supo que había un atentado en contra de dos carros de Carabineros. Agregó más adelante que había mucha convulsión de parte de los Carabineros, la idea era ir a rescatar a un grupo de efectivos, que estaba siendo arrinconado y atacado de forma violenta, que estaban tratando de salir, precisando que en el sector de Labranza había también personal de Fuerzas Especiales y del GOPE, los que fueron a rescatar a estos Carabineros. Agregó que trataron de levantar información sobre los ataques ocurridos en esa zona, por lo que querían ver los registros respectivos, volviendo a Cañete para ver los libros, llegando a eso de las dos a tres de la tarde, saludando a dos funcionarios de Carabineros, que estaban afuera, viendo que dos de ellos habían sido víctima de heridas por arma de fuego, observando sus parches, describiendo lo sucedido en esa mañana. Más adelante en su testimonio, señaló que el Fiscal Mario Elgueta, recibió un llamado de parte de Santos Jorquera, en donde se le informó que a esta persona la habían ido a asaltar, y que además se le había dado el plazo de una semana para abandonar el lugar. Se le manifiesta la necesidad de pedir ayuda de Carabineros, por la falta de personal, ya que solo eran cuatro policías en la camioneta de la Fiscalía, no siendo un número suficiente por la cantidad de hechos que estaban sucediendo en esos momentos. 220 Carabineros juntó a su gente, y se acordaron reunir en la esquina de San Ramón, por donde se ingresa a Puerto Choque, a eso de las 21.00 a 21.30 horas. Al llegar al lugar no había presencia policial, y se les comunicó que estaban muy complicados con el tema, por lo que hicieron ingreso hasta un kilómetro antes de la casa de Santos Jorquera, viendo que había troncos caídos, manteniéndose entonces en lo que es el camino hacia la escuela en San Ramón. Allí esperaron hasta como las 22.30 horas, cuando escucharon el ruido de la caravana, que contemplaba varios vehículos y que encabezaba un carro Mowag, detectable a mucha distancia. Este Mowag desplazó los árboles, y se ingresó entonces hasta la propiedad de Santos Jorquera, tomando contacto tanto con él, como con su familia, a eso de un cuarto para las once de la noche. Describiendo el vehículo en que se trasladaban señaló que la camioneta era de color blanco, de doble cabina, bastante simple, no cumplía con diseño operativo. ya que no tenía ningún resguardo. La conducía el Fiscal Mario Elgueta, pues pertenecía a otra institución por lo que ellos no podían conducirla, y como las diligencias eran de corte administrativo, no tuvieron problemas en que fuera él quien los manejara. Agregó en referencia a este punto, que a ellos les prohíben que manejen vehículos que no son de la policía y lo mismo ocurre con el Ministerio Público. Señaló que se decidió ir hasta dicho lugar, porque la información que recibe el Fiscal era que se trataba de un asalto armado a una persona que a esa fecha tenía 72 años de edad, con su mujer con serios problemas de asma, con sus hijos adultos y además este domicilio está entre tres domicilios de personas involucradas con esta causa, con los riesgos consiguientes. En este caso se privilegió el fin mayor que era el de salvar la vida de esta gente. Al lugar los acompañaron 18 o 19 vehículos, de diversa naturaleza, como carros móviles, camionetas, buses, Mowag, etcétera. Solo dos vehículos no tenían colores institucionales la roja de SIPOLCAR que es una Nissan Terrano, y la de ellos. Una vez que estaban en la casa de Santos Jorquera se levantan los primeros antecedentes, ya que era necesario tener una idea de lo acontecido, describiendo la versión que las víctimas les entregan en el lugar. Producto de la hora deciden retirarse, ya que eran las doce de la noche, decretándose custodia permanente en el lugar. La idea era traer más gente a hacer una inspección y un trabajo más adecuado, salieron de la propiedad, tomaron el camino asfaltado y en el mismo sector en donde estaban los trozos de madera que mencionó, nuevamente estaban allí ubicados, por lo que el Mowag los desplaza. 221 Refirió que a eso de las 00.20 de la noche, comienza la salida, el Mowag vuelve a desbloquear el camino, y ellos van en tercera posición dentro de la caravana, detrás viene el carro del GOPE. Cuando aparecen los primeros obstáculos, dispone que los policías que van con él en la camioneta se pongan en alerta, llegan a una curva antes del cementerio, donde doblan. Precisando la posición de las personas en el vehículo, señaló que conducía el Fiscal Mario Elgueta, que detrás iba Walter Oyarce, al medio Alejandro Rojas, y al otro lado Jorge Ogueda, y que en el asiento de copiloto, va sentado él. Ellos van con sus armas de puño sobre las manso, y cuando doblan en la curva lo primero que visualizan es un camión de tres cuartos, que está dispuesto como en sentido contrario al del camino, viendo también una bandera, por lo que abre su puerta, pero la mantiene sujeta. Mantiene su pistola sobre las piernas, avanzan unos 120 metros y ahí ve que los vehículos que van delante encienden sus luces de freno. Le dice al Fiscal Mario Elgueta entonces, que es necesario que apague las luces, y es entonces cuando comienzan a ser atacados por ambos flancos en fuego cruzado, por lo que toma al Fiscal Elgueta y lo pone en el pilar de la camioneta abriendo la puerta en su totalidad lo que le permite protegerse. Bajan también sus colegas heridos, puesto que les habían ingresado dos o tres disparos, de hecho se revienta el vidrio, y posteriormente ingresan diagonalmente un par de impactos que llegan a los asientos posteriores, en la reacción de protección de sus rostros, los tres que iban atrás quedaron lesionados en sus manos y en su antebrazo. Elgueta se lesiona en su dedo y en su cabeza. Refirió que en esos momentos hay un absoluto caos, por lo que tomó su arma de servicio y se dispone en posición de tiro por el techo de la camioneta, percatándose que tiene tres fusileros lo que puede determinar por los fogonazos. Dispara alrededor de doce veces en dirección a los fogonazos. En un momento el fusilero que estaba a la derecha se para. Los disparos venían de arriba hacia abajo, y los fusileros estaban en posición decúbito ventral. Uno de ellos se paró, con el arma en la mano, viéndolo bien porque hay dos fajas. A esa hora, la luz de la luna comenzaba a iluminar, por lo que tenía la silueta del fusilero frente a él, le disparó, y después de eso ya no siguieron recibiendo disparos. Este ataque duró unos quince minutos, pero hacia ellos no duró más de dos minutos y medio, repeliéndolo con sus pistolas y una subametralladora SAF que llevaban, en tanto que los Carabineros usaban sus escopeta antimotines. En cuanto al lugar del ataque, describió que se trató de un lugar elegido a priori. No hay mejor lugar para hacer una emboscada, por la diferencia de altura, 222 el corte de cerro, los domicilios de los imputados muy cercanos al lugar. En el desarrollo operativo de la acción, manifiesta que hay una clara estrategia de guerra de guerrillas aplicada en terreno. Los disparos eran efectuados desde dos metros a cuatro medios de distancia, desde arriba hacia abajo. La camioneta había quedado estacionada en el costado poniente de dicha calzada, y nunca creyeron que esto pueda acontecer. El camino no tiene berma en el lugar, ya que está pegado al cerro, y por el otro lado pegado a una alambrada que da hacia un bosquecito. Además que hay especies arbóreas que protegen el lugar. Precisó que el corte en el camino tiene tres a tres metros y medio de altura. Los disparos también venían del otro lado del cerro. Dijo, que por la elección del lugar y por todos los temas que ha descrito, en su opinión coincide con lo que se denomina una “emboscada de aniquilamiento”. La elección de un cerro, la abundante vegetación, los disparos cruzados hacia las cabinas de los pilotos, calza con lo que se denomina por otras organizaciones populares como emboscada de aniquilamiento. Además se pudo escuchar la versión del Coronel Roberto Avila Saez, quien entregó su visión sobre la preparación para la concurrencia al lugar, sosteniendo que el día 15 de octubre de 2008, se tomó conocimiento de que había un robo con intimidación en contra de un particular en el sector de Puerto Choque, no recordando el apellido de la persona, a la que le habrían robado algunos celulares, e incluso una escopeta, además que le gritaron consignas relativas a la causa indígena. Señaló que en conocimiento de los ataques y emboscadas ocurridas, rápidamente se planificó la asistencia, y se requirieron refuerzos, para evitar nuevos ataques y el riesgo en la integridad de las personas. Se pidieron refuerzos a Concepción, solicitándose recursos a otras Prefecturas, no pudiéndose por ello concurrir de inmediato. El ciudadano afectado, la víctima del robo y las amenazas, fue quien llamó a Carabineros, habiéndole dado cuenta de este hecho al entonces Comisario de Cañete. Una vez que se contó con los recursos humanos y logísticos, se planificó la concurrencia, yendo el Comisario al mando de los Carabineros. Añadió que posteriormente concurrieron al lugar donde fueron objeto de una emboscada, se les puso una barricada y fue un ataque fuerte y muy contundente con armas de fuego, resultando personas con lesiones graves o muy graves, además de daños a los vehículos, pero gracias al número de Carabineros, se pudo salir del lugar. Indicó que ese día hubo una discrepancia entre el Fiscal 223 Elgueta y el Prefecto de ese entonces Coronel Goldberg, ya que este último le representó al primero, que no se podía concurrir por la cantidad de personas que había disponibles. El Fiscal quería que se fuera de inmediato y el Prefecto, decía que no había personal suficiente, aclarándole que si bien la protección de la víctima es fundamental, si no hay personal suficiente no se puede concurrir al lugar, ya que serán necesariamente atacados. Afirmó, que desde el año 2005, a la fecha, le parece que son 32 los ataques armados ocurridos, existiendo un modus operandi, son encapuchados, que atacan con armas de fuego, escopetas, hechizas o convencionales, y otras veces con armas de puño. Cuando llegan las fuerzas policiales la emboscan. Se ataca a personas que no son de ascendencia mapuche, fundos que están a punto de ser cosechados y se actúa con el factor sorpresa. Sostuvo que se emplean tácticas de guerrilla, lo que afirma porque él es un especialista del GOPE, la táctica de guerrilla, es una forma de enfrentarse en terrenos rurales, con una disciplina, con claras jerarquías, con grupos que hostigan, otros que distraen, y otros que disparan. La emboscada es una clásica táctica de guerrilla, donde lo que se pretende es debilitar al adversario, con un planteamiento de ataque irregular, que se ampara en el factor sorpresa, la oscuridad, evitando mantener por mucho tiempo el ataque, además de actuar con una alta concentración de fuego. Sostuvo que en su caso fue a varios procedimientos y también fue atacado o emboscado, pero hay una cantidad ostensiblemente mayor de procedimientos que solo se informan administrativamente a los mandos. Finalmente, señaló que ese día vio que la gente del GOPE, estaban lesionados y agotados, pero estaban enteros, estuvo en el Hospital con ellos. Además refirió a uno de los defensores que converso con los detectives y Carabineros, y les preguntó cómo se sentían, para darles un aliento, y eso por un tema muy humano ya que también son seres humanos, señalando que recuerda que un detective le dijo que había hecho blanco mientras atacaba, pero no encontró ningún muerto respecto de este incidente, ni tampoco un herido grave. Los comentarios que escuchó, de parte de los policías, eran los que siempre se escuchan en estos casos, en el sentido de que deben estar ahí, y que esperan que esto se aclare y que se resuelva de una manera justa. Además señaló que ese 15 de octubre un Oficial de la DIPOLCAR, también resultó herido y que todo ello ocurrió en las inmediaciones de Puerto Choque, en donde personal de Carabineros fueron emboscados a la salida de la casa del señor Santos Jorquera cuando fueron a verificar una información. 224 Se escuchó el testimonio del oficial a cargo de la caravana que concurrió al lugar ese día Mayor Jorge Avila Corvalan, quien luego de hacer referencia a diversos episodios violentos acaecidos desde el año 2007 en adelante, que es cuando llegó a la zona, afirmó que a partir del año 2008, las acciones pasan a ser sistemáticas. Los ataques fueron sistemáticos, sorpresivamente aparecían grupos que les atacaban con armas de fuego. Debió Carabineros ser más proactivos para poder prevenir, existiendo diversos trascendidos a través de los medios de prensa en que la CAM o Coordinadora Arauco Malleco se adjudicaba estas acciones. En referencia al día 15 de octubre de 2008, señaló que el señor José Santos Jorquera, es una persona que vive a orillas del Lago Lleu Lleu. Ese día su vehículo policial venía llegando desde Lebu a Cañete, cuando recibió un comunicado radial de que personal suyo estaba en apuros, alrededor del mediodía. Escuchó comunicaciones radiales de que personal de Carabineros estaba siendo objeto de ataques con armas de fuego, por lo que de inmediato se trasladó al lugar. Cuando llega es testigo del término de los hechos, viendo lesionados al Capitán Sáez, al Cabo Fernández y a alguien de las Fuerzas Especiales. Sostiene que la patrulla del Capitán Sáez andaba en el lugar haciendo diligencias propias de su especialidad, encontrándose con la patrulla de Tirúa y cuando se iban retirando del inmueble, fueron atacados por armas de fuego, viéndose obligados a replegarse. Afirmó que cuando llegó al lugar, los sujetos ya estaban huyendo por los predios agrícolas colindantes, divisando a distancia a estos sujetos, pudiendo ver los lesionados y dar fe de ello. Se hicieron los procedimientos de rigor y se denunció el hecho a la Fiscalía Militar. El hecho demandó la atención del mando de la Provincia de Arauco, quienes analizaron la situación ocurrida. Agregó más adelante que después recibe el Fiscal Elgueta una llamada de un familiar de esta persona, dando cuenta que sujetos encapuchados llegaron hasta su casa, refiriendo el contenido de la llamada y traspasando la información al Coronel Goldberg. Su prefecto le da entonces la orden de conformar un dispositivo y trasladarse al lugar con el Fiscal Elgueta, sabiendo de sobremanera que ir al lugar, implicaba arriesgarse a ser objeto de un ataque por estos sujetos. Conformó entonces su dispositivo con personal de la Comisaría de Cañete, de Curanilahue, de Fuerzas Especiales de Concepción y una patrulla del GOPE. También incorporaron un vehículo Mowag blindado, para enfrentar o asegurar cualquier acción de ataque que sufrieran. En el ingreso se encontraron con palos encendidos que bloqueaban la ruta, y una vez en el domicilio se realizan las 225 diligencias de rigor y se constata que la familia efectivamente había sido objeto de un delito, observando al grupo familiar visiblemente afectado, por lo que se resolvió brindar resguardo policial a través de un dispositivo a cargo del Capitán Lepe, dado los hechos ocurridos. Señaló que al retirarse fraccionó la columna, haciendo salir primero al carro Mowag. Lo dejaron al Fiscal en un lugar apropiado e incorporado a la columna. La primera sección iba al mando del Capitán Pino. La segunda columna, al mando del Capitán Ramírez, y él iba en la última. Cuando ellos iban saliendo de la casa, siente disparos, y le llega la comunicación radial de que había Carabineros heridos. Se vio en la obligación de constatar, quería ver la gravedad del personal lesionado, se desplaza entonces al lugar y ve a personal lesionado que repelió el ataque con sus elementos disuasivos. Las condiciones eran desfavorables, la mayoría de su personal solo conoce el camino y no los detalles del sector, esa era una limitación. Se utilizó luces de bengala con lo que los sujetos se retiraron del lugar. Indicó que se ve enfrentado al dilema de poder despejar la vía, por lo que el cabo Arratia con una motosierra cortó el árbol y logró despejar una vía, ordenando la evacuación del personal lesionado. El vehículo blindado sufrió una falla mecánica, lo que complicó aún más el hecho, debiendo ser trasladado al domicilio de Santos Jorquera. Una vez que llegaron al cruce, alcanzó a ver y pudo dimensionar los daños de los vehículos, entre ellos el del Fiscal Elgueta, el del GOPE y otros vehículos. Refirió que este es el hecho más complicado que ha vivido como funcionario de Carabineros, fue una emboscada donde no hubo oportunidad de defenderse, no tenían visión, la geografía operaba en contra de ellos, los individuos tenían abierta preparación. Los árboles fueron cortados distantes a un cruce a unos 100 a 150 metros en una zona de curvas, y el camino está bajo los cerros, con laderas en el entorno. Una vez que salieron, pudieron ver la magnitud del hecho y fue impactante ver como este grupo atacó a Carabineros. No cualquiera tiene la osadía de atacar a un grupo como el que comandaba, que tenía aproximadamente 50 Carabineros, bien equipados, además de más o menos diez vehículos. Los disparos venían desde distintos lugares, la caravana de diez vehículos involucra unos 100 metros, recibiendo disparos tanto los vehículos que iban a vanguardia como los que iban a retaguardia. Dijo que hubo disparos de escopeta, pero no descarta disparo de otro tipo de armas. Al personal que iba a vanguardia los disparos se los hicieron a corta distancia. 226 En su caso, cuando ocurrió el ataque iba a retaguardia y se incorporó un par de minutos después del ataque más fuerte, durando el ataque en total de 15 a 20 minutos. Recordó que era una camioneta blanca la que llevaba al Fiscal y que los otros vehículos eran el Mowag que es color verde musgo y los demás que llevan los colores institucionales que son blanco y verde. Se contó asimismo con el testimonio rendido en estrados por el carabinero Pablo Cuevas Figueroa, quien luego de describir que se desempeña en Fuerzas Especiales de Carabineros, señala que ese 15 y 16 de octubre de 2008, tuvieron lugar dos hechos. El primero fue a eso de las 13.30 horas, y el otro pasadas las 00.00 horas del día 16. Señala que en el caso del primer hecho concurrió hasta el sector de Puerto Choque conducido el carro Z 4261, donde observó una patrulla al otro lado de una barricada, donde había árboles en el que estaban personas escondidas que les disparaban. Se bajó entonces a buscar un escudo, y al momento que desciende, recibió un impacto de perdigón en la pantorrilla derecha, pero que no le dio importancia. Siguió con otros Carabineros, se adentraron hasta un predio viendo personas encapuchadas que les gritaban “marrichiweu” y otros gritos similares y les recriminaban. Más adelante precisó que ese día concurrió al sector de Puerto Choque porque había una patrulla de Carabineros que estaba siendo atacada por comuneros mapuches. En su patrulla eran 3 funcionarios. En el lugar, lo primero que encontraron fue un tronco que obstaculizaba la circulación de vehículos. Bajó hasta la parte posterior del calabozo a buscar un escudo, para protegerse de los perdigones. El carro que manifestó que los atacaban señaló que estaban siendo atacados por escopetas. Los sujetos entonces arrancaron por un bosque de pinos hacia dentro. Andaban entre unas 15 a 18 personas, las que portaban escopetas pero no sabría el número de ellas, e iban encapuchados. Añadió que después que estas personas huyeron del lugar se sacaron las barricadas y se retiraron hasta la ruta P-70. En el cruce San Ramón, preguntaron por los lesionados y se percató que tenía un perdigón en la pantorrilla. Después los trasladaron a todos hasta la Posta de Cañete y desde ahí hasta Labranza donde en esos momentos Forestal Mininco cosechaba bosques de pino. En el lugar estaba el campamento en el cual se quedaban durante todo el día, ya que los mandaban por periodos de quince días. Estaba como conductor de una tanqueta blindada, dando cumplimiento así, a una medida precautoria de protección para las personas que cortaban las maderas, quienes eran atacados por comuneros mapuches. 227 En referencia al segundo hecho, señaló que posteriormente, ya en horas de la noche, se dispuso la concurrencia al sector de Puerto Choque, porque habría existido el robo de un armamento a una persona que vivía en el Lago. Allí, tuvo que conducir la tanqueta TM 019, que es un carro blindado, la cual tiene una pala para despejar barricadas. Ese vehículo además tiene un lanzagranadas y orificios para lanzar granadas de manos y una escopeta stoper para lanzar gases. Además tiene un fierro largo, para derribar barricadas. Es un vehículo que se desplaza con motor a bencina, que se maneja igual que un auto, pero la visualización es por mirillas. El vehículo es muy pesado y lento, en carretera puede andar a 50 o 60 kilómetros por hora y en camino rural a 30 o 20 kilómetros por hora. Son muy delicados los ejes que tiene, tiene un motor 4x4, que no se escucha desde dentro, pero desde afuera se escucha muy fuerte, mucho más fuerte que un auto o una camioneta. Añadió que se trasladaron al sector de San Ramón y de allí a Puerto Choque. No recuerda la cantidad exacta de vehículos, pero concurrieron los tres carros de Fuerzas Especiales y la Tanqueta, eran dos Nissan doble cabina y una Chevrolet, pintadas en verde. Una vez en el lugar, llegaron hasta el domicilio de una persona de apellido Santos Jorquera, que habría sufrido el robo de un armamento. Desconoce la hora de abandono del lugar, pero sucedió aquello pasada las 00.00 horas. Iba en el vehículo n° 1 de la comitiva, hacia la ruta P 70 por el sector san ramón. El camino era de asfalto y tenía abundantes curvas y un desnivel del camino con respecto al potrero. En kilómetros alcanzó a avanzar unos 03 a 06 kilómetros, y al enfrentar una curva con una pequeña pendiente de subida se percata que hay un vehículo blanco, y unos árboles cortados, por lo que se dispuso, a sacar el árbol con la pala, y al ponerle la tracción a la tanqueta, se le cortó el embrague, quedando ahí mismo, sin poder moverlo. En ese instante, señaló que ve un fogonazo del costado izquierdo y su cabeza se va de forma brusca a la derecha, escuchando en el blindado el impacto de los perdigones. Los disparos los vio desde unos 07 a 09 metros, de distancia, y eran desde el costado izquierda. De ahí se acostó hacia la derecha, ya que no portaba armamento, y no quería seguir siendo blanco de los disparos, recibiendo aproximadamente doce impactos, pero el casco le protegió. El blindado resultó con daños en su pintura, su casco guardó los perdigones ya que es forrado en cuero, favoreciéndole toda la parte de su cara. 228 En el lugar del ataque, escuchó bastantes disparos más, pero no recuerda la cantidad. Los disparos que pudo ver, venían del costado izquierdo del camino, y por radio escuchó que había dos Carabineros más, que habían recibido impactos de perdigones. No vio a las personas lesionadas, porque no salió de la tanqueta. Por último, sostuvo que llegó hasta un cruce, en donde está la casa del señor Santos Jorquera, donde le dejaron con otros Carabineros y con un visor nocturno. También declaró en este juicio el Capitán Jorge Pino Moreno, quien se desempeña en la 5ª Comisaría de Fuerzas Especiales, quien señaló que a él le ha tocado participar en el cumplimiento de medidas cautelares dentro algunas faenas forestales. Luego de hacer referencia a diversos episodios de violencia ocurridos en la zona, señaló que el día 15 de octubre de 2008, estaba en comisión de servicio en el Fundo Labranza. Alrededor de las doce o una de la tarde, Carabineros de Tirúa que iba a Puerto Choque a cumplir una orden judicial del Juzgado de Familia, les pidieron cooperación porque los atacaban de varios costados, concurrieron hasta el lugar y en una curva se bajaron con una patrulla y se encontró con munición, que iba cayendo de los disparos que les hacían, saliendo Carabineros lesionados con perdigones en el cuerpo. Los cartuchos percutidos quedaron en el suelo lo que les permitió saber que eran escopetas, e incluso les dieron algunos a los vehículos. Agregó, que en la noche los llamaron porque entraría un dispositivo hasta la casa del señor Santos Jorquera, lo de temprano fue en las inmediaciones de la casa, porque habrían ingresado sujetos encapuchados quienes le sustrajeron escopetas, y otras especies, por lo que fueron al domicilio de esta persona. Cuando regresaron, venían saliendo en el primer grupo, que iba encabezado por un Mowag, una camioneta Nissan con calabozo, la blanca del Fiscal y la de ellos. A su vehículo no les dispararon, ya que en su caso llevaban visor nocturno, por lo que se desplazaban con las luces apagadas. Indicó que en el momento del ataque, su caravana iba con cuatro vehículos, y los otros venían más atrás, que eran como seis más. Ocuparon la misma ruta que por donde ingresaron, cuando doblaron a la derecha en una curva, donde hay un paradero en la esquina, llegan a una sector mucho más alto donde había varios árboles cortados, que impedían el paso y había un camión 229 blanco ¾ que parece que tenía una propaganda política, con dos jóvenes y un adulto. Al pisar ellos el freno, comienzan los disparos desde la izquierda de ellos, directamente a los vehículos, al Mowag, a la camioneta de más adelante, a la blanca, y a la de él no la atacaron, pues llevaba las luces apagadas, pudiendo observar cuando su chofer la pasa un visor nocturno, a una persona que disparaba hacia abajo, en contra de la camioneta, viendo también que disparaban y que se pasaban las escopetas, por lo que él también comenzó a disparar con su escopeta antimotines. A las personas las vio desde unos veinte o treinta metros, que es la distancia que hay en cuatro vehículos. En relación con las armas empleados, afirmó que las escopetas normales, con el tiro de caza, dependiendo del grosor, a las personas puede causarles fácilmente la muerte. Es una desventaja enorme, con respecto a las que ellos emplean, que son con perdigones de goma, porque el otro material es de plomo, que como tiene más peso, agarra más fuerza, además que la cantidad de pólvora es diferente. El vehículo en que iba no fue atacado porque tenía las luces apagadas. Resultaron lesionados Carabineros, el Fiscal y los detectives. En su caso se preocupó de la gente que estaba a su cargo y se dirigieron a Cañete. Se controlo a la gente del camión, y se preocuparon de salir luego, puesto que un sargento de apellido Quiroz, del GOPE quedó bastante mal. El tema de la neblina no hacía muy clara la noche. Era bastante oscura. Mas adelante señaló, que el Mowag, lo dejaron en la casa de Santos Jorquera, para reforzar la seguridad. El funcionario que manejaba el carro Cabo Cuevas, señaló resultó lesionado, con lesiones por perdigón. El suboficial Sepúlveda resultó también herido en el atentado mismo, lo mismo que el cabo Quiroz. El ataque fue rápido y no debe haber durado más de unos minutos, los disparos fueron bastantes, de la forma en que se hizo no les permitía retroceder, no les daba visibilidad ni tampoco mucho resguardo, porque si hubiera sido la misma altura habría permitido repelerles o agacharse. Los disparos o tiros iban directamente a la cabina. A la camioneta que más les dispararon les deformaron las cabinas. Explicó también que la diferencia entre los tiros de escopeta y las balas, es que la bala permite hacer puntería a mayor distancia por el giro que hace y las escopetas son tiros para hacer fuerza y ocuparse a corta distancia. La efectividad a corta distancia es alta y puede llegar a mutilar una extremidad. En su caso, 230 sintió mucho nerviosismo en ese momento, ya que para reforzar estos procedimientos se emplea muchas veces personal que no está preparado, y es posible que puedan llegar a realizar una actuación indebida, ya sea entrar por entrar en pánico o incluso cometer un exceso porque nadie quiere ser impactado por un tiro. También se tuvo en cuenta los dichos del carabinero Eladio Quiroz Silva, quien refirió que lleva 26 años en Carabineros, prestando servicios en el GOPE, que es una unidad especial de Carabineros, con distintivos y uniformes distintos. Señaló que el día 15 de octubre de 2008, se encontraba prestando apoyo en la zona, en donde lo enviaron a reforzar los servicios en apoyo de medidas cautelares que se realizaban en el sector. Su base era en el sector de Labranza, en donde se apostaron en el lugar. La medida fue dispuesta por la Fiscalía Local de Cañete para la empresa Forestal Mininco. Tiene entendido que ocurrieron ciertos hechos ilícitos con motivo del robo de madera, donde los encargados de las faenas eran atacados. Mas adelante indicó que el día 15 de octubre, alrededor del mediodía se les informó que había funcionarios de Tirúa cumpliendo una orden judicial, cuando fueron atacados por armas de fuego, debiendo refugiarse en un camping. A ese procedimiento es al que llegaron, el camping se llama Los Castaños, y es de propiedad de don José Santos Jorquera. Queda ese camping, en una de las riberas del Lago Lleu Lleu en el sector de San Ramón. No tiene la distancia exacta desde donde estaban pero deben ser unos ocho o diez kilómetros, demorándose en llegar, desde 20 a 30 minutos. Fueron todos los de su equipo del GOPE, y aparte fueron también funcionarios de Fuerzas Especiales de la Quinta Comisaria. En ese entonces, ellos usaban casco balístico, chaleco antibalas y pistola, y una escopeta antimotines, que son de calibre 12 milímetros y usan perdigones de goma. En el lugar vieron a un funcionario de la DIPOLCAR que estaba herido, era el capitán Sáez, quien tenía una herida en la cabeza, y les muestra el cerro hacia donde huyeron. Agregó que pudo ver a cuatro o cinco sujetos desconocidos, encapuchados, que mostraban escopetas, provocándolos. En su opinión no era aconsejable seguirlos porque podía haber una emboscada en el bosque. El jefe de su dispositivo era el suboficial Renato Cabrera Pacheco. Su impresión es que toda persona que ataca, lo planifica y va a enviar a una especie de sebo, para que los siga y poder atacarlos después más fácilmente. Una vez que vieron que ya no 231 había riesgo se optó mejor por retirarse del lugar, y de ahí se trasladaron nuevamente al campamento de Labranza. En horas de la tarde se les avisa que debían volver al lugar, porque encapuchados habían ido a amenazar y a gritar a la gente del camping. Tuvo en este primer hecho solo con el capitán Sáez un contacto, y no vio a más heridos. Se les dispone que debe trasladarse hasta la ruta P 70, para reunirse con los funcionarios que venían desde Cañete, y su misión era apoyar al Fiscal Elgueta por unas diligencias que él, iba a realizar para que las pudiera hacer normalmente. Indicó que en el procedimiento del mediodía los funcionarios policiales atacados, se refugiaron en un camping, adonde los individuos volvieron al lugar y amenazaron a estas personas. Ellos como patrulla fueron los cuatro, porque como son autónomos, tienen su propio vehículo, Toyota 4 x 4 que se dispuso dejar en el cuartel, y concurrieron en el z 4261 pintado de color blanco con verde, de dotación de la Tercera Comisaría de Cañete. Es una camioneta normal, de tipo convencional. En ese vehículo se desplazaba el suboficial Manríquez de Fuerzas Especiales, además del conductor y un cabo. A prestar el servicio salió con su casco balístico, protector facial, chaleco antibala, chaleco multiusos, una pistola 9 milímetros y una escopeta antimotines, juntándose con la caravana a cargo del Mayor Ávila. Se juntaron con la caravana en la ruta P 70 y desde ahí, hay un camino asfaltado en San Ramón. No conoce cuantos integraban la comitiva, ni recuerda la posición, pero más o menos iban en el tercer lugar. Se demoraron en llegar aproximadamente 15 o 20 minutos. Acceden por la ruta principal, porque estaba asfaltado, eran cerca de las 22.00 horas. La ruta de acceso, se encontraba con ramas y árboles que ya estaban quemados, o prendiendo o con fuego. A la vanguardia iba un blindado, que tiene la capacidad de maniobrar una pala y con ese vehículo se abría el camino. En el lugar solo se tenía un visor nocturno, por lo que se rodeó la casa y se aseguro que no hubiera sujetos. Manifestó que a la casa llegó el señor Mario Elgueta, quien iba acompañado de Funcionarios de Investigaciones. Se entrevistó con una persona adulta que después supo que era el dueño del camping, don Santos Jorquera. En el lugar permaneció como una hora y media o dos horas, y cuando ya se terminó con las diligencias, se ordenó el traslado por el Comisario de todos los vehículos para salir. Iba adelante el blindado, y luego en el segundo lugar iban ellos en un vehículo institucional. Iba sentado detrás del conductor, y a su lado iba el cabo Constanzo. Más atrás iba el Fiscal con los funcionarios de Investigaciones. 232 Salieron por el mismo camino que entraron. El avance fue lento y cuidadoso hasta que llegaron al lugar del ataque. Indicó, que ese es el mejor lugar para emprender un ataque, seguro para actuar por el factor sorpresa, con pocas posibilidades de defenderse. Fue en una curva, que queda justo antes de llegar al cementerio. Es una curva, luego una subida, donde hay un cerro por el costado izquierdo. El costado izquierdo presenta mucha vegetación que permite protegerse y por el corte del camino, se permite disparar hacia abajo. Él iba en el segundo vehículo, y cuando habían avanzado unos dos o tres kilómetros, escucharon por el costado derecho algunos disparos de armamento automático, e incluso su acompañante le pregunto si es que los escuchó. Cuando doblan la curva ven los arboles atravesados, los que el Mowag intento sacar, pero en ese momento quedó en panna. Trataron de pasar por el lado del vehículo, pero había un camión al costado en el mismo sentido que iban ellos. Se escuchan ruidos de disparo, que puede decir que eran de escopeta, manifestando que el ataque empezó de atrás hacia delante. Se baja entonces del carro, avanza tres o cuatro pasos, y siente un disparo, que debe haber sido de unos cinco o seis metros como máximo. Refirió que recibió dos disparos, el primero en el antebrazo izquierdo, que eran las partes que no tenía protección, añadiendo que actualmente aún tiene 47 perdigones en el brazo. El casco que llevaba y su protector facial también tenía huellas, lo mismo que su chaleco antibalas, cuando ya revisó sus tenidas. El primer impacto lo que más siente fue el codo izquierdo, como un golpe, pero no le dio importancia. Escuchaba que les estaban disparando a los vehículos de atrás, por lo que su intención era prestar apoyo a los vehículos de retaguardia. Siente el primer disparo cuando había dado como tres pasos, y cuando da otros tres pasos siente otro disparo. Precisó que lo sujetos no dispararon todos juntos, y que esperaron a que se bajara, y que el segundo disparo le impactó en la misma parte del cuerpo. Sufrió lesiones graves como consecuencia de los disparos, señalando más adelante en su declaración que volvió al vehículo y tomó una pistola dejando su escopeta en el vehículo, ya que como era un arma larga, no estaba en condiciones de usarla. Buscó entonces un blanco para dispararle, pero como no vio ninguno se abstuvo de disparar. Todo esto duro como unos 20 o 30 minutos aproximadamente. Después en la camioneta que viajaba pudo ver que tenía disparos en la parte izquierda delantera y en la parte izquierda trasera y el vehículo de adelante también fue atacado según entiende. 233 Añadió que luego de eso se juntan los cuatro del GOPE, y se acercan a los árboles a revisa, comenzando a sentirse mal, por lo que pidió un lugar en donde descansar. Reconoció este testigo asimismo, las 10 fotos que constan en el CD correspondiente de los que se introducen como otros medios de prueba 19, donde describió los daños presentes en el vehículo Z 4261 en que él se desplazaba, sosteniendo que corresponden a disparos de escopeta hechos a corta distancia. Muestra asimismo, la dirección que tuvieron aquellos, la posición en que dejó la puerta, los daños sufridos en los vidrios, y en la carrocería del vehículo. En cuanto a sus lesiones sostuvo que debió estar 78 días incapacitado, y agregó también que después quedó hospitalizado por 12 días en el Hospital Naval, pero que concurrió al lugar posteriormente a una reconstitución de escena para poder narrar lo ocurrido, describiendo las fotografías tomadas en dicha diligencia y que constan en el set de fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 753 de la Policía de Investigaciones, que muestran el lugar preciso donde estaban al momento del ataque con el camión, como asimismo los desplazamientos que hizo, y los lugares en que recibió los impactos de perdigones. También describe los movimientos que hizo con su equipo del GOPE, para verificar que no hubiera más elementos que pudieran causarle daños. Se escuchó en estrados la versión del carabinero Jorge Sepúlveda Saez, quien manifestó al Tribunal, que trabaja en Fuerzas Especiales de Concepción. Señaló que el día 15 de octubre de 2008, se encontraba en el sector de Labranza, donde estaba un campamento emplazado en el lugar, y al mediodía por orden del Teniente Pino, se dispuso que acompañara al sector de Choque donde se requería personal porque estaba siendo atacado un grupo de funcionarios. A mitad del camino, vieron que un vehículo policial que se encontraba en medio de la ruta, por lo que se bajaron y al momento de ir a entrevistarse con ellos, les señalaron que eran de Fuerzas Especiales que estaban en Antiquina, siendo entonces atacados desde el lado derecho de la ruta, por un bosque, precisando más adelante en su declaración, que eran unos seis individuos con escopetas, llegando solamente impacto de perdigones a la parte de arriba de la cúpula. Vieron desde una distancia de unos 600 metros, a unos encapuchados con escopetas que les disparaban pero que no tenían alcance para lesionarlos. Después de eso se retiraron y se dirigieron al sector de Labranza, señalándoles el 234 de guardia, que en el lugar, estaba el Fiscal Mario Elgueta conjuntamente con funcionarios de la Policía de Investigaciones. En alusión a los suceso de la tarde, señaló que les comunican alrededor de las 21.00 horas que debían salir de inmediato a prestar cooperación porque se iba a ingresar al mismo lugar, pero a un domicilio, porque había un procedimiento en esos momentos, e iban a ir a un predio, en donde habían ingresado los funcionarios que al medio día fueron atacados. La persona era don José Santos Jorquera, quien vivía por la ruta de Puerto Choque. La instrucción fue entrar en caravana. El era conductor, siendo asignado al Z 4261, y a su costado derecho iba el cabo segundo Aravena de Fuerzas Especiales. Al ingresar eran ellos dos, pero al regreso venían con el cabo Quiroz del GOPE y otro funcionario también del GOPE. Al mando iba el Mayor Ávila de la Tercera Comisaría. Para el ingreso al sector, se reunieron a un costado de la ruta. El orden seguramente lo dispuso el Mayor, quedando más o menos al medio de la caravana, la que la componían un bus, un Mowag blindado, camionetas, que en total hacían alrededor de quince vehículos. Eran vehículos institucionales, con protecciones, algunos con distintivos, pintados blanco y verde, además de una camioneta de personal de civil que no es igual. Ingresaron en una caravana, en donde no había mayor anormalidad, pero si había elementos como palos, árboles cortados, fogatas, que no obstruían el paso. No recuerda bien cuando se integró el Fiscal, pero puede ver andaba en un vehículo, acompañado por personal de investigaciones, habiendo salido del campamento Labranza mucho antes que él. Indicó asimismo, que en su caso, no vio de que trataba este procedimiento, pero le comentaron sus colegas, que ciertos individuos ingresaron al lugar y sustrajeron armamento y celulares. Estuvieron en el lugar alrededor de dos horas, para después comenzar a regresar, donde un mismo funcionario fue ordenando todos los vehículos. El se puso detrás del Mowag, y detrás iba la camioneta del Fiscal. Se deciden retirar por la misma ruta, a una velocidad de unos 30 a 40 kilómetros por hora. Avanzaron como unos 2 o 3 kilómetros, sintiendo unos balazos desde atrás, los que no puede distinguir, pero el Sargento Quiroz les dijo que eran de armamento pesado, precisando el testigo que dichos disparos eran desde más atrás que el vehículo que venía detrás de ellos que era el del Fiscal. Refirió que luego de una curva avanzaron unos pocos metros y el Mowag detuvo su marcha. Al adelantarlo por el lado izquierdo se encuentran con un camión por el lado izquierdo que estaba parado producto de que la ruta estaba 235 obstaculizada por palos, y al llegar ahí, es cuando le llega un impacto directamente al lado del vidrio suyo, el cual se reventó de inmediato, quedando herido del brazo y además le llegan otros tiros por delante del parabrisas, no pudiendo precisar la cantidad, protegiéndole el hecho de que iba con casco y visor. Lo que hizo entonces, fue echar marcha atrás para que los funcionarios pudieran abrir las puertas, ya que para un lado tenían el camión y para el otro lado el Mowag, bajando entonces los funcionarios a tratar de repeler el ataque. En su caso no pudo descender por todos los impactos que le llegaban. Más adelante señaló que bajó el sargento Quiroz para repeler el ataque, a quien se le quedó la puerta de atrás abierta, y es por ello que en su antibalas recibió un total de 37 impactos, además de dos que le ingresaron por donde no tenía la protección del chaleco. Una vez que les habilitaron el tránsito y que terminó el ataque, finalmente pudieron salir del lugar. Fue ahí que se percató que al Sargento Quiroz lo echaron detrás del asiento, por cuanto ya estaba lesionado. Añadió que el ataque duró de 15 a 20 minutos, se repelió con escopetas antimotines y con una escopeta lanza gases que se llama stoper. En un momento él quiso abrir la puerta, pero igual le seguían disparando. La cantidad de impactos que recibió fueron más de 80 y una gran cantidad eran justo dirigidos a su persona, por ser el primer vehículo que iba delante del Fiscal y de la caravana, señalando que para parar una caravana lo mejor es dispararle al primer conductor que era precisamente su caso. En alusión a sus lesiones, señaló que no las recuerda, pero fue atendido en el Hospital de Cañete y luego en el Hospital Regional de Concepción. Estuvo un día o un día y medio hospitalizado, y luego tuvo como 15 a 17 días de licencia médica. También hizo mención a que vio a Personal de Investigaciones ingresando al hospital, percatándose que a ellos les estaban vendando las manos. En lo que a este hecho se refiere, se escuchó asimismo la versión del ya mencionado anteriormente Capitán Marcelo Saez Rebolledo, quien luego de dar cuenta de los hechos ocurridos en la mañana del día 15 de octubre de 2008, señaló que sobrevoló el área en un helicóptero, para finalmente trasladarse a Cañete, en donde Coronel Goldberg le dice que la familia Jorquera Rivas había sido víctima de un Robo con Intimidación. Según la información recibida, a esta familia la tenían rodeada, su regreso fue a eso de las 18.00 horas y la información hablaba de que esto fue a eso de las 16.00 horas. 236 Agregó más adelante que se dispuso que una cantidad importante de vehículos iba a ingresar acompañando al Fiscal Mario Elgueta. Se dividieron en tres grupos. El integraba el primer grupo donde además iba un Mowag, vehículo táctico blindado, conocido como tanqueta, que tiene adelante una lanza, para derribar muros o puertas. En este grupo se acopla el Fiscal lo que ocurre a la altura del sector de la escuela de Choque. El vehículo en que circulaba el Fiscal era una camioneta marca Nissan de color blanca, no tenía colores ni distintivos que permitieran relacionarlo con alguna entidad. Se demoraron, porque en el desplazamiento debió abrirse el camino, por estar bloqueado. Añadió que una vez en el lugar se hizo las diligencias de rigor, se acogió la denuncia y se tomó declaraciones por personal de la Policía de Investigaciones y de la SIP de Carabineros, haciendo mención a que las personas estaban afectadas ya que habían sido amenazadas con armas de fuego, y se les dio un trato vejatorio. La diligencia duro alrededor de una hora, hasta que con el Mayor Jorge Avila se coordinó la salida del lugar, disponiéndose por el Fiscal una medida de protección, quedándose el Capitán Alex Lepe Gallardo en un bus en el lugar. La salida fue en tres equipos de trabajo, donde él integró el primer grupo de salida, lo mismo que el Fiscal quien también iba en este primer grupo. En su caso, salió en la camioneta Nissan roja de la SIP, sin distintivo institucional. La salida fue por el camino de ripio que conduce al camino de asfalto, y una vez que tomaron el asfalto, al llegar al sector del cementerio, escucha que el camino estaba bloqueado por el derribamiento de árboles, comenzando entonces el ataque por el costado izquierdo, mientras todos los vehículos quedaron detenidos, disparándoles desde la parte superior del camino, hacia la caravana. El cementerio está hacia el costado poniente del camino y hacia el oriente está el lago. Era de noche, y había abundante vegetación, por lo que solo vio fogonazos a los carros, no podría determinar la cantidad de fogonazos, pero si puede señalar que nunca terminaron de disparar, siendo unas cinco o seis escopetas. Cuando comienza esto, desciende de su camioneta, y toma posición de tiro, para poder localizar blancos y repeler el ataque. Desde ese lugar él no pudo divisar los objetivos, por lo que no quiso disparar ya que podía ser irresponsable y lesionar a una víctima inocente. De su personal nadie hizo uso de armamento, y no recibieron impactos. Agregó que los disparos fueron dirigidos al vehículo en que se trasladaba el Fiscal y a los que iban delante de ese. Después, recién se percataron que otros 237 vehículos tenían daños, de los que iban más atrás. Las armas empleadas eran escopetas que por los daños, serían de calibre 12 milímetros. Este mismo testigo en la audiencia de juicio, reconoce y describe el contenido de un Compact Disc, signado con el N° 2 dentro de los ofrecidos como otros medios de prueba N° 19, el cual es un video que grabó con parte del ataque, en donde estos Jueces pudieron escuchar una serie de disparos y algunas voces que se oyen en el lugar, explicando que llevaba cámara filmadora, que en ese momento la encendió y que la tiró al piso, siendo por eso que se escuchan los disparos de escopeta, los cuales iban dirigidos a los vehículos en que se desplazaban, faltando en el audio todo el inicio. Describió que el camino es bidireccional de asfalto, que no tiene berma, y que no podían retroceder porque estaban los vehículos que venían más atrás. Señaló también que tiene conocimiento de que personal de Carabineros, de la Policía de Investigaciones y el Fiscal resultaron heridos. El camino hubo que habilitarlo con motosierras, ya que eran pinos de gran tamaño, trasladándose entonces a los heridos. Del mismo modo fue posible escuchar la versión del carabinero Enrique Arratia Cuevas, quien ese día cumplía funciones como conductor del vehículo institucional, que transportaba al Jefe de Unidad, y a dos funcionarios más. Señaló que por circunstancias de diligencias investigativas que debía realizar la Fiscalía Local de Cañete, se trasladaron a la localidad de Puerto Choque, a un domicilio donde una persona fue víctima de robos y de amenazas. Se trasladaron con normalidad, llegando como a las 21.30 horas, en que se entrevistaron con el jefe de hogar. El Fiscal hizo sus diligencias, con funcionarios de la Policía de Investigaciones. Después como una hora se retiraron del sector, al salir como a la altura del cementerio la primera caravana que salió, se encontró con la ruta bloqueada siendo atacados por desconocidos, quedando lesionadas varias personas. En su caso, relató el testigo que conducía y trasladaba al Comisario, no recordando cuantos vehículos llegaron, pero iba el GOPE, Fuerzas Especiales, personal de su unidad y además personal de la SIP. El Fiscal conducía una camioneta doble cabina de color blanco, disponiendo en el lugar una medida de protección permanente, la que se concretó por su Mayor al dejar un bus con diez funcionarios a cargo del Capitán Lepe. 238 Precisó, que cuando ellos ya iban a unos dos o tres kilómetros de la casa de Santos Jorquera, había unos árboles y fueron atacados, al parecer del costado izquierdo, por disparos de escopetas, no pudiendo precisar cuántas personas fueron, afirmando aquello por el impacto de los perdigones que quedaron como evidencias en los carros policiales. El ataque duró de diez a quince minutos, mencionando que algunos Carabineros repelían con escopetas de perdigones de gomas. Indicó que a él le correspondió cortar los arboles con una motosierra, logrando salir después de unos 30 minutos, lo que pudo hacer solo una vez que ya se dejaron de disparar e incluso cuando cortaba igual se sentían disparos desde el costado del camino. Describió que quedaron lesionados el Fiscal, Personal de Investigaciones y de Carabineros, aparte del daño sufrido en los vehículos. Por último afirmó que los disparos fueron dirigidos principalmente al vehículo del Fiscal. Se escucharon los dichos del carabinero Raul Fonseca Palma, quien señala que el día 15 de octubre de 2008 se desempeñaba en la Oficina de Operaciones de la Comisaría, y que posterior a su servicio que terminaba entre las 20.00 a 20.30 horas, salieron en dirección a Choque por un procedimiento del mediodía. Se juntaron en San ramón e ingresaron hasta el domicilio del señor Santos Jorquera. Mientras transitaban hacia dicho lugar, se percató de que había troncos en la ruta, llegando hasta el domicilio indicado, en donde estuvieron por cerca de una hora. Indicó en relación con la salida del lugar, que ellos iban atrás, cerrando la caravana, y que a la altura del cementerio, donde hay una curva, recibieron en el carro que transitaban un impacto de escopeta por la parte posterior. Estuvieron allí más o menos media hora, puesto que se habían cortado unos troncos y después salieron al cruce San Ramón, enterándose allí que el Fiscal y personal de Carabineros e Investigaciones, había sido víctima de estos disparos. En alusión al hecho por el cual concurrieron, señaló saber que don Santos Jorquera había sido víctima del robo de dinero, de celulares y de escopetas mencionando que en el lugar se quedó el Capitán Lepe Gallardo, con otros diez funcionarios en una micro por disposición del Fiscal Mario Elgueta. En relación con los dichos de este mismo testigo, están los asertos del Teniente Jonathan Paul Ojeda Zurita, quien señala que ese día alrededor de las 21.00 horas concurrió como jefe de dispositivo, acompañado de los Carabineros 239 Alarcón, Fonseca y Barrientos. Agregó que se detuvieron en Ranquilhue para recibir instrucciones sobre el ingreso al lugar. Eran aproximadamente 09 a 10 vehículos, y más adelante se incorporó la camioneta de Señor Fiscal. Cuando salen desde el lugar, a él se le ordena ir cerrando la caravana, al llegar a una curva sienten el disparo de una escopeta y luego disparos de armamento automático. En su dispositivo reciben impacto de perdigones por el costado izquierdo. Se colocó entonces en la parte posterior trasera, pudiendo observar un fogonazo, por lo que realiza aproximadamente seis tiros. Encendió además una bengala ya que estaba todo oscuro, y después que despejaron la ruta, se fueron hacia la salida, reuniéndose posteriormente afuera, donde vio que había Carabineros lesionados que iban adelante en el dispositivo. Además está la declaración del Capitán Alex Lepe Gallardo quien luego de hacer mención de diversos episodios violentos en la zona, señala que en la tarde del día 15 de octubre de 2008, alrededor de las 19.00 horas se hizo una reunión de oficiales, en donde se conversó de la vulnerabilidad o exceso de confianza al ingresar a lugares que tienen condiciones geográficas adversas, tomando conocimiento de que un ciudadano de nombre José Santos Jorquera, había sido objeto de robo de armas de fuegos y de unos celulares. Se dispuso alrededor de las 21.30 horas, que había que ir a prestar cooperación a esa persona, por lo que añadió que se creó un dispositivo con oficiales y personal de otras unidades. Se desplazaron en un bus con la indumentaria apropiada. El recorrido fue por la Ruta P70 que va hacia Tirúa, donde se hizo un plan abreviado, siendo la primera parada en el sector de Ranquilhue, en donde se coordinó, quienes ingresaban primero y quiénes después. En su casó le tocó ingresar en el bus. En el caso del Fiscal, preciso que andaba en una camioneta blanca Nissan Terrano, que regularmente ocupaba, en donde llegaron sin ningún inconveniente hasta la residencia de las personas afectadas. El Fiscal conversó con estas personas, en tanto que ellos se abocaron a la seguridad, disponiéndose como medida de protección que él se quedara toda esa noche, manteniéndose entonces con personal a su cargo, apoyado por personal de la Tenencia de Los Álamos, en tanto que el resto hizo su retirada del predio particular. Señaló que más o menos antes de media hora, escuchó disparos y pudo asociar que eran contra la caravana, lo primero que pensó fue ir al lugar, pero prefirió por la orden dada, que era quedarse en donde estaban. Los disparos que 240 escuchó, los atribuyó a escopetas, ya que tenía instrucción de este tipo de armas, pasado un par de minutos se acercó al deslinde y observó un blindado que había quedado en pana y que venía de regreso, y ya en la madrugada se entero que la caravana había sido atacada por personas desconocidas y que fueron lesionados el Fiscal, personal de la Policía de Investigaciones y Carabineros. Finalmente se tuvieron en consideración los dichos del testigo Nicanor Pilquiman Millahual, quien señaló que el día 15 de octubre de 2008, andaba con Luis Carinao y Víctor, no recuerda apellido. Andaba en un camión de tres cuartos de doble cabina, haciendo campaña para Roberto Garrido. Lo iban a dejar a él, esto fue en la noche. Ese día le iban a dejar a su casa, pero cuando iban llegando antes del cementerio de Puerto Choque, se dieron cuenta de que había un pino botado entremedio del camino. Señaló que quisieron dar una vuelta en “U”, percatándose que detrás venían los Carabineros, iba manejando Luis Carinao y él por su parte iba detrás. Cuando iban llegando los Carabineros, comenzó la “balacera”, mencionando que les disparaban desde los lados del camino con escopetas. En ese momento Luis Carinao apagó las luces y el motor y ellos se agacharon. Estos disparos duraron unos 15 ó 20 minutos. Luego llegaron los Carabineros y los bajaron del camión, los revisaron y los echaron arriba del furgón, esperando como un 20 minutos para que los trajeran a San Ramón. En su caso no resultó lesionado, pero escuchó decir que había como cuatro Carabineros lesionados. 41º: Que toda la prueba testimonial anterior aparece debidamente corroborada por la evidencia consistente en el set de fotografías contenidas en el informe pericial fotográfico N° 729, tomadas por la perito fotógrafo Ernestina Concha Diaz, parte de las cuales les fueron también exhibidas durante el juicio a los testigos José Luis López Leiva y Mario Elgueta Salinas. Dicha perito describió que el aludido informe constaba de fotografías de tres partes, a saber, de la camioneta, del sitio del suceso del ataque el Fiscal, y finalmente del Camping de Los Castaños de propiedad de José Santos Jorquera. En este sentido, para estos Jueces resultan relevantes las fotografías que muestran el frontis de la camioneta, como así también de las abolladuras de los disparos, las que estaban principalmente al costado izquierdo. Así también son interesantes las manchas en la parte inferior tras la puerta trasera costado derecho, observándose también fracturado el vidrio de la puerta posterior, del lado derecho. 241 En el mismo costado izquierdo, se aprecian abolladuras que conforme a los dichos de la perito, probablemente sean de impactos de proyectiles, pudiendo observarse una mayor dispersión hacia abajo. Las fotografías también muestran huellas de impactos en el espejo lateral izquierdo, con muescas de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo. Asimismo se exhiben las fotografías que fueron tomadas a las manchas de sangre en el asiento de conductor y los vidrios en el piso del mismo, como así también en la parte baja del asiento del copiloto. También resultaron abolladuras en el manubrio, parte interior de la camioneta apreciándose vidrios en el tablero. En cuanto al sitio del suceso, se exhibió una fotografía que da cuenta que se encontró un taco de escopeta en el borde de calzada, antes de la curva para ir al cementerio, apreciándose una cuneta al lado izquierdo. Se muestra también la curva, y la dirección de la caravana que va hacia el cementerio. Otra fotografía muestra el quiebre en el borde del camino, en donde la calzada está más abajo y la toma está más arriba. Hay fotografías que asimismo muestran sectores arriba del cerro con hierba pisoneada y vainillas de escopeta encontradas en el lugar. También se muestran fotografías de los árboles cortados en el lugar, situados al costado derecho de la fotografía exhibida. Se muestra también fotografías de diversos cartuchos de escopeta que fueron encontrados en la misma zona. La perito también reconoció la evidencia consistente en el set de fotografías contenidas en el informe pericial fotográfico N° 729, en donde se pretendió dejar registro gráfico, del recorrido que se hizo por la caravana desde el camping hasta sitio del suceso, dejándose constancia de los hitos más importantes, como el paradero, la curva antes del cementerio, la esquina correspondiente y los sitios de hallazgo de los cartuchos de escopeta. Así también se contó con los dichos del perito Rodrigo Figueroa Olivares, quien describe la evidencia consistente en el set de fotografías contenidas en el informe pericial N° 717, que también fue exhibida y descrita por los testigos José Luis López Leiva y Mario Elgueta Salinas, en donde se aprecian ciertos hitos que fueron mencionados en las declaraciones de los testigos, como la ubicación de la curva en donde ocurre el ataque, el cementerio, los árboles a un costado del camino, y lo que ellos denominan el cerro que estaba al lado de la vía. También se observan los troncos que quedaron producto del corte, y otras evidencias como colillas de cigarrillo y numerosas vainillas de escopeta. Fueron igualmente fijados tacos de cartuchos de escopetas habidos en el sitio del suceso. En otras fotografías se aprecian alambres que fueron cortados en el sector más 242 alto, pudiendo determinarse que los mismos son recientes, ya que no hay oxido en la zona del corte. Además ilustraron al Tribunal respecto de la ubicación de los diferentes lugares que se mencionan en este hecho, los dichos de la perito Karina Cabezas Gatica, quien presentó y describió primeramente tres láminas anexas al informe pericial planimétrico N° 373, en donde se presentan el sitio del suceso de este hecho, los detalles de las vainillas que fue posible encontrar en el lugar, y asimismo la propiedad de José Santos Jorquera, con indicación de los lugares relevantes de aquel hecho. En segundo término describió también dos láminas con fotografías que corresponden a fotografías de objetos metálicos, que desconoce procedencia, los cuales estaban a la entrada del cementerio, además de alambres de púas que estaban cortados y detalles de unos tacos de calibre 12 milímetros, como así también de lugares y caminos que se observó en ese mismo sitio del suceso. Por último, explicó a este Tribunal el contenido de seis láminas anexas al informe pericial planimétrico N° 378, que corresponden a la camioneta conducida por el Fiscal Mario Elgueta, con los respectivos detalles dejados por los impactos balísticos, como así también similares fijaciones respecto de otras tres camionetas, un carro Mowag, y un furgón de Carabineros, tipo retén móvil, que también mostraba los impactos balísticos. 42º: Que en lo relativo a la dinámica de los disparos efectuados por los atacantes se contó con los dichos del perito Carlos Navarrete Maldonado, quien señaló que participó en una serie de diligencias investigativas con motivo de estos hechos, relatando que la BICRIM de Talcahuano, le remitió especies, tipo elementos balísticos, asociados con los hechos ocurridos en Puerto Choque, que correspondían a vainillas, que eran 18 en total. Había vainillas de marca TEC, Sheit, una Mirage, una Río, y una Orbea, las cuales mostraban muescas de percusión en sus fulminantes, como así también analizó un perdigón que le fue extraído al Sub Comisario Walter Oyarce. Añadió que concurrió el día 16 de octubre de 2008, a Puerto Choque en donde encontró tacos, partes de cartuchos de escopeta, los que fueron levantados y fijados planimétricamente. En los días posteriores concurrió a la comuna de Cañete en busca de los vehículos que habían sido parte de la caravana atacada e impactada por los proyectiles balísticos. Eran seis de ocho vehículos, ya que había otro que según Carabineros estaba en reparaciones y 243 uno que no recibió impactos. Se procedió entonces a fijar las muescas que presentaba, pudiendo determinar que eran concordantes con disparos de escopeta. Se comprobó el orden de los vehículos, a partir del hecho de que todos los testigos, sabían el vehículo que llevaban delante. Agregó que ya sabiendo que eran impactos balísticos de escopeta, se realizaron pruebas de dispersión, usando armamento conocido, escopetas de 12 milímetros, con cañón de 70 milímetros, y con perdigón del N° 5 que es el que más se repite en las vainillas. Con ello se busca conocer la reacción y el radio o diámetro de dispersión, para determinar la distancia de disparo realizando una tabla esquemática con disparos de diferentes distancias. Con esto obtuvo radios de dispersión, en que se mide la superficie impactada, lo que significa que se debiera a esa superficie impactada tener esa distancia. Explicó que de acuerdo a la morfología del daño, se puede determinar el ángulo de arribo, o sea la dirección del disparo. Se empiezan a cotejar estos resultados con lo observado en cada uno de los vehículos, pudiendo comprobar que las distancias a estos vehículos, son relativas, a 8 metros los disparos más cercanos, y alrededor de 25 metros los más lejanos. La dirección es de izquierda a derecha en la mayoría, tomando como izquierda el conductor. Añadió, que a ese costado del camino en el sector, existe una altura del borde del camino, lo que justifica que la mayoría de los disparos, sean justamente de arriba hacia abajo. Se puede establecer el sector en donde debieran haber estado los tiradores, afirmando que es compatible con el lugar de la alambrada cortada, y en donde se encontró la mayor parte de las vainillas. Analizado al microscopio, se aprecia que el corte de la alambrada fue reciente, ya que el alambre presenta óxido a diferencia del lugar en donde se efectuó el corte. En relación con la munición empleada, señaló que el perdigón que fue extraído del cuerpo del Sub Comisario Oyarce, corresponde a un perdigón del número cinco, que estaba deformado y que medía alrededor de 3 mm, con una masa de 0.1 gramos. En relación con el análisis de las vainillas recogidas del lugar, señaló que su conclusión es que podrían ser seis armas o tres armas de dos cañones, explicando en su informe las coincidencias existentes, y las distancias desde las cuales fueron disparadas, como también los ángulos de tiro, dando la ubicación de los tiradores que disparan en contra de la caravana. Sostuvo que en terreno verificó que existía el seccionamiento de un árbol, se ve evidencia balística, que son los tacos, que son elementos que separan la 244 carga de proyección, respecto de los perdigones. Además había bastantes perdigones deformados sobre el pavimento, y arbustos que mostraban el paso de los perdigones. En cuanto a los daños que observó, señaló que es posible determinar la dirección cuando se impacta sobre superficies duras y revestidos por pintura, lo cual le indica donde impacta el perdigón y hacia donde continua su trayectoria, pudiendo a partir de esta morfología determinar la dirección del disparo. En el caso del perdigón impacta en una zona x y fractura la pintura pudiendo retener la zona impactada el equivalente a la zona del perdigón y cuando este continúa y se desplaza por la inercia, desplaza también la pintura, pudiendo verse una elipse en donde la pintura esta fija, y eso es el lugar por donde arriba el perdigón, observándose por ende muy claramente desde dónde viene ese perdigón. En cuanto a la descripción de las armas empleadas, ilustró este perito en el sentido, de señalar que la escopeta tiene varios calibres siendo el calibre 12 milímetros el más potente, ya que desarrolla una energía equivalente a 600 kilógramos de fuerza, o sea diez veces superior a una pistola de 9 milímetros. Explicó que esto se traduce en que un disparo de apoyo en la cabeza de un sujeto significa quitarle la cabeza, a uno o dos metros es fracturarle por completo y a diez metros es quitarle la vida, siendo más o menos 150 los perdigones que tiene un cartucho. Respecto de los impactos recibidos por los vehículos señaló que en el caso del Mowag se le impacta justo en una zona que es un vértice del vehículo, de manera que son menos los daños encontrados en la zona. El que venía detrás del Mowag fue impactado en seis oportunidades, por lo que tenía tres direcciones, de adelante hacia atrás, perpendicular y de atrás hacia delante, esto es partiendo de la base de que el vehículo este detenido. El número de tiradores, depende del tipo de armamento, haciendo la diferencia respecto del caso de alguien que opere con escopeta de repetición, pero en este caso, no se encuentran muescas en las evidencias de escopetas de repetición, lo que a él le hace suponer que fueron varios los tiradores. La diferencia con el arma de repetición es que se abate el cañón, se carga el depósito y luego se dispara, y lo mismo para extraer la vainilla. En este caso se trataba de distintas escopetas de tipo convencional. En el lugar pudo establecer en donde debieron haber estado los tiradores, suponiendo la detención de la caravana, pudiendo en ciertos casos en su opinión repetirse el mismo tirador, si es que la escopeta es de dos cañones, o si se 245 tratase un tirador rápido, que pudiera liberar el cartucho y nuevamente tirar. Con todo el juego de posibilidades concluyó que en su opinión es posible fijar un número de tiradores que va entre siete y ocho. Añadió, en referencia a este punto, que en tercer lugar iba la camioneta ocupada por el Fiscal Elgueta, donde constata que ella presentaba gran deformación por impactos de perdigón, pudiendo agruparse ellos en tres, lo que indica que hay al menos tres disparos que iban al conductor. El que iba más atrás dio en el pilar. En este caso, el tirador estaba perpendicular, y disparó levemente hacia abajo, y de acuerdo a la concentración de perdigones estaba ubicado del orden de los ocho metros de distancia. Los dos primeros van en la zona anterior, en la zona del espejo, dirigidos a la cabina, en tanto que el tercero al pilar que separa las dos puertas. Los disparos fueron de izquierda a derecha, en línea perpendicular, desde arriba hacia abajo, precisó que un disparo de este tipo en la cabeza o en el tórax de una persona provocaría generalmente la muerte. Más adelante en su declaración hizo alusión a la distancia desde la cual reciben los disparos los vehículos que iban más atrás, señalando que el que iba en cuarto lugar lo recibió desde 18 metros aproximadamente, y el siguiente recibe desde aproximadamente 24 metros. Reconoce este perito la evidencia consistente en el set de fotografías contenidas en el informe pericial balístico N° 127, en donde se aprecia la fijación de una zona más alta, en que hay una alambrada que se observa que está seccionada. Refirió que dicha zona está dispuesta en forma perpendicular al camino. Hubo movimiento sobre el sector, ya que la vegetación esta pisoteada, y además que se encontraron vainillas. Es una buena zona en su opinión para ubicarse y ubicar al tirador. Explicó que si lo que se busca después es escapar, se debe liberar cualquier obstáculo, y en este caso la cerca lo era, por lo que la alambrada fue cortada para tal efecto. Pudo concluir que era un corte reciente ya que la alambrada presentaba oxido, no así el extremo que muestra un brillo, lo que se observa en las fotografías que denotan claramente la diferencia de color. También mostró la zona anterior a la sección y se observó la continuidad de los dos trozos, los que presentan la misma muesca, no existiendo tracción, y concluyendo que el corte fue ejecutado con el mismo elemento. También se observaron fotografías de la parte anterior del carro blindado, el que estaba pintado verde. Se observa desprendimiento de pintura por impacto de perdigones, y hendiduras por la misma razón, observándose también el casco, 246 que igualmente muestra evidencias de donde recibió el impacto. La distancia del disparo es del orden de los ocho metros, por lo que sin el casco esa persona hubiese muerto. Se observaron las fotografías del carro Z 4261 que continuaba al Mowag, el que presenta seis impactos. Se observan disparos en la puerta y sobre el capot y en el espejo también. Se pudo determinar que eran seis impactos, los que fueron perpendiculares, oblicuos, de atrás hacia delante y además de adelante hacia atrás, con distancias que van de ocho a dieciocho metros. En cuanto a la camioneta del Fiscal, señaló que las fotografías muestran tres grupos de perdigones. Los tres perpendiculares, dirigidos a la cabina, encontrando vainillas de nueve milímetros, en el interior del vehículo, que fueron disparadas por dos armas, desde dentro de la camioneta, presumiendo que deben ser de quienes iban en el vehículo para repeler el ataque, existiendo también perforaciones en los asientos, compatibles con el paso de los perdigones a través de ellos. Por último se muestran fotografías de los carros Z 599 que recibe un impacto, de adelante hacia atrás, del Z 3394 que recibe dos impactos desde mayor distancia, relativa a los 24 metros y del Z 4251, que recibe un disparo en la parte posterior que es el que cerraba la caravana de acuerdo a las declaraciones de los Carabineros. Dentro del mismo set de fotografías, están aquellas referidas a la pericia balística que efectuó, y que fue lo que permitió agrupar las evidencias consistentes en los cartuchos de escopeta levantados desde el sitio del suceso, en los grupos de armas que mencionó, reconociendo asimismo, la evidencia consistente en 18 vainas de cartuchos de escopeta, de distintas marcas que fueron levantadas desde los sitios del suceso. Por último a través del mencionado perito, se incorporó una infografía del sector de puerto choque, que muestra la posible posición que tendrían los tiradores, durante el ataque, conforme a la opinión del mismo. 43º: Que en relación con las lesiones sufridas en la madrugada del día 16 de octubre de 2008, por el Fiscal Adjunto Mario Elgueta Salinas, y por los funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile Walter Oyarce Vergara, Jorge Ogueda Fuentes y Alejandro Rojas Riffo, se contó con la prueba documental consistente en los respectivos comprobantes de atención de urgencia, emitidos por el Hospital de Cañete, con motivo de las primeras atenciones brindadas a los lesionados. 247 Coincidente con lo anterior, se contó con la declaración del perito Juan Zuchel Matamala, quien señaló que el día 06 de enero de 2009, examinó al funcionario Mario Elgueta Salinas, de aproximadamente 35 años, quien le manifestó haber recibido disparos con arma de fuego, la madrugada del día 16 de octubre de 2008, siendo después atendido en el Hospital de Cañete. Al examen físico tenía un herida puntiforme en el dorso de mano derecha, lesión que en su opinión es de carácter leve, sin dejar secuelas. Ese mismo día, examinó a Jorge Ogueda Fuentes de 36 años, funcionario público, quien recibió el disparo de un escopetazo el día 16 de octubre de 2008, mientras se dirigía a realizar un procedimiento institucional, siendo atendido en el Hospital de Cañete. Al examen físico presentaba múltiples heridas puntiformes por perdigones en el brazo, el codo y el antebrazo, y además una relativa impotencia funcional. En su concepto son lesiones de carácter grave, con cuatro meses de incapacidad salvo complicaciones. El mismo paciente concurrió el 14 de diciembre de 20009 a efectuarse un informe de término de lesiones, en esa oportunidad tenía las mismas cicatrices de sus perdigones, dos se le habían extraído, le costaba mover el brazo por lesión de los tejidos blandos. Las lesiones cicatrizan, pero dejando secuela de relativa impotencia funcional. De igual manera atendió ese día al oficial de la Policía de Investigaciones Walter Oyarce Vergara, quien también recibió un disparo con arma de fuego, el 16 de octubre de 2008, y quien tenía una cicatriz extensa en el dorso de la mano izquierda. Presentaba un comprobante de fractura expuesta en tercer metacarpio de mano izquierda, con impotencia funcional. La lesión también es grave, con cuatro meses de incapacidad salvo complicaciones. El día 30 de noviembre de 2009 fue operado en el dorso de la mano, por lo que presentaba elementos metálicos para poder mover su mano en mejores condiciones, también se palpaban perdigones en el dedo índice de la mano. Ello dejó como secuela relativa impotencia funcional y debiera requerir nueva cirugía para corregir lesiones en dorso de la mano. También prestó su testimonio el perito Darío Benavente Aldea, quien señaló que a solicitud de la Fiscalía Local de Concepción, realizó examen de lesiones al señor Alejandro Rojas Rifo, de 22 años, el día 20 de febrero de 2009. Le refirió este funcionario policial durante la anamnesis, haber sido agredido por un grupo de indígenas desconocidos en un procedimiento policial, el día 15 de octubre de 2008, siendo atendido en el Hospital de Cañete y luego en el Hospital Regional y en el Traumatológico de Concepción. Describió que los antecedentes 248 clínicos que portaba daban cuenta de una infección ósea del tercer metacarpiano, lo que es fractura del metacarpo del dedo medio, además heridas por perdigones mano izquierda, e infección ósea de dedo uno o pulgar de la mano derecha. Al examen físico se presentaba consciente y lúcida. Destacaban tres cicatrices en dorso de mano derecha, violáceas, dos en la cara palmar de la mano derecha, una cicatriz lineal en dorso de mano izquierda, y aumento volumen de mano derecha. La funcionalidad de la mano, presentaba una impotencia parcial a la flexión de la mano izquierda para empuñar los dedos. Además contaba con una electromiografía que daba normal y una eco tomografía de las manos, que indicaba como diagnóstico, una tensinovitis del tendón flexor del dedo medio izquierdo, esto es una lesión del tendón a nivel de la articulación del metacarpo del dedo medio izquierdo. Refiere igualmente que aun se encontraba en control médico, y en terapia kinésica. En base al examen físico realizado, concluyó el perito que las lesiones eran explicables por disparos de proyectil tipo escopeta, de carácter grave y que suelen sanar en plazo de 120 a 150 días, con igual plazo de incapacidad salvo complicaciones. Con fecha 02 de noviembre de 2009, se solicitó por Fiscalía de Talcahuano un informe de término de lesiones, donde el examinado refería sentirse mejor, pero con molestias aún en ambas manos, presentaba distintas cicatrices concordantes con las anteriores, y una limitación parcial, frente a la extensión del dedo medio izquierdo, presentaba lateralidad diestra, o sea usaba mano derecha. Sanaron en 150 días dejando una secuela funcional parcial, que consiste en una limitación para la extensión del dedo medio de la mano izquierda. Este mismo perito reconoció el set de 3 fotografías tomadas por el Servicio Médico Legal de Concepción en donde se ven ambas manos de Alejandro Rojas Riffo, y se ven cuerpos redondeados, que corresponden a los perdigones. Se ve la presencia de perdigones en ambas manos, con un acercamiento a la mano izquierda que muestra dos puntos de color blanco, que para el perito dan cuenta de la presencia de material metálico en el dedo pulgar de la mano izquierda. Por último se observó una foto de acercamiento de su mano derecha en donde se muestra proyectil, en la zona en donde presenta el aumento de volumen. 44º: Que para establecer la calidad de Fiscal Adjunto del Ministerio Público, en el ejercicio de sus funciones que tenía en esos momentos el Fiscal Mario Elgueta Salinas, se contó con la prueba documental consistente en una copia de la resolución del Departamento de Recursos Humanos N° 1369, de fecha 31 249 de agosto de 2004, emanado de la Fiscal Nacional, en donde se nombra al mencionado Mario Elgueta Salinas, como Fiscal Adjunto para la comuna de Cañete. Tratándose de los funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile Walter Oyarce Vergara, Jorge Ogueda Fuentes y Alejandro Rojas Riffo, se contó con la prueba documental consistente en los respectivos certificados de servicios de dichos funcionarios, documentos emanados de la Dirección respectiva de la Policía de Investigaciones de Chile. IX).- Participación de los acusados en los hechos signados como primer grupo de delitos: 45º: Que haciendo un análisis en detalle de las probanzas que han sido explicadas en relación con este primer grupo de hechos, es posible para la mayoría de la Sala, distinguir que durante el día 15 de octubre de 2008, y madrugada del día 16 de octubre de 2008, sucedieron tres eventos diferentes uno del otro, que por sus características, presentan una necesaria y directa relación entre ellos, pudiendo estos Jueces a partir del desarrollo del razonamiento respectivo, vincular fehacientemente a determinados acusados con los hechos que han sido objeto de la acusación fiscal Es así, que un primer hecho, tiene lugar al mediodía de ese 15 de octubre de 2008, cuando una patrulla de Carabineros de dotación de la Tenencia de Tirúa, concurrió hasta el domicilio de la Familia de José Santos Jorquera Rivas, ubicado en el sector de Puerto Choque de la comuna de Tirúa, para recabar la información necesaria para posteriormente efectuar una notificación de una citación judicial, emanada del Juzgado de Familia de Cañete, lugar en el cual, conforme al testimonio de los mismos Carabineros, se encontraba el Capitán Marcelo Sáez Rebolledo, en compañía de otros funcionarios de dotación de la DIPOLCAR de Carabineros de Lebu. Una vez que los funcionarios salen de dicho lugar en dirección al domicilio del ciudadano que buscaban, son atacados por un grupo de encapuchados desde diferentes sectores, quienes portaban armas de fuego tipo escopeta, por lo que frente a la superioridad numérica y la imposibilidad de defenderse de dicho ataque, debieron replegarse hasta el domicilio ya citado, lugar en el cual se refugian, siendo apoyados en su defensa por el ya mencionado Capitán Marcelo Sáez Rebolledo, hasta que se produce la llegada de refuerzos al lugar, lo que 250 provoca la huída del grupo, permitiendo la salida de los Carabineros desde dicho sector. Un segundo hecho tiene lugar, una vez que Carabineros abandona el sector, cuando nuevamente un grupo de encapuchados, premunidos de armas de fuego, y de elementos contundentes, concurre al mismo domicilio del señor José Santos Jorquera Rivas, en donde conjuntamente con efectuar una serie de preguntas al grupo familiar respecto de donde se encontraban los Carabineros o como refieren las víctimas “los pacos”, proceden a intimidarles con las armas de fuego que portaban, ocasionando además diversos daños en su interior, según se desprende tanto del relato de los propios afectados, como de quienes se encontraban allí en esos momentos, para proceder de igual forma a sustraerles dos escopetas que mantenían en el lugar, además de otras especies como celulares y herramientas, manifestándoles que debían abandonar el lugar en el plazo de una semana, o de lo contrario les quemarían la propiedad. Finalmente, un tercer hecho tiene lugar ya en horas de la noche, específicamente cuando el Fiscal Mario Elgueta Salinas, acompañado de una comitiva conformada por Carabineros y funcionarios de la Policía de Investigaciones, se desplazó hasta el domicilio antes mencionado, con el objeto de constituirse, para realizar las primeras diligencias en torno al hecho acaecido en horas de la tarde. Una vez terminada las diligencias en el lugar, decide retirarse conjuntamente con la comitiva que le acompañaba, a bordo de una camioneta doble cabina Marca Nissan Terrano de color blanco, de cargo del Ministerio Público, siendo en el trayecto de regreso, específicamente a la altura del Cementerio del sector, atacados por sujetos no identificados; los cuales haciendo uso de armas de fuego del tipo escopetas, aprovechando la altura existente en el lugar, como asimismo el conocimiento que tenían del terreno, entre otras condiciones favorables para ello, disparan en contra del mencionado Fiscal, y de los demás funcionarios de ambas policías que le acompañaban en esos momentos. 46º: Que en orden a establecer fundadamente la participación que a determinados encartados le cabe en estos hechos, se ha tenido particular consideración de los dichos proporcionados por el testigo con identidad reservada N° 26, dichos que tal como se mencionó, durante la entrega del veredicto condenatorio de esta causa, solo fueron empleados como punto de partida para la construcción de su participación, habiendo sido la misma debidamente corroborada con otros elementos de incriminación presentados 251 durante el juicio, respecto de los cuales se hará la debida mención y análisis en esta exposición. 47º: Que ante estos Jueces el aludido testigo con identidad reservada, señaló en síntesis que el día 15 de octubre de 2008, el señor Llaitul, -en directa alusión al acusado Héctor Llaitul-, conjuntamente con su grupo de Temuco, se dirigieron hasta un cerro que queda cerca de los Parra. En ese lugar este mismo acusado, el cual es también apodado por el testigo como “el Negro”, estaba con un grupo de jóvenes. Esto habría ocurrido cerca de las 12.00 a 12.30 horas. Una vez que se juntaron todos, señala que esta persona, les dice que debían ir a echar al señor Santos Jorquera, porque según él, había que recuperar ese terreno para los mapuches. Afirmó además este testigo que en la referida reunión, ocurrida previo a concurrir al domicilio de Santos Jorquera, participan además del mencionado Llaitul, las personas que sindica como los Llanquileo, el Ramón, el “Sinforiano” o Huenuche, el “Ratón”, el “Trinte”, y otras tres personas que no puede identificar, y que además estaban el Javier Navarro, el Juan Parra, el Cayo y el Pestaña que es hermano de Juan Parra, precisando que el Beto o Nolberto Parra, no estaba en esos momentos, pero que llegó después. Más adelante en su testimonio, sostuvo que Llaitul, mando a un tal “Lalo”, para ver si acaso había Carabineros cerca del lago, recordando que el apellido de aquel es Antilao, siendo el objetivo de esta persona, ir a ver si había Carabineros donde Santos Jorquera, para así poder ir con más seguridad. En el lugar había dos vehículos, uno era un móvil de Carabineros, y el otro un vehículo tipo civil, los que querían salir del sector del lago, y cuando el “Lalo” volvió, le fue a avisar a Llaitul de que dichos vehículos aún estaban ahí, concurriendo éste con su gente hacia donde estaban los vehículos, enfrentándose a tiros con Carabineros, precisando el testigo que los tiros eran tanto de la policía como también del grupo de Llaitul. Sostuvo este testigo, que este grupo andaba armado con escopetas y que vio entre seis o siete escopetas, llevando aquellas toda la gente que andaba Llaitul. Este hecho habría durado entre diez y quince minutos, escuchando los disparos, observando que después el grupo se recogió hasta el cerro, porque después de enfrentarse con los Carabineros, iban a llegar otros a apoyarles, sosteniendo el testigo, que es ahí cuando llegó una comitiva de Carabineros, que sacaron a los dos vehículos que estaban en el lugar. En cuanto a las armas utilizadas por este grupo, señaló que las llevó Llaitul con Huenuche, en dos sacos rojos y las repartió Llaitul. Señaló también que después que se retiraron los Carabineros, y ellos por su parte se dirigieron hacia 252 el cerro, Llaitul conversó con el grupo, de que iba a andar el Fiscal Elgueta, desconociendo el testigo, la razón por la cuáñ iba a andar el mencionado Fiscal. Después que pasó eso, guardaron las armas, y Llaitul mencionó que había que juntarse después en el mismo cerro. En referencia a lo que sucede después de este primer hecho, señaló el testigo que Llaitul con su gente fueron a echar a Santos Jorquera, para lo cual llevaron sus armas, concurieron encapuchados, esperándolos por su parte en el cerro, con el Carlos o “Cayo”, -que más adelante precisa que es el acusado Carlos Muñoz-. Estas personas se demoraron entre quince y veinte minutos en volver, escuchando disparos que venían desde la casa del señor Santos Jorquera, amenazándole de que se retirara porque los terrenos eran de ellos. Una vez que los sujetos volvieron al cerro, aparecieron entonces con dos armas, que ellos habían sacado de la casa, eran armas viejas, antiguas, de tipo escopetas, y además cuatro celulares. De las armas se habría quedado Llaitul con una, y la otra se la llevó Ramón Llanquileo, en tanto que los celulares se los reparten entre ellos refiriéndose a Huenuche, a Ramón Llanquileo, y no recuerda a quienes más. En alusión a lo sucedido en ese momento, señaló que hubo alguien que le mencionó, que asustaron al señor Santos Jorquera, que lo amenazaron con las escopetas, y que le habrían disparado a un letrero de un concejal. En relación con lo ocurrido, con posterioridad a este segundo hecho, mencionó el testigo que Llaitul, les dijo que había que irse puesto que iba a llegar el Fiscal al sector, sosteniendo que al “Beto” le llamaron para decirle que se dirigía una comitiva de Carabineros al sector de Choque. Por su parte, Llaitul les dice que debían irse para sus casas, para después volver durante la tarde porque iba a volver el Fiscal Elgueta, precisando sus dichos en el sentido que él entiende por “ir a darle al Fiscal”, que habría sido lo manifestado por Llaitul, como ir a dispararle. Más tarde, Llaitul con su gente llegan al cerro, todos armados, y entremedio andaba una moto de cortar madera, marca Husqvarna la que llevaba Ramón Llanquileo. Se junto Llaitul con su gente y se dirigen en dirección al Cementerio del sector de Choque, para esperar a la comitiva de Carabineros y al Fiscal Elgueta, precisando que ellos sabían de la comitiva, puesto que al acusado Llaitul, le llamaron para avisarle, por lo que después que llegó la tarde, en una hora que el testigo estimó como más o menos las nueve de la noche, ocurre un enfrentamiento con el Fiscal Elgueta, específicamente en el sector del cementerio. 253 Describiendo en detalle este tercer evento, sindica como quienes llegar al lugar, a Ramón Llanquileo, a Jose Huenuche, al Nino Llanquileo (hermano de Ramón Llanquileo), al “Ratón”, al “Trinte” (Jonathan Huillical), y al “Negro” (Héctor Llaitul). Refirió que justo antes de llegar al cementerio, mandó Llaitul a Ramón Llanquileo, a que cortara unos árboles, para que la comitiva en donde andaba el Fiscal se detuviera, para ser atacada. El lugar fue elegido por Llaitul y los árboles los cortó Ramón Llanquileo, con la moto Husqvarna que llevaba. Para cometer este hecho, se dividieron en dos grupos, uno se ubicó en el sector del cementerio, por el lado, en tanto que el otro grupo lo hizo por el lado de Choque. El primer grupo que era el que estaba hacia el cementerio, que es donde estaban Llaitul, el “Trinte”, y otro que él no recuerda, en tanto que en el otro grupo, estaban el Huenuche, Ramón Llanquileo, el “Nino”, y el “Ratón”. Mencionó asimismo, que estaban todos armados con escopetas, simples y recortadas, y que además portaban una filmadora, recordando que quien la portaba era el Trinte, pero especifica que cuando se llegó al lugar, desconoce quien se la llevó. Indicó que una vez que se dividió el grupo, llegó una tanqueta al lugar, la que andaba desde la mañana, encontrándose por su parte retirado del lugar junto a Carlos Muñoz y Juan Parra. Señaló que esto ocurre cuando ya estaba oscuro, y que comienza entonces a sentir los disparos, agregando que después que llegó la comitiva hasta el lado del cementerio, es cuando se “arma” el ataque al Fiscal, desconociendo quien ordenó disparar. Precisó que esto comenzó de sur a norte y de arriba hacia abajo, por su parte él estaba mirando solamente, y después que llego la tanqueta, el se arrancó en una dirección cerca del colegio, pues Llaitul les mencionó que había que juntarse en dicho sector, que queda cerca del colegio, y que corresponde a una casa abandonada, que no es grande, es una casa vieja, que no sabe para que se usaba. Describió la casa, señalando que no tenía piso, tenía puro suelo y tierra, y que allí tenían que llegar todos los que estuvieran participando en el hecho, para ver posteriormente si alguien quedaba herido, o recibía un disparo, pero en esos momentos nadie recibió disparos. Fue ahí que se llevó la filmadora, en donde se escuchaban los disparos. Al lugar llegaron de a poco los demás, llegó Ramón, el “Trinte”, después Llaitul, preguntando quien había salido herido, o si es que alguien había recibido un disparo, y los que estaban ahí le dijeron, que todo había salido bien. Llegaron todos con sus armas. En el lugar no había luz solo había una fogata, que hicieron entre ellos. Una vez que se fueron se llevaron todos sus armas. En referencia al video, señaló que solo se veían puras luces, sonidos y 254 ruidos, y que después de esto Llaitul les dijo “ya salimos todos bien”, cada uno se va para su casa, no mencionándose nada más. Finalmente este testigo hace referencia a diversas amenazas que ha sufrido como consecuencia de declarar por estos hechos. 48º: Que a partir de los dichos del testigo con identidad reservada antes mencionado surgen elementos concretos que permiten atribuir intervención culpable a determinados acusados, en los hechos signados con las letras A.1 y A.2., considerando la sindicación que efectúa de varios de ellos, entre los cuales se destacan los acusados Héctor Llaitul Carrillanca o “Negro”, como así también los acusados Ramón Llanquileo Pilquiman, José Huenuche Reiman y Jonathan Huillical Méndez, este último apodado como el “Trintre”, respecto de los cuales, los dichos del mencionado testigo han sido debidamente complementados con otros elementos de cargo, tal como se pasará a explicar detalladamente a continuación. 49º: Que en efecto, amén de la sindicación precisa y directa que efectúa el testigo con identidad reservada N° 26, en orden a atribuir participación de los acusados ya mencionados, obran en contra de los mismos, los dichos del propio acusado Jonathan Huillical Méndez, prestados previa lectura de sus derechos en sede policial, los que posteriormente fueron debidamente ratificados ante un Fiscal del Ministerio Público y reproducidos en juicio por el Prefecto Alfredo Espinoza Ugarte. Fue así que estos Jueces, pudieron escuchar al referido oficial, quien luego de mencionar que lleva 26 años de servicio en la Policía de Investigaciones, da cuenta de su trayectoria profesional, como así también de su actual cargo, como Jefe Nacional de Asuntos Públicos de su institución. Este oficial, señala sobre el punto que tomó conocimiento de la detención del imputado Huillical Méndez, y que le informa de aquello al Fiscal Álvaro Hermosilla, quien le ordena que traslade en forma personal a ese imputado, diligencia que cumple de inmediato junto con un equipo de detectives. En Temuco, tomó contacto con detectives de esa ciudad que lo tenían bajo su custodia, los que le habían leído los derechos tanto al momento de su detención, como también en la guardia, no obstante que él también procede nuevamente a darle lectura. 255 El imputado entonces le habría manifestado su sorpresa por encontrarse detenido, y él le dice que tiene derecho a guardar silencio, pero este le respondió que quiere declarar porque no tiene participación en el hecho. Le dice nuevamente que guarde silencio, porque será trasladado hasta Concepción y en esa ciudad insiste en que desea delimitar su responsabilidad porque no tiene nada que ver con el atentado al Fiscal. Es por ello, que conforme a lo dichos del policía, procede a informar al Fiscal Álvaro Hermosilla, de que el imputado quería declarar sin abogado para que no se filtrara la información, y entonces le toma declaración por expresa delegación del Fiscal. En ésta declaración, el imputado le señala que estudia en Temuco, y le manifiesta su sorpresa por verse involucrado en esta investigación ya que ni siquiera habría estado en Puerto Choque cuando ocurrió el hecho, por lo que frente a tales respuestas el detective le informó al imputado de la existencia de una escucha telefónica que de acuerdo a información proporcionada por la Fuerza de Tarea del Bío Bio, lo situaba a él haciendole un llamado a Héctor Llaitul en el mismo sector, siendo ante tal evidencia, que el imputado le reconoce que estaba en lugar, pero le dice que no tiene nada que ver con el atentado o emboscada en contra de comitiva. Al referirse específicamente el imputado a los hechos ocurridos el día 15 de octubre de 2008, le señaló que aproximadamente al mediodía se encontraba cortando unos palos en compañía de imputado Llaitul Carrillanca y que entonces llega un vehículo con otras tres personas que no recuerda y que les señalan que Carabineros anda en las inmediaciones de Santos Jorquera, los invitan entonces a ir a pelear con Carabineros. Suben al vehículo y se encuentran de frente con una patrulla de Carabineros, la denominada “zapatilla”, a la que le tiran palos en la carretera para evitarle la salida. En el caso del imputado, se sacó del cinturón, un “guetrue”, que es como una boleadora y entonces le empieza a lanzar piedras al carro, en ese momento bajan del cerro otras personas, las que empiezan a dispararles a Carabineros, los que se dan vuelta y huyen, siendo entonces que ve cuando pasan otros Carabineros a rescatarlos, no señalando que él haya hecho uso de armas de fuego o que tuviese alguna otra participación mayor a la descrita. Sostuvo el detective además, que el imputado les menciona en su declaración que luego de reunirse nuevamente en el cerro, quedan concertados 256 de ir a la casa de Santos Jorquera, donde manifiesta que él no ingresa, y que no conoce a las personas que llegaron al lugar, pero si les señaló expresamente que salen personas con armamento sustraído a Santos Jorquera y con cuatro celulares, uno de los cuales lo llevaba el imputado Huenuche Reiman. Por todo esto, asumen que vendrían más Carabineros al sector, y mientras tanto el imputado permanece en la casa de Ramón Llanquileo, al parecer viendo televisión, y se queda dormido y cuando despierta, ve que no hay nadie, sintiendo ruidos en el exterior, como disparos y además ve bengalas, trasladándose entonces hacia el sector del camino, y en el trayecto se encuentra con el imputado Huenuche y otra persona que no conoce que iba con una escopeta, y reconoce que ahí llamó a Héctor Llaitul, produciéndose un diálogo entre estas personas, ya que andaban medios perdidos y entonces llegan a una suerte de casucha, en donde se reúnen varias personas con escopeta, a las que que él no conoce. En alusión a su función investigativa, señala el oficial que hizo un cruce de información entre los dichos de este imputado, con los dichos de un testigo con identidad reservada que también declaro, donde son elementos comunes entre ambas declaraciones el que se sitúe a Llaitul, a Huenuche y a Huillical en los alrededores del sitio del suceso, además se sitúa ambos en la misma casucha abandonada. Respecto de la casa abandonada, supuestamente había una suerte de fogata, en torno a la cual al medio estaban reunidas estas personas, siendo ambos, el testigo y el imputado, quienes le habrían mencionado aquella fogata al medio de la cual estaban reunidos Héctor Llaitul, Ramón Llanquileo, Víctor Llanquileo y las otras personas a las que no se ubicaba. Agregó que con posterioridad a dicha declaración, el imputado declaró también ante un Fiscal del Ministerio Público, específicamente el Fiscal Alvaro Hermosilla, en donde Huillical Mendez ratificó lo dicho ante la policía. En referencia a una consulta específica sobre el punto efectuada por el Fiscal, le respondió que no ha habido ninguna investigación en su contra, que no tiene conocimiento de alguna denuncia o querella, y que descarta haber golpeado al señor Huillical Mendez, por cuanto hay cosas valóricas y éticas, y una de ellas es que el policía no puede cometer un ilícito para esclarecer otro y nunca ha hecho algo así en toda su carrera. 50º: Que en lo referido a la vinculación que tendrían los acusados Héctor Llaitul Carrillanca, José Huenuche Reiman y Jonathan Huillical Mendez, con el 257 ataque sufrido por el Fiscal Mario Elgueta, resultó muy relevante para la decisión sobre el punto, la prueba consistente en la Pista 3478 del número 77440864, introducida a través del CD correspondiente, número que corresponde a un teléfono utilizado por el acusado Llaitul Carrillanca, que se encontraba intervenido por orden judicial, cuyo contenido fue reproducido durante las declaración de don José Luis López Leiva, y de doña Valeria Nuñez Fernández, correspondiendo a una llamada que conforme a la planilla Excel correspondiente al tráfico de llamados de dicho número, se efectúa precisamente el día 16 de octubre de 2008 a las 1.31 de la madrugada, vale decir pocos minutos después de ocurrido el ataque de esa madrugada desde el N° 77502138, que regularmente era empleado por el sindicado Huillical Mendez. Dicha llamada es reconocida por el propio Johnathan Huillical, según se indicó en el considerando precedente, y en ella se puede escuchar claramente la voz del acusado Héctor Llaitul, quien contesta la llamada a través de la expresión “Trintre”, punto este último que permite además confirmar totalmente que aquel es el apodo con el que regularmente se conoce al acusado Huillical Méndez. En dicha conversación ambos acusados, hablan en voz baja y Huillical Mendez pregunta a Llaitul cuál es el Cerro “El Flojo”, siendo posible también escuchar en dicha llamada, la voz de José Huenuche Reiman, con quien Llaitul conversa también sobre la ubicación del mismo lugar, que conforme a las explicaciones entregadas por la policía, se encontraba cercano al sitio del suceso. La misma llamada en comento, aparece también referida por el policía Cristián Araneda Peña, quien manifestó que el día 16 de octubre de 2008, durante la madrugada recibió una llamada de su jefe Jose Luis López Leiva, manifestándole que habían sido emboscados y heridos sus colegas Ogueda, Rojas y Oyarce, trasladándose hasta la unidad y verificando en dicho lugar que efectivamente existía un llamado a eso de las 01.30 de la madrugada, en el cual pudo reconocer las voces de los mencionados Llaitul Carrilanca, Huenuche Reiman, y Huillical Méndez, la que corresponde a aquella que figura en la ya citada Pista 3478. 51º: Que además de haber sido reconocido por el propio Huillical Méndez, haber efectuado dicha llamada y que en la misma intervienen tanto su persona, como así también los acusados Llaitul Carrillanca y Huenuche Reiman, lo cierto es que este Tribunal también contó con los resultados del peritaje de voz, efectuado por el experto César Sáez Elgueta, a las pistas de audio correspondientes al teléfono intervenido del señor Llaitul Carrillanca. 258 Este perito, en su calidad de Ingeniero Acústico, da cuenta de su experiencia en el área, validando la utilización de otras técnicas –que fue lo que ocurrió respecto de los demás imputados- para determinar a quién corresponde la voz de un determinado individuo, señalando que las metodologías que en otras partes se utilizan son las aurales y las semiautomáticas, pero que ahora se han incorporado las automáticas, porque dan un rango objetivo, sin perjuicio que las otras tienen un alto grado de certeza, por ello es que se usa primero la metodología aural y luego se le objetiviza mediante el sistema automático. En alusión al método aural, hace referencia a que si se escucha por un periodo prolongado de tiempo a una determinado sujeto se tiene porcentajes bastante altos de certeza, los que son sobre el noventa y cinco por ciento, ya que se tendrá mucha familiaridad con esa voz. Explicó también que en este caso se intentó obtener la voz, de varios otros imputados pero “todos ellos” se negaron a entregar muestras para el cotejo, por lo que en el caso de Llaitul, se debió emplear discos indubitados que correspondían a audiencias ante un Tribunal de los meses de julio y agosto de 2008. En estos discos indubitados, se segmentó la voz a través de un software, seleccionando tramos donde solo aparece voz del imputado donde le quedó archivo de unos dos minutos. Añadió más adelante que el proceso entonces lo efectúa el software automático, denominado Soundfosh, remitiendo la información mediante un disco con el informe de los resultados, reconociendo en audiencia un disco compacto anexo al informe pericial de sonido y audio N° 213, y un disco compacto anexo al informe pericial de sonido y audio N° 2, ambos del Laboratorio de Criminalística de Temuco, los que fueron escuchados en la audiencia, y en donde explica que uno de los archivos de cada discos es el que corresponde a la muestra indubitada, en tanto que los restantes, son las muestras dubitadas, en donde a partir de la aplicación del software correspondiente, se obtuvieron en varios de ellos resultados probabilísticos bastante altos, en orden a que aquella voz correspondía a la de Héctor Llaitul, destacando así por ejemplo, el resultado que arrojó la Pista RT 3555, que dio un resultado de 4086, que conforme lo explicó el perito, significa que existen 4086 más probabilidades que la voz corresponda a la del acusado Héctor Llaitul, a que sea de una persona de la población de su referencia. 52: Que finalmente, en relación con esta llamada tantas veces citada, se pudo escuchar el testimonio de el perito Erick Lenz Alcayaga, quien hizo referencia a su calidad de cartógrafo de la Universidad Tecnológica Metropolitana, 259 contratado por el Ministerio Público, y cumpliendo funciones en la Fiscalía Regional Metropolitana Sur. Este perito, luego de explicar las diligencias y operaciones practicadas pudo concluir que la antena que conforme al ya citado tráfico de llamados, corresponde a esta llamada, se encuentra ubicada en los 73 grados con 21 minutos longitud oeste y 38 grados 02 minutos de latitud sur, que tiene un área de cubrimiento que abarca entre otras cosas el emplazamiento del sitio del suceso, de la escuela, del del cruce y paradero tres esquinas, la casa abandonada, el sector de Los Castaños y la casa de la familia Parra, se encuentran dentro de la cobertura de la antena de entel pcs celda 33264, y lo mismo, ocurre respecto del Cerro “El Flojo”. De igual forma se incorporaron a través de él dos cartas topográficas elaboradas por el Instituto Geográfico Militar, correspondientes al sector denominado Lago Lleu Lleu, además de un disco compacto conteniendo una carta vectorial a escala 1:50.000 en 3d, elaborada por el Instituto Geográfico Militar y un disco compacto que contiene el informe pericial cartográfico N° 001, evidencias todas que fueron exhibidas y debidamente explicadas por el mencionado perito. Además se contó con el testimonio del perito Alvaro Saavedra Fuentes, quien a través de seis láminas anexas al informe pericial planimétrico N° 144/009 del Laboratorio de Criminalística de Concepción, dio cuenta entre otras, de una imagen general del lugar de emplazamiento de la antena de Entel, la que está ubicada a 4 kilómetros de la ruta P 70 en dirección al oriente, específicamente en la parcela 44 del Cerro Alto de Antiquina, explicando que la su ubicación y relación respecto del cementerio del sector de Puerto Choque y su correspondencia respecto del lugar del ataque, señalando además que la misma antena queda ubicada a 14,5 kilómetros desde el sector del paradero tres esquinas, tomando la antena en comento como punto de referencia el lugar del incidente queda hacia el sur. 53º: Que así también en relación con la participación de los acusados Huenuche Reiman y Huillical Méndez, en el hecho A.1., se debe tener presente la grave presunción que surge del mérito de los llamados efectuados desde el número 99624092, que conforme a las indagaciones de la policía, y que también pudo constatar este Tribunal del mérito de la prueba exhibida, era regularmente utilizado por el mencionado Huenuche Reiman, quien utilizó para ello, precisamente uno de los aparatos celulares sustraídos desde el domicilio de José Santos Jorquera, según quedó demostrado a partir de los tráficos de llamados, efectuados desde el “imei”, del referido aparato, el cual como bien lo explicó el 260 detective Carlos Rodríguez Sáez, corresponde al número de serie del respectivo aparato, que es único e irrepetible, señalando que la diferencia entre el chip y el imei, es que el chip es el número que todos tenemos, en cambio el aparato tiene un número de serie único que se denomina imei, pudiendo establecerse a partir de aquel, cuantos chip se le han incorporado a un determinado aparato o imei. Añadió el policía, que en este caso solicitaron la información, y precisamente uno de los teléfonos, que es el 99624092 de la empresa movistar, utilizado en la investigación por Santiago Huenuche Reiman, se inserta el chip antes nombrado, a uno de los aparatos celulares sustraídos a Santos Jorquera, el cual como estaba operativo, se le insertó el respectivo chip, lo que consta del tráfico correspondiente, que figura dentro de las tres planilla Excel contenidas en el informe policial N° 30 de la Fuerza de Tarea, en el disco compacto que contiene el tráfico de los celulares sustraídos a José Santos Jorquera Rivas y en el disco compacto que contiene el análisis de los tráficos telefónicos de los celulares sustraídos al referido, los cuales fueron debidamente exhibidos en la audiencia, explicando el referido detective que llegó a la conclusión de que el número en cuestión corresponde al mencionado imputado, por varios elementos que menciona, dentro de los cuales se destacan en opinión de estos Jueces, el mérito de las llamadas que ocurren entre el mencionado José Huenuche y Carlos Martínez Parada, los días anteriores al 15 de octubre de 2008, donde le ofrece madera para la venta, además la comunicación entre este último y la pareja de Huenuche de nombre Millaray Garrido, tratando de ubicarlo, en que frente a las preguntas por el otro teléfono, la aludida responde precisamente que el teléfono usado por su pareja es uno de la empresa Movistar, que termina en 092, igual que aquel que en este caso se encontraba intervenido. De igual manera conforme a los tráficos de llamadas antes mencionadas, se puede establecer que desde el referido chip, existen comunicaciones ese mismo 15 de octubre de 2008, con el número de celular correspondiente a Tamara Baeza, ésta última pareja de Jonathan Huillical, lo cual en opinión de estos Jueces, ratifica sus propios dichos en cuanto a que ese día andaba en compañía del mencionado Huenuche Reiman, y por otro lado, permite vincularle con el hecho del robo a Santos Jorquera, toda vez que también aparece utilizando una de las especies sustraídas aquella tarde, y confirma sus propios dichos entregados al detective Espinoza Ugarte, en cuanto a que pudo observar que uno de los teléfonos sustraídos desde dicho domicilio, quedó en manos del ya mencionado Huenuche Reiman. 261 54º: Que en lo referido al acusado Llaitul Carillanca, surge también como elemento de convicción que opera en su contra, y que permite al menos vincularlo con los hechos ocurridos durante la tarde del día 15 de octubre de 2008, esto es, el ataque sufrido por Carabineros de la Tenencia de Tirúa, y que como se ha venido explicando, aparece necesariamente en directa relación con los hechos que posteriormente se desencadenan durante la tarde y la noche del mismo día, el mérito de las llamadas efectuadas desde los números 84592297 y 89472682, efectuadas conforme al tráfico correspondiente a las 13.37 y 13.40 horas del mencionado día al número 88322207, perteneciente éste a Oscar Caniupan, teléfono intervenido por orden judicial, donde es posible reconocer con particular certeza la voz del mencionado Llaitul, informando al segundo sobre la existencia de un enfrentamiento en el sector de Choque, que se estarían metiendo Carabineros a las comunidades, exigiéndole más adelante que se comunique con un tal Pacheco para dar a conocer dicha información a través de los medios de comunicación, lo cual consta en el disco compacto anexo al informe policial de análisis N° 21 de la Brigada de Investigaciones Policiales de Concepción, exhibido en el juicio a través del detective Carlos Rodríguez Sáez y en las escuchas telefónicas correspondientes al teléfono del mencionado Oscar Caniupan. Así también, en referencia al ataque sufrido por el Fiscal Mario Elgueta y su comitiva, son relevantes los dichos que el propio Llaitul Carrillanca profiere mientras se encontraba detenido y que constan del DVD correspondiente a una nota de prensa de Televisión Nacional, en la cual señala en alusión a dicho acontecimiento que se trataría de lo que se viene en denominar “un enfrentamiento”. 55º: Que respecto de la persona de Ramón Llanquileo, además del mérito probatorio que en su contra fluye, tanto de los dichos del testigo con identidad reservada N° 26, como así también de los dichos del encartado Huillical Méndez, cabe mencionar la existencia de dos llamadas telefónicas efectuadas la primera desde el teléfono 74192730, al teléfono de red fija 45-282741 correspondiente a su pareja de aquel entonces Tania Ceballos, el día 15 de octubre de 2008 a las 21.42 horas, y la efectuada por esta última, el día siguiente a las 12.04 horas, cuyos diálogos permiten vincularle directamente con los violentos episodios ocurridos ese día. En efecto, la utilización del referido número por parte del señor Llanquileo, se determino por el detective Cristián Araneda Peña, a través de la Pista 2015, 262 correspondiente a una llamada que efectúa el mencionado a su pareja, y en donde es posible escuchar que aquel al contestar la madre de la mencionada, se identifica primeramente como Ramón Llanquileo, y luego sustituye en la misma llamada su apellido por el de “Antileo”, llamadas que constan en la planilla Excel que contiene el tráfico de llamados correspondiente a los llamados del teléfono 74192730. En ese sentido, respecto de la llamada ocurrida el día 15 de octubre de 2008, aquella consta en la Pista 3469, que conforme al tráfico correspondiente, fue efectuada a las 21.42 horas de ese día, vale decir poco después de ocurrido el ataque armado a Carabineros de Tirúa, y el robo en la casa de José Santos Jorquera Rivas, pudiendo escucharse un diálogo que sostienen ambos, en donde Ramón Llanquileo le comenta la situación en la cuál se encuentra, a su pareja, pidiéndole que vea las noticias y que revise Internet, en tanto que ella le responde que eso no se vuelva a repetir. La llamada del día 16 de octubre de 2008, ocurre a las 12.04 horas, la cual corresponde a la Pista 3499, en ella la mencionada Tania Ceballos le pregunta a Ramón Llanquileo sobre cómo se encuentra él, y como se encuentran los demás, respondiendo éste último que se encuentran complicados. Tales diálogos aparecen corroborados con otras evidencias de cargo, que también revisten de mayor credibilidad los dichos del testigo con identidad reservada N° 26. Es así que cabe recordar que el mencionado testigo, señaló que el día del ataque al Fiscal Mario Elgueta, llegó Ramón Llanquileo con una motosierra marca Husqvarna, elemento este último, que es coincidente con aquel que en diligencia policial practicada por el detective Cristian Saint-Jour Soto, el día 11 de abril de 2009, fue incautada desde el domicilio del encartado, la que además fue reconocido por el mismo, como de su propiedad durante su declaración prestada en estrados, evidencia esta última que también fue incorporado al juicio, siendo exhibida al perito Gustavo Yupanqui Estay, quien explicó su funcionamiento, y asimismo se complementa con los dichos del perito Julio Fuentes Miranda, quien a través de un set de 19 fotografías contenidas en el informe pericial mecánico N° 84 del Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones de Chile, explicó en estrados que los troncos en cuestión fueron cortados por una motosierra. 56º: Que como síntesis de lo antes expuesto, se tiene que la incriminación de los encartados respecto del primer grupo de delitos de la acusación fiscal no se basa únicamente en el testimonio del antes citado testigo con identidad 263 reservada, sino que como se ha venido explicando estos Jueces han sido particularmente cautelosos, en orden a observar y verificar que exista la debida correspondencia entre los dichos de este testigo y los demás medios de prueba introducidos al juicio, de manera que solo así, se pueda dar plena fuerza y valor probatorio a su testimonio. Es por ello, que como se ha señalado, obran en contra de los acusados Llaitul Carrillanca, Llanquileo Pilquiman, Huenuche Reiman y Huillical Méndez, no solo la mencionada declaración, sino que además se ha expuesto una serie de otros antecedentes que configuran graves presunciones de su participación en estos hechos, tales como la declaración del propio acusado Huillical Méndez, el mérito que surge de los tráficos de las llamadas existentes desde sus celulares, las intervenciones telefónicas que se practicaron por la policía previa autorización judicial, los diálogos que es posible escuchar tanto entre ellos mismos, como con sus cercanos, y la diversa evidencia material incorporada al juicio, todo lo cual ha permitido que estos sentenciadores concluyan más allá de toda duda razonable, que a aquellos les ha correspondido una participación culpable en los hechos que se han venido refiriendo. No se altera en lo absoluto, la convicción anterior, al analizar el conjunto de la prueba testimonial rendida a favor de los acusados Héctor Llaitul Carrillanca, Ramón Llanquileo Pilquiman, y Jose Huenuche Reiman, toda vez que aquella sin perjuicio de resultar particularmente interesante de analizar desde un punto de vista histórico cultural, se refiere fundamentalmente a todo el contexto en que se desarrollaron estos acontecimientos, como se desprende de los dichos de don Rosamel Millaman Reinao, de don Leonel Lienlaf Lienlaf, de doña Margarita Carilao Cea, y de don Osvaldo Millahual Mariñan, y por otro lado a episodios de violaciones a los derechos humanos sufridos por personas de la etnia mapuche durante la dictadura militar, según pudo oírse del relato de doña Ruth Ramírez Vicker, no siendo por ende pruebas que tiendan a alterar o desvirtuar el mérito que surge de aquella producida por el ente persecutor. Similar cosa ocurre, con la documental ofrecida a favor del acusado Llanquileo Pilquiman, la cual da cuenta del deterioro progresivo que lamentablemente sufre en la visión de uno de sus ojos, mas no, de antecedentes que tiendan a contradecir el mérito de la prueba de cargo. De igual manera, tratándose de la prueba rendida a favor del acusado Jonathan Huillical Méndez, cabe señalar que aquella se sintetiza en los dichos del testigo Juan Schweitzer Aravena, dos certificados de estudio del Liceo Carlos Schalchili y un certificado de permanencia universitaria otorgado por la Universiada Católica de Temuco, los cuales en su conjunto, abordan el tema de la educación recibida por el sentenciado, tanto a nivel de 264 enseñanza básica y media, como a nivel de enseñanza superior, sin embargo ninguno de ellos, apunta a descartar el mérito que surge de la prueba que respecto de la participación del acusado, se rindió por parte del Ministerio Público. 57º: Que respecto del acusado Víctor Llanquileo Pilquiman, cabe señalar que su participación en los hechos signados con la letra A.1., se construye básicamente a partir de los dichos del testigo con identidad reservada N° 2, quien lo sitúa en el lugar, añadiendo haber sido agredido por el antes mencionado. Sin embargo, tal incriminación no resulta consistente, ya que no existen otros medios de prueba que permitan corroborar esas afirmaciones y además aparece efectuada por una persona, que en su propia declaración ha reconocido que el día de los hechos ingirió abundante alcohol, de manera que sin perjuicio de parecer sinceros tales dichos, es posible estimar que su percepción de la realidad, pudiera encontrarse alterada en esos momentos. En cuanto al hecho signado con la Letra A.2. cabe indicar que este acusado es situado en el punto de reunión acordado con posterioridad a la ocurrencia del delito, por el propio acusado Huillical Méndez, cuestión que corrobora en esa parte la versión entregada en juicio por el testigo con identidad reservada Nº 26, quién junto con sindicarle la comisión de este delito, también lo sitúa posteriormente participando en la reunión antes referida, lo que podría sumarse al mérito de la evidencia consistente en los tráficos de las llamadas del N° 93271510, que conforme a los antecedentes de la policía, pertenecería a Graciela Hormazábal, su pareja según reveló en su declaración, evidencia que surge por la aplicación del programa Analyst Notebook 7, de la empresa I2, y que horas antes de la ocurrencia de estos hechos, lo vincula con algunos de los números que el 15 de octubre de 2008, fueron utilizados precisamente por el imputado Llaitul Carrillanca. Sin embargo, respecto de este imputado se debe tener presente que la incriminación que hace el testigo con identidad reservada N° 26 en sede investigativa, no fue persistente, según quedó demostrado por el defensor del acusado, y si bien en el juicio el testigo aclaró en parte este punto, lo cierto es que a partir de la documentación acompañada por su defensa, aparece que el señor Víctor Llanquileo, efectivamente ha desempeñado una serie de trabajos por largos periodos en diversos lugares del país, distintos del de Puerto Choque, unido a la circunstancia de no existir en el juicio algún tipo de escucha telefónica, que por un lado nos permitiese identificar su voz, o por otro, nos ayudara a inferir al menos que de su parte existía algún grado de conocimiento de la existencia de estos 265 graves hechos, como ocurre con los demás acusados, de modo que no se puede llegar a la firme convicción de su participación directa en ellos, razones por las cuales en definitiva, se dictará sentencia absolutoria en su favor. 58º: Que en lo referido al acusado Luis Menares Chanilao, cabe señalar que se cuenta como antecedente para imputarle participación en ambos hechos, básicamente la sindicación que el testigo con identidad reservada N° 26 hace de una persona a la cual se apoda “el Ratón”. Sin embargo, no existió en sus dichos otros antecedentes que permitan inferir que la persona a la cual se refiere el citado testigo es precisamente el señor Menares Chanilao, ya que si bien de los dichos del policía José Luis López Leiva, y de otros funcionarios policiales a su cargo, como también de ciertas escuchas telefónicas correspondientes a Héctor Llaitul, pudiese inferirse que efectivamente a este imputado se le apoda de dicha manera, lo cierto es que durante su declaración del testigo con identidad reservada N° 27, aparece también sindicado con dicho apodo un tercero, diferente de aquel que ha sido objeto de este juicio, de manera que sobre el particular surge una duda razonable que no es posible soslayar por estos Jueces. 59º: Que en lo referido a la participación de los acusados Carlos Muñoz Huenuman y Juan Carlos Parra Leiva, en los hechos signados con la letra A.2., cabe señalar que el único medio de prueba con el cual se cuenta son los dichos del testigos con identidad reservada N° 26, quien sin embargo, no resulta lo suficientemente esclarecedor en torno a consignar cuál sería la efectiva intervención de ambos acusados en el hecho, situándolos permanentemente en su compañía, comportamiento que si bien conforme al criterio sostenido por el Ministerio Público en su acusación Fiscal, pudiera estimarse encuadrado dentro de lo que dispone el artículo 15 N° 3 del Código Penal, la verdad es que tanto el concierto previo, como la facilitación de los medios para llevar a efecto su ejecución quedan en entredicho, ya que no existen otros elementos de corroboración que permitan dar fe de lo afirmado por el Ministerio Público en su libelo. 60º: Que en cuanto a la participación que pudiese corresponder a los hermanos Nolberto, Juan Carlos, y César, todo ellos apellido Parra Leiva, en el hecho signado con la letra A.1, lo cierto es que su incriminación tal como ocurrió en el caso de Víctor Llanquileo, fundamentalmente se basa en los dichos de testigos que declaran bajo reserva de identidad, quienes considerando el reconocimiento de su ingesta de alcohol, pudieron haber percibido el ingreso de sujetos al lugar, y en términos generales el comportamiento desplegado, no 266 puede asignársele el mismo valor, a las sindicaciones que realizan de algunos imputados por elementos que constituyen evidencias circunstanciales, o verdaderos detalles, como son las vestimentas que llevaban consigo o las voces que de los mismos pudieron escuchar, puntos ambos que dado que no existe una prueba que explique una especial singularidad, lo cierto es que resulta difícil que por ese solo hecho se pueda tener convicción sobre la participación de los citados encartados en el delito, lo que llevara a que la pretensión estatal se vea desestimada. X).- Existencia de un dolo directo de tipo homicida en los partícipes del hecho. 61º: Que ha sido la opinión de estos Jueces estimar que en el caso en cuestión ha existido un dolo directo, de tipo homicida, esto es, con la intención directa de causar la muerte de la persona objetivo del ataque. Para decidir de este modo, se ha tenido presente que las armas de fuego como tales, no son otra cosa que dispositivos destinados a propulsar, ya sea uno o múltiples proyectiles a través de un cañón, como consecuencia de la presión que ejercen los gases producidos por la deflagración de la pólvora contenida en el cartucho respectivo, luego de la percusión efectuada por la aguja del arma, y como tales, han sido históricamente concebidas como destinadas a causar la muerte, siendo por ello que su empleo bélico se encuentra ampliamente reconocido. En el caso de las escopetas, su utilización como elemento de defensa y ataque, se encuentra documentado, siendo su principal diferencia con otros tipos de armas de fuego, como pistolas o revólveres, lo que el perito Carlos Navarrete Maldonado, describe como la capacidad de disparar proyectiles múltiples. Es este último punto el que las hace particularmente peligrosas, ya que utilizadas a corta distancia, las máximas de la experiencia enseñan que sus consecuencias pueden ser devastadoras en el ser humano, por lo que aun cuando han ido evolucionando hasta alcanzar un nivel de utilidad y practicidad que les permite ser utilizadas en prácticas deportivas y de caza, no obstan a que continúen siendo uno de los elementos más frecuentemente utilizados para privar de la vida a un individuo. 62º: Que es por las razones anteriores, que no aparecen como atendibles los argumentos que se sostuvieron en estrados, que pretenden minimizar los efectos de esta arma de fuego, por el mero hecho de que son actualmente 267 utilizadas en actividades de cacería de animales menores, ni mucho menos resulta posible compararlos con otros elementos de caza casi inofensivos para el ser humano, como son las trampas o huaches. Ello no es posible, porque como se dijo, se trata de armas de fuego, elementos que históricamente han sido concebidas como aptas para matar, incluso tratándose de armas utilizadas en actividades de caza, y en ese sentido, la única diferencia entre emplearlas en contra de un ser humano, o en contra de un animal, está en el tamaño de la presa, más no en el resultado, ya que en ambos casos, los efectos a corta distancia, esto es, a menos de 20 metros, por la escasa dispersión que presenta la nube de perdigones, suelen ser sumamente traumáticos y devastadores para el que los recibe. A mayor abundamiento, la existencia de este dolo directo de matar, en la acción ejecutada por los imputados, se desprende de la propia evidencia introducida al juicio, principalmente las diferentes fotografías que se exhibieron de la camioneta blanca utilizada por el Fiscal Mario Elgueta, las cuales dan clara cuenta que aquella, fue repetidamente blanco de disparos de este tipo de armas, desde distancias aproximadas a los 8 metros, dirigidos especialmente a la cabina del conductor, los cuales por fortuna impactaron tanto en la puerta delantera izquierda, como en el pilar del mismo lado, y otros tantos en las manos y chalecos antibalas de los policías que le acompañaban, siendo aquella particular concentración de disparos, lo que denota claramente un ánimo homicida por parte de quienes los ejecutaron, no siendo válido por ello sostener, que los sujetos tenían solo la intención de lesionar a su víctima, ya que amén de que no existen pruebas que den cuenta de una especial expertise en el manejo de dichas armas a corta distancia, lo cierto es que no se explica aquella ostensible repetición de disparos en contra de un mismo objetivo, si no es porque quienes los efectúan, lo hacen con la clara intención de provocar la muerte de quien potencialmente los reciba. 63º: Que también se ha esgrimido como argumento el que los agresores no tenían conocimiento de la presencia del Fiscal Adjunto Mario Elgueta en el lugar y que por ende los disparos fueron efectuados en la creencia de que lo eran en contra del personal de Carabineros. En ese sentido, la opinión de la mayoría de la Sala es que tal argumento aparece como contradictorio con la teoría del caso ofrecida por las defensas durante el juicio, toda vez que como se ha indicado al hacer exposición de las aperturas y clausuras de todos ellos, ha quedado claro 268 que la inocencia de sus defendidos en torno a estos hechos, es el fundamento principal de su exposición. Sin embargo, refutando tal argumento, cabe indicar que la circunstancia de disparar en contra del personal de Carabineros en servicio, aparece como igual de reprochable que hacerlo en contra de un Fiscal del Ministerio Público, toda vez que refleja el desprecio del sujeto que lo efectúa, no solo por la vida humana del agraviado, sino que además por la autoridad que ésta representa, de manera que la severidad punitiva de uno y otro resulta ser equivalente, conforme a la comparación que se debe hacer entre lo dispuesto en el artículo 268 ter del Código Penal y lo dispuesto en los artículos 416 y 416 bis del Código de Justicia Militar, que tratan sobre el tema. De esta forma el error en la persona, que fuera invocado, carece de trascendencia penal, toda vez que versa sobre una persona protegida de la misma forma por la ley penal, que aquella que hipotéticamente se pretendía atacar, ya que esa fue la intención del propio legislador según consta de la historia fidedigna de la Ley 20.236, que crea la nueva figura contemplada en el artículo 268 ter del Código Penal, en donde quienes suscriben la moción señalan expresamente que “… las figuras delictivas contempladas en los artículos 261 y 262 del Código Penal resultan insuficientes. Lo anterior es claro, si se consideran las penas significativamente más altas que se imponen a conductas similares cuando ellas afectan a miembros de la policía. No debe olvidarse que los bienes jurídicos protegidos son, en todos estos casos, los mismos: el principio de autoridad y la protección de la vida e integridad corporal de los agentes del Estado. Por ello, no parece lógico que haya disparidad en la construcción de los tipos y en la cuantía de las penas con que se castigan los atentados”. De lo anterior, fluye con claridad, que no ha sido la intención del legislador, la de generar un tratamiento más benévolo para quienes atenten en contra de Carabineros, sino que por contrario, con la creación de esta nueva figura penal, su voluntad fue precisamente la equiparar la sanción existente en la actualidad por el ataque a un policía, con aquella que trae consigo este nuevo tipo penal, generando de ese modo un tratamiento penal más severo, respecto de quienes atentan en contra de autoridades que al igual que las policías, participan constantemente en la actividad investigativa, en consideración precisamente a que se resguardan los mismos bienes jurídicos, como son el principio de la autoridad, y la protección de la vida e integridad física de los agentes del Estado. 269 No obstante el razonamiento anterior, estos Jueces consideran asimismo que existen elementos de juicio suficientes como para estimar que los acusados tenían conocimiento de la presencia de un Fiscal Adjunto del Ministerio Público, en el vehículo que fue atacado. Lo anterior, a partir de los dichos del testigo con identidad reservada Nº 26, quien sobre el particular refiere que Héctor Llaitul Carrillanca, es quien invita a los demás a “darle al Fiscal”, que como el mismo explicó, no es otra cosa que dispararle a aquel. A ello se suman otra serie de indicios que dan credibilidad a su versión. Es así que en primer término, se ha de considerar que los graves acontecimientos ocurridos durante la jornada del día 15 de octubre de 2008, entre ellos los que afectaron al señor José Santos Jorquera Rivas, sin duda que hacía del todo previsible, la presencia de un Fiscal Adjunto en la zona, más aún considerando que en el contexto en que se dieron estos hechos, ya existía dedicación exclusiva por parte de determinados persecutores para la investigación de esta clase de delitos. Lo anterior, se refuerza con la alta presencia policial que acompañaba ese día al Fiscal Mario Elgueta, que como se ha venido diciendo, iba lo suficientemente resguardado por una caravana policial integrada por numeroso contingente policial, y una importante cantidad de vehículos, dentro de los cuales iba un carro Mowag, los que llegan hasta el domicilio mismo del señor José Santos Jorquera, situaciones todas que sin duda, llevan necesariamente a la conclusión que en el lugar se había constituido una autoridad importante en materia investigativa. Finalmente, no puede ser mera casualidad la ubicación y distancia de los disparos, los cuales, de un universo total de vehículos mayoritariamente con colores o logos institucionales pertenecientes a Carabineros de Chile, precisamente tienen como principales objetivos, el vehículo tipo camioneta, de color blanco, conducido por el Fiscal Mario Elgueta, y el carro policial que le antecedía, integrado por efectivos del GOPE y de Fuerzas Especiales de Carabineros, que son quienes primeramente tratan de repeler el ataque que sufría el vehículo que les precedía, siendo ellos quienes conjuntamente con los efectivos de la Policía de Investigaciones que acompañaban al Fiscal ese día, resultan más lesionados como consecuencia de los disparos. En este punto, cabe destacar que justamente la menor distancia de disparo, se da precisamente tratándose de aquellos efectuados a la camioneta del Fiscal, la que además presenta conforme a los dichos del perito Carlos Navarrete Maldonado, disparos en forma perpendicular, lo que significa que los tiradores se 270 situaron precisamente frente a dicho vehículo en su afán de disparar en contra del conductor del mismo, cosa que no ocurre con la mayoría de los otros vehículos, que pese a tener los colores institucionales respectivos, reciben disparos de mayores distancias, y principalmente desde posiciones diagonales a los mismos. XI).- Alegaciones efectuadas por las defensas durante el desarrollo del juicio, referidas a este primer grupo de delitos, Validez conceptual de los dichos de testigos con identidad reservada. 64º: Que se ha levantado como argumento para justificar la absolución de los imputados en esta causa, la escasa validez que como elemento de convicción, tendrían los dichos de los testigos que declaran bajo identidad reservada, principalmente considerando que aquel privilegio procesal se sostiene en la invocación por parte del ente persecutor de la normas previstas en la Ley 18.314, que fija las conductas terroristas y determina su penalidad, normativa que en este caso no fue recogida por el Tribunal. 65º: Que estos Jueces discrepan de la opinión que sobre el particular pueden tener algunas defensas, en cuanto a que los dichos de los testigos con reserva de identidad carecen de validez, a la luz de los principios que inspiran el actual proceso penal, por cuanto es la propia legislación que tanto en la Ley 20.000, como en la Ley 18.314, reconoce su existencia, de modo que esa sola circunstancia debiese ser argumento suficiente para desestimar tal pretensión. Sin perjuicio de ello, cabe reflexionar que nuestra legislación impone a las personas testigos de un ilícito, citadas judicialmente a prestar declaración testimonial sobre el mismo, el deber de comparecer y declarar, surgiendo como consecuencia de este deber de comparecencia, y de los eventuales daños o perjuicios a que se ven expuestas en el cumplimiento de su obligación cívica, el deber necesario de que el Estado como órgano de persecución penal y como principal garante de los derechos individuales, se obligue a proporcionar a dichas personas las medidas necesarias tendientes a proteger el ejercicio de sus derechos fundamentales, tarea que no solo ha sido encomendada por mandato constitucional al Ministerio Público, a través de su Unidad de Protección de Víctimas y Testigos, sino que también a los Tribunales de Juicio Oral, a la luz de lo dispuesto en el artículo 308 del Código Procesal Penal. Es por ello que, la existencia de dicha obligación del Estado resulta imprescindible e innegable, dado que los dos objetivos principales del 271 procedimiento penal, dentro de un Estado Democrático y de Derecho, son por un lado contribuir a la eficacia de la persecución penal de los hechos delictivos, pero por otro lado, también el respetar al máximo, en el juzgamiento de esos hechos, los derechos de quienes resulten involucrados, y es aquí en donde se debe reconocer que el testigo resulta ser una pieza clave y fundamental dentro de un juicio en donde está en juego la culpabilidad o inocencia de determinadas personas, siendo del todo justo y necesario, brindar la correcta protección frente a cualquier amenaza, sea de muerte u otra distinta, que coaccione su voluntad de declarar, en la medida que aquella no resulte atentatoria de los derechos del imputado. 66º: Que dentro de un proceso penal tradicional, salvo contadas excepciones la defensa tendrá pleno acceso a la identidad del testigo desde el momento en que el Ministerio Público presenta la acusación, dado que en ella se consignan el nombre y apellidos de quienes depondrán en contra del imputado en el Juicio Oral, su profesión, domicilio o residencia y los puntos sobre los cuales habrá de recaer su declaración, vale decir, para el legislador nacional, la regla general en el procedimiento penal es el conocimiento de la identidad de los testigos por parte de la defensa. 67º: Que no obstante lo anterior, esta regla admite como se dijo las excepciones contenidas tratándose de los delitos terroristas y el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas. En ambos casos, el legislador ha establecido expresamente como medida de seguridad, tanto para el testigo como para los seres cercanos a éste, la posibilidad de ocultar su identidad de quien depondrá en contra del acusado, esto debido principalmente a la especial trascendencia y peligrosidad que dichos ilícitos han ido adquiriendo con el correr del tiempo, postura que con sus respectivas variantes, en lo sustantivo es compartida por muchos países. 68º: Que se han sostenido más bien desde un punto de vista doctrinal, diversos argumentos en orden a desacreditar la existencia de testigos con reserva de identidad, señalándose por ejemplo que aquella institución vulneraría los principios básicos de Publicidad y Defensa propugnados por nuestro Código Procesal Penal, o que su utilización puede traer consecuencias nocivas para ejercer adecuadamente el Derecho a Defensa, y con ello el Debido Proceso, y finalmente también se ha dicho que la Defensa no tendría la posibilidad de ejercer acciones penales en contra de quienes pudiesen haber incurrido en falso testimonio durante el juicio. 272 En el caso en estudio aquello no resultó tan cierto, toda vez que pese a que uno de los testigos con identidad reservada se presentó visiblemente lesionado, refiriendo haber sido agredido con motivo de su comparecencia, se ha permitido, salvo la excepción contenida en el artículo 18 inciso 3° de la Ley 18.314, la posibilidad de que la defensa efectúe un debido contra examen, en términos que como se ha citado durante esta sentencia, se ha podido incluso desestimar el testimonio de ciertos testigos en base al adecuado ejercicio de dicho derecho. Por otro parte, tampoco es posible considerar una vulneración al Debido Proceso, toda vez que las limitaciones establecidas en la Ley, lo son precisamente en aras de lograr un adecuado equilibrio entre los contendores, entendiendo el legislador que la gravedad de ciertos hechos, justifica racionalmente la restricción parcial de determinados derechos, en pro de un adecuado y justo ejercicio de la acción penal. Es así que entonces, si bien no se acogió la tesis del ente persecutor en cuanto estimar que estos hechos configurarían hipótesis terroristas, la verdad es que aquello obedece a un planteamiento doctrinal diverso sobre un mismo punto, como se explicará más adelante, no observando estos Jueces que de parte del Ministerio Público, hubiese existido un ejercicio abusivo o desmedido, al conducir la acción penal en dicho sentido. Por último, tratándose de ilícitos como el falso testimonio en sede penal, cabe señalar que las diligencias probatorias sobre el particular, son resorte exclusivo del Ministerio Público, de manera que nada obsta a que dicho organismo, en uso de sus atribuciones pueda esclarecer la existencia de dicho ilícito, y con ello develar la identidad del testigo protegido, sin embargo, eso es más bien un avatar de los acontecimientos posteriores, y no un motivo suficiente para rechazar de antemano la utilización de dicha institución. Validez de la declaración prestada en sede policial y ante el Fiscal por el imputado Jonathan Huillical Méndez. 69º: Que también se ha esgrimido como argumento de fondo la existencia de torturas y abusos por parte de efectivos de la Policía de Investigaciones, consistentes en el empleo de la técnica de tortura denominada “el teléfono”, durante el interrogatorio policial del imputado Jonathan Huillical Méndez, técnica que no sería otra cosa, que la ejecución de golpes fuertes y repetidos en la región auricular por parte de quien efectúa dicho acto, de manera que la declaración prestada por el imputado, tanto en sede policial, como posteriormente ante el 273 Fiscal Adjunto Álvaro Hermosilla, y que fuera reproducida durante la audiencia de juicio por el Prefecto Alfredo Espinoza Ugarte, carecería absolutamente de validez, conforme a las reglas sobre prueba ilícita o también llamada doctrina de los frutos del árbol envenenado. Respecto a este punto, quizás bastaría que el Tribunal esgrimiese como argumento el que las alegaciones en torno a la exclusión de prueba, tanto integral como temáticamente, deben efectuarse ante el Tribunal de Garantía, mas no en etapas procesales avanzadas como la de autos. Sin embargo, aquello no parece propio de un Estado que se siente respetuoso de los Derechos y Garantías de sus ciudadanos, e implicaría en caso de ser efectivos tales hechos, el servir de aval de una conducta que a todas luces resulta atentatoria, más que de la Ley, principalmente de la dignidad que merece todo ser humano, pasando a llevar con ello no solo las garantías individuales que tiene individuo, sino que esencialmente el fundamento mismo de la función judicial. Es por ello, que este Tribunal, ha puesto especial énfasis en analizar bajo un prisma protector del imputado, la evidencia que sobre la existencia de tal hecho se ha incorporado durante la audiencia de juicio, siendo así posible comprobar que absolutamente ninguna prueba de descargo se rindió sobre el punto. En efecto, los únicos antecedentes que sobre dicha circunstancia han podido ser tenidos en consideración, emanan curiosamente de la propia prueba del Ministerio Público, y en resumidas cuentas se sintetizan en los dichos de la funcionaria aprehensora Lorena Muñoz Vidal, y de los demás funcionarios policiales que estuvieron con el acusado ese día, quienes reconocen que en el comprobante de atención de urgencia del mismo, que cabe indicar que no fue incorporado como prueba dentro del juicio, extendido ese día 13 de abril de 2009, -cuando se produce su detención en la ciudad de Temuco, en horas de la tarde, vale decir, varias horas antes de su declaración policial- se consigna que este tiene una contusión en el pabellón auricular izquierdo, sin precisarse acerca del origen del mismo. Por esto, es que de inmediato surge la interrogante de qué una alegación tan importante y trascendental para el desarrollo de la teoría del caso de esa defensa, no tenga sustento probatorio en su propia prueba, y ello es precisamente lo que resta plausibilidad a dicha versión, dado que no parece razonable que un episodio tan particularmente traumático como sería una situación de tortura como la que refiere la defensa, no hubiese sido a lo menos señalada por el acusado a sus parientes o amistades más cercanas, para que la hubiesen reiterado en 274 estrados. Es más, ni siquiera él mismo fue capaz de declarar sobre el punto en estrados, y más allá del exabrupto en que incurrió, y que lo llevó a que conjuntamente con los demás acusados, abandonasen la sala mientras declaraba el oficial Alfredo Espinoza Ugarte, lo cierto es que nada dijo en pro de mejorar su compleja situación. Tampoco parece argumento suficiente el que el acusado hubiera prestado declaración en horas de la madrugada del día 14 de abril de 2009, cuando supuestamente se encontraba muy agotado, dado que no parece plausible que la defensa de un joven universitario, a su edad, conocedor de sus derechos, invoque como argumento para deslegitimar su versión de los hechos, cualquier incomodidad recibida durante su estadía en el cuartel policial, ello por sí solo no parece suficiente, más aún si se considera que adolece del mismo defecto del argumento anterior, esto es, que tampoco se rindió prueba que permita acreditar que el imputado ese día se levantó particularmente temprano, o que efectivamente se encontraba declarando bajo un estado de singular agotamiento. Por contrario, las máximas de la experiencia enseñan que situaciones sumamente estresantes como la detención por un hecho de particular gravedad, sin duda que elevan los niveles de ansiedad del individuo, de manera que tampoco parece plausible que dicha declaración hubiese sido prestada en estado de somnolencia. Y en cuanto, al clima hostil generado con la presencia de la policía a su alrededor mientras declaraba, alegado por otra de las defensas, lo cierto es que si la Ley permite el interrogatorio policial, es porque comprende precisamente que se efectuará aquel acompañado de quienes llevan adelante dicha diligencia, que son los mismos policías, los cuales, por su sola presencia no debiran generar un temor tan desmedido, como para impulsar a una persona a hablar mas allá de lo que era su libre voluntad, y por lo demás, aquella tesis, no se coroborra con la sostenido por la defensa del encartado en cuanto a que habría sido torturado por los efectivos. 70º: Que por último, carecen de fuerza para formar convicción en estos sentenciadores los dichos que sobre el particular efectúa el imputado durante la oportunidad prevista en el inciso final del artículo 338 del Código Procesal, ello por cuanto se trata de palabras emitidas en una oportunidad especialmente acomodaticia para al acusado, ya que ocurren solo después de haber escuchado toda la prueba de cargo y de descargo, habiendo podido incluso oír los alegatos finales del órgano persecutor, y especialmente, sin que pueda ser consultado sobre este punto, de manera que tales argumentos, restan toda posibilidad de 275 valorar sus dichos sobre la materia, pues si realmente su intención era la de desmentir al policía que en estrados reprodujo su declaración, lo cierto es que contó con el tiempo suficiente para ello durante todo el desarrollo de este largo juicio, existiendo como se dijo multiplicidad de razones, que pudiesen haberle impulsado a hablar. Además sus dichos tampoco resultaron creíbles, ya que por un lado alude a que la declaración le habría sido confeccionada por la policía, y que ellos se limitaron a entregársela para la firma, sin tener oportunidad alguna de leerla, y por otro lado, pretende hacer creer al Tribunal, que la misma versión fue la que trató de recordar posteriormente ante el Fiscal, en donde no refirió que existiese alguna tortura en su contra, cuestión contradictoria por cierto, con el hecho de que dicha declaración no habría podido leerla, de manera que la falta de coherencia interna en su relato resulta evidente, siendo ello motivo suficiente para que sea desatendido. Demás alegaciones efectuadas por las defensas en sus exposiciones. 71º: Que no es argumento suficiente para desestimar los dichos del testigo con identidad reservada N° 26, el que a través de su testimonio, también pudiese incriminársele en los hechos, de momento que conforme opinión de la defensa, su intervención resultaría análoga a aquella que tuvieron otros acusados en la causa, sin embargo, a diferencia de los segundos, dicho testigo no ha sido perseguido penalmente. Lo anterior, por cuanto existirían normas que regulan la delación entre copartícipes, como ocurre con el artículo 22 de la Ley 20.000, o el artículo 4° de la Ley 18.314, generando atenuantes privilegiadas, que rebajan sustantivamente la penalidad prevista para los delitos a que ellas se refieren, pero que no generan la impunidad como recompensa, tal como en concepto de la defensa, habría sucedido en este caso. Lo anterior, por cuanto aquella tesis de la impunidad del testigo, no parece que pueda plantearse de modo tan palmario en este juicio, de momento que se desconoce por el Tribunal, si efectivamente a futuro se ejercerá la acción penal en contra de este individuo, considerando que aún no transcurre el plazo para la prescripción de la acción penal, pero lo que es más relevante aún, por las características que tendría la participación de dicho encartado, que conforme lo reconocen las propias defensas, habría de encuadrárla dentro de lo dispuesto en el artículo 15 N° 3 del Código Penal, vale decir, en una hipótesis de autoría, que resulta diversa de aquella prevista en el N° 1 del mismo artículo, de modo tal que las consideraciones que se han esgrimido, forman parte más bien, de la 276 valoración que sobre sus dichos se puede hacer, mas no son, un argumento para sostener la ilicitud de los mismos. 72°: Que tampoco serán consideradas las argumentaciones que se ofrecen en cuanto a considerar estos hechos, como una suerte de legítima defensa de los pueblos, frente a la agresión ilegítima que constituiría la presencia en la zona del Fiscal del Ministerio Público, junto a la comitiva de vehículos policiales que le acompañaba, que en pretenden englobar bajo el concepto de “invasión”. Ello, en atención a que la diligencia realizada por el Fiscal, se enmarca dentro de lo que es su deber de brindar protección a la víctima, impuesta por la normativa orgánica y constitucional que rige al Ministerio Público, y la alta presencia policial, no es sino, el reflejo de la necesidad de contar con un debido resguardo a esas horas de la noche, máxime si se considera que su constitución en el lugar, fue precedida incluso por un ataque armado a Carabineros. No existe por ende actuar ilegítimo alguno en la conducta desarrollada por la autoridad, de modo que la respuesta dada a ella por los sujetos, no representa en opinión de estos Jueces causal de justificación alguna que permita eximirles de su responsabilidad penal. 73º: Que no existe asimismo, en opinión de estos Jueces una infracción al principio de congruencia en la relación de los hechos signados como A.1. Ello, de momento que los mismos contienen la descripción típica necesaria con cada uno de sus elementos, facilitando no solo su comprensión, sino que también el adecuado ejercicio del derecho a defensa sobre el particular, de momento, que el imputado conoce los delitos que se le atribuyen y las razones que se tuvieron presente por el persecutor para decidir aquello. En ese sentido, resulta especialmente difícil, por la forma de comisión de este delito, exigir que el ente persecutor efectúe una descripción detallada de la actividad desplegada por cada uno de los sujetos activos en el sitio del suceso, formando aquello más bien parte del fuero interno de cada uno de los involucrados, y no un requisito necesario, para estimar procedente la acción penal ejercida en su contra. 74°: Que se desestiman asimismo las alegaciones efectuadas en torno a una posible adulteración de la planilla Excel que contiene los tráficos de las llamadas de los números de teléfono que se encontraban intervenidos por orden judicial en la presente causa. Lo anterior, por cuanto como se expuso en estrados, entre otros por el detective Carlos Rodríguez Sáez, efectivamente aquellos tráficos se contienen en planillas Excel, que son remitidas por la empresa telefónica respectiva, previa solicitud de los investigadores. Aquella planilla, como cualquier otra creada con el programa en cuestión, evidentemente que puede ser 277 modificada, y lo cierto es que cualquier evidencia que implique la utilización de un programa computacional, como un gráfico, una foto, e incluso un video, pueden ser objeto de algún tipo de manipulación por quien tenga un mínimo de destreza en el manejo del software respectivo. Pero, lo cierto es que por encima de las consecuencias jurídicas de tal acción, se deben tener presente las consecuencias penales que un hecho de dicha naturaleza puede acarrear, ya que, la circunstancia de que el Ministerio Público, introduzca al juicio, una evidencia adulterada, no puede considerarse como un asunto menor, y es por lo mismo, que el atribuir una acción de esa naturaleza, a cualquiera de quienes intervienen en todo esta diligencia, que comienza cuando se envía por correo electrónico la información de parte de la Compañía, y culmina finalmente con su presentación en el Tribunal Oral, requiere un mínimo de respaldo que sustente la gravedad de la acusación, sin embargo, nada de ello se probó en juicio, y lo cierto, es que las aseveraciones que sobre el punto se hicieron por las defensas, se basan en una explicación o comentario ique aparece en una de las plantillas exhibidas, el cual no modifica en lo absoluto su contenido, apuntando por lo tanto a la mayor o menor suspicacia que pueda surgir en el juzgador por ese único antecedente, cuando analice la evidencia en comento, pero lo cierto es que antecedentes concretos sobre el particular, no se observan, siendo por contrario, las mismas defensas, que durante el desarrollo del Juicio Oral solicitaron expresamente la exclusión de cualquier información que sobre el particular, pudiera haber en los CDs que servían de contenedores a las pistas de audios, al considerar que la misma no estaba ofrecida como tal en el auto de apertura, pudiendo en todo caso dicha información, haber servido mecanismo de cotejo, si efectivamente creían que existió, algún grado de adulteración a la evidencia ya comentada. 75º: Que finalmente, cabe desestimar la tesis levantada en su momento, sosteniendo que en este caso, solo existió un “montaje” por parte de la autoridad. Ello, en cualquiera de las dos forma en que se pretendió recurrir a dicho concepto, esto es como una creación propiamente tal, o como una exageración de lo que efectivamente ocurrió, toda vez que la prueba rendida, ha sido suficiente para dar por acreditados una buena parte de los hechos que han sido materia de la acusación fiscal, más allá naturalemente, de discrepancias acerca de la calificación jurídica, que por lo demás son propias de cualquier procedimiento adversarial que se desarrolle. 278 XII).- Petición del Ministerio Público respecto a calificar estos hechos como delitos terroristas. 76º: Que en lo referido al hecho A.1., ha sido opinión de la sala, considerar que las amenazas proferidas por los asaltantes, se subsumen dentro del tipo penal del Robo con Intimidación. Lo anterior, en atención a que si bien a la luz de los antecedentes allegados a la audiencia de juicio, las expresiones proferidas por éste grupo de sujetos, en contra de sus víctimas, y particularmente aquellas referidas a quemar la casa si no la abandonaban en cierto plazo, como refieren ellas mismas en sus dichos, no es dudable que resultaban serias y perfectamente verosímiles a la luz del contexto general en que aquellas se efectuaron, no es posible llegar a entender que las mismas reunieron tal entidad, como para poder ser consideradas como un ilícito diverso, independiente del primero, y lo cierto, es que atendido todo el accionar de los sujetos en el lugar, más bien parecen comprendidas dentro del mismo delito, esto es, del robo que los sujetos estaban cometiendo en esos momentos, no pudiendo por los mismos argumentos, considerarse a las mismas como de carácter terrorista, como pretendió el órgano persecutor en su acusación. 77º: Que en lo referido al hecho A.2., sin desconocer que fue un suceso sumamente gravísimo, dadas las consideraciones que ya se han expuesto, se estimó que los mismos, no configuran un delito que pueda ser considerado como terrorista, toda vez que la prueba rendida en juicio, no resulta suficiente como para dar por establecido que aquellos fueran cometidos obedeciendo a un plan delictual preconcebido que tuviese por especial objeto infundir en quienes detentan la calidad de autoridad policial o de funcionarios del Ministerio Público, el temor justificado de ser víctima de un delito de la misma especie, e impedir con ello el ejercicio normal de sus atribuciones habituales, en los términos requeridos por el artículo 1° de la Ley 18.314. Lo anterior, por cuanto de los dichos del propio Fiscal Mario Elgueta Salinas, como así también, entre otros del detective José Luis López Leiva, es posible dar por establecido que el aludido Fiscal, se encontraba en esos momentos con dedicación exclusiva para la investigación de aquellos ilícitos relacionados a la temática mapuche, manteniendo aquel determinadas hipótesis que vincularían al grupo de acusados con los hechos que se estaban investigando en esos momentos. 279 Sin embargo, resulta difícil del mérito de la prueba rendida en juicio, entender que fue aquello fue lo que motivo a los acusados, a ejecutar su osada acción de atentar en contra del Fiscal del Ministerio Público, como consecuencia de un plan preconcebido tendiente a inhibirle de la investigación de los hechos por él pesquisados. Más bien, del contexto en que se dan los mismos, y en especial, considerando los graves acontecimientos que precedieron al ataque, surge la convicción por estos Jueces que dicha agresión efectuada con armas de fuego, no es otra cosa que la respuesta ofrecida por estos sujetos, frente a la decisión del Fiscal Adjunto del Ministerio Público, de constituirse en el domicilio del afectado José Santos Jorquera Rivas, de quien ha quedado también demostrado, existía una evidente animadversión por ciertos individuos del séctor, por lo que la necesidad de demostrar el desprecio de tales acciones, aparece como un fundamento suficiente para incurrir en un acto de esta naturaleza. XIII).- Hechos que se han tenido por acreditados del primer grupo de delitos de la acusación fiscal, y calificación jurídica de los mismos. 78º: Que en relación con los hechos signados con la letra A.1., es conclusión de lo que se ha venido diciendo en este primer capítulo de la presente sentencia definitiva, dar por acreditados más allá de toda duda razonable el siguiente hecho: “Que el día 15 de octubre de 2008, alrededor de las 15:00 horas, y luego que personal policial se retirara del domicilio particular de la víctima, don José Santos Jorquera Rivas, ubicado en el sector de Puerto Choque de la comuna de Tirúa, un grupo de sujetos dentro los cuales se encontraban Héctor Llaitul Carrillanca, Ramón Llanquileo Pilquimán, José Huenuche Reiman, y Jonathan Huillical Méndez, armados con escopetas y otros elementos, concurrieron hasta dicho lugar, para luego dividirse en grupos, uno de los cuales se ubicó realizando labores de vigilancia en las inmediaciones, en tanto que otro grupo, procedió a intimidar al dueño de casa y a su grupo familiar, al igual que a terceros que se encontraban en éste, con las armas de fuego y los elementos que portaban, profiriendo una serie de amenazas en contra de don José Santos Jorquera Rivas y de su grupo familiar directo, además de efectuar disparos con las armas que portaban, ocasionando daños diversos en la misma propiedad. Es en este contexto intimidatorio, que los sujetos activos con ánimo de lucro y sin voluntad de sus dueños, procedieron a apropiarse de una serie de especies de propiedad de éstos, dentro de las cuales se encontraban, dos escopetas debidamente inscritas, 280 algunas herramientas y cuatro teléfonos celulares, con las cuales huyeron luego de ejecutados los hechos referidos”. Tales hechos que el Tribunal ha dado por establecidos, permiten configurar el delito de Robo con Intimidación en grado de consumado, previsto y sancionado en el artículo 436 inciso 1º del Código Penal, toda vez que ha quedado demostrado, que los mencionados acusados, en compañía de otros sujetos no individualizados, prevaliéndose de la intimidación de sus víctimas, se han apropiado de diversas especies que les pertenecían a éstas, para una vez consumado el referido hecho darse inmediatamente a la fuga del lugar. 79º: Que en relación con los hechos signados con la letra A.2, como corolario de todo lo que se ha venido exponiendo en la presente sentencia definitiva, se ha tenido por establecido mas allá de toda duda razonable el siguiente hecho: “Que el día 16 de octubre de 2008, aproximadamente a las 00.30 hora, y luego que el Fiscal Adjunto del Ministerio Público Mario Elgueta Salinas, junto a personal de la Policía de Investigaciones y de Carabineros de Chile, todos en el ejercicio de sus funciones, habían ingresado al sector de Puerto Choque en la comuna de Tirúa, a objeto de verificar una denuncia por el delito de robo con intimidación, y realizar las primeras diligencias en el domicilio del afectado José Santos Jorquera Rivas, una vez que la caravana de vehículos que trasladaba al referido Fiscal Adjunto, hacía abandono por la ruta del mismo sector, al pasar por el Cementerio Local, fueron atacados con armas de fuego del tipo escopeta, por un grupo de sujetos, los cuales se ubicaron un grupo en las cercanías del cementerio, en tanto que el otro, justo antes del cruce de caminos allí existente, prevaliéndose de lo aislado del lugar, la oscuridad reinante, las condiciones del terreno, y al hecho que la caravana tuvo que detenerse debido a la presencia de árboles cortados en el camino que impedían el paso, procediendo a disparar de forma sostenida y reiterada en contra del Fiscal Adjunto Mario Elgueta Salinas, como asimismo en contra de los demás funcionarios policiales que lo acompañaban, con el objeto de dar muerte al representante del Ministerio Público, resultando lesionados como consecuencia de ello, el Fiscal Adjunto antes mencionado, con un impacto de perdigón en su mano derecha, de carácter leve, y asimismo los funcionarios de la Policía de Investigaciones Subcomisario Jorge Ogueda Fuentes, Inspector Walter Oyarce Vergara, y el Inspector Alejandro Rojas Rifo, todos ellos con lesiones de carácter grave, con un tiempo de incapacidad superior a treinta días, además de resultar lesionados los efectivos de 281 Carabineros Sargento Primero Jorge Sepúlveda Sáez y Sargento Segundo Eladio Quiroz Silva”. Tales hechos en la opinión de estos Jueces, permiten configurar los delitos de Homicidio Frustrado en contra de Fiscal Adjunto del Ministerio Público, previsto y sancionado en el artículo 268 ter del Código Penal, y asimismo de Lesiones Graves en contra de Personal de la Policía de Investigaciones, previsto y sancionado en el artículo 17 bis N° 2 de la Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones, toda vez que ha quedado demostrado, que los mencionados acusados, en compañía de otros sujetos no individualizados, premunidos de armas de fuego del tipo escopeta, y con la intención de causar la muerte de un Fiscal del Ministerio Público, procedieron a disparar en contra de aquel, resultando lesionados como consecuencia de aquella acción, tanto el aludido representante del ente persecutor, como asimismo los funcionarios policiales que le acompañaban en el vehículo en que se desplazaba, a consecuencia directa de los disparos efectuados sobre la persona del primero. XIV).- Existencia de los hechos signados como segundo grupo de delitos de la acusación fiscal. En cuanto a los hechos signados con la letra B.1. 80º: Que en lo referido a la existencia del delito de Incendio en perjuicio de Víctor Aburto Soto y Alejandro González Núñez, se ha tenido en consideración los siguientes elementos de convicción. En primer término, se tuvo presente la declaración prestada por el testigo con identidad reservada N° 14, quien señala que el día 10 de noviembre de 2005, se encontraba en Fundo Ranquilhue, cercano a Tirúa, que pertenece a Forestal Mininco, encontrándose acompañado de su esposa, una tía y sus dos hijos que tenían tres meses el menor y cinco años la mayor. En la casa aledaña vivía la persona que trabajaba con él, junto a su esposa. Existían dos casas de madera distantes 70 metros una de la otra además de un garaje donde se guardaba vehículo, algunas leñeras y vehículos que utilizaban para el trabajo al frente de la casas. Estas eran camionetas las dos y en el del galpón había un Toyota Tercell. Añade que en el recinto ellos tenían animales domésticos. La persona que trabajaba con él, tenía dos perros y el tenía uno. La casa pertenecía a Forestal Mininco, los enseres eran de su propiedad y el vehículo era de su propiedad 282 también. Monetariamente no ha hecho un cálculo económico pero perdió cosas de valor sentimental, de valor incalculable. El vehículo debe haber costado un millón y medio en tanto que las cosas deben haber costado doce o catorce millones de pesos. En el lugar administraba el patrimonio de la empresa, lo que significa que tenía fundos a su cargo. Su trabajo diario era resguardar patrimonio, recorrer los campos, velar por que todo se mantuviera en orden durante ejecución de faenas. La persona de la otra casa era quien trabajaba como su ayudante, ellos no andaban armados, y les tocaba resguardar los campos que bordeaban la zona sur del Lago Lleu Lleu, describiendo los predios que estaban a su cargo. Las faenas eran principalmente raleo, cosecha y plantaciones en época de invierno. Indicó que en lo particular no tuvo problemas, jamás agredió a sus vecinos ni los insultó ya que ese comportamiento no va con él. Existían siempre problemas por desaparición de madera, corta de arboles que se ejecutaban en los campos. En los fundos aledaños o en los ribereños al lago. Esto era anormal comparado con otras zonas en las que tienen patrimonio. En referencia al día de los hechos mencionó que ese día 10 de noviembre de 2005, era alrededor de diez para las once de la noche, estaba sentado en living viendo televisión, cuando sintió un golpe fuera de su casa. Fue algo anormal, por lo que miró por la ventana y vio una persona por el sector norte semi inclinada que estaba encendiendo la casa. Le dio la impresión que tenía algo en las manos, como colocándole algo, un acelerante. La llama era alta en la esquina, justo donde dormía su hija. La cocina estaba en el sector sur. Ese dormitorio lo ocupaba su hija y una sobrina. Su hija en ese momento tenía cinco años. Por el apuro no pudo visualizar bien la persona, pero usaba una capucha oscura, volviendo al living a alertar a su señora y a la tía para que salieran de la casa, en tanto que su señora estaba paseando a su guagua para que se durmiera. Su hija estaba durmiendo en el dormitorio que se estaba incendiando por fuera, precisando que su tía y su hija estaban con pijamas porque estaban durmiendo, en tanto que su señora estaba con pantalón de pijamas y polerón o chaleco para arriba. Por su parte él estaba descalzo, solo con calcetines, pantalón y una camisa. Una vez que se juntaron en la salida, dentro de la casa, para salir por la puerta principal, salieron agrupados, aparecieron por la puerta y tres estaban esperando, uno lo encañonó con la escopeta en la cabeza por el lado derecho, otro por la espalada con escopeta también y un tercero armado también, con señal de proteger a las otras personas que allí estaban. En ese minuto no visualizó más personas, pero cuando los dirigieron por el costado norte, vio una persona que ya había ingresado a la casa y asegura que había más personas 283 porque quiso visualizar su auto y vio que se estaba incendiando al igual que las casas, las leñeras, el galpón, la camioneta, y todo al mismo tiempo. Indicó que deben haber existido unas diez o doce personas como mínimo. Las que le encañaron usaban capucha negra, tenida oscura mimetizada y como botines de caña. Le decían que ahora las van a pagar, y que abandonara rápido el lugar sacándoles la madre. Se imagina que era por trabajar en una empresa forestal, ya que por proteger el patrimonio realizaba denuncias y fiscalizaba todo lo que sucedía. Las personas si bien no las identificó, eran personas que estaban en desacuerdo de que realizaran labor en los fundos. Los inconvenientes principales los tenían con gente de comunidades aledañas, precisando que son las comunidades Lleu Lleu, Tranaquepe, Pascual Coña, Esteban Yevilao y Puerto Choque, todas la cuales son cercanas al patrimonio que administraba. Una vez alejados unos metros de la casa, se escuchaban disparos y explosiones por todos lados. En alusión a su vecino, señala que la otra persona salió junto a su esposa. Ella le soltó la mano y quiso agruparse con ellos, en tanto que é quiso correr hacia la carretera, y quien iba al lado de ellos fue entonces que les quiso disparar. Por ello entonces le habló, uniéndose al grupo dirigiéndose hacia la carretera. Después de esto los sujetos los abandonaron a unos 70 metros de las casas en dirección a la carretera y les dijeron que avanzaran sin mirar hacia atrás, retornando hacia las casas. Por su parte él tenía su celular en las manos y llamó a Carabineros. En su celular tenia grabados los números de Carabineros de Tirúa y de Cañete, por lo que subió su celular a su pecho y los llamó, pero no sabe si no lo escucharon o no le creyeron y le llamaron para confirmar. Las personas que lo llevaban no sabe si se percataron o no. En referencia a la mascota de su casa, señala que era un perro, que estaba en el patio en el sector sur, mirando en dirección hacia el auto. En una casita junto a un árbol, pudiendo ver que el perro estaba molido completo, lo quebraron todo. Solo la cabeza estaba en buen estado. Fueron varios los disparos que se hicieron en el lugar, no pudiendo distinguir disparos con explosiones porque explotaban los cilindros de gas y los vehículos. Si bien sintió miedo, trató de mantener la calma para proteger su familia. Su familia sintió mucho miedo, sobre todo su hija y su señora que estuvieron con tratamiento sicológico y siquiátrico por un par de años, como consecuencia de estos hechos no volvió a vivir al lugar porque las casas se destruyeron en forma total, y señala 284 que por las circunstancias, los hechos, su familia y los acontecimientos ocurridos, él no volvería a vivir. Precisó que su señora, como recién había tenido a su guagüita quedo con problemas siquiátricos, al igual que su hija de cinco años. Debió iniciar tratamiento que le dejó con secuelas aun hasta hoy en día. En las noches tiene sustos, sobre todo cuando escucha ruidos que se asemejan a un disparo. A veces quiere dormir vestida. Le dice que quiere dormir vestida porque pueden venir los mapuches y eso es porque le quedaron secuelas por todo lo que vivió y para ella por la edad ese hecho fue muy fuerte. Además le debe haber afectado ver que le tenían encañonado por la derecha y por la espalda, ella presenció todo eso, caminando en todo momento a su lado, tomada del pantalón. En referencia a los autores de estos hechos señala que las características físicas eran la estatura, que deben haber sido personas entre un metro sesenta y un metro setenta y cinco en promedio. Había una persona que lideraba el grupo y que principalmente se mantuvo diciendo que avanzaran rápido y que les hacía callar cuando le discutían algunos puntos. Los obligaban a que caminaran y era la persona que les insultaba. También se contó con un set de fotografías correspondiente a un disco compacto con fotografías relacionadas a atentados, robos de madera y daños a la empresa Forestal Mininco, las cuales fueron exhibidas durante el testimonio del testigo Mario Elgueta Salinas, quien concurrió ese mismo día, y en donde estos jueces pudieron observar entre otras cosas, las construcciones que se están quemando, la casa patronal toda quemada, los restos de los vehículos, la bodega, entre otras cosas, las que se observan en proceso de combustión o totalmente calcinadas. Además se pudo contar con el testimonio del perito Francisco Cañón Salinas, quien señala que el día 11 de noviembre de 2005, por orden del Fiscal Mario Elgueta Salinas, concurrió junto a su equipo del Laboratorio de Criminalística de Carabineros de Concepción, hasta el sector de Ranquilhue, específicamente a la altura del kilómetro 42 de la Ruta P-70, para verificar la quema de unas casas dentro de un Fundo de la Forestal Mininco. Añadió que al llegar al lugar se percataron en modo general de que dentro de un sector del Fundo, delimitado con cerca metálica y alambres se observaban tres estructuras y tres vehículos quemados, así como también las puertas de acceso a dicho recinto presentaban daño atribuibles a terceros. La primera casa 285 que se encontraba totalmente carbonizada era del guardabosque con la camioneta del cuidador, existiendo solo especies metálicas en sus interiores, lo que es indicativo de la alta generación de calor. Las camionetas tenían todas sus partes blandas quemadas. Señaló que procedió al levantamiento de las correspondientes evidencias del lugar, de las muestras para los análisis respectivos, como asimismo hizo mención del hallazgo de una vaina y de un cartucho de escopeta no percutido en el lugar. Se levantaron tres evidencias, restos carbonizados. Hizo mención a que en la parte de atrás había una casa de perro, donde un can yacía muerto, producto de un disparo efectuado desde corta distancia, la que estima entre 15 a 20 metros, encontrándose también otro cartucho en las proximidades, y se encontraron otras vainas también en el mismo lugar. Refirió que con las evidencias encontradas se hizo el análisis para encontrar acelerantes o derivados de petróleo, por lo que las mismas se enviaron a Santiago, donde fueron analizados, y del total de 11 muestras que fueron levantadas, se llegó a la conclusión científica de que había derivados de petróleo en cuatro de ellas que resultó ser kerosene o parafina. En cuanto a los cartuchos de escopeta levantados en el lugar, señala que las pericias llevaron a la conclusión de que fueron percutidas por cuatro armas distintas. Reconoció en la audiencia de juicio el set de fotografías anexas al informe pericial de sitio del suceso N° 915-2005, evacuado por el Labocar de Concepción, imágenes que permitieron ilustrar al Tribunal, de la ubicación de la casa, con el lago, los bosques aledaños, la ubicación de la entrada principal, así como también de otros anexos, como la chimenea. Además se observa el galpón, la bodega y los vehículos que se encuentran completamente carbonizados por la acción del fuego. Menciona también que si el fuego hubiera saltado de una casa a otra habría señales de carbonización en el medio de ambas casas, lo que conforme a las fotografías que exhibe no es posible observar. De las mismas fotografías se constata los procedimientos de levantamiento de evidencia, como así también aquellos de toma de las correspondientes muestras desde el lugar. Otras fotografías muestran la efectividad del hallazgo de una casa de un perro, con el animal fallecido a un costado, y la ubicación del cartucho, precisando el perito que el disparo fue por su flanco derecho. Se exhibió asimismo un set con 6 láminas anexas al informe pericial planimétrico N° 916-2005, del Departamento de Criminalística de 286 Carabineros, elementos que ilustran en torno al emplazamiento general de los bienes siniestrados. Es así que es posible tener una vista general de la casa patronal, y la casa guardabosque, de los lugares donde se encontraron las evidencias, de las distancias de los diferentes objetos, y de los lugares donde se produjo el hallazgo de las respectivas vainillas. También fue importante para estos jueces el atestado de la perito Karina Cabezas Gatica sobre este punto, quien señala en referencia a estos hechos que le correspondió concurrir a una fijación al interior de un Fundo en Ranquilhue, en donde fueron siniestradas dos viviendas, una bodega y tres vehículos. Se trató de una reconstitución de escena relatada por Víctor Aburto Soto, la que quedó ilustrada a través de un set de tres láminas anexas al informe pericial planimétrico N° 17-06 del Laboratorio de Criminalística Regional de Concepción, y que corresponden a planos a escala del lugar, precisando la perito que cuando concurrió al lugar estaba todo incinerado. Refirió los deslindes y donde se ubicaban los restos del lugar siniestrado. Existían los cimientos que indicaban el área de la propiedad. Se observa asimismo la ubicación de un árbol y de la casa de un perro. Otra lámina corresponde a las distribuciones de la casa del señor Aburto Soto y una tercera corresponde a la vivienda de González Núñez, de la cual conforme a los dichos de la perito, no quedaron indicios ni siquiera de los tabiques, obteniéndose información solo a través de Aburto Soto. También esta perito, reconoció un set de tres láminas anexas al informe pericial infográfico N° 01-2006, del Laboratorio de Criminalística Regional de Concepción, y que corresponden a las láminas que describen la reconstitución de escena, en donde se observan los lugares en que se encontraban conforme a los dichos del señor Aburto Soto y desde donde vio al grupo de sujetos. También se ilustra al Tribunal acerca del lugar por donde debieron salir las víctimas desde la casa, donde son apuntados, y donde se dirigen a continuación y se encuentran con la familia González Nuñez. Por último se aprecia el lugar desde donde González Núñez, pretende huir. Así también se pudo escuchar los dichos de la perito Sonia Yáñez Oñate, quien junto con reconocer y describir tres muestras carbonizadas levantadas del sitio del suceso y sujetas a pericia, describe que concurrió al sitio del suceso de Ranquilhue en compañía del Capitán Francisco Cañón Salinas, desde donde procedió al levantamiento de diversas muestras para su análisis. Explicó la perito que con el empleo de la técnica del sudan 3, que es una técnica mucho menos sensible, que la del cromatógrafo de gases, no se determinó la presencia 287 de acelerante, pero que posteriormente en una de la muestras y mediante el empleo de esta técnica una de las muestras dio resultado positivo a la presencia de acelerantes, derivados de hidrocarburos. Asimismo explicó que el análisis de las muestras de los cables de la instalación eléctrica, no arrojaron resultados que permitan presumir que existió una falla eléctrica, toda vez que las muestras presentan cristalización externa, lo que significa que recibieron una alta concentración de calor desde el exterior, y no del interior como ocurre en el caso de un fallo eléctrico. La prueba antes mencionada, aparece complementada por el análisis que fuera referido por doña Carla Hidalgo Figueroa, quien luego de dar clara explicación de las pruebas realizadas y los procedimientos empleados manifestó que en las muestras que le fueron remitidas respecto de este hecho, pudo detectar la presencia de kerosone o parafina, que es un acelerante derivado del petróleo. En lo referido a los vehículos que fueron objeto de este delito, se contó con los dichos del perito Rafael Flores Espinoza, quien señaló ser Ingeniero de Ejecución Mecánico, trabajando en el Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones desde hace 10 años. Sostuvo que le correspondió realizar la pericia correspondiente a los vehículos siniestrados, haciendo mención a que existen ciertas características particulares que se registran cuando en el siniestro de un vehículo se emplean acelerantes, como son la forma de propagación y que no hay un solo foco, sino que diversos. Por contrario, cuando el incendio se inicia en el propio vehículo, se revisan los estanques, porque ahí está concentrada la mayor cantidad de combustible, por lo que hay que constatar si hubo una explosión, cuestión que no pasó en este caso, siendo otra característica el hecho de que no se encontró humo impregnado en los vidrios, lo que da cuenta de una combustión particularmente violenta, propia del empleo o uso de acelerantes. Finalmente se introdujeron a través de su lectura los documentos que permiten acreditar el dominio de los aludidos vehículos, que corresponden a los certificados de inscripción y anotaciones de los vehículos siniestrados, y que son el automóvil Toyota Tercel, patente LV.5565-6, la camioneta Nissan Terrano, patente YU.4005-9 y la camioneta Terrano, patente YR.5312-2. En cuanto a los hechos signados con la letra B.2. 81º: Que para dar por establecida la existencia del incendio que afectó a los señores Luis Ebensperger Aguayo y Jorge Aguayo Ríos, se ha tenido en 288 consideración los siguientes elementos de convicción allegados al juicio por el Ministerio Público. En primer lugar se ha considerado el testimonio del afectado Jorge Aguayo Ríos, quien refiere ser cañetino de toda la vida. Su familia paterna es de Cañete y calcula que desde los ocho años, que iba todos los años a veranear a Quidico, que es una caleta ubicada a 12 km al sur del Lago Lleu Lleu. Agregó que el año 96, con un amigo de la zona tuvo la oportunidad de comprar un predio alrededor del lago de 5.000 metros cuadrados. En ese predio se construyeron dos casas de veraneo, y una tercera para quien la iba a cuidar. La construcción comenzó en octubre del 98 y para el 99 tuvieron la oportunidad de comprar otros 5.000 metros cuadrados más. Las casas las terminaron de construir en diciembre del año 98, siendo su cuidador don Luis Martínez. Señaló asimismo, que dichas casas les fueron quemadas el día domingo 12 de abril del año dos mil nueve, que correspondía a un Domingo Santo. Ese fin de semana no se encontraba en su casa, en donde el cuidador a través del celular le llamó tanto a él, como a su vecino y amigo, para informarle que había escuchado tres o cuatro disparos y que luego se inicia un incendio en la casa de Eduardo Ebensperger y que por alcance se incendia su casa, quemándose ambas de forma completa. Su cuidador manifiesta que escuchó primero los tres disparos, hablando primero con Eduardo Ebensperger quien le dijo que mejor no saliera de su casa, por lo que solo salió cuando ya se consumieron. Agrega, que se trató de la destrucción de un núcleo al que personalmente le tenía mucho cariño, ya que es cañetino y ha sido cañetino y morirá siendo un cañetino en la zona. La parte material es poco o nada, sino que le afectó el hecho sentimental y el apego que tenía a esas casas. Ellas representan la expectativa de un profesional que vive solo de su sueldo, y que buscaba el justo reparo de su actividad. Las casas las autoconstruyeron, la madera se obtuvo del mismo Cañete, buena parte de la mano de obra fue de la zona y de algunos especialistas que venían del sector. Eran casas autosuficientes, y con mucha decoración autóctona de la zona. Hoy en día valdrían 80 ó 100 millones de pesos, considerando las connotaciones que tenía el lugar. Afirmó también que la gente que habitaba la zona era de la etnia mapuche, pero nunca tuvo problemas con ellos. Era aficionado a las motos, por lo que el lugar lo ha recorrido unas 30 veces en motos y cuando se aceptaban motores en el lago, también por el agua. Por su profesión desarrolló redes sociales e hizo 289 relaciones con la gente de la zona, apadrinando una escuela de la zona subvencionada en Ranquilhue. Llevaron a niños a ver partidos de fútbol a Concepción, a visitar el Huáscar y a actividades de esa naturaleza. Hizo mención a que días al 12 de abril, hubo ciertos hechos judiciales que pudieran tener relación, pero él no quiere hacer juicios de valor. Durante mucho tiempo hubo hechos similares en la zona, pero pensó que ellos estarían ajenos a situaciones de esa naturaleza. Personalmente motivó a otros a comprar en la zona, pero terminaron con sus cabañas quemadas. Solamente tenía esa parcela en la zona, y no ha reconstruido sus casas. No está en condiciones de reponer algo allí, pues se corre el riesgo de que ocurran nuevos incidentes a 180 km de distancia de su casa. Afirmó que para nadie resulta un misterio que hay un grado de inseguridad en las riberas del lago Lleu Lleu. De los motivos no hará ningún juicio, pues eso corresponde a otros ámbitos como es la justicia. Lo que sí, no entusiasmaría a otros amigos a que compraran allí, por lo que mal puede llegar a recomendar a otros que hagan lo mismo. Reconoce este testigo 4 fotografías contenidas en el informe pericial del sitio del suceso N° 581-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, donde se observa entre otras cosas el acceso al sitio donde tenía su casa. En una de ellas visiblemente afectado, relata el testigo, que eso es lo que era su casa, y que ha ido solamente una vez nuevamente al lugar, que fue aproximadamente a las diez de la mañana de ese mismo día 12. Por lo mismo no ha vuelto a ir, y le afecta ver esa fotografía, ya que le destruyeron recuerdos e historia. Afirma que si hay alguien que reclama algo ancestral, el también reclama sus recuerdos, ya que concurría frecuentemente al lugar, por lo menos un fin de semana al mes, sus hijos en las vacaciones de invierno también y su hija estudió allí su examen de grado. También escucharon estos jueces los dichos del otro afectado Luis Ebensperguer Rolando, quien en referencia a estos hechos señaló que su casa está ubicada en la ribera norponiente del lago, donde parte el río en la comuna de Tiruá. Los hechos ocurren el día 12 de abril de 2009. El terreno de la casa era de poco más de una hectárea. Estaba la casa de Arturo Aguayo y la de su cuidador de nombre Luis Martínez. Ese día él estaba en su casa en Concepción, ya que la otra la ocupaba de veraneo 290 Sostiene también que las dos casas las construyeron en forma simultánea, para venirse a vivir cuando se jubilaran. Era el futuro que se quería para los últimos años de vida. El daño es que le eliminaron el sueño que tenía de vivir en un lugar que era maravilloso. El daño económico se puede recuperar pero no así el emocional. El mínimo de valor de esa casa era de 120 millones. Refirió que ese día le llamó el cuidador don Luis Martínez, avisándole que llamara a Carabineros porque se había activado la alarma de la casa, y que se escucharon disparos, sin mencionar que haya visto a alguien. El cortó el teléfono y llamó a Carabineros. Desconoce el testigo el resultado que tuvo la investigación, pero no reconstruyó su casa. Ninguna persona en su sano juicio reconstruiría una casa en las condiciones que están actualmente, preguntándose asimismo, que porque una persona que nunca le ha hecho mal a nadie, que tiene una casa maravillosa, con cosas sentimentales que hay dentro, como fotos, diplomas de sus abuelos, donde se titularon, cosas que no son recuperables, cosas que uno tenía para el futuro, se la queman. Por ello, no volvería a construir ni expondría por ningún motivo a su familia en el mismo lugar. Una posible reconstrucción jamás, no se siente tranquilo, y no va a ir a ese lugar, para de noche comenzar a sentir cosas. Agregó que desde su casa, al frente, podía ver cuando empezaba a salir humo por un lado, cinco minutos después en otro, y luego otro y así sucesivamente, pudiendo ver cuando venían las brigadas a apagarlos. No le atrae volver al lugar, no le interesa, ya que se siente expulsado de la zona, agregando más adelante que no era un ambiente tranquilo, ya que había Carabineros permanentemente que cuidaban el sector. Se escuchaba que había problemas, como que se tomaron el Fundo de Ranquilhue, cortaban los caminos, no era como antes que se transitaba tranquilamente. Indicó también que a su nana que es de Tranaquepe y es de origen mapuche, también la molestan. Muchos vecinos del sector eran de la etnia mapuche, refiriendo que el único problema que tuvo es por unas lanchas, motos de agua, zodiac, que tuvo, hasta que les dijeron que no podían tener sistema de navegación con motor. También se consideran los dichos del testigo don Luis Martínez Díaz, quien en calidad de cuidador de las casas antes mencionadas, señala que vivía en una propiedad que pertenecía a don Eduardo Ebensperguer. Trabajaba para él cuidando sus cabañas. El día 12 de abril de 2009, se incendiaron esas dos cabañas, las cuales estaban ubicadas a orillas del Lago Lleu Lleu, en la Parcela N° 5 del sector de Ranquilhue, las cuales estaban ahí desde hacía unos once o doce años. 291 En alusión al siniestro, señala que este comenzó un día domingo como a las cuatro de la mañana, cuando estaba en su casa, como a cincuenta metros aproximadamente, donde escuchó cuatro disparos de escopeta. Salió para fuera y una de las cabañas ya estaba ardiendo y con el mismo calor como estaban juntas, se quemó la otra, precisando que la que se quemó primero era la de Eduardo Ebensperguer. Añadió que también se quemaron otras cabañas al ladito, y que habían quemado varias ya también en el puente. En referencia a los disparos sabe que eran de escopeta porque los conoce, y porque además vio las vainillas, que eran del doce, pudiendo encontrar cuatro vainillas en el lugar. Asimismo, se pudo contar con la declaración del Capitán de Bomberos de la Tercera Compañía de Cañete Carlos Cameron Schwaner, quien indicó que el 12 de abril de 2009 a las 04.15 de la madrugada, concurrieron a un incendio en el sector del Lago Lleu Lleu, correspondiente a unas cabañas de unos señores de apellido Aguayo y Ebensperger, pudiendo constatar al llegar, que las dos casas estaban completamente consumidas por las llamas. Para hacer un buen uso del recurso hídrico, solamente se preocuparon de la propagación, desconociendo el origen del siniestro. En este mismo sentido, se escucharon los dichos del carabinero Erasmo Briones Sáez, quien en referencia al procedimiento policial adoptado, señaló que ese día se encontraba de servicio de segundo patrullaje en la población junto a otros dos colegas, recibiendo un comunicado en la guardia de la Tenencia en donde se les informa que estaban quemándose dos cabañas al interior de la parcela 5 del sector Ranquilhue. En el aspecto pericial se contó con la declaración de don Luis Cabezas Gajardo, quien señaló que le correspondió constatar el incendio de dos cabañas al costado del lago Lleu Lleu, trabajando el lugar conforme a la metodología de laboratorio. Señaló que desde el lugar se levantaron muestras de restos carbonizados, y restos de alambre, a fin de poder establecer la presencia de hidrocarburos. En cuanto al comportamiento del fuego, su opinión es que la transmisión del mismo, se produce desde el segundo inmueble hacia el primero. Efectuando un rastreo del sitio del suceso, recorriendo la ribera hacia el costado norte, encontró un cerco que tenía las alambradas cortadas los que permitía llegar a otro predio y conducía por un terreno arenoso, donde habían huellas que no eran aptas para levantarlas. Dicho sendero comunicaba al final con la ruta P-70. 292 Como conclusión de su informe señaló que en una de las muestras, la rotulada como M 4, se encontró un acelerante derivado del petróleo, lo que determina que en su opinión este incendio había sido provocado por terceras personas. En la misma zona se encontraron además tres culotes de calibre 12 mm. Los que analizó concluyendo que dos de ellos fueron disparados por una misma arma de fuego, en tanto que el tercero no pudo concluir. Reconoce asimismo el perito un set de fotografías contenidas en el informe pericial del sitio del suceso N° 581-2009, emanado de la Sección de Criminalística de Carabineros, señalando durante su exhibición que el sitio del suceso se encontraba resguardado por un subteniente de apellido Parraguez. Se observa en las fotografías, el levantamiento de muestras desde la zona de mayor carbonización, manteniendo la misma en un envase hermético, puesto que el combustible tiende a volatilizarse. Además se observa el levantamiento de los respectivos cables conductores, como asimismo la muestra rotulada como M 4, la que arrojó positivo a la presencia de acelerantes. También se observa el levantamiento de culotes de metal, que originalmente eran cartuchos de escopeta, señalando, que se encuentra troquelado el calibre y por eso sabe que corresponden a cartuchos calibre 12 de la marca Armuza. Asimismo se observa el cerco que está cortado y la parte de la alambrada a que hace referencia, junto con la ribera del lago Lleu Lleu. Así también este perito, Set de 6 láminas anexas al informe pericial planimétrico N° 582-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, las cuales corresponden a los planos de ambas cabañas, con sus respectivos emplazamientos en el lugar, sus habitaciones y dependencias, y los pisos que ocupaban cada una de ellas. Finalmente están los dichos de la perito Karina Cabeza Gatica, quien procedió sobre el particular a describir dos láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 202, del Laboratorio de Criminalística Regional, láminas que coincidentes con las anteriores, dan cuenta de los sitios en que se encontraban emplazadas las cabañas, distantes una de la otra por 15 metros. Asimismo en la segunda lámina, se exhiben huellas plantares encontradas a una distancia de 36 metros del acceso a la propiedad. En cuanto a los hechos signados con la letra B.3. 293 82º: Que para dar por establecida la existencia del Incendio que afectó la cabaña de Pedro Ignacio Celhay Schoeldermann, se han tenido en consideración los siguientes elementos probatorios allegados a este juicio. Se escuchó a la víctima Pedro Celhay Schoeldermann, quien señala que actualmente vive en Santiago, siendo su relación con el lago desde el año 2004, cuando compró un terreno en el que construyó casa que le entregaron en febrero de 2005, en el sector de Coihueco, esto en la zona nororiente del lago. La alcanzó a ocupar desde febrero de 2005, hasta mayo del año 2009 Agregó que la idea de adquirir dicha cabaña surgió de amigos, por lo que pidió un crédito, y construyeron con la idea de pasar momentos agradables en dicho lugar, siendo el total que compró una hectárea. No tuvo mayores problemas en el lugar, salvo que dos veces le entraron a robar, pero le robaron pocas cosas, aparte de eso no tuvieron problemas, nada en particular. En su casa puso una alarma y había un cuidador que se llamaba Luis Quintana, quien empezó a trabajar con ellos en noviembre del año 2007. Antes de él, había estado un hermano, quien no quiso seguir. En referencia a estos hechos, señaló que la quema de la casa ocurrió el día 30 de mayo de 2009, cuando reciben una llamada de Luis, informándoles de que se estaba quemando una casa. En ella el cuidador le dijo, don Pedro le tengo una mala noticia, le quemaron su casa, por lo que le contestó que iban a tratar de ir lo antes posible, yendo ese mismo día sábado. Sostiene que su cuidador le informó que tiraron unos disparos de escopeta y que según él, por unos orificios que había en las ventanas lanzaron algo para poder iniciar el incendio. Señaló que no volvió a construir por no tener los medios, y porque además le podría pasar lo mismo, y lo cierto es que no volvería a construir. El crédito fue de 20 millones y la casa con sus cosas valía unos 40 millones. Antes ocurrieron quemas de otras casas en el sector de Puerto Choque, en esa zona. Reconociendo 3 fotografías contenidas en el informe pericial del sitio del suceso N° 908-2009, señala que se trata de su casa, toda quemada, y que ha ido posteriormente a visitar este lugar, pero no se ha quedado porque no tiene donde. Se trata de un sector que quería mucho, pero no recomendaría a otros que construyeran casa en el lugar, ya que piensa que es peligroso. Declaró también en este juicio don Luis Quintana Cabrera, quien señala que durante el año 2009 se dedicaba a la agricultura y que trabajaba para don Pedro Celhay, en el sector Lleu Lleu, como mozo jardinero, específicamente en la 294 parcela 36, la que queda ubicada a orillas del lago, para el lado del sector de Contulmo. En dicho lugar, el señor Celhay tenía una casa construida de madera de pino Oregón, una cabaña que era grande, bien amplia y que tenía desde hacía bastantes años. En alusión a lo sucedido con la cabaña, señala que la incendiaron con el propósito de acabar con ella, porque en el lugar se encontraron cartuchos percutidos, vidrios rotos, y la casa quemada. Encontraron alrededor de diez a doce cartuchos. Indicó que esto fue como a las dos veinte o dos y media aproximadamente, cuando estaba durmiendo, y solo supo cuando el papá lo despertó, porque una vecina le llamó que la cabaña estaba en llamas, por lo que se levantó, llegando al lugar donde la casa estaba completamente en llamas. El ventanal de la pieza del matrimonio, estaba con orificios en el vidrio y además había cartuchos de escopeta disparados, que eran del doce. En relación con el testigo anterior, declaró su padre José Quintana Orellana, quien señaló que ubica al afectado, porque era jefe de un hijo suyo que le cuidaba las cabañas. La cabaña la tenía ubicada en la misma parcela. Sostiene que el día 30 de mayo de 2009, se le quemó la cabaña, lo cual solamente le fue informado, ya que él vive como a 500 u 800 metros. Le avisó un vecino de nombre Jaime Contreras, por lo que entonces le dijo a su hijo y fueron al lugar, el cual todavía estaba toda en llamas. En dirección hacia el norte había desparramados munición de cartuchos calibre 12, desconociendo el tipo de arma. Declaró en estrados también el carabinero Jorge Méndez Roa, quien señala que se desempeña en la Tenencia de Contulmo. En relación con el día de los hechos, sostienen haber sido informado por el servicio de guardia, de la quema de una cabaña en el sector Coihueco, distante 18 a 20 kilómetros de Contulmo, hecho que ocurrió a las 02.30 de la mañana aproximadamente, informándosele de que existían además disparos en el lugar, por lo que se optó por concurrir un poco más tarde dada la oscuridad, encontrándose solo con las cenizas de lo que era una cabaña de veraneo. Añadió más adelante que en el lugar se entrevistó con Jaime Contreras, quien era el encargado de la cabaña, el que le señaló que había escuchado disparos durante la noche, encontrando en el lugar vainillas de escopeta calibre 12 milímetros percutidas, además de una sin percutir. Hacia ese mismo lado, se encontraron latas de cerveza vacía. Se cerró entonces el sitio del suceso, a fin de que actuara el Labocar de Carabineros. Precisando la hora de concurrencia al 295 lugar, señala que fue alrededor de las 07.00 de la mañana, y en ese sentido, indicó que no se concurrió de inmediato para evitar emboscadas y solamente había tres funcionarios con él, no contando con más personal. Precisó más adelante en su declaración que es en razón de la existencia de disparos, que ellos tienen instrucciones de evitar este tipo de situaciones. Indicó que cuando se entrevistó al encargado de la cabaña, la persona les dijo que escuchó la alarma, que luego sintió disparos de escopeta, por ello hizo rastreo del lugar y encontró cartuchos de escopeta, calibre 12 milímetros y un cartucho del mismo calibre sin percutir, desde la cabaña hacia el Poniente. Mencionó que en el lugar se encontraron huellas como de tres personas, por la parte de atrás, de lo cual el Labocar se hizo cargo, llegando allí un oficial con el grado de Teniente. En el ámbito pericial, se pudo escuchar, la versión del Teniente Freddy Huenul Carrasco, quien señala que el día 30 de mayo de 2009, concurre al sector Coihueco, en la comuna de Contulmo. El sitio del suceso, estaba resguardado por el carabinero Jorge Méndez de la Tenencia de Contulmo. Conforme a las instrucciones, se hicieron las diligencias correspondientes en el lugar. Indicó que allí se percató de que existían restos carbonizados de una cabaña de veraneo. Procedió a ingresar al sitio del suceso, observando que aún existía combustión. Se trató de sacar las latas y los demás restos que allí se encontraban, constatando la existencia de restos de material metálico, como cocinas, lozas y electrodomésticos, procediendo a fijar el lugar, como también la ubicación de las especies en el lugar. Añadió más adelante que se prosiguió efectuando remoción del terreno, verificando restos que pudieran llegar a ser útiles para la investigación del incendio. Restos carbonizados y agrietados que mostraban un área de inició del fuego. Asimismo, indicó que se constató la presencia de tres vainas calibre 12 milímetros, y seguidamente hacia el oeste se encontraron otras 10 vainas más. Procedió en consecuencia a la fijación fotográfica y planimétrica del lugar, procediendo luego al estudio del entorno, esto es, desde el foco hacia el exterior, constatando el corte de una alambrada al oeste, la que había sido cortada recientemente, dada la falta de oxidación que presentaba. Indicó asimismo, que se levantó con las técnicas correspondientes, las evidencias que se habían ubicado, levantando dos muestras de restos carbonizados y una de campos eléctricos, cables que estaban hacia la línea de edificación suroriente. 296 En lo referido a las vainillas encontradas señaló que se rotularon de V 1 a V 14. Una vez levantada la evidencia, ésta se rotuló y se remitió para su posterior estudio. Luego se hizo un rastreo minucioso del lugar, llegando a dos kilómetros y allí se encontraron cuatro envases metálicos de cerveza Cristal, los que también se levantaron y remitieron. En respuesta a las consultas sobre el punto, señaló que no hubo un fallo eléctrico, conforme lo señalado por el Laboratorio de Química forense, ya que no existía cristalización de los cables levantados del lugar. Reconoció también el set de fotografías contenidas en el informe pericial de sitio del suceso N° 908-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, donde fue posible apreciar por estos jueces los restos calcinados de la cabaña, su ubicación respecto del lago aproximadamente 200 metros al lago, el hallazgo de las distintas vainas de cartuchos de escopeta, algunas de ellas incluso afectadas por el fuego, todas calibre 12 milímetros. Además las mismas fotografías ilustran al Tribunal de los daños presentes en alambrada, constatación de la aplicación de fuerza con algún elemento cortante. Muestran también dichas fotografías el levantamiento de los restos carbonizados y el levantamiento de los cables eléctricos. Reconoció asimismo las vainas de cartucho de escopeta calibre 12 milímetros, de distintas marcas, que levantó en el sitio del suceso materia de su pericia. Finalmente describió dos láminas anexas al informe pericial Planimétrico N° 909-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, uno de los cuales corresponde a un plano general, que da cuenta de la ubicación, el acceso a la propiedad a través de lago y la senda paralela al lago Lleu Lleu, en tanto que la otra da cuenta de la ubicación de las diferentes evidencias recogidas en el lugar, como asimismo, los sitios desde donde procedió al correspondiente levantamiento de muestras. También resultan relevantes los dichos de la perito María Macarena Santander Gidi, quien junto con reconocer tres muestras carbonizadas levantadas desde el sitio del suceso, señaló que se dio negativo a la presencia de hidrocarburos, mediante la metodología del sudan 3, y que en cuanto a los cables eléctricos, señala que cuando la cristalización se ha producido por corriente, vale decir como consecuencia de un fallo eléctrico, la misma es desde dentro hacia fuera, situación que no ocurre acá, donde es desde fuera hacia adentro. Otra característica es la pérdida de ductilidad, lo que se muestra en que el cable en cuestión aparece lleno de pequeños puntos, lo que no observó en este 297 caso, por lo que concluye que el incendio de esos cables no fue producto de la corriente eléctrica. Finalmente se encuentran los dichos del perito Luis Cabezas Guajardo, quien junto con reconocer las vainas encontradas en este sitio del suceso, señala que efectuó un informe a requerimiento del Teniente Freddy Huenul Carrasco, donde pudo periciar 14 vainas de escopetas percutidas y 1 cartucho indemne, sometiéndolas al estudio y pericia correspondiente, lo que le permitió establecer que se emplearon dos armas de fuego, o en su defecto un arma de dos cañones, reconociendo asimismo los 14 cartuchos de escopeta percutidos y 1 sin percutir, como asimismo dos fotografías contenidas en el informe pericial balístico N° 910-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, en las cuales se grafica la señal percusión de las vainas incriminadas mostrando las coincidencias que existen entre ellas y que fueron objeto de su conclusión. En cuanto a los hechos signados con la letra B.4. 83º: Que con el objeto de dar por establecida la existencia del delito de Incendio en perjuicio de la empresa Transportes y Comercial Transvía Forestal Limitada, se ha considerado las siguientes pruebas incorporadas en la audiencia de Juicio Oral. En primer lugar, se considera la declaración de Pedro Castro Medina, quien señaló que se desempeña en forestal Transvia, desde hace tres años. En agosto del año 2009, estaba operando un camión montado con una grúa. Un camión que lleva una grúa montada y que sirve para cargar madera a los camiones el que presta servicios a la Forestal Arauco. Estaba prestando servicios en Tranaquepe. Indicó que manejaba un camión L80, sin carro de arrastre con la grúa montada. Ese día 08 de agosto de 2009, estaba operando el camión en el fundo. No se recuerda específicamente del fundo, pero fue al lado de la carretera, al lado de una casa, que pasa por la carretera la que va hacia Tirúa, próximo al cruce Peleco. Pidió ese día permiso, se reportó a su base, preguntando donde podía dejar el equipo. Agregó que una vez se comunicó, se bajó y pidió permiso en la casa, donde se le dijo que la dejara en tal lugar. Era un equipo normal. No presentaba problemas y se veía bien. A las cuatro de la mañana, lo llamaron de su empresa porque a esa hora se lo habían quemado. Fue con el supervisor al lugar y efectivamente ya estaba quemado. Estaba carabineros y bomberos en el lugar. Él no había tenido problemas en el sector. En este mismo sentido se incorporó el 298 Certificado de inscripción y anotaciones vigentes, emanado del Registro Civil, correspondiente al referido camión Freightliner, patente TN.8028-K. Se pudo escuchar el atestado del testigo Patricio Mariñan Fica, quien señaló que ese día 08 de agosto de 2009, dejaron un camión de la Forestal Arauco cargado en su casa. Era un camión que tiene una grúa para cargar a otros camiones. No recuerda quien lo dejo. Su papá entonces les prestó el sitio para que dejaran el camión en el lugar. Indicó que como tres de la mañana sintió un estruendo y vio que estaba todo envuelto en llamas. Dio aviso a los bomberos para que no se quemara la casa de ellos, ellos no le respondieron por lo que llamó a Carabineros, llegando primero los Carabineros y luego los bomberos. No vio personas ni nada, ni tampoco sintió ladrar a los perros. Asimismo, se contó con los dichos de Gonzalo Mendía Infante, quien es Gerente de Transvía Forestal, la cual presta servicios a Bosques Arauco desde el año 2004. El 08 de agosto de 2009, les quemaron un camión grúa a orillas del Lago Lleu Lleu, que pertenecía a su empresa, describiendo que se trataba de un camión Marca Freigthleiner, con grúa que prestaba servicios para Bosques Arauco en diferentes predios, y ese día se trabajaba en el Fundo Tranaquepe, sirviendo el mismo para cargar trozos de madera. Operador de dicho camión era el señor Pedro Castro durante el día y en la noche no tenían operación. Refirió que se le solicitó dejar este camión a resguardo. Era normal dejar el camión a resguardo. Alrededor de las ocho de la mañana fue informado de que el camión fue quemado y que no fue por falla eléctrica. La investigación fue hecha por Carabineros quienes le manifestaron que había sido quemado y que se había rociado combustible, sin saber quiénes fueron ni si alguien se los adjudicó. No supo ni siquiera por medio periodísticos que alguien se lo haya asignado. En cuanto al avalúo señala que la quema de este camión, con el conjunto que le accede, generó una pérdida que fue del orden de los 17 millones. En relación con otros problemas en la zona, mencionó que Richard Solar, quien es un conductor, tuvo un problema, ya que le retuvieron el camión y le quitaron las llaves y además fue golpeado, pero no recuerda la fecha exacta, siendo el motivo que no quiso llevar a la señora de un comunero, cosa que está prohibido transitar con pasajeros en la empresa, no recordando otros incidentes. Al día siguiente que les quemaron el camión, también quemaron una cabaña al lado del lago Lleu Lleu. 299 El mismo testigo reconoce unas fotografías contenidas en el informe pericial del sitio del suceso N° 1348-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, donde se observa el camión con su cabina quemada, al igual que el motor. El estanque en la espalda de la cabina con 800 litros se encontraba absolutamente seco. En la parte hidráulica de la grúa, había dos cilindros que fueron quemados. En su opinión el fuego lógicamente se inició en la cabina ya que es donde más quemado resultó. También pudieron estos jueces escuchar el testimonio de los Carabineros Juan Parraguez Baeza, y Jaime Correa Moreno, quienes son contestes en señalar que se constituyeron en el lugar, junto con efectivos del GOPE de Concepción. El hecho ocurrió, al costado sur del puente Lleu Lleu, territorio jurisdiccional de la Tenencia de Tirúa, en donde había un camión con grúa quemándose completamente. El camión se encontraba en un patio grande donde había otra maquinaria. Según el oficial, se consideró que éste era un procedimiento de importancia por su experiencia, tal como las quema de cabañas. Por último indicaron también que el camión pertenecía a Forestal Arauco, y que pasadas las horas concurrió Labocar de Concepción, conforme a instrucciones de la Fiscalía. La prueba anterior, aparece corroborada por la evidencia consistente en el set de fotografías contenidas en el informe pericial del sitio del suceso N° 1328, de la Sección de Criminalística de Carabineros, y una lámina contenida en el informe pericial planimétrico N° 1329-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, ambas introducidas a través de los dichos del perito del Labocar Luis Cabezas Guajardo. En las fotografías se observa una mayor concentración del fuego en el costado izquierdo, y una marca que da cuenta del traspaso del fuego desde la izquierda a la derecha. En ese sentido, el perito explicó que la falta de combustible provoco carbonización rápida y a falta de material combustible en la grúa no se quemó, precisando a través de las fotografías que el costado izquierdo estaba completamente carbonizado en su neumático no así el lado derecho, lo que significa que el fuego vino de izquierda a derecha. Es poco probable en su opinión por el ambiente, que un camión desenergenizado, y no utilizado, produzca una combustión espontánea, ya que los bornes estaban desconectados, en tanto que la lámina dio cuenta a estos jueces de una vista georeferencial de donde estaba el camión, con el puente y la ribera. 300 Finalmente se escuchó al perito Teodoro Barrera Torres, quien junto con reconocer las muestras carbonizadas levantadas desde este sitio del suceso, señaló que no detectó la presencia de hidrocarburos a la prueba del Sudan 3, pero que en lo referido a los cables conductores, estos solo presentaban carbonización externa, lo que significa que no participaron de algún fallo eléctrico y se pudo observa una lámina anexa al informe pericial planimétrico N° 3482009, del Laboratorio de Criminalística Regional Concepción, exhibida a través de la perito Karina Cabezas Gatica quien fijó la propiedad en que se encontraba el camión siniestrado, en donde se observan solo indicios de lo que quedó de dicho medio de transporte, mostrándose asimismo la ubicación de la propiedad y de un sendero que recorre toda la orilla del río, lo que resultó asimismo coincidente con el set de 20 fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 621 del Laboratorio de Criminalística Regional, exhibidas e incorporadas a través de la declaración del perito Rodrigo Figueroa Olivares. En cuanto a los hechos signados con la letra B.5. 84º: Que en lo referido a la existencia del delito de Incendio que afectó al ciudadano Rafael Arcángel Pincheira Santander, se han tenido en consideración los siguientes elementos de juicio. Se escuchó a la víctima Rafael Pincheira Santander, quien señaló que es ingeniero agrónomo con domicilio en Los Angeles. Tiene una propiedad en el Lago Lleu Lleu. Ahí tiene dos sitios y tenía una cabaña. Dos sitios de aproximadamente media hectárea cada uno. La cabaña la recibió hace aproximadamente 04 años. El día 09 de agosto de 2009 un vecino de nombre Carlos Opazo, le comunicó que se había incendiado la misma, siendo su avalúo de los $15.000.000 y $3.000.000 más considerando los enseres. Su familia se quedaba en el verano en el lugar y también la visitaba en invierno. La casa de Carlos Opazo, quedaba a unos 300 metros en línea recta desde su casa. Agregó que cuando le comunicaron del hecho, llegó ese mismo día al mediodía. Estaba lleno de Carabineros y un Fiscal, y solo faltaba por quemarse una escalera, ya que estaba todo quemado. Él no tuvo problemas con nadie. Recordó asimismo, que había en el lugar unos panfletos con algunas leyendas alusivas al movimiento mapuche, no recuerda que decían pero eran palabras en mapudungun. Más adelante señaló también que su casa estaba desconectada del sistema eléctrico, que no tenía chimenea y que se imagina que tuvo que algo que ver con los panfletos. Desconoce porque le quemaron su casa en particular. No tenía 301 seguros, lo perdió todo, y sabe que se han quemado más casas, tiene entendido que alrededor de 18, desconociendo quienes son los dueños de las otras casas. Relato el hecho además el carabinero Luis Toledo Riquelme, quien recordó que el día 09 de agosto de 2009, le correspondió un procedimiento por un incendio en el sector del Lago Lleu Lleu, el que afectó a un inmueble. Refirió que de aquel se enteró porque desde la Comisaría le dieron un comunicado radial, en que le piden trasladarse al lago Lleu Lleu por tal hecho. Ello fue entre las ocho y las diez de la mañana recordando la presencia de otros efectivos de Carabineros en el lugar. Señaló asimismo, que se adoptó el procedimiento correspondiente y que remitió la denuncia a la Fiscalía por el delito de incendio. En el lugar se apersonó además el dueño de la cabaña, que correspondía a un señor de apellido Pincheira, recordando que cuando esta persona vio su cabaña toda calcinada, simplemente se encogía de hombros. Señaló también que a unos 70 metros de donde ocurrió el incendio en un camino de tierra, había papelitos de unos cinco centímetros cuadrados, que según recuerda tenían una frase que decía “marrichiweu”, particularmente no vio a nadie más llegar al lugar, recordando que al lugar concurrieron efectivos de la Policía de Investigaciones pero que quedaron pegados, ya que andaban sin tracción. Fue este testigo quien reconoció la documental consistente en 14 panfletos con la leyenda “Levantamiento del pueblo mapuche, marrichiweu”, como los mismos papelitos encontrados en esa oportunidad, procediendo a hacer lectura de los mismos en la audiencia. Se contó además con los dichos del Teniente Luis Torres Molina, señalando que el día 09 de agosto de 2009, se constituyeron con su equipo del Labocar, en el sector jurisdiccional de la Tercera Comisaría de Cañete, a efectos de investigar el incendio de una cabaña ubicada en la ribera del mencionado lago. Había sido consumida casi en su totalidad, por lo que procedieron a fijar fotográficamente y planimétricamente. Indicó que la combustión fue rápida, porque el sector proporciona oxígeno, por el viento para la combustión, lo que produce una aceleración de la misma. Hizo referencia al levantamiento de muestras carbonizadas desde el lugar, y asimismo, al hallazgo de evidencias documentales, relacionadas con la temática de la etnia mapuche. En referencia a las pruebas aplicadas a estas muestras, manifestó que se utilizó la técnica del sudan 3, la que es menos sensible y por ello, es más conveniente emplear el cromatógrafo de gases. En cuanto a los 302 panfletos hallados hizo mención a que los mismos, no se rompían al tirarse, siendo impresos por impresora laser. Aquellos tenían una imagen étnica de fondo, y una leyenda que decía “levantamiento del pueblo mapuche, marrichiweu”. Fueron encontrados como a unos 20 metros del sitio del suceso, obviamente para ser encontrados y en forma contemporánea al siniestro, ya que de lo contrario se hubieran encontrado deteriorados. Reconoció el perito además un set de 13 fotografías contenidas en el informe pericial de sitio del suceso N° 13522009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, en la cual se observa la vivienda siniestrada, como así también los restos carbonizados que quedaron. Además es posible apreciar la existencia de columnas de humo, las que conforme a la opinión de este perito dan cuenta de que el siniestro fue contemporáneo. Asimismo, se observa los lugares en donde se procedió a levantar las muestras correspondientes para su análisis, y los panfletos que fueron exhibidos durante su declaración, reconociendo 4 panfletos con la leyenda “levantamiento del pueblo mapuche, marrichiweu”, como aquellas evidencias que fueron levantadas desde el sitio del suceso. La información anterior aparece complementada con los dichos del perito Richard Cifuentes Pérez, quien procede a describir dos láminas contenidas en el informe pericial planimétrico N° 1353-2009 de la Sección de Criminalística de Carabineros, en donde hay una vista aérea de lugar, y una fijación del contorno del inmueble, y de los pilares de concreto que quedaron a la vista, con señalamiento de los lugares de levantamiento de las respectivas muestras. De igual manera, se consideraron los dichos que sobre este siniestro refirió la perito Cristina Alister Alarcón, quien junto con reconocer dos muestras carbonizadas y levantadas del sitio del suceso, dio cuenta de que si bien al análisis con la prueba de sudan 3, las muestras examinados arrojaron negativo a la presencia de hidrocarburos, aquello no descarta su presencia en el evento de emplearse la técnica del cromatógrafo de gases. Por último se pudo también observar por los jueces el set de 17 fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 623 del Laboratorio de Criminalística Regional, fotografías introducidas y exhibidas a través de la perito Ernestina Concha Díaz, las cuales básicamente describen el estado en que quedó la cabaña luego del siniestro, mostrando entre otras, que quedó en pie solo una escala y unos lavaderos. Y lo demás quedó en cenizas. Además constan las vistas de los diferentes lugares del sitio, dentro de los cuales se encontraban los ingresos, los canales y las protecciones, y asimismo, las fotografías de los 303 papeles o panfletos encontrados a la salida del mismo predio, en el camino de ingreso. En cuanto a los hechos signados con la letra B.6. 85º: Que en orden a dar por establecida la existencia del delito de Incendio en perjuicio de los bienes de propiedad de don Eduardo Campos Valenzuela, han sido incorporados al presente juicio los siguientes elementos. Se escuchó primeramente a la víctima don Eduardo Campos Valenzuela, quien señaló que nació en Contulmo, habiendo vivido en este sector durante toda su vida. Últimamente desde hace seis años atrás, comenzó a tener problemas con comunidades mapuches por ciertos terrenos que se supone les pertenecerían a ellos. El año exacto no lo conoce desde cuando comenzaron estos conflictos, pero son hace unos seis años, y piensa que este conflicto es, porque las comunidades indígena estiman que estos territorios les pertenecerían ancestralmente. Agregó que los conflictos fueron primero tomas de terreno, donde se le decía que se trataba de tierra en recuperación, y asimismo, ha habido un montón de apremios hacia su persona, tales como robo de animales, de cercos, de herramientas, quema de galpón, amedrentamientos a gente que trabajan con él. Indicó tener dos parcelas en Cañete, una en el sector de Antiquina y la otra en Lleu Lleu, siendo las comunidades vecinas la Nicolás Calbullanca y Caupolicán. Precisó que tiene más de 100 causas en la Fiscalía donde ha denunciado robos de animales, robos y destrucción de cercos, intentos de quema de bosques, robos de madera y todo ese tipo de hostigamientos. Son personas de esas comunidades porque ha estado en presencia de ellos, y las personas las conoce porque ha convivido por tiempo con ellos. El conflicto es por ser el dueño de esos terrenos, donde lo hostigan para que se vaya. Sabe que son agrupaciones, con sus directivas y sus miembros. Hay cosas que considera menores como los robos de animales que actualmente ya no denuncia. Ha perdido la confianza y hay cosas que mejor deja pasar. Mencionó a propósito del incendio del galpón que le afectó, que hubo dos intentos, en el primero estaba Carabineros y ellos controlaron el incendio. La segunda fue cuando ellos ya se habían ido, puesto que le daban protección solo en ciertas horas. No era muy grande por lo que se pudo usar agua y mangueras para apagarlo. El galpón queda como a 50 ó 100 metros de su casa y ahí mantiene fardos o pajas, no sabe quienes intentaron quemar ese galpón. El lugar 304 es en la parcela N° 11 del Lleu Lleu. El galpón, es de piso de cemento, y los lados laterales son de madera y eso fue lo que se prendió. Fue fácil controlarlo porque recién se estaba iniciando. Para reparar ese galpón debió gastar un millón o un millón y medio de pesos. Refirió que en ésta segunda oportunidad hubo panfletos de la CAM, esparcidos alrededor del lugar que se quemó. La CAM es una organización mapuche, y significa Coordinadora Arauco Malleco. Corroboran los dichos de esta víctima, los asertos del perito Luis Torres Molina, quien describe un set de fotografías contenidas en el informe pericial de sitio del suceso N° 1348-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, que también le fuera parcialmente exhibido al afectado, en donde estos jueces pudieron apreciar las marcas dejadas por el fuego en el lugar, la carbonización de las vigas, que da cuenta de un comportamiento del fuego que va de abajo hacia arriba. Además se observan otras zonas de origen del fuego, las que se vieron afectadas por la influencia del viento, en dirección a la izquierda. Se exhiben los lugares desde donde se procedió a levantar las muestras necesarias para ser periciadas. También muestran las fotografías, una huella de calzado, que corresponde a una bota marca Bata, encontrada a unos 300 metros del sitio del suceso, que se encontraba débil aún, lo que no se presenta de haberse tratado de una huella antigua. En similares términos aparece lo declarado por el planimetrista Richard Cifuentes Perez, quien señaló que luego de haber concurrido a otro procedimiento por incendio en el mismo sector, se dirigieron a otro sitio del suceso, exhibiendo y explicando cuatro láminas contenidas en el informe pericial planimétrico N° 1349-2009, de la Sección de Criminalística de Carabineros, que da cuenta de una vista aérea del lugar, como así también de la ubicación de la bodega, y desde donde fueron levantados restos carbonizados para el correspondiente análisis. XV).- Intencionalidad en el origen de los siniestros antes descritos. 86º: Que para estos Jueces no caben dudas en torno a la intencionalidad de los diferentes Incendios que se han descrito precedentemente. En efecto, tratándose del hecho signado como B.1., el origen intencional del incendio aparece de manifiesto, no solo por la presencia del acelerante encontrado en una de las muestras levantadas desde el sitio del suceso, sino que 305 especialmente por lo señalado por el testigo con identidad reservada N° 26, quien describió por especial elocuencia, de un modo que resultó plenamente creíble para este Tribunal, la dinámica de los acontecimientos que terminaron con ambas cabañas quemadas por los hechores, quienes además de elementos incendiarios, contaban con armas de fuego que sin duda, procuraban emplear en aras de consumar el ilícito. Similar situación se presenta, tratándose del hecho signado con la letra B.2., en que además de la presencia de acelerantes en una de las muestras encontradas en el sitio del suceso, se describe por los testigos del hecho la presencia de disparos en el sector, y de huellas en los alrededores, que sin dudas, corroboran la versión de que aquellos tuvieron que ver con el origen del siniestro, más aún considerando la dinámica de propagación descrita por el perito de Labocar. En lo que respecta al hecho signado como B.3., si bien es un punto a considerar el que las pruebas mediante la técnica del Sudan 3, no hayan arrojado resultados positivos a la presencia de acelerantes en las muestras que fueron levantadas, no es posible por ese solo motivo descartar intencionalidad en el origen del incendio, toda vez que nuevamente la presencia de cartuchos de escopeta en el lugar, revela que, tal como en el hecho B.1. y B.2. hubo individuos armados que recorrieron el lugar, lo cual se corrobora con la presencia de huellas en los alrededores del sitio del suceso, y asimismo, con los signos físicos dejados en la cabaña que conforme a los dichos de uno de los testigos, daba cuenta de la presencia de una orificio en una de las ventanas, indicativo de que terceros procedieron a quebrar el vidrio de la misma. En lo que se refiere a los hechos signados con las letras B.4. y B.6., el Tribunales de opinión que aquellos, aparecen como íntimamente vinculados el uno del otro, de momento que en ambos se reporta la presencia de elementos del tipo panfletos, de idénticos diseños, con alusiones referidas a la etnia mapuche. Dichas gráficas documentales, confirman en ambos casos la presencia de terceras personas en el sitio del suceso, lo que unido a la dinámica de ambos siniestros, en donde situaciones como la existencia de más de un foco durante la fase de inicio del fuego, o el comportamiento del mismo, unido todo ello, al descarte de cualquier falla eléctrica, sin duda que llevan a la necesaria conclusión que el inicio de los mismos, fueron provocados por terceras personas. Finalmente en lo referido al hecho B.5., como bien lo explicó el perito de Labocar que depuso en estrados, la dinámica del siniestro, denota claramente su intencionalidad, toda vez que aquel afecta principalmente las partes blandas y combustibles, de solo uno de los lados del vehículo, que correspondería al foco desde donde el fuego se propagó a los demás componentes de dicha máquina, lo que como se pudo 306 observar en las fotografías exhibidas, se corrobora claramente con el hecho de que los estanques se encontrasen debidamente cerrados, que su batería estuviese desconectada, y que las pericias practicadas no arrojasen indicios de que se hubiese producido algún tipo de fallo eléctrico, de manera que la presencia de fuego en la cabina del vehículo, no se explica si no es por la presencia de terceras personas interviniendo directamente en su inicio. XVI).- Participación de los acusados en este segundo grupo de delitos. 87º: Que la participación de todos aquellos acusados que en opinión del Ministerio Público, han intervenido en estos hechos, se fundamenta básicamente en la incriminación que de tales personas, realizan dos testigos, los que en sede judicial, solo han sido referidos como testigos A y B. Tal versión, que incrimina a los acusados, fue introducida al juicio por medio de los testimonios de oídas de los Carabineros Marcelo Sáez Rebolledo, Carlos Henríquez Carrasco, Luis Rijks Hernández y Juan Carlos Meza Terán, incorporándose asimismo a través de este último un set de 18 fotografías, correspondientes a los sitios del suceso, los incendios que afectaron al señor Pincheira Santander y Campos Valenzuela, donde se ilustra de las condiciones en que quedaron ambos inmuebles, y a través del mencionado Sáez Rebolledo, fueron incorporados además una serie de otros elementos como son un par de botas de goma talla 42, un par de botas de goma talla 40, incautadas durante las entradas y registros de los inmuebles de Marco Millanao Mariñan y Jorge Santi Leal, un set de de fotografías que muestra el incendio que afectó al ciudadano Pedro Celhay Schoeldermann, junto a una infografía que daría cuenta del recorrido de los autores del hechos; una Infografía aérea relativa al lugar en donde se encontraban ubicados el camión incendiado y los inmuebles de los señores Ebensperger y Aguayo; una lámina que contiene la ubicación del Fundo Ranquilhue, y finalmente un set de tres fotografías que corresponden a un bote que habría sido incautado desde el domicilio del acusado Marcos Millanao Mariñan. 88º: Que haciendo una breve síntesis de los dichos de estos cuatro policías es posible concluir la existencia varias diligencias investigativas, en las cuales prestan declaración estos testigos. Es así, que el testigo A prestó declaración el 13 de agosto de 2009 en dependencias de la Fiscalía de Cañete ante el Fiscal Luis Elías Morales, el 09 de septiembre de 2009, prestó declaración en dependencias de la Tercera Comisaría de Cañete, ante efectivos de la 307 DIPOLCAR, el 15 de octubre de 2009, nuevamente presta declaración en la Fiscalía de Cañete, ante el Fiscal Andrés Cruz y el Fiscal Paulo Pucheau, en tanto que la última declaración fue en Talcahuano, en el mes de enero de 2010. Por su parte el testigo B prestó declaración el día 09 de septiembre de 2009 en Carabineros, el 15 de octubre de 2009 en la Fiscalía Local de Cañete y por último en la Fiscalía de Talcahuano, el 08 de enero de 2010. En relación con los antecedentes aportados por el testigo A, este habría accedido a entregar primeramente antecedentes respecto de los acontecimientos ocurridos los días 08 y 09 de agosto del 2009, vale decir, los que se refieren a la quema del camión que afectó a la empresa Transvía, el incendio que afectó al señor Pincheira Santander, y la quema de la bodega ubicada en la parcela del señor Campos Valenzuela. En sus declaraciones que habría realizado en presencia de su padre, el testigo describe pormenorizadamente, cada uno de los hechos en los que interviene, los medios empleados para trasladarse a los diferentes lugares, específicamente dos botes, y otros antecedentes como las armas utilizadas y la forma de dar inicio al fuego, involucrando en tales hechos a los acusados Marcos Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo Painemil Peña, Simón Millas Paillas y Jorge Santi Leal, éste último específicamente en la quema del camión de la empresa Transvía, indicando asimismo, que todas estas acciones se denominarían doctrinalmente como procesos y que quien las lideraba, era el aludido Millanao Mariñan. Asimismo posteriormente aportó antecedentes respecto de la participación de los acusados Marco Millanao Mariñan, Juan Carlos Millanao Painemil, Eduardo Painemil Peña y Simón Millas Paillas, en los hechos que en el sector de Ranquilhue afectaron a los señores Epensperger y Aguayo, y en los hechos que en el sector de Coliumo, afectaron al señor Celhay Schoerdermann, los cuales habrían ocurrido en represalia a la detención de Ramón Llanquileo, José Huenuche y los hermanos Parra Leiva, ocurrida días antes, y habría sido nuevamente convocada por el mencionado Millanao Mirañan. Por último, cabe mencionar que respecto del incendio ocurrido en Ranquilhue, en noviembre del año 2005, señaló que recibió una llamada de Juan Carlos Millanao Painemil, pasando este junto a Marcos Millanao a buscarlo, a su domicilio, llegando al sector de Ranquilhue al domicilio de una persona de apellido Pilquiman, en un vehículo que era color negro. En el lugar se suman otras personas, de las cuales se identifica a los acusados Hector Llaitul Carrillanca y César Parra Leiva, en donde nuevamente se habría hablado del proceso de recuperación de tierras, y se hace referencia a la muerte del joven Alex Lemun, trasladándose hasta el lugar siendo las nueve de la noche, todos 308 encapuchados y vistiendo tenidas de color oscuro, precisando que cuatro de los integrantes se adelantaron para sacar las personas de la casa. Por su parte el testigo B, también aportó antecedentes, en este caso referidos a su participación, y la de los acusados en el incendio que afectó al camión de la empresa Transvía. 89º: Que de los dichos que fueron reproducidos en juicio, y que habrían sido entregados durante la fase investigativa por los denominados testigos A y B, surgen antecedentes incriminatorios relevantes para la etapa investigativa, más aún considerando que aquellos fueron obtenidos de primera mano, por quienes estaban encargados de llevar adelante las pesquisas de estos graves hechos. El problema sin embargo, es que en etapas procesales avanzadas como el Juicio Oral, el estándar de convicción necesariamente es mucho más elevado que aquel requerido para llevar adelante la persecución penal, en etapas incipientes de la investigación; siendo por ello necesario tener presente la forma en que los dichos de tales testigos fueron reproducidos en este juicio, esto es, mediante la repetición de lo que aquellos dijeron por parte de las autoridades policiales, que de algún modo estuvieron presente en las diligencias pertinentes. En ese sentido, no se trata aquí de desconocer la validez jurídica que tiene la institución de los testigos de oídas dentro de nuestra legislación procesal, considerando la amplitud probatoria que consagra el artículo 297 del Código Procesal Penal, y lo dispuesto en la parte final del artículo 309 del mismo cuerpo legal, sino que se trata de analizar cuál puede ser el valor probatorio que se le de a los mismos, considerando toda la demás prueba rendida en el juicio, como asimismo el contexto de su desarrollo. En ese orden de ideas, se extraña que de parte del Ministerio Público, no se hubiere insistido en obtener la comparecencia compulsiva de los mentados testigos, ya que si bien, aparentemente conforme al debate ofrecido, y lo referido por el testigo Patricio Cona Millanao, ambos testigos pese a encontrarse bajo reserva de identidad, y con protección de parte del Ministerio Público, se desdijeron de sus dichos, atribuyendo sus declaraciones a la existencia de apremios en su contra de parte de Carabineros, lo cierto es que tampoco por parte del órgano persecutor se procuró exigir de todas formas su comparecencia, lo cual sin duda, considerando herramientas procesales como las previstas en el artículo 332 del Código Procesal Penal, hubiesen permitido de mejor forma comprender a este Tribunal, ya sea las motivaciones que tuvieron tales testigos 309 para incriminar a los acusados, o en su caso, cerciorarse de si efectivamente existió algún grado de presión en la obtención de tales antecedentes. Nada de ello ocurrió sin embargo, siendo por esta razón, que estos Jueces se encuentran imposibilitados de analizar todo lo que implica una declaración ante un Tribunal Oral. Aspectos tan relevantes como la coherencia del relato, actitudes del testigo, el nerviosismo o las contradicciones que evidencia su testimonio, son cuestiones que sin duda marcan la diferencia entre un relato u otro, y por cierto, distinguen un proceso penal oral de aquel que se lleva de modo escriturado. Por consiguiente, de nada sirven en tal sentido, las argumentaciones de que la defensa tampoco presentó dichos testigos, considerando que es sobre el ente persecutor que pesa el deber de destruir la presunción de inocencia que legítimamente ampara a los acusados, existiendo por ello el deber de afirmar que existen ciertas dudas razonables, como por ejemplo, respecto de la credibilidad o motivación que tienen tales testigos para haber efectuado tan graves imputaciones respecto de los encartados, en términos que surgen obstáculos insalvables que hacen del todo plausible la absolución de quienes aparecen como acusados en estos graves delitos, máxime si se considera que por la naturaleza y gravedad de los delitos pesquisados, como asimismo por la severidad punitiva de aquellos, resulta del todo necesario ser especialmente exigente en el análisis de toda la evidencia probatoria de cargo que se incorpore al juicio. 90º: Que no se altera la conclusión anterior, por los dichos del perito Oscar Oliva Ruiz, quien junto con explicar las imágenes contenidas en el set de fotografías contenidas en el informe pericial de huellas N° 1350-2009 de la Sección de Criminalística de Carabineros, y en el set de fotografías contenidas en el informe pericial de huellas N° 1377-2009 de la Sección de Criminalística de Carabineros, pudo verificar la correspondencia, entre una huella señalada en una fotografía que le fuera entregada como evidencia del sitio del suceso, y el rastro dejado por una de los botas incautadas en el domicilio de uno de los imputados. Ello por cuanto, dicha pericia, no puede ser concluyente en cuanto a afirmar que se trate del mismo calzado, toda vez que en primer lugar es una bota que corresponde a otro pie y en segundo lugar, no se señaló, ni tampoco se midió en la huella encontrada en el sitio del suceso, el posible número de calzado a que correspondería la misma. Tampoco alteran las convicciones de estos sentenciadores, los dichos del perito Víctor Contreras Aguayo, quien a través de 3 fotografías contenidas en 310 el informe pericial de análisis N° 1941-2009 de la Sección de Criminalística de Carabineros, fundamentalmente se remite a dar cuenta de las características físicas del bote incautado en el domicilio de Marcos Millanao, sin entrar a realizar algún grado de análisis respecto de la intervención que dicho medio, pudo haber tenido en los ilícitos pesquisados. Por último, no fueron considerados los dichos del carabinero Erasmo Leal Aravena, respecto a lo que le fuera referido en su momento por el acusado César Parra Leiva, en torno a la intervención de determinadas personas en el hecho, toda vez que tales dichos, carecen de la corroboración y coherencia necesaria, con respecto a la demás prueba rendida, de modo que parece acertada la decisión del Ministerio Público, de no considerarlos posteriormente dentro de su indagación. XVII).- Calificación jurídica de determinados hechos de este segundo grupo de delitos. 91º: Que conforme a lo dispuesto en el artículo 1° de la Ley 18.314, constituyen delitos terroristas, aquellos enumerados en el artículo 2°, “… cuando el hecho se cometa con la finalidad de producir en la población o en una parte de ella, el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma especie, sea por la naturaleza y efectos de los medios empleados, sea por la evidencia de que obedece a un plan premeditado de atentar contra una categoría o grupo determinado de personas, sea porque se cometa para arrancar o inhibir resoluciones de la autoridad o imponerle exigencias.” Acorde con lo anterior, es opinión de estos Jueces estimar que en nuestra legislación, el concepto de terrorismo involucra la concurrencia de dos elementos: a) Un elemento objetivo, que implica la constatación de una infracción penal grave, que viene dada por aquellas conductas que se refieren en el artículo 2° de la mencionada Ley, como puede ser por ejemplo, el homicidio, el secuestro, la sustracción de menores, el atentado contra determinadas autoridades políticas, judiciales, militares, policiales y religiosas, los incendios y demás estragos, por mencionar solo algunas; y b) Un elemento subjetivo, en la medida en que estos hechos serán considerados como delitos de terrorismo cuando han sido realizados con la finalidad de producir en la población o en una parte de ella, el temor justificado de ser víctimas de delitos de la misma especie, ya sea por la naturaleza y efectos de los medios empleados, por la evidencia de que obedecen a un plan premeditado de atentar contra categorías o grupos determinados de 311 personas, o porque han sido cometidos, con la intención de arrancar exigencias de parte de los poderes públicos o bien para que se inhiban de actuar conforme a derecho. 92º: Que asi entendido el concepto de delito terrorista, ha sido opinión de la mayoría de la Sala, estimar que los hechos signados con las letras B.1., B.2., B.3. y B.5, se encuadran dentro de las correspondientes hipótesis previstas en la Ley 18.314. En el caso del delito signado con la letra B.1., no caben dudas que se trató de una experiencia inmensamente traumática para quienes debieron vivirla, cuyas consecuencias sicológicas persisten al presente, principalmente en los menores de edad afectados, y ello porque las víctimas no solo fueron objeto de una pérdida económica cuantiosa, sino que especialmente por la dinámica de los hechos. En efecto, baste imaginar la situación generada por el grupo de individuos que llegaron hasta dicho lugar, premunidos de armas de fuego, dando órdenes y apuntando a todos quienes allí se encontraban, para luego proceder sin mayor explicación, a encender tanto las viviendas que ocupaban como los vehículos que en el lugar se encontraban. El temor generado por aquel comportamiento es evidente, como queda de manifiesto de la sola declaración del testigo con identidad reservada N° 14, quien incluso pese a su fortaleza de espíritu, se emociona visiblemente al recordar los acontecimientos vividos, dejando en claro que los mismos, distan mucho de un acontecimiento carente de una mayor significación jurídico penal.. En el caso de los delitos signados con las letras B.2. y B.3. si bien al momento de su comisión, las víctimas no se encontraban presentes, nuevamente debemos tener en consideración que además del fuego como elemento destructivo, se sumaron armas de fuego del tipo escopeta disparadas en el mismo lugar, todo lo cual no solo genera temor en quienes oficiaban de cuidadores de dichos predios, sino que además provocó en los afectados, una sensación de inseguridad enorme, que en la práctica les ha llevado a no volver a reconstruir lo que quedó de sus casas y como ellos mismos lo afirman, a que ni siquiera recomienden a terceros la adquisición de terrenos en dicha zona. Finalmente, respecto del hecho signado con la letra B.5., cabe considerar que la presencia de panfletos en el sitio del suceso, además de constituír una advertencia de parte de él o los sujetos involucrados, permite inferir claramente la vinculación de tal hecho, con todo el contexto de recuperación productiva de 312 tierras promovido en dicha zona, como así también con una serie de otros eventos similares ocurridos en esos mismos días, lo cual, incrementa sustantivamente el temor en quienes los vivieron, hasta el punto que renuncian definitivamente a habitar nuevamente dichos lugares. 93º: Que ahondando sobre el punto, todos estos hechos a la luz de las pruebas rendidas, como así también del propio debate ofrecido por lo intervinientes en sus alegatos, se producen en opinión de estos Jueces, dentro de un contexto bien definido, y que, desde un punto de vista general, se ha venido en denominar el “proceso de recuperación productiva de tierras”, que incluso fue reconocido por el propio acusado Ramón Llanquileo Pilquimán, cuando declaró en estrados, el que en la práctica se ha ido materializando derechamente en el hurto y robo de maderas desde los predios forestales que están situados en los alrededores del Lago Lleu Lleu por parte de un grupo de sujetos abocados a dicho fin. Ahora bien, estos delitos en particular, representan situaciones mas violentas ejecutadas por ciertos individuos, que excediendo el ideario antes mencionado, utilizan el fuego como medio destructor, pretendiendo con ello generar un mayor temor en sus víctimas, para lograr de ese modo que aquellas o no vuelvan a vivir en esos lugares o que se amilanen de efectuar cualquier denuncia, declaración o cualquier otra forma semejante de colaboración con la acción de la justicia, frente a tales acontecimientos. Tales situaciones, a diferencia de lo que ocurre con los delitos comunes, generan una especial repulsa en el sentido común del juzgador, haciendo por ende necesario dar aplicación a su respecto de una normativa especial, como es la contenida en la Ley 18.314, la que precisamente en su artículo 1°, contempla el temor de ser víctima de delitos de la misma especie, como una de las hipótesis posibles de considerar en tal caso. 94º: Que es así, por ejemplo, que entre otros elementos allegados al juicio, se encuentra el disco compacto con la leyenda “presentación incendios Lleu Lleu”, exhibido durante la declaración de don Jaime Ortíz Saavedra, en donde se detalló la ocurrencia en un periodo que incluyó desde el año 99, de un total de 27 incendios intencionales. De su relato, se colige que más de diez de ellos fueron ejecutados durante el periodo 2008-2009, abarcando no solo a cabañas, sino que también a maquinarias y vehículos, lo cual, denota que tales siniestros no obedecen a situaciones puntuales, sino que definitivamente a que existen algunas personas, que por medio del hostigamiento, la agresión y el miedo que genera el fuego como instrumento de ataque, pretenden lograr que los dueños de determinadas extensiones de terreno , las abandonen, siendo las víctimas de esta 313 repudiable forma de actuar, personas que tienen como denominador común, el que no pertenecen a la etnia mapuche, las que por consiguiente, dada la constante reiteración de los mismos hechos, y el impacto que ellos les generan, sin duda que sienten temor de verse nuevamente afectadas por delitos de tan violenta magnitud. XVIII).- Hechos que se han tenido por acreditados del segundo grupo de delitos de la acusación fiscal, y calificación jurídica de los mismos. 94º: Que como conclusión de lo que se ha venido diciendo en relación con este grupo de delitos, este Tribunal solo ha podido alcanzar convicción respecto de la ocurrencia de los siguientes hechos, más no así, respecto de la participación de los acusados en ellos: En relación con el hecho B.1. “Que el día 10 de Noviembre de 2005, alrededor de las 22:45 horas, un grupo de sujetos, ingresaron al predio Ranquilhue de Forestal Mininco S.A., ubicado en el lugar del mismo nombre, del Lago Lleu Lleu, Comuna de Tirúa, en donde procedieron a intimidar, por medio de armas de fuego, a los empleados de la citada empresa, don Víctor Aburto Soto y don Alejandro González Núñez y sus familias, entre las cuales se encontraban dos menores de edad, las cuales residían en dos inmuebles que se encuentran ubicados en el lugar, siendo obligados a abandonar los inmuebles y el predio señalado, haciendo que se dirigieran hacia la carretera P-70, para proceder entonces a incendiar estos inmuebles, como así también, otros tres vehículos que se encontraban estacionados, dos camionetas marca Nissan, modelo Terrano, que prestaban servicio a la empresa, y un vehículo de propiedad del señor Víctor Aburto Soto, siendo avaluados los daños causados en más de 40 UTM”. En relación con el hecho B.2. ”Que el día 12 de abril de 2009, alrededor de las 02:30 horas, un grupo de sujetos, concurrió hasta la parcela N° 05, del sector Ranquilhue, Comuna de Tirúa, ubicada a un costado de la ruta P-70, en donde se ubicaban dos inmuebles que servían de casas habitaciones recreacionales, de propiedad de los señores Luis Arturo Eduardo Ebensperger Rolando y José Arturo Patricio Aguayo Ríos, respectivamente, procediendo a incendiarlos, resultando ambas casas completamente destruidas por la acción del fuego”. 314 En relación con el hecho B.3. “Que el día 30 de Mayo de 2009, alrededor de las 02:30 horas, un grupo de sujetos, concurrió hasta la Parcela N° 36, del sector Coihueco, Comuna de Contulmo, ubicada en la ribera norte del Lago Lleu Lleu, donde se ubicaba un inmueble que servía de casa habitación recreacional de propiedad de Pedro Ignacio Celhay Schoeldermann, procediendo a incendiarla, resultando completamente destruida por la acción del fuego”. En relación con el hecho B.4. “Que el día 8 de Agosto de 2009, aproximadamente a las 03:00 horas, un grupo de sujetos, concurrió hasta el predio particular ubicado en el sitio N° 1 del sector San Ramón, ubicado a un costado de la ruta P-70 de la Comuna de Tirúa, cuyo propietario es don Patricio Emilio Mariñan Fica, en donde procedieron a prender fuego a un camión marca Freightliner, placa patente TN.8026 y a una grúa marca John Deere, ambos de propiedad de la empresa “Transportes y Comercial Transvía Forestal Limitada”, y que se encontraban estacionados en el lugar, por ser utilizados en faenas forestales desarrolladas por Forestal Arauco S.A., provocando que éstos fueran destruidos por la acción del fuego, ocasionando daños que se estiman como superiores a 40 UTM”. En relación con el hecho B.5. “Que el día 9 de Agosto de 2009, en horas de la madrugada, un grupo de sujetos concurrieron hasta un predio particular ubicado a orillas del Lago Lleu Lleu, en la comuna de Cañete, de propiedad de don Rafael Arcángel Pincheira Santander, lugar donde procedieron a encender fuego, a un inmueble que servía de casa habitación recreacional, provocando que ésta fuera destruida en su totalidad por la acción del fuego”. En relación con el hecho B.6. “Que el día 9 de Agosto de 2009, un grupo de sujetos concurrió hasta un predio particular ubicado en la parcela N° 11, del sector Lleu Lleu, en la comuna de Cañete, propiedad de Eduardo Arturo Campos Valenzuela, quien reside en el lugar, procediendo a encender fuego a un galpón y a efectuar disparos al aire con armas de fuego que portaban, pudiendo percatarse el propietario de esta situación, quien junto a otros residentes del lugar, procedió a sofocar el fuego, 315 resultando la construcción con daños de consideración, los que fueron avaluados en una suma que se estima entre 4 y 40 UTM”. 96º: Que tal como se anunció precedentemente, los hechos signados con las letras B.1, B.2, B.3 y B.5, en opinión de estos jueces, configuran el delito de Incendio Terrorista, previsto y sancionado por el artículo 1º de la Ley 18.314, en relación con el Nº 1, del artículo 2º de la misma ley y 475 Nº 1 del Código Penal, toda vez que como se explicó, existió un clima de temor e inseguridad provocado por los sujetos que actuaron en la comisión de tales delitos, en términos de justificar sobradamente la calificación jurídica propuesta por el órgano persecutor. Además, en cuanto al hecho signado con la letra B.1., se estima que configura también el delito de Incendio de objeto de un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, en grado de consumado, previsto y sancionado en el artículo 477 N° 1 del Código Penal. Igual delito es el que configura el hecho signado con la letra B.4 de la acusación fiscal, considerando el avalúo de la especie que fue consumida como consecuencia del siniestro. Finalmente, el hecho signado con la letra B.6, configura la hipótesis de delito de Incendio, prevista dentro del artículo 477 N° 2 del Código Penal, la que se estima que se encuentra en grado de frustrado, toda vez que la consumación de tal hecho, no se produjo por causa ajena a la voluntad de los sujetos activos. XIX).- Existencia de los hechos signados como tercer grupo de delitos de la acusación fiscal. 97º: Que para dar por acreditada la existencia de los delitos de Asociación Ilícita Terrorista y de Asociación Ilícita para el hurto y robo de madera, se han incorporado por el Ministerio Público una serie de elementos probatorios, los cuales para efectos de mayor claridad y explicación, pueden ser distinguidos entre aquellos medios probatorios que pretenden dar cuenta de la existencia de un grupo de individuos dedicados a atentar en contra de personal de Carabineros y de forestales en la zona del Lago Lleu Lleu, y aquellos destinados a probar la existencia de una organización dedicada a los incendios, y al hurto y robo de madera en la zona. 98º: Que en relación con lo primero, esto es, con la existencia de un grupo de personas que continuamente atacaban a funcionarios de Carabineros y forestales, se pudo escuchar entre otras versiones, la del carabinero Adrián Bascuñán Rivas, quien señala que el 23 de febrero de 2008, se encontraba en 316 compañía del carabinero Giusti, en un servicio en la Parcela de Ranquilhue, en protección a una persona de apellido Campos, ya que había dos cabañas una de las cuales se quemó o la quemaron. Esto era por orden del Tribunal, ya que llegaba hasta el lugar gente que la quería quemar y les atacaban. Ese día, encontrándose de servicio, sintieron un disparo, pero pensaron que estaban cazando, pero luego hubo un segundo disparo, que impactó en la garita, por lo que tomó la radio y pidió apoyo al campamento de Antiquina; tomaron la Uzi y repelieron el ataque, no obstante que no veían a nadie porque eran puras siluetas. En esa oportunidad escucharon aproximadamente ocho disparos que venían desde el frente de la ruta, eran alrededor de cuatro o cinco personas, y por ello es que su colega comenzó a repeler y él por su parte pidió apoyo, hasta que cesaron los disparos. Indicó que las personas les gritaban “los vamos a matar, pacos culiaos”. Después que cesaron los disparos, comenzaron a producirse focos de incendio. Gente de la CONAF vino al día siguiente a apagar los incendios. El fuego fue por donde mismo se fueron. Las armas utilizadas eran escopetas, además de una pistola, porque un tiro se abrió al pegar en el portón, imaginando que era de 9 mm, por el cobre que había en el lugar. Describe el mismo hecho el carabinero Boris Giusti Caamaño, quien señaló que prestando servicios en una parcela de Ranquilhue, fueron atacados por alrededor de cinco o seis personas que les dispararon por varios lados. Estaban prestando resguardo a una cabaña que allí existe, ya que la del lado había sido quemada, y la que estaba ahí la intentaron quemar. En referencia al momento del ataque, señala que los disparos eran hacia la garita y que escucharon gritos de índole mapuche como “marichiweu”, y otras palabras que no recuerda. La garita recibió tres impactos, hubo uno que estaba en la casa y atravesó el techo. El ataque duró en total de 15 a 30 minutos. Se pudo oír el episodio que describe el carabinero Guillermo Santana Elgueta, quien señala que prestando servicios en Fuerzas Especiales, el día 07 de julio de 2008, estaba en una sección, que prestaba protección en el sector de Labranza, conforme a una medida de protección, para favorecer la cosecha de bosques que pertenencia a la Forestal Mininco. Era un campamento compuesto de un container, con todo tipo de comodidades y ellos se quedaban en el lugar por 15 días. Ese día prestaba cobertura a los trabajadores forestales y alrededor de las 11.30 horas fueron alertados que en el sector sur poniente del Fundo Labranza, había individuos talando madera. Recuerda que por tal motivo el Teniente Pino, dispuso concurrir para verificar la efectividad. El que denunció era el jefe de una cuadrilla de motosierristas que prestaba servicios a la Forestal. 317 Agregó que concurrieron al lugar y vieron siete individuos cortando maderas con motosierras, los que andaban con dos yuntas de bueyes, y amarrados con cadenas. Cuando ellos los ven se retiran del lugar, y de inmediato salen otros sujetos que al parecer estaban prestando cobertura, siendo objeto de disparos. Estas personas huyen hacia la costa, esto es hacia el predio de la comunidad Maria Colipi. Al acercarse y ser vistos, se dan a la fuga y empiezan entonces los disparos de terceras personas, atreviéndose a decir que estos eran unos diez, los que vestían jeans y zapatos tipo bototo. Los armados con escopetas además usaban el rostro cubierto con prendas de vestir y todos andaban con escopetas. Los disparos iban dirigidos hacia ellos. En su caso, resultó lesionado por una persona que andaba con una polera en la cara, quien le disparó y uno de los perdigones le impactó en el labio superior. Señaló que en ese momento andaba con casco balístico tipo golfo, chaleco antibalas, además de protección de piernas. Usaba un revólver calibre .38., en tanto que el Teniente andaba con escopeta antimotines, y un suboficial con una escopeta lanza gases calibre .37. Se “gaseó” el sector para que los sujetos se dispersaran y poder de esa forma controlar la situación. Llegaron luego más funcionarios a prestar cooperación. Añadió que cuando resultó lesionado, estaba acompañado de un funcionario de apellido mapuche, específicamente Huilcamán y como una forma de criticar la situación, éste funcionario les emitió unas palabras en mapundungun y ellos le respondieron que era desleal para con sus orígenes. Por su parte el Carabinero Álvaro Nicolás Ascencio Maureira, señaló que el día 24 de julio de 2008, en circunstancias que trabaja para Fuerzas Especiales de Concepción, prestaba cobertura a faenas forestales en el predio denominado Labranza que queda al nororiente de Tirúa. Señala más adelante que se desplazaban en dos camionetas con ocho funcionarios, cuatro en cada una. En eso alrededor de las 12.00 horas, desde un predio contiguo que da a la comunidad de Maria Colipi viuda de Maril, escuchan disparos de escopetas y algunos gritos, pudiendo visualizar que venían acercándose un grupo de individuos con sus rostros cubiertos. Los gritos eran de apoyo entre ellos mismos en un primer momento pero cuando se fueron acercando, empezaron con los típicos hacia Carabineros como “pacos culiaos, váyanse de aquí” y otros. Empezaron los gritos y los disparos hasta que divisaron una cantidad de unos 30 o 40 individuos, siendo ellos el blanco de estas personas. Sobre 10 de estas personas iban armadas y se acercaban hacia ellos. Añadió que por la distancia algunos disparos pegaban en sus cuerpos, pero sólo se sentía la caída y sonaba el pick up de las camionetas ya que en esos momentos estaban a unos 300 318 metros precisando que por procedimientos policiales ha visto que se han perdido partes enteras del cuerpo, a consecuencia de disparos de escopeta. Tuvo temor por sus hombres por lo que una vez que estaban más cerca se emplearon disuasivos químicos, con carabinas lanza gases, con cartuchos de 37 mm. Además, andaba con escopetas antimotines y armamento de puño. Estuvieron alrededor de media hora hasta que llegó un vehículo, se subieron y se retiraron del sector. Lo primero que determinó fue dar seguridad a los trabajadores forestales, además de verificar el riesgo de la integridad física de las personas ya que ellos no contaban con protección. También se cuenta con la descripción de un ataque ocurrido el día 28 de julio de 2008, el cual es referido por el carabinero Cristián Maldonado Diaz, quien señaló que se encontraba de servicio de primer turno en la población, cuando llegó un brigadista quien les avisó que en la Hijuela 36, del sector Loncotipai, de la Forestal Mininco, estaban individuos desconocidos realizando faenas forestales. Por lo que concurren al lugar, donde escucharon ruidos de motosierra y de arrastre de árboles. Al acercarse, observaron a alrededor de 13 a 15 individuos, realizando faenas típicas, donde algunos talaban y otros arrastraban. Ellos al ver la presencia policial huyen al bosque, pero luego desde el bosque se escuchan dos o tres disparos de escopeta y como andaba con una carabina stopper, efectuó unos disparos de gases para dispersar el grupo, en tanto su sargento empleó la escopeta antimotines. Se recogieron los medios de prueba que eran motosierras, hachas y yugos, las que se remitieron a la Fiscalía. En referencia a otro ataque, declaró el carabinero Luis Bustamante Soto, quien mencionó que el día 01 de octubre de 2008 concurrieron junto al Comisario de la unidad, a verificar en el sector de Choque, la existencia de una tala ilegal de árboles. Al regresar en la caravana, el Comisario pudo ver dos árboles en la ruta por lo que se dispuso de inmediato desembarcar, ordenándosele a un funcionario que con la motosierra sacara los troncos. Estaba en eso, cuando pudo percatarse que el Comisario estaba siendo agredido por disparos, y esta secuencia de disparos duró un par de minutos. Añadió que entonces uno de los funcionarios de su izquierda corre en dirección al frontis, y se inicia una segunda acción, en donde ve a un Sargento caer ensangrentado de su rostro. El sargento resultó herido con un perdigón en el ojo, le extrajeron el perdigón del ojo en el hospital y fue trasladado a Concepción. Precisa que el lugar en que se produjo este hecho es un camino angosto, donde solo cabe un dispositivo con seguridad, y en donde específicamente ocurrió este hecho, existe un bajo y un alto, con bastante 319 arboleda a su costado. Reconoce asimismo, el set de 3 fotografías del sector de Puerto Choque, donde fueron emboscados ese día, describiendo las características y la ubicación del lugar. En referencia a este mismo hecho declaró el principal afectado carabinero Daniel Bastías Marín, quien manifestó que el 01 de octubre de 2008, se realizó un servicio al sector de Tranaquepe, donde concurrieron oficiales y suboficiales a ver un robo de madera. En el lugar ya no se encontraban personas cortando árboles, pero si había acopio de tala ilegal. Regresaron por el mismo camino y se encontraron dos árboles. El Comisario ordenó que un funcionario con motosierra cortara los árboles y en eso comenzaron a dispararles, por lo que procedieron a sacar sus armas de servicio, y al dirigirse a la punta de la caravana recibió un perdigón en el ojo izquierdo lo que le provoca que actualmente haya perdido la visión de ese ojo. En el lugar se encuentra una curva y al llegar al lugar comenzó la balacera. Describe el lugar como un camino que tiene el ancho para un vehículo, donde hay un montículo de tierra, un faldeo, lo que provocó que no pudieran salir del lugar, con abundante vegetación. El camino en el lado izquierdo hay un montículo que les permitía tomar posición para cubrirse y al lado derecho existe abundante vegetación y más adelante un faldeo. Adelante en la caravana iba el mayor Jorge Ávila. Cuando llegaron al lugar el mayor ordenó cortar los dos árboles, donde bajó el funcionario con motosierra y ordenan descender de los vehículos comenzando la balacera. Una vez abajo, se dirige donde está su Mayor y ve a dos individuos corriendo con un morral y apuntando al primer dispositivo, desde unos setenta metros con una escopeta. En este ataque les disparaban desde diferentes lugares y cuando concurre donde su Mayor, ellos efectúan disparos desde el frente, por lo que sacó su revólver y les dispara. Añadió más adelante que cuando recibió el disparo, sangró mucho de su ojo, y que luego su capitán Bustamante le brinda auxilio, y salen retrocediendo, porque no podían salir por ningún otro lugar ya que les seguían disparando. Él iba en el último carro de la caravana. Luego en el carro le prestaron auxilio ya que perdía mucha sangre. Posteriormente lo trasladaron a Cañete, luego a Concepción y después a Santiago. Primero le sacaron el perdigón, le aplicaron láser y en Santiago le dijeron que ya no iba a recuperar la visión, por lo que actualmente no ve nada por ese ojo. En relación con su vida, señaló que cambió, le sacaron de sus funciones, y sólo hace trabajos administrativos. Las consecuencias del disparo son que no puede andar en la calle, por padecer el problema del ojo, ya que es peligroso para él y para sus compañeros. Visiblemente afectado señaló que ha sido un cambio 320 radical en su vida, son preparados para ello, pero es fuerte cuando se vive, estuvo seis meses sin salir a la calle, ya que le daba miedo perder la visión del otro ojo. Una situación semejante es la que refiere el carabinero Mario Vera Garrido, quien señaló que el día 02 de octubre de 2008, en circunstancias que junto a un otros tres funcionarios escoltaba un camión con petróleo, alrededor del mediodía, en el sector del cruce de Los Fica, fueron emboscados y atacados con armas de fuego, por unos diez sujetos por ambos lados, precisando más adelante en su declaración que en el lugar se encontraban brindando protección a la empresa Forestal Arauco, y asimismo, a los trabajadores que se desempeñaban en el Fundo Labranza. Esto ocurrió aproximadamente a las 11.15 de la mañana, siendo en total seis los funcionarios policiales que se trasladaban, todos pertenecientes a Fuerzas Especiales, llevando la indumentaria reglamentaria, esto es chaleco antibalas, casco, escopeta antimotines, y en su caso, con una escopeta stopper lanza gases. Los disparos fueron con escopetas y en total fueron fácilmente diez o quince tiros los que les efectuaron. También declaró respecto de este mismo hecho, el carabinero Francisco Barria Almonacid, quien también se desempeñaba en Fuerzas Especiales, mencionando que fueron atacados en el sector del cruce de Los Fica, por aproximadamente 15 personas, con armamento del tipo escopeta, cuando se dirigían a la ruta P 70 a la carretera a dejar un camión que ya había subido a dejar combustible a la faena. Precisa más adelante que fueron atacados por personas por ambos lados. Desconoce los detalles, porque en el momento del ataque el cabo Hans Silva, que les acompañaba les dijo que protegieran su seguridad, y como los perdigones golpeaban los vidrios se tiraron al suelo. Refirió que los disparos los recibieron desde una distancia de diez a quince metros, que fueron efectuados por ambos lados, y que los sujetos estaban parapetados en unos árboles ubicados en el sector. Otra persona que estaba ese día es el brigadista César Morales Saavedra, quien también participaba de la caravana de vehículos que escoltaba el mencionado camión, y quien también reitera la existencia de este ataque llevado a cabo con armas de fuego, Se escuchó igualmente el testimonio del testigo con identidad reservada N° 13, quien manifestó trabajar para Forestal Mininco como brigadista forestal, ayudando a los guardabosques a ver los predios, haciendo cercos y combatiendo incendios. Desde el año 2006 a la fecha que presta servicios, a través de contratistas, no utilizando armas de fuego en esta función. Hizo mención al ya referido ataque ocurrido en el cruce de Los Fica, donde señaló que iban con un 321 camión de petróleo, en dirección a Tranaquepe, en el último lugar, cuando escuchan por radio que estaban siendo emboscados. El lugar queda como a 8.6 km, entre Tranaquepe y Labranza. El ataque fue en un camino público, de tierra al lado de un predio de Volterra y un cruce que va hacia Tranaquepe y otro que va a Tranaquepe y Choque, agregando que fueron entre 10 a 15 aproximadamente, las personas que les atacaban con escopetas. Hizo referencia también a otro episodio ocurrido en el sector de la Puntilla Norte, que tuvo lugar en el verano de 2008, entre febrero y enero cuando el guardabosque le dio la orden de ir a ver el camino que estaba bloqueado con árboles de pino, ingresando con otro colega que ya no está en la empresa y vio a seis personas trabajando, reconociendo entre ellas al acusado Nolberto Parra. Estaban habilitando el camino con moto sierras y llegaron entonces seis encapuchados y comenzaron a dispararles con escopetas, y ahí nuevamente andaba la persona del overol azul, quien usaba un pasamontañas de color negro. Por último, también se puede mencionar los dichos de los efectivos del GOPE de Carabineros Patricio Palma Espinoza y Jaime Valdebenito Muñoz, quienes en síntesis refieren un episodio acaecido el día 10 de junio de 2008, mientras prestaban servicios en el predio de Labranza, sector de Tranaquepe, donde mencionan que se encontró a la salida del fundo, después del límite, un acopio de madera, donde luego de que uno de los efectivos policiales sostuviera una conversación con uno de los presuntos involucrados, fue atacado por otro sujeto que individualizan como de apellido Parra Leiva, con una motosierra encendida , debiendo emplear en su contra la escopeta antimotines que portaban en esos momentos. 99º: Que en lo referido a los robos y hurtos de madera, amén de la prueba antes mencionada fue posible escuchar a Francisco Reveco Reyes, quien en su calidad de subgerente de asuntos públicos, hizo mención a diversos ámbitos de su quehacer, destacando aquella parte en que menciona, que es a partir del año 98 que comienza la problemática dándose inicio a una escalada de actos mucho más violentos que los anteriores. Después de eso, ya en el 2005, ocurre un hecho que dentro de la empresa fue muy mencionado, y es que ocurre que comienzan una serie de robos y atentados, y en el Fundo de Ranquilhue se atacan casas de personal de la empresa y se queman tres vehículos. En el año 2007, comienzan mas reiteradamente a ocurrir este tipo de hecho, mencionando, que principalmente dicen relación con el tema de la sustracción. Comienzan los robos mucho más ordenados ya que extraen la madera mediante yuntas de bueyes, 322 camiones. Hizo mención también a que a fines del 2007 en un incendio, al que concurrieron brigadas aéreas, fueron atacados de tierra y uno de los perdigones le llegó incluso al piloto. Hizo referencia a que después del atentado del 2005, la empresa tomó la decisión de contratar un sistema de resguardo patrimonial, y es en el 2007, que son atacados principalmente las los primeras personas de vehículos. También el resguardo, 2007 tienen sufriendo atentado daños a un guardabosque el cual es agredido con elementos contundentes y disparos, por lo que toman medida de resguardo para protegerlos como ponerle protecciones anti impactos en las ventanas y además de capacitarlos frente a eventuales ataques. Añade otros ataques que ocurren en ese período, precisando que es en el 2008 que se comienzan a estructurar mejor los atentados. Hay protección a quienes procedían a la sustracción de madera. A principios del 2008, se producen ataques a personal de resguardo patrimonial en distintos lugares, como también la quema de una cabaña donde no estaba el guardabosques, ataques a Carabineros, debiendo incluso huir. Mencionó también entre otros hechos, un ataque que sufrió una empresa de servicios donde son quemados un skidder, y un trineumático, además hubo cortes de puentes, e incluso se extrajo un tubo de cemento. Todo lo anterior habría ocurrido en la zona de Tirúa y Cañete, en las cercanías del Lago Lleu Lleu, señalando entre los fundos afectados a Choque, Labranza, Ranquilhue, Pallaco y Paillaco. En otra parte de su declaración dice que hay del orden de los 500 millones de pesos en daño directo para la empresa, además del incremento en los costos los que se avalúan en más de 2000 millones de pesos. Las especies sustraídas eran pinos y eucaliptus. En igual sentido se escuchó la versión del testigo Juan Carlos Navia Espinoza, quien señala que actualmente trabaja en la zona de Cañete desde el año 2004, para Forestal Mininco. Es jefe del área de Cañete, debiendo velar porque las plantaciones de la empresa se desarrollen de manera normal, y también relacionarse con comunidades vecinas que viven alrededor de los predios de la empresa. Agregó más adelante, que desde el año 98, comienzan una serie de robos de madera y situaciones de violencia, contra bienes de la empresa y de particulares. Se comenzó a sustraer bosques de pinos y eucaliptus, que crecían a orillas del Lago Lleu Lleu, los que eran sacados y luego trasladados a las comunidades. En los años sucesivos comenzaron a ser más, y ya en el 2004 a 2005, comenzaron a hurtar bosques completos, donde se veía a comuneros y 323 también transporte de personas que se dedicaban a lucrar con estos hechos. Ese año 2005, fueron quemadas dos casas a orillas del Lago Lleu Lleu, refiriendo que a las personas las sacaron con pijamas y con armas de fuego incluso sobre los niños, debiendo después de ese hecho ser trasladados por los problemas sicológicos, por las secuelas que les dejó el atentado, además que en esa zona se quemaron muchas casas más, sin moradores. Refirió que los años 2007 y 2008, se siguieron sucediendo los robos y los incendios forestales siendo incluso baleado un helicóptero que prestaba a servicios de combate de incendio. Eso fue hasta que el 2008, a raíz de medidas de protección de los Tribunales, se logró parar un poco con protección constante. Señaló como lugares donde se produjeron los robos y hurtos, los Fundos Choque, la Playa, Tranaquepe, Labranza entre otros, haciendo una estimación de las pérdidas ocasionadas con estos hechos. Mencionó entre otros hechos violentos la quema de cabañas del año 2005, en Ranquilhue, que fue la que más les afectó ya que se trataba de personas que vivían allí y que fueron sacadas de sus casas durante la noche. También hubo ataques a guardabosques, e incluso hubo uno en Tranaquepe en que le dispararon a su vehículo, esto fue en Quidico. Iba a chequear unos robos de maderas, pero no sufrió lesiones, sólo recibió disparos en camioneta. En Labranza fue quemada una alcantarilla de acceso. Una metálica posterior fue retirada por medio de una máquina. En su opinión, había gente organizada ya que la madera era retirada con camiones. Hubo participación de comuneros, pero también de gente externa, porque requerían combustible, por ejemplo, para las motosierras. Describió que en la zona había gente que estaba destinada a proteger a las personas que cortaban y que se enfrentaban con Carabineros, incluso con disparos. Reconoce asimismo nueve cartografías correspondientes a la ubicación de los predios de la Forestal Mininco S.A, donde es posible apreciar la ubicación de los Fundos Tranquepe, Paillaco, Ranquilhue, Las Playas, Labranza, Pallaco, y Choque, con las indicaciones de las especies arbóreas que allí se encontraban plantadas. Declaró en este juicio también el testigo Guillermo Unibazo Guerrero, quien señaló ser empresario y prestar servicios a Forestal Mininco para quien cosecha con torres de madera; son equipos que extraen madera desde quebradas a distancias de hasta 500 metros. Este servicio lo presta con torres de 324 madera, skidder y trineumáticos, explicando el funcionamiento de cada uno de ellos. Afirmó que el día 10 de enero de 2009, ocurrió un incendio en su faena, en el cual perdió varios equipos. Se encontraba en el lugar realizando faenas en el Fundo Choque, que tiene alrededor de 5 mil hectáreas, de propiedad de forestal Mininco. En ese lugar estaba cosechando con torres de madereo, skidder y trineumático, cuando le avisaron de madrugada a su domicilio de que se habían perdido dos equipos en primera etapa y luego otros dos equipos. Al observar estos hechos comprobó que estos habían sido incendiados. Indicó que no puede señalar que personas lo hicieron, pero en declaración posterior de los medios de comunicación, aparece que se lo adjudicó un grupo denominado CAM. Le quemaron específicamente el día 10 de enero una torre y un trineumático, y a la semana siguiente una torre y un skidder, con daños cuyo valor es de 180 millones de pesos. Los equipos nuevos valen, en el caso de la torre, 170 mil dólares más implementación lo que bordea los 210 mil dólares y el skidder nuevo 160 mil dólares y el trineumático 90 mil dólares. En referencia al motivo, indicó que es el mismo que se señalaba para los otros siniestros que también se habían producido en ese tiempo, de unas casas en los alrededores del sector y que básicamente eran reivindicaciones étnicas. Su sentimiento era de mucha impotencia, porque la empresa de la que es dueño, había adquirido no más de un año atrás esos equipos siendo una pérdida muy grande. Declaró de igual forma el testigo Gustavo Aranela Salazar, quien señaló ser contratista y que trabaja para Forestal Mininco, en predios de la zona de Cañete Sur y Tirúa Sur, en predios de Labranza y Choque para labores de resguardo, daños y reparación de cercos en los sectores ya mencionado función que desarrolla desde el año 98 a la fecha. En referencia a hechos relevantes para esta causa, mencionó que en un primer momento se desempeñó en la Novena Región, en donde le correspondió conocer a figuras emblemáticas de la CAM, como Patricia Troncoso y Héctor Llaitul, este último conocido como el Comandante. Después comenzaron situaciones en la Octava Región, específicamente la quema de dos casas y tres vehículos. De ahí se instaló el campamento el que también se atacó, con clara intención de causar terror en la gente que trabajaba en el lugar. También hubo ataques a camionetas. 325 Agregó que de los hechos se daba cuenta a la Fiscalía, los cuales se hicieron presente, y uno de los Parra Leiva atacó con una motosierra a Carabineros, por lo que ha habido causa pendiente por ese mismo motivo. El terror de la gente que trabaja para él es evidente y cuesta encontrar personal que quiera enfrentar los riesgos. Es una secuencia de hechos que en su opinión van marcando una escalada, ya que antes eran piedras y palos, pero luego fueron balazos y quemas. Indicó más adelante que en Labranza por ejemplo, había un grupo de gente que trabajaba y realizaba la faena, y otro grupo de gente que prestaba el apoyo logístico y daba la protección con armas, barricadas, emboscadas y ataques a personas. Hizo mención también de la ubicación geográfica de los fundos, y de los ataques sufridos, refiriendo más adelante que la CAM es la Coordinadora Arauco Malleco, la que comenzó sus actividades en lugares de la novena región y que después se vino a la Octava Región para su lucha de recuperación de terrenos ancestrales, mediante talas ilegales, ingresos a fundos y lo se denomina ataques y tomas productivas. Añadió que tiene conocimiento de las denuncias que se comenzaron a realizar en este sector a contar del 2001 y del 2002. Además expresó que de parte de los mismos comuneros tomó conocimiento de que ésta era la forma de financiar a la Coordinadora Arauco Malleco. Indicó que los hechos fueron en escalada, porque cuando comenzaron todas las manifestaciones por la recuperación de las tierras partían con tomas, ngillatunes, y luego dejando tótems y se retiraban. Era una especie de fiesta, pero luego la toma fue con resistencia donde aparecieron boleadoras, fuego, palas, para impedir el acceso libre, y después se llegó a las armas de fuego, como cuando se disparó con un fusil en el Fundo Ranquilhue, en que la intención era dar a conocer que tenían este tipo de armas, y con ello causar terror. Fueron las maneras en que fueron reaccionando las comunidades frente a gente que venía de fuera a enseñar estas doctrinas. Señaló que en la Octava Región el tema de las armas, surge por el año 2006, con los primeros atentados o amenazas con armas de fuego, eran al aire o de amedrentamiento, pero luego fueron a los vehículos y a las personas. Los ataques en el Fundo Ranquilhue fueron los años 2007 y 2008. La quema de casas y vehículos en Ranquilhue fue el 2005 y 2006. Las talas ilegales con sustracción de madera y apoyo de terceras persona para proteger a los que hacían la faena, las tuvieron en Labranza durante el 2007 y 2008, en diferentes etapas, incluso cuando estuvo Carabineros cuidando el lugar. Añadió que con 326 anterioridad sacaron gran parte de la madera colindante con la comunidad, no se podía llegar y se sacaron más de 100 hectáreas. Era imposible entrar a dichos lugares por las barricadas y la gente cuidando el ingreso, que llegaban a las orillas del fundo y les disparaban, con todos los caminos cortados, comenzaban a sonar las motosierras para entrar y empezaban a disparar. La única forma fue una vez en un vuelo que les permitió tomar fotografías, percatándose de que realmente había una faena montada en el sector, con bueyes, tractores, motosierras. Luego agregó que en Tranaquepe, en el sector de La Puntilla Norte, se usaba el mismo sistema, con gente que prestaba protección quienes a veces les esperaban antes de llegar al fundo, y otras veces lograban llegar por otras partes, logrando ver sólo a la distancia, a gente que estaba trabajando, pudiendo establecer en las denuncias que en esos momentos se estaba haciendo arrastre de maderas de rumas, para el otro lado, para después sacarlas con bueyes y otras veces con una micro como con barandas. 100º: Que sin perjuicio de la explicación que hacen los policías José Luis López Leiva, Jorge Ogueda Fuentes, y Cristian Araneda Peña, sobre cada uno de estos hechos, se pudo recibir también la prueba pericial consistente en los dichos del perito Felipe Diaz Sepulveda, quien señaló haber concurrido desde el 02 al 05 septiembre de 2008, al Fundo Labranza, de propiedad de Forestal Mininco, ubicado en la Provincia de Arauco comuna de Tirúa, donde procede a fijar fotográficamente lo que se observa en el lugar. Pudo observar diversos sectores desde una torre además de los diversos desplazamientos de vehículos que trasladaban cierta cantidad de troncos, como así también grupos de personas que acompañaban a esos sujetos. Además concurrió desde el 15 de septiembre de 2008 hasta el 17 de septiembre de 2008, al mismo lugar donde procedió a fijar fotográficamente desplazamientos de vehículos de tracción animal y humana, que trasladaban troncos. Fijó caminos forestales que mostraban ciertos baches, que se encontraban cortados o tenían socavones en la vía, que los dejaba inhabilitados para transitar vehículos. Además se fijó manchones de bosques que no habían sido explotados por Forestal Mininco y un camión en el sector de Los Álamos, que se encontraba estacionado dentro de una propiedad con troncos en su acoplado. Agregó más adelante que la primera diligencia se hizo desde una torre de visualización de fuego, y se buscaba ver en panorámica los movimientos y desplazamientos de vehículos. Era una torre de una altura aproximada de 30 327 metros que apuntaba hacia el sur y detrás se encontraba el Lago Lleu Lleu. En el sur había un límite del terreno forestal, y se fijaba porque había una gran cantidad de desplazamientos de vehículos, donde observó un continuo traslado de troncos. No se acercaban porque había medidas de precaución que adoptar y no se sabía con certeza el grupo de personas. Había que andar con cautela y con equipo de seguridad como chalecos antibalas, ya que el momento era complicado. Desde esa torre hacia los sectores había como unos 400 metros. Conversando con los Carabineros que se encontraba en el lugar apreció que muchos de ellos tenían rastros de perdigones en su cuerpo que daban a entender un ambiente hostil en el sector. Reconoció este perito un set de 52 fotografías, anexas al informe pericial fotográfico N° 722-2008 del Laboratorio de Criminalística Central, en que se observa entre otras cosas la torre dentro del Fundo Labranza de Forestal Mininco, una imagen del campamento, además que se observa un cartel metálico con manuscrito. Se observan imágenes con tránsito de personas, pequeños manchones y conforme a los dichos del perito se deja mucha maleza que no es costumbre de la Forestal, haciendo el perito una descripción a partir de una imagen panorámica, del desplazamiento de los vehículos por la zona. Se muestra una serie de imágenes que permiten observar ciertos vehículos trasladando troncos y otros vehículos que van en dirección a explotación, además de un tractor de color rojo, con personas, que en algunos casos llevan sus rostros cubiertos. También fue posible observar un camión con acoplados y con una carga de troncos, y asimismo unos bueyes que eran llevados al sector de la faena. Asimismo describió un set de 14 fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 723, del Laboratorio de Criminalística Regional, donde nuevamente se exhiben ciertos lugares correspondientes al Fundo Labranza. En ellas se observan ramas sobre los caminos, como asimismo el bloqueo de los mismos. En el sector desde donde se observaba el desplazamiento de vehículos, también se observa que existe un volteo irregular de especies arbóreas. Concurrió también al lugar y tomó fotografías el perito Rodrigo Figueroa Olivares, señalando al Tribunal que entre las concurrencias que tuvo con motivo de este caso, están aquellas de los días 08, 09 y 10 de septiembre de 2008 y luego, los días 25, 26 y 27 de noviembre de 2008. 328 Describió en tal sentido, un set de 39 fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 726 del Laboratorio de Criminalística de la Policía de Investigaciones, donde es posible observar al fondo, a la comunidad María Colipi, viuda de Maril. Se observa asimismo, un camión estacionado con una carga de troncos, que luego se retira del lugar. También se observa un carro que va cargado con troncos saliendo desde el mismo lugar. Además se observan animales de tiro trabajando. En otras fotografías se observa el mismo tractor que transita en dirección al interior de la comunidad señalada. En otra imagen, el perito explicó que iban dos o tres personas a bordo del tractor, vestidas sin uniformes forestales, ni chalecos, recordando que algunos iban con sus rostros cubiertos, teniendo la impresión de que iban con pasamontañas. Añadió que ellos no se acercaron, puesto que no era conveniente. Una razón es que la investigación estaba en etapa de recabar los antecedentes y la otra es que no estaban dadas las condiciones de seguridad, ya que incluso había antecedentes de confrontaciones con Carabineros con objetos como escopetas y elementos contundentes, incluidas motosierras. En otras imágenes nuevamente es posible observar al tractor con la carga, que más tarde regresa sin ella, al lugar donde supuestamente se desarrollaría la faena, y asimismo, se observan una serie de conversaciones de personas que no es posible identificar. En relación con las labores investigativas desarrolladas durante su concurrencia de los día 25, 26 y 27 de noviembre de 2008, expuso sobre el set de 57 fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 841 del Laboratorio de Criminalística Regional, que permite ilustrar, sobre la existencia de una serie de incendios en el fundo que serían intencionales. Además se observa gran cantidad de humo, y otros pequeños focos de incendio, en los lugares desde donde se habría estado hurtando leña. Nuevamente se aprecia en otras fotografías la presencia de ciertos manchones que dan cuenta de la tala de los bosques. En otras imágenes es posible apreciar la presencia de camiones y camionetas que salen cargados con troncos desde el lugar. Declaró en este juicio el perito Ricardo Pérez Zúñiga, quien manifiesta haber concurrido al Fundo Labranza en la comuna de Tirúa, los días 03 y 04 de diciembre de 2008, exhibiéndose un set de 29 fotografías anexas al informe pericial fotográfico N° 845, del Laboratorio de Criminalística Regional, en donde se aprecia zonas con restos de lo que fue una faena forestal, que estaba dentro del predio Labranza, tomando conocimiento por conversaciones informales sostenidas en el mismo lugar, de que era de Forestal Mininco. Las mismas 329 fotografías, mostraban restos de cortezas, y huellas dejadas en el camino, añadiendo que concurrió hasta dicho lugar, acompañado de funcionarios de la Fuerza de Tarea del Bío Bío. También las fotografías daban cuenta de una cancha de acopio, donde se veía aún, algunos troncos apilados, como así también diferentes construcciones diseñadas en el lugar. Por último se podían observar las huellas dejadas por los medios de transporte que circularon por el lugar. 101º: Que a partir de un análisis sistemático de toda la prueba antes referida, se puede inferir que efectivamente existen indicios ciertos, que llevan a la conclusión de que un número indeterminado de individuos, especialmente desde el año 2008, participó en una serie de acciones tendientes entre otras cosas, y muy especialmente, al robo y al hurto de madera, desde predios que se encontraban ubicados en los alrededores del Lago Lleu Lleu, pertenecientes principalmente a la Forestal Mininco. En efecto, tal situación fue largamente referida, tanto por los propios representantes y trabajadores de la empresa afectada que declararon en estrados, como así también por los Carabineros que cumpliendo las instrucciones impartidas por el Ministerio Público, debieron concurrir a prestar auxilio a los afectados, a los sectores en donde se desarrollaban las faenas de la empresa en cuestión, quienes también pudieron observar la existencia de faenas ilegales de tala de árboles, en diversos espacios, de los distintos fundos propiedad de la Forestal. Por otro lado, son estos mismos antecedentes, los que permiten dar cuenta de la existencia de varios ataques que afectaron a personal policial, y a trabajadores forestales en la zona, algunos de ellos particularmente violentos, toda vez que daban cuenta del empleo de armas de fuego del tipo escopeta, ya sea a través de emboscadas que se efectuaban en los caminos que recorrían estas personas, o bien obedeciendo a una respuesta frente a la presencia del personal policial, en aquellos lugares en que los mismos sujetos, realizaban sus faenas ilegales, resultando especialmente conmovedor, por sus consecuencias, el acaecido el día 01 de octubre de 2008, en donde el carabinero Eduardo Bastías Marín, luego de concurrir junto a otros funcionarios a una tala ilegal en el sector de Choque, terminó perdiendo la visión de un ojo, como resultado del impacto de un perdigón que recibió de parte de encapuchados. 330 Del mismo modo, de los dichos de los detectives encargados de las pesquisas de tales hechos, y principalmente de las fotografías exhibidas a través de los peritos que las retrataron, desde los lugares a que debieron concurrir, en específico el Fundo Labranza, es posible inferir también que este grupo de sujetos que participaba del hurto y robo de madera en el lugar, mantenía entre sí, una relación y sentido de unidad, que les permitía permanecer agrupados durante un periodo particularmente prolongado de tiempo, dentro del cual, se aprecia conforme a las fotografías que fueron exhibidas en la audiencia y se desprende del relato ofrecido por los policías, existió una distribución y fragmentación de funciones, desde lo que significaba la extracción de la madera desde los predios de la Forestal Mininco, hasta finalmente su comercialización, que es el sentido que necesariamente ha de darse a la presencia constante de vehículos de todo tipo en el sector, incluido camiones, trasladando los troncos previamente cortados. 102º: Que para la configuración del delito de asociación ilícita previsto en el artículo 292 del Código Penal, se hace necesario establecer la existencia de una organización con cierta estructura jerárquica, de lo cual se deriva la distribución de funciones y la ejecución sistemática y/o concertada del plan criminal propio de este tipo de agrupaciones. En efecto, la asociación ilícita no puede ser entendida simplemente como un conjunto de personas que persiguen una finalidad común de carácter delictual, es necesario, que además cuente con una estructura interna determinada, que manifieste jerarquía, reglas propias y distribución de funciones, siendo esta la dimensión dada por el vocablo “organizarse” con que finaliza el artículo 292 del Código Penal, que complementa el verbo rector “asociarse”, y que ha sido entendida generalmente como un verbo rector distinto que especifica y delimita este tipo penal. Tratándose del delito de asociación ilícita terrorista, conforme a lo dispuesto en el número 5, del artículo 2° de la Ley 18.314, en relación con el artículo 1° del mismo cuerpo legal, surge un elemento adicional que se añade a los mencionados en el párrafo anterior, cual es, que el plan criminal propio de este tipo de organizaciones, sea precisamente el de cometer ilícitos que conforme a la misma, deban considerarse de terroristas. Esto quiere decir, siguiendo la norma citada, que las acciones que emprenda la misma, han de tener la finalidad de producir en la población o en una parte de ella, el temor justificado de ser víctima de delitos de la misma especie, ya sea por la naturaleza y efectos de los medios empleados, o por la evidencia de 331 que obedece a una plan premeditado de atentar contra una categoría o grupo determinado de personas, o bien, porque se cometa con la intención de arrancar o inhibir resoluciones de la autoridad, o imponerle exigencias. 103º: Que acorde con lo que se viene diciendo, y conforme con el mérito de los hechos descritos en la propia acusación, se estima que no existen elementos suficientes como para dar por establecido, que las acciones desplegadas por este grupo de personas, tuvieran como fundamento, la existencia de un programa criminal tendiente a la comisión de delitos que deban calificarse como terroristas. En este sentido por ejemplo, no parece que configure prueba suficiente de la existencia de dicho plan, la pericia consistente en la declaración de Carlos Aqueveque Bastidas, quien sin perjuicio del conocimiento de su área, genera toda una tesis en torno a la existencia de la organización denominada CAM o Coordinadora Arauco Malleco, cuya doctrina en su opinión sería de tipo rupturista, ya que desconoce la existencia del estado chileno, y anuncia una visión militarista del pueblo mapuche, en donde existiría un líder que es Héctor Llaitul, y una dirección política clandestina de seis miembros de los cuales se desconoce identidad, además de órganos de resistencia territorial, y finalmente una serie de redes de apoyo, que intervendrían desde fuera. Sin embargo, este perito, no discurre mayormente, respecto de la real relevancia, que han tenido tales planteamientos, en las acciones concretas que se han producido en esta zona, más allá de que dicha organismo aparezca reivindicándolas a través de numerosas publicaciones tradicionales y electrónicas, sino que más bien su análisis, dice relación con una visión general de la orgánica de tal organización, y con el liderazgo que ejerce Llaitul en ella, sin indicar tampoco, cuáles han sido las fuentes de información que ha tenido a la vista para arribar a tales conclusiones, cuestión muy importante si lo que se pretende es dar por acreditado un determinado hecho. Tampoco aparecen como contundentes en este punto, los dichos del perito Diego Rojas Daydi, quien sin dudar de la calidad técnica que tiene, hace toda una descripción de esta agrupación denominada Coordinadora Arauco Malleco, o CAM, definiéndolo como un grupo que llega a las comunidades donde hace inducciones, reclutando a los jóvenes, y tratando de erradicar de esos sectores a las personas no mapuches que tengan actividades agrícolas o forestales, pero no obstante ello, no entró dentro de su larga exposición, a realizar un análisis más específico, de los elementos concretos que permitan vincular las ideas de dicha 332 organización con los eventos ocurridos en esta zona, que vaya más allá de la serie de deducciones o inferencias que él extrajo a través de su observación. 104º: Que tampoco permite generar la idea de la existencia de una organización de carácter terrorista, la prueba documental que sobre el punto se incorporó al juicio. En efecto, aquella si bien es muy abundante, dice relación con ediciones del Diario El Sur, y del Diario de Concepción, y con publicaciones de diversas páginas de internet, tales como kilapan.entodaspartes.net, hommodolars, kaosenlared, que sin duda, dan cuenta cierta de hechos que fueron relevantes, ocurridos en la zona, tales como el ataque sufrido por el Fiscal, incendios que afectaron a empresas forestales, y ataques sufridos por Carabineros, los cuales, fueron ampliamente difundidos por los referidos medios de comunicación, dando cuenta asimismo de la reivindicación de aquellos por parte de la denominada Coordinadora Arauco Malleco. Sin embargo, tales comunicados no resultan ser causal suficiente para comprender que existe una organización terrorista, dado que no es fácil su vinculación con todos los que figuran como acusados en la presente causa. 105º: Que por lo tanto, al no existir evidencias concretas en torno a la existencia que señala la acusación, de un plan criminal seguido por un grupo organizado de personas, tendiente a lograr el control territorial absoluto de determinadas zonas aledañas al Lago Lleu Lleu, y la expulsión de todos aquellos que se consideran ajenos a su etnia, se debe descartar la existencia de una asociación ilícita de tipo terrorista, ello, sin perjuicio de que se reconoce por estos jueces que existieron numerosos hechos violentos cometidos necesariamente por uno o más individuos, como por ejemplo ocurre, con los incendios que fueron descritos en el capítulo anterior de esta sentencia, los que generaron una sensación innegable de vulnerabilidad entre quienes los sufrieron, dado que afectaron no solo a las empresas forestales del sector, sino que también a particulares que no tenían ninguna relación con las mismas, e inclusive a las autoridades que de alguna forma pretendieron actuar en su protección, sin embargo, el que existan tales delitos, y que además los mismos puedan considerarse como terroristas, no parece ser suficiente para tener por acreditado, que detrás de ellos exista necesariamente un grupo mas amplio y organizado de individuos, que responda en su estructura al concepto mismo de asociación ilícita terrorista. 106º: Que como se indicó de manera precedente, solo se puede dar por establecida la existencia de un grupo de sujetos que bajo la idea de lo que se ha 333 venido en llamar el concepto de proceso de recuperación productiva de tierras, participaba del hurto y robo de madera de la zona, los cuales conforme se puede apreciar de las fotografías exhibidas, mantenían entre sí, una relación y sentido de unidad, que les permitió mantenerse agrupados principalmente durante el año 2008, período durante el cual, se distribuían y fragmentaban las funciones, durante el proceso de extracción de la madera desde predios de la Forestal Mininco, comenzando por su retiro del lugar utilizando diversos medios de tracción con los que contaban, hasta su posterior comercialización, que es el sentido que necesariamente ha de darse a la presencia constante de vehículos mayores en el sector, incluidos camiones que trasladan los troncos previamente cortados, todo lo cual, dada la coordinación, la puntualidad, y la persistencia en el tiempo con que se fueron desarrollando, permite presumir que existió algún tipo de liderazgo desarrollado al interior de la misma, siendo por ende subsumible dicha organización, dentro del tipo penal previsto en el artículo 292 del Código Penal. Es así, que entonces la presencia de sujetos armados acompañando a dichos individuos, eventualmente agravaría la responsabilidad penal por este tipo de hechos, pero los mismos, en nuestra opinión se explican más bien en el ánimo del grupo de permanecer impunes frente a la comisión de estos delitos, y no, en la intención de generar un control territorial absoluto sobre dichos lugares. XX).- Participación de los acusados en los hechos signados como tercer grupo de delitos: 107º: Que en relación con la participación de los acusados en estos hechos, es menester tener presente que sólo existen indicios aislados que pudiesen considerarse para involucrar a algunos de los acusados en ellos, sin embargo, como se ha venido diciendo en el desarrollo de esta sentencia, han sido estos Jueces especialmente cuidadosos, al momento de dar por acreditada una determinada participación, considerando la naturaleza de esta investigación y el carácter complejo de los delitos que se pretenden imputar. En ese sentido, tratándose de Ramón Llanquileo Pilquiman, su vinculación a estos hechos, amén de su propia declaración, se asila principalmente en la existencia de un video exhibido a través de un DVD, en que se le muestra participando en unas faenas en un aserradero, elemento audiovisual respecto del cual, no existen indicios que permitan determinar específicamente el lugar en que aquel fue filmado, de manera que carece de sustento, el tratar de vincularle con estos hechos sólo por este medio probatorio. Tampoco resultan relevantes para este caso, las especies que fueron incautadas desde su domicilio por el detective 334 Rodrigo Arévalo Romero, entre las cuales se mencionan, cadenas de motosierra, espadas, y un cuaderno con anotaciones acerca de la venta de madera, ya que tales evidencias, son frecuentes o comunes en ese sector, necesitándose por ende, corroborarse con algún otro elemento de convicción de importancia, para efectivamente asociarle con el hurto y robo de madera ocurridos en los predios de la zona. Por último, resulta singular el hallazgo en el domicilio del mencionado Llanquileo, de una abundante cantidad de insumos médicos, quirúrgicos y de primeros auxilios, algunos de ellos, de difícil adquisición, según fuera explicado por el perito Cristián Melo Reinoso, como es el caso de la morfina, que no tiene otro objeto, que servir como paliativo, frente a dolores particularmente intensos, situación que si bien, no le vincula de manera directa con los hechos de esta acusación, es cierto que puede llegar a generar ciertas suspicacias, respecto de las reales motivaciones que tenía, para mantener dicha droga en su poder. 108º: Que en el caso de Héctor Llaitul Carrillanca, los elementos incriminatorios, especialmente invocados por el órgano persecutor, dicen relación con las llamadas telefónicas que efectúa tanto a los involucrados en esta causa, como a terceros ajenos al juicio, en los se le escucha incluso dando algunas directrices. Dentro de todas ellas, sin lugar a dudas, que llama particularmente la atención de estos Jueces, las llamadas efectuadas desde el teléfono 77440864, a un sujeto de nombre Oscar Caniupan, en donde en las Pistas 2440 y 2441, correspondientes a llamados telefónicos del día 01 de octubre de 2008 referidos durante la declaración de doña Valeria Núñez Fernández, se desprende un inusitado interés de aquel, por lograr que se diese rápidamente a conocer una noticia, que sin duda resultaba del todo lamentable, como es el hecho de un ataque a Carabineros en el que un efectivo resultó herido con un perdigón en el ojo. Ello, no parece casual, y refleja un poco lo que se percibía en aquellos días en la zona, sin embargo, más que vincularlo con determinada organización, denota algún grado de conocimiento respecto de los partícipes en ese hecho, pero aquello ha de ser materia de otro enjuiciamiento, y no del tema que nos convoca en esta ocasión, en donde lo que se pretende es tratar de demostrar su participación en esta organización. Por otro lado, las numerosas escuchas telefónicas a que hace alusión el ente persecutor en su clausura, dan cuenta efectivamente que aquel imputado tenía permanente contacto tanto con otras personas, como así también con otros de los acusados, pero no resulta tan evidente que efectivamente Héctor Llaitul, 335 primeramente formase parte del grupo de sujetos que durante largo tiempo sustrajo madera desde los predios de la Forestal Mininco, y seguidamente cabe reconocer que la temática de las conversaciones, no permiten esclarecer con total exactitud este punto, más allá de lo difícil que sería encuadrar el período de tiempo en que todos los imputados que fueron objeto de estas escuchas, participaron efectivamente de dichos sucesos, considerando principalmente el corto tiempo en que estuvieron intervenidos sus teléfono, el que resulta notoriamente inferior a aquel que abarcaría todo el proceso de sustracción de maderas en la zona. Tampoco resultan convincentes, los dichos proferidos por el acusado, en una actividad realizada en una Universidad de la ciudad de Temuco, el día 10 de noviembre de 2008, cuyo video contenido en un disco compacto fuera reproducido durante la declaración del carabinero Juan Cerna Pehuenche, toda vez que al igual, que aquellas declaraciones que efectúa al diario “The Clinic”, y los escritos manifestados en numerosos documentos habidos en su domicilio, durante el procedimiento de su detención, sólo representan manifestaciones de su libertad de expresión, que por encima de los límites de la misma, permiten conocer un poco más de su pensamiento sobre estas materias, pero en ningún caso pueden llevarnos a concluir que tales ideas reflejadas en sus dichos y escritos, pudiesen ser un signo inequívoco, de querer formar parte del grupo en estudio. 109º: Que por otra parte, en lo referido a José Huenuche Reiman, surgen como antecedentes, para justificar su incriminación, como así también el liderazgo del acusado Héctor Llaitul Carrillanca, los dichos proferidos por la pareja del primero de nombre Millaray Garrido, que figuran en la Pista 496, correspondiente al celular N° 97944068, donde lo más relevante del contenido de toda esa conversación interceptada, es precisamente donde la joven menciona a Héctor Llaitul como líder militar de un determinado grupo, sin embargo, nuestra opinión es que aquel indicio no resulta suficiente, y se ha descartado por no existir prueba suficiente sobre la existencia de una organización terrorista de corte militar, más allá obviamente del reconocimiento acerca de la ocurrencia de varios hechos especialmente graves, que sí se han dado por establecidos. De igual forma, no resulta del todo convincente, el mérito que surge de las escuchas telefónicas entre este acusado y el testigo Carlos Martínez Parada, referidas a la venta de una madera, toda vez que respecto de este acusado, en su escucha telefónica no 336 quedó del todo claro que se pretenda vender madera sustraída, ni mucho menos que aquella hubiese sido extraída desde los predios de la Forestal Mininco. 110º: Que tratándose del acusado Juan Carlos Parra Leiva, la imputación que hace el ente persecutor, se sostiene fundamentalmente en el mérito de las conversaciones sostenidas nuevamente con el ya citado Carlos Martínez Parada, de las cuales es posible inferir que efectivamente este último adquirió de aquel, madera que sería sustraída, sin embargo, se trataría de una situación bien precisa y determinada, que si lo estimase el ente persecutor, bien pudiese constituir uno o más ilícitos independientes, cuya responsabilidad penal tendrá que ser perseguida por cuerda separada, no constituyendo por sí sola, una razón suficiente para considerarle miembro permanente de un grupo de individuos que se dedica a robar madera de un predio ajeno. 111º: Que en relación con los dichos del testigo con identidad reservada Nº27, cabe indicar que su testimonio pudiese ser interesante como punto de partida, para construir la participación de los acusados en este hecho, respecto de hechos relacionados con la sustracción de madera desde el sector de la Puntilla de Tranaquepe, al interior de un predio de la Forestal Mininco ubicado en dicho lugar, dentro de un período que comprendería de febrero a agosto de 2008. Ello toda vez que el testigo señaló que se trataba de gente que “partía del sector de Puerto Choque”, hasta el lugar, sindicando entre quienes intervendrían en estos hechos a Nolberto Parra, Juan Parra, Mauricio Antilao, Ramón LLanquileo, Mauricio Antilao, Carlos Muñoz, Víctor Antilao, Demian Ñeguey, Manuel Pilquiman, Florentino Antilao, César Parra, Juan Manuel Muñoz, Leonel Carilao, además de otras personas cuyos nombres no recuerda, precisando que empleaban al efecto motosierras llevadas por Ramón Llanquileo, y bueyes que eran proporcionados por Nolberto Parra. En ese sentido, tales dichos no se corroboran con la mayor parte del resto de la prueba de cargo, toda vez que esta última aparece mayoritariamente referida a la zona de Labranza, con múltiples imágenes que son particularmente convincentes sobre el particular, las cuales no obstante, fueron tomadas en épocas diversas a las que el testigo señala, y difieren también con lo que sostiene el testigo, de momento que se trata de sectores situados en lugares diversos el uno del otro. Por otra parte, se debe analizar el real valor que se le puede dar a los dichos de este testigo, ya que si bien, parece sincero en sus aseveraciones, no se debe olvidar que en ciertos aspectos es bastante acomodaticio para declarar, toda vez que mediante expresiones como “creo que”, “entiendo que” o 337 “me dijeron que”, elude responder derechamente acerca de puntos que son importantes, como la forma en que tomó conocimiento de todo lo que estaba sucediendo en esa zona, o sobre qué es lo que hacía realmente en dicho lugar, en circunstancias que salta a la vista que, o tuvo algún grado de participación concreta en tales hechos, o en su caso, conocía perfectamente lo que realmente pasaba en el lugar, negándose en definitiva a entregar al Tribunal una información que resultase algo más detallada o precisa sobre este punto, lo cual, considerando la vaguedad o amplitud contenida, sin duda que afecta la posibilidad de que por este solo medio de prueba, se pueda alcanzar plena convicción, de que los sujetos sindicados, formaron parte de un modo permanente de la agrupación dedicada a sacar madera del lugar. 112º: Que no se consideraran para estos efectos, los dichos de la detective Mirka Cuevas Meneses, quien en su calidad de funcionaria del Departamento de Extranjería de la Policía de Investigaciones, se refirió a las salidas al extranjero, y a los países que visitaron específicamente los acusados Héctor Llaitul Carrillanca, Ramón Llanquileo Pilquiman, y José Huenuche Reiman. Ello por cuanto, tales antecedentes, al haberse desestimado la pretensión del ente persecutor de tener por acreditada la existencia de una asociación ilícita terrorista, carecen entonces de una real importancia para este juicio, más allá claro está, de las indagaciones o deducciones posteriores que sobre el particular pueda llegar a hacer el Ministerio Público. Tampoco se ha tenido en consideración el mérito del Oficio 1595/2004 emanado de la Autoridad Fiscalizadora de Talcahuano, informando que Héctor Llaitul Carrillanca, posee una pistola 9 milímetros inscrita a su nombre, y que Víctor Llanquileo Pilquiman y Juan Carlos Parra Leiva, poseen escopetas, también inscritas a su nombre, dado que aquel oficio, sólo permite dar por establecido el cumplimiento de ciertos requisitos legales, para la tenencia de una determinada arma de fuego, mas no que la misma, pudiese encontrarse vinculada a determinados hechos delictuosos. Finalmente, la notoria disminución de los ilícitos ocurridos en la zona, con posterioridad a la detención de los acusados en esta causa, que fuese referida tanto por las autoridades superiores de Carabineros, como también por el representante del Ministerio Público en sus alegatos, no puede confundirse con un antecedente que permita fundamentar la culpabilidad de los acusados, toda vez que los delitos como tales, son sucesos independientes los unos de los otros, y las inferencias estadísticas que se puedan hacer frente a la detención de un 338 sujeto, y la consecuencial disminución de cierta categoría de delitos, solo servirán para su análisis en la esfera investigativa, mas no, para fundamentar la posterior sentencia condenatoria que se pueda dictar en su contra. 113º: Que como corolario de lo que se ha venido diciendo, estimando el Tribunal, que no existe prueba suficiente como para dar por establecida, más allá de toda duda razonable, la participación de los acusados en los hechos que se han dado por acreditados en este capítulo de la sentencia, menester resulta declarar su absolución, respecto de los cargos que sobre el particular en su oportunidad les fueran formulados tanto por el Ministerio Público, como así también por los querellantes. XXI).- Circunstancias agravantes invocadas por el Ministerio Público. En relación con el hecho signado con la letra A.1. 114º: Que tal como se anunció en la comunicación del veredicto, se estima concurrente en este caso, la agravante objetiva de pluralidad de malhechores, contemplada en el artículo 456 bis N° 3 del Código Penal, por cuanto ha quedado de manifiesto, que la débil reacción de sus víctimas, y consecuencialmente la ausencia total de oposición de su parte, se debió a la evidente superioridad numérica, con que actuaron los sujetos, que se manifiesta en la presencia activa de varios individuos durante el desarrollo de los acontecimientos, lo que debilitó cualquier intento de resistencia por parte de los agraviados, de modo que amén de contar con armas de fuego que les amparaban, pudieron todos ellos desempeñarse con relativa calma en el interior del predio de los afectados, sustrayendo las especies requeridas, retirándose posteriormente con toda facilidad, una vez que consuman el ilícito, de modo que se justifican plenamente los fundamentos de la agravante invocada. En relación con el hecho signado con la letra A.2. 115º: Que no se dará lugar a la agravante prevista en el artículo 12 N° 11 del Código Penal, invocada por el ente persecutor, durante la audiencia del artículo 343 del Código Procesal Penal, toda vez que la ejecución del presente delito a través de gente armada, es inherente a su comisión, y ha sido un importante fundamento para considerar la concurrencia de un dolo específico de tipo homicida, en la conducta penal que se atribuye a los condenados, de manera que pretender hacer uso de dicho fundamento nuevamente en esta instancia, 339 aparecería como contradictorio con lo dispuesto en el artículo 63 del Código Penal. 116º: Que, se desestimará la concurrencia de la agravante contenida en el artículo 12 N° 12 del Código Penal, toda vez que no ha sido demostrado que la circunstancia de cometerse el delito durante la noche, hubiera sido especialmente buscada por los agentes, sino que la misma, se presenta como una consecuencia misma del normal desarrollo de los acontecimientos que le precedieron durante el día, de manera que, aún cuando la nocturnidad amparó y facilitó la ejecución del delito más bien resulta ser una situación accidental dentro de todo este evento, y no, una circunstancia especialmente buscada por quienes lo cometieron. XXII).- Circunstancias atenuantes alegadas por las defensas. 117º: Que se acogerá respecto de ambos delitos, la atenuante de irreprochable conducta anterior, prevista en el artículo 11 N° 6 del Código Penal, invocada a favor de los condenados Ramón Llanquileo Pilquimán, José Huenuche Reiman, y Jonathan Huillical Méndez, toda vez que ha quedado demostrado a través de sus respectivos extractos de filiación y antecedentes, que los mismos aparecen exentos de toda condena, cuestión que permite presumir en su favor, la presencia de un comportamiento anterior ausente de cualquier transgresión a las leyes, que es lo que exige la atenuante en cuestión, sin perjuicio de que la presencia de un auto de procesamiento en causa diversa, en virtud del respeto a la presunción de inocencia que en la misma les favorece, no puede ser tenido a la vista como un elemento que altere dicho razonamiento. Tratándose del acusado Héctor Llaitul Carrillanca, no se dará lugar a la atenuante mencionada anteriormente, por cuanto del extracto de filiación incorporado al juicio, aparece que aquel ya ha sido condenado en dos ocasiones, el 08 de septiembre de 2004, a la pena de 541 días de presidio menor en su grado medio como autor del delito contemplado en el artículo 6° letra a) de la Ley de Seguridad Interior del Estado, y así también como autor del delito de Porte Ilegal de Armas de Fuego, con fecha 3 de septiembre de 2007, donde se le impuso una pena de multa por el referido delito. De este modo, queda en evidencia que su comportamiento anterior, ha excedido los márgenes permitidos por la ley, significándole una censura expresa en el fuero penal, lo que queda de manifiesto en las sendas condenas que han sido dictadas en su contra. Carece entonces de importancia para estos sentenciadores, la real connotación que tienen dichas condenas, a las cuales el defensor del acusado, pretendió darles el 340 carácter de delitos “políticos”, para justificar así una irreprochable conducta anterior de parte del señor Llaitul, toda vez que dichas sanciones, más allá del delito al cual corresponden, darán siempre cuenta de comportamientos pasados que en concepto del Juez o los Jueces que las dictaron, no respetaron los estándares mínimos necesarios para una convivencia humana pacífica y por ende son motivos suficientes para privar al enjuiciado de la atenuante en estudio. 118º: Que sin perjuicio de lo que se dirá al momento de aplicar la pena correspondiente para cada uno de estos delitos, no se hará lugar en esta parte, a la solicitud de las defensas de los acusados, en orden a considerar que estos dos hechos configuran una suerte de concurso ideal o medial de delitos, conforme a lo dispuesto en el artículo 75 del Código Penal, toda vez que el desarrollo de los acontecimientos, da cuenta que entre el suceso que afectó al señor José Santos Jorquera Rivas, y aquel que afectó en la medianoche al Fiscal Mario Elgueta, si bien existe una suerte de conexión y relación entre ambos, cabe señalar que los mismos, presentan una diferencia espacio temporal notoria, que impide naturalmente tratarlos, como si fueran uno solo. Respecto del Homicidio Frustrado del Fiscal Mario Elgueta, y las Lesiones Graves sufridas por los funcionarios de la Policía de Investigaciones que le acompañaban, por la naturaleza de los bienes jurídicos que se vieron afectados, a saber, especialmente la vida y la integridad física de las personas, no se justifica dar lugar a la mayor benignidad que consagra el artículo 75 del Código Penal, ya comentado, toda vez que el fundamento mismo de dicha norma, se encuentra en el menor reproche que merece quien por cometer un delito, debe necesariamente cometer otro. Este no es el caso, toda vez que las lesiones que sufren los agentes de la policía que acompañaban al Fiscal en la camioneta, no son, o no aparecen como una necesidad absolutamente inevitable por parte de los agentes que intentan acometer en contra del representante del ente persecutor, sino que más bien, son una directa consecuencia de la serie reiterada de disparos, efectuados en dirección al vehículo que también transportaba a tales víctimas, como así también en contra de quienes podían actuar en su defensa, de manera que su ocurrencia, les resultaba perfectamente evitable. 119º: Que similares consideraciones serán tenidas en cuenta para desestimar que en este caso se den los presupuestos de un delito continuado, toda vez que la misma en su concepción doctrinal, requiere para su concurrencia 341 de diversos elementos, como son a) la unidad de acción; b) la identidad del tipo penal; c) que tales realizaciones tengan lugar en un periodo prolongado de tiempo, y d), que exista una unidad de propósito por parte del agente. En el caso en estudio, no se presenta tal unidad jurídica de acción, de momento, que los bienes jurídicos vulnerados difieren entre los dos episodios, y porque además, los tipos penales que se han de considerar tampoco resultan ser de la misma naturaleza. Por otra parte, tampoco es posible comprender la aplicación de esta institución, respecto de los delitos que surgen del hecho signado como A.2., de momento que se trata de bienes jurídicos que como la vida o la integridad física de los agentes del Estado, resultan eminentemente personales, lo cual escapa a la concepción que se encuentra detrás de esta doctrina, que justifica su aplicación principalmente tratándose de delitos del orden patrimonial, que, como por ejemplo ocurre con el hurto simple, pueden ser englobados en su conjunto como un solo delito, pese a su repetición o reiteración constante en el tiempo. 120°: Que no se dará lugar tampoco a la atenuante prevista en el artículo 11 N° 5 del Código Penal, esto es “obrar por estímulos tan poderosos que naturalmente hayan producido arrebato y obcecación”, solicitada favor de todos los condenados, respecto del delito que afectó a don Jose Santos Jorquera Rivas. Lo anterior, porque al tratarse de una atenuante de tipo pasional, su fundamento inmediato es el estado anímico del sujeto, el cual vendrá dado por un determinado estímulo externo. En ese sentido, en el caso en estudio, las razones esgrimidas para la actuación de los encartados, se fundamentan en una serie de imputaciones en contra de la persona del ofendido, como son por ejemplo, el tratarse de un individuo “ayudista de la policía”, o el encontrarse vinculado con determinados episodios de violaciones a los derechos humanos, ocurridos en el sector o la existencia de una querella en su contra, por mencionar algunos. Pues bien, más allá de la escasez de prueba sobre el particular, se trataría de sucesos acaecidos hace más de 20 años, e independiente de tratarse de una cultura milenaria, la respuesta singular desarrollada por los sujetos, no se corresponde en lo absoluto con el tiempo transcurrido desde aquellos episodios y menos aún, con la naturaleza de los ilícitos en que incurren. Dicho de otra manera, habiendo pasado más de 20 años desde aquellos sucesos que fundamentarían su pretensión, no se avizora, cuál sería la motivación que pudiesen tener los encartados, para sentirse impulsados, a actuar en perjuicio del agraviado, de la forma en que lo hicieron, vale decir, mediante su intimidación con 342 armas de fuego, y la sustracción de ciertas especies de su propiedad, de una connotación totalmente diversa a la esgrimida, como ocurre por ejemplo en el caso de los celulares, cuya apropiación nada tiene que ver con el estado emocional de un determinado individuo. 121°: Que no se dará lugar a la atenuante prevista en el artículo 11 N° 9 del Código Penal, esto es “la colaboración sustancial en el esclarecimiento de los hechos, esgrimida a favor del condenado Ramón Llanquileo Pilquiman, toda vez que la misma solo se fundamenta en la declaración del acusado prestada en estrados, en donde en síntesis, reconoce entre otras cosas que se trata de un luchador social, y que tiene participación política constante en las diferentes reivindicaciones del pueblo mapuche. Ambos antecedentes aportados por el enjuiciado, no resultan sustanciales para el esclarecimiento concreto de los hechos de esta causa, sin perjuicio, que cabe reconocer que respecto del día 15 de octubre de 208, efectivamente aparece situándose en el sector de Puerto Choque, sin embargo, aquel único antecedente aportado no parece suficiente, considerando como fue razonado en el primer capítulo de esta sentencia, que existen otras pruebas independientes en su contra, que permite incriminarle de manera suficiente por encima del aporte que hizo, que fue situarse en el día, hora y lugar de ocurrencia de determinados hechos. Tampoco será acogida esta atenuante a favor del condenado Jonathan Huillical Méndez, respecto de quien cabe reconocer que efectivamente renunciando a su derecho a guardar silencio, entregó tanto ante la Policía, como ante un Fiscal del Ministerio Público, antecedentes que permitieron esclarecer de mejor manera la dinámica de estos hechos, pero lo cierto es que su colaboración no aparece que fuese “sustancial”, básicamente porque sus dichos en primer término, aun cuando permiten situarle en el día, hora y lugar, en que acaecen ambos episodios, resultan particularmente acomodaticios a sus intereses, de momento que a través de ellos solo pretendió eximirse de responsabilidad, otorgando un cariz diferente de aquel que efectivamente se ha podido dar por acreditado, y lo que es más relevante para desestimar la presente atenuante, ha carecido de la persistencia necesaria, de momento que el acusado, no solo no ha reproducido los mismos en la audiencia de juicio, sino que ha tratado de desdecirse, a través de una serie de graves imputaciones en contra de los funcionarios públicos, que participaron en las diferentes diligencias desarrolladas durante la fase de investigación, lo que amén de haber sido descartado en este 343 juicio, resultaría contradictorio con la tesis de que efectivamente existió una intención de colaborar por su parte. 122°: Que en lo referido, al delito que afectó al Fiscal Mario Elgueta y su comitiva, no se acogerá la atenuante prevista en el artículo 11 N° 1 del Código Penal, o también llamada “eximente incompleta”, invocada a favor del acusado Ramón Llanquileo Pilquiman, la que su abogado relaciona con la circunstancia eximente de responsabilidad penal de la legítima defensa, prevista en el artículo 10 N° 4 del Código Penal, argumentando en síntesis, la existencia durante muchos años, de una agresión permanente por parte del Estado chileno, dirigida en contra del pueblo mapuche, de manera que en su concepto la respuesta de su defendido, carecería tan solo de la necesidad racional del medio empleado, como elemento de esta eximente, pero en su opinión se darían todos los restantes. En ese sentido, la opinión de estos Jueces difiere de aquella que sostiene el citado defensor, toda vez que si bien ha sido incluso reconocido por el Fiscal del Ministerio Público, existe una deuda histórica de parte del Estado chileno, a favor del pueblo mapuche, lo cierto es que tales reivindicaciones, han de hacerse a través de medios legítimos y racionales. En este caso, sin embargo, tal como se explicó en el primer capítulo de esta sentencia, se ha hecho uso de armas de fuego en contra de la autoridad que en cumplimiento de su deber transita por caminos públicos de determinados sectores, lo cual, considerando el respeto del Estado de Derecho, no puede aparecer justificado, ni aún de modo parcial, como se ha pretendido sostener en este caso. Tampoco se dará lugar a la citada atenuante invocada a favor de los condenados Héctor Llaitul Carrillanca, y Jonathan Huillical Méndez, cuyas defensas pretenden enlazar, con la eximente de responsabilidad penal prevista en el artículo 10 N° 9 del Código Penal, esto es “obrar violentado por una fuerza irresistible, o impulsado por un miedo insuperable”. Ello por cuanto, dicha eximente, tiene su fundamento en la ausencia de culpabilidad de un sujeto, que obra impulsado por circunstancias extraordinarias, o estímulos tan anormales, que conllevan la no exigibilidad de una conducta diversa de su parte. En el caso en estudio, la amplia presencia policial, que involucra un importante número de carros policiales, y un vehículo blindado, justificarían la reacción violenta de los sentenciados, sin embargo, la opinión de estos Jueces es que los acontecimientos se desencadenaron, con posterioridad a que el Fiscal del Ministerio Público, en compañía de personal policial, ya había realizado las 344 diligencias de rigor en el sector, materializándose su accionar, solo una vez que los agraviados pretendían retirarse de dicho lugar, vale decir, no existen elementos que permitan inferir que tan violenta reacción, pudiera ser la respuesta a ese supuesto estímulo que significó la llegada al lugar de la policía, o su amplia presencia en el lugar, por cuanto la acción violenta se ejecuta una vez que los mismos ya dejaban el lugar, y en todo caso, desde una posición notoriamente favorable, resultando por ende a esas alturas, del todo exigible un comportamiento acorde con el debido respeto a los derechos de los demás. Por último, tampoco será considerada la misma atenuante ya referida, respecto del acusado Héctor Llaitul Carrillanca, cuya defensa pretende relacionarla, con lo dispuesto en el artículo 10 N° 10 del Código Penal, que exime de responsabilidad, a quien “obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo”, argumentando básicamente que la acción que habría sido desplegada por el condenado, en contra del Fiscal del Ministerio Público y del personal policial que le acompañaba, resultaba ser la consecuencia de la protección que en su calidad, aquel brindaba a las personas que viven dentro de las comunidades. En opinión de estos Jueces, aquello no puede resultar un fundamento válido para la conducta desplegada por aquel, toda vez que lo que justifica en estos casos la acción ejecutada por el agente que generó una conducta típica, es precisamente el cumplimiento debido de la normativa vigente durante el desarrollo de la acción, vale decir, que la fuente misma ya sea del deber cumplido, o del derecho ejercido, ha de encontrarse necesariamente en la ley, cuyo no es el caso de autos, en donde no existen antecedentes que permitan inferir la existencia de un especial deber de protección por parte del encartado, que lo lleve necesariamente a actuar de la manera que lo hizo, esto es, de atacar con armas de fuego a otras personas, bajo el pretexto de que lo hace en defensa de los intereses de los miembros de su comunidad. 123°: Que no será considerada la petición de la defensa del acusado Jonathan Huillical Méndez, en orden a dar aplicación a su respecto, de las sanciones previstas en la Ley 20.084, sobre responsabilidad penal adolescente, toda vez que los hechos por los cuales ha sido condenado, fueron cometidos por el imputado siendo ya mayor de edad, careciendo por ende de trascendencia, el argumento señalando de que la acusación fiscal contiene dentro de sus acápites, la referencia a una asociación ilícita, supuestamente existente desde el año 2004, toda vez que aquella mención, se refiere a un ilícito diverso de aquellos por los 345 cuales se le sanciona en esta ocasión, no resultando plausible que aquella única referencia, sea suficiente motivo para aplicar una legislación notoriamente diferente de aquella que en derecho, corresponde emplear para el enjuiciamiento de este sentenciado. XXIII).- Determinación de la pena. En relación con el hecho signado con la letra A.1. 124°: Que para la determinación de la pena que en concreto corresponde para los acusados Ramón Llanquileo Pilquiman, Jose Huenuche Reiman y Jonathan Huillical Méndez, por el delito de robo con intimidación, se tendrá presente que el artículo 436 inciso 1° del Código Penal, previene una pena corporal de presidio mayor en sus grados mínimo a máximo. En la especie, concurriendo una circunstancia atenuante de la responsabilidad penal, y una circunstancia agravante de la misma, aquellas serán compensadas racionalmente, por lo que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 68 inciso 1° del Código Penal, se encuentran facultados estos sentenciadores para recorrer la pena en toda su extensión. En consecuencia, acorde con lo señalado en el párrafo anterior, es opinión de estos sentenciadores imponer la pena de cinco años y un día de presidio mayor en su grado mínimo, considerando para ello, que no caben dudas del temor e incertidumbre, que la víctima debió soportar como consecuencia de la acción desplegada por los agentes, durante la consumación del hecho, sin embargo, aquello es inherente al delito mismo, y no extiende mayormente el mal causado por aquel, por lo que aplicar la pena en su mínimo, resulta proporcionado a la entidad del agravio cometido. 125°: Que respecto del acusado Héctor Llaitul Carillanca, se tendrá presente que a su respecto, respecto del mismo delito, solo le perjudica una circunstancia agravante, no concurriendo circunstancias atenuantes que le favorezcan, de manera que conforme a lo dispuesto en el artículo 68 inciso 2° del Código Penal, no puede el Tribunal imponer la pena en su mínimo, siendo por consiguiente, la pena aplicable la de diez años y un día de presidio mayor en su grado mínimo. En relación con el hecho signado con la letra A.2. 346 126°: Que para la determinación de la pena aplicable por el delito de Homicidio Frustrado en contra de un Fiscal del Ministerio Público, previsto en el artículo 268 ter del Código Penal, y de Lesiones Graves en perjuicio de personal de la Policía de Investigaciones, previsto en el artículo 17 bis N° 2 de la Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones, se ha tenido en consideración, conforme a lo que fue razonado en su momento, que los bienes jurídicos protegidos por dichas figuras penales, esto es, el principio de la autoridad y el respeto a la vida e integridad física de los agentes del Estado, son de una misma especie. Por consiguiente, es dable por ser más favorable para los intereses de los sentenciados, dar aplicación a lo dispuesto en el artículo 351 inciso 2° del Código Procesal Penal, aplicando la pena señalada a aquel delito, que considerado aisladamente, con las circunstancias del caso, tiene asignada una pena mayor, aumentándola prudencialmente en uno o dos grados, acorde con el número de delitos que se dieron por establecidos, en lugar de utilizar el sencillo sistema consistente en la acumulación material o aritmética de las penas, contemplada en el artículo 74 del Código Punitivo. De este modo, es parecer de los Jueces, que resulta sustancialmente más severa, la penalidad prevista para el delito de Homicidio Frustrado en contra de un Fiscal del Ministerio Público, que aquella que por separado es posible aplicar por cada una de las Lesiones Graves, que afectaron a los efectivos de la Policía de Investigaciones, de manera que conforme a lo dispuesto en el artículo 268 ter del Código Penal, en relación con lo previsto en el artículo 7° del mismo cuerpo legal, el marco penal aplicable para el delito en estudio es el de presidio mayor en su grado medio, que en consideración a la naturaleza de los demás ilícitos, y las consecuencias de los mismos, será incrementada en un grado, fijándose por ello una pena, dentro del marco penal de presidio mayor en su grado máximo. Así las cosas, considerando que se trata de un hecho particularmente grave, que no solo puso en riesgo la vida de una importante autoridad, sino que además, significó la concurrencia de lesiones graves en contra de otros tres funcionarios públicos, que se desempeñaban en el ejercicio de sus funciones, es que en opinión de estos Jueces, es posible sostener que la pena de quince años y un día de presidio mayor en su grado máximo, resulta justa y proporcional, a la magnitud del injusto cometido por los condenados Héctor Llaitul Carrillanca, Ramón Llanquileo Pilquiman, Jose Huenuche Reiman y Jonathan Huillical Méndez, toda vez que en el caso de estos tres últimos, solo les favorece una circunstancia atenuante, lo que impide aplicar la pena en su máximun, y en el 347 caso del primero, al no existir modificatorias de su responsabilidad penal, es legítimo para el Tribunal recorrer la misma, en toda su extensión, habiéndose en ambos casos, fijado la cuantía de la pena, dentro del rango inferior que era posible aplicar. XXIV).- Pago de las costas de la causa. 127°: Que respecto al pago de las costas, se eximirá de ellas a los acusados que han sido condenados en esta causa, teniendo presente para así decidir, la magnitud de las penas impuestas, y la circunstancia de que han permanecido privados de libertad por un largo periodo de tiempo, antecedentes que resultan relevantes para estimar que carecen de los medios económicos suficientes como para responder por ellas, haciendo plausible que estos Jueces les liberen de dicha carga procesal. 128°: Que en lo referido a los imputados que han sido absueltos, se eximirá también del pago de las costas de la causa, a las querellantes Gobernación Provincial de Arauco, Forestal Crecex y Forestal Mininco, como así también al Ministerio Público, toda vez que no se vislumbró que se hubiese efectuado en estrados un ejercicio abusivo, desmedido o arbitrario, de la acción penal, resultando por lo tanto plausibles los motivos que han tenido todos ellos para litigar, sobre todo considerando que las imputaciones efectuadas en sus acusaciones, contaron en su oportunidad, con el respaldo suficiente en el resultado de la actividad indagatoria desarrollada por el ente persecutor, según fuera descrito por los testigos en el juicio. Por estas consideraciones y visto lo dispuesto en los artículos 1, 7, 11 N° 6, 14 N° 1, 15 N° 1, 18, 21, 25, 28, 30, 31, 50, 68, 69, 70, 261, 262, 268 ter, 432, 436 y 456 bis N° 3 del Código Penal; artículos 1, 4, 36, 45, 47, 48, 81, 91, 295, 296, 297, 340, 341, 342, 344, 346, 348 y 351 del Código Procesal Penal; 17 bis N° 2 de la Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones, y acuerdo de pleno de la Excelentísima Corte Suprema sobre la forma y contenido de las sentencias dictadas por los Tribunales de la Reforma Procesal Penal, se resuelve: En relación con el primer grupo de delitos. Por decisión de mayoría: I.- Que, se condena a Héctor Javier Llaitul Carrillanca, a la pena de DIEZ AÑOS Y UN DIA de presidio mayor en su grado medio, y a Ramón 348 Esteban Llanquileo Pilquiman, José Santiago Huenuche Reiman y Jonathan Sady Huillical Méndez, todos ellos ya individualizados, a la pena de CINCO AÑOS Y UN DIA de presidio mayor en su grado mínimo, por la responsabilidad que les corresponde como autores del delito consumado de Robo con Intimidación, previsto y sancionado en el artículo 436 inciso 1° del Código Penal, en relación con el artículo 432 del mismo cuerpo legal, cometido en la comuna de Tirúa, el día quince de octubre de dos mil ocho. Lo anterior, conjuntamente con las penas accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena. II.- Que se condena a Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, José Santiago Huenuche Reiman y Jonathan Sady Huillical Méndez, a la pena única de QUINCE AÑOS Y UN DIA de presidio mayor en su grado máximo, por la responsabilidad que les corresponde como autores de los delitos de Homicidio Frustrado en contra de un Fiscal Adjunto del Ministerio Público, previsto y sancionado en el artículo 268 ter del Código Penal, y de Lesiones Graves en contra de Personal de la Policía de Investigaciones, previsto y sancionado en el artículo 17 bis N° 2 de la Ley Orgánica de la Policía de Investigaciones, cometidos ambos en la comuna de Tirúa, el día dieciséis de octubre de dos mil ocho. Lo anterior, conjuntamente con las penas accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena. III.- Que las penas corporales impuestas se cumplirán de manera efectiva y consecutiva una vez ejecutoriada la presente sentencia, debiendo computarse el tiempo que los sentenciados han permanecido privados de libertad con motivo de esta causa, esto es, en el caso de Héctor Llaitul Carrillanca, desde el día 16 de julio de 2009 al 19 de noviembre de 2009, y el día de hoy 22 de marzo de 2011; en el caso de Ramón Llanquileo Pilquimán, desde el día 11 de abril de 2009 a la fecha; en el caso de José Huenuche Reiman, desde el día 11 de abril de 2009 a la fecha, y en el caso de Jonathan Huillical Méndez, desde el día 14 de abril de 2009 al 25 de mayo de 2010, y desde el día 07 de junio de 2010 a la fecha, según consta del auto de apertura y de la información aportada por los 349 intervinientes en la audiencia establecida en el artículo 343 del Código Procesal Penal. Por decisión unánime: IV.- Que se absuelve a los acusados Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, César Eduardo Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva y Nolberto Parra Leiva, ya individualizados de los cargos que les fueran formulados como autores de los delitos de Robo con Intimidación y de Amenazas Terroristas, cometidos en la comuna de Tirua, el día quince de octubre de dos mil ocho. V.- Que se absuelve a los acusados Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Juan Carlos Parra Leiva y Carlos Andrés Muñoz Huenuman, de los cargos que les fueran formulados como autores del delito de Homicidio Frustrado en contra de un Fiscal de Ministerio Público, de Homicidio Frustrado de Personal de la Policía de Investigaciones de Chile en ejercicio de sus funciones, todos ellos en carácter de terroristas, y de Atentado en contra de la autoridad, cometidos en la comuna de Tirua, el día dieciséis de octubre de dos mil ocho. En relación con el segundo grupo de delitos. Por decisión unánime: I.- Que se absuelve a los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Marco Mauricio Millanao Mariñan y César Eduardo Parra Leiva, de los cargos formulados por los delitos de Incendio Terrorista e Incendio de objeto de un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, cometidos el día diez de noviembre de dos mil cinco. II.- Que se absuelve a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, de los cargos formulados por los delitos de Incendios Terroristas, cometidos el día doce de abril de dos mil nueve. III.- Que se absuelve a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, de los cargos formulados por el delito de Incendio Terrorista, cometido el día treinta de mayo de dos mil nueve. 350 IV.- Que se absuelve a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan y Jorge Andrés Santi Leal, de los cargos formulados por el delito de Incendio por un valor superior a 40 Unidades Tributarias Mensuales, cometido el día ocho de agosto de dos mil nueve. V.- Que se absuelve a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña y Simón Eras Millas Paillan, de los cargos formulados por el delito de Incendio Terrorista, cometido el día nueve de agosto de dos mil nueve. VI.- Que se absuelve a los acusados Marco Mauricio Millanao Mariñan, Eduardo César Painemil Peña, Simón Eras Millas Paillan y Jorge Andrés Santi Leal de los cargos formulados por el delito de Incendio Terrorista, cometido el día nueve de agosto de dos mil nueve. En relación con el tercer grupo de delitos. Por decisión unánime: I.- Que se absuelve a los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Marcos Mauricio Millanao Mariñan, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, César Eduardo Parra Leiva, Eduardo César Painemil Peña, Jorge Andrés Santi Leal y Simón Eras Millas Paillan de los cargos que les fueron formulados por el delito de asociación ilícita terrorista. II.- Que se absuelve, a los acusados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, Víctor Adelino Llanquileo Pilquiman, Luis Guillermo Menares Chanilao, Jonathan Sady Huillical Méndez, José Santiago Huenuche Reiman, César Eduardo Parra Leiva, Nolberto Fidel Parra Leiva, Juan Carlos Parra Leiva, Leonel Alejandro Carilao Liencura, Juan Manuel Muñoz Huenuman, Carlos Andrés Muñoz Huenuman, y Segundo Ambrosio Ñeguey Ñeguey de los cargos que les fueron formulados por el delito de asociación ilícita común. En relación con las costas de la causa. Por decisión unánime: 351 I.- Que se exime a los condenados Héctor Javier Llaitul Carrillanca, Ramón Esteban Llanquileo Pilquiman, José Santiago Huenuche Reiman y Jonathan Sady Huillical Méndez del pago de las costas de la causa. II.- Que se exime a las querellantes Gobernación Provincial de Arauco, Forestal Crecex S.A., y Forestal Mininco, como asimismo al Ministerio Público del pago de las costas, respecto de los imputados que fueron absueltos en esta causa. Acordada con el voto de minoría de la juez Paola Schisano Pérez, quien haciendo una apreciación distinta de la prueba rendida, estuvo por calificar como homicidio simple en grado de frustrado los hechos acusados que el voto de mayoría calificó como homicidio frustrado a fiscal del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones; asimismo consideró como constitutivos de incendio del artículo 476 N°1, los hechos que el voto de mayoría calificó de incendio del artículo 476 N°1 en carácter de terrorista y finalmente consideró que con la prueba rendida no era posible acreditar la participación de los acusados que resultaron condenados. I.- EN CUANTO A LA CALIFICACIÓN DE LOS HECHOS B.1, B.2, B.3 Y B.5 COMO DELITOS DE INCENDIO COMÚN Y NO TERRORISTA: Si bien la prueba rendida permite acreditar la efectividad de ser constitutivos del delito de incendio los hechos acusados, no es posible, atendidas exigencias constitucionales y legales, estimar que los mismos alcanzan el carácter excepcional de delito terrorista, teniendo en consideración que la Ley 18.314, que determina las conductas terroristas y fija su penalidad, no describe a este respecto una conducta típica específica, sino que le otorga esa categoría a un catálogo de delitos previamente descritos y sancionados en nuestra legislación común, que cometidos con la finalidad de producir temor justificado en la población o en una parte de ella, de ser víctima de delitos de la misma especie, se transforman en actos especialmente graves que deben sancionarse de manera más rigurosa; debiendo en consecuencia, tanto por el carácter excepcional de la ley como por su penalidad y consecuencias procesales, efectuarse una interpretación restrictiva del tenor literal de la norma que deje circunscrita su aplicación a los supuestos más graves. En ese orden de ideas, para determinar si los hechos acusados, constitutivos del delito de incendio previsto y sancionado en la legislación común, reciben o no el estatus de terrorista, debe establecerse si la finalidad perseguida 352 por el sujeto activo al cometer el delito de incendio ha sido precisamente la ya descrita en el artículo 1° de la mencionada Ley 18.314. Propósito que deberá colegirse de una o más de las tres hipótesis alternativas que la misma norma indica: ya sea por la naturaleza y efectos de los medios empleados, ya por la evidencia de que obedece a un plan determinado de atentar contra una categoría o grupo determinado de personas, o finalmente, ya sea porque se ha cometido para arrancar o inhibir resoluciones de la autoridad o imponerle exigencias. En primer lugar, atendiendo a que la finalidad delictiva terrorista contenida en la hipótesis relativa a la naturaleza y efectos de los medios empleados para su consumación, debe indicarse que si bien probado resultó que los incendios acusados no fueron fortuitos, ello según se acredita latamente en el voto de mayoría, cabe también considerar que respecto del incendio ocurrido en Ranquilhue el año 2005, la perito Sonia Yáñez Oñate expuso, que al ser sometidas las once muestras de restos carbonizados recogidos en el sitio del suceso, a la prueba orientativa denominada Sudán III, estas dieron resultado negativo, lo que también se verificó en el análisis de muestras recogidas en el incendio que en abril del año 2009 afectó las cabañas de los señores Aguayo y Ebensperguer, donde el fuego pasó de una cabaña incendiada a la otra, quemando ambas, ello según relataron las víctimas del delito y también el testigo Luis Martínez Díaz, al indicar que con el mismo caldero de una se quemó la otra, en referencia a ambas cabañas. Respecto a este incendio, se examinaron cuatro muestras, una sola de las cuales arrojó resultado positivo a la presencia de acelerantes, lo que se explicó obedecía a que éste método, utilizado habitualmente en pericias de incendio para detectar rastro de hidrocarburos derivados del petróleo, requería de una concentración más alta del compuesto fósil en las muestras, por lo que las trazas encontradas no fueron suficientes, lo que sí logra el cromatógrafo de gases que detecta cantidades mínimas; en el mismo sentido, la perito María Santander Gidi, al examinar dos muestras de restos carbonizados incorporadas como otros medios N°116 correspondiente a la cabaña de Pedro Celhay Schoelderman; cuyo resultado también fue negativo al someterlo a análisis; explicó que ello pudo obedecer a baja concentración de hidrocarburos presente en las muestras periciadas. Así las cosas, de la prueba rendida en relación a la naturaleza y efectos del medio utilizado para causar el incendio que consumió los inmuebles afectados, aparece que la utilización de acelerantes no fue exacerbada, pues fue mínimamente detectado en las muestras recogidas, no existiendo en este aspecto prueba que permita encontrar diferencias con las que se pudieren observar en la especie, género o clase, de los 353 medios empleados para provocar un incendio común, y cuyo efecto es la destrucción por medio del fuego de objetos materiales, un fuego destructor de vastas proporciones que no puede ser apagado con facilidad, 1;l siendo habitualmente el uso malintencionado de un medio de combustión el provoca los estragos de esta clase, lo que unido al peligro colectivo que acarrea, lo caracteriza por ser un delito pluriofensivo, por lo que en palabras del profesor Labatut en este delito también prevalece el daño que sufren o el peligro que corren las personas, señalando que el tipo requiere una efectiva sensibilización o conmoción del bien jurídico. Coincidentemente con lo anterior, no se constata en cuanto al medio empleado para cometer el delito, a juicio de esta sentenciadora, un estándar superior, complejo y peligroso más allá de aquel que la tipificación del incendio común comprende, que evidenciara a través de su naturaleza o efectos, la finalidad de producir temor justificado en la población o en una parte de ella, en los términos que la ley exige, y que en definitiva determinara que el delito además de contenerse dentro del tipo penal respectivo, lo hiciera también dentro de las exigencias del artículo 1 de la Ley18.314, más aún si se considera que el artículo 2 N°4 de la misma ley que describe acciones ejecutadas con medios de por sí incendiarios, cuya naturaleza y efectos son de la mayor entidad, tales como la colocación de bombas, artefactos explosivos e incendiarios o artificios de gran poder destructivo entre otros que detalla, aún respecto de las conductas que allí tipifica, exige que se persiga la finalidad descrita en el artículo primero de la referida ley para ser considerados delitos terroristas, puesto que por sí solo, el empleo de dichos aparatos, no basta para configurar tal delito. Considerando en segundo término, la hipótesis relativa a que la finalidad delictiva terrorista se evidencie por obedecer el actuar del agente a un plan premeditado de atentar contra una categoría o grupo determinado de personas, finalidad típica que se encuadra dentro del atentado violento y extremo al orden constitucional establecido que tiene por objeto atemorizar a la colectividad, y que en el contexto de lo que se entiende mayoritariamente como terrorismo, corresponde al modo de actuar de lo que la doctrina considera el elemento estructural del concepto de terrorismo, conforme al cual los delitos terroristas se caracterizan por cometerse en el marco de una organización armada, jerarquizada, que da unidad y coherencia interna a los actos realizados como forma de ejecución de un programa político contrario al orden constitucional 1 Lecciones de Derecho Penal Chileno, parte especial. Politoff, Matus y Ramírez. Pág.473.Editorial jurídica de Chile, segunda edición, año 2006. 354 del Estado, 2cuyos actos de terror constituyen el medio a través del cual se concreta el plan premeditado que la ley exige, no pudiendo estimarse que los hechos acusados obedezcan al mencionado plan, puesto que a excepción de reivindicaciones territoriales de personas pertenecientes a la etnia mapuche, no se demostró que la existencia de agrupación terrorista alguna, circunstancia que unida al lapso de tiempo transcurrido entre el incendio acaecido el 10 de noviembre del año 2005 y los ocurridos el año 2009, hace inaplicable estimar que entre los hechos sucedidos en una y otra época exista una necesaria conexión que avale la existencia de un plan premeditado. Si bien se han producido otros siniestros en el sector, según se constata de la prueba consistente en la declaración del testigo Jaime Ortiz Saavedra, carabinero, quien declaró respecto de los incendios que han ocurrido en las inmediaciones del lago Lleu-Lleu desde el año 1999 hasta el año 2009, señalando que el primero de ellos, según sus dichos, fue provocado por ciento cincuenta personas que luego de participar en una ceremonia religiosa, ingresaron al sitio del suceso e incendiaron un galpón y la casa de huéspedes, información que extrajo de partes policiales y google-earth, y plasmó en un informe correspondiente a otro medios de prueba N°74; esos hechos y otros que describió, no formaron parte de la acusación, pero ilustraron respecto al contexto en que los hechos se desarrollaron, pero no permitió constatar si los mismos correspondían a incendios fortuitos o provocados por personas desconocidas, por lo que no es posible considerarlos como actos concatenados ejecutados dentro de un plan premeditado, pues prueba en tal sentido no se rindió. Se carece también de esta certeza respecto de la planificación de los delitos cometidos el año 2009, los que si bien acontecen dentro del mismo año, el primero de ellos el 12 de abril, el segundo el 30 de mayo y el tercero e el 9 de agosto, no pueden, sin embargo, vincularse de manera tal que se estime probado corresponden a la ejecución de un mismo propósito, ideado en el seno de una organización o ideario con el carácter de terrorista, al no haberse configurado el delito de asociación ilícita en el carácter de terrorista. Las pericias de Carlos Aqueveque Bastida y Diego Rojas Daydi, quienes expusieron sobre la organización y estructura de la CAM señalando el primero de ellos que se conformaba por un líder, una dirección política clandestina de seis miembros de quienes se desconocía su identidad, órganos de resistencia territorial y redes de apoyo externas a la organización, que además publicaba reivindicaciones en medios escritos y electrónicos tales como 2Notas para un concepto funcional de terrorismo. Dr. Víctor Gómez Martín, profesor titular de Derecho Penal Universidad de Barcelona, año 2010 355 Diario El Sur, Diario de Concepción, kilapan.entodaspartes.net, homodolars, y kaosenlared; e indicando el segundo, que tal grupo correspondía a una agrupación que se adentraba en las comunidades y reclutaba a los jóvenes; no son indicios que por sí solos permitan estimarla como el elemento estructural ya referido, al no haberse acreditado que dicha entidad persiguiera fines subversivos, y no existir tampoco certeza de que esa entidad efectivamente se encuentre vinculada a los hechos ilícitos ocurridos en la zona del lago Lleu-Lleu. Ahora, si bien fue el común denominador que los incendios fueron cometidos en sectores ribereños del lago Lleu-Lleu, y testigos refirieron ya ruido de disparos, ya presencia de cartuchos, pero diferencias de carácter temporal entre uno y otros, y el hecho que además de las se determinó que sólo en el último de los incendios ocurridos el año 2009, el que afectó la cabaña de Rafael Pincheira Santander, fueron encontrados papeles, que al decir de la víctima eran panfletitos bastante pequeños, con leyendas en mapudungun, señalando respecto del mismo hecho el testigo Luis Toledo Riquelme, que había en el camino de acceso al lugar unos papelitos de cinco centímetros que decían marrichiweu, lo que corrobora el deponente Luis Torres Molina al referir la presencia de dichos panfletos, impresos que no fueron encontrados en los restantes siniestros ocurridos ese mismo año. Respecto del incendio acaecido en abril de 2009, correspondiente al sector Coihueco, de la comuna de Contulmo, los testigos José Quintana Orellana, y su hijo Luis Quintana Cabrera, si bien refirieron la presencia de cartuchos en los alrededores, también haber indicaron haber escuchado el sonido de la alarma de la cabaña, antes de percatarse de las llamas, y haber observado rotas tanto la protección de madera de la ventanas como los vidrios, añadiendo que el lugar había sido objeto de dos robos con anterioridad, ilícitos previos que corrobora el dueño de la propiedad Pedro Celhay Schoeldermann. Circunstancia que en conjunto con las anteriores no pueden soslayarse, impidiendo construir de modo concluyente un nexo inequívoco entre todos los ilícitos, que avale su consideración como un conjunto de actos del mismo tenor delictivo, puesto que tampoco revelan un acto premeditado y tendiente a atentar en contra de una categoría o grupo determinado de personas, más aún si las tres cabañas siniestradas el año 2009, que tenían carácter recreacional y su uso era temporal, se encontraban sin moradores, según testigos y víctimas refirieron. En lo que atañe al incendio de Ranquilhue del año 2005, que afectó el patrimonio de una empresa forestal y a dos trabajadores de la misma y sus 356 familias, y fue el único en el que había personas habitando los inmuebles que fueron quemados, los que fueron sacados mediante intimidación de sus moradas, por lo que en este caso efectivamente se afectó a otros bienes jurídicos tanto la propiedad como también se puso en peligro su vida e integridad física y psíquica, sin perjuicio de que dichos bienes también son cautelados por el delito de incendio por su carácter pluriofensivo, atendido el peligro de propagación que conlleva el uso malicioso del fuego, y que como ya se indicó la norma que sanciona el incendio común ya contempla, considerando también, que en lo que respecta a la forma de comisión del ilícito, la historia fidedigna de establecimiento de la Ley 20.467, correspondiente a la última modificación de la normativa antiterrorista, dejó constancia que la eliminación de la referencia a la crueldad en la ejecución del delito en la redacción actual de la ley, obedecía a que esta circunstancia ya estaba contemplada como agravante en el Código Penal, siguiendo en esta parte concepciones modernas del derecho punitivo, de lo que se colige que no es posible entonces estimar que la crueldad en la comisión del ilícito sea lo que permite su calificación de terrorista, sin perjuicio de su consideración como agravante del delito común. Situación distinta, como ya se señaló fue la ocurrida con los siniestros que afectaron a propietarios de cabañas recreacionales en la ribera del lago Lleu-Lleu, puesto que las mismas se encontraban desocupadas, no eran habitadas permanentemente y se ubicaban lejos de sectores poblados, no existiendo peligro de propagación que previene la norma que sanciona el delito en tal caso, y así lo indicó el prevencionista de riesgos y bombero Carlos Cameron Schwaner respeto de las cabañas Aguayo-Ebensperguer. Ahora bien, en cuanto a las víctimas de los ilícitos, aún si se estimare que el grupo de cuatro propietarios, cuyos inmuebles de descanso fueron incendiadas el año 2009, y los dos trabajadores forestales y sus familias que vieron consumidas sus viviendas el 10 de noviembre del año 2005, constituyen la categoría o grupo determinado de personas que la ley describe, no es posible considerar que nos encontramos en el supuesto del artículo 1° de la Ley 18.314, puesto que ello significaría hacer coincidir el temor que el agente pretende infundir en la población o en una parte de ella, agotándolo sólo en el que sufre la víctima del delito o su grupo familiar más cercano, ello según la prueba constituida por sus propios testimonios estableció, puesto que al exigirse que el delito se cometa con la finalidad de producir en la población o en una parte de ella el temor de ser víctima de delito de la misma especie, presupuesto fundamental de toda conducta 357 terrorista, siendo el objetivo de la normativa que previene el terrorismo, sancionar los actos que produzcan un temor extendido, que afecte a lo menos a una parte de la sociedad y no es posible considerar que la legislación que previene conductas terroristas las circunscribió al miedo, dolor, o impotencia que sufre en mayor o menor medida, toda persona que ha sido víctima de un delito, el que constituye una consecuencia repudiable, pero inherente a las secuelas del delito y ya ha sido considerada por el legislador en la normativa penal que sanciona los delitos comunes. A juicio de esta sentenciadora, la prueba rendida no acreditó la efectividad de existir un temor justificado en otras personas de la población, más allá de las víctimas directas de los hechos, que permitiera colegir de ello el propósito criminal perseguido y situara en el contexto de un delito terrorista la acción incendiaria desarrollada por el agente, al no haberse rendido al efecto otros medios de convicción que los testimonios que evidenciaron la natural impresión que el delito provoca en las propias víctimas y en quienes lo presencian. No es posible constituir el temor del ofendido, en el parámetro objetivo para considerar que un delito reviste el carácter de terrorista, pues aparece obvio, ya desde el vocablo terrorismo, y más aún desde su concepto, que si bien nuestra legislación no define, y su elaboración ha correspondido a la doctrina y jurisprudencia, es más o menos aceptado que corresponden a actos de violencia extrema e insurgente, ejecutados de manera sistemática contra las personas, con desprecio por la vida, la salud, la libertad y otras garantías fundamentales de todo ser humano; para infundir terror en la población, “el terrorismo implica la comisión de crueldades sobre gente inocente e indefensa, causa un sufrimiento innecesario y un peligro inútil para vidas humanas de la población civil, se trata de un sistema de subversión del orden y la seguridad pública que, si bien en la comisión de ciertos hechos aislados puede apuntar a un Estado determinado, últimamente se caracteriza por desconocer los límites territoriales del país afectado, constituyéndose en una seria amenaza para la paz y la seguridad de la comunidad internacional 3 El objetivo principal del terrorismo es la subversión del sistema de orden y la seguridad púbica, busca socavar la estabilidad del régimen político al que ataca a fin de lograr alterar el orden constitucional o la organización jurídica del sistema 3 Corte Suprema de Justicia Argentina. Causa N°259, Arancibia Clavel, Enrique, Homicidio calificado, asociación ilícita y otros. 358 democrático. La Constitución Política de la República señala en su artículo 9 que el terrorismo, en cualquiera de sus formas es por esencia contrario a los derechos humanos, que sea la propia constitución la que establece gravísimas consecuencias que se siguen de los delitos terroristas, demuestra que existe un concepto de terrorismo que precede a la ley encargada de tipificar las conductas terroristas, ley que por tanto debe adecuarse a dicho concepto. Debe repararse en que la gravedad excepcional de dichas consecuencias establecidas en la Constitución solo pueden justificarse dentro del espíritu de esta última, en presencia de delitos que, por ser auténticamente terroristas revistan, por su parte, una gravedad también excepcional4 En otro aspecto, tampoco puede estimarse que la finalidad de los hechos cometidos lo haya sido para arrancar o inhibir resoluciones de la autoridad o imponerle exigencias, lo que dice relación con la posibilidad de que el agente junto con la comisión de los ilícitos, plantee también, el cese o la reiteración de los mismos, a modo de recompensa o amenaza, “Así por ejemplo, no cabe duda que un motín carcelario provocado con el objeto de forzar al gobierno del correspondiente país a aceptar una determinada concesión no puede ser reputado, por definición, como un acto de naturaleza terrorista” supuesto que no se condice con la prueba rendida, por lo que no resulta acreditado como finalidad perseguida por el agente en la comisión de los ilícitos acusados. Como corolario, en el entendido que el delito terrorista es atentatorio en contra del orden constitucional del Estado, que vulnera las garantías fundamentales, que nuestro ordenamiento jurídico contempla, y violenta los derechos humanos no sólo de un determinado sector sino a nivel global, es que al analizar en su conjunto los hechos acusados, no es posible estimar que las conductas desarrolladas por el agente en este caso, puedan calificarse como delitos terroristas, puesto que su entidad no excede más allá de la descripción típica que el delito de incendio común ya abarca. II.- EN CUANTO A LA CALIFICACIÓN DEL HECHO A.2 COMO HOMICIDIO SIMPLE EN GRADO DE FRUSTRADO. Acreditada ya la frustración del delito base de homicidio, que la mayoría del Tribunal estimó correspondía a la figura agravada de homicidio al fiscal contemplado en el artículo 268 ter del Código Penal, es el parecer de esta 4 Jorge Mera; Comentarios sobre la Ley 18.314, julio 1984. 359 disidente que por lo mismo resulta innecesario pronunciarse sobre los elementos que acreditan el delito base de homicidio, abocándose a exponer los argumentos que la llevan a estimar que no se logró acreditar el delito de homicidio a un fiscal del Ministerio Público en razón del ejercicio de sus funciones. Así se estima que los hechos ocurridos el día 16 de octubre del año 2008, en el sector Puerto Choque, comuna de Tirúa, y en los que resultó con lesiones de carácter leve el Fiscal Mario Elgueta Salinas se enmarcan dentro del delito de homicidio simple en grado de frustrado, conclusión a la que se arribó analizando la probanza rendida en juicio, en especial los testimonios de las víctimas del mismo, como también de los testigos presenciales, quienes de manera directa pudieron apreciar el modus operandi del delito, como también las circunstancias previas a su comisión, resultando también relevante la exposición de los peritos que expusieron en el juicio sobre elementos de su arte o ciencia, ilustrando al respecto y en definitiva, permitiendo en conjunto, obtener una visión global del modo en que ocurrieron los hechos y la subsecuente calificación jurídica de los mismos. A juicio de esta sentenciadora, la prueba rendida logró demostrar que día 15 de octubre, el fiscal del Ministerio Público junto a cuatro funcionario pertenecientes a la Policía de Investigaciones de Chile que trasportaba en calidad de pasajeros en una camioneta fiscal de color blanco, sin identificación institucional alguna, concurrieron al sector de Puerto Choque, en donde guarecidos esperaron la llegada de un destacamento de Carabineros de distintas unidades de la zona, para luego, en conjunto con aproximadamente 15 vehículos fiscales, ingresar al domicilio de José Santos Jorquera, víctima del de robo con intimidación, ocurrido aproximadamente a las 15:00 horas de ese mismo día; arribando al lugar alrededor de las 22:00 horas. Luego de efectuar allí las diligencias de rigor, hicieron abandono del mismo aproximadamente a las 00:30 del día siguiente, esto es el 16 de octubre del año 2008, en una caravana compuesta de aproximadamente diez móviles, puesto que los restantes quedaron en resguardo de la propiedad asaltada. De los vehículos institucionales que iniciaron el regreso, sólo dos correspondían a camionetas sin colores corporativos, ni logos que los identificaran, siendo una de ellas, la de color blanco, conducida por el propio fiscal Mario Elgueta Salinas, quien transportaba como pasajeros a cuatro funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile. Después de haber transitado aproximadamente tres kilómetros desde su salida, por la ruta asfaltada en dirección a la carretera principal, al doblar en una curva en 360 el sector cementerio de Puerto Choque, comuna de Tirúa, debieron detenerse por estar la vía obstruida con troncos de árboles, que intentaron ser despejados por un vehículo tipo tanqueta mowag, que encabezaba la caravana, pero que al maniobrar, produjo el corte de su correa de distribución, inmovilizándolo e impidiendo el paso de los restantes vehículos, ya que pese a que la ruta era bidireccional, además de encontrarse bloqueada por los troncos, en la vía contraria se encontraba estacionado otro vehículo, particular, de color blanco que también se vio impedido de transitar. En ese instante, cuando los vehículos detenidos habían apagado sus luces por medida de seguridad, desde un promontorio de dos metros y medio de altura aproximadamente, sujetos armados, protegidos por la vegetación del lugar y por la falta de luz natural o artificial, los atacaron mediante disparos de escopeta cuyos perdigones impactaron principalmente en el lado izquierdo de los primeros vehículos que integrando la caravana quedaron a su alcance, correspondiendo en orden de precedencia, a un vehículo tipo tanqueta mowag, una camioneta de carabineros con los colores institucionales, la camioneta marca Nissan Terrano, doble cabina, color blanco conducida por el fiscal Mario Elgueta Salinas que transportaba a los cuatro funcionarios PDI, seguida de otra camioneta que transportaba a Carabineros de la SIPOLCAR; vehículos que alcanzaron a sobrepasar una curva del camino, circunstancia que fue aprovechada por los sujetos agresores, que en número indeterminado los atacaron, quedaron los restantes vehículos más atrás y no pudiendo observar lo sucedido porque la curvatura del camino, la oscuridad reinante y la vegetación que los rodeaba se los impedía. Los hechos antes descritos se entienden acreditados con el testimonio de los testigos presenciales del hecho, algunos de ellos víctimas, quienes señalaron que los sucesos ocurrieron aproximadamente a las 00:30 horas, que la noche estaba oscura y que los árboles del montículo desde el cual les disparaban y los que se encontraban a los costados de camino les impedían la vista de sus agresores de los cuales sólo alcanzaron a vislumbrar siluetas. Así la víctima Mario Elgueta Salinas, fiscal del Ministerio Público, señaló en estrados que el día 15 de octubre de 2008, se trasladó a Cañete a efectuar diligencias administrativas, junto a dos funcionarios de la Policía de Investigaciones, José Luis López Leiva y Jorge Ogueda Fuentes en una camioneta blanca institucional del Ministerio Público que iba manejando él, porque a la camioneta de Investigaciones en la que regularmente se trasladaban cuando viajaban a ésta comuna se le había mandado a blindar los vidrios; agregando 361 también que entre las seis y siete de la tarde de ese mismo día supo de la comisión de un ilícito cometido a las tres de la tarde en el sector de Puerto Choque, el que afectó a José Santos Jorquera, por lo que decidió ir al lugar, coordinando juntarse con carabineros en dicho sector al cual se dirigió sólo en compañía de efectivos de la PDI, llegando a las 09:05 horas de la noche aproximadamente a Puerto Choque, y avanzando hasta un kilómetro y medio aproximadamente antes de la casa de José Santos Jorquera, al ver palos quemados, ya apagados como barricada, por seguridad se devolvieron a un lugar que estimaron seguro, ingresaron a un cruce del camino y se apegaron a la ladera del cerro El Flojo y allí esperaron la llegada del contingente de carabineros, en el cual se intercalaron en cuarto lugar, acción que concretó aproximadamente a las 22:00 horas, arribaron a la propiedad de la víctima en donde efectuaron las diligencias pertinentes, y se retiraron del lugar pasadas las 23:30 horas, junto a los funcionarios policiales a quienes transportaba, en la camioneta blanca ya descrita. Al salir del domicilio, lo hizo detrás de una tanqueta mowag, siendo luego adelantado por el vehículo que ocupaban los funcionarios del GOPE, y enfilando todos hacia Cañete para ir a Concepción. Luego de avanzar un kilómetro aproximadamente en una especie de subida y en una curva, en la parte del cementerio de Puerto Choque, el mowag se detuvo y enfocó dos árboles de pino que obstruían el camino, el vehículo blindado trató de avanzar y de romper la barrera, ante ello los del GOPE se bajaron y él le dijo al comisario López Leiva parece que nos van a disparar, viendo a un costado suyo un fogonazo y la luz de la escopeta, por lo que se agachó, se tiró al lado en la misma camioneta, y el vidrio del piloto estalló. Él permaneció agachado, escondido y escuchó una serie de disparos más, o al menos uno. Aseveraciones que fueron corroboradas por el funcionario de la Policía de Investigaciones José Luis López Leiva, quien en su calidad de jefe de la Fuerza de Tarea del Bío-Bío, unidad dedicada a la investigación de ilícitos cometidos en contra de particulares y empresas forestales en el sector del Lago Lleu-Lleu, ese día viajaba junto a Mario Elgueta Salinas en el asiento del copiloto, refiriendo que el 15 de octubre del año 2008 a las 6:30 a 7:00 horas, el fiscal recibió una llamada informándole que José Santos Jorquera había sido amenazado y su propiedad asaltada, ante lo cual se pidió apoyo a carabineros, pues el número de cuatro policías que lo acompañaba era muy menor para las condiciones. Acordaron juntarse con la policía uniformada en el cruce de San Ramón, entre las 21:00 a 21:30 horas. Partieron ellos antes, llegaron hasta un corte con árboles en el camino, se mantuvieron ocultos, y esperaron hasta escuchar la llegada carabineros, como el mowag, vehículo tipo 362 tanqueta venía primero, desplazó los arbustos y lograron llegar a la propiedad de Santos Jorquera. Aproximadamente a las 00:30 hrs. salieron de la propiedad, llegaron al camino asfaltado y pasaron los trozos de madera que antes fueron desplazados por el mowag, iban en tercera posición, detrás de ellos un carro del GOPE, llegaron a una curva en el sector del cementerio, vieron un camión tres cuartos pegado al cerro, avanzaron y al ver que los vehículos de adelante encendieron las luces de freno, le dijo a Elgueta que apagara las luces y fueron atacados, tomó al fiscal y lo dispuso en el pilar de la camioneta que va al medio, abrió la puerta en su totalidad para protegerse y empezaron a bajar sus colegas heridos, puesto que al reventar el vidrio del conductor ingresaron un par de impactos más a los asientos posteriores y al proteger sus rostros, los tres que iban atrás recibieron lesiones en sus manos y antebrazos; señalando también que los disparos eran hacia abajo, a dos metros y medio a cuatro metros, era muy fácil dispararles, ese sector no tenía luz artificial, estaba bastante oscuro y al repeler los ataques, la luna recién esta poniéndose a su vista. Complementó lo dicho por este testigo, la deposición de Jorge Ogueda Fuentes, funcionario de la Policía de Investigaciones que perteneció a la Fuerza de Tarea del Bío-Bío, y en ese contexto acompañó al fiscal Elgueta a la casa de Santos Jorquera el día de los hechos, al retirarse del lugar, puesto que se necesitaba luz de día para trabajar de mejor forma el sitio del suceso, se juntaron a la caravana, avanzaron unos metros y entraron al camino asfaltado; conducía el fiscal Elgueta , a su lado iba López Leiva y atrás el testigo junto a los otros dos funcionarios de la Policía de Investigaciones. Doblaron la curva pasado el cementerio, avanzaron no más de cien metros, el mowag se detuvo, la camioneta que lo seguía también e inmediatamente comenzaron a dispararles desde altura, impactando por el lado izquierdo por donde venía el Fiscal, inmediatamente un segundo impacto ingresó hacia su persona y hacia su colega Rojas, recibiendo impactos los tres ocupantes de la parte trasera de la camioneta. Al bajar del vehículo, observó hacia el frente y vió a un sujeto que disparaba una escopeta y a otro más a su costado izquierdo. Estuvieron como diez a doce minutos disparando, a no más de siete u ocho metros. Indicó también que en la caravana había trece a quince vehículos, algunos de los cuales quedaron en la casa de Santos Jorquera, añadiendo que la caravana se componía de furgones tipo mini bus, camioneta del GOPE, carro mowag, retenes móviles, todos con los colores institucionales, salvo la camioneta del fiscal y la de la SIP. Para completar la escena vivida al interior de la camioneta blanca, se contó con el testimonio de Alejandro Rojas Riffo, inspector de la PDI, miembro al igual que los anteriores policías de la denominada Fuerza de Tarea de 363 Bío-Bío, el cual señaló que el 15 de octubre de 2008, se dirigió junto a Walter Oyarce al campamento del fundo Labranza, donde alrededor de las 18:00 horas arribó Mario Elgueta Salinas, acompañado de José Luis López Leiva, en una camioneta blanca de la fiscalía que manejaba él mismo. A raíz del ataque a un lugareño, decidieron constituirse en su domicilio, dirigiéndose al lugar alrededor de las 21:00 horas, en la camioneta blanca. Se quedaron en el camino cercano a la escuela de Puerto Choque, en espera de Carabineros que llegaron en caravana encabezados por el mowag, y que estaba compuesta por aproximadamente quince vehículos corporativos, se introdujeron en ella en el sector de Puerto Choque, llegaron al domicilio de Santos Jorquera, el fiscal conversó con la víctima. Se retiraron del lugar pasada la medianoche, en caravana nuevamente, ellos en cuarto lugar, la noche era muy oscura y comenzó a salir la luna llena. Llegando a la curva del cementerio, árboles bloqueaban el camino, al detenerse en menos de un segundo comenzaron a disparar. Refirió que los disparos comenzaron por ambos costados, muchos fogonazos, vidrios quebrados, repelieron el ataque, estaba muy oscuro y entre las cortinas de árboles, salió fuego de la boca de las armas, vio varios fogonazos, desde arriba a tres o cuatro metros de distancia, no vio a las personas que los atacaron, pero estimó que eran quince sujetos o más por la calidad del ataque. Además del testimonio de los ocupantes del mencionado vehículo, se contó también con el atestado del cabo primero de carabineros Pablo Cuevas Figueroa, conductor del vehículo blindado mowag, quien señaló que el 15 de octubre en la noche se dispuso su concurrencia a Puerto Choque por el robo de un armamento a una persona que vivía en el lugar, se trasladaron hasta allí, concurriendo tres carros más la tanqueta, y tres camionetas marca Nissan y Chevrolet, desconociendo quienes iban en su interior, pero afirmando eran funcionarios de carabineros; estuvieron allí unas tres horas, haciendo abandono del lugar pasadas las 00:00 horas, siendo su vehículo el primero de la comitiva. Al enfrentar una curva con una pequeña pendiente de subida, se percató que había un pequeño vehículo blanco en el costado del camino y troncos que obstaculizaban el paso, al poner la tracción para sacar los árboles se cortó la correa del embrague, vio un fogonazo y su cabeza se hizo brusco hacia el lado, se acostó a la derecha ya que no portaba armamento, para no seguir siendo blanco, sentía en la cabina los fogonazos desde siete a diez metros, le dispararon en la cabeza, no tuvo lesión; recibió doce perdigones, pero el casco lo protegió. 364 Declaró en el mismo sentido, Jorge Pino Moreno, oficial de Carabineros, quien señaló que el día 15 de octubre del año 2008, en la noche, le pidieron ayuda para entrar a la casa de Santos Jorquera, a quien le habían sustraído armas, indicando que cuando iban saliendo del lugar, en el primer grupo iba el mowag, un vehículo de carabineros verde blanco con calabozo, una camioneta blanca de Investigaciones, en la que se trasladaba el fiscal, y que él iba en el último vehículo, único que no llevaba las luces encendidas y al que no le dispararon porque llevaba un visor nocturno que le permitía desplazarse y mantener todas las luces apagadas, sin ser visibles. La caravana la componían cuatro vehículos y más atrás seis vehículos; llegaron al sector Cementerio donde hay un nivel más alto, había varios árboles cortados que impedían el paso, y un camión tres cuartos con propaganda política con dos jóvenes y un adulto; el vehículo blindado no pudo avanzar, porque iba con problemas de tracción, al frenar se asomó un sargento de la tanqueta, la camioneta de carabineros que la seguía pisó el freno y comenzaron los disparos desde la izquierda hacia el mowag, la camioneta verde blanca, a la blanca y a la suya que venía más atrás como medida de resguardo, el chofer le informó desde donde eran los disparos y le pasaron el visor nocturno, logrando ver la silueta de una persona que disparaba hacia abajo al furgón, se pasaban escopetas y volvían a disparar, vio siluetas de cuatro a cinco personas aproximadamente unos veinte a treinta metros, la distancia que tiene el largo de cuatro vehículos. Explicó que vio disparar a dos personas, que la noche era bastante oscura, que observó disparos sólo del costado izquierdo del camino y sintió disparos a su espalda, metros más atrás. El ataque fue corto no duró más de un minuto, estimando dispararon diez a doce veces contra cada camioneta. Complemento de lo anterior, fue la declaración del carabinero Eladio Quiroz Silva, quien indicó que el día 15 de octubre del año 2008, se le indicó que debía juntarse con funcionarios que venían de Cañete, en la ruta P-70, para acompañar al fiscal al sitio del suceso que describe como el camping de Santos Jorquera, en donde los funcionarios del GOPE aseguraron el lugar, describió la noche como oscura, sin luz artificial, sólo el visor nocturno les permitía ver, estuvieron allí dos horas aproximadamente, luego el comisario ordenó la salida, el mowag iba primero, después el vehículo del testigo, detrás la camioneta del fiscal con los funcionarios de Investigaciones, salieron del lugar, avanzaron lenta y cuidadosamente, hasta que luego de avanzar tres a cuatro kilómetros llegaron al lugar del ataque, escuchó disparos de armamento automático, avanzaron más y observó árboles que obstaculizaban el camino, el mowag quedó en pana, por lo que trataron de pasar por el lado y no pudieron 365 porque a un costado había un camión tres cuartos estacionado. Al costado izquierdo de la ruta, en el mismo sentido que ellos iban, se empezaron a escuchar disparos, el ataque comenzó por atrás, no se bajó con el primer disparo, los sintió por atrás y fue a dar cobertura, se bajó y al dar tres a cuatro pasos sintió el primer impacto sufriendo lesiones graves; escuchó ruidos de escopeta de varios lugares, todos del lado izquierdo, el vehículo en que viajaba sufrió rotura del parabrisas delantero, vidrio del conductor y daños marcados. La parte trasera del vehículo en que viajaba daba al vehículo en que viajaba Mario Elgueta Salinas, al ir atrás no se percató que estuvieran disparando a ese vehículo. Declaró también Marcelo Sáez Rebolledo, quien señaló en la parte pertinente, que luego de salir de la casa de José Santos Jorquera, el fiscal iba en la mitad del grupo, por el camino de ripio que conduce al camino de asfalto, al llegar al cementerio, el primer vehículo indicó que el camino se encontraba bloqueado, allí comenzó un ataque desde el lado del conductor lado poniente, desde la parte superior hacia el camino. Añadió que sólo vió destellos de escopeta, por la oscuridad y los árboles del lugar y que los sujetos estaban muy bien parapetados, no quiso disparar porque adelante estaban los funcionarios de la PDI y podía impactarlos. Al ser contrainterrogado señaló el orden en que la noche del 15 al 16 de octubre de 2008, iban los vehículos de la caravana: él en una camioneta de color rojo, delante iba una camioneta blanca, delante un vehículo policial y encabezaba la columna la tanqueta; se trataba de un sector rural, la noche estaba relativamente oscura, él no pudo ver a los atacantes, desde afuera hacia adentro no se podía ver el rostro de quienes iban dentro de la camioneta, porque circulaban con las luces interiores apagadas, sin embargo estimó que las luces del vehículo posterior iluminaban al vehículo que lo antecedía, añadiendo que las camionetas no tenía distintivos. Indicó también al ser contrainterrogado, que la familia Santos Jorquera tenía dos camionetas marca Chevrolet y la SIP de Arauco tenía una camioneta blanca. Depuso igualmente, entregando su visión de los hechos, el testigo Nicanor Pilquiman Millahual, lugareño del sector, quien señaló que el 15 de octubre de 2008, cuando lo iban a dejar a su casa, en un camión tres cuartos blanco doble cabina, en el que hacía campaña para un concejal, antes de llegar al cementerio de Puerto Choque, se dieron cuenta que había un pino botado en medio del camino, quisieron dar la vuelta en u y se dieron cuenta que atrás venían los carabineros; a quienes comenzaron a balear con escopeta de los lados del camino, por unos quince a veinte minutos. 366 Se contó también con la exposición del perito balístico Carlos Navarrete Maldonado, quien realizó pericias a los tacos de cartuchos, perdigones y vainillas encontradas en el sitio del suceso, asimismo perició seis de los ocho vehículos impactados por proyectiles balísticos que conformaban la caravana atacada, fijando las muescas que presentaban cinco de ellos, las que estimó concordantes con disparos de escopetas, e impactos de perdigones. Estableció el orden de formación de los vehículos en la caravana en base al testimonio de los carabineros y ocupantes de los mismos que recordaban cual era el vehículo que los antecedía. Expuso al Tribunal que por la dispersión de los perdigones pudo determinar que los disparos se efectuaron a una distancia de ocho metros los más cercanos y los más distantes alrededor de veinticinco metros, la mayoría de izquierda a derecha, tomando el lado del conductor como izquierda, especificando que las armas disparadas pudieron ser seis de un cañón o tres de dos cañones, que el carro mowag recibió un impacto a ocho metros, dio a la carrocería y al casco que protegía la cabeza del conductor; el segundo vehículo, Z-4261, recibió seis impactos entre los ocho y veinte metros y a continuación la camioneta ocupada por el fiscal que recibió tres impactos perpendiculares, a ocho metros aproximadamente, que dieron de lleno, estimando que el tirador estaba frente al costado de la camioneta, a la cual seguía otro vehículo que no fue impactado junto con el quinto; el sexto vehículo, el Z-599, recibió también un impacto de adelante hacia atrás, pudiendo ser uno de los mismos tiradores que dio a la camioneta del fiscal, cerraban la caravana dos vehículos Z-3347 y Z-4251, que recibieron dos y un impacto respectivamente, a una distancia mayor de veinticinco metros desde la boca del cañón al vehículo impactado. Respecto de las lesiones sufridas por las víctimas, expuso el médico cirujano, Juan Zuchel Matamala, tanatólogo clínico del Servicio Médico legal, quien señaló haber examinado con fecha seis de enero del año dos mil nueve a Mario Elgueta Salinas, quien le manifestó haber sido herido con arma de fuego en la madrugada del 16 de octubre del año dos mil ocho, siendo atendido en esa oportunidad en el hospital de Cañete, cuyo comprobante de atención indicaba lesión en dorso de la mano derecha y al diagnóstico. Presentaba al examen una lesión puntiforme en la mano derecha, la que calificó de lesión leve sin secuelas, y que sanó en cinco a siete días, indicando el paciente no haber dejado de trabajar por ello, añadiendo al ser contrainterrogado que las lesiones indicaban que los disparos fueron de izquierda a derecha. 367 Declaró también el Testigo con Reserva de Identidad N°26, quien en lo pertinente indicó luego de un enfrentamiento con carabineros, ocurrido el día 15 de octubre al mediodía, se recogieron al cerro, y El negro cuyo apellido era Llaitul, conversó con el grupo que iba a andar el fiscal Elgueta, no sabiendo el testigo porqué. Cerca de las tres de la tarde, mientras él y Carlos o Cayo esperaban en un cerro, el Señor negro y su gente fueron a la casa de Santos Jorquera, luego de quince a veinte minutos volvieron con dos escopetas simples, antiguas, y cuatro celulares, mencionando que había que dirigirse al cerro porque iba a andar el fiscal y había que ir a darle al fiscal, explicando luego que dicha expresión significa dispararle al fiscal Elgueta. Añadió que después en la tarde, El negro se juntó con su gente con dirección al cementerio, sector Choque, para esperar la comitiva de Carabineros y el fiscal Elgueta, lo que El negro sabía porque lo llamaron y que más o menos como a las nueve, hubo un enfrentamiento con Elgueta. Señaló que se dividieron en dos grupos, se ubicaron uno en el sector del cementerio y el otro hacia el sector Choque; en el primero estaban Llaitul y El trintre, en el otro estaban Huenuche, Ramón Llanquileo, Nino y El ratón. El Señor negro dividió el grupo, estaban todos armados con escopetas simples y recortadas, andaban trayendo una filmadora, portada por El trintre, aunque llegado éste al lugar no sabe quien la tomó. Indicó también, que después que dividieron el grupo, llegó una tanqueta al lugar, y alrededor de cuarenta vehículos. El testigo estaba retirado, a cuarenta metros del primer grupo con Carlos Muñoz o Cayo y Juan Parra. Señaló que ya a esa hora no se veía, eran entre las nueve y diez, estaba oscuro, que escuchó la tanqueta, después unos tiros del primer grupo, el de Ramón Llanquileo, dirigido hacia el sector Choque, del lago o lado sur; el segundo grupo disparó después que llegó la comitiva cerca del cementerio, ahí se armó el ataque al fiscal. No sabe quien ordenó disparar, no vió quien dio la orden porque no se escuchaba, pero del grupo que estaba cerca de él empezó el tiroteo, llegó hasta el lugar del cementerio después, empezó de arriba para abajo, de sur a norte. Explicó que él estaba mirando solamente, después que empezó el tiroteo, se arrancó en dirección al colegio de Choque, hacia en una casa abandonada en donde habían acordado juntarse. La prueba que se ha detallado, permite constatar que los vehículos que conformaban la caravana pertenecían casi en su totalidad a la policía uniformada, dentro de la cual se incorporó la camioneta blanca institucional que conducía Mario Elgueta Salinas, por cuanto según indicó el mismo fiscal y confirmaron los testigos López Leiva y Rojas Riffo, al ingresar al sector de Puerto Choque lo hizo sólo con los cuatro funcionarios de la Policía de Investigaciones que lo 368 acompañaban, en espera del contingente de Carabineros que arribó al lugar aproximadamente una hora más tarde, incorporándose con su vehículo en cuarto lugar de la caravana, para llegar al domicilio de Santos Jorquera del cual salió horas más tarde en tercer lugar, luego que otro vehículo lo adelantara y sin que se hubiese planteado entre ese vehículo y los restantes un orden preestablecido, por lo que al enfilar hacia la salida a la carretera y avanzar por aproximadamente tres kilómetros, bien pudo alterarse la disposición de los mismos, puesto que la ruta era bidireccional. Si bien parece evidente que los troncos que les obstruyeron el paso pretendían justamente detener la caravana, no parece del mismo modo, que se pudiera prever que sería precisamente la camioneta blanca en la que se trasladaba el fiscal, la que quedaría justamente frente al montículo desde el cual se protegieron los tiradores y que enfrentaba de manera perpendicular a ese vehículo. Tampoco pudieron contar los delincuentes con el hecho fortuito del corte de la correa de distribución de la tanqueta, la que por su envergadura era utilizada frecuentemente para deshacer barricadas en el sector, hecho circunstancial que agravó la situación ya que de un avance lento pasaron a la detención total facilitando la acción de los tiradores. Si bien se pudo presagiar que doblando la curva sólo una parte de los vehículos de la caravana quedaría atrapado, a merced de su campo de tiro, y separado de los restantes, no parece del mismo modo predecible que la camioneta blanca sería precisamente uno de ellos. Luego del delito cometido el delito de robo con intimidación en contra de Santos Jorquera a las tres de la tarde, concurrieren al lugar efectivos policiales a tomar conocimiento de lo sucedido; pero por lo avanzado de la hora en que efectivamente eso se concretó, siendo ya de noche, difícilmente pudieron percatarse de mayores detalles de los vehículos, de sus pasajeros y conductores, más allá de que se trataba de un contingente policial de carabineros, puesto que se trataba de un sector rural que carecía de luz natural o artificial, y si bien el ruido de la tanqueta delató a los vehículos al ingresar al sector, sumado a que ya en la propiedad de Santos Jorquera, su perímetro fue asegurado, al decir de los carabineros, entendiéndose por tal expresión que fueron revisados los alrededores a fin de mantener un cierto nivel de seguridad mientras desarrollaban diligencias al interior, y por lo mismo los eventuales observadores que pudieren estar al acecho de los que ingresaron, no pudieron hacerlo a corta distancia, como tampoco en condiciones de visibilidad que les permitiera distinguir al fiscal Mario Elgueta de los otros funcionarios que vestían de civil y que lo acompañaban, ni individualizar la condición de conductor del vehículo en que viajaba, el cual es referido como la camioneta de Investigaciones incluso por los 369 mismos testigos del hecho, entre ellos, Jorge Pino Moreno y Marcelo Sáez Rebolledo, al referir el primero el orden de prelación de los vehículos que componían la caravana, y el segundo al referir que no quiso disparar porque adelante suyo iba la camioneta de Investigaciones y podía impactarla, apreciación que el lugareño Nicanor Pilquiman Millahual, compartió al referir que a los carabineros los estaban baleando con escopeta. Las condiciones de visibilidad imperantes eran las mismas para atacantes que para los atacados; en ese contexto llegaron al camino asfaltado que une Puerto Choque con la carretera, asimismo, la oscuridad y la vegetación circundantes impedían ver a los tiradores, más allá de sus siluetas, según refirieron la casi totalidad de los testigos aún contando con visor nocturno, según indicaron a éste respecto los testigos Jorge Pino Moreno y Eladio Quiroz Silva, lo que permite concluir que ese mismo efecto se producía para los francotiradores que disparaban al grupo de vehículos, y permitió observar el destello de los disparos que les efectuaban, según refirieron los testigos Alejandro Rojas Riffo, quien indicó que estaba muy oscuro y entre cortinas de árboles salió fuego de la boca de las armas y vió varios fogonazos; y Pablo Cuevas Figueroa, conductor del mowag, quien también refirió haber visto un fogonazo. Respecto de la intencionalidad homicida respecto de la víctima Mario Elgueta Salinas, si bien éste refirió sucesos pretéritos que asoció a eventuales planes en su contra, y que le habrían comentado su mujer y el General Bernales, fallecido el año 2008, esas afirmaciones no fueron corroboradas más allá de sus propios dichos, y no le impidieron continuar con normalidad el desarrollo de su labor, así el día de los hechos, en el que se había producido un ataque a Carabineros al mediodía y a las tres de la tarde, un delito de robo con intimidación a un lugareño, fue al sitio del suceso ubicado en Puerto Choque, manejando su vehículo en compañía de los cuatro funcionarios policiales que el mismo transportaba y sin mayor resguardo que la oscuridad, esperó a un costado del cerro el Flojo, la llegada del contingente de carabineros que posteriormente lo acompañó hasta el domicilio de Santos Jorquera. Llama la atención este último hecho, conocido a través de los dichos de la misma víctima y de sus acompañantes, José Luis López Leiva y Alejandro Rojas Riffo, puesto que si se sabía de su presencia en el sector porque sus atacantes estaban informados previamente de ello y su fin era dar muerte al fiscal, al haberse detenido a esperar durante una hora al contingente de carabineros en un cruce, al costado de cerro El Flojo, sitios que constituyen puntos geográficos constantemente 370 mencionados en la prueba rendida para ubicar la presencia de los acusados, en dicha ubicación quedó a merced de los atacantes, apreciación que refuerza la conclusión respecto a que los atacantes no tuvieron conocimiento de su presencia en el lugar, ni tampoco de su calidad de ocupante o conductor del vehículo banco. Por su parte, el testigo protegido N° 26 señaló que el señor negro como denominó a Héctor Llaitul, sabía que vendría el fiscal al lugar, por una llamada telefónica recibida a las tres de la tarde, horario en que ni aún el propio Elgueta sabía que concurriría, puesto que no tomó conocimiento, sino hasta las seis de la tarde de ese día, de los hechos ocurridos en el domicilio de Santos Jorquera, según él mismo refirió en estrados y fue corroborado por los funcionarios policiales que lo acompañaban. Indicó también el testigo N°26 que Llaitul dijo en la tarde de ese día “hay que darle al fiscal” lo que significaba había que dispararle al fiscal, agregando que el ataque ocurrió a las nueve de la noche, en circunstancias que todos los testigos que se han referido al horario en que ocurrieron los hechos, indicaron que fue alrededor de las 00:30 horas del día siguiente; señaló también que los vehículos que componían la caravana eran alrededor de cuarenta, número significativamente superior al que los restantes testigos indicaron y que en total no sobrepasaba los quince. Al situarse en el lugar del suceso, indicó que observaba los hechos a una distancia de cuarenta metros de los tiradores, pudiendo ver que los grupos se dividieron, quienes eran sus componentes y como dispararon, pero por la oscuridad la noche, carente de luz natural o artificial, que refieren la mayoría de los testigos, es improbable que a esa distancia se pudiera haber percatado de tales detalles. Inconsistencias que en su conjunto impiden afianzar en este testimonio la convicción de la presencia del fiscal en el lugar se conocía por los atacantes. Se suma a lo anterior, al considerar la consistencia de sus declaraciones, el haberse admitido por el mismo testigo protegido que con anterioridad al juicio faltó a la verdad en algunos aspectos que detalló, los que dicen relación con la identidad de los partícipes del delito cuyos nombres reveló, así indicó que si bien involucró a los acusados Carlos Muñoz Huenuman, a Segundo Ñeguey Ñeguey y a su hijo Richard ya fallecido, eso no era verdad y que lo hizo porque, le dijeron que le habían tomado las huellas y metieron al Carlos Muñoz, pero no era verdad, que les dijo, en referencia a sus interrogadores, que había participado por temor, que él les decía que sí, y firmó la declaración aún cuando lo que allí salía no era verdad, como también que ante la policía sindicó a un partícipe que ante el Ministerio Público no nombró, aspectos que revelan inconsistencias entre lo que 371 declaró ante una y otra institución; reflejan que son acomodaticias a las preguntas de interrogador, y en definitiva llevan a considerarlas poco fiables para formar convencimiento. En otro aspecto, el testimonio que entregó en circuito cerrado por su calidad de protegido, entrecortado al inicio, apremiado por la referencia a sus declaraciones anteriores prestadas en sede fiscal, que al serle recordadas hizo innecesario refrescar su memoria, compeliéndole a declarar, según refleja la pista de audio 101207-01, lo que unido al hecho de que por su calidad de testigo con reserva de identidad, en el marco de una investigación por delito terrorista, cuya seguridad el artículo 18 de la Ley 18.314 cautela, y que a pesar de ordenar en forma expresa a la vez que en ningún caso su declaración podrá ser recibida e introducida al juicio sin que la defensa haya podido ejercer su derecho a contrainterrogarlo, fue ésta una facultad que se vio restringida, toda vez que existía latente con cada pregunta, el peligro de que algunas de las respuestas pudieren revelar su identidad, quedando en definitiva la protección legal que le asistía sólo en letra muerta, ante esa disyuntiva y en cumplimiento del mandato legal, se debió acoger la objeción de preguntas que planteó el acusador, situación que en la práctica impidió el libre ejercicio del contrainterrogatorio por las respectivas defensas. Las objeciones descritas a éste testimonio se agravan al inferirse de su propio relato y también de testimonios de funcionarios policiales que participaron en la investigación de estos hechos, entre ellos los funcionarios de la Policía de Investigaciones José Luis López Leiva y Alfredo Espinoza Ugarte, que el testigo con reserva de identidad N°26 era uno más de los imputados por los hechos y fue detenido en el curso de la investigación de los mismos, y que en dicha calidad, habría manifestado su voluntad de declarar y prestar colaboración, dándosele posteriormente la calidad y protección de testigo, lo cual rebaja su mérito probatorio, puesto que resultó evidente que no fue acusado por los hechos materia del juicio, aún cuando de su mismo relato aparece situado de igual manera que otros imputados que si lo fueron, tal como Carlos Muñoz Huenuman, siendo plausible concluir que al prestar declaración obtuvo una ganancia o beneficio relevante, restando credibilidad de la declaración obtenida. No puede soslayarse finalmente, que tanto respecto de este testigo, como también de otros, primitivamente imputados, se informó repetidamente, por los policías que los interrogaron, que encontrándose plenamente informados de sus derechos, accedieron a declarar, pero lo que llama la atención es que dichos 372 funcionarios indicaron que los imputados lo hicieron negándose a contar con un abogado defensor que los asistiera, porque tenían temor de que a través de los defensores se conocieran sus identidades, tal afirmación, aún respecto de imputados de la etnia mapuche, que han manifestado públicamente su desconfianza respecto de nuestros sistemas judiciales, igualmente merece dudas, puesto que como ordena el artículo 102 del Código Procesal Penal, desde la primera actuación del procedimiento, el imputado tendrá derecho a designar uno o más defensores de su confianza, si no lo tuviere el ministerio público solicitará que se le nombre un defensor penal público; en virtud de ello, al entregar esa información los policías, introducen la duda respecto a los procedimientos empleados, puesto que implica sostener que se tuvo mayor confianza de las policías y el Ministerio Público que de la Defensa técnica con la que pudieron haber contado y elegido libremente, lo lleva a plantearse interrogantes respecto a si efectivamente se respetaron o no las garantías procesales que asisten a todo imputado y en definitiva si éstos tuvieron claridad acerca de sus derechos cuando declararon; como también del valor probatorio de una declaración prestada en esas condiciones, puesto que las formalidades procesales que la ley ordena cumplir no son sino la exteriorización del acatamiento de requisitos que garantizan derechos fundamentales. Se estima entonces, que la prueba rendida permite sostener que la acción de disparar sobre los vehículos en que conformaban la caravana de vehículos, tenía por finalidad inhabilitar a los conductores de los mismos, pudiendo el actor prever que la muerte de los choferes sería la consecuencia irremediable de su actuar, cometiendo por ende homicidio con dolo directo, sin que tenga relevancia que haya deseado o no el resultado fatal5 Así dan cuenta los testimonios de los funcionarios de carabineros, Pablo Cuevas Figueroa, conductor del vehículo mowag o tanqueta, que encabezaba la caravana y que vió un fogonazo y sintió su cabeza protegida con un casco moverse brusco hacia el lado por la fuerza del impacto en él, agregando que si bien le dispararon a la cabeza no tuvo lesión. Corrobora la apreciación anterior el relato de los ocupantes de la camioneta blanca, puesto que todos señalan que es el vidrio del piloto el que estalla con los disparos; Eladio Quiroz Silva, refirió que escuchó ruidos de escopeta de varios lugares, todos del lado izquierdo, el vehículo en que viajaba sufrió rotura del parabrisas delantero, vidrio del conductor y daños marcados; a su vez, el testigo 5 El homicidio y sus figuras penales. Mario Garrido Montt, página 61 373 Jorge Pino Moreno señaló que los disparos comenzaron desde la izquierda hacia el mowag cuando éste se detuvo, en el mismo sentido Marcelo Sáez Rebolledo señaló que cuando el primer vehículo indicó que el camino se encontraba bloqueado, allí comenzó el ataque desde el lado del conductor. Por su parte, el perito balístico Carlos Navarrete Figueroa indicó que los tres disparos que la camioneta blanca recibió fueron dirigidos hacia el conductor, corroborado a su vez por la perito Karina Cabezas Gatica, quien indicó que en el lado izquierdo y en la zona del conductor de los vehículos se encuentran la mayor cantidad de impactos, indicando también la perito fotógrafa Ernestina Concha Díaz, que los impactos se encontraban en el lado izquierdo. Expuso el perito Navarrete Figueroa que por la dispersión de los perdigones pudo determinar que los disparos se efectuaron a una distancia de ocho metros los más cercanos y los más distantes alrededor de veinticinco metros, la mayoría de izquierda a derecha, tomando el lado del conductor como izquierda, especificando que las armas disparadas pudieron ser seis de un cañón o tres de dos cañones, el carro mowag recibió un impacto a ocho metros, dio a la carrocería y al casco que protegía la cabeza del conductor, el segundo vehículo identificado, el Z-4261, recibió seis impactos entre los ocho y veinte metros, a continuación la camioneta ocupada por el fiscal que recibió tres impactos que son perpendiculares, a ocho metros aproximadamente, que dan de lleno, el tirador estaba frente al costado de la camioneta, lo sigue otro vehículo que no fue impactado junto con el quinto, el sexto vehículo, el Z-599, recibió también un impacto de adelante hacia atrás, pudiendo ser uno de los mismos tiradores que dio a la camioneta del fiscal, cerraban la caravana dos vehículos Z-3347 y Z-4251, que recibieron dos y un impacto cada uno, respectivamente, a una distancia mayor, veinticinco metros desde la boca del cañón al vehículo impactado, agregando el médico Juan Zuchel Matamala que atendidas las heridas de las víctimas que examinó, los disparos provenían del lado izquierdo. Por su parte, del relato de los testigos presenciales de los hechos, se obtuvo la información respecto a que el día de los hechos, había en la caravana dos camionetas sin logo institucional, una de las cuales conducía Elgueta, como también a través de lo declarado por el testigo Sáez Rebolledo, que la víctima José Santos Jorquera, poseía dos camionetas marca Chevrolet, y que la SIP de Arauco tenía una camioneta blanca. Respecto de la afirmación del persecutor respecto a que los atacantes tendrían conocimiento previo del vehículo que manejaba el fiscal Elgueta, debe 374 señalarse que la pista N°345, introducida por Luis López Leiva, refiere una conversación telefónica relativa a la presencia de una camioneta blanca en el sector, en fecha no determinada, y en ella uno de los interlocutores responde la inquietud del otro respecto a si quienes sacaban fotos eran policías, contestándole el otro que no, que estaba registrada pues correspondía a una empresa de levantamiento fotográfico, audio que si bien da cuenta del hecho se tenía vigilado el entorno, no atribuye dicho vehículo al Ministerio Público, ni a que el fiscal manejara un vehículo de similares características, menos aún hace alusión a algún conocimiento o antecedentes a ese respecto, esto es que un fiscal maneje la camioneta en que transporta a policías y no a la inversa, debiendo considerarse por máximas de experiencia que los vehículos tipo camioneta de color blanco, no son exclusivas, ni identifican a ninguna institución, como también que para poder observar dichas circunstancias debe haber luz y finalmente se obtiene de dicho audio, que quienes refieren la información vía telefónica estimaban como policías a las personas sin uniforme, que estaban sacando fotos, en los alrededores, pero en ningún caso dan cuenta de un conocimiento previo de la camioneta fiscal con las características de la que era conducida por Mario Elgueta Salinas, como tampoco de la función de conductor que él desempeñaba, destacándose además que tanto él como el testigo López Leiva refirieron que ese día 15 de octubre, coincidentemente, se habían mandado a blindar los vidrios de la camioneta de Investigaciones en la que los policías viajaban y como debieron igualmente trasladarse a Cañete a efectuar diligencias administrativas, lo que hicieron en el vehículo del Ministerio Público que condujo el fiscal. En este orden de ideas, se estima que los hechos descritos en la acusación constituyen el delito de homicidio simple, descrito y sancionado en el artículo 391 N°2 del Código Penal, en carácter de frustrado, puesto que el agente puso de su parte todo lo necesario para que el delito se consumara y ello no se verificó por causas independientes de su voluntad. Considerándose que la prueba rendida así lo ha corroborado, por cuanto la exigencia de conocimiento de la investidura de Fiscal del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones que la norma penal que sanciona el homicidio de dicho funcionario contempla, emana de la descripción del tipo penal que al sancionar más gravemente el homicidio en atención al sujeto pasivo del delito, demanda un conocimiento específico de tal elemento, hacia quien se dirige la acción que tipifica. 375 Conforme lo expresado el profesor Labatut, 6 la autoridad pública, en cuanto tal, está expuesta a ser víctima de delitos que menoscaben su dignidad o pongan en peligro la persona de sus representantes. El dolo en el delito de atentado a la autoridad, simplemente debe ir dirigido a entrabar o impedir la acción de la autoridad en el desempeño legítimo de su cargo, lo cual supone conocimiento en el autor de la calidad de empleado público del ofendido y de la legalidad de su actuación funcionaria, añadiendo que el delito es formal, por cuanto se perfecciona por la sola ejecución de las figuras descritas en el tipo Por su parte, el mensaje que introdujo al título VI del Código Penal, el párrafo 1 bis, y la figura penal de homicidio a un fiscal del Ministerio Público, y que antes de la modificación legal sólo contemplaba de manera genérica los atentados en contra de la autoridad, dejó establecido que la reforma procesal penal al haber introducido el juicio oral y público, planteó problemas hasta ese momento desconocidos para la seguridad personal de los intervinientes, en especial fiscal y defensores, razón por la cual se estimó que las figuras penales contempladas en los artículos 261 y 262 del código punitivo resultaban insuficientes, lo que se entendió quedaba también de manifiesto al compararlas con las penas más graves que se imponían a conductas similares que pudieren afectar a miembros de las policía. Señaló asimismo, que los bienes protegidos eran el principio de autoridad y la protección a la vida e integridad corporal de los agentes del Estado, no apareciendo lógico para el legislador que existiera disparidad en la construcción de los tipos y en la cuantía de las penas con que se castigaban los atentados. La mencionada iniciativa tuvo por objeto establecer normas especiales tendientes a sancionar en forma más severa los atentados contra fiscales del Ministerio Público y defensores penales públicos, cuando son víctimas de esas conductas mientras se encuentran en ejercicio de sus funciones, puesto que la seguridad de dichos funcionarios públicos, que diariamente asisten a las audiencias en los tribunales debía constituir una preocupación primordial del legislador. Se estimó entonces que los principios de oralidad y de la publicidad de las audiencias permiten que en la mayoría de los casos las familias de las víctimas y de los eventuales victimarios se vean enfrentadas en una misma sala y en repetidas audiencias. 7 6 Gustavo Labatut. .Derecho Penal. Tomo II, 7º Edición, página 98. 7 Extracto. Biblioteca del Congreso Nacional. Historia de la Ley 20.236; 27 de diciembre de 2007. Páginas 4,5y 54. 376 Introducida la norma del artículo 268 ter, la cual prescribe: “El que mate a un fiscal del ministerio Público o aun defensor penal público en ejercicio de sus funciones, será castigado con la pena de presidio mayor en su grado máximo a presidio perpetuo calificado.” Nos encontramos frente a una figura agravada de homicidio, expresión con la cual se pretende individualizar figuras de homicidio en las cuales la concurrencia de una circunstancia, que generalmente coincide con una circunstancia agravante de responsabilidad, (en este caso, bien pudiere contenerse en la contemplada en el artículo 12 N°18, esto es, ejecutar el hecho con ofensa o desprecio del respeto que por la dignidad o autoridad mereciere el ofendido) aumentando en buena parte el desvalor general que el legislador reconoció a la acción de matar a otro, a tal extremo que llegó a crear para sancionarlo una figura diversa a la del homicidio simple. 8 Atendido lo reciente de la norma que tipifica la conducta que da muerte al fiscal del Ministerio Publico en razón del ejercicio de sus funciones, su análisis no ha sido desarrollado mayormente en la doctrina y jurisprudencia nacionales, sin perjuicio de ello, en cuanto a análisis del dolo del sujeto activo en relación al sujeto pasivo, se estima posible asimilarlo a la figura del parricidio, pues al respecto se comparten las interrogantes que la norma contempla, así una de ellas emana del dolo del agente, el cual no se satisface en este caso con el hecho de que el actor sepa que con su acción priva de la vida a una persona, ya que por la redacción de la norma al incluir la exigencia relativa a que la muerte debe ser provocada en el ejercicio de sus funciones, entendemos exige que este sepa que la persona en contra de quien se ejecuta la acción homicida, es un fiscal del Ministerio público, si falta dicho conocimiento habrá homicidio simple y no la figura calificada. Así el delincuente que quiere cometer el delito de homicidio, pero ignora que la víctima es un fiscal del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones, lo mata, si bien se da el tipo objetivo que la norma especial contempla, pero no concurre el tipo subjetivo, pues el autor de la muerte creía que la víctima era un extraño. En el entendido que no basta sólo que se acredite que el sujeto pasivo del delito era un fiscal del Ministerio Público, a quien se da muerte en ejercicio de sus funciones, sino que es necesario, que se compruebe que dolo del autor, sea precisamente el de dar muerte al fiscal y no a otra persona, cualquiera sea esta, para lo cual será necesario que se establezca que autor del delito tenía un conocimiento cierto de ello, razón por la cual se descarta la posibilidad de que el delito en cuestión se configure cuando hay duda o ignorancia al respecto. 8 Mario Garrido Montt. El homicidio y sus figuras penales. Co-edición Duchi Ltda y Ediciones Encina. Página 135. 377 Por otra parte, el delincuente que pretende atentar en contra la vida de un tercero extraño, pero en el hecho resulta como víctima un Fiscal del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones, agrega a su proceder una circunstancia adicional que no estaba en su mente cuando se representó el delito, esto es la calidad de empleado público, específicamente, la de Fiscal que detenta el sujeto pasivo, si bien quería matar, lo deseaba respecto de una persona distinta. Dicha circunstancia, distinta a la voluntad del agente no puede ser considerada por mandato expreso del artículo 1 del Código Penal, que establece en su inciso final: “El que cometiere un delito será responsable de él e incurrirá en la pena que la ley señale, aunque el mal recaiga sobre persona distinta de aquella a quien se proponía ofender, pero agrega que en tal caso, no se tomarán en consideración las circunstancias, no conocidas por el delincuente, que agravarían su responsabilidad; pero sí aquellas que la atenúen” A este respecto, el profesor Politoff señala que “esta regla es importante, no sólo con respecto a circunstancias modificatorias de responsabilidad, sino también respecto de los delitos en que la persona objeto de la acción del delito es portadora de características que son básicas para la clase de mal en que consiste determinado tipo de injusto, por ejemplo la relación de parentesco en el parricidio. En efecto, en la sesión 116 de la Comisión redactora se hizo constar expresamente que al hablar de “circunstancias no conocidas del delincuente” se tenían en vista situaciones como las de alguien que creyendo matar a un extraño mata a su padre. Se sigue de lo dicho que cuando la ley usa la expresión “circunstancias” no alude necesariamente a aquellas enumeradas en los artículos 11,12 y 13 del Código Penal, sino también a algunas que puedan estar injertadas en la descripción típica. 9 La persona como norma general no integra el tipo penal, por ello el error a su respecto no repercute en el tipo penal, no obstante a veces puede tener trascendencia. Corresponde distinguir entre el simple sujeto pasivo del delito y cuando además, ese sujeto es el objeto de la acción, o sea cuando la actividad del actor recae materialmente sobre la corporeidad física de la víctima. II La situación puede variar cuando la persona es el objeto material de la acción, como sucede con los delitos de homicidio. El problema se suscita cuando conforme al tipo, dicha intercambiabilidad no es posible, como acontece con algunos delitos especiales. En nuestra legislación la solución la da el inciso final del artículo 1° del Código Penal: el sujeto debe ser castigado como autor de 9 Sergio Politoff Lifschitz. Derecho Penal; Editorial Cono Sur Lexis Nexis Chile; página 353 y sgtes. 378 homicidio simple. La norma general es, entonces, que el error en cuanto a la persona del sujeto pasivo es irrelevante para los efectos del tipo, a menos que dicho error afecte a uno de sus elementos, como pasa cuando el sujeto pasivo es al mismo tiempo el objeto material de la acción, y además se exige una condición especial de calificación para ser sujeto pasivo (parentesco, minoridad de edad, ser funcionario público, etc.)10 Finalmente, habida consideración que en base a la prueba rendida no ha podido demostrar que los atacantes tenían la conciencia e intención de matar a un fiscal del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones, ni se lo representaron como posible aceptando dicha consecuencia, puesto que cuando dispararon lo hicieron a la caravana de vehículos y a sus conductores, sin que se hubiere demostrado que su dolo era efectivamente el de matar a dicho funcionario público, por lo que nos encontramos fuera de la tipificación del delito que sanciona la muerte del fiscal, y dentro de la norma que sanciona al homicidio simple. III.- EN CUANTO A LA PARTICIPACIÓN DE LOS ACUSADOS: La prueba rendida en relación a la participación de los acusados en los delitos de robo con intimidación y homicidio frustrado, sin perjuicio de otras probanzas que se orientan a reforzarlas, se asienta en tres pilares constituidos primeramente por la declaración del testigo protegido N°16, el testimonio de oídas de los funcionarios policiales que recibieron la declaración del imputado Jonathan Huillical Méndez y el análisis de las escuchas telefónicas de los teléfonos celulares que se atribuyen a los imputados; las que se analizan a continuación: A. DECLARACIÓN DEL TESTIGO CON RESERVA DE IDENTIDAD N°26: En primer lugar y como ya se refirió al razonar sobre la prueba relativa al delito de homicidio simple en grado de frustrado, la declaración del testigo protegido N°26 es ineficaz para formar convicción, por cuanto merece reparos tanto en su aspecto externo como interno, los cuales no proviene propiamente de su calidad de testigo con identidad reservada, toda vez que dicha figura es contemplada no sólo en nuestra legislación sino también en la comparada y se ha implementado con el fin de procurar protección a los testigos en casos graves y calificados, el artículo 308 del Código Procesal Penal, faculta al tribunal para disponer medidas especiales destinadas a tutelar la seguridad del testigo que lo solicite. Asimismo 10 Mario Garrido Montt. Derecho Penal. Parte General. Tomo II. Página 126. 379 se impone al Ministerio Público el deber de adoptar de oficio o a petición de parte, las medidas que estime procedentes para conferir al testigo, antes o después de prestadas sus declaraciones, la debida protección. Esta norma es coherente con la obligación de prestar asistencia y protección a víctimas y testigos.11 Del mismo modo, atendida la importancia que reviste la seguridad del testigo o perito en la persecución de delitos graves, el legislador también se ha ocupado de regularlo, así el artículo 372 ter del Código Penal, en materia de delitos sexuales, establece que el juez puede disponer medidas de protección del ofendido y su familia; en materia de la legislación que sanciona el tráfico ilícito de drogas, la ley 20.000, en su párrafo segundo establece medidas de protección a testigos, peritos, agentes encubiertos, reveladores, informantes y cooperador eficaz, asimismo, la ley 18.314, en sus artículos 16 y siguientes contempla igual protección. Sin perjuicio de lo anterior, resulta evidente que el desconocimiento de la identidad del testigo puede afectar el derecho a defensa del acusado, en la medida que ello le impide hacer preguntas para verificar su imparcialidad, credibilidad o idoneidad como testigo o perito. 12 Circunstancia que no es inherente a la reserva de identidad del testigo, pero que en este caso en particular, se pudo observar en la práctica, respecto del testigo protegido N°26 al verse mermadas las posibilidades de la Defensa de desacreditarlo mediante el contrainterrogatorio. Ello adquiere vital importancia, por cuanto tanto el relato del testigo protegido N°26, como los de policías que participaron en la investigación, confirmaron que había tenido la calidad de imputado en los hechos, toda vez que según establece el artículo 7 del Código Procesal Penal, lo es la persona a quien se atribuyere participación en un hecho punible desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra, y es aquí donde surge el cuestionamiento a la valoración de esta prueba: si bien es plenamente válida la protección otorgada a un testigo en los cuerpos legales en los que se contempla, al otorgarse en este caso, protección al imputado-testigo, sin haberlo perseguido penalmente, se trastoca la finalidad que la norma persigue, al obtener el declarante no sólo la protección debida derivada de su calidad de testigo, en este caso en el marco del artículo 18 de la Ley 18.314, sino que de manera excepcional, obtuvo no ser perseguido penalmente, estableciéndose a su favor una especie de blindaje, que nuestra legislación penal no contempla y que afecta el derecho de defensa al impedir preguntas que buscan establecer su credibilidad, imparcialidad o 11 María Inés Horvitz Lennon. Derecho Procesal Penal Chileno. Editorial Jurídica. Tomo II. Pág.282). 12 María Inés Horvitz Lennon. Derecho Procesal Penal Chileno. Editorial Jurídica. Tomo II. Pág.286 380 idoneidad, puesto que en el contrainterrogatorio se corre el riesgo de descubrir su identidad con sus respuestas, siendo precisamente en este caso cuando las preguntas que tiendan a descubrir eventuales motivaciones secundarias que inciten al testigo a declarar revisten vital importancia. Respecto de la calidad de testigo de un imputado o coimputado, debe considerarse que el artículo 83 de la Constitución Política de la República si bien entrega al Ministerio Público el ejercicio exclusivo de la acción penal pública en la forma prevista por la ley, establece asimismo, que en caso alguno puede ejercer funciones jurisdiccionales, y si bien las denominadas técnicas premiales, definidas como “recompensas” para los coimputados que declaran contra sus copartícipes que van desde el no inicio de la acción penal o el archivo del procedimiento ya iniciado en su contra hasta la negociación de los cargos o de la pena.13, se contemplen en nuestra legislación, así por ejemplo en la Ley Nº 20.361 que introdujo modificaciones al DL211 de 1973 del Ministerio de Economía, y se caracteriza por crear incentivos para que quienes realicen prácticas del artículo 3 letra A del citado decreto ley, atentatorias contra la libre competencia; también la Ley 20.000 contempla en su artículo 22 la figura de la cooperación eficaz para el esclarecimiento de los hechos investigados o permita la identificación de los responsables. Las normativas mencionadas establecen recompensas, que no llevan a la exención de responsabilidad penal, las que en la Ley 18.314 también se contemplan, incorporando en sus artículos 4 y 9, una atenuación de la responsabilidad penal a través de la figura de la cooperación eficaz, la que tiene por primordial objeto esclarecer los supuestos fácticos de una investigación sobre este tipo de hechos y prevenir o impedir la ejecución de otros delitos con carácter terrorista. Asimismo, se contempla de modo excepcional, la figura del desistimiento del acto terrorista tentado, exigiendo para que opere, que se cumplan como requisitos esenciales para eximir de responsabilidad, la revelación a la autoridad del plan delictual y de sus circunstancias. Además, tratándose de la conspiración y de la tentativa en que intervienen dos o más sujetos, se exige que dicha revelación haya efectivamente impedido la consumación del hecho.14 Exigencias de la ley que no son coincidentes con las circunstancias de hecho que afectan al testigo protegido N°26 y no pueden explicar su actual calidad jurídica, que se ha transmutado por decisión del ente persecutor, más aún si se tiene en 13 María Inés Horvitz Lennon. Derecho Procesal Penal Chileno. Editorial Jurídica. Tomo II. Pág.316) 14 Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Historia de la Ley 20.467. Año 2010. Página 8. 381 consideración que los hechos respecto a los cuales declaró no fueron calificados como conductas terroristas por éste Tribunal. Citando a la profesora Horvitz, quien señala respecto de la recompensa al cooperador que ya ha sido condenado, que nada impediría que comprendiera el compromiso de prestar declaración como testigo contra el coimputado, agregando que menos críticas genera la declaración inculpatoria de un coimputado absuelto, aunque no por ello pueda descartarse una incriminación falsa por motivos espúreos, pero en ambos casos, parte de la base de un testigo que ha sido juzgado previamente, lo que le otorga mayor seriedad a la institución, situación que no ha ocurrido en éste caso, derivando finalmente en una valoración negativa de su testimonio por parte de este juzgador. B. DERECHO A GUARDAR SILENCIO Y A CONTAR CON DEFENSA LETRADA: La segunda base sobre la que se asienta la prueba incriminatoria del Ministerio público es la declaración de oídas de Alfredo Espinoza Ugarte funcionario policial que refirió lo que oyó decir al imputado Jonathan Huillical Méndez, así el testigo señaló que luego de ser informado que el acusado había sido detenido en la ciudad de Temuco, se le ordenó trasladarlo hasta Concepción, agregando que al ser puesto a su disposición, Huillical manifestó su sorpresa e insistió en que quería declarar porque no tenía ninguna participación en el hecho que se le imputaba; agregó que fue llevado desde Temuco hasta Concepción, y ya en la unidad policial de ésta última ciudad, se le informó que el detenido deseaba prestar declaración sin la presencia de su defensor, argumentando para ello que no deseaba que se filtrara la información, ante lo cual, le tomaron declaración luego de leídos sus derechos, acción que no recordó haber consignado en su informe, y que luego fue interrogado. Indicó el testigo que la diligencia se efectuó aproximadamente entre las 00:20 y 4:00 horas de la madrugada del día siguiente a su detención, la que había ocurrido en Temuco el día anterior entre las doce y trece horas aproximadamente, prestando luego declaración ante el fiscal, la que se habría materializado antes del control de detención del imputado lo que se llevó a cabo en el Tribunal de Garantía de Cañete. Agregó también que personal de la Policía de Investigaciones llevó a Huillical al Hospital de Temuco a constatar lesiones, certificándose que tenía una erosión o equimosis en el oído izquierdo. Luego, desarrollando cronológicamente los sucesos relacionados con la detención y posterior interrogatorio del acusado, señaló que eran las seis de la tarde cuando recibió al detenido entregado por la 382 policía de Temuco, que éste le manifestó su intención de declarar, pero no la recibió porque no estaba a cargo de la investigación y tampoco consultó esa posibilidad con el fiscal; lo trajo a Concepción en un vehículo policial acompañado de los funcionarios José Luis López Leiva; Jorge Ogueda Fuentes y Gallegos. Relato que corrobora la testigo Lorena Muñoz Vidal, quien señaló que participó en la detención del imputado Huillical realizada al mediodía, y también en la entrada y registro de su morada. Agregó que le leyó sus derechos, lo llevó al cuartel de la PDI y a constatar lesiones, presentando una equimosis en el pabellón auricular izquierdo, diligencias desarrolladas todas en Temuco y luego lo entregó a sus colegas de Concepción, que lo fueron a buscar, refiriendo recordar entre ellos a José Luis López Leiva, a Espinoza y a Gallegos. Planteados estos hechos deben analizarse a la luz del artículo 93 letra G, en el cual la reforma procesal penal consagró explícitamente el derecho a guardar silencio, en indicando que son derechos y garantías del imputado, el derecho a guardar silencio o en caso de consentir a prestar declaración, a no hacerlo bajo juramento. Debiendo agregarse a lo anterior, que la declaración de oídas de un imputado llevada a juicio por un tercero, ha sido aceptada por la jurisprudencia de nuestros Tribunales Superiores de Justicia, ello cuando se han respetado a las formalidades legales que lo hacen conducente. La cuestión que debe dilucidarse entonces, para dar valor al testimonio de oídas de un policía que refiere lo que habría confesado un imputado, es si efectivamente la renuncia se efectuó de manera libre e informada, entendiéndose que la hay cuando el imputado cuenta con las garantías suficientes para decidir si declara o se reserva tal derecho y además que entiende los derechos que le asisten, debiendo constatarse siempre si efectivamente el acusado declaró libre y voluntariamente, con la posibilidad real de conocer, comprender y ejercitar su derecho a guardar silencio; para lo cual debe ser asistido por un abogado defensor, a menos que voluntariamente declare ante el fiscal o este autorice a la policía, bajo su responsabilidad, para recibir tal declaración, debiendo en esta última situación, con mayor razón acreditarse el cumplimiento de tales requisitos. No fue posible corroborar tal cumplimiento en este caso, toda vez que como ya antes se refirió, el funcionario Alfredo Espinoza Ugarte, manifestó que no recordaba haber consignado en su informe haber leído sus derechos al imputado, lo que reviste importancia dado que también agregó que Huillical señaló que no quería tener abogado defensor para que no se filtraran las informaciones, y por otra parte el testigo también informó que entre los cuatro 383 policías que tomaron declaración al acusado, estaban José Luis López Leiva y Jorge Ogueda Fuentes, entre otros, funcionarios policiales, quienes acompañaban en la camioneta a Mario Elgueta Salinas la madrugada del día 16 de octubre del 2008, en que fueron atacados en Puerto Choque, siendo el primero copiloto del fiscal y el segundo, víctima de lesiones graves producto del ataque, y que el acusado fue detenido precisamente por su eventual participación en esos hechos. A la luz de ésta información, tal afirmación despierta las mismas dudas que ya se delinearon respecto del testimonio del testigo con reserva de identidad N°26 y que también ocurrió con el testigo N°27, puesto que, en su caso, ambos sujetos se situaron en el día y hora y lugar de los sucesos que refirieron y que correspondían a hechos que a juicio del Ministerio Público revistieron carácter de delitos, según lo describió en la acusación. Todos habrían renunciado a su derecho a guardar silencio y a contar con defensa letrada, entregando como motivo el temor a que sus declaraciones se filtraran o que fueran conocidas sus identidades a través de los defensores; avalando con ello la actuación del ente investigador, en desprecio de la intervención de otro ente esencial en toda la etapa de persecución penal como lo es la Defensa, sea pública o privada, y en todo caso, de la confianza del imputado de que se trate. Tal hecho, unido al de haberse constatado con el testimonios del mismo funcionario Espinoza Ugarte y Muñoz Vidal, que su traslado hacia el Tribunal de Garantía de Cañete, que había dictado la orden de detención, y sin perjuicio de lo establecido en el artículo 70 del Código Procesal Penal, se hizo sin controlar su detención en Temuco, desde allí fue llevado hasta el cuartel de la PDI en Concepción, y luego hasta Cañete, donde finalmente se efectuó tal control, sin trasladarlo directamente hasta allí, aún cuando esta última comuna queda en la ruta intermedia entre ambas ciudades. Acentúa las suspicacias al respecto, el hecho que el traslado del imputado desde Temuco hasta Concepción, lo efectuaron entre otros, el comisario José Luis López Leiva, y Jorge Ogueda Fuentes, quienes según ya se refirió, fueron víctimas del delito que se imputaba al detenido. Situación que parece irregular y que se relacionan con alegaciones de la defensa respecto a malos tratos recibidos, puesto que quienes viajaban a cargo del detenido eran precisamente los ofendidos con el delito cuya comisión se atribuía al imputado, lo que reviste especial importancia analizar estos hechos a la luz del artículo 195 y 196 del Código Procesal Penal, los cuales precaven toda posibilidad de maltrato, amenaza, violencia corporal o psíquica, que menoscaben 384 la libertad del imputado a declarar, siendo el último aspecto el que dice relación con la prolongación excesiva en la toma de declaración. Debe considerarse también, en todo caso, que si bien se alegó por la defensa y se manifestó en las palabras finales de este imputado, quien se reservó su derecho a guardar silencio y no declaró durante el juicio, que habría sido objeto de torturas, las que describió como golpes propinados durante su traslado y detención así como también amenazas de otros vejámenes, ello no resultó probado. Sólo se esbozó con la afirmación de los testigos arriba citados, que el detenido al constatar lesiones presentó una erosión o equimosis en el oído izquierdo, y que luego de ser detenido en Temuco, aproximadamente entre las doce y una de la tarde, fue trasladado a Concepción, por los funcionarios policiales individualizados, para ser interrogado en horas de la madrugada del día siguiente por la policía, para luego ser puesto a disposición de la fiscalía y finalmente trasladado a Cañete a fin de efectuar su control de detención. En este contexto, al hilvanar uno a uno de los antecedentes expuestos, es plausible estimar que el acusado no tuvo la libertad necesaria para decidir si renunciar o no a su derecho a guardar silencio, al existir circunstancias anexas que pudieron haberlo compelido indebidamente a ello, puesto que aún cuando por su calidad de mayor de edad y atendido lo dispuesto en el artículo 91 del, Código Procesal Penal, no era necesaria la asesoría de defensa letrada si el detenido hubiere manifestado su deseo de declarar voluntariamente, y el fiscal autorizara dicha diligencia a personal policial bajo su responsabilidad; pero no es posible tener certeza que en este caso se salvaguardó su derecho a no declarar, y que renunció voluntariamente a ello, toda vez que por lo ya expresado, aparece que a su respecto no se respetaron estándares mínimos, lo que acarrea como consecuencia que la confesión obtenida en tales términos se encuentre viciada y no puede ser valorada al ser traída de oídas a juicio, de boca del funcionario policial que la presenció. C. PRUEBA PERICIAL. Cronológicamente en la investigación de los hechos, el primer indicio que se obtuvo de la participación de los acusados provino de la interceptación de una llamada atribuida al encartado Héctor Llaitul, quien mantuvo una conversación telefónica con un sujeto a quien identificó como Trintre, en la cual intervino también a una tercera persona. Dicha conversación aparece fechada el día 16 de octubre a las 01:31 horas de la madrugada, momentos después de ocurridos los 385 hechos individualizados como B-2, según información introducida por otros medios de prueba N°50 y 16 y la declaración entre otros, de los testigos Luis López Leiva, Valeria Núñez Fernández y Carlos Gastón Rodríguez Sáez, este último quien fuera presentado como testigo y a la vez perito en i2, explicando que i2 es la empresa que vende el producto y que análisis notebook 7 es una herramienta de análisis visual que permite ver gran cantidad de información de manera fácil y sencilla, permite ordenar los tráficos y analizarlos a través de la fecha, la hora, la llamada emisora y receptora y la duración de las mismas y también conocer cuantas veces un teléfono llamó a otro, dentro de un período, como también permite hacer vinculaciones cuando se insertan tráficos telefónicos y figuran llamadas de un tráfico a otro, este automáticamente vincula esas llamadas. Expuso que insertó todos los tráficos de los teléfonos monitoreados, incautados y que se atribuían a los imputados de esta causa, lo que arrojó como resultado cinco informes. Explicó también que IMEI es el número único de cada teléfono y que se puede obtener información de las compañías telefónicas respecto de cuantos chips o sim-card se insertan en un teléfono en base dicho número único. Consultado por el Ministerio Público, señaló que la antena, es una radio base ubicada en un sector, que en el caso la antena N°44 de la empresa Entel esta se ubicaba en el sector Alto Antiquina, de la comuna de Tirúa, como también lo informó el perito cartógrafo Alan Lenz Alcayaga, quien agregó que dicha antena tiene tres celdas telefónicas, y que por información recabada de la empresa Entel PCs, las llamadas efectuadas en una cobertura de 20 kilómetros a la redonda que la antena abarca se remiten a una celda en particular, no siendo posible que se remita a más de una celda. Informó el primer perito que la antena de Antiquina es la única cercana al sector de los sucesos que se investigaban y que los tráficos que ella registra informan la región, la comuna y la celda; siendo a su vez informada la correspondencia entre las celdas, la antena y el predio en que esta última se ubicaba, por el perito Álvaro Saavedra Fuentes, especialista en planimetría forense. Respecto a la información que contemplaba el trafico de las llamadas, señaló el testigo-perito Rodríguez Sáez, sin mayor detalle, que la empresa de teléfonos envió esa información, la cual contenía la fecha, la hora, los números del emisor y receptor, la duración de la llamada y la antena de ubicación del emisor, añadiendo que el registro de llamadas de la empresa Entel PCs indicaba también la antena de destino y si correspondía a llamada telefónica o mensaje de texto. 386 Respecto del testigo- perito debe indicarse que al declarar como testigo de cargo y por su calidad de policía, que por su propia naturaleza tiene una actividad inquisitorial, la que generalmente se inclina a favor de la acusación, más que a eximir de responsabilidad,15 lo que en su caso, al exponer también como perito, atenta contra la necesaria imparcialidad, que la ley exige a este experto en artículo 314 inciso segundo del Código Procesal Penal. El cúmulo de información respecto a los tráficos de llamadas cursadas por los acusados entre sí o con terceras personas, con la indicación del número telefónico, día, hora y duración de llamadas; y en el caso de las llamadas efectuadas entre teléfonos Entel, también de la antena y ubicación geográfica desde la cual se efectuaron las llamadas, fue información introducida en juicio por funcionarios policiales que declararon como testigos o peritos, vinculándolos con la ayuda del Ministerio Público al interrogarlos, a los registros de audios de los teléfonos intervenidos, en el caso que se contara con ello, mediante la exhibición de otro medios de prueba N°50, correspondiente a una planilla Excel o master, proporcionada por compañías telefónicas, la cual registraba los antecedentes ya reseñados. Así, la testigo Núñez Fernández, explicó que master es el original, se va produciendo en el mismo instante, va quedando registro automático en la compañía telefónica de todas las llamadas que realiza un número de teléfono, ello apenas la persona termina de hablar, al finalizar la llamada, agregando que el registro del tráfico de llamadas se va produciendo sin que ninguna otra persona intervenga, indicando que a la planilla Excel que registra los datos se su blanco, que era el imputado Héctor Llaitul, no se le pueden ingresar datos porque ya viene lista. Por su parte, testigo-perito Carlos Gastón Rodríguez Sáez sostuvo que la información contenida en las planillas Excel no fue modificada, sino que “tal como recibió el master de la compañía de teléfonos la remitió a la fiscalía”. Las dudas respecto de la fidelidad de la información incorporada se plantean porque se demostró en el contrainterrogatorio de las defensas, que una planilla Excel es modificable y así se apreció en la audiencia, como también que a la planilla Excel exhibida, correspondiente al master, se le introdujo información nueva en dos de sus columnas, la que por su contenido no es posible se hubiese proporcionado las respectivas compañías telefónicas, y por ende fue digitada a posteriori, desvirtuando la calidad de irrefutable de tal prueba. 15 Mayra Campos Zúñiga. Revista de Ciencia Penales de Costa Rica. “Un tema para reflexionar: El fiscal como testigo. N°20. Pág. 103. 387 También genera cuestionamientos la consideración que sólo respecto del acusado Héctor Llaitul Carrillanca se obtuvo un peritaje de voz, con un método que registra un porcentaje de certeza cercano al cien por ciento con lo que se certificó que la voz correspondía al mismo sujeto, según expuso el perito César Sáez Elgueta, indicando que a su respecto se utilizó el método automático, no sucediendo lo mismo con los restantes imputados puesto que el método aural al cual algunas de sus voces se habrían sometido, el mismo perito indicó es un sistema orientativo, que depende mucho de la experiencia del que escucha y de que tenga un oído entrenado, método que por su subjetividad, no tiene el carácter de científico como sí lo es el método automático, no existiendo por ello certeza de que la voz que se atribuye, pertenezca a una persona determinada. La misma duda se plantea en lo tocante al acusado Ramón Llanquileo Pilquiman, acentuándose a su respecto , puesto que además de no existir tal peritaje de su voz, no se informó el lugar de emisión de las llamadas que se le atribuyen, una efectuada el día 15 de octubre a las 21:42 horas y otra recibida el día 16 de octubre del 2008 a las 12:04 horas, siendo los interlocutores el acusado y su pareja, estimándose que por el carácter íntimo de la conversación, esta no se explaya a otras consideraciones, y no se puede obtener de su tenor, una necesaria vinculación del acusado con los hechos y su participación en los mismos. Antecedentes de registro de voces, que a excepción del encartado Llaitul Carrillanca, se estableció no era indubitable; y de registro de llamadas que también se demostró podía ser modificado, y que en todo caso, constituyen por si mismas sólo un indicio de la comisión de los ilícitos, no permitiendo basar en ellos, el establecimiento de la participación de los acusados. Atendidos los razonamientos expuestos, descartada la validez de la prueba testimonial que los sindica, y no existiendo otras probanzas que tengan la entidad necesaria para determinarla, no es posible para esta sentenciadora, estimar más allá de toda duda razonable, establecida la participación de los acusados en los hechos ilícitos que se dieron por acreditados. Ejecutoriada esta sentencia, remítanse los antecedentes necesarios al Juzgado de Garantía de Cañete para su cumplimiento, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 468 del Código Procesal Penal y dese cumplimiento a lo establecido en el artículo 17 inciso 2° de la ley N° 19.970. 388 Devuélvase la prueba y antecedentes incorporados por los intervinientes durante el juicio y en la audiencia señalada en el artículo 343 del Código Procesal Penal. Regístrese y, en su oportunidad, archívese. Redactada la sentencia por el Juez don Carlos Raúl Muñoz Iturriaga y la disidencia por su autora. RUC N° 0800932994-4 RIT N° 35-2010 SENTENCIA PRONUNCIADA POR LA PRIMERA SALA DEL TRIBUNAL DE JUICIO ORAL EN LO PENAL DE CAÑETE, INTEGRADA POR LOS JUECES TITULARES DON JORGE DIAZ ROJAS, DOÑA PAOLA SCHISANO PEREZ Y DON CARLOS MUÑOZ ITURRIAGA. 389