Solemnidad del Bautismo del Señor Nº 37. 12 de Enero de 2003

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Solemnidad del Bautismo del Señor
Nº 37. 12 de Enero de 2003
Monición de Entrada
Pasó la Navidad. En una semana hemos pasado de adorar a un niño recién nacido a un hombre de 30
años. Hoy celebramos el comienzo de la vida pública de Jesús, su bautismo en las aguas del Jordán.
También puede ser un día para reflexionar sobre nuestro bautismo, aquel que recibimos de pequeños.
¿Estamos siendo fieles al encargo que se nos hizo? Y también los padres y padrinos de algún bautizado:
¿estamos siendo consecuentes con las promesas que hicimos al bautizar a nuestro hijo o ahijados?. Es una
responsabilidad muy grande el transmitir la fe, y por ello acudimos a celebrar el encuentro con el Señor, todos
juntos, todos uno, en esta celebración.
Vivamos con gozo y esperanza esta fiesta.
Monición a la Primera Lectura
Isaías nos profetiza que Dios se encarna no para juzgar al hombre y someterlo, sino para liberarlo.
Cristo desde la verdad trae justicia a los oprimidos, cura al hombre de su ceguera y lo saca de las cárceles
en las que se ha encerrado por sí mismo.
Ojalá que esta lectura del profeta nos libere de todas nuestras ataduras y afirme nuestra alianza con
Él.
Escuchemos la palabra de Dios.
PRIMERA LECTURA
Mirad a mi siervo, a quien prefiero
Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7
Así dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la
tierra, y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te te hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a
los que habitan las tinieblas.»
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 28, la y 2.3ac-4. 3b y 9b-10 llb)
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos
de
Dios,
aclamad
aclamad
la
gloria
del
nombre
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R
al
del
Señor,
Señor,
La
voz
del
Señor
sobre
las
aguas,
el
Señor
sobre
las
aguas
torrenciales.
La
voz
del
Señor
es
potente,
la voz del Señor es magnífica. R.
El
Dios
de
la
gloria
ha
En
su
templo
un
grito
unánime:
El
Señor
se
sienta
por
encima
del
el Señor se sienta como rey eterno. R
tronado.
«¡Gloria!»
aguacero,
Monición a la Segunda Lectura
En la lectura de los Hechos de los apóstoles que vamos a proclamar, se nos recuerda que el Señor es
de todos y no hace distinción entre hombres.
Da su Reino a todos los que esperan en Él y obran con justicia, sin excepción.
Jesús nos trae un mensaje de Paz, pero somos nosotros los que debemos acogerlo y hacerlo vida.
SEGUNDA LECTURA
Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10,34-38
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
- «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de
la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el
Señor de todos.
Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque
la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu
Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con
él.»
Palabra de Dios.
Aleluya Mc 9, 7
Se abrió el cielo, y se oyó la voz del Padre: «Este es
mi Hijo amado; escuchadlo.»
EVANGELIO
Tú eres mí Hijo amado, mi predilecto
+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 7-11
En aquel tiempo, proclamaba Juan:
- «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las
sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se
oyó una voz del cielo:
- «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»
Palabra del Señor
Reflexión
“Todo comenzó en el Bautismo...”
Así podria empezar algún Evangelio –Buena noticia-. Por el Bautismo pasamos a formar
parte del Pueblo de Dios, dejamos atrás nuestros pecados y comenzamos a andar de la mano
de Dios. Se podría decir que el Bautismo es el inicio de nuestra propia Buena Noticia, de nuestra
propia experiencia de Dios.
Jesucristo, aún sin pecado es bautizado por Juan en el Jordán, para hacerse uno con el
hombre. Y es a partir de su bautismo, cuando Jesús comienza su vida pública.
Es aquí donde nos interroga la Palabra, estamos bautizados, pero ¿hemos comenzado a
proclamar la Buena Noticia de Dios a los hombres?. En la actualidad se ha difuminado tanto el
valor del Bautismo, que casi se ha perdido. Es más un acontecimiento social que una pieza
fundamental del cristiano. Hay tantas supersticiones y costumbres en la sociedad, que lo que
menos se plantean unos padres al bautizar a su pequeño es que tienen que transmitirles la
fe...que quizá ellos no recibieron de sus padres. Se oye aún en el siglo XXI, "hay que bautizarlo
para que no se quede moro", como si a Dios-Padre-Bueno-Amor-Todopoderoso le importase
mucho que un niño de meses o años estuviese bautizado o no...
Por el Bautismo formamos parte del Pueblo de Dios, y es el punto de partida en nuestro
camino hacia el Padre. El agua nos purifica, nos libera del pecado, de todas las ataduras
humanas; al igual que el agua del Mar Rojo libero al pueblo del Faraón. Hemos cambiado
totalmente el significado del bautismo. Antes (en los primeros siglos) era el signo de conversión,
de paso de la muerte a la Vida Eterna, a la felicidad del que se siente amado por Dios. Hoy en
día, que cada uno valore la conversión que puede tener un niño de meses, la conciencia de
tristeza o felicidad que puede tener un infante...
Ya liberado el pueblo fue llevado al desierto durante 40 años, hasta que llegó a la tierra
prometida. La historia del Pueblo se repite en Jesús. Él será tentado en el desierto, y después
irá a Jerusalén para cumplir la voluntad del Padre y dar a los hombres la Salvación. Igual que
nosotros. El bautizo no quiere decir que seamos perfectos. Nuestra vida está llena de
dificultades, de desiertos, pero si el Espíritu de Dios obra en nosotros, si nuestra aceptación del
Amor de Dios fue sincera y personal, venceremos cualquier obstáculo y podremos ayudar a
construir el Reino de Dios, podremos dar la Vida Eterna a los hombres.
Sería conveniente reflexionar en qué punto estamos de nuestra historia:¿en el bautismo,
en el desierto, en la predicación o tal vez en Jerusalén?.
Si estamos en el Bautismo, llenémonos con la fuerza del Espíritu Santo, pues en el
desierto seremos tentados por quién sabe cuantos demonios, que solo con el Espíritu de Dios
podremos vencer. Así cuando dejemos el desierto será para dar Gloria a Dios porque nos a
librado del mal y solo entonces estaremos preparados para, llegados a la Jerusalén celestial, dar
testimonio a todos los hombres de la grandeza del Señor.
En cualquier caso, Dios está presente. No nos deja, nos quiere liberar de todas nuestras
ataduras y que podamos llevar a cabo su plan: hacer un mundo feliz y libre, donde todos
seamos iguales. Porque como dice Pedro, Jesucristo es “...el Señor de todos”. No hace
distinciones entre hombres, pueblos o clases. No es exclusividad ni propiedad de nadie,
tengamos presente que:
“El Señor es de todos... y todos somos del Señor”
Luis Alberto Melero
Esquema de Cantos para la Eucaristía
Entrada: Dios está aquí
Perdón: Ten piedad (Kyrie)
Aclamación: No adoreis a nadie
Ofertorio: Yo no soy nada
Santo: Santo (beatles)
Padrenuestro: Padrenuestro (J.A. Espinosa)
Paz: En camino
Comunión: Vaso nuevo
Reflexión: Aleluya de la tierra
Final: María, la madre buena.
ALELUYA DE LA TIERRA
¿Quién quiere resucitar a este mundo que se muere?
¿Quién cantará el aleluya de esa nueva luz que viene?
¿Quién cuando mire la tierra y las tragedias observe,
sentirá en su corazón el dolor de quien se muere?
¿Quién es capaz de salvar a este mundo decadente,
y mantiene la esperanza de los muchos que la pierden?
El que sufre, mata y muere, desespera y enloquece,
y otros son espectadores, no lo sienten.
¿Quién bajará de la cruz a tanto cristo sufriente,
mientras los hombres miramos, impasivos e indolentes?
¿Quién grita desde el silencio de un ser que a su Dios
retiene,
porque se hace palabra que sin hablar se la entiende?
¿Quién se torna en aleluya porque traduce la muerte,
como el trigo que se pudre y de uno cientos vienen?
¡Aleluya! cantará, quien perdió la esperanza,
y la tierra sonreirá. ¡Aleluya!
Brotes de Olivo, "Mi casa está en ruinas",1992
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