Visión dialéctica de las organizaciones

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LAS ORGANIZACIONES: UNA VISION DIALECTICA
J. KENNETH BENSON
Administrative Science Quarterly- Marzo 1997- Volúmen 22
El estudio de las organizaciones complejas ha estado guiado por una
sucesión de teorías racionales y funcionales.
Se ha aceptado a-críticamente que la estructura de la organización es algo
compartido por los participantes, quienes se “acomodan” a ella a partir de
divisiones, departamentos, tareas, niveles, y estrategias de reclutamiento y
recompensa.
La teoría dialéctica, dado que es esencialmente una perspectiva procesal,
se focaliza en la dimensión que habitualmente falta en el pensamiento
organizacional. Ofrece una explicación de los procesos involucrados en la
producción, reproducción, y destrucción de formas organizacionales
particulares. Abre el análisis a los procesos mediante los cuales los actores
esculpen y estabilizan una esfera de racionalidad, y aquellos a través de los
cuales tales esferas de racionalidad se disuelven.
La visión dialéctica desafía las ortodoxias teóricas y metodológicas que
prevalecen en el campo. Las visiones establecidas comparten una estructura
de razonamiento que ha sido caracterizada como “modelo de elección
racional”, el “paradigma de los objetivos”, y la “visión mecánica”. De
acuerdo con esta visión, la mayoría de lo que ocurre en la organización es
entendido como resultado de la persecución de objetivos y la satisfacción
de necesidades. Esta visión ha aceptado a-críticamente los arreglos
organizacionales corrientes, y se ha adaptado a los intereses de las elites
administrativas. Como resultado, el análisis organizacional ha estado
dominado por asuntos vinculados con preocupaciones administrativas.
La visión dialéctica es una perspectiva general de la vida social. Está
fundamentalmente comprometida con el concepto de proceso.
El mundo social esta en un continuo estado de advenir. Los acuerdos
sociales que parecen fijos y permanentes son patrones temporarios y
arbitrarios, y cualquier patrón social es observado como una entre
muchas posibilidades.
La atención teórica está enfocada en la transformación mediante la cual un
conjunto de “acuerdos” deja lugar a otros. El análisis dialéctico involucra
la búsqueda de principios fundamentales que den cuenta de la emergencia y
disolución de específicos ordenamientos sociales.
Existen cuatro principios del análisis dialéctico: 1)
construcción/producción social; 2) totalidad; 3) contradicción; 4)
praxis.
Ellos constituyen una perspectiva acerca de las características
fundamentales de la vida social.
1) CONSTRUCCION/ PRODUCCION SOCIAL
La transformación del mundo social está enraizada en las características
fundamentales de la vida social. Las personas están continuamente
produciendo el mundo social A través de sus interacciones construyen
gradualmente patrones sociales, y –eventualmente- se establecen un
conjunto de acuerdos institucionales. Tales acuerdos son gradualmente
modificados o reemplazados a través de las continuas interacciones. La
construcción de esos acuerdos sociales no es un proceso completamente
racional y orientado, sino que son creados, básicamente, por las tareas
concretas y mundanas que enfrentan las personas en su vida de cada día.
Así, se conforman relaciones y se construyen roles e instituciones.
La producción de la estructura social, en sí misma, está constreñida por el
contexto. Una restricción importante es la estructura social ya existente. La
gente produce un mundo social que luego carga a sus espaldas y restringe
sus acciones.
Hay poderosas fuerzas que tienden a ocasionar la reproducción de la
estructura social existente. Estas fuerzas incluyen como elementos
prominentes, los intereses de grupos particulares y su poder para
defenderlos dentro del orden establecido. Aún así, los esfuerzos de las
personas por trascender sus límites presentes, las colocan eventualmente en
situaciones de conflicto con los arreglos establecidos, y conducen al
cambio social.
2) TOTALIDAD
Otro importante compromiso del pensamiento dialéctico es que el
fenómeno social debería ser estudiado relacionalmente, es decir,
atendiendo a sus múltiples interconexiones.
Cualquier estructura particular es vista siempre como parte de una totalidad
más amplia y concreta, antes que como un fenómeno abstracto, aislado.
La base de este argumento descansa en el concepto mismo de producción/
construcción social. La gente produce la estructura social dentro de un
contexto que influencia el proceso permanente de producción.
Los componentes de la estructura social, entonces, devienen entrelazados
de manera compleja, y las divisiones entre sus componentes no es clara.
Así, su análisis comprende una búsqueda de las fuerzas o componentes
dominantes sin recurrir a un argumento determinístico.
Las conexiones entre los componentes no son completas ni totalmente
coherentes. Antes bien, los procesos de construcción social ocurren en
contextos parcialmente autónomos, que no son controlados centralmente, y
están, con raras excepciones, regulados.
Así, el análisis dialéctico, aun cuando busca totalidades, enfatiza la
autonomía parcial de los componentes.
El principio de totalidad expresa un compromiso hacia el estudio de los
acuerdos sociales como totalidades completas e interrelacionadas, con
partes parcialmente autónomas. El análisis busca los mayores quiebres o
divisiones de la estructura social que generan producciones divergentes e
incompatibles, y también las relaciones de dominio entre sectores o capas
de la estructura social.
Dado que la construcción social es un proceso emergente y parcialmente
autónomo, las realidades aceptadas por los participantes, en un momento
dado, pueden ser minadas continuamente por los actos permanentes de
construcción social. Aún los actores poderosos pueden resultar incapaces
de mantener un sistema de relaciones sociales ordenado y racionalizado. La
totalidad, concebida entonces dialécticamente, incluye los nuevos arreglos
sociales emergentes, tanto como los ya existentes.
3) CONTRADICCION
El orden social producido en el proceso de construcción social, contiene
contradicciones, rupturas, inconsistencias e incompatibilidades. Los
quiebres radicales en el orden social son posibles por causa de las
contradicciones.
Estas contradicciones pueden ser de dos tipos:
9 Elementos necesarios de un orden social (por ejemplo, una parte integral
de las formaciones sociales capitalistas es que son antitéticas a los
intereses de los trabajadores, y aún así el funcionamiento del sistema
mantiene o reproduce esa contradicción).
9 Contradicciones destructivas para el sistema (su presencia mina el
sistema y lo destruye).
Los procesos corrientes de construcción social producen formaciones
sociales. Una vez producidas, estas desarrollan algo parecido a una
estructura autónoma, determinada. La estructura puede ser estudiada, y las
relaciones de orden entre sus componentes, observada como si no fuera un
“producto humano”.
El enfoque dialéctico difiere de las estrategias convencionales (en lo que
refiere al tratamiento de esas relaciones de orden) porque los considera
como “producidos”, con posibilidades latentes que pueden transformarlas.
La visión dialéctica del futuro la del desarrollo continuo y predecible, al
modo de extensión o consolidación del orden presente, sino más bien como
abierto a muchas posibilidades, cuya determinación final depende de la
acción humana; de la praxis.
Las contradicciones surgen de la producción social, de dos modos:
9 Se da una contradicción entre la producción corriente y las
formaciones sociales previamente establecidas. La producción de
nuevos patrones debe ir siempre contra esos patrones establecidos.
9 Los procesos de producción son llevados adelantes en contextos
sociales diferenciados produciendo formas sociales múltiples e
incompatibles. (Los contextos varían en cuanto a las condiciones que
afectan y limitan los procesos de producción. En la mayoría de las
instancias hay poca coordinación entre los múltiples contextos en que
ocurren las construcciones.
Los intentos de regular fuertemente el proceso mediante una dirección
autoritaria, o manipulación ideológica, son exitosos solo en parte (se trate
de imperios políticos, o regímenes organizacionales).
Las contradicciones sociales tienen importantes efectos sobre la
producción.
4) PRAXIS
El último principio es la praxis de reconstrucción libre y creativa de los
acuerdos sociales, sobre la base de un análisis razonado de los límites y las
potencialidades de las formas sociales presentes.
El compromiso con la praxis es también una descripción (ya sea, que las
personas, bajo ciertas circunstancias pueden convertirse en agentes activos
reconstruyendo sus propias relaciones sociales, y a sí mismas; ya sea que la
ciencia social debería contribuir en el proceso de reconstrucción, en la
liberación del potencial humano mediante la producción de nuevas formas
sociales).
El análisis dialéctico contribuye a este proceso en parte des-reificando los
patrones y estructuras sociales establecidas (ya que al puntualizar su
carácter arbitrario y minar su sentido de inevitabilidad, descubre las
contradicciones y los límites del orden existente, y revela los mecanismos
de transformación).
Desde una perspectiva dialéctica, la práctica de la ciencia social es un
proceso de producción embebido en un contexto social. Los cientistas
sociales usan las herramientas y las materias primas a la mano, para
construir realidades.
PRODUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD ORGANIZACIONAL
Una organización, como parte el mundo social, está siempre en estado de
advenimiento; no es una entidad fija y determinada. Sus principales
elementos –objetivos, arreglos estructurales, tecnología, relaciones
informales, etc.- son fruto del proceso de construcción social.
La perspectiva dialéctica focaliza su atención sobre los procesos a través de
los cuales ha sido producida una forma organizacional específica, y sobre
aquellos mecanismos que la mantienen (o reproducen), y la reconstruyen.
La organización es producto de actos de construcción pasados. Como
producto, tiene un cierto orden (relaciones predecibles entre sus
componentes en cualquier momento del tiempo) que puede ser estudiado.
Por ejemplo, las correlaciones entre las tecnologías y las estructuras de
poder de la organización. Sin embargo, antes que estudiar tales relaciones
como “determinadas conexiones causales”, la dialéctica investiga los
procesos sociales por los cuales el orden, las relaciones predecibles, han
sido construidos.
Las explicaciones dialécticas reconstruyen las secuencias sobre la base de
la evidencia histórica. Se exploran las alternativas concebidas por los
actores; se descubren las restricciones sobre sus decisiones, y las bases de
poder de los diferentes actores.
Un cierto patrón de orden es considerado como un producto cristalizado,
pero temporal, del proceso de construcción social, cuya emergencia y
mantenimiento demandan explicación.
Hay varios principios de la construcción social que pueden ser
considerados como guías tentativas para la investigación.
Ideas y Acciones
La consciencia de los participantes organizacionales es parcialmente
autónoma respecto de las situaciones del contexto en que existen.
No es, de ninguna manera, cautiva de los roles, propósitos oficiales, o
procedimientos establecidos por la organización. Los participantes
completan estos “formatos” con su particular “contenido”. Algunas veces,
pueden hacerlo de un modo automático, irreflexivo. Otras veces, pueden
actuar muy intencionadamente tratando de ir más allá de los límites de su
situación existente, para reconstruir la organización de acuerdo con
concepciones alternativas.
Intereses
El proceso de construcción social procede a través de la mediación de
intereses, en la cual las perspectivas de los participantes son afectadas por
la estructura de ventajas y desventajas existente en la organización. Esto no
significa que siempre prevalezca una perfecta correspondencia entre
intereses e ideas, sino que a través del tiempo, la estructura de intereses
influirá gradualmente en la formación de ideas.
En los períodos de crisis, cuando el cambio es posible, los participantes
pueden identificar sus intereses mas claramente, y alinear sus ideas y
acciones con ellos, de una manera más cercana.
Poder
Las ideas que guían la construcción de la organización dependen del poder
de los distintos participantes, es decir, de sus capacidades de controlar la
dirección de los eventos. Algunas de las partes están en posiciones
dominantes lo que les permite imponer y forzar sus concepciones de la
realidad. Otras están en posiciones de debilidad relativa, y deben actuar en
conformidad con las definiciones de otros.
El poder en las organizaciones se deriva, en algún grado, de la estructura
oficial de autoridad. Quienes ocupan posiciones de autoridad pueden
diseñar la organización como un instrumento al servicio de sus propósitos
específicos. Pueden articular sus partes, ajustar sus tecnologías, y motivar a
los miembros teniendo en mente ciertos fines. Una vez que la organización
se estabiliza, pueden usar su poder para mantenerla racionalmente
articulada como estructura, mediante la resistencia a las intervenciones
externas, y a las fuentes de oposición o resistencia internas.
En la mayoría de las teorías de la organización, estas cuestiones se dan por
sentadas y quedan al margen del área de interrogantes. La organización es
asumida como un instrumento diseñado con un propósito, y la
investigación se focaliza en las consecuencias estructurales que fluyen de
eso, y en los ajustes técnicos necesarios para mejorar la persecución de
objetivos. La base de poder del liderazgo no es examinada; sistemas
alternativos basados en diferentes bases de poder, no son considerados.
Perrow reconoce explícitamente que la organización es una herramienta en
manos de actores poderosos, pero no provee un marco para analizar la
lucha por el control de esa herramienta, sino que por el contrario afirma
que el análisis organizacional debería permitirnos diagnosticar la
efectividad de los instrumentos organizacionales para alcanzar objetivos
específicos.
Un examen de la base de poder de la autoridad, debería extenderse más allá
de las fronteras de la propia organización (el enraizamiento de la autoridad
de las organizaciones en sistemas más abarcativos: las redes interorganizacionales, los bloques de poder económico, los sistemas legales,
etc.). Esta es una de las razones por las que los teóricos organizacionales
evitan el asunto.
Las fuentes del poder de resistir o eludir la autoridad oficial de las
estructuras organizacionales, son también cuestiones importantes para el
análisis dialéctico. ¿Cómo es que algunos grupos están mejor equipados
que otros para sacar ventajas y privilegios de la organización? ¿Cómo
pueden algunos, más que otros, influir en las grandes decisiones que
afectan la dirección de la organización?
LA ORGANIZACIÓN COMO TOTALIDAD
En un análisis dialéctico la organización debe ser estudiada como una
totalidad con múltiples sectores y niveles inter-penetrados. Esto significa
conceptualizarla como un fenómeno total concreto, y dar cuenta de los
modos intrincados en que están ligados sus componentes.
Abstraer una “estructura formal” del flujo de la vida social corriente es
inaceptable para la dialéctica, porque la vida social concreta consiste en el
inter-juego entre forma y contenido, entre estructura y proceso.
De modo similar, abstraer una esfera de “acción racional” del diario
escenario de eventos, es un serio error. El fenómeno organizacional debe
ser entendido como totalidades en toda su compleja interrelación.
El principio de totalidad también nos conduce a ver los intrincados lazos
entre las organizaciones y la sociedad más amplia (no solo los aspectos
macro-estructurales, sino también las actividades cotidianas de la gente).
La separación convencional entre la organización y el contexto debe ser
críticamente examinada. La continuidad esencial, el carácter relacional de
la vida social, deben ser analizados, antes que ignorado por la búsqueda de
límites analíticos y unidades de análisis. Los procesos a través de los cuales
se producen y sostienen tales límites convencionales, deben ser revelados.
Los intereses y relaciones de poder sobre las que descansan los límites
convencionales, deben ser examinados.
Los enfoque establecidos sobre teoría de las organizaciones, por contraste
con lo dicho, se apoyan en la abstracción. Sus abstracciones se
corresponden con la visión administrativa convencional y funcionan como
una ideología que justifica y racionaliza las acciones administrativas, y un
modelo normativo de metas de tales acciones. El hecho de que ese modelo
se corresponda con nuestra experiencia y nos parezca razonable es un
indicador de cómo hemos sido indoctrinados por la perspectiva
administrativa, y del éxito de los administradores en la construcción de una
imagen del mundo.
La historia de la teoría de las organizaciones puede ser vista, en parte,
como un proceso en el que una serie de “factores no racionales” han sido
conjurados para que sean subsidiarios de un núcleo racional. Así, en los
años 30, la “teoría de las relaciones humanas” surgió como portavoz de la
estructura informal. La búsqueda de la teoría de las relaciones humanas, no
obstante, era el control de lo irracional en beneficio de la racionalidad.
Más tarde, surgió el contexto como desafío importante (en los trabajos de
Selznick y otros). A través de los años, sin embargo, la tendencia ha sido el
extender los tentáculos de la racionalización, también en esta esfera. Etc.
El análisis dialéctico explora los modos intrincados en que la organización,
como estructura articulada racionalmente está ligada a su contexto noracionalizado; investiga y descubre los procesos sociales y políticos a
través de los cuales una visión segmentada se vuelve dominante y
obligatoria; y anticipa la emergencia de nuevos acomodamientos en base a
las cambiantes relaciones de poder.
Por tanto, la visión dialéctica toma a la organización racionalizada como un
modelo arbitrario impuesto desigualmente sobre los eventos.
La estrategia para desarrollar esta clase de análisis, incluye el
reconocimiento de dos niveles de realidad organizacional: la morfología, y
la subestructura.
Morfología organizacional
La morfología se refiere a la visión forzada y convencionalmente aceptada
de la organización. Apela a la organización como abstraída de sus
relaciones intrincadas y concretas con otros aspectos de la vida social. Es
decir, la visión que de la organización tienen los administradores, visión
que tratan de imponer sobre los eventos.
Al nivel del análisis morfológico deben distinguirse cuatro aspectos de la
realidad organizacional:
1) Los compromisos paradigmáticos de la organización: específicamente
sus compromisos con un dominio, una tecnología, y una ideología. Estos
compromisos proveen una definición de los objetivos de la organización,
un conjunto específico de técnicas para perseguir esos objetivos, y un
conjunto de ideas que interpretan y justifican las actividades de la
organización.
2) Las estructuras organizacionales oficialmente reconocidas y legítimas:
específicamente la red de roles sociales y los conjuntos de roles
organizacionales. Esto incluye características tales como diferenciación,
centralización, burocratización, etc.
3) La constitución de la organización: específicamente las bases de la
participación y el involucramiento. Esto tiene que ver con los términos en
los que ocurre la participación y la conformidad de los individuos y los
grupos.
4) Los vínculos organización-contexto: específicamente los patrones o las
estructuraciones de relaciones con organizaciones e individuos externos a
la organización.
Uno puede, por supuesto, construir el análisis organizacional a partir de la
variabilidad correlacionada entre los componentes morfológicos (como lo
hace la mayoría de los teóricos de la organización. Sus esfuerzos
generalmente proceden de la siguiente manera: 1) Demostrando una
regularidad empírica en las organizaciones, tal como una correlación entre
un número de niveles jerárquicos y un número de divisiones separadas. 2)
Estableciendo los tipos de organizaciones dentro de los cuales se sostienen
las relaciones. 3) Infiriendo un nexo funcional o racional entre los factores
correlacionados.
El patrón de correlaciones es explicado como resultado de un
acomodamiento racional o funcional de las partes de la organización. El
verdadero proceso de ajuste, la secuencia de eventos que producen el
patrón no se observa sino que se infiere que es un ajuste racional o
funcional. Así, todo el esfuerzo explicativo permanece dentro de los
confines de una organización abstracta surgida de sus raíces históricas y el
contexto social, y es inocente respecto de las luchas de poder y
negociaciones profundamente subyacentes. Así, el análisis es construido
dentro de los presupuestos del orden estudiado. Los procesos extraracionales (internos y externos a la organización concebida racionalmente)
permanecen fuera de foco, alejados a la periferia de lo visión de los
investigadores.
Un análisis dialéctico, por el contrario, debe atender a los procesos
subyacentes que producen y sostienen las regularidades observadas. Las
relaciones sistemáticas entre las partes de la morfología de la organización
deben ser explicadas en referencia a la subestructura más fundamental,
como la estructura de poder que genera cambios dentro de la morfología.
Subestructura organizacional
La red sub-estructural provee la base para la transformación de la
morfología organizacional. La subestructura es, en parte, una esfera no
racionalizada de la acción organizacional; una red compleja de relaciones
que vinculan a los participantes entre sí, y con el mundo social más amplio,
en una multiplicidad de maneras no reguladas. Los racionalizadotes
administrativos tratan de contener o encasillar la energía que brota de estos
vínculos. Mucho del análisis organizacional ha sido en apoyo de tales
iniciativas racionalizadotas de las elites.
Dado que solo es parcialmente racionalizable, la subestructura provee la
base social para un sistema social latente que está incorporado dentro del
orden establecido y amenaza su hegemonía.
La subestructura incorpora vínculos con el sistema social más amplio. Esto
incluye las bases del reclutamiento de las elites organizacionales; el marco
de intereses sociales que imponen límites a las operaciones de la
organización; la estructura de poder que controla el flujo de recursos en las
organizaciones y a través de las redes inter-organizacionales; las
conexiones de la organización con ciertas clases sociales; la dominancia
institucionalizada de ciertas profesiones en sus esferas de prácticas; etc.
Los desarrollos dentro de la organización, a veces parecen intrincadamente
relacionados a los eventos que tienen lugar en la sociedad. Aún así, la
estrategia de análisis que prevalece es abstraer la organización de esas
relaciones, y tratarla como si fuera autónoma o, al menos, capaz de
canalizar o filtrar el ambiente a través de sus orificios de entrada y salida.
El análisis dialéctico, por el contrario, focaliza su atención en esas
relaciones.
La subestructura incluye, también, las bases del dominio que son intraorganizacionales. Se incluyen en este punto las estructuras de control sobre
los recursos estratégicos dados a ciertos departamentos, divisiones,
ocupaciones, etc.
La centralidad de una ocupación respecto de la tecnología clave de una
organización, o la capacidad de algunos departamentos de controlar la
incertidumbre, afectan significativamente el bienestar de otros
departamentos, y puede proveer una herramienta para ejercer el poder en
las principales áreas de definición de la realidad de la organización. Estas y
otras fuentes de poder pueden ser exploradas dentro de un marco dialéctico.
CONTRADICCIONES ORGANIZACIONALES
La totalidad organizacional tal como es concebida en la visión dialéctica, se
caracteriza por rupturas, quiebres e inconsistencias en la producción social.
Es a eso a lo que aplicamos el término “contradicción”.
Muchos teóricos ven a la organización como un sistema razonablemente
coherente, integrado, racionalmente articulado o funcionalmente ajustado.
Esta visión es una abstracción. Si uno observa a la organización concreta y
pone atención a sus múltiples niveles y a sus variadas relaciones con la
sociedad, las contradicciones se vuelven un aspecto obvio e importante de
la vida organizacional.
La producción de contradicciones
La construcción/producción social no es un proceso guiado racionalmente y
centralmente controlado. A pesar de los esfuerzos de las administraciones
por contener y canalizar el proceso, algunos elementos interiores y
exteriores a la organización permanecen más allá del alcance de la
racionalización.
Algunas contradicciones son generadas dentro de la organización (a partir
de las divisiones, las estructuras de recompensas, y otros puntos de
divergencia). Esto define esferas distintas de acción social, y semi-
autónomas. Las personas que ocupan puestos particulares tenderán a
desarrollar modelos de estructura organizacional basados en sus problemas
y prioridades particulares.
Así, a través de un rango de divisiones, sectores y niveles, la organización
genera modelos o imágenes opuestas de la morfología organizacional.
Además, esos sectores, niveles, divisiones, pueden ser suficientemente
autónomos para implementar, en algún grado, sus modelos opuestos. En
cualquier caso, en una organización grande y compleja es posible, en
distintos momentos, que se hospeden un número de inconsistencias
estructurales.
Más allá de esto, el proceso corriente de de construcción social en todos los
sectores de la organización genera continuamente alternativas a la
morfología establecida. Aún las autoridades pueden generar innovaciones
que sean contradictorias con los patrones establecidos. Así, la organización
establecida constituye una estructura que puede resistir su propio
desenvolvimiento, como resultado de las ramificaciones de las posiciones
presentes en una estructura concreta de ventajas, intereses, compromisos,
etc.
Algunas contradicciones dentro de la organización pueden reflejar
directamente los aspectos fundamentales del sistema económico-político.
La estructura de las contradicciones
La organización es escenario de múltiples contradicciones. Los procesos
corrientes de construcción social, internos y externos a la organización,
producen un complejo conjunto de contradicciones interrelacionadas.
Las contradicciones devienen superpuestas en clusters o patrones
específicos, dependiendo de las maneras en que diferentes grupos estén
involucrados en su producción.
Cada organización es, así, un caso único, debido a las contingencias que
afectan la construcción/producción social.
Las contradicciones pueden estar combinadas de modos que exacerben el
conflicto o que lo contengan. Algunas combinaciones pueden constituirse
en lo que Althusser denominó una “unidad rupturista”, es decir, una
combinación que permite una drástica reorganización del sistema.
Otras combinaciones pueden tender a fragmentar la organización en una
serie de grupos de interés superpuestos y parcialmente competitivos.
Los participantes pueden tratar de alcanzar sus objetivos manejando o
manipulando las contradicciones. Se ha argumentado, por ejemplo, que las
elites corporativas han creado a propósito mercados de trabajo para las
mujeres y las minorías a modo de dispositivo para mantener el control
sobre el trabajo y dividir a los movimientos sindicales.
La producción del cambio
Las contradicciones convergen en el proceso de construcción/producción
social de diferentes formas.
Las contradicciones proveen una fuente constante de tensiones y conflictos
que puede, bajo ciertas circunstancias, moldear la consciencia y la acción
para cambiar el orden existente. Las contradicciones establecen los límites
y las posibilidades para la reconstrucción de ese orden.
Algunas contradicciones pueden constituir elementos cruciales de un orden
organizacional particular. Otras contradicciones, de menor significación,
pueden ir desapareciendo sin modificar el carácter fundamental de la
organización. Las contradicciones fundamentales tienden a reproducirse en
la organización por medio de su operación normal, en tanto sistema, y por
medio de sus vínculos con redes más amplias. Tales contradicciones
definen los límites que deben ser rebasados para transformarla.
La contradicción más genérica y básica, es entre el mundo social
construido y el proceso corriente de construcción social. La reificación de
la organización como una cosa determinada, colocada por sobre y contra
las personas, es contradictoria con el proceso corriente de construcción.
Esta contradicción es la esencia de la alienación social y política.
Tan pronto como la gente se vuelve consciente de esta contradicción y
actúa para superarla, reconstruye racionalmente el orden presente y supera
sus limitaciones.
Así, arribamos a la praxis.
HACIA LA PRAXIS ORGANIZACIONAL
La teoría dialéctica presta atención al inter-juego entre los intereses
prácticos y la erudición. El estudio de la organización es visto como
producto de la construcción social (es decir, las teorías son producidas por
grupos particulares de personas actuando dentro de un contexto limitado y
sobre la base de sus preocupaciones prácticas. Las teorías reflejan, así, el
contexto social en el cual han sido creadas y las preocupaciones prácticas
de sus creadores (no solamente sus autores, sino el grupo más extendido de
personas cuyas acciones producen las teorías). Por otro lado, las teorías
están inextricablemente involucradas en la construcción de las
organizaciones. Las teorías guían a los actores en sus esfuerzos por
entender y controlar a la organización. Proveen también modelos a ser
implementados; resaltan problemas a resolver; revelan controles a ser
ejercidos.
Hay, entonces, una relación dialéctica entre los arreglos y posiciones
organizacionales, y las teorías organizacionales.
El uso de teorías como guías para el control administrativo y como
programas para el cambio organizacional debe, entonces, ser estudiado.
Esto implica un momento “reflexivo” dentro del análisis dialéctico.
Crítica a las perspectivas limitadas.
Muchas teorías de las organizaciones deben ser entendidas como
soluciones formalizadas de ciertos actores (usualmente administradores u
otras figuras dominantes) a los problemas técnicos o prácticos resultantes
del carácter dialéctico de las organizaciones. Tales teorías formalizan un
modo de enfrentarse (mediante el control o el ajuste) con la complejidad
contradictoria y de múltiples niveles de la organización. Dispositivos tales
como socializar, monitorear, recompensar, ajustar, estructurar y negociar,
proveen soluciones a problemas concretos encontrados por los
participantes. Los teóricos agrupan esos dispositivos en sistemas coherentes
que puedan ser adoptados por las organizaciones.
Tales teorías proveen un conjunto de procedimientos, movimientos, rutinas,
que pueden ser empleados para perseguir un objetivo, cancelando,
controlando o capitalizando la complejidad contradictoria de la vida
organizacional.
Desde la perspectiva dialéctica, esas teorías deben ser superadas por un
marco más abarcador.
Las teorías de las relaciones humanas, las estructurales-funcionalistas, la
teoría de la decisión, y la de los sistemas abiertos, pueden ofrecer
diagnósticos sobre algunos aspectos de las estructuras y procesos de la
organización dentro de ciertos períodos de tiempo, e institucionales,
limitados. La dialéctica va más allá de esas formulaciones interrogando las
relaciones entre las teorías y las realidades organizacionales (considerando
el potencial que tiene una teoría organizacional para “definir la realidad”, el
vínculo entre los administradores y los teóricos, y la conexión entre las
teorías sociales y diversos movimientos sociales).
Las teorías y los teóricos son parte de la realidad que describen. Su
plausibilidad se deriva y circunscribe de los fenómenos históricos e
institucionales. Aún más, el conjunto completo de eventos debe vincularse
inextricablemente a los procesos más amplios de transformación social,
como la emergencia de patrones de dominación, dentro de los cuales la
tecnología y la ciencia sirven como ideologías de legitimación.
En este sentido, la tarea de la dialéctica es entender la conexión entre teoría
y realidad mediante el análisis del contexto social.
El análisis dialéctico deber ir más allá de la reflexividad; tiene tanto un
momento activo como un momento reflexivo. Debe preocuparse de la
reconstrucción activa de las organizaciones. Esta reconstrucción está
dirigida a la realización de las potencialidades humanas mediante la
remoción de las constricciones y limitaciones sobre la praxis.
Esta tarea incluye tanto la crítica las formas organizacionales existentes
como la búsqueda de alternativas.
La búsqueda de alternativas se basa en la visión de que el futuro no es
necesariamente una proyección del orden actual, sino algo lleno de
posibilidades, que debe ser realizado. No se trata de una tarea utópica, sino
de algo fundado en la comprensión de los límites y posibilidades del
presente.
El compromiso con la reconstrucción social tiene que ver con la liberación
del proceso respecto de las inhibiciones y limitaciones que ocasiona la
dominación.
Un análisis dialéctico de la organización debería pues estar comprometido
con las condiciones bajo las cuales la gente puede reconstruir las
organizaciones y establecer formaciones en las que sea posible una
continua reconstrucción.
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