II Jornada de discusión: “Historia, mujeres y archivos. Un debate con perspectiva presente-futuro” Introducción Desde los años ‘70, tanto en América como en Europa, la historia de/con las mujeres se abrió paso. El camino recorrido ha sido largo y no exento de escollos y oscilaciones por lo cual queda mucho por andar aún. Si en un primer momento, el objetivo estuvo inspirado en el gesto militante de otorgar visibilidad al colectivo femenino, el avance de las mismas investigaciones perfeccionó la mirada y el campo se tornó tangible, problemático y polémico al punto de proyectar la necesidad de volver a pensar la historia a los efectos de incorporar el accionar de las mujeres. Fue así que la existencia de una historia en la que los acontecimientos parecían discurrir entre varones -a excepción de ciertas referencias a algunas mujeres-, debió ser definitivamente revisada a la luz de la evidente exclusión de ellas y del carácter cultural y social de tal exclusión que, como la historiografía de mujeres demostró a lo largo de las últimas décadas, lejos estuvo de ser natural. En síntesis, tomó forma una reinterpretación de los hechos que supuso no sólo la inclusión de nuevos sujetos, sino también la búsqueda de nuevas fuentes y la necesidad de adoptar distintas lentes desde las cuales observar e interpretar esos hechos, para incluir “(…) a las mujeres en su conjunto y a largo plazo”.1 Está claro que como dijo la misma Perrot, “Las mujeres dejan pocas huellas directas, escritas o materiales. Su acceso a la escritura fue más tardío”.2 Por tanto, la historiografía debió andar un largo trecho para sacarlas de la invisibilidad a la que habían sido confinadas y para reescribir una historia que no sola las incluyera sino que también fuera crítica respecto de la anterior exclusión. Esto fue más difícil aun cuando se trató de reconstruir la presencia de las pertenecientes a los sectores populares. Muchas de ellas eran analfabetas, no concurrieron a la escuela, no leían el periódico, no participaron en las comisiones de las asociaciones civiles y no escribieron cartas o diarios íntimos, fuentes a las que la historiografía recurrió en una primera instancia para descubrir las acciones femeninas en el ámbito doméstico o público. Los señalamientos anteriores instalan un núcleo problemático árido en torno a las fuentes y las unidades de información para una historia con mujeres. Estimamos de tal relevancia esta cuestión que, con el fin de pensar acerca de ella, convocamos a las II Jornadas de discusión: “Historia, mujeres y archivos. Un debate con perspectiva presente-futuro”. Por tanto, el objetivo central que nos motivó fue poner sobre la mesa una serie de interrogantes asociados a las problemáticas que el abordaje de diversos temas -atravesados por la perspectiva de géneronos presenta. Buscamos con esta convocatoria propiciar el intercambio sobre las líneas de 1 Michelle Perrot, Mi historia de las mujeres, FCE, Bs. As., 2008, p. 13. 2 Michelle Perrot, Mi historia de las mujeres, cit., p. 19. 1 trabajo que cada investigador/a proyectó dentro de la historia de mujeres así como la reflexión acerca de los archivos consultados y la especificidad de los mismos. Si en un primer momento nos pareció una propuesta de encuentro y discusión tanto atractiva como necesaria, cuando recibimos las respuestas de los/as investigadores/as dispuestos/as a participar, aquellos primeros motivos cristalizaron en un gesto y en una urgencia colectiva. Así, durante dos días escuchamos conferencias en las cuales las convocadas presentaron sus preocupaciones e inquietudes alrededor de las fuentes y los archivos en general 3; asistimos a la presentación de libros relativos al tema donde las autoras y los/as presentadores/as dieron cuenta de los ejes temáticos tratados como así también de los acervos documentales que nutrieron esas producciones4 y, finalmente, numerosas investigadoras expusieron ponencias libres. Justamente, estos ensayos de reflexión y síntesis acerca de los problemas de las fuentes en la historia de/con mujeres son los que reunimos en esta publicación digital. En este sentido, pensamos que cada uno de los artículos que componen este libro dan cuenta del espíritu del encuentro antes mencionado, y hacen visibles- desde diferentes perspectivas- a las mujeres, en una historia que hasta hace un tiempo no las incluía. Todos los trabajos asimismo, permiten suscribir a la idea de que la clave reside en la manera de buscar a las mujeres en las fuentes. Es decir, una agenda de reflexión e investigación que no solo las individualice sino que también indague en su interacción con otros sujetos sociales especialmente los varones-, lo que nos lleva a considerarlos como contribuciones de una historia con mujeres. Finalmente estos ensayos expresan la preocupación por la cuestión de los archivos y fuentes utilizadas y el modo de abordarlas. Las mujeres trabajadoras son tema central en las indagaciones de dos papers. Deborah Garazi repara en las experiencias de los trabajadores y trabajadores del sector hotelero de la ciudad de Mar del Plata, entre las décadas de 1960 y 1980, desde una perspectiva de género. Y para indagar en las desigualdades que se producen y reproducen en el espacio del trabajo entre varones y mujeres, utiliza las sentencias de los Tribunales de Trabajo que la ayudan a 3 Las conferencias fueron: “Debates, desplazamientos de sentidos y proyectos en torno a la educación de las mujeres. Alcances, límites, desafíos y problemas que ofrecen los archivos para su estudio” a cargo de la Dra. Lucía Lionetti (IEHS - IGEHCS /UNCPBA); “Las mujeres en los márgenes: Educación y salud en el interior argentino en la primera mitad del siglo XX” a cargo de la Mg. María José Billorou y “De fondos documentales, evidencias y preguntas a contrapelo. Una aproximación a la cocina de la Historia” a cargo de la Dra. Valeria Pita. 4 Mazahuas, campesinos y maestros. Prácticas de escritura, tierras y escuelas en la historia de Jocotitlán, Estado de México (1879-1940), de Carlos Escalante Fernández, (México, El Colegio de Mexiquense, 2014); Crecer y multiplicarse. La política sanitaria materno-infantil, argentina 1900-1960, de Karina Ramacciotti y Carolina Biernat (2014, Biblos, Bs. As.); La maestra y el museo. Gestión cultural y espacio público, 1939-1941, de Sandra Fernández y Paula Caldo (El Ombú Bonsái, Rosario, 2014); El hogar tecnificado. Familia, género y vida cotidiana, 1940-1970, de Inéz Pérez (Biblos, Buenos Aires, 2013) y dos ediciones de fuentes cuya publicación estuvo a cargo de la Dra. Jaqueline Vasallo denominadas: Las mujeres en el relato histórico del centenario (Argentina, 1910). Reedición de la obra de Adolfo Carranza, Patricias Argentinas. Fuentes para los estudios de género Facultad de Filosofía y Humanidades. Córdoba, 2013 y Señoras patriotas ¿o reacción oligárquica? Actas del Primer Congreso Patriótico de Señoras en América del Sud, 1910. Fuentes para los estudios de género Facultad de Filosofía y Humanidades. Córdoba, 2013. 2 reconstruir algunos de los procesos histórico-sociales que intervienen en la producción y reproducción de dichas desigualdades en el mercado laboral. Paula Lucía Aguilar por su parte, Paula Lucía Aguilar por su parte, presenta una reflexión en torno a la convocatoria lanzada por la Organización Internacional del Trabajo -OIT- en el año 2013. Los objetivos de la misma eran investigar, desde un registro historiográfico, los procesos sociales y políticos a través de los cuales las convenciones y acuerdos de la OIT relativos a la protección de las mujeres trabajadoras fueron incorporados a la legislación laboral en distintos países. En el marco de esta convocatoria, Aguilar buscó centrarse en un problema específico como es la maternidad de las mujeres trabajadoras y su problematización en tanto punto de confluencia en los debates sobre la protección de las trabajadoras y sus condiciones de existencia, como parte de un proyecto colectivo internacional motorizado por la OIT. El estudio de las prácticas asociativas en la zona del Golfo San Jorge en la provincia de Chubut, es el tema central que presenta el ensayo de Edda Crespo. Como la autora lo manifiesta, una conjunción de fuentes y archivos tales como entrevistas de historia oral, prensa local, documentos institucionales y oficiales entre otros, orientaron su búsqueda por las huellas de la sociabilidad que fue masculina pero también femenina. Crespo asimismo señala que la indagación en las formas de la sociabilidad, le permitió visibilizar los movimientos de mujeres y repensar la ciudadanía en la zona en estudio. Los archivos religiosos en general, y los de los salesianos en particular, también fueron trabajados por dos autoras de este libro. Celina San Martín, se pregunta por el lugar asignado en los archivos a los indígenas y a las mujeres, desde una mirada antropológica. Sus interrogantes se concentran en los fondos documentales atesorados por los misioneros salesianos, que participaron de la llamada conquista del desierto -1878-1885- y desplegaron sus misiones volantes a lo largo del espacio patagónico. Como lo afirma la autora, el archivo salesiano capturó a las mujeres y a los indígenas en determinadas clasificaciones e interpretaciones de sí mismos a través de las cuales distribuyeron de forma jerárquica lugares y movilidades para cada uno. A través de esta jerarquía, se habría asegurado la reproducción de una organización jerárquica y falocéntrica en torno a la producción de la historia dentro de la cual las mujeres y los indígenas quedaron desigualmente posicionados para acceder tanto al protagonismo de la historia como a su relato. Por ello su objetivo es adoptar una mirada deconstructiva de este archivo y su lectura contra borradura, de modo tal de contribuir a la revisibilización de las mujeres y los indígenas como protagonistas aún desde posiciones subalternas. Lucía Bracamonte nos relata cómo ha encarado un análisis sobre el desarrollo de la beneficencia en Bahía Blanca a principios del siglo XX, a través de los documentos albergados en el Archivo Central Salesiano y el Archivo Histórico Salesiano Patagónico. 3 Tal como la autora asevera, acudir a este tipo de repositorios es imprescindible para rastrear la presencia activa de las militantes en la acción social católica. En este sentido, los repositorios consultados son centrales porque ayudan a identificar a las damas cooperadoras salesianas y a reconstruir su accionar durante las tres primeras décadas del siglo XX, cuando el proyecto educativo y pastoral salesiano se articuló con las intenciones de “civilizar, moralizar y controlar” a las capas subalternas, en un contexto en que los sectores dirigentes de impronta liberal estaban preocupados por la “cuestión social”. Algunas mujeres relevantes y más “conocidas” también han sido objeto de análisis en estas ponencias, aunque fueron revisitadas desde perspectivas más renovadas. De esta manera, María Soledad González intenta demostrar una nueva mirada, basada en sus Testimonios, obra publicada por Victoria Ocampo entre 1935 y 1977. Dada la particularidad de esta fuente, “(…) bañada de su condición de miembro de la elite patricia a la que pertenecía (…)”, la autora se acerca a ella con una serie de interrogantes que le permiten transmitir una mirada distinta de Victoria. Así, se pregunta entre otras cosas qué rol les adjudicaba Ocampo a las mujeres en estos escritos y cómo deberían asumir, según ella, la liberación femenina. Sostiene González que, al margen de lo disruptiva que pueda considerarse la figura individual de la escritora en cuanto al rol de mujer de la época, se puede observar una continuidad inherente a la recuperación constante en su discurso de sus antepasados patricios. Aunque el gesto de Victoria fue desafiante, lo hizo dentro de los márgenes que ella misma, el contexto en el que vivió y su posición social le permitieron. Alba Petrúngaro, gran coleccionista de huellas de la historia de las mujeres, y Herminia Brumana, reconocida maestra que desarrolló una labor educativa e intelectual destacable, son dos de las protagonistas que aborda en su texto Laura Fernández Cordero. La autora propone un recorrido por el lugar asignado a lo femenino en los fondos documentales del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la Argentina –CEDINCI-. Pero, entendemos que Fernández Cordero advierte allí además de nombres de mujeres, escrituras de tono femenino -no necesariamente efectuadas por mujeres-. Así presenta un diario íntimo producido por Samuel Glusberg, editor y escritor argentino, responsable de muchos emprendimientos culturales en nuestro país y en Chile. Entre sus papeles, la autora rescata uno en particular, un registro escrito a modo de diario en el que el autor a lo largo del tiempo expuso algunas vivencias íntimas y personales. Dada la particularidad de la fuente, un diario íntimo de un varón que se completa con gran cantidad de correspondencia personal, en contraste con la documentación más bien pública de las mujeres antes citadas, la autora propone el ejercicio de dirigir interrogantes, recurrentes en los estudios sobre mujeres, a la experiencia de un varón intelectual. Así, ella se pregunta ¿Cómo organiza su vida doméstica?, ¿cómo afecta su paternidad su proyecto intelectual y 4 laboral?, ¿de qué modo impacta su vida afectiva en sus decisiones de trasladarse a otro país?, ¿es posible observar si sus estados de ánimo condicionan su actuación pública?, etc. Esta forma novedosa de acercarse a los papeles privados de un hombre, permite a la autora plantear que algunas variables no son “cosas de mujeres” y, por tanto, sólo pertinentes cuando se las estudia a ellas. Al contrario, queda mucho por decir del cruce entre la domesticidad o la paternidad y la trayectoria intelectual de un varón, por ejemplo. La literatura de viajes es una puerta de entrada excelente para rastrear, tal como Norma Alloatti nos invita, las huellas femeninas a través de su propia escritura. Como ella misma lo sostiene, “(…) los escritos realizados por mujeres a menudo reposan en archivos o colecciones en donde no adquieren relevancia si no se le reclaman al repositorio los “trazos furtivos” de las experiencias históricas femeninas.” Esto ocurre con el legado de Miguel Lermon, un vasto conjunto de unos 13.000 libros que reúne primeras ediciones del siglo XIX, entre los que predominan los libros de viajes. La riqueza de este reservorio -que se preserva en la Academia Argentina de Letras -CABA- reside entre otras cosas en que no ha sido estudiada en profundidad. La colección Lermon se ofrece como un tentador archivo en el que se reúnen primeras ediciones del siglo XIX y gran cantidad de libros de viajes, de autoras y autores de nuestro país y de Europa, que Alloatti nos propone explorar, haciendo especial hincapié en algunas obras singulares escritas por mujeres viajeras. Una aproximación interesante para estudiar la violencia doméstica de género, es la que plantea María Magdalena López Pons. A través de un cruce entre historia y geografía, entre métodos cualitativos y cuantitativas, la autora hace un recorrido geográfica e históricamente situado, para mapear las situaciones de violencia que afectaron a mujeres de Tandil a comienzos del siglo XXI. Tal como ella lo remarca en el trabajo, es un aporte doblemente importante, dado que “(…) los estudios con perspectiva de género han sido escasamente desarrollados en el ámbito geográfico argentino”, y además porque la metodología adoptada le permitió acercarse al objeto de estudio brindando un estado de situación general sobre un problema que presentaba escasos estudios geográficos previos en el espacio abordado. Romina Soledad Coronello por su parte, sitúa su búsqueda en el Archivo General de la Nación e intenta acercarse a través de expedientes sucesorios a las prácticas de transmisión del patrimonio implementadas por las familias campesinas de la campaña bonaerense entre fines del siglo XVIII y la primera mitad del XIX. En sus análisis, adopta una perspectiva de género, interpelando a las mujeres como sujetos históricos dentro de un espacio definido como lo es la familia, atendiendo a las similitudes diferencias, jerarquías y relaciones de poder establecidas entre los géneros y entre estos y la propiedad, tendiendo a historizar dichas relaciones desde un enfoque interesado en la construcción histórica de los roles genéricos. 5 Finalmente, Marcela Aguirrezabala nos introduce en un tema poco abordado por la historiografía argentina: el de las relaciones entre las mujeres y el poder en el Antiguo Régimen y la etapa nacional. Para ello, la autora utiliza instrumentos jurídicos que le permiten develar cómo la historia del derecho se relaciona con el género. Sin embargo, y como ella misma lo señala, hay muchos otros documentos que resultan ser imprescindibles para emprender un trabajo como el propuesto. Consciente de las dificultades que encarna un estudio de esta magnitud -entre otras cosas por el grado de dispersión de estas fuentes y su heterogeneidad, por las problemáticas que contienen, dado que ofrecen información que podría ubicarse en fondos de administración, judiciales, en correspondencias particulares, bajo el rótulo de la jurisdicción donde se expidieron, etc.-, la autora emprende el desafío para develar la historia invisibilizada y de responder a muchos interrogantes. En definitiva, este conjunto de trabajos resulta ser una clara muestra de la profusión de investigaciones emanadas de esta línea. Una línea que si bien aún no alcanza el reconocimiento cabal dentro de los planes de estudio, los libros de historia de síntesis y las reuniones y publicaciones académicas, marca su existencia en todos los problemas y períodos históricos. Esto es, en torno a todos los problemas de la agenda historiográfica y en todos los recortes temporales es tangible ya una investigación relativa a la presencia femenina. Asumiendo estas marchas y contramarchas, quien recorra esta publicación encontrará una serie de ensayos que, con perspectiva interdisciplinaria, preocupados por diferentes problemas y situados en recortes temporo espaciales disímiles, interrogan las dificultades, temores, trampas y posibilidades de los archivos para hacer una historia de/con mujeres. Yolanda de Paz Trueba Paula Caldo Jaqueline Vasallo 6