Ralf J. Leiteritz y Nicolás A. Mejía ¿Cómo arrancar con el proceso de investigación? La utilidad del “rompecabezas” Los/as profesores/as de Ciencia Política y/o de Relaciones Internacionales están familiarizados con esta situación: un/a estudiante llega a su oficina con la petición (usualmente de carácter urgente) de recibir orientación con el marco teórico para su monografía de grado. Él o ella tienen una vaga idea del tema sobre que él o ella quieren escribir su tesis de pregrado, pero aun así necesitan saber si las teorías escogidas le “sirven” al tema. En otras palabras, se toma una teoría prefabricada y se transfiere enteramente al tema de investigación. El/la estudiante entonces trata de demostrar que la teoría seleccionada ayuda a “explicar” lo que describe en su monografía. Una variante de esta estrategia se da cuando los estudiantes invierten gran cantidad de tiempo, energía y, de pronto hasta dinero, en aprender un método complejo de investigación, por ejemplo análisis de discurso o análisis estadístico multivariado avanzado. Puede que para recuperar parcialmente la inversión solamente consideren preguntas de investigación o problemas que puedan ser abordados a través de su enfoque metodológico favorito. Es decir, el método preferido misteriosamente “selecciona” los tópicos y problemas que valen la pena investigar. Pensamos que ambos enfoques – la investigación guiada tanto por una teoría como por un método particular – son inapropiados como punto de partida para la investigación útil e interesante en Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Argumentamos que el proceso de investigación debe empezar con un problema específico, o, mejor aún, con un rompecabezas (“puzzle”) que, a su vez, motive la escogencia de un marco teórico y de un método – preferiblemente eclécticos o pragmáticos – para así responder la pregunta (esto es, hacer un diseño de investigación). Por tanto, concordamos con Max Weber en que la esencia de las Ciencias Sociales es “problematizar la sabiduría convencional” (Weber 1973: 266). Específicamente, la Ciencia Política se diferencia de otras disciplinas en la medida en que indaga más allá de las evidencias anecdóticas de eventos individuales, en aras de comprender mejor los eventos y fenómenos políticos. La selección de un rompecabezas es un paso inicial crucial en el proceso de investigación (Roselle y Spray 2008). Habiendo identificado un rompecabezas como el punto de comienzo, el/la estudiante tendrá que formular un argumento conciso que sirva como su respuesta, la cual a su vez debe estar sustentada por evidencia correctamente escogida y relevante. Adicionalmente, el/la estudiante necesita considerar argumentos alternativos, evaluando sus fortalezas y debilidades mientras justifica el por qué la posición escogida ofrece una mejor explicación para la pregunta de investigación. Creemos que encontrar un rompecabezas concreto, es decir, una pregunta específica sobre un tema en particular, es la forma adecuada de empezar el proceso de investigación en Ciencia Política (Grofman 2001), especialmente para quienes recién se inician en esta labor. Somos conscientes de que esta posición está ligada a un trasfondo epistemológico particular según el cual la Ciencia Política aplica el método científico como herramienta para descubrir verdades generales sobre el mundo en que vivimos; su premisa central es que existe tal cosa como una realidad objetiva, la cual es susceptible de conocerse a través del uso de la razón. Asimismo, esta realidad se caracteriza por la existencia de regularidades observables a través del uso de datos. En otras palabras, los científicos políticos se interesan por relaciones de causa y efecto: esto significa que aunque ellos consideren el trabajo puramente descriptivo como útil y/o interesante, únicamente lo ven como un conjunto de datos, mas no como Ciencia Política. Por ejemplo, un proyecto titulado “La evolución de la política exterior colombiana frente a los Estados Unidos durante la administración de Andrés Pastrana” no es un rompecabezas adecuado, esto es, no constituye un buen punto de inicio para un proyecto de investigación que prometa ser interesante, conducente a resultados no triviales. Un ejemplo de rompecabezas sería “¿Por qué y/o cómo pudo la administración Pastrana extraer cantidades considerables de ayuda financiera y técnica de los Estados Unidos bajo el ‘Plan Colombia’?”. ¿Qué se entiende por “rompecabezas”? Un rompecabezas, en el sentido académico, se entiende de dos formas diferentes. Ambas pueden dar paso a una pregunta de investigación que se puede desarrollar en un trabajo de investigación dentro de un curso o en una tesis de pregrado. En primer lugar, un rompecabezas surge de la incongruencia entre una observación empírica y el conocimiento proveniente de la literatura o de la teoría. En otras palabras, el/la investigador/a observa un hecho en la “vida real” que no puede explicar con el aparato teórico convencional. El rompecabezas lleva entonces a cuestionar los enfoques explicativos tradicionales en aras de entender las razones por las cuales estos no pueden dar cuenta de la observación empírica. Esta forma de rompecabezas se enfoca, especialmente, en la construcción de teoría, es decir, usualmente refinan el estado del arte en un área particular del conocimiento. Un ejemplo en el campo de la Economía Política Internacional es la imposibilidad de las teorías existentes para entender la política monetaria en Colombia. El/la investigador/a, consciente del menú de opciones que tiene para explicar cierto fenómeno político, se debate con su propia inadecuación, en tanto que no le permiten comprender lo que observa. Discutiremos más ejemplos de este tipo más adelante. Segundo, un rompecabezas puede emerger de un “caso curioso” que desafía el conocimiento tradicional. Por ejemplo, es común afirmar que todos los países de América Latina quedaron inmersos en la crisis de la deuda durante los años 80 del siglo pasado. Sin embargo, hubo una excepción: Colombia. Igualmente, es habitual señalar que todas las revoluciones en la Europa comunista, en 1989-1990, fueron pacíficas. Mas hubo una excepción: Rumania. Frecuentemente, los rompecabezas de este estilo seleccionan un caso divergente (outlier) que se encuentra fuera del conocimiento tradicional y común, con miras a estudiar sus peculiaridades. Para nosotros, este es el mejor tipo de rompecabezas para plantear en un trabajo de investigación o en una tesis de pregrado. Esto implica crear e implementar un diseño de investigación para descubrir las razones por las cuales un caso particular no encaja en las explicaciones estándar de la literatura. El/la estudiante no solo demuestra dominio sobre el estado del arte y la teoría en un área específica del conocimiento sino que también manifiesta la capacidad de generar una estrategia adecuada de investigación para “resolver el rompecabezas”. Es habitual que no exista una única teoría disponible para esta labor. Dada esta situación, el/la estudiante debe explorar y comprender el potencial explicativo de varios enfoques, seleccionando – de forma ecléctica – las piezas útiles para resolver el rompecabezas. Esta estrategia es preferible al proceder tradicional, en el cual una teoría general o un paradigma recibe, desde el inicio del trabajo, el carácter de indiscutible – en ocasiones sin mencionar ni siquiera las alternativas para explicar el mismo fenómeno –, arguyendo que esta puede, por si misma, explicar el fenómeno o proceso. Sin embargo, rara vez es así en la investigación centrada en rompecabezas. Los/as estudiantes no pueden basarse exclusivamente en una teoría o un “plan maestro” compuesto de varias teorías bastante generales o abstractas (liberalismo, realismo, Marxismo, etc.) para resolver rompecabezas de esta índole. Más bien, deben, después de una lectura minuciosa, profundizar en las imbricaciones que nos presentan todas las explicaciones y teorías generales para medir así su utilidad específica. El resolver rompecabezas requiere una mente crítica por parte de los/as estudiantes dispuestos a probar el poder explicativo de varias teorías frente a las características diferenciales del caso en cuestión. Una o preferiblemente más posibles explicaciones para el rompecabezas son testeadas a la luz de la evidencia disponible. En las llamadas “ciencias duras” esto se realiza mediante la repetición de experimentos (por ejemplo dejando caer incontables objetos de varias masas para observar si todos se aceleran al mismo ritmo). En las Ciencias Sociales, el uso de experimentos es usualmente impráctico o anti-ético, por lo cual nos basamos en datos históricos. Lo que esto significa en términos prácticos es que desarrollamos una serie de hipótesis opuestas antes de que apreciemos la evidencia, todo en aras de que podamos probarlas honestamente. Esto es el método deductivo, en contraposición al inductivo. Brevemente, el método deductivo deriva proposiciones particulares de principios generales, mientras que el inductivo genera principios generales de instancias particulares. El principal problema del método inductivo es que para poder justificar la existencia de una relación de causa y efecto uno debe tener la capacidad de probar qué sucede cuando el factor causal está presente y qué pasa cuando está ausente, y el método inductivo puede que no ofrezca garantías de variación suficientes en presencia o ausencia del sospechado factor causal. Dicho esto, el/la estudiante debe generar la mejor respuesta posible al rompecabezas antes de evaluar lo que dice la evidencia; solo así podemos saber qué evidencia debemos recoger. En este capítulo discutimos el rompecabezas como una estrategia para identificar o formular un problema de investigación en Ciencia Política en general, y en Relaciones Internacionales en particular. Un rompecabezas combina las observaciones empíricas con el conocimiento teórico de una manera concreta. En otras palabras, para cuestionar la “sabiduría convencional”, el/la investigador/a necesita tener una comprensión firme de las teorías disponibles o explicaciones existentes del fenómeno o tema que se va a analizar (consideren la contribución de Federmán Rodríguez en este volumen). Sin embargo, más allá del conocimiento teórico, la investigación guiada por problemas o solución de rompecabezas requiere una observación específica, la cual puede ser calificada de incómoda en tanto que no puede ser explicada con el saber teórico que el/la investigador/a ha adquirido previamente. Dada esta situación, el/la investigador/a trata de “resolver” el rompecabezas. El resultado general de esta tarea puede ser una explicación para la observación empírica que dio paso al rompecabezas o el uso de este último como vehículo para desarrollar una teoría (más) general. Como resultado, una revisión exhaustiva de la literatura existente es crucial para detectar si un rompecabezas ya ha sido respondido o si hay carencias en las explicaciones disponibles. Dicho de otra manera, puede haber rompecabezas dentro de rompecabezas, lo cual lleva a la formulación de nuevas teorías. A través de la revisión minuciosa de la literatura, el/la investigador/a puede hallar que las teorías existentes tienen grandes problemas o no se compaginan adecuadamente con el registro histórico. Por ejemplo, la investigación constructivista en Relaciones Internacionales ha señalado que las teorías tradicionales (realismo y liberalismo) tienen problemas para explicar la súbita caída del imperio comunista y el fin de la Guerra Fría en 1990 (Lebow y Risse Kappen 1995). Los constructivistas sostienen que las teorías establecidas en la disciplina no pueden explicar satisfactoriamente por qué y cómo colapsó el imperio soviético, a la vez que destacan la forma en que eventos o actores cruciales dentro de este proceso histórico han sido ignorados por el realismo y el liberalismo. Por lo tanto, piden una nueva teoría – no una mera reinterpretación de una explicación ya dada al rompecabezas – que sea capaz de superar las anomalías de las teorías existentes. De este modo, las carencias empíricas de las teorías tradicionales han dado paso al surgimiento de explicaciones alternativas y a mejores interpretaciones del mundo. Empero, el conocimiento profundo del panorama teórico no requiere que el/la investigador/a se “case” desde el comienzo con una teoría particular con la cual se analiza un rompecabezas definido. De hecho, muchos de los problemas y rompecabezas en Ciencia Política y Relaciones Internacionales no pueden ser analizados o “resueltos” con la ayuda de una sola teoría, menos de un solo paradigma. En la medida en que los investigadores amplían su comprensión y conocimiento histórico sobre el tópico a manejar, indudablemente se darán cuenta de que cualquier teoría, por su propia cuenta, no puede dar una solución perfecta al problema de investigación. Por tanto, es mejor abandonar desde el comienzo la búsqueda (fútil, en nuestra opinión) del marco teórico perfecto y enfocarse más bien en construir un marco teórico ecléctico y pragmático durante el proceso de investigación (Katzenstein y Sil 2010). Así, reconocemos totalmente la importancia de la teoría en el transcurso de la investigación: es una herramienta que nos permite construir explicaciones plausibles (hipótesis) para el rompecabezas que queremos analizar. Pero los/as investigadores deben evitar la práctica, desafortunadamente común, de “seleccionar” una teoría o, peor aún, un paradigma particular desde el comienzo y después dejar que esta “conduzca” el proceso de investigación, minimizando o, peor aún, olvidando, la tarea principal: el “resolver” del rompecabezas con la ayuda de un marco teórico que realmente capture la realidad, luego de ser traducido a hipótesis probables y validado con el mundo empírico. Similarmente, aplicar la metodología apropiada es una función del problema de investigación. Simplemente no existe un método perfecto para enfrentarse a todos los problemas planteados. En consecuencia, el largo debate sobre si las metodologías cualitativas o cuantitativas son más adecuadas para la Ciencia Política no puede ser resuelto en abstracto. Los científicos políticos tienen que ver más allá de esta discusión estéril y preguntarse cuál método – o mejor aún qué combinación de métodos – es apropiado para estudiar su rompecabezas y llegar a soluciones válidas sobre cómo “resolverlo” mejor. En la siguiente sección damos tres ejemplos de cómo la identificación inicial y subsecuente “solución” de un rompecabezas han generado mejores explicaciones, nuevos puntos de vista y, en el mejor de los casos, teorías novedosas. Nuestra formación en Relaciones Internacionales da cuenta del sesgo en la selección de los rompecabezas. ¿Por qué los países ricos dan ayuda para el desarrollo a los países pobres? Lumsdaine (1993) observó que después de la década de los años 50 del siglo XX los países de la OCDE entregaron más de 500 mil millones de dólares en ayuda para el desarrollo a países pobres. Él argumentó que la teoría dominante en Relaciones Internacionales, el realismo, no estaba equipada para explicar este fenómeno. Los realistas sostienen que los Estados actúan guiados exclusivamente por el interés propio, motivo por el cual las cuestiones éticas, como la lucha contra la pobreza, no juegan ningún papel en la política exterior. Por tanto, si algún país dona a otro Estado ayuda material, de acuerdo al realismo, el donante debe obtener algún beneficio tangible de su acción. Sin embargo, según Lumsdaine, dar considerables sumas de dinero en ayuda para el desarrollo constituye una anomalía en la teoría realista. Primero que todo, los beneficiarios eran Estados que no tenían importancia geopolítica alguna ni tampoco eran objetivos económicos de valor para los donantes. En segundo lugar, desde 1970 cerca del 30% de la ayuda para el desarrollo fue entregada por instituciones multilaterales, reduciendo pues drásticamente la influencia de los Estados, individualmente considerados, en los criterios de selección – todo un rompecabezas para el realismo, que insiste en el control estatal de los recursos. En tercer término, una cantidad desproporcionada de la ayuda es donada por países como Noruega, Suecia, Holanda y Dinamarca, los cuales no tienen ambiciones o intereses geoestratégicos. Dada la incongruencia entre las expectativas realistas y las observaciones empíricas respecto de la ayuda para el desarrollo, emergió un rompecabezas. Para poder “resolverlo”, Lumsdaine buscó explicaciones alternativas para este comportamiento estatal en el sistema internacional, observando cuidadosamente las acciones de aquellos países que donan grandes sumas de dinero. En su investigación, identificó dos hipótesis que se veían particularmente relevantes para su rompecabezas: 1. ciertos valores que influyen en la política doméstica también son relevantes para la política exterior; y 2. ambos tipos de política son moldeados por las experiencias de cada Estado en el sistema internacional, o más específicamente por sus roles y funciones en la sociedad internacional. Como producto de lo anterior, los cálculos políticos y económicos, si bien importantes, no explican totalmente por qué muchos Estados ricos donan, por tanto tiempo, cantidades sustanciales de dinero a países pobres. Más allá de explicar las observaciones empíricas, Lumsdaine concluyó que las “visiones morales” pueden alterar las características de la política internacional: los valores de índole humanitario o igualitario que existen en las sociedades domésticas también son proyectados en su accionar internacional. En contraste con la teoría realista, Lumsdaine formuló así una perspectiva diferente – si bien no una teoría totalmente nueva – de cómo funciona la política internacional, ilustrando de paso el rol de las consideraciones éticas en vez de solo las relacionadas con el poder. ¿Por qué son duraderas en algunos países de América Latina las políticas promercado y en otros no? Leiteritz (2010) observó que una política específica, de aquel paquete de reformas pro-mercado implementadas en virtualmente todos los países de América Latina en los primeros años de la década de los 90, exhibía una variación sorprendente en términos de su longevidad. Mientras que la apertura de la cuenta de capitales de la balanza de pagos era una política duradera en países como Perú, otros países como Colombia parcialmente retrocedían de la liberalización inicial. Dadas condiciones económicas comparables y características institucionales similares, el rompecabezas emergió de por qué solo un país hasta la actualidad mantiene abierta su cuenta de capitales. Habiendo identificado el rompecabezas, Leiteritz procedió a interrogar el estado del arte en Economía Política Internacional en términos de su capacidad de explicar la observación empírica; encontró un vacío general en la literatura con respecto a explicar la permanencia de las llamadas políticas económicas neoliberales en el tiempo en general, y la liberalización de la cuenta de capitales en particular. La mayoría de las teorías existentes se enfocaban en analizar la política inicial, es decir, el cambio hacia la liberalización de la cuenta de capitales en países en vía de desarrollo, pero se abstenían de mencionar posibles razones para su retroceso. Dos teorías existentes que en realidad discutían este fenómeno – ambas situadas dentro de la escuela constructivista y enfatizando factores estructurales al nivel internacional – y se centraban (a) en el rol de las organizaciones internacionales, en particular el Fondo Monetario Internacional (FMI), y su influencia en las decisiones de la política doméstica en países en vía de desarrollo; y (b) la influencia política de la llamada “comunidad epistémica neoliberal” entre los economistas profesionales de estos países. Después de aplicar las implicaciones observables de ambas teorías a la luz del registro empírico en ambos países, Leiteritz concluye que ambas explicaciones son insuficientes para “resolver” el rompecabezas. Él argumenta que las explicaciones sistémicas tienden a ignorar los factores cruciales que juegan al nivel doméstico y que no están relacionados con las dinámicas estructurales. Leiteritz “resuelve” el rompecabezas al señalar a dos de esos factores como causales para explicar la variación en la política de la cuenta de capitales en Perú y Colombia: 1. la alianza dominante dentro del sector privado en cuanto a las relaciones empresarios-Estado; y 2. entendimientos domésticos compartidos, o sea instituciones informales, sobre qué se constituye una política económica legítima dentro de la elite política y empresarial. Así, la configuración diferente de ambos factores en Perú y en Colombia contribuye a entender por qué la apertura de la cuenta de capitales solamente ha sido una política durable en Perú. Sin embargo, Leiteritz se abstiene de desarrollar una teoría general sobre el futuro de las políticas económicas neoliberales. Su estudio sólo discute una política particular en un contexto espacial y temporal específico. Como resultado, su enfoque, basado en la “solución” de un rompecabezas, se centra en ofrecer una explicación para una observación empírica específica, mas no está encaminado a crear una teoría general. Si bien la “solución” del rompecabezas puede brindar aportes importantes para el consiguiente desarrollo de una agenda investigativa más amplia, por ejemplo, una orientada hacia una teoría general de las instituciones domésticas informales y su impacto en política económica, el uso de un solo caso o una política torna problemáticas las conclusiones teóricas. No obstante, la relevancia de explicar un caso intrigante o “incómodo” queda garantizada en la medida en que se estudia un fenómeno importante en Ciencia Política o Relaciones Internacionales. ¿Por qué no hay guerras entre Estados democráticos? La llamada teoría de la paz democrática contiene una multitud de rompecabezas en sí misma. Al inicio de este programa investigativo había un argumento teórico y una observación empírica. Basándose en el famoso ensayo de Kant sobre la “paz perpetua” publicado en 1795, Doyle (1996) argumentó que las democracias no son intrínsecamente más pacíficas que las no-democracias, sino que los Estados democráticos no van a la guerra entre ellas. Una oleada subsecuente de análisis empíricos y estadísticos confirmó este argumento principal (Russett 1996). Visto de la perspectiva del realismo estructural o neorealismo, la paz democrática constituye un rompecabezas, puesto que analistas estructurales como Waltz (1979) localizan las causas de la guerra en el sistema internacional, de forma que si un país es democrático o no de ninguna manera incide en términos de su política exterior. Las observaciones empíricas y varias pruebas de la teoría de la paz democrática parecieron socavar este argumento. No obstante, aunque el rompecabezas era claramente visible, su explicación dio paso a toda una industria en Relaciones Internacionales y Política Comparada. En aras de “resolver” el rompecabezas, los investigadores debían responder el interrogante sobre cuáles aspectos de la democracia son responsables de que las Estados que la profesan no vayan a la guerra entre ellas. Dos perspectivas teóricas han emergido de esta discusión: 1. el enfoque estructural o institucional; y 2. el enfoque cultural o normativo. El primero enfatiza la organización compleja de las democracias y los mecanismos de control que previenen las guerras entre ellas. El último se refiere a las normas domésticas sobre regulación de conflictos, las cuales son proyectadas de manera análoga a las relaciones bilaterales con otros Estados democráticos, donde se asume que la contraparte sigue tales normas. No hay un claro “ganador” en términos de cuál de las dos posiciones es correcta; de hecho, la mayoría de los/as investigadores las perciben como compatibles en vez de mutuamente excluyentes. El intento de algunos/as investigadores, generalmente orientados al análisis estructural, de señalar las anomalías que hay dentro de la misma teoría (Layne 1996, Spiro 1996) sugiere una evolución interesante de la discusión. Por ejemplo, Farber y Gowa (1996) no sólo comentan que, estadísticamente, la paz democrática sólo aplica para el período post-Segunda Guerra Mundial, sino que hay otros factores diferentes al régimen político – como el número de alianzas entre democracias – que explican mejor las observaciones empíricas sobre la ausencia de guerras entre democracias. Conclusión El debate sobre la paz democrática claramente ejemplifica la utilidad de la estrategia de “solución de rompecabezas” como punto de partida del proceso de investigación. Las expectativas teóricas son confrontadas con observaciones empíricas contradictorias para así desarrollar una o varias explicaciones alternativas o teorías, las cuales, a su vez, ayudan a “solucionar” estas incompatibilidades o el rompecabezas mismo. La interacción entre teoría y práctica depende del propósito del rompecabezas, motivo por el cual es diferente durante el proceso de investigación. De un lado, los rompecabezas pueden ser el resultado de intentar derivar implicaciones específicas de una teoría existente para así estudiar las observaciones empíricas que contradicen lo dicho por la teoría. Por otro lado, los rompecabezas pueden ser el resultado (más o menos accidental) de las observaciones empíricas, las cuales sólo adquieren su carácter problemático a la luz del análisis teórico. En todo caso, ambas estrategias son un punto apropiado para arrancar con el proceso de investigación en Ciencia Política o Relaciones Internacionales y, cuando se combina con un riguroso diseño de investigación, se llega a resultados novedosos, y sobre todo no triviales. Bibliografía Doyle, Michael W. (1996) “Kant, Liberal Legacies, and Foreign Affairs”, en: Michael E. Brown, Sean M. Lynn-Jones y Steven E. Miller (comps.), Debating the Democratic Peace. An International Security Reader. Cambridge, MA: MIT Press, pp. 3-57. Farber, Henry S., y Joanne Gowa (1995) “Polities and Peace”, en: Michael E. Brown, Sean M. Lynn-Jones y Steven E. Miller (comps.), Debating the Democratic Peace. An International Security Reader. Cambridge, MA: MIT Press, pp. 239-262. Grofman, Bernard, comp., (2001) Political Science as Puzzle Solving. Ann Arbor: University of Michigan Press. Katzenstein, Peter J., y Rudra Sil (2010) Beyond Paradigms: Analytic Eclecticism in the Study of World Politics. 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