EL RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS RECURSOS NATURALES EN EL PERÚ 1.- Preliminares. Según nuestra legislación, los recursos son patrimonio de la Nación y, el Estado, soberanamente, otorga títulos para su aprovechamiento, es decir, mediante la acción transformadora del trabajo, pues in situ, son riqueza potencial. 2.- Régimen jurídico de los recursos naturales en el Perú. La Constitución Política del Estado de 1993, ha hecho suyo, en lo económico, el régimen de economía social de mercado y, en lo político, el régimen de la democracia representativa. Así, nuestro Estado, es uno Social y Democrático de Derecho. Ésta es la fórmula política adoptada en nuestra Carta Magna, compuesta “… de una ideología, de un modo peculiar de organizar la convivencia política y de una determinada estructura social”1. En ese marco, los recursos naturales (renovables y no renovables), conforme al artículo 66 de la Constitución, son patrimonio de la Nación, y el Estado es soberano en su aprovechamiento. Sin embargo, los particulares pueden utilizarlos y explotarlos, correspondiendo a la ley de desarrollo constitucional (en este caso, la Ley Orgánica para el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales Ley Nº 26821 –en adelante la LOASRRNN-), fijar las condiciones para su utilización y otorgamiento. 2.1.- Concepto y definición de recursos naturales. La LOASRRNN, en su artículo 3, conceptúa y define a los recursos naturales de la siguiente manera: “Se consideran recursos naturales a todo componente de la naturaleza, susceptible de ser aprovechado por el ser humano para la satisfacción de sus necesidades y que tenga un valor actual o potencial en el mercado, tales como: las aguas: superficiales y subterráneas; 1 Carpio Marcos, Edgar y, Palomino Manchego, José F., La Interpretación Constitucional y los Intérpretes de la Constitución, en: Revista, Nº 4, Academia de la Magistratura, Lima, Mayo del 2000, p. 53. el suelo, subsuelo y las tierras por su capacidad de uso mayor: agrícolas, pecuarias, forestales2 y de protección; la diversidad biológica: como las especies de flora, de la fauna3 y de los microorganismos o protistos; los recursos genéticos, y los ecosistemas que dan soporte a la vida; los recursos hidrocarburíferos, hidroenergéticos, eólicos, solares, geotérmicos y similares; la atmósfera y el espacio radioeléctrico; los minerales; los demás considerados como tales. El paisaje natural, en tanto sea objeto de aprovechamiento económico, es considerado recurso natural para efectos de la presente Ley”. Por otro lado, la LGA, en su artículo 84, conceptúa a los recursos naturales, en los términos siguientes: “Se consideran recursos naturales a todos los componentes de la naturaleza, susceptibles de ser aprovechados por el ser humano para la satisfacción de sus necesidades y que tengan un valor actual o potencial en el mercado, conforme lo dispone la ley”. El Tribunal Constitucional –en adelante: el Tribunal-, en el Expediente Nº 0048 – 2004 – PI (segundo párrafo del fundamento 27 de su sentencia), al momento de abordar el tema de los recursos naturales, parte por conceptuar primero al medio ambiente, de la siguiente manera: “… es el mundo exterior que rodea a todos los seres vivientes y que determina y condiciona su existencia. Es el ámbito en que se desarrolla la vida y en cuya creación no ha intervenido la acción 2 Según el artículo 2.1 de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre Ley Nº 27308: “Son recursos forestales los bosques naturales, plantaciones forestales y las tierras cuya capacidad de uso mayor sea producción y protección forestal y los demás componentes silvestres de la flora terrestre y acuática emergente, cualquiera sea su ubicación en el territorio nacional”. 3 Según el artículo 2.2 de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre Ley Nº 27308: “Son recursos de fauna silvestre las especies animales no domesticadas que viven libremente y los ejemplares de especies domesticadas que por abandono u otras causas se asimilen en su hábitos a la vida silvestre, excepto las especies diferentes a los animales que nacen en las aguas marinas y continentales que se rigen por sus propias leyes”. humana. En puridad, medio ambiente alude al compendio de elementos naturales –vivientes e inanimados- sociales y culturales existentes en un lugar y tiempo determinados, que influyen o condicionan la vida humana y la de los demás seres vivientes (plantas, animales y microorganismos)”. El medio ambiente, de esta manera, se compone de: los elementos de la naturaleza y, las manifestaciones humanas. Los elementos de la naturaleza, por un lado pueden reportar utilidad (recursos naturales) y, por otro, carecer de beneficio, afectando incluso la vida (terremotos, maremotos, ondas de frío o calor, etc.). Así, el Tribunal (sentencia del Expediente Nº 0048 – 2004 – PI/TC, fundamento 28), define a los recursos naturales con la siguiente fórmula: “… conjunto de elementos que brinda la naturaleza para satisfacer las necesidades humanas, en particular, y las biológicas, en general. Representan aquella parte de la naturaleza que tiene alguna utilidad actual o potencial para el hombre. En otras palabras, son los elementos naturales que el ser humano aprovecha para satisfacer sus necesidades materiales o espirituales; vale decir, que gozan de aptitud para generar algún tipo de provecho y bienestar”. Por otro lado, el Tribunal, observando lo declarado por la Organización de las Naciones Unidas, diferencia entre recursos naturales renovables y no renovables. Los primeros son los que pueden regenerarse, a pesar de ser utilizados, siendo que no perecen para su posterior aprovechamiento; sin embargo, serán renovables en la medida que se utilicen y aprovechen racionalmente, asegurando por ende, la sostenibilidad de los mismos. Los segundos son los que se agotan irremediablemente al ser utilizados, pues son incapaces de autoregeneración o autodepuración. 2.2.- Regímenes constitucional y legal sobre la propiedad de los recursos naturales. 2.2.1.- En la Constitución Política del Estado de 1993. El alcance de la soberanía o propiedad del Estado sobre los recursos naturales se plasma por primera vez, a nivel constitucional, en la Constitución de 1933; aquella Carta disponía en su artículo 37 que: “Las minas, tierras, bosques, aguas y, en general, todas las fuentes naturales de riqueza pertenecen al Estado, salvo los derechos legalmente adquiridos. La ley fijará las condiciones de su utilización por el Estado, o de su concesión, en propiedad o en usufructo, a los particulares”. De esta manera, el Estado era propietario de los recursos naturales, dejando a salvo los derechos legalmente adquiridos; el Estado utilizaba directamente las fuentes naturales de riqueza, siendo que podía otorgarlas a los particulares a título de concesión (propiedad o usufructo), dejando sin embargo a la ley la tarea de fijar estas condiciones. A su tiempo, la Constitución de 1979 en su artículo 118 disponía lo siguiente: “Los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación. Los minerales, tierras, bosques, aguas y, en general, todos los recursos naturales y fuentes de energía, pertenecen al Estado. La ley fija las condiciones de su utilización por éste y de su otorgamiento a los particulares”. Del artículo citado se desprende que, para esta Constitución, todos los recursos naturales y fuentes de energía pertenecían al Estado. Aquella Carta Fundamental dejaba –al igual que la anterior-, que la ley fijara las condiciones de la utilización de los recursos naturales y de su otorgamiento a particulares. Por otro lado, en el artículo 119, se preocupó por el aprovechamiento racional y la industrialización4 – para el desarrollo económico- de los recursos naturales, así como de la preservación del medio ambiente. Así pues, “La legislación positiva nacional se ha adherido desde la Colonia hasta nuestros días a la tesis del dominio eminente, particularizándola en su origen, en 4 Naturalmente, este enfoque que daba la fórmula constitucional, recogía los postulados de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de industrialización por sustitución de importaciones. los recursos minerales e hidrocarburos y ampliándose a todo otro tipo de recursos naturales a partir del presente siglo”5. Efectivamente, el actual régimen tiene su origen en el Derecho Indiano –es decir, el aplicado por la corona española a sus colonias hispanoamericanas- el cual –preponderantemente minero- “… establecía que existía una Reserva Absoluta de la Propiedad del Subsuelo, la cual era considerada propiedad real (del Rey6) en las Américas”7. Las regalías de entonces eran el quinto real que había que pagarle al rey por los derechos de explotación y aprovechamiento de los recursos naturales (mineros). El dominio eminente, es pues la capacidad jurisdiccional de los poderes del Estado para legislar, administrar y resolver las controversias que se puedan suscitar en torno al mejor aprovechamiento de los recursos naturales, así como velar por la preservación del medio ambiente. A partir del dominio eminente, el Estado puede normar el otorgamiento de los recursos naturales a empresas estatales8 o privadas; tal dominio eminente del Estado (primer párrafo del fundamento 101 de la sentencia del Expediente Nº 0048 – 2004 – PI/TC) es: “(…) un deber de garantía, protección y aprovechamiento del patrimonio de la Nación, consistente en asegurar la afectación íntegra de dichos bienes para promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación, de conformidad con el artículo 44 de la Constitución”. La Constitución de 1993 no se ha alejado de la teoría del dominio eminente del Estado. Así, en su artículo 66 dispone que: “Los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación. El Estado es soberano en su aprovechamiento. 5 Lastres Bérninzon, Enrique, Los recursos naturales en la Constitución vigente, artículo publicado en Ius et Veritas, Revista editada por estudiantes de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Año V Nº 9, Noviembre del 1994, p. 140. 6 Hoy, Estado. 7 Eguren Neuenschwander, Juan Carlos, Propiedad del subsuelo y los recursos naturales en el Perú: Situación y soluciones al conflicto económico y social, Documento de Trabajo, Congreso de la República, Setiembre del 2009, p. 4. 8 Sin embargo, concordando los artículos 60 y 66 de la Constitución vigente, la actividad empresarial del Estado en el aprovechamiento de los recursos naturales se reduce a: razones de interés público o de conveniencia nacional, autorizada por ley. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La concesión otorga a su titular un derecho real, sujeto a dicha norma legal”. En ese marco constitucional, el Tribunal, en el ya citado Expediente Nº 0048 – 2004 – PI/TC (fundamento 29), se ha pronunciado en el mismo sentido: “(…) los recursos naturales –como expresión de la heredad nacional- reposan jurídicamente en el dominio del Estado. El Estado, como la expresión jurídica – política de la nación, es soberano en su aprovechamiento. Es bajo su imperio que se establece su uso y goce. El dominio estatal sobre dichos recursos es eminente, es decir, el cuerpo político tiene la capacidad jurisdiccional para legislar, administrar y resolver las controversias que se susciten en torno a su mejor aprovechamiento”. Sin embargo, para el desaparecido maestro universitario Enrique Lastres Bérninzon, la actual fórmula constitucional, en cuanto a la titularidad de los recursos naturales, es confusa, pues de su interpretación se podría colegir que, serían dos los titulares: la Nación y el Estado. Esta confusión, el propio Lastre la resuelve afirmando que: “Si entendemos, como señala Mancini, que el Estado es el ordenamiento jurídico de la Nación, entenderemos que los recursos naturales –heredad nacional- reposan jurídicamente en el dominio del Estado”9. 9 Lastres Bérninzon, Enrique, op. cit., p. 139.