“Jurisdicción y Competencia de los Tribunales Ordinarios y/o Especiales del delito de Trata de Personas en Venezuela” Volver a Colombia, personalmente es una alegría, quizás por los vínculos históricos, afectivos, de vecindad , parte de mi existencia fue en una ciudad fronteriza como Maracaibo, estado Zulia o un trabajo de larga data referente a la identidad, nacionalidad y todo lo relacionado con las migraciones ( voluntarias o forzadas) razón por la cual desde la primera comunicación con el Comité Organizador me convencí que este encuentro me permitiría intercambiar inquietudes sobre una materia por demás compleja al constituir una de las amenazas mas grandes de la dignidad humana y esto es compartido por todas y todos. Como siempre el tiempo impide profundizar sobre un tema inagotable por las implicaciones jurídicas, administrativas, culturales, políticas, familiares, en resumen todos los ámbitos; afirmándose que si bien hoy sustancialmente la humanidad es la misma, el hombre y la mujer que forman la sociedad no lo son, al extraviar la conciencia del valor de las personas y es aquí donde debemos referirnos a los “grupos” o “bandas organizadas”, lo que a decir de estudiosos y estudiosas del tema, forman sub-culturas que trastornan estos valores, preguntándonos entonces que es el “crimen organizado” el cual doctrinariamente se ha establecido que cuando estas bandas asumen una acción social de corrupción manejando técnicas de trabajos ilícitos, cuando alcanzan un orden interno altamente disciplinado; creación de redes de protección de “los jefes”, monopolio en un sector geográfico bien determinado; la profesionalización mediante el uso de sistemas complejos de comunicación; infiltración en los sectores de la sociedad y una característica muy importante: cuando el uso de la violencia no reconoce limites en la búsqueda de propósito y de mecanismos que les garantice la impunidad, estaríamos en presencia de este “crimen”, compartiendo la opinión de que este vocablo conlleva una fuerza emocional tal que ningún método científico, sociológico, informe académico o gubernamental conduce a comprender el fenómeno del “crimen organizado. Conforme lo antes planteado, se destacan los delitos (crímenes) de “trata de personas y el “trafico de migrantes”, correspondiéndole a los Estados determinar la magnitud de los mismos, las deficiencias a través de sus órganos ya sean los receptores de denuncias, el Ministerio Público o el Poder Judicial toda vez que los esfuerzos para combatirlos al estar “desarticulados” como consecuencia son “ineficientes”; no obstante la prolijidad de normas en nuestro ordenamiento jurídico. En este orden, el constituyente de 1999, incluyó en el Título III, De los Derechos Humanos y Garantías y de los Deberes. Capítulo III De los derechos civiles. Artículo 54 que: “Ninguna persona podrá ser sometida a esclavitud o servidumbre: la trata de personas y, en particular, la de mujeres, niños, niñas y adolescentes en todas sus formas, estará sujeta a las penas previstas en la ley”; derecho este fundamentado en instrumentos internacionales suscritos y ratificados por la República Bolivariana de Venezuela y todos los países aquí reunidos como: *Ley Aprobatoria de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. “Convención Belem Do Pará” publicada en la Gaceta Oficial N° 35.632 de fecha 16 de enero de 1995. *Ley Aprobatoria de la “Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional”, suscrita en Palermo, Italia el 15 de diciembre de 2000, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, N° 37.357 de fecha 4 de enero de 2002. *Ley N° 64. Ley Aprobatoria del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas Especialmente Mujeres y Niños que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 37.353 del 27 de diciembre de 2001. *Ley Aprobatoria del Protocolo contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, publicada en la Gaceta Oficial N° 5.754 Extraordinario de fecha 03 de enero de 2005 Resultaría osado profundizar sobre el concepto de la “trata de personas”, características, componentes, modalidades, como opera, la perspectiva legal, criminal, identificar a las victimas, algunos síntomas, las evidencias físicas, las reacciones psicológicas y la reacción social de las victimas de tarta; esto se discutió y discutirá en las diferentes intervenciones del día de ayer, hoy y mañana en los términos del artículo 3 del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, por lo que solo citaré lo siguiente: “La existencia de la figura de la irregularidad ha dado lugar a una nueva forma de clandestinidad: el tráfico de mujeres. En la campaña de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos de las Mujeres de 1998, se define como “tráfico de mujeres a todos los actos en los que se utiliza el reclutamiento y el desplazamiento para trabajos o servicios, dentro o a través de fronteras nacionales, por medio de violencia o amenaza de violencia, abuso de autoridad o posición dominante, cautiverio por deuda, engaño y otras formas de coerción” (Luis Cuadra Fernández. La Violencia en la Mujer Migrante, recogido en el texto “El rostro de la Violencia”. Más allá del dolor de las mujeres. M. Elóstegui, M.T.Glez. Cortez y C. Gaudó (eds). Icaria Sociedad y Opinión, Barcelona España. Primera Edición, marzo 2002, pagina 140) Se ha reiterado que la esclavitud y la trata de personas han acompañado históricamente al ser humano de forma diferente y en todas las épocas, pero no es sino hasta el siglo XIX en occidente cuando culturalmente ambas manifestaciones son rechazadas con la aparición del discurso de los derechos humanos y así tenemos el primer “Acuerdo Internacional para Suprimir la Trata de Blancas” del 28 de mayo de 1904, la “Convención Internacional Relativa a la Represión de la Trata de Blancas” de 1910, la “Convención Internacional para la Represión de la Trata de Mujeres y Niños” de 1921, la “ Convención sobre la esclavitud” de 1926, la Carta de la Organización de las Naciones Unidas de 1945. Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948; Convención para la Represión de la Trata de personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena de 1949; Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer de 1974 y su Protocolo y otros. Es importante mencionar la Cuarta Conferencia Mundial de Mujeres, realizada en Beijín cuya trascendencia histórica en cuanto la discusión de la aceptación o no del concepto de género es incuestionable, marcando dentro de sus objetivos estratégicos: La eliminación efectiva de la trata de mujeres, y niñas para el comercio sexuales es un problema internacional urgente. Es preciso examinar y fortalecer la aplicación del Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena de 1949: Ahora bien, esta servidora presenta ante Ustedes la inquietud relacionada con la Jurisdicción y Competencia de los Tribunales Ordinarios/Especiales del delito de Trata de Personas en la República Bolivariana de Venezuela, y en este particular se formulan las siguientes consideraciones: ¿Qué es la jurisdicción? Etimológicamente, iurisdictio-nis, acción de decir o de indicar el derecho, acepción no aceptada por la doctrina en virtud de no ser solo el juez quien decide el derecho, sino también otros órganos en un Estado de Derecho Democrático; no corresponderse con la equidad, restringir las sentencias declarativa y apartar las constitutivas; asimismo, teorías como la organicista mantenida por el autor Carré de Malberg la definen como: “todos los actos emanados del poder judicial”, teoría igualmente superada ya que no todos los actos que emanan del poder judicial, son jurisdiccionales, distinguiéndose los administrativos y legislativos, sosteniendo el Maestro Eduardo Couture que la jurisdicción “es la función pública, realizada por los órganos competentes del Estado, con las formas requeridas en la ley, en virtud de la cual, por acto de juicio, se determina el derecho de las partes con el objeto de dirimir sus conflictos o controversias de relevancia jurídica, mediante decisiones con autoridad de cosa juzgada eventualmente factibles de ejecución.” (Infiriéndose de esta definición que es una función pública; efectuada por los órganos competentes, mediante un debido proceso. ¿Qué es la competencia? Es la medida o forma concreta en que las juezas o jueces se encuentran limitados o limitadas para el ejercicio de la jurisdicción, distribuyéndose entre diferentes tribunales de justicia, y en este sentido nos interesa la competencia por razón de la materia. Al respecto, y a fin de una mejor comprensión se trascriben algunas previsiones patrias: Artículo 253 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. “…Corresponde a los órganos del Poder Judicial conocer de las causas y asuntos de su competencia mediante los procedimientos que determinen las leyes….” En el Libro Primero Titulo III. Capítulos I, y III, Artículos 55, 56, 57, 66, 72 del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Código Orgánico Procesal Penal, “La jurisdicción penal es ordinaria o especial, en los términos establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en las leyes” “Corresponde a los tribunales ordinarios el ejercicio de la jurisdicción para la decisión de los asuntos sometidos a su conocimiento, conforme a lo establecido en este Código y leyes especiales, y de los asuntos penales cuyo conocimiento corresponda a los tribunales venezolanos según el Código Penal, los tratados, convenios y acuerdos internacionales suscritos y ratificados por la República Bolivariana de Venezuela…” “La distribución de las respectivas funciones entre los distintos órganos del mismo tribunal y entre los jueces y juezas y funcionarios y funcionarias que lo integren, se establecerá, conforme a lo dispuesto en este Código, la ley y los reglamentos internos…” De la Competencia por la Materia Es de la competencia de los Tribunales de Primera Instancia Estadal en Funciones de Control el conocimiento de los delitos, cuyas penas en su limite máximo excedan de ocho años de privación de libertad…” Igualmente es competente para el conocimiento de los delitos exceptuados en el único aparte del artículo anterior, indistintamente de la pena asignada.” Validez. “Los actos procesales efectuados ante un tribunal incompetente en razón de la materia serán nulos, salvo aquellos que no puedan ser repetidos. En cualquier caso de incompetencia por la materia, al hacerse la declaratoria, se remitirán los autos al Juez o Jueza, o tribunal que resulte competente conforme a la ley.” Artículos 10 y 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial “Corresponde al Poder Judicial conocer y juzgar, salvo las excepciones expresamente establecidas por la ley, de las causas y asuntos civiles, mercantiles, penales, de trabajo, de menores, militares, políticos, administrativos y fiscales, cualesquiera que sean las personas que intervengan; decidirlos definitivamente y ejecutar o hacer ejecutar las sentencias que dictare….” “Los tribunales ordinarios tendrán competencia en todas las materia, o sólo en algunas de ellas cuando la ley así lo disponga, y funcionarán con los jueces y personas que ésta determine”. En la República Bolivariana de Venezuela la jurisdicción y la competencia se han utilizados en la praxis como un símil, aun teniendo profundas diferencias pero unidas intrínsecamente, siendo la primera repetimos, la potestad y el deber que impone el Estado a una persona a fin de impartir justicia en su nombre y la segunda, limita esa potestad en un determinado ámbito del derecho; en el caso que nos ocupa, si bien, la “trata de personas” esta tipificado como delito en el artículo 56 de la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 38.647 de fecha 19 de marzo de 2007, objeto de reimpresión publicada en Gaceta Oficial N° 38.770 del 17 de septiembre del mismo año, la cual se creó por la necesidad de dar un manejo especial a cierta normativa especifica que de manera ordinaria no era proclive adoptar por ser necesario un cambio de paradigma, igualmente la Ley Orgánica para la Delincuencia Organizada y Financiación al Terrorismo, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.912 de fecha 30 de abril de 2012, lo estatuye en su artículo 41; advirtiendo que la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, prevé en sus artículos 258 y 266 los hechos punibles de Explotación sexual de niños, niñas y adolescentes y Trafico de niños, niñas y adolescentes, remitiéndose en estos supuestos el conocimiento de la causa a los Tribunales Especiales previstos en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Por otra parte se tiene el Anteproyecto de la “Ley para la Prevención y Sanción del Delito de Personas y Asistencia Integral a las Victimas”, presentado ante la Comisión Permanente de la Familia, Mujer y Juventud de la Asamblea Nacional, cuya eventual promulgación conllevaría a una problemática procesal que obliga a determinar la competencia para conocer este delito. En este orden, la doctrina ha sostenido que en materia criminal es regla general que la ley aplicable es la vigente al momento de la comisión del hecho; sin embargo, en Venezuela surge la situación de una colisión de leyes promulgadas en diferentes fechas, sin una derogatoria expresa, que imponen sanciones disímiles; teniéndose el aprendizaje que se ha de aplicar en todo caso la última normativa sancionada; pero en las ya mentadas leyes, los sujetos y sujetas pasivos y pasivas del delito en cuestión, se encuentran tutelados también en distintos textos legales. La Ley Orgánica para la Delincuencia Organizada y Financiación al Terrorismo, última ley promulgada, en el tipo penal de Trata de personas impone una penalidad de de veinte a veinticinco años de prisión y si la víctima es un niño, niña o adolescente de veinticinco a treinta años de prisión, mientras que la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, en el delito de Trata de mujeres, niñas y adolescentes, establece una pena de quince a veinte años de prisión. En este contexto, el juzgador o juzgadora se encuentra con la problemática de la competencia y cuál sanción imponer, debiendo evitar incurrir en discriminación judicial al momento de enjuiciar, y esto es así, en virtud del principio de favorabilidad universalmente aceptado y consagrado en el artículo 24 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, preguntándonos si entre varias leyes que hubiesen tenido vigencia entre el momento del hecho y el del juicio, se preferirá la normas mas favorable al acusado, toda vez que mezclar disposiciones de varias leyes, se estaría “creando otra ley”, no siéndole dado al juez o jueza tomar de una ley la cantidad y de la otra el sujeto o sujeta pasivo o pasiva que lo o la hace competente para el conocimiento de este hecho punible, lo contrario sería un hibrido normativo que traería como consecuencia una pena infamante. Para concluir, debo enfatizar que la República Bolivariana de Venezuela a través de sus órganos competentes hace lo pertinente para cumplir con los estándares mínimos en cuanto la eliminación de la trata de personas, estando consientes de la necesaria e impostergable revisión de los diversos instrumentos normativos que regulan el delito de trata de personas, resultando injusto ser señalado como un país de origen, transito y destino, sin tomar en consideración el esfuerzo legislativo para alcanzar una efectiva aplicación de los términos del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños. Otilia Caufman Caracas, julio de 2013