Nº 13 - MAYO 2014 - Revista Axis Mundi

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AXIS MUNDI
Nº 13 - MAYO 2014
AXIS MUNDI
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AXIS MUNDI
AÑO 2 - Nº 13
MAYO 2014
PUBLICACIÓN OFICIAL DE LA ESCUELA DE FILOSOFÍA INICIÁTICA
CONTENIDO
Deus Caritas Est ....................................... 3
Por Phileas del Montesexto
El ángel, el daimon y el shâhîd ................. 5
Por Phileas del Montesexto
El Tao de la Carretera (VII)...................... 9
Por José Rubio Sánchez
Publicación de la Escuela de Filosofía Iniciática y el Programa
de estudios “Opus Philosophicae
Initiationis” (OPI)
Director responsable
Phileas del Montesexto
Articulistas de este número
Phileas del Montesexto
José Rubio Sánchez
Víctor de Castellar
Joan Almirall
John Tyrson
Articulista invitado
Joël Pozarnik
Correctores
John Tyrson
Eladio Ortega
Página web
www.revistaaxismundi.com
Los conceptos vertidos en cada uno de los
artículos es de completa responsabilidad
de sus autores y no reflejan necesariamente
la opinión del Programa de estudios OPI.
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AXIS MUNDI
Sophia, la hermana divina del Logos ..... 10
Por Joan Almirall Arnal
Poema ..................................................... 15
Por Víctor de Castellar
El Cristo Velado .................................... 16
Por John Tyrson
Preguntas y respuestas ........................... 22
Por Phileas del Montesexto
El simbolismo del corazón ..................... 24
Por Joël Pozarnik
La conquista de Hastinapura (final) ...... 32
Por Phileas del Montesexto
Humor .................................................... 37
Por Bill Watterson
La llama no se apaga .............................. 38
Por el equipo de redacción
EDITORIAL
Deus Caritas Est
“El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es Amor”. (1 Juan 4:8)
Al abordar el estudio de las sagradas escrituras de Oriente y Occidente encontramos diversas
llaves o “capas” de interpretación que deben superarse para llegar hasta la médula de todo
texto trascendente. Blavatsky hablaba de siete claves principales con siete sub-claves, mientras que Orígenes prefería hablar de tres significados: uno literal o evidente (en función del
“Cuerpo”), otro ético (vinculado al “Alma”) y un tercero alegórico o interno (relacionado al
“Espíritu”).
Más allá de las diferentes claves para entender las enseñanzas escondidas en los textos, hay
un PRINCIPIO que es fundamental a la hora de sumergirnos en el estudio de los textos sacros. Se trata del “Principio de Caridad”, el cual establece que “cualquier interpretación que
disemine el odio o desdén es ilegítima”.
En palabras de Agustín de Hipona: “Tenemos que mediar en lo que leemos, hasta que encontremos una interpretación que tienda a establecer el reino de la caridad. La Sagrada Escritura solo enseña caridad, solo condena la codicia, y de esta manera modela las mentes de
los hombres. (…) Por lo tanto, quienquiera que crea que entiende la divina Sagrada Escritura
o alguna parte de ella que no se base en el doble Amor a Dios y a nuestros vecinos, no la
entiende en absoluto. Quienquiera que allí encuentre una lección para la construcción de la
caridad, aunque no haya dicho lo que el autor aparentemente haya pretendido decir en ese
lugar, no ha sido engañado”. (1)
Dicho de otro modo: toda la literatura espiritual promueve el Amor entre los hombres y si
no lo hiciera deberíamos –en primer lugar– revisar nuestra interpretación de los pasajes que
se contrapongan a este principio. Si “Dios es Amor” (“Deus Caritas Est”) entonces todo lo
que provenga de Dios debe estar empapado de Amor, no de Odio. Aunque le agreguemos
toneladas de literatura y comentarios, todo el Sendero Espiritual se resume en este sencillo
principio: el Amor.
La caridad es la piedra de toque del diálogo interreligioso y del pensamiento universalista,
logra condensar todas las doctrinas supuestamente distintas en un solo enunciado: “Dios es
Amor”, lo cual nos conduce inexorablemente a la regla de oro: “Ama al prójimo como a ti
mismo”.
Si el Amor es el eje interpretativo de las escrituras, deberíamos descartar de un plumazo todas aquellas lecturas que fomenten la guerra, los nacionalismos, el racismo, el clasismo, las
divisiones y toda forma de intolerancia y discriminación.
Para concluir, quiero citar un pasaje muy lúcido de la investigadora Karen Armstrong: “Una
exégesis basada en el “principio de caridad” sería una disciplina espiritual muy necesaria
en nuestro mundo roto y fragmentado. La Biblia corre el peligro de convertirse en una carta muerta e irrelevante; se está tergiversando con reivindicaciones acerca de su infalibiliAXIS MUNDI
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dad literal; los fundamentalistas seculares la están ridiculizando (a menudo injustamente);
también se está convirtiendo en un arsenal tóxico que alimenta odio y polémica estéril. El
desarrollo de una hermenéutica más compasiva podría proporcionar una contranarrativa,
importante en nuestro mundo disonante”. (2)
Phileas del Montesexto
Notas del texto
(1) San Agustín: “Sobre la Doctrina Cristiana”, citas del Libro 3, cap. X y Libro 4, cap. XXXVI
(2) Armstrong, Karen: “Historia de la Biblia”
“Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo Amor, no soy más que un metal
que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los
misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero
me falta el Amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi
cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo Amor, nada gano con eso.
El Amor es paciente, es bondadoso. El Amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No
se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El Amor
no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
El Amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque conocemos y profetizamos de manera
imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño,
hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto,
dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo;
pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido.
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el Amor. Pero la más excelente de ellas es el Amor”.
1 Corintios 13
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El ángel, el daimon y el shâhîd
Phileas del Montesexto
En recuerdo de mi abuela, que tenía razón.
La Tradición Espiritual afirma la existencia de ciertas presencias metafísicas –también llamadas “ángeles”, “auxiliares invisibles” o “devas”– que actúan como intermediarias entre el hombre
y la divinidad. Una de estas entidades es conocida en el cristianismo como “ángel de la guarda”. Sin embargo, aunque este ser reciba el nombre de “ángel”, en verdad no es una entidad ni
está afuera de nosotros, sino que es otro de los nombres que podemos dar al Maestro Interno,
el guía suprasensible que actúa como intermediario entre nuestra personalidad cuaternaria y
nuestra esencia espiritual.
Este Maestro es nuestro protector invisible, pero no está separado de nosotros sino que es
nuestra contracara, nuestra verdadera identidad o “Yo Superior”, el habitante secreto de nuestro corazón, con el que podemos establecer un vínculo directo a través de la meditación y la
oración. (1)
Todos los seres humanos tienen un ángel de la guarda o Maestro Interno, pero la mayoría –
hipnotizados por el mundo fenoménico y volcados a lo externo– prefiere ignorar sus señales,
mensajes y advertencias. A propósito de esto, dice Leonardo Boff: “La voz del ángel bueno no
deja de hablar, pero es confundida con las mil otras voces, de las religiones, de las Iglesias, de
los Estados y de otros maestros…”. (2)
La importancia de esta presencia angélica radica en su rol de comunicador o nexo con la divinidad pura o el “Dios de nuestro corazón”. En palabras del sacerdote alemán Anselm Grün:
“Los Ángeles son mensajeros de Dios; nos llevan hacia Dios; preparan nuestra mirada para el
secreto divino; establecen la conexión entre cielo y tierra, entre Dios y los hombres. Ellos son
los que suben y bajan la escalera celestial de Jacob para traer la palabra de Dios a nosotros”. (3)
La concepción tradicional del ángel custodio confirma que en todas las circunstancias de la
vida cotidiana –aún en las más dolorosas– el consuelo y la salida están muy cerca, más precisamente en nuestro interior. Una bella afirmación de Unity busca destacar este punto:
“Al afirmar la presencia de Dios en mí, permito que la guía divina guíe mi camino. Libero la
necesidad de encontrar la respuesta correcta y confío en Dios para revelar lo que necesita ser
revelado. Al estar en armonía con la apacible y delicada voz interior, mi camino está claro. Mi
fe y seguridad crecen al confiar en la guía del Espíritu, en el silencio...” (4)
El alter ego celestial o guía metafísico se manifiesta desde el interior por medio de una vocecilla
que es la misma que escuchó Socrates de labios de su daimon. Este sabio griego, al hablar de su
daimon (que no era un “demonio” como han afirmado algunos fundamentalistas cristianos) se
refería a una “voz profética interna, proveniente de un poder superior”, describiéndolo como
un consejero consciencial (como el Pepe Grillo del cuento “Pinocho”) que intentaba llevarlo
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por el camino de la Virtud. En la obra platónica “Apología de Sócrates”, el filosófo habla de su
daimon y dice: “Está conmigo desde niño, toma forma de voz y, cuando se manifiesta, siempre
me disuade de lo que voy a hacer, jamás me incita”. (5)
La escuela estoica no era ajena a este guía invisible y Séneca dejó constancia de ello, diciendo
que: “un espíritu sagrado, que vigila y conserva el bien y el mal que hay en nosotros, mora en
nuestro interior; el cual, como le hemos tratado, así nos trata a su vez. Hombre bueno nadie lo
es ciertamente sin la ayuda de Dios: ¿puede alguien, acaso, elevarse por encima de la fortuna,
de no ser ayudado por Él? Es Él quien procura nobles y elevados consejos. En cada uno de los
hombres buenos habita un dios”. (6)
Los sufíes llaman a este Maestro “moqaddam al-qhayb” (guía suprasensible) o bien “shaykh
al-qhayb” (maestro personal suprasensible), y el persa Najmuddin Kubra denominaba a esta
presencia “testigo en el cielo”, relacionándolo con el astro rey y describiéndolo como “Sol del
conocimiento”, “Sol espiritual de la mente”, “Sol del corazón”, etc. En una de sus obras, este pensador dice: “Sabe que el místico tiene un Testigo (shâhîd). Es a él a quien se llama el Maestro
personal en el mundo suprasensible. Transporta al místico hacia el Cielo; por eso es en el Cielo
donde aparece”. (7)
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Este “shaykh al-qhayb” (maestro personal suprasensible) o “daimon paredros” (el “guía inmediato” de Sócrates y los neoplatónicos) es también el “ishtadeva” (“divinidad querida”) de los
bhaktas de la India, una forma cercana y personal de la divinidad, que pueda ser amada y tomada como modelo, pero que no se contradice con el Dios Impersonal y sin atributos. Por esto
dice el reconocido filósofo Henry Corbin: “Sin el “testigo en el cielo”, la divinidad quedaría en
estado de absconditum o de abstracción, y sería imposible esa uxoridad, unión del amante y el
amado, individual e incompartible, que es la aspiración de toda alma mística. Allâh no tiene
semejante (mithl), pero tiene una imagen, una tipificación (mithâl), afirma Lâhîjî. Éste es el secreto de la visión del Profeta incansablemente meditado por tantos sufíes: «He visto a mi Señor
en la más bella de sus formas», atestiguando que el Ser divino, sin forma ni modalidad, se ofrece al ojo del corazón bajo una forma, una modalidad y una individuación determinadas”. (8)
La fórmula universalista de los rosacruces:
“Dios de nuestro corazón, Dios de nuestra
comprensión” se refiere justamente a este
entendimiento íntimo e intransferible de
una realidad única, absoluta e inabarcable.
En la fenomenología metafísica de todos
los tiempos –inclusive de las corrientes
“New Age”– muchas comunicaciones mediúmnicas, canalizaciones, mensajes, etc.,
pueden explicarse en función de este “Guía
Interior” o “Ángel de la Guarda”. Sin embargo, la mayoría de las veces, el receptor no
está debidamente preparado ni purificado,
por lo cual se torna un canal defectuoso,
que interpreta erróneamente las señales,
Sócrates y su daimon
originando mensajes confusos, repetitivos
y contradictorios, que no constituyen un
aporte sustancial al acervo espiritual de la humanidad. (9) Ciertamente, no hay nada nuevo
bajo el sol, y San Pablo ya decía a los Colosenses: “Nadie debe engañarlos, en especial nadie que
se base en una aparente sumisión a la devoción hacia un Ángel que se vanaglorie con visiones
y que se presente a sí mismo con una importancia sin sentido”. (Colosenses 2:18)
Volviendo al ángel de la guarda, recuerdo que, en los años de mi infancia, mi querida abuela (la
Nonna) me enseñó a rezar esta oración:
“Ángel de la Guarda, dulce compañía,
No me desampares ni de noche ni de día.
Si me desamparas, ¿qué será de mí?
Ángel de la Guarda, ruega a Dios por mí.”
Al crecer, menosprecié esta plegaria y llegué a considerarla absurda, pero hoy en día, tras haber
transitado muchos kilómetros de la noble senda, he llegado a descubrir que mi abuela no estaba tan errada, y que mi Ángel de la Guarda ha estado siempre cerca.
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Notas del texto
(1) Véase Grün, Anselm: “Todos tenemos un ángel”, donde este sacerdote alemán asevera: “El
lugar donde podemos percibir a los ángeles es el corazón humano”.
(2) Boff, Leonardo: “Daimon y Ethos”
(3) Grün, Anselm: “Todos tenemos un ángel”
(4) Web de Unity Church
(5) Platón: “Apología de Sócrates”
(6) Séneca: “Epístolas morales a Lucilio”
(7) Citado por Henry Corbin: “El hombre de luz en el sufismo iranio”
(8) Corbin: op. cit.
(9) La abundancia de mensajes procedentes de entidades supuestamente metafísicas (Maestros
ascendidos, extraterrestres, ángeles, etc.) suele causar el efecto contrario al buscado, ya que
entre las comunicaciones actuales encontramos medio centenar de Cristos que enseñan cosas
diferentes, que se contradicen con los miles de Maestros Moryas, Kout-Houmis, Kwan Yins,
etc., y éstos a su vez con los comandantes galácticos como Ashtar, Kryon, etc. Casi siempre, el
fenómeno psíquico es auténtico, pero el receptor suele interpretarlo y adornarlo de una manera tan fantástica y poco creíble, que para la mayoría de las personas solamente puede generar
rechazo. Curiosamente, en una interesante canalización adjudicada a Djwhal Khul a través de
OROMU, se dice: “El nivel cultural de la persona que recibe esta idea influye, puesto que para
dar expresión a algo que carece de un vestido, es preciso cubrirla con un vehículo de manifestación. Cierto que el lenguaje es sin lugar a dudas una de las herramientas más importantes con
que cuenta la humanidad, pero cierto es también que el lenguaje no es el apropiado cuando
se intentan describir cosas de una realidad espiritual. Todos los libros que han sido escritos
mediante estos contactos telepáticos con los Maestros de la realidad interior, deben ser vistos
y estudiados a la luz de estas limitaciones que estamos mencionando, más en el caso que la comunicación sea transmitida mediante un lenguaje esta fuente de error puede ser minimizada y
la comunicación hasta cierto punto es más confiable”. (Véase: “Conexión cósmica con mentes
terrestres”)
La pregunta que podríamos hacernos es la siguiente: en un mundo donde sobra la información
y donde se puede acceder a literatura espiritual reconocida, fidedigna y probada por miles de
discípulos, ¿es necesaria la difusión de miles y miles de mensajes anualmente, la mayoría de las
veces contradictorios? Alguien dijo con certeza: “los diamantes falsos existen porque existen
los verdaderos” y esto es una gran verdad, pero… ¿quién tiene tiempo para separar los falsos
de los verdaderos?
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El Tao de la Carretera (VII)
Maestros de Vida
José Rubio Sánchez y José Miguel Cuesta
Para aprender a conducir existen academias e instructores, y es necesario e incluso obligatorio
que nos enseñen. En realidad es una suerte, porque con su experiencia y labor pedagógica pueden corregir nuestros errores in situ. Así hasta que nos valemos por nosotros mismos.
Y nos preguntamos: para aprender a vivir, ¿hay academias e instructores? ¿Existe un Código de
Circulación para el Ser Humano que éste deba conocer? ¿Hemos de ser, por necesidad, autodidactas? En nuestro viaje a Itaca: ¿estamos solos y abandonados?
Pensamos que no. Tal vez sean más difíciles de encontrar, tal vez no se anuncien en los periódicos, pero creemos que existen. La pregunta es otra: ¿estamos dispuestos a seguir sus indicaciones?
Lo cierto es que, si bien no parece que tengamos cerca una academia para “aprender a vivir”,
lo que en la antigüedad se llamaba Pequeños y Grandes Misterios, como los Eleusinos, sí que
es verdad que cientos de maestros, de hombres de gran nivel intelectual y espiritual nos han
dejado sus obras, desde Epicteto a Kant, desde Jesús al Budha. Son sus obras, las que nos han
quedado, las normas de tráfico de las carreteras de la vida.
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Sophia, la hermana divina del Logos
Juan Almirall Arnal
El emperador Justiniano mandó construir una imponente catedral en Constantinopla, en el
año 532, que fue finalizada cinco años más tarde. Cuando el Augusto la vio, dijo: “Salomón, te
he superado”. La basílica más grande y hermosa de la Cristiandad estaba dedicada a Santa Sofía,
Hagia Sophia. Para la Iglesia latina Sophia, la Sabiduría, no merece ningún templo, y menos la
basílica más grande e importante, no así, para la Iglesia Oriental. ¿Cuál era la razón por la que
el templo más grande e importante, en la capital del Imperio Bizantino, se levantara en honor
y para rendir culto a la Sabiduría, un personaje totalmente ajeno a la Iglesia latina? El Cristianismo oriental todavía rinde culto a Santa Sofía, pues se trata de un personaje tan importante
como el Logos, el Cristo, el Hijo de Dios Padre. El origen de esta tradición se encuentra en los
Libros Sapienciales del Antiguo Testamento y en Filón de Alejandría, el sabio y filósofo judío,
fundador de la teología alegórica, que más tarde incorporaron al Cristianismo, Orígenes y sus
Escuelas de Alejandría y Cesarea.
Santa Sofía, el Eón caído de los gnósticos, se conservó en la ortodoxia como el Espíritu Santo, la
naturaleza femenina de la Santísima Trinidad. Dios Padre, el Noûs o Intelecto, eterno e insondable, se desdobla en dos: la Sabiduría (Sophia) y la Palabra (Logos). La primera, permanece
como pura naturaleza divina, como la expresión inteligible y Pensamiento de Dios; el Logos, es
su Hijo, el Demiurgo, el creador y ordenador del cosmos, pues Él es la Palabra, la manifestación
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y revelación del Pensamiento de Dios. En Sophia la Verdad divina permanece inmanifestada, y
toma la forma de la Gracia directa del Padre, se trata de un pneuma o aliento divino, cuyo contacto directo, es contacto con el mismo fuego de Dios, tal como se expresan sus divinos Pensamientos. El hombre no puede recibir el fuego divino directamente, si no se ha purificado, si
no se ha bautizado (sumergido) en el agua de la purificación, y después ha seguido el camino y
las enseñanzas que son reveladas por el Logos. Solo entonces, después de haber sido purificado
gracias al Hijo, el puro puede recibir el fuego del Espíritu. El Espíritu Santo, la Sabiduría Divina, unge y nos hace verdaderos cristianos, verdaderos ungidos (pues la palabra griega “jristós”
significa ungido).
Filón de Alejandría hereda toda la tradición veterotestamentaria sobre la Sabiduría de los Libros Sapienciales tan importantes para el judaísmo de época helenística, en la que muchos de
ellos fueron escritos. Sophia es considerada, por tanto, una de las potencias de Dios, del primer
principio, la mónada o el Noûs, que es anterior al Logos: “Moisés llama Edén a la Sabiduría del
Ser. El Logos desciende, como de una fuente, de esta Sabiduría a la manera de un río…” (Sobre
los sueños, II, 242). En Filón Sophia es preeminente al Logos, que desciende de ella.
Orígenes recoge la distinción entre Sabiduría y Logos, pero a diferencia de Filón, los identifica
completamente, como dos aspectos de la naturaleza del Hijo, el Hijo es la Sabiduría misma
de Dios, que estaba con Dios desde el principio, y también es el Logos, por el cual toda cosa
fue creada. Sin embargo, en el “Tratado sobre los Principios”, no encontramos bien resuelta la
tercera persona de la Trinidad Divina, habla del Espíritu Santo siempre por referencias a los
textos, que testimonian de su existencia, y de su importancia. Orígenes se decanta por el Hijo,
a la hora de expresar la importancia de éste, del Hijo recibimos la Sabiduría, del Espíritu Santo,
el hombre se hace santo y espiritual.
Del Antiguo Testamento y sus Libros Sapienciales procedía la Sophia y del Evangelio de Juan,
influido por la filosofía estoica, el Logos que se vuelve inmanente, y gobierna el mundo. De la
filosofía platónica y el gnosticismo estos principios encuentran su origen trascendente, como
eones o ideas, habitantes del Pleroma (la plenitud), que es el universo trascendente de los gnósticos, donde se encuentra el Primer Principio, la Mónada hermafrodita y del que surgen los
eones. De la aplicación de la filosofía platónico-pitagórica a estos conceptos judeocristianos,
resulta la teología gnóstica, que intenta resolver el problema del Uno y lo múltiple (la Díada
platónica), pero en el propio cielo pleromático: Abismo, es el primer padre origen de todo, de
él surgen otros dos principios: Pensamiento y Silencio, los tres grandes, que engendran, sin
pasión, a Intelecto y Verdad, que engendran a su vez a una Tétrada: Logos y Vida, y Hombre y
Ekklesia, de estos últimos proceden doce nuevos eones, seis masculinos y seis femeninos, de
los cuales, el último, femenino, es Sophia. Por tanto, para el gnosticismo Sophia es posterior al
Logos, y además es la causante del mal, pues ella quiso conocer al Padre antes de tiempo y de
su deseo surgió la materia, esta materia es expulsada del Pleroma, y delimitada. Allí es donde
irá a caer Sophia, el Alma del Mundo, que vendrá a ser redimida y devuelta al Pleroma, gracias
a nueve cantos de arrepentimiento. La Cruz simbolizará el límite entre el Pleroma, la plenitud
divina, y el mundo formado a partir de la materia de deseo. Dos Sophias quedarán separadas
por la Cruz-Límite: Sophia, la pareja celeste del Cristo, que se une a él en la Cámara Nupcial
que se encuentra en el centro de la Cruz, y Sophia Prounico, madre de los vivos y la Jerusalén
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Celeste, también llamada Ogdóada (es decir el Cosmos de las Esferas Celestes) y Espíritu Santo,
que tiene por pareja a Jesús.
El Maniqueísmo hereda la teología mítica de los gnósticos, pero con una versión propia, dualista en cuanto a principios, donde Sophia es la pareja del Hombre Primordial, emanaciones
ambas de la Luz, cuya misión es la de entablar combate contra las Tinieblas, por medio del auto
sacrificio, a fin de producir la mezcla, que debe terminar con la redención de éstas. El Hombre
Primordial aparece acompañado de la Madre de la Vida, ambas hipóstasis del Dios Padre de
la Grandeza, estos dos principios se despliegan en una tétrada, formando así la Péntada del
Pleroma maniqueo: Noûs y la Madre de la Vida, que constituyen el elemento Luz, Paternidad
y Ennoia, que constituyen, a su vez, el elemento Viento, Luz y Reflexión que son Agua, Fuerza
e Intención Éter, y Sophia y Logos, que forman el elemento pneumático, el Aire. Así, en la cosmovisión maniquea, el Espíritu tiene la forma de estas dos hipóstasis: Sophia y Logos.
La Sophia pagana estaba relacionada con Pronoia, la Providencia divina, que es la acción del
Noûs, como motor de las esferas celestiales, en particular la octava esfera de las estrellas fijas,
frente a la heimarméne o destino, que regían los siete planetas, y que decidían la suerte de
todo lo corporal y las pasiones
anímicas. Todo ello estaba ligado por el eje celeste, el “axis
mundi”, que es el que permite
el movimiento traslacional de
las esferas, un eje que sustenta todo el engranaje, al igual
que la columna vertebral del
ser humano. Este es el aspecto
femenino de la divinidad, que
en las tradiciones orientales es
denominado Kundalini. Y este
carácter de eje central, une a
Sophia con la Jerusalén Celeste
(el Santo Grial), que desciende de los cielos por su eje, y
se asienta en las antípodas del
Monte Purgatorio, y por tanto,
el Espíritu Santo misterioso es
la morada que el Cristo ha preparado a sus fieles, y que es la
Novia celestial.
El mito de Logos y Sophia,
que tiene fuerza, sobre todo,
en las Iglesias Gnósticas y Maniqueas, así como en la Iglesia
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AXIS MUNDI
Oriental ortodoxa, también se plasma, en las Iglesias más esotéricas, en la relación de Jesús
con María Magdalena, que aparece como la discípula más próxima y receptora de la Sabiduría
secreta del Logos, en el Evangelio de María. Aparece igualmente como amante de Jesús, en el
Evangelio de Felipe, y como la discípula favorita junto a Juan, en la Pistis Sophia. En Lucas 8: 2
aparece María Magdalena: “y algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, la llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios (daimónia)”,
si se piensa que siete son las esferas planetarias y siete sus arcontes o rectores, y estos constituyen la Heimarméne, Magdalena no es una endemoniada sino una iniciada, curada del Destino,
del condicionamiento astral, de las pasiones del alma, es decir, una alma purificada, que luego
es capaz de escuchar y comprender las doctrinas del Logos, tal como la presenta el Evangelio de
María, o el mismo Evangelio de Lucas 10: 39. En cualquier caso, María aparece como una personificación de la Sophia espiritual, al igual que aquella Helena, compañera de Simón el Mago,
que había sido rescatada de los prostíbulos y regenerada en el Pensamiento divino. Se trata del
mito gnóstico de la caída del eón Sophia en la materia, y como los arcontes y seres malignos
abusan de ella, y la mantienen prisionera en la materia o el caos.
Sophia es también el Alma del Cosmos, igualmente, unida a la materia, pero conservando su
divinidad, y en definitiva expresa la tragedia de todas las almas particulares, atadas por violencia a la materia. Justino en su Apología I, 64, habla del primer pensamiento divino, o el Espíritu
divino que se movía sobre las aguas, al que los gentiles, dice Justino, llamaron Proserpina (es
decir, la diosa infernal Perséfone), hija de Júpiter – Zeus, o como sabiduría es llamada Minerva,
o Atenea, la diosa nacida de la cabeza de Zeus, sin coito. En cualquier forma, Atenea era representada por serpientes, como el modelo oriental de Kundalini, y Perséfone o Coré, que a veces
aparece identificada como Atenea Coré, era la diosa iniciadora, la que permitía al alma escapar
del mundo de las sombras y dirigirse a la morada de los bienaventurados. Por tanto, aquí Sophia o la divinidad femenina tiene un papel incuestionable como iniciadora en los Misterios
soteriológicos.
En definitiva, estamos ante el misterio de la divinidad femenina, al que el primer Cristianismo,
y todavía hoy, el Cristianismo oriental, no es del todo ajeno, pues honra a dicho principio como
Santa Sophia, en la forma hipostática del Espíritu Santo. No es extraño pues, que la Iglesia
Ortodoxa considerase herética la doctrina de la Filioque, que adoptó la Iglesia Latina, y que
consistía en que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Para la Iglesia Oriental, que ve a
Sophia, el Espíritu divino, como el gran misterio no revelado, el aspecto femenino que otorga la
curación y espiritualiza la forma, procede del Padre, únicamente, es algo así como la pareja del
Logos, el que enseña el camino hacia el Padre. Es la Mónada divina andrógina, que se desdobla
y revela por medio del Logos y Sophia, el Hijo y el Espíritu Santo, lo masculino y lo femenino,
sin que haya una preeminencia de uno sobre la otra. Así la Liturgia Divina ortodoxa tiene los
dos elementos: comienza por la acción del Logos, donde se revela la Palabra, del “Prefacio”, y
la acción del Espíritu Santo por la “Epíclesis” o consagración, que consiste en una invocación
al Espíritu Santo. Es la acción de ambos lo que permite siempre la manifestación de lo divino,
la acción del Logos y Sophia, que están igualmente valorados en las Iglesias Orientales, donde
el misterio se conserva con toda su carga mágica y mística, en rituales arcanos, con el griego
como lengua santa de transmisión, tanto de la enseñanza, como del Espíritu.
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Poema
Víctor de Castellar
No le molestes, mujer;
el guerrero descansa.
Que está, sueña, en el Walhalla,
con su indomable Dios Thor,
distendidamente hablando
de tiempos de leyenda
en que, altos como banderas,
los ideales brillaban;
de tiempos que los humanos
ni sospechan ni recuerdan;
de épocas olvidadas,
de heroicas epopeyas,
de gloriosas batallas,
de incomparables gestas
contra las oscuras fuerzas
de la remota Atlántida…
No te acerques a su espada,
pues, si ipso facto despierta,
delirando, pudiera,
sin querer, herirte; ¡aparta!
Sólo escudriña, en calma,
su rostro, mas no pretendas
desentrañar, mujer, nada;
toda ilusa esperanza
de comprender destierra
los secretos que guardan,
por ser hombre, y de guerra,
sus anímicas moradas.
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El Cristo Velado
Capilla de San Severo (Nápoles)
John Tyrson
Seis años atrás, cuando me encontraba en una etapa de mi vida de profunda transformación
y sufrimiento, cuando las preguntas crecían y las respuestas escaseaban, vi una información
periodística que hablaba de la Capilla San Severo, en Nápoles, y de la magnífica escultura del
Cristo Velado.
La alusión al Cristo velado, me hizo pensar de inmediato en la posibilidad de “develar” y fue
así que muchas cosas comenzaron a tomar forma dentro de mí y las respuestas comenzaron a
hacerse evidentes. Respuestas que tenía adentro, casi sin percibirlas, ocultas por un fino velo...
respuestas que había que develar.
Me propuse ir, si las inciertas circunstancias de mi vida me lo permitían. Demoré seis años.
Creo que en ese tiempo los conceptos que se desprenden del Cristo velado maduraron lo suficiente como para que pudiera apreciar no solo la maravillosa escultura, sino el conjunto del
mensaje que trasmite la capilla.
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Se encuentra en el corazón de Nápoles, en una estrecha y oscura callejuela flanqueda por altos
edificios, a pocos metros de la Piazza del Gesú.
La capilla no tiene bancos, no es un lugar de oración o confesionario, no tiene retablo en el altar,
y no recuerdo haber visto una sola cruz... La definiría como un mausoleo en el cual Raimondo
di Sangro, Príncipe de Sansevero (1710 – 1771), dejó un mensaje a la posteridad. Un mensaje
principalmente alquímico, aunque el príncipe no dudó en recurrir al simbolismo cristiano y
cabalístico para redactarlo. Como corresponde a la Tradición.
Según la historia, de Sangro era un esoterista, alquimista, anatomista, inventor, Gran Maestro
masón y militar, y en 1744 inicia la construcción de la capilla Santa María della Pietá, hoy conocida como capilla San Severo o popularmente “del Cristo velado”.
Cuando uno entra ve un gran salón donde en la parte superior y contra las paredes, se ven
varias esculturas con abundante simbología, y a nivel del suelo, en el centro, se halla el Cristo
velado.
Es esta una magnífica y sobrecogedora escultura realizada por Giuseppe Sanmartino (17201793). Una sola pieza de mármol que muestra a un Jesús yacente cubierto por un suave velo.
El efecto es tal que parece real, y el obsevador no llega a entender de qué manera se ha podido
realizar en una sola pieza tan magnífica obra. La suavidad del velo que cubre al Cristo permite
ver desde las llagas de las manos hasta las propias pestañas.
Se ha especulado que, dado los conocimientos alquímicos de di Sangro, el príncipe haya operado alquímicamente sobre un velo de tela para hacerlo parecer mármol. El efecto es estremecedor, y no se puede evitar el pensamiento de descubrir, de quitar ese velo que cubre al Cristo,
tal es lo natural que se muestra.
En cuanto a las estatuas que se encuentran elevadas respecto al Cristo, contra los lados del templo, se destacan la de una mujer, también cubierta de velo, de la cual algunas interpretaciones
dicen que es una de las Virtudes humanas, en este caso la Castidad. El escultor fue Antonio
Corradini (1668 – 1752). Dado el conjunto de símbolos y el conjunto del mensaje de la Capilla,
no pude dejar de pensar que estaba ante una Isis velada, ante un conocimiento a develar.
Frente a ésta, en el lado derecho del salón, hacia el Norte, se puede observar otra magnífica
escultura, la de un hombre saliendo de dentro de una red auxiliado por un ángel.
Una vez más nos maravillamos del nivel de detalle de la escultura llamada La Decepción –ignoro el motivo del nombre- y construida por Francesco Queirolo (1704 – 1762). La red que cubre
al hombre es de un nivel de detalle tal que se aprecian claramente los nudos que la forman así
como la torsión de las cuerdas. También se dice que fue un experimento alquímico de di Sangro
mediante el cual cubrió de mármol a una simple red de pesca. Otras interpretaciones la definen
como el salir de la maraña de la vida para adquirir la verdadera fe.
Por mi parte vi muy claramente al humano que se libera de las ataduras de la vida normal para
percibir un mundo superior. Y es un ángel el que lo ayuda.
AXIS MUNDI
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Considerando ambas esculturas y su posición respecto al Cristo, no pude dejar de ver la simbología cabalística: los principios masculino y femenino, la Sabiduría que se libera –Jojmá– frente
al Conocimiento a develar, Biná.
Y a propósito de esto: en la disposición del resto las estatuas que rodean la estancia se pude
apreciar la simetría y construcción del Arbol de la Vida, con sus tres pilares. No todos los símbolos coinciden exactamente, pero la semejanza es innegable.
Las otras esculturas muestran otras virtudes, desde el hombre que sostiene firmemente a un
león significando el control de las emociones, y que a mí me hizo recordar el Arcano de La
Fuerza, el Sendero del Arbol de la Vida que une los pilares del Rigor y la Misericordia, hasta
otra que sostiene un Cuerno de la Abundancia que derrama riquezas. Interpretada en este contexto son evidentemente riquezas de orden espiritual.
En cuanto al altar, muestra la conocida imagen de La Piedad, todo en mármol blanco... excepto en la parte inferior donde se puede apreciar un paño, también de mármol blanco, con una
cabeza en dorado que muestra un extraño rostro con su boca abierta y que me hizo recordar a
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AXIS MUNDI
un baphomet. (Lamentablemente –y lógicamente– no se puede sacar fotos, las imágenes que
muestro son extraídas de internet)
Inmediatamente debajo de este altar se ve un ángel abriendo una tumba de donde sale una
figura extraña que no pude identificar. Este conjunto, que se encuentra en el lado Oeste presidiendo el salón, me hizo pensar en la muerte, en este caso el morir a sí mismo, y un misterioso
renacimiento con la tumba abierta debajo. Todo ello me recuerda al Arcano de El Juicio.
En el otro extremo del salón, en el lado Este, y por encima de todo, se ve la escultura de un soldado que sale espada en mano de dentro de una tumba y encima de él un águila.
El guerrero que renace como un Ave
Fenix y que sale de su tumba espada
en mano, siendo la espada la Palabra
Divina.
Sobre la derecha del salón existe una
pequeña escalera de caracol construida en hierro y que lleva a la parte
baja de la Capilla. Se accede así a un
pequeño recinto donde el visitante
se impresiona por las dos esculturas
que ve de inmediato. Llamadas “Las
máquinas anatómicas”, son la representación de un hombre y una mujer
–antiguamente también había un feto
AXIS MUNDI
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el cual fue retirado– totalmente descarnadas, solo se ven los huesos y la intrincada red de vasos
sanguíneos.
También sobre estas construcciones se tejen las más tenebrosas especulaciones, hay quien dice
que son dos sirvientes a los que de Sangro mató y mediante un proceso alquímico reprodujo su
aparato circulatorio. O bien se habla de experimentos con cadáveres donde el aparato circulatorio fue inyectado con determinadas sustancias también logradas alquímicamente. El hecho
es que no se ha logrado desentrañar cómo han sido realizadas y existen grandes dudas sobre el
material con el cual están constituidas.
Pero lo sobrecogedor es la evidencia de la vida descarnada en la materia, en aquello a lo que al
fin se reduce materialmente eso que llamamos “ser humano”. Y comprendemos que no puede
ser, que allí hay otro mensaje, o parte de él.
Saliendo de ese recinto estremecedor, y subiendo por otro lado se puede ver un trozo de lastra
que era parte del piso original de la capilla, el cual fue destruido por un derrumbe. El piso representa claramente un laberinto. Como obra de arte es una maravilla que parece haber sido
realizada en una sola pieza. Como significado no se pude dejar de pensar en el duro recorrido
de la Gran Obra que el Iniciado realiza para trascenderse a sí mismo. Un símbolo que estamos
acostumbrados a ver y reconocer quienes nos internamos en el otro sentido de la vida.
La Capilla tiene más esculturas, repletas de símbolos. Pero comencé a entender un mensaje en
general, como si el Príncipe di Sangro me hablara de una cosa sola más allá de cada una de las
obras.
Volví al plano superior, contemplé el conjunto y me dejé abstraer una vez más por el Cristo.
Y entonces el mensaje se me reveló muy claramente.
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AXIS MUNDI
Son tres niveles. El nivel inferior nos muestra la vida en la materia, la vida que se reproduce a sí
misma, implacable y eterna, sin ser otra cosa que órganos, huesos y sangre. Es el inframundo,
el descenso a los infiernos que debe emprender todo iniciado antes de comenzar su Camino.
Subiendo se accede al plano superior, donde se debe recorrer el laberinto para, en su centro,
alcanzar al Cristo interno, el Hijo del Hombre, un mensaje que nos viene desde hace más de
dos mil años. Un Cristo que hay que develar dentro de uno mismo para, después de morir a sí
mismo, acceder a las virtudes de la vida en los planos superiores, salir de la red de la ignorancia, develar a Isis, dominar nuestros instintos y nuestra naturaleza animal, abundar en dones y,
como un Guerrero que ha muerto a sí mismo, renacer de entre sus cenizas para emprender el
combate de la vida espiritual.
En suma, la totalidad de La Obra espiritual, la Alquimia interior en un conjunto de esculturas
con una clara sintaxis.
El significado del mensaje de di Sangro me golpeó profundamente, como solo puede hacerlo el
verdadero símbolo con contenido auténticamente iniciático.
La Capilla de San Severo es un mensaje completo en sí misma, un mensaje que nos habla a
través de casi cuatro siglos. Un mensaje esculpido en una época en la cual aun imperaba La
Tradición.
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Preguntas y respuestas
Phileas del Montesexto
Jnana y Bhakti
Antonio García de España pregunta: “He leído en “Axis Mundi” que Jnana es el camino más difícil
y por eso se recomienda Bhakti-yoga. ¿Por qué debería seguir el camino devocional si me siento
más identificado con el camino intelectual?”
En primer lugar, es necesario trascender la idea equivocada (que incluso está presente en algunas
escuelas occidentales) que Jnana Yoga es una senda de conocimiento intelectual y libresco. En
realidad, Jnana es el conocimiento íntimo del Ser, la comprensión de la unidad primordial: la capacidad de diferenciar lo real de lo ilusorio.
Este conocimiento no es –ni puede ser– meramente intelectual, es decir una simple acumulación
de datos e informaciones.
También es importante aclarar que no hemos afirmado en ningún sitio que Bhakti sea superior a
Jnana. Queda claro que la senda del conocimiento (Jnana) no puede excluir a la senda de la devoción (Bhakti) y tampoco a la senda de la acción (Karma). Más allá de las barreras establecidas
por la mente, debemos concebir una senda integral y triple que conduce al ser humano desde la
ignorancia hasta la Sabiduría.
La canalización del amor más puro a una forma elegida o “ishtadeva”, una representación específica del Dios personal (Ishvara) no se contrapone a la concepción de un Dios impersonal (Brahman). Ishvara no está subordinado a Brahman (el Uno SIN SEGUNDO) ni es una representación
más primitiva de él. Ishvara es Brahman, y quienes sepan ver más allá de lo evidente comprenderán
que el individuo, el ishtadeva, Ishvara y Brahman son una misma cosa.
Dice Yogananda en “Susurros de eternidad”: “Los que imaginan que el impersonal aspecto de Dios
no puede manifestarse a Sí mismo en una forma personal, están negando su omnipotencia y la
posibilidad que el hombre pueda dialogar y tener comunicación con el Supremo Creador”.
¿Se puede obviar la devoción y elegir a Jnana como vía a la Verdad, dejando de lado las otras dos
sendas? Claro que existe esa posibilidad, pero –tal como señalan los instructores más avanzados–
Jnana es una vía demasiado difícil para obviar sin más las otras vías que conducen al mismo destino. Tal como dice el Gita: “Ardua es la tarea de aquellos cuya mente está situada en el Inmanifestado, porque difícil es para los en carne presos entrar en el sendero que conduce al Inmanifestado”.
(Gita 12:5)
Para los inclinados a la lectura voraz y a la especulación mental, la senda devocional puede convertirse en un antídoto eficaz para evitar el lento hundimiento en las arenas movedizas del intelectualismo.
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AXIS MUNDI
Alma y Espíritu
Juan Carlos Álvarez de Bolivia dice: “No llego a comprender la diferencia entre Alma y Espíritu.
¿Me la pueden aclarar?”
Si bien la constitución septenaria del ser humano puede considerarse la más completa, aun así es
necesario considerar dos cosas:
a) Todo esquema septenario tiene como base un esquema trinitario, por lo cual ambas concepciones no son antagónicas sino complementarias. En otras palabras: el sistema septenario deriva del
trinitario. Helena Blavatsky, una de las principales defensoras de un sistema septenario aseguraba
que: “En el hombre sólo hay tres upâdhis (bases); pero sobre ellas puede considerarse, cualquier
número de koshas (envolturas) y aspectos, sin menoscabo de la armonía del conjunto (…) aunque
para más clara comprensión de su naturaleza trina (en líneas generales) se divida el hombre en
grupos cuyo número varía según el sistema, siempre resultan idénticas la base y la cúspide de esta
división”.
b) Aunque en algunos escritos se insinúan esquemas séptuples, en verdad la tradición occidental
no ha sido nunca septenaria sino trinitaria o tricotomita. Teniendo en cuenta esto, y sin perder de
vista las versiones orientales, debemos considerar como válido al esquema tricotomita, para lo cual
es muy útil trazar un paralelismo entre ambos sistemas, el cual puede resumirse de esta manera:
CUERPO (Corpus, Soma) abarca el cuerpo físico y el cuerpo pránico o vital del sistema septenario.
ALMA ANIMAL (Anima, Psyché) abarca el cuerpo emocional y la mente de deseos.
ALMA ESPIRITUAL o ESPÍRITU (Spiritus, Pneuma) contempla la porción divina en nosotros
(Atman, voluntad pura) y sus vehículos auxiliares (Buddhi y Manas).
Centrándonos en la pregunta y dejando de lado al Cuerpo (Corpus), tal vez sea importante aclarar
las diferencias esenciales entre el Alma Animal y el Alma Espiritual, pues la confusión terminológica ha llevado a muchas escuelas de trabajo interno a generar programas de desarrollo espiritual
que se centran en lo fenoménico y en el desarrollo de poderes psíquicos (psiquismo), relegando a
un segundo plano el trabajo introspectivo más importante, el cual está ligado a las llamadas “disciplinas espirituales”: la oración y la meditación.
El Alma Espiritual liga al ser humano a la Divinidad Pura, mientras que el Alma Animal actúa
como intermediario entre lo espiritual y lo físico, es decir como un canal que debe ser purificado a
través del entrenamiento o Ascesis. En la concepción tradicional de la “guerra interior”, los combates más feroces se libran en el campo anímico o del Alma Animal, donde las emociones y los
pensamientos suelen tomar el control, desviándonos de la Senda que lleva al Ser.
El Alma Animal está supeditada a la personalidad o a la máscara que adoptamos en cada encarnación, una cáscara o capa que oculta nuestra verdadera identidad. Por el contrario, el Alma Espiritual se vincula con el rostro del Ser o “Yo Superior”.
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El simbolismo del corazón
Jöel Pozarnik
El Corazón simboliza la “Presencia Divina” en el Centro del Ser. Es la Paz en el Vacío de Lie
Tseu, la Pax Profunda del esoterismo cristiano. Es Sakinah del sufismo o la Shekinah hebraica,
“y esta Presencia Divina es en efecto implicada en la unión con el Principio que no puede operarse sino en el centro mismo del ser”.
Que nuestros corazones se dilaten en la Presencia Divina, que Su Amor nos inunde y que Su Intelecto irradie en cada uno de nosotros en el nuevo tiempo que se manifestará probablemente
pronto: es cuando la noche es más oscura, que el Sol se levanta en el horizonte.
****
“En el corazón del simbolismo, se encuentra el simbolismo del Corazón” dijo René Guénon.
Esta riqueza puede ser “re-descubierta” a lo largo de un recorrido Iniciático, que lejos de ser
una teoría, es al contrario un Camino que no puede ser vivido sino con la complicidad del Ser
integral.
Mapamundi en forma de corazón, siglo XVI
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AXIS MUNDI
El corazón es en general considerado, tanto por las religiones, como por la cultura profana,
como asiento de la bondad y de la generosidad. Tener corazón, ser un hombre o una mujer de
corazón, son en el lenguaje corriente, expresiones que hablan de sentimientos y acciones. Pero,
entonces, ¿por qué René Guénon afirmaba que “el corazón es considerado ante todo, en todas
las tradiciones como el “asiento de la inteligencia”? ¿No hemos aprendido en la escuela que la
inteligencia se sitúa en el cerebro?
Para tratar de responder a esta pregunta, hay una práctica iniciática inspiradora: la Geometría
Sagrada o Geometría del Compás, una técnica milenaria que merece formar parte del Arca del
Tercer Milenio.
Si la geometría euclidiana puede ser considerada como “escolar”, la Geometría Pitagórica permite al Iniciado no perderse más en el laberinto y re-encontrar directamente el centro, su centro, siguiendo el “ritual de la Mandorla”. La meditación sobre este “ritual” y sobre la forma
geométrica obtenida con el compás, libera algunas intuiciones susceptibles de ayudar al recién
iniciado en su búsqueda.
El recorrido del corazón al Corazón
El corazón es una forma geométrica que sintetiza numerosos conocimientos iniciáticos. El
corazón es el Sol del Ser; es entonces calor pero también Luz.
El corazón puede ser considerado como un símbolo de una Ley que gobierna, en general, la
dualidad cósmica. Si uno sigue con los ojos
las dos curvas simétricas en relación al eje
vertical, uno constata que los componentes
de la dualidad, tienen un origen común (el
punto T o K), cada uno de ellos pudiera ser
el Alfa y el Omega. Igualmente sea desde T
o desde K, las tendencias complementarias
pasan en principio por una fase de repulsión o de expansión en direcciones opuestas (TA-TB y KA-KB) luego por una fase de
atracción (AT-BT y AK-BK) para terminar
por concentrarse, re-absorberse de nuevo
en el punto. El origen de la dualidad y su
destino, forman parte del Eje de la Voluntad
Divina. El corazón es entonces el símbolo
del origen, de la manifestación y de su reintegración representada en simultaneidad
en el Eterno Presente.
Por su grafismo curvo y hasta en forma
de espiral que parte del punto (T o K), se
extiende en direcciones complementarias
AXIS MUNDI
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para regresar al punto (K o T respectivamente), el corazón simboliza la idea de que no hay
oposición irreductible.
“Si es cierto que la oposición entre dos términos existe en las apariencias y posee una realidad
relativa a un cierto nivel de existencia, esta oposición debe desaparecer como tal y resolverse
armoniosamente, por síntesis o integración, pasando a un nivel superior”, dijo René Guénon.
Si el punto puede ser considerado como el símbolo de la Unidad Principial, el corazón puede
ser mirado como un símbolo de la Unidad Principial de o en la manifestación. Él es la representación del Verbo, del Intelecto Divino, en el seno de la manifestación dual.
De la Caída a la Reintegración
Sobre el plano del Hombre Universal, T puede ser considerado como el Ser, y K como el no-yo.
El no-yo solo existe por la acción del Ser que lo contiene, por lo que es solo una proyección a un
nivel de existencia ligado al tiempo, al espacio y a la forma. El corazón representaría entonces
la relación o la unión que existe ontológicamente entre el Ser y el no-yo. Él simboliza el Camino
del descenso del Ser hacia el no-yo, pasando por el desarrollo y la reabsorción de la dualidad, y
el de la Reintegración del no-yo en el Ser.
Por eso es que cuando se habla de “yoga” (Unión), no hace falta crear una unión que ya existe,
sino solamente tomar consciencia de su existencia. Eso puede ser vivido a través del conocimiento de la manifestación (Karma, Yoga, exoterismo) pasando por las dos curvas del corazón,
o a través del Conocimiento Directo (Jnani Yoga, esoterismo); esa línea recta entre el no-yo y
el Ser que corresponde al eje de la Voluntad Divina. En la medida en la cual la individualidad
se esfuerza por dominar las oposiciones y de reconciliarlas, su centro de Consciencia se alinea
sobre el Ser.
El corazón nos enseña igualmente que aún si la reintegración es deseada por el hombre, ella no
puede ser realizada sino por el Ser: la distancia entre el Ser (T) y el no-yo (K), es igual a la distancia AD, y AT + AD =DT, AD= DT-AT, 4-1=3, de donde AD= √3. La distancia entre el noyo y el Ser es inconmensurable para el hombre, ella es parte de lo Divino. Esto deja a entender
que la reintegración no es efectuada por el hombre manifestado, sino por su propia dimensión
supra-humana. Si no, ¿cómo el hombre limitado pudiera recorrer, él mismo, un Camino que
lo sobrepasa?
El Corazón nos “in-forma” igualmente que hay al menos dos caminos para la reintegración.
Estos Caminos opuestos uno al otro, llegan al mismo punto. De igual manera para la Caída:
uno “cae” al menos de dos maneras, pero uno llega siempre al no-yo. Pero solo los Caminos
manifestados pueden ser opuestos uno al otro. “Lo esencial es invisible a los ojos” : la línea
directa entre T y K no está manifestada.
La Realización Espiritual es una vivencia esencialmente interior que no necesita de manifestación exterior.
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AXIS MUNDI
Es por demás curioso notar que toda la vida del Iniciado consiste en partir de T, para “caer” en
K, después a partir de K remontar hacia T. Tanto en un sentido como en el otro, ilustrando así
la ley según la cual “la causa primera es al mismo tiempo la causa final, y el fin es necesariamente idéntico al principio”, como dijo René Guénon. Y como K estaba ya contenida en potencia
en la T, la Caída en sí misma puede ser considerada como una ilusión. La única realidad es el
punto T, que contiene en potencia el Todo.
En esta cripta romana, cuyo acceso está reservado a los iniciados, la Mandorla es extendida por los ángeles, alegorías de logos, en un
Corazón donde el neófito es sostenido por la Divina Trinidad, imagen de la Unidad inconcebible, después de la muerte simbólica en
un mundo Parente representado por el cuerpo horizontal. La localización anatómica representada por los pilares indica que después
de la caída en el ego existencial, esta “re-integración” en el Espíritu es una “re-encarnación” en el sentido original, es decir durante la
existencia. Según la enseñanza del Buda, es el “último nacimiento” si el iniciado recibe plenamente la conciencia del espíritu de Real
transcendencia, manifestado al hombre para que el acceda al Real inmanente.
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Del Conocimiento
Para su construcción, el Corazón es un esquema integrador. La integral, en matemáticas, tiene
en efecto una forma similar de ondulación que corresponde a un corte del corazón en el sentido vertical. Para Guénon, “la integral debe ser considerada como una operación esencialmente sintética”. Ahora bien, el Conocimiento que proviene de la síntesis es esencialmente un
conocimiento global. Es por esto que el Corazón simboliza también la Gnosis, el Conocimiento
Directo, inmediato e intuitivo.
El corazón es una figura simétrica en relación con el eje vertical, indicando la simetría geométrica “una medida común entre dos cosas”. Con respecto al eje horizontal, este ilustra el principio según el cual “lo que es arriba es como lo que es abajo”, pero según una relación inversa.
Así, mientras que la parte que se encuentra por encima de la superficie de las Aguas representa
dos pequeños semi-círculos cerrados hacia arriba y abiertos hacia abajo, la parte superior da la
idea única de la copa, por el contrario amplia, expandida, abierta hacia arriba y cerrada hacia
abajo… “Para realizar los misterios de la cosa única”.
Si invertimos la figura, uno obtiene la pica que hiere el corazón de Cristo; pero también el
Corazón levantado hacia arriba del Sufismo y de la Tradición Cristiana: “Sursum Corda” , elevemos nuestros Corazones hacia el Corazón de Cristo. Transformemos nuestros corazones en
una lanza interior que penetre el corazón del Cristo, de manera que su Sangre (el Verbo) pueda
correr. “Debemos notar que la forma del triángulo inverso no es otra que el esquema geométrico del corazón; el ojo que está en su centro es propiamente el “ojo del corazón” (aymul-galb)
del esoterismo islámico, con todas las significaciones que le puedan ser aplicadas. Además, es
conveniente recordar que es por allí que, según una expresión conocida, el corazón “es abierto”
(el-qalbut maftuh), esta apertura, este ojo o iod, puede ser figurado simbólicamente como una
herida (René Guénon)
De la Inteligencia Divina
El Corazón puede también ser considerado como un símbolo del wuei-wu wei, o de “la actividad no actuante, la inacción.” El corazón físico es un órgano que tiene su propia dinámica de
contracción/expansión, pero que no se mueve en su medio de existencia. En este sentido, la
sangre sería exactamente lo contrario, porque ella circula en todo el cuerpo físico, pero no tiene
dinámica física que le sea propia.
Analógicamente, el Corazón espiritual simboliza la dinámica de las relaciones entre la Inteligencia Divina, y las diversas modalidades de la individualidad, en particular con la razón
humana.
La Inteligencia Divina, aunque localizada en el más pequeño de los ventrículos del Corazón,
–el Corazón no es, según René Guenon, el símbolo de la Inteligencia sino solamente del lugar
donde ésta reside– no tiene dinámica propia en relación con la individualidad; es a ésta que le
corresponde hacer el esfuerzo para acercarse a Ella. Sobre el plano espiritual, una persona que
tiene “buen Corazón”, no es alguien dominado por el sentimentalismo, sino alguien impulsa28
AXIS MUNDI
do por sus nobles sentimientos que busca su Ser Verdadero, y que en respuesta a su esfuerzo, es
nutrido por este mismo Ser. La Inteligencia Divina, no se mueve por ella misma, dispone de la
“Onmipotencia del Verbo” para poner en marcha la manifestación.
Al igual que en el corazón físico sigue una dinámica de contracción y de expansión, el Corazón
espiritual tiene su propia dinámica.
El corazón físico se contrae para distribuir la sangre purificada en el cuerpo físico y se dilata
para recibir la sangre utilizada. Por una analogía inversa, el Corazón espiritual debe dilatarse
para dejar pasar la Inteligencia Divina. Esta es la razón por la cual ciertas Tradiciones dan una
gran importancia a la exaltación del Corazón.
Es también el propósito de numerosas técnicas iniciáticas, sea la repetición de Mantras, las
Plegarias, los Rituales y las Letanías en diversas tradiciones.
René Guénon decía que “el corazón es la propagación del movimiento vibratorio –u ondulatorio– en la extensión a tres dimensiones cuyo punto de partida puede ser considerado como el
centro”.
Si la ondulación es propia de la irradiación del Calor, mientras que la Luz irradia en línea recta,
la manifestación del Corazón es también un símbolo del fuego que se manifiesta exteriormente
por el calor e interiormente (la línea T, K) por la Luz Divina considerado como el centro.
“La luz es propiamente el símbolo del Espíritu, el cual es esencialmente la misma cosa que la
Inteligencia, mientras que el ‘calor animador’ se refiere más específicamente al papel ‘vital’ del
Principio en el centro del ser”, dice René Guénon quien cita a Plutarco: “El Sol tiene la fuerza de
un corazón, dispersa y expande de él mismo el calor y la luz, como si fuera la sangre y el soplo”.
Izquierda: La extracción del corazón de su soporte carnal, un rito azteca probablemente más simbólico que quirúrgico. Derecha:
Cristo en gloria rodeado del Tetramorfo, los símbolos animales de los cuatro evangelistas.
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La manifestación del Corazón
Al doblar una hoja de papel sobre el eje horizontal, y luego sobre el eje vertical , manifestamos
el símbolo de la realización del Hombre Universal: la Cruz. Para René Guénon, “ La Cruz representa muy claramente la manera a través de la cual se logra esta realización por la perfecta
comunión de la totalidad de los estados del ser, armónicamente y ordenadamente jerarquizados, en un desarrollo integral en los dos sentidos de la “anchura” y de la “exaltación” (…) “En
tal representación crucial, la expansión horizontal corresponde a lo indefinido de las modalidades posibles de un mismo estado de ser considerado integralmente y la superposición vertical a la serie indefinida de los estados del ser total”.
En un simbolismo menos específico, el eje vertical puede también ser llamado Purusha, la
Esencia o la Voluntad del Cielo. El eje horizontal sería entonces el Prakriti, la Substancia, o la
Superficie de las Aguas. Su cruzamiento determina el punto T, símbolo del punto no manifestado, de su proyección sobre el plano siguiendo el eje del compás. Él simboliza entonces lo que
era “desde el Comienzo”, el Verbo.
Para “manifestar” un corazón, hay que empezar por “manifestar” en línea interrumpida un
círculo director y tres “mandorlas” de rayo idéntico, o sea cuatro “Ideas Divinas”. El primer
círculo de centro T evoca la idea de la primera irradiación primordial o primera manifestación
del punto primordial T situado en el centro del Ser Integral, en el centro de la resolución de los
complementarios. El evoca entonces el 1, el origen de toda manifestación, la causa primera.
Este primer círculo cruza la Superficie de las Aguas en dos puntos A y B. Tomando estos dos
puntos por centros, manifestemos dos círculos del mismo rayo que no son sino la proyección
del primero sobre el eje de la Manifestación, en las dos direcciones complementarias del espacio cósmico. En el simbolismo del Hombre Universal, estos dos círculos laterales pudieran
referirse a las Esferas o Emanaciones Divinas complementarias del Rigor y de la Misericordia.
El círculo primordial del centro T, o manifestación primera del punto, cruza el eje de la voluntad del cielo en C. Según un mismo simbolismo, C es el centro de un círculo que pudiera
expresar el O del No Ser, del cual T es el reflejo en tanto que “posibilidad de SER”.
El círculo de centro A (rayo AT=1) determina las intersecciones f y g, eje de la mandorla AfTg;
el circulo de centro B (rayo BT=1) determina las intersecciones h e i, eje de la mandorla ThBi.
El círculo de centro C (rayo CT=1) determina las intersecciones a y b.
El punto f es manifestado por el cruzamiento entre el Principio y una de sus manifestaciones, y
es también la punta superior de una de las Mandorlas. Si la superficie de las aguas es un espejo,
la proyección de este punto en el mundo de la manifestación pasa por el Centro T, de manera
que la imagen obtenida será inversa con respecto al original. Así la imagen de f en las Aguas
de la Manifestación es i, y la imagen h en las Aguas de la manifestación es g. Manifestemos en
línea interrumpida los ejes fi y hg. Manifestemos también en línea interrumpida, el eje aA y bB,
dejando que el eje se prolongue hacia abajo, hacia el mundo de la manifestación.
El eje Aa es una translación de la Voluntad del Cielo no sobre el Punto Primordial T, sino so30
AXIS MUNDI
bre una de sus manifestaciones de centro A,
por que la “Perpendicular - Plomada” pasa
por el centro de todos los seres. Lo mismo
pasa con el eje Bb. El cruzamiento de este
eje bB con la proyección de fT da el punto
E, y paralelamente D. Estos últimos se convierten en 2 nuevos centros de irradiación,
2 círculos del mismo rayo que parecen más
bien ser proyección de los círculos de centro
A y B a un nivel más denso de manifestación. Ellos pudiesen representar el Hod y
Netzah de la Kabbalah, o sobre el plano de la
individualidad, la razón y la emoción.
Sobre la mandorla AfTg, el cruce de los ejes
fg y AT determina el punto O. El punto O (y
respectivamente O’) corresponde al centro
de la Mandorla, es decir al centro de la potencia del Verbo. Religar A y T con el Compás, es religar el Punto Principial con una de
sus manifestaciones, tomando por apoyo su
punto central. Esta relación es no manifestada (por encima de la superficie de las Aguas):
el eje fg es el símbolo del “espejo” entre T y A y el eje hi, del “espejo” entre T y B, porque A y B
no son sino “reflejos” del Punto Primordial.
La forma del Corazón aparece entonces como re-ligando o integrando los círculos de la Misericordia, del Rigor, de la Esencia, de la Victoria y de la Gloria. El circulo de Centro C pudiera
bien simbolizar el No Ser, y no interviene directamente en la manifestación del Corazón; pero
es indispensable para su construcción…
****
Traducción del artículo publicado en MONADES Spiritualités et Tradition, No 11, 1er trimestre 2005, Paris, en memoria de Joël Pozarnik (1960-2008) en el sexto aniversario de su pase al
Oriente Eterno.
Aporte para AXIS MUNDI de la “Fundación Fermín Vale Amesti-Joël Pozarnik”
AXIS MUNDI
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La conquista de Hastinapura (XI)
Curso introductorio al Bhagavad Gita
Phileas del Montesexto
A lo largo de once artículos apenas hemos arañado la corteza del majestuoso árbol del conocimiento del Bhagavad Gita, pero el objetivo inicial que nos trazamos se ha cumplido con creces:
presentar las enseñanzas principales de este “Canto del Señor” de una manera sencilla y en vinculación directa con el Ideal Iniciático.
Las páginas del Gita –como todas las escrituras espirituales– constituyen un mapa detallado que
conduce a un magnífico tesoro. Podemos leerlo, analizarlo, estudiarlo con detenimiento, pero lo
realmente valioso es el tesoro, no el mapa. En este sentido, Sri Ramakrishna se preguntaba: “¿Puede
adquirirse el amor a Dios por la lectura de los libros sagrados? El almanaque hindú predice que
tal o cual día caerán veinte medidas de lluvia. Pero…¡si se exprime el almanaque, no se sacará ni
una sola gota! Asimismo, los libros sagrados contienen muchas palabras sabias, pero el sólo leerlas
no lo hace a uno religioso. Hay que practicar las virtudes que se nos indica en tales libros, a fin de
lograr el amor de Dios”. (1)
El Gita propone un recorrido de la oscuridad a la luz, una peregrinación hacia el centro de nuestro
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corazón, presentando tres vías diferentes para alcanzar el mismo objetivo trascendente: el BhaktiMarga, el Jnana-Marga y el Karma-Marga. Siendo así, sea cual sea el punto en el que nos encontremos en este momento, todos estamos en condiciones de hollar la noble senda.
El mensaje de Krishna es inclusivo y está destinado a todos los seres humanos, brindando esperanzas hasta a los más profanos más alejados de todo pensamiento trascendente y, en este sentido,
dice: “Aunque fueras máximo pecador entre pecadores, aún podrías cruzar sobre todo pecado en
la nave de la Sabiduría”. (Gita 4:36) Por esto, todas las personas pueden dejar atrás una vida pecaminosa, redimirse e ingresar en la vereda luminosa que lleva a la reintegración y la Unidad.
A fin de que las sagradas instrucciones de Krishna sean verdaderamente transformadoras, deben
ser llevadas a la práctica, interiorizadas y comprendidas en función de la cotidianidad, tomando
conciencia que el campo de Kurukshetra no es un recurso literario ni una fantasía de los indos,
sino una realidad “aquí y ahora”.
Cada uno de nosotros es Arjuna, pues cada ser humano es un guerrero en sueños que debe despertar de su letargo, entrenarse cuidadosamente para la guerra y avanzar decidido al campo de batalla
para recuperar la ciudad de la Sabiduría, Hastinapura.
Pero el mensaje de Krishna tiene implicancias más profundas: nos llama a la formación de un ejército de Arjunas, una fraternidad de hombres y mujeres conscientes donde el propósito individual
de reintegración se fusione con el propósito comunitario de restauración, a fin de preparar la reconstrucción de una sociedad más Justa, más Bella, más Buena, donde la Espiritualidad constituya
el motor existencial de sus integrantes.
Esta Fraternidad Universal de hombres y mujeres será la consecuencia de una revolución consciencial, donde la herejía de la separatividad sea erradicada para contemplar la Verdad tal como es,
reconociendo finalmente la Unidad en la Diversidad.
Todos somos Uno.
Breve glosario de términos
Arjuna: Príncipe pandava, discípulo de Krishna.
Atman: Divinidad pura en nosotros, la chispa divina que –en esencia– es idéntica a Brahman.
Avatara: Descenso de la divinidad en una forma corpórea.
Aviveka: Falta de discernimiento.
Avidya: Ignorancia, contrapuesta a “Vidya” (conocimiento)
Bhagavad Gita: La obra espiritual más conocida y completa de la India, parte de una epopeya
mayor conocida como “Mahabharata”, nombrada en ocasiones como la esencia de los Upanishads.
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Bhakti Yoga: Vía de unión a través de la devoción.
Bharat: Otro nombre de la India: “el país de los enamorados de Dios”.
Bhima: Príncipe pandava, hermano de Arjuna.
Bhisma: General del ejército kurú.
Brahman: Nombre de la divinidad pura, el Absoluto, el Uno sin segundo.
Brahmanes: Casta sacerdotal.
Dharma: Ley, Orden, Propósito trascendente.
Dharmakshetra: Campo del Dharma, otro nombre de Kurukshetra.
Draupadi: Esposa de los cinco príncipes pandava.
Duryodhana: Principal caudillo del ejército kurú.
Ganesha: Dios con cabeza de elefante, protector del sendero.
Gunas: Cualidades primarias de la materia, presentes también en el ser humano y en toda criatura
manifestada. Las tres gunas son conocidas como Rajas (lo activo, pasión), Tamas (lo pesado, inerte) y Sattva (lo puro, armonioso).
Gurú: Maestro, que puede ser “upa-guru” (upa=cercano y guru=maestro), es decir un maestro
externo o “sat-guru” (sat=verdadero y guru=maestro), el verdadero maestro, que es interno.
Hamsa: Casta única de la Edad de Oro o Satya-yuga.
Hastinapura: Ciudad de la sabiduría.
Ishvara: La divinidad con atributos.
Ishtadeva (“divinidad querida”): Representación del Dios único y que simboliza la esencia absoluta o divinidad arquetípica.
Jnana Yoga: Vía de unión a través del conocimiento.
Karma Yoga: Vía de unión a través de la acción.
Krishna: Instructor sagrado, Maestro de Arjuna.
Kshatriyas: Casta guerrera. Defensores del Dharma y la justicia.
Kurúes: Ejército defensor de Hastinapura.
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Kurukshetra: Campo de batalla donde se sitúan los personajes del Bhagavad Gita.
Mahabharata: Epopeya india, compuesta entre los siglos VII y VI a.C., la más extensa de todas las
conocidas, donde está contenido el “Bhagavad Gita”.
Maya: La ilusión.
Moksadharma: El propósito de liberación.
Murti: Retrato, pintura, ícono o escultura que actúa como “puente” entre el adorador y el adorado.
Nakula: Príncipe pandava, hermano gemelo de Sahadeva.
Naranarayana: Conjunción de “nara” (ser humano) y “narayana” (Dios), una forma de mostrar a
Arjuna y Krishna como una unidad.
Nirguna Brahman: La divinidad pura sin atributos o Parabrahman.
Pandavas: Ejército atacante de Hastinapura, donde participan Krishna y Arjuna.
Paramparã: Cadena de oro, sucesión discipular tradicional.
Rajas: Guna de la actividad.
Sadhana: Práctica espiritual, ascesis.
Saguna Brahman: La divinidad con cualidades o Ishvara.
Sahadeva: Príncipe pandava, hermano gemelo de Nakula.
Sanatana Dharma: La religión eterna
Sat-Chit-Ananda: Sat (ser absoluto), Chit (conocimiento absoluto) y Ananda (felicidad absoluta).
Sattva: Guna del equilibrio y la armonía.
Shankha: Caracola marina, usada como instrumento de viento.
Shruti (“lo que se oye”): Textos revelados de la literatura sagrada india: Vedas y Upanishads.
Shudras: Casta de los obreros, aquellos vinculados a actividades manuales.
Smriti (“memoria”): Textos tradicionales de la literatura sagrada india: Epopeyas (Ramayana y
Mahabharata), Puranas, textos de Ayurveda.
Tamas: Guna de la inercia.
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Vaishyas: Casta de los mercaderes, productores de riquezas materiales, proveedores: agricultores,
comerciantes y artesanos.
Varna: Casta.
Vidya: Conocimiento, opuesto a “Avidya” (ignorancia).
Viveka: Discernimiento.
Vyasa: Tradicional autor del Mahabharata y el Gita.
Yudhistira: Príncipe pandava, hermano de Arjuna.
Yugas: Edades cósmicas , a saber: Satya-yuga (Oro), Treta-yuga (Plata), Dvapara-yuga (Bronce) y
Kali-yuga (Hierro).
Notas bibliográficas
(1) Vijoyananda, Swami: “La sagrada enseñanza de Sri Ramakrishna”
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Humor
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La llama no se apaga
Diseño y confección de mandalas con arroz de colores en Lima (Perú)
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Arriba: Entrenamiento pránico en Parque Nacional la Tigra en Tegucigalpa (Honduras)
Abajo: Actividad de Servicio Consciente en un hogar de ancianos de Pereira (Colombia)
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Apareció el cuarto tomo de la Enciclopedia de la Sabiduría Antigua
LABERINTOS Y DRAGONES
Disponible en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Paraguay.
Muy pronto en el resto de Iberoamérica.
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