Amnistía Internacional México

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México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
MÉXICO
Memorándum al gobierno de
México y al Congreso de la
Unión:
ReformAS PARA RESPETAR Y
GARANTIZAR EL DERECHO internacional
DE LOS DERECHOS HUMANOS Y
RESTRINGIR EL ámbito DE aplicación de
LA JURISDICCIÓN MILITAR
Índice: AMR 41/070/2010
Amnistía Internacional septiembre de 2010
México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
Publicado en 2010 por Amnistía Internacional
Secretariado Internacional
Peter Benenson House
1 Easton Street
London WC1X 0DW
Reino Unido
© Amnesty International Publications 2010
Edición en español a cargo de:
EDITORIAL AMNISTÍA INTERNACIONAL (EDAI)
Valderribas, 13
28007 Madrid
España
www.amnesty.org
Índice: AMR 41/070/2010
Idioma original: inglés
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formado por 2,8 millones de simpatizantes,
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humanos proclamados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos y en otras normas
internacionales de derechos humanos. Somos
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interés económico y credo religioso. Nuestro trabajo
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de nuestra membresía y con donativos.
Índice: AMR 41/070/2010
Amnistía Internacional septiembre de 2010
México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
MÉXICO
Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión:
Reformas para respetar y garantizar el derecho internacional de los
derechos humanos y restringir la jurisdicción militar
Amnistía Internacional dirige este memorándum al gobierno de México y a las dos
cámaras del Congreso mexicano para solicitar que la legislación nacional mexicana
esté en consonancia con sus obligaciones legales internacionales.
La nueva LXI legislatura del Congreso de la Unión de México se enfrenta a una serie
de decisiones cruciales en relación con algunas propuestas legislativas. Amnistía
Internacional cree que dos de los asuntos más importantes en la agenda legislativa
son:
• La reforma del texto constitucional para reconocer claramente en la legislación
nacional la obligación de respetar y garantizar los derechos humanos plasmada
en los tratados que México ha ratificado
• La reforma del Código de Justicia Militar para poner fin a la aplicación de la
jurisdicción militar en casos de derechos humanos, de acuerdo con la
sentencia pronunciada en noviembre de 2009 por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (Corte IDH) en el caso de Radilla-Pacheco vs. Estados
Unidos Mexicanos.
Estas dos reformas ofrecen una oportunidad crucial para que los poderes ejecutivo y
legislativo refuercen el desarrollo de las instituciones mexicanas, al garantizar que
los compromisos contraídos por México para respetar y garantizar los derechos a
través de la ratificación de tratados tienen efecto en la legislación nacional. El
desarrollo del derecho internacional de los derechos humanos desde la
promulgación de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 se ha
basado en la incorporación de estas normas a los marcos jurídicos nacionales, para
permitir su aplicación eficaz para cada individuo.
México es un Estado parte en todos los principales convenios de derechos humanos.
En los últimos años, uno de los rasgos principales de la política de los gobiernos
mexicanos en materia de derechos humanos ha sido el compromiso de armonizar la
legislación nacional con las exigencias de los tratados internacionales de derechos
humanos. Hasta el momento este objetivo se ha conseguido sólo parcialmente.
El gobierno de México también ha desempeñado un papel principal en la escena
internacional alentando el desarrollo de mecanismos internacionales y derecho
convencional en materia de protección a los derechos humanos. La armonización de
la legislación nacional también es un requisito inherente a los propios tratados
internacionales de derechos humanos, que exigen que los Estados partes actúen de
buena fe para ejecutar sus disposiciones.
Uno de los obstáculos clave para la aplicación efectiva de las normas de derechos
humanos en México es el hecho de que la Constitución no reconoce de una forma
Índice: AMR 41/070/2010
Amnistía Internacional septiembre de 2010
México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
clara y definitiva la obligación para cumplir estos tratados. La resistencia
continuada que han mostrado algunas autoridades municipales, estatales y
federales a reconocer que el derecho internacional de los derechos humanos tiene
un estatuto constitucional, socava su aplicación en todo el territorio mexicano.
Amnistía Internacional sabe que el proyecto de ley de reforma constitucional en
materia de derechos humanos, que no obtuvo su aprobación final en la Cámara de
Diputados en el último periodo legislativo, está siendo debatido de nuevo. Amnistía
Internacional cree que el proyecto de ley ofrece la oportunidad más importante
disponible para incorporar de forma clara las obligaciones internacionales en
materia de derechos humanos al marco legal nacional y otorgar expresamente a los
tratados internacionales de derechos humanos un estatus constitucional desde el
artículo 1 de la Constitución. La organización insta a la Cámara de Diputados a
resolver con celeridad otros asuntos incluidos en el proyecto de ley que impidieron
que se alcanzara el acuerdo con anterioridad y a garantizar la aprobación de
reformas que establezcan claramente las obligaciones internacionales contenidas en
los tratados como derechos exigibles en la Constitución. Si el proyecto de ley fuese
objeto de modificaciones en las deliberaciones ante ambas Cámaras, Amnistía
Internacional pide a las Cámaras que garanticen el mantenimiento de este principio
en la versión que se presente para su aprobación final.
Otro asunto clave al que se enfrentan los poderes ejecutivo, legislativo y judicial es
la función de la jurisdicción militar en la investigación, juicio y castigo de los
miembros del ejército implicados en violaciones de derechos humanos.
En diciembre de 2009, Amnistía Internacional publicó el documento titulado
Nuevos informes de violaciones de derechos humanos a manos del ejército que
documentaba casos de homicidio extrajudicial, desaparición forzada, tortura y
detención arbitraria a manos de miembros de las fuerzas armadas que llevaban a
cabo labores policiales.1 El informe mostraba los obstáculos que la jurisdicción
militar pone a las víctimas y familiares a la hora de presentar denuncias y reclamar
justicia. También ponía de relieve cómo las autoridades civiles suelen transferir las
denuncias directamente a las autoridades militares sin ni siquiera registrarlas de
forma adecuada. El informe destacaba la falta de transparencia del sistema de
justicia militar que no sólo impide a las víctimas y sus familiares obtener
información sobre sus casos, sino que no proporciona a la sociedad información
suficiente en relación con las denuncias de abusos y las medidas adoptadas para
llevar a cabo una investigación adecuada. La información reciente publicada en el
sito web del Ministerio de Defensa no cambia esta situación.2
Nuevos informes de violaciones de derechos humanos a manos del ejército, Índice AI AMR
41/058/2009, diciembre de 2009
1
El Ministerio de Defensa reconoce que se presentaron más de 4.000 denuncias ante la
Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) durante el mandato del presidente
Calderón, si bien sólo fueron declarados culpables siete militares por delitos no especificados
(al parecer seis de ellos tienen relación con delitos cometidos bajo gobiernos anteriores)
http://www.sedena.gob.mx/index.php/quejas-y-recomendaciones
2
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Amnistía Internacional septiembre de 2010
México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
Desde la publicación del informe de Amnistía Internacional se han producido
nuevos casos que demuestran que este patrón de abusos y la falta de rendición de
cuentas efectiva persisten. El 29 de diciembre de 2009 José Ángel Alvarado
Herrera, Nitza Paola Alvarado Espinoza y Rocío Irene Alvarado Reyes fueron
detenidos por miembros de las fuerzas armadas en Buenaventura, estado de
Chihuahua. A pesar de que existían pruebas convincentes de la participación de
personal militar en su desaparición forzada, sigue sin conocerse el paradero de los
tres y las autoridades militares niegan su implicación en la desaparición. El 19 de
marzo de 2010 Javier Francisco Arredondo y Jorge Antonio Mercado Alonso, dos
estudiantes del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM)
murieron cuando miembros del ejército abrieron fuego contra presuntos miembros
de una banda criminal. El 3 de abril, los hermanos Bryan y Martín Almanza, de
cinco y nueve años respectivamente, murieron por los disparos realizados por
miembros del ejército en un ataque que se produjo al parecer sin que mediara
provocación, cuando los niños viajaban acompañados de su familia en un automóvil
en el estado de Tamaulipas. En los dos últimos casos las autoridades civiles y
militares negaron la responsabilidad del ejército, aunque las recomendaciones
emitidas por la CNDH muestran que miembros del ejército alteraron el lugar del
crimen y que las investigaciones oficiales intentaron desviar la responsabilidad
hacia las bandas criminales.3 A pesar de que las autoridades civiles y militares
aceptaron formalmente las recomendaciones de la CNDH, no ha habido un cambio
claro en la actuación de la procuraduría militar o en la manera en que se están
investigando ambos casos. Recomendaciones similares emitidas en el pasado por la
CNDH a menudo no dieron como resultado una investigación exhaustiva, imparcial
e independiente ni permitieron el acceso a la justicia y reparación para las víctimas.
Durante el actual gobierno, el papel de los militares en el desempeño de labores
policiales ha venido bajo la lupa ya que las denuncias de abusos contra los
derechos humanos han aumentado con el despliegue a gran escala de efectivos
militares. Es esencial que todas las fuerzas, tanto civiles como militares, implicadas
en labores de seguridad pública dispongan de la formación y el equipamiento
adecuados, estén sometidas a supervisión civil y rindan cuentas por las violaciones
de derechos humanos. El gobierno ha reiterado a menudo su compromiso con la
protección de los derechos humanos durante su lucha contra el crimen organizado.
Sin embargo, estos y otros casos ponen de relieve que el amplio alcance de la
jurisdicción militar constituye un gran obstáculo para acceder a la justicia. En esta
situación, no sólo se niega a las víctimas y a sus familiares el derecho fundamental
a obtener justicia, verdad y reparación, sino que, al permitirse que las fuerzas
armadas actúen sin la supervisión, rendición de cuentas y transparencia adecuadas,
se impide la protección de los derechos humanos y se alienta a la impunidad.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos confirmó en la sentencia emitida en
diciembre de 2009 en el caso Radilla-Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos que
las autoridades mexicanas están obligadas a poner fin al amplio alcance de la
jurisdicción militar en casos como los descritos supra.4 En su decisión, la corte
3
Recomendaciones 36/2010 y 45/2010 de la CNDH
4
Convención Americana sobre Derechos Humanos, artículo 68.1, “Los Estados Partes en la
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México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
internacional ordenó a México que adoptara medidas específicas para proporcionar
vías de recurso y reparación por las violaciones derivadas de la desaparición forzada
en Rosendo Radilla en 1974.
El Punto número 10 de los Puntos resolutivos de la sentencia exige a México la
adopción de las reformas legislativas pertinentes para compatibilizar el artículo 57
del Código de Justicia Militar con los estándares internacionales de derechos
humanos y en los términos de la sentencia. El Punto 11 exige la reforma del
artículo 215 del Código Penal Federal para garantizar su compatibilidad con los
estándares internacionales en materia de desaparición forzada de personas. El
Punto 12 exige la implementación de “programas o cursos permanentes”,
financiados por el Estado, “relativos al análisis de la jurisprudencia del Sistema
Interamericano de Protección de los Derechos Humanos en relación con los límites
de la jurisdicción penal militar, así como un programa de formación sobre la debida
investigación y juzgamiento de hechos constitutivos de desaparición forzada de
personas”5.
En diciembre de 2009 el gobierno de México reconoció expresamente su obligación
de acatar la sentencia y afirmó con claridad su compromiso de hacerlo:
“En cumplimiento con el artículo 67 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, de la cual México es
parte desde 1981, el fallo de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos es definitivo e inapelable. Asimismo, en
virtud del compromiso adquirido por el Estado mexicano en
diciembre de 1998, al ratificar la competencia contenciosa
de ese Tribunal, es su obligación internacional cumplir con
la sentencia. Por tanto, el gobierno de México llevará a cabo
todas las acciones necesarias para ejecutar la sentencia de
ese órgano jurisdiccional.”6
El gobierno se ha comprometido públicamente a enviar una iniciativa al Congreso
durante la actual legislatura para implementar las reformas exigidas en la
sentencia.7 Por el momento todavía no se ha presentado ningún proyecto de ley
ante el Congreso. Amnistía Internacional insta al gobierno a hacer pública la
iniciativa propuesta con el fin de permitir un escrutinio efectivo del proceso
legislativo y el cumplimiento de la sentencia de la Corte IDH.
Convención se comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean
partes”
Caso Radilla-Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, sentencia de 23 de noviembre de
2009, XII, Puntos Resolutivos
5
6
Declaración del Ministerio del Interior, Comunicado 286, 15 de diciembre de 2009,
http://www.presidencia.gob.mx/prensa/segob/?contenido=51501
7
http://www.eluniversal.com.mx/primera/34807.html
Índice: AMR 41/070/2010
Amnistía Internacional septiembre de 2010
México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
En la actualidad el poder judicial federal interpreta que el artículo 13 de la
Constitución otorga la autoridad exclusiva sobre los delitos contra la disciplina
militar a la jurisdicción militar, con independencia de que la víctima sea o no una
persona civil.8 A su vez, el artículo 57 del Código de Justicia Militar define los
delitos contra la disciplina militar como ilícitos del orden común o federal, cuando
fueren cometidos por militares, en ejercicio de sus funciones.9
Artículo 57:“Son delitos contra la disciplina militar:
I.- Los especificados en el Libro Segundo de este
Código;
II.- Los del orden común o federal, cuando en su
comisión haya concurrido cualquiera de las
circunstancias que en seguida se expresan:
a).- Que fueren cometidos por militares en los momentos
de estar en servicio o con motivo de actos del mismo;” 10
La sentencia de la Corte IDH exige a México que adopte “en un plazo razonable, las
reformas legislativas pertinentes para compatibilizar [el artículo 57] con los
estándares internacionales de la materia y la [Convención Americana sobre
Derechos Humanos]]”11. Estas reformas legislativas deben incluir los elementos
siguientes:
La aplicación de la “jurisdicción penal militar ha de tener un alcance
restrictivo y excepcional”;
b) Que “en el fuero militar sólo se debe juzgar a militares activos por la
comisión de delitos o faltas que por su propia naturaleza atenten contra
bienes jurídicos propios del orden militar”;
c) Que “tomando en cuenta la naturaleza del crimen y el bien jurídico
lesionado, la jurisdicción penal militar no es el fuero competente para
investigar y, en su caso, juzgar y sancionar a los autores de violaciones de
derechos humanos sino que el procesamiento de los responsables
corresponde siempre a la justicia ordinaria”.12
a)
La Corte IDH ha dejado absolutamente claro que “frente a situaciones que vulneren
derechos humanos de civiles bajo ninguna circunstancia puede operar la
jurisdicción militar.”13
Artículo 13, Constitución mexicana, “Subsiste el fuero de guerra para los delitos y faltas
contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún caso y por ningún motivo
podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército”.
8
9
Radilla-Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, párr. 271
10
Artículo 57 del Código de Justicia Militar
11
Radilla-Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, párr. 342.
12
Radilla-Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, párr. 272 – 273.
13
Radilla-Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, párr. 274
Índice: AMR 41/070/2010
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México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
También es importante advertir que si bien la Corte IDH no considera necesario
reformar el artículo 13 de la Constitución, el tribunal recuerda a México que,
además de armonizar la legislación nacional, “la interpretación del artículo 13 de la
Constitución Política mexicana debe ser coherente con los principios
convencionales y constitucionales de debido proceso y acceso a la justicia,
contenidos en el artículo 8.1 de la Convención Americana y las normas pertinentes
de la Constitución mexicana”.14
La Corte IDH ha aclarado que cuando, como en el caso de México, un Estado haya
reconocido voluntariamente la jurisdicción de la Corte, todas las ramas del Estado
deben cumplir de buena fe las sentencias de la Corte. No hacerlo supondría una
violación de las obligaciones legales internacionales contraídas por el Estado.
Amnistía Internacional también desea recordar a las autoridades que una reforma
que no observe los requisitos establecidos en la sentencia no sólo supondría su
incumplimiento, sino que no abordaría el papel de la jurisdicción militar impidiendo
el acceso a la verdad y la justicia de las víctimas de violaciones de derechos
humanos. Este asunto no es sólo un elemento clave en el caso Radilla-Pacheco vs.
Estados Unidos Mexicanos, sino que también ha dado lugar a otras tres casos que
actualmente están a la espera de la sentencia de la Corte IDH.
En particular, una reforma que sólo excluya una categoría limitada de delitos de
derechos humanos –como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas,
tortura y violación– de la jurisdicción militar establecida en el Código de Justicia
Militar, plantearía motivos graves de preocupación. Una reforma de esta naturaleza,
aunque supondría un cierto avance, dejaría al sistema de justicia militar la
responsabilidad de investigar, juzgar y castigar una amplia variedad de violaciones
de derechos humanos, incluidos algunos crímenes de lesa humanidad reconocidos
en el Estatuto de Roma. Además, otros delitos relacionados –como los de
complicidad, aquiescencia u obstrucción de las investigaciones– podrían ser
competencia de los tribunales militares, impidiendo que todos los responsables, en
un grado u otro, rindieran cuentas ante el sistema de justicia ordinario. Una reforma
tal también dejaría en manos de los fiscales militares la responsabilidad de la
investigación preliminar para determinar la violación cometida y, por tanto, la
jurisdicción sobre el delito. Cualquiera de estos resultados, o todos ellos, supondría
el incumplimiento de los criterios establecidos por la Corte IDH y no abordaría las
graves deficiencias del sistema de justicia militar.
Amnistía Internacional reconoce la compleja situación de seguridad en muchas
partes del país motivada por los altos índices de violencia por parte de las bandas
criminales. Sin embargo, la inseguridad no puede abordarse sin garantizar que las
fuerzas de seguridad respetan y garantizan los derechos de todas las personas,
incluidos presuntos delincuentes y transeuntes.
El cumplimiento de la sentencia de la Corte IDH supone un beneficio directo para
las autoridades militares, ya que demostrará su compromiso para defender las
normas de derechos humanos en la práctica, en el curso de las operaciones de
14
Radilla-Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, párr. 338
Índice: AMR 41/070/2010
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México: Memorándum al gobierno de México y al Congreso de la Unión
mantenimiento de la ley. Las personas que piden que los miembros del ejército no
puedan ser objeto de procesamiento cuando desempeñan estas tareas en realidad
están causando un perjuicio al Estado de derecho, los derechos humanos y la
seguridad pública, en lugar de fomentar su respeto y protección.
Como han aprendido otros países de la región, para avanzar en el respeto de los
derechos humanos todas las instituciones deben rendir cuentas ante las normas del
derecho internacional de los derechos humanos. Por ejemplo, Argentina, Colombia,
Nicaragua y Perú han adoptado medidas para excluir las violaciones de derechos
humanos de la jurisdicción militar. La sentencia de la Corte IDH ofrece una
oportunidad perfecta para que el gobierno y el Congreso aborden este legado del
pasado de México.
Amnistía Internacional insta al gobierno de México y al Congreso a acordar y
aprobar legislación que implemente la sentencia de la Corte IDH en su totalidad.
Un paso de tal envergadura no sólo mostrará al mundo un compromiso claro con el
derecho internacional de los derechos humanos y hará avanzar la causa de los
derechos humanos en México, sino que acercará a la familia de Rosendo Radilla al
fin de su lucha por obtener justicia, que ha durado ya 36 años.
Índice: AMR 41/070/2010
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